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AL PONERSE EL S O L (Ensayo Filosófico) Santiago Martín Moreno Al Ponerse el Sol Santiago Martín Moreno 2 La Sabiduría No se alcanza sólo leyendo. Quién lee mucho alcanza Un alto grado de Conocimiento; Más quien observa, contempla Y medita, es dueño absoluto De toda la Sabiduría.

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AL PONERSE

EL S O L

(Ensayo Filosófico)

Santiago Martín Moreno

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 2

La Sabiduría No se alcanza sólo leyendo.

Quién lee mucho alcanza Un alto grado de Conocimiento;

Más quien observa, contempla Y medita, es dueño absoluto

De toda la Sabiduría.

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Al Ponerse el Sol

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AL PONERSE EL SOL

A mis hijos Maria Luisa y

Santiago.

Al Ponerse el Sol

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El Sol y la Luna Iluminan mis días y mis noches, Sin embargo, son diferentes; Tan diferentes, que lo que uno Calienta por el día, El otro ha de refrescarlo Por la noche para que se pueda Cumplir un nuevo ciclo…

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INTRODUCCIÓN

Antes de que me comiences a leer, permíteme esta advertencia a modo de introducción. Todo lo vertido en esta obra, no es conocimiento, ni consejo, ni recomendación… Todo lo que encierran esta palabras, este conjunto de locos pensamientos nacidos de lo más íntimo de mi ser, fueron hechos de forma egoísta pues la primera idea fue que dándole forma, borrador tras borrador, conseguiría asimilar esto que momento a momento he ido llevando a cada hoja sin ser (a veces lo he creído así) totalmente consciente de ello. He intentado hacer entrar en mi duro corazón cuanto ha ido saliendo de mi cabeza, a base de mucho suplicarle al Padre que me ayudara en este empeño. En ningún momento he pretendido con esto enseñar nada, y ello se comprende perfectamente, ya que cuando llegues al final verás que no has encontrado ni una sola palabra, ni un solo pensamiento que fuera para ti desconocido. Hojalá y a partir de este momento consiga con mi comportamiento, liberar acciones anteriores, al tiempo que alguien pueda hacer volar muchos de estos sentimientos, ahora encerrados en mis palabras .El autor.

Al Ponerse el Sol

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PROLOGO

Ardua y difícil labor resulta prologar esta genial obra de Santiago Martín Moreno: “AL PONERSE EL SOL” que esperamos sea de gran provecho para el desarrollo espiritual del lector. Para comprender la profundidad de su mensaje hay que leerlo, meditarlo repetidas veces y con ello comprenderlo “entre líneas”.

Al leer la obra, es posible que el lector se pregunte:¿porqué este título de “AL PONERSE EL SOL”? Nosotros mismo no lo comprendíamos y estamos convencidos de que es una especie de escritura automática y que tal título ha sido dictado, inspirado o sugerido desde lo más recóndito de su subconsciente que ha emergido al plano consciente y se deduce tal cual plasma en su trabajo el conocimiento y memoria subconsciente de múltiples reencarnaciones.

En distintos capítulos tales como LA CRUZ, LA GRACIA, LA MEDITACIÓN, LA REGENERACIÓN, vibra como en un desgarrador MANTRA que desde lo profundo del abismo del ser

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Al Ponerse el Sol

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dirige hacia lo más Divino de la Entidad Humana (Kundalini que asciende del Chacra inferior al superior) ¡DE PROFUNDIS CLAMAVI AD TE DOMINE”! La Sabiduría del autor en sus cientos de milenios de existencia quedan en especial plasmados en las CCC sentencias que deben ser meditadas, no en el tirón de una única lectura, sino asimiladas en jornadas de estudio lento, ponderado, memorizado y productivo en consecuencia. Todo ello hace que: “AL PONERSE EL SOL”, no quiera decir el Ocaso del Astro Solar del Septenario Universo, que el “Sol” que el autor nos recuerda que todos llevamos dentro, en nuestra más íntima esencia, desaparezca. Podrá perderse de la vista del ojo ciego sólo capaz de detectar el mundo grosero; pero nuestro permanente Sol va a iluminar con su Luz perpétua a otros planos; a las eternas dimensiones del Infiníto Cosmos; porque con la eterna existencia del Sol perpétuo nace el día que nunca muere; Este es para nosotros el mensaje del Espíritu Universal a través de Santiago Martín Moreno.

Andrés Jaile y Soto Dr. en Medicina y Cirugía Profesor titulado de Yoga.

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A MODO DE CARIÑO

Inmerso en una sociedad inestable y en la que el hombre se ha dejado arrastrar por la monotonía y la rutina de aquello que llaman “educación indirecta”, o, lo que es lo mismo, aprender aprovechando el conocimiento de los otros, Santiago Martín sigue, aún, aprendiendo de sí mismo; buscando en su yo más profundo, encuentra, él, la grandeza, inmensidad y el verdadero sentido de la vida. Alguna que otra vez le he escuchado decir: “no leas tanto; escribe”. Sus palabras inducen a crear, a sacar a la luz…, pero para eso, es necesario llenarse de experiencias, de conocimientos…, “de llenar –sencillamente- los años de vida”. Este libro está cargado de todo eso. Estas ideas y estos principios, y por los que Santiago abogará hasta el fin…, no son meras palabras; son el fruto personal recogido por quien ha caminado durante todos estos años por el Verdadero Sendero de la Vida.

Titulada, María Luisa Martín Pérez.

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EL

ADVENTUS

Plegaria

Que no turben tu Paz las pruebas que necesariamente “apenarán” tu Espíritu, ni aquellas penas que como caudal de lágrimas inundarán tu “corazón”, ni por ello el temor acongoje tu ánimo. Que todo te valga para que con Amor abraces la Cruz que cargas en esta vida, pues en la conciencia plenaria de esa Gracia conseguirás ver el rostro radiante del Padre. Después hallarás que las tinieblas de la noche se rendirán a ti, y disipadas permitirán que te regocijes en la Gloria de su Luz.

El Padre, es la Luz Eterna brillando en los ojos de los hombres que, entendiendo su Amor, ilumina su rostro con los suaves perfiles de la Bondad. Felices aquellos en quien brilla esta Luz, porque nunca carentes de cuanto puedan precisar para la evolución de su Espíritu, y hasta el acoso a que le pudieran someter sus enemigos, si se muestran indiferentes, le proporcionará beneficios.

Al Ponerse el Sol

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ORACIÓN AL PADRE

Padre mío Que meces el aire Y lo llenas de Amor con tu nombre, Muéstrame el sendero, Y haz que comprenda Que debe ser mi Voluntad La que me hará estar Muy cerca de Ti. Haz que en el horno de mi pecho Se cueza un nuevo Pan Cada mañana; Alimente tu Misericordia la llama De mi caridad eterna, Y me des la oportunidad De volver a empezar Porque deseo ser el más puro De todos tus destellos…

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Dios y su Amor; La flor y su miel; Ambos se dejarán

encontrar Donde quiera que estén Para los que tengan hambre.

U N T I E M PO

EL PUENTE

Me senté a tu lado, tomaste mi mano entre las tuyas y me hablaste… Hoy, creo que me convertiste en puente; un puente entre el ayer y el mañana, entre mis padres y mis hijos, entre una forma de amar y amar de otra forma.

Un puente entre lo que fui y lo que seré; entre lo que tuve y lo que tendré, entre mi partida y mi meta.

Al Ponerse el Sol

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Un puente, por cuyo interior quiero, deseo que no deje nunca de correr el sentimiento hacia el luminoso y transparente sentimiento de la Luz. Que el rocío de mis noches se convierta en inagotable caudal de todo aquello que solo se aprende mirando hacia arriba, pues no en vano, es desde las alturas desde donde nos llegan, mediante la Meditación, las ideas del Universo…

El camino para venir Es, ancho y llano Por los muchos que llegan. El camino para ir Es angosto y dificultoso; Son tan pocos los que van, Que entre el paso De unos y otros, Da lugar a que crezca De nuevo la hierva.

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LA UNIÓN

Siempre cogidos de la mano; no sé cuantos senderos comenzamos y terminamos juntos, ni cuantos caminos supieron de nuestras alegrías y nuestras tristezas, ni cuantas veredas nos quedarán aun por recorrer. A veces los jóvenes encuentran graciosa la ternura que en público nos mostramos el uno al otro sin importarnos su desnudez. Ellos son como la pasión que no se entiende sin violencia, ni comprenden el manso y entregado regalo del amor. Sí, nos amamos, y eso lo aprendimos día a día, paso a paso, como logramos aprender esa difícil, aunque no imposible, asignatura de la Tolerancia, de la comprensión, y porque no, la de sobrellevar mutuamente los altos y bajos estados de ánimo que, a decir de la experiencia, nos hacen tomar fuerzas en el arduo recorrer el camino de la Unión, cuando tangencialmente está lleno de esas otras “fuerzas” que no quieren vernos felices, o acaso no entienden que nosotros sí luchamos por estar más arriba.

Nosotros lo sabemos, sabemos que hemos de perseverar, sabemos que nuestro amor es, como rodearse de paciencia, como la gavilla de la mies cuando es abrazada por la cintura para que no se deshaga.

Y todo tan simple, tan sencillo… Como creer yo en ti y tú en mí.

Al Ponerse el Sol

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LA AYUDA

Cuando caía la tarde, mi vida estaba cansada, y cuando llegaba el ocaso no conseguía hacer brillar a las estrellas… Pero un día, llegó mi tarde, y llegó mi ocaso, y con ellos también llegó la hora de un nuevo vivir, de un vivir nuevo, diferente y profundo… Sentí cómo aquel otoño declinó, y dio paso a un nuevo y hermoso silencio, aquel silencio que te envuelve, aquel silencio que sólo te habla de cosas hermosas y puras. Y aunque persisten las dudas y busco la soledad, cuando brotan las preguntas, y los huesos se me notan cansados… sigo. Tengo aun mucho por andar, y mucho aun por vencer las resistencias negras de la carne débil, y todo sencillamente, porque quiero creer en Ti, simplemente, porque sé que me esperas, especialmente por que te amo…

Y ante las dudas, saco del olvido mi vieja aunque siempre actual Fe, y ante mi soledad, me acuerdo de Ti, de cómo me hablas dentro, muy dentro, aunque aun no he aprendido a escucharte como yo quisiera. Y ante la pregunta de siempre, Tú, calmas y animas mis esperanzas, y ante mi cansancio sigues tendiéndome las manos…

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No basta decir el nombre De la medicina muchas veces. Hay que tomarla, con Fe.

LA ESPERANZA

Vivo de esperanza, porque Tú me has proporcionado el motivo que impulsa mi deseo de caminar limpio por esta tierra de sacrificios. Porque contigo la Madre Tierra siempre está despierta. Porque el polvo de esa tierra, enamorado vuela, y porque ha llegado un momento en mi vida, en el que comienzo a soñar con la vida nueva. Por eso vivo de esperanza… Sé que éste pobre cuerpo mío –casa de huéspedes efímera- llamado será a desaparecer, y que su inquilino tenga un nuevo amanecer allí donde habitan las estrellas. Vivo de esperanza, porque espero que ese día llegue pronto, pues en sueños me dijeron las estrellas que para algunas obras hacen falta brazos jóvenes y fuertes, y a mí ya me comienzan a flaquear.

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El privilegio de morir joven, Es poder ser gran obrero Para la Gran Obra…

LA MORAL

Sus dos lados al gusto. Sus dos formas: como rodillas que se inclinan; como brazos que se extienden o se cierran; como manos que se abren o se crispan; como labios que enmudecen o se entregan; como puerta abierta o cerrada, según entre o salga la noche, la alborada; como ventana de par en par, o plena de hermetismo incapaz de analizar, de reconocer que no sirve para nada…

Mas el eje que sostiene Cada parte; Blanco… Negro… ¿Qué conviene?

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EVOLUCIÓN

(Poética)

¿Porque la erguida postura si la verticalidad se ignora? Si aun no llegó la hora en que esa forma madura sea en el humano pura aunque sea soñadora. Siempre de cara a los ensueños, de espalda a la realidad, que llena de comodidad, sin necesidad de empeño en ser de la vida dueño sin mayor profundidad. La idea del Universo es para él un trabajo, no le importa estar debajo si así evita el tropiezo más siempre acabará con “eso” que rueda el escarabajo. No sabe de su postura, ni quiere su realidad, y aquella universalidad, idea de compostura, prefiere dejarla a oscuras, que no vean su verdad.

“Ayer tenía pezuñas, Condición del animal Que aun era irracional; Sus dedos siguen con Uñas…

¿Cuándo llegará el final?

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LA CRUZ

Sube y baja aquel asfalto, y no es asfalto de ciudad, sin embargo, allá en lo alto, cuando la veo caminar, no sé porqué el sobresalto, si es ahí donde ha de estar. Cada mañana, cada atardecer su afán; para ella vale la pena, y así la seguiré viendo hasta que se lo permitan sus fuerzas. Siempre algo de peso entre las manos, a veces también sobre su cabeza, más dentro de ella un pensamiento: ¿Hasta cuando me dejarán trabajar? Porque quiero hacerlo siempre, y servir, y ser útil, que he de hacer mi contribución lo más dulce posible.

No deja de sorprenderme su presencia en

aquella carretera aun sabiendo que después del recodo ella está ahí; sube o baja pero no falta; a veces el retrato se me presenta lleno de una humildad impresionada sobre un cliché del trabajo duro, de la dura faena; cuidar la casa, el huerto, los animales, la cosecha, llevar, traer, cargar, descargar…

Así la veo, y como así la veo, solo me resta

pedir al mundo que deje de echar cargas sobre esa espalda, una espalda que quizás desde siempre fuera acuñada para esa faena diaria.

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Todos podrán aliviar La carga que contraje, Más sólo yo podré liberarme De la esclavitud.

EL TIEMPO

Para pensar en Ti, debemos aprender a entender que siempre que lo deseemos hay tiempo. Pero… Cuando no nos quede tiempo para todo; Cuando advirtamos Que aun nos queda algo por hacer; Cuando el silencio se nos meta dentro Como queriendo impedir la salida De aquello que deseamos con fuerzas, Será hora de acordarnos de Ti

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Y bendito el momento en que tu Misericordia Infinita permitió que encontráramos lo que fuimos incapaces de ver a lo largo de tantos y tantos años. Gracias por otorgarnos aun ese inmenso trozo de maravilloso tiempo, y permitir que algún día, podamos acompañarte en los grandes arcanos junto a los que poder conseguir estar muy cerca de la Luz.

En la noche, daremos gracias Por habérsenos permitido vivir un día más. En la mañana, daremos gracias

Por la nueva oportunidad que se nos brinda De poder completar lo que posiblemente Dejamos a medias el día anterior.

LA AMISTAD

Inundado por el aroma de los campos del Sur, y sentado sobre un peñasco, como elemento angular que

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emerge de la tierra, me surgió el único deseo, como favor que me fuera otorgado aquella hermosa mañana. A vosotros, mis hermanos de nombres profundos; de almas con vida que están por encima de la vida misma, de honras celestiales, en la cima de vuestros esfuerzos, en el callar de vuestras pasiones, y en el silencio de todos vuestros gritos perdidos en la noche. A vosotros, mis hermanos de tiempos eternos; de horas de sueño para segundos de vida; de soledades preñadas de amores y llantos felices al calor de una Luz diferente.

“Qué vuestra felicidad Sea mi felicidad, Y el deseo de beber De vuestras lágrimas.”

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Hablar con el Padre… Es una Oración individual. Hablar del Padre… Es una Oración colectiva.

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LAS FUERZAS UNIVERSALES

SIETE LLAVES

Nunca empleéis la palabra Padre Con tan inconsciente frivolidad; No hay más Padre Que aquél que lo fuera de todo En todos los planos.

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E L A M O R

No hay Amor más puro

Que aquél que se dio Cuando aun se desconocía

El significado del Amor.

Siete, son las más hermosas de las Fuerzas que definen al Padre, y porque El es cada una de ellas en su Eterna plenitud, habremos de agradecerle su manifestación y proyección sobre todos y cada uno de nosotros; proyección que sólo se produce cuando se le encuentra, pues El, en su Infinita Sabiduría, hizo al hombre libre de todo tipo de ataduras haciéndole una única recomendación: “Siempre que me necesites, búscame” Y El, se deja encontrar cuando a su puerta acudimos con las “Siete llaves”; Siete llaves que El puso en algún lugar de nosotros y que sólo nos permitirá encontrar si verdaderamente somos merecedores de ello.

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Al igual que ocurre con los Mandamientos, cuando vemos que el primero encierra a los nueve restantes, exactamente igual, sucede con el resto de las Seis llaves, ya que la primera es el Amor, y esa es Llave Maestra. El Amor es la base sobre la que se apoyan todos los pensamientos, todas las palabras y todas las obras; el pilar para que ellos adquieran un alto grado de solidez y pureza. El Amor es el “Camino Real de la Vida”; el sendero por el que transitan los humildes; los ricos de Espíritu, porque entienden tenerlo todo cuando no tienen nada; los que se entregan sin tan siquiera pensar en recibir algo a cambio; los que van repartiendo sonrisas aún a pesar de su dolor; los que van sembrando campos de esperanzas para que los oprimidos encuentren la cosecha de la ilusión; los que sufren calladamente porque su silencio llega hasta los huecos más profundos de los corazones más endurecidos; los que lloran amargamente la impotencia de la revelación; los que entienden que compartir es mejor que dar; los que se sacrifican haciendo de su esfuerzo un sostén para los débiles; los que entienden que la compasión no sólo es lástima…

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A M O R

Como cada amanecer, la silueta de aquél hombre se enmarcaba en el sendero, bajo los arcos que los árboles formaban como si de protegerlo se tratara. Una mañana más, había hecho aquel recorrido, un recorrido que le había llevado a aquel peñasco, a su peñasco, su sencillo lugar de descanso, y en él, como cada mañana, se sentó a esperar… Se apreciaba en él, cómo el cabello cada vez más blanco, hablaba por sí sólo de tantos y tantos años haciendo el mismo camino, haciendo lo mismo… La ya torpe agilidad para caminar, los hombros encorvados y el cayado con que se le veía últimamente y en el cual compensaba sus pobres fuerzas, hacían pensar en tantos y tantos momentos haciendo lo mismo. Como cada amanecer, sentado sobre su piedra, vio salir el Sol de detrás de aquellos montes y al darle el fuerte beso con que el Sol correspondía amorosamente a la bienvenida que el hombre le brindaba cada mañana, se dejó

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notar en su rostro cómo las arrugas daban testimonio de tantos y tantos años, de tantas y tantas bienvenidas. Miró hacia abajo y se quedó una vez más observando el arroyo; variadas especies de animales bebían en las puras y cristalinas aguas, mientras algunos otros dedicaban su entretenimiento en descomponer con su juego infantil la imagen que sobre la plata del arroyo se reflejaba como en un espejo. Alzó la mirada y observó una hermosa bandada de palomas blancas, y arriba, mucho más arriba, allá en la altura, contempló embelesado la quietud que el majestuoso águila mantenía en el espacio. Miró a su alrededor y vio brillar una vez más las copas de los árboles, ahora bañadas por el Sol y cómo la brisa mañanera se le antojaban figuras diferentes. Tampoco –como cada mañana- le pasó desapercibida la diferencia existente entre el pequeño Olivo y la impresionante esbeltez y grandiosidad que poseía aquel Olmo recostado sobre la pared que guardaba uno de los dos lados del camino cercano al arroyo. Detuvo la mirada en una rama de Encina, al llamarle la atención el dulce gorjeo de pajarillos de bellísimos colores que sobre ella parecían decidir y acordar lo que iban a hacer en este nuevo y luminoso día que se les presentaba. Bajó la mirada y contempló el horizonte infinito, los montes y aquella cordillera a la que el Sol ahora, la hacía parecer como un cordón de encajes dorados.

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De un hueco entre las piedras de la pared que tenía enfrente, salió y se puso a tomar el Sol como cada mañana una preciosa Culebra de hermosísimos y originales colores. Pronto ocuparía un sitial de honor, otro amigo, el Lagarto, que menos madrugador se subirá a la parte más alta de la pared de piedras para recibir las caricias amorosas de su hermano y bienhechor el Sol, haciendo con ellas que su color aún adquiera más belleza. Como cada mañana y con la puntualidad de siempre, vio llegar al viejo perro de siempre, al viejo perro “sin nombre”, el cual, y como tantas veces hiciera, sólo se limitó a lamerle las manos y seguir su camino por aquel camino, y sólo Dios sabe hacia que otro destino. El, en cambio, seguía allí, contemplando las flores, contemplando como las mariposas de alegre y vivo colorido, tomaban fuerzas para el nuevo día, gracias a ese alimento que las mismas flores preparan con el mismo Amor que, más tarde lo brindan. Aquellas flores rojas, amarillas, azules, blancas, verdes, anaranjadas, violetas, aún hermoseaban más, cuando como fondo utilizaban el fresco manto de aquella pradera entrañable, de aquella pradera que a él se le antojaba sin igual. Sobre los flecos de la pradera estuvo viendo durante largo rato, como de entre aquella manada de equinos, se destacaba una hembra que se dejaba amamantar con todo el

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Amor de que era capaz, como Madre de un potrillo nervioso y juguetón, y del que se apreciaba tendría en su día un hermoso pelo Blanco como la nieve. Tampoco faltó a su cita aquél campesino. Apareció sólo, como siempre, y con una azada de regular tamaño, comenzó la tarea que le llevaba cada mañana a aquel trozo de tierra, pequeño o al menos así era como se veía desde la mediana distancia. Allí, un día y otro día iba a cumplir con el sagrado deber de mantener todas y cada una de aquellas plantas - base de apoyo para alimentar a su familia - libres de todo tipo de cizañas. Cuando con el calor del Sol, el rocío se había marchado para volver nuevamente por la noche, el hombre se levantó y comenzando a desandar el camino después de haber tomado unos sorbitos de deliciosa, pura y refrescante agua en aquella limpia y cantarina fuente, una vez más aseguran que se le oyó murmurar entre dientes… “Hace ya no sé cuantos años que hago lo mismo, porque me dijeron que desde aquí podría ver a Dios, y éste es otro día en el que me vuelvo tal como vine, pues hoy tampoco ha aparecido”.

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Mientras más Demos… Más vacía quedará Nuestra alforja. También… Cuando hayamos De recibir, Mayor cantidad Entrará en ella.

L A B O N D A D

La huella dejada en el viento será esparcida. La dejada en el camino será recogida.

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La segunda de las Llaves Universales, es la BONDAD. Por el Sendero Real de la Vida, debemos marchar pegados a una orilla para que puedan pasar con holgura todos aquellos que consiguieron nuevas fuerzas para apretar su paso. La dulzura de ese comportamiento nos hará dignos y la mansedumbre de nuestra nueva forma de entender nos hará libres. Si conseguimos que a nuestro paso florezcan las rosas de la Tolerancia, habremos hecho que por nuestro corazón corra un río interminable de Sangre Blanca.

B O N D A D

Por encima de la frondosidad del valle, y cercano a un precioso lugar por donde discurre un arroyuelo de juguetonas y transparentes aguas, se divisa un hermoso Palacio de cortada y soberbia arquitectura en fábrica de mármol blanco como la leche, y brillante como el espejo del río cuando los rayos del Sol le invaden hasta los más afilados de sus perfiles. Una puerta inmensa de forma ojival, con dos hojas de maderas nobles ricamente labradas y al parecer

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siempre abiertas, daba acceso a un majestuoso vestíbulo lleno de tapices, terciopelos, cojines y almohadones de las más puras sedas de Oriente, y sobre los que descansaba un hombre de mediana edad. De gentil atractivo por su bien cuidada barba blanca y dulce mirada, era más conocido por su Bondad, que por ser el más rico de cuantos el mundo conociera en muchas leguas a la redonda. El, no sólo estaba entregado a la Felicidad de su pueblo, sino que atendía cuanto de necesidad podía manifestarse en cualquiera de los muchos visitantes y caminantes que, de una manera o de otra, se acercaban hasta su Reino en demanda de trabajo, consuelo, consejo, etc. Tantos y tantos momentos venturosos gracias a su Generosidad, riquezas incalculables en todos los órdenes, y dispuestas con una inmensa humildad, habían hecho que fueran conocidos todos sus actos más allá de sus fronteras. Esta era la causa de que en las tierras de aquél hombre se vieran cada vez más y más gente trabajando satisfecha pues raro era el que alguno acudiera a pedir ayuda y no se quedara a vivir allí, causa que a aquél rico señor le agradaba sobremanera, facilitándole cuanto fuera necesario para su felicidad y la de sus familias. Pero la Bondad se manifiesta a veces de diversas maneras, y como de distintas formas puede ser interpretada, ya que no siempre la virtud –desgraciadamente- se copia en su justa medida. Tanta era la sencillez y sabiduría de éste hombre, y tan extraordinaria su entrega y cariño hacia los demás, que todo aquel comportamiento llegó a oídos de otro

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rico señor que, aunque vecinos, ambos pueblos se encontraban a varias jornadas de viaje. Este otro rico y poderoso señor, lejos de pensar incluso en ampliar sus inmensas riquezas conquistando en duras peleas botines y tesoros, dedicaba su vida a vegetar por palacio cuidando de que sus flores estuvieran bien atendidas. No se podía decir de él que fuera persona de carácter perverso para con su pueblo, aunque sí, muchas de las familias que componían su reino no estaban de acuerdo con su comportamiento en lo que a atenciones hacia ellos se refería. No siempre era así, pues, principalmente, estos altibajos que sufría su forma de actuar, era debido a que al carecer de una fuerza de voluntad regular, se dejaba arrastrar por unos momentos de ira que hasta a él mismo, muchas veces, le sorprendía. Por aquellos días pasó por allí un viajero que a pie, zurrón al hombro y un cayado como compañero, se detuvo una noche compartiendo con una de las familias, cena al amor de la lumbre y disfrutando de amena conversación, basada esencialmente en las artes y costumbres de algunos de los pueblos que llevaba ya recorrido. A la mañana siguiente el acontecimiento de la noche anterior era la “comidilla” de toda la gente, tanto los hombres como las mujeres cada uno en su labor, se maravillaban de los pormenores puestos en su conocimiento sobre cierto señor que vive muy unido a su pueblo, más allá de su frontera. El señor de esta gente, muchas veces contrariado por su falta de iniciativa, pero maravillado por

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cuanto aquél criado le contaba acerca de aquél otro señor, le dijo: <Vete allá, estate unos días y vuelves para informarme de todo cuanto veas y oigas>. Partió aquél criado, y al quedarse el señor sólo, en sus ojos comenzaron a brillar las lucecitas de la ilusión que estaba poniendo en la esperanza de conseguir cómo mantener estable su voluntad, pues esperaba que la inmensa felicidad que su gente disfrutaba era debido a que conocían el secreto, y él muy pronto lo sabría también. Pasado un tiempo después que hubiera vuelto el criado, el pueblo comenzaba a ser más feliz de lo que ya lo fuera antes; así con la información que tenía, estaba en todo momento dedicado a atender necesidades materiales, aunque no podía ayudar de otra forma porque carecía de elementos para ello y esto no sólo le entristecía, sino que en ocasiones lo hacía enfadar haciéndole caer en su propia trampa, pues terminaba diciéndose que no había variado, que se encontraba igual, sin iniciativa porque cuanto hacía realmente no era más que copiar, limitándose a hacer parte de lo que del otro señor conocía. Y tanto pensó en ello que no sólo comenzó de nuevo a encontrarse mal, sino que ya lo llamaba “extranjero”. Cierta tarde fue a verlo a palacio un campesino manifestándole la necesidad de comprar dos bueyes, y dándole la cantidad que necesitaba, el campesino se marchó, pero no había salido del palacio cuando oyó que el señor lo llamaba. De nuevo en su presencia, le preguntó: <¿Cuánta familia tienes?> <Mujer y dos hijos> -respondió el campesino-. Entonces, y poco menos que enfurecido aun a pesar de que ante la respuesta no había preguntado nada más,

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volvió a insistir: <¿Y con tan poca familia necesitas aún más bueyes?> El campesino, que también cayó en la trampa que nos tiende nuestra propia incomprensión, le contestó: <Tomad vuestro dinero y en mi casa podréis recoger cuanto me disteis porque me marcharé de aquí, ya que tengo entendido que existen otras tierras y otros señores a quien servir y que estarían toda la vida dándome con el sólo fin de que todos vivamos en armonía>. Tan mal le cayó esta manifestación a su ya de por sí crecida envidia, que decidió partir a conocerlo personalmente e intentar encontrar la forma de eliminarlo pues había vuelto a no ser feliz al no pensar más que en lo que le fastidiaba aquél otro señor. Al día siguiente tomó un carretón, unas bolsas de oro y unas ropas viejas, y se puso en marcha… Tras varias jornadas de viaje llegó al palacio no encontrando a nadie ni en la puerta ni en el vestíbulo por lo que decidió entrar y asomarse a un hermoso patio. Entrando en el, se acercó a un hombre que mojaba sus manos en uno de los estanques al tiempo que quitaba unas hojas de su superficie. Cuando estuvo a su lado le preguntó: <¿Eres criado de este palacio?> a lo que el hombre respondió: <Si así lo entiende…, aunque saber me gustaría, ¿quién es eres y que se te ofrece?> <Verás…,> Y sin preocuparse absolutamente de nada le contó una pequeña historia y continuó diciéndole que necesitaba hablar a solas con su señor. Metió una mano entre sus ropas y extrajo una bolsa, prometiéndole otra más si le ayudaba. Seguidamente le preguntó; <¿Cómo puedo verlo a solas?> Muy bien –dijo el hombre sin inmutarse-. <Escuchad: dentro de un rato él tomará esa barquilla y se irá al centro de

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aquel gran estanque donde pasará dos horas dedicado a la meditación. Nadie le molesta, pero si quieres puede tomar aquella otra barquilla y al tiempo llegar donde se encontrará dedicado a su meditación>. El hombre desapareció por una de las puertas de acceso a los aposentos privados, mientras el viajero y tras un tiempo de acecho tomó la barquilla, y adentrándose en el estanque se acercó sigilosamente a la frágil embarcación ahora quieta en la quietud del atardecer; la abordó en silencio y pasó a ella. Se acercó con el puñal en la mano al hombre que allí se encontraba aparentemente absorto consigo mismo. Ante aquél enemigo, –según él-, levantó el brazo armado con la daga para descargar el golpe, al tiempo justo en que el hombre alzaba su rostro, y al ver en él la cara del criado con el que momentos antes había estado planeando el encuentro, el puñal le cayó de la mano. <Qué te pasa? >–le preguntó el hombre con dulzura-<Venías a darme la muerte, pero, ¿por qué?> <¡Porque hasta que tú no mueras yo no podré ser feliz en mi reino!> <¡Pues hazlo pronto, dame –si es tu necesidad, la muerte que ardo en deseos de concluir mi vida con una obra de caridad!> <¿A que obra te refieres?> <¡A cual va a ser…!> <¿No dices que con mi muerte tendrás la felicidad? pues a esa me refiero, no deseo más en el mundo que ver felices a aquellos que me rodean o tienen necesidad de ello… <¿Es posible que tu corazón sea tan grande y tu Bondad tan inmensa que eres capaz hasta de dar la vida por quien sabes que sólo alberga envidias y odios hacia ti? Ya no

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podría matarte, acabo de darme cuenta que es verdad cuanto me contaron, y se quedan muy cortos.> Inclinándose ante él en una humilde y sincera petición de misericordia, le preguntó: <¿Podrías perdonarme? porque si quisieras hacerlo, uniría al tuyo mi reino y enriquecido aun más con tu sabiduría, cuantas y cuantas obras podríamos realizar a favor de nuestros pueblos. Por ello, si me concedes tu perdón, me atrevería a pedirte que fueras mi amigo, pues en este momento no deseo en el mundo más que tu amistad.> A lo que aquél hombre respondió con el rostro iluminado: <¡Cómo voy a negarte mi perdón, y sobre todo mi amistad si hace un momento te estaba dando mi vida!>.

L A C A R I D A D

Cuántas veces nos miramos En el espejo, y vemos en él La imagen que rechazamos Al tiempo que justificamos.

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La tercera de las Llaves Universales es la CARIDAD. A veces el camino se nos presentará con una angostura tal que dudaremos el poder pasar por él; nuestro deseo de transitarlo, de seguir adelante, será motivo más que suficiente para que sus márgenes se replieguen ofreciéndonos cortésmente su espacio. No obstante, este hecho no será necesario cuando lleguemos al tramo ondeando a los vientos de la necesidad la bandera con los colores sublimes del apoyo, el amparo, el auxilio, y ese largo etc., que hace que ella pertenezca a una de las más excelsas casas en cuyo escudo está representada sobre un campo de oro sembrado con la Fe y la Esperanza el género Humano.

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C A R I D A D

Debajo de aquella frondosa rama por cuyo extremo tomaba vida en la hermosa Encina, el Sol comenzaba a calentarme las piernas al haberse desplazado; al parecer con más rapidez de lo acostumbrado, noté cómo un cosquilleo hacía que me sintiera un poco nervioso; mucho me había costado fabricarme aquel delicioso sillón vegetal al pie del árbol entre el perfumado Romero y el no menos oloroso Poleo, para que la faja ultravioleta que alteraba mi tranquilidad, hiciera que tuviese que variar de postura. Aquello me incomodó, por lo que volví a buscar nueva forma con el fin de que el extremo del lecho quedara nuevamente bajo la protección del magnifico brazo. En aquella actitud reflexiva, a si el Sol había corrido más que de costumbre, o si había sido la rama que al haber envejecido más de prisa que otras tardes y perdida su fuerza había languidecido unos centímetros, me llamó la atención una paloma, que, posada justo unos metros delante de mi parecía como si quisiera hablarme… Me sorprendió sobremanera su plumaje, pensé que no era propio de un animal como aquél, simplemente porque todos los animales tienden a poseer en gran medida y por naturaleza, un colorido propio para poder camuflarse ante sus posibles depredadores; pero éste no, era una paloma y en cambio su plumaje era de un Rojo intenso y bellísimo, como bello e intenso es el color natural de su hábitat; no podía haber

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más contraste entre el Rojo de su pluma y el Azul Celeste del espacio en el que se desenvuelve. Estuvimos –creo recordar- durante algunos minutos observándonos; era extraño su comportamiento, al menos para mí, y en aquel momento alcé el brazo y lo agité: ¡nada…! Allí seguía mirándome. No sé exactamente cuanto tiempo estuvimos así, me pareció esa fracción de segundo en la cual nos vemos obligados –a veces- a tomar una decisión definitiva –en ocasiones negativa- en una situación no prevista, aunque sí archivada. El caso es que cuando me di cuenta ella se había dormido sobre el mismo lugar en el que se encontraba, y yo me dormí sobre el mismo sitial en el que en un tiempo al parecer conscientemente descansaba y ahora inconscientemente habría de pasar la noche. Muy pronto, como siempre que se es ajeno a ello llegó la mañana. Abrí los ojos y allí estaba, justo en el mismo lugar, justo en la misma postura, no podría decir cual de los dos despertó primero, cierto que cuando desperté ella tenía los ojos abiertos, pero pudiera haber ocurrido que como la paloma los abre “al golpe”, hubiéramos coincidido; y así en esta divagación caí en la cuenta de que ayer, el disco Solar hizo mella en mi piel, y sin embargo no había sentido la más mínima gelidez nocturna. Nuevamente aparecía en desafío el cálido círculo brillante por encima de las crestas montañosas, y al chocar contra el plumaje de mi silenciosa y espectadora compañía, lo hacía encender más y más cual si de una antorcha se tratara.

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De nuevo comenzamos a clavar nuestras pupilas en espera de que alguno de los dos hiciera al menos algún gesto; transcurría el tiempo, la mañana, y nada sucedía. ¿Sería posible que volviéramos a dormir otra vez sin…?

Me estaba preguntando esto, cuando observé que el animalito sacudió una de sus alas. En ese momento me sentí dichoso, algo iba a suceder, lo ansiaba, pero cual fue mi sorpresa al oír un segundo después, un seco y corto ruido ensordecedor, giré la cabeza hacia donde aun el eco resonaba y un amargo presentimiento inundó de amargura el más pequeño y hondo rincón de mis entrañas. Raudamente volví la cabeza hacia la paloma y la ví con dolor caída de su pequeña atalaya mortalmente herida; su plumaje cobraba ahora, curiosamente, un color Verde, hermoso como no lo había visto nunca, y observé como su pico al haber inclinado la cabecita sobre la tierra aun húmeda, había dejado una marca en su recorrido de agonía, la cual dio la sensación que debía ser interpretada como una especia de flecha, indicación que estaba en dirección hacia un bellísimo y no muy lejano Lirio aun bañado por diminuta gotas de rocío. Como desgajado del conjunto de pensamientos; como si en ese momento me hubiese quedado desconectado de mi mundo, me levanté y lentamente me acerqué a ella tomándola entre mis manos, aun su frágil cuerpecito estaba caliente; un instante después en mis células sensitivas se registró la impresión de que pesaba aun menos. De dónde llegó esa impresión, no lo sé, lo cierto es que nunca había tenido entre mis manos a una paloma…

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Hice, como pude, un pequeño agujero al pie del Lirio y la deposité dulcemente, lo cubrí de tierra y mis ojos se inundaron de lágrimas. Lleno de un más que extraño cansancio comencé a alejarme del lugar; descendía por la sinuosa falda del monte cuando al mirar hacia arriba contemplé una Paloma Blanca como la nieve, la seguí con la mirada hasta que desapareció en la lejanía, sin embargo cuando su vuelo se interpuso entre mis ojos y el Sol, su plumaje cobró un encendido color Rojo…

L A G R A C I A

Sobre la arena de la Playa… Había un pez muerto; Le saqué el corazón,

Y ví que era el Corazón De un hombre.

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La cuarta de las Llaves Universales es LA GRACIA. En nuestro afán de superación, no sólo habremos de vencer el repecho que nos aguarda en el camino, sino que, y principalmente, hemos de luchar encarnizadamente contra lo inferior de nuestros deseos, que disfrazados de maleza, se mezclan entre las buenas acciones vertiendo su veneno e intentando provocar el estancamiento en la evolución. Nos fue regalada la inteligencia por el Don con el que fuimos favorecidos, y ello nos permitirá entrar en la lucha real. El gran triunfo ante la adversidad, será el mejor de los servicios que podamos ofrecer a nuestra vida para más tarde colmarla de magnificiente espiritualidad.

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LA GRACIA

La tempestad arreciaba cada vez con más fuerza, cada vez con más coraje, cada vez con más furia. Aquél marinero, de pie sobre el Castillo de la Proa de aquella frágil embarcación, se sacudía violentamente cada vez que aquellos embates le desplazaban de su vano intento de mantener la Caña en la posición correcta para poder hacer frente a aquella horrible y –para él hasta entonces- desconocida tormenta. Una y otra vez atenazaba la rueda, y esta, en un girar y girar desenfrenado, fuera de todo control escapaba escurriéndose de su manos. Empapado por el fuerte aguacero, y desbordado por los golpes de la mar que, irrazonablemente tanto le entraban en cubierta por la banda de Babor como por la de Estribor, hacían inútiles sus titánicos esfuerzos por mantener aquel Velero equilibrado. Miró hacia arriba en un acto de súplica rebelde… Decenas de gotas, cientos de gotas, millares de gotas frías y desnudas, se abalanzaban sobre él, cejando el intento de vislumbrar un trozo de Cielo Azul, un trozo de Esperanza.

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¡Aun mantengo los palos enteros! –pensó-. En su dura lucha contra aquellos elementos, aun prevalecía el orgullo de un dominio. Era mucho lo que -pensaba- se debía así mismo... Había sido él el que quiso crear una nueva ruta, alcanzar una nueva meta, poder recibir nuevos honores…

La tarde iba cayendo pero él no la veía; el Sol continuaba su lento caminar hacia su Ocaso pero, él no lo veía. La noche sería lo que tuviera por compañera; la noche y la tormenta; la tormenta y la noche, y junto a ellas la mar embravecida. Ambas confundidas y aliadas, hacían su juego, un juego en el que aquél marinero no podía tomar baza alguna, estaba demasiado atareado en poner en orden: Caña y Velamen, Velamen y Caña. Los vientos, escoraban el Velero hasta hacer besar la Cofa los abismos negros que las gigantescas olas dejaban al ir a chocar contra alguno de sus costados. Una y otra vez golpeaban su maltrecho casco. De pronto, el rugido del mar quedó tapado por el crujir de uno de los maderos. Las altas velas arrastradas en su caída sobre la cubierta, dejaron a la vista el palo mayor que a un metro de su altura había sido quebrado por el fuerte oleaje, por un desmedido golpe de la mar. Ya eran pocas sus esperanzas, y mucha la negrura de aquel mar cada vez más embravecido; y él lo sabía,

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lo había sabido siempre pero, tenía que intentarlo, tenía, debía intentar una nueva ruta a través de la cual poder conseguir aquella meta, su meta… Desafiando a la tormenta, tomó un cabo y se lo ató a la cintura. Colocó sus brazos y manos sobre la Caña y comenzó a sujetarla con todas sus fuerzas. El viento huracanado continuó golpeando a aquel Velero, golpeando las entrañas de aquél osado marinero. Por aquellas costas, aun a algún viejo lobo de mar se le oye en la Taberna del Puerto una leyenda acerca de cierto marinero que fue encontrado exhausto en una de aquellas ensenadas, sobre la que se comenta: casi nadie puede llegar; de una que, al parecer, es como si estuviera guardada por peligrosos y afilados arrecifes que nadie vió nunca. Lo más sorprendente de esa leyenda, es que según cuenta aquél viejo lobo, cuando después de las negras y tormentosas noches amaina el temporal, él, se asoma al malecón casi destruido de aquella vieja ensenada, y allí, a sus pies, y sólo a unos metros de profundidad cree ver la figura plateada de un desvencijado Velero, y es en ese momento cuando mirando fijamente hacia arriba, asegura como ese reflejo también se deja ver por entre el primer claro de Azul-Blanco-Celeste, que en el Cielo da entrada a un nuevo, tranquilo y espléndido día de Sol y calma total.

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L A J U S T I C I A

Al igual que el gusano Llega a ser una bella Mariposa, Así el hombre y su Equilibrio Debe llegar a ser un Angel.

La quinta de las Llaves Universales, es la JUSTICIA. Debemos conseguir ensanchar nuestro conocimiento aunque nos llene de aflicción; ella será pasajera si logramos que nuestro camino sea lo más recto posible pues el sendero de la rectitud no sólo nos hará llegar en su justo tiempo, sino que además llegaremos limpios de posibles y sucias rozaduras que, siempre serán ajenas a nuestros deseos. Habremos de caminar con cautela, pues cada error cometido, cada falta, hará que nos detengamos a reflexionar con lo que perderemos un tiempo precioso y que no volveremos a

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recuperar. Cuando estemos en ello nos entristecerá el ver como lo dejamos escapar cuando lo podíamos haber utilizado, o -en ocasiones- aprovechado de mejor forma.

J U S T I C I A

Tenía la espalda chepada por los años, cargada por el tiempo que llevaba caminando por aquel sendero. A cada paso, a cada trecho el mismo pensamiento: ¿Cuándo llegaré? Hacía mucho tiempo que la idea de llegar hasta el final de aquel sendero, se metió en su cabeza… ¿Cuánto ha transcurrido desde entonces? Recordaba de cómo se comportó aquella noche; recordó, cómo ya muy alta la madrugada sintió el deseo de saltar de la cama y salir corriendo. Al principio se dijo: Sí, pero… ¿Hacia dónde? Más tarde, cuando ya tenía los pies en el suelo y se encontraba vestido, supo por aquel resplandor, hacia donde dirigir sus pasos; salió y se encontró en el camino, en ese camino por donde de forma incansable continuaba en este mismo momento. Quiso sentarse un poco, pero no pudo; ¿Qué se lo impedía…, acaso no le vendría bien un rato de descanso? Una vez más entendió que no, algo le decía muy dentro de él, que no podía perder ni un segundo.

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Ella estaba allí, al final, casi podía verla en toda su inmensidad… ¡la tenía tan cerca!

La angostura de la forma le hacía perderse entre sus propios pensamientos…

“Hace mucho tiempo que no le doy cuerda a mi corazón, pero sé que me llama cada día antes del alba y me obliga a pensar, y a darle vueltas a un millar de cosas, de momentos vividos, de tiempos por vivir. Vivo en la ciudad, pero desde la ventana de mi cuarto no veo el campo acunando al bosque y a la pradera, con su hermoso amanecer preñado de aromas y escandalosos cantos… y un camino; así la vida tantas veces, sin dejar claro con frecuencia si es Otoño o Primavera, si es Ocaso o Alborada. El tiempo, las personas, las cosas, las situaciones, son como una flor más en la gran maceta del gran patio; a veces tengo la impresión debido a mi pequeñez, que esa tierra la voy cruzando por algún sitio, hacia el misterio…”

El rápido y asustadizo vuelo de una Mirla entre retamas le hizo volver en sí. El camino a veces se estrechaba, a veces se ensanchaba, aunque poco pues a ambos lados habitaban gran cantidad de plantas silvestres, unas dulces y otras amargas pero, todas bellísimas. El aroma era de

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lo más variado y ninguna requería de su necesidad, aunque sí, todas de su atención, esto colmaba y relajaba en cierta medida su impaciente caminar, más difícil cuando llegaba a algunos trozos en los que el firme del sendero era un mar de guijarros y piedras, a veces desprendidas de las orillas y que en su rodar quedaban presas en el centro de la vereda. Inmerso en sus propias e infantiles protestas, se perdió entre sus pensamientos cuando miraba la tierra…

“Con estas manos trabajé la tierra, y ahora, que orgulloso me siento de ello. Recuerdo como sentía en la yema de mi Alma, su frescura y el olor de la hierba recién cortada, y como la acariciaba cuando la dejaba limpia de la maleza siempre acechante. Yo la cuidé, ella me dio plantas, luego hermosos frutos y más tarde semillas; ahora te la ofrezco, ahora que es mi nostálgia; esa tierra que ayer fue mi tarea y que mañana será mi destino. A través de ella me llegó el Pan; a través de ella me llegó el Vino; con ambas vestía de Domíngo la mesa de mi casa, junto a los míos; ella fue el Agua y la Sal de mi partida y hojalá sea el Aceite de la Arcusa en mi llegada…

Nuevamente, algo debió de llamar su atención, y aunque lastimado por lo incómodo del terreno cuando en ocasiones pequeñas piedrecitas se clavaban en las ya desgastadas suelas, y cansado por días y días del continuado esfuerzo, no sentía el peso de sus botas.

Ya la tarde estaba comenzando a hacerse un sitial entre los helechos pespunteados del Horizonte, y cuando, y como por arte de mágia se convierta en noche, habrá

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comenzado un nuevo proceso en el infinito reciclar de la Vida y de la Muerte.

El cansancio se apoderó de él, y aunque se resistió, no consiguió ganar la pelea cayendo en un profundo, apacible y reparador sueño.

“Estoy muy cansado, muy cansado… ¡Aquí me tienes! Esta noche no quiero huir, no tengo tanto que hacer, ni tantos planes, ni tanta soberbia, nada de importancia que te pueda ofrecer, aunque sí, la oportunidad de seguir mañana… Sin embargo ahora, después de este atardecer estoy tranquilo, sé que me queda mucho tiempo por delante para remover recuerdos, para recordar lo que fui en otro tiempo, para buscar en qué rincón de mi alforja dejé olvidado tu mensaje. Cuando todo pase, todo estará más claro. De nuevo vendrá el Alba y entonces todo estará listo. Pero, ahora estoy observando como vuela mi cometa, y veo como su cola está hecha con esa infinitud de tonterías mías que, amarradas con el largo hilo de mis errores terrenos me llenan de compasión”.

La quietud de su cuerpo templado y recostado sobre la hierba a un lado del camino, sólo se vió acariciada por los primeros rayos del viejo Sol que una mañana más hacía su aparición dispuesto a cumplir con la misión que le fuera encomendada el día en que fueron rotas las tinieblas. El conocía muy bien aquel significado, sabía categóricamente qué, la misión de la noche es recordar continuamente, cada día

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que de no practicar un buen comportamiento, de no practicar la ética en todo su esplendor, la Misericordia infinita del Padre puede un día convertirse en finita, y sumergir a gran parte de la Humanidad en la más oscura de las tinieblas, en la más larga y lúgubre de las noches.

Como enfadado consigo mismo se puso de pie, se adentró unos metros y se refrescó en el chorro un pequeño Manantial; de nuevo se abrió paso entre las aceitosas jaras, y se encaminó una vez más hacia el sendero. Una vez en él, algo le llamó poderosamente la atención: era como si aquel trozo del camino en el que se encontraba, y dispuesto a continuar, ya lo conociera, era como si ya hubiese pasado por él, y se preguntó: “¿Es posible que en algún momento haya retrocedido sin darme cuenta?” Anduvo unos pasos en ambas direcciones y comprobó que en ninguna de las dos había estado antes. Se detuvo un buen rato y estuvo analizando la extraña y sorprendente situación. Un mar de pensamientos le desvió del centro de su atención y se encontró inmerso en cómo estuvo llenando su Vida de años, en lugar de haber estado llenando sus años de Vida, o quizás sí lo hizo…

“Después de años y años de peleas constantes contra todo y contra todos, de angustias; a pesar de tantas y tantas pruebas… Y ver la luz, y ese amanecer en el jardín de sólo tú sabes qué lugar. Haz que pueda ver, pues lo que veo no me sirve; haz que vea, en las situaciones dudosas y difíciles, y sobre todo en aquellos momentos en que todo se me aparece Negro, y lo extraordinario ya no existe. Deseo ver en la

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sombra, en la duda, en el silencio, en este mundo que casi sin ser nuevo para mí, no entiendo o acaso no quiero entender porque estoy demasiado aferrado a mi torpe egoísmo; deseo ver en las preguntas que me hice y en las que aun tengo en el Aire, pendiente de provocar una firme contestación, y de las que me quedaron sin respuesta por temor a que me pidieran demasiado, como aquellas flores que están por ultimar su floración y no me atrevo a cortarlas porque es estúpido pretender, que sea una flor quien adorne a la flor”.

La refrescante brisa de la mañana lo hizo regresar de su ostracismo, y recordó que tenía algo pendiente que resolver… Al final del análisis comprendió que no había entrado en el camino por el mismo lugar que lo abandonó sino que lo había hecho por unos metros más adelante. Esto le tranquilizó pues se dio cuenta de que al menos seguía la dirección correcta, no obstante no las tenía todas consigo por lo que determinó seguir ya que intuía que en aquel cercano horizonte, y en la hora del mediodía se haría presente Ella.

El Sol comenzaba a marcar casi una línea vertical entre él y aquel lugar del sendero por el que caminar en ese momento; de vez en cuando se quitaba la gorra y se secaba el sudor que le producía el esfuerzo al llegar a algunos repechos más pronunciados; él sabía que siempre era cuesta arriba, el mínimo desnivel engañaba, sin embargo, la fatiga le recordaba continuamente la ascensión.

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Desde la última vez, había transcurrido un buen rato, tanto que el Sol, ahora a su espalda le hacía proyectar sobre el suelo, delante de él su propia sombra; seguía caminando al tiempo que meditando y fijo en la silueta, pensaba que una vez más, la tarde estaba a punto de entrar nuevamente en su vida, era como si por su fino olfato entraran los aromas de las nieves, color de vestido inmaculado para el crudo Invierno a cuyo banquete acuden almendras y castañales…

“Todo pasa, transcurre, se olvida, pierde y se desvanece cual hoja seca por su inevitable condición de caduca. Con el resto el final, y con él el Invierno, y así se olvida que hubo flor de Primavera.

Deseo hacer fácil mi tarea, preparar el nuevo camino sin las tontas alforjas cargadas de vanidades; lograr una despedida más tolerable, más coherente para que en esa Primavera que siempre te llevé promesas y que en Otoño te traje desengaños, pueda sembrar un recuerdo, y que en la próxima cosecha sean abundantes sus frutos”.

Una bandada de gorriones en busca del habitual refugio donde pasar la noche llamó su atención, y se dio cuenta de que el Ocaso comenzaba a vestir la tarde de un Crepúsculo Cárdeno y Anaranjado; observó cómo ante sus ojos la sombra se desvanecía, y fue, justo en ese momento cuando sin poder seguir caminando se encontró como envuelto por Ella. Aquel resplandor era como un manto que lo protegía. Fue mucho tiempo el que estuvo allí, estático, sin moverse ante su propio asombro, tanto que cuando volvió en

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sí, estaba amaneciendo, no recordaba haber movido absolutamente nada de su cuerpo, ni uno sólo de sus músculos se había alterado; sus ojos seguían perdidos en la visión de aquel hermoso y para él, puro resplandor. Cuando miró de nuevo sobre el plano del sendero, se dio cuenta de cómo delante de él ya no quedaba sendero, ya no quedaba camino, sólo había el vacío…

“Al final de la ascensión está la Cumbre. Al final del sendero, la Meta. Al final de la desesperación, la Esperanza. Al final del Invierno, la Primavera. Al final de la Vida, la Vida…

Más, cuando todo se ha ido; cuando todo no está, y cuando lo accesorio ha desaparecido… ¡Se ve muchísimo mejor el Esplendor del Cielo!

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LA MISERICORDIA

La Tristeza, embarga el corazón de quien al mirarse en el espejo con la zamarra del Cordero, sólo ve reflejada la imagen del Lobo…

La sexta de las Llaves Universales, es LA MISERICORDIA. Son muchos los recodos que el Camino Real de la Vida tiene en sus primeros trechos; los encontraremos entre cortos espacios para evitar que caigamos en la simpleza, para que estemos alertas y permanezcamos despiertos. Una de tantas ocasiones para aliviar el peso de nuestro cansancio, es mirar de reojo la posible necesidad de a quien a su vez camina a nuestro lado ya que de esta manera conseguiremos sacar de su letargo en sentimiento de ternura que llevamos dentro. Recorrer el camino en la más absoluta indolencia, nos hará correr el riesgo de caer en la trampa de la mente envidiosa que, necesitada de protagonísmo, nos hará mirar continuadamente

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hacia el lugar donde nuestra memoria guarda todo aquello que tratamos de olvidar; ello lo podremos evitar mirando hacia atrás, pero, no para encontrar consuelo en aquellos que nos siguen, porque su carga pudiera ser mayor que la nuestra, sino para no dejar en ese olvido que nosotros estamos en las mismas o parecidas circunstancias.

M I S E R I C O R D I A

Como cada mañana, Hombre salió a la cálle aquel día. Era, en apariencia, un día radiante de cualquier mes, pletórico de Sol; que importaba, una vez más la fetidez del ambiente ahogaba a Hombre de nuevo; verdaderamente sentía nauseas como cada día, pero que le iba a hacer. Hombre no tenía más remedio que lanzarse a la calle, a aquel vacío, aunque repleto hasta el borde de inmundicia.

Al doblar la esquina, le llamó la atención un grupo de gente que, en voz alta y fuera del más elemental equilibrio en la palabra, comentaban algo que Hombre no conseguía entender. Se acercó y se quedó sorprendido al observar lo que motivaba aquella extraña reunión…

Justo por la ranura que divide al bordillo del acerado de aquella calle, que, de pronto le pareció desconocida, florecía un Lirio… ¡un Lirio! ¿Un Lirio aquí? –sé preguntó- ¡Dios, pero que hermoso! Pero, ¿cómo puede haber

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nacido aquí, aquí precisamente, tratándose además de una de las más delicadas de las flores? Gentes iban y venían a curiosear; nadie daba apenas importancia real a semejante acontecimiento. Algunos de los transeúntes, con tal de no agacharse le pasaba la punta del zapato. La Flor se estremecía, sin embargo era maravilloso ver como volvía a su siempre erguida postura, como si estuviese en estado de observación.

Hubo alguien que al intentar quebrar su tallo hizo que Hombre se sorprendiera aun más, pues lo soltó inmediatamente sin haber conseguido troncharlo, apareciendo en uno de sus dedos una gota de sangre.

Muy pronto se suscitó el comentario: ¿Cómo es posible que se haya pinchado con un Lirio?

Se ampliaban los comentarios y todos acordaron en que ya sólo se trataba de una flor rara, de una flor extraña. Sin embargo, para Hombre estaba claro, muy claro, era un Lirio y de eso no tenía la menor duda, no obstante se agachó y estuvo observándolo durante mucho rato, un rato muy largo. De vez en cuando miraba Hombre a la gente y siempre veía caras diferentes y oía comentarios más o menos dispares. Hombre seguía observándolo, había algo en él que lo atraía. ¿O era la necesidad de mitigar aquel aire pestilente con aquel otro aroma que el Lirio desprendía, o tal vez e inconscientemente indagaba entre sus pétalos, con el fin de

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encontrar algo…? Pero, ¿qué? Lo cierto fue que cuando pensó en el tiempo que llevaba allí, estaba sentado en el bordillo de aquel acerado, y fue entonces cuando se dio cuenta de que la tarde estaba cayendo y la semioscuridad había hecho que se hubiera quedado sólo, pues el Lirio aun a pesar de tenerlo prácticamente a su lado apenas podía ya verlo, apenas lo divisaba.

Con un poco de miedo, o tal vez respeto, acercó sus dedos hacía él, temeroso de que ocurriera igual que anteriormente; rozó sus pétalos suavemente y el Lirio no se inmutó. Decidió llevárselo, hurgó en la ranura con las uñas y pudo extraerlo apartado la fierecilla; lo tomó por el tallo con precaución extrema y se fue a una tienda que estaba a punto de cerrar. Pidió un trozo de papel para darle mayor protección y, envuelto amorosamente, se lo llevó a su casa con el fin de tenerlo plantado en una maceta, era como una necesidad de tenerlo sólo para él… sólo a su cuidado.

Cuando llegó a su casa y contó lo ocurrido tampoco se le dio mucha importancia; entonces abrió el envoltorio para mostrarlo y cual no sería su sorpresa al darse cuenta de que allí no estaba el Lirio, aunque observó cómo en el papel se había quedado adherido un estigma… Este pequeño y a la vez maravilloso trocito de aquella maravillosa Flor, lo guarda en un lugar adonde difícilmente nadie podrá llegar, al menos que sea un Lirio, y allí quiere que crezca para convertirse en otro hermoso Lirio, y está seguro de que lo conseguirá porque en ocasiones su camino se endulza con aquel aroma.

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Hace algunos días, Hombre ha conocido a unas gentes que curiosamente despiden un aroma que, en algunos momentos, le recuerdan el mismo aroma de su Lirio. Hombre es ahora más feliz, pues ha tenido un sueño en el que el Lirio se convertía en Hombre…

E L P E R D O N

Podrás derramar tus Lágrimas Para alimentar una flor, Pero, no podrás evitar Que haya de secarse…

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La séptima de las Llaves Universales, es EL PERDON.

Durante el a veces tortuoso transitar por el sendero, habremos de enfrentarnos con algunas pendientes consideradas imposibles de superar; nuestro esfuerzo conseguirá acceder una y otra vez a cada loma, a cada altozano. Cuando estemos descansando y disfrutando del hermoso y bello paisaje que la altura nos regala, debemos entender que ello es parte de todas y cada una de las llave, pero no significará en modo alguno, que estaremos liberados del peso de nuestras culpas, cargaremos con ellas hasta que llegue el momento en que como Juez y partes, nos impongamos y cumplamos las penas que con absoluta imparcialidad haya de correspondernos.

Por el infinito AMOR que el Padre nos tiene: Siempre seremos perdonados. Por su excelsa BONDAD: Siempre seremos perdonados. Por lo inmenso de su CARIDAD: Siempre seremos perdonados. Por la grandiosidad de su GRACIA: Siempre seremos perdonados. Por su eterna JUSTICIA: Siempre seremos perdonados. Por su ilimitada MISERICORDIA. Siempre seremos perdonados.

Por todo ello, siempre seremos perdonados, pero, al amparo de la Ley Universal que fuera creada por Él,

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cada culpa, cada falta…, debe ser expiada para un nuevo y purificado renacer ya que sin su más estricta aplicación, nada tendría sentido en la vida.

E L P E R D O N

Hubo un tiempo en el que el ser humano fue completamente libre, hasta el extremo de que tan sólo él ejercitaba el derecho sobre sus propias decisiones. Era dueño y señor de todo lo que para él había sido creado. ¿Qué le faltó pues para cambiar, para encontrarse infeliz, insatisfecho…? Le faltó aceptar las reglas del completo orden, las Leyes Universales. Cuando dejó de respetarlas, su mente se llenó de imágenes que sólo estaban en ella, y fue así como vió a un supuesto semejante más feliz que él, más poderoso…

Hubo otro tiempo después en el que el humano empezó a vestirse de diferente manera, varias prendas constituían ahora su nueva indumentaria: la Soberbia, la Avaricia, la Envidia, el Egoísmo, la Vanidad, el Orgullo… Su forma de vivir varió, se alió con todo aquello que le proporcionaba comodidad sin esfuerzo alguno; el desinterés ante el trabajo que demandara un mínimo de sacrificio se hizo patente. En su carrera evolutiva, apareció el fantasma del

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estancamiento envolviéndolo en sus sombras. Los deseos se adueñaron de su Voluntad y el mal, a través de su mente, se manifestó como su único e incondicional “amigo y protector”.

Un río de pasiones comenzó a circular por su corazón, convirtiendo el sentimiento en un náufrago ante las embestidas de los feroces pensamientos enemigos de la Naturaleza. El placer paradisíaco de aquel tiempo se truncó en un desenfrenado e incontrolado estado lujurioso, el vicio hizo cuna en él, y ante tan cómodo estar ya nunca se quiso ir. En su triste paseo por el sendero negativo de la vida, el ser humano va sembrando cada vez más y en mejor tierra la semilla desprendida de la energía negra qué el mismo genera con su manera de ser y actuar, con su forma de entender su propio comportamiento.

Las fuerzas que rigen las disciplinas universales, las reglas cósmicas hacen prevalecer periódicamente la Ley de Causa y Efecto. La Naturaleza, cansada del desamor al que el ser humano la tiene sometida, también se despereza y blande su única arma cual es la alteración espontánea de su propio curso.

La cómoda ignorancia le ha llevado a no querer saber nada de sus orígenes, como tampoco, saber qué hace aquí, y dónde va después de la muerte física; nada de ello le interesa, circunstancia esta que le hace desconocedor de la dinámica que mueve la rueda de su propio destino, un destino escrito por él y por él dirigido e interpretado.

Hubo un tiempo en el que el ser humano comenzó a sufrir el efecto de una causa correspondiente a otro

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tiempo, e inmerso en la incredulidad abonada con la desidia llegó a nuestros días cargado con el fardo de todos los errores cometidos a lo largo de su peregrinaje por la Tierra. Así cada vez con más afán se aferra a la materia como supuesta sólida base sobre la que apoyar su pobre y decadente teoría de la vida y su realidad. Lucha por no creer, porque sabe que en ese conocimiento vislumbra un arduo trabajo de expiación, independientemente del tributo a pagar ante otro tipo de orden. Cuando pasados o actuales errores requieren capacidad de solución y rectificación, y esta no se encuentra por motivos de una falta de práctica total, es llegado el momento de dar preferencia al abandono o a la indolencia. No consigue ver otra salida, dado que la única que conoció fue la que a lo largo del tiempo engendró su propio comportamiento… Su alianza con el mal, antepuesta a una lucha abierta y encarnizada contra él.

En la actualidad, nos hayamos cercanos a cerrar una nueva Era, nuestra Era, y una gran e inmensa parte de la Humanidad continua igual. De cero a dos mil, han sido años más que suficientes para que el ser humano haya tomado profundamente conciencia del daño que hizo, que hace y lo que es más triste: el que se sigue haciendo así mismo.

Casi llegado a ese final, ya no habrá más subidas a la cumbre desde la cual se divisan y alcanzan todos los reinos de la Tierra. Ya sólo le queda el estancamiento en las simas pantanosas de la aflicción, donde las tribulaciones son el único lenguaje. Sin embargo, siempre se podrá ver cómo una soga aparentemente

Imaginaria, pende sobre la suciedad de las negras y fétidas aguas, para quien alzado por su propio convencimiento de que si quiere puede, trepe por ella en cuyo final encontrará aquel

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lejano lugar en el que sólo se viste con los colores del Arco iris, y en cuyo recomenzar habrá de enfrentarse con el primero y a veces más difícil de llevar… ¡el Violeta!

O T R O

T I E M P O

LA MEDITACION

Esta tarde, cuando el Sol con su lento y sabio caminar iba buscando la raya irregular del horizonte, producida por la arboleda que está a lo lejos, subí a la parte de atrás de la casa; es la parte más alta, es como si fuera una torre, y desde allí puedo contemplar la grandiosidad sencilla del Orto y el Ocaso. Me senté en un rincón, como otras veces, y me dejé llevar de la mirada que de forma penetrante se clavó por unos segundos en la intensidad colorista y luminosa del que conocemos con Astro Rey. Seguidamente cerré los ojos y me di cuenta de cómo mi mente dejó de ser un obstáculo para mí;

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varios círculos concéntricos, sujetos a la hermosa gama del color Rojo, ocupaban toda mi atención, desde el Rojo más intenso hasta el más claro, se presentaban como la boca de un volcán pidiendo a gritos mi purificación por el Fuego del Amor.

Atropelladamente golpeaban mis sienes cantidad de pensamientos que por la rapidez de cómo me llegaban no conseguía entenderlos. En algunos se me hacían Blanco el principio porque mis sentidos llegaban tarde para su percepción; en otros no lograba captar el final porque aun estaba intentado comprenderlos. De pronto, toda la luz de mis ojos cerrados, se hizo una sola y Blanca luz; no quise abrirlos porque tenía miedo a perder la belleza que disfrutaba dentro de mí. Así, con los ojos cerrados me perdí extasiado entre una larga serie de maravillosas reflexiones. No sé cuanto tiempo estuve en el mismo trance, lo cierto es que sentí un escalofrío, ello me hizo abrir los ojos y fue entonces cuando me di cuenta de que nuestro amigo y hermano, el Sol, ya debía hacer mucho rato que había cruzado una vez más la frontera entre el hoy y el mañana.

Después de armonizar e intentar recordar aquellas hermosas reflexiones, bajé satisfecho y muy contento pensando que lo que me había acontecido podía haber sido algo así como un premio…

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LAS REFLEXIONES

Antes de que nuestro cuerpo de (Espíritu) se presente ante la LUZ, habremos de limpiarlo muy bien con la sangre emanada de nuestro corazón y la pureza de nuestros pensamientos que son las sustancias de la vida. Habremos de llenar nuestro cuerpo de Energía (Alma) con los mejores frutos (Actos positivos) del planeta que nos ha tocado recorrer, o mejor sería decir: fue el que cada uno de nosotros eligió para su nuevo y actual trabajo evolutivo. Si conseguimos cantidad altamente positiva, significará que hemos relegado a un segundo lugar, pasiones y deseos, y que nos hemos entregado física y espiritualmente a la Voluntad del Padre, en razón de nuestra propia voluntad.

Mientras nos dure el peregrinar, mientras sintamos cómo nuestras carnes son agitadas por las olas de la materialidad, mientras no seamos capaces de liberarnos de tantos y tantos amos, y reconocer abierta y absolutamente que en ninguno de ellos hallaremos el inicio, no alcanzaremos a poder ser quien de verdad queremos ser.

Al pie del sendero, hemos podido vislumbrar unos escalones, son –o al menos nos pudieran parecer- muchos peldaños antes del comienzo; todos ellos son nuestras

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debilidades e imperfecciones, todos aquellos defectos que debemos vencer antes de intentar ponernos en el camino, ya que de no hacerlo no sólo sería desastroso, sino imperdonable. No, no debemos intentarlo si antes no hemos sacudido el polvo de nuestros viejos vicios, de todo ese espectro esperpéntico tan apegado a nuestra piel, como si fuera –Loado sea Dios que nos hemos dado cuenta- una protección, cuando no es más que una rémora preñada de energías negativas producidas por tantas y tantas lacras sociales. Una de las causas que más entorpecen nuestro difícil caminar por la vida, es el desprecio a la Libertad y el respeto hacía esa Humanidad que camina a nuestro lado o muy cerca de nosotros mismos.

Cuántas veces tememos el qué dirán, obligándonos a hacer cosas a medias, para más tarde caer estúpidamente en la trampa de nuestra vanidad que nos hace presumir de lo contrario. Debemos saber que, para ganar metros en el sendero, hemos de superarnos continuamente, eliminando y rectificando las muchas costumbres contraídas, ya que en las etapas posteriores, la más insignificante contrariedad o disconformidad, puede llenarnos de estremecedoras vibraciones capaces de anular el más mínimo éxito de la empresa, sumergiéndonos en las tinieblas de lo imposible con lo que nunca conseguiríamos vernos favorecidos con nuevas encarnaciones.

Hemos de conseguir atrapar esta oportunidad que se nos presenta como una prueba de nuestra Fe. Hemos de triunfar ante toda esa gama de obstáculos que nosotros mismos hemos ido creando. Hemos de darle una nueva valoración a nuestra fuerza, a nuestra paciencia y sobre todo a

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nuestra comprensión, porque estoy seguro de que ello -con la ayuda del Padre- hará que podamos poco a poco ir limando hasta romper los eslabones de la cadena que nuestra soberbia al dar calor a la envidia y el egoísmo fue forjando día a día en la engañosa fragua de nuestra conveniencia.

Ahora debemos pensar que la cualidad que nos puede hacer vencer en esta lucha, podría apoyarse en la paciencia; no podemos sustraernos a la posibilidad de que pueda fracasar en la pretensión de ver realizado nuestro propósito, que en definitiva es la meta de todo ser humano, pero, también ha de llenarnos la idea de que si fracasamos en este intento es sólo cuestión de volver a comenzar… El esfuerzo esta ahí, y como quiera que el progreso Espiritual no puede, –o al menos no debe- detenerse, terminaremos nuestra etapa terrena y actual con el mayor índice posible de éxitos, así tendremos la oportunidad de volver con una calidad humana superior a la que teníamos cuando nos fuimos.

Debe tranquilizarnos saber que los actos negativos, producidos por un comportamiento inadecuado, no anulan a los actos positivos como producto de un buen comportamiento, de un comportamiento ético. La diferencia que debemos entender entre ellos, es que los primeros van a uno de los tres planos materiales, este concretamente al Plano Físico (Submundo o mundo de las energías negras), mundo al que acude la mente de algunos seres humanos: drogadictos, alcohólicos etc., para que en su pleno “deliriún”, se proyecten las energías convertidas en monstruos, bestias, deformidades… Los actos positivos van acumulándose en el cuerpo de Energías Blancas (Alma) que posee el individuo adherido como una semilla a su cuerpo de Luz (Espíritu), y el cual, como si fuera una bolsa en la que a mayor cantidad de

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actos, mayor tamaño por lo que si pudiéramos ver en una persona el tamaño de su Alma, no dudaríamos por un segundo en conocer el grado de su riqueza Espiritual.

Por el contrario, la riqueza Espiritual conseguida gracias a ese comportamiento ético, sí limpia el lugar de ese espacio donde las inmundicias fabricadas por el ser humano están concentradas. Un comportamiento apoyado en la Ética, hará que el individuo consiga una Evolución Espiritual, con lo que tendrá asegurada una continuidad, una nueva Encarnación Reencarnación (Metempsicosis o transmigración del Espíritu), un nuevo volver a ocupar otro cuerpo Físico-químico, con el fin de poder seguir hasta su total y más absoluta perfección.

Un comportamiento contrario (negativo), no hará que el individuo sufra una INVOLUCION (regreso) por no existir esta.

No es cierto que un ser cuando ha conseguido evolucionar hasta humano, ante una trayectoria (nueva etapa) falta de escrúpulos, llena de maldad, en una nueva oportunidad se vaya a reencarnar en un ser inferior a su características, y mucho menos en un animal irracional. Sí está contemplado en el complejo legado de las Leyes Universales, el ESTANCAMIENTO.

Cuando el individuo no quiere evolucionar lo más mínimo a lo largo de varias reencarnaciones, se produce el estancamiento y es ahí llegado el momento en que ése Espíritu es despersonalizado y devuelto al lugar de partida.

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Dios, el Padre (para este ejemplo) es como una vasija de la que están eternamente saltando fuera gotas de agua; si una evoluciona donde quiera que vaya, puede convertirse en un manantial del que beberán todos los seres animados de la Tierra. Si por el contrario, una, con el transcurrir del tiempo continua siendo la misma gota de agua, será devuelta a la vasija y confundida con el inmenso caudal.

Hemos pues de triunfar al final procurando que ese final no tenga un plazo muy largo. Habremos de llenarnos de perseverancia, y si resbalamos y caemos, nos levantaremos apoyados en el ímpetu de un ánimo renovador que nos haga reanudar nuestros duros esfuerzos.

Si conseguimos estar predispuestos seriamente para afrontar la difícil (pero no imposible) tarea, nos encontraremos con que toda nuestra labor no fue estéril y que un esplendoroso disfrute nos ha de aguardar justo al pie mismo de un sendero superior.

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L A C H I N A

“Aquel inmenso y bello mar, bañaba aquella extraordinaria y hermosa playa, bañaba sus doradas arenas y de vez en cuando las vestía de blancas espumas. Aquella tarde y como siempre, rodeado de seres iguales que yo, pero a los que llamo con el nombre de “guijarros”, me encontraba con aire expectante, ansioso, mirando al bello mar. Recordaba aquel día en que la marea subió tanto que llegó a bañarme a mí también; cuan a gusto me sentí, cuanto relax producido por aquellas espumas… Qué feliz me sentía. Día tras día, aquellas verdes y acariciadoras aguas aseaban mi lisa superficie, la cual relucía bajo los rayos del Sol ante la mirada impresionada de unos y otros. Desde aquella tarde sigo expectante y ansiosa, pues son ya muchas en la que espero que la marea vuelva a llegar hasta mí nuevamente, refresque y limpie de nuevo mi superficie, suciedad producida por la cantidad de inmundicia que se amontona en mi entorno sobre la playa. Esta tarde estoy triste…, muy triste, pues las mareas han vuelto a bañarme, pero no me

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limpian bien, son mareas de colores diferentes, raros y oscuros, carentes de espumas y aunque su olor no es del todo desagradable, a mi no me gusta mucho. Ya es tarde… hoy tampoco vendrá como a mí me gusta, tal vez mañana…”

L A T R I S T E Z A

Una vez más, el Sol desperezándose, hacía su triunfal salida aquella hermosa y límpida mañana. Miró los paños verdes de su hermana y Madre Tierra, y sonrió al ver cómo sus hermanos notaban en sus cuerpos pequeños y grandes, el calor bondadoso y lleno de Amor que, montado sobre sus briosos rayos, pasaban de la vida a la vida, cuidando, alimentando y embelleciendo cada una de aquellas criaturas que componían la Naturaleza, su Naturaleza. El Sol sabía que él era todo para ellos hasta el extremo de que ningún día faltaba a la cita con los más pequeños, haciéndoles disfrutar cuando jugaba a esconderse detrás de alguna nubecilla; así aquellos seres, aun más puros cuanto –a veces- más pequeños, llenaban el valle y las montañas con sus celestes risas llenas de Felicidad.

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Ha caído la tarde, y el Sol refregándose los ojos ya fatigados por el sueño, se ha ido a dormir. Ya se ocultó detrás de aquel cerro que, tampoco jamás falta a la cita para que en su regazo su hermano Sol pueda descansar. Hoy, una paloma que vuela muy cerca del Sol, me ha dicho que él no se refriega los ojos por el sueño, sino que llora la pena porque el hombre, que es también hermano suyo, tampoco ha querido mirar hacia arriba, no para saludarlo, sino para que se diera cuenta alguna vez, que toda su hermosura, que toda su fuerza, que todo su calor le fueron otorgados por el Padre absoluto para dar vida a la vida.

E L D E S T I N O

“A duras penas conseguí salir del agua, era mi elemento, mi mundo. Mi sistema de respiración no necesitaba siempre del aire exterior. Para mi forma de vida la respiración era otra cosa, sin embargo, algo dentro, muy dentro de mí, decía que yo no era igual que los demás, que yo era algo diferente porque en ocasiones saltaba fuera de mi mundo, o sea que yo me desenvolvía, vivía sumergido en mi mundo y de pronto sentía esa necesidad de saltar hacia otra parte.

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Un día, no se porqué, al dar el salto me encontré fuera de mi mundo de siempre; fueron solamente unos segundos pues inmediatamente volví a sumergirme. Más tarde repetí la hazaña, y ahí en ese momento justo, me di cuenta de que mis aletas se iban convirtiendo en dos alas. Ya no podía, o no quería –no lo sé- volver a mi mundo; el caso es que me encontraba en un mundo diferente, ahora me daba perfecta cuenta de ello porque ya llevaba mucho tiempo fuera de mi elemento, fuera de mi forma de vida; ya no era unos segundos, ya era bastantes minutos. Mi timón de cola acuática me di cuenta que se había transformado en un timón de cola aéreo, y que en esa mutación adquiría unos tonos de delicado y bellísimo plumaje. Ahora ya no sé, pues no veo como un pez, me veo como un pajarillo o tal vez como las dos cosas. La verdad es que no lo tengo muy claro. ¿Será posible que haya entre los seres de la creación un pez que vuele…? Es posible. De todas formas he llegado a la conclusión de que sólo soy un pajarillo que un día tuvo un hermoso ensueño, y que sigo surcando los cielos en busca de ese algo que aun tan claro a veces se presenta tan abstracto como difuso. Lo único que tengo claro, realmente, es que el hombre está siempre esperando a que me pose en cualquier rama de cualquier árbol para descansar

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después de esa incansable lucha, de ese incansable viaje y una vez más aprovechará el momento en que cada uno cumpla con su “cometido”. Yo el de seguir trabajando en la búsqueda, él…”

P R O T E C C I O N

“Los rayos del Sol se filtraban entre los árboles formando como una sinfonía con sus escurridizos y alegres destellos. Le tenía casi enfrente y por ello no conseguía ver perfectamente el rostro de aquél Arquero que en medio del claro del bosque se mantenía estático desde hacía un buen rato. Con sus manos sostenía arco y flecha, flecha y arco; en ese momento, noté como sus vigorosos brazos comenzaron a moverse, sus formas pusiéronse tensas como la cuerda del arco, músculos y nervios adquirieron el raudo compromiso de abandonar el estado de relajamiento que momentos antes disfrutaban. Allí estaba, en medio, como un eje alrededor del cual girara el claro de aquel hermoso bosque. Sin embargo, no lograba verle el rostro, tampoco podría asegurar que se tratara de un hombre

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o una mujer; la abundante cabellera rubia como el mismo Sol, me confundía; la magnifica figura casi atlética me desconcertaba y desordenaba mis ideas de deducción, porque en mis largos años de peregrinar había llegado a conocer a las amazonas, hermosas mujeres guerreras, pero no, de ésta figura no podría asegurar que lo fuera, eso sí, no había la menor duda de que su forma era hermosa, pero, ¿Qué era… quién era? Nada, absolutamente nada distraía su atención; era como si realmente fuese el eje alrededor del cual girara todo cuanto hasta este momento se hallaba creado. No apartaba mis ojos de aquella imagen. Ya su cuerpo había adquirido el nivel máximo que el ejercicio del disparo para que aquella saeta de tan precisa colocación entre la madera y la cuerda, saliera rauda a cumplir con la misión que le fuera encomendada. La vista, perfectamente centrada y dirigida hacia un punto intermedio, como necesaria pieza armónica entre la punta de la flecha y el supuesto blanco, eran inmutables, pero, ¿cuál sería la diana, y cuales los pensamientos que guardaba su mente…? Perdido entre tanta interrogante sin hallar esa respuesta que en cierto grado nos tranquiliza, comencé a reflexionar sobre algunas palabras del Gran Khalil: El dijo:

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“Vuestros hijos no son hijos vuestros” Y yo os digo: Son los hijos de la vida con el vestido de las circunstancias. “Vienen de vosotros pero no son vuestros” Vosotros no sois más que el vehículo a través del cual se recicla la vida. “Y aunque están con vosotros no os pertenecen” No os pertenecen porque todo fue, es y será creado por un solo Padre. En vuestro afán de protección le daréis todo vuestro amor, pero no podréis darle vuestras mentes, porque ellos son dueños de su propio conjunto de pensamientos. En vuestro seno distéis cobijo a su cuerpo pero no a su Espíritu, porque El es como el ser amado que espera siempre a la puerta. Con vuestro esfuerzo conseguiréis ser como ellos, pero no busquéis lo contrario, ni tan siquiera intentar hacerlo como vosotros sois o fuisteis.

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“Porque la vida no retrocede” “Que su avance, su evolución, puede estar en la corrección de errores pasados. “Vosotros sois ese arco desde el que vuestros hijos, como saetas vivientes son proyectadas hacia delante. El Arquero ve el blanco en las sendas del infinito, pero no lo elige, así una vez más, la saeta vuela sin sufrir influencia alguna. Dejad pues, que la mano del Arquero os dé fuerzas y os transmita su Energía, porque con ella tensaréis el arco para que su flecha pueda cubrir todas las metas; porque así como el Arquero ama la saeta en su vuelo, así ama también al arco si este es estable. “Cuando abandoné la reflexión, volví a concentrarme en aquella figura. Seguía igual. Su brazo izquierdo, como poderoso pilar de sacrificio sosteniendo tenso el arco, levemente inclinado hacia arriba; su brazo derecho, elegante y elástico recogido, y en su mano, con Amor, el punto de partida… Y esta llegó: En una leve fracción de segundo, todo aquél cuerpo, toda aquella figura, vibró como la cuerda después de haber puesto alas en aquella flecha, una

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saeta que voló haciendo un círculo sobre el claro de aquel hermoso bosque que está en el campo, y que segundos más tarde se perdía por el horizonte…” Cuando sobre nuestro espacio natural veamos volar una saeta, pensemos que, al igual que la “estrella fugaz”, siempre podremos saber de donde viene, pero nunca a donde va.

R E G E N E R A C I O N

El Ocaso había hecho acto de presencia, y “ambos” se habían puesto en camino. Iban juntos pero no eran amigos; habían vivido en el mismo lugar pero no se conocían; trabajaban en la misma fábrica pero no tenían la misma profesión. Sin embargo, tenían el mismo cometido, aunque ejerciendo diferentes funciones…

Yo estaba sentado en el alfeizar de la ventana, respiraba el airecillo fresco de la tarde avanzada y limpia, al tiempo que acariciaba mi piel.

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Mi casa está al lado del camino, cerca, muy cerca, en cambio mi casa está alta, muy alta. Con todo ello, pude oír la conversación que “ambos” llevaban, pudiendo entender que uno le decía al otro: ¡Lástima! Con lo a gusto que me encontraba en aquella fábrica y tenerla que dejar. A lo que el otro interpeló: ¿Te has ido por tu cuenta? ¡Yo! Cómo me voy a ir por mi cuenta, con la vida que llevaba, si tenía cuanto necesitaba. Lo que ocurre es que la fábrica ha cerrado para cambiar de actividad y no me explico semejante ocurrencia.

La fábrica tenía cuanto deseaba y además no paraba de estar pendiente de las demás fábricas. Qué la fábrica de al lado adquiría esto o aquello, enseguida se disparataba, comenzaba a despotricar y lanzar rayos y centellas, cosa que a mí me venía estupendamente, y como además le seguía la corriente y le ayudaba a seguir despotricando, la fábrica se llenaba de más y más rayos y centellas, y así me lo pasaba de maravillas.

Así me he llevado casi toda mi vida, hasta que esta mañana cuando desperté, me encontré con la desagradable sorpresa de un cartel que decía “Cerrado por reforma”. Y digo yo: ¡Qué reforma ni que reforma! Ya me parecía a mí que la reunión que hicieron anoche varias fábricas, no le encontraba yo mucho sentido, no sé porque algo presentía… En fin, que le voy hacer, paciencia, menos mal que gracias a mi alto grado de conocimiento en el trabajo que realizo, no tardaré en encontrar un nuevo puesto para cubrir mis altas cotas de necesidad, pues fábricas que precisen de mis servicios las hay en cantidades impresionantes.

Ya se debilitaban las voces de “ambos” por el camino al irse perdiendo en la distancia. Apenas se distinguían

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las siluetas, cuando escudriñando en la ya oscuridad, pude ver que se habían detenido ante otra de las fábricas que existen en el camino que esta cerca de mi casa. Al parecer han encontrado trabajo –me dije- pues “ambos” han entrado y no han vuelto a salir.

Desde mi ventana, ya la oscuridad no me deja ver nada. La noche ha cubierto con su manto Azul lleno de pequeñas y grandes luminarias mi casa y mi ventana, y allí, sentado en el alfeizar me pregunto una vez más: ¿Hasta cuando…?

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I M P R E S I O N E S

DESDE EL MUNDO REAL

PRIMERA

Enriquece tu Espíritu, Y hallarás la verdadera Felicidad.

Decimos de la Mente que es material, y del Espíritu que es inmaterial, pero, la verdadera diferencia estriba, en que la Mente es el individuo mortal, y el Espíritu es la inmortalidad de ése mismo individuo.

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Efectivamente, cuando el individuo consigue un alto nivel en lo que a la propia capacidad analítica se refiere, y se da cuanta de que son sus actos los que van a hacer evolucionar su Espíritu utilizando como vehículo sólo y exclusivamente lo positivo de esos actos, es cuando ha comprendido que tanto él como los que le rodean comienzan a respirar otros aires.

Estos aires, más puros, son la auténtica y única arma que el hombre posee para contrarrestar una contaminación que a diferentes niveles y en todos los órdenes de la vida, lo están llevando por caminos que, paradójicamente, él mismo rechaza. Es pues, fácil comprender el sistema a emplear; sistema, que no por simple, deja de ser complicado y difícil. Porque ¿quién a sabiendas de que siendo justo consigo mismo, enriqueciendo de esta forma su Espíritu, no deja de pensar en que ese camino también le va a llevar a la privación de una serie de intereses materiales a los que tan arraigado ha estado siempre y con los que de alguna manera cree haber vivido a gusto?

El hombre sabe que nace a la vida y que debe vivirla lo mejor posible. De ahí que, inmerso en un mundo fabricado por él y para él, con un material supuestamente sólido, caiga normalmente en el error de que siempre será feliz cuantas más necesidades materiales tenga cubiertas.

En el más amplio convencimiento de que la sociedad le condiciona, por haber llegado a un mundo de por sí condicionado, olvida totalmente que, también le han hecho responsable de esa otra forma de vida, intrínsecamente Espiritual, y esta en la creencia de que dedicarse a ella no va a reportarle ningún beneficio. Nada más lejos de la verdad, pues

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quien consigue entender que el mayor de los favores que, como individuo se puede hacer a sí mismo, es intentar ponerse en ese camino, entonces se dará perfecta cuenta de que ser justo consigo mismo, es el más hermoso y a la vez obligado de los valores con que el hombre es considerado espiritualmente en grado elevado.

Es pues, justo en ese momento, cuando hay que poner en marcha todos los mecanismos de que dispone el individuo para que sea él como conductor de su Mente, el que qué la lleve por los caminos que a él le interesa, y no ser él, el que al ser dominado por ella, tenga que marchar inexorablemente por senderos que ella desea, y que en ningún momento va a satisfacer sus propias y altas necesidades espirituales.

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SEGUNDA

Cuando el hombre nace a la vida, en ese justo momento los dedos del Supremo Ser Espiritual, abre su cuerpo e introduce en él una parte de su ente inmortal; introduce, pues, la auténtica y Real Vida, el Espíritu. Es esta vida –la Espiritual-, a la que el individuo tiene obligación de dedicar toda su existencia.

Es muy cierto que en nuestros días, sólo se entiende lo Espiritual en matrimonio con alguna religión, con alguna iglesia etc., y obviamente justo es reconocer que ambos pueden recorrer en perfecta armonía ese camino, pero siempre si el camino lo mantenemos perfectamente limpio, perennemente puro, porque si no fuera así, difícilmente podrá la Pureza, caminar por una línea preñada de envidias, avaricias, odios, y un largo etc., que haría un sendero intransitable para el Espíritu.

Podríamos decir que, nuestro cuerpo no es más que un complejo de elementos químicos –que no físicos-, cuyos mecanismos se limitan a una vasta transformación de las energías que él mismo genera. Energías que, atendiendo a una meta tan alta como es la Moral, unas veces es positiva y otras, paradójicamente, se convierte en negativa. Por consiguiente, el hombre debe atender a todo cuanto de positivo le rodee,

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evitando asimismo una amistad con actos negativos, porque de ello sólo conseguirá malestar e infelicidad, aunque este cubierto de los más altos y avanzados elementos materiales de que él dispone para su comodidad.

Por el contra, y si ánimo de herir posibles y debilitadas sensibilidades, porque esta demostrado que la Verdad en determinados momentos de nuestra vida no interesa, no podemos sustraernos a recordar que, a diferencia de la Moral, esta la Ética, y esa, es la única y gran base sobre la que con toda fortaleza se apoya nuestro Espíritu. La Ética es intrínseca de él, y que el individuo no debe evadir por una única y fundamental razón en su propio beneficio: “Ser justo consigo mismo”.

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TERCERA

Cuántas y cuántas veces hemos oído decir al hombre que es desgraciado, que no es feliz, lo que es más triste: que la sociedad le condiciona a tomar unas decisiones que él no quiere, porque le molestan, porque le perjudican en todos los órdenes. Ciertamente, la exposición es válida dada la forma de vida actual en nuestro “querido” planeta, pero llevándola a un plano real, veremos que esta muy lejos de la Verdad. Remontándonos en la historia de la Humanidad, conocemos por la cantidad de legados que en mayor o menor grado hemos heredado de civilizaciones antiquísimas, las tres épocas que toda civilización o cultura ha desarrollado, y que podemos definir como: “Comienzo o nacimiento, cúlmen o cenit, decadencia o desaparición”. En la época primera, o sea en el nacimiento, el individuo disfruta de un sistema de creación, investigación, búsqueda de valores y por consiguiente, dedicación plena al conocimiento Espiritual que le llevará a un modo de vida, cuyas connotaciones principales son: la Pureza individual, el Trabajo colectivo o de comunidad, y todo en un ambiente sano y desmaterializado, pues la Madre Naturaleza es la que se encarga de proveer a quien con Amor sabe obtener de ella cuanto para la subsistencia pudiera necesitar.

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En la segunda época, el individuo se encuentra en la curva más alta de su existencia como ser individual y como comunidad. Se encuentra en una grado de realización altamente positivo y definido, conociendo sus valores espirituales y habiendo llegado a la conclusión de que son el motor que mueve todos y cada uno de sus deseos de prosperidad. Conoce la Naturaleza, el tiempo, la cultura, y lo que es más importante: la Fe en lo que no ve, pero siente, y en el comportamiento del hombre en una marco le Libertad cuyo lema es: el Respeto por el Respeto. Carece de todo tipo de apetitos desmesurados y de intereses egoístas. En definitiva, trabaja en un régimen tan elevado de Pureza y Felicidad que, debido al desconocimiento de la maldad, son transformadas ambas en una energía desconocida con la que ejecuta todo tipo de labores y que, aun hoy, en nuestros días, aun no tienen explicación concreta.

En la tercera época, decadencia o desaparición, se debe a que el individuo, que lleva mucho tiempo en armoniosa convivencia, y pletórico de fuerza positiva, cree que todo es conseguido gracias a él por lo que comienza a adorarse así mismo; esta convencido de que nadie, absolutamente nadie le ayuda, de que nadie le ha regalado nada. Es justo, en ese momento, cuando piensa en la comunidad, en cada uno de sus amigos y convecinos. Ha saltado la chispa que a su vez a dado cierto calor al resto del pueblo con el que convive, el cual, al sentir algo diferente, se ha puesto a investigar, no encontrando ya los resultados primitivos, pues estos estudios se han salido del núcleo que conforma la Pureza Espiritual.

Han comenzado en esta época tercera, a desplegar todo el varillaje material de un abanico destructivo que, será sin la menor duda el que lleve a fatal término las

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épocas gloriosas de cualquier civilización, pues no puede –al parecer- que el final sea de otra forma ya qué, de lo contrario, sólo habría habido una sola civilización y esto hubiera sido demasiado hermoso.

Como reflexión final y resumiendo, esta forma de vida, entendemos que esta justificada ya que en todos los órdenes de existencia y desde la creación, nos movemos mediante ciclos repetitivos a todos los niveles. No obstante, y conociendo sobradamente cuanto hemos expuesto, estará de acuerdo conmigo mi querido lector y amigo en que no vamos a ser precisamente nosotros los que seamos aquellas excepción que rompe la regla…

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CUARTA

Son muchos momentos en la existencia del hombre, en los que por un desconocimiento real del concepto sentimientos, hecha mano del “corazón”. L Bondad del corazón, en cualquier caso, es válida en su expresión y altamente positiva, pues siempre se entendió tal termino –corazón- , como el eje alrededor del cual gira el Amor. No obstante, el corazón es sobradamente conocido de todos, un órgano autónomo creado para bombear la sangre que hace que la vida continúe. A diferencia de ese órgano vital, existe en el mundo real, un centro generador de energía llamado Espíritu, y ése si es el auténtico productor del Amor, y en consecuencia de Bondad, comprensión, Caridad y un largo etc., que sólo tiene un camino y una meta: la Felicidad del individuo. Un camino que no por perfecto deja, en ocasiones, de ser largo y escabroso, ya que siempre va en función de lo que la materialidad de nuestra mente haga, o mejor sería decir, le dejemos hacer, pues es cierto de las malas pasadas que ella nos juega al darse cuenta de que el hombre es poseedor de una fuente de riqueza, superior a todo cuanto de material podamos imaginar. Hablar del corazón y del Espíritu, es profundizar en los bellos paisajes del mundo real, es hallar la razón y diferencia entre la mortalidad e inmortalidad del individuo. Ciertamente y por causas que todos conocemos,

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observamos la existencia de dos grupos, a saber: uno, interesado en lo material del corazón, otro dedicado al Espíritu y su desinterés, a su inmaterialidad. Al corazón puede tener acceso cualquier individuo, no importan creencias ni formas de vida, pues su materialidad, siempre a la vista, en todos los órdenes, tiene una forma concreta y siempre lo localizamos, principalmente, por latidos y porque conocemos su emplazamiento. A diferencia de él, el Espíritu se encuentra situado justo en el centro del plexo-solar. A él, puede también tener acceso cualquiera que lo desee, pero en este caso y por su calidad inmaterial, aunque del todo también concreta, al contrario que el anterior, se encuentra dentro de un marco altamente enriquecido por las celestes y universales leyes de la ética, siendo la única llave gracias a la cual se puede tener perfecto acceso a él. La ética es confundida normalmente con la moral, sin embargo, mientras la primera es fija y objetiva, la segunda es mutable (movible) y subjetiva, ya que sólo la hacemos actuar en razón de nuestros propios intereses materiales. La moral es, pues, una ley del corazón. La ética es la ley (única) del Espíritu, y por consiguiente intrínseca de él.

Maestro: ¿Cómo puedo distinguir una de otra? “Observa el comportamiento humano, y verás cuando unas acciones están guiadas por la

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ética y cuando lo están por la moral”. “El comportamiento humano para consigo mismo, es el mejor definidor de ambas leyes”. “Ambas leyes pueden ser confundidas ante los demás, pero, nunca ante uno mismo”.

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QUINTA

El ser humano, desde el momento en que le es dada la vida y a lo largo de esta, sufre una serie de mutaciones antropomórficas de orden mental. Así, desde aquel momento en que su actitud para el análisis adquiere madurez, y cubriendo etapas impuestas por él mismo, dada la capacidad de que es directamente productor y director, hace jugar tanto a su Espíritu como a su mente diferentes papeles, siempre en función de sus intereses materiales. En este sentido, podríamos detenernos a analizar en qué momento el individuo se decanta por una u otra forma de vida… Sabemos cuando rompe el cordón umbilical que une mente y Espíritu. Sabemos también porque lo rompe, sin embargo es así, y lo curioso es que lo sabe por propia experiencia, además de serle harto conocido por cuantos datos conoce a través de infinidad de lagados históricos desde la creación. Pues bien, a pesar de ello, el hombre cae una y otra vez en el mismo error de anteponer el deseo material, al deseo Espiritual, aunque éste no debe ser considerado deseo, sino función única y obligada de todo ser humano. No obstante, ese deseo material cuando llega a un punto en que se convierte en ambición desmedida y egoísta, produce en la mente humana el paso más grave de cuantos marcan épocas decisorias en la vida del individuo.

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Ya ha abandonado la mente la escuela de la niñez, de la natural inocencia, de la pureza y felicidad, ha abandonado, por consiguiente, el desconocimiento de la maldad y no le ha importado; no, no le ha importado porque ha caído de lleno en el engaño a que le sometió su propia mente, al decirle que todo aquello de que disfrutaba lo va a conservar mediante el pago de un pequeño tributo. Desgraciadamente, cuando se da cuenta de la importancia del tributo, en el mayor de los casos es ya demasiado tarde. Un argumento muy usado por nuestra mente para llevarnos al engaño, es sencillamente, hacernos ver que cumplimos a la perfección, y lo que ocurre es que ella lo expone a su manera, enfatizándolo y haciendo que lo creamos nos digan lo que nos digan. En cierto modo cumplimos, sí, pero de una forma negativa, ya que no meditamos en lo que puede desembocar toda la trama urdida y de ahí que después nos llegue una sorpresa –en apariencia- inesperada. Por utilizar un símil, ya que el ejemplo es fundamental, podríamos muy bien compararnos con el Camaleón. El, si cumple por naturaleza, nosotros no, cumplimos por error, pues evidentemente estamos dotados de una capacidad infinitamente superior a la de este animal, aunque, paradójicamente, alguno pensará, e incluso llegará a preguntarse: ¿Quién de los dos estará en mejor posesión de su capacidad? Ciertamente, el Camaleón cambia de color según sus necesidades alimenticias, defensivas etc., pero siempre naturales. Por el contrario el hombre, al desnaturalizarse, también tira del sistema y cambia de color;

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un color que, convertido en máscara, hará aparecer y desparecer tantas veces como a sus intereses materiales les convenga. Como reflexión final: No podemos, ni debemos sustraernos en medida alguna ante la impresionante cantidad de hombres que, no queriendo ser felices, entran a formar parte de ese carnaval en el que nadie, absolutamente nadie se presenta tal cual es.

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SEXTA

Desde tiempo muy antiguo, el hombre se empeña en someter a especulación el sino o destino del individuo en lo que a sus propios actos se refiere. Evidentemente este planteamiento es válido en el humano dado su alto interés en evitar razonamientos que le llevan a hacerle verdaderamente responsable de sus decisiones. El no lo acepta, asegurando que su vida está en manos de Dios; nada más cerca de la realidad, pero no por ello hemos de olvidar que generalizando, Dios hace al hombre libre, absolutamente libre, y por consiguiente, total y absolutamente director e intérprete de su propia responsabilidad.

No hay la menor duda, de que esa fuerza creadora da al hombre en su momento cero de vida, una libertad total para que haga cuanto desee, bien o mal, hacia él o hacia sus semejantes. No existe a ningún nivel, ni aun en ningún orden de nuestras vidas mayor libertad que la que Dios bondadosamente concede, aun siendo conocedor absoluto de cuanto va a acontecer en la trayectoria terrena de cada ser.

Algunos se preguntan: ¿Cómo puede Dios consentir semejante forma de vida…? Comprendemos que, materialmente hablando es difícil de entender, en cambio, desde un plano altamente comprensivo, es de una claridad y sencillez meridiana.

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Desde el punto de vista Divino, no podemos ni debemos ignorar que frente a una actitud negativa, Dios ante todo es Justicia, por consiguiente para Él, no existe el Perdón; en paralelo a esta dura y cruda pero real afirmación, Dios es Amor y por ello no le acompaña en absoluto el rencor. ¿A dónde llegamos pues…? Sencillamente a que ante Él, y ante nosotros mismos, nuestros actos obtendrán el efecto de nuestras propias causas; obtendrán aquel resultado que se desprenda de nuestro entendimiento y seguimiento de su mensaje.

Como decíamos anteriormente, Él, conoce de antemano todos y cada uno de nuestros movimientos ya que para Él, no existe el tiempo en su medida, ni el espacio en su volumen. Para Él, siempre es presente; el tiempo sólo existe en el mundo material para, comparativamente hablando, poder distinguir el pasado del futuro. Con idea de dejar plasmado cuanto se ha expuesto, y aunque comprendemos que es harto difícil de explicar, pediríamos imaginar nuestro primer momento de vida. Justo en esa fracción de tiempo, en la que somos inyectados del Espíritu ya hay en un plano Espiritual determinado, una caja cuyo contenido es la película de nuestra vida futura que ya ha sido filmada, y es ahora cuando llega el momento en que comenzamos a hacer nuestro camino por la vida terrena, y es también justo en ese momento cuando comenzamos a ser directores e intérpretes del papel que nosotros mismos nos hemos asignado en esa película.

Todo cuanto acontezca en nuestra vida terrena se sabe de antemano, pero no por ello se nos va a avisar de que lo que hacemos está bien o mal; en ello consiste la auténtica y verdadera libertad de individuo, que se conocen sus actos,

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positivos o negativos futuros, pero no se va a influenciar en ello para que el individuo juzgue por sí mismo en función del libre albedrío con el que se le dotó, y actúe como crea que más pueda convenir a sus intereses, tanto materiales como espirituales…

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SEPTIMA

Sobre la muerte se llora, se sufre, incluso se llega al histerismo. Siempre me pregunto: ¿Por qué ese comportamiento en el ser humano? Máxime, cuando él mismo ha manifestado hasta la saciedad que, con la muerte se descansa, que con la muerte se pasa a mejor vida… Entonces: ¿Por qué llorar?

Cuando se intenta buscar la causa real de tales reacciones, el hombre llega a la conclusión, incoherente para él, pero no menos cierta, de que en una parte interior de nuestro cuerpo –a la que raras veces prestamos atención- le dicen algo al oído, un oído que tampoco está fuera, sino dentro, muy dentro, como la voz que habla: ¡hojalá estés lo suficientemente limpio para cruzar la puerta en el menor tiempo posible! Pero él no lo entiende o no quiere entenderlo, pues eso de la limpieza inmediatamente lo relaciona con el trabajo, con el sacrificio… Evidentemente, ello se convierte en un tema que ya no le interesa.

La muerte no es más que eso, cruzar a otro lugar; sencillamente cruzar una puerta. A mayor nivel en la evolución Espiritual, menor carga y por consiguiente menor tiempo de trayecto. Alguna vez me he detenido a reflexionar: ¿esa puerta me conducirá de la vida a la muerte, o de la muerte a la vida? Paradójicamente, hay una tercera y real versión que, a su vez y por diferencias celestes, dice que por esa puerta se pasa de la vida a la vida. En esa tríada de

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mutaciones que se producen con la muerte, hay que separar debidamente el comportamiento de cada una de ellas. Disponemos de tres principios (elementos) que, con la muerte llegan al final de su etapa (encarnación-reencarnación), actual: El cuerpo físico o químico, que contiene la mente y cuya desaparición se produce (tras la expiración del individuo), debido a un proceso de transformación orgánica. El cuerpo de Luz (Espíritu), cuya protección la recibe del cuerpo químico hasta su fallecimiento en que lo abandona por su propio impulso. El cuerpo de energía (Alma), bolsa intrínseca del cuerpo de Luz que, también desaparece con el final de cada etapa para renacer con cada nueva encarnación, su contenido son los actos positivos generados por la mente del cuerpo físico y con los que el Espíritu se fue enriqueciendo. Este tema dada su complejidad, será motivo parcial de una próxima obra en la cual se le dará el tratamiento que en profundidad se merece.

Si decir del Espíritu que no existe su muerte, aun sí su despersonificación (anulación de la personalidad real), en muchos de los casos, nuestro “Yo” real e inmortal, ya que el otro, el de fuera es totalmente efímero, una envoltura, un adorno al que ni siquiera cuidamos, en cambio dedicamos un casi infinito número de horas a otros menesteres porque hemos de estar presentables…

Cuidemos pues de adecentar nuestro cuerpo; vistámoslo con esa ropa impecablemente Blanca que se llama Amor, y permitamos que a través de nuestra piel se filtren los rayos de esa hermosa Luz desconocida que embellecerá y hará resplandecer una forma de vida real, aunque muchos no quieran o no consigan verla diferente.

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De esta manera y con la Pureza que si queremos nos puede envolver, podremos comprobar fácilmente que cuando llega la muerte, sólo viene a anunciarnos el camino hacia un nuevo estado de preparación para un nuevo caminar…

“La muerte para el hombre, no es más que el fantasma de su propia ignorancia”. “La muerte para Dios, es la necesidad imperiosa y justa para el reciclaje continuo de su propia Obra”.

¡Que triste debe ser El haber sido elegido Para cumplir la misión Del verdugo…!

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P E N S A M I E N T O S

(Axiomas)

¡Con la vida, todo va, Y, aunque no siempre El estado de ánimo es el mismo, No debemos traicionar Cada momento vivido; Su consecuencia será siempre La renovación y mejora Del propio conocimiento!

I

El jugo de la fruta, Simboliza el sudor

De quien la trabaja.

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II

Bajo la araña del palacio, Se encuentra el insecto

Inquieto y resquebrajado.

III

Que las gentes admirables Por sus enormes virtudes,

Estén preparadas Para las grandes tareas Del Espíritu.

IV

Que nunca los pensamientos, Busquen metas

Que la Ética no contempla.

V

No vaciles en compartir Si lo que tienes es Amor.

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VI

Nunca odies a tu Hermano, Pero, aun menos,

Lo trates con Indiferencia.

VII

La Ignorancia Se puede eliminar con un libro,

Aunque ese libro Elimina también la Creatividad.

VIII

Olvidamos que la Felicidad, Se consigue caminando

Junto a la Esperanza Por los senderos de la Vida.

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IX

Cuando el Individuo Consiga trabajar agradablemente,

Habrá obtenido tres metas: Placer, Rendimiento, Y reserva de energías.

X

El verdadero modo De estar un poco en todo,

Es conocer de todo un poco.

XI

Consigue dominar tu mente Y realizarás

Cuanto te propongas.

XII

Nunca pienses que: ¡Lo tengo que hacer…”

Hazlo.

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XIII

Persigue la Libertad, Y la conseguirás,

Entonces te sentirás digno.

XIV

Cuando consigas Sacrificar un Amor por otro,

Habrás descubierto El secreto de tu existencia.

XV

El progreso en el tiempo, Concede la oportunidad

De demostrar, Que el Hombre no es capaz De superar los problemas

Que él mismo crea.

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XVI

No puede haber sociedad Para todos,

Si quien la hace es uno solo.

XVII

Conversa siempre Con tanta Dulzura,

Que nunca hieras el silencio De quien te escucha.

XVIII

No trates de engañar nunca A tu otro Yo,

Él, está despierto Las veinticuatro horas.

XIX

Mira siempre hacia arriba, Y verás claro aunque

Esté totalmente nublado.

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Santiago Martín Moreno 109

XX

No busques nunca recursos Para hacer lo que tú Conciencia

Está rechazando.

XXI

No intentes encontrar En la Droga,

Lo que sabes, perfectamente, Que ella no posee.

XXII

Que la riqueza de tu Corazón, Tenga como destino:

Mejorar aquello que te rodea.

Al Ponerse el Sol

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XXIII

La Inteligencia de un Hombre, Está en saber respetar

La Ignorancia de los demás.

XXIV

La Humanidad reconoce Que hay dos polos importantes.

La Sabiduría de unos pocos, Y la Brutalidad de muchos.

Sin embargo, es curioso observar Como ambos tienen su proporción

En lo Moral.

XXV

Paradójicamente, la supresión, Daña más al poderoso

Que al débil.

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Santiago Martín Moreno 111

XXVI

La evolución Ética, Hará dichosa a la Humanidad.

En Justicia, la Humanidad Disfrutará de dicha y evolución.

XXVII

La Pasión, no debe despertar En nosotros el deseo

De yugular nuestra conducta.

XXVIII

Respeta la Ley, Y te hallará dentro

De la Ley del Respeto.

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Santiago Martín Moreno 112

XXIX

A veces, la otra cara Del Hombre sociable,

Es su propia insociabilidad Cuando se encuentra solo.

XXX

Cuando conozcas tu propio interés, Estarás preparado para oír Los intereses de los demás.

Te sorprenderá saber que algunos Son de tu interés.

XXXI

Quién obra en contra Del orden común,

O está loco O afectado por la Ambición.

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Santiago Martín Moreno 113

XXXII

Cuando tu Imaginación vuele durante el día, Observarás como camina

Sensatamente por la noche. Ella te regalará

Los ensueños más hermosos.

XXXIII

El Ser Humano, No recibe tanto calor del Sol

Como de la Soberbia.

XXXIV

Lucha contigo mismo, Para que tu Honradez

Consiga atravesar los tiempos.

XXXV

Que nunca pongan en litigio La existencia de tu Bondad.

Al Ponerse el Sol

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XXXVI

Puedes aceptar o rechazar Cuestiones Divinas,

Pero, en absoluto, las juzgues.

XXXVII

No sabe lo que es Amor, Quien no aspira a seguir

Los estímulos de los amados.

XXXVIII

Poco valdrá ante tus ojos, Quien a cambio de una

Popularidad efímera Renuncie a su Ser Real.

XXXIX

Nunca serás nadie, Si no consigues darte cuenta

De que existen otros.

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Santiago Martín Moreno 115

XL

En la Comunidad, Me doy cuenta de que no soy

Ninguno de los demás.

XLI

Debemos considerar que, Nuestra forma de actuar

No justifica siempre Nuestra Conducta.

XLII

En la Vida de los pueblos, Sólo se llega a la Felicidad

Por la vía del Amor.

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Santiago Martín Moreno 116

XLIII

La Vida es dulce como el licor, Sin embargo, hay quien afirma

Que, al igual que el licor, La Vida encierra embriaguez.

XLIV

Me preguntas cómo la Vida, Y yo respondo: ¡magníficamente!

¡¡El que no va, soy yo!!

XLV

Cada día al llegar la noche, Necesariamente se apaga una Vida Y forzosamente se enciende otra.

XLVI

La Felicidad es como el Amor Cuando nos entregamos a los demás

.

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Santiago Martín Moreno 117

XLVII

El Hombre nace Libre De todas aquellas ataduras

A las que más tarde Se dejará encadenar.

XLVIII

¿No te tuvo Dios de su mano Cuando llegaste?

Pues tenlo de la tuya Cuando te vayas…

XLIX

Muchas veces os han hecho propaganda Sobre diversas corrientes y,

Todos dirán que tienen razón; Pero, nunca os hablarán

De quien de verdad la posee.

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Santiago Martín Moreno 118

L

Jamás habrá Justicia Social, Si los hombres no abandonan El deseo de querer dominar.

LI

Al Sol y al Amor Será imposible que el Hombre

Se acerque con sus lacras.

LII

Sólo lo sencillo Es difícil de entender.

LIII

No caigas en la trampa De llenar tu Vida de años,

Pues, son tus años Los que debes llenar de Vida.

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Santiago Martín Moreno 119

LIV

Cuando la Luna mira en torno suyo, No siempre están las estrellas Para confirmarla como Hija

Alegre de la noche.

LV

Si observáramos a nuestro alrededor, Nos daríamos cuenta

De que sólo hay un Camino Real.

LVI

La Rosa, necesita más de sus espinas Que de nuestros elogios.

LVII

También la impetuosidad De la corriente,

Abre sus amorosos senos al pez.

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Santiago Martín Moreno 120

LVIII

No habrá Perdón para quien malogre La buena Obra, aunque sea perdonado.

LVIX

Aunque te lo propongas, No conseguirás ser Sordo y Ciego Ante la llamada de tu Hermano.

Sin embargo, hay momentos En la Vida de tu Hermano

Que el mejor oído y la mejor vista No serán suficientes para captar

Una llamada de socorro.

LX

Cuando alguna noche No consigo sentirme Libre,

Sí consigo comprender Que es aquello que me ata.

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Santiago Martín Moreno 121

LXI

Los más, son muy numerosos, Los menos casi no se notan,

Sin embargo, todos son necesarios.

LXII

Ni en unos, ni en otros Está el Amor.

No importa haber conseguido La Victoria o la derrota.

LXIII

El carro de la Providencia, Va tirado, siempre,

Por nuestros propios caballos.

LXIV

El silencio es el mejor tributo Para quien nos regala

Sus conocimientos.

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Santiago Martín Moreno 122

LXV

Algún día, en la Fe Encontrará el Hombre El Verdadero Camino.

LXVI

Cuando la Araña teje su tela, Está haciéndose un vestido

Para el banquete.

LXVII

La palabra escrita Siempre será bella

Aunque no se escriba Con pluma de ave.

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LXVIII

Aprender a escuchar, Es la lección más importante

Para que todos nos oigan.

LXIX

No es más rico el que más tiene, Sino el que sabe obtener El mayor rendimiento

De su necesidad.

LXX

Cuando la Ofensa de tu Hermano Sea grave, perdónalo.

Cuando sea leve, discúlpalo, Pero, en cualquiera de los casos

No dejes de amarlo.

LXXI

La Ofensa, es sintomática De la Ignorancia, pues

Sabido es, que no ofende Quien quiere sino quien puede.

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LXXII

Nunca desprecies ni al poderoso Ni al débil. Dale a cada uno El lugar que le corresponda.

LXXIII

Aun sigo viéndolo todo Como un prado Verde

En el que los lirios Son la Inocencia de los niños.

LXXIV

Cuando tengas tiempo Ayuda a tu Hermano.

Cuando tu Hermano tenga tiempo Aprovecha para ayudarlo.

Cuando ambos tengáis tiempo Ayudad a vuestro Hermano.

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Santiago Martín Moreno 125

LXXV

Siempre que siembres con Rencor, Recogerás la peor de las cosechas:

El Odio…

LXXVI

No debemos permitir Que nuestra Mente de calor

A la Envidia, porque podría quemar Algo muy hermoso.

LXXVII

La Sonrisa de un niño, Contiene un mundo.

La Tristeza de un mundo, Comprime a ése niño y su sonrisa.

LXXVIII

Feliz aquél que ante la estrechez Del bolsillo de su Hermano

Se siente Humilde…

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Santiago Martín Moreno 126

LXXIX

La Solidaridad es un caballo Blanco; La Insolidaridad en un caballo Negro.

Consigue colocarlos como tiro En el carro de Amor

Y te llevarán donde tú quiera.

LXXX

Si careces de Opinión propia Y limitas tu Vida a imitar, Siempre serás un esclavo. Si piensas y te arriesgas Serás un Hombre Libre.

LXXXI

Conseguiremos ser nobles Cuando, verdaderamente, conozcamos La Virtud de la Razón en la Justicia.

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Santiago Martín Moreno 127

LXXXII

La Constancia lo puede todo, Y aquél que confía en su trabajo

No necesitará jamás de la “Suerte”.

LXXXIII

Como continuador de la Naturaleza, El Hombre puede ser inmortal;

Basta no caer preso de la Corrupción.

LXXXIV

Es preceptivo qué, cuanto antes, Pongamos en orden

Nuestros comportamientos Y no lo dejemos nunca

A merced de la “Casualidad”.

LXXXV

Cuando se da mucho Y se recibe poco,

Comprendo cómo se combinan Dos sentimientos:

Felicidad y Amargura.

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LXXXVI

El carácter del Hombre Tiene necesidad de Libertad,

Pero, sabiendo como obtenerla Le es más cómodo seguir…

LXXXVII

Intentar crear algo sin conocimiento Es una Locura.

Crear algo con conocimiento es una Utopía, Pues, para crear se debe carecer

De: Locura, Conocimiento…

LXXXVIII

La Integridad de un Hombre, No significa que todos

Estén de acuerdo con él.

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Santiago Martín Moreno 129

LXXXIX

Con la mañana, al amanecer, Tendrás Claridad,

Pero si no la necesitas Tampoco tendrás necesidad

Del amanecer, aunque sí De la mañana.

XC

No dejes de alimentar Tu Conocimiento

Con las palabras más sencillas.

XCI

Acepta tu trabajo Como un deber Libre, Y encontrarás en él Un entretenimiento.

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XCII

Cuánto de Sabiduría Enseñan a veces

Unas pocas palabras.

XCIII

Mientras más “amigos” se tienen, Mejor se aprende

El arte de dominarse.

XCIV

La Pobreza el es “látigo” Que azota a la Humanidad, Pero también es el elemento

Incitador del sueño.

XCV

Nunca veas las cosas Como tú quieras,

Sino como tú debas.

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Santiago Martín Moreno 131

XCVI

Cuando te sientas afligido, Recuerda que el día comienza

A la media noche, Luego te llegará la Gracia

De la Luz del día.

XCVII

Muchos temen la Luz, Será porque no tienen

La Conciencia tranquila.

XCVIII

El Libre Albedrío, Te fue concedido para que camines

Por la Vida como tú quieras…

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XCIX

Nunca seas esclavo de tu Mente; Intenta, mediante la reflexión,

Ponerla a tu servicio. Es comprensivo que lo veas difícil

Pero, te aseguramos, Que no es imposible.

C

Cuan Sabio fue aquél que dijo: Daría la mitad de lo que sé

Por la mitad de lo que desconozco.

CI

Si una vez te encontraste A ti mismo,

Porque permitiste que, algo o alguien Te perdiera de nuevo…

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Santiago Martín Moreno 133

CII

Lucha por no perderte de nuevo Porque puede ser

Que no vuelvas a encontrarte.

CIII

Pon tu dinamismo a las órdenes De tu Imaginación,

Y vivirás momentos maravillosos.

CIV

Sólo la Evolución Espiritual, Permite la aplicación

Del rigor o la Compasión.

CV

No siempre que el Hombre Aumenta su capacidad Moral,

Acelera el desarrollo del progreso.

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CVI

Si estás siempre contento Contigo mismo,

Ganarás todas las batallas Aunque estas sean tuyas…

CVII

Sólo el Comportamiento Es el punto de apoyo

Que sostiene a la Humanidad.

CVIII

El nervio vivo y la Mente limpia, Son la única máquina que allana

El camino del Triunfo.

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Santiago Martín Moreno 135

CIX

No hay más ciego Que aquél que esperando

Ver el mañana No ha sido capaz de ver el hoy.

CX

Quien usa de pocas palabras, Dice más verdad que muchos

Elocuentes oradores.

CXI

Mientras el “Corazón” Conserve deseos,

Estará dando calor A nuevas ilusiones.

CXII

Qué grande es el Espíritu Cuando lo llenamos

Con la fuerza del “Corazón”.

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CXIII

La Libertad nos dice Que podemos hacer lo que queramos Pero, no nos garantiza la Libertad.

CXIV

Hasta el tiempo de Ocio Se convierte en Amargura

Cuando no se sabe que hacer.

CXV

Pídele al tiempo libre Que te ayude, y te enseñará

El modo de distraerte.

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CXVI

El mal humor es el que tira De carro de la Eficiencia

Cuando va cargado De pérdidas de productividad.

CXVII

No debemos pensar un cuarto de hora Y trabajar tres, mejor pensar tres

Y trabajar sólo un cuarto.

CXVIII

No debemos preocuparnos de nada, Pero sí, ocuparnos de todo.

CXIX

No hay que ser ni mal pensados Ni maliciosos, aunque sí cautos,

Pues debajo de una “verdad”, Puede estar escondida una mentira.

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Santiago Martín Moreno 138

CXX

Hay quien da crédito A la primera información; También hay quien espera

A una segunda. Lo triste es que aun a pesar

De escuchar una tercera Se da cuenta de que ninguna

De las tres era real.

CXXI

Es curioso observar en el Hombre, Cómo después de tener una buena Idea,

La minimiza y destroza Al intentar conformarla

Sólo para su interés.

CXXII

La Vida en sí misma, A veces no tiene sentido Si no está compartida.

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Santiago Martín Moreno 139

CXXIII

Un minuto mal administrado, Arruina cuanto se consiguió

A lo largo de los años.

CXXIV

El verdaderamente Pobre, Es aquél que aun poseyendo mucho

Da calor al deseo de tener más.

CXXV

La auténtica meta del “Mundo”, Debería ser la Unión De todas las razas,

Y en todos los órdenes.

CXXVI

Cuanto es Presente Es lo importante;

No lo enturbiemos Con pensamientos futuros.

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Santiago Martín Moreno 140

CXXVII

Hablar alto, y de forma desmesurada, No es el mejor medio

Para que seamos escuchados.

CXXVIII

En el Hombre, su comportamiento Hace que el progreso

Avance más en traerle nuevas enfermedades, Que ir encontrando tratamientos

Para las anteriores.

CXXIX

Cuando la reunión Es de dos buenos amigos,

Sólo hay uno. Es pues muy triste

Que haya alguien que ignore Qué es la Amistad.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 141

CXXX

Un Éxito de todo ser Humano, Es saber combatir

Sus propias debilidades.

CXXXI

Cuánto poder encierra el interés Del Hombre, que hasta elogia

A su enemigo y repudia al amigo.

CXXXII

El trabajo constante Aunque sin seguridad de triunfo,

Tiene más valor que esperar A que llegue la oportunidad.

CXXXIII

Hay más unión en el Dolor Que en la Alegría.

Lo interesante, sería saber En cual de los dos

Hay más Sinceridad.

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Santiago Martín Moreno 142

CXXXIV

Cuando te pidan que te definas Hazlo de forma escueta;

Evitarás caer en el tonto juego De las divagaciones.

CXXXV

Si eres perezoso, la tardanza Hará que te alcance aquello

Que no quieres.

CXXXVII

La Modestia Es como una mirada de Amor. La Humildad es el Amor vivo

De esa misma mirada.

CXXXVIII

La Miseria en todos sus órdenes, Es como el éter, aunque no lo veas

Siempre te está vigilando.

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Santiago Martín Moreno 143

CXXXIX

La Avaricia, hace que nos perdamos Entre nuestras propias cuentas.

CXL

A veces gobernar confunde Derechos y deberes.

El Gobernador Porque no quiere dar derechos,

Y el gobernado Porque no quiere deberes.

CXLI

Dos gotas de Talento, Y diez gotas de Constancia,

Es la Lluvia del Conocimiento.

CXLII

En una Comunidad, hay tantas Comunidades como miembros.

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Santiago Martín Moreno 144

CXLIII

Nuestros cimientos serán sólidos, Cuando reconozcamos honradamente

El poco alcance de nuestra fuerza, Y el largo alcance

De nuestra propia Debilidad.

CXLIV

Compensad vuestra tensión Con un poco de Relajación,

Pero, entendedla como necesidad.

CXLV

La Paz es como el Fuego Encendido en una cerilla,

Pero, ¿cuántas cerillas Harían falta para mantenerla?

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 145

CXLVI

La revelación del Hombre Debe ser su primer Deber, Principio y base de la lucha

Por sus derechos.

CXLVII

La Pareja Humana se está perdiendo Así misma en ese antinatural deseo

De cercenar Leyes Universales.

CXLVIII

La Ofensa para algunos, Es como una Complacencia,

Como una estúpida satisfacción.

CXLIX

¡Basta de máscaras! La tarea del Cristiano

Es conseguir armonizar Todos los órdenes y niveles

De nuestra Vida Real.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 146

CL

Las iglesias, deben estar Todas unidas bajo el Mensaje

De todas las iglesias: ¡Amarás a Dios sobre…!

CLI

Antes de juzgar a un rebelde, Pregúntate si has profundizado

En su Causa, y luego Si estás capacitado para juzgarlo.

.CLII

Cuánto de atractivo Encierra el privilegio

De haberse encontrado Uno así mismo

.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 147

CLIII

Quiso vivir para unos, Y no lo dejaron;

Quiso servir a otros Y tampoco lo dejaron

Ni los unos ni los otros.

CLIV

Cuántos niegan la Caridad Por la ceguera del Fanatismo.

CLV

Ante nuestras creencias, No debemos angustiarnos

Porque tengamos serias dudas.

CLVI

Es necesario estar sordo Para no oír como crujen

Algunas estructuras.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 148

CLVII

Todos nos conocemos muy bien, Aunque llegada la Medianoche

Algunos continúen con la careta.

CLVIII

Qué hermoso debió ser creer, Cuando ni siquiera se conocía

El significado de la Fe.

CLIX

Al final, todos no podrán Experimentar la hermosa llamada

A la Ceremonia

CLX

Cuánto empeño en negar en otros, Lo que reconocemos como

Bueno e interesante.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 149

CLXI

No deis pie a que los demás Crean que lo que hacéis,

Lo hacéis buscando el aplauso.

CLXII

Aprieta tu Corazón, Nutre tus venas,

Y toma la decisión De que por ellas navegue

Hacia el exterior El Amor que construiste.

CLXIII

Cuán sorprendente Nos resultan aquellos hombres,

Cuando nos damos cuenta De cómo ni con sus propias palabras

Ellos mismos se entienden.

CLXIV

Todos nuestros momentos, Malos o buenos, son importantes

En nuestra Vida.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 150

CLXV

Cómo se puede definir Una lucha por Amor

Cargada de odios.

CLXVI

El transcurrir del tiempo, Y la Evolución del mismo

Afianzan unos sentimientos Y desequilibran otros.

CLXVII

Siempre hay que mirar hacia atrás, Pero nunca buscando Consuelo

Sino, para recordar continuamente Dónde cometimos los errores.

CLXVIII

El Triunfo sin Honradez Es un Fracaso total…

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 151

CLXIX

Sé comedido y reflexivo En las cosas mundanas,

Más en los temas del Espíritu, Actúa de inmediato, sin pensar,

Pues si a tu Mente Le das la oportunidad de participar,

Ya no te dejará hacer Aquello que tenías pensado.

CLXX

Realmente cuesta trabajo entender Que alguien te reciba

Siempre con sana Alegría.

CLXXI

Llena tu tiempo de Vida, Porque será la única forma

De hallar la Felicidad; Y cuando cierres la puerta En ése encuentro contigo,

Verás como hay una ventana Para que vueles por ella.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 152

CLXXII

La Felicidad, es aquello Tan fácil de conseguir, Cómo a veces tan difícil De querer conseguirlo.

CLXXIII

La Moral es como un pañuelo, La hacemos aparecer

Y desaparecer según convenga.

CLXXIV

La Ética a diferencia de la Moral, Es que es intrínseca del Espíritu, Y a Éste no podemos manipularlo

A nuestro antojo.

CLXXV

Algún día llegará en que dejemos De confundir el amor con el Amor, En ese momento comprenderemos

Que es más fácil romper una cadena de hierro, Que una cadena de flores.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 153

CLXXVI

Enriquecer nuestro Espíritu, Es más rentable

Que enriquecer nuestro bolsillo.

CLXXVII

La diferencia entre la sencillez Y la ostentación, la vemos

Cuando imaginamos a un Gorrión Con alas de Plata.

CLXXVIII

La Verdad, a diferencia De la mentira, es que la Verdad

No necesita defensas.

CLXXIX

No existe la Casualidad, Pues todo está sujeto

A una perfecta, estudiada, Y absoluta razón de ser.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 154

CLXXX

La Causalidad, es la relación Existente entre Causa y Efecto.

CLXXXI

La “Suerte, el azar”, son la manipulación Despectiva de la Perseverancia.

CLXXXII

Una mala decisión Siempre será mejor

Que un indeterminación.

CLXXXIII

El Hombre que quiere derrotar A su Ignorancia, encuentra

En su Voluntad el mejor aliado.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 155

CLXXXIV

Mientras no se busque en profundidad La causa del fracaso,

No podremos iniciar con optimismo De nuevo el camino.

CLXXXV

Sólo cuando te ames profundamente, Habrás encontrado la fórmula

Para Amar a los demás.

CLXXXVI

Cuando en la noche las estrellas Colman el Firmamento, el Espíritu

Permanece contigo velando tu sueño.

CLXXXVII

No debemos confundir Amabilidad con Debilidad.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 156

CLXXXVIII

No le deis más vueltas. Somos nosotros los que elegimos

El camino antes de ponernos en él.

CLXXXIX

Me preguntas qué es la Tristeza: Y yo te contesto que es como

Una pared de piedras Entre dos verdes prados.

CXC

Soñé una noche que me sentía Feliz Porque estaba sirviendo a un Rey.

Al despertar, como no conocía A ninguno, me puse a servir En un Comedor de pobres. Sentí la misma sensación

Que en el sueño.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 157

CXCI

Dicen que no se debe beber El agua del mar, y yo pregunto:

¿Quién no se ha tragado alguna vez Sus propias lágrimas?

CXCII

No tienes necesidad De confesar tus culpas,

Ya tienes bastante Con que tú las conozcas.

CXCIII

Cuando consigas ser inmensamente Feliz, Te darás cuenta de lo grande que eres

Y lo pequeño que son los demás.

CXCIV

A los demás, les aconsejamos, Les reformamos, les recomendamos…

¿Somos uno de los demás?

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 158

CXCV

A veces los segundos, Están mejor que los primeros. Tengo un amigo Subnormal

Y él no sabe de odios, envidias, Rencores, avaricias…

CXCVI

Fabriqué una cometa y le hablé Del espacio y de los vientos…

Me dijo que exageraba. Cuando le hablé al espacio

Y a los vientos de mi cometa… Me dijeron que estaba loco.

CXCVII

En la mañana me siento pletórico. En la tarde me siento esperanzado. En la noche me siento despreciable.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 159

CXCVIII

Incluso aquél que hizo La Corona de Espinas,

Es mucho mejor que aquellos Que no han hecho absolutamente nada.

CXCIX

Tengamos siempre en cuenta Que aun nos queda Mucho por hacer.

Basta querer hacerlo.

CC

Hojalá llenemos Nuestros años de Vida,

En lugar de llenar Nuestra Vida de años.

CCI

¿Las caricias necesitan de las manos, O acaso son las manos

Las que necesitan de las caricias?

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 160

CCII

Hay quien se gana la Vida Y luego no sabe vivirla.

CCIII

Qué sublime es el llanto de la Madre Cuando oye el primer llanto de su Hijo.

CCIV

No existe el problema como tal, Sino un trabajo a realizar; Cuando se hace el esfuerzo Aparecen los resultados.

CCV

Para llegar a Dios, No hay mejor vehículo que

El Silencio…

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 161

CCVI

Vivimos en una sociedad En la que no se hacen caballeros;

Será porque tampoco se hacen Ni señores ni palacios.

CCVII

Qué triste debe ser Prestar oídos a un murmullo En lugar de a quien predica.

CCVIII

Vivir en el temor de Dios, Es vivir encadenado;

Por eso Él, nos hizo libres.

CCIX

Hay que conseguir que una virtud Como la Perseverancia Sólo engendre virtudes.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 162

CCX

La Felicidad es ciega y sorda; Si no fuera así, en estos tiempos,

Sería la Amargura.

CCXI

En la Alegría, es preferible La mitad a nada;

En la Tristeza, es preferible Nada a la mitad.

CCXII

Cuando el Hombre le da más valor A su privilegios

Que a sus principios, Comienza a ver la sima

Donde caerán principios y privilegios.

CCXIII

Ser dueño de la Voluntad, Significa tener

El arma más poderosa.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 163

CCXIV

Porqué algunas veces ponemos en duda Lo que exactamente debemos

Que vamos a hacer.

CCXV

La Voluntad hace que el vicio Se convierta en Placer;

La Indolencia hace Que el Placer se convierta en vicio.

CCXVI

La Felicidad de la pareja Sólo está en la propia pareja…

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 164

Cada persona

Por su carácter individual,

Ha de conseguir ser

La más tierna y sensible.

Por todo y con todo debe Emocionarse,

Sin embargo,

Velará porque esa sensibilidad

Vuele por encima

De aquello que la pueda afectar,

Pues si la afecta sufre,

Y no todas las personas

Están aquí para sufrir

Por las causas de los demás…

Bastante tienen ya con las suyas.

CCXVII

El Silencio es el abono Para la semilla de la Sabiduría.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 165

CCXVIII

A veces, es más interesante Que entren en ti

Las ideas del Universo, A que dejes salir las tuyas.

CCXIX

Difícilmente sabrá enseñar Quien no supo aprender;

Difícilmente sabrá mandar Quien no supo obedecer.

CCXX

La buena obra no se agradece, Se admira;

El agradecimiento Podría empequeñecerla.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 166

CCXXI

Los tontos Se colocan para que los vean;

Los inteligentes Para ver…

CCXXII

Si no somos capaces de aguantar, Posiblemente caigamos en la trampa

De llegar a ser indiscretos.

CCXXIII

No hay Efecto sin Causa, Como no hay Trueno sin Relámpago.

CCXXIV

¿Cómo se tienen dudas…? Con lo fácil que es saber

Quienes somos. De dónde venimos, Y a dónde vamos… ¡La respuesta a todo

Está en la Meditación!

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 167

CCXXV

Las causas perdidas Es lo que hemos ganado

Para siempre.

CCXXVI

La Belleza y la Dulzura, Son las dos caras de la Verdad.

CCXXVII

Llegar a viejos no debe ser motivo Para dejar de tener ilusiones…

CCXXVIII

La Vejez no es más que una de tantas Etapas en el Camino de la Vida;

Lo importante es hacerla con Alegría, Ello será la prueba, a veces, De un alto Conocimiento.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 168

CCXXIX

Vive con intensidad, tu interior, Y no necesitarás salir

A buscar nada… ¡Todo te llegará en su justa medida!

CCXXX

Nunca el pobre podrá encontrar En el alimento su única medicina.

CCXXXI

¿Hasta dónde es capaz De llegar el Hombre, que es capaz

De agraviar a quien ama Antes que a quien teme?

CCXXXII

Sólo los “ciegos” en su convencimiento De hacer daño, no se dan cuenta De que están haciendo un favor.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 169

CCXXXIII

La Muerte no está ni bien ni mal; Lo que debe preocuparnos es la Vida,

Pues de cómo la vivamos Dependerá todo…

CCXXXIV

En el Hombre, su carácter Es el Fiel de su Balanza.

CCXXXV

A veces, sólo al final Nos encontramos el principio.

CCXXXVI

Hay quién tiene tantas buenas intenciones Como “buenos” principios.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 170

CCXXXVII

Hasta Jesucristo para ser Maestro, Necesitó unos Discípulos.

CCXXXVIII

Si no hay Ignorancia, No puede haber Creación.

CCXXXIX

El premio al Hombre bueno Se entenderá natural;

El castigo al Hombre malo Será entendido

Como un rasgo de “mala suerte”.

CCXL

Cuán lejos estoy de aceptar Que quien vive a mi lado

Es mejor que yo.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 171

CCXLI

Nunca debemos decir: no puedo. Mejor decir: no quiero.

CCXLII

Tanto daño hacemos al decir Lo que no queremos decir, Como al querer lo que no

Decimos querer.

CCXLIII

En ésta sociedad, El que se muestra tal como es No siempre consigue triunfar.

CCXLIV

Siente Indiferencia Ante la mala acción de tu próximo,

Ello hará que se enfurezca más.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 172

CCXLV

Decimos que Dios “creó” al Hombre. Lo que ignoramos es hasta que punto

Está “arrepentido” de ello.

CCXLVI

Entre el fracaso y el triunfo, Se encuentra lo más importante:

El trabajo realizado.

CCXLVII

Si el comportamiento Que vemos en los demás Nos resultara negativo, No nos riamos de ello

Porque aun así Puede que nos estén enseñando algo

.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 173

CCXLVIII

La Experiencia es el resultado Conocido después de ver la

Obra ejecutada.

CCXLIX

El Hombre crea el progreso, Más tarde

El progreso esclaviza al Hombre.

CCLX

Aceptó las reglas y fue uno más. Rechazó las reglas y fue único.

El único siempre estará En la memoria de los demás;

Los demás pasarán desapercibidos.

CCLI

Existen dos tipos de lucha Por una misma causa.

En la primera te encuentras sólo; En la segunda además de solo,

Criticado por tus propios Congéneres.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 174

CCLII

No quieras tener razón En una sociedad carente

De una Justicia de calidad.

.CCLIII

Aquello que se compra muy barato,

Te resultará enormemente caro Si no es necesario.

CCLIV

Ningún defecto es tan pronunciado Como el que vemos en los demás.

CCLV

La lucha consiste en salir Para poder estar dentro…

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 175

CCLVI

Todo, absolutamente todo, Viene de Dios,

Pues fuera de Él, no hay Absolutamente nada.

CCLVII

Lo bueno de ser pobre, Es que te ocupa todo el tiempo.

CCLVIII

Hay quien sólo piensa En el futuro…

¿Cómo se puede pensar En algo que se desconoce?

CCLIX

El único esfuerzo Que nos dará satisfacciones, Será nuestro propio esfuerzo.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 176

CCLX

Te dicen que hay que leer mucho, Y yo te digo que además Hay que ser el primero;

Por tanto sé tú quien el que escriba Y los demás que lean.

CCLXI

El aburrimiento Es el arte más difícil de ejecutar, Pero sólo a través de la Felicidad

Podrás practicarlo.

CCLXII

Preferible es sufrir un agravio Que producirlo.

El que lo sufre lo olvida; El que lo produce… no.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 177

CCLXIII

Cuánta Ignorancia encierra El querer contestarlo todo.

CCLXIV

Te mirarán con otros ojos Cuando vean en ti

El deseo de ser lo que aconsejas.

CCLXV

Qué Necio me siento Cuando intento arreglar El mundo de los demás

Sin ser capaz de arreglar el mío.

CCLXVI

Vive intensamente el ahora, Y razonablemente el luego.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 178

CCLXVII

Si ante la Injuria, injurias, También tú habrás perdido…

CCLXVIII

Llénate de Humanidad, Imprégnate de Justicia

Y entonces… Podrás aplicar tu Generosidad.

CCLXIX

A veces al Intelectual, El intelecto le juega

Algunas malas pasadas.

CCLX

No siempre se comprende Aquello que decimos entender.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 179

CCLXXI

A decir de algunos… La inconsciencia es uno de los medios

Utilizados por Dios Para ejercer su Justicia.

CCLXXII

El Hombre sólo es poseedor de una cosa, Su tiempo presente.

CCLXXIII

A veces la huida conduce a mejor meta.

CCLXXIV

Mientras más leyes menos claridad En lo que se pretende implantar.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 180

CCLXXV

Sólo cuando aceptes que eres Un ignorante,

Estarás en el camino De la Sabiduría.

CCLXXVI

Si mirásemos continuamente Hacia arriba,

No estaríamos tan apegados A lo de abajo.

CCLXXVII

Aquello que decimos por decir, Sólo es oído por oír.

CCLXXIII

No vayamos contándole Penas a los demás…

Bastante tienen con las suyas.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 181

CCLXXIX

Hay quien le gusta tanto la soledad, Que es capaz de soportar

El sufrimiento Que ella, algunas veces, encierra.

CCLXXX

Los hechos más importantes, Son los calificados por los demás

Como imposibles.

CCLXXXI

Cuando corran tiempos difíciles, No vayas por ahí con mala cara,

Y sobre todo, muéstrate Optimista Con los que sufren por ello.

CCLXXXII

El Hombre, podría haber sido La más perfecta realidad química

De la “Creación”.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 182

CCLXXXIII

Es mucho más importante Quemarse joven,

Que llegar a viejo oxidado.

CCLXXXIV

Cuando nada te conmueva, Habrá anidado en ti

La Indolencia del Corazón.

CCLXXXV

El Hombre sólo se toma interés Por la Ley de su interés.

CCLXXXVI

No nos dejemos deslumbrar Por la brillantez de algunos;

Brillar no significa estar limpio.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 183

CCLXXXVII

Antes que nada, en el Universo, Fue el Número.

Después, fuera lo que fuere, Se le denominó: El Primero…

CCLXXXVIII

La diferencia entre el Bien y el Mal, Se aprecia fácilmente

Cuando nos encontramos Al comienzo de la cuesta…

CCLXXXIX

En esta tierra de sacrificios, El más dichoso debe ser aquél

Al que ninguna empresa Le fue fácil.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 184

CCLXL

Basta cambiar una sola letra, Esotérico – Exotérico,

Para ver como el Hombre Manipula sus intereses.

CCLXLI

Paradójicamente, virtudes y defectos Son llamados del mismo modo,

Sin embargo, será nuestro Comportamiento

El que los defina de una forma u otra.

CCXCII

A veces pienso, Si hasta para solucionar

Un gran problema No sería mejor un niño

Que un adulto.

CCXCIII

Hay quien fijándose en un libro, Sólo ve papel para el fogón.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 185

CCXCIV

No hay más Libertad Que aquella que no sabe de excusas.

CCXCV

Cuántas veces lo ridículo Lo convertimos en gracioso,

Y encima le regalamos El aplauso de la originalidad.

CCXCVI

Morir es transitar, por consiguiente, La Muerte hay que entenderla

Como el espacio a recorrer Por el Espíritu

Entre un Plano y otro; Y esta distancia es más corta o larga

Según la cantidad de actos Positivos o negativos

Que hayamos generado.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 186

CCXCVII

No siempre estaremos más cerca Por mucho que nos arrimemos; Como tampoco llegaremos antes

Aunque corramos desenfrenadamente.

CCXCVIII

Si lo que has aprendido No lo pones en práctica,

Habrás caído en la misma Trampa tonta que construiste.

CCXCIX

Ahora, toma la decisión Que estás pensando,

Y aunque al principio te cueste Más tarde te hará conocedor de

“La Libertad”

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 187

CCC

La Belleza del Axioma (sentencia) Está en su ágil interpretación.

AXIOMA EPILOGAL

Tengamos siempre presente qué,

El APOCALIPSIS (Fin del Mundo)

Llegará cuando nuestro Espíritu

Abandone nuestro Cuerpo Físico-

Químico.

Todo está dentro del Universo,

Por lo que cada uno de nosotros

Es “EL MUNDO”.

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 188

SIEMPRE EL AMOR…

…A DIOS.

…Al salir a la calle cada mañana, debemos mirar hacia arriba; también dar gracias a ése Amigo, nuestro Amigo y Hermano el Sol, porque una vez más está ahí para llenar de Vida nuestra Vida, y aunque veamos nubes bajo el Cielo, por encima de ellas siempre está El.

No obstante, deberemos saber que hemos de ir por la Vida regalando sonrisas aunque un río de amarguras corra por nuestro interior más profundo. Si hemos de realizar un trabajo que no nos agrade mucho, mientras antes lo hagamos menos pesada será la carga. Habremos de ser una caricia para aquél qué, sin solución a su problema, se encuentre desesperado. Procuraremos con nuestra Alegría (a veces forzada), ser un bálsamo para los que se sientan heridos por esas fuerzas negras que acechan a los débiles. Convertir nuestro aliento en ese Aire fresco que pueda empujar la nave de los que no les quedan muchas fuerzas para poder seguir cinco minutos más…

Comprensión para el que se sienta incomprendido, y ayudarle a entender qué, no tendremos que preocuparnos de nada, si nos ocupamos de todo.

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Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 189

Sobre todo y más importante, es llegar a entender que este comportamiento positivo es el que quiere y espera de nosotros nuestra Madre Naturaleza; Ella es Positiva, como carácter primigenio de la condición que le fuera otorgada en el momento de su Creación por el Padre (Dios). Esa condición, hace que se niegue a todos aquellos que no están en su misma frecuencia, que no perciben su hermosa vibración; si alguien no conecta con Ella, si va de Negativo por la Vida, Ella se separa, lo abandona, lo deja solo, no le interesa…, y así vemos cantidad de casos en todos los niveles y lugares, pero de ellos no hablaremos por ser estos suficientemente conocidos por todos nosotros.

El Amor, es el pilar base sobre el que se apoya la Naturaleza. Mantenerlo sólido y limpio gracias a nuestro comportamiento ético, hará que Ella se pegue a nosotros, como una Lapa; veremos cómo somos de su interés, cómo nos querrá, nos protegerá contra las más duras adversidades y nunca jamás nos abandonará.

Es muy “natural” pues, que si nosotros no nos comportamos con Ella, Ella no se comporte con nosotros…

Hagamos que nuestros Actos Positivos no queden grabados en el Plano Astral así: ------------- Sino así: ------------

Al Ponerse el Sol

Santiago Martín Moreno 190

F I N A L

Nada está hecho… Todo es posible…

No te pierdas en la impotencia de la “Casualidad”. Entiende que cada acto está sujeto a un Plan perfectamente estudiado. Aceptas o rechazas pero, no juzgues. Donde existe una Causa, inexorablemente ha de haber un Efecto (Causalidad). Sólo te pido que ames mucho. Que ames y crees cosas nuevas, porque has de saber que todo puede estar contigo…

. Lástima de aquellos que al ver tanto Sacrificio, abandonaron el trabajo de la tierra sin haber permitido que fecundara en Ella el Dulce Fruto del Amor.

Ahora… ¡Shisss… Silencio…! Relájate y, Permite que entren en ti Las ideas del Universo.