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Las maneras de leer y de escribir cambian con los tiempos. Quiz el espa-
ol que usamos hoy sea el mismo que hace un par de dcadas pero con
algunos neologismos ms, como sealan los lexicgrafos. Por su parte, los
procesos cognitivos que usamos para procesar el lenguaje y que son obje-
to de estudio de los psiclogos han cambiado, sin duda, todava menosque el espaol. Pero es obvio que hoy manejamos muchos discursos que no
existan hace veinte aos, que los leemos de maneras novedosas y que nos
permiten conseguir cosas que hace aos solo podamos resolver de otro
modo. La comunidad actual globalizada, electrnica y multicultural ha
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E R R O R E S D E S E A B L E S Y E R R A T A S C O H O N E S T A D A S
Anlisis de una prcticaletrada electrnica{
Daniel Cassan
Los Nuevos Estudios de Literacidad concib
texto escrito como una herramienta inserta e
contexto sociocultural, que se utiliza para des
llar prcticas sociales en un lugar y un mom
determinados. De hecho, la lectura y la escr
electrnicas se estn usando para resolver tra
ciones y tareas que antes ejecutbamos co
habla. Y, aunque no incluyan demasiado tex
este sea sencillo (por el lxico, el registro y la
taxis), no se trata de prcticas letradas simp
vulgares, puesto que se presuponen conocimi
y habilidades que a veces el usuario no posee
suponen un importante cambio cultural.
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han mostrado que no existe ninguna relacin biun-
voca entre aprendizaje, uso letrado y desarrollo cog-
nitivo. Si se analiza en profundidad, se descubre que
las prcticas de lectura y de escritura varan a lo largo
de la geografa y de la historia y que las circunstancias
socioculturales influyen de modo determinante en el
uso lingstico y en los procesos cognitivos que de-
sarrollan los autores y los lectores.
Los NEL adaptan los principios de la etnografa
de la comunicacin a la literacidad y describen de
modo exhaustivo, longitudinal y detallado cmo las
personas utilizamos un escrito en un lugar y en un
momento concretos, dentro de una determinada
comunidad, con el objetivo de llevar a cabo alguna
tarea y conseguir propsitos predeterminados. Se
fijan tanto en los autores y en los lectores, en los con-
textos fsicos, sociales o culturales o en los valores
subyacentes a la actividad letrada, como en el propio
escrito. Los NEL adoptan una mirada decididamen-
te global, que no excluye nada: ni lo social, ni lo cul-
tural ni lo histrico. Conciben el discurso como el
pivote sobre el que gira la actividad comunicativa y
una parte de la organizacin social de la comunidad.Veamos algunos conceptos fundamentales.
P R C T I C A L E T R A D A
Es el objeto de estudio y la unidad bsica de una
teora social de la literacidad. Coloquialmente, es
lo que la gente hace con la escritura (Barton y
Hamilton, 1998). De modo ms abstracto, es cada
forma cultural de una comunidad humana concreta
que utiliza un escrito para hacer algo. Una prctica
letrada es un subtipo de prctica social que usa un
escrito como herramienta de mediacin. Las prcti-
cas sociales son las formas culturales que confor-
man y delimitan la propia comunidad discursiva.Debemos aclarar que es una nocin ms abstracta
que la de actividad o tarea observable, puesto que
incorpora los valores, las actitudes, las concepcio-
nes y los sentimientos de los autores y de los lecto-
res. Una prctica letrada no es solo un escri
interlocutores y sus formas particulares de
sarlo, sino tambin las normas sociales que r
la transaccin en s misma (quin puede prod
escrito, quin tiene acceso a l, dnde se pro
se lee, cmo, etc.), las instituciones sociale
que pertenecen los individuos, los roles qu
men o los valores subyacentes a la prctic
Por ejemplo, una queja no es solo una car
una estructura, un registro y una fraseolog
gnero discursivo construido histricament
tambin un procedimiento social a travs d
se ejercen los derechos y los deberes en una
nidad democrtica. En las dictaduras o en la an
no se escriben quejas. Tampoco se pueden u
si no preexisten valores y conceptos (der
deberes, ciudadana) que fundamenten la p
de quejarse; por ejemplo, no nos quejamos pllueva durante toda una maana.
D A N I E L C A
desarrollado sofisticados procedimientos letrados
para gestionar tareas y conseguir propsitos que
nunca hubiramos imaginado que podran resolverse
con la lectura y la escritura.
Hoy tenemos pantallas y teclados; accedemos a
discursos procedentes de todo el mundo, a partir
de traducciones o del aprendizaje de idiomas fran-
cos; nos enfrentamos a los aportes altamente espe-
cializados de la ciencia y a las controversias jurdicas
y econmicas, tambin altamente tcnicas. De-
bemos lidiar con las declaraciones diarias de los
polticos y con los panfletos provenientes de diver-
sidad de ideologas, de infinidad de grupos de opi-
nin (muchos de los cuales antes eran censurados).
El universo escrito ha cambiado mucho ms de lo
que quiz nuestros ojos son capaces de descubrir,
puesto que el da a da hace corrientes o nor-
males tales cambios.
En otro lugar, he reflexionado sobre esta evolu-
cin (Cassany, 2006a). Aqu, analizar algunos
aspectos de una prctica social que no exista hace
veinte aos, que requiere formas particulares de
lectura y de escritura y que es representativa de al-gunas de las transacciones letradas que gobiernan
el presente de muchos y que nos aguardan en el
futuro a todos o a la mayora. Me refiero al dis-
curso electrnico en la calle, producido a travs de
pantallas tctiles interactivas, que sirven para infi-
nidad de gestiones: comprar boletos de transporte
pblico, sacar dinero de un banco, adquirir pro-
ductos. Previamente, presentar la ptica sociocul-
tural en la que se inserta este trabajo y terminar
con unas reflexiones sobre la investigacin actual
en literacidad.
LA ES CR IT UR A CO MO PR C TI CA SO CI AL
Este trabajo adopta la perspectiva de los Nuevos
Estudios de Literacidad NEL en adelante (Barton
y Hamilton, 1998; Zavala, 2002; Zavala, Nio-
Murcia y Ames [eds.], 2004), que conciben el texto
escrito como una herramienta inserta en un contexto
sociocultural, que utilizamos las personas para de-
sarrollar prcticas sociales en el seno de una comuni-
dad, en un lugar y en un momento determinados. El
trmino literacidad es el preferido de los autores
hispanos de esta corriente como equivalente del ingls
literacy en vez de alfabetismo o alfabetizacin,
literaca, escrituralidad o cultura escrita y
muchos otros que se han propuesto y que no han sido
aceptados por la comunidad de investigadores.
Tambin se utiliza el adjetivo letrado para referirse
a las personas o las situaciones que dominan o usan
este vasto conjunto de habilidades, valores y conoci-
mientos definido como literacidad (por oposicin al
trmino alfabetizado, que pasa as a designar solo
la capacidad de usar el cdigo).
El campo de la literacidad abarca todo lo referen-
te al uso de la escritura, desde las caractersticas del
cdigo alfabtico y la estructura de los discursos,
hasta la configuracin de las interacciones en contexto
o los valores sociales y las representaciones concep-
tuales derivadas de ellos. Se asume que la literacidad
es una actividad ms social que individual, situada encomunidades lingsticas que comparten el idioma,
los discursos y la cultura. Tambin se entiende como
una prctica desarrollada histricamente.
Los NEL rechazan la visin psicologista que con-
cibe la escritura como un conjunto de procesos cog-
nitivos y que reduce las prcticas letradas a una serie
de habilidades lingsticas ms o menos prefijadas,
mecnicas y universales, al margen de las particulari-
dades de cada lengua. Critican, por simplistas y
carentes de fundamento, las tesis de la antropologa
lingstica (Walter Ong, Jack Goody), que sostienen
que el desarrollo del pensamiento occidental contem-
porneo (abstracto, cientfico, planificado, descon-
textualizado, etc.) deriva de la diseminacin generali-zada de la escritura.
Los NEL han investigado con mtodos empricos
la utilizacin que hacen de la escritura varias comu-
nidades humanas, dispersas por todo el planeta, y
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de los cajeros automticos, consigo tiquetes para
ocupar las plazas pblicas de aparcamiento en
muchas grandes ciudades, compro billetes de trans-
porte pblico, relleno el depsito de gasolina del
auto, alquilo un DVD en la mquina del videoclub,
consigo alimentos (pastelitos, patatas fritas), bebi-
das (refrescos, caf) u otros productos (tabaco, pre-
servativos) en mquinas expendedoras, etc. Poco a
poco, tambin est avanzando la administracin
digital, que permite realizar muchas gestiones admi-
nistrativas de la municipalidad o del gobierno a tra-
vs de pantallas de ordenador, en Internet o en las
terminales disponibles en las administraciones p-
blicas. Todo ello lo hacemos de modo autnomo,
aparentemente sencillo, a cualquier hora del da y
de la noche, en muchsimos puntos de la ciudad.
Gran cantidad de estas mquinas (cajeros auto-
mticos, expendedores de billetes y abonos de trans-
porte) poseen una pantalla electrnica para que el
usuario pueda leer datos relevantes, formulados con
caracteres escritos, adems de otros recursos visua-
les. Algunas incorporan diferentes mecanismos
(botones o comandos, pantallas tctiles, etc.) ms omenos sofisticados, para poder confirmar una
accin, poder elegir entre diferentes opciones prees-
tablecidas o aportar algunos datos, lo cual constitu-
ye una forma particular de escribir. Algunas mqui-
nas incorporan otros recursos lingsticos (habla
pregrabada, cdigo braille) o no verbales (imgenes,
dibujos, msica), con variado grado de relevancia
en el conjunto de la prctica.
Por ejemplo, el parqumetro de Barcelona de la
imagen 1 tiene dos pantallas, una que corresponde
al reloj digital y otra que, despus de echar mone-
das, marca el horario hasta el que tendr derecho a
aparcar el usuario, adems de alguna otra indica-
cin; pero las instrucciones se dan todas de maneramanual, apretando los diferentes botones con colo-
res y cifras. En cambio, la expendedora de billetes
de metro de Barcelona, en la imagen 2, es una pan-
talla tctil que muestra los diferentes tipos de bille-
tes y que el usuario acciona poniendo un ded
ma; tambin hay un teclado numrico manua
introducir el cdigo secreto de la tarjeta de c
Buena parte de estas mquinas lectoesc
comparten recursos, diseos y planteamient
Internet y con la comunicacin mediatizad
ordenador. Numerosas investigaciones an
aspectos variados de la comunicacin medi
por computadora (Warschauer, 1999; Herring
Yus, 2001), pero no conozco, en cambio, tr
que estudien las prcticas letradas ms corr
que comparten estas caractersticas:
a) se dirigen a toda la poblacin de una comun
no solo a los individuos alfabetizados elect
mente, con suficiente poder adquisitivo com
disponer de un ordenador y de acceso a la
b) permiten conseguir propsitos cotidianos
cos como comprar un tiquete de autob
refresco, sacar dinero de la cuenta corrient
c) son rpidas, sencillas, porque tienen poca e
ra, usan palabras bsicas y estn aparente
al alcance de todos;
d) se desarrollan en la calle o en el interior de pblicos, con una mquina (expendedora,
que puede tener grados variados de liter
electrnica; el usuario est de pie e interact
la mquina sin las comodidades que propo
el ordenador de mesa o el porttil.
Imagen 1. Parqumetro
D A N I E L C A
H E C H O O A C O N T E C I M I E N T O
Las prcticas letradas se manifiestan en episodios
observables, situados y concretos, que denomina-
mos hechos o acontecimientos escritos o letrados
(events en ingls), equivalentes a los hechos de
habla. Por ejemplo, la prctica letrada de quejarse
puede materializarse en muchas comunidades
democrticas por diferentes hechos escritos: presen-
tar una queja a la institucin responsable, escribir
una carta a la seccin Buzn de un peridico, pre-
sentar un reclamo en una asociacin de consumido-
res, una demanda judicial, etc.
G N E R O Y T I P O S D E T E X T O
Cada acontecimiento letrado utiliza, para poder lle-
varse a cabo, distintas formas de escritura que deno-
minamos gneros o tipos de texto. El escrito es uno
de los mediadores o pivotes del acontecimiento y de
la prctica letrada, pero no el nico: en las prcticas
sociales, mezclamos habitualmente lo escrito con lo
hablado y con lo no verbal. Adems, un mismoacontecimiento puede requerir varios gneros escri-
tos para su desarrollo. Es tan ingenuo creer que
cada hecho posee su gnero particular como imagi-
nar los acontecimientos perfectamente aislados
entre s, identificables y catalogables. Al contrario,
la prctica letrada es un continuum inextricable y
dinmico que abarca a todas las personas de una
comunidad y que fluye a travs de ella por todos los
mbitos y disciplinas; cada hecho letrado se conec-
ta con otros precedentes y posteriores y est rela-
cionado con los adyacentes, en reas afines o veci-
nas. Cada mbito y cada contexto disponen de su
propio repertorio de gneros discursivos para de-
sarrollar sus prcticas sociales (Cassany, 2006b).Siguiendo con el ejemplo de las quejas, cada
acontecimiento escrito tiene su propio gnero o tipo
de texto, sea este una carta al director de un peri-
dico, una instancia para la administracin pblica o
una demanda judicial. Cada uno de estos gneros
no solo tiene su estructura, estilo y registro, sino
tambin sus parmetros contextuales (cdigo deon-
tolgico del periodismo, rasgos del lenguaje admi-
nistrativo, roles de autor y lector, etc.).
I N S T I T U C I N
Las prcticas, los acontecimientos y los textos no se
distribuyen de modo aleatorio en la comunidad, sino
que estn organizados por esferas de actividad, disci-
plinas o mbitos. Un concepto til para visualizar la
distribucin de las prcticas es el de institucin
(empresa, fbrica, asociacin, gremio, etc.): los indi-
viduos se sitan en instituciones particulares, donde
llevan a cabo las prcticas letradas, insertas en su
actividad, organigrama y organizacin.
Para terminar con el mismo ejemplo, si se quiere
estudiar la prctica letrada de quejarse, es til aten-
der a las instituciones en las que tiene lugar: un
peridico determinado, el ayuntamiento, un banco,
una asociacin de consumidores, una democracia
occidental, etc. En el marco de estas instituciones,podemos identificar a los autores (empleados, ciu-
dadanos, clientes, lectores, etc.), a los roles que asu-
men, a los procesos organizados que siguen las
prcticas (produccin de un discurso, distribucin,
respuesta, etc.).
En resumen, las prcticas letradas se llevan a
cabo de modo episdico y situado en acontecimien-
tos concretos, mediados por gneros escritos. Prc-
ticas, acontecimientos y gneros estn situados
sociohistricamente en una comunidad, organiza-
dos alrededor de instituciones, y tienen un impor-
tante componente de rutina o repeticin.
PAN TA LL AS EL EC TR N IC AS EN LA CA LL E
Es un hecho que cada da interactuamos con nume-
rosas mquinas para cumplir con diferentes prcti-
cas sociales cotidianas. En mi da a da, saco dinero
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sabe cmo llegar a un lugar, pida informacin al
autctono, que suele responder con mucha amabili-
dad, tiempo y todo lujo de explicaciones. En cam-
bio, en las grandes urbes modernas, diseadas para
que el forastero circule con autonoma gracias a la
rotulacin pblica, a los smbolos internacionales
(centro, aeropuerto, inters turstico, etc.) y a los
sofisticados mapas (guas, planos electrnicos en la
calle), el ciudadano quizs no responda con tantaamabilidad ni dedicacin a la pregunta del desubi-
cado extranjero, puesto que entiende que este debe-
ra ser capaz de desenvolverse por su cuenta. Por
supuesto, otros factores coadyuvantes pueden con-
tribuir a explicar esta actitud ms individualista: el
valor diferente que tiene el tiempo en el campo y en
la ciudad o la variacin en las formas de cortesa en
uno y otro contexto.
G Acontecimientos. Sin duda, el hecho lingstico
sufre grandes cambios, con la sustitucin de un
dilogo hablado, rutinario y sencillo, por una
interaccin silenciosa a travs de una pantalla
tctil. Mientras que cualquiera que no est enfer-
mo puede dialogar, aunque carezca de los cono-cimientos que deben ser enunciados, solo los ciu-
dadanos alfabetizados y con cierta competencia
lingstica electrnica pueden resolver la tarea
con las mquinas. Adems, el dilogo cara a cara
permite superar la falta de conocimientos: el em-
pleado de taquilla puede informar al usuario de
las opciones que tiene a su disposicin, de los
destinos, de los abonos, etc. En cambio, la pan-
talla mejor diseada no puede suplir las limita-
ciones letradas de muchos usuarios analfabetos o
semianalfabetos (trabajadores manuales, amas de
casa) o sin competencia electrnica (ancianos).
Estas limitaciones pueden ser todava ms impor-
tantes para los migrantes recientes, de proceden-cia africana o asitica, que adems de ignorar la
red de transportes pueden desconocer otros
aspectos fundamentales de la cultura occidental.
Por este motivo, algunas instituciones contratan
a personal de ayuda (en las estaciones,
aeropuertos) para auxiliar a los usuarios
manera que estos puedan aprender a us
pantalla para hacer el embarco en un avin
comprar un billete de tren, etc.
Desde el punto de vista del gnero, los c
discursivos tambin son relevantes. El
oral, cara a cara, es vivo, actualizado en ca
sin, mediatizado por las emociones del usu
cada da, con formas de cortesa variabl
Aunque pueda ser rpido, breve y rutina
imprevisible y est abierto a la improvisaci
inclusin de temas o cuestiones diferentes de
llo que es objeto central de la comuniAdems, si dicho dilogo es repetido per
mente por los mismos interlocutores, el c
miento mutuo que se va acumulando favo
aparicin de ms particularidades y varia
D A N I E L C A
Los conceptos tericos anteriores nos ofrecen
sugerentes luces sobre estas nuevas prcticas letradas:
G Instituciones. Este tipo de mquinas electrnicas
son costosas y solo las pueden financiar, desarro-
llar, fabricar, instalar y mantener las instituciones
pblicas o privadas ms poderosas o con cierto
volumen de negocios: las municipalidades insta-
lan parqumetros en las ciudades, los bancos pro-
mueven el uso de los cajeros automticos, lasmultinacionales de los refrescos instalan mqui-
nas expendedoras de sus productos en estadios
deportivos, centros urbanos, teatros, centros edu-
cativos, etc. Por supuesto, la inversin econmi-
ca para promover el uso de estas mquinas y de
sus formas letradas persigue algunos propsitos
no lingsticos: el ayuntamiento aspira a persua-
dir a la ciudadana de que use el transporte pbli-
co para ir al centro de la ciudad, en vez de gastar
dinero en el parqumetro para el auto (y tambin
recauda fondos extra); los bancos incrementan
sus beneficios porque los clientes pueden sacar su
dinero y gastarlo incluso cuando el banco est
cerrado (con los beneficios de ahorro de personalque supone); las multinacionales de la alimenta-
cin tambin incrementan sus puntos y hora-
rios de venta, etc.
G Historia y cambios sociales. La prctica letrada
sustituye a un viejo dilogo entre un cliente y un
empleado: el cobrador del autobs, el funciona-
rio de taquilla en las estaciones o el vendedor de
tienda. Es interesante tomar conciencia de los
cambios contundentes que provoca la sustitucin
del habla por la prosa. El dilogo exige la copre-
sencia sujeta a los horarios y los entornos labo-
rales de dos personas, mientras que la mquina
electrnica es atemporal y ubicua, puesto que
funciona siempre y puede instalarse en cualquierlugar. Tambin se transforman las profesiones: el
cobrador de taquilla y el encargado de tienda son
sustituidos por tcnicos informticos, responsa-
bles de mantenimiento o diseadores de proce-
sos. Y cambia radicalmente la formacin necesa-
ria de los empleados. Adems, como consecuen-
cia de todo el proceso, la institucin responsable
posiblemente incrementa sus beneficios a costa
del aumento de ventas y de la reduccin de cos-
tes de personal. Y todo ello ocurre con el bene-
plcito de los usuarios que aceptan con ms o
menos agrado dejar de hablar para pasar a leer
y apretar botones.
G Valores. La diseminacin de estas formas de inte-
raccin tambin provoca cambios en los valores
y las creencias de la comunidad. Las personas se
acostumbran a las ventajas del uso de las mqui-
nas electrnicas y minimizan las prdidas: cali-
dad de la interrelacin humana, posibilidad de
solucionar problemas especiales o de tener inter-
cambios fuera de la transaccin preestablecida.
Un buen ejemplo del cambio de valores que provo-
ca la sustitucin de una prctica hablada por otra
letrada es la rotulacin de la ciudad con carteles,
mapas, grficos y pantallas (algunas electrnicas),
para informar acerca de los destinos, estaciones demetro, de bus y de tren o de los lugares tursticos.
Un antroplogo chileno me hizo ver que, en el
mbito rural, no existe este sistema de informacin
y que es habitual que el forastero que se pierde, o no
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Imagen 2. Expendedora de billetes de metro.
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as como el conjunto de la mquina (ver Barton y
Tusting [eds.], 2005, sobre el uso de la fotografa en
la investigacin sobre literacidad).
Dada la limitacin de tiempo y espacio para
este estudio, no ha sido posible abordar una inves-
tigacin ms global del uso letrado. Sin duda, un
anlisis de las interacciones autnticas que realizan
los viajeros con esta mquina (con sus errores,
dificultades, dudas, tiempo de lectura de cada pan-talla, etc.) aportara datos ms ricos y relevantes
sobre el uso electrnico real en esta prctica.
Queda para el futuro un estudio etnogrfico de
estas caractersticas, que grabe en vdeo secuencias
autnticas de prctica letrada (con el usuario, las
pantallas que va leyendo y las rdenes que da a la
mquina), que entreviste a algunos usuarios y que
incluso haga encuestas a un nmero importante de
estos. Tambin sera til si fuera posible recabar
datos de la institucin (nmero de mquinas, volu-
men de negocios, proceso de insercin en la comu-
nidad, etc.).
D E S C R I P C I N
Vic es una ciudad del interior de Catalunya, de
unos 30.000 habitantes. La estacin de tren es
nueva, pequea y abierta al exterior. Hay una
taquilla atendida por un empleado y dos mquinas
expendedoras de billetes, de las que solo funciona-
ba una durante las tres observaciones. En la esta-
cin hay otras cuatro mquinas automticas que
ofrecen servicios variados: telfono pblico, bebi-
das y una mquina automtica para hacerse foto-
grafas de carn.
La estacin de Plaza Catalunya es la ms cntri-
ca de Barcelona, aunque no es la de mayor tamao
ni la ms frecuentada. Es subterrnea, relativamen-te grande y conecta las estaciones de tren, metro y
autobs. Dispone de tres taquillas, de las que solo
una estuvo abierta durante las observaciones, ade-
ms de cinco mquinas expendedoras de billetes y
de dos personas de apoyo para el uso de las m
nas, que son iguales a las de la estacin de Vi
el recinto se pueden encontrar otros siete tip
mquinas con pantalla electrnica, que ofrecen
servicios (alimentos, bebidas, telfono, etc.).
La mquina se presenta al pblico con el
Venta automtica de billetes. Ofrece una
cantidad de productos y variables. Dispone
tipos de billete (ida; ida y vuelta; abono de 1050 viajes; abono diario o mensual; para j
jubilados, etc.) para 125 destinos del rea me
litana de Barcelona, organizados en seis zona
cntricas (Vic, a 70 km de Barcelona, es un fi
trayecto de la ltima zona). El costo de los b
oscila desde el billete ms barato de ida par
zona (1,20 ) hasta el abono trimestral ilim
para las seis zonas (323 ). El hecho de que a
abonos tengan fecha de inicio y fin o sean no
les aade ms complejidad a la transaccin,
que deben introducirse estos datos.
Como vemos en las fotos, la pantalla t
sita en el centro de la mquina, con algunos
sorios alrededor: las ranuras para introdumonedas y los billetes o las tarjetas de c
acompaadas de pequeas fotografas que mu
las monedas y los billetes que acepta la mqui
como la posicin en que deben introducir
billetes y la tarjeta de crdito. Tambin hay un
do numrico para introducir datos. En la part
rior, una bandeja permite recoger el billete co
do y el cambio en monedas. A la izquierda, h
mapa de la regin metropolitana con los 125
nos y las seis zonas. Tambin encontramo
explicacin en braille para ciegos y un altavo
micrfono interno que permiten hacer consult
una lnea telefnica interna.
D A N I E L C A
que escapan al guin prototpico. Al contrario, la
interaccin con una pantalla no puede rehuir de
las opciones preestablecidas: es forzosamente
fra, repetitiva, carente de emociones, con formas
de cortesa muy limitadas, etc.
Para terminar, fijmonos en el impacto que puede
llegar a tener el uso coordinado de diferentes panta-
llas y mquinas electrnicas para transformar unentorno originalmente hablado en un nuevo cont ex-
to silencioso y letrado. El aeropuerto o la estacin
de tren son un buen ejemplo. Hasta no hace mucho,
uno compraba el billete en la taquilla hablando con
un empleado, escuchaba la informacin de llegadas
y salidas por los altavoces y acuda a la plataforma
desde donde parta su avin o tren. Hoy, podemos
comprar los billetes directamente por Internet o a
travs de una mquina electrnica; podemos confir-
mar los datos del vuelo o del trayecto por medio de
la intranet de la compaa o desde nuestra casa. En
el aeropuerto, podemos hacer el check-in con una
mquina especfica, debemos consultar la informa-
cin referente a nuestra puerta de embarque en laspantallas electrnicas gigantes, puesto que en
muchos aeropuertos no se avisa oralmente por los
altavoces hasta el momento de embarque y solo en
la sala en que se hace. En definitiva, buena parte de
la tarea social de viajar en avin o en tren exige
prcticas letradas electrnicas.
C O M P R A R U N B I L L E T E D E T R E N
Como ejemplo, analizar a continuacin un aconte-
cimiento letrado electrnico muy corriente: la compra
de un billete de tren. Me centrar en las mquinas
expendedoras de billetes que, en los ltimos aos,
ha instalado RENFE (Red Nacional de los Ferro-carriles Espaoles), que es, en Espaa, la empresa
pblica de ferrocarril con ms destinos, kilmetros
de va y viajeros, entre cercanas, medio y largo
recorrido y alta velocidad. Muchas otras empresas
espaolas y europeas de transporte ferroviario utili-
zan mquinas parecidas para vender sus billetes,
sobre todo en los recorridos cortos: metro o ferroca-
rril urbano, cercanas o reas metropolitanas.
Imagen 3. Expendedora de billetes de tren.
M E T O D O L O G A
La observacin de la prctica letrada se realiz en
las estaciones de tren de Vic y Plaza Catalunya (enBarcelona) en tres ocasiones, coincidiendo con la
mayor afluencia de viajeros y con el horario de
salida matutina y vespertina de un tren que une los
dos destinos. Aunque har algunas consideracio-
nes sobre cmo los viajeros usaban las mquinas
durante mi observacin, el anlisis se centra en la
estructura del intercambio electrnico, en el diseo
de la pantalla y en las exigencias que impone al
usuario. Para ello, se ha explorado la totalidad de
pantallas y opciones que ofrece el sistema, reco-
giendo en un corpus todos los enunciados y los
mens interactivos y analizando la secuencia que
sigue al proceso de compra del billete.
Para el anlisis de los enunciados, hemos apro-vechado el aparato terico del anlisis del discurso
y muchas de las sugerencias que aportan los estu-
dios aplicados sobre simplificacin del lenguaje. La
fotografa ha servido para grabar muchas pantallas,
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1. No podemos comprobarlo, pero cabe suponer qiguales todas las expendedoras de billetes de RENFE inen territorio espaol, con los cambios lgicos derivadgeografa y las tarifas locales.
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importe. Si se paga con tarjeta, aparece una panta-
lla que pide la clave secreta, la cual debe introducir-
se con el teclado numrico. Cuando ya se ha paga-
do, aparecen dos pantallas informativas durante
unos pocos segundos: una con Se est imprimiendo
el billete y otra con Puede recoger el billete.
A esta secuencia bsica se le aaden ms pasos
para comprar abonos: en 2.2. (Pulse confirmar fecha)
se debe especificar la fecha del abono con el tecladonumrico y en 2.3. (Teclee su nmero de DNI) el
Documento Nacional de Identidad del pasajero, para
personalizar el abono. Al confirmar ambos datos, el
sistema salta automticamente a la pantalla 3. Fogg
(2003:34) denomina este procedimiento guiar por
un tnel (tunneling), porque el usuario sigue una
secuencia de etapas o tareas en las que va tomando
decisiones y resolviendo cuestiones parciales, paso a
paso, hasta la consecucin del objetivo final. Se trata
de una tcnica persuasiva eficaz y resolutiva, muy
corriente en las tiendas electrnicas en Internet. Fogg
comenta que el hecho de descomponer una tarea
compleja en diferentes unidades sencillas y en orde-
narlas en una secuencia unidireccional ayuda tanto alusuario como a la otra parte (institucin, empresa),
porque permite controlar mejor el proceso. En el caso
de que se produzcan desavenencias o errores, es ms
fcil identificarlos y subsanarlos.
En resumen, se trata de un proceso sencil
permite adquirir un billete en pocos minu
incluso segundos, si se conocen los pasos). E
as cuando el usuario sabe cmo es el proced
to y est acostumbrado al sistema de pantall
tiles, pero la prctica no est exenta de dificu
para los novatos.
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El anlisis de las pantallas y de la secuencia
pleta del proceso permite identificar varias
tades para el usuario:
1. En ningn momento se aclara que se trata
pantalla tctil. Los enunciados no indican
hay que seleccionar el billete o el destino. Q
pueda entender por exclusin, al ver que n
ningn otro procedimiento, como ante un gr
se abre automticamente al poner las mano
jo (pero que suele ocasionar quebraderos d
za y prdidas de tiempo). Adems, no to
datos que aporta el usuario se introducen
pantalla tctil: el cdigo secreto de la tarjeta dito para pagar o las fechas y los DNI pers
para los abonos deben introducirse por me
teclado numrico adjunto, aunque no se e
que en las instrucciones. En conjunto, pues
las pantallas tctiles no son todava muy corr
algunos usuarios pueden quedar desconcert
Imagen 4. Eleccin de
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La pantalla ofrece los enunciados en cinco idio-
mas (cataln, espaol, ingls, francs y alemn),
previa seleccin con un botn que incluye diferentes
banderas. Tambin existe un completo men de
ayuda, relacionado con cada uno de los pasos del
proceso de compra, que se va abriendo con venta-
nas sucesivas. El diseo general de la mquina es
atractivo y visual: prefiere los smbolos y los dibu-
jos (banderas, moneda, billete, tarjeta) a las expli-caciones; usa los colores para marcar tipos diferen-
tes de comandos, etc.
S E C U E N C I A I N T E R A C T I V A
Siguiendo el esquema de arriba abajo y de izquierda
a derecha, lo primero que encuentra el usuario es un
protector de pantalla publicitario que alterna auto-
mticamente con el primer paso del proceso de
compra (1. Seleccione su billete). Cuando se toca la
pantalla, queda fijado este primer paso, con una
estructura que se repetir en el resto del proceso:
una instruccin breve formulada en palabras al
principio, una doble lista de botones en relieve y
color, con las diferentes opciones que tiene el usua-
rio. En el ngulo inferior izquierdo, dos iconos
(banderas e interrogante) informan de la presencia
de los submens de cambio de idioma y ayuda e
informacin respectivamente. Al accionar de mane-
ra tctil la bandera, el sistema va cambiando auto-
mticamente de idioma, saltando de uno a otro. Alaccionar el interrogante, se abre una ventana ms
pequea con alguna explicacin verbal sobre el
paso y con nuevos botones, que permiten acceder a
ms informacin verbal sobre el proceso.
Al elegir el tipo de billete, se pasa automtica-
mente a la siguiente pantalla (2. Seleccione el desti-
no deseado), donde se elige el destino, entre una
lista a tres columnas. En la pantalla tercera y ltima
(3. Introduzca el importe), se selecciona el nmero
de billetes deseados y las zonas en las que se quiere
usar: la pantalla muestra automticamente el coste
que debe abonarse y pide que se introduzca el
Acceso
1. Seleccione subillete
15 opciones
L ?
Salvapantallaspublicitario
2. Seleccione eldestino deseado
125 destinos
L ?
3. Introduzcael importe
Nmero de billetes
L ? 6 zonas
2.2. Pulse confirmaro introduzcauna nueva fechaL ?
2.3. Teclee sunmero de DNI
L ?
Billete
PROCESO DE COMPRA
Abonos
Cuadro: Proceso de compra.
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No se trata de prcticas letradas simples o vulga-
res. Aunque no incluyan demasiado texto y este sea
sencillo (por el lxico, el registro y la sintaxis), la tarea
de leer y escribir en pantalla presenta dificultades de
concepto. La interaccin del ojo con la pantalla no
tiene nada que ver con la hoja de papel o el libro. Los
ciudadanos deben aprender a tocar la pantalla de
manera oportuna, a navegar por las pantallas infor-
mativas que se esconden detrs del men de superfi-
cie, a elegir la lengua con la que quieren interactuar, a
hablarle al sistema y responder lo que pide, etc.
Tampoco se trata de una cuestin de dominio de
lenguas. Las mquinas, como los ordenadores, se
pueden dirigir al usuario en el idioma que este
desee. Hace aos, una colega se encarg de gestio-
nar la traduccin a trece lenguas diferentes del men
interactivo de los cajeros automticos de la entidad
financiera espaola ms extendida. De hecho, mi
tarjeta de crdito lleva inscrita la informacin deque mi preferencia lingstica es utilizar el cataln y
esta es la lengua con la que me hablan muchos caje-
ros automticos en toda Espaa, cuando introduzco
mi tarjeta.
La literacidad electrnica tambin pr
importantes novedades en el apartado ortoti
fico. Las pantallas tienen bastante ms posibi
expresivas que el papel: integran audio, vdeo
gen, color de manera mucho ms rica. Pero ta
presentan limitaciones importantes: son pequ
no pueden cargar con mucho texto; todo de
breve y claro, con palabras clave y enunciado
simples. Adems, las pantallas tctiles de lacomo las estudiadas aqu, deben disearse p
utilizadas de pie, con rapidez, sin vacilacion
duda, se trata de todo un reto.*
D a n i e l C a s s a n y es licenciado en
Catalana, doctor en Ciencias de la Educacin (D
de la Lengua) y profesor de la Universitat Pompeu
en Barcelona. Ha escrito numerosas obras como D
el escribir. Cmo se aprende a escribir, La cocina de
tura, Tras las lneas. Sobre la lectura contempor
Taller de textos, entre otras. Actualmente coordina
yecto de investigacin titulado La competencia recrtica: anlisis y propuesta didctica, pertenec
Plan Nacional de Investigacin del MECD.
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2. Los listados de tipos de billete (pantalla 1) o des-
tinos (pantalla 2) son extensos y no caben en una
sola pantalla. El sistema parece presentar en la
primera pantalla las opciones ms frecuentes
para cada estacin y relegar el resto a las siguien-
tes pantallas, a las que se accede con el comando
amarillo Otros destinos o con un men de flechas
verdes (adelante y atrs; ver fotografa). Pero esta
opcin presenta algunas dificultades. Sin duda, elusuario que viaja a un destino poco frecuente
queda confundido al no encontrarlo en el primer
listado; cabe pensar que ignora que existen 125
opciones, dispuestas en tres pantallas sucesivas, a
tres columnas, y que la primera pantalla solo reco-
ge las ms habituales. La sensacin inicial es la de
No est el lugar donde tengo que ir!. Solo la
navegacin por las diferentes pantallas y la lectu-
ra atenta de las opciones permite encontrar el
destino que se busca.
3. Los enunciados no siguen las recomendaciones
de la simplificacin del lenguaje llano. Por ejem-
plo, por qu Seleccione el destino deseado,
cuando decimos antes Seleccione su billete?Sera ms lgico reducirlo a un equivalente
Seleccione su destino. Tambin podemos reducir
el Pulse confirmar a Confirme y el Teclee su
nmero de DNIa un Teclee su DNI. No entra-
mos a valorar los textos del men de ayuda, que
son mucho ms extensos y que ofrecen muchos
ms ejemplos.
4. Los sistemas de men para el usuario parecen
tener una utilidad discutible. En la estacin de
Plaza Catalunya son frecuentes las filas en las
mquinas y las taquillas para comprar billetes;
adems, los viajeros se presentan con poco tiem-
po y tienen la urgencia de que pueden llegar a
perder sus trenes. En estas condiciones, pareceimprobable que un viajero se dedique a consultar
las diferentes ventanas desplegables que ofrece el
men de ayuda para solucionar un problema.
Tampoco parece sensata la alternativa de pedir
ayuda por telfono: por una parte, hay bastante
ruido ambiental y, por otra, no es nada sencillo
explicar oralmente las diferentes opciones y pan-
tallas que ofrece el sistema.
La observacin aport algunos datos complementa-
rios sobre los problemas del sistema que padecen los
usuarios. Por un lado, hay cuestiones tcnicas: la
mquina devuelve las monedas y los billetes legalesdefectuosos, sucios o muy usados, aunque sean per-
fectamente legales y aparentemente normales; no
reconoce una tarjeta de crdito; o no funciona algu-
na opcin tctil de la pantalla. En estos casos, el
usuario no tiene forma de poder responder lo que le
pide el sistema y terminar con la secuencia de com-
pra, por lo que suele abandonarla y recurrir a la
taquilla, como pudimos observar en varias ocasio-
nes.
Tambin se presentan otro tipo de problemas
que el sistema no puede resolver: las denominacio-
nes de tipos de billete y destinos son forzosamente
breves y nicas pero, en el lenguaje coloquial, se
usan muchas denominaciones y muy variadas. As,es habitual que un viajero busque un destino por su
nombre ms corriente, pero que la mquina solo
ofrezca el oficial.
EP L O G O
Si nos fijamos un poco, podemos darnos cuenta de
que la vida cotidiana se est llenando de mquinas
que nos ofrecen servicios y productos diversos.
Dicho de otro modo, la lectura y la escritura elec-
trnicas se estn utilizando para resolver transac-
ciones y tareas que antes ejecutbamos con el habla.
En la estacin de tren de Vic hay cinco tipos dife-
rentes de mquinas y en la de Barcelona, ocho. Entodos los casos, la pantalla electrnica informativa
se combina con teclados y botones para seleccionar
opciones y dar instrucciones, adems de breves tex-
tos informativos sobre el proceso.
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.....................................................................................
* Este trabajo forma parte del proyecto de investigacido La competencia receptiva crtica: anlisis y prdidctica (HUM2004-03772/FILO), perteneciente
Nacional de Investigacin del MECD, del 12-12-2004 a2007, coordinado por Daniel Cassany, y tiene su sede en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, aunque ra tambin investigadores de la Universidad PolitcCatalunya y de varios Institutos de Enseanza SecWeb: http://www.upf.edu/dtf/recerca/grups/grael/LC/in
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