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Año XLI – Números 26 al 30 – Ciclo B – 29 de marzo, y 2, 3, 4 y 5 de abril de 2015 SEMANA SANTA 2015 Semana Santa. La liturgia nos hace repetir esta fiesta todas las semanas. Imbuirnos de este Misterio cada domingo. Hace años, una estancia en Taizé me ayudó a comprender esta parte de la liturgia. Cada semana, allí se revive la Semana Santa. Los jueves, especialmente eucarísticos; los viernes, adoración de la Cruz; los sábados, la Luz; los domingos, la Resurrección. Son de esas cosas que sabías, pero que hasta que no vives, de una forma tan evidente, no interiorizas. Una especie de revelación. Vivir la Semana Santa implica haber vivido una buena Cuaresma, la una sin la otra no tienen sentido y no se viven ni disfrutan de la misma forma. La alegría se puede experimentar cuando se ha vivido la tristeza; la abundancia, cuando hemos experimentado la privación; la luz, cuando hemos tenido oscuridades; la esperanza, cuando hemos sentido desesperación… Como coordinador de esta publicación, pocas veces me asomo a estas reflexiones, tan sólo en este especial de Semana Santa, y tal vez os lo haya comentado ya, pero creo que en la sociedad en la que vivimos cada día se nos intenta proteger más de todas las segundas partes de las comparaciones que os he puesto, y sin esa tristeza, privación, oscuridad, desesperación… como humanos, no podemos vivir las primeras. Y digo “como humanos” porque en el Reino se nos darán la alegría, la abundancia, la luz, la esperanza… sin que tengamos que pasar por las otras. Pero aquí, en este mundo que nos toca vivir, somos incapaces de experimentar lo uno sin haber vivido lo otro. De ahí la necesidad de nuestros ciclos litúrgicos, de ahí la necesidad de la liturgia. Una liturgia que corre el peligro de carecer de sentido cuando la vaciamos de una parte de ella. De ahí también, la ayuda que nuestra publicación pretende ofrecer, no sólo a los religiosos y sacerdotes que preparan estas celebraciones, sino a todo el Pueblo de Dios que está llamado a vivir esta experiencia. El Evangelio es alegría, como nos ha recordado nuestro Santo Padre. Es la alegría de transformar nuestra sociedad, y la liturgia celebra esto. Tal vez, no lo sepamos transmitir, pero nuestra liturgia sin el Evangelio carece de sentido, es la expresión exteriorizada de una vivencia y sin la vivencia, no hay nada que celebrar.

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Año XLI – Números 26 al 30 – Ciclo B – 29 de marzo, y 2, 3, 4 y 5 de abril de 2015

SEMANA SANTA 2015Semana Santa. La liturgia nos hace repetir esta fiesta todas las semanas. Imbuirnos de este Misterio cada domingo. Hace años, una estancia en Taizé me ayudó a comprender esta parte de la liturgia. Cada semana, allí se revive la Semana Santa. Los jueves, especialmente eucarísticos; los viernes, adoración de la Cruz; los sábados, la Luz; los domingos, la Resurrección. Son de esas cosas que sabías, pero que hasta que no vives, de una forma tan evidente, no interiorizas. Una especie de revelación.

Vivir la Semana Santa implica haber vivido una buena Cuaresma, la una sin la otra no tienen sentido y no se viven ni disfrutan de la misma forma. La alegría se puede experimentar cuando se ha vivido la tristeza; la abundancia, cuando hemos experimentado la privación; la luz, cuando hemos tenido oscuridades; la esperanza, cuando hemos sentido desesperación… Como coordinador de esta publicación, pocas veces me asomo a estas reflexiones, tan sólo en este especial de Semana Santa, y tal vez os lo haya comentado ya, pero creo que en la sociedad en la que vivimos cada día se nos intenta proteger más de todas las segundas partes de las comparaciones que os he puesto, y sin esa tristeza, privación, oscuridad, desesperación… como humanos, no podemos vivir las primeras. Y digo “como humanos” porque en el Reino se nos darán la alegría, la abundancia, la luz, la esperanza… sin que tengamos que pasar por las otras. Pero aquí, en este mundo que nos toca vivir, somos incapaces de experimentar lo uno sin haber vivido lo otro. De ahí la necesidad de nuestros ciclos litúrgicos, de ahí la necesidad de la liturgia. Una liturgia que corre el peligro de carecer de sentido cuando la vaciamos de una parte de ella.

De ahí también, la ayuda que nuestra publicación pretende ofrecer, no sólo a los religiosos y sacerdotes que preparan estas celebraciones, sino a todo el Pueblo de Dios que está llamado a vivir esta experiencia. El Evangelio es alegría, como nos ha recordado nuestro Santo Padre. Es la alegría de transformar nuestra sociedad, y la liturgia celebra esto. Tal vez, no lo sepamos transmitir, pero nuestra liturgia sin el Evangelio carece de sentido, es la expresión exteriorizada de una vivencia y sin la vivencia, no hay nada que celebrar.

Como siempre, nuestra colaboración es esto lo que busca, conectar la realidad evangélica con la celebrativa. Sé que unas veces lo conseguimos y otras, no. Esto también forma parte de nuestro existir humano. La protección social, de la que os he hablado antes, hace que cada día se nos prive más de nuestra naturaleza humana. Y en esa naturaleza va lo celebrativo, la liturgia. La liturgia es expresión de nuestro crecimiento madurativo y, a la vez, nos ayuda al crecimiento personal.

Os invito a celebrar esta Semana Santa desde la vivencia que hemos tenido de la Cuaresma. Y así, poder disfrutarla plenamente.

¡Feliz alegre, luminosa, abundante y esperanzadora Pascua!

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DOMINGO DE RAMOS

DIOS HABLA

Evangelio de Ramos: Mc 11, 1-101ª lectura: Is 50, 4-7

2ª lectura: Flp 2, 6-11Evangelio: Mc 14,1-15,47

EEXÉGESIS

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PRIMERA LECTURA: Siempre me sorprendió al leer este texto que diga cómo el Siervo de Yavé (v.10) ‘puso su cara como pedernal’, se hizo un ‘cara dura’, para desempeñar su cometido, sorteando la angustia provocada por toda clase de humillaciones como tiene el justo que soportar por parte de los malvados y de los necios. Es, en lenguaje popular, “hacerse el tonto” para eludir situaciones embarazosas o dar explicaciones que serán incomprendidas, y que obligarán a comprometerse con una actitud decidida y clara por enfrentarse con necios, ciegos de odio que no respetan ideas, ni las conciencias ni a las mismas personas. Recuerda la actitud de Jesús ante escribas y fariseos que le conminan a decir ‘con qué autoridad hace aquello’…. "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago todo esto".

Es la actitud del sabio ante la sabiduría del ignorante, la comprensión del prudente ante la soberbia del autosuficiente, la comprensiva compasión del santo ante la incomprensible satisfacción del malvado.

Es el espectáculo permanente de las fieras cuidando a los corderos o los facinerosos calumniando a los jueces. Es el espectáculo que, cuando escribo estas líneas me viene a la memoria por estar celebrando el 70 aniversario del exterminio nazi. Contemplar aquellas riadas de personas confundidas entre sus harapos, escuálidas y sucias, y conducidas en rebaño por humanoides brillantes de correaje y de botas y cortado uniforme y el cerebro a la medida de su ciega obediencia o su innata crueldad.

Así brilla con más fuerza la luminosidad del Siervo, a quien “el Señor ha dado una lengua de iniciado para decir una palabra de aliento al abatido (v.4a); brilla su atención del discípulo para atender al sabio (v.4b); la docilidad y valentía de quien escucha al Señor (v.5). Quien así obra posee la fuerza interior de los débiles.

Uno lee estos textos del Siervo de Yavé y le resuenan ecos de la pasión del Justo Jesús de Nazaret. Leemos la pasión de Jesús y no pueden por menos venirnos a la mente los versos paradójicos del Siervo. Y al descender a la experiencia de la historia y del mundo que nos rodea descubrimos tan frecuentemente el sufrimiento de los ‘pobres de Yavé’, y la victoria vociferante de los malvados que se enciende el corazón de rabia para clamar a Dios (¡Padre, pase de mí este cáliz…!). Pero a la vez, al ver que son los pobres y humillados de la tierra los que sostienen en pie la vida de la humanidad, uno exclama a la vez: “Hágase tu voluntad, Padre, y no la mía”. Y ahí percibimos la verdad de la dura paradoja del dolor redentor, de la cruz que da vida, del martirio que testifica en cada instante el milagro del amor que redime y da vida en el mismo acto en que el pecado lo machaca. Así echa a andar esta Semana Santa de Pasión para alcanzar la Gloria, la Vida y al Resurrección.

TOMAS RAMÍ[email protected]

SEGUNDA LECTURA:

El himno que leemos hoy está introducido por el v. 5, donde se habla de tener los sentimientos que corresponden a quienes estén unidos a Cristo Jesús. Pablo invita a los filipenses no sólo a crecer en el conocimiento, sino, también, a imitar las acciones de Cristo.

En el texto se dan características propias de la poesía, aunque tal como nos ha llegado, no se corresponde con el ritmo propio de los himnos. Sería difícil que fuera cantado o recitado como poesía. Para su división, vamos a tomar dos grandes partes (2,6-8 y 2,9-11).

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La primera parte (2, 6-8) habla del “descenso” de Cristo. Este “descenso” incluye su preexistencia trinitaria, su encarnación y su muerte. El protagonista y el actor es Cristo. No es difícil entender en general lo que dice el texto, pero hay algunos detalles que se deben aclarar.

Habría que preguntarse, en primer lugar: ¿qué significa “ser de condición divina”?, porque la palabra empleada por Pablo (“morfé”) puede traducirse literalmente como “existiendo en forma de Dios”. Así, no se afirmaría directamente la naturaleza divina de Jesús, sino sólo su apariencia externa, su forma. La expresión que sigue, “ser igual a Dios”, sí que es una afirmación más clara de la divinidad del Hijo. Así, el v. 6 dice que Jesús era igual a Dios y que tenía la apariencia de Dios.

En segundo lugar, ¿qué significa que “no consideró un robo el ser igual a Dios”? Lo entendemos con la expresión que sigue: “al contrario, se vació tomando la forma de esclavo”. Jesús, que tenía la apariencia de Dios, se despojó de ella al hacerse hombre. El verbo que se utiliza (“kenóo” = vaciarse) da el sentido. El término “vaciarse a sí mismo” (la kénosis), se ha entendido como vaciarse a sí mismo de algo. Pero el verbo también puede significar “verter”, “derramar”, por lo que Jesús, más que vaciarse, se derramó a sí mismo, se entregó a sí mismo.

Así, se podría leer que Cristo Jesús no consideró que ser Dios significara vivir para sí mismo, sino que se entregó a sí mismo hasta la muerte, y muerte de cruz. Jesús es, de esta forma, la imagen perfecta del Padre, porque éste es amor y entrega total.

En la segunda parte del himno (2,9-11) se describe un movimiento ascendente con la exaltación de Cristo. Aunque Cristo sigue siendo el personaje principal, es Dios Padre quien entra en acción exaltándolo. La exaltación es una forma de hablar de la resurrección. La resurrección de Jesús no es sólo el volver a la vida con un cuerpo resucitado, sino “sentarse a la derecha de Dios” (Rom 8,34) y “reinar” (1Cor 15,25).

Jesús recibe en la resurrección el “nombre” de “Señor”, título con el que la Biblia griega traduce “Adonai” (equivalente a Yahvé). Decir que Jesús es “Señor”, es decir que Jesús es igual a Dios. Y toda rodilla se dobla ante él. Ésta era la costumbre ante los reyes orientales: doblar la rodilla, besar el suelo o el manto de una estatua o de un soberano. Así, los filipenses podían sacar la conclusión de que, frente a la exaltación del emperador, a quien se le llamaba “Señor” y “salvador”, el darle estos títulos a Jesús, era un modo de oposición a la propaganda imperial.

RAFA [email protected]

EVANGELIO DE LA PROCESIÓN DE LOS RAMOS

1.Informaciones previasV.2 La misión encomendada a los dos discípulos se entiende desde dos textos de la Escritura Santa. Zacarías 9,9: el rey que traerá la paz a los pueblos cabalga sobre un asno. Génesis 49,11: de Judá saldrá aquel a quien pertenece la vara de mando. V.3 El Señor. Aquí no es atributo divino. Jesús hace suyo el fuero reconocido a los reyes de servirse de medios ajenos para el desempeño de un servicio. V.6 Y se lo permitieron. Al derecho del rey correspondía la obligación del préstamo por parte del súbdito.Vs.7-10 Las acciones narradas se entienden desde entronizaciones de reyes en Israel. Véanse 1 Reyes, 1,38-40 y 2 Reyes 9,13.

2. Explicación del texto

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El texto se articula en dos partes. En la primera Jesús dispone su entrada como rey en Jerusalén (vs.1-6). La segunda narra dicha entrada (vs.7-10)

Versículos 1-6Muy poco antes del texto de hoy el evangelista Marcos hace la siguiente observación: “En el camino hacia Jerusalén, Jesús iba delante de todos sus discípulos, que le seguían entre admirados y asustados” (10,32), y acto seguido recoge estas palabras de Jesús: “Ya veis que vamos camino de Jerusalén” (10,33). Hoy el evangelista escribe: “Se acercaban a Jerusalén”. Ahora Jesús toma iniciativas, cuya fuente de inspiración es la Escritura Santa. Con la tarea que encomienda a los dos discípulos Jesús comienza a cumplir lo que se dice sobre el rey mesiánico en la Escritura. Él se atiene a lo que es voluntad de Dios. Hasta este momento Jesús ha rechazado que le llamaran Mesías y le proclamaran Rey. Ahora es Él quien se declara y actúa como tal. Su actitud es clara para todos los que aciertan a ver: el evangelista, los dos discípulos, los ‘dueños’ del asno. Él es el Mesías-Rey justo, pacífico y humilde que Dios quiere para su pueblo.

Versículos 7-10Jesús es aclamado por los suyos como el Mesías-Rey justo, pacífico y humilde que Dios les ha enviado. El evangelista no habla de número de participantes; todo lo reduce a un indeterminado “los que iban delante y detrás”. Lo importante es que también ellos forman parte de quienes aciertan a ver quién es Jesús como Rey.

3. Pautas de reflexión y de actuaciónEl Mesías-Rey no viene con violencia, guerra o desplegando poder; no abusa de las personas, no emplea sus bienes usurpándolos. Estos son los signos del Mesías-Rey querido por Dios. ¿Formamos también nosotros parte de quienes aciertan a ver que Jesús es el Mesías-Rey justo, pacífico y humilde que Dios quiere para su pueblo? ¡No sintamos vergüenza de aclamar entusiasmados a Jesús!

ALBERTO [email protected]

NOTAS PARA LA HOMILIAHay actitudes y conductas de Jesús que desconciertan. De todos modos, sin temor a equivocarnos, podríamos decir que éstas siempre tienen un propósito. En efecto, Jesús genera unas situaciones que no pueden verse ni como improvisadas, ni como inconscientes. Una de esas situaciones es la de hoy, su entrada en Jerusalén a la vista de todos (cuando sabe que lo quieren matar) y montado en un simple borrico.

¿Y cuál es el sentido del gesto entonces? Pues que quizá haya que replantearse qué relación tenemos con lo divino. O lo que es lo mismo, que quizá convenga revisar qué fe vivimos, cuál es nuestra actitud personal y comunitaria ante Dios y su Proyecto. En el fondo, esta entrada, con su estilo y su mensaje, como preámbulo de los acontecimientos pascuales, anticipa toda una redefinición acerca de la presencia y la acción de Dios entre los hombres. Pero claro, hacer tal revisión supone detenerse en lo que, en Jesús, es enfrentamiento radical con lo que no es de Dios.

Así, Él es consciente de las falsas expectativas mesiánicas de dirigentes y pueblo. De hecho, algunas han surgido motivadas por sus mismas prácticas, coas que aunque entre sus discípulos intentó corregir solo engendró más crisis en el seno del grupo. No han bastado ni la formación particular y pormenorizada que les ha dado, ni la crítica clara al sistema de poder político-religioso de romanos, sacerdotes y fariseos en su manipulación de Dios. Por eso se enfrenta a dicho sistema y todas sus falsificaciones respecto al proyecto de Dios sobre la vida del pueblo, e incluso sobre su propia identidad. Y lo hace a pesar de las dificultades trágicas que sabe le sobrevendrán. Como decíamos, Jesús ni es un imprudente, ni un temerario. Tampoco un ingenuo. Sin claudicar, afronta la vida en toda su crudeza, confiando solo en la fidelidad velada de Dios. Y así avanza… y entra en Jerusalén…

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Y entra en la Ciudad Santa -metafórica y simbólicamente en la vida de relación con Dios y los hermanos- no en medio de una procesión fuera del tiempo y minuciosamente ordenada. Por el contrario, lo hace en medio de una manifestación confusa de ideas y de emociones, precisamente las que están en el origen de las adhesiones y desconfianzas que hoy lo aplauden, pero que en días pedirán su crucifixión. La Pascua Judía era la expresión acabada no sólo de un recuerdo, sino de las aspiraciones de cambio de todo un pueblo... Pero ¿qué cambio? ¿Bajo qué parámetros o principios? no eran cuestiones suficientemente claras.

Sin embargo, será aquí donde Jesús muestre la singularidad de su propuesta. El que viene en nombre del Señor trae un mensaje profético de cambio, de vida nueva y distinta... un cambio y una vida que algunos no quieren aceptar porque están demasiado seguros de la vida que llevan. Pero una transformación que otros sí aceptarán, quizás prematuramente, sin considerar que dichos cambio y vida tendrán que ser según el modo de ser y obrar de Dios… dialogante, pacifico y humilde. He aquí los principios del la propuesta del Mesías que entra, desde Dios, en nuestras existencias.

La entrada de Jesús en Jerusalén y en nuestras vidas es una invitación a abrirnos a su mensaje, a ser desde el diálogo, la paz y la humildad profetas de cambio, de vidas nuevas y distintas, pero a serlo auténticamente, generando gestos que seguramente también provocarán adhesiones y recelos... Como las acciones hondas y claras de Jesús, las nuestras tendrían que superar la superficialidad que aún conservan, de hecho lo que hoy aplaudimos de Dios, quizá mañana pensemos que no vale la pena, es difícil o una ingenuidad. Nuestras acciones, nuestra entrada desde Dios, en la vida propia y en la de los hermanos, tendrían que desinstalar y desinstalarnos, sorprender y sorprendernos. En esto se funda la posibilidad -este es el preámbulo del que hablábamos- de la existencia nueva que en breve la Resurrección Pascual confirmará.

Que el Señor con su entrada en nuestras vidas, nos de la gracia de superar nuestra fe sabida, conocida, ritualizada, sin sobresaltos, sin profetismo…

SERGIO LÓ[email protected]

LA MISA DE HOY

Rito de la Bendición de los Ramos

ENTRADAQue acompañemos a Jesús en su entrada. Jerusalén bien puede ser nuestro propio interior, o el ambiente de nuestro entorno, o la cultura en la que vivimos que, de cuando en cuando, escucha hablar de un Jesús al que cree conocer y del que desconoce casi todo. ¿Quién es el que viene y se nos presenta pidiendo ser recibido a lomos de la sencillez y sobre los hombros de personas aparentemente inapropiadas para una presentación en toda regla? Que su entrada nos despierte el interés por conocer un poco más la genialidad de su figura y la provocación de su mensaje.Nuestra entrada en la semana santa es participar en ese itinerario de profundizar en la cuestión más humana: ¿Quiénes somos y qué nos espera? Hagamos el recorrido con atención.

PARA LA ORACIÓNDios Padre nuestro, dígnate bendecir estos ramos que hemos cortado de los árboles de nuestros campos, con los que queremos expresar la alegría que sentimos al saber que Jesús es nuestro Rey, que nos acoge a

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todos, y que en su sencillez descubrimos su entrega sin fin. Haz, Señor, que seamos sencillos y entregados como Jesús. Que vive y reina. (Se rocían los ramos con agua bendecida).

LECTURA EVANGÉLICAMarcos nos presenta a Jesús llegando a la cuidad por excelencia, el símbolo de la religión, también el símbolo de nuestra interioridad. Pero nuestra llegada puede confundir, porque nuestra religiosidad puede ser más de fachada que de sintonía con el Dios sencillo que se manifiesta en Jesús.

MONICIÓN A LA PROCESIÓNEsta es una manifestación que no reivindica. Acompañamos a alguien que significa mucho para nosotros y que nos invita a hacer, con él, la entrada en nuestra propia ciudad interior para descubrir, Tranquilamente, lo que hay en ella. En el bullicio de ese mundo podemos dejarnos atrapar o bien alejarnos de lo que nos confunde para volver, algún día, a trabajar por un mundo mejor.

Rito de la Misa

ACTO PENITENCIAL(Para las misas en que no se hacen los ritos anteriores; para las que sí se hacen se sigue directamente con Oración Colecta)Acompañando a Jesús en su entrada a la ciudad de la paz que nunca conoció, reconocemos nuestra condición humana:

- Tú que ves los rincones escondidos de nuestra ciudad interior y sabes de nuestros laberintos personales. Señor, ten piedad.

- Tú que no te avergüenzas de tu humanidad ni de la nuestra, que la acoges y eres nuestra esperanza. Cristo, ten piedad.

- Tú, Dios, que caminas por nuestras sendas interiores y nos impulsas más allá de nuestra situación presente. Señor, ten piedad.

Gracias porque eres el Dios del perdón, del amor y del mañana, el Dios de la luz y del horizonte, el Dios de la ternura y la aceptación, de la sencillez y de la alegría.

LECTURA PROFÉTICAEl mundo de la literatura anda buscando modelos que permitan reflejar en una historia personal el drama que todos y cada uno de los seres humanos vivimos intensamente. La llamada imagen del siervo, del libro de Isaías, es una aterradora plasmación de la vida, en su sordidez más tremenda. Pero es también la expresión más sublime de la dignidad de todo ser humano, capaz de ser solidario incluso en las situaciones más terribles.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 21)Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a

salvo; que lo libre, si tanto lo quiere».Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y

los pies, puedo contar mis huesos.Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven

corriendo a ayudarme.Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

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Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

LECTURA APOSTÓLICAJesús eligió lo más sencillo, humilde y poco vistoso para unirse a nuestra experiencia vital. Seguramente entendió que lo más humano se siente y se expresa en las realidades más crudas y fuertes, allí donde la vida presenta sus interrogantes más serios y mordaces. Pero hace falta ser muy humano para vivirlo con entereza y esperanza.

LECTURA EVANGÉLICALa lectura de la pasión que Jesús vivió en sus últimos días es la narración de nuestra propia existencia que, para muchos, es una tremenda pasión. En medio del dolor pueden aparecer los rasgos más sublimes de dignidad, libertad y sentido solidario. Pero es la esperanza la que los hace posibles.

ORACIÓN DE LOS FIELESEn palabras, aunque sean pobres, queremos poner la experiencia de nuestra vida humana con sus dificultades, dudas e incertidumbres.

- Por quienes iniciamos este viaje de entrada al interior de nuestra ciudad personal, para que, en las callejuelas oscuras de nuestro mundo, te descubramos siendo nuestro compañero de viaje. TE ROGAMOS, ÓYENOS

- Por quienes pierden la esperanza de la luz en la oscuridad de los rincones interiores y no aciertan a verte a su lado. TE ROGAMOS, ÓYENOS

- Por todos los que viven intensamente, como el siervo de Yavé, las condiciones de pobreza, explotación, humillación e indiferencia. Que siempre mantengan la dignidad de ser hijos tuyos. TE ROGAMOS, ÓYENOS

- Para que esta semana santa sea un viaje a tu encuentro para conocerte mejor y reconstruir nuestra esperanza. TE ROGAMOS, ÓYENOS

Escucha la oración de una humanidad que sufre y de una comunidad creyente que te necesita para ser testigo de tu amor, de tu esperanza y de tu palabra.

PARA LA ORACIÓN

Te pedimos, Señor, que bendigas nuestros ramos y empapes nuestro corazón con el agua de la vida y la humedad de la esperanza, a ver si, así, damos frutos de servicio solidario en este mundo que vive en crisis, se encuentra desmoralizado y no acierta a encontrar el camino de entrada a la luz.

-----------------------------El pan nos hace presentes a tantos necesitados de trabajo, de ánimo y de alegría. Haz que derramemos alguna gota de amor solidario en un momento de la historia especialmente hambriento de luz que aclare el futuro de tanta incertidumbre. Que tu copa rebose del vino de la fraternidad y nos impregne de tu espíritu de vida y de unión.

-------------------------------------Te damos gracias, Señor, por la imagen que Jesús proyecta en nuestra vida. En ella podemos vernos reflejados. Ella nos dice, como toda obra de arte, lo que somos, pero también lo que podemos esperar. En su caso no es ni una obra de museo ni una pieza artística de pesimismo radical como reflejan tantos artistas impregnados de una visión sin luz ni unidad.

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Tú eres un ser roto por amor, pero abierto a la esperanza. No eres el ser roto por la desesperación y la sensación de vida absurda, eres el Cristo clavado en la Cruz que recoge todas nuestras aspiraciones humanas de convivencia feliz, de realización plena y de paz interior. Tus manos dirigen nuestra mirada y nuestra tensión hacia el Dios Padre que nos comprende y no nos abandona aunque sintamos la soledad de la noche oscura y de la muerte.Te damos gracias porque has compartido todo lo que forma parte de nuestra vida. Nuestras dudas y nuestros desastres, pero todo lo transformas en la esperanza que arranca desde la experiencia más cruda y desde el Dios más sencillo y cercano. Con Jesús nos llevas a la vida y abres las ventanas del futuro en el que viviremos, para siempre, contigo y con todos los que ahora sufren.

-----------------------------Participar en esta celebración nos une a otros hermanos que viven, como nosotros, las dudas de su viaje por la vida. Con ellos alimentamos nuestra amistad contigo y nuestro compromiso por un mundo que necesita tu presencia y el sentimiento de tu cercanía solidaria y comprensiva.

CANTOS PARA LA CELEBRACIÓN

Nota.- Conviene ambientar estos días con las obras clásicas y, a ser posible, tener un grupo que prepare cuidadosamente las celebraciones de la Semana Santa.Bendición de Ramos y Procesión: Lauda Jerusalem (popular); Hosanna al Rey de los Cielos (disco "Cantos para participar y vivir la Misa"); Hosanna, Hosanna (disco "Hoy vuelvo de lejos"; es un canto propio y exclusivo de este momento); Alabad al Señor (popular); Hosanna al Hijo de David (de Palazón); Qué alegría cuando me dijeron; Alégrate y goza, Jerusalén (de Palazón).Salmo: Dios mío, de Cantalapiedra, o LdS.Aclamación antes del Evangelio: Cristo por nosotros (disco "Hoy vuelvo de lejos", de Erdozáin).Lectura de la Pasión: Podrían intercalarse algunas breves aclamaciones, por ejemplo: Victoria, Perdona a tu pueblo, Por las calles de Jerusalén, Pedro te negó tres veces, ¿Dónde estabas cuando crucificaron a Jesús?, etc.Ofertorio: ¿Cómo le cantaré al Señor? (de Cantalapiedra).Comunión: Beberemos la copa de Cristo; ¿Cómo pagarle al Señor? (de M. Alonso); Cerca de ti, Señor.

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JUEVES SANTO

DIOS HABLA1ª lectura: Ex 12, 1-8.11-142ª lectura: 1 Cor 11, 23-26

Evangelio: Jn 13, 1-15

EEXÉGESIS

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PRIMERA LECTURARepetimos muchas veces que “en la Biblia no hay un antes y un después”, y “que la Torá se explica por la Torá”. Esto decían y dicen los rabinos cuando se enfrentan a la interpretación de cualquier texto bíblico. Y no hay que desanimarse si no encontramos con facilidad su sentido. Será cuestión de ‘rebuscar’, darash: “Vuelve y revuelve (la Torá) porque todo está en ella y tú mismo estas en ella todo entero”, “Nada ha quedado en el cielo”.

Y si esto decían (dicen) los rabinos del Antiguo Testamento ¿qué diremos los creyentes cristianos una vez revelada la piedra de toque de toda la revelación y de toda la Palabra de Dios que es Cristo?

De ahí que los SS. Padres de antes y los exegetas de hoy tomen toda la Escritura como un uno. Para ello ya los SS. Padres se sirvieron de otro muy fecundo principio rabínico: el modelo promesa-cumplimiento. Este último hecho confirma la validez de una promesa o de un oráculo. Y a él se sometieron muchas veces los profetas para acreditar la verdad de sus anuncios (1Re 22,28).

Este principio se lleva al extremo, sabedores los cristianos de que en Jesús de Nazaret todo se cumple. Y desde Cristo ha de releerse todo el resto de las Escrituras (Antiguo + Nuevo Testamento).

Todos los dichos y hechos serán leídos en vista a la tradición recibida como referida a Cristo. La liturgia cristiana ha de tener en cuenta todo lo expresado por la fe judía anterior. Su historia es nuestra historia y sus acontecimientos salvíficos culminan en la vida salvadora de Jesucristo, el Señor.

Pero Jesús de Nazaret va a cambiar el lenguaje religioso: va a organizar una auténtica revolución humana al centrar la atención a Dios en la humanidad. El se sitúa como centro, corazón, cabeza que es con la humanidad, un ser nuevo.

Tenemos entre manos unos textos que habrá que conjugar a la vez con la persona de Jesús ‘’que habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo’.

Sin describir una vez más en qué consistía la cena judía y su significado de memorial de liberación y de predilección divina frente a los demás pueblos, Egipto en esta circunstancia.

Deberemos quedarnos en la elección, la libertad y la fraternidad del banquete. Y la actitud de disponibilidad para ‘seguir el camino’.

San Pablo nos confirma el sentido de sacrificio, conclusión del nuevo pacto y actitud expectante ante la venida.

Finalmente Jesús, en el evangelio de san Juan, introducirá una novedad insólita en aquella celebración única: el lavatorio de los pies. Y nos hace volver los ojos a lo que para siempre será constitutivo de la Asamblea Cristiana, la Iglesia: el servicio a los demás, el amor hasta el extremo.

Existe hoy entre comunidades cristianas la costumbre de celebrar ‘una cena judía’ con cordero, hierbas amargas, bendiciones y copas de vino con su ritual ¿Qué sentido tiene? (Por cierto que los evangelios de comestibles sólo cita el pan y el vino). La tradición cristiana nos transmitió hasta tiempos no tan lejanos la costumbre de llevar a la Iglesia, el día de Jueves Santo a doce pobres para lavarles los pies; y a la vez se los vestía, agasajaba y se les daba una limosna digna. Esas formas hoy nos escandalizan y probablemente también entonces resultaban humillantes. Pero hoy no escandalizaría, sino que sería edificación convertir el Jueves Santo en la gran ocasión de reconciliarse y abrazarse los hermanos distanciados, y que fuera el

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gran día de los presos, los pobres, los que lloran… lo que ahora proclama el slogan propio de ese día, “el gran Día del Amor Fraterno”. Pero de verdad y de corazón.

TOMÁS RAMÍ[email protected]

SEGUNDA LECTURAEntre 11,23 y 11,26 encontramos una unidad literaria en la que se recuerda la tradición recibida y trasmitida. Así, Pablo critica la actuación que los Corintios tenían en sus cenas (11,22b) porque nada tenía que ver con la Cena del Señor (11,20).

Pablo cita una tradición que introduce con dos verbos: “recibir” y “entregar”, que ya los escritos rabínicos utilizaban para hablar de enseñanzas relativas a la comprensión y a la práctica de la fe.

A Pablo le interesa mostrar que lo que ha recibido y trasmitido tiene su origen en el Señor (“yo recibí de Señor”). ¿Se puede entender que Pablo recibió esta tradición como una revelación directa del Señor cuando iba camino de Damasco? Nada hace pensar en el texto que leemos (11,23) que Pablo haya tenido una revelación particular sobre esto. Más bien, Pablo quiere mostrar que la tradición sobre la Cena tiene su origen en el Señor y los que la celebran se relacionan directamente con él.

Sigue Pablo citando con solemnidad lo que ha recibido: “Que el Señor Jesús en la noche en que era entregado…”. Se refleja ya aquí una práctica litúrgica ya acabada, al menos en el relato de la institución. De hecho, este texto es muy semejante al de Lucas (Lc 22,14-18) y menos parecido al de Marcos y Mateo. Esto nos hace pensar que podría haber dos líneas en la tradición sobre la Cena.

La indicación cronológica sitúa el relato en la “noche”. En esa noche que Jesús es “entregado”. Este verbo, utilizado en el Nuevo Testamento en el marco de la pasión y muerte de Jesús muestra ya la relación de la Cena con la pasión y muerte de Jesús. El texto sigue relatando los sucesos de esa noche. Nombra al “Señor Jesús”, expresión que remite a la historia (no dice sólo “Señor”) y excepto las palabras pronunciadas sobre el pan y el cáliz los gestos eran los que se hacían normalmente en una comida judía.

Sin embargo, en el caso del pan y del cáliz, Jesús no pronunció sólo las palabras o bendición habituales, sino que añadió otras que daban el significado del pan y del cáliz repartidos entre los discípulos. Con este detalle, podemos precisar el tipo de comida celebrada por Jesús “en la noche en que era entregado” y entenderla como Cena de Pascua. Las palabras de Jesús en este marco pascual suponen una novedad respecto a las pronunciadas en los ritos de la Pascua judía.

Jesús identifica el pan con su cuerpo que se entrega. Pero va más allá de una simple relación entre el pan y su cuerpo. La identidad es con su propia persona, con su yo (“su cuerpo”). El pan es “el Señor Jesús”, que en un gesto de amor se entrega a la muerte por la salvación del mundo. También se hace referencia a “entregar” cuando se habla del cáliz, indicando su relación con la muerte. Con el cáliz nombra: “Éste cáliz es la nueva alianza en mi sangre”, recordando el rito de la alianza, una de cuyas condiciones era el derramamiento de sangre en los sacrificios. Así, mediante la muerte de Cristo, se presenta la Nueva Alianza.

A las palabras de interpretación sobre el pan y el cáliz, se une un mandato: “Haced esto para mi recuerdo”. Jesús otorga a los ritos realizados en la cena un carácter fundante para que sea repetido sucesivamente por los discípulos y tenga un valor cultual. Se recuerda todo en memoria de Jesús. Al partir el pan y al repartir la copa, los cristianos no recuerdan sólo a un muerto, sino el valor de salvación que tiene para nosotros la

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muerte de alguien que está vivo. Así, la repetición de los ritos realizados por Jesús en la Última Cena actualiza el valor salvífico de su muerte.

Concluye con el v. 26 con el que Pablo explica qué significa que los ritos de la Cena tengan un carácter de memorial del Señor. En la celebración de la Cena del Señor, la comunidad proclama el kerigma de su muerte salvadora.

RAFA [email protected]

LECTURA EVANGÉLICA

1. Aclaraciones preliminaresV.1 Los suyos. Esta expresión ha sido acuñada en 1,11 con connotación de totalidad: la gran familia de Dios, en la que nadie es forastero. Hasta el extremo. Completamente y hasta la muerte.V.7 Lo comprenderás más tarde. Puede interpretarse desde el texto mismo o desde la glorificación (muerte y resurrección) de Jesús. El carácter polisémico de una misma expresión es bastante habitual en el evangelio de Juan. V.10 Todo él está limpio. El término “limpio” aparece tres veces en los vs.10-11. Concepto fundamental de la tradición bíblica y de las religiones en general: el hombre ha de estar “limpio” ante Dios. En el cuarto evangelio, “limpieza” no es concepto ritual ni concepto moral; es concepto religioso. La “limpieza” la produce la aceptación de Jesús y de su palabra. La palabra de Jesús, por tener su origen en el Padre y ser la Verdad del Padre, “limpia” al discípulo y lo vincula con el Padre mismo.

2. Explicación del textoLas frases iniciales son indicadoras de que estamos ante un texto muy peculiar. Por su estilo, son más grandiosas y solemnes que el resto de frases narrativas del cuarto evangelio; por su tono, adoptan un carácter épico que atrapa la atención del lector.

Una contraposición sirve para introducir la reacción de Pedro (vs.6-11) y la posterior explicación de Jesús (vs.12-15). El saber de Jesús acerca de que su hora ha llegado; el amor de Jesús hacia los suyos “hasta el extremo”; el camino de Jesús, que ha partido de Dios y lo ha conducido por este mundo, llega a su fin; la posición de poder de Jesús, en cuyas manos ha puesto todo el Padre. Todo esto contrasta con la sucesión de pequeñas acciones corrientes enumeradas después: Jesús depone su vestido exterior, se ciñe una toalla, llena una jofaina con agua y comienza a lavarles los pies a sus discípulos.

Un discípulo podía lavar ocasionalmente los pies a su maestro. Sin embargo, aquí sucede todo lo contrario: quien los discípulos reconocen como “maestro” y “señor” es el que, por iniciativa propia, inesperadamente y contra toda lógica, lava los pies a los discípulos. Un Señor omnisciente, que posee todo el poder, obediente al Padre y lleno de amor, se comporta con sus discípulos como un Don Nadie.

Pedro reacciona sin comprender nada de lo que sus ojos están viendo. Su protesta resuena fuerte y clara: nunca jamás le lavará los pies Jesús. Pero, no obstante su incomprensión, Pedro no se distancia de Jesús, no rechaza a Jesús. Esta adhesión a Jesús hace de Pedro un discípulo “limpio”, a diferencia de Judas. A Pedro se le escapaba indudablemente el significado de la acción realizada por Jesús; pero le espantaba la sola posibilidad de verse alejado de su maestro.

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Y Jesús, lejos de rechazar a Pedro, abre con él y con los otros que tampoco le habían retirado su adhesión un proceso de comprensión progresiva (vs.12-15). Jesús habla a sus discípulos del lavatorio de los pies como modelo y mandato para el grupo. Con su actuación Jesús establece el sacramento del servicio recíproco, el sacramento de disponibilidad de ser los unos para los otros. Estamos ante un relato de institución que aún busca un parecido en el resto de la literatura universal.

3. Pautas de reflexión y de actuaciónSi no se está enraizado en Jesús, difícilmente se puede ser discípulo de Jesús. Es la adhesión a Jesús la que purifica verdaderamente, la que renueva desde dentro y activa una dinámica generadora de un nuevo modo de ser y de vivir.

El gesto de Jesús de lavar los pies expresando su amor servicial nos saca de nuestro egocentrismo y nos hace capaces de Dios, nos hace puros y radicalmente disponibles los unos para los otros. Repito la afirmación final del apartado anterior: Estamos ante un relato de institución que aún busca un parecido en el resto de la literatura universal.

ALBERTO [email protected]

NOTAS PARA LA HOMILIALa palangana en el comedorEl comedor no es un sitio para que esté la palangana. En todo caso deberá estar en el baño o en la puerta de la casa, por si el viajero o el dueño vienen con los pies sucios. El evangelio una vez más nos sorprende, no por ser rancio, sino todo lo contrario, por superar con creces nuestras expectativas, incluso las más religiosas.

La palangana. En todas las culturas el lavado de los pies se hace bien en solitario, bien en la intimidad. En las culturas mediterráneas, donde la relación amo-sirviente era habitual, el siervo realiza esta tarea. ¡Un señor nunca lavará los pies a otro! El gesto de Jesús es más que profético; es decididamente provocativo; no deja a nadie indiferente. Pedro, una vez más, toma el protagonismo y se estrella en su generosidad sin prudencia: ¡Yo no me dejaré lavar los pies! Y luego ¡lávame todo el cuerpo, Señor! Jesús no busca humillar a nadie, sino iniciar un camino que antes nunca, ningún profeta bíblico, había tomado: ponerse como un esclavo, lavando los pies a quienes son sus discípulos. Jesús es el Siervo de Yahveh que se pone en el lugar de los esclavos, no en el de los señores. El mundo al revés. El amor abre sendas desconocidas, donde el ser humano vuelve a ser persona.

La toalla. El evangelio nos dice que Jesús se ató una toalla a la cintura, y que con ella secaba los pies de los discípulos. No es un «atrezzo» de teatro, sino que forma parte del vestido del discípulo. El dueño y señor nunca llevará como equipaje de mano un paño para secar los pies o enjugar las lágrimas ajenas. Eso es propio de personas sensibles, preocupadas, atentas, dispuestas. Jesús lleva ceñida la toalla y él mismo seca los pies. Jesús ni se avergüenza ni se retira de la escena. Jesús acaba de decir a sus discípulos que los reconocerán si se aman unos a otros. El amor se manifiesta en el servicio a los demás. La última cena es sacramento de servicio.

La inclinación. Nadie puede lavar los pies a otros, y menos secárselos, si no se inclina. La inclinación forma parte esencial de la tarea. El amor hace que nos inclinemos. Los altivos, los arrogantes, las personas tiesas y engreídas no se inclinan nunca ante nadie. Jesús se arrodilla y postra todo su cuerpo ante la persona que tiene delante. El sacramento de la Eucaristía es sacramento de postración, de entrega amorosa. Jesús se nos da para que tengamos vida plena; pero antes se inclina antes nosotros lavándonos con respeto y delicadeza nuestros pies. Él no se queja ni del camino que ha hecho, ni de la suerte que le espera. Se dobla, lava y seca. Haced a los demás lo mismo que yo os hago.

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El Jueves Santo es el día del «amor fraterno». Que os améis como yo os he amado. Es el día de la Eucaristía: «Tomad y comed». Es el día del servicio humilde: «lavaos los pies unos a otros». La vida cristiana no se entiende sin el servicio, humilde, entregado y amoroso. No por educación, sino por la humanidad que nace de nosotros reflejando el corazón mismo de Dios y los gestos de Jesús.

PEDRO [email protected]

LA MISA DE HOY

ENTRADAHoy es Jueves Santo. Día donde la Iglesia se reúne con alegría a celebrar de nuevo la Cena del Señor. Recordaremos su mandato: «que os améis». Reviviremos su gesto: «que os sirváis». Comulgaremos su cuerpo: «Yo me entrego por vosotros». La luz del Jueves Santo se irradia por toda la tierra. Contemplemos al Jesús que nos convoca con él, en la Santa Cena.

SALUDOQue el amor entregado y hecho servicio, de Jesús, esté con todos vosotros.

ACTO PENITENCIALEn este día santo, donde celebramos el amor entregado de Jesús, nos ponemos con sencillez y confianza ante el Padre:

- Señor, tú nos invitas a servir a los hermanos. Nos cuesta ponernos a los pies de los demás. ¡Señor, ten piedad!

- Señor, el camino de la vida es el amor. Nos empeñamos en buscar otros sentidos que nos disipan y despistan ¡Cristo, ten piedad!

- Señor, escuchamos con atención tu palabra clara y luminosa. Escuchamos pero pronto la olvidamos. ¡Señor ten piedad!

Que Dios, Padre bueno, que en su amor infinito nos ha dado a su Hijo para que tengamos vida, nos perdone y nos lleve a la vida eterna.

MONICIÓN AL GLORIAUnidos a toda la Iglesia proclamamos con alegría este Gloria de alabanza a Dios y paz a los hombres, que durante la Cuaresma no hemos cantado. Estamos llenos de gozo porque Dios nos ama en Jesús, el Maestro y el Señor, que nos llama a que vivamos entregados a los hermanos.

LECTURA NARRATIVALa experiencia de salvación pasó de una pequeña tribu, la que salió de Egipto, al pueblo de Israel que la hizo suya. Así inauguró la fe en la salvación de Dios. La Biblia se define como «historia de salvación». La narración de la Pascua es, sin duda, uno de sus acontecimientos fundantes y fundacionales. Es el anticipo de la verdadera Pascua que nos trae Cristo.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 115)El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

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Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

LECTURA APOSTÓLICAPablo recoge una tradición fundamental que da inicio a la primera comunidad cristiana: la institución de la Eucaristía por el mismo Jesús, la noche en que iba a ser entregado. No hay Iglesia sin Eucaristía. No hay Eucaristía sin Iglesia. Nosotros hoy seguimos conmemorando y celebrando la entrega de Jesús, fundamento de nuestra fe.

LECTURA EVANGÉLICAEl lavatorio de los pies que recoge san Juan es la representación didáctica, sacramental y dinámica de la vida de Jesús. Toda su vida fue servicio entregado, amor palpable y profecía provocadora. No se entiende el lavatorio sin el amor y la entrega de la última cena. Jesús nos dice también hoy: «haced vosotros lo mismo».

MONICIÓN AL LAVATORIO DE LOS PIESHemos escuchado en el Evangelio de Juan que Jesús realizó el gesto de lavar los pies de sus discípulos; siendo Dios, se rebajó de su rango y se hizo esclavo, se entregó al servicio y a la Cruz. Ahora nosotros vamos a recordar aquellos mismos gestos, con gran respeto, para darnos cuenta de hasta dónde llega el Amor de Dios. Nos ponemos de pi para significar que todos nosotros queremos vivir y recorrer el camino del servicio que nos enseña Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELESPresentemos al Padre nuestra oración en esta tarde del Jueves Santo:

- Oremos con la Iglesia y por la Iglesia. Por todos los que ocupan un ministerio de servicio y de responsabilidad; por todos los bautizados. Que sepamos servir a los más pobres con humildad y alegría. Roguemos al Señor.

- Oremos con los desheredados de este mundo: deportados por las guerras, empobrecidos en las hambrunas, desconocidos para el primer mundo. Que el gesto del amor fraterno que hoy celebramos se haga patente en gestos efectivos de caridad. Roguemos al Señor.

- Oremos por todos los que trabajan al servicio de los que no cuentan en este mundo: misioneros, voluntarios, colaboradores de las mil tareas de servicio a la humanidad. Que se sientan dichosos por cumplir el mandato de Jesús. Roguemos al Señor.

- Oremos por los enfermos, por los que están solos en sus casas, en los hospitales o en las cárceles. Que sepamos hacer del Jueves Santo un día de amor que se extiende más allá de un fecha precisa y seamos portadores de cariño.

Haznos servidores de tu palabra y mensajeros de tu servicio, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

MONICIÓN PARA LA PROCESIÓN AL MONUMENTOLa celebración de la Eucaristía termina, pero Jesús Eucaristía se queda siempre en la vida de las personas y del mundo. Hora vamos a acompañar a Jesús al Monumento, para que podamos adorar y contemplar esta grandeza, y en la oración encontremos la fuerza para nuestra entrega. No encerramos a Jesús, sino que resaltamos su presencia entre los hombres de modo total y definitivo.

PARA LA ORACIÓN

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Celebramos con alegría, un año más, la fiesta de tu mandato del amor, de tu servicio y de tu entrega. Abre nuestros corazones para que escuchemos tu palabra con docilidad. Te lo pedimos por J.N.S.

-----------------------------------En la noche de la Pascua ofreciste pan y vino como sacramentos perpetuos de tu presencia. Nosotros hoy te presentamos los mismos dones para que tú los transformes en Pan de vida y en Bebida de salvación. Te lo pedimos por J.N.S.

-----------------------------------En verdad es justo y necesario cantar con toda la creación, y con todos los hombres de buena voluntad tu gesto de vida entregada, tu señal permanente de presencia en el pan y en el vino. Ellos son nuestro alimento en el camino de la vida; ellos son sacramento de salvación.Por eso en este tarde santa, unidos a todos los creyentes y a cuantos en ti esperan te cantamos diciendo

-----------------------------------La Eucaristía que hemos celebrado sea nuestro alimento permanente, hoy y siempre. Te bendecimos y te adoramos. Que siempre estemos al servicio de tu Reino de amor. Te lo pedimos por J.N.S.

CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada: Alrededor de tu mesa; El Señor nos ha reunido junto a Él; Dios nos convoca; Danos un corazón grande (1CLN-718).

Gloria: 1CLN-C 4Salmo: LdS; El cáliz que bendecimos (de Palazón).Aclamación antes del Evangelio: Os doy un mandato (de Cantalapiedra) Un mandamiento nuevo

(popular).Ofertorio: Este pan y vino.Santo: 1CLN-I 1.Comunión: Donde hay caridad y amor; Hizo un banquete el Señor (disco “15 Cantos para la Cena del

Señor”); El mandato (de Cantalapiedra, disco “Salmos de muerte y de gloria”); Comiendo del mismo pan (1CLN-O 27).

Procesión: Cantemos al amor de los amores; Tantum ergo; Pange lingua; Cerca de Ti, Señor u otros cantos populares.

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HORA SANTA 2015

La propuesta es leer los textos evangélicos de la agonía de Jesús. Y luego escuchar o cantar las canciones de la Hna. Glenda:

Primero Marcos, (Mc. 14, 32-42)

Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti.

Por qué tengo duda si nada es imposible para Ti Por qué tengo duda si nada es imposible para Ti

Enséñame a querer, Enséñame a perdonar, Enséñame a orar. Tú venciste a la muerte. Tú estás entre nosotros.--------------------------------

Tu siempre me has dicho cómo he de vivir. No lo veo tan claro, me es difícil morir.

En mis ojos hay miedo, no me atrevo a mirar, otra vez me estremezco si me paro a pensar.

Libera tus miedos, arriésgate a amar. Da tu vida por otros, una luz en la oscuridad.

Entrega tu carne, solo tu bastaras. Un millón de desiertos no harán echarme atrás.

En la luna hay un llanto por tu mirar, en las venas la sangre quiere escapar. Difícil momento el del amar o escapar con mentiras de la verdad.

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Libera tus miedos, arriésgate a dar. Una mano tras otra caben cientos si es que das.

Entrega tu carne, solo tu bastarás. Un millón de desiertosno harán echarme atrás.

Un millón de desiertos no harán echarme atrás.

Después Lucas (Lc 22, 39-46)

Hágase en mi hágase en mi según lo que quieras de mi hágase en mi hágase en mi hágase en mi según tu quieras hágase en mi a tu manera hágase en mi como tu quieras hágase en mi lo que tu quieras hágase en mi... hágase en mi... hágase en mi según lo que tu mas quieras cueste lo que cueste hágase en mi...

AYUDAME MADRE A ENCONTRAR LA VOLUNTAD DE DIOS Y A DECIRLE:

Hágase en mi según tu palabra, según tu palabra, según tu voluntad. Hágase en mi, hágase en mi... Hágase en mi según tú quieras, hágase en mi a tu manera. Hágase en mi como tú quieras, hágase en mi lo que tú quieras. Hágase en mi... hágase en mi... Hágase en mi según lo que tú más quieras, cueste lo que cueste Hágase en mi... hágase en mi... hágase en mi... Hágase en mi según lo que tú más quieras, cueste lo que cueste Hágase en mi... hágase en mi... hágase en mi...

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Hágase en mi según lo que tú más quieras, cueste lo que cueste, hágase en mi...---------------------------

Nada te turbe nada te quite la paz que Dios te dio con su amor Y nada Te haga dudar de su amor Nada te turbe nada te espante todo lo puedes soportar en Dios tu salvador Y señor Pues nunca te faltara el señor Nunca el se agotara Nunca se arrepentirá de haberte dado su amor El en sus brazos te llevara el contigo sufrirá y también sonreirá Pues Dios te ama, Dios te ama Nada te turbe nada te quite la paz que Dios te dio con su amor Y nada te haga dudar de su amor Pues nunca te faltará el señor nunca se agotara nunca se arrepentirá de haberte dado su amor El en sus brazos te llevara el contigo sufrirá y también sonreirá Pues Dios te ama, Dios te ama Dios te ama tanto que se entrego por ti en la cruz por eso el es tuyo y tu de el Y quien a Dios tiene nada le faltara Su paciencia todo alcanzara Quien a Dios tiene nada le faltara Solo Dios basta Solo Dios basta Solo Dios basta

Por último, el evangelio de Mateo (Mt, 26, 39-48)

Confiaré en ti, porque tu eres mi padre. Esperaré en ti, porque eres mi creador. Me apoyaré en ti, porque tu eres fiel porque tú eres fiel, me apoyare en ti, me apoyare en ti, porque tu eres fiel.

Porque tú perdonas todas mis culpas y curas todas mis dolencias. Porque tu rescatas mi vida y me sacias con tu presencia.

Porque eres paciente y misericordioso, y no me tratas según mis errores. Confiaré en ti, porque tu eres mi padre. Esperaré en ti, porque eres mi creador.

Me apoyaré en ti, porque tú eres fiel, porque tú eres fiel, oh Señor, me apoyaré en ti.

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Porque, como un padre se enternece por sus hijos, así te enterneces tú porque conoces mi interior y comprendes que soy humana.

Confiaré en ti, oh Señor, porque tú eres fiel. Esperaré en ti porque tu eres fiel, me apoyare en ti, confiare en ti.Señor quién comprende tu misterio quién podrá decir quién eres. -----------------------------------

Tú eres la piedra con que tropiezo, la piedra que me tira por tierra, la piedra fundamental de mi vida, las más rechazada, la más olvidada, oh Señor, roca mía, piedra mía.

Ten misericordia de mi, ten misericordia de mi. Ten misericordia de mi, ten misericordia de mi.

Tú eres la piedra que golpeo,de donde brota el agua que me da vida, tu eres la piedra con que venzo el combate, tu eres la piedra con que derribo a Goliat.

La más rechazada, la más olvidada, oh Señor, roca mía, piedra mía. Ten misericordia de mi, ten misericordia de mi. Ten misericordia de mi, ten misericordia de mi.

La piedra que desecharon los arquitectos es la piedra angular, la piedra que desechamos los arquitectos es la piedra fundamental.Sé que no me dejarás, no me dejaras jamás. Porque yo soy la obra de tus manos, porque yo soy obra de tus manos

Sé que no me dejarás, sé que no me abandonarás jamás, porque yo soy obra de tus manos, yo soy obra de tus manos.

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Tengo tanto que agradecerte Señor. Yo siempre camino entre peligros y tú me conservas la vida, yo busco los peligros y tú siempre me salvas.

No me dejarás jamás, tu no me abandonaras jamás porque hay algo de ti en mi mirada, algo de ti en mi palabra, algo de ti en mi voz.

Por eso sé que no me dejarás.

Tú eres fiel conmigo, cumples tus promesas, renuevas el vigor de mi aliento, tu misericordia para conmigo es eterna.

Por eso sé que no me dejaras, no me dejarás jamás. Porque yo soy imagen de tu Hijo, porque yo soy imagen de tu Hijo.

Por eso sé que no me dejarás no me abandonaras jamás, jamás.------------------------

Levanto los ojos a los montes De donde me vendrá el auxilio El Auxilio me viene de ti Que hiciste el cielo y la tierra

No permitirás que resbale mi pie Mi guardián no duerme Mi guardián no duerme No permitirás que resbale mi pie

Mi guardián no duerme Mi guardián no duerme No duerme ni reposa El guardián de Israel No duerme ni reposa mi guardián

El señor esta a mi derecha El señor me libra de todo mal De día el sol no me hará dalo A mi la luna de noche De día el sol no me hará daño

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Porque Él

No permitirá que resbale mi pie Mi guardián no duerme Mi guardián no duerme No permitirá que resbale mi pie

Mi guardián no duerme Mi guardián no duerme No duerme ni reposa El guardián de Israel

AURORA [email protected]

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VIERNES SANTO

DIOS HABLA1ª lectura: Is 52, 13 - 53, 12

2ª lectura: Hb 4, 14-16; 5, 7-9Evangelio: Jn 18, 1 - 19, 42

EEXÉGESIS

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PRIMERA LECTURA

Resultan a veces, creo, repetitivas algunas lecturas de la liturgia, ya que retornan las mismas cada año en ocasiones solemnes como esta de hoy. Esto es consolador por dos razones: el pueblo cristiano va familiarizándose con la ‘lectura continua’ de la sagrada Escritura que cada año en esta solemnidad, o cada dos años en las lecturas ordinarias o cada tres años en el ciclo dominical permite retornar a leer casi totalmente toda la Sagrada Escritura (el Nuevo Testamento, íntegro). El otro consuelo encontrado en estas lecturas es que uno se impregna más y más en la belleza de estos textos y que resultan inagotables para el creyente cristiano y para quien se adentra en el conocimiento de la humanidad de hoy y de siempre.

La lectura de este cuarto y último ‘Canto del Siervo de Yavé’ desentraña de forma brutal la suerte del justo, los ocultos caminos de Dios para revelarnos el más profundo sentido del amor que nos tiene. La redención del ser humano. Caminos tortuosos, difíciles de comprender entre la injusticia, la violencia y la total indiferencia. El justo se convierte en auténtico lagar, trujal o prensa de los que el dolor tritura la uva o las olivas y extrae el mosto o el aceite regenerador y vital. Así lo han representado algunos pintores de pasados siglos (y los SS Padres ya lo vieron así): Un Cristo sometido a ser prensado para extraerle hasta la última gota de sustancia (‘salió de su costado sangre y agua’), que luego corre como agua que hace florecer el entorno, un paraíso para los demás.

Es la misma alegría que anuncian las primeras palabras de presentación del ‘siervo’ “mirad mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho’. Y que ampliamente se describe en la última parte de este texto (53,10-12).

Y no es tiempo perdido si reflexionamos en las personas, circunstancias, palabras y relaciones que han alimentado nuestra fe, nuestra esperanza en la vida y sobre todo las ganas de amar como el Siervo nuestro Jesús.. Redescubriremos los rostros de muchas personas que se cruzaron en nuestras vidas: padres/madres, maestros, compañeros de trabajo, familia, comunidad cristiana; y otras muchas más anónimas que nos prestaron su palabra o su mano. Y en ellas seguro que había mucho o todo de oblación, servicio, entrega, anonimato; pero no sabía su mano derecha lo que hacía la izquierda… Que ni se sabían protagonistas de salvación, porque la experiencia a veces es solo soledad, abandono y sin-nombre. Como el Siervo de Dios.

TOMÁS RAMÍ[email protected]

SEGUNDA LECTURA

El v. 14 concluye toda una sección (3,1-4,14) y cierra el comienzo de 3,1 (“Por tanto, hermanos santos, partícipes de un llamamiento celestial, considerad al Apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión de fe, Jesús”). Se repiten tres términos de gran importancia: “sumo sacerdote”, “Jesús” y “profesión de fe”.

El autor de Hebreos, declara que tenemos un sumo sacerdote. El título ya había aparecido en 2,17, aplicando el título a Jesús de una forma indirecta, indicando lo que debía hacer para convertirse en sumo sacerdote. En 3,1 el título se aplica directamente a Jesús, pero dentro de una invitación a considerarlo como tal. En 4,14, el versículo con el que comienza la lectura de hoy, el autor utiliza el verbo “tener”. Además, este sumo sacerdote “ha atravesado los cielos”, cosa que no se había dicho anteriormente. Y, además, el autor llama aquí a Jesús, por primera vez en su escrito, “Hijo de Dios”. Se realiza una lenta progresión por parte del autor, con gran habilidad, para suscitar el interés de quienes le escuchan y dar respuesta a lo que esperaban: el Hijo es Jesucristo, y es, verdaderamente, el Hijo de Dios en el sentido total de la expresión. Por ello, concluye el v. 14, hay que mantenerse firme en la fe.

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Después de concluir el autor en 4,14 lo que tenía que decir de Jesús como sumo sacerdote digno de fe, a quien debemos adherirnos por la fe, empieza a hablar, ahora, de otra característica necesaria para ejercer la mediación: la misericordia. En esta sección, encontramos una introducción en (4,15), una exhortación (4,16), una descripción del sumo sacerdote (5,1-4) y una aplicación a Cristo (5,5-10)

Jesús, como sumo sacerdote, no está alejado de nosotros. No “ha pasado a través de los cielos” y ha desparecido. La gloria de Dios no le impide comprendernos, ya que él mismo ha participado de nuestro penoso destino humano. Igual que nosotros, ha sufrido hambre, sed fatigas, tristeza y tentaciones. Así, la misericordia no se concibe de forma superficial, sino que hay que haber padecido y sufrido para compadecerse de los demás (4,15).

El resultado es que, gracias a Cristo, siempre podremos acercarnos con confianza al trono de la gracia. Ese es el trono de la santidad que aparece en el Antiguo Testamento y que produce el terror de Isaías cuando tiene la visión (Is 6,1-5). Ahora, este trono es un trono de gracia porque Cristo, nuestro hermano, fue invitado a él. Y a través de Cristo, que se entregó por nosotros, podemos acercarnos nosotros, también, a este trono de gracia (4,16)

En 5,7-8, el autor señala cómo ha llegado Cristo a ser sumo sacerdote. Ha sido mediante una participación dolorosa y dramática en la condición humana, que ha sido oportunidad para ofrecerse sacerdotalmente a Dios. La afirmación principal la encontramos cuando dice: “Aprendió la obediencia de lo que sufrió”. Y, así, habiendo Cristo asumido nuestra naturaleza de carne y sangre, con sus sufrimientos aprendió la obediencia. En su Pasión, la naturaleza humana fue radicalmente renovada. De esta forma, la obediencia consistió en acoger la acción transformadora que Dios llevaba a cabo. La naturaleza humana que había asumido el Hijo de Dios, fue transformada por este sacrificio existencial en provecho de la humanidad. Así, llega a concluir el autor que Cristo “vino a ser, para todos los que le obedecen, causa de salvación eterna” (5,9).

RAFA [email protected]

EVANGELIO

Jesús y Pilato (Jn 18, 33-34)¿Eres tú el rey de los judíos? o Tú eres el rey de los judíos. ¿Pregunta de Pilato a Jesús o declaración de Pilato sobre Jesús? En los evangelios sinópticos es claramente pregunta; en el evangelio de Juan no sólo no es claro que sea pregunta, sino que es más bien la declaración por antonomasia de Pilato sobre Jesús, declaración que Pilato formula desde el comienzo del proceso y que la mantiene hasta el final, como demuestra la inscripción sobre la cruz. No debemos olvidar que Jesús está ante Pilato en calidad de acusado y que Pilato está ante Jesús en calidad de juez. Tampoco debemos olvidar que los evangelios no hacen crónica del proceso, aunque ofrecen pistas indudables de él.Jesús está ante el juez y responde ante él sobre su reinado y su poderío, y lo hace de modo que su respuesta se entienda como un testimonio a favor de la verdad. Se trata de conceptos jurídicos ineludibles en el contexto de su proceso. Jesús da testimonio de sí mismo. “Mi reino no es de este mundo”. Si lo fuera, sus seguidores habrían luchado por él. Jesús representa un punto de vista pacifista. La falta de todo medio de poder, la falta de seguidores combatientes, su entrega voluntaria, la protección de sus discípulos, el rechazo del uso de la espada intentado por Pedro, todo son pruebas de la procedencia de su poderío y de su contenido: inerme resistir a las fuerzas del mundo. Jesús ha venido al mundo para dar testimonio de que su reino es de Dios y que no se instaura con medios de fuerza, ni con el poder de las armas y de los soldados. Esta voz sólo pueden escucharla quienes son de la

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verdad, es decir, personas que saben de la actitud de Dios ante el poder del mundo. Pilato se resiste a tratar de esto y con ello prueba que no está interesado en la verdad de Dios.

Jesús y los soldados (Jn 19,1-3)Desaparece Pilato del campo visual y su lugar lo ocupan sus soldados, quienes reconocen públicamente a Jesús como rey: ¡Viva el rey de los judíos!Estamos ante una escena narrada a dos niveles, uno con significado patente y otro con significado más oculto. En el plano de los soldados se trata de una escena de mofa: la corona de espinas sobre la cabeza, el manto de soldado de color púrpura, la burlona muestra de respeto que culmina con bofetadas en el rostro, todo ello deja claro cómo está el humor de los soldados.En el plano del evangelista se trata de una historia de confesión. Jesús es, en nombre de Dios, rey de Israel y, en el contexto de la competencia con el procurador romano, merece la precedencia. Los soldados hacen rey a Jesús. La corona y el manto de púrpura son atributos reales. La peculiar rendición de honores que le tributan saludándolo como rey, es el juramento de fidelidad con el que los soldados ofrecían servicio a sus jefes. Los soldados piensan en una burla pero, sin pretenderlo, son profetas de la verdad de Dios: Jesús es realmente rey, pero no al modo que ellos imaginan, sino al modo del que serán testigos más adelante en la cruz.

La inscripción sobre la cruz (Jn 19,19)Con una par de frases sobrias relata el evangelista la crucifixión de Jesús (Jn 19,17-18). Aquí impera lo fáctico. Jesús mismo lleva la cruz. Con ello, ¿no estará Jesús mostrando que él va al encuentro de su muerte por su propio poder y voluntad? El nombre del lugar es ominoso: La Calavera. Otras dos personas están sometidas a la misma suerte de Jesús. En el relato de Juan, no sirven para otra cosa más que para hacer que Jesús asuma la posición central.La escena adquiere alcance comunicativo a través de la inscripción que Pilato mandó poner sobre la cruz de Jesús. Jesús de Nazaret, el rey de los judíos,Es la última vez que Pilato se expresa sobre la realeza de Jesús y lo hace manteniendo lo dicho por él desde el comienzo mismo del proceso. Lo que he escrito, lo he escrito. Pilato se afianza en la ejecución de Jesús como rey de los judíos.¿Sólo de los judíos? Narrativamente la inscripción sirve de anuncio. Muchos judíos podían leer lo que estaba escrito y, como también señala el evangelista, estaba escrito en hebreo, latín y griego. Lo escrito adquiría alcance comunicativo universal. También Pilato, sin pretenderlo, es profeta de la verdad de Dios. También aquí estamos ante una escena narrada a dos niveles, uno con significado patente y otro con significado oculto. En este segundo significado, el poderío real de Dios en Jesús no se realiza por el camino de la violencia. Jesús es rey como cordero indefenso.Este pensamiento nos hace daño, pero hay que confesar que esta fue la realidad. Así, en la cruz, es como Jesús es rey. De esta forma Dios viene a los hombres. ¡Es difícil reconocer a Dios cuando Él se nos revela! Difícil es sustraerse al escándalo del sentido terreno y al escándalo incluso de los justos.

ALBERTO [email protected]

NOTAS PARA LA HOMILÍA

Una Cruz solida para una “sociedad liquida”Hoy, Viernes Santo, adentrados en el triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, dirigimos nuestra mirada de fe hacia la Cruz de Cristo. Celebramos en esta tarde la muerte de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, nuestro único Salvador. La sobriedad de la liturgia, acentuada por el silencio

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contemplativo, nos ayuda a centrarnos en lo importante. Mirar la cruz es mirar al Crucificado, pues no hay cruz sin Cristo, ni tampoco Cristo sin cruz.

Cristo nos ha amado y se ha entregado por nosotros. Tanto nos ama Dios Padre que nos ha enviado a su Hijo para que tengamos vida en abundancia. En Cristo crucificado contemplamos, “tocamos” el amor de Dios. Ha “acampado” entre nosotros. Ante este amor crucificado que engendra vida somos invitados a creer en él, a acogerlo, corresponder a él y comunicarlo.

Dios ha querido salvarnos desde la entraña misma de la humanidad. Nada le es ajeno de la vida humana con sus luces y sombras: sus gozos y esperanzas, sus sufrimientos y tristezas, sus desilusiones y angustias, sus proyectos e ilusiones, sus muertes y sus vidas. A Dios Padre le importamos. Tanto es así, que cuando contemplamos en toda su amplitud la encarnación de su Hijo, hasta la muerte en cruz, percibimos como Él ha querido salvar a la persona humana desde el deseo de compartir en todo la condición humana, menos en el pecado.

¿Qué hacer ante este amor tan desbordante y fiel de Dios Padre, en Jesucristo crucificado y resucitado para nuestra salvación? Acoger y creer este amor. Pero el amor apasionado de Dios hacia los hombres y mujeres de este mundo, no nos puede dejar insensibles. Es un amor que nos empuja a ver en Cristo crucificado a todos los que sufren y prolongan - también en nuestro tiempo- la Pasión del Señor. Muchos seres humanos padecen en su cuerpo, y en su espíritu las consecuencias de la violencia, del egoísmo, de la exclusión, del fanatismo, del “descarte”… y también de la fragmentación, la falta de proyectos vitales y fieles a largo plazo y el individualismo que caracterizan a una “sociedad liquida”.

Adorar la cruz de Cristo, es venerar al mismo Jesús el Señor. Y supone abrazarlo a Él, en todos los “crucificados de la tierra y de la sociedad”. Un abrazo de solidaridad, de caridad fraterna. Abrazar supone desmontarse de la propia cabalgadura, dejar a un lado los propios planes y seguridades, y sentir como propios el dolor y la exclusión, de los que yacen arrojados al borde del camino, en tantas periferias existenciales y sociales. La compasión con los crucificados, no es un mero sentir lástima, es mucho más. Es curar sus heridas con “el aceite de la caridad y el vino de la justicia”. Él otro me importa, es parte de mi mismo. Es Cristo mismo. Crucificado y Resucitado. Él está amando desde la cruz, pero también, y a la vez “mendigando el amor de las criaturas”, desde el “Árbol de la Salvación”, el “Árbol fiel”.

Besar la Cruz, es besar el rostro de Cristo. Es querer vivir nuestra condición de cristianos, de discípulos suyos, siguiendo e imitando su intimidad con Dios Padre, su confianza en Él, la obediencia a su voluntad… La fuerza de Jesús para vivir su Pascua, para vivir el camino de la Cruz hacia la Gloria, encuentra aquí su fuente y fundamento, su sustento y meta: Dios Padre amándolo siempre. Ser el Hijo amado de Dios. Para Jesús con esto es suficiente. Podríamos resumirlo con palabras de Santa Teresa de Jesús: “sólo Dios basta”. Por eso al acercarnos a Cristo crucificado recibimos la invitación silenciosa a fortalecer, a intensificar nuestro trato de amistad con el Señor. Sólo podremos amar como Jesús, estando unidos a Jesús. ¿Cómo podremos abrazar y curar a “los crucificados” de nuestra sociedad si no vivimos estrechamente nuestra amistad con Jesús el Señor?

También nosotros necesitamos estar animados y transformados por el mismo amor que guió, empujó e iluminó el ministerio de Jesús. Desde la experiencia de comunión con Dios Padre, con Jesucristo, en el Espíritu Santo, será posible comunicar el gozo del evangelio: Dios nos ama, en su Hijo. Es urgente este anuncio del “Evangelio de la Cruz”, de este amor fiel y fecundo, un amor vivificador y generador de esperanza. Este es el amor de Dios. El amor de Dios es Cristo.

Hoy estamos celebrando la Muerte del Señor, pero a la vez, en nuestra celebración no podemos olvidar la otra parte del Misterio Pascual que celebramos en este Triduo Santo: la Resurrección del Señor. En la

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cruz, la muerte ha sido vencida, y el mal y el pecado aniquilados. Hoy no es un día de derrotas y fracasos. Hoy es un día donde triunfa la vida. Cristo, “el autor de la vida”, ha cargado con nuestros sufrimientos y culpas, para llevarlos hasta la Cruz gloriosa. Dios Padre es fiel, y su amor es más fuerte que la muerte, y en Cristo su Hijo, ha abierto hoy para toda la humanidad las puertas de la Vida que no se agota, que no puede ser arrebatada ni negada, vendida o comprada. En la Cruz está la Vida. Cristo es la vida. Creamos en Él. Vivamos con Él. Amemos desde Él. Esperemos por Él.

JESÚS [email protected]

LA LITURGIA DE HOY

MONICION DE ENTRADAHoy, Viernes Santo, celebramos la Pasión y la Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. La cruz es por medio de la Pasión redentora de Cristo un signo de victoria sobre el mal, el dolor y la muerte. Triunfa el Dios de la vida, resucitando a su Hijo Jesús de entre los muertos. La clave para contemplar la Cruz está en el amor de Dios Padre, que se ha hecho visible en la entrega total de Jesús el Señor hasta dar su vida para la salvación de todos.

Nuestra celebración de esta tarde posee tres partes: la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz y la Sagrada Comunión. Dios nos habla dándonos luz sobre la Pasión y Muerte de su Hijo. Venerar la Cruz, es expresión de nuestra fe en Jesús, muerto y resucitado. Comulgar el Cuerpo de Cristo nos hace participar de la entrega gloriosa de Jesucristo.

Iniciamos esta celebración poniéndonos de rodillas, en silencio contemplativo, y lleno de confianza y gratitud al Señor.

LECTURA PROFÉTICA

El profeta Isaías en sus cantos del Siervo de Dios, nos va presentando a Aquel que de parte de Dios hará posible que la salvación alcance a todas las gentes y naciones. En este Cuarto Canto del Siervo, aparece como este personaje, siendo inocente, sufre por nuestros pecados, y nos salva a todos. En este Siervo de Dios reconocemos a Jesucristo. Su sufrimiento inocente nos conmueve. Cristo hace suyo todo el dolor de la humanidad para curarlo, transformarlo, “resucitarlo”. Todos los que sufren encuentran un lugar en su corazón. No le es ajeno el sufrimiento de nuestro mundo. Con su muerte en Cruz, Jesús abre a todos el camino de la vida plena, de la gloria.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 30)

Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ponme a salvo.Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle y escapan de mí.Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

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Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen.Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

LECTURA APOSTOLICACristo es nuestro mediador con Dios Padre. Es el sumo sacerdote gracias al cual podemos acercarnos a Dios con toda confianza. Jesucristo nos reconcilia mediante la entrega libre, y hasta el final, de su propia vida. Se ha convertido para nosotros en “autor de salvación eterna”. Él ha sido probado en todo como nosotros menos en el pecado. Por eso es posible alcanzar por medio de Él la misericordia y la gracia. A pesar de su deseo humano de librarse de la cruz, confía y obedece a su Padre Dios, hasta la muerte en Cruz.

LECTURA EVANGELICA En esta tarde de Viernes Santo vamos a escuchar el relato de la Pasión de Jesús. La Cruz, para san Juan, el evangelista es el momento de la glorificación y exaltación de Jesús el Señor. Él “pasa” de este mundo al Padre. Él muere confiando en la fidelidad de su Padre Dios. Es “la hora” de Jesús, pero también es la hora de la humanidad. Quien cree en Jesús tiene vida eterna, entra en comunión con Dios Padre. La Cruz gloriosa de Cristo es toda una invitación a acogerle como el Enviado de Dios, como el Mesías y nuestro único Salvador.

ORACION UNIVERSALLa cruz de Cristo nos habla del amor sin medida de Dios. Nadie tiene amor más grande. Dios Padre nos envío a su Hijo para, por su muerte y resurrección, salvarnos, darnos la vida que no se acaba. Queremos, en este momento de la celebración de la Pasión y Muerte del Señor, poner ante la mirada amorosa y fiel de Dios nuestras suplicas. Le pedimos que su amor redentor llegue a toda la humanidad. Oremos por nosotros, por toda la Iglesia, por todos los cristianos, por todos los hombres y mujeres del mundo. Dios no quiere que nadie quede excluido de este abrazo de vida de la Cruz de Cristo, nuestro Salvador.

ADORACIÓN DE LA CRUZLa Cruz de Cristo ocupa el lugar central de la liturgia del Viernes Santo. La contemplamos con gratitud y fe. Damos gracias a Dios Padre, por su Hijo Jesucristo, por su entrega hasta darse del todo, entregando su vida hasta la muerte. La cruz es signo de sufrimiento, de destrucción, de humillación, pero también es signo de vida, de liberación, de triunfo sobre la muerte. Es la prueba palpable del mucho amor que Dios nos tiene. Vamos a venerar ahora, en esta tarde, la Cruz. Adoremos la Cruz de Cristo. Abracemos a Cristo. Contemplemos en Él, a los que todavía hoy, siguen sufriendo y muriendo como consecuencia de la indiferencia, la violencia, la exclusión y la crueldad humanas. Cristo crucificado y glorificado hace “fructificar” y da sentido a la presencia de la cruz en nuestra existencia. Él hace brotar la vida para todos desde “el Árbol de la Cruz”.

RITO DE LA COMUNIÓNAunque hoy no celebramos la Eucaristía, vamos a comulgar el Cuerpo de Cristo. En nuestra celebración de la Pasión y de la Muerte del Señor vamos a nutrirnos con el Pan de la Vida: Jesucristo. Él nos fortalece para seguirle en el camino de la Cruz. El pan consagrado ayer, Jueves Santo, en la Cena del Señor, nos alimenta también en esta tarde del Viernes Santo. Comulgar a Cristo nos hace entrar en comunión de vida, misión y destino con Él. La entrega de toda su vida, su confianza en Dios Padre, su abrazo de amor fiel y liberador a la humanidad sufriente y “crucificada” es nuestro camino a seguir.

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DESPEDIDALa Celebración de la Pasión y de la Muerte de Nuestro Señor Jesucristo ha concluido. Pero este no es el final de la Vida de Jesús. A pesar de que pudiera parecernos que la cruz y el sepulcro son la última palabra ante la muerte de Jesús, sabemos, por la fe en Él, que esto no es así. La Cruz del Señor es Gloriosa, es signo de gloria, de triunfo y de vida para todos. La Cruz es el camino hacia la Pascua.

Mañana nos encontraremos a las…. para celebrar juntos la Vigilia Pascual. Escucharemos la mejor de las noticias: Cristo Jesús, ha resucitado. Sintámonos invitados todos a venir y celebrar la Resurrección del Señor. Dios Padre resucita a Jesús de entre los muertos. Él nos dará el Espíritu Santo para que seamos testigos con la vida y la palabra de que Cristo, su Hijo, vive.

CANTOS PARA LA CELEBRACIÓN

Entrada: en total silencio.Salmo: LdS; A tus manos, Señor, mi Dios (disco “Viviremos con Él”).Aclamación antes de la Pasión: Cristo por nosotros (como el día de Ramos).Lectura de la Pasión: Se pueden intercalar aclamaciones, como el día de Ramos.Adoración de la Cruz: Victoria, tu reinarás; Perdona a tu pueblo; Amante Jesús mío; A la hora de nona (disco “Cristo Libertador”, 1CLN-155).Comunión: Cerca de Ti, Señor; Acerquémonos todos al altar (1CLN-O 24); Delante de Ti, Señor, mi Dios (disco “Cantos para participar y vivir la Misa”); Oh Señor, delante de Ti (disco “16 Cantos para la Misa”).

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VIA CRUCIS

Vía Crucis

La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús como nos las ha transmitido Mateo.

Primera Estación: La agonía de Jesús en Getsemaní. (Mt 26, 36-46)“Me muero de tristeza, velad conmigo” Jesús pide apoyo y compañía para su momento más amargo. Los discípulos le prometen velar, pero se duermen.

Señor, que sepa velar contigo, hacerme cargo de tu tristeza y aliviar tu sufrimiento.

Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado. (Mt 26, 47-56)Van a prender a Jesús con muchos hombres armados de palos y espadas. Al que andaba entre la gente a diario, le prenden como si fuera peligroso. Quizá temían más a su mensaje. Los discípulos, sintiéndose amenazados, huyen dejándole solo.

Señor, que me mantenga siempre a tu lado, especialmente en la hora del peligro.

Tercera Estación: Jesús es abandonado por los suyos. (Mt. 26, 31-35)El buen Pedro, lleno de santa intención, promete fidelidad a Jesús, poniéndose por delante de los demás discípulos. Pero Jesús, que le conoce en el corazón, sabe que él también le abandonará.

Señor, ayúdame a conocer mis fuerzas, a no alardear de mi fidelidad a ti; que sepa presumir menos y demostrar más.

Cuarta Estación: Jesús es condenado por el Sanedrín. (Mt. 26, 59-67)Jesús calla ante las falsas acusaciones, pero se mantiene firme a la hora de declararse Hijo de Dios. Sabe cuándo hay que callar, y cuando hay que defenderse.

Señor, que aprenda a no dejarme enredar en vanas discusiones, y a mantenerme firme en la defensa de mi fe.

Quinta Estación: Jesús es negado por Pedro. (Mt. 26, 69-75)Pedro niega a Jesús. Cree que es un gesto frívolo, que no le traerá consecuencias. Pero le produce fuerte amargura; Jesús ha entrado en su corazón y en su vida con una hondura que le duele traicionar.

Señor, que me deje enseñar por Pedro a reconocer mi amor a Ti. Dame fuerza para reconocerlo en toda ocasión.

Sexta Estación: Jesús es juzgado por Pilatos. (Mt. 27, 11-21)Jesús no se defiende de las acusaciones que le hacen ante Pilatos. Deja que todos alboroten contra él, y queda manifiesto que no hay ninguna prueba en su contra. Sufre la injusticia con valentía y calma.

Señor, dame valor y serenidad cuando la injusticia me toque de cerca.

Séptima Estación: Jesús es condenado a muerte. (Mt. 27, 22-26)

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Pilatos condena a muerte a Jesús obligado por su afán de popularidad ante el pueblo, más que por verdadera convicción. Su intuición le dice que no hay delito alguno que condenar, pero es débil y cede a la presión. Toma una decisión injusta, y se sacude la responsabilidad.

Señor, dame fuerza para responsabilizarme de las consecuencias de mis actos. Que en mi vida y mis decisiones se note tu presencia.

Octava Estación: Jesús es azotado y coronado de espinas. (Mt. 27, 27-31)Burlas, golpes, insultos… Jesús soporta todo con el espíritu firme. El peor tormento, del que podía haberse librado, lo asume porque así lo ha querido Dios. Sabe que no todo ha de quedar ahí, que le espera algo más.

Señor, dame el valor que muestra Jesús.

Novena Estación: Jesús es ayudado por el Cirineo a llevar la Cruz. (Mt. 27, 32)El Cirineo se ve obligado a compartir el camino de Jesús y su carga. ¿Quién era? ¿Por qué estaba allí en aquel preciso momento? ¿Se prestó voluntariamente? Nunca lo sabremos, pero quizá su compañía alivió a Jesús su sufrimiento.

Señor, ayúdame a verte en cualquiera que sufre, y a ofrecerme a ayudar.

Décima Estación: Jesús es crucificado. (Mt. 27, 33-40)Parece que es el final: le humillan una vez más, ofreciéndole vinagre para beber, le quitan las ropas y le cuelgan. Se acaba su vida. ¿Y ahora, qué?

Señor, enséñame a ver más allá de lo que la realidad parece mostrar. A mantener siempre la esperanza.

Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón. (Lc. 23,39-43)Junto a Jesús, dos ladrones. Uno recriminando, el otro paciente y esperanzado. Hasta en el último momento de la vida se puede reconocer a Jesús como salvador. Y Él siempre responde.

Señor, dame humildad para verte y reconocerte como mi rey en todo momento.

Duodécima Estación: Jesús en la Cruz, su Madre y el discípulo. (Jn. 19, 25-27)Jesús atiende a su madre, incuso desde la cruz, dándole la compañía del discípulo preferido. Así la salva de una existencia de miseria y exclusión.

Señor, dame sensibilidad para detectar necesidades, y fuerza para resolverlas.

Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz. (Mt. 27, 45-54)La tierra tiembla, el sol se oscurece… Así nos cuentan el momento aterrador de la muerte de Jesús. Se van la vida, las promesas, la esperanza… Jesús se va, se sienten abandonados y solos.

Señor, concédeme fe fuerte para no sentirme abandona aunque no te vea.

Decimocuarta Estación: Jesús es bajado de la cruz y sepultado. (Mt. 27 57-60)

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Un discípulo de Jesús, acude a Pilatos a pedir su cuerpo. Con amor y respeto lo envuelve en una sábana limpia y le da digna sepultura. No teme comprometerse, sabe que actúa correctamente y contribuye a restaurar la confianza y la serenidad tras los hechos anteriores.

Señor, que aún entre la confusión y la desesperación, aprenda del discípulo José de Arimatea a tener entereza y confianza en tus promesas.

Decimoquinta Estación: La Resurrección de Jesús. (Mt. 28, 1-7)Se cumplen las promesas y el cuerpo de Jesús desaparece del sepulcro. Un ángel de luz explica a las mujeres lo sucedido, y ellas corren, con miedo y gozo, a contarlo a los demás.

Señor, que el gozo de conocerte me rebose y se transmita a mi alrededor.

Conclusión. (Mt. 28, 20)“Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos”

ANA [email protected]

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VIGILIA PASCUAL

DIOS HABLA Lecturas del Antiguo Testamento:

1.- Génesis 1,1-2,2 2.-Éxodo 14,15-15,13.- Ezequiel 36,18-28

Epístola: Romanos 6,3-11

Evangelio: Mt 28 1-10

EEXÉGESIS

1ª LECTURA: GÉNESIS 1,1-2,2Terminados los días anteriores a veces creemos que el Sábado Santo consiste en ‘pasar página’ al dolor e inaugurar un tiempo de más alegría… de más olvido del Dios encarnado, encarnado hasta la muerte. Ciertamente el itinerario de la salvación no concluye en Viernes Santo, como para tantos que ‘procesionan’ estos días con el dolor de la muerte y el anonadamiento y ahí se quedan pasmados ante el sepulcro… ya hemos acabado y ¡hasta el año que viene! Pero tan falso es adentrarse en la mañana de la Resurrección como si nada hubiera pasado.

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El misterio de Jesucristo mantiene siempre la validez de esa aparente contradicción muerte/vida como un mismo acto. Todo es amor. Todo es entrega. Todo es redención y vida nueva.

Por ello la Iglesia esta noche santa nos lleva de la mano para recordarnos, como a niño inexperto, por la larga historia de misterios de salvación, de creación, de fidelidad de Dios con la humanidad. Y resaltará los puntos culminantes de esa historia, los ‘lugares teológicos’ privilegiados, personas o acontecimientos, que marcan el tortuoso camino del desierto hacia la Tierra prometida. Las sucesivas ‘alianzas’ o pactos, promesas la más de las veces en las que Dios pone el todo y el pueblo, la humanidad se deja querer; que no suele Dios pedir más al hombre.

Y así ese primer acto es la creación. Un hecho histórico si bien san Juan nos recordará que ese acto ya estaba querido ‘desde el principio’

La historia correrá, pues, a lo largo de los siglos y se irá acoplando a la respuesta de la humanidad en cada caso.

El primer acto es la primera lectura de esta noche, la primera página del Libro: “Así fueron los orígenes del cielo y de la tierra (incluido el ser humano macho/hembra a su imagen) cuando fueron creados” (Gen 2,4)

Un cuadro maravilloso, ratificado paso a paso por la bondad “todo era bueno”. Y esa bondad intrínseca, como obra de Dios, de toda la creación convendrá alargarla con nuestro respeto, veneración y utilización equilibrada sometida al obrar humano, puesto que es ‘imagen de Dios’.

No parecen los tiempos nuestros ejemplo de buen hacer por quienes solo somos ‘administradores de los misterios de Dios’. No parece que hayamos conjurado la maldición de la generación de Noé que ‘hartó a Dios hasta arrepentirse de haber puesto en marcha la creación…’

2ª LECTURA: GÉNESIS 2, 1-18Estoy leyendo en este comienzo de año la novela de Jesús Sánchez Adalid “Y de repente, Teresa”. M encuentro justo antes de comenzar a redactar este comentario a la lectura del “Sacrificio de Abrahán” con la poesía de Santa Teresa de Jesús:“Vuestra soy, para vos nací,¿qué mandáis hacer de mí?.… Dadme muerte, dadme vida,dad salud o enfermedad,honra o deshonra me da,dadme guerra o paz crecida…dadme infierno o cielo…Vuestra soy, para vos nací,¿qué mandáis hacer de mí?”

Sigue hoy escandalizándonos que el dios del Antiguo Testamento pidiera a Abrahán la vida de su hijo. Y casi tanto, que el padre Abrahán sin decir palabra se dispusiera a cumplir lo que Dios le ha ordenado.

Sucede otro tanto con ciertas expresiones de nuestra liturgia que rechinan a nuestros deformados oídos. Por ejemplo, cuando en la IV Plegaria Eucarística proclamamos: Te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo”. Y eso de decir que Dios se agrada en el sacrificio… Seguimos leyendo la Palabra y la historia y los sentimientos humanos desde los valores del esfuerzo y el éxito, desde el bienestar y el placer, donde no cabe el dolor, el fracaso o el sacrificio. Pero

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teneos que introducir en nosotros valores más definitivos que esos, más permanentes, más ciertos. Particularmente el amor. Sólo desde esa perspectiva puede entenderse que un amigo se fíe de su amigo hasta el riesgo de algo inesperado o insensato. Sólo desde la fe puede uno en manso de otro nuestro destino; sólo desde ese valor se puede perder la vida incluso.

Este no es un valor religioso sino que brota de lo más profundo del ser humano. Padres, madres, hijos/hijas, amigos dispuestos a la muerte, a la ruina, al desprestigio por salvar la fama, la necesidad, la salud, la vida de aquel a quien se quiere. Son situaciones, cierto, extremas, pero que se dan con más frecuencia de lo que percibimos.

Lo sorprendente no es que senos recuerde la complacencia del Padre al ver cómo su Hijo ha cumplido su vida entregándola por quienes ha venido a salvar. Y nos salva por ese amor tan generoso y entregado que ‘no ha perdido a ninguno de los que el Padre le confiara”.

Debiera sorprendernos, sin embargo, la multitud innumerable de gente que se juega la vida, la salud, la con ciencia por ganar dinero, lograr un record, alcanzar la belleza, ser considerado más… o torpemente por desplazar a un contrincante en las diversas ‘carreras’ que lo hombres nos hemos impuesto en la política, la fama, el trabajo…

Abrahán no ha sido a la historia sagrada ni por la obediencia ciega, ni por su terquedad, ni por su falta de corazón, sino por su confianza, su fe en Dios que le engendró una actitud semejante a la de san Pablo: “Sé de quien me he fiado”. Esto nos habría contestado Abrahán si le hubiéramos preguntado por qué lleva a su hijo hasta el monte…”: “No lo sé, pero sí sé de quién me he fiado”.“Vuestra soy, para vos nací,¿qué mandáis hacer de mi?”

3ª LECTURA: ÉXODO 14. 15-15,1La tradición de Israel fue moldeándose de mil experiencias salvíficas: positivas, gratificantes, exitosas unas, y tortuosas, terribles, abocadas al fracaso otras. Pero todas resultaron salvíficas como si tras cada acontecimiento estuviera la mano providencial de un Dios protector.

Así lo interpretó siempre Israel. Y de todo, también del fracaso y del sufrimiento, ‘aunque era hijo’, aprendió a obedecer’ (Hb 5,8).

Así fue colocando en su memoria colectiva algunos hechos significativos que, por la constante alusión a ellos en los tiempos sucesivos, bien podemos considerarlos fundantes. Uno de ellos fue la liberación de Egipto con dos episodios cumbre: la noche de Pascua cuando mientras el pueblo de Israel come deprisa su cena son eliminados los primogénitos de cada familia egipcia como escuchamos este pasado Jueves Santo; el otro episodio fundante fue el Paso del Mar rojo, o de las Cañas cuando ‘con mano fuerte y brazo extendido’ fue sacado del abismo el Pueblo que perecía, en un gesto auténticamente creativo.

El tercer episodio será el encuentro del Sinaí, la entrega de la Torá, la Ley salvadora. La Ley será para siempre la tierra de promisión, lugar de encuentro con Dios y acto de una nueva creación cuantas veces el pueblo, alejándose de Dios, que no de sus enemigos, se suicide espiritualmente descolgándose de lo que es, Pueblo de Dios.

El judío errante no es el que vaga por tierra extranjera sin norte ni sentido, sino el eterno ’hijo pródigo’ que sabe dónde está la casa del Padre, la Torá, y se convierte sin cesar a sus orígenes de salvación prodigiosa y providente que garantiza la mano fuerte del Señor.

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Son fundamentos que tendrán su lectura definitiva en la redención de Cristo y que hoy, esta noche santa, conmemoramos.

4ª LECTURA: ISAÍAS 54, 4-14Al mismo tiempo que los acontecimientos se suceden, las experiencias de fidelidad al Señor y de darle la espalda se alternan también. El pueblo, en sus profetas sobre todo, va descubriendo ese algo misterioso que constituye un interrogante para el creyente que experimenta esas mismas experiencias; pecado y redención. Los interrogantes son ¿por qué Dios obra así? y ¿por qué conmigo?

Cualquiera que tenga experiencia de su pecado se preguntara por qué no se desploma su relación de armonía que desde el principio se percibe que existe entre su ser y el resto de los seres, entre su obrar y el comportamiento de lo que le rodea, entre su conciencia y el Dios en quien cree. (Esta actitud que en el pueblo de Israel se entendía como una responsabilidad compartida con toda la comunidad, a partir de los profetas Jeremías y Ezequiel sobre todo, queda claro que es una cuestión personal e individual de la que hay que sentirse responsable y dar razón. Pero no se perdió niha de perderse el sentido de responsabilidad comunitaria).

El texto de hoy nos revela ese punto misterioso que salva todas las situaciones y relaciones; y que resitúa al hombre, al Pueblo de Dios en la órbita del quehacer divino ”ya que con eterna ternura te quiero, dice el Señor, tu redentor(v.6)… y no se retirará de ti su misericordia ni mi alianza de paz vacilará –dice el Señor que te quiere”. Aunque se hunda el mundo (v.10).

En Isaías se establece que la escuela de Dios (“Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos (v.13), no será ya el castigo o la opresión sino el amor, la paz y la justicia (v.14).

5ª LECUTRA: ISAÍAS 55, 1-11Al concluir los textos del Segundo Isaías (c.50-55) y todos los textos del final (c.56-66) de este libro excepcional que es el profético Isaías, la cosmovisión se expande y se universaliza; Dios aparee más Dios y Señor de todo y de todos; se hacen presentes imágenes ‘creacionales’ para describir cómo la relación del Señor y Padre de todos con sus criaturas impregna a todo ser. Y todos los seres y criaturas toman parte según su naturaleza en el diálogo permanente entre el Creador y sus criaturas.

Con una adentrarse en el corazón humano podríamos decir que este texto ejemplariza aquel dicho de Oseas: “Te guiaré al desierto y te hablaré al corazón, y ella me responderá como en los días de su juventud cuando salió de Egipto” (Os 2, 16-17).

Y el papel que se le reserva al pueblo es un privilegio, ‘una alianza perpetua’. Ya que si a David lo convirtió ‘en testigo del Señor para los pueblos, ahora ‘los sedientos todos (v.1), un pueblo desconocido será el que corra hacia el Señor’ (v.5)Un mensaje de salvación, plenitud, paz y abundancia de bienes que recuerda textos del mismo Isaías al final de su libro, y al mismo Apocalipsis cuyo final apoteósico no está dedicado a los enemigos, bestias o dragones que asolan la tierra, sino a los bienaventurados que han vencido la prueba y escuchan las palabras del ‘sentado en el trono’: “Mira que hago todas las cosas nuevas” (Ap. 21,5). Esta Alianza de hoy, perpetua. Todos los pueblos, sedientos, son los elegidos.

6ª LECTURA: BARUC 3, 9-15.32-4,4

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Con Baruch retornamos, si no al escriba y tiempos de Jeremías, a alguna situación concreta semejante a aquello momentos angustiosos del profeta que clamaba por la conversión del pueblo ante la catástrofe que se le avecinaba.

Baruc escribe cuando ya todo se ha consumado y consumido; la destrucción de la ciudad y del templo, la aniquilación de la dinastía de David y la dispersión del pueblo.

Esto ya no tiene remedio. Sólo queda un camino. Retornar al Señor. Por enésima vez los profetas, Baruch, piden al pueblo conversión. Para ello no amenaza ya como lo había hecho Jeremías. Acuden al amor propio del pueblo: no entregar a otros la gloria recibida y la dignidad de ser lo que son: pueblo elegido y querido de Yavé. Recupera a tu Dios, no hay otro camino; cumple sus mandatos, ‘camina a la claridad de su resplandor’. La ley y sus mandaros es hoy el camino concreto de la Alianza: los que la guardan vivirán; los que la abandones morirán”.

Esta invitación el profeta la sustenta en la historia y en los grandes hechos de Dios: lo que hemos considerado en las lecturas anteriores de esta noche santa resuenan ahora como un eco: la creación con todas sus obras; la elección de este pueblo y sobre todo el camino de la sabiduría, que es el seguimiento del Señor. Este ha puesto a Israel en su camino y le ha dado a conocer, como lo hizo a Adán, conocer ‘poner nombre’, dominar por medio de la sabiduría. No tiene, pues, excusa para ‘des-conocer’ a su Señor y creador. La inteligencia ahora es el auténtico ‘camino’. Y un camino concreto que es la Ley, el libro de los mandatos del Señor, ‘la ley de validez eterna’.

7ª LECTURA: EZEQUIEL 36, 16-28Continúa Ezequiel el discurso de Baruch al prolongar la historia de Dios con su Pueblo, resumida por el primero en la creación del universo y en la dación de la Ley.

Ezequiel, testigo y profeta ante la desobediencia del pueblo y su volver la espalda al Señor, narra el destierro y la dispersión, todo ‘por haber profanado el país’, por haber profanado “mi santo nombre”. Y descubre –oráculo del Señor- que el Señor es Santo y que se muestra ‘celoso’ de su nombre, de su gloria, de verse arrastrado por su pueblo entre los gentiles.

Pero ahí surge lo sorprendente. De nuevo el profeta se hace eco de la reacción del Señor. Ya no puede ser que su pueblo, indigno y prevaricador, siga `poniendo a su Señor en la picota entre los gentiles. Pero Dios es fiel a su propio ser: Él mismo, el Señor, se ve obligado a ‘salvar su buen nombre’, a rescatar su honor.

Y lo hará fundamentalmente rescatando a su pueblo, recreándolo de nuevo y purificándolo de todas las idolatrías. Y el culmen, –una nueva criatura- “os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo”. Se repite la vieja historia de la creación primordial.

Un nuevo espíritu que los llevará de la mano para caminar por sus preceptos y los ayudará a cumplir sus mandatos…. “Y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”.

Esto será una realidad histórica en Cristo. Cargará sobre sus hombros todos nuestros delitos. Por nosotros asume hasta la muerte nuestro pecado; y todo lo destruye en el anonadamiento final de la muerte en cruz. Aquí hemos llegado. Hoy se anuncia la creación. Cristo ha resucitado. Y todo en Él se hace nuevo. Y el Padre es nuestro Padre. Y nosotros somos sus hijos.

TOMÁS RAMÍ[email protected]

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EPISTOLA

En la parte anterior de la carta, Pablo ha desarrollado su tesis sobre el evangelio como salvación del pecador. Ahora va a rechazar las objeciones que le pueden hacer los judíos. La primera es bastante comprensible: si Dios nos perdona siempre con su amor gratuito, se favorece la relajación en la vida cristiana. Además, Pablo había dicho que la Ley de Moisés lo único que hacía era multiplicar los delitos (5,20). Por lo tanto, si la Ley que salva y es difícil de cumplir para el judío, lo que hace es condenar, según Pablo, y si Dios perdona siempre, según Pablo, lo que puede llevar a la relajación, entonces, los judíos objetan a Pablo que no ven ninguna salida. En los siguientes versículos, Pablo hablará de la liberación del pecado por la incorporación a la muerte de Cristo en el bautismo.

También se plantea el problema de la relación entre la fe y las obras. Si la gracia abunda, ¿dónde quedan las obras? Pablo responde desarrollando un primer pensamiento (6,1-23) que explica en qué consiste la nueva existencia del que cree en Cristo desde el bautismo. Pablo aprovecha la doctrina cristiana del bautismo, tal como él la comprende, para expresar cómo es ahora la vida cristiana que brota de la transformación del ser humano pecador que las iglesias cristianas celebran con el sacramento del bautismo.. Si el cristiano ha muerto con Cristo, ha muerto al pecado y está libre de su poder.

El punto de partida de la reflexión de Pablo es que fuimos bautizos “en Cristo Jesús” (v. 3), fórmula probablemente abreviada de la que encontramos en Hch 8,16. Y explica más de lo que significa estar bautizado: hemos sido sepultados por el bautismo en la muerte de Cristo. Esto implica que lo que sucedió con Cristo, sucede también con nosotros. Así, la consecuencia fundamental es que por participar de la muerte de Cristo por el bautismo, así como Cristo resucitó de entre los muertos, nosotros ya no estamos bajo el poder del pecado y podemos obrar el bien. Hemos dejado de ser pecadores y vivimos y estamos configurados en el modo de ser de Cristo. Así, podemos caminar en una vida nueva (v. 4).

Pablo argumenta que hemos sido asimilados a la muerte de Cristo por el bautismo, lo que implica que él nos declaró justos y pagó por nosotros la deuda que teníamos contraída con el poder del pecado, que nos tenía esclavizados (v. 7). La deuda que teníamos contraída con el pecado era tan grave, que había que saldarla con la muerte. Por eso tuvo que morir Cristo, para asumir en su propia carne las consecuencias del pecado de la humanidad. Así, el haber sido sepultados con Cristo, nos lleva, según Pablo, a que el pecado ya no tenga poder sobre nosotros y a que podamos vivir en libertad al servicio de Dios y su proyecto.

Pero no nos debemos descuidar. No hemos llegado todavía a la plenitud de la resurrección, que se dará sólo al final de nuestra vida. La resurrección del creyente es todavía futura. Mientras tanto, la resurrección de Cristo ha actuado en nosotros y sus efectos se manifiestan ya en que, por la acción de Espíritu Santo, se puede llevar una vida nueva liberada del pecado. Esto se irá desarrollando en los vv. 6-11. Pero el pecado sigue rondando, por lo que hay que vivir alerta. La gracia de Dios nos ha sido dada, pero esto no garantiza que no podamos caer en el pecado.

Pablo hace en este texto una reflexión sobre lo que implica la fe y el bautismo para el creyente. La gracia de Dios es una fuerza trasformadora que hace de los pecadores hombres nuevos que no pueden vivir ya sometidos al pecado, como ocurría antes del bautismo. Pero el bautismo no es el final, sino el comienzo de una nueva vida para cristiano

RAFA [email protected]

EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto V.1 Para ir a embalsamar. Cambiar “embalsamar” por “ungir” (limpiar, perfumar).

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V.2 Primer día de la semana. El domingo. Entre los judíos la semana finaliza el sábado. Sepulcro. Un sepulcro excavado en una colina solía constar de un vestíbulo, a cuyo fondo se abría una puerta baja, que daba acceso a la tumba propiamente dicha y que se cerraba con una pesada piedra rodante.V.4 La piedra estaba corrida. En el original en pasiva: había sido corrida. Circunlocución para describir la acción de Dios, cuyo nombre no se mencionaba por respeto.V.6 Ha resucitado. En el original en pasiva: ha sido resucitado. Nuevo empleo de la pasiva para describir la acción de Dios.

2. Explicación del textoTres mujeres para quienes Jesús era merecedor de todo su reconocimiento, sin importarles dificultades ni gastos. A las tres se ha referido Marcos con anterioridad como testigos de la muerte de Jesús (15,40) y de su posterior sepultura por José de Arimatea (15,42-47). Este influyente magistrado había propiciado sepultura al cadáver de Jesús, pero en ningún momento informa Marcos que lavara o ungiera el cadáver (15,42-47).Con este objetivo van las tres mujeres al sepulcro el domingo de madrugada. El evangelista es detallista y preciso en los datos aportados, referencia incluida a si podrán encontrar a alguien que les corra la pesada piedra de acceso a la tumba. ¡Pero la piedra había sido corrida y en el interior de la tumba, a la derecha, había un ángel! Ni lo uno ni lo otro entraba en el guión mental de las tres mujeres. Y el ángel les dijo: ¡El Jesús que buscáis ha sido resucitado! Tampoco esto tercero entraba en absoluto en el guión mental de las tres mujeres. Y el ángel les encargó que hicieran llegar una tarea a los discípulos y a Pedro. Tampoco esto cuarto entraba en el guión mental de las mujeres.Estos cuatro datos solo se explican como actuación y palabra que vienen de Dios, por más que Dios no esté explícitamente mencionado. Las tres mujeres se dieron de bruces con lo inesperado de Dios. Esto las abrumó, las asustó, les produjo miedo, las puso en huida. Reacción inevitable en quien vive la experiencia de Dios.

3. Pautas de reflexión y de actuaciónLa reacción de las mujeres tiene para nosotros un valor impagable. Como testigos del sepulcro vacío, ellas fueron ciertamente osadas, pero no fueron testigos predispuestos para la experiencia desconcertante y maravillosa que vivieron con temor y temblor. Dios había intervenido y había cambiado la suerte de quien ellas daban por muerto y sepultado. Donde termina la sabiduría humana, donde el lamento humano no encuentra salida alguna, allí se halla la ayuda de Dios.

Tener ojos para esto es su gran y nada fácil lección. Sin proponérselo, las tres han contribuido poderosamente a apuntalar la gran certeza de los creyentes del futuro: Dios ha resucitado a Jesús. ¡Que tengamos nosotros los mismos ojos que ellas! ¡Feliz Pascua de Resurrección!

ALBERTO [email protected]

NOTAS PARA LA HOMILÍA

La gran fiesta de JesúsPor encima de los muchos tópicos que usamos en estas grandes fiestas, hoy es, efectivamente, el día del reconocimiento a un Jesús que, siendo como nosotros hasta ese final tan atroz que tuvo, resucitó al tercer día de una forma inexplicable, porque lo suyo no fue un volver a nuestra vida sino ir a la vida de Dios. Y ante esa realidad no podemos sino callar porque, siendo lo más añorado, es lo más inexpresable.

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Con toda la limitación que suponen las palabras para hablar de algunas cosas como ésta, sus discípulos no pudieron callar y recurrieron a transmitir las experiencias que aquello les produjo. Todos participaron de la experiencia y todos se apresuran a contarla, desde las mujeres hasta los hombres.La primera está llena de simbolismos existenciales. Con mucho miedo, atenazados en él, se encierran. Jesús ha muerto y eso representaba la muerte de sus aspiraciones puestas en su amigo y maestro. Unas mujeres van a compensar los hedores de la muerte, nuestra historia, con aromas que hagan soportable su presencia. Van convencidas, como todos nosotros, de que el muerto no se ha ido.

Como nosotros, también, que creemos tantas veces, que la historia no se mueve ni avanza, que todo es apariencia de progreso material, que el ser humano sigue siendo siempre el mismo, el encerrado en el reino de la violencia y la muerte con una piedra inamovible que nos tiene enterrados en ese ambiente lóbrego, como todos los días nos describen las noticias. Así, rodeado y protegido estaba Egipto por el mar y los desiertos, para que nadie intentara salir ni entrar en la fortaleza de su aplastante imperio.

La fiesta de la libertadPero una vez, por fin, la piedra se ha movido y el muerto no está en donde debía, se ha escapado de las zarpas aterradoras de la muerte. Había sido atrapado pero no vencido. Como el antiguo mar Rojo, muralla inexpugnable hacia la libertad, también la roca dura de la muerte ha sido corrida, por eso podemos saborear las mieles de la nueva libertad que nos sacan del imperio de la culpa, del reino del castigo, de la cárcel del rechazo y la marginación.

Dios es, como decía Jesús, nuestro Padre. No es un faraón como tantos que pueblan la tierra, tampoco un fiscal cuyo oficio es acusar, ni un juez que debe aplicar la ley. Un Padre nunca acusa ni juzga. Conoce, comprende, acepta y anima. Y esa actitud es la fuente de nuestra libertad interior. Dios nos hace libres de la causa de todos nuestros temores, del miedo a Dios que, luego, origina otros miedos. A un Padre-Madre no se le teme, se confía en Él que siempre abre la puerta de su casa, los candados de su corazón y así destapa la inexorabilidad definitiva de la muerte para convertirla en paso, en pascua, en luz, en vida, en esperanza y alegría.

PEPE [email protected]

LA MISA DE HOY

RITO DEL FUEGO

ENTRADA¡Felicidades a todos! Es nuestra fiesta. Es nuestro cumpleaños. Hoy celebramos la vida, porque, si Jesús ha resucitado, todo queda cambiado. La muerte ya no es como pensábamos, el futuro está abierto, la vida se prolonga, el perdón es seguro y el cielo está abierto para todo el que quiera. La alegría es nuestro rasgo y la esperanza nuestra afirmación. Algunos dicen que es pura ilusión. Nosotros creemos que es cierta la resurrección de Jesús. Como al inicio del mundo se hizo la luz, ahora se enciende otra nueva que nos ilumina la vida. El cirio pascual es el símbolo de todo esto que creemos. Que lo que Dios enciende en nosotros no lo apaguen los hombres.

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PREGON PASCUAL

En los pregones se anima a tener una actitud festiva, alegre, contagiosa. Se dicen los motivos de la fiesta. Se recuerdan las cosas importantes del pasado y se honra la memoria de quienes hicieron posible el presente del grupo que está de fiesta. Eso vamos a hacer. Poneos contentos para escuchar qué grande es Dios y qué cosas nos ha hecho con nuestro hermano Jesús.

LITURGIA DE LA PALABRA

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Las lecturas que vamos a escuchar esta noche nos recuerdan los momentos claves de la historia de la Salvación; en ellos contemplamos cómo actúa Dios con la humanidad; debemos prestar especial atención a la lectura del Éxodo, que nos cuenta el paso del mar Rojo, el paso del pueblo de Israel de la esclavitud a la libertad, y que simboliza el paso de la muerte a la vida que se ha producido en Jesús y, por Él, en todos nosotros.

EPISTOLA

Pablo nos recuerda que el bautismo significa lo mismo que el paso del Jordán en la vida antigua, la entrada en la nueva tierra, por tanto el comienzo de una vida nueva. Pues ahora mucho más, es entrar en una vida nueva, la misma de Jesús resucitado. Como el desierto quedó atrás antiguamente, con sus significados de miedo e inseguridad, ahora queda atrás el pecado, la culpa, que son sustituidos por el perdón, la comprensión, la invitación a entrar en la casa familiar del Dios Padre. Es un canto de alegría y de esperanza, pues sabemos que nuestra vieja religiosidad ha dado paso a la religiosidad de Cristo Resucitado.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 117)Aleluya, aleluya, aleluya.Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.Aleluya, aleluya, aleluya.La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.Aleluya, aleluya, aleluya.La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.Aleluya, aleluya, aleluya.

LECTURA EVANGELICA

El Evangelio de esta noche proclama lo central de la fe de los cristianos, que la Iglesia ha venido transmitiendo fielmente desde sus primeros momentos: no busquéis entre los muertos al que está vivo, Jesús ha resucitado. Este es el núcleo de nuestra fe, esta es nuestra esperanza, este es el sentido de nuestra vida. Esto lo cambia todo.

LITURGIA BAUTISMAL

BENDICIÓN DEL AGUA

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En el agua está puesto todo el anhelo del sediento. Por un poco de agua el caminante del desierto lo cambia todo. Le va la vida en ello. Nosotros utilizamos el agua para expresar el significado de Jesús para nosotros. Con Él se puede vivir. Sin Él la vida es un girar por el desierto sin encontrar agua.

ASPERSIÓN

Dejaos rociar con el agua de Jesús, pensad lo que significa. Abrid vuestro corazón como la tierra abre sus poros a la lluvia para dejarse empapar por la fuerza de la vida. Ella trabajará dentro de vosotros y cambiaréis, como el desierto puede convertirse en jardín.

ORACION DE LOS FIELES

Llenos de alegría por la resurrección de Jesús, conscientes de que quien nos ha creado y nos llama a la vida eterna no nos negará lo que necesitamos en esta vida, le presentamos nuestras súplicas diciendo: ¡Señor escúchanos!

- Tú, que con la resurrección de Jesús has vencido al pecado y a la muerte, concede a los cristianos el perdón, la paz, la libertad y la valentía para anunciar el Evangelio a todos los pueblos. Oremos.

- Tú, que con la resurrección de Jesús nos has dado una vida nueva, concédenos vivir conscientes de nuestra suerte, agradecidos a tu generosidad y solidarios con quienes nos necesitan. Oremos.

- Tú, que con la resurrección de Jesús nos has mostrado que eres el Dios Padre de todos que nos unes en la fraternidad y el amor familiar, concédenos ser un testimonio de alegría y esperanza. Oremos.

- Tú, que con la resurrección de Jesús nos has movido las rocas que nos encierran y has abierto las puertas de la vida, concédenos vivir seguros del futuro que nos ofreces. Oremos.

- Tú, que con la resurrección de Jesús has derrotado la vida de muerte que condena a tantos seres humanos a una vida indigna y miserable, concédenos ser sensibles a su situación y solidarios en su lucha para que participen de nuestra esperanza que es la suya, de que el mundo sea más social, humano y compasivo. Oremos.

- Tú, que con la resurrección de Jesús has dado una vida nueva a estos hijos tuyos, concede a esta comunidad (parroquial) permanecer firme en la fe, alegre en la esperanza y constante en el amor. Oremos.

Oración: acoge, Padre, estas súplicas que te presentamos llenos de confianza, en esta noche grande y llena de alegría y de luz para todos nosotros. Por Jesucristo.

CANTOS PARA LA CELEBRACIÓN

Lucernario: La antífona del Misal Luz de Cristo, El Señor es mi luz (de Taulé), Cuando llega la luz (de Barja), Oh, luz gozosa (de Deiss).

Salmo: LdS; 1) Oh, Señor, envía..., (1CLN-252). 2) LdS. 3) Cantemos al Señor (de Manzano). 4) Te ensalzaré, Señor, de Cantalapidra. 5) LdS. 6) Tu palabra me da vida. 7) Como el ciervo (1CLN-A 2).

Gloria: De la Misa de Palazón o de Angelis.Aleluya-Salmo: Este es el día en que actuó el Señor.Liturgia Bautismal: Un solo Señor; Una nueva vida (1CLN-426); Iglesia santa (1CLN-428); Juntos

como hermanos.Comunión: Yo le resucitaré (=Yo soy el Pan de Vida, 2CLN-O 38); Canta con júbilo... resucitó

(1CLN-219); Resucitó (de Kiko Argüello); Hoy el Señor resucitó (versión de un canto americano).Final: Regina Coeli; se puede escuchar el Aleluya, de Haendel, u otro tema clásico triunfal.

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PASCUA DE RESURRECCION

DIOS HABLA1ª lectura: Hch 10, 34a.37-43

2ª lectura: Col 3, 1-4Evangelio: Jn 20, 1-9

PPRIMERA PÁGINATú que has comido y bebido con Jesús resucitado

“Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección” (Hch 10,38) Tú y yo somos ese nosotros, ese nosotros al que se le ha encomendado la tarea de ser testigos, porque hemos recibido el don de poder vivir una experiencia insustituible, que cómo, a los discípulos, cambió nuestras

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vidas. Hemos tenido en algún momento la grata experiencia, el inmenso honor e inmerecido regalo de haber “comido y bebido con él después de su resurrección”. Porque hemos sido invitados a la mesa del Señor, y en ella nuestros corazones sintieron un calor único, que sólo puede dar la cercanía y la ternura de un Dios fiel, a su manera, podemos testimoniar algo.

Por tanto demos gracias y alabemos al Señor que ha querido compartir su amor con nosotros, que nos ha revelado que Cristo no murió en un madero, que la historia no acaba ahí, que Dios le resucitó para que pudiéramos sentarnos en su mesa, a su lado, qué importan si a izquierda o a derecha.

Frente a todos los signos de muerte y final, sólo los que han comido y bebido con Jesús resucitado pueden ver más allá. Frente a todas las evidencias que insisten en que Dios no estaba con Él, decimos convenidos que sí, que Dios estaba con Él y no con los que le crucificaron, pese a las apariencias, donde ellos parecieron ganar y Jesús perder. Pese a lo que pueda costar creerlo Jesús tenía razón, una razón que viene del mismo Dios. No, no es el perdedor de su historia sino el salvador de la historia.

¿Cómo entender que Jesús tenía la razón? Entendiendo todo lo que Jesús de Nazareth mostró en su vida (y en su muerte) de Dios, que lo valorado por el mundo: dinero, estatus, poder o éxito no es signo de bendición de ese Dios, que aborrece las apariencias de quienes intentan, por todos los medios asegurarse ciertos bienes terrenos para obtener no sólo reconocimiento humano sino validar que Dios está de su lado.Defendamos con fuerza nueva, voz inquebrantable e inamovible confianza que: Dios está en ese que los hombres han crucificado. El Dios de Jesús no está con los que tienen poder para matar, sino en las víctimas inmoladas aún en nombre de un dios, no está con los que tienen dinero para manipular y comprar las vidas de otros en su propio interés, sino en quienes sufren las consecuencias negativas de dicha manipulación y de la satisfacción de sus caprichos, no está en quienes temen perder el estatus o el reconocimiento social que tienen, sino en quienes sufren las consecuencias de esos sepulcros blanqueados que tienen el corazón hueco de tanto ocuparse lo de visible mientras han abandonado su interior. El Dios de Jesús no puede estar con los aparentes vencedores, que seguro se fueron satisfechos de su victoria a sus casas, olvidando el precio de esa victoria, sino con la inocente víctima de sus maquinaciones para salvar su imagen, su nivel de vida, su poder sobre otros a quienes ‘dominaban’ en nombre de las leyes de su religión… ¿Cómo va a estar Dios en quienes, con tanta vileza, aspiran a los “bienes de la tierra”? Puesto que no se trata de evadirnos del presente esperando una resurrección futura sino de vivir resucitados cada día, de nacer de nuevo cada oportunidad que tengamos, de vivir como hombre nuevos y de tratar que el mundo se transforme, “para que la ciudad terrena favorezca el desarrollo del hombre y de la sociedad según la lógica de la solidaridad, de la bondad, con un respeto profundo a la dignidad propia de cada uno”1. Tú, que eres testigo de la resurrección y su poder, porque has comido y bebido con Jesús resucitado, ¿cómo buscas y gustas en tu vida los “bienes de arriba2”?

ELENA GASCÓ[email protected]

EEXÉGESIS

PRIMERA LECTURA

El pasaje que hoy leemos está incluido dentro del testimonio de Pedro en la casa de Cornelio (10,23b-48). El discurso de Pedro (10,34-43) es un discurso misionero, como los discursos misioneros de Pedro a los

1 AUDIENCIA GENERAL de BENEDICTO XVI en la Plaza de San Pedro el 27 de abril de 2011

2 San Pablo los define así. «compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga

quejas contra otro (...). Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta» (Col 3, 12-14)

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judíos, pero dirigido ahora a un pagano de Palestina, que es simpatizante de los judíos. Es el último gran discurso misionero de Pedro en Hechos y el comienzo del testimonio apostólico a los paganos sin insistir en la obligatoriedad de observar la ley. Es importante para Lucas que sea Pedro, como portavoz de la primera comunidad cristiana, quien tenga esta función.

Se presenta en el discurso una formulación completa de la primitiva proclamación de Jesús en los Hechos. Quizá el discurso sea una composición lucana que es eco de la primitiva predicación kerigmática proveniente de la tradición palestina. La estructura del discurso quedaría de la siguiente manera: 1) 10,34-36, introducción: El Dios imparcial ha enviado a Jesús, el Señor de todos; 2) 10,37-41, kerigma: Lo que Jesús ha hecho por la humanidad; 3) 10,42-43, conclusión: Nosotros somos sus testigos y anunciamos el perdón de los pecados en su nombre.

Se considera éste como el último discurso misionero de Pedro en Hechos. Volverá a hablar en 15,7-11, pero no puede compararse con este discurso. Después del discurso vuelve otra vez la narración y los que escuchan a Pedro se bautizan y reciben el Espíritu Santo, produciéndose lo que se denomina “Pentecostés de los gentiles”. Pedro proclama que Dios no hace distinción de personas, por lo que llama a judíos y no judíos a la salvación por Jesucristo y respeta a todos los que dan culto a Dios si se comportan con justicia y rectitud.

Comenzando el discurso, Pedro toma la palabra (literalmente “Abriendo Pedro la boca”). Es la misma expresión que Felipe empleó en 8,35 y que sirve para introducir una declaración solemne (v.34a).

Los vv. 37-39 dan un resumen del kerigma y un resumen del ministerio de Jesús. Desde el comienzo en Galilea, después de la predicación de Juan el Bautista, la unción de Jesús por el Espíritu (El Espíritu es un tema central en Lucas), su actividad sanadora y como exorcista porque Dios estaba con él. Aparecen los apóstoles como testigos de la actividad de Jesús. Todo acaba con Jesús colgado de un madero.

Pero Dios lo resucitó al tercer día. Pedro habla de la resurrección al tercer día después de su muerte. Pero nadie sabe cuándo ocurrió la resurrección, ya que la tumba fue descubierta vacía al tercer día. Sin embargo, en el evangelio de Lucas, Jesús le dice al buen ladrón “hoy estarás conmigo en el paraíso” (23,43), y “hoy” puede referirse al día de la muerte de Jesús. Y Cristo se ha manifestado porque Dios lo resucitó. Se ha manifestado, no todo el pueblo, sino a los testigos elegidos que han estado con él y del que se despidió por última vez (Lc 24,50-53). A ellos habría que añadir los dos discípulos de Emaús.

Los vv. 42-43 son conclusión del discurso de Pedro y recogen el mandato de Cristo resucitado de predicar al pueblo. Además de ser Jesús enviado a predicar durante su vida terrena, también ha pasado a ser juez de todos porque es el “Señor” (Kyrios). Finalmente, se acaba diciendo que los profetas testifican que recibe el perdón de los pecados quien cree en él (el discurso va dirigido a paganos). Pero no se cita ningún pasaje profético. No sabemos a qué profetas del Antiguo Testamento se refiere Pedro con esta declaración a favor de la salvación de los paganos.

RAFA [email protected]

SEGUNDA LECTURA

Estos versículos corresponden al comienzo la segunda parte de la carta (3,1-4,6) donde el autor instruye y exhorta sobre cómo conducir la vida. La primera parte de esta carta a los colosenses (1,3-2,23) contiene una parte doctrinal en la que se proporcionan pistas sobre los inicios y la expansión de la gnosis y de la lucha teológica contra ella. Los conceptos y las imágenes de la carta tienen un trasfondo histórico-

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religioso relacionado con el modo de pensamiento gnóstico. Uno de los conceptos gnósticos que se combaten en Pablo, en esta carta y en Efesios, es el proceso de redención que los gnósticos contemplaban.

Dentro de toda la carta, 3,1-4 constituye la introducción a la segunda parte principal. Como en otras cartas de Pablo, va dedicada a exhortar y advertir. La enseñanza práctica no es algo secundario respecto a la fe, sino que ha que llevarla a cabo.

En 2,20 se hablaba de morir con Cristo a los elementos del mundo. En 3,1, el autor habla de la “corresurrección” con Cristo para buscar unas reglas de vida para quienes han sido salvados. Va quedando claro qué significa en la carta no ser ya de este mundo, sino vivir en esa libertad que no se basa en las cosas de este mundo. La vida nueva no se acaba en este mundo ni con lo que este mundo ofrece. Estamos trasplantados en el cielo y, aunque caminemos por esta tierra, vamos orientados hacia arriba, hacia donde está Cristo, que es nuestra esperanza. Queda añadida a la cita de Cristo una frase que pertenece a la profesión de fe (“Cristo está sentado a la diestra de Dios”) y que se apoya en el salmo 110, el principal salmo cristológico del Nuevo Testamento (vv. 1-2).

Regresa el autor al pensamiento de morir con Cristo. Aquí traza la frontera ante la gnosis: tenemos vida, y esta vida se percibe ya en este mundo como vida eterna, además de que esta vida es propiedad nuestra y la podemos administrar a nuestro gusto, decían los gnósticos. Pero el autor de la carta dice que esta vida se percibirá sólo en Cristo. Somos realmente santos, pero nos manifestaremos como tales, sólo cuando llegue el día de la manifestación de Cristo. Así, la esperanza escatológica se convierte en determinación crítica de nuestra existencia actual en el mundo. Todavía no veo en el presente lo que soy y seré porque he de oírlo a través del evangelio (vv. 3-4).

RAFA [email protected]

EVANGELIO

1. Aclaraciones al textoV.1 El primer día de la semana. Hebraísmo para designar el domingo.V.2 El otro discípulo, a quien quería Jesús. Tercera mención explícita de este discípulo en el evangelio de Juan. Dos anteriores: cena de despedida (13,23) y al pie de la cruz (19,26). Se han llevado. Se pasivo. Equivalencia: El Señor ha sido robado. No sabemos dónde lo han puesto. El empleo del plural por María Magdalena deja entrever la compañía de más personas. V.5 Vendas. Si el término se entiende en el sentido de tiras de un lienzo, se trata de una traducción inexacta, cuyo origen es de finales del s.XIX. Con anterioridad siempre se había entendido en el sentido de lienzos de una sola pieza.V.7 Sudario. Lienzo que se pasaba por debajo de la barbilla y se anudaba sobre la coronilla para impedir que se abriera la boca del difunto. V.9 La Escritura. La Escritura Santa de los judíos, la que los cristianos denominamos Antiguo Testamento. En este versículo, la expresión mira a la totalidad de la Escritura, no a un pasaje concreto.

2. TextoMaría Magdalena ve quitada la losa de acceso al sepulcro. El otro discípulo ve los lienzos. Pedro ve los lienzos y el sudario. Los tres son testigos in situ. Los tres comprueban datos externos que se podían verificar. El evangelista ha formulado la comprobación in crescendo, en un aumento gradual: losa (María Magdalena), más lienzos (el otro discípulo), más lienzos y sudario (Pedro). Pruebas incontestables de la sepultura de un cadáver. Pero, ¿y el cadáver? Indudablemente éste no estaba en el sepulcro. Por eso no habla el texto del cadáver y sí habla de explicaciones a esa ausencia.

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Se han llevado al Señor. Reacción de María Magdalena ante la sola constatación de que estaba corrida la pesada piedra rodante de la puerta de entrada a la tumba. Reacción inmediata, intuitiva, espontánea, plasmada en una frase directa, reflejo de la veneración de esta mujer por Jesús.

El discípulo preferido ve y cree. Reacción reposada, reflexiva. Se trata de la fe plena en la resurrección de Jesús. Aunque el verbo creer no aparece más que esta sola vez en todo el texto, representa la culminación de todo él. El sepulcro vacío es presupuesto necesario para la fe en la resurrección. No fue la Escritura la que suscitó la narración del sepulcro vacío, sino que el sepulcro vacío, en un primer momento incomprensible, llevó a una nueva comprensión de la Escritura. Sin la fe en la resurrección de Jesús carece de verdadera y coherente explicación la incontestable ausencia del cadáver de Jesús.

3. Comprensión actualizanteEl sepulcro sin el cadáver es un primer nivel de realidad, que debe ser completado por un segundo nivel de realidad: la resurrección de Jesús. El texto nos ofrece el conjunto del proceso llevado a cabo por los primeros creyentes. Un proceso de maduración y no de imaginación exaltada o de alucinación, como en ocasiones se ha escrito. Los primeros creyentes no fueron proclives a la resurrección de Jesús ni tuvieron predisposición para la misma; tuvieron, más bien, la predisposición contraria. Si llegaron a la resurrección de Jesús, si la aceptaron, fue porque ella se les impuso con toda su fuerza de realidad. Nosotros, dos mil años después, podemos estar bien seguros de la resurrección de Jesús; los primeros creyentes son nuestra total garantía. Sólo nos falta que, como ellos, nos dejemos impregnar de su misma fe.

Para quien tiene esa fe, cambia por completo el modo de entenderse a sí mismo y de entender al mundo; para quien tiene esa fe, el drama de la vida y el misterio de la condición humana se iluminan con luz nueva, no sólo porque la fe en la resurrección de Jesús da una suprema esperanza al hombre destinado a la muerte, sino porque transforma la concepción de la vida. Casi toda la filosofía antigua occidental enseña que el cuerpo es un mal, una cárcel, una cadena, incluso una tumba. Por el contrario, el cristianismo, al asociar la carne al triunfo eterno del alma, afirma al hombre íntegro, compuesto de un alma y de un cuerpo ligados entre sí por una mutua responsabilidad. El desprecio del cuerpo ya no es posible, puesto que éste está llamado a participar en la gloria eterna del ser íntegro. La resurrección de Jesús, primicia de nuestra resurrección, es la afirmación de la dignidad humana; lejos de ser una leyenda o un símbolo literario, la resurrección de Jesús es testimonio del más sano y lógico realismo.

ALBERTO [email protected]

NOTAS PARA LA HOMILIA“Que se apareció a Pedro y más tarde a los doce” (1Cor 15, 5).Desde Éfeso, probablemente en la primavera del año 56, dictaba Pablo estas palabras que han llegado hasta nosotros como un tesoro que la Iglesia guarda y confiesa, como continuación de una cadena de testigos y evangelistas que comienza antes del mismo Pablo.Se apareció, más exactamente, “se dejó ver”. “ Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver”, (He 10, 40) ha dicho Pedro en la primera lectura de hoy. Del Resucitado partía la iniciativa de manifestar su gloria y del mortal creyente dependía contemplarla y dejarse irradiar por ella. Sólo la fe, ayudada por los signos como puente, hace posible alcanzar la otra orilla donde habita Dios; allí, a su diestra ha sido glorificado Jesús de Nazaret.

El encuentro: “Hemos contemplado su gloria” (Jn 1, 14).No sabemos cómo fue el encuentro de la Madre con su Hijo Resucitado, aunque podemos imaginarlo, si nos dejamos conducir por la fe y la piedad. Sin embargo sabemos cómo los evangelistas han intentado describir un poco teatralmente el encuentro de Jesús resucitado con algunos de sus primeros testigos.

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El proceso descrito con la suma de todos ellos, puede puntualizarse con las siguientes palabras: Sorpresa, miedo, huida, incredulidad, duda, silencio, reto, espera, signos, fe, iluminación, adoración, entrega, alegría, fuerza, sentido, misión, etc. Cada una de estas reacciones se puede corroborar con diferentes citas de los evangelios.Es muy importante conocer el camino que los evangelistas nos han descrito. Si bien aquellas apariciones del Resucitado no pueden leerse como descripciones históricas, no obstante, la forma como narran el encuentro con Él, nos indica el camino que nosotros hemos de seguir para llegar a la fe en la resurrección y al encuentro con el Resucitado. La única diferencia está en que los primeros testigos se iniciaron desde la iniciativa del mismo Señor, en cambio nosotros comenzamos desde el testimonio de la Iglesia que nos proclama la Resurrección de Cristo. Tal vez nosotros jugamos con ventaja, porque ellos tenían que superar el obstáculo de la mortalidad y la humanidad de Jesús, nosotros en cambio ya de entrada aceptamos que desde su nacimiento es “Dios con nosotros”. Salvo esta diferencia, el proceso a seguir es el mismo tanto para ellos como para nosotros. Se confirma lo dicho viendo los pasos de María Magdalena; su gran amor y su búsqueda dolorosa, no alcanzaban a llegar al encuentro, porque le buscaba como era antes, con su humanidad mortal. De ello nos previene Pablo, acusado de no haber conocido a Jesús, cuando escribe: “Nosotros ya no apreciamos a nadie por la apariencia y, aunque valoramos a Cristo por la apariencia, ahora ya no” (2 Cor 5, 16).

“La cosa empezó en Galilea” (1ª lectura).Es absolutamente necesario vincular la Resurrección de Jesús con el mensaje que predicó sobre el Reino de Dios, no con un fin apologético de la misma, sino para entender y creer fielmente el misterio. Jesús murió en la cruz como víctima de su mensaje, y al resucitarle, Dios se pone de parte de esta víctima, de ésta y de todas las víctimas. Finalmente Dios habló claro y se definió ante el mundo y ante la historia como Padre. La Resurrección de Jesús es la denuncia más fuerte que Dios mismo ha hecho contra todos los verdugos y contra todas las opresiones injustas. Aquí radica el fundamento de nuestra lucha para bajar de la cruz a las personas y a los pueblos que continúan hoy la pasión de Cristo. Si separamos la muerte de Jesús de su predicación, nos equivocamos; si separamos la resurrección de la denuncia eficaz que el Padre testifica, también entramos en una falsa vía; si al confesar la divinidad del Resucitado no proclamamos al mismo tiempo su mensaje, el que predicó durante su vida mortal, hemos equivocado el camino.Por no haber mantenido siempre unidos estos tres extremos, algunos han llegado a una confesión de fe y a una práctica de la misma, que dista mucho de poder entenderse como seguimiento de Jesús. Se queda en simple teoría de la mente, sin la conversión del corazón y de la conducta.

“Ángeles que les dijeron que él está vivo” (Lc 24, 23).Grande fue la alegría de Navidad al escuchar del cielo que “Dios está con nosotros” para salvarnos; su presencia humilde dignificó nuestra naturaleza y llenó de esperanza nuestra historia. Pero más grande aún es nuestro gozo al poderle contemplar viviente y glorificado después de su horrible pasión. Dios ha hablado con palabras de poder, de denuncia y de vida eterna. Su fidelidad ha alcanzado el límite de lo infinito, “éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”.La primera constatación de las fieles mujeres fue ésta: “Jesús está vivo”. Llenas de sorpresa, de miedo y de alegría, iniciaron una carrera que todavía no ha llegado a la meta. A nosotros nos toca recibir hoy el testigo y continuar el camino por el mundo con la luz de Pascua llameante. ¡Si llegásemos a creer de verdad que “Jesús vive”! Se habría acabado la soledad, la tristeza, la desesperación, la tiniebla, el egoísmo, el sinsentido. Caerían por los suelos todas las ataduras y obstáculos de nuestra salvación personal, como cayeron al suelo los guardas del sepulcro con sus inútiles armas. La losa del sepulcro saltó por los aires al grito de los ángeles que anunciaban al mundo la Vida. El sol amaneció antes para no perderse el glorioso espectáculo y la luna con las estrellas iniciaron la danza de la eternidad. No hay poder ni tiniebla que se resista a esta verdad: “Jesús vive”. Corrieron las mujeres, corrieron Pedro y el discípulo amado, Tomás

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cayó de rodillas y Pablo, deslumbrado por tanta luz, cayó del caballo y se dejó conducir de la mano hacia la novedad del Mesías Paciente y Glorificado.La Iglesia Universal sigue proclamando hoy el gran mensaje: “¡Resucitó!”. Escuchémoslo con los oídos del alma, hasta que la alegría y la fuerza del que le resucitó a Él, inunde nuestro corazón y transforme nuestra vida. Que se rasgue otra vez el velo del santuario y dé paso a los hijos de Dios para acceder a la mesa del Padre, junto a nuestro hermano mayor, el Primogénito. El banquete de la eucaristía sea hoy la celebración sacramental de su presencia gloriosa en medio de nosotros. Dejemos que el inmenso gozo de su resurrección nos empuje a dar testimonio de que “¡Jesús vive!”.

LORENZO [email protected]

LA MISA DE HOY

MONICION DE ENTRADABienvenidos a esta celebración, la del día primero de la semana, en la que, reunidos como los discípulos del Señor, Él viene a ponerse en medio y hacernos su regalo de Pascua: transmitirnos la Paz a todos nosotros. Cada domingo del año será la repetición de esta celebración, porque en ella nos reúne lo fundamental de nuestra fe: que con su muerte y resurrección Jesús nos ha salvado, nos ha dado nueva vida, nos ha hecho hombres y mujeres nuevos.En la celebración que ahora comienza, os invitamos a, como los discípulos de Jesús, ir hasta el sepulcro donde le habían puesto, y vivir una experiencia radical. Ojalá hoy salgamos todos del templo distintos, como les ocurrió a ellos. Bienvenidos a esta celebración del día de la Pascua

RITO DE LA ASPERSIÓNEl agua limpia. El agua refresca. El agua da vida. Precisamente por eso el agua cumple un lugar tan importante como símbolo en la Pascua. Nos recuerda nuestro bautismo, que es una forma de recordar nuestro segundo nacimiento, el nacimiento a la fe. Nos recuerda que también en nuestro bautismo se nos limpió del pecado, y que debemos caminar siempre en una tarea constante de limpieza en la que evitarlo y procurar el bien. Nos recuerda también que en el bautismo Dios nos hizo sus hijos, y que ése es el mayor aliento y refresco que podemos tener cuando nos cansamos en el camino de la vida.Que el agua que vais a recibir os recuerde que sois hombres y mujeres nuevos, y que caminando como tales os veáis llenos de fuerza, de vida y de su aliento, para poder de esa manera manteneros limpios de pecado hasta la vida eterna.

LECTURA NARRATIVAAhora todo es nuevo. Ya no hablamos del Dios de los judíos, sino de ese mismo dios pero que ahora es el que resucitó a Jesús, ese mismo Dios que se hizo hombre para salvarnos; ese Jesús que nos ha hecho el mayor regalo, que no es otro que el de librarnos de las fuertes cadenas que nos ataban al pecado. Así lo descubrieron los discípulos y así se lo oímos predicar.

SALMO RESPONSORIAL Sal 117,1-2. 16ab-17. 22-23Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. [o, Aleluya]Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. [o, Aleluya]La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. [o, Aleluya]La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

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“Hoy empiezo una nueva vida”, solemos decirnos a menudo. O sea, decidimos morir a lo viejo y empezar desde cero, como un recién nacido… Pablo hoy nos muestra en qué debe consistir nuestra nueva vida, dónde debemos poner los ojos, qué es lo que nos debe guiar. Para ser hombres nuevos, resucitados con Cristo, tendremos que hacer nuestra la actitud que él propone.

MONICIÓN AL EVANGELIOAnte la resurrección, ante la idea de la vida después de la muerte, pueden surgir en nuestros corazones muchos interrogantes. Podemos ver incluso como nuestra fe necesita mayores evidencias. Sólo con un corazón capaz de ver, entender y aceptar, más allá de nuestra razón, podremos alcanzar la fe que hoy nos reúne y debemos hacer cada día más fuerte.

ORACIÓN DE LOS FIELESDios cumple siempre sus promesas, y hoy, alumbrados por la luz deslumbrante de su Resurrección, nos cuesta menos tener esa confianza. Por eso, sabiendo que Él siempre nos escucha y quiere lo mejor para nosotros, presentémosle nuestros deseos.-Por la Iglesia universal, y por cada una de las iglesias locales y comunidades en que nos reunimos. Para que a pesar de nuestras dudas, desconfianzas o temores sepamos estar en medio del mundo no como los discípulos encerrados por miedo a los judíos, sino como los que salían a la calle a gritar la resurrección de Jesús. Roguemos al Señor-Por cuantos reciben el bautismo. Los niños, que tienen aún su fe como un germen, para que sus padres cuiden esa semilla y la hagan crecer y fructificar. Los adultos que se lanzan a la aventura de la fe, para que en nosotros encuentren ejemplo y apoyo. Roguemos al Señor-Por cuantos siguen atrapados a las cadenas de la muerte. Los que por su tristeza o depresión no le encuentran sentido a la vida. Los que por sus adicciones no consiguen caminar libres y resucitados. Los que sufren en su carne la enfermedad y eso les impide tener el alma resucitada. Los que caminan a oscuras sin encontrar sentido ni plenitud a sus vidas. Para que el sepulcro vacío de Jesús les haga llegar sus mismas palabras: ¡Paz a vosotros!. Roguemos al Señor-Por nuestros difuntos. Para que sigan vivos en nosotros, y para que el Señor les premie con el esfuerzo que en sus vidas hicieron por salir de las tinieblas e ir hacia su luz. Roguemos al Señor-Por nosotros y nuestra Comunidad. Para que la alegría de la Pascua nos contagie a unos y otros, y nos haga vivir haciéndole sitio al resucitado para que Él sea siempre el centro de nuestra Asamblea. Roguemos al Señor.Oración: Atiende, padre, las súplicas que te presentamos. Las dirigimos a ti con la confianza de los hijos hacia su padre, y lo hacemos por tu Hijos, Jesucristo, que vive y reina, resucitado y glorioso, por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN FINAL-Que el Padre del cielo, que jamás nos da la espalda a pesar de nuestras debilidades, llene vuestras vidas de bendición.-Que su hijo Jesús, el Resucitado, llene vuestros corazones de la Paz que transmite como regalo de la Pascua.-Y que su Espíritu os aliente para caminar cada día como hijos de la luz, resucitados y vivos con Cristo.

PARA LA ORACIÓNPadre del Cielo, que no quieres la muerte del pecador, sino regalarle tu propia vida: transforma nuestros corazones lavados por el agua del bautismo para que la gracia que entonces nos regalaste crezca en ellos día a día.----------------------------Nada podemos darte que tú antes no nos hayas regalado. Al ponernos ante ti, Señor, con nuestras manos vacías, queremos ofrecerte hoy nuestro esfuerzo por seguirte, nuestras dudas y temores, nuestra necesidad

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de evidencias, para que tú nos desmontes y hagas crecer a cambio nuestra alegría y nuestra deseo de seguirte.----------------------------Sólo podemos expresar hoy nuestra alegría que se resume en un ¡Aleluya!. Has vencido a todas las dificultades; has sido fiel hasta la muerte; lo has dado todo por nosotros; cada uno de tus gestos es la prueba de tu amor. Tú, que prometiste tantas cosas, has hecho realidad hasta la más difícil de tus promesas. Confiamos en ti, y por eso sabemos que la muerte ya no manda en nuestra vida, y que podemos vivir como resucitados, libres, tomados de tu mano, lejos del pecado que es la peor de las muertes. Por eso nos unimos a toda la humanidad y a toda la creación dándote las gracias por este gran regalo de tu amor.----------------------------Danos, Señor, tu misma vida, tu misma fuerza; que seguirte de cerca nos ayude a no desviarnos; que tenerte presente, vivo y resucitado, nos muestre bien el camino para que dejemos así la vida de las tinieblas y del pecado y no haya ninguna otra cadena que la del fuerte amor que nos regalasy te agradecemos.

CANTOS PARA LA CELEBRACIONEntrada. En la mañana de resurrección; Canta con júbilo (1CLN-219); Alegre la mañana (de Espinosa); Resucitó, resucitó (de Kiko).Rito aspersión. A las fuentes de agua viva; Un solo Señor.Gloria. De Angelis.Salmo. Este es el día (de Manzano).Aleluya. Canta aleluya al Señor.Ofertorio. Llevemos al Señor (disco “16 Cantos para la Misa”); Al altar donde Tú vienes (disco “15 Cantos para la Cena del Señor”).Santo. De Aragüés.Aclamación al Memorial. 1CLN-J 2.Comunión. Christus vincit; Acuérdate de Jesucristo (de Deiss); Himno a Jesucristo (disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el siglo XXI”); Acerquémonos todos al altar (1CLN-O 24); Oh Señor, delante de Ti.Final. Hoy, Señor, te damos gracias; Regina coeli (gregoriano).

Director: Enrique Abad Continente ·Paricio Frontiñán, s/n· Tlf 976458529-Fax 976439635 · 50004 ZARAGOZATlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: [email protected]