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Experiencia csmica y dinmica social en el manuscri to de Huarochir i
Zenn Depaz Toledo
Publicacin de la Red Universitaria sobre Derechos Humanos y Democratizacin para Amrica Latina.
Ao 3, N 5. Mayo de 2014. Buenos Aires, Argentina
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EXPERIENCIA CSMICA Y DINMICA SOCIAL EN EL MANUSCRITO DEHUAROCHIR
Zenn Depaz Toledo1
Resumen
La civilizacin andina tom cuerpo desde una experiencia que denominamos csmica, pues da
curso a un sentimiento de plena pertenencia al mundo circundante, concebido como una totalidad
cuyos componentes estn todos vinculados entre s. Tomando como referencia el Manuscrito de
Huarochir, intentaremos mostrar cmo se manifiesta esa experiencia y cules son sus
implicancias en cuanto a la concepcin del orden social.
Abstract
The andean civilization took place upon the ground of a cosmic experience, which means a
sense of full belonging to the surrounding world, conceived as a totality whose components all are
related each one. Taking as a reference the Manuscrito de Huarochir, well intend to show how is
that this experience goes and its consequences regarding the conception of social order.
El Manuscrito de Huarochir puede considerarse un texto prstino en la tradicin cultural andina,
cuyo alcance civilizatorio cabe destacar2. Se halla escrito en quechua, fue redactado cuando la
religiosidad andina an se practicaba a gran escala con cultos netamente diferenciados del
cristiano y se ocupa de las creencias fundamentales de comunidades de la zona central de los
Andes, rea por donde discurri, desde los orgenes de esa civilizacin, la influencia de sus
principales corrientes culturales. Por ello, el simbolismo y el imaginario transmitido por ese texto
provee un referente clave para reconstruir los horizontes de sentido del mundo andino. En este
caso buscaremos dar cuenta del carcter holstico de la experiencia que relata, atendiendo a susimplicancias relativas a la dinmica social.
1Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Per, [email protected]
2Segn el historiador ingls Arnold Toynbee, la humanidad habra producido seis grandes civilizaciones originarias: la china, la india, la
egipcia, la mesopotmica, la mesoamericana y la andina.
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PACHA: EL COSMOS
El trmino pacha, reconocible ahora en expresiones como Pacha Mama, popularizada por
movimientos vinculados al ecologismo y la onda new age, se suele traducir como Madre Tierra3,
lo cual sugiere que pachasera la tierra. No obstante, ello puede inducir a un equvoco en el
contexto cultural moderno en que se entiende por tierra el planeta tierra o un pedazo de ella, en
todo caso un mbito definible por su espacialidad, nocin que en la tradicin judeo cristiana, y
sobre todo en el mundo postcartesiano, se tiende a comprender como de condicin csica y, por
lo mismo, divisible en pedazos y manejable a voluntad. Pues bien, el sentido del trmino quechua
pacha, nada tiene que ver con aquellos significados.
En el Vocabulario de la lengua aymara, de Ludovico Bertonio, publicado en 1612, el primer
significado con el que aparece el trmino pacha es el de tiempo. As, walu pacha es tiempo
antiguo ypacha kajtaal amanecer. Ciertamente, tambin figuran algunas variantes donde tiene
ms bien connotaciones de lugar, tales como alax pacha(el cielo), aka pacha(la tierra) o manqha
pacha(mundo de abajo). Como sufijo indica la totalidad (como en markapacha: todo el pueblo,
o en taqipacha jaqi: todos los hombres o personas). No obstante, tambin puede indicar lo
relativo a un parto doble (como enpachachiriopachaqariri: la mujer que pari dos).
Traemos a colacin aqu estas antiguas referencias del aymara o idioma aru porque algunas desus variantes tuvieron vigencia en la zona de Huarochir en los tiempos de los que se ocupa el
Manuscrito, y es evidente que hubo y siguen habiendo interinfluencias con el quechua. Pues bien,
es de notar que en la gama semntica del trmino pachaen el idioma arupriman la orientacin
temporal y la remisin a la totalidad. Se trata, por tanto, siempre, de alguna totalidad que se
manifiesta en el tiempo. No deja de tener inters simblico la referencia al parto de mellizos,
porque connota una matriz gensica y se asocia al prototipo ontolgico de la dualidad.
En cuanto a su significado en quechua, es de notar que en el Lexicn de Domingo de SantoThomas, publicado en 1560, la nica palabra en que pachaaparece explcitamente referida a la
tierra es Pachamantauiasca , que significara engendrado de la tierra, con lo cual es la tierra,
como pacha, quien engendra, manifestando as su condicin de matriz gensica. All mismo
aparece tambin el trmino pachac, con el significado de ciento. Puesto que en la numerologa
andina cien parece connotar plenitud en tanto es resultado de repetir diez veces la base numeral
diez (a su vez reiteracin del nmero cinco, que el Manuscrito asocia simblicamente al orden vital
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En sentido estricto, la traduccin sera Madre de la pacha o Madre del mundo.
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pleno), podramos vincular la palabrapachaccon el rasgo de totalidad atingente al mundo, nocin
que en quechua se dice tambin pacha y que aparece en este lexicn en la expresin pachap
onanchay, que el autor ha traducido por astrlogo de los movimientos, pero que en realidad
remite al acto de interpretar o discernir (onanchay) las seales del mundo (pachap). Con lo cual
esta expresin estara manifestando una cosmovisin donde el mundo, como totalidad, sabe y
comunica ese saber emitiendo seales. Cabe igualmente notar las expresiones pachayllarinc (el
esclarecer del da) y pachacaci(alborear), pues en ellas pachaconnota apertura de la claridad,
asumiendo la condicin de aquello que se abre a la claridad, se manifiesta, se da. Significa esto
que el mundo se manifiesta en los fenmenos, pero que no se reduce a ellos, sino que los
excede? Es, ciertamente, una posibilidad a examinar. Por otro lado, el Lexicon consigna el trmino
pacha como significando ropa y pachayoc como (quien est) vestido. Qu relacin puede
haber entre la ropa y el mundo entendido como cosmos?, pues justamente la relacin cosmtica.
Es preciso recordar que cuando el Manuscrito usa la palabra pacha para designar ropa, ello
ocurre a propsito de ropa esplndida, como aquella vestidura de oro resplandeciente con la que
Cuniraya Wiraqochabusca que Cahuillacareconozca su esplendor. Siendo as, la palabra pacha
estara connotando un mbito que manifiesta orden, sentido y belleza, como es el caso tambin
de la palabra griega cosmos4, que se contrapone a caos, y de aquella otra latina que es mundo,
que se contrapone tambin a lo in-mundo, catico y carente de sentido u orden.
Por su parte, el Vocabulario de Diego Gonzales Holgun, publicado en 1608, otorga a pacha el
significado de tiempo, suelo, lugar. Ratifica as el primado de la referencia temporal, pues an la
espacialidad sugerida por la palabra suelo queda recogida en el trmino lugar que es un
espacio temporalizado, pues tambin se usa para designar un momento, como cuando se dice
que todo tiene su lugar, refirindose no a cosas sino a acciones que discurren en el tiempo. En
todo caso, aqu la nocin de pacha involucra tanto el tiempo como el espacio, sugiriendo una
experiencia donde el espacio sigue la pauta del tiempo y quizs hasta se abre se da- desde el
tiempo, como una donacin. Tambin recoge las expresiones pacha ccacnin(reyr el alva, o abrir,o amanecer) y pachacta unaochani o hamutani, en las que pachaconlleva las connotaciones
simblicas antes mencionadas de apertura ontolgica y de sujeto sapiente (pues el trmino
hamutaniastucia- se refiere a una accin sagaz) que emite seales (unaochani). Por ltimo, no
deja de ser interesante notar que la expresin pacham ppuchucasacnin, o puchucanayan (que
tambin aparece en el Manuscrito de Huarochir, por ejemplo a propsito del diluvio que all se
4En el caso del griego cosmos, la connotacin de orden y belleza ha quedado retenida, por ejemplo, en la palabra castellana
cosmetologa.
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refiere) recibe aqu el significado de el mundo se quiere acabar, que reconoce voluntad al
mundo, atributo caracterstico de un sujeto, no de una cosa que contiene cosas.
WILLANAKUY: EN EL PRINCIPIO ESTABA LA RELACIN
El primer captulo del Manuscrito de Huarochir comienza diciendo: Ancha awpa pachaqa huk
waka isqas Yanaamca Tutaamca sutiyuq karqan. Kay wakakunakta qipanpi huk wakata
Huallallu Carhuinchu sutiyuq atirqan. Jos Mara Arguedas (1966) tradujo esto del siguiente
modo: En tiempos muy antiguos existi un huaca llamado Yanaamca Tutaamca. Despus de
estos huacas, hubo otro huaca de nombre Huallallo Carhuincho. Este huaca venci.Por su parte,
Gerald Taylor (1987) lo tradujo as: Dicen que en tiempos muy antiguos haba unos huacas
llamados Yanaamca (Namuq negro) y Tutaamca (Namuq de la noche). En una poca posterior,
stos fueron vencidos por otro huaca llamado Huallallo Carhuincho.
Este pasaje de gran densidad simblica, significativamente situado al inicio del Manuscrito,
propone una referencia explcita a los inicios, a lo ms arcaico y primordial, al arj, como se dira
en ese otro referente cultural matricial que es Grecia. Pues bien, ese inicio manifiesta ya un
estado, una configuracin, un orden, caracteres que corresponden a la nocin de pacha all
empleada. Y, qu orientacin manifiesta ese orden arcaico del que, por tanto, se siguen los
dems? Como se puede ver en las citas hechas, las traducciones de Taylor y Arguedas difierenprecisamente en este punto crucial, pues mientras ste se refiere al waka5primordial como uno,
aquel da cuenta de dos waka, lo cual parece ser ms concordante con el hecho de que ambos
traducen la expresin subsiguiente, kay wakakunakta (estos waka), en plural, como corresponde,
y, por tanto, como referida a dos waka. No obstante, consideramos que en este punto la
traduccin de Arguedas es ms ajustada, pues da cuenta de un wakadual, un wakaque siendo
uno es dos (Yanaamca, Tutaamca) y, por tanto, tres (Yanaamca, Chawpiamca, Tutaamca),
condicin con la cual sintetiza simblicamente tanto la relacionalidad como el dinamismo que
caracteriza a lo existente en la cosmovisin andina.
Si Tuta significa noche, Yana significa negro, condicin asociable a la noche, pero tambin
pareja, ayuda, ayudante y complemento, lo cual, considerando que en el imaginario andino no se
concibe lo aislado, solo y carente de complemento (menos an para el caso de las deidades,
seres de mayor densidad ontolgica), refuerza la interpretacin de Arguedas en relacin a que
cuando el Manuscrito nombra a Yanaamca Tutaamca, no se est refiriendo a dos deidades
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La nocin de wakase refiere a lo sagrado, que en el mundo andino se manifiesta como multiforme.
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distintas, sino a una de condicin dual. Es como si en aquel imaginario, por lo dems
caracterizado por una suerte de horror al vaco, el ser ensimismado, idntico a s mismo (la mera
tautologa), fuera equivalente al vaco, pues lo que es conlleva complemento, predicado y relacin,
siendo por tanto, en su manifestacin mnima originaria, dos.
No obstante, all donde lo manifiesto es al menos dual dos-, debe haber un tercero, menos
visible, no del todo manifiesto: el vnculo, la mediacin, el chawpi, sin el cual simplemente no
podra manifestarse lo dual como tal, pues la dualidad es ante todo una relacin. Dicho de otro
modo, no cabe hablar de dualidad all donde no hay relacin alguna. Con lo cual Chawpiamca,
deidad multiforme, vinculada a lo matricial y femenino, que asoma en el captulo 5 y se manifiesta
en todo su alcance en el captulo 10 (vinculado por duplicacin al captulo 5), donde aparece
asociada a la plenitud, lo gensico y lo arcaico, estara sosteniendo, como un tercero implcito,
como condicin de posibilidad, la manifestacin dual originaria de aquella deidad denominada por
ello Yanaamca Tutaamca. El chawpi mediador tendra as la condicin de una invisible
presencia-ausencia, cuya suprema expresin simblica lo provee lo sagrado que conecta y
sostiene el mundo.
YANA: LA COMPLEMENTARIEDAD
En cuanto a los discursos del Manuscrito que podran contribuir a dilucidar los alcances de ladualidad nominal de lo sagrado originario, tiene particular importancia el del primero de sus dos
suplementos, cuyo tema es el nacimiento de mellizos (curi), acontecimiento que se juzga
extraordinario y se toma como una hierofana. Pues bien, lo primero que refiere es que los
mellizos eran llevados en la noche de su nacimiento al centro ritual de la comunidad, lo cual tiene
un alto sentido simblico. Tratndose de dos nios o nias (smbolo a su vez del orden vital que
se reproduce), se busca evitar a toda costa que la dualidad configure una dicotoma; se trata de
asegurar la mediacin, el vnculo unificante que permita el discurrir de la vida. Dice, adems, que
no los trasladaban de da, pues teman que se helara la tierra, simbolizando con ello la antinomia
entre la vida y la ausencia de vnculo. Ms an, seala que los parientes se ponan a bailar y
cantar por varias noches sin parar, como si con ello quisieran evitar el congelamiento del mundo.
Adems, cinco hombres (otra vez el nmero de la plenitud), deban conseguir coca pronto, a
cualquier precio. La coca es un smbolo privilegiado del orden radial del mundo. Del tejido
relacional que lo constituye y, particularmente, del centro (chawpi) que conecta los elementos de
ese mundo. Por tanto, la bsqueda ardorosa de coca a nombre de los curisimboliza igualmente la
necesidad de asegurar el vnculo y la unidad de lo diverso.
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Pues bien, al dcimo da del nacimiento de los curiun pariente llegaba trayendo un venadito, una
taruca o algn otro animal que deba haber cazado en la sallqa6, que luego coman entre todos7.
Entonces, los parientes bailaban, cantaban y beban ese da entero, y se ofrecan coca (elemento
medular del intercambio que se experimenta como donacin) con el mayor esmero. Tales
acciones simbolizan tanto el dinamismo orgistico, vinculado con la afirmacin de la vida, como el
sostenimiento del tejido relacional del mundo que deja fluir el kama8 o potencia vital.
Significativamente, una hoguera era alimentada todas las noches hasta finalizar los ritos, y al
finalizar el periodo ritual bsico de diez das un sacerdote pona a los padres un collar trenzado de
hilos blancos y negros, evidente smbolo propiciatorio de complementariedad.
Tras narrar todo esto, el autor del Manuscrito dice: Si slo nacan varones o slo hermanas
mujeres, estaban diciendo no estarn bien las cosas (el mundo), ser un tiempo de mucho
sufrimiento. Pero si nacan varn y mujer, lo tomaban como seal de que sera para bien. Se
trata de una observacin central. Siendo el nacimiento de mellizos un evento extraordinario, poda
ser o bien fasto o bien nefasto. Era una seal nefasta si tenan el mismo sexo. Se consideraba
una seal fasta si eran varn y mujer. Las connotaciones simblicas de ello son notorias pues
vincula la plenitud y la continuidad del ser con la complementariedad de lo diverso, mientras que la
homogeneidad parece vincularse con la pobreza, condicin que en quechua se expresa con lapalabra huaccha, que significa ante todo lo solitario y aislado.
As, pues, la deidad originaria no podra ser ni una sola (huaccha), ni irreductiblemente dual o
mltiple (con lo cual seran, igualmente, huaccha), pues en ambos casos (por lo dems,
impensables) habra ausencia de relacin. La relacin bsica, cualitativa, es de
complementariedad y es condicin de posibilidad del estar.
Mencionamos antes que ello hace parte del simbolismo de Yanaamca Tutaamca, la primeradeidad que menciona el Manuscrito. Su condicin matricial aparece simbolizada tanto por la figura
de la noche (tuta), como por la de la negrura (yana), pero yana connota tambin
complementariedad, pues significa igualmente pareja (sobre todo sentimental). As, yanachankuy
6Trmino que refiere a lapuna(espacio que rodea las cumbres nevadas) en tanto territorio salvaje, arisco, bravo y gensico. La puna
es, asimismo un espacio liminar entre el mundo de los hombres y el de las deidades, entre el mundo de arriba y el de abajo, de all suvinculacin con lo gensico y su condicin de espacio privilegiado de hierofanas.7El animal sacrificado deba ser considerado waka, puesto que era crianza de los dioses, con lo cual haca parte de la esfera de lo
numinoso vinculante. Consumir su carne equivala a reafirmar los vnculos y la mediacin que sustenta la vida.8
As, las deidades eran concebidas como kamaq: facilitadoras del flujo vital.
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significa tener pareja y yanasakuyes prometerse matrimonio. Por otra parte, yanapaes ayuda y
yanapayes el acto de ayudar, auxiliar o socorrer. As, pues, desde el inicio, y a propsito de un
referente de alta carga simblica como es un waka, el Manuscrito proyecta un simbolismo segn
el cual la existencia discurre en un juego de mutua ayuda, servicio y donacin, y la plenitud de la
existencia supone el soporte de un yanantin, es decir, de un par que se hermana; por lo cual
existir es co-operar, las acciones plenas suponen co-operacin y el mundo se sostiene en la co-
operacin de todo lo existente, como condicin para el discurrir del flujo vital. Con ello, la
cooperacin, caracterstica central de la vida social en el horizonte cultural andino, halla un
soporte csmico, una base ontolgica que va ms all del mbito humano, involucrando a todos
los seres.
EL PULSO DE LA VIDA (PACHAKUTIO LOS CICLOS DEL MUNDO)
Igualmente, desde el primer captulo, al describir la vida, el Manuscrito destaca el ritmo u orden
cclico que sigue. Ocurre en cuanto a la propia naturaleza de la vida, al sealar que se vincula a la
muerte como a una fase suya (precisamente la fase del retorno), pero se da tambin en el plano
simblico radical representado por las deidades. Al respecto, no obstante ser un captulo muy
breve, presenta al menos cuatro ciclos de deidades, que bien podran corresponder a otros tantos
rdenes de vida en esa tradicin y, por tanto, constituir a su vez fases de un ciclo mayor. Aparece,
en primer lugar la deidad dual denominada Yanaamca Tutaamca (tal vez representando conello su condicin andrgina), enseguida Huallallo Carhuincho (deidad masculina originalmente
altoandina, a quien se vincula con la deidad femenina costea denominada Mamaamca), luego
Pariaqaqa (que ocupa el topos de Huallallo Carhuincho y se vincula a la deidad femenina
denominada Chawpiamca) y finalmente (aunque se deja abierta la posibilidad de que su lugar
fuese igualmente el del comienzo, como sugiriendo que se tratara de la manifestacin de un ciclo
de deidades que no tendra comienzo ni final, sino tan slo avatares) aparece Cuniraya
Wiraqocha, deidad que, adems, con esa denominacin dual9deja notar que es resultado de un
encuentro (tinkuy) de dos deidades (Cuniraya y Wiraqocha). Sintomticamente, la primerareferencia es a Cuniraya, de quien se declara saber poco (por ejemplo, no queda claro si es
masculino o femenina), condicin que en la teogona del manuscrito suele corresponder al chawpi
elusivo, que simblicamente aparece como un tercero oculto tras una dualidad o como un quinto
tendiente igualmente a ocultarse entre una cuatriparticin, cuya configuracin, en este caso,
correspondera, adems de los tres avatares nombrados inicialmente, a Wiraqocha, como cuarto
9Wiraqochaaparece en Huarochir asociado a Cuniyara, una deidad que parece ms bien haber tenido predicamento regional. Del
mismo modo, en la zona del Collao, aparece asociado a Tunupao Tonapa, y en Atacama a Tarapacao Tahuapaca.
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polo; aunque dada su asociacin con Cuniraya, por elemental metonimia igualmente este rol
podra corresponder a ste ltimo. En todo caso, la asociacin por tinkuy entre Cuniraya y
Wiraqocha logra insertar a esta deidad panandina en la tradicin regional a la que Cuniraya
parece pertenecer con mayor propiedad.
Es de notar que la presentacin de esas deidades en el Manuscrito es en orden de sucesin, con
la significativa excepcinotra vez- de Cuniraya, de quien, en ese primer captulo, se dice que no
se sabe si fue posterior o anterior a aquellas otras deidades, lo cual precisamente configura la
posibilidad de estar frente a un ciclo mayor de deidades que, en sentido estricto no tiene comienzo
ni final absoluto, ciclo en el cual cada una de esas deidades (a su vez multiforme por lo que
sugieren sus nombres y condiciones) podra estar representando un mundo, es decir un pacha,
entendido como un orden de vida que, en tanto inscrito en un ciclo mayor experimentara un
pachakutio inversin, que siendo inversin de un orden unitario (pacha) tendra que significar un
proceso de dispersin (chiqiy) o vuelta (kuti) al estado germinal de ese orden.
A propsito delpachakuticomo dispersin, en el captulo 18 del Manuscrito, treinta sacerdotes de
Pariaqaqase hallan auscultando el hgado y el corazn (simblicamente un chawpi) de una llama
ofrendada a la deidad, uno de ellos, proveniente de las alturas y que est observando de lejos los
signos que presentan aquellos rganos dijo: A, atac, manam allichu pacha, wawqi, qipanpiqa kayPariacaca yayanchik purumanqataqmi10. Ntese el anuncio del final de un ciclo, el del culto de
Pariaqaqa, quien a su vez sostiene un orden del mundo, una forma de vida. Ntese, igualmente,
que al final de ese ciclo la condicin de Pariaqaqaser la depurum, trmino que se contrapone a
lo cultivado (cuya expresin suprema es el culto, entendido tambin en el mundo andino como
crianza). As,purumsignifica lo no cultivado y como tal abarca un campo semntico que va desde
lo yermo hasta lo feraz, pero en todo caso lo silvestre y montaraz, que constituyen la condicin del
germen o la potencialidad desde la cual la vida cobrar cuerpo nuevamente.
Los dems sacerdotes, que no han logrado ver eso, le dicen qu sabes t? ( imaktam qam
yachanki), en sentido despectivo; a lo que aquel responde: kikin pariacacam in, wawqi11(Es el
mismo Pariaqaqa quien lo dice, hermanos), avivando el enojo de aquellos. Enseguida, relata el
Manuscrito que pocos das despus se oy de la llegada de los espaoles a Cajamarca. Luego da
cuenta de la llegada de aquellos al santuario de Pariaqaqa y del saqueo de sus ofrendas ms
10Traduccin: Ah, atac!, no est bien el mundo, hermanos, de aqu en adelante nuestro padre Pariaqaqa se volver montaraz (oquedar abandonado).11
Traduccin: Es el mismo Pariaqaqa quien lo dice, hermanos.
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preciadas. En esas circunstancias los hombres de all dijeron: Fue una gran verdad la que nos
dijo ese llacuas Quita Pariasca, hermanos. Vamos, dispersmonos (haku chiqirisuntaq), ya no
est bien el mundo.
Lo primero que cabe destacar en esta conclusin a la que llegan, forzados por las circunstancias,
los sacerdotes de Pariaqaqa que antes no creyeron en lo anunciado por aquel que predijo su
abandono y vuelta a la condicin montaraz, es que ahora tambin ellos asumen que el mundo ya
no est bien, lo cual, en tanto el mundo (pacha) no es sino el orden y sentido de la vida, significa
que estn asumiendo que aquel orden se ha descalabrado. No est dems notar tambin aqu
que ello se establece por referencia al estar bien (manaam allichu12). Pero, mayor significacin
tiene, con relacin al tema que ahora estamos considerando, la decisin de aquellos hombres en
torno a qu es lo que corresponde hacer ante el descalabro del mundo: Vamos, dispersmonos
hermanos, fue lo que dijeron todos. De hecho, el Manuscrito relata en este punto, cmo uno de
los sacerdotes, el ms anciano, que haba sido quemado por los espaoles para que revelase
dnde hallar los tesoros de Pariaqaqa, reponindose de sus graves quemaduras se aleja de all
llevando consigo a un hijo de Pariaqaqa llamado Macahuisa, para guardarlo en una de las
comunidades de la regin.
Qu significacin tiene esta decisin de dispersarse ante el arribo de hombres radicalmenteextraos, al punto de que sabiendo de su condicin humana se les da el apelativo de
huiracocha, que corresponda a una deidad? Tal vez el propio Wiraqocha pueda darnos una
clave de interpretacin de ello.
Si se trata de saber de Wiraqochael captulo 14 es el que aporta elementos sustantivos, pues se
ocupa nada menos que de su ser (kasqayta) y del modo cmo lleg a su cumplimiento (tiyan,
puchukasqanta13). Al respecto dice: Chaymantam kanan Cuniraya Huiracochap puchukasqanta
rimasun.14
Tiene particular inters para el tema que aqu estamos considerando que en este punto irrumpe la
historia en la figura de los espaoles, quienes traen consigo precisamente el horizonte de sentido
que hace posible la conciencia histrica. De parte de los hombres andinos aparece tambin una
figura histricamente protagnica: el inca Huayna Cpac. Dice el narrador que un poco antes de
12Traduccin: ya no est bien.13Trminos que significan establecerse, asentarse (tiyay), y llegar a su fin (puchukay), respectivamente.14Traduccin: Tras ello, ahora vamos a hablar del final de Cuniraya Huiracocha. (Consideramos que aqu el trmino puchukasqanta,
que estamos traduciendo por su final, tiene la connotacin de llegar a su fin, en el sentido de llegar al cumplimiento desu ser)
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que apareciesen los espaoles Cuniraya iba rumbo al Cusco y que llegando all invit al inca
Huayna Cpaca que lo acompaase a Titiqaqa, donde le revelara su ser. El inca lo hizo as y,
siguiendo instrucciones de la deidad envi a los sabios y chamanes a donde se localizaban los
fundamentos de la tierra baja, en torno al santuario de Pachakamaq15. Cunirayaordena a estos
hombres que al llegar all busquen a su padre (Wiraqocha?) y le pidan, a su nombre, que les
entregue a una de sus hermanas. Uno de los chamanes, que tiene la virtud de convertirse en
golondrina, logra llegar primero. Recibe entonces un pequeo cofre que deba entregar al inca sin
abrirlo. No obstante, la curiosidad le gana y lo abre. Por un brevsimo instante aparece all una
seora deslumbrante, de tamao minsculo, que enseguida desaparece. Informado de esto, el
inca le rie y lo enva de nuevo. Al llevar nuevamente el encargo, cada vez que en el camino tena
necesidad de algo, inmediatamente era servido con ello. As, esta vez logra entregar el paquete
intacto.
Cul es el simbolismo de esa pequesima y deslumbrante seora que desaparece en cuanto
asoma y que provee en abundancia a las necesidades de quien la lleva consigo? Como antes
hemos sealado, bien podra estar representando a la deidad femenina matricial vinculada a la
tierra, su feracidad y su condicin germinal, silvestre, condiciones que hemos hallado asociadas a
Chawpiamca, aquella deidad arcaica elusiva, y a la nocin de chawpi que conlleva. Como
corroborando ese simbolismo, el nmero de das en que el chamn golondrina traslada a estaseora es de cinco, el nmero de la plenitud vital.
Pues bien, una vez trado su encargo, Cunirayatraza una lnea en el lugar en que estn l, el inca
ytodava oculta- su hermana (a quien se ha referido antes como una de sus hermanas: huk
panantas). Tenemos all nuevamente el orden bsico, manifestado en una dualidad y un chawpi
mediador que, significativamente tiene condicin femenina (como Chawpiamca, a su vez una
entre cinco hermanas). Al lugar as constituido, el texto se refiere como pachac, trmino que
Jos Mara Arguedas ha preferido no traducir y que, forzando el espaol, tendramos que traducircomo lo que mundea o lo que hace al mundo; lo cual refiere al mundo (pacha) como un acto,
es decir como algo actual, actuante; por lo mismo, el pachaclo que mundea o hace mundo-
tendra que ser algo que posee ms bien la condicin de lo virtual, de lo potencial.
15Santuario del dios del mismo nombre, ubicado en la costa central del actual Per. Junto con la isla de Titiqaqa, que da nombre allago en que se ubica, eran los dos santuarios mayores del Tawantinsuyuinca, teniendo como chawpio santuario medial al Qorikancha
del Cusco.
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La lnea trazada por Cunirayaabre dospachac(nuevamente el simbolismo de la dualidad que se
abre desde un referente mediador, que en este caso es la lnea). Con ello Cunirayainvita al inca a
entrar por all con su hermana, dicindole que luego no se vern. Enseguida abren el cofre y aquel
lugar se llena de luz como de relmpago. Entonces el inca dice: mana am kaymanta kutisaqchu;
kayllapitaqmi kay ustaywan tiyasaq16y ordena a un hombre de su grupo familiar que vuelva al
Cusco y se haga pasar por l, asumiendo su lugar. Con ello desaparecidice el Manuscrito que
con su seora (seoranwan)-, al igual que Cuniraya. Dando cuenta de ello, el narrador del
Manuscrito dice que entonces sobrevino la lucha por el poder en el seoro de Huayna Cpacy
que estando as las cosas se produjo la llegada de los espaoles a Cajamarca.
Hay un evidente paralelo entre lo que se relata aqu y lo que se dice en el captulo 18, la
analoga, que luego se torna convergencia, se teje a propsito del final de las dos deidades
mayores de los hombres de Huarochir cuyas vidas recoge el Manuscrito: Cuniraya Wiraqochay
Pariaqaqa. La trama de ese tejido lo constituye aqu el tiempo simblico, que articula como un
chawpiotros dos tiempos: el del mito y el de la historia, cada uno de los cuales tiene una lgica
propia, que siendo distintos convergen simblicamente en el motivo del mundo descalabrado. En
los dos captulos, aquellas deidades saben de su final y lo asumen. Por otra parte, en ambos
captulos irrumpe un mismo elemento perteneciente al tiempo histrico: la llegada de los
espaoles que constituyen una humanidad extraa, no perteneciente al mundo de aquellasdeidades. Adems, dicho final, que es la culminacin de un mundo (pacha) u orden de vida, va
seguido de un proceso de dispersin y desorden que los protagonistas tambin asumen y que,
simblicamente, aparece vinculado a un estado germinal, caracterizado por su feracidad.
La dispersin y desorden que, sin embargo, son en este universo simblico germen de la
restitucin del orden, aparecen no slo en el relato de conjunto del captulo 14sino tambin, como
en un juego de espejos, en el pasaje en que el chamn golondrina trae consigo aquella seora
diminuta y deslumbrante o, si se quiere, enceguecedora, que simblicamente es lo mismo. Eltrayecto se produce en cinco das y va primero de Titiqaqa (hanan tiqsi17) a Pachakamaq (hurin
tiqsi18) y luego de Pachakamaqa Titiqaqa, como siguiendo la trayectoria cclica solar completa.
Por otra parte, la vuelta a Titiqaqapartiendo de Titiqaqaes tambin la vuelta (kuti) a los orgenes
del mundo tal como se lo conceba entonces. La deidad que hace el trayecto con el chamn
golondrina es, a su vez, un smbolo gensico tanto por su condicin femenina, como por su
16Traduccin: Ya no volver de aqu, aqu mismo permanecer con esta mi usta.17Traduccin: Fundamento de arriba18
Traduccin: Fundamento de abajo.
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pequeez, su estar oculta y volver a ocultarse, as como por la taumaturgia con la que provee al
chamn de lo que este necesita en el camino. Podra decirse, asimismo, que el trayecto cclico de
cinco das del chamn y la diminuta seora, juega al espejo con la referencia inicial en el
Manuscrito de que en los tiempos arcaicos, los muertos volvan a la vida en cinco das y las
sementeras maduraban en ese mismo lapso.
As, pues, bien podra ser que estemos aqu, simblicamente, ante una percepcin del ritmo de la
vida csmica, del que hace parte el orden humano, consistente en un movimiento cclico de
ordenamiento o unificacin y dispersin o desorden. Los datos histricos disponibles relativos al
espacio andino prehispnico, dan cuenta de una sucesin, que bien podran considerarse cclica,
entre periodos de dispersin en culturas locales y regionales, con visibles restos de inestabilidad y
permanente conflicto, y otros periodos de unificacin de lo disperso en grandes horizontes
culturales como el de Chavn, el de Wari-Tiahuanacoy el Inka. Siguiendo la lgica del simbolismo
antes considerado, que gira en torno a la crianza de la vida, cabra decir que aquellos periodos de
dispersin no pueden considerarse ni un retroceso19 ni una prdida, pues si en la dispersin se
gana en diversidad y el proceso consiguiente es de unificacin, es unificacin de lo diverso en su
complementariedad, de modo que con cada periodo de dispersin el mundo andino habra ido
ganando en diversidad y posibilidades de complementariedad que luego se articulaba en torno de
un centro cultural y sagrado, el ltimo de los cuales fue el Cusco, centro o chawpi delTahuantinsuyuy asiento de los incas.
Lo anteriormente dicho abre otras posibilidades de interpretacin del pasado, el presente y el
futuro del espacio andino. Por ejemplo, ms all del nombre (o tal vez aun incluyndolo), bien
podra ser que nociones como Tahuantinsuyu o Inca refiriesen no slo al Tahuantinsuyu o los
incas que los europeos encontraron, sino tambin a los dems rdenes multiculturales
prehispnicos andinos y a sus gestores. Como tal, Tahuantinsuyuindicara una cuatriparticin con
un chawpi articulador, e Inca constituira una condicin: la de los gobernantes que promuevenaquella articulacin de lo diverso.
Por otra parte, atendiendo a la historia de las sociedades andinas tras la llegada de los europeos y
el descalabro del ltimo Tahuantinsuyu, desde la perspectiva simblica que estamos explorando el
desorden generado tras la irrupcin europea bien podra comprenderse como una nueva
dispersin tras la cual vendra un proceso de articulacin de los disperso que, sin embargo, ha
19Nocin que, por otra parte, supone la de progreso, inexistente en aquellas sociedades, por la sencilla razn de que sta, a su vez,
supone una concepcin del tiempo lineal igualmente ausente all.
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aadido nuevos elementos a la diversidad deseada. En ese juego simblico el tiempo largo de
esta ms reciente dispersin se comprendera por la irrupcin de elementos civilizatorios
radicalmente distintos a los del mundo andino: aquellos provenientes del mundo occidental
cristiano y la modernidad que arrastr consigo. El tiempo de amalgama sera mayor, pero,
igualmente el ciclo seguira su curso, aunque algunas manifestaciones del cumplimiento de dicho
ciclo estaran ya asomando en todo su potencial, como ocurre en los andes centrales con la
culinaria, mbito que simblicamente se traslapa con los de la siembra, la cosecha y la expansin
de la vida. Otro tanto cabra esperar en el terreno por antonomasia del juego simblico: el de las
artes en general.
As, pues, la decisin tomada por aquellos hombres en el santuario arruinado de Pariaqaqa: Haku
chiqirisuntaq wawqi (vamos, dispersmonos hermanos) anunciara simblicamente una estrategia
de vida de alcance civilizatorio, consistente en volver al germen, a la dispersin y la noche de la
semilla, cuando un orden social se muestra insuficiente para albergar la diversidad que contiene,
para luego nuevamente florecer, y, paradjicamente, constituira, por tanto, una afirmacin de la
vida y del orden que lo sostiene. En esa condicin, estara a la base del mito polimorfo presente
(como corresponde a todo mito, pues el tiempo del mito es un eterno presente) en mltiples
versiones en el espacio andino, todas ellas relativas a la vuelta del orden desde su matriz andina.
Tal vez el ms atendido de aquellos mitos que manifiestan el simbolismo delpachakutio retorno a
la dispersin germinal haya sido el de Inkarr, que dice que la cabeza del inca degollado sigue viva
y est en camino de articularse nuevamente con los miembros seccionados y reconstituir el
cuerpo entero, viajando por debajo de la tierra en direccin a Lima. Este mito cuya capacidad de
proveer una lectura colectiva de la historia peruana no ha sido suficientemente explorado,
constituy una de las apelaciones simblicas del frustrado proyecto reformista del velasquismo,
sobre todo tras la reforma agraria, pero al eludir la denominada cuestin indgena (que en lo
fundamental sigue siendo eludida en el Per, a diferencia de lo que ocurre en Ecuador o Bolivia),que inevitablemente pone en primer plano la cuestin cultural, el manejo que hizo aquel gobierno
del simbolismo de Inkarr, como del que corresponde a Tpac Amaru, fue totalmente mediatizado.
En una lgica de modernizacin que no tuvo en cuenta la dimensin cultural de ese proyecto de
vida, el gobierno Velasquista eludi hablar del indio, prefiriendo usar el trmino campesino, en
una perspectiva sociologista y desarrollista que pona en primer plano el factor de clase social
(lectura situada de suyo en un horizonte occidental moderno), impidiendo dar curso al potencial
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cultural contenido por aquel mito que podra abrir vas alternas de encuentro con la modernidad
para una sociedad con antiguas races culturales que remiten a un horizonte civilizatorio original.
Similar limitacin tiene el concepto de utopa andina con que se intent comprender aquel
simbolismo y sus persistentes manifestaciones mticas en el tiempo posterior a la implantacin de
la lgica colonial que la repblica hered. El concepto de utopa y el utopismo del que da cuenta
son caractersticamente modernos. Remiten a la permanente fuga hacia adelante que
caracteriza la vida moderna, consistente en una apuesta por lo que an no existe y que al
sobrevenir ser radicalmente nuevo, desplazando (condenando al no ser) lo antes existente. De
all el conflicto entre modernidad y tradicin; de all tambin la mala conciencia que la cultura
moderna muestra para con lo existente y lo que antes existi (el presente y el pasado o los
antepasados) que son sacrificados en el altar de un futuro de progreso, lo cual no es sino la
manifestacin aparentemente laica de la mala consciencia de la tradicin judeo cristiana ms
ortodoxa para con el mundo y lo corpreo, dimensiones que esa tradicin, que sita lo sagrado
fuera del mundo, se propone controlar.
En el horizonte andino el posicionamiento del hombre en el mundo sita lo sagrado en el mundo
mismo, como su soporte. Por ello el mundo no es sino un orden que se renueva desde s mismo y
que requiere cuidado del hombre, que es tambin parte del mundo. Por lo mismo, en ese
horizonte de sentido no tiene cabida la apuesta por un mundo nuevo ni la consiguiente negacindel mundo existente, posicionamiento caracterstico del utopismo moderno (y desde antes, de la
tradicin judeocristiana). El mundo deseable est aqu mismo, entre nosotros, y de lo que se trata
es de cultivarlo, de criarlo con cario, de reconciliarnos con l, de modo que el orden que contiene
(aun cuando sea potencialmente, en estado de dispersin y desorden pasajero) permita el
florecimiento de la vida.
Hay all un tema que, inserto simblicamente en un texto antiguo y que expresa una visin muy
antigua, como es el Manuscrito de Huarochir, dice algo de la vida y de la condicin humana, delmundo y del posicionamiento del hombre en el mundo, en trminos tales que provee una
perspectiva que puede aportar elementos de comprensin del destino de las colectividades
herederas de la tradicin andina, pero tambin, ms allen la medida en que habla del mundo-
en relacin con algunos de los problemas capitales que enfrenta la humanidad en las actuales
circunstancias.
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EXCURSO
El Manuscrito de Huarochir, escrito entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, da cuenta
de un mundo en el que la experiencia humana tiene raigambre csmica y la vida se concibe como
el fluir de una energa vital (kama) que discurre por el cosmos entero (pacha), poblado de seres
que constituyen comunidades (ayllu) vinculadas entre s en relaciones de crianza mutua,
siguiendo determinadas pautas rituales que, a su vez, constituyen la matriz simblica del orden y
la normatividad. As, las comunidades humanas (que incluyen a los antepasados y a las
generaciones futuras) interactan con las comunidades de deidades (waka) y las de la naturaleza
(sallqa) en trminos de reciprocidad (yanantin), en una lgica de oposicin (pallkay),
complementariedad (tinkuy) y mediacin (chawpi) en que el mundo viene a ser un tejido relacional
cuya trama est constituida por la dimensin sagrada desplegada por las acciones de las
deidades que, en tanto kamaq, dan curso (ponen en acto) a la potencia vital, la misma que a su
vez requiere cuidado ritual por parte de los hombres ( runa), pues la trama de la vida se concibe
como potente y precaria a la vez.
En un mundo as, todo se vincula con todo y se inscribe en un movimiento cclico (pachakuti) que
se expresa en el mbito humano en procesos de dispersin (chiqiy) y unificacin (tinkinakuy) en
los que la vida gana en diversidad. Este modo de ver el curso de la vida, se traduce en un
posicionamiento histrico en que situaciones de dispersin como las que hoy caracterizan alespacio andino son percibidas como transitorias y antesala de procesos de unificacin que
vinculen la diversidad (que se concibe como riqueza) producida por el tiempo de dispersin. En tal
sentido, considero que hay all un fondo mtico potente que puede dar soporte poltico a los
procesos en curso de reconstruccin de un espacio andino articulado y, ms all, a la
construccin de la patria grande latinoamericana.
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Bibliografa
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Peru zoals opgetekend in de zestiende eeuw voor Francisco de Avila, bestrijder van afgoderij.
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Arguedas, Jos Maria, traductor, y Pierre Duviols, editor (1966) Dioses y hombres de Huarochir.
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Galante, Hiplito, editor y traductor (1942) Francisco de Avila de priscorum Huaruchiriensium
origine et institutis. Madrid: Instituto Gonzalo Fernndez de Oviedo.
Salomon, Frank, y George Urioste, editores y traductores (1991) The Huarochir Manuscript, a
Testament of Ancient and Colonial Andean Religion. Austin: university of Texas Press.
Szeminski, Jan, editor y traductor (1985) Bogowie i ludzie z Huarochir. Krakow - Wroclaw:Wydawnictwo Literackie.
Taylor, Grald, editor y traductor (1980) Rites et traditions de Huarochir: Manuscrit Quechua du
dbut du 17e sicle. Paris: Editions l'Harmattan. Srie Ethnolinguistique Amrindienne.
Taylor, Grald, editor y traductor (1987) Ritos y tradiciones de Huarochir del siglo XVII. Lima: IEP
y Instituto Francs de Estudios Andinos. Historia Andina, no. 12.
Trimborn, Hermann, editor y traductor (1939) Francisco de Avila: Dmonen und Zauber im
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Urioste, George, editor y traductor (1983) Hijos de Pariya Qaqa: La tradicin oral de Waru Chiri
(mitologa, ritual, y costumbres). Syracuse: Maxwell School of Citizenship and Public Affairs,
Syracuse university.
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Textos de referencia:
Bertonio, Ludovico. (s/a) [1612] Vocabulario de la lengua aymara. CERES IFEA MUSEF, La
Paz.
Gonzlez Holgun, Diego. (1952) [1608] Vocabulario de la lengua general de todo el Per llamado
quechua. Instituto de Historia UNMSM, Lima.
Santo Toms, Domingo de (1994) [1560] Lexicon, o Vocabulario de la lengua general del Per,
edicin facsimilar, en: Grammatica o Arte de la lengua general de los Indios de los Reynos del
Per. Madrid: UNESCO.
Palabras clave Key words
Cultura andina Andean culture
Experiencia csmica Cosmic experience
Orden social Social order
Huarochiri Huarochiri