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Lunes 24 a 30 de noviembre de 2014 Lunes 24 a 30 de noviembre de 2014 2 3 Por Alan Castro y Feliciano Guirado Moreno Doña Marcela reflexionó: “siempre hemos ayudado, pero nunca pensamos en nada que fuera de gobierno, siempre desde la iniciativa privada”, sin embargo, asegura que hoy es diferente, Fundación Ganfer es un proyecto en el que participan como familia porque lo conocen y creen en él. Con 42 años de matrimonio, Marcela Fernández dijo que “solo para servir” de la Fundación Ganfer se extendió por todo Sonora porque tiene en Javier Gándara al mejor representante, “y estoy orgullosa de él”. Porque a decir de Marcela, Javier se entrega con pasión a todo lo que hace y lo hace muy bien. “Tenemos diferencias, somos muy diferentes, pero los valores y creencias son nuestra base y lo que nos ha mantenido unidos”. Las virtudes, valores del PAN y el bien común, definen la esencia del matrimonio de Marcela Fernández y Javier Gándara, quienes “solo para servir” a través de la Fundación Ganfer desde hace más de 23 años han ayudado a miles de personas y familias de Sonora, porque es un legado de servicio que heredó de sus padres, “un matrimonio que siempre ayudó”. En charla con el Semanario Político Nuevo Sonora, Marcela Fernández aceptó compartir experiencias de su vida, destacando en todo momento la ayuda y servicio que siempre han prestado a la sociedad, como la disposición que siempre ha mostrado para trabajar en los patronatos de DIF, al lado de cinco primeras damas de Sonora. Marcela Fernández de Gándara, con franqueza dijo que la fundación se creó porque se pensó en lo bonito que sería que sus hijos continuaran con la vocación de servicio de la familia: “23 años son muchos, y con el favor de Dios serán muchos más”, auguró. “¿De donde le surgió el deseo por ayudar?”, preguntó el hebdomadario, Doña Marcela expone que proviene de un matrimonio que siempre ayudó, y con cierta nostalgia recuerda que a la edad de nueve años ya daba conciertos de piano, en los que lo recaudado se donaba a la Cruz Roja. En ese sentido, reconoce que predica con el ejemplo, pues el servir a la comunidad no son cosas que se hablan en la casa, “ellos lo ven”, sostiene Marcela Fernández, refiriéndose a sus seis hijos quienes siempre han estado involucrados en las actividades de sus padres. Hoy que están de manteles largos, en la celebración de los 23 años de la Fundación GANFER, la pregunta surgió natural, ¿cómo lo han logrado? El programa que tiene 23 años se llama Un Paso a Tiempo. Creamos la Fundación Ganfer para dar un poco de orden de todas las caridades que teníamos, pero ya de una manera consistentemente, estando haciendo presencia de energía, dinero y todo lo que hay. Se puso una fundación porque se pensó en lo bonito que sería que los hijos pudieran continuar esto que nació desde muchos años atrás, desde mis padres, podemos decir que 23 años son muchos pero con el favor de Dios serán muchos más. Ayudando, sirviendo a la gente, funcionamos así como familia. ¿De donde le surgió ese deseo por aportar algo a la sociedad? Yo vengo de un matrimonio que siempre ayudaba, mi padre y mi madre me lo inculcaron, es lo que veía en casa. Y desde muy pequeña recuerdo que yo daba conciertos de piano (desde los 9 años de edad) organizados por la maestra Emiliana de Zubeldía y todo lo que se recaudaba era para la Cruz Roja. ¿Cómo le hace una mujer de sociedad para combinar sus actividades sociales con las caritativas? No es común, pero también lo hago, yo lo combino. Ahora que estuve en el DIF nunca dejé de ir a lo que es la sociedad, porque dije estoy prestada, son tres años en el DIF, y no quería que cuando yo estuviera desocupada me dijeran: “se me olvidó invitarte porque como estás tan ocupada”, y yo dije, no me lo van a decir. Entonces, yo lógicamente trabajaba, pero a las seis de la tarde trataba de cumplir con mis invitaciones. O sea estas cosas no se cortan porque estemos o no estemos en el gobierno, nosotros empezamos y sigue igual. ¿Tiene tiempo para la familia, atender a sus hijos y su esposo? Yo creo que es costumbre, nunca he hecho algo que no sea para alguien más, porque así me enseñaron, porque era lo normal, era lo que siempre vi en casa. Y por supuesto que tengo tiempo, mi esposo y mis hijos siempre se han involucrado, juntos ayudamos, pero también gozamos de nuestro tiempo juntos, por ejemplo, los domingos todos comemos juntos, estamos muy ligados y unidos. ¿Qué siente al ayudar a los demás? Cuando ayudo y la persona se siente ayudada verdaderamente, es una satisfacción muy grande. Pero realmente una es católica, y uno de los principios fundamentales de la doctrina es amar al prójimo como tú mismo, y uno hace lo que puede. ¿Qué tan importante es Dios en su vida? Mucho, todo el bienestar es estar en orden, nosotros estamos en orden. ¿Predica con el ejemplo y ayuda a la gente, para que sus hijos también quieran ayudar a la sociedad? No son cosas que se hablan, ellos lo ven y lo viven. ¿Cuál es su mayor orgullo? Muchas cosas, mi familia en principio, pero también la satisfacción de ayudar y servir a la gente, por ejemplo me da tanta felicidad que en uno de nuestros programas llevamos a niños a Disneylandia, donde tanto padres como hijos pasan momentos inolvidables. Enseñamos el valor del trabajo y el esfuerzo, porque a través del trabajo de los niños en la escuela, sus buenas calificaciones y aprovechamiento acceden a nuestros programas donde son agraciados con ese viaje a Disneyland. De esa manera creo que contribuimos a que los niños sigan por la ruta del esfuerzo en etapas difíciles como la secundaria y preparatoria donde hay mucha deserción. Entonces a su llegada al DIF Hermosillo en 2009, no fue algo nuevo, ¿cayó en blandito porque siempre ha ayudado? Claro, yo siempre he sido la Marcelita Fernández Aguilar, siempre he tenido un nombre por razones de mi papá, y así me decían en los conciertos, Marcelita, de la gente que era más o menos contemporánea. Y luego Marcela Fernández, y luego ya Marcela Fernández de Gándara. Cuando yo estoy en el DIF, pues ampliamos nuestras acciones con los programas institucionales que todo gobierno lleva a cabo, además que nuestras acciones debía ir de la mano a las de mi marido en la Presidencia municipal. En concreto, yo entro al DIF y me encuentro con una responsabilidad, que tienen varios programas, lo cuales, debo decir, los mejoramos, como la casa hogar para personas de la tercera edad; implementamos los desayunos calientes en las escuelas que tienen el programa desayunos escolares; sin dejar de mencionar el apoyo que dimos a muchas mujeres, madres solteras para que emprendieran alguna actividad. ¿Es estricta en el trabajo? La gente que le gusta hacer bien las cosas, no me importa que se equivoquen, pero no al “ahí se va”, porque me encuentra otra cara. Pero normalmente no, yo tengo muy amplia la paciencia, reconozco y valoro a las personas que ponen su corazón y que estén entregadas. ¿Todo lo que toca mejora? Sí, todo. ¿Cual es la clave del éxito? La entrega. ¿Ha hecho un buen equipo con su esposo? Yo lo he demostrado, tenemos 42 años de casados, somos completamente diferentes y aquí estamos. Somos un matrimonio completo, normal, empezando con la refrigeración, yo donde quiera pongo refrigeración y él odia eso, a él le gusta más natural, y con eso pueden haber diferencias. Pero tenemos en común los valores bien puestos. A él le tocó ser un niño que vivió con los Laborín, toda esa familia, ahí tengo yo mi casa Ganfer, ellos fueron criados así. Teníamos eso muy parejo, es muy importante el pensamiento, lo que son los valores bien puestos y muy similares. Yo creo que esa es la base. ¿Esos valores los trasmiten a través de la fundación y de estos programas que han hecho desde hace 23 años? La fundación se hizo específicamente como un programa de prevención de adicciones, pero nosotros teníamos muchos años ayudando siempre, por eso es muy fácil relacionarnos con la sociedad, porque nosotros tuvimos en diferentes organismos y patronatos para ayudar, empezando desde chiquitas para la Cruz Roja que en aquel entonces estaba con el doctor de los dientes Otto Banderas Silva y la señora Edna Gándara. ¿Por eso la han buscado la mayoría de las primeras damas de Sonora? Yo creo que sí. ¿Como las veía a ellas? Siempre como una autoridad, con doña Gloria Félix Valdez que era encantadora; también estuve con Biebrich, con la “Coquis”. Yo creo que por eso siempre me han tocado, y siempre te pedían dinero y siempre estábamos dispuestos a dar para cosas nobles. ¿Y usted qué decía cuando las veía? ¿algún día me gustaría estar en ese nivel ayudando? Siempre he ayudado, yo nací en muy buen lugar y desde el seno de mi familia constantemente hemos servido a la gente, por ejemplo esta casa donde yo nací, la hemos adaptado para la fundación, y desde aquí atendemos a la gente que se acerca a solicitar nuestra ayuda. Debo decir además, que desde que mi esposo se involucró en la actividad política, hemos caminado juntos asumiendo las responsabilidades que conlleva. ¿Cuántos hijos tienen? Tenemos seis, entonces tengo a mi hijos colocados en los negocios personales, no tienen nada que ver con el gobierno. Es una familia pero han hecho un buen equipo, ¿en la hora de la comida de qué hablan? Ahorita de los proyectos de mi marido, pero cuando no es eso, lo normal de una familia. Ahorita estamos celebrando 23 años de Fundación Ganfer, y entonces hablamos de eso, porque es un proyecto en el que estamos todos participando como familia y no puede ser de otra forma, porque lo conocemos, creemos en él, sus hijos creen en él. Nosotros nunca pensamos en nada que fuera de gobierno, siempre en la iniciativa privada. ¿Qué le gustó de Javier Gándara Magaña? Desde jóvenes siempre mostró mucha personalidad, muy hombrecito se veía. No creas que en aquel entonces podían conmigo, no cualquiera se acercaba como pretendiente, primero porque tenia fama de inteligente, y segundo por ser hija de Don José Ramón Fernández. Y eso hacía que mucha gente no se me acercara, tal vez por timidez. ¿Está orgullosa de él? Sí, estoy orgullosa de él. Sí tengo porque estar orgullosa. ¿Quién escogió a quién? Yo. Ahí en la familia veían, “cuales son los pretensos para la Marcela”, uno ya le habíamos repasado y había dicho yo que no, entonces este estaba más a mano y se dejó (risas). Nos casamos a los nueve meses, porque ya tenia terminada la carrera, ya estaba trabajando, todo estaba bien y nos entendimos muy bien. ¿Qué le dijo a Javier cuando le confesó: ‘quiero ser presidente municipal’? Cuando invitaron a mi marido por primera vez, le dije: ¿qué? ¿qué necesidad tenemos de eso?, en ese momento me opuse, pues debo decir que no soy mansita, pero con el tiempo y después de su paso por la presidencia, me dí cuenta que Hermosillo se hubiera dado cuenta del gran presidente municipal que fue. En aquél entonces, a mí me hablaban de un lenguaje que no estaba acostumbrada, de cambiar de una manera no necesariamente como nací y crecí, creo que debí decir: “lo que tú quieras”, pero no lo dije. Entonces usted apoyó a su marido y fue presidente… Sí, mi apoyo fue incondicional, le hizo el intento en 2003 y “pum”, en el 2006 y “pum”, hasta el 2009 nos favoreció el resultado, así es la vida. Pero mira cómo transformó Hermosillo. Javier su esposo, ¿ve la política como un hobbie? A dio. Yo no te lo tengo que decir, velo en Hermosillo. Él se entrega con pasión. Transformó Hermosillo, hay un antes y un después en esta ciudad, mira los bulevares, las obras, la pavimentación, la recuperación de espacios públicos como el Parque Madero, el Cerro de la Campana. ¿De qué obra es la que se siente más orgullosa? De todo, eso que hizo de 40 mil personas en no sé cuantas colonias, el Camino del Seri. Todo lo que el hizo, lo hizo perfecto, todo lo hace bien. Todos los domingos después de la comida familiar, íbamos a las obras que estaban haciendo. Siempre me llevaba. ¿Qué le pide a la gente que colabora con usted en la Fundación? Que tengan actitud de servicio. Se extendió el “solo para servir” por todo el estado, ¿por qué y para qué? Pues tenemos un buen representante en la Fundación Ganfer. Ahora, a mí me gusta mucho, por las cosas que hace para beneficio de los demás, implementando y adecuando programas relacionados con la problemática actual, como es el caso del mercadito Ganfer y ponle un alto al bullying. ¿Le sigue el ritmo a Javier ahora que anda por todo el estado con los programas de la Fundación? Anda un poquito más él que yo, no ando en todo. Por ejemplo, ahora me comentó que en el mes de diciembre tendremos varias posadas, eso quiere decir que andará muy activo. Yo lo acompaño con mucho gusto, cuando puedo. Cuando yo estoy, estoy siempre con alegría, casi siempre sí quiero ir. ¿Pero esto de ayudar, trasciende más allá de trienios y sexenios de gobierno? Sí claro. Recuerdo que me premiaron a nivel nacional de todos los DIF, me dieron el reconocimiento del DIF Hermosillo. Creo que hicimos bien todo, porque era mi obligación, y muchas cosas nuevas, por eso me premiaron y lo cual es un reconocimiento a toda la gente que se entregó en el trabajo, pero debo decir, salimos de la administración y continuamos sirviendo y ayudando a la gente y lo seguiremos haciendo como siempre lo hemos hecho, porque es un legado de vida. ¿Le gusta que le reconozcan su trabajo? Sí yo siento que lo aprecio, sí me gusta. Si me premian por otras cosas, y yo lo sé, no lo acepto. Por ejemplo, alguna vez pregunté: ¿por que me vas a premiar?, por el trabajo del DIF, no lo acepté, porque no tenían la autoridad para premiarme por algo que ya me premiaron. Entonces lo acepto si es un reconocimiento verdadero, pero así nada mas porque sí, no. Pero no se trata de premios, como dice nuestro lema, lo hacemos “solo para servir” y ahí participa mucha gente, a la que debemos reconocerle también. Y ante mayores retos que puedan venir, ¿qué mas le gustaría hacer por Sonora? Entre más gente ayudemos, más gente se vea beneficiada, pues es mayor la satisfacción. Yo solo le he dicho que hay que cuidarse mucho, que debemos hacer las cosas bien como siempre las hemos hecho. ¿Cuando se pasea por Hermosillo ve mucho el sello del gobierno de Javier Gándara? Todas las veces que yo voy de aquí a cualquier punto de la ciudad. Que cosa tan maravillosa los semáforos, el ver verde, verde. Ya Hermosillo es un metrópolis, la vialidad me encanta, hizo de esta capital una ciudad rápida y pujante. “Solo para servir”: Por todo Sonora Doña Marcela Fernández de Gándara

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Lunes 24 a 30 de noviembre de 2014Lunes 24 a 30 de noviembre de 20142 3

Por Alan Castro y Feliciano Guirado Moreno

Doña Marcela reflexionó: “siempre hemos ayudado, pero nunca pensamos en nada que fuera de gobierno, siempre desde la iniciativa privada”, sin embargo, asegura que hoy es diferente, Fundación Ganfer es un proyecto en el que participan como familia porque lo conocen y creen en él.

Con 42 años de matrimonio, Marcela Fernández dijo que “solo para servir” de la Fundación Ganfer se extendió por todo Sonora porque tiene en Javier Gándara al mejor representante, “y estoy orgullosa de él”. Porque a decir de Marcela, Javier se entrega con pasión a todo lo que hace y lo hace muy bien. “Tenemos diferencias, somos muy diferentes, pero los valores y creencias son nuestra base y lo que nos ha mantenido unidos”.

Las virtudes, valores del PAN y el bien común, definen la esencia del matrimonio de Marcela Fernández y Javier Gándara, quienes “solo para servir” a través de la Fundación Ganfer desde hace más de 23 años han ayudado a miles de personas y familias de Sonora, porque es un legado de servicio que heredó de sus padres, “un matrimonio que siempre ayudó”.

En charla con el Semanario Político Nuevo Sonora, Marcela Fernández aceptó compartir experiencias de su vida, destacando en todo momento la ayuda y servicio que siempre han prestado a la sociedad, como la disposición que siempre ha mostrado para trabajar en los patronatos de DIF, al lado de cinco primeras damas de Sonora.

Marcela Fernández de Gándara, con franqueza dijo que la fundación se creó porque se pensó en lo bonito que sería que sus hijos continuaran con la vocación de servicio de la familia: “23 años son muchos, y con el favor de Dios serán muchos más”, auguró.

“¿De donde le surgió el deseo por ayudar?”, preguntó el hebdomadario, Doña Marcela expone que proviene de un matrimonio que siempre ayudó, y con cierta nostalgia recuerda que a la edad de nueve años ya daba conciertos de piano, en los que lo recaudado se donaba a la Cruz Roja.

En ese sentido, reconoce que predica con el ejemplo, pues el servir a la comunidad no son cosas que se hablan en la casa, “ellos lo ven”, sostiene Marcela Fernández, refiriéndose a sus seis hijos quienes siempre han estado involucrados en las actividades de sus padres. Hoy que están de manteles largos, en la celebración de los 23 años de la Fundación GANFER, la pregunta surgió natural, ¿cómo lo han logrado?

El programa que tiene 23 años se llama Un Paso a Tiempo. Creamos la Fundación Ganfer para dar un poco de orden de todas las caridades que teníamos, pero ya de una manera consistentemente, estando haciendo presencia de energía, dinero y todo lo que hay. Se puso una fundación porque se pensó en lo bonito que sería que los hijos pudieran continuar esto que nació desde muchos años atrás, desde mis padres, podemos decir que 23 años son muchos pero con el favor de Dios serán muchos más. Ayudando, sirviendo a la gente, funcionamos así como familia.

¿De donde le surgió ese deseo por aportar algo a la sociedad?Yo vengo de un matrimonio que siempre ayudaba, mi padre y mi madre

me lo inculcaron, es lo que veía en casa. Y desde muy pequeña recuerdo que yo daba conciertos de piano (desde los 9 años de edad) organizados

por la maestra Emiliana de Zubeldía y todo lo que se recaudaba era para la Cruz Roja.

¿Cómo le hace una mujer de sociedad para combinar sus actividades sociales con las caritativas?

No es común, pero también lo hago, yo lo combino. Ahora que estuve en el DIF nunca dejé de ir a lo que es la sociedad, porque dije estoy prestada, son tres años en el DIF, y no quería que cuando yo estuviera desocupada me dijeran: “se me olvidó invitarte porque como estás tan ocupada”, y yo dije, no me lo van a decir. Entonces, yo lógicamente trabajaba, pero a las seis de la tarde trataba de cumplir con mis invitaciones.

O sea estas cosas no se cortan porque estemos o no estemos en el gobierno, nosotros empezamos y sigue igual.

¿Tiene tiempo para la familia, atender a sus hijos y su esposo?Yo creo que es costumbre, nunca he hecho algo que no sea para alguien

más, porque así me enseñaron, porque era lo normal, era lo que siempre vi en casa. Y por supuesto que tengo tiempo, mi esposo y mis hijos siempre se han involucrado, juntos ayudamos, pero también gozamos de nuestro tiempo juntos, por ejemplo, los domingos todos comemos juntos, estamos muy ligados y unidos.

¿Qué siente al ayudar a los demás?Cuando ayudo y la persona se siente ayudada verdaderamente, es

una satisfacción muy grande. Pero realmente una es católica, y uno de los principios fundamentales de la doctrina es amar al prójimo como tú mismo, y uno hace lo que puede.

¿Qué tan importante es Dios en su vida?Mucho, todo el bienestar es estar en orden, nosotros estamos en orden.

¿Predica con el ejemplo y ayuda a la gente, para que sus hijos también quieran ayudar a la sociedad?

No son cosas que se hablan, ellos lo ven y lo viven.

¿Cuál es su mayor orgullo?Muchas cosas, mi familia en principio, pero también la satisfacción de

ayudar y servir a la gente, por ejemplo me da tanta felicidad que en uno de nuestros programas llevamos a niños a Disneylandia, donde tanto padres como hijos pasan momentos inolvidables.

Enseñamos el valor del trabajo y el esfuerzo, porque a través del trabajo de los niños en la escuela, sus buenas calificaciones y aprovechamiento acceden a nuestros programas donde son agraciados con ese viaje a Disneyland. De esa manera creo que contribuimos a que los niños sigan por la ruta del esfuerzo en etapas difíciles como la secundaria y preparatoria donde hay mucha deserción.

Entonces a su llegada al DIF Hermosillo en 2009, no fue algo nuevo, ¿cayó en blandito porque siempre ha ayudado?

Claro, yo siempre he sido la Marcelita Fernández Aguilar, siempre he tenido un nombre por razones de mi papá, y así me decían en los conciertos, Marcelita, de la gente que era más o menos contemporánea. Y luego Marcela Fernández, y luego ya Marcela Fernández de Gándara. Cuando yo estoy en el DIF, pues ampliamos nuestras acciones con los programas institucionales que todo gobierno lleva a cabo, además que nuestras acciones debía ir de la mano a las de mi marido en la Presidencia municipal.

En concreto, yo entro al DIF y me encuentro con una responsabilidad, que tienen varios programas, lo cuales, debo decir, los mejoramos, como la casa hogar para personas de la tercera edad; implementamos los desayunos calientes en las escuelas que tienen el programa desayunos escolares; sin dejar de mencionar el apoyo que dimos a muchas mujeres, madres solteras para que emprendieran alguna actividad.

¿Es estricta en el trabajo?La gente que le gusta hacer bien las cosas, no me importa que se

equivoquen, pero no al “ahí se va”, porque me encuentra otra cara. Pero normalmente no, yo tengo muy amplia la paciencia, reconozco y valoro a las personas que ponen su corazón y que estén entregadas.

¿Todo lo que toca mejora?Sí, todo.

¿Cual es la clave del éxito?La entrega.

¿Ha hecho un buen equipo con su esposo?Yo lo he demostrado, tenemos 42 años de casados, somos

completamente diferentes y aquí estamos. Somos un matrimonio completo, normal, empezando con la refrigeración, yo donde quiera pongo refrigeración y él odia eso, a él le gusta más natural, y con eso pueden haber diferencias.

Pero tenemos en común los valores bien puestos. A él le tocó ser un niño que vivió con los Laborín, toda esa familia, ahí tengo yo mi casa Ganfer, ellos fueron criados así. Teníamos eso muy parejo, es muy importante el pensamiento, lo que son los valores bien puestos y muy similares. Yo creo que esa es la base.

¿Esos valores los trasmiten a través de la fundación y de estos programas que han hecho desde hace 23 años?

La fundación se hizo específicamente como un programa de prevención de adicciones, pero nosotros teníamos muchos años ayudando siempre, por eso es muy fácil relacionarnos con la sociedad, porque nosotros tuvimos en diferentes organismos y patronatos para ayudar, empezando desde chiquitas para la Cruz Roja que en aquel entonces estaba con el doctor de los dientes Otto Banderas Silva y la señora Edna Gándara.

¿Por eso la han buscado la mayoría de las primeras damas de Sonora?

Yo creo que sí.

¿Como las veía a ellas?Siempre como una autoridad, con doña Gloria Félix Valdez que era

encantadora; también estuve con Biebrich, con la “Coquis”. Yo creo que por eso siempre me han tocado, y siempre te pedían dinero y siempre estábamos dispuestos a dar para cosas nobles.

¿Y usted qué decía cuando las veía? ¿algún día me gustaría estar en ese nivel ayudando?

Siempre he ayudado, yo nací en muy buen lugar y desde el seno de mi familia constantemente hemos servido a la gente, por ejemplo esta casa donde yo nací, la hemos adaptado para la fundación, y desde aquí atendemos a la gente que se acerca a solicitar nuestra ayuda.

Debo decir además, que desde que mi esposo se involucró en la actividad política, hemos caminado juntos asumiendo las responsabilidades que

conlleva.

¿Cuántos hijos tienen?Tenemos seis, entonces tengo a mi hijos colocados

en los negocios personales, no tienen nada que ver con el gobierno.

Es una familia pero han hecho un buen equipo, ¿en la hora de la comida de qué hablan?

Ahorita de los proyectos de mi marido, pero cuando no es eso, lo normal de una familia. Ahorita estamos celebrando 23 años de Fundación Ganfer, y entonces hablamos de eso, porque es un proyecto en el que estamos todos participando como familia y no puede ser de otra forma, porque lo conocemos, creemos en él, sus hijos creen en él.

Nosotros nunca pensamos en nada que fuera de gobierno, siempre en la iniciativa privada.

¿Qué le gustó de Javier Gándara Magaña?Desde jóvenes siempre mostró mucha personalidad, muy hombrecito

se veía. No creas que en aquel entonces podían conmigo, no cualquiera se acercaba como pretendiente, primero porque tenia fama de inteligente, y segundo por ser hija de Don José Ramón Fernández. Y eso hacía que mucha gente no se me acercara, tal vez por timidez.

¿Está orgullosa de él?Sí, estoy orgullosa de él. Sí tengo porque estar orgullosa.

¿Quién escogió a quién?Yo. Ahí en la familia veían, “cuales son los pretensos para la Marcela”,

uno ya le habíamos repasado y había dicho yo que no, entonces este estaba más a mano y se dejó (risas). Nos casamos a los nueve meses, porque ya tenia terminada la carrera, ya estaba trabajando, todo estaba bien y nos entendimos muy bien.

¿Qué le dijo a Javier cuando le confesó: ‘quiero ser presidente municipal’?

Cuando invitaron a mi marido por primera vez, le dije: ¿qué? ¿qué necesidad tenemos de eso?, en ese momento me opuse, pues debo decir que no soy mansita, pero con el tiempo y después de su paso por la presidencia, me dí cuenta que Hermosillo se hubiera dado cuenta del gran presidente municipal que fue.

En aquél entonces, a mí me hablaban de un lenguaje que no estaba acostumbrada, de cambiar de una manera no necesariamente como nací y crecí, creo que debí decir: “lo que tú quieras”, pero no lo dije.

Entonces usted apoyó a su marido y fue presidente…Sí, mi apoyo fue incondicional, le hizo el intento en 2003 y “pum”, en el

2006 y “pum”, hasta el 2009 nos favoreció el resultado, así es la vida. Pero mira cómo transformó Hermosillo.

Javier su esposo, ¿ve la política como un hobbie?A dio. Yo no te lo tengo que decir, velo en Hermosillo. Él se entrega

con pasión. Transformó Hermosillo, hay un antes y un después en esta ciudad, mira los bulevares, las obras, la pavimentación, la recuperación de espacios públicos como el Parque Madero, el Cerro de la Campana.

¿De qué obra es la que se siente más orgullosa?De todo, eso que hizo de 40 mil personas en no sé cuantas colonias, el

Camino del Seri. Todo lo que el hizo, lo hizo perfecto, todo lo hace bien. Todos los domingos después de la comida familiar, íbamos a las obras que estaban haciendo. Siempre me llevaba.

¿Qué le pide a la gente que colabora con usted en la Fundación?Que tengan actitud de servicio. Se extendió el “solo para servir” por todo el estado, ¿por qué y

para qué?Pues tenemos un buen representante en la Fundación Ganfer. Ahora, a

mí me gusta mucho, por las cosas que hace para beneficio de los demás, implementando y adecuando programas relacionados con la problemática actual, como es el caso del mercadito Ganfer y ponle un alto al bullying.

¿Le sigue el ritmo a Javier ahora que anda por todo el estado con los programas de la Fundación?

Anda un poquito más él que yo, no ando en todo. Por ejemplo, ahora me comentó que en el mes de diciembre tendremos varias posadas, eso quiere decir que andará muy activo. Yo lo acompaño con mucho gusto, cuando puedo. Cuando yo estoy, estoy siempre con alegría, casi siempre sí quiero ir.

¿Pero esto de ayudar, trasciende más allá de trienios y sexenios de gobierno?

Sí claro. Recuerdo que me premiaron a nivel nacional de todos los DIF, me dieron el reconocimiento del DIF Hermosillo. Creo que hicimos bien todo, porque era mi obligación, y muchas cosas nuevas, por eso me premiaron y lo cual es un reconocimiento a toda la gente que se entregó en el trabajo, pero debo decir, salimos de la administración y continuamos sirviendo y ayudando a la gente y lo seguiremos haciendo como siempre lo hemos hecho, porque es un legado de vida.

¿Le gusta que le reconozcan su trabajo?Sí yo siento que lo aprecio, sí me gusta. Si me premian por otras

cosas, y yo lo sé, no lo acepto. Por ejemplo, alguna vez pregunté: ¿por que me vas a premiar?, por el trabajo del DIF, no lo acepté, porque no tenían la autoridad para premiarme por algo que ya me premiaron. Entonces lo acepto si es un reconocimiento verdadero, pero así nada mas porque sí, no. Pero no se trata de premios, como dice nuestro lema, lo hacemos “solo para servir” y ahí participa mucha gente, a la que debemos reconocerle también.

Y ante mayores retos que puedan venir, ¿qué mas le gustaría hacer por Sonora?

Entre más gente ayudemos, más gente se vea beneficiada, pues es mayor la satisfacción. Yo solo le he dicho que hay que cuidarse mucho, que debemos hacer las cosas bien como siempre las hemos hecho.

¿Cuando se pasea por Hermosillo ve mucho el sello del gobierno de Javier Gándara?

Todas las veces que yo voy de aquí a cualquier punto de la ciudad. Que cosa tan maravillosa los semáforos, el ver verde, verde. Ya Hermosillo es un metrópolis, la vialidad me encanta, hizo de esta capital una ciudad rápida y pujante.

“Solo para servir”: Por todo Sonora

Doña Marcela Fernández de Gándara