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PPRROOVVIINNCCIIAA SSAANNTTOO TTOOMMÁÁSS DD EE VVIILLLLAANNUUEEVVAAAA GG UU SS TT II NN OO SS RR EE CC OO LL EE TT OO SS

SS EE CC RR EE TT AA RR II AA DD OO DD EE EE SS PP II RR II TT UU AA LL II DD AA DD

PPRROOVVIINNCCIIAA SSAANNTTOO TTOOMMÁÁSS DD EE VVII LLLLAANNUUEEVVAA

AA GG UU SS TT II NN OO SS RR EE CC OO LL EE TT OO SS

RR EE TT II RR OO MM EE NN SS UU AA LL DD EE NN OO VV II EE MM BB RR EE DD EE 22 00 11 00

VED QUÉ DULZURA . . .

CANTO DEL SALMO 132Al finalizar el día de retiro, y esta celebración de la Palabra, cantamos el

salmo 132, como expresión agustiniana del nuestra vida común. El Señorhace posible en cada uno de nosotros el don de la fraternidad como caminode santidad.

Se puede cantar el Salmo 132 u otro canto.

Para el uso privadoAGUSTINOS RECOLETOS

PROVINCIA SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA

Mes de noviembre de 2010

ÍNDICE

1.- INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

2.- REFLEXIÓN SOBRE EL SALMO 132:“DELEITOSA COMUNIÓN LA DE LOS SANTOS”

2.1.- Lectura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62.2.- Oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82.3.- Canto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82.4.- Preguntas para la reflexión personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

3.- LA COMUNIDAD,CAMINO DE SANTIDAD EN LAS ‘CONSTITUCIONES’

3.1.- Lectura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93.2.- Oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143.3.- Preguntas para la reflexión personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

4.- CELEBRACIÓN DE LA PALABRA

4.1.- Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154.2.- Monición de entrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154.3.- Canto: Junto a Ti al caer de la tarde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154.4.- Lectura de la Palabra de Dios (Col 3,9-17) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164.5.- Oración compartida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164.6.- Oración a María, Madre y Señora de la Comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184.7.- Canto del Salmo 132 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

— Proponemos que, en el día de retiro mensual del mes de noviembre, en la oración dela mañana de nuestras comunidades, se pueda hacer una pequeña motivación quevaya preparando nuestro corazón para el resto del día y nos ayude a levantar nues-tro pensamiento y espíritu desde el amanecer. Ofrecemos algún material que nospuede ayudar a motivar este momento.

— Los cantos son apenas indicativos y cada comunidad deberá adaptarlos o elegir otrosdel repertorio y conocimiento de la comunidad que sean apropiados.

— El retiro puede comenzar en la capilla y lo podemos hacer con el Santísimo expues-to. En este caso se busca un canto apropiado para la Exposición. El tema central deretiro será la llamada a vivir la santidad, desde la vida comunitaria, elemento esen-cial de nuestro carisma agustino recoleto.

ORACIÓN A MARÍA,MADRE Y SEÑORA DE LA COMUNIDAD

María, Madre de la comunidad agustino-recoleta,Señora del Sí, Señora de la fe.A ti acudimos, implorando tu auxilio materno,en ti depositamos toda nuestra vida,la vida de la comunidad.

Eres fortaleza y ánimo para nuestras vidas,Manjar de gracia y salvación,Estrella en cada uno de los acontecimientos cotidianos,eres consolación y consuelo, alivio y fortaleza.

Madre de Dios y Madre nuestra.Danos el don de la fe,de la cual estuviste llena,para contemplar la vida y nuestras vidas desde la fe.

Danos el don de la fidelidad,con tu Sí pleno al proyecto de Dios,para responder fielmente a la llamada de Dios.

Danos el don de la humildad,Esclava del Señor fuiste,para enseñar al mundola verdadera sabiduría del Evangelio.

Danos el don de la pobreza,aquella pobreza de Belén y Nazaret,para poder entonar cada día tu Magníficat.

María, Madre de Consolación,acompaña nuestros pasos,orienta toda nuestra vida a Cristo.Amén.

V E D Q U É D U L Z U R A . . .

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Lector 4:

Cualquiera que anhele sincera y ardientemente en esta peregrinación lacompañía de Dios, se acostumbra a preferir las cosas comunes a las propias,no buscando sus cosas, sino las de Jesucristo (Enarr. in ps. 105,34).Lector 1:

Luego, hermanos, abstengámonos de la posesión de cosa particular, y, sino podemos en la realidad, a lo menos por el afecto, y hagamos lugar alSeñor (Enarr. in ps. 131,6).Lector 2:

“¡Cuán bueno y deleitoso es habitar los hermanos en unión!”... Estaspalabras del Salterio, este dulce sonido, esta grata melodía tanto en el cán-tico como en la comprensión, dio origen a los monasterios. Ante esta voz seanimaron los hermanos que anhelaron habitar unidos... (Enarr. in ps.132,2).Lector 3:

Dado que hablamos del camino, comportémonos como si fuéramos decamino: los más ligeros, esperad a los más lentos y caminad todos a la par(Enarr. in ps. 101,9).Lector 4:

Llevamos unos las cargas de los otros en lo que se refiere al peso de ladebilidad, y cada uno llevará la suya propia por lo que respecta a la piedad(1636,2).Lector 1:

En cuanto a bienes espirituales, considera tuyo lo que amas en el herma-no, y él considere suyo lo que ama en ti (S 205,2).Lector 2:

Por tanto, si los hermanos quieren vivir en concordia, no han de amar latierra; mas para no amar la tierra dejen de ser tierra (S 359,2)Lector 3:

Tened compasión y caridad; demostrad a los hombres que no buscáis unavida fácil en la holganza, sino el reino de Dios en el estrecho y áspero cami-no de este compromiso (TM 28,36).Lector 4:

La caridad, de la cual está escrito “que no busca sus propios intereses”,se entiende de este modo: que antepone las cosas comunes a las propias, nolas propias a las comunes (R 5,2).

REFLEXIÓN COMUNITARIA EN TORNO AL

SALMO 132 (133)

Ved qué dulzura, qué delicia,convivir los hermanos unidos.

Es ungüento precioso en la cabeza,que va bajando por la barba,

que baja por la barba de Aarón,hasta la franja de su ornamento.

Es rocío del Hermón, que va bajandosobre el monte Sión.

Porque allí manda el Señor la bendición:la vida para siempre.

V E D Q U É D U L Z U R A . . .V E D Q U É D U L Z U R A . . .

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1.— INTRODUCCIÓN

La liturgia, siempre maestra y siempre sabia, acompaña los pasos de lahistoria y los orienta para vivir la presencia de Jesucristo a través de losgrandes misterios de su vida. El mes de noviembre, enmarcado en el finaldel año litúrgico con la solemnidad de Cristo Rey, y otras fiestas como la detodos los santos, nos invita a pensar en el final de los tiempos y, sobre todo,en la llamada a la santidad de todo cristiano.

Desde esta llamada a la santidad, exigencia del sacramento delBautismo, queremos orientar el retiro del mes de noviembre. Como comu-nidad agustino-recoleta que se congrega en el nombre de Cristo, la invita-ción a la santidad pasa necesariamente por la vida de comunidad.

La vida comunitaria es un rasgo esencial del monacato agustiniano. ElComentario al salmo 132 es una de estas obras en que se proyecta el pen-samiento comunitario y monástico de san Agustín.

Como introducción podemos señalar el significado que le da a cada unade las alegorías que aparecen en el salmo:

El ungüento es el Espíritu Santo;la cabeza es Cristo;la barba son los apóstoles;la primera comunidad de Jerusalén, los perfectos (monjes);Aarón, Cristo sacerdote;remate del vestido, perfección;remate del cuello, los que cumplen la ley de Cristo

por la concordia fraterna;traje sacerdotal, la Iglesia;rocío del Hermón, la gracia de Dios;Hermón, Cristo;Montes de Sión, los apóstoles.

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (COL 3,9-17)Nuestra fe en Cristo y la vida vivida en el Señor

9 Despojaos del hombre viejo con sus obras, 10 y revestíos del hombrenuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, segúnla imagen de su Creador, 11 donde no hay griego y judío; circuncisión eincircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y entodos.

12 Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uni-forme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, lacomprensión. 13 Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando algunotenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo

mismo. 14 Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la uni-dad consumada. 15 Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón;a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Y celebrad la Acción deGracias.

16 La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaosunos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios,dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. 17 Ytodo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del SeñorJesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

ORACIÓN COMPARTIDA

Oremos a continuación con las fuentes agustinianas que nos hablan de lacomunidad y la vida fraterna.Lector 1:

El ánimo fraterno, cuando aprueba algo en mí, se goza en mí, y cuandoreprueba algo en mí, se contrista por mí, porque, ya me apruebe, ya merepruebe, me ama (C 10,4,5).Lector 2:

Somos, en efecto, todos a la vez y cada uno en particular, templos suyos,ya que se digna morar en la concordia de todos y en cada uno en particular(CD 10,3,2).Lector 3:

¿Por qué no hablas de los buenos? Tú pones por los suelos a quienes nopudiste tolerar y no hablas de los que a ti te toleraron (Enarr. in ps. 99,12).

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4.— CELEBRACIÓN DE LA PALABRA

Como momento final del día de retiro, puede tener lugar una celebración de Palabra, o bien ajus-tar alguno de los textos a la celebración de Vísperas o en algún momento de la Eucaristía.También se puede hacer con la Exposición del Santísimo.

AMBIENTACIÓNEn un lugar visible, pueden colocarse unas lámparas o velas, a ser posible distintas, y que ennúmero sean igual que los miembros que componen la comunidad. En el centro se puede situarun icono del Señor.

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos, al concluir este día de retiro, nos congregamos en comunidadde hermanos para expresar nuestra fe y nuestra vida en torno a Cristo. Encada momento de nuestra historia, nos hace una llamada a la santidad, quedebe estar animada en la alegre y gozosa vivencia de la fraternidad. Vivircon una sola alma y un solo corazón en torno a Cristo, gran ideal agustinia-no, nos une ahora en la oración y en la plegaria al Padre.

CANTO

JUNTO A TI AL CAER DE LA TARDE

Y CANSADOS DE NUESTRA LABOR,TE OFRECEMOS, CON TODOS LOS HOMBRES,EL TRABAJO, EL DESCANSO, EL AMOR.

1.- Con la noche las sombras nos cercany regresa la alondra a su hogar;nuestro hogar son tus manos, ¡oh Padre!,y tu amor nuestro nido será.

2.- Cuando al fin nos recoja tu manopara hacernos gozar de tu paz,reunidos en torno a tu mesa,nos darás la perfecta hermandad.

2.— REFLEXIÓN SOBRE EL SALMO:“DELEITOSA COMUNIÓN LA DE LOS SANTOS”

“¡Ved, qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos!” Lacomunidad, los hermanos, son ‘la voz’, son la ‘trompeta’que suena por todala tierra, ‘el clamor de Dios’, el ‘grito del Espíritu Santo’ el ‘pregón profé-tico’ que convoca a todos lo que anhelan vivir en comunidad’ (Cf. Enarr. inps. 132,1.7.9.12).

Dice san Agustín: «Este salmo es muy breve, pero muy nombrado yconocido. ¡Ved cuán bueno y deleitoso es habitar unidos los hermanos! Estan agradable este sonido, que aun los que ignoran el salterio cantan esteverso. Es tan dulce cuanto lo es la caridad, que hace habitar en unión a loshermanos. Esto, hermanos: ¡Cuán bueno y deleitable es habitar los herma-nos en unión!, no necesita interpretación o explicación; pero lo que sigueencierra algo que debe aclararse a los que llaman.» (Enarr. in ps. 132,1).

Indudablemente, nuestra vida consagrada agustino-recoleta es una ver-dadera expresión del amor de Dios. Vivimos en comunidad para hacer rea-lidad el verdadero significado de Cristo y de su Iglesia, pues la unidad decorazones es la expresión del amor manifestado en Jesucristo.

«...vendieron cuanto poseían y colocaron el precio de sus bienes a lospies de los apóstoles, según se lee en los Hechos Apostólicos: y se distri-buía a cada uno conforme cada uno lo necesitaba, y nadie tenía propiedad,sino que todas las cosas les eran comunes. ¿Qué significa en uno, o enunión, o unidos? Que tenían una sola alma y un solo corazón en Dios.Luego, ellos fueron los primeros que lo oyeron […] Pero no sólo lo oyeronellos, no sólo llegó hasta ellos esta bendición y unidad de los hermanos, sinoque este regocijo de caridad y ofrecimiento a Dios llegó a los posteriores»(Enarr. in ps. 132,2).

La expresión del amor de Dios, compartido en comunidad de hermanos,tal y como se manifiesta en nuestro carisma. Si «la vida espiritual... debeocupar el primer lugar en el programa de las familias de la vida consagra-da» (VC 93) deberá ser ante todo una espiritualidad de comunión y comu-nitaria, como corresponde al momento presente: “Hacer de la Iglesia la casay la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nos-

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otros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Diosy responder también a las profundas esperanzas del mundo” (Caminardesde Cristo, 28; Novo millennio ineunte, 43; VC 46).

En este camino de toda la Iglesia se espera la decisiva contribución de lavida consagrada, por su específica vocación a la vida de comunión en elamor. «Se pide a las personas consagradas que sean verdaderamente exper-tas en comunión, y que vivan la respectiva espiritualidad como “testigos yartífices de aquel proyecto de comunión que constituye la cima de la histo-ria del hombre según Dios”» (VC 46).

La dimensión comunitaria es esencial a nuestro carisma agustino recole-to. Nuestro ideal es tener «una sola alma y un solo corazón dirigidos haciaDios» (Hch 4,32-35, Cf. Const. 15). Si vivimos un proyecto común y pone-mos los medios que conducen a este ideal, aun con nuestras limitaciones ydeficiencias, nuestras comunidades se pueden presentar como casas yescuelas de comunión. La comunidad entendida como “lugar teologal”donde se busca a Dios.

La búsqueda de Dios en comunidad es de una gran actualidad en estostiempos de individualismos y personalismos. Se busca a Dios desde la gra-tuidad, desde el compartir cada día las experiencias de oración, trabajo, pro-blemas, alegrías, inquietudes. Esta búsqueda de Dios en comunidad es unatarea activa, que exige donarse a los hermanos los unos a los otros, para bus-car a Dios.

Es tan rica nuestra espiritualidad y sobre todo la doctrina agustinianasobre la comunidad, que no se agota nunca en las experiencias ya vividas.Se nos abre el horizonte en cada momento para continuar proclamando quenuestra vida “es ungüento precioso que baja por la barba”. Ese ungüento delque hablamos es el Espíritu Santo que habita en aquellos que han sido lla-mados para vivir el gran ideal monástico.

Es también el “rocío del Hermón que va bajando”. Ambas alegorías:“ungüento” y “rocío”, son manifestaciones de que la vida fluye por doquieren cada comunidad agustino-recoleta. “Allí manda el Señor la bendición”.Su gracia, su entrega, su fidelidad, se manifiestan en quienes, dejándolotodo, siguen a Cristo en comunidad de hermanos.

Finalmente, esta vida de la comunidad agustino-recoleta es llamada a lasantidad y expresión de la santidad misma. Dios no se agota en cada cre-

ORACIÓNRecitada por todos

Ven, Señor sobre cada uno de nosotros,ven sobre nuestras vidas deseosas de entregarse a ti,ven sobre cada uno de nuestros hermanos,ven sobre los que más necesitan de ti,ven sobre los enfermos y débiles,ven sobre los que tambalean en su fe,ven sobre quienes más responsabilidad tienen,ven sobre quienes no descansan por estar junto a tu sagrario,ven sobre aquellos que viven pobres, con la única riqueza necesaria,ven sobre quienes están siempre disponibles,ven sobre los que trabajan en la vanguardia de la acción misionera,ven sobre los que muchas veces están solos en la misión,ven sobre aquellos que acompañan muchas almas,ven sobre nuestros educadores y formadores,ven sobre nuestras comunidades, Señor.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

En este documento se estudian los aspectos de la vida comunitaria desdeel ámbito de nuestras Constituciones y de otros documentos eclesiales. Enel momento concreto del día de retiro, en la vida de la comunidad local, entu situación personal:

1.- ¿Cuáles son los aspectos más importantes que rescatarías del docu-mento, de cara a una vivencia más auténtica de los valores comunita-rios?

2.- ¿Qué propuestas sugieres desde ti, desde tu vida personal, que ayu-den a crecer en el amor y la entrega a los hermanos que habitáis en lamisma comunidad?

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Constituciones. Qué buen reclamo vocacional sería el ofrecer comunidadesde hermanos que, desde su sencillez, desde su pobreza, intentan amarsecada día desde Cristo.

Es muy importante este dato: sólo desde Cristo se puede amar a los her-manos. La amistad, a la cual no exhorta san Agustín en la Regla, no es unaamistad carnal sino espiritual. En la vida de comunidad hemos de ejercitar-nos continuamente en esa autotrascendencia para poder valorar y aceptar alhermano desde Dios. Este sería un gran reclamo para todos aquellos quequieran vivir nuestra vida.

Las Constituciones recogen este santo propósito de la comunidad comoun regalo del Espíritu, como un don. No es una imposición, es un don muypreciado que nos ofrece a todos los agustinos recoletos.

Hay un elemento que en las Constituciones puede echarse de menos enla presentación del carácter comunitario: la Eucaristía. Esta se presenta enuna línea agustiniana en los nn. 64, 67 y 151, hablando de la comunidad.Pero san Agustín dice algo más, él pone en relación directa el ser de lacomunidad con la Eucaristía, y precisamente a través del término casa delsalmo 67.

“Discutían entre sí los judíos, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos acomer su carne? Altercaban, es verdad, entre sí, porque no comprendían elpan de la concordia, y es más, no querían comerlo; pues los que comen estepan no discuten entre sí: somos muchos un mismo pan y un mismo cuerpo.Por este pan hace Dios vivir en su casa de una misma manera” (In Io. Ev.,26).

yente, sino que se hace presente en quienes buscan la Verdad, y el grupo delos “buscadores” es plural, inmenso, extenso. Así pues, la comunidad agus-tino-recoleta es expresión del amor de Dios, expresión de la santidad deCristo y de su Iglesia. Es una llamada constante a la santidad, desde la acep-tación, la fidelidad, la entrega amorosa de los unos a los otros y a Diosmismo.

ORACIÓNRecitada por todos.

Señor, Dios nuestro,bendito tu nombre por siempre,tu fidelidad es grande, y alabarte es un verdadero gozo.Contempla nuestra unión de corazones en ti,nuestra historia personal, nuestras pobrezas.Queremos vivir sólo para ti,buscarte, encontrarte, amarte siempre.La comunidad es el camino que has trazado,para que vivamos siempre en ti, y para ti.Es el camino del amor, de la alegría, del buen compartir,es también el camino de la aceptación, de la paciencia,el camino de la superación.Aquí nos tienes, Señor, en torno a tu presencia, unidos en ti.Danos tu Espíritu Santo para ser siemprefieles a ti, consecuentes a tu llamada.Haznos, Señor, una sola alma y un solo corazón en ti.Amén.

CANTOA elegir.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

1.- ¿Valoras más la vida de tu comunidad desde los aspectos más teológicoso simplemente desde el ámbito de las relaciones humanas?

2.- ¿Qué importancia tiene para ti el sentido de la búsqueda de Dios encomunidad de hermanos?

3.- ¿Cuáles serían los valores a destacar dentro de la vida de comunidad quenos ayudan a crecer en santidad?

V E D Q U É D U L Z U R A . . .V E D Q U É D U L Z U R A . . .

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3.— LA COMUNIDAD,CAMINO DE SANTIDAD EN LAS ‘CONSTITUCIONES’

El “amor castus”, negocio exclusivo del hombre con su Creador, y rela-ción íntima de la persona con Dios, no convierte al religioso en un solitario,sino que tiene fuerza de unión y es de por sí comunitario. Cristo, Verdad yBien encarnados, congrega a los dispersos y los hace ser humanos por lacomunión de la caridad. Dios se revela especialmente en el ejercicio delamor fraterno; así lo describe san Agustín: “él es quien habita en los suyosy éstos son su habitación. Porque los que viven en la casa de Dios son ellostambién la casa de Dios” (S. 337,3).

No hace mucha falta recordar que este matiz fraternal es una de las notasmás característica del carisma agustino recoleto, que tanto han destacadomuchas generaciones de religiosos, y por el testimonio de muchos fieles queasí nos han visto y así lo han afirmado.

San Agustín nos insiste que recemos para poder llevar a la práctica aquelideal que san Lucas refleja en los Hechos de los Apóstoles y que era lacaracterística de la primitiva comunidad de Jerusalén. NuestrasConstituciones colocan dicha cita como punto de referencia para poder serimitadores de tan gran realidad.

La Lumen Gentium del Concilio Vaticano II nos dice que “la Iglesia esmisterio de comunión y sacramento de unidad” (LG 1). En la comunidadagustino-recoleta todos somos hermanos, que tienen un sólo corazón y unsólo alma, que todo lo comparten y tiene en común lo espiritual y lo mate-rial, podríamos decir.

Nuestras Constituciones nos hablan de la gran posesión común que esDios; incluso que el alma de cada religioso es también posesión común. Deaquí se deducen conclusiones importantísimas. La vida de cada hermano enla comunidad ha de ser vigilada y cuidada por todos. Si un hermano ofendea Dios, la comunidad es la que se siente también pecadora; si un hermanovive una entrega plena al Señor, la comunidad se alegra y recibe los frutosde esa santidad de vida. Tal es la profundidad de todo esto, que es necesa-rio meditarlo casi a diario para no perder el verdadero sentido de nuestracomunidad. De ahí que la corrección fraterna, practicada y acogida con

cuando día tras día, año tras año, no nos vamos dando cuenta de lo que sig-nifica la vida de comunidad. «...ordena lo externo, fiel trasunto de lo inte-rior, al servicio del Espíritu de Cristo, que la vivifica para su cuerpo.»(Const. 20; cf. LG 8).

La comunidad agustino-recoleta ha de manifestar una realidad de paz yde concordia. Este es el buen olor de Cristo que brota en el corazón de cadacomunidad. Nos dice Vita Consecrata, que todos los religiosos, «queriendoponer en práctica la condición evangélica de discípulos, se comprometen avivir el ‘mandamiento nuevo’ del Señor, amándose unos a otros como Élnos ha amado (cf. Jn 13,34). El amor llevó a Cristo a la entrega de sí mismohasta el sacrificio supremo de la Cruz. De modo parecido entre sus discípu-los no hay unidad verdadera sin este amor recíproco incondicional, queexige disponibilidad para el servicio sin reservas, prontitud para acoger alotro tal como es, sin ‘juzgarlo’ (cf. Mt 7,1-2), capacidad de perdonar hasta‘setenta veces siete’ (cf. Mt 18,22)» (VC, 42).

Así mismo, se nos insiste a ponerlo todo en común, incluso las tareasapostólicas. Como agustinos recoletos, desde la comunidad, tenemos quecompartir nuestro trabajo apostólico. ¡Qué testimonio damos de unidad a laIglesia cuando trabajamos en una misma dirección, cuando existe ayuda ycolaboración entre unos y otros! Esto siempre ha sido una característicaesencial entre los frailes recoletos, pero hay que tener cuidado, puesto queexiste cada vez, y con más fuerza, la tentación del individualismo. La comu-nidad tiene que hacer frente a dicha tentación creando espacios cada vezmás sinceros, donde se abran nuevos horizontes en el compartir, desdeCristo, todos juntos una tarea.

Este es el camino que nos señalan las Constituciones: los hermanos seaman, se honran recíprocamente, se entregan y sirven, se soportan y perdo-nan, se corrigen, se ayudan y tratan con delicadeza. Conviven en amistad,dialogan en clima de confianza, socorren a los enfermos, consuelan a losdesanimados, se complementan y alegran con los triunfos del otro. Esta pazy concordia entre los religiosos son señal cierta de que el Espíritu Santo viveen ellos, y de tal comunidad fluye por doquier el buen olor de Cristo, por loque debemos atender a este propósito.

En estos tiempos de crisis vocacional, tal vez estemos necesitando pre-sentar unas comunidades donde se viva mejor todo esto que dicen nuestras

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agustiniano el que nosotros asumiéramos dichas realidades. El sentido ecle-sial que mana de nuestras Constituciones nos anima a emprender nuevosretos. «Las comunidades multiculturales e internacionales, llamadas a ‘dartestimonio del sentido de la comunión entre los pueblos, las razas, las cul-turas’ (VC 51), en muchas partes son ya una realidad positiva, donde seexperimentan conocimiento mutuo, respeto, estima, enriquecimiento.»(Caminar desde Cristo, 29).

Congregavit nos in unum nos recuerda que “la comunidad religiosa esmanifestación palpable de la comunión que funda la Iglesia, y, al mismotiempo, profecía de la unidad a la que tiende como a su meta última”(Congregavit nos in unum, 10) y llama a los religiosos “expertos en comu-nión”. Si esto es común a todos los religiosos, los agustinos recoletos nostendríamos que llamar no sólo expertos en comunión, sino también maes-tros.

Las Constituciones destacan como valor fundamental de testimonioagustino recoleto el que los hermanos son una sola alma y un solo corazóndirigidos hacia Dios. Este es el testimonio que ha de darse, como una fide-lidad esencial al carisma recoleto. Si en esto no nos ejercitamos, estaremosatentando gravemente con nuestro carisma.

A veces resulta penoso cómo no somos capaces de valorar esta granriqueza que tenemos a nuestro lado que son los hermanos de comunidad.Cierto que la vida de comunidad, en infinidad de ocasiones, es una pruebapara ejercitar la humildad y la caridad. De ello nos hablan también lasConstituciones. Pero nunca podremos dejar de defender al hermano quecomparte con nosotros un ideal de vida.

A veces también se prefiere a otras personas que no forman parte de lacomunidad, familias, amigos... En ocasiones se sitúan en un plano muy porencima del plano comunitario. Incluso llegamos a compartir experienciashumanas y espirituales de una manera mucho más profunda que en la comu-nidad misma. Si esto sólo lo hacemos con la gente seglar que nos acompa-ña, nos indica que algo muy serio esta pasando en la comunidad, entre loshermanos, en la vida misma.

Muchas veces, como ejecutivos cansados de una jornada laboral, nossentamos en nuestras confortables salas de recreo, para buscar ansiosamen-te noticias, programas de televisión, deportes... Y no es que esté mal, lo será

humildad, ha de ser un instrumento que nos ayude a todos a crecer en san-tidad y en amor hacia los demás.

La comunidad trata de expresar esa unidad de la Iglesia. “Se pide a laspersonas consagradas —se lee en Vita consecrata— que sean verdadera-mente expertas en comunión y que vivan la respectiva espiritualidad comotestigos y artífices de aquel proyecto de comunión que constituye la cima dela historia del hombre según Dios” (Caminar desde Cristo, 28; cf. VC 46).

«Juan Pablo II enseña: ‘Espiritualidad de la comunión significa ante todouna mirada del corazón hacia el misterio de la Trinidad que habita en nos-otros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanosque están a nuestro lado’. Y además: ‘Espiritualidad de la comunión signi-fica capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpomístico y, por tanto, uno que me pertenece...’ De este principio derivan conlógica apremiante algunas consecuencias en el modo de sentir y de obrar:compartir las alegrías y los sufrimientos de los hermanos; intuir sus deseosy atender a sus necesidades; ofrecerles una verdadera y profunda amistad.Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo quehay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios;es saber ‘dar espacio’ al hermano llevando mutuamente los unos las cargasde los otros” (Caminar desde Cristo, 29; cf. Novo millennio ineunte, 43).

Esta realidad eclesial, que como vemos destacan nuestrasConstituciones, tiene que constituirse en verdadero ejercicio de fidelidad anuestro carisma recoleto. “En estos años las comunidades y los diversostipos de fraternidades de los consagrados se entiende más como lugar decomunión, donde las relaciones aparecen menos formales y donde se faci-lita la acogida y la mutua comprensión. Se descubre el valor divino y huma-no de estar juntos gratuitamente, como discípulos y discípulas en torno aCristo Maestro, en amistad, compartiendo también los momentos de disten-sión y de esparcimiento” (Caminar desde Cristo, 29).

Hoy día no podemos renunciar al fenómeno de la interculturalidad.Nuestras comunidades, cada vez son menos “uniformes” en cuanto a laedad y a la procedencia de las personas. Algunas congregaciones han pre-ferido todavía uniformarlas, para evitar posibles enfrentamientos, constitu-yendo comunidades con hermanos o hermanas de una edad más o menossemejante, o pertenecientes a una misma nación. Sin embargo, no sería

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