19. jerusalén - real oratorio del caballero de gracia · mientos intramuros, salvo para el caso de...

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— 201 — El Santo Sepulcro Terminado el Vía Crucis en la Vía Dolorosa, entra- mos en la Basílica del Santo Sepulcro para la celebra- ción de la Santa Misa, en la capilla de los Franciscanos, muy cerca del edículo de la Tumba del Señor. Evangelio según San Mateo (Mateo 27, 57-61). Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro. Homilía de la Santa Misa Queridos hermanos, en estos días —que han pasa- do rápido— hemos ido recorriendo algunos de los momentos y lugares de la vida del Señor. Ayer consi- deramos su nacimiento y hoy hemos de detenernos en su Pasión y Muerte, aquí, a pocos metros de donde el Señor entregó su vida, en el Calvario y cerca también de su tumba. Como otros días, parece que lo ideal sería que cada uno pensara en lo que sabemos sobre la Pasión y Muerte del Señor, se pusiera junto al Calvario y El grupo en la entrada del Santo Sepulcro. 19. Jerusalén Peregrinación a Tierra Santa Séptimo día – Martes 12 de junio 19. Jerusalén

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Page 1: 19. Jerusalén - Real Oratorio del Caballero de Gracia · mientos intramuros, salvo para el caso de los reyes. La destrucción de Jerusalén por los romanos, con el General Tito Flavio

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El Santo Sepulcro

Terminado el Vía Crucis en la Vía Dolorosa, entra-mos en la Basílica del Santo Sepulcro para la celebra-ción de la Santa Misa, en la capilla de los Franciscanos,muy cerca del edículo de la Tumba del Señor.

Evangelio según San Mateo (Mateo 27, 57-61). Alatardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamadoJosé, que también se había hecho discípulo de Jesús, yfue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilatoordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó elcuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositóen un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en laroca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada

del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra Maríaestaban sentadas frente al sepulcro.

Homilía de la Santa Misa

Queridos hermanos, en estos días —que han pasa-do rápido— hemos ido recorriendo algunos de losmomentos y lugares de la vida del Señor. Ayer consi-deramos su nacimiento y hoy hemos de detenernosen su Pasión y Muerte, aquí, a pocos metros dedonde el Señor entregó su vida, en el Calvario ycerca también de su tumba.

Como otros días, parece que lo ideal sería quecada uno pensara en lo que sabemos sobre la Pasióny Muerte del Señor, se pusiera junto al Calvario y

El grupo en la entrada del Santo Sepulcro.

19. JerusalénPeregrinación a Tierra Santa

Séptimo día – Martes 12 de junio

19. Jerusalén

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Elena durante la Misa.

Mari Carmen en la MIsa.

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recordara aquellos momentos, con el Señor en lacruz —hemos puesto la mano sobre la roca dondefue clavado, como queriendo tocarle a El mismo—,mirando a los que le crucifican con aquella indiferen-cia brutal, oyendo los gritos de los que han preferidoa Barrabás y han pedido matar a Jesús...; vemos tam-bién a María, con San Juan, la Magdalena, rota dedolor, con la espada que Simeón profetizó bien hun-dida en su pecho; y Juan y María Magdalena y otrassantas mujeres, que hacen lo que pueden por soste-ner a María en su dolor, aunque es quizás más bienella la que les sostiene con su entereza y su esperan-za. No vemos a los demás apóstoles, que por miedohan huido. Otro motivo de sufrimiento para el Señory para su Madre: los suyos, en el momento supremo,le han dejado solo, han tenido miedo. Pocas horaantes han estado con El en el cenáculo, han escucha-do sus palabras, han recibido su cuerpo y su san-gre..., pero el miedo a ser apresados han podido másy le han dejado solo en el juicio inicuo de Pilato, enlos gritos de la plebe, en la flagelación y coronaciónde espinas, en las calles de Jerusalén con la Cruz acuestas, y en el Calvario. Si ellos hubieran estado allí

no habría sido necesario echar mano de Simón deCirene, y aún podrían haberse beneficiado de esaayuda, como se benefició Simón encontrando la fe, ély sus hijos. El Señor les había anunciado esa huida enel Cenáculo: “todos vosotros os escandalizaréis estanoche por mi causa, pues escrito está: “heriré al pas-tor y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mt26,30), pero no reaccionaron.

El Señor va a morir. Algunos de los que pasan porallí dirán que si es el Hijo de Dios se baje de la Cruzy creeremos en El (cfr Mt 27,30).Se mofaban de Éllos príncipes de los sacerdotes con los escribas yancianos diciéndole que ha salvado a otros pero a símismo no puede salvarse (cfr Mt 27,42). Las burlas ylos insultos continuaron hasta el final. Cundo invocaa su Padre -”Elí, Elí, “lemá sabacthani”, que significa,Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?-algunos dirán que llama a Elías, a ver si viene a sal-varle. Y los mismos ladrones crucificados junto a Elle insultaban.

El Señor no pudo sufrir más, ni en el cuerpo ni enel alma, en todas las partes de su cuerpo desde lacabeza coronada de espinas punzantes que se clava-

Durante la Santa Misa.

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ban en las sienes, hasta los pies taladrados por elclavo. Y todo esto lo ha sufrido por cada uno de nos-otros, para perdonarnos los pecados, mostrarnos suamor, y abrirnos la puerta del cielo. Vemos así la gra-vedad del pecado, y la necesidad de reparar. Al con-templar de este modo a Jesús —Ecce Homo!, hechoun retablo de dolores, como dice San Josemaría—hemos de pedir perdón por nuestros pecados, hacerel propósito de no volver a ofenderlo y ser genero-sos en la reparación, en la contrición.

Antes de que expire el Señor le oímos que se diri-ge a su Madre, y señalando a Juan le dice: “Mujer, heahí a tu hijo”; y luego dirigiéndose a Juan dirá, “He ahía tu madre.” Y añade el evangelista que desde aque-lla hora Juan la recibió en su casa (cfr Jn 19,27). Hoypodemos renovar el propósito que quizás hicimos elprimer día de nuestra peregrinación en Nazaret:decirle a la Virgen que queremos que está siemprecon nosotros en nuestra casa, para cuidarla, atender-la... En realidad será Ella la que nos cuide, comobuena Madre.

Hemos escuchado también a Dimas, como en elúltimo minuto le ha “robado” el perdón y el cielo alSeñor: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tuReino” (Lc 23, 42). Nosotros no debemos perder laesperanza nunca. “En verdad te digo que hoy esta-rás conmigo en el Paraíso”. Aquel hombre habría sidoun malhechor: habría robado, y quizás hasta matado.Y una sola palabra de perdón sincero y se ganó elcielo.

Y nos hemos conmovido, alrededor de la horasexta, cuando se acerca el momento en el que Jesúsdirá “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”,y expiró. Y a continuación “toda la tierra se cubrió detinieblas, hasta la hora nona, se oscureció el sol, y elvelo del Templo se rasgó por la mitad” (Lc 23,44). Laantigua Ley ha quedado derogada; el Templo ha deja-do de ser lugar de encuentro con Dios, y se raja, por-que no ha sabido reconocer a su Dios y Señor. “Seabrieron los sepulcros y muchos cuerpos de los san-tos que habían muerto, resucitaron” (Mt 27,52). Elcenturión, ante estos acontecimientos, confesará:

En la Santa Misa.

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“En verdad este era Hijo de Dios” (Mt 27,54). Nos-otros hacemos también un acto de fe explícito en laDivinidad de Jesucristo, Hijo de Dios.

Acompañamos ahora a José de Arimatea y a Nico-demo en su piadosa tarea de enterrar el cuerpo delSeñor, en el sepulcro excavado en la roca. Ese mismocuerpo que ya resucitado, conservando los estigmasde la Pasión, hemos contemplado en Generaset, en laaparición última a sus discípulos, en la que confierea Pedro el poder de las llaves.

Señor, que estos días hayan supuesto un impulsofuerte en nuestra vida cristiana. Que te tratemos más,te queramos más, confiemos más en Ti; que cuentescon nosotros para tu tarea redentora, como buenosdiscípulos tuyos. Que con tu gracia, y la intercesiónde tu Madre Santísima, yo sepa concretar estos bue-nos propósitos. Así sea.

La Iglesia del Santo Sepulcro

La Iglesia del Santo Sepulcro, también conocidacomo Basílica del Santo Sepulcro, Iglesia de la Resu-rrección o Iglesia de la Anástasis es un santuario

religioso del cristianismo, situado en la ciudad deJerusalén. Se encuentra bajo la custodia de diversasconfesiones cristianas, entre ellas, católicos, arme-nios ortodoxos y ortodoxos.

El lugar, llamado también Gólgota (en arameo,Golgotha, ‘calavera’), es el punto exacto donde —segúnlos Evangelios— se produjo la Crucifixión, sepultura yResurrección de Cristo. Se halla dentro de la CiudadVieja de Jerusalén, la cual a su vez se ubica en la líneade confluencia entre la Jerusalén oriental (árabe) yoccidental (judía).

Al templo del Santo Sepulcro también se le conocecomo Basílica de la Resurrección Es uno de los centrosmás sagrados del Cristianismo y ha sido un importantecentro de peregrinación desde el siglo IV. Hoy díaalberga la sede del Patriarca Ortodoxo de Jerusalén y esla catedral del Patriarcado Latino de Jerusalén.

En general, cuando se habla del Santo Sepulcro, sepueden distinguir dos cosas:

— La iglesia en la que se encuentran el sepulcro deJesús, el monte Calvario (donde murió), la piedradonde fue ungido antes de ser sepultado y el alji-

Entrada a la Basílica del Santo Sepulcro.

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be donde fue encontrada su cruz tres siglos mástarde.

— Secundariamente alberga diversas Capillas. Entreellas destaca la capilla de Santa Elena, el coro de losgriegos y la capilla del Santísimo (de los francisca-nos, custodios de Tierra Santa), la capilla de Longi-nos y otras más.

El lugar hace referencia a la sepultura de Jesús enuna época comprendida entre el año 30 y 33. Entre lossitios religiosos de Tierra Santa, el Santo Sepulcro esuno de los mejor datados históricamente entre ellos latierra del Jerusalén.

El significado religioso dado al Santo Sepulcro dentrodel Cristianismo es importantísimo, pues dentro deeste recinto se encuentra tanto el Calvario, donde segúnse afirma Jesucristo murió, como su sepulcro, lugar en elque, según afirman los Evangelios, resucitó al tercer díade su muerte. Por esta razón el sepulcro es el centroprincipal de la basílica. La capilla que lo contiene, en

medio de la llamada «Rotonda» al frente del coro de losgriegos, es conocida como la ‘resurrección’.

Según los evangelios, antes de la muertede Jesús tumba ya habilitada como tal, pero no utiliza-da todavía, propiedad de un rico judío seguidor deCristo llamado José de Arimatea. Se trataría de unhueco horadado en la roca, que podía taparse con unagran piedra destinada al efecto para que rodara o sedeslizara hasta la abertura del nicho.

Una de las versiones sobre el primer anuncio de laResurrección de Cristo, según los Evangelios, es elmomento en que las mujeres que iban a ungir su cadá-ver con especias aromáticas —María Magdalena, Maríade Cleofás, madre de Santiago el Menor y JudasTadeo, y Salomé (discípula), madre de Santiago yJuan— se encontraron con la piedra desplazada y elnicho expuesto y vacío.

Siempre teniendo como única fuente los Evangelios,pero confirmados por los trabajos arqueológicos, latumba estaría situada en un jardín próximo a la roca -o

Lateral de la Anástasis.

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montaña, o montículo; los evangelios dicen lugar-donde se produjo la Crucifixión, llamado originalmenteGólgota y luego Calvario (lat. calvaria, «calavera»), o engriego kranion («cráneo»). Ese lugar estaba muy próxi-mo a la muralla herodiana de la ciudad de Jerusalén, eincluso comunicado con ella por una calle, pero extra-muros, ya que las normas judías prohibían los enterra-mientos intramuros, salvo para el caso de los reyes.

La destrucción de Jerusalén por los romanos, conel General Tito Flavio Sabino Vespasiano, durante elgobierno de su Padre, el Emperador Tito Flavio Vespa-siano, trajo la ruina para el Templo de Jerusalén y paraotros lugares tradicionales de la antigua ciudad puestaentonces bajo el mando de los paganos. Si bien los pri-meros cristianos huyeron hacia Pella antes de la des-trucción, siguiendo una interpretación profética deJesús (Lucas 21, 20–22), los mismos dejaron porescrito en los Evangelios la descripción del lugar de laCrucifixión y de la sepultura: Mateo 27, 33; 57–61;Marcos 15, 22; 42–47; Lucas 23, 33; 50–55; Juan19, 17; 38–42.

Ambos sitios, el Gólgota y la Tumba, están apocos metros de distancia y entre ellos se encuentra

la Piedra de la Deposición, lugar en donde dice la tra-dición que el cuerpo de Jesús fue preparado despuésde ser bajado de la cruz para ser enterrado —Mateo27, 59 passim—. El lugar fue evidentemente una can-tera por la enorme riqueza lítica y la red de cavernasque se pueden observar, un sitio ideal para la cons-trucción de tumbas, una actividad muy normal en laépoca, especialmente entre personas de cierta posi-ción social.

El nombre «Gólgota», la «Calavera», viene probable-mente de la semejanza que las formas de las rocas tení-an, como se puede comprobar hoy en día en los paisa-jes desérticos del Mar Muerto. Los romanos cambia-ron el nombre de Jerusalén por el de Aelia Capitolinacon el fin de hacer de la ciudad un enclave exclusiva-mente greco-romano, prohibieron el ingreso de lospueblos semitas y construyeron lugares de culto paga-no en donde estaba el Templo de Jerusalén y el SantoSepulcro.

El año 325, Macario, obispo de Jerusalén, solicitó yconsiguió el compromiso del emperador Constantinode destruir los templos paganos construidos sobre lossantos lugares.

Para entrar en la Tumba del Señor.

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Durante el movimiento de tierras y las excavacionesdel terreno que Adriano había desplazado para nivelar lazona, se encontró la tumba de Jesús. Eusebio describela sorpresa del hallazgo: “Y cuando, removido un ele-mento tras otro, apareció el lugar al fondo de la tierraentonces, contra toda esperanza, apareció el resto, esdecir, el venerado y santísimo testimonio de la resurrec-ción salvífica y la gruta más santa de todas retomaba lamisma figura de la resurrección del Salvador. Efectiva-mente, después de haber estado sepultada en las tinie-blas volvía de nuevo a la luz, y a todos los que iban averla les dejaba vislumbrar claramente la historia de lasmaravillas allí realizadas, atestiguando con obras mássonoras que cualquier voz la resurrección del Salvador”.

El tono de sorpresa denota que el hallazgo no seesperaba. Probablemente sólo se había respetado laposición del calvario por ser el lugar demasiado eleva-do como para haber sido totalmente allanado. Eusebiono nos dice qué es lo que permitió identificar la tumbade Cristo; algunos piensan que podría ser la presenciade grafiti cristianos.

El año 333 un peregrino de Burdeos escribe habervisto en Jerusalén un pequeño monte llamado Gólgotacuyo lugar estaba “a un tiro de piedra” de donde elcuerpo de Jesús fue sepultado.

Tras el hallazgo, los arquitectos de Constantinoestudiaron un nuevo proyecto que incluyese tambiénun mausoleo para proteger y exaltar la tumba deCristo. Para erigir el imponente complejo de edificiosfue derribada la silla rocosa del Gareb, tanto al nortecomo al oeste. De esta forma, completamente aisla-da de la cantera, perdió el aspecto y el nombre de“gruta” para convertirse en el edículo —pequeñacasa— erigido en el centro de un vasto espacio sobreel que surge el grandioso mausoleo de la Anástasis,que ha sobrevivido como el único mausoleo cristianoromano.

El montículo del Calvario, tallado posteriormente,fue dejado a cielo abierto, rodeado por un jardín contres puertas al amparo de la basílica llamada Martyriumque, como recuerda la peregrina Egeria, tomaba elnombre de Gólgota: “La iglesia mayor se llama Marty-

Entrada a la Tumba del Señor. La Tumba vacía del Señor.

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rium porque está en el Gólgota, detrás de la Cruz,donde el Señor sufrió la pasión”.

La emperatriz Elena había acudido a la ciudad trasescuchar el informe presentado por Macario, obispode Jerusalén, sobre el lamentable estado en el que seencontraban los lugares descritos en los evangelios(santos lugares, para los cristianos), decidida a mejorarpersonalmente la situación. Tenía también el propósitode localizar la cruz de la ejecución de Jesús; Constanti-no había empezado a utilizar el signo de la cruz y a con-siderarlo presagio de victoria.

Elena, tras fracasar en la búsqueda de la cruz, ocomo parte de ella, inició la del sepulcro. La tradicióncuenta que al derruir el templo pagano para aislar elCalvario e iniciar las nuevas edificaciones aparecierontambién tres cruces, una de las cuales necesariamentehabría de ser la Vera Cruz o auténtica cruz del marti-rio de Cristo. Se describe el prodigio que permitióidentificar la Vera Cruz, casi siempre basadas en queUna de las Cruces producía curaciones milagrosas, ylas otras dos no.

Los sucesos descritos a partir de 325–326, sobre eldescubrimiento del sepulcro y la Vera Cruz por laemperatriz Elena se deben al obispo de Cesarea

(Palestina) e historiador Eusebio, llamado también elPadre de la historia de la Iglesia.

La invasión persa y la conquista árabe

Toda la espléndida belleza y riqueza de la era poste-rior a Constantino se desvaneció en el 614, cuando el20 de mayo la ciudad de Jerusalén fue conquistada porlas hordas dirigidas por el general Romizanes conocidocomo Scharbaraz (cerdo real). Esto fue un tremendogolpe, casi todas las iglesias cristianas fueron arrasa-das, todas las reliquias robadas y 33.877 personas

Mapa del santo Sepulcro, Arculfo 680 d.C.

El ediculo de la Tumba del Señor.

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muertas y enterradas en una cueva en Mamilla (segúnel relato dado por Tomás que cavó algunos de lossepulcros). El daño hecho durante el período persa fueprontamente reparado gracias a la generosa ayuda departe de los cristianos de Tiberías, Damasco, Tiro y Ale-jandría. Durante esta restauración el peñasco del Calva-rio fue cubierto mediante una Iglesia.

Esta invasión persa sacudió la totalidad del imperioy para el año 622 el Emperador Heraclio ya había reco-brado todo el territorio y forzado a los persas a devol-ver los trofeos de guerra entre los cuales estaba la reli-quia de la Santa Cruz, que fue devuelta a la Iglesia delSanto Sepulcro el 20 de marzo del 630.

La llegada de los conquistadores árabes en el 638no alteró la Santidad de este lugar de culto. En el rela-to de Eutichio se dice que Omar ibn al-Khattab hizo unavisita a la Iglesia de la Resurrección y se sentó en supatio, a la hora de la oración dejó la Iglesia y rezó afue-ra temiendo que generaciones futuras pudieran usar suoración dentro de la iglesia como un pretexto para con-

vertirla en una mezquita. Eutichio más adelante agregaque Omar ibn al-Khattab redactó también un decretoque se lo dio al Patriarca, en el que prohibía a losmusulmanes que se reunieran en este sitio para susoraciones.

Al principio del siglo IX un violento terremotodañó la cúpula de la Anástasis. Los daños fueronreparados en el 810 por el Patriarca Tomás. La igle-sia fue incendiada en el 841 y en el 935 los cristia-nos consiguieron superar los persistentes intentosde los musulmanes para construir una mezquitaadyacente a la Iglesia. La Iglesia volvió a ser incen-diada por los Musulmanes en el 938 y el fuego rodeóa la basílica, al jardín del claustro y también a la Anás-tasis. Una vez más, la iglesia fue incendiada en el 966como venganza por la guerra perdida en Siria por elejército Musulmán. Pero todos estos infortunios sóloafectaron a las estructuras de madera que pudieronser reparadas mediante un gran sacrificio de la yaempobrecida comunidad cristiana.

El edículo de la Tumba.

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La destrucción de Al Hakim

Acceso externo a la Capilla de la aparición de Jesúsa su madre (s. XI).

En el 1009 el Fatimita Califa de Egipto al-Hakimexplícitamente ordenó la destrucción de la Iglesia delSanto Sepulcro. Empezaron por demoler la tumbamisma, la cúpula y las partes altas del edificio hasta quelos restos que se juntaron a sus pies bloquearon sudestrucción.

Durante once años se les prohibió a los cristianosvisitar los destrozos en este lugar, tampoco se lespermitió rezar en las ruinas. Solamente años mástarde los cristianos pudieron reconstruir su santuarioen ese mismo sitio. Esto fue posible gracias a un tra-tado de paz entre el emperador Bizantino Argirópu-los y el sucesor de al-Hakim en el que la reconstruc-ción del Santo Sepulcro estuvo estipulada. Los traba-jos comenzaron bajo el emperador Constantino Mono-maco.

Cuando los arquitectos imperiales estudiaron situa-ción del Santo Sepulcro en Jerusalén llegaron a la con-clusión de que era imposible restaurar la totalidad de laestructura Constantiniana. Así que optaron por conser-var solamente la Anástasis con un ancho ábside haciael este y varias pequeñas capillas en el área del jardín,del claustro y el Martyrium. Estos trabajos se hicieronente el 1042 y 1048. En esta reconstrucción el atrioEste, el Martyrium, el jardín y el claustro se esfumaron.Con la restauración de la Anástasis y de la cátedra delobispo, la belleza de la iluminación directa del sol seperdió para siempre.

A pesar de los cambios el nuevo sistema hizo tam-bién algunas obras espléndidas. Las paredes y lacúpula se cubrieron de mosaicos. El peregrino Danielvió mosaicos en la Capilla de la Crucifixión en el Gól-gota. Visitó la capilla de la “Prisión de Cristo” la del“Encuentro de la Cruz” y la capilla dedicada a la apa-rición de Jesús ante su madre hacia el norte de laAnástasis.

Mosaico del descendimiento de la Cruz.

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La transformación cruzada

Los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de juliodel 1099. Su intención era la de devolver su esplendoral Santo Sepulcro. Al principio solamente retocaron laconstrucción sobre la tumba de Jesús.

Los cruzados concibieron la idea de reunir lossantuarios encontrados en el lugar, bajo un nuevomonumento en forma de cruz. El Santo Sepulcro fuereparado y una aedicula puesta sobre él: la Rotondase conservó en su mayor parte, completada con ungran arco triunfal que daba hacia la nueva iglesia eri-gida en el lugar del antiguo jardín y usado como coro(lugar donde se ubica para cantar dentro de la igle-sia) el cual estaba entre pilares y columnas, provistode una tribuna y rodeado por un pasillo. Pero lasnaves no podían tener la misma proporción y conte-ner en la parte norte, el pórtico del jardín conocidocomo los “Arcos de la Virgen”, y en la parte sur, laCapilla del Gólgota.

Hacia el este, el nuevo edificio tuvo que ser limita-do mediante pequeños oratorios, en recuerdo deciertos acontecimientos de la Pasión, que se abríanhacia un pasillo. También desde el pasillo descendíauna escalera hacia la Capilla de Sta. Elena y la Criptadel Encuentro de la Santa Cruz.

Una fachada románica se abrió a un patio sur en elcual en su rincón noroeste se construyó un campana-rio de cinco pisos (48 m). En la esquina nordeste unacceso separado y monumental al Calvario fue cons-truido.

Los cruzados se esforzaron al máximo para comple-tar los mosaicos ya existentes y también por añadirotros nuevos en las paredes. Obviamente toda estanueva decoración de los cruzados llevaba inscripcionesen latín.

La nueva basílica fue consagrada por el obispo Ful-cherios el 15 de julio del 1149, 50º aniversario de laConquista de Jerusalén como se podía leer en una ins-cripción latina grabada sobre el bronce de la puerta

Mosaico de la Unción del Señor.

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principal: “Este santo lugar ha sido santificado con lasangre de Cristo, por lo tanto nuestra consagración noañade nada a su santidad. Sin embargo, el edificio quecubre este lugar santo ha sido consagrado el 15 dejulio por el Patriarca Fulcherios y por otros dignatarios,en el año IV de su patriarcado y en el 50º aniversariode la captura de la ciudad, la cual en ese momento bri-llaba como oro puro. Era el año 1149 del Nacimientode Cristo.”

Un período difícil

Las victorias de Saladino y su ejército sobre lasarmadas cruzadas que tuvieron lugar en el verano de1187, permitieron al soberano ayyubide entrar deforma triunfal en Jerusalén el 2 de octubre del mismoaño.La reconquista de Jerusalén en 1229 de Federico IIduró solamente una década, años en los que secomenzó de nuevo a oficiar en el interior del SantoSepulcro.

El acceso al santuario se hizo cada vez más compli-cado, sobre todo para los peregrinos que para el Santoviaje se veían obligados a pagar altas sumas de dineroa la caja del Sultán y con frecuencia poniendo en peli-gro su vida. En 1244 los Corasmios, población de estir-pe iraniana que provenía de la actual Uzbekistán,saquearon Jerusalén, que había sido entregada a Fede-rico II por el sultán Ayyubide al-Malik al-Kamil con unacuerdo nominado Sexta Cruzada. El asalto y el saqueode Jerusalén provocaron el asesinato y el alejamientode los cristianos y la basílica de nuevo fue dañada y lastumbas de los reyes destruidas.

A causa de las protestas que provocaron en elmundo cristiano la noticia de esta profanación, el Sul-tán Ayub en 1246, presentó sus excusas al Papa Ino-cencio IV, alegando que la devastación se había realiza-do sin que él lo supiera por obra de irresponsables,pero que ahora, una vez reparados los daños habíaentregado las llaves a dos familias musulmanas paraque abrieran la basílica a la llegada de los peregrinos.

Estos custodios de las llaves del Santo Sepulcroabrían la iglesia algunas veces y siempre después dehaber recibido una compensación adecuada. Desde1219 hasta 1517 la ciudad estuvo en manos de losMamelucos. Por sus derechos de conquista, los musul-manes se consideraban propietarios legales del SantoSepulcro y la presencia de las comunidades cristianas

se vio como una concesión y un privilegio revocablesegún el interés político prevalente y de la tasa retribui-da. El espacio interior del Santo Sepulcro se asignó acada Comunidad y se separaron altares o capillas conanexas habitaciones internas, recavadas en cada espa-cio posible en las galerías, en los pasillos o entre lamisma columnata.

Fueron numerosos los peregrinos, especialmenteorientales, en el s. XIV: Nestorianos de Mesopotamia,Monofisitas de Egipto, de Armenia, de Etiopía y deSiria, Griegos del imperio bizantino y de Georgia. Lle-gando a Jerusalén se alojaban en las colonias de losmonjes y sacerdotes correligionarios, que se habíanestablecido en humildes residencias en el sagrado o enlas adyacencias de la basílica. Únicamente los Georgia-nos, por acuerdo de su reina Tamara con los Sultanesegipcianos, estaban exentes de tasas y tenían autoriza-ción para vivir dentro, recibiendo ofertas y comida porlos orificios practicados en la puerta del Santuario. Losdemás peregrinos tenían que pagar una gran suma dedinero, unos 80 francos de oro.

También acudieron peregrinos de Occidente, y losdominicos Burcardo de Monte Sion en 1283 y Ricoldode Monte Croce en 1294, narraron que habían sidoacogidos por religiosos orientales y que habían podidovisitar libremente “todos los lugares y haber podidocelebrar y predicar a los peregrinos de su nacionali-dad”.

Los Franciscanos en el Santo Sepulcro

Las fuerzas militares del oeste, después de fracasaren varios intentos por la conquista de los Santos Luga-res (manu militari) trataron de lograr acuerdos que ase-gurasen la asistencia de los peregrinos. La pareja realde Nápoles, Angió y Sancha de Mallorca (1309-1345)tuvieron éxito después de largas negociaciones y gran-des sumas de dinero para obtener de Melek en-Nazeruna residencia oficial para la comunidad latina de Jeru-salén dentro del Santo Sepulcro.

Con la aprobación del Papa Clemente VI esta res-ponsabilidad fue otorgada a los Franciscanos que seestablecieron en el Monte Sión en el 1335. La bulapapal “Gratias Agimus” del Papa Clemente VI escritapara el superior de la Orden de Frailes Menores esta-bleció que los “frailes de vuestra Orden puedan vivirpermanentemente en la Iglesia del Santo Sepulcro y allí

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celebrar solemnemente las Misas y otros oficios divi-nos”. De hecho los Franciscanos recibieron la Capillade la Aparición de Cristo que desde entonces nuncahan abandonado.

El Franciscano Niccolo da Poggibonsi visitó TierraSanta entre 1346-1350 y pasó cuatro meses ayudandoen el Santo Sepulcro. En su relato “Un viaje más allá delos mares” descubre la situación dentro del Santo Sepul-cro: “Deseoso me siento de relatarles acerca de los alta-res que se encuentran allí dentro y que en su totalidadson 20: porque cada confesión de cristianos tiene supropio altar. En el Domingo de Ramos y en la Santa Pas-cua todos van allí, cada confesión con su propio sacer-dote, y cada sacerdote celebra su Misa en el altarmayor…” También afirma que la Capilla del Santo Sepul-cro fue la propiedad de un Sarraceno que “abría la puer-ta, hacía entrar a la gente y los dejaba dentro por el tiem-po que duraban tres Padrenuestros, después los llevabafuera, y cerraba la puerta con llave”. También aseguróque el Calvario estaba en manos de los Armenios.

Algunos años después las cosas cambiaron y losmonjes dieron la impresión de poseer mucho espaciodentro de la basílica. En realidad el Ruso Archimandri-ta Gretenius que vino en peregrinación durante los pri-meros años del siglo XV dice que dentro de la Basílicaviven permanentemente un sacerdote Griego, uno deGeorgia, un Frank (esto es un fraile menor), un Arme-nio, un Jacobita y un Abisinio. Declara que en la aedi-cula de la tumba había una pintura de un Cristo Resuci-tado junto a un S. Francisco arrodillado. También diceque los frailes de la cuerda (como en un principio se lesconoció a los Franciscanos) poseían el Calvario juntocon los Armenios. Todo esto se debió probablementea los firmans otorgados por el Sultán Barquq (1382-1399) a favor de los frailes del Santo Sepulcro.

Más adelante el sultán Barsabai (1419-1467) orde-nó a las autoridades de Jerusalén que a los frailes “nose les debía impedir entrar en los sitios a los que esta-ban acostumbrados a ir y allí celebrar sus funciones ysolemnidades tal como su religión se lo requería, efec-

Mosaico del enterramiento del Señor.

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tuar su adoración tanto ellos como los que los acompa-ñan en el altar situado en el Calvario, dentro del SantoSepulcro, siguiendo su costumbre, mantenida desdehacía muchos años antes y de acuerdo a las noblesnormas que ellos poseen”.

Según Fr. Francesco Surian (1485) los Franciscanoshabían cambiado el altar fijo dentro de la Aedicula delSanto Sepulcro por uno movible y de madera, para quesiempre fuera posible celebrar la Eucaristía. Tambiénafirma que nadie podía celebrar sin previo permiso delos Franciscanos quienes además tenían la llave de laAedicula. Un testimonio similar lo da Félix Faber en1483, quien declara que “las llaves del dulce Sepulcroestán en las manos del Fraile Menor y ellos lo abren ylo cierran para quien lo desea y allí dentro celebranMisas cuando lo desean”. En 1475 los Armenios cedie-ron sus derechos sobre el Calvario a los Franciscanos,que hicieron un altar, creando la Capilla de la Crucifi-xión.

Este fue un período de relativa calma cuando todaslas confesiones cristianas presentes en el SantoSepulcro tuvieron éxito al encontrar la manera de vivirjuntos y hasta celebrar juntos la Semana Santa, inclu-yendo la peregrinación del Domingo de Ramos desdeBethfage.

Bajo el dominio turco

Durante este período el centro del poder Islámicofue transferido de la dinastía Mameluca de Egipto a losOtomanos Turcos. La armada turca causó grandes des-trozos por todo el Mediterráneo. Conquistó la isla deRodas y ocupó el Medio Oriente. Hubo batallas contralos poderes de la Europa cristiana. Fueron rechazadosen 1565; durante tres meses sitiaron Malta que en esaépoca había pasado a ser gobernada por los Caballerosde S. Juan.

En ese momento Constantinopla se convirtió en lasede del nuevo poder turco. Bajo el nuevo dominioTurco la comunidad griega, convertida en súbditos delImperio Otomano, trató de obtener la posesión de laIglesia del Santo Sepulcro.

Al entrar a Constantinopla en 1453 Mohammed IIproclamó al Patriarca griego de Constantinopla comocabeza religiosa civil de todos los Cristianos deOriente que residían en su Imperio. El Patriarca The-ophanis, con la ayuda de Gregorio, subalterno del

obispo, obtuvo en 1633 un firman fechado con ante-rioridad en los tiempos de Omar (638) que le confe-ría a él la posesión de la Gruta de la Natividad, delMonte Calvario y la Piedra de Unción en el SantoSepulcro. Gregorio confesó la falsedad, los Poderesde Occidente y el Papa Urbano VII consiguieron queel plagio fuera borrado en 1636.

Fue una época en la que el dinero y el oro llegarona su valor máximo. Las intrigas convirtieron a la Iglesiadel Santo Sepulcro en un trofeo muy valorado que elsultán podía vender al mejor postor.

Efectivamente entre el 1630 y 1637, bajo Murad IV(1623-1640), varias partes del Santo Sepulcro cam-biaron de mano seis veces. Los Franciscanos nohubieran podido mantener esta costosa batalla si nohubiera sido por Francia que se convirtió en el protec-tor oficial de los Santos Lugares y sus custodios.Durante la prisión de los Franciscanos (1537-1540),los Coptos obtuvieron el permiso del gobierno turcode erigir un altar detrás de la Aedicula del SantoSepulcro.

El terremoto del 1545 sacudió el campanario y unaparte cayó sobre el baptisterio debajo de él. En 1555el P. Boniface de Ragusa, Custos (Custodio) de TierraSanta, obtuvo el permiso de restaurar partes de la basí-lica y renovar por completo la Aedicula.

Esta era una restauración de gran nivel y el frailedejó una detallada descripción del trabajo llevado acabo. Era la primera vez a desde 1009, cuando latumba fuera destruida bajo los martillos de los soldadosde al-Hakim, que la roca desnuda de la tumba fue denuevo vista por ojos humanos.

En 1644 los Georgianos, incapaces de hacer frentea los gastos dentro de los intrincados arreglos con lasautoridades turcas, dejaron definitivamente la Basílicadel Santo Sepulcro, seguidos, unos pocos años des-pués, por los Abisinios. Los Franciscanos adquirieron lamayor parte de la propiedad abandonada por otrascongregaciones.

El asunto sobre la posesión del lugar se volvió aúnmás agudo cuando el Patriarca Dosithens (1669-1707)hizo un arreglo con otro firman en 1676, otorgándolela exclusiva posesión del Santo Sepulcro a los Ortodo-xos.

Debido a la presión de los poderes Europeos, Tur-quía formó un tribunal especial para examinar los docu-mentos presentados por las dos partes. El resultado

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fue un firman en 1690, mediante el cual los Francisca-nos debían ser reintegrados ya que lo habían sido antesde 1630. La sentencia fue solemnemente publicada enJerusalén el 25 de junio de 1690, en presencia de lasautoridades y de las partes en conflicto. El 29 de junio,el Custodio Franciscano, con una solemne Misa, tomónuevamente posesión del Santo Sepulcro y de losdemás lugares dentro de la Basílica.

Hacia el final del siglo XVII la cúpula de forma cóni-ca de la Anástasis construida por Constantino Monó-maco comenzó a derrumbarse. En 1691 los frailespidieron los permisos necesarios a Turquía para poderreparar los daños. El permiso se les dio en 1719 ysabiendo que ese tipo de trabajos podía fácilmente sersuspendido por las autoridades Otomanas, hicieron loposible para llevar a cabo una rápida intervenciónempleando a 500 hombres los cuales eran controladospor 300 soldados.

Entre los trabajos que se hicieron están la cúpula, laescalera a la Capilla del Encuentro de la Cruz y la Piedrade la Unción. Simultáneamente los Armenios reestructu-raron la escalera de la Capilla de Sta. Elena y los griegos

empujaron hacia abajo los dos pisos más altos del cam-panario. La Aedicula del Santo Sepulcro fue restauradaen 1728. En el Domingo de Ramos de 1767 los Griegosentraron a la Basílica del Santo Sepulcro y crearon uncaos, acusando a los Frailes de toda clase de intrigas. Laparte Otomana, sin investigar, entregó un firman a losGriegos dándoles la posesión conjunta con los Latinosde partes de la Basílica del Santo Sepulcro.

A pesar de las reclamaciones del Papa Clemente XIII atodos los Poderes Occidentales, el firman se hizo y laposesión de los Santos Lugares ha tenido cambios levesdesde entonces.

El siglo XIX se abrió con el gran incendio de 1808 enla Basílica del Santo Sepulcro, que causó un daño enor-me al lugar. Debido a las guerras Napoleónicas en Euro-pa los Frailes no encontraron suficiente dinero para con-seguir los permisos necesarios de Turquía para realizar larestauración. Rusia, patrona de la comunidad Ortodoxa,obtuvo el permiso para que la comunidad Ortodoxa rea-lizara la restauración.

En 1860 el embajador francés General Aupick, ennombre de los países católicos, pidió que se les devolvie-

Otra perspectiva del mosaico junto a la losa de la Unción.

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ran a los Franciscanos los derechos otorgados antes de1767. El gobierno Otomano estaba dispuesto a aceptarlopero el Zar Ruso Nicolás intervino y le ordenó al Sultánque no hiciera ningún cambio en la situación bajo amena-za de romper las relaciones diplomáticas. Turquía se vioforzada en 1862 a sacar un firman disponiendo que elStatu Quo (o sea el de 1767) se mantuviera.

La época del Mandato británico

Una vez terminado el largo periodo otomano, lamayoría de los lugares de culto cristiano se encontra-ban en un estado de degradación grave. Los terremo-tos, los incendios y la complicada gestión del StatusQuo habían comprometido fuertemente el estado deconservación de la basílica del Santo Sepulcro y de losotros Lugares Santos de la cristiandad.

El interés de los Británicos por supervisar las anti-güedades palestinas y su estado de conservación habíasido ya expresado en 1920, cuando una ordenanza delDepartamento de Antigüedades estableció que cual-quier trabajo realizado en los edificios antiguos debíaestar seguido por un inspector que controlara y apro-bara la ejecución.

También los Lugares Santos cristianos estaban dentrode la tipología de bienes a proteger y el Departamento sereservó el papel de aprobar e inspeccionar las eventualesreparaciones e integraciones que las Comunidadesentendían realizar sobre los edificios.

En la relación del Capitán Mackay, en aquel tiempoinspector para las Antigüedades, en 1919, se evidencia-ba el estado de peligro de derrumbe del Edículo delSepulcro.

El Edículo, después del incendio de 1808 había sidoreconstruido por los Griegos y hasta 1868 estuvoexpuesto a la degradación causada por la lluvia queentraba por el óculo abierto sobre la cúpula de laRotonda.

La situación de degrado del Edículo fue verificadapor los ingleses en 1926, el año antes del gran terremo-to, y a pesar de que el revestimiento exterior del Edículole hiciera parecer inestable, el análisis determinó la soli-dez de la estructura interior.

Pero las fuertes sacudidas del terremoto en el vera-no de 1927 hicieron todavía más preocupante la segu-ridad de todo el edificio que mostraba grietas y fractu-ras en los pilares y en las arcadas. A causa de aquel

evento, la comunidad Griego Ortodoxa se vio obligadaa la reconstrucción completa de la cúpula sobre elCatholicon, realizada según el proyecto del arquitectoinglés William Harvey.

Las autoridades británicas, que cada vez estabanmás preocupadas por la inestabilidad de la estructurade la basílica y conscientes de las innumerables contro-versias existentes entre las Comunidades religiosaspara la restauración del edificio, evitando toda respon-sabilidad, dieron la orden de realizar un sistema depuntales de madera y armaduras de acero que convir-tieron la basílica en una foresta de andamios durantecasi treinta años.

En 1929 se instaló también para la fachada un sis-tema de puntales y se quitaron las dos arquitrabescruzadas que decoraban las puertas de acceso,arquitrabes que todavía hoy están custodiadas yexpuestas en el Museo Rockfeller de Jerusalén. Eldeseo de la comunidad latina de restituir dignidad alSepulcro de Cristo empujó en 1939 a mons. Gusta-vo Testa, delegado apostólico en Palestina, a encar-gar a dos ilustres arquitectos Luigi Marangoni y Anto-ni Barluzzi, el ambicioso e irrealizado proyecto parala construcción de una nueva basílica, que se conver-tiría en un gran espacio sagrado capaz de garantizar lapresencia de las confesiones cristianas alrededor de latumba vacía de Cristo.

La última intervención de la potencia mandataria enla basílica interesó al Edículo que, en 1947, fue ence-rrado en un sistema de armazón de acero que todavíahoy lo rodea.

Desde 1948 hasta hoy

Si, por un lado, el siglo pasado fue para el SantoSepulcro una sucesión de dificultades relacionadas conlos sucesos políticos del país, por otro lado, fue el sigloque permitió mayores acuerdos comunes entre lasComunidades del Status Quo.

Durante la regencia del reino Hashemita de Jordania,cristianos y musulmanes pudieron acceder librementea la ciudad santa y a la basílica, a diferencia de loshebreos, siendo la Ciudad Vieja completamente situadaen el interior de los territorios jordanos.

Durante algunas obras de restauración en el techo,un miércoles 23 de noviembre de 1949 a las 20horas, un incendio dañó la cobertura de la gran cúpu-

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la, pero el Gobierno de Amman se puso en marcha deinmediato para las reparaciones.

En 1959 tuvo lugar un cambio decisivo cuando lastratativas entre los representantes de las tres comuni-dades Griego Ortodoxa, Latina y Armenia llegaron alacuerdo para el gran proyecto de restauración de labasílica.

En 1960 iniciaron las obras y también fue la oca-sión para verificar el estado del depósito arqueológicoen las trincheras y las muestras útiles, que fue realiza-do por el padre franciscano y arqueólogo del StudiumBiblicum Franciscanum, Virgilio Corbo.

Durante más de veinte años, padre Corbo participóen el descubrimiento de importantes mosaicos, mate-riales que la investigación del edificio restituía sobre lahistoria y en su atenta interpretación, publicó su traba-jo en 1982, “El Santo Sepulcro de Jerusalén” con ladocumentación completa de las investigacionesarqueológicas.

La primera visita papal en toda la historia de loslugares santos tuvo lugar en enero de 1964, cuandoPaolo VI rezó ante de la Tumba vacía. Muchos añosdespués, en ocasión del año jubileo del 2000, elbeato Juan Pablo II la visitó dos veces en el mismodía, y nueve años más tarde la comunidad cristianalocal pudo disfrutar de la visita del nuevo pontíficeBenedicto XVI.

Después de la guerra llamada de los seis días, desde1967 también la Basílica del Santo Sepulcro pasó bajoel control israelita y, todavía hoy, guardias israelitassupervisan el desarrollo tranquilo de las prácticas deapertura y cierre de la basílica y el flujo de peregrinossobre todo, durante el periodo pascual.

El diálogo continuado entre las tres Comunidadespara las actividades de los espacios comunes de labasílica ha traído nuevas e importantes inauguraciones,como la de la cúpula que se encuentra sobre el Edícu-lo, descubierta a la mirada conmovida de fieles, pere-grinos y religiosos el 2 de enero de 1997 y, la másreciente, de los espacios indispensables acondiciona-dos como servicios higiénicos.

Las tentativas entre los representantes de las Comu-nidades no se detienen y todavía están examinando losacuerdos para la restauración del Santo Edículo y parauna nueva pavimentación de los espacios comunes.

Terminamos con la crónica de la periodista LauraFernández Palomo, de la Agencia Efe, describiendo la

terminación de las obras del Edículo a comienzos delaño pasado (2017):

La responsable de las obras, Antonia Maropoulou,confirmó hoy la finalización de los trabajos “a tiempo”que serán presentados este miércoles con la retiradade los últimos paneles que cubren la zona de obras enel epicentro de la Iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciu-dad Vieja de Jerusalén.

Donde la tradición cristiana sitúa el enterramiento yresurrección de Jesús, un equipo griego liderado porMaropoulou ha trabajado desde el pasado mes de juliodel 2016 en una intervención de urgencia para evitarque el venerado lugar se hundiera.

“Ahora se puede ver el color y la textura, las inscrip-ciones, los frescos”, dijo Moropoulou junto a la cente-naria estructura de estilo barroco otomano, conocidacomo Edículo, construida entre 1809-1810 tras undañino terremoto.

Desde entonces, solo se han llevado a cabo res-tauraciones parciales y es ahora cuando se comple-ta una labor integral, tras un acuerdo entre los tresCustodios responsables de su mantenimiento: elgreco-ortodoxo, el armenio apostólico y el católicoromano.

Además del visible lavado de cara de todo el exteriordel armazón, destaca como novedad la cruz greco-ortodoxa sobre lo alto de la cúpula, recién pulida, queno existía antes de la rehabilitación.

“Es un símbolo que estaba en el proyecto originaldel Edículo pero no se puso porque las leyes otoma-nas prohibían exponer cruces en lugares públicos”,declaró a Efe el franciscano y arqueólogo, EugenioAlliata.

También se ha abierto una ventana dentro del habi-táculo donde está el lecho de Jesucristo que ahora per-mite a los visitantes ver la piedra original de la cuevadonde se socavó la tumba.

Los trabajos han consistido en una limpieza porme-norizada de las láminas de mármol que cubrían el Edí-culo y en reforzar su estabilidad para que garantice laprotección de la cueva con el lecho.

Los bloques dañados del armazón han sido repara-dos, del mismo modo que se han cubierto las grietascon pegamento, rellenado fisuras y reforzado soportespara un “monumento que durará para siempre”, resal-tó la jefa griega de la rehabilitación y profesora de laUniversidad Politécnica Nacional de Atenas.

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A finales de febrero se retiraron las vigas de acero,colocadas por los británicos en 1947 para apuntalar laendeble estructura.

El equipo restaurador ha contado con una financia-ción total de 6 millones —el doble de los 3 millonespresupuestados—, con un 80% procedente de dona-ciones del exterior, declaró a Efe Bonnie Burnham, expresidenta del Fondo de Monumentos Mundiales(WMF, por sus siglas en inglés).

Moropoulou se ha mostrado satisfecha con los tra-bajos y pide ahora a “la comunidad cristiana que lomantenga”, incluidos los millones de peregrinos querecibe cada año y que dejan velas encendidas próximasa la estructura, lo que ha dañado y ennegrecido prLasobras han abordado también las filtraciones de aguasubterráneas que afectan a la base pero, según elgrupo científico, requerirá de un nuevo acuerdo para“estabilizar los cimientos”.

El mes pasado la restauradora entregó a los tresCustodios un proyecto para continuar y supervisar los

trabajos de rehabilitación, directrices que todavía seestán estudiando.

Moropoulou espera que estos trabajos inaugurenuna "nueva era para Tierra Santa, una era de comunica-ción", en referencia a los tres custodios que han tarda-do cinco décadas en poner en marcha el acuerdo quefirmaron en 1959 para el mantenimiento del lugarsagrado.

El Santo Sepulcro ha estado abierto durante todo elproceso de restauración y solo fue cerrado al público36 horas, cuando se retiró la lápida que cubría la fosaoriginal de Jesucristo, un hecho que no ocurría desdehace cinco siglos.

"Un suceso único", describió la responsable de lasobras que en su momento aseguró que los ordena-dores se apagaron cuando la piedra original fue visi-ble.

Para esta científica griega, la restauración en esteemblemático lugar sagrado ha logrado unir ciencia, his-toria y valores.

Otra perspectiva de la entrada a la Basílica.