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  • Sobre agricultoresy cam^iesinos

  • SERVICIO DE PUBUCACIONES AGRARIASEDITA: SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRARIASDISENO: ALBERTO CORA20NCOMPOSICON: GAROUI, S.A.I. S. B. N.: 84-7479-31.5-7Depsito Legal: M. 31.050-1984^MPRIME: ^MPRENTA DEL SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRARIAS

  • Sobre agricultoresy campesinos

    Estudios de sociologa rural de Espaa

    Coordinador: Eduardo Sevilla GuzmnCon la colaboracin de: Alfonso Orti Benlloch

    Roberto Sancho HazackEduardo Moyano Estrada

  • A modo de presentacin:Anotaciones sobre el

    pensamiento social agrarioen E spaa

    por Eduardo Sevilla Guzmn

  • Si las ciencias sociales se vieran sometidas a una renovacinde su acervo terico anloga a la de las ciencias de la naturaleza,habra que iniciar esta presentacin diciendo que el libro que tie-ne el lector en sus manos est ya algo obsoleto. Por suerte parael lector, y por desgracia para la sociologa rural, esto no es as;aunque hace ya casi cuatro aos que estos papeles fueron relle-nados, en su versin original, por sus autores, tienen hoy todala vigencia que posean cuando fueron escritos.

    La historia de este libro es muy simple. A comienzos de 1981el comit organizador del I Congreso de Sociologa de la Federa-cin de Asociaciones de Sociologa del Estado Espaol (FASEE:nica organizacin cientfica reconocida por la Internacional Socio-logical Association para representar internacionalmente este tipo deactividad intelectual en cualquiera de los pueblos de Espaa) mepidi que coordinase el grupo de trabajo de Sociologa Rural enel mismo. Tres personas, Eduardo Moyano Estrada, Alfonso Orty Roberto Sancho Hazack aceptaron mi demanda de coordinarconjuntamente los dos subgrupos (Estudios rurales aplicados yTeora social agraria) que me v forzado a establecer, ante la ava-lancha de trabajos presentados al rea de sociologa rural del con-greso. Los cuatro seleccionamos, de entre las ponencias presen-tadas (y que reseamos brevemente en el apartado siguiente) lostrabajos que aparecen en este libro. Con ello queremos presentaruna muestra de la situacin actual de la sociologa rural espao-la.

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  • De entre las ponencias seleccionadas hay una que no apare-c:e. Su ttulo era Perspectivas actuales en el pensamiento socialagrario espaol y era mi respuesta a la peticin del comit cien-tfico del Congreso de que elaborara un informe sobre el estadode la cuestin'. En las pginas siguientes de esta presentacina La sociologa rural en el Primer Congreso de la Federacin de Asociacio-nes de Sociologa del Estado EspaoG^ voy a exponer, en forma hartoesquemtica, las conclusiones a las que llegu en aquel trabajo.

    En mi opinin es Joaqun Costa el autor que deposita en elpensamiento social agrario espaol los primeros elementos teri-cos que pueden, en rigor, calificarse como una produccin socio-lgica agraria, en el sentido que hoy se atribuye a esta disciplina.Su anlisis de las instituciones colectivas campesinas2 y el mto-do con que fueron llevadas a cabo en equipo3 son una formade hacer claramente inscribible en las ciencias sociales agrarias..Algo parecido puede decirse de su crtica al modelo de desarrolloagrario elegido por el Estado liberal como va al progreso. So-bre todo si se tiene en cuenta que su anlisis de la estructura agrariade la Restauracin va enmarcada por la caracterizacin de la formade dominacin poltica oligarca y caciquil en que se inserta.

    En esta misma lnea ha de situarse la breve pero lcida y den-sa obra de Juan Daz del Moral. Y ello no solo por su excelenteanlisis de observacin participante sobre la conflictividad cam-

    ' Un resumen de dicho informe puede verse en Howard Newby yEduardo Sevilla Guzmn, Introduccin a la Sociologa Rural (Madrid: AlianzaUniversidad, 1984), pp. 167-241 y 260-275.

    z Joaqun Costa, El colectivismo agrario en Espaa (Zaragoza: uara,1983. 1 a ed. 1898). En colaboracin con el Instituto de Estudios Agrarios,Pesqueros y Alimentarios del Ministerio de Agricultura.

    3 Joaqun Costa, Derecho Consuetudinario y, Economa popular de Espaa, 1 aed. s. f. 2a ed. (Barcelona: Manuel Soler, Editor, 1902). Trabajo colectivoen el que se presentan, junto al propio trabajo de Costa, los de sus infor-mantes Santiago Mndez, Miguel Unamuno, Manuel Pedregal, Jos M.Piernas, Pascual Soriano, Rafael Altamira, Juan A. Lpez de la Usa, Vic-torino Santamara, Elas Lpez Morn, Gervasio Gonzlez de Linares y JuanSerrano. Sobre este ltimo ver el excelente trabajo c^e Fermn del Pino

  • pesina en Ccrdoba durante las primeras dcadas del sigle, sinotambin, y sobre todo, por la dimensin terica que introduceal buscar precedentes de las acciones de clase del campesinadoen su enfrentamiento al nuevo orden capitalista entonces emer-gente en Espaa. En algunas pginas de su Historia de las agitacio-nes campesinas andaluzas, el notario de Bujalance alcanza a com-prender -como un relmpago de excepcional lucidez en su clasesocial y en su poca- el hecho nuevo de la radical autonoma pol-tica y revolucionaria del movimiento brero.

    Ambos autores, Joaqun Costa4 y Juan Daz del Mora15, han

    4 Junto a los trabajos ya reseados tienen gran inters desde una pers-pectiva sociolgica Oligarqua y Caciquismo, 1 a ed. 1902 (Madrid: Edicionesde la Revista de Trabajo, 1978). Dos volmenes. En esta publicacin apa-rece un Estudio Preliminar de Alfonso Ort, al que se hace imprescindibleacudir (a pesar de su difcil lectura) a la hora de analizar la obra de Costa.Ort inserta sta en el contexto sociopoltico e intelectural de la Restaura-cin y establece un modelo sociolgico sobre el regeneracionismo, en elque cobra sentido la produccin terica de los autores de este perodo hist-rico. Cf. tambin sobre este tema los excelentes trabajos sobre Costa: AI-fonso Ort, Dictamenes y discursos de Joaqun.Costa en los Congresos deAgricultores y Ganaderos de 1880 y 1881. Orgenes de la poltica hidruli-ca: la polmica del cereal espaol n la crisis agraria de los aos 1980 enAgriculturay Sociedad n 1, Octubre-Diciembre, 1976; pp. 207-336. Y del mis-mo autor Oligarqua y pueblo en la interpretacin populista de la historia:la crtica mitolgica del latifundismo en el liberalismo social en Estudios so-bre Historia de F,spaa. Homenaje a Tun de Lara (Madrid: Universidad Inter-nacional Menndez Pelayo, 1981); pp. 315-348.

    5 Historza de las agitaciones campesinas andaluzas-Crdoba. Antecedentes para unarefomea agraria (Madrid: Revista de Derecho Privado, 1929). Ediciones re-cientes en Alianza Universidad. Existe una edicin en esta misma editorialde 1967 en la que falta el apndice documental. De mucho menor interses la otra obra del notario de Bujalance, Las reformas agrarias europeas de laposguerra 1919-1929 (Madrid: Revista de Derecho Privaclo, 1967), editadapor su hijo Carmelo Daz, tras una recomposicin de materiales inacaba-dos. Sobre la obra de Daz del Moral Cf. Vctor Prez Daz, Pueblosy clasessociales en el campn espaol (Madrid: Siglo XXI, 1974), pp. 7-35 y E. SevillaGuzmn ^:Noticia sobre un homenaje campesino a Juan Daz del Moral yaproximacin a su funcin histrica como intelectual en Axerqua: Reaistade Estudios Cordobeses n 1, Octubre, 1980; pp. 319-325, e Introduccin a lasociologa rura[... op. cit.; pp. 187-195.

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  • de ser considerados, tanto por sti enfoque terico como por supraxis intelectual, como representantes espaoles de la antigua tra-dicin de los estudios campesinos y, en cierto sentido, como fundado-res de la sociologa rural en Espaa.

    Varios autores han de ser tambin considerados como pre-cursores de la sociologa rural actual, aun cuando sus aportacio-nes al pensamiento social agrario tengan una relevancia menor.Tal es el caso de Severino Aznarb, dentro del regeneracionismoconservador. De mayor relieve es la obra de Constancio Bernal-do de Quirs', en la periferia del regeneracionismo instituciona-lista, por sus anlisis de las distintas formas de conflictividad yprotesta campesina. Con una praxis intelectual claramente vin-culada a los intereses del campesinado han de incluirse, tambin,los trabajos de Pascual Carrin, Blas Infante, Julio Senador G-mez y Ramn de Belausteguigoitia, todos ellos dentro de los re-generacionismos nacionalistas perifricos. Del primero han de re-saltarse, aparte de su oportunidad, sus esfuerzos por teorizar entorno al latifundismo y la reforma agrariae; de Infante9 y

    6 Su obra clave sobre este tema es Despoblacin y colonizacin (Barcelona:Labor, 1930), aunque tambin tiene inters La abolicin del Salario, publica-do inicialmente en el Boletn mensual de Instituciones Econmicas y Socia-les del Instituto de Agricultura (Roma, 1912).

    ' Su aportacin a la sociologa rural se centra bsicamente en El espar-taquismo agrario andaluz, la ed. 1919 (Madrid: Halcn, 1961), as como sustrabajos recogidos en El espartaquismo agrario y otros ensayos sobre la estructuraeconmica y social de Andaluca (Madrid: Ediciones de la Revista de Trabajo,1973) en el que aparece una documentada biografa de C. Bernaldo de Qui-rs. Sobre este mismo tema cf. Fermn del Pino Antroplogos en el exilio,en El exilio espaol de 1939 (Madrid: Taurus, 1978) Tomo VI: pp. 13-155.Tambin tiene inters El bandolerzsmo andaluz, 1 a ed. 1933 (Madrid: Turner,1973).

    8 Cf. Pascual Carrin, Los latifundios en Esf^aa. Su importancia, origen, con-secuencias y solucin (Barcelona: Ariel, 1975, 1 a ed. 1932) publicado inicial-mente en la Revista de Servicio Social Agraria y de Estadstica Social n1, 1932; pp. 17-21 y reproducido en la edicin de los latifundios de Madrid:Grficas Reunidas, 1932); pp. 39-46. Su proyecto de reforma agraria apa-rece en diversos trabajos, los que presentan una mejor sistematizacin son:El Sol 27-V, 2-V y 5-VI, 6-VIII, 10 y 24-VIII de 1919 y 8-VII de 1920;los artculos publicados en la revista semanal Espaa durante los meses de,junio, julio y diciembre de 1922 recogido ms tarde en La Reforma agraria,

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  • Senador su desesperada denuncia de las agresiones a que se vesometido el campesinado como estructura social. Belausteguigoitiadefiende al campesinado propugnando la formacin de una so-ciedad campesina formada por baserritarras y libre de ricos na-kazari usureros con la tenencia indirecta de la tierra10.

    No obstante, es necesario matizar que en casi ningn mo-mento la comn fierspectiaa regeneracionista consigue traspasar -ensus proyectos de reforma- la invisible pero rgida frontera ideo-lgica pequeo burguesa que separa -en la Espaa anterior ala guerra civil de 1936- a las fracciones ms progresistas del blo-que de las clases media respecto de unas masas trabajadoras so-bre explotadas, y polticas y socialmente oprimidas. Barrera socialy epistemolgica que incapacita a la intelligentsia burguesa -engeneral-, tanto para comprender las reivindicaciones e ideales-cada vez ms radicalizados- de las masas trabajadoras, como

    problemas fundamentales (Madrid: Estudios Polticos, Sociales y Econmicos,n 14, 1931) yLa distribucin de la propiedad rstica y sus consecuenciasen Algunos aspectos de la Reforma Agraria, Memoria de la seccin de Cien-cias Econmicas, del Ateneo, 1934. Trabajos stos recogidos en las recopila-ciones La Refornta a,graria de la II Repb[ica y la situacin actual de la agriculturaespaola (1919-1971) (Madrid: Ediciones de la Revista de Trabajo, 1974),donde aparee un documentado estudio preliminar de Jos Luis.Garca Del-gado (pp. 9-67).

    9 Su aportacin a la sociologa rural est en EI Ideal Andaluz (Madrid:Tucar Ediciones, 1967, la ed. 1915). Posteriormente se public en formaliteral en Los latifundios en Andaluca en Andaluca, Crdoba n' 126 a132, enero-abril, 1919. Otros trabajos de Blas Infante respecto al problemade la tierra son recopilados por Manuel Ruz Lagos, quien dice recoger elpensamiento econmico del autor respecto a la tierra, olvidando inexplica-blemente el trabajo esencial antes sealado. Cf. Blas Infante. Antologa de textos(Sevilla: Fundacin Blas Infante, 1983); pp. 179 a 231, destacar Castil[a enescombras (la ed. 1915; Madrid: Comercial Malvar, 1978) y Los daechos delhombrey [os del hambre (1 a ed. 1928; Madrid: Comercial Malvar, 1978) y Alservicio d^ la plebe (Madrid: Javier Morata, editor, 1930).

    10 Cf. La cuestin de la tierra en el pa aasco (Bilbao: Viuda e Hijos de Gri-jelmo, 1918) ReJiarto de Tienay produccin nacional (Bilbao: Espaa Calpe, 1932)y La reforma de la pequea propiedad rural y la propiedad urbana en elpas vasco en Segundo Congreso de Estudios Vascos, 1920; pp. 284-297.

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  • la situacin histrica misma y los procesos de cambio estructuralque estn transformando violentamente el pas".

    La pobreza terica de la sociologa durante la dominacin des-ptica del franquismo solo comienza a romperse en la dcada delos setenta. Hasta 19741a sociologa rural espaola ha estado re-presentada en todos los congresos internacionales por funciona-rios de la administracin pblica o por sacerdotes portadores dela sociologa pastoral del Consejo Superior de Investigaciones Cien-tficas. Sus comunicaciones y ponencias no eran sino recopilacio-nes estadsticas con los resultados oficiales de los logros que enel campo conseguan los distintos gabinetes ministeriales12. Sustrabajos tan slo tienen inters para esquematizar el contexto in-telectual franquista en el que la sociologa rural reaiiza una bur-da legitimacin pseudo-sociolgica, a travs de la Iglesia y la Ad-ministracin Pblica, de las diversas formas de explotacin a quese ve sometido el campesinado como consecuencia de las polti-cas agrarias del rgimen.

    La nica excepcin a esta miseria intelectual se encuentra enla figura de Julio Caro Baroja13. Su obra constituye una recon-sideracin fundamental a muchas de las construcciones tericashasta hace poco hegemnicas en la sociologa rural. Su automar-ginacin de las formas institucionalizadas de la vida acadmicaconstituye un espacio de libertad que acta como defensa de suactividad intelectual dotndola de un sentido crtico por enton-ces inexistente.

    La avalancha del empirismo abstracto y cuantificador de lasociologa acadmica, de corte americano, que inunda la activi-dad intelectual espaola en los aos sesenta, no alcanza a la so-ciologa rural. Por el contrario, sta surge de los centros de con-

    " Alfonso Ort, Conferencia en el acto de apertura, FASEE, PrimerCongreso de Sociologa. Nueslra Sociologa hoy (Zaragoza: Asociacin Aragonesade Sociologa, 1982), pp. 27-57, p. 37.

    12 E. Sevilla Guzmn, Prlogo a la edicin castellana en Boguslaw Ga-leski, Socio[oga del Campesinado (Barcelona: Pennsula, 1977), p. 6.

    13 Por razones de espacio no incluimos la extensa literatura de este autoren la que aparece su aportacin al pensamiento social agrario espaol Cf.n' 20 a 27 en la bibliografia a la Segunda Parte Sobre el pensamiento so-cial agrario espaol en H. Newby y E. Sevilla Guzmn, Introduccin... op. cit.

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  • testacin en que se refugiaba la denominada `sociologa crtica';CEISA, en el interior, y Ruedo Ibrico, en el exilio parisiense.Por la Escuela Crtica de Ciencias Sociales de CEIS^1 pasaran,utilizandd algunos intersticios antifranquistas de la Administra-cin, Mario Gaviria y Vctor Prez Daz. Desde Ruedo Ibricosurgiran Juan Martnez Alier y Jos Manuel Naredo. Los cua-tro, cada uno con la huella especfica de su personalidad, abri-ran el camino para una sociologa rural fuera de los controlesesterilizantes de la Administracin y de la iglesia. Se llega as ala fase de descomposicin del rgimen franquista, donde se pro-ducen las aportaciones ms relevantes al pensamiento social agra-rio.

    Los trabajos ms valiosos, desde un punto de vista sociolgi-co, sobre la agricultura, el campesinado y, en general, la socie-dad rural, tienen un carcter interdisciplinario. As, desde la his-toriografa se encuentran: los anlisis de Antonio M. Bernal" so-bre la configuracin del sistema latifundista; las caracterizacio-nes de Antonio M. Calero15 sobre el movimiento campesino y lasindagaciones de Juan A. Durnt sobre el anarquismo campesi-no en Galicia: Desde la economa tienen especial inters los estu-dios de Jos M. Naredo" sobre la evolucin de la agricultura es-

    14 Cf. de Antonio M. Bernal: La propiedad de la tierra y las luchas agrariasandaluzas (Barcelona: Ariel, 1974), La lucha ^or la tierra (Madrid: Taurus,1979), as como sus trabajos en la Historia de Andaluca (Barcelona: Planeta,1981) Tomos VI y VIII, entre otros muchos trabajos de gran relieve pazala sociologa rural.

    Is Cf. de Antonio M. Calero el prlogo a R. Prez del Alamo, Dos revo-lueiones andaluzas (Madrid: ZYX, 1971); Movimientos sociales en Andaluca(1920-1936) (Madrid: Siglo XXI, 1976) y su trabajo en Historia de Andaluca(Barcelona: Planeta, 1981) Tomo VIII; pp. 101-160.

    16 Cf. de Juan Antonio Durn, Historia de caciques e ideologas en la Gali-cia no urbana (Madrid: Siglo XXI, 1972), Crnas. Agitadares, poetas, caciqrus,bandolerosy reformadores en Galia (Madrid: Akal, 1974) yEl problema agra-rio en Galicia (Otro proceso de cambio por derribo) en Agrultura y sociedadn 18, enero-marzo, 1981; pp. 101-176.

    '^ Sus trabajos ms relevantes para la sociologa rural son: Superacindel concepto de latifundio en Cuadernos para el Dilogo: Espaa Agraria n ex-tra XLV, 1975; pp. 8-13; La evolucin de la agricultura en Espaa (Bareelona:

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  • paola y de Juan Martnez Alier'" sobre las estructuras socialesdel campesinado en diferentes contextos sociopolticos. Y desdeposturas estrictamente sociolgicas, la crtica radical de MarioGaviria'`' a las distintas polticas agrarias y el refinamiento te-rico de los estudios de comunidades de Vctor Prez Daz20.

    Con posterioridad, es decir, ya dentro de la transicin polti-ca, aparecen algunos ncleos institucionalizados donde se llevana cabo interesantes investigaciones sociolgicas sobre temas agra-rios. Estas, ya liberadas del sesgo pastoral y la subordinacin po-ltica, poseen no solo la dimensin interdisciplinaria, antes apun-tada, sino que sta se complementa con el trabajo en equipo. Suintensa actividad en la organizacin de congresos y reuniones detrabajo sobre los problemas agrarios actuales es indicador de unavitalidad que ha tratado de reflejar al relatar el contenido de sustrabajos, pero que por desgracia se halla aun lejos de ofrecer ele-mentos tericos que puedan ofrecer soluciones al proceso de de-

    Estela, 1971); La agricultura en e! desasro[lo capita[ta espao! (1940-1970) (Ma-drid: Siglo XXI, 1975, en colaboracin); Ideologa y realidad en el campode la reforma agraria y La energa en los sistemas agrarios en Agsiculturay Sociedad nS 7 y 15; Energa y crisis de civilizacin en Cuadernos de RuedoIbrico ns 63-66, 1979; pp. 39-70 yalgunas precisiones sobre la nocin delatifundio y el devenir-de la agricultura latifundiaria en Afonso de Barros(ed) A Agricultura Lat^ndaria na Pennsula Ibrica (Oeiras: Gulbenkian, 1980);pp. 427-43&.

    '" De entre sus mltiples aportaciones cabe destacar La estabilidad del la-tifundmo (Pars: Ruedo Ibrico, 1968). Hay una versin inglesa como La-bourers and Landowners in Southern Sfiain (Londres: Allen and Unwin, 1971)y Haciendas Plantations and Collectiae Farms (London: Frank Cass, 1977).

    19 Cf. sus trabajos La competencia rural-urbana por el uso de la tie-rra en Agricultura y Sociedad n 7, Abril Junio, 1978; pp. 245-261; Camfio,urbe y espacio del ocio (Madrid: Siglo XXI, 1971) y Ecologmo y ordenacin delterritorio (Madrid: Edicusa, 1976) entre otros.

    20 Cf. Estructura social del campo y xodo rural (Madrid: Tecnos, varias edi-ciones); Emigraciny Sociedad en Tiena de Camfios (Madrid: Instituto de Desa-rrollo Econmico, 1969) y la posterior versin como Emigracin y Cambio so-cial: Procesos migratorios y vida rura[ en Castilla (Barcelona: Ariel, 1971); sustrabajos en Agricultura y Sociedad n 2, 1977; Etudes Rurales, n 51, 1973 yen.J.B. Aceves y W.A. Douglas (eds) Thc Changing Faces of Rural Spain (NewYork: John Wiley & Sons, 1976) y su reciente ^

  • sintegracin social a que ha sometido el neocapitalismo agrarioa la sociedad rural espaola.

    En las pginas que siguen hemos pretendido ofrecer una pa-normica amplia de estos trabajos. Con sus defectos y sus virtu-des reflejan, en nuestra opinin, la situacin actual del pensamientosocial agrario en Espaa.

    Tan slo unas rayas finales a modo de agradecimientos. Losavatares acadmico-poltico-burocrticos que determinaron la tar-danza en la aparicin de estas lecturas se vinculan al traspasode competencias agronmicas en el proceso de las autonomas.Gracias a Cristbal Gmez Benito se desenred el nudo. Por eso,y por muchas cosas ms que hacen que un libro no sea solo loque aparece en letra impresa, quiero expresar, como pueda, elagradecimiento a aqullos que hicieron rica la experiencia de sugestacin. Esta supuso momentos, los ms, agradables, inclusoafectivos; otros, pocos, chungos (como decimos por ac, en An-daluca). Los mejores de ellos se deben a la persona de mi amigoAlfonso Ort y mis colegas Eduardo Moyano y Roberto Sancho,coeditores de este libro. Ellos salvaron del caos al grupo de So-ciologa Rural del Congreso. La labor de varios meses de inter-cambio sugiriendo temas, dando informacin y preparando el gru-po de trabajo no habra servido de nada sin su incorporacin fi-nal en aquellos tres das apretados.

    Despus, un recuerdo lleno de admiracin a mi mejor cole-ga Jos Luis que estar con Teresa y sus peces en Galicia. Y,finalmente, suerte a mi amigo Antonio Gmiz, que ahora tienela oportunidad de hacer prcticas algunas de las buenas ideasque desarrollamos cuando trabajamos juntos tiempo ha.

    Gracias a Isabel Andrada -quien se ha tragado la correc-cin de las pruebas ei;tre Crdoba, Madrid y Segovia- este li-bro a podido publicarse. Y, tambin, gracias a ella (a quien quiro)mantengo la ilusin por el trabajo sociolgico, en continua luchacon el pequeo y podrido mundo acadmico de la univerdidadespaola.

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  • Introduccin

  • Del 24 al 26 de Septiembre de 1981 tuvo lugar en Zaragozael primer Congreso de Sociologa de la Federacin de Asociacio-nes de Sociolga del Estado Espaol (FASEE). Entre las 24 reasde conocimiento en que se diversific el contenido del Congreo(que pretenda hacer un balance del estado actual de las distintasramas de la Sociologa en Espaa), se encontraba la Sociologarural. Los responsables de la organizacin de este rea quisierondar a la misma un carcter interdisciplinario que rompiera lasrgidas y arbitrarias fronteras acadmicas de la sociologa ruralinstitucionalizada. Ello determin que el llamamiento a la parti-cipacin e la misma se hiciera a cuantos cientficos sociales tra-bajan en los problemas de la agricultura, el campesinado, y lasociedad rural en general, prescindiendo de la estrechez del pe-queo mundo de las titulaciones y las competencias de los cole-gios profesionales. La gran cantidad de participantes que anun-ciaron la presentacin de ponencias y comunicaciones a este readel congreso oblig a sus coordinadores a organizar las activida-des en dos grufios de trabajo. Los distintos materiales presentadosfueron ordenados de acuerdo con los siguientes criterios. Por unlado, aquellos trabajos sobre comunidades rurales y comarcas,o sobre estrategia de desarrollo rural para stas. Este conjunto ^de ponencias y comunicaciones se caracterizaban por poseer uniclara dimension ap[icada; bien por presentar un esquema tericoque se pretendan fundamentar empricamente mediante el an-lisis de tales comunidades; bien por pretender tratar de resolver

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  • algn problema especfico de la sociedad rural espaola. A esteconjunto de trabajos se le denomin como grupo A: Estudios Rura-les Aplicados.

    Por otro lado, se agruparon aquellos trabajos que suponan,de alguna manera, una reflexin terica sobre algn aspecto dela estructura social agraria, aun cuando sta en algunos casos serefiera a especficas nacionalidades o regiones del campo espa-ol. As se form otro grupo de trabajo que denominamos grupoB: Teora Social Agraria.

    Se formaron as los dos grupos de trabajo sealados -(A) Es-tudios Rurales Aplicados y(B) Teora Social Agraria-, que de-sarrollaran paralelamente sus sesiones. No obstante, como el Con-greso (cuyo tema genrico era Nuestra Sociologa Hoy) pretendaofrecer una visin de la situacin actual en Espaa de cada unade las ramas de la sociologa, aquellas ponencias que se referana este tema fueron presentadas en una sesin conjunta, para los dosgrupos de trabajo. Esta sesin se denomin La situacin actual dela teora social agraria, y el contenido de la misma era definido enel programa como la presentacin de una panormica de las apor-taciones ms relevantes de las ciencias sociales agrarias espao-las que poseen una perspectiva sociolgica relevante para la so-ciologa rural. Como moderador de esta sesin de apertura ac-tu, junto a los coordinadores, el profesor Salvador Giner (delDepartamento de Sociologa de la Universidad de Brunel, en Lon-dres).

    Intervino en primer lugar Alejandro Lpez y Lpez (del De-partamento de Poblacin y Ecologa Humana de la Facultad deCiencias Polticas y Sociologa de la^Universidad Complutensede Madrid) que disert sobre el tema Apuntes para la historia de losEstudios Campesinos en Espaa. Su exposicin se centr en la defi-nicin de una serie de criterios para la sistematizacin de los es-tudios campesinos; de acuerdo con la cual, realiz un amplio ypersonalizado anlisis de las investigaciones realizadas y en cur-so en cada una de las reas. Subray tambin el ponente, de mo-do especial, la importancia creciente que puede llegar a alcanzaren los prximos aos el enfoque prospectiao en la Sociologa rural,dado el fenmeno de la creciente urbanizacin del campo espa-ol.

    En segundo lugar intervino Eduardo Sevilla Guzmn (del De-

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  • partamento de Economa y Sociologa Agrarias de la ETSIA dela Universidad de Crdoba). Su ponencia tena el ttulo de Pers-pectiaas sociolgicas en el pensamiento social agrario espaol y constabade tres partes. La primera de stas se refera alos precursoresespaoles en el pensamiento social agrario en la que, despusde analizar el contexto histrico y la coyuntura intelectural en losque aparecieron las obras de Melchor Gaspar de Jovellanos, al-varo Flrez Estrada, Joaqun Costa y Juan Daz del Moral, pasa analizar esquemticamente el contenido de sus aportaciones msrelevantes para finalizar con una consideracin genrica a la obrade los otros precursores en los que incluy a Bernaldo de Quirs,Pascual Carrin, Severino Aznar, Blas Infante y Julio SenadorGmez. En una segunda parte, el ponente hizo una tipologa delas corrientes actuales de la teora sociolgica agraria, para fina-lizar, en la tercera parte de su ponencia, ubicando la obra de loscientficos sociales agrarios espaoles ms relevantes en cada unade estas perspectivas tericas.

    A1 finalizar la sesin conjunta del rea de sociologa rural seconstituyeron los dos grupos de trabajo, en cada uno de los cua-les se desarrollaron tres sesiones. Veamos en primer lugar aque-llas que integraron el grupo (A) Estudios Rurales aplicados.

    La primera sesin del grupo de trabajo dedicado a los Estu-dios Rurales aplicados tuvo lugar inmediatamente despus dela sesin conjunta; se convocaba con la rbrica general siguien-te: EI sistema urbano-industrial y la agricultura, en la cual agruparonaquellas comunicaciones que se orientaban al anlisis de la es-tructura agraria de los espacios dominados por los sistemas ur-banos o metropolitanos.

    Para comenzar, R. Sancho Hazak, profesor de la Facultadde Ciencias Polticas y Sociologa, de la Universidad Complutensede Madrid, present una comunicacin sobre los Agricultores enla Metrpoli: El caso de Madrid en la que se analiza un caso particu-lar de la denominada agricultura periurbana: los agricultores cu-yas explotaciones permanecen dentro del mismo casco urbano dela ciudad. La investigacin probaba que los anlisis que tradicio-nalmente se han realizado acerca de los agricultores periurbanosno son aplicables al caso de los agricultores de la gran ciudad;,es decir, ni los costes de oportunidad ni la proximidad al merca-do tienen un peso que justifique su existencia. La existencia de

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  • las explotaciones dentro del rea urbana tiene simplemente unafuncin de reserva de valor futuro, que hace que se desplace laexplotacin agrcola de los propietarios a los arrendatarios, y queincluso se acepten rentas negativas en algunos agricultores direc-tos como pago actual de una expectativa de modificacin futura.

    La intervencin del profesor A. Lpez y Lpez, igualmenteprofesor de la Facultad de Sociologa de ia Universidad Complu-tense de Madrid, tena como ttulo La calidad de aida de las reasrurales a traas de los equipamientos colectiaos. Dicha investigacin seorientaba a la determinacin de un instrumento de anlisis quepermitiese emitir diagnsticos comparables entre los diferentestipos de asentamientos (infraestructuras administrativas), hastalos servicios culturales y asistenciales, que no ha sido compensa-d por la administracin ni ha sido reclamado como necesidadsentida por la poblacin.

    La profesora Rosa Junyent de la Escuela Tcnica Superiorde Ingenieros de Caminos, Puertos y Canales de la UniversidadPolitcnica de Barcelona desarroll una exposicin acerca de Elimpacto sociolgico de una obra de ingeniera civil en la agricultura: el casodel canal de Urgell.^. La exposicin se centr sobre el proceso deformacin de un rea de agricultura intensiva. de mercado en lacomarca de los Llanos de Urgell, con nivel de consumo indivi-dual y desarrollo cultural complejo de un grupo de empresariosagrarios en trminos de capitalismo eficiente, conocedor de lastecnologas ms complejas y del mercado internacional surgidosde un grupo de poblacin inicialmente marginal, que son los pri-meros ocupantes de las zonas afectadas por el canal. El proceso,que ocupa un siglo, representa al decir de la autora la sustitucinde los grupos dominantes en el territorio.

    La segunda sesin de este grupo se organiz en torno a lasCuestiones tericas y prcticas del desarrollo rural y se inici con laexposicin del profesor de la Universidad Autnoma de Madrid,Manuel Garca Ferrando acerca del Desarrollo rural, balance ener-gtico y estructura agrariw, en la que se present un modelo de con-traste entre la formulacin del desarrollo agrario del modelo quel denomina de productividad y eficacia y que califica de hi-pertecnificado en las formas de produccin agraria, y las frmu-las surgidas de la crisis energtica que ha puesto en crisis estasformas hiperenergticas de agricultura. Si la agricultura debe res-

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  • ponder a los intereses y necesidades de los pueblos, en opinindel autor debe procederse a formas de agricultura que se diso-cien de los intereses de la hiper-energa y los sectores de podera ellos ligados. Lo que evidentemente es una opcin fundamen-talmente realizable a travs de la lucha poltica.

    Jos de las Heras present una comunicacin acerca de Laextensin cultural en el medio rural, que realiza una reflexin acercadel alcance mismo del concepto extensin cultural y los aspec-tos en que se introducen contradicciones entre las forma cultu-rales del campesinado y de la sociedad industrial.

    Dentro de esta misma sesin se present la comunicacin delprofesor de la Escuela Tcnica Superior de Ingenieros Agrno-mos de la Universidad Politcnica de Madrid, Juan Jos SanzJarque, sobre la Realid.ad Sociolgica de los Roturados de Aragn, quefue leida por Enedina Martnez, profesora de la citada Escuelay miembro del equipo investigador. La investigacin en curso fuepresentada como un problema que, procediendo de concesionesmedievales que empiezan en el siglo XIII, alcanza en el momen-to presente un total estimado de 400.000 Has., de difcil identifi-cacin en algunos casos y en todos ellos de confusa situacin depervivencia de los derechos de uso combinados con los mecanis-mos apropiatorios que se generaron en el siglo XIX, as comolas nulas ocupaciones realizadas en algunas comunidades por re-sidentes. En el momento actual los investigadores estn realizan-do un trabajo de identificacin de las fincas sujetas a ese derechode uso, as como de depuracin de las relaciones de propiedaden las que van siendo identificadas.

    La investigadora Isabel de la Torre (del Departamento de So-ciologa de la Universidad Autnoma de Madrid) avanz los re-sultados de su investigacin acerca de Nueaas perspectiaas de inte-gracin de los medios rural y urbano. El uso de la red de caminos ganade-ros, en la que se presentaron distintos casos de aprovechamientocomunitario de antiguas vas de uso pecuario que se integran enformas de uso social.en situaciones fronterizas de la ley y que pue-den abrir, al decir de la autora, posibilidades de aprovechamien-to en municipios rurales en que se planteen problemas de escasezde terrenos.

    El Sr. Snchez Lpez present, como director de la investi-gacin, un trabajo que titulado ^ferarqua de los ncleosy actiaidades

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  • dominantes fue expuesto por un miembro del equipo investiga-dor. El estudio se centraba sobre la reorganizacin que en las ac-tividades productivas producir la construccin de un canal deriego en la comarca de La Armua de Salamanca. El trabajo es-tableca un modelo de anlisis factorial para la determinacin delas funciones dominantes de carcter econmico, productivo, ocomercial, que realizara cada localidad del sistema de ncleosafectados por la transformacin.

    Los socilogos Sara Zapatero (del Instituto Nacional de In-vestigaciones Agrarias de Zaragoza), Cristbal Gmez y Anto-nio Segu del IRYDA de Huesca, presentaron la comunicacintitulada Situacin ocupacional y eaolucin de las explotaciones en un pueblode colonizacin,.. La exposicin fue realizada por los dos ltimos.En dicho trabajo se avanza una metodologa que a travs de laestructura de las explotaciones y la articulacin del trabajo en lasmismas, desde el pleno al tiempo parcial, permita formular unmodelo de anlisis aplicable a los poblados de colonos presentesen Aragn. Los autores se interesaron especialmente por la for-ma en que se absorbe el trabajo en las explotaciones agrarias decolonos prximas a demandas de trabajo de tipo para-agrcola.

    En la tercera y ltima sesin del grupo dedicado al estudiode comunidades rurales monogrficamente se present el intere-sante estudio realizado por J. Cuc i Giner, profesora de la Fa-cultad de Economa de la Universidad de Valencia, titulado Con-sumo y ocio: dos factores poco compatibles en la agricultura familiar ac-tuaG, en que se realiza un estudio de una localidad del Vall d'Al-baida dedicada a la agricultura comercial intensiva, con un pro-ceso de pequea industrializacin generada con capital internoque ha permitido establecer diferenciaciones entre los tiempos deproduccin y de trabajo, por una parte, y la disposicin de tiem-po de ocio, por otra. De este modo, los crecimientos de disponi-bilidad de tiempo no representa sino crecimientos en los tiemposde trabajo, cuya finalidad bsica es el mantenimiento o el incre-mento de los estndares de consumo de la comunidad.

    El antroplogo Luis G. Flaquer propuso una discusin sobreuna Eaaluacin crtica de las diferentes metodologas para el estudio delas familias troncales.., analizando a travs de ella la viabilidad delas diferentes metodologas de estudio de las familias preindus-triales. Refirindose especficamente al tipo de familia troncal llega

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  • a establecer que el mtodo que permite la identificacin de lasmismas es el etnogrfico ms que los cuantitativos hasta ahorautilizados.

    La comunicacin que presentaron los miembros del Centrode Estudios Agrarios de Murcia, Manuel Zapata, Jos Cortinay Nelida Jimnez, titulado Moratalla: los residuos de una sociedadagraria tradicionaG., fue defendido por la ltima de los autores cita-dos. La investigacin se refiere a los efectos que el proceso de de-sarrollismo de los aos sesenta tuvo sobre una, zona (el noroestede Murcia) que puede definirse como bolsa de pobreza, con cul-tivo extensivo de cereales en grandes explotaciones, y la formu-lacin de un crculo vicioso de la pobreza derivada, no solo delas condiciones desfavorables sino, sobre todo del drenaje siste-mtico que de los factores productivos ha realizado el sistema ca-pitalista, acelerando la depresin de la zona. La restitucin delas posibilidades es, sobre todo, la restitucin de las condicionesde desarrollo en un marco no capitalista.

    J. Ma Garayo Uruella present una comunicacin sobre laAgricultura familiar en el Alto y Medio Nerain.^, que incide sobre elimpacto que la industrializacin en una comarca con agriculturade la modalidad de casero tuvo sobre las formas de introduccinde innovaciones, intensificacin de la produccin y aparicin delas explotaciones a tiempo parcial, y su consecuente reordenacinde las relaciones de produccin de las explotaciones.

    Finalmente, la comunicacin presentada por Xoan Frijol so-bre Aparcera y conflicto en un pueblo de la Vega Alta del Segura cerra-ba la lista de comunicaciones y debates del grupo dedicado a Es-tudios de comunidades rurales.

    La investigacin de Frijol analiza, desde una perspectiva an-tropolgica, el proceso por el cual se formaliz una AgrupacinSindical de Aparceros, a partir de una lucha por la modificacinde las condiciones del contrato de aparcera en la zona y de losconflictos con los propietarios, hasta que en un pleito entre unosaparceros y propietarios el juzgado reconoci la personalidad ypor tanto la capacidad de aportar pruebas a la asociacin de apar-ceros.

    El grupo (B) Teora Social Agraria dedic su primera sesin alas Ideologas y conciencia de clase en la sociedad agraria. El contenidopretenda, tal como fue definido en el programa, analizar diver-

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  • sas ideologas y posiciones de clase de distintos grupos socialesde la estructura social agraria espaola.

    La primera intervencin de esta sesin de trabajo se debi aAlfonso Ort Benlloch (Departamento de Sociologa de la Facul-tad de Ciencias Econmicas y Empresariales de la UniversiddAutnomas de Madrid). La ponencia versaba sobre la Crisis delmodelo neocapitalista y reproduccin del proletariado rural (Represin, re-surgimiento y agona final de la conciencia jornalera). A principios delos aos 70 -en el momento culminante del desarrollismo neo-capitalista franquista-, la mayora de los estudios y publicacio-nes econmicas y sociolgicas daban por supuesta o prevean larpida y total extincin de la tradicional clasejornalera de la Espa-a del Sur, vinculada en cuanto fuerza de trabajo en alquiler o even-tual al sistema latifundista. La modernizacin agraria aceleradaestara creando -segn esta perspectiva- un nuevo arquitectode obrero ruralfijo y especializado, con mentalidad y aspiraciones si-milares a las del obrero industrial; en contraste con el bracero eaen-tual, en trance de desaparicin. Sin embargo, reducido por la mso menos forzosa emigracin de gran parte de sus componentes,el proletariado rural (que tiende a ser en todas partes socialmenteinviable/Howard Newby) ni haba dejado de existir, ni la tradi-cional conciencia jornalera reivindicativa de la tierra para los quela trabajan haba sido definitivamente borrada, como una seriede discusiones de grupos con trabajadores agrcolas, celebradas porel comunicante en los aos 70, puso de manifiesto. Tras la eufo-ria triunfalista del desarrollo, la denegada realidad del proletaria-do rural vuelve a reproducirse (sin duda ya con otras proporcio-nes y bajo nuevas formas) a caballo de la crisis; mientras que eldiscurso jornalero frente a la crisis econmica entraa -ya en 1975-la toma de conciencia crtica de su propia forma de existencia co-mo un ejrcito de maniobra y reseraa permanente del desarrollo capitalista.

    A continuacin intervino Abdon Mateos (de la Facultad deFilosofa y Letras de la Universidad Complutense de Madrid),centrando su ponencia en El catolicismo social y la reforma agrariadurante la Segunda Repblica. En ella se lleva a cabo un anlisis dela actitud de la Confederacin Nacional Catlico-agraria y de laLiga Nacional de Campesinos ante la Ley de Reforma Agrariade septiembre de 1932. La estrategia de tales organizaciones res-pecto a la cuestin agraria, siempre en funcin de neutralizar la

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  • expansin del socialismo en el campo, es analizada por el ponen-te centrndose en el perodo 1931-1932, utilizando para ello laReaista Social y Agraria. Mediante el anlisis de contenido de estarevista, se efecta una reflexin sobre la naturaleza del progra-ma catlico de reforma agraria, planteando el interrogante de sista responda realmente a un planteamiento social o por el con-trario serva los intereses de clase de la gran propiedad. Junto aestas intervenciones estaban previstas dos ponencias ms de Isi-doro Moreno (profesor de Antropologa Social de la Universidadde Sevilla), sobre las Ideologas en torno al progreso y desarrollo en elmundo rural, y de Antonio J. Snchez Lpez (de la Facultad deFilosofa y Letras de la Universidad de Crdoba), sobre Elemen-tos para la comprensin de la ideologa de los grandes propietarios. Ambosponentes excusaron su asistencia, por lo que no se llev a cabola exposicin de tales ponencias.

    La segunda sesin del grupo de trabajo, Teora social agraria,fue estructurada bajo la denominacin de Campesinos y sociedadescampesinas espaolas. En ella se pretenda llevar a cabo el anlisisde las formas de orgaizacin socioeconmica que adopta el cam-pesinado espaol en distintas sociedades campesinas, y situacio-nes histricas como consecuencia del desarrollo del capitalismoen la agricultura. Intervino en primer lugar Andreu Peix Mas-sip (de la Societat Catalana d'Etudis Rurals), quin analiz laCrisis de la agricultura campesina. En dicha ponencia se realiz unanlisis terico del modelo de desarrollo econmico seguido porla agricultura espaola en los ltimos treinta aos. La utilizacinintensiva de medios de produccin cada vez ms sofisticados per-miti a la agricultura espaola unos incrementos de productivi-dad que en estos momentos, como consecuencia de la crisis ener-gtica, ha alcanzado una fase de rendimientos decrecientes. Estacarrera por la productividad ha originado una superproduccinagraria unida a una estabilizacin del precio de los productos delcampo. Los pases importadores de productos agrarios espaolestienden, en el nuevo contexto de la crisis energtica, a producirlos bienes agrcolas que antes importaban. Ello, unido al estan-camiento del consumo, la disminucin del turismo y el freno delxodo rural, ha provocado la ruptura del modelo agrario produc-tivo espaol desencadenando un proceso acelerado de crisis dela agricultura campesina en Espaa.

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  • Despus de este anlisis de carcter general se pas al estudioconcreto de diferentes sociedades campesinas espaolas. As, losprofesores Antoni Segura y Jaume Suau, del Centre D'Etudis His-tries Internacionals de la Facultad de Geografa e Historia dela Universidad de Barcelona, presentaron una ponencia con elttulo de Aproximaci a 1'etudi de la pagesia mallorquina al primer terdel segle XIX. Su anlisis del campesinado mallorquin se bas enuna investigacin en curso respecto a la estructura agraria de aquelpas en el primer tercio del siglo XIX; momento ste en el quese asientan las bases del proceso de absorcin de la agriculturay el campesinado mallorquines por el capitalismo. La estructuraagraria mallorquina es caracterizada, en aquel perodo, median-te tres elementos bsicos: a) el predominio socio-econmico dela nobleza; b) una intensa explotacin del campesinado; y c) laexistencia de un proceso de diferenciacin interna en ste. Lascategoras o tipos rurales mallorquines entonces prevalentes eran:por un lado, un elevado contigente de jornaleros y de roters,como grupos sociales ms empobrecidos, generado por la propiaestructura latifundista de Mallorca; y, por otro, la presencia degrandes arrendatarios campesino, diferenciados social y econ-micamente del resto del campesinado con tierra por la posesinde determinados medios de produccin (ganado, utillaje, capitalcirculante). Este grupo de grandes arrendatarios residan duran-te largos espacios de tiempo en las ^fincas nobiliarias arrendadas.En su exposicin los ponentes hicieron un detallado relato de lametodologa utilizada para caracterizar la dinmica histrica delos aspectos agrarios de la formacin social mallorquina. En eldebate se hicieron continuas referencias la situacin actual delcampesinado mallorqu.

    Las dos siguientes intervenciones en esta sesin de trabajo secentraron en el anlisis del campesinado gallego. La primera deellas corri a cargo de Emilio Prez Tourio (de la Facultad deCiencias Econmicas y Empresariales de la Universidad de San-tiago), cuya ponencia tena el ttulo de La cuestin campesina en Ga-licia. Aproximacin crtica a las caracterizaciones predominantes. En suprimera parte el ponente establece un discurso en el que presentala interpretacin hegemnica sobre las transformaciones del cam-pesinado gallego. As, puede decirse que la economa campesinagallega ha sido prioritariamente asociada con tres ideas funda-

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  • mentales. En el plano de su estructura se caracteriza como unaeconoma precapitalista, cerrada o de autosubsistencia, sumamenteestable y resistente al cambio. Desde la perspectiva de sus vincu-laciones con el sistema econmico-social, la relacin se planteacomo de una dualidad estructural, en la que los lazos son en todocaso de naturaleza extraeconmica, ms precisamente coactivos.Y en relacin con la dinmica prevista, se piensa que tal estruc-tura est llamada a desaparecer con la progresiva expansin delas relaciones mercantiles. Coherentemente con esta visin, el mun-do rural gallego aparece como un todo homogneo, sin ningntipo de contradiccions internas, opuesto como un todo a la so-ciedad urbana, y el campesinado como una totalidad social nodiferenciada. Los antagonismos rural-urbano, campesinado-restode la sociedad, como elementos cruciales de la vida gallega, ad-quieren toda su dimensin al estar estos mismos hechos cruzadospor la cuestin nacional: existe una superposicin casi perfectaentre lo rural y lo urbano y lo gallego y lo no gallego, en talesconcepciones. En una segunda parte, Prez Tourio realiz unanlisis de las contradicciones principales de estas caracterizacio-nes, tanto en el plano terico como en su desfase frente a la evo-lucin de la dinmica social.

    La segunda ponencia sobre el campesinado gallego tuvo comoprotagonista a Jos Luis Sequeiros (Departamento de Sociologade la Facultad de Ciencias Econmicas y Empresariales de la Uni-versidad de Santiago). Su intervencin (Considesaciones sobre el ca-ciquismo) consisti en una anlisis terico del caciquismo como es-tructura de poder inserta en el compesinado gallego. En una pri-mera parte se hicieron unas consideraciones generales sobre elconcepto de caciquismo o estructura caciquil, para, a continua-cin, analizar las posibles causas que justificaran el surgimientoy consolidacin de una estructura de este tipo en Galicia. En n-tima relacin con estas causas se analizaron las bases en las quese fundamenta el poder caciquil y que hacen referencia, todas ellas,a necesidades objetivas sentidas por las sociedades en las que stese asienta. A continuacin trat de las caractersticas ms impor-tantes del poder que detenta el cacique en el microcosmos de lacomunidad aldeana, y que sirven para diferenciarlo con claridadde los otros tipos de poder. Por ltimo, en una segunda parte,se estudiaron las contradictoria influencias que el intenso proce-

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  • so de modernizacin econmica y social, que se est desarrollan-do en Galicia desde la dcada de los cincuenta, est produciendosobre el entramado caciquil.

    La siguiente participacin corri a cargo de Jos Mara Gar-ca (del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias de Las Pal-mas de Gran Canaria). Su intervencin llevaba el ttulo de El fia-pel de la agricultura a tiempo parcial en el momento de desarrollo socioeco-nmico canario. En el proceso de realizacin de una investigacinsobre este fenmeno en Canarias -apoyada sobre una serie deencuestas-, el ponente expuso tres fases complem^ntarias: a) Unavisin crtica de la nocin misma de agricultura a tiempo parcial, ana-lizada en cuanto objeto terico, desde un punto de vista metodo-lgico. b) Una sistematizacin general -desde una perspectivams formalizadora y esttica- del conjunto de categoras que hanguiado y estructurado la investigacin emprica. c) La aproxima-cin y realizacin parcial de la propia inaestigacin emprica, cen-trada -por ahora- en la aplicacin de tan slo algunas de estascategoras. En primer trmino, frente a la extendida realidad in-ternacional actual del fenmeno de la agricultura a tiempo parcial,destaca tambin la diversidad de situaciones concretas que se en-cubren bajo una misma denominacin genrica. Sin duda, el cri-terio de la doble actividad del agente productivo no es suficientemetodolgicamente para definir un objeto terico, ni la cuestin re-sulta tampoco resoluble a travs de un empirismo formal, basadoen la medicin de los aspectos cuantificables (trabajo, ingresos, etc.)de la parcelacin del trabajo en la agricultura (estrategia queplantea el problema de los valores frontera y conduce casi siemprea simples ejercicios de cuantificacin). El enfoque alternativo y msvlido, frente a la simple cuantificacin, consiste en la elabora-cin de un marco terico, mediante un enfoque interdisciplinario,en el que el fenmeno de la agricultura a tiem^io parcial se inscribedentro del modelo de desarrollo econmico concreto (en este caso, el ca-nario) en el que se produce. Desde esta perspectiva, el ponenterealiz una tipologa de las explotaciones campesinas, articuladas porla crisis actual de modelo canario de desarrollo y moldadas -enrealidad- por las peculiaridades de su mtodo de trabajo glo-bal.

    El ltimo ponente de esta sesin (campesinos y sociedades cam-pesinas espaolas) fue Xavier Costa i Granell, quien present un

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  • estudio con el ttulo de Asimilacin y dependencia entre la sociedad ru-ral y la sociedad urbana en el Pas Valenciano. En su interven-cin Xavier Cota analiz el proceso de asimilacin cultural dela localidad de 1'Horta (Godella) respecto a la ciudad de Valen-cia. Godella era, a principios del presente siglo, un gran ncleode veraneo para la clase social que sustent al sector conservadorde la Renaixena valenciana. Esta clase social proyect su cultu-ra e ideologa sobre el campesinado del pueblo, que asimil e in-terioriz los patrones culturales de los veraneantes hasta el puntode construir sus nuevos ejes de integracin social en dependenciade los moldes culturales y estereotipos ideolgicos de la coloniaveraniega.

    Una de las conclusiones de esta intervencin fue que es im-prescindible profundizar en el estudio de la ideologa del sectorconservador de la Renaixena y de su propagacin sobre zonasprximas a la ciudad de Valencia para poder obtener una expli-cacin adecuada a la facilidad con que ciertos gru.pos extiendenla ideologa anticatalanista. En el debate se produjo una viva po-lmica en torno al anticatalanismo en el Pas Valenciano y su ins-trumentalizacin por determinadas fuerzas polticas.

    La tercera y ltima sesin de este grupo de trabajo fue deno-minado como Perspectivas tericas en el pensamiento social agrario, yen ella se incluyeron aquellas ponencias que analizaban diferen-tes construcciones tericas con las que se caracteriza en la actua-lidad a la sociedad rural en formaciones sociales avanzadas, ascomo aportaciones concretas referentes a estas visiones tericas.Igualmente se incluyeron en esta sesin aquellos trabajos sobreconceptualizaciones y tradiciones intelectuales del pensamientosocial agrario actual. El gran nmero de participantes en esta se-sin oblig a los coordinadores a suprimir las intervenciones deaquellos ponentes que ya haban presentado trabajos en algunasde las sesiones anteriores. Sin embargo, varias de estas ponen-cias (conocidas por los participantes al haber sido distribuidas atravs del Servicio de reproducin del Congreso) fueron consideradasen los debates y han sido seleccionadas para su publicacin enlas Actas del Congreso. Entre ellas estn La tradicin sociolgica dela vida rural: Una larga marcha hacia el funcionalismo, por Jos LuisSevilla (del Departamento de Poblacin y Ecologa Humana dela Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa de la Universidad

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  • Complutense de Madrid) y Eduardo Sevilla Guzmn (del Depar-tamento de Economa y Sociologa Agrarias de la ETSI Agrno-mos de la Universidad de Crdoba); Los lmites de la nocin unita-ria de economa campesina, de Emilio Prez Tourio (de la Univer-sidad de Santiago); y Para una sociologa de la produccin agraria, deRoberto Sancho Hazak (del Departamento de Poblacin y Eco-loga Humana de Madrid)

    La primera ponencia expuesta en esta sesin llevaba el ttulode Corporatismo, estado y poltica agraria: Aproximacin al caso espaol,cuyos autores son Eduardo Moyano Estrada y Manuel Prez Yrue-la (del Departamento de Economa y Sociologa Agrarias de laETSIA de la Universidad de Crdoba). En esta ponencia, sus auto-res pretendieron articular una concepcin general del corporatis-mo con el estudio de la forma en que sus efectos y caractersticasse presentan en una parte de la sociedad como es la agriculturay la sociedad rural. La concepcin de la que ellos parten se mue-ve dentro del debate actual en torno a los procesos organizativosy de articulacin de los intereses sectoriales con la intervencinestatal, que vienen siendo norma comn en los pases de capita-lismo avanzado. No obstante, en este trabajo el enfoque se plan-te en trminos ms amplios que los del anlisis econmico quese viene utilizando con preferencia para definir el fenmeno cor-poratista, introduciendo una dimensin poltica que, segn susautores, debe ser crucial para aprehenderlo en su totalidad.

    EI estudio de la agricultura como caso concreto para analizarlas caractersticas del corporatismo en ese sector es consideradode gran inters por los autores, porque la agricultura ha sido yes un sector en donde el intervencionismo estatal juega un papelmuy importante, pero al que, sin embargo, le han prestado pocaatencin los estudiosos del tema, quienes han centrado, princi-palmente, sus esfuerzos en el anlisis del sector industrial.

    La parte final de la exposicin consisti en un anlisis del pro-ceso de recorporatizacin de la agricultura en Espaa. En opi-nin de los ponentes el caso espaol es un laboratorio privilegia-do para estudiar ciertas cuestiones sociales y polticas y, en con-creto, lo relacionado con los procesos corporatistas. Estos proce-sos de articulacin de intereses sectoriales con el intervencionis-mo estatal pueden observarse en su ciclo casi completo, desde elinicio hasta la consolidacin ms o menos definitiva, segn los

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  • casos, lo que ofrece una perspectiva muy atractiva para el anli-sis.

    En resumen, en esta intervencin se pretendi compaginarun triple nivel de anlisis: exposicin de una concepcin generalde corporatismo, anlisis de sus efectos en la agricultura y con-trastacin con los datos de un caso concreto, el espaol.

    Como complemento de esta intervencin se incluy en estasesin el trabajo de Jos Mara Arribas (del grupo de EstudiosCampesinos Castellano-Leons de Burgos), con el ttulo de Refle-xiones sobse el fiapel del campesinado Castellano-Leons en la transicinpoltica espaola. En su exposicin, el ponente present las lneasmaestras del conflicto protagonizado por el campesinado espaolen febrero de 1977, cuando el pas viva das de gran tensin po-ltica y social como consecuencia de la dinmica de la transicinpoltica espaola. Por entonces, miles de tractores invadieron lascarreteras de todo el pas, especialmente de.la mitad norte. Con-siderando el caso de la regin Castellano-Leonesa, Jos MaraArribas analiza este movimiento campesino, sus orgenes y evo-lucin as como su posible repercusin en la dinmica de cambiopoltico en Espaa. El debate conjunto de estas dos ponencias secentr bsicamente en la forma de articulacin de los interesesagrarios en Espaa, as como en la evolucin de stos a travsde las distintas organizaciones campesinas y patronales agrarias,constatando la tendencia a la bipolarizacin de este tipo de orga-nizaciones agrarias en dos grandes tendencias: una representan-te de los grandes propietarios y otra con prevalencia de pequeoscampesinos.

    El ttulo de la siguiente comunicacin era El mito del indiUidua-lismo de los campesinos y su autor, el profesor de Antropologa dela Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Barcelona,Jess Contreras. Su exposicin consisti en la descripcin y r-plica de algunas visiones relativas al individualismo del campesi-nado que sostienen algunos autores (antroplogos, socilogos, his-toriadores o ensayistas en general). En opinin de Jess Contre-ras, estas visiones hacen una indebida abstraccin de la realidad,toman por causas lo que son efectos, y generalizan para todos loscampesinos y todas las pocas aquello que acostumbran a ser con-secuencia de unas condiciones precisas en unos momentos preci-sos. Despus de presentar diversas pruebas en la direccin de su

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  • hiptesis, que refutaban varias teoras hegemnicas (visin delbien limitado, familismo amoral, etc.) concluy proponiendo quelas actitudes de los campesinos, individualistas o cooperativistas,deben ser contextualizadas en el marco de las condiciones socioe-conmicas y polticas imperantes en cada perodo histrico y, asi-mismo, debe tenerse en cuenta la particular percepcin que loscampesinos (o los diferentes tipos de los mismos) tienen respectoa esas condiciones.

    La ltima intervencin de este grupo de trabajo corri a car-go de Miguel Roiz (de la Facultad de Ciencias de la Informacinde la Universidad Complutense de Madrid). Su ponencia se de-nominaba Elementos de la identidad social y cultural del camfiesinado es-paol. Como una primera parte sustantiva de una investigacinen curso ms amplia, el ponente expuso un estudio sobre el siste-ma de valores del campesinado castellano -centrado en la zona de Tierrade Campos (Valladolid, Len y Zamora)- mediante la realiza-cin de 400 entrevistas a familias campesinas; analizadas desdeel triple enfoque disciplinrio de la antropologa social, la sociologay la teora de la comunicacin. El propsito ltimo, a partir de estaexperiencia concreta, es el formular un modelo para el estudiode la identidad del campesinado espaol en la dcada de [os ochenta -enun momento histrico-cultural de crisis y depresin social, en elque las contradicciones bsicas de carcter poltico y econmicose estan agudizando-. Para ello se ha diferenciado en el anlisisentre identidad cultural e identidad social -abstrayndose tambinlos componentes de carcter regional y nacional-; intentando ais-lar y formalizar una estructura coherente y significativa de siste-ma social-cultural campesino en relacin con el sistema global o na-cional. Estructurados as en un sistema de representaciones colectivas,los elementos de esta identidad especfica campesina parecen actuartanto como factores superestructurales ideolgicos (en el sentidomarxista), como en cuanto un lenguaje especial, o incluso me-talenguaje (A. Martinet), que se contrapone al sistema urbano,dificultando las tendencias integrativas en el mismo.

    Como pequea muestra de la enriquecedora experiencia in-telectual de este Primer Congreso de Sociologa de la FASEE loscoordinadores de los grupos de trabajo del rea de Sociologa ru-ral hemos realizado una seleccin de ponencias en la que, por ra-zones de limitacin de espacio, solo aparece una muestra, dema-

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  • siado pequea de los numerosos textos que mereceran ser, in-cluidos, y que sin duda aparecern en las revistas especializadasespaolas y extranjeras durante los prximos meses.

    Eduardo Moyano EstradaAlfonso Ort BenllochRoberto Sancho HazakEduardo Sevilla Guzmn

    Courdinadores del rea de Sociologa Ruraldel I Congreso de Sociologa de la FASEE.

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  • LA TRADICCIONSOCIOLOGICA DE LAV IDA RURAL :UNA LARGA MARCHAHACIA ELFUNCIONALISMOpor Eduardo y Jos Luis Sevilla Gman

  • 1. INTRODUCCION: DE LA COYUNTURAHISTORICA Y EL CONTEXTO INTELECTUAL

    Todo anlisis del pensamiento social supone una interpreta-cin del mismo con los criterios de quien lo efectua. Sus prefe-rencias intelectuales, emotivas e ideolgicas intervienen en el ar-gumento en que se insertan las tendencias y corrientes en que seclasifica el quehacer cientfico de los autores, distando mucho,por tanto, de ser neutral. Esto es mucho ms patente an si seutiliza, como en este caso, un marco de referencia liistrico enel que aparece como variable explicativa el medio intelectual quesurge de la situacin social, econmica y poltica que tiene lugar.

    Antes de pasar a considerar la gnesis y desarrollo de lo quedefiniremos ms adelante como tradicin terica de la vida rurales necesario establecer el contexto intelectual y la coyuntura his-trica en que estos procesos tienen lugar.

    La gnesis de las condiciones sociales que dan lugar a esta co-rriente de pensamiento se encuentra en la poca de las profundastransformaciones que tienen lugar en Estados Unidos en la se-gunda mitad del siglo XIX. La reconstruccin econmica que seIlev a cabo despus de la contienda civil di lugar a formas deorganizacin en las zonas rurales de muy distinta naturaleza. Sinembargo, en todas ellas existe el comn denominador de que poraquellos aos se inicia un violento proceso de acumulacin de ca-

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  • pital cuyas repercusiones sobre el sector agrario tendra muy im-portantes consecuencias para la poblacin rural.

    Por un lado, la existencia de comunidades rurales de agricul-tores independientes en el norte permiti a stas una cierta capa-cidad de adaptacin y defensa, respecto de la dependencia delmercado, por lo que las repercusiones en sus formas de orga-nizacin social se vieron afectadas de una manera ms gradual.

    Por otro lado, en el sur al no realizarse una confiscacin yredistribucin de la tierra, la estructura de la propiedad perma-neci inalterada. As, la dinmica del proceso de acumulacin ca-pitalista, hubo de readaptar el antiguo sistema de plantacionesdando lugar a nuevas formas de explotacin sobre la fuerza detrabajo agrcola. A1 principio hubo algunos intentos de empleode mano de obra asalariada. Estos, sin embargo, fracasaron enparte porque los negros pretendan cobrar sus salarios durantetodo el ao y no solamente cuando tenan que recoger el algo-dn. Ello determin que se implantase una forma de aparceraque permita a los plantadores un fuerte control sobre la manode obra, al tiempo que era un sencillo modo de extraer el exce-dente a los nuevos campesinos, sin necesidad de emplear me-dios polticos; stos eran simplemente econmicos'. En lneas ge-nerales puede afirmarse que en el perodo posterior a la GuerraCivil, la situacin de los agricultores como deudores tendi a serpeor de lo que haba sido con anterioridad al conflicto blico. Elnmero de agricultores que durante la guerra hipotecaron sus fin-cas para mecanizar sus explotaciones fue muy grande. Por otrolado, los agricultores, al terminar la contienda, hubieron de ha-cer frente a una creciente subida de costos de los artculos indus-triales, a las fluctuaciones del mercado, a la sequa, y a un mer-cado desfallecido de productos agrarios.

    De 1874 a 1880 el nmero de explotaciones agrarias descen-di de veinte a cuatro mil. La fuerte emigracin rural consecuenciade las demadas de la vertiginosa industrializacin a que estabasometido el pas y las circunstancias econmicas descritas, obvia-mente tambin vinculadas a este proceso, determinaron un fuer-te proceso de desorganizacin social en las comunidades rurales.

    ' Barrington Moore, "lhe Socia[ Origins of Dictatorshifi and Democracy (Har-mondsworth: Penguin, 1973); pp. 111-161.

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  • El agricultor americano fue al mismo tiempo instrumento y vc-tima de la aparicin y el rpido crecimiento del capitalismoamericanoz.

    Es en este contexto en el que aparecen las primeras sealesde lo que, ms tarde, sera la sociologa rural. Esta nace a impul-sos de los deseos de un reformismo social que pretende resolverlos problemas en que se halla sumida la aida rural americana. As,con un sentido de salvacin material y moral aparecen los prime-ros trabajos escritos por clrigos y educadores. Entre ellos cabecitar a O.J. Kerh' y W. Anderson', o a los pioneros de la edu-cacin rural M. Carney, J. Hart, E. Cubberley que analizan, ade-ms, otras parcelas de la vida social. En ninguno de estos traba-jos aparece an la etiqueta sociologa rural o de la aida ruraL.. Esen 1913 cuado John Gillette escribe su Constructiae Rural Sociologyconsiderado como el primer manual de sociologa rurals.

    Los estmulos y presiones a que estn sometidos estos precur-sores de la tradicin sociolgica de la vida rural por su tiempohistrico son, en gran medida, el determinante de los productosde su actividad intelectual. Por aquellos aos los estructura so-cial americana se encuentra bajo el impacto de una violenta acu-mulacin capitalista que supone la aceptacin de un desarrolloagrario basado en los siguientes rasgosb:

    z Cf. C. Wright Mills, White Co[lar (London: Oxford University Press,1971: 1 a ed. 1951), pp. 13-29, Don Martindale, American Society (N. York:D. van Nostrand Co. 1960), Captulo IV, especialmente el apartado

  • a) La abundancia relativa de tierras cultivadas y cultivables;sobre las cuales un crecimiento dbil de la poblacin total no ejercepresiones desfavorables.

    b) La existencia de importantes disponibilidades para capi-^ alizar la agricultura como consecuencia de la abundancia de re-cursos para invertir, que es tal que no se ven mermadas por lacompetencia generada por los atractivos y necesidades de la in-versin en la industria y los servicios.

    c) Un fuerte trasvase de fuerza de trabajo de la agriculturaa la industria y los servicios, que se ve compensado y provocadopor la mecanizacin agraria.

    d) La existencia de una numerosa poblacin urbana y de unaindustria importante que crean una demanda selectiva y especia-lizada de productos agrarios.

    Este complejo de factores genera un tipo de desarrollo agra-rio en el que el rasgo principal es una alta productividad de la fuerzade trabajo frente a unos relativamente bajos rendimientos fsicos por unidadde su^ierficie en empresas agrarias de creciente capitalizacin y fuertvinculacin al mercado. Ahora bien, la presencia de estos facto-res no es casual. Por el contrario; es el resultado de unas decisio-nes econmicas que responden a opciones polticas muy concre-tas, que no solo ignoran la desorganizacin social y el sufrimien-to humano de la poblacin rural, sino que crean una estructurasocial basada en una forma de dominacin de la ciudad sobre elcampo.

    En Estados Unidos, y como consecuencia del conjunto de fac-tores enumerado, se est produciendo por aquellos aos una fuerteintensificacin de la agricultura y de produccin en gran escala.Pocos autores han descrito este proceso como Vladimir I. Leninen 1915', quien al caracterizar el desarrollo del capitalismo ame-

    ^Nuevos datos sobre las leyes de desarrollo del capitalismo en la agri-cultura. Fascculo I EI capitalismo y la agricultura en Estados Unidos de Amrica1 a ed. Petrogrado 1917; edicin castellana utilizada: Lenin, Obras Comple-tas, Tomo XXIII (Madrid: Akal, 1977) pp. 89-183. Un resumen de estetrabajo fue publicado, en USA, en 1930 por Pitirim A. Sorokin en su fallidointento, que analizaremos ms adelante, de introducir la tradicin tericaeuropea en la sociologa de la vida rural americana. Cf. P.A. Sorokin, C.C.Zimmerman y C.J. Galpin, A Systematic Source Book in Rural Sociolo,^y. 1 a ed.1930 (New York: Russel & Russel, 1965) Tomo I pp. 477-488.

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  • ricano muestra, junto al carcter generalizado del mismo, las pe-culiaridades especiales de las distintas zonas. As, analizando loscensos agrarios americanos de 1850 a 1910 Lenin demuestra co-mo el avance del capitalismo no solo tiene lugar en la regin mo-delo del centro noroeste donde se producan evidentes aumen-tos de la superficie cultivada (acompaados, por otra parte, deincremento en las inversiones de capital) sino en la totalidad delpas.

    En las zonas del norte donde se daba una reduccin de la su-perficie por explotacin sta iba, sin embargo, ligada a un granaumento de los gastos en abonos artificiales, de modo que unapequea produccin -si por rutina seguimos considerndola pe-quea por la superficie que ocupa- resulta ser grande por el mon-to del capital invertido de la tierra teniendo claramente un ca-rcter ms mercantil que en las zonas extensivas del sur. En es-tas zonas extensivas se produce otro tipo de `intensificacin' co-mo consecuencia del paso de los latifundios esclavistas al sistemade arrendamientos de plantacin. Esta clase de explotacin de latierra no puede compararse a los arrendamientos en el sentidoeuropeo, civilizado, capitalista moderno de la palabra. Predomi-nan (en ellos) los aparceros semifeudales o, lo que desde el puntode vista econmico es lo mismo, semiesclavos. As el sistema delatifundio esclavista se transforma en una organizacin latifun-dista de aparcera intensiva. Los antiguos dueos de esclavosse transforman en los latifundistas propietarios de inmensas ha-ciendas que distribuyen pequeas parcelas entre los negros a cam-bio de la mitad de la cosecha8.

    Lenin despus de estratificar las farms. americanas por el valordel producto obtenido, y analizar as los diferentes tipos de ex-plotaciones en las distintas zonas, demuestra que el desarrollo delcapitalismo tiene lugar no solo por el crec^miento de grandes fin-cas en las zonas extensivas, sino tambin a travs de otros meca-nismos, entre los cuales se encuentra la aparicin, en zonas in-censivas, de pequeas empresas de produccin en gran escala.

    En definitiva, por aquellos aos se desarrollaba con extraor-dinaria rapidez una intensificacin de la agricultura, su progreso

    e V.I. Lenin, El capitalmo y la agricultura... op. cit. pp. 121, 100, 104 y106.

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  • tcnico y el mejoramiento de los mtodos de cultivo. Esta dimen-sin poltico-econmica de la coyuntura histrica tena un claro co-rrelato en el contexto intelectual. En efecto, en las primeras d-cadas de este siglo las ciencias sociales agrarias americanas se veanobligadas a ceirse a unos lmites ideolgicos culturalmente de-terminados. An cuando ste no era un fenmeno especficamenteamericano, en este pas arraig con gran fuerza. Tanto la antro-pologa como la sociologa rural (entonces Rural Social Life o FarmLife Studies) rechazaron la existencia de cualquier esquema teri-co previo para permanecer libres de prejuicios. As, la Antropo-loga construy una actividad profesional universitaria basada enel estudio de las llamadas sociedades primitivas pero sin propo-nerse investigar seriamente, a pesar de su declarado antirracis-mo, la posicin y las condiciones de los grupos tnicos de Esta-dos Unidos. El culturalismo boasiano puede verse, sin demasia-da severidad, como una suerte de escapismo y de bsqueda deuna independencia cientfica y acadmica ficticia, ya que se ob-tuvo, y solo precariamente, a costa de fugarse de la realidad so-cial y poltica contempornea9.

    La sociologa rural, por el contrario, permaneci aferrada ala realidad social y poltica de su tiempo, pero lo hizo de tal for-ma que las fuerzas culturales ocultas a su contexto intelectual es-terilizaron su quehacer cientfico. No se trata tan solo de una co-nexin de servicio a la poltica americana de aquellos aos; conserlo, el problema va ms all de este tipo de mediatizaciones.Se encuentra en la naturaleza que se plantea la propia disciplina yenvuelve la problemtica de la elaboracin terica de la aida rural, sumetodologa y tcnicas de inaestigacin. La sociologa de la vida ruralposee una dimensin economicista y tecnocrtica que surge delmedio intelectual en que nace como consecuencia de los proble-mas que plantea el medio social e histrico en que se desenvuel-

    9 Angel Palerm Aontrpolga y Marxismo (Mexico: Nueva Imagen, 1980)p. 23. Un excelente anlisis de esta corriente del pensamiento antropolgicopuede verse en Marvin Harris, El desarrol[o de la teora antropo[ga (Madrid:Siglo XXI, 1978) pp. 218-75. Este estimulante libro es una buena exposi-cin de las corrientes de pensamiento antropolgico hasta la mitad de losaos setenta, an cuando no alcance en forma convincente el objetivo quedeclara en su introduccin (pp. 3 y 4).

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  • ve. Los lmites culturalmente prescritos por su propia razn te-rica son tan estrechos que la ausencia de una actividad crtica eindependiente del modelo .de desarrollo agrario en que surge de-termina el contenido y alcance de su marco terico.

    Los primeros socilogos de la vida rural estaban de algunamanera vinculados a instituciones del tipo de escuelas o iglesiasy, aunque se esforzaban en proclamar la cientificidad de la socio-loga rural como una rama de la sociologa general, cuyo objetoera descubrir las condiciones y tendencias que envuelven a lascomunidades rurales para formular los principios del progreso,poseen una fuerte vocacin de asistencia social claramente percep-tible en esta fase de gnesis de la disciplina. De esta forma se con-sidera a la sociologa rural como el estudio de las fuerzas y con-diciones de la vida rural como base para una accin constructivaen el desarrollo y mantenimiento de una eficiente civilizacin cien-tfica en el campo'o

    La institucionalizacin de la sociologa rural en las universi-dades americanas permite ya hablar de escuelas de pensamientodentro de esta disciplina.

    2. LAS ESCUELAS ACADEMICAS EN LOSORIGENES DE LA SOCIOLOGIA DE LAVIDA RURAL

    Otis D. Duncan, distingue tres escuelas principales en los or-genes de la sociologa americana". Una manera de explorar,desde un punto de vista terico, la consolidacin de lo que aqudenominamos tradicin terica de la vida rural puede ser la bs-queda de los contenidos que aparecen en estas distintas escuelas.

    Las universidades de Winsconsin, Cornell y Minnesota-Harvard son los tres focos fundamentales que comienzan a pro-yectar determinadas formas del pensamiento social para caracte-rizar los modos de organizacin social de las comunidades rura-les.

    10 Citas de John Gillete y Paul L. Vogt tomadas de Lowry Nelson Ru-ral Sociology Its O^igins and Growth in the United States (Minneapolis: Universityof Minnesota Press, 1969) pp. 107 y 108.

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  • 2.1. La Escuela de Wisconsin:_ Galpin y la AdministracinFederal Agraria

    La tradicin terica de la escuela de Wisconsin se desarrollaen torno a la figura de Charles J. Galpin. Primero desde la Uni-versidad de Wisconsin y ms tarde desde el Departamento de Agri-cultura como director de la Divisin Farm Life, impuls la in-vestigacin en sociologa rural y estableci conexiones entre losmovimientos y las asociaciones ciudadanas'^ y la administracin.Galpin organiz los estudios en Wisconsin, creando una impor-tante tradicin que se prolonga hasta nuestros das. El apoyo yla colaboracin de H.C. Hibbard, por un lado y de E.A. Rossy John L. Gillin por otro, logr un clima intelectual que propicila aparicin de esta escuela13. Su actividad en la direccin o pro-mocin de programas de investigacin en gran escala determinen buena medida el carcter de la sociologa rural americana. Estatuvo como rasgo preeminente una fuerte dimensin emprica, ca-rente casi en forma total de unos presupuestos tericos rectores.De igual manera, un elemento integrante de la naturaleza de la

    " Otis D. Duncan, Rural Sociology coming of age, Rural Sociology Vol.XIX, 1954, pp. 1-12.

    12 Entre stas cabe destacar la American Country L:fe Association, ^que tuvocomo fundador y activo participante en su movimiento de asistencia al mundorural a un pionero de la sociologa rural; precisamente el introductor delenfoque psicolgico en la misma, Ernest R. Groves. Este autor lleg a sercatedrtico en la University of North Carolina. Entre sus obras se encuen-tran Using the Resources of the Country Church (New York: Association Press,1917), Rural Probleu of today (New York: Association Press, 1918) y su msimportante obra The Rural Mind and Socia[ Welfare (Chicago University Press,1922), donde analiza distintos instintos como motivaciones del xodo rural.

    13 Cuando H.C. Taylor, director del Departamento de Economa agra-ria de la Universidad de Wisconsin fue, en 1919, nombrado Director delBureau of Agricultural Economics^^ del Departamento de Agricultura, crela Division of Farm L:fe Studies y Ilam a Washington a Galpin para que sepusiera al frente de ella. Daniel D. Vidert, Socio[oga Rural (Barcelona: Sal-vat, 1960). Tomo I, p. 240. Para un detallado relato de las actividades deorganizacin y gestin de la sociologa rural de Charles Josiah Galpin cf.Lowry Nelson, Rural Sociology. Its Origins and Crowth in the United States (Min-neapolis: Univ. of Minnesota Press, 1969), pp. 34-44.

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  • sociologa de la vida rural es su conexin permanente con la Ad-ministracin Federal del Estado.

    La posicin esiratgica de Charles J. Galpin para reclutar in-vestigadores y financiar estudios que permitieran la acumulacinde multitud de materiales empricos surgi como consecuenciade sus trabajos en la Agricultural Experimental Station de la Univer-sidad de Wisconsin14.

    Sin duda lo que coloc a Galpin en tal posicin fue la laborde investigacin en su primera poca. En efecto, uno de los pro-blemas centrales de los Estados Unidos a comienzos de siglo erala situacin de las comunidades rurales. Exista la idea generali-zada de que la comunidad rural, como un completo modo de vi-da vinculado a la explotacin agrcola del suelo y en muchos as-pectos en sntesis con l, se encontraba en trance de extincin.Los estudios de C.J. Galpin sobre la delimitacin espacial de lacomunidad rural y las relaciones entre los centros urbanos y elcampo pusieron de manifiesto el estado de desorganizacin so-cial en que se encontraban dichas comunidades, as como su r-pida tendencia de extincin. Galpin acu el trmino de rurbancommunity's como forma de asentamiento, resultado de la in-tegracin de la ciudad y el campo como consecuencia de las pau-tas de especializacin espacial que introduca en este medio el ti-po de expansin econmica que la sociedad americana estaba ex-perimentando. En una obra posterior, Rural Life16, Galpin reco-pila una gran cantidad de sus investigaciones previas, analizan-do las influencias exteriores bajo las cuales se desenvuelve el agri-cultor; el problema de la incomunicacin vinculado al tipo de tra-bajo en la agricultura; el papel social de la mujer en la vida rural,as como los distintos centros sociales de la comunidad rural, clubs,iglesia, escuela, comercio y dems tipos de organizacin formala pequea escala. Por otra parte, los trabajos de Galpin sobre emi-gracin rural-urbana tuvieron un gran eco y multitud de segui-dores.

    14 Otis D. Duncan, Rural... op. cit. p. 6.'s Charles J. Galpin, The Social Anatomy of an Agriculture Commu-

    nity, Agricultural Exfierimental Station Research Bulletin, University of Winscon-sin. Madison, n 34, 1915.

    16 Charles J. Galpin, Rura[ L:fe (New York: Century, 1923).

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  • Quiz la figura ms representativa, despus de Galpin, de laEscuela de Wisconsin sea John Harrison Kolb. Su renombre re-sult como consecuencia de haber realizado el primer de los lla-mados Social Ecology Studies utilizando el mtodo de su maestro(Galpin)" si bien ya era conocida sobre todo por los que reali-zaban labores de animacin y extensin agraria18. Sin embargo,fue ms tarde en 1935 cuando apareci su trabajo conjunto conEdmund de S. Brunner, A Study of Rural Society que, a pesar delas duras crticas por no tener un marco terico claro y por suprovinciano empirismo, lleg a ser el manual ms utilizado enlas facultades agrarias19.

    Es difcil encontrar un conjunto de rasgos caracterizadores,desde un punto de vista genrico, de esta es uela con respectoa las restantes que consideraremos despus. Y esto no solo porla carencia de un mnimo contenido en cuanto a elaboracionestericas de carcter explicativo, sino por la persistencia de los rasgo comunes bsicos en todas ellas. No obstante, como caractersti-cas distintivas de la Escuela de Wisconsin desde su creacin (1920)hasta la dcada de los cuarenta, pueden apuntarse las siguientes:

    1) La bsqueda de un concepto de comunidad rural, operati-vo, que permita delimitar y medir los distintos centros de la mis-ma, reflejando el fuerte proceso de urbanizacin a que estas co-munidades rurales estaban sometidas.

    2) Sus estudios sobre la emigracin rural-urbana recogiendola interesante tradiccin intelectual marcada por E.J. Ravenstein,

    '^ Estos trabajos de Kolb fueron secundados por estudios anlogos deCarle C. Zimmernan, Carl C. Taylor, E.D. Sanderson y Warren S. Thomp-son, autores todos ellos que consideraremos ms adelante.

    18 De 1824 a 1928 J.H. Holb en colaboracin con Arthur F. Wileden,realiz tres importantes trabajos en este campo: Special Interest Groupsin Rural Society; Rural Community Organization Handbook yMakingrural Organization Effective todos ellos publicados en Wisconsin AgriculturalExperiment Station Bulletin.

    'y J.H. Kolb y E. de S. Brunner, A Study of Rural Society, (Boston:Houghton Mifflim, 1935). Hay ediciones en Wesport, Connecticut: Green-wood Press en 1946, 1952 y 1971). La obra ms importante de Kolb apare-ci, empero, aos despus: J.H. Kolb, Emerging Rural Communities. Group Re-lations in Rural Society. A Reaiew of Wisconsin Research in Action ( Madison: Uni-versity or Wisconsin Press, 1959).

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  • George Hansen, Otto Ammon y otros. Tradicin que sera con-tinuada hasta nuestros das20.

    3) La creacin de una metodologa de recogida de datos paracaracterizar las comunidades rurales (Social Ecology Studies) quetendra una importante repercusin en el resto de las escuelas.

    Quiz, de estos tres, el rasgo clave donde se centran los es-fuerzos de los investigadores de esta Escuela sea el concepto decomunidad. Esto no es un. mero capricho intelectual; al contra-rio, responde a toda una concepcin ideolgica que acepta un de-terminado modelo de desarrollo en el que la concentracin de lapoblacin, consecuencia de la industrializacin urbana, crea unosinevitables desajustes en el mundo rural que deben ser corregi-dos rpida y cientficamente. EI estudio de las comunidades ru-rales es la forma ms adecuada de mitigar los altos costes socialesinherentes a este tipo de industrializacin.

    La tesis de Galpin^sobre el declinar del hombre del azadonsupuso una clara ruptura con el sueo de un utpico campesi-nado en una era atmica que rompe la idea buclica de clrigosy educadores sobre una vida rural superior.

    La influencia del pensamiento de la cabeza inicial de este gru-po, el economista agrario H.C. Taylor parece haber sido decisi-va en algunos aspectos. As su tesis sobre los rasgos que definenla forma que tiene de trabajar el hombre y la forma que tienede producir la tierra respecto a la determinacin a largo plazode la identificacin del hombre con la tierra jug un papel muyimportante en esta escuela, especialmente en lo que respecta aJohn Harrison Kolb y Willians Edward Garnett21.

    El pragmatismo de esta plataforma intelectual toma sentidoen sus anlisis a nivel de comunidades rurales. Como ya hemosapuntado anteriormente se deben a Galpin los mayores progre-sos en este sentido; as, al delimitar las reas donde los agriculto-res mantenan ms frecuentes contactos sociales (iglesias, clubs,compras de artculos del hogar, operaciones con bancos, escuelas

    20 Los trabajos de Glenn V. Fuguitt, A. Eugene Havens, Stephen H.Tordella y Paul R. Voss son un claro exponente de esta continuidad. Cf.Department of Rural Sociology, Bibliography 1975-1979 (College of Agricul-tural and Life Sciences University of Wisconsin-Madison, May 1980).

    2' Otis D. Ducan, Rusal Sociology... op. cit. p. 6.

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  • y todo tipo de servicios) observ que la comunidad fundamentalest integrada de multitud de comunidades con un fuerte carc-ter de inestabilidad22

    El anlisis de las relaciones campo-ciudad a nivel local, bus-cando detectar los centros de vida comunitaria y su articulaciny reforzamiento en la organizacin comunal cubre una parte im-portante de los esfuerzos realizados por este grupo de investiga-dores de la vida rura123.

    Los estudios realizados en este sentido en la Universidad deWisconsin aportan una incalculable riqueza de datos sobre los dis-tintos posibles centros de las comunidades rurales24. Toda estaacumulacin de materiales empricos no se traduce, empero, enuna formulacin terica que cualitativamente caracterice la co-munidad rural. La ausencia de pesquisa terica es una trgicaconstante no solo en la escuela de Wisconsin sino, como veremosms adelante, en la tradicin terica de la vida rural americana.

    2.2. La Escuela de Cornell: La Entomologa Sociolgica

    An cuando la Escuela de Cornell surge en torno a la figurade Ezra D. Sanderson, ste recoge el legado terico de varios auto-res que conviene considerar. Estos actuaron como precedentes,primero, y, en cierto sentido, inspiradores sin una colaboracindirecta despus, en la conformacin de esta tradicin intelectual.Entre ellos estn Warren H. Wilson, John M. Gillette y NewellL. Sims25.

    En las dos ltimas dcadas del pasado siglo aparecen, casi en

    22 Charles J. Galpin, The Social Anatomy of an Agriculture Commu-nity, Agricultural Exfierimenl... op. cil. p. 18.

    23 En este sentido merecen citarse los estudios del catedrtico de socio-loga de la Universidad de Tulane, Augustus W. Hayes, Rural CommunityOrganization (Chicago University Press, 1921) y su Rural Sociology (New York:Longmans Green, 1929) donde recoge multitud de trabajos realizados pre-viamente y publicados en el Tulane Uniaersity Research Bu[letin.

    24 En este sentido cf. J.H. Kolb, Rural Primary Groups^^ y

  • forma simultnea, cursos de sociologa rural en varias facultadesde agricultura. Sin embargo, sta no aparece en forma especficaen los Departamentos de Sociologa. Uno de los primeros soci-logos que introduce el estudio de la vida rural en sus programasde investigacin es el profesor Franklin M. Giddings quien des-de su ctedra de la Faculty of Political Science interesa a susestudiantes en el anlisis sociolgico de las comunidades rurales.

    El ms aventajado discpulo de Giddings que analiza los pro-blemas de la vida rural fue Warren H. Wilson, notable clrigoque, aunque incluyendo en su pesquisa ciertos elementos confe-sionales, comienza a utilizar las herramientas de la sociologa pa-ra estudiar las cuestiones rurales. Entre sus trabajos cabe desta-car Quaker Hill y The Evolution of the Country Community teidos am-bos de un fuerte espritu de reformismo socialzb.

    Ya nos hemos referido con anterioridad a John M. Gillete porsu carcter precursor. Su influencia sobre la Escuela de Cornellgarece evidente sobre todo en lo que respecta al enfoque cons-tructivo de la sociologa rural. Quiz el rasgo ms distintivo deeste carcter sea el considerar a la sociologa rural como una cien-cia aplicada, mientras que la sociologa general era una cienciaterica^'. Esta diferenciacin se refleja no solo en un empiris-mo acusado sino en la falta de unos presupuestos tericos que en-marquen esta dimensin aplicada teida, por otra parte, de unaclara vocacin asistencial.

    Todo esto hizo que muchos autores centraran su anlisis enla bsqueda del objeto aplicado de la Sociologa Rural. Un im-portante autor, en este sentido, fue Horace B. Hawthorn quienacua el concepto de socializacin rural28 como objeto de estadisciplina. Este concepto a pesar de su ambigedad y posiblementepor el intento de perativizar uno de sus aspectos medibles enunidades de contacto personas-hora, tuvo una gran aceptacinentre diversos autores. De entre ellos debemos destacar a NewelL. Sims, a quien pasaremos a considerar.

    26 El primero de ellos es su Ph.D tesis supervisada por el propio Gid-dings y el segundo publicado en (Boston: Pilgrim Press, 1912).

    Z' John M. Gillete, Ru^al Sociology (New York: Mac Millan, 1923, 2aed.) p. 6 citado en Lowry Nelson, Rural Sociology. Its... ofi. cit. p. 205.

    28 Socilogy of Rura[ Life (New York: Century, 1926) p. 66.

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  • La socializacin rural consista para Sims en la utilizacin delos conocimientos cientficos para la reconstruccin de una nue-va sociedad rural. Tal reconstruccin de la presumible vida ruraldecadente se haca sin introducir ningn elemento crtico en laperspectiva de la pesquisa utilizada y sobre todo sin analizar lascausas de dicha decadencia, vinculadas al proceso de industriali-zacin. Un claro ejemplo de esta actitud intelectual puede obser-varse en el enfoque al que Newell L. Sims llam unitario. En lse trataba de resumir la completa situacin sin ignorar una mul-tiplicidad de causas y fases. De acuerdo con esta perspectiva elproblema rural surge de la inestabilidad social y su solucin resi-de en un proceso de estabilizacin29.

    Quien propicia la gnesis de la Escuela de Cornell es el agr-nomo George F. Warren, ya que desde su ctedra de Economaagraria atrae a Ezra D. Sanderson. Este a la edad de 39 aos ydespus de ser un conocido entomlogo realiz un Ph. D en So-ciologa en la Universidad de Chicago de 1917 a 1921. As se creapara l en Cornell la primera ctedra de Sociologa Rural. Yaantes, y no podemos dejar de referirnos a ello, se haban llevadoa cabo los trabajos iniciales que configuraron el grupo de Cor-nell. Warren dirigi una investigacin en 1909 sobre el coste dela v