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SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA 18. VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS, ca. 1795 (CE4/04568) Con motivo de la celebración este año del quinientos aniversario del nacimiento de santa Teresa de Jesús (Ávila, 28 de marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de oc- tubre de 1582), el Museo quiere rendirle homenaje seleccionando como “Pieza del trimestre” una obra de temática teresiana que, conservada entre sus fondos, nunca antes había sido expuesta. Se trata de un dibujo que representa la Transverberación de santa Teresa de Jesús (Fig. 1), obra del pintor académico Vicente López Portaña (Valencia, 19 de septiembre de 1772 – Madrid, 22 de julio de 1850). Santa Teresa de Jesús Teresa de Jesús fue el nombre adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz de Ahumada. Perteneciente a una familia acomodada abulense, mostró una vocación religiosa muy temprana que se materializó finalmente al ingre- sar en 1533 en el convento de carmelitas de la Encarna- ción de Ávila, donde profesó un año más tarde. Una larga enfermedad le obligó a salir del convento y regre- sar al domicilio paterno pero, una vez se repuso de sus dolencias, comenzó a planear la reforma de la orden carmelita. El 24 de agosto del año 1562 el papa Pío IV le concedió su traslado al convento de San José de Ávila, en el que aplicó la estricta observancia de la regla de su orden, que comprendía la obligación de la pobreza, de la soledad y del silencio. La reforma propugnada por santa Teresa supondría el nacimiento del Carmelo Des- calzo ya que a este primer convento le siguieron otras muchas fundaciones, dieciséis en apenas veinte años, como los de: Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Alba de Tormes, Salamanca, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos; todo ello sin olvidar la importante cola- boración de la religiosa de Ávila en la reforma de la rama masculina de la orden carmelita, que emprendió san Juan de la Cruz. Santa Teresa de Jesús fue también una de las principales figuras de la literatura mística, dotando a sus escritos de un exaltado sentido espiri- tual y vinculación divina por mediación de la vida con- templativa. A través de sus obras de carácter autobio- gráfico como La vida, Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones, o las cerca de quinientas Cartas, se puede hacer un seguimiento de su vida y su evolución espiritual. Sin embargo su obra literaria es mucho más extensa y en ella se encuentran otras obras de gran relevancia para la mística como Camino de perfección, Conceptos del amor de Dios o El Castillo interior. A los 67 años falleció en Alba de Tormes (Salamanca) y en el año 1604 se inició su proceso de canonización, siendo beatificada en 1614 y canonizada en 1622 por el papa Gregorio XV. Como reconocimiento a su erudición, el 27 de septiembre de 1970 fue proclamada Doctora de la Iglesia por el papa Pablo VI, siendo la primera mujer, junto con Santa Catalina de Siena, que recibía esta dis- tinción. La Transverberación de Santa Teresa de Je- sús de Vicente López De procedencia desconocida, este dibujo de temática teresiana debió ser adquirido en el siglo pasado por el fundador del Museo, don Manuel González Martí, quien lo incluyó en su Cuerpo Gráfico de Arte Valen- ciano, junto a otros materiales de diversa tipología, componiendo un volumen dedicado a Vicente López. Aunque la mayor parte de este ejemplar lo componen fotografías de algunas de las obras más emblemáticas del pintor, junto a éstas, además del dibujo que aquí se presenta de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, también se encuentran otros dos con los temas de Las dos Trinidades (Fig. 2) y la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago (Fig. 3); composición esta última muy abocetada que debe ponerse en relación con otras obras conocidas del pintor valenciano como el lienzo de la Colección Castejón de Zaragoza y un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional (Véase Díez Gar- cía, 1999, Catálogo Razonado, P-275 y D-273). La autoría de Vicente López en este dibujo de santa Teresa escapa a cualquier tipo de duda por su primoro- sa ejecución, sus características formales y porque se encuentra firmado en su ángulo inferior izquierdo: Vic.te Lopez F.ct. Mide 205 x 140 milímetros y está rea- lizado a lápiz, tinta y aguada sobre papel. Aspectos como su composición, rematada en forma de arco apuntado, y la cuadrícula permiten suponer que pudie- ra tratarse del diseño previo de un lienzo de altar dedi- cado a santa Teresa de Jesús del que hoy no se tienen noticias. PRIMAVERA 2015 1. Vicente López, La transverberación de santa Teresa de Jesús. Lápiz, tinta y aguada sobre papel. Cuerpo Gráfico de Arte Valen- ciano. CE4/04568. Museo Nacional de Cerámica. 1 2 2. Vicente López, Las dos Trinidades. 3. Vicente López, Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago. Cuerpo Gráfico de Arte Valenciano. Museo Nacional de Cerá- mica. 3

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LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL

MUSEO NACIONAL

DE CERÁMICA

18. VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS, ca. 1795 (CE4/04568)

Con motivo de la celebración este año del quinientos aniversario del nacimiento de santa Teresa de Jesús (Ávila, 28 de marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de oc-tubre de 1582), el Museo quiere rendirle homenaje seleccionando como “Pieza del trimestre” una obra de temática teresiana que, conservada entre sus fondos, nunca antes había sido expuesta. Se trata de un dibujo que representa la Transverberación de santa Teresa de Jesús (Fig. 1), obra del pintor académico Vicente López Portaña (Valencia, 19 de septiembre de 1772 – Madrid, 22 de julio de 1850). Santa Teresa de Jesús Teresa de Jesús fue el nombre adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz de Ahumada. Perteneciente a una familia acomodada abulense, mostró una vocación religiosa muy temprana que se materializó finalmente al ingre-sar en 1533 en el convento de carmelitas de la Encarna-ción de Ávila, donde profesó un año más tarde. Una larga enfermedad le obligó a salir del convento y regre-sar al domicilio paterno pero, una vez se repuso de sus dolencias, comenzó a planear la reforma de la orden

carmelita. El 24 de agosto del año 1562 el papa Pío IV le concedió su traslado al convento de San José de Ávila, en el que aplicó la estricta observancia de la regla de su orden, que comprendía la obligación de la pobreza, de la soledad y del silencio. La reforma propugnada por santa Teresa supondría el nacimiento del Carmelo Des-calzo ya que a este primer convento le siguieron otras muchas fundaciones, dieciséis en apenas veinte años, como los de: Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Alba de Tormes, Salamanca, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos; todo ello sin olvidar la importante cola-boración de la religiosa de Ávila en la reforma de la rama masculina de la orden carmelita, que emprendió san Juan de la Cruz. Santa Teresa de Jesús fue también una de las principales figuras de la literatura mística, dotando a sus escritos de un exaltado sentido espiri-tual y vinculación divina por mediación de la vida con-templativa. A través de sus obras de carácter autobio-gráfico como La vida, Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones, o las cerca de quinientas Cartas, se puede hacer un seguimiento de su vida y su evolución

espiritual. Sin embargo su obra literaria es mucho más extensa y en ella se encuentran otras obras de gran relevancia para la mística como Camino de perfección, Conceptos del amor de Dios o El Castillo interior. A los 67 años falleció en Alba de Tormes (Salamanca) y en el año 1604 se inició su proceso de canonización, siendo beatificada en 1614 y canonizada en 1622 por el papa Gregorio XV. Como reconocimiento a su erudición, el 27 de septiembre de 1970 fue proclamada Doctora de la Iglesia por el papa Pablo VI, siendo la primera mujer, junto con Santa Catalina de Siena, que recibía esta dis-tinción.

La Transverberación de Santa Teresa de Je-sús de Vicente López De procedencia desconocida, este dibujo de temática teresiana debió ser adquirido en el siglo pasado por el fundador del Museo, don Manuel González Martí, quien lo incluyó en su Cuerpo Gráfico de Arte Valen-ciano, junto a otros materiales de diversa tipología, componiendo un volumen dedicado a Vicente López. Aunque la mayor parte de este ejemplar lo componen fotografías de algunas de las obras más emblemáticas del pintor, junto a éstas, además del dibujo que aquí se presenta de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, también se encuentran otros dos con los temas de Las dos Trinidades (Fig. 2) y la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago (Fig. 3); composición esta última muy abocetada que debe ponerse en relación con otras obras conocidas del pintor valenciano como el lienzo de la Colección Castejón de Zaragoza y un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional (Véase Díez Gar-cía, 1999, Catálogo Razonado, P-275 y D-273). La autoría de Vicente López en este dibujo de santa Teresa escapa a cualquier tipo de duda por su primoro-sa ejecución, sus características formales y porque se encuentra firmado en su ángulo inferior izquierdo: Vic.te Lopez F.ct. Mide 205 x 140 milímetros y está rea-lizado a lápiz, tinta y aguada sobre papel. Aspectos como su composición, rematada en forma de arco apuntado, y la cuadrícula permiten suponer que pudie-ra tratarse del diseño previo de un lienzo de altar dedi-cado a santa Teresa de Jesús del que hoy no se tienen noticias.

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1. Vicente López, La transverberación de santa Teresa de Jesús. Lápiz, tinta y aguada sobre papel. Cuerpo Gráfico de Arte Valen-ciano. CE4/04568. Museo Nacional de Cerámica.

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2. Vicente López, Las dos Trinidades. 3. Vicente López, Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago. Cuerpo Gráfico de Arte Valenciano. Museo Nacional de Cerá-mica.

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Sin embargo, tampoco debe descartarse la posibilidad, tal y como me ha sugerido José Manuel de la Mano, de que la obra final de López pudiera ser una pintura desti-nada a un oratorio portátil, por lo poco cuadriculado que está el dibujo. José Luis Díez, en su catálogo razonado de Vicente López, recoge otras obras del pintor que pueden po-nerse en relación con esta composición: una primera aparecida en el comercio madrileño en el año 1976, de la que existen diferentes copias y en la que la santa está representada de medio cuerpo, y una segunda que perteneció al Barón de Almolda, expuesta en el año 1926 en el Centro Escolar y Mercantil de Valencia. Se trata de obras que Díez data hacia 1795, una cronología

que también se puede aplicar al dibujo del Museo por compartir unas mismas características formales por-que, citando literalmente las palabras de Díez: “lo que-brado de los paños y la forma de los ojos de enormes pupilas muy redondos, son características de algunas obras de los primeros años del regreso a Valencia del pintor, con marcada influencia de la amplitud de for-mas y monumentalidad de Luca Giordano y Corrado Giaquinto” (Véase Díez García, 1999, Catálogo Razona-do, P-279 y P-280). Del mismo modo también puede relacionarse con un lienzo conservado en una colección particular valenciana de medidas ligeramente mayores a los anteriores (52 x 41 cm.), que representa a la santa de medio cuerpo siguiendo puntualmente el dibujo del Museo y con el ángel ligeramente modificado en su posición (Fig. 4). Vicente López muestra a santa Teresa en su celda vis-tiendo el hábito de la orden carmelitana. Genuflexa y con gesto de arrobo místico aparece con los brazos extendidos, contemplando el ángel que clava una fle-cha encendida en su corazón. En un segundo plano se encuentra la escribanía sobre la que aparecen unos libros que hacen referencia a su faceta de escritora y teóloga, junto a un crucifijo y una calavera que recrean el universo de la meditación y la penitencia. Tras estos últimos atributos que aparecen frecuentemente en sus representaciones, se encuentra el pensamiento de los jesuitas. Desde que en 1548, el papa Pablo III consagra-ra los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola y recomendara a toda la cristiandad su sistema, la medi-tación sobre la muerte ocupó un lugar destacado. Para los jesuitas, el pensamiento de la muerte se reveló co-mo uno de los mejores remedios contra las pasiones y para practicarlo se recomendaba incluso el uso de una calavera. Debido a esto, el cráneo llegó a convertirse finalmente en un instrumento de piedad, un emblema de santidad que aparecería en las representaciones de los grandes místicos del siglo XVII, como es el caso de Santa Teresa de Jesús, una gran conocedora de la obra ignaciana. La obra muestra a santa Teresa en uno de los episodios

más conocidos de su biografía: el de la Transverbera-ción; que fue descrito por ella misma de la siguiente forma en el capítulo XXIX de su Libro de la Vida: «Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines [...]. Viale en las manos un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.» La Transverberación (del latín: transverberatĭo, que significa “traspasar”) es una experiencia mística que tuvieron algunos santos al lograr una unión íntima con Dios en el que, al igual que en el caso de santa Te-resa, sintieron que su corazón fue traspasado por un fuego sobrenatural.

1. 18. VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS, ca. 1795 (CE4/04568)

BIBLIOGRAFIA

ALBA PAGÁN, Ester (2004): La pintura y los pintores valencianos durante la Guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII (1808-1833), Universitat de València, Departament d’Historia de l’Art. DÍEZ GARCÍA, José Luis (1999): Vicente López (1772-1850) Vida y obra, Madrid, Fundación Arte Hispánico, 2 vols. MENDEZ CASAL, Antonio y GONZÁLEZ MARTÍ, Manuel (1928): Vicente López: Su vida, su obra, su tiempo. (Conferencias). Catálogo de la exposición inaugurada en el Centro Escolar y Mercantil de Valencia el 17 de abril de 1926, Valencia, Tipografía Moderna. TERESA DE JESÚS (ed. 1915): Obras de Sta Teresa de Jesús editadas y anotadas por el P. Silverio de Santa Teresa, Burgos, El Monte Carmelo.

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VICENTE LÓPEZ PORTAÑA Este pintor, nacido en Valencia el 19 de septiembre de 1772, es una de las principales figuras de la pintura aca-démica del siglo XIX. Ya en sus años de estudiante, en la Real Academia de San Carlos de Valencia, había desta-cado por sus excepcionales dotes para la pintura llegando a obtener en el año 1789 una pensión para estudiar en Madrid gracias a su obra El rey Ezequías haciendo osten-tación de sus riquezas. Allí, justo un año después, obtuvo el primer premio en la Real Academia de San Fernando con el lienzo de Los Reyes Católicos recibiendo una em-bajada del rey de Fez. Con una carrera fulgurante, ya en el año 1815 fue nombrado pintor de cámara del rey Fer-nando VII, convirtiéndose en poco tiempo en el artista de moda de las clases altas. En la corte tuvo la oportunidad de conocer el estilo de grandes maestros como Mengs, Francisco Bayeu o su paisano Mariano Salvador Maella. Sin embargo, a pesar de su éxito en Madrid, no rompió nunca su relación con el ambiente artístico valenciano ya que, cuando regresó temporalmente a Valencia en 1792, fue acaparado rápidamente tanto por la clientela eclesiás-tica como por la laica, recibiendo el pintor abundantes encargos de muy diversa índole como: cuadros destina-dos a la devoción privada, retratos, la decoración al fresco de iglesias y la realización de grandes lienzos de altar.

4. Vicente López, Éxtasis de Santa Teresa. Colección particular de Valencia. Foto-grafía: Oscar Benavent y Alicia Hernández.

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