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F.R. Adrados, J.A. Berenguer, E.R. Luján y J.R. Somolinos (eds.), Veinte años de Filología Griega (1984-2004) , Manuales y Anejos de «Emerita» XLIX, Madrid, CSIC, 2008, pp. 413-443 15 LEXICOGRAFÍA JUAN RODRÍGUEZ SOMOLINOS CSIC Para ofrecer un balance de las principales aportaciones a la lexicografía griega que han tenido lugar en los últimos veinte años, tengo la suerte o la desgracia de que en el año 1991 (Rodríguez Somolinos 1991) ya tuve ocasión de escribir un in- forme de parecidas características, que cubría el período 1983-1991. Mi intención en aquella ocasión era la de continuar el informe de Javier López Facal en las Jor- nadas celebradas en la Universidad Complutense en 1983. Digo «la suerte» porque, con las oportunas modificaciones, la parte relativa a dicho período ya estaría hecha. Y digo «la desgracia» porque solo para esos ocho años aquel trabajo ya ocu- paba treinta y cinco páginas. Por otra parte, la lexicografía, la lexicología y la se- mántica son disciplinas muy relacionadas y con amplias zonas de contacto. Y estas dos últimas disciplinas, en aquel curso del año 1983, a diferencia de este, fueron objeto de un denso informe independiente a cargo del profesor Marcos Martínez. En este informe me veo obligado, por un lado, a retomar parte de lo dicho en aque- lla ocasión y, por otro, a reducir drásticamente la materia a tratar. Me centraré en aquello que con mayor propiedad o aplicando un criterio más restrictivo enten- demos por «Lexicografía», solo en contadas ocasiones ocupándome de aquello que no está presentado en forma de diccionario alfabético. No hay que dejar de lado tampoco el hecho de que la lexicografía es una de las varias disciplinas de la Filología Griega en las que las nuevas tecnologías están de- jando su impronta de modo más visible, es decir, no solo en el proceso de elabora- ción, sino también como marco para el acceso y la consulta de la información. Este hecho se verifica tanto mediante la conversión a soporte informático de publica- ciones ya existentes en papel, con las ventajas añadidas que ello supone, como mediante la utilización de los recursos informáticos como soporte de iniciativas enteramente nuevas y originales. Pero aquí me limitaré a mencionar algunos ejemplos de uno y otro tipo de desarrollos. El plan de la exposición consistirá en tratar por este orden: I. Diccionarios ge- nerales. II. Diccionarios de nombres propios. III. Diccionarios etimológicos. IV. Lexicografía especial. Me detendré en cada una de estas secciones en algunas pu- blicaciones y proyectos en curso especialmente significativos. ISBN:978-84-00-08750-0

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  • F.R. Adrados, J.A. Berenguer, E.R. Lujn y J.R. Somolinos (eds.), Veinte aos de Filologa Griega

    (1984-2004), Manuales y Anejos de Emerita XLIX, Madrid, CSIC, 2008, pp. 413-443

    15

    LEXICOGRAFA

    JUAN RODRGUEZ SOMOLINOS CSIC

    Para ofrecer un balance de las principales aportaciones a la lexicografa griega que han tenido lugar en los ltimos veinte aos, tengo la suerte o la desgracia de que en el ao 1991 (Rodrguez Somolinos 1991) ya tuve ocasin de escribir un in-forme de parecidas caractersticas, que cubra el perodo 1983-1991. Mi intencin en aquella ocasin era la de continuar el informe de Javier Lpez Facal en las Jor-nadas celebradas en la Universidad Complutense en 1983. Digo la suerte porque, con las oportunas modificaciones, la parte relativa a dicho perodo ya estara hecha. Y digo la desgracia porque solo para esos ocho aos aquel trabajo ya ocu-paba treinta y cinco pginas. Por otra parte, la lexicografa, la lexicologa y la se-mntica son disciplinas muy relacionadas y con amplias zonas de contacto. Y estas dos ltimas disciplinas, en aquel curso del ao 1983, a diferencia de este, fueron objeto de un denso informe independiente a cargo del profesor Marcos Martnez. En este informe me veo obligado, por un lado, a retomar parte de lo dicho en aque-lla ocasin y, por otro, a reducir drsticamente la materia a tratar. Me centrar en aquello que con mayor propiedad o aplicando un criterio ms restrictivo enten-demos por Lexicografa, solo en contadas ocasiones ocupndome de aquello que no est presentado en forma de diccionario alfabtico.

    No hay que dejar de lado tampoco el hecho de que la lexicografa es una de las varias disciplinas de la Filologa Griega en las que las nuevas tecnologas estn de-jando su impronta de modo ms visible, es decir, no solo en el proceso de elabora-cin, sino tambin como marco para el acceso y la consulta de la informacin. Este hecho se verifica tanto mediante la conversin a soporte informtico de publica-ciones ya existentes en papel, con las ventajas aadidas que ello supone, como mediante la utilizacin de los recursos informticos como soporte de iniciativas enteramente nuevas y originales. Pero aqu me limitar a mencionar algunos ejemplos de uno y otro tipo de desarrollos.

    El plan de la exposicin consistir en tratar por este orden: I. Diccionarios ge-nerales. II. Diccionarios de nombres propios. III. Diccionarios etimolgicos. IV. Lexicografa especial. Me detendr en cada una de estas secciones en algunas pu-blicaciones y proyectos en curso especialmente significativos.

    ISBN:978-84-00-08750-0

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    I. DICCIONARIOS GENERALES

    El primer Suplemento al diccionario de Liddell Scott Jones (LSJ), que se public

    en 1968, y del que fue responsable principal E. A. Barber, fue en su momento objeto de crticas bastante duras por parte de diversos especialistas, epigrafistas y estu-diosos del Antiguo Testamento, entre otros. Pronto se sinti la necesidad de un nuevo Suplemento, que le fue encomendado en los primeros aos ochenta a Peter Glare, autor del Oxford Latin Dictionary, y que se public finalmente en 1996 (LSJ Rev.Suppl.). Para sacar adelante en un plazo de quince aos este proyecto, Glare ha contado con la ayuda de un reducido grupo de colaboradores, entre los que cabe destacar a Anne Thompson. Como es lgico, incluye el primer Suplemento de 1968, al que dobla en extensin.

    Las dos razones principales que justifican este nuevo Suplemento son, por un lado, la correccin de errores y omisiones de importancia en LSJ y en el Suplemen-to de 1968 y, por otro lado, la incorporacin de nuevos materiales publicados en los ltimos aos, procedentes principalmente de inscripciones y papiros, tanto li-terarios como documentales. A ello hay que sumar la incorporacin del griego mi-cnico, excluido del Suplemento anterior, y escrupulosamente recogido en este. Tambin, aunque de modo muy limitado, la reconsideracin completa de entradas que en opinin de los editores no estaban bien tratadas en LSJ.

    Este nuevo Suplemento vino precedido por sendos artculos ms o menos pro-gramticos a cargo de Peter Glare y de John Chadwick, que desde el mismo ao 1980 form parte del comit encargado por la British Academy de supervisar el proyecto, y que a todas luces se tom muy en serio su cometido. En su artculo, publicado en 1987 bajo el ttulo Liddell-Scott: su pasado y su estado presente, Pe-ter Glare (Glare 1987) haca una recapitulacin de los principales mritos, traba-josamente conseguidos, de este diccionario en sus sucesivas ediciones as como tambin de sus principales deficiencias, algunas de ellas en buena parte achacables al tiempo transcurrido, otras motivadas, paradjicamente, por la propia dinmica de las revisiones sucesivas a lo largo de un siglo. All se nos hablaba, entre otras cosas, de recoger a fondo progresivamente ms autores, pocas y gneros ms all de lo que son trminos o usos raros o especficos de esos textos, especialmente au-tores tcnicos y tardos, inscripciones y papiros. Tambin se cuestionaba la deci-sin de excluir la patrstica, que a pesar de todo el diccionario de Lampe solo cubre parcialmente. Glare tambin repasaba los distintos apartados de que consta un ar-tculo de LSJ e iba desgranando, con multitud de interesantes ejemplos, los errores generales y particulares que pueden esconderse en ellos: en el apartado gramatical y dialectal, en las notas etimolgicas (que l preferira abandonar), en los contex-tos, en las definiciones, etc.

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    Por su parte, John Chadwick, public en el ao 1994 un artculo con un plan-teamiento muy similar, titulado La cuestin de la sustitucin de Liddell and Scott (Chadwick 1994). De nuevo encontramos all crticas, generales y de detalle, a la novena edicin de LSJ, relativas por ejemplo a la presentacin formal, a la le-matizacin en casos problemticos, al tratamiento de los trminos dialectales, de los nombres propios, de las glosas de lexicgrafos, crticas a las definiciones, etc. Tambin al mismo planteamiento de la revisin, que se efectu sobre la octava edicin procurando introducir los nuevos materiales con los mnimos cambios en el original. Este modo de proceder a menudo tan solo consigui introducir confu-sin en los artculos. Tambin encontramos crticas de todo tipo al Suplemento de 1968. Al igual que Glare, Chadwick tambin sostena la opinin de que lo que real-mente se necesitaba era una revisin a fondo del propio LSJ, no un suplemento, sin que ello suponga una crtica del mismo.

    Posteriormente, en otro artculo publicado en 1997, titulado Liddell-Scott-Jones: Then and Now, P. Glare (Glare 1997) abundaba en los mismos argumentos, pero ya con la perspectiva que daba el volumen recin publicado. Glare se siente en la obliga-cin de justificarse una vez ms (al igual que lo hace en el prlogo del Suplemento) por las limitaciones que ha debido autoimponerse para llevar adelante el proyecto en un plazo razonable de tiempo. Por lo que se refiere al material nuevo, Glare lamenta especialmente dos cosas: primera, el haber renunciado a revisar sistemticamente el Banco de Datos del Thesaurus Linguae Graecae (desde mi propia experiencia dir que solo con eso se ha ahorrado unos cuantos aos de trabajo, aunque solo se hubiese ido en busca de rarezas) y segunda, el escaso material patrstico incorporado. Por lo que se refiere a las correcciones, Glare advierte que, en el caso de los artculos de exten-sin media o grande, solo ha sido posible introducir correcciones menores, esto es, que no afectaran a la organizacin del artculo.

    Si Glare lamenta este ltimo hecho, todava ms parece lamentarlo Chadwick, quien (Chadwick 1996) en 1996 public, a modo de colofn de su tarea como revi-sor y autor de propuestas de correccin al LSJ, uno de los libros ms sugestivos y originales en mi opinin que se han publicado en todos estos aos sobre lexi-cografa griega. En este libro, titulado Lexicographica Graeca, Chadwick ilustra sus puntos de vista sobre lexicografa griega, expuestos en la introduccin, mediante el anlisis pormenorizado de una serie de artculos de LSJ (ms de 80), de desigual extensin. En unos casos se trata de explicar o justificar entradas del nuevo Su-plemento. En otros casos encontramos propuestas de correccin que podran haber sido incluidas. Finalmente, en una serie de entradas se estudian algunos ar-tculos largos de LSJ que mereceran una reconsideracin a fondo. El inters prin-cipal del libro radica sobre todo, aparte de las discusiones concretas sobre tal o cual palabra griega, en su componente metodolgico, explicado en la introduccin y ejemplificado una y otra vez a lo largo del libro. Es un libro que se lee como si

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    fuera una especie de diccionario anotado y los profanos en la materia tienen oca-sin al leerlo de asomarse al trabajo que se esconde bajo los artculos del dicciona-rio, con su obligada concisin.

    Aparte de otras consideraciones de tipo metodolgico, en las que no tenemos tiempo de entrar, Chadwick insiste en la importancia del anlisis cuidadoso y sin prejuicios del contexto para la determinacin del sentido de las palabras, combi-nado eso s con consideraciones de tipo etimolgico, lingstico, etc. Para ello, es fundamental adems trabajar con definiciones extensas que ayuden a clarificar las traducciones que se proponen. Resulta especialmente gratificante en este libro, en el que no hay notas a pie de pgina ni referencias bibliogrficas, el hecho de que el lector se ve obligado a enfrentarse directamente a los textos y a las inter-pretaciones de los mismos que van emergiendo del anlisis de Chadwick. Este planteamiento, repetidamente ilustrado, de partir del anlisis de las citas una por una para que poco a poco los sentidos vayan precisndose, las citas agrupndose, los apartados organizndose, y el artculo por as decirlo fabricndose solo, es imprescindible cuando se trata de redactar un artculo nuevo, pero no es menos necesario cuando se trata de introducir correcciones a un artculo ya redactado.

    Volviendo al Revised Supplement, desde mi condicin de usuario asiduo, he de decir que mi juicio sobre l es muy positivo: la informacin que ofrece es habi-tualmente de inters. En varias ocasiones he constatado que algunas inconsecuen-cias e imprecisiones que presenta son todava atribuibles al Supplement de 1968. Ello me lleva a hacerme eco de la nica crtica verdaderamente de peso que he te-nido ocasin de leer. Y es que, efectivamente, lo que no se nos dice es si las entra-das del Suplemento de 1968, muchas de las cuales han sido claramente corregidas o mejoradas, han sido revisadas sistemticamente. No creo que sea el caso, y efec-tivamente habra sido muy necesario hacerlo, al menos por lo que se refiere al ma-terial documental, los papiros y sobre todo las inscripciones.

    Con respecto al LSJ, por muchas crticas que uno pueda leer sobre l, nadie puede discutir su enorme valor, al tratarse del mejor diccionario de griego antiguo completo que existe. No es de extraar que su digitalizacin haya sido uno de los objetivos prio-ritarios del proyecto Perseus desde sus mismos inicios, un objetivo que se hizo reali-dad ya en 1995, en pleno boom de Internet. Perseus se define como una biblioteca digital o coleccin heterognea de materiales electr-nicos sobre el mundo griego antiguo. Estos materiales estn interconectados entre s y con otros recursos externos. Las ventajas de la adaptacin del formato lineal del diccionario a la estructura hipertextual de su soporte digital se traduce en ml-tiples ventajas: podemos acceder, mediante un simple click, a los textos comple-tos de muchas de las citas del diccionario (incluidos los papiros), podemos dispo-ner de anlisis morfolgicos de las palabras griegas, etc. A partir de los textos podemos acceder a sus traducciones y a otros recursos bibliogrficos. Tambin po-demos buscar en las definiciones inglesas, hacer bsquedas inversas en los lemas,

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    disponer de diversos datos estadsticos, etc. Tambin podemos lgicamente reco-rrer el camino inverso partiendo de los propios textos, etc.

    A la versin de Perseus (que no incluye el Suplemento) hay que sumar, desde hace algn tiempo, una versin en CD-ROM desarrollada por Logos Bible Software , una empresa americana especializada en recursos electrnicos pensados para el poderoso mercado americano constituido por los estudiosos (y afi-cionados) al mundo de la Biblia. Aunque esta versin, que es de pago, carece de las ventajas que ofrece la versin en lnea de Perseus (especialmente el acceso directo a los textos desde las citas del diccionario), tiene en cambio otras ventajas. En primer lugar, incorpora en el cuerpo del diccionario el Revised Supplement. En segundo lugar, permite hacer bsquedas en todo el diccionario, no solo en los lemas y las definicio-nes, como Perseus, lo cual resulta muy til para buscar en las citas, por ejemplo. Por otra parte, permite hacer bsquedas simultneas con los dems recursos integrados en la misma plataforma en que se distribuye, eso s, suponiendo que uno los haya ad-quirido previo pago. Entre estos, hay algunos de gran inters para el tema que nos ocupa, como por ejemplo la tercera edicin del diccionario del Nuevo Testamento de Danker (v. infra) o el siempre estimulante, a pesar de su antigedad, Vocabulary of the Greek Testament de J. H. Moulton y G. Milligan (Londres 1930). En su contra, hay que decir que se han introducido muchas erratas en el griego (especialmente en los acen-tos de los lemas) y hay incluso alguna seccin relativamente extensa que falta com-pletamente, o al menos a la que no se puede acceder fcilmente al haber sido total-mente trastocado el orden alfabtico.

    Sobre el Diccionario Griego-Espaol me limitar a hacer algunas observaciones ge-nerales a modo de balance de estos ltimos veinte aos. En el lapso de tiempo que cubre este trabajo se han publicado cinco volmenes, el ltimo de los cuales, sexto de la obra, contiene una parte importante de la letra epsilon, lo que supone ya un total de cerca de 1400 pginas de diccionario. Actualmente se encuentra en fase de revisin el volumen VII, que tendr una extensin algo superior al anterior.

    Los planteamientos tericos, tal y como fueron desarrollados en el libro pro-gramtico Introduccin a la lexicografa griega, de 1977, y otras publicaciones de aquella poca, son bsicamente los mismos. Evidentemente, una obra como esta no puede permitirse el lujo de cambiar su trasfondo terico cada tantos aos. Pien-so que la teora en que se sostiene este diccionario se ha revelado vlida y operati-va, lo cual no quiere decir que la pongamos en prctica siempre de la mejor mane-ra posible, porque ah interviene el factor humano. Lo que s es cierto es que en los ltimos volmenes se advierte una menor indefinicin, una mayor coherencia, unos criterios ms firmes en la organizacin de los artculos y en la presentacin de las acepciones y las citas.

    En cambio, otras cuestiones de tipo ms bien metodolgico y prctico, algunas de ellas que ni siquiera se plantearon en su da (como por ejemplo los bancos de

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    datos), otras que se plantearon mal por falta de experiencia (por ejemplo el trata-miento de los papiros), han debido ser perfiladas mejor. Aprovecho la ocasin para decir que la mayor parte de los artculos sobre el diccionario con planteamientos de tipo terico o metodolgico publicados en estos ltimos quince o veinte aos fueron recogidos en el ao 2005 en un volumen colectivo publicado como Anejo VI al DGE (Adrados y Rodrguez Somolinos 2005).

    Por lo que se refiere a otras facetas del diccionario distintas de la redaccin pro-piamente dicha, yo destacara una mejora muy sensible en los siguientes puntos:

    1. Una mejora en ediciones de referencia. De 1980 para ac hemos conseguido

    mantener una renovacin constante de nuestras listas de ediciones de referencia, en las que si bien la presencia o ausencia de tal o cual libro puede parecer discutible estn la mayora de las ediciones que deben estar. Con respecto a los textos documen-tales, pensamos que hoy por hoy no se nos escapa nada verdaderamente significativo.

    2. Con respecto a la documentacin de base, creo que la mejora en estos aos ha sido espectacular, tanto en cantidad como en calidad, y ello tambin se nota en el diccionario. Esta mejora procede en buena medida del esfuerzo continuado por es-tudiar los nuevos textos que se publican ao tras ao, del aprovechamiento racio-nal del banco de datos del TLG, de la puesta a disposicin de los redactores a partir de 1998 del inmenso tesoro que supone el Repertorio Bibliogrfico de la Lexicografa griega (Boned y Rodrguez Somolinos 1998).

    3. Con respecto a la revisin del diccionario, creo que las mejoras tambin son notables, sobre todo por lo que se refiere a las revisiones sistemticas o verticales por categoras de informacin (especialmente las citas). Lo que en los primeros vo-lmenes era una revisin bsicamente de tipo formal (comprobar que el lema figu-raba en el pasaje citado y que la cita no contena errores en la abreviatura o las numeraciones), ahora es una revisin exhaustiva de cada palabra en su contexto, una revisin que se refiere no solo a las cuestiones formales, sino tambin al con-tenido (presentacin, sentido, interpretacin, ubicacin en el artculo, etc.). Para mayores detalles, entre los artculos recogidos en el volumen citado (Adrados y Rodrguez Somolinos 2005), remito especialmente a Rodrguez Somolinos y Beren-guer Snchez 2005, a Adrados y Rodrguez Somolinos 2002, as como al prlogo del volumen VI.

    4. En trminos generales, yo pondra de relieve una mejora especialmente apre-ciable a simple vista en el campo de la literatura tarda y sobre todo en el de los tex-tos documentales, inscripciones y papiros. En efecto, los papirlogos (no as los epi-grafistas) forman uno de los colectivos que ms utilizan, valoran y aprecian el DGE.

    Pero como no todo van a ser elogios, me atrever a hacer alguna pequea auto-

    crtica:

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    1. Posiblemente estemos llegando a un punto en que estemos dando demasiada informacin, especialmente en lemas de extensin media o larga, demasiadas ci-tas, demasiados contextos, demasiadas traducciones de contextos, para decir lo mismo o para introducir matices que no son importantes. Esto a veces puede in-troducir confusin.

    2. Quiz en muchos lemas la organizacin en apartados con sentidos diferentes es demasiado emprica o intuitiva y requerira un esfuerzo suplementario por par-te de nuestros redactores para que para el lector las interpretaciones no dependan tanto de las simples traducciones, esto es, para que adems de la informacin que proporcionan los contextos y las indicaciones de distribucin del tipo que sean, las traducciones (glosas o equivalentes de traduccin) vengan acompaadas en mayor medida de explicaciones complementarias que ayuden al definir mejor los sentidos (sin llegar a dar definiciones extensas como las que propugnan, por ejemplo, algu-nos diccionarios del Nuevo Testamento).

    Por otra parte, en estos aos el DGE ha crecido lo suficiente como para que den fruto algunos trabajos realizados en paralelo al trabajo principal, aunque aqu me limitar solo a mencionarlos por falta de espacio: el Diccionario Micnico de Francis-co Aura Jorro, publicado entre 1985 y 1993 (Aura Jorro 1985-1993), que se ha con-vertido en obra de referencia bsica en la mesa de trabajo de los micenlogos y es-pecialistas en lingstica griega, el citado Repertorio Bibliogrfico de la Lexicografa griega, una voluminosa recopilacin de estudios de carcter lexicogrfico presen-tada en forma de diccionario (Boned y Rodrguez Somolinos 1998), que ha conti-nuado su camino con un Suplemento en la pgina web del proyecto (Rodrguez Somolinos y Elas 2003), el Lxico de los poetas lesbios de Helena Rodrguez Somolinos (Rodrguez Somolinos 1998), un estudio lexicolgico, lleno de valiosa informacin para la lexicografa griega, la lingstica griega y la historia de las tradiciones po-ticas arcaicas, y por ltimo el Lxico de magia y religin en los papiros mgicos griegos de Luis Muoz (Muoz Delgado 2001), discpulo de Jos Luis Calvo, antiguo colabo-rador del DGE, libro inspirado en gran medida en los mtodos lexicogrficos del propio DGE y que cubre una importante laguna que exista en las fuentes de la lexi-cografa griega especial.

    En el ao 1995 vio la luz el Vocabolario della lingua greca, realizado en el plazo r-cord de cinco aos por una treintena de colaboradores bajo la direccin del profe-sor F. Montanari. Muy recientemente se ha publicado una segunda edicin revisa-da, que viene acompaada de una versin electrnica en CD-ROM, bastante prctica y eficaz (Montanari 2004). El Vocabolario se define bsicamente como un diccionario orientado a la enseanza media y sobre todo superior, universitaria, y, en este sentido, puede muy honrosamente cumplir la funcin que durante genera-ciones han cumplido obras como el Vocabolario Greco-Italiano de Rocchi en Italia y, a

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    nivel internacional, el Intermediate Liddell-Scott o el venerable Dictionnaire Grec-Franais de A. Bailly. Es claro que los autores han dedicado lo mejor de su esfuerzo a las palabras ms comunes y a los autores del perodo arcaico y clsico. Todos los reseantes valoran la presentacin, clara y didctica, las traducciones italianas ac-tualizadas, sus aportaciones de material nuevo, etc.

    Es claro que como todos los diccionarios de griego antiguo tambin este se in-serta en una tradicin y est basado en diccionarios anteriores. Pero si la tarea de partir de un diccionario para revisarlo y ampliarlo es complicada, no lo es menos cuando lo que se pretende es elaborar otro ms breve y reducido, sobre todo si no se aplican criterios muy estrictos, y ello tanto por lo que se refiere al material in-cluido (y excluido) como al modo en que este viene presentado. Buena parte de lo que ofrece este diccionario carece de inters para los estudiantes universitarios (no digamos ya para los alumnos de enseanza secundaria), mientras que para aquellos que buscan una informacin ms pormenorizada este diccionario a me-nudo resulta insuficiente. Pienso, en definitiva, que habra sido preferible dar ms y mejor informacin sobre los sentidos y las citas de autores importantes y pres-cindir de palabras y sentidos que solo se documentan en autores secundarios.

    Por otra parte, la mayor parte de las citas no han sido revisadas sistemtica-mente en los libros, como lo prueba, entre otras cosas, la presencia de numerosas variae lectiones abandonadas hace dcadas en las ms modernas ediciones crticas y que aqu reaparecen tomadas de Bailly, LSJ u otros diccionarios, as como de inter-pretaciones desfasadas o errneas, cuando no de simples errores de traduccin del ingls, etc. Esta es una de las razones de que para multitud de autores se citen dos o incluso ms ediciones de referencia, un procedimiento no muy cientfico que so-lo emplean aquellos diccionarios cuyos autores no pueden hacerse responsables de la fiabilidad de todas las citas que dan. Por no hablar de los numerosos errores de bulto en el reducido material epigrfico y papirolgico que sin una razn clara se ha optado por mantener, errores que no rara vez perpetan palabras fantasma hace aos identificadas.

    Por ltimo, a menudo resulta confuso el tratamiento de los verbos, en los que se observa una continua mezcla de los usos transitivos e intransitivos, agravada por la sistemtica separacin en apartados diferentes de las formas activas, medias y pasivas, separacin especialmente arbitraria en el caso de estas ltimas, tanto cuando son una mera transformacin de un sentido activo, como cuando equiva-len a un sentido medio.

    II. DICCIONARIOS DE NOMBRES PROPIOS

    Para hablar de los diccionarios de nombres propios, es obligado comenzar por

    el esplndido Lexicon of Greek Personal Names de P.M. Fraser y E. Matthews, del que han aparecido ya cinco volmenes (LGPN). Este ambicioso proyecto auspiciado por

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    la British Academy, que inici su andadura en el ao 1973, aspira a recoger todos los nombres de persona griegos atestiguados histricamente desde la fecha ms antigua hasta la poca de la conquista rabe, es decir, pretende en el plazo de unos aos relegar al olvido al venerable Pape-Benseler y a otros repertorios locales, al menos en lo que se refiere a los nombres de personas histricas. Excluye, por tan-to, los nombres geogrficos y mitolgicos o heroicos, as como los nombres docu-mentados en las tablillas micnicas. La obra est organizada en volmenes alfab-ticos que cubren grandes regiones. El volumen I se refiere a las islas del Egeo, Chipre y Cirenaica, el volumen II al tica1. El IIIA cubre el Peloponeso, Grecia occi-dental, Sicilia y Magna Grecia; el IIIB, Grecia central y el IV, Macedonia, Tracia y el norte del mar Negro. Los volmenes en preparacin cubrirn Asia Menor y, por l-timo, las personas de origen desconocido. El ltimo volumen incluir addenda, n-dices, ndice inverso, bibliografa, etc. En una segunda serie vendr recogido el in-terior de Asia Menor, Egipto y el resto de la zona oriental (Comagene, Siria, Palestina, etc.).

    El lxico est basado en un despojo exhaustivo de los textos griegos (tambin algunos latinos), los papiros, las monedas y muy especialmente las inscripciones, acudiendo en todos los casos a las mejores ediciones. Todo ello da una idea del al-cance de la obra. En ocasiones, se basan en revisiones directas de los originales. Los problemas tericos y prcticos que han tenido que encarar los autores han si-do numerosos y de muy diverso tipo y las soluciones adoptadas parecen ser siem-pre las adecuadas, quiz con una excepcin que conviene poner de relieve. Las formas dialectales vienen separadas de las ticas, lo que sin duda es discutible, so-bre todo si tenemos en cuenta que tampoco hay referencias cruzadas de un lema al otro (aunque en el ltimo volumen publicado hasta la fecha, que cubre regiones con gran relevancia dialectal como el beocio y el tesalio se ha subsanado esta defi-ciencia con referencias cruzadas recprocas). Otras inconsecuencias menores, es-pecialmente en lo que se refiere a las citas de inscripciones, yo dira desde mi par-ticular experiencia en este terreno que son casi inevitables. La informacin proporcionada por los artculos, dentro de su obligada concisin, es clara y bien organizada.

    Es importante sealar, creo, que LGPN es al mismo tiempo un repertorio ono-mstico y una prosopografa, en la medida en que los distintos portadores de un mismo nombre, con la relevancia que sea, vienen separados y ubicados geogrfica y cronolgicamente, si bien los autores insisten en que el componente prosopogr-

    1 El tomo dedicado al tica se complementa con dos repertorios paralelos concebidos como

    suplementos: Osborne, M.J. - Byrne, S.G., The Foreign Residents of Athens. An Annex to the Lexicon of Greek Personal Names: Attica, Studia Hellenistica 33, Lovaina, Peeters, 1996; Byrne, S.G., Roman Citizens of Athens, Studia Hellenistica 40, Lovaina, Peeters, 2003.

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    fico es secundario respecto al onomstico. Es por lo tanto un repertorio que intere-sa desde diversos puntos de vista y a especialistas diversos: historiadores, epigra-fistas y fillogos en general, lingistas, dialectlogos, etc.

    El proyecto tiene tambin una pgina web (). Fren-te a los impresionantes volmenes impresos, lo que all se nos ofrece es ms mo-desto pero de indudable utilidad. Adems de informacin sobre el proyecto, bi-bliografas, addenda et corrigenda, ndices alfabticos e inversos de los lemas de cada volumen por separado, hay una base de datos en lnea que permite hacer bsque-das conjuntas muy sofisticadas en los lemas de los cinco volmenes publicados.

    Deca hace un momento que el volumen II del LGPN, publicado en 1994, cubre el tica. Pues bien, en ese mismo ao de 1994 comenz a publicarse el diccionario Persons of Ancient Athens, obra de J.S. Traill (Traill 1994-2005). Como a veces sucede, dos proyectos en esencia similares, pero con historias muy diferentes, se solapan sin asomo de colaboracin entre ellos. Hay mucho trabajo duplicado en dos bases de datos paralelas pero incompatibles. PAA tiene un criterio mucho ms amplio, como lo prueba antes de nada el hecho de que en once aos se han publicado 14 volmenes de los 20 previstos: a diferencia de LGPN, incluye los extranjeros: mete-cos, esclavos, gente de paso, en realidad todas las personas mencionadas en docu-mentos aparecidos en Atenas, incluso aunque nunca pusieran el pie en la ciudad. Tambin se incluyen los nombres fragmentarios. Traill tiene la firme voluntad de hacer accesible este material tambin en formato electrnico. Por el momento, en la pgina web del proyecto se puede con-sultar solo para las letras beta a delta. La mayor sofisticacin de su base de datos, con ms campos relativos a la persona y a la fuente, probablemente permitir en el futuro interesantes bsquedas.

    Otra obra de envergadura en lo que se refiere a los nombres propios es el Dic-cionario de los filsofos antiguos, del que se han publicado ya cinco gruesos volme-nes (Goulet 1989-2005). Se trata de un diccionario de tipo enciclopdico que recoge exhaustivamente y organiza la informacin y la bibliografa sobre los filsofos an-tiguos (censados con un criterio amplio, desde los presocrticos hasta los ltimos neoplatnicos de finales del VI d.C.) en todo tipo de fuentes literarias y docu-mentales no solo en lengua griega o latina, sino tambin en lenguas orientales. R. Goulet dirige a un equipo internacional y multidisciplinar de 80 profesores e inves-tigadores. Buena parte de la obra supone un trabajo de investigacin personal so-bre las fuentes con resultados y propuestas propias. El libro es un instrumento de trabajo de primera calidad, no solo como prosopografa, sino como introduccin a la vida y obras de los filsofos y como bibliografa crtica.

    Saltando ahora de los antropnimos a los topnimos, hay que mencionar en primer lugar el Lexicon of the Greek and Roman Cities and Place Names in Antiquity. Ca. 1500 B.C. - ca. A.D. 500. Se trata de un lxico de tipo enciclopdico de los topnimos de la antigedad greco-romana, basado en el orden alfabtico estricto de los nom-

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    bres antiguos y modernos (con referencias cruzadas de unos a otros). Los artculos son ms o menos amplios, pero pueden llegar a ocupar varias pginas con infor-maciones de tipo geogrfico, histrico, arqueolgico. Incluyen las referencias a las fuentes antiguas, bibliografa moderna, etc. En trece aos han publicado siete fas-cculos (1119 pgs. en total) y todava no se ha completado la letra A, lo que da idea de la magnitud de la empresa (Zahariade 1992-2005).

    Otro diccionario de topnimos que ha seguido publicndose a lo largo de estos aos, no de carcter general, sino limitado a un mbito geogrfico determinado, es el Dizionario dei nomi geografici e topografici dell'Egitto greco-romano, esto es, tal y co-mo los conocemos a travs de las fuentes literarias, epigrficas y muy especial-mente papirolgicas. Iniciado por el papirlogo italiano A. Calderini en los aos treinta, lleg al final del alfabeto en el ao 1987 gracias a su discpulo S. Daris (Da-ris 1983-1987). Un ao despus el propio Daris ya tena listo un primer suplemento, y en 1996 y 2003 public otros dos suplementos ms basados en el nuevo material publicado tras el ao 1987 (Daris 1988-2003). Aunque como obra de consulta inter-esa a un pblico relativamente reducido, es una obra modlica por el cuidado con que est hecho y la precisin de la informacin que presenta.

    En este apartado un libro de gran importancia es tambin el de L. Zgusta, Klei-nasiatische Ortsnamen (Zgusta 1991). Despus de sus Kleinasiatische Personennamen de 1964, Zgusta acomete ahora la recogida y anlisis de los topnimos minorasiticos (ms de 1500) fundamentalmente segn las fuentes griegas, latinas y bizantinas (autores, inscripciones, monedas, fuentes documentales tardas, etc.), sin olvidar la informacin latente en el testimonio de las epclesis divinas y los tnicos. El es-fuerzo del autor por manejar crticamente fuentes tan diversas y que abarcan un perodo tan largo de tiempo es verdaderamente monumental, tanto como el afn puesto en la localizacin de los topnimos, prueba visible de lo cual es la multitud de pequeos mapas que aparecen todo a lo largo del libro.

    III. DICCIONARIOS ETIMOLGICOS

    En esta seccin el primer libro a mencionar es el Diccionario etimolgico com-plementario de la lengua griega de Van Windekens, publicado en 1986 (Van Winde-kens 1986). Es un diccionario complementario en la medida en que se propone tra-tar de poner en claro la etimologa de un buen nmero de palabras (cerca del millar) que en los diccionarios etimolgicos anteriores, especialmente los de Frisk y Chantraine, quedaron sin explicacin o con una explicacin dudosa o poco satis-factoria, en opinin del autor. Tambin revisa una serie de etimologas ms o me-nos comnmente aceptadas. Las reseas a este libro han sido bastante negativas. El mtodo de Van Windekens consiste en explicar muchas palabras oscuras sin sa-lir del griego, a base de fenmenos fonticos accidentales (como afresis, asi-milaciones y disimilaciones consonnticas o voclicas, mettesis, haplologas, etc.)

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    o bien reconociendo antiguos compuestos no reconocidos previamente como tales. Unas pocas se explican por prstamos, de otras lenguas vecinas y de la lengua in-doeuropea prehelnica que suele llamarse pelsgico. Las explicaciones propuestas, en las que lo que ms se echa en falta es una base filolgica slida, son a menudo fantasiosas y arbitrarias, generalmente poco convincentes.

    En segundo lugar, hay que mencionar una nueva edicin del Diccionario Etimolgico de la lengua Griega (DELG), de P. Chantraine, publicado en su da en cinco fascculos en-tre los aos 1968 y 1980. Esta nueva edicin, aparecida en el ao 2000, incorpora un Suplemento de 79 pginas realizado bajo la direccin de tres destacados especialis-tas franceses en lingstica griega, alguno de lo cuales ya cumpli en su momento con la tarea de dar forma a la parte final del diccionario tras la muerte de Chan-traine, en 1974. Dicho Suplemento funde las notas aparecidas en las tres primeras entregas de la serie llamada Chronique d'tymologie Grecque (CEG), publicadas en la Revue de Philologie entre los aos 1996 y 1998. Posteriormente, esta serie ha conti-nuado publicndose y cuenta al da de hoy con 10 entregas, que ocupan un nmero considerable de pginas (Blanc, Lamberterie y Perpillou 1996-2005). En Internet puede encontrarse informacin so-bre este proyecto as como la ltima entrega de la serie, que habitualmente es reti-rada de la pgina web cuando aparece publicada, para ser sustituida por una nueva entrega.

    Sobre el contenido en s de las noticias, hay que poner de relieve dos cosas. En primer lugar, el trmino etimolgico est usado en un sentido amplio, como tambin suceda en el caso del diccionario de Chantraine, que lleva por subttulo como es sabido Historia de las palabras. El planteamiento es el de hacerse eco de todo aquello que afecte a la historia de las palabras, incluso si no afecta a la etimo-loga propiamente dicha, por ejemplo nuevos datos procedentes de nuevos hallaz-gos epigrficos, papirolgicos, de estudios sobre dialectos, etc. En segundo lugar, est hecha con un espritu crtico. Todas las entradas aparecen firmadas, y los edi-tores se hacen responsables de las propuestas y opiniones, propias o ajenas, que defienden o reproducen, siempre despus de valorar su inters real. Es decir, esta crnica es mucho ms que una mera recopilacin de reseas o un repertorio bi-bliogrfico exhaustivo.

    En este sentido, se distingue radicalmente de un pequeo volumen publicado en 1994 por un joven lingista griego, G.C. Papanastassiou, que conviene tambin mencionar. El libro se llama Complments au Dictionnaire tymologique du Grec Ancien de Pierre Chantraine. Papanastassiou se tom el trabajo de recoger, explicar y colo-car en orden alfabtico todas las observaciones hechas al diccionario de Chantrai-ne por sus reseantes para las palabras comprendidas entre la lambda y la omega. En el ao 1977, G. Jucquois y B. Devlamminck haban publicado un pequeo volu-men con un planteamiento similar, si bien ms crtico y con unas miras ms am-plias, referido a la parte del alfabeto comprendida entre las letras alfa y kappa.

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    En esta seccin hay que mencionar, por ltimo, un importante proyecto que lleva a cabo Robert Beekes, conocido indoeuropesta, en el departamento de Lin-gstica indoeuropea de la Universidad de Leiden. Es el llamado Greek Etymological Dictionary (GED) y se presenta en forma de base de datos de acceso libre a travs de Internet en permanente actualizacin . Esta base de datos es a su vez parte de un proyecto ms amplio, llamado Indo-European Ety-mological Dictionary (IED-Project), cuyo objetivo final es nada menos que la prepara-cin de un nuevo diccionario etimolgico del indoeuropeo que sustituya al vene-rable Indogermanisches Etymologisches Wrterbuch de J. Pokorny. Antes de acometer esta herclea tarea, el proyecto contempla dos fases previas, que ya estn dando sus frutos. La primera consiste en preparar diversas bases de datos etimolgicas de varias ramas y lenguas del indoeuropeo. La segunda fase contempla la creacin, a partir de ellas, de una base de datos etimolgica del indoeuropeo.

    Por lo que se refiere al griego antiguo el IED incluye, por un lado, una versin en lnea del diccionario etimolgico del griego de H. Frisk (1960-1972), adaptado al formato de base de datos, y el citado GED de Beekes, cuyo objetivo principal es pre-cisamente el de reemplazar al diccionario de Frisk, y que al da de hoy cuenta con ms de 2300 entradas. El GED tiene un planteamiento estrictamente etimolgico, incorpora los importantes avances en lingstica indoeuropea que han tenido lu-gar en las ltimas dcadas, sealadamente la teora laringal, tiene en cuenta hasta donde es posible la aportacin del micnico y trata asimismo de poner un poco de orden en el vidrioso tema del substrato pre-griego.

    Por lo que se refiere a la base de datos en s, su manejo es algo complicado, pe-ro con un poco de prctica, acaba uno por dominarla. Conviene poner de relieve que este proyecto (dentro del tema que estamos tratando) es uno de los pocos que plantea desde sus inicios la publicacin sin restricciones de acceso de contenidos totalmente originales.

    IV. LEXICOGRAFA ESPECIAL 4.1. Por perodos cronolgicos

    Empezaremos por mencionar dos importantes diccionarios que cubren sendos perodos cronolgicos del griego antiguo. El primero es el Diccionario Micnico (DMic.) de F. Aura Jorro (Aura Jorro 1985-93), que se ha convertido ya en un ins-trumento de trabajo indispensable para los micenlogos y lingistas griegos. Este diccionario es un Anejo al DGE, con el que est conectado mediante un sistema de referencias. Sustituye al Mycenaeae Graecitatis Lexicon de A. Morpurgo (Roma 1963), aprovechando la publicacin de nuevas ediciones de las tablillas micnicas, muy superiores en cantidad y calidad a las anteriores, as como la aparicin de numero-sos estudios de todo tipo sobre la lengua y el mundo micnico en general. Hay que

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    ja bastante generalizada es la ausencia de un Index Graecitatis, que al parecer el au-tor prev publicar prximamente en Internet. A ello seguir una segunda edicin, actualmente en preparacin, basada en una puesta al da de la bibliografa crtica y en la consideracin de las nuevas ediciones y los nuevos textos aparecidos en los ltimos aos2.

    En segundo lugar, debemos mencionar el Lexikon zur Byzantinischen Grzitt (LBG), obra que lleva a cabo un grupo de investigadores austracos y alemanes bajo la direccin de E. Trapp. En mi trabajo de 1991 mencionaba como inminente la pu-blicacin del primer fascculo de la obra, que comentaba basndome en diversos anticipos y presentaciones a lo largo de los aos ochenta. Dicho fascculo, el pri-mero de los ocho previstos, apareci en 1994. Desde entonces se ha superado la mi-tad de la obra, con la publicacin de cinco de los ocho fascculos previstos, y sus autores pueden aspirar a verla concluida en el plazo de unos pocos aos. El plan original de la obra contemplaba como campo de accin principal los textos litera-rios (especialmente teolgicos) de los siglos centrales del perodo bizantino, esta-bleciendo un puente entre el final del perodo cubierto por los diccionarios de griego antiguo (LSJ) y de patrstica (Lampe) y por el otro lado, el diccionario de griego medieval de Kriars (XII-XVII). Sin embargo, a partir del segundo fascculo buena parte de su material procede de una revisin cuidadosa del banco de datos del TLG, cada vez ms importante para este proyecto a medida que la presencia de textos bizantinos ha ido incrementndose en su versin en lnea. Esto adems ha trado como consecuencia que los responsables del LBG se hayan visto obligados cada vez ms a ampliar por arriba y por abajo el perodo cubierto y los textos estu-diados al localizar en el TLG multitud de palabras ausentes de unos y otros diccio-narios. Tan solo vamos a insistir en que LBG es un diccionario basado fundamen-talmente en la recogida de vocabulario nuevo o escasamente documentado. En este sentido, la contribucin principal de este valiossimo diccionario hay que bus-carla ms en la aportacin masiva de nuevos materiales para lemas de baja fre-cuencia que en su descripcin pormenorizada. Sucesivos balances provisionales sobre LBG pueden verse en Trapp 1997, 2001, 2003.

    2 V. Adrados 1995, una interesante valoracin del DMic. dentro de la historia de los estudios micnicos

    a cargo de F. R. Adrados, director de la tesis en que est basado el diccionario y testigo de esta historia desde sus inicios.

    decir que ha tenido una muy buena acogida entre los especialistas, si bien una que-

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    4.2. Por regiones y tipos de fuentes

    Durante el perodo que cubre este informe han aparecido los Suplementos 2 y 3 al venerable Wrterbuch der griechischen Papyrusurkunden (Rupprecht y Jrdens 1991-2000), que recogen el lxico de los papiros publicados entre los aos 1967 y 1976. Lo que tenemos aqu son meros ndices, eso s, hechos con todo rigor. Es muy de agrade-cer, en particular, que los autores hayan mantenido, incluso ampliado, la seccin de Besondere Wrterliste con sus Abschnitte o ndices temticos, que resultan de gran utilidad. En un breve prefacio al Suplemento 3, Rupprecht anuncia que debido a las facilidades existentes hoy en da para hacer bsquedas de palabras en el Duke Data Bank of Documentary Papyri (DDBDP) renuncian a seguir publicando suplementos. No por casualidad al ao siguiente empezaron a publicarse en la pgina web del Instituto de Papirologa de la Universidad de Heidelberg las llamadas Wrterlisten aus den Regis-tern von Publikationen griechischer und lateinischer dokumentarischer Papyri und Ostraka (Hagedorn 2001-), una continuacin de los suplementos al Wrterbuch, si bien ms modesta en sus planteamientos. En efecto, los Abschnitte han quedado reducidos de veintitrs a cuatro (aparte de la Allgemeine Wrterliste) y las referencias men-cionan nicamente el volumen donde figura la palabra, no el pasaje preciso ni la fe-cha. A cambio de ello se nos ofrece un inapreciable ndice inverso de las palabras (tambin de los nombres propios y geogrficos) y podemos disponer de versiones ac-tualizadas a razn de una o dos por ao.

    Es claro que hoy en da ningn papirlogo o equipo de papirlogos siente la ne-cesidad de invertir tiempo y esfuerzo en retomar la antorcha de Preisigke y Kiess-ling. La papirologa, que es una disciplina de la Filologa Griega relativamente re-ciente, tuvo la oportunidad, como tiempo despus la micenologa, de organizarse relativamente bien. Todas las ediciones que se publican vienen acompaadas de comentario, traduccin y unos ndices muy bien hechos, organizados generalmen-te con arreglo al mismo esquema. Los textos que aparecen en publicaciones aisla-das son regularmente recogidos en Sammelbuch y dotados del mismo tipo de ndi-ce. Todas las correcciones a papiros ya editados vienen igualmente recogidas en las Berichtigungsliste (BL), con el mismo tipo de ndices. Si a todo esto sumamos la existencia del DDBDP es posible que un lxico global de los papiros no sea una ne-cesidad apremiante. En cambio, s hay en mi opinin un amplio campo para estu-dios lexicolgicos variados, as como para lxicos especiales.

    De los primeros se han publicado en estos aos una serie de ellos de gran valor. Adems de los que reseaba en mi informe de 1991 sobre el vocabulario de la casa privada (Husson 1983) y de la panificacin en los papiros griegos (Battaglia 1989), querra destacar ahora, entre multitud de estudios particulares, dos notables estu-dios de realia de S. Russo sobre las joyas y sobre el calzado en los papiros griegos (Russo 1999 y 2004). La combinacin en ambos del anlisis lxico y filolgico con el arqueolgico resulta ejemplar.

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    Con respecto a los segundos, en estos aos empez a publicarse uno de gran inte-rs. Se trata del Lexikon der lateinischen Lehnwrter in den griechischsprachigen dokumen-tarischen Texten gyptens (Lex.Lat.Lehn.), a cargo de I. Cervenka-Ehrenstrasser y con la colaboracin de J. Diethart. Este diccionario aparece pocos aos despus de la segun-da edicin del libro clsico de S. Daris, Il lessico latino nel greco d'Egitto, que en realidad ofrece poco ms que una relacin ordenada de citas (Daris 1991). Partiendo inicial-mente de las referencias recogidas en Daris, Lex.Lat.Lehn. ofrece mucho ms de lo que su ttulo deja suponer. Bajo cada lema se recogen ordenadamente no slo el equiva-lente latino, la traduccin y las referencias acompaadas de sus contextos, sino tam-bin variantes grficas, abreviaturas, etimologa, los sinnimos en griego, palabras conocidas de la misma familia, bibliografa y, finalmente, un comentario ms o me-nos desarrollado de las diversas cuestiones problemticas o de inters. Hasta la fecha se han publicado los dos primeros fascculos, que cubren hasta la letra delta. Sin em-bargo, al parecer el trabajo se ha detenido al haber renunciado Cervenka-Ehren-strasser, si bien parece que el tercer fascculo estaba muy avanzado y es de esperar que antes o despus alguien lo retome.

    Sin duda, en el campo de los papiros hay diversas parcelas del vocabulario que sera muy til ver recogidas y estudiadas en forma de diccionario alfabtico, acompaado eventualmente de secciones no alfabticas. Estoy pensando, por ejemplo, en toda la compleja terminologa de la administracin y las instituciones polticas, donde los clsicos libros de N. Hohlwein (Hohlwein 1912) y F. Preisigke (Preisigke 1915) requeriran a estas alturas una puesta al da.

    4.3. Lxicos tcnicos

    El primer lxico tcnico que conviene mencionar es el Diccionario de terminologa

    gramatical griega de V. Bcares (Bcares 1985). No han sido pocas las dificultades que tuvo que encarar el autor, consciente de que, como en otros vocabularios de los llamados tcnicos, tambin el de la gramtica se fue creando en Grecia a medi-da que la ciencia gramatical progresaba, en buena parte a partir de vocablos exis-tentes en la lengua comn, no pocas veces tambin a partir de otras disciplinas cientficas que se desarrollaban en paralelo. Ello hace que a menudo no sea fcil detectar el grado de tecnicismo de una palabra. Con todo, este diccionario ha arro-jado abundante luz sobre un rea del vocabulario particularmente difcil para los profanos. El libro se cierra con sendos ndices inversos latn-griego y espaol-griego de las traducciones.

    Dentro del campo de la arquitectura, un hito importante lo constituy la publi-cacin en 1986 del Lxico de trminos arquitectnicos griegos de A.K. Orlandos e I.N. Travlos, dos reputados arquelogos griegos. Fruto de largos aos de trabajo en equipo, este libro vino a colmar una laguna importante. Se recogen aqu mas de

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    cuatro mil setecientos trminos arquitectnicos lato sensu, con sus definiciones en griego moderno y un nmero muy elevado de citas procedentes de todo tipo de fuentes, acompaadas frecuentemente de sus contextos. La amplitud del despojo y realizado es enorme, pero lgicamente hay lagunas, especialmente en el campo de la epigrafa. La bibliografa tenida en cuenta acaba aproximadamente en el ao 1975 y diversos estudios y ediciones anteriores o posteriores a esta fecha, as como algunas monografas importantes, no han sido utilizados. Tampoco lo ha sido, lo cual resulta mas sorprendente, el propio LSJ y el Supplement de 1968, ni tampoco el Bulletin pigraphique de la Revue des tudes Grecques. Una llamada de atencin sobre estas lagunas puede verse en Hellmann 1988, donde se recogen un nmero muy significativo de addenda et corrigenda. M.-Chr. Hellmann, por cierto, es tambin au-tora de una magnfica monografa, organizada alfabticamente, sobre el vocabula-rio arquitectnico en las inscripciones de Delos, que no puedo dejar de mencionar (Hellmann 1992).

    Tambin muy relacionado con la arqueologa se encuentra el Lexicon Vasorum Graecorum, del que en estos aos se han publicado cinco volmenes, alcanzando el final de la letra psilon. El planteamiento de esta obra, en la que se dan la mano la filologa y la lingstica, por un lado, y la arqueologa, por otro, es ciertamente ambicioso. Abarca todos los trminos griegos (aproximadamente mil trescientos) de los vasos antiguos y en general todos aquellos que designan, segn la explica-cin de los autores, un contenitore, de cualquier forma, capacidad o material, destinado a contener lquidos o ridos. Para ello acuden a todo tipo de fuentes an-tiguas y a abundante bibliografa moderna de todo tipo. Ofrece una gran riqueza de informacin en una larga serie de secciones agrupadas en torno a cinco aparta-dos bsicos: A. Datos lingstico-arqueolgicos relativos a su descripcin y caracte-rizacin en las fuentes antiguas, su funcin, su material, etc. B. Testimonios. B1. Tratamiento del trmino en lexicgrafos antiguos y diccionarios modernos. C. Etimologa y anlisis global del significado. D. Bibliografa moderna.

    Prcticamente no se le pueden poner objeciones de importancia a este diccio-nario, modlico por su rigor en el anlisis de las fuentes y la bibliografa. Tan solo hay que decir que el ttulo puede resultar un tanto engaoso, pues se recogen no pocos trminos que no son vasos para lquidos ni contenedores para ridos, ni tampoco designan medidas. As por ejemplo, trminos como , que en nin-guno de sus mltiples usos parece designar un contenedor para ridos o lquidos, ni siquiera en los ms bsicos, como red de caza o de pesca, o algn trmino ms raro como es . Menos comprensible si cabe es la presencia de trminos es-trictamente filosficos como o . Aqu vemos que una poltica omni-comprensiva puede llevar a que se pierda de vista o se desvirte parcialmente el carcter tcnico del lxico.

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    Dentro del campo de la medicina conviene mencionar especialmente el volu-men de R.J. Durling, A dictionary of medical terms in Galen (Durling 1993). El proyecto inicial de Durling consista en un Dictionary of Ancient Medical Greek, que debi re-considerar no solo ante la magnitud y complejidad de la empresa, sino probable-mente tambin a raz de la publicacin casi simultnea del Index Hippocraticus y de la Concordantia in Corpus Hippocraticum. Recoge unos tres mil trminos pertenecien-tes a los campos de la anatoma, fisiologa, patologa, farmacia y ciruja, documen-tndolos con cerca de ciento veinte mil citas de Galeno o de autores anteriores ci-tados por l. Es un libro til, pero bastante irregular. Son especialmente tiles aquellos artculos en los que Durling se ha tomado la molestia de reproducir un nmero significativo de contextos, que ayudan a ordenar las citas y a precisar o ilustrar las traducciones (que por lo dems suelen estar tomadas literalmente de LSJ). Aparte de esto, otra aportacin importante radica en la identificacin de las plantas medicinales citadas por Galeno, para lo cual el autor se ha servido de bi-bliografa moderna selecta.

    Tambin a medio camino entre los lxicos de autor y los lxicos especiales de tipo tcnico se encuentran los dos libros con los que cierro esta seccin. El primero lleva por ttulo Lxico de magia y religin en los papiros mgicos griegos de L. Muoz Delgado, publicado como Anejo al DGE (Muoz Delgado 2001). Recoge y estudia los trminos de contenido mgico y religioso presentes en el corpus de papiros mgi-cos conocidos. Para ello el autor ha adoptado unos criterios, quiz excesivamente estrictos, que aparecen claramente enunciados en la introduccin: acciones ritua-les, procedimientos tcnicos, materiales empleados, lugares y momentos en que se efecta la operacin mgica, etc. Desde mi punto de vista, resulta digno de men-cin en este lxico el esfuerzo de organizacin interna de los artculos, en la que se sigue un mtodo inspirado en el DGE. Lo interesante es que al trasladar el mtodo de un diccionario general a una parcela lxica ms reducida y homognea, ello permite una mayor precisin en la clasificacin de los sentidos y de los usos con-textuales. Tambin resultan muy tiles los apndices finales, que incluyen un ndi-ce de las traducciones espaolas, un ndice inverso de los lemas y varios ndices complementarios (hapax legomena, etc.).

    El segundo es el Lessico agonistico di Aristofane (Campagner 2001), obra que for-ma parte de un proyecto ms amplio, ciertamente ambicioso, que contempla la elaboracin de un lxico general de la agonstica en el mundo griego antiguo. Aqu el autor recoge y analiza en las comedias y fragmentos de Aristfanes 380 vocablos relacionados con el mundo del deporte: acontecimientos deportivos, equipamien-to, instalaciones, entrenamiento, distintas personas implicadas, etc. El criterio de recogida es amplio, si bien el autor se ha esforzado por caracterizar el mayor o menor grado de tecnicismo de cada palabra, y es consciente de que en su selec-cin y anlisis hay un cierto margen de subjetividad, especialmente por lo que se refiere a los aspectos ms sociolgicos, por ejemplo el papel del pblico, sus re-

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    acciones, etc. Cada artculo incluye, aparte del lema, la traduccin y los pasajes con sus contextos, otra documentacin de apoyo (escoliastas, lexicgrafos y autores). A ello sigue un comentario del autor dividido en dos partes: en primer lugar una in-terpretacin general del lema en las fuentes antiguas y la bibliografa moderna y finalmente un comentario sobre el lema en el contexto de los pasajes de Aristfa-nes analizados. Hay que decir que se trata de un libro que no solo tiene valor per se, sino que ayuda a la interpretacin del texto de Aristfanes en no pocos pasajes. Es un trabajo muy serio que, en mi opinin, aunque se inscribe en una lnea de lxicos tcnicos parciales con cierta tradicin, supone un avance y debera marcar la pau-ta para otros trabajos posteriores.

    4.4. Diccionarios de autor: ndices, lxicos y concordancias

    El nmero de diccionarios de autor, lxicos, ndices, concordancias y obras ms

    o menos mixtas, publicados en estos aos es muy alto. En contra de lo que pudiera pensarse cuando empezaron a generalizarse los bancos de datos de griego antiguo y a sofisticarse el software para su consulta, este tipo de libros (hablo especialmente de los ndices y las concordancias) en modo alguno registran una tendencia a la baja, sino ms bien todo lo contrario. Adems, cada vez son ms completos y estn hechos con mayor cuidado. La informtica lo que ha hecho ha sido precisamente favorecer su proliferacin, permitiendo que el trabajo duro del lexicgrafo se con-centre en su parte menos tediosa. Ahora bien, resulta lamentable la resistencia de las casas editoriales (en parte achacable a razones econmicas) a ir ms all del formato impreso (por no hablar de las molestas microfichas) y distribuir este tipo de libros en soporte informtico, acompandolos de programas que permitan hacer bsquedas ms sofisticadas, reordenar los resultados, etc.

    La mayora de los que han aparecido estos aos vienen a cubrir lagunas exis-tentes y a completar reas de la literatura griega ms o menos desatendidas. Una relacin bastante completa puede encontrarse ahora en la seccin inicial del Reper-torio bibliogrfico de la lexicografa griega (Boned y Rodrguez Somolinos 1998) y en su Suplemento en Internet (Rodrguez Somolinos y Elas 2000 ss.). Aqu dar una rela-cin mnimamente explicativa de las publicaciones ms importantes, prescindien-do en particular de los ndices que acompaan a las ediciones. Para ello adoptar la siguiente clasificacin convencional: poesa, prosa clsica, prosa helenstica e im-perial, literatura cristiana y juda. 4.4.1. Poesa

    Siguiendo un orden ms o menos cronolgico, digamos que en 2004 vio la luz el fascculo 20 del Lexikon des Frhgriechischen Epos, que llega ya al final de la letra pi. La conclusin de esta obra monumental est prevista en el ao 2010, con la publicacin

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    del fascculo 23. A esto hay que sumar sendas concordancias de la Ilada (Tebben 1998) y la Odisea (Tebben 1994), que vienen a sustituir a las clsicas de G.L. Prender-gast y H. Dunbar. Digamos que para un autor de la importancia de Homero, este tipo de instrumento en formato impreso, siempre til, produce quiz ms que en otros casos la sensacin de ser algo del pasado, aunque sea de un pasado relativamente re-ciente. No por casualidad Homero es uno de los primeros autores clsicos que ha da-do pie a un recurso informtico en Internet relativamente sofisticado. Me refiero a The Chicago Homer (), una base de datos que permite consultar el texto de Homero y la restante pica arcaica en forma lineal o de concordancia, acompaada de traduccin y conectada a Perseus y su versin en lnea del LSJ.

    Para los lricos, tenemos tan solo el primer lxico de Baqulides, de Gerber, exce-lente por su abundancia de indicaciones crticas (Gerber 1984) y una concordancia de Teognis (Schrader 2002). Para los tres grandes trgicos, G. Rigo ha renovado comple-tamente el panorama de los ndices existentes con ayuda de los recursos del LASLA, Laboratorio de Anlisis Estadstico de las Lenguas Antiguas de la Universidad de Lieja (Rigo 1996, 1999, 2005). Con respecto a la comedia, tan solo reseamos un lxico (Pompella 1996) y una concordancia de Menandro (Katsouris 2004).

    Para el resto de la poesa de poca helenstica e imperial se multiplican las no-vedades. Tenemos, en primer lugar, un nuevo ndice de Apolonio de Rodas (Camp-bell 1983), basado en la edicin de Vian, al que han seguido no uno sino dos lxi-cos. El primero de ellos (Reich y Maehler 1991-97) aparentemente ha quedado interrumpido con la publicacin de su tercer fascculo en el lema , proba-blemente debido a la aparicin del segundo (Pompella 2001), completo y sensible-mente mejor. Tenemos tambin un lxico parcial de los Aitia de Calmaco (Tapia Ziga 1986) y sendos lxicos de Trifiodoro (Campbell 1985) y de Dioscoro de Afro-dito (Saija 1995). Este ltimo est basado en la edicin de E. Heitsch, por lo que ya no podemos considerarlo completo al no contener los poemas inditos incluidos en la nueva edicin de J.-L. Fournet.

    Tambin tenemos ndices de Arato (Campbell 1988) y de Mosco y Bin (Camp-bell 1987) y una larga serie de concordancias, lematizadas o sin lematizar, segn el caso: Apolonio de Rodas (Papathomopoulos 1996a), Arato (Ikonomakos 1997), Ni-candro (Papathomopoulos 1996b), Himnos Orficos (Bernab 1988), Cynegetica de Opiano de Apamea (Papathomopoulos 1997), Halieutica de Opiano de Cilicia (Martn Garca y Ruiz Prez 1999, seguida de Fajen y Wacht 2002), Coluto (Fajen y Wacht 2003a), Trifiodoro (Fajen y Wacht 2003b), Quinto de Esmirna (Papathomopoulos 2002), las Argonuticas rficas (Fajen y Wacht 2004).

    Mencin aparte merecen el lxico de Quinto de Esmirna (Vian y Battegay 1984), el lxico de los poetas buclicos menores (Prez Lpez 1994) y el ndice de la Anto-loga Palatina (Citti, Degani, Giangrande y Scarpa 1985-90). El primero de ellos es

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    uno de los mejores lxicos que he tenido ocasin de ver, por la abundancia y preci-sin de su informacin sobre los sentidos y usos de las palabras, la mtrica, la mor-fologa, etc. El segundo tambin est en la mejor tradicin de los lxicos de poesa que aportan informacin exhaustiva sobre paralelos anteriores y posteriores, m-trica, prosodia, formacin, crtica textual, escolios, bibliografa, etc. Con respecto al ndice de la Antologa Palatina, que est basado en la edicin de Beckby, es un n-dice clsico, con la informacin indispensable para localizar las palabras, en sus distintas formas. Pienso que los editores, sin modificar el esquema de su obra, po-dran haber hecho un esfuerzo por dar mayor informacin, en particular sobre la autora de los epigramas. Pero tambin hay que tener en cuenta que sin esa infor-macin ocupa ya 900 pginas. Hablando de poesa epigramtica conviene citar tambin un ndice de los Griechische Vers-Inschriften de W. Peek a cargo de los mis-mos autores (Citti, Degani, Giangrande y Scarpa 1995-2002). Aunque no carece de utilidad, resulta decepcionante por varias razones, pero sobre todo por la larga se-rie de arbitrariedades y errores de bulto que acumula (vase mi resea en Emerita 71, 2003, 349 ss.).

    4.4.2. Prosa clsica

    Con respecto a la prosa de los siglos V y IV a.C., el panorama se ha renovado

    muy notablemente. En primer lugar, disponemos ya de concordancias completas de los tres grandes historiadores, todas ellas a cargo de investigadores espaoles: Herdoto (Schrader 1996), Tucdides (Schrader 1998) y Jenofonte (Rspide Lpez y Martn Garca 1994 y 1995; Schrader, Vela y Ramn 2002a, 2002b, 2003).

    Para el Corpus Hippocraticum en su conjunto contamos ya, no con uno, sino con dos instrumentos de trabajo, ambos excelentes en su estilo. El primero es una con-cordancia lematizada, realizada en el Laboratorio de Investigaciones Hipocrticas de Canad. Viene presentada mediante el sistema KWIC (Key-word in context) y con indicacin del nmero de apariciones de cada lema (Maloney, Frohn y Potter 1986). A las cerca de 5000 pginas de concordancia, hay que sumar otras quinientas con sendos ndices inversos de lemas y formas (Maloney 1989). El segundo es el largo tiempo esperado Index Hippocraticus (Khn y Fleischer 1989). Sus ventajas principales con respecto a la concordancia son la agrupacin de las citas por el sentido, la informacin, no sistemtica, sobre el mismo y la abundancia de datos sobre variantes y conjeturas. Uno y otro trabajo en cierto modo se complementan, aparte de que el grueso de la informacin puede encontrarse simultneamente en ambas. Diez aos despus de su publicacin, el Index todava fue objeto de un Sup-plement (Anastassiou e Irmer 1999), basado en nuevo material recogido en este pe-rodo procedente tanto de las nuevas ediciones aparecidas de las obras del Corpus y de nuevos estudios crticos, como del estudio de manuscritos. Hay que decir que el

  • 434 JUAN RODRGUEZ SOMOLINOS

    Index Hippocraticus es un ndice muy especial dentro del panorama de la lexicogra-fa de autor del griego antiguo, habida cuenta de que es prcticamente el nico que recoge de modo sistemtico las principales variantes de los manuscritos y las prin-cipales correcciones o conjeturas de los editores. Hasta el punto de que incluso in-corpora no pocas conjeturas propias de los autores.

    Con respecto a Aristteles, tenemos por un lado un lxico de la Potica, hecho al modo tradicional y acompaado de informacin complementaria sobre pasajes ci-tados o aludidos (Wartelle 1985), y varios ndices, hechos con ordenador, en el LASLA, Laboratorio de Anlisis Estadstico de las Lenguas Antiguas - CIPL (Centro Informtico de la Facultad de Filosofa y Letras), en Lieja. Las obras tratadas son la Metafsica (Delatte, Rutten, Govaerts y Denooz 1984), la Potica (Denooz 1988), el De anima (Purnelle 1988), el de partibus animalium (Bodson 1990), las Categoras (Colin 1993a), la Fsica (Colin 1993b) y la Historia animalium (Bodson 2004). El LASLA sigue sacando partido de su elaborado programa de anlisis morfolgico automtico del griego antiguo, cada vez ms perfecto conforme la masa de materiales a su dispo-sicin es mayor. En l se basa la lematizacin y anlisis semiautomticos de las formas. La introduccin al ltimo volumen citado permite apreciar la seriedad con que est realizado este proceso en todos los casos problemticos. A los ndices acompaan listas de frecuencia y diversa informacin estadstica. El propsito del LASLA es el de continuar, lenta pero metdicamente, tratando toda la obra de Aris-tteles. En cambio, por lo que se refiere a Platn, las Concordantiae in Platonis opera omnia han quedado reducidas por el momento al Eutifrn (Siviero 1994) y la Apolo-ga (Siviero 1996).

    4.4.3. Prosa helenstica e imperial

    Bajando a la prosa helenstica e imperial, mencionar primero varios impor-

    tantes lxicos, el del De sublimitate de Longino (Neuberger-Donath 1987), el de la novela griega (Conca, De Carli y Zanetto 1983-97), el de Diodoro Sculo (McDougall 1983) y el de Polibio, que qued detenido en la letra micron en 1975 y ahora po-demos ver concluido. Todos ellos vienen a completar lagunas importantes. El de McDougall abunda en tiles informaciones sobre la distribucin semntica de las palabras. El de la novela griega debe ser utilizado con cierta precaucin, especial-mente por lo que se refiere a la interpretacin, clasificacin y traduccin de las pa-labras, donde se registran numerosos puntos discutibles y no pocos errores. Con respecto al Polybios-Lexicon, lo que ha visto la luz en estos aos son, por un lado, los tomos II y III, con las letras pi a omega (Glockmann y Helms 1998-2005, Collatz, Gtzlaf y Helms 2002-2004). Por otro lado, se est publicando una segunda edicin mejorada del tomo I de A. Mauersberger a cargo de varios miembros del mismo equipo (Mauersberger 2000-2004). Este lxico resulta resulta especialmente desta-cable por su calidad por lo que se refiere al cuidado puesto en la organizacin in-

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    terna de los artculos y su metodologa lexicogrfica (vase mi resea del primer fascculo en Emerita 68, 2000, 358 ss.).

    El elenco de ndices importantes publicados en estos aos tambin resulta muy notable. Especialmente destacables son los de Pausanias, realizado en el citado CIPL de Lieja (Pirenne, Delforge y Purnell 1997), los de Digenes Larcio y Sexto Emprico, de similar factura (Jancek 1992 y 2000) y el de Temistio, que finalmente vio la luz en un nico volumen despus de haberse venido publicando en fasccu-los desde 1983 (Garzya 1989). A pesar de sus limitaciones, resulta tambin impre-sionante el Index Galenicus (Gippert 1997), realizado por el autor con un programa comercial para MSDOS en su ordenador personal. Eso s, aqu no hay ningn inten-to de lematizacin ni afn de exhaustividad. Lo que aqu se nos ofrece es una se-leccin de citas con arreglo a determinados criterios que, frente a una masa tan brutal de materiales, pueden resultar a menudo subjetivos e incluso arbitrarios. Por cierto que este es, si no me equivoco, el nico ndice basado en el TLG en el que en la introduccin se puede leer una frase de agradecimiento hacia este proyecto y uno de los pocos en que se reconoce expresamente la deuda contrada. Para termi-nar, mencionemos tambin algunos ndices menores: las Vidas de los Sofistas de Eu-napio (Avotins 1983), Polieno (Martn Garca y Rspide Lpez 1992), Babrio y las fbulas de Esopo (Martn Garca y Rspide Lpez 1990 y 1991).

    En el captulo de las concordancias, hemos visto en estos aos completarse una monumental concordancia de Libanio con ms de ocho mil pginas (Fatouros, Krischer y Najock 1987, 1989, 2000), similar en su factura a la Concordancia de Hipcrates, a la que han seguido varios volmenes ms con todo tipo de tablas di-seadas para el anlisis de la lengua y el estilo de Libanio y sus fluctuaciones de-pendiendo de la fecha, gnero, etc. (Najock 1996-2003). En segundo lugar tenemos una concordancia de Apiano (Famerie 1993), preparada en este caso con la ayuda del CETEDOC (Centro de Tratamiento Electrnico de Documentos) de la Universi-dad Catlica de Lovaina, que resulta verdaderamente modlica dentro de este g-nero por el cuidado y el rigor filolgico con que ha sido realizada.

    Antes de pasar a la literatura cristiana, conviene detenerse brevemente en otra interesante concordancia, la de las Novellae de Justiniano (Bartoletti Colombo 1986-89). Al margen del esfuerzo interpretativo que conlleva toda concordancia en la lematizacin (cuando la incluye), en este caso la autora ha llevado el esfuerzo de interpretacin de las formas mucho ms all de la lematizacin y en este sentido es un producto un tanto hbrido. Dentro de cada lema prev cinco niveles de sub-divisin de las formas, segn la categora gramatical, la acepcin, la construccin, la morfologa y la locucin o fraseologa. Incluye, lo que me parece discutible, las palabras latinas transliteradas lisa y llanamente al griego.

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    4.4.4. Literatura cristiana y juda En el campo de la literatura judeo-cristiana hay muchas novedades de impor-

    tancia. Me detendr solamente en las que me han parecido mas importantes. En primer lugar, en estos aos han visto la luz no uno sino dos lxicos de la Septuagin-ta, de caractersticas bastante diferentes. En el primero de ellos (Lust, Eynikel y Hauspie 1992-96) ha primado claramente la voluntad de disponer en un plazo de tiempo razonable de un libro que abarque toda la Biblia, dando la informacin ms bsica sobre su vocabulario. Abarca todo el lxico en la edicin de A. Rahlfs. Inclu-ye traducciones escuetas, una detrs de otra, sin apenas contextos, acompaadas generalmente de una referencia para cada acepcin diferente. Proporciona datos estadsticos sobre el nmero de citas en los diversos grupos de libros de la Biblia, as como bibliografa sobre estudios de las palabras. El lxico de Muraoka (Murao-ka 2002) parte de unos planteamientos muy diferentes. Muraoka, que se basa en la edicin de Gotinga, circunscribe su lxico a una parte reducida pero homognea de los LXX, el Pentateuco y los Profetas menores, pero ahonda mucho ms en la se-mntica de cada lema, clasificando y documentando un nmero apreciable de tes-timonios y esforzndose en la tarea de presentar el mayor nmero posible de ve-ces definiciones extensas de los sentidos antes que meras traducciones.

    Tenemos tambin una monumental concordancia de los pseudepgrafos del Antiguo Testamento (Denis 1987). Abarca el conjunto de la literatura apcrifa juda del Antiguo Testamento, incluyendo tambin los fragmentos histricos, trgicos y de otro tipo vinculados con esta literatura. El material ofrecido es verdaderamente impresionante: lista alfabtica del vocabulario con su frecuencia global y en cada obra e indicacin de hpax; concordancia; corpus de los textos; lista alfabtica de todas las formas presentes en el conjunto de los textos, con su lema; ndice inver-so; lista de frecuencias decreciente global y obra por obra, etc.

    En el campo de la patrstica, en los primeros aos noventa el antes citado CETEDOC inaugur la serie Thesaurus Patrum Graecorum y desde entonces se ha con-solidado como productor de concordancias lematizadas de gran calidad, acompa-adas de todo tipo de informacin complementaria (listas de lemas y formas con su frecuencia, ndices inversos de lemas y formas, lista de lemas por orden de fre-cuencia decreciente, etc.). Entre otras, cabe destacar las de Gregorio de Nazianzo (Mossay 1990, Mossay y Coulie 1991), Anfiloquio (Coulie 1993), Dionisio Areopagita (Nasta 1993), Asterio Amaseno (Coulie y Kindt 2001), Basilio de Cesarea (Coulie y Kindt 2002) y los Concilios Ecumnicos (Coulie 1998).

    Si en mi informe de 1991 mencionaba una rudimentaria concordancia de Gre-gorio de Nisa (Fabricius y Ridings 1989), hoy podemos darla por olvidada frente al imponente Lexicon Gregorianum, fruto de dcadas de trabajo bajo la direccin de F. Mann en la Universidad de Mnster y del que se han publicado cinco de los siete volmenes previstos con cerca de 3000 pginas a tres columnas (Mann 1999-2003).

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    Todo lo que se diga es poco sobre el esfuerzo llevado a cabo por los autores en la interpretacin y clasificacin de este difcil corpus mediante artculos de estructu-ra ramificada.

    Concluyo ocupndome brevemente del Nuevo Testamento, un campo de estu-dio en el cual continuamente se suceden nuevas publicaciones y nuevos recursos electrnicos de inters lexicogrfico. Para tener una visin ms completa remito al reciente volumen de J.A.L. Lee, A History of Nueva Testament Lexicography (Lee 2003) y a una de las varias pginas web existentes de recursos para los estudios bblicos, la llamada Tyndale House (). Aqu me limitar a resear tres importantes diccionarios aparecidos en estos aos.

    El primero de ellos es la sexta edicin del diccionario del Nuevo Testamento de Bauer, a cargo de Kurt y Barbara Aland (BAAR). El Bauer, como es sabido, recoge abundante documentacin paralela para el lxico del Nuevo Testamento en otros muchos textos, cristianos y no cristianos. La ltima edicin de este diccionario era la de 1958. Entremedias haban aparecido dos sucesivas ediciones de una tra-duccin, revisada y aumentada, al ingls, a cargo de Arndt y Gingrich la primera, de 1957, y de Gingrich y Danker la segunda, en 1979. En esta sexta edicin de la versin alemana, los autores cifran el aumento cuantitativo en aproximadamente un tercio del total. Est basada en la vigsimo sexta edicin del Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland, de 1979. Las referencias a los Padres apostlicos han sido actualizadas por la nueva edicin de Bihlmeyer y Schneemelcher. Adems, se to-man en cuenta otros setenta autores nuevos, en particular apologistas, Padres de la Iglesia y numerosos textos apcrifos. Las referencias finales a bibliografa com-plementaria se han concentrado en algunas obras de referencia y repertorios bi-bliogrficos donde ampliar informacin.

    En ese mismo ao de 1988 se public (Louw y Nida 1988) otro diccionario del NT que ha supuesto una pequea revolucin por la originalidad de sus plantea-mientos. Se trata de un diccionario organizado no alfabticamente, sino por cam-pos semnticos, el primer intento de este tipo que se ha hecho, si no me equivoco. Su foco est puesto en los distintos sentidos de palabras relacionadas. Dentro de cada uno de los 93 campos semnticos previstos las palabras se relacionan por la presencia de rasgos compartidos, rasgos distintivos y opositivos y rasgos suple-mentarios. Los sentidos son explicados por definiciones semnticas seguidas de traducciones, por lo general ilustradas con una sola referencia (en algunos casos dos o tres) precedida de su contexto y traduccin. Tambin hay notas explicativas para traductores a lenguas modernas y ocasionalmente para explicar la estructura de un campo o subcampo o las razones de una clasificacin. Las ventajas de encon-trar analizadas en un mismo mbito semntico palabras de la misma familia lxica o las palabras junto a sus opuestos son muy interesantes, as como en general lo es la rigurosidad del anlisis semntico en el caso de palabras con significados muy

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    afines. En un primer volumen, las palabras son estudiados por campos y subcam-pos, mientras que en el segundo encontramos un ndice alfabtico griego (con los distintos sentidos que adopta en cada uno de los campos de que forma parte), un ndice de definiciones y por ltimo un ndice de pasajes del Nuevo Testamento ci-tados. Cada uno de estos ndices supone un modo distinto de abordar segn las ne-cesidades del momento, la parte principal del diccionario, que tambin puede ser consultada directamente con gran provecho.

    La lnea inglesa del diccionario de Bauer, a la que me refera antes, continu en el ao 2000 con una tercera edicin, a cargo de F. Danker, uno de los responsables de la segunda (BDAG). Est basada no solo en la versiones inglesas previas sino tambin en la sexta edicin de la versin alemana, de la cual procede, por cierto, buena parte del nuevo material de referencia incorporado. Esto se nota especial-mente en el caso de las inscripciones y los papiros, cuyas referencias apenas han sido actualizadas o aumentadas. Incluye, en cambio, abundantes referencias bi-bliogrficas a estudios lxicos, un tipo de informacin que fue casi totalmente eli-minado en su predecesor alemn. Pero la aportacin principal introducida por Danker en esta tercera edicin es el empleo casi sistemtico de definiciones ex-tendidas antecediendo o incluso sustituyendo totalmente a las traducciones, co-mo estrategia para delimitar con mayor precisin el valor semntico de las pala-bras. Este nuevo planteamiento metodolgico sin duda ha supuesto para Danker la necesidad de replantear la estructura de numerosos artculos as como un trabajo arduo para encontrar definiciones adecuadas en todos los casos, sin la comodidad de partir sin ms de traducciones existentes. En trminos generales el resultado es satisfactorio. Sin embargo, a veces se aprecia cierta confusin entre lo que es defi-nicin y lo que es traduccin. Por otra parte, las definiciones en no pocos casos no aportan nada a la traduccin o son redundantes o incluso introducen cierta confu-sin debido a la falta de indicaciones de distribucin lingstica y a la escasez de contextos griegos.

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