1493. una nueva historia del mundo después de colón

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A Voltaire le habría encantado el último y excelente libro de Charles C. Mann. A lo largo de más de 600 animadas páginas, no solo explica cadenas de aconteci- mientos sino que también entrelaza sus historias para componer una convincente explicación de por qué nuestro mundo es como es. El libro de Mann mejora al Cándido de Voltaire, ya que empieza en un jardín y también acaba en otro. Ian Morris, The New York Times Book Review Complejo y fascinante, ejemplar en su unión de hechos significativos y una historia bien contada, 1493 se desplaza a través de los continentes y los siglos para explicar cómo el mundo que habitamos llegó a ser lo que es. Gregory McNamee, The Washington Post Maravilloso… Mann ilumina hábilmente las contradicciones en escala hu- mana: la violencia ciega y el terror en Jamestown, la explotación cruel del trabajo en las minas de plata de Bolivia, el miedo padecido por los europeos al ver por primera vez cómo rebota una pelota de goma. The New Yorker Casi cada página de 1493 contiene un argumento extremadamente provoca- dor o un detalle llamativamente extraño… Moviéndose libremente a través del tiempo y el espacio, el libro de Mann está lleno de historias irresistibles… Una lectura enormemente provocadora, educativa y sorprendente. Dominic Sandbrook, The Times, Londres

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1493. Una nueva historia del mundo después de ColónÍNDICEIntroducción. En el HomogenocenoPrimera Parte. Viajes por el AtlánticoSegunda Parte. Viajes por el PacíficoTercera Parte. Europa en el mundoCuarta Parte. África en el mundoCoda. Corrientes de vidaApéndices

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  • A Voltaire le habra encantado el ltimo y excelente libro de Charles C. Mann. A lo largo de ms de 600 animadas pginas, no solo explica cadenas de aconteci-mientos sino que tambin entrelaza sus historias para componer una convincente explicacin de por qu nuestro mundo es como es. El libro de Mann mejora al Cndido de Voltaire, ya que empieza en un jardn y tambin acaba en otro.

    Ian Morris, The New York Times Book Review

    Complejo y fascinante, ejemplar en su unin de hechos significativos y una historia bien contada, 1493 se desplaza a travs de los continentes y los siglos para explicar cmo el mundo que habitamos lleg a ser lo que es.

    Gregory McNamee, The Washington Post

    Maravilloso Mann ilumina hbilmente las contradicciones en escala hu-mana: la violencia ciega y el terror en Jamestown, la explotacin cruel del trabajo en las minas de plata de Bolivia, el miedo padecido por los europeos al ver por primera vez cmo rebota una pelota de goma.

    The New Yorker

    Casi cada pgina de 1493 contiene un argumento extremadamente provoca-dor o un detalle llamativamente extrao Movindose libremente a travs del tiempo y el espacio, el libro de Mann est lleno de historias irresistibles Una lectura enormemente provocadora, educativa y sorprendente.

    Dominic Sandbrook, The Times, Londres

  • 1493

  • Del mismo autor

    1491. Una nueva historia de Amrica antes de Coln, Madrid, 2006

    @ Large: The Strange Case of the Worlds Biggest Internet Invasion (en colaboracin con David H. Freedman), Nueva York, 1997

    Noahs Choice: The Future of Endangered Species (en colaboracin con Mark L. Plummer), Nueva York, 1995

    The Aspirin Wars: Money, Medicine, and 100 Years of Rampant Competition (en colaboracin con Mark L. Plummer), Boston, 1991

    The Second Creation: Makers of the Evolution in Twentieth-Century Physics (en colaboracin con Robert P. Crease), Nueva York, 1986

  • Charles C. Mann

    Traduccin de Stella Mastrangelo

    1493Una nueva historia del mundo despus de Coln

    Serie Ensayos

  • Primera edicin, 2013

    Katz EditoresBenjamn Matienzo 1831, 10 D1426-Buenos Airesc/Sitio de Zaragoza, 6, 1 planta28931 Mstoles-Madridwww.katzeditores.com [email protected]

    Capital Intelectual S.A.Paraguay 1535 (1061), Buenos Aires, ArgentinaTelfono: (+54 11) 4872-1300 Telefax: (+54 11) 4872-1329www.editorialcapin.com.ar [email protected]

    Copyright 2011 by Charles C. Mann

    Ttulo de la edicin original: 1493. Uncovering the New WorldColumbus Created

    ISBN Argentina: 978-987-1566-78-5ISBN Espaa: 978-84-15917-03-8

    1. Historia Universal. I. Mastrngelo, Stella, trad. II. Ttulo.CDD 909

    El contenido intelectual de esta obra se encuentraprotegido por diversas leyes y tratados internacionalesque prohben la reproduccin ntegra o extractada,realizada por cualquier procedimiento, que no cuentecon la autorizacin expresa del editor.

    Diseo de coleccin: Pablo Salomone y Maru Hiriart

    Impreso en la Argentina por Buenos Aires PrintQueda hecho el depsito que marca la ley 11.723

  • ndiceAgradecimientos 13

    Prlogo 17

    Introduccin. En el Homogenoceno 27

    1. Dos monumentos 29

    Primera Parte. Viajes por el Atlntico 69

    2. La costa del tabaco 71

    3. Malos aires 113

    Segunda Parte. Viajes por el Pacfico 163

    4. Cargamentos de dinero (Seda por plata, primera parte) 165

    5. Hierba enamorada, tubrculos extranjeros

    y arroz de jade (Seda por plata, segunda parte) 211

    Tercera Parte. Europa en el mundo 245

    6. El complejo agroindustrial 247

    7. Oro negro 294

    Cuarta Parte. frica en el mundo 341

    8. Una sopa loca 343

    9. Una selva de fugitivos 398

    Coda. Corrientes de vida 459

    10. En Bulalacao 461

    Apndices

    A. Palabras conflictivas 479

    B. Globalizacin en Beta 485

    Notas 491

    Bibliografa 549

    Mapas 605

    Ilustraciones 607

    ndice analtico 609

  • A la mujer que construy mi casa y que es mi hogarC. C. M.

  • Como otros libros, ste tuvo comienzo en un huerto. Hace casi veinte aos tropec con la noticia de que estudiantes de algn colegio local haban cultivado cien variedades diferentes de tomate, e invitaban al pblico a examinar su tra-bajo. Como me gustan los tomates, decid hacerles una visita con mi hijo de 8 aos. Cuando llegamos al invernadero de la institucin qued asombrado: jams haba visto tomates de tantos tamaos, formas y colores diferentes.

    Un estudiante nos ofreci trocitos para probar en un plato de plstico. En-tre ellos haba uno con unos bultitos alarmantes, del color de un ladrillo viejo y con una amplia tonsura verdinegra alrededor del tallo. Ocasionalmente tengo sueos en los que experimento una sensacin tan fuerte que me despierto. Ese tomate era as: la boca se me abri sola. El estudiante dijo que se llamaba Ne-gro de Tula. Era un tomate reliquia (heirloom), desarrollado en Ucrania en el siglo xix.

    Yo crea que los tomates eran originarios de Mxico, dije sorprendido. Cmo es eso de que este se desarroll en Ucrania?

    Prlogo

  • 18 Prlogo

    El estudiante me dio un catlogo de semillas de tomates, chiles y porotos reliquia. Al llegar a casa lo hoje. Los tres cultivos se originaron en Amrica, pero una y otra vez las semillas del catlogo provenan de otras regiones: toma-tes japoneses, chiles italianos, porotos del Congo. Deseando probar ms de esos tomates extraos pero sabrosos, encargu semillas, las hice brotar en cajas pls-ticas y plant las plantitas en un huerto, cosa que nunca haba hecho antes.

    Poco despus de mi visita al invernadero acud a la biblioteca, y descubr que la pregunta que le hiciera al estudiante estaba bastante errada. Para empezar, probablemente los tomates no se originaron en Mxico sino en los Andes. En Per y Ecuador existe media docena de especies silvestres de tomate, todas imposibles de comer salvo una, que produce una fruta del tamao de una len-teja. Y para los botnicos el verdadero misterio no es cmo los tomates termi-naron en Ucrania o en Japn sino cmo fue que los antepasados del tomate actual viajaron de Sudamrica a Mxico, donde cultivadores indgenas transfor-maron radicalmente las frutas, hacindolas ms grandes, ms rojas y, lo ms importante, ms comestibles. Por qu transportar miles de kilmetros los in-tiles tomates silvestres? Por qu la especie no fue domesticada en su lugar de origen? Cmo fue que esos mexicanos modificaron la planta para satisfacer sus necesidades?

    Esas preguntas tocaban un antiguo inters mo: los habitantes aborgenes de Amrica. Como reportero de la seccin de noticias de la revista Science, haba hablado de vez en cuando con arquelogos, antroplogos y gegrafos acerca del creciente reconocimiento de las dimensiones y la sofisticacin de las sociedades indgenas antiguas. El asombro respetuoso de los botnicos ante los cultivadores fitomejoradores indgenas encajaba exactamente en ese cuadro. Eventual-mente llegu a aprender tanto en esas conversaciones que escrib un libro sobre las opiniones actuales de los investigadores acerca de la historia de Amrica antes de Coln. Los tomates de mi huerto llevaban algo de esa historia en el adn.

    Y tambin algo de la historia despus de Coln. A partir del siglo xvi los europeos llevaron el tomate por todo el mundo. Una vez que se convencieron de que esas extraas frutas no eran venenosas, los agricultores empezaron a cultivarlas no slo en Europa sino en frica y Asia. En pequea escala, la planta tuvo un impacto cultural en cada lugar al que lleg. Y a veces no fue tan mo-desto: es difcil imaginar el sur de Italia sin la salsa de tomate.

    Con todo, no se me ocurri que tales trasplantes biolgicos pudieran haber desempeado algn papel ms all de las comidas hasta que en una librera de viejo me encontr con un librito titulado Ecological Imperialism, de Alfred W.

  • Prlogo 19

    Crosby, gegrafo e historiador que en esa poca trabajaba en la Universidad de Texas. Agarr el libro preguntndome a qu se referira el ttulo, y la primera frase me salt a los ojos: Los emigrantes europeos y sus descendientes estn en todas partes, y eso requiere una explicacin.

    Comprenda exactamente lo que quera decir Crosby. La mayora de los afri-canos vive en frica, la mayora de los asiticos en Asia y la mayora de los in-dgenas americanos en Amrica. En cambio los descendientes de europeos abundan en Australia, en toda Amrica y en el sur de frica. Trasplantados con xito, en muchos de esos lugares constituyen la mayora de la poblacin; es un hecho evidente, pero yo nunca lo haba pensado antes. Ahora me preguntaba: por qu es as? Desde el punto de vista ecolgico eso es tan asombroso como los tomates de Ucrania.

    Antes de que Crosby y otros de sus colegas se ocuparan del asunto, los his-toriadores tendan a explicar la difusin de Europa por el mundo entero casi enteramente en trminos de la superioridad europea, social o cientfica. En Ecological Imperialism, Crosby propona otra explicacin. Aceptando que con frecuencia Europa tena tropas mejor entrenadas y armas ms avanzadas que las de sus adversarios, afirmaba que a la larga su ventaja crtica no era tecnolgica sino biolgica. Los barcos que cruzaban el Atlntico no slo llevaban seres humanos sino tambin plantas y animales; algunos deliberadamente y otros por accidente. Despus de Coln, ecosistemas que llevaban eones separados se en-contraron y se mezclaron de repente en un proceso que Crosby llam, con el ttulo de un libro suyo anterior, el Intercambio Colombino [The Columbian Exchange]. Ese intercambio llev el maz a frica y el boniato al Asia oriental, los caballos y las manzanas a Amrica y el ruibarbo y el eucalipto a Europa, y adems traslad en todos sentidos una gran cantidad de organismos menos co-nocidos como insectos, hierbas, bacterias y virus. El intercambio colombino no fue totalmente comprendido ni controlado por quienes participaron en l, pero permiti a los europeos transformar gran parte de Amrica, Asia y en menor medida frica en versiones ecolgicas de Europa, paisajes que los extranjeros podan utilizar con ms comodidad que sus habitantes originales. Fue ese im-perialismo ecolgico, afirmaba Crosby, lo que dio a los britnicos, franceses, holandeses, portugueses y espaoles la consistente ventaja necesaria para ganar sus imperios.

    Los libros de Crosby fueron documentos constitutivos de una nueva disci-plina: la historia ambiental. El mismo perodo presenci el surgimiento de otra disciplina, los Estudios Atlnticos, que destaca la importancia de las interaccio-

  • 20 Prlogo

    nes entre las culturas ubicadas en las mrgenes de ese ocano. (Recientemente, cierto nmero de atlanticistas ha agregado al campo de su investigacin los movimientos a travs del Pacfico; es posible que tengan que cambiarle el nom-bre a la disciplina.) En conjunto, los investigadores en todos esos campos han venido configurando lo que ya es un nuevo cuadro de los orgenes de nuestra civilizacin planetaria e interconectada, la forma de vida que evoca el trmino globalizacin. Sus esfuerzos podran resumirse diciendo que a la historia de reyes y reinas que la mayora de nosotros aprendi siendo estudiante se ha agre-gado el reconocimiento del importante papel del intercambio, tanto econmico como ecolgico. Otra manera de resumirlo sera diciendo que cada vez ms se reconoce que el viaje de Coln no marc el descubrimiento de un Nuevo Mundo sino su creacin. Cmo fue creado ese mundo es el tema de este libro.

    Algunas herramientas cientficas desarrolladas recientemente ayudaron mu-cho a la investigacin: los satlites trazan mapas de los cambios ambientales provocados por el enorme comercio en su mayor parte oculto del ltex, principal componente de la goma natural. Los genetistas utilizan pruebas de adn para seguir el ruinoso camino del mildiu de la papa. Los ecologistas emplean simulaciones matemticas para estudiar la difusin de la malaria en Europa. Y podramos seguir, los ejemplos son legin. Tambin cambios polticos ayuda-ron. Para citar uno de especial importancia para este libro, es mucho ms fcil trabajar en China en la actualidad que a comienzos de la dcada de 1980, cuando Crosby estaba investigando para Ecological Imperialism. Hoy la desconfianza bu-rocrtica es mnima: el mayor obstculo que encontr durante mis visitas a Pekn fue el abominable trfico; bibliotecarios e investigadores me facilitaron sin la menor dificultad documentos chinos antiguos, en archivos digitales escaneados de los originales, que me permitieron copiar en un pequeo pen-drive que llevaba en el bolsillo de la camisa.

    Este nuevo tipo de investigacin dice que lo que ocurri despus de Coln fue nada menos que la formacin de un nico mundo nuevo a partir de la co-lisin de dos mundos viejos; tres si contamos a frica separada de Eurasia. Na-cido en el siglo xvi del deseo europeo de unirse a la prspera esfera comercial asitica, el sistema econmico de intercambio termin por transformar el globo en un solo sistema ecolgico para el siglo xix: en trminos biolgicos, casi ins-tantneamente. La creacin de ese sistema ecolgico ayud a Europa a adue-arse, por varios siglos esenciales, de la iniciativa poltica, que a su vez determin los contornos del sistema econmico que hoy cubre el mundo entero, en su intrincado, omnipresente y escasamente comprendido esplendor.

  • Prlogo 21

    Desde que las protestas violentas contra la reunin de la Organizacin Mun-dial del Comercio en Seattle en 1999 llamaron la atencin de todo el mundo hacia la idea de la globalizacin, expertos de todos los colores del espectro ideolgico han bombardeado al pblico con artculos, libros, libros blancos, blogs y documentales que intentan explicarla, celebrarla o atacarla. Desde el principio, el debate se ha centrado en dos polos: de un lado estn los econo-mistas y los emprendedores que sostienen con pasin que la libertad de comer-cio trae ventajas para las sociedades; que en un intercambio sin coercin las dos partes ganan. Afirman que cuanto ms comercio, mejor. Tolerar algo menos que eso significa privar a los habitantes de un lugar de los frutos del ingenio de los habitantes de otros lugares. Del otro lado est el clamor de activistas am-bientales, nacionalistas culturales, organizadores laborales y enemigos de las grandes corporaciones que aseguran que el comercio desregulado trastorna los arreglos polticos, sociales y ambientales en formas que son difciles de anticipar y generalmente destructivas. Segn ellos, cuanto menos comercio, mejor. Pro-tejamos a las comunidades locales de las fuerzas desencadenadas por la codicia multinacional!

    Dividida entre esas dos posiciones opuestas, la red global ha llegado a ser tema de una furiosa batalla intelectual, con cuadros, grficas y estadsticas que se con-tradicen mutuamente, y tambin con gas lacrimgeno y ladrillos que vuelan en las calles mientras los dirigentes polticos se renen tras vallas de polica antimo-tines para concertar acuerdos comerciales internacionales. Por momentos la confusin de eslganes y antieslganes, hechos verdaderos y falsos, parece im-penetrable, pero a medida que fui sabiendo ms empec a sospechar que es posible que las dos partes tengan razn. Desde el principio la globalizacin ha trado enormes ganancias econmicas y tambin tumultos sociales y ecolgicos que amenazan con ser mayores que esas ganancias.

    Es verdad que nuestro tiempo es diferente del pasado. Nuestros antepasados no tenan Internet, ni viajes areos, ni cultivos genticamente modificados ni bolsas de valores internacionales computarizadas. Sin embargo, al leer los relatos de la creacin del mercado mundial es imposible no or ecos algunos muy tenues, otros atronadores de las disputas que forman parte de los noticiarios de la televisin. Acontecimientos de hace cuatrocientos aos determinaron la ma-triz de acontecimientos que vivimos hoy.

    Una cosa este libro no es: una exposicin sistemtica de las races econmicas y ecolgicas de lo que algunos historiadores llaman, de manera algo grandiosa pero exacta, el sistema mundial. Hay partes de la Tierra que dejo de lado por

  • 22 Prlogo

    completo; eventos importantes que apenas menciono. Mi excusa es que el tema es demasiado grande para abarcarlo en una obra; de hecho hasta el intento de abarcarlo por entero dara un libro imposible de manejar, y de leer. Tampoco hago un tratamiento completo de cmo llegaron los historiadores a trazar ese cuadro nuevo, aunque describo algunos de los principales hitos de ese camino intelectual. En cambio, en 1493 me concentro en reas que me parecen espe-cialmente importantes, especialmente bien documentadas o y aqu muestro mi sesgo periodstico especialmente interesantes. Los lectores que deseen saber ms pueden dirigirse a las fuentes mencionadas en las notas y en la bibliografa.

    Despus de un captulo introductorio, el libro est dividido en cuatro sec-ciones. Las dos primeras exponen, por as decirlo, las dos mitades que consti-tuyen el intercambio colombino: los intercambios vinculados pero separados a travs del Atlntico y del Pacfico. La seccin atlntica empieza con el caso ejemplar de Jamestown, inicio de la colonizacin inglesa permanente en Am-rica. Establecido como aventura puramente econmica, su destino fue decidido en gran parte por fuerzas ecolgicas, en particular la introduccin del tabaco. Originaria del bajo Amazonas, esa especie extica excitante, adictiva y vaga-mente profana fue objeto de la primera moda frentica realmente global. (La seda y la porcelana, que desde mucho antes eran una pasin de Europa y Asia, se extendieron a Amrica y fueron las siguientes.) Ese captulo prepara el te-rreno para el segundo, dedicado a las especies introducidas que conformaron, ms que cualesquiera otras, las sociedades de Baltimore a Buenos Aires: las criaturas microscpicas que causan la malaria y la fiebre amarilla. Despus de examinar su impacto en asuntos que van de la esclavitud en Virginia a la po-breza en las Guayanas, termina con el papel de la malaria en la creacin de los Estados Unidos.

    La segunda seccin desplaza el foco hacia el Pacfico, donde la era de la glo-balizacin empez con enormes cargamentos de plata de la Amrica espaola enviados a China. Se abre con una crnica de ciudades: Potos en lo que es hoy Bolivia, Manila en las Filipinas, Yuegang en el sudeste de China. Esas ciudades otrora famosas y hoy raramente mencionadas fueron eslabones esenciales y fe-briles en un intercambio econmico que cubra el mundo entero. Dicho de paso, ese intercambio llev a China los boniatos y el maz, con consecuencias accidentales devastadoras para los ecosistemas chinos. Como en un ciclo de retroalimentacin clsico, esas consecuencias ecolgicas conformaron las con-diciones econmicas y polticas subsecuentes. Por ltimo, los boniatos y el maz tuvieron un papel importante en el florecimiento y el derrumbe de la ltima