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Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer (*) MAR DEL PLATA DOMINGO 13 DE JUNIO DE 2010 MCGUFFIN, DISCUTIDO RECURSO DE LOS GUIONIST AS Acerca de Lost y la teoría de la deslealtad en un texto de ficción 1 ¿Qué error le molesta más advertir en un texto lite- rario y cuál es el último que halló en el libro que está le- yendo o que acaba de leer? -No me molestan tanto las erra- tas en cuanto a ortografía porque quiero sospechar (soy ingenua) que son errores tipográficos y no verdaderos errores de ortografía (que abomino). Ahora estoy leyen- do obras de lingüística en las que raramente hay errores. El que no puedo dejar pasar es el del libro “Mal de familia”, de Ediciones de la Flor, del cual soy autora y en el que mi apellido salió mal escrito en la ficha bibliográfica. Eso sí es mala suerte. *Verónica Sukaczer nació en 1968 en la ciudad de Buenos Aires, es periodista y escritora. Algunas de sus obras son: “Nunca confíes en una computadora”, “Hay que ser animal”, “El inventor de puertas”, “Mal de familia”, “Nunca salgas desconectado”. ¿Puede una obra concluir sin resolver sus conflictos dramáticos? ¿O acaso los conflictos puestos en primer plano no siempre son los más relevantes? ¿Es más importante el destino que el viaje? El polémico final de Lost, una de las ficciones más impactantes de la historia. Por Fernando del Rio [email protected] C uando cualquier novato o aficionado a la escritura de- cide dar un paso más allá y asiste a un taller literario descubre que en una de las primeras clases le hablan de la lealtad. Un buen coor- dinador deja de lado cuestiones técnicas originarias (se supone que los concurrentes conocen la orto- grafía, semántica, sintaxis, etc.) y refiere al principal elemento a sa- ber: el pacto entre el escritor y el lector. Tecnicismos más o menos, signi- fica que quien cuenta una historia debe ser leal y no aventajar al lec- tor por el hecho de conocer de an- temano la sustancia narrada. Ocultar información de manera deliberada, utilizar a personajes para mentir con el fin de someter al lector a un falso suspenso o, en especial, infringir las reglas que el universo de la ficción debe cum- plir son muestras de esa deslealtad mencionada. Todo esto viene a cuenta de un fenómeno de orden planetario ocurrido en los últimos tiempos con una ficción que intentaré ana- lizar en este artículo. Se trata de la serie Lost, o en su traducción al castellano, Perdidos, que hace unas semanas llegó a su fin y puso en debate el aspecto central de la introducción: la lealtad de sus creadores-escritores. Millones de personas la han vis- to y más millones aún, no. Por lo cual es necesario un resumen. La serie se comenzó a transmitir por televisión en 2004 y culminó, lue- go de seis temporadas, en 2010. El mayor porcentaje de seguidores la consumió por Internet, ya sea visi- tando páginas web relacionadas donde ofrecían los capítulos o sea descargando los videos y viéndo- los en sus propios televisores. Fue una serie pionera y revolucionaria en varios aspectos, muchos de el- los vinculados a la ficción propia- mente dicha. Por ejemplo, los au- tores cruzaron realidad y ficción al extremo de borronear el límite en- tre ambas. Elementos de ficción se inserta- ron en la realidad (páginas web de empresas referidas en la serie, teo- remas matemáticos mencionados como verdaderos y “ratificados” en internet) y de la realidad, en la ficción. Todo esto condujo a que la serie fuera debatida de modo perma- nente, sin interrupciones, desde su segunda temporada por millones de fans. Se debatió la ficción, el sueño de cualquiera escritor. La trama es tan compleja que es difícil de explicar y puede eludirse en este intento de análisis. Solo de- bería decirse que a lo largo de todo el relato, los escritores fueron manteniendo la tensión narrativa por medio de un recurso que, final- mente, decepcionó a millones. Pues bien, para ilustrar lo mejor posible esta cuestión vale decir que los escritores de Lost recurrieron a la técnica del McGuffin, definida así por su principal usuario, Alfred Hitchcock. Un McGuffin es un elemento narrativo que aparenta ser de rele- vancia cuando en realidad actúa como justificación de la trama principal. Por ejemplo, una pelícu- la podría iniciarse con la necesidad de parte de un aficionado al fútbol de saber el resultado de cierto par- tido. Ese partido parece un miste- rio, ya que no se lo halla en ningún registro, pero este aficionado ini- cia un periplo, una odisea (precisa- mente) para conseguir datos. En medio de la historia muchas perso- nas le dicen que sí, que conocer ese resultado lo hará especial, que cuando lo encuentre ni se imagina lo que le pasará… La película llega a su fin con el protagonista atrope- llado por un camión. ¿Y el resulta- do? ¿Me mantuvieron en vilo toda la película para no definir nada?, se preguntan los espectadores desilu- sionados. Ocurre que la película no se trataba de ese partido, sino de la búsqueda. La serie Lost llevó al extremo la utilización de McGuffins, ya que no solo lo hizo sino que lo hizo de manera consecutiva, simultánea, fractal. Hubo temporadas comple- tas que giraban en torno a ciertos misterios jamás resuelto, pero que, de manera invisible para muchos, permitían el desarrollo y creci- miento de los personajes. Y si hay McGuffins, no hay deslealtad, si- no técnica. Claro está, al concluir Lost el 25 de mayo pasado, quienes estaban ansiosos de que les resolvieran los enigmas se quedaron más “Perdi- dos” que los propios protagonistas al iniciar la serie. Lo que la desilu- sión no les permitió ver -tal vez en algunos días puedan distanciarse del “dolor” y lo entiendan- es que lo más importante de Lost estuvo en el trayecto de los personajes, ese trayecto que los millones de espec- tadores disfrutaron hasta el éxta- sis. BORGES, POE Y SARAMAGO Borges explicó alguna vez aque- llo de la historia principal y la se- cundaria. Se puede contar sobre al- go sin hacerlo explícito. La omi- sión muchas veces es mejor y quien tiene la capacidad de ver los espacios vacíos se olvida de las for- mas que los originan. Es inevitable ver esas formas, pero también es fatal el destino a desaparecer con las que fueron concebidas. En Lost lo que estaba a la vista era lo encriptado y lo oculto, lo evi- dente. Como aquel genial cuento de Edgar Allan Poe, Carta Robada en donde se logra esconder una carta en el lugar más sencillo, en donde nadie buscaría por lógica y sentido común. Es una tentación insoportable puntualizar algunos aspectos de la trama de Lost y, pensándolo me- jor, puede contribuir a la eficacia del mensaje. Por ejemplo, los so- brevivientes del vuelo Oceanic 815 caen en una isla donde suce- den cosas extrañas. O, aparecen números recurrentes el 4, 8, 15, 16, 23 y 42. Es más, esa serie numérica le hace ganar la lotería a un prota- gonista, sirve para impedir que ex- plote la isla al ingresarlos en una computadora cada 108 minutos (108 es igual a la suma de todos los números de la serie) e incluso ter- minan siendo los números de los candidatos a reemplazar a una es- pecie de divinidad que protege la isla. Por momentos los escritores hicieron desaparecer cualquier otro número: el 7, el 9 y el 0 no pa- recen formar parte de Lost. (Continúa en página 4)

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BORGES, POE Y SARAMAGO Por Fernando del Rio [email protected] *Verónica Sukaczer nació en 1968 en la ciudad de Buenos Aires, es periodista y escritora. Algunas de sus obras son: “Nunca confíes en una computadora”, “Hay que ser animal”, “El inventor de puertas”, “Mal de familia”, “Nunca salgas desconectado”. -No me molestan tanto las erra- (Continúa en página 4) s MAR DEL PLATA s DOMINGO 13 DE JUNIO DE 2010

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Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer (*)

■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 13 DE JUNIO DE 2010

MCGUFFIN, DISCUTIDO RECURSO DE LOS GUIONISTAS

Acerca de Lost y la teoría de la deslealtad en un texto de ficción

1¿Qué error le molesta másadvertir en un texto lite-rario y cuál es el último

que halló en el libro que está le-yendo o que acaba de leer?

-No me molestan tanto las erra-

tas en cuanto a ortografía porquequiero sospechar (soy ingenua)que son errores tipográficos y noverdaderos errores de ortografía(que abomino). Ahora estoy leyen-do obras de lingüística en las queraramente hay errores. El que no

puedo dejar pasar es el del libro“Mal de familia”, de Ediciones dela Flor, del cual soy autora y en elque mi apellido salió mal escritoen la ficha bibliográfica. Eso sí esmala suerte.

*Verónica Sukaczer nació en 1968en la ciudad de Buenos Aires, es

periodista y escritora. Algunas desus obras son: “Nunca confíes enuna computadora”, “Hay que seranimal”, “El inventor de puertas”,

“Mal de familia”, “Nunca salgas desconectado”.

¿Puede una obraconcluir sin resolversus conflictosdramáticos? ¿O acasolos conflictos puestosen primer plano nosiempre son los másrelevantes? ¿Es másimportante el destinoque el viaje? Elpolémico final de Lost,una de las ficcionesmás impactantes de la historia.

Por Fernando del [email protected]

Cuando cualquier novato oaficionado a la escritura de-cide dar un paso más allá y

asiste a un taller literario descubreque en una de las primeras clases lehablan de la lealtad. Un buen coor-dinador deja de lado cuestionestécnicas originarias (se supone quelos concurrentes conocen la orto-grafía, semántica, sintaxis, etc.) yrefiere al principal elemento a sa-ber: el pacto entre el escritor y ellector.

Tecnicismos más o menos, signi-fica que quien cuenta una historiadebe ser leal y no aventajar al lec-tor por el hecho de conocer de an-temano la sustancia narrada.Ocultar información de maneradeliberada, utilizar a personajespara mentir con el fin de someteral lector a un falso suspenso o, enespecial, infringir las reglas que eluniverso de la ficción debe cum-plir son muestras de esa deslealtadmencionada.

Todo esto viene a cuenta de unfenómeno de orden planetarioocurrido en los últimos tiemposcon una ficción que intentaré ana-lizar en este artículo. Se trata de laserie Lost, o en su traducción alcastellano, Perdidos, que haceunas semanas llegó a su fin y pusoen debate el aspecto central de laintroducción: la lealtad de suscreadores-escritores.

Millones de personas la han vis-to y más millones aún, no. Por locual es necesario un resumen. Laserie se comenzó a transmitir portelevisión en 2004 y culminó, lue-go de seis temporadas, en 2010. Elmayor porcentaje de seguidores laconsumió por Internet, ya sea visi-tando páginas web relacionadasdonde ofrecían los capítulos o seadescargando los videos y viéndo-los en sus propios televisores. Fueuna serie pionera y revolucionariaen varios aspectos, muchos de el-los vinculados a la ficción propia-mente dicha. Por ejemplo, los au-tores cruzaron realidad y ficción alextremo de borronear el límite en-tre ambas.

Elementos de ficción se inserta-ron en la realidad (páginas web deempresas referidas en la serie, teo-remas matemáticos mencionadoscomo verdaderos y “ratificados”en internet) y de la realidad, en laficción.

Todo esto condujo a que la seriefuera debatida de modo perma-

nente, sin interrupciones, desde susegunda temporada por millonesde fans. Se debatió la ficción, elsueño de cualquiera escritor.

La trama es tan compleja que esdifícil de explicar y puede eludirseen este intento de análisis. Solo de-bería decirse que a lo largo de todoel relato, los escritores fueronmanteniendo la tensión narrativapor medio de un recurso que, final-mente, decepcionó a millones.Pues bien, para ilustrar lo mejorposible esta cuestión vale decir quelos escritores de Lost recurrieron ala técnica del McGuffin, definidaasí por su principal usuario, AlfredHitchcock.

Un McGuffin es un elementonarrativo que aparenta ser de rele-vancia cuando en realidad actúacomo justificación de la tramaprincipal. Por ejemplo, una pelícu-la podría iniciarse con la necesidadde parte de un aficionado al fútbolde saber el resultado de cierto par-tido. Ese partido parece un miste-rio, ya que no se lo halla en ningún

registro, pero este aficionado ini-cia un periplo, una odisea (precisa-mente) para conseguir datos. Enmedio de la historia muchas perso-nas le dicen que sí, que conocer eseresultado lo hará especial, quecuando lo encuentre ni se imaginalo que le pasará… La película llegaa su fin con el protagonista atrope-llado por un camión. ¿Y el resulta-do? ¿Me mantuvieron en vilo todala película para no definir nada?, sepreguntan los espectadores desilu-sionados. Ocurre que la películano se trataba de ese partido, sino dela búsqueda.

La serie Lost llevó al extremo lautilización de McGuffins, ya queno solo lo hizo sino que lo hizo demanera consecutiva, simultánea,fractal. Hubo temporadas comple-tas que giraban en torno a ciertosmisterios jamás resuelto, pero que,de manera invisible para muchos,permitían el desarrollo y creci-miento de los personajes. Y si hayMcGuffins, no hay deslealtad, si-no técnica.

Claro está, al concluir Lost el 25de mayo pasado, quienes estabanansiosos de que les resolvieran losenigmas se quedaron más “Perdi-dos” que los propios protagonistasal iniciar la serie. Lo que la desilu-sión no les permitió ver -tal vez enalgunos días puedan distanciarsedel “dolor” y lo entiendan- es quelo más importante de Lost estuvoen el trayecto de los personajes, esetrayecto que los millones de espec-tadores disfrutaron hasta el éxta-sis.

BORGES, POE Y SARAMAGO

Borges explicó alguna vez aque-llo de la historia principal y la se-cundaria. Se puede contar sobre al-go sin hacerlo explícito. La omi-sión muchas veces es mejor yquien tiene la capacidad de ver losespacios vacíos se olvida de las for-mas que los originan. Es inevitablever esas formas, pero también esfatal el destino a desaparecer conlas que fueron concebidas.

En Lost lo que estaba a la vista eralo encriptado y lo oculto, lo evi-dente. Como aquel genial cuentode Edgar Allan Poe, Carta Robadaen donde se logra esconder unacarta en el lugar más sencillo, endonde nadie buscaría por lógica ysentido común.

Es una tentación insoportablepuntualizar algunos aspectos de latrama de Lost y, pensándolo me-jor, puede contribuir a la eficaciadel mensaje. Por ejemplo, los so-brevivientes del vuelo Oceanic815 caen en una isla donde suce-den cosas extrañas. O, aparecennúmeros recurrentes el 4, 8, 15, 16,23 y 42. Es más, esa serie numéricale hace ganar la lotería a un prota-gonista, sirve para impedir que ex-plote la isla al ingresarlos en unacomputadora cada 108 minutos(108 es igual a la suma de todos losnúmeros de la serie) e incluso ter-minan siendo los números de loscandidatos a reemplazar a una es-pecie de divinidad que protege laisla. Por momentos los escritoreshicieron desaparecer cualquierotro número: el 7, el 9 y el 0 no pa-recen formar parte de Lost.

(Continúa en página 4)

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2 C U L T U R A Domingo 13•06•2010

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

2¿Qué situación de su vida cotidiana encontró refle-jada con sorpresiva exactitud en un libro, una pelí-cula, una canción o cualquier otra obra de arte?

-Hay un libro de ciencia ficción, “Muero por dentro” de

Robert Silverberg. Se trata de un hombre con el poder de leerlos pensamientos de los demás, que un día nota que su po-der comienza a desaparecer. Entonces se pregunta quién se-rá él cuando no tenga esa diferencia que siempre detestó.Cómo se definirá cuando sea como todos los demás (que era

justamente lo que él deseaba). Son las mismas preguntasque yo me hago en relación a mi hipoacusia. Si de pronto seme ofreciera la oportunidad de escuchar bien,¿cómo me de-finiría?

Por Eduardo [email protected]

El conjunto de ensayos que com-ponen el volumen “De la letra a laimagen. Narrativas posfranquis-

tas en sus versiones fílmicas” (MartaFerrari, editora, Eudem, 2007) instalauna reflexión múltiple: acerca de la re-lación entre literatura y cine, entre lade novelas y filmes que abordan laGuerra Civil Española y la posguerra, yen tercer lugar sobre los mecanismosde las narraciones en sí mismos, y enúltimo sobre los modos de transitar oconstruir la memoria.

De este modo, los trabajos “‘Recor-dar olvidando’: cine y narrativa en laEspaña posfranquista”, de Marta Fe-rrari; “Sujetos de la memoria: ¿Quiénnarra hoy el pasado bélico?, de LauraScarano; “Volver del olvido. Sombraslegendarias en Luna de lobos, de JulioLlamazares, de Gabriela Genovese;“Sobre éxitos y derrotas: El pianista, deManuel Vázquez Montalbán”, de Mar-ta Ferrari; “La lengua de las mariposasde Manuel Rivas y de José Luís Cuerda:dos formas de narrar el pasado”, deDiego Rubiolo, en primer lugar nos de-paran una paradoja: el cine no es unaexpresión subalterna y la literatura noes el centro del mundo de las narracio-nes, pero entre un 80 y un 85 por cien-to de los filmes provienen de obras lite-rarias.

UNA EXPLORACIÓN DE CÓDIGOS

La relación letra-imagen es complejay elusiva. No hay para ella una fórmulani una sola respuesta. Un filme puedeser fiel a una lectura y a las posibilida-des expresivas de un texto sin serlo a suliteralidad, o tomar elementos de unanovela y trabajar en un campo de signi-ficado propio; o por el contrario ser fiela la letra y asumir todas las posibilida-des de un texto desde un lenguaje vi-sual autónomo capaz de valerse de esetexto para ser imagen.

Esta imagen es intraducible, tantocomo el texto es múltiple. Una no pue-de ser reducida a las palabras y otro nopuede renunciar a la ambivalencia en-tre el sonido y el sentido.

No obstante ser un medio autóno-mo, en general, cuando las películas seapartan del sentido de una novela, su-fren esa pérdida aunque valgan comolenguaje visual en sí mismo.

Marta Ferrari cita las palabras de JeanJaques Annaud, director de la películaEl nombre de la rosa, quien se refiere ala historia como a un palimpsesto en elcual sobre las huellas de una escrituraanterior se superpone otra. Las prime-ras, raspadas y suprimidas, o bien de al-gún modo subsistentes, son el sosténde otro texto. Pareciera que la propia li-teratura es eso: escribir sobre huellasborradas por el tiempo y rescatadas porla memoria. Sin huellas previas no hayescritura. En el caso de letra e imagen,lo que queda de la letra son los signifi-cados que la letra dejó, que subsistenaunque ellas ya no estén, cuando sehan convertido en diálogos, escenas yespacios concretos: “…cuando un lec-tor lee un texto lo que hace es imaginar

la historia que se le cuenta, lo que equi-vale a decir que ‘pone en imágenes’ elmundo ficcional narrado. Toda trans-posición resulta así una versión, unavisualización y una interpretación po-sible entre muchas otras” (pág. 15). Unfilme es una lectura, pero una capazaportar su propia impronta.

HISTORIA QUE TERMINA MAL

La transición española, que se volcóa subvencionar muchas produccionesque implicaron llevar a la pantalla ver-siones de clásicos literarios, no diocuenta del pasado violento ni de la re-presión. Este silencio parece haber sus-citado distintos modos de pensar y re-significar ese pasado.

De las varias obras abordadas vamosa tomar, en esta oportunidad, la novelaSoldados de Salamina, de Javier Cercas.En ella, son citados los versos de Gil deBiedma: “De todas las historias de laHistoria sin duda la más triste es la deEspaña, porque termina mal”. Las his-torias, es decir las peripecias individua-les que merecen ser contadas, son lasde los que perdieron la guerra y gana-ron el anonimato.

La narración trabaja en el cruce entredos de los muchos relatos individualesy la guerra como hecho total.

La novela –y la película a la que estranspuesta, dirigida por David True-ba- se apoya en construir la memoriadesde dos historias individuales que seoponen pero transcurren una en fun-ción de otra.

En el caso de Sánchez Mazas (cuyaperipecia al sobrevivir a un fusilamien-to da inicio a la obra) termina mal al serconfrontada al agotamiento de aquelloen lo que se creyó, y la otra (la de Mira-lles, que pudo ser quien le salvó la vida)al llevar irremisiblemente unidos el he-roísmo, la pérdida y el anonimato.

Laura Scarano señala que la narra-ción bélica, vista como antagonismode vencedores y vencidos, es una espe-cie de código de la narración de la espe-cie pero en este caso se trabaja desde lassemejanzas que tienen esos opuestos.

El relato incluye entrevistas, testi-monios, documentos, diálogos: todoslos modos de excavar el pasado son a lavez medios legítimos para la narracióny borran las fronteras formales de có-mo narrar, o subsumen el narrar en el

recodar y en el investigar. Al hacerlo, lomás mínimo se convierte en una gestaignorada, verdadera épica del anoni-mato, la búsqueda de olvido y de senti-do y el encuentro final con un interlo-cutor válido que es quien nos presentala historia que, de algún modo, nos es-taba destinada: mientras no la olvide-mos, el sacrificio no habrá sido en va-no.

Los registros de la narración tambiénson distintos en cada espacio: primeroes el relato de investigación por partedel narrador, de pronto inmerso en de-velar los pasos de un personaje oscuro–Sánchez Mazas- , fundador de la falan-ge, cultor de la violencia, pero él mis-mo un cobarde. No obstante, es en laintroducción del escritor chileno Ro-berto Bolaño (que en una película deresultados fluctuantes irremediable-mente se pierde) cuando fluye una his-toria más inesperada, captada en un to-no más emocional, uno que da cuentade un relato que nunca había sido con-tado: la de aquéllos que al retirarse de laEspaña republicana terminaron pe-leando en la Segunda Guerra Mundial,y a quienes nadie recuerda. Dice Mira-lles, ilustre derrotado, verdadero prota-gonista inesperado de la novela de Cer-cas: “Cuando salí hacia el frente en el36 iban conmigo otros muchachos…como yo; muy jóvenes, casi unos ni-ños… Ninguno de ellos sobrevivió…¿Sabe? Desde que terminó la guerra noha pasado un día sin que piense en el-los… Ninguno probó las cosas buenasde la vida: ninguno tuvo una mujer pa-ra él solo, ninguno conoció la maravi-lla de tener un hijo y de que su hijo, detres o cuatro años de edad, se metieraen su cama, entre su mujer y él, un do-mingo por la mañana, en una habita-ción con mucho sol” (Javier Cercas,Soldados de Salamina, pág. 197/198,Tusquets, 2009).

LAS PALABRAS Y LAS COSAS

Los ensayos terminan siendo un mo-do de pensar un horror tan hondo quesólo caben para aprehenderlo distintosmodos de narrar, en novelas muy dife-rentes entre sí, y en su transposición aimágenes, también muy diferentes, a ve-ces con respecto a las novelas y relatos.

También son el acto de asumir que laresignificación del pasado y su explora-ción (y explotación) editorial, son se-lectivos: valga para ello pensar que losmismos aparatos editoriales que con-sagraron y construyeron estos “éxitos”estuvieron cerrados para otras histo-rias, como la del exilio infantil en laGuerra Civil Española, tal como lo na-rró César Payá Valera, un exiliado queescribió además series de artículos, enLos niños españoles de Morelia, un li-bro editado por El Colegio de Jalisco,que varias editoriales españolas recha-zaron. A los exiliados se les negó el lu-gar, el regreso, luego los beneficios so-ciales (reconocidos tras una larga lu-cha) y también la memoria.

Quizás, después de todo, terminesiendo la industria la que nos diga quérecordar, cuándo y cómo ■

http://lapalabrainconclusa-literatura.blogspot.com

RECIENTE NOVEDAD DE EUDEM

De la letra a la imagenPor Sebastián Chilano

Las historias extraordinarias tienen varias formasde ser contadas. Yo prefiero dos. O hacerlo con unaneutralidad implícita desde el inicio, o con una cer-canía tan familiar como infantil. Así el mundo puededesmoronarse mientras un padre discute con su hijoadolescente, como también puede hundirse mien-tras el paisaje se desglosa párrafo tras párrafo hacia unestallido apocalíptico.

Eso fue lo primero que me vino a la mente al ver lanoticia por la televisión del café.

El café tiene una pelota de fútbol como cartel y di-cen que se inauguró para 1978. Por eso se llama“Mundial” Me gusta porque tiene televisores viejos,con culo, como las verdaderas mujeres, no como esostelevisores “plasma” que se parecen tanto a lasanoréxicas. En el café, la imagen, dependiendo de lahora del día, está o en un noticiero, o en un partido, oen la lotería nacional. Eso sí, no importa en que canalesté, todo se tiene que ver sin volumen. La verdad esuna noticia muda.

Pero no quiero hablar del café ni del silencio, sinode la noticia que vi. Cómo habrá sido de importanteque le habían subido el volumen al televisor y el cro-nista indicaba que el país tenía un nuevo ministro deeconomía. La otra vez que recuerdo haber escuchadoel sonido de la televisión del café Mundial fue cuandovi el partido del repechaje de Australia-Argentinapara entrar en el mundial de 1994.

En resumen, porque ya todos los saben, el presi-dente en un mismo día anunció al país el pago de losintereses de los intereses de la deuda externa y letomó juramento a un pulcro Diablo. Asombrados,todos en el café vimos como el otrora rey del azufre ylas tinieblas se convertía así en un asesor más.

–Ya no les alcanza con agregar al gobierno actores,jugadoras de hockey, poetisas, o inmigrantes ilegalesa las listas de diputados y senadores. No, tenían quedar un paso más –me dijo el mozo.

Asentí, en silencio.Lo segundo que pensé al ver la noticia fue que el

Papa debía estar muy ocupado para no haber acepta-do la oferta, porque seguro que antes se lo ofrecierona Él, y lo tercero que pensé –lo que más me regocijó,también– fue imaginar la consternación de los her-menéuticos al dejar en evidencia su desconocimien-to sobre los versos de San Juan y recordar el vacío desus profecías, ya sin importancia. En todo el mundo,movidos por el celo, sucedería lo mismo: miles, mil-lones de ángeles descenderían desde el cielo y seposarían en una y en todas las ciudades buscando quelos gobiernos les dieran cargos importantes, ministe-rios y seguridad privada. Es como si comenzara el findel mundo y no supiéramos que hacer, si temer,agradecer o seguir bebiendo bebidas blancas biendestiladas.

Todo el día se habló de lo mismo. Cada pasajeroque se subió al taxi me recordó la asunción del Diabloo me pidió que sintonizara alguna radio de noticiaspara volver a escuchar la misma vieja novedad repeti-da. Se convirtió en una adicción, cada 30 minutosvolver a escuchar. “Sí, juro” por la patria, no por Diosni sobre los santos evangelios.

El último pasajero del día se quejó tras escuchar elinformativo y me pidió que detuviera el taxi antes dela dirección que me había indicado.

–¿Qué pasa? –le pregunté.–¿Qué me va a pasar? –dijo mientras me pagaba el

precio justo del tacómetro–. Soy ateo.–¿Y eso que tiene que ver?–Todo. A partir de ahora, para mí el mundo ya no es

un lugar seguro –contestó.

(Continúa la próxima semana)

El mundo en tinieblas

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Domingo 13 •06•2010 C U L T U R A 3

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

3¿De qué lugar, personaje común o circunstanciaen general que ofrece Mar del Plata se apropiaríapara incorporarlo como pasaje central de alguna

de sus obras?

-De todos los recuerdos de verano de mi infancia que suce-den en Mar del Plata. Mis abuelos maternos y paternos te-nían departamentos y allí veraneábamos cada año. Yo ado-raba comer en Montecatini en esos banquitos sin respaldo.

Ir a la pequeña vuelta al mundo de Sacoa (en el subsuelo dela galería). Navegar en cisnes en Parque Camet. Mi infanciaes en parte marplatense.

MARÍA ROSA YORIO, DE LOS ‘70 A HOY

“No soy la Yoko Ono argentina”Testigo directa delos primeros añosdel rock nacional, lacantante habla de subúsqueda espiritual,de sus ataques depánico, de las fiestas de los ̀80 y desu rebeldía actual.“La buena lectura te acerca invariablemente a la espiritualidad”, asegura.

“Poné que no soy la YokoOno argentina, nadaque ver”, pide la cantan-

te María Rosa Yorio, ex mujer deCharly García, madre de su hijo Mi-gue y también ex mujer de Nito Mes-tre. La “dama del rock”, como la lla-maron alguna vez por ser una de lasprimeras mujeres en involucrarse enaquel movimiento musical, pasó re-cientemente por Mar del Plata paraactuar junto a músicos locales y ofre-cer un taller de respiración. Aquí des-mintió que su relación con Mestrehaya sido el motivo de separación dellegendario grupo fundacional delrock vernáculo, “Sui Generis”, queintegraron Nito y Charly en la décadadel ̀ 70.

“Mi relación con Nito fue durantela última etapa de Los Desconocidosde Siempre (banda que se gestó a fina-les de los ‘70)”, evoca esta mujer “sen-sual”, “divertida” y “cálida”, los tresadjetivos que elige para hablar de ellamisma.

María Rosa -que desarrolló una ca-rrera en la docencia de canto y que,además, se dedica a la pintura- parecehaber cambiado el desenfreno de los`70 y`80 por un camino interior quela pone muy cerca de los grandesmaestros de la espiritualidad, desdeCristo y Ghandi a la Madre Teresa y alpapa Juan XXIII. “Lo espiritual seirradia, no hace falta hablarlo, eso seirradia, se lleva, por eso pudimosmantener una relación de amistadtodos estos años con Charly”, asegu-ra.

“Al pensarse como centro del uni-verso, el ser humano pensó que po-día usar y abusar (de la naturaleza) yeso se ve en la manera en que vivimos-señala-. Yo creo que los seres huma-nos somos una unidad, que todo esde todos, creo que existe la ley del kar-ma, que lo que va vuelve, tarde o tem-prano. Los grandes espiritualistas dela historia hablaron de lo mismo: de

amar al prójimo, de ser humildes, deno ostentar, no al exceso de bienesmateriales, respetar los ritos y obser-var la naturaleza”.

Autora de discos como “Rodillas” y“Puertos”, que pronto verán una ree-dición, y también de “Mandando to-do a Singapur”, Yorio cuenta que estecamino espiritual empezó a desan-darlo de la mano de una educacióninfantil que siempre hizo eje en lo ar-tístico. “La buena lectura te acerca in-variablemente a la espiritualidad,aunque hay mucha gente que lee yque no es espiritual, es verdad. Haycosas misteriosas, es posible que yohaya tenido otras encarnaciones enotras vidas y que haya conocido a unser espiritual importante, no lo sé,esas cosas son misteriosas y es mejorque así lo sean, esas cosas son como elsilencio, trabajan sin que se note quetrabajan”.

Convencida de que el arte y la mú-sica son una celebración para el serhumano, la cantante recuerda que

los ataques de pánico que sufrió en ladécada del ‘80 también ayudaron aprofundizar esa búsqueda interior.“Esos ataques hacen que te guardes,

te hacen reflexionar y buscar interna-mente. Los ‘80 fueron una épocacomplicada, se vivía bastante de fies-ta y sin mucho manual, no había ma-nual para saber qué hacer después dela fiesta. Gracias a Dios siempre pudeseguir saliendo a cantar”, confiesa sinnostalgias del tiempo pasado, más bi-en muy segura de que “los logros en elhoy no funcionarían en el día de ay-er”.

De aquella etapa conserva, asimis-mo, la necesidad de seguir recluyén-dose en su departamento del barrioporteño de Palermo, vecindario quetambién comparte con Charly. “Micasa es mi spa”, dice y habla de susplantas, del sol y de la vista al río de LaPlata, los elementos que la hacen re-nacer.

Además, en su casa están “mis dis-cos” y su otra pasión: la pintura, quelogró convertirla en una artista fau-vista. Sus obras escupen color por to-dos lados. Sin embargo, adentro deesas íntimas cuatro paredes algunascosas están ausentes: la televisión ylos teléfonos celulares, por ejemplo.Apostar a vivir desconectada es lamanera que encontró para seguirsiendo rebelde.

CUANDO TE ROBEN“PEDÍ PERDÓN”

“Soy parte de este mundo y tengoque llevarme con él -sigue-, sientoamor por la vida, pero sin dudas haycosas que pasan que son muy tristes.Hace años se hablaba de la gente queestaba tirada en las calles de NuevaYork. ‘Mirá la gente que pasa al ladode ellos y siguen caminando, qué in-diferencia’, se decía. Y ahora es así enBuenos Aires. Somos indiferentes a lagente que está en la calle, a los chicosque están en la calle, cuando ese chi-co que está en la calle es tu hijo tam-bién. Por eso cuando te roben no sóloentregá lo que te piden, sino pedí per-dón. Es que somos responsables deeso, por más que vos no seas la perso-na directa (que generó la delincuen-cia)”.

-¿Considera que para el músi-

co actual la música sigue siendouna celebración?

-Para el músico sigue siéndolo, su-pongo que para todos, aunque ahoraya no lo es a nivel masivo. Ya sabemosque todo lo que concierne a la indus-tria del entretenimiento pasa muchopor el sexo. Parece mentira que estédiciéndolo yo que fui una de las pri-meras que me saqué fotos en Play-boy, fui sensual y lo soy para cantar.Pero me parece que ahora las chicastienen que ser prostitutas práctica-mente para cantar, el target que ven-de es ése y es triste, porque sabemosque hay mucho abuso infantil. Estaes una sociedad híper sexuada que notiene mucha conciencia de a lo quepuede llevar eso. Pero el amor que po-nen los chicos al cantar es el mismo.Tengo un instituto de canto y veo elamor que ponen las jovencitas. Endos o tres años van a aparecer unmontón de mujeres, la pasión es lamisma, la pasión del músico de rockes la misma, cambian las circunstan-cias, las manera, los formatos.

-¿Sigue siendo la “Dama delrock”?

-Son títulos, muchas veces el perio-dismo tiene que titular y conseguirun título que sea lindo y que hagaque la persona siga leyendo la nota,lo que no me parece mal, pero bueno,está bien, no me llevo ni bien ni mal.Yo soy una cantante pop, me consi-dero una cantante pop que tambiénpuede cantar otras cosas.

-¿Cómo lo ve a Charly García,después de la recuperación?

-Nos tenemos muchísimo afecto,siempre nos vimos, somos vecinos.Estamos muy contentos, siempre jo-robaban con que Charly era Dios,ahora está hecho una divinidad, eshermoso verlo cómo está, es maravi-lloso. Ahora puedo contar más conél, porque si bien Migue es grande,siempre uno tiene que estar, si porcualquier cosa lo tengo que llamar séque puedo contar con él y que él pue-de contar con nosotros, podemos ha-blar. Para uno que ha tenido que li-diar con momentos tan complica-dos, está bueno ■

“Era muy chica, había salido dela secundaria y conocí a estos jóve-nes. Yo tenía mucha información,porque tuve una educación artísti-ca importante en mi casa. Me gus-taba mucho la música clásica y lapoesía. Fui a verlo a Charly y evi-dentemente la música de Sui Ge-neris tenía mucho de poesía y mu-cho de música clásica, porqueCharly era un concertista de pia-no, y me gustó mucho. Fue así quenos conocimos. Yo ya cantabacanciones en francés o cosas de

Piazzolla. Pero nunca fui corista deSui Generis, lo primero que hicefue grabar unos coros en el disco deDavid Lebón e hice unos gritos enel disco Instituciones, en la partede ‘El señor Tijeras’ y en ‘La máqui-na de hacer pájaros’. Con Nito hi-cimos ‘Cómo mata el viento nor-te’, pero mi real comienzo fue gra-bando ‘Quiero ser, quiero ver,quiero entrar’ para Por Sui Gieco,en un estudio de grabación impre-sionante, el estudio Fonalex”, re-cuerda María Rosa Yorio.

Y sigue: “Para mí era natural salirdel colegio e ir a los escenarios agrabar, se vivía como algo natural,como también se vivía natural elhecho de estar en un país represi-vo, vivir sin demasiada libertad.Fue una época compleja, yo tam-poco puedo decir que todo tiempopasado fue mejor, porque fue unaépoca en la que a nivel artístico éra-mos un ghetto y éramos persegui-dos. Cuando lo fui a ver a Charlypor primera vez eso era casi unaguantadero” ■

Primeros años del rock: entre ghetto y aguantadero

Divertida, sensual y cálida, así se define María Rosa Yorio.

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4 C U L T U R A Domingo 13 •06•2010 C U L T U R A 5

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer4¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dospersonajes de ficción?

- Elijo una pequeña muestra, pero en realidad acá deberíaaparecer un libro completo: “Groucho&Chico, abogados”

de los Hermanos Marx.Groucho: -Ravelli, ¿se da usted cuenta de que llega media

hora tarde?Chico: -No pude evitarlo, Mr. Flywheel. Me caí rodando

por las escaleras.

Groucho: -¿Me va a decir que le costó media hora bajarrodando las escaleras? No me creo ese cuento.

Chico: -Muy bien, si no se cree ese cuento, le contaréotro... 5Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar

a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?-Iría a la casa de la familia March, y les diría: en el capítu-

lo tal de la continuación de “Mujercitas”, Beth se muere.He leído ese libro infinidad de veces, y Beth siempre se

muere en el mismo capítulo. ¿¿¿Pueden hacer algo, por fa-vor??? Y luego les pasaría, de contrabando, una dosis depenicilina.

(fotografía de autor)

(Viene de página 1)Lo cierto es que la trama avanzó

acumulando esos misterios sin resol-ver (Humo negro, viajes en el tiem-po, luz celestial, Los otros, Experi-mento Dharma), aunque la impor-tancia de esos misterios fue hija de laangustia de los televidentes más quede la necesidad narrativa de los mis-mos escritores. En Lost todo se mag-nificó, por esa decisión de escribir demanera fractal, bifurcada, de jugarcon el tiempo, de entrelazar todo.Entonces los seguidores se enfoca-ron en esa historia “1” y no se dieroncuenta de que se construía, al mismotiempo, una historia “2”.

Los guionistas de Lost cerraron lahistoria haciendo atropellar al pro-tagonista por un camión. Algunospequeños misterios dejaron de ser-los porque los explicaron, aunqueno hubiera sucedido nada si no lohacían. Todos querían saber qué eraesa isla, por qué sucedía allí lo quesucedía, pero la isla fue el McGuffinmás grande de la historia de la narra-tiva. Dentro de esa isla, otros milesde McGuffins (osos polares, ruedaelectromagnética, bucles tempora-les…) y como todo McGuffin al finaldesapareció.

La complejidad de Lost se reduce anada cuando a la serie se la analizaasí. A tal punto que dejan de impor-

tar mágicamente todos los miste-rios. La isla en el pacífico podría ha-ber sido un Shopping latinoamerica-no, porque lo que los creadores deLost querían contar era otra cosa.Querían desarrollar las relacionespersonales entre los protagonistas.

Puede ser real que en medio de latrama los guionistas hayan cambia-do, pero el resultado final es indiscu-tible para quienes conocen un pocode técnicas de escritura literaria deficción, en cualquiera de sus géne-ros.

Al final, los protagonistas se reú-nen en un templo religioso, yamuertos, para pasar a la eternidad.Pero lo hacen de una manera deter-minada: eligen pasar la eternidadcon las personas que quieren, y esequerer se fundamenta en las viven-cias derivadas del accidente delOceanic 815.

Finalmente están Encontrados, noPerdidos. Eso me recuerda casi demanera literal al genial portugués Jo-sé Saramago, que en su libro “La Ca-verna” escribió años atrás algo pare-cido. La hija del alfarero protagonistade la novela descubre un perro en lacasa de campo, un perro que aparecepor ahí. Entonces lo decide adoptar yle pide al padre que le asigne un nom-bre: “Tal vez a éste le llame Perdido”.Y la hija lo corrige: “Hay otro que le

sentaría mejor, Encontrado”. El pa-dre finalmente aprueba: “Sí me pare-ce una buena idea, estaba perdido yha sido encontrado”.

EL FIN

El final de Lost, ese que a muchosles dejó un sabor amargo, justificatoda la trama, no la explica. El finalfísico no siempre es el final. Hay mu-chos ejemplos en la literatura dondelos finales no existen desde el puntode vista narrativo tal como uno estáacostumbrado a percibirlos. Recien-temente se publicó, para goce delmundo entero, Principiantes, la ver-sión original de “De qué hablamoscuando hablamos de amor”, de Ray-mond Carver. Sus cuentos, pasadoso no por la tijera de Gordon Lish, soneso: historias con finales que pare-cen no serlos, pero que operan paraconcluir la conformación de los per-sonajes y no de los episodios.

Los millones de seguidores de Lostque reniegan del final de la serie noson conscientes de que la causa quelos lleva a la insatisfacción es lo que,por el contrario, tendría que anular-la. Están insatisfechos o disgustadosen el “final” porque en el “trayecto”estuvieron satisfechos o gustosos. Yde eso se trató esta ficción tan pecu-liar. Del viaje ■

Acerca de Lost y la teoría de...

Por M.P.P

La obra de FelisbertoHernández (1902-1964), escritor y

pianista uruguayo, des-concierta por su singula-ridad. Sus relatos, bajoun tono aparentementeingenuo, descolocan e in-quietan y advierten sobreotras maneras de percibirla realidad. Así como lomenciona Gustavo Les-pada en el prólogo de“Cuentos Selectos” (Co-rregidor), la nueva anto-logía de la obra del autor,Hernández se verá atraí-do por lo “que no sabe”,por “las zonas lateralesdel pensamiento”, propo-niendo “un registro quedesdeña certezas y este-reotipos”. Entre los ras-gos más característicos de su narrativa se en-cuentran la animación de objetos, la cosifica-ción de lo humano, la fragmentación del cuer-po, el lugar de privilegio otorgado al mundoinfantil, los dobles y duplicaciones, el humorabsurdo, lo onírico, todo ello según “un enfo-que enmarcado y fragmentario” que Lespadarelaciona con la lógica del montaje de la esté-tica cinematográfica.

Si bien su original literatura no fue valorada ensu momento por el público lector, no sucedió asícon importantes figuras como Ítalo Calvino -quien lo caracterizó como un “francotirador” quedesafía toda clasificación y todo marco-, Juan Car-los Onetti y Julio Cortázar, prologuista en el año1975 de una antología francesa de sus cuentos. Dela misma manera hubo críticos muy importantescomo Angel Rama o José Pedro Díaz que han cola-borado notablemente en los estudios sobre la obradel autor. Precisamente Angel Rama fue el encar-gado de ordenar y dividir su narrativa en tres eta-pas bien diferenciadas. La primera está conforma-da por sus primeros cuatro textos: “Fulano de tal”(1925), “Libro sin tapas” (1929), “La cara de Ana”(1930) y “La envenenada” (1931), todas ellas pu-blicaciones muy precarias, impresas en el Uru-guay. La segunda fue denominada “etapa memo-rialista” y está integrada por sus relatos más exten-sos: “Por los tiempos de Clemente Colling”(1942), “El caballo perdido” (1943) y “Tierras de lamemoria” (escrita casi en su totalidad en 1943, pe-ro publicada póstumamente en 1966) donde em-plea como material al recuerdo, pero tal como loafirma José Pedro Díaz “no para trabajar sobre lorecordado, sino sobre los modos de su evocación,sobre la relación de su presente sobre lo evocado,sobre el modo de asirlo que dispone”. Finalmentela última etapa, donde vuelve a los relatos breves,la conforma el libro de cuentos “Nadie encendíalas lámparas” (1947) y los textos publicados poste-riormente. En este período se intenta alcanzar larepresentación de percepciones o visiones que re-

basan los límites de lapoética realista y mu-chas veces han sido de-nominados de modoerróneo (a falta de unamejor etiqueta, como yareflexionó Cortázar) re-latos fantásticos.

Hace pocos días Corre-g idor ha pub l i cado“Cuentos selectos”, unaantología prologada y se-leccionada por GustavoLespada, investigador ar-gentino estudioso de laobra de Hernández. Laantología está compues-ta por distintos textos co-rrespondientes a la se-gunda y tercera etapa yaseñaladas. De la segundaetapa se ha seleccionado“para representar la trilo-gía de la memoria”, enpalabras de Lespada, “El

caballo perdido” (1943) y dos textos breves, “La pe-lota” (1945) y “Mi primera maestra” (fragmento de“Tierras de la memoria”). De la tercera etapa se ha re-producido en su totalidad “Nadie encendía las lám-paras” (1947) junto a cuatro desopilantes relatos:“Mur” (1948), “El cocodrilo” (1949), “Lucrecia”(1952) y “La casa inundada” (1960). El último nom-bre de la selección es la “Explicación falsa de miscuentos” (1955), un breve texto que fue publicadopor primera vez en la revista La Licorne en Montevi-deo. Allí Felisberto afirma que sus cuentos “no tie-nen estructuras lógicas” y que “no conocen sus le-yes, aunque profundamente las tengan y la con-ciencia no las alcance”. Es decir, admite un orden ensus textos, pero un orden regido por una lógica dis-tinta de la tradicional, que responde a las rupturastributarias de las vanguardias. Ante la pregunta decómo escribía sus relatos, Hernández respondió coneste texto que lejos de ser una “explicación” consti-tuye otro relato, “una ficción acerca de sus ficcio-nes”, como lo declara Gustavo Lespada.

Esta antología resultauna gran oportu-nidad para aque-llos lectores queaún no hayan in-g re sado en e lsingular y mis-terioso mundode FelisbertoHernández ,sin lugar a du-das uno de losnarradoresmás origina-les de la lite-ratura lati-noamerica-na ■

Por Yamandú Rodríguez

Yo pintaba cuadros hastaque un día me di cuenta deque no me alcanzaba con

los cuadros: necesitaba registrarla imagen de otra forma. Esteproyecto fotográfico no tienenombre, trabajo en él desde 2004ó 2005 y ya tengo unas 150 mil fo-tos sacadas.

Mi idea es trabajar con el cuerpohumano, un tema que está en el artedesde hace cerca de 500 años, o más.Fotografío a chicas, modelos no pro-fesionales a las que contacto por in-ternet (por medio de mi fotolog, deMySpace o de avisos que aparecie-ron en revistas y diarios).

Depende de las modelos van apa-reciendo diferentes cosas: hay chicasque me dicen qué les interesa que fo-

tografíe de su cuerpo, algunas no po-san sin ropas, otras quieren determi-

nada vestimenta (una quiso salir conel vestido que perteneció a su abuela,

Algo pop debe haber en el ambiente

Egresado ydocente de la

Escuela de ArtesVisuales Martín

Malharro,Yamandú

Rodríguez cuentacómo nació su

proyectofotográfico

basado en elcuerpo humano y

con el quepropone construir

“el repertorio deuna época”.

CORREGIDOR ACABA DE EDITAR “CUENTOS SELECTOS”

Un escritor singular: Felisberto Hernández

La singular obra de quien constituye uno de los nombres másinteresantes de la literatura latinoamericana del siglo XX vuelve aponerse en circulación a partir de la nueva antología “Cuentosselectos” de Corregidor.

por ejemplo). Ellas mismas se produ-cen. Y así el aspecto va surgiendo delas fantasías de la persona y tambiénde mis ideas.

Decidí no fotografiar rostros, meinteresa otro tipo de gestualidad, sinnecesidad de recurrir al rostro o a losojos, que es lo que siempre vi en lostrabajos sobre cuerpo humano. En-tonces aparece el anonimato.

Mis fotos son como un juego entrelo amateur y la obra de arte que sepresenta en lugares profesionales. Yase vieron en muestras que se realiza-ron en Lituania, en Londres, en Mi-lán, en Nueva York y en Mar del Pla-ta.

Pretendo seguir con este proyectodurante treinta años. Por eso puedeentenderse como un proyecto socio-lógico o de investigación: es tam-bién una compilación de la moda,de lo fashion y del entorno (las foto-grafías las saco en las casas de las mis-mas chicas). Creo que serán un testi-monio de lo que se usa, una suerte derepertorio de época. En el futuro voya poder decir “en el 2010, en el 2010se usaba esto o lo otro”.

Algunas fotos resultan muy colori-das: hay épocas que son más colori-das que otras. Tienen algo pop. Debehaber algo pop en el ambiente, o porlo menos algo pop se está generandoen mi cabeza ■

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6 C U L T U R A Domingo 13•06•2010

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

6) ¿Recuerda haber robado un libro alguna vez?¿Cuál o cuáles?

-No, nunca me he animado. Una vez robé una cereza enuna frutería y mi mamá me retó de tal manera que luego se ladi a una de mis hermanas para que se la comiera (cosa que

hizo sin culpa alguna).

EL JURAMENTO DE LOS CENTENERA.Lydia Carreras de SosaBuenos Aires, Edelvives. 2009

Por Elena StapichIntegrante de la ONG Jitanjáfora (*)

La novela está narrada en elcruce de dos géneros: unahistoria de inmigrantes (a

la manera de Memorias de Vla-dimir, de Per-la Suez o Sté-fano, de Ma-ría Teresa An-druetto) y elrelato policialde investiga-ción, hipoté-tico-deducti-v o . E s q u e ,por si fueranpocas las pe-nurias de losinmigrantes,cinco de losh e r m a n o sCentenera sa-len de Españar u m b o aAmérica, pe-ro cuando de-sembarcan enBuenos Airesquedan cua-tro. María, la hermana menor,discapacitada, desaparece en elbarco el día antes de llegar. Hayuna búsqueda desesperada einútil.

El título alude a la imposicióndel hermano mayor: no volver ahablar de la hermana desapare-cida, seguir viviendo como sinada hubiera ocurrido. No con-tarle ni siquiera a Lupe, la her-mana casada que quedó en elpueblo. Las cartas de Lupe sonconmovedoras por lo que dice,por lo que calla y por lo que ig-

nora: “En la próxima carta quie-ro ver una línea de cada uno devosotros para asegurarme deque no habéis olvidado como sesujeta el lápiz. María me dibuja-rá una flor junto a su nombre,¿verdad?”

Pero a Josep, el narrador-pro-tagonista, se le hace demasiadopesada la carga y comparte conalguien su secreto. Sin haberlapedido, encontrará ayuda y el

e n i g m a c o -menzará a de-senredarse si-guiendo loscódigos de lpolicial: ha-brá varios sos-pechosos y unfinal inespe-rado.

Si bien hayun personajeque cumple laf u n c i ó n d edetective, ellector es con-vocado a for-mular su pro-pia hipótesis ypara ello algu-nos indiciosse van desli-zando a lo lar-go de la narra-

ción. El suspenso crece y se hacedifícil abandonar la lectura sinconocer el desenlace.

La autora ha encontrado parala voz narrativa un registro ve-rosímil, sin saturar el texto conanacronismos y términos pe-ninsulares que hubieran intro-ducido una distancia lingüísticadifícil de salvar para los lectoresjuveniles ■

(*) Jitanjáfora es una ONG marplatense dedicada a la

promoción de la lectura y la escritura.

Grandes libros,

pequeños lectores

Por Sebastián Jorgi

Se trata de un nuevo sello edito-rial, con publicaciones de clá-sicos (Drácula, de Bram Sto-

ker) y antologías de cuentistastambién ya clásicos (Cuentos enacción, que compendia a Lugones,Soriano, Cortázar, Bradbury,Walsh, Anderson Imbert y Quiro-ga). El proyecto y dirección edito-rial está a cargo de Raúl González,la Dirección de ediciones, JudithRasnosky, la dirección de Arte, Va-leria Bisutti y la directora de la co-lección es Karina Echevarría. Ade-más de un equipo de traductores,caricaturistas e ilustradores, quehacen de sus colecciones un expo-nencial muestrario estético.

Fue con miras a una serie de tra-bajos sobre literatura infanto-ju-venil que he contactado a este nue-vo sello. Y sí: pensemos en JulioVerne, en Emilio Salgari, en EdgarAllan Poe, en relecturas necesariasque nos atrajo siendo recién sali-dos de la infancia, aún entrandoen la adolescencia. Y por qué nomás hacia la adultez…¿cuál es el lí-mite de la literatura infanto-juve-nil?

Más allá de disquisiciones sobreel tema, lo importante en este casoes que Estación Mandioca en suspublicaciones contextualiza épo-cas, historia de la literatura, bio-grafías de los autores antologadosy paralelos con otros, cuadros demovimientos literarios y propues-tas de análisis estilístico y argu-mental de las piezas, de maneraque el ámbito resultará propiciopara maestras y profesoras. Y si di-go “maestras y profesoras” es por-que tampoco debe haber un límite

cortante entre un pibe de 10 - 11años y otros de 14 - 15. (Recuerdohaber leído Los tres mosqueteros yEl señor de Ballantrae a los 11 u 12años). En suma, la propuesta di-dáctica para primaria y secunda-ria, está muy bien asentada en es-

tas colecciones, con dibujos y fo-tos que ponen “en clima” como enlas historietas.

Una propuesta didáctica, paradocentes y no docentes, edicionescon fino gusto estético.

Enhorabuena ■

Estación Mandioca: selloeditorial y propuesta didáctica

“Análisis paisajístico del Parque deVilla Victoria Ocampo Mar del Plata”,Patricia Crowder, Editorial Martin,104 páginas

El parque de Villa Victoria Ocampoes un emblema del paisaje culturalde Mar del Plata. En el libro se po-

ne en valor el diseño realizado por el in-geniero Manuel Silvio Ocampo, padrede la famosa escritora Victoria Ocampo,a comienzos de la segunda década delsiglo pasado. La perfección de ese dise-ño, según el análisis de la autora, posi-ciona al ingeniero Ocampo como unode los mejores paisajistas que tuvo el

país, si bien su especialidad fue la inge-niería civil.

Se analizan por primera vez en el ám-bito del paisajismo de parques priva-dos, las variables que consideró Ocam-po para el diseño de su parque: Marcocontextual social a principios del sigloXX, estilos constructivos, condicionestopográficas, características climáticas,profundo conocimiento sobre plantas.La autora descubre ocho niveles de ve-getación que van desde los cubresueloshasta los árboles de primera magnitud,mapeo de texturas, texturas visuales,diseño y mantenimiento conteniendoademás una excelente propuesta pararevitalizar y potenciar su uso urbano.Este diseño, según la autora, dio el pun-

tapié inicial para caracterizar a la zo-na que hoy conocemos como Ba-rrio Los Troncos.

La autora es especialista en aná-lisis paisajístico, (Univ. TorcuatoDi Tella) y graduada en Planea-miento del Paisaje (UNLP). Esmiembro de la International As-sociation Landscape Ecology(IALE). Publicó en 2005 “Mardel Plata: Fragilidad costera”(Ed. Martin) ■

Un análisis sobre elparque de la Villa Victoria

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Domingo 13•06•2010 C U L T U R A 7

Los libros más vendidos de la semanaFICCION

1 “SIETE VIDAS”. John Grisham. Plaza y Janés. $69. 2 “VENGANZA EN SEVILLA”. Matilde Asensi. Planeta. $59.3 “200 AÑOS DE POESÍA ARGENTINA” Antología a cargo de Jorge Monteleone. Alfaguara. $149.

NO FICCION

1 “EL LEGADO DE MANDELA”. Richard Stengel. Temas de hoy. $57. 2 “HISTORIA DE UNA BIBLIOTECA”. Tomás Abraham. Sudamericana. $75.

De Platón a Nietzsche.3 “DISFRUTAR”. Ignacio Trujillo. Vergara. $49.

RECOMENDADOS

1 “EL ÁNGEL NEGRO”. Rodolfo Palacios. Aguilar. $59.Vida de Carlos Robledo Puch.

2 “FILOSOFÍA Y NACIÓN”. José Pablo Feinmann. Seix Barral. $35.3 “UN LEÓN LLAMADO CHRISTIAN”. Anthony Bourke y John Rendall. Plaza y Janés. $59.

Conocí a Robledo Puch lamañana del viernes 18de julio de 2008. Hasta

ese día se había negado a misinsistentes pedidos de entre-vista gestionados ante el Ser-vicio Penitenciario Bonaeren-se. Su respuesta era siemprela misma: “No quiero sabernada con los periodistas”. Ha-bía pruebas de sobra para de-mostrar su odio a la prensa.Un día, durante una visita de

los medios y las autoridadespenitenciarias por los pabe-llones de la cárcel, un funcio-nario le preguntó al preso másfamoso del penal si quería daralguna nota. Robledo respon-dió:

-Odio a los periodistas porquepor culpa de ellos mi madre intentósuicidarse. La destruyeron.

-Si cambia de opinión, me avisa-le propuso el funcionario.

-¡Espere, espere, se me ocurrió

una idea!- exclamó Robledo-. Voy ahablar con el periodista que tengalos huevos para hacer algo que meobligaron a hacer varias veces...

-¿Qué es?-Arrodillarse y lamer el fondo del

inodoro que acabo de usar. Hastaque quede bien limpito.

Casi diez años después de esaanécdota logré que Robledo me re-cibiera sin necesidad de limpiar elbaño de su celda ■

Recomendados:

■ Lecturas Semana del 7 al 13 de junio de 2010Fuente: Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia de Buenos Aires.

■■■■ El anaquel de los usados

“¿Me haces el favor de bajar otra vezde la estantería el libro de antes?”

(Stephen King en Mientras Escribo)

Puede estar ajado. Descangallado y hasta mordis-queado por roedores. Alguno hasta tenga rastrosde la torpeza de un lector enviciado que cierta

noche dejó caer la taza de café sobre él. Nada de eso lerestará el valor de la compañía, del texto amigo. Los li-bros usados son parte de la religión a la que se sometenaquellos que buscan ampliar su pensamiento.

Librería Maya, sita en Olavarría 3148, tiene en venta “LasCruzadas”, de Hillaire Belloc, en edición del año 1951 de EmeceEditores S.A. Por 50 pesos el lector entendido podrá acceder aBelloc, un historiador de universal renombre, para quien elGólgota representa la tragedia más honda y dolorosa de la hu-manidad; Las Cruzadas, el drama más cruento y de consecuenciasmás lamentables para la civilización cristiana. No se puede sosla-yar que Belloc es, ante todo, un católico fervoroso. Para él, lasCruzadas no significan otra cosa que la culminación de un pleitosecular entre la cristiandad y el islamismo, pleito que el mismoBelloc no piensa todavía que haya terminado.

En Compacto (25 de mayo 3152), dos rarezas a un precio irriso-rio. Por un lado, “Stendhal enamorado”, un pequeño libro de 157páginas editado en el año 2000 por Errepar. Consiste en textosbrevísimo del amor observados con una mirada analítica de rigorcuasi científico de parte del autor de “Rojo y Negro.” “El libro quesigue explica sencillamente, razonablemente, matemática-mente, por decirlo así, los diversos sentimientos que se sucedenunos a otros y cuyo conjunto se denomina la pasión del amor”,reza el prólogo.

La otra propuesta de Compacto, es un volumen que analiza “Enla Sangre”, la novela de Eugenio Cambaceres. Es un estudio queforma parte de la colección publicada en 1994 por Editorial PlusUltra y no sólo permite disfrutar de la obra de Cambaceres, sinoademás aporta un contenido de gran valor. Tiene entre susapéndices un cuadro de época, la vida de Cambaceres, el juicio devarios estudiosos y una carta literaria sobre el naturalismo, entreotros textos. Tiene un total de 246 páginas. Cada libro tiene unprecio de 3 pesos.

En el local 30 de la galería ubicada en Santa Fe 1828 está LibrosMariano, donde hay dos clásicos. De Jorge Amado, “Teresa Batistacansada de Guerra”, una novela que editorial Losada ofreció en1979 en la que resultó ser su novena edición. Se trata de una de lasobras principales en la producción de un clásico como ya esAmado. Este ejemplar de 508 páginas tiene un valor de 26 pesos.

Junto a él, una joya para quienes gustan de la literatura france-sa. Con traducción de Silvina Bulrrich, Memorias de una joven in-formal, la biografía de Simone de Beauvoir. De editorialSudamericana, la quinta edición apareció en 1966 para un librode 387 páginas que se puede conseguir por 34 pesos.

Más que librería es un anticuario doméstico, el local ubicado en3 de febrero 3165 y en cuyos anaqueles se observan extrañosejemplares de libros y revistas. Uno que se destaca es “La vida du-ra” de Mark Twain, editado por Lauro en 1944, que ofrece un nue-vo texto del primer gran escritor del oeste estadounidense. Contapa dura, traducción de Pedro Elías y 391 páginas, tiene un costode 30 pesos ■

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

7Un extraño hongo se esparce por su biblioteca yconsume de manera irrefrenable los libros. Sólodispone de unos segundos para actuar y salvar a

tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arro-

jar a la voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles se-rían los sacrificados y cuáles los salvados?

-Me niego a quemar libros. Ni siquiera los que detesto. Así

que lanzo al fuego a algún escritor en vez de a sus libros y res-cato alguna antología de poesía, “Cien años de soledad” y“Antología de la literatura fantástica” de Ocampo, Borges,Bioy Casares.

La Biblioteca Municipal deEscritores Marplatenses informóque se realizará hoy a las 18 unhomenaje al escritor Luis MaríaSobrón, con motivo de conmem-orarse el Día del Escritor. Será en elcentro cultural de Smata, en 9 deJulio 3276. El acto contará con ladisertación de la profesora AlbaFede, que se referirá a la obra del

escritor. Habrá una ronda de lec-tura de poemas de su autoría porparte de escritores de la ciudad. Almismo tiempo, estarán en ex-posición los libros del poeta quepertenecen a la colección de labiblioteca, en el hall de entrada alCentro Cultural hasta el 18 de ju-nio, y en la Biblioteca PúblicaMunicipal Leopoldo Marechal ■

Extracto de “El ángel negro”, de Rodolfo Palacios

Por Leo Huebe

Estas no son reseñas de librossino recuerdos de lecturas. Hansido escritos en mesas de bares,sin un soporte electrónico en-frente ni una biblioteca cercana.Cualquier corrección, comenta-rio o sugerencia serán bien con-siderados en [email protected]:

En uno de los capítulos de lasexta temporada de la serie“Lost”, Sun-Hwa Kwon se gol-pea la cabeza contra un árbol y sedesmaya. Cuando recupera elconocimiento ha perdido la fa-cultad de hablar el inglés (aun-que lo entiende y lo escribe) y só-lo puede comunicarse en corea-no.

Giambattista Bodoni, mur-muré, ya que en ese momentorecordé al amnésico en el que secentra la novela de UmbertoEco, “La misteriosa llama de lareina Loana”.

A diferencia de Sun, Bodoni,alias Yambo, lo que pierde es la me-moria explícita episódica o autobio-gráfica, la más ligada a las emociones,la que relaciona el presente con el pa-sado. O sea: sabe cepillarse los dien-

tes, recuerda párrafos enteros de loslibros que ha leído y reconoce las se-ñas de los incunables que hay en losestantes de su librería de anticuario,pero no logra recordar nada que se

vincule a sus afectos.A partir de tener un inci-

dente autobiográfico al obser-var la cubierta de una historie-ta de Mickey Mouse, su neuró-logo y su esposa lo convencende que abandone Milán y serecluya un tiempo en el viejocaserón de las colinas pia-montesas en el que pasó algu-nos años de su infancia, don-de conserva sus primeros li-bros, revistas, discos y afichesde películas. A partir de allí, sedesarrolla, en mí opinión, lamejor ficción de Eco.

Bodoni comienza a recupe-rar lo que le falta de memoriautilizando aquellos indiciosdesconocidos como elemen-tos a interpretar. Entonces, dea poco, comienza a tener unpasado, pero un pasado posi-ble entre infinitos senderosque se bifurcan, situación quelo desplaza a otra búsqueda: lade una identidad.

Y para finalizar, el comien-zo:

-¿Y usted cómo se llama?-Espere, lo tengo en la punta de la

lengua.Todo empezó así ■

Homenaje a Sobrón

Recuerdo de lecturas

Page 7: 13junio

8 C U L T U R A Domingo 13•06•2010

Las 8 preguntas para Verónica Sukaczer

8Se le concede la extraordinaria excepción de ha-cerle una única pregunta a uno de sus tantos escri-tores predilectos. ¿Qué le preguntaría?

-Debido a varias experiencias traumáticas y/o frustrantes,he aprendido con los años a separar la imagen del escritor desu obra. No me interesa la persona. Me niego a conocer a los

escritores cuyos libros adoro. No hay preguntas. Sin comen-tarios.

Cenáculo.14Por Luciano W. Franco

Nos reunimos para hablar y sostener los códigosque a su vez nos sostienen. ¿Cómo explicar es-to? Desde nuestra óptica -que es la óptica abar-

cativa- hay cantidades de experiencias, avatares, vicisi-tudes en las vidas de los hombres, lo que no hay estiempo. Porque no tiene sentido medir el tiempo, almenos para nosotros. Cuando la vida es finita, el discu-rrir debe ser segmentado, explicado, ordenado. Sin em-bargo, no es necesario para los que poseen el don de lavida eterna. Quienes profesan con más fervor su amorpor los dioses podrán argumentar que se han ganado lavida eterna, pero eso es un error. Lo que se ganan, en to-do caso, es la eternidad durante la muerte, que es algomuy distinto. Seria muy sencillo para nosotros ser másclaros en ciertas cosas: por ejemplo, la muerte.

Pero nos divierten tanto las fantasías que el hombre haideado respecto a que le ocurre cuando fallece y, a la vez, estan saludable para ejercitar la imaginación que se necesitaen otras instancias, que no nos involucramos.

Igualmente, de la muerte voy a hablar más adelante.Ahora estaba tratando de expresarme en lenguaje escritoen relación al Cenáculo. Decía que al tiempo no lo adverti-mos, como sucede con toda criatura eterna. El antes, elahora y el después ni siquiera nos sirven para establecer unorden. Por todo esto no puedo decir que desde hace untiempo nos reunimos, aunque a favor de un entendimien-to mejor debo expresarlo de esa manera: desde hace untiempo nos encontramos (no son nuevos encuentros, essiempre el mismo) y entonces hablamos.

¿Dónde?El espacio es infinito, por lo que no hay bordes ni secto-

res distinguidos en perjuicio de otros menos beneficiados.Es un verdadero inconcino. El arriba y el abajo se modificacon el solo reposicionamiento del cuerpo. Bueno, llamé-mosle cuerpo. Es en verdad, la manera en la que enfocamoso visualizamos. Para que el lector tenga una idea más cerca-na a sí mismo de lo que pretendo transmitir, desde un lugarinubicable surge nuestra percepción y moviéndonos esque cambiamos ese lugar. Esto es más complicado de lo quepude imaginar. Cuando me arroje a la tarea de utilizar unmedio humano -la escritura- para contar sobre mi forma dehacer las cosas, nunca sospeche siquiera que me encontra-ría tan limitado.

En la Tierra, en la vida propiamente dicha, podemos apa-recer por cualquier sitio, romper lo que para los hombresson barreras infranqueables, como la materialidad. En elespacio que el cielo nos brinda tampoco hay afueras niadentros, ni arribas ni abajos, ni antes ni ahora. Creo habersido claro y si no lo fui se me agotan los recursos que nosean aquéllos que se manifiestan por medio del embrujo. Yno quiero apelar todavía a esos artilugios. Prefiero la ambi-güedad a una nueva intervención.

En definitiva, en aquel lugar impreciso es donde nos reu-nimos. No falta nadie. Todos los de mi tipo están allí. Y rei-na la concordia por propia definición de cada uno de noso-tros.

Después del partido de fútbol -o antes, o quizás durante-destacaron la manera en que resolví la paradoja del arque-ro que rogaba por su valla invicta y el delantero implacable,que nunca fallaba. También analizamos el alto nivel de in-tervencionismo al que estamos obligados, dada la prolife-ración de malas acciones de los hombres.

Nosotros realizamos actos consecutivos. Por decir algo:en el reciente Cenáculo se trató el tema de mi intervenciónel partido de fútbol y luego, después, posteriormente, se ce-lebró la audaz y expeditiva manipulación de otro de noso-tros en el nacimiento koala en cautiverio. Todos se sorpren-dieron en el zoológico porque se aferraban a la ciencia y de-cían que la tomografía había mostrado un solo bebé. Peromi compañero colocó uno entre la paja y las piernas de lamamá. Bueno, pero decía que fue después, por lo cual algu-na relación con el tiempo tenemos casi parecida a la de us-tedes. Si no, nos volveríamos locos ■

Por Fernando Cermelo (*)

Desde hace unos años, algunosnovelistas y críticos literariosestán prestando atención a

aquellos autores que escribieron muypocos libros o los que en un momentodecidieron dejar de hacerlo. Apareceasí una lista de autores parcos, capri-chosos, silenciosos, cuya marca dis-tintiva es una obra de pocos pero im-portantes libros.

Parte del misterio de esos escritoresque dejaron de escribir, por propia deci-sión o por haber muerto jóvenes -entrecuyos nombres estarían Rimbaud, Rulfo,Salinger, Wittgenstein, Valery Larbaud,Robert Walser, Lampedusa- consiste enimaginar qué más hubiesen escrito, có-mo hubieran sido aquellas obras que talvez imaginaron y que nunca realizaron.Y sus lectores esperan siempre el milagrode nuevos libros, de historias desconoci-das y ya imposibles. Los buenos lectoressienten que, a pesar del gran regalo quefueron sus textos, el mundo (pero sobretodo ellos mismos), pierde algo. Tienenla inquietud de haber perdido algo queen realidad nunca existió.

De esta lista de escritores, que se podríaconsiderar casi obligatoria de lectores ex-quisitos, podrían surgir dos más: una delos escritores que en algún momento“casi” dejan de escribir, y otra (más anti-pática pero tal vez más útil) de aquellosescritores que, en un momento de su vi-da literaria, hubieran hecho mejor en de-jar de hacerlo.

La lista de los autores que casi dejan deescribir incluiría el nombre de grandesescritores que en un momento, antes depublicar sus obras más importantes, seenfrentaron a la encrucijada de dedicarsu vida a la literatura o a otra cosa. Muchí-simos, entre otros Faulkner, Pavese, Flau-bert, Kafka, Carver, Proust, se plantearonen algún momento si valdría la pena de-dicar una vida al ejercicio de la literatura.Alguien dijo que convertirse en escritores haber respondido más o menos bien ala pregunta de por qué escribir. De la res-puesta a esa pregunta surgieron El sonidoy la furia, Madame Bovary, El Castillo, Enbusca del tiempo perdido.

De la lista de los otros autores, no pode-mos dar nombres. Valga como diferenciaentre una y otra lista, la tristeza de los lec-tores al no poder leer ninguna novela

más de, supongamos, Juan Rulfo, y el de-sencanto al leer un libro más de aquel au-tor que tanto nos había gustado en losaños ochenta. En el primer caso se tratade la imposibilidad de leer lo que no exis-te, en el segundo, de la decepción de queel autor tan admirado, el autor que habíaescrito tan buenos libros, ya no vuelva ahacerlo. De unos lamentamos los librosque no escribieron, de otros los que si-guen escribiendo.

Por supuesto que todas estas imperti-

nencias y provocaciones están plantea-das desde un lugar muy seguro: el lugardel Lector. Personaje que no arriesga na-da, personaje que se siente con derecho acriticar obras que exigieron por parte desus creadores tiempo y quizás desconoci-dos sacrificios. Pero es también un perso-naje ubicuo y atemporal que ha logradoque muchas obras sigan existiendo.

Un ignorante o un sarcástico (los lími-tes a veces no son muy precisos) diría queel mundo no sería muy distinto sin losgrandes libros. O que el hecho de quemuchas personas no lo lean, no hace queel mundo sea mejor o peor. Qué impor-tancia tendría si Shakespeare hubiese de-jado de escribir antes de haber creado alpríncipe Hamlet, al traidor Macbeth o alloco Lear, si nadie se acuerda de ellos o nose leen. Qué cambiaría en el mundo siMoby Dick no existiera. Pero los lectores(los verdaderos lectores) creen que elmundo sí es distinto con esos libros. Poreso se deprimen ante la ausencia de librosque no se pudieron escribir. La sola posi-bilidad de la existencia de Moby Dick odel Quijote, la expectativa del encuentrodel libro con su lector, y sobre todo, la lec-tura y recuerdo de esas historias, justifi-can una parte importante de la gran His-toria y a veces una o varias vidas ■

(*) Licenciado en Letras y profesor deLiteratura en varios Institutos de Mardel Plata. Escribe artículos y cuentos

para varias revistas.

Escritores que dejan de escribir, lectores que no quieren leer

Lampedusa.

Juan Rulfo.Franz Kafka.

Te conducirás con subterfugiosno siempre clarosno siempre ajenoscotejarás a menudohados y prejuiciosengendrarás vacíos sobre vacíosy tendrás pavura de ellosal final de cada díagozarás de coraje renacidono siempre confirmadono siempre propiotendrás ilusiones de acero

agua y papel glacéengendrarás juegos sobre rondasy serás feliz por ellosal final de cada díatrabajarás silenciosa y pétreapero siempresilenciarás en ocasionesy otras tantas gritarás luchaerigirás estandartes largos como añosengendrarás hombres sobre niñoste hallarás altiva por ellosal final de tus días.

Madre sin hombrePor Raúl Alonso