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¿Cuál es la superficie total de bosques del planeta? ¿Qué tipos existen en la Península Ibérica? ¿Puede un bosque absorber la niebla? ¿Cómo les afecta la lluvia ácida? ANDALUCÍA INNOVA ESPECIAL BOSQUES 2011 e RESPUESTAS 100 PREGUNTAS

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¿Cuál es la superficie total de bosques del planeta?¿Qué tipos existen en la Península Ibérica?

¿Puede un bosque absorber la niebla?¿Cómo les afecta la lluvia ácida?

ANDALUCÍA INNOVA • esPeCIal BOsQUes2011

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RESPUESTAS100PREGUNTAS

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100 preguntas, 100 respuestas andalUCía InnOVa. FEBRERO 2011

2011, Año Internacional de los Bosques

100 PREGUNTAS, 100 RESPUESTAS

E l 20 de diciembre de 2006, la Asamblea Ge-neral de las Naciones

Unidas aprobó la resolución (A/RES/61/193) por la que se decla-raba 2011 como Año Internacio-nal de los Bosques. Esta celebra-ción resulta indispensable para tomar una conciencia real de que los bosques son parte imprescin-dible del desarrollo sostenible integral del Planeta Tierra, de-bido a los beneficios ecológicos, ambientales, económicos, socia-les, culturales y paisajísticos que proporcionan. La Secretaría del Foro de las Naciones Unidas so-bre los Bosques (FNUB) será el centro de coordinación para el desarrollo de los principios y ac-ciones de este Año Internacional de los Bosques. Es la segunda vez que se asigna a las formaciones boscosas del Planeta Tierra su propio Año Internacional.

La primera vez fue en 1985, cuando el Consejo de la FAO pi-dió un reconocimiento especial a los bosques del planeta, con la

vez más mermados, del Planeta Tierra, pero también es cierto que nunca hubo más codicia en nues-tro planeta que en el marco de la globalización que nos invade. La destrucción de los bosques, con todo lo que significa, es un expo-nente de primera magnitud de la posición que determinados secto-res tienen con estos importantes ecosistemas. Una sociedad debe ser consciente de si su modo de vi-da generará su colapso.

Cada año, se pierden más de 150.000 km² de bosques debido a la deforestación, cada año se nos muestran con mayor crudeza los efectos de los Cambios Globales Inducidos: el Cambio Climático, el Calentamiento Global, la destruc-ción de la Capa de Ozono, la pérdi-da acelerada de Biodiversidad, la Desertificación, las Migraciones Ambientales. Estos cambios en la forma natural de vida del Planeta Tierra se verán reforzados por la pérdida de nuestros bosques, de nuestras grandes extensiones de árboles, auténticos custodios de los ciclos globales de la Tierra.

La celebración del Año Inter-nacional de los Bosques nos debe hacer tomar conciencia de la ne-cesidad de conocer y proteger los bosques del planeta. Conocer su

finalidad de centrar la atención mundial en la necesidad de con-servar y proteger los bosques, despertar la conciencia política y pública en lo relativo a los recur-sos forestales, identificar los facto-res que amenazan a estos recursos forestales, poner de manifiesto su papel en la conservación de la bio-diversidad global y sensibilizar a la población para que participase en actividades orientadas hacia la protección de los mismos, para lograr una Cultura de Sostenibili-dad de los Bosques encaminada a la preservación de las importantes masas forestales de la biosfera de nuestro planeta, esenciales para la vida en la Tierra.

Desde entonces hasta 2011 han pasado más de 25 años y hemos perdido miles de kilómetros cua-drados de bosques. Esta resolu-ción de declaración de Año Inter-nacional de los Bosques llega en un momento crítico ante muchas cuestiones que no tienen ya tiem-po para ser demoradas. Estamos ante un escenario de Cambios Globales Inducidos por el Ser Hu-mano como nunca antes hubo. Es cierto que hay mayor conciencia-ción y que se ponen medios polí-ticos, legislativos y económicos para preservar los recursos, cada

estructura y función, su papel glo-bal en la Sostenibilidad Terrestre, sus servicios a la comunidad uni-versal, su relación con la cultura y forma de vida diversa de la Tierra. Del conocimiento a la protección real, decidida, que permita la persistencia de estas Catedrales de la Vida, monasterios de bio-diversidad, reductos de la gran-deza de la Biosfera. No estamos legitimados para dañar el Plane-ta como lo hacemos. No estamos legitimados para tomar lo que queramos y donde queramos. Es-ta situación nos debe causar una indignación colectiva hacia la Vida y los Pueblos dañados con la destrucción de los Bosques. Los Bosques de la Tierra constituyen un importante ecosistema gene-rador de vida y mantenedor de procesos globales inherentes al funcionamiento del Planeta como un Sistema Ecológico. La toma de conciencia y la ayuda a la sensibi-lización universal del problema, de las fortalezas naturales de los bosques como ecosistemas y de las debilidades que generamos en el planeta con nuestra forma de actuar sobre él son absolutamente necesarias.

Sirva como ejemplo esta publi-cación, Cien preguntas, cien res-

puestas sobre los Bosques, una relevante iniciativa del Plan de Divulgación Científica de Andalu-cía, dependiente de la Consejería de Economía, Innovación y Cien-cia de la Junta de Andalucía. Desde preguntarnos qué es un bosque a descubrir qué bosques representan los bosques élficos de El Señor de los Anillos, o poner en valor pelí-culas como Avatar, o preguntarnos sobre el papel de los bosques como sumidero de dióxido de carbono: en estas Cien preguntas caben muchas cuestiones que esperamos ayuden a poner de manifiesto el crucial papel que tienen los Bos-ques en el mantenimiento de los Ciclos Globales Biogeoquímicos de la Tierra y, en definitiva, en la Vida y Cultura de un Planeta, el nuestro, nuestra casa, en peligro por la ava-ricia y el desconocimiento.

Sirva esta publicación colectiva para ayudar a la sensibilización global hacia la protección de los Bosques y la preservación de sus Valores, una realidad que hay que lograr si deseamos un Plane-ta Sostenible, en su pura esencia, desvestida de oportunismo y moda, una Sostenibilidad Ecológica, Eco-nómica y Social. Nuestros Bosques nos necesitan hoy y nosotros nece-sitamos nuestros Bosques.

¡Manuel Enri-que Figueroa Clemente es catedrático de Ecología y Director de la Oficina de Sos-tenibilidad de la Universidad de Sevilla.

Manuel Enrique Figueroa Clemente

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100 Preguntas, 100 RespuestasEspecial Bosques

Programa de divulgación Científica Consejería de economía, Innovación y Cienciasecretaría General de Universidades, Investigación y Tecnologíaavda. albert einstein s/n41092 sevilla Tel.: +34 954 995314 / +34 954995317Fax.: +34 954 995161e-mail: [email protected]: www.andaluciainvestiga.com

Consejero de Economía, Innovación y CienciaAntonio Ávila Cano

Secretario General de Universidades, Investigación y TecnologíaFrancisco Triguero Ruiz

Directora General de Investigación, Tecnología y EmpresaMaría Sol Calzado García

Directora General de UniversidadesMaría Victoria Román

CoordinadorIsmael Gaona Pérez

TécnicosLucrecia Hevia Bertrand (Contenidos)Ana María Pérez Moreno (Servicios web)Carolina Moya Castillo (Publicaciones)

Análisis y documentaciónCarmen Gavira

Han participado en la elaboración de esta publicación:

Departamento de Biología Vegetal y Ecología, Universidad de Sevilla:Enrique Figueroa Clemente, Sara Muñoz Vallés, Jesús Cambrollé Silva, Mª Teresa Luque Palomo, Enrique Figueroa Luque, Mª Cruz Díaz Antúnez-Barradas, Julia Toja Santillana, María Zunzunegui González, Luis Andrades Moreno, Aída Arroyo Solís, José Luis López Sánchez, Alejandro Ávila Villares, Alfredo E. Rubio Casal, Alfonso de Cires Segura, Antonio Puerto Marchena, Mª José Leiva Morales, Juan Manuel Mancilla Leytón, Ángel Martín Vicente, Rocío Fernández Alés, Jesús Castillo Segura.

Departamento de Sociología, Universidad de Sevilla:Mª Teresa Rojo López.

Departamento de Biología Celular, Universidad de Sevilla:Inmaculada Sánchez Aguayo.

Departamento de Fisiología y Zoología, Universidad de Sevilla:Carlos A. Antonietty Adame, Antonio Gallardo Cano, Agustina Jiménez Pino, Miguel Villagrán Pinteño.

CoordinaciónM. Enrique Figueroa Clemente, Sara Muñoz Vallés.

ImágenesSara Muñoz, Jesús Cambrollé, Jon Jauregui.

DiseñoServicio Telegráfico

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¿Qué son los bosques primarios? DD Una definición de bosque

primario podría ser “aquel que persiste natural, no alterado por perturbaciones (humanas) significativas durante periodos

que exceden el tiempo de vida normal de los árboles más ma-duros”. En contraposición, se lla-ma “bosque secundario” a aquel que, aún siendo muy antiguo, sí presenta indicios evidentes de intervención humana. La princi-pal diferencia entre unos y otros

es el elevado grado de comple-jidad (en estructura y funciona-miento) de los primeros frente a los segundos. Las principales áreas de bosque primario en el mundo se distribuyen por Brasil, Congo e Indonesia (bosques tro-picales); en latitudes templadas,

algunos ejemplos se hallan en la Patagonia, Tasmania, Cana-dá o Polonia. Muchos de estos bosques deben su persistencia al amparo que les brindan dife-rentes figuras de protección. Sin embargo, la superficie planeta-ria de bosques primarios se ha

reducido mucho, en más de 40 millones de hectáreas durante la última década (especialmen-te en América del Sur, África y Asia). Este tipo de bosque es especialmente valioso, acoge gran parte de la biodiversidad mundial y son hogar de muchos

pueblos indígenas que prefieren vivir al margen del resto del mundo civilizado. Sin embargo, su superficie aún continúa dis-minuyendo, debido en gran me-dida a su conversión en terrenos agrícolas (p.e., soja y palma aceitera en América del Sur).

1 ¿Qué es un bosque ?

DDSegún el Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E., un bosque es un “sitio poblado de árboles y matas”. Los Acuerdos de Marrakech definen el bosque como “la su-perficie mínima de tierras de entre 0,05 y 1,0 hectáreas (ha) con una cubierta de copas que excede del 10 al 30% y con árboles que pueden alcanzar una altura mínima de entre 2 y 5 metros en su madurez”. La definición con-creta adoptada por España establece como parámetros básicos mínimos una cubierta de copas del 20%, una su-perficie mínima de 1 ha y una altura de los árboles en su madurez de 3 metros. Sin embargo, y partiendo de estas definiciones claras aunque simplistas, debemos construir una explicación más amplia que profundice en la realidad de lo que es un bosque desde el punto de vista ecológico. El bosque no es una simple extensión de terreno cubierta de árboles, sino un complejo ecosistema, imprescindible para la vida, con una rica biocenosis, en la cual se produ-cen numerosas y variadas relaciones en equilibrio con los factores abióticos del medio. Las especies de árboles que dominan en cada bosque les da, muchas veces, el nombre con el que lo denominamos: pinar, pinsapar, encinar, etc. Aparecen bajo una amplia gama de climas, tanto fríos (Bosque Boreal o taiga) como templados (Bosque Caduci-folio Templado, Bosque Mediterráneo) y tropicales (Bos-que Tropical), y son responsables de gran parte de la bio-diversidad del planeta. Constituyen el hábitat de multitud de seres vivos, regulan el ciclo del agua, conservan el sue-lo y la atmósfera y proporcionan multitud de productos y servicios útiles para el ser humano. Los bosques de la Tierra, con su complejidad sistémica y su funcionamiento natural, son, en gran medida, responsables y cuidadores del conjunto de la vida en ella.

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¿Qué es un árbol?DD Los árboles son formas de

vida vegetal que se desarrollan en el medio terrestre, com-puestas de una raíz, un tronco (leñoso) más o menos unifor-me, ramas que parten del mis-mo y que se desarrollan a cierta altura del suelo, y hojas de mor-fología variada que, junto con las ramas, forman una copa diferenciada. Además, y según diferentes criterios, deben alcanzar en la madurez una al-tura mínima que oscila entre los 2 y los 6 metros. Son las formas de vida vegetal más longevas del planeta, pudiendo vivir hasta varios miles de años. La estruc-tura que poseen los árboles tie-ne un importante sentido fun-cional en el medio terrestre. El desarrollo de una verdadera raíz les permite anclarse al sustrato, explorarlo y extraer de él el agua y los nutrientes que precisan para vivir; la formación de teji-dos conductores, de transporte de sustancias (xilema, floema), y de epidermis cutinizadas que los protegen de la desecación les permiten aumentar de ta-maño, producir hojas y asimilar el dióxido de carbono del aire. Además, los tallos leñosos les permiten alcanzar grandes altu-ras y el desarrollo de sus ramas hacen de las copas verdaderas estructuras colectoras de luz. Los árboles son los principales responsables de la estructura de los bosques, son elementos valiosos en el paisaje, desarro-llan el suelo, previenen la ero-sión, son refugio y/o alimento de fauna variada (incluida el hombre) y son capaces de de-terminar el establecimiento de otras especies vegetales, ade-más de ser fuente de variados recursos para el hombre.

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¿Qué es la fotosíntesis? DD Probablemente sea el pro-

ceso biológico más impor-tante que se dé en el planeta. Mediante la fotosíntesis, las plantas y algunos otros pocos organismos son capaces de

obtener compuestos orgánicos ricos en energía a partir de sustancias inorgánicas como el agua, utilizando la energía del sol. Prácticamente, todos los seres vivos del planeta utiliza-rán directa o indirectamente estos compuestos orgánicos para su crecimiento y desarro-

llo. En la fotosíntesis oxigénica, a expensas de la energía con-tenida en la luz solar, el dióxido de carbono es absorbido desde la atmósfera por las plantas y asimilado en compuestos re-ducidos de carbono que irán a parar a sus estructuras. Como subproducto de la reacción se

produce oxígeno. Ambos fenó-menos son esenciales para la vida en la Tierra. Nuestros bos-ques, con millones de organis-mos fotosintéticos, actúan por tanto como grades sumideros de dióxido de carbono y una fuente de oxígeno esencial para la vida.

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¿Por qué se habla de las naciones-estado de los bosques? DD Los grandes viajeros de los

siglos dieciocho y diecinueve trajeron de vuelta a las uni-versidades europeas de sus respectivos países la noticia

de que los árboles del planeta, y con ello muchas especies vegetales asociadas, estaban organizadas en los continen-tes en algo que podría de-nominarse naciones-estado. Sobre grandes extensiones de cada parte de los continentes se extendían bosques cuyos miembros tenían formas similares. Cuando nuestros viajeros ilustrados recorrían el planeta de norte a sur, de zonas cálidas a gélidas, obser-vaban formaciones vegetales distintas, que se fijaban en sus memorias como nacio-nes ocupando, cada una, su región en el planeta. Fue en-tonces cuando se crearon los grandes mapas de formacio-nes vegetales del mundo, los mapas de biomas, y quedaron ubicados los grandes bosques del planeta.

El mapa del mundo resul-tante tras estos viajes, bajo una óptica biológica, mos-traba a todas las plantas de la Tierra percibidas como “árboles y sus matas acom-pañantes”, agrupadas en grandes divisiones que aca-baron por ser denominadas formaciones. Éstas se fueron dibujando como naciones-es-tado en las que los individuos, parecían, se conformaban en algún plan común. Tal fue la visión de los viajeros y lo que nos transmitieron, como primera visión de los bosques del mundo.

De igual forma se observó una relación igual con los suelos a nivel mundial y una dependencia entre suelos y grandes formaciones vege-tales en cada zona estudiada. El clima es el gran árbitro de los suelos y de esas naciones-estado de los árboles que son los bosques, con toda su biodiversidad asociada. Nuestro planeta está cubierto de un enorme mosaico diná-mico y complejo de climas y el dibujo de este mosaico se ve fielmente reflejado en la distribución de los bosques de la Tierra.

6 ¿Por qué no hay árboles en el Ártico?

DD La palabra “tundra” es finlandesa y significa “tierra sin ár-boles”. No hay bosques en la tundra; quedan limitados hacia el norte ártico por el denominado Bosque Boreal, que se extien-de como un anillo a lo largo de Norteamérica y Eurasia. Esto no se debe sólo a la congelación permanente del suelo sino, posiblemente, también a la brevedad de la estación de creci-miento vegetal, debido al corto periodo de verano ártico. Las plantas árticas subsisten con muy escasas provisiones, por lo que deben economizar el uso de sus calorías alimenticias. Esto puede resultar complicado para un árbol, que debe mantener un cuerpo de gran tamaño, en su mayoría improductivo para sí mismo. Pero, si en el Ártico existen estructuras horizontales… ¿por qué no las hay verticales? Durante el día, una planta se encuentra expuesta a la radiación solar, sin posibilidad de ocul-tarse o protegerse del calor, salvo por mecanismos fisiológicos y metabólicos tales como la irradiación y la evaporación; si no lo eliminara o disipara, se cocería.

El mantenimiento de una temperatura adecuada, acorde con sus procesos biológicos, resulta vital para equilibrar su balance energético. Por otro lado, los arbustos y el resto de plantas de la tundra ártica viven pegados al suelo, inmersos en una del-gada capa límite de aire inmóvil. Un poco más arriba están los fríos vientos árticos; mientras el arbusto esté pegado al suelo puede equilibrar su presupuesto calórico, si se yergue ya no. El presupuesto calórico no se equilibra si una estructura arbórea se eleva sobre el suelo en esas zonas heladas.

5 ¿Existen bosques en todos los continentes?

DD Excepto en la Antártida, existen bosques en todos los continentes de la Tierra. Sin embargo, puesto que son necesarios ciertos factores como la pre-sencia de agua líquida un mínimo de meses al año para que los árboles puedan crecer, más que de continentes debemos hablar de zonas climáticas. De esta forma, los árboles están ausentes en las regiones polares, donde el agua se encuentra en estado sólido la mayor parte del año, y en las zonas desérticas, donde las comunidades de árboles (que no llegan a formar bosques) se con-centran en torno a los puntos con agua. Aparte de los límites latitudinales, existen límites de altitud que también dependen del clima, y que son más altos cuanto más cálido sea éste. Al ascender una montaña, las condiciones climá-ticas son demasiado duras para el desarrollo de los árboles y sólo permiten la supervivencia de plantas con unos requerimientos de mantenimiento meno-res, llegando a extremos donde sólo resisten las formas vegetales más simples (líquenes y musgos).

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¿Qué percibimos en el paisaje de los bosques?DD El paisaje que percibimos es

un producto de la Naturaleza y de la percepción humana, y nos muestra una realidad múltiple, fuente de una gran riqueza de percepciones espaciales y temporales: hay tantos paisajes como observadores que lo ad-miren. El paisaje es una fuente de información acerca de la Naturaleza y de nuestra inte-racción con ella, así como una fuente de emociones, sensacio-nes, sentimientos, ideas y signi-ficados para el ser humano. Es un sistema de signos abiertos polisémico e incompleto. El Convenio Europeo del Paisaje lo considera un bien colectivo, perceptual, perceptible, dotado de carácter natural y cultural, que incardina la naturaleza material del espacio concreto, el territorio y la realidad física con la respuesta emotiva y estética que suscita su percep-ción. En este sentido, el paisaje de los bosques es la percepción multisensorial de su siste-ma de relaciones ecológicas subyacentes. El paisaje, como

información que el ser humano recibe de su entorno ecológico, tiene dos componentes: el fe-nosistema y el criptosistema. El fenosistema es el conjunto de componentes del paisaje que son perceptibles por nuestros sentidos (formas, tamaños, color, textura, líneas). El cripto-sistema está constituido por los elementos imperceptibles del paisaje (microorganismos, flujos de energía, ciclos de ma-teria, interacciones poblaciona-les, relaciones de explotación), cuyo conocimiento sólo se alcanza con instrumentos de medida u observación científi-ca: nos permite comprender un paisaje, su pasado y su posible evolución. Nuestros bosques son un recurso paisajístico de primera magnitud que necesita ser conservado.

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¿Si abandonamos un trigal, se convertirá en bosque?DD En ecología se llama suce-

sión a la secuencia de cambios que transforman la estructura y función de un ecosistema a lo largo del tiempo, que son

ordenados, direccionales y pre-decibles, y que llevan al mismo hacia etapas avanzadas, más maduras. Eugene P. Odum, eminente biólogo americano, considerado uno de los padres de la ecología contemporánea, abordó la teoría de la sucesión ecológica desde un punto de vista funcional, no simplemen-te estructural. Según Odum, la madurez de un ecosistema implica una mayor estabilidad, mayor acumulación de la bio-masa (los nutrientes se encuen-tran principalmente formando parte de la materia orgánica -p.e. árboles-, asimilados, más que en el medio en forma inor-gánica) y mayor eficiencia en el uso de la energía (debido a una complejidad mayor de in-teracciones simbióticas). Estas cualidades aumentarán con el tiempo en un ecosistema que no sufra perturbaciones que lo hagan “retroceder” hacia estadíos más jóvenes dentro de esta evolución (es decir, sufrir “regresión”). Así, a través de un largo proceso inabarcable para la duración de una sola vida humana, hipotéticamente un pastizal evolucionará ha-

cia un matorral, éste hacia un bosque joven y finalmente éste alcanzará el estado de bosque “maduro”, si el clima y otros agentes perturbadores (p.e. fuego, sobrepastoreo, defores-tación, obras de ingeniería…) lo permiten.

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¿Qué animales dependen de los bosques para vivir?DD Entre los ecosistemas terres-

tres, los bosques (incluidos los tropicales lluviosos o selvas) constituyen los de mayor com-plejidad estructural. Desde la cima, a varios metros de altura, hasta el suelo, las hojas, ramas, troncos y raíces, así como la propia variedad de árboles, propician una gran diversidad de ambientes y condiciones de vida que ofrecen a la fauna un gran abanico de posibilidades de alimentación y refugio. En consecuencia, las comunida-des de animales y plantas que conforman los bosques son variadas y hacen de los mismos sistemas de alta biodiversidad. Ya sea porque se han especiali-zado a lo largo de su evolución adaptativa a vivir en ellos o de ellos, la existencia de ciertos animales depende de los bos-ques. En Andalucía podemos citar, como ejemplos, los pája-ros carpinteros, que hacen sus nidos agujereando los troncos; el gavilán, especializado en la caza de aves en zonas boscosas; la jineta y el gato montés, de-predadores especializados de los bosques; o el corzo andaluz, una subespecie de cérvido ex-clusivo de nuestros bosques.

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¿Cuál es la superficie total de bosques del planeta?DD Según datos del “Informe

sobre bosques 2011” elabora-do por la FAO, la superficie de bosques del planeta asciende a 4.000 millones de hectáreas. Esta cifra se corresponde con un 31% de la superficie total. Los cinco países con mayor

una particularidad; mientras la superficie total de bosques del planeta está en retroceso, los europeos aumentamos la nuestra a razón de 700.000 hectáreas por año. Aproxima-damente una séptima parte de este incremento anual se debe a España (118.500 hectáreas por año). Aunque, claro está, estas cifras deben ser tomadas con cautela, puesto que no distinguen bosques primarios de secundarios, ni refieren la calidad ecológica o biológica de los mismos, su nivel de complejidad o la biodiversidad que acogen.

8 ¿Cuáles son nuestras especies animales forestales más emblemáticas?DD De las especies que viven en los bosques mediterráneos y cantábricos, muchas de las más emblemáticas

son, al mismo tiempo y por desgracia, las más amenazadas. Entre ellas encontramos al oso pardo o el uro-gallo, como especies más representativas de la costa cantábrica. En Andalucía podemos citar otras especies singulares como el lince ibérico, el águila imperial o la tortuga mora. El quebrantahuesos, el bucardo, el pico menor, el samaruc, la paloma zurita, el lirón careto o el tritón ibérico, son otras especies de gran singularidad faunística con un grado de protección considerable.

superficie de bosques son, por orden: Rusia, Brasil, Canadá, EEUU y China. Juntos repre-sentan más de la mitad de la superficie total de bosques en la Tierra. Europa posee un 25% de los bosques del mundo, cubriendo el 45% del continente y el 73% de algu-nos países como Finlandia. Esto contrasta con la situación del Principado de Mónaco, donde la superficie forestal es 0. Sólo Rusia ya posee el 80% de los bosques europeos y su superficie permanece relativa-mente estable. En los últimos diez años, en Europa se da

13 ¿Cuál es la biodiversidad de vertebrados de los bosques mediterráneos?DD La cuenca mediterránea, donde se incluyen nuestros bosques, está con-

siderada uno de los llamados puntos calientes de biodiversidad mundial. En los más de veinte puntos calientes repartidos por todo el globo, que supo-nen tan sólo el 1,4% de la superficie terrestre, tenemos aproximadamente el 35% de los vertebrados terrestres conocidos, lo que supone más de 22.000 especies catalogadas. Sólo en la cuenca mediterránea existen unas 226 especies de mamíferos, 489 especies de aves, 230 de reptiles, 79 de an-fibios y 216 de peces de agua dulce.

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¿De quién son los bosques del mundo?DD Se reconoce cada vez más

que uno de los problemas clave causantes de la crecien-te degradación forestal es la inseguridad de los derechos de propiedad que caracteriza a la mayor parte de los bosques del globo. Según la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales de la FAO en 2010, el 80% de los bosques en el mundo son de propiedad pública, gestionados por las administraciones a diferentes niveles. Sin embargo, existen notables variaciones por regio-nes respecto a la proporción de bosques “no públicos” (que no “privados”), es decir, que están a cargo de comunidades (in-dígenas), individuos o incluso empresas privadas. Esta pro-porción es mayor en América del Norte y Central (algo más del 35%), América del Sur (en torno al 25%) y Oceanía (algo más del 35%), y es menor en África (en torno al 5%), Asia (algo menos del 20%) y Euro-pa (excluida la Federación de Rusia; en torno al 10%). La can-tidad de bosque “no público” está aumentando a nivel global, debido en muchos casos a la participación de propiedad pú-blica en la ordenación y gestión de los bosques existentes.

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¿Qué tipos de bosque existen en la Península Ibérica?DD La vegetación que crece en

un lugar concreto depende en gran medida del clima (además de factores como el tipo de suelo o la orografía). La Penín-sula Ibérica es rica en contras-tes en este sentido, encontrán-dose un gradiente de humedad desde el noroeste (elevada precipitación: Galicia) al su-deste (muy baja precipitación: Almería). Nuestros principales bosques naturales son medi-terráneos, bosques de árboles perennifolios con hoja endure-cida, adaptados para soportar

la acentuada sequía veraniega: encinares, alcornocales, que-jigares, melojares, dominados por árboles del género Quercus (encinas, alcornoques, quejigos, robles melojos), acebuchales, enebrales, sabinares y pinares (p.e. de pino negro y albar). Si-guiendo los cauces de los ríos, encontramos bosques de ribe-ra (de hoja caduca): alisedas, saucedas, fresnadas, olmedas, choperas. En la costa (sobre suelos arenosos) se establecen sabinares y enebrales costeros

y pinares de pino piñonero. Principalmente en la zona norte atlántica (incluidos los Pirineos centrales y occidentales), en-contramos bosques propios de ambientes más húmedos y fríos, todos ellos caducifolios: robledales, hayedos, abetales, abedulares; fresnadas y avella-nares en los fondos de valles. Además, dos tipos de bosque únicos en la Europa continen-tal se hallan en Andalucía: los pinsapares (abeto andaluz o pinsapo, una verdadera reliquia

botánica), en algunas Sierrras de Cádiz y Málaga, y los bos-ques en galería de los canutos (Cádiz), de tipo subtropical o laurisilva, con especies relictas de este clima existente hasta el final de la era terciaria.

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¿Qué es el bosque mediterráneo? DD El clima condiciona el tipo de

vegetación de un lugar, tanto en cuanto a las especies como en cuanto a la estructura de

la misma formación vegetal. Las plantas que viven en clima mediterráneo, caracterizado por inviernos suaves y húme-dos y veranos secos y cálidos, poseen una serie de adapta-ciones que se relacionan prin-cipalmente con la resistencia a la sequía estival. Los bos-ques que se dan bajo este tipo de clima son, por lo general, diversos en especies vegeta-les, presentan varios estratos vegetales (son multiestratifi-cados) y un desarrollo vertical

limitado. En el territorio an-daluz encontramos una gran variedad de bosques medite-rráneos naturales, debido a las variaciones climáticas locales por la cercanía o lejanía al mar, la presencia de sierras, de ríos, la naturaleza geológica de los suelos y también la his-toria de manejo humano. Den-tro de esta heterogeneidad, los bosques mediterráneos andaluces se pueden caracte-rizar por una especie de árbol predominante, aunque en la mayoría de los casos se trata de bosques multiespecíficos, donde existe más de una es-pecie de árbol dominante. Así, encontramos encinares, alcor-nocales, quejigares, robleda-les, acebuchales, algarrobales, pinares, pinsapares, sabinares y bosques de ribera.

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¿Existen bosques en las costas andaluzas?DD No, no nos referimos a si

algunos de los bosques de nuestras sierras acaban casi a pie de playa, sino a bosques específicos de los ambientes costeros, que se desarrollan sobre suelos arenosos y bajo condiciones duras de alta temperatura e insolación, escasez de agua y nutrientes e incidencia de la brisa salada del mar, con especies que vi-ven ahí y no en otros hábitats. En nuestras costas encontra-mos los enebrales y sabinares costeros, también pinares de pino piñonero, con su típica copa en forma de paraguas (aunque muchos de éstos son el resultado de plantaciones históricas para frenar las du-nas). En ellos viven animales de especies singulares como el camaleón, protegido por ley. Los enebros y sabinas cos-teros son especies amenaza-das, protegidas actualmente por legislación estatal y auto-nómica. Entre las principales amenazas de estos bosques están su degradación y des-aparición debido al desarrollo urbano y turístico.

18 ¿Qué es un bosque de coníferas?

DD Los bosques de coníferas pertenecen al grupo de los llamados “bosques templa-dos”. Sin embargo, a pesar de su denominación, están presentes en ambientes muy rigurosos, aunque mantienen una alta productividad. Se llaman así porque los árbo-les que los forman (principalmente distintas especies de pinos y abetos) tienen un tipo específico de crecimiento que les da un porte característico en forma de cono. Estos bosques pueden presentar diferentes estructuras según las características de la es-pecie predominante y su densidad. Estas diferencias pueden provocar que la bóveda de copas de árboles permita que la cantidad de luz que llega al suelo sea mayor o me-nor, lo que condiciona la existencia de sotobosque (arbustos), helechos y/o musgos. A los bosques de coníferas aparecen asociadas determinadas especies de aves como carboneros, herrerillos comunes, herrerillos capuchinos, zorzales, mitos, abubillas, jil-gueros, picos picapinos, pitos reales, verderones, luganos, verdecillos o currucas de di-ferentes especies. Los bosques de pinos constituyen una de las principales fuentes de madera y muchos de ellos no son naturales, sino plantaciones simplificadas y mono-cultivos de origen antrópico. Muchos de estos bosques han sido fragmentados para construir pistas de esquí, carreteras y pistas de acceso. Estas actividades compactan el suelo, eliminan los árboles y destruy en el medio natural.

19 ¿Qué es un bosque en galería?

DDSi navegamos por el curso de ciertos ríos, arroyos o canales, veremos cómo la vegetación se concentra de forma más o menos frondosa en las orillas, formando bandas paralelas al cauce, y en muchas ocasiones nos podremos ver envueltos en un verdadero túnel verde. Esta vegetación, denominada riparia o ribereña, depende de la humedad del cauce para sobrevivir y da lugar a los llamados bosques de ribera o bos-ques en galería. Este tipo de bosque “lineal” es frecuente en climas con sequía estival, como el mediterráneo, y se desarrollan ceñidos a los cursos de agua. La vegetación se encuentra muy bien ordenada en sentido transversal al cauce, desde las zonas más cercanas al agua hasta las más alejadas, según la capacidad de las especies para tolerar las inundaciones temporales. Las alisedas, las fresnadas, olmedas, alamedas y tarayares son ejemplos típicos de formaciones boscosas que siguen este modelo en galería. El sotobosque lo forman especies de arbustos normalmente espinosas, jun-cos y carrizos, y la fauna en ellos es rica, sobre todo en especies de aves. Estos bosques son recursos paisajísticos de valor único, normalmente son enclaves de turismo en la naturaleza y de actividades recreativas en general, y cumplen funciones muy impor-tantes para el ecosistema como prevenir contra la erosión del suelo y filtrar sustan-cias del suelo, mejorando la calidad del agua.

16 ¿Qué es un manglar?

DD En latitudes tropicales encontramos un tipo de bosque llamado manglar. Se en-cuentran en la zona de influencia de las mareas, en la costa. Sus árboles (mangles) apenas asoman la copa por encima del agua durante la pleamar, y sólo son visibles las partes inferiores de sus troncos y raíces durante la bajamar. La vegetación de los man-glares está adaptada a tolerar la alta concentración de sal en el agua y las inundaciones recurrentes. De hecho, las especies se ordenan desde la costa al interior en bandas más o menos definidas según el grado de tolerancia que presenten. Las especies predo-minantes en estos bosques son las llamadas halotolerantes (tolerantes de salinidad) y halófitas (que necesitan cierto grado de salinidad para vivir), expertas en sobrevivir y competir por los recursos en medios con salinidad elevada. Estos mecanismos de tolerancia son objeto de estudio por la comunidad científica para desarrollar biotec-nologías que permitan su aplicación al crecimiento de cultivos en zonas muy salinas, no aptas para cultivar. Los manglares presentan un elevado valor ecológico, una gran riqueza faunística y una singular combinación de vida marina y terrestre. Sin embargo, este tipo de bosque han sido y están siendo destruidos por actividades humanas de ate-rramiento y drenado para el desarrollo de puertos deportivos y apartamentos. La mayor destrucción masiva de manglar (100.000 hectáreas) se llevó a cabo durante la guerra de Vietnam por pulverizado de herbicidas; estos manglares jamás se han recuperado.

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¿Funciona un bosque como una máquina? DDSegún la RAE, las máquinas

son un conjunto de aparatos combinados para recibir cierta forma de energía y transformar-la en otra más adecuada, o para producir un efecto determinado. Sustituyendo “aparatos” por “elementos biológicos y no biológicos”, podemos observar bastante coincidencia entre ambos conceptos (máquinas y bosques), ya que en el bosque los elementos biológicos (hon-gos, bacterias, fauna del suelo, árboles y todo tipo de plantas, animales vertebrados e inverte-brados, etc.) y los no biológicos (rocas, sales minerales disueltas en el suelo, agua, CO2, O2, N2 y otros gases) interactúan entre sí, recibiendo energía solar que se transforma en energía química (materia orgánica) y en calor. En realidad, el término que mejor define a ambos es el de siste-

mas, biológicos y mecánicos respectivamente. Sin embargo, los bosques, al contrario que las máquinas, no están conce-bidos para producir “un efecto determinado”, aunque de su existencia derivan “consecuen-cias” de relevancia para la vida humana. Estas consecuencias trascienden de la simple existen-cia de una masa de árboles más o menos extensa a un sistema complejo de interacciones entre organismos de muchos niveles afectando a numerosos proce-sos vitales.

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¿Pueden nadar los peces en el suelo de los bosques?DD Cualquier habitante de

nuestras latitudes contestaría que no, pero, si se lo pregunta-mos a un habitante de Manaus (Brasil), la respuesta sería bien distinta. En realidad, los pe-ces no nadan en el suelo sino

sobre el suelo de los bosques inundados. Los ríos tropicales (Amazonas, Orinoco, Congo, etc.) tienen normalmente dos fases anuales marcadas por el caudal: las “aguas bajas”, en las que las aguas están dentro del cauce del río, y las “aguas altas”, en las que el nivel del agua sube e invade la selva ad-yacente. Ésta segunda dura va-rios meses y ha sido recurren-te durante el tiempo suficiente para que muchas especies de peces (al menos en el Amazo-nas) se hayan adaptado a una dieta frugívora, en un proceso de coevolución con muchos árboles y arbustos. Así, los pe-ces tienen un importante pa-pel dispersor de la vegetación; las frutas caen al agua y son tragadas por los peces, y sus semillas, que son resistentes a los ácidos gástricos, son trans-portadas lejos. Lo llamativo es que muchas de estas especies de peces (p.e. muchas pirañas,

algunas otras especies enor-mes como el pirarucu, el tam-baqui o el pacú) son depreda-doras de otros peces durante el resto del año. Sin embargo, durante las “aguas altas”, el desbordamiento del río hace que las presas potenciales se dispersen tanto que sean difí-ciles de localizar. Sin embargo, el bosque pone a disposición de estas especies un nuevo re-curso trófico, la fruta.

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¿Cómo son las últimas formaciones boscosas que veremos si caminamos hacia el Polo Norte? DD La formación vegetal más

extensa de la Tierra es el bosque boreal o taiga. Se encuentra formando un cinturón que se extiende por las latitudes altas del hemisferio norte y cubre un 11% de la superficie del planeta, existiendo en tres continentes:

América, Europa y Asia. La taiga está dominada por un clima frío continental, con fuertes varia-ciones estacionales. En verano está coloreado de verde, gris y marrón; en otoño añade salpi-caduras de amarillo y rojo; y el largo invierno norteño convierte el bosque en un paisaje de blan-ca soledad. En algunos de estos bosques, el suelo está influencia-do por el permafrost, una gruesa capa de hielo que permanece helada durante parte del año, conservando la humedad del mismo pero disminuyendo la tasa de descomposición y la disponibilidad de nutrientes, por lo que suelen ser poco fértiles. El silencio de un bosque boreal se rompe por algunos sonidos de animales: el aullido de un lobo, el ulular de una lechuza, la estam-pida de un caribú y acompañado por el viento incesante que cruza los árboles. El hombre ha empe-zado a impactar de forma severa en este paisaje desde los últimos 2 siglos, extrayendo minerales y turba, deforestando y con el “sa-queo” de especies animales.

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¿Puede un bosque frenar un huracán? DDEn latitudes tropicales, la

vegetación costera natural está caracterizada por una línea de dunas con plantas arbustivas y distintas especies de palme-ras, que protegen a un sistema intermareal dominado por el manglar, formado a su vez por árboles muy resistentes a altas concentraciones de sal y encharcamiento. Este tipo de vegetación tiene una función clave de protección frente a los huracanes y tifones tropicales y ofrecen una gran resistencia y capacidad de regenerarse frente a este tipo de perturba-ciones periódicas. La retirada o la destrucción parcial de la vegetación costera y la cons-trucción de diques artificiales para la protección de los nú-cleos urbanos representan una amenaza potencial para las po-blaciones costeras. El caso más conocido fue el de la ciudad de

Nueva Orleáns donde, además de sufrir una gran devastación a causa de los fuertes vientos, sus diques de protección no resistieron al paso del huracán Katrina, y el agua del lago y los canales cercanos inundaron la ciudad. El 2 de septiembre de 2005, el 85% de la ciudad de Nueva Orleans estaba bajo el agua, donde en algunas zonas llegó a 7 m de profundidad.

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¿Puede un bosque absorber la niebla?DD Los árboles presentan una

estructura ramificada, con ramas y hojas orientadas en distintos ángulos y, a veces, pinchos o incluso otras plantas (epifitas) que pueden actuar como elementos condensado-res de la humedad atmosférica y/o conductores de la niebla hacia el suelo, para ser usada posteriormente por la vegeta-ción. En las islas macaronésicas como Canarias, la acumulación de nieblas en las laderas de las montañas, cuando los vientos alisios cargados de humedad ascienden por ellas, es un fenó-meno típico. En estos lugares se pueden desarrollar bosques característicos, con vegeta-ción provista de hojas anchas y brillantes que actúan como conductores de la niebla, y que producen “lluvia” en su interior. Existen además bosques y plan-tas que dependen de la niebla para subsistir. Los llamados bosques de niebla andinos que se encuentran en Colombia y Venezuela son ecosistemas frá-giles que se desarrollan en zo-nas de alta montaña. Son áreas muy húmedas, cubiertas por un manto de nubes casi a diario, y se caracterizan por poseer una gran riqueza de plantas epífitas que absorben directamente el agua de la atmósfera. Por otro lado, se ha demostrado que las Sequoias (Sequoia sempervi-rens) utilizan diariamente la niebla que se acumula en las la-deras de las montañas rocosas, sobre todo durante la estación estival.

21 ¿Por qué algunos bosques se visten de colores en otoño?DD Durante los meses de otoño, en latitudes templadas, gran

cantidad de árboles pierden todas sus hojas: son las llamadas especies caducifolias. Por el contrario, otros las mantienen durante todo el año: son las especies perennifolias. Pero, ¿qué ventaja hay en desprenderse de materia que le ha costado a la planta conseguir, y que le sirve además para seguir “alimentán-dose”? Los bosques de hoja caduca, como los hayedos del norte de la Península Ibérica, tiran sus hojas durante el invierno como una defensa frente a las condiciones adversas de esta estación. Durante este periodo, los árboles crecen o se desarrollan poco, ya que no pueden “alimentarse” realizando la fotosíntesis. Sin embargo, durante la estación primaveral lo compensan pro-duciendo hojas que suelen ser de mayor tamaño que las de las especies perennifolias, y presentando una actividad fotosintéti-ca mayor. Durante el otoño, los árboles caducifolios reabsorben toda la materia útil de las hojas antes de desprenderse de ellas. Las diferencias de color se deben a diferentes pigmentos, tales como los carotenoides, que provocan las hojas de color amari-llo, o las antocianinas, principales responsables de los colores rojizos y anaranjados. Esto da lugar a la gran variedad y belleza de tonalidades que podemos observar en algunos de nuestros bosques, como hayedos, robledales, castañares o las choperas y otros bosques en galería. El paisaje se enriquece, además, con el gran contraste cromático entre especies caducifolias y las perennifolias en otoño.

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27 ¿Atraen los bosques la lluvia?DDLa respuesta sencilla es “sí”,

aunque hay que explicarlo: Los bosques son en sí un gran almacén de agua, ayudan a retenerla y son importantes reguladores del ciclo hídrico de las regiones. Los suelos de los bosques son capaces de absorber 4 veces más agua de

lluvia que los suelos cubiertos por pastos o matorral, y 18 ve-ces más que el suelo desnudo. Por ello, tienen la propiedad de retener grandes cantidades de agua. Además, son los ecosis-temas que más agua producen: al caer, la lluvia es captada y asimilada por la espesa vege-tación, cae al suelo como “agua madre”, se capta por la raíces y se evapora nuevamente pa-ra contribuir a formar nubes sobre la propia formación bos-cosa, si ésta es de envergadura y la dinámica de la atmósfera lo permite. Al filtrarse en el subsuelo (con la ayuda de la

vegetación, que la retiene sobre el terreno), forma los mantos freáticos y los acuíferos. El bosque permite la retención de agua y la bombea a la at-mósfera a través de los árboles, desde sus profundos sistemas de raíces hasta las hojas que la liberan al aire, propiciando hu-medad y con ello la posibilidad de lluvia (dependiendo de la disminución de la temperatura

con la altura en la atmósfera). Así, esta reserva subterránea y constante de agua es liberada lenta y gradualmente, ayudando a evitar las inundaciones y se-quías estacionales. Este bombeo de agua es esencial en el ciclo del agua a nivel global. A mayor vegetación, mayor presencia de lluvia. Cuando se condensa la humedad generada por el bosque a baja altura, como sucede en las zonas selváticas y bosques de montaña, se incre-menta la lluvia; en cambio en las zonas deforestadas, las nubes se forman a gran altura y son presa fácil de los vientos, que

las arrastran lejos, reduciendo las posibilidades de lluvias. La humedad del bosque, la cu-bierta constante de nubes y la transpiración (pérdida de agua a través de las hojas), crean una intensa humedad local. Cada árbol del dosel transpira más de 500 litros de agua al año, que se traduce como 50,000 litros por cada hectárea, como valor de referencia, a determinar en cada

enclave. Los grandes bosques lluviosos (y su humedad) contri-buyen a la formación de nubes de lluvia y generan alrededor del 75 por ciento de su propia precipitación. El bosque lluvioso del Amazonas es el responsable de crear el 50 por ciento de su propia lluvia.

29 ¿Son egoístas los árboles de los bosques con los nutrientes minerales?DDTodos los seres vivos ne-

cesitamos nutrientes para construir nuestra biomasa.

Los animales (heterótrofos), por ejemplo, los obtienen de formas biológicas ya construi-das: los llamamos alimentos. Las plantas (autótrofos) los obtienen del suelo y, junto con el carbono proveniente del CO2 atmosférico, la luz y el agua, generan los hidratos de carbono, y con ellos su bioma-sa, que puede ser muy grande como en el caso de los árboles.

Los bosques acumulan gran cantidad de biomasa y, por tan-to, muchos nutrientes que no quedan a disposición de otros seres vivos. Por esto ¿debemos considerarlos egoístas? De forma natural, los ecosistemas evolucionan desde fases juveni-les (p.e. un herbazal) hasta fases maduras (p.e. un bosque), en un proceso que puede durar cien-tos o miles de años. Con res-pecto los nutrientes minerales, existe un importante cambio en el funcionamiento del ecosis-tema desde una fase a otra. Por ejemplo, entre un matorral co-lonizador, incipiente, con pasti-

zal mediterráneo (fase inicial) y un bosque mediterráneo noble cerrado y denso (fase madura): en el primer caso, el ciclo de nutrientes es más abierto y se escapan más allá de los límites del sistema considerado (un pastizal o un matorral poco denso). Cuando el ecosiste-ma evoluciona hacia una fase más madura (el bosque noble, cerrado, denso), el ciclo de nu-

trientes es más cerrado y se es-capan menos nutrientes hacia otros ecosistemas limítrofes. El bosque constituye un alma-cén de nutrientes que permite un procesado eficiente de los mismos, en equilibrio con una alta biodiversidad y una eleva-da estabilidad. La retención de nutrientes del bosque, tanto en la selva como en la zona medi-terránea, permite un eficiente uso de los mismos y genera un “mercado sostenible” de ellos a largo plazo. Cuando un bosque se quema o tala, los nutrientes retenidos circulan por fases no biológicas y se pierden para

una gran parte de los ecosiste-mas, además de generar can-tidades no procesables por los sistemas biológicos y con ello, un desaprovechamiento de nu-trientes que irán a sumideros alejados en tiempo y espacio de la vida como, por ejemplo, los fondos oceánicos.

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¿A todos los árboles les “cuesta” lo mismo hacer una hoja?DD Las hojas constituyen un

elemento fundamental en los bosques, son el gran aparato fotosintético. Sin embargo, no son gratuitas; exigen nutrien-tes para su construcción y tie-nen un gasto de mantenimien-to. Por otro lado son sensibles a los factores ambientales, por eso existen especies de hoja perenne y de hoja caduca. Las especies caducifolias eliminan sus hojas tras recibir una señal preceptiva, antes del invierno, ya que no pueden mantener el gasto que supone su persisten-cia en una estación limitante para la fijación de carbono. Este tipo de plantas vuelve a gene-rar todas las hojas que precisa tras el paso de la estación. En forma de carbono y nitrógeno, es más “barato” tirar las hojas cada año y hacerlas de nuevo que mantenerlas. Las especies perennifolias son capaces de fijar carbono sin perder agua ni sufrir por frío excesivamente durante el invierno, por lo que sí pueden permitirse el gasto de mantenimiento. Aunque no pierden el total de hojas una vez al año, las especies peren-nifolias también renuevan sus hojas, pero lo hacen poco a poco. La vida de las hojas no es igual en todas las especies y también varía con las condicio-nes limitantes del medio. Como ejemplo, en un bosque de pi-nos en las dunas de la cuenca mediterránea, donde el medio es escaso en nutrientes, la producción de hojas es “cara” y las acículas pueden durar en el árbol varios años para “amorti-zar” su construcción.

30 ¿Cómo afecta la lluvia ácida a los bosques?

DD Aunque generalmente hablamos de “lluvia ácida”, es más general usar el concepto de “deposición ácida”, que incluye además niebla, bruma o nieve con más acidez de lo normal (con un pH inferior a 5,5). Asimismo, se llama genéricamente “precipitación ácida” a la combinación de deposición y caída de partículas ácidas secas que también existen en la atmósfera. Se origina cuando las emisiones de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, generados fundamentalmente por la actividad industrial, reacciona con los radicales hidroxilos y el vapor de agua de la atmósfera, formando sus ácidos res-pectivos. Origina un problema transnacional, ya que sus desencadenantes se originan en un lugar pero pueden afectar a otros debido al movimiento de las masas de aire. Mucho del daño de la precipitación (lluvia) ácida a los bosques se debe a reacciones químicas en los suelos: la deposición ácida libera aluminio (tóxico) a los suelos al ba-jar el pH del suelo; el agua ácida disuelve determinados nutrientes minerales (como calcio y magnesio) y los arrastra consigo antes de que los árboles y otras plantas puedan usarlos para su crecimiento. Además, ocasiona la pérdida de nutrientes en las hojas y disminuye la resistencia de los árboles a los daños producidos por otros fac-tores ambientales, por ejemplo, el frío del invierno o la sequía veraniega. Con mucha frecuencia, los daños que sufren los árboles son consecuencia no sólo de los efectos negativos de la lluvia ácida, sino de su combinación con uno o más factores agresores que los debilitan. La deposición ácida ocasiona el crecimiento retardado, el daño, de-gradación o muerte de bosques terrenos de muchas regiones industriales del planeta, y está muy relacionada con la declinación mundial de los bosques actuales.

28¿Están conectados entre sí los árboles de un bosque?DDEfectivamente, los árboles de un bosque pueden

estar interconectados a nivel de las raíces, ya sean o no de la misma especie. Ésta es una de las funciones más importantes que cumple el micelio micorricico, es decir, la red de tejido que forman las raíces de las plan-tas con la masa de hilillos que constituye el cuerpo ve-getativo de los hongos en el suelo. La transferencia de carbono en especies de pinos (Pinus spp.), hayas (Fagus spp.) y alisos (Alnus spp.) a través de este micelio está comprobada, tanto entre especies similares como en-tre especies diferentes. Así, también se ha comprobado la transferencia de fósforo en pinos interconectados o la de nitrógeno en abetos conectados con hayas y alisos. La transferencia puede ocurrir de forma bidirec-cional, como se ha visto para el carbono entre árboles

en bosques de abedules y abetos. En este último caso, se ha podido estimar que la ganancia neta de carbono del abeto, en comparación al abedul, representa el 6% de la cantidad que fija este último por fotosíntesis, y que la transferencia neta de carbono entre ambos va-ría según el grado de sombreado del abedul: a mayor cantidad de luz recibida, menor transferencia neta. Me-diante este tipo de procesos, un bosque funciona como un todo; el carbono puede pasar de plantas bien ilumi-nadas a plantas sombreadas, influyendo en la dinámica del ecosistema, ya que promueve la coexistencia y la diversidad de especies. Bajo esta óptica, las ectomico-rrizas (micorrizas que se desarrollan sin penetrar en el interior de las células de las raíces de los árboles) son un importante elemento en el mantenimiento la biodi-versidad vegetal en los bosques. Como dato curioso, en el año 2000 se descubrió uno de los organismos vivos más grandes que se conocen, un hongo micorrícico (Armilaria ostoyae) que se extiende unas 900 hectá-reas en un bosque de Oregón.

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dad de procesamiento de la hojarasca y otros restos y su incorporación al suelo como nutrientes minerales.

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¿Por qué crecen setas en los bosques?DDLos bosques mantienen las

condiciones de humedad y temperatura precisas que las setas necesitan para crecer, por lo que son más abundan-tes en ellos. Las setas no son más que el tipo de fruto que dan los hongos, los cuales vi-ven dentro del suelo en forma de finos filamentos o hilillos llamados hifas, y que crecen como una red finísima que se alimenta descomponiendo la materia orgánica. Entre los

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¿De dónde obtienen nuestros árboles el agua?DD En el complejo mundo del

suelo, los árboles pueden obte-ner el agua de fuentes diversas: de la lluvia que se infiltra, de bolsas acumuladas, de niveles freáticos más o menos profun-dos, de la niebla o condensa-ción del agua atmosférica, o de cauces de agua más o menos permanentes. En un mismo bosque pueden coexistir árbo-les que utilicen distintas fuen-tes de agua, pero ¿cómo hacen los científicos para conocer de qué fuente obtiene el agua una planta? La solución la dan las recientes técnicas de análisis de isótopos estables, es decir, de diferenciar elementos quí-micos de la tabla periódica que presentan el mismo número de electrones y protones, pero que difieren en el número de neu-trones en su núcleo y, por tanto, en su peso molecular (las lla-madas formas isotópicas de los elementos, o isótopos). Estos isótopos sirven de marcadores naturales, de forma que pode-mos comparar la proporción de isótopos de hidrógeno y oxí-geno de las diferentes fuentes de agua del entorno con la del agua de los vasos conductores de las plantas (xilema), e iden-tificar la fuente que la, planta utiliza en cada momento.

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¿Por qué en los bosques boreales hay mucha materia orgánica sobre el suelo y en los bosques tropicales muy poca? DDResulta llamativo caminar

por un determinado bosque boreal, o por ciertos bosques de montaña, o por los bosques sobre dunas de la costa oeste europea y percibir como nues-tros pies se hunden en una masa de materia orgánica sin descomponer o en estadios variables de descomposición. Sin embargo, si caminamos por un bosque tropical no existe

tal sensación. Pero vemos los grandes árboles de las selvas y nos peguntamos, si no hay materia orgánica en el suelo, ¿de dónde sacan los nutrientes para su biomasa? La clave está en la rapidez del proceso de la descomposición en los bosques de los trópicos. Existe abun-dancia de nutrientes pero está concentrada en la biomasa de los grandes árboles. La mate-ria orgánica en estos casos se descompone por una actividad enorme de organismos des-componedores y detritívoros, facilitada por la alta hume-dad y una temperatura alta y estable. Los árboles generan mucha materia orgánica, que va al suelo, se descompone y es captada de nuevo rápidamen-

te por los propios árboles del bosque a través de las raíces. De esta forma, el suelo no es fértil; la fertilidad se halla en los árboles, gracias a un rápi-do y eficiente reciclado de los nutrientes en el suelo. Este proceso de devolución de los nutrientes minerales al suelo es la mineralización, que es rápida en la zonas tropicales pero len-ta en las altas latitudes. En las zonas de latitud más elevada, el frío impide tal proceso y la ma-teria orgánica permanece en el suelo sin descomponerse, o con una descomposición lenta. La biodiversidad de descompone-dores y detritívoros, así como su grado de especialización, es mucho menor en estas zonas, lo cual empobrece la capaci-

hongos productores de se-tas, los hay específicos de la madera, que crecen sobre los troncos en descomposición. Otros crecen sobre otros tipos de materia orgánica, tales como excrementos o simple-mente sobre suelos orgánicos (humus). Otros son capaces de establecer relaciones simbió-ticas con las raíces de ciertas especies de plantas, formando lo que se llaman las mico-rrizas. Entre estos últimos, algunos establecen relaciones con una sola especie de árbol, por lo que las setas o frutos que producen sólo se encuen-tran debajo de ellos: es el caso del níscalo y los pinos, de los faisanes y los robles, o de las trufas y las encinas.

37¿Qué ocurre cuando se rotura la selva tropical?DDLa evolución de los suelos

depende en gran medida del clima. En las zonas tropicales, de temperaturas elevadas y abun-dantes precipitaciones reparti-das a lo largo de todo el año, se encuentran los llamados suelos lateríticos. Éstos se caracterizan por una intensa meteorización química (es decir, una fuerte desintegración y descomposi-ción de la roca madre que for-ma el suelo como consecuencia de su exposición a los agentes atmosféricos y la participación de agentes biológicos) y una intensa actividad microbiana. Esto impide la acumulación de materia orgánica o humus. Así, estos suelos carecen de lo que se llama horizonte A, donde se acumulan los nutrientes, debi-do a un intenso lavado por las lluvias. En ausencia de ácidos húmicos, ciertas sustancias co-mo los sesquióxidos de hierro y aluminio son insolubles y preci-pitan formando una costra roji-za muy dura llamada laterita en el llamado horizonte B (superfi-cie de suelo que se forma bajo el horizonte A). Estos suelos lateríticos, donde se desarrolla la selva tropical, se caracteri-zan por su baja fertilidad y los nutrientes se encuentran re-tenidos fundamentalmente en las plantas. Cuando se rotura la selva para utilizarla como área de cultivo, la materia orgánica y los nutrientes que quedan se pueden aprovechar durante un periodo de tiempo muy corto. Pasados dos o tres años, como la cantidad de nutrientes es baja y la actividad microbiana es tan in-tensa, todo se ha perdido y don-de existía una selva con multitud de estratos vegetales (árboles de diferentes altura formando grandes bóvedas, pequeños árboles y arbustos, hierbas de tamaño descomunal y otras más pequeñas, viviendo en el suelo o sobre los árboles) y rica en biodi-versidad, se ha convertido en un desierto..

34 ¿Cómo se combate un incendio forestal?

DD Para que exista un fuego forestal hace falta que coincidan tres elementos que son: calor (temperatura ambiente), comburente (oxígeno) y combustibles (biomasa forestal); juntos forman el denominado triángulo del fuego. En estas condiciones, basta un pequeño foco de ignición para que se desencadene un fuego. La forma de combatir el fuego es atacando al-guno de estos tres elementos. Para combatir el calor se utiliza el agua, debido a su elevado calor específico y calor latente de evaporación, que se puede incrementar además median-te retardantes químicos. Para combatir el comburente se utilizan distintas técnicas de sofo-cación, como son arena, espuma y batefuegos y, finalmente, se trata de eliminar con medios manuales o mecánicos los combustibles cercanos al incendio, evitando así su propagación y extinguiéndose el incendio por falta de éste. El fuego se puede atacar de forma directa, por ejemplo, mediante el avión que vierte agua sobre el incendio, o de forma indirecta, por ejemplo, limpiando el monte y creando cortafuegos. Otra técnica de ataque indirecto es el contrafuego o utilización de un fuego controlado para sofocar el incendio.

35 ¿Qué es el INFOCA?

DD INFOCA es el acrónimo de Plan de Prevención y Extinción de Incendios de Andalucía y pertenece a la Consejería de Medio Ambiente. Este plan conlleva tres tipos de acciones: prevención, extinción y labores complementarias a la extinción. Las principales acciones de prevención son las actividades vinculadas a la selvicultura preventiva, que es conve-niente realizar en los terrenos forestales para manejar su combustible vegetal mediante la creación y mantenimiento de áreas o líneas cortafuegos y fajas auxiliares a lo largo de los caminos. El plan INFOCA posee una infraestructura especializada que le permite desarrollar labores de extinción muy eficaces, como son las instalaciones propias que realizan funcio-nes de coordinación y movilización de los medios disponibles, así como la formación, adies-tramiento y permanencia de los medios humanos, el almacenamiento de materiales y un sistema muy desarrollado de medios terrestres y aéreos. Dentro de las labores complemen-tarias están la investigación de las causas del incendio y la participación en la restauración de zonas incendiadas.

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¿Se estresan los árboles?DD Por supuesto, como cual-

quier otro ser vivo. La falta de agua o su exceso, las altas o bajas temperaturas, los niveles de iluminación, la disponibili-dad de elementos minerales, el crecimiento conjunto con otras plantas y animales o las conti-nuas agresiones que la actividad humana provoca sobre el medio natural, pueden convertirse en condiciones desfavorables para el crecimiento y desarrollo de las comunidades vegetales boscosas. Estas circunstan-cias negativas se consideran situaciones de estrés, ante las cuales los vegetales reaccionan poniendo en marcha diversos mecanismos de defensa que les permiten sobrevivir. Activar estos mecanismos le supone un alto gasto de energía a la planta y, por tanto, compromete su desarrollo. Actualmente se lleva a cabo un gran número de inves-tigaciones que intentan arrojar luz sobre los mecanismos de defensa de las plantas frente a situaciones de estrés. Su cono-cimiento nos permite entender mejor el funcionamiento vegetal en su contexto comunidad-ecosistema-bosque y, además, permite aplicaciones prácticas como el desarrollo de cultivos más resistentes.

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¿Pueden vivir centenas de especies sobre un solo árbol?DD En la selva amazónica, uno

de los puntos calientes de ma-yor biodiversidad del planeta, podemos encontrar árboles que ofrecen nichos para más de una centena de especies de escarabajos y arañas, específicas de cada especie de árbol, y que dependen estrechamente de la supervivencia de éstos. Estas especies llegan a ser casi mil si contamos las que pueden vivir sobre cualquier otra especie arbórea. Si a esto sumamos las especies de aves que anidan, los mamíferos, reptiles e incluso

anfibios que desarrollan su vida sobre los árboles de la selva, además de otras especies de plantas (epífitas -como las bro-melias o la costilla de Adán- y lianas), seguramente la cifra supere el millar (de especies, el número de individuos segura-mente fuera mayor). Por tanto, la pérdida de árboles selváticos, no sólo supone un descenso en la masa forestal sino también, la pérdida de especies singulares que no se encuentran en ningún otro sitio.

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¿Qué puede hacer una pequeña planta en un bosque cerrado para alcanzar la luz del sol? DDLas plantas utilizan la luz co-

mo una fuente de energía para

convertir el dióxido de carbono y el agua en compuestos orgá-nicos de carbono. La cantidad de luz que llega al suelo de un bosque varía con la cantidad y la posición de las hojas en el estra-to vegetal, principalmente de los árboles. Así, en cubiertas vege-tales muy densas, las “lloviznas” de luz que llegan al suelo deben servir para que determinadas plantas sobrevivan. Las plantas a las que llega poca luz hacen más eficiente la escasa fotosíntesis que realizan y crecen más len-tamente, pudiendo responder eficazmente durante cortos pe-riodos de tiempo a salpicaduras de luz. En las regiones templa-das, la luz que llega al suelo varía dependiendo de la caducidad de las hojas de las especies más altas. Si existe un aumento de la luz debido a la perdida de hojas de los árboles más grandes, las plantas pequeñas completan su ciclo vital en este tiempo. Sin embargo, existe una estrategia llamativa que cumplen las deno-minadas plantas epífitas. Éstas crecen sobre otras plantas, “tre-pando” sobre ellas para captar más luz, y por lo general no per-judican a la planta sobre la que viven. Es así como sobreviven el 90% de las especies de orquí-deas en las selvas tropicales, o plantas trepadoras como las lianas, que buscan soporte en los troncos de los árboles para poder ascender a lugares más iluminados.

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¿Qué es un sumidero natural de carbono?DD El CO2 no es más que una de

las formas que toma el carbono dentro de lo que se denomina el Ciclo Biogeoquímico del Car-bono. Éste está compuesto por una serie de compartimentos o almacenes en los que el elemento puede aparecer en nuestro pla-neta (rocas, océanos, atmósfera, estructuras vivas, etc.) y una serie de circuitos o flujos de paso entre compartimentos (difusión entre atmósfera y océano, emisión de CO2 por volcanes y combustión de materia orgánica y fósil o

secuestro de carbono por seres vivos como corales u organismos fotosintéticos). Durante la foto-síntesis, las plantas toman CO2 de la atmósfera, asimilándolo en sus estructuras. El tiempo de residencia del carbono en la vegetación puede ser de decenas, centenas e incluso millares de años. En el momento actual, esta función tiene especial interés porque ayuda a frenar los efectos negativos del exceso de emisio-nes de CO2 de origen humano, que están provocando el efecto invernadero. De esta forma, se suele decir que los bosques son sumideros de dióxido de carbono, cumpliendo un importante papel en el ciclo de este elemento. El proceso de captación de carbono por fotosíntesis es además un proceso natural y sostenible, frente a otros modelos de cap-tación artificial que implican importantes costes y riesgos am-bientales asociados.

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¿Qué importancia tienen los bosques en el protocolo de Kioto?DD El protocolo de Kioto fue

esbozado en la llamada Cumbre

de la Tierra de Río de Janeiro (1992), dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Los países industrializados lo firman en 1997 y, en febrero de 2005, la mayoría de ellos (entre ellos España) ratifican los compromi-sos adquiridos y el protocolo en-tra en vigor. Su estrategia base es asignar a cada país firmante ciertos límites (a alcanzar antes de 2012) de emisión de gases de efecto invernadero de origen humano (principalmente CO2), responsables del calentamiento global. Así, uno de los mecanis-mos que propone es potenciar y mejorar los sumideros natura-les de CO2 como forma de com-pensar el exceso de emisiones, evitando reducir el desarrollo económico y buscando un ho-rizonte de sostenibilidad. Las plantas (y debido a su tamaño, especialmente los árboles) reti-ran cantidades de ingentes de CO2 de la atmósfera, liberando en cambio O2 en su proceso fo-tosintético. Los bosques son por tanto potentes sumideros de este gas de efecto invernadero, convirtiéndose en elementos vi-tales en la lucha contra el cam-

bio climático. Actualmente, una infinidad de estudios científicos indagan en las consecuencias presentes y posibles del calen-tamiento global a diferentes niveles, buscando cómo atenuar sus efectos y cómo potenciar aquellos factores que lo miti-guen. Entre estos factores se encuentran, sin duda alguna, los bosques en su función de sumi-deros naturales de CO2.

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¿Cuánto gas de efecto invernadero retiran al año de la atmósfera los bosques andaluces?DD Ciertos gases acentúan

la capacidad que tiene la at-mósfera para dejar pasar los rayos del sol hacia la superficie terrestre pero dificultar su salida en forma de radiación infrarroja (calor). El aumento de concentración de estos gases en la atmósfera condu-ce a un calentamiento global más acusado de lo natural (“efecto invernadero”). Aunque existen diferentes gases de efecto invernadero (metano -CH4- , óxidos de nitrógeno -NxOy-, también ozono -O3-, hidrofluorocarbonos -HFCs-, perfluorocarbonos -PFC- o derivados del azufre como el hexafluoruro de azufre -SF6-), la contribución del dióxido de carbono (CO2) a dicho efecto se estima en un 60% del to-tal, por lo que se lo considera la estrella del calentamiento global. De la cantidad que se emite a la atmósfera cada año, el ser humano es responsable del 70%. Los bosques, como sumideros naturales de CO2, son capaces de absorber y retener en sus estructuras can-tidades considerables de este gas. Se estima que las masas arbóreas forestales andaluzas (entre ellas los bosques) retiran anualmente alrededor de 7,5 millones de toneladas de CO2, lo equivalente a las emisiones de 1.386.501 coches que con-suman unos 5,7 l de gasoil/100 Km, recorriendo un total de 100 Km todos los días del año.

40 ¿Cuántas hectáreas de bosque se destruyen al año?DD Actualmente se estima que cada año

desaparecen más de 13 millones de hectá-reas de bosques en todo el mundo. Según datos de WWF (World Wildlife Fund), sola-mente en la pasada década se produjo una pérdida neta de superficie forestal de 93,9 millones de hectáreas. Durante este mismo periodo se transformaron bosques natura-les en plantaciones agrícolas y forestales a un ritmo de 16,1 millones de hectáreas al año, el 94 % en zonas tropicales, siendo las plantaciones agrícolas (p.e. monocultivos de soja y palma aceitera) las responsables del 70% de esta transformación. Imagen capturada por un satélite de observación de la NASA.

43 ¿Cuáles son los principales países del mundo involucrados en el comercio de madera?DD Anualmente, se cosechan en el mundo unos 1.600 millones de m3 de madera

industrial. Este recurso proviene principalmente de bosques (y otras superficies forestales) de coníferas, que se procesa para obtener pulpa, madera aserrada y tableros. En la última década y según datos de la FAO, Japón ha sido el princi-pal importador mundial de recursos madereros. Principalmente, los japoneses importan madera de la zona del sudeste asiático y su destino final suele ser la decoración del hogar. En la lista de principales importadores de madera, tras Japón, encontramos a la Unión Europea, Corea del Sur, Tailandia (país exportador hasta hace poco) y EEUU Estos países ejercen esta presión comercial sobre Áfri-ca, además de sobre América Latina en el caso de EEUU Algo más del 60 % de la exportación de madera procedente de los bosques tropicales tiene como destino diferentes países industrializados del hemisferio norte. En los últimos cuarenta años, este consumo de maderas tropicales se ha multiplicado en más de dieciséis veces. Los bosques tropicales proporcionan alrededor del 30% de las exporta-ciones en tronco, el 10% de tableros y el 60% de madera contrachapada. En los últimos años, estas corrientes comerciales se están viendo reguladas por ciertas normativas, cada vez más estrictas, sobre la ordenación forestal, así como por las fluctuaciones en los costes de producción, los tipos de cambio monetario y las inversiones en tecnología e infraestructura.

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ción), y de apoyo (formación de suelos, producción primaria y reciclaje de nutrientes). Desde la Conferencia Europea de Bio-diversidad (2007), se considera

nos, reconocidos como servi-cios ambientales o servicios de ecosistema. Dichos servicios se pueden dividir en cuatro gru-pos: de provisión (alimentos,

madera y fibras); de regulación (del clima, inundaciones, enfer-medades y calidad del agua); culturales (valores espirituales, estéticos, recreación y educa-

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¿Existen bosques en las ciudades?DDMás bien, existen ciudades

rodeadas de bosques, aunque sean reforestaciones como en el caso de ciudades alemanas como Frankfurt o Colonia. Sin embargo, la presencia de nu-merosos árboles y plantas en nuestras ciudades (lo que se de-nomina el sistema verde urbano) nos conecta de alguna forma con nuestra parte natural. Los parques urbanos, periurbanos, plazas y jardines se configuran como retales de pequeños “bos-ques” artificiales, en los que el arbolado viario se comporta como una red de “corredores verdes”, no sólo para la fauna urbana, sino para uso y dis-frute de todos los ciudadanos: viandantes, ciclistas o usuarios de vehículos automóviles. Los sistemas verdes urbanos, bien desarrollados y articulados, nos proporcionan una importante fuente de oxígeno, son potentes sumideros de CO2 atmosférico (principal gas responsable del efecto invernadero), interceptan las partículas contaminantes del aire, conservan la humedad del ambiente y atenúan las tempe-raturas extremas, suavizando las consecuencias del cambio climático, conducen el agua de lluvia hasta el suelo, mejoran la calidad paisajística y estética de las calles y son importantes puntos de contacto con la na-turaleza en la misma ciudad. En este argumento se basa la línea de acción del proyecto “Bosques por Ciudades”, de la Consejería de Medio Ambiente, que plantea la evaluación y mejora de los sistemas verdes de 8 municipios repartidos por toda Andalucía, como modelos de gestión para el secuestro de CO2 en términos de mitigación y atenuación de los efectos del cambio climático.

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¿Qué son los servicios ambientales de los bosques? DD Los bosques producen múlti-

ples beneficios a los seres huma-

necesario asegurar el “pago por servicios ambientales” de los bosques y otros ecosiste-mas, de cara a frenar la pérdida de biodiversidad en Europa. Es-ta herramienta, que constituye una fuerte inversión pública en el sector forestal, se ha aplica-do de forma pionera en Costa Rica y se viene desarrollando en muchos otros países. Se basa en “contratos” “volunta-riamente” establecidos entre productores y administración con pagos “condicionados” a su cumplimiento.

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¿Qué recursos generan los bosques?DD Las ventas de productos

forestales son un indicador deficiente del uso total que las personas hacen de los bosques. A nivel mundial, las cuatro quintas partes de los ingresos de las comunidades a partir de los bosques proceden de pro-ductos que nunca entran en el mercado. Los bosques, además de la madera y de productos forestales comerciales no maderables, tienen otro valor no monetario o valor de con-sumo para la población local (leña, fruta, bayas, setas, frutos secos, hortalizas, forraje para el ganado doméstico, carne, productos medicinales...), ya para consumo personal o para un comercio muy local (ferias), que proporcionan apoyo diario a las familias que viven en las zonas próximas, llegando a ser en ocasiones un medio suple-mentario para la obtención de ingresos. Como ejemplo, los productos forestales vegeta-les que se extraen en China (fundamentalmente semillas aceitosas, nueces y brotes de bambú) suponen el 74% de su alimentación. En la India, la mitad de las extracciones de materias primas vegetales es-tán destinadas a la fabricación de medicamentos o productos aromáticos. Según la Evalua-ción de los Recursos Forestales Mundiales 2010 de la FAO, durante el periodo 2005-2010

la leña constituyó más del 70% de la madera extraída en Asia y el Pacífico y más del 90% en África. La Organización Mundial de la Salud calculó en 2008 que en algunos países de África y Asia, al menos el 80% de la población depende de la medicina tradicional derivada de productos de los bosques y otros ecosistemas para su atención primaria.

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¿Qué relación existe entre la estructura microscópica de la madera y sus diferentes propiedades? DD Las características que de-

finen la madera como materia prima dependen en gran medi-da de la organización histológi-ca del xilema, tejido leñoso en-cargado del transporte de agua y solutos formado por células muertas huecas (tráqueas) y fibras, que dan fortaleza al cuerpo de las plantas, con com-puestos acumulables asociados (taninos, gomas y resinas). En-tre las propiedades básicas de la madera podemos destacar la densidad, fortaleza, durabilidad y flexibilidad. La densidad de-pende de la proporción de cé-lulas huecas, grosor de sus pa-redes y cantidad de fibras. Por ejemplo, el género Diospyrus (ébano) se caracteriza por tener una madera densa, y Ochroma (madera de balsa) sumamente ligera, con células de paredes muy finas y pocas fibras. La fortaleza se debe fundamen-talmente a la abundancia de fibras leñosas. La durabilidad depende de la resistencia al ataque por bacterias y hongos determinada, en parte, por la presencia de resinas, taninos, etc. Así, las Secuoyas (Sequoia spp.) poseen madera muy resistente mientras que la de álamos y chopos (Populus spp.) es sensible a las infecciones. La flexibilidad se asocia a una es-tructura histológica (de tejidos) homogénea, con fibras largas y alta capacidad de retener agua.

48 ¿Son bosques las dehesas?

DD La definición actual de bosque que acepta la mayoría de ecólogos trasciende la sim-ple estructura de formación vegetal con una condición suficiente de cobertura arbórea y altura de árbol determinadas (donde se pueden incluir plantaciones y monocultivos pobres en estructura, diversidad y funciones). Así, la dehesa es un bosque manejado, transformado: han sido creadas por el hombre a partir de bosques mediterráneos ori-ginales, aclarando el número de árboles (principalmente encinas y alcornoques) y elimi-nando o minimizando el estrato arbustivo para poder aprovechar el sotobosque herbá-ceo (pastoreo y cultivo esporádico) y los propios árboles (fuente de leña y alimento para el ganado). Como resultado, las dehesas tienen una estructura similar a la de las saba-nas (árboles dispersos y sotobosque herbáceo, que son en origen formaciones naturales pero no se consideran bosques). En este sistema agrosilvopastoral, modelo de gestión sostenible, está perfectamente integrado el aprovechamiento de los recursos naturales con la conservación de sus valores ambientales y ecológicos. Este aprovechamiento ha consistido, tradicionalmente, en la obtención de pastos y frutos para la alimentación de una ganadería extensiva (productora de alimentos) y de recursos cinegéticos. Además, proveen de una gran variedad de productos forestales como el corcho. Actualmente se están desarrollando otros usos como el agroturismo y la obtención de productos ecológicos (miel, polen, setas,...). La gestión y manejo de las dehesas ha generado, por un lado, renta y empleo en las zonas donde se encuentran, contribuyendo a evitar el despo-blamiento de territorios en los que apenas hay otras alternativas productivas. Por otro, permite la conservación de la diversidad biológica, donde se incluyen algunas de nues-tras especies más amenazadas tales como el lince, el buitre negro o el águila imperial ibérica. Las dehesas forman, inevitablemente, parte de nuestro paisaje y tradición. En 2002 se declararon Reserva de la Biosfera a las Dehesas de Sierra Morena que, con sus 424.000 hectáreas, se convierte en la mayor de España.

49 ¿Qué papel tiene la ganadería en nuestros bosques?DD Nuestros bosques, al igual que el resto de nuestros ecosistemas, son el reflejo de

una larga interacción entre el hombre y el medio natural. El aprovechamiento ganadero de los montes es una práctica ancestral y muy extendida en nuestro territorio. Se de-nomina cría extensiva cuando la mayor parte de la dieta proviene del pasto en el medio natural. Es lo que ocurre con los rebaños de ovejas o cabras que son conducidos por los pastores en busca de los pastos más adecuados, rotando entre unas parcelas y otras pa-ra permitir un aprovechamiento que no comprometa su regeneración. Su expresión más extrema lo constituye la trashumancia, que implica el recorrido de cientos de kilómetros, hacia el sur en invierno y hacia el norte en verano. La acción del ganado en los montes mantiene el pasto corto, reduciendo la cantidad de material inflamable en el verano. Bien dirigidos, los rebaños son una manera barata y eficiente de mantener los cortafuegos de las zonas forestales para que cumplan su función. También pueden ayudar a mante-ner controlada la vegetación del sotobosque para evitar la propagación del fuego en un eventual incendio. Aunque una presión de ganadera excesiva puede perjudicar a ciertas especies vegetales y a la calidad de los suelos, la ausencia de ganado en los montes y bosques obliga a realizar labores de limpieza de cortafuegos y de sotobosques.

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forma gradual o súbita. Duran-te los últimos años se han reali-zado estudios para determinar los factores más importantes que actúan sobre los árboles y causan el decaimiento de las masas forestales. Entre estos cabe destacar: el ataque de hongos como Phytophthora

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¿Qué importancia tiene adquirir muebles y productos procedentes madera certificada?DD Como respuesta a la preocu-

pación sobre la presión a la que están sometidos los bosques y las comunidades dependientes de los mismos a escala mun-dial, surge el sistema de “cer-tificación” de madera, un aval que garantiza al consumidor que los productos que adquiere han sido obtenidos de bos-ques bien gestionados desde un punto de vista económico, social y ambiental, asegurando que la compra de muebles, papel, tableros o carbón, no ha contribuido a la destrucción de las masas arbóreas o a la explo-tación laboral de otras perso-nas. El sistema de certificación de madera más destacable es el de la organización interna-cional sin ánimo de lucro FSC (Forest Stewardship Council). El consejo surge en 1993 como un forum de consenso integra-do por países del Norte y del Sur y organizaciones grandes y pequeñas (miembros repre-sentantes de grupos sociales y ambientales, de comerciantes de madera y forestales, organi-zaciones de pueblos indígenas, grupos comunitarios de fores-tales y organizaciones certifica-doras de productos forestales de todo el mundo), y aplica las directrices de sus miembros para desarrollar sistemas de manejo y formas de custodia de los bosques. El FSC ratificó en 1996 los principios que de-finirían la gestión y uso respon-sable de este recurso natural. La etiqueta o marca registrada del FSC permite identificar el origen de un producto e incen-tiva la conciencia ambiental sobre la gestión responsable y preservación de los recursos naturales. Además, el Consejo desarrolla procedimientos de vigilancia y acredita a las agen-cias certificadoras a escala mundial que, a su vez, certifican bosques y plantaciones me-diante técnicos especializados.

Está representado en más de 50 países, entre ellos España, y es miembro de organizaciones de conservación de la naturale-za como la UICN.

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¿Qué es una plaga forestal? DD El concepto de plaga fores-

tal, se refiere a todos los anima-les, plantas y microorganismos que tienen un efecto negativo sobre la producción de bosques y otras superficies forestales. Este concepto es antropocén-trico e incluye el elemento económico para determinar cuándo una especie puede ser considerada como plaga. Es decir, podemos tener en un bosque un millón de individuos de un insecto pero éste no se-rá considerado insecto-plaga hasta que no ejerza un daño que percibamos desde el punto de vista económico. Según la FAO, una plaga es “cualquier especie, raza o biotipo vegetal o animal o agente patógeno dañino para las plantas o pro-ductos vegetales”. Así, las pla-gas no siempre son insectos; existen muchos mamíferos y aves (p.e. el rabilargo) que son consideradas como tal. Direc-tamente proporcional a la di-versidad y cantidad de especies arbóreas que hay en el bosque mediterráneo es casi también la cantidad de plagas que habi-tan en ellos. Con respecto a las variedades de plagas forestales de insectos, la FAO, en su pro-grama de Manejo Integrado de Plagas, registraba hasta 2002 que un 80% de los registros de intercepciones de plagas correspondía a insectos del or-den Coleópteros (escarabajos), seguido en importancia por el orden Hymenópteros (avispas y similares).

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¿Qué es la seca o decaimiento de los Quercus? DD La seca es una enfermedad

que sufren varias especies de árboles del género Quercus,

principalmente la encina y el alcornoque. Se define como un síndrome cuyas causas son nu-merosas y complejas, resultado de la confluencia de factores bióticos y abióticos que produ-cen, en fin, un debilitamiento de los árboles afectados que puede causar su muerte, ya de

cinnamomi, que provoca la podredumbre radical; altera-ciones climáticas (tales como sequías severas y recurrentes, encharcamientos estacionales y contaminación atmosférica) y cambios en el uso tradicional de las dehesas y montes. Todos estos factores no siempre ac-

túan juntos ni de igual forma sobre las diferentes masas de quercíneas enfermas, sin em-bargo, en ocasiones dan lugar a los mismos síntomas: defolia-ción, muerte de ramas, abun-dante emisión de renuevos, necrosis del sistema radical y, finalmente, la muerte del árbol completo.

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¿Son todos los tratamientos fitosanitarios positivos para los bosques? DD La sostenibilidad de ciertos

bosques depende del tipo de relación que establezcamos con ellos. En este sentido, de-bemos partir del hecho de que los tratamientos fitosanitarios (tratamientos para mejorar la salud de las plantas) se realizan en aquellos bosques sujetos a explotación o uso social. Así, el aumento de la rentabilidad de los bosques puede favorecer el desarrollo rural y el cuidado del propio ecosistema que genera los beneficios. El problema surge cuando intentamos ges-tionar únicamente la parte de bosque que nos interesa (es decir, sólo la ganadería, sólo la producción de madera, sólo la conservación de ciertas espe-cies, etc.) sin considerar el eco-sistema en su conjunto. Es en-tonces cuando cualquier deci-sión que tomemos sobre el ma-nejo del bosque, por ejemplo la aplicación de tratamientos fitosanitarios contra determi-nadas plagas o enfermedades, puede generar cambios en el sistema. Sin embargo, ¿qué es un cambio positivo: aquél que sólo favorece la disminución de una plaga, aquél que única-mente beneficia a una especie protegida?, ¿tenemos suficien-te conocimiento del medio forestal como para saber qué cambios son positivos o nega-tivos, especialmente a medio y largo plazo? La sostenibilidad de los bosques depende de que sepamos responder a estas preguntas a través de la inves-tigación y el conocimiento.

55 ¿Cuál es la madriguera preferida del lince ibérico?

DD Los grandes huecos de troncos viejos de alcornoques y encinas, típicos del bosque mediterráneo, son los preferidos por este gran felino como zona de cría y descanso. Precisamente, una de las ac-tuaciones más importantes que se están llevando a cabo para la recuperación del lince ibérico en la Reserva Biológica de Doñana, es colocar troncos de alcorno-ques huecos a fin de aumentar el núme-ro de madrigueras y favorecer así que más individuos consigan reproducirse a salvo, lejos de carreteras y cazadores furtivos. La colocación de este tipo de madrigueras posee una importancia capital, no sólo para el caso de Doña-na, sino también para las gestiones de conservación llevadas a cabo en Sierra Morena, donde se encuentra el núcleo poblacional más importante de esta especie. El felino más amenazado del planeta se enfrenta hoy día a la prueba más difícil para su especie; evitar la endogamia causada por los pocos indi-viduos que quedan, y conseguir que la cría efectiva de cachorros sea cada vez más común en la naturaleza, gracias en parte a este tipo de estructuras semina-turales.

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¿Qué es un pinsapar? DD Los pinsapares son uno de

los bosques más amenazados del mundo. En todo el planeta, tan sólo podemos encontrarlo en el sur de la península ibéri-ca, concentrado en pequeñas manchas en las serranías de Cádiz y Málaga. Según una parte de la comunidad científica también podemos encontrarlo en el norte de África. Estos bosques están compuestos por una de las joyas botánicas españolas, el pinsapo (Abies pinsapo). Los pinsapos son verdaderos supervivientes del periodo glacial y se encuentran en la tierra desde hace más de 15 millones de años, habiendo sobrevivido hasta nuestros días refugiados en las cum-bres sombrías de algunas montañas de Sierra Bermeja, Sierra de las Nieves y Graza-lema. Estos grandes abetos pueden alcanzar los 30 metros de altura y pueden vivir hasta 400 años. Los pinsapares son testigos de un lejano pasado más frío y húmedo, y constitu-yen una fascinante historia de supervivencia y adaptación.

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¿Qué ocurre en un bosque tras un incendio?DD Tras un incendio forestal se

pierde la capa vegetal y la fauna presente queda muy perjudica-da, y se necesitará mucho tiem-po para recuperar el sistema original que barrió el fuego. El suelo queda desprotegido frente a erosión y pérdida de nutrientes; además, las eleva-das temperaturas alteran la composición química y bioló-gica del suelo, y se favorece en ocasiones el establecimiento y expansión invasiva de ciertas plantas. La recuperación de la vegetación tras un incendio recibe el nombre de sucesión secundaria. En el bosque me-diterráneo existen dos estra-tegias de respuesta al fuego: los árboles rebrotadores y los germinadores. Los primeros (p.e. alcornoques, encinas o madroños) son capaces de so-brevivir a los incendios rege-nerando la parte aérea (tron-co, ramas, hojas), mediante la existencia numerosas yemas durmientes en lugares prote-gidos y a la acumulación de al-midón (en órganos de reserva)

que les proporciona energía. Los árboles germinadores no resisten la acción del fuego; mueren pero sus poblaciones se regeneran gracias, exclu-sivamente, a la germinación de semillas que permanecen latentes en el suelo (forman-do un banco de semillas) que resisten (e incluso se activan) con el fuego. Entre éstas se hallan las denominadas es-pecies serótinas, capaces de mantener las semillas en la propia planta hasta que un in-cendio provoca la apertura de los frutos (piñas) la dispersión de las semillas. En el mundo mediterráneo, Pinus halepen-sis es la única especie que pre-senta esta estrategia (muy co-mún en Sudáfrica y Australia). Sin embargo, los árboles que no son capaces de rebrotar y sus semillas son sensibles al paso del fuego, terminan por desaparecer cuando los incen-dios son muy abundantes.

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¿Puede un alcornoque resistir un incendio?DD El corcho es la corteza del

alcornoque (Quercus suber, ár-bol que se distribuye alrededor

del mediterráneo Occidental) y posee unas características úni-cas que protege al árbol frente a las condiciones adversas del clima mediterráneo, como son la sequía, las altas temperatu-ras estivales y los incendios. El corcho está formado por células muertas cuyas paredes están cubiertas fundamentalmente por suberina, un biopolímero cuyo interior se llena de un gas similar al aire. Esto confiere al corcho sus propiedades de baja densidad, baja permeabilidad a los gases y agua, baja conducti-vidad del calor (por lo que pro-tege al árbol frente a incendios), resistencia a plagas, alta elasti-cidad y estabilidad química. Tras un fuego, el tronco se mantiene vivo y es capaz de rebrotar a partir de yemas epicórnicas, característica única en nuestros árboles. Además, el corcho es uno de los principales recursos del bosque mediterráneo. Sólo tiene valor industrial cuando los árboles alcanzan 35-40 años y ee obtiene descortezando el árbol, con cuidado de no dañar el tejido que lo regenera (casca). La extracción o saca del corcho se produce en verano, causan-do un fuerte estrés hídrico a la

planta, la cual tiende a reponer el corcho extraído y aumentan-do enormemente la fijación de dióxido de carbono y, con ello, el papel de sumidero de gas de efecto invernadero del bosque mediterráneo. El corcho se rege-nera por completo al cabo de 9 años y su aprovechamiento, en-tre otros, permite mantener un tipo de paisaje mediterráneo, así como de especies amenazadas que tenderían a desaparecer con cultivos industrializados.

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¿Por qué los eucaliptos tienen tan mala fama? DDLos eucaliptos (Eucalyptus

spp.) son árboles y arbustos pertenecientes a la familia Mirtáceas. Aunque la mayoría es oriunda de Australia, actual-mente se pueden encontrar por todo el mundo, debido a su cultivo para aprovechar su madera para la obtención de pasta de papel y de sus aceites esenciales a partir de sus hojas. Son precisamente estos aceites esenciales los que, por sus pro-piedades bactericidas y fungi-cidas, pueden afectar negativa-mente a la composición de las comunidades microbianas del

suelo. También se ha asociado a la acidificación de suelos en relación a la descomposición de la hojarasca, aunque ciertos estudios desechan esta teoría. Sin embargo, la principal ca-racterística que ha dado mala fama a estos árboles es su alta capacidad de absorción de agua del suelo, gracias a su sistema radicular. Por esta razón, espe-cies tan frecuentes en Andalucía como Eucalyptus globulus, fue-ron empleadas desde finales del siglo XIX para detener la erosión, regular los caudales de los ríos y desecar los humedales para evi-tar la propagación de enferme-dades transmitidas por mosqui-tos. Posteriormente, comenzó a cultivarse para la obtención de pasta de papel.

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¿Favorece el fuego forestal el Cambio Climático? DD Todas las plantas verdes

actúan como elementos que secuestran el dióxido de car-bono (CO2) de la atmósfera. En el caso de los árboles y el resto de vegetación que forma un bosque, este carbono puede quedar acumulado en la made-ra durante siglos en forma de biomasa forestal, reduciendo la acumulación de dióxido de carbono atmosférico, que es el principal gas que favorece el efecto invernadero. El fuego forestal produce una oxidación violenta de los compuestos reducidos (tales como el carbo-no asimilado por las plantas), liberando de forma rápida grandes cantidades de dióxido de carbono y vapor de agua a la atmósfera. Si el fuego alcanza unas dimensiones importantes, el efecto es doble: por un lado se eliminan de golpe grandes extensiones de árboles capaces de fijar el CO2 y, por el otro, se liberan grandes cantidades de gases con efecto invernadero que estaban secuestrados, y que incrementan la absorción de radiación infrarroja y, por consiguiente, contribuyen al cambio climático.

60 ¿Cuáles son los bosques más amenazados de nuestro planeta?DD La deforestación, la explotación incontrolada de recursos, el fuego, las plagas

y enfermedades, la introducción de especies invasoras y los efectos derivados del cambio climático se encuentran entre las principales amenazas para los bosques que pueblan nuestro planeta. Un informe reciente de la fundación Conservation In-ternational destaca los diez puntos calientes forestales más amenazados del mundo (ecosistemas con gran diversidad, gran cantidad de especies únicas y fuertemente amenazados). En primer lugar se encuentran los bosques de Indo-Birmania, donde se hallan el lago Tonle Sap y el río Mekong, y cuyas amenazas principales son el avance incontrolado de los cultivos de arroz, la sobreexplotación del río y la trans-formación de los manglares. En segundo lugar se encuentran los bosques de Nueva Zelanda, que alberga una gran cantidad de fauna exclusiva de dicha zona y cuya principal amenaza es la proliferación de especies invasoras (comadrejas, cabras y conejos, entre otras). El tercer lugar entre los bosques más afectados lo ocupa La Sonda (un grupo de islas situado entre Indonesia y Malasia), que se hallan fuerte-mente amenazados por el avance de la selvicultura industrial, la extracción ilegal de madera y la comercialización de especies salvajes (como tigres, monos y tortugas). La destrucción de los bosques de La Sonda implica una importante amenaza para la conservación de las poblaciones de orangutanes y rinocerontes.

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lipto, paulonia, pino insigne...) conllevan los riesgos asociados a la introducción de especies exóticas y generalmente tam-bién al del monocultivo, que implican una simplificación del ecosistema, reduciendo su

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¿Es siempre positivo repoblar los montes con árboles?DD De manera general se puede

decir que sí. La cubierta vegetal arbolada proporciona servicios ambientales valiosos, como una mayor capacidad de se-cuestro de carbono, protección del suelo frente a la erosión, capacidad de retener agua de nieblas, refugio de biodiversi-dad, etc. Por otro lado, el bos-que constituye el ecosistema de la máxima complejidad que puede alcanzarse en el medio terrestre y es el fin de los pro-cesos de sucesión, lo que se llama el clímax. La repoblación acelera la sucesión natural, anticipando la implantación de las especies que constituirán esta estructura compleja. No obstante, una repoblación ade-cuada debe hacerse eligiendo las especies idóneas y con una determinada densidad y distri-bución de los pies, para que el resultado se acerque en lo posi-ble a un bosque natural. Ciertas repoblaciones con especies exóticas, altas densidades y gran homogeneidad se parecen más a un monocultivo exento de diversidad, sin sotobosque por la falta de luz y con poca oferta de nichos para la fauna, que a un bosque sano.

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¿Cuáles son las mejores especies de árboles para reforestar?DD La elección de la mejor

especie de árbol para una reforestación dependerá del objetivo que se persiga con ella. Si se busca una explotación comercial para producir pasta de papel o biomasa para pro-ducción de energía eléctrica, las mejores especies son las de crecimiento rápido, como el eu-calipto, la paulonia o el chopo. Si se busca producir madera para muebles, la elección serán especies como el nogal, el ro-ble, el cerezo, etc. Sin embargo, las repoblaciones realizadas con especies exóticas (euca-

biodiversidad y haciéndolo más sensible a desequilibrios po-blacionales de insectos-plaga. Una reforestación con fines de proteger una cuenca hidrográ-fica, una restauración tras un incendio o un fin paisajístico o recreativo debe utilizar es-pecies autóctonas, por ser las de mejor adaptación al clima y suelo existentes, y también las que la fauna autóctona reco-noce. En cualquier caso, debe utilizarse una variedad de espe-cies, y no una sola, para buscar la mayor biodiversidad posible en el sistema.

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¿Cuánto cuesta reforestar un área de bosque que se ha perdido?DD Actualmente, se estima que

el coste de una reforestación está entre los 1.000 y 3.000 € por hectárea de terreno en España. A esto habría que su-mar el coste de mantenimiento tras la reforestación, que está alrededor de los 200 € por hectárea y año. Estos costes hacen frente a la mano de obra necesaria para realizar las diferentes fases de actuación, destacando la producción de las plantas o semillas (las cua-les necesitan ser de calidad y riqueza genética), el desbroce o limpieza del área a reforestar (para eliminar la competencia entre especies de plantas), la preparación del suelo, mejo-rando las características del mismo, y la siembra (desde semillas) o plantación (desde plantas jóvenes o adultas), de-pendiendo esto último de las características del medio y del tipo de reforestación, además de las continuas labores de mantenimiento. Pero ésta es una aproximación exclusiva-mente económica y no contem-pla otro tipo de gastos, tales como el coste temporal hasta llegar a recuperar la madurez de un bosque, con toda la fauna y flora asociada, que puede ser de siglos, o la pérdida de los re-cursos que de él se extraían.

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¿De verdad es importante reutilizar y reciclar el papel usado?DD Antes de hablar de papel re-

ciclado, es importante mencio-nar que el papel es el resultado de un determinado proceso de fabricación que se inicia con la muerte de un árbol. Actualmente, los árboles que se utilizan para hacer papel son expresamente plantados para tal fin, esencialmente

pinos y eucaliptos debido a su riqueza en celulosa. Para hacer un paquete de 100 fo-lios se necesitan alrededor de 300 litros de agua, unos 15 kilovatios de energía y unos 3 kilogramos de madera. En contraste, obtener un paquete similar de folios reciclados sólo requiere un 15 % del agua y un 50 % de la energía necesaria en la elaboración de papel a partir de pasta virgen, es decir, se ahorra el 85% del

agua, el 50% de energía y el 100% de los kilos de papel recuperados. Por esto es tan importante utilizar el papel de forma responsable y reciclar el ya usado: se salvan arboles, se reduce la necesidad de plantar grandes extensiones de mo-nocultivo arbóreo que podrían sustituir a un bosque natural y se reduce el consumo de agua y de energía, así como la contaminación asociada a su fabricación.

67 ¿Puede una flor criar ranas en su interior?

DD Los fitotelmata (del griego fhyto = planta y telma = pantano; en singular fitotelma y en plural fitotelmata) son ambientes formados por algunas estructuras de plantas (como hojas modificadas, partes florales, axilas florales, etc.), capaces de almacenar agua (desde unos pocos mililiteros hasta, incluso, un litro) y materia orgánica, lo que permite el desarrollo de una compleja comunidad de organismos acuáticos (bacterias, algas, pequeños crustá-ceos, ácaros, larvas y adultos de insectos e, incluso, renacuajos de muchas ranas arborícolas), algunos de ellos exclusivos de estos ambientes. Aunque se pueden encontrar en todo el mundo, los fitotelmata son particularmen-te abundantes y diversos en las selvas tropicales (se han reconocido hasta 1.500 especies como posibles fitotel-mata). Además de su capacidad de soportar una alta biodiversidad, son muy importantes en diversos procesos ecológicos, especialmente en la dispersión, colonización e interacción entre especies y, también, como elementos estructurales de los bosques tropicales. Con el metabolismo de todo estos ecosistemas, las plantas (casi todas epífitas, como las Bromeliáceas) obtienen nutrientes inorgánicos que les permiten sobrevivir en el ambiente ex-tremadamente pobre en que se desarrollan (troncos de los árboles a muchos metros de altura sobre el suelo). Sin embargo, si se revisa la bibliografía sobre los fitotalmata, se obtiene una imagen muy negativa ya que, entre las muchas especies que se desarrollan en ellos, también lo hacen algunos mosquitos trasmisores de enfermedades como la malaria y el dengue.

65 ¿Qué es la ecofisiología de los bosques?DD La ecofisiología es una disciplina

científica que estudia las adaptacio-nes fisiológicas de los organismos ve-getales a su medio natural. Mediante el conocimiento de los mecanismos fisiológicos de las plantas que cons-tituyen una comunidad boscosa, podemos explicar su distribución, abundancia e incluso los procesos de sucesión ecológica. La ecofisiología moderna es una ciencia de síntesis, puesto que hace uso de los conoci-mientos en ecología, botánica, fisiolo-gía, bioquímica y biología molecular o física para describir los mecanismos fisiológicos que subyacen a cualquier observación ecológica: “¿porqué las especies de un bosque de ribera no se encuentran en un bosque de enci-nas?”. La ecofisiología describe qué mecanismos poseen estas especies para soportar o no suelos enchar-cados, altas o bajas tasas de ilumi-nación, etc. Pero además, se utiliza para “tomar el pulso” a las plantas y comparar su “estado de salud” bajo diferentes condiciones, de forma que podemos detectar los factores que las afectan negativamente e, incluso, adaptar y controlar dichas condicio-nes cuando se realizan actuaciones de restauración de bosques y recu-peración de poblaciones de especies amenazadas y protegidas.

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pales son, sin duda, derivadas de las actividades humanas. Pe-ro ¿por qué conservarlos bos-ques? Si nos paramos a pensar durante un instante, teniendo en cuenta que los bosques que hoy pueblan nuestro planeta son el resultado de millones de años de ajustes y evolución, podríamos acogernos exclusi-vamente a principios morales para contestar a esta pregunta. O, de manera más sencilla, podríamos responder a dicha cuestión con otra pregunta: ¿qué derecho tenemos a des-truir los bosques? Además de los propios criterios morales, hemos de ser conscientes de que los bosques nos aportan innumerables beneficios: son una importante fuente de oxí-geno y, a la vez, sumideros de CO2 atmosférico (principal gas responsable del calentamiento global); constituyen el hábitat de multitud de seres vivos y son capaces de determinar el establecimiento de otras especies vegetales, siendo por tanto responsables de una gran parte de la biodiversidad del planeta; son reguladores del ciclo del agua; producen y conservan el suelo y previenen la erosión; nos proporcionan multitud de productos como alimentos, recursos medici-nales o madera, entre muchos otros; además, son enclaves de incalculable valor paisajístico y, por tanto, de gran interés para bel turismo de naturale-za, lo que supone un recurso potencial de gran valor para el desarriollo socioeconómico de muchas áreas.

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¿Qué instrumentos legales protegen nuestros bosques?DD Con el objetivo de preservar

los valores y servicios que nos proporcionan los bosques, se ha creado una serie de instru-mentos legales a diferentes niveles. Por un lado, existen leyes y acuerdos internacio-nales: por ejemplo, en octubre del año 2000 se creó el Foro

de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB), que trata de promover la conservación, manejo y desarrollo sostenible de todo tipo de bosques. En el ámbito internacional es tam-bién destacable la Conferencia Ministeral sobre Protección de Bosques de Europa (Forest Europe), donde los Ministerios responsables de los bosques de 46 países europeos y la Comunidad Europea cooperan para emitir recomendaciones a favor de la protección y gestión sostenible de los bosques de Europa. Por otro lado, a nivel nacional y autonómico, existe una serie de leyes que contri-buyen a la protección y conser-vación de estos ecosistemas. La actual Ley de Montes española designa a las administraciones autonómicas (como la propia Junta de Andalucía) como las responsables y competentes en materia forestal, de acuer-do con la Constitución y los estatutos de autonomía. Dicha Ley se constituye como un instrumento para garantizar la conservación de los mon-tes españoles, así como para promover su restauración, mejora y racional aprovecha-miento. Hay que destacar que una parte importante de la superficie boscosa del planeta tiene asignada alguna figura de protección legal, ya interna-cional, nacional o autonómica. Por ejemplo, una gran parte de los bosques andaluces se en-cuentra incluida en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA) y/o en la Red Natura 2000 (una red ecológica europea de áreas para la conservación de la biodiversidad). A pesar de to-do, son muchas y variadas las problemáticas que amenazan nuestros bosques. Es por ello que, en muchos casos, no bas-tan los instrumentos legales de protección existentes en la actualidad y se hace necesaria la creación de nuevos instru-mentos que regulen y dirijan de manera concreta el uso y manejo de las zonas boscosas.

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¿Cuántas hectáreas de bosque necesita un oso durante su vida?DDAl espacio que un mamífero

ocupa o utiliza a lo largo de su vida, los científicos lo denomi-nan área de campeo. Este área, en el caso de los osos, es muy extensa y varía en función de la edad y del sexo. Por ejemplo, un macho adulto posee un territo-rio más extenso que el de uno joven. Entre los osos pardos existen unos fuertes rangos de jerarquía cuyos puestos más elevados suelen ocupar, preci-samente, los machos más fuer-tes y de mayor experiencia. Por otro lado, un solo macho puede además entrar y salir de varias áreas ocupadas exclusivamente por hembras, ya que los terri-torios de éstas suelen ser más pequeños y, en muchos casos, quedar dentro del territorio de un solo macho. Algunos datos recogidos de osos macho que viven en la Cordillera Cantá-brica muestran una extensión

de su área de campeo de unos 2447 Km2 (casi toda la cordi-llera), pudiendo recorrer más de 80 Km2 en una sola estación del año. Esta gran necesidad de expansión de los individuos ha-ce que esta especie sea suma-mente sensible a la destrucción de los bosques.

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¿Nos dan los bosques una lección de sostenibilidad?DD Los ecosistemas naturales

funcionan de una forma similar a una máquina en la que los elementos o piezas (seres vivos) interactúan entre sí y con el medio como si de engranajes se tratara, aprovechando los recursos y reutilizando los pro-ductos de su utilización de una forma más o menos eficiente. Por ejemplo, una flor, que es muchas veces un despliegue de diseño y color enfocado a atraer a los polinizadores que van a permitir la reproducción de la planta, deja de ser útil una

vez esto ocurre. La flor se mar-chita y la planta se deshace de ella, pues no necesita invertir más materia y energía en man-tenerla. Cae al suelo, donde los organismos descomponedores y saprófitos la procesan y des-componen, obteniendo energía y dejando la materia restante reducida en moléculas senci-llas y nutrientes que quedan en el suelo para ser reutilizados. Las diferentes formas de vida han evolucionado ocupando “nichos” de aprovechamiento de recursos, es decir, si en al-gún lugar se acumula materia y energía, allí se asentarán y evolucionarán formas que con-sigan aprovecharlas. Cuanto más complejo y maduro es el ecosistema, más eficiente es además en el uso, recuperación y reutilización de sus recursos, y éste es el paradigma de fun-cionamiento de los bosques maduros, cuyo culmen lo ex-hiben los bosques tropicales primarios. El ser humano, en su relación con el medio natural,

se ha ido desligando progre-sivamente de este funciona-miento, creando formas de extracción de recursos a gran escala, que además no son efi-cientemente utilizados (¿cuán-tas lechugas deben producirse para que hayan lechugas fres-cas en los estantes de los su-permercados todos los días, las compremos o no?). Devolvemos al sistema natural desechos (muchas veces no biodegra-dables) en cantidades y a una velocidad que no son asumibles por el funcionamiento natural de los ecosistemas de la Tierra. Quizá debemos aprender de los bosques, y adoptar formas de explotación de los recursos que no comprometan el bienestar de las generaciones venideras.

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¿Por qué conservar los bosques?DD Son muchas y variadas las

amenazas que ponen en grave peligro la supervivencia de nuestros bosques y las princi-

70 ¿Cómo afecta el bosque en galería a la diversidad y cantidad de fauna acuática?DD Se llama bosque en galería a la franja de vegetación (compuesta de árbo-

les y arbustos), propia de las riberas de los ríos. Este ecosistema, en franca regresión en la mayor parte de nuestros ríos, es importantísimo para el funcionamiento correcto de los ecosistemas fluviales. Si visitamos un río estrecho que conserve este bosque de forma que cubra completamente el cauce con un dosel de ramas y hojas, observaremos que llega muy poca luz al agua. Debido a esto, observaremos que hay muy poca vegetación acuá-tica (apenas una leve capa de algas encima de las piedras). Pero si levanta-mos estas piedras o pasamos una red adecuada, capturaremos una enorme cantidad de macroinvertebrados (gusanos, moluscos, crustáceos, larvas y adultos de insectos) que son las presas normales de los peces. La pregunta que nos haríamos sería: ¿Qué comen?. Pues más del 70% de la especies la hojarasca y las flores que caen de los árboles, unas masticándolas, otras fil-trando las partículas que dejan escapar las primeras. El resto serían depre-dadores que se alimentarían de esta diversa y densa comunidad de come-dores de hojas. Por lo tanto la desaparición de bosque en galería lleva consi-go la desaparición de más de la mitad de las especies. Y desgraciadamente, en nuestro país, estos bosques han desaparecido de la mayoría de los ríos debido a la invasión de sus márgenes con diversas actividades humanas.

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¿Cómo afectan los Cambios Globales a los bosques? DDLos Cambios Globales son

aquellas alteraciones en los sis-temas naturales, físicos, bioló-gicos o sociales cuyos impactos afectan al conjunto de la Tierra, pudiendo tener además impac-tos localizados a escalas muy diferentes. Reflejan la creciente

influencia de ciertas activi-dades humanas, en un marco globalizado, sobre las estruc-turas (formas, infraestructura) y procesos naturales y sociales (superestructura, ideología), percibida como negativa para la Naturaleza y para las propias sociedades humanas y los in-dividuos que las integran. Esta influencia revela una realidad muy compleja. Los bosques,

aunque maduros y con un alto grado de estabilidad evolutiva, son frágiles ante la actividad destructiva del ser humano. Alguien dijo que la única forma de acabar con un bosque es destruyéndolo. El ser humano tiene esa capacidad. Algunos de los Cambios Globales que vivimos, iniciados por nuestra actividad depredadora alejada del bien común y del bienestar

del planeta, tiene una gran in-cidencia. El Cambio Climático es un buen ejemplo de Cambio Global y las consecuencias sobre los bosques han sido ya anunciadas y expuestas en to-dos los medios de difusión. El Cambio Climático podría aca-bar con bosques completos o disminuir la extensión de otros, acabar con su funcionalidad global o regional, hacer que

pierdan su papel benefactor. La industrialización desmesurada y descontrolada es otro Cam-bio Global que afecta a los bos-ques a través de, por ejemplo, la lluvia ácida. El crecimiento urbanístico es otro Cambio Global en muchas regiones del planeta. Tala desproporciona-da, incendios, carreteras inne-cesarias, salvo por intereses concretos, parciales e inicuos, son también Cambios Globa-les que afectan a los bosques. Nuestros bosques planetarios están en peligro, nos han cui-dado hasta ahora, sabemos más sobre su funcionamiento, sabemos lo que implica su des-trucción, ¿seremos capaces de protegerlos?

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¿Se están regenerando nuestros bosques?DD La regeneración de los bos-

ques depende del éxito del reclutamiento de nuevos ár-boles que sustituyan a los más viejos. Para que esto ocurra de forma natural, deben cesar las perturbaciones que puedan impedir que jóvenes plantones lleguen a ser árboles adultos, entre las que se encuentran las cargas ganaderas excesivas, las roturaciones de bosques para agricultura o para repoblacio-nes, los incendios forestales o las urbanizaciones. La realidad en Andalucía es diferente según las zonas. En términos genera-les, podemos afirmar que en las zonas en las que han restringi-do u ordenado las actividades mencionadas, se está produ-ciendo un avance del bosque. Así sucede en algunos espacios naturales protegidos, como los pinsapares de la Sierra de Gra-zalema, los alcornocales del Par-que Natural de los Alcornocales o los pinares del Parque Natural de los Montes de Málaga. Por el contrario, en otros lugares, los bosques no se regeneran, como en algunas dehesas de Sierra Morena, que además de sobrepastoreadas se enfrentan a mortandades de árboles por la enfermedad de la seca.

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¿Es lo mismo un bosque de 100.000 hectáreas que 100 bosques de 1.000 hectáreas?DD Matemáticamente hablamos

de la misma superficie, sin em-bargo, en términos ecológicos no son lo mismo. La relación existente entre la superficie y el perímetro de un área natural (p.e. un bosque) determina el grado de exposición a múltiples interferencias procedentes de los hábitats periféricos (mayor a mayor relación perímetro/superficie), conocidos genéri-camente como “matriz” (p.e., campos de cultivo o núcleos ur-banos). Así, un bosque pequeño va a estar sometido a pertur-baciones externas con mayor probabilidad que uno grande que tenga una forma similar. La fragmentación de los bosques se origina por la formación de claros, que pueden ir crecien-do con el tiempo dando lugar a una matriz diferenciada. El tamaño de estos claros, su forma, la distancia entre man-chas de bosque y el grado de conectividad entre éstas (que difiere según el tipo de matriz y la habilidad de las especies para cruzarla) son factores muy a tener en cuenta: sus efectos quedan reflejados en las condi-ciones microclimáticas de los fragmentos originados, sobre la flora, fauna e interacciones biológicas. Nuestra matriz na-tural ha ido transformándose a medida que han ido creciendo las áreas de cultivo, los núcleos urbanos e industriales y las in-fraestructuras como carreteras y autovías, quedando invertida: hemos pasado de unos cuantos núcleos rurales inmersos en una matriz natural poco explo-tada, a una matriz antropizada salpicada por manchas de vege-tación natural y unos cuantos espacios naturales protegidos. En la actualidad, en términos de conservación, se ha avanzado un paso más y los esfuerzos se centran en conectar estos hábi-tats mediante lo que se llaman “corredores ecológicos”.

75 ¿Qué información nos dan los anillos de los troncos de los árboles?DD Los anillos de los troncos de los

árboles no son más que círculos de crecimiento que representan un año de vida de la planta, formados fundamen-talmente por el leño de primavera (de amplias traqueidas) y el de verano (más resistente, con elementos conductores de menor calibre y paredes más grue-sas). En cada periodo vegetativo se pro-duce la formación de una nueva serie de células, las cuales forman un círculo concéntrico alrededor de las del año anterior, por lo que en un corte trans-versal del tronco aparecen visualmente una serie de anillos concéntricos cuyo número se corresponde con los años de vida del árbol. Las capas o anillos no son iguales todos los años debido a las variaciones climáticas dentro de la es-tación. Así, un anillo ancho se identifica con ambientes cálidos y lo contrario significa que las condiciones idóneas de crecimiento duraron poco o bien se redujo significativamente el aporte de agua. Por ello, se considera que estos anillos tienen la capacidad de registrar información climática de su entorno. De hecho, proporcionan un registro anual que reflejan las condiciones climáticas durante el crecimiento del árbol.

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¿Cuántas especies de aves rapaces podemos encontrar en un bosque mediterráneo?DDDebido al gran tamaño de sus

alas, muy pocas aves rapaces diurnas son capaces de volar por el interior de los bosques mediterráneos. Aún así, existe una especie, de vuelo manio-brable, que es capaz de cazar a sus presas y perseguirlas mientras repliega y extiende sus alas con asombrosa ha-bilidad, para pasar entre los huecos de los árboles. Se trata del azor, un ave de gran tama-ño y fuertes garras. El gavilán es otro ejemplo de cazador habilidoso. Sin embargo, po-demos también encontrar otras especies que, si bien no son capaces de volar de esta forma, sí que las podremos ver sobrevolando los bosques, co-mo los busardos ratoneros, las aguilillas calzadas, las águilas culebreras, los milanos o los elanios azules. No obstante, por la noche existen otros ca-zadores, algunos de ellos de gran tamaño, como los búhos reales, que cazan desde los ris-cos verticales que rodean los bosques; o el ave de sonidos fantasmagóricos nocturnos, el cárabo. El mochuelo, por otro lado, de mucho menor tama-ño, usa las zonas de bosque más dispersas.

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¿Para qué recolectan hojas las hormigas cortadoras de hojas? DDMuchos piensan que estas

hormigas recolectan hojas para luego llevárselas al hormiguero y comérselas. Nada más lejos de la realidad. Lo más asom-broso de esta cuestión es que se trata de uno de los pocos invertebrados agricultores del reino animal, cuya tarea difiere muy poco a la nuestra en lo que respecta al cultivo de un huerto o a la recolección de los frutos. Se trata de hormigas agricultoras de hongos, que usan las hojas de la misma for-

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¿Qué relación existen entre el fuego y la vegetación de los bosques?DD El fuego, ya originado por

causas naturales (favorecido por el clima, tormentas eléc-tricas y erupciones volcánicas), ya provocado, ha estado pre-sente desde siempre y ha sido considerado en muchas áreas del mundo un elemento activo en la dinámica ambiental, así como regulador del crecimien-to y renovación de múltiples asociaciones vegetales y ecosistemas naturales. En los bosques mediterráneos, donde los veranos son calurosos y sin lluvias, la acción del fuego queda patente principalmente en las plantas, las cuales han ido amoldando sus estructuras

morfológicas y fisiológicas a lo largo del tiempo. Así, en los bosques mediterráneos apare-cen plantas suculentas, como la pita, con un alto contenido en agua que le permite resistir las altas temperaturas; árboles de corteza gruesa, como el alcor-noque, que protege de esta ma-nera los tejidos vivos internos; arbustos con alta capacidad de rebrotar, como el enebro; plan-tas bulbosas con alta capacidad de protección de las yemas; plantas con alta capacidad de diseminar sus semillas, como la jara y el pino y otras muchas res-puestas adaptativas que hacen que plantas con características similares se consideren pirófitas o plantas de fuego. Entre éstas se hallan las coníferas: muchos pinos (p.e. el pino carrasco -Pi-nus halepensis-), poseen piñas

que permanecen cerradas hasta que el calor de un incendio las abre, expulsando las semillas a veces a gran distancia; la gruesa capa del piñón supone además una buena protección frente al fuego.

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¿Disminuirá la diversidad de insectos de un bosque si disminuye el número de árboles?DD La pregunta que hemos for-

mulado no tiene siempre una respuesta fácil y puede depen-der de cada caso concreto. En bosques de latitudes medias, una disminución de la densidad de árboles puede suponer el aumento de la diversidad del sotobosque, antes limitado por la falta de luz. Teniendo en

cuenta que la gran mayoría de insectos son consumidores primarios, una mayor diver-sidad vegetal fomentará un aumento en la diversidad de insectos ya que, al tiempo que se mantendrían aquéllas especies asociadas al estrato arbóreo, au-mentaría el número de especies asociadas al nuevo sotobosque. En el caso de los bosques tropi-cales, cada árbol de forma indivi-dual puede constituir un ecosis-tema único que puede albergar tanto plantas (epífitas) como animales. Un sólo árbol puede alojar hasta 400 especies de insectos diferentes, por lo que resultaría difícil cuantificar si la pérdida de diversidad asociada a una deforestación podría ser compensada por la asociada a la regeneración del espacio liberado.

ma que un agricultor humano usa la tierra para hacer crecer sus frutas y hortalizas. Los hormigueros de estos insectos suelen disponer de una cámara húmeda y resguardada de la luz, donde son depositadas las hojas cuidadosamente. Con el tiempo, diversas especies de hongos crecen sobre los lechos de hojas y es entonces cuando las hormigas pueden disponer de alimento seguro, protegido y casi ilimitado. Se puede decir que esta cámara es una despensa tan grande que puede ser comparable a un supermercado.

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¿Por qué no hay árboles en las zonas abiertas de océanos y mares?DD La vida vegetal en zonas de

mar abierto es, en general, de pequeño tamaño. En áreas cos-teras poco profundas, en con-tacto con la tierra y bajo régi-men de mareas, existen árboles y otras plantas de gran tamaño (formando bosques como los manglares). Sin embargo, en mar abierto donde las especies se verían obligadas a flotar, las condiciones cambian y la ven-taja de la pequeñez es deter-minante. Una planta que flote sufrirá una deriva por viento o corrientes y se alejará de su nicho natural. Sin embargo, las plantas diminutas son capaces de dejarse hundir y dejarse arrastrar por las corrientes, ya para permanecer en sus “aguas familiares”, ya para recorrer los océanos y regresar a ellas de nuevo. Una planta grande, in-cluso un tipo de árbol, flotando por bolsas de aire o aceite, no lograría volver a su comuni-dad cuando fuese alejada de la misma por alguna fuerza de los fluidos donde está inmersa (océano y atmósfera). De esta forma, no es la escasez de nu-trientes lo que limita la existen-cia de las grandes formaciones vegetales en el mar, sino el in-cansable movimiento del fluido oceánico que las arrastrarían lejos para no volver jamás.

78 ¿Dónde podemos encontrar los bosques élficos que aparecen en El Señor de los Anillos?

DD En la versión cinematográfica de la obra de J.R.R. To-lkien “El Señor de los Anillos”, y específicamente en la primera entrega, “La Comunidad del Anillo”, cuando los miembros del grupo abandonan Moria deprimidos por la pérdida de su amigo Gandalf, se ven obligados a atravesar el bosque de Lothlorien, dominado por los elfos, cuya rei-na es Galadriel. La pregunta del espectador curioso puede ser: “¿existen de verdad esos bosques tan densos y hú-medos, llenos de árboles profusamente ramificados y de líquenes, o no son más que una fantasía virtual que el cine de hoy nos ofrece?”. Pues, efectivamente, esos bosques existen, desde latitudes templadas a frías, o en las mon-tañas del hemisferio austral. Se trata de bosques de hoja caduca dominados por especies del género Nothofagus, el haya del hemisferio sur. El género Nothofagus com-prende cerca de 35 especies distribuidas principalmente en Australia, Nueva Zelanda, Nueva Caledonia, Nueva Gui-nea, Chile y Argentina. Algunos como el N.pumilio (lenga) pueden alcanzar los 30 m de altura, otros como el N. an-tárctica (ñire), que es uno de los más australes, tienen un porte más arbustivo. Son árboles muy antiguos de los que se han encontrado bosques fósiles petrificados. Su distri-bución actual a lo largo del Pacífico sur hace pensar que se originaron en un continente único, Gondwana, cuando América del Sur, Australia y la Antártida estaban unidas.

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poder de penetrabilidad en el aire que el agudo, pudiendo ser oído desde mayores distancias. Los sonidos agudos, en cambio, rebotan con mayor asiduidad contra los árboles y arbustos del bosque, siendo más uti-lizados por los animales que habitan zonas abiertas. Como ejemplo de este fenómeno po-demos citar el grave canto de la paloma torcaz, el urogallo o la perdiz.

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¿Desprenden los bosques un aroma especial? DD Los olores que desprenden los

bosques se deben, entre otros motivos, a la gran diversidad de compuestos volátiles que pueden desprender las plantas que los componen. La emisión

de estos compuestos volátiles representa un gran tesoro de la biodiversidad de nuestros bosques. Entre estos com-puestos aparecen sustancias tales como terpenos, isopreno, ácidos orgánicos, metanol o acetona. Este tipo de compues-tos son producidos en una gran variedad de tejidos vegetales y en procesos fisiológicos dis-tintos. Entre las funciones que pueden tener, destacan las de defensa frente a patógenos o herbívoros, reconocimiento entre plantas o con diferentes animales y microorganismos, o defensa frente a fenómenos que les causan estrés. Incluso se ha comprobado que algunos de estos compuestos, como los terpenos, pueden estar íntima-mente relacionados con el de-sarrollo de incendios forestales.

La duración en el ambiente de estos compuestos, desde que una planta los produce, puede ser desde unos pocos minutos hasta incluso horas.

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¿Por qué se dice que los bosques son el supermercado farmacéutico del planeta?DDLos bosques son un ejem-

plo de estadio climax de la sucesión ecológica, es decir, constituyen una etapa madura de la evolución de los ecosis-temas. Por ello, muestran una compleja y rica y estable red trófica, ordenada en comparti-mentos (compartimentación). De acuerdo con su clima (cli-max climácica), su madurez representa la máxima comple-

jidad del enclave natural. En el bosque, la biodiversidad, el nicho, el mutualismo, la com-partimentación han generado una compleja comunidad con muchas especies. Esto signi-fica que hay una multitud de soluciones metabólicas para solucionar el “problema am-biental” de cada especie en un marco de máxima diversidad posible, especialización, utili-zación temporal compartida de recursos, minimización de la competencia y sus efectos, control depredativo y un largo etcétera de procesos ecológi-cos. Las especies responden metabólicamente con lo que se llaman productos de meta-bolismo secundario. Por ello, es posible encontrar muchas formas químicas generadas biológicamente que solucionan

muchos problemas a las espe-cies. Son productos generados en el gran laboratorio de la vida que no entiende patentes ni multinacionales, ni de accionis-tas: sólo de salud. Los bosques son un paradigma de biodiver-sidad, madurez y estabilidad, su equilibrio se ha logrado en un largo proceso evolutivo. A lo largo de dicho proceso, especialmente en las selvas ecuatoriales (hoy en peligro por la actividad humana), se han generado, de forma evolutiva, los mayores supermercados farmacéuticos del planeta. De-beríamos conocerlos, respetar a sus moradores y legítimos dueños y establecer con ellos una cooperación que permita conocer sus recursos farmaco-lógicos de forma cohesiva y so-lidaria, generando riqueza para ellos, compatible con el mante-nimiento de sus ecosistemas y salud para el resto del planeta sin codicias.

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¿Existe una mística relativa a los árboles? DDDesde los tiempos más remo-

tos de la historia de la humani-dad, el árbol ha sido fuente de beneficios y misterio. Hay una mística alrededor del árbol. Por ejemplo, todos los dioses grie-gos y romanos tenían un árbol o un tipo de bosque dedicado a su mayor gloria. A Júpiter, la encina, y a Baco, la higuera. Los más antiguos santuarios germánicos eran los bosques naturales. Entre los celtas, es familiar el culto de los druidas a los bosques de robles. En el África Oriental, la cultura wo-nika imagina que cada árbol, especialmente los cocoteros, tienen su propio espíritu, de modo que “la destrucción de un árbol es equivalente a un matri-cidio, pues el árbol les da vida y alimento igual que una madre a su criatura”. Los monjes de Siam creen que hay almas por todas partes, por lo cual “no hay que romper una sola rama de un árbol, como no se rompería el brazo de una persona inocente”.

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¿Existen parejas, tríos o cuartetos de interdependencia en un bosque?DDAlgunos hongos componen-

tes de las micorrizas no salen a la superficie terrestre para dispersar sus esporas, sino que forman sus cuerpos fructíferos bajo tierra, como por ejemplo las trufas. Por otro lado, exis-ten animales que se sienten atraídos por este hongo y que se convierten en distribuido-res de esporas; éstas llegan al intestino de los mismos y son expulsadas en sus excremen-tos (dispersión), como ocurre con las ardillas voladoras en los bosques de coníferas de la costa del Pacífico. Este dúo de interdependencia (coníferas/trufas) se convierte en un trío: la ardilla consigue agua y nu-trientes del hongo y cobijo del árbol (las coníferas); el hongo consigue hidratos de carbono (entre otros compuestos) del árbol y transporte de esporas por las ardillas. En ocasiones este trío armonioso puede convertirse en un cuarteto, por ejemplo, en el caso de la planta herbácea Monotropa uniflora (Familia Pyrolaceae), con un pá-lido tallo fantasmal, que vive en las partes más oscuras del bos-que. Esta planta está tan falta de pigmentación que a veces se le llama flor cadáver (más común, pipa india). Al carecer de clorofila no puede realizar la fotosíntesis; sus raíces se unen a la estera fúngica, de la que absorben todo el alimento que, por supuesto, no ha producido el hongo sino que proviene de las coníferas (sin dar nada a cambio ni al hongo ni al árbol).

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¿Cómo son generalmente los sonidos de los animales que viven en los bosques?DD Los animales de ecosistemas

boscosos densos emiten, gene-ralmente, sonidos graves. Este tipo de sonido tiene un mayor

86 ¿Cuáles son los bosques más antiguos del mundo? DDLos primeros bosques de la Tierra se desarrollaron en el De-

vónico superior (Era primaria o Paleozoico, unos 380 millones de años atrás), formados por helechos arborescentes de hasta 30 m de altura. Muchas de estas especies desaparecieron a final del Paleozoico, quedando únicamente representantes de pequeño tamaño. Los grupos más antiguos de árboles, supervi-vientes de esta Era, son las ginkgoáceas y pináceas (Carbonífero superior), a las que pertenecen especies como el actual ginkgo o las actuales coníferas (pinos, abetos). En el Ártico canadiense existen los restos de un bosque fósil datado de unos 55 millo-nes de años atrás, cuando Norteamérica, el norte de Groen-landia y Europa se encontraban unidas formando parte de un mismo continente bajo un clima mucho más cálido. Algunos de los árboles petrificados se encuentran todavía en pie como cuando tenían vida y formaban una densa selva. En la actual estepa patagónica encontramos los bosques petrificados de araucarias que se extinguieron con la actividad volcánica que levantó la cordillera de los Andes: hablamos de más de 50 mi-llones de años. En el norte de España se han hallado bosques fósiles de secuoyas de hace tres millones de años, similares a las del litoral de California, al oeste de Norteamérica, o en los bos-ques de China. Pinos de especies que ya no existen en la cuenca mediterránea, cipreses y hasta gigantescas secuoyas poblaban entonces la cornisa cantábrica. Pero el árbol vivo más antiguo identificado en el planeta lo encontramos en Dalarna (Suecia): se trata de una pícea (Picea abies) cuya parte aérea, de apenas 4 m de altura, está datada en 600 años de edad, mientras que sus raíces presentan una edad de 9.550 años y la capacidad de producir nuevos troncos cuando los viejos mueren.

88 ¿Cómo se formó el carbón?

DDEl carbón procede de restos vegetales leñosos del período geológico denominado Carbonífero, hace entre 360 y 286 millones de años. El ma-terial que permitió a las plantas formar estructuras que las levantaran del suelo y competir por la luz es la lignina, un polisacárido complejo que constituye el leño o madera. Se conoce que el desarrollo evolutivo de la lignina se produjo hace 400 millones de años. Sin embargo, los prime-ros organismos con herramientas químicas (enzimas) para degradar eficientemente la lignina (hongos) no se desarrollaron en cantidad sufi-ciente hasta hace 200 millones de años, es decir, unos 100 millones de años después del periodo de máxima deposición de carbono orgánico. Debido al lapso de tiempo que pasó entre el periodo en que el conteni-do en lignina de la materia vegetal era máximo y la aparición de estos orga¬nismos capaces de degradar estas ligninas, se formó una inmensa reserva de materia orgánica. Esta reserva se transformó, con el tiempo, en combustibles fósiles que constituyen la mayor parte de los recursos actuales de carbón.

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Los ilocanos de Luzón, piden perdón a los árboles que cortan, siempre por necesidad. En Aus-tralia, en la tribu Dicri, se con-sideran muy sagrados ciertos árboles en los que se suponen se han transformado sus pa-dres. En Corea, las almas de los cuerpos que han muerto de una determinada forma van a habi-tar los árboles, mientras que en China se plantan árboles sobre las tumbas para fortalecer las al-mas de los fallecidos. En Europa también tenemos ejemplos del misticismo sobre los árboles: el culto al “árbol mayo” está muy generalizado. Se trata de una especie de ofrenda de primavera para pedir bendiciones, que se materializa con la plantación de un árbol joven en un lugar de honor en las aldeas. Por tanto, desde tiempos inmemoriales, todas las culturas del mundo profesan un respeto reverencial al árbol. Hoy en día sabemos, de forma científica, algo que otras culturas intuyen desde hace miles de años, es decir, que los árboles nos cuidan. ¿Si nosotros lo sabemos científicamente, por

qué tenemos tan poco respeto por nuestros árboles?

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¿Jardín del Edén o Bosque del Edén?DD El Jardín del Edén o Paraí-

so Terrenal era mostrado, en aquella Enciclopedia Álvarez con la que muchos estudiamos, con un dibujo que no era exac-tamente un jardín, sino algo parecido a una selva ecuatorial, tanto por la riqueza de la flora como por los animales mostra-dos (incluidos algunos de saba-na como alarde imaginativo). En las ilustraciones se erguían imponentes los árboles de la Vida y, entre ellos, el Árbol del Bien y del Mal. El Jardín Simbó-lico de toda la literatura univer-sal nos evoca algo ordenado, protector, el premio definitivo, el hortus conclusus, aislante de turbulencias externas: el Paraíso se representa como un Jardín Deseable. Sin embargo, su representación (como la de la entrañable Enciclopedia Ál-varez) era una selva, un bosque, quizás un complejo bosque

tropical. Resulta interesante la conjunción de la riqueza de la selva con ese deseable Jardín Eterno, ese Paraíso Perdido: riqueza y biodiversidad, segu-ridad y premio. Al margen de lecturas más espirituales, el mensaje, cercano y material, es que el Paraíso se encuentra en la Tierra, nuestro Jardín del Edén, representado en forma material por nuestros bosques, verdaderos protectores de la vida en el planeta y también del bienestar humano. Encon-tramos la misma idea en la magnífica película “Los últimos días del Eden”: un lugar de paz y abrigo, con todo lo que se necesita, incluido el remedio contra el cáncer. A pesar de todo, nuestra civilización lo destruye (en el caso de esta película, con la construcción de una carretera). El protagonista (un formidable Sean Connery) expone que la avaricia humana va a destruir el supermercado farmacéutico más grande del planeta. Esta idea de “Jardín del Edén” donde, si no es posible la vida eterna, al menos la hace

posible, es extensible al conjun-to de los bosque del planeta: una vida mejor para todos de una forma gratuita y solidaria: el oxígeno que nos dan es gra-tis para todos, la biodiversidad que nos suministran no es ob-jeto de control multinacional, está en el jardín y es para todos.

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¿Qué películas son una epopeya a la defensa de los bosques?DD La protección de la selva

amazónica y de sus tribus indígenas frente al avance de la deforestación, movida por los intereses económicos, son el tema de dos películas muy significativas: “La selva esme-ralda” y “Los últimos días del Edén”. En esta última se realza también el valor terapéutico de algunas plantas desconoci-das, a través del Doctor Robert Campbell, que vive con una tri-bu nativa de Brasil y descubre accidentalmente un extracto de una flor que cura el cáncer. Si destruimos la selva, esa ri-queza potencial, desconocida hasta la fecha, se perderá para siempre. Un mismo similar, la defensa del bosque frente a las potencias industrializadas, se puede trasladar a un planeta imaginario, Pandora, habitado por tribus indígenas de huma-noides azules y animales extra-ños, en la película “Avatar”. En ella, estas potencias ambicio-nan explotar un mineral valioso cuyas minas están situadas por azar exactamente por debajo del árbol sagrado que estable-ce conexiones con los habitan-tes del planeta. Pero el himno al bosque también se puede contar de una forma mucha más sencilla en “Dersu Uzala” de Akira Kurosawa. En el inicio de la película, 1910, el capitán ruso Arseniev vuelve a la taiga en busca de la tumba de su amigo. Al llegar encuentra que el bosque ha sido talado y se ha instalado en su lugar un pobla-do en nombre de la civilización. Entonces hace un viaje en la

memoria y recuerda cómo en una expedición cartográfica co-noció a Dersu, el viejo cazador, que le enseñó a comprender la naturaleza, a amar el bosque que ya no existe y a sobrevivir en las condiciones más adver-sas.

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¿Quién dijo “Hispania puede ser cruzada de punta a punta por una ardilla sin pisar el suelo”? (267 palabras)DDUna de las primeras descrip-

ciones de la Península Ibérica se la debemos al geógrafo e historiador griego Estrabón quien, basándose en escritos de otros autores que sí nos visitaron, la refiere como “una gran extensión de montañas y bosques” (“Geografía” III, Siglo I a.C.). Más tarde, Plinio el Vie-jo la describe en parte como montes “áridos y estériles y en los que ninguna otra cosa crece” (“Historia Naturalis” XXXIII, 67). Pero ni Estrabón, ni Plinio el Viejo ni su sobrino, Plinio el Joven, dejaron al pare-

cer en sus escritos frases que relacionasen ardillas y bosques hispanos: la famosa cita sobre una ardilla que es capaz de cruzar la península saltando de árbol en árbol parece ser apó-crifa. Pero ¿pudo ser realidad? Algunos estudios indican que la etapa de la cultura de los Castros (siglos V a.C. - I d.C.) fue presumiblemente la de menor masa forestal en el noroeste peninsular de los últimos diez mil años. Por otro lado, parece que el clima húmedo y templa-do de la fachada atlántica en el Bajo Guadalquivir, algunos milenios a.C., era propicio para grandes extensiones forestales, habiéndose encontrado restos polínicos de especies poco pro-pias de la zona como fresnos, serbales, robles, alisos y cho-pos. Al margen de la situación pasada, la mayoría de nuestro territorio se halla deforestado en la actualidad, ocupado por pueblos, ciudades, carreteras y extensiones de monocultivo. Sin embargo, según los datos del III inventario Forestal Na-cional, la superficie arbolada

91 ¿Cómo contribuyen las grandes masas arbóreas a nuestro bienestar personal? DD El efecto que la naturaleza ejerce sobre cualquier persona,

ya sea un bosque, un río, una cadena montañosa o todo un ecosistema marino, repercute positivamente sobre su salud física y mental. Tal es la hipótesis de la biofilia, enunciada por el sociobiólogo E. O. Wilson (1984): difícilmente alcanzaremos la felicidad mientras vivamos sumergidos en un entorno artificial que nos separe o aliene de la naturaleza. Así, una humedad rela-tiva y concentración de oxígeno adecuadas o un ambiente libre de partículas nocivas son ejemplos de factores que, desconoz-camos o no, influyen positivamente en nuestra salud y bienestar. Las grandes masas arbóreas, nuestros bosques, nos aportan oxí-geno, purifican nuestro aire, regulan los ciclos del agua y la tem-peratura en el planeta aunque no los visitemos. La conservación de los bosques, con toda su complejidad y biodiversidad, nos aportan además toda una exposición de vida natural al alcance de cualquier visitante. De esta forma, cualquier persona que camine por un lugar así, notará que se siente bien por el mero hecho de estar allí: la naturaleza nos atrae de forma consciente y/o inconsciente porque éste es el entorno en el que nos hemos desarrollado como especie durante cinco millones de años.

94¿Qué relación existe entre una mesa de caoba y un chimpancé?DDSe calcula que, a principios del siglo XX, había dos millones de chimpancés

salvajes distribuidos por 25 países africanos: actualmente apenas quedan unos 200.000 ejemplares en una veintena. El hábitat principal del chimpancé y otros primates (gorilas, bonobos…) son las selvas tropicales centroafrica-nas, la mayor superficie de bosque tropical después de la Amazonía (172 millones de hectáreas) y el lugar de África con mayor biodiversidad. A pesar de su enorme importancia, sólo el 8,5% de estas selvas, que se extienden a lo largo de Camerún, República Centroafricana, Congo Brazzaville, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón, cuentan con algún tipo de protección. Según Greenpeace, esta desprotección legal ha permitido que las empresas madereras hayan conseguido concesiones forestales en unos 50 millones de hectáreas de selva, un área del tamaño de España. Las autopistas que se construyen en mitad de la selva para la extracción selectiva de maderas nobles, como la caoba, son la punta de lanza de la deforestación y la caza co-mercial furtiva de grandes mamíferos. Los chimpancés se ven así doblemente afectados por el comercio de madera: destruye su hábitat y favorece su caza indiscriminada e ilegal. El Instituto Jane Goodall (célebre primatóloga y activa ecologista) denuncia la responsabilidad de los países importadores de madera de bosques tropicales, entre los que se encuentra España. De este modo, el consumo irresponsable de muebles de caoba termina afectando a la extinción de los chimpancés.

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en España ha aumentado al menos en los últimos 20 años. Pero hemos de ser cautos: no todas las áreas forestales son bosques naturales ni poseen las cualidades de éstos (com-plejidad, longevidad, funciona-miento, biodiversidad…).

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¿El bosque es cultura? DD Si tenemos en cuenta la de-

finición de tradición como noti-cia de cosa antigua que se tras-mite de padres a hijos, vemos que actualmente en los bosques existen pocos usos que se pue-dan llamar “tradicionales”. Si además tenemos en cuenta que el concepto de tradición se suele basar en análisis elaborados por élites cultivadas, habitualmente con poca atención al sentido que pudiera tener entre los propios agentes de la tradición, los usos tradicionales de los bosques es pura entelequia. Los bosques se han usado para cosas harto diversas y unos usos han per-durado más que otros, pero en todo caso han ido variando a lo largo del transcurso del tiempo. Por ejemplo, la extracción de madera es uno de los usos más claros y típicos de un bosque. Sin embargo, ésta ha pasado de ser una extracción de combustible y material de construcción a la extracción de pasta de papel o, más recientemente, de biomasa para obtención de energía (que en el fondo también es combus-tible pero gestionado de otra manera muy diferente). Por otra parte, ciertos usos tradicionales han llevado a la destrucción de los bosques, frente a otros que los han conservado más o menos bien. Actualmente los bosques han pasado a ser uno de los símbolos de “Naturaleza” digna de ser conservada a toda costa. Es más, se han creado nuevos bosques con el objeto de conservar esa “Naturaleza”, consiguiendo en muchas oca-siones lo contrario. Actualmente se piensa que es preciso “rein-ventar” tanto los bosques como sus usos tradicionales, es decir, transformar sus especies en

especies en peligro de extin-ción y, sus espacios, en valores positivos para la identidad del ser humano. Es decir, para ser conservados, los bosques ne-cesitan ser construidos como “invenciones” culturales; más allá de éstas, no hay ninguna ética universal que sea capaz de asegurar su conservación.

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¿Qué profesionales cuidan de los bosques?DD Aunque no hay una discipli-

na específica para el estudio de los bosques, existe una varie-dad de especialidades dentro de la biología que estudia los bosques desde diversos puntos de vista: por ejemplo, la ecolo-gía, ecofisiología, biogeografía, fitosociología, botánica, etc. Además, una ingeniería espe-cífica (de montes o forestal, se-gún la universidad), los estudia desde el punto de vista de su aprovechamiento y regenera-ción, sobre todo en lo referente a técnicas de manejo. Desde el punto de vista práctico de la actividad cotidiana, los agentes forestales se encargan de la vigilancia y labores de mante-nimiento, especialmente en lo relativo a los incendios. En este sentido, también los pastores pueden considerarse respon-

sables de cuidar bosques por cuanto dirigen los rebaños que controlan el crecimiento del pasto en cortafuegos y soto-bosques. Finalmente, aunque no de manera remunerada, todos podemos cuidar de nues-tros bosques, manteniendo actitudes responsables y soste-nibles con ellos y con el medio natural en general.

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¿Moriríamos si talásemos todos los bosques? DDPara contestar a esta pre-

gunta necesitamos plantear-nos la función de los bosques a nivel global y local, y si esta función puede ser sustituida por el resto de los ecosistemas o por nuestra tecnología. “Mo-riríamos” es un término globa-lizante conjugado en tiempo futuro, ¿a quién nos referimos? Pensemos que razonamos so-bre el ser humano, entonces ¿qué seres humanos? Por otro lado, ¿qué es morir?¿es perder la vida o cambiar a niveles míseros un tipo de calidad de vida? Retomemos la pregunta inicial: ¿moriríamos si taláse-mos todos los bosques? Una comunidad local, por ejemplo, de la selva ecuatorial, es ab-solutamente dependiente de

su bosque. Si se lo talamos, su calidad de vida desaparece; podríamos decir que mueren como humanos y quizá como seres vivos. Y existen muchos otros casos en el planeta de de-pendencia de poblaciones loca-les de sus bosques. Pensemos ahora en las funciones globales de los bosques: generar oxí-geno, secuestrar dióxido de carbono, almacenar nutrientes, estabilizar los ciclos hídricos, retener la erosión, mantener la biodiversidad, estructural co-mo paisaje, recursos directos, suministradores de nutrientes alóctonos a ecosistemas acuá-ticos, atenuación de extremos climáticos, almacén farma-cológico. Si deforestamos el planeta ¿cómo se sustituirían estas funciones? No hay sis-tema tecnológico ni artefacto humano que pueda hacerlo. La sustitución de funciones por otros ecosistemas es más que dudosa. Por ello podemos decir que si destruimos los bosques podríamos morir como indivi-duos. Recordemos los versos de J. Doone: “por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. Con que una sola comunidad muera o desaparezca por la pérdida de sus bosques, todos morimos con ella. Quizá no desaparecié-

semos como especie si talamos los bosques pero ¿en qué con-diciones viviríamos?

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¿Qué puedo hacer yo para ayudar a conservar nuestros bosques?DD Aparte de los esfuerzos

realizados por la comuni-dad científica, los gobiernos, administraciones, agencias estatales, organizaciones y comunidades locales, debemos ser conscientes del papel indivi-dual que podemos desempeñar en la conservación de nuestros bosques: Trata de comprar mue-bles, papel, tableros y otros pro-ductos derivados procedentes de madera certificada, lo cual garantiza que los bosques de los que proceden dichos productos han sido bien gestionados desde un punto de vista económico, social y ambiental; minimiza el consumo de agua y energía, contribuyendo así a disminuir los efectos del calentamiento global; recicla y reutiliza tu pa-pel; participa activamente en la protección de los bosques, manteniéndolos limpios y extre-mando precauciones contra el fuego en tus visitas, y contribuye directamente a su conservación a través de grupos de volunta-

riado (reforesta, informa y educa a los más jóvenes).

“Al final, solo protegemos lo que amamos; solo amamos lo que entendemos; y solo enten-demos lo que nos ha sido ense-ñado”. Así resume el conserva-cionista senegalés Baba Dioum la importancia del conocimiento en la conservación. Sólo a través de la información y la educación se podrán alcanzar los objetivos de conservación en el futuro. Se-guramente el primer paso para conservar nuestros bosques sea conocerlos.

100 ¿Cómo podemos disfrutar de nuestros bosques?DDMuchos de nuestros bosques se hallan

incluidos dentro de espacios naturales protegidos, pertenecientes a la RENPA (Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía). En estos casos, es la admi-nistración autonómica la encargada de gestionarlos y protegerlos. Cada espacio protegido contempla un PUP (Plan de Uso Público), que tiene como finalidad acercar a los visitantes a los valores naturales y culturales, de una forma ordenada y segura, que garantice la conservación y difusión de tales valores a través de la información, la educación y la inter-pretación ambiental. Las ofertas de uso público relacionadas con nuestros bos-ques son numerosas: senderos, puntos de información, observatorios, miradores, campings… La accesibilidad a nuestros bosques puede estar a veces restringida, debido por ejemplo a que se trate de zo-nas de reserva dentro del espacio protegi-do. En estos casos, si el ciudadano desea disfrutar de estos valores naturales, pue-de dirigirse a las oficinas de los parques y obtener un permiso especial de visita. Los beneficios más palpables de nuestros bosques (frutos, madera, esparcimiento y otros) no nos deben hacer olvidar que son sistemas que mejoran nuestra calidad de vida, ya que sus constituyentes vegetales purifican el aire que respiramos, entre otros beneficios. No debemos olvidar que hemos recibido un legado que debemos mantener heredable para generaciones venideras.

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