(1 cor. 12, 12-13a) a todos los señores decanos, … · que la comunión eclesial anhelada por...

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A todos los Señores Decanos, Párrocos, Presbíteros, Miembros de la Vida Consagrada, Movimientos Diocesanos, Seminaristas y Laicos comprometidos de la Arquidiócesis de Tijuana.

Los saludo en el Señor con alegría evangélica.

Nos estamos preparando para la Asamblea Diocesana de Pastoral inspirados en san Pablo que nos dice: “Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo” (cfr. 1 Cor. 12, 12-13a). Nuestra Asamblea de Pastoral quiere ser expresión de la ministerialidad de la Iglesia que iluminará y orientará los trabajos de la Diócesis con el objetivo “Experimentar el encuentro con Cristo vivo desde la fe, la esperanza y la caridad, conducidos por el Espíritu Santo a una profunda conversión personal y pastoral, para que vivamos con fidelidad evangélica la comunión eclesial y de servicio”

Por eso CONVOCO a la XXVI ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL a todos los sacerdotes, a 10 laicos de cada parroquia especialmente los responsables de las áreas de pastoral, 3 miembros de cada Congregación Religiosa, los responsables de cada Movimiento Diocesano y alumnos de teología del Seminario a realizarse los días 26, 27 y 28 de enero de 2015 en el Instituto México de las 3:30 a las 9:00 p.m. Para que la comunión eclesial anhelada por Cristo sea el eje transversal de los proyectos y programas de la pastoral parroquial, decanal y diocesana.

Que nuestra Señora de Loreto interceda por nosotros y nos conduzca hacia la unidad de esta gran familia diocesana.

Con mi bendición.

Tijuana, B. C., a 4 de diciembre de 2014, AÑO DE LA PASTORAL VOCACIONAL.

+ Rafael Romo MuñozArzobispo de Tijuana

(1 Cor. 12, 12-13a)

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Í N D I C E

I. PRESENTACIÓN

II. HACIA LA COMUNIÓN ECLESIAL

A. PRIMERA ETAPA: EXPERIMENTAR 1. EL ENCUENTRO CON CRISTO VIVO 1.1. La identidad: ser cristiano 1.2. La espiritualidad: nuevo horizonte de vida 1.3. El estilo de vida: orientación decisiva 2. LA CONVERSIÓN 2.1. Metanoia. 2.2. Experimentar la misericordia de Dios. 2.3. Las bienaventuranzas.

B. SEGUNDA ETAPA: VIVIR 3. LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD 3.1. La fe como comunión. 3.2. La esperanza como participación. 3.3. La caridad como fraternidad. 4. EL SENTIDO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA 4.1. Parroquia y/o comunidad religiosa. 4.2. Pastoral de conjunto. 4.3. Opción evangélica por los pobres.

C. TERCERA ETAPA: FORTALECER 5. LA FIDELIDAD 5.1. Al propio estado de vida. 5.2. A la Iglesia. 5.3 Al plan de pastoral. 6 EL SERVICIO 6.1. Caridad evangélica. 6.2. Procesos de formación. 6.3. Cercanía con las familias.

III. METODOLOGÍA PARA EL TRABAJO PASTORAL

IV. HACIA LA COMUNIÓN ECLESIAL

(1 Cor. 12, 12-13a)

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I. PRESENTACIÓN

1. En comunión y en sintonía con nuestro III Plan Diocesano que nos invita a “centrar nuestra pastoral en Jesucristo, único camino, único programa…” queremos continuar en este mismo espíritu. Así san Pablo inspira la comunión eclesial con el ejemplo de la unidad en la diversidad: “Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1 Cor. 12, 12-14).

2. La Nueva Evangelización en un cambio de época requiere de líderes renovados y audaces, como “el odre nuevo para el vino nuevo”, capaces de ser luz y esperanza para el hombre de hoy ante los desafíos actuales que “retan la novedad del Evangelio”.

3. El caminar pastoral de la Diócesis en sus primeros 50 años de vida (1964-2014) nos llevó a mirar el pasado con gratitud pero también con esperanza, fue una invitación para regresar a las fuentes de nuestro ser y quehacer “el sentido de pertenencia a la Iglesia”.

4. “Pasar del misterio a la ministerialidad” es un imperativo de todos los agentes de pastoral. Experimentemos en el propio estado de vida el camino de la santidad y de la conversión; vivamos la comunión y la participación, la unidad y la fraternidad; fortalezcamos la coherencia de fe y el espíritu de discípulo misionero porque “la tarea de evangelizar es nuestra”.

(1 Cor. 12, 12-13a)

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II. HACIA LA COMUNIÓN ECLESIAL5. Nuestro ideal a 2 años es “Experimentar el encuentro con Cristo vivo desde la fe, la esperanza y la caridad, conducidos por el Espíritu Santo a una profunda conversión personal y pastoral para que vivamos con fidelidad evangélica la comunión eclesial y de servicio” en 3 etapas y cada etapa con 2 líneas pastorales y a profundizar 3 aspectos

PRIMERA ETAPA: E X P E R I M E N T A R1. EL ENCUENTRO CON CRISTO VIVO (Iglesia en camino de santidad)

+ La identidad.Aspectos a profundizar: + La espiritualidad.

+ El estilo de vida.

2. LA CONVERSIÓN+ Metanoia.

Aspectos a profundizar: + Experimentar la misericordia de Dios.+ Las Bienaventuranzas.

SEGUNDA ETAPA: V I V I R3. LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD

(Iglesia en comunión y participación)+ La fe como comunión.

Aspectos a profundizar: + La esperanza como participación.+ La caridad como fraternidad.

4. EL SENTIDO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA(Iglesia hacia la unidad y fraternidad)

+ Parroquia y/o comunidad religiosa.Aspectos a profundizar + Pastoral de conjunto.

+ Opción evangélica por los pobres.

TERCERA ETAPA: F O R T A L E C E R

5. LA FIDELIDAD

(Iglesia en coherencia de fe)

+ Al propio estado de vida.

Aspectos a profundizar: +

A la Iglesia.+ Al plan de pastoral.

6. EL SERVICIO

(Iglesia discípula-misionera)

+ Caridad evangélica.

Aspectos a profundizar + Procesos de formación.

+ Cercanía con las familias.

(Iglesia en renovación permanente)

(1 Cor. 12, 12-13a)

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A. PRIMERA ETAPA: E X P E R I M E N T A R

1. EL ENCUENTRO CON CRISTO VIVO (Iglesia en camino de santidad)

6. Aunque toda la historia de salvación expresada en la Sagrada Escritura es una serie de encuentros donde Dios “primerea” y donde el hombre siempre queda un poco retrasado en su respuesta, encontramos en el Evangelio de San Lucas, el texto de los peregrinos de Emaús, donde el Peregrino Resucitado se hace el encontradizo para que los discípulos lo puedan reconocer y una vez sucedido esto, ellos también “primerearan”.

7. El texto dice lo siguiente:“13 Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. 14 En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. 15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. 16 Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. 17 Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste, 18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!". 19 "¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, 20 y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. 22 Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro 23 y, al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron".

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25 Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?". 27 Y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.28 Cuando llegaron cerca del pueblo a donde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Él entró y se quedó con ellos. 30 Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. 31 Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. 32 Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?".33 En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, 34 y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!". 35 Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lc 24, 13-35).

8. De aquí entonces la frase:«No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva», frase del Papa Benedicto XVI, que aparece en la Carta Encíclica Deus Caritas est, y que retoma el Papa Francisco en el número 7 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.

9. De lo anterior podemos hablar de los siguientes aspectos a profundizar: 1.1. La identidad: ser cristiano 1.2. La espiritualidad: nuevo horizonte de vida 1.3. El estilo de vida: orientación decisiva

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1.1. La identidad: ser cristiano

10. Por lo visto, ser cristiano es partir de una experiencia, la experiencia del encuentro con Cristo, que me lleva a vivir, sufrir y morir siguiendo a Jesucristo. Lo determinante en la vida de un cristiano es el seguimiento de Jesucristo. Como consecuencia práctica, un cristiano puede tener una postura social o política, una práctica espiritual o ser parte de un movimiento social, mientras no contradiga en algún punto el mensaje de Jesús. Si esto pasara, el cristiano deberá elegir entre su fe cristiana o la de otra postura o creencia.

1.2. La espiritualidad: nuevo horizonte de vida

11. Lo anterior, aunque parece muy lógico y fácil, resulta también difícil y complicado, ya que si el seguimiento de Cristo, bajo la iluminación del Espíritu Santo, constituye la espiritualidad, nos encontramos con las diferentes formas de interpretar la misma persona de Jesús y del Evangelio a lo largo de la historia: ya desde el evangelista San Juan, tuvo que adoptar posturas firmes frente a quienes, como hoy, negaban la divinidad de Cristo y su mesianismo.

12. Por eso una autentica espiritualidad cristiana será la que se deja llevar por la acción del Espíritu Santo, que es la “Memoria” (cfr. Jn 14,26), que nos recuerda todas las cosas relacionadas con Jesús y con ese “recuerdo” se “re-vive” la acción salvífica de Jesús hoy, como lo fue hace ya dos mil años.

13. De aquí surge el nuevo horizonte de vida, que el Papa Francisco expresa con las siguientes palabras: “Sólo gracias a ese encuentro –o reencuentro– con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve

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más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero” (EG 8).

1.3. El estilo de vida: orientación decisiva

14. El Cristo del cristiano es Jesús, una persona, no es una idea o un concepto abstracto. No es algo que hay que creer, sino Alguien en quien hay que creer. El cristianismo es la activación de la persona de Jesús en el mundo de hoy. “Es así que el verdadero cristiano se coloca en un nivel de apertura hacia los demás, el verdadero dinamismo de la realización personal: que es en definitiva la misión”, como nos lo recuerda la Evangelii Gaudium.

2. LA CONVERSIÓN (Iglesia en renovación permanente)

2.1. Metanoia.

15. Palabra griega que significa “conversión” o movimiento interior que surge en toda persona que encuentra a Jesús.

16. El encuentro con Cristo cambia la existencia de una persona, como enseña el caso de Zaqueo (Lc 19, 1-7). Así sucedió también a los pecadores y pecadoras que cruzaron sus caminos con Jesús. En la cruz, tiene lugar un extremo acto de perdón y de esperanza, ofrecido al malhechor, que cumple con su propia «metánoia» cuando llega a la frontera última entre la vida y la muerte y dice a su compañero: «A nosotros se nos hace justicia por lo que hemos hecho» (Lucas 23, 41). Y cuando implora: «Acuérdate de mí cuando estés en tu reino», Jesús responde: «En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso» (cf. Lucas 23, 42-43). De este modo, la misión terrena de Cristo, comenzada con la invitación a convertirse para entrar en el reino de Dios, se concluye con una conversión y la entrada de una persona en su reino.

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17. La misión de los apóstoles (Pentecostés) también comenzó con una invitación apremiante a la conversión. Los que escuchaban su primer discurso, conmovidos en lo más profundo de su corazón, preguntaban con ansia: « ¿Qué es lo que tenemos que hacer?». Pedro respondió: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2, 37-38).

18. Esta respuesta de Pedro fue acogida inmediatamente: «unas tres mil almas» se convirtieron aquel día (cf. Hechos, 2, 41). 2.2. Experimentar la misericordia de Dios.

19. Nos queda claro que en la historia de nuestra Iglesia, ha habido muchos ejemplos y que en las condiciones sociales de nuestro tiempo, nos faltan quienes nos den ese ejemplo, pero profundizando en la teoría, hemos de decir que:

20. La palabra misericordia tiene su origen en las palabras hebreas Hesed y Rahamin. La mentalidad Judía es dinámica, práctica. El judío tiene que relacionar todo concepto abstracto, con algo concreto dinámico.

21. Hesed: Indica una actitud de profunda bondad y, esta bondad, entre dos hombres, implica FIDELIDAD recíproca, pero (y esto es el meollo de todo), esta fidelidad recíproca, es fruto de una fidelidad hacia sí mismo: Dios es fiel con su pueblo porque es fiel a su amor hacia nosotros, a su compromiso de amor aquí, reafirmamos que, amor y fidelidad son inmóviles (matrimonio), Dios es fiel con su pueblo, no por los méritos de este último (que a menudo lo traiciona) sino por su coherencia de amor y, pues, de fidelidad (esta es también la raíz de la doctrina de la justificación), por eso, esta fidelidad de amor, es más fuerte que el pecado de Israel. (Amor dinámico, amor

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que salva). Entonces, la fidelidad comienza siendo fieles a nosotros mismos.

22. Rahamin, expresa el “amor de madre” (Rehem = regazo materno), rasgos típicamente femeninos es el amor entrañable que liga a la mamá con su propio hijo. Brota de la unión especial entre madre e hijo. Esta mamá que construyó en su cuerpo todas las fibras de su hijo, le tiene un amor gratuito, que sale de adentro. Un hijo no tiene mérito, es amado por su madre gratuitamente.

23. La palabra “misericordia” se origina en la lengua latina y es el resultado de la suma de dos términos distintos: Miser que significa “pobre”, y corda que traducimos por “corazón”. La misericordia es la capacidad de entregar algo de sí mismo a la pobreza del corazón de mi hermano. Así actúa siempre Jesús: al corazón pobre de la pecadora, Jesús le entrega el perdón; a la mirada deshecha de Pedro en las negaciones, Jesús la llena con el consuelo; el sufrimiento desesperado del buen ladrón en la cruz lo colma el Señor con la certeza del reino. La misericordia pasa siempre por el esfuerzo de arrancar algo de mí, para que sirva al crecimiento humano del otro.

24. Cristo el Señor que libera desde la misericordia, se caracteriza por una actitud constante de plegaria: el contacto permanente y fiel con el Padre.

25. Para descubrir la realidad de nuestro prójimo, y ser capaces de ver en él a Jesús que sufre, es necesaria una vida de plegaria. Una vida acostumbrada a ver la realidad de los hombres y de las cosas con los ojos de Dios.

26. Lo que importa no es “saber” quién es el prójimo – lo sabían el sacerdote y el levita- sino saber “quién necesita próximos” y “saber

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ser “próximo del herido en el camino. No es cuestión de teoría sino de misericordia eficaz.

2.3. Las bienaventuranzas.

27. Nuestra relación con Dios no sólo tiene que moverse en la conciencia cierta de tener un Dios rico en misericordia, sino que Él mismo nos exige que sean nuevas también las relaciones con el prójimo. Esta novedad de relaciones interpersonales está a la consigna de la bienaventuranza de la misericordia que nos anuncia Jesús, en el sermón de la montaña, o sea de aquel gozo que llena el corazón de quien, ejerciendo la misericordia, está en la misericordia de Dios.

28. El samaritano de la parábola, ante el dolor del hombre herido, se compadece, y esta actitud suya es el mismo sentimiento de Dios frente al sufrimiento de sus criaturas.

29. El samaritano al ver al hombre herido siente misericordia. El texto bíblico nos dice “se le conmovieron las entrañas” ante la presencia de aquel hombre herido. El hecho de “conmoverse las entrañas” no es, en modo alguno, una expresión banal. En el lenguaje bíblico “conmoverse las entrañas” indica lo que sucede a una madre cuando va a dar a la luz un hijo. Esta acción indica, de una manera externa, todo el amor y entrega que una madre pone a favor de su hijo. Ya veíamos como el Antiguo Testamento, hablándonos de la forma en que Dios ama los hombres, usa la misma expresión. A Dios también “se le conmueven las entrañas” ante el padecimiento de sus hijos, que son todos los habitantes de nuestra tierra.

30. La actitud del samaritano ante el dolor del hombre herido, es el mismo sentimiento de Dios frente al sufrimiento de sus criaturas. El

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samaritano no se limita a tener un simple sentimiento de “lástima” ante el dolor ajeno como lo hicieron el sacerdote y el escriba. Él añade una acción a favor de aquel hombre que sufre. Esta acción llenará la pobreza del corazón de su hermano. Así tiene que actuar el cristiano.

B. SEGUNDA ETAPA: V I V I R

3. LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD (Iglesia en comunión y participación)

31. Las virtudes teologales, infundidas por Dios en nuestras almas, nos capacitan para vivir “a lo divino”, es decir, como hijos de Dios y contrarrestar los impulsos naturales encaminados al egoísmo, a la comodidad y al placer. Se reciben como un don, un regalo de Dios, pero queda a nuestra responsabilidad el desarrollo de las mismas.

32. En el documento emanado de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla, en el numero 563, literalmente se hacia la pregunta “¿Cómo debe la Iglesia vivir su misión?, e inmediatamente responde en el numero 564: “Cada bautizado se siente atraído por el Espíritu de Amor, quien le impulsa a salir de sí mismo, a abrirse a los hermanos y a vivir en comunidad”.

3.1. La fe como comunión.

33. En la comunidad primitiva de Jerusalén, los discípulos "acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2,42), este texto nos da la idea de lo que sucede en los auténticos discípulos: se acude a la “enseñanza, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.”

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34. La expresión "comunión" significa dos cosas estrechamente relacionadas: - Comunión en las cosas santas - Comunión entre las personas santas.

35. ¿Qué "cosas santas" compartimos los católicos? - La comunión de los bienes espirituales - La comunión de la fe. - La comunión de los sacramentos. - La comunión de los carismas. - La comunión de la caridad. - La comunión entre la Iglesia del cielo y de la tierra

36. La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales.

37. La comunión con los santos"No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de Fuente y Cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (Lumen Gentium, 50).

38. La comunión con los difuntos"La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados" (Lumen Gentium, 50).

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3.2. La esperanza como participación.

39. La esperanza es la virtud sobrenatural infundida por Dios en nuestra alma, por la cual deseamos la vida eterna que Dios ha prometido a sus servidores. Sin embargo esta esperanza no puede ser pasiva, sino activa. Debemos andar por la vida con los objetivos bien determinados, con la mirada puesta en Dios, que es lo que nos lleva a realizar con ilusión nuestros quehaceres temporales, costosos o no. Entonces comprendemos que todos los bienes terrenos (siendo bienes) son relativos y deben estar subordinados siempre a la vida eterna y a lo que a ella se refiere. El objetivo de la esperanza

9cristiana trasciende, de un modo absoluto, todo lo terreno .

40. Esta actitud ante la vida, mantenedora de la esperanza, supone una lucha alegre diaria, porque la tendencia de todo hombre, de toda mujer, es hacer de esta vida una ciudad permanente, estando en realidad de paso. La lucha interior bien definida en la dirección espiritual, el examen general diario, el recomenzar una y otra vez, con humildad, sin dar lugar al desánimo, es la mejor garantía para mantenernos firmes en la esperanza. El Señor nos ha prometido, que siempre que acudamos en demanda de ayuda nos atenderá.

3.3. La caridad como fraternidad.

41. "Aunque hablara la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe... Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha". (1Cor 13, 1.3). Con estas palabras San Pablo resalta la primicia de la caridad sobre cualquier otra virtud.

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42. Parece ser que la situación del mundo que nos ha tocado vivir, con sus rasgos marcados de individualismo y mezquindad, agudiza en el hombre el anhelo de vivir el encuentro. Creado desde los orígenes para relacionarse en armonía con sus semejantes, el ser humano descubre en la soledad un mal insostenible y un obstáculo real para la propia realización. “No es bueno que el hombre esté solo” (Gén 2,18).

43. De esta manera, la nostalgia de comunión constituye una experiencia vital en todo aquel que se abre al encuentro con su propia interioridad. Late en lo más profundo una realidad paradójica y cuestionante. Por un lado, el anhelo de relaciones auténticas y permanentes, una aspiración a vivir el amor hacia los demás en todas sus manifestaciones. Por otro lado, descubrimos las propias limitaciones, la mezquindad, el egoísmo y los temores que nos alejan de los demás que en muchas ocasiones cubren con una sombra de desesperanza nuestra senda hacia la comunión.

44. “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado. En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros.” (Jn 13,34-35). Se nos pide amar a la medida del Señor Jesús. Las características de este amor se alzan a nuestros ojos con rasgos ineludibles: amor hasta entregar la propia vida, amor que se expresa en el camino del servicio, como nos lo muestra el Señor al lavarle los pies a sus discípulos y amor que brota de la acción del Espíritu Santo (sólo así se comprende la invitación de Jesús de amar como Él.

45. La vivencia de la caridad fraterna es un verdadero camino ascético. Por él aprendemos a vivir el amor como nuestro Maestro, haciéndonos partícipes de la vida intima de la comunidad trinitaria. Es innegable que hay muchos obstáculos, pero precisamente por la

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vivencia de la caridad hacia el hermano se van limando y purificando, constituyendo una preparación valiosísima para el encuentro con Dios y para la conformación plena con el Hijo de María.

46. Al dar paso al amor fraterno en nuestras existencias nos asemejamos más y más al Señor de Nazaret, paradigma de vida plena, que nos amó hasta la cruz y nos invita a seguirle por esta senda segura. Definitivamente es iluminadora la sentencia de un Juan, el discípulo amado: “Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1Jn 4,20). La caridad fraterna es un reflejo privilegiado del amor de Dios que anima la Trinidad y del cual estamos invitados a participar de manera definitiva.

47. Esta caridad fraterna tiene múltiples expresiones. Ahora sólo nos detendremos en algunos rasgos que nos pueden ayudar a comprenderla como dinamismo configurante con el Señor Jesús.

48. Ante todo se nos presenta como servicio. El mismo Señor nos muestra en la Última Cena esta dimensión servicial de la existencia como un signo inconfundible del amor que se hace concreto (Jn 13, 4-14). En ese sentido María también aporta su propio ejemplo cuando, haciendo efectiva su adhesión de amor al Plan de Dios, sale al encuentro de su prima Isabel para servirla (Lc 1, 39).

49. Otro rostro inconfundible de la caridad es el perdón. Quien ama es capaz de perdonar y quien perdona se prepara para el amor y se abre a la reconciliación. El Señor Jesús nos enseña a vivir el perdón sin límites, pues debe ser proporcional a la misericordia con que nos trata Dios (Mt 18, 21-22). Incluso en el momento extremo de su pasión el dulce Señor de Nazaret sólo tiene palabras de perdón y ternura para los que lo atormentan: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34). La Cruz, signo del amor de Dios por

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los hombres, debe recordarnos siempre la dimensión oblativa de la caridad, por la que uno está siempre dispuesto a sufrir por el otro y a perdonar toda ofensa.

50. La solidaridad es otra expresión de amor hacia el hermano. San Pablo nos exhorta a vivir de una manera digna la vocación a la que hemos sido llamados, "con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor" (Ef 4, 2). Se trata de hacer propias las penas y alegrías ajenas, asumiéndolas con un corazón amplio y generoso como el de Jesús y como el de su Madre.

51. No podemos pasar por alto la corrección fraterna, exigencia que brota de la amorosa guardianía del hermano. Quien ama de verdad jamás se hace cómplice de los errores o faltas de su hermano. Por el contrario, busca devolverlo a la senda correcta que lo lleve a la felicidad. La corrección debe ser firme y clara, pero siempre transparente a la caridad, aquella que es paciente, servicial y desinteresada. Aquella que "todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1Cor 13, 4-7).

4. EL SENTIDO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA (Iglesia hacia la unidad y fraternidad)

52. “No se entiende un cristiano sin Iglesia” (Francisco, homilía del 30 de enero de 2014). “El cristiano no es un bautizado que recibe el Bautismo y después va por su camino. El primer fruto del Bautismo es el hacerte pertenecer a la Iglesia, al Pueblo de Dios. No se entiende un cristiano sin Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI decía que era una dicotomía absurda amar a Cristo sin la Iglesia; escuchar a Cristo pero no a la Iglesia; estar con Cristo al margen de la Iglesia. No se puede. Es una dicotomía absurda. El mensaje evangélico nosotros lo recibimos en la Iglesia y nuestra santidad la vivimos en la Iglesia, nuestro camino

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en la Iglesia. Lo demás es una fantasía, o como él decía: una dicotomía absurda”.

4.1. Parroquia y/o comunidad religiosa.

53. La Iglesia es católica porque es el espacio en el que se anuncia la fe verdadera y en él que se ofrece la salvación que Cristo vino a traer a todos. Esta misión de la Iglesia católica se concretiza en la parroquia o en la respectiva comunidad religiosa, ya que es allí donde se ofrece y se recibe la salvación de Cristo. 54. La parroquia es una comunidad de comunidades. Dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium, número 28: “no es un estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad”. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas». Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero”.

55. Por todo esto, es importante tener cultivado el sentido de pertenencia a la Parroquia como el instrumento en el cual se recibe y

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se alimenta comunitariamente la fe recibida. Dígase lo mismo de “las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores. Muchas veces aportan un nuevo fervor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan a la Iglesia. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular. Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces” (EG 29).

4.2. Pastoral de conjunto.

56. Por pastoral de conjunto entendemos una pastoral articulada (corresponsable por todo el Pueblo de Dios), integral (que abarque las cuatro dimensiones de la Iglesia: comunión, anuncio, misión y celebración) y que llegue a todos los sectores (por edades) y ambientes (sociológicos). Es decir, pastoral de conjunto es la implicación de toda la Diócesis en una misma comunión para la misión.

57. ¿Qué exigencias comporta este proyecto?

a) Experiencia personal y comunitaria de fe: una fe que se experimenta en la vida cotidiana; sin divorcios entre lo que se cree y lo que se hace; fe que potencia todas las dimensiones y campos de nuestra vida personal y que se expresa en la comunidad; fe renovada y rica en contenidos; fe celebrada y orada; fe hecha testimonio y compromiso; fe evangelizadora y misionera; fe formada y adulta, que sabe dar razón de lo que cree. Fe en sentido bíblico como aceptación personal y libre de la presencia de Dios en mi vida. Y una fe encarnada en la cultura de

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nuestro tiempo: "Una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, ni fielmente vivida, no es fe" (Juan Pablo II). Una fe con presencia pública en los nuevos areópagos (mass media), mundo socio-político y cultural, mundo laboral, opción por los más pobres y marginados.

b) Vivencia fuerte de eclesialidad: una Iglesia de comunión y corresponsabilidad, entre laicos, religiosos y presbíteros; una Iglesia reunida en torno al misterio de la Eucaristía; una Iglesia en misión, y evangelizadora; una Iglesia que comparte carismas y vocaciones; una Iglesia encarnada y comprometida en un suelo y cultura determinados y que sabe leer los signos de los tiempos; una Iglesia de bautizados adultos donde cada cual realiza su papel y misión; una Iglesia que valora, acompaña y hace nacer diversas vocaciones de especial consagración y a la vida sacerdotal. En este sentido, se pide el redescubrimiento vivencial de la Iglesia particular: Jesucristo, por el Espíritu que convoca; Evangelio proclamado; Mesa eucarística compartida; compromiso coherente fe-vida; corresponsabilidad de ministerios-vocaciones-carismas y funciones; obispo al servicio de la verdad, comunión y caridad. Hay que potenciar todas las dimensiones de la Iglesia particular: comunión, evangelización, celebración, diakonía. Hacer posible comunidades cálidas y evangelizadoras (uniendo identidad y misión).

c) Necesidad de programación conjunta: la pastoral de conjunto es una pastoral articulada, integral, sectorial y ambiental. No es un conjunto de pastorales realizadas individualmente o aisladamente y, más que métodos o técnicas, expresa un espíritu de comunión fraterna y de misión evangelizadora coordinados. No hay que tener miedo a afrontar los nuevos retos y abrir, con imaginación, caminos y formas también nuevas de creatividad y solidaridad. Ojalá que esta pastoral de conjunto sepa y pueda articular la Diócesis en toda su riqueza y complejidad. Se necesita una renovación pastoral: ni sólo mantenimiento-conservación

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(nostalgia-seguridades); ni sólo intimista-espiritualista (escapismo fideísta); ni sólo popularhorizontalista; ni sólo de cirugía estética (marketing). Sí, orgánico-global, de conjunto y articulada, de comunión y corresponsabilidad, de misión y evangelización, sinodal y contextuada. Renovación misionera de las parroquias.

d) Fuerte dosis de solidaridad y esperanza, haciendo realidad nuevas actitudes: para seguir anunciando, con hechos y palabras, que es posible la mejor y mayor de las utopías: el encuentro con el Evangelio, capaz de cambiar nuestras personas y nuestras vidas. Lo más valioso que ofrecemos sigue siendo el Señor Jesús. Desde Él, día a día, será posible el nacimiento de la civilización del Amor y de la Vida, en la que tanto insiste el Papa Juan Pablo II. Un Nuevo método pastoral: de persona a persona; uniendo palabra y testimonio vital. Con cuatro puntos cardinales: Fe en Cristo (N), cambio de vida (S), eclesialidad (E) y pastoral de misión (O).

e) Vivencia de una parroquia como comunidad de comunidades: la parroquia que, de alguna manera, representa a la Iglesia visible establecida por todo el mundo (SC 42) y que es como una célula de la Diócesis (AA 10), que tiene la misma triple misión que le ha sido encomendada al pueblo de Dios: profética y de evangelización (testimonio de fe), sacerdotal y de celebración (consagración de la realidad temporal), y real y de compromiso (construcción de la Iglesia de la caridad). La parroquia concebida como comunidad de comunidades se sitúa en la óptica de la unidad, comunión, corresponsabilidad y evangelización. Y es capaz de aglutinar en ella pequeñas comunidades y grupos de base, movimientos y asociaciones especializados e instituciones.

f) Consolidar los decanatos como unidades básicas diocesanas para la pastoral de conjunto. Entre las funciones del decanato, se encuentran las de promocionar, coordinar y ejecutar programaciones pastorales; favorecer la fraternidad sacerdotal y apostólica; potenciar equipos de vida y trabajo apostólicos entre sacerdotes, religiosos y laicos; compartir recursos materiales y

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humanos; hacer realidad una pastoral de sectores y ambientes; conservar y difundir el patrimonio eclesial, cultural, documental y artístico.

g) Necesidad de tejer la diócesis desde la colaboración, el diálogo y la articulación de fuerzas y carismas. Todos somos necesarios. Y todos nos necesitamos. Todos estamos llamados a encontrarnos, a dialogar y a compartir lo mejor de nosotros mismos. Todos tenemos encomendada la cuádruple misión eclesial: ser signos vivos de comunión; profetas y evangelizadores; sacerdotes y fermento de consagración de todas las realidades al Señor; y, finalmente, reyes, con el compromiso de llevar todo a Dios.

(R. BERZOSA MARTÍNEZ, Para comprender y vivir la Iglesia Diocesana, Burgos 1998.)

4.3. Opción evangélica por los pobres.

Jesús evangeliza a los pobres

58. El compromiso evangélico de la Iglesia, como ha dicho el Papa Juan Pablo II, debe ser como el de Cristo: un compromiso con los más necesitados (cf. Lc 4, 18 -21; Juan Pablo II, Discurso inaugural III 3). La Iglesia debe mirar, por consiguiente, a Cristo cuando se pregunta cuál ha de ser su acción evangelizadora. El Hijo de Dios demostró la grandeza de ese compromiso al hacerse hombre, pues se identificó con los hombres haciéndose uno de ellos, solidario con ellos y asumiendo la situación en que se encuentran, en su nacimiento, en su vida y, sobre todo, en su pasión y muerte, donde llegó a la máxima expresión de la pobreza.

(Puebla, Conclusiones 1141) 59. Por esta sola razón, los pobres merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren. Hechos a imagen y semejanza de Dios, para ser sus

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hijos, esta imagen está ensombrecida y aun escarnecida. Por eso Dios toma su defensa y los ama. Es así como los pobres son los primeros destinatarios de la misión y su evangelización es por excelencia señal y prueba de la misión de Jesús. (Puebla, Conclusiones 1142)

60. La opción por los pobres ha surgido en América Latina, continente mayoritariamente pobre y cristiano. Puebla la remite a Medellín, "que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres", (n. 1134) y consagra la expresión "opción preferencial por los pobres" en el contexto de la misión evangelizadora de la Iglesia. Con esa opción se quiere indicar tanto el destinatario como el contenido de la evangelización:

61. La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas las carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica (Pue 1153).

62. La fundamentación de la opción está en la evangelización del mismo Jesús (n. 1141) y en la defensa y amor de Dios hacia ellos por el mero hecho de ser pobres (n. 1142); históricamente está exigida "por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América latina" (n. 1154). En cuanto opción pastoral, esta opción es preferencial, no excluyente; no significa, por tanto, desatender la evangelización de otros, aunque se insinúa que incluso para la evangelización de los que no son pobres esta opción es muy importante y necesaria:

63. El testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos que tienen su corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberándolos de esta esclavitud y de su egoísmo (Pue 1156).

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64. Esta opción, por último, aunque formulada por la Iglesia latinoamericana, ha alcanzado validez universal. Así se reconoce en el sínodo extraordinario de obispos en 1985 o en la Congregación General XXXIII de la Compañía de Jesús en 1983, o en los Capítulos generales de la Orden de Frailes Menores o ahora por la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.

65. La opción por los pobres significa la determinación de la misión de la Iglesia; su novedad e importancia, sin embargo, van más allá de lo misionero-pastoral. La determinación del destinatario preferencial de la misión de la Iglesia desencadena una lógica y un dinamismo que lo permea todo, de modo que la opción por los pobres no se reduce a determinar el destinatario de la misión, sino que configura todo el hacer y ser de la Iglesia, su fe, esperanza y caridad; se presenta incluso como una forma de vivir y actuar en este mundo y de ser simplemente un ser humano. La opción por los pobres hace repensar lo que es su evangelización, repensar la vida interna de la Iglesia y sus estructuras, repensar la dirección del proceso evangelizador, pues una Iglesia que evangeliza a los pobres se encuentra evangelizada por ellos. La opción por los pobres nos hace repensar en la idea que tenemos de Dios y de su enviado Jesucristo, lo cual produce una “conversión pastoral”.

C. TERCERA ETAPA: F O R T A L E C E R

5. LA FIDELIDAD (Iglesia en coherencia de fe)

66. “El edificio espiritual, la Iglesia comunidad de los hombres santificados por la sangre de Cristo y por el Espíritu del Señor resucitado, pide a cada uno de nosotros ser coherentes con el don de la fe y cumplir un camino de testimonio cristiano” (Homilía del Papa Francisco, 9 de noviembre de 2014).

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67. Francisco reconoció que “no es fácil - lo sabemos todos - la coherencia en la vida, entre la fe y el testimonio; pero nosotros debemos ir hacia adelante y tener en nuestra vida esta coherencia cotidiana. '¡Esto es un cristiano!', no tanto por aquello que dice, sino por aquello que hace; por el modo en que se comporta”.

68. “Esta coherencia que nos da vida es una gracia del Espíritu Santo que debemos pedir”. El Papa señaló que “la Iglesia, en el origen de su vida y de su misión en el mundo, no ha sido más que una comunidad constituida para confesar la fe en Jesucristo Hijo de Dios y Redentor del hombre, una fe que obra por medio de la caridad - ¡van juntas!”.

69. “También hoy la Iglesia está llamada a ser en el mundo la comunidad que, radicada en Cristo por medio del bautismo, profesa con humildad y valentía la fe en Él, dando testimonio de ella en la caridad”.

70. “Con esta finalidad esencial deben ordenarse también los elementos institucionales, las estructuras y los organismos pastorales. Para esta finalidad esencial: testimoniar la fe en la caridad. La caridad es precisamente la expresión de la fe, y la fe, es la explicación y el fundamento de la caridad”. En efecto, siempre que Pablo habla de la fe, se refiere a "la fe que obra por medio del amor" (Gál. 5. 6), como una respuesta a la Palabra de Dios que compromete y transforma la vida del creyente.

5.1. Al propio estado de vida.

71. El estado de vida, es la forma como una persona se identifica respecto de sí misma y en relación con los demás. Es frecuente que en el llenado de formas para identificar a las personas, además de los datos que van en referencia al nombre, edad, sexo u ocupación, se

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pregunta: ¿estado de vida? Con las respuestas de soltero, casado, divorciado, viudo, en unión libre… etc. Casi todas ellas referidas a modo de llevar la vida en relación. Con esto podemos ya, de alguna forma, comprender que el estado de vida va con la identificación conmigo mismo y con los demás. Pero también hay que entender que el estado de vida puede ampliarse más, sobre todo cuando se habla del ser de uno mismo: ¿Quién soy o qué soy? de lo que digo que soy, se espera que así sea. Se espera autenticidad: “ser lo que se dice ser”.

72. Respecto del estado de vida, sobre todo en lo que se refiere al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada se espera fidelidad. ¿Pasó ya la época de la fidelidad? El ideal de vida que se inspira en la fidelidad no goza hoy de buena prensa. Sin embargo, la fidelidad no puede quedar eliminada tan fácilmente de nuestra imagen del ser humano. La fidelidad incrementa la confianza de los seres humanos consigo mismos y entre sí, por tanto, la fidelidad es un elemento básico de la convivencia humana, porque comienza desde la decisión por elegir lo que se considera es la voluntad de Dios, lo cual le permite a uno la realización más profunda que se pueda tener. Allí comienza la fidelidad por la ubicación que debemos tener frente a la voluntad de Dios y desde esa ubicación ser fieles a Él, a nosotros mismos y a los demás.

5.2. A la Iglesia.

73. La iglesia está fundamentada en la roca inconmovible que es Cristo, así que la roca inconmovible es siempre fiel. Mateo 16,18: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Esto demuestra que Dios edifica sobre cimiento sólido (Cristo) y nos incluye: “ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una

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casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo” (1Pe 2,5). Notemos que en este pasaje se nos llama con el nombre de “piedras vivas”, o sea algo sólido que es el templo de Dios. Esto muestra el carácter que tienen los hijos de Dios sobre los cuales la iglesia es edificada, y como consecuencia de esa fidelidad, los asaltos de enemigo por destruir la obra de Dios no tendrán ningún resultado positivo.

74. La fidelidad a la Iglesia, hemos de comprenderla desde la idea de Iglesia, como formada por nosotros mismos, y a quienes debemos rendirnos fidelidad. La base para la fidelidad es responder al Espíritu Santo, que es el dador de la unidad, el que nos recuerda todas las cosas y nos enseña todo (Jn 14,16).

5.3 Al plan de pastoral.

Conversión pastoral: hacia una Iglesia más discípula y misionera 75. La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros.

76. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu (DA 11).

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77. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (DA 12, 243).

78. Hemos de reforzar en nuestra Iglesia cuatro ejes:

a) La experiencia religiosa. En nuestra Iglesia debemos ofrecer a todos nuestros fieles un “encuentro personal con Jesucristo”, una experiencia religiosa profunda e intensa, un anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve a una conversión personal y a un cambio de vida integral.

b) La vivencia comunitaria. Nuestros fieles buscan comunidades cristianas, en donde sean acogidos fraternalmente y se sientan valorados, visibles y eclesialmente incluidos. Es necesario que nuestros fieles se sientan realmente miembros de una comunidad eclesial y corresponsable en su desarrollo. Eso permitirá un mayor compromiso y entrega en y por la Iglesia.

c) La formación bíblico-doctrinal. Junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada convivencia comunitaria, nuestros fieles necesitan profundizar el conocimiento de la Palabra de Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única manera de madurar su experiencia religiosa. En este camino, acentuadamente vivencial y comunitario, la formación doctrinal no se experimenta como un conocimiento teórico y frío, sino como una herramienta fundamental y necesaria en el crecimiento espiritual, personal y comunitario.

d) El compromiso misionero de toda la comunidad. Ella sale al encuentro de los alejados, se interesa por su situación, a fin de reencantarlos con la Iglesia e invitarlos a volver a ella (DA 226).

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79. Para que todo esto se dé, se requiere plan pastoral.

6. EL SERVICIO (Iglesia discípula-misionera)

80. Los discípulos, quienes por esencia somos misioneros en virtud del Bautismo y la Confirmación, nos formamos con un corazón universal, abierto a todas las culturas y a todas las verdades, cultivando nuestra capacidad de contacto humano y de diálogo. Estamos dispuestos con la valentía que nos da el Espíritu, a anunciar a Cristo donde no es aceptado, con nuestra vida, con nuestra acción, con nuestra profesión de fe y con su Palabra (DA 377).

81. En el seguimiento de Jesucristo, aprendemos y practicamos las bienaventuranzas del Reino, el estilo de vida del mismo Jesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida. Hoy contemplamos a Jesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias (DA 139).

82. Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. De esta manera, como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma (DA 144).

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83. Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8; DA 145).

6.1. Caridad evangélica.

84. La caridad no es filantropía, ni limosna; es amor sobre natural: a Dios y a los hombres por Dios, en Dios y para Dios. A mayor caridad, mayor perfección cristiana. Es el gran precepto y lo que distingue a los cristianos:”En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros» (Jn 13,35).

85. El amor no es ocioso; llena de actividad toda la vida. La caridad orienta todo hacia Dios. Como una buena mamá –porque ama- vive para el hijo. Y es que las mejores obras y sacrificios sin caridad no valen nada: son campana que suena sin contenido (Cf 1Cor 13,1). Si nuestros esfuerzos pastorales no están impregnados de caridad, van al fracaso.

6.2. Procesos de formación.

86. Para perfeccionarnos en la caridad, como lo manda Jesús: “sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48), hay que practicarla, de bien en bien y cada vez mejor, quitando el pecado mortal, evitando las imperfecciones, esforzándonos cada día con buenas obras, más actuales, más universales y concluir diciendo “siervos inútiles somos, solo hicimos lo que teníamos que hacer” (Lc 17,10).

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87. Pero el primer aprendizaje del amor se da en la familia: El Santo Padre expresó al Pontificio Consejo de la Familia, el 25 de octubre de 2013, que la familia es «el lugar donde se aprende a amar; el centro natural de la vida humana…Cada uno de nosotros construye su personalidad en la familia… allí se aprende el arte del diálogo y de la comunicación interpersonal”. Por eso “la comunidad-familia debe reconocerse como tal, todavía más en el día de hoy, cuando predomina la tutela de los derechos individuales».

6.3. Cercanía con las familias.

88. “Cercanía con las familias” ha sido una frase utilizada por el Papa Francisco para consolar a familias que han sufrido las consecuencias sobre todo de la violencia, dígase esto de lo acontecido en Irak, Siria o en Ayotzinapa, Guerrero. Pero ¿qué quiere decir con esa frase? Es la cercanía expresada en términos misericordiosos, pero también en acciones como las que han emprendido algunas diócesis mexicanas o distintas comunidades para atender a víctimas de violencia, o bien, para realizar una auténtica pastoral familiar, que comienza desde la misma atención al embarazo.

89. «La familia se funda en el matrimonio. A través de un acto de amor libre y fiel, los esposos cristianos atestiguan que el matrimonio, en cuanto sacramento, es la base en la que se funda la familia y hace más sólida la unión de los cónyuges y su entrega recíproca…El amor conyugal y familiar también revela claramente la vocación de la persona de amar de forma única y para siempre y de que las pruebas, los sacrificios y las crisis de la pareja, como de la misma familia, representan pasajes para crecer en el bien en la verdad y la belleza…Es una experiencia de fe en Dios y de confianza recíproca, de libertad profunda, de santidad, porque la santidad presupone entregarse con fidelidad y sacrificio todos los días de la vida» (Mensaje

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del Papa Francisco, al Pontificio Consejo de la Familia. 25 de octubre de 2013).

90. El Santo Padre ha subrayado, a continuación, dos fases de la vida familiar: la infancia y la vejez, recordando que «los niños y los ancianos son los dos polos de la vida y también los más vulnerables y, a menudo, los más olvidados. Una sociedad que abandona a los niños y margina a los ancianos arranca sus raíces y ensombrece su futuro. Cada vez que se abandona a un niño y se deja de lado a un anciano, no sólo se comete una injusticia, sino que se sanciona el fracaso de esa sociedad. Prestar atención a los pequeños y a los ancianos denota civilización».

91. «La 'buena nueva' de la familia es una parte muy importante de la evangelización, que los cristianos pueden comunicar a todos con el testimonio de sus vidas: ya lo hacen, es evidente en las sociedades secularizadas…Propongamos por tanto a todos, con respeto y valentía, la belleza del matrimonio y de la familia iluminados por el Evangelio. Y por eso nos acercamos con atención y afecto a las familias que atraviesan por dificultades, a las que se ven obligadas a dejar su tierra, que están divididas, que no tienen casa ni trabajo, o que sufren por tantos motivos; a los cónyuges en crisis y a los que están separados. Queremos estar cerca de todos», concluyó Francisco. III. METODOLOGÍA PARA EL TRABAJO PASTORAL

92. Estas 6 líneas pastorales nos deberán conducir a una Iglesia en movimiento hacia Dios, hacia el prójimo y hacia sí misma las cuales se aplicarán a lo largo de 2 años conforme al Año Litúrgico respetando la propia realidad de cada comunidad parroquial o religiosa, escuela o movimiento diocesano dejando a la libertad y creatividad de los agentes de pastoral la consecución del objetivo general.

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1. EL ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO VIVO (Iglesia en camino de santidad).2. LA CONVERSIÓN (Iglesia en renovación permanente).3. LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD (Iglesia en comunión y participación).4. EL SENTIDO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA (Iglesia hacia la unidad y fraternidad).5. LA FIDELIDAD (Iglesia en coherencia de fe).6. EL SERVICIO (Iglesia discípula-misionera).

93. Estas líneas pastorales irán iluminando y guiando nuestros planes de trabajo parroquial, decanal, diocesano, de vida consagrada, de áreas de pastoral, de escuela o movimiento diocesano.

94. Estas líneas pastorales se complementarán con actividades en donde podamos compartir éxitos, avances, obstáculos, que hemos encontrado en nuestro caminar en cada realidad pastoral.

95. Algunas de estas líneas pastorales son de carácter subjetivo personal las cuales “por sus frutos se conocerán” y otras son de carácter objetivo comunitario cuyas “obras mostrarán la fe”. No habrá cambio de las estructuras, instituciones o niveles si no hay cambio de las personas.

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IV. HACIA LA COMUNIÓN ECLESIAL

96. Quiero anunciar mi propósito como Vicario Episcopal de Pastoral de seguir teniendo los Encuentros fraternos con las comunidades parroquiales y con las áreas de pastoral. Asimismo deseo tener Encuentros fraternos con las comunidades de vida consagrada masculinas y femeninas.

97. De igual manera generar un auténtico Colegio de Decanos vivo, dinámico, proactivo y constructor de la vida pastoral de la Diócesis.

98. Experimentemos en el propio estado de vida el camino de la santidad y de la conversión; vivamos la comunión y la participación, la unidad y la fraternidad; fortalezcamos la coherencia de fe y el espíritu de discípulo misionero porque la tarea de evangelizar es nuestra.

99. Que la comunión eclesial anhelada por Cristo tenga en la Eucaristía y en la Reconciliación, en la lectura orante de la Palabra y en nuestra fraterna solidaridad expresiones creíbles para que todos seamos uno en la diversidad del Espíritu Santo.

100. Fortalezcamos nuestras propias instituciones eclesiales. Contribuyamos con nuestra riqueza de bienes, talentos y dones que Dios nos ha dado. Respetemos los procesos de formación. En la medida de lo posible que nuestros proyectos de pastoral estén animados por el método prospectivo. A este cuaderno de las “Líneas pastorales” le seguirá otro con las “acciones pastorales”. Fruto de nuestra Asamblea que se entregará en la próxima reunión de la Comisión Diocesana de Pastoral.

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101. Presentamos estas líneas pastorales en la esperanza de que inspire la renovación de todo nuestro trabajo pastoral, aliente nuestra conversión personal y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya.

Tijuana, B.C., enero 28, AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA, 2015.

José Alejandro Michaus Chico, Pbro.Vicario Episcopal de Pastoral

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OBJETIVO GENERAL:

“Experimentar el encuentro con Cristo vivo

desde la fe, la esperanza y la caridad,

conducidos por el Espiritu Santo a una

profunda conversión personal y pastoral

para que vivamos con fidelidad evangélica la

comunión eclesial y de servicio”.

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