06 la identificacion histerica

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1 LA IDENTIFICACIÓN HISTÉRICA ¿Acaso es lo mismo identificación histérica que identificación en la histeria? Hay un largo recorrido entre la simplicidad y precisión con que Freud, en 1900, describe la identificación histérica –mecanismo de deformación onírico regido por las leyes de la condensación y el desplazamiento, o síntoma que expresa y realiza una comunidad existente o simplemente deseada en el inconsciente- y la, para nosotros enigmática definición de Lacan, en 1.975: “Si hay otro real, no está en otro lugar más que en el nudo mismo y razón por la cual no hay Otro del Otro. Identificaos al imaginario de ese Otro real y tendréis la identificación histérica al deseo del Otro” Nos ha resultado especialmente espinosa la reordenación que introduce Freud en las identificaciones con el Complejo de Edipo y la segunda tópica, reordenación que sólo gracias a las herramientas que nos presta Lacan en sus textos de finales de los 50, fundamentalmente la laboriosa construcción del grafo del deseo y la cuidadosa disección de las demandas y el deseo, hemos conseguido hacer propia. En este camino nos hemos dado cuenta de que no son tan fáciles diferenciar la identificación histérica, la identificación del Ideal de y la identificación fálica. Bien sea tomando la identificación histérica –la llamada tercera identificación freudiana- por el lado del síntoma, máscara que oculta y revela identificaciones inconscientes de las que Dora da múltiples ejemplos, bien sea por el lado del deseo, tan inestable y tan necesitado del soporte del otro para encontrar un punto de fijación en el fantasma, caso del que “La Bella carnicera” es paradigma, nos encontramos con que no podemos hablar de identificación histérica sin ponerla en referencia a la identificación simbólica del Ideal del yo –la segunda identificación freudiana. Vamos, pues a orientar nuestro trabajo respondiendo a tres preguntas que la clínica de la histeria nos plantea acerca de la identificación. Introducción Vamos a ensayar, en este trabajo, algunas respuestas a las preguntas que la lectura en grupo de una bibliografía bastante amplia sobre el tema nos ha ido planteando. La pregunta previa que determinó la elección de los textos era, también muy amplia: ¿cómo articular histeria e identificación?

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LA IDENTIFICACIÓN HISTÉRICA

¿Acaso es lo mismo identificación histérica que identificación en la histeria? Hay un largo recorrido entre la simplicidad y precisión con que Freud, en 1900, describe la identificación histérica –mecanismo de deformación onírico regido por las leyes de la condensación y el desplazamiento, o síntoma que expresa y realiza una comunidad existente o simplemente deseada en el inconsciente- y la, para nosotros enigmática definición de Lacan, en 1.975: “Si hay otro real, no está en otro lugar más que en el nudo mismo y razón por la cual no hay Otro del Otro. Identificaos al imaginario de ese Otro real y tendréis la identificación histérica al deseo del Otro” Nos ha resultado especialmente espinosa la reordenación que introduce Freud en las identificaciones con el Complejo de Edipo y la segunda tópica, reordenación que sólo gracias a las herramientas que nos presta Lacan en sus textos de finales de los 50, fundamentalmente la laboriosa construcción del grafo del deseo y la cuidadosa disección de las demandas y el deseo, hemos conseguido hacer propia. En este camino nos hemos dado cuenta de que no son tan fáciles diferenciar la identificación histérica, la identificación del Ideal de y la identificación fálica. Bien sea tomando la identificación histérica –la llamada tercera identificación freudiana- por el lado del síntoma, máscara que oculta y revela identificaciones inconscientes de las que Dora da múltiples ejemplos, bien sea por el lado del deseo, tan inestable y tan necesitado del soporte del otro para encontrar un punto de fijación en el fantasma, caso del que “La Bella carnicera” es paradigma, nos encontramos con que no podemos hablar de identificación histérica sin ponerla en referencia a la identificación simbólica del Ideal del yo –la segunda identificación freudiana. Vamos, pues a orientar nuestro trabajo respondiendo a tres preguntas que la clínica de la histeria nos plantea acerca de la identificación.

Introducción Vamos a ensayar, en este trabajo, algunas respuestas a las preguntas que la lectura en grupo de una bibliografía bastante amplia sobre el tema nos ha ido planteando. La pregunta previa que determinó la elección de los textos era, también muy amplia: ¿cómo articular histeria e identificación?

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I. La mayor frecuencia de histeria en las mujeres nos lleva a: ¿qué relación tiene el síntoma que se constituye por el mecanismo de identificación histérico con la particularidad del Complejo de Edipo y sus identificaciones consecuentes en las mujeres? II. ¿Cómo la identificación al hombre tiene consecuencias tan distintas en la histeria y en la homosexualidad femenina? III. ¿Cuál es la diferencia, en la estructura, de la identificación fálica en la histeria y en la perversión masculina?

-I- 1.- Del ser de la mujer

¿Por qué se identifica la histeria clínica con las mujeres? Esta pregunta –sólo en apariencia ingenua, planteada como fue en un seminario sobre histeria al que sólo acuden mujeres, realiza en acto el eterno “¿quién soy?” que funda la histeria y el psicoanálisis- surgió tras la lectura del texto: El feminismo espontáneo de la histeria, de una psicoanalista muy querida por las feministas. En este texto se propone cambiar la denominación de histeria por “trastorno narcisista del género” al llegar a la conclusión, después de una lectura cuidadosa de Freud y Lacan, de que las mujeres, al carecer de un Ideal del yo a su medida, no pueden sino obtener una menor satisfacción narcisista en el yo ideal, y en consecuencia padecer de histeria, bien identificándose al hombre, bien rechazando la relación sexual con él. Freud también se plantea esta pregunta de por que van juntos mujer e histeria, y su respuesta podría simplificarse así: por su masculinidad. En sus primeros textos este exceso de masculinidad es atribuido a la bisexualidad constitucional, en 1.932 a la primacía del falo que vincula a la niña duraderamente a su madre. Lacan, a diferencia de Freud, desde el comienzo no da a la masculinidad de las mujeres un valor primario, sino que l que pone en primer plano es la falta de identificación, las mujeres sufren de falta de identidad y frente a esto la identificación masculina es sólo un remedio. Se trata de un menos de ser de mujer, pues, lo que determina la histeria obligándola a dar un rodeo por el hombre. Podemos partir de la fórmula final “La mujer no existe”, y hacer una lectura aprés-coup de sus Escritos y Seminarios, aunque de distintas maneras Lacan nos está diciendo siempre lo mismo, en El estado del espejo…, el Seminario 2, el Seminario 3, Intervención sobre la transferencia, El psicoanálisis y su enseñanza,…: A la falta en ser que padece todo ser hablante las mujeres, en su sexuación, no pueden sino agregar otra falta. En ese punto de privación, de ausencia de fórmula de existencia de la mujer en el que los hombres se apoyan en el tener fálico, ¿qué hacen las mujeres? ¿Podemos suponer que las identificaciones taponan esa falta de un modo distinto al de los hombres?

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En principio parecería que la diferencia en las identificaciones salta a la vista: una banda de motoristas tatuados hace masa, un internado de señoritas en epidemia histérica no es sino una suma de particularidades. En cualquier caso y contando con que hay más de una solución para tratar esa falta, esa forclusión, vamos a detenernos en cómo la identificación histérica, fenómeno observable, incluso fugaz, se inserta en la estructura oculta y duradera de las identificaciones que conforma, dice Freud, el carácter del sujeto.

2.- De sus identificaciones

Buscando simplificar vamos a hacer un doble ejercicio: -En Freud, leer La interpretación de los sueños con Psicología de las masas y análisis del yo y el yo y el ello. -En Lacan, leer La dirección de la cura y los principios de su poder con el Seminario 5. En ambos casos se trata de lo mismo, reinterpretar la tercera identificación que, magistralmente, nos describen los dos en su primer texto, con la segunda identificación, que si bien no nos viene dada de forma tan clara y concisa, describen ambos en su segundo texto.

Freud

a) –En relación al síntoma nos describe Freud para la mujer todas estas identificaciones:

– a la amiga de la que se halla celosa por medio del síntoma de privarse de caviar,

en la vida (La interpretación de los sueños)

– a la amiga de la que se halla celosa, en el sueño (La interpretación de los sueños)

– a la compañera de hospital que sufre un ataque a causa de un desengaño

amoroso (La interpretación de los sueños.)

– a su madre rival, mediante la tos (Psicología de las masas y análisis del yo)

– a su padre, objeto de amor, mediante la tos (Psicología de las masas y análisis del yo)

– a la compañera del pensionado que tiene una secretea intriga amorosa.

(Psicología de las masas y análisis del Yo)

b) A diferencia del niño, en el que pueden darse a la vez el Complejo de Edipo positivo y el Complejo de Edipo invertido, con la consiguiente complicación de las múltiples identificaciones, en el que puede resolverse (identificaciones con

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los objetos de amor por vía regresiva, e identificaciones con los objetos de rivalidad por vía especular)

– En la niña –y esto hay que buscarlo, no en El yo y el ello, donde Freud nos dice

que para la niña se haría de forma invertida a como ocurre en el niño, sino en Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica y Sobre la sexualidad femenina- es mucho más simple: la madre es abandonada como objeto de amor, sin conllevar esto identificación alguna por vía regresiva, ya que es sustituida por el padre como objeto amoroso –si no lo entorpece la formación reactiva del complejo de masculinidad-, la madre sólo pasa a ser objeto de identificación por vía de la rivalidad. El padre puede pasar a ser objeto de identificación simbólica por vía regresiva si es abandonado o perdido, cosa que Freud no asegura que ocurra en todos los casos. Esto explicaría la debilidad de los ideales culturales y normativos en las mujeres, así como el que si los tienen sean paternos y no maternos.

Tras esto nos queda claro que, bien sea en el síntoma, bien en las identificaciones normativas del Complejo de Edipo, hay dos mecanismos muy distintos en las identificaciones, el mecanismo regresivo de introyección del objeto de la demanda de amor, y es la identificación del ideal del yo, que es parcial y a un rasgo, bien en el mecanismo de identificación histérico, que esconde el deseo de sustituir al rival. Esto aclara también el que en ésta última no hay pérdida del objeto y que igualmente pueda ocurrir con cualquier objeto, basta para ello que este objeto se encuentre tomado en una situación de deseo: ésta es la comunidad inconsciente necesaria para que se dé la identificación. En “La bella carnicera”es evidente. “Desea ocupar en el ánimo de su marido el lugar que ocupa su amiga y que a ella le corresponde”, pero en el hospital, en el pensionado, en Elisabeth von R, también ese tercero está siempre ahí. En este punto la identificación histérica no permite decir cuál es su propio objeto de deseo, ya que es con el deseo del Otro con el que se juega. Lacan pone en boca de Freud esta expresión: “Como dos amantes son uno, la identificación en el deseo puede hacerse con cualquiera de los dos”. Para Elisabeth von R, ¿cuál sería: su hermana, su cuñado?

Lacan

En La dirección de la cura y los principios de su poder, siguiendo paso a paso a Freud, Lacan nos da los matemas de la identificación histérica; después no vuelve a ocuparse de ella, la cita, la da por bien definida como la identificación del deseo en el lugar del fantasma, dejándonos el trabajo de ir acoplando en esa definición primera los cambios que va introduciendo en su teoría. En el comentario sobre “La bella carnicera” tenemos en serie distintos deseos histéricos sostenidos en identificaciones: 1.- El deseo insatisfecho, el deseo que la histérica mantiene enigmático para no caer en la sugestión, en la reciprocidad de la satisfacción de la demanda que puede darse en el amor.

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El síntoma (máscara) es en “la bella”: caviar

Deseo x deseo insatisfecho Se trata, nos dice Lacan, de un deseo significado por un deseo, el deseo de caviar es el significante del deseo que la histérica pretende que permanezca como deseo, enigmático. El significante caviar simboliza como inaccesible el deseo X. 2.- El deseo de la amiga a la que se identifica en el sueño (deseo preconsciente). Es un deseo que es sustituido por un deseo, opera por medio de la metáfora.

Salmón (deseo de la amiga) caviar

caviar (deseo de “la bella”) X El que el salmón desempeñe para la amiga el mismo papel que el caviar desempeña para “la bella”, es la comunidad manifiesta que oculta otra comunidad que permanece en lo inconsciente, punto de encuentro necesario para que se realice la identificación histérica, según Freud. La metáfora, nos dice Lacan, “es un cierto paso del sujeto al sentido de su deseo”, pero como toda metáfora, lleva implícita una metonimia –el salmón está enlazado al caviar por la vía metonímica de ser pescados; lo que nos da lo siguiente: “el deseo significado como insatisfecho por el significante caviar desde el momento en que se desliza como deseo en el caviar, el deseo de caviar es metonimia; hecha necesaria por la falta en ser, donde se mantiene (…) lo verdadero de esa apariencia es que el deseo es la metonimia de la falta en ser. Hacer que se vuelva a encontrar en el flujo significante como deseante es lo inverso de hacerlo reconocer allí como sujeto, porque es como derivación de la cadena significante como corre el arroyo del deseo y el sujeto debe aprovechar una vía de tirante para asir en ella su propio feed-back” (deseo de salmón) $ ◊ a d (deseo de caviar) objeto metonímico je (caviar) (salmón) No preguntamos aquí si Lacan se refiere con “vía de tirante” al cortocircuito narcisista que tiene lugar en el plano imaginario de la identificación especular, o al artificio del fantasma en el que esa relación está simbolizada. 3.- El deseo inconsciente o el deseo del Otro, el marido de “la bella” en este ejemplo

Vía metafórica

Vía metonímica

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(rebanada de salmón) Φ A ◊ d (el marido con su deseo más allá de ella) $ ◊ a d Se trata del relanzamiento de la pregunta ¿qué quieres?, más allá de la demanda que podría ser satisfecha, y de la que Lacan nos dice: “El sujeto se convierte en esa cuestión” “¿Cómo puede ser amada otra por un hombre que no puede satisfacerse con ella?” “En esto la mujer se identifica con el hombre y la rebanada de salmón viene a tomar el lugar del deseo del Otro. Ahí está en su punto la cuestión que es la de la identificación histérica” “Ser el falo ¿no es la identificación última con el significante del deseo?” Con esto queremos resaltar la dimensión simbólica de la identificación histérica, que si bien en Freud está implícita en ese tercero tan escondido, ha sido con frecuencia descuidada y tomada sólo en su más aparente imaginarización de identificación con el semejante. Podría escribirse todo este desarrollo que Lacan hace de identificación histérica con la fórmula que nos da el deseo:

d ~$ ◊ a(amiga) i(a) moi

si no fuera porque al poner en último término la identificación apuntando a la identificación al falo, tenemos que contar con que están implícitas las otras dos fórmulas con las que se completa este grafo:

D A ◊ d s(A) I

$ ◊ D S(A) Φ lo que por otro lado nos permite pensar en una posible realización, satisfacción del deseo del Otro en la histeria sin poner en juego la demanda y la pulsión. Para explicar la segunda identificación Lacan también sigue a Freud al pie de la letra. El mecanismo de la identificación consiste en incorporar al objeto de un enlace libidinal cuando éste se ha perdido, el objeto es incorporado al yo por un pequeño rasgo

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constituyendo así el Ideal del yo. Lacan nos dice con humor ¿es que la chica cuando se encuentra en ese momento del Edipo en que está esperando un niño del padre y sufre la decepción, lo que es esperado no llega, se convierte en su padre? No, la chica dice, por ejemplo, “toso como mi padre”. Aquí nos explica que se introyecta un rasgo, un significante, una insignia del padre con lo cual el yo de la chica ya no es sólo elemento imaginario sino elemento significante. El sujeto coloca sobre él la insignia, la máscara de la masculinidad. Hasta aquí parece simple pero Freud nos dice que se trata de una regresión, regresión a la fase oral de la libido que incorpora el objeto amado, y regresión desde la relación de objeto al narcisismo. Lacan mantiene que se trata de un mecanismo que conlleva una regresión, pero si bien en la explicación de esta regresión algunas cosas se aclaran, otras se oscurecen. Toda la complicación freudiana de la regresión del amor al narcisismo, de la identificación y la idealización desaparece con las categorías de lo simbólico y lo imaginario y la dialéctica de la demanda y el deseo. Entendiendo el enlace libidinal al objeto como demanda de amor dirigida a un objeto simbólico, al Otro, la reciprocidad, el paso constante de la libido del yo al objeto se acaba. La identificación es estable, sustituye al sujeto, ocupa el lugar del sujeto.

D A ◊ d s(A) I

Pero hemos tropezado con la doble complicación, sin llegar a resolverla del todo, de decidir ¿a qué Otro se dirige la demanda de amor, que por vía regresiva va a dar lugar a la identificación normativa del Ideal del yo?, y ¿de qué tipo de regresión se trata? En Freud no hay problema, el rasgo es tomado del padre, no puede ser de otra manera desde el momento en que la niña adopta el patrón fálico, “al momento forma su juicio y toma su decisión, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo” Para avanzar en la cuestión del objeto en juego en la identificación y con el riesgo de imaginarizar en un desarrollo lo que es la estructura de la metáfora del Nombre del Padre, nos apoyamos en la dialéctica de la frustración-privación-castración, que Lacan inicia en el Seminario 4 y continúa en el Seminario 5: 1.- Frustración: el objeto primordial –Madre- a causa de la ausencia-presencia, se hace simbólico y se desdobla, viniendo por un lado a ocupar el lugar del agente, y por otro lado el de objeto real que satisface la necesidad (seno) 2.- Privación: a partir de esa primera falta, la demanda que se dirige a la madre, no vale, en su respuesta, sino en tanto que signo de amor, el objeto perdido para la necesidad toma valor simbólico. La madre, omnipotente, puede, según su capricho, responder o no. En este lugar puede realizarse la identificación primordial del sujeto a esa respuesta que recibe del Otro.

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3.- Castración: la madre aparece herida en su potencia, sujeta en su respuesta a la ley más allá de ella. Aquí hace su aparición el padre, y el objeto que interesa desde este momento es el falo. El padre como real castra (acción simbólica) de un objeto imaginario (-φ). 4.- Frustración: el padre como simbólico frustra (acción imaginaria) de un objeto real. 5.- Privación: el padre como imaginario priva (acción real) de un objeto simbólico (Φ), objeto velado que vale en tanto falta el Otro. En el Seminario 4 la fórmula regresiva es sencilla, ya que Lacan toma a la madre como el objeto al que se dirige la demanda de amor, nos habla de dos tipos de regresión, la ligada a la frustración de amor que se resuelve en la búsqueda de satisfacción en el objeto de la necesidad (se incorpora el seno, el alimento), y otra ligada a la privación en que el objeto incorporado es simbólico. Apoyándose en el esquema de Freud explica de esta forma la introyección simbólica que conforma el Ideal del Yo. I(A) Yo objeto (madre)

X objeto más allá de la madre (padre) En los Seminarios 5, 8, 9, La dirección de la cura… y Subversión del sujeto… el Otro a quien la chica dirige su demanda de amor en ese momento terminal del Edipo, es o el padre o bien prescinde de diferenciar padre y madre para interesarse sólo en si es otro omnipotente o en falta. Hemos distinguidos dos posibles mecanismos regresivos que conducen a la identificación:

A.- el que degrada la demanda de amor (demanda de nada) en demanda de algo, dirigida al Otro que tiene como omnipotente. El sujeto en esta identificación se va a identificar a la respuesta de ese Otro, la insignia tomada del Otro sustituye a la falta de respuesta.

S(A) A ◊ d

s(A) A I(A)

D A ◊ d s(A) I

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El Otro a quien se dirige la demanda puede ser la madre omnipotente y también el padre todo potencia, que en el tercer tiempo del Edipo se ha vuelto preferible a la madre como portador del falo. B.- El mecanismo regresivo también ligado a la falta de respuesta a la demanda, del que Lacan dice que “abre la secuencia de la transferencia y no la cierra”, demanda en la que “el sujeto, repercutiéndose en el lugar del Otro, fija el ser que viene a proponer allí”. $(A) $ ◊ D En el lugar de A ◊ d, esta identificación sustituye el $ ◊ D (sujeto en fading en el corte de la demanda). Desde el momento en que sabemos que el Otro de la demanda de amor está privado de lo que da, que no es otro todo potencia, sino que es otro al que también le falta el ser, nos es fácil situar ahí a la madre castrada, y más difícil poner en ese lugar al padre. Siguiendo las fórmulas que Lacan nos da como apoyo,

$ ◊ D S(A) Φ parecería que este mecanismo regresivo apunta a la identificación fálica más que a la identificación del Ideal del yo. Si tomamos como normativa la forma regresiva A de identificación al Otro todo potente como la que conforma el Ideal del Yo: - la mujer, tras esta salida identificatoria por el lado del padre portador del falo, habrá de fabricarse para sostener el deseo, para dirigir su demanda de amor a otro hombre, otro privado de lo que da, quizá por eso podemos colocar más allá del padre un amante castrado o un hombre muerto. I(A) padre potente X amante castrado

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- y la histérica, en lugar de asumir la privación, la pérdida del objeto de la demanda de amor que conduciría a la formación del Ideal del Yo y al falo simbólico (como objeto que el padre puede donar), se detiene o regresa a la frustración (complejo de masculinidad en Freud) entrando en la vía de reivindicación del pene como objeto real. Para sostener el deseo desde esa posición ha de identificarse en su yo narcisista al hombre (sr. K), en el lugar de la demanda de amor situará al padre impotente y en lo que debiera ser el falo simbólico coloca al misterio de la mujer (sra. K) I(A) sr. K padre impotente X sra. K

BIBLIOGRAFÍA FREUD, SIGMUND: -La interpretación de los sueños Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1.975, Tomo II -Análisis fragmentario de una histeria (caso Dora). (ibid, T III) -Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (ibid, T IV) -Generalidades sobre el ataque histérico. (ibid, T IV) -Las pulsiones y sus destinos (ibid, T VI) -Duelo y Melancolía (ibid, T VI) -Introducción al narcisismo (ibid, T VI) -Psicología de las masas y análisis del yo (ibid, T VII) -El Yo y el Ello. (ibid, T VII) -Pegan a un niño (Aportación al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales) (ibid, T VII) -El problema económico del masoquismo (ibid, T VII) -Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. (ibid, T VII) -Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica. (ibid, T VIII) -Sobre la sexualidad femenina. (ibid, T VII) LACAN, JACQUES -El Seminario, Libro 2, El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica, Ed Paidós, Barcelona, 1.983. -El Seminario, Libro 3, Las psicosis, Ed Paidós, Barcelona, 1.981 -Le Séminaire, Livre IV, la relation d’objet, Êditions du Seuil, Marzo, 1.994. -Seminario 5, Las formaciones del inconsciente, inédito. -Seminario 6, El deseo y su interpretación, inédito.

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-Le Séminaire, Livre8, Le transferí, Èditions du Seuil -Seminario 9, La identificación, inédito. -El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Ed. Paidós, Barcelona, 1983. -El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós, Barcelona, 1992. - La agresividad en psicoanálisis, Escritos 1, Siglo Veintiuno editores, 15ª edición. -Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis (ibid) -El psicoanálisis y su enseñanza, (ibid) -Intervención sobre la transferencia, (ibid) -La dirección de la cura y los principios de su peder, Escritos 2, (ibid) -De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, (ibid) -Juventud de Gide o la letra y el deseo, (ibid) -La significación del falo, (ibid) -Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina, (ibid) -Subversión del sujeto y dialéctica del deseo. en le inconsciente freudiano, Siglo Veintiuno editores, 15ª edición. -Observación sobre el informe de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y estructura de la personalidad”, Siglo Veintiuno editores, º5ª edición.