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George

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  • 1. GEORGE R.R. MARTINChoque de Reyes Cancin de Hielo y Fuego / 2GIGAMESH

2. Ttulo original: A Clash of Kings Primera edicin: noviembre del 2003 Primera reimpresin: mayo del 2004 Segunda reimpresin: mayo del 2005 1998, George R.R. Martin Mapas: James Sinclair Smbolos herldicos: Virginia Norey Traduccin del ingls: 2003, Cristina Maca Ilustracin de cubierta: 2003, Corominas Derechos reservados en lengua castellana: 2003, Alejo Cuervo editor Ediciones Gigamesh C/. Ausias March, 26, desp. 44 08010 Barcelona Fotomecnica e impresin: INO Reproducciones, S.A. Ctra. de Castelln, km. 3,8 Polgono Miguel Servet Nave 13 50013 Zaragoza ISBN: 84-932702-2-9 Depsito legal: Z-910-2005 Printed on acid-free paper Impreso en papel libre de cido Printed in Spain Impreso en Espaa2 3. PRESENTACINGeorge R.R. Martin lo ha conseguido. Tras unos prometedores comienzos con novelas como Muerte de la luz o Sueo del Fevre, su carrera conoci un eclipse por el fracaso comercial de Armageddon Rag, un ajuste de cuentas con los aos sesenta a ritmo de rock'n'roll. Reciclado en guionista de series de televisin y coordinador de las antologas colectivas Wild Cards, Martin pareca perdido para la literatura fantstica, demasiado ocupado en ganarse el pan como para intentar seducir de nuevo a un mercado que haba rechazado sus obras ms refinadas. Pero los primeros volmenes de la Cancin de Hielo y Fuego lo cambiaron todo. En ellos, Martin vuelve al fantstico para vengarse: por un lado, suponen la cima creativa de un autor cuya vala nunca fue puesta en duda; por otro, han atrado por fin a ese pblico masivo que hasta ahora se mostraba esquivo. Libro a libro, la Cancin de Hielo y Fuego ha ido reuniendo a una enorme cantidad de seguidores que devoran cada nueva entrega y amenizan la espera de las siguientes releyendo las anteriores, debatiendo en foros de Internet los ms oscuros acontecimientos de la serie e interpretando las pistas ms vagas con las que Martin ha ido sembrando sus tramas. La Cancin de Hielo y Fuego amenaza incluso, a decir de sus ms fervientes admiradores, con desbancar a El Seor de los Anillos de su podio de mejor obra fantstica de todos los tiempos (lo que constituye una evidente exageracin, pero refleja los extremos de entusiasmo a los que conduce Martin). Todo un xito de crtica y ventas, conseguido tras dcadas en el oficio. Y sin embargo, en apariencia la Cancin de Hielo y Fuego no se diferencia demasiado de otras sagas picas interminables: con el mismo escenario pseudomedieval y mgico, el mismo argumento enrevesado con personajes que vagan de un lado para otro, y el mismo conflicto cosmolgico entre la luz y las tinieblas. Todo esto es cierto, y sin embargo, quien lo afirme evidentemente no ha ledo la serie. El mundo que Martin despliega ante nuestros ojos hunde sus races en referencias histricas: Poniente es una imagen especular de Gran Bretaa, y las principales familias, los Stark y los Lannister, remedan a los York y los Lancaster de la Guerra de las Rosas; la perdida Valyria, medio Roma, medio Atlntida; las oleadas de antepasados que hacen las veces de celtas, sajones y normandos; los jinetes de las estepas que recuerdan a los mongoles, los guerreros de las Islas de Hierro a los vikingos... Pronto descubrimos otra interesante caracterstica: que, al contrario que en las series de la estela de Tolkien, en la Cancin de Hielo y Fuego la magia no est desapareciendo, sino que est regresando, tras un largo hiato llamado verano y acompaando a la llegada del temido invierno que resuena en el lema de los Stark. Adems, Martin introduce una apreciable ambigedad moral. Ciertamente, al comienzo de la partida hay personajes ms y menos agradables, y motivos ms y menos nobles para actuar. Pero a lo largo de la serie veremos que rara vez los mejores personajes llegan a convertirse en hroes, que los ms perversos pueden causarnos tanta o ms simpata, y que ni la astucia ni la nobleza, ni los ejrcitos ni la magia son suficientes para asegurar que un jugador del juego de tronos no ser barrido del tablero a las primeras de cambio. La principal herramienta con la que Martin opera estos cambios de rumbo, y la3 4. base de la capacidad de entretenimiento y sorpresa de su Cancin de Hielo y Fuego, es la narracin desde sucesivos puntos de vista de personajes concretos. En cada volumen contamos con un grupo de personajes cuyas peripecias seguiremos a travs de un narrador en tercera persona pero colocado sobre el hombro de cada uno, sin atisbos de omnisciencia. Cada captulo, presidido por el nombre del personaje al que sigue, nos proporciona ms informacin sobre lo que va pasando, pero al mismo tiempo nos ciega temporalmente ante las otras tramas. Al contrario que en los best-sellers al uso, este cambio constante de punto de vista (que siempre hace que lamentemos cuando acaba uno, para vernos absorbidos rpidamente por el siguiente) no provoca una multiplicacin de las pginas al reiterar acontecimientos, sino que progresa a lo largo del tiempo, de forma que algunos de los grandes sucesos de la serie se presencian de refiln (la ejecucin de cierto protagonista al final de Juego de tronos), o directamente se refieren de forma elptica (algunas de las grandes batallas de este Choque de reyes... pero no todas). Amplia, ambiciosa, bien narrada y absolutamente adictiva, el nico pero que se le puede poner a la serie a da de hoy es su condicin de obra sin terminar. Comenzada en 1996, no est previsto que Martin la termine hasta dentro de otros cuatro o cinco aos. El autor, adems, se enfrenta al desafo de competir no slo consigo mismo, haciendo el argumento cada vez ms interesante, sino con las expectativas de sus activos lectores, que en los foros de Internet parecen haber previsto cada posible desarrollo y cada desenlace de cada trama en los tres volmenes siguientes. No obstante, a los que estamos rendidos ante la pericia de Martin esto no nos importa demasiado. Slo deseamos una cosa: tener pronto en nuestras manos el siguiente volumen. LUIS G. PRADO4 5. A John y Gail, por toda la comida y el aguamiel que compartimos.5 6. Ms detalles, ms demonios. En esta ocasin, los ngeles que me ayudaron a acabar con ellos han sido entre otros: Walter Jon Williams, Sage Walker, Melinda Snodgrass y Carl Keim. Gracias tambin a mis pacientes correctores y editores: Anne Groell, Nita Taublib, Joy Chamberlain, Jane Johnson y Malcolm Edwards. Y por ltimo, me quito el yelmo ante Parris por su Caf Mgico, el combustible que ha construido los Siete Reinos.6 7. PRLOGOLa cola del cometa rasgaba el amanecer; era una brecha roja que sangraba sobre los riscos de Rocadragn como una herida en el cielo rosa y prpura. El maestre estaba de pie en el balcn de sus aposentos, azotado por el viento. All era adonde llegaban los cuervos tras un largo vuelo. Sus excrementos salpicaban las grgolas de cuatro metros que se alzaban a ambos lados del hombre, un sabueso infernal y un wyvern, dos de las miles que vigilaban desde los muros de la antigua fortaleza. Cuando lleg a Rocadragn, el ejrcito de seres de piedra lo pona nervioso, pero con los aos se haba acostumbrado a ellos. En aquel momento los consideraba viejos amigos. Los tres juntos observaron el cielo como si fuera un mal presagio. El maestre no crea en las profecas. Aun as, pese a su avanzada edad, Cressen nunca haba visto un cometa ni la mitad de brillante que se, ni de aquel color, aquel color espantoso, el color de la sangre, las llamas, los ocasos... Se pregunt si sus grgolas habran visto alguna vez uno semejante. Llevaban all mucho ms tiempo que l, y all seguiran mucho despus de que muriera. Si las lenguas de piedra pudieran hablar... Qu tontera. Se apoy en la barandilla, vio el mar batir abajo y sinti la piedra negra, dura y spera bajo los dedos. Grgolas que hablan y profecas en el cielo. Soy un viejo idiota que empieza a pensar como un nio. Acaso toda la sabidura ganada con tanto trabajo a lo largo de una vida lo estaba abandonando, igual que la salud y las fuerzas? Era un maestre, haba aprendido en la gran Ciudadela de Antigua, all haba obtenido su cadena. A qu se vea reducido si las supersticiones lo dominaban como a cualquier campesino ignorante? Aun as... aun as... El cometa se divisaba ya incluso durante el da, mientras de las fumarolas de Montedragn, tras el castillo, se alzaban columnas de vapor color gris claro, y el da anterior un cuervo blanco haba llegado de la Ciudadela con un mensaje, noticias ya anticipadas pero no por ello menos temibles: el anuncio del fin del verano. Presagios, todo eran presagios. Demasiados para negarlos. Qu significa todo esto?, habra querido gritar. Maestre Cressen, tenemos visita. Pylos hablaba en voz baja, como si no quisiera molestar a Cressen en su solemne meditacin. Si supiera las tonteras que poblaban la cabeza del maestre habra hablado a gritos. La princesa quiere ver el cuervo blanco. Pylos, correcto como siempre, la llamaba princesa, ahora que su seor padre era rey. Rey de una roca humeante en medio del gran mar salado, pero rey al fin y al cabo. Insiste en ver el cuervo. La acompaa su bufn. El anciano apart la vista del amanecer y se dio media vuelta, apoyndose con una mano sobre su wyvern. Acompame a mi silla y hazlos pasar. Pylos lo tom por un brazo y lo ayud a volver al interior. En su juventud, Cressen haba caminado con paso vivo, pero ya no faltaba mucho para su octogsimo da del nombre, y tena las piernas frgiles e inseguras. Dos aos atrs se haba roto la cadera en una cada, y los huesos no se haban soldado bien. Haca un ao, cuando cay enfermo, la Ciudadela envi a Pylos desde Antigua, apenas das antes de que Lord Stannis cerrase la isla. Decan que lo enviaban para ayudarlo en su trabajo, pero Cressen7 8. saba que no era as. Pylos estaba all para reemplazarlo cuando muriera. No le importaba. Alguien tena que ocupar su lugar, y sera antes de lo que le gustara... Dej que el joven lo acomodara tras los montones de libros y papeles. Hazla pasar. No est bien hacer es