compartirencristo.files.wordpress.com · web viewen el desierto y va en busca de la perdida hasta...

412
Juan Esquerda Bifet ENCUENTRO CON CRISTO Páginas para meditar el evangelio DECIMOTERCERA EDICIÓN

Upload: nguyendiep

Post on 06-Nov-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Juan Esquerda Bifet

ENCUENTRO CON CRISTOPáginas para meditar el evangelio

DECIMOTERCERA EDICIÓN

Ediciones Sígueme

Salamanca 1992

CONTENIDO

PresentaciónCómo puedes usar estas páginasMétodo para meditarCuando medites el evangelio

I. OremosII Jesús, amigoIII La voz del buen pastorIV Encuentro con JesúsV La voz del maestroVI Las preguntas de JesúsVII El apóstol de Jesús

IndicesIndice de materiasIndice litúrgicoIndice de textos evangélicos

Éranse unos náufragos que pudieron llegar a duras penas a una isla desconocida. Sin ningún recurso a mano, hubieron de luchar a cuerpo limpio contra los salvajes, las fueras, el hambre...

En los momentos más difíciles, les llegaban socorros inesperados: armas, alimentos... Hasta descubrieron unas huellas humanas... Alguien les socorría. Pero ¿quién podía ser?

Algunos de aquellos náufragos se preocuparon de buscar al bienehchor que tan milagrosamente les salvaba; otros se quedaron tan tranquilos disfrutando de los beneficios. Hasta algunos... se permitieron dudar del bienhechor e insultar a quienes le buscaban...

Esto ocurre en tu vida. Lo que aquí te presento no es un libro o socorro inesparado, sino a la misma persona que se cruza constantemente en tu vida cotidiana. No pongo algo en tus manos, sino a alguien, cuyas huellas están en cada palabra del evangelio: Jesucristo; él mismo en persona, se esconde tras sus propias huellas.

Jesucristo, aunque te viera perdido o extraviado, nunca pudo apartar de su pensamiento y de su corazón tu figura, tus preocupaciones, tu vida y circunstancias. Tú eras, y eres, para él, alguien. “Antes de la creación del mundo”, trazó Dios el plano de tu vivir y el mapa de tu ruta, en Cristo. Jesucristo sigue asistiéndote en cada momento de tu existir...

Pero... Cristo para ti todavía no es alguien, no es una realidad viviente. Disfrutas de sus beneficios, pero... ¡tienes tantas cosas que hacer! Y una de tantas cosas... Perdona, pero para jesucristo tú no eras, ni eres, una de tantas cosas.

Cuando hayas aprendido a saborerar el evangelio, encontrando en él a Cristo, te habrás encontrado a ti mismo en Cristo. ¡Habías estado junto a él, lo habías buscado todos los segundos de tu vida,

sin saberlo! Y dirás con san Agustín: “¡Oh hermosura siempre nueva y siempre antigua, cuán tarde te conocí!”. Y oirás con santa Teresa: “Alma, buscarte has en mí, y a mí buscarme has en ti”.

¿Para quién es este librito?Dijo Jesús: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeños” (Mt 11, 25). Para ti es este manojo de palabras de Cristo... si tienes alma de niño, evangélica, joven en la esperanza y en la generosidad.

¿Para qué son estas páginas?Para que en medio de ese mundo sin equilibrio, que desconoce el optimismo y la esperanza, sepas vivir con Cristo y ver todas las cosas centradas en aquel que es fundamento de nuestra esperanza. Entonces descubrirás que el mundo es muy hermoso. Entonces irradiarás a Cristo en tu ambiente, allí donde Cristo te llama.

¿Sabes que tienes una vocación?Cristo te llama a desempeñar una gran tarea en su cuerpo místico que es la iglesia... ¿No sabes cuál es? Porque no te has preocupado de convivir con Cristo. ¡Qué soso debe ser, qué aburrido y sin sentido el vivir como quien no sabe la razón de su existencia, ni se interesa por Cristo, ese gran desconocido que tenemos a nuestro lado cuidándonos en nuestro destierro y marcha hacia el cielo!

Si ya sabes cuál es tu vocación, entonces recuerda que no puedes cumplir lo que ella te pide, si no estás empapado de evangelio. Y, si fuese llamado a ser “otro Cristo”, has de ser, como decía aquel santo obispo “un evangelio viviente con pies de cura”.

Cuando me digas que ya no necesitas este librito, porque ya sabes encontrar a Cristo que palpita en cada palabra del evangelio, que habla y obra por la santa iglesia, que se ha quedado en la eucaristía, que vive en el prójimo, que mora en tu corazón... entonces diré como aquel anciano en años y joven en la esperanza: “Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo en paz según tu

palabra; porque han visto mis ojos tu salud, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos”... (Lc 2, 29-31). Porque entonces sabrás “manifestar a todos la caridad con que Cristo amó al mundo”. (VATICANO II. Const. Lumen gentium n. 41)

COMO PUEDES USAR ESTAS PÁGINAS

1. A manera de sugerencias o buenos pensamientos

Durante el día, en cualquier oportunidad, escogida al azar o por cálculo. Los primeros cristianos no disponían de nuestros medios de apuntes y notas, pero su amor a Cristo les sugirió la idea de apuntar los dichos de Jesús en las vasijas de arcilla...

Eso, sí, por favor, no leas sólo como quien lee un buen pensamiento, sino como quien escucha o habla a un amigo presente.

2. En un rato de intimidad ante el sagrario

Sin prisas, confidencialmente, después de saludar al Señor, de exponerle tus cosas, puedes utilizar una de las presentes páginas para un coloquio sabroso o para meditar un rato a los pies del maestro, como Magdalena, o como san Juan sobre el pecho de Jesús. No digas nunca que eres amigo de Cristo, si no sabes pasar un rato, sin prisas, junto a él. “La visita es prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor allí presente” (Pablo VI, Mysterium fidei).

3. Como meditación

Acaso no sepas distinguir bien entre meditación y visita. No importa. Fácilmente convertirás cada visita en fervorosa meditación, si a las peticiones y súplicas añades las reflexiones y afectos propios de la meditación. Así aprenderás paulatinamente a intimidar con Cristo en la meditación, en la comunión, en las visitas a Jesús sacramentado, etcétera.

METODO PARA MEDITAR

Aquí te presento una de las maneras sencillas de hacer meditación:

1. Recuerda que Jesús está presente (eucaristía, presencia de Dios en todas partes, presencia de la Santísima Trinidad en el alma justa...) Puedes hacer actos de fe, adoración, petición...

2. Puedes pedir una gracia particular: mayor conocimiento de Jesucristo, para que le ames sin reservas; que sepas sentir sus penas o alegrías, problemas e intereses, como si se tratara de ti; una virtud concreta que te falte, etcétera.

3. Lee una de estas páginas con su contexto, a poder ser en el mismo evangelio. Imagínate la escena: personas, palabras, obras, como si estuvieras presente. Reflexiona sobre alguna lección que puedes aprender. Procura mover tu afecto hacia la persona de Jesús y sus enseñanzas. Mi corta explicación te puede ayudar un poco. Con tal de que te pares en cada punto, para pensar con tu cabeza y amar con el corazón. No tengas prisa...

4. Durante todo el rato, y por lo menos al final, puedes entablar un coloquio con el Señor, con la Santísima Virgen, santos etcétera.

5. Es muy importante sacar algún propósito sobre algo que hay que enmendar. Pero pide gracia para que lo sepas cumplir, de otro modo, te encontrarás con muchos chascos. Si has cometido alguna falta durante la meditación, pide perdón de ella. Si el Señor te ha dado alguna luz, da gracias, pues ya sabes que no mereces nada.Ya irás aprendiendo. Cuando ya sepas hablar con el Señor sin prisas, hazlo como te salga del corazón, aunque sólo sepas pensar: “El me mira y yo le miro”.

Puedes terminar tu meditación, si te gusta así, recitando una o varias veces de estas oraciones.

Oración de san Ignacio: “Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; tu me lo diste, a ti, Señor, lo torno; todo es tuyo, dispón a toda tu voluntad, dame tu amor y gracia, que ésta me basta”.

Oración de san Juan de Ávila: “Señora nuestra, medianera nuestra, reconcílianos con tu Hijo bendito, alcánzanos de él gracia para que, salidos de este destierro, nos lleve donde gocemos de su santísima gloria”.

CUANDO MEDITES EL EVANGELIO

Es muy fácil meditar el evangelio. Tan fácil, como si te encontraras personalmente con el Señor por los caminos de Palestina. Pero es conveniente que no olvides lo siguiente:

- Jesús no es un personaje que “pasó”, sino una persona viva que está íntimamente presente, transformándote en él por medio de una vida nueva que se llama la vida de la gracia.

- Todo lo que Jesucristo dijo e hizo en tiempos de su vida mortal, lo hizo e hizo pensando en ti, amándote, diciéndolo y haciéndolo por ti.

- Ahora, al leer el evangelio, que es palabra de Dios, Cristo te dice aquellas palabras para ti personalmente, esperando tu “si”.

- Cada palabra del evangelio esconde los latidos ardientes del corazón de Cristo, que piensa en ti y te ama sinceramente.

- ¿Es posible aburrirte teniendo en las manos un libro (¡el evangelio!) que contiene palabras que ahora te dice Cristo?

- El evangelio no se te puede caer de las manos...; Sería la peor de las desgracias... Cuando uno ha experimentado su lectura y ha encontrado a Cristo, ningún libro le gusta, si no está teñido de evangelio. Porque sólo el evangelio tiene palabras calientes, vivas.

- En el ejercicio del apostolado es siempre un buen medio reflexionar sobre un texto del evangelio. No tomar jamás el evangelio como tal, con militantes de Acción católica, chicos o chicas, es subalimentar las almas y retardar la venida del reino de Cristo (mons. Renard).

- El mundo del futuro está en las manos de los jóvenes que hayan recibido el impacto del evangelio.

- La formación de los futuros sacerdotes, según el concilio Vaticano II, se ha de basar en el evangelio, puesto que encierra el pensar, el querer, el amor, la persona de Cristo Nuestro Señor.

I OREMOS

“Que vuestra vida esté escondida con Cristo en Dios”, nos dice san Pablo el apóstol. Con Cristo, en unión con él, y transformándose en él, ¿Cómo?

Empecemos dialogando con Jesucristo. Insensiblemente nos veremos metidos en su ambiente, en nuestro centro de gravedad.

Dialogar con Cristo significa, en lenguaje cristiano, orar. Orar es respirar el oxígeno necesario para nuestra vida espiritual. Orar es necesario, pero quizá... ¿difícil? ¿abstracto?...

“Toma y lee”, oyó san Agustín de Tagaste. Leyó en los libros santos y... se encontró con Cristo. Abre el libro santo del evangelio y aprende a orar como oraba Jesucristo, aprende a dialogar con él como dialogaban con él en el evangelio su madre, sus íntimos, los enfermos, los pecadores, todos, y hasta como tú hubieras hecho de encontrarte allí.

No es menester haber estado en Palestina para dialogar con él. Jesucristo es de “ayer, de hoy y de siempre”. Está presente en el sagrario, ante el cual acostumbras a pasar los mejores momentos del día.

Ya sabes, pues, ¿qué es orar? Santa Teresa te diría que es “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”.

Tu madre te enseñó a hablar cuando niño. Para hablar con Jesús, él mismo te dio a tu madre, para que te enseñase a hablar con Dios, andar por el camino espiritual, comer a Cristo eucarístico, escuchar sus palabras...

Pruébalo. Ya veras cómo si oras como se oraba en el evangelio, sabrás decir como Jesucristo y con él: Padre nuestro... Es necesario “aplicarse, de manera constante, a la oración” (VATICANO II).

1. ENSEÑANOS A ORAR

Hallándose Jesús orando,así que acabó,le dijo uno de sus discípulos:“Señor, enséñanos a orar”.El les dijo: “Cuando oréis, decid: “Padre nuestro...”

(Lc. 11, 1 s.)

1. Sin apetito, no aprovecha ningún alimento. Y es difícil hablar de oración a quien no tiene ganas de orar. Primero se han de despertar estas ganas. Los apóstoles, al fin, cayeron en la cuenta de que necesitaban orar, y pidieron al Señor les enseñara. Si tienes ganas de aprender a hablar con Cristo, será fácil el aprendizaje. Se han de pedir estas ganas. Quien pide, alcanza. Si supieras decir lo que dijeron los apóstoles...

2 Es fácil hablar con un amigo, con los propios padres. Se habla sin reparos con la persona que sabemos que nos ama. Por esto la oración que nos enseñó Jesús comienza con las palabras: “Padre nuestro...” Cada palabra del padrenuestro nos enseña la postura filial que hemos de tener al hablar con Dios. Esmérate en rezar el padrenestro, fijándote en el sentido de cada palabra...

2. ¿DONDE MORAS?

Vuelto Jesús, y viendo que le ibansiguiendo, les dijo: “Qué buscáis”Dijéronle ellos: “Maestro, ¿dónde moras?Díceles: “Venid y ved”.

(Jn 1, 38 s.)

1. Para aprender a orar, se necesita tomar la decisión de seguir a Cristo y tratar con él. Es el primer paso lo que cuesta más. Después, el mismo Jesús (que ya te dio la gracia de querer orar) ayuda dándonos la mano. En la oración de intimidad con Cristo no nos buscamos a nosotros mismos, sino que vamos a agradar al Señor. Quien busca su propia satisfacción, no aprende el trato íntimo con Jesús. ¿Por qué no he aprendido a tratar íntimamente con Cristo...?

2. No se puede ir con prisas, ni con el corazón en otra parte. El trato con Jesús es suficiente para atraer todo nuestro corazón y el mejor rato del día. Dando al Señor lo que nos sobra, y de mala gana, no se aprende a orar. ¿Explicarte qué es orar? Es mejor probarlo por propia experiencia. Esta experiencia, si es de verdad, no se olvida nunca. ¿Qué has de mejorar en tu oración?

3. ¡QUE BIEN ESTAMOS AQUÍ!

Jesús se transfiguró ante ellos...Pedro dijo: ¡Qué bien estamos aquí!...”Salió de la nube una voz:“Este es mi Hijo amado, en quien tengomi complacencia; escuchadle”.

(Mt. 17, 1 s.)

1. Quien sigue a Cristo por el camino del sacrificio y humildad, le encuentra de veras. Jesús se transfigura, se da a conocer tal como es. Sin esfuerzo no es posible encontrar a Cristo. Y, cuando uno le encuentra, cae en la cuenta de que vale la pena haberle seguido. No se olvidan estos encuentros con el Señor. Mi oración es fría, porque hay algo que se interpone entre mi corazón y el de Cristo...

2. Cristo, que se queda en la eucaristía y vive siempre junto a mí, es el Hijo de Dios. Su presencia exige atención y diálogo. Ha venido a nosotros para hablarnos. Se le ha de escuchar en el silencio de otras cosas que no son él. Escucharle significa hacer caso de lo que él dice, y ponerlo por obra. Entonces el Padre se complace en nosotros como se complace en Jesús. ¿Escucho el silencio interior en los momentos de oración...?

6. ¡SEÑOR, QUE VEA!

Un mendigo ciego:“¡Jesús, ten piedad de mí!”Muchos le increpaban para que callase,pero él gritaba mucho más...Jesús dijo: “¿Qué quieres que te haga?”“¡Señor, que vea!...”

(Mc 10, 46 s.)

1. Para orar se ha de reconocer la propia necesidad y miseria. ¡Tenemos mucha! Es el primer paso para orar. Y luego saber superar las difucltades. Orar es dialogar de tú a tú. Si no prescindimos de qué dirán o harán los demás, nunca sabremos orar no en privado ni en común. Cuando uno no tiene ganas, cuando salen dificultades, es entonces cuando se debe esforzar para vencerlas. ¿Me dejo vencer por las dificultades...?

2. El Señor habla al corazón. Tenemos un amigo que sabe lo que nos pasa, lo puede y quiere solucionar. Así es fácil orar. Entonces el conocer la propia necesidad no lleva al desánimo, sino a la oración humilde y sincera. ¡Que vea, Señor, cuánto me amas, para que vea lo que debo hacer, que te vea en el prójimo, que te vea en el superior, que te vea en mí...!

7. ACRECIENTA NUESTRA FE

Dijéronle los apóstoles:“Acrecienta nuestra fe”.Dijo el Señor: “Si tuvieras fe comoun grano de mostaza, dirías a estesicómoro: desarráigate...,y él os obedecería”.

(Lc 17, 5 s.)

1 Los apóstoles se dieron cuenta de que tenían una fe muy floja. Ya se lo había dicho el Señor. Por eso le piden que se la acreciente. Quien siente necesidad de algo, pide. Ora quien ve su propia necesidad, aunque sea para decir como el hijo pródigo: “he pecado”. Nos falta fe en el Señor que vive escondido en el prójimo, en la autoridad, en los acontecimientos, en nosotros mismos, en la eucaristía. Fe y confianza en su bondad. Pidamos con una súplica que salga del corazón...

2. Todo nos lo puede y quiere dar el Señor. Pero no puede fomentar nuestra pereza. Dios no suple el trabajo de reflexión y de esfuerzo que hemos de realizar. Pero, poniendo de nuestra parte lo que debemos, él pone lo demás, aunque parezca un imposible. A Dios rogando y con el mazo dando. Hemos de trabajar examinando qué es lo que necesitamos poniendo esfuerzo, pidiendo gracia, reparando conductas anteriores, etc. Entonces, sólo entonces, el Señor hace milagros. ¿En qué debería esforzarme más...?

8. SI QUIERES, PUEDES CURARME

Un hombre cubierto de lepra,viendo a Jesús, se postróde hinojos ante él, diciendo:“¡Señor!, s quieres puedes curarme...”“Quiero; sé limpio”.

(Mt. 8 1 s.)

1. El leproso se conoce a sí mismo, se da cuenta de la presencia de Jesús, demuestra su humildad, reverencia y confianza. Como el publicano que supo decir: “perdóname, Señor, que soy un pecador”. Son disposiciones indispensables para orar bien. Aprovecho la visita del Señor. Era la primera y hubiera sido, tal vez, la última. Lo poco o mucho que había oído acerca de Jesús, le sirvió para orar bien. ¿Tengo estas disposiciones en la oración...?

2. La confianza abre la caja de caudales de los tesoros de Dios que se esconden en el corazón de Cristo. El Señor puede y quiere sanearnos. Pero necesita que nos pongamos a tiro por la confianza. El leproso consiguió el milagro fiándose de la bondad de Cristo. Nuestra lepra puede ser el pecado o las imperfecciones. El mismo Señor nos enseñó a orar: “he pecado” (hijo pródigo), perdóname, Señor” (publicano).¿Es confiada mi oración...?

9. ¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!

Dijo Jesús a Tomás:“No seas incrédulo, sino fiel...”Tomás respondió:“¡Señor mío y Dios mío!...”Jesús dijo:“Dichosos los que sin ver creyeren”.

(Jn 20, 27 s.)

1. Orar es conversar con el Señor, escuchándole y hablándole. Ahora nos dice el Señor las mismas palabras del evangelio. El corazón de Jesús se queja de nuestra fe menguada. Quisiera ver en nosotros más fe en la eucaristía, en que somos templo suyo, en su presencia como Dios en todas partes, en los acontecimientos, en su presencia en el prójimo, en su voluntad manifestada por el superior, etc... Quisiera ver mi fe traducida en obras. ¿Qué tengo que mejorar en mi vida de fe...?

2. El acto de fe no puede ser una frase rutinaria. Es un latido del corazón, además de un “sí” de nuestro entendimiento. Creer con toda el alma es adherirse a Cristo para siempre. Esto es una aventura en medio de un mundo sin fe. Pero Jesús, que es Dios hecho hombre por nosotros, puede exigir la generosidad que él ha demostrado primero. El corazón cristiano que cree sin ver, halla la verdadera paz. ¡Creo, Señor...!

12. NO SOY DIGNO

“Señor, mi siervo yace en casa paralítico...”El le dijo: “Yo iré y le curaré”.Respondió el centurión:“Señor, no soy digno”.Jesús se maravilló y dijo:“En nadie de Israel he encontrado tanta fe”.

(Mt. 8, 6 s.)

1. Exponer con confianza todos nuestros problemas al Señor, es una oración fácil y excelente. Pero los problemas del prójimo también son nuestros, puesto que somos todos la gran familia de Dios. Al Señor le satisface nuestra oración cuando es humilde. No merecemos nada, no somos dignos de presentarnos ante el Señor, puesto que hemos pecado; pero nos podemos acercar al Señor como el hijo pródigo ante su padre. ¿Oro por los problemas de los otros y soy humilde en la oración...?

2. De acuerdo que hay muchas personas que no frecuentan tanto la iglesia y, no obstante, tienen más fe y caridad. La tendrían más de frecuentar más. Hasta puede haber paganos que están más cerca de Dios que muchos cristianos que no cumplen. Los sacramentos, los actos piadosos, aprovechan más a los que abren el corazón a Dios. Con el cántaro tapado no se recoge agua. Un cristiano que cumple bien, tiene más fe y caridad que un pagano que no conoce a Cristo; pero las cosas cambian cuando el corazón está cerrado al amor. En mi oración ¿estoy dispuesto a todo lo que Dios me pide?...

13. DAME DE ESTA AGUA

Respondió (a la samaritana):“...el que beba del agua que yo le daréno tendrá jamás sed...;se hará en él una fuenteque salte hasta la vida eterna”.Díjole la mujer:“Señor, dame de esa agua”.

(Jn. 4, 13 s.)

1. Lo que dijo el Señor en el evangelio, me lo dice a mí ahora. Jesús es el único que puede saciar las aspiraciones de mi corazón. Hemos sido hechos a la medida de Cristo y nadie puede suplirle a él. Se desean otras cosas cuando no se tiene verdaderamente al Señor. Las cosas tienen su valor, pero no pueden nunca llegar a valer tanto como Cristo. ¿Deseo otras cosas más que al mismo Cristo...?

2. Las gotitas que salpican de la fuente no pueden saciar la sed. Son gotitas de agua pero no bastan. Todas las cosas son buenas, pero no son Dios. El agua que da Cristo es la vida divina, la gracia. Si ya la tenemos, hay todavía muchos dones de gracia que necesitamos: conocer más a Cristo, amarle más, aprender a orar... Todo esto lo he de pedir como quien tiene sed abrasadora...

14. ¿TU VIENES A MI?

Se presentó Jesús a Juanpara ser bautizado por él.Juan se opnía diciendo:“Yo soy quien debe ser por ti batuzado,¿y tú vienes a mi?”

(Mt 3, 13 s.)

1. Jesucristo es humilde. Dios se hizo hombre por nosotros, nació y vivió en un ambiente pobre y humilde, nunca buscó su propia gloria, y murió en un patíbulo como un malhechor. Pero lo más humillante es que cargó con nuestros pecados como si fueran suyos propios. El es nuestro responsable. Por eso fue a recibir el bautismo de penitencia en nombre nuestro. Por eso continúa haciendo presente su muerte redentora en la santa misa. ¡Si supiera reflexionar sobre esta humillación de Cristo en la misa...!

2. “¿Tú vienes a mí?” Yo te crucifiqué, yo sigo en mi tibieza o en mis pecados. Yo he hecho poco caso de tus beneficios continuos, no soy capaz de entender tu amor cuando vienes en la comunión. Yo me olvido de tu presencia en mí y de que estoy unido a ti como miembro de un mismo cuerpo... Y tú, ¿sigues viniendo a mí?...

15 DANOS SIEMPRE ESTE PAN

Díjoles Jesús: “El pan de Dios es el queBajó del cielo y da la vida al mundo”.Dijéronle ellos:“Señor, danos siempre ese pan”.

(Jn 6, 32 s.)

1. Jesucristo es el redentor que ha venido al mundo para morir por nuestra salvación. Su cuerpo es la víctima del sacrificio. Muriendo Jesucristo da la vida al mundo. Nosotros participamos de esta vida divina, sobre todo cuando comulgamos. Cristo es, pues, “el pan de Dios”.Escuchar a Cristo y comulgarle es vivir de él, en él y para él. He de revisar mi vida eucarística.

2. Hablar con Cristo es exponerle nuestros deseos. Quien tiene un tesoro piensa siempre en él y desea estar cerca de él. “Donde está vuestro tesoro allí está vuestro corazón”. Desea a Cristo quien le ama. Desea estar con Cristo quien le valora por encima de todo. Otros deseos atrofian el deseo ardiente de unirse a Cristo. Mis deseos más hondos, ¿están lejos del Señor?...

23. ACUERDATE DE MÍ

Uno de los malhechores le insultaba…Pero el otro decía: “Jesús, acuérdate de micuando llegues a tu reino”.El le dijo: “...hoy estarás conmigoen el paraíso.

(Lc 23, 39 s.)

1. En cualquier momento puede realizarse el encuentro definitivo con Cristo. Para el buen ladrón fue en la hora de su muerte. Para su compañero no lo fue nunca, a pesar de morir junto al redentor. El encontrar o no a Cristo depende de saber o no hablar con él. Porque el encuentro amistoso se realiza en el diálogo. ¡Qué importancia tiene la oración! Pero una oración que salga del fondo del alma. ¿Es así la mía...?

1. Jesús es el salvador. Salva a los grandes pecadores, a condición de que éstos pidan perdón. El hijo pródigo y el publicano (dos parábolas inventadas por el corazón de Jesús) saben orar: “he pecado”..., perdóname Señor”... A esta oración sigue siempre el perdón de Jesús y la promesa de salvación. ¿Sé reconocerme pecador en la oración...?

24. TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Le vinieron al encuentro diez leprososy decían: “Jesús, ten piedad de nosotros”.Viéndoles les dijo:“Id y mostraos a los sacerdotes”.

(Lc. 17, 11 s)

1. Ni la lepra se resiste a la voz de Cristo. No hay nada que impida el encuentro con Cristo, si no es el quererse encerrar en sí mismo. Los leprosos reconocen su mal y se presentan al Señor pidiendo curación. Todos los milagros que hizo Cristo tienen significado de salvación: Jesús nos salva de nuestros pecados y miserias por grandes que sean. El orar con humildad (reconociendo lo que somos) y con confianza (reconociendo la bondad de Cristo) es la clave para encontrar al Señor. ¿Cuánta humildad y confianza hay en mí...?

2. Las respuestas de Jesús no son como nos gustan a nosotros, sino como nos convienen. Jesús quiere que no le encontremos sino en los otros: el superior que manda o aconseja, el prójimo que necesita de nosotros, el equipo de amigos... No se encuentra Cristo al margen de quienes representan o son la igleia. Este es también el caso de la confesión y de la dirección espiritual. ¿Necesito consultar algo o llevar mejor la dirección espiritual...?

25. TE SEGUIRE

Jesús dispuso partir a la otra ribera.Le salió al encuentro un escriba,que le dijo: “Maestro, te seguiréadonde quiera que vayas”.Díjole Jesús: “Las raposas tienensus cuevas..., pero el hijo del hombreno tiene donde reclinar la cabeza”.

(Mt 8, 18 s.)

1. Cuando uno encuentra un ideal grande, siente deseo de seguirle. Ningún ideal mayor que el de seguir a Cristo. Él llena todas las aspiraciones de nuestro corazón e inteligencia. En nuestra oración debemos manifestar a Cristo el deseo ardiente de seguirle por encima de cualquier dificultad. Jesús se da en la medida de nuestros deseos. ¿Tengo deseos sinceros de tratar personalmente con el Señor? ¿Cómo podría conseguirlos y aumentarlos...?

2. No nos hemos de engañar. Jesucristo pone unas exigencias para seguirle. El va adelante, pasando por lo más difícil. Seguirle no cuesta tanto cuando ponemos la mirada en él y los pies en sus pisadas. Cualquier dificultad agranda el corazón de las personas generosas como el viento enciende más la antorcha, y apaga la cerilla. ¿Sé pasar valientemente por las dificultades con la mirada puesta en Cristo...?

29. MÁNDAME IR A TI

“Tened confianza, soy yo”.Pedro dijo: “Señor, si eres tú,mándame ir a ti”.“Ven”Anduvo Pedro sobre las aguasy vino hacia Jesús.

(Mt 14, 24 s.)

1. La sola presencia de Jesucristo habla al corazón. Es cuestión de saberle escuchar. No se trata de “oir” palabras en la imaginación, sino de saber que él nos ama. Hay mucha gente sencilla que sabe pasar ratos sin prisa ante el sagrario con sólo pensar: “él me mira y yo le miro”. Esto es confianza en su amor. ¿Sé pasarme el mejor rato del día en la presencia del Señor...?

2. No hay dificultades insuperables para quien sabe orar. Orar es amar, y el amor todo lo encuentra hacedero. La mirada en Cristo, poque si nos fiamos de nosotros mismos, entonces viene el hundimiento. El Señor llama a estar con él. Orar es decidirse a estar sin prisas junto al Señor. ¿Qué dificultades encuentro en la oración y cuál puede ser el remedio...

30. NO TIENEN VINO

Estaba allí (en las bodas de Caná)La madre de Jesús.Fue invitado también Jesús...No tenían vino, porque se había acabado.Dijo la madre de Jesús a éste:“No tienen vino”.

(Jn 2, 1 s.)

1. Cuando se ama a María se ama más intensamente a Cristo. Invitando a ella no puede faltar el Señor. Amar a Cristo tal como es significa amarle en ambiente mariano. No es cuestión de niños (a no ser que hablemos de los “niños” del evangelio), sino que es el ambiente de que se ha rodeado Cristo. María enseña a hablar con él. Pero hay que dejarse enseñar y ponerse a tiro. ¿Cómo es mi oración a María...?

2. María es modelo de oración. Ella se fija en las necesidades del prójimo. Quien ama al prójimo encuentra fácilmente la intimidad con Cristo. Y la oración de María es confiada y humilde. Expone el problema y se fía de Jesús. El nos ama más que nosotros mismos. Sabe lo que tenemos y quiere solucionar todo. María, con su oración, anticipa la hora del Señor, cooperando a nuestra salvación. ¿Se parece mi oración a la de mi madre...?

II JESUS, AMIGO

Es fácil dialogar con un amigo. Y Cristo es el amigo. Lo ha dicho repetidas veces. “vosotros sois mis amigos”. Lo ha dicho y lo ha demostrado con hechos.

“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”, dijo, y lo puso por obra. A tu amigo no le es indiferente nada tuyo. Te conoce, te comprende. Tus problemas son los suyos, pues por tu pecado y para tu salvación se dejó clavar en un madero.

La amistad para contigo la selló para siempre. Es una alianza eterna, mientras tú, no la rompas. Este pacto de amistad se renueva en la santa misa. Jesús será hombre por toda la eternidad. Y ¿para qué se hizo hombre, sino para ser tú hermano y amigo?

La amistad hace iguales a los amigos. Si tú eres amigo de Cristo, es decir, si le amas, llevas en tu alma el rostro de Cristo, la gracia santificante que te hace participar de la vida de Cristo.

Tu corazón necesita fuego, no tiene bastante con paños calientes, Escoge entre el fuego de la intimidad con Cristo y el fuego de... una vil pasión.

Ya sé que eres, así lo dices, amigo de Cristo. Pero la verdadera amistad busca el conocimiento del amigo, su presencia, sus problemas... ¿Eres joven y amas a medias...?

Sin ideal, tu vida no tiene sentido. Búscame un ideal más hermoso que la amistad con Jesús... No lo encontrarás, por la sencilla razón de que Dios te ha hecho para Jesús, y nunca serás feliz hasta encontrar a Jesús.

Pruébalo. Algún día dirás a Cristo: “¿Cómo he podido vivir sin ti? Pero..., ¿he vivido alguna ves sin ti?” (Zolli). Y te convencerás que “estar sin Jesús es grave infierno; estar con Jesús es dulce paraíso” (Kempis, Imitación de Cristo 2,8).

31. JESUS, AMIGO

“Vosotros sois mis amigossi hacéis lo que os mando...Os digo amigos, porquetodo lo que oí de mi Padreos lo he dado a conocer”.

(Jn 15, 14 s.)

1. Jesús es nuestro amigo. Lo ha dicho y lo ha demostrado. Un amigo de verdad manifiesta lo que tiene en el corazón. Jesús nos ha revelado lo más íntimo que tiene: su amor y conocimiento del Padre. Y ha sellado con su sangre estas confidencias. Más no puede amar, puesto que lo ha dado todo. ¿Conozco de veras por qué Jesús es mi amigo...?

2. Seremos amigos de Cristo si cumplimos su voluntad. Para que se dé la amistad, es necesario el amor por ambas partes. Jesús lo dio todo. Yo debo dar lo mejor: mi voluntad. La voluntad de Cristo es que siga su doctrina y sus mandamientos. En cada momento de mi vida he de hacer, como Jesús, la voluntad del Padre. Sólo así seré su amigo. ¿En qué puedo cumplir mejor lo que quiere Jesús...?

32. AMIGO FIEL

Todos murmuraban que había entradoa alojarse en casa de un pecador...“El hijo del hombre ha venido a buscary salvar lo que estaba perdido”.

(Lc 19, 7 s.)

1. El amigo fiel defiende, aunque los demás murmuren. Era un pecador aquel hombre llamado Zaqueo, al menos en la opinión de los demás. Pero Jesús le brindó su amistad y dejó de ser pecador. Jesús, amigo fiel, le defendió. Aunque nadie te amara, Jesús sería siempre tu mejor amigo. No traiciona nunca. Aunque seas un pecador. ¿Cómo podrías aumentar tu confianza en Jesucristo...?

2. Jesús significa salvador. Su nombre indica la misión que tiene que cumplir. Ha venido para salvar lo que estaba perdido. No ha venido el Señor para rodearse sólo de inocentes. Sino que a los pecadores nos hace santos como él y nos admite en su amistad. Zaqueo y la Magdalena son sólo una muestra. ¿Qué defectos míos debo presentar a Jesucristo para que los cure...?

33. AMIGO DELICADO

Se turbó Jesús en su espíritu y dijo:...”uno de vosotros me entregará”.Uno de ellos, el amado de Jesús (Juan),estaba recostado ante el pecho de Jesús...

(Jn 13, 21 s.)

1. Jesús es muy delicado. No quiere delatar a Judas el traidor. A última hora todavía le llamará amigo. Es tan delicado que se limita a exponer su pena por el que se pierde. Jesús no quiere molestar. Habla delicadamente para que sólo le entiendan los que le aman de verdad. ¿Tiene motivos el Señor para quejarse de mí...?

2. Juan el evangelista era amigo predilecto de Jesús. Porque era puro y generoso. Llega hasta tener la confianza de reclinar su cabeza en el pecho de Jesús. Oyó los latidos ardientes de su corazón. Pero Jesús amigo siente predilección para cada uno, para ti en concreto. Sólo exige delicadeza y generosidad. ¿En qué no soy generoso y delicado...?

34. AMIGO PODEROSO

Toda la multitud buscaba tocarleporque salía de él una virtudque sanaba a todos

(Lc 6, 19 s.)

1. Jesús lo puede todo. Curaba a todos y de cualquier enfermedad. Así es mi amigo. Para él no hay nada imposible. Ni la curación de mi frialdad o de mi orgullo. Ha venido para curar a los enfermos y salvar a los pecadores. ¡Si supiera exponer mis miserias al baño del sol de la mirada de Cristo...!

2. Para curar, hemos de “tocar” a Cristo. Acercarse a él y tocarle significa: hablarle íntimamente y querer amarle de veras, confiar en él y pedirle perdón. No todos los que “rezan” y “comulgan” tocan a Jesús. Hay algo en mí que me impide “tocar” a Jesús...

35. AMIGO HUMILDE

Al fin extremadamente los amó...Comenzó a lavar los pies de los discípulosy a enjugarloscon la toalla que tenía ceñida.

(Jn 13, 1 s.)

1. Jesús es humilde y quiere que lo seamos nosotros. La humildad nos hace ver lo que somos, ni más ni menos. Quien conoce sus propias faltas nunca desprecia a los demás. Ni ambiciona puestos y cargos de honor. Porque lo que importa no es lucir, sino servir amando. Pero como es muy difícil de entender y de practicar, Jesús, que es Dios, da ejemplo hasta lavar los pies a los discípulos. ¿Qué me falta para ser humilde...?

2. Todo lo que hace Jesús es para demostrarnos que nos ama. Ama hasta buscar a la oveja perdida, hasta lavar los pies de Judas. Bajó del cielo a la tierra, se ha quedado en la eucaristía. Así es de humilde nuestro amigo. Nos ama hasta el colmo. Por amor al Señor debo pensar en las ocasiones en que he de ser humilde...

36. ME COMPRENDE

Y volviéndose el Señor, miró a Pedro.Pedro, entonces, se acordóde la palabra del Señor...Salió fuera y lloró amargamente.

(Lc 22, 61 s.)

1. La mirada de Jesús penetra los corazones. Comprende todo lo que nos pasa, y lo quiere solucionar. San Pedro cayó muy hondo. Pero hasta ahí le siguió la mirada del amigo. Jesús miró a muchos también a Judas, pero no todos se dejan mirar ni adivinan el amor de la mirada del Señor. ¡Si me dejara mirar por el Señor...!

2. No hemos de ser cabecitas de chorlito que no relfexionan nunca. Hay algo en nosotros que nos separa de Cristo. El lo mira continuamente, esperando que nosotros nos demos cuenta. San Pedro arrancó de su corazón el orgullo. Lloró de veras su pecado. Y ya no volvió a negar al Señor. Sólo pensar que había traicionado al amigo, le hacía humilde. En mí hay algo que Cristo mira que yo le quite...

37. ME PERDONA

Cuando aún estaba lejos (el hijo pródigo)viole el padre, y compadecidocorrio a él y se arrojó a su cuelloy le cubrió de besos...

(Lc 15, 20)

1. La parábola del hijo pródigo es fruto del corazón de Jesús. Así ama Jesús al amigo extraviado. Sabe perdonar. Más, Jesús amigo mira y siente compasión aun antes de nuestro arrepentimiento. ¡Qué pormenores tan delicados los de la parábola! ¡El Padre salía todos los días a esperar! Son los grandes deseos del corazón del amigo para que volvamos a él. No puedes hacer esperar más a Cristo. Por lo menos, agradece las veces que te ha perdonado...

2. El padre del hijo pródigo manifiesta su alegría: corre presuroso al encuentro, le abraza con efusión, le cubre de besos ardientes. Como todo esto lo inventó Jesús, significa que lo hace él con nosotros cuando tenemos algún pecado. Estas finezas merecen confianza y amor de entrega total. ¡Si supiera recordar las veces que Cristo me ha recibido así...! Yo también he de perdonar...

38. ME CONOCE

“Mis ovejas oyen mi voz,y yo las conozco,y ellas me siguen,y yo les daré la vida eterna”.

(Jn 10, 72 s.)

1. Mi amigo piensa siempre en mí. No puede olvidarme. Me conoce y me ama. Sabe lo que me pasa, lo que pienso y quiero. Y, por eso, me envía siempre las gracias que necesito. Me conoce por mi nombre y me ama con una predilección especial. Siempre vela sobre mí para que no me falte nada. ¿Tengo plena confianza en él...?

2. ¡Le gusta tanto al Señor que yo le conozca y siga su voz! Le he de conocer a fondo hasta ilusionarme por él, sobre todo y sobre todos. Si pensara más en él... Cuando me hablan de Cristo he de escuchar con delirio. Y he de seguir el camino de Cristo que es el amor a él y al prójimo. Así llegaré a poseer la vida divina en mí. Así llegaré a vivir eternamente con mi amigo. ¿Qué podría hacer para seguir e imitar a Cristo mejor...?

39. ME INVITA

“Si alguno tiene sed,venga a mí y beba.El que cree en mí...ríos de agua vivacorrerán de su seno”.

(Jn 7, 37 s.)

1. Quien atraviesa un desierto corre peligro de ver “espejismos”. Es decir el tormento de la sed le hace ver lo que no hay. Sólo Cristo calma la sed a los que caminamos por este desierto. Beber en otra parte sería beber agua envenenada o, a lo más lamer las gotitas que salpican de la fuente. Sólo Jesús puede llenar mi corazón. ¿Me dejo engañar por vanidades...?

2. Jesús compara la vida divina, que él infunde en nostros, a una fuente de agua que sacia la sed. Quien cree en Jesús, piensa como él y se transforma en él amándole e imitándole. Creer en Jesús es encontrar a Jesús como amigo. El me invita, me llama a ser su amigo. ¿Sigo siempre su invitación amándole e imitándole...?

40. ME ESCUCHA

“Cuanto pidieres al Padreos lo dará en mi nombre.Hasta ahora no habeís pedido nada...Pedid y recibiréis...”

(Lc 16, 23 s.)

1. Todo lo que pidamos nos lo concederá el Señor. Pero hemos de confiar en él. Como a veces nuestra confianza es floja, el Señor nos dará lo que mejor nos vaya. Hemos de pedir con las disposiciones filiales de un niño que habla con su padre. ¿Qué he de mejorar en mi oración...?

2. Jesús se queja de nuestra oración. No sabemos pedir. Pedimos poco. Cuando todo va bien pensamos que ya no necesitamos de Dios. Y luego vienen los chascos. Por eso, cuando algo nos sale bien, ni siquiera se nos ocurre dar gracias. Jesús quiere que pidamos todo lo que necesitamos. ¿Cumplo de veras el deseo y el mandato de Jesús...?

41. ME CONSUELA

“No temas, rebañito mío,porque vuestro Padrese ha complacido en daros el reino”.

(Lc 12, 32)

1. Jesucristo no quiere que nos traguemos solos nuestras penas. Con él por amigo, desaparecen las penas. Repite muchas veces “no temáis”. Muchas veces sentiremos miedo ante los fracasos, en las dudas, etc. Pero hemos de esforzarnos por alejar este miedo y confiar en el amigo. El todo lo puede solucionar. ¡Y quiere solucionarlo! ¿Me dejo llevar de temores y dudas...?

2. Jesús nos dice que el Padre nos ama y nos quiere salvar. Dios no nos ha hecho para condenarnos, sino para salvarnos y ser felices. Lo que pasa es que nosotros nos empeñamos en salir con la nuestra y dejamos de hacer la voluntad del Señor. Uno está triste sólo cuando no hace lo que Dios quiere. Tengo siempre motivo para ser feliz: Dios me ama. ¿Estoy siempre alegre y alegro la vida a los demás...?

42. ME BUSCA

Habiéndose perdido una (de las cien ovejas),deja las noventa y nueveen el desiertoy va en busca de la perdidahasta que la halla...

(Lc 15, 4)

1. Por una sola oveja el buen pastor sale en su busca preocupándose más de ella que de las demás. Cristo está ilusionado por cada uno de nosotros. ¡Lo que supone a Cristo perder una oveja! Es una tragedia para su corazón cuando me alejo de él. Por esto me busca como si le faltara alguien muy íntimo. ¿Creo en este amor del amigo...?

2. No descansa Cristo hasta encontrarme. Me envía buenos pensamientos, algún libro, el ejemplo del prójimo, el consejo del sacerdote. A san Agustín le buscó muchos años hasta una lectura le hizo abrir los ojos y el corazón al amor de Cristo. ¿Doy largas a las inspiraciones del Señor...?

43. ME ESPERA

(Martha) llamó a María diciéndole:“El maestro está aquíy te llama”.Cuando oyó estose levantó al instantey se fue a él.

(Jn 11, 28 s.)

1. Jesucristo está presente, aunque no le veas. Vive en ti y tú en él, como viven de la misma savia el sarmiento y la vid. Pero su presencia es caliente, palpitante, al ritmo de un corazón que arde: te mira, te ama, sintoniza con tus problemas, te llama... Respóndele, dile algo..., sin prisas...

2. María Magdalena, la gran pecadora arrepentida, lo dejó todo en seguida para atender a Jesús. Es cuestión de generosidad y delicadeza. Jesús, que te perdonó tanto, se lo merece todo. Vale la pena que dejes aquello que te estorba para hablar con él, para encontrarle. ¡El encuentro con Cristo! Pruébalo y verás. ¿Hay algo que te impide encontrarte con él? ¿Por qué no lo dejas? Ábrele tu corazón contándole tus cosas...

44. ME ACOMPAÑA

Las olas se echaban sobre la barca...El (Jesús) estaba durmiendo...Le despertaron...Les dijo: “¿Aún no tenéis fe?”

(Mc 4, 37 s.)

1. Tempestad equivale a tentación, pena, problema... Y Cristo está siempre junto a mí, más preocupado por mis problemas que yo mismo. Pero “duerme”..., quiere probar mi confianza. Siendo Dios, se hizo hombre y experimentó cansancio y sueño para poder hablar el lenguaje del dolor... Cristo está siempre junto a mí... ahora también... y me ama como hermano y amigo...

2. Los apóstoles perdieron los estribos. No supieron confiar. No conocían las reglas de la amistad de Cristo. Y el Señor se queja, porque no han tenido equilibrio en la confianza, en el amor, en la fe. Otras veces hiciste tú lo mismo. Pide perdón y promete más valentía, confianza, más explayarte con el Señor aguardando su palabra de amigo que disipará la tempestad....

45. ME SANTIFICA

“Yo he venido para que tengan viday la tengan más abundante...Y pongo mi vida por las ovejas”.

(Jn 16, 11 s.)

1. Todo lo que hizo y dijo Jesucristo, lo hizo y dijo pensando en tí, amándote. Vino del cielo para salvarte, para solucionar tus problemas. Vivió rodeado de las mismas dificultades que encuentras en tu vida. Lo dio todo, se dio a sí mismo. Y espera de ti una respuesta generosa. ¿Quieres hacer en tu vida algo grande por él? Hoy, precisamente, sin esperar a mañana...

2. Vivió por mí y murió por mí. Los tragos más amargos se los reservó para sí. El pasa delante para pisar las espinas más punzantes y dejarme a mí lo más fácil. Se trata de saber poner mi pie donde él lo puso; entonces notaré el amor de sus pisadas y el aliento para mis pequeñas cruces. Voy a trazar ahora el plan de este día para seguir Cristo en cada momento...

46. ME ANIMA

Al ver la fe de ellos,dijo Jesús al paralítco:“Confía, hijo;tus pecados te son perdonados”.

(Mt 9, 2)

1. No todos saben descubrir a Cristo y encontrarse con él. Se necesitan los ojos de la fe: “creo, Señor, aumenta mi fe”. Con la fe se desubre a Cristo en la eucaristía, en el propio corazón, en el prójimo, en todas partes. Y entonces el corazón arde. Porque se tiene siempre a Cristo consigo. Y con él todo cambia de color. Procura descubrirle escondido ahora, aquí, contigo... ¡Cree!, pero amando y confiando...

2. Y Cristo ha adivinado mi pensar antes de que yo abriera los labios. Su mirada penetrante se ha posado sbre mis llagas para sanarlas. ¡Son llagas profundas abiertas por mi egoísmo! El egoísimo, el pecado, desanima, perturba, amarga. Y yo quisiera vivir en equilibrio, en paz... sin dejar mi egoísmo. Pero Cristo ve en lo más hondo... Déjate mirar por esa mirada de amigo que perdona y no hace daño...

47. CONFÍA EN MÍ

“Quedaos aquí mientras voy allí a orar...Mi alma está triste hasta la muerte”.Vuelve a los discípulosy los encuentra dormidos.

(Mt 26, 36 s.)

1. Cristo necesita compañía. Se hizo nuestro hermano y amigo con un corazón muy ancho. Tan ancho como para que cupiéramos todos a gusto. Pero al Señor le engañó su corazón. Quiso sentir como nosotros, sentir necesidad de compañía en sus penas; pero se quedó solo, o casi. Su pena era muy honda porque se presentó ante el Padre como responsable de mis desvíos. ¡Qué vergüenza! ¿Qué malos pasos de mi vida le entristecerían más...?

2. Jesucristo visita con frecuencia a sus amigos. Las más de las veces se encuentra con la puerta cerrada y el inquilino fuera, para no comprometerse... ¡Vaya amigos los que sólo van a las fiestas! Y mientras Judas no duerme, los suyos se escabullen irresponsablemente. El Señor, ahora, prueba contigo... ¿Cerrado, generoso, escurridizo? ¿Ni un momento con él...?

48. ME PREPARA EL PREMIO

“Voy a prepararos lugar...;de nuevo volveréy os tomaré conmigo,para que donde yo estoy,estéis también vosotros”.

(Jn 14, 2 s.)

1. Dos amigos desean vivir siempre juntos y hacerse mutuamente felices. Jesús es mi amigo. Desapareció visiblemente, pero se queda escondido. Y se fue para prepararnos la casa donde hemos de vivir para siempre felices. Cuando esté todo preparado, me llamará. Puede ser en cualquier momento, sin aviso. ¡Qué sorpresa tan agradable cuando nos abracemos para siempre! ¿Estoy preparado o tengo todavía “cuentas pendientes” y tarea por terminar...?

2. Jesucristo no es egoísta. Lo ha dado todo. Es el Hijo de Dios y me ha nombrado coheredero. Su herencia, su premio, es mi premio y herencia. ¡Así ama él! De mis piltrafas ha hecho documentos de heredero. Con tal que le ame de verdad y deje mis caprichos y egoísmos. ¿Tengo algo que me estorba para esta amistad con él?...

49. SENSIBLE ANTE LA INGRATITUD

“¡Cuántas veces quise reunir a tus hijoscomo la gallina reúne a sus polluelosbajo sus alas, y no quisiste!”

(Mt. 23, 37)

1. El amor del corazón de Cristo busca las mejores palabras y comparaciones para comunicarse. “Como la gallina reúne a sus polluelos”... Jesús nunca ha dejado de amarme, ni aún en mis malos pasos. Su amor me ha defendido, ayudado, cobijado. Ahora y aquí, me penetra para transformarme en él... ¿Hay algo o alguien que impide en mí esta acción de Cristo?...

2. Debe ser terrible no al amor de Cristo. Es un “no” al único amigo, al hermano, a quien me ama más que mi madre. Un “no” de este tipo debe salir de un corazón gastado o hecho trizas; no puede salir de un joven. Porque sería un “no” a la persona más íntima y más cercana. ¿Hay en mí alguna postura, alguna inclinación, que me pueda conducir a ese abismo negro?...

50. AL ENCONTRARME

(El buen samaritano) llegó a él (herido)y, viéndole, se movió a compasión...,Le vendó las heridas,derramando en ellas aceite y vino...,le condujo al mesón y cuidó de él.

(Lc 10, 33)

1. Muchas veces has quedado malherido y nadie ha comprendido tu problema. Jesucristo lo sabe todo y, lo que es más importante, se interesa por tus problemas más que tú mismo. El corazón de Cristo no resiste ante tu dolor; no tiene más remedio que compadecerse, latir con violencia como si se tratara de su mismo problema. Déjale revisar todas y cada una de tus llagas...

2. La compasión de Jesús se traduce siempre en obras. Te cura con el vino y aceite de su sacrificio y de su palabra. La palabra de Cristo, por ejemplo, la que se dice ahora, es una llamada a un encuentro personal con él. La fusión de corazones, el compromiso, el darse palabra de amistad en serio, tiene lugar en la eucaristía. ¿Cómo escucho la palabra de Cristo y cómo son mis encuentros con él?...

51. ESPERA RESPUESTA

“El que no toma su cruzy viene en pos de mí,no puede ser mi discípulo”.

(Lc 14, 27)

1. El Señor abre su corazón de par en par a cuantos le siguen. Pero espera nuestra correspondencia. Muchos quisieron seguirle por novedad, porque estaba de moda. El Señor pone condiciones: ser sacrificado en el cumplimiento del propio deber y en saber aguantarse a sí mismo y a los demás, es decir llevar su cruz. Imitar a Cristo y saber tratar con él, es decir seguirle. ¿Voy por este camino trazado por el Señor?...

2. Y si cumplo las condiciones que puso el Señor, luego él me comunicará sus confidencias, podré experimentar su amistad, mi vida será un encuentro continuo y personal con él, me preocuparé de sus intereses y él se cuidará de los míos. ¿Qué he de dejar para conseguir estas ganancias?

52. DISFRUTA CONMIGO

Yendo de camino, entró en una aldea...Marta le recibió en su casa....María, sentada a los pies del Señor,escuchaba su palabra.

(Lc 10, 38 s.)

1. Jesús va de paso. No quiere molestar. Llama suavemente y, si no se le abre, pasa de largo. No le reciben en muchos corazones. Viene cansado, como el buen pastor que busca la oveja perdida, y no se le recibe. Me busca, ya me ha encontrado pero espera que yo le abra las puertas del amor. Si no, pasará de largo... tal vez para no volver... ¿No ha sido así muchas veces en mí?

2. María Magdalena fue una gran pecadora. Pero abrió el corazón a la confianza y al amor. Y después siempre fue agradecida y generosa. Los mejores ratos de su vida se los pasó junto al Señor, mirando, callando, escuchando, amando... Escogió la mejor parte. ¡Es tan difícil estar junto a Jesús y hablarle con la mirada, con el silencio, con el amor, con la expresión afectuosa!...

53. SE ME DA

Y tomando el pan, dio gracias y dijo:“Esto es mi cuerpo,El entregado por vosotros”...

(Lc 22, 19)

1. Jesús quiso quedarse entre nosotros para ser nuestro alimento. Cuando comulgamos, nos transformamos en él, vivimos en él, de él y para él. Cuando comulgamos nos comunica la redención a cada uno de nosotros. Porque el Señor tiene un amor de predilección para ti que no tiene para los demás, y viceversa. Jesús puso toda su ilusión en la institución de la eucaristía. ¿Puede estar satisfecho de mi correspondencia?...

2. El cuerpo de Jesús fue entregado por nosotros. Y su sangre, derramada para nuestra redención. Jesús está en la eucaristía inmolado, como sacrificio por nuestros pecados. Y dio la vida por nosotros. Y ahora, para comunicarnos la vida divina, se da como sacrificio y alimento en la santa misa y comunión. El lo da todo, pues se da a sí mismo. En mí hay algo que me reservo y no quiero darle...

54. NO ABONADONA

Subió a un monte apartadopara orar...La barca estaba agitada por las olas...Vino a ellos andando sobre el mar

(Mt 14, 23 s.)

1. Jesús busca el silencio, la soledad, para hablar con el Padre. Si no me escondo con él, no le puedo encontrar. Me quiere comunicar sus intimidades con la condición de que sepa esconderme con él, dejando las tonterías que de él me apartarían. Si le encuentro en la oración, seré fuerte para vencer las tentaciones y pruebas. Mi oración, ¿es un almacenar de fuerzas para la tempestad?...

2. Jesús sabe lo que me pasa. Y se preocupa de mis problemas más que yo mismo. Porque me ama como a sí mismo. Son muchas las tentaciones y luchas. A veces solapadas. Pero él está a mi lado, aunque parezca imposible. Sólo que he de adivinarlo y descubrirlo. ¿Por qué no le cuento mis penas, problemas, luchas, tempestades?....

55. SE CUIDA DE MI

A todos los que se sentían mal los curaba...El tomó nuestras enfermedadesy cargó con nuestras dolencias.

(Mt. 8, 16 s.)

1. El Señor cura a todos y de cualquier enfermedad. Es amigo de los que sufren. Lo puede todo y ama infinitamente. Basta que se acerque uno con confianza para decirle: “si quieres puedes curarme”. Dejarse mirar por Jesús es tomar un “baño de sol” eficaz. Puedes reparar tus llagas bajo la mirada de Jesús que quiere curarte...

2. Jesús siente tus penas como propias. Es el amigo y el hermano que ha venido para responsabilizarse de tus líos: penas, pecados, debilidades... Ama hasta identifcarse con el enfermo y enfermar con él. Un amor así reclama amor de retorno: preocuparse de sus problemas, de sus intereses en el cuerpo místico. ¿Sabes cuáles son los problemas de Jesús? Si te preocupas por ellos sanearás el ambiente de tu corazón...

56. SU MANDATO

“Este es mi precepto:que os améis unos a otroscomo yo os he amado...Os mando que os améis”.

(Jn 15, 12 s.)

1. Toda mi tarea espiritual consiste en hacer lo que quiere Jesús de mí. Y toda la voluntad de Jesús se resume en una sola palabra: amar. Sólo así se cumple la voluntad de Dios. Amar es darse, descubrir a Jesucristo en el otro, procurar que no falte nada a nadie, ver lo que los demás necesitan, saber qué puedo hacer yo por Cristo que vive en el prójimo ¡Todo un programa de vida! ¡Y de examen!...

2. ¡Amar a los demás como Cristo les ama! El dio la vida y se dio a sí mismo. Pero él vive en mí y conmigo y, desde mí, ama al prójimo. Puedo, pues, amar como él. Amar como él es no dejarse llevar por egoísmo, por resentimientos, por “derechos” aparentes que atropellan los derechos de los demás. El que ama así, ama como Cristo e identificado con él. En esto se conoce si uno tiene vida espiritual fuerte, si uno es cristiano de verdad. ¿Mis sentimientos son los de Cristo?...

57. MORA EN MÍ

“Si alguno me ama,guardará mi palabra,y mi Padre le amará,y tendremos a ély en él haremos morada”.

(Jn. 14, 23)

1. Los amigos ansían estar juntos para expansionarse. Jesús vive en mí si estoy en gracia. El Señor pone una condición: “Si alguno me ama”. Amarle es hacer lo que él quiere y enseña. Al amarle nos transformamos en él, y el Padre se complace en nosotros como se complace en él: tenemos la misma voz y fisonomía de Cristo. Pero en mí hay rasgos desfigurados que debo corregir...

2. Es algo maravilloso lo que ha hecho Cristo e nosotros. Nos ha transformado en sagrarios vivientes. Ha hecho de nuestro ser su casa solariega, donde Dios se complace, su lugar de preferencia. El Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, moran en nosotros. ¿Hay en mí algo que desdice de la casa de Dios?...

58. NO TIENE SECRETOS PARA MI

“El que me ama a míserá amado de mi Padre,y yo le amaréy me manifestaré a él”.

(Jn 14, 21)

1. Jesucristo ama en serio. Espera, pues, de sus amigos amor serio, perseverante, sincero, por encima de cualquier sacrificio. La amistad con Cristo no admite amores de barro. Quien ama sinceramente a Cristo, se atrae la benovolencia del Padre. Dios amor se da a quien ama a Cristo. ¿Es mi amor perseverante y serio?....

2. Jesús no tiene secretos para sus amigos. No ha manifestado las intimidades de Dios. Te quiere descubrir las intimidades de su corazón. Se quiere expansionar contigo. Pero es necesario que estés dispuesto a recibir estas confidencias de Cristo. Su ilusión, sus problemas, sus intereses, sus puntos de mira, ¿son los tuyos?...

59. AMISTAD ETERNA

“Yo soy la resurrección y la vida;el que cree en mí,aunque muera, vivirá...;no morirá para siempre”.

(Jn 11, 25 s.)

1. Todos los amigos pueden fallar. Y ninguna amistad para siempre, salvo la amistad con Jesucristo. El, al dar la vida por mí y resucitar, es dueño de la vida y de la muerte. El amigo ha entablado amistad conmigo para siempre. No sólo de palabra. Ningún amigo puede amarme así. Todas las amistades humanas que no se fundamenten en Cristo, pasarán para no volver. ¿Aprecio la amistad de Cristo por encima de otros amores?...

2. Los amigos se comunican mutuamente sus bienes. Los amigos o son iguales o terminan siéndolo. Jesús ha comunicado la inmortalidad a sus amigos. Nuestra amistad con él pasará triunfante los linderos de la muerte temporal. Nuestro amor, si es sincero, no puede perecer. Todo lo que entrelacemos en la amistad con Cristo participará de la vida eterna. ¿Me siento feliz, optimista, con un amigo como Cristo...?

60. NUESTRA MADRE

“Dijo al discípulo (a quien amaba):“He ahí a tu madre”.Y desde aquella horala recibió en su casa.

(Jn. 19, 27)

1. Jesús no tiene secretos para sus amigos. Ni se reserva nada para sí. Tiene una madre que es llena de gracia por ser madre de Dios. Se la preparó él desde la eternidad. Es el único “pintor” que ha podido pintar a su madre tan hermosa como ha querido. En ella ha colocado su sabiduría, poder y bondad. Y como buen amigo, te la ha dado por madre. ¡Oye!, ¿le has dado gracias por ello?...

2. Quiere el Señor que sepas mirar, hablar, amar a la madre (suya y tuya) como él lo hace. Es la ley de la amistad. Eres amigo predilecto de Cristo porque te dio a su madre por tuya. Pero... amor obliga. No te la dio para que la pusieras en un museo, sino para sellar la amistad contigo, para que la trataras como él. Deja a tu madre que te mire, que te ponga sus manos en tus enredos y problemas...

III LA VOZ DEL BUEN PASTOR

¡Escucha! Dios te habla. Es el amigo, el buen pastor. “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.

Dios te ha dicho que te ama. Todas las cosas, si supieras escuchar, te hablan a gritos del amor de Dios.

Jesucristo es el Verbo, la palabra amorosa del Padre. Y “del tal manera amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito”. Nunca podrás llegar a comprender perfectamente el rico contenido de esta frase, que un día salió de los labios de Cristo dialogando con Nicodemo.

¡Vale la pena gastar toda una vida, toda la junvetud, estudiando esta palabra amorosa de Dios!

¿Sabes por qué no quedas prendado de la voz del buen pastor, tu amigo? Porque no sabes escucharle en silencio. ¡Por favor! Haz callar a tus afectos desordenados. Este silencio es el “niéguese a sí mismo” condición indispensable para seguir a Cristo. “Tanto adelantarás cuanto más violencia (¡silencio!) te hicieres” (Kempis).

No eres feliz porque escuchas otras cosas que no son Cristo. ¡No sabes ver en el prójimo a Cristo, ni escuchar aquello de “lo que hiciereis a uno de mis discípulos a mi me lo hacéis”.

“Cuando Jesús no habla dentro, vil es la consolación; mas si Jesús habla una sola palabra, gran consolación se siente” (Kempis 2, 8).

“Mis ovejas oyen mi voz”. ¿Y tú? No sabes discernir el silbo del buen pastor. ¿Sabes dónde está el secreto? Escucha: “El que a vosotros oye, a mí me oye”. A vosotros, a los que representan a Cristo. La santa madre iglesia te habla con frecuencia de obediencia, docilidad, humildad... Ahí tienes el concilio Vaticano II.

61. YO SOY EL BUEN PASTOR

“...el buen pastorda su vida por las ovejas;el asalariadove venir al loboy deja las ovejasyo soy el buen pastor...”

(Jn 10, 11 s.)

1. La figura del buen pastor dice todo lo que Jesús ha hecho por nosotros: dar la vida: “Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos”. Pero quien da la vida por amor, lo da todo: me conoce, me comprende, se cuida de mí, me busca, me cura... ¿Podría repasar las finezas del buen pastor para conmigo?...

2. Nadie me ama como Cristo. Ni yo mismo. Porque ya no me amo cuando sigo mis caprichos; entonces me pongo en manos del asalariado y del lobo. Sólo Cristo no abandona. Sólo él puede decir: “Yo soy el buen pastor”. ¡Qué raro! Ya sé que esto es así, pero hay momentos de mi vida en que no sigo al buen pastor, sino al asalariado...

62. VEN SIGUEME

Díjole Jesús (al joven):“Si quieres ser perfectove, vende cuanto tienesy dáselo a los pobres,y tendrás un tesoro en el cielo,y ven y sígueme”.

(Mt. 19, 21 s.)

1. Era un joven con una mina de oro sin explotar. Y Cristo le propuso algo maravilloso: estrenar él su corazón antes que otros amores tal vez buenos. La proposición vale la pena: dejar la chatarra para poseer a Cristo. Pero el corazón tiene razones que desconoce la razón... Aquel muchacho no supo escuchar al Señor que le proponía algo grande y, por tanto, costoso. ¿Se repite en mí la historia?...

2. “Sígueme”. Es la voz de Cristo. El silbo del buen pastor. Me llama para seguirle dejando lo que no le gusta a él. ¡Tengo una llamada de Jesús que debo seguir! Me llamó a ser “cristiano”, es decir suyo. Me llama todos lo momentos a transformarme en él. Me llama para cumplir una misión en la iglesia. ¿Conozco y sigo la llamada de Cristo?...

63. LÉVANTATE

Y acercóse Jesúsy tocó el féretro(del hijo de la viuda de Naín).“Joven, a ti te hablo,levántate”.

(Lc. 7, 14 s.)

1. Era un joven muerto que llevaban a enterrar. Humanamente no había nada que hacer. Pero el corazón de Cristo siente compasión por la madre que llora. El amor de Cristo hace latir el corazón helado del joven muerto. Cuando Jesús está presente, todo es posible, hasta resucitar y calentar el corazón frío. Es sólo cuestión de dejar acercar al Señor y que nos toque. Presenta al Señor tus frialdades para que las vivifique...

2. La voz de Cristo es imperiosa: “Levántate, joven”... Cristo pensaba en ti. Ahora precisamente te dice lo mismo. Se ha de tener el oído fino para escuchar a Jesús: lévantate de esa vida sin sentido, levántate de ese desánimo tonto, de ese olvido o frialdad en el trato con él, de ese torbellino de egoísimo, de esas faltas de caridad, de humildad, de piedad...

64. SI SUPIERAS EL DON DE DIOS

Jesús dijo (a la samaritana):“Si supieras el don de Diosy quién es el que te dice:dame de beber,tú le pedirías a él,y él te daría agua viva”.

(Jn 4, 10 s.)

1. Dios te ha hecho para algo muy grande. Al corazón humano no le sacian las gotitas que salpican de la fuente. Tu corazón ha sido hecho para saciarse de Dios. Ahora se explica el por qué sientes que te falta algo (yo diría: “alguien”). Suscita en ti deseos de hacer algo grande por Dios, pero quita también las aficiones que no gustan a Dios...

2. Sólo Cristo puede saciar el corazón. El es el don de Dios. Pero Cristo viviente en ti por la gracia. Entonces, sólo entonces, tienes en ti una fuente de agua que no se acaba. Es obra del Espíritu Santo, su acción es muy delicada y no puede entorpecerse con el alquitrán de tu egoísmo. Cuanto más alquitrán saques de ti, más te saciará Cristo viviente en ti...

65. YO SOY EL PAN DE VIDA

“Yo soy el pan de vida;El que viene a míYa no tendrá más hambre,y el que cree en míjamás tendrá sed”.

(Jn. 6, 35 s.)

1. Cristo es nuestro alimento. Al encontrarle, al creer en él, al comulgarle, nos transforma en él, imprime en nosotros su fisonomía. Quien ha experimentado el encuentro con él, no necesita nada más, no tiene hambre y sed de migajas y salpicaduras. Cristo ¿sacia de veras tus pensamientos, tus quehaceres, tus afectos?...

2. Ir a Cristo y creer en él, es una condición. No basta con cumplir una especie de etiqueta. En cuestión de amistad, sólo cuenta el contacto afectuoso, el encuentro, la fusión de intereses. Lo demás es rozar y pasar de largo. Tu vida ¿es un encuentro continuo y vital con Cristo?...

66. QUEDA LIMPIO

Extendió Jesús la mano(sobre el leproso)y le tocó diciendo:“Quiero, sàe limpó”.y luego desapareció la lepra.

(Lc 5, 12 s.)

1. Era un leproso con sus llagas purulentas. Producía náuseas a todos menos a Jesús. El buen pastor no siente asco ante tu miseria. Ha venido a curarte. Sólo exige una condición: dejarte mirar y tocar por él. Es fácil, pero es cuestión de decidirse de una vez para decirle: Señor, soy leproso..., orgulloso, tibio, iracundo, poco generoso, egoísta...

2. La voz de Cristo es suave ungüento que cura. Cristo quiere ahora curarte a ti de cualquier enfermedad. No le obligamos nosotros a compasión, sino que él mismo conoce nuestra enfermedad y quiere curarla con más ganas que las nuestras. Escuchar a Cristo, saber que ahora te ama, es cuarar radicalmente. ¡Escucha en silencio las mismas palabras del evangelio!...

67. NO LLORES

Viéndola el Señor(a la viuda de Naín),se compadeció de ellay dijo: “No llores”.

(Lc 7, 13 s.)

1. Jesús ve nuestros problemas y los siente como propios. Lo sabe todo, hasta nuestros extravíos. Lo ve todo como una madre. Su mirada es la del buen pastor. Por eso se alegra con nuestra alegría y siente nuestros pesares. Y esto, antes de que se los contemos. Más aún cuando nos empeñamos en olvidarle. Pero le gusta que nos acerquemos y nos dejemos mirar por él...

2. Jesús puede calmar nuestro dolor. Con una palabra le basta. Pero quiere que participemos algo de lo que a él le costó encontrarnos. Hemos de sufrir, pero nuestro dolor se convertirá en gozo verdadero. Una palabrita le basta al Señor para calmar nuestro interior. Con tal que le escuchemos... porque el Señor, ahora, nos dice las mismas palabras del evangelio...

68. YO VENCI AL MUNDO

“En el mundo habéis de tener tribulación,pero confiad;yo he vencido al mundo”.

(Jn. 16, 33)

1. Todos tenemos que sufrir algo. Ya los propios defectos nos hacen sufrir. Nos hace sufrir el prójimo, la enfermedad, los disgustos, las humillaciones, las molestias, etc. Sufrimos porque vamos de viaje hacia la casa paterna. Y fuera de casa hay muchas molestias. Jesucristo ha sufrido más que nadie y está junto a nosotros, sobre todo cuando sufrimos. Las penas repartidas con Jesucristo se dividen por dos y desaparecen...

2. Cristo ha vencido al dolor. Es una victoria difícil. No se vence huyendo, sino enfrentándose. Vence al dolor quien sabe ver en él a Cristo crucificado. Solamente dejándose clavar en la cruz se llega a la resurrección. En el fondo del corazón queda una felicidad indecible cuando uno se ha decidido a pasar por el dolor con paciencia y amor. ¿Lo has probado? ¿Se te presentarán hoy ocasiones para ello?...

69. NO PEQUES MÁS

Jesús dijo (a la pecadora):“¿Nadie te ha condenado?”“Nadie, Señor”.“Ni yo te condeno tampoco;vete y no peques más”.

(Jn 8, 9 s.)

1. Era una pecadora metida en lo más hondo de la miseria espiritual. El buen pastor siente compasión y la defiende contra los lobos vestidos con piel de oveja. Jesús no puede condenar a quien se acerca a él reconociéndose pecador. No hay imposibles para Jesús. El perdona y ayuda a alcanzar el perdón y el remedio. Es cuestión de acercarse con humildad (reconociéndose pecador) y confianza (creyendo en su bondad)...

2. Quien ha recibido el perdón de Jesús, si se da cuenta de veras de esta bondad, no quiere pecar más. La oveja perdida, cargada sobre los hombros del buen pastor, no muerde a quien le ha hecho tanto bien. Porque entonces uno ha descubierto que el pecado no es solamente una obra mal, sino una bofetada al propio padre. ¿Tengo esta decisión de no pecar más, precisamente porque amo de verdad a Jesucristo?...

70. TU FE TE HA SALVADO

El le dijo (a la hemorroísa):“Hija, tu fe te ha salvado;vete en pazy seas curada de tu mal”.

(Mc 5, 34)

1. Fe significa unrise a Cristo para aceptar su doctrina, para confiar en él, para entregarse a él. Quien no crea así a Jesús está destinado a ahogarse en cualquier problema. La fe en Cristo cura las tinieblas del pensamiento y sana las llagas del corazón. Estoy enfermo cuando no es Jesús para mí una persona viva. De ahí me vienen todas las dudas y tristezas. ¿Por qué no le digo al Señor, de veras, que creo en él y me uno para siempre a él?...

2. Oir la voz de Jesús es lo mismo que ver el rayo de sol después de la tempestad. Si escuchara en silencio, Jesús me diría: no tienes por qué temer, yo estoy contigo, sé lo que te pasa, te comprendo; ¿por qué no confías más en mí? Haz la prueba..., escucha a Jesús...

71 YO SOY REY

Respondió Jesús (a Pilato):“Tu dices que yo soy rey...yo para esto vine al mundo,para dar testimonio de la verdad;todo el que es de la verdadoye mi voz”.

(Jn. 18, 37)

1. Jesús es rey. No sólo porque es Dios y Señor. Jesús es rey porque, con su amor, te ha salvado y, por tanto, puede reclamar tu corazón. Ha resucitado para que resucitáramos con él. Podría obligarte a servirle sin más. Pero prefiere amarte para que le ames libremente. Cristo lo da todo y exige todo. No debes reservarte una parte del amor, ni menos dejarle a él sólo un rincón. ¿Hay en ti algo que no es de Cristo rey?...

2. Todos se creen (todos nos creemos) algo importante. Pero sólo Jesús es la verdad. Fuera de él, hay mentira y falsedad. Vale la pena seguir a Cristo, que es rey de verdad. Pero quien se deja engañar de la mentira, del pecado y mala inclinación no sabrá escuchar y seguir a Cristo. Pilato no quiso comprometerse. ¿Qué debo apartar de mí para poder oir la voz de Cristo rey?...

72. YO SOY, NO TEMAIS

Estaban espantados.Y les habló en seguida y les dijo:“Soy yo, no temáis”.Subió con ellos a la barcay el viento se calmó

(Mc. 6, 50 s.)

1. Sería el colmo confundir a Jesús con un fantasma. A veces hasta quien tiene miedo de presentarse ante Jesús. Y desde luego son muchos los que se aburren junto a Jesucristo. ¡Qué cosa más rara! No funciona bien la vista..., ni el corazón. Con un amigo se pasan las horas sin sentirlas. Y ¡qué bien se está junto al buen pastor!...

2. ¡Es él! Ahora me mira y está unido a mí. No puede dejar de amarme. No tengo derecho a a burrirme ni a estar triste. ¿Tener miedo? ¿De quién o de qué? Con Jesús, hasta el fin de la tierra. Todos los momentos del día puedo ser inmensamente feliz si pienso que Cristo me ama y me dice: “Yo soy”. ¿En qué ocasiones podría acordarme de esto?...

73. CONOZCO A MIS OVEJAS

“Conozco a mis ovejasy las mías me conocen a mí...y pongo mi vida por las ovejas”.

(Jn 10, 14 s.)

1. Jesús me conoce al dedillo. Pero me conoce como conocen los padres: amando. El me ha dado algunas gracias extraordinarias que me asemejan a él. Tengo algún rasgo de su fisonomía sin merecerlo y a pesar de mis pecados. Jesú me conoce y sabe lo bueno que él ha puesto en mí. Por eso me mira siempre con predilección y me llama por mi nombre. ¡Hasta dar la vida por mí! ¿Sé apreciar todo esto como un tesoro?

2. Si soy de Cristo, he de conocer a Cristo. Pero ha de ser un conocimiento amoroso, como él me conoce y ama. Es una amistad entre los dos. Muchos conocen la vida y “milagros” de los deportistas y artistas, y no saben apenas nada de Cristo. ¡Es el colmo! Porque él dio la vida por nosotros. ¿Qué me falta para conocer a Cristo y en qué debo amarle más?...

74. VENID Y VEREIS

“Maestro, ¿dónde moras?”Les dijo (a Juan y a Andrés):“Venid y veréis”.Fueron, pues, y vieron dónde moraba,y permanecieron con élaquel día.

(Jn 1, 38 s.)

1. Encontrar a Cristo para siempre es la mejor felicidad. San Juan el evangelista se acordó de la hora exacta de su primer encuentro con Jesús. No se le puede encontrar si uno tiene prisa. Con el corazón en otra parte, nunca se encuentra a Cristo. Se ha de ir con la disposición de estar con él sin prisas. ¿Son así mis visitas y mi diálogo con él?...

2. No se puede explicar lo que es el encuentro con Jesús. Se ha de probar: “Venid y veréis”. Experimentar con el corazón lo que es amar a Cristo. Nunca se puede olvidar este encuentro. Porque ya no es la cabeza, sino el corazón, lo que hemos comprometido. Juan y Andrés encontaron así a Cristo y no pudieron olvidarlo jamás. Sólo traiciona a Cristo quien nunca lo ha encontrado con el corazón. Jesús invita al encuentro. ¿Sigo su invitación?...

75. NO OS DEJARÉ HUERFANOS

“No os dejaré huérfanos,vendré a vosotros.El mundo ya no me verá,pero vosotros me veréis,porque yo vivoy vosotros viviréis”.

(Jn. 14, 18 s.)

1. Cristo es delicado de sentimientos. Siempre está con nosotros, vive en nosotros. Nunca abandona. Pero nosotros tenemos la triste posibilidad de abandonarlo. Su presencia es paternal, de hermano, de amigo, de buen pastor que cura y alimenta con los mejores pastos. He de descubrir esta presencia amorosa de Cristo y recordarla frecuentemente. Sólo así seré feliz. ¿Cómo podría recordar la presencia de Cristo?...

2. Todo esto no se entiende con la cabeza. Cristo lo dijo y basta. Los que viven de la fe no entienden este lenguaje, como yo no entiendo el chino. El que tiene fe, sabe que esto es verdad. Cristo vive en nosotros y nosotros en él. Es cuestión de aprender a vivir esta verdad. A pesar de lo que piense el vecino. Mi fe en la presencia de Cristo, ¿es fuerte?, ¿cómo puedo aumentarla?...

76. MI PAZ OS DOY

“La paz os dejo, mi paz os doy;no como el mundo la da os la doy yo.no se turbe vuestro corazónni se intimide”.

(Jn 14, 27)

1. Jesús nos ha dejado por herencia la paz, la alegría profunda y verdadera. La alegría de Jesús no es pasajera. Una sonrisa, una carcajada, una fiesta con música, diversiones y petardos, pueden ocultar una tristeza mortal. Sólo quien tiene a Cristo por amigo vive siempre feliz. Ningún pensamiento es tan agradable al corazón como el pensar que Cristo nos ama y está presente. ¿Vivo siempre feliz? ¿Podría comunicar a otros esta felicidad? ¿Cómo?...

2 Nunca hay motivo para estar triste. Hay que echar las penas por la ventana. Desahogándose con Jesús se pasa todo. Aunque te parezca raro, mira de hacer la vida agradable a los demás y serás feliz. ¿Sabes por qué? Porque lo que haces a los otros lo haces a Cristo. Echa, pues, fuera, siempre, sin compases de espera, todas las tristezas que corroen el corazón. Díselo al Señor...

77. PERMANECED EN MI AMOR

“Como el Padre me amó,yo también os he amado;permaneced en mi amor...”

(Jn 15, 9)

1. ¿Cuánto nos ama Cristo? Si él no nos lo hubiera dicho, no lo creeríamos; nos ama con el mismo amor con que el Padre le ama a él. No puede decir más. Esto es más que dar la vida. Sabiendo que Cristo me ama así, no necesito nada más. He de convencerme cada vez más que Cristo me ama hasta el colmo. Esto me hará feliz. Pensaré con frecuencia en los beneficios que Cristo me ha hecho...

2. Jesús quiere que le amemos como él nos ama. La amistad es un amor mutuo entre dos o más. No te puedes tomar el lujo de saber que Cristo te ama y, entre tanto, no comprometerte a nada. Si amas de veras, tendrás que sacrificarte por él, imitarle, amar a los demás, dejar tus malas inclinaciones.

78. DEJAD VENIR A MÍ LOS NIÑOS

Jesús los llamó a sí (a los niños), diciendo:“Dejad que los niños vengan a mí,y no se lo prohibáis,que de ellos es el reino de Dios”.

(Lc 18, 16)

1. Jesucristo tiene predilección por los niños. El niño no tiene segundas intenciones. El niño gusta oir cosas acerca de Dios nuestro Padre. Nada ni nadie le parece más grande ni más bondadoso que Dios. Y cree que todos son buenos. Dice lo que siente. Nada hay más hermoso que hablar a un niño sobre Dios y formar en su alma la fisonomía de Cristo. ¿Podría hacer yo algo con mis palabras, ejemplo, oración, para cumplir el deseo de Jesús?...

2. “De los niños es el reino de los cielos”. Se trata de tener las cualidades de niño sin tener sus defectos. A esto se llama “infancia espiritual”. Si quiero ser “niño” no he de complicar mi oración, ni mis intenciones. He de pensar bien, ser sincero, tener hambre de Dios, ser limpio de corazón para ver en todo y en todos el rostro de mi Padre Dios. He de conquistar esta “infancia espiritual”...

79. VENID A MÍ TODOS

“Venid a mí todoslos que estáis fatigados y cargados,que yo os aliviaré”.

(Mt. 11, 28)

1. Siempre hay alguna pena que sufrir. El Hijo de Dios sufrió más que nadie para poderse compadecer más que nadie. En el corazón de Cristo cabemos todos. El piensa en cada uno de nosotros más que una madre en su hijo único. El buen pastor llama a todos, busca a todos, da la vida por todos. ¿Por qué me empeño yo en ser una excepción?...

2. Cuanto mayores sean mis problemas, más quiere el Señor solucionarlos. Quiere y puede. Pero he de abrir el corazón para expansionarme con él. Y a veces para consultar con us representantes. Si yo me empeño en cerrarme, y no dialogo con él, ni consulto, la palabra de Cristo caerá en el vacío como el silbo del buen pastor buscando de noche a la oveja perdida. El buen pastor me ha llamado y espera mi respuesta....

80. TENGO OTRAS OVEJAS

“... que no son de este aprisco,y es precio que yo las traiga,y oirán mi voz,y habrá un solo rebaño y un solo pastor”.

(Jn 10, 16)

1. Muchas son las ovejas que no conocen al buen pastor. Y le pertenecen, aunque estén fuera del aprisco. Llevan las aspiraciones del buen pastor. Su ansia es encontrarlas y traerlas al buen camino. Es un deseo ardiente del corazón de Cristo. Cualquier humano, aun el más pobre y alejado, es centro de las preocupaciones de Dios amor. ¿Miro así a los demás? ¿Hago algo para que todos los hombres nos amemos como hijos del buen pastor?...

2. No hay paz en el mundo porque no hay paz en los corazones. Quien escucha y sigue la voz de Cristo, ama la caridad dentro y fuera de sí. El mundo será un día el aprisco pacífico del buen pastor, como un inmenso hogar. Este venturoso futuro sólo puede construirse sembrando amor. De él formarán parte los hijos de Dios amor revestidos de inmortalidad. ¿Soy en cada momento semilla de amor?...

81. TENGO SED

Sabiendo Jesús que todo estaba cumplidoDijo: “Tengo sed”.Tomando una esponja empapadaen vinagre se la acercaron a la boca.

(Jn. 19, 28 s.)

1. Cristo tiene sed. Ama en serio, con un corazón muy ancho y apenas recibe el amor de retorno. Cumplimos con él unas “reglas de urbanidad” frías, pero no le damos el trato personal de la amistad. Cristo crucificado, Cristo hostia de la misa, rodeado de muchedumbres con prisa, sigue teniendo sed. ¿Qué es lo que en mí causa sed devoradora a Cristo?...

2. A veces, en lugar de calmar la sed de Cristo, le amargan más su agonía. Son estos “no” a la voluntad de Dios, para poder salir con la nuestra. Es el no saber descubrir a Cristo en el prójimo que convive con nosotros (con sus defectos), en el prójimo necesitado. Cristo esperaría de sus amigos mayor amor para reparar estos desaires. ¿Cómo es mi trato con Cristo en la oración y en la caridad?...

82. MI ALMA ESTÁ TRISTE

Comenzó a entristecerse y angustiarse.Entonces les dijo: “Mi alma está triste...;quedaos aquí y velad conmigo”.

(Mt 26, 37 s.)

1. Es un gran misterio de condescendencia divina. Dios hombre quiso sufrir más que nadie. Hasta sudar sangre. Cristo sufrió los más agudos tormentos y las más aplastantes humillaciones en su humanidad más sensible que la nuestra. Tuvo que pagar por nuestros “inocentes” desvíos. Era nuestro hermano mayor responsable y protagonista de nuestra historia. Así ama él. Esto requiere reflexión y respuesta...

2. Cristo sintió necesidad de compañía y consuelo. Lo buscó entre sus amigos. Entonces me veía a mí, y pensaba que yo escucharía sus palabras. Lo apóstoles se durmieron, mientras Judas trabajaba para entregarlo. Cristo sufre en su cuerpo místico: enfermos, iglesia perseguida, los que sufren hambre, los que carecen de cultura, los que no saben que Cristo murió por ellos...

83. VINE A TRAER FUEGO

“Yo he venidoA echar fuego sobre la tierra,¿y qué he de querer,Sino que se encienda?”

(Lc 12, 49)

1. El fuego de Jesucristo es el amor a Dios y al prójimo. El hombre, cuando se ama a sí mismo hasta olvidarse de Dios, se destruye en un suicidio. Cuando ama a Dios hasta el desprecio de su egoísmo, construye la ciudad de Dios hecha de piedras vivas en el amor. Todos construimos. Todo depende del amor y del egoísmo. ¿Conozco en qué construyo y en qué derribo?...

2. Dios se hizo hombre para sembrar amor. Es la ilusión de Cristo. Ser cristiano significa amar. Y amar es darse como quiere Dios y como necesita el prójimo. No como me gusta a mí o a los demás. Dos amigos viven de los mismos ideales. ¿Soy amigo de Cristo?...

84. TENGO COMPASIÓN

Jesús llamó a sí a sus discípulos y dijo:“Tengo compasión de la muchedumbre,porque... no tienen qué comer;no quiero despedirlos ayunos,no sea que desfallezcan en el camino”.

(Mt 15, 32 s.)

1. Es una confidencia de Jesús a sus discípulos. Todos los pesares encuentran eco en su corazón. Su compasión es la de una madre. Les falta de comer para el cuerpo y para el alma. La comida que el Señor les da milagrosamente prefigura la eucaristía. Cristo se da a sí mismo para la vida de todos. Ahora, en un mundo hambriento de paz, me repite la misma confidencia...

2. El camino por recorrer es largo y rodeado de dificultades. Hemos de llegar a Dios convirtiendo cada paso de nuestra vida en amor. Y esto es un mundo esponjado en el odio y la indiferencia. Pero el buen pastor se convierte en nuestro alimento. El mismo es el camino, la verdad y la vida. ¿Tengo como compañero de viaje a Cristo?...

85. YO OS ELEGÍ

“No me habeís elegido vosotros a mí,sino que yo os elegí a vosotros,y os he destinado para que vayáisy deis fruto, y vuestro fruto permanezca”.

(Jn 15, 16)

1. No hacemos ningún favor a Cristo siguiendo su llamada. El favor nos lo hace él. Es él quien llama a la fe, a servir a la iglesia, a ser su “otro yo”. Es llamada de predilección. El ama primero y nos da el poderle amar. La iniciativa parte de él. Esto supone mayor amor, sobre todo teniendo en cuenta nuetra miseria. ¿Sé apreciar la llamada de Cristo, por encima de todo?...

2. Quien ha encontrado a Cristo se convierte en apóstol de este encuentro con él. Todo cristiano ha de dejar transparentar a Cristo en su vida. Tener cada vez más la fisonomía espiritual de Cristo. Pero especialmente a los que tienen la misión de realizar en los demás la fisonomía de Jesús. ¡Llamada envidiable! ¿Dejo transparentar a Cristo en mis palabras y en mis obras?...

86. YO OS ENVÍO

“Como me envió mi Padre,así os envío yo...Recibid el Espíritu Santo”.

(Jn 20, 21 s.)

1. La obra de Jesús la continúan sus sacerdotes. Es el mismo encargo que Jesús recibió del Padre. Se trata de desempeñar el mismo papel de Jesús. Jesús llama solamente a algunos para esta misión. Es una predilección singular. Se necesita er generoso para responder a u llamada. Vale la pena ser fiel, De mi fidelidad depende la salvación de muchos hombres. ¿Soy fiel y generoso con mi vocación?...

2. El Espíritu Santo traza en nuestras almas la fisonomía de Jesús. Es acción de Dios amor. Sin esta ayuda sería imposible la fidelidad y generosidad a la vocación. El bautismo, la confirmación y el orden son sacramentos por los que el Espíritu Santo nos hace hijos de Dios, testigos de Cristo, “otros Cristo”. ¿Soy delicado a las inspiraciones del Espíritu Santo?...

87. ANUNCIA EL REINO DE DIOS

A otro le dijo: “Sígueme”...,deja a los muertossepultar a sus muertos;tú vete y anuncia el reino de Dios”.

(Lc 9, 59)

1. La voz del buen pastor invita y urge a seguirle. Por ello he de estar dispuesto a dejarlo todo. Las cosas de la tierra, cuando estorban para seguir a Cristo, no son má que chatarra. Mirando a Cristo es fácil dejar las otras cosas. Sin mirarle y amarle, es imposible. Quien tiene billetes de mil, no hace problema de la calderilla. ¿Hay algo que me impide seguir al buen pastor?...

2. Quien sigue al Señor queda comprometido a conquistar a otros. Nuestras palabras y obras han de reflejar el encuentro con Cristo. Somos sal, luz, olor de Cristo. Es un encargo del buen pastor que supone mucha confianza al fiarse de nosotros. Todos los segundos de mi vida pueden ser fructíferos para extender el reino. ¿Me preocupo de los deseos de Jesús?...

88. ESTOY CON VOSOTROS

“Id, pues, enseñad a todas las gentes...Yo estaré con vosotros siemprehasta la consumación de los siglos”.

(Mt. 28, 19)

1. Todos los hombres han de encontrar a Cristo. Pero todavía no le conocen. Nosotros tenemos el encargo de anunciar a Cristo a todas las gentes. Cada uno, según sus posibilidades. Pero podemos más de lo que parece. Oración, pequeños sacrificios, cumplimiento del deber, entrega personal (¿por qué no?)... ¿Qué hago en mi vida para la salvación de los no cristianos?...

2. Jesús está presente siempre entre nosotros. Principalmente en la eucaristía. Pero también cuando nos reunimos en su nombre. Y, además, vive en nosotros y nosotros en él. Su presencia vivifica a la iglesia, que es su cuerpo místico. Con él no hay que temer, aunque haya tempestad. Con él se puede ir hasta el fin del mundo. ¿Recuerdo frecuentemente la presencia de Jesús?...

89. VENID, DESCANSAD

“Venid vostros solos,aparte a un lugar solitarioy tomad un poco de reposo”.

(Mc. 6, 31)

1. Jesús es muy comprensivo. Llegan los apóstoles cansados, y les invita al reposo en la soledad con él. Cristo quiere comunicar sus confidencias a lo suyos. Pero lo hace a solas, de tú a tú. No le gusta el ruido. Quiere silencio de egoísmos para poder hablar con claridad. ¿Busco estar sin prisas, a solas, junto al Señor?...

2. En nuestro caminar hacia Dios necesitamos reposo. Hay luchas, tentaciones, desánimos, fracasos, dudas, entusiasmos pasajeros, derrotas y victorias. El reposo consiste en expansionarse con Cristo contándole todo como de amigo a amigo. El lo espera y disfruta conmigo cuando voy. ¿Tengo ahora algo que contarle?...

90. HE AQUÍ A TU MADRE

Jesús, viendo a su madrey al discípulo a quien amaba,dijo a la madre: “Mujer, he ahí a tu hijo”.Luego al discípulo: “He ahí a tu madre”.

(Jn. 19, 26 s.)

1. Jesús ama a su madre con delirio. Siendo Dios, pudo hacerse a su madre tan hermosa como quiso. En ella volcó los tesoros de su bondad, sabiduría y poder. Y nos la dio por madre. A tanto llega el amor de Cristo. Se dio a sí mismo, nos dio a su madre por nuestra, nos lo dio todo. Pensaba que así nos enteraríamos de cuánto nos ama. ¡Si pensara cuánto amor supone este don del corazón de Cristo!...

2. Ella recibió el encargo. Y nos ama como a Jesús. Por nosotros lo entregó a la muerte. Se unió al amor que Cristo nos tiene. Ve en nosotros la fisonomía de Jesús, pero la quisiera ver sin borrones. Cristo y María esperan que yo les ame como ellos a mí. Si es mi madre, yo he de ser su hijo amante. ¿Conozco, amo, imito a María mi Madre?...

IV ENCUENTRO CON JESUS

A cada paso te encuentras con Cristo Te cruzas con él a todas horas. Si te extrañas de mi afirmación es que... has pasado de largo sin conocer que era él. Tu vida no tiene otro sentido que encontrar a Cristo. Es una aventura en que estás empeñado y comprendido. ¡La única aventura que te interesa y que merece vivirse!

Muchos han tropezado con el “tesoro escondido”, con la “perla preciosa”, y han pasado de largo. La razón es muy sencilla; no supieron ver, como aquellos indios que tiraron el oro para quedarse con los sacos.

Juan, el evangelista, se encontró con Jesús. Pasaron los años. Y cuando nos contó por escrito aquella escena inolvidable para él, se arcordó hasta de la hora exacta en que comenzó a encontrar a Cristo. Sólo que no supo expresar lo que sintió. El “venid y veréis” nos parece una invitación a probar “qué sea amar a Jesús”, pues no se puede decir, sino sólo experimentar (san Bernardo).

Y, además, te encuentras con Cristo en la eucaristía. Cristo se coloca en nuestra limitación. No le espanta nuestra miseria. Ya cuando estás reunido en asamblea cristiana en torno al altar, fíjate en las palabras del representante de Cristo: “El Señor esté con vosotros”.

Volvamos de nuevo al plano de obediencia, sólo allí encontraremos a Cristo: “Hallanse en peligroso error aquellos que piensan poder abrazar a Cristo cabeza de la iglesia, sin

adherirse fielmente a su vicario en la tierra”. (Pío XII, Mystici corporis Christi).

“Encontraron al niño con María”. ¡Sin la madre no encontrarás al hijo! Conocerás si lo has encontrado cuando sepas decir: “Cuando yo veo a una imagen con un niño en los brazos, pienso que he visto todas las cosas”. (San Juan de Avila).

91. LOS PASTORES

Se dijeron los pastores unos a otros:“Vamos a Beléna ver lo que el Señor nos ha anunciado”.Fueron con prestezay encontraron a María, y a José,y al niño acostado en un pesebre...

(Lc 2, 15 s.)

1. Los pastores eran gente humilde, pobre y sacrificada. A ellos se les aparecieron los ángeles para anunciarles la gran noticia del nacimiento de Jesucristo. Para encontrar a Cristo se necesita limpiar el corazón de orgullo, ambición y comodidad. El Señor sale a nuestro encuentro, pero espera nuestra colaboración y nos ayuda para decidirnos. ¿Hay algo en mí que pueda impedir el encuentro con Cristo?...

2. Los pastores no hacen esperar a Dios. Están acostumbrados a acudir en ayuda del prójimo necesitado. Están tan deseosos de encontrar al niño Jesús, que no se detienen en nada más. Son generosos. Dicen siempre que sí a Dios y al prójimo. Por esto encuentran pronto, los primeros, al salvador. Y lo encuentran, como es natural, con María nuestra madre. ¿Qué debo hacer para encontrar más pronto y para siempre a Jesucristo?...

92. LOS REYES MAGOS

Al ver la estrellasintieron grandísimo gozo,y, entrados en la casa, vieron al niñocon María, su madre,y le adoraron de hinojos,le ofrecieron dones...

(Mt 2, 10 s.)

1. Fíjate en el gozo que sintieron los magos cunado vieron la estrella que les llevaría a Belén. Nuestros deseos son la mejor señal de que encontraremos a Cristo. No les interesó a los magos todo lo demás porque preferían encontrar a Cristo por encima de todos los demás bienes. Cuando el corazón no desea a Cristo por encima de todo, es como si se tuviera una brújula estropeada. ¿Tengo deseos que me estorban para encontrar a Cristo?...

2. Y encuentran, como siempre, a Jesús en manos de María. Así nos luce el pelo cuando no tenemos verdadero amor a nuestra madre. Y cuando le encuentran, saben ser humildes y generosos. Le adoran y ofrecen lo mejor. El respeto a la casa de Dios y la caridad con Dios que vive en el prójimo, son la señal de haber encontrado a Cristo de veras. Examínate sobre estas virtudes...

93. SAN JUAN EVANGELISTA

Juan (bautista),hallándose con dos de sus discípulos,fijó la vista en Jesús que pasaba, y dijo:“He aquí el cordero de Dios”.Los dos discípulos (Juan y Andrés)siguieron a Jesús...Y permanecieron con él...

(Jn 1, 35 s.)

1, ¡Qué encuentro tan íntimo el de san Juan con el Señor! Fue un encuentro que le llenó toda la vida. Se fio del consejo del bautista, lo puso en práctica y no se arrepintió jamás. Si supieras ser dócil y generoso con los consejos que lees o te dan, te iría mejor. Las espigas vacías, como las cabezas, son las que más se yerguen para lucir su figura. ¿Qué consejos recuerdas que no has cumplido todavía?...

2. Quien encuentra de veras a Cristo, tiene ganas de pasarse con él un rato sin prisas. Y todos los días. Es una necesidad del corazón. Se encuentra tiempo cuando se ama. El trato con Cristo lo ha de probar cada uno. Es algo que no se olvida jamás. Es cuestión de entregarse. Es preciso revisar a fondo el porqué de tanta frialdad en mi trato con Jesucristo...

94. SAN PEDRO

Viendo esto (la pesca milagrosa)Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús,diciendo: “Señor, apártate de mí,que soy un pecador...”Dijo Jesús: “No temas, en adelantevas a ser pescador de hombres”.

(Lc 5, 8 s.)

1. El Señor quiere que seamos humildes. No puede haber encuentro con Cristo sin la virtud de la humildad. Ser humilde significa reconocer lo que somos: tenemos cosas malas y buenas. Las malas son nuestros pecados y defectos. Las buenas son regalos de Dios, y también fruto de nuestro esfuerzo colaborando con la gracia del Señor. Pero la verdadera humildad nos acerca más a Jesús. San Pedro dijo “apártate de mí”, porque no era del todo humilde: el humilde sabe confiar. Debo revisar como es mi humildad...

2. El encuentro con Jesús trae consigo consecuencias para toda la vida. San Pedro fue llamado a ser apóstol. Jesús tiene predilección especial con quien se le hace encontradizo. A todos encomienda algo muy grande. Es la “vocación” particular de cada uno... ¿Conozco y sigo generosamente mi vocación...?

95. LA SAMARITANA

Jesús, fatigado del camino,se sentó junto al pozo.Llega una mujer de Samaría a sacar agua,y Jesús le dice: “Dame de beber...”Díjole la mujer: “Se que el mesías está para venir...”Díjole Jesús: “Yo soy,el que contigo habla”.

(Jn 4, 6s.)

1 Jesús, el buen pastor, busca ardientemente el encuentro con todos. Hasta con los mayores pecadores. Las fatigas del buen pastor se ven premiadas con el consuelo de salvar a la oveja perdida. En este caso es una gran pecadora. Y Jesús se humilla hasta pedirle de beber. Parece mentira, pero es verdad. Jesús necesita mi amor. Se hace necesitado para que me dé cuenta que soy yo quien necesita de él. ¿Doy largas a mi encuentro con Jesús?...

2. En el diálogo se entienden los hombres. Si alguien empieza hablando con Cristo, ya ha empezado a encontrarle. Así le pasó a la samaritana. Y luego, el Señor se le manifestó como mesías. Cuando Cristo abre el corazón y cuenta sus intimidades, uno ya no puede olvidar este encuentro. ¿Sé hablar con Cristo?...

98. EL JOVEN RICO

Díjole Jesús: “Si quieres ser perfecto,ve, vende cuanto tienes...Y ven y sígueme”.Al oír esto el joven, se fue triste,porque tenía muchos bienes.

(Mt 19, 21 s.)

1. Fue una llamada que Jesús hizo con toda la ilusión. Le propuso al joven una amistad muy íntima. El Señor exigió dejar la chatarra de unos bienes caducos. Jesucristo sigue llamando a un camino de más intimidad con él y de más generosidad. Es una señal de predilección, aunque exige dejar otras cosas. ¿Soy consciente de las invitaciones que me dirige el Señor?...

2. Pero el muchacho dio marcha atrás. No le interesaba. Su corazón estaba en otra parte. Y el corazón tiene razones que desconoce la razón. Tenía otras ilusiones que no eran más que espejismos. Y se fue triste. Se daba cuenta de que escogía lo peor, pero no se atrevía a romper con tantas cosas. No encontró a Jesús. ¿Qué hay en mí que puede frustrar mi encuentro con Jesucristo?...

99. EL PARALITICO

Por el techo le bajaron en la camillaY le pusieron en medio, delante de Jesús.Viendo su fe, dijo:“Tus pecados te son perdonados”.

(Lc 5, 19 s.)

1. Es el encuentro de la enfermedad con el salvador. Nuestras miserias y enfermedades son resultado del pecado original. Por eso un día desaparecerán y nuestro cuerpo será glorioso como el de Cristo. El paralítico, sin poder moverse, pudo encontrarse con Cristo. El encuentro con el Señor no tiene más obstáculo que el propio egoísmo que cierra la puerta. Aquellos hombres, llevados por la caridad y por la fe, idearon lo que parecía imposible. ¿Qué tendencias pueden impedir mi encuentro con Cristo?...

2. La voz del salvador soluciona todos los problemas de raíz. Primero, lo primero: quitar el alquitrán del pecado. Muchos prejucios y críticas se desvanecen cuando se limpia el corazón. Jesús perdona siempre que ve ganas de recibir el perdón. No teme ser criticado a causa de esta predilección para con los más necesitados. No hay nadie más necesitado que quien no sabe amar a Dios y al prójimo. ¿Acudo al Señor para recibir el perdón?...

100. LA VIUDA DE NAIN

Vieron que llevaban un muerto,Hijo de su madre viuda...Viéndola el Señor, se compadeció...“No llores...Joven, a ti te hablo, levántate...”Y se lo entregó a su madre.

(Lc 7, 12 s.)

1. Aquella mujer no conocía a Jesús. Pero su aspecto desolador produjo compasión en el corazón de Cristo. Todas las miserias humanas encuentran solución en el corazón del Señor, que es sensible a todos nuestros problemas. Es el misterio de Cristo. Todo lo que es Cristo Jesús se puede resumir en preocuparse por la gloria del Padre y por nuestra salvación. ¿Tengo confianza en el amor de Jesucristo?...

2. Después de consolar a la madre, el Señor resucita al joven. Cristo sigue diciendo aún hoy: “Joven, a ti te hablo, levántate”. Porque hay muchos jóvenes sin ideal que dejan la juventud hecha jirones en las zarzas del camino. Hay jóvenes cuya juventud no la estrena el amor, sino el egoísmo camuflado de amor. En mí hay muchas energías que necesitan resucitar. He de oir la voz del Señor...

101. LA HEMORROISA

Vino entre la muchedumbrey le tocó el vestido;pues se decía:“Si tocare siguiera su vestido seré sana”.Al punto se sintió curada de su mal.

(Mc 5, 25 s.)

1. Sólo se encuentra a Cristo cuando se va a él con el corazón en la mano. Muchos tocaban físicamente al Señor, pero sólo la mujer enferma se le acercó con confianza. La confianza es la clave de la caja de caudales que es el corazón de Cristo. Todos los remedios son útiles para curar nuestros males del espíritu. El encuentro personal con Cristo lo soluciona todo. ¿Cómo es mi confianza en el Señor?...

2. Muchos escuchan la palabra de Cristo y le reciben en la comunión. Muchos se topan con Cristo en los sacramentos. Pero no lo encuentran. Como la muchedumbre que estrujaba a Cristo y luego se escandalizó de él. Faltan disposiciones personales por convicción. Solamente con el corazón dispuesto para amar seriamente se puede descubrir de veras la persona de Cristo y su palabra y su acción salvadora que está oculta en la iglesia, especialmente en la liturgia. ¿Cómo es mi postura personal en las celebraciones litúrgicas?...

102. LA MUJER CANANEA

Acercándose, se postró ante él, diciendo:“Señor, socórreme”.“No es bueno tomar el pan de los hijos”...“También los perrilloscomen de las migajas”...“¡Oh mujer, grande es tu fe!Hágase como quieres”.

(Mt 15, 25 s.)

1. El Señor prueba nuestra fe. Le gustan al Señor los corazones valerosos y constantes. Se han de saber pasar los tragos amargos sin desalentarse. Cristo se esconde tras la prueba y el sacrificio. Cuando el Señor quiere conceder una gracia especial, da primero “escalera” para alcanzarla: la prueba del sacrificio. Unicamente de los que se esfuerzan es el reino de los cielos. El Señor no quiere cobardes ni comodones ni tacaños ¿Soporto las pruebas con valentía...?

2. La mujer cananea, con ser pagana, alcanzó el milagro. Perseveró en la oración sin desanimarse. Creyó en el poder y en la bondad de Cristo. Cristo estaba dispuesto a concederle el milagro desde el principio, pero veía que el corazón de la mujer debía disponerse más. Quien busca a Cristo le encuentra para su bien. Quien busca otros amores malsanos, a veces también los encuentra, pero para su mal. ¿Persevero buscando el encuentro definitivo con Cristo?...

103 LOS NAZARETANOS

Vino a Nazaret, donde se había criado...“El Espíritu me ungiópara evangelizar a los pobres”....Le llevaron fuera... para despeñarlo...El, atravesando por medio de ellos, se fue.

(Lc 4, 16 s.)

1. Fue un caso insólito y fatal. Jesucristo convivió treinta años con los habitantes de Nazaret. Y en el momento de darse a conocer, no le aceptaron. Sólo encuentran a Cristo los “pobres”, es decir los que sufren con amor y están dispuestos a aventurarlo todo por Dios. No les interesaba a los nazaretanos un mesías así. Lo querían a la medida de su egoísmo. Y lo rechazaron dándoselas de listos. ¿Tengo relaciones cordiales con Cristo que vive siempre conmigo?...

2. El Señor se fue para no volver. Nunca pudieron los nazaretanos darse cuenta del significado de esta partida. No encontraron a Cristo ya nunca más. ¡Tan cerca como habían estado de él! El Señor lo sintió como cuando lloró sobre Jerusalen. Ellos se quedaron tan tranquilos de “conciencia”. Es la mayor desgracia que le pude ocurrir a uno: apañárselas sin Jesucristo. ¿Tiene motivos el Señor para alejarse de mí?...

104. EL REGULO

“Si no viereis señales, no creéis...”“Señor, baja antes de quemi hijo muera”.“Vete, tu hijo vive...”Y creyó él y toda su casa.

(Jn 4, 48 s.)

1. Jesús no hace distinción de personas. También reprende a los poderosos, pero para sanarles. El hombre supo aceptar la reprensión y confió en el Señor. Quien ora de corazón encuentra a Cristo. Se trata de exponer los propios problemas confiadamente y limpiar el corazón de orgullo. Entonces se encuentra a Cristo con facilidad y para siempre. ¿Tengo orgullo o desconfianza que puedan impedir mi encuentro con Cristo?...

2. La voz de Jesús infunde serenidad y paz. Su palabra, que continúa actual en la iglesia, sana los corazones. Su palabra penetra porque es palabra de amor. Pero no hay salud verdadera hasta que respondamos que “si” a la palabra de Dios. Cristo mismo es la palabra de Dios. Creer es aceptar esta palabra, encontrarse con Cristo, adherirse a su persona para siempre. ¿Es mi fe la adhesión o encuentro personal con Cristo...?

105 SAN MATEO

Jesús vio a un hombresentado al telonio (cobrando tributos)y le dijo: “sígueme”.Y él, levantándose, le siguió.

(Mt. 9, 9 s.)

1. Todas las clases sociales pueden encontrar a Cristo. Leví, el cobrador de contribuciones, se convirtió en el apóstol san Mateo. Es la transformación que se realizó al escuchar y responder a Cristo. El encuentro con Cristo es fruto de escuchar su voz y decir que “si” a su amor. Cristo llama a todos al encuentro con él. No hay excepciones. Y a cada uno le llama para una misión concreta. ¿Escucho las llamadas del Señor?

2. San Mateo encontró a Cristo. El encuentro con el Señor se demuestra en las obras. San Mateo lo dejó todo y quiso hacer partícipes a sus amigos de la dicha de encontrar a Cristo. Desprendimiento y caridad significan valorar a Cristo y al prójimo (que tiene o ha de tener la fisonomía de Cristo) por encima de los bienes de la tierra. ¿Se demuestra mi encuentro con Cristo en el desprendimiento y en el amor?...

106. MULTITUD DE ENFERMOS

Comenzaron a traer en camillasa los enfermos...le rogaban que les permitiera tocarsiquiera la orla de su vestido;y cuantos le tocaban, quedaban sanos.

(Mc. 6, 55)

1. No hay enfermedad corporal o espiritual que impida encontrar a Cristo. Sólo el orgullo de no querer curar o no querer reconocer el propio mal. Encuentra a Cristo quien siente necesidad de él. Siente necesidad de Cristo quien reconoce sus propias miserias, cree en el amor de Cristo y quiere mejorar sinceramente. No se cura ni encuentra a Cristo el que sólo quiere salir del paso o quitarse un remordimiento para volver a las andadas. ¿Tengo estas disposiciones?...

2. Tocar a Cristo para curar es tener con él una relación personal. No vale usar “discos rayados” para hablar con él. Los signos donde se ocultó Cristo (los sacramentos, etc.) no son artículos de farmacia o “cosas” que se usan y se olvidan luego. Cristo vale mucho más. El ha venido para entablar relaciones personales y no para servir de adorno. ¿Recibo los sacramentos como un encuentro personal con Cristo?...

107 LOS LEPOROSOS

Le vinieron al encuentro diez leprosos...“Jesús, ten piedad de nosotros...”“Id, y mostraos a los sacerdotes”.En el camino quedaron limpios.

(Lc 17, 12 s.)

1. Ni la lepra del pecado impide el encuentro con Cristo. Con una condición: que uno se reconozca a sí mismo como pecador. Es la misma disposición interna del publicano de la parábola. Ahora son diez leprosos que salen todos juntos al encuentro del Señor. Es más fácil encontrar al Señor en la oración común cuando todos nos sentimos hermanos enfermos que vamos de camino. ¿Tengo el aprecio debido por la oración común litúrgica?...

2. ¡Qué bueno es el Señor! Se ha quedado entre nosotros en sus representantes. Los sacerdotes de la iglesia continúan visiblemente la misión de Cristo. No fiarse de la iglesia y de sus ministros es abocarse al fracaso. A pesar de los defectos de los ministros del Señor, Jesús se vale de ellos para que le podamos encontrar a él. Sólo se encuentra a Cristo buscándole donde se ha escondido. ¿Cuál es mi postura ante Cristo, que actúa por sus representantes?...

108. LOS NIÑOS

Presentáronle unos niñospara que los tocase,pero los discípulos los reprendían.Viéndolo Jesús, se enojó y les dijo:“Dejad que los niños vengan a mí...;de los tales es el reino de los cielos...”y abrazándolos, los bendijo...

(Mc 10, 13 s.)

1. Hasta los niños encuentran a Cristo. Según la expresión del Señor sólo ellos le pueden encontrar. Es decir, encuentra a Cristo quien tiene disposiciones filiales para con Dios. La disposición de ver en todo la mano del Padre, de confiar en el Padre en los momentos más difíciles, de buscar y desear sólo amar al Padre y que el Padre sea amado, todo esto no tiene valor a los ojos de los queno tienen fe. Es la “infancia espiritual”. ¿Tengo estas disposiciones filiales respecto de Dios...?

2. Las intimidades del corazón de Jesús son para los que tienen alma de niño. Vale la pena quedar en ridículo ante el mundo por la sencillez evangélica. Total, lo único que interesa es que Cristo imprima en nosotros su fisonomía. Lo demás no vale nada si no sirve para esto. Vale más la amistad de Cristo que una lista larga de nombres que se llaman amigos, pero que no lo son de veras. ¿Aprecio la amistad con Cristo por encima de todo?...

109. MARTA YMARIA

María, sentada a los pies del Señor,escuchaba su palabra.Marta andaba afanada en el servicio.El Señor le dijo:“María ha escogido la mejor parte”.

(Lc 10, 38 s.)

1. Encontrarse con Cristo es escuchar su palabra y estar dispuesto para responder “sí”. La pecadora, ya perdonada, estuvo siempre en disposición de recibir a Cristo y escucharle. Una señal clave de haber encontrado al Señor es saber pasar ratos sin prisa junto a él o pensando en él. Tener el corazón en Cristo, hacer silencio en el interior, saberse amado por él, pensar en sus enseñanzas con calma... ¿Es así mi trato con él?...

2. A primera vista hace más quien bracea más. Pero las cosas de Dios son diferentes. Cuando es el momento de gastar tiempo tratando con Cristo, no es más provechosa la acción exterior. Ya llegará el momento de la acción y entonces será acción fecunda. Pero, mientras tanto, hay que saber entregarse a la oración. Oración y acción se exigen mutuamente. Tienen un enemigo común: el hacerlas por egoísmo. ¿Paso ratos sin prisa con el Señor?...

110. ZAQUEO

Hacía por ver a Jesús...Se subió a un sicómoro para verle...“Zaqueo, baja pronto,porque hoy me hospedaré en tu casa”.

(Lc 19, 1 s.)

1. Era un cobrador de contribuciones bastante rico. Tal vez un poco frío en los negocios del alma. Pero deseó sinceramente encontrar al Señor. Y lo logró. Tuvo que esforzarse y salir de la comodidad cotidiana. Hasta tuvo que dejar al margen apariencias sociales. ¡Tantas cosas se dejan por otros motivos rastreros! Abrir la puerta, esforzarse, ir con el cántaro a la fuente, moverse, hacer algo fuera de lo ordinario... ¿Por qué no probarlo? El encuentro con Cristo es algo personal...

2. La voz de Cristo no se hace esperar cuando ve buenas disposiciones. Aun éstas son fruto de una voz interior de Cristo que se llama gracia actual, a la que hay que cooperar. Jesús da más de lo que esperaba el publicano. Este sólo quería ver a Jesús, pero el Señor se quiere hospedar en su casa. Un rato con el Señor, sin prisas, arregla mejor las cuestiones. Las prisas edifican castillos de arena. ¿Hospedo al Señor y le muestro lo más íntimo?

111. LOS GENTILES

Se acercaron a Felipe... diciéndole:“Señor, queremos ver a Jesús...”Andrés y Felipe vinierony se lo dijeron a Jesús.

(Jn 12, 21 s.)

1. El deseo de encontrar a Cristo está en el fondo de todo corazón. A veces, es verdad, como un rescoldo. Cualquier sufrimiento, problema, lectura, predicación, puede avivar este deseo. Es un deseo puesto por Dios. Hasta los paganos lo tienen. Porque nuestro corazón ha sido hecho a la medida de Cristo y sólo él puede llenarlo. Manifestar en la oración a Cristo el deseo de encontrarle es un paso definitivo para ello. ¿Tengo deseos sinceros de encontrar a Cristo y los manifiesto en oración?...

2. El mandamiento especial de Cristo es el de amar a los hombres como él les ha amado. En la línea de este amor está el depender de los demás. Necesitamos de los otros, de su oración, de su ejemplo, de sus consejos. Somos iglesia, la familia de Dios, el cuerpo místico de Cristo. Al descubrir estas verdades somos más humildes y caritativos. ¿Soy humilde y caritativo con el prójimo?...

112. EL CIEGO DE NACIMIENTO

Pasando (Jesús) vio a un hombre ciego...“Vete y lávate en la piscina de Siloé...”Fue, pues; se lavó y volvió con vista.

(Jn 9, 1 s.)

1. El ciego no se lo sospechaba. Pasó Jesús y fue el mismo Señor quien tomó la iniciativa. Jesús pasa y se hace encontradizo con todos, sin excepción. A veces, en el momento que menos podiamos imaginar. Se ha de aprovechar la ocasión. Porque el Señor a veces pasa para no volver. Puede ser un pensamiento bueno, el ejemplo de un compañero. ¿Soy fiel a las gracias de Dios?...

2. El Señor pone a veces condiciones desconcertantes. Al ciego le envió a la piscina de Siloé. No necesitaba enviarlo allí para sanarlo. Aquello era un símbolo. Cristo permanece escondido en la iglesia, especialmente en los sacramentos. En el sacramento de la penitencia encontramos a Cristo buen pastor quenos cura de nuestros pecados. En los sacramentos encontramos a Cristo. ¿Cómo me acerco a los sacramentos?...

113. JUDAS

...Uno de los doce... iba a entregarle...Acercándose a Jesús, le dijo:“Salve, maestro”.Y le besó.Jesús le dijo: “Amigo, ¿a qué vienes?”...

(Mt 26, 47 s.)

1. Fue un encuentro desastroso. El corazón de Judas no estaba bien dispuesto. Y lo que hubiera podido ser un encuentro de hijo pródigo, fue su perdición. A pesar de ser uno de los doce apóstoles. La más negra traición la fraguó uno que convivió tres años con el Señor. Pero su corazón había quedado impermeable. Y todavía se atrevió a usar de la señal de amor (el beso) como señal de traición. ¿Hay en mí algo que pueda llevarme a este fracaso?...

2. Las palabras de Jesús a Judas son sermón de misericordia. Tal vez mejor que las parábolas del hijo pródigo y de la oveja perdida. Jesús le llama amigo yle hace un examen de conciencia. Jesús es delicado y respeta a las personas a pesar de sus defectos. Jesús tiene confianza en la conversión cuando todo parece perdido. Pero Judas se cerró para su perdición. También a mí me ha tratado el Señor con tanta delicadeza...

114. CAIFAS

“¿Eres tú el Cristo?”Jesús dijo: “Yo soy...”Y todos sentenciaronQue era reo de muerte

(Mc 14, 61 s.)

1. No basta con leer y escuchar materialmente. No basta con saber mucho acerca de Cristo. El encuentro con el Señor es un compromiso de toda la persona, sobre todo el corazón. Saber mucho y amar poco conduce al orgullo y, a la corta o a la larga, a la incredulidad. Caifás oyó de los mismos labios de Jesús que él era el Cristo. No por eso fue más dichoso que nosotros ¿Amo al menos tanto cuanto conozco de Jesús?...

2. Cuando Cristo habló fue condenado por blasfemo. Y eso que era la verdad. Nosotros, ¿no hacemos tal cosa? Al fin y al cabo cuanto se hace al prójimo se hace a Jesús. No es posible encontrar a Jesús rechazando al prójimo, aunque a veces parezca que tengamos la razón. En apariencia se puede tener razón, pero estar faltos de fe y de amor. ¿Cómo es mi trato con el prójimo?...

115. PILATO

Respondió Jesús:“Tu dices que yo soy rey...Todo el que es de la verdad oye mi voz”.Pilato le dijo: “¿Y qué es la verdad?”

(Jn 18, 37 s.)

1. Otro que no encontró a Cristo. Se quedó en el “casi” o en el “querría”, como tantos otros. Pilato no era de la verdad, por eso no oyó la voz de Cristo rey de los corazones. No es de la verdad quien se deja llevar de las tinieblas de inclinaciones desordenadas. El egoísmo ciega. Y hay muchas clases de egoísmo. A un paso de Cristo se puede todavía perderle para no encontrarle jamás. ¿Pienso, hablo, deseo, obro con verdad?...

2. Excusas tenemos todos. Y para todo. Pilato se quedó tan “tranquilo” de conciencia. Tenía “muy buena intención”. Pero no es buena la intención cuando se sigue el atropello del prójimo. Al final, con toda la “buena intención”, Pilato se lavaría las manos. No hizo nada... Por eso no encontró al Señor, porque no hizo el bien que debía hacer. ¿Omito el obrar en favor del prójimo?...

116. HERODES

Viendo Herodes a Jesús, se alegró mucho...Le hizo bastantes preguntas,pero él no contestó nada.Herodes le despreció...

(Lc 23, 8 s.)

1. La lista de los que no encuentran a Cristo continúa. Y eso que estuvieron a un paso de él. Herodes deseaba ver a Jesús, se alegró de su presencia, quería soltarlo... Pero no basta cuando se sigue atropellando el derecho de otros. El encuentro de Herodes con Cristo era de pura charlatanería, de palabras vacías y estériles. Quería congraciarse con Cristo para quedar en sus vicios. Así no se encuentra al Señor. ¿Niego algo al Señor engañándome a mí mismo con un diluvio de actos “buenos”?...

2. Jesús calló ante un impuro empedernido. ¿Para qué hablar a quien escuchó con gusto a Juan bautista para luego no hacer nada de provecho? Al bautista le mandó matar, a pesar de escucharlo con gusto. Una bailarina acabó con el predicador. Quien no escucha a los representantes de Cristo, diciendo que quiere escuchar a solo Cristo, no hace más que escucharse a sí mismo. ¿Cómo escucho la palabra de Dios, especialmente en la predicación?...

117. LAS PIADOSAS MUJERES

Vuelto a ellas, Jesús dijo:“No lloréis por mí,Llorad más bien por vosotras mismas...Porque si esto se hace en el leño verde,en el seco, ¿qué se hará?”

(Lc 23, 28 s.)

1 A Cristo se le encuentra muchas veces en el camino de la cruz. Cuando uno sufre se entera por experiencia propia del sufrimiento de Cristo. El que sufre está más cerca de encontrar a Cristo. Pero el sufrimiento mejor tiene lugar cuando se sufre por Jesucristo, cuando uno soporta los sufrimientos de Cristo y de su cuerpo místico como propios. Sufrir es amar. Sobre todo cuando uno sufre porque ama a Dios y al prójimo. ¿Sé sufrir por amor y condolerme de los sufrimientos de Cristo y de su cuerpo místico?...

2. Cristo sufrió por mí, por mis pecados. El era inocente, pero cargó mis culpas como su fueran propias. Si él sufrió por mis pecados, bien puedo yo, y debo, llorar por ellos. El verdadero sabio y santo es el que sabe retractarse o, mejor, convertirse continuamente. Como el “tentetieso” que se empeña, a pesar de sus caídas, en manternerse en pie. ¿Me arrepiento de mis faltas y pecados y los corrijo?...

118. MARIA MAGDALENA

María se quedójunto al sepulcro llorando...Vio a Jesús,pero no conoció que fuese Jesús...Díjole Jesús: “¡María!”Ella, volviéndose, le dijo: “Maestro”.

(Jn 20, 11 s.)

1. Otro encuentro de la Magdalena con Cristo. Esta vez nos descubre a un alma muy delicada. Estuvo junto a la cruz de Cristo sufriendo con él. Y ahora le busca en el sepulcro, pero, de momento, no le encuentra. Sin la presencia de Cristo, no le satisface nada, ni la presencia de los ángeles. No sabe vivir lejos de Cristo. Llora porque le parece que está lejos del Señor. Nadie ni nada le llena el corazón. ¿Tengo grandes deseos de encontrarme íntimamente con Cristo?...

2. Jesús ama más que nadie. No se deja vencer en el amor. El desea el encuentro más que nosotros. Es él quien sale al encuentro, pero veladamente. Se le ha de buscar “a oscuras”. Una sola palabra de quien le ha encontrado, basta para expresar todos los sentimientos. El amor es corto en palabras y largo en hechos y en silencio fecundo. ¿Qué he de aprender de este encuentro de la Magdalena?...

119. LOS DE EMAUS

Tomó el pan (Jesús), lo bendijo...Y le reconocieron,y desapareció de su presencia.Se dijeron:“¿No ardían nuestros corazones mientras en el camino nos hablaba?...

(Lc 24, 30 s.)

1. Los de Emaús encontraron a Cristo en el partir del pan. Eran unos prófugos. Pero les quedaba un rescoldo. La conversación con Cristo y entre sí, encendió la caridad. Jesús se dio a conocer en el partir del pan que es símbolo de la eucaristía. En la caridad con el prójimo, en la oración y en la celebración de la eucaristía, es donde se encuentra a Cristo...

2. Jesucristo habla al corazón. Junto a Cristo uno se encuentra feliz. Porque sólo él llena nuestros deseos. Estar con Cristo es la mejor manera de encontrarle. Pero no se puede tener prisas. El trato con Jesús reclama nuestra atención. El Señor se hace invitar, simula que pasa, pero nada desea más que estar con nosotros. ¿Estoy acostumbrado al trato íntimo con Jesús?...

120. SANTO TOMAS

Dijéronle los discípulos:“Hemos visto al Señor”.El (Tomás) les dijo:“Si no veo..., no creeré”.Vino Jesús...Dijo a Tomás: “No seas inclédulo...”Respondió Tomás:“¡Seór mío y Dios mío!”

(Jn 20, 24 s.)

1. Fue un encuentro desconcertante. Quien se negó a creer, acabó creyendo más que nadie. Ordinariamente los que ponen más resistencia a entregarse, son luego más generosos. Parece como si vieran que el entregarse no lo harán a medias...; por eso se resisten. Como tú... porque no quieres las cosas a medias tintas. ¿Eres generoso de veras?...

2. El encuentro con Cristo no se puede explicar. Se ha de experimentar personalmente. Es como cuando uno encuentra una amistad para siempre. Pero hemos de imitar a los que ya son amigos del Señor. Sus palabras nos pueden orientar en la búsqueda. No fiarse del hermano, desagrada a Cristo. Y luego unirse a Cristo para siempre. Sin traicionar jamás. ¿Cuándo he estado más cerca de Cristo en mi vida?...

V LA VOZ DEL MAESTRO

Si ves un ciego sientes compasión. ¿Qué debe ser vivir en las tinieblas? Pero este ciego puede poseer una luz divina que no poseen muchos con los ojos sanos. “El que me sigue, no anda en tinieblas”. Jesús es la única “luz del mundo”. Y sigues a Cristo cuando piensas como Cristo, cuando tu vida se alimenta de la fe.

Jesús es “la verdad”. Pero una verdad que trae sus consecuencias: “el cuádruple deber de pensar, de honrar, de decir y de practicar la verdad” (Juan XXIII). Si escuchas la voz del maestro, mirarás al mundo con la pupila de Jesús (fe), pesarás las cosas con el peso de Jesús (esperanza), tu querer será el querer de Jesús (caridad).

“La verdad os hará libres”. ¡Libre! Sí, de tus pasiones desordenadas, del pecado. Libre de la impersonalidad, del desequilibrio. Libre con la “libertad de los hijos de Dios”, que saben llamar a Dios “Padre” con los labios de Jesús, porque antes los han purificado con el “niégate a ti mismo”.

“Andando en la verdad, crezcamos en la caridad”. Es que la verdad nos dio el precepto del amor al prójimo, como Cristo nos amó.

¡Qué consolador es encontrarse de nuevo con la madre! “Haced lo que él os diga”. ¿No consiste en esto la verdadera devoción a María según el concilio Vaticano II?

¿Sabes qué es lo peor que podrían decir de ti? Que se te cae el evangelio de las manos. Sí, lo leíste muchas veces, pero como la piedra que permanece tan impermeable en el fondo del océano.

¿Quieres ser un evangelio viviente? Lee el libro santo “a los pies del Señor, escuchando sus palabras”. De seguro que te vendrán ganas hasta de imitar los “consejos evangélicos”, es decir los caminos no obligatorios que el Señor trazó para los que desean más perfección. También los seglares pueden ir por ellos, según enseña el Vaticano II.

121. YO SOY EL CAMINO

“Yo soy el camino,la verdad y la vida;nadie viene al Padre, sino por mí”.

(Jn 14, 6)

1. Las palabras de Cristo son “salvarles” en un naufragio, el faro en una noche de tormenta. Nadie ha dicho lo que él dijo y sigue diciendo. Porque en boca de otros sería una insensatez. El es el camino: la ruta que Dios nos ha trazado; por ella andamos seguros. Es la verdad: en medio de tanta mentira ambulante y apariencia pasajera. Es la vida: de él procede todo y a él se orienta todo, como la brújula señala al norte. Es el centro de los corazones y el centro de gravedad de esta era atómica, como de todas las épocas. ¿Me siento firme en mi fe?...

2. Hay muchas personas que viven lejos de Dios. Otras que viven al margen de Dios. Y otras que convierten el trato con Dios en “cumplimiento” fuera del cual ya es posible hacer lo que uno quiere. Así no se ama a Dios. Dios es nuestro Padre. Solamente si queremos vivir en familia, en el hogar de Dios, encontramos a nuestro Padre. Cristo nos traza el camino: él mismo y su mandamiento de amarnos como él nos ama. ¿Camino de veras hacia Dios?...

122. APRENDED DE MÍ

“Tomad sobre vosotros mi yugoy aprended de mí,que soy manso y humilde de corazón,y hallaréis descanso para vuestras almas”.

(Mt 11, 29)

1. Cristo es el modelo que debemos seguir. Nos da ejemplo de toda virtud. Corregirse de los defectos es una carga demasiado pesada cuando uno se las arregla solo. Pero con Cristo como modelo y amigo, todo se hace llevadero, porque su carga es ligera. Dios se hizo hombre y vivió como nosotros para que nosotros pudiéramos salvarnos imitando su manera de vivir. Nuetra vida tiene sentido sólo cuando seguimos a Cristo. ¿Qué debo imitar principalmente del Señor?...

2. De todas las virtudes es Cristo el maestro. Pero hay dos a las que da importancia singular: la mansedumbre y la humildad. Es decir hemos de saber aprovechar los contratiempos venidos del hermano o de la providencia, para convertirlo todo en amor. Y hemos de sentir necesidad de Dios sometiéndonos a su voluntad humildemente. Dios pone a nuestro paso los medios para construir nuestro destino. Sólo así se ama a Dios y se tiene paz en el corzón. ¿Soy manso y humilde?...

123. YO SOY LA LUZ

“Yo soy la luz del mundo;el que me sigue, no anda en tinieblas,sino que tendrá luz de vida”.

(Jn 8, 12)

1. Jesús es la luz. Estamos en las tinieblas cuando no pensamos como él. El dio la luz a muchos ciegos para significar que cura nuestra ceguera espiritual. Es fácil dejarse engañar por pensamientos que no son los de Cristo. Porque es más fácil y halagador pensar lo que nos gusta. Hay muchos que piensan con la cabeza ajena, y muchos que divinizan su propio pensar. No piensan como Cristo. Si leyera con frecuencia la sagrada Escritura y recordara las explicaciones de los libros, de mis superiores, de la iglesia, pensaría como Jesús...

2. Muchas veces las tiniebla comienzan en el corazón. No entiende quien no quiere entender. Y no se quiere entender cuando hay de por medio otros deseos. No se puede entender ni la obediencia, ni el sacrificio, ni la humildad... por la sencilla razón de que no se ama desinteresadamente a Dios y al prójimo. Primero he de limpiar el corazón de tantos caprichos y egoísmos... Sólo entonces conoceré a Cristo...

124. SED PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE

“Amad a vuestros enemigos...Sed perfectoscomo vuestro Padre celestial”.

(Mt 5, 44 s.)

1. Los hay que nunca logran olvidar totalmente las ofensas recibidas. Y los hay que ni se dan por enterados de que se les ofende. Los primeros no saben el a-b-c- del evangelio. Porque Jesús no sólo dice que perdonemos a los que nos ofenden, sino que también les amemos. ¡Y amarles como les ama él! ¡Esto es imposible si primero no se ama él! Esto es imposible si primero no se ama de veras a Cristo que dio su vida por nosotros pecadores. ¿Tengo este amor para con todos?...

2. La santidad consiste en acercarse a Dios, en pertenecerle consciente y deliberadamente. Esto supone: imitarle. Jesús nos dice que debemos imitar a Dios que ama a todos, a buenos y a malos. Y la medida de esta ssantidad es la “sin medida” del amor de Dios. No se puede poner coto a Dios. Ni vale decir que no estamos obligados. El amor va más allá de la obligación. Además, estamos “obligados” a amar con todo el corazón. ¿Quién pone tasa al amor verdadero?... ¿Pongo coto en mi a la santificación?...

125. VELAD Y ORAD

Vino y los encontró dormidos,y dijo a Pedro:“No has podido velar una hora?Velad y oradpara que no caigáis en tentación”.

(Mt 14, 37)

1. Es enseñanza del Señor para todos los tiempos: vigilancia y oración. Estar alerta, esforzarse, estar a la escucha de Dios; porque las malas inclinaciones hacen más ruido y arrastran más. Orar, pedir a Dios fuerza para nuestra flaqueza, es ponerse con el cántaro abierto bajo la fuente. Muchos pensarán de otro modo, como Pedro antes de las negaciones, pero el Señor piensa así. ¿Oro de veras y me esfuerzo en la vida espiritual?...

2. El Señor no tiene compañía en los momentos de sacrificio. Todos quieren acompañarle hasta el partir del pan, pero no más allá. Las valentonadas de Pedro no le impidieron dormir. Y eso mientras los enemigos trabajaban. El mal nace solo. El bien necesita lucha para nacer y crecer. Después del sueño vino la tentación y la caída. Así sucede siempre. Un período de comodidad es la calma precursora de una tempestad fatal. Nuestra propia experiencia nos lo dice. ¿Será así mi futuro?...

126. MI CASA ES CASA DE ORACIÓN

“¿No está escrito:Mi casa es casa de oración?...Pero vosotros la habéis convertidoen cueva de ladrones”.

(Mc 11, 17)

1. En la casa y en las cosas de Dios se entra con reverencia. Porque Dios es nuestro amo y señor. No puede aprender a amar a Dios quien no le reverencia. Sin esta reverencia no se sabe cuánto nos ama Dios. Los cristianos nos reunimos en asamblea para orar a nuestro Padre Dios. Es una reunión familiar en la que tiene entrada solamente el amor. ¿Es así mi oración litúrgica?...

2. Convertir el templo en mercado no le gusta al Señor. Nuestros templos no tienen nada de mercado, al menos en lo que se ve. Pero los ángeles deben ver “ferias y fiestas” en nuestro interior. Al fin y al cabo, también las distracciones voluntarias nos roban el trato con Dios. Y sin este amor a Dios, ya nos podemos despedir de amar al prójimo. Mi oración, ¿es atenta exterior e interiormente?...

127 ORA A TU PADRE EN SECRETO

“Tu, cuando ores, entra en tu interior...Y ora a tu Padre, que está en lo secreto;y tu Padre, que ve en lo escondido,te recompensará”.

(Mt 6, 6)

1. No son necesarias muchas palabras para orar bien. El Señor mira nuestros pensamientos y deseos. En cualquier sitio se puede orar, porque siempre podemos pensar en Dios, exponerle nuestro deseo. “También entre los pucheros anda Dios”, decía santa Teresa. Cuando uno ama, ora. Sobre todo cuando uno ama pensando en el amado. Quien se comporta así desea (y encuentra) ratos especiales dedicados sólo a pensar en Dios amándole. Los necesita. ¿Rezo más con el corazón que con los labios?...

2. Para rezar no es necesario que se enteren los demás. Dios, nuestro Padre, ve lo más hondo del alma. Nuestros deseos los ve Dios. Los problemas que nos hacen sufrir y que a veces nos hacen aparecer como desgraciados ante los hombres, pueden convertirse en oración. Vale mucho esta oración de los que sufren. Hya muchas personas totalmente desconocidas para los hombres, pero que son las predilectas del Padre. ¿Sé convertir mis sufrimientos y problemas en oración?...

128. PEDID Y SE OS DARA

...” porque quien pide, recibe...¿Qué padre, si el hijo le pide pan,le dará una piedra?...Si vostros sabéis dar cosas buenasa vuestros hijos,¡cuánto más vuestro Padre celestial!”...

(Lc 11, 10 s.)

1. Jesús insiste sobre la adoración. Nuestro Padre Dios nos escucha siempre. Puede ser que no nos dé lo que pedimos, pero nos dará algo mejor. Es una promesa del Señor: “pedid y recibiréis”. Jesús no miente, es la misma verdad. A los discípulos manifestó la queja de que no pedían nada. Pero pedir no es exigir, ni empeñarse en convencer a Dios de la convenciencia de un don, ni mover a Dios. Pedir a Dios es exponer sencillamente sabiendo que nos escucha y nos ama. ¿Pido con humildad y perseverancia...?

2. La comparación con nuestro padre de la tierra es muy aleccionadora. Dios está dispuesto a hacer mucho más. Y puede. Imaginémonos qué haría nuestro padre de la tierra si supiera y pudiera tanto como Dios. Pues así nos ama Dios y así escucha nuestra oración. Claro que el padre no le da la brasa que el hijo quiere tocar... Y Dios nos ama como a su Hijo predilecto que murió en la cruz... ¿Pido con confianza...?

129. SIN MI NO PODEIS HACER NADA

“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos.El que permanece en mí y yo en él,da mucho fruto,porque sin mí no podéis hacer nada”.

(Jn 15, 5)

1. Nuestras obras no son agradables a Dios si no estamos unidos a Cristo. Cuando estamos unidos a él, el Padre se complace en nosotros como se complace en Jesús. Estar unido a Cristo es pensar y querer como él. Sólo entonces se tiene la vida divina. Jesús compara esta vida divina a la savia que circula por la vid (Cristo) y los sermientos (nosotros). Entonces todo lo que hacemos es agradable a Dios porque es Cristo quien está unido a nosotros. ¿Puedo decir que estoy unido a Cristo, puesto que pienso y quiero como él...?

2. Unidos a Cristo, avanzamos continuamente en adquirir cada vez más su fisonomía. Unidos a Cristo, ayudamos, sin sentirlo, a que otros encuentren a Cristo. Si no avanzamos en la vida espiritual es por falta de unión con Cristo. Sin él no podemos dar un paso. El corazón y las pasiones se salen de quicio cuando Cristo no ayuda. De ahí la necesidad de contacto personal con Cristo. Por la manera como oro, ¿se ve que siento necesidad de Cristo?...

130. ASI ORAREIS

“Así, pues, oraréis: Padre nuestro,que estás en los cielos,santificado sea tu nombre...”

(Mt. 6, 9)

1. Jesús nos ha enseñado las posturas filiales que hemos de tener en nuestro interior cuando oramos. El padrenuesto siempre es nuevo en los labios de uno que ama a Dios. Cada palabra tiene un contenido infinito, puesto que esconde todo el amor que Dio nos tiene y el que le debemos tener nosotros. La primera palabra “Padre”, lo dice todo. La decimos con la voz de Cristo y sintonizando con sus sentimientos. Cada día la podemos decir con voz más parecida a la de Cristo. Entonces la vida tiene sentido y no hay días grises. Cuando rezo, ¿tengo la impresión de que hablo con mi Padre Dios?...

2. “Padre nuestro”... De Cristo, de los demás hombres, de todo a la vez. Aun cuando rezo solo, rezo siempre en reunión familiar con todos los hermanos. “Qué estás en los cielos”... Es el Padre que ha infundido en nosotros la vida divina, que está en todas partes, en nuestro interior como en su casa solariega, en el cielo donde se nos dará a conocer plenamente. “Santificado sea tu nombre”... ¡Qué todos los hombres reconozcamos a Dios amor y sepamos tratarle personalmente...! Y así puedo ir descubriendo las riquezas de la oración dominical...

131. ORAD POR LOS QUE OS PEERSIGUEN

“orad por los que os persiguenpara que seáis hijos de vuestro Padre,que está en los cielos,que hace salir el solsobre malos y buenos”.

(Mt 5, 44 s.)

1. El mejor bien que podemos hacer a otro es orar a Dios por él. Esto es verdaderamente amor. Y este amor quiere el Señor que lo demostremos a todos los hombres, y concretamente a lo que nos han hecho algún daño. El amor es la ley fundamental del cristianismo. Quien no ama como el Señor quiere que nos amemos, no tiene de cristiano más que el nombre. Rezar por otro es el mejor remedio para que desaparezcan las envidias, rencores, venganzas, y vengan luego toda suerte de ayudas. ¿Tengo costumbre de rezar por los demás...?

2. Hemos de copiar la bondad de nuestro Padre Dios. Dios tiene una predilección especial para con cada uno de los hombres, sin excepción. Únicamente se excluyen de este amor de Dios los que ya están condenados en el infierno. Y este amor universal de Dios es el que hemos de imitar. A veces, por desgracia, confundimos el pecado con el pecador. Y a veces vemos la paja en el ojo ajeno sin parar mientes en la viga del propio. ¿Excluyo prácticamente a alguno del amor que debo a todos...?

132. CREED EN MÍ

“No se turbe vuestro corazón;creéis en Dios,creed también en mí”.

(Jn 14, 1)

1. Nunca tenemos derecho a desanimarnos. Cristo nos ha dejado en herencia la alegría y el optimismo. Y esto es tocar con los pies en el suelo, es decir, en la tierra de que ha tomado posesión Cristo. Ni el desánimo, ni la desconfianza, ni el pesimismo, ni la tristeza, deben anidar en nuestro corazón. Así lo quiere el Señor. La tristeza nunca viene de Dios. Porque Dios es amor, y el amor no produce turbación. ¿Me dejo llevar de desconfianza y turbaciones...?

2. Nuestro apoyo está en Cristo que es Dios. El es nuestra esperanza, nuestro guía, nuestro hermano. Con él nunca tendremos qué temer. No hay horas grises con Cristo por amigo. Hay momentos en que todo falla. Pero nunca falla el amigo. Nunca estamos solos. Ni tenemos nunca derecho a aburrirnos. “Sé de quién me he fiado”, decía san Pablo, refiriéndose a Cristo. ¿Tengo confianza en el corazón de Cristo...?

133. PERMANECED EN MÍ

“Yo soy la vid verdaderay mi Padre es el viñador;todo sarmiento que enmí no lleva fruto,lo cortará...Permaneced en mí y yo en vosotros”.

(Jn 15, 1 s.)

1. Desde el día del bautismo estamos injertados en Cristo, somos sarmientos suyos. De él tomamos la savia que es la vida divina y se llama gracia santificante. Todo ser vital tiene tendencia a desarrollarse. Crecer en Cristo es vocación cristiana. Todos los días nos han de sorprender con una fisonomía de Cristo cada vez más radiante. Las diferentes virtudes son los rasgos de la fisonomía de Cristo. Si no crecemos en Cristo es señal de que el sarmiento está desgajado de la vid y destinado al fuego. ¿Demuestro todos los días este crecer en Cristo por medio de las virtudes...?

2. Ningún amigo ha podido decir lo que dijo Cristo: “permaneced en mí y yo en vosotros”. Es la ilusión irrealizable de todo amigo. Pero Cristo lo ha dicho y lo ha realizado. Al creer en él y comulgarle, vivimos en él y de él. El vive en nosotros. Esto requiere de nuestra parte un esfuerzo vital para no vivir en nuestro egoísmo canceroso. ¿Cómo recordaré con frecuencia esta unión con Cristo...?

134. TENED CONFIANZA

Viéndolos fatigados en remar,porque el viento les era contrario,vino a ellos... y les dijo:“Tened confianza, soy yo; no temáis”.

(Mc 6, 48 s.)

1. La barquichuela estaba para irse a pique. No servía de nada el bracear de los apóstoles. Faltaba Jesús. Cuando no está él, se esfuerza uno en vano. Pero a veces está y no le sentimos cerca. Entonces no cabe el desánimo. Problemas los habrá siempre, mientras pertenezcamos a la Iglesia en marcha. Pero hemos de asegurar que está el Señor con nosotros. El no marcha si nosotros no le despedimos. ¿No “arreglo” mis problemas por mi cuenta sin contar con él...?

2. La voz de Cristo presente disipa toda las dudas. A veces el Señor tarda en dejar sentir su voz. Es cuestión de fe, de saber adivinar su presencia y su palabra. Difícilmente somos conscientes de su presencia cuando el corazón está en otra parte. La palabra de Cristo necesita silencio de palabras hueras. En el ruido, en la vanidad, en la autosuficiencia, no se escucha la voz del Señor. ¿Qué estorbo hay en mí para escuchar la voz del Señor...?

135. AMAOS MUTUAMENTE

“Un precepto nuevo os doy,que os améis unos a otroscomo yo os he amado.En esto conocerán que sois mis discípulos”.

(Jn 13, 34 s.)

1. El mandamiento del amor es el testamento de Cristo. Y es un mandamiento nuevo porque exige de nosotros una postura nueva: mirar al prójimo con la pupila de Cristo. Es imposible amar al prójimo como Cristo le ama, sin tener a Cristo en el corazón. Hasta llegar a amar al prójimo como a sí mismo, me queda un rato... Más, hasta llegar a amarle como Cristo le ama: dispuesto a dar la vida por él, sin exceptuar a nadie. Todas mis reacciones, ¿nacen del amor al prójimo?...

2. Es la piedra de toque del cristianismo. Con la piedra de toque se conocen las monedas verdaderas y las falsas. El que ama al prójimo como Cristo, es cristiano. Y el que no, es cual fachada de una casa ruinosa. El que ama así, da a conocer en sus obras que Cristo ha resucitado. Porque no se puede amar así sin transformarse en Cristo. Este es el verdadero apostolado. ¿Se conoce en mi amor al prójimo que soy cristiano...?

136. PERDONAD

“Sed misericordiososcomo vuestro Padre...No juzguéis y no seréis juzgados,perdonad y seréis perdonados”.

(Lc 6, 36 s.)

1. El Padre es la ilusión de Jesucristo. Toda su predilección y todo su obrar se resume en decirnos, de palabra y con el ejemplo, que el Padre nos ama como le ama a él. Y que nosotros hemos de estar dispuestos a aventurarlo todo por Dios. No entrarán en el reino de los cielos más que los niños, es decir, los que imitan a nuestro Padre Dios. Dios ama a todos y perdona a todos. ¿En qué cosas necesito cambiar mi conducta?...

2. Ni penar mal, ni hablar mal, ni obrar mal en contra de nadie. Perdonar cristianamente significa no sentirse ofendido y olvidar el agravio. Perdonar es pensar que un día nos sentaremos a la misma mesa del Padre y que seremos felices comunicándonos mutuamente la felicidad. Dios nos perdona si perdonamos. Dios nos juzgará estrictamente con la misma medida con que nosotros midiéramos al prójimo. Procuremos, pues, curarnos en salud y perdonar misericordiosamente. ¿Guardo rencor, recuerdo las ofensas o, más bien, las perdono...?

137. HACED BIEN

“Haced bieny prestad sin esperanza de remuneración,y será grande vuestra recompensay seréis hijos del altísimo...”

(Lc 6, 35)

1. Hacer el bien siempre, sin restricciones. Es la definición que se dio de Cristo: “pasó haciendo el bien”. Y es la definición del cristiano: el que ama siempre y en cualquier circunstancia. Convertir todo lo que nos pasa (pruebas, contratiempos...) en amor a Dios y al prójimo es una maravillosa alquimia, posible solamente al que está unido a Cristo. Todo es “leña” de beneficios de nuestro Padre Dios, es providencial, no hay casualidades. ¿Miro siempre de hacer el bien a todos y en todo?...

2. Obrar para que nos aprecien es perder lo mejor. El que ama de veras no espera recompensa. Amemos sin que nadie se dé cuenta. Seamos la gotita de aceite en un agranaje, de la que nadie se acuerda. Amar así es amar por Dios, porque vemos a Dios en el prójimo. Todo lo que hacemos al prójimo lo hacemos al Señor. Sólo amando seremos hijos de Dios. ¿Obro para que me aprecien o gratifiquen...?

138. DAD Y SE OS DARÁ

“Dad y se os dará:Una medida buenaserá derramada en vuestro seno.La medida que con otros usareis,ésa se usará con vosotros”.

(Lc 6, 38)

1. Dar es darse. Dios se nos da para que aprendamos a darnos. Darnos no es perder nada, sino almacenar para la vida eterna. Quien guarda para sí solo, encuentra sus tesoros apolillados o robados. Pero no damos según el capricho de los otros, sino según quiere Dios. Ni damos según nos gusta a nosotros, sino como place a Dios. Entonces vemos que darse es amar, negarse a sí mismo, morir en el surco para convertirse en espiga. ¿Me doy y doy de lo que tengo y puedo?...

2. Dios nos tratará como nosotros tratemos a los demás. Conviene, pues, prevenirse. Seamos misericordiosos y dadivosos para que el Señor lo sea con nosotros en el día del jucio. Parece extraña esta regla, pero es la que corresponde a nuestra fe: todo hombre está llamado a participar de Cristo y es centro de las predilecciones del Padre. Si Dios me tratara hoy como yo traté a los demás, ¿qué pasaría?...

139. NO RESISTÁIS AL MAL

“No resistáis al mal,y si alguno te abofeteaen la mejilla derecha,dale también la otra...Da a quien te pida...”

(Mt 5, 39 s.)

1. La doctrina de Cristo parece desconcertante. ¿Cómo es posible, y aun racional, dejarse pegar sin resistencia? Pero el punto de mira de Cristo es diferente. El prójimo que ofende es hijo de Dios, y esto es más importante que el que nos abofetee a nosotros. Por amor a Dios, que nos ama hasta ser crucificado, bien se pueden aguantar unas “cosillas” que molestan. La madre no se queja del hijo enfermo que no la deja dormir. Es cuestión de amor. ¿Aguanto con amor las molestias?...

2. Decir siempre que “sí” es la postura má cristiana. Aun cuando exteriormente tengamos que decir que “no”, han de ver los demás nuestro “si” de amor. Estar disponible para los demás, dejar que a uno lo usen para todo es colocarse en el primer puesto: servir a todos. ¿Por qué no adiestrarnos en todo para estar siempre disponibles para todo? ¿Prefiero servir a ser servido, a ejemplo de Cristo en la última cena?...

140. RECONCILIATE PRIMERO

“Si vas a presentar una ofrendaante el altar,y te acuerdas que tu hermanotiene algo contra ti,deja allí tu ofrenda ante el altar,ve primero a reconciliartecon tu hermano”.

(Mt 5, 23 s.)

1. No le gustan al Señor nuestras ofrendas cuando hemos roto con el prójimo. Por más que lo demos todo, si no nos damos a nosotros mismos, no damos lo que el Señor espera. Muchos actos de piedad, muchas ofrendas para el templo, si no estuvieran acompañadas por la caridad, serían mera excusas para escabullirse. Nunca gusta al Padre que vayamos a estar con él “solos”, es decir encerrados en el egoísmo. ¿Tengo alguna falta de caridad que he de reparar?...

2. Reconciliarse cuesta. A veces será necesario pedir perdón. Frecuentemente bastará sólo demostrar más delicadeza con quienes hemos faltado. Siempre hemos de adpotar una postura interna de perdón. Pero el texto habla del prójimo que tiene algo contra nosotros, es decir, que somos nosotros culpables. Entonces hemos de ser nosotros los que salgamos al encuentro, al menos con las obras. ¿Con quiénes debo ser más atento y caritativo?...

141. NADIE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES

“Nadie puede servir a dos señores,pues aborreciendo al uno, amará al otro...No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

(Mt 6, 24)

1. A medias no se puede amar a Cristo, que lo dio todo y se dio a sí mismo. Poco tenemos; no está bien dar a Dios sólo la mitad de este poco. Esto no es juego limpio. Dios no nos ama a medias ni en broma. “Dámoslo todo, porque es chico nuestro todo por el gran todo que es Dios” (san Juan de Avila). Quien tiene dos caras se llama hipócrita. Amemos a Dios sin mentira en las obras. Mis obras ¿dicen lo contrario de lo que digo de palabras?...

2. Tener el corazón instalado en los bienes de la tierra y decir que se ama a Dios es lo mismo que encender una vela a san Miguel y otro al diablo. Porque al amar la comodidad, al pasarlo bien, etc., se corre el riesgo de saltarse los problemas del prójimo, que son los de Dios. Todos lo dicen: el mundo está carcomido por el egoísmo. Pero poco lo dicen en primera persona del singular. Y así no arreglamos nada. ¿En qué ocasiones obro por egoísmo?...

142. NIÉGUESE A SÍ MISMO

“El que quiera venir en pos de mí,niéguese a sí mismo,y tome su cruz y sígame”.

(Mt. 16, 24)

1. Dicen que la palabra “negarse a sí mismo” es “negativa”. Asusta. Pero es la condición indispensable que puso el Señor para seguirle. El Señor no lo dijo porque sí. No significa más que echar el lastre por la borda o dejar de zambullirse en el barro de las malas inclinaciones. Y eso no es negativo, sino prepararse para navegar o limpiar el orín de la brújula para que señale el norte. Y esto es una tarea que nunca termina en esta vida. ¿Tengo costumbre de vencerme a mí mismo?...

2. Después de la cruz viene la resurrección. Y después del “negarse”, el encontrarse con Cristo. Seguirle ya es empezar a encontrarle. Los estoicos llegaban a equilibrar las pasiones, pero no sabían nada del encuentro con Cristo. El encuentro con Cristo es como cuando uno se encuentra con una mina de oro; cada vez se encuentra más. Tanto más se encuentra a Cristo, cuanto más uno se vence a sí mismo. Este es el precio que nos exige el Señor. Bien poca cosa. ¿Sigo a Cristo imitándole?...

143. ENTRAD POR LA PUERTA ESTRECHA

“Entrad por la puerta estrecha,porque ancha es la puertay espaciosa la sendaque lleva a la perdición,y son muchos los que por ella entran”.

(Mt 7, 13)

1. La puerta estrecha es la vida de esfuerzo, como el atleta que se prepara para las competiciones deportivas. A todo el mundo le parece lo más normal cuidar la propia salud, aunque sea con sacrificio. Pero es de procuparse de hacer la voluntad de Dios, amándole a él y al prójimo, sólo nos parece bien en teoría y en plan de exigirlo a los demás. Son pocos los que van por este camino estrecho que sube al Padre. ¿Me sacrifico cumpliendo la voluntad de Dios?...

2. La mayoría somos del montón. “A dónde va Vicente”... Pensamos con la cabeza de los demás. Nos dejamos llevar por lo que hacen todos. A eso se le llama con diversos calificativos. Nuestro Señor le llamó camino ancho por donde van todos. Es mas fácil porque es camino ancho, agradable (dejarse ir), inclinado hacia “abajo”. Claro que al llegar “abajo” ya no es tan agradable... ¿En qué cosas sigo yo la ley del mínimo esfuerzo?...

144. NO QUERAIS ATESORAR

“No alleguéis tesoros en la tierra,donde la polilla y el orin los corroen.Atesorad tesoros en el cielo...Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”.

(Mt. 6 19 s.)

1. Como se derrite la nieve con el calor, así se van los bienes caducos de esta tierra. Tardarán más o menos, pero no hay excepción. Aquello por lo que hemos trabajado tanto se desvanecerá como el humo, como la sombra. Sólo quedará el amor que hayamos puesto en el trabajo, en la convivencia familiar, en el trato con los otros. No vale la pena afanarse tanto por almacenar humo. ¿Pongo mis afectos en los bienes de la tierra?...

2. Nuestro corazón ha sido creado para albergar a Dios. Pero al instalarlo en los bienes caducos se va con ellos como la espuma del oleaje. Es lástima. He nacido para cosa más importantes que para corromperme. Cuando un bien terreno nos aparta de tratar a los demás como a hermanos y de cumplir la voluntad de Dios, entonces no amamos al Señor. ¿Dónde tengo habitualmente el peso de mi amor?...

145. VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA

“Vosotros sois la sal de la tierra...Vosotros sois la luz del mundo.Así ha de lucir vuestra luzante los hombres,para que viendo vuestras buenas obrasglorifiquen a vuestro Padre...”

(Mt. 5, 13.)

1. Sal y luz son todos los cristianos. Sobre todo quienes están más cerca del Señor para ser sus testigos. La sal impide la corrupción y da sabor. Hay mucha corrupción, eogísmo brutal, porque los cristianos no hemos sido sal por la caridad. Dios nos ha regalado la fe en Cristo para que la transmitiéramos a los demás; no para pensar sólo en nuestra salvación. Seamos “sabor” de Cristo para los que no han tenido todavía la dicha de gustarlo. Mis palabras y obras ¿son sal de Cristo para lo que tratan conmigo?...

2. Somos luz porque Cristo nos ha iluminado. Pero lo somos para comunicar la luz a los demás hermanos que han de formar la gran familia de Dios. Somos linterna de Cristo. Pero se puede empañar nuestro cristal y no dejar pasar la luz o cambiarle el color. Dejar pasar la luz de Cristo, con todo su colorido grandioso, ésta es nuestra misión. Y acercarnos entonces a los que no saben de Cristo, pero que le amarían más que nosotros si le conociesen. ¿Doy testimonio de Cristo con mi vida de caridad?...

147. BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPIRITU

...”los mansos..., los que lloran...,Los que tienen hambre y sed de justicia...,Los misericordiosos...,Los limpios de corazón...,Los pacíficos...,Los que sufren persecución...,Porque de ellos es el reino de los cielos”.

(Mt 5, 3 s.)

1. Las bienaventuranzas nos hablan de la postura interior más cristiana, más semejante a la de Cristo. Estar dispuesto a arriesgarlo todo por Dios, saber decir “sólo Dios basta” en cualquier circunstancia en que nos encontremos. Es bienaventurado aquel que sabe instalar su corazón en Dios y, por tanto, piensa que nada pierde cuando le arrebatan los bienes de la tierra, si es la voluntad del Señor. Es bienaventurado porque anticipa en su corazón aquello que será nuestra felicidad en el cielo: Dios. ¿Imito estas disposiciones interna de Cristo?...

2. El reino de los cielos es el tesoro por el que se vende todo para adquirirlo. Es el mismo Cristo en persona, con todos los dones de gracia que nos transforman en él. Al Señor le costó su vida el redimirnos. Algo nos ha de costar a nosotros la salvación. Repasemos las bienaventuranzas para ponernos en regla...

147. NO OS INQUIETÉIS

“No os inquietéis por vuestra vidasobre qué comeréis...Mirad las aves del cielo...Y vuestro Padre celestial las alimenta...¿No valéis vosotros más”

(Mt 6, 25 s.)

1. No se trata de mera poesía. Lo dijo el Hijo de Dios. Dios tiene cuidado de todo, hasta de los pajaritos del cielo. Y cuida también de nosotros que somos sus hijos. A nuestro Padre no se le escapa ningún detalle. ¡No faltaría más! Quien nos ha dado a su Hijo, nos lo ha dado todo con él. ¡Estaría bonito que nuestro Padre Dios se viera imposibilitado para demostrarnos su amor cuando alguien nos fastidiara! ¿Veo en todo la mano de mi Padre Dios?...

2. Hay providencia. El Señor quiere que pongamos de nuestra parte lo que debemos. Es una tarea comprometedora. Porque Dios providente pone en nuestras manos los utencilios de trabajo. No le hagamos pagar a él el fruto de nuestra pereza. Y no digamos que confiamos en él cuando dejamos de hacer lo que debemos. Pero quitemos toda zozobra y pensemos que la cruz es providencial para resucitar. ¿Alejo las inquietudes tontas y me dispongo a la tarea encomendada?...

148. BUSCAD PRIMERO EL REINO DE DIOS

“Buscad primero el reino de Diosy su justiciay todo se os dará por añadidura.No os inquietéis, pues, por el mañana”.

(Mt 6, 33 s.)

1. El hombre sediento que llega a la fuente, lo primero que encuentra son las gotitas de agua que salpican sobre las piedras. Son las añadiduras del evangelio. Pero es mejor ir directamente a la fuente, que es Cristo. Con él lo tenemos todo. Lo demás, sin él, es chatarra. Quien se contenta con las gotitas no llega a la fuente. Nuestro principal deseo ha de ser transformarnos en Cristo cada día más. Esto es lo que espera el Señor de nosotros. ¿Qué cosas, aunque sean buenas, me apartan del Señor, debido a mi flaqueza?...

2. La inquietud y zozobra no nace de Dios. Dudas, problemas, tentaciones, victorias y derrotas, las tenemos todos. Lo interesante es no perder el norte a donde vamos. Quien confía en el Padre no teme. El niño que en los brazos de su padre visita el parque de las fieras no tiene miedo. Si nos cuidamos de agradar al Padre en todo, él se cuidará de todo lo nuestro. En los momentos difíciles ¿tengo confianza en Dios?...

149. GUIA MAR ADENTRO

Así que cesó de hablar,dijo a Simón: “Boga mar adentroy echad vuestras redes para la pesca...”Cogieron una gran cantidad de peces.

(Lc 5, 4 s.)

1. Con sus propios medios san Pedro no pescó nada. Y es entonces cuando la voz de Cristo ordena probar de nuevo. Dices que ya lo haz propuesto e intentado otras veces; pero no en el nombre del Señor. Has de poner de tu parte lo que debes. Sólo entonces obrará el Señor. Pero haz de poner también algo indispensable: el convencimiento de que sin el Señor no se alcanza el verdadero éxito. ¿Qué propósitos necesito renovar?...

2. Sería falso triunfalismo si aguardara el éxito, sin pasar por el surco, como el granito de trigo. No hay espiga triunfante sin pasar por la cruz. Pero el triunfo de Cristo es seguro. Continuamente se está operando la resurrección de su cuerpo místico, porque continuamente se renueva el sacrificio de la cruz en sus seguidores. Creer en Cristo triunfante es convencerse de que, a pesar de todos los pesares, Cristo triunfará. En tu interior y en todo el mundo. ¿Soy siempre optimista?...

150. HACED LO QUE EL O DIGA

Dijo la madre de Jesús a éste:“No tienen vino”.Díjole Jesús:“...no es aún llegada mi hora”.Dijo la madre a los servidores:“Haced lo que él os diga”.

(Jn 2, 3.)

1. Cuando está presente la madre no falta nada. Y si falta algo es que no está ella. Ella lo ve todo, es muy detallista, y lo quiere solucionar todo. El Señor quiere acercarse a nosotros con ella porque por su medio manifiesta su amor tierno hacia nosotros. La intercesión de María es condición querida por Cristo de quien recibe todo su valor. Nos olvidamos de esto y perdemos el encuentro con Cristo. ¿Acudo con frecuencia a María medianera y madre de la Iglesia?...

2. De María copiamos su fidelidad a Dios. Ella es modelo y tipo de la iglesia. Quien se acerca a ella se contagia de esta disposición fundamental. Para escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica necesitamos el ejemplo y la ayuda de María. Entonces se conoce y se encuentra mejor a Cristo, y con más garantía de éxito. Así lo quiere el Señor, que nació de ella y la asoció a su obra de salvación. ¿Imito a María en el cumplimiento de la voluntad de Dios?...

VI LAS PREGUNTAS DE JESUS

Hay algo que te separa de Cristo. Será algo insignificante tal vez, pero que impide el que trates a Jesú como al amigo. ¿Por qué no tratas a Jesús como a una persona íntima con quien se tienen relaciones personales?

El amigo, el buen pastor, el maestro, sabe con exactitud dónde está tu llaga. Sólo puede curarte si tú te das cuenta de tu mal, si te conoces a ti mismo.

Por esto Jesús pregunta... con delicadeza suma...; la pregunta de Jesús penetra hasta lo más íntimo. No molesta no hace daño, sólo cura y alienta.

El pecado, la falta de generosidad a la gracia son un no a Cristo, por lo menos una resistencia a transformarte más en él, a la acción del Espíritu Santo.

¿Quieres conocer a Cristo? Reza la oración de san Agustín: “Que me conozca a mí, para que te conozca a ti”. No esquives la pregunta de Cristo. No seas un monumento a la mentira, una fachada sin contenido. Conociendo tu verdad llegarás a la verdad. “El Señor vino para salvar lo que estaba perdido”

La santidad cristiana se apoya en el conocimiento de dos abismos: el abismo de tu nada y el del amor de Cristo. “Sin mí no podéis hacer nada”. Se convierte entonces en “todo lo puedo en aquel que me conforta”.

Ya me conozco. Soy una calamidad. No hay nada que hacer. ¿Qué? El “ya me conozco” cristiano significa “ya conozco al que se ha enamorado de mi nada”.

Claro que todo esto trae sus consecuencias. ¡Sí! Es que las preguntas de Jesús suponen un corazón generoso que sabe decir sin cálculo tacaño: “Señor, ¿que quieres que haga?” Jesús prefiere que seas tú el que, respondiendo a la pregunta suya, te ofrezcas sin reserva y sin cuentagotas.

151. ¿CREES EN EL HIJO DEL HOMBRE?

...Respondió (el ciego) y dijo:“¿Quién es, Señor, para que crea en él?”“Le estás viendo, es el que habla contigo”.“Creo, Señor”Se postró ante él.

(Jn 9, 35 s.)

1. El ciego había sido curado por Cristo. Lleno de gratitud, está dispuesto a todo. Pero los hombres le han despreciado. Jesús le sale al encuentro y le ofrece algo más que la salud: la fe. La fe es una adhesión personal a Cristo, un encuentro personal con él. Se trata de aceptar su doctrina, sus consecuencias y su persona. Creer no es saber (los demonios saben mucho de religión). Cristo sigue preguntando sobre nuesta fe. Y pregunta con segunda intención, sobre todo a los que nos sabemos el catecismo de memoria. ¿Soy consecuente en mi vida con lo que sé acerca de Cristo?...

2. El ciego, al enterarse de que Cristo era el mesías, se entregó del todo y sin hacer esperar. Es cuestión de lanzarse a esta gran aventura: creer en Cristo. Quien calcula, no se entrega jamás. Ante el corazón de Cristo no valen las matemáticas ni los compases de espera. Se trata de tomar una decisión para siempre: seguir a Cristo sin volver la cabeza atrás. Digan lo que digan los demás. ¿Estoy decidido a seguir a Cristo?...

152. ¿QUIEN DICEN QUE SOY YO?

Hallándose en oración,estaban con él los discípulos,a los cuales preguntó:“¿Quién dicen las muchedumbresque soy yo?”

(Lc 9. 18 s.)

1. Se dicen muchas tonterías porque son pocos los que piensan con la propia cabeza, y son muchos los que piensan con las ideas del vecino. Si recuerdas el evangelio, sobre Jesús se dijeron los juicios más disparatados. También ahora sucede lo mismo. Para unos Cristo es un conjunto de ideas aprendidas en la clase; para otros es un seguro de vida; para aquél es un paréntesis en la semana; para el otro es una cosa de la que se puede uno olvidar o que se puede dejar según el propio caletre... ¿para ti? ¿Es alguien que llena el corazón, con quien se conversa amigablemente y a quien no se traiciona jamás?...

2. Pero convendría que supieras qué piensan los hombres acerca de Cristo. Tus compañeros, tus vecinos, familiares..., ¿tienen un concepto claro y afecto ardiente hacia Cristo? Conocer esto te ayudará a conocer cosas buenas y a ser apóstol de Jesús. Son muchos los que no conocen a Cristo ni le aman. Son muchos los que, si le conocieran como tú, le amarían mucho más que tú. Hacer conocer a Cristo y hacerle amar, con las palabras, con las obras, con el ejemplo de caridad, es tu tarea cotidiana. ¿Qué podrías hacer hoy?...

153. ¿QUIEN DECIS QUE SOY?

“Y vosotros, ¿quién decís que soy?”Respondiendo Pedro, dijo:“Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo”.

(Mt 16, 15 s.)

1. Los apóstoles habían tratado a Cristo intimamente. Jesús les escogió con predilección para estar con él y ser testigos de sus palabras y obra. Otras personas podrán tener excusa, pero los apóstoles no la tienen; deben conocer a Cristo a fondo. Por eso Pedro responde a la pregunta del Señor con un acto de fe ejemplar. Y el Señor se lo premia escogiéndole para ser el primer papa. No todos tendrán la misma fe de Pedro. Judas fue también apóstol. Se puede vivir rodeado de atenciones de Cristo y quedarse tan seco como un fósil en el fondo del mar. Cada día ¿conozco y amo más a Cristo?...

2. El Señor me rodeó de finezas. La fe cristiana, que millones de hombres no poseen, la tengo desde la infancia. Y he tenido padres cristianos, educadores entregados, libros buenos, gracias si cuento. ¡Cuántos hombres no han recibido tanto! Al Señor no se le conoce ni se le ama como es debido. Pero yo no tengo excusa. ¿Qué pienso del amor que Cristo no tiene y cómo le correspondo?...

154. ¿NO ME HABEÍS CONOCIDO?

“¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros,y no me habeís conocido?Quien me ve a mí ve al Padre”.

(Jn 14, 9)

1. Se quejó el Señor, y con razón. No se comprende tanto despiste. Los apóstoles, en la última cena, todavía estaban muy lejos del conocimiento y del amor que se deben a Cristo. Cristo les mimó, les adoctrinó sin cansancio durante tres años, les dio ejemplo de toda virtud. Pero ellos estaban desfasados. Como quienes se enteran de todo, meno de cuánto les ama el Señor. Y el corazón de Cristo sigue quejándose de estas inquietudes. ¿Soy motivo de pena para el corazón de Jesús?...

2. Jesús ha venido a hablarnos del Padre. Nos ha dicho que el Padre nos ama como le ama a él. Nos ha explicado que nosotros vivimos de él como el sarmiento de la vid. Cristo mismo es la imagen del padre, su expresión, su palabra personal, es decir el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros para morir y resucitar por nosotros. Conocer a Cristo y amarle es conocer y amar a Dios. Cristo es Dios que se acerca a nosotros con amor de padre, hermano y amigo. Si pensara esto, seguro que comulgaría y visitaría mejor al Señor...

155. ¿DÓNDE ESTA VUESTRA FE?

Mientras navegaban, se durmió.Vino sobre el lago una borrasca...“¡Maestro, que perecemos!”...Y les dijo: “¿Dónde está vuestra fe?”

(Lc 8, 23 s.)

1. El Señor nos prueba como la madre que se esconde tras la cortina esperando la reacción de su hijo. Para los apóstoles debió ser una prueba muy dura ver a Jesús dormido en medio de la borrasca. Y explotaron. La oración que hicieron es muy hermosa, pero la actitud interna de desesperación no era buena. Ahora el Señor prueba de otra manera: permite dudas, problemas materiales y espirituales, opiniones confusas de otras personas, reacciones de amor propio en los que nos rodean y aun dentro de nosotros mismos... ¿Acudo al Señor con confianza en mis tempestades?...

2. El Señor se quejó y continúa quejándose de nuetra falta de fe y de confianza. Nos dejamos llevar del desaliento, quedamos influenciados por la propaganda de ideas no muy cristianas, nos olvidamos de la presencia de Cristo entre nosotros, no recordamos con frecuencia la palabra de Dios que se nos explica en la litrugia, etc. Y todo es por no estar instalados valientemente en la voluntad de Dio. ¿Cómo podría aumentar mi fe y confianza en el Señor?

156. ¿TODAVIA NO ENTENDEIS?

...“¿Tenéis vuestro corazón embotado?¿Tenéis ojos y no veis?...¿Ya no os acordáisde cuando partí los cinco panesa los cinco mil hombres?”

(Mc 8, 17 s.)

1. Las quejas del corazón de Cristo se repiten. Y todo es porque damos más importancia a nuestro capricho que a su voluntad. Quien tiene el corazón sucio no ve con claridad. Del corazón, en la intención, proceden el bien y el mal. Las cosas son del color del cristal con que se miran. Por eso algunos se entusiasman con lo que a otros les deja tan frescos. Todos oyen hablar de Jesús, pero no todos reaccionan igual. Es problema de corazón. ¿Qué he de limpiar dentro de mí para creer y confiar más en Cristo?...

2. Hemos de reconocer los beneficios del Señor. Nuestra vida es un retablo de las misericordias divinas. Somos muy olvidadizos, pero sólo para lo que nos conviene. Porque, claro, el recordar los beneficios del Señor compromete demasiado. Por eso es más fácil olvidar. Y lo peor es que nos excusamos diciendo que no nos acordamos. Así nos luce el pelo. ¿Pienso con frecuencia en el amor que Dios me ha demostrado? Al menos podría pensarlo ahora...

157. ¿POR QUÉ NO ME CREEIS?

...“El que es de Diosoye las palabras de Dios;por eso vosotros no las oís,porque no soís de Dios”.

(Jn 8, 46 s.)

1. Dios nos habla continuamente. Todo lo que nos sucede es providencia de Dios Padre. Pero, sobre todo, Dios nos habla continuamente por Jesucristo. La Sagrada Escritura, que se lee y explica en la iglesia, no nos habla sino de escuchar a Dios y responderle es toda nuestra tarea. Dios nos da a Cristo para poder responder a Dios. Sólo entonces Dios oye en nosotros la voz de Cristo. ¿Escucho con amor y reverencia la voz de Dios?...

2. Creer en Cristo significa escuchar y responder a Dios que nos habla en Cristo. Ser íntimo de Cristo significa escucharle y poner en práctica sus palabras. Con ruido en el corazón no se puede escuchar a Dios. El ruido es el egoísmo con sus ramas y ramitas de los vicios capitales. Quien se deja llevar de estas malas inclinaciones no es de Dios, no escucha su voz. ¿Pongo en práctica las enseñanzas de Cristo?...

158. ¿A QUIÉN BUSCÁIS?

Salió Jesús a su encuentro y dijo:“¿a quién buscáis”“A Jesús nazareno”.“Yo soy”.

(Jn 18, 4 s.)

1. Buscaban a Cristo, pero no para amarle sino para traicionarle y matarle. No se puede buscar a Cristo con el corazón en otro sitio. Comuniones, visitas, celebración de la santa misa...¿Sólo por cumplimiento o rutina? Entonces siempre se acaba mal. Puede uno engañarse pensando que ya cumple una serie de actos de piedad. Si no existe vida de más caridad es señal de que tampoco se ha encontrado al Señor en la “piedad”. A lo más será un sentimiento egoísta que no es verdadera devoción. En mi vida de caridad, ¿se demuestra que busco y encuentro a Cristo de verdad?...

2. Es el Señor. Dios, que es amor y se ha hecho hombre por amor. Y se anonadó hasta la muerte de cruz. Pero ha triunfado y vive resucitado entre nosotros. No le vemos, pero sigue hablando, amando, curando, perdonando, salvando. En la eucaristía, en nuestro corazón, en el prójimo, en el superior, continúa diciendo: “Yo soy”. ¿Sé descubrir al Señor y amarle donde está y en quienes le representan?...

159. ¿POR QUÉ TEMÉIS?

“¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”Entonces se levantó,increpó a los vientos y al mar,y sobrevino una gran calma”.

(Mt. 8, 26 s.)

1. Hay temores y tristezas que carcomen el corazón. Con Cristo por amigo no es decente dejarse llevar por esos parásitos. No tenemos derecho. Lo exige el amor. La tristeza no nace de Dios. El verdadero temor de Dios lleva al aborrecimiento del pecado y a ser delicados con Dios sin querer ofenderle en lo más mínimo. Hay que tener higiene también en el corazón y en la memoria. El Señor está con nosotros, nos ayuda y nos perdona. Con esto basta para dejar la zozobra. ¿Qué temores malsanos he de quitar de mí?...

2. El Señor, con su ademán y con su voz, alejó la tormenta. No le cuesta nada repetir la operación. Pero quiere probar nuestra confianza. En el callejón sin salida, en los momentos difíciles, en la hora de la confianza. Poner lo que debemos como si todo dependiera de nosotros, y confiar en Dios como si todo dependiera de él. He ahí el secreto. Parece un absurdo, pero es así. Sólo después viene la calma. ¿En qué ocasiones debo confiar más en el Señor?...

160. ¿A QUÉ HAS VENIDO?

Acercándose (Judas) a Jesús,Le dijo: “Salve, maestro”.Y le besó.Jesús le dijo: “Amigo, ¿a qué has venido?”

(Mt 26, 49 s.)

1. Fue la traición más negra de la historia. Un amigo íntimo de Cristo, que convivió con él durante tres años, que fue testigo de su bondad, que fue escogido con predilección para ser sacerdote... Y al final la vende con un beso traidor. Parece una ficción de novela. Pero es una historia que se va repitiendo. Es posible ser Judas cuando uno niega continuamente lo que el Señor pide. ¿Hay algo en mí capaz de convertirme en Judas?...

2. La pregunta del Señor continúa repitiéndose. A los despistados, a los tacaños, a los cobardes, a los que se hacen el sordo, a los que dan largas al asunto... y que, no obstante, continúan topándose con el Señor por cumplimiento... el Señor pregunta de nuevo: “amigo ¿a qué has venido?”... Todavía el Señor nos llama amigos. Todavía estamos a tiempo de recoger la invitación a amarle sinceramente. En mi trato con el Señor, ¿actúo por cumplimiento?...

161. ¿POR QUÉ LLORAS?

Le dijeron (los ángeles a Magdalena):“¿Por qué lloras?”“Porque han tomado a mi Señory no sé dónde lo han puesto”.

(Jn 20, 13)

1. La Magdalena se entregó de veras. Había sido la gran pecadora, pero fue luego generosa hasta el extremo. No supo nada más que amar a Jesús. Su gozo era encontrar a Cristo. Su pena, estar lejos de él. Los demás gozos y penas eran superficiales, de ninguna monta. Y como Cristo no se deja vencer en generosidad, no tuvo más remedio que aparecérsele resucitado. No pudo resistir a las lágrimas. ¿Busco al Señor aunque me cueste lágrimas y esfuerzo?...

2. Los ángeles no llenaron el corazón de Magdalena. No se contentaba con los dones de Cristo, le quería a él en persona. ¡Qué palabras tan hermosas! “Han tomado a mi Señor”: siente la lejanía de Cristo como el pez coleteando fuera del agua. “Y no sé dónde lo han puesto”: es el sufrimiento de quien no sabe qué hacer para encontrar a Cristo de veras. Pero tú sí que lo sabes. No tienes excusa. ¿Deseas ardientemente el encuentro con Cristo?...

162. ¿POR QUÉ DUDASTE?

Viendo (Pedro) el viento fuerte temió,y comenzó a hundirse...Jesús le tendió la mano diciéndole:“Hombre de poca fe,¿por qué has dudado?”

(Mt 14, 30 s.)

1. Pedro se sintió valiente. Quizá hasta superior a los discípulos que quedaban en la barca. Y entonces precisamente comenzó a hundirse. Dios nos quiere dar su fortaleza con la condición de que reconozcamo que es suya la gloria. No es nuestra debilidad la que nos aparta de Dio, sino nuestro orgullo y vanidad. Fijarse de sí es comenzar a hundirse. El demonio aguarda a tentarnos cuando nos ve confiados en nosotros. Entonces su victoria es segura. ¿Me fío de mis propias fuerzas?...

2. El Señor reprendió a Pedro porque dudó. Quien se fía de sí, en los momentos difíciles habla de imposibilidad. Quien no se fía de sí, en los que parece imposible confía en Dios. Y triunfa siempre. Dices: ya lo he intentado muchas veces y no lo he conseguido. Prueba de nuevo confiando en Dios y hallarás fruto abundante. El optimismo que se apoya en Cristo todo lo consige y todo lo ve posible, precisamente porque no se fía de sí... ¿Confío en el Señor en los momentos más difíciles?...

163. ¿POR QUÉ NO CONOCÉIS MI LENGUAJE?

...“Porque no podéis oir mi palabra...Porque os digo la verdad,no me creéis”.

(Jn 8, 43)

1. Jesucristo sigue hablando. Unos lo escuchan y otros se hacen el sordo. Para unos su palabra satisface el corazón, para otros es una palabra aburrida. No hay peor sordo que el que no quiere oir a Dios. La palabra de Cristo rebosa en el corazón duro o envuelto en inclinaciones desordenadas. La soberbia y el vicio no dejan oir la voz del buen pastor. Su voz es dulce como la de la madre, pero sólo para quienes la quieren oir. ¿Pongo estorbos a la voz de Jesucristo?...

2. La verdad es agradable a quien busca la verdad. Pero es muy dura para el que huye de la luz. Quien se conoce a sí mismo sin desalentarse es un hombre equilibrado que vive siempre en paz. Ser lo que somos procurando ser lo que debemos ser, he ahí lo que se llama autenticidad. Jesús es la verdad porque dice, ama y obra la verdad. Honradez, sinceridad, reflexión, humildad, respeto a los demás..., son facetas de la verdad. ¿Digo, amo y obro la verdad?...

164. ¿DÓNDE LE HABÉIS PUESTO?

...“Señor, ven y ve”.Lloró jesús..., dijo:“Lázaro, sal fuera”.Salió el muerto…

(Jn 11, 34 s.)

1. Jesús amaba a Lázaro. Pero le dejó morir. Fue una prueba para el amigo y una pena para el mismo Jesús. Jesús llega a llorar la muerte del amigo a pesar de saber que resucitará. Su corazón es muy sensible a nuestros problemas. Los siente más él que nosotros. Le interesa saber de nuestros labios lo que ya sabe con su ciencia infinita. Es buen amigo, no es fingido. Ama en serio. ¿Estoy convencido de que Jesús me ama sinceramente?...

2. Y luego se siguió el milagro. Bastó una palabra de Jesús. El muerto llevaba ya cuatro días de podredumbre. No importa. El amor de Cristo puede lo imposible. Con una condición: que nos pongamos a tiro. Presentarle nuestras miserias, confiar en él, he ahí la clave de la caja de caudales que es su corazón. ¿Le cuento al Señor todo lo que me sucede?...

165. ¿OS FALTÓ ALGO?

“Cuando os envié sin bolsa,Sin alforja, sin sandalias,¿os faltó algo?”Dijéronle ellos: “Nada”.

(Lc 22, 35)

1. Es curioso. Quien sabe dejarlo todo por Cristo no encuentra a faltar nada. “Niega tus deseos y hallarás lo que desea tu corazón”. El corazón instalado en Cristo, y todo lo demás se considera vanidad. “He considerado todo como basura, dice san Pablo, para poder adquirir a Cristo”. No falta nada a quien sabe decir “sólo Dios basta”. Cristo llena todas las aspiraciones de nuestra vida. ¿Me conformo con sólo Jesucristo?...

2. Quien empieza a hambrear cosas de la tierra no se sacia jamás. Porque nuestro corazón ha sido creado para albergar a Dios. La única manera de poseer de verdad las cosas de la tierra es poseer al Señor de ellas. Entonces todas las cosas son medios que nos llevan a Dios. Pero quien se instala en las cosas alejándose de Dios, no encuentra a Dios, ni a sí mismo, ni a las creaturas de Dios, sino que se encuentra aherrojado en sus propias inclinaciones. ¿Hay algo que me aleje de Dios?...

166. ¿ A QUÉ ESTE ALBOROTO?

Ve el gran alboroto de la gentey de las plañideras,y, entrando, les dice:“¿A qué ese alboroto?La niña no ha muerto, duerme”.Se burlaban de él.

(Mc 5, 38 s.)

1. Al Señor le molesta el “ruido”. Hay mucho “cumplimiento” en nuestras prácticas de piedad. “los verdaderos adoradores adoran al Padre en espíritu y en verdad”. Las manifestaciones de fuera son buenas siempre que sean la expresión de los sentimientos internos. Nuestras oraciones son a veces “discos rayados”. El Señor ya se los sabe de memoria y quiere oir voces que salgan del corazón. ¿Corrresponde mi piedad interna a la externa?...

2. Ni la vanidad ante el éxito ni la angustia en el fracaso le gustan al Señor. Sencillez evangélica es la actitud más cristiana. Ni bombos ni lamentaciones, sino manos a la tarea. En los éxitos: “Somos sirvos inútiles, hemos hecho lo que debíamos”. En los fracasos: “El Señor lo dio, el Señor lo quitó; bendito sea su santo nombre”. Claro que esto ya no se estila hoy... ¿Sé guardar la humildad en los éxitos, y la confianza en los fracasos?...

167. ¿QUIÉN ME HA TOCADO?

Respondió Pedroy los que le acompañaban:“La muchedumbre te rodea y oprime...”Pero Jesús dijo: “alguno me ha tocado,porque yo he conocidoque una virtud ha salido de mí”.

(Lc 8, 45 s.)

1. Apretujar a Jesús, dejándose llevar de lo que hacen los demás, es muy fácil. Pero no aprovecha nada. El Señor busca la relación personal de tú a tú, aun cuando estamos reunidos familiarmente en la asamblea litúrgica. De otra suerte, todo sería oropel y ruido de oleaje. La fe, la esperanza y la caridad son un encuentro personal. Cada uno ha de conocer el riesgo de lanzarse a esta aventura. ¿Tengo piedad personal o actúo con el pensamiento y el corazón en otra parte?...

2. Del trato personal con Cristo se sigue todo bien. Uno actúa como persona, con su pensamiento, su querer, su afectividad. No somos “cosas” ni borregos, somos personas. Y el Señor ha venido a salvar a las personas. Oración, sacramentos, santa misa, etc., como piedad personal, significa ponerse en contacto con Cristo y sanar. Una sola misa nos aprovecharía mucho más. ¿Qué debo mejorar en mi vida de piedad?...

168. ¿ME AMAS?

Por tercera vez le dijo:“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”...”Señor, tú lo sabes todo;Tú sabes que te amo”.

(Jn 21, 17)

1. El examen lo hizo el Señor a Pedro, que le había negado tres veces. Jesús no quiere nuestros dones, sino nuestro amor. A Pedro le examinó de amor. Amar es darse sin reserva. Hay personas que no han amado nunca. Amar a Cristo es procuparse por sus intereses y problemas y hacer su voluntad. Amar no es buscar los dones del amado. Aunque del amor a Cristo se siguen todos los dones. En mi amor hay mucho de egoísmo que he de desarraigar...

2. Pedro amaba sinceramente. Sobre todo después de la caída. Pero ya no se fía de sí. Ama más ahora, después de caer que antes, cuando lo dejó todo por Jesús. Es que no hay verdadero amor sin humildad. Ama únicamente quien descubre en sí mismo el retablo de las misericordias de Dios. Entonces desea uno amar y hacer amar a Cristo. Recordando las misericordias del Señor, amaré con más sinceridad y humildad...

169. ¿POR QUÉ ME HIERES?

Uno de los alguaciles,Que estaba a su lado,Le dio una bofetada...“¿Por qué me hieres?”...

(Jn 18, 22)

1. Una bofetada en el rostro del Hijo de Dios. Parece mentira. No fue más que uno de tantos episodios de la pasión. Y la pasión continúa. Se ha perdido el sentido del pecado. No nos damos cuenta de que un pecado no es sólo una cosa mal, sino una ofensa personal al mejor de los padres y de los amigos. Se peca sin ver las consecuencias. Una bofetón a la propia madre es mucho menos que un bofetón al amor. ¿Colaboro con mis pecados a los sufrimientos de Cristo?...

2. El Señor no hundió en los infiernos a aquel pobre desgraciado. Porque si así lo hubiera hecho, yo tampoco leería estas líneas. El Señor le hace reflexionar ¿Por qué? No vale hacerse el sordo ni olvidar tontamente. Ni vale ocultar la cabeza en la arena... ¿Por qué sigo ofendiendo al Señor, olvidando sus beneficios, haciéndole esperar, cerrándole la puerte?...

172. ¿ENTENDEIS LO QUE HICE?

“¿Entendeís lo que hice con vosotros?...Yo os he dado ejemplopara que vosotros hagáis tambiéncomo yo he hecho”.

(Jn 13, 12 s.)

1. Difícil entender cuando ciega el amor propio. El Señor ha hablado muy fuerte con su ejmplo: lavó los pies de sus apóstoles. Esto no se entiende. Es la ley del amor. Amar al prójimo hasta ver en él el rostro de Cristo, parece poesía, pero es realidad. Lo malo es descubrir esta verdad en el prójimo antipático o pesado con quien toca convivir. El amor es la ley fundamental de la iglesia. Seguramente que tendré que corregir bastantes actitudes...

2. El Señor nos da ejemplo. A él le costó más porque es el Hijo de Dios. Su humildad llega hasta hacerse hombre, vivir ocultamente, morir como malhechor. Tanto no nos pide el Señor ordinariamente, pero sí más de lo que hacemos. A veces parece heroísmo el humillarse, pero nuestra humillación es bien poca cosa si la comparamos con la del Señor. ¿Se humillarme como el Señor?...

173. ¿QUIERES CURAR?

Jesús le vio acostado (al paralítico)y conociendoque llevaba ya mucho tiempo,le dijo: “¿Quieres curar?”

(Jn 5, 6)

1. Jesucristo lo sabe todo. Ve todo lo que nos sucede. Su mirada es la de una madre. Ve nuestras miserias corporales y las quiere remediar, pero quiere que primero aprendamos el valor de las cosas caducas y que estamos de paso hacia la casa paterna. Ni a sí ni a su madre ahorró trabajos y cruces. Nosotros lo ciframos todo en un período muy corto de tiempo. El nos ama más: piensa en la felicidad que tendremos en los siglos de eternidad. ¿Sufro con amor y optimismo las penas de esta tierra?...

2. Quiere el Señor que le pidamos por nuestros asuntos corporales. Pero prefiere que nos ocupemos más de los espirituales. Cualquier dolencia del cuerpo nos pone en vilo y buscamos el remedio. Cuando hay algo que impide nuestra transformación en Cristo ¿qué poco nos preocupamos” ¿Cuántos cadáveres ambulantes y cuánta lepra invisible! ¿Quiero de veras curar de mis vicios y defectos?...

174. ¿DÓNDE ESTÁN LOS OTROS NUEVE?

Uno solo de ellos (diez leprosos) volvió...“¿No han sido diez los curados?¿Y los nueve, dónde están?¿No ha habido quien volvieraA dar gloria a Dios?”

(Lc 17, 15)

1. Así somos de agradecidos. Mucho llorar cuando sufrimos y nadie se acuerda de Dios en la prosperidad. Todos confían en el Señor cuando hay una calamidad, pero pocos le dan gracias por sus dones constantes. Y menos mal si no se emplean estos dones para pecar. Lo raro es que el Señor no nos castigue. Aunque a veces lo que llamamos castigo no es más que el bisturí en manos del médico, que, en este caso, es nuestro padre. ¿Soy agradecido de veras?...

2. El corazón de Jesús se queja. Tres palabritas denigran a una persona: tacaño, cobarde, ingrato. La última es la peor. Todos la llevamos a la espalda. Al menos los que nos contamos entre los otros nueve leprosos curados. Así como la salud no se siente, cuando uno va bien no se acuerda de agradecérselo al Señor. Si piensas en tu lepra pasada no tendrás más remedio que ser santo. Sólo no son santos los olvidadizos. Cada beneficio recibido del Señor es una llamada a la santidad...

175. ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?

Deteniéndose Jesús,mandó que se lo trajesen (al ciego),y cuando le tuvo cerca, le preguntó:“Qué quieres que te haga”...

(Lc 18, 40 s.)

1. Cuando pasa el Señor es una oportunidad que urge aprovechar. A veces pasa para no volver. Este paso del Señor puede ser un buen pensamiento, un consejo, escuchar la palabra de Dios, recibir un sacramento... vivir entonces con el pensamiento y el corazón en otro sitio, es perder la ocasión de sanar. El ciego de Jericó gritó, no hizo caso de qué dirán y se acercó al Señor para escucharle. ¿Aprovecho el paso del Señor?...

2. Nuestro deseo dirigido al Señor es una oración. El mismo Señor nos insta para que le expongamos nuestros problemas. Ya los sabe, pero los quiere escuchar de nuestros labios. Cuando abrimos el corazón al Señor, quitamos la losa del orgullo y autosuficiencia. El Señor lo puede todo y quiere sanarnos; pero exige de nosotros esta apertura con él y con sus ministros. En la oración. ¿Expongo mis deseos al Señor?...

176. ¿NO OS HE ESCOGIDO YO?

“Nosotros hemos creídoy sabemos que tú eres el santo de Dios”.Respondió Jesús:“¿No os he escogido yo a los doce?Y uno de vosotros es un diablo”.

(Jn 6, 70)

1. Los apóstoles hicieron un acto de fe muy hermoso. Se unieron a Cristo para seguirle, a pesar de las dificultades y de la opinión de la masa vulgar. Cristo llama a cada uno y espera una respuesta personal de cada uno. Esperar a responder con generosidad cuando los demás lo hagan, es condenarse a no encontrar a Cristo jamás. Una decisión tomada en los mejores años de la vida es la base del éxito. ¿Soy hombre de decisiones firmes?...

2. Recibiste la llamada de Cristo a la fe y al amor. Fue una predilección. Millones de hombres todavía no la han recibido, se hacen el sordo o responden a medias. Judas fue llamado nada menos que para ser apóstol de Cristo, pero acabó diablo. Todo es cuestión de saber escuchar atentamente y responder con generosidad. La generosidad forja a los grandes hombres. El “mayor testimonio de amor”, dice el concilio, es la respuesta a la vocación sacerdotal. ¿Soy generoso a las llamadas del Señor?...

177. ¿QUEREIS IROS VOSOTROS TAMBIÉN?

Muchos de sus discípulos se retiraron,Y ya no le seguían,Y dijo Jesús a los doce:“¿Queréis iros vosotros también?”

(Jn 6, 67 s.)

1. ¡Qué fuerza tiene la propaganda! Muchos discípulos se apartaron de Cristo para siempre. Se dejaron llevar del ambiente. Sólo se deja llevar el que no tiene carácter. Y lo peor es que una aventura de valientes. Los valientes son pocos, pero tú lo puedes ser. No hagas depender el seguir a Cristo de nada ni de nadie. Tu entrega a Cristo ¿depende de los demás?...

2. Jesucristo no necesita de nadie. Pero su corazón siente la separación de quienes fueron sus amigos. Cuando hizo la pregunta a los apóstoles, habría momentos de zozobra para todos. Es muy sensible al amor y a la traición. Su pregunta es como cuando se sacude un árbol para limpiarlo de las hojas secas. Eres hoja seca cuando sigues al Señor a medias y no para mientes en las ofensas que le haces. ¿Eres, en la práctica, de los que siguen a Cristo a medias?...

178. ¿TENEIS ALGO QUE COMER?

Díjoles Jesús: “Muchachos,¿no tenéis a la mano nada que comer?”Le respondieron: “No”.“Echad la red a la derecha... y hallaréis”.

(Jn 21 5 )

1. Habían pasado la noche trabajando y no pescaron nada. No tenían nada que ofrecer a Cristo. Mucho moverse y poco fruto. Muchas palabras y pocas obras. Cuando el Señor no ayuda, no hay nada que hacer. Lo curioso es que el Señor siempre ayuda, pero preferimos trabajar por nuestra cuenta fiándonos de nosotros mismos. Así sale ello... Y entonces nos quedamos con las manos vacías. ¿Son muchos los días en que termino la jornada con las manos vacías?...

2. El Señor nos despierta de nuestro engaño. Sólo fiándonos de él, conseguiremos fruto y el cumplimiento de los própositos. Cuando el Señor ayuda, se recoge en un momento lo que fue imposible durante años. Hay que aprender estas matemáticas de Dios. Muchos, con menos cualidades, te pasan delante porque son más humildes. También la humildad es una cualidad. ¡Si tu oración fuera más humilde y confiada!...

179. ¿NO HABEIS PODIDO VELAR?

Los encontró dormidos...Y les dijo:“¿No habéis podido velar conmigoUna hora?”

(Mt 26, 40)

1. Pío XII hablaba del “cansancio de los buenos”. Mientras los enemigos de Dios trabajan, no es raro encontrar dormidos a quienes llaman amigos de Cristo. Muchas bravatas, muchos pensamientos y deseos vacíos, pero nada más. Y todo por no tomarse la molestia de orar bien. Cuando uno se fía de sí, encuentra pronto el fruto de su tontería. ¿Trabajo para extender el reino, al menos con tanto tesón como los negociantes terrenos o los enemigos de la iglesia?...

2. ¡Ni una hora! Pedro prometió dar la vida por Cristo, y no fue capaz de dominar el sueño. El Señor busca compañía. En Getsemaní sufrió agonía, pero ahora en los miembros de su cuerpo místico sigue sufriendo. ¿Quién acompaña al eñor? Mientras haya hombres que sufren, es Cristo que se transparenta en su rostro, que sufre en ellos. Que todos los días hagamos algo en beneficio de los demás. Al menos un acto de amabilidad. ¡Está el Señor tan sólo en el sagrario y en el prójimo!...

180. ¿QUIÉN ES MI MADRE?

“¿Quién es mi madre?...El que hiciere la voluntad de mi Padre...Ése es mi hermanoY mi hermana y mi madre”.

(Mt 12, 48 s.)

1. Cristo ama a su madre y quiere que nosotros la amemos también. Pero hemos de entender el porqué de la grandeza de María: fue siempre fiel a la palabra de Dios, como recalca el concilio. Por esta fidelidad pudo corresponder a la gracia de la maternidad divina, pudo estar asociada a la obra de la salvación pudo ser nuestra madre. Cristo nos señala la verdadera devoción a María. Algunos, entonces como ahora, sólo se fijan en cosas accidentales. ¿Cómo es mi devoción a María?...

2. Podemos tener intimidad con Cristo y serle tan familiares como su Madre. Podemos transformarnos en Cristo y vivir en él, de él y para él. Podemos presentarnos ante el Padre con las facciones de Cristo. Pero se necesita una condición: imitarle en cumplir la voluntad del Padre. No hacer el propio capricho, sino la voluntad de Dios. María fue quien imitó más a Cristo. Ella es el molde donde nacemos a la vida en Cristo. Por eso es nuestra madre. ¿Hago siempre y en todo la voluntad de Dios?...

VII EL APOSTOL DE JESUS

El cristiano tiene vocación de santo y de apóstol. “La vocación cristiana es también vocación al apostolado” (Vaticano II, Apostolicam actuositatem). Dices que amas a Cristo con toda tu alma. Luego debes sentir los problemas de Cristo como propios.

¿Un termómetro para conocer tu unión con Cristo? Muy sencillo. Apunta en tu diario espiritual qué es lo que sientes ante estas palabras: “El amor no es amado”.

Eres un miembro vivo del cuerpo místico de Cristo en la medida en que sientes y te preocupas de los otros miembros. ¡Sentir el chasquido del sarmiento que se desgaja de la vid!

Cristo necesita de ti. Es un “misterio verdaderamente tremendo” (Pío XII). Puede “completar”, como san Pablo, lo que falta a la pasión de Cristo; puedes ayudar a que su sangre redentora llegue a todos.

¿No sirves? No servirías si no fueras un instrumento dócil, si no ofrecieras toda tu nada, si no tuvieras intimidad con Cristo. Sólo entonces serías un trasto inútil, a lo más un objeto de adorno.

La llamada de Cristo es urgente, personal. La bandera de Cristo ondea con los colores de: sacrificio, pobreza, humildad, es decir amor.

¿Quieres consagrar totalmente tu vida a expandir el reino de Cristo? Pues tal vez el Señor te llama para ser su “doble”, para ser su “otro yo”, su “vaso de elección”. Es “la mayor prueba de amor que se puede dar a Cristo” (Vaticano II).

La Virgen Santísima es maestra de apóstoles. Pero si un día llegas a prestar a Cristo tus labios, tus manos, todo tu ser ya sacerdotal, virginal, de apóstol, entonces podrás mirar a la madre con los ojos de Jesús y ayudarla a buscar a sus hijos con los brazos crucificados de Jesús.

181. EL MAS HERMOSO IDEAL

Dijo Jesús a Simón: “No temas;En adelante vas a serPescador de hombres”....Lo dejaron todo y le siguieron.

(Lc 5, 10 s.)

1. Un pescador como Pedro no podía esperar para su vida otro ideal que el de recoger unos peces para ganarse la vida. Pero, inesperadamente, el Señor le llamó para el más hermoso de los ideales: ser apóstol de Cristo. Su vida ya tendría sentido. Se trataría de contagiar a los demás el amor de Cristo. Amor que se ha de poseer para poderlo comunicar. Amar a Cristo y hacerle amar. ¿He descubierto mi ideal de apóstol?...

2. La respuesta de Pedro, de Santiago, fue inmediata y decidida: lo dejaron todo. Es decir descubrieron que no había nada mejor que seguir a Cristo. Como el millonario no hace caso de la calderilla, pusieron su mirada en Cristo y la apartaron de las cosas caducas. El más hermoso ideal, el de ser apóstol de Cristo, cuesta sacrificio porque vale la pena. No tener más ilusión que gastarse por Cristo, darle a conocer, hacerle amar. Y esto en cualquier modo de vida, aun en una vida monótona. Entonces no hay días monótonos. ¿Estoy dispuesto a dejarlo todo para ser apóstol de Cristo?...

182. EJEMPLO DE JESUS

Jesús se fue a un lugar desierto,Y allí oraba...Simón y los que con él estaban le dijeron:“Todos andan en busca de tí”....Y se fue a predicar...

(Mc 1, 35 s.)

1. El apóstol es como una pila que, para dar luz, ha de cargarse. El apóstol se carga de Cristo en la oración y trato con él. Cristo está en el prójimo, pero no se le descubre allí sin haber dialogado con él en la oración. Para dar a Jesucristo nos hemos de transformar en él. El apóstol es un pincel del que se vale Dios para dibujar en las almas a Cristo. El pincel se hace dócil en manos del artista. El apóstol se hace dócil en la oración. Mirando mi vida de oración, ¿soy y seré apóstol de veras?...

2. A Cristo le buscan ansiosamente. Después de haber dialogado con el Padre, se da a sus hermanos los hombres. En la oración, el apóstol se hace fuerte para la acción. El apostolado es duro cuando se quiere ser de veras apóstol dándose del todo. Pero hemos de darnos como Dios quiere y el prójimo necesita. Y esto supone matar mucho egoísmo en la oración. El darse del apóstol sólo es posible cuando uno se va transformando en Cristo. ¿Me doy de veras a los demás amándolos como Cristo?...

183. JESUS LLAMA

Llamando a los que quiso,vinieron a él,y designó docepara que le acompañarany para enviarlos a predicar...

(Mc 3, 13 s.)

1. Cristo llama para el apostolado. Cada bautizado tiene una misión apostólica que cumplir. La llamada de Cristo es una predilección. A unos les llama para que gasten su vida como san Francisco Javier. A otros para que sean como santa Teresa: misioneros desde su vida ordinaria. De nuestra fidelidad a su llamada depende la salvación de muchas almas. No podemos perder tiempo. El tiempo es almas, hombres que salvar. ¿Soy fiel y generoso a la llamada del Señor?...

2. Dos son los aspectos del apostolado; estar con Cristo y dar a Cristo. Lo primero para ver, escuchar, experimentar a Cristo. Sólo entonces se puede dar lo segundo: ser testigo de Cristo. No puede ser testigo quien no ha visto y oído. ¿Quieres ser apóstol de Cristo y no le conoces y amas a fondo? Esto es imposible... Si ahora no exhalas olor de Cristo, tampoco después...

186. RESPUESTA DEL COBARDE

Jesús, poniendo en él los ojos,le amó y le dijo:“Vete, vende cuanto tienes...,y ven, sígueme”....Se nubló su semblanza y se fue triste,porque tenía mucha riqueza.

(Mc 10, 21 s.)

1. Era un muchacho de grandes cualidades. Quería salvarse y, para ello, cumplía los mandamientos. Viendo Jesús aquel corazón como una mina de oro sin explotar, le propuso algo mejor: dejarlo todo para seguirle y ser un apóstol. La propuesta era óptima. La mirada de predilección de Cristo se posó sobre él. Pero ¡qué fracaso!, dijo que “no” a Cristo, como tantos otros, como...

2. El muchacho se fue con la tristeza en el corazón. Veía que escogía lo peor, pero no se atrevía a ser libre. Su corazón estaba aprisionado en redes pequeñas que en este momento se convirtieron en cadenas. Su mirada cambió de serena en nublada. En un instante se jugó su porvenir irrevocablemente. Y todo por naderías. Ya no sería águila, sino renacuajo. El corazón de Jesús lo sintió, pero él siempre respeta la libertad aun cuando estamos empeñados en caminar hacia la esclavitud. ¿Hay algo en mí que un día me impedirá decir “si” a Cristo?...

187. RESPUESTA DEL VALIENTE

Muchos de sus discípulos ya no le seguían,y dijo Jesús a los doce:¡“Queréis iros vosotros también?”Respondióle Simón Pedro:“Señor, ¿a quién iríamos?”...

(Jn 6, 67 s.)

1. Fue un momento muy crítico. En las primeras dificultades muchos discípulos se negaron a seguirle. Eran cristianos de temporada; Jesús había propuesto sus planes de quedarse en la eucaristía como banquete. Pero estas finezas no son para los pintores de brocha gorda. Y quedaron sólo doce, incluyendo a Judas que se quedó por cobardía y fines bastardos. El oro se prueba en el crisol, y el discípulo de Cristo en el sacrificio y en la vida de fe. ¿Sigo a Cristo sólo cuando no me cuesta nada?...

2. Cristo no quiere seguidores a medias. El ama con todo el corazón. Por eso pregunta para que respondan con sinceridad. Pero respondió magníficamente en nombre de todos. Estaba tan enamorado de Cristo, que sin él ya no podía vivir. En esto se conoce el verdadero amor: en que nada ni nadie satisface y llena tanto como Cristo. Este es el entrenamiento necesario para ser apóstol. ¿Vivo muchos días al margen o a espaldas de Cristo?...

188. MI RESPUESTA

Vio a un publicano... y le dijo: “Sígueme”.El, dejándolo todo, se levantó y le siguió.Le ofreció un gran banquete en su casa,y asistían gran multitud de publicanos...

(Lc 5, 27 s.)

1. Cristo escogió a los apostoles de entre pobres pescadores y pecadores. Llama a los que quiere, como te ha llamado a ti. El “Sigueme” del Señor resuena continuamente en el fondo de los corazones como resonó en el del Pablo, Agustín. Algunos ni lo oyen; hay otras interferencias y parásitos. Otros no lo quieren oir. Pero siguen siendo muchos los valientes. ¿Escuchas con fidelidad y generosidad las llamadas al apostolado?...

2. La respuesta de san Mateo fue generosa. Lo dejó todo por Cristo y le siguió sin más. Su alegría era tan desbordante que convidó al Señor a un gran banquete. Quien ha encontrado a Cristo de verdad, siente la necesidad de darlo a conocer. Por eso san Mateo convidó a sus amigos de antes, aunque mururasen los fariseos. Ser apóstol del Señor es una consecuencia de amarle. Es la mejor manera de agradecerle su llamada y su perdón. ¿Tengo ilusión de dar a conocer y amar a Jesucristo?...

189. APOSTOL POR GRATITUD

“Vete a tu casa y a los tuyosy cuéntales cuanto el Señorha hecho contigoy cómo ha tenido misericordia de ti”.El (endemoniado curado) se fuey comenzó a predicar.

(Mc 5, 19 s.)

1. Aquel pobre endemoniado quedó totalmente libre. Pero el Señor le dio el encargo de dar testimonio de las maravillas de Dios. Cristo acostumbraba a obrar de este modo. A veces elige para apóstoles a quienes se vieron enfangados en el mal, para que sean humildes y generosos. El verdadero apóstol nunca se considera mejor que los demás. Los beneficios que el Señor me ha concedido ¿me mueven a ser apóstol?...

2. El hombre curado se convirtió en apóstol. Narró lo que había visto y oído. El apóstol es testigo de Cristo. Aquel hombre se sintió ligado a Cristo para siempre. Hablaba de lo que sentía en el corazón. Hacer apostolado no es un juego. Apostolado es dar a conocer y amar a Cristo. ¿Sé hablar de Cristo y de sus problemas?...

190. ¿CÓMO ES EL APÓSTOL?

“¿Una caña agitada por el viento?... (no).¿Un hombre vestido con molicie?...(no).¿Un profeta? Sí..., mi mensajero”...

(Lc 7, 24 s.)

1. Cristo describió cómo es el apóstol. Se refería a san Juan bautista, su precursor. El apóstol de Cristo no se deja llevar por el viento del qué dirán, resiste a la moda de las ideas confusas, le basta con los criterios de Cristo. El apóstol no es comodón, no se espanta ante la dificultad, sabe cortar sus caprichos, sabe crucificarse con Cristo... ¿Soy así?...

2. El apóstol sabe dar razón de Cristo. Hay quienes se saben la vida y milagros de los ídoles del deporte. Y ¿no te sabes todos los detalles de la vida de Jesús? Para ser mensajero de Cristo se necesita aprender bien la gran noticia que se va a comunicar. Y al anunciar a Cristo, han de ver los demás el amor que cautiva al mismo apóstol. ¡Ser buen olor de Cristo, ser luz de Cristo! ¿Qué te falta para ser apóstol de Cristo?...

191. ¿CÓMO SE HACE EL APÓSTOL?

“Cuando venga el Espíritu de verdad...,Él dará testimonio de mí,y vosotros daréis también testimonio,porque desde el principio estáis conmigo”.

(Jn 15, 26 s.)

1. Ser apóstol de Cristo es una obra de arte que sólo puede realizar el Espíritu Santo. El verdadero apóstol debe empaparse de Cristo, conocerle a fondo, amarle sin cortapisas, no perder ocasión de hacerle amar, gastar todos los minutos de la vida para extender su reino. No existe mejor ideal que éste. Por esto el apóstol vive feliz, con el “gozo de pascua”, sobre todo en las dificultades. ¿Me dejo cincelar por el Espíritu Santo?...

2. El apóstol ha convivido íntimamente con Cristo. No bastan unos años de rutina. Es toda una vida la que se compromete por él. El mejor apóstol es aquel cuyo primer amor lo ha estrenado Cristo. Una infancia y una juventud gastada en amar a Cristo, es el camino más seguro para hacerle amar. ¿Pierdo mis mejores años de mi formación? ¿Cómo podría emplearlos mejor?...

192. TAREA DEL APOSTÓL

“Mi gozo es cumplido.Es necesario que él crezcay que yo disminuya”.

(Jn 3, 29 s.)

1. Juan bautista fue apóstol de Cristo preparando su venida. Su único gozo fue anunciar a Cristo y gastarse por él. Tuvo muchos sinsabores, incomprensiones, persecuciones... y, al fin, derramó su sangre por él. Pero todo esto no le amedrentó, sino que le hizo más apóstol. ¡Vale la pena gastar toda la vida por este ideal! ¿Me gozo en los sacrificios que me hacen más apóstol de Cristo?

2. El apóstol no es comediante. No le interesa aparentar y lucir. Su gozo es que conozcan a Cristo y que le amen, que nazca y que crezca Cristo en los corazones. El apóstol sabe desaparecer y esconderse al afecto de los hombres, porque podría ser un estorbo para el encuentro con Cristo. No estorba quien es humilde y no se busca a sí mismo. ¿Estoy preparado para esta humildad?...

193. LUZ Y SAL

“Vosotros sois la sal de la tierra;si la sal se desvirtúa, ¿con qué se salará?Vosotros sois la luz del mundo...”

(Mt 5, 13 s.)

1. El apóstol es sal que da buen sabor de Cristo y preserva de la corrupción. Muchos hombres no saben nada de Cristo. Y tienen derecho a saber y a amar. Todo depende de que el apóstol sea sal de la tierra. Si en lugar de saber a Cristo, sabe a egoísmo, comodidad, dejadez, pereza, entonces, ¿quién dará a conocer a Cristo? No puede humedecerse mi entrega a Cristo con mi egoísmo. ¿En qué soy sal desvirtuada?...

2. El apóstol es luz. Es Cristo la luz que resplandece a través de sus testigos. La luz no se esconde ni debe apargarse cuando hace falta. Muchos hombres van a la deriva, porque no han visto la luz de Cristo. Y no la han visto porque los “cristóforos”, los cristianos, la dejan apagar. ¿Cómo puedes ser luz de Cristo si tus obras señalan tinieblas de caprichos?...

196. CONSEJOS DE JESUS

“Os envío como ovejas en medio de lobos;sed, pues, prudentes como serpientesy sencillos como palomas”.

Mt 10, 16)

1. Dificultades no faltan. Las ha de haber para poderse crucificar con Cristo. No hay fruto de apostolado sin sacrificio. A veces las dificultades provienen de los mismos hombres con quienes se convive o a quienes se quiere hacer bien. Saber aguantar al prójimo antipático, o algo más, es el mejor camino para aprender a dar la vida por las ovejas. Las “almas” que se quieren salvar no son ideas, sino hombres concretos con sus defectos. ¿Me preparo para el apostolado amando al prójimo con quien me toca convivir?...

2. Prudencia y sencillez, dos cualidades necesarias al apóstol. Prudencia significa equilibriio, reflexión, no precipitarse en el juzgar y en el obrar. Ya se entiende que no es prudente quedarse quieto, sino moverse con equilibrio. Y sencillez equivale a mirar a los demás con los ojos de Jesús. La sencillez hace confiar en Dios y tener optimismo cuando parece imposible, y descubre en los demás lo bueno que dicen y que tienen. ¿Noto que falta esa prudencia y sencillez en mí?...

197. INTERESES DE JESUS

“Tengo otras ovejas...Y es preciso que yo las traiga,y oirán mi voz,y habrá un solo rebaño y un solo pastor”.

(Jn 10, 16)

El apóstol escucha los latidos ardientes del corazón de Jesús. Pospone sus preocupaciones a las preocupaciones e intereses de Jesús. Cristo tiene sed. Por eso lanzo un suspiro anhelante: “Tengo otras ovejas” ...Son demasiados hombres los que todavía no le siguen. Muchos porque todavía no han oído hablar de él. Otros porque necesitan una mano compañera. ¿Me llegan al alma estos deseos de Jesús?...

2. “Es preciso”. Es una necesidad para el corazón de Cristo. El buen pastor quiere encontrar a todas las ovejas perdidas. Porque resulta que son muchas, demasiadas. El corazón de Cristo se estremece de gozo pensando en el día en que todos los hombres oirán su voz. Para esto necesita muchos apóstoles que le ayuden de balde y con todo lo suyo. El Señor espera mi respuesta decidida...

198. EN LOS FRACASOS

Aquella noche no cogieron nada...Díjoles Jesús:“Echad, pues,y ya no podían arrastrar la redpor la multitud de peces.

(Jn 21, 3 s.)

1. Hay momentos de zozobra para los apóstoles. A veces que no se consigue fruto. A veces el Señor exige que seamos como el trigo en el curso. Pero a veces se da el verdadero fracaso: cuando hemos confiado en nuestras propias fuerzas. Sin Jesús, todo es ruido de hojas secas. Y menos mal si se aprende la lección después del fracaso. ¿Planeo sin contar con Jesús...?

2. ¡Cómo cambia el panorama! Al actuar en nombre de Jesús, es decir en unión con él, se consigue lo imposible. En un santiamén el Señor concede a los humildes aquello que los soberbios no consiguen ni a fuerza de años. Es cuestión de saber confiar en el Señor, actuar como él, y esperar el fruto, aunque no lo veamos hasta el cielo. ¿Soy optimista en el apostolado...?

199. EN LOS TRIUNFOS

Volvieron los apóstolesa reunirse con Jesús,y le contaroncuanto habían hecho y enseñado,y les dijo: “Venid..., descansad”.

(Mc 6, 30 s.)

1. Regresaron los apóstoles de su campaña apostólica y le contaron todo al Señor. El que trabaja por Cristo siente ganas de expansionarse con él. No es acción apostólica la que impide al apóstol su intimidad con Cristo. Como no sería verdadera intimidad con Cristo la que no empujara a extender el reino. En la expansión con Cristo se forjan los apóstoles. ¿Tengo todos los días un rato de expansión con Cristo...?

2. La expansión con Cristo no es sólo una necesidad nuestra. Es también una invitación del Señor que quiere comunicarnos lo que hemos de hablar. No es tiempo perdido el dedicado a la oración. Cristo, antes de predicar, pasó treinta años en Nazaret. Y, luego, cuarenta días en el desierto y muchas noches en oración. La oración es también acción apostólica, sobre todo cuando se buscan los intereses de Cristo. En ella nos llenamos de Cristo y alcanzamos las gracias necesarias para la acción externa. (Vativano II) Mi oración, ¿es la que corresponde a un apóstol?...

200. VICTORIA SEGURA

“El reino de Dios es semejantea un grano de mostazaque uno toma y arroja en su huerto,y crece y se convierte en un árbol...”

(Lc 13, 18 s.)

1. El apóstol está empeñado en una obra de éxito seguro. El secreto del éxito está en reconocer la pequeñez de nuestra colaboración. Cristo murió para salvarnos. Le podemos ayudar en la medida en que muramos a nuestro amor propio. Sembrar con éxito seguro es saber morir en cada momento haciendo la voluntad del Padre. Por lo menos saber sembrar este granito de mostaza hoy, ahora.

2. Parece mentira que un árbol sea el desarrollo de una semilla insignificante. Pero esta semilla es vida en Cristo. A los ojos del mundo tiene poco valor, pero sí lo tiene, y mucho, a los ojos del Padre. El tonto y el veleta no pueden ser apóstoles. Tampoco el orgulloso. Ser apóstol es tener en sí la vida desbordante de Cristo. Podrá ponerse dique a esa corriente de agua viva, pero tarde o temprano el agua servirá para producir fluido eléctrico o para fertilizar los campos. ¿Me preparo para ser apóstol...?

201. PEDIR VOCACIONES DE APOSTOL

“La mies es muchay los obreros pocos;rogad, pues, al amoque envíe obreros a su mies”.

(Lc 10, 2)

1. El Señor ha puesto los frutos de su redención en manos de sus apóstoles. ¿Cómo es posible que haya todavía tantos millones de hombres que no conocen a Cristo? El Señor sigue llamando al apostolado. Pero faltan corazones jóvenes que respondan valientemente. Son pocos los jóvenes cristianos que oyen la voz de Cristo que grita desde el fondo de tantas almas vacías de Dios. ¿Soy fiel y generoso a la llamada de Cristo...?

2. Si son pocos los apóstoles de Cristo, ¿hemos de montar un gran tinglado de propaganda? Sería bueno, pero es mejor orar. La vocación y la fidelidad a la misma, es una gracia que depende de Dios. El ser fiel a la vocación apostólica sigue siendo un milagro de la gracia que sólo se da cuando hay oración. ¿Oro con frecuencia por mi vocación y porque haya vocaciones apostólicas...?

202. DAR LA CARA POR JESUS

Dijeron (los fariseos) al ciego:“¿Qué dices túde ése que te abrió los ojos?”El contestó: “Que es un profeta...”Y le echaron fuera.

(Jn 9, 13 s.)

1. Ser apóstol de Cristo resulta comprometido. No es oficio de cobardes. A veces tendremos que dar la cara por él. Es preferible quedar mal con los otros amigos que con el amigo. El ciego supo decir la verdad y dar a conocer a Cristo. La prudencia siempre es virtud, pero no es prudencia todo lo que lo parece. Por lo menos no podemos callar, con nuestras obras, que somos de Cristo. ¿Soy valiente en mis palabras y ejemplo...?

2. Y luego vienen las consecuencias. Al ciego curado le echaron del templo. Hasta le tuvieron por malo. Y todo por no conformarse a las palabras y a la conducta de los enemigos de Cristo. El apóstol ha de estar dispuesto a dar la vida, y ha de estarlo a dar otras cosas más pequeñas y ordinarias. No es posible poner condiciones. El apóstol ha de estar dispuesto a todo por Cristo. ¿Estoy dispuesto a cualquier sacrificio para poder ser apóstol...?

203 APOSTOL CON EL EJMPLO

“Así ha de lucir vuestra luzante los hombres,para que viendo vuestra buenas obrasglorifiquen a vuestro Padre...”

(Mt 5, 16)

1. No digas que no sabes ser apóstol de Cristo. ¿Qué debes hacer? Muy sencillo. Primero es cuestión de amarle ardientemente, luego, descubrir que no es amado, y luego... ¡pruébalo y verás! Porque, por lo menos, te darás cuenta, que ya con el ejemplo podrías hacer mucho. Si otros ven en tu conducta lo que Cristo predicó, se sentirán arrastrados hacia el Señor. Pero debes corregir todavía mucho de tu conducta hasta llegar ahí...

2. ¡Cuidado! No se trata de lucirse y decir a los cuatro vientos que tú amas a Cristo. Di solamente que le quieres amar. Y con esto ya se te notará en las obras. Y no pienses que te alabarán a ti. No. Sino que tu ejemplo se qudará impreso en su memoria y, cualquier día, les servirá para amar más a Dios. El que ama a Cristo, lo manifesta a su alrededor. ¿Qué podrías mejorar en tu conducta...?

204. APOSTOL DE LOS POBRES

“Sal aprisa a las plazasy calles de la ciudad,y a los pobres, tullidos, ciegos y cojostráelos acá”.

(Lc 14, 21)

1. Quienes están más preparados para recibir a Cristo, son los pobres, los enfermos, los “desgraciados”. Por eso el verdadero apóstol, aunque quiere que todos encuentren a Cristo, preferentemente se dirige a los predilectos de Cristo, a los que mejor transparentan su rostro. Los pobres, los niños, los desechados por todos, estos fueron y son los que están más dispuestos a amar a Cristo. Pero teniendo en cuenta que los ricos materiales son a veces los más necesitados. ¿Dónde quisiera ser apóstol de Cristo...?

2. Cristo sigue deseando que vengan todos a él: “tráerlos acá”. ¡Cómo desea el Señor a los enfermos, que se parecen a él! ¡Y a los niños, que de ellos es el reino de los cielos! ¡Y a los pobres y pecadores, a quienes espera y llama! Pero Cristo ahora necesita de mis labios y de mis obras para predicar. ¿Presto a Cristo mis palabras y mi vida para que salve a los hombres...?

205. APOSTOL DE LOS NIÑOS

“El que por mírecibiere a un niño como éste,a mí me recibe”.

(Mt 18, 5)

1. Jesús siente predilección por los niños. Es decir, por los que adoptan una postura filial ante Dios. El buen hijo confía, ama, goza junto al padre. Los niños están siempre bien dispuestos para oir cosas sobre Jesús. Y los que oyen se les graba, al menos si se les ha explicado con amor. Pero los niños intuyen si el que habla está convencido o no. Y pensar que hay tantos niños que no saben hablar a Jesús...

2. Lo que se hace a un niño se le hace a Cristo. Lo mejor que se puede dar a un niño es ayudarle a vivir en gracia, a hablar con Jesús, a imitarle. No es tiempo perdido nunca, aunque las apariencias digan lo contrario. Los mejores apóstoles de la historia han gastado mucho tiempo en la educación cristiana de los niños. Pero ahora hay muchos niños que no saben ni sabrán nunca el catecismo. Faltan apóstoles que se ofrezcan...

206. LEMAS DEL APÓSTOL

“¡Tengo sed!”

(Jn 19, 28)

“Yo he venido a echar fuego en la tierra,¿y qué he de querer sino que se encienda?”

(Lc 12, 49 s.)

1. Las palabras de Cristo, buen pastor, están grabadas a fuego en el corazón del apóstol. “Tengo sed”. Esta sed de Cristo espolea a los mayores sacrificios. No preguntes al apóstol el porqué no desmaya en la lucha. La sed de Cristo hoy, es suficiente para poner en vela a los que le aman. Cristo tiene sed de tantos hombres que se pierden, que no aman a Dios. Tiene sed de apóstoles que ofrezcan sus vidas por la labor. Tiene sed de ti...

2. El corazón de Cristo arde de amor al Padre y a los hombres sus hermanos. El mundo es un glaciar. Los hombres no aman a Dios ni se aman entre sí. Parece que sólo se aman a sí mismos, pero ni aún eso, pues ese amor al margen de Dios es un suicidio. Por esto, Cristo quiere contagiar amor a los hombres. Pero necesita antorchas. Las cerillas que se apagan al primer soplo, no sirven. ¿Arde tu corazón con ese fuego del corazón de Cristo...?

207. JESUS RUEGA POR MI

“Yo ruego por ello...Santifícalos en la verdad...Yo por ellos me santifico...”

(Jn 17, 9 s.)

1. La tarea del apóstol es difícil. Lo que cuesta más es la conquista de la propia vida interior para transparentar a Cristo. Pero Cristo ha orado por mí, para que tenga éxito en esta santificación propia. La oración de Jesús es eficaz, ha sido escuchada. No me falta, pues, la gracia. Sólo resta mi cooperación. ¿Me esfuerzo en la tarea de mi propia santificación...?

2. Cristo pidió y pide que sus apóstoles sean santos. Santo significa pensar y querer como Cristo. Pero eso es una lucha continua contra las inclinaciones que nos llevan al mal. Jesús se ofreció como víctima por nosotros para que nosotros supiéramos ser víctimas como él. Morir con él para resucitar con él. Mis palabras, pensamientos, deseos y obras, han de traducir a Cristo...

208. JESUS RUEGA POR MI APOSTOLADO

“Ruego por cuantos creanen mí por su palabra,para que todos sean uno,como tú, Padre, estás en mí y yo en ti”.

(Jn 17, 20 s.)

1. A veces el apostolado resulta difícil. Sobre todo cuando no se ve el fruto inmediato. Pero el apóstol no se desanima ni impacienta. Siembra evangelio, palabra de Cristo. Y lo siembra a todas horas y en cualquier circunstancia. Sabe que su tarea apremiante es sembrar. El agua y el crecimiento de la semilla lo dará Dios. Cristo garantiza, con su oración, el éxito de la empresa. ¿Sigo siendo optimista en los fracasos aparentes...?

2. El mejor fruto del apostolado es que la vida divina se prolongue en las almas.Es la vida de Dios Trino. Pero esta vida no se ve. Es cuestión de fe, de fiarnos de la palabra de Jesús. Dios se da a sí mismo en las almas de quienes le aman. El apóstol de Cristo construye sagrarios y catedrales para Dios. Los hombres son cristianos, es decir de Cristo, en grado pleno, únicamente cuando están unidos a Dios y al prójimo en el amor de Cristo. Si esto se consiguiera, el mundo sería la gran familia de Dios y un paraíso anticipado. Pero para esta tarea se necesitan apóstoles que quieran morir cada día por Cristo...

209. JESUS ESTA PRESENTE

“Id..., enseñad...Yo estaré con vosotros siemprehasta la consumación de los siglos”.

(Mt 28, 19 s.)

1. El apóstol ha sentido en su interior la llamada de Cristo: “Id, enseñad”. Es un fuego abrasador que le consume y le espolea a convertir la vida rutinaria en fecundidad de Nazaret. El apóstol no teme ir a los confines del universo, ni teme un largo aprendizaje en el duro bregar de la vida cotidiana y de convivencia con los demás.

2. El apóstol no va solo. No es más que labios de Cristo, brazos de Cristo, pues de Cristo. Es Cristo quien salva, habla, ora, sana. Cristo invisiblemente, el apóstol visiblemente. Es fácil pasar por cualquier dificultad cuando Cristo está presente. Sólo así se explica la vida de Javier, de Teresa, de Charles de Foucauld... ¿Cómo puedo descubrir esta presencia de Cristo en mi vida...?

210. MAESTRA DE APOSTOLES

Fueron y encontrarona María y a José y al niño.María guardaba todo estoy lo meditaba en su corazón.Los pastores se volvieronglorificando a Dios.

(Lc 2, 16 s.)

1. La madre de Cristo sigue siendo madre del cuerpo místico de Cristo que es la iglesia. Cristo nace de ella. Ahora, en las almas, también. Ser apóstol, dar a Cristo sin un amor filial a María, es inventar un cristianismo al margen de Cristo. A Cristo se le encuentra, hoy como ayer, en el ambiente maternal mariano. Los apóstoles se forman en este ambiente. No encontrarás ninguna expcpción. Si conocieras, amaras e imitaras más a María, reina de los apóstoles, tendrías más celo de las almas... El apóstol ha de tener “afecto materno” como María (Vaticano II) ... ¿Amo así a los hombres...?

2. El apóstol es muy dado a la vida interior. Como María. Precisamente porque ha de gastar su vida dando y transparentando a Cristo. Sólo quien experimenta el encuentro personal con Cristo, se siente impelido a gastarse por él. De otra suerte, dice que quiere gastarse por Cristo, pero todo son palabras vacías. La norma es la de siempre: morir en Cristo para resucitar en él, tú y los demás. Si Cristo vive en tus pensamientos, deseos, palabras y obras, los demás encontrarán siempre a Cristo cuando e encuentren contigo...