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Programa Físico– Estadio VI y VII- Movilidad y Equilibro – Nuria Ferres

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Índice

1. Estadio VI

1.1. La movilidad en el Estadio VI

- Programa de movilidad del Estadio VI

1.2. El equilibrio en el Estadio VI

2. Estadio VII

2.1. La movilidad en el Estadio VII

- La lateralidad

- Aprender cualquier deporte



El Estadio VI

Cada nuevo estadio de desarrollo en el cuadro del Perfil de Desarrollo de los

Institutos para el Logro del Potencia Humano, supone un salto cualitativo de gran

magnitud pues significa el logro de una nueva capacidad. Sin embargo, el pequeño

necesitará muchos meses para fortalecer y perfeccionar esa nueva capacidad.

Iniciamos el Estadio VI cuando entra en función la corteza primitiva.

El desarrollo neurológico y físico del niño permite los siguientes logros en este

estadio:

En cuanto a la competencia visual: identificación de símbolos

visuales y letras con experiencia.

Competencia auditiva: comprensión de 2000 palabras y frases

sencillas

Competencia táctil: habilidad para determinar características de

los objetos por medios táctiles.

Movilidad: marcha y carrera con patrón cruzado completo.

Lenguaje hablado: 2000 palabras del lenguaje hablado y frases

cortas.

Competencia manual: función bimanual con predominio de una

mano.

¿A qué edad se producen estos importantes logros?

Depende de las oportunidades de desarrollo que haya tenido el bebé desde el

principio. Veamos tres escenarios posibles aunque, evidentemente, puede haber

situaciones intermedias:

- Si desde el nacimiento o poco tiempo después se ha iniciado el programa de

estimulación con mucho amor y cariño, el sexto estadio se situará sobre los 18

meses.

- En un ambiente promedio en el que no se ha estimulado o potenciado el desarrollo

del niño pero tampoco se ha obstaculizado, podríamos decir, la situación habitual de

la mayoría de hogares, el sexto estadio se sitúa entorno a los 36 meses.

- En un ambiente pobre en el que, por los motivos que sea, se ha obstaculizado o no

se ha podido producir el desarrollo del niño, el sexto estadio puede situarse a los 72

meses o más.



La Movilidad en el Estadio VI

En lo que respecta a la movilidad, en este estadio el niño empieza a caminar y a

correr en patrón cruzado completo, es decir, empieza a utilizar los brazos, no ya para

equilibrarse, sino en un movimiento hacia adelante y hacia atrás para “impulsarse”. Este

movimiento de brazos lo podemos ver claramente cuando un atleta se lanza a la carrera.

El niño, poco a poco, aprende a hacerlo.

El movimiento de andar en patrón cruzado significa que cuando avanzamos la

pierna derecha, también avanzamos el brazo izquierdo simultáneamente y cuando

avanzamos la pierna izquierda también avanzamos el brazo derecho. El objetivo es

moverse de forma más rápida y segura.

Paulatinamente el niño va ganando destreza en su movimiento de andar y correr

en patrón cruzado. Para ello es necesario el uso de la corteza primitiva, el penúltimo

estadio de desarrollo neuronal. El cerebro crece con el uso, por eso andar y correr en

patrón cruzado son actividades físicas que potencian el desarrollo y organización

neurológica del niño en esta etapa. Por ello, es fundamental proporcionar al niño

muchas oportunidades para que pueda andar y correr y así continúe desarrollando su

corteza cerebral.

Veamos lo que explica Glenn Doman al respecto: “Porque cuando su niño corre,

la corteza crece. Ya que correr es una función de la corteza humana. Si el pequeño no

tiene una corteza humana desarrollada, no puede correr como medio de transporte.

Dado que correr es una función de la corteza humana, correr estimula la corteza. Esta

es una etapa del desarrollo que se equipara con la etapa en que el niño se arrastra,

gatea o camina. Negarle a un niño la oportunidad de correr significa negarle la

oportunidad de completar el desarrollo y la organización de su cerebro.” Glenn Doman

Además hay también un motivo físico por el que es importante brindar al niño

muchas oportunidades de correr: mejorar la eficiencia del sistema respiratorio.

Cuando necesitamos hacer una función como correr, o cualquier otro deporte,

necesitamos más oxígeno. No respiramos igual cuando estamos sentados que cuando

corremos. Como adultos, si no estamos en forma, parece que nos ahogamos al ponernos

a correr, nos falta la respiración porque nuestro sistema respiratorio no funciona

eficientemente.

Cuando empezamos a ponernos en forma a base de entrenamiento mejora la

eficiencia de nuestro sistema respiratorio. Y es entonces cuando apreciamos lo bien que

nos sentimos, el incremento de energía del que disfrutamos y la mejora en el

funcionamiento tanto físico cómo intelectual de nuestro cuerpo. Y este estado de “estar

en forma” es una fabulosa manera de crecer para un niño. De hecho, su excelencia física

e intelectual depende de ello.



Programa de movilidad del Estadio VI

El programa de movilidad en el estadio VI es básicamente un programa de correr

porque el objetivo es brindar a tu hijo el máximo de oportunidades de salir a correr. Para

ello, es necesario que lo acompañes, así es que esta es tu oportunidad para ponerte en

forma (si no lo estás ya) muy paulatinamente.

Salir a correr es sin duda la mejor actividad física que puedes compartir con tu

hijo en esta etapa y en el futuro, por supuesto. El proceso va a ser muy gradual,

empezando por unos metros hasta llegar a los 5 kilómetros en unos 40 minutos. No te

preocupes, en este capítulo verás exactamente como conseguirlo. Esta etapa puede

abarcar desde los 18 meses hasta los 4 ó 6 años de edad de tu hijo. A partir de aquí el

mundo es vuestro.

En resumen, salir a correr con tu hijo significa que:

a) contribuyes a su desarrollo cerebral hacia la excelencia intelectual.

b) contribuyes a su desarrollo físico hacia la excelencia física.

c) correr estimula el apetito de tu hijo, por tanto mayor crecimiento y

fortaleza.

d) compartes tu vida con él. Esto es lo que en realidad más le importa a tu

hijo, estar contigo.

e) Podrás ponerte tú también en forma de una manera muy gradual, casi

sin darte cuenta.

Ojalá dispongas de media hora diaria para poder compartir estos ratos tan útiles

y agradables con tu hijo. No puede haber una “extraescolar” mejor para tu hijo: estar

con su papá o mamá mientras se desarrolla física e intelectualmente de forma excelente.

Sin embargo, hay una serie de consideraciones previas importantes para que el

programa de correr funcione correctamente:

Superficies adecuadas para correr

Calzado

Vestuario

Ritmo

Recorrido

Otras zonas

Actitud

Planificar el reto antes de salir a correr

Distancias

Veamos cada una de ellas antes de entrar en la planificación del programa de

correr…



Consideraciones previas

Superficies adecuadas para correr

Tanto para un adulto como para un niño, lo mejor es correr sobre superficies que

absorban el impacto del pie sobre el suelo, como por ejemplo, tierra, hierba corta, grava

compuesta, arena dura y compacta, pista de atletismo… Este tipo de superficies

absorben la vibración del choque del pie sobre el suelo y, por tanto, las articulaciones no

sufren.

En cambio, las superficies duras como el cemento y el asfalto pueden producir

lesiones y dolores musculares porque todo el impacto del pie sobre el suelo se

amortigua en nuestras propias articulaciones: tobillo, rodilla e incluso cadera, sin que el

terreno absorba nada.

Calzado

Además de procurar correr siempre sobre terrenos blandos que absorban el

impacto también es conveniente llevar un calzado que absorba parte de ese impacto. Es

un tema importante en el que no conviene escatimar, ni para tu hijo ni para ti.

En las tiendas de deportes especializadas en calzado deportivo podrás encontrar

todo el asesoramiento que necesites.

Vestuario

Cuanta menos ropa mejor, dentro de lo que el clima permita.

Manga corta y pantalón corto si hace calor. Si hace más frío, la ropa técnica es la

ideal porque “abriga”, expulsa el sudor hacia afuera y no pesa.

No es plan salir a correr con abrigo o con prendas que dificulten la movilidad de

los brazos, pueden ser demasiado pesadas y te harán sudar en exceso en cuanto

empieces a correr. Es al acabar de correr cuando hay que abrigarse más para no coger

frío hasta llegar a casa.

Conviene ir bien preparado para que la ilusión y el entusiasmo de los primeros

días no se desvanezcan rápidamente.

Ritmo

Se trata de ir adquiriendo resistencia a distancias cada vez mayores, por eso es

importante imponer un paso tranquilo. Esto es muy difícil que lo haga un niño pequeño,

de hecho cuando le digas “vamos a correr”, él querrá correr a toda velocidad y quedará

desfondado y exhausto a los 100 metros.

La solución es que tú impongas el paso, al menos al principio y que vayas

ligeramente por delante. Cuando tu hijo ya pueda correr distancias mayores, entonces él

podrá ser el líder e imponer el paso, pero en ese caso corred siempre el uno al lado del

otro.



Recorrido

A veces a los adultos nos parece que los niños se “distraen” fácilmente con

cualquier cosa que les llama la atención, en realidad, lo que sucede es que quieren

aprender de todo lo que les rodea.

El primer día que salgas a correr con tu hijo, el recorrido que elijas, sea un

parque, un bosque, un camino, una pista… estará llena de novedades y cosas curiosas

por las que pararse: una flor, una piedra, un insecto, una lombriz… Déjalo que se pare,

se agache, lo examine… cuando acabe, reanudáis el trote. Al cabo de unos cuantos

metros quizá se vuelva a parar, no pasa nada, cuando acabe, seguís, y así.

Puede suceder que el primer día, incluso los siguientes días, no se cumpla el

objetivo de correr una pequeña distancia sin detenerse con el objetivo de desarrollar su

cerebro y su capacidad respiratoria. Sin embargo, no habrás cortado su ilusión por salir

a correr y este es un programa de larga duración, no de unos cuantos días.

Al cabo de unos días, el recorrido ya no será tan novedoso y cada vez habrá

menos curiosidades por las que pararse. Cada vez podréis recorrer más metros seguidos,

que es de lo que se trata.

Por eso es interesante, cuando hablamos de niños pequeños en este estadio,

hacer siempre el mismo recorrido, de este modo, se familiarizan con él y necesitan

pararse menos frecuentemente para observar novedades.

Un poco de paciencia por tu parte es muy conveniente para que tu hijo mantenga

una actitud positiva hacia la actividad de correr.

Otras zonas

Si vives en una zona de alta montaña, el simple hecho de caminar con tu

pequeño ya representa un buen reto para él.

A veces se instalan centros de alto rendimiento deportivo en zonas de alta

montaña, como por ejemplo en Font Romeu, en los Pirineos franceses, porque el

entrenamiento en altitud requiere mayor esfuerzo y significa más preparación.

En altitud hay menos oxígeno con lo que los sistemas cardiovascular y

respiratorio tienen que trabajar más para hacer el mismo ejercicio.

Si el terreno está cubierto de nieve, aunque no sea alta montaña, caminar

también es suficiente reto pues requiere más esfuerzo.

Actitud

No es estrictamente necesario pero si decides conversar un poco mientras

corréis, procura que nos sea para quejarte o gruñir: “hace frío”, “me duele la rodilla”,

“hoy estoy cansado”… si haces esto, el momento dejará de ser agradable,

automáticamente tu hijo se sentirá igual y además aprenderá a quejarse y a gruñir él

también.



En cualquier caso, si tú o tu hijo estáis cansados o tenéis hambre o sed, no

salgáis a correr ese día, o por lo menos en ese momento, dormid una siesta, tomad una

comida ligera o una bebida.

Puede suceder que durante alguna temporada tu hijo no quiera correr. No le

fuerces, ni empujándole ni cogiéndole de la mano. No te enfades por eso, los niños

pasan por diferentes etapas y normalmente es sólo una actitud temporal. Lo mejor para

alentarlo es que te vea a ti correr, en pocos días no podrá resistir estar mirándote sentado

(desde un banco del parque o desde la grada de una pista, por ejemplo), y se unirá a ti

para correr también.

Planificar el reto antes de salir a correr

Antes de salir a correr planifica con tu hijo hasta dónde planeáis llegar hoy. Por

ejemplo, si corréis en una pista y ayer pudisteis recorrer media pista los dos juntos sin

deteneros, tal vez hoy podáis proponeros el reto de correr tres cuartos de pista sin parar.

Propón siempre retos que sepas que tu hijo va a poder hacer, es decir, incrementa

siempre muy paulatinamente la distancia.

Si corres por un bosque, por el parque, por un camino… busca siempre

referencias: un árbol, un poste, una fuente… Incluso puedes preparar el plan para el

próximo día sobre el terreno, por ejemplo: “¡Muy bien Carlos! Hoy hemos llegado

desde la fuente hasta este árbol sin pararnos. Mañana, ¿crees que podremos llegar hasta

ese otro árbol desde la fuente sin parar?

Al siguiente día: “Carlos vamos a correr, hoy vamos a llegar hasta el siguiente

árbol, el que dijimos ayer, ¿crees que podremos?... Estupendo… vamos allá”.

Una vez en el terreno, volver a repasar el plan: “hoy vamos a correr seguido sin

pararnos desde la fuente hasta aquel árbol”. Muéstrale hasta dónde vais a llegar.

Si tu hijo se familiariza con el terreno y conoce el objetivo de cada día, se va a ir

implicando más y tendrá más ganas de salir a correr.

Distancias

Las distancias irán siendo cada vez mayores, desde correr unos cuantos metros

hasta correr varios kilómetros. Esto es así porque un niño puede empezar este proceso a

los 18 meses de edad y puede que hagan falta dos años o más para llegar a correr varios

kilómetros. Es un proceso largo y el programa de correr tiene que evolucionar

constantemente en este proceso.

Cuando las distancias son más largas, puede que se le haga aburrido al niño,

aunque físicamente pueda continuar. Entonces, cuanta más imaginación puedas ponerle

a esta actividad mejor: tal vez pueda ir escuchando su canción favorita o podéis

inventaros algún juego mientras corréis…



Para ti, los incentivos de salir a correr con tu hijo son varios: favorecer su

desarrollo físico e intelectual (desarrollo de la corteza cerebral), tiempo de calidad para

compartir con tu hijo y ponerte en forma muy paulatinamente. Sin duda correr es la

mejor práctica aeróbica, al llegar a casa puedes completarlo con unos estiramientos y

abdominales…

Planificación del programa de correr

El objetivo global y a largo plazo es conseguir correr de 30 a 40 minutos

seguidos sin detenerse, cuanto más rápido mejor, a ser posible unos 5 kilómetros en

unos 36 minutos. Conviene salir a correr diariamente o, por lo menos, un día sí otro no.

Veamos cómo conseguirlo…

Primera parte: empezando a acelerar.

Segunda parte: carrera en terreno plano: 100 metros seguidos corriendo.

Tercera parte: de 100 metros a 5 kilómetros

Lógicamente puedes situarte en el punto del programa en el que tu hijo se

encuentre, por ejemplo, si ya es capaz de correr 100m seguidos sin detenerse, puedes

parar a la tercera parte directamente.

Primera parte: empezando a acelerar

Puedes saltarte esta parte si tu hijo ya puede correr rápido… pero empecemos

explicándolo por el principio. Como hemos comentado, este programa de correr puede

empezarse incluso a los 18 meses si el niño ya puede correr, sin embargo, podemos

ayudarle a que sienta lo que es acelerar, para ello es conveniente empezar a correr en

una pendiente.

Correr colina abajo ayudará a que tu hijo incremente su velocidad al correr.

Puede ser una pendiente de 6 metros, por ejemplo. Marca unas líneas de salida y de

meta y cuando llegue a la meta lo abrazas.

Se trata de hacer una sesión al día de unos 20 minutos en la que vas intercalando

correr unos metros, lo abrazas y unos ejercicios de equilibrio. Luego volvéis a la línea

de salida, corréis unos metros (o tu hijo sólo), lo abrazas y ejercicios de equilibrio.

Cuantas más series de estas dentro de esos 20 minutos mejor (de 10 a 50). Cada

serie: correr unos metros, abrazo y ejercicios de equilibrio puede llevarte de 1 a 2

minutos. Si tú también lo haces, será un buen ejercicio aeróbico para ti. Eres el

entrenador de tu hijo pero también puedes ponerte tú en forma.

Poco a poco tu hijo rebasará la línea de meta, entonces será el momento de

aumentar en 3 metros la distancia. Se trata de ir aumentando la distancia a medida que

aumente su velocidad.



Aunque se acabe la pendiente, el impulso acumulado que ha adquirido le

permitirá poco a poco mantener la velocidad unos metros más en terreno plano.

Así pues, cuando tu hijo ya pueda correr rápido, podemos pasar a la segunda

parte del programa: correr en terreno plano.

Segunda parte: carrera en terreno plano, 100 metros seguidos corriendo

El objetivo es que tu pequeño corra 100 metros seguidos sin detenerse. Va a

llevarnos más de medio año conseguirlo saliendo a correr 3 días por semana y a caminar

los otros 5 días. Si tu hijo ya puede correr 100 metros seguidos sin detenerse, puedes

pasar a la tercera parte.

Planifica un recorrido de unos 1600 metros. En las consideraciones previas,

explicábamos que es conveniente hacer siempre el mismo recorrido para que tu hijo se

familiarice con él y no encuentre constantemente novedades por las que pararse.

Durante unos días lo hacéis andando, intentad hacerlo en unos 30 minutos,

aunque aliéntalo a correr siempre que puedas. Se trata de hacer sesiones de correr varios

metros dentro de la caminata de los 1600 metros.

Para animar a tu hijo a hacer las sesiones de correr dentro de la caminata, podéis

jugar a atraparos, a chutar una pelota mientras corréis detrás de ella… cualquier juego

que se os ocurra y que os motive a correr irá bien.

Veamos una propuesta de planificación:

- Primera semana: 10 sesiones de correr 6 metros. Entre medio de cada

sesión vais andando hasta completar los 1600 metros del recorrido.

- Segunda semana: 15 sesiones de 8 metros.

- Tercera semana: 20 sesiones de 9 metros.

Puedes quedarte ahí 3 semanas más. Si te lleva más tiempo llegar hasta aquí, no

pasa nada. A partir de aquí empezaremos a reducir el número de sesiones y a aumentar

los metros a correr en cada una:

- Semana 6: quince sesiones de 12 metros.

- Semana 9: doce sesiones de 15 metros.

- Semana 12: diez sesiones de 18 metros.

- Semana 15: ocho sesiones de 22,5 metros.

- Semana 18: seis sesiones de 30 metros.

- Semana 21: cuatro sesiones de 40 metros.



- Semana 24: tres sesiones de 60 metros.

- Semana 27: dos sesiones de 90 metros.

- Semana 30: dos sesiones de 100 metros.

Procura hacer estas caminatas de 1600 metros con las dos sesiones de correr 100

metros entre medio al menos cuatro veces por semana.

Cuando lleguéis a este punto, es decir, poder correr dos sesiones de 100 metros

seguidos dentro de la caminata diaria de los 1600 metros, se estará desarrollando el

sistema respiratorio de tu hijo de tal forma que mejorará su función general: física e

intelectual por encima del promedio. Este es un entrenamiento para la excelencia.

¡Enhorabuena!

Tercera parte: de 100 metros a 5 kilómetros

Lógicamente para iniciar esta etapa es necesario que tu hijo ya pueda correr 100

metros seguidos sin detenerse. Si no fuera así, aplica la segunda parte del programa.

En esta tercera parte del programa de correr el objetivo es correr 5 kilómetros sin

detenerse. Éste es un objetivo ambicioso que puede llevar años conseguirlo. En los

Institutos para el Logro del Potencial Humano en Filadelfia, es normal ver a niños de 4

años ser capaces de correr 5 km sin detenerse. Tomemos esta información simplemente

como una referencia. El tiempo que tu hijo tarde en conseguirlo dependerá de las

oportunidades que haya tenido de recorrer distancias cada vez más largas, pero

independientemente de cuando lo consiga, será un gran logro para su desarrollo físico y

cerebral.

Para conseguirlo es conveniente realizar el programa un mínimo de cuatro días a

la semana, si es todos los días, mejor. Veamos la planificación:

- Primera meta: correr 1600 metros sin detenerse

- Segunda meta: correr 5 km sin detenerse

Primera meta

La primera meta es conseguir recorrer los 1600 metros de la caminata diaria en

1600 metros corriendo sin detenerse. Para conseguirlo podemos seguir el siguiente

proceso:

a) Dentro de la caminata diaria de 1600 metros, correr 4 sesiones de 100

metros sin detenerse, el resto andando.

b) Muy gradualmente incrementamos la distancia de cada sesión de

correr hasta 4 sesiones de 150 metros cada una.

c) Seguimos incrementando las sesiones de correr a 4 sesiones de 200

metros cada una.



d) Paulatinamente pasamos a correr los mismos metros pero combinados

en dos sesiones de 400 metros corriendo sin detenerse dentro de la

caminata de los 1600 metros totales.

e) El siguiente paso será conseguir unir las dos sesiones de correr en una

sola de 800 metros seguidos corriendo sin detenerse. Ya estaremos a la

mitad de la primera meta.

f) A partir de aquí se trata de aumentar gradualmente la distancia que

corremos en unos 20 metros diarios. Es decir, corréis 820 metros y el

resto hasta los 1600 metros andando; al siguiente día 840m corriendo y el

resto hasta 1600m andando y así sucesivamente hasta completar los

1600m corriendo sin detenerse. Haciéndolo así de gradual os puede llevar

unos 40 días pasar de 800 metros seguidos corriendo a 1600 metros

seguidos corriendo.

Así pues, ya tenemos la primera meta conseguida dentro del objetivo general de

llegar a los 5 km corriendo sin detenerse.

Segunda meta

La segunda meta nos lleva al objetivo final de correr 5 km seguidos sin

detenerse en unos 36 minutos. Nos puede llevar de 14 a 18 meses conseguirlo porque

igualmente vamos a hacerlo de forma muy gradual. También por tu parte te sentirás más

en forma, con más energía y salud.

La forma más gradual de hacerlo es incrementar unos 250 metros al mes la

distancia que corráis seguida sin deteneros. De este modo, empezando por los 1600

metros que ya podéis correr seguidos, el primer mes pasareis a 1850, el segundo mes

2000 metros, el tercer mes 2250m, el cuarto mes 2500m, el quinto mes 2750m, el sexto

mes 3000m y así sucesivamente hasta los 5000m.

Los 250 metros de incremento mensuales de la distancia de correr sin detenerse

no tienen que aplicarse de golpe, sino gradualmente dentro del mes. De todas formas

este incremento es una referencia porque dependiendo de la edad o de las características

del niño pueden ser más metros o menos. Por ejemplo, si el niño tiene dos años y ya

puede correr 1600m sin detenerse, el incremento mensual para alcanzar los 5km podría

ser de 100m. Pero si el niño tiene tres años y puede correr los 1600m seguidos, entonces

el incremento mensual podría ser un poco mayor, de unos 300m.

Ciertamente no es fácil correr 5km sin

detenerse, pero también es cierto que cuentas con

una gran ventaja para conseguirlo: a tu hijo le

encanta correr, es su medio de transporte y si

puede hacerlo contigo, es perfecto.

Independientemente de la edad que tenga

tu hijo cuando consiga correr 5km sin detenerse,

será un gran logro. Podéis quedaros en esta



distancia hasta que consiga hacerla en unos 36 minutos. Entonces será sin duda

físicamente excelente, no sólo para su edad sino incluso comparándolo con muchos

adultos. Además el correr hace más eficiente la respiración y produce una mejor función

del cerebro.

Llegados a este punto, probablemente tu hijo ya tendrá bien definida la

lateralidad. Esto quiere decir que será diestro si tiene mayor destreza en su ojo, oído,

mano y pierna del lado derecho (80% de los casos), o zurdo si tiene mayor destreza en

su ojo, oído, mano y pierna del lado izquierdo (20% restante). Esto puede comprobarse

si por ejemplo chuta la pelota con la pierna del mismo lado con el que escribe.

Así pues, cuando tu hijo camine y corra en patrón cruzado y tenga la lateralidad

bien definida, significará que habrá entrado en función el nivel más elevado de la

corteza humana: la corteza compleja, el último estadio de desarrollo neurológico.



El Equilibrio en el Estadio VI

En el Estadio anterior, el V, ya iniciamos el programa de equilibrio “activo”

donde el niño empezaba a ser parte activa del programa. De este modo, es el niño el que

realiza los ejercicios y mamá o papá se convierten en el entrenador y el animador al

mismo tiempo.

Si no lo has leído ya, es conveniente que leas primero el programa de equilibrio

del estadio V antes de continuar leyendo el del estadio VI. Este enlace te lleva a la

página dentro del área de miembros dónde puedes acceder al documento: Movilidad y

Equilibrio en los Estadios IV y V:

http://aumentalainteligenciadetuhijo.com/miembros/programa-fisico/nivel-4

El programa de equilibrio del estadio VI continua con el propósito de enseñar al

niño el efecto de la gravedad sobre su cuerpo y desarrollar su cerebelo, la parte del

cerebro responsable del equilibrio. Para ello vamos a enumerar toda una serie de

actividades que colocan al cerebro y al cuerpo en toda posición concebible en el espacio

y en relación con la gravedad. Todas estas actividades no sólo desarrollan el equilibrio

sino también la movilidad de forma simultánea y, aunque existen muchas más que

puedes añadir a la lista, aquí tienes las más comunes:

En el parque:

- Balancín sube y baja.

- Bajar por un tobogán.

- Columpiarse

Ejercicios de saltos:

- Saltar hacia abajo, por ejemplo desde unos escalones.

- Salto de longitud.

- Salto de altura.

- Brincar.

- Saltar a la cuerda.

- Saltar de una piedra a otra.

- Saltar desde la posición de cuclillas.

- Saltar sobre una cama elástica.

Ejercicios de caminar:

- Caminar sujetando objetos con las manos.

- Caminar en terrenos con pendientes, a diferentes alturas, escabrosos.

- Caminar hacia adelante, hacia atrás y hacia los lados.

- Caminar por la barra de equilibrio.




Ejercicios de gimnasia:

- Hacer el pino y la vertical.

- Hacer la rueda.

- Abdominales.

- Girar una y otra vez como lo hace una bailarina.

- Rodar sobre la barriga y sobre la espalda hacia un lado y hacia el otro.

- Volteretas hacia adelante.

- Volteretas hacia atrás.

- Flexiones de brazos.

- Estiramientos tocándose con las manos las puntas de los pies.

Otros:

- Dominar los escalones subiendo y bajando escaleras.

- Escalar por escaleras de cuerda, paredes, árboles.

- Oscilar, por ejemplo colgado de una cuerda.

- Correr sobre obstáculos.

- Braquiación hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados y girando. Tienes todas

las explicaciones necesarias y vídeos sobre la braquiación en el siguiente

documento dentro del área de miembros:


De toda esta lista de actividades, selecciona diez cada día para hacerlas por lo

menos una vez al día durante un minuto al menos. Por tanto la duración diaria del

programa de equilibrio en este estadio debería ser de 10 minutos como mínimo.

Primero ayuda a tu hijo hasta que pueda ser independiente en la realización de

las actividades. Una vez ya pueda hacerlas por si sólo, anímalo a que las haga más

rápido sin perder seguridad ni diversión, por supuesto. El objetivo de hacer estas

actividades más rápido es porque el cerebelo tiene que adaptarse más rápidamente a la

complejidad del cambio espacial y gravitacional. Esta adaptación desarrolla mejor la

función del cerebro que mantiene al cuerpo equilibrado y orientado en el espacio.

Puedes mantener este mismo programa de equilibrio en el siguiente estadio, el

VII.




Estadio VII

Iniciamos el Estadio VII cuando entra en función la corteza compleja. Este

desarrollo neurológico y físico permite los siguientes logros en este estadio:

Competencia visual: lectura con comprensión total.

Competencia auditiva: comprensión del vocabulario completo y

frases correctas.

Identificación táctil de objetos.

Movilidad: uso de una pierna con función dominante en

coherencia con el hemisferio dominante.

Lenguaje hablado: vocabulario completo y estructura correcta de

las frases.

Competencia manual: uso de una mano para escribir en

coherencia con el hemisferio dominante.

¿A qué edad se producen estos importantes logros?

Depende de las oportunidades de desarrollo que haya tenido el niño desde el

principio. Veamos tres escenarios posibles aunque, evidentemente, puede haber

situaciones intermedias:

- Si desde el nacimiento o poco tiempo después se ha iniciado el programa de

estimulación con mucho amor y cariño, el séptimo estadio se situará sobre los 36

meses (3 años).

- En un ambiente promedio en el que no se ha estimulado o potenciado el desarrollo

del niño pero tampoco se ha obstaculizado, podríamos decir, la situación habitual de

la mayoría de hogares, el séptimo estadio se sitúa entorno a los 72 meses (6 años).

- En un ambiente pobre en el que, por los motivos que sea, se ha obstaculizado o no

se ha podido producir el desarrollo del niño, el séptimo estadio puede situarse a los

144 meses o más.



La movilidad en el Estadio VII

En lo que respecta a la movilidad, el estadio VII de desarrollo, en el que toda la

corteza humana entra en función, significa que el niño puede caminar, correr y saltar

siguiendo un patrón cruzado. Esto se produce a la edad promedio de los 6 años, aunque

realizando este programa físico se puede alcanzar tal nivel de desarrollo y organización

cerebral mucho antes, incluso sobre los 3 años de edad.

Este estadio también se caracteriza por el establecimiento de la lateralidad,

veamos pues algo más sobre ella…

La lateralidad

En el ser humano la mitad izquierda del cerebro controla el lado derecho del

cuerpo y el lado derecho del cerebro controla el lado izquierdo. Uno de los dos

hemisferios es el dominante. En el caso de los diestros, el 80 % de la población, el

hemisferio dominante es el izquierdo, por eso tenemos mayor destreza en el lado

derecho del cuerpo, tanto en la mano, como en el ojo, oído y pierna. Fíjate en qué oído

sueles poner el teléfono para escuchar…

No tener la lateralidad bien definida es una fuente de problemas, sin embargo,

habiendo seguido este programa físico lo más probable es que tu hijo, incluso antes de

la edad promedio, tenga la lateralidad bien establecida.

Tener una lateralidad bien definida es el resultado de tener una buena

organización cerebral. Todas las actividades descritas en este programa ayudan a la

organización general del cerebro, tanto las que hacen referencia a la movilidad: arrastre,

gateo, caminar y correr, todas ellas funciones bilaterales; como las que hacen referencia

a la competencia manual en las que el cerebro debe tomar una decisión en relación con

el lado del cuerpo que será utilizado, sea para poner un objeto en una caja, sea para usar

una cuchara o un lápiz.

Cuantas más oportunidades tiene el bebé y el niño desde su nacimiento de hacer

estas actividades, antes tendrá que definir que lado va a utilizar por lo que más sólida

será su organización neurológica para establecer su lateralidad.

Evidentemente la importancia no radica en que sea diestro o zurdo sino en que

quede bien definido su lado dominante, sea el que sea.

Si tienes dudas sobre la lateralidad de tu hijo, continúa dándole oportunidades

para que la defina con las actividades de este programa, en especial podéis jugar a

chutar la pelota, saltar sobre obstáculos o vallas (tiene que iniciar con un pie), saltar

sobre un pie, caminar sobre la barra de equilibrio, actividades de competencia manual…

Procura no influir en el proceso diciéndole con que mano debe coger el lápiz o

chutándole la pelota intencionadamente hacia su lado derecho, recuerda que el 20% de

la población es zurda y esto viene definido desde el momento de la concepción, es sólo

que todo ser humano necesita oportunidades para desarrollar la organización

neurológica adecuada que le lleve a definir bien su lateralidad.



Aprender cualquier deporte

Los ingredientes básicos para poder aprender y practicar cualquier deporte o

actividad física, el niño ya los tiene en esta etapa: ser capaz de caminar, correr y saltar

siguiendo un patrón cruzado y tener la lateralidad bien definida. Como decíamos, el

promedio se sitúa a los 6 años, aunque puede conseguirse a partir de los 3 años

siguiendo un programa físico como éste desde el nacimiento. Conseguirlo antes

significa que le será más fácil aprender cualquier deporte que desee a partir de ahora.

Por supuesto la determinación para querer aprender algo es siempre un factor

sorprendentemente decisivo en todos los sentidos, para bien y para mal. Por ello,

mantener una actitud positiva hacia la actividad física es una cuestión importante a

cuidar a lo largo de todo el programa.

Además, practicar una actividad física no es sólo un hobby o una afición sino un

estilo de vida saludable que debería acompañarnos a lo largo de toda la vida; ese es el

objetivo porque nuestra salud, energía y, por qué no, aspecto físico, dependen de ello.

Así pues, sea cual sea el punto en el que has empezado este programa físico con

tu hijo, mientras lo realizabais y os acercabais a la consecución de este último estadio,

tu hijo se ha ido desarrollando física y neurológicamente por encima del promedio.

Ahora está preparado para aprender cualquier deporte, repasemos por qué:

Ha crecido en fuerza y agilidad.

Las actividades de equilibrio de este programa físico han proporcionado a su

cerebro un estímulo vestibular avanzado. Su cerebelo se ha desarrollado de

forma excelente.

El programa de arrastre y gateo le ha proporcionado una base en su

organización neurológica excelente, favoreciendo la coordinación motora y

ocular.

La braquiación dentro del programa de competencia manual ha favorecido el

desarrollo de su capacidad torácica, el fortalecimiento general del tronco

superior y la coordinación.

El programa de correr ha desarrollado su sistema respiratorio y

cardiovascular por encima del promedio con lo que podrá responder a

cualquier situación física propia de su edad muy fácilmente.

El desarrollo de su capacidad respiratoria proporciona un suministro

espléndido de oxígeno a su cerebro. Recordemos que el oxígeno es uno de

los tres nutrientes que necesita el cerebro: oxígeno, agua y glucosa.

Esta fortaleza física repercute positivamente en su salud y en su capacidad

para afrontar y superar cualquier enfermedad.



Tu hijo dispone pues de la coordinación, el equilibrio y la respiración adecuada

para aprender y practicar la actividad física que decidáis.

Ahora se nos presentan cuatro importantes cuestiones:

1. Has llegado hasta aquí, tu hijo tiene alrededor de los 6 años, puede que un

poco menos, puede que un poco más, ¿vas a delegar ahora que empieza la

auténtica diversión o vas a ser el instructor de tu hijo por algún tiempo

más?

2. ¿Cómo convertirte en su instructor si decides hacerlo?

3. ¿Qué actividad física o deporte elegir?

4. ¿Cuándo y cómo empezar a buscar ayuda externa?

Sin duda la respuesta a la primera pregunta la tienes tú, pero permíteme algunas

reflexiones sobre todas estas preguntas…

¿Vas a delegar ahora que empieza la auténtica diversión o vas a ser el instructor de tu hijo por algún tiempo más?

Estoy convencida al cien por cien que el mejor equipo alumno-profesor que

existe es hijo-madre (o padre por supuesto). Lo he visto en mis propios hijos, en muchas

familias y es un lema que abanderan en los Institutos para el Logro del Potencial

Humano de Glenn Doman en Filadelfia.

La influencia afectiva que tienes como padre sobre tu hijo no la tiene nadie más

en este mundo. Pero no es sólo eso… Para ser el mejor profesor o instructor se necesitan

dos cualidades: conocer muy bien al alumno y conocer muy bien lo que vas a enseñar.

En cuanto a conocer muy bien al “alumno”, de eso no hay duda. Nadie conoce

mejor a tu hijo que tú, sus posibilidades, sus gustos, sus debilidades… aunque pueda a

veces pueda sorprenderte y parecerte que no lo sabes todo, sea como sea, seguro que

nadie más lo conoce mejor, y con diferencia.

En lo que respecta a conocer muy bien lo que vas a enseñar, vamos a ver cómo,

no sólo salvar ese escollo, sino cómo convertirlo en un reto, en un descubrimiento

emocionante que te lleve también a ti a mejorar en más campos al lado de tu hijo.

¿Qué actividad física elegir?

Elige algo que te guste, tal vez ya seas un experto en algún deporte. Si no es así,

elige sencillamente algo que siempre hayas deseado hacer. No hay nada más personal

que eso, sin embargo, permíteme algunas reflexiones sobre ventajas y desventajas de

algunos deportes.



Podríamos agrupar los deportes en tres tipos a grandes rasgos:

- Algunos deportes fomentan la competición, el ganar al contrario: fútbol,

básquet…

- Otros deportes fomentan más la auto competición en el sentido se superarse a

uno mismo y desarrollar la movilidad básica: atletismo, natación, ballet, patinaje

artístico, gimnasia…

- Otros deportes son fruto de las ganas del ser humano de explorar otros lugares:

ir en bicicleta, patinar, navegar, incluso correr, montar a caballo, ir de

excursión…

Los deportes de los dos últimos grupos se pueden practicar individualmente o en

equipo, pero no para derrotar al adversario sino para disfrutar del deporte en compañía.

Sí, es cierto que llegados a cierto nivel existe la competición también en el atletismo, en

la natación, en el patinaje artístico… pero no necesariamente. Son deportes que se

practican sin rival, el reto puede ser disfrutar y mejorar respecto a uno mismo, incluso

estando dentro de un equipo.

No es el caso del fútbol o el básquet, por ejemplo, en los que si no hay rival, no

hay deporte. Simplemente tenlo en cuenta, son deportes que generan competición,

enfrentamiento, buscan derrotar al rival.

A la larga, mantener la compostura, el “fair play”, el saber hacer, la elegancia…

siempre es más fácil para los padres que ven a sus hijos practicando atletismo o

gimnasia, que para padres que ven a sus hijos en partidos de fútbol. Sino, infórmate u

obsérvalo en otros padres con hijos mayores que el tuyo; ahora que tu hijo es pequeño

aún estás a tiempo de elegir.

Sea cual sea la decisión, será la correcta porque es personal y, como decíamos,

elige sencillamente algo que siempre hayas deseado hacer.

Cómo convertirte en instructor de una actividad física para tu hijo

Ahora que ya has elegido qué actividad física o deporte vas a enseñarle a tu hijo,

veamos una serie de pasos para convertirte en su instructor.

Primer paso

Supongamos que has elegido atletismo aunque el proceso será el mismo si has

elegido natación o gimnasia o ballet o fútbol…

Hazte con libros sobre cómo practicar atletismo, los hay de todos los deportes,

así que también encontrarás del que hayas elegido. Busca cómo aprender las diferentes

modalidades: el salto de longitud, el lanzamiento de pelota, correr, salto de vallas…,

busca como mejorar la respiración al correr, los ejercicios de estiramientos y

calentamiento adecuados para hacer antes y después de la actividad… en fin todo lo

relacionado con el atletismo o el deporte que hayas elegido.



Segundo paso

Siguiendo la misma metodología usada en el módulo de conocimientos

generales para enseñar cualquier tipo de conocimiento, prepara tarjetas de unidades de

información o bits sobre todo lo relacionado con el atletismo o el deporte que hayas

elegido: equipación, modalidades, atletas…

También podrías preparar libros con fotografías de atletas, campeonatos de

atletismo, estadios, triatletas (correr, nadar, ir en bicicleta), ciudades en las que se

organizan recorridos, semi maratones, maratones…

Aprender y saber más sobre un tema es algo que despierta el interés por saber

aún más y, en el caso de un deporte, por practicarlo; lo haces más tuyo, lo valoras. Y

esto también le sucederá a tu hijo cuando le enseñes todo sobre el deporte que hayas

elegido.

El desconocimiento nos convierte en estúpidos seguramente en mayor

proporción que el conocimiento en sabios. Aprender más es la única solución.

También puedes estar al tanto de si hay programas, competiciones o exhibiciones

de atletismo o del deporte que hayas elegido en la televisión. Míralos junto a tu hijo,

admirando y valorando el esfuerzo y la habilidad de los atletas. Puesto que se trata del

deporte que hayas elegido, sin duda vais a disfrutar con ello.

Si hay actividades o competiciones de atletismo en tu ciudad, procura ir a verlas

con tu hijo, sentaros en una buena situación e intenta hablar con algún atleta,

preguntándole cosas… todo esto aumentará la emoción con la que tu hijo se iniciará en

ese deporte. Puedes hacer lo mismo si has elegido gimnasia, ballet, patinaje artístico…

Tercer paso

Planifica cuando empezar, el horario y el calendario para practicar la nueva

actividad física, qué modalidades o actividades, qué ejercicios, cuando llegar a cada

nivel. En fin, planifica las sesiones. Empieza por ti mismo practicando y yendo un poco

por delante de tu hijo.

Cuando empieces con tu hijo procura acabar antes de que tu hijo quiera acabar,

es decir, haz las sesiones cortas, sobretodo al principio, después ya podrás irlas

alargando. Es mucho mejor hacer varias sesiones cortas a lo largo del día que una sola

de más larga mientras tu hijo sea pequeño.

Sea cual sea el deporte que hayas elegido, prepara cada sesión de modo que le

quede a tu hijo sensación de éxito y no de fracaso. No hay prisa sino constancia para

conseguirlo todo.

Iréis avanzando y mejorando juntos pero pronto verás que él aprende y mejora

más que tú. Disfruta de ello, es tu éxito como padre. Posicionar el principio de la vida

de tu hijo más allá de dónde tu has llegado, esa es una buena perspectiva ¿no te parece?

Y con esto llegamos a la última pregunta que nos formulábamos al principio:



¿Cuándo y cómo empezar a buscar ayuda externa?

Cuando hayas enseñado a tu hijo todo lo que sabes acerca del atletismo, o de la

actividad física que hayas elegido, puedes empezar a buscar un instructor o un club para

poder seguir prosperando.

Si el instructor ve con buenos ojos todo lo que has logrado, es una buena señal.

Si, por el contrario, te reprocha lo que has logrado, sin duda no te conviene como

instructor de tu hijo, pues será síntoma de poca sabiduría y sensibilidad. A menudo los

padres sufrimos los reproches de los “profesionales de la enseñanza” respecto al hecho

de haber enseñado “demasiado” a nuestros hijos. Y así nos va… no haré más

comentarios al respecto…

Tanto con un instructor como entrando en un club se trata de que tu hijo continúe

su desarrollo personal en todos los sentidos, no de que se sienta presionado. La tensión

y la competición podrían eliminar el disfrute por la actividad y sería una lástima. Esto es

un proyecto de largo recorrido, sin presiones, házselo entender a tu hijo si recibiera

presión desde el club o el instructor y, si no lo ves claro, cámbialo de club o de

instructor. Es demasiado importante lo que tienes entre manos.

Es cierto que en la práctica del deporte hay un cierto grado de reto necesario

para progresar en esa actividad física pero siempre, y más tratándose de un niño, de

forma paulatina, sin presiones y con disfrute… tal y como lo has hecho hasta ahora

siguiendo este programa.

Para finalizar este Programa Físico me gustaría mostrar un breve párrafo del

libro “Hacia la música por amor” de Shinichi Suzuki que me permite ilustrar muy

gráficamente la importancia de la constancia, de insistir, perseverar, del hacer un

poquito cada día, sin prisas pero sin fallar ni un solo día… ese es el camino del éxito en

cualquier aspecto de la vida:

“Leí en cierta ocasión un libro en el cual se explicaba la manera como se

entrena en el Japón a los atletas de pista y campo especializados en el salto a lo alto

(ninjutsu); “Siémbrese un cañamón, cultívese y sáltese todos los días por sobre la

mata”. Era sólo uno de los métodos que allí se aconsejaba, pero se me grabó en la

memoria por ser ilustrativo de que para poderse uno superar en capacidad tiene que

concentrarse en algo y dedicarse a practicarlo.

El cáñamo crece con suma rapidez. Al que observa a diario el crecimiento de

esa planta no le parece tanto, pero ese desarrollo prosigue sin interrupción a todas

horas. Si uno le salta a la mata por encima diariamente se le desarrolla la habilidad

para el salto al compás del crecimiento de la planta. Cuando uno ha estado uno o dos

meses sin observarlo, de pronto le parece que el cáñamo ha alcanzado una altura

sorprendente. Si mientras tanto uno ha dejado de entrenarse para el salto y de momento

se le ocurre saltarle por encima el cáñamo, se dará cuenta de que se le hace imposible.

Pero a aquél que haya perseverado en la práctica del salto le parecerá la cosa más

natural del mundo.

Si podemos conversar con toda fluidez en nuestra lengua japonesa es porque la

usamos a diario: un ejercicio físico y mental comparable en efectividad para su fin al

saltar todos los días por sobre la planta de cáñamo. Se comprueba que la facilidad es

fruto del adiestramiento. Lo único que hay que hacer es repetir y repetir el mismo



ejercicio aplicando al máximo y conjuntamente la energía mental y física en cada

prueba hasta que el objetivo se consiga de manera natural, sencilla y fácil. Ese es todo

el secreto.” Hacia la música por amor. Shinichi Suzuki

– estadio vi y vii- movilidad y equilibro – nuria ferresfisico+vi-vii.pdfel niño, poco a poco,...

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