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Archicofadía de Ntro. Padre Jesús El Pobre y M? Stma de la Esperanza

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Archicofadía de Ntro. Padre Jesús El Pobre y M? Stma de la Esperanza

ASESOHA FISCAL

MANUEL MENDEZ PEÑA

C/. DE LAS TIENDAS, 4 8 - 1 P TELFS.: 50 04 28 - 50 21 00 V E L E Z - M A L A G A

ASESORAMIENrnS FISCALES CONTABILIDADES POR ORDENADOR

DECLARACIONES DE RENTA

José Damdn Iranzo Lishna nace m Málaga el 8 de septiembre de 1955. Cursa sus primeros estudios bachillerato en Vék-Málaga, pasardo luego a Má E" ga y Sm'lla para ali izar estudios universitarios. En esta Última ciudadobtiene la Lkxiatura en Filo+ y LP t r q (HP del Arte) en 1977.

En 1987 coasigue en el examen de Grados la calificación de '%sobresaliente por unanimidad" al presentar su memoria sobre 'k órdenes religiosas en Vélez-Málaga: h s Francisunos'i

j Desde 1982 reside en Sevilla, donde alterna sus estudios con la profesión

milirar. -1

1 Es conockh cofiade ve& desde muy tempranas fechas ya pertenech 4 a la cofiadh de la Pollinica y E de los Estudiuntes.

Hennano de las cofradh de la Piedad y la Soledad y hermano de honor de la cofradh de N m F! Jesús Orando m el Huerto y M? Stma de los Desamparados

Ha sido semetan0 de la cofiadL de N m Sra. de la Soledad, corfundador de la cofiadh de Ntm. l? Jesús de la Smtencia y M? Stma. de GaM y Perdón

.. y es cronista ofiMl de la Real cofkdh de N m . F! Jesús Nazareno y MP Stma. de la PKdnd

En Sevilla, es h n o de la P o n t z b Patiiarcal e Ilustrúima Herman- Stma Cristo de la Btrma Muerte y Ma Stma. de la

los Estudiantes.

Huelga decir e es gran admirador de nuestra Archicofkdh, tanto de su histórico p a s ~ c o m o devoto es de nuestros Sagrados Titulares.

Sr. Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Vélez Málaga, Sr. Presidente de la Agrupación de Cofradías, Sr. Hermano Mayor de la Archicofradía de Ntro. P. Jesús El Pobre y M? Stma. de la Esperanza, Rvdo. P. Consiliario de la Archicofradía, dignísi- mas autoridades, señoras, señores, hermanos cofrades y amigos todos:

Erase una vez una ciudad que fue conquistada por unos reyes cristianos a un rey musulmán.

primero que hicieron los nuevos señores en su recién conquistado dominio fue cristianizarlo, y para ello no escatimaron esfuerzos fundando igleias. Para mejor evange- lizar a esa su nueva ciudad dispusieron, incluso, fundar un convento de frailes franciscanos.

Poco tiempo después de fundado el convento, ya existía en él una respetada cofradia que, impulsada por los franciscanos, caló hondo en el sentir del pueblo.

Era la Archicofradía de la Vera-Cruz, que sacaba en procesión durante la Semana Santa una Imagen de Jesús con la cruz a cuestas; ese es el origen de la cofradía a la que tú perteneces.

Así, comenzaría a narrarle la historia de su cofradia al hijo que Mari Carmen y An- tonio esperan; a él dedico este pregón y a todos los niños que tienen la honra de pertene- cer o nacer en el seno de una familia que pertenece al Pobre y la Esperanza.

Un pregón es un anuncio de algo, que se hace a gritos; es proclamar, publicar una cosa para que la sepan todos; últimamente esta acepción ha quedado circunscrita a los discursos que se leen para anunciar algunas fiestas o solemnidades.

Bien, si esto es así, la archicofradía del Pobre y la Esperanza no necesita pregonero que pregone que ya se acerca la madrugá del Jueves Santo y que sus Sagrados Titulares van a pasear por Vélez.

No lo necesita porque los vencejos ya lo están haciendo cuando van y vienen desde San Juan a la Fortaleza; no lo necesita porque las golondrinas ya están construyendo sus nidos en los arquillos lombardos de los aleros de San Juan y van escogiendo el lugar preciso para poder entrever por los toldos las figuras egregias de Jesús y María. N o lo necesitan porque los naranjos abren sus azahares para perfumar la noche y proclamar que viene el Señor de Vélez; y no lo necesita porque los campos ya se visten en la Axar- quía de primavera y de esperanza para servir de manto a la Señora de la Vega.

No lo necesita, además, porque en Vélez pronunciar los nombres del Pobre y la Es- peranza evocan muchas cosas.

Jesús el Pobre: leyenda, historia, popularidad de un Cristo que avanza sereno la no- che del Jueves Santo y rompe la madrugá.

Jesús Nazareno "el Pobre'', pertenecía a un tronco de cofradías conocida como de la Vera-Cruz, asentada en la Iglesia de San Francisco en la capilla de su mismo nombre. Se encontraba esta capilla debajo del coro, haciendo frente al altar mayor; hoy día está cerrada al culto.

La imagen de Jesús Nazareno se ubicaba a la derecha del Santo Cristo de la Sangre, crucifijo también perteneciente a la misma archicofradía.

A finales del s. XV ya existía esta cofradía de la Vera-Cruz; pertenecía aún el conven- t o a la provincia franciscana de Castilla y a la Custodia de Sevilla cuando encontramos datos de ella, y esto fue hasta 1499.

Los milagros de Jesús Nazareno eran ya famosos en 1683; estando atestiguados desde 1649, como aquel en el que sanó a María de la Paz, que estando ya en el lecho de muerte y encomendada su alma a Dios por los religiosos franciscanos, su marido Alonso de Alva acordándose de los portentos de Jesús Nazareno fue al c6nvento y cogió la cuerda o ceñi- dor de la Imagen, llevola a casa y púsolá a su esposa que amaneció milagrosamente sana.

Otro milagro fue también a comienzos del siglo XVII. En esta ocasión sufría Vélez una gran sequía; sus moradores hicieron repetidas procesiones y una de ellas la hicieron los religiosos franciscanos, que llevaron desde su convento hasta el de sus hermanas clari- sas a la devota Imagen de Jesús Nazareno. Dejaron la Imagen en la iglesia del Real Mo- nasterio y allí acudían todos los días los religiosos para cantar con sus hermanas una de- vota letanía y hacer humildes de recaciones. Oyó Dios sus ruegos y cesó la penuria, con lo cual volvieron la Imagen de gesús a su convento.

Cuentan que las monjas quedaron tristes y afligidas con la ausencia del Nazareno y para paliar su falta pintaron la Imagen en el claustro bajo del Monasterio; desde este momento se notó que la oración se fervorizó en algunas en quien estaba algo decaida, y aún hoy despierta la devoción en todas.

Sí, hoy, y eso sí que es otro milagro, que después de las invasiones, guerras y profana- ciones que ha sufrido el monasterio veleño aún se conserve esta pintura, siendo la única que existe de todas las que decoraban los claustros, y nunca ha sido profanada. Es, pues, notable que este fresco se conserve a la intemperie a pesar de los siglos y que sea la repre- sentación más antigua que poseamos hoy de la Semana Santa veleña.

4 La capilla de la archicofradía de la Vera-Cruz estaba hermanda con la iglesia de San Juan de Letrán de Roma desde el 22 de julio de 1553; el 13 de septiembre de 1562 siendo el primer año del pontificado de Gregorio XIII se redimió el censo.

i A instancias del cardenal fray Francisco de Quiñones tenía también concedida la in- dulgencia de Paulo 111, autorizada por el provisor de Toledo el 5 de abril de 1549.

En 1593 fue el propio cabildo veleño el que pidió la bula de San Juan-de Letrán para la capilla de la Vera-Cruz.

Pero no nos agobiemos con los datos de su esclarecida historia.

Mucho después, la archicofradía madre comenzó a desintegrarse con la invasión na- poleónica, y mientras el Santísimo Cristo de la San desaperece y el Ecce Homo se desgaja de la misma, la de Jesús Nazareno hereda títu Y= os, privilegios y gana popularidad de tal manera que construye capilla propia que acaba en 1822 y a la que orna un-año antes con un retablo del célebre Jara, costeado todo por su hermandad.

Desde 1835, el pueblo veleño le da el sobrenombre de "El Pobre" pan diferenciarlo del Nazareno carmelita, que una vez desaparecido su convento pasa al de San Francisco.

Decir "El Pobre" es, pues, decir historia, historia de Vélez

¿Y la Señora?, ¿quién es la Señora? Como andaluces, como españoles, como ciudada- nos del mundo, ... ¿qué significa Espe-) ¿No se nos llena la boca y el alma toda mien- tras nuestros labios pronuncian ese nombre mágico, que es lo único que nos queda cuan- do parece que ya no queda nada?

Esperanza, señora de Vélez y reina de Capuchinos, madre Divina que sabe de mu- chas penas y muchas intenciones. Esperanza.

Dicen que allá por 1508 una ilustre dama veleña fundó un hospital de San Lázaro

o de las Llagas en lo que luego sería el barrio de Capuchinos.

Corrió el tiempo, y en 1633 ese hospital de las Llagas tenía anexa una ermita dedica- da a San Roque, abogado de las estes. Con la fundación del convento de Padres Capu- chinos en nuestra ciudad y debi f o a diversos motivos, la Imagen de San Roque se trasla- dó en 1751 al vecino convento de frailes.

Poco después, en 1754, su majestad Fernando VI ordena que en la ciudad de Vélez- Málaga se creara un hospicio para pobres, y es así como nace un nuevo hospital de San Lázaro en el que los hermanos lazarinos usieron su morada, y unas veces usado como P leprosería y otros como lazareto cumplio su cometido hasta 1778 que es la última vez que se habla de lazarinos en Vélez, y que fue cuando la función a la que estaba dedicado el primitivo hospital pasó a la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza, actual cementerio mu- nicipal, donde se instaló el nuevo lazareto debido a razones de higiene y menor cercanía a la población.

La historia había pasado a por el antiguo hospital. Y, ¿qué quedó? Quedó la leyen- da ... el Hospitalice, y quedó r a que siempre fue luz de la mirada de aquellos pobres enfer- mos, antepasados nuestros, quedó lo que nunca se puede perder: la Esperanza.

Nuestra Esperanza veleña, es auténtica esperanza. Por eso cuando contemplamos el rictus amargo de su boca y el cielo lloroso de sus ojos nos sumergimos en un mundo profundo en el que sus arqueadas cejas nos sirven de gaviotas que nos llevan a una nueva tierra.

Esperanza, la que lleva el manto verde, el color de nuestro pendón veleño y junto I con el blanco de su rostrillo, la bandera de Andalucía.

1 Siempre, desde pequeño, he visto en mi casa unas fotos antiguas que estaban aprisio- nadasp r un cristal en el comodín del dormitorio de mis padres. Sinceramente, recuerdo a la erfección que las miraba el día que me peinaban ante el espejo de ese comodín y me S aban los últimos retoques en las ropas porque iba a hacer mi Primera Comunión momentos después. Las recuerdo también el día que me entraron al dormitorio para co- nocer a un hermanito que tenía nuevo, Antonio. Y, no sé porqué, me acuerdo de ellas un día que bañaban, en las palanganas que había antes, a mi recien nacida hermana Mercedes.

... ¿Mamá, de quien son esas fotos?, pregunté de pequeño más de cuatro veces. Del Pobre y la Esperanza, me respondía. Y, {porqué las tienes aquí y no tienes otras?, si Juani es de los Desamparados y yo de la Pollini ca... Esas fotos, contestaba, me las regaló para este comodín doña aurora y ahí tienen que estar.

Doña Aurora, ¡cuanto hizo esa mujer por la archicofradía! Como consiguió en aque- llos años unir a lo más ado de la juventud femenina veleña ara hacer un manto que aún es admiración f- e todos, jcuantas puntás de nuestras ma S res lleva ese manto!

Hay un tó ico en los pregones, y es caer en los recuerdos; pero ya que he caido no me sustraigo a P a magia de seguir recordando. Y ya que estoy con la foto seguiré con ella.

Siempre me resultó curioso ver otra foto de la Virgen, de iguales características que la anterior, en el cabecero de la cama de mi "tía" María, María Guirado, siempre la tuvo allí. Recuerdo que una vez que hice fotos en color, (el color era un lujo en aquellos tiem- pos), le regalé una de su Virgen de la Esperanza a mi tía.

Al cabo de muchos años ue sorpresa!, ¡que admiración!, profundo res eto y con cuanto cariíío cumplí su ~?iirno deseo!, que fue que en su sudario fuera aquel f a foto

de su Virgen de la Esperanza. Mi "tío" Antonio así me lo comunicó entre lágrimas y mi hermano Antonio y yo así lo hicimos. Hoy estará con su Virgen de la Esperanza en los cielos.

Al igual que estará con su Pobre y su Esperanza Juan. Sí, nuestro querido y recorda- do Juanico Manuela. El, ue vivía para su archicofradía, para pagar fuegos artificiales en Capuchinos, para que C 1 amonix, cuando no se llevaban las casas de hermandad, fue- se una gran casa-hermandad no sólo de su cofradía sino de todas las cofradías veleñas.

El, que disfrutaba con las bandas, que no escatimaba esfuerzos para que sus Sagrados Titulares llevaran los máximos honores que los mortales damos a nuestras creencias más profundas, él se fue. Y se fue detrás de una banda y. así llegó al Jueves Santo eterno, don- de entre saetas a su Pobre fuegos artificiales, y tomillo y romero para su Esperanza, seguro que ha abierto un C c amonix allí en los cielos para esperarnos a todos y presentar- nos personalmente a Jesús y María.

Juan, si tienes tiempo, asómate esta noche aquí a tu Vélez y verás que seguimos tra- bajando en lo de siempre, que seguimos con nuestras cofradías, que queremos que tu Pobre y tu Esperanza salgan como a tí te gustaba y que es, sin duda, como tú los estás viendo en los cielos.

A menudo se nos achaca a los cofrades, sobretodo a los veleños, que no sabemos convivir los de una cofradía con otra. Que no se confundan los que piensan eso, jque no nos confundan!, jes mentira! Y a quien este punto quiera discutir que venga a ver nuestro Jueves Santo.

Hasta hace pocos aiios, y después de vestirnos como para el ritual sacro que lo hacía- mos, separando la túnica verde de la blanca y la capa amarillo damasco de la blanca con los máximos respetos, colocando minuciosamente nuestros cíngulos y peleándonos por- que estos son tus guantes, no que son los míos. Mi hermano Antonio yo, esperábamos Z en casa a nuestros amigos mientras hacíamos la merienda cena que se ace el Jueves San- to. Allí llegaban Paco Herrera Anderica, Antonio y Pepe Belda, Juani Acosta, y más tar- de Fede Casamayor, Antonio Ruiz Salto y José Manuel del Corral. Salíamos de casa to- dos juntos; el rojo tostado y blanco del Pobre, el verde y blanco de la Esperanza, el rojo y blanco de la Amargura, y el blanco y oro de la Piedad salíamos por la misma puerta, deseándonos una "buena noche", deseosos de ver a nuestros yueridos Titulares y que- dando para des ués en las Carmelitas para recibir la bendicion del Pobre. ¿No es eso hermandad?, ¿Ande estaban o dónde están nuestras pretendidas rivalidades?

Todos sentimos que a la Virgen de la Amargura se le rompieran los varales, que la Virgen de la Piedad perdiera su palio Y su manto blanco de tisú quedara manchado y perdido para siempre. Todos contemplabamos espantados como el pelo de Jesús el Pobre se aferraba a su cara y se volvía lacio en medio de una tormenta y todos no dábamos crédito a lo que veían nuestros ojos cuando a la Virgen de la Esperanza le chorreaba el agua por la cara, deslizándose por sus mejillas como si llorando de veras estuviese.

Nosotros no hemos cambiado, la juventud de Vélez creo que en ese aspecto tampo- co. Vélez entem, salga o saque la cofradía que saque tiene una cita: Madrugá, las Carmelitas.

El Pobre y la Eqieranza son la madrugá de Vélez, es el broche de una noche sin igual, donde no se pueden poner peros a ninguna de nuestras cofradías.

Mucho se ha hablado de ese broche, tantas veces se ha comentado la apoteósis del Señor de Vélez y la Reina de la Vega en las Carmelitas, que el tema prefiero no tocarlo.

Y prefiero no tocarlo porque desde que Jesús el Pobre se adentra en la noche veleña al salir de su toldo, hasta que María de la Esperanza posa su vergel en la puerta de San Francisco, me parece que hay otros momentos que si no son más brillantes si son, para mi al menos, más emotivos.

¿Habéis contemplado a Jesús el Pobre asando delante del arco de la Villa, en la calle Coroná y desde la calle Enmedio? ...Y o, des B e la procesión de mi Piedad, sí. Merece la pena.

Es un auténtico reo que camina con su cruz por las calles veleñas. La oscuridad de la calle, la distancia, el resplandor de los faroles rojos que portan los querubes que ornan su trono, el silencio (fuera bandas), nos sumerge en la tragedia real que esa noche repre- sentamos y vivimos.

Y es que el Pobre, el Hijo de Dios, camina con una cruz a cuestas, camina humilde; aún no se ha hecho consciente de su majestuosidad y, recién salido a la calle, va tímido, va como preguntándose si realmente el pueblo de Vélez quiere verlo esa noche dar su bendición.

Allí el Pobre es más pobre que nunca; contempladlo, rodeado de sus hermanos, ese es su único calor; aún no ha recibido el homenaje popular que le espera. Es la hora de otras cofradías, el pueblo se vuelca con otras advocaciones.

bonito!, verlo tan tímido dentro de su randeza, tan pobre dentro de su majes- f tuosidad, tan inocente del clamor popular que e espera. El con sus hermanos, El con su cruz, El con sus ángeles, El sólo ante la noche.

Su divina Inocencia pasa por la calle Enmedio y cuando dobla las Cuatro Esquinas empieza a respirar otro aire en el ambiente. Comienza a sentirse esperado. Contemplad su cara cuando pasa frente a las Claras, el lugar lo conoce desde antiguo. Ahora se siente más seguro. Sabe que va a romper la noche, sabe que va a la madrugá.

jEl Señor de Vélez, el Pobre!, rompe la noche y la atraviesa limpiamente ara llegar a la madrugá. Su pelo se mece ahora con el viento, las itas de su trono ec an raíces P R y hasta sus ángeles se sienten seguros y quieren llevar mas peso en sus cabezas con los faroles que Jesús con su cruz.

Pepe, Pepe Salto, enhorabuena, ha llegado la hora de tu Pobre. Bafael Mesa míralo, ya va a llegar a las Carmelitas. Cofradía, despediros de El, ya no es vuestro Pobre, ahora es el Pobre de todo Vélez.

Más tarde, después de haber desplegado sus águilas bicéfalas y sus tiaras papales en la bendición cubriendo con ellas a todo Vélez, Jesús vuelve a ser hombre y se convierte en Salvador. Es Jesús Hombre Salvador, que sube la cuesta del principal pero su cruz ya no pesa, no, no pesa. Preguntádselo a los hombres que lo llevan. Preguntádselo a to- dos los que lo acompañan. Preguntad a nuestros pintores, a nuestros artistas, que son muchos, si vieron alguna vez en algún sitio una masa enorme de gente entre la que se mezclaban horquilleros y nazarenos de la Humildad, de los Estudiantes, del Rico, de la Piedad, del Gran Poder y de la Amargura.

Rojos, amarillos, morados, marrones franciscanos, mocitas veleñas con romero en las manos que han recogido del suelo de las Carmelitas, sus novios con manojos de clave- les que llevan como trofeo del paso que acaban de encerrar.

Eso no hay quien lo describa. Eso sólo se ve en Vélez y con el Señor de Vélez. Para mí, ese es su momento: subiendo la cuesta del Golgota veleño pero rodeado de todo su pueblo; con una pesada cruz pero que ya no le pesa,

rompiendo la noche ... a la madrugá sube el Pobre la cuesta, sube el Señor de Vélez y con Vélez ... a la eternidad.

Y mi virgen, ¿mi Virgen qué?, me diría mi hermano Antonio algo enfadado y tiran- do de mi capa amarilla.

Tu Virgen, Antonio, no tiene nombre ... porque se llama Esperanza y ahí está dicho todo. A tu Virgen ya no se le pueden decir más cosas porque otros más cualificados que yo ya le han dicho todo lo que se puede decir a una mujer, a una madre, a una diosa, a la Virgen.

Tu Virgen es ... la Esperanza. Tu Virgen y la mía, la de todos.

Una Señora ue en su verde manto lleva todas las es eranzas nuestras, las es eranzas de los parados, c?i los enfermos, de los ue necesitan a go, las esperanzas de Béíez, de 1 7 Andalucía, de España. Ella, es la reina e la Esperanza.

l

A Ella le rinde homenaje la sierra y le trae su tomillo y romero; a Ella le presta vasa- llaje el marinero de Torre del Mar y la llama Estrella de los mares, Esperanza Nuestra, cuando reza su Salve. l

l A sus plantas va toda la exuberancia floral de la Axarquía y dentro de su palio lleva

a risionado el aroma del limón y la caña de azúcar. Es la reina del vergel, es la Reina 1 c t la vega.

Me gusta ver a la Esperanza cuando va subiendo la cuesta de San Francisco. ~ l f í , su palio va como loco, tintineando campanas de resurrección; la cera va casi consumida, pero aún quiere durar más. Y Ella, comprensiva, madre, más madre que nunca, avanza rodeada por su pueblo y camina trás su Hijo. Así me gusta verla, a la luz de la cera, con sus rosarios. con las estrellas aue han baiado de los cielos Dara Dosarse en su echo.

A I

con las lágrimas de rocío que le biñan el rostro, con su manto verde en el amaneier del Viernes Santo.

l Su contenido llanto no le resta belleza, al contrario, le hace más egregia, más señora,

más dueña de sí misma y de todos nosotros. Y cuando camina, porque camina, detrás l

de su Pobre parece que lo sigue no llorando y sufriendo, sino cuidándolo como lo hiciera en Belén o Nazaret.

En este año Santo Mariano a la Esperanza sólo le podemos decir que siga siendo nuestra Esperanza, que Ella sea la Esperanza Nuestra.

l

Hablar del Pobre y la Esperanza no tiene medida, se podría hacer durante toda la noche, durante toda una vida. Por eso, y para no cansaros, dejemos aquí el tema.

Como historiador os revelaré que dicen los textos antiguos que los hermanos de esta Archicofradía ozan de Indulkencia Plenaria el día que se asientan como tales; Jubileo F Plenísimo el dia de la Invencion de la Cruz, y otros muchos días del año innumerables indul encias pan vivos y difuntos. Pero, pienso yo como historiador y como cristiano, que e f mayor privilegio que tienen sus hermanos es contemplar las Imágenes del Pobre y la Esperanza aquí en la tierra, el Jueves Santo y todos los días del año; y saber que en la madrugá del Jueves Santi, Eterno estarán muy cerca de Ellos en los cielos. Que así sea.

Muchas Gracias

~ é l e z - ~ á l a ~ a , febrero del 88

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(Fom José A v ) .