xv domingo del tiempo ordinario• aÑo b mc 6, 7-13 · notas para fijarnos en el evangelio en el...

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XV domingo del Tiempo Ordinario• AÑO / B Mc 6, 7-13 ● Primera lectura ● Am 7, 12-15 “Ve y profetiza a mi pueblo”. ● Salmo ● Sal 84 ● “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”. ● Segunda lectura ● Ef 1, 3-14 ● “Nos eligión en la persona de Cristo, antes de crear el mundo”. ● Evangelio ● Mc 6, 7-13 ● “Los fue enviando de dos en dos”. Mc 6, 7-13 7 En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad so- bre los espíritus inmundos. 8 Les encargó que llevaran para el ca- mino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; 9 que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. 10 Y añadió: - «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. 11 Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 12 Ellos salieron a predicar la conversión, 13 echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Me pongo en presencia de Dios. Tomo concien- cia de que Él me habla y yo estoy a su escucha. Le pido al Espíritu Santo que me ilumine para comprender lo que Él quiera decirme. ¿Qué es lo que me dice hoy por medio de este Evangelio? Todos sus seguidores somos apóstoles. Estamos llamados a continuar su proyecto. ¿Con qué medios? ¿Qué medios utilizamos, buscamos, para continuar su proyecto? ¿Me apoyo sólo en medios humanos o pongo mi confianza en Dios y en el Espíritu Santo? Oro lo que he descubierto. Le doy gracias y le pido lo que el Espíritu me ilumina por la Iglesia y por cada uno de sus apóstoles. Llamadas.

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XV domingo del Tiempo Ordinario• AÑO / B • Mc 6, 7-13

● Primera lectura ● Am 7, 12-15 ● “Ve y profetiza a mi pueblo”.

● Salmo ● Sal 84 ● “Muéstranos, Señor, tu misericordia

y danos tu salvación”.

● Segunda lectura ● Ef 1, 3-14 ● “Nos eligión en la persona de Cristo, antes de crear el mundo”.

● Evangelio ● Mc 6, 7-13 ● “Los fue enviando de dos en

dos”.

Mc 6, 7-13 7 En aquel tiempo, llamó Jesús

a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad so-bre los espíritus inmundos. 8 Les encargó que llevaran para el ca-mino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; 9 que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

10 Y añadió: - «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.

11 Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»

12 Ellos salieron a predicar la conversión, 13 echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

● Me pongo en presencia de Dios. Tomo concien-cia de que Él me habla y yo estoy a su escucha.

● Le pido al Espíritu Santo que me ilumine para comprender lo que Él quiera decirme. ¿Qué es lo que me dice hoy por medio de este Evangelio?

● Todos sus seguidores somos apóstoles. Estamos llamados a continuar su proyecto. ¿Con qué medios?

¿Qué medios utilizamos, buscamos, para continuar su proyecto?

¿Me apoyo sólo en medios humanos o pongo mi confianza en Dios y en el Espíritu Santo?

●Oro lo que he descubierto. ●Le doy gracias y le pido lo que el Espíritu me ilumina por la Iglesia y por cada uno de sus apóstoles. ●Llamadas.

Notas para fijarnos en el Evangelio

● En el Evangelio de hoy por lo que se ve, Jesús prestó una atención especial a sus Apóstoles, a los que serán sus continuado-res.

● Este domingo nos presenta el envío de los Apóstoles. Jesús se fía de los Apóstoles. Es importante la confianza. A pesar de sus defectos, “cada uno de su padre y de su madre”, confía en ellos, los envía a realizar la misión que Él tenía.

● A decir verdad nadie está preparado para realizar la misión de Jesús o todos estamos en condiciones de llevarla a buen término si ponemos de nuestra parte todo lo que nos corresponde.

● ¿Cuándo estaremos del todo bien prepa-rados? ¿No somos, a lo mejor, demasiado exigentes? ¿No pecamos a veces de falta de confianza?

● Por otra parte es tan grande la misión, el encargo, que hay que exigir una gran pre-paración.

● Ahora en algunos estudios se hacen prác-ticas, clases prácticas. Jesús ha dado a los Apóstoles muchas clases teóricas que han de complementarse con “unas prácticas”.

● Jesús es quien llama a los Doce para mostrar que es Él, quien lleva la iniciativa, y los manda de dos en dos. Es importante el grupo, el equipo, la comunidad.

● Los Doce son como un todo, tienen una entidad que nos recuerda las Doce Tribus del Israel, con los que Jesús pretende cons-truir el nuevo Pueblo de Dios.

● Y les da autoridad, un poder sobre el mal, sobre la enfermedad… para hacer presente el Reino liberador de Dios.

● En esta ocasión no se detiene en detallar la misión que les encomienda sino que se detiene más en el estilo, en la forma, en las actitudes que han de tener los que han de llevar a cabo su misión. Todo es importan-te: la misión y el estilo de vida.

● Jesús quiere que utilicemos los medios pobres: pocas cosas hacen falta. ¡Qué dife-rencia tan grande hay entre la forma de hacerlas cosas “el mundo”, y la manera de hacerlas Jesús!

● Quizás lo más importante es tener un buen corazón, ser de verdad seguidor de Jesús, vivir la comunión en el interior de la Iglesia, y poco más.

● Jesús quiere resaltar el estilo, el talante con el que han de realizar su misión: auste-ridad, pobreza, sencillez, pocos medios ma-teriales. No han de apoyar su misión en medios poderosos, potentes… quizás para resaltar que es en Él en quien se han de apoyar, en Él y en el Espíritu Santo. Han de confiar en Dios.

● Hoy en día, en que están de moda y tie-nen tantísima fuerza los medios, el envolto-rio… Jesús nos orienta por el camino de la sencillez, la austeridad y de esta manera ir a lo esencial.

● Esto del estilo para Jesús es muy impor-tante.

● ¡Cuán actuales son estas palabras de Je-sús! ¡Cuánto bien nos hacen escucharlas como dichas para nosotros!

● Jesús va contracorriente. No es ese el pensar del mundo.

● En este estilo de realizar la misión que les propone descubrimos su manera de hacer, se fotografía. Tal como Él hacía así invita a los suyos a que actúen.

● Jesús es siempre el modelo de referencia.

● Jesús les dice que no han de ir de casa en casa, a lo mejor para decirles que no han de ir “de fiesta en fiesta”.

● A sus seguidores no les ha de venir de nuevo el rechazo, les advierte, ya que pue-de darse como así también se dio en su vi-da. Él se vio rechazado en su mismo pue-blo, cuando les habló del pan de vida, cuan-do curaba en sábado etc. Si Él fue rechaza-do no es de extrañar que los suyos sean también rechazados.

● Actualmente vemos a muchos cristianos perseguidos, incluso martirizaros.

● No podemos sus seguidores ir por el mun-do imponiendo, obligando, sino más bien ofreciendo, proponiendo, viviendo su segui-miento como una Buena Noticia, como una liberación.

Los fue enviando de dos en dos

Señor Jesús: ¿qué es lo que el evangelista nos quiere decir con este sencillo detalle: enviados de dos en dos? ¿No será que, con ello, nos está hablando de la importancia de la comunidad, del grupo, de la Iglesia?

¡Somos tan dados al individualismo, nos cuesta tanto trabajar con otros…! Posiblemente, Señor Jesús, nos estás, con ello, diciendo que el primero y más importante testimonio es el de la comunidad, o sea la comunión, la unión. No andamos muy sobrados de comunión. Tú bien lo sabes. Parece que, incluso dentro de la Iglesia, cada uno vamos a la nuestra, intentamos realizar nuestra propia obra y así nos luce el pelo. Perdón por tanto individualismo. Perdón por todas las faltas de comunión. Ayúdanos a vivir unidos, a pesar de las diferencias.

Ahora recuerdo, Señor Jesús, tu oración del Jueves Santo: “que todos sean uno, como Tú y yo somos uno”.

Ayúdanos, Señor Jesús, a saber trabajar por la unidad, por la comunión, por la pastoral de conjunto, por la comunión entre los presbíteros, entre los religiosos y seglares, entre todos los grupos y movimientos. Que no nos veamos como rivales, sino agraciados de estilos y medios diferentes con los que tratamos todos de realizar la misión que Tú nos has encomendado, o como decía S. Pablo: que nos veamos siempre como miembros de un mismo cuerpo, del que Tú, Señor Jesús, eres la cabeza.

La otra cosa que hoy nos dices se refiere a las actitudes con las que Tú quieres que realicemos tu misión.

Pienso que lo has dicho bien claro: lo tuyo es la sencillez, la humildad, los medios pobres, (sin que ello quiera decir despreciar la técnica de cada momento). Me parece que más claro agua. Con ello creo que vienes a decirnos que lo que convertirá el mundo no son los grandes medios sino los testigos verdaderos.

Y ¿por qué, Señor Jesús, nos cuesta entrar tanto por estos caminos que son los tuyos?

Somos muy dados a los criterios del mundo y aunque seamos gentes de iglesia fácilmente caemos en actuar como si se tratase de una empresa.

Gracias, Señor Jesús, porque con estas indicaciones nos vas orientando a lo esencial.

Gracias porque con ello nos estás diciendo que lo importante no son las cosas, sino las personas y por encima de todo, Tú. Toda una revolución.

Ayúdanos a saber utilizar la técnica, los medios modernos sin hacer de ellos un absoluto.

Tú, el Evangelio, el Reino, los Sacramentos, la oración etc. son el único absoluto.

VER

A l finalizar uno de los cursos en el Seminario, fui a recoger mis cosas y me di cuenta que tendría

que hacer dos viajes para poder llevármelas todas. El Rector me vio y me dijo: “Recuerda que en la vida hay que ir ligeros de equipaje”, una frase que se me quedó grabada. Lo cierto es que, como ocu-rre especialmente en estas fechas de vacaciones, ante cualquier desplazamiento fuera de nuestra residencia habitual, aunque sea un fin de semana, preparamos nuestro equipaje, algo que a veces su-pone un quebradero de cabeza: pensamos qué nos vamos a poner, qué nos hará probablemente falta, qué nos llevamos “por si acaso”… y el peso y el vo-lumen del equipaje va aumentando.

JUZGAR

L a semana pasada veíamos que el Señor nos en-viaba como profetas suyos, nos hagan caso o no

nos hagan caso. Y esta semana, en el Evangelio, vuelve a incidir en ese envío: llamó Jesús a los Do-ce y los fue enviando de dos en dos. Hoy también el Señor nos envía a nosotros como apóstoles, a desempeñar la dimensión profética que, como tam-bién vimos la semana pasada, tenemos por nuestro bautismo, para ir construyendo, como santos, su Reino, haciendo este mundo un poco mejor cada día.

Un envío que hace a todos, sin distinción, sea cual sea nuestra condición personal, social, laboral… como hemos escuchado en la 1ª lectura que le ocu-rrió al profeta Amós: No soy profeta ni hijo de pro-feta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo de Israel”. No caben excusas para no sentirnos llamados y enviados por el Señor.

Y para ese envío, el “equipaje” que necesitamos es muy simple, como hemos escuchado en el Evange-lio: Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dine-ro suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Como me decía el Rector, hay que ir ligeros de equipaje, porque para anun-ciar a Jesús, pocas cosas hacen falta. Hoy en día se habla mucho de utilizar los medios modernos y las nuevas tecnologías en la evangelización, y sin ne-gar que esos medios y tecnologías tienen su fun-ción, el Señor nos recuerda que en la misión evan-gelizadora, lo más importante es lo que ya señaló el Papa Pablo VI en Evangelii nuntiandi: La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer lugar, mediante el testimonio (…) Todos los cristia-nos están llamados a este testimonio y, en es-te sentido, pueden ser verdaderos evangeliza-dores (21). Y todos podemos ser evangelizadores porque, al hablar de los medios y métodos de la evangelización, señala: Ante todo… hay que subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana (41). Y más adelante añade: No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo (…) Él

es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no po-dría hallar (…) Las técnicas de evangeliza-ción son buenas pero ni las más perfecciona-das podrían reemplazar la acción discreta del Espíritu. La preparación más refinada del evangelizador no consigue absolutamente nada sin él (75). Y nosotros hemos recibido ese mismo Espíritu en nuestro Bautismo y Él nos ca-pacita para la misión.

ACTUAR

¿ Me siento llamado y enviado por el Señor a ser su apóstol y profeta, en santidad? ¿Qué

“equipaje” creo que me haría falta? ¿Tengo pre-sente al Espíritu Santo, que he recibido en el Bau-tismo y la Confirmación?

El Señor cuenta con todos nosotros para la nueva evangelización, que como ya dijeron nuestros obispos en el documento Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo 148: La nueva evangeliza-ción se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará. Sintámonos llamados y enviados por el Señor a ser apóstoles, profetas y santos, y viva-mos este envío no como una imposición sino como un regalo, porque como decía la 2ª lectura: Él nos ha destinado en la Persona de Cristo a ser sus hi-jos… a esto estábamos destinados. Respondámos-le con nuestra disponibilidad, sea cual sea nuestra situación en la vida, y no temamos ir ligeros de equipaje porque tenemos lo único necesario: el Espíritu Santo.

Ante la tarea que el Señor nos encomienda, no olvidemos hacer lo que el Papa Pablo VI pidió: ex-hortamos a todos y cada uno de los evangeli-zadores a invocar constantemente con fe y fervor al Espíritu Santo y a dejarse guiar pru-dentemente por Él como inspirador decisivo de sus programas, de sus iniciativas, de su actividad evangelizadora.

Acción Católica General Alfonso XI, 4 - 5º 28014 Madrid

www.accioncatolicageneral.es [email protected]

Ver ● Juzgar ● Actuar “Ligero de equipaje”

“Ligero de equipaje”