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XII Asamblea IU AragónDocumento Político

XII Asamblea IU Aragón - Documento Político

Movilización y Confluencia: una IU en movimiento - 2

Movilización y confluencia: una IU en movimiento.



Introducción.

Documento para la Izquierda Unida de Aragón que queremos que salga de nuestra XII Asamblea.

Es fruto del análisis del momento social, económico y político que vivimos, pero no se queda en la foto del momento; tiene vocación de futuro porque es una propuesta de trabajo y movilización para los próximos 4 años.

Aunque tenemos en cuenta los resultados electorales de los últimos procesos, este análisis trasciende el hecho electoral porque, aunque concurrimos a las Elecciones para tener representación institucional, no es el objetivo básico del mismo. Lo que tantas veces decimos “un pie en la institución y otro en la calle” nos lo creemos y, por eso, apostamos por una IU que, además de en las instituciones, tenga presencia constante y visible en la calle, con las clases populares, en el conflicto social y en la movilización.

Partimos de la realidad para hacer la propuesta. La realidad dice, aunque se empeñen en tratar de convencer de otra cosa, que Aragón, como todo el país, sigue sufriendo una dura crisis económica que afecta, especialmente, a la ciudadanía. También hay una crisis política que nos afecta como organización político-social que somos. Ambas crisis, la económica y la política, están afectando gravemente a nuestra sociedad.

La crisis económica está siendo saldada con duros recortes sociales, con pérdida de derechos, con aumento de la pobreza y la desigualdad social, con grave daño ecológico y con una sistematización de la corrupción. Es lo lógico que sucede cuando una crisis del capitalismo la gestiona la derecha neoliberal.

El austericidio, el deterioro de las condiciones de vida, la precariedad laboral y la pérdida de derechos causan frustración, alimentan los populismos, el racismo y la xenofobia y son caldo de cultivo para la ultraderecha que está resurgiendo.

La radiografía de Aragón le sirve al Gobierno de Lambán para decir que están haciendo las cosas bien, que han mejorado en comparación con el Gobierno de Rudi y que Aragón está mejor que otras autonomías. Mirando los datos fríos que reflejan el INE y el IAE puede decirse que tienen cierta razón.

Pero para nosotros y nosotras, para IU, no sirven esas razones de que “hay quien está peor”. Aquí, en Aragón, a día de hoy, los datos dicen que:

- La Renta media per cápita es de 12.427 € anuales.

- La Renta media por hogar es de 30.058 € anuales.

Pero esos datos no evitan que:

- El 28,2 % de las familias aragonesas no pueden salir de vacaciones

- El 4,6 % no pueden comer carne, pollo o pescado cada dos días.

- El 5,1 % no tienen la temperatura adecuada en su vivienda.

- El 6,5 % no llegan a fin de mes.

- El 14,2 % tienen mucha dificultad para cubrir sus necesidades básicas.

- El 17,7 % de la población aragonesa está en riesgo de pobreza o exclusión social.

- El 25 % de la población infantil (75.000 menores) viven en situación de pobreza.

- El 49 % de los/as jóvenes de entre 16 y 34 años no pueden emanciparse

Junto a ello tenemos 90.000 personas en paro, de las que tan solo tienen cobertura el 50 % y el 6,9 % de los hogares aragoneses están en situación de precariedad absoluta, porque tienen baja intensidad de empleo.

Aragón vive también la lacra del terrorismo machista y tiene pendiente una clara apuesta por la igualdad



que equipare en derechos, salarios y posibilidades a la mujer. No olvidamos que tenemos graves problemas ecológicos y ambientales que resolver y que arrastramos, también, una grave crisis demográfica que hace que tengamos una de las poblaciones más envejecidas.

Aragón, como toda la España interior, tiene un grave problema de territorio, al que hay que dar respuesta. Estos datos evidencian la realidad:

De los 731 municipios que hay en Aragón, 175 (23,9%) no llega a 100 habitantes y 363 (49,7) tienen entre 101 y 500 habitantes.

Es ilustrativo también el dato de que hay 54 municipios sin ningún menor censado, 38 con tan sólo 1, 28 con 2, 27 con 3, 25 con 4 y 18 con 5.

Lo cierto es que la crisis sigue y el sistema sigue demostrando que es incapaz de resolverla. Aquí, en Aragón, los resultados electorales han dejado el Gobierno y la mayoría de los Ayuntamientos muy fragmentados, sin posibilidad de gobierno salvo que haya pactos o acuerdos. Pensamos que, en todos aquellos lugares en donde la suma de las fuerzas de izquierda y de progreso permita parar a la derecha, debemos apostar por el entendimiento para poner en práctica políticas a favor del interés general y debemos favorecer la puesta en marcha de medidas que restituyan derechos perdidos y ayuden a resolver la dura situación que viven las clases populares.

Estamos casi a mitad de legislatura: los próximos meses y años debemos afrontar nuestros compromisos. Los que tenemos con la ciudadanía adquiridos, junto a otros actores políticos y ciudadanos, en nuestros programas electorales; los que tenemos con la gente que sufre la crisis a la que acompañamos en la movilización y el conflicto social; los que tenemos por nuestro compromiso con los procesos de confluencia para construir la alternativa; los que tenemos con nuestra propia organización para desarrollar y consolidar el proyecto de movimiento político y social aprobado en nuestra XI Asamblea Federal.

Para abordar, afrontar y resolver estos retos, esta tarea, necesitamos una IU fuerte, cohesionada y participativa; para ello tenemos historia, tenemos militancia comprometida, tenemos vocación de cambio y tenemos nuestra inequívoca apuesta por un proyecto alternativo y rupturista con el régimen caduco que, desde 1978, tenemos.

En nuestra XI Asamblea Federal aprobamos trabajar para construir confluencia y unidad popular desde la movilización social y recuperar hegemonía cultural de la izquierda trasformadora para recuperar una sociedad más crítica, más politizada.

Esta alternativa será posible, y todo el proceso de confluencia asumido y sentido, superando el patriotismo de las siglas, construyendo movimiento popular desde la base, desde la participación y la elaboración colaborativa y colectiva, para conformar un proyecto de sociedad diferente a la del capitalismo y la oligarquía que lo sustenta.

Ese proceso de construcción de la unidad popular trasciende el momento, coyuntural, electoral. Fracasaremos si solamente entendemos las confluencias como coaliciones electorales. Debemos asumir, y convencer de ello al resto de actores posibles con los que construir la unidad popular, de que solamente así habrá una posibilidad real de construcción de la alternativa social, política, cultural y económica, que esté referenciada en las clases populares, que entronque con su vida cotidiana y sitúe el interés general como elemento prioritario de la gestión pública y política.

IU está preparada para ello, pero debe reforzarse más y mejor, debe recuperar su presencia activa en los movimientos sociales y ciudadanos, debe profundizar en el desarrollo y concreción de la hoja de ruta aprobada en nuestra XI Asamblea Federal que, tal y como establece el Plan de Acción aprobado, nos compromete a trabajar para la construcción de un nuevo movimiento político y social en el que IU sea un actor más al servicio del proyecto social y político común.

En este contexto, creemos necesaria una IU fuerte que sea capaz de ayudar a la construcción de un instrumento de lucha anticapitalista, feminista, ecologista, internacionalista y solidaria. Creemos, por ello, que la Izquierda Unida de Aragón que salga de nuestra XII Asamblea, debe:



- Ayudar a poner en marcha un proceso rupturista, que abra la puerta a un nuevo proceso constituyente que haga posible ese Nuevo País al que aspiramos. Un Nuevo País más democrático, plural, mestizo, que defienda y amplíe las conquistas sociales y que defienda y respete los derechos democráticos y sociales.

- Ser un instrumento de suma y acumulación de fuerzas en torno a un proyecto político, con clara vocación de transformación social, y que sume a la gente y a las organizaciones que compartan, desde la pluralidad y el reconocimiento a cada cual, este proyecto político.

- Buscar un frente unitario de lucha con el resto de fuerzas de ruptura democrática que, en todo momento, reconozca la autonomía y la identidad política de cada uno de los actores de esa confluencia. Un frente unitario que reconozca las identidades de los demás actores políticos, que reconozca también las identidades nacionales, para poder trabajar en común de forma plural y rompiendo el concepto de uniformidad en la praxis política.

- Ser radical, ir a la raíz de los problemas, que ofrezca alternativas socialistas y de clase a la economía, a la lucha por la igualdad, al ecologismo, al pacifismo, …

- Recoger lo mejor del movimiento obrero y lo mejor de la democracia radical que se ha expresado en los movimientos sociales en los últimos años y, especialmente a partir del 15 M, para reconocer la confluencia entre la lucha de clases y las experiencias de democracia trasversal, que se dan en los procesos de confluencia.

- Asimilar que la transformación social no se da solo en las instituciones y, por ello, debe desarrollar su actividad tanto en la calle como en las instituciones.

- Dotarse de una organización ágil y flexible, más trasparente y democrática, que tenga medidas efectivas de democracia radical en lo interno, como los revocatorios, y que garantice que la voluntad y opinión de la militancia y de los y las simpatizantes es tenida en cuenta por los órganos de dirección.

- Considerar necesaria y fundamental la formación intelectual, como elemento imprescindible para recuperar la hegemonía política y para contrarrestar el pensamiento único y oficial.

Este documento, como no podía ser de otra manera, está abierto al debate y sabemos que el debate lo enriquecerá con propuestas surgidas desde las asambleas de IU, sus militantes y simpatizantes. En ello confiamos.

1.- Objetivos políticos y estrategia de IU Aragón.

El objetivo político de nuestra organización no puede ser otro que el aprobado en nuestra última asamblea federal y que nos da sentido desde nuestro nacimiento: construir un nuevo sistema político y económico, anticapitalista, feminista, ecologista y que recoja los valores federales y republicanos mediante un proceso constituyente

Este es el elemento nuclear que ha de articular cualquier cambio y trasformación en nuestra organización. Y por lo tanto los cambios propuestos han de servir para consolidar IU como movimiento político y social, para que esté preparada para esta difícil tarea.

Desde este punto de partida, tal y como aprobamos en nuestros documentos federales, IU es un espacio político y social imprescindible para que esta trasformación estructural del país y de Aragón pueda llevarse a cabo, pero no la única. Somos conscientes de que en estos momentos es estratégico construir y fortalecer los escenarios de unidad y encuentro con quienes participan o necesitan de este anhelo, mediante la articulación de respuestas conjuntas a los problemas concretos.

Para ello, de acuerdo con nuestra última asamblea y según venimos haciendo desde hace tiempo en



Aragón, es necesario construir con otros, con participación, desde el ejemplo, la capacidad de trabajo y el esfuerzo, espacios amables que devuelvan a las personas la confianza y el compromiso con lo común; a la sociedad la organización que hoy necesita para poder transformar el sistema desde abajo; y al conjunto de las organizaciones que participen de esta tarea de la misma ambición, generosidad y perspectiva política que debemos poner cada uno y cada una de nosotras en esta empresa. Nuestro objetivo es trabajar con otras para generar el espacio en el que todos y todas seamos capaces de golpear al unísono, como pueblo, sin miedo y en todos los escenarios de expresión popular.

En otras palabras y tal y como recoge este documento, nuestro reto reside en saber articular las respuestas populares a los problemas concretos que vayan surgiendo, cohesionarlas en la práctica y dotarlas de una narrativa política que las relacione en un proyecto político transformador, lo que significa crear conciencia colectiva y de clase. Para ello es preciso avanzar en prácticas de democracia radical, garantizar que se destierran los valores patriarcales de la sociedad y de los espacios que desean transformarla y asumir los principios de respeto al planeta a la hora del diseño de un nuevo marco económico y productivo.

Son por lo tanto nuestro objetivo y estrategia ambiciosos: construir una nueva sociedad, basada en el socialismo del siglo XXI y hacerlo con otros y otras desde la praxis política y, para ello, proponemos los cambios organizativos en IUA que nos permitan alcanzarlos.

Una propuesta con clara vocación externa, que además dependerá de más actores soberanos, pero que para llegar a buen puerto tiene que ser interiorizada primero por todas las personas que conformamos nuestra organización.

En este sentido, quizá la primera la primera labor que debemos afrontar, para que esta nueva etapa sea fecunda, es hacer un ejercicio (también moral) de reconocimiento mutuo, desde la autocrítica y la honestidad, para reencontrarnos, reforzados, en un espacio como es el de IU que trasciende a sus partes multiplicando sus capacidades colectivas.

Somos un espacio de encuentro, de diferentes que deciden caminar juntas, somos en suma aquello que queremos construir con otras y por lo tanto, la mejor forma de lograr los objetivos antes marcados es fortalecernos y afianzarnos recuperando lo esencial del movimiento: la acción, la movilización y la radicalidad democrática en nuestra acción concreta dentro y fuera de IU; y lo nuclear de la política: la propuesta concreta para avanzar en la construcción ideológica de nuestra alternativa al sistema, en la organización de la sociedad y en la defensa y el impulso de sus posiciones en todos los escenarios, desde el conflicto más pequeño hasta el más trascendente parlamento.

Después, para garantizar su éxito completo, estos objetivos han de ser compartidos en toda su dimensión por cuantas personas y organizaciones desean un nuevo país y un nuevo Aragón, desde el anti-capitalismo y la radicalidad democrática. La lucha por hacer hegemónicas nuestras esperanzas (que no procedimientos) es también una parte fundamental de nuestra tarea y un objetivo añadido, ya que el éxito de la trasformación que defendemos trasciende a nuestras capacidades tal y como hemos reconocido, y por lo tanto requiere del concurso de cuantas personas y organizaciones consideran necesario superar el actual estatus quo para construir una sociedad nueva, proponiendo como nosotras una estrategia de ruptura democrática.

Algunas de las trampas en las que no podemos caer, como organización, son: perdernos por el camino de lo inmediato, del cortoplacismo o del tacticismo; de los discursos internizados; del protagonismo o del hiperliderazgo; de la reproducción interna de los principios del patriarcado de la urgencia que impide consolidar avances; de los errores que implica asumir los principios culturales que dominan nuestra sociedad; de la búsqueda de seguridad en términos de resistencia a los cambios; del afán por escenificar de forma mal entendida la renovación o la ruptura; o perdernos por la deriva de la espectacularización y el consumo de la política.

Estas cuestiones nos desvían de todos nuestros objetivos e impiden que superemos nuestras limitaciones para lograrlos, o lo que es peor, nos imposibilitan para caminar con otros o interpelarlos para evitar que estas cuestiones se instalen en los espacios colectivos de esperanza para las clases populares en nuestro país.

Estaremos en el camino correcto, sólo cuando IU sea un movimiento político y social fuerte, sólido, vivo,



ágil y capaz de capilarizar cada pueblo, cada barrio, cada conflicto concreto; sólo cuando se vuelque con otros y otras en cohesionar la movilización popular y trabaje para alimentarla desde el campo institucional, mejorando a la vez la calidad de vida de la gente y afiance estos logros sociales y políticos dotándolos de un discurso nítidamente de izquierdas, feminista, ecologista y anticapitalista; a pesar de que sabemos que se trata de un proceso largo y costoso.

El camino es la unidad de acción permanente en todos los ámbitos de la izquierda social organizada (calle e instituciones), para lograr las trasformaciones que deseamos.

Cuando demos por cumplido este trabajo de galvanización social y política, alcanzaremos las condiciones subjetivas que propicien un cambio real en nuestro país. Además, entonces, como organización habremos logrado superarnos como espacio social y político, por cuanto seremos ya con otros y otras aquello que teorizamos, que quisimos ser hace ya más de 30 años, aquello para lo que nacimos, que ahora reafirmamos y sigue siendo nuestra razón de ser.

El cambio concreto en la lectura de la historia hoy, con respecto a entonces, es la asunción clara de que IU, siendo imprescindible, no es el único movimiento social y político llamado a protagonizar esta revolución democrática, sino que junto a otros ha de hacerlo posible de forma común, y para ello debe adaptarse a las necesidades de esta difícil tarea, al igual que deberán hacerlo otras organizaciones.

Esta estrategia requiere de cambios organizativos profundos que ayuden a que nuestros principios políticos se conviertan en parte de la experiencia vivida por las clases populares y encuentren en esa realidad su sentido máximo; cambios que permitan que nuestras ideas sean llevadas a la práctica y experimentadas en el mundo real; cambios que después también sirvan para construir relato, a modo de reflexión, con objeto de evaluar todo el proceso.

Por ello, dar este paso tan importante requiere igualmente de mucha fortaleza de nuestros principios políticos, en muchos casos de corte intangible.

Nuestra forma de entender la política y el mundo que queremos construir no puede dejar de lado cuestiones propias de nuestra cultura política, vinculada siempre al esfuerzo, la coherencia, el trabajo y el encuentro entre diferentes, y a los principios de la igualdad, la justicia o la solidaridad entre otros.

Por lo tanto, tal y como afirmamos en nuestro documento federal, debemos trabajar para consolidar ese espacio alternativo desde el reconocimiento y la suma de las diferentes aportaciones y experiencias de cada organización, también de IU, avanzando hacia un nuevo espacio. Es así como afrontamos el proceso de transición en el que nos hallamos, hacia algo mayor.

Debemos superar cualquier opción que pueda obstaculizar la confluencia, si el objetivo es construir con otras; así como acompasar los tiempos y articular formulas organizativas que impidan que nadie se retrase ni quede fuera.

Si decimos y afirmamos que es preciso fortalecer IU para que trabaje en clave de unidad y convergencia social y política, como estrategia en todos los ámbitos, y adaptarnos organizativamente para ello, es precisamente porque somos muy conscientes de las implicaciones de esta nueva etapa, que debe culminar con la construcción de un Bloque político y social capaz de impulsar una verdadera revolución democrática en este país, un proceso constituyente que permita la superación de la esclerotizada democracia que tenemos.

Esta nueva orientación, organización y definición estratégica nos ha de permitir dar respuesta ya a los retos que la izquierda aragonesa tiene por delante y también empezar a explotar las oportunidades que, para la clase trabajadora se abren en este escenario, según desarrollemos en la práctica nuestra apuesta por la ruptura.

2.- IU el referente sólido y visible de la izquierda aragonesa para la construcción de un movimiento político y social.

NUESTRA PRAXIS COMO MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL.



Trataremos de eludir análisis históricos que ya hicimos colectivamente en el ámbito de nuestra asamblea federal y que en mayor o menor medida también nos han afectado a IU-Aragón, por cuanto somos parte de la misma, y nos centraremos en el diseño organizativo y funcional de cada uno de los espacios que vertebran nuestra organización, para convertirla en un movimiento político y social capaz de ir a la ofensiva, de crecer y hacer crecer la izquierda y sus valores y de superar la lógica del trabajo fragmentario o vertical.

Para evitar caer en discursos vacuos y ambiguos, debemos concretar y definir en qué se sustancian cada uno de esos cambios, cómo afectan a cada uno de los espacios de nuestra organización, para dotarla de las herramientas oportunas (cada cual ha de saber qué papel, más allá de voluntarismo, debe jugar) y hacerlo bajo la perspectiva de la construcción de una IU como movimiento político y social que sea sólido y visible para la sociedad y especialmente para con quienes queremos hacer este trabajo; es decir, quienes hoy sufren en soledad las consecuencias de un sistema inhumano y aquellas personas y/o organizaciones que como nosotras queremos superar, sin parches, las causas estructurales que generan este sufrimiento. Solamente de este modo seremos realmente una herramienta eficaz.

Queremos ser una organización plural que no tema al mestizaje, que crezca con otros a la vez que hace crecer.

Decíamos que nuestro trabajo como movimiento político y social organizado es:

1.- Conectar y construir nuestro discurso con la gente, desde su realidad y la de sus problemas materiales. Y para ello debemos:

a) Situar en la centralidad de nuestra actividad la batalla social y cultural, avanzando en la construcción y el fortalecimiento de redes y tejido desde el conflicto, no sólo de forma pasiva, ni optando sin más por la agitación. Debemos fortalecer el tejido social y la organización social, adaptándonos organizativamente para conectar con él y con las necesidades de las clases populares.

b) Enfocar nuestro trabajo institucional hacia la superación de esos problemas desde una propuesta de ruptura, tratando de lograr mejoras en lo material que permitan superar los problemas concretos. Poner en valor el papel del pueblo organizado y la validez de la propuesta en todos los escenarios, también en el institucional, para avanzar en la lucha cultural contra el miedo, el inmovilismo y el individualismo.

2.- Dotar a estas respuestas populares, del discurso político necesario para que vayan más allá de expresiones atomizadas e inconexas.

a) Conectar, junto a quienes los sufren, los problemas materiales con sus causas estructurales y enmarcarlos en un discurso político más amplio, del que seamos capaces de extraer propuestas y medidas de mayor alcance que defender en todos los ámbitos, también en el institucional. Crear conciencia.

Este momento es el vital, por cuanto recupera para la movilización y la alternativa, de forma organizada y politizada, al sujeto que debe protagonizar los cambios. No se trata por lo tanto sólo de dar soluciones a los problemas más acuciantes o de sobredimensionar el papel institucional. Además, debemos incorporar a nuestro trabajo cotidiano la reflexión colectiva y la evaluación permanente de la acción socio-política concreta en todos los ámbitos, los internos y los compartidos. Sólo así avanzaremos, creceremos y cumpliremos con el propósito de transitar hacia algo más grande, capaz y poderoso.

b) En las instituciones debemos consolidar los avances concretos con medidas más ambicionas que nazcan de los espacios sociales: presupuestos, debates legislativos, etc… Debemos, desde la defensa de nuestra alternativa y señalando los impedimentos existentes, situar las contradicciones en el debate fruto de las limitaciones del actual marco, de forma pedagógica y solvente sin caer en la demagogia. Este trabajo tendrá sentido si somos capaces de trasladarlo a la sociedad, generando



conciencia sobre las limitaciones del actual marco. Fracasaremos, si el objetivo del trabajo institucional es la aparición pública y entendemos que eso implica nuestra adaptación a los requerimientos culturales y formales impuestos, tales como el hiperliderazgo o la sobreactuación.

Estas propuestas sólo cumplirán su objetivo si nacen de la reflexión social, desde abajo, si trascienden el hecho de la protesta en la alternativa y regresan al ámbito social. Esta fase es vital para que quienes hoy están desconectados con la política institucional, se conecten y acabemos de una vez por todas con el abismo que separa a la gente de la política. Para ello nuestros cargos públicos deben además devolver su trabajo más allá de los órganos de IU y de las instituciones en las que los desarrollan.

Debemos ser conscientes de que para la inmensa mayoría la política hoy, denostada y pervertida, se circunscribe al ámbito institucional. Por ello, no podemos desdeñar el papel que las instituciones tienen a la hora de crear conciencia y que nuestros cargos públicos, como portadores de nuestros valores, tienen como ejemplo, evitando que sólo sea la voz institucional la que protagonice nuestra proyección pública.

3.- Trabajar para cohesionar dichas respuestas y cohesionarnos en torno a ellas, en el marco de una propuesta de izquierdas para un Nuevo País

a) Si bien todo lo anterior implica caminar con otras personas y organizaciones, y por lo tanto se trata de que Izquierda Unida se adapte a hacer este trabajo y a saber hacerlo con otras; en este punto es esencial su concurso.

En el ámbito de lo social, debemos caminar en el medio y largo plazo en la consolidación de los espacios de unidad, con agendas políticas comunes que trasciendan a la coyuntura, trabajando en la elaboración, reflexión, formación y debate. Pero siendo importante que el resultado de este trabajo sea común, no lo es menos que debemos empezarlo como organización discutiendo los ejes fundamentales de este discurso, decidiéndolos colectivamente para ofrecerlos y debatirlos con otras.

b) El objetivo de consolidar la unidad de acción y de ideas para que ambas cuestiones ganen protagonismo ha de verse reflejado también en la práctica institucional, tratando de estrechar de forma amplía y en la medida de lo posible el trabajo con quienes comparten nuestros objetivos, unos objetivos que deben responder a una estrategia de ruptura y deben tener base programática.

PRINCIPIOS ORGANIZATIVOS BÁSICOS EN IU:

LA MILITANCIA Y SU ACTIVISMO COMO ELEMENTO NUCLEAR: SOMOS ORGANIZACIÓN, SOMOS AMABLES Y UN REFERENTE QUE INVITA A COMPARTIR TRABAJO.

Lo primero que debemos hacer es asumir, cada una de nosotras, que esta Asamblea devuelve el peso de su trabajo y con ello el peso de sus éxitos o fracasos como espacio colectivo y organizado al trabajo militante, es decir que el papel del afiliado/a o simpatizante es el elemento nuclear de nuestra nueva arquitectura.

- Pero la motivación individual no podemos esperarla sin inducirla.

- La democracia radical nace porque existe el compromiso individual y consciente de quien quiere trabajar en clave colectiva y se respeta su expresión y el resultado de este trabajo colectivo por las estructuras organizativas, que existen precisamente cuando éste se desarrolla y son meras herramientas para su expresión.

- Por eso es la obligación primera de todos y todas, no una excusa para la parálisis colectiva, implicarse en la organización e interiorizar los valores de compromiso, trabajo, ejemplo y lealtad con lo común,



que nos son consustanciales. Del mismo modo que la organización no puede ser nunca un elemento ajeno a este compromiso y como espacio debe retroalimentar también, por medio del debate y la formación, el compromiso militante. “IU existe como expresión de que este compromiso existe”.

- Por otro lado, nuestro trabajo como organización no permite espera, pero debe permitir diferentes ritmos y expresiones de compromiso, saber conjugar todas y cada una de ellas y hacerlos caminar hacia el mismo horizonte.

- Nuestras estructuras organizativas, que por lo tanto deben ser espacios para la acción y para la deliberación y construcción colegiada de propuesta y pensamiento, horizontales, igualitarias, agiles y sobre todo amables. Para ello, va a ser fundamental el diseño de metodologías de trabajo diferentes.

- Asumir una responsabilidad concreta debe ser en la práctica una labor facilitadora de estos principios y un altavoz del trabajo a realizar. Quienes asuman tales tareas están llamados a la búsqueda permanente del consenso y a responsabilizarse de concretar el desarrollo de la estrategia general en su ámbito de responsabilidad.

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, IGUALDAD Y TOMA DE DECISIONES Y CONSTRUCCIÓN COLECTIVA Y COLABORATIVA DEL DISCURSO

Todos los ámbitos de trabajo y actividad en IU han de regirse por estos principios, a fin de hacerlos efectivos de forma real en el seno de nuestra organización.

1.- Como primer elemento desarrollaremos los cambios oportunos para garantizar la plasmación en nuestro quehacer cotidiano del principio de democracia participativa, como elemento caracterizador de nuestra acción política y de nuestra forma de ser como organización.

Este principio no se inspira en la desconfianza hacia el trabajo de quien desempeña temporalmente una responsabilidad concreta en el ámbito de la vida interna de la organización o en una institución.

Muy al contrario, debe servirnos para estrechar los lazos de confianza, respeto y ayuda mutua que han de caracterizarnos como espacio y que facilitarán el carácter colaborativo del trabajo.

Dentro de la organización no podemos reproducir falsas jerarquías, propias de los vicios que la organización de trabajo capitalista impone en la sociedad. Por eso, del mismo modo que es importante que las responsabilidades (sean orgánicas o institucionales) han de entenderse como un requerimiento militante añadido por quienes las ejercen, debemos evitar el trasladar nuestra propia desconfianza en el sistema sobre las personas que colectivamente hemos decidido situar en el frente de estas responsabilidades, sean orgánicas o institucionales.

Ambas situaciones, es decir, la extralimitación en la capacidad decisoria de la dirección o los cargos electos, y la permanente desconfianza que tenemos hacia quienes ocupan esa responsabilidad, responden a lógicas que debemos desterrar allá donde las haya.

El principio de democracia participativa debe desarrollarse como una lógica de funcionamiento que otorga derechos y deberes a todas por igual, que se ejercen en el transcurso de nuestra acción y trabajo militante. Por lo tanto, este principio cobra su máxima plenitud y sentido si responde a un ejercicio de colaboración e intercambio de esfuerzos, desde los diferentes frentes en los que desarrollamos nuestra acción política y social, que tienen como objetivo fortalecer el trabajo común que responde a la suma de todos ellos.

El divorcio entre institución, dirección y militancia de base se produce porque interiorizamos valores propios del sistema que queremos cambiar y que logra además dividirnos.

No en vano, debemos establecer una serie de medidas que hagan posible implantar esta filosofía de relación en el seno de IU, muchas de las cuales ya hemos venido desarrollando.

Unas medidas que están también íntimamente vinculadas a la necesidad de establecer nuevas metodologías de trabajo y funcionamiento de las asambleas, reuniones y en general de la vida interna de IU.



Necesitamos dinámicas menos cerradas en su formato, más amables en su lógica discusiva, más reflexivas y productivas en lo referente a su contenido, que permitan un debate que tenga su sentido en la construcción del discurso colectivo y no en la disertación sobre una propuesta planteada.

Ser un movimiento implica trabajar como tal, lo cual, lejos de implicar la dilución o desarticulación o el funcionamiento desorganizado y desvertebrado, exige de mayores cotas de implicación, capacidad decisoria por parte de cada uno y cada una y garantiza mayor cohesión en el seno de la organización.

Si todos y todas participamos en un contexto de espacio abierto, colaborando codo a codo cada cual, desde su espacio, coordinadas, centradas en construir sociedad desde la esencia misma de los problemas concretos de la gente, y todo eso lo hacemos extendiendo la mano, compartiendo el esfuerzo y trabajando con otros y con otras, seremos imparables, además de visibles y referentes para la sociedad.

Todos estos cambios no se imponen de la noche a la mañana y requieren también un proceso de aprendizaje importante, que debemos abordar en materia de dinámicas de trabajo y metodologías nuevas. No puede ser un cambio traumático; debemos garantizar que se convierta en un proceso natural, asumido y recibido positivamente.

2.- Una sociedad nueva ha de nacer desde la esencia de la igualdad, desde la superación total de las ópticas patriarcales, que caracterizan la lógica de las relaciones humanas. No hemos vivido otro modo de organización social, muchas veces no reconocemos que nosotros y nosotras hemos cimentado nuestra construcción como hombres y mujeres en base a esos principios y por lo tanto los reproducimos en todos los ámbitos de la vida.

IU, como espacio compuesto por hombres y mujeres, no es ajeno a ello y por eso, desde el reconocimiento de que debemos trabajar profundamente en la deconstrucción del pensamiento patriarcal para su erradicación definitiva, debemos comenzar implementando medidas que sirvan a esta tarea.

Izquierda Unida debe ser claro referente en esta tarea en la que todos y todas estamos comprometidos, ejemplo para la sociedad y con capacidad para concebir e implementar esa transformación desde una óptica acertada.

En muchas ocasiones nos escudamos en la realidad para justificar situaciones que son resultado de la desigualdad. No necesariamente generada por Izquierda Unida, que ha sido, es y seguirá siendo referente en la lucha por la igualdad y contra el patriarcado, pero sí asumidas como una característica de una realidad concreta y no como el resultado de un problema que debe ser abordado.

Nos referimos a la escasa participación femenina en espacios de responsabilidad orgánica o institucional y en algunos casos incluso militante o la exclusiva sectorialización de la causa femenina, a pesar del encomiable trabajo que desarrollan las compañeras, vista para muchos y para muchas como una causa más y no como una que afecta a la lógica global de toda la organización.

Nuestro discurso debe nacer desde la igualdad y por eso debemos arbitrar los mecanismos que permitan que esto suceda, haciendo de los espacios colaborativos espacios realmente igualitarios y facilitadores de ello.

Así pues, estas son alguna de las cuestiones que proponemos

- Debemos lograr que cada persona de IU pueda desarrollar su acción militante o su trabajo orgánico o institucional en el marco de la estrategia general de la organización, siempre acompañada y arropada por ella y respondiendo por lo tanto a una decisión colectiva, concretada en base a elementos evaluables y después de procesos deliberativos colectivos que permitan definir estrategias, medidas concretas y acción.

- No podemos permitirnos una organización que no es canal de participación. Hoy hay personas, compañeros y compañeras, que no encuentran su espacio porque directamente nuestra organización necesita adaptarse a las nuevas realidades y necesidades sociales.

- Las asambleas son el espacio natural de participación. Se reunirán al menos una vez al mes. Son



soberanas en su ámbito. Contarán con un equipo coordinador y un portavoz encargado de trasmitir la posición de la asamblea. Para garantizar una democracia plena las asambleas responderán a la lógica del trabajo y no a ninguna otra.

- IU funcionará en todas sus estructuras con los órganos descritos en el punto anterior y siguiendo la misma filosofía. En los lugares donde sea escasa la militancia será la asamblea abierta el espacio de participación y órgano político y ejecutivo.

- Como espacio colectivo que somos, debemos saber retroalimentarnos y aprovechar el conocimiento colectivo que podemos compartir. En este sentido la formación y autoformación juega un papel importante. Esto es así porque consideramos que la mejor participación y la mejor democracia interna vendrá de la mano de la formación para la toma de decisiones. Primaremos siempre pues la fase formativa e informativa y de construcción colaborativa del discurso, ante otros mecanismos de participación netamente individualizadores, que en cualquier caso servirán de herramienta para el proceso final de las consultas, referéndums, primarias, etc. que pudieran darse.

- En este sentido incrementaremos el grado de implicación del conjunto de la militancia en la toma de decisiones estratégicas, tal y como venimos haciendo en la última etapa.

- Las personas que han asumido el compromiso de representarnos institucionalmente, sea cual sea la expresión electoral, son representantes de nuestras ideas, y por lo tanto podrán ser revocadas al igual que los cargos orgánicos. Este principio fortalece el papel de lo colectivo frente a lo individual.

- El trabajo que IU desarrolle, bien en solitario o en unidad de acción, ha de ser transparente, responder a la toma colectiva de decisiones y evaluable de forma sistematizada, sencilla y abierta por los niveles de la organización correspondientes.

- Para garantizar que la participación y/o decisión de las personas que formamos parte de este espacio social y político no se circunscriba sólo a cuestiones concretas de corte institucional, garantizaremos que las decisiones estratégicas se abran al conjunto de la organización de forma ágil y participativa, sin menoscabo de las responsabilidades cotidianas que cada cual tiene como miembro de IU.

- Igualmente, se establecerán mecanismos para garantizar que el conjunto de la militancia se implica en el trabajo institucional.

- El trabajo más importante que tenemos como movimiento político y social es trasformar la sociedad, y eso tiene clara vocación hacia el exterior de la organización no hacia el interior. Hacemos nuestro trabajo en la calle y las instituciones. En ese sentido la participación en nuestra vida interna debe centrarse en propiciar este trabajo y no en convertirse en un fin en sí misma, ni invocarse para paralizarlo. Para ello desarrollaremos formulas comunicativas que permitan y faciliten el trabajo en red, y modos que permitan sistematizar el trabajo facilitando así su evaluación de forma ágil y eficaz, sin burocratizarnos.

- Para que la democracia sea plena en el interior de IU, han de garantizarse los mecanismos oportunos que conecten unos niveles y estructuras organizativas con otras, para que la información y los debates permeen al conjunto de la organización y mantengamos una estrategia común.

- Debemos fomentar el carácter abierto de las asambleas, también las de carácter decisorio, y sobre todo esforzarnos por dinamizar la participación y la activación de las personas que componemos IU. Para ello desarrollaremos mecanismos de “acogida” que impliquen de forma inmediata en el trabajo a quienes deciden unirse a IU.

- Un elemento fundamental que nos caracteriza y que debemos poner en valor es la fuerte carga ética que rige y ha de regir siempre el comportamiento de las personas que conformamos IU y el de ésta como organización. En este sentido es clara nuestra apuesta por la trasparencia, la ética y seguiremos desarrollando cuantas figuras profundicen en este sentido, como los códigos éticos para cargos orgánicos e institucionales, carta financiera, etc.



- Sólo se podrá ocupar simultáneamente un cargo orgánico ejecutivo y uno institucional.

- Para poder realizar bien el trabajo (prepararlo, llevarlo a la práctica y evaluarlo) es imprescindible el diseño de planes que lo concreten. Planes que han de estar vivos y ser trabajados de forma amplia en todas sus fases.

- Para garantizar que la toma de decisiones implique participar en la construcción de la propuesta, debemos asegurar que las personas llamadas a participar en una toma de decisión en el trascurso de una reunión cuentan con los materiales apropiados para ello con la antelación necesaria.

- Incorporar el uso de herramientas tecnológicas para facilitar el trabajo en red y a distancia, pero no debemos olvidar que debemos garantizar que toda persona llamada a ella pueda participar en la toma de decisiones. Hoy en Aragón la brecha digital sigue siendo una realidad que debemos tener en cuenta, ya que también existe en el seno de nuestra organización. Nadie se puede quedar fuera de un debate o una toma de decisión por no tener acceso a la red.

- Debemos ir incorporando medidas que faciliten la conciliación familiar dentro de nuestra propia organización

- Es un deber de esta organización introducir mecanismos que permitan la participación real de las mujeres y el incremento de su presencia en el trabajo de la organización. En IU el papel de las compañeras se ha incrementado claramente durante estos últimos años, al igual que son muchas más las compañeras que ahora ocupan responsabilidades orgánicas o institucionales. No obstante, sigue habiendo un claro déficit de participación femenina en determinados niveles de la organización y debemos trabajar por la incorporación de más compañeras. Pero esa voluntad se tiene que convertir en medidas concretas: feminizar el trabajo cambiando la lógica masculinizada del funcionamiento de las reuniones, desarrollar una fuerte tarea formativa en seno de la organización, feminizar nuestro discurso, garantizar que la paridad llega al conjunto de la organización como mandato estatutario, etc…

CAMBIOS ORGANIZATIVOS: ELEMENTOS NECESARIOS.

Debemos organizarnos en torno al conflicto y bajo el principio de democracia participativa, lo que nos lleva a fortalecernos organizativamente en torno a los dos escenarios fundamentales en los que éste se produce: las cuestiones sectoriales y el territorio con escenario de vida.

En lo referente a la organización por áreas y /o sectorial:

Debemos empezar a transitar hacia un modelo organizativo que permita la participación sectorial de forma más flexible y democrática, que recupere la centralidad en el trabajo de IU garantizando que el reflejo de su trabajo permea y orienta el del conjunto de nuestra organización.

El objetivo de las áreas es éste, además de ser el escenario para la apertura de la organización a la realidad y especialmente a los colectivos y movimientos sociales para trabajar colectivamente la propuesta.

Las áreas de trabajo, conservando su función de elaboración y propuesta, deben reorientarse hacía la movilización y ser más versátiles en su formulación generando grupos sectoriales que faciliten la participación y la implicación de más gente.

Han de adaptarse y prever los debates y las nuevas necesidades de las clases populares, ser reflejo de la sociedad y ser el espacio de encuentro y trabajo, desde el que dar respuesta también a los problemas concretos. Recuperar por tanto su carácter de espacio abierto.

Como movimiento político y social que aspiramos ser, además de un espacio de deliberación y elaboración colectiva, debemos ser un espacio de movilización y activismo, que busque la coordinación permanente con el resto de movimientos sociales y políticos. Por eso el trabajo de las áreas ha de ser en contacto directo con



las organizaciones sociales y sindicales y de activistas.

Las áreas por lo tanto deben ser espacios multidisplinares y abiertos, basados en la búsqueda de consensos, ya que cuanto mayor sea la participación en torno a los debates, más rico será el resultado en lo referente a su alcance y proceso de elaboración.

Nuestra realidad territorial implica que en ocasiones sea preciso descentralizar o multiplicar estos espacios de trabajo a lo largo y ancho del territorio. Este hecho no ha de restar en capacidad de coordinación, habilitándose los mecanismos oportunos para que sea posible; del mismo modo, aunque se busquen fórmulas de autorregulación en lo que respecta al funcionamiento, todas habrán de contar con un mínimo espacio de coordinación y en cualquier caso todas habrán de cumplir una serie de criterios básicos recogidos estatutariamente.

Para la resolución de las posibles contradicciones que pudieran nacer fruto del trabajo de las mismas o con los territorios, se habilitarían espacios de debate y cauces de participación suficientes para que fuesen resueltos, especialmente para la resolución de propuestas políticas que puedan ser especialmente sensibles.

Para que la centralidad de este trabajo sea reconocida, debemos incorporarlo al funcionamiento de los órganos de IU según lo aprobado en nuestra asamblea federal. Igualmente, como en el resto de espacios que dan sentido a IU, las áreas y los espacios sectoriales que pudieran nacer deberán desarrollar un plan de trabajo concreto del que darán cuenta y someterán a evaluación. Del mismo modo, para garantizar que las propuestas que nacen directamente de la movilización y el conflicto llegan a todos los ámbitos de trabajo de IU, las áreas conocerán y contribuirán con las políticas institucionales, del mismo modo que el trabajo de IU no se puede circunscribir al ámbito institucional, tampoco debemos dejar de atender y apoyar este trabajo de forma colectiva.

Nuestros representantes institucionales son la referencia de buena parte del tejido social de la izquierda aragonesa y colaboran estrechamente con ellos, cumpliendo su función de espacios abiertos y altavoz de luchas. Este vínculo debemos estrecharlo también desde las áreas de elaboración haciendo más fuerte el trabajo del conjunto de la organización.

Una faceta vital de nuestro trabajo es la batalla cultural; en este sentido debemos reforzar, fortalecer y multiplicar los esfuerzos. Las áreas juegan un papel fundamental en esta tarea. No habrá trasformación sin cultura, de la misma forma que no habrá libertad sin cultura.

En lo referente a las asambleas de base.

La mejor forma de implicarse en el conflicto desde su corazón es trabajar en el escenario en el que se produce. El barrio, el pueblo o la ciudad, al igual que los centros de trabajo, de aprendizaje, o la defensa del medioambiente por poner otros ejemplos, son escenarios en los que se manifiestan con gran claridad buena parte de las contradicciones del sistema.

Igualmente son las asambleas de base donde el arraigo en el espacio y el medio es más claro y, por tanto, se produce la natural retroalimentación y la traslación directa de cómo nosotros concebimos la sociedad.Desde el desahucio de una familia vecina, hasta la exigencia de más luminarias en la vía pública por miedo, o de la retirada de bancos para desalojar a quienes no tienen nada, son consecuencia directa de un modelo de sociedad y de unos valores imperantes y debemos darles respuesta desde nuestro espacio de organización básico que es la asamblea de base.

La mejor fórmula de recuperar la centralidad de la acción en nuestra propuesta política es vertebrar todos y cada uno de los conflictos desde la realidad más cercana, sectorial como ya hemos descrito en el apartado anterior, o territorial.

La vida orgánica de nuestras asambleas de base debe centrarse por lo tanto en el avance de nuestros principios por la vía de la movilización y de la consolidación de los espacios y redes de trabajo comunitario. No debemos suplantar los movimientos sociales; muy al contrario, debemos fortalecerlos y reforzar sus



posicionamientos, trabajar para enmarcarlos y dotarlos de discurso en una propuesta política alternativa que vaya más allá, y todo ello compartiendo trabajo como uno más.

Esta decisión nos llevará de forma natural a conjugar la tradicional acción política más orientada hacia el trabajo institucional, con volcarnos más intensamente en la apuesta por procesos sociales que trabajan para lograr la mejora de los derechos.

No obstante, el papel de nuestras asambleas de base en el trabajo institucional es igualmente crucial. Debemos garantizar que nuestras asambleas trasladan las demandas concretas al ámbito institucional, y participan en el diseño de las políticas y del discurso que sus representantes defienden en las mismas en asuntos claves como la política presupuestaria Por último, pero no menos importante, otra de sus funciones es la de ser escenario de deliberaciones, discusiones y elaboración de la propuesta global de la organización.

Por todo ello, se convierten en elementos básicos para el avance del Bloque Social y Político que queremos, ya que son el mejor lugar de encuentro natural de quienes quieren unirse para cambiar el mundo trasformando su realidad más cercana.

A todas estas competencias hemos de sumar el valor que tienen, en sí mismas, como termómetro del estado de los procesos de unidad y convergencia, ya que no habrá nunca una confluencia real si no vamos afianzándola desde las bases. Esta cuestión, sumada a las anteriores, les confiere el protagonismo propio del movimiento social y político que queremos ser.

UNA NUEVA ESTRUCTURA DE ORGANIZACIÓN MÁS ÁGIL Y VOLCADA EN EL EXTERIOR.

Coordinación de los espacios de participación directa de la militancia

Las áreas, los grupos sectoriales y las asambleas de base son los escenarios de militancia activa de nuestras bases; por lo tanto, debemos coordinar muy bien el trabajo de cada uno de ellos, facilitando canales de coordinación y colaboración entre todos ellos y evitando duplicidades.

Es importante por lo tanto la elaboración de Planes de trabajo, basados en la realidad concreta en la que han de ser llevados a la práctica, evaluables y calendarizados, en los que se concrete el desarrollo de todas y cada una de estas funciones. Igualmente es preciso que estos espacios se doten de los mecanismos de coordinación y dinamización oportunos.

Además, los cuatro territorios que componen y estructuran IU Aragón han de ser espacio también de coordinación de propuestas, movilizaciones y definición común y compartida de decisiones estratégicas, por cuanto comparten problemáticas comunes que trascienden el ámbito de lo institucional y representan la realidad aragonesa, aplicándose en ellos la política acordada, tal y como apuntan nuestros documentos federales, de forma adaptada a cada territorio sin contravenir lo aprobado ni generando desigualdades entre ellos.

Estructura de dirección, niveles organizativos y competencias de cada uno de ellos

Teniendo en cuenta lo anterior y en consonancia con los documentos aprobadas en nuestra última asamblea, debemos reformular nuestra estructura de organización y modificar también la metodología de trabajo de cada espacio.

Asamblea Político y Social:

De composición mixta, formada por la representación electa en la asamblea (que conformará el órgano político) y una representación territorial y otra sectorial (áreas), como máxima expresión de la incorporación a los espacios de dirección de los pilares fundamentales de nuestra acción como movimiento político y social en el marco del conflicto tal y como hemos descrito antes.



Tendrá las siguientes funciones:

Promover los revocatorios orgánicos e institucionales de ámbito autonómico, tal y como determinan nuestros estatutos.

Aprobar la concreción de las líneas generales estratégicas de la acción política y social de la organización, plasmadas en los planes de trabajo.

Evaluar también el desarrollo de dichos planes, debatiendo el balance del órgano ejecutivo.

Ratificar la candidatura a la presidencia del Gobierno de Aragón, que en ningún caso será propuesta por un órgano inferior y será fruto del proceso que determinan nuestros estatutos.

Ratificar las candidaturas a las Cortes de Aragón.

Se reunirá al menos tres veces al año.

Coordinadora de IU-Aragón:

Será el órgano político de IUA y estará compuesto por las personas electas en la asamblea y un representante de cada territorio (Zaragoza ciudad, Zaragoza Provincia, Huesca y Teruel) pudiendo ser éste la persona que ocupe la coordinación o quien designe el territorio o su suplente. Se reunirá al menos cada 45 días, y sus funciones son las de ostentar las funciones de funciones de representación legal y política de Izquierda Unida sin menoscabo de las funciones que pueda tener la figura de la Coordinación General; elegir en su primera reunión a la persona que ocupe la Coordinación General y proponerla para su ratificación a la Asamblea Política y Social; coordinar la elaboración programática y el curso de la política de unidad y alianzas garantizando la coherencia organizativa y política de la misma en el conjunto de Aragón; desarrollar, controlar y evaluar los acuerdos post electorales; dirigir la política aragonesa y adoptar cuantas resoluciones sean necesarias con carácter vinculante.

Podrá existir una Comisión Colegiada, propuesta por la coordinación general y que será ratificada por la Coordinadora, que ha de ser reflejo de la voluntad plural de trabajo de nuestra organización, para desarrollar la gestión cotidiana de la organización y los acuerdos asumidos en órganos superiores, especialmente de los planes de trabajo. En este sentido se reproducirá el esquema de responsabilidades federal, incorporando aquellas cuestiones importantes para nuestro territorio tales como la vertebración territorio y aquellas que decida el órgano político. No obstante, y dentro de la lógica del trabajo cooperativo, huyendo de este modo de que nuestros órganos de dirección se conviertan en pequeños parlamentos y de que las responsabilidades se circunscriban a un mero ejercicio de representatividad, se tratará de garantizar que el trabajo de la organización sea el resultado del de cada espacio organizativo y de cada persona con responsabilidades concretas asumidas.

Este equipo de trabajo se reunirá de forma periódica al menos dos veces al mes para coordinar el desarrollo de los planes de trabajo, elaborar cuantos informes sean necesarios para el resto de órganos y poner en común las cuestiones fundamentales de gestión cotidiana.

EL PAPEL DE LA COMUNICACIÓN EN IU DE ARAGÓN: COMUNICAR ES NARRAR.

La comunicación ha de tener un papel omnipresente en nuestra organización. Toda nuestra acción política y todas nuestras propuestas han de ser narradas y esa narración debe responder a una estrategia coherente con nuestra voluntad rupturista y nuestros objetivos. Igualmente constituye una herramienta interna poderosa para informar, formar, debatir y compartir opiniones y trabajo y juega un papel fundamental en la lucha por la hegemonía cultural.

No podemos concebir la comunicación como el momento final del proceso político, que entra en juego sólo a la hora de presentar el resultado del trabajo, sino que debe estar presente durante todo el proceso de toma de decisiones políticas. Una posición política cargada de razón puede resultar absolutamente inútil si no se percibe y por supuesto, especialmente en el ámbito de la izquierda, pierde contundencia si durante su



gestación y deliberación no sabemos implicar y activar a más gente en esta tarea, a través de canales de comunicación que garanticen la participación.

Es necesario planificar cómo transmitir nuestras ideas, tanto al conjunto de la organización como al resto de la sociedad, y aprovechar los medios a nuestra disposición para que la construcción del discurso sea lo más participativa posible y su alcance lo más amplio.

Por lo tanto, la planificación y construcción estratégica del discurso y el hecho comunicativo están íntimamente ligados, con claras implicaciones externas e internas que dan sentido a unas u otras herramientas y mecanismos para comunicar.

Nuestra política no depende de algo individual, sino que responde a un proceso colectivo; ni es la suma de decisiones aisladas, sino que responden a unos objetivos buscando unos resultados. La narración de todo este conjunto de ideas y acciones es imprescindible, por eso la comunicación debe tener un papel central y transversal en nuestra organización.

Detectamos pues dos facetas esenciales de este trabajo, la comunicación externa relacionada con la traslación de nuestra acción política y la comunicación interna como mecanismo para trasmitir y construir entre iguales, es decir, la comunicación como práctica del trabajo colaborativo.

COMUNICACIÓN INTERNA

La información debe fluir permanentemente entre todos los niveles organizativos.

Tal y como decíamos, IU debe ganar en agilidad y capacidad comunicativa, pero es fundamental que estas dos cuestiones las fortalezcamos en el interior de nuestra organización.

El conjunto de la militancia, los activistas y los simpatizantes que comparten el trabajo con nosotras deben sentirse parte y estar conectadas con nuestro día a día, y para eso debemos establecer canales directos de información que sirvan para que el pulso de la organización llegue a todas por igual.

Del mismo modo, si estamos defendiendo que el protagonismo de nuestra acción política se sitúe de nuevo en el ámbito de la base y que todos los frentes de trabajo incluyendo el institucional contribuyan a fortalecerlo, debemos garantizar que toda la información, las conclusiones de los debates, las propuestas, las acciones y las reflexiones que se produzcan deben llegar hasta el último de los niveles de nuestra organización. Cada militante es un referente de nuestra organización y por lo tanto debe conocer y trasmitir la política de la organización y proyectarla.

Espacios propios de referencia en materia de comunicación.

Toda la información debe ser accesible además para el conjunto de la sociedad, más allá del ámbito de quienes se sitúan en nuestro entorno social o en nuestro espectro ideológico. Tener un objetivo de tan corto alcance nos conducirá a caer en el error de limitar nuestro análisis a lo que recibimos desde tan cercana periferia o, peor aún, nos puede conducir a mayores errores de diagnóstico. Las redes sociales magnifican ese efecto pues están diseñadas para mostrarnos sólo aquello que queremos ver, de esa manera la publicidad es más efectiva. El efecto de la “caja de eco” se acentúa, agravado además por la celeridad de las comunicaciones.

Igualmente se tiende a percibir que las redes sociales son herramientas neutras o universales, llegando incluso a sentimos soberanas cuando las usamos como usuarias. También sabemos que no es así estrictamente y, a pesar de ser herramientas con las que poder extender nuestro discurso y nuestra propuesta, cuentan con muchas limitaciones, lo que las invalida para jugar un papel comunicativo con todas las garantías. De esta forma el mantenimiento de herramientas propias como web o boletines es fundamental para poder tener un repositorio con toda nuestra acción política, que sirva también como referencia de análisis más allá de las cuestiones coyunturales.

Comunicación para la participación y la toma de decisiones.



Dos funciones importantes de la comunicación interna han de ser la de trasladar las posiciones y acciones de la organización entre sus integrantes y la de habilitar mecanismos bidireccionales y espacios de encuentro para los espacios de trabajo y el tejido social, en los que se puedan situar los debates y poder tomar decisiones colectivas usando herramientas telemáticas.

Dotar a las áreas de trabajo de un espacio virtual donde puedan desarrollar su actividad facilita además la incorporación a las mismas de gente de distintas partes del territorio.

Es fundamental contar con una intranet que sirva como lugar de encuentro con los cargos públicos. Introducir esta nueva perspectiva ayuda a que la gente sienta la organización como suya y no desvirtúa la deliberación colectiva y construcción colaborativa de la propuesta. Debemos tener en cuenta que hay muchos militantes que no disponen de las herramientas informáticas necesarias; para ello, será necesario formar y dotar a nuestras sedes de espacios en los que se pueda participar de manera presencial de toda decisión tomada y por supuesto no abandonar las sesiones de trabajo presencial.

COMUNICACIÓN EXTERNA.

Comunicación que supere la crispación y profundice en el conflicto.

La crispación social, alimentada por el formato televisivo y las redes sociales, han elevado el nivel del tono y precarizado la calidad de la información y la comunicación a una escala mucho mayor de lo que hayamos visto antes. Todo ello sucede en un contexto de brecha social, desigualdad en la que las diferencias se han acentuado hasta los límites de lo soportable.

Hoy hay más gente receptiva a las soluciones extremas. A pesar de que esta crisis es fruto de un sistema engendrado desde el egoísmo, es desde el individualismo desde donde las derechas están construyendo la salida de esta crisis, profundizando más si cabe en la dimensión moral de la misma. El repunte de la extrema derecha obedece a dicha lógica de búsqueda de soluciones fáciles en una espiral que lo acabará devorando todo.

Por eso, a la hora de articular nuestro discurso tenemos que saber llegar a la mayoría como una opción clara y nítida de izquierda con valores de solidaridad, compañerismo, una organización fuerte, con vocación de acabar con este estado de las cosas, que de forma contundente pero correcta habla claro y directamente, porque se sitúa dentro del conflicto y es parte activa de él, porque habla de los problemas más cercanos y los sitúa en un discurso general fácilmente entendible.

Nuestro discurso ha de ser por lo tanto un discurso con fuerte carga moral, un discurso tan sencillo como contundente, un discurso para la mayoría, del que nadie pueda sentirse al margen.

Cuestiones fundamentales que han de caracterizar nuestra política de comunicación.

Al igual que en otras cuestiones debemos formarnos en materia de comunicación y aprovechar para ello, el conocimiento colectivo del que disponemos.

Proyectar a Izquierda Unida como organización plural, igualitaria, renovada y radical, transmitiendo no solo el debate y la elaboración interna, sino también la acción que como Movimiento Político y Social desarrolla a través de sus militantes.

Para garantizar una eficaz planificación de nuestro discurso debemos conectarlo permanentemente del pertinente análisis sociológico que lo sustente.

Debemos ser capaces de enmarcar todas nuestras propuestas en un discurso político recogido en grandes ejes, que nos permitan al mismo tiempo generalizar y descender a lo concreto para no dejarnos nada; de



igual modo que debe ser necesariamente flexible, a fin de ser adecuado a las circunstancias y a nuevas incorporaciones. Pero todo ello sin dispersarnos, concretando en pocas y muy reconocibles líneas discursivas que nos sean propias.

La superación de las aparentes contradicciones que vivimos en materia de comunicación.

Cómo contamos, desde Izquierda Unida, el trabajo de las confluencias

A pesar de que este asunto lo abordaremos más adelante, es preciso superar los problemas que en materia de comunicación tenemos hoy al respecto. Por un lado, es evidente nuestra apuesta firme y clara por construir el Bloque Político y Social y consolidar los espacios de unidad que sirvan a estos efectos. Por lo tanto, el trabajo de los espacios de confluencia, que como determina nuestro documento federal deben asegurar el reconocimiento de la identidad de nuestro proyecto político y un suficiente espacio programático común, son nuestro espacio de representación institucional y por ello debemos participar en la difusión de lo que en ellos sucede, haciéndolos nuestros, teniéndolos como referencia en las instituciones en las que nos representen, y ayudando como espacios comunes que son a incrementar la dimensión pública de sus logros.

Defendemos que, como movimiento social y político, debemos centrarnos en los problemas de la gente, volcando nuestras estructuras hacia el activismo y haciendo que el trabajo institucional sea el lugar desde el que amplificar y fortalecer lo anterior. Estos espacios deben recoger el trabajo que construyamos cooperativamente desde el protagonismo de asambleas de base y áreas de elaboración. Hoy, como recoge nuestro documento político federal, IU sigue siendo una realidad de referencia para nuestra militancia y buena parte de la sociedad. Es preciso enfocar sus energías en el fortalecimiento de los espacios de confluencia como camino.

Las confluencias son algo en construcción y para que cumplan la función y el objetivo para lo que están llamadas, desde la militancia política y el activismo social, debemos trabajar junto con otros y otras.

Este trabajo, que forma parte del proceso de construcción del bloque político y social que aspiramos a tejer, tiene una dimensión comunicativa evidente y por lo tanto se hace necesario que traslademos nuestras posiciones con una voz clara y nítida, también en el ámbito de lo público cuando sea preciso, tratando siempre de coordinar las estrategias discursivas para no caer en contradicciones.

Este planteamiento honesto y claro supera el corsé que se ha venido instalando, según el cual la acción política de nuestro movimiento político y social parece estar desaparecida y por lo tanto nuestro discurso con ella.

De lo anterior se deriva la necesidad de coordinar, al margen de otras cuestiones, la estrategia en materia de comunicación, un hecho que se viene dando, pero que debemos normalizar como punto de partida hacía una unidad permanente de acción, cuando se den las condiciones oportunas también en lo institucional.

Cómo gestionar la dicotomía “institución versus calle” de forma coherente.

Nuestra representación institucional es el reflejo del trabajo que hacemos en la calle, y representa un escenario más de nuestro trabajo global.

Por lo tanto, si queremos comunicar nuestro trabajo, debemos tratar de evitar que el ritmo de la comunicación lo determinen los frenéticos ritmos de las instituciones, que son grandes maquinarías que tienen su propia vida.

Tenemos que saber conjugar la vida real y la vida institucional en nuestra política comunicativa, para que se entienda de dónde viene y qué objetivos persigue lo que contemos.

Del mismo modo hoy el discurso mediático, en lo político, tampoco viene marcado por las instituciones y ha sido suplantado por debates provenientes de las redes sociales, mucho más inmediatos y en permanente



actualización.

Debemos por lo tanto ser eficaces en la planificación del discurso, dotar al trabajo institucional de recorrido y saber utilizar las redes sociales para no desviarnos de nuestro discurso y aprovecharlas, al mismo tiempo, para difundirlo sin que este pierda coherencia ni profundidad

Comunicación y medios de comunicación.

Los cambios tecnológicos y el desarrollo de la era digital que ha propiciado la eclosión de medios de comunicación más baratos, de las redes sociales y el nacimiento de otras plataformas y medios de comunicación no generalistas, ha implicado que los medios tradicionales hayan perdido buena parte de la hegemonía que en otro tiempo ostentaban como generadores de opinión. A pesar de ello siguen jugando un importante papel en esta materia.

Es por eso que no podemos entender nuestras acciones comunicativas sólo como un diálogo exclusivo para medios de comunicación, a través de los mecanismos tradicionales.

Igualmente, de nada sirve no adaptarnos a los requerimientos comunicativos de esos nuevos espacios dedicados a la comunicación que han nacido al calor de la era digital.

Lo que vale para un tema no vale para todos, necesitamos traspasar dicha barrera y entender la comunicación como un proceso constante, en el que en determinadas fases entrarán en juego los medios y en otras no.

Independientemente de todo, con unos y otros y las agencias es necesario establecer una relación de trabajo fluida, independientemente de si se comparte o no la línea editorial, que nos ayude a visualizar o defender nuestros objetivos políticos.

Características del trabajo del equipo de comunicación.

Para poder realizar correctamente este trabajo, que debe servir al conjunto de la organización de forma ágil, coordinada y eficaz, necesitamos un equipo con capacidad operativa plena y que permita estar disponible para todas las partes de la organización.

Tiene que ser un instrumento ágil, pues muchas veces la inmediatez (o la decisión de reaccionar más tarde) es clave a la hora de comunicar.

A la vez ha de tener capacidad ejecutiva, para que la organización pueda tener el trabajo organizado en el medio y largo plazo.

3.- Presencia, participación y dinamización en/del conflicto social. En este epígrafe se deben desarrollar cuestiones como: - Estrategias para el conflicto, Izquierda Unida y su papel en la movilización social y ciudadana, La militancia y el activismo político y social…

ESTRATEGIAS PARA EL CONFLICTO.

Aragón ha vivido como el resto del país un proceso claro de desmovilización, después de la fuerte ola de movilizaciones que vivimos hace apenas dos años, y que tuvo como expresión clara las Marchas por la Dignidad de 2014.

En nuestra Comunidad, al igual que en el conjunto del Estado, la focalización de la esperanza de cambio en el campo institucional al inicio del ciclo electoral, y el saldo general del mismo una vez parece haber concluido, han incidido negativamente en el proceso de construcción y galvanización de espacios de unidad y de lucha, como fueron las marchas o las movilizaciones por la salud, la educación o la república de ese ciclo de movilizaciones.



Hoy, buena parte de las sinergias y las redes que existían entre los movimientos sociales que las protagonizaron están debilitadas o desaparecidas. Incluso la actividad de dichos espacios de movilización, caracterizados por atacar las causas globales de los problemas desde posiciones mucho más activas y directas por cuanto se centraban en causas materiales concretas (lucha contra los desahucios, mareas, el movimiento vecinal contra la subida de la luz o la lucha contra las leyes represivas), ha perdido intensidad.

En muchos casos es porque en apariencia los problemas también han bajado de intensidad; en otros directamente porque ha bajado el ritmo de la movilización.

De forma paralela y conforme avanzaba el ciclo electoral, se dejaba de hablar de los problemas reales y concretos de la gente para hablar de los potenciales problemas para el país que entrañan unos u otros resultados en las urnas.

Entre tanto y como organización, una vez más nos hemos visto inmersos en la vorágine electoral, dejando de lado precisamente el sostén de la movilización que también se ha visto afectada, como decíamos por el objetivo electoral, incluso entre quienes la sostenían permanentemente.

A pesar de esta situación, las causas estructurales que generaron entonces la eclosión de multitud de expresiones organizadas que señalaban los déficits de este modelo y de esta democracia, siguen existiendo. El conflicto sigue más vivo que nunca, por cuanto una de sus partes ha cedido espacio y los principios que han facilitado que eso suceda están ahora implantados socialmente con fortaleza.

Pareciera que lo vivido hace apenas una veintena de meses fuese un espejismo, pero lo cierto es que de todo aquello quedaron procesos vivos, experiencias y aprendizajes que debemos recuperar e incorporar a nuestro trabajo que no es otro que el de enfocar nuestra organización hacia el conflicto, en el marco de una estrategia de ruptura para la que es preciso fortalecer los espacios de resistencia, facilitar los procesos de unidad de acción y dotar la movilización de un discurso político para lograr un nuevo país y con él un nuevo Aragón.

El ciclo de movilización permitió visualizar una nueva realidad social, nuevos escenarios de respuesta a unas nuevas contradicciones que ya empezaron a vislumbrarse el 15M y para los que no estábamos adaptados. Igualmente evidenció las mismas carencias que IU tenía como organización, en otros actores imprescindibles para cualquier trasformación con perspectiva de clase.

El paso del tiempo permitió ver también que determinadas expresiones, generalmente de corte sectorial y en casos corporativo, no acabaron de dotarse de un discurso político que fuera más allá de la demanda concreta, e incluso en momentos determinados, éstas y las anteriores entraron en confrontación reproduciendo luchas de protagonismo, que acabaron por restar capacidad a un discurso global y unitario de la lucha.

Comenzaba el inicio del ciclo electoral con una debilidad mucho mayor de lo que fuimos capaces de diagnosticar, como se vería después. Llegaría más tarde la descapitalización del movimiento social, volcado en lo electoral. Luego, una vez alcanzadas ciertas cotas de poder en el ámbito municipal (espacio natural para el desarrollo de nuestra acción militante) y de incidencia en lo autonómico, se instalaría el silencio a la espera de ver los efectos del cambio.

Las elecciones generales acabaron por consolidar el giro en los mensajes hacia las derechas, a través del miedo y el alarmismo. Una vez más la movilización se vio minorada y mutilada en pro de lo electoral. La derecha cumplió con sus objetivos y el escenario actual, si no somos capaces de actuar y hacerlo ya en todos los frentes, les permite sentar las bases para la restauración de los consensos del bipartidismo, tal y como quedó patente con la aquiescencia de la cúpula socialista a la presidencia de Mariano Rajoy.

Nuestra estrategia debe ser fortalecer y recuperar las redes y movimientos que luchan por organizar el conflicto desde el corazón del mismo, y trabajar para llegar a quienes lo sufren silenciados y siguen solos sin ninguna referencia en el ámbito de la izquierda.

Para comenzar en la mejor de las condiciones y cuanto antes este trabajo, proponemos los cambios necesarios e incluso la caracterización de nuestra praxis política, tal y como ya hemos descrito en apartados anteriores.



Debemos comenzar preparándonos: generar redes de sindicalistas, de activistas, feministas, cuyo objetivo sea acercar luchas, coordinar respuestas y construir alternativas de la mano del resto de organizaciones y de los compañeros y compañeras de las asambleas de base, de las áreas y de los grupos de trabajo sectorial.

No se trata de agitación por agitación, sino de un camino de trenzado sólido de respuestas a la crisis y al sistema que la ha generado, un proceso de acumulación de fuerza y experiencia organizativa común, enmarcado políticamente en un proyecto que rompa con el actual estado de las cosas.

Como dice nuestro documento federal, el reto de la izquierda es articular estas propuestas populares, cohesionarlas en la práctica y dotarlas de una narrativa política que las relacione con un proyecto político de trasformación. El reto es crear conciencia.

Por eso este trabajo debemos sistematizarlo, analizar colectivamente desde las asambleas de base nuestra realidad más cercana, para tejer un mapa que nos permita empezar a desarrollar nuestra tarea activista.

Los escenarios municipales son fundamentales para el desarrollo de este trabajo, por cuanto es en ellos en los que se toman decisiones que afectan al modo de vida de la ciudadanía.

Igualmente, nuestras áreas de trabajo han de realizar también ese mapa de conflictos en el ámbito de su campo de acción.

La creciente conflictividad en Aragón en torno al mundo del trabajo, al educativo o al de la salud necesitan de nuestro concurso, al igual que otros aspectos que afectan gravemente a Aragón como la despoblación, los problemas del campo, o de nuestras comarcas que viven de la minería o las cuestiones de corte ambiental. Ámbitos todos estos en los que debemos ser vanguardia de propuesta y alternativa en el marco de un nuevo modelo productivo y de sociedad

Nuestra acción sociopolítica debe situar en el centro del debate las cuestiones vitales para una vida digna de las personas: el acceso a suministros básicos, a la salud, la educación, el trabajo y contra la precariedad, el retorno, el derecho a vivir en los pueblos, etc.

Desde allí debemos enlazarlos con sus causas concretas: las privatizaciones, el desmantelamiento de lo público, las reformas laborales, los recortes, etc.

Es así, y no al revés, como debemos desarrollar nuestro trabajo y articular nuestro discurso. Los problemas de la gente no pueden usarse a modo de ejemplo; si queremos llegar a quienes los sufren, debemos compartirlos con ellos e invitarlos a superarlos mediante la organización, la respuesta y la propuesta.

IZQUIERDA UNIDA Y SU PAPEL EN LA MOVILIZACIÓN SOCIAL Y CIUDADANA.

Nuestro compromiso histórico, colectivo, militante y permanente con las luchas de nuestra clase es incontestable. No ha habido movilización obrera y popular en la que IU no haya estado presente en Aragón. Nuestros representantes públicos han estado en la vanguardia de la solidaridad.

Éste es nuestro principal activo que demuestra que somos una organización con los pies en el suelo, en los problemas de la gente. Ninguna otra puede presentar este bagaje.

Debemos participar de forma activa, como hemos hecho hasta ahora, en la respuesta junto con el tejido social y las clases populares ante los recortes y las agresiones, consolidar por tanto esos espacios de unidad de acción y construcción de alternativa.

Debemos asumir posiciones activas, que vayan más allá de acompañar, que permitan implicarnos, que nos hagan tomar partido con las causas concretas, como demostramos en las Huelgas Generales, parando desahucios, contra la ley mordaza o el Tratado de la vergüenza. Estas cuatro expresiones sirven para caracterizar las líneas de trabajo que debemos desarrollar como organización. La primera, como expresión de la lucha obrera organizada, nos orienta hacia el fortalecimiento



del movimiento social estructurado con el que compartimos objetivos (obrero, vecinal, agrario, etc.) y que es fundamental en la construcción de un amplio bloque político y social trasformador. En este sentido debemos trabajar por recuperar la lucha sindical de las centrales obreras, muchas de las cuales, al igual que IU, han de adaptarse a los nuevos cambios de corte social y económico que está sufriendo la sociedad para recuperar todo su papel trasformador.

El caso del movimiento contra los desahucios es un ejemplo palmario de organización popular, cuyo objetivo trasciende al de satisfacer el problema concreto que logra superar. Nos orienta hacia la intervención directa sobre los problemas materiales concretos de las personas y nos enseña cómo se cohesiona una expresión de lucha concreta, en el marco de un discurso más amplio y de un espacio de trasformación mayor, capaz de cambiar las cosas yendo a la raíz de esos problemas concretos.

La lucha contra el recorte de libertades y sus efectos pone de manifiesto la reacción del sistema ante cualquier avance de nuestras posiciones y, por lo tanto, debemos organizarnos y formarnos para estar preparados y ser capaces de combatir el discurso del odio y la criminalización.

Por último, como movimiento político y social internacionalista, debemos mirar más allá de nuestras fronteras si queremos poner fin a la barbarie organizada que supone el capitalismo. Este ha de ser sin duda un elemento nuclear de nuestro trabajo como movimiento político y social: el internacionalismo y la solidaridad, como expresión consciente de hermandad entre los pueblos y las clases.

Nuestra organización debe ser capaz de asumir un papel activo y coordinado en cada uno de estos ámbitos de contestación, fortaleciendo el trabajo existente, trabajando en la organización de nuevas respuestas y, junto a otros y otras hacerlos confluir de forma eficaz en un movimiento amplio capaz de imponer democráticamente las trasformaciones profundas que necesitamos mediante un proceso constituyente. El camino es largo, pero se hace andando.

LA MILITANCIA Y EL ACTIVISMO POLÍTICO Y SOCIAL.

Izquierda Unida no es otra cosa que el trabajo colectivo de las mujeres y los hombres que la componen y participan de la misma de un modo u otro. Nuestra propuesta es poner el trabajo militante y el activismo social y político en el centro de nuestra acción política y lograr coordinarlo en toda su dimensión.

Una organización volcada en el conflicto, expeditiva, sólidamente coordinada y visible, que se dota de un modelo de funcionamiento eficaz para tal fin, sabiendo aprovechar al máximo las sinergias que genera el operar coordinadamente en la calle y en las instituciones, estará más cerca de recuperar la esencia del movimiento político y social que quisimos ser.

Un movimiento que ha de caminar siempre de cara al fortalecimiento de los espacios de unidad en base a lo descrito en este documento. Por lo tanto, militantes y activistas han de ser los primeros portadores de esta voluntad en su trabajo cotidiano, organizando con otros y otras las respuestas a los problemas reales de la gente.

Pero, además de nuestra disposición y determinación colectiva, es necesario el concurso activo de la militancia y del activismo, a quienes debemos motivar, formar y activar.

4.- Hacia la construcción del espacio para la alternativa social y política. La estrategia de la Unidad Popular y las confluencias.

LA CONFLUENCIA COMO OBJETIVO Y COMO CAMINO PARA IZQUIERDA UNIDA COMO MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL.

Una organización política y social, como respuesta a una realidad social concreta, tiene que ser capaz de evolucionar de la mano de la realidad social a que responde y ser una herramienta útil para su trasformación.



IU es un ejemplo claro de este principio desde su nacimiento y hoy, una vez más, ha de afrontar cambios organizativos para responder a las necesidades sociales que le dan sentido, recuperando su esencia y conservando su bagaje

Nacimos como una “confluencia estratégica”, que ha ido consolidándose a lo largo de los años y que hoy es sin duda un claro referente de la izquierda dentro y fuera de Aragón y de nuestro país.

A pesar de ello, y de nuestros intentos por evitarlo, hemos ido asumiendo a lo largo de los años dinámicas propias de un partido político tradicional, centrado en la batalla electoral y con un trabajo jerarquizado en torno a ello. Esta Asamblea ha de permitir superar esta limitación.

Lo anterior no ha impedido que Izquierda Unida de Aragón tuviese los pies en la calle y en los problemas reales de la gente, que trabajase codo a codo con el tejido social, marcando una clara diferencia con el resto de fuerzas con aspiraciones electorales, que hoy sigue caracterizándonos, especialmente durante la última década

Esto ha permitido un valioso aprendizaje que hemos de compartir. Hoy, como ya decíamos en 1986, la necesidad de confluir entre diferentes es imprescindible para lograr los objetivos comunes, pues sabemos no somos el único movimiento político y social que referencia a todas las expresiones con aspiraciones trasformadoras.

La confluencia social y política, que es nuestra razón de ser, hoy además es un objetivo de primer grado que nos trasciende para lograr la unidad popular.

No en vano, de ese convencimiento nace Izquierda Unida y es en el mestizaje resultante de esa vocación compartida en el que hoy nos referenciamos muchos hombres y mujeres en Aragón.

En esta XI Asamblea las personas que conformamos Izquierda Unida reafirmamos nuestra voluntad de seguir construyendo algo mayor; asumimos los profundos cambios organizativos que eso implica, del mismo modo que tenemos claro que es Izquierda Unida, como movimiento político y social, nuestro punto de partida para realizar este trabajo. Desde aquí realizamos nuestra propuesta.

Situamos estas reflexiones porque para avanzar debemos saber cuál es el punto de partida y, como dice nuestro documento federal, plantear hoy la propuesta de una izquierda alternativa, anticapitalista, republicana, antipatriarcal y ecologista no es posible partiendo de cero, no es posible sin IU.

Por eso, desde lo que somos, junto al resto, queremos volcarnos en construir un Bloque Social y Político que nos trascienda, en base a la estrategia de la unidad popular. Un trabajo que requiere una Izquierda Unida en movimiento, fuerte y activa como la herramienta imprescindible que es para trabajar por un verdadero cambio de bases.

Para nosotras este no es un debate corporativo, de siglas, de cúpulas o de estructuras; para IU confluir (el primer paso de nuestra estrategia) implica reunir voluntades, definir objetivos confrontando ideas y concretar la acción en base a una estrategia compartida.

QUÉ SON LAS CONFLUENCIAS PARA IZQUIERDA UNIDA.

Son la expresión de un deseo común por construir un orden social, político y económico nuevo, que se concreta en compromiso consciente que, por supuesto, va más allá de lo electoral.

Son el primer paso de nuestra estrategia de la unidad popular, un proceso de largo aliento que ha de permitirnos configurar un Bloque Político y Social de carácter alternativo que sea capaz de sustentar un proceso de ruptura democrática para un proceso constituyente.

En la práctica, se ciñen a la estrategia de crear un espacio social y político de confluencia que sume e integre a todos los agentes en un proyecto alternativo, en un movimiento para la trasformación social.

Como resumíamos en nuestro documento federal: marchar separados, golpear juntos.



Por lo tanto, nacen del terreno de la conciencia y se desarrollan en torno al conflicto y al trabajo institucional, que han de nutrirse recíprocamente. Igualmente han de sustentarse en el marco de un proceso trasformador y debemos saber cómo afianzar sus avances en el ámbito de lo social.

Trascienden lo electoral, sabiendo que las elecciones son hitos importantes, pues muestran el estado de la correlación de fuerzas en la batalla de las ideas, pero relativamente relevantes en el marco del camino hacia la ruptura democrática.

CÓMO QUEREMOS CONSTRUIR LA CONFLUENCIA.

Como apuntan nuestros documentos federales, debe construirse desde el reconocimiento y la suma de las diferentes aportaciones, experiencias y recursos de las diferentes organizaciones, en un marco de igualdad en cuanto a su legitimidad y de democracia directa en la toma de decisiones, un espacio abierto en el que no sólo estará IU, sino todas las fuerzas, a las que desde aquí interpelamos.

Es vital, para el éxito de este proceso que en Aragón estén llamados a participar los que aspiren a la consecución de un orden social, político y económico nuevo, respetando y poniendo en valor la diversidad y la pluralidad a la hora de la construcción de este espacio y garantizando mecanismos que faciliten la participación real de cuantos sujetos estén implicados.

Queremos una IU como movimiento político y social abierto, radicalmente democrático, que no funcione bajo la lógica del equilibrio interno sino a la del debate, la participación y el trabajo en base a acuerdos programáticos, y por lo tanto estos principios han de caracterizar también la construcción del bloque político y social.

Nuestra propuesta implica la máxima cohesión posible en el discurso y la praxis, evitando fisuras y contradicciones, como expresión del avance del bloque político y social que queremos en el conjunto del territorio de Aragón.

La unidad aparece como un valor en sí mismo para miles de personas, como un espacio esperanzador y aparentemente capaz, pero nosotras sabemos que sólo con eso, aunque ganemos unas elecciones, no es suficiente.

Cualquier avance ha de responder y enmarcase en un proceso de trasformación social que se perciba y extienda, en el conjunto del territorio y del estado, de forma nítida, con unidad ideológica basada en la trasformación socialista de la sociedad.

Como decíamos, la verdadera lucha se encuentra en el terreno de las ideas, donde los valores neoliberales permiten el avance de la extrema derecha que sí es capaz de llegar a quienes sufren; por eso el verdadero cambio de conciencias se producirá cuando la mayoría social compruebe que es posible cambiar la realidad que les atenaza.

DÓNDE QUEREMOS CONFLUIR

Como decíamos en nuestra XII Asamblea Federal, la unidad popular ha de operar en todas las esferas de nuestra sociedad, como única estrategia posible de salvación de una sociedad y una comunidad política que se está disputando una forma de vida.

Y como tal, desde la pluralidad debe articularse y operar en todos los frentes, sobre tres ejes fundamentales: la concienciación y movilización social, la elaboración política y la propuesta electoral.



Estos principios hemos de trasladarlos al conjunto de la sociedad aragonesa, por cuanto somos una fuerza con implante y capacidad vertebradora como hemos venido demostrando.

Fórmula de participación en el espacio alternativo.

Como movimiento político y social alternativo IU debe profundizar su participación en el espacio alternativo.

Primero, por lo que tiene de catalizador y precursor de contestaciones a los nuevos problemas derivados de los profundos cambios que ha sufrido nuestra organización social, y que siguen sin recibir respuesta apropiada desde el movimiento obrero.

Izquierda Unida debe jugar también un papel como espacio de encuentro y cohesionador de las diferentes expresiones de contestación al sistema, que se enmarquen en nuestros propósitos políticos trasformadores.

Para este propósito el papel que juegan nuestras áreas, activistas y redes es fundamental, al igual que su coordinación.

En otro orden de cosas, el espacio alternativo aporta igualmente una interesante faceta reflexiva que debemos ser capaces de compartir para la construcción de camino común.

Tenemos que estar donde se muevan la acción y las ideas, ofreciendo nuestro marco político de trasformación y mejorándolo fruto de esta dialéctica: colaborar, aprender, crecer y hacer crecer.

Todo ello requiere fortalecer nuestro carácter como movimiento social, no vivir sólo los tiempos institucionales (a los que también debemos dar respuesta de forma eficaz) por cuanto los ritmos de estos trabajos casi nunca van sincronizados.

Nuestras agendas, tiempos y metodologías discusivas tienen que permitir este trabajo vital, cuyo desarrollo será prueba del éxito en nuestra propuesta de cambio organizativo.

Relación con los movimientos sociales y ciudadanos.

Los movimientos sociales y ciudadanos, en el marco de las confluencias, en el que muchos de ellos participan y se coordinan, son uno de los pilares fundamentales del trabajo que tenemos por delante: fortalecerlos, garantizar su independencia y su sentido crítico, así como contribuir a dotarlos de coherencia en el marco de una agenda global trasformadora.

Es patrimonio de IU, en especial en Aragón, el haber sabido mantener una relación cómplice y permanente fraguada en el trabajo durante años, que ha implicado estar cerca de ellos en su proceso de repolitización también hacia lo electoral, como ha quedado patente, especialmente en nuestro territorio.

Hace ya años fuimos capaces en Aragón de entender el valioso papel estratégico de los movimientos sociales en la movilización, pero también y sobre todo en el análisis de la realidad más cercana y concreta y en la construcción de propuesta alternativa. Un papel que todavía juegan a pesar de haber sufrido, como el conjunto de la izquierda social organizada, muestras claras de fatiga en los últimos tiempos.

Representan, a pesar de su dimensión, el resultado del trabajo de parte de la sociedad más activa, más



crítica y es en ellos donde nacen, como laboratorio de ideas, gran parte de las alternativas. Desde hace más de 10 años venimos estrechando lazos en la acción y el debate con el tejido social aragonés, conscientes de su importancia estratégica. Estos lazos tuvieron momentos significativos: como la Asamblea de refundación y el proceso preparatorio, todos los debates programáticos y, cómo no, la acción en la movilización: las Huelgas Generales, o los movimientos urbanos por otro modelo de ciudad.

Igualmente, y en parte gracias a este lógico acercamiento, del mismo modo que IU hoy apuesta por recuperar su carácter como movimiento político y social, buena parte de ese movimiento, que partía del rechazo a la lucha política-electoral, ha entendido que para conseguir y afianzar objetivos sociales es necesaria también la implicación en la contienda electoral de una u otra manera (o introduciéndose o apoyando o sirviendo de contrapeso crítico a opciones electorales…).

Estos pasos son importantes, pues es positivo que todas las fuerzas sociopolíticas compartamos objetivos y frentes.

No obstante, tal y como hemos dicho ya, ahora toca reforzar el papel clásico de los movimientos como espacios movilizadores.

La representación institucional de las confluencias, que se ha demostrado en ocasiones insuficiente, necesita un contrapunto critico que la haga avanzar en todos los frentes.

Como movimiento social y político debemos contribuir a esta tarea, reforzando su papel movilizador, e igualmente hemos de estrechar lazos, más si cabe, con estos movimientos y hacer nuestras muchas de las ideas e iniciativas que de ellos nacen.

Relación con las organizaciones políticas.

Como organización social y política que es, Izquierda Unida ha de mantener una relación normalizada con el resto de sujetos con los que comparte escenarios de trabajo, también en el ámbito institucional y de representación política.

Más allá de ello, esta relación se estrecha necesariamente con aquellas formaciones políticas (sean movimientos, espacios de confluencia, colectivos o partidos políticos) con las que comparten objetivos de trasformación en el ámbito de lo programático o se comparten ya espacios institucionales comunes.

Por lo tanto, si bien es cierto que hemos de mantener las naturales relaciones políticas propias de la acción institucional, debemos buscar espacios de coordinación y colaboración política estratégica en todos los niveles territoriales.

Esta coordinación debe cristalizar en una única estrategia de relación autonómica, que garantice la coherencia imprescindible para hacer avanzar cualquier alianza en el marco de un proyecto trasformador mayor.

Para ello ha de ser Izquierda Unida, tras los debates y decisiones oportunas lo más abiertas y participativas posible, la que determine de forma coherente las líneas estratégicas que han de determinar nuestra relación en el conjunto de Aragón con el resto de formaciones políticas y nuestra estrategia de encuentro y trabajo en los diferentes ámbitos.

Somos los más consecuentes defensores de la unidad de la izquierda en un frente electoral que pueda obtener la victoria en las urnas. Pero igualmente queremos una unidad estable que trascienda a la calle y responda a la lucha cotidiana. Sabemos que, sin lo segundo, lo primero no tendrá ningún éxito a medio



plazo.

Esta decisión nos ha llevado siempre a la búsqueda de colaboración electoral en Aragón, especialmente con CHA y recientemente con Podemos, EQUO y el resto de partidos con los que impulsamos las candidaturas municipales de confluencia. Una colaboración que va mucho más allá de lo electoral y que debe servir a la construcción de la unidad popular.

ESTADO DE LAS CONFLUENCIAS EN ARAGÓN.

El proceso municipal.

En ocasiones llamamos comúnmente “confluencias” a los espacios, fundamentalmente municipales, de representación institucional que nacieron gracias a los esfuerzos de cientos de personas, y decenas de organizaciones hace apenas dos años y en los que en Aragón IU fue una fuerza imprescindible para garantizar su impulso con toda la complejidad que entrañó su gestación. El resultado fue un proceso muy difícil en el que en cada lugar se arbitraron mecanismos diferentes y muy dispares, que respondieron a procesos diferentes y localizados.

Todas ellas estaban y se vieron eclipsadas por el fenómeno catalán, pero lo cierto es que, en Aragón, la trayectoria de estos espacios fue distinta y en algunos casos su gestación empieza antes de ese hito.

Fuimos a las elecciones municipales con hasta 20 marcas electorales diferentes, pero supimos en ese momento dotarlas de toda la coherencia en el marco de un proceso mayor que las englobara, más allá de lo formal, en una apuesta de nuestra organización por cohesionar lo que empezaba a producirse desde la base en el conjunto de Aragón.

Hubo elementos claves: la radicalidad democrática en la construcción de todos esos procesos, la coherencia en torno a criterios éticos, el planteamiento programático desde la izquierda, que planteaba una ruptura con lo anterior, centrado en volver a gobernar para la mayoría desde posiciones de recuperación de soberanía popular.

Otro elemento que debemos destacar es que fueron procesos muy ilusionantes, como decíamos la unidad en sí parecía un valor para mucha gente, pero nosotras sabíamos que debíamos enmarcarlos en algo más poderoso y vertebrado.

Trabajamos por dotarlos de coherencia política, más allá de la emoción localizada del momento y buscamos la construcción de candidaturas provinciales que les dieran acogida.

Gracias a esa apuesta fuimos capaces, y eso fue garantizado por Izquierda Unida, de enmarcar este proceso en una apuesta que trascendiera lo local y que nos ha permitido mayor alcance y visibilidad. Un espacio desde el que seguir construyendo y cohesionando la confluencia.

Esta apuesta ha venido refrendada por las tesis federales que nos interpelan a concretar la cohesión de estos espacios en torno a un proyecto trasformador de país, que de otra forma hubiese sido difícil ya en Aragón. No en vano, el cierre de este ciclo electoral se ha consumado con el concurso de la mayor parte de las mismas en el impulso de nuestra apuesta electoral como es lógico.

Esta apuesta implicaba ceder el protagonismo institucional a espacios compartidos y dotarlos de una lógica de trabajo radical en lo democrático. Es cierto que salvo en alguna excepción, los procesos que a más gente implicaron en su inicio fueron los que acontecieron en las tres capitales, aunque en otras localidades como Alcañiz, Ejea, Tarazona, Zuera o Alagón y otros suscitaron un importante interés. De estas cuestiones hablamos más adelante, ya que es necesario pensar en superar los problemas que han surgido durante dos años de camino.

La construcción de las candidaturas supuso superar lo existente hasta ese momento en términos de politización, ilusión y participación y nuestra organización se volcó también en la tarea.



Reaccionamos rápidamente. En unos lugares siguiendo el ejemplo de nuestra militancia que estaba implicada ya en estos procesos, logrando definir colectivamente los pasos a seguir, como en el caso de Zaragoza. Igualmente tuvimos que motivar e impulsar la participación de nuestra militancia en otros escenarios incipientes en los que no estábamos participando o, como en el caso de Huesca, respetar e integrar en el proceso global, los ritmos de quienes ya venían trabajando la confluencia también en lo electoral con mayor recorrido.

Todo ello no fue fácil, dotar de coherencia este proceso fue una tarea muy complicada por cuanto la sobreexposición a la ilusión que generó este proceso sobreestimando su capacidad, colisionaba con las reservas y desconfianzas hacia el mismo dentro de Izquierda Unida.

Aprendizajes de la Izquierda de Aragón, Unidad Popular y Unidos Podemos.

Todo lo anterior tiene unos antecedentes y una lógica continuidad. No podemos caer en el error de pensar que con las elecciones municipales empezó todo.

Veníamos de otras formas de construir alianzas electorales, como el caso de La Izquierda de Aragón, que positivamente habían nacido con la voluntad de ser referente de confluencia en Aragón integrando en su seno la expresión de la sociedad civil no organizada políticamente, en ese momento preocupada en la contienda electoral.

Una coalición cuyas bases se sentaron a propuesta de importantes referentes del tejido social que veían en 2011 la necesidad de construir espacios de resistencia institucional contra la derecha y de unidad de la izquierda. Y que se concretó en la alianza con CHA y con esa parte social, en un proceso que supuso la transición entre un modelo en el que exclusivamente los partidos tienen el protagonismo político, hacia otro que permitía empezar a compartirlo con otros actores sociales y en escenarios no institucionales, que no acabó de desarrollarse.

Esta coalición no acabó de ser un espacio de trabajo social ni participativo, no caló como práctica en el conjunto del territorio, a pesar de los buenos resultados obtenidos y del buen trabajo institucional realizado.

Los esfuerzos llevados a cabo desde Zaragoza fundamentalmente no sirvieron para germinar nuevas alianzas más abiertas, con participación útil para procesos electorales posteriores, como el de las europeas.

Así pues, se vieron superadas por el proceso de empoderamiento que supusieron las confluencias municipales, pero el aprendizaje que nos propició la Izquierda de Aragón ha sido muy valioso y útil en este camino, y muchos y muchas compañeras de Huesca, Teruel y Zaragoza, de fuera de IU, que se implicaron en esas candidaturas, lo están también en el proceso actual, desde esa experiencia.

El camino de la confluencia electoral en estos últimos 5 años ha sido nuestra razón de ser, como lo ha sido en la calle, y es desde allí y desde los aprendizajes que esto nos aporta desde donde proponemos los cambios oportunos.

Hay que tener en cuenta que, en este tipo de procesos, cuando son netamente electorales y no responden a la cristalización natural de un proceso social previo, es preciso el concurso de varios actores y, en este sentido la aparición de partidos emergentes ha marcado en buena medida el desarrollo de la política de alianzas.

Como decimos en nuestro documento federal, hay que seguir construyendo espacios de colaboración electoral, siempre que se den las condiciones que aseguren el reconocimiento de la identidad de nuestro proyecto político y un suficiente espacio programático común.

Es precisamente desde esa premisa desde la que exploramos la petición de construir una coalición electoral en las autonómicas, que no fue aceptada por las partes y desde la que afrontamos la construcción de Unidad Popular.

Es cierto que en Unidad Popular ya introdujimos los principios de radicalidad democrática y elaboración



participativa que defendemos en estos documentos, unos principios que no fueron aceptados por todos los sujetos que estaban llamados a participar y que se sustentaron en los esfuerzos de cientos de personas independientes y de CHA e IU, que se implicaron levantando una campaña marcada por el apagón mediático y la exclusión del debate político.

Lo que caracterizó el trabajo de Unidad Popular faltó en la coalición Unidos Podemos, en la que ya estaban presentes Podemos e IU, pero no CHA ni el espíritu de construcción participativa que caracterizó la anterior.

La gestación de esta coalición con Podemos y otros espacios y fuerzas implicó un permanente ejercicio de democracia interna para tutelar los avances en su proceso de construcción, pero está lejos de lo que entendemos como confluencia, siendo una coalición electoral que requiere de mucho trabajo más allá de la institución para servir como sustrato de la alianza en la calle, en torno a los problemas y en las instituciones, en su defensa.

Hoy debemos garantizar que todas las fuerzas que integramos la coalición nos sentimos reconocidas en ella para avanzar con más unidad.

No obstante, es nuestro compromiso hacer que avance en esa dirección y por ello interpelamos al resto de actores a caminar en la misma, tenemos experiencias previas de las que aprender.

Cuestiones a mejorar para fortalecer el proceso de unidad popular.

Las confluencias son una realidad, fruto de una decisión tomada colectivamente desde el ámbito federal, el ámbito autonómico hasta las organizaciones locales y son el camino sobre el que profundizar.

Igualmente, IU sigue siendo el referente de decenas de cargos públicos aragoneses que se sienten parte de esta organización, incluso aquellos que desarrollan el trabajo institucional codo a codo con otras personas. Están golpeando juntos, pero es IU el espacio de construcción y deliberación política y sus aspiraciones políticas las que los referencia. Es igualmente extensible esta afirmación a decenas de miles de aragoneses y aragonesas.

Hoy son varias las referencias de Izquierda Unida en lo institucional; por eso debemos trasladar que nuestra verdadera referencia son las ideas, los programas trasformadores que hemos aportado a cada ámbito y que IU es la suma de la gente que la compone, la que trabaja en el ámbito institucional o en el social. Esto profundiza y visualiza nuestra naturaleza como movimiento político y social.

La voluntad de Izquierda Unida de Aragón es desarrollar una estrategia de confluencia en Aragón que conforme la más amplia unidad popular con objetivos de ruptura y sustentados en base programática.

Por lo tanto, debemos trabajar sobre la realidad e impulsar escenarios de unidad en todos los ámbitos, también en la calle, que sean compartidos, entendidos y respetados por la parte institucional que ya existe y que queremos seguir impulsando y fortaleciendo ampliando su marco de actuación y su experiencia a tantas realidades como sea posible.

Pero el aprendizaje ya nos permite señalar algunos errores y riesgos compartidos que vienen sucediendo. Las diferencias entre unos procesos de confluencias y otros nos enseñan que no ha habido sólo un modelo y que previsiblemente no lo habrá, con todas las contradicciones que ello implica. Debemos extraer conclusiones de los procesos electorales vividos, además del municipal y de las experiencias de esas coaliciones.

Pero lo anterior implica que, en el marco de cohesionar estos procesos hacia la ardua tarea de la unidad popular, Izquierda Unida vea necesario llamar la atención sobre los riesgos que se están viviendo y percibiendo durante su singladura y se comprometa como movimiento político y social a tratar de evitarlos.

a) Es imprescindible dotar de coherencia y actuar colegiadamente en todas las realidades, especialmente en las institucionales. Si hay un elemento aglutinador de todas las instituciones es Izquierda Unida que está presente en todas ellas (como organización, a través de su militancia, con cargos públicos o con acuerdos de coalición).



Por tanto, desde esa presencia vertebradora, y como el movimiento social y político que queremos ser, tenemos que conseguir que todos actúen como un cuerpo único y unan sus fuerzas en aspectos básicos como la estrategia política o la relación con otras fuerzas.

Esto implica solidaridad y corresponsabilidad.

Sólo si los militantes, cargos públicos y la dirección de Izquierda Unida compartimos la misma praxis, nuestra organización podrá jugar el papel vertebrador que puede y está llamado a desempeñar, y que no es otro que el de avanzar en la estrategia de la unidad popular con los objetivos claros ya marcados.

b) La ruptura democrática jamás será posible sólo desde el ámbito institucional. Los procesos de confluencias hoy están sometidos a la dureza de la vida institucional. Especialmente en aquellos sitios donde se tienen responsabilidades. Hemos alcanzado espacios de representatividad históricos en Aragón, pero todavía estamos muy lejos de tener el poder suficiente en la calle y en las instituciones.

La actividad institucional, desde la responsabilidad de gobierno, ha de estar centrada en afianzar los avances del bloque social. No puede ser protagonista del proceso de la unidad popular: ha de acompañarlo y facilitarlo.

El movimiento social debe jugar un papel crítico y protagonista, situarse en el conflicto y exigir a cada ámbito institucional la superación de los problemas de las personas: fortalecer la capacidad movilizadora a través de la movilización. Izquierda Unida debe estar con ese movimiento y desde nuestra presencia institucional, más aún si tenemos capacidad de gobierno, alimentarlo en sus avances. Ésta es la estrategia que hemos definido para la construcción de la unidad popular.

Por eso es importante concretar la función de la expresión institucional de las confluencias en el proceso de construcción de poder popular. En ocasiones, estamos reproduciendo los funcionamientos propios de los partidos. A veces confundimos nuestro papel y en algunos casos tratamos de suplantar o no escuchamos lo suficiente al tejido social organizado, que se aleja irremisiblemente de las expresiones institucionales del cambio. En otros sobreactuamos, sumidos en la cultura de espectacularización de la política y lo estético, a veces sin significación política. En otras ocasiones pasa precisamente lo contrario y renunciamos al debate de las ideas por cuestiones de cálculo, y no en pocas ocasiones renunciamos a ser lo que hacemos, es decir, renunciamos a ser políticos que luchan por recuperar la política para la gente.

Estas cuestiones, que en algunos casos pareciera que afectasen sólo a la esfera personal del cargo público y sus maneras, en realidad son las que caracterizan la política hoy, son las que se cuentan y se perciben y por eso hay que tratar de trabajarlas colectivamente.

c) Otro de los problemas común a muchos de los espacios de convergencia y confluencia es que la dinámica interna de los espacios propios de trabajo, antes fluida, integradora y ágil, ahora tiende a burocratizarse y a reproducir las peores facetas de la política “tradicional”. Del mismo modo que se acentúa la lejanía entre los grupos institucionales y las bases de los proyectos de confluencia, hoy las confluencias funcionan como un espacio institucional con altas dosis de democracia interna sobre todo en lo referente a rendición de cuentas, pero están llamadas a ser mucho más, superando los debates formales en torno a su funcionamiento y avanzando hacia escenarios de participación y reciprocidad en el que el canal de las formaciones políticas que las conformamos y la apertura de mecanismos amplios de debate y democracia radical han de aprovecharse, ya que lo natural sería no caminar hacia un espacio cerrado y normativizado con forma de partido al uso (ésa es nuestra experiencia y no queremos exportarla), sino un espacio de encuentro que permita golpear juntos y sumar a más.

d) El encaje de las formaciones políticas en el marco de los procesos de confluencia debe hacerse en base al programa y al respeto a la pluralidad, pero en la práctica hay que implicarse y trabajar. Izquierda Unida se compromete a este trabajo y a aportar el resultado de sus reflexiones al proceso



de construcción colectiva.

e) Nuestra aportación es amplia: en términos ideológicos, de formación política, aportando y construyendo un marco de referencia superior que busca la consecución de una verdadera revolución democrática para la mayoría, nuestra capacidad de trabajo, nuestra experiencia institucional y bagaje, nuestra capacidad de resistencia y de lucha. Y sobre todo nuestra participación activa siempre sobre la lógica de la construcción cooperativa y el debate dialéctico de las ideas. En este último punto debemos resaltar que hay que cuidar el cómo construimos, sin imponer nuestro discurso frente a los otros, apostando por construir marcos abiertos que aportar al debate para que, junto a otras visiones, seamos capaces de crear uno colectivo que hagamos nuestro también.

f ) Igualmente aportamos nuestra perspectiva, que debemos trasladar a todos los campos de acción, también al local. La construcción de un proyecto nuevo de país forma parte del compromiso con la trasformación global de carácter internacionalista que queremos. Sabemos que el cambio ha de ser global en todas las facetas o no será posible la pervivencia de ninguna alternativa, desde esa perspectiva entendemos el trabajo de las confluencias, desde abajo.

g) Para nuestra organización no existe dicotomía entre organización social y política y organización ciudadana y debemos trabajar para superar esa falsa división. Las personas que conformamos los espacios políticos organizados somos también ciudadanía, del mismo modo que cuando una plataforma ciudadana se presenta a unas elecciones pasa a convertirse en un espacio político. Es importante no caer en esa falsa contradicción, que afecta a bastantes personas que impulsan los espacios de convergencia o confluencia. La solución hoy pasa por configurar espacios abiertos y democráticos, que trabajen en base a acuerdos programáticos en los que existan espacios de reflexión propios de las formaciones políticas que los componen, que se reconozca el papel que estas formaciones pueden jugar para impulsar el trabajo institucional.

h) La apuesta de IU en este sentido es consolidar los espacios de encuentro actuales: convergencias, coaliciones y confluencias, pero para ello es necesario reafirmar que el punto de partida es el que determinan estos documentos: una IU como movimiento político y social ágil, coordinado, sólido y reconocible, ya que sólo desde la realidad de lo que uno es se pueden establecer y desarrollar los cauces de relación con otros en el marco de esas confluencias. En este sentido, IU es consciente de que en esos espacios participan fuerzas políticamente más grandes y otras más pequeñas. Del mismo modo que es deseable que otras se incorporen en un futuro cercano.

Para ello debemos garantizar que prime el respeto en el encuentro, de forma que todas las organizaciones nos sintamos cómodas en el camino iniciado. Sólo generando espacios de unidad que respeten la soberanía, la autonomía y la plena independencia de criterio en su seno, con el único límite que impone el del respeto a las decisiones tomadas en el seno de la propia confluencia, éstas estarán llamadas a crecer en lo electoral.

5.- Propuesta de trabajo institucional para Izquierda Unida en la actual coyuntura social y política. Aquí se debe desarrollar lo siguiente: - En las Cortes de Aragón, en los Ayuntamientos y otros ámbitos locales (comarcas y diputaciones), en el Congreso de los Diputados/as, …

La importancia de recuperar la lógica ideológica en el ámbito del debate institucional, y de hacer avanzar las posiciones superadoras de este sistema y de la arquitectura política que lo ha sustentado a lo largo de toda la democracia, es de suma importancia hoy. Nada más desea la derecha que la desaparición de la confrontación ideológica en el debate.

Las derechas (económicas, políticas, sociales y mediáticas) vuelven a pivotar en lo institucional sobre un PP que de nuevo usa los resortes del poder para afianzar su discurso como referencia en todos los ámbitos de la vida.



El empuje y la incapacidad de Ciudadanos, que se ha definido ya como partido subalterno, le ha permitido fortalecer el discurso de la superación de las ideologías y situar el neoliberalismo como paradigma único sobre el que construir la sociedad.

El PSOE está absolutamente desautorizado para ser el antagonista real del PP en el ámbito ideológico, si hablamos de superar los límites de este sistema devastador, pero no lo está en términos de garantizar y justificar la cara amable del mismo y con ello su sostén. Igualmente, los discursos (manidos ya y afortunadamente menos frecuentes) basados en la transversalidad fortalecen precisamente el avance de las posiciones de la derecha.

En Aragón, a pesar de estar fuera de los escenarios de gobierno, el PP se sitúa como la referencia de la seguridad, la capacidad de gobierno y la seriedad.

El Partido Socialista a pesar de sus intentos, alimenta esa imagen porque está optando por ser su sostén, mirándose en el espejo del bipartidismo. Sigue sosteniendo su acción política bajo los principios ideológicos y económicos del neoliberalismo y funcionando según los valores culturales que éste determina, es decir los mismos descritos arriba que el PP reivindica como suyos.

La consiguiente brecha abierta en la fortaleza del bipartidismo por el lado de la socialdemocracia pone de manifiesto que existe, en la mitad del espectro sociológico, un potencial terreno de disputa ideológica que debemos ser capaces de ganar con otras, desde posiciones claras de izquierdas, para evitar la reconstrucción como referente de la izquierda “constitucionalista” del PSOE. Pero no obviemos que la derecha también disputa parte importante de ese espectro social cuyas fronteras son cada vez más difusas. Por eso tenemos que practicar un discurso que conecte las causas con los problemas y que implique soluciones justas, para recentrar el debate político en torno al discurso ideológico desde la defensa de nuestros valores.

Para poder resituar el debate ideológico como elemento central de la vida pública y política, debemos ser conscientes de que falta por conquistar mucho terreno todavía. Por lo tanto, la primera tarea es la de combatir aquellos discursos que permitan que los valores neoliberales se afiancen o avancen.

Para ello debemos ganar terreno dialécticamente entre quienes no se consideran de derechas y sufren. Eso implica en la práctica del activismo y la militancia compartir sus problemas materiales y dotar las soluciones propuestas en la calle, de discurso político. Igualmente, en las instituciones nos obliga a someter a la contradicción a quienes no defienden esas posiciones. Es decir, nuestro trabajo es el de reconquistar conciencias y el espacio político que ahora ocupan quienes no las defienden. Esto nos permitirá disputar el debate político con la derecha en clave de ruptura, sin que ella nos marque los límites de lo posible.

Pero no podemos olvidar que para hacer avanzar esas causas sociopolíticas y vincularlas con un proceso de unidad popular en clave de ruptura democrática, debemos de garantizar en el ámbito institucional el logro de conquistas, por pequeñas que sean.

Dependerá de nosotras el que sepamos enmarcarlas en ese proyecto superador, algo que nunca sucederá si convertimos nuestra acción institucional sólo en resolver problemas concretos sin acumular nada más, ni tampoco si desperdiciamos nuestra capacidad de representación entendiendo que la ruptura se circunscribe exclusivamente a denunciar lo que suceda.

El saber conjugar las victorias concretas y el avance de nuestro discurso en el campo de las ideas, debe verse reflejado en la evolución del bloque social y político que construimos. Si perdemos de vista esa conexión, estaremos equivocándonos.

Dicho lo anterior tenemos que hacer un análisis de la realidad. En las Cortes de Aragón obtuvimos sólo un acta de diputada en las últimas elecciones, un acta que, si bien sería prescindible desde la óptica puramente aritmética, se ha demostrado fundamental tanto en la generación de propuesta política, como en procurar avances sociales en Aragón.

A pesar de la aritmética política del arco parlamentario, Izquierda Unida ha demostrado que es capaz, sobre todo en los últimos meses, de ocupar la centralidad del debate político a la ofensiva con un discurso nítido de izquierdas y pensando en quienes siguen sufriendo hoy y basado en unos valores como la coherencia y



la exigencia de ser honestos en los acuerdos y sobre todo con la mayoría social. Hoy la determinación, la audacia política y la coherencia son valores vitales para que nuestras posiciones ganen espacio

En el ámbito municipal, la puesta en marcha de acuerdos de confluencia en las tres capitales y en las ciudades medias de Aragón con muy escasas excepciones, pone de manifiesto la apuesta inequívoca por las confluencias que hemos hecho desde la organización y en la que queremos seguir incidiendo. Éxitos como la Alcaldía de Zaragoza son prueba de lo acertado de la decisión.

No obstante, la aritmética en este caso tampoco es favorable y la mayor fortaleza con la que cuenta este y otros muchos procesos municipales para garantizar avances desde lo municipal es encontrar un espacio político superador, que ayude a avanzar posiciones de izquierdas. Por ello es de nuevo importante ser capaces de coordinarnos y trabajar de forma coherente como organización y solicitar a quienes comparten escenario municipal el mismo esfuerzo de coherencia para golpear en la misma dirección.

Por último, nuestra representación parlamentaria estatal se enmarca en el grupo de Unidos Podemos, compuesto entre otras fuerzas por IU. En las elecciones generales obtuvimos dos actas de diputados una en Huesca y otra en Zaragoza que, deben servir al mismo propósito de afianzar el avance del bloque social y político.

Esta coalición tenía esa vocación en Aragón e Izquierda Unida va a trabajar para que se desarrolle plenamente como herramienta útil dentro de nuestra estrategia de Unidad Popular.

No obstante, partimos de la base de que es una coalición regida por un marco de acuerdos. Por lo tanto, ese será el punto de partida sobre el que tratemos de avanzar hacia mayores cotas de unidad.

Para ello debemos afianzar una estrategia institucional, que pivote sobre los siguientes ejes:

1.- Ha de ser colegiada y coherente en el conjunto de espacios en los que IU participa o está en solitario y definida por la organización en base a planes de trabajo concretos.

2.- Su desarrollo debe caracterizarse por la coordinación entre espacios para aprovechar las sinergias que eso implica. Especialmente en lo referente a planificación del desarrollo programático. Para ello se generará un espacio.

3.- Ante todo primará el avance de posiciones claras de progreso en el marco de una geometría institucional compleja y diversa, que ha permitido arrebatarle espacios importantes de gobierno a la derecha, pero que adolece de una seria desconfianza entre las partes llamadas a encuentro, fruto de posiciones de quienes no entienden la diversidad y pluralidad de la sociedad y por ende de la izquierda aragonesa. En este sentido IU exigirá la misma coherencia que ofrece en el conjunto de instituciones, a las fuerzas políticas que impiden el avance de posiciones nítidamente de izquierdas, siendo conscientes de que el ejercicio del acuerdo exige cesiones que han de concretarse en base a la correlación de fuerzas y sin perder de vista el verdadero enemigo: la pobreza, la desigualdad, el desmantelamiento de lo público, la despoblación, la crisis ambiental, la violencia machista, la pérdida de derechos sociales, educativos, sanitarios, etc. etc.

4.- Debemos centrarla en el avance de las posiciones sociales y del bloque político y social, que debemos ser capaces de ayudar a construir. La acción institucional ha de ser una interlocución cotidiana con la calle. Todos nuestros cargos públicos (estén en la institución que estén, sea en confluencia o en solitario) deben seguir siendo la vanguardia de la solidaridad entre los representantes institucionales. Del mismo modo sus escaños han de serlo del tejido social, de la mayoría social organizada. Debemos desarrollar una estrategia de participación permanente para sistematizar el trabajo de nuestros representantes que implique no sólo la rendición de cuentas, sino también la construcción colectiva de la propuesta.

5.- Debemos acompañarlos en su tarea, sentirla nuestra, de todos y todas y de forma cotidiana. A menudo, y conforme la institución se siente más lejana, abandonamos en el trabajo a nuestros compañeros y compañeras, con quienes solo interactuamos cuando tenemos discrepancias. La actividad institucional es una buena carta de presentación que ha de servir para recuperar para la causa de la izquierda a quienes más necesitan de Izquierda Unida; en ese trabajo la política institucional es vital.



6.- Tenemos que ser capaces de saber comunicar el trabajo institucional de forma coherente tal y como se ha descrito antes, como parte de un proceso mayor.

Vamos a cambiar Aragón, y lo haremos desde la lógica democrática de trabajar codo con codo con todos aquellos y aquellas que saben que puede ser diferente. Tenemos los conocimientos y la voluntad para acabar con las políticas de austeridad, y para situar a nuestro país en la senda de un desarrollo justo, sostenible y solidario. En una senda de libertad.

Zaragoza, 12 de diciembre de 2016.

SUSCRIBEN ESTE DOCUMENTO:

Marta Abengochea Aurensanz (Zgz provincia).

José Manuel Alonso Plaza (Zgz capital).

Adolfo Barrena (Zgz capital).

Pedro Bello Martínez (Teruel).

Sofía Ciércoles Bielsa (Teruel).

Blanca Enfedaque Losantos (Zgz capital).

Jesús García Usón (Zgz provincia).

Anabel Gimeno Pérez (Teruel).

Bea Izuel Montañés (Zgz provincia).

Patricia Luquin Cabello (Zgz capital).

Rosa Magallón Botaya (Zgz provincia).

Peña Martínez Rubio (Teruel).

José Ángel Miramón Serrano (Zgz provincia).

Pablo Muñoz San Pío (Zgz capital).

Amor Pascual Carceller (Teruel).

José Antonio Pérez González (Zgz capital).

Luis Ángel Romero Rodríguez (Teruel).

Félix Rubio Ferrer (Teruel).

Ana Sanromán López (Zgz capital).

Álvaro Sanz Remón (Zgz provincia).

Raquel Tenías Barón (Zgz capital).


Rebélate! Una izquierda combativa para un nuevo Aragón - 36

Rebélate! Una izquierda combativa

para un nuevo Aragón.

Una propuesta política para la XII Asamblea de Izquierda Unida de Aragón



0.- Introducción

A la hora de analizar el contexto social y político en el que desarrollamos nuestra actividad, es conveniente comprender los acontecimientos históricos que determinan la época precedente a la actual, la presente, y en la medida de lo posible los futuros. El objetivo es entender los procesos sociales de fondo, en función de los cuales debemos orientar nuestra actividad.

La caída del muro de Berlín, supone un acontecimiento con una trascendencia histórica que determina la política de dos décadas las de los 90 y el 2000. El capitalismo se fortalece con la contrarrevolución en los países del este, la izquierda sucumbe conmocionada ante la perdida de referente alternativo, y deja a los desposeídos a merced del sistema. La derrota y la falta de alternativa se adueñan de todo tipo de organizaciones de izquierda, las anteriormente denominadas socialdemócratas aceptan un papel subsidiario del sistema, dejan de proponer reformas para transitar hacia políticas aceptables por el sistema. Los partidos comunistas tradicionales europeos pierden su fuerza, excepto alguna honrosa excepción. Los sindicatos tratan de defenderse de los ataques a los que se somete a la clase obrera, sin alternativas, y renunciando a la política en aras de una teórica independencia que fortalece a las alas más derechistas de los mismos. El capitalismo como único sistema posible, se impone en lo ideológico, con la renuncia generalizada a proponer un sistema económico y social alternativo al existente.

En este contexto aparece la crisis económica del sistema en 2007, la profundidad y magnitud de la crisis determina la época que actualmente estamos atravesando. Empiezan los ataques generalizados al nivel de vida del pueblo, la aparente estabilidad del sistema salta por los aires, lo que aparecía como incuestionable acaba por no funcionar. Millones de personas jóvenes y trabajadoras que se han limitado a cumplir con las obligaciones que el sistema les impone para una vida digna, ven como se derrumban sus aspiraciones, barridas por quienes se han enriquecido a su costa. El derecho al trabajo, a la vivienda, la sanidad, o la educación empiezan a ser cuestionados tal y como los hemos conocido. Los teóricos del sistema tratan de edulcorar una realidad que se muestra abiertamente, el sistema capitalista no permite unos niveles de vida dignos para la mayoría de la población, o lo que es lo mismo su sistema no funciona ni siquiera en el llamado “primer mundo”, por lo que empieza a aparecer su cuestionamiento de forma más o menos consciente. Una nueva época sólo anunciada por los procesos de luchas y gobiernos de izquierda que han sacudido el Sur de América.

ESTADO ESPAÑOL.

Todas estas contradicciones, unidas a la crisis de la izquierda que se acentúa con la crisis del capitalismo, hacen que surjan procesos de luchas nuevos, hasta ahora desconocidos. El 15-M de 2011 se da un acontecimiento que abre todo un nuevo ciclo de movilizaciones, caracterizadas por la participación consciente y horizontal de aquellas que componen las distintas plataformas; en las que la unidad no se cuestiona, y los objetivos siendo muy concretos, chocan con las aspiraciones e intereses de los gestores del sistema. Es la primera lucha en la que participan miles de personas encabezadas por la juventud. Un movimiento enormemente plural, por tanto, con prejuicios políticos de todo tipo, que parte en muchos casos de premisas y concepciones idealistas de la realidad.

Tras el primer ciclo basado en la ocupación de las plazas de las principales ciudades, surgen distintas plataformas de luchas, la mayoría de ellas en defensa de los derechos fundamentales (vivienda, sanidad, enseñanza...). Con un grado de autoorganización más que destacable, en la que muchxs militantes de las organizaciones tradicionales de la izquierda participan, sin los cuales hubiera sido muy difícil, o mucho más costoso el desarrollo de estos movimientos. Lamentablemente en la inmensa mayoría de los casos, la



participación de estos cuadros se da de forma inconexa, con falta de planificación por parte de las estructuras políticas o sindicales de la izquierda, incluso en algunos casos con un claro rechazo a las mismas.

Las marchas por la dignidad suponen el punto más álgido del proceso de luchas, junto al episodio aislado de Gamonal, tras estos acontecimientos la derecha reduce la intensidad y el ritmo de sus ataques, incluso acaba perdiendo algunos pulsos frente a la movilización social. Como le ocurrió con sus intenciones de privatización de la sanidad madrileña o con los miles de desahucios paralizados por las plataformas mediante la desobediencia civil.

Finalmente entramos en un ciclo electoral, desde las europeas de 2014 hasta las últimas elecciones generales en junio de 2016, en el que la aparece una organización como Podemos, que acaba por recoger buena parte del descontento. Mientras en importantes capitales de provincia se dan procesos de confluencia, con los que no sólo superamos al PSOE, conseguimos que no gobierne el PP; o lo que es lo mismo conseguimos nuestros objetivos políticos electorales. Los procesos han sido y son complejos y difíciles, con múltiples dificultades, pero conseguimos reproducir, junto a otros muchos, en el terreno institucional la fuerza mostrada en las movilizaciones unitarias. Lamentablemente este esquema no se reproduce en las autonómicas y generales de 2015, por lo que se pierde una oportunidad histórica para alcanzar posiciones similares a las de las grandes capitales, en el ámbito autonómico y estatal. Posteriormente llegamos al acuerdo para las generales de 2016, pero la falta de acuerdo previo, y el descenso en las movilizaciones, hace que tanto el sorpasso como la derrota del PP se conviertan en imposibles.

En nuestra comunidad se desarrollan todas las cuestiones expresadas para el conjunto del estado español, con matices y diferencias que conviene analizar. Por un lado, los procesos de confluencia son distintos al del conjunto de las grandes capitales, excepto en Zaragoza donde si se da con la consecuencia de ser parte del gobierno de Zaragoza, en el que tenemos 5 compañerxs ostentando concejalías. No sucede lo mismo, en Huesca, Teruel, Alcañiz, Jaca, etc. La casuística es múltiple, y los resultados también lo son.

ARAGÓN EN LA CRISIS.

Estamos en una comunidad que sufre abiertamente las consecuencias de la crisis, con 81.483 parados en noviembre de 2016, con una tasa de paro del 14,9%, 17,9% de las mujeres según la EPA del tercer trimestre del mismo año, siendo del 59% para los jóvenes menores de 20 años. Con apenas 534.859 personas afiliadas a la seguridad social en septiembre de 2016, de un total de 1.325.000 habitantes totales. Mención especial merece la desproporción entre hombres y mujeres ocupadxs, 290.911 los primeros, por solo 243.948 mujeres.

Como consecuencia de la falta de empleo, y de las distintas reformas laborales, el empleo se está precarizando, de hecho, ya se da la pobreza entre trabajadorxs ocupadxs, incluso a jornada completa. En los últimos cinco años, el poder adquisitivo a bajado un 6.1%, situándose el salario medio bruto en 1.544€ mes, 96€ menos que la media del estado. De hecho, en términos absolutos desde 2010 los salarios en nuestra comunidad han bajado un 0,6%.

La duración media de los contratos es de 53 días, mientras el número de contratos eventuales supone el 91,59% de los firmados. No sólo en la empresa privada, en la administración pública la tasa de temporalidad es del 43%.

Transcribimos un párrafo publicado por EP el 15/12/15 por la claridad de los datos aportados “Según un



informe reciente de CCOO Aragón, la pobreza laboral en la comunidad tiene nombre de mujer: joven, con un contrato a jornada parcial y temporal que trabaja como camarera, dependienta o empleada del hogar y que cobra 342 euros brutos al mes. A este colectivo pertenecen unos 34.400 empleados en la comunidad, que reciben una retribución anual inferior a los 4.790 euros al año. El documento evidencia que el número de hogares en la comunidad con todos sus activos en paro alcanza los 29.400, el 5,45% del total, mientras que en 11.300 hogares no hay ningún ingreso.”

Todos estos datos en un contexto económico de crecimiento económico, con una tasa del 3,1% para 2016, con un aumento de las inversiones del 9%, que no necesariamente servirán para crear empleo. Resulta claro que los datos macroeconómicos muestran un avance económico, del que queda excluida nuestra clase social, o podríamos afirmar que estos datos se dan precisamente a costa de empobrecer a la mayoría de la población, lo que permite recuperar la tasa de ganancia a las empresas.

Existen datos que contrastan con otros que muestran la gravedad de los problemas económicos, sobre todo deuda y déficit durante los años de la crisis, la deuda pública ha pasado de los 1.165 millones de euros de 2008, a los 7.064 de 31 de marzo de 2016. Mientras el déficit de 2015 se fue al 2,13%, muy lejos del objetivo del 0,7.

Esto a pesar del recorte realizado en Servicios Públicos, la crisis esta sirviendo a los poderosos para tratar de justificar estos recortes en los servicios públicos esenciales. Entre 2009 y 2015 los recortes en Sanidad, Educación, y Servicios Sociales han sufrido un recorto acumulado -la suma de recortes en el total de los años- de 3.206,7 millones de euros. Mientras que en el mismo periodo se ha incrementado el interés generado por la deuda en 2.387 millones de euros, pasando de representar en 2009 el 2,5% del presupuesto al 16,9 en 2015.

Sí en 2009 los presupuestos dedicaban a estos servicios 3.607 millones de euros; en 2015 solo fueron 2795,6 millones. Un descenso del 22,5%. En Sanidad hemos perdido en 2015 respecto a 2009 un 39,9%, en Educación se han perdido 196,8 millones, un 18% menos.

Mientras se recortan los presupuestos para lo público, los distintos gobiernos han seguido financiando conciertos educativos y sanitarios con empresas privadas, a pesar de lo deteriorado de nuestros servicios públicos. Un ejemplo dramático -como tantos otros- es que los abortos en nuestra comunidad son derivados a hospitales privados o concertados, sin prestarse en hospitales públicos.

Por si esto fuera poco, las perspectivas no son nada halagüeñas, en octubre de 2016 la producción industrial en nuestra comunidad bajo un 8,1%. Aún estando 5,5 puntos porcentuales por encima de la media española, le porcentaje de la industria del PIB en Aragón sólo llega al 21%, si incluimos la energía. La debilidad de nuestra económica es manifiesta, centrándose la actividad industrial en el valle del Ebro, generando unas medias estadísticas que no responden a la realidad de nuestra comunidad, tanto en Teruel en su conjunto, como en importantes zonas de Huesca, y la provincia de Zaragoza.

En cualquier caso, las contradicciones no sólo, no se resuelven, sino que se acrecientan, en el aumento de las desigualdades entre las clases sociales, y los territorios generando un importante espacio de intervención, y de propuesta de alternativa política para nuestra organización.

El número de desahucios en Aragón vuelve a aumentar, la suma de los mismos en el primer trimestre ha aumentado un 48% respecto a 2015, siendo 426, lo que supone más de cuatro diarios, frente a los 287 del mismo periodo de 2015.



DESPOBLACIÓN. PLANIFICACIÓN DEMOCRÁTICA DE LA ECONOMÍA.

El proceso de despoblación rural, se está acentuando cerca del 25% de los municipios de Aragón tiene menos de 100 habitantes. Con 53 poblaciones declaradas ya en fase terminal, abocadas a la desaparición de sus poblaciones. Mientras la provincia de Teruel ha perdido en los últimos 50 años unos 100.000 habitantes, Zaragoza -sobre todo su capital- ha crecido en 350.000 en el mismo período, es la otra cara de la despoblación, generando un núcleo urbano que representa en la práctica el 50% de la población en nuestra comunidad, lo que genera una gran dependencia económica, y social, de la gran urbe.

Siendo un grave problema sobre todo en la provincia de Teruel, amenazada además con la perdida del carbón, y de toda su industria periférica. Si el capitalismo no es capaz de superar sus contradicciones en el medio urbano hiperpoblado, mucho menos capacidad tiene para resolverlos en las zonas rurales despobladas. La tendencia a la despoblación aumenta con el desarrollo productivo, más aún con la crisis económica. Para poder solucionar este problema endémico en nuestra comunidad, es imprescindible la participación directa del estado en la economía, la llamada “economía de mercado”, tiende a invertir al menor coste posible, para obtener el máximo beneficio inmediato, y las condiciones para que sus objetivos se cumplan no se dan en zonas despobladas.

Está claro que un porcentaje muy importante de las zonas despobladas de Aragón, se dan por la falta de empleo digno, de servicios públicos, y de las infraestructuras necesarias para el desarrollo de los territorios, y las personas que los habitan. Para estos tres elementos básicos, la “iniciativa privada” ni está, ni se le espera, por tanto, debemos dejar claro, mientras no seamos capaces de introducir políticas que antepongan las necesidades sociales a cualquier otro objetivo, resultará imposible detener la despoblación. No basta con decir que bajo este sistema Teruel no tiene futuro, debemos hacer todo lo posible para defender cualquier avance, y luchas contra las propuestas de recortes y retrocesos en estas zonas, mientras explicamos abiertamente que no existe un futuro digno bajo capitalismo para la despoblación en Aragón.

Hace mucho más contra la despoblación el hospital público de Alcañiz, que cualquier megaproyecto como el de Motorland que ha sido financiado en parte con los fondos FITE, lo que además de ser un despropósito en lo social, lo es en lo económico. Apoyamos el impulso a cuestiones como la serranía celtibérica, siempre desde una perspectiva de inversión pública para la provincia de Teruel y todas las que deberían incluirse en este proyecto. Lamentablemente estamos asistiendo al uso de ayudas públicas para iniciativas privadas, que generan empleo y actividad en la medida en que son mantenidas por las administraciones. Sería necesario auditar, por ejemplo, las ayudas del carbón que no han servido para la sustitución progresiva e imprescindible de la minería. Es paradójico como los defensores de la anarquía del mercado, defienden las ayudas a empresas privadas, en resumen, fondos públicos para intereses privados, cuando existen las condiciones de crear una empresa pública para la industrialización de Teruel, que sirva realmente como motor público de la provincia en su conjunto.

CULTURA POPULAR. PATRIMONIO. ARAGÓN TRILINGÜE.

Nuestra comunidad tiene múltiples expresiones culturales puestas en peligro por el desarrollo de una cultura uniformadizadora y mercantilista. La intervención pública en cultura se centra en fomentar grandes eventos y espectáculos culturales, ajenos en muchos casos a modelos culturales que ayuden al desarrollo social de las distintas poblaciones, y sus habitantes. Debemos impulsar políticas que favorezcan una cultura que fomente la igualdad, la autogestión y cogestión de espacios, el reconocimiento mutuo de la diversidad y la libre creación intelectual.



Con un rancio sesgo nacionalista español en cuanto a las lenguas que se dan en nuestro territorio, asistimos en la última legislatura el esperpento de la ley de lenguas de Aragón, las denominadas LAPAO Y LAPAPYP, que pretendía desnaturalizar y encorsetar una realidad cultural tan diversa como arraigada en determinadas zonas de nuestro territorio.

A falta de un marco legal adecuado que proteja y garantice el uso del aragonés y el catalán en sus respectivas zonas de influencia, relega a estas dos lenguas a un uso prácticamente restringido al ámbito familiar, con el grave riesgo, en el caso del aragonés, de desaparición a corto plazo.

Desde esta perspectiva, sólo el reconocimiento legal de estas lenguas y la oficialidad de las mismas en sus respectivos territorios de influencia, puede garantizar los derechos de sus hablantes, oficialidad que conlleva una igualdad de uso a todos los efectos con los usuarios de la lengua castellana. Sólo medidas valientes y efectivas como la oficialidad pueden garantizar la supervivencia de las lenguas minorizadas.

El mismo marco legal que no reconoce el valor de nuestras lenguas, permite una figura como las inmatriculaciones. Es decir, la posibilidad de que la Iglesia católica registre como propios bienes culturales que no estaban inscritos previamente en el Registro de la Propiedad. No hablamos sólo del laicismo, ya de por sí importante en todos los ámbitos públicos e instituciones para el respeto de todas las creencias, sino del uso poco ético de la legalidad para apropiarse del bien cultural común.

En el plano cultural ideológico también es fundamental, en el conjunto del estado y por supuesto en Aragón, continuar la lucha por la memoria histórica, por la verdad, justicia y reparación. Nuestra memoria democrática es un patrimonio intangible que permitirá conectar y avanzar a nuestra sociedad.

ECOLOGÍA.

Otro de los elementos que nos vemos obligados a defender es el medio ambiente, puesto en cuestión por la voracidad del sistema, al que no le importan las consecuencias futuras de sus beneficios inmediatos. Nos acechan cuestiones como el lindano, transgénicos, el pacto del agua, fraking, unión de estaciones de esquí, residuos, etc.

Especialmente grave es la situación en la provincia de Huesca, en la que prepirineo y pirineo, grandes reservas naturales generadoras de una riqueza ambiental incuantificable son amenazadas. En el Alto Aragón, nuestros suelos, acuíferos y ríos como el Gállego, siguen gravemente contaminados por el lindano vertido de forma incontrolada durante años. Cabe recordar que en Sabiñánigo se encuentra el doble de lindano que en toda Europa junta. En Monzón, el riesgo es la incineradora de biomasa con la que pretenden quemarse 51.000 kilos de madera cada hora durante 8.000 horas al año ininterrumpidamente a 600 metros de su casco urbano; o en otras zonas, la amenaza de la contaminación derivada de la ganadería intensiva. Además del grave peligro ecológico que supondría unificar estaciones de esquí, o el recrecimiento de Yesa.

Una vez más desde IU nos enfrentaremos a todo tipo afecciones medioambientales, consecuencia de un desarrollo económico cortoplacista, al que no le preocupan los efectos de sus actos sobre la naturaleza y la población. Debemos ser coherentes, con las políticas federales, impidiendo cualquier aprovechamiento que dañe nuestro ecosistema.



Igual que hemos mostrado nuestra capacidad para destruir lo que nos rodea, podemos intervenir en la naturaleza en un sentido positivo. Nuestra comunidad tiene una riqueza y variedad natural que debe y puede ser fuente de empleo y turismo sostenibles.

Todo unido a una política energética alejada de los intereses de las grandes empresas, aprovechando los recursos naturales de forma ecológica, con una planificación de las necesidades energéticas, para buscar la autosuficiencia.

MUJER.

Si existe una problemática afectada por todas la demás, es el agravamiento de cualquier cuestión en la medida en que afecta a mujeres, nuestra comunidad no es una excepción en este terreno. Son de sobra conocidas las cuestiones que afectan negativamente las condiciones de vida de más de la mitad de la población por una cuestión de género en el conjunto del estado, violencia, brecha salarial, tasa de desempleo, etc.

La violencia de género sigue siendo una lacra social en nuestra comunidad. Los datos son aterradores, a pesar de ser solo una parte de los realmente existentes. También encabezamos el número de muertes entre las comunidades autónomas - a julio de 2016-, con cuatro asesinatos. Los crímenes tienen una repercusión mediática, que sirve para visualizar la amarga realidad de cientos de mujeres, sin ir más lejos en los ocho primeros meses de 2016 el número de llamadas de mujeres afectadas por la violencia machista ha aumentado un 25%, pasando de contabilizarse 2.362 (hasta septiembre de 2015) a 2.952 en el mismo período de este año.

Desgraciadamente encabezamos el ranking de diferencia salarial entre trabajadores y trabajadoras, mientras en el conjunto del estado esa diferencia se sitúa en el 23,93% -un 12% más que en la media europea-, en Aragón llegamos al 29,98%.

Además, cuestiones como la imposición de la custodia compartida, o la falta de visibilización del doble trabajo de la mujer en todos los ámbitos, se acentúan especialmente en el mundo rural, dónde en muchos casos comparte el trabajo reproductivo con el realizado en tareas agrícolas o ganaderas, en explotaciones familiares en las que no se refleja oficialmente su trabajo porque sólo el hombre cotiza a la seguridad social.

JUVENTUD.

La crisis golpea especialmente a la juventud, el paro, y la precariedad laboral imposibilitan la emancipación de miles de jóvenes en nuestra comunidad. Por primera vez en décadas, como generación, los jóvenes tienen peores expectativas y condiciones de vida que sus antecesores.

En Aragón, en 2014 vivían por debajo del umbral de la pobreza 87.000 jóvenes, del total de 300.000 que habitan nuestra comunidad. Las cifras de paro son determinantes, entre menores de 20 años el paro afecta al 59% de la población activa, mientras que esta cifra baja al 35,2% entre los 20 y los 24 años.



Esta situación explica que, en 2015, más de 8.000 jóvenes aragoneses se encontrasen emigrados, trabajando o buscando trabajo en el extranjero. No sólo con su voto robado sino con su derecho a no emigrar quebrado, porque no se preparan ni ayudas ni planes para que puedan volver, incluso se les niega la asistencia sanitaria.

En cuanto a las perspectivas a futuro, destaca entre otros datos, que el 18,2 por ciento de los jóvenes aragoneses de entre 18 ya 24 años no ha completado la segunda etapa de la ESO y no sigue ningún estudio ni formación.

DERECHOS CIVILES Y LIBERTADES.

Aragón tampoco es ajeno al ataque a los derechos civiles y políticos. Como en el resto del estado, estamos sufriendo la represión, la aplicación de la ley mordaza, las sanciones administrativas, casos de abusos policiales, etc. Desde los más recientes, como los 10 antifascistas de Zaragoza, la muerte en comisaría de Miguel Ángel, el juicio a los 8 de Yesa o a la compañera Raquel Tenías - aunque sucediera en Madrid -, pasando por las sanciones al fallecido Antonio Aramayona o a los 51 de Zaragoza de Stop Desahucios, que solicitaban, simplemente, la atención necesaria a las casi un millón y medio de firmas que apoyamos la ILP por la dación en pago.

Las competencias autonómicas nos limitan, pero sí podemos movilizarnos, presionar al actual partido en el gobierno de Aragón (cómplice del estatal) en las instituciones o incluso, exigir la no aplicación de ciertas directrices que criminalizan la protesta y la pobreza. Por ejemplo: actuaciones de algunas UIP locales; la exigencia de pasaportes sólo a inmigrantes que cobran alguna prestación, para controlar la salida del país o la creación de un fichero para “perseguir” a receptores o solicitantes de prestaciones, mientras desconocemos la inversión autonómica en la investigación y persecución del fraude empresarial.



1. 1.- Objetivos políticos y estrategia de IU Aragón

1.- Fortalecer el territorio.

Aragón es mucho más que Zaragoza y cambiar su situación de desvertebración y despoblación requiere desarrollar un trabajo político que implique a todo el territorio en varias líneas estratégicas:

Necesitamos integrar la defensa de la cultura aragonesa y de sus lenguas en la actuación política, recogiendo el sentido identitario y el vínculo con el territorio siendo conscientes de la diversidad y de la riqueza que supone.

Necesitamos denunciar y visibilizar las prácticas caciquiles y clientelares y defender una justicia redistributiva para todo el territorio que responda realmente a las necesidades y no esté teñida de colores políticos.

Debemos plantear alternativas económicas viables a largo plazo para la totalidad del territorio aragonés y, especialmente, para el mundo rural. No podemos quedarnos en parches como que se instale tal o cual empresa en una zona, y luego fiarlo todo a la voluntad de dicha empresa. Debemos, como hemos dicho en muchas ocasiones, apostar por la diversificación económica y oponernos a los “monocultivos económicos” dentro de una planificación de la economía que recupere el control de los sectores estratégicos para ponerlos al servicio de lo público.

Asimismo, IU tiene que ser una organización que apoye decididamente la resistencia de los y las trabajadoras ante posibles deslocalizaciones o amenazas de las mismas, apoyando propuestas de control público o colectivo de las empresas.

Finalmente, hay que cambiar la postura ambigua que hasta ahora ha mantenido IU Aragón respecto a la política del agua, aplicando criterios económicos, ecológicos y políticos. En función de estos criterios, para Izquierda Unida de Aragón, no caben proyectos como el Pacto del Agua de Aragón, ni la construcción de nuevos embalses, ni el recrecimiento del Pantano de Yesa.

En esta línea, creemos que es necesario dar más peso en nuestros planteamientos y programas a la ecología y al género, y hacerlo de manera transversal y no sectorial. Hay que tener en cuenta que la ecología y la distribución del trabajo de cuidados forma parte de la economía y que cuestiones como la crisis energética, la soberanía alimentaria, las cadenas globales de cuidado y la crisis de cuidados tienen una importancia fundamental a la hora de plantear un nuevo modelo productivo.

Una línea estratégica fundamental para conseguir revertir la situación de Aragón es llegar a los pueblos y favorecer la extensión territorial de nuestra línea política recogiendo su realidad para poder dar altavoz a sus demandas y construir colectivamente alternativas.

2. Defensa de las personas.

El ataque y recorte de los derechos que se ha producido en todo el Estado se ha trasladado también a nuestro territorio. Nuestro trabajo político busca mejorar las condiciones de vida de todas las personas y por ello desarrollaremos varias líneas estratégicas para lograrlo:

Necesitamos aumentar la conciencia de clase de la mayoría social trabajadora, conseguir que las personas se reconozcan en las reivindicaciones comunes y que son luchas colectivas. Necesitamos romper las distinciones que el sistema ha hecho para dividir a la clase trabajadora e incluir dentro de ella a todas las personas que viven de su trabajo, desde la autónoma hasta la empleada pública.



Como decíamos en nuestro documento de la XI Asamblea federal, “Tenemos la obligación de contribuir a reorganizar las fuerzas de la clase trabajadora, pues nos estamos jugando no sólo el futuro de nuestras organizaciones sino el futuro de las condiciones de existencia del pueblo trabajador en su conjunto” (pág. 7)

Para ello nuestro discurso se debe dirigir a todas las personas y a su capacidad para protagonizar el cambio necesario para revertir la deriva de recorte de derechos y libertades, la clase trabajadora es el sujeto histórico capaz de protagonizar el cambio necesario y de ostentar el poder popular.

IU Aragón, en esta línea, estará vinculada a todos los conflictos sociales relacionados con los recortes que supongan una perdida de derechos sociales, económicos, civiles, sexuales, reproductivos... con el objetivo de respaldar a las personas implicadas y de contextualizar dicho conflicto en el marco político general. Una contextualización que propicie el salto del conflicto concreto a la implicación por el cambio.

Necesitamos aumentar la formación e incorporar en el análisis de los conflictos las variables de género, juventud, interculturalidad y diversidad, como aspectos transversales que asumen y amortiguan fallas del sistema.

Así mismo, mantendremos la línea política de defensa y potenciación de los servicios públicos: sanidad, educación, pensiones... como garantes fundamentales de los derechos de las personas.

3.- Convergencias y unidad popular: Creación de poder popular

Creemos que los procesos de convergencia son una línea política que se va afianzando y consolidando en nuestra sociedad. Queremos destacar la experiencia de Zaragoza en Común que, aunque ha tenido sus deficiencias, es un modelo a seguir y mejorar, porque ha sido un proceso desde abajo, con amplia participación, capaz de aglutinar gente y que ha generado espacios para debate de ideas. Entendemos que IU debe avanzar hacia la consolidación de estos espacios y hacia creación de otros nuevos, teniendo especial importancia el objetivo de conseguir un espacio de unidad popular de ámbito aragonés.

Sabemos también que, si un defecto han tenido los procesos de convergencia, ha sido el estar demasiado enfocados a lo electoral e institucional, fruto tanto, de errores cometidos por quienes hemos participado, como del propio contexto, en el que se han desarrollado con las citas electorales muy próximas. Por ello es necesario empezar a trabajar en este sentido cuanto antes, sin la presión de las elecciones y buscando un proceso que se desarrolle desde la base, con debates de ideas, pero también con luchas conjuntas y movilizaciones en la calle, siendo la futura convergencia electoral una culminación institucional de la creación de unidad popular y no un punto de partida.

Es más que probable que con el fin del ciclo electoral y los nuevos recortes y ataques a nuestros derechos que vamos a sufrir, una vez se ha confirmado la alianza entre PP y PSOE que ha dado el gobierno al primero, se inicie un nuevo período de movilización social que puede ser un buen escenario para trabajar en esta creación de unidad y poder popular.

Por eso, vinculado a nuestros objetivos anteriores, trabajaremos para vincular los conflictos concretos en un contexto amplio que nos permita aunar los intereses y las necesidades en apuestas comunes, sin diferenciar entre luchas grandes y pequeñas. Todas son necesarias en la construcción del poder popular.



4.- Discurso y práctica de ruptura.

Como hemos dicho en repetidas ocasiones, la vía socialdemócrata está agotada, por lo que la ruptura con el actual sistema económico, político y social es imprescindible por necesidad y no sólo por ideología. Esta idea tiene que verse reflejada en nuestro discurso, pero también en los programas políticos concretos que elaboremos y en la práctica política cotidiana en todos los espacios en los que IU esté representada, evitando caer en el oportunismo que, a medio y largo plazo, sólo nos llevará a la derrota. Debemos estar en el conflicto y ser parte activa del mismo. Esto se ve reflejado en nuestras relaciones con el PSOE, nuestro objetivo es hacer políticas de izquierda.

La actuación de la dirección del PSOE refuerza la línea en la que trabajábamos de identificar al PSOE y al PP en las cuestiones fundamentales. Deberemos trabajar en esta misma línea visibilizando sus posiciones frente a los recortes que se propongan desde Europa y de su actuación a nivel estatal.

Por supuesto, todas nuestras posiciones y acciones hay que transmitirlas de manera pedagógica, de forma que nuestra clase sea capaz de entenderlas y apoyarlas, y para esto es necesario también que seamos capaces de hacer un buen análisis de la sociedad con perspectiva de clase. De hay la importancia de Comunicación y acción comunicativa, uno de los grandes problemas con el que nos enfrentamos, ya que necesitamos abordar de manera contundente la batalla de las ideas, a pesar de las dificultades que nos suponen los medios de comunicación de masas que trasladan el discurso monolítico, sin dejar resquicio al espíritu crítico.



2. 2.- Izquierda Unida el referente sólido y visible de la izquierda aragonesa hacia la consolidación de un movimiento político y social.

En los documentos de la XI Asamblea federal de Izquierda Unida, aprobados el pasado mes de junio de 2016, plasmamos las principales deficiencias a nivel organizativo y de funcionamiento interno y externo que padecía nuestra organización, deficiencias a las que no es ajena la federación de Aragón y que deben ser superadas en aras de conseguir construir un verdadero movimiento político y social, que sea referente para la izquierda aragonesa, volcado en el conflicto, profundamente democrático y con vocación de superarse a sí mismo.

Como se recoge en la página 12 de los documentos federales, “IU se ha convertido cada vez más en una maquinaria electoral que ha dedicado su actividad política y la mayoría de sus recursos y estructuras a los hitos electorales. Así, se ha ido produciendo una conexión insuficiente entre los conflictos sociales y el ser de la organización. Siempre ha existido una conexión entre IU y los conflictos laborales, gracias a un nítido compromiso político, pero esa relación ha sido más pasiva que activa. IU asistía e incluso participaba en el conflicto, pero no era ni vertebraba el conflicto.

Al mismo tiempo, las estructuras de la organización se han burocratizado como en cualquier partido político clásico. Eso ha convertido IU en una organización lenta, burocrática e inmovilista en su proclamada refundación, no cumpliendo los compromisos adquiridos con la militancia en sucesivas asambleas.”

Izquierda Unida no puede ser un partido político tradicional más, con estructuras cerradas y jerarquizadas en las que se toman las decisiones estratégicas mientras que los espacios más amplios se dejan para ratificar estas decisiones o para tener debates cuyas conclusiones no se sabe muy bien cómo se tendrán en cuenta. Asimismo, nuestra organización debe alejarse de la excesiva institucionalización de la que ha adolecido durante bastante tiempo. Por supuesto que debemos estar en las instituciones, son una herramienta más que tenemos que utilizar siempre que podamos; pero nuestra política y nuestra estructura organizativa no puede estar determinada por la dinámica institucional ni por las citas electorales puesto que corremos el riesgo de caer en posiciones excesivamente cortoplacistas y alejadas de los conflictos reales de la clase trabajadora y, por tanto, alejarnos de nuestro objetivo de creación de poder popular. Además, no solo tenemos que evitar que lo institucional domine y condicione la vida de la organización, sino que los compañeros y las compañeras que trabajan en ese ámbito tienen como obligación trasladar la política y los acuerdos decididos por la militancia en los órganos de IU y de rendir cuentas sobre su actuación de manera periódica.

Las personas que presentamos este documento defendemos la tesis federal recogida en la página 17, es decir, consideramos que “desde nuestra I Asamblea nos hemos definido como un movimiento político y social, pero nunca hemos sido capaces de cumplir con ello. Las intenciones de ser un movimiento político y social se torcieron y fuimos transformándonos en un partido político clásico volcado en las instituciones y en las elecciones. De una IU inicial que se estructuraba organizativamente desde la centralidad de las áreas y la horizontalidad, en la que se visibilizaba también la pluralidad y territorios, pasamos a una IU partido político-maquinaria electoral a partir de la III Asamblea. En ese desplazamiento se comenzó a priorizar el papel de los aparatos frente a la elaboración colectiva y la movilización social, primando la verticalidad frente a la horizontalidad. Sin embargo, en la IX Asamblea afrontamos este debate y acordamos transformar IU organizativamente para recuperar sus señas de identidad como movimiento político y social.”

De acuerdo con esto, la estructura y organización de IU Aragón debe ser flexible y ágil, capaz de adaptarse al contexto en el que nos toca intervenir para poder centrar los esfuerzos en la acción externa y no tanto en reuniones internas, a veces innumerables e interminables.



Además, nuestra organización ha de ser un espacio amable, accesible y atractivo para la juventud y para las mujeres, sectores a los que nos dirigimos pero que tienen poco peso real en la vida interna de IU. En cuanto a las mujeres, no es sólo que sean un sector al que dirigimos nuestra política, sino que entendemos que el feminismo es básico e indispensable para una transformación real de la sociedad, por lo que la feminización de la organización es una necesidad.

Otro aspecto en el que hay que incidir es en la comunicación tanto externa como interna. En lo interno, debemos acabar con la desconexión que se produce entre la dirección y las bases con la generación de una política comunicativa en la organización, así como entre las diferentes estructuras de IU Aragón, mientras que de cara al exterior tenemos que trasladar nuestra política y dar la batalla de las ideas con un lenguaje para la mayoría, planificando la comunicación para ser más eficaces y teniendo en cuenta la formación en esta materia.

Como planteamos en el documento federal, “Una IU para un nuevo país”, para contribuir a ese proceso, también IU Aragón, debe afrontar algunos cambios de aplicación inmediata y otros a medio plazo:

– Garantizar que la democracia participativa es un principio que se aplica y que permite la sistematización de la toma colectiva de decisiones, la planificación, la evaluación, la fiscalización de los órganos, de las responsables y los cargos públicos; buscar mecanismos de fiscalización y transparencia del trabajo institucional, que no permita la separación entre el trabajo institucional y las clases populares.

– Generalizar fórmulas que potencien la implicación de la gente en la acción política y las luchas sociales desde fórmulas de radicalidad democrática, como pueden ser las asambleas abiertas decisorias, las asambleas de rendición de cuentas, las primarias, los referendos, los revocatorios, etc.

– Hacer más flexibles las formas de militancia, permitiendo que el militante, en función de sus capacidades y objetivos, pueda decidir dónde y cómo militar: activismo, elaboración política, redes de trabajo, asambleas territoriales… En este sentido, reformularemos progresivamente la estructura organizativa, desde la actual concepción territorial a otra que prime fundamentalmente el activismo y la elaboración de propuestas en ámbitos sociales concretos.

1.- Democracia participativa.

La radicalidad democrática, la toma de decisiones colectivas, la fiscalización de órganos y cargos públicos, la participación desde la base, etc. han de ser señas de identidad de Izquierda Unida.

Para ello tenemos múltiples prácticas y herramientas a nuestra disposición que podemos y debemos utilizar:

o Realización de planes de trabajo de los órganos y seguimiento de los mismos.o Consultas o referendos a la militancia para cuestiones clave como entrar a formar parte de un gobierno o

apoyar una investidura, llegar a acuerdos de calado con otras fuerzas políticas, apoyar unos presupuestos, etc. Además, debe existir la posibilidad de que sea la propia militancia, además del órgano político, la que solicite que se convoque una consulta.

o Rendiciones de cuentas periódicas de los órganos y cargos públicos.o Posibilidad de revocar un cargo tanto interno como externo y que, al igual que las consultas, el proceso

pueda ser iniciado desde la base.o Obligación de los cargos públicos de cumplir con lo aprobado en los órganos y de llevar la misma línea

política que la organización, ya que entendemos que la dinámica de las instituciones no nos puede llevar a defender posiciones contradictorias con nuestra política aprobada.



o Realización de asambleas abiertas como forma de fomentar el debate y la toma de decisiones colectiva y amplia, desde la base, y que puedan también ser solicitadas desde la militancia.

o Realización de las reuniones en horarios y periodicidad razonables, teniendo en cuenta la conciliación de la vida personal y laboral con la militante, como forma también de avanzar en la feminización de la organización.

o Mayor vinculación de los órganos y cargos públicos con las áreas de elaboración, cuyos análisis, informes y opiniones deben tener un carácter preceptivo en sus ámbitos.

o Composición de la mayoría de los órganos de dirección por personas que no sean cargos públicos ni estén vinculadas económicamente con la organización.

Un punto aparte merece el tema de la transparencia, que es un aspecto fundamental para que se dé una participación democrática real, ya que si no se conoce cómo está la organización o qué decisiones se han tomado en los órganos, difícilmente se va a estar en condiciones de opinar y proponer con conocimiento de causa. Por lo tanto, debemos articular mecanismos de transparencia tanto en el ámbito político (decisiones de los órganos y actuaciones de nuestros cargos) como en el organizativo y financiero.

En este ámbito de democracia y transparencia, son especialmente complejas las decisiones relativas a liberaciones políticas o técnico políticas, ya que, en nuestra organización, rara vez se producen las exclusivamente técnicas o administrativas. En estos momentos, como militantes exigimos el máximo grado de compromiso con la organización y, sobre todo, una concepción temporal de las contrataciones. Las personas que ejercen un cargo público, orgánico o técnico político remunerado por y para todas, lo hacen de forma temporal, no como una salida laboral personal. Sin detrimento de los derechos laborales, debemos ser todas conscientes de que una liberación va vinculada a los años de la legislatura o asamblea en la que fue decidida.

2.- Estructura sencilla, ágil y flexible.

Además de cuestiones recogidas en el punto anterior y en el documento federal que favorecen la democracia, como “mecanismos de consultas a la militancia y consultas populares vinculantes garantizando siempre la máxima participación y pluralidad.”…para que la militancia pueda decidir sobre cuestiones concretas (acuerdos institucionales, posición política ante situaciones concretas).” O que “la confección de todas las candidaturas de IU se realizará por procesos de primarias como se han venido regulando en los últimos procesos.” (pág. 21), la propia estructura de nuestra organización debe ser algo útil para conseguir nuestros objetivos y no un lastre o una barrera burocrática para la acción política.

Por ello, debemos tener en cuenta los diferentes contextos políticos y territoriales que se dan en Aragón a la hora de dar más o menos peso a las diferentes estructuras de las que nos dotamos, evitando las duplicidades y la excesiva proliferación de reuniones, que lastra nuestra actividad externa y desanima a la militancia.

Un ejemplo claro de este problema es la “doble militancia” que puede producirse en los territorios dónde participamos en espacios de convergencia que han creado sus propias asambleas de base, de carácter territorial y/o sectorial; en estos y otros casos tenemos que ser capaces de analizar dónde es más necesario nuestro trabajo y actuar en consecuencia, teniendo siempre en cuenta que uno de los objetivos principales de IU es actuar hacia el exterior, ser / estar en el conflicto y construir un movimiento transformador y anticapitalista más amplio que nuestra propia organización actual.

Es muy importante que las competencias de los órganos estén bien definidas, que se clarifique dónde se toman las decisiones y que se garanticen los debates. No podemos tener órganos que se dediquen a ratificar acuerdos previamente tomados (a veces sin que ni siquiera se sepa dónde se han acordado), sino que las



decisiones deben emanar siempre del debate colectivo, debate que los propios órganos deben fomentar y dinamizar.

Uno de los problemas a este respecto lo encontramos en el funcionamiento y en la composición de nuestros órganos de dirección. Su tamaño debe adecuarse a las funciones y competencias que les asignemos, y actualmente el número de personas que componen los mismos es excesivo, lo que además de restar agilidad provoca situaciones tales como que en algunas reuniones no se dé ni el quórum suficiente del órgano; por lo tanto, planteamos tanto una reducción de los órganos de dirección, como una reducción del número de personas que componen los mismos, sobre todo en los órganos políticos (actuales consejos políticos). Sin embargo, esta disminución de órganos de dirección y personas que los componen no puede suponer una disminución en la calidad democrática de la organización, sino que debe complementarse con las herramientas de participación universal antes descritas para configurar una estructura ágil con una profunda democracia interna.

Por otro lado, los órganos de dirección no pueden estar compuestos mayoritariamente por personas vinculadas ni a las instituciones, ni económicamente, a IU Aragón o a espacios de convergencia. La razón es que nuestra organización, que es un movimiento político y social y no partido político clásico, debe estar pegada a la calle, al conflicto y a la realidad cotidiana de las clases populares y eso debe tener su reflejo en los órganos. De esta manera se contribuye también a evitar la excesiva institucionalización que padecemos.

Siguiendo los documentos de la XI Asamblea Federal, para IU Aragón planteamos también la existencia de diferentes niveles de dirección (cuya denominación puede variar):

Asamblea de Aragón

Tras la Asamblea federal, la Asamblea de federación es el máximo órgano de dirección política, podrá ser convocada de forma extraordinaria tal y como se recoge en los Estatutos.

Órgano Político. Coordinadora de IU Aragón.

o Para favorecer la coordinación y la unidad de acción en todos los frentes y en todo el territorio, estará compuesta por:- la parte de elección directa (50% +1),

- representantes de las áreas de elaboración (2 representantes: hombre y mujer, que podrán alternarse en asistencia y serán designados, sustituidos y/o revocados por las áreas)

- representantes por territorio (2 representantes: hombre y mujer, que podrán alternarse en asistencia y serán designados, sustituidos y/o revocados por los territorios)

- así como, 2 representantes (hombre y mujer, que podrán alternarse en asistencia y serán designados, sustituidos y/o revocados por los territorios) por cada partidos miembros, corrientes constituidas o colectivos, de IU Aragón.

El número total aproximado será de 40 personas (actualmente el CPA son 67 personas). Se reunirá con una periodicidad mínima de 60 días, seis veces al año, y sus funciones serán las siguientes:

o Representación legal y política; aprobar en su primera sesión a celebrar en la Asamblea de Aragón al Coordinador/a General.

o Valorar la coherencia política de los pactos pre y post electorales locales, para que sean sometidos a la votación del conjunto de la militancia, local o de Aragón.



o Proponer las candidaturas a las Cortes de Aragón que deberán ser votadas por el conjunto de la militancia. o Coordinar la elaboración del programa electoral de ámbito autonómico.o Dirigir la política autonómica y adoptar cuantas resoluciones sean necesarias, con carácter vinculante

para el conjunto de la organización en Aragón.o Ratificar la propuesta del órgano ejecutivo a propuesta de la coordinación.o Elegir una comisión de control de la UAR.o Aprobar la incorporación de nuevos miembros, en función de los protocolos que se acuerden con nuevos

colectivos que se incorporen.o Aprobar los planes de trabajo ejecutivos. o Plantear debates monográficos.o Podrá promover revocatorios de cargos orgánicos e institucionales en las condiciones que determinen

los estatutos.o Garantizar la unidad de la acción política, social y programática de la organización en el territorio aragonés.

Órgano Ejecutivo. Comisión colegiada de IU Aragón.

Es el órgano de gestión cotidiana de la organización, y se reunirá al menos cada veintiún días, así como cuando la situación lo requiera. Su composición será aprobada por el órgano político a propuesta de la coordinación general y deberá recoger perfiles institucionales, de movilización social y organizativos que favorezcan la dirección política ágil, la coordinación y la unidad de luchas.

Sus funciones serán:

o Gestión cotidiana de la organización y puesta en práctica de las decisiones adoptadas por los órganos superiores.

o Coordinar el desarrollo de los planes de trabajo aprobados por los órganos superiores.o Elaborar un informe periódico a los órganos superiores cada vez que se reúnan.o Para cualquier otra competencia tendrán que tener una delegación expresa y temporal del órgano

competente.

La actividad de los órganos debe ser efectiva, con reparto real de trabajo entre las personas miembro, intentando que cada una de ellas tenga al menos una tarea, sobre todo en el órgano político y en el ejecutivo. Esas tareas no deberían ser Secretarías como tales, sino enlaces de trabajo con áreas y territorios.

Como la experiencia ha demostrado, la creación de las Secretarías supuso un “tapón” en el crecimiento y desarrollo de las Áreas que vieron como su trabajo colectivo era supeditado a la decisión de un cargo orgánico, pero unipersonal, por lo que su esfuerzo no tenía sentido.

Proponemos, como excepción, en cuánto a responsabilidades concretas que serían asimilables a lo que entendíamos hasta ahora por Secretarías:

- Coordinación General;

- Organización y Coordinación de Áreas;

- Comunicación, que facilite la interacción directa de territorios, áreas e instituciones con la militancia y con los medios y redes sociales. Que realice, en definitiva, una propuesta de planificación comunicativa al conjunto de la organización (comunicación interna > comunicación externa);

- Coordinación de la Comisión colegiada, encargada de la preparación previa de las reuniones y recabar las informaciones necesarias.



Por otro lado, la participación en la base se articularía en dos espacios diferenciados:

Áreas de elaboración colectiva.

Se debe dar un verdadero impulso a estos espacios de elaboración colectiva y participación activa, que además están abiertos a la participación de personas no afiliadas a Izquierda Unida. Desde ellos se debe analizar la realidad, proponer alternativas y diseñar movilizaciones, y para esta labor tienen que estar conectadas con los movimientos sociales, sindicales, profesionales, etc.

Los análisis y las propuestas de las áreas de elaboración colectiva deben ser tenidos en cuenta por los órganos y cargos públicos, por lo que la comunicación entre órganos, cargos y áreas debe ser fluida y recíproca. Como señalábamos anteriormente, en su ámbito de elaboración, sus valoraciones, análisis e informes deben tener carácter preceptivo.

Asambleas locales y territoriales.

Estos espacios deben ser la primera línea en la implicación en los conflictos vinculados al territorio, en la traslación de sus demandas al ámbito institucional y social y de la política de la organización a la realidad concreta de los pueblos y barrios de Aragón.

No debemos obviar las diferentes realidades y queremos adaptarnos a las necesidades territoriales. Por ejemplo, en los barrios rurales o en las comarcas tienen dificultades concretas compartidas que en el caso de otros barrios o realidades locales pueden abordarse en un ámbito superior, con carácter de asamblea de ciudad.

Además, tal y como se señala en la página 22 del documento federal: “En las asambleas locales con poca militancia es preferible que solo existan dos órganos y se priorice la asamblea antes que el consejo político. En base a este modelo entenderemos mejor como organizar el movimiento Político y Social si lo referenciamos como un espacio que potencie y coordine el trabajo y la acción de Partidos, Corrientes de Opinión, Activistas, Redes y Colectivos Sociales, unidos en torno a un objetivo que se concreta en un programa político y en un acuerdo programático y que en un momento determinado puede tener una plasmación electoral.”

Recordamos también todo lo referido a la participación universal, como son las Asambleas abiertas que, en Aragón, podrían darse tanto presencialmente como on line; referendos de militantes y/o simpatizantes, revocatorios, consultas, etc.

3.- Comunicación y formación.

Frecuentemente olvidamos la importancia de la Comunicación, incluso el alcance de qué queremos decir cuándo apelamos a una política comunicativa:

“Hacemos política para interactuar con la gente y, por tanto, la actividad de consumo interno debe reducirse al mínimo imprescindible. Pero, además, no podemos concebir la comunicación como el momento final del



proceso político, como una mera venta de un producto ya terminado, sino que debe formar parte del proceso de toma de decisiones políticas. Una posición política cargada de razón puede resultar absolutamente inútil si no se planifica cómo transmitirla, en primer lugar, al conjunto de la organización, y después a la sociedad.”

La comunicación, tanto interna como externa, debe tener un papel central en nuestra organización. A lo interno, la información tiene que fluir desde los órganos de base a los de dirección y viceversa. Las bases deben conocer y aplicar la política aprobada por los órganos, los cuales tienen que tener en cuenta los informes, análisis y opiniones emanadas de las áreas y asambleas a la hora de trazar la línea y actuaciones políticas. Para que la militancia esté al corriente de la política de su organización, se utilizarán herramientas de comunicación interna ágiles y rápidas, así como argumentarios sencillos sobre cuestiones concretas.

El conjunto de la organización debe sentirse parte también, de esa política comunicativa para “salir” al exterior.

En esa comunicación externa, debemos ser capaces de trasladar nuestro discurso, nuestras propuestas y nuestras ideas de manera accesible y comprensible para la mayoría. Para ello, la planificación de nuestra comunicación política tiene que ser una parte importante de nuestra actividad, y eso requiere formación específica sobre el tema. En cualquier caso, nuestro discurso siempre tiene que ser acorde a nuestra práctica política, y eso quiere decir que no podemos decir una cosa y hacer la contraria, y que el discurso tiene que estar supeditado a la propuesta política.

Las áreas de elaboración colectiva deben jugar un papel muy relevante respecto a la formación y la comunicación, puesto que se centran en materias y problemáticas concretas como sanidad, educación, economía, juventud, etc.

Finalmente, consideramos indispensable adaptar el reglamento de funcionamiento de las Áreas a Aragón, con cuestiones como grupos de trabajo territoriales de las mismas para no centrar su actividad en Zaragoza; y que las propuestas en materia de organización de los documentos políticos organizativos tengan su reflejo y concreción en los Estatutos.



3. 3.- Presencia, participación y dinamización en/del conflicto social.

La crisis que llevamos sufriendo desde hace casi 10 años ha provocado profundas desigualdades sociales que han incrementado la frustración y la indignación de sectores sociales cada vez más amplios. Ello fue la causa principal de importantes movilizaciones sociales en los últimos años en lo que ha sido el ciclo de movilización social más importante desde la transición.

La parálisis de los sindicatos, como instrumentos clásicos de movilización, llevó al nacimiento de expresiones e instrumentos novedosos de ese ciclo de movilización como fueron el 15M, las mareas o las plataformas como Stop Desahucios o la Red de Solidaridad Popular. La espontaneidad fue la característica principal de aquel ciclo de movilización, lo que llevó a una sobresaturación de convocatorias y a una falta de estrategia, pero a la implicación de amplios sectores de la población que estaban sufriendo la crisis económica y hasta entonces no habían participado en la política, ni mucho menos en la protesta. Esta dinámica se dio en Aragón al mismo nivel que en el conjunto del estado, teniendo algunas experiencias concretas de luchas sociales como la lucha por el hospital de Alcañiz o la marcha de los mineros que tuvo especial repercusión en las zonas mineras de nuestro territorio.

Pero la mayoría absoluta del PP hizo que las protestas de aquel ciclo de movilización no lograran todos sus objetivos concretos y se estrellaran en muchos casos contra un bloqueo en el parlamento que continuaba su agenda de recortes. La llegada del ciclo electoral y la posibilidad de ganar a la derecha electoralmente provocó una basculación hacia lo institucional, reforzada con el surgimiento de Podemos, lo que ha supuesto un desinfle constante de la movilización – con excepción del movimiento feminista - desde las Marchas de la Dignidad en marzo de 2014, la expresión más organizada y mayoritaria de aquel ciclo de movilización social.

Aún así, las movilizaciones obtuvieron importantes victorias parciales. Siendo lo más importante llegaron a cuestionar por la vía de lo hechos elementos básicos del sistema. Desde el papel de las instituciones enfrentadas a la mayoría de la población, visualizándose su verdadero carácter, pasando por el desacato judicial en multiples casos de desahucios, o la negación de la propiedad privada como bien superior.

En principio las distintas luchas fueron defensivas, pero más allá de la dispersión de las distintas luchas, y lo concreto de sus reivindicaciones, el ambiente social fue presionando hacia la unificación de las mismas. Las marchas por la dignidad fueron un salto en la conciencia, al unificar el movimiento, por su demostración organizativa, el gran apoyo recibido y poner a la clase obrera como sujeto determinante en el conflicto social. Unido al estallido social de Gamonal, por muy aislado que fuera, genero una alerta en el Gobierno, que empezó a variar su agenda de ataques, retrasándolos o minimizándolos, tratando de evitar la profundización del conflicto.

Desde que comenzó el el reflujo de la movilización social, el régimen ha mantenido la estrategia comunicativa del fin de la crisis, que no es otra idea que la normalización de los efectos dramáticos de la crisis económica para evitar que vuelva a producirse un nuevo ciclo de movilización social. Lo cierto es que 3 años después de las Marchas por la Dignidad podemos decretar el fin de aquel ciclo de movilización social, pero nos han dejado para futuras movilizaciones un aprendizaje para cientos de activistas, y para los miles que se implicaron en las luchas pasadas, sobre los métodos, reivindicaciones, y tareas que tenemos que tratar de apoyar e impulsar a pesar de la poca participación actual, e incluso la casi desaparición de aquellos espacios e instrumentos que generaron articularon el ciclo de movilización, como es el espacio Marchas de la Dignidad, las mareas o el 15M como espacios organizativos.

Nuestro objetivo debe ser recuperar un nuevo ciclo de movilización y conflicto social, pero coordinarlo aplicándole la mayor dirección política posible, elevándolo al plano político. Lo cierto es que, tras el impase producido por las dos citas electorales a nivel estatal, y la conformación de un nuevo gobierno del PP, la agenda de recortes vuelve a aplicarse marcada por la Troika.

Nuestra tarea en esta nueva fase, tal y como definimos en nuestro Plan de Acción 2016-2017 es recuperar



ese ciclo de movilización social y hacer los cambios dentro de IU necesarios para contribuir a la creación de un sujeto social histórico para la ruptura, desde el fortalecimiento y autonomía de IU.

Es necesaria la generación, la intervención en el conflicto y la movilización a todos los niveles de la organización, desde todas las responsabilidades, no puede ser solo tarea de un grupo de militantes. La construcción del nuevo Movimiento Político y social pasa por ser conflicto, mejorando la coordinación de cargos públicos con los mismos, reforzando el movimiento obrero y el movimiento feminista. Tenemos que ser capaces de unificar las luchas, siendo pegamento y empleando para ello la relación con los sindicatos.

Este ciclo de crisis y movilización social ha provocado cambios estructurales en nuestra sociedad, que ha cambiado notablemente en la última década. La clase trabajadora se ha fragmentado y precarizado, dando lugar a una estructura social muy compleja y heterogénea. Esto a su vez ha provocado cambios en el imaginario colectivo de las capas populares y la conciencia de clase. Por ello, es de extraordinaria importancia conocer cómo está compuesta la sociedad y conocer los modos de vida de nuestra clase, la clase trabajadora. Los datos y la información respecto a las clases sociales son la materia prima sobre la que reflexionar y repensar las estrategias políticas. Estos cambios se han reflejado en las expresiones políticas y de movilización social en este último ciclo.

Es fundamental comenzar la tarea de elevar un ciclo de movilización social por el análisis exhaustivo de esta nueva realidad, de los distintos actores políticos existentes, y de las nuevas y posibles expresiones de conflicto social que puede provocar la aplicación de la nueva agenda de recortes. Esa es la tarea que nos marcábamos en nuestra primera fase del Plan de Acción de IU.

En nuestro discurso rupturista y de creación de poder popular debemos abordar un debate sobre las fórmulas de movilización. Nuestro ámbito de actuación es hasta ahora reducido a modelos de manifestación y el apoyo de las huelgas convocadas por sindicatos. En este nuevo espacio político que se da en el liberalismo tenemos que estar atentos a otros modelos, debemos enfocarnos hacia los espacios de dinámicas sociales que los estados liberales van a abandonar en el campo de la cultura, de la expresión política y social y en el de la transmisión de valores de la izquierda, solidaridad, respeto y apoyo mutuo.

Este análisis nos permitirá imprimir cierta coherencia y dirección política al nuevo ciclo de movilización social, y no vernos superados por las circunstancias como nos ocurrió en el anterior ciclo. Pero este análisis tiene sus peculiaridades aragonesas, donde la despoblación conlleva a la anulación de las expresiones de conflicto colectivas, o donde la defensa del territorio o de servicios públicos concretos adquieren carácter determinante en gran parte de Aragón.

Pero sin duda el conflicto capital-trabajo continúa siendo determinante, y en estos momentos de reflujo de la movilización sigue manteniendo expresiones de movilización social como son las recientes movilizaciones del sector de Contact Center, o el crisol de conflictos laborales concretos. Sobre ellos deberemos trabajar, pero aprendiendo de lo positivo del anterior ciclo que es la búsqueda del carácter unitario.

Esta estrategia del conflicto conlleva a cambios en el proyecto de IU, para adecuarlo a estos objetivos. En primer lugar, es fundamental el cambio en nuestro trabajo institucional, tener una organización volcada en el conflicto significa entender que nuestra organización debe salir de las paredes de los ayuntamientos, diputaciones y parlamentos para ser parte de los episodios concretos en los que cristaliza el antagonismo de la clase trabajadora con el capitalismo. No se trata sólo de acompañar el conflicto, a modo de denuncia, sino de ser el conflicto, sobretodo nuestros cargos públicos deben ser parte fundamental de ese conflicto.

En la XI Asamblea afirmamos “Necesitamos una IU volcada en la construcción de una alternativa que sustente la estrategia de una ruptura democrática y que plantee un proyecto de nuevo país. De esta manera, plantear la recuperación electoral como un objetivo en sí mismo es un completo error estratégico que nos puede llevar a la frustración y a creer que no existe espacio suficiente para desarrollar nuestra estrategia. Mientras que si, por el contrario, la centralidad de nuestra acción política se sitúa en la consolidación del espacio de este proyecto rupturista las perspectivas de futuro en todos los ámbitos, incluido el electoral, se



amplían y toman otro sentido.”

Consideramos que “el papel de Izquierda Unida en su marcha hacia ser un verdadero movimiento debe estar centrado en la construcción de redes y tejido social concienciado y movilizado en torno al conflicto, extender la conciencia de clase, para lo cual debe dotarse de unos instrumentos organizativos adaptados a ese fin. El foco ha de estar situado en la calle y en los conflictos sociales, tejiendo redes de solidaridad que combatan el ascenso del individualismo neoliberal y de la extrema derecha al mismo tiempo, y dejando el aspecto electoral meramente como validador a posteriori de estas prácticas.Para ello es indispensable que el discurso recobre toda su perspectiva de clase, interpelando a las clases populares acerca de sus problemas y sus soluciones y mediante un lenguaje que sea inteligible y pedagógico. Si nuestra clase social no entiende nuestro discurso, el problema es nuestro y no de otros.”

Ante los nuevos retos de la política, como movimiento político social, trabajamos por la creación de poder popular, la construcción de unidad, la suma de sinergias… en procesos participativos abiertos al debate para la movilización. Tenemos que ser capaces de plantear y llevar a cabo propuestas de calado transformador y rupturista en todos los ámbitos.

Por supuesto, no es sólo es deseable nuestro impulso como organización política, sino también una apertura a la participación de otras personas y estructuras en las nuestras, respetando principios éticos y favoreciendo las aportaciones de simpatizantes y activistas de otros colectivos, para posibilitar el camino hacia un frente diverso, pero único.

Como ya hemos señalado, debemos aligerar la propia organización en cuanto a estructuras. El tiempo de la militancia es limitado, por lo que debemos priorizar nuestra capacidad para participar en otros ámbitos de movilización social. La formación y la comunicación deben servir para que cualquiera activamente se pueda intervenir por criterio propio en cualquier contexto.

Las Áreas de elaboración colectiva deben tener un papel fundamental en la generación de conflicto. Hasta ahora, se habían limitado casi en exclusiva, a elaborar el programa electoral de cada momento, y como hemos venido señalando son claves tanto en la elaboración política, como en la movilización, como en la comunicación y formación.

Finalmente, como apuntábamos en los apartados anteriores, nuestra estrategia para el conflicto social pasa sin duda por:

- Conseguir una organización tan sólida o más, que la que tenemos, pero mucho más extensa, más activa y más presente en el día a día de las clases populares y en el conflicto social.

- Hacer la organización más abierta, con mayor coordinación de órganos, representantes institucionales, militancia de base, activistas sociales, simpatizantes… permitiendo la unidad de acción política en todos los frentes.

- Hacer avanzar nuestros valores y nuestras propuestas en el terreno de la hegemonía política y cultural.

- Generar mayor confianza en las clases populares adecuando nuestro discurso y nuestra práctica política y comunicativa.

- Dar respuesta ideológica desde el ecologismo, el feminismo, el republicanismo, la memoria histórica y las nuevas relaciones capital/trabajo, entre otros, a los retos que enfrenta nuestra sociedad.



4. 4.- Hacia la construcción del espacio para la alternativa social y política. La estrategia de unidad popular y las confluencias.

La XI Asamblea Federal de Izquierda Unida decidió como objetivo configurar un Bloque Social y Político de carácter alternativo para sustentar la estrategia de ruptura democrática y social para un proceso constituyente: avanzar en la más amplia unidad popular, en un sentido completo y no sólo electoral, que sume e integre a todos los agentes en un proyecto alternativo, en un movimiento para la transformación social en un marco de igualdad en cuanto a su legitimidad y de democracia directa en la toma de decisiones.

“En todo momento entendemos que la unidad popular es un concepto que va mucho más allá de la mera colaboración electoral y sus distintas modalidades. Y es que la unidad popular no es una herramienta para la maximización de actas de diputados. Tampoco es una consigna electoral. La unidad popular es una estrategia que se manifiesta en las huelgas generales, en la paralización de los desahucios y en cualquier conflicto social dónde las clases populares trabajan juntas a pesar de sus afiliaciones políticas o sindicales… Esa es la idea que tenemos de la unidad popular, sintetizada en la expresión marchar separados, golpear juntos.” (Una IU para un nuevo país, pág. 14)

Definimos una confluencia como un espacio acogedor en el que se sientan cómodas todas las personas que se reconozcan en él; en el que cada persona y organización sienta reconocida su aportación con independencia del tamaño de la misma; en las decisiones tanto de carácter político como organizativo.

Un nuevo espacio, Bloque o Plataforma político social plural que se articule y organice internamente, desde la deliberación y las metodologías participativas, sobre tres ejes fundamentales: la concienciación y movilización social, la elaboración política y la propuesta electoral común, con la correspondiente gestión del papel institucional.

Defendemos la necesidad de estos tres ejes porque entendemos que la magnitud de la tarea que nos proponemos sencillamente no podrá ser llevada a cabo sin el respaldo social, sin la hegemonía política y cultural que la sustente. Y que ésta sólo podremos construirla y defenderla desde espacios más amplios que Izquierda Unida, que la asuman y defiendan colectivamente porque la hayan construido y decidido colectivamente.

Entendemos que en estos tres ejes no sólo nos encontramos con compañeras y compañeros que no pertenecen a Izquierda Unida, sino que apostamos decididamente por construirlos desde el minuto cero con ellas y ellos. Si, como hemos decidido, rechazamos la confluencia como meramente electoral y cada cuatro años, no podemos limitarnos a repetirlo, sino que hemos de generar procesos coherentes que la construyan diariamente. Procesos en los que construyamos discurso y acción que sustenten la confianza mutua para avanzar en una confluencia real promoviendo espacios conjuntos:

· En la concienciación y movilización social, espacios que deliberen, decidan y promuevan la movilización ante el conflicto: una movilización que puede y debe ser oportunidad para la formación en una cultura política que trascienda las luchas parciales para aportar una visión de conjunto.

Existen plataformas y movimientos sociales activos que ya lo hacen y en los que participamos. Y es posible que sean necesarias nuevas instancias que lo hagan. En la fase política que se inicia es deseable y previsible que unas y otros incrementen su rol de agentes activos en la creación del respaldo social hacia la transformación ante las agresiones y oportunidades que se darán. Y debemos tener un papel proactivo



en que su acción se construya y visibilice -sea y parezca- como una confluencia en sí misma, no como una competencia por la visibilidad en pro del rédito de las distintas organizaciones. Debemos ser capaces de ser y parecer los mismos agentes quienes construyen y visibilizan en confluencia la movilización si queremos que más adelante resulte creíble que construimos y visibilizamos en confluencia la alternativa electoral más allá de la mera escenificación.

Es más, debemos trabajar, en la práctica, hacia una identificación visible como espacio de confluencia en las movilizaciones por parte de Izquierda Unida y los otros agentes con los que comparte procesos de confluencia, como son los que participan con ella en Unidas Podemos o en otros espacios, mucho antes de que necesitemos transmitir la existencia de nuestro proceso de confluencia en el breve lapso de una campaña electoral.

· En la elaboración política, espacios de debate en los que sea el conjunto de las fuerzas y personas que en Aragón buscan la transformación quien defina los contenidos: las respuestas ante los retos y la cohesión de las luchas territoriales. Debemos ser capaces de promover activamente como organización, e involucrarnos como militancia, en procesos que desde la pluralidad construyan los acuerdos entre las fuerzas transformadoras de todo tipo, que creemos llamadas a aunar fuerzas en el bloque político y social de transformación que proponemos.

Hay temas claves para Aragón y para sus clases populares, como el agua, la energía, la vertebración del territorio y su desarrollo económico, las políticas de igualdad, la cultura y la educación… que han sido polémicas, pero creemos que está madura la comprensión mutua de que pueden y deben ser afrontadas. De manera que las distintas fuerzas, sin renunciar a una identidad a menudo crucialmente relacionada con alguno de estos temas, fortalezcan la percepción de nuestro bloque social y político como capaz de disputar la hegemonía a los expoliadores de nuestra tierra y de nuestras gentes.

Por ello es momento de participar, acompañar e incluso promover huyendo de todo protagonismo encuentros, convenciones, conferencias… sobre luchas territoriales y sectoriales en las que participamos que realmente construyan la cultura política programática de tal bloque, evitando que sucesivas “urgencias electorales” nos aboquen a acuerdos de mínimos que huyen del debate político y de la superación de diferencias.

· En la propuesta electoral común, y en la gestión del papel institucional, espacios que asienten y demuestren la radicalidad democrática directa en la toma de decisiones. Para ello partimos de la experiencia de pasadas confluencias, a menudo meras coaliciones electorales, pero también con nuestra participación en las iniciativas municipalistas como Zaragoza En Común, por citar el caso de la mayor ciudad de Aragón, pero también su vinculación formal con Unidas Podemos en la última convocatoria de elecciones generales.

En el documento aprobado en la Asamblea Federal decíamos que “nuestro reto es que estas candidaturas entiendan que su propio futuro va ligado al éxito de un proyecto de carácter alternativo que rompa el actual marco normativo. También tenemos que señalar la actual incapacidad de estas candidaturas para tejer espacios de decisión que vayan más allá de lo institucional, algo que habrá que abordar con urgencia para evitar la institucionalización y desconexión con respecto a la calle.”

Nuestra apuesta y nuestro trabajo en estas candidaturas nos muestra, por un lado, que fueron en casos como el de Zaragoza un avance irrenunciable en la metodología que las impulsó y configuró: participación desde abajo desde el minuto cero, construcción programática con muy amplia participación democrática y creación de la consiguiente red de apoyo popular, elección de candidatura mediante primarias ponderadas que permiten representación de las minorías… características todas ellas decisivas en el éxito



electoral obtenido pero también en la construcción de nexos entre las organizaciones y personas que las apoyaron.

Creemos que todas estas señas de identidad democráticas deben ser irrenunciables por su valor democrático y como demostración de nuestra capacidad de representar a la pluralidad de electorado al que apelamos.

Más aún: creemos que debemos avanzar en que esta calidad democrática supere el escalón que puede separar a los cargos electos de la red de trabajo y apoyo creada por debajo, como puede estar sucediendo en las iniciativas municipalistas. Escalones y desajustes que a menudo no se dan entre las organizaciones que las apoyan y a las cuales son afines unos u otros cargos electos, sino entre cargos absorbidos por el ritmo y el trabajo institucional frente a la deliberación y decisión democrática que debe darse en los espacios de confluencia. En este sentido, Izquierda Unida debe impulsar activamente procedimientos que aumenten la participación democrática sobre las decisiones a adoptar en la institución.

Por otro lado, la participación en Unidas Podemos, con ser un acierto necesario, no representó un avance respecto a los métodos convencionales de articulación de coaliciones que creemos deben ser superados en la línea en que se ha hecho en las candidaturas municipalistas, salvo por cuanto la candidatura al senado fue elegida por Zaragoza En Común en primarias abiertas. Como resultado, Unidos Podemos obtuvo dos diputados por Aragón. Pero no se han articulado en Aragón procedimientos que visibilicen su trabajo parlamentario como parte de Unidas Podemos, o métodos de participación, decisión democrática o rendición de cuentas de ambos ante Unidas Podemos. Y creemos que Izquierda Unida debe ser un agente activo en proponerlos y defenderlos, tanto en la actual legislatura como en futuros procesos.

Se trata, en definitiva, de profundizar en el acierto en sí de los procesos de confluencia y de su praxis democrática, más allá de lo electoral y mejorando los errores detectados, en vez de heredar las carencias democráticas que aún estamos superando las organizaciones políticas que los apoyamos.

La articulación de estos tres ejes –movilización, elaboración política y acción electoral/institucional- debe partir de un hilo común: confluimos para superar el régimen, y más allá de éste, confrontando con el sistema político del capitalismo: no contra unas u otras siglas.

Como decíamos en la XI Asamblea federal: “...para tener esa oportunidad es necesario unir fuerzas, por ello debemos seguir siendo lxs más consecuentes defensores de la unidad de la izquierda en un frente electoral que pueda obtener la victoria en las urnas. Pero vamos más allá, queremos una unidad estable, conquistar un frente que agrupe las fuerzas transformadoras, pero sabemos que esa colosal tarea no se consigue por pactos cupulares, sino que será el producto de la lucha cotidiana, de la unidad de acción en luchas concretas que imponga los resultados positivos de la unidad por encima de cualquier sectarismo.”

Desde esa convicción debemos articular nuestra posición ante y en las confluencias. Nuestro papel no es señalar las carencias de las otras siglas ni crear enemigos, sino huir del identitarismo o el patriotismo de siglas. Nuestro papel es construir en esa superación y esa confrontación común con las compañeras y compañeros que la comparten en otras fuerzas más que señalar las diferencias con quienes están en ellas en otras posiciones. Sean militantes o cargos orgánicos o públicos de los partidos con los que compartimos o hemos compartido procesos de confluencia como Podemos, Equo, Puyalón o CHA, como las propias bases del PSOE.

Confluimos, lejos de anularnos, para aportar el bagaje, la experiencia y los principios que aportamos. No para buscar dentro de los espacios de confluencia cuotas ni “mayorías de voto” (ni mucho menos para mandatarlo), sino para construir hegemonía de nuestro discurso mediante el trabajo, el debate y la



participación en los procesos democráticos de las personas de Izquierda Unida que quieran implicarse en ellos.

Ésa y no otra debe ser nuestra forma de defender nuestro programa en los espacios de confluencia y en las instituciones, de lograr la coherencia entre unas movilizaciones que queremos sean la confluencia real y la actuación en las instituciones de quienes la representan.

Y eso es lo que hemos de saber comunicar a la gente: confluyendo con compañeras y compañeros, estén o no en otras fuerzas políticas o sociales, en transmitir nuestras respuestas a las necesidades de la gente. En cada espacio y momento con el lenguaje adecuado: sin ocultar lo que queremos ni lo que somos, pero demostrándolo más por lo que hacemos que por las palabras que usamos.



5. 5.- Propuesta de trabajo institucional para Izquierda Unida en la actual coyuntura social y política.

Antes de plantearnos el papel que Izquierda Unida debemos tener en las instituciones, es necesario volver a recordar tal y como decíamos en la XI Asamblea Federal “que las instituciones están hechas para mantener el statu quo, el orden social existente, y debemos colaborar a que esa importante conclusión sea visible para la mayor parte posible de las clases populares, empujando en lo posible hacia la movilización y la participación consciente.”

Asumir las limitaciones de las instituciones como propias, justificando la imposibilidad de desarrollar propuestas rupturistas sería nuestro mayor error. Nuestro objetivo es visibilizar los límites de las instituciones a la mayoría social, para demostrar que no se transforma la sociedad desde las mismas. Debemos confrontar las contradicciones y amplificarlas, usando las instituciones como altavoz de denuncia de los propios límites del sistema parlamentario actual, y como altavoz de la opresión y explotación a la que el sistema económico en su conjunto sume a la clase trabajadora. Significa así mismo concebir el programa no como reducible y simplificable a iniciativas ya sean parlamentarias o municipales sino como proyecto político que va más allá de las actuales configuraciones institucionales.

El ciclo abierto por el 15M se ha caracterizado como una crisis de representatividad del modelo político del régimen del 78, el cual para una gran parte de la población ha perdido su legitimidad. Cuando nos planteamos nuestro papel en las instituciones debemos tener en cuenta que es un espacio cuestionado, sentido como ajeno e incluso parte del problema para quienes pretendemos representar, por lo que nuestra estrategia debe tener como objetivo la reconfiguración del espacio institucional, al menos en lo que dependa a nuestra acción en él.

La mejor manera de reconfigurar la institución es visibilizar su limitación y verdadero carácter e introducir las luchas sociales en la institución, siempre hemos planteado la necesidad de tener un pie en las instituciones y mil pies en la calle. Pero el reflujo de la movilización nos sitúa en la institución en una posición de debilidad, con mayor facilidad de caer en el posibilismo, es necesario generar conflicto también desde las instituciones, y para ello es primordial estar en las instituciones como estamos en la calle, siendo conscientes que la crisis ha provocado malestar, sufrimiento y rabia, un estado desde el que no se comprende la cortesía parlamentaria.

La actual crisis económica ha estrechado aún más los límites institucionales. La introducción del pago de la deuda como una prioridad constitucional, tras la reforma exprés del artículo 135 en 2011, y la deriva legislativa posterior consecuencia de ello, ha adaptado las instituciones al actual ciclo del capitalismo en España. Un ciclo caracterizado por los recortes y las políticas regresivas necesitaba de unas instituciones que no permitan más que aplicar recortes y políticas regresivas gobierne quien gobierne.

La crisis ha provocado cambios en las instituciones para adaptarlas a las políticas austericidas y de recortes, pero también ha provocado cambios en el bipartidismo, el sistema de partidos emanado de la constitución de 1978. El surgimiento de nuevas fuerzas políticas como Podemos y C’s, añadidas a las 5 fuerzas políticas aragonesas ya existentes, han provocado instituciones fragmentadas que exigen acuerdos de más de dos fuerzas políticas para lograr mayorías parlamentarias.

El resultado electoral de mayo del 2015 situó la posibilidad de generar mayorías que confrontaran las políticas de recortes del Partido Popular en las principales instituciones aragonesas, así ocurrió en las Cortes de Aragón y en grandes ayuntamientos como Zaragoza o Huesca. Pero el PSOE ha sufrido los efectos de la crisis de manera vertiginosa. La aplicación de las políticas austericidas han decretado la defunción de la socialdemocracia como posibilidad de lograr pequeñas mejoras para las capas populares a través de reformas parlamentarias, lo que ha provocado la pérdida de sentido del PSOE como organización socialdemócrata española, evidenciando el papel de sostén del régimen del 78 de gran parte de su dirigencia.



Una dirigencia que se ha sostenido durante estos años desde el control del poder institucional, sólo desde esta premisa se entiende su bloqueo en aquellas instituciones donde es posible alternativas al PP, pero dónde ellos no son mayoritarios y por lo tanto no conforman el gobierno, como es el caso de Andorra o Zaragoza.

El fin del espacio político de la socialdemocracia ha llevado al PSOE a apoyar las principales medidas austericidas como fue la reforma exprés de la constitución, el techo de gasto e incluso a Rajoy como presidente del Gobierno de España, gobierno desde donde se obliga a aplicar políticas austericidas a los ayuntamientos y comunidades del resto de España. La actual dirección del PSOE se ha situado ante los ojos de la mayoría social, como parte de la misma estrategia de recortes que el PP. Esta basculación del PSOE dificulta aún más la generación de alternativas creíbles en las instituciones de la mano del PSOE.

Nuestra apuesta por la unidad popular en un ciclo convulso especialmente en lo electoral, ha provocado que en cada una de las citas electorales nos presentáramos en candidaturas distintas y con socios distintos, y por tanto nuestra participación hoy en las instituciones se da en espacios distintos. Todo ello dificulta la coordinación de las diferentes presencias de IU Aragón en las instituciones aragonesas.

Debemos coordinar las diferentes participaciones de IU en las instituciones aragonesas, marcar una estrategia común, pero siendo conscientes que el horizonte de 2019 es continuar con la unidad electoral de las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE, y lograrla en aquellas instituciones donde no se haya conseguido, como en el parlamento aragonés. Por lo que además de esa coordinación entre las diferentes presencias de IU en las instituciones aragonesas, se deben construir espacios de coordinación con Podemos o candidaturas electorales donde no participe IU, pero estén a la izquierda del PSOE.

A todo esto, se le añade la situación social y política de cada municipio, lo que dificulta marcar una estrategia común concreta en las instituciones aragonesas, pero sí deberíamos hacer una valoración de las principales instituciones aragonesas y el Congreso, por su carácter determinante en el resto de Aragón.

En el Congreso de los Diputados formamos parte de una candidatura Unidos Podemos que obtuvo 2 diputados. Un modelo distinto a las candidaturas municipalistas, desde el principio en el diseño de la campaña y la candidatura la construcción no fue de manera horizontal, lo que devino en que 6 meses después del resultado electoral no exista ninguna experiencia organizativa de Unidos Podemos que permita trasladar de manera colectiva propuestas desde Aragón al Congreso, ni rendición de cuentas de los dos diputados, como ya señalamos en el punto de confluencias.

Es necesario generar esos espacios organizativos mínimos, de lo contrario será complicado aplicar cualquier tipo de estrategia como organización en el Congreso de los Diputados. Por otro lado, es la institución donde más claro y definido es nuestro papel, un papel de oposición al gobierno del PP y sus aliados estables o puntuales.

Nuestro papel en las Cortes de Aragón es el más influyente y el más complejo, pues es posible una alternativa al Partido Popular, pero nosotros/as somos la única fuerza de izquierdas que no es determinante para ello, y en esa alternativa es mayoritario un PSOE en plena crisis de identidad, donde Lambán y los dirigentes aragoneses son responsables internos de primer orden en esa crisis.

IU y Podemos apoyamos la investidura de Lambán como Presidente de un Gobierno PSOE-CHA. En nuestro caso, a cambio de 35 medidas genéricas, de las que, si un año y medio después analizamos su cumplimiento desde el espíritu crítico propio de la izquierda, no deberíamos resultar satisfechos. El malestar de los sectores sociales con respecto a las políticas autonómicas continúa en ámbitos como la sanidad o la educación, no se visualiza un cambio de modelo más allá de medidas puntuales.



Ante esta situación debemos plantearnos nuestro papel en la aritmética de las Cortes de Aragón, desde la comodidad de que no somos determinantes en la construcción de mayorías dentro de las Cortes, pero si en la calle.

Para ello debemos confrontar las políticas regresivas del Gobierno de Aragón, porque no solo desde el acuerdo se hace política, debemos representar el malestar social ante las políticas regresivas del Gobierno de Lambán. Trasladando ese malestar a las Cortes en las formas y en el fondo de nuestra acción parlamentaria, y activando el conflicto también desde la institución a la calle.

A pesar de las dificultades que supone para nuestra organización no disponer de Grupo Parlamentario propio, con una sola diputada para todo el trabajo institucional, y la falta de visualización de IU al compartir el Grupo con CHA, debemos ser más beligerantes con las políticas del PSOE de Lamban. No basta con valorar el cumplimiento del Pacto de Investidura a las 35 medidas firmadas en su día, debemos ser capaces de valorar en su conjunto la política de un Gobierno que apenas matiza las políticas del anterior. La política de conciertos educativos, sanitarios, el apoyo a Motorland, etc. Como otras cuestiones deben servir para romper pública y definitivamente cualquier compromiso con esté Gobierno.

Reiterando nuestra voluntad política para ayudar en la aplicación o desarrollo de políticas de izquierda, siempre que así sea votaremos afirmativamente, pero en ningún caso podemos dar un aval global a un Gobierno que aplica en los temas transcendentales políticas de derecha. Apoyándonos en la movilización e impulsándolas en la medida de nuestras posibilidades, además de emplazando a las bases sociales de CHA y PSOE, explicándoles el papel de sus direcciones en el Gobierno, sin sectarismos.

Esto solo es posible si nos apoyamos en primer lugar en la militancia de IU, por lo que al igual que en el caso del Congreso de los Diputados debemos esforzarnos en los cauces participativos en nuestro trabajo y decisiones en las Cortes de Aragón. Las decisiones importantes tales como apoyo o entrada a gobiernos, revisión de esos apoyos, presupuestarios deben ser debatidas y consultadas a la militancia, garantizando la máxima información posible y previa a los debates. Además de un derecho de la militancia, es la mejor manera de apoyar a nuestra gente en las instituciones, no cayendo en la rumorología y la crítica gratuita por hacernos eco de la prensa. Solo desde la participación y la transparencia podremos defendernos y crecer con una militancia fuerte e informada.

En la política municipal hay una gran variedad de experiencias dependiendo de dos factores, en primer lugar, las características propias del municipio y el resultado electoral que hubo hace año y medio y, en segundo lugar, dependiendo de la candidatura electoral bajo las que nos presentamos.

Nunca antes IU habíamos tenido tanta presencia institucional en lo municipal y tan dispar. En mayo de 2015 IU hicimos una apuesta por la unidad que el tiempo ha demostrado como correcta, pues la cercanía de lo local facilitó un proceso desde la base, donde las personas con o sin carnet participaron en el mismo plano. La fortaleza de esa red, y la participación de todos los actores políticos en los municipios donde se dio, como el caso de Zaragoza, permitió alcanzar la suficiente fuerza al proceso como para ser la opción mayoritaria de la izquierda, superar al PP con apoyos y llegar al gobierno de la ciudad.

La situación del Ayuntamiento de Zaragoza es otra realidad que merece un análisis propio, esa inercia movilizadora se fue agotando de manera definitiva en este año y medio de gobierno y se ha gobernado sin una sociedad tensionada, presionando en un sentido de progreso y rupturista al Gobierno de Zaragoza, este desinfle y los errores propios en la gestión de los procesos participativos dentro de ZeC han trasladado ese desinfle a la propia ZeC, provocando un distanciamiento entre el Gobierno y la red de apoyo y trabajo de ZeC. A esto se le añade las políticas austericidas y centralizadoras aplicadas por los gobiernos de Zapatero y Rajoy que han limitado la capacidad de acción política.



En ocasiones ha faltado una visión estratégica más allá de ir solventando las dificultades del día a día de un ayuntamiento entrampado y bloqueado por el PSOE. Debemos huir de situar como bandera una gestión “al uso”, por ejemplo, el cumplimiento del déficit y haber rebajado los niveles de deuda.

En el resto de ayuntamientos donde nos presentamos con experiencias municipalistas no se alcanzó la posibilidad de gobernar, y nos hemos manejado en el eje izquierda-derecha apoyando a gobiernos del PSOE cuando los números lo hacían posible o en el papel de oposición a la derecha. En el caso de Huesca, el segundo gran ayuntamiento de Aragón, alcanzando un acuerdo de gobierno con el PSOE donde sin duda nuestro análisis también debe ser autocrítico. Debemos ser conscientes que en mayo de 2015 las candidaturas municipalistas nos presentamos trasmitiendo la sensación de un cambio de raíz en el funcionamiento de los ayuntamientos y en lo que hasta entonces se había entendido la política, y lo cierto es que ese cambio no es sentido por la propia gente que apoyó Cambiar Huesca. En el caso de Teruel el resultado que obtuvo Ganar Teruel nos situó en la oposición de un gobierno del PP, pero el proceso de Ganar Teruel también ha perdido la fortaleza inicial.

Es necesaria la coordinación en las instituciones, actuar como conjunto. No pueden darse situaciones tan dispares como acuerdos de gobierno con el PSOE, mientras el mismo PSOE bloquea gobiernos nuestros como Andorra o Zaragoza.

Estos últimos años han sido convulsos, también en lo electoral, pero como organización supimos leer el momento histórico y desde la apuesta por la unidad construir también procesos electorales, nuestra tarea es continuar construyendo procesos unitarios en lo electoral, trasladar nuestra experiencia institucional a estos procesos, pero aprender de nuestros errores y hacer visibles los límites de las instituciones a la mayoría social.



Rebélate! Una izquierda combativa para un nuevo Aragón. Una propuesta política para la XII Asamblea de Izquierda Unida de Aragón

Presentan el documento:

1. Alberto Cubero, Zaragoza

2. Elena García Juango, Zaragoza provincia

3. Pablo Híjar, Zaragoza

4. Elena Utrilla, Huesca

5. Jorge Sanz, Zaragoza

6. Arantza Gracia, Zaragoza

7. Daniel Palomo, Teruel

8. Maribel Martínez, Zaragoza

9. Pepe Paz, Zaragoza

10. Marga Deyà, Zaragoza

11. Raúl Ariza, Zaragoza

12. María Milián, Teruel



13. Sebastián Agudo, Huesca

14. Juana Moya, Zaragoza

15. Carlos García Viñal, Zaragoza provincia

16. Carolina Escar, Huesca

17. Nacho Martínez, Zaragoza

18. Alba Giner, Zaragoza

19. Antonio Camacho, Huesca

20. Carmen Izquierdo, Zaragoza

21. Luis Clarimón, Zaragoza

22. Marisa Fombuena, Teruel

23. César Gómez, Zaragoza provincia

24. Laura José, Zaragoza

25. Jesús Molíns, Zaragoza

26. Alba Barberán, Zaragoza

27. Alfredo Soldevilla, Teruel

28. Elisa Martínez, Zaragoza

29. Raúl Andreu, Teruel

30. Andrea Gimeno, Zaragoza

31. Alberto Sánchez, Zaragoza

32. Irene Bueno, Zaragoza

33. Fernando Escribano, Zaragoza provincia

34. Elvira González, Zaragoza

35. Paulino Marquina, Zaragoza

36. Charo Bruned, Huesca

37. Víctor Reloba, Zaragoza

38. Conchi Acín, Huesca

39. Jesús Caballero, Zaragoza

40. Maruja Martínez, Zaragoza

41. Miguel Ángel Márquez, Huesca



42. Elena Pérez, Zaragoza

43. Guillermo Úcar, Zaragoza

44. Isabel Viñuales, Zaragoza

45. Víctor Benedico, Zaragoza

46. Irene Adiego, Zaragoza

47. Nacho Rubio, Zaragoza provincia

48. Conchita Fraca, Zaragoza

49. Sebastián Vilchez, Huesca

50. Elisa Gracia Raluy, Zaragoza

51. Nacho Arasanz, Teruel

xii asamblea iu aragón documento político · documento para la izquierda unida de aragón que...

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