x congreso español de sociología “sociología y sociedad en ... ·...
TRANSCRIPT
X Congreso Español de Sociología “Sociología y sociedad en España hace treinta años, dentro de treinta años”
Pamplona, julio 2010
Grupo de trabajo: 01 Metodología
La geocodificación, un nuevo recurso de análisis cualitativo: reflexiones desde su
aplicación en la sociología urbana.
Sergio Porcel Institut d’Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona (IERMB) Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)
Resumen
Si bien, desde una perspectiva cuantitativa, la integración de información social y
territorial lleva ya algunos años practicándose a través de SIG, hasta hace poco la
metodología cualitativa se había mantenido al margen de esta posibilidad de análisis. En
los últimos años, el creciente interés por desarrollar el SIG cualitativo ha provocado un
avance en esta técnica y la introducción de la geocodificación en las últimas versiones
de algunos CAQDAS, en particular del ATLAS.ti, es una muestra de ello. Este hecho
abre nuevas posibilidades de análisis cualitativo socioespacial, las cuales pueden ser
aprovechadas gratamente por la sociología urbana. El inherente interés que muestra esta
disciplina por el estudio de procesos socioespaciales convierte a este recurso
metodológico en una herramienta fundamental en este campo. Esta comunicación
reflexiona sobre el papel que ha desarrollado la geocodificación en el marco de una
investigación sobre la producción social del espacio urbano con un diseño metodológico
multimétodo. El uso de la geocodificación permite, por un lado, facilitar la integración
de los datos de naturaleza diversa que conforman el corpus analítico a través de su
vinculación al espacio, a la vez que ofrece una visión analítica anclada en el territorio
que demuestra su adecuación metodológica respecto a los objetivos planteados. No
obstante, el uso de la geocodificación también deja al descubierto algunas limitaciones,
las cuales marcan el camino que le queda por recorrer.
1
Sumario
Introducción
1. La irrupción del SIG en las ciencias sociales y sus repercusiones
2. La geocodificación: nuevas posibilidades para el análisis cualitativo en la
sociología urbana
3. Una aplicación de la geocodificación en el ámbito de la sociología urbana: el
caso del Parc dels Tres Turons de Barcelona
3.1. Antecedentes
3.2. La producción social del espacio urbano como objeto de estudio
3.3. Aspectos metodológicos
3.4. El papel de la geocodificación en el estudio
4. Conclusiones.
5. Referencias bibliográficas
Introducción
Si bien, la integración de información social y territorial lleva ya décadas practicándose
a través de técnicas SIG (Sistemas de Información Geográfica) con base cuantitativa,
hasta hace poco la metodología cualitativa se había mantenido un tanto apartada de esta
posibilidad de análisis. Ha sido en los últimos años, cuando el SIG cualitativo ha
experimentado un mayor desarrollo, favorecido por el acercamiento que se ha producido
entre la geografía humana crítica y las ciencias sociales en torno al estudio de los
fenómenos socioespaciales. De hecho, este avance en la concepción y el uso del SIG, lo
han transformado también en un importante resorte de metodología mixta. Por su parte,
los CAQDAS (Computer Assisted Qualitative Data Analysis) también se han
contagiado de esta tendencia, incorporando como nuevo recurso de análisis la
geocodificación y abriendo de este modo nuevas posibilidades técnicas para el abordaje
cualitativo de la realidad socioespacial.
La geocodificación, dada su capacidad para conectar constructos analíticos sobre
fenómenos sociales con el espacio, constituye una herramienta fundamental en el
ámbito de la sociología urbana, que, precisamente, se cetra en el estudio de los procesos
2
socioespaciales. De hecho, la irrupción en los CAQDAS de la geocodificación, puede
contribuir a reforzar la presencia del enfoque cualitativo en la sociología urbana,
después de que históricamente se haya mantenido eclipsado por la hegemonía de la
metodología cuantitativa.
Esta comunicación reflexiona sobre el papel que ha desarrollado la geocodificación en
el marco de una investigación sociológica sobre un proceso de transformación urbana
que sigue un diseño metodológico multimétodo de carácter etnográfico. En una primera
parte, se realiza un repaso de cómo se ha producido la convergencia del SIG y las
ciencias sociales y de cuáles han sido sus aplicaciones más destacadas hasta hoy.
Seguidamente, se ubica la aparición de la geocodificación en los CAQDAS en el
contexto metodológico de la sociología urbana. Finalmente, se presenta el papel que ha
jugado la geocodificación en el contexto de una investigación sobre la producción social
del espacio urbano, evaluando su potencial y sus limitaciones.
1. La irrupción del SIG en las ciencias sociales y sus repercusiones
El rápido desarrollo que ha vivido el SIG desde los años 80 hasta hoy, ha contribuido a
generar nuevas posibilidades tanto en el mundo de la cartografía como en el análisis
territorial. El avance significativo de esta técnica se ha producido, en gran parte, gracias
a su delimitación, a finales de los 80, como área de investigación específica dentro de la
geografía, lo cual ha ayudado a impulsar nuevos usos y a mejorar los ya existentes,
incrementando sustantivamente las posibilidades de aplicación. Por otro lado, es
importante señalar también que nada hubiera sido posible sin el progreso incesante y
exponencial al que han estado sujetas las nuevas tecnologías en los últimos años. La
suma de ambos factores explica que actualmente, el SIG se haya configurado como una
nueva y potente plataforma que permite representar la información geográfica de
numerosas maneras, que ofrece mapas interactivos y que, a la vez, presenta una enorme
versatilidad en sus usos (Schuurman, 2004). Uno de los avances recientes más
relevantes ha sido la simplificación que se ha alcanzado en los procesos de
funcionamiento del SIG, sobretodo en la manera en que se recoge, se maneja y se
analiza la información espacial, lo que ha favorecido enormemente su aplicación en
otros campos, más allá de la propia geografía (Longley et al., 2005).
3
En la década de los 90, la adopción de este recurso por parte de la geografía humana
crítica, especialmente por las corrientes feministas, provocó el acercamiento del SIG al
estudio de las cuestiones socioespaciales (Sheppard, 2005; O’Sullivan, 2006). Además,
este giro del uso del SIG hacia la cartografía social, se produce de la mano de un
creciente interés por la metodología cualitativa en el seno de la geografía humana, que
surge de la necesidad de cubrir objetos de estudios de carácter subjetivo, como el
género, por ejemplo, entendido como una construcción social (Kwan, 2002). Así, en la
búsqueda de un conocimiento más profundo y efectivo de los fenómenos
socioespaciales, estos geógrafos se ven obligados a recurrir a metodologías cualitativas
o mixtas, más propias de otras disciplinas como la antropología o la sociología
(McLafferty, 2002; Pavlovskaya, 2002; Nightingale, 2003; Knigge y Cope, 2006).
Al mismo tiempo, otros autores optan por reconocer la potencialidad analítica del SIG
en sentido amplio, remarcando su adecuación para el estudio de la realidad
socioespacial y desvinculando esta técnica del positivismo y de la metodología
cuantitativa y lógico-deductiva, aspectos a los que se había mantenido ligada desde sus
inicios (Sheppard, 1995, Pickles, 1995, Miller, 1995). Estos autores valoran la
capacidad del SIG como instrumento analítico en sí mismo, enfatizando su
compatibilidad con la metodología cualitativa o incluso con la metodología mixta.
Igualmente, destacan su afinidad con los modelos de investigación inductivos, dada su
solvencia como técnica exploratoria (Sheppard, 2005). En definitiva, estos autores
reconocen nuevas facetas del SIG a nivel metodológico. Según ellos, el SIG no se limita
únicamente a la representación de información socioespacial, sino que se convierte
además en una herramienta analítica y en un dispositivo integrador de diferentes
metodologías.
Este conjunto de procesos paralelos, han ayudado a que otras ciencias sociales
interesadas en el estudio del espacio, como la sociología o la antropología, consideren el
SIG como una posibilidad técnica más. Un ejemplo de esta tendencia se puede encontrar
en la integración entre etnografía y SIG que realizan Matthews et al. (2005), en una
investigación sobre el desarrollo social de niños de familias de bajos ingresos y el papel
de las ayudas estatales en los Estados Unidos. A pesar de contar también con datos de
una encuesta específica, el estudio se recrea en la integración de datos etnográficos
procedentes de fuentes diversas (entrevistas, observaciones, documentos, etc.) a través
4
del SIG, en un procedimiento que denominan “geo-etnografía” (Matthews et al., 2005;
Skinner et al., 2005). Estos autores señalan la efectividad del SIG como herramienta de
análisis, en la medida que los mapas pueden sugerir interpretaciones, así como la
capacidad que presenta el SIG a la hora de integrar información de diferente naturaleza.
Otro ejemplo es el de los ecólogos urbanos Sampson et al. (1999), quienes muestran
otra aplicación sociológica del SIG, esta vez de carácter cuantitavo, en un estudio sobre
los efectos del barrio en el desarrollo de los jóvenes en la ciudad de Chicago. Los datos
que utilizan provienen de una encuesta y del censo, a partir de los cuales realizan
diversos análisis multivariables, cuyos resultados son mapificados. La cartografía de los
datos mediante SIG permite visualizar cómo se distribuyen territorialmente las
diferencias socioespaciales en los diversos barrios estudiados.
De esta manera, el espacio se erige como un gran punto de encuentro entre disciplinas,
en la medida que ofrece un marco de integración de diferentes procesos sociales o,
mejor dicho, de diferentes procesos socioespaciales, que engloban diferentes dominios
de las ciencias sociales (Goodchild et al., 2000) y para los que el SIG se convierte en
una importante herramienta metodológica para su estudio. Fielding y Cisneros (2009)
reflexionan sobre esta convergencia entre la geografía cualitativa y las ciencias sociales
cualitativas, una sinergia que trasladan también, en un nivel más técnico, al SIG y al
CAQDAS. Estos autores destacan que ambas orientaciones han emergido en relación a
las nuevas tecnologías de investigación, haciendo valer el poder de la tecnología en
favor de las prácticas analíticas sistemáticas, formales y transparentes. Además, ambas
comparten también un cierto interés por la práctica de metodologías mixtas. Por último,
los autores hacen hincapié en la complementariedad que muestran las dos disciplinas en
relación al estudio del espacio. Si bien desde la geografía, las ciencias sociales pueden
adquirir sensibilidad en escala, lugar, contextos y flujos, desde las ciencias sociales, la
geografía puede mejorar la documentación de procesos y de variaciones culturales, así
como adoptar algunas estrategias analíticas formales.
Esta simbiosis entre la geografía y las ciencias sociales se ha plasmado recientemente en
las últimas versiones de los programas de análisis cualitativo (CAQDAS). Las últimas
ediciones del ATLAS.ti, el NVivo y el MAXQDA han incorporado la posibilidad de
geocodificar, con algunas diferencias entre ellos. En el ATLAS.ti, la geocodificación se
realiza a través de la asignación del programa Google Earth como documento primario.
5
Así, de la misma manera que un fragmento textual, cualquier parte de la superficie
planetaria es susceptible de poder ser delimitada como una cita e incluso ser asignada a
un código o vinculada a una memo. Además, incrustado en el ATLAS.ti como una
aplicación externa, el Google Earth se mantiene operativo en la unidad hermenéutica,
quedando todas sus prestaciones como programa intactas, las cuales también se pueden
poner al servicio del análisis cualitativo. En el caso del NVivo, el procedimiento es muy
similar, la única diferencia es que también posibilita añadir sobre las imágenes
espaciales proporcionadas por el Google Earth “formas” moldeables que permiten
resaltar o marcar algunas áreas del espacio analizado por el investigador. Por último, el
MAXQDA, es quizá el CAQDAS que ofrece los medios de geocodificación más
sofisticados, ya que al margen de lo expuesto anteriormente, también permite crear un
vínculo con el programa ArcGIS, ofreciendo la posibilidad de generar mapas propios,
no limitados a las fotografías aéreas del Google Earth como ocurre en los dos casos
anteriores.
A continuación, se sitúa la geocodificación en el contexto metodológico de la sociología
urbana, lo que permitirá valorar más fácilmente a posteriori el significado de la
aparición de este recurso en el ámbito de esta disciplina.
2. La geocodificación: nuevas posibilidades para el análisis cualitativo en la
sociología urbana
A pesar del predominio inicial de la metodología cualitativa en la sociología urbana,
sobretodo por las aportaciones precursoras de los integrantes de la Escuela de Chicago
(Park, 1984 [1925]; Wirth, 1938), el enfoque cualitativo ha permanecido generalmente
marginado en el devenir de esta disciplina. Precisamente, el carácter cualitativo,
etnográfico y marcadamente inductivista de los primeros trabajos de los ecólogos
urbanos de la Universidad de Chicago, constituyó uno de los puntos de mira de las
críticas que formularon algunos autores en su intento por refundar la sociología urbana
en los años 70 (Castells, 1971, 1976, 2004 [1972]; della Pergola, 1973). Estos autores
cuestionaban el valor científico de las investigaciones de autores referentes de la
Escuela de Chicago como Robert Park o Louis Wirth, tildándolos en algunos casos de
meras descripciones o de trabajos periodísticos. La consolidación de la Nueva
Sociología Urbana (Zukin, 1980; Walton, 1981) y la adopción de metodologías
6
cuantitativas por parte de ecólogos posteriores (Shevky y Bell, 1955; Berry, y Kasarda,
1977) condujeron al cuantitativismo hacia una posición hegemóniga en la investigación
sociológica urbana, eclipsando los trabajos cualitativos. Sin embargo, la metodología
cualitativa no dejó de aplicarse en los estudios urbanos, pero su uso quedó relegado a
los estudios de comunidad (Community Studies), centrados en la investigación de los
guetos, de los inmigrantes, de la pobreza y de la cultura étnica (Gans, 1982 [1962];
Suttles, 1968; Hannerz, 2004 [1969]) y a las etnografías del espacio público urbano
(Whyte, 1971; Joseph, 1988; Lofland, 1998), más propias de la antropología urbana que
de la sociología urbana, dirigidas al análisis de las prácticas cotidianas con el objetivo
de conocer mejor las disfuncionalidades y la alienación de la vida moderna en las
ciudades.
A partir de la década de los 90, en cambio, las transformaciones en la manera de
entender la ciudad favorecieron el resurgimiento de los enfoques cualitativos más allá
de los campos citados (Jacobs, 1993). Por otro lado, la propia expansión y la ampliación
del reconocimiento de los métodos cualitativos en el ámbito científico, dado su progreso
en cuanto a sistematización, transparencia y rigor, también contribuyeron en este
proceso. Pero además, a esto se suma la manifestación de una creciente voluntad por
recuperar un cierto inductivismo entre los sociólogos urbanos. Este giro epistemológico
obedece en gran parte a una reacción ante las críticas dirigidas sobre el empleo de un
deductivismo radical en los primeros modelos que se habían propuesto desde el enfoque
de la Nueva Sociología Urbana (Harloe, 1979, Saunders, 1981).
Partiendo de estos antecedentes, la introducción de la geocodificación en los CAQDAS
significa un paso más en la consolidación del enfoque cualitativo en el ámbito de la
sociología urbana, dada su adecuación metodológica. Si la aparición de los CAQDAS
revolucionó el análisis cualitativo facilitando la gestión de información, permitiendo la
vinculación de diversos elementos analíticos (códigos, memos, citas), la recuperación de
textos segmentados y poniendo al abasto algunas herramientas de análisis textual
(Kelle, 1995), la reciente incorporación en estos programas de la geocodificación como
recurso analítico, ofrece sin duda un nuevo elenco de posibilidades de análisis,
especialmente para el análisis cualitativo socioespacial.
7
3. Una aplicación de la geocodificación en el ámbito de la sociología urbana: el caso
del Parc dels Tres Turons de Barcelona
En este apartado, se explica la función que ha desempeñado la geocodificación en una
investigación sobre las tensiones y los ajustes que se generan respecto a la ordenación
del suelo urbano en el proceso de negociación de un proyecto de transformación
urbanística. Se trata del Pla del Parc dels Tres Turons impulsado por el Ajuntament de
Barcelona que prevé la realización de un parque urbano que implica la expropiación y el
derribo de centenares de casas habitadas, motivo por el que el proyecto cuenta con una
importante oposición vecinal. La investigación se centra en el estudio del proceso de
configuración del espacio urbano, entendiéndolo como un proceso social. Cabe indicar
que en el contexto de esta investigación se ha utilizado el ATLAS.ti 6.0 como programa
de apoyo al análisis cualitativo y, por lo tanto, las valoraciones que se realizan sobre el
uso de la geocodificación únicamente hacen referencia a las posibilidades que ofrece
ésta en el entorno de este CAQDAS. Para ubicar mejor la cuestión a continuación se
ofrecen algunas pinceladas sobre el diseño y los objetivos del estudio.
3.1. Antecedentes
El área urbana de los Tres Turons en Barcelona, caracterizada por la protuberancia que
infligen al territorio urbano las tres colinas que dan nombre a esta zona ― el Turó de la
Rovira, el Turó del Carmel y el Turó del Coll ―, es desde hace años un espacio en
tensión. Aunque se encuentra situada justo en el corazón de la ciudad, esta zona
constituye todavía hoy un área pobremente urbanizada y desintegrada del tejido urbano.
En los años 50, a través del Plan Comarcal de 1953, la zona quedó delimitada como
parque urbano, generando múltiples afectaciones en casas y parcelas de propiedad
privada. La zona quedaba a expensas de un proyecto concreto que transformase la zona
en un gran parque. En 1967, se intentó con el Plan Parcial de Ordenación de
los Cerros de la Montaña del Carmelo, Turó de Rubira y montaña Pelada y sus zonas
adyacentes, pero no se logró, a pesar de su aprobación el plan nunca se llegó a
implementar. Mientras tanto, durante los años 60, en un contexto marcado por la
explosión demográfica de Barcelona y la falta de vivienda, miles de inmigrantes del
resto del Estado se instalaron en esta zona en barracas (Bou y Gimeno, 2007). Con el
8
paso de los años, la zona se fue poblando también de casas de autoconstrucción que
convivían con algunas casas de veraneo burguesas preexistentes, construidas a
principios de siglo, dando lugar a un escenario urbano altamente heterogéneo (Fabre y
Huertas Claveria, 1976).
A mediados de los 70 y en la entrada de la democracia, se aprobó el Pla General
Metropolità de 1976, vigente en la actualidad, que confirmaba la antigua calificación
del área de los Tres Turons como zona verde y la dejaba de nuevo a la espera de un plan
de desarrollo del parque. La nueva situación dejaba afectadas todas las viviendas que
hasta entonces habían sido construidas, mientras que las barracas se fueron desalojando
y derribando progresivamente a medida que sus habitantes eran realojados. Desde
entonces, la incertidumbre sobre el futuro de esta zona desposeyó del valor de mercado
a todas las propiedades inmuebles afectadas por el PGM de 1976, a la vez que se
limitaban los derechos de los vecinos para realizar cualquier tipo de obra o de mejora en
su vivienda. Esta situación se prolongó durante décadas, hasta que en el 2000 el
Ajuntament de Barcelona impulsó el proyecto del Parc dels Tres Turons, esta vez de
manera decisiva, en una acción que topa desde el comienzo con la oposición de una
parte importante de los vecinos afectados.
El Pla del Parc dels Tres Turons afecta a seis barrios de la ciudad: Carmel, Font d’en
Fargues, Can Baró, la Salut, el Coll y el Guinardó. Con él, el ayuntamiento persigue
retomar lo que ya se había definido en anteriores planes urbanísticos, es decir, convertir
la zona integrada por las tres colinas en un gran parque, concebido como pulmón verde
para la ciudad, lo que implicaba en un inicio el derribo de más de 800 casas que habían
estado habitadas por los vecinos durante décadas. En cambio, las entidades vecinales
que representaban los intereses de los afectados rechazaban esta propuesta y abogaban
por la ejecución de un parque-mixto que conservase las casas existentes. Después de
casi 10 años de negociaciones en las que no ha sido posible llegar a un consenso, en
enero del 2009 el ayuntamiento desbloquea la situación y consigue la aprobación inicial
de una modificación al PGM de 1976 en el ámbito de los Tres Turons. La nueva
ordenación urbanística propuesta por el consistorio rebaja el número de expropiaciones
a la mitad, mediante la previsión de un área de transición en el perímetro del parque, a
través del cual quedan desafectadas las casas situadas en esta zona que cumplen con una
serie de criterios establecidos. En cambio, el resto de casas situadas en las zonas
9
centrales del parque permanecen afectadas y bajo la amenaza de ser expropiadas y
derribadas, pese a la oposición de los vecinos.
3.2. La producción social del espacio urbano como objeto de estudio
El tema central de la investigación es la transformación del espacio urbano,
entendiéndola como un proceso de producción social. Así, el espacio urbano se concibe
como una actividad, es la forma cambiante que adquiere la pugna interminable entre
diseñadores, planificadores, agentes económicos, políticos y usuarios. El espacio urbano
se produce ininterrumpidamente fruto de este proceso dialéctico (Lefebvre, 1991
[1974]). Es decir, “el espacio urbano no es un presupuesto, algo que está ahí antes de
que irrumpa en él una actividad humana cualquiera. Es sobre todo un trabajo, un
resultado, una producción” (Delgado, 2004). Entendido en estos términos, el objeto de
estudio del cual se ocupa esta investigación es precisamente ése proceso mediante el
cual el espacio urbano se transforma o adquiere sus formas.
En concreto, en la investigación se analiza el proceso que envuelve a la reordenación
urbanística de los Tres Turons, atendiendo particularmente a las tensiones que se
producen entre los actores implicados y a cómo éstas se trasladan a la transformación
del proyecto de ordenación urbana. En este sentido, la investigación se centra en el
estudio de la producción del espacio concebido, tal y como lo entiende Lefebvre en su
teoría del espacio (1991 [1974]). El espacio concebido constituiría una de las tres
formas en que se manifiesta el espacio1. Ésta forma, a diferencia de las otras, es de
índole abstracta, es una idea, un proyecto, algo todavía inexistente que encierra una gran
potencia. Sería un mapa mental o el espacio negociado entre los agentes económicos,
sociales, políticos y técnicos previamente a realizar una intervención urbanística.
Las preguntas de investigación que se plantean son las siguientes:
a) ¿Cuáles son los actores implicados en el proceso?¿Cuáles son las relaciones de
poder? ¿Cómo han podido incidir en la configuración del proyecto?
1 Según Lefebvre (1991 [1974]) el espacio se manifiesta simultáneamente de tres formas como espacio percibido (a nivel físico), como espacio concebido (a nivel mental) y como espacio vivido (a nivel social).
10
b) ¿Cuáles son los ejes conflictivos sobre los que se vehicula la tensión socioespacial en
torno al Pla del Parc dels Tres Turons?
c) ¿Cómo los resuelve la última propuesta del proyecto, es decir, en la Modificación del
PGM en el ámbito de los Tres Turons?
d) ¿Se plasma de alguna manera esta tensión en la transformación que ha vivido el
proyecto? ¿Cómo?
e) ¿Qué implicaciones tiene la resolución del conflicto de reordenación urbana prevista
en la Modificación del PGM en el ámbito de los Tres Turons? ¿Continua persiguiendo
los objetivos fijados en la planificación urbana inicial o ha habido alguna renuncia?
3.3. Aspectos metodológicos
El diseño metodológico de la investigación es eminentemente cualitativo. Se trata de un
estudio de caso con componentes etnográficos (Creswell, 1998) en el que, como se ha
explicado anteriorimente, se persigue desarrollar un análisis en profundidad el proceso
mediante el cual se ha reconfigurado la reordenación urbanística del área de los Tres
Turons. Para abordar esta cuestión en toda su complejidad se ha previsto una
aproximación multimétodo basada en la triangulación de diferentes tipos de datos de
naturaleza cualitativa.
La triangulación en este caso se entiende bajo una lógica de complementariedad entre
los diferentes datos, no de validez. Es decir, los diferentes tipos de datos no se usan para
contrarrestar sus aportaciones y así disminuir el sesgo que se pueda producir al utilizar
únicamente una fuente o una técnica, sino que se busca obtener una visión más amplia
del objeto de estudio, articularla desde diferentes ángulos, con la intención de
enriquecer la interpretación y profundizar en el análisis de éste (Fealding y Fielding,
1986; Denzin, 1989; Barbour, 1998; Given, 2008). La diversidad de textura que se
reúne con los diferentes datos permite explorar diferentes dimensiones del fenómeno
investigado, facilitando e incrementando su comprensión en la medida en que se obtiene
su “fotografía completa”. Algunos autores han sustituido el término triangulación ―
usado en este sentido ― por el de cristalización (Ricardson, 2000). Este concepto quizá
se adapta y designa mejor a la multiplicidad de formas en las que se puede llevar a cabo
la aproximación de un fenómeno para atender a sus múltiples dimensiones, ya que el
11
término triangulación evoca cierta rigidez, al relacionarse únicamente con tres puntos
(de vista).
Así pues, el corpus analítico que se ha analizado en el contexto de esta investigación lo
conforman los siguientes tipos de datos:
• Observación y notas de campo.
• Entrevistas en profundidad a los actores clave.
• Documentos urbanísticos y planos.
• Fotografías.
• Noticias de prensa.
• Documentos de comunicación formal entre los actores involucrados en el
proceso.
Figura 1. Cristalización de los diferentes tipos de datos respecto al objeto de estudio.
Morfogénesis espacio urbano
Fotografías Documentos urbanísticos
Observación participante
Entrevistas en profundidad
Documentos de comunicaión
formal
Noticias de prensa
Fuente: Elaboración propia.
12
Toda esta información ha sido gestionada y analizada a través del programa de apoyo al
análisis cualitativo ATLAS.ti 6.0. Atendiendo a la diversidad de las fuentes, el análisis
cualitativo que se realiza sigue una lógica de integración, en la que cada tipo de dato
retiene su carácter metodológico (Cronin et al., 2008). Este hecho permite analizar cada
información atendiendo a su propia naturaleza, de manera que contribuyan por igual a
las preguntas de la investigación planteadas. El resultado es el de un conjunto de
análisis que se yuxtaponen en algunos aspectos y en otros no, aportando así una amplia
y rica visión del objeto de estudio.
3.4. El papel de la geocodificación en el estudio
El predominante carácter territorial de una parte importante de los contenidos de la
información analizada, así como el mismo objeto de estudio de la investigación,
centrado en el espacio urbano, han convertido a la geocodificación en una herramienta
muy valiosa para el desarrollo del estudio. Su utilidad se podría sintetizar en tres
funciones clave: gestión de la información, análisis y representación gráfica.
La función de gestión de información, concierne sobre todo a dos tipos de datos, los que
presentan un carácter territorial más “puro”: los documentos urbanísticos y las
fotografías tomadas sobre el terreno. Respecto a los documentos urbanísticos, su
contenido resultaba tan relevante para la investigación como difícil de analizar. El tono
de su contenido, excesivamente técnico, hacía muy poco productivo realizar un análisis
textual. Ante esta situación, se optó por seleccionar la información más relevante para
los objetivos planteados, procediendo a su introducción en el ATLAS.ti mediante la
aplicación del Google Earth. Para ello, se realizaron básicamente dos tipos de
operaciones. La primera consistió en reproducir las delimitaciones de parque urbano o
zona verde propuestas por los sucesivos planes urbanísticos mediante “polígonos”, una
opción propia de la aplicación del Google Earth que se mantiene activa en el ATLAS.ti
(figura 2). Además, a estas delimitaciones se les asociaron los fragmentos más
significativos del contenido de los planes y proyectos urbanísticos a modo de
comentario (figura 3).
13
Figura 2. Delimitaciones de la calificación del suelo extraída de los documentos urbanísticos.
Font: Elaboración propia.
Figura 3. Fragmentos del contenido de los documentos urbanísticos asociados a la delimitación que proponen.
Font: Elaboración propia.
14
Por otro lado, la segunda operación fue introducir la información más específica de los
documentos urbanísticos, la que hace referencia a emplazamientos concretos de la zona,
como por ejemplo los núcleos de casas sobre los que los vecinos reclaman su
matenimiento, la situación de los pisos de realojo de vecinos afectados, etc. Este tipo de
informaciones se procesó mediante comentarios asociados a “marcas de posición”, que
os otro de los recursos del programa Google Earth que se mantienen activos en el
entorno ATLAS.ti (figura 4).
Figura 4. Notas específicas sobre localizaciones concretas del territorio extraídas de los documentos urbanísticos.
Font: Elaboración propia.
Una vez completadas estas dos operaciones, la información de los documentos
urbanísticos queda integrada en el Google Earth en forma de capas, que pueden ser
activadas o desactivadas según considere el investigador. Dichas capas quedan
accesibles a la derecha de la pantalla, de manera que su accesibilidad, manejo y
visualización son sumamente fáciles (ver figuras 2, 3 y 4).
Con las fotografías se siguó un procedimiento similar al de los documentos
urbanísticos, pero menos complejo. Éstas se han incrustado directamente en el
Google Earth en aquellos lugares desde donde fueron tomadas. El programa además
15
permite añadir comentarios en las fotografías, lo cual es muy útil para añadir
anotaciones de tipo etnográfico (figuras 5 y 6).
Figura 5. Comentario asociado a una fotografía.
Font: Elaboración propia.
16
Figura 6. Zoom de una fotografía localizada en el territorio.
Font: Elaboración propia.
Como resultado de estos procedimientos, los diferentes tipos de datos permanecen
accesibles y fácilmente manejables, a la vez que integrados en el mismo espacio al
que hacen referencia. De esta manera, se logra combinar la información espacial
referente a la planificación urbana, por un lado, y la propia morfología actual del
espacio urbano, por el otro.
En relación a la función analítica, se pueden destacar dos aportaciones de la
geocodificación. En primer lugar, una vinculada con el análisis textual que, de
hecho, constituye la función primordial de la geocodificación, que es la localización
de códigos. La geocodificación ofrece la posibilidad de asignar códigos procedentes
del análisis textual2 a puntos concretos del territorio que el ATLAS.ti reconoce
como citas (figura 7). Esta georeferenciación de los códigos sólo se aplicó a
aquellos que eran pertinentes, es decir, aquellos cuyo contenido permanece asociado
con un lugar concreto. Mediante el mismo mecanismo el programa también permite
asignar memos a “citas territoriales”. Este procedimiento, a parte de cumplir con una
2 En este caso, del análisis de contenido realizado sobre las entrevistas en profundidad, los documentos de comunicación formal, las noticias de prensa y las notas de campo.
17
función analítica, sirve también, indirectamente, para acabar de integrar el resto de
la información del corpus analítico ― en un estado más elaborado ― en el mapa del
territorio.
El segundo aspecto que cabe destacar desde el punto de vista analítico, tiene que ver
con una función de análisis más integral, basada en la capacidad que presenta la
geocodificación para mostrar toda la información analizada distribuida en el mapa
del área urbana estudiada. La visualización de toda esta información sintetizada y la
facilidad con la que se puede acceder a ella, ayuda a validar ciertas interpretaciones
o sugerir otras nuevas. Todo ello, provee al investigador de una gran sensibilidad
analítica anclada en el territorio durante el proceso de análisis, muy fructífera
teniendo en cuenta los objetivos planteados.
Figura 7. Disposición de varias citas con códigos asignados.
Font: Elaboración propia.
Por último, las representaciones gráficas que ofrece el ATLAS.ti por medio de la
geocoficación es quizá la prestación más limitada del programa. El programa no permite
realizar mapas propios, sino que únicamente provee de fotografías aéreas del Google
Earth, que incluyen la información georeferenciada que se quiera seleccionar (figura 8).
No obstante, la posibilidad de disponer de estas fotografías aéreas no deja de ser
18
sugerente y estimulante a nivel visual y ayuda a hacer más entendible algunos de los
planteamientos del informe de investigación. Por otro lado, el programa incluye
automáticamente estas fotografías como documento primario, lo que posibilita
analizarlas a modo de imagen también. Este aspecto, sin embargo, no se ha utilizado en
el contexto de este estudio, pero añade una nueva posibilidad analítica.
Figura 8. Reivindicaciones vecinales de desafectación de casas
afectadas satisfechas en la Modificación del Plan General Metropolitano del 76 en el ámbito de los Tres Turons.
Font: Elaboración propia.
4. Conclusiones.
A modo de conclusión, se puede decir que la inclusión de la geocodificación como
nuevo recurso en los CAQDAS constituye un claro avance para la metodología
cualitativa en el contexto de las ciencias sociales y, particularmente, en el campo
específico de los estudios urbanos. Como se ha expresado en algún momento, la
capacidad de la geocodificación para ofrecer una visión analítica anclada en el territorio
19
demuestra su idoneidad metodológica en el estudio de fenómenos socioespaciales. Sin
duda, en este sentido, la geocodificación contribuye a reforzar el enfoque cualitativo en
la sociología urbana, aportando claridad, transparencia y sistematicidad en el análisis de
la información socioespacial.
Otro aspecto a destacar desde una óptica metodológica es que la geocodificación mejora
el potencial que presenta ya de partida el ATLAS.ti para integrar datos de naturaleza
diversa. En esta investigación, tal y como se ha mostrado anteriormente, la
geocodificación ha desempeñado una función clave en este sentido, en la que el
territorio ha adoptado un rol importantísimo como marco integrador de las diferentes
informaciones, facilitando la implementación del diseño multimétodo que se había
previsto. Partiendo de una información compleja y diversa y después de un trabajo
previo de introducción de datos, finalmente el uso de este recurso ha aportado un
manejo de los datos sumamente sencillo. Se ha conseguido una gran accesibilidad a las
diferentes informaciones, además de forma integrada a través del territorio, lo que ha
añadido agilidad en el proceso de análisis.
Por otro lado, la limitación más destacada de este recurso en el entorno del ATLAS.ti
tiene que ver con la representación gráfica o los outputs que proporciona. No existe la
posibilidad de generar mapas propios, lo cual podría ser de gran utilidad y añadiría un
valor añadido al análisis. De hecho, esto implica una gran diferencia con respecto al SIG
de base cuantitativa, que presenta una gran capacidad cartográfica. Es cierto que las
propiedades de los datos cuantitativos se adecuan mejor a la mapificación y que la
misma naturaleza de la información cualitativa dificulta esta tarea. En todo caso esta
cuestión supone el reto más importante que tiene por delante la geocodificación y el SIG
cualitativo en la actualidad.
20
Referencias bibliográficas
Berry, B. y Kasarda, J. (1977) Contemporary Urban Ecology. Nueva York: Macmillan.
Barbour, R. (1998) “Mixing Qualitative Methods: Qualitative Assurance or Qualitative
Quagmire?”. Qualitative Health Research, nº 8, pp.352-361.
Bou, Ll. y Gimeno, E. (2007) El Carmel ignorat: Història d’un barri imposible.
Barcelona: Ajuntament de Barcelona y Agència de Promoció del Carmel i Entorns.
Castells, M. (1971) Problemas de investigación en sociología urbana. Madrid: Siglo
XXI.
Castells, M. (1974) “Is there an urban sociology?” en Pickvance, C.G. (Ed.) Urban
Sociology: Critical Essays. Londres: Tavistock Publication.
Castells, M. (2004) [1972] La cuestión urbana. Madrid: Siglo XXI.
Creswell, J. (1998) Qualitative Inquiry and Research Design: Choosing among Five
Traditions. Thousand Oaks: SAGE.
Cronin, A.; Alexander, V.; Fielding, J.; Moran-Ellis, J. y Thomas, H. (2008) “The
Analytic Integration of Qualitative Data Source” en Alasuutari, P.; Bickman, L.;
Branen, J. (eds.) The SAGE Handbook of Social Research Methods. Thousand Oaks:
SAGE.
Denzin, N. (1989) The research act: A theoretical introduction to sociological methods.
Englewood Cliffs: Prentice-Hall.
Delgado, M. (2004) “De la ciudad concebida a la ciudad practicada”. Archipiélago:
Cuadernos de crítica de la cultura, nº 62, pp. 7-12.
Della Pergola, G. (1973) La conflictualidad urbana. Barcelona: Dopesa.
Fabre, J. y Huertas Claveria, J.M. (1976) Tots els barris de Barcelona vol. IV: Els Tres
Turons i els barris de Montjuïc. Can Baró, el Carmel, el Coll, el Poble Sec,
Montjuïc i els seus barris (Can Clos, Can Tunis, Magòria, Port, SEAT, el Polvorí).
Barcelona: Edicions 62.
Fielding, N. y Cisneros, C. (2009) “CAQDAS-GIS Convergence: Toward a New
Integrated Mixed Research Practice?”. Journal of Mixed Methods Research, vol. 3,
nº 4, pp. 349-370.
Gans, H. J. (1982) [1962] The Urban Villagers: Group and social class in the life of
italo-americans. Nueva York: Free Press.
Given, L. (ed.) (2008) The SAGE Encyclopedia of Qualitative Research Methods.
Volumes 1 & 2. Thosand Oaks: SAGE.
21
Goodchild, M.; Anselin, L.; Appelbaum, R.; Harthorn, B. (2000) “Toward Spatially
Integrated Social Science”. International Regional Science Review, vol. 23, nº 2, pp.
139-159.
Gottdiener, M. (1985) The Social Prodution of Urban Space. Austin: University of
Texas Press.
Hannerz, U. (2004) [1969] Soul Side: Inquaries into the guetto culture and community.
Chicago: The University of Chicago Press.
Harloe, M. (1979) “Marxism, the state and the urban question: critical notes on two
recent theories” en Crouch, C. (ed.) State, Economy in Cotemporary Capitalism.
Londres: Croom Helm.
Jacobs, J. (1993) “The City Unbound: Qualitative Approches to the City”. Urban
Studies, vol. 30, nº 4-5, pp. 827-848.
Joseph, I. (1988) El transeúnte y el espacio urbano: ensayo sobre la dispersión del
espacio público. Buenos Aires: Gedisa.
Kelle, U. (1995) “Introduction: An Overview of Computer-aided Methods in
Qualitative Research” en Kelle, U. (ed.) Computer-Aided Qualitative Data Analysis:
Theory, Methods and Practice. Londres: SAGE.
Knigge, L. y Cope, M. (2006) “Grounded visualization: integrating the analysis of
qualitative and quantitative data through grounded theory and visualization”.
Enviroment and Planning A, vol. 38, pp. 2021-2037.
Kwan, M. (2002) “Feminist visualization: re-envisioning GIS as a Method in Feminist
Geographic Research”. Annals of the Association of American Geographers, vol.
92, nº 4, pp. 645-661.
Lefebvre, H. (1991) [1974] The Prodution of Space. Oxford: Blackwell Publishers.
Lofland, L. (1998) The Public realm: exploring the city's quintessential social territory.
Nueva York: Aldine Gruyter.
Longley, P.; Goodchild, M.; Maguire, D.; Rhind, D. (2005) Geographic Information
Systems and Science. Chichester: Wiley.
Matthews, S.; Detwiler, J.; Burton, L. (2005) “Geo-ethnography: Coupling Geographic
Information Analysis Techniques with Ethnographic Methods in Urban Research”.
Cartographica: The International Journal for Geographic Information and
Geovisualization, vol. 40, nº 4, pp. 75-90.
McLafferty, S. (2002) “Mapping women’s worlds: knowledge, power and the bounds of
GIS”. Gender, Place and Culture, nº 9, pp. 263-269.
22
Miller, R. (1995) “Beyond method, beyond ethics: integrating social theory into GIS
and GIS into social theory”. Cartography and Geographic Information Systems, vol.
22, nº 1, pp. 98-103.
Nightingale, A. (2003) “A feminist in the forest: situated knowledges and mixing
methods in natural resource management”. ACME: An International E-Journal for
Critical Geographies, vol. 2, nº 1, pp. 77-90.
O’Sullivan (2006) “Geographical information science: critical GIS”. Progress in
Human Geography, vol. 30, nº 6, pp.783-791.
Park, R. (1984) [1925] “The city: Suggestion for the investigation of human behaviour
in the urban environment” en Park, R.E.; Burgess, E. (coords.) The City. Chicago:
The Chicago University Press.
Pavlovskaya, M. (2002) “Mapping Urban Change and Changing GIS: other views of
economic restructurating”. Gender, Place and Culture, vol. 9, nº 3, pp. 281-289.
Pickles, J. (1995) “Representations in an Electronic Age: Geography, GIS and
Democracy” en Pickles, J. (ed.) Ground Truth: The Social Implications of
Geographic Information Systems. Nueva York: The Guilford Press.
Richardson, L. (2000) “New writing practices in qualitative research”. Sociology of
Sports Journal, nº 17, pp. 5-20.
Sampson, R.; Morenoff, J.; Earls, F. (1999) “Beyond Social Capital: Spatial Dynamics
of Collective Efficacy for Children”. American Sociological Review, vol. 64, nº 5,
pp. 633-660.
Saunders, P. (1981) Social theory and the urban question. Londres: Unwin Hyman.
Schuurman, N. (2004) GIS: A short introduction. Oxford: Blackwell Publishing.
Sheppard, E. (1995) “GIS and Society: Towards a Research Agenda”. Cartography and
Geographic Information Science, vol. 22, nº 1, pp. 5-16.
Sheppard, E. (2005) “Knowledge production through Critical GIS: Genealogy and
Prospect”. Cartographica: The International Journal for Geographic Information
and Geovisualization, vol. 40, nº 4, pp. 5-21.
Shevky, E. y Bell, W. (1955) Social Area Analysis: Theory, Illustrative Application and
Computational Procedures. Standford: Standford University Press.
Skinner, D.; Matthews, S.; Burton, L. (2005) “Combining ethnography and GIS
technology to examine constructions of developmental opportunities in contexts of
poverty and disability” en Weisner, T. (ed.) Discovering Successful Pathways in
23
Children’s Development: Mixed Methods in the Study of Chilhood and Family Life.
Chicago: The University of Chicago Press.
Suttles, G. (1968) The Social Order of the Slum: Ethnicity and territory in the Inner
City. Chicago: The University of Chicago Press.
Walton, J. (1981) “The new urban sociology”. International Social Science Journal, nº
33, pp. 374-390.
Whyte, W. (1971) La sociedad de las esquinas. México: Diana.
Wirth, L. (1938) “Urbanism as a way of life”. The American Journal of Sociology, vol.
44, nº1, pp. 1-24.
Zukin, S. (1980) “A decade of the new urban sociology”. Theory & Society, nº9, pp.
575-601.
24