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1 “El proceso de desinstitucionalización de la vida familiar: La maternidad/paternidad en solitario por opción en España” Nieves Roca Villagrasa [email protected] Grupo: Sociología de la Familia X Congreso Español de Sociología: “Treinta años de sociedad, treinta años de sociología” (Universidad Pública de Navarra. Pamplona, 1 de julio 2010) Resumen La monoparentalidad engloba realidades familiares que quizás, por ser estadísticamente menos representativas, no han sido investigadas en profundidad como el acceso a la maternidad/paternidad en solitario a través de la adopción, la inseminación artificial o el embarazo a través de una relación sexual esporádica. Esta investigación pretende contribuir a los debates acerca de los procesos de desinstitucionalización e individualización de la familia. En su mayoría la literatura que aborda estas cuestiones se centra en los procesos de transformación de las relaciones de pareja, su bienestar, la satisfacción y felicidad con la convivencia, y la preeminencia de valores postmaterialistas en el mantenimiento del vínculo. En esta investigación se relacionan estos debates con las relaciones materno- filiales con ausencia por opción del “otro progenitor”. Además trata de deshomogeneizar la categoría “monoparentalidad” incluyendo nuevos perfiles que recogen realidades que se desmarcan de la “monoparentalidad clásica”: elección (y en consecuencia no se trata de una situación sobrevenida), alto nivel socioeconómico y maternidad en solitario. Estas situaciones se caracterizan por la voluntad de la mujer (y en menor medida del varón) de ser madre/padre sin contar con la implicación, en un principio, de la figura del “otro progenitor” tanto en la decisión como en la crianza y educación del hijo/a. Esta investigación analiza los procesos implicados en la maternidad/paternidad por opción: relaciones de pareja previas, el proceso de toma de decisión de la maternidad en solitario, el tipo de vía a la maternidad/paternidad, redes sociales (pertenencia a asociaciones, apoyo familiar), dificultades en la crianza, conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Para ello se recurre a la entrevista en profundidad de mujeres que han optado por la maternidad en solitario. Se aporta además un análisis de datos estadísticos de encuesta del INE y del World Values Survey para identificar la importancia tanto de la

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“El proceso de desinstitucionalización de la vida familiar: La maternidad/paternidad en solitario por opción en España”

Nieves Roca Villagrasa [email protected]

Grupo: Sociología de la Familia

X Congreso Español de Sociología:

“Treinta años de sociedad, treinta años de sociología”

(Universidad Pública de Navarra. Pamplona, 1 de julio 2010) Resumen La monoparentalidad engloba realidades familiares que quizás, por ser estadísticamente

menos representativas, no han sido investigadas en profundidad como el acceso a la

maternidad/paternidad en solitario a través de la adopción, la inseminación artificial o el

embarazo a través de una relación sexual esporádica. Esta investigación pretende contribuir

a los debates acerca de los procesos de desinstitucionalización e individualización de la

familia. En su mayoría la literatura que aborda estas cuestiones se centra en los procesos

de transformación de las relaciones de pareja, su bienestar, la satisfacción y felicidad con la

convivencia, y la preeminencia de valores postmaterialistas en el mantenimiento del

vínculo. En esta investigación se relacionan estos debates con las relaciones materno-

filiales con ausencia por opción del “otro progenitor”. Además trata de deshomogeneizar la

categoría “monoparentalidad” incluyendo nuevos perfiles que recogen realidades que se

desmarcan de la “monoparentalidad clásica”: elección (y en consecuencia no se trata de

una situación sobrevenida), alto nivel socioeconómico y maternidad en solitario. Estas

situaciones se caracterizan por la voluntad de la mujer (y en menor medida del varón) de

ser madre/padre sin contar con la implicación, en un principio, de la figura del “otro

progenitor” tanto en la decisión como en la crianza y educación del hijo/a. Esta

investigación analiza los procesos implicados en la maternidad/paternidad por opción:

relaciones de pareja previas, el proceso de toma de decisión de la maternidad en solitario,

el tipo de vía a la maternidad/paternidad, redes sociales (pertenencia a asociaciones, apoyo

familiar), dificultades en la crianza, conciliación de la vida personal, familiar y laboral.

Para ello se recurre a la entrevista en profundidad de mujeres que han optado por la

maternidad en solitario. Se aporta además un análisis de datos estadísticos de encuesta del

INE y del World Values Survey para identificar la importancia tanto de la

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monoparentalidad como de la adopción como fenómenos emergentes en nuestro país y

comparativamente con otros países.

Disolución del vínculo entre la maternidad y el emparejamiento

En las últimas décadas se han producido una serie de cambios sociales englobados dentro

del proceso de “desinstitucionalización de la familia” (Roussel, 1992 y Cherlin, 2004). El

control sobre los comportamientos familiares e individuales ha sufrido alteraciones

considerables: “mientras que, por un lado en el seno de la vida familiar, se anteponen los

derechos individuales a los de la institución (tanto en el plano legislativo como en el de las

actitudes), por otro, se ha reducido el control social ejercido sobre múltiples dimensiones

de la realidad familiar tradicionalmente sujetas a modelos normativos fuertemente

arraigados” (Meil, 2006). Desde el ámbito de la sociología de la familia se señalan como

factores clave procesos sociales y culturales que han posibilitado la transformación y

aparición de nuevas realidades familiares. El sociólogo Ulrich Beck utiliza el concepto de

“individualización” para sintetizar esos procesos marcados por la preeminencia que la

cultura actual concede a las opciones y decisiones individuales frente a las normas

sociales, en ámbitos tales como la profesión, la política y la vida familiar. La

individualización significa “la creciente autonomía de las biografías individuales de las

instancias que, en el pasado, han guiado la aparición de determinados hitos y tránsitos

vitales, tales como el matrimonio, el nacimiento del primer hijo, el inicio de la biografía

laboral, etc.; instancias que estaban constituidas fundamentalmente por el sexo, la edad y el

origen social o regional”. Frente a la “biografía normal” o socialmente estandarizada surge,

la “biografía elegida”, que, por un lado, significa una mayor posibilidad electiva en las

opciones vitales fundamentales (dimensión liberatoria de la individualización), pero que,

por otro, también significa mayores incertidumbres y menor seguridad en la validez de las

normas e instituciones sociales tradicionales (dimensión de desencantamiento) (Beck,

1986)” Este proceso se refiere fundamentalmente a las relaciones de pareja y al

matrimonio y no a las relaciones intergeneracionales. Algunos autores han señalado la

creciente democratización de las relaciones familiares, entre las que se incluye el ejercicio

de paternidad/maternidad (Meil, 2006). Aquí se plantea la necesidad de analizar la

individualización del proceso de decisión de la maternidad/maternidad como parte de ese

proceso de desinstitucionalización familiar.

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Los estudios realizados por Roussel (1980 y 1992) sobre el grado de

desinstitucionalización de la familia se fundamenta en dos aspectos: el primero, legal, que

se basa en la disolubilidad del vínculo matrimonial o la instauración del divorcio, y, el

segundo, que se caracteriza en la privatización de la familia. La familia es cada vez más

“incierta” porque depende más de la elección individual, de un proyecto personal no

pautado socialmente. Todo ello da lugar a una flexibilización de las biografías familiares

que se refleja en el plano normativo y jurídico con la pérdida de peso de las normas

sociales y legales. El proceso de “posmodernización de la familia” está asociado al

desarrollo de un modelo de familia “pactada, múltiple, cambiante” (Beck-Gernnsheim,

2004), centrado en la libertad de elección del cónyuge sobre la base de la primacía del

vínculo afectivo, el cual está basado en el ideal del “amor romántico” (Giddens, 1995),

pero al mismo tiempo “líquido” (Bauman, 2003). Este nuevo modelo se caracteriza por un

mayor énfasis en las necesidades y aspiraciones de cada uno de los miembros de la familia,

siendo de especial importancia en este sentido la aspiración de mayor autonomía de las

mujeres, pero también las aspiraciones de realización afectiva de los cónyuges lo que se

traduce en una revalorización de la pareja conyugal frente a las obligaciones parentales y,

por tanto, en una menor primacía del grupo familiar sobre las necesidades individuales,

abriendo así paso al divorcio consensual, la cohabitación o las parejas de hecho (símbolo

claro de la privatización de la vida familiar y de la reducción del control social sobre la

institución familiar) y un aumento de las familias monoparentales derivadas no de la

muerte de uno de los cónyuges (como sucedía anteriormente) sino por la separación o

divorcio de de la pareja, así como la maternidad en solitario y comportando, por tanto, una

reducción del tamaño de la estructura familiar. Todos estos factores cuestionan el papel

social de la familia tradicional y las formas de relación social que se producen entre sus

miembros.

Durante los últimos treinta años han tenido lugar una serie de cambios familiares que

han contribuido a la desinstitucionalización del matrimonio. En esta línea se sitúan Ullrich

Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim, para quienes el descenso del poder de las normas

sociales y el incremento de la elección personal han contribuido a ese proceso. El

matrimonio es una opción individual ya que existen diferentes alternativas al matrimonio

socialmente aceptadas como son la cohabitación, las familias reconstituidas y las familias

monoparentales, y han emergido los matrimonios formados por parejas del mismo sexo.

Estos autores subrayan cómo el matrimonio pierde el lugar especial que tenía en el sistema

familiar, mientras que continúa siendo la vía principal de formación familiar. Pero durante

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las últimas décadas se ha producido un cambio en su significado simbólico. El proyecto de

vida en pareja constituye sobre todo una forma de autorrealización personal y cuyo

mantenimiento se asienta sobre la felicidad de sus miembros. La ausencia de esos

ingredientes justifica y legitima la ruptura del vínculo de pareja o matrimonial.

En las sociedades postindustriales la individualización ha favorecido el abandono de

los “roles de género interiorizados” (Beck y Beck-Gernsheim, 2003) y ha dotado a las

mujeres de mayor libertad individual para construir su propia biografía y para definir su

proyecto familiar. Tienen la oportunidad de construir su propia biografía pero no existe un

modelo a seguir y continúan estando “influidas por presiones de grupo y por la visibilidad

de los modelos de rol, así como por las circunstancias socioeconómicas” (Giddens, 1995).

En el ámbito de las relaciones de pareja, la emergencia de un campo de libertad

individual en la conformación de los proyectos de vida familiar e individual1 que no existía

hace unas décadas ha dado lugar a una complejidad en las trayectorias sentimentales. La

forma de pareja que está emergiendo se basa en un amor idílico que se sustenta en el apoyo

emocional. Anthony Giddens ha denominado a este tipo de “relación pura”, en la que los

compañeros/as se eligen libremente entre diversas posibilidades y esta elección varía de

acuerdo a diferencias sociales y psicológicas. Ésta se caracteriza por ser simétrica, porque

la posibilidad de disolución forma parte misma del compromiso, de modo que si no puede

satisfacer lo que se espera se rompe.

La mayoría de los discursos que analizan los procesos de desinstitucionalización e

individualización de la vida familiar se centra fundamentalmente en los cambios

producidos en las relaciones de pareja. El objetivo del presente trabajo es vincular esos

procesos a las relaciones intergeneracionales, centrándome en el análisis de la

desvinculación entre maternidad/paternidad y el emparejamiento. Esta “desvinculación”

ésta asociada a una serie de factores y procesos sociales. Por un lado, esto no hubiera sido

posible sin la incorporación y permanencia de la mujer al mercado de trabajo, así como de

un aumento del nivel educativo. Sin embargo si contextualizamos esos factores al caso de

España observamos que las mayores oportunidades educacionales no se han correspondido

en igualdad de expectativas profesionales, ni en la distribución equitativa de las tareas

domésticas y de cuidado. Trabajo e ingresos tienen un significado distinto para el hombre y

para la mujer porque los marcos de referencia son distintos Estas circunstancias han

favorecido a que se hayan abierto “espacios socialmente precarios” (Beck y Beck-

1 “Biografía de elección” (Beck) o “biografía reflexiva” que denomina Giddens.

5

Gernsheim, 2003) que copan fundamentalmente las mujeres. En España el grado de

participación laboral de la mujer ha sido menor que en otros países. Esto se debe, por un

lado, a la estructura del mercado laboral, caracterizado por un mercado de trabajo

dualizado y segmentado en favor del varón sustentador, una feminización del sector

servicios y la limitada oferta de trabajo a tiempo parcial que dificulta la conciliación de la

vida laboral, familiar y personal. Además se debe tener en cuenta el escaso desarrollo de

políticas familiares, destinadas a la protección social de la familia, y la carencia de

infraestructuras de servicios públicos dirigidos a las familias con personas dependientes,

características distintivas de los países “familistas”. Todo ello ha tenido efectos negativos

sobre el empleo femenino, su retribución y la fecundidad en la Europa del sur.

Otro factor asociado a la desvinculación entre maternidad/paternidad y

emparejamientro es el retraso de la fecundidad. Uno de los aspectos del ciclo de vida

familiar que ha variado de forma sustancial ha sido la transición a la vida adulta. En

España el retraso en la emancipación de los jóvenes tiene como consecuencia que forman

pareja, con las que conviven o no conviven, cada vez más tarde. En el periodo 1991-2001

se eleva en más de dos años, para ambos sexos, la edad media al primer matrimonio y a la

primera maternidad. En los últimos años se ha producido un incremento de la edad media

al matrimonio2 de la población soltera, situándose en los 34 años en el caso de los varones

y 31 años en las mujeres (2008).

Las teorías económicas de la acción racional, entre las que destacan autores como

Becker y Easterlin señalan la existencia de una relación implícita entre la fecundidad y la

situación laboral de la mujer, tratan de explicar el comportamiento reproductivo de las

familias y ven la crianza y educación de los hijos/as como un coste de oportunidad, tanto

en términos económicos como laborales, lo que contribuye a reducir el número de hijos/as.

“Generalmente se recurre a factores económicos como el coste de los hijos/as para explicar

la evolución de la fecundidad, aunque estas interpretaciones resultan insuficientes para dar

cuenta de la complejidad del fenómeno” (Moreno, 2007).

2 Este retraso en la edad del matrimonio ha contribuido al incremento de la cohabitación, especialmente en los grupos de edad más joven (15-29 años), ya que la edad media en la que se inicia la convivencia en pareja es de 22 años. En definitiva, entre los jóvenes se ha producido un substancial retraso en el momento de formar pareja, a la par que se va imponiendo cada vez más el hacerlo a través de una unión consensual. Los estudios de Pau Miret y Anna Cabré (2005 y 2007) demuestran cómo la cohabitación no ha sustituido al matrimonio, sino que es un paso previo al mismo, ya que el matrimonio continua siendo la vía preferida de consolidación de la pareja. Anteriormente Iglesias de Ussel había constatado que en “España la cohabitación es una modalidad diferente del matrimonio que en otros países con altas tasas de natalidad análogas a los casados” (1998:55), por lo que la cohabitación se encuentra menos vinculada a la reproducción. Además señala el mayor nivel educativo y económico de la mujer respecto al hombre cohabitante.

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Desde la sociología de la familia se apunta la existencia de otros motivos

relacionados con la gratificación emocional que producen los hijos/as y los

condicionamientos sociales y normativos que influyen en el comportamiento reproductivo,

como son el entorno social y las políticas familiares y de empleo que están dificultando las

posibilidades de conciliación de la vida personal, familiar y profesional. Esto supone

muchas veces agotar los plazos biológicos y posponer el nacimiento del primer hijo/a hasta

encontrar el momento laboral y económico más idóneo. En el caso de España existe una

disociación entre la fecundidad deseada y la real: el ideal sigue siendo la parejita pero por

término medio se tienen 1’46 hijos por mujer en edad fértil (2008). A pesar de los cambios

sociales acaecidos en las últimas tres décadas y los costes de oportunidad asociados a tener

hijos/as, persiste el deseo de ser madre, tanto dentro como fuera del matrimonio, aunque

los valores asociados a la maternidad también han variado. Sin embargo, las exigencias del

mercado laboral entran en contradicción con las relaciones amorosas, familiares, por lo que

“tener hijos/as supone riesgos y limita las posibilidades laborales, económicas y

existenciales” (Beck y Beck-Gernsheim, 2002) de las mujeres de modo que cada vez se

planifica más la maternidad.

La tradicional asociación en España entre maternidad y matrimonio supone el

aplazamiento de la maternidad situándose en 2008 en 31 años. Esta tendencia también se

constata en la edad de las madres no casadas, produciéndose un cambio importante en el

perfil, ya que es el grupo de edad de más de 40 años el de mayor fecundidad, seguido de

las mujeres de 30 a 34 años. Aunque el deseo de ser madre persiste3, cada vez se está

aplazando y tiene efectos tanto en el aumento de la edad media de la mujer en el

nacimiento del primer hijo/a como en el número de mujeres que acuden a la medicina

reproductiva y/o a la adopción para ser madres. Valores asociados a la vida en pareja como

son la búsqueda de la felicidad y de autorrealización se han trasladado también a la

maternidad/paternidad, aunque ello suponga un proyecto personal en solitario.

Esta búsqueda de felicidad personal ha posibilitado un cambio en la concepción de

los hijos/as. Anteriormente los hijos/as dotaban de sentido a la institución familiar, ya que

sin ellos no se completaba el ciclo de vida familiar. Sin embargo, en la actualidad los hijos

se conciben como un proyecto individual, siendo su máximo exponente la maternidad en

solitario “por opción”. Como consecuencia de ello se ha trasladado la centralidad de la

3 En la Encuesta de Fecundidad, Valores y Familia 2006 las mujeres constatan el deseo de tener hijos/as y los consideran como una parte esencial de su vida.

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pareja como vínculo vertebrador de la vida familiar, lo que justificaba su mantenimiento, a

la centralidad de los hijos/as, en tanto que éstos colman de felicidad a la persona.

A pesar que la mayoría de los nacimientos tienen lugar en el seno de una relación de

pareja de carácter matrimonial, la natalidad extramatrimonial ha pasado del 10% al 33%

(UE-15) en el último cuarto de sigo. Es decir, uno de cada tres niños/as nace fuera del

matrimonio. En algunos países, representan casi la mitad de los nacimientos: Suecia

(55%), Dinamarca y Francia, ambos con un 45%, y Reino Unido (42%). En España, como

se aprecia en el gráfico 1 se da una tendencia ascendente de nacimientos de madres no

casadas, que incluye los nacimientos de hijos/as de parejas de hecho y de mujeres solteras,

situándose en un 33% (2008) frente a una disminución constante de los nacimientos que

tienen lugar en el seno de un matrimonio. Estas cifras constatan la disociación de la

maternidad con el matrimonio y la disolución del vínculo entre la maternidad y el

emparejamiento ya que se ha producido un incremento de los nacimientos de madres no

casadas con o sin pareja. Concretamente el 35% de los nacimientos no matrimoniales

corresponden a mujeres mayores de 30 años. Si nos quedamos únicamente con el grupo de

mujeres sin pareja de 35 o más años, el incremento en los últimos 20 años en España ha

estado de un 300 por cien, situándose en 2005 en un 21%4.

La maternidad fuera del matrimonio constituye una vía cada vez más frecuente de

formación de familias y, por tanto, “requiere una mayor reflexión sobre sus determinantes

y repercusiones, así como sobre el diseño de políticas orientadas a paliar una desigualdad

social que cada vez está más vinculada a la estructura familiar” (Castro, 2007).

4 Dato extraído del estudio de Mª del Mar González et al. (2008) Madres solas por elección. Análisis de la

monoparentalidad emergente. Madrid: Instituto de la Mujer, pp. 8.

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Gráfico 1

Evolución de la tasa de nacimientos en España según estado civil de la madre

(1975-2008)

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Año

Tasa denacimientos de madre casada Tasa de nacimientos de madre no casada

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Encuesta

Sociodemográfica. Datos disponibles en www.ine.es (consultado en marzo 2010). Notas:

(a) Los valores de la tasa de nacimientos están en tantos por mil. (b) Tasa de nacimientos de mujeres de 15 a 49 años no casadas: incluye tanto los nacimientos de

madres solteras como en el seno de parejas de hecho.

En consecuencia, el incremento de las formas familiares no matrimoniales, una

mayor autonomía e independencia de la mujer y la disociación entre la maternidad y el

emparejamiento ha contribuido a dotar de un nuevo significado y de una mayor legitimidad

a las familias monoparentales. Un ejemplo de la aceptación y legitimidad que cobran estas

formas familiares especialmente en nuestro país son los datos que aporta al respecto el

World Values Survey. En la pregunta si una mujer quisiera tener un hijo como madre

soltera, sin querer al mismo tiempo mantener una relación estable con un hombre, ¿lo

aprobaría o lo desaprobaría?5, España es uno de los países de la OCDE más permisivos

con la maternidad en solitario, ya que un 78% aprueba esta decisión, a pesar de ser uno de

los países con la tasa más baja de maternidad en solitario. Mientras que en su conjunto los

5 Datos extraídos del World Values Survey 2005-2007.

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países de la OCDE que han participado en esta oleada del World Values Survey

desaprueba la maternidad en solitario por opción (54%) frente a un 32% que lo acepta.

De la monoparentalidad sobrevenida a la monoparentalidad por opción

Es un hecho que la realidad familiar española está en plena transformación. La

desinstitucionalización de la familia y del matrimonio ha dado lugar a la consolidación de

una mayor pluralidad de modelos familiares además de la familia biparental, entre los que

destaca un aumento de las familias monoparentales. Los hogares monoparentales es una de

las realidades que más ha crecido y variado en los últimos años, situándose en 2009 en

533.800 familias monoparentales. En el gráfico 2 se aprecia una tendencia marcadamente

ascendente de la monoparentalidad desde 2004 hasta la actualidad, siendo los hogares

encabezados por divorciados/as y solteros/as los que más han contribuido a la expansión de

las familias monoparentales. Los datos proporcionados por Treviño (2002) referentes a la

monoparentalidad en España indican que las solteras constituyen el 19% de las madres sin

pareja y con hijos/as menores. Si bien el 87% de éstas entraron con el nacimiento de un

hijo/a siendo solteras y nunca unidas y el 12% lo hicieron por medio de la ruptura de una

unión consensual. Además muestra el efecto de la generación en la probabilidad de entrar

en monoparentalidad vía nacimiento de un hijo, ya que es cinco veces mayor en la última

generación (mujeres nacidas entre 1961 y 1979) acceder a la monoparentalidad a través de

la maternidad en solitario.

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Gráfico 2

Evolución de las familias monoparentales en España según estado civil

(2002-2009)

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Encuesta de

Población Activa (EPA). Datos disponibles en www.ine.es (consultado en junio 2009). Notas: (a) Los datos de 2009 corresponden al I Trimestre de la Encuesta de Población Activa.

(b) Divorciados/as: incluye tanto a divorciados/as como a separados/as.

La monoparentalidad recoge una heterogeneidad de perfiles, características y situaciones

familiares, entre las que tradicionalmente se han identificado la viudedad, la separación o

divorcio, y los embarazos prematuros durante la adolescencia, pero la vía de entrada a la

monoparentalidad por opción es un fenómeno nuevo. La clave está en que la

responsabilidad recae en un individuo que ha elegido, por decisión propia, ser madre o

padre en solitario sin contar con la implicación, en un principio, de otra figura tanto en la

decisión como en la crianza y la educación del hijo/a. Se puede decir que ésta es la

principal característica que determina a estos hogares, aunque reúnen otra serie de rasgos

que los diferencian del resto de núcleos monoparentales.

La mayoría de autores señalan la heterogeneidad de causas que dan lugar a la

monoparentalidad, “lo cual acredita la importancia de separar, analíticamente, las dos

dimensiones estructurales de la monoparentalidad: por una parte, la naturaleza del

problema que genera la monoparentalidad y, en segundo lugar, el examen de las

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Tantos por mil

Total hogares monoparentales Casadas/os Solteras/os Viudas/os Divorciados/as

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características específicas del desarrollo cotidiano de las familias instaladas en la

monoparentalidad”6.

En España los estudios sobre monoparentalidad además de ser relativamente escasos

suelen restringir su análisis a alguna Comunidad Autónoma: Cataluña, Castilla León,

Andalucía, País Vasco o la Comunidad de Madrid. La mayoría de investigaciones que

estudian las familias monoparentales se centran en señalar situaciones de precariedad o

pobreza de los hogares encabezados por mujeres (Almeda 1999 y 2004, Vicente y Royo

2006 y Flaquer, Almeda y Navarro 2006). En ellos se señala la mayor probabilidad de

pobreza de estos hogares y las repercusiones que ello puede tener en el desarrollo de los

menores. Subrayan la feminización de la pobreza en el caso de las familias monoparentales

encabezadas por mujeres debido a su menor nivel educativo y su precariedad laboral, ya

que son las que tienen, junto a los hogares unipersonales mayores de sesenta y cinco años,

menor nivel de renta relativa. El estudio realizado por Lluís Flaquer, Elisabet Almeda y

Lara Navarro (2006) muestra que los padres y madres que encabezan núcleos

monoparentales tienen unas condiciones de vida que, en conjunto, son inferiores a las de

los que viven en pareja, y ello influye en gran medida en las oportunidades de sus hijos

ante la vida. Según estos autores vivir en una familia monoparental comporta unas mayores

probabilidades de caer en la pobreza. Además la duración de la experiencia monoparental

resulta un factor determinante de cara a establecer la intensidad con que los niños/as

pueden resultar afectados por esta situación. La monoparentalidad como transición familiar

tiene una diferencia de duración según género, ya que la monoparentalidad femenina tiene

una duración mayor que la masculina. “Entre las mujeres, los episodios de

monoparentalidad más largos se han dado entre las que entraron en tal estatus como

consecuencia del nacimiento o adopción de un hijo fuera de una unión” (Treviño, Solsona

y Simó: 2009). Los datos proporcionados por Rocío Treviño (2006) referentes a la

monoparentalidad indican que la complejidad del hogar continua siendo un rasgo

característico del estatus de monoparentalidad en España ya que el 40% de los hogares

monoparentales son de estructura compleja (extensa o múltiple) respecto al 13% del total

de hogares de pareja con hijos/as menores de 18 años.

La gran mayoría de estudios internacionales abordan el análisis de la

monoparentalidad y sus efectos desde una perspectiva en la que se tiende a enfatizar los

aspectos negativos de los hogares encabezados por madres solas. Concretamente desde la

6 Julio Iglesias de Ussel (1998): La familia y el cambio político en España. Madrid: Editorial Tecnos, 242 pp.

12

óptica de la feminización de la pobreza y su interrelación con el origen (o etnia) y la clase

social. La monoparentalidad por opción constituye una forma de hogar con realidades

distintas.

Si se realiza una aproximación teórica a las madres solas por opción, son escasas y

marginales las investigaciones a nivel internacional que quizás por ser estadísticamente

menos representativas no han estado investigadas en profundidad, como el acceso a la

maternidad en solitario a través de la adopción, la inseminación artificial o el embarazo

intencional a través de una relación sexual esporádica. La literatura anglosajona se refiere a

esta realidad como single mother by choice y constata un crecimiento de los hogares

encabezados por mujeres solas en todos los grupos socioeconómicos.

En este sentido han empezado a emerger investigaciones (McCartney, 1985;

McGuire y Alexander, 1995; Mannis, 1999; y Bock, 2000) cuyo objetivo se centra en

señalar un perfil creciente de mujer con un buen empleo que le da una independencia

económica, un nivel educativo y social elevado (clase media-alta y alta), y con una fuerte

red de apoyo. Son mujeres que se caracterizan por tener un fuerte deseo de ser madres, en

las que “el reloj biológico y social se está venciendo” y sin la expectativa de tener una

pareja con la que compartir la crianza y la educación de sus hijos/as, por lo que deciden ser

madres solas mediante técnicas de reproducción asistida o la adopción. Ambas vías de

acceso a la maternidad son caras e inciertas, por lo que no pueden tener acceso todas las

mujeres.

En España las aproximaciones a este objeto de estudio se realizan fundamentalmente

desde la perspectiva psicológica (los trabajos del grupo encabezado por Mª del Mar

González 2004; 2005; 2008) y antropológica (Oscar Jordana 2007 y Mª Isabel Jociles, Ana

Mª Rivas, Beatriz Moncó et al., 2009 y 2010). La práctica ausencia de estudios sobre la

maternidad en solitario por opción se debe al hecho que es un fenómeno emergente en

nuestra sociedad porque engloba nuevas vías de entrada a la maternidad. Los avances en el

campo legislativo y reproductivo, concretamente la Ley 21/1987 que modificó el Código

Civil en materia de adopción y, por otro lado, la Ley 35/1988 de Técnicas de Reproducción

Asistida y la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida ha permitido

a la mujeres acceder a la maternidad en solitario. Además de estas modificaciones

legislativas, otras circunstancias que contribuyeron a que las familias de madres solas

fueran ganando en visibilidad y legitimidad social fue el logro conceptual de la sociología

feminista, dotando a los hogares a cargo de una mujer la consideración de familias

monoparentales y eliminando la etiqueta de familias “rotas”, “incompletas” o

13

“desestructuradas”. Oscar Jordana (2007) en su tesis doctoral utiliza el concepto de

maternidad voluntariamente sola7 para nombrar a aquellas mujeres sin pareja que optan a

la maternidad a través de la adopción y la inseminación artificial8. Mª del Mar González,

Irene Jiménez y Beatriz Morgado (2008) emplean el término maternidad en solitario por

elección, traducción del término inglés single mother by choice.

Mª Isabel Jociles y Ana Mª Rivas (2010) señalan los conceptos de familia se centran

en torno las problemáticas especificas de las familias constituidas por madres solteras por

elección, para conocer, en función de las distintas vías de acceso a la maternidad en

solitario, si la ausencia del padre es un problema en los hijos/as. Señalan que las madres

solteras por elección tienden a desproblematizar la ausencia de la figura paterna y para ello

se dotan de diferentes recursos: desmitifica la idea de que la pareja es el mejor estado para

tener un hijo/a, presentan su modelo familiar como uno más, utilizan el amor en el origen y

se diluye la idea del padre como referente masculino ya que el niño/a puede tomar como

modelo cualquier varón del entorno. Afrontan la no existencia de un padre primero con los

hijos/as y, después, con su entorno social para que lo vivan con normalidad. Para ello

“tienden a dotarse a si mismas y, en especial, a sus hijos/as de explicaciones y respuestas

referidas al hecho de “no tener papa” (Jociles y Rivas, 2010).

En cuanto a la inseminación artificial, en la Encuesta de Fecundidad, Familia y

Valores, 2006 se aprecia que el 2,3% de las mujeres que han sido madres han utilizado

alguna de estas técnicas para lograr el nacimiento de su primer hijo aunque no distingue si

es con o sin la presencia de una pareja. También pone de relieve que las que tienen un

nivel educativo más alto (estudios superiores) muestran porcentajes unas décimas

superiores de utilización de técnicas de reproducción asistida (2,8%), lo que apunta a que

podrían ser las mujeres con estudios universitarios las que recurriesen en mayor medida a

tales técnicas, ya que “se las supone mejor informadas, con mayores posibilidades de

acceso y conocimiento de dichas tecnologías, así como con más recursos económicos para

poder costearlas, pues el nivel de renta se asocia directamente al nivel de instrucción.

Además, son las que más retrasan la maternidad y, por eso, pudieran verse abocadas en

7 Se refiere a toda mujer que se ha convertido en madre por decisión propia sin convivir con ninguna pareja afectivo sexual. 8 Basándose en José Antonio Fernández Cordón y Constanza Tobío Soler (1999) realiza una clasificación de maternidades monoparentales dentro de las cuales distingue entra la maternidad sola por embarazo involuntario de la maternidad sola por embarazo voluntario o por adopción que Oscar Jordana define como maternidad voluntariamente sola. Sin embargo, mi estudio del realizado por Oscar Jordana incluye dentro de la maternidad en solitario por opción tanto a las mujeres que han accedido a la maternidad a través de un embarazo involuntario o voluntario como de la adopción.

14

mayor medida a la utilización de estas técnicas cuando deciden ser madres” (Delgado,

2008:128).

Por todos los motivos expuestos resulta necesario realizar investigaciones específicas

de cada subtipología de familia monoparental, para conseguir un conocimiento más

profundo del fenómeno. De manera que el objetivo de esta investigación

maternidad/paternidad en solitario a través de la adopción, la inseminación artificial o el

embarazo a través de una relación sexual esporádica.9 Todas estas situaciones se

caracterizan por la voluntad de la mujer (y en el caso del varón) de ser madre/padre sin

contar con la implicación, en un principio, de una figura del “otro progenitor” tanto en la

decisión como en la crianza y educación del hijo/a.

Nuevas formas de maternidad: Una aproximación a los datos

Si bien en el campo legislativo se han producido avances considerables, existen todavía

limitaciones en torno a las bases de datos disponibles para identificar los distintos perfiles

de monoparentalidad. La mayoría de los datos son agregados y no existe muestra suficiente

para analizar la monoparentalidad por estado civil, edad ni nivel socioeconómico.

Tampoco existen muestras longitudinales para poder identificar posibles diferencias entre

distintos perfiles de entrada a la monoparentalidad. Es por ello que únicamente se utilizan

datos cuantitativos para mostrar la importancia de un fenómeno emergente como es la

adopción, tanto nacional como internacional.

Una de las vías de acceso a la maternidad o paternidad por opción es la adopción,

tanto nacional como internacional. Durante la última década el número de adopciones

internacionales en España ha tenido un crecimiento espectacular frente a un estancamiento

de las adopciones nacionales.

9 Hablar de monoparentalidad supone en la mayoría de las ocasiones referirse a un hogar encabezado por una mujer con hijos/as dependientes. La monoparentalidad de padre con hijos/as dependientes es una realidad estadísticamente insignificante y asociada con la viudedad. Nuevas figuras legales como la custodia compartida puede variar esa realidad. La “opcionalidad” que afecta a las nuevas modalidades de paternidad (como la adopción) sin contar con la presencia del “otro” progenitor es un tipo de monoparentalidad que puede estar relacionado tanto a varones como a mujeres. Es por ello que la presente tesis incluye en su objeto de estudio tanto la maternidad como la paternidad en solitario por opción.

15

Gráfico 3 Evolución de las adopciones nacionales versus internacionales en España

(1997-2007)

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

7000

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

Año

me

ro d

e A

do

pc

ion

es

Adopciones Nacionales Adopciones Internacionales Total Adopciones Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio de Sanidad y Política Social. Medidas de protección a la infancia y adopción. Datos disponibles en http://www.msps.es/politicaSocial/familiasInfancia/adopciones/estadisticas.htm (consultado en marzo 2010). Nota: No se dispone de datos de adopciones nacionales a partir de 2006.

Los años 1995 y 1996 son reconocidos por las familias adoptantes y las asociaciones

como los años en que “comenzó” la adopción internacional en España. A finales de 1995

se emitieron unos programas titulados “Las habitaciones de la muerte” que sensibilizaron a

la sociedad española de la situación de los menores en los orfanatos chinos. En esta línea

se sitúa las investigaciones sobre adopción realizadas por Mª José Rodríguez y su equipo,

quienes sostienen que el auge del número de adopciones en España se debe a valores

culturales y a una mayor sensibilidad hacia la adopción internacional.

En el gráfico 3 se aprecia un incremento del número de adopciones internacionales

entre los años 1997 y 2002, ya que éstas se cuadruplicaron. Sin embargo, en 2004 se inició

una inflexión en el número de adopciones debido a la suspensión de la tramitación de los

procesos de adopción y por nuevos criterios y requisitos de acreditación de los principales

países de origen de los menores adoptados. Por lo que probablemente el 2004 sea el año en

que se llegó al máximo de adopciones. En los últimos cinco años se han adoptado 23.035

niñas y niños en el extranjero. En 2007 representaban las adopciones internacionales más

del 80% de los procesos adoptivos realizados en nuestro país, y en 2008 la cifra descendió

a menos de 3.400 adopciones, según la Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la

16

Adopción y el Acogimiento-CORA. Pese a la disminución, el número de solicitudes ha

seguido creciendo, ya que en 2008 hubo 11.500 peticiones.

Esta tendencia también se constata en las adopciones llevadas a cabo por madres solas,

siendo la adopción internacional su vía fundamental de acceder a la maternidad. Durante el

periodo 2000-2004 se produce un incremento constante en el volumen de adopciones,

mientras que en 2005 descienden. Siendo el porcentaje de adopción en solitario en 2004 el

9% de las adopciones internacionales, así como el 3% de los casos de maternidad por

reproducción asistida. En 2007 el porcentaje de adopciones se eleva al 15%. De manera

que en estos últimos tres años se ha incrementado en un 6% el porcentaje de adopciones

internacionales realizadas por mujeres que encabezan hogares monoparentales. Sin

embargo, la distribución no fue uniforme entre Comunidades Autónomas: Canarias (15%)

seguida de Andalucía (13%), Baleares (12%) y Cataluña son las Comunidades Autónomas

con porcentajes mayores de madres adoptantes10.

Europa Occidental y América del Norte (Estados Unidos y Canadá), se configuran

claramente como países importadores de menores (Brancós, 1998). España se sitúa como

segundo país del mundo detrás de los Estados Unidos. Según la Federación de

Asociaciones de Adopciones Internacionales (Adecop) el proceso de adopción

internacional cuesta entre 4.500 y 7.000 euros, dependiendo del país de origen. A esto hay

que sumarle el viaje y la estancia. En algunos países, sobre todo en África, hay que vivir

hasta dos meses en la ciudad del menor.

La adopción internacional y la reproducción asistida son fenómenos emergentes en

España que se produjeron casi al mismo tiempo, entre 1998 y 2004, y esto vino

acompañado de tasas de maternidad muy bajas. Según Diana Marre (2009) ambas

expansiones son una forma de hacer frente a las condiciones desfavorables del mercado

laboral, las cuales muchas veces dificultan, y en muchos casos imposibilitan, el acceso a la

maternidad biológica. Las dificultades de conciliación de la vida laboral y familiar en

España, la temporalidad y precariedad en la contratación femenina y la escasez de

contratos de jornada reducida, (8% frente al 48% y 41% de Holanda y Suecia,

respectivamente) dan lugar a una externalización de la reproducción. En consecuencia se

recurre a la “ayuda de la reproducción asistida, no sólo para programar una maternidad

acorde con una apretada agenda profesional, sino también para reducir al máximo el

“parón” profesional al que la misma obliga” (Marre, 2009).

10 Datos extraídos del proyecto de investigación de Mª del Mar González et al. (2008) Madres solas por

elección. Análisis de la monoparentalidad emergente. Madrid: Instituto de la Mujer, 137 pp.

17

No existen datos sobre el número de mujeres que se someten a tratamientos de

fertilidad para acceder a la maternidad en solitario, ya que en las clínicas o institutos de

infertilidad no se registra si son mujeres con o sin pareja. De acuerdo a los resultados

expuestos en julio de 2008, en el Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción

Asistida y Embriología, el 35% de las inseminaciones artificiales de donante se realizan en

mujeres solteras y este número se incrementa cada año. En el mismo se señala que las

mujeres sin pareja que recurren a la reproducción asistida se caracterizan por tener edades

comprendidas entre los 35 y 40 años, “emocionalmente fuerte, respetada profesionalmente,

con un nivel económico medio-alto y que, por circunstancias diversas, no ha encontrado la

pareja idónea con la que compartir la vida ni con la que tener un hijo/a. Y decide tener ella

sola, decisión que adoptan después de mucha reflexión”11. Este perfil coincide con el de las

mujeres que optan a la maternidad en solitario a través de la adopción internacional. En

ambos casos se caracterizan por ser mujeres solteras autónomas y con recursos.

Metodología

Descripción de la muestra

Objeto de estudio

Toda mujer u hombre que ha accedido a la maternidad/paternidad por decisión propia sin

convivir con ninguna pareja a través de la adopción, la inseminación artificial o una

relación sexual. No utilizo el término “soltera”, aunque es el estado civil de todas las

mujeres entrevistadas, ya que soltera es un término jurídico que define a toda mujer que no

está legalmente casada. Por lo que el concepto maternidad/paternidad en soltería por

opción definiría no sólo a mujeres u hombres que deciden ser madres/padres solas/os, sino

también a madres o padres cohabitantes y excohabitantes nunca casadas/os o que proceden

de una ruptura matrimonial. El término sola/o hace referencia a una etapa vital de no

convivencia con pareja en que la mujer o el hombre decide acceder a la

maternidad/paternidad a través de la adopción o de la concepción.

11 Fuente: La Vanguardia, 8 de julio de 2008.

18

Selección de la muestra y de los entrevistados

Este es un estudio exploratorio por lo que se seleccionará una muestra estratégica para

abordar las distintas tipologías que engloban dicho modo de acceso a la maternidad en

solitario, como son la adopción, la inseminación artificial y la relación sexual. No pretende

ser una representación estadística, sino tipológica12 correspondiente a los individuos objeto

de estudio. Los resultados que se desprenden de dicha investigación no se pueden

generalizar al resto de mujeres u hombres que han decidido afrontar en solitario la

maternidad, crianza y educación de sus hijos/as, aunque si ofrecen una aproximación tanto

de los factores que subyacen en el proceso de decisión, las principales variables que

caracterizan a estos individuos como las implicaciones de esta realidad familiar. Para

garantizar la heterogeneidad de la muestra se elegirá tanto a hombres y mujeres sin pareja

conviviente que han accedido a la maternidad/paternidad a través de la adopción, la

inseminación artificial y la relación sexual. El resultado será la obtención de una muestra

de quince individuos y de cinco Asociaciones con el objetivo de ofrecer un breve pero

valiosos panorama de estos individuos justo en el inicio mismo de sus respectivos procesos

como de la vivencia de la maternidad/paternidad. Hasta el momento se han realizado seis

entrevistas a madres solas por opción a través de distintos “canales sociales” como han

sido las agrupaciones: Asociación de Madres Solas de Aragón (AMASOL) y la Asociación

de Familias Adoptantes de Aragón. El resto ha sido a través de procedimientos más

informales, o “bola de nieve”. La información recogida a través de las entrevistas permite

poder contrastar las corrientes teóricas en las que se encuadra dicha análisis y corroborar o

no las hipótesis planteadas.

Del análisis e interpretación de los discursos narrativos de las madres/padres solas/os

por opción se extraen los principales resultados de la investigación que se divide en tres

apartados. En primer lugar, el perfil de las madres solas por opción. A continuación los

aspectos que subyacen en el proceso de decisión y el proceso de materialización de la

maternidad, así como la vivencia de la maternidad en solitario por elección. Esta es una

investigación en curso por lo que los resultados que se presentan a continuación son

preliminares13 con el objetivo de ser exploratorios y orientativos de cara a identificar las

principales características y los procesos e implicaciones que tiene la elección de esta

forma de convivencia familiar.

12 Los criterios de selección buscan tanto la heterogeneidad, la saturación y la accesibilidad. 13 Esta es una investigación en proceso de cara a la elaboración de la tesis doctoral.

19

Perfiles de maternidad en solitario por elección: Análisis cualitativo

En este primer apartado se describen las trayectorias formativas y laborales y las

dimensiones sociodemográficas de las madres solas por opción entrevistadas. Las variables

estado civil y edad muestran un perfil de mujer soltera y con edades comprendidas, entre

los 29 años y los 53 años. Ninguna de ellas se ha planteado casarse, y cuatro de ellas

afirman que tenían claro que no se iban a casar y a través de la vivencia de la maternidad

en solitario se han reafirmado en su idea inicial: “yo siempre he querido ser madre soltera.

No se si tendré parejas o no, pero supongo que algún día conoceré a alguien que me

encantará, pero desde luego él en su casa y yo en la mía. […] Tengo muy claro que no

pienso casarme nunca” (E2_Adopción).

Si se detiene el análisis en la edad en la que comenzó el proceso de toma de decisión

se observa que en el caso de las madres biológicas a través de relación sexual esporádica,

la maternidad tiene lugar a edades más tempranas, mientras que en el caso de la adopción y

la inseminación artificial se retrasa alrededor de los cuarenta años. Esta maternidad tardía

está en consonancia con los estudios realizados sobre monoparentalidad por opción. Si se

analiza la trayectoria formativa y laboral de las mujeres entrevistadas, ejemplifican

trayectorias laborales exitosas. Se caracterizan por tener un nivel educativo medio

(educación secundaria postobligatoria) y elevado (estudios universitarios), y una ocupación

acorde a su formación. La formación aparece como un factor determinante en la mayoría

de madres entrevistadas, trabajo estable y por cuenta ajena, lo que conlleva una estabilidad

laboral y económica. A nivel residencial, en general forman hogares monoparentales

simples, a excepción de una que comparte la vivienda con su madre y hermana, y otra que

está viviendo de forma temporal en casa de su madre: “el volver a casa lo viví muy mal y

lo vivo mal o sea es lo que peor llevo, pero también es verdad que me permite ahorrar.

Pero claro estás en una casa que no es la tuya, que no hay espacio” (E3_relación sexual).

Ambas madres asumen en solitario la jefatura familiar con respecto a sus hijos y tienen

muy claro que son el referente y quienes deben educarlos. El resto de madres viven en un

hogar independiente al de su familia de origen. En términos de religión, las dos madres que

accedieron a la maternidad en solitario por opción a través de una relación se definen

laicas, el resto de mujeres son católicas no practicantes y una de ellas se considera católica

practicante.

20

La decisión a la maternidad en solitario por opción

Si se detiene el análisis en el proceso de decisión como en las trayectorias que han seguido

las mujeres para acceder a la maternidad en solitario éstas se presentan como pioneras de

un comportamiento claramente en expansión como es “madre por opción” aunque

manteniendo la soltería. Los factores que subyacen a la hora de optar a la maternidad en

solitario por opción son las relaciones de pareja y la forma de familia y de maternidad

ideal, ya que tienen un peso específico en el proceso de decisión.

Estas mujeres se caracterizan por tener actitudes innovadoras en relación a la

familia, el matrimonio, la maternidad y la monoparentalidad. Aunque en algunos casos la

maternidad sea sobrevenida, la monoparentalidad por opción estaba presente en su

imaginario como forma ideal de maternidad. Respecto a la forma de familia ideal, en la

gran mayoría de casos es la maternidad en solitario por opción, a excepción de una de las

entrevistadas que señala que no tenía pensado ser madre sola por opción: “siempre he

dicho que la forma idónea de familia es una pareja con sus hijos, pero bueno yo me he

demostrado a mí misma que esto ha sido una cosa diferente. Siempre digo ‘el modelo de

familia para mí la tradicional’, es la mejor familia, pero bueno pienso que también ellos [se

refiere a sus hijos] y yo nos hemos aportado muchísimo” (E4_adopción). Para el resto de

madres solas por opción entrevistadas en este estudio la maternidad en solitario siempre ha

sido la forma de familia ideal: “ya no me acuerdo de cómo pensaba que era la maternidad

pero creo que no tenía casi nada que ver con lo que encontré, pero ahora si que tiene

bastante que ver con lo que yo pensaba […] cuando de pequeña imaginaba ser madre

soltera. Sí pero tampoco no creo que sea ni mejor ni peor que cualquier otro estatus social

pero para mí es el ideal” (E1_relación Sexual). Otra de las madres entrevistadas afirma:

“sí, tenía en mi cabeza la idea de ser madre soltera porque lo del matrimonio no ha estado

nunca en mis planes” (E3_relación sexual)

Entre los factores que subyacen en el proceso, prevalece un fuerte deseo de ser madre

que se ha ido posponiendo por motivos laborales o de pareja. Esta elección no está

condicionada por su experiencia familiar previa sino por la influencia de la cultura y la

familia de origen respecto al estereotipo de ser madre sola: “sí por supuesto, la educación

es fundamental. A mí en mi vida me han dicho que me tengo que casar, en cambio a

amigas mías sí. Mi madre siempre ha trabajado. Es de una generación que para la edad que

tiene es avanzada. Siempre hemos sido muy independientes. [En las relaciones de pareja]

Reconozco que soy una persona que por según que cosas no paso. Estar con una persona

21

no es aguantarla. Veo que otras personas lo llevan bien o no lo llevan bien y lo aguantan,

pero yo no. Para eso soy muy intransigente, cabezota que me dice mi madre, pero es que

soy así, es que hay cosas que no” (E2_adopción). Además se aprecia la desvinculación de

la maternidad y el emparejamiento: “a los hombres los he elegido bien para mí pero no

para un proyecto de futuro” (E2_adopción).

De la aspiración a la maternidad en solitario por opción

Son mujeres muy seguras de si mismas y del paso que van a tomar. Es un proceso muy

meditado y reflexionado. Han leído y se han informado bastante, sobre todo las madres que

van a adoptar a un menor, acerca de los países de origen de los menores, de su cuidado y

su estimulación. Son conscientes de la responsabilidad que es criar y educar a un hijo/a,

pero prevalece más lo que les pueden aportar

En la línea de los trabajos del grupo encabezado por Mª del Mar González también se

detectan dos perfiles de toma de decisión en la maternidad en solitario por opción, uno que

seria “a priori” y otro “a posteriori” aunque ambos son deseados. En el caso de mujeres

que han accedido a la monoparentalidad a través de una relación sexual se podrían

clasificar en el perfil de “a posteriori” ya que es una maternidad inesperada que encajaron

rápidamente en sus vidas sin dudar: “tenía un amigo, porque no éramos pareja pero vamos

pues allí estábamos. Llevábamos dos años que si sí que si no, pero no éramos pareja,

éramos amigos. O sea cada uno llevaba su vida y me quedé embarazada […] Yo tomaba la

píldora, es decir ocurrió poniendo medios y todo […] y el quería que abortara y yo le dije

que no. Me dejó de hablar y todas esas cosas y yo decidí quedarme con mi hijo. Fue difícil,

el embarazo fue difícil, porque yo lo quería mucho pero él a mí no. Desde el primer

momento tenía que elegir entre mi hijo y él, y le dije ‘que a mi hijo lo llevo queriendo más

años aunque no lo tuviera y a ti te conocí hace cuatro días” (E3_relación sexual). Como se

aprecia para estas mujeres es una “alegría inesperada” ya que estaba dentro de sus planes

futuros: “tenía muy claro, yo no había elegido quedarme embarazada, pero si tenía mirada

la inseminación artificial. No para ahora mismo, pero si tenía en mi cabeza la idea de ser

madre soltera porque lo del matrimonio no ha estado nunca en mis planes, pero no era así

mi opción más prioritaria, no me veía, eso también es verdad. Si que llevaba muchos años

con la idea que a los treinta y cinco me iba a pinchar un hijo, eso decía yo, me vino un

poco antes, tengo veintinueve. A lo mejor no me costó porque si que me había hecho a la

22

idea de que si tenía un hijo lo iba a tener sola.” (E3_relación sexual). Por otro lado, están

aquellas madres que se caracterizan por una decisión “a posteriori”, fruto de un proceso

con una amplia reflexión. Los motivos que las mujeres han señalado para posponer la

maternidad son, por un lado, que es una decisión muy madurada y planificada, y esperan el

momento para poder cuidar y educar mejor a sus hijos/as. Generalmente han cumplido una

serie de hitos personales y profesionales, ya que tienen una estabilidad laboral y

económica, una vivienda de propiedad y han vivido la vida. En su imaginario tienen la idea

de la maternidad/paternidad responsable. Además de querer vivir su condición de madres

con plena conciencia y dedicación: “ser padres es una responsabilidad, implica mucho y

mucha madurez. Cuando me lo planteé creo que tenía unos treinta y cinco porque cuando

empecé los papeles, de la idoneidad tenía treinta y seis. Imagínate a los treinta y cinco, yo

llevaba trabajando desde los veinte ya llevaba rodada y además ya había vivido mucho,

había viajado muchísimo” (E3_adopción).

En ambos casos es una biografía elegida, aunque el modo de acceso a la maternidad

en solitario ha sido distinto. En el primero de ellos es fruto de un embarazo a través de una

relación sexual, mientras que en la maternidad a través de la adopción o la inseminación

artificial se caracteriza por ser un proceso muy meditado y reflexionado. “No es una

transición de rol esperada, sino una auténtica transición vital elegida” (González, Jiménez

y Morgado, 2008). Además suele ser un punto de inflexión vital, un hito, que hace que la

vida tome una dirección distinta a la seguida hasta el momento: “me venía mal en el

momento, claro mi vida estaba desorganizada. Yo era nocturna total, viva la juerga, pero

que eso lo cambias rápidamente. Yo sé que era algo que yo tenía pensado un futuro. No me

ha costado tampoco y ahora estoy super contenta porque encima es tan guapo, me ha salido

tan bien […] ha sido la mejor decisión de mi vida. Me ha cambiado entera porque de

repente te vuelves responsable. En el momento que lo ves [se refiere a su hijo] todos los

pajaritos que te quedan se te pasan. De repente ya sólo importa él y su bienestar, incluso

cosas que te parecían super importantes de repente ya no tienen ninguna importancia

porque es tu bebé” (E3_relación sexual).

La vivencia de la monoparentalidad por elección

A partir de la propia experiencia de las madres se pretende identificar las implicaciones

que tiene la maternidad en solitario por opción tanto a nivel personal, en la rutina y de este

23

modo poder ahondar en el conocimiento de esta forma de realidad familiar. Respecto a la

familia de origen en los casos de embarazo a través de relación sexual hubo en un principio

cierto recelo por desafiar el modelo tradicional de familia y por haber optado a ser madre

sin contar con la implicación de una pareja que te apoye y te ayude durante el embarazo

como en la crianza y educación del hijo/a: “para ellos [se refiere a sus padres] fue una

desgracia lo que les cayó encima mucho antes de decidir yo que fuera madre soltera porque

no querían para nada una hija tan independiente. No se si me entienden pero me

comprenden o me comprenden pero no me entienden, no lo sé. Más o menos a duras penas

les sigue costando mucho que yo sea como soy, pero, por otro lado, yo sé, estoy segura, no

me lo dicen , en mi familia no se muestra el cariño abiertamente, pero yo se que están muy

orgullosos de mí” (E1_relación sexual). Pero en general se constata que se entablan nuevas

dinámicas familiares. Se intensifica la relación con la familia de origen después de un

periodo de aceptación, en el caso de acceder a la maternidad a través de una relación

sexual: “a mí me ha repercutido en todo bueno. Incluso mejorar mi relación con mi familia

muchísimo. Así como al principio fue de ‘¡madre mía embarazada, soltera!’ pero te ven

que cambias, te ven que te vuelves mucho más seria, que te lo estás trabajando el doble que

ellos y encima sola. Que va saliendo bien todo, que le estás dando a tu hijo todo lo que

necesita y más. La verdad es que mi hijo tiene todo y más, o sea que están orgullosos y no

habían estado nunca” (E3_relación sexual).

A nivel de amistades se refuerzan algunas ya existentes: “las amistades mantengo las

mismas y eso que son todo parejas, yo soy la single y ya está, al que le guste bien y sino

también. Tampoco no me da mucho tiempo para salir. También he establecido nuevas

relacionados por entorno, más por adopción que por monoparental. Si la niña va a gimnasia

rítmica pues soy la amiga de la madre de la niña que va a gimnasia rítmica no quiero

hacerme un gueto” (E2_adopción). En algunas de las madres entrevistas se han producido

cambios en su círculo de relaciones. Algunos de ellos son positivos ya que entablan nuevas

relaciones con las que encuentran una mayor afinidad y se sienten más a gusto: “pero por

otra parte has perdido gente pero la que has mantenido es la de verdad y he ganado a todas

las madres y encima son las que realmente tienen un tema de conversación, que hoy por

hoy, es el que me interesa que son los niños, cómo los educas. También tu te vas juntando

con la gente por intereses, por afinidades, por comunes y ahora mismo pues más que mi

hijo pues no, pocas cosas. Y también la gente que se ha quedado son gente de verdad, que

a mi hijo lo van a querer y que si necesitan a esas personas las va a tener, que lo han

integrado, es como uno más y no es en plan quedamos contigo pero con tu hijo no”

24

(E3_relación sexual). Otras veces pierden la amistad de aquellas personas que no entienden

la decisión que han tomado o porque no quieren estar con madres solas: “el estatus

económico mío cambió totalmente y la condición social cambio totalmente porque no está

dispuesta la gente a estar aguantando el hablar con una amiga con un crío todo el rato al

lado” (E1_relación sexual).

El hecho de no tener una pareja con quien compartir el día a día o la crianza y la

educación del menor no es un problema. Como señalan las entrevistadas no se sienten

solas sino que tienen amigas con quienes comparten sus inquietudes y con quienes pueden

desahogarse: “porque sí claro que echas de menos una persona para tomar decisiones pero

no precisamente un hombre. La historia de la pareja ya te digo a mi me parece una historia

preciosa, yo creo que si las personas compartimos en pareja momentos malos y buenos,

pues mejor porque somos seres sociales y necesitamos estar acompañados ¿no?, pero

también tengo la suerte de tener amigas y amigos. Es que he tenido mucha suerte, no

siempre les he podido contar todo porque no he querido o porque no he sabido pero tengo

dos o tres amigas y dos o tres amigos o viene alguien que aparece en tu vida que le puedes

contar cosas que a otro no le has contado y eso ayuda a que se vaya saliendo a delante […]

No es igual aprender a tomar mis decisiones que tener a una pareja y no es ni mejor ni peor

pero por supuesto es totalmente diferente” (E1_relación sexual).

Un aspecto clave es la conciliación de la vida familiar y laboral. Aunque no es

exclusivo de las familias monoparentales por opción, si que se acentúa por el hecho de

ejercer la maternidad en solitario. De este modo surgen nuevas estrategias individuales,

como la compra por Internet, y la ayuda formal remunerada como asistentes domiciliarias

o canguros. Entre las prácticas principales que adoptan las madres entrevistadas destaca la

ayuda de la familia, en especial de la abuela, aunque ésta se concreta de diferentes formas

según el nivel socioeconómico de la mujer: “pero es un apoyo, incluso económico, pero en

manos. No llegas a poner la lavadora, la pone tu madre. Encima es tu madre que incluso

iría a tu casa a verte y la pondría. Encima en su casa pues más. Te ayuda. Sabe, porque ha

criado a hijos. Realmente sí que es un apoyo en ese sentido” (E3_relación sexual).

Conformándose como último recurso entre las que disponen de un mayor poder adquisitivo

ya que refieren delegar los cuidados a la ayuda formal: ”yo a mis padres no los utilizo

cuando trabajo, si ellos quieren llevarse a la niña ellos se la lleva […] para eso tengo una

señora que viene a casa, me ayuda y cuando tengo una reunión está con ella y se queda con

ella en casa […] viene entre semana tres días y se los mueve como a mí me va bien. Hay

veces que viene dos veces, otra viene un día y luego en verano viene todas las tardes

25

porque para mí también es importante porque yo a mis padres no quiero que sean mis

sustitutos sino ellos son sus abuelos” (E2_adopción). Únicamente en ocasiones especiales

o esporádicas utilizan a la familia: “que a lo mejor trabajo la última semana de junio pues

en casa de mis padres, en la piscina y está como si estuviese en la playa, y para mis padres

también bien porque se las dejas unos días” (E2_adopción).

La responsabilidad que conlleva la monoparentalidad es especialmente absorbente, y

el tiempo que resta para si mismas queda reducido al máximo o desaparece por completo.

Disponen de poco tiempo para si mismas. Por lo que las actividades de ocio y tiempo libre

son reducidas en la mayoría de los casos. Todas ellas prefieren estar con sus hijos/as que

compartir con otras personas el tiempo libre que disponen: “no suelo realizar ninguna

actividad, como los cursos de formación que son libres y voluntarios. No tengo tiempo, se

que un día retomaré el yoga pero no en este momento […] podría hacer más cosas

profesionalmente y laboralmente y no las hago porque no quiero. Además se lo digo a ella

[se refiere a su hija] ‘eres lo primero, soy tu madre y eres mi prioridad’ (E2_adopción).

Aunque señalan que cuando sus hijos/as son un poco más mayores tendrán su propio

espacio, para realizar sus aficiones que en muchas ocasiones las han tenido que dejar o las

realizan de forma menos a menuda.

Destaca en todas ellas el gran sentido de la responsabilidad que tienen respecto a la

crianza y educación de sus hijos/as y ser un buen referente pare ellos: “es muchísimo mejor

de lo que me esperaba. Me llena al triple pero es el triple de cansado porque es todo el día,

toda la responsabilidad de tu vida, de la vida de otra persona y de lo que afecta tu vida en

la vida de otra persona y eso es veinticuatro horas y para siempre. Yo que en mi vida nunca

había entrado el término ‘para siempre’ ahora es todo para siempre” (E3_relación sexual).

En general las madres entrevistadas se caracterizan por ser muy cuidadosas consigo

mismas, tanto a nivel de salud como en la forma de ser y actuar ya que son el único

referente: “soy mucho más cuidadosa conmigo misma. Tengo un buen coche, no por nada,

si no porque no me pase nada. Desde que está ella [se refiere a su hija] sí, he dejado de

fumar. No esquío ya, ella sí [su hija], pero yo no porque no me lo puedo permitir […] Me

tengo que cuidar y no físicamente sólo sino a nivel emocional […] es muy importante

cuidarte como modelo referente de ellos, es decir ellos van a copiar todo de ti. Mi hija,

mira que es china, pero dicen que se parece a mí porque habla como yo, se expresa como

yo, dice las cosas que yo digo” (E2_adopción). Además son selectivas con las personas que

están a su alrededor y pueden influenciar en sus hijos. “A la gente que te relaciones de

repente descartas gente porque no te parecen buena influencia” (E3_relación sexual).

26

Otorgan gran importancia a poder decidir sola como quiere que avance la vida de su hijo/a

y la suya: “yo siempre digo nosotras tenemos muchas ventajas. Si yo decido a qué colegio

va mi hija, lo decido yo. Si yo digo que mi hija va a casa de fulanita no hayo otro que me

venga y me diga ‘oye ¿por qué va?’ que luego la tengo que ir a buscar yo […]

Responsabilidad compartida bueno se supone que se relajan más ellos, pero a mí el que

nadie me tenga no que cuestionar porque me equivoque, me lo pueden decir mis amigas,

me lo puede decir mi madre pero me hará pensar pero no me condiciona como puede ser el

padre de la criatura porque el padre de la criatura tiene el mismo peso que yo. Entonces eso

te tiene que condicionar” (E2_adopción)

El abordaje de la figura paterna es un elemento que comparten todas las madres.

Todas ellas lo tratan de forma muy normalizada. Sea cual sea el tipo de estrategias que

utilizan, en todos los casos existe una predisposición a hablar sobre el tema de la figura

paterna con sus hijos/as: “primero porque no le he mentido jamás, me parece

imprescindible decirle la verdad a los niños porque los niños lo entienden todo. Somos los

padres los que lo contamos mal o no lo sabemos contar […] Entonces lo que hay que

explicarle al niño siempre de entrada es que él forma parte de una familia, pero diferente,

que su padre no está, como hay otros niños que se les ha muerto su padre o que se han

separado […] Luego hay etapas que te dice “¿yo quiero tener un padre?”. Yo le digo ¿por

qué quieres tener un padre si no lo vamos a tener?. Tú lo tienes pero no está, ni nos hace

falta tampoco. Entonces tu familia y la mía son así. Tú puedes querer tener un padre pero

yo no te lo voy a dar, si quieres puedes preguntarle cosas al tío, a mis hermanos, al yayo o

a amigos, pero yo no voy a unirme a un hombre. No me voy a echar novio para que sea tú

padre porque si yo tengo un novio que vive con nosotros puede quererte mucho pero no va

a ser tu padre. Hay muchos hombres que te quieren mucho, pero no son tu padre. No es

necesario tener un padre y el niño siempre ha aceptado las respuestas” (E1_relación

sexual). En todos las entrevistas existen en las familias, tíos o abuelos, que realizan la

función de referente masculino para los menores, aunque éstas figuras no se asocian a la

paterna. Aunque la familia es una fuente de apoyo fundamental, los papeles y roles que

desempeñan cada uno de sus miembros están muy definidos. Esto es un elemento reiterado

por todas las madres solas por opción entrevistadas. Estas mujeres ejercen la figura

materna y paterna a la vez, el resto es familia: “está muy definido en mi casa cada, nunca

se confunden. Saben quién es su madre y saben quién es su tía y saben quién es su abuela,

eso está muy claro” (E4_adopción).

27

En todos los casos cuentan a su hijo/a la historia, ajustándose a su edad, aunque la

manera de afrontar esta situación es distinta según la vía de acceso a la maternidad en

solitario. En el caso de la adopción, el abordaje de la figura paterna tiene mucho que ver

con la explicación de sus orígenes. Afirman que es muy importante darles herramientas a

sus hijos para que puedan reaccionar ante la sociedad porque todavía se estigmatiza a los

hijos de madres solteras y adoptados. En el caso de padres “fantasmas” sienten curiosidad

por saber quién es su padre y dónde está: “una vez a mi padre él [se refiere a su hijo] le

preguntó ¿dónde está mi padre? y mi padre le contestó “pues se fue muy lejos”. Cogió el

niño a mi padre de la mano y se fueron por el camino, y mi hijo dijo “vamos a buscarlo

porque muy lejos, muy lejos tiene que estar”. Cuando llegaron a casa mi padre me lo

explicó, el niño no me lo dijo,“me he partido de risa con mi nieto porque me ha dicho’ muy

lejos debe de estar mi padre porque no lo hemos encontrado” (E1_relación sexual). La

ausencia de una figura paterna no es un problema, y si en algún momento los menores se

cuestionan la inexistencia de ésta se debe a factores culturales como la celebración del día

del padre o sociales, que por la ausencia del mismo en el día a día: “mi hijo no hecha en

falta a nadie pero la sociedad sí y al final se lo van a hacer echar en falta y es lo que me

fastidia” (E3_relación sexual).

Señalan la carencia, sobre todo, afectiva que tienen estos menores adoptados y lo

poco estimulados que están: “tienen mucha carencia, mucha carencia alimenticia, pero

especialmente afectiva. Tú a ellos [se refiere a sus hijos] les aportas todo, tú eres su vida

para ellos. Los sacas de un nada a una oportunidad de darles una educación, un colegio,

una vida, una cama, un cuarto” (E4_adopción). Además se constata cierta falta de

seguridad de sus hijos/as hacia las madres adoptivas. Esto puede deberse a la ausencia

anterior de una figura materna y a haber vivido en un orfanato, por eso en el discurso de las

informantes aparecen frases como la siguiente que ejemplifica claramente esta inseguridad

por parte de sus hijos/as: “ella necesita mi seguridad. Me dice “mamá si tú un día te

murieras o toda mi familia se muriera o si yo me perdiera”. Esas cosas también se le pasan

por la cabeza. Las perdió en un momento determinado y ella duda que no las vuelva a

perder.” (E2_adopción).

Conclusiones

Principales resultados

• El debate sobre la maternidad/paternidad no es algo novedoso. Sin embargo, la

autonomía personal en las trayectorias vitales de las mujeres hace que asistamos a

28

nuevas manifestaciones de la maternidad/paternidad. El significado de la

reproducción ha evolucionado como consecuencia de las transformaciones

socioeconómicas y de valores que han acaecido en los últimos años. Este tipo de

maternidad/paternidad en solitario por opción supone, por un lado, romper con los

estereotipos femeninos de conducta social ya que se ejerce la maternidad, la crianza

y la educación del menor en solitario y, por otro lado, poder decidir el momento y

la manera de tener los hijos/as.

• Las mujeres que optan a la maternidad en solitario se caracterizan por un perfil

socioeconómico elevado como muestran, para el caso de España, las

investigaciones de Jordana (2007), González et al. (2004, 2005, 2008) y Jociles y

Rivas (2010) y se manifiesta en este estudio exploratorio. Todas ellas son mujeres

solteras con edades comprendidas, entre los 29 años y los 53 años, con estudios

medios (educación secundaria postobligatoria) y universitarios, trabajo estable y

por cuenta ajena, lo que conlleva una estabilidad laboral y económica. A nivel

residencial, en general forman hogares monoparentales simples, a excepción de una

que comparte la vivienda con su madre y hermana, y otra que está viviendo de

forma temporal en casa de su madre. Ninguna de ellas ha planteado casarse.

• Respecto al proceso de decisión como las trayectorias que han seguido las mujeres

para acceder a la maternidad en solitario éstas se presentan como pioneras de un

comportamiento claramente en expansión como es la maternidad/paternidad por

opción aunque manteniendo la soltería. Si se detiene el análisis en la edad en la que

comenzó el proceso de toma de decisión se observa que en el caso de las madres

biológicas a través de relación sexual, la maternidad tiene lugar a edades más

tempranas, mientras que en el caso de la adopción y la inseminación artificial se

retrasa alrededor de los cuarenta años.

Los factores que subyacen a la hora de optar a la maternidad/paternidad en

solitario por opción son las relaciones de pareja, la forma de familia y de

maternidad ideal. Todas ellas tienen un peso específico en el proceso de decisión.

Estas mujeres se caracterizan por tener actitudes innovadoras en relación a la

familia, el matrimonio, la maternidad y la monoparentalidad. Aunque en algunos

casos la maternidad sea sobrevenida, la monoparentalidad por opción estaba

presente en su imaginario como forma ideal de maternidad. Tienen un fuerte deseo

de ser madre que se ha ido posponiendo por motivos laborales o de pareja. Esta

elección no está condicionada por su experiencia familiar previa sino por la

29

influencia de la cultura y la familia de origen respecto al estereotipo de ser madre

sola: Son conscientes de la responsabilidad que conlleva criar y educar a un hijo/a,

pero prevalece más lo que les pueden aportar.

• Se detectan dos perfiles de toma de decisión en la maternidad en solitario por

opción, uno que sería “a priori”, mujeres que han accedido a la monoparentalidad a

través de una relación sexual, y otro “a posteriori”, a través de la adopción o la

inseminación artificial. Este último se caracteriza por ser un proceso muy meditado

y reflexionado. En ambos casos es una biografía elegida, aunque el modo de acceso

a la maternidad en solitario ha sido distinto. Mayoritariamente la decisión de ser

madre la realizan en solitario, sin consultar a ningún amigo/a o familiar.

• A nivel de vivencia de la monoparentalidad, en los casos de embarazo a través de

relación sexual hubo en un principio cierto recelo por desafiar el modelo tradicional

de familia y han tenido que autolegitimar su rol de madre sola por opción ante el

entorno social. En términos generales se entablan nuevas dinámicas familiares. A

nivel de relaciones sociales se suelen mantener las relaciones existentes o se inician

de nuevas. En los casos de maternidad a través de relación sexual han perdido

amistades porque no han entendido la decisión que han tomado o “prefieren no

estar con madres solas”. El hecho de no tener una pareja con quien compartir el día

a día o la crianza y la educación del menor no es un problema, ya que no se sienten

solas porque tienen amigas con quienes comparten sus inquietudes y con quienes

pueden desahogarse.

• Aunque no es exclusivo de las familias monoparentales por opción la conciliación

de la vida familiar y laboral si que se acentúa por el hecho de ejercer la maternidad

en solitario. De este modo surgen nuevas estrategias individuales y la ayuda formal

remunerada como asistentes domiciliarias o canguros. Entre las prácticas

principales que adoptan las madres entrevistadas destaca la ayuda de la familia, en

especial de la abuela, aunque ésta se concreta de diferentes formas según el nivel

socioeconómico de la mujer. Conformándose como último recurso entre las que

disponen de un mayor poder adquisitivo ya que prefieren delegar los cuidados a la

ayuda formal y únicamente en ocasiones especiales o esporádicas utilizan a la

familia. Destaca en todas ellas el gran sentido de la responsabilidad que tienen

respecto a la crianza y educación de sus hijos/as y el ser un buen referente para

ellos.

30

• Otorgan gran importancia a poder decidir cómo quieren que avance la vida de su

hijo/a y la suya. El abordaje de la figura paterna es un elemento que comparten

todas las madres, ya que lo tratan de forma muy normalizada. Sea cual sea el tipo

de estrategias que utilizan, en todos los casos existe una predisposición a hablar

sobre el tema de la figura paterna con sus hijos/as.

• La valoración que las propias mujeres realizan de su condición a través de la

vivencia subjetiva y las condiciones objetivas de la maternidad en solitario por

opción se corresponde con una maternidad responsable y de corresponsabilidad con

el proyecto de familia que han decidido tener. La maternidad es una fuente de

satisfacción, les colma de felicidad y de autorrealización y la consideran como una

parte esencial de su vida. Además alguna de ellas asocian la maternidad en solitario

con cambios personales. Estas madres se oponen a los discursos tradicionales que

las consideran incompetentes y a sus hijos/as en desventaja social y educativa.

• La maternidad ha sido sinónimo en nuestra cultura de realización personal14 y

familiar ya que ha considerado la maternidad como el rol principal de las mujeres.

La imagen que tiene la mujer de sí misma ha cambiado, ya no se ve únicamente

como madre. Sin embargo, este cambio no ha ido acompañado de una

transformación de los significados de la maternidad. Se constata como la

maternidad continua siendo una fuente de autorrealización personal en la mujer.

Además afirman que los hijos/as no son para llenar el hueco de la pareja, sino que

existía un deseo previo de ser madre.

14 Marga Marí-Klose y Ana Nos Colom (1999) Itinerarios vitales: educación, trabajo y fecundidad de las

mujeres. Madrid: Centro de Investigaciones Científicas, 123 pp. Las autoras constatan que el 50% de las mujeres están de acuerdo con la afirmación “en el único lugar dónde se puede ser feliz es en casa con los hijos” y este porcentaje aumenta con la edad. Esto se debe a que en las mujeres permanece la creencia de que una mujer no es “una verdadera mujer” si no tiene hijos/as.

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