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LA ETICA DEL CIUDADANO IBAGUEREÑO DESDE LA RELIGIÓN
ADRIANA MARCELA GRAJALES ARENAS
PAULA ANDREA LEAL VARON
LEONARD GEORGE SANABRIA
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
FACULTAD DE CIENCIAS
IBAGUÉ
2011
LA ETICA DEL CIUDADANO IBAGUEREÑO DESDE LA RELIGIÓN
ADRIANA MARCELA GRAJALES ARENAS
PAULA ANDREA LEAL VARON
LEONARD GEORGE SANABRIA
PROFESOR
RÓMULO GUEVARA
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
FACULTAD DE CIENCIAS
IBAGUÉ
2011
CONTENIDO
1. TEMA
2. PROBLEMA
3. JUSTIFICACION
4. MARCO TEORICO
5. METODOLOGIA
6. BIBLIOGRAFIA
7. ANEXOS
TEMA
Formación ciudadana (ética) desde el punto de vista de la religión, en la Ciudad
Musical de Colombia “Ibagué”
PROBLEMA
Como evaluar la ética del ciudadano ibaguereño, desde el punto de vista de la
religión pero con tres pensamientos filosóficos distintos; además saber que
tanto sentido moral tienen los ibaguereños para con ellos mismos y como
manejan el concepto de igualdad y libertad en el medio en que los rodea.
JUSTIFICACIÓN
La importancia de este trabajo es para darnos cuenta cual es la realidad ética
de la ciudad de Ibagué, analizar el problema y ver que herramientas nos brinda
la comunidad ibaguereña para resolverlo. El tema recurrente es mirar si existe
o no una enseñanza que nos deja la religión frente a la formación ética y si no
nos deja una enseñanza el porque de esta razón. Debemos analizar si la
religión cumple con los procesos de formación ciudadana en Ibagué que
permitan a la humanidad desarrollar y proyectar un futuro a la hora de
interactuar en la sociedad.
MARCO TEORICO
1. ÉTICA DE SAN AGUSTÍN DESDE LA RELIGIÓN
Una de las alternativas de análisis para el problema de la ética por medio de la
religión, está representada por la filosofía dualista (maniqueísmo) de San
Agustín (Argelia, 354 - Hipona, id., 430). A diferencia de muchos otros filósofos,
Agustín de Hipona construyó una relación entre la religión y la ética. En cuanto
a la Ética, San Agustín parte de que la naturaleza humana está herida por
el pecado original pero no destruida, la gracia de Dios la fortalece y le ayuda a
alcanzar mejor su fin, pero ella conserva su capacidad de orientarse sola al
bien. La primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro: "Lo que
quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a ellos". Por ello cuando San
Agustín toma el tema del bien lo hace en esta perspectiva, Dios es el Sumo
Bien y lo participa a sus creaturas. Los hombres son buenos, pero por
participación.
Uno de los puntos fuertes de la ética en San Agustín fue la oposición al
maniqueísmo, una secta o movimiento de origen persa que mantenía que el
bien y el mal (la luz y la sombra) eran fuerzas opuestas que luchaban por
el dominio absoluto, a lo que Agustín le pareció una doctrina que podía
corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más adecuadas para
construir un sistema filosófico y ético.. El maniqueísmo tuvo mucha aceptación
en los siglos III y IV d.C. San Agustín, fue maniqueo en su juventud pero
abandonó este credo después de recibir la influencia del
pensamiento de Platón. En el año 387, intentó integrar la noción platónica con
el concepto cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como
la caída de Adán, de cuya culpa una persona está redimida por la gracia de
Dios. Por lo tanto lo que Agustín quería dar a entender es que hace el bien, es
premiado por Dios y el que obra mal es castigado por él mismo.
En el problema del bien San Agustín va a partir de que Dios siendo inmutable y
poseyendo la plenitud del ser, es también, el bien absoluto e inmutable. Por
haber sido creada de la nada, la naturaleza humana solo es buena en la
medida en que es. De este modo el bien es proporcional al ser, de donde se
sigue que lo contrario de bien es el mal, y este no puede considerarse como
ser. Estrictamente hablando el mal no existe. Aquí San Agustín habla del mal
como privación de Bien. En el capítulo 11en su obra ''Enchiridion, ad
Laurentium" o ''De fide, spe et caritate liber" habla del mal en oposición al
maniqueísmo, mantenía que el bien y el mal (la luz y la sombra) eran fuerzas
opuestas que luchaban por el dominio absoluto. Él afirma que lo que llamamos
mal en el mundo, bien ordenado y colocado en su lugar, hace resaltar más
eminentemente el bien, de tal modo que agrada más y es más digno de
alabanza si lo comparamos con las cosas malas. Pues Dios omnipotente, como
confiesan los mismos infieles, «universal Señor de todas las cosas», siendo
sumamente bueno, no permitiría en modo alguno que existiese algún mal en
sus criaturas si no fuera de tal modo bueno y poderoso que pudiese sacar bien
del mismo mal. Pues dice Agustín - ¿qué otra cosa es el mal, sino la privación
del bien? Del mismo modo que, en los cuerpos de los animales, el estar
enfermos o heridos no es otra cosa que estar privados de la salud -y por esto,
al aplicarles un remedio, no se intenta que los males existentes en aquellos
cuerpos, es decir, las enfermedades y heridas se trasladen a otra parte, sino
destruirlas, ya que ellas no son substancia, sino alteraciones de la carne, que,
siendo substancia y, por tanto, algo bueno, recibe estos males, esto es,
privaciones del bien que llamamos salud-, así también todos los defectos de las
almas son privaciones de bienes naturales, y estos defectos cuando son
curados, no se trasladan a otros lugares, sino que, no pudiendo subsistir con
aquella salud, desaparecen en absoluto.
San Agustín afirma que siendo la inmutabilidad, Dios es la plenitud del ser, es
por tanto el bien absoluto. Por haber sido creado de la nada, nuestra naturaleza
sólo es buena en la medida en que es, pero, en esta misma medida es buena y
que todo espíritu y todo cuerpo es naturalmente bueno, "omnem spiritum et
omne corpus naturaliter bonum esse". Entonces faltaría examinar como existe
el mal en el mundo, es decir como explicamos el mal moral y la mortalidad de
la criatura. Volviendo al tema, el bien es proporcional al ser; de donde se sigue
que lo contrario del bien es el mal, y por ende no puede considerarse como ser.
En este sentido el mal estrictamente hablando no existe. El mal sería entonces
una privación, una ausencia de un determinado bien. Toda cosa es buena por
el hecho de que es. El mal no es otro que la corrupción: de la medida, de la
forma o del orden natural. La naturaleza es por lo tanto malo en cuanto que es
corrupto. En cuanto a la moralidad, solo se encuentra en los actos de la criatura
racional. Puesto que dependen de un juicio de la razón, tales actos son libres;
consiguientemente las faltas morales proceden del mal uso que el hombre hace
de su libre albedrío. El hombre es responsable de ella no Dios. Un planteo que
se hace Agustín es si Dios hizo bien al darnos el libre albedrío, por el cual
podemos pecar. Agustín responde diciendo que si bien como de nuestros
distintos bienes corporales podemos abusar, y sin embargo es un regocijo
tenerlos. Así también por nuestra voluntad libre por la cual obramos mal,
también podemos hacer el bien. Ser feliz es el objetivo final de todo ser
humano; para serlo cada uno debe volverse hacia el soberano bien, quererlo y
adherirse a Él. Se impone pues la necesidad de ser libre.
2. DAVID HUME. ÉTICA Y RELIGION DOS MUNDOS DIFERENTES
El pensamiento de David Hume nos permite poner en perspectiva la forma en
que suponemos que el sentido ético-religioso materializado en una serie de
relatos de origen, principios éticos y normas de vida parecen mantenerse
vigentes en la conciencia solo de quienes participan del sistema de la religión.
Nos guste o no, la religión es algo muy importante para millones de personas
en el mundo, y muchas de ellas están convencidas que los valores éticos están
basados en la creencia de un dios o dioses. Claro que las personas religiosas
no tienen el monopolio de la virtud y que hay muchos individuos que son
buenos sin ser en lo más mínimo religiosos. La ética y la religión son mundos
diferentes. Ambos intentan guiar la conducta de los individuos donde en
algunos casos coinciden, pero en otros no.
De allí surgen unas preguntas claves para saber que tan cerca o lejana esta la
ética de la religión: ¿Puede un jefe religioso como el Papa dar consejos sobre
el comportamiento de sus seguidores en áreas distintas a las religiosas? ¿Es la
religión algo que solo incumbe al ámbito íntimo del alma?
Bueno pero de lo que habló David Hume es que en el mudo de la recepción
práctica atacó por dos frentes fundamentales porque fue en contra de
creencias muy veneradas establecidas en ámbitos tan importantes como el de
la ética y la religión, donde descarta toda sublimidad en cuanto a la motivación
de nuestra conducta, no estamos moviéndonos por algún tipo de ideal o de
sentimiento elevadísimo si no por algo tan sencillo pero por otra parte tan
vigoroso, como es la simpatía que sentimos por nuestros semejantes. La
palabra simpatía es igual que la palabra compasión, es decir padecer con,
sentir por los otros; los seres humanos nos parecemos unos a otros si vemos
alguien reír sentimos cierto movimiento que nos hace reír también a nosotros,
si vemos a alguien llorar sentimos cierta angustia; los seres humanos estamos
para parecernos unos a otros porque además es lo mas útil, entonces la ética
no es un mecanismo sublime que nos eleva por encima de nuestras
necesidades, es el reconocimiento de esas necesidades y de que solo pueden
satisfacerse cuando estamos viviendo en compañía de los demás.
Hume analiza la religión como cualquier otro tipo de fenómeno algo que nace
en la sociedad y va desarrollándose sin ningún tipo de ayuda sobrenatural sino
simplemente como una forma de pensar que evoluciona con la historia
humana. Hume escribió un libro llamado “los diálogos de la religión natural”
quizás uno de los libros mas perfectos mas extraordinarias de la filosofía
porque realmente resuelve un problema que es la argumentación que hace a
Dios necesario para producir el mundo, para crearlo, para darle un fin; esa
doctrina es desmontada de una manera magistral y definitiva en el dialogo de
Hume y se resalta definitiva a pesar de que siglos mas tarde resurjan algunos
ilustres para oponer supuestas doctrinas del diseño inteligente del
creacionismo parecidos a las doctrinas materialistas de la evolución que
explican nuestro lugar en la tierra.
Hume niega la existencia de una "razón práctica" y la posibilidad de una
fundamentación racional de la ética. El objeto de la moral (pasiones, voliciones
y acciones) no es susceptible de ese acuerdo o desacuerdo entre las ideas
sobre las que se basan lo verdadero y lo falso. Si la razón no puede ser la
fuente del juicio de valor, habrá que buscarlo en el sentimiento, que surge
espontáneo en nosotros ante acciones susceptibles de lo que consideramos
valoración moral. El análisis de este sentimiento revela que es una forma de
placer o de "gusto". Ello le lleva a excluir de la moral todo rastro de austero
moralismo o de mortificación del alma o del cuerpo, porque el fin de la moral es
la felicidad y el gozo de vivir del mayor número de hombres posible.
Igualmente duro se muestra Hume ante el problema religioso. Menoscaba la
pretensión de las pruebas de la existencia de Dios, y niega su existencia
apelando al problema del mal en el mundo. La religión tiene su origen en el
sentimiento de miedo de la gente y en la ignorancia de las causas de los
eventos terribles de la naturaleza. En su libro Historia natural de la religión,
defiende una evolución a partir del politeísmo, hasta llegar a la idea abstracta
de la divinidad propia de las religiones monoteístas.
3. ÉTICA Y RELIGIÓN EN EL PENSAMIENTO KANTIANO
“La religión dentro de los límites de la mera razón”, Kant afirma que la moral
“no necesita en modo alguno de la religión”. En la segunda Crítica, que se
ocupa del problema de la acción moral, ha quedado establecido que es posible
responder a la pregunta ¿qué debo hacer? sin necesidad de recurrir al
concepto de un legislador trascendente. La moral, tal como Kant la concibe, se
fundamenta exclusivamente en el concepto del hombre como un ser libre; la
pretensión de derivar nuestras obligaciones morales de un Ser Superior al
hombre es tachada por él como un misticismo desorientador que priva a la
razón de su capacidad práctica y convierte al hombre en esclavo atemorizado
frente a los dictados de una entidad puramente imaginaria. Además, si aquello
que constituye el fundamento determinante de la acción, consiste en el temor a
un castigo futuro o en la esperanza de una recompensa, entonces los actos
morales en nada se diferencian de las acciones dictadas por el egoísmo. En
suma, pretender que debemos actuar bien porque un ser desconocido para
nosotros así lo ha estipulado, significa privar al hombre de responsabilidad
moral y equivale a arrancar de raíz lo que constituye el bien más alto de la
dignidad humana: la libertad. Por tanto, en orden a actuar moralmente resulta
innecesaria toda doctrina religiosa pues no se “necesita ni de la idea de otro ser
por encima del hombre para conocer el deber propio, ni de otro motivo impulsor
que la ley misma para observarlo.”
No obstante, unas cuantas líneas más delante Kant señala que “la moral
conduce ineludiblemente a la religión”. Aparentemente, la imposibilidad de un
conocimiento teórico de Dios y la capacidad de la razón para determinar de un
modo absoluto los mandamientos morales hacen imposible y superflua toda
religión, puesto que las preguntas ¿Qué puedo conocer? y ¿Qué debo hacer?
pueden ser respondidas sin necesidad de recurrir a una determinación de la
existencia de Dios, y ni siquiera es necesario conocer cuál sea su naturaleza o
qué es lo que tal ser espera de nosotros. De dónde proviene entonces la
extraña afirmación de que la religión se desprende necesariamente de la moral.
De acuerdo con lo establecido en su ética, Kant señala que la acción moral no
deriva su valor del fin alcanzado o propuesto, sino del apego estricto al deber
que la razón establece incondicionalmente:
...la moral no necesita... de ningún fin, ni para reconocer qué es debido, ni para
empujar a que ese deber se cumpla; sino que puede y debe, cuando se trata
del deber, hacer abstracción de todos los fines.
De esta manera, la representación, en la conciencia del sujeto que actúa, del
objeto a realizar no proporciona un criterio válido para juzgar sobre la moralidad
del acto. Sin embargo, toda vez que la razón ha establecido la norma de
conducta, resulta lícito preguntarse “qué saldrá de este nuestro obrar bien”. En
otras palabras, la cuestión que aquí surge es la de ¿qué me es permitido
esperar? después de que he cumplido con aquello que la razón establece
como norma de comportamiento. Para la determinación de la causalidad de la
voluntad no es permitido ni se exige la representación de ningún fin, pero de la
determinación de la voluntad de la ley moral tiene que proceder un fin como
consecuencia para posibilitar la acción. Si la libertad del hombre es
esencialmente un “deber-ser” y un deber ser en el mundo, la tarea filosófica
debe investigar las condiciones de posibilidad de su realización en el mundo.
Ahora bien, en su filosofía moral Kant señala que entre la causalidad moral y la
causalidad de la naturaleza, no existe acuerdo. Es un hecho de experiencia
que el comportamiento moral no lleva consigo la felicidad. Al hombre moral no
siempre le va bien y al inmoral tampoco le va realmente mal. Esta experiencia
muestra que la posibilidad de la conexión necesaria de moralidad y felicidad,
que Kant denomina Bien Supremo, no la proporciona la naturaleza. No se
puede esperar ninguna unión necesaria y suficiente para el bien supremo a
partir de la observancia más estricta de las leyes morales. El deber impone un
fin a realizar y este es inaccesible. Así, la imposibilidad de la conexión entre
virtud y felicidad conduce a una antinomia de la razón práctica: la ley moral
prescribe incondicionalmente la promoción del bien supremo y éste se muestra
imposible en su realización. En la ética de Kant esta antinomia se resuelve
postulando la existencia de Dios:
“...puesto que la capacidad humana no es suficiente para hacer efectiva en el
mundo la felicidad en consonancia con la dignidad de ser feliz, ha de ser
aceptado un ser moral todopoderoso como soberano del mundo, bajo cuya
previsión acontece esto, i.e.: la moral conduce sin falta a la religión.
METODOLOGIA
El punto central de la ética de San Agustín por medio de la religión es hablar
sobre el bien que existe en el mundo e ignorando lo malo ya que todo lo creado
por Dios es bueno, y no como pensamos los ciudadanos que es un castigo de
Dios y por tanto es algo malo. Lo que nos dice Agustín de Hipona es que el
concepto de lo malo y todo lo referente a él, son actos que tienen que suceder
para conocer o mejor aún, para que el hombre obre bien con los demás seres.
Si relacionamos este pensamiento filosófico con la ética del ciudadano
ibaguereño nos damos cuenta que siempre renegamos de todas las cosas
malas que sucede y el que cree en Dios vive renegando contra él; pero de lo
que no nos damos cuenta es que si nos sucede algo malo es por culpa de
nuestros mismos actos y que a demás que si reflexionáramos sobre ellos nos
llevarían a corregir el error y hacer el bien con nuestros semejantes, a crear
una libertad de pensamiento pero sin discriminar la idea del otro, así también
habría una igualdad y esta sería una solución para tener una buena formación
ciudadana.
Al contrario de lo que piensa San Agustín, David Hume habla de que la ética y
la religión son mundos totalmente diferentes; ya que en la ética, él nos enseña
que tan importantes son los sentimientos, emociones y necesidades que
sentimos por otra persona, más claramente existe una valoración moral que
encierra todas las acciones susceptibles del hombre. Mientras que habla de la
religión, como el origen de la ignorancia de las causas de los eventos terribles
de la naturaleza. Habla además de la no existencia de Dios y de la negación de
algún ser divino ya que cuando no se cree en un ser supremo, el hombre no se
somete a nada y puede pensar libremente sin tener que pensaren las malas
acciones castigadas por un Dios. La relación de David Hume desde el punto de
vista de la ética y el ciudadano ibaguereño no se puede generalizar a todos los
ciudadanos, ya que la mayoría de las personas que habitan esta ciudad son
religiosas y por lo tanto tiene o creen en un ser supremo, pero de igual modo
estos no cumplen con una formación ciudadana porque entre los mismos
ciudadanos no respetan las religiones contrarias ni los diferentes modos de
pensar y expresar lo que sentimos. El no pertenecer a una religión no significa
que no se llevan acabo unas reglas, leyes o normas de comportamiento ético y
si analizamos detalladamente a el ciudadano que no cree en un ser supremo,
es el que mas respeta, ayuda, opina y da nuevas ideas para el desarrollo de la
ciudad.
Por otra parte, Kant dice que si el concepto de Dios surge sólo de la necesidad
de la razón de pensar como posibles las leyes morales, entonces la religión,
fundada en la creencia resultante sólo podrá ser una única, que es moral. Sólo
la religión moral puede presentar la pretensión de universalidad, “porque ella es
una simple fe racional se deja comunicar a cada uno para su convencimiento”.
Si cada uno puede leer en su razón los deberes morales, y si para la promoción
del bien supremo, cada uno ve que se exige la creencia en Dios, entonces esta
es la única que puede fundamentar una iglesia universal.
Lo que la filosofía de la religión kantiana rechaza, entonces, es la fetichización
que se produce cuando el hombre es obligado a aceptar normas morales bajo
las cuales debería someter su voluntad sin pretender cuestionar su validez, por
cuanto ellas provienen de una supuesta revelación que alguna iglesia presume
conocer. Por ello Kant se vale de la noción de fe racional para mostrar que, o la
presunta revelación y su correspondiente fe se legitiman de manera fe-haciente
ante la razón o su aceptación será fanatismo y delirio religioso. Apelando a la
autonomía, a la subjetividad racional auto-legisladora, Kant insistirá
reiteradamente en que el contenido de la fe no puede fundarse a partir de
ningún fenómeno dado. Creemos que este es el punto clave para hablar de
nuestra ciudad Ibagué y de nosotros como ciudadanos; como nos damos
cuenta la religión sea cual sea, tiene unos principios e ideales para construir
personas correctas, lo malo de esto es que están regidas por revelaciones,
fanatismo e idolatrías que como dice Kant no conocemos al que nos manda la
revelación pero si debemos someternos a sus mandatos, es como ponernos
nosotros mismos ciertos limites privándonos de la libertad de pensamiento y la
libertad de ideas; tal ves se consiga una igualdad porque todos estaríamos
regidos por un mismo ser supremo, pero aquí en Ibagué sucede lo contrario,
las personas se disgustan unas con otras por discutir sobre distintas religiones
así todas hablen del mismo ser supremo e inventan diferentes teorías del
origen de la vida, luego todos terminan formando una religión porque cada
persona tubo una revelación. Eso es lo que esta sucediendo ahora en Ibagué,
nos tenemos que basar en un ser divino, adorarlo y hacer su voluntad porque
alguien dijo que tenia una revelación; no podemos seguir así deberíamos ser
auténticos, autónomos sin perder el sentido moral ni la formación ciudadana.
Un ejemplo muy claro de ver que el ciudadano Ibaguereño no tiene sentido
ético, en lo religioso ni tampoco en ningún aspecto, es este:
La relación que influye del texto “Ética para ciudadanos” con la
noticia “árboles sobre la sur están en peligro” sección “el nuevo día”, lunes 21 de Marzo del 2011. se adhiere de cierta forma de que los obreros
fundieron en concreto el separador de la autopista del sur de la ciudad, lo cual
molesto a la comunidad, pues acabaron con la zona verde y de paso pusieron
en riesgo los arboles que allí ya estaban sembrados, es uno de los procesos y
problemas urbanos, por ejemplo, para lograr aquellos medios que más
fomenten la comunicación, es útil una política de información a la ciudad que
baya más allá del oportunismo y sensacionalismo de los medios; creando las
condiciones estructurales necesarias para la comunicación; dado que la vida
en la ciudad es placentera y compleja en sus variados potenciales
comunicativos; es satisfaría avanzar en procesos de formación ciudadana que
permitan a la humanidad expresar auténticamente conviviendo siendo más
realizados, proyectando un futuro con mejor veracidad a la hora de interactuar
en la sociedad.
Dependiendo de la noticia asumen que la obra por las características
constructivas, atentan contra la conservación y sano desarrollo de las planta, al
dejar un espacio mínimo alrededor de sus troncos. Lo que amerita unos riesgos
para la ciudadanía ya que la pavimentación del separador podría traer otras
consecuencias delicadas, como la seguridad de la comunidad, el cambio
fomenta el desorden del tráfico peatonal; “facilitando y permitiendo el cruce
indiscriminado sobre la vía de trafico rápido, aumentando el índice de
accidentabilidad” en esta parte de la ciudad. En esta parte es importante la
fenomenología de lo moral que desarrolla la sensibilidad moral para detectar y
vivenciar los conflictos morales como se presenta a diario en la sociedad civil y
para contextualizar posibles soluciones es lo que caracteriza una sociedad bien
ordenada; aquella en la que sus miembros reconocen, previa toda coacción,
estas relaciones con los demás. Cabe aclarar que las ciudades deben
adaptarse a las preferencias y los estilos de vida de los habitantes.
BIBLIOGRAFIA
ETICA PARA CIUDADANOS UNA IDEOLOGIA DE LA VIDAPosted: 05/03/2011 by gust wizard in Evaluation
Enquiridión, cap. 11 San Agustín (en C. Fernández, Los filósofos medievales, 2 vols., BAC, Madrid 1979, vol. 1, p. 445-446).
Enciclopedia Encarta 1996.Las Confesiones, de San Agustín. (Traducidas según la edición latina de la congregación de San Mauro, por el R. P. Fr. Eugenio Ceballos).
Internet: Internet; http://www.arbil.org/(31)sagu.htm, comentario a la obra "Las Confesiones" de San Agustín, Néstor Martínez.Diccionario de Filosofía en CD- ROM 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona.Comentario a las Confesiones de San Agustín, Liceus, el portal de las humanidades, http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/4805.aspDe Natura Boni, San Agustín. Agustín de Hipona - Wikipedia, la enciclopedia libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_de_Hipona.Ramón Clemente Saracho, nacido en Posadas Misiones, Argentina.http://www.youtube.com/watch?v=vArKCer4xio
Ética y religión http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=796
Ética y Religión en el pensamiento kantiano --- Susana Otero
La ética de Kant: los problemas de la libertad, la religión y la historia http://www.robertexto.com/archivo11/etica_kant.htm
EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓNII. LA ÉTICA KANTIANA ¿QUÉ DEBO HACER? http://cadenasverticales.blogspot.com/2011/02/kant-ivla-razon-practica-la-etica-y-la.html
ANEXOS
ENTREVISTA SOBRE RELIGION Y ETICA
1. ¿Cuál es su nombre?
2. ¿Usted cree en Dios?
3. ¿A qué religión pertenece?
4. ¿Por qué pertenece a esa religión?
5. ¿Para usted que es ser un buen ciudadano?
6. ¿La religión enseña a formar ciudadanos?
7. ¿Usted cree en la ira de Dios?
8. ¿Usted respeta a personas de otra religión?
9. ¿Para usted el mal existe?
10.¿Usted que piensa acerca del mal?
11.¿Cuáles son las malas acciones?
FILOSOFOS RELACIONADOS CON EL TEMA
San Agustín David Hume Kant