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MARIA... !RABBUNI !

HERMANAS FALLECIDAS EN 2008

CONGREGACION DE MARIA REPARADORA

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RESPONSABLE DE LA EDICION

Hna. Ma. Josefa Vilallonga

TRADUCTORAS

Del original español al francés: Soeur Thèrese Lorda Del original español al inglés: Sister Barbara Carroll

Del original francés al castellano: Hna. Ma. Josefa Vilallonga Del original francés al inglés: Sister Eva O’Brien

Del original inglés (vía francés) al castellano: Hna. Ma. Jesús Platero Del original inglés al francés: Soeur Sylvie Denis

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INDICEPortada exterior: “Maria… Rabbuni¡”Portada interior: Hermanas difuntas en 2008…………………………………………………… 1Responsable de la edición……………………………………………………………………….. 2Índice……………………………………………………………………………………………. 3Presentación……………………………………………………………………………………… 4

Difuntas de 2007

Hna. Laura Rutkowski……………………………………………………………………………. 5Hna. Cesarína Mendoza Lasalle………………………………………………………………….. 6Hna. José Lange…………………………………………………………………………………… 7

Difuntas de 2008

Hna. Suzanne Lafleur………………………………………………………………………………. 8Hna. Margaret Farell………………………………………………………………………………. 9Hna. Isidra Sanagustín Echeverría Aguirre……………………………………………………….. 10 Hna. Mary Wilson………………………………………………………………………………… 11Hna. M. Pilar Puig Vendrell………………………………………………………………………. 12Hna. Marie Louise Poswick……………………………………………………………………….. 13 Hna. Jeanne Hubert…………………………………………………………………………………14Hna. Arecia del Río Molinuelo…………………………………………………………………… 15Hna. Paula Resto………………………………………………………………………………….. 16Hna. Esther Acedo Martínez……………………………………………………………………… 17Hna. Jacqueline Baguenier Desormeaux…………………………………………………………. 18Hna. Ana María Razquin Jene…………………………………………………………………… 20Hna. Marcelline Razanaketsa…………………………………………………………………….. 21Hna. Margaretha Duives………………………………………………………………………….. 23Hna. Thérèse Konfortion …………………………………………………..................................... 24 Hna. Ramona Rex Moreno……………………………………………………………………….. 25Hna. Cécile Frenette……………………………………………………………………………… 26Hna. Ignacia Echaniz Echezarreta………………………………………………………………… 27Hna. Catalina Corbella y Gili…………………………………………………………………….. 28Hna. Margaret Gaffney…………………………………………………………………………… 29

Anexo……………………………………………………………………………………………… 30

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PRESENTACION

En el evangelio de san Juan (20, 11-19) leemos esta hermosa página de la aparición del Señor resucitado a María Magdalena. Al principio, ella no reconoce a Jesús. Cree que es el hortelano. Sólo cuando escucha su nombre: MARIA, con aquel tono que le era muy familiar, llena de emoción, contestó ¡Rabbuni – Maestro!

El Resucitado no es “experimentable” como antes: está en una existencia nueva, y él se manifiesta a quien quiere, cuando quiere y como quiere. Eso sí, aquellos a quienes se da a conocer quedan llenos de alegría, y su vida cambia por completo.

María Magdalena recibe una misión, no puede quedarse allí, no puede “retener” para sí al que acaba de encontrar resucitado. Tiene que ir a anunciar la buena noticia a todos.

Cuando leemos este pasaje, seguramente muchas de nosotras recordamos aquella primera vez que escuchamos su llamada, imposible de describir, imposible también de olvidar. Y, dejándolo todo, ayudadas por la fe, seguimos a Jesús para ir a donde nos llamaba y ser mensajeras de su Reino. Es que la fe y la vocación son siempre personales, tanto en la llamada como en la respuesta.

Los discípulos y las mujeres a quienes se apareció resucitado no lo reconocieron de primeras. Solamente en un segundo momento, al oír pronunciar su nombre, al mostrarles sus llagas, al partir con ellos el pan… lo reconocieron y creyeron el él. Tampoco nosotros/as podemos verlo y reconocerlo con los ojos de la carne. Sólo cuando nos habla y arde nuestro corazón somos capaces de creer en El y acogerlo presente en los hermanos/as.

Estas Hermanas nuestras que han terminado su peregrinación por este mundo y a las que recordamos, oyeron, sin duda, también ellas, un día al Señor pronunciar sus nombres, llamándolas a la vida religiosa. Se dejaron convencer vitalmente por esa llamada y lo siguieron. Ayudadas por la fe, procuraron ser fieles a lo largo de sus vidas, a pesar de las dificultades y contratiempos del camino, largo para algunas (más de 100 años) y más corto para otras, pero siempre felices en su vocación hasta llegar al encuentro con el Señor.

Ahora las tenemos como intercesoras. Que desde una vivencia más fuerte de nuestra fe, sepamos oír y reconocer la voz del Señor que sigue llamándonos, y descubrirle en las “llamadas” que sigue haciéndonos a través de las circunstancias y los acontecimientos de la vida y, sobre todo, a través de cada uno de los hermanos y hermanas que encontramos en nuestro camino. Así llegará un día en que podremos escuchar: “porque fuiste fiel en lo poco, entra en el banquete de tu Señor”. “Marana tha¡ Ven, Señor Jesús¡”

María Josefa Vilallonga

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Hna. LAURA RUTKOWSKIM. of Blessed Richard Leigh

Fallecida en Lathan, New York (Estados Unidos) el 27 de agosto de 2007 a la edad de 90 años.

Nacimiento:1 de febrero de 1917 Entrada:1 de mayo de 1942 Primeros Votos: 22 de noviembre de 1944 Últimos Votos: 22 de noviembre de 1949

Laura nació en Pennsylvania y fue la tercera de ocho hijos de John y Michaeline. Los padres de Laura nacieron en Polonia y en su familia era evidente la fe y laboriosidad de su pueblo de origen.

La hermana. de Laura, Jane, fue quien le presentó a las Hermanas de María Reparadora en Detroit. Laura ingresó en el noviciado en Detroit en 1942 y tuvo diferentes cargos a lo largo de sus 65 años en la Congregación: fue hermana mandadera, estuvo en el trabajo de las formas, en la enfermería y en la cocina.

Laura participó con entusiasmo en los cambios que surgieron del Concilio Vaticano II. Le gustaba asistir a las jornadas de estudio y renovación para religiosos/as ofrecidos en la archidiócesis de Detroit, siempre interesada y abierta a las nuevas líneas de renovación.

Laura era una mujer de oración, muy devota de la Eucaristía y le gustaba llevar la comunión a los enfermos. Su participación y vivencia en la liturgia era de gran importancia para ella. Lo mismo que el estudio y profundización de la Sagrada Escritura; así pudo dirigir y participar en grupos de oración. Tenía una hermosa voz que le ayudaba mucho en este ministerio.

Otro cambio que surgió varios años después del Vaticano II fue que Laura formó parte de una comunidad pequeña. Aunque en los primeros años de su vida religiosa trabajó en la cocina, nunca aprendió a cocinar. Pero disfrutó mucho al aprender a cocinar en su comunidad pequeña. Durante estos años, el párroco la invitó a hacer la homilía durante la liturgia de los días de la semana. Ella aceptó con gusto y lo hizo muy bien.

Las hermanas que vivieron con Laura la han descrito como persona devota, generosa, muy amable, dispuesta a ayudar y siempre agradecida. Ya en la década de 1980, las hermanas que vivían con Laura se dieron cuenta de que estaba perdiendo la memoria. Desgraciadamente, fue progresando y en 1997 hubo de ser internada por unos meses en la Casa Provincial de las Hermanas de San José de Carondelet en Latham, New York. Más tarde, ese año, cuando estuvo lista nuestra casa en Riverview, Laura, al igual que la Hermana Brigid Riordan, fue trasladada a nuestra nueva residencia para ser atendida allí. Laura permaneció en Riverview cinco años, pero de nuevo hubo que hospitalizarla cuando se agudizó de su demencia. Murió serenamente el 27 de agosto.

La Navidad pasada, aunque ella estaba ya muy confusa, conmovió a las hermanas de Latham cantando «O Noche Santa» en la celebración litúrgica de la Navidad.

El cuerpo de Laura fue traído de Latham, New York a Michigan. Fue velada en la capilla de Riverview y luego conducida a la iglesia parroquial de su familia para el entierro. Fue enterrada con nuestras hermanas en el Cementerio del Santo Sepulcro.

Hna. CESARINA MENDOZA LASALLE,6

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M. de la Virgen Milagrosa

Fallecida en Alcorcón (Madrid)(España / Italia)el 3 de octubre de 2007a la edad de 91 años.

Nacimiento: 14 de noviembre de 1914Entrada: 15 de junio de 1944Primeros Votos: 6 de enero de 1947Últimos Votos: 25 de octubre de 1952

Nuestra querida hermana recibió una esmerada enseñanza en las Religiosas Dominicas del Rosario, en cuya Congregación entraron tres hermanas suyas que han estado en Francia casi toda su vida. Ella se sintió llamada a dar la respuesta de su vocación en la Congregación de María Reparadora. Cesarina era licenciada en Derecho, de familia numerosa, eran nueve hermanos.

Durante muchos años fue encargada de la residencia de estudiantes de Barcelona, siendo muy querida por las chicas, a las que sabía tratar y aconsejar; hasta tal punto que había un grupo que estuvo en relación con ella hasta su muerte. Desempeñó también la responsabilidad de la Casa de Ejercicios.

Su cultura y el haber nacido en una familia liberal aunque religiosa le hacía tener una mente crítica y una conversación siempre interesante Era de temperamento fuerte, sincera y muy directa. Si tenía alguna dificultad con las demás lo expresaba sinceramente y se comprometía a trabajar para evitarlo. A veces no era de carácter fácil, por lo que ella sufría al no ser comprendida y hacía sufrir a algunas.

En San Sebastián fue sacristana durante la década de los 60 en los que se celebraban allí muchas Misas cada día. A pesar del trabajo algunas junioras de las que pasaron por allí la recuerdan por su cordialidad y su interés por la renovación de la teología y estudio de la Sagrada Escritura. Le gustaba leer y buscar el porqué de las situaciones e ideas nuevas en el mundo y en la Iglesia. Cuando en Torija se comunicó el traslado de la enfermería, ella sintió una verdadera lucha interior, creyendo había llegado el momento tan temido de salir de una casa de la Congregación. Después de unos días de lucha, se hizo la luz y venció la gracia, dando su sí incondicional. Pasados varios días en la residencia, después de sus bodas de diamante que celebraron casi recién llegadas, quedó tan contenta y agradecida de la celebración que se le hizo y el ambiente de familia, que superó esa dificultad y desde entonces se encontró muy contenta en su nueva realidad

Estaba tan contenta y agradecida en la Residencia, que cuando los sobrinos fueron a visitarla, les enseñó su cuarto diciéndoles con gran satisfacción: «Tengo el mejor cuarto de la Residencia» siendo todos los cuartos iguales.

Hasta el final de su vida se interesaba por todo y buscaba el porqué de las cosas. Le gustaba leer algún libro de teología para comprender mejor a la Iglesia actual y en sus dos últimos años manifestaba cómo se había llegado a «reconciliar» y a querer mucho al Papa Benedicto leyendo sus libros, aunque hasta entonces, la línea teológica de Ratzinger no había sido de su agrado. Esto la llevó a un amor sincero a la Iglesia y al Papa. Leía sus libros y cartas y comentaba lo que le gustaba.

Buscaba el diálogo con sus superioras y confrontar opiniones. Le atraía mucho la espiritualidad ignaciana y el espíritu de discernimiento y confrontaba sus propias ideas reconociendo sus dificultades. Por eso, aunque en principio le costaba aceptar tanto en la iglesia como en sus superioras a personas que podían ser consideradas más integristas o menos abiertas al cambio, se informaba de lo positivo que podían tener, leía, reflexionaba. Basta que viniera de la Iglesia para que lo mirara de forma positiva, valorando y aceptando con gratitud.

Escuchaba y manifestaba con claridad y a veces con mucha firmeza lo que pensaba, y le

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gustaba el diálogo a nivel personal. Había hecho un trabajo de aceptar con paz lo que no le iba en sus últimos años.

Realista en sus últimos años, para dar lo que podía y retirarse a tiempo, cuando se pidió en 2006 si querían dejar su nombre o no en la lista para el capítulo provincial a las mayores y enfermas, ella escribió: «supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que mi edad y mi físico no me permiten colaborar directamente en el trabajo de un capítulo, pero he trabajado mentalmente y dado mi opinión con toda ilusión y hoy sólo quiero ofrecer lo único que puedo, mi oración y mi fidelidad. Que el Espíritu Santo os ilumine y a nosotras nos de la luz y la aceptación.¡Haced cuanto podáis! Doy gracias a Dios de que me conserve aún lúcida, al menos eso pienso, y por ello, a veces he hablado un poco fuerte...» Ya tenía más de 90 años, pero su inteligencia y oración personal, la llevaba a transparentar con sencillez lo que pensaba. Como contrapartida a veces se mostró poco paciente con sus enfermeras lo que les costó algún disgusto.

En la última etapa, una caída y rotura de cadera le ocasionó una total dependencia que dado su carácter la hizo sufrir muchísimo. Nos edificó los últimos días viendo cómo poco a poco se entregó a una docilidad asombrosa, preparándose en paz y gozo al encuentro definitivo con el Señor.

Su familia, sobre todo algunos matrimonios jóvenes que la estimaban mucho, estuvieron cerca en sus últimos días.

Verdaderamente que el Señor pudo hacer su obra en ella.

Hna. JOSE LANGEM. van de Sierre del Zee

Fallecida en Boxmeer(Bélgica / Holanda / Suecia)el día 11 de noviembre de 2007a la edad de 83 años.

Nacimiento:19 de septiembre de 1924Entrada: 14 de agosto de 1945Primeros Votos: 17 de mayo de 1948Últimos Votos: 17 de mayo de 1953

La Hna. José nació muy cerca de nuestra casa de Maastricht y sin duda tuvo influencia en su vida la proximidad de aquella capilla en la que estaba expuesto el Santísimo Sacramento.De joven perteneció a la asociación de «Martas», una actividad en la cual ella se encontró muy a gusto y en la cual fue descubriendo su vocación. A los 20 años expresó a su madre el deseo de entrar en la Congregación, a lo cual ella comentó: no perseverará.Al terminar la guerra mundial, en 1945, cuando entró en el noviciado, había muchas más novicias que profesas puesto que las religiosas tuvieron que abandonar el país.José gozaba leyendo los escritos de nuestra fundadora y se iba acomodando a la vida de comunidad. Era muy amena en los recreos y nos hacía pasar muy buenos ratos con su alegría.Fue cocinera en todas las casas en las que estuvo destinada y hacía muy bien su cometido.Fiel a la oración y especialmente a la adoración al Santísimo. Preparaba con esmero la Liturgia de cada día.Poco a poco, con los años fue perdiendo fuerzas y le costaba mucho no poder valerse por sí misma pero tuvo que aceptar el ingreso en un centro especializado. Su cuñada y sus sobrinas le rodearon de afecto durante todo ese tiempo.Murió en la clínica Santa Ana rodeada de su familia y de las hermanas de su comunidad.

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Hna. SUZANNE LAFLEURM. de Saint Viateur

Fallecida en Montreal(Canadá)el 28 de enero de 2008a la edad de 92 años.

Nacimiento: 25 de mayo de 1915Entrada: 2 de febrero de 1934Primeros Votos: 8 de septiembre de 1936Últimos Votos: 8 de septiembre de 1941

En aquella mañana del 28 de enero Suzanne cambió su sayal de luto por vestido de fiesta, (sal 29, 12) después de haber caminado fielmente en presencia del Señor, hasta el límite de sus fuerzas. A pesar de su embolia pulmonar, solamente estuvo en cama una semana. Durante el tiempo que permaneció en la enfermería siempre mostraba su reconocimiento y acción de gracias. No dejaba ocasión para expresar su gratitud por los cuidados y atenciones que recibía por parte del personal de la enfermería y las delicadezas de sus compañeras.

Entró en la Congregación a los 18 años, reuniéndose así con su hermana Simona ya profesa. Cuando le llegó el tiempo de hacer la tercera probación, y a causa de la guerra europea, fue trasladada a Detroit con algunas compañeras; permaneció en Estados Unidos por algún tiempo entregándose generosamente sin quejarse nunca de sus achaques.

De vuelta a su país, siempre en actitud de servicio, vivió en nuestras diferentes comunidades: Trois-Rivières, Montreal, Saint-Laurent, bien como sacristana, o como encargada de la casa de ejercicios. Apreciada por todos, dejaba un grato recuerdo allí por dónde pasaba. Así se expresaba un sacerdote que le conoció cuando estaba encargada en la casa de ejercicios y que no pudo asistir a su funeral, pero nos envió el siguiente mensaje: «No puedo asistir a los funerales de Sr. Suzzanne, a quien he apreciado mucho: pero estoy unido a todas vosotras y pido por el descanso eterno de esa hermosa alma de una reparadora».

Pero fue en su labor como directora de la escuela infantil dónde mejor demostró sus cualidades trabajando con niños de todas las nacionalidades, de todas las confesiones religiosas y muy especialmente entre los niños más pobres y sus padres, los cuales le demostraron toda su confianza. Tenía un gran sentido de la fiesta, y lo expresaba, tanto en comunidad, como en otras ocasiones y particularmente cuando se trataba del día de la madre, en que ponía en juego a todos los pequeños con el consecuente regocijo de sus padres.

Estando encargada de la casa de ejercicios de Mont-Royal se desvivía para acoger a cuantos llegaban pidiendo acogida. Y cuando empezó el movimiento de Renovación Carismática se entregó de pleno a este movimiento que iba creciendo con los años. También se ocupó con gran interés para organizar grupos de adoración eucarística lo cual le reportó muchos contactos y actividades apostólicas, que fueron muy gratificantes para ella. Esto no le impidió nunca ser muy fiel a sus tiempos de oración contemplativa. Esa fidelidad y fervor se alimentaban en la fuente de la Eucaristía.

A pesar de su frágil salud tenía una gran resistencia en su entrega, incluso con sus constantes dolores para moverse, no dejó nunca de asistir a las adoraciones y a los actos comunitarios. Con los años empezó a perder la memoria y el oído, pero conservó siempre una sonrisa acogedora.

Con una profunda fe y una fuerte esperanza, el Amor de su vida, vino a su encuentro para llevarle allí donde el sol brilla eternamente.

No dudamos que desde lo alto se incline hacia nosotras implorando la protección de la Virgen para toda la Congregación.

Hna. MARGARET FARRELL9

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M. of St Clara of Rimini

Fallecida en Newcastle(Gran-Bretaña / Irlanda)el 7 de fabrero de 2008a la edad de 86 años.

Nacimiento: 6 de octubre de 1921Entrada: 25 de enero de 1950Primeros Votos: 31 de julio de 1952Últimos Votos: 10 de noviembre de 1957

Margarita nació en Escocia, en Motherwell, en una familia de 6 hijos, en la que ella era la benjamina. Antes de entrar en la Congregación, en Edimburgo, ejerció como profesora. Este trabajo le vino muy bien para las diversas tareas que desempeñó después en la vida religiosa: catequesis, formación religiosa de adultos, ejercicios, procuradora, vestuario y directora de la fabricación de las formas. Tenía muchas cualidades y tomaba con gran interés todas las responsabilidades con ese sentido práctico que le caracterizaba. Era muy «perfeccionista» de suerte que todo lo que hacía estaba bien hecho.

Margarita ha pasado por todas las casas de la provincia de Gran Bretaña. Cuando se hizo una llamada en 1973 para la asamblea general de Huachipa se ofreció con toda generosidad y pasó tres años en Perú ocupándose de la catequesis y participando en los trabajos de la casa.

Los años que estuvo en Wimbledon fueron para ella los más gratificantes como procuradora de la comunidad y miembro del equipo de la casa de ejercicios. Ayudaba mucho a las personas tanto en las tandas, como en los grupos de oración de los fines de semana y de los ejercicios en la vida.

En el año 2000 se le declaró la enfermedad del parkinson, en noviembre hubo que llevarla a nuestra casa de Newcastle para ser mejor atendida.

En 2003 la diócesis abrió una casa para personas mayores, la residencia Sta. Catalina y como la salud de la Hna. Margarita requería cuidados especiales se tomó la decisión de llevarla a esa residencia. Con ella fueron otras tres hermanas enfermas, seguras de que allí encontrarían todos los cuidados físicos y la atención espiritual que necesitaban.

La Hna. Margarita se deterioraba a ojos vista, las que la visitaban le encontraban confusa y agitada. Pocos días antes de su fallecimiento hubo que ingresarla en el hospital a causa de una infección en las vías respiratorias. Volvió del hospital con una grave enfermedad.

El personal de la residencia le atendía en todo cuanto necesitaba. Recibió el Sacramento de la Unción de enfermos en el que estuvieron presentes nuestras dos hermanas allí residentes y pudieron orar con ella. También, una de ellas, estuvo presente en el momento en que suavemente descansó en la paz del Señor.

Hna. ISIDRA SANAGUSTÍN-ECHEVERRÍA AGUIRRE

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M. de Sta. Macaria

Fallecida en Pamplona(España /Italia)el 10 de febrero de 2008a la edad de 101 años.

Nacimiento: 15 de enero de 1907 Entrada: 25 de abril de 1934 Primeros Votos: 18 de abril de 1940 Últimos Votos: 18 de abril de 1945

La Hna. Isidra nació en Abadiano, (Vizcaya) en el seno de una familia profundamente cristiana y en un entorno que le llevó a la contemplación de Dios a través de los montes y la rica naturaleza que rodeaba a su caserío.

Entró en la Congregación en Segovia, el 25 de abril de 1934 y durante su noviciado vivió el drama de la guerra civil, con todas sus consecuencias. Rozando ya la fecha de sus primeros Votos pasó, con otras 15 hermanas, la enfermedad del tífus, que lleva consigo un gran desgaste físico. La debilidad, la pobreza, el hambre y el frío de la vetusta Segovia, en aquellos años de guerra, no eran lo más a propósito para vencer la enfermedad. Pero allí estaba la gracia de Dios haciendo «milagros» a través de las superioras que conseguían, no se sabe cómo, poder alimentar a aquellas novicias jóvenes y enfermas varias de ellas. La Hna. Isidra aceptaba, como todas las demás, aquella situación con alegría y verdadero espíritu de reparación.

Durante su larga vida la Hna. Isidra pasó por diferentes comunidades: Madrid, San Sebastián, Pamplona, dejando allí por donde pasaba el recuerdo de su bondad, su silencio y recogimiento; al tiempo que su servicialidad a todo lo que se pedía de ella. Durante años acompañó a la Procuradora provincial en sus viajes y encargos; siempre amable y discreta, poseía esa inteligencia natural que procede de un sano sentido común. Sabía agradar y complacer a cuantas personas trataba, a veces de elevados cargos, recordamos al respecto el afecto que le profesaba el entonces director del Banco Guipuzcoano de San Sebastián, que le mandaba obsequios en días señalados, como lo ha hecho incluso este año de su muerte.

Es difícil expresar en palabras, el recuerdo que ha dejado a su alrededor, tanto en las hermanas que han convivido con ella, como en personas de fuera a quienes siempre atendía con sencillez, alegría y mucha abnegación. Esas actitudes evangélicas eran fruto, sin duda de sus largos ratos de oración ante el Señor. Se la veía en comunicación constante con Dios. Ya de mucha edad, habiendo perdido la vista, y sin poder leer se la veía siempre en esa actitud orante y contemplativa. La superiora le preguntó un día «Hna. qué hace tanto tiempo en la capilla con los ojos cerrados y sin cansarse». La Hna. contestó: «Él me mira y yo le miro... ».

Poco a poco se la veía bajar y se la trasladó a la enfermería de Pamplona. Mientras pudo, en silla de ruedas, se la llevaba a la capilla donde seguía sus largos ratos de oración. Cuando se le preguntaba cómo se encontraba siempre contestaba «bien, bien». Y si esa pregunta se le hacia en Euskara, su lengua materna., se animaba y respondía con una sonrisa «ondo, ondo». El 10 de febrero, suavemente, como había vivido, se encontró con el Padre a quien adoraba «en espíritu y en verdad». Y con la Virgen a quien tanto invocaba y oraba. Ahora, ya junto al Señor al cual entregó toda su larga vida, habrá entrado en la paz que no tiene fin.

Que desde su cercanía al Padre nos ayude en nuestro caminar hacia la resurrección.

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Hna. MARY WILSONM. of St. Ebba

Fallecida en Newcastle (Gran Bretaña /Irlanda)

el 13 de febrero de 2008 a la edad de 79 años.

Nacimiento: 1 de febrero de 1929 Entrada: 9 de junio de 1946 Primeros Votos:18 de diciembre de 1948 Últimos Votos: 18 de diciembre de 1953

La Hna. Mary nació en Thornley, un pueblo del condado de Durham, al norte de Inglaterra. Cuando a sus 17 años Mary expuso a sus padres, de una profunda fe, su deseo de entrar en la Congregación, se lo permitieron. Desde el primer día se adaptó a su nueva vida sintiéndose feliz.

Recibió una buena formación en su familia y muchas hermanas quedaban asombradas al comprobar esas actitudes en un persona tan joven; ponía toda su alma y corazón en todo cuanto hacía y cuando tenía alguna ayudante se preocupaba de que ella también hiciera las cosas con el mismo esmero. En los primeros años de su vida religiosa ayudó en todas las tareas de la casa, era una buena cocinera y también cosía muy bien luciendo todo su arte en la confección de ornamentos sagrados. Sabía música y cantaba muy bien. A todo esto habría que añadir su sentido bromista con las hermanas; toda su vida conservó un espíritu juvenil.

Trabajadora infatigable Mary era también una mujer de oración. Cuando alguien acudía a ella pidiendo oraciones, inmediatamente rogaba a todas las hermanas que oraran por esa intención. Vivía las preocupaciones y los deseos de todos y de cada uno.

Al empezar a deteriorarse su salud se la ingresó en el «Home Ste. Catherine». Se la veía siempre alegre y ayudando dónde podía, frecuentemente orando con el rosario en la mano. Unos meses antes de su muerte, el Parkinson, que ya venía padeciendo hacía varios años, se agudizó y tuvo que quedarse en silla de ruedas. A pesar de ello le gustaba estar en compañía de otras enfermas y con frecuencia se la veía a la entrada de la casa donde podía encontrarse con las personas que venían y siempre tenía una palabra amable y acogedora de suerte que era muy apreciada no solamente por las residentes, sino también por sus familiares.

Para acompañar a la Hna. Margaret Farell que falleció una semana antes que ella, las Hermanas de la comunidad pasaron varios días en «Sta. Catalina» y Mary se unió a ellas para orar por y con la Hna. Margaret. No se le notaba ningún cambio en esos días. Pero al día siguiente del sepelio de la Hna. Margaret el director de «Sta. Catalina» llamó a casa para decirnos que Mary había tenido una embolia pulmonar y le administraron el sacramento de los Enfermos. Ya no recobró el conocimiento. Todo el personal del Centro quedó muy conmovido.

Aunque su muerte fue tan súbita estaba preparada para el tránsito. Junto a su carta de votos había dejado una copia de la misa-funeral de una hermana escribiendo al principio de la página: «Estos son los cantos y oraciones que me gustaría “Dejarme marchar y si vais a llorar, no llorar mucho tiempo, solamente he pasado a la habitación de aquí al lado; la muerte no es más que un horizonte que limita nuestra mirada”»

El gentío que estuvo presente en su entierro y las numerosas muestras de condolencia que hemos recibido -como también de sus hermanos- demuestran cuántas personas han estado unidas en la vida de Mary y cuánto han agradecido sus atenciones y sus plegarias.

Hna. M. PILAR PUIG VENDRELL12

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M. de Ntra. Sra. de la Rosa

Fallecida en Cerdanyola del Vallés(España / Italia)el 15 de febrero de 2008a la edad de 86 años

Nacimiento: 2 de mayo de 1921Entrada: 8 de septiembre de 1940

Primeros Votos: 2 de mayo de 1943 Últimos Votos: 2 de mayo de 1948

Nuestra querida Hna. María Pilar, entre las cosas que le constituían y definían de su persona eran: abnegada, servicial, generosa y principalmente entregada, con mucho cariño y amor, especialmente a los que más lo necesitaban, los pobres y los niños.

Nació en Hernani (Guipúzcoa) de una familia profundamente cristiana. Era la tercera de seis hermanos; tres chicos y tres chicas. Vivió una infancia muy gozosa y feliz: en la familia y en el Colegio de Jesús-María, donde estuvo hasta los 18 años.

Muy joven sintió la llamada del Señor. En un principio pensó entrar con la Congregación del Colegio donde se educó, pero en unos Ejercicios que hizo en nuestra casa de San Sebastián, vio claro que el Señor la quería en María Reparadora.

Al pedir permiso a sus padres, creyeron era necesario conociera más del mundo para consolidarla mejor. Así que viajó por toda España y asistió a algunas fiestas con una tía suya.Una vez decidida, ingresó en el Noviciado el 8 de septiembre de 1940 en Segovia a los 19 años. Allí se encontró enseguida en su centro que es lo que buscaba. Durante este tiempo cayó enferma, pero gracias a los cuidados recibidos superó la enfermedad. Después de sus primeros votos fue destinada a Valladolid, clima fuerte y sano.

Terminados sus años de formación, fue destinada a Palma de Mallorca con el cargo de sacristana y catequesis de niños. Fueron años fecundos de vida apostólica desde la catequesis, visitas a las cárceles, drogadictos, prostitutas etc. A todos quería ganarlos para Dios. Así fue haciendo el bien sin medida.

En su personalidad había unos rasgos que la identificaban: muy observante, austera y rezadora a la vieja usanza. Su desbordante amor a la Virgen y un gran celo apostólico, que nunca que le abandonó, le impulsaban apasionadamente a «ganar almas a Cristo», al que amaba con pasión.

Estuvo muchos años destinada en la comunidad de Palma, después en Vitoria, y Manresa. Cuando en 1993 se unificaron las dos comunidades de Palma, en una comunidad intermedia en la Carretera de Valldemosa, fue destinada allá, en la que sería una nueva y singular experiencia para ella, que ni rechazó ni extrañó, porque iba a continuar colaborando en la catequesis parrroquial, donde también era sacristana. Desde la nueva ubicación, emprendía a pie su camino, pero feliz con su misión. No dejaba de atender a las familias de los niños de la catequesis, y sentía mucha pena cuando se enteraba de chicos que habían torcido su camino y de madres prostitutas. Se acercaba a ellos y los ganaba con buenos consejos apoyándoles moralmente y afectivamente cuanto podía.

También iba a la cárcel a visitar a los presos, drogadictos, ladrones que ella había tenido en la catequesis. La recibían con mucho aprecio e incluso uno de ellos muy marginado le dijo al terminar la visita. «Hermana ahora cuando pasemos delante de mis compañeros presos que están esperando para ir a comer, déme un abrazo para que vean que alguien me quiere». Otra vez cuando estaba esperando al autobús, se le acercó un chico corriendo y le dio un beso y al instante apareció la policía a detenerlo y le preguntaba a Pilar (con hábito, que nunca se quitó) si le conocía, «ya lo creo, si le preparé para la Primera Comunión…» «pues buena pieza está hecho», le contestaron y le dejaron libre.

En el año 2002 fue destinada a Cerdanyola donde se ocupaba de la sacristía. Al final del

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2006 sufrió un infarto teniendo que hospitalizarla. Al recuperarse volvió a la comunidad, pero ya mucho más debilitada. Tuvo que dejar la sacristía y poco a poco, fue perdiendo fuerza al punto que no podía caminar y necesitaba la silla de ruedas. Al preguntarle si le costaba, contestaba: «no, es la voluntad de Dios y estoy muy contenta».

En febrero se agravó y avisaron a su doble hermana Conchita que estaba en la comunidad de San Martín. Recibió la unción de Enfermos con gran alegría y serenidad.

La víspera de su muerte estuvo muy lúcida dándose cuenta de que era su fin, su hermana no se separó de ella. Le rezaron la recomendación del alma y renovó los Votos. A cuantas iban a verla les decía que estaba muy bien y sonreía. Juntaba las manos y rezaba «Señor ten piedad». Al verla pensativa le preguntaban en qué pensaba: Pienso en el Cielo, en «padre y madre». No tenía miedo a la muerte, se sentía cerca de Dios y de la Virgen y se la veía en paz.

El 15 por la mañana serena y tranquila después de un pequeño suspiro de despedida, besó el Crucifijo. Su hermana Conchita que estaba con ella, avisó a la enfermera y a la superiora y dulcemente se fue con Dios.

Vinieron al funeral los sobrinos de Bilbao y los primos de Barcelona. Todo fue de blanco, como ella quería: flores, ornamentos y la Eucaristía de gozo. La homilía preciosa en que se palpaba el gozo de la liberación. Asistieron también las Hermanas de la comunidad de San Martín, amigos y conocidos.

Pilar ya habrá recibido el premio de tanto amor, fervor, esfuerzo y entrega especialmente a los niños por los que se preocupó tanto por su formación humana como religiosa. Tenía siempre presente «amar a Dios y hacerle amar».

Que ella nos ayude desde el cielo a vivir esta entrega.

Hna. MARIE-LOUISE POSWICKM. de St. Gerlachus

Fallecida en Maastrich(Bélgica / Países Bajos / Suecia)El 16 de febrero de 2008

A la edad de 86 años.

Nacimiento: 27de junio de 1911Entrada: 29 de marzo de 1944Primeros Votos:13 de noviembre de 1946Últimos Votos: 25 de marzo de 1952

«¡Qué bueno eres, Señor, siempre has sido bueno conmigo!»(De un canto Neerlandés).Nació en Valkenburg en una familia de 6 hijos, 5 chicas y un varón. Siempre mantuvo buen

contacto con todo ellos y también con una amiga de la escuela, la cual aún con sus 96 años, venia todavía a visitarla.

En 1944 a los 33 años Mª Luisa entraba en el noviciado de las Reparadoras en Kapoenstraat, Maestrich. Muy pronto fue destinada a Bélgica para atender la portería y en 1977 volvía a los Paises Bajos también con el cargo de portera que lo atendía perfectamente, pues su carácter jovial atraía y daba confianza a cuantos se le acercaban, pero sus preferidos eran los más pobres. Nol, un vagabundo venía regularmente a verla ya que ella se interesa mucho por él, arreglándole la ropa, dándole comida y ocupándose de sus asuntos.

Tenía una hermosa voz y cantó en la coral Kapoenstraat; durante varios años conservó contacto y amistad con varios de sus miembros.

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En 1987 Mª Luisa llegó a Beyart, en dónde permaneció 20 años, a lo largo de los cuales vió marchar a la eternidad a muchas y hermanas y hermanos. No fueron fáciles sus últimos años, sorda, casi ciega y a causa de una caída a penas podía andar. A pesar de todo mantenía su buen humor y no se quejaba nunca. Mientras pudo, visitaba a alguna de nuestras hermanas enfermas. Siempre contenta y agradecida, cuando hubo de permanecer en su cuarto, no dejaba de expresar su reconocimiento a todos los servicios que le prestaban y solía repetir «gracias, muchas gracias».

Después de una corta enfermedad, deseaba ver a su Señor, y estaba preparada. El sábado 16 de febrero, hacia las 2,30 se dormía plácidamente.

Damos gracias a Dios por todo lo que recibió y por todo lo que supo dar.

Hna. JEANNE HUBERTM. de Ste René Goupil

Fallecida en Montreal(Canadá)El 22 de febrero de 2008a la edad de 95 años.

Nacimiento: 26 de enero de 1913Entrada: 7 de septiembre de 1935Primeros Votos: 19 de abril de 1938Últimos Votos: 8 de diciembre de 1943

Dichosa Hna. Jeanne, que se fue a la eternidad el mismo día de la entrada en el cielo de nuestra Fundadora, la Beata María de Jesús.

Jeanne nació en Maniwaki, nombre que en algonquin significa «tierra de María». Era una de las mayores de esa numerosa familia que no dudó plantar su existencia al Noroeste de Québec de un clima tan frío que exige una fuerte constitución física. Su padre, un comerciante importante del lugar, contaba con Jeanne para ayudarle en el despacho y la contabilidad. Pero a sus 22 años, respondiendo a la llamada del Señor, abandonó todo cuanto amaba y entró en el noviciado de María Reparadora en Saint Laurent.

Además de su capacidad como secretaria tenía un gran don para la música y el canto lo cual era de gran importancia para ella y como había cursado estudios superiores en la materia, le fue muy válido para enseñar y ayudar en las comunidades por las que pasó. En 1950 formó parte del grupo de 10 hermanas canadienses destinadas a Francia que se rehacía de la guerra entre dificultades y privaciones. En principio fue destinada a Bremien donde permaneció 4 años y de allí pasó a Strasbourg con el cargo de ecónoma durante 16 años.

A su vuelta a Québec en 1970 quedó un tanto desconcertada por todos los cambios surgidos a partir del Concilio Vaticano II. No quedaba nada de aquella sociedad que había conocido antes de su partida a Europa. Sin embargo supo adaptarse y continuar con su entrega generosa en las comunidades de la Costa del Norte en las que estuvo destinada varios años..

En la Capilla de N.Señora de Lourdes y en la casa de Sta. Magdalena Sofía pudo ejercitar sus dotes de artista en el piano y en el órgano; igualmente durante varios años acompañó voluntariamente en los Centros de Acogida Jacques Viger y Ernest Routier tanto en la música como en el grupo de liturgia, cada semana.

Su aspecto físico imponía un poco, pero no olvidaremos nunca su risa cristalina y sus

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continuas distracciones que hacían olvidar cierta actitud de altanería en su porte externo.Con los años su memoria flaqueba mucho, pero le gustaba contar anécdotas de su juventud

que no se le olvidaban. Llegó el momento de llevarle a la enfermería, lo cual aceptó con la serenidad que le caracterizaba. Hasta el último año de su vida le vimos sentada al piano para alegrar a sus hermanas tocando piezas conocidas.

Unos días antes de su muerte permaneció inconsciente, hasta que el Señor le llamó el mismo día y casi a la misma hora en la que nuestra Venerada Fundadora, hace 130 años, entraba en la gloria del Padre.

Querida Jeanne, ha llegado la hora para ti de saborear la recompensa eterna de tus 95 años de entrega a Dios y al mundo.

Hna. ARECIA DEL RIO MOLINUEVOM. de San Celedonio

Fallecida en Cerdanyola del Vallés(España / Italia)el 24 de febrero de 2008-10-02a la edad de 78 años.

Nacimiento: 7 de julio de 1929Entrada: 24 de mayo de 1949

Primeros Votos: 6 de enero de 1950Últimos Votos: 6 de enero de 1957

Arecia nació en Tobilla provincia de Álava en una familia con muchos valores humanos y cristianos y de relación muy entrañable que a ella la marcaron.

De nuestra Hna. Arecia podría decirse con toda verdad que pasó haciendo el bien de puntillas. Toda su vida fue sencillez, amabilidad, delicadeza y caridad.

En sus apuntes espirituales se lee repetidamente, «hacer siempre lo que al Señor le agrada, cumplir la voluntad de Dios, agradar al Señor en todo», era su permanente actitud de corazón. Pero no lo vivió en una actitud espiritualista, sino que lo hizo realidad en una obediencia fiel a sus superioras y en una entrega total al servicio de las Hermnas atenta siempre a lo que necesitaban, deseaban, les agradaba…. Y todo esto con una sonrisa, con solicitud pronta y alegre.

Era muy primorosa y en Valladolid trabajó mucho en la confección de ornamentos que bordaba preciosamente, además de otros trabajos.

Estuvo además en las comunidades de San Gervasio donde fue asistente. En Pamplona y en Las Arenas al cuidado de las enfermas.

Por su discreción y buen trato, tuvo que asumir cargos de responsabilidad superiores a sus fuerzas psicológicas que le pasaron factura, pero sabía sobreponerse e intentaba superarse, en sus malas temporadas.

Desde Las Arenas, donde estuvo varios años fue a la Enfermería de Cerdanyola ya muy delicada, y poco a poco se la veía empeorar y consumirse. Cuando le preguntábamos qué le dolía al ver su rictus de dolor, contestaba «todo», pero nunca se le oyó una queja, lo sufría en silencio.

La conciencia de su ser reparadora lo expresaba acogiendo y haciendo suyo la actividad de las hermanas que compartían con ella lo que vivían en sus trabajos y apostolados.

Su hermano, cuñada y sobrinos la colmaron de cariño y atenciones en su última enfermedad viniendo a visitarla con frecuencia desde Vitoria y Huesca

En silencio y rápidamente se nos fue al cielo. Apenas le dio tiempo a la enfermera de 16

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avisarnos y a nosotras de llegar a ella para asistirla en su paso de esta vida a la VIDA VERDADERA Y ETERNA donde gozará plenamente de esa felicidad que quería dar a todos los que convivían con ella.

El funeral fue presidido por el señor párroco y nos acompañaron amigos y vecinos así como sus familiares que vinieron desde Bilbao, Vitoria y Huesca. Seguidamente sus sobrinos nos acompañaron al cementerio.

Realmente Arecia supo ser MARIA PARA JESUS EN TODAS PARTES Y SIEMPRE. Que el Señor nos conceda este espíritu reparador que tanto la caracterizó.

Hna. PAULA RESTOM. of Blessed Elizabeth

Fallecida en Riverview Michigan( Estados-Unidos)el 1º de marzo de 2008

a la edad de 80 años.

Nacimiento: 29 de junio de 1927Entrada: 2 febrero de 1950Primeros Votos:8 de diciembre de 1952Últimos Votos: 8 diciembre de1957

Paula nació en Puerto Rico, en una familia de ocho hermanos, cinco chicas y tres varones. Su padre era granjero y la madre se ocupaba de las labores de la casa, siempre dispuesta a acoger a quien tenía necesidad de ayuda. La escuela quedaba muy lejos de su casa y Paula, con sus hermanos y primos recorría a pie una larga distancia. Le gustaba mucho la naturaleza, el campo y las flores donde hallaba una gran paz. A los 12 años hizo su Primera Comunión.

Fue la primera en la familia en acudir a la escuela secundaria y después de graduarse fue a Estados Unidos para trabajar y continuar con sus estudios. En su parroquia de Nueva York perteneció a la congregación de Hijas de María. Al poco tiempo de su estancia allí falleció su madre, pero ella no pudo ir a Puerto Rico para los funerales.

Un día, leyendo la vida de Sta. Teresa de Lisieux descubrió la vida religiosa y sintió la llamaba de Dios. Una vecina que conocía a las Hermanas de María Reparadora le dejó un folleto SMR. Le gustó y se puso en contacto con ellas, hizo unos Ejercicios en la casa de las Reparadoras y comprendió que ese era su sitio. Entró en el noviciado el 2 de febrero de 1950.

A lo largo de cincuenta años, Paula estuvo destinada en nuestras casas de ejercicios de Detroit, New York y Cincinnati ayudando en diversos cargos, vestuario, ropería y elaboración de las formas. En Detroit daba clases de costura a un grupo de jóvenes y ayudaba también a las ejercitantes de lengua española, tanto en Detroit como en New Cork.

En 1977 fue destinada a Puerto Rico donde trabajó en una parroquia con la Hna. Angela Colón. Daba clases de religión a jóvenes, visitaba a los enfermos y tenía un grupo de oración. Pero, a causa de la polución de muchas plantas medicinales del entorno, su salud empezó a deteriorarse y hubo de ser trasladada a Estados Unidos al centro Dearbon en Michigan.

En 1977 se cumplió uno de sus grandes deseos, visitar Tierra Santa, lo hizo en una peregrinación organizada por personas de Detroit. En 2005 le destinan a Florida para ayudar en una parroquia española con Dora Morales. Volvió a Riverview South en el 2002. Era de temperamento tranquilo, le gustaba contemplar la naturaleza, la lectura y la música. Era muy austera personalmente y guardaba muy pocas cosas en su habitación por eso fue sorprendente encontrar una autobiografía con toda la información aquí descrita y de sus preferencias por las

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lecturas y los cantos para sus funerales. El año 2004 escribía: «Me doy cuenta de que estoy en el otoño de mi vida; me siento tranquila, feliz y en paz, agradecida y satisfecha. Siento que Dios y María me han acompañado en todos los momentos y acontecimientos de mi vida. Estoy llena de esperanza de cara al futuro».

A pesar de que Paula estaba muy debilitada no esperábamos un desenlace tan rápido. Estuvo presente en el Encuentro Regional del 9 al 10 de febrero. Unos días después hubo que internarla en el hospital a causa de una pulmonía, pasó dos semanas en cuidados intensivos. Volvió a casa, en ambulancia la tarde del 29 de febrero, dos días después fallecía plácidamente.

El funeral tuvo lugar en la capilla de casa, en Riverview, capilla construida frente al jardín y así el celebrante pudo hablar de su amor por la naturaleza, mientras se oía el trinar de los pájaros en los árboles, lo cual nos regocijaba recordando a Paula y su amor por los pájaros. A continuación varias hermanas de la comunidad acompañaron su cuerpo al cementerio.

Descanse en paz.

Hna. ESTHER ACEDO MARTINEZM. del Beato Andrés Hibernón

Fallecida en Pamplona(España / Italia)el 2 de marzo de 2008a la edad de 91 años.

Nacimiento: 5 de noviembre de 1916 Entrada: 18 de Julio de 1935 Primeros Votos: 27 de febrero de 1938 Últimos Votos: 27 de Febrero de 1943 «No temas porque Yo estoy contigo. Yo te llamé por tu nombre y me perteneces» (Is. 43, 1)

La Hna. Esther nació en el seno de una familia profundamente creyente; fueron doce hermanos, nueve mujeres y tres varones. Cuatro hermanas consagradas a Dios en la vida religiosa, en diferentes congregaciones.

La Hna. Esther, ingresó en nuestra congregación a la edad de diez y ocho años. Su vida no fue sencilla ni fácil. Es difícil expresar su trayectoria, su camino de sufrimiento: psíquico, moral y espiritual.

Vivió, en distintas etapas en las comunidades de: Manresa, Vitoria, Las Arenas, Pamplona. Fue muy habilidosa en las labores, inteligente y perspicaz, de carácter fuerte, sufrió mucho por su delicada salud, era sencilla, acogedora y abnegada. Pasaba largos ratos en la Capilla y en su habitación.

En sus últimos siete años, vividos en la comunidad de Las Arenas, hemos acompañado muy de cerca su camino de fe y de entrega. El Misterio de Dios en ella, ha sido verdadera transformación en su persona, oyendo de sus labios: «No sufráis cuando os anuncien mi fallecimiento, me siento con Dios en paz y confianza. Me abandono a Él y quiero dejarme hacer por Él». Es de saber que era muy resistente a ir a la enfermería de Pamplona. Pero Dios hizo su obra en ella y llegado el momento para su traslado no puso la menor resistencia.

Falleció a las tres semanas de su llegada a Pamplona.A su funeral asistieron varios hermanos y sobrinos, que siempre han vivido muy unidos a

ella, la visitaban, y se comunicaban con ella con frecuencia. Ahora ya goza de la plenitud de Dios, de ese Dios que tanto amó y al cual se entregó hasta

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el final, gustando de la paz que no tiene fin. Que ella desde su cercanía con el Padre nos ilumine y ayude en nuestro camino hacia la Resurrección.

Hna JACQUELINE BAGUENIER DESORMEAUXMarie del Btº Théophane Vénard

Fallecida en Alcorcón, Madrid (España / Italia) el 19 de marzo de 2008 a la edad de 97 años.

Nacimiento: 3 julio 1910, en París Entrada: 5 julio 1930, en Le Mans

Primeros Votos: 7 enero 1933, en Le Mans Últimos Votos: 7 enero 1938, en Le Brémien

Jacqueline en su afán de ayudar y no dar quehacer nos ha dejado escrito lo que nos podía facilitar para escribir su vida después de que ella ya estuviera gozando de Dios.

Nació en París, en una familia de la burguesía media, profundamente cristiana. Era la mayor de seis hermanos, dos chicas y cuatro chicos. Su madre tenía una tía, una hermana y una prima en la Congregación de María Reparadora. Cuando la hermana de su madre que era madrina de Jacqueline, entró en el noviciado, Jacqueline tenía 2 añitos, su madrina le dijo: “Vendrás conmigo, ¿verdad mi querida?” y la niñita le contestó: Sí tía. No sabía a qué se comprometía, pero no cambió nunca de idea.

A los 13 años, el Señor Jesús la llamó a María Reparadora, pero hubo de esperar a cumplir los 20 años para realizar sus deseos. Entró en la Congregación de María Reparadora y… son sus palabras, como “pez en el agua”.

En 1946, estando en Roma, durante los Ejercicios Espirituales, sintió que el Señor le decía: “Para ser manifestación de mi amor, tienes que hacer, en cada momento, mi Voluntad con amor y total confianza en mi misericordia infinita”. Esta luz iluminará toda mi vida, mi manera de vivir, de “ser Maria para Jesús”.

En el Capitulo General de 1965, fue elegida Asistente General, en este tiempo el Concilio Vaticano II pedía a las Congregaciones religiosas de “volver a las fuentes”. Jacqueline tuvo la gracia y la alegría de profundizar sobre ello y dar a conocer a Nuestra Beata Madre Fundadora. Publicó varios libros: “Selección de Cartas, Escritos Espirituales y Perspectivas Históricas”, ayudada por las hermanas Margarita River y Catalina Corbella. Y con este mismo fin de dar a conocer nuestros orígenes e historia de la Congregación pasó por casi todas nuestras comunidades con gran entusiasmo por su parte y fervor para las Hermanas.

Según el deseo de nuestra Madre Fundadora, Jacqueline dio mucha importancia a la comunicación entre nosotras “para que nunca seamos extranjeras las unas con las otras”. Por esto junto con las Asistentes Generales publicó una revista mensual “La famille”. Su relación con las hermanas por correo postal era constante, estaba al corriente de lo que ocurría en el mundo, en la Congregación, todo era interesante para ella, todo entraba en su corazón y en su oración.

En Roma en 1970 conoció la Renovación Carismática Católica y conectó con este movimiento de Iglesia al que estuvo muy unida durante toda su vida y que la ayudó a profundizar en su vivencia del Espíritu Santo como “compañero de camino” esta vivencia era tan fuerte que a todos contagiaba.

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Al final de 1978, llegó a España, al pueblo de Faido (Vitoria) donde comenzaba a dar sus primeros pasos una comunidad dedicada a la oración, allí estuvo varios años. Cuando hubo de cerrarse esta comunidad pasó a la fundación de Vallecas, donde el Vicario de zona había pedido se abriese una comunidad inserta en un barrio obrero de Madrid para ser casa de oración entre los más pobres y marginados. En este barrio estuvo varios años, todavía hoy se la recuerda con mucho cariño.

Con la edad, vienen las enfermedades y carencias, a todo esto no es ajena nuestra hermana Jacqueline, poco a poco se va comprobando el declive de su salud y la necesidad de trasladarla a la enfermería que la provincia tiene en la comunidad de Torija.Hasta aquí es su propia descripción, lo que nos dejó escrito para facilitar sus detalles.

En diciembre de 1988 Jacqueline pasa a la enfermería donde está rodeada de los cuidados y cariño de las hermanas y enfermeras, siendo muy visitada por amigos y conocidos que buscan su escucha y su consejo.

En la enfermería fuimos viendo cómo se fue encarnando con sencillez en la realidad concreta de cada día aceptando su incapacidad y los cuidados que su edad requerían. Esto le costaba mucho sobre todo cuando no podía asistir a alguna celebración litúrgica bien por el horario o por otras causas. A veces se mostraba contrariada, en algunas ocasiones, una “terca“ actitud que pronto reconocía, volviendo a su habitual serenidad.

A pesar de esta situación que parecía limitaba su persona, no dejó de relacionarse e interesarse por todo y por todos. Agradecía la información recibida mostrando interés por los demás, pero nunca informaba o escribía de ella misma. Era inútil preguntarle cómo estaba, se sabía que no contestaría a esa pregunta. El interés era siempre por los demás.

Todos los que se han acercado a Jacqueline a lo largo de su vida pueden decir sin duda que ella había sido: persona de oración y de silencio, humilde y paciente, reservada y muy austera. Ciertamente poseía un gran amor fraterno en su corazón, pero debido a una cierta timidez no le dejaba mostrar con facilidad su afecto y cariño.

Debido a la reestructuración de la casa de Torija en diciembre de 2006 la enfermería de la provincia se trasladó a una residencia de Alcorcón donde las Hermanas se incorporan con total alegría y despojo al mismo tiempo. Allí también Jacqueline fue admirada por su capacidad receptiva y fraterna tanto por las hermanas como por el personal que le atendía.

Siempre se mostraba agradecida a todo servicio o atención que con ella se tenía, un ejemplo es este pequeño extracto de una carta escrita a la H. Christine Barrière a menos de un mes de su muerte:” Mes petites misères .se perdent dans miséricorde du Seigneur, immense et infiniment. Il me tient dan la paix et la joie intérieures. Toutes mes sœurs sont pleines d´attention, comme toujours dans notre si chère sociétè, comme le désirait notre Bienheureuse Emilie.”

Su última enfermedad, aunque viniese de hace tiempo, se la descubrió al final. La superiora insistió que le visitase el médico de la casa, al comentarle ella su dificultad para comer, tragar, etc. Le fue detectado un mal grave en la boca y en tan avanzado estado que todos los medios puestos, no fueron capaces ni eficaces para vencerlo. No sabemos lo que ha podido sufrir, mostraba gran serenidad, lo que si es cierto que ella no tenía miedo a la muerte y gozaba mucho con la idea de encontrarse con Dios. Esto aconteció el 19 de marzo, suave y serenamente, rodeada del cariño de todas.

Jacqueline, es difícil escribir tu semblante, hemos querido recoger lo que tú nos has dejado escrito y aportar poco más. Sí decirte, gracias por tu sentido de pertenencia a la Congregación, gracias por tu pobreza sencilla y evangélica, gracias por tu apertura al Espíritu, y gracias por haber sido una hermana universal.

Hna. ANA MARÍA RAZQUIN JENE20

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M. de Ntra. Sra. de Monte Negro

Fallecida en Cerdanyola del Vallés(España / Italia)el día 26 de marzo de 2008a la edad de 85 años.

Nacimiento: 29 de enero de 1923Entrada: 29 de abril de 1947Primeros Votos: 8 de diciembre de 1949Últimos Votos: 8 de diciembre de 1954

Nació en Cervera (Lérida) de una familia muy cristiana.Querer asomarse al misterio de un alma, es entrar de puntillas en lugar sagrado, y como tal,

queremos acercarnos a la Hna. Ana María, con la seguridad que, aunque creíamos conocerla, las que vivíamos en su intimidad, queda ¡tanto en el silencio de Dios! Que como decía Santa Teresa del Niño Jesús, de quien Ana María era devotísima: «muchas páginas de mi vida, solo se leerán en el cielo».

Y mirando hacia atrás, ahí queda una vida larga en años y plena de vivencias, gozos y sufrimientos… Si vivir es despertarse cada mañana y soñar con una vida de amor y de reparación, con deseo de entrega por las almas y en las lamas, al lado de María y por medio de su corazón, era posible y Ana María lo vivió. Si vivir es compartir con los hermanos todo cuanto se ha recibido de Dios, Ana María lo hizo. Si vivir es preocuparse por los demás y darle lo mejor de sí en el empeño, Ana María lo hizo. Y así podríamos ir mostrando todo aquel tesoro, que bajo las apariencias de una total normalidad, ella lo daba con sencillez y naturalidad, íntimamente persuadida de que no había nada especial en ella. Era «naturalmente humilde» y ante su incapacidad para las cosas pequeñas de la vida ordinaria, se admiraba de la habilidad de sus hermanas.

Toda su riqueza era interior; profunda en sus lecturas y estudios, pensaba que las demás también lo eran. Desde los primeros años de su vida religiosa, conociendo su capacidad, le encargaron la formación de las jóvenes junioras, y a ello se entregó con alma y vida, en su afán de darles lo mejor. No tenía en cuenta ni su tiempo ni su edad, estudiando y preparando las clases hasta altas horas de la noche.

Sus grandes amores eran: Jesús, la Virgen, la Congregación y todo lo que le atañía. Tomó parte en varios capítulos generales, los que siguieron al Concilio Vaticano II, con todo el cúmulo de novedades y cambios que aportó a la vida religiosa, siendo para muchas de sus hermanas causa de dificultades, de comprensión y de adaptación. Ana María supo con su tacto y sencillez, animar a unas, sostener a otras, incluso a veces vocaciones vacilantes que buscaban su apoyo quien a su vez les acercaba a la Virgen. Una de estas hermanas, le pasó un papelito con estas sencillas palabras: «Gracias Ana María, por ti he aprendido a amar a la Virgen». Todas las que hemos tenido la dicha de vivir algún tiempo con ella, podríamos decir con toda verdad: «Gracias, Ana María de ti he aprendido a entregarme, a ser caritativa, a perdonar de corazón».

De pluma fácil y sentida, escribió varios libros y folletos sobre María Reparadora, nuestro Carisma, el momento de la Iglesia, escritos que hicieron mucho bien y suscitaron nuevas vocaciones.

Pero… «los caminos de Dios no son nuestros caminos» y aquella vida que prometía tanto, se vio truncada por el dolor. Largos años (mas de veinte) de intenso sufrimiento: operaciones dolorosas, de la espina, de las piernas… y poco a poco la incapacidad de movimiento: la silla de ruedas etc. Y todo ello con paz y entrega. A veces, contemplando su vida, solía repetir una frase de Santa Edith Stein que le gustaba mucho: «lo que no estaba en mis planes estaba en el plan de Dios» y como su único deseo era cumplir la voluntad de Dios, sonreía y en aquella sonrisa había un SI total: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

Su espiritualidad, como en muchas de nosotras, estaba llena de contrastes: se perdía en la

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lectura y profundización de los grandes teólogos y filósofos, gozando con ello y al mismo tiempo sus grandes devociones eran los santos sencillos: Santa Bernardita, los pastorcitos de Fátima, Santa Teresa del Niño Jesús; su camino de la infancia espiritual, su abandono… y junto a esto se alimentaba en los libros profundos de recia espiritualidad; San Juan de la Cruz, Santa teresa, Santa Edith Stein. La lista sería interminable, pues en su buenos tiempos tenía una capacidad enorme de asimilar cuanto leía.

Estuvo muchos años en la comunidad de San Sebastián y cuando ya no podía valerse por sí misma fue trasladada a la enfermería de Pamplona dónde vivió algunos años. Cuando faltaron plazas en la enfermería se ofreció para ir a la enfermería de Cerdanyola. Después de un tiempo debido a la falta de movilidad fue empeorando pero al mismo tiempo se la veía madurar, tomando conciencia de lo que había sido su vida abarcando sus debilidades que confesaba a las hermanas (que iban a visitarla) con una profunda humildad.

Su final fue de repente, sólo duró unas horas con una agonía consciente y dura. Las hermanas que le acompañaban la repetían jaculatorias y palabras de afecto animándola a irse con la Virgen.

El funeral se celebró el día 28 por un sacerdote de la parroquia. Todo fue emotivo y sencillo. Nos acompañaros su hermana, cuñada y sobrinos, junto con nuestros vecinos.

Ana María intercede por nosotras y por el mundo al que tanto amaste y te interesaste.

Hna. MARCELLINE RAZANAKETSAM. de San Pedro Nolasco

Fallecida en Fianarantsoa(Madagascar) el 5 de abril de 2008

Entrada: 16 de marzo de 1943 Primeros Votos: 22 de febrero de1949 Últimos Votos: 22 de febrero de 1969

Era la 4ª de cinco hijos de una familia profundamente cristiana. De joven participó en un grupo llamado «Théresettes» en recuerdo de Sta. Teresa del Niño Jesús. Años después entró pensionista en las HH de San José de Cluny en Ambozontany Fianarantsoa y es ahí dónde decidió entregarse a Dios en la Congregación de María Reparadora en la que fue recibida como aspirante en 1942.

Su unión con Dios. Las diversas experiencias que tuvo que afrontar para ser religiosa de María Reparadora le exigieron mucho pero llegó hasta el final. Fue una religiosa de mucha comunicación con Dios, su gran amor a la Sma. Virgen se constataba por su devoción al rosario y por los besos que le daba a la imagen de María que tenía en su cuarto. A pesar de que su salud se iba deteriorando con el paso del tiempo, se la veía trabajando en todo cuanto podía. Y sobre todo oraba por todos y todas los que más devoción tenían a la Sma. Virgen y recibían gracias por su intercesión.

Una persona de relaciones y alegre. La Hna. Marcelline era una persona muy comunicativa con sus hermanas. Y eso lo expresaba en sus atenciones y las cartas muy emotivas que enviaba con ocasión de acontecimientos gozosos o dolorosos. Nos edificaba su manera de acoger a todas las personas que acudían a ella para pedirle consejo y oraciones, seminaristas, sacerdotes, religiosos/as, seglares. En estas relaciones o comunicaciones siempre terminaba diciendo: «rezo mucho por ti». Amaba a la Congregación y muy atenta de su porvenir, en cuanto a la formación de las candidatas, decía que había que formarlas como verdaderas reparadoras y no solo como reparadoras, decía a una formadora. Era una persona sencilla y suave, abierta sin ocultar nada a las responsables lo cual facilitaba las relaciones. Siempre estaba contenta a pesar de los diversos cargos que le confió la Iglesia y la congregación.

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Una persona de perdón y de reconciliación. La Hna. Marcelline ha vivido en profundidad estos rasgos particulares en María Reparadora. Era una actitud que se esforzaba en mantener como reparadora, ser una persona de perdón. Durante la última etapa, cuando recibió los sacramentos de los enfermos solicitó tener a toda la comunidad a su lado para pedir humildemente perdón por todo el mal que pudo hacer.

Su corazón misionero. Tenía un gran espíritu misionero. Con amor y gozo iba por todas partes a dónde se le enviaba para llevar la Buena Noticia de Cristo. Era un gozo para ella hacer caminatas entre malezas, atravesando montes y colinas, viajar en piragua o a pie durante dos horas por Ilaka-Est, Vatomandry, provincia de Tamatave. Tenía muy presente la divisa de muestra Madre Fundadora: «Sin temor a los peligros y las fatigas iremos allí donde la caridad de Cristo nos llame». Al dorso de una de sus fotos tenía escrito: Soeur Marcelline, primera hermana malgache que empezó las visitas en las afueras de Fianarantsoa.

Cargos confiados por la Congregación. En los años 1978-1980 fue consejera provincial y se ocupaba de jóvenes aspirantes pertenecientes a diversos movimientos: Theresettes, Obra de san Vicente de Paul, Hijas de María, preparación de jóvenes para el matrimonio, Hogares Cristianos. Para estas correrías hacía muchos kilómetros por caminos vecinales. Como era una persona de gran fortaleza asumía todos estos cargos que le confiaron. Vivía plenamente las palabras de Emilia: Sin cálculo alguno y sin reserva.

Desde noviembre de 2007 fue de las primeras enfermas en la clínica diocesana en Ambatomena Fianarantsoa (CDS). Llevaba consigo, aceptando con fe, amor y serenidad los sufrimientos causados por su enfermedad. Decía: orar por mí, para que no sea una enferma difícil, sino dócil; hay que señalar que estaba en cama día y noche. Para nosotras, a pesar de la dificultad, era una alegría encontrarnos con ella.Estuvo con lucidez hasta el final de su vida y era palpable, a través de las palabras que dirigía a cada persona que le visitaba, especialmente hacia las hermanas que se sucedían junto a ella.

Querida hermana Marcelline, sólo tenías un amor, Cristo y su Iglesia, expresado por la alegría que demostrabas frecuentemente, en los últimos tiempos de tu vida, diciendo que deseabas vivir las Constituciones de la Congregación. Antes de dejarnos, expresaste tu deseo de tomar parte en la visita del Consejo General que tendría lugar en los 15 días siguientes. Pero constatando que tu salud se deterioraba dijiste claramente que no podrías participar de una manera concreta, pero sí más maravillosa y sin obstáculo. Y pediste que se lo dijeran a la hermana General, solicitándole su bendición.

Muy impactadas por tu espíritu de fe ella nos lo ha dejado por escrito para que la leamos en tu nombre. Y también nosotras nos sentimos impactadas y hemos constatado que estabas muy satisfecha y agradecida. A través de esta bendición que has recibido sabemos que nos dices «Veloma» (Adiós), animándonos para que seamos fieles testimonios de nuestro carisma de reparación con María.

Querida Hna. Marcelline, aún deseamos decir algo sobre tí, y es que ha sido una gracia para nosotras el compartir humildemente, en la iglesia y entre los creyentes que nos rodean, todos los dones de Dios recibidos en tu vida, continuando a través de nuestras vidas y de nuestros actos todas las obras que tú misma has realizado y que nosotras queremos imitar.

Querida hermana Marcelline estás ausente físicamente, pero muy presente en medio de nosotras. Ruega por nosotras, ruega por nuestra Congregación para que seamos verdaderas reparadoras según el corazón de Jesús, imitando a la Santísima Virgen María, como tú lo has hecho. Y para terminar te damos gracias, en nombre de toda la Congregación, diciéndote que no es más que un «hasta la vista».

Descansa en paz, te acompañan nuestra bendición y nuestras oraciones para que llegues al paraíso nuestra verdadera patria.

Hna. MARGARETHA DUIVESM. van O. L.V.van Nijmeguen

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Fallecida en Mestrich(Bélgica / Países Bajos / Suecia)el 28 de abril de 2008a la edad de 84 años.

Nacimiento: 18 de noviembre de1923Entrada: 27 de abril de 1946Primeros Votos: 1 de enero de 1949Últimos Votos: 1 de enero de 1954

La Hna. Etha nació en Nimègue el 18 de noviembre de 1923 en una familia de tres hijos, dos niñas y un chico.

Sus hermanos estudiaron medicina, mientras que ella se preparaba para ingresar en la vida religiosa. Entró en la Congregación el 27 de abril de 1946 escogiendo el nombre de N.S. de Nimègue que le gustaba mucho.

En Maastricht fue algún tiempo sub-maestra de novicias, ocupándose también de la biblioteca pues había recibido formación al respecto. Luego pasó 4 años en Roma dónde hizo sus últimos votos la víspera del año 1954.

Después del Concilio Vaticano II, había más apertura en la Iglesia y en los conventos y de vuelta a Maastricht tuvo ocasión formarse como enfermera y trabajó varios años en una clínica de personas mayores y discapacitadas en Geleen. Ese trabajo era para ella un verdadero apostolado que lo hacía con mucho gusto y de todo corazón.

Tomó parte en la nueva fundación en Glanerburg, junto a la frontera alemana, siguiendo en el mismo trabajo con idéntica paciencia y abnegación.

A sus 68 años salía para Suecia y allí llegó a dominar la lengua de modo que pudo ayudar en la parroquia de Umea y acompañar al sacerdote en sus iglesias, incluso al norte del país.

En 1990 vuelve a los Países Bajos, a Maastricht. Con gran exactitud y perfección dedica su tiempo en poner orden en los archivos. Ya, le costaba mucho andar, incluso le vimos caerse varias veces, a pesar de ello se mantenía firme apoyada en un bastón.

El 19 de marzo, fiesta de san José, cuando se dirigía a la Basílica de N. Sra. de la Estrella del Mar, se cayó lastimándose el pie… nada de particular… se diría, pero resultó mucho más; 4 semanas después con urgencia hubo que llevarla a la clínica y el resultado de los exámenes practicados anunciaban lo peor.

La Hna. Etha recibió la Unción de los enfermos con la presencia de su hermano, algunos otros miembros de su familia y 4 de nuestras hermanas. Ya casi inconsciente murió plácidamente pocos días después, el 28 de abril. Así quiso el Señor librarle de mayores sufrimientos.

Démosle gracias por su amor.

Hna. THERESE KONFORTIONM. de N. D. de Prodiges

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Fallecida en Ross-Hill(Mauricio)el 10 de mayo de 2008a la edad de 66 años.

Nacimiento: 18 de abril de 1942Entrada: 14 de junio de1963Primeros Votos:21 de diciembre de 1963Últimos Votos: 25 de marzo de 1971

La Hna. Thérèse provenía de una familia profundamente católica. Nació en China y sus padres llegaron a Mauricio en 1950. Thérèse era la tercera de los cinco hijos. A los 21 años, terminados sus estudios, entró en el noviciado de Bremien en Francia donde hizo los votos.

Naturalmente reservada, amaba a la Congregación y a sus hermanas como a miembros de su familia. Siempre tuvo cargos de responsabilidad que supo ejercerlos con gran eficacia.

Le gustaba mucho el trabajo y lo hacía con agilidad. Durante varios años fue ecónoma, primero de la comunidad y luego de la provincia. Ayudada por personas competentes organizó el economato y simplificó la contabilidad.

Se le encomendó también la responsabilidad del Economato, como era muy organizada y creativa supo ganarse a los empleados, y sabía también cuales eran los objetos que atraerían la atención de los clientes. Supo desarrollar el arte mauriciano y valorar las cualidades de sus empleados y obreros.

Thérèse tuvo un profundo sentido de la universalidad de la misión de la Congregación. Siempre respondió con un SI a las llamadas de sus superioras demostrando prueba de su espíritu misionero. Tenía un gran sentido de adaptación. Vivió varios años en Madagascar en situaciones difíciles. En varias ocasiones llamada a trabajar en la casa generalicia, supo desarrollar sus talentos como ecónoma y más adelante como responsable de cocina. Le gustaba complacer a las hermanas ofreciéndoles los buenos platos de la cocina china.

Thérèse se ha mantenido siempre abierta al mundo y a su país. Leía los periódicos todas las mañana y todas las tardes; escuchaba las noticias en la televisión y sabía expansionarse viendo películas policíacas, pero siempre con algún trabajo manual.

Tenía un carácter fuerte. Mantenía sus convicciones a veces de manera un tanto dominante y brusca. Inmediatamente decía que para ella ya había pasado, pero, era entonces cuando empezaba para la otra.

Por cuantos lugares pasó se entregó total y gozosamente. Supo aprovecharse de la vida, en el buen sentido de la palabra, sacándole todo el jugo. Dos meses antes de su enfermedad visitó Londres con algunos miembros de su familia que quedaron atónitos de su energía.

Desde su enfermedad, estando más cercanas a ella, hemos sido testigos del gran afecto que Thérèse tenía hacia su familia, y que era también correspondido por todos ellos.

A lo largo de su enfermedad Thérèse nos ha edificado por su entereza. No le hemos oído una queja, ni una crítica que saliera de sus labios, aceptada todo y se dejaba hacer. Con toda lucidez recibió el Sacramento de los Enfermos, rodeada de sus hermanas.

Terminamos con las palabras de San Pablo que traducen el ideal de Thérèse y que fue el lema de su vida:

«Vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mi».

Hna. RAMONA REX MORENOM. de Santa Exuperia

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Fallecida en Sevilla(España / Italia)el 22 de junio de 2008a la edad de 105 años.

Nacimiento: 6 de mayo de 1903Entrada: 15 de diciembre de 1924Primeros Votos: 25 de noviembre de1930Últimos Votos: 21 de noviembre de 1935

Ramona conoció nuestra Congregación desde pequeña, a través de nuestras congregaciones infantiles, concretamente el Rebañito del Niño Jesús.

Por voluntad propia, aunque aun no tenía la edad requerida asistió a las catequesis de Primera Comunión. Cuando llegó la fecha señalada, se acercó con sus compañeras sin que sus padres lo supieran, ya que estaban ausentes de la casa ese día, dándoles por toda explicación: «es que tenía muchas ganas de recibir a Jesús». Sus padres le habían dado permiso para que asistiese al retiro de Primera Comunión en nuestra casa y podemos figurarnos su asombro cuando al volver por la tarde, les dijo radiante de alegría: «Ya hice la Primera Comunión». Durante su vida entera este amor a la Eucaristía fue uno de sus rasgos característicos.

Tuvo que convencer a sus padres de que Dios la llamaba a la vida religiosa y que ella deseaba de todo corazón ser reparadora, pero la oposición de sus padres fue solamente temporal, ya que la veían demasiado joven para tomar una decisión tan seria. Ella tenía prisa de entregarse por completo al Señor.

Muy joven la mandaron a la comunidad de Roma, donde estuvo cuarenta años. Fue portera durante muchos años, pero su mayor ocupación fue la confección de los solideos del Papa (Pío XII – Juan XXIII) que hacía con gran devoción y sentimiento de universalidad. También llevaba con mucha prudencia y fidelidad cualquier recado necesario al Vaticano durante sus años como mandadera.

Llegó a España en el año 1979 y fue destinada a Murcia (Zarandona) su tierra natal. Esto le ayudó para asumir lo mucho que le costó el arrancón de la Ciudad Eterna, a la que consideraba su Patria, y en la deseaba y esperaba morir. Pero otros eran los planes del Señor.

Era sensata, positiva, de trato agradable, muy sensible a la vida comunitaria. Con un gran amor a la Congregación y sobre todo con una profunda fe. Gozaba mucho en las reuniones comunitarias, que preparaba muy bien y ayudaba todo lo que podía. Vivía feliz aunque siempre con la añoranza de Roma.

Inesperadamente le llegó un nuevo destino, a la casa de Cádiz. Con gran sorpresa para ella es nombrada nuevamente superiora, ya lo había sido en Zarandona. Pero confiaba plenamente en Dios y con gran sencillez le pedía su ayuda.

De Cádiz fue a la comunidad de Sevilla. Vive feliz y contenta en su nuevo destino. Se acerca la fecha de su cumpleaños: ¡100 años!. Empieza a preparase interiormente para tan gran acontecimiento, al mismo tiempo sonriente y con toda suavidad piensa en la celebración material del mismo. Aprovechando la visita del Sr. Cardenal Amigo Vallejo a casa, lo invita para que celebre la Eucaristía ese día. Amablemente el Sr. Cardenal aceptó. Fue una fiesta preciosa: la concelebración de tres sacerdotes, tuvo hasta nuestra querida Superiora General Christine Barrière, acompañada de la Hermana Dolores Díez de Revenga y las tres Superioras Provinciales. Se la veía feliz y llena de gozo.

A partir del año 2005 su salud empezó a deteriorarse. A sus dolores físicos se unió el sufrimiento interior de una completa noche del alma… Se la oía repetir una y otra vez: «soy una gran pecadora, Jesús mío misericordia». Tenía miedo a la muerte y no quería quedarse sola.

Tres días antes de su muerte se tranquilizó, siendo su paso a la casa del Padre sereno y sencillo como había sido su vida.

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¡Oh noche que juntaste Amado con amada

amada en el Amado transformada!

Hna. CÉCILE FRENETTEM. de St Tharsicius

Fallecida en Montreal(Canadá)El 4 de julio de 2008a la edad de 91 años.

Nacimiento: 11 de abril de 1917Entrada: 2 de mayo de 1939Primeros Votos: 25 de marzo de 1942Últimos Votos: 25 de marzo de 1947

Nos dejó atónitas la rápida muerte de la Hna. Cécile. Aunque la veíamos bajar poco a poco no pensábamos que se nos fuera en menos de 12 horas al encuentro de su Señor sin dar mayores señales.

Nació en Trois-Rivières auque sólo vivió allí 7 años ya que sus padres se trasladaron a un hermoso pueblo de Québec, «l´Épiphanie» en el que creció y vivió hasta su entrada en María Reparadora.

Joven aún marchó a Francia, con otras compañeras para hacer su Tercera Probación en Pau. Permaneció varios años en Francia entre París y Toulouse donde hizo sus Últimos Votos, «lejos de su familia –decía ella- pero arropada y agasajada por las hermanas de esta gran comunidad a la que mucho amaba».

De vuelta a su país se entregó de lleno en diversas casas de Québec. Primero como Submaestra de novicias, donde dejó un grato recuerdo. Jovial y amable sabía poner un clima agradable, fervoroso y de confianza. Luego fue asistenta, superiora, ecónoma y encargada de la casa de ejercicios de Mont-Royal durante bastantes años. Tenía un don especial para la acogida y así pudo consolar y ayudar a cuantas personas se comunicaban con ella.

La Hna. Cécile era muy artista, tanto para la pintura como para la música y el canto. Daba gusto escuchar su melodiosa voz. A lo largo de sus años tuvo ocasión de pintar muchas estampas, cartas de votos y otros encargos que lo hacía con gran primor y gusto. La Capilla de Nª Srª de Lourdes pudo beneficiarse durante muchos años de su esmero en la preparación de las celebraciones. Su talento y su temperamento artístico le hacían gozar y maravillarse ante todo lo bello. Se entusiasmaba con los animales, sobre todo los más pequeños. Y al mismo tiempo esas cualidades y su gran sensibilidad le suponían una fuente de sufrimiento que se esforzaba para soportarlo en silencio.

Le costó mucho dejar la vida de comunidad para integrarse en la enfermería, pero supo superarlo con su espíritu de fe y sólo Dios sabe cuántas horas pasaba en la capilla orando por la Iglesia, por el mundo, por la Congregación. En su cuaderno de notas había escrito que la oración y el amor eran sus principales valores y que en su vida cotidiana predominaban la oración y la adoración.

Las cualidades de la Hna. Cecilia y su esmerada educación le hacían muy agradable. No pedía nada ni solicitaba nada si no iba acompañado de un «por favor» ó un «muchas gracias»

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lleno de afecto. Acogía gozosamente a cuantos la visitaban, especialmente a su numerosa familia y a una amiga de toda la vida

Los últimos meses de su vida mostraba angustia ante la muerte y no quería quedarse sola. El personal de la enfermería, dándose cuenta de su situación se relevaban para atenderla como necesitaba. El Señor le evitó las angustias de la agonía; un coma cerebral la mañana del 4 le mantuvo semi-inconsciente y nos dejó al final del día.

Con su lámpara encendida se marchó al encuentro del «Amado de su alma» (Ct 4,3) para adorarle y cantar sus alabanzas por toda la eternidad.

Hna. IGNACIA ECHANIZ ECHEZARRETAM. de San Aicardo

Fallecida en Pamplona(España / Italia)el 6 de julio de 2008a la edad de 100 años.

Nacimiento: 23 de enero de 1908Entrada: 16 de octubre de 1931Primeros Votos: 31 de mayo de 1934Últimos Votos: 8 de diciembre de 1939

Nuestra Hna. Ignacia nació a la sombra del Santuario de Loyola, en Azcoitia, a pocos kilómetros del solar de Ignacio. Su vida sencilla y rural era compartida por todos los miembros de aquella familia que la fueron formando poco a poco en las virtudes sólidas y cristianas. En sus frecuentes visitas al Santuario, y sin duda bajo la dirección de algún Padre Jesuita, que pronto se dio cuenta de la inclinación de la joven hacía la vida religiosa por su deseo de entrega al Señor, amor a Maria, a la Eucaristía, al silencio y la oración y le puso en contacto con el Instituto de Maria Reparadora, que respondía a su deseo.

Y así en la plenitud de su juventud, - 23 años – la vemos ya en el Instituto, dando rumbo a aquella vida larga de Reparadora, ¡100 años al servicio del Señor, y entrega por las almas¡.

Abnegada, silenciosa y trabajadora aunque con un fuerte carácter que siempre trabajó en dominarlo, fue pasando por diferentes comunidades: Las Arenas, Palma de Mallorca, San Sebastián y por fin Pamplona donde pasó directamente a la comunidad de la enfermería. Al ir declinando sus fuerzas, vivió momentos de sufrimiento viendo que no era tan eficaz y que no podía ayudar como antes. Los últimos años de Ignacia han sido años de misterio, entre su alma y Dios, se intentaba acompañarla, pero su silencio total, ocultaba su vivencia real. Años de purificaciones en los que su despojo fue total.

Tenía los huesos muy mal y sus cuidadoras se dieron cuenta de que tenía la cadera rota; se le ingresó en el hospital y los doctores vieron la necesidad de operarla. Todo parecía ir bien y volvió a casa, pero a los tres días ingresó de nuevo en el hospital y se vio que ya no había nada que hacer. No se la dejó ni un momento sola y así, suavemente, acompañada por la Hna. Superiora entregó su alma a Dios. Ignacia goza ya de la plenitud de ese Dios que tanto amó al cual se entregó hasta el final; que ella desde su cercanía con el Padre, nos ilumine y ayude en nuestro camino hacia la RESURRECCIÓN.

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Hna CATALINA CORBELLA Y GILIM. de San Alejo

Fallecida en Cerdanyola del Vallés(España / Italia)el 27 de agosto de 2008a la edad de 95 años.

Nacimiento: 7 de julio de 1913Entrada: 5 de junio de 1939Primeros Votos: 8 de diciembre de1941Últimos Votos: 8 de Diciembre de1946

La Hna.Catalina, nació en Palma de Mallorca, en el seno de una familia muy religiosa. Fue la mayor de 9 hermanos, 7 hermanas y 2 hermanos. Una de sus hermanas entró salesa y un hermano jesuita.

Su padre, era abogado, falleció cuando Catalina tenía 13 años. La situación familiar no fue fácil, quedaba su madre viuda con 9 hijos. Su madre le dijo a Catalina:«yo me cuidaré de los niños y tu del despacho de papá. Fíjate de las facturas que están sin cobrar y ordénalo todo bien».

Estas circunstancias ayudaron a Catalina a madurar antes de tiempo y a forjar un carácter muy responsable, perfeccionista, austero y exigente, que veces escondía su fondo más profundo entrañable y tierno. Así el Señor la formaba para, más tarde, sintiera su llamada a seguirle más de cerca.

Desde el noviciado fue destinada a San Gervasio y después de la Tercera Probación en Vitoria fue elegida secretaria de la M. Provincial de la provincia de Sevilla, cargo que llevó a cabo con gran interés y responsabilidad.

Años más tarde fue destinada a Roma para ocuparse de los archivos y de la Causa de N.V.M.F. dada sus cualidades de orden y perfección. Se le ofreció ir de oyente al Vaticano a un curso de archiveros ya que no podía matricularse por no tener estudios superiores y aprovechó tanto que el Director del Archivo Vaticano la examinó y la dio el título de Archivera Vaticana.

Catalina era muy lúcida y artista. Pintó en su carta de Últimos Votos una miniatura de la Inmaculada de Murillo que dejaba absorta al contemplar tanta belleza.

Le costó aceptar algunos cambios en la Congregación que surgieron a partir del Vaticano II. Estuvo un tiempo después de Roma destinada en Palma de Mallorca y después en S. Gervasio, donde trabajó mucho en la Encuadernación allí se dedicaba a dorar libros y conservaba el número de libros que había dorado, alrededor de 1200.

Los últimos años en Cerdanyola acompañaba espiritual y fraternalmente a las enfermas más impedidas.

Sus hermanas y sobrinas la visitaban todos los años. Tanto cuando la visitaba su familia como las hermanas de la casa se mostraba muy agradecida.

El 21 de agosto se sintió muy mal y así lo dijo. Durante siete días que estuvo grave la fuimos visitando y acompañando, se la veía consciente y tranquila y lo poco que decía era «tengo mucha paz». Cuando el 27 dio su último suspiro su rostro quedó con gesto sereno y apacible.

La colocamos en la salita de entrada, a su lado derecho el cirio pascual y a su izda la Biblia y el crucifijo y un ramo de rosas rojas.

Junto a sus restos hemos recibido amigos de la casa, rezado y cantado Vísperas. Todo ha sido tan bonito como sencillo y emotivo.

Al día siguiente la Eucaristía y el funeral como en día festivo, los ornamentos blancos de Resurrección porque Catalina Vive, está con Dios en el lugar que le tenía reservado porque en su casa hay muchas moradas.

En el último adiós a Catalina nos han acompañado algunas hermanas de la casa y las hermanas de la comunidad de S. Martín de P.

El sacerdote ha cuidado esta ceremonia que nos ha emocionado. Al final cantamos “trovarem a faltar el teu sonriure…” (echaremos de menos tu sonrisa) En dos coches fuimos al

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cementerio donde reposan sus restos. Cantamos el “Mostrate…”Que Catalina sea un ángel para nosotras y nos ayude desde el cielo.

Hna. MARGARET GAFFNEY

Fallecida en Wimbledon(Gran Bretaña / Irlanda) el 14 de septiembre de 2008a la edad de 84 años.

Nacimiento: 13 de junio de 1924Entrada: 1 de febrero de 1970Primeros Votos: 2 de agosto de 1972Últimos Votos: 2 de agosto de 1979

La Hna. Margarita tenía 46 años cuando entró en la Congregación. Su hermanos y sus hermanas se casaron pero Margarita quedó en casa para ayudar a su madre en el cuidado de dos sobrinas que vivían en la casa familiar. Durante esos años trabajó en un departamento del gobierno de Edimburgo y era un miembro activo en la Legión de María. Sentía que Dios le pedía algo más y después de la muerte de su madre entró en Élie en Escocia.

Margarita tenía muchas cualidades. No solamente el don de organización y del detalle, pero por encima de todo su lealtad, su responsabilidad y su entrega incondicional a su vida religiosa y comunitaria. Con frecuencia no le era fácil la oración pero permanecía fiel a su horas de oración. En todas las comunidades vivía y trabajaba con plena responsabilidad en sus deberes tanto en las casas de ejercicios como de superiora o consejera de provincia y durante un corto tiempo como delegada de la Región. Durante varios años trabajó en un parroquia de Escocia, llevando la comunión a los enfermos, ayudando a los discapacitados e inválidos del club San francisco. En todos estos ministerios era muy apreciada por su amabilidad en el trato y sus atenciones con todos.

Los últimos años de su vida los ha pasado en la casa de ejercicios de Wimbledon, dónde, una vez más, sus cualidades han servido mucho sobre todo para relacionarse con el personal de la cocina y de las limpiezas. Durante estos años a sufrido con su salud frágil pero se ha mantenido en activo hasta los últimos días de su vida.

Margarita se nos ha ido rápidamente. El 9 de septiembre cayó enferma con fuertes dolores abdominales. Se le ingresó por urgencias en el hospital esa misma noche, y al día siguiente la operaron. Antes de la operación recibió el sacramento de los Enfermos. Después de la operación se agravó y nos dijeron que durante la operación sufrió un ataque al corazón y que el pronóstico no era bueno. Los días siguientes continuamos visitándola, orando con ella y hablándola pero permanecía inconsciente porque estaba sedada. Su sobrina vino a visitarla. Permanecíamos unidas, con María al pie de la cruz viendo morir a una persona. El sábado por la noche oramos y cantamos la Salve Regina y el Monstra Te junto a ella.

El 24 nos llamaron del hospital para preguntarnos si queríamos que se le desenchufara de la máquina porque no había posibilidad de restablecimiento. Se avisó al sacerdote y una vez más margarita reibió la unción de enfermos y oramos junto a ella. Se le retiró la máquina y Margarita moría dulcemente.

Los funerales tuvieron lugar el 24 de septiembre, fiesta de Nª Sª de Walsingham. Monseñor Tripp obispo de nuestra Región que estaba dando unos ejercicios en casa estuvo presente. Aún celebra una vez a la semana en nuestra capilla.

Varias hermanas de otras comunidades vinieron a acompañarnos, lo mismo que otras religiosas del entorno y muchas amistades de la casa.

Que podamos continuar haciendo el bien como lo hizo Margarita durante su vida y que ella goce de la paz eterna.

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ANEXO

Damos a continuación una relación de otras hermanas fallecidas también en el año 2008, pero cuyas reseñas biográficas no nos han llegado.

Hna. Alicia Portilla Osio(M. de la Eucaristía)Fallecida en México (Villa María)el día 19 de febrero de 2008

Hna. M. Pilar Iguíniz Gómez-Franco(M. de St. Domingo)Fallecida en México (Villa María)el día 7 de septiembre de 2008

H. Ma. del Carmen Buitrón Sánchez M. del Bto. Andrés Kim

Fallecida en Rionegro, Colombia el día 13 de noviembre de 2008

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