2019. XXVII CONGRESO DE AAPRESID

Origen y potencial de una Chacra cordobesa en primera personaJosé Luis Zorzin, miembro de la Regional Los Surgentes-Inriville de Aapresid, compartió en el taller titulado “La integración y sus emergentes, su experiencia en la Chacra del sudeste cordobés y explicó la necesidad de estudiar las napas para mitigar las inundaciones.

Un salto de la tranquera hacia nuevas herramientas asociativas de conocimiento y ejecución público-privada para resolver un problema común entre los productores de una región. Ese es el motor de la historia que trajo al XXVII Congreso de Aapresid José Luis Zorzín, miembro de la Regional Los Surgentes-Inriville de Aapresid e impulsor de una Chacra (el sistema que esta entidad lleva adelante junto al INTA) en esa zona del sur cordobés que nació de la necesidad de trabajar a nivel de las napas para encontrar una respuesta a las inundaciones. Fue en el marco del taller titulado “La integración y sus emergentes”, donde Zorzin relató cómo surgió la necesidad de conformar esa Chacra y la voluntad de colaboración que esa iniciativa activó en los distintos niveles del Estado y en entidades del ámbito investigativo para encontrar una solución a un problema recurrente.

“El año 2012 fue un quiebre para nosotros en la cuenca del norte de Inriville, porque veníamos trabajando tranqueras adentro con intereses como el aumento de los pisos de rinde cuando nos empezaron a castigar las inundaciones y nos decidimos a centrar la mirada en un tema más urgente, por lo que decidimos crear una Chacra”, explicó. Zorzin cuenta que a partir de entonces participaron activamente en la Red de Buenas Prácticas Agrícolas de la provincia de Córdoba, donde observó que todos coincidían en que faltaban elementos a nivel de cuenca para medir cómo hacían para tener mayor consumo de agua y cuánto era el impacto relativo a nivel de cuenca y cuánto a nivel de precipitaciones.

“No había nada hecho en esa materia y entonces planeamos hacerlo nosotros y no esperar a que lo impulse el Estado. Así trabajamos juntos a nivel de cuencas y se armó el convenio con el INTA y el Ministerio de Agroindustria de Córdoba que dio origen a esta Chacra”, comentó. La Chacra en cuestión –dijo– involucraba la integración de todos los actores relacionados con el tema napas: los actores sociales, los municipios, los consorcios canaleros y camineros, entre otros. Eso supuso nuclear a todos los actores involucrados para poder avanzar en conjunto y que uno de los emergentes sea la interacción de todos esos sectores.

“Rápidamente aparecieron resultados porque generamos un interés: así apareció la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) aportando con satélites que midieron las napas. Les resultó interesante poder calibrar sus modelos in situ, con mediciones reales”, precisó.

Zorzín explicó que, tomando como referencia los trabajos realizados en el río Salado, propusieron al Instituto Nacional del Agua para que se replicara una experiencia similar. “Eso generó que el Estado de Córdoba se involucrara, porque lo consideró importante para mostrar al resto de los productores cuáles son los motivos por los que el menor consumo de agua produce inundaciones. De esa forma la provincia accede a participar activamente con la financiación de esos proyectos de generación de modelos que surgen del esfuerzo conjunto”, ponderó. Y mencionó que las universidades de Rosario, San Luis y Córdoba, interactuaron en favor de los objetivos planteados por la Chacra. “La principal fortaleza de las Chacras es que estos casos después quedan como referencia para situaciones similares. Es decir, generan

conocimiento. A su vez le sirve al Estado porque si medís algo a nivel cuenca y obtenés resultados pueden plantear que esos fenómenos se deben al clima pero también al manejo de cultivos, con lo cual es algo que se puede reducir. Y ahí aparecen las políticas de Estado estimulando las buenas prácticas”, afirmó.

Por último, se refirió a lo que espera que la Chacra intente dilucidar: “A través de la cuenca, lo que hará será generar modelos que permitan predecir comportamientos. Es decir, si tenés un 90 por ciento de agricultura y viene un año húmedo, cuánto podés llegar a tener inundado; y si tuvieras más ganadería cuánto, y que tanto si tenés cultivo de cobertura. Se podría descubrir que con un 80 por ciento de agricultura con cultivo de servicio y un 20 por ciento de ganadería, en un año húmedo las inundaciones se reducen al mínimo. Entonces sabríamos que con ese aporte, una empresa agropecuaria podría reducir el impuesto inmobiliario porque el Estado te gratificaría por ayudar a mitigar ese problema”, sostuvo.