volver a pensar la catequesis ii

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 20/03/14 10:46 Revista Vida Pastoral - SAN PABLO Página 1 de 6 http://www.san-pab lo.com.ar/vidapa storal/includes/articulos/imprimir.p hp?id=516 Revista Vida Pastoral - Año LI - Nº 294 - JULIO / AGOSTO 2011 Catequesis Juan Pablo Gasme Volver a pensar la catequesis Finalidad y tareas de la catequesis en el proceso evangelizador, en un contexto de crisis pastoral Continuando con la reexión iniciada en el número anterior, el autor nos propone repensar la identidad de la catequesis en el horizonte cultural del cambio de época. En las reflexiones anteriores (El proyecto pastoral global y la práctica catequística), nos acercamos a una comprensión de la catequesis en el contexto de toda la misión de la Iglesia al servicio del Reino de Dios en la historia. En esta oportunidad, buscaremos profundizar en la identidad que está llamada a asumir la catequesis en la actual crisis de transmisión de la fe . Lo haremos con una convicción positiva: esta época de transición, de cambios profundos y acelerados, es un tiempo favorable para el anuncio del Evangelio. Esta Buena Noticia contiene respuestas a los interrogantes más hondos del ser humano, es “agua” que anhelan (más o menos conscientemente) todos los corazones y puede saciar la sed de sentido que crece en cada uno. Pero esta tarea requiere unas actitudes y unas acciones nuevas de la Iglesia para ser un mensaje vivo y creíble, comunicación de la vida nueva que nos ofrece Dios en Cristo. La reflexión sobre la identidad de la catequesis después del Vaticano II  El Concilio Vaticano II encomendó la redacción de un “Directorio sobre la formación catequética del pueblo cristiano” (Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el oficio pastoral de los Obispos en la Iglesia Christus Dominus, 44). Para cum plir este mandato conciliar , la Congregación para el Clero organizó una Comisión especial de expertos y consultó a las conferencias episcopales del mundo, que remitieron muchas sugerencias y observaciones al respecto. El texto preparado fue revisado en varias instancias y promulgado en abril de 1971 por Pablo VI con el título Directorio Catequístico General , siendo el primer directorio de catequesis sistemático en la historia de la Iglesia. Este aporte estableció directrices generales para orientar el rico proceso de reflexión, renovación y ensayos que vivía la catequesis por aquellos años postconciliares. (En realidad, ya se venían desarrollando reflexiones y tomaban cuerpo certezas de renovación catequística antes del Concilio Vaticano II, en lo que se dio en llamar “movimiento catequístico”). Más de 45 años pasaron desde la clausura del mencionado Concilio, y podemos decir que este ha sido, sin duda, “un tiempo muy rico en orientaciones y promoción de la catequesis. Ha sido un tiempo que, de algún modo, ha vuelto a hacer presente la vitalidad evangelizadora de la Iglesia de los orígenes y a impulsar oportunamente las enseñanzas de los Padres, favoreciendo el retorno actualizado al Catecumenado antiguo [...]. El camino recorrido por la catequesis en ese período se ha caracterizado por doquier por la generosa dedicación de muchas personas, por iniciativas admirables y por frutos muy positivos para la educación y la maduración de la fe de niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, no han faltado –al mismo tiempo–

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volver a pensar la catequesis

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    Revista Vida Pastoral - Ao LI - N 294 - JULIO / AGOSTO 2011

    Catequesis

    Juan PabloGasme

    Volver a pensar la catequesisFinalidad y tareas de la catequesis en el proceso evangelizador, en un contexto de

    crisis pastoral

    Continuando con la reflexin iniciada en el nmero anterior, el autor nos propone repensar la identidad dela catequesis en el horizonte cultural del cambio de poca.

    En las reflexiones anteriores (El proyecto pastoral global y la prctica catequstica),nos acercamos a una comprensin de la catequesis en el contexto de toda la misinde la Iglesia al servicio del Reino de Dios en la historia. En esta oportunidad, buscaremos profundizar en la identidad que est llamada aasumir la catequesis en la actual crisis de transmisin de la fe. Lo haremos con unaconviccin positiva: esta poca de transicin, de cambios profundos y acelerados, esun tiempo favorable para el anuncio del Evangelio. Esta Buena Noticia contienerespuestas a los interrogantes ms hondos del ser humano, es agua que anhelan(ms o menos conscientemente) todos los corazones y puede saciar la sed desentido que crece en cada uno. Pero esta tarea requiere unas actitudes y unasacciones nuevas de la Iglesia para ser un mensaje vivo y creble, comunicacin de lavida nueva que nos ofrece Dios en Cristo.

    La reflexin sobre la identidad de la catequesis despus del Vaticano II

    El Concilio Vaticano II encomend la redaccin de un Directorio sobre la formacincatequtica del pueblo cristiano (Concilio Ecumnico Vaticano II, Decreto sobre eloficio pastoral de los Obispos en la Iglesia

    Christus Dominus, 44). Para cum plir este mandato conciliar, la Congregacin para elClero organiz una Comisin especial de expertos y consult a las conferenciasepiscopales del mundo, que remitieron muchas sugerencias y observaciones alrespecto. El texto preparado fue revisado en varias instancias y promulgado en abrilde 1971 por Pablo VI con el ttulo Directorio Catequstico General, siendo el primerdirectorio de catequesis sistemtico en la historia de la Iglesia. Este aporteestableci directrices generales para orientar el rico proceso de reflexin, renovaciny ensayos que viva la catequesis por aquellos aos postconciliares. (En realidad, yase venan desarrollando reflexiones y tomaban cuerpo certezas de renovacincatequstica antes del Concilio Vaticano II, en lo que se dio en llamar movimientocatequstico). Ms de 45 aos pasaron desde la clausura del mencionado Concilio, y podemos decirque este ha sido, sin duda, un tiempo muy rico en orientaciones y promocin de lacatequesis. Ha sido un tiempo que, de algn modo, ha vuelto a hacer presente lavitalidad evangelizadora de la Iglesia de los orgenes y a impulsar oportunamente lasenseanzas de los Padres, favoreciendo el retorno actualizado al Catecumenadoantiguo [...]. El camino recorrido por la catequesis en ese perodo se hacaracterizado por doquier por la generosa dedicacin de muchas personas, poriniciativas admirables y por frutos muy positivos para la educacin y la maduracinde la fe de nios, jvenes y adultos. Sin embargo, no han faltado al mismo tiempo

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    crisis, insuficiencias doctrinales y experiencias que han empobrecido la calidad de lacatequesis debido, en gran parte, a la evolucin del contexto cultural mundial y acuestiones eclesiales no originadas en la catequesis (Congregacin para el Clero,Directorio General para la Catequesis, Roma 1997, Prefacio, 2). La fe y la misin vividas y reflexionadas por la Iglesia en estos aos expresadas enbuena medida por el Magisterio nutrieron la catequesis. En todos los continentes,se impuls de manera notable la catequesis, publicando catecismos valiosos yorientaciones pastorales, promoviendo la formacin de peritos y favoreciendo lainvestigacin catequtica (ver Directorio General para la Catequesis, 3). Pablo VI y Juan Pablo II enriquecieron este camino con documentos fundamentales,entre los cuales podemos destacar: la Exhortacin apostlica Evangelii Nuntiandi(promulgada en 1975 por Pablo VI), y la Exhortacin apostlica CatechesiTradendae, (1979, Juan Pablo II), las cuales vuelven a situar plenamente a lacatequesis en el marco de la evangelizacin. A lo largo de su pontificado, Juan PabloII ofreci un magisterio constante de muy alto valor catequtico, que si bien notomaban directamente la temtica abordaban aspectos realmente vinculados consu contenido. Toda esta reflexin, junto con la aparicin de catecismos locales y lapublicacin del Catecismo de la Iglesia Catlica en 1992 (no poco problemtica en surecepcin), plantearon la necesidad de una actualizacin de las directrices delDirectorio Catequstico General. Este documento se revis y actualiz desde la nuevasituacin socio-cultural. En 1997 se present el Directorio General para laCatequesis, en continuidad de pensamiento con el anterior directorio de 1971, yenriquecido con la reflexin realizada por las Iglesias en los aos de masivasecularizacin. Tomaremos este documento como referencia, no porque ofrezca res puestas rpidasa las preguntas que agobian a tantos responsables y animadores de la catequesis,sino porque sintetiza la riqueza de la experiencia y la reflexin eclesial. Buscaremoselementos de anlisis y criterios que nos ayuden a discernir los modos msevanglicos con los que podemos poner en acto la catequesis hoy para que seasignificativa.

    La evangelizacin, marco de la accin catequstica

    En el Snodo de los Obispos de 1974, prim la idea de no limitar la evangelizacin alanuncio misionero en sentido estricto (orientado a los no creyentes), sino deentender toda la actividad misionera de la Iglesia, en todas sus formas. Laexhortacin final ratific el significado amplio del trmino, explicitando sucomplejidad y la riqueza de sus dimensiones, afirmando que: la evangelizacin,hemos dicho, es un paso complejo, con elementos variados: renovacin de lahumanidad, testimonio, anuncio explcito, adhesin del corazn, entrada en lacomunidad, acogida de los signos, iniciativas de apostolado (Pablo VI, Evangeliinuntiandi, 24).El Directorio General para la Catequesis tambin reconoce un significado amplio:anuncio, testimonio, enseanza, sacramentos, amor al prjimo, hacer discpulos:todos estos aspectos son vas y medios para la transmisin del nico Evangelio yconstituyen los elementos de la evangelizacin. [... ]. Los agentes de laevangelizacin han de saber operar con una visin global de la misma e identificarlacon el conjunto de la misin de la Iglesia (46). Segn esto, hemos de concebir laevangelizacin como el proceso, por el que la Iglesia, movida por el Espritu, anunciay difunde el Evangelio en todo el mundo (48).Desde esta perspectiva, podemos afirmar con Emilio Alberich que en la concienciaeclesial, se entiende por evangelizacin el anuncio y testimonio del Evangelio dadospor la Iglesia en el mundo, mediante todo lo que ella dice, hace y es (E. Alberich,Catequesis evangelizadora. Manual de Catequtica fundamental, Madrid 2009, 44).Toda la accin de la Iglesia evangeliza, en tanto y en cuanto est orientada aanunciar y testimoniar el Evangelio del Reino.Y esto no sucede automticamente, como si fuera suficiente la vida ordinaria de la

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    Iglesia, realizada de cualquier modo, para que se lleve a cabo la accinevangelizadora. La Iglesia necesita una profunda reconversin de la presenciacristiana, ya que la accin de la Iglesia no evangeliza, no tiene pleno sentido msque cuando se convierte en testimonio, provoca la admiracin y la conversin, sehace predicacin y anuncio de la Buena Nueva (Pablo VI, Evangelii nuntiandi , 15).Estas reflexiones sobre el significado de la evangelizacin nos llevan ahora a precisarel lugar de la catequesis dentro del proceso a travs del cual la comunidadevangeliza.

    El proceso evangelizador

    Si bien la evangelizacin implica un abanico amplio de acciones, gestos y signos, lacomunidad reconoce que, a lo largo de los siglos, se ha mantenido constante unaestructura de fondo, que fue marcando un camino gradual. El Directorio Generalpara la Catequesis los resumi diciendo que este proceso evangelizador estestructurado en etapas o momentos esenciales: la accin misionera para los nocreyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la accincatequticoiniciatoria para los que optan por el Evangelio y para los que necesitancompletar o reestructurar su iniciacin; y la accin pastoral para los fieles cristianosya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos, sin embargo, noson etapas cerradas: se reiteran siempre que sea necesario, ya que tratan de dar elalimento evanglico ms adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de lamisma comunidad (49). En el fondo, este ordenamiento se fundamenta en convicciones profundas, entre lascuales podemos mencionar: - La evangelizacin no es un conjunto de acciones agrupadas, sino un itinerario conmomentos distintos pero complementarios. - Este proceso es gradual y busca favorecer y madurar en el creyente suestructuracin e integracin de la personalidad de fe, de manera permanentedurante cada etapa de vida. - En este camino, el primer paso es la accin misionera. La catequesis no es el puntode partida de la evangelizacin, exige un algo previo, una etapa que suscita lasganas, despierta las ganas del encuentro con Cristo, del significado del Evangelio yde la vida cristiana. Tampoco es el final del proceso. - Esta profundizacin y su gradualidad buscan poner al creyente no slo encontacto, sino en comunin, en intimidad con Jesucristo (Juan Pablo II, CatechesiTradendae, 5). Este camino encuentra en los sacramentos hitos o momentosimportantes, s, pero no se limita ni se direcciona nica ni principalmente por ellos,sino que los integra como momentos fuertes de la presencia especial de la gracia deDios en la vida total de la persona. - Este dinamismo choca con el acostumbramiento de no pocas comunidades quefueron estructurando durante mucho tiempo sus propuestas de tal modo que,actualmente, con la catequesis y la celebracin de los sacramentos, dan porcumplida su misin y completa su tarea evangelizadora. Este esquema responda auna situacin de cristiandad que comenz a desaparecer hace muchos aos,principalmente en occidente y se reforzaba con otras prcticas de los fieles(novenas, retiros, homilas, fiestas patronales, etc.).

    Y entonces, a qu llamamos catequesis?

    Despus de ubicar la catequesis en el proceso evangelizador, necesitamosaproximarnos a unas definiciones que nos ayuden a vislumbrar su identidad y desdeah pensar cmo actuar hoy. Ayudndonos con el Directorio General para laCatequesis, podramos puntualizar que: - En el proceso evangelizador, el momento de la catequesis es el que corresponde alperodo en que se estructura la conversin a Jesucristo, dando una fundamentacina esa primera adhesin (Directorio General para la Catequesis, 63).

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    - La catequesis, al realizar con diferentes formas esta funcin de iniciacin delministerio de la Palabra, lo que hace es poner los cimientos del edificio de la fe.Otras funciones de ese mismo ministerio irn construyendo, despus, las diversasplantas de ese mismo edificio (64). - La catequesis es, as, elemento fundamental de la iniciacin cristiana y estestrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciacin, especialmente alBautismo [...]. La finalidad de la accin catequtica consiste precisamente en esto:propiciar una viva, explcita y operante profesin de fe (66). - La catequesis es unaformacin orgnica y sistemtica de la fe, centrada en lo nuclear de la experienciacristiana, en las certezas ms bsicas de la fe y en los valores evanglicos msfundamentales (67).- Es una accin esencialmente eclesial. El verdadero sujeto de la catequesis es laIglesia (Directorio General para la Catequesis, 78) que asume esa forma particulardel ministerio de la Palabra que hace madurar la conversin inicial hasta hacer deella una viva, explcita y operativa confesin de fe: la catequesis tiene su origen enla confesin de fe y conduce a la confesin de fe (82).- Algunas tareas a travs de las cuales realiza su finalidad son: propiciar elconocimiento y la experiencia de la fe, la educacin litrgica, la formacin moral,ensear a orar, la educacin para la vida comunitaria y la iniciacin a la misin. Endefinitiva, se puede llamar catequesis a toda forma de servicio eclesial de la Palabrade Dios orientada a profundizar y hacer madurar la fe de las personas y de lascomunidades.

    Asumir efectivamente el adis al tiempo de cristiandad

    Recordemos algunos sntomas que manifiestan la crisis que enmarca la prcticacatequstica, evocando frases y preguntas frecuentes en mbitos comunitarios,parroquiales: Muchas personas reciben los sacramentos y abandonan la Iglesia...qu podemos hacer para engancharlos?; los chicos vienen como locos... si logrohacerlos callar me doy por satisfecha; las familias no se comprometen; las cosasya no son como antes, todo cambi, no s si estoy preparado para esto... ; cmohacemos para dar todos los temas del libro?; antes era ms fcil, no entendemos alos chicos; no estaremos perdiendo el tiempo?; y bueno, algo se hace, algo lesquedar; ser esto lo mo?. Y los interrogantes podran multiplicarse. Tienen quever con la realidad de los destinatarios, con las dudas sobre la propia prctica, conlos resultados que no condicen con los propuestos... y alcanzan, en algunos casos, acuestionar la propia vocacin.

    Es importante entender que los tiempos han cambiado: no nos cansaremos derepetir que el tiempo de cristiandad ha terminado; es ms, la sociedad toda esten un proceso de transformaciones donde las referencias dadoras de sentido sonpuestas en cuestin, la crisis es ms amplia y llega a todos los sectores de la vidahumana. La sociedad, cada vez ms secularizada, abandona a la religin comoreferencia central y vital. El hombre, alentado por la ciencia y la tcnica, asume unabsqueda ms personal de aquello que le da bienestar y se ve tentadopermanentemente por la propaganda y la oferta de consumo; se alimenta unaindiferencia religiosa, aunque estn presentes bsquedas espirituales... (remitimospara este tema a los artculos de Marcelo Gonzlez, publicados en Vida Pastoral).Para encarar esta situacin, tenemos marcos tericos muy amplios y profundos. Nose trata de generar ms reflexiones tericas... El problema no est hoy tanto en lasideas, sino en la praxis: se trata de cambiar realmente el paradigma catequstico,pasar de la teora a la prctica. No alcanza con imaginar simples retoques para quevuelva a funcionar la catequesis de toda la vida (en realidad, la que comenz hacecuatro o cinco siglos, la que muchos conocimos, no la de los primeros siglos delcristianismo). No es difcil encontrar comunidades o grupos donde pareceran estaresperando que todo vuelva a la normalidad, suponiendo que es algn aspecto opieza del sistema la que no funciona y ya se solucionar la crisis cuando esta falla se

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    arregle. Urge plantear seriamente el abandono del modelo pastoral catequstico decristiandad y emprender un camino hacia modos nuevos para proponer la BuenaNoticia. Pero la respuesta a esta crisis de la transmisin de la fe no es simplementeuna cuestin de mtodos, de formas de hacer la evangelizacin. Tenemos que volveral Evangelio, a la reflexin y la oracin comunitaria donde hay ms espacio para elsoplo inspirador del Espritu. Y motivar en nosotros algunas actitudes que nosacerquen al cambio, tales como: - Empata para asumir la realidad que vivimos y profundizar nuestra comprensin delo que en ella va aconteciendo, traducida en nuevos modos de ser comunidadabierta, acogedora y dispuesta a salir al encuentro. - Decisin para madurar propuestas pastorales acordes a la nueva sensibilidadcultural secularizada, sin nostalgias por lo que siempre hicimos. No partimos decero, sino que tenemos una tradicin secular de la Iglesia con etapas de la historiaque nos pueden servir de inspiracin en el talante espiritual que sostena a lacomunidad. - Confianza y apertura a la accin del Espritu para ensayar propuestas yacciones inditas, asumiendo que no hay cambio si no cambiamos. - Convencimiento de que es la persona humana concreta e histrica la que hay quesalvar; la sociedad, la que hay que renovar. Estamos llamados a humanizar lahumanidad. Y en la medida en que nos hagamos expertos en humanidad,encontraremos mejores caminos para anunciar y testimoniar a un Dios que eligecomo lugar de encuentro la existencia concreta. As podremos encontrar y suscitarpreguntas en lo cotidiano, facilitar la escucha de Dios que sigue dndonos suPalabra... Resumiendo estas actitudes, digamos que en estos tiempos se hace msurgente caminar como deca E. Angelelli, obispo mrtir con un odo en el pueblo yotro en el Evan gelio, haciendo vida lo que aprendemos por la encarnacin deJesucristo, una ley fundamental para toda la vida de la Iglesia: la fidelidad a Dios yal hombre, en una misma actitud de amor (Juan Pablo II, Catechesi Tradendae,55).

    Y propuestas para actuar?

    Sugerimos algunas pistas concretas para empezar a delinear un nuevo rostro de lacatequesis: - Asumir una nueva orientacin bsica: catequesis evangelizadora. Si bien no es lafuncin primera de la catequesis, se hace imprescindible que promueva accionesiniciales que susciten o refuercen la conversin, la opcin por el Evangelio, ladecisin y la alegra de ser cristianos, y que vuelva peridicamente al anunciofundamental. - Estar al servicio de la iniciacin cristiana (Directorio General para la Catequesis,65-68), pasando del inters centrado en la primaca del saber de la fe a laprioridad del ser creyente, del catecumenado como instrumento de iniciacin oreiniciacin en la fe cristiana. - Pasar de la catequesis fundamentalmente de preparacin a los sacramentos a lacatequesis como educacin de la fe (Directorio General para la Catequesis, 84), parasuperar el callejn sin salida de la pastoral sacramental y salvar la distancia entredemanda y oferta pastoral. A la tradicional orientacin devocional de lacatequesis, sucede la preocupacin primordial por la educacin de actitudes de fe yde amor como liturgia de la vida. - Repensar las propuestas e itinerarios para pasar de la prioridad por la catequesisinfantil e infantilizante a la catequesis de adultos y adulta, en comunidadespequeas y fraternas. - Alentar el pasaje de la primaca de la prctica religiosa a laprioridad del compromiso. En lugar de tender, como ideal pastoral, a la promocin defieles practicantes, favorecer procesos que animen creyentes comprometidos,enraizados en la fe y abiertos a la accin y al compromiso en el mundo, desdeexperiencias eclesiales concretas. - Priorizar la Palabra de Dios y la experiencia de fe antes que la doctrina. En lugar detender en primer lugar a la transmisin de la doctrina cristiana, la catequesis debe

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    ser, ante todo, anuncio de la Palabra y comunicacin de experiencias de fe.Frente a la actual sensibilidad cultural, asumir una clave de dilogo y bsqueda,reconociendo que transmitimos una verdad dada y prometida (Alberich, Catequesisevangelizadora. Manual de Catequtica fundamental, 44), una catequesis en ciertosentido inacabada, abierta a buscar, a la oscuridad de la duda, a la paciencia de laespera, sin olvidar los elementos seguros y definitivos de la fe cristiana. - Concretar una catequesis abierta al dilogo interreligioso e intercultural, de talanteabierto, sensible al problema ecumnico y capaz de promover el entendimiento y laconvivencia pacfica entre personas de creencias y opiniones diversas. - Priorizar lapreocupacin por el carcter significante, vital, existencial, del mensaje transmitido(Buena Noticia) por sobre la excesiva preocupacin por la doctrina teolgicamentecorrecta. Ojal que podamos hacer, cada vez ms, que nuestras comunidades ypropuestas de catequesis sean espacios de dilogo evangelizador para varones ymujeres, humanizando y llenando de vida y esperanza a todos, animando a seguirandando en la historia tras las huellas de Jess.

    2014 SAN PABLO - Riobamba 230 - C1025ABF Buenos AiresTel. (011) 5555- 2400/2401 Fax (011) 5555- 2425

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