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VOLUMEN 78, Nº 2 MAYO - AGOSTO 2012

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  • VOLUMEN 78, Nº 2 MAYO - AGOSTO 2012

  • Revista MÉdica de RosaRio / PRoPietaRio: cÍRcULo MÉdico de RosaRio / ReGistRo de PRoPiedad iNteLectUaL Nº 273.831

    ISSN 0327-5019

    Revista Médica de RosarioPUBLICACIÓN CUATRIMESTRAL DEL CÍRCULO MÉDICO Y SUS SOCIEDADES FILIALES

    VOLUMEN 78, Nº 2 MAYO - SEPTIEMBRE 2012

    Comité Editorial

    director:

    Dr. JULIO ARIEL SÁNCHEZEx - Presidente de la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinologíay de la Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral

    miembros:

    Dr. OSCAR BOTTASSODirector del Instituto de Inmunología,Facultad de Ciencias Médicas,Universidad Nacional de Rosario

    Dr. GUILLERMO CARROLIDirector Científico del Centro Rosarinode Estudios Perinatales(Centro Colaborador de la OMS)

    Dr. JOSé A. CESOLARIProfesor Asociado, Cátedra de Histologíay Embriología, Facultad de Ciencias Médicas,Universidad Nacional de Rosario

    Dr. ALEJANDRO GARCÍAFellow del American Collegeof Physicians (FACP)

    Dr. LUCIANO MICHELETTIEx Profesor Adjunto de Urología,Facultad de Ciencias Médicas,Universidad Nacional de Rosario

    Dr. FERNANDO PREMOLIIntegrante del Comité para la Certificaciónde Especialistas en Urología, Colegio de Médicosde la Provincia de Santa Fe, 2a Circunscripción

    Secretaria de redacción:

    Dra. Lorena Brance

    Sede:

    CÍRCULO MéDICO DE ROSARIOSanta Fe 1798, (2000) Rosario, SF, ArgentinaTel.: (0341) 421-0120 / Fax: (0341) 425-9089Correo electrónico: [email protected]

    JUNta Editorial / EDITORIAL BOARD

    Dr. JORGE CANNATA ANDÍAProfesor de Medicina, Universidad de OviedoInstituto Reina Sofía de InvestigaciónHospital Universitario Central de Asturias, España

    ADRIANA DUSSO, Ph.D.Investigadora Senior. Instituto de Investigación Biomédica de Lérida, España.

    INGRID M. LIBMAN, M.D., Ph.D.Associate Professor, Pediatric Endocrinology and Diabetes Pittsburgh University; Investigadora, Children’s Hospital,Pittsburgh (PA), USA

    Dr. SANTIAGO PALACIOSDirector del Instituto Palacios de Salud de la Mujer.

    Dr. DANIEL SALICAProfesor Adjunto de Medicina Interna, Facultad de Ciencias MédicasUniversidad Nacional de Córdoba; Córdoba, Argentina

    JAIME URIBARRI, M.D.Associate Professor, Medicine / NephrologyMount Sinai School of Medicine,New York (NY), USA

    Dra. MARTA VALVERDE de BUDEGUERProfesora Titular de la Cátedra de HistologíaFacultad de Medicina, Universidad Nacional de Tucumán

    Dr. JOSé R. ZANCHETTAProfesor Titular en la Maestría de Osteología y Metabolismo Mineral;Director de la Maestría en Osteología y Metabolismo Mineral.Universidad del Salvador; Buenos Aires, Argentina

    Dr. EDUARDO ZUNGRIJefe del Servicio de Urología del Policlínico de Vigo (POVISA), España

    Dr. JESÚS LOSCERTALES Catedrático de Cirugía, Universidad de SevillaJefe de Cirugía Torácica y General, Hospital Universitario Virgen Macarena; Sevilla, España

    La versión virtual de la Revista Médica de Rosario es accesible desde el sitio del Círculo Médico de Rosario en Internet: www.cimero.org.ar - Están allí los contenidos desde el año 2001 hasta el presente.

    Los artículos aparecen en formato pdf y pueden bajarse desde la página en forma gratuita.El ISSN de la versión electrónica es 1851-2135

    Esta revista está indizada en EMBASE, LILACS, LATINDEX, SIIC Data Bases y EBSCO

    Pintura de la portada: “Dilema”, del Dr. Reinaldo V. Bacigalupo. Primer premio en el IX Salón de la Asociación Médica de Cultura Artística, Buenos Aires, 1947. Colección del Círculo Médico de Rosario.

  • La Revista Médica de Rosario es publicada por el Círculo Médico de Rosario (CMR), Argentina, desde 1911; aparecen tres números por volumen/año. Distribuida gratuitamente a socios del CMR, se envía además a instituciones médicas y bibliotecas nacionales y extranjeras; es también instrumento de canje de la Biblioteca del CMR. Publica actua-lizaciones, artículos originales, casuísticos, de opinión y de interés histórico y cultural. Refleja la actividad profesio nal en Rosario, que es sede de tres Facultades de Medicina y donde trabajan investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y de la Carrera de Investigador de la Universidad Nacional de Rosario.

    ComiSiÓN dirECtiVa CírCUlo médiCo dE roSarioPEríodo 2012-2013

    Presidente

    Dr. EDGARDO A. ROLLE

    Vicepresidente

    Dr. LELIO A. ZENO

    Secretario General

    Dr. CLAUDIO J. BONINI

    tesorero

    Dr. SERGIO GORODISCHER

    Secretaria de actas

    Dra. SILVIA N. CARBOGNANI

    Prosecretario

    Dr. ALEJANDRO ÁLVAREZ GARDIOL

    Protesorero

    Dra. EDGAR C. ZANUTTINI

    Vocales titulares

    Dr. RICARDO A. ABRAMOVICHDr. MARTÍN V. BARALDI

    Dr. GUILLERMO R. COVELLIDra. ROxANA M. LATTANTEDra. LIDIA A. VELÁZqUEZ

    Vocales Suplentes

    Dr. JUAN M. ACOSTADr. LUIS E. FEIN

    Dr. SILVIO J. GAVOSTODr. LORENZO J. MANAVELLA

    director de Publicaciones

    Dr. ARIEL SÁNCHEZ

  • SociedadeS FilialeS del círculo Médico de roSario

    SoCiEdadES PrESidENtES

    Asociación de Alergia e Inmunología Dr. Lorenzo Fernández Viña

    Sociedad de Cardiología Dr. Gerardo Zapata

    Asociación de Cirugía Dr. Jorge Ciribé

    Asociación de Cirugía Plástica Dr. Alberto J. Tuninetti

    Sociedad de Colonoproctología Dr. Oscar Orlando

    Asociación de Diagnóstico por Imágenes Dr. Javier Rodríguez Lucero

    Sociedad de Endocrinología Dr. Daniel Martín

    Sociedad de Flebología Dr. Roberto Venesia

    Sociedad de Gastroenterología Dra. Patricia San Miguel

    Sociedad de Geriatría y Gerontología Dr. Eduardo Rodríguez Halzuet

    Asociación de Hematología Dr. José Luis Fedele

    Sociedad de Hipertensión Arterial Dr. Gustavo Lavenia

    Sociedad de Infectología Dr. Esteban Nannini

    Asociación de Mastología Dr. Juan José D’aloisio

    Sociedad de Medicina del Trabajo Dr. César Poldi

    Sociedad de Med. Física y Rehabilitación Dr. Fabián Mateo

    Asociación de Medicina Interna Dr. Marcelo Mariño

    Asociación de Med. Transfusional Dra. Diana Solórzano

    Asociación de Nefrología Dr. Mariano Tomás Arriola

    Sociedad de Neumonología Dr. Gustavo Welker

    Sociedad de Neurología y Neurocirugía Dra. María Eugenia Ferri

    Asociación de Obst. y Ginecología Dr. Carlos Morente

    Sociedad de Oftalmología Dr. Lorenzo Manavella

    Sociedad de Oncología Dr. Alejandro Colombo Berra

    Asoc. Rosarina de Ortop. y Traumatología Dr. Sergio Gorodischer

    Sociedad de Otorrinolaringología Dr. Miguel Maymo Argañaraz

    Asociación de Patología y Citopatología Dr. Gustavo Lembo

    Asociación Psicosomática Dr. Roberto Frenquelli

    Asociación de Psiquiatría Dra. Adriana Lagorio

    Asociación de Reumatología Dr. Guillermo A. Berbotto

    Asociación de Terapia Intensiva Dr. Claudio Settecase

    Sociedad de Urología Dr. Fabio Sánchez Mazzaferri

    Asociación de Ultrasonografía Dr. Omar Cardillo

    Asoc. Rosarina de Endoscopía Digestiva Dr. Orlando Ruffinengo

  • ISSN 0327-5019

    Revista Médica de RosarioPUBLICACIÓN CUATRIMESTRAL DEL CÍRCULO MÉDICO Y SUS SOCIEDADES FILIALES

    VOLUMEN 78, Nº 2 MAYO - SEPTIEMBRE 2012

    saNta Fe 1798 - s2000aUB RosaRio - saNta Fe - aRGeNtiNa

    EDITORIAL / EDITORIAL

    los claroscuros intrínsecos del conocimiento científico ................................................................ 56The intrinsic chiaroscuros of scientific knowledge

    Oscar BOttassO

    ARTÍCULOS ORIGINALES / ORIGINAL ARTICLES

    influencia del nivel de instrucción en la presencia y severidadde los síntomas premenstruales ........................................................................................................ 58Influence of the educational level on the presence and severityof premenstrual symptoms

    cristian DaviD Klenzi, laura Gisel truzzi

    Portación nasal de Staphylococcus aureus en pacientes prequirúrgicos  .................................... 67Nasal carriage of Staphylococcus aureus in presurgical patients

    rOmina alBinOli, rODOlfO nOtariO, nOemí BOrDa, JOaquín BermeJO,estefanía casaDei, BrunO BelOtti

    ACTUALIZACIONES / REVIEWS

    imiquimod: sus indicaciones terapéuticas ........................................................................................ 73Imiquimod: therapeutic use

    verónica estrella, naDia BellOni, GaBriela BiancOfiOre, ramón fernánDez Bussy

    Evaluación y tratamiento de los síntomas del tracto urinario inferior.¿Es la glándula prostática la única responsable? ............................................................................ 79Evaluation and treatment of lower urinary tract symptoms in men.Is the prostate the sole culprit?

    Juan JOsé atahualpa premOli

  • CASUÍSTICA / CASE REpORTS

    divertículos de la uretra femenina. Nuestra experiencia y revisión de la literatura ..................... 89Urethral diverticulum in women. Our experience and literature review

    malen piJOan mOlinas, martín piana, Daniela stOisa, GuillermO muJica, leliO zenO

    MISCELÁNEA / MISCELLANEOUS

    Fantasías con el cello. Historias ligadas por la incomprensión ...................................................... 98Cello fantasies. Stories linked by lack of understanding

    Oscar BOttassO

    Encuentro con un chamán del amazonas ...................................................................................... 102Meeting a shaman in Amazonia

    Juan carlOs picena

    CURIOSIDADES EN MEDICINA / MEDICAL CURIOSITIES

    Embarazo ............................................................................................................................................ 104pregnancy

    OsvalDO félix sánchez

    LA FOTO HISTóRICA / hISTORICAL pICTURE

    En la Casa rosada ............................................................................................................................. 107At the pink house

    héctOr huGO Berra

  • rev. méD. rOsariO 78: 56-57, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO56

    La ciencia que ha arribado hasta nuestros días tra-za sus orígenes en el preciso momento en que el hombre comienza a distinguir las partes del todo y a partir de allí intenta analizarlas. Sus éxitos están a la vista: provisión de numerosísimos instrumentos y apli-caciones tecnológicas, irrupción en la comprensión del mundo que nos rodea, tratamientos para una formidable variedad de padecimientos, superaciones de todo tipo y hasta una mayor libertad, si se quiere. Aun así persiste una suerte de misterio inasequible en todo ente, el cual no existe sin las partes, pero es más que todas ellas, y nos sigue dejando atónitos de asombro y admiración.

    Algo que renueva el entusiasmo y a la vez tiene que ver con una limitación intrínseca al acto de investigar. La ciencia no está capacitada para lograr un conocimiento efectivo de la realidad; más bien nos proporciona una realidad; puesto que al trabajar sobre particularidades el abordaje de la totalidad resulta acotado. La mirada selectiva y las hipótesis surgidas de ella excluyen buena parte del hecho bajo análisis para restringirse a lo efec-tivamente medido. Así vamos recortando al objeto de estudio el cual no equivale al que existe en su contexto original a menos que lo analicemos permanentemente y de todas las formas habidas y por haber. Ante tal imposi-bilidad un elemento de ficción se inmiscuye en nuestro análisis y la utilidad de tales ficciones requiere un exa-men crítico por parte del científico y la comunidad en la que se inserta.

    En este ámbito de reflexiones resulta claro que han perdido vigor aquellos postulados por los cuales la realidad posee existencia objetiva, está sujeta a leyes y es susceptible de ser descubierta y descrita de manera

    LOS CLAROSCUROS INTRÍNSECOS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

    Los científicos narran historias que están escrupulosamente probadas para avistar si son historias de la vida real.

    Peter Medawar

    imparcial. La objetividad en sí misma es inalcanzable por cuanto quien lleva a cabo el estudio es un sujeto, que en todo caso intenta ser lo menos subjetivo posi-ble. Sin tapujos, la misma ciencia es uno de los pocos sistemas elaborados por el hombre donde se reconoce la propia posibilidad de que el error nos juegue una trasta-da y obviamente que ello abarca a las ciencias fácticas o fenoménicas que aplican métodos de corte hipotético-deductivo. No obstante, lejos de darse por vencidos, los investigadores seguirán sometiendo a la verificación de la experiencia tanto sus ideas como las preguntas surgi-das de los mismos hallazgos. Gracias al cúmulo de “par-cialidades” aportadas por cada investigación en particu-lar, el hombre ha ido ganando terreno sobre tantísimos hechos que han derivado en una visión cada vez más superadora del caso en cuestión. Va de suyo que esta brisa refrescante se disfruta mucho más si previamente nos hemos arrancado las jinetas del dogmatismo y la petulancia.

    Es muy saludable advertir que hoy se toma nota de proposiciones otrora desoídas. Realidad como cons-trucción no independiente de su comprensión y con-ceptualización, en la cual se halla incorporada la sub-jetividad del investigador. De hipótesis que no sólo se construyen a priori sino también a posteriori como parte de procesos de observación continuos.

    Dichas conjeturas elaboradas a partir de concep-tos, juicios y razonamientos de la cultura intelectiva son el reflejo de un hábito que nos faculta para razonar con probidad y así llegar a conclusiones lícitas. De detectar-se cierta regularidad tras la detección de un comporta-miento similar del objeto, la inducción llevará a postu-

  • eDitOrial

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 57

    lar un resultado análogo en situaciones futuras. Cierto es que la validez de este proceso está acotada puesto que uno no puede asegurar la regularidad de la naturaleza y al avanzar más allá de lo efectivamente otorgado por las premisas se podrían extraer conclusiones erróneas. Aun así la inducción es mucho más preferible a una generali-zación apresurada formulada en base a datos limitados. A partir de ese puntapié inicial el proceso puede acu-mular posteriores inducciones validatorias e ir trepan-do paulatinamente hasta proposiciones de generalidad creciente para alcanzar un alto grado de probabilidad como explicación, aunque no de certeza absoluta. Sobre dicho basamento se edificarán las teorías, las cuales no se obtienen por inducción sino a través de la invención de una estructura que da razones cada vez más valiosas del fenómeno bajo análisis. Las propias teorías y modos de entender y pensar adelantan aquello que supuestamente serán los hechos como así también la forma y manera en que serán observados. El cuerpo teórico de las ciencias experimentales que dan un sólido sustento a la Medici-na son acercamientos cada vez más ajustados a la reali-dad, sin llegar a reflejarla perfectamente. Siempre habrá un paciente que no cierra con el discurso imperante. El hecho paradojal o datos inconsistentes a través de los cuales se cuela una ruptura, para barajar y dar de nue-vo. La rueda volverá a girar y el recorrido será excitante aunque la llegada no tan auspiciosa como pensábamos, a veces hasta decepcionante…. ¡Pero un día daremos de lleno en el blanco! Esto tiene su lógica puesto que como seres humanos resulta muy difícil sustraerse al intento que nuestros juicios lleguen a expresar precisamente lo

    que las cosas son y en virtud de ello proclamar “su ve-racidad”.

    Más allá de estas limitaciones, la ciencia y la tecno-logía tampoco son neutrales. En sentido amplio es una actividad llevada a cabo por individuos que emplean, re-plican y superan ideas y procedimientos recibidos de sus predecesores con las características propias del accionar humano: historicidad, versatilidad, temporalidad, enrai-zamiento en un cierto modo de concebir la vida y con mi-ras a ciertos ideales o valores. Asimismo, sus aplicaciones son resultados eventuales de un proceso de cimentación, que se da en un contexto socio-histórico, cultural y filo-sófico particular. En esa trama, tampoco es válido un tras-lado acrítico de las proposiciones predominantes, puesto que no existe una ciencia única y absoluta. Marchas y contramarchas, fortalezas y debilidades, casi como en los claroscuros de Rembrandt, fiel reflejo del alma humana y su milenaria pasión por entender de qué se trata…

    Ciencia que tras haber recorrido un largo camino hoy más que nunca debe preservar su esencia, y pregun-tarse si sus alcances propenden a una mayor dignidad del hombre, porque ése es el primum movens. El cono-cimiento científico en definitiva está ligado a un poder, y como tal es mucho mejor cuando el mismo se halla impregnado de una concepción humanista.

    Oscar BottassoInstituto de Inmunología,

    Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Rosario

  • rev. méD. rOsariO 78: 58-66, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO58

    Resumen

    Objetivo: Valorar la relación entre ciertos factores sociales en la vida de una mujer, más que nada el nivel de ins-trucción, con la presencia y severidad de los síntomas premenstruales que presentan las mismas. A su vez, se buscó correlacionar estas características con el consumo de anticonceptivos orales (ACO).Materiales y métodos: se estudiaron 200 mujeres concurrentes al centro de salud Nº 20 de la zona noroeste de la ciudad de Rosario y a la Universidad Abierta Interamericana, localización Lagos, sede regional Rosario. La recolec-ción de los datos se realizó entre diciembre de 2010 y abril de 2011. Se aplicó el formulario de evaluación Shortened Premenstrual Assessment Form del American College of Obstetricians and Gynecologists, y se indagó en base a preguntas cerradas, dicotómicas y de opción múltiple (ver Anexo).Resultados: de las 200 mujeres encuestadas, 122 (61%) presentaron síntomas premenstruales de intensidad mode-rada a severa y 78 (39%) síntomas leves. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas con respecto a la influencia del nivel de instrucción (OR 0.79, IC 95% 0.43-1.45) ni al efecto del consumo de ACO (OR 4.61, IC95% 1.83-11.86), sobre la presencia y severidad de los síntomas premenstruales.Conclusión: no parecería existir, según los datos obtenidos en este trabajo, correlación alguna entre el nivel de ins-trucción de la paciente y la presencia de síntomas premenstruales.Palabras clave: instrucción; síntomas premenstruales; encuesta

    INFLUENCE OF THE EDUCATIONAL LEVEL ON THE PRESENCE AND SEVERITY OF PREMENSTRUAL SYMPTOMSSummaryObjective: To assess the relationship between social factors in women’s life, mostly educational attainment, with the presence and severity of premenstrual symptoms among them. In turn, we sought to correlate these characteristics with the use of oral contraceptives (OC). Materials and methods: 200 women attending the Health Center Nº 20, in northwest Rosario, and “Universidad Abierta Interamericana” at Lagos, regional headquarters Rosario. Data collection was done between December 2010 and April 2011. We applied the evaluation form “Shortened Premenstrual Assessment Form” of the American College of Obstetricians and Gynecologists, and the survey was based on closed, dichotomous, and multiple choice questions (see Annex).  Results: Of the 200 women surveyed, 122 (61%) had premenstrual symptoms of moderate to severe intensity, while 78 (39%) had mild symptoms. No statistically significant differences were found regarding the influence of educational level (OR 0.79, 95%CI 0.43-1.45) or the intake of OC (OR 4.61, 95%CI 1.83-11.86) on the presence and severity of premenstrual symptoms.Conclusion: According to the data obtained in the present study there is no correlation between the level of education and the presence or severity of premenstrual symptoms.Key words: educational level; premenstrual symptoms; survey

    iNFlUENCia dEl NiVEl dE iNStrUCCiÓN EN la PrESENCia Y SEVEridad dE loS SíNtomaS PrEmENStrUalES

    cristian DaviD Klenzi,* laura Gisel truzzi

    Centro de Salud N° 20 “La Esperanza”, Rosario, Argentina.

    * Dirección postal: Callao 965, 8º “B”, (2000) Rosario, SF, Argentina. Correo electrónico: [email protected]

  • Klenzi y truzzi: nivel De instrucción y sínDrOme premenstrual

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 59

    IntroduccIónLos objetivos del presente trabajo fueron divididos

    en primarios y secundarios.Los objetivos primarios fueron:1. Estimar la prevalencia de síntomas premens-

    truales de intensidad moderada a severa en la población en estudio y según el nivel de instrucción.

    2. Correlacionar el nivel de instrucción de las en-cuestadas con la prevalencia de los síntomas premens-truales.Los objetivos secundarios fueron:

    3. Correlacionar la prevalencia de síntomas pre-menstruales de intensidad moderada a severa en el gru-po de mujeres que consumen ACO.

    4. Correlacionar el nivel de instrucción con la prevalencia de síntomas premenstruales en relación al consumo de ACO.

    Los síntomas premenstruales afectan entre 15-100% de todas las mujeres en edad reproductiva,1 no obstante, el síndrome premenstrual como entidad tie-ne una incidencia del 2 al 10%.2 Esto incluye princi-palmente síntomas somáticos como distensión y dolor abdominal, hipersensibilidad mamaria, retención hídri-ca generalizada, ganancia de peso, edemas, acné, aftas, cefaleas, acompañado de leves variaciones del estado de ánimo.3 También se describen síntomas conductuales y afectivos, como por ejemplo insomnio, confusión, dis-minución de la atención y dificultad de concentración.2

    La dismenorrea (dolor pélvico asociado con el ciclo menstrual) es uno de los síntomas premenstruales más frecuentemente referidos por la mayoría de las mujeres en edad reproductiva.4 Su presentación clínica, y más aún si se acompaña de otros síntomas como los arriba mencionados, puede llegar a alcanzar una severidad lo suficientemente importante como para ser incapacitan-tes y ocasionar problemas de ausentismo, disminución del rendimiento a nivel laboral y/o escolar, alteraciones en el estado anímico y afectación de las relaciones inter-personales.4

    Además de ser un trastorno de alta prevalencia, las molestias premenstruales generan un impacto negativo importante en el desempeño cotidiano de quienes las padecen; la literatura reporta que 10-15% presenta au-sentismo escolar o laboral por esta causa.4

    Estudios realizados en Estados Unidos señalan que anualmente se pierden alrededor de 600 millones de horas laborales y dos mil millones de dólares a conse-

    cuencia de la dismenorrea. En contraste, las mujeres que trabajan mientras sufren de dolor menstrual presentan menor productividad y calidad del trabajo, con un in-cremento en el riesgo de accidentes laborales.4

    Otro estudio llevado a cabo en Chile compara el rendimiento físico e intelectual de un grupo de alumnas universitarias y revela que 59% percibía disminución de la concentración, 62% disminución de la motivación para estudiar y 54% ausentismo escolar.5

    Según diferentes convenios colectivos de trabajo que rigen en nuestro país, se contemplan distintos tipos de licencias laborales; entre ellas, la licencia por “día fe-menino”. A través de la misma se otorga, en caso de que la mujer lo solicite, un día de licencia paga por cada mes en razón de su ciclo menstrual.

    Dicho esto, es conveniente resaltar que según han podido establecer diferentes investigadores, todos los cambios que las mujeres experimentan a lo largo del ci-clo menstrual están íntimamente relacionados no sólo con factores fisiológicos, sino también con factores cul-turales, sociales y psicológicos.

    Aunque el síndrome premenstrual es sufrido por mujeres en fase reproductiva de todas las edades, cultu-ras y nivel socioeconómico, existen grandes diferencias entre los síntomas experimentados entre las distintas mujeres, e incluso en la misma mujer de mes a mes.

    En resumen, teniendo en cuenta que cualquier mujer en edad fértil tiene un riesgo potencial de padecer síntomas premenstruales de diferente magnitud, debería reconocerse a esta entidad como una problemática so-cial de gran interés para todas las personas y/o espacios que se vean íntimamente involucrados con el desempe-ño activo y/o pasivo de las mujeres.

    MaterIales y MétodosSe realizó un trabajo observacional, de corte trans-

    versal.Se trabajó con una población de mujeres de entre

    18 y 40 años. La muestra fue dividida en dos grupos, uno considerado de mayor nivel de instrucción y so-ciocultural, representado por 100 mujeres de distintas facultades de la Universidad Abierta Interamericana, localización Ovidio Lagos 944, Sede Regional Rosario; y el otro grupo formado por 100 mujeres de un nivel de instrucción menor y sociocultural bajo, representado por concurrentes al Centro de Salud número 20 ubica-do en la intersección de las calles Superí y Pizzurno, en la zona noroeste de la ciudad de Rosario.

  • rev. méD. rOsariO 78: 58-66, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO60

    Para la búsqueda de información se aplicó una encuesta anónima estructurada, confeccionada a par-tir de variables establecidas que permitieron recolectar información para generar conocimiento respecto a los objetivos propuestos.

    Dicha encuesta fue confeccionada en base a pre-guntas cerradas, dicotómicas y de opción múltiple.

    Cabe destacar que 7 de las mujeres encuestadas en el centro de salud manifestaron ser analfabetas, situa-ción frente a la cual se decidió recolectar los datos en formato de entrevista personal; se formularon las pre-guntas con un discurso sencillo y concreto.

    Los datos se recolectaron durante un período de tiempo comprendido entre diciembre de 2010 y abril de 2011.

    Para evaluar el grado de instrucción de las encues-tadas se utilizó el número de años y nivel de escolaridad y para evaluar el nivel social se aplicaron algunos de los indicadores propuestos por la Lic. Alicia Maguid en el trabajo Sistema de indicadores sociales de la Argentina, publicado para el INDEC y el CEPAL (Centro Econó-mico para América Latina) en el año 2000.6

    Se evaluó la gravedad de los síntomas premens-truales utilizando el formulario de evaluación Shortened Premenstrual Assessment Form, preparado por el Depar-tamento de Salud Comunitaria y Práctica Familiar de la Universidad de Minnesota, Minneapolis, publicado en el año 1991 por el American College of Obstetricians and Gynecologists.7 Dicha guía indagó sobre la severidad de una serie de 10 síntomas premenstruales principales, se-leccionados a partir de un total de 95 síntomas incluidos en el formulario anterior Premenstrual Assessment Form, para evaluar la presencia y severidad de síntomas pre-menstruales.

    La magnitud de los 10 síntomas encuestados se representa en un score que se obtiene de la sumatoria de una escala que va del 1 al 6 y se interpretó de la siguiente manera: el 1 representa el valor mínimo de la escala e indica la ausencia del síntoma indagado y el valor 6 es el valor máximo de la escala y representa el extremo del síntoma indagado.

    Un valor total mayor o igual a 30 puntos indica la presencia de síntomas de intensidad moderada a severa, a su vez la severidad de los síntomas empeora cuanto mayor sea el puntaje; en contraste, un valor por debajo de los 30 puntos revela la presencia de síntomas pre-menstruales leves o aislados.7

    Se consideró que aquellas mujeres que refirieran

    un valor de 1 para todos los síntomas indagados debían ser excluidas del presente trabajo ya que el mismo apun-tó a analizar exclusivamente mujeres con síntomas pre-menstruales.

    Este hecho refleja que las 200 mujeres encuestadas presentan algún tipo de síntoma premenstrual, variando la intensidad de los mismos.

    Durante el desarrollo del trabajo se analizaron va-riables cualitativas politómicas ordinales y cuantitativas continuas, como son:

    • Edad de la mujer: entre 18 y 20 años, entre 21 y 30 años, entre 31 y 40 años

    • Nivel de instrucción: analfabeta, nivel prima-rio completo o incompleto, nivel secundario completo o incompleto, nivel terciario o universitario completo o incompleto

    • Método anticonceptivo que utilice: ninguno, dispositivo intrauterino (DIU), preservativos, anticon-ceptivos orales, otros como por ejemplo anticonceptivos inyectables, métodos naturales, etc.

    • Situación laboral: ¿Trabaja?: sí o no• Tipo de trabajo: en relación de dependencia

    formal o informal• Síntomas premenstruales tales como: sensación

    de estrés, agotamiento, irritabilidad, depresión, dolor o molestias mamarias, dolores articulares o musculares, ganancia de peso, retención líquida e hinchazón.

    Para el reporte de los puntos finales, siendo éste un estudio observacional y no un ensayo clínico aleato-rizado, se llevaron a cabo los análisis de acuerdo a la pre-sencia de factores considerados relevantes o de riesgo, independientemente de la procedencia de las mujeres encuestadas.

    Puntos de corte:Para nivel de instrucción el punto de corte se defi-

    nió como aquellas mujeres que recibieron una instruc-ción hasta el nivel secundario completo denominando a este grupo “nivel de instrucción inferior” y aquellas mujeres que recibieron un nivel de instrucción mayor al secundario completo, denominando a este grupo “nivel de instrucción superior”.

    Para método anticonceptivo en relación al nivel de ingesta exógena de hormonas, que se admite puede condicionar la presencia de síntomas premenstruales, se decidió realizar el análisis de los métodos anticoncepti-vos en dos grupos, ACO versus cualquier otro método anticonceptivo.

  • Klenzi y truzzi: nivel De instrucción y sínDrOme premenstrual

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 61

    Para edad de las encuestadas, el punto de corte se estableció en aquellas mujeres mayores a 21 años por un lado, y menores de 20 años por el otro.

    Método estadístico:Se calcularon tasas de prevalencia y se utilizaron

    técnicas estadísticas descriptivas (distribuciones de fre-cuencias, porcentajes). También se realizo el cálculo del OR (Odds Ratio), para intentar probar una posible aso-ciación entre las variables cualitativas.

    Los datos obtenidos fueron volcados en una base

    de datos de Microsoft Excel y se tabularon para su pre-sentación. Para su análisis se utilizó el programa estadís-tico Epi Info y se confeccionaron diagramas de sectores circulares y barras.

    El presente trabajo fue diseñado y elaborado, en su totalidad, según los Requisitos de uniformidad para manuscritos remitidos a revistas biomédicas, conocidos mundialmente como Normas de Vancouver, elaboradas en la ciudad de Vancouver (Canadá) en el año 1978.

    Centro de salud UniversidadVariaBlES N=100 N=100 n N

    Edad

    Entre 18 y 20 años 29 22Entre 21 y 30 40 66Entre 31 y 40 31 12

    NiVEl dE iNStrUCCiÓN

    Analfabeta 7 0Primaria Incompleta 11 0Primaria Completa 10 0Secundaria Incompleta 22 0Secundaria Completa 48 4Terciario/Univ. Incompleto 2 93Terciario/Univ. Completo 0 3

    método dE aNtiCoNCEPCiÓN

    Sí 83 96No 17 4

    tiPo dE aNtiCoNCEPCiÓN

    Ninguno 17 4DIU 30 7Preservativo 20 29ACO 14 56Otros 19 4

    SitUaCiÓN laBoral

    Trabaja 39 12No trabaja 61 88

    tiPo dE traBaJo

    Formal 27 11Informal 12 1

    SíNtomaS PrEmENStrUalES rEPortadoSLeves 37 41Moderados a severos 63 59

    ResultadosTabla I: Características basales de la muestra

  • rev. méD. rOsariO 78: 58-66, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO62

    Los resultados de las encuestas se describen a continua-ción.

    Edad: La cantidad de mujeres representando cada por-centaje calculado son: 22% (43) entre 18 y 20 años; 25% (51) entre 21 y 30 años; 53% (106) entre 31 y 40 años.

    Nivel de instrucción: 3% (7) analfabetas, 5% (10) primaria completa e incompleta respectivamente, 11% (22) secundaria incompleta, 26% (52) secundaria com-peta, 48% (95) terciario/universitario incompleto y 2% (4) terciario/universitario completo.

    NiVEl dE iNStrUCCiÓN

    tiPo dE SíNtomaStotal

    moderados/severos leves

    Nivel superior 57 41 78

    Nivel inferior 65 37 122

    total 102 98 200

    moderados/severos 12261%

    39%leves 78

    0 20 40 60 80 100 120 140

    Uso de método anticonceptivo: 11% (22) no usa mé-todo anticonceptivo y un 89% (178) sí lo hace.

    Tipo de método anticonceptivo: 21% (42) DIU, 27% (54) preservativos, 39% (78) anticonceptivos orales, 13% (26) otros métodos.

    Situación laboral: 25% (50) situación laboral activa, y 75% (150) no activas laboralmente.

    Tipo de trabajo: 25% (50) con trabajo informal y 75% (150) con trabajo formal.

    Figura 1. Tipo y cantidad de síntomas premenstruales reportados.

    Tabla II: Síntomas premenstruales según diferente nivel de instrucción.

    Resultado estadístico: OR 0.79 (IC 95% 0.43-1.45)

  • Klenzi y truzzi: nivel De instrucción y sínDrOme premenstrual

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 63

    NiVEl dE iNtSrUCCiÓN

    aCototal

    Consumo de aCo Sin consumo de aCo

    Nivel superior 26 31 57

    Nivel inferior 10 55 65

    total 36 86 122

    EdadtiPo dE SíNtomaS

    total

    moderados/severos leves

    mayor de 21 años 102 47 149

    menor de 20 años 20 31 51

    total 122 78 200

    No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de mujeres que presenta-

    Tabla III: Consumo de ACO según nivel de instrucción, en pacientes con síntomas moderados a severos.

    ron nivel de instrucción superior, en contraste con aque-llas que tenían nivel de instrucción inferior.

    No se encontraron diferencias estadísticamen-te significativas, dado que la amplitud del intervalo de confianza es muy grande y muy poco informativa; esto indicaría la necesidad de aumentar el tamaño de la muestra para mejorar la estimación.

    Resultado estadístico: OR 4.61 (IC 95% 1.83-11.86)

    Tabla IV: Síntomas premenstruales según rango etario.

    Resultado estadístico: OR 3.36 (IC 95% 1.66-6.87)

    De todas formas, sí se podría decir que, en gene-ral, la cantidad de mujeres con síntomas que consumen ACO es menor que aquellas que presentaron síntomas moderados a severos y no utilizan este método anticon-ceptivo, tanto en el total como en cada subgrupo.

    Se encontró una relación estadísticamente signifi-cativa entre la edad y la presencia de síntomas premens-truales. En la muestra evaluada, las mujeres con edad entre 21 y 40 años, presentaron 3,36 veces más síntomas moderados a severos que aquéllas con edad entre 18 y 20 años.

    Teniendo en cuenta la distribución de la muestra por grupo etario (74,5% mayores de 21 años vs 25,5% menores de 20 años), se calculó la frecuencia relativa (ni). En la muestra formada por mujeres mayores de 21 años, se halló una ni igual a 0.684 para síntomas mode-rados a severos, y 0.315 para síntomas leves. Por otro

  • rev. méD. rOsariO 78: 58-66, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO64

    aCtiVidad laBoral

    tiPo dE SíNtomaStotal

    moderados/severos leves

    No 88 61 149

    Sí 34 17 51

    total 122 78 200

    método aNtiCoNCEPtiVo

    tiPo dE SíNtomaS

    totalmoderados/severos leves

    aCo 36 34 70

    otros 86 44 130

    total 122 78 200

    lado, en el grupo de menores de 20 años, la ni fue igual a 0.392 para síntomas premenstruales moderados a se-veros, y 0.607 para síntomas leves. Esto quiere decir que las mujeres de grupo etario superior a 21 años presen-

    taron síntomas moderados a severos en un 68.4% del total de las encuestadas para esa edad. Y en el grupo de menores de 20 años, dichos síntomas se evidenciaron en un 39.2%.

    Tabla V: Síntomas premenstruales en relación al consumo de ACO vs otros métodos anticonceptivos.

    Resultado estadístico: OR 0.54 (IC 95% 0.29-1.02)

    Si bien el resultado no fue estadísticamente signifi-cativo, se encontró una tendencia beneficiosa a favor del consumo de ACO en relación al uso de cualquier otro método anticonceptivo, cuando se evaluó la presencia de síntomas moderados a severos.

    Según la muestra analizada y teniendo en cuenta

    los límites del intervalo de confianza, existiría una dis-minución del 46% en la presencia de estos síntomas en mujeres que consumen ACO, que iría desde una dis-minución del 71% hasta un aumento sólo marginal del 2%. Este resultado se encuentra relacionado con el ob-servado previamente en la Tabla I.

    Tabla VI: Síntomas premenstruales según situación laboral.

    Resultado estadístico: OR 0.72 (IC 95% 0.35-1.48)

    No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de mujeres con trabajo

    remunerado y las que no tenían trabajo al momento de la encuesta.

  • Klenzi y truzzi: nivel De instrucción y sínDrOme premenstrual

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 65

    tiPo dE traBaJotiPo dE SíNtomaS

    total

    moderados/severos leves

    Formal 27 12 39

    informal 9 3 12

    total 36 15 51

    No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de mujeres que presen-taron un trabajo en relación de dependencia formal, en comparación con las que presentaron una situación la-boral en condiciones de dependencia informal.

    dIscusIónSegún el estudio de Marván y col. las mujeres con

    estudios profesionales reportaron mayores cambios pre-menstruales.8 En dicha publicación las autoras dividen su muestra de 271 mujeres mexicanas en dos grupos, uno formado por 89 mujeres de zonas rurales, de las cuales la mayoría nunca había acudido a la escuela. El otro, constituido por mujeres de áreas urbanas, gran parte de las cuales ellas tenía estudios profesionales. En-contraron que las mujeres residentes de áreas urbanas, que en general poseían un nivel educacional superior, tuvieron cambios premenstruales más severos, en com-paración con aquéllas de áreas rurales.8

    Si bien el trabajo anteriormente mencionado se llevó a cabo en base a un modelo de cuestionario dife-rente al presente y se recolectaron los datos compara-tivamente tanto en la fase pre como postmenstrual, se consideró valioso cotejar los resultados de aquél con los propios, dada la similitud estructural general de ambos estudios.

    Con respecto al nivel de instrucción, se puede concluir que, al menos por lo obtenido en el presente trabajo, no existiría evidencia de peso suficiente como para pensar en una posible asociación directa entre el nivel de instrucción de las encuestadas y la presencia y severidad de los síntomas premenstruales.

    Tabla VII: Síntomas premenstruales en mujeres con actividad laboral, según sea en relación de dependencia formal o informal.

    Resultado estadístico: OR 0.75 (IC 95% 0.13-3.89)

    Pérez Pareja y col. hallaron, en un estudio realizado en Francia en el año 1994, que las mujeres mayores de 30 años tendían a padecer más trastornos premenstrua-les, sobre todo conductuales. Según dicho estudio, una explicación plausible fue que a esa edad muchas mujeres dejaban de consumir anticonceptivos orales para buscar un embarazo, lo cual se traducía en cambios brusco de los niveles hormonales.9 Nuestro estudio coincide con esos hallazgos. Se encontró una relación estadísticamente significativa entre la edad y la presencia de síntomas pre-menstruales, siendo 3,36 veces más moderados a severos los síntomas reportados en mujeres de entre 21 y 40 años. Con respecto a esto, en el presente trabajo no se anali-zaron posibles factores influyentes sobre estos resultados.

    En un estudio clínico aleatorizado llevado a cabo por la biblioteca Cochrane en el año 2008 se comparó la actividad de diferentes ACO combinados con diferentes estrógenos y progestágenos vs placebo en mujeres con síntomas premenstruales, particularmente dismenorrea. Se obtuvo evidencia favorable al uso de ACO combina-dos para el alivio del dolor, pero aun así y debido a la heterogeneidad de los ensayos, el intervalo de confianza indicó que la diferencia no fue significativa.10

    Ya en el año 2000 Krattenmacher propuso que los ACO hormonales que contienen drospirenona en combinación con etinilestradiol podrían ser mucho más efectivos en comparación con los ACO de uso clásico para la reducción de los síntomas premenstruales.11 En este estudio, a pesar de no haber obtenido datos de sig-nificancia, se observó la existencia de una tendencia be-neficiosa a favor del consumo de ACO en comparación a otros métodos anticonceptivos.

  • Klenzi y truzzi: nivel De instrucción y sínDrOme premenstrual

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO66

    Con un intervalo de confianza del 95%, se po-dría estimar, según resultados propios, que la reducción hallada de los síntomas sería del 46%, e iría desde una reducción de hasta el 71% a un aumento marginal del 2%. Se considera fundamental recalcar que dichos datos son estadísticamente no significativos, demostrando aún mayor carencia de significancia el hecho de que una gran porción de la muestra analizada mayor de 21 años presen-tó síntomas moderados a severos.

    En el año 2009, en el XII seminario realizado en España por la Dra. Isabel Serrano, publicado por el Gru-po Daphne, entrevistaron y analizaron una muestra de 2.108 mujeres españolas de las cuales algunas trabajaban por cuenta ajena o propia, eran jubiladas o realizaban ac-tividades domésticas no remuneradas. Sus resultados no mostraron correlación alguna entre la situación laboral de

    las encuestadas y la presencia y severidad de síntomas pre-menstruales.12 De igual modo, en el presente trabajo no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de mujeres con trabajo remunerado y las que no tenían trabajo al momento de la encuesta.

    Según lo anteriormente expuesto y, más allá de la existencia o no de relación entre todas las variables, a criterio propio los datos de mayor jerarquía que aporta dicho estudio son la presencia de síntomas premenstrua-les moderados a severos en más del 50% de la muestra (61%), evidenciándose además una mayor prevalencia de los mismos en el grupo etario mayor de 21 años; otro resultado interesante que conviene resaltar es la disminu-ción promedio del 46% en los síntomas premenstruales moderados a severos en relación al consumo de ACO.

    referencIas1. Copeland JL. Dismenorrea, síndrome premenstrual

    y otros trastornos menstruales. En: Ginecología, 2ª edición (Copeland JL, ed). Panamericana; Buenos Aires, 2002. Pp 557-66.

    2. Bagnati E (h), López Kaufman C. Sindrome de tensión premenstrual. En: Diagnóstico y Terapéutica en Endocrinología Ginecológica y Reproductiva. Ediciones Journal; Buenos Aires, 2005. Pp 301-12.

    3. Universidad Nacional de San Luis. Síndrome premenstrual y trastorno disfórico premenstrual en estudiantes universitarias adolescentes. Rev Fundam Human 2(16): 153-62, 2007.

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    12. Serrano I. El sindrome premenstrual: un reto para el siglo XXI”. XII Seminario Daphne para medios de comunicación. 1ª Encuesta Nacional sobre el Sindrome Premenstrual, realidad en España. Madrid, 2009. Disponible en http://www.equipodaphne.es/scripts/pages/es/seminarios/index.php

  • rev. méD. rOsariO 78: 67-72, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 67

    ResumenStaphylococcus aureus (S. aureus) es uno de los causantes frecuentes de infección de la herida quirúrgica. El objetivo del presente trabajo fue identificar la relación existente entre la portación nasal de S. aureus y la infección por estos microorganismos después de una cirugía. Para ello se analizaron 333 pacientes del Hospital Español de Rosario. La tasa de portación nasal de S. aureus en pacientes prequirúrgicos fue del 22,2%. La prevalencia de SAMR fue del 3,3%. Se constató una asociación estadísticamente significativa entre la portación nasal de SAMR y la infección postquirúrgica. La profilaxis quirúrgica de los pacientes portadores de S. aureus resistente a meticilina (SAMR) rea-lizada con TMS mostró una disminución de la infección postquirúrgica en relación a los que usaron cefalosporina de 1° generación. La descolonización nasal con mupirocina tuvo tendencia a disminuir el porcentaje de infección postquirúrgica. Ninguno de los aislados de SAMR fue resistente a este antibacteriano.Palabras clave: Staphylococcus aureus, SAMR, infección postquirúrgica, mupirocina.

    NASAL CARRIAGE OF STAPHYLOCOCCUS AUREUS IN PRESURGICAL PATIENTSSummaryThe aim of this study was to identify the relationship between nasal carriage of Staphylococcus aureus (S. aureus) and infection by these organisms after surgery. We analyze 333 patients from the Hospital Español, Rosario, Argentina. The prevalence of nasal carriage of S. aureus in presurgical patients was 22.2%. Meticillin resistant S. aureus (MRSA) prevalence was 3.3%. There has been a statistically significant association between nasal carriage of MRSA and infection after surgery. Surgical prophylaxis for patients with MRSA performed with TMS showed a decrease of postoperative infection in relation to those who used cephalosporin. Nasal decolonization with mupirocin tended to decrease the percentage of postsurgical infection. None of the MRSA was resistant to this antimicrobial agent.Key words: Staphylococcus aureus, MRSA, postsurgical infection, mupirocin.

    PortaCiÓN NaSal dE STAPHYLOCOCCUS AUREUS EN PaCiENtES PrEQUirÚrGiCoS

    rOmina alBinOli,(1)* rODOlfO nOtariO,(1,2) nOemí BOrDa,(2) JOaquín BermeJO,(2) estefanía casa-Dei,(1) BrunO BelOtti(1)

    1) Universidad Abierta Interamericana; 2) hospital Español de Rosario.

    * Dirección postal: Ovidio Lagos 835, 3º/2, (2000) Rosario, SF, Argentina. Correo electrónico: [email protected]

  • rev. méD. rOsariO 78: 67-72, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO68

    IntroduccIónStaphylococcus aureus (S. aureus) es una de las bac-

    terias patógenas más importantes como productor de enfermedades en los seres humanos. La portación de S. aureus parece ser clave en la epidemiologia y la patogenia de la infección. Esta bacteria se encuentra principalmen-te en los orificios nasales. El 20% de la población son portadores persistentes, el 60% son portadores intermi-tentes, y aproximadamente el 20% nunca lo portan.1 S. aureus puede producir la infección en el post operatorio por contaminación directa de la herida, o puede disemi-narse y producir bacteriemia, habiendo peligro de que ocurran infección secundaria pulmonar, urinaria, o de cualquier otro tejido.2 S. aureus es uno de los patóge-nos más importantes como agente de infecciones post quirúrgicas, fundamentalmente en cirugías limpias. Los pacientes portadores tienen una incidencia mayor de infecciones post quirúrgicas por dicho microorganismo que los no portadores y se cree que la mayoría de dichas infecciones se originan en la flora endógena.3

    Los objetivos de este trabajo son:1) Conocer el nivel de significación de la porta-

    ción nasal de S. aureus respecto a las complicaciones postquirúrgicas.

    2) Verificar el porcentaje de pacientes prequirúr-gicos con portación nasal de dicha bacteria.

    3) Conocer el porcentaje de aislados de Staphylococcus aureus meticilino-resistentes (SAMR)

    4) Comprobar el porcentaje de resistencia a la mupirocina y si la descolonización nasal con este anti-biótico disminuye el riesgo de infección postquirúrgica en pacientes portadores de SAMR.

    5) Conocer si la profilaxis quirúrgica con TMS, frente al cuan existe muy baja resistencia de los aislados en nuestro nosocomio, disminuye el riesgo de infección postquirúrgica en dichos pacientes.

    MaterIales y MétodosSe llevó a cabo un estudio analítico retrospectivo

    en 333 pacientes del período comprendido entre el 1° de enero del 2007 y el 30 de mayo del 2010 del Hos-pital Español de la ciudad de Rosario de los cuales se registraron los resultados de los hisopados nasales, la sensibilidad a los antimicrobianos y las infecciones pos-tquirúrgicas.

    En dicho nosocomio el servicio de Infectología y el Comité de Infecciones, han determinado que a todo paciente que se interna por cirugía cardiovascular y trau-

    matológica programada se le efectúe un hisopado nasal prequirúrgico teniendo en cuenta que con frecuencia la infección de herida quirúrgica se debe a bacterias de su propia flora endógena. Los hisopados fueron efectua-dos por el médico concurrente del servicio de infecto-logía. Se introdujo un hisopo de Dacron humedecido en ambas narinas. Las muestras fueron sembradas e identificadas por métodos tradicionales.4 Las pruebas de sensibilidad se realizaron por difusión con discos según las recomendaciones de CLSI.5 Se registraron los siguientes datos: portación nasal de S. aureus (SA), portación nasal de SAMR, profilaxis quirúrgica, infec-ción postquirúrgica, resistencia a los antibióticos: me-ticilina (METI), trimetoprima-sulfametoxasol (TMS), gentamicina (GEN), cloranfenicol (CMP), minoci-clina (MIN), rifampicina (RFA), eritromicina (ERI), clindamicina (CLI), levofloxacina (LEV), vancomicina (VAN), teicoplanina (TEI), mupirocina (MUP), ácido fusídico (FUS). Se decidió no incluir en este trabajo la resistencia a la linezolida ya que se sabe que actualmente esta bacteria es 100% sensible a dicho antibiótico. Para el análisis de los datos se confeccionaron tablas y gráfi-cos, se utilizaron técnicas estadísticas descriptivas (dis-tribuciones de frecuencias, porcentajes) e inferenciales (prueba chi cuadrado, prueba de la probabilidad exacta de Irwin-Fisher), para un nivel de significación del 5% (α=0,05), utilizando los programas Epi-Info versión 6 y SPSS versión 11.5.

    resultadosLa tasa de prevalencia de la portación nasal de S.

    aureus en pacientes prequirúrgicos que se realizaron un hisopado nasal en el período de tiempo estudiado fue del 22,2% (n=74). La tasa de prevalencia de SAMR en dicha población fue del 3,3% (Tabla I). Del total de pacientes colonizados con S. aureus, en 11 (14,9%) se aisló SAMR.

    Uno de los pacientes con portación nasal de SAMR no había sido operado hasta el momento de la obtención de los datos ya que estaba en espera de una prótesis De los otros 332, 4 (1,2%) sufrieron infección post quirúrgica. Tres de once pacientes con SAMR pre-sentaron infección post quirúrgica.

    En la Tabla II se puede ver la distribución de la infecciones postquirúrgicas en los distintos grupos de pacientes. Como se puede ver uno de los pacientes con hisopado previo negativo se infectó, éste hizo una me-diastinitis por SAMS.

  • alBinOli y cOl.: pOrtación De estafilOcOcO DOraDO en pacientes prequirúGicOs

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 69

    Seis (60%) de los pacientes con portación nasal de SAMR recibieron un antibiótico efectivo contra dicha bacteria en la profilaxis quirúrgica (TMS) y 4 (40%) recibieron una cefalosporina de 1ª generación frente al cual se sabe que los SAMR son resistentes.

    De los pacientes con portación nasal de SAMR 8 (80%) fueron descolonizados con mupirocina nasal, de ellos, 2 sufrieron infección postquirúrgica.

    La resistencia a la meticilina fue acompaña-da en forma estadísticamente significativa por la resistencia a gentamicina, eritromicina, clindami-cina y levofloxacina (Tabla III). En la Fig 1 se com-para la sensibilidad de los distintos antibióticos en los SAMS y en los SAMR. El perfil de sensibilidad de los pacientes portadores de SAMR fue idéntico que el aislado en la infección de herida quirúrgica.

    dIscusIónS. aureus es el agente más común de infección de

    heridas quirúrgicas, y la colonización nasal aumenta el riesgo de infección. La prevalencia de SAMR se está in-crementando y dicha resistencia complica aún más la terapéutica de estas infecciones.6 La prevalencia de la

    portación nasal de S. aureus en la población de estudio es similar a las tasas reportadas en otros autores.6,7,8 En un estudio realizado en EEUU, la portación nasal de S. aureus en la población general fue de 32,4%.6 Sin em-bargo, la tasa global de portación nasal de SAMR en nuestra población fue superior a la del 0,8% reportada en dicho estudio.6 En tanto Kenner y colaboradores re-fieren que la colonización por S. aureus estuvo presente en 153 (38%) de los 404 pacientes ambulatorios asin-tomáticos, y la colonización de SAMR se hizo presente en 8 (2%).7 Un estudio realizado entre los años 2003 a 2005 en Estados Unidos, por Price y colaboradores ob-tuvo que un 30% de los pacientes ortopédicos preope-ratorios portaban S. aureus en sus fosas nasales. De estos un 94% eran SAMS y un 6% SAMR.8 En nuestro tra-bajo, del total de S. aureus encontrados, el 85,1% fueron SAMS y un 14,9% SAMR. Así, las tasas de colonización nasal de S. aureus en nuestra población parecen reflejar resultados similares a las poblaciones generales de otros estudios pero el porcentaje de SAMR fue superior. Cua-tro pacientes tuvieron infección postquirúrgica, de los cuales tres eran portadores de SAMR. Esto demuestra, al igual que en otros estudios,8-11 la importante relación

    Portación nasalinfección postquirúrgica

    total

    p

  • rev. méD. rOsariO 78: 67-72, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO70

    existente entre la portación nasal de SAMR y la infec-ción postquirúrgica por dicho microorganismo. Las bacterias obtenidas de los hisopados nasales tuvieron el mismo antibiograma que las obtenidas de los sitios de infección quirúrgica (a excepción de un caso en el que el paciente hizo una mediastinitis pero no se obtuvieron aislados), aunque no se efectuaron las pruebas de epi-

    demiología molecular. Las causas por las que hubo un paciente que se infectó con SAMS cuando su hisopado previo fue negativo podría deberse a que el reservorio de esta bacteria no es solo nasal, sino también está pre-sente en la faringe, piel y otras zonas del cuerpo, o a que las cepas le fueron trasmitidas por el equipo quirúrgico a cargo de la intervención. Coincidiendo con un estu-

    120

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    %

    TMS GEN CMP MIN RFA ERI CLI LEV VAN TEI MUP FUS

    antibióticos

    SAMSSAMR

    antimicrobianos SamS Samr p-asociado(n=63) (n=11)

    TMS 1 (1,59%) 1 (9,09%) 0,277

    GEN 6 (9,52%) 5 (45,45%) < 0,0001

    CMP 0 (0%) 0 (0%) (*)

    MIN 0 (0%) 0 (0%) (*)

    RFA 1 (1,59%) 1 (9,09%) 0,277

    Eri 11 (17,46%) 7 (63,63%) 0,003

    Cli 3 (4,76%) 7 (63,63%) < 0,0001

    lEV 1 (1,59%) 6 (54,54%) < 0,0001

    VAN 0 (0%) 0 (0%) (*)

    TEI 0 (0%) 0 (0%) (*)

    MUP 0 (0%) 0 (0%) (*)

    FUS 1 (1,59%) 0 (0%) 1

    (*) Los antibióticos CMP, MIN, VAN, TEI y MUP son 100% sensibles, o sea que no tienen resistencia en la utilización con los pacientes.

    Tabla III: Resistencia de SAMS y SAMR frente a los demás agentes antimicrobianos.

    Figura 1: Sensibilidad de los SAMS y SAMR frente a los demás agentes antimicrobianos.

  • alBinOli y cOl.: pOrtación De estafilOcOcO DOraDO en pacientes prequirúGicOs

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 71

    dio realizado en Londres,12 la descolonización nasal con mupirocina no demostró disminuir en forma significati-va la incidencia de infección postquirúrgica. Esto difiere de otros tres trabajos 2,13,14 que demostraron que la erra-dicación de SAMR antes de la cirugía parece reducir las tasas de infección por dicha bacteria. De todas maneras nuestro trabajo mostró que hubo una disminución de la infección con el uso de la mupirocina, el resultado no fue estadísticamente significativo debido probablemen-te al bajo número de casos de SAMR.

    Se pudo advertir una marcada tendencia a dismi-nuir las infecciones postquirúrgicas cuando se usó TMS como profilaxis en lugar de cefalosporina de 1ª genera-ción, las cuales no son efectivas contra los SAMR, aun-que el resultado no fue estadísticamente significativo, probablemente debido al bajo número de pacientes.

    La sensibilidad de los antibióticos CMP, MIN, VAN, TEI y MUP fue del 100% para los SAMR. TMS tuvo una sensibilidad cercana al 100%. Estos resultados

    son muy similares a los de todos los SAMR encontrados en pacientes hospitalizados en el Hospital Español entre los años 2007 a 2009 (datos no publicados). Esto per-mite evitar el uso empírico de vancomicina, reservando este antibacteriano para cuando haya indicaciones pre-cisas. Todos los aislados resultaron sensibles a VAN y FUS, el porcentaje de sensibilidad fue muy elevado para MIN, TMS y RMP. Se observó una notable proporción de resistencia frente a LEV, CLI, ERI y GEN. Por lo tanto, ante infecciones en las que puede estar involu-crado SAMR se prefiere no usar empíricamente estos antimicrobianos.

    conclusIónUno de cada cinco pacientes prequirúrgicos de

    cirugías ortopédicas o cardiovasculares que se realiza-ron un hisopado nasal eran portadores de S. aureus. La prevalencia de portación nasal de SAMR en dicha po-blación fue del 3,3%. Se ha constatado una asociación

  • alBinOli y cOl.: pOrtación De estafilOcOcO DOraDO en pacientes prequirúGicOs

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO72

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    estadísticamente significativa entre la portación nasal de SAMR y la infección postquirúrgica. La profilaxis qui-rúrgica de los pacientes portadores de SAMR realizada con TMS mostró una disminución de la infección pos-tquirúrgica en relación a los que usaron cefalosporina de 1ª generación. La descolonización nasal con mupi-rocina tuvo tendencia a disminuir la infección postqui-rúrgica, además ninguno de los SAMR fue resistente a este antibiótico. Se observó una resistencia asociada en

    los SAMR en el uso de gentamicina, eritromicina, clin-damicina y levofloxacina estadísticamente significativa en comparación con los SAMS, lo que indica que ante una infección por SAMR es preferible elegir otros an-tibióticos más eficaces que éstos, como TMS, hasta el resultado de las pruebas de sensibilidad.

    (Recibido: diciembre de 2011.Aceptado: febrero de 2012)

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    imiQUimod: SUS iNdiCaCioNES tEraPéUtiCaS

    verónica estrella,(1)* naDia BellOni,(2) GaBriela BiancOfiOre,(3) ramón fernánDez Bussy.(4)

    1) Médica Dermatóloga; Jefa de Trabajos prácticos, Cátedras de Dermatología y de histología y de Embriología, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Rosario; 2) Médica pediatra; Jefa de Trabajos prácticos, Cátedra de histología y Embriología, Docente de la 1ª Cátedra de pediatría, Facultad de Ciencias Médicas, UNR; 3) Médica de la Carrera de Especialista en Dermatología, Facultad de Ciencias Médicas, UNR; 4) profesor Titular de la Cátedra de Dermatología, Facultad de Ciencias Médicas, UNR.

    Resumen: Imiquimod es un fármaco inmunomodulador que actúa estimulando la producción de citoquinas en células del sis-tema inmune cutáneo. Su uso tópico eleva la producción de las mismas, especialmente interferón alfa, con actividad antitumoral. De este modo se inicia una cascada inmunológica que estimula tanto la respuesta inmune innata yco-mo la celular adquirida. La actividad antiviral, antiproliferativa y antitumoral de la droga se debe a la modificación inmunológica. El imiquimod fue aprobado por la FDA en 1997 para el tratamiento de verrugas genitoanales exter-nas causadas por papilomavirus humano (HPV), y en 2004 para el tratamiento de queratosis actínicas y carcinomas basocelulares superficiales. Realizamos una actualización de los usos terapéuticos del fármaco. Palabras clave: imiquimod, papiloma virus humano, HPV, usos terapeúticos.

    IMIQUIMOD: THERAPEUTIC USESummary Imiquimod is a modifier of immune responses; its clinical effect stems from cytokine-induced activation of the cutaneous immune system. Topical application of imiquimod elevates the production of cytokines, especially interferon-alpha, involved in antiviral activity. An immunological cascade is initiated resulting in the stimulation of the innate immune response, as well as the cell-mediated pathway of acquired immunity. The immune modification mediates the indirect antiviral, antiproliferative and antitumor activity of the drug. Imiquimod was approved by FDA in 1997 for the treatment of external genital and perianal warts caused by Human Papilloma Virus (HPV), and in 2004 for treatment of superficial basal cell carcinoma and actinic keratosis. We make an update of its therapeutic use. Key words: imiquimod, human papilloma virus (HPV), therapeutic use.

    * Correo electrónico: [email protected]

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    IntroduccIón El imiquimod fue aprobado en 1997 por la Food

    and Drug Administration (FDA) para tratar infecciones por papiloma virus humano (HPV) –verrugas genitoa-nales externas– y en 2004 para el tratamiento de que-ratosis actínicas (no hiperqueratosicas ni hipertróficas) y carcinomas basocelulares superficiales.1,2

    El imiquimod (1-2-metilpropil)1H-imidazol (4,5-quinolin-a-amina), es un análogo de nucleósidos que aplicado en forma tópica actúa como un modifica-dor de la respuesta inmune induciendo la producción de interferón alfa y gamma, produciendo el recluta-miento de células T CD4

    + lo que conlleva a la regresión de las lesiones tratadas. De esta manera modifica la res-puesta biológica actuando como inmunomodulador, con actividad antiviral y antitumoral.

    El imiquimod al 5% es administrado tópicamen-te y cada gramo de crema contiene 50 mg de imiqui-mod. Un sobre contiene 12,5 mg en 250 mg de crema (5%), cantidad suficiente para cubrir un área de 20 cm2. El régimen recomendado consiste en la aplicación de la crema durante seis a diez horas en las noches; luego se remueve con agua y jabón. La frecuencia de su uso varía con la indicación de la patología, usándose en general tres noches por semana, durante 4-6 meses. Se recomienda evitar el contacto con los ojos o las narinas y lavar las manos antes y después de cada aplicación. La absorción percutánea del imiquimod 5% crema es mínima.

    MecanIsMo de accIón Su efecto es mediado especialmente por la esti-

    mulación de receptores Toll-like, una proteína trans-membrana (TR-7) que actúa en el reconocimiento de antígenos y se expresa en las células presentadoras de antígenos (monocitos, macrófagos y células dendríti-cas).3

    De la estimulación de este receptor resulta la di-sociación del factor nuclear (NFK-B) de su inhibidor, facilitando así el ingreso del NFK-B al núcleo para actuar en la trascripción de señales de producción de citoquinas proinflamatorias (IL-1, 6, 8, 10, 12, TNF-alfa, G-CSF, MG-CSP, MIP-1 y MCP-1).

    A nivel de la epidermis, el imiquimod facilita la maduración de células de Langerhans y su migración hacia los ganglios linfáticos regionales, potenciando la función como presentadora de antígeno a las células T e induciendo una respuesta específica.4

    A través de la producción de IL-12 e INF-alfa el imiquimod estimula a los linfocitos Th1 a producir INF-gamma; el cual activa los linfocitos citotóxicos (CD8), con acción antiviral y antitumoral desarrollan-do memoria inmunológica a través de los CD-45 Ro. Esta cascada de producción de citoquinas determina el desarrollo y activación tanto de células B como de cé-lulas NK, además de atracción de células T, neutrófilos y activación de macrófagos.

    A nivel de células neoplásicas, el imiquimod actúa inhibiendo la angiogénesis por medio de la inducción de INF, IL-10, IL-12, interfiriendo así en la neovascu-larización que facilita la progresión de las lesiones. A partir de este efecto el imiquimod es apropiado en el tratamiento de neoplasias, hemangiomas, sarcoma de Kaposi y otras.5,6

    Esta modulación de la respuesta inmune, junto con la creación de un estado antiviral, es importante para controlar virus y tumores.1,7

    Aplicaciones terapéuticas

    Queratosis actínica: Se trata de una dermatosis precancerosa, considerada carcinoma in situ cuando la atipía compromete todo el espesor epidérmico. El uso de imiquimod 5% una vez al día, tres veces por semana por 16 semanas produjo una aclaración total (lesiones invisibles clínicamente) o parcial, con reducción del tamaño de la mismas clínicamente evidente. Entre los efectos adversos, en pacientes con queratosis actínica se han registrado eritema, costras con una incidencia aproximada del 30%, erosiones y úlceras en el 10%.8,9

    Carcinoma basocelular: Es el tumor maligno más frecuente del ser humano, con un notorio incremento de la incidencia, en especial en personas cada vez más jóvenes. La variedad nodular se localiza con preferencia en cara y cuello de varones y la variedad superficial en tronco y miembros de mujeres. Estas dos variedades co-rresponden a más del 85% del total de los carcinomas basocelulares. Con la aplicación durante 5-7 días a la semana por 12 semanas, se han obtenido tasas de aclara-miento clínico e histológico del 70-90% de las lesiones superficiales.10,11 También ha resultado beneficioso en lesiones de carcinoma basocelular nodulares. La eficacia, buena tolerancia y los muy buenos resultados cosméti-cos, hacen de imiquimod una opción terapéutica contra el carcinoma basocelular en particular en lesiones múl-tiples de pacientes de edad avanzada, anticoagulados o

  • strella y cOl: inDicaciOnes Del imiquimOD

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 75

    con marcapasos, en quienes la cirugía no es recomen-dable. Además se puede indicar en pacientes con fobias a la cirugía, en mujeres jóvenes con antecedentes de queloides y cuando se necesita priorizar lo estético, sin desconocer que la extirpación quirúrgica del tumor es la primera indicación terapéutica. También es útil como adyuvante del curetaje y la resección quirúrgica.

    La FDA aprobó el uso de imiquimod 5% en cre-ma para carcinomas basocelulares con un esquema de 1 aplicación diaria, 5 días a la semana, durante 6 semanas (ver Tabla I).

    Tabla I. Indicaciones de imiquimod como opción te-rapéutica en carcinoma basocelular.

    Variedad superficial y nodularTumores primarios no mayores de 2 cmLocalización en áreas de bajo riesgo (no periorificiales)Histopatología no agresiva (metatípico, esclerodermifor-me, etc.)No en embarazadasNo más de 25 cm2 por vezCon seguimiento razonable

    Verrugas: Es una terapia de primera línea, segura, efectiva para verrugas genitales externas y perineales cau-sadas por HPV.13 En pacientes inmunocomprometidos con verrugas recalcitrantes se demostró que es una opción terapéutica eficaz. La posibilidad de autoadministración facilita el uso de esta droga. Se han publicado buenas res-puestas terapéuticas a las combinaciones de imiquimod con criocirugía, oclusión y queratolíticos en verrugas co-munes como plantares.14,15 Por su mecanismo de acción diferente a las otras opciones terapéuticas conocidas, se recomienda siempre el uso de imiquimod solo o combi-nado para sumar la acción inmunoestimulante local y de memoria que permita lograr remisiones más prolongadas o la desaparición definitiva de las verrugas.

    Esquema utilizado en verrugasAplicación nocturna de imiquimod crema al 5%, 3 veces a la semana por 16 semanas o hasta la reso-lución clínica de la lesión.En caso de remisión parcial se continúa el trata-miento por 16 semanas adicionales.En caso de remisión completa se realizará segui-miento por 6 meses. Para las recurrencias, se realiza tratamiento adicio-nal de imiquimod hasta 16 semanas.

    Se realizará tratamiento combinado con métodos destructivos especialmente en verrugas recurrentes de gran tamaño o en inmunodeprimidos.

    Molusco contagioso: El tratamiento con imiquimod crema al 5% tres veces por semana durante 16 sema-nas demuestra eficacia en los estudios realizados hasta la actualidad, con seguridad y buena tolerancia al tra-tamiento. En la práctica diaria se recomienda su uso en todos los pacientes por su efecto antiviral secundario y especialmente por la acción inmunomoduladora que permite, al igual que con las verrugas, períodos libres de lesiones más prolongados.16

    Carcinoma espinocelular (CEC): tanto el CEC in situ (enfermedad de Bowen) como la eritroplasia de Queyrat han respondido satisfactoriamente a la aplica-ción de imiquimod en crema al 5% con un amplio ran-go de frecuencia de aplicación que varía de 3 veces por semana a 2 aplicaciones diarias durante 8-24 semanas con reducción importante del tamaño y la infiltración, y aun curación.17

    Melanoma: De acuerdo con las pautas establecidas en las guías de recomendaciones de diferentes consensos el tratamiento del melanoma es quirúrgico. Sin embargo se han reportado en la literatura casos de pacientes por-tadores de melanoma in situ en los cuales por diferentes motivos no se podía realizar la cirugía correspondiente y presentaron beneficios significativos con la aplicación de imiquimod crema al 5%.

    Se han reportado regresiones completas tanto clí-nicas como histológicas en lentigos malignos sin poste-riores recurrencias.18

    Neoplasia bowenoide: Esta droga resulta una op-ción terapéutica efectiva para la neoplasia vulvar intrae-pitelial bowenoide o basaloide. Aplicando 3 veces por semana por 16 semanas se ha obtenido una regresión completa sin evidencia colposcópica de lesión.19

    La papulosis bowenoide son múltiples pápulas pigmentadas en región genitoanal de adultos jóvenes. Aisladamente se han reportado beneficios con la aplica-ción de esta droga.20

    Enfermedad de Paget extramamaria: aunque la ci-rugía es el tratamiento estándar, la extensión de las lesio-nes y el riesgo de recurrencia limitan su realización.21,22

  • rev. méD. rOsariO 78: 73-78, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO76

    Queloides: La colocación de imiquimod crema al 5% sobre la cicatriz actúa induciendo la síntesis de interferón alfa el cual reduce la síntesis de colágeno y disminuye la formación de fibroblastos queloidales. Es recomendable realizar el tratamiento inmediatamente postcirugía.23

    Morfea: El tratamiento con imiquimod resulta be-neficioso en la despigmentación, induración y eritema con reducción del espesor de la piel.24

    Micosis fungoide: En los subtipos clínicos macular y en placas, que afecten menos del 10% de la superficie cutánea, el imiquimod al 5% crema es una opción te-rapéutica a tener presente debido a la mejoría clínica e histológica reportadas.25,26

    Hemangiomas superficiales: El uso tópico de imi-quimod mostró beneficios debido a la acción de inhibi-ción de la angiogénesis y al inducir al interferón alfa.27

    Otras aplicaciones menos frecuentes: Tricoepitelioma, queratoacantoma, poroqueratosis, alopecía areata, estuco-queratosis, carcinoma sebáceo cutáneo extraocular pagetoi-de, leishmaniasis, hialohifomicosis, balanitis de Zoon.

    IMIquIMod en nIñosEn estudios recientes se está utilizando con segu-

    ridad y eficacia en menores de 12 años en condiciones infecciosas tales como verrugas no genitales, molusco contagioso, leishmaniasis; y en condiciones no infeccio-sas como morfea, hemangiomas infantiles, xeroderma pigmentoso, síndrome basocelular nevoide (síndrome de Gorlin) y papulosis linfomatoide.

    Verrugas genItales externasEl tratamiento de verrugas anogenitales en niños

    es difícil, sobre todo por la alta recurrencia. Imiquimod 5% crema ha sido aprobada por la FDA para el trata-miento de verrugas genitales externas y perianales en niños mayores de 12 años; sin embargo, en la práctica clínica es de uso frecuente en verrugas perianales en la población pediátrica menor de 12 años.

    Imiquimod estimula la memoria inmunológica frente al HPV, por lo tanto la proporción de recidivas de las verrugas después de la terapia con este fármaco es baja, siendo ésta una posible ventaja frente a los méto-dos ablativos o destructivos.

    PRECAUCIONES: puede exacerbar los procesos inflamatorios de la piel. Deberá utilizarse con precaución en pacientes con enfermedades autoinmunes y en pacientes trasplantados. No se recomienda la utilización de imiquimod hasta que la piel se haya recuperado de cualquier tratamiento quirúrgico previo. La zona tratada debe protegerse del sol.

    En algunos estudios con animales (ratas) no se han evidenciado efectos teratogénicos. Ante la ausencia de tales efectos en animales, es poco probable que se pro-duzcan malformaciones humanas. No se puede reco-mendar su uso en madres que amamantan. Se incluye al imiquimod en la categoría C para el embarazo (la venta-ja potencial justifica el riesgo potencial al feto.)

    PRINCIPALES EFECTOS COLATERALES: Las reacciones adversas son causadas por la respuesta in-mune inducida por el imiquimod y serían indicadoras de eficacia terapéutica. Las más frecuentes son locales: eritema, hipopigmentación, irritación, prurito, dolor, induración, ulceración, formación de escamas, vesículas e infección en la zona de aplicación. La mayoría de las reacciones cutáneas son leves a moderadas en lo que a su gravedad se refiere, por lo que remiten al cabo de dos semanas de interrupción del tratamiento.28

    También se han observado reacciones sistémicas adversas tales como fatiga, fiebre, síntomas gripales, sín-tomas del sistema nervioso periférico y central (cefalea), síntoma gastrointestinal (diarrea) y desórdenes del siste-ma musculoesquelético (mialgia).

    Cuando se aplica tópicamente imiquimod al 5% crema la sobredosis sistémica es muy improbable, debi-do principalmente a la mínima absorción percutánea.

    conclusIones fInales

    • Actualmente el imiquimod es una opción tera-péutica válida en dermatosis donde el sistema inmuno-lógico juega un papel preponderante en la resolución.

    • La posibilidad de resultados beneficiosos y de autoadministración, sin mayores efectos adversos ni se-cuelas cicatrízales, hacen del imiquimod en la actualidad una alternativa terapéutica útil y poco invasiva.

    • Es posible que en el futuro la mayor experien-cia reportada sobre el imiquimod y su acción inmuno-moduladora y modificadora de la respuesta inmune am-plíe considerablemente sus indicaciones terapéuticas.

    (Recibido: diciembre de 2011.Aceptado: enero de 2012).

  • valverDe De BuDeGuer y cOl: histOpatOlOGía en cOlaGenOpatía experimental

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    Ningún hombre justo se ha hecho rico de pronto.Menandro (dramaturgo griego)

    ¿Qué es la sensatez? Podríamos definirla como una sabiduría práctica: hacer bien lo que hay que hacer, y no hacer –ni bien ni mal– lo que no hay que hacer. Hasta hace apenas décadas, las insensateces eran resultado de la ignorancia y de las creencias; en los últimos tiempos, el conocimiento científico ha ido reduciendo las insensateces de la ignorancia, y sin embargo no ha sido tan exitoso en reducir las de las creencias.

    Alberto Agrest(de “En busca de la sensatez en medicina”)

  • rev. méD. rOsariO 78: 79-88, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO 79

    EValUaCiÓN Y tratamiENto dE loS SíNtomaS dEl traCto UriNario iNFErior¿Es la glándula prostática la única responsable?Juan JOsé atahualpa premOli*

    Exjefe del Departamento de Urología, hospital de Emergencias “Dr. Clemente Álvarez”, Rosario. Jefe del Servicio de Urología, Sanatorio Británico de Rosario.

    ResumenLos trastornos miccionales son una frecuente causa de consulta al especialista en varones mayores. Inicialmente atribuidos al agrandamiento de la próstata con la edad, hoy se conocen otros factores neurológicos, vasculares, metabólicos y hormonales que contribuyen a este cuadro. En esta revisión se analiza la fisiopatología, la clínica y el manejo de los síntomas del tracto urinario inferior.Palabras clave: síntomas del tracto urinario inferior STUI; hiperplasia prostática benigna HPB; disfunción sexual masculina DSM; antígeno prostático específico PSA; dihidrotestosterona DH.

    EVALUATION AND TREATMENT OF LOWER URINARY TRACT SYMPTOMS IN MENSummaryLower urinary symptoms are a frequent cause of urological consultation in older men. Initially attributed to prostatic enlargement with age, presently it is accepted that the causes include neurological, vascular, metabolic and hormonal factors. This review updates the pathophysiology, the clinical findings, and the management of this syndrome.Key words: lower urinary symptoms; benign prostatic hyperplasia; male sexual dysfunction; specific prostatic antigen; dihydrotestosterone.

    Así como la mujer tiene incorporada su consulta al ginecólogo, los hombres cada vez más frecuentemen-te consultan al clínico o al especialista, ya sea espontá-neamente o inducidos por su pareja femenina. Esto se debe a la toma de conciencia de que existe un marcador tumoral del cáncer de próstata, el antígeno prostáti-co especifico (PSA) y al conocimiento de la existencia de tratamientos para los síntomas del tracto urinario inferior (STUI), cuarta causa de consulta en los varo-nes adultos, presentes en aproximadamente 8% en la

    cuarta década, y 70% en la séptima década.1 Durante muchos años se interpretó que los STUI (descartados las infecciones, tumores, litiasis y problemas neuroló-gicos) estaban solamente relacionados con la hiperpla-sia prostática benigna (HPB). Ésta daba lugar a una obstrucción de la uretra prostática y secundariamente se producía una disfunción vesical. La única solución a este problema era la extirpación quirúrgica del adenoma prostático. A través de estudios en animales, en tejido humano in vitro, y la experiencia clínica en el hombre,

    * Dirección postal: Paraguay 40, (2000) Rosario, SF, Argentina. Correo electrónico: [email protected]

  • rev. méD. rOsariO 78: 79-88, 2012

    REVISTA MéDICA DE ROSARIO80

    se ha ido demostrando cómo factores neurológicos, vas-culares, metabólicos y endocrinológicos tendrían una influencia directa en el desarrollo de los STUI y de la disfunción sexual masculina (DSM), afectando no solo a la glándula prostática, sino también a la vejiga. La HPB puede ser histológica, caracterizada por una pro-liferación benigna glandular, de las células del estroma y fibras musculares lisas, que puede o no estar asociada a los STUI, o clínica. La HPB clínica es un cuadro que se relaciona con los STUI y la obstrucción al flujo uri-nario, y que puede estar asociada o no al aumento de tamaño de la glándula prostática. Los STUI, en relación a su intensidad y frecuencia, alteran la calidad de vida, interfiriendo en las actividades diarias y el sueño, gene-rando a veces cambio de actitudes y hábitos para po-der manejarlos. Los STUI se clasifican como irritativos (frecuencia, urgencia, a veces con incontinencia y noc-turia) y obstructivos (chorro débil, esfuerzo miccional, intermit