voces y conciencia en educación

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Voces, Conciencia y Futuro en Educación Gastón Sepúlveda E. Huichahue, octubre de 2013 La idea de este pequeño trabajo surge de la dinámica social que, particularmente, en estos dos últimos años se ha expresado sostenidamente en la demanda por educación pública, gratuita y de calidad. Demanda y expresión social que prácticamente ha copado toda la discusión por el futuro de la educación en nuestro país y que se ha proyectado hasta abarcar una visión crítica de la sociedad chilena actual en su totalidad. La exigencia de la educación como un derecho y no como mercancía se ha internalizado en la conciencia de una gran mayoría ciudadana, de forma tal que hoy es difícil imaginársela en una dirección distinta a la que se ha expresado en tales demandas. Las demandas que se expresan y que cuentan con ese amplio respaldo ciudadano ponen en evidencia que las personas tienen interés en la educación escolar y esperan que las políticas sociales retribuyan ese interés; a la vez que ellas mismas han dado razones para reforzar ese interés. En esta dirección, -al decir del gran sociólogo de la educación, Basil Bernstein 1 - para retribuir ese interés es necesario que la educación pueda garantizar tres derechos: El primero es el derecho al desarrollo, al acrecentamiento del individuo mediante cuya satisfacción éste pueda darse cuenta de los límites de sus posibilidades para sobrepasarlos, estableciendo un vínculo entre su pasado y la apertura de futuros posibles. Este desarrollo no sólo se orienta a las posibilidades de que la persona sea más en lo individual, en lo intelectual, en lo social o en lo material. Sino que la satisfacción de ese derecho constituye el medio para ella acceda a una comprensión crítica del mundo y de las nuevas posibilidades que ello abre. No obstante, este derecho 1 Bernstein, Basil: Pedagogy, Symbolic Control and Identity, Revised Edition, Rowman and Littlefield Publishers, Oxford, 2000.

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Las voces que expresan las demandas por derechos educacionales en Chile.

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Voces, Conciencia y Futuro en EducacinGastn Seplveda E.Huichahue, octubre de 2013

La idea de este pequeo trabajo surge de la dinmica social que, particularmente, en estos dos ltimos aos se ha expresado sostenidamente en la demanda por educacin pblica, gratuita y de calidad. Demanda y expresin social que prcticamente ha copado toda la discusin por el futuro de la educacin en nuestro pas y que se ha proyectado hasta abarcar una visin crtica de la sociedad chilena actual en su totalidad. La exigencia de la educacin como un derecho y no como mercanca se ha internalizado en la conciencia de una gran mayora ciudadana, de forma tal que hoy es difcil imaginrsela en una direccin distinta a la que se ha expresado en tales demandas.Las demandas que se expresan y que cuentan con ese amplio respaldo ciudadano ponen en evidencia que las personas tienen inters en la educacin escolar y esperan que las polticas sociales retribuyan ese inters; a la vez que ellas mismas han dado razones para reforzar ese inters. En esta direccin, -al decir del gran socilogo de la educacin, Basil Bernstein[footnoteRef:1]- para retribuir ese inters es necesario que la educacin pueda garantizar tres derechos: [1: Bernstein, Basil: Pedagogy, Symbolic Control and Identity, Revised Edition, Rowman and Littlefield Publishers, Oxford, 2000.]

El primero es el derecho al desarrollo, al acrecentamiento del individuo mediante cuya satisfaccin ste pueda darse cuenta de los lmites de sus posibilidades para sobrepasarlos, estableciendo un vnculo entre su pasado y la apertura de futuros posibles. Este desarrollo no slo se orienta a las posibilidades de que la persona sea ms en lo individual, en lo intelectual, en lo social o en lo material. Sino que la satisfaccin de ese derecho constituye el medio para ella acceda a una comprensin crtica del mundo y de las nuevas posibilidades que ello abre. No obstante, este derecho slo se hace posible en un contexto de confianza, sin ella es difcil que este derecho se pueda satisfacer.El segundo es el derecho a la inclusin social, intelectual, cultural y personal. La inclusin no supone que la persona sea asimilada por el medio social que lo recibe; ms bien la inclusin supone que la persona se transforme en sujeto y, en tal condicin, pueda ejercer el derecho a ser independiente y autnomo. Toda comunidad, particularmente la comunidad educativa debera garantizar la inclusin social en este sentido.El tercero es el derecho a participar; pero no slo en el mbito o en el plano del discurso o de los ritos sociales. Se trata de participar en la prctica y en prcticas que se traduzcan en resultados. Este derecho es a participar en la construccin, mantencin y transformacin del orden social y, en tanto tal, supone la prctica cvica y, en ltimo trmino, poltica.A mi juicio, estos son las formas concretas que asume la aspiracin a una educacin entendida como derecho. Y, en tal condicin, la educacin debe propugnar a la formacin de la conciencia expresada a travs de las voces de las personas que la reciben. Qu conciencia y para quin?La conciencia la forma particular de comprensin del mundo, a partir de la cual construimos significados que nos permiten orientarnos en l, reflexionar respecto a tales significados, someterlos a crtica, buscar otras alterativas en el ordenamiento del mundo para actuar en l- se forma en una larga acumulacin histrica de significados que configura la trama de sentido sobre la que construimos nuestra existencia. En el caso particular de la conciencia de los grupos sociales que sufren distintos grados de exclusin y opresin, sta se gesta a partir del intento de estos grupos de comprender la sociedad en la que viven, las causas y las razones de su exclusin. Por ello, surge como primera evidencia de la relacin desigual entre los grupos sociales ms favorecidos y los que estn excluidos de tales favorecimientos. Se cuestionan las condiciones de vida, los derechos que les son expoliados. Es a travs de ese conocimiento de las situaciones de vida inmediatas que les afectan que llegan a una comprensin de la sociedad total. Son esos significados que conforman la conciencia particular de estos grupos. Comprenden la sociedad desde la particular ptica de la experiencia que viven y su accin social se ejerce en la demanda por derechos. En las condiciones de vida de estos grupos estn condensadas todas las condiciones de vida de la sociedad actual.Esto explica porque la expresin de la conciencia de los movimientos sociales liderados por los estudiantes, no se limita a la aspiracin gremial de ese grupo, sino que se proyecta a la sociedad en su conjunto que se ve como estructuralmente injusta y, por extensin, se comprende cules son los cmplices del inmovilismo y las acciones que stos desarrollan para conculcar las aspiraciones de mayor justicia social. La movilizacin, entonces, se transforma en una actividad crtica prctica, que a su vez genera ms conciencia.En tanto que las condiciones de vida de la sociedad actual estn condensadas en las condiciones de los grupos menos favorecidos, agudizadas de un modo inhumano y en tal selva el hombre se pierde como el Dante; la persona tambin adquiere la conciencia de ese extravo y bajo el imperio de tal penuria, se da cuenta de la necesidad que le atenaza y en esa advertencia no la puede soslayar, ni paliar. Entonces el acicate de la liberacin se hace insoslayable. Requiere liberarse, pero para liberarse requiere transformar las condiciones de vida que le oprimen. Pero, a la vez, para transformar esas condiciones de vida se debe terminar con todas las condiciones injustas de la sociedad actual. Se requieren transformaciones estructurales, de las cuales la educacin es una de ellas y porque la educacin forma la conciencia, es una de las ms importantes. Todo lo cual permite desarrollar la vocacin de llevar a la sociedad a una condicin de desarrollo ms elevado.De este modo, la educacin se transforma en una arena de lucha social que tiene una condicin muy particular. La educacin, tal como la conocemos en la escuela, introduce una brecha entre el conocimiento de la vida cotidiana y el conocimiento recopilado en los currculos escolares y es esta brecha la que genera un espacio de lucha por el control de la conciencia. En otras palabras, existe una pugna entre grupos sociales por el control de ese espacio y el control de ese espacio hace posible acceder al control de la conciencia. Y ya que, como hemos visto, la conciencia se genera en el punto de vista respectivo de los distintos grupos sociales, el control de la conciencia implica la imposicin del punto de vista de un grupo por sobre el de otro.Qu voz es la que expresa la conciencia?La conciencia se expresa socialmente mediante voces. Es en el proceso comunicativo, hablando de determinada manera, que la conciencia se socializa. Cuando esto ocurre, la conciencia se hace objetiva y da origen a una nueva realidad social. Cuando existe una voz o voces, la conciencia se transforma en la realidad social de los que poseen dichas voces. Aqu se introduce una referencia al poder, el dispositivo mediante el cual las voces se clasifican, de ello resulta que algunas son legitimadas y otras no y mediante tal operacin se puede calificar que es lo posible comunicar y a quines. Pero, la clasificacin y la calificacin traen de la mano la cuestin de la diversidad. Qu cuenta como voz legtima y calificada y cules voces requieren colonizarse, imponiendo la voz legitimada. Esto sin duda es parte de la ideologa, entendida en este caso como una atribucin de caractersticas que favoreceran u obstaculizaran el acceso a la formacin de la conciencia. No obstante, en tanto que las voces son la expresin particular puntos de vista respectivos de los diferentes grupos y como tales, el punto de partida para la generacin de la conciencia de esos grupos, cada una de las voces encierra la potencia para acceder al conocimiento transmitido por la educacin escolar. Por tanto en esta perspectiva no existen voces ms legtimas que otras, todas son formas particulares de conciencia que dan acceso a un conocimiento distinto del conocimiento cotidiano que permite la interrogacin crtica de la realidad en su conjunto. Educacin gratuita y de calidadEs claro que la transmisin del conocimiento y destrezas de diferente carcter, no slo es relevante para la democracia en general sino para los derechos de las personas a obtener comprensiones crticas, participacin activa y nuevas oportunidades. Sin embargo, ello requiere de una educacin distinta a la que impera actualmente, una educacin que funcione como un principio de esperanza para las nuevas generaciones que suean con una sociedad ms justa y solidaria.La conciencia que se ha desarrollado en los movimientos sociales y las voces que la expresan permiten sostener que otra educacin se ha hecho posible o, al menos, se intuye como posible. Una educacin distinta a la que hemos conocido, no slo en sus formas institucionales y de gestin. Sostengo que la realidad concreta de esta nueva educacin tiene que ver esencialmente con su dinmica pedaggica, en otras palabras, el control simblico mediante el cual determinadas formas de conciencia son generadas. As, en trminos pedaggicos la formacin de la conciencia tiene que ver con obtener un conocimiento que no es directamente accesible en los contextos de la vida cotidiana y que habilita a quienes lo adquieren para desplazarse ms all de su experiencia local y adquirir comprensin de los mundos natural y social de los que forman parte. Es un conocimiento poderoso que provee nuevas explicaciones y nuevas formas de pensar.Todo ello requiere desplazar la pedagoga perezosa, por la actividad de aprendizaje en la cual el conocimiento de las ciencias, las humanidades y las artes constituye la materialidad con la que se trabaja en las comunidades escolares, haciendo posible la formacin de una conciencia que contribuya a la construccin de una sociedad ms democrtica y justa, en la cual la educacin es un derecho en el que tenemos inters y no una mercanca que intercambiamos o acumulamos, en donde el valor de uso prima por sobre el valor de intercambio.