vocacion y llamado

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redeemercitytocity.com | 1 VOCACIÓN: DISCERNIENDO TU LLAMADO VOCATION: DISCERNING YOUR CALLING [ DR. TIMOTHY KELLER ] Como cristianos somos mayordomos de los recursos que Dios nos da para servir a la humanidad. Nuestras vocaciones son un medio para hacer la obra de Dios en el mundo. La mayordomía es cultivar los recursos de Dios. La Biblia nos dice que uno de los recursos más importantes que Dios nos dio son nuestros dones, talentos, aptitudes y habilidades. Uno de los sacramentos de la iglesia medieval era el Sacramento de las Santas Órdenes, el cual dividió al mundo en la esfera de “lo religioso” y “lo secular”. Aquellos que tomaban el ministerio a tiempo completo, como ser sacerdotes o monjes, estaban en una sintonía espiritual completamente diferente de los que no. Uno de los avances más importantes de la Reforma Protestante fue derribar esta visión mediante la enseñanza bíblica del sacerdocio de todos los creyentes (1 Pedro 2:9). Martín Lutero insistía en que todas las formas de trabajo eran llamados que honraban a Dios. Ser un agricultor, un artesano, o un artista era una vocación o un llamado de Dios al igual que ser un predicador. ¿Por qué? TODAS LAS FORMAS DE TRABAJO SON UNA PARTICIPACIÓN EN LA OBRA DE DIOS 1 Dios hizo el mundo creado a través de su Espíritu (Gén. 1:1-3) y continúa cuidándolo y sustentándolo por su Espíritu (Sal. 104:30), nutriéndolo y enriqueciéndolo (Sal. 65:9-13), alimentándolo y supliendo las necesidades de todo ser viviente (Sal. 145:15-16; 147:15-20). De hecho, el mismísimo propósito de la redención es restaurar finalmente la creación material (Ap. 21-22). Dios ama su mundo creado de tal manera que envió a su Hijo para redimirlo. Este mundo es un bien en sí mismo; no es un escenario temporario para la salvación individual. Si el Espíritu Santo no solo es un predicador que convence a la gente de su pecado y de la gracia (Juan 16:8-11; 1 Tes. 1:5), sino que además es un jardinero, un artista y un inversor en la creación que renueva el mundo material, no puede ser más espiritual y honroso para Dios ser un predicador que ser agricultor, artista o banquero. Para poner solo un ejemplo, el evangelismo es una tarea temporal, mientras que ser músico es una tarea permanente. En los cielos nuevos y tierra nueva, ¡los predicadores se quedarán sin trabajo! En última instancia el propósito del evangelismo es formar un mundo en el cual los músicos puedan hacer su trabajo de manera perfecta. TODAS LAS FORMAS DE TRABAJO SON MANERAS DE SERVIR A LOS DEMÁS Imagina cuánto tiempo te llevaría fabricar una silla tú mismo. No solo tendrías que cortar la madera y darle forma, sino que demás tendrías que crear las herramientas. Para fabricar las herramientas, tendrías que extraer el mineral para hacer el metal. Te llevaría meses, incluso años, hacer todo lo necesario para crear tu silla. No obstante, cuando te beneficias de la obra de otros, puedes comprar una silla con el dinero equivalente a un cierto número de horas de tu tiempo; no meses o años de esfuerzo. Aun si quisieras fabricar tu silla, podrías comprar las herramientas que alguien más ya hizo. 1. Se entiende que las formas de trabajo mencionadas aquí no son explotadoras o contra la ética.

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un análisis sobre la vocacion

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VOCACIÓN: DISCERNIENDO TU LLAMADOVOCATION: DISCERNING YOUR CALLING[DR. TIMOTHY KELLER]

Como cristianos somos mayordomos de los recursos que Dios nos da para servir a la humanidad. Nuestras vocaciones son un medio para hacer la obra de Dios en el mundo.

La mayordomía es cultivar los recursos de Dios. La Biblia nos dice que uno de los recursos más importantes que Dios nos dio son nuestros dones, talentos, aptitudes y habilidades.

Uno de los sacramentos de la iglesia medieval era el Sacramento de las Santas Órdenes, el cual dividió al mundo en la esfera de “lo religioso” y “lo secular”. Aquellos que tomaban el ministerio a tiempo completo, como ser sacerdotes o monjes, estaban en una sintonía espiritual completamente diferente de los que no. Uno de los avances más importantes de la Reforma Protestante fue derribar esta visión mediante la enseñanza bíblica del sacerdocio de todos los creyentes (1 Pedro 2:9). Martín Lutero insistía en que todas las formas de trabajo eran llamados que honraban a Dios. Ser un agricultor, un artesano, o un artista era una vocación o un llamado de Dios al igual que ser un predicador. ¿Por qué?

TODAS LAS FORMAS DE TRABAJO SON UNA PARTICIPACIÓN EN LA OBRA DE DIOS1

Dios hizo el mundo creado a través de su Espíritu (Gén. 1:1-3) y continúa cuidándolo y sustentándolo por su Espíritu (Sal. 104:30), nutriéndolo y enriqueciéndolo (Sal. 65:9-13), alimentándolo y supliendo las necesidades de todo ser viviente (Sal. 145:15-16; 147:15-20). De hecho, el mismísimo propósito de la redención es restaurar finalmente la creación material (Ap. 21-22). Dios ama su mundo creado de tal manera que envió a su Hijo para redimirlo. Este mundo es un bien en sí mismo; no es un escenario temporario para la salvación individual.

Si el Espíritu Santo no solo es un predicador que convence a la gente de su pecado y de la gracia (Juan 16:8-11; 1 Tes. 1:5), sino que además es un jardinero, un artista y un inversor en la creación que renueva el mundo material, no puede ser más espiritual y honroso para Dios ser un predicador que ser agricultor, artista o banquero. Para poner solo un ejemplo, el evangelismo es una tarea temporal, mientras que ser músico es una tarea permanente. En los cielos nuevos y tierra nueva, ¡los predicadores se quedarán sin trabajo! En última instancia el propósito del evangelismo es formar un mundo en el cual los músicos puedan hacer su trabajo de manera perfecta.

TODAS LAS FORMAS DE TRABAJO SON MANERAS DE SERVIR A LOS DEMÁS

Imagina cuánto tiempo te llevaría fabricar una silla tú mismo. No solo tendrías que cortar la madera y darle forma, sino que demás tendrías que crear las herramientas. Para fabricar las herramientas, tendrías que extraer el mineral para hacer el metal. Te llevaría meses, incluso años, hacer todo lo necesario para crear tu silla. No obstante, cuando te beneficias de la obra de otros, puedes comprar una silla con el dinero equivalente a un cierto número de horas de tu tiempo; no meses o años de esfuerzo. Aun si quisieras fabricar tu silla, podrías comprar las herramientas que alguien más ya hizo.

1. Se entiende que las formas de trabajo mencionadas aquí no son explotadoras o contra la ética.

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Todo trabajo, según el diseño de Dios, es servicio. A través de él nos enriquecemos mutuamente y nos inter-conectamos cada vez más. Cuando los cristianos hacen su trabajo “secular”, operan como sal y luz en el mundo (Mat. 5:13-16).

La agricultura y los negocios, el cuidado de niños y la ley, la medicina y la música: todas estas son formas de cultivar, cuidar y sustentar el mundo creado que Dios hizo y tanto ama. Todos somos ministros (sacerdotes) de la humanidad en nombre de Dios.

El trabajo es tomar la materia prima de la creación y desarrollarlo para el bien de los demás. Los músicos toman la materia prima del sonido y nos devuelven a cambio el significado del arte a nuestras vidas. Los agricultores toman la materia prima del suelo y las semillas y nos dan comida. Eso significa que somos ministros de Dios en nuestro trabajo no solo cuando estamos testificando o hablando directamente sobre Jesús, sino cuando simplemente estamos haciendo nuestro trabajo. Un músico está sirviendo a Dios cuando hace buena música, no solamente cuando está cantando sobre acercarse a Jesús.

TODAS LAS FORMAS DE TRABAJO ESTÁN BASADAS EN LOS DONES DE DIOS

Isaías 28:24-29 nos dice: “Cuando un agricultor ara para sembrar” y “después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra eneldo y esparce comino? Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo… También esto viene del SEÑOR Todopoderoso, admirable por su consejo y magnífico por su sabiduría.” Isaías está enseñando que todo el que llega a ser un agricultor habilidoso está siendo enseñado por Dios. En Isaías 45:1 leemos de Ciro, un rey pagano a quien Dios unge con su Espíritu y lo escoge como un líder mundial. Esto es notable. Nos muestra que el Espíritu de Dios puede equipar a la gente para el trabajo, aun cuando no sean creyentes y no estén directamente testificando de Él. Dios da la sabiduría, el valor y la comprensión a las personas para hacer bien su trabajo.

En efecto, Santiago 1:17 RV asegura que: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces”. Eso significa que cualquier acto de bondad, sabiduría, justicia y belleza –sin importar quién lo lleve a cabo– Dios lo hace posible. Es un “don” [regalo], y por lo tanto una forma de gracia, aunque es una gracia no salvadora. Lo que esto significa es que Dios les concede a toda su gente (no solo a los cristianos) talentos y habilidades que los equiparán para servir a la humanidad a través de una forma particular de trabajo.

La Biblia también habla de dones espirituales (Ef. 4; Rom. 12; 1 Cor. 12-14), que son habilidades para ministrar a los demás en el nombre de Jesús.2 Como seres creados a la imagen de Dios, los cristianos tenemos talentos naturales, y como pueblo regenerado por el Espíritu Santo, también tenemos dones espirituales que nos equi-pan para el ministerio en y a través de la iglesia. No siempre es sencillo o necesario diferenciar entre los talen-tos naturales y los dones espirituales, dado que en definitiva provienen del Espíritu de Dios. Por ejemplo, en Éxodo 31:1-4 leemos que Bezaleel era lleno “del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños”. No aparece nada en las listas del Nuevo Testamento de los dones espirituales acerca de los dones artísticos; no obstante, aquí vemos que toda habilidad para el arte proviene de Dios (Santiago 1:7 dice que tiene que venir de Dios). En la obra de teatro y la película Amadeus, el personaje de Salieri describe la sublime música de Mozart como “la voz de Dios”. Y tenía razón.

CONOCE TU TRABAJO¿Cómo es esto para los creyentes? En primer lugar, un cristiano tiene que considerar estas dos preguntas: ¿A qué me ha llamado y equipado Dios en mi trabajo o profesión? ¿Cómo me está llamando Dios a servir en y a través de la iglesia?

2. Ver Timothy Keller, “Discerning and Excercising Spiritual Gifts” [“Discerniendo y ejercitando los dones espirituales”], 2001, redeemercitytocity.com.

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En algunos casos extraños el ministerio de una persona en la iglesia se convierte en su trabajo a tiempo completo también. Sin embargo, en la mayoría de los casos los cristianos deben responder a cada pregunta por separado. A veces lo que haces en tu llamado “secular” es muy similar a lo que haces dentro de la iglesia. Puede que seas una maestra o un planificador estratégico o un artista fuera de la iglesia y uses esas mismas habilidades adentro. En otros casos, puede ser que descubras que Dios te está llamando a hacer algo completamente diferente en la iglesia de lo que haces allí afuera en el mundo. El banquero puede ser un maravilloso maestro de escuela dominical para niños.

De todos modos, siempre propongo un método tripartito para discernir un llamado, ya sea al trabajo secular o en la iglesia o en otra esfera. Para discernir un llamado al ministerio ten en cuenta estos tres factores: Afinidad, Habilidad y Oportunidad.3

1. AFINIDAD: ¿DE QUE “NECESIDADES DE LA GENTE” YO ME HAGO ECO?

Contrario a lo que muchos libros sobre dones espirituales dicen, no comiences por ti mismo. No empieces con un inventario abstracto de tus dones y habilidades para poder discernir tus aptitudes. Los test de aptitud están basados en experiencias pasadas y el conocimiento personal que tienes de ti mismo, y tu propio conocimiento es limitado. Aunque sea una de las maneras en las que Dios te muestra tu ministerio, yo no sugiero comenzar por aquí.

En cambio, observa las necesidades concretas de la comunidad, el contexto de lo que te rodea. ¿Qué necesidades te hacen “vibrar”? ¿Qué problemas o clases de personas o ministerio te movilizan? ¿Dónde descubres una afinidad? Pablo experimentó una agitación y angustia interior cuando vio los ídolos de Atenas (Hechos 17:16), lo cual le guió a empezar un ministerio de apologética (Hechos 17:17). Es importante que entremos al ministerio con una pasión por cierta causa o necesidad no cubierta.

Una de las razones para no comenzar con un conocimiento de nuestras habilidades es porque los dones a menudo “saltan a la vista” y nos sorprenden al participar en una gran variedad de ministerios. Por ejemplo, antes de venir a Nueva York yo nunca hubiera dicho que tenía el don de evangelismo, pero ahora yo sé que eso se debía en gran medida a que había pasado muchos años en un contexto en donde no había muchos no cristianos alrededor de mí. Mi don de “enseñanza” resultó tener un fuerte componente de “evangelismo” que nunca hubiera descubierto si la ciudad de Nueva York no lo hubiera hecho aflorar. Yo tenía una carga por esta ciudad y eso me llevó a un mayor entendimiento de mi corazón. No dije: “Tengo un don de evangelismo, ¿dónde puedo usarlo? Ah, ya sé, ¡en Nueva York!” Por supuesto que cuanto mayor tiempo hace que eres cristiano, es más probable que te conozcas mejor y no te lleves tales sorpresas, de modo que un cristiano muy maduro puede empezar el esquema de “los tres factores” ya teniendo en claro alguno de ellos. Para la mayoría de los creyentes, sin embargo, es mejor comenzar con las necesidades de gente real.

2. HABILIDAD: ¿CUÁLES SON MIS HABILIDADES Y DEFICIENCIAS?

Es importante mirar tus destrezas. Muchas personas se toman la carga al comenzar un ministerio, pero no son realistas en cuanto a sus habilidades y limitaciones. Por ejemplo, quieren ser líderes aun cuando saben que no poseen el don de organizar e impulsar gente a que los siga.

Debes estar consciente del papel que puedes desempeñar en un ministerio. ¿Qué deberías estar haciendo, y qué necesitas que otro haga? Además, tienes que tener la madurez de reconocer lo nuevo o antiguo que eres en la fe. Puedes percatarte que tu santidad no cubre muy bien tus deficiencias, y por lo tanto precisas un equipo fuerte alrededor de ti.

3. Estas categorías se derivan de las obras de John Newton.

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4. Ver Keller, “Discerning and Excercising Spiritual Gifts”.

Es importante entender que toda clase de ministerio necesita una combinación de dones “proféticos”, “sacerdotales” y “reales”.4 Esta es una de las muchas razones por las cuales no buscamos primero nuestras ha-bilidades. Por ejemplo, puedes pensar que si tienes un don sacerdotal, entonces deberías se un diácono, pero si todos en el diaconado tuvieran solo dones sacerdotales, ¡sería un desastre! Necesitas visionarios y líderes y todo lo demás en cada ministerio. Por eso es que no decimos: “Todos los profetas deberían ir a los ministerios de enseñanza, todos los sacerdotes a los misericordia y justicia, y todos los reyes a las tareas administrativas.”

3. OPORTUNIDAD: ¿DÓNDE ME DICE LA COMUNIDAD QUE SOY NECESARIO?

Por último, debemos resistirnos a ser individualistas en la manera de discernir nuestro ministerio. La doctrina del pecado sola sería suficiente para demostrar que no deberíamos estar tratando de tomar esa decisión por nosotros mismos. Además, la Biblia enseña que cuando nos hacemos cristianos, nos volvemos “miembros los unos de los otros” (Ef. 4:25 RV). No debemos tratar de entendernos a nosotros sin prestar atención a lo que nuestros hermanos pueden ver. Podría haber oportunidades para servir que nunca hemos considerado, pero para los cuales somos perfectos.

Además, estamos bajo la autoridad de nuestros líderes (Heb. 13:7, 17), y debemos rendirnos a lo que ellos puedan decirnos que son las necesidades de la iglesia. Dios nos puso en una comunidad, y tenemos que discernir su voluntad y llamado juntamente.

SÍNTESISTu vocación es una parte de la obra de Dios en el mundo, y Dios te da recursos para servir a la humanidad. Esos pactores pueden ayudarte a identificar tu llamado.

Afinidad: “Mira afuera”

La afinidad es la manera normal, existencial / sacerdotal de discernir el llamado.

¿Qué necesidades de las personas me hacen vibrar?

Habilidad: “Mira adentro”

La habilidad es la manera normal, racional / profética de discernir el llamado.

¿Para qué cosas soy bueno?

Oportunidad: “Mira arriba”

La oportunidad es la manera normal, organizacional / real de discernir el llamado.

¿Qué creen los líderes/mis amigos que es la mayor necesidad estratégica del reino?

Tu vida no es una serie de eventos al azar. Tu familia, historia, educación y experiencias—incluso las más dolorosas—te preparan para hacer alguna tarea que nadie más puede hacer. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).

Derechos de autor © 2007, Timothy Keller en Redeemer City to City. Traducido por María José Hooft.

Este artículo está adaptado de una sesión de entrenamiento de liderazgo en la Iglesia Presbiteriana Redeemer en el año 2007. Le animamos a usar y compartir este material libremente, pero por favor no cobre por él, no cambie las palabras ni le quite el copyright.