videojuegos netas’». aunque hoy han perdido su fuerza...

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Domingo 28 de octubre de 2012 l Heraldo de Aragón 58 l CULTURA Y OCIO Darío. «Felici- dades de parte de tus papás, tíos y abuelos.. Te queremos muchísimo». Eloy. «¡Felicida- des! Te deseo lo mejor en este día tan especial porque te quie- ro». Elsa. «Feliz cumpleaños de parte de tus hermanas y to- da la familia. Besos». Emi. «¡Felicida- des! Cada año mejor, como el buen vino. Te queremos mu- cho». Enrique. «Feli- cidades en tu primer añito, de toda tu familia. Te queremos mucho». Jesús. «Felices 17, jovencito. Feliz cumplea- ños de parte de toda tu familia, te queremos». Óscar. «Felici- dades de los yayos, primos y de tu hermana Paula y de Me- si». Javi. «Muchas felicidades de tu hermana, cu- ñado y sobri- nas. Que lo dis- frutes». Envíe sus fotos y felicitaciones a [email protected] oa Heraldo de Aragón (Paseo de la Independencia, 29. Zaragoza. 50001), a la atención de la sección de Agenda. Deberán llegar con al menos tres días de antelación. No olvide adjuntar sus datos personales, incluido el DNI, y un teléfono de contacto. UN DÍA ESPECIAL Recreativos: del olvido a piezas de museo H ace no demasiado tiempo, constituían una de las al- ternativas de ocio preferi- das por los jóvenes zaragozanos. Cruzar sus puertas era adentrarse en el futuro. Un reino donde todo era posible. Desde convertirse en piloto de carreras a ser pistolero en el lejano Oeste. Pero el avance tec- nológico siguió su curso. La esen- cia de ese mundo mágico traspasó las fronteras de los recreativos pa- ra instalarse en las casas en forma de videoconsola. En Zaragoza, a principios de los años 60, existían los salones de fut- bolines. En el Coso Bajo estaba Le Mans, un local que disponía de una gran pista de automovilismo hecha de madera. «Era preciosa», co- menta uno de los propietarios de los extintos recreativos Monza. «Poco a poco, en la zona del Tubo, surgieron espacios que incluían mesas de billar. Después, asistimos a la primera revolución con la lle- gada de las ‘pinball’. Pero el ‘boom’ fue la aparición de las máquinas de pantalla con los primeros juegos de conducción y disparos», re- cuerda. Por aquel entonces, la fiel clientela de este tipo de negocios andaba entre los 7 y los 18 años. «Los chicos accedían a algo que no habían vivido nunca –recuerda el empresario–. La gente se volvía lo- ca con las ‘maquinetas’ porque eran la novedad». Traer a Zaragoza los juegos más populares no era sencillo. Los res- ponsables de los salones acudían a Madrid y Barcelona para visitar distintas ferias y proveedores. El objetivo era saber cuál era el últi- mo grito en la meca del recreativo: Japón. «Es de los pocos sitios don- de sobrevive el negocio. La gente sale de trabajar y tiene la costum- bre de echar unas partidas para combatir el estrés –explica Eduar- do Mena, profesor en la escuela de Ingenieria del campus Río Ebro–. Los japoneses tienen ese concep- to. Van solos y juegan solos». La evolución de las videoconso- las domésticas marcó el final de la época dorada de recreativos. «En un primer momento, pudieron convivir. La calidad de las máqui- nas de los salones era muy supe- rior. Pero cambiaron las tornas. Comparas un juego de antes con uno nuevo y te das cuenta de que ha cambiado hasta la mecánica –indica Mena–. En los recreativos era imposible ‘sobrevivir’ más de Eduardo Mena en el almacén de RetroAcción, asociación de aficionados a la informática clásica. ASIER ALCORTA Videojuegos l Los salones fueron muy populares entre los zaragozanos. «La gente se volvía loca con las ‘maqui- netas’». Aunque hoy han perdido su fuerza, muchos prefieren aún escuchar el sonido de la moneda al caer. El valor sentimental ha revalorizado aquellas viejas diversiones EMULADORES EL ‘TUNING’ PARA RESCATAR JUEGOS DEL PASADO Para volver a disfrutar de un videojuego antiguo no es es- trictamente necesario contar con la máquina original. Exis- ten programas informáticos que permiten reproducirlos en soportes actuales. «Un emulador es un software que es capaz de rescatar los juegos (programas) de una forma fiel. En este caso, se conservan los elementos gráficos, los soni- dos y las melodías», explica Eduardo Mena, tesorero de la asociación RetroAcción. Esta solución permite a los aficionados de la informática clásica ir un paso más allá a la hora de experimentar las sen- saciones que produce un vi- deojuego con más de 20 años. «Hay quien se limita a jugar en el ordenador, pero hay otras posibilidades más creati- vas. Por ejemplo, existen má- quinas de ‘pinball’ artesanales. Se fabrica el mueble y se colo- ca encima una pantalla plana que reproduce el escenario del juego. Incluso se puede modificar para que haya que echar una moneda para co- menzar la partida. Para mí, es una combinación perfecta en- tre lo clásico y lo moderno», concluye Mena. C. G. C. un minuto. Echabas la moneda, pe- ro no te planteabas llegar al final. Ahora se hacen juegos que ‘engan- chan’. Las partidas son largas y aca- bas pasándotelos en tres días». Informática clásica Pese a todo, sigue habiendo ena- morados de aquellos tiempos. La inquietud por la informática clási- ca llevó a varios jóvenes de Zara- goza, Madrid, San Sebastián y Bil- bao a fundar RetroAcción, a la que pertenece también Eduardo Mena. Esta organización, que cuenta con el apoyo de la Universidad de Za- ragoza, trata de «refrescar el pasa- do para valorar el brillante presen- te de la industria del videojuego». Para cumplir este objetivo, desa- rrollan distintas actividades, como exposiciones, talleres y conferen- cias. Uno de los proyectos más im- portantes que han puesto en mar- cha es RetroMañía, un encuentro que tiene lugar durante la Semana de la Ingeniería y la Arquitectura de la Universidad de Zaragoza. «Además de charlas, habilitamos un espacio donde los visitantes pueden disfrutar de juegos clási- cos», señala Mena. De acceso libre, la edición de este año se celebrará del 5 al 9 de noviembre. El valor sentimental, unido a la dificultad por encontrar material en buen estado, hace que existan auténticas joyas en lo que a video- juegos y maquinas recreativas se refiere. «Hay cosas que valen su dinero. Una máquina de ‘pinball’, por ejemplo, no baja de 2.000 eu- ros. En internet se vende de todo, pero piden demasiado. En Re- troAcción comenzamos con las co- lecciones personales. Fuimos co- rriendo la voz por nuestro entorno y la gente nos daba lo que tenía por casa. Aunque estuviera roto, nos podía servir, porque de ‘dos me- dios’ sacábamos un ‘entero’ –re- cuerda Mena–. Ahora nos conocen en más y nos llega más material. ¡Casi ni nos cabe en el almacén!». Pero, ¿qué tienen aquellos viejos juegos para que sigan interesando hoy día? Mena lo tiene claro. «Es cuestión de distinguir entre las co- sas buenas y las cosas malas. Como en la música. ¿Por qué se siguen es- cuchando canciones de hace 30 años? Con los videojuegos pasa lo mismo. Pac-Man (el comecocos) conquista todavía por que es ge- nial. Si hubiese sido un bodrio na- die se acordaría de él». Futbolín: el último superviviente Curiosamente, el gran supervi- viente de los salones recreativos no lleva incorporado ni un solo ca- ble en su estructura. Ni se enchu- fa, ni tiene luces. «El futbolín siem- pre ha sido un seguro de vida para los operadores», asegura Juan Isi- dro Gotor, socio mayoritario de Futbolines Val. Su empresa, locali- zada en el Burgo de Ebro, lleva abierta desde mediados del siglo pasado y produce de forma artesa- nal entre 300 y 400 unidades al año. «Aunque vendemos varios modelos, el más solicitado es el clá- sico, el de toda la vida» afirma. El precio de una mesa nueva es de 1.300 euros, aunque también los venden de segunda mano por la mitad. Entre sus clientes, Gotor dice te- nerlos de todo tipo. «Nos hacen encargos los salones recreativos, bares, peñas, colegios, facultades de la universidad y particulares». Entre estos últimos, cuentan con más de un jugador de fútbol profe- sional. «El último que nos compró uno fue Fernando Llorente, que nos pidió que se lo enviáramos a casa». Y es que los clientes de Fut- bolines Val no están solo en Espa- ña. «También hemos hecho mesas para Estados Unidos y otros países de Europa, África y Asia. Incluso hemos enviado uno a las tropas es- pañolas en Afganistán», indica el dueño de la empresa. Para Juan Isidro Gotor, lo que ha- ce diferente al futbolín es que «se asocia inmediatamente con los amigos. No es tanto el juego en sí. Son los buenos momentos que comparten las personas al rededor de él. Los padres transmiten a sus hijos lo bueno de la vida. Por eso, no tengo dudas que en los futboli- nes que salen hoy de la fábrica aca- barán jugando partidas varias ge- neraciones de una misma familia». CARLOS GRACIA CANCER

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Domingo 28 de octubre de 2012 l Heraldo de Aragón58 l CULTURA Y OCIO

Darío. «Felici-dades de partede tus papás,tíos y abuelos..Te queremosmuchísimo».

Eloy. «¡Felicida-des! Te deseo lomejor en estedía tan especialporque te quie-ro».

Elsa. «Felizcumpleaños departe de tushermanas y to-da la familia.Besos».

Emi. «¡Felicida-des! Cada añomejor, como elbuen vino. Tequeremos mu-cho».

Enrique. «Feli-cidades en tuprimer añito, detoda tu familia.Te queremosmucho».

Jesús. «Felices17, jovencito.Feliz cumplea-ños de parte detoda tu familia,te queremos».

Óscar. «Felici-dades de losyayos, primos yde tu hermanaPaula y de Me-si».

Javi. «Muchasfelicidades detu hermana, cu-ñado y sobri-nas. Que lo dis-frutes».

Envíe sus fotos y felicitaciones [email protected] o aHeraldo de Aragón (Paseo de laIndependencia, 29. Zaragoza. 50001),a la atención de la sección deAgenda. Deberán llegar con al menostres días de antelación. No olvideadjuntar sus datos personales,incluido el DNI, y un teléfono decontacto.

UN DÍA ESPECIAL

Recreativos: del olvido a piezas de museo

H acenodemasiadotiempo,constituían una de las al-ternativasdeociopreferi-

das por los jóvenes zaragozanos.Cruzar sus puertas era adentrarseen el futuro. Un reino donde todoera posible. Desde convertirse enpilotodecarrerasaserpistoleroenel lejano Oeste. Pero el avance tec-nológico siguió su curso. La esen-cia de ese mundo mágico traspasólas fronteras de los recreativos pa-ra instalarse en las casas en formade videoconsola.

En Zaragoza, a principios de losaños60,existían lossalonesdefut-bolines. En el Coso Bajo estaba LeMans,unlocalquedisponíadeunagranpistadeautomovilismohechade madera. «Era preciosa», co-menta uno de los propietarios delos extintos recreativos Monza.«Poco a poco, en la zona del Tubo,surgieron espacios que incluíanmesasdebillar.Después,asistimosa la primera revolución con la lle-gada de las ‘pinball’. Pero el ‘boom’fue laaparicióndelasmáquinasdepantalla con los primeros juegosde conducción y disparos», re-cuerda. Por aquel entonces, la fielclientela de este tipo de negociosandaba entre los 7 y los 18 años.«Loschicosaccedíanaalgoquenohabían vivido nunca –recuerda elempresario–.Lagentesevolvía lo-ca con las ‘maquinetas’ porqueeran la novedad».

Traer a Zaragoza los juegos máspopulares no era sencillo. Los res-ponsables de los salones acudían aMadrid y Barcelona para visitardistintas ferias y proveedores. Elobjetivo era saber cuál era el últi-mo grito en la meca del recreativo:Japón. «Es de los pocos sitios don-de sobrevive el negocio. La gentesale de trabajar y tiene la costum-bre de echar unas partidas paracombatir el estrés –explica Eduar-do Mena, profesor en la escuela deIngenieria del campus Río Ebro–.Los japoneses tienen ese concep-to. Van solos y juegan solos».

La evolución de las videoconso-las domésticas marcó el final de laépoca dorada de recreativos. «Enun primer momento, pudieronconvivir. La calidad de las máqui-nas de los salones era muy supe-rior. Pero cambiaron las tornas.Comparas un juego de antes conuno nuevo y te das cuenta de queha cambiado hasta la mecánica–indica Mena–. En los recreativosera imposible ‘sobrevivir’ más de

Eduardo Mena en el almacén de RetroAcción, asociación de aficionados a la informática clásica. ASIER ALCORTA

Videojuegos l Los salones fueron muy populares entre los zaragozanos. «La gente se volvía loca con las ‘maqui-netas’». Aunque hoy han perdido su fuerza, muchos prefieren aún escuchar el sonido de la moneda al caer. El valorsentimental ha revalorizado aquellas viejas diversiones

EMULADORES

EL ‘TUNING’ PARA RESCATAR JUEGOS DEL PASADOPara volver a disfrutar de unvideojuego antiguo no es es-trictamente necesario contarcon la máquina original. Exis-ten programas informáticosque permiten reproducirlosen soportes actuales. «Unemulador es un software quees capaz de rescatar los juegos(programas) de una forma fiel.En este caso, se conservan loselementos gráficos, los soni-

dos y las melodías», explicaEduardo Mena, tesorero de laasociación RetroAcción.Esta solución permite a losaficionados de la informáticaclásica ir un paso más allá a lahora de experimentar las sen-saciones que produce un vi-deojuego con más de 20 años.«Hay quien se limita a jugaren el ordenador, pero hayotras posibilidades más creati-

vas. Por ejemplo, existen má-quinas de ‘pinball’ artesanales.Se fabrica el mueble y se colo-ca encima una pantalla planaque reproduce el escenariodel juego. Incluso se puedemodificar para que haya queechar una moneda para co-menzar la partida. Para mí, esuna combinación perfecta en-tre lo clásico y lo moderno»,concluye Mena. C. G. C.

unminuto.Echabas lamoneda,pe-ro no te planteabas llegar al final.Ahorasehacen juegosque ‘engan-chan’.Laspartidassonlargasyaca-bas pasándotelos en tres días».

Informática clásicaPese a todo, sigue habiendo ena-morados de aquellos tiempos. Lainquietud por la informática clási-ca llevó a varios jóvenes de Zara-goza, Madrid, San Sebastián y Bil-bao a fundar RetroAcción, a la quepertenecetambiénEduardoMena.

Esta organización, que cuenta conel apoyo de la Universidad de Za-ragoza, trata de «refrescar el pasa-doparavalorarelbrillantepresen-te de la industria del videojuego».Para cumplir este objetivo, desa-rrollandistintasactividades,comoexposiciones, talleres y conferen-cias.

Uno de los proyectos más im-portantes que han puesto en mar-cha es RetroMañía, un encuentroque tiene lugar durante la Semanade la Ingeniería y la Arquitectura

de la Universidad de Zaragoza.«Además de charlas, habilitamosun espacio donde los visitantespueden disfrutar de juegos clási-cos»,señalaMena.Deaccesolibre,la edición de este año se celebrarádel 5 al 9 de noviembre.

El valor sentimental, unido a ladificultad por encontrar materialen buen estado, hace que existanauténticas joyas en lo que a video-juegos y maquinas recreativas serefiere. «Hay cosas que valen sudinero. Una máquina de ‘pinball’,

por ejemplo, no baja de 2.000 eu-ros. En internet se vende de todo,pero piden demasiado. En Re-troAccióncomenzamosconlasco-lecciones personales. Fuimos co-rriendolavozpornuestroentornoylagentenosdaba loqueteníaporcasa. Aunque estuviera roto, nospodía servir, porque de ‘dos me-dios’ sacábamos un ‘entero’ –re-cuerdaMena–.Ahoranosconocenen más y nos llega más material.¡Casi ni nos cabe en el almacén!».

Pero, ¿quétienenaquellosviejosjuegos para que sigan interesandohoy día? Mena lo tiene claro. «Escuestióndedistinguirentre lasco-sasbuenasylascosasmalas.Comoenlamúsica. ¿Porquésesiguenes-cuchando canciones de hace 30años? Con los videojuegos pasa lomismo. Pac-Man (el comecocos)conquista todavía por que es ge-nial. Si hubiese sido un bodrio na-die se acordaría de él».

Futbolín: el último supervivienteCuriosamente, el gran supervi-viente de los salones recreativosno lleva incorporadoniunsoloca-ble en su estructura. Ni se enchu-fa,ni tiene luces.«El futbolínsiem-pre ha sido un seguro de vida paralos operadores», asegura Juan Isi-dro Gotor, socio mayoritario deFutbolines Val. Su empresa, locali-zada en el Burgo de Ebro, llevaabierta desde mediados del siglopasadoyproducedeformaartesa-nal entre 300 y 400 unidades alaño. «Aunque vendemos variosmodelos,elmássolicitadoeselclá-sico, el de toda la vida» afirma. Elprecio de una mesa nueva es de1.300 euros, aunque también losvenden de segunda mano por lamitad.

Entresusclientes,Gotordice te-nerlos de todo tipo. «Nos hacenencargos los salones recreativos,bares, peñas, colegios, facultadesde la universidad y particulares».Entre estos últimos, cuentan conmás de un jugador de fútbol profe-sional. «El último que nos compróuno fue Fernando Llorente, quenos pidió que se lo enviáramos acasa». Y es que los clientes de Fut-bolines Val no están solo en Espa-ña. «También hemos hecho mesasparaEstadosUnidosyotrospaísesde Europa, África y Asia. Inclusohemosenviadounoa las tropases-pañolas en Afganistán», indica eldueño de la empresa.

ParaJuanIsidroGotor, loqueha-ce diferente al futbolín es que «seasocia inmediatamente con losamigos. No es tanto el juego en sí.Son los buenos momentos quecomparten laspersonasal rededorde él. Los padres transmiten a sushijos lo bueno de la vida. Por eso,no tengo dudas que en los futboli-nesquesalenhoydela fábricaaca-barán jugando partidas varias ge-neracionesdeunamismafamilia».

CARLOS GRACIA CANCER