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Animación salesiana comunitaria 286 Verano 2009 Verano, veranete Cuando estas páginas lleguen a vuestras manos ya estare- mos respirando verano y con él el cambio de ritmo, con la diná- mica y actividades propias de este tiempo. En bastantes lugares un curso escolar, por tanto, está a punto de concluir. En otros, en plataformas sociales, todavía hay un mes por delante antes de llegar al tiempo del descanso. En todos, han sido muchos los acontecimientos que se nos ha dado el vivir, tan- to a nivel personal como comunitario, familiar, social, educativo, etc. Todos ellos, seguro, van dejando huella en nuestras vidas, huella de servicio, de entrega, de búsqueda, de sentido. Bueno es recordarlos, gozarlos y agradecerlos. Si quisiéramos buscar un hilo conductor a todas estas expe- riencias vividas podríamos hacerlo con las palabras «presencia- compañía». Nos sentimos enviados a acompañar y a dejarnos acompañar por tantas personas con quienes compartimos el día a día y con quienes vamos haciendo realidad el Proyecto que se nos ha confiado que no es otro que el de vivir, vivir en profun- didad, vivir gustando el momento y el día que tenemos entre manos. Y bien sabemos que sólo hay una manera de vivir a fondo que es la de servir. Si, tiempo de verano, tiempo de descanso, tiempo de tejer relaciones, tiempo de silencio, tiempo de escucha, tiempo de familia, tiempo de jóvenes. Tiempo de recargar pilas para seguir caminando con la certeza absoluta de que el Señor-Jesús no falta nunca a la cita. ¡FELIZ VERANO! Lourdes Ruiz de Gauna, FMA ¡Descansad un poco! Editorial

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Verano, veranete Verano 2009 Animación salesiana comunitaria Lourdes Ruiz de Gauna, FMA ¡FELIZ VERANO!

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Animación salesiana comunitaria

286Verano 2009

Verano, veranete

Cuando estas páginas lleguen a vuestras manos ya estare-mos respirando verano y con él el cambio de ritmo, con la diná-mica y actividades propias de este tiempo.

En bastantes lugares un curso escolar, por tanto, está a punto de concluir. En otros, en plataformas sociales, todavía hay un mes por delante antes de llegar al tiempo del descanso. En todos, han sido muchos los acontecimientos que se nos ha dado el vivir, tan-to a nivel personal como comunitario, familiar, social, educativo, etc. Todos ellos, seguro, van dejando huella en nuestras vidas, huella de servicio, de entrega, de búsqueda, de sentido. Bueno es recordarlos, gozarlos y agradecerlos.

Si quisiéramos buscar un hilo conductor a todas estas expe-riencias vividas podríamos hacerlo con las palabras «presencia-compañía». Nos sentimos enviados a acompañar y a dejarnos acompañar por tantas personas con quienes compartimos el día a día y con quienes vamos haciendo realidad el Proyecto que se nos ha confi ado que no es otro que el de vivir, vivir en profun-didad, vivir gustando el momento y el día que tenemos entre manos. Y bien sabemos que sólo hay una manera de vivir a fondo que es la de servir.

Si, tiempo de verano, tiempo de descanso, tiempo de tejer relaciones, tiempo de silencio, tiempo de escucha, tiempo de familia, tiempo de jóvenes. Tiempo de recargar pilas para seguir caminando con la certeza absoluta de que el Señor-Jesús no falta nunca a la cita.

¡FELIZ VERANO!

Lourdes Ruiz de Gauna, FMA¡Des

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n poc

o! Editorial

Verano 2009 • 286 • página 2

Editorial

Para recordar… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Las relaciones nos hacen... · Rafel Gasol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4Vivir la tristeza

Centrados en la Palabra (Lectio Divina) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Dar la vida con el Evangelio en el corazón

Tiempo para la interioridad (Retiro) · MiGuel a. Calavia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13Evaluando nuestro proyecto de vida al acabar un curso...

Un camino de ida y vuelta: Educación - Evangelización · MiGuel a. Calavia . . . . . . 18La tarea pastoral desde la perspectiva educativa de la evangelización

Atentos a la vida de los jóvenes · MaRia del MaR GalCeRán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23On habita alló extraordinari?

¿Somos de esta cultura? · alexandRe daMians . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25¿Real o virtual? La física cambiará nuestra vida

Dios, Padre y Madre · Maje YaGües . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31«Entrar sin llamar» Una mirada en femenino de la acogida incondicional

Al habla con… · CaRMe Canadell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33Comienza La llavor, un nuevo proyecto para la integración y la acogida

Informados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

ÍNDICE

Verano 2009 • 286 • página 3

2008 - 2017 Decenio para la Erradicación de la Pobreza 2001 – 2010 Decenio internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños delmundo2003 – 2012 Decenio de las Naciones Unidas para la alfebetización: educación para todos2005 –2014 Decenio de las Naciones Unidas para la educación para el Desarrollo Sostenible2009 Año Internacional del Aprendizaje sobre los Derechos Humanos Año Internacional de la Reconciliación 150 Aniversario de la Congregación Salesiana

AGOSTO02 Beato Augusto Czartoryski, sacerdote

12 Día internacional de la juventud

26 Beato Ceferino Namuncurá, joven

31 Día internacional de la solidaridad

SEPTIEMBRE21 Día internacional por la paz

22 Beato José Calasanz y Enrico Saiz Aparicio, sacerdotes,

y 93 compañeros mártires

OCTUBRE05 Beato Alberto Marvelli

05 Día Mundial de los Docentes

11 Jornada Mundial para la Evangelización de los Pueblos (DOMUND)

12 Nuestra Señora del Pilar

13 Beata Alejandrina da Costa

PARA RECORDAR…

Verano 2009 • 286 • página 4

En diciembre del 2008, iniciamos esta se-rie de artículos de Ventall invitando a «acti-var un constante proceso de toma de con-ciencia de las propias emociones y las de los demás» para facilitar «una vida más sana que neurótica».

El último artículo se centró en la envidia. Hoy nos detendremos en la tristeza

¿Qué podemos decir de ella?

La tristeza , al igual que el resto de las emociones primarias del ser humano, (la alegría, el miedo, la ira, el asco y la sorpre-sa) forma parte del repertorio emocional del que disponemos. Constituye una experien-cia universal1 asociada a las vivencias de pérdidas, reales o imaginarias. Por ello, el duelo constituye la situación más fácilmen-te asociada con esta emoción. Cuando se convierte en un estado afectivo persistente puede ser una expresión de un proceso de enfermedad, como es el caso de los trastor-nos depresivos2.

Las personas usamos diversos términos para referirnos a esta emoción (melancolía, nostalgia, desconsuelo, descorazonamien-to, consternación, desesperanza, depre-sión, pena, aflicción, amargura, pesadum-bre, pesar, quebranto, tribulación, desdicha), pero en realidad muchos de los anteriores son estados anímicos que tienen que ver con la experiencia interna del sujeto, y to-dos van acompañados de la tristeza como

1 Es importante diferenciar la tristeza como emoción, de los estados o trastorno depresivos, debido a que la triste-za hace parte del cuadro clínico de muchos trastornos del estado de ánimo, de enfermedades médicas o efectos ad-versos de medicamentos o del uso de sustancias (alcohol o anfetaminas).

2 Resulta indispensable diferenciar la tristeza (como emo-ción) de los estados depresivos, en los cuales la tristeza tiende a prolongarse en el tiempo, a afectar el desempeño en la vida diaria y a acompañarse de otro tipo de síntomas tanto mentales como físicos.

emoción predominante. Muchas personas describen estos estados, como «procesos del alma», utilizando diversas metáforas «me siento como en un pozo», «todo lo veo gris»…

Con la tristeza, aparecen manifestacio-nes en distintas esferas del individuo:

— Se dan alteraciones del apetito y del sueño (con aumento de los mismos o dis-minución). — Se refleja en el rostro el abatimiento, el desánimo, una menor expresión facial, la tendencia al llanto. — Hay mayor tendencia a la quietud o a la lentificación, y desinterés en las activida-des habitualmente importantes. — A nivel cognitivo se caracteriza por pre-sencia de desesperanza (pesimismo en el futuro), minusvalía (sentirse inferior a los demás), elementos de culpa irracional, falta de fe en sí mismo, en la vida, en los demás. — Las vivencias del presente se vuelven sombrías y de la misma manera la me-moria de los eventos del pasado tiende a volverse selectiva hacia acontecimientos negativos, lo cual retroalimenta persisten-temente la visión del presente. — La memoria reciente se ve afectada para las tareas diarias, pero en general se tienden a evocar con más facilidad los recuerdos desagradables y molestos, al igual que una mayor focalización en los eventos negativos del presente. — En general disminuye la atención a lo que sucede alrededor, con tendencia al aislamiento y crece la tendencia a la au-tocontemplación de sus impresiones y vivencias.Con frecuencia, la tristeza se mezcla con

otros sentimientos: el enfado, la furia, la cul-pa, ajena o propia... (Véase el cuento final).

LAS RELACIONES ME HACEN… Rafel Gasol, sDB

Vivir la tristeza

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¿Estar triste es algo normal?

Estar triste de vez en cuando es algo com-pletamente normal. Incluso en personas adultas. También en religiosos y religiosas. En último término, la tristeza es la primera emoción que aparece cuando nuestras in-tenciones internas no se encuentran en la misma dirección de los pasos que damos en la vida cotidiana.

Hay muchos motivos, comunes a la expe-riencia de todos los seres humanos3, por los que una persona puede sentirse triste. Se-ñalo algunos que he podido ver en nuestras comunidades religiosas:

— Uno/a no siempre consigue lo que se desea con todas las fuerzas. Y nos sucede en todos los campos: laboralmente, en la misión, en el acierto en desempeñar las responsabilidades asignadas…— Se echa de menos a alguien. Tanto en el terreno afectivo como en el profesional, podemos notar la ausencia de personas que nos dan confianza, certeza, seguri-dad… Y sentimos que nos llena el vacío…— Una persona que nos cae muy bien no quiere nuestra relación y eso duele. A ve-ces, también los adultos vivimos pendien-tes de que nos digan «¡Qué bien lo hicis-te! o ¡Qué importante eres en mi vida!». Reconociendo la inmadurez o la madurez de la expectativa, con frecuencia nos acompaña el silencio…— Quizás la edad, el padecer una enfer-medad o un trastorno nos impide hacer las cosas que nos gustaría o nos hace sentir diferentes de los demás. Ni siquie-ra en la vida religiosa es fácil aceptar que pasa el tiempo, que somos alguien más

3 La frustración, la nostalgia, el sentirse rechazado, sen-timientos de impotencia o de pérdida de capacidades, pérdidas afectivas, sentimientos de inferioridad o de que nuestra autoimagen dependa permanentemente de la va-loración que otros nos dan, decepciones….

que nuestro trabajo, que es bueno dejar paso a otras generaciones para que asu-man responsabilidades. Vivir «ningunea-dos» nos hunde…— La tensión y los conflictos en las rela-ciones importantes o la ruptura de una re-lación. Nos gustaría estar bien con todos; sería fantástico que todos estuvieran bien con nosotros… Sin embargo, el día a día (se meten conmigo, recibo presiones para que haga lo que hace la mayoría del gru-po sin que yo lo vea claro, me falta apoyo cuando necesito ayuda, pasan de mi apor-tación y opinión en las actividades comuni-tarias …) está lleno de hipersensibilidades y razones para generar pequeños conflic-tos que solemos asumir y metabolizar con madurez. Peor lo pasamos cuando se rom-pe algo importante con personas a quienes queremos de verdad y no sabemos cómo arreglarlo…— Las pequeñas y/o grandes decepcio-nes (la derrota del partido que votamos en política o al que seguimos en fútbol, los comentarios negativos de la gente de la comunidad o de fuera ante una de nues-tras actuaciones, la no recepción de una invitación a una fiesta o a un acto público que ansiábamos) también pueden poner-nos tristes.

¿Puedo aprender algo de la tristeza?

La tristeza, nos motiva hacia una nueva reintegración personal. Generalmente de-trás esta emoción, se plantea una necesi-dad, ya sea de cambio, de adaptación, de reconocimiento, de comprender o integrar una nueva situación… Muchas veces esto viene de una experiencia concreta del pre-sente o de la necesidad de reparar una vi-sión del pasado que se reedita en la vida actual.

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Veamos algunos aprendizajes posibles: La tristeza• nos hace contactar, en carne propia, con la dureza de la vida. Nos hace aprender que las personas no vivimos en un mundo de fantasías edulcoradas. El principio de la realidad nos hace más humanos.• tiene un carácter preventivo: nos ense-ña a evitar las situaciones que la provocan y los comportamientos que la disparan.• nos hace aceptar las cosas que no po-demos cambiar (una decepción, una di-ficultad insalvable, la muerte de un ser querido) y nos ayuda a sentir el dolor de la pérdida• nos puede proteger momentáneamente de la agresividad de los demás cuando es-tamos en conflicto con ellos• nos ayuda a generar empatía y simpatía por la tristeza de otras personas, y agra-decimiento por el apoyo recibido• nos permite aceptar que no somos res-ponsables de los sentimientos negativos de los demás y que podemos responsa-bilizarnos de cada uno de nuestros senti-mientos.Concluyendo: podemos vivir la tristeza

como una etapa natural de recuperación después de una pérdida que nos permite aprender sobre el mundo, los demás y so-bre nosotros mismos. Lamentablemente, demasiadas veces la vivimos como aquella emoción que está «fuera de sitio». Si lo-gramos hacer una lectura adecuada, puede llevar a procesos de reflexión y diálogo sin-cero, para reconducir nuestros esfuerzos y propósitos de una manera más armónica y coherente.

Recursos para vivir los momentos de tristeza

Necesitamos estar solos con nuestra tristeza. Aceptarla es acogerla como una

emoción inevitable que me ofrece pis-tas para evitar los errores cometidos y me hace más comprensivo ante las de-bilidades y grandezas comunes a todos los seres humanos. Ya Voltaire decía que «la tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo».

Continuar haciendo mis actividades habi-tuales me hará no replegarme o permanecer inactivo: Me conviene salir de la madrigue-ra de mi autocomplacencia. Por ello, vale la pena apostar por aquellas actividades o rela-ciones que me han sido satisfactorias, a pe-sar de no sentirlas tan sensiblemente como en otras ocasiones

Suele ser bueno hablar a alguien de mi en-torno que me pueda comprender de aquello que me está pasando. Su empatía puede ponerme en camino de Autoaceptación. Muchas veces, se supera la tristeza sin las palabras del oyente; su cercanía y escucha ya son terapéuticas.

Vale la pena consultar a algún experto cuando la situación se alarga demasiado. Todos necesitamos ayuda y, en ocasiones, hemos de pedir ayuda especializada. Suelo decir que «No se acude al gimnasio porque se está mal... Se va a él porque se quiere es-tar en forma!»... Pues lo mismo con la ayuda psicológica.

Llorar no es mal método para sentirse mejor. Aguantar las lágrimas suele ser sinó-nimo de retener internamente el dolor que se siente. (Claro que algunos aún pregun-tan: «Pero, ¿cómo? ¿Los hombres también lloran?»)

Es indispensable en el proceso de elimi-nar el sufrimiento innecesario el aprender a diferenciar4 nuestra tristeza saludable (como

4 Conviene diferenciar los sentimientos negativos saluda-bles (la cautela, la preocupación, la congoja, la vigilancia) de los enfermizos (la ansiedad, el nerviosismo y el pánico). Los primeros nos hacen más conscientes de procesos internos y de nuestros recursos ante situaciones exter-nas. Los segundos nos muestran carencias o elementos

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elemento de sensibilidad), de aquella que se perpetúa.

¿Puedo ayudar a curar la tristeza de otros?

Puedo acoger a otros con todo lo que me traigan cuando puedo escuchar mis propias señales, cuando me acojo con mis posibili-dades integrales como ser humano, cuando apuesto por un estado de libertad interior…

Puedo acoger a otros si estoy dispuesto a respetar sus tiempos y su libertad para decidir sobre sus situaciones y ayudarle a encontrar sus propias respuestas…más allá del juicio, de mi manera de ver, de los fina-les preestablecidos.

Puedo intervenir si me acompaña esta convicción profunda: Ni soy Superman ni puedo ser el Salvador de una persona que no quiere salir de su situación de hundimiento.

Si considero oportuno intervenir, pues, he de disponer de tiempo para acoger a la per-sona para ayudarle a sentir, a verbalizar sus si-tuaciones y formular sus posibles soluciones.

¿Qué hacer?

personales que necesitan ser vistos; son una radiografía del punto en el cual nos encontramos a nivel interior. Bien aprovechados nos puede llevar a elementos de libertad y de integración.

— Escuchar el sufrimiento ajeno, sin pala-bras ni interrupciones— Acoger, sin enjuiciar, los sentimientos que la persona tiene dentro— Acoger, de entrada y sin enjuiciar, los por qué de la persona, sin intentar con-vencerla con razones diversasLlegados a este punto, — Puedo tratar de verbalizar y hacer devo-lución del dolor que capto en la otra per-sona, acogiendo los matices o correccio-nes que desee hacerme— Preguntar qué pasos está dispuesta a dar la persona para superar su situación. (Atención: lo que ella puede y quiere ha-cer. ¡No los consejitos que a mí se me ocurren!)— Acompañar estos pasos, acogiendo los sucesivos sentimientos y razonamientos que desee aportarme. Importante:— Conviene que este acompañamiento sea acordado entre las dos personas. Ni es una persecución fruto de mi preocupa-ción por el otro, ni algo que hago cuando a mi me apetece... — Es imprescindible aceptar que la perso-na que lo está pasando mal, me diga que ya no le interesa mi acompañamiento.

Un cuento para acabar: La Tristeza y la Furia («Cuentos para pensar» de Jorge Bucay)

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hom-bres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino mágico, donde las cosas no tangi-bles, se vuelven concretas... Había una vez... un estanque maravilloso.

Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores

existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...

Hasta ese estanque mágico y transparen-te se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.

La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida, sin saber por qué, se bañó rá-pidamente, y más rápidamente aún, salió del agua...

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Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la pri-mera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.Muy calma y muy serena, dispuesta como

siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apu-ro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo, como es su costumbre), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos da-mos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en reali-dad... está escondida la tristeza.

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Oración inicial

Señor Jesucristo, nos has dado tu vida;

no debemos escatimar la nuestra con un egoísmo

estéril.

Gastar la vida es trabajar por los demás

aunque no recibas recompensa;

Hacer un favor a quien no te lo va a devolver;

gastar la vida es lanzarse incluso al fracaso,

sin falsa prudencia;

es como quemar la nave en bien del prójimo.

Somos como antorchas

que sólo tienen sentido cuando queman;

sólo entonces seremos luz.

(Luís Espinal)

1. Lectura

Nunca nos presentamos, bien lo sabéis, con palabras engañosas, ni con pretextos de codicia: Dios es testigo. Tampoco bus-camos gloria humana, ni de vosotros ni de nadie.7aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo. Al contrario, nos mostramos amables con vosotros, como una madre que cuida con cariño de sus hijos. Es tan grande nuestro afecto por vosotros que queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a ser muy queridos.Pues ya recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie os proclama-mos el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos y Dios también de cómo nos comportamos con vosotros, los creyen-tes, de manera santa, justa e irreprocha-ble. Sabéis que así como un padre trata a sus hijos, os exhortábamos, animábamos y urgíamos a cada uno de vosotros a vi-

vir una vida digna de Dios que os llama a su Reino y a su gloria. Por nuestra par-te, damos continuamente gracias a Dios, porque cuando recibisteis la Palabra de Dios que os anunciamos, la acogisteis no como palabra humana, sino como lo que es en realidad: palabra de Dios, que actúa eficazmente en vosotros, los creyentes. (1Te 2,5-13)

2. Comentario bíblico

La primera carta de PaBlo a los cristianos de la ciudad de Tesalónica es el escrito más antiguo de todos los que forman el Nuevo Testamento. PaBlo la escribe durante su pri-mera estancia en Corinto a finales del año 49 o a inicios del 50. PaBlo guarda un buen recuerdo de los tesalonicenses con quie-nes ha convivido algunas semanas mientras fundaba la comunidad. Al marchar silas y Ti-moTeo como encargados de consolidar la co-munidad hasta su regreso a Corinto, llegan las críticas de que PaBlo es un aprovechado porque vive a expensas de sus comunida-des. Él se defiende.

En primer lugar, pone a Dios por testigo de que no ha actuado, ni él ni sus colabora-dores, por avaricia o adulación, o a la caza de honores humanos (cf. v. 5-6). Para no ser una carga a los tesalonicenses, trabajaron para ganarse el sustento y el alojamiento en la ciudad (cf. v. 9). Su conducta ha sido irre-prensible y ellos lo saben y, por lo tanto, no puede hacer caso de críticas injustificadas (cf. v. 10).

En segundo lugar, contrastaba la autori-dad apostólica que PaBlo podía haber ejer-cido sobre la comunidad (cf. v. 7a), con su actuación real que compara a la de una ma-dre y a la de un padre. El apóstol utiliza la

LECTIO DIVINA

Centrados en la Palabra: dar la vida con el Evangelio en el corazón

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imagen de la madre para expresar la vertien-te afectuosa de la donación desinteresada que tiene la labor apostólica (cf. v. 7b-8). Y la imagen del padre (cf. v. 11-12) le sirve para expresar la vertiente educativa más exigen-te de la tarea apostólica.

Finalmente la misma actitud de los tesa-lonicenses resulta un testimonio a favor del apostolado de PaBlo, en contra de sus de-tractores (cf. v. 13): ellos han sabido acoger el anuncio de la predicación (de la «palabra de Dios», dice PaBlo) no como palabras u opiniones humanas, sino como auténtica palabra de Dios que transforma la vida de los creyentes. La vida nueva de los cristia-nos de Tesalónica avala la tarea apostólica de PaBlo y de su equipo.

3. Meditación

PaBlo es un apóstol intrépido. Después de los hechos de Filipos (cf. Hch 16, 19-24), no se detiene ni se desanima sino que sigue anunciando el Evangelio de Cristo. Experi-menta en su interior la fuerza de Dios que le anima a ir a Tesalónica y a seguir predicando en la sinagoga de los judíos. Considera que Dios le ha demostrado su total confianza en proclamar el Evangelio de Jesucristo. PaBlo sólo quiere complacer a este Dios concreto y no a ningún hombre o grupo humano. Sólo a Dios rendirá cuentas porque es El quien le conoce en profundidad (cf. Ap 2,23). Es por esto por lo que no quiere contentar a los judeocristianos, obligando a los paganos a cumplir la Ley. A PaBlo sólo le interesa servir a Cristo que no puede quedar como ampu-tado por mero interés humano.

PaBlo es libre. No necesita ni favores ni dinero. Tiene la ventaja de haber trabajado y, por lo tanto, nadie lo puede acusar de convertir el apostolado en un modus viven-di. Pero a su vez, por parte de PaBlo hay al-guna cosa más que no ser una carga para los tesalonicenses: su trabajo manual le ha

permitido poder ofrecer gratis el Evangelio (cf. 1Co 9,18), como un don de Dios. Pablo quiere distinguirse de los filósofos y orado-res ambulantes de su tiempo, que caían en la adulación para captar más oyentes; y si no eran portadores de engaño o de intenciones poco rectas, se dejaban llevar por la avaricia y por el deseo de gloria humana. PaBlo bus-ca la gloria de Dios por encima de todas las cosas, y solamente de El espera la recom-pensa. Quiere asemejarse al Buen Pastor, no como el asalariado que trabaja a horas convenidas, sin exponerse a peligro alguno, evitando riesgos y transmitiendo un mensa-je que no le es propio. El apóstol de Cristo se comporta como el Buen Pastor: no aban-dona, no huye del peligro, no dispersa, no se aprovecha de la vida de las ovejas, sino que da la vida por ellas, etc. (cf. Jn 10,11-16). PaBlo piensa no sólo en el mensaje, sino también en las personas concretas que tie-ne delante y en las que se encuentran lejos.

PaBlo muestra su enorme afecto a los te-salonicenses, como lo muestra también a otras comunidades (cf. 1Co 4,14; 2Co 11,28-29; Gal 4,19). Un afecto que le lleva a entre-garse a ellos y a no ser un mero transmisor de la Palabra de Dios, sino sobre todo a dar testimonio del Evangelio con la propia vida. Les ama tan entrañablemente, que su en-trega no tiene límites. El afecto de PaBlo es un sentimiento total y completo: como el de una madre que alimenta a la comunidad con el alimento que necesita en su momento oportuno: la leche, en el tiempo de iniciación; alimento sólido, cuando ya es comunidad y, por tanto, capaz de digerirlo (cf. 1Co 3,2-3). Su afecto por la comunidad de Tesalónica es como la de un padre que exhorta, conforta y exige que tenga una conducta digna de Dios que los llama a su Reino.

Finalmente, PaBlo da gracias porque la comunidad de Tesalónica ha sido consciente de que, al recibir la predicación del apóstol,

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recibía también la misma Palabra de Dios ca-paz de transformar interiormente a las per-sonas.

4. Contemplación

Es el paso de la consideración de los valo-res descubiertos durante la meditación a la adoración de la persona de Jesús. El reúne todos los valores, los sintetiza, los expresa y los revela. El centro y la referencia de la contemplación es siempre la persona de Je-sús, revelador del Padre y dador del Espíri-tu. Adoras y amas a la Trinidad, te ofreces, pides perdón, alabas la grandeza de Dios, intercedes por tu misma pobreza y pecado, por el mundo, por tu gente, por las comuni-dades cristianas, por la Iglesia.

La contemplación es, pues, en parte, un ejercicio activo, adorador, amante, y en par-te, un ejercicio pasivo, espacio de entrega al Espíritu de Cristo para que adore, alabe y glorifique al Padre en nosotros.

— Contempla al Padre, que te ha esco-gido para anunciar el evangelio incluso en medio de las dificultades y en tiempos difíciles. Dale gracias por la fortaleza y la constancia que te ha otorgado. Contem-pla a Dios, manifestado como padre y ma-dre en la Escritura, sobre todo en los sal-mos y en los profetas. Pide fuerza, valor, para ser más coherente, viviendo de una manera digna del Evangelio, sin buscar compensaciones ni reconocimientos.— Contempla al Hijo, Jesucristo, el Evangelio de Dios. PaBlo, apóstol de este Evangelio está dispuesto a darlo todo por el bien de los hermanos. Jesucristo, Evan-gelio de Dios, Palabra que actúa eficaz-mente en ti y en los creyentes a los que tú acompañas. Jesucristo, Buen Pastor, que arriesga su vida por las ovejas sin abando-narlas en los momentos de peligro. Jesu-cristo, Puerta de salvación, que respeta la libertad de las ovejas (cf. Jn 10,7-10).

— Contempla al Espíritu de fortaleza, que te ha hecho sentir el deseo de poner tu vida a disposición de los hermanos. Es-píritu de ternura que te asocia a su fun-ción materna de engendrar nuevos hijos e hijas a la fe. Espíritu como hogar recon-fortable que congrega en comunidad a los que descubren y siguen a Jesús e inflama sus corazones para anunciarlo como a Re-sucitado.

5. Una mirada a tu alrededor

Hemos de adoptar la fidelidad al Evangelio

como criterio de eficacia de nuestra presen-

cia y no el reconocimiento que esperamos

de los destinatarios (CG 26, 31). Una evan-

gelización renovada nos compromete a pre-

parar, con creatividad y audacia, itinerarios

diversificados para conducir a los jóvenes al

encuentro personal con Cristo, a fin de que

maduren su voluntad de seguirlo y lleguen

a ser apóstoles del Evangelio, constructores

de un mundo nuevo (CG 26, 24).

La expresión de PaBlo «¡tanto que os ha-bías dejado amar!» nos hace pensar en la pedagogía del amor por el testimonio de Je-sucristo, que se da, acoge, defiende a los sencillos y a los pecadores y proponiendo a los jóvenes los caminos del reino de Dios, a los más atrevidos y exigentes (cf. CG 23,12). El primer paso es eliminar distancias, hacer-nos cercanos a los jóvenes. También aquí Don Bosco es nuestro maestro. «Siento, queridos jóvenes, el peso de encontrarme lejos de vosotros: el no poderos ver ni es-cuchar me provoca una gran tristeza inima-ginable» (Carta de Roma, 1884). Buscaba a los jóvenes, iba por las calles y plazas; en-traba en las obras en construcción y en los lugares de trabajo. Se acercaba a ellos y los invitaba a ir a su oratorio. Este amor y los gestos que lo acompañaban no pertenecían sólo a su método pedagógico, sino que eran la expresión original de su fe en el Señor y

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de su voluntad de anunciar a Cristo a los jó-venes (CG 23, 97).

6. Para compartir

Podéis compartir con respeto, recogi-miento y sencillez todo aquello que habéis contemplado y las invitaciones que la mis-ma contemplación os ha sugerido.

¿Cuáles son las actitudes de PaBlo como evangelizador?

¿Qué invitaciones habéis escuchado?¿Optamos por la relación directa y cordial

(maternal y paternal al mismo tiempo) con los jóvenes, como medio privilegiado para testimoniar la Buena Nueva?

Nuestra acción pastoral ¿salvaguarda la integridad del anuncio y la gradualidad de la propuesta, con criterios de itinera-rio?

7. Acción de gracias

Dad cordialmente gracias al Padre por los frutos que la Palabra hace madurar en vosotros. Dios, a pesar de vuestra pequeñez, se ha fijado en vosotros y os ha elegido para compartir con Jesús su misión evangelizadora. Es El quien ha despertado en vosotros el deseo de vivir y de actuar según el Espíritu de Cristo.

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OraciónDios de todos lo que te buscan con sinceridad,

bendice nuestros deseos más profundos. Man-

tennos en el camino que nos conduce a ti. Acepta

nuestra gratitud por las veces que nos has bus-

cando y nos has invitado a reconocerte en la casa

de nuestro propio ser, de nuestra comunidad y de

los jóvenes.

Llénanos de valentía para revisar lo que hemos

hecho para dar calidad a nuestra vida religiosa,

a nuestra comunidad y a nuestra misión entre

los jóvenes. Amén.

Introducción

Vivir con mentalidad de proyecto ha contribuido sin duda a dar mayor calidad a nuestras comunidades, tanto a la vida comunitaria como a la misión. El proyec-to personal y comunitario nos ayuda a ser significativos, ser signo del Evangelio (sal, levadura, luz, semilla, etc.) en el ambiente en que vivimos.

Para Don Viganó se trataba de traducir en la práctica el proyecto evangélico de Don Bosco. Y para ello es importante:

• hacer signos y acciones que produzcan efectos reales; y éstos, a su vez, abran nuevas perspectivas de vida para los sa-lesianos. • y hacer una opción. No todas las obras y acciones hablan con idéntica intensidad ni con la misma claridad. Algunas obras responden a necesidades secundarias de los jóvenes, con un pequeño barniz edu-cativo o religioso, e incluso hay acciones que son mera expresión de hobbies per-sonales.En este horizonte hay que situar la im-

portancia y necesidad de vivir desde un

proyecto de vida, y evaluamos de vez en cuando. El final de un curso es buena oca-sión para ello.

1. Algunas motivaciones de un proyecto salesiano de vida

1 .1 . Motivaciones de orden antropológico

La persona es un ser dinámico que evolu-ciona constantemente, abierta hacia sí mis-mo, hacia los otros, hacia el Otro. Es impor-tante que revisemos aspectos importantes de esta apertura. En concreto:

• Si hemos vivido en actitud de búsqueda, caminando entre preguntas y respuestas. Superando dos peligros: instalarnos en una respuesta, dada ya como definitiva, que impide afrontar lo nuevo e imprevisi-ble; o quedarnos en la eterna pregunta, sin aceptar respuestas de nadie, cuestio-nando todo y a todos. • Si nos hemos pre-ocupado y ocupado de lo que es importante en la propia vida y la de los otros, y nos hemos comprometi-do de verdad; o más bien hemos «planea-do» sobre las personas y las situaciones. • Si hemos disfrutado en nuestra misión, dando creatividad a lo que hacemos; o hemos actuado por voluntarismo o mero cumplimiento.

1 .2 . Motivaciones de orden sociológico

En la evaluación de nuestro Proyecto per-sonal no podemos pasar por alto algunas mo-tivaciones de tipo sociológico. En concreto:

• Si somos conscientes del ritmo acelera-do de nuestra cultura, de sus interrogantes y retos a veces desconcertantes, y de las

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Evaluando nuestro proyecto de vida al acabar un curso...

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posibles respuestas en las que nos pode-mos implicar. • Si asumimos el pluralismo cultural, y el reto de adquirir un esqueleto de convicciones y valores, que alimenten una conciencia crítica para interpretar y valorar lo que nos rodea. • Si estamos al tanto de la vida de los jó-venes, como parte importante de esta so-ciedad, que nos invitan constantemente a lo nuevo e imprevisible.

1 .3 . Motivaciones de orden teológico

La vida cristiana es camino, seguimien-to de Cristo. La gratuidad de la salvación ofrecida por Dios en Cristo y la acción del Espíritu nos invitan constantemente a ser personas dinámicas que miran siempre hacia adelante. El cristiano está llamado a colaborar activa y libremente en este pro-ceso de configuración con Cristo. El Nuevo Testamento nos proporciona claves impor-tantes para la evaluación de estas motiva-ciones teológicas:

• Dios no responde al hombre de forma mágica; Dios se deja hallar, si el hombre llama, pide, busca (Mt 7, 7-8). • El crecimiento en la vida de fe depende de la calidad del terreno, de nuestra dis-posición personal (Parábola del Sembra-dor: Mt 13, 3-9.18-23).• Quien recibe el don de la fe debe trabajar-la (Parábola de los Talentos: Mt 23, 14-30; Grano de mostaza: Mc 4, 30-32).• También podemos resistir al Espíritu (Hech 7, 51), echar en saco roto la salva-ción de Dios (2 Cor 6,1), apagar el Espíritu (1 Tes 5r, 19).

1 .4 . Motivaciones de vida religiosa consagrada

La opción que hemos hecho por la vida salesiana, da contenido específico a nuestra

Proyecto personal. Las Constituciones nos indican el horizonte y los aspectos concretos a tener en cuenta, con un denominador co-mún: Es necesario vivir desde un Proyecto para mantener legible y creíble el propio tes-timonio de vida en nuestra relación y trabajo con las personas y los jóvenes. Es bueno que nos preguntemos al final de un curso sobre:

• El nivel de claridad y credibilidad de nues-tra vida ante las personas con las que nos relacionamos.• El interés y preocupación por todo lo que se refiere al mundo juvenil.• El talante que manifestamos cuando ha-blamos o nos encontramos con la gente y las perspectivas que abrimos en sus vi-das.

2. Aspectos concretos que podemos revisar

En un Proyecto personal entran todas aquellas dimensiones, gracias las cuales nuestra vida tiene sentido: crecimiento per-sonal, relación con los otros, proyectos y realizaciones, compromiso con la sociedad y la cultura. Todo ello vivido desde Dios y desde el seguimiento de Cristo y para los jóvenes. Hay cinco aspectos concretos que evaluar.

2 .1 . Nivel de madurez humana

Es sabido que bastantes de las dificulta-des o conflictos de la vida comunitaria tie-nen su origen en la inmadurez de las per-sonas individuales. Por eso es necesario revisar con frecuencia el nivel de la propia madurez humana.

• Es importante revisar el grado de cono-cimiento de uno mismo (lo positivo y lo negativo). Una forma de comprobar este autoconocimiento consiste en nuestra ca-pacidad para responder, me pregunten o no, por:

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— Las propias ideas sobre lo que me rodea: concepción de la persona y de la historia. — Los propios sentimientos: hacia mí mismo y hacia los otros.— Las propias actitudes: hacia la co-munidad, en el trabajo que realizo.— Las valoraciones que hago de lo que sucede en mi vida y a mi alrede-dor. — Y en definitiva, cuál es el sentido de mi vida en este momento

• También el grado de aceptación perso-nal. Aceptarse no significa pactar con uno mismo, sino partir de lo que realmente somos, sin dobles ni racionalizaciones es-tériles, y cambiar aquellos aspectos que van en detrimento de la propia felicidad y la de los otros.Algunos aspectos concretos que pode-

mos revisar, por su incidencia en la vida per-sonal y comunitaria, serían los siguientes:

• El equilibrio físico. Un equilibrio que es fruto de la salud, sin manías u obsesiones; del trabajo más o menos gratificante; de la templanza, como control de las propias reacciones. Bastantes problemas pueden venir cuando no existe esta armonía cor-poral. • La madurez intelectual como capa-cidad de reflexión y de juicio. Sobre todo en una cultura con transformaciones y cambios tan rápidos, que a veces son fuente de desasosiego personal. Para no anclarse en soluciones para siempre, y afrontar críticamente lo nuevo; para dialo-gar, sin cerrarse, asumiendo que somos personas interdependientes; para distin-guir lo que es importante y permanente de lo cambiable. • Equilibrio y adaptación al ambiente. Es decir, capacidad de hacer opciones li-bres desde unos motivos auténticos e

interiorizados; procurando actuar por mo-tivos conscientes, integrados y armoniza-dos con las exigencias de la vida religiosa y comunitaria. Contribuyen a ello:

— La autonomía psicológica respec-to a toda rigidez, inhibición y movi-mientos impulsivos, poniendo todos los recursos al servicio del proyecto personal (autonomía interna); y como independencia de presiones ambien-tales, con capacidad para tomar de decisiones y emprender iniciativas (autonomía externa).— La libertad de espíritu, desde una percepción real del propio valer y de los límites, emociones, tendencias e impulsos propios.

• Capacidad de amor personal autén-tico. Para saber dar y darse con autenti-cidad y gratuidad; desde la verdad de las cosas, de las personas y de Dios. Este amor es presupuesto insustituible para madurar en las relaciones humanas; para emitir juicios respetuosos y objetivos so-bre las personas y los acontecimientos; y como rectitud de intención y voluntad para poner la vida al servicio de los demás en la sociedad y en la Iglesia.

2 .2 . La importancia y significado de los otros en nuestra vida

Otro apartado importante de nuestro Proyecto de vida son las relaciones con los otros (hermanos de comunidad, jóvenes, otras personas). Es importante revisar esta relación porque nuestro testimonio religioso es esencialmente comunitario. De nada sir-ve el apartado anterior, si mi presencia de-lante y entre los otros no es positiva; si se dan relaciones de dependencia o rebeliones de tipo infantil. En concreto:

• Mi capacidad de comunicación y diá-logo. En este campo hay que profundizar

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mucho más. Vale la pena preguntarnos desde qué niveles nos hemos comunica-do: desde los sentidos (nos vemos y nos oímos); desde las ideas, la más frecuen-te, dada nuestra educación libresca; des-de los sentimientos, valoraciones, sentido de vivir, vida de fe... Respecto al diálogo dentro de la comunidad: en qué medida mi forma de ser y actuar han favorecido o no un clima para la sinceridad y esponta-neidad de los demás. • Mi capacidad de entender el lenguaje y la cultura de nuestro tiempo y de los jóvenes. Ello supone: una sana preocupa-ción por lo sucede; capacidad de análisis y crítica constructiva; y cierto distancia-miento para poder realizar ambas. Y todo de forma adulta, es decir, sin pataleos o apologías trasnochadas.• Mi capacidad de colaboración y traba-jo, con las personas próximas y lejanas, sin intereses o agendas ocultas, como puede ser los deseos de manipulación o sacar provecho de ellas.

2 .3 . La vida cristiana

Puede parecer superfluo invitar a revisar este aspecto de nuestro Proyecto personal. La experiencia diaria nos dice que vale la pena, sobre todo para no perder el horizonte principal de nuestro ser y obrar.

Es bueno que nos preguntemos por la calidad de nuestra vivencia de fe, por nues-tra actitud continua de conversión hacia una mayor plenitud de vida. Si se insiste tanto hoy en día en vivir desde un Proyecto personal es por la constatación de que la vida comunitaria no significa casi nada si no existe antes o al mismo tiempo un plantea-miento del propio crecimiento en el segui-miento de Cristo.

Nunca hemos asistido a una preocupa-ción, tantas veces expresada en los últimos

documentos de la congregación y de la Igle-sia: dar mayor calidad y profundidad a nues-tra vida de fe. El motivo es claro: el secula-rismo va entrando poco a poco en nuestras vidas y comunidades; y las motivaciones de fe no siempre están presentes.

Algunos aspectos a tener en cuenta en esta revisión:

• El sentido de Dios: presente en la propia vida y en la historia, como Padre, fuente de seguridad y de esperanza. ¿Dios es una presencia operante en mi vida o se ha quedado con el correr de los años en un dato teórico, junto a otros, de nuestro bagaje cultural?• La docilidad al Espíritu: presente en la Iglesia, en el origen de la Congregación y en nuestra Familia salesiana.• El seguimiento de Cristo: que da senti-do a nuestra consagración religiosa y a la práctica de los consejos evangélicos. • Sentido de Iglesia: sintiéndome de ver-dad parte de ella, implicándome en sus virtudes y defectos, y colaborando para hacer realidad su carácter de signo/sacra-mento del Reino.• La devoción a María, madre y maestra de nuestra fe; y revisión frecuente de la orientación de esta devoción.

2 .4 . Identidad salesiana

Nuestra condición de salesianos nos lleva también a revisar los ejes-fuerza en torno a los cuales se desarrollan las ca-racterísticas principales de nuestro caris-ma y estilo salesianos. Entre estos ejes-fuerza, presentes en el proyecto vital de Don Bosco y de tantos salesianos, cabe destacar:

• La preocupación constante por conse-guir una personalidad rica en cualidades humanas. Si hemos sido llamados a en-tregar la vida por los jóvenes, que entre-

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guemos una vida plena, no acartonada o acomplejada.• La voluntad de poner toda mi perso-nalidad bajo el influjo del Espíritu y del Evangelio, para ser una persona espiri-tual, una persona que vive para el Rei-no. Algunas de nuestras reacciones y valoraciones demuestran que hay que aspectos y dimensiones de nuestra vida que han quedado al margen de los criterios evangélicos, y aparecen sola-mente como expresión de un carácter personal ya «domesticado», «pactado», o como sintonía con las líneas ideológi-cas de turno.• Finalmente, si mi vida y personalidad, al servicio del Reino, tienen carisma, capa-cidad de convocar a los que me rodean, para que caminen hacia Cristo, no para

que se queden en mi persona o en la ad-miración de mis cualidades.

2 .5 . Sentido y capacidad pastoral

Es importante que todo lo que hacemos esté presidido por este sentido pastoral. Eso supone, entre otras cosas, revisar:

• Si supero el nivel de las inclinaciones y preferencias naturales y sitúo mi vida en el plano de la vocación evangélica.• Si confronto esta experiencia en situacio-nes diversas, según el ambiente en que vivo. Hay situaciones que me piden unas capacidades pastorales diferentes, aun te-niendo el mismo sentido pastoral. ¡Van bien los cambios de comunidad y de actividad!• Si programo mi trabajo y actividades, se-ñalando objetivos y líneas de acción, y hago evaluación frecuente de todo lo que hago.

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La perspectiva educativa de la evangeli-zación pertenece al núcleo de nuestro ca-risma y pedagogía pastoral. Es un criterio pastoral que, ciertamente, sale paso de la problemática que encierra la tarea evange-lizadora y catequética en el actual contexto de secularización y de irrelevancia de la fe. Pero ésta no es la principal motivación, pues podría interpretarse como una cuestión co-yuntural, que una vez clarificado el panora-ma pastoral, se puede dejar de lado y volver a una evangelización tradicional, preocupada principalmente por el conocimiento de los contenidos teóricos de la fe cristiana.

Su justificación es más profunda: se enraíza en la interpretación y vivencia del Misterio de Cristo (Encarnación, Muerte y Resurrección), presente en la praxis de Don Bosco. En nues-tra pastoral salesiana hablamos de la perspec-tiva educativa de la evangelización, de la intima relación entre educación y evangelización, por fidelidad a la vida de nuestros destinatarios, y porque queremos ser fieles a Jesucristo y a su Evangelio, como buena noticia de salvación.

Desde esta relación estrecha entre edu-cación-evangelización, la pastoral salesiana parte de unos criterios, unos convencimien-tos que presiden cualquier acción educati-vo-evangelizadora. Me atrevo a señalar tres, indicando en cada uno la motivación antro-pológico-teológica y las consecuencias con-cretas en la tarea pastoral.

1. La acción pastoral se construye sobre la acogida y la relación personal

1 .1 . Motivación

La acogida incondicional y relación per-sonal es el primer criterio que debe ilumi-

nar nuestra pastoral juvenil. Los motivos de este criterio pastoral son dos en mutua inte-rrelación e integración:

• Está demostrado que nuestras pala-bras son más significativas y creíbles para los jóvenes cuando les acogemos de forma incondicional y nuestra rela-ción con ellos es personal, gratuita y espontánea. Ello contribuye a crear el clima adecuado para que los jóvenes ex-presen sin complejos sus inquietudes, deseos y esperanzas. • Pero no nos quedamos en esta motiva-ción antropológica. Acogemos a los jóve-nes y potenciamos la relación personal con ellos no por estrategia u oportunis-mo pedagógicos, sino porque creemos en la Encarnación, en un Dios que se ha hecho condición y carne humanas, aco-giendo y compartiendo en Jesús nuestra vida. El mismo Jesús construye su ac-ción pastoral sobre la acogida y la rela-ción personal, en las que entra en juego la vida concreta de las personas con sus inquietudes, deseos y esperanzas (los primeros discípulos, Nicodemo, la mujer de Samaría, etc.), y es esta vida concreta la que Jesús ilumina desde la perspecti-va del Reino.Por eso, desde el misterio de la En-

carnación, creemos que la vida de los jóvenes es el lugar donde Dios se ma-nifiesta, se insinúa y nos interpela cons-tantemente, para vencer la rutina, la des-ilusión o el mero voluntarismo pastoral. Porque creemos en la Encarnación, asu-mimos con realismo la situación concre-ta de nuestros jóvenes, su cultura y for-mas de vida; donde Dios le sale al paso y

UN CAMINO DE IDA Y VUELTA: Educación - Evangelización miGuel a. Calavia, sDB

La tarea pastoral desde la perspectiva educativa de la evangelización

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donde ellos se juegan su respuesta libre y responsable.

1 .2 . Consecuencias en la acción pastoral

¿Qué conlleva en concreto este criterio pastoral en nuestra acción educativo-evan-gelizadora? Varias cosas:

• En primer lugar, el reconocimiento de la dignidad de los jóvenes como personas. El educador-evangelizador no confiere dig-nidad a la vida de los jóvenes por motivos de generosidad, filantropía o altruismo, y menos para asegurarse su simpatía y su aceptación. A ejemplo de Jesús, recono-ce en ellos una dignidad previa, fundada en el amor de Dios Padre. Nuestra acción pastoral, a ejemplo de Jesús, va encami-nada a que los pequeños, pobres y peca-dores vivan con la dignidad de hijos e hijas que el Padre les reconoce. • Es necesaria también la sintonía con sus lenguajes y experiencias diarias. El lengua-je de los jóvenes, sus gestos, tono de voz, frases hechas, silencios, grafitis, adornos y formas de vestir, etc., son vehículo para expresar sus demandas y deseos, su in-conformismo y hasta su desesperación. Al sintonizar y acoger estos lenguajes y experiencias descubrimos sus necesi-dades más inmediatas, los deseos más profundos y hasta el sentido que quieren para sus vidas.• Desde este primer criterio, el educador-evangelizador sitúa y fundamenta su ac-ción pastoral en una comunidad de perso-nas, en la que las relaciones personales, libres y auténticas, están por encima de los programas, los horarios o las instala-ciones. Relación interperso nal que pide constantemente el conocimiento y poten-ciación de la vida de cada uno, evitando esa pastoral genérica, que sirve para to-dos pero no ilumina la vida concreta de las personas.

•Una intervención pastoral en la que el educador-evangelizador (sean padres, profesores, animadores, catequistas...) se ofrece como modelo de unión entre ser-saber-vivir; y ve al destinatario como una persona concreta, necesitada del de-sarrollo global y progresivo de todas las dimensiones de su persona (racionalidad, emotividad, sociabilidad, espiritualidad, etc. )• La acogida y la relación personal como criterio pastoral conlleva también que toda acción educativo-evangelizadora se desarrolle en diálogo con el entorno real de los jóvenes y el ambiente en que vi-ven, y estimule en los agentes de pastoral el interés y compromiso con la vida que hay en ellos.• Significa, finalmente, que, dada la actual situación de pluralismo ético, todos los comprometidos en un mismo proyecto educativo-evangelizador participen de una misma concepción o sentido de la vida. Lo contrario conduce a la dispersión y fragmentación, con una repercusión ne-gativa en los destinatarios.

2. La acción pastoral se articula sobre la capacidad de suscitar preguntas y procesos de búsqueda en los agentes y en los destinatarios

2 .1 . Motivación

La vida humana es un proceso constan-te de preguntas y respuestas, de búsqueda y encuentro. Preguntamos porque somos conscientes de nuestras necesidades y de-seos y buscamos un sentido para nuestra vida. Y nos responden cuando hemos per-sonalizado e interiorizado la satisfacción de necesidades, deseos y sentido. Nunca dejamos de preguntarnos. Y las sucesivas respuestas que asumimos personalmente se convierten en manantial de nuevas ne-

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cesidades y deseos, y por tanto de nuevas interrogantes y preguntas.

Bajo la estructura pregunta-respuesta, hay otra realidad: vivir significa buscar. Esta búsqueda nos sitúa ante la evidencia de que no poseemos la verdad definitiva, y hemos de aceptar nuestra indigencia y limitación. Pero también nos sitúa en un horizonte de «absoluto», que nos lanza a buscar más allá; lo cual «relativiza» los pequeños hallazgos de cada día, y nos abre el camino a una ma-yor plenitud de vida.

Junto a esta motivación antropológica, el segundo criterio apuntado tiene también un fundamento cristológico: No basta partir de la realidad de los jóvenes (Criterio de Encar-nación); la meta está en la aceptación de la fuerza transformadora de Jesucris to, como camino, verdad y vida abundante; en defi-nitiva, en ese dinamismo de muerte y vida que es la Pascua. La muerte de Cristo, en efecto, genera y provoca la gran pregunta o interrogante en la tarea de dar un sentido a la propia vida. En la muerte de Cristo, Dios propone a la humanidad un reto importante: ¿Nos resignamos a ir por la vida como mo-dernos Prometeos, Sísifos o Narcisos, y su propuesta respectiva de vida prepotente, fa-talista o búsqueda obsesiva de sí mismo…o vale la pena vivir «para» los demás, desde el convencimiento de que la vida es impor-tante cuando se entrega por amor, gratuito e incondicional?

Los evangelios nos muestran distintas pre-guntas e interrogantes que el comportamiento y las palabras de Jesús suscitan en sus discípu-los y entre la gente; Preguntas como: ¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro? (Lc 7, 19), ¿Qué significa esta parábola? (Lc 8, 9), y quizás la más significativa, en boca del aquel jurista que dio lugar a la parábola del Buen Sa-maritano: ¿Qué tengo que hacer para tener vida eterna? (Lc 10, 25), eran la condición, la puerta de entrada, para que la Buena Noticia del Reino

resonara como tal en la mente y en el corazón de los que le acompañaban

No basta, por tanto, que los jóvenes expresen las propias necesidades y deseos. La experiencia nos dice que éstos se sitúan muchas veces a flor de piel, en niveles muy periféricos de la persona, y en consecuencia las preguntas que los mismos jóvenes se hacen para satisfacerlos son también superficiales. Por eso es importante invitar a los jóvenes a situarse ante las preguntas que surge de sus propias experiencias de vida; y, en orden a alimentar la disponibilidad a la fe, es esencial que los jóvenes se sitúen también ante las preguntas más radicales de la existencia humana. Para ello habrá que favorecer el contacto con personas y situaciones, que sean signo y testimonio de una vivencia alegre y comprometida de la fe y susciten preguntas e interrogantes sobre el sentido de la propia vida; con experiencias propias o ajenas que cuestionen la propia vida y generen preguntas, cu-yas respuestas no aparecen en la vida ordinaria, sino que piden una actitud de apertura, en la que se dibuja ya los primeros perfiles de la Trascenden-cia, imprescindibles para que se desvele gradual-mente el rostro de Dios, mostrado en Jesús.

2 .2 . Consecuencias en la acción pastoral

Este segundo criterio pastoral conlleva también unas consecuencias en la tarea edu-cativa-evangelizadora. Indicamos algunas

• En primer lugar, el convencimiento en los agentes de pastoral de que todos los conte-nidos educativo - evangelizadores que ofre-cemos a los jóvenes están al servicio de la felicidad y satisfacción de vivir. Y en esta tarea el camino nunca está hecho del todo.• Conlleva también que todos los saberes y valores que ofrecemos están en función de la vida y de su misterio. Y ninguno tie-ne la exclusiva de la vida. Semejante con-vencimiento evita posturas rígidas: tanto la postura de quedarse siempre en la pre-gunta, sin asumir ninguna respuesta (pro-

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pia del que lo cuestiona todo); como la de quedarse instalado en las respuestas, renunciando a hacerse nuevas preguntas (manifestación de falta de sentido crítico). En ambos casos la acción pastoral queda paralizada y a la larga estéril.• Implica también que para llegar a expe-riencia y evidencia de las cosas, es impor-tante el esfuerzo y la implicación personal. Dicho lo cual, la tarea pastoral ha de pro-

poner nuevas experiencias a los jóvenes: «acontecimientos perturbadores» y «temas generadores» (P. fReiRe), «experiencias de choque» (J. maRiTain), que sean capaces de activar nuevas motivaciones en la propia vida, superen la inclinación al abandono y empujen a la búsqueda de un sentido más definido para la propia vida. Para ello,

• Es importante poner a los jóvenes en contacto con realidades, situaciones y ambientes nuevos, como algo objetivo que está ahí, y que no podemos manipu-lar. • Acompañarles en la personalización de las nuevas experiencias vividas, dejando que «alteren» los criterios que rigen su mentalidad y sus sentimientos.• Y favorecer momentos de comunicación de lo vivido y experimentado con un len-guaje adecuado.

3. La tarea pastoral, por último, se orienta y evalúa desde la vida y esperanza que provocamos en los destinatarios.

3 .1 . Motivación

Ya se ha hecho clásica la distinción entre «espe-ra» y «esperanza». Autores de peso (BloCh, molT-mann, laín enTRalGo...) han abierto una línea de re-flexión interesante sobre el tema. Hay proyectos más o menos inmediatos que invitan a la simple «espera»: coger el autobús, acabar la carrera, con-traer matrimonio, hacer la profesión religiosa. La

esperanza va más lejos, «no es una prolongación lineal de la espera, sino un fenómeno vital cualita-tivamente distinto» Se identifica más bien con el «estado de esperanza», y como tal, una esperanza que supera las decepciones y fracasos a que está expuesta la simple espera de cada día, y nos abre el camino de lo nuevo e insospechado.

Pero, como cristianos, este «estado de es-peranza» surge también de la experiencia de la Pascua: En la resurrección de Cristo, Dios presenta a la humanidad entera la fuente del optimismo y la esperanza cristiana: La vida en-tregada por amor tiene el futuro abierto. Desde la Pascua, el futuro no es ese horizonte oscuro que banaliza o incluso eclipsa la pregunta por el sentido último de la vida. En Cristo resucitado, los cristianos hacemos la experiencia de que todos los deseos y proyectos tienen sentido, y vale la pena abordarlos; convencidos de que el grano de trigo solo da fruto cuando muere, (Jn 12, 24), una lámpara debe consumirse poco a poco si quiere iluminar (Mt 5, 14-16), la sal tie-ne que desaparecer para dar sabor (Cf. Mt 5, 13)...Y la levadura debe mezclarse con la masa hasta desaparecer, para hacer de ella un buen pan (Cf. Mt 13, 33).

La experiencia pascual nos dice también que la historia con todo lo sucede en ella, no es «mentira», y así justificar un posible pasotismo. Pero tampoco es toda la «verdad», pues la ex-periencia nos demuestra lo contrario. Sino His-toria de Salvación, en forma de promesa, con la fuerza y el dinamismo del Reino de Dio en sus entrañas, hacia «el cielo y tierra nuevos» que todos anhelamos, gracias a Aquel que es capaz de hacer nuevas todas las cosas (Cf. Ap 21, 5). Y que todo lo que hacemos o dejamos de ha-cer contribuye a que esta Historia de Salvación se adelante o se retrase (Cf. Mt 25)

3.2. Consecuencias en la acción pastoral

Este tercer criterio pastoral toca de lleno nuestra vida y misión como educadores y

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evangelizadores. Todos estamos convencidos de la importancia de revisar y evaluar la las ac-ciones pastorales que realizamos, pero la ex-periencia nos dice que los criterios que presi-den esta evaluación se quedan con frecuencia en la utilidad y los resultados inmediatos.

Evaluar desde la vida y esperanza que pro-vocamos en los jóvenes, invita a los agentes de pastoral a ser personas:

• Que viven y trabajan con este talante espe-ranzado, expresado en detalles concretos: la visión y valoración más global de lo que suce-de, sin caer reduccionismos; la visión positiva de sí mismo y de los otros, evitando posturas determi nistas o fatalistas de la vida...• Superan en su vida y misión la mera vi-sión lógico-científica-utilitarista-inmedia-tista de la vida, en beneficio de la admira-ción, la gratuidad y la confianza.• Y saben presentar la educación de le fe como horizonte y culmen de la educación para la vida plena.

Y desde ello ayudar a los jóvenes…• A implicarse y participar activamente, no solo de forma afectiva o emocional, en lo que sucede a su alrededor; a pesar de la propias limitaciones o incluso el ejemplo negativo de los adultos. • Rechazar todo aquello que defrauda sus aspiraciones y deseos más profundos. • A distanciarse críticamente de todo aquello que lleva la etiquetado de bien-estar y progreso fácil; sobre todo cuando se trata de ofertas deshumanizadoras o alienantes. Y concluyo con un convencimiento que es

al mismo tiempo criterio y metodología de la pastoral salesiana:

Todo joven tiene una fibra sensible des-de la que reacciona positivamente...Ten-gamos paciencia para descubrirla, pasión para sintonizar con ella y creatividad para iluminarla y orientarla desde Jesús y su evangelio.

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Hace unos días fui a cenar con una pareja de amigas, a quienes doblo la edad, con las que había trabajado y hacía tiempo que no veía.

Una de ellas hacía menos de un año que ha-bía conseguido un trabajo en un ayuntamiento que muchos en su situación hubieran deseado, totalmente vinculado a su profesión y con unas condiciones (de horario, salario, ambiente labo-ral, etc.) envidiables. Pero sorprendentemente había decidido dejarlo porque iba demasiado cansada y no tenía tiempo para nada....

Ahora, con lo que había ganado durante estos meses de trabajo, había decidido poner nuevas aventuras en su vida. Se marchaba unas sema-nas a Escocia y después unos cuantos meses a la India, sin previsiones exactas de nada. ¿El trabajo? Vete a saber. Ya se buscaría la vida a la vuelta. «Es que necesito que haya emociones intensas en mi vida», nos dijo.

Es curioso: hay gente que no soporta la normalidad y la estabilidad y otras que la buscan o la anhelan desesperadamente. Debe de ser aquello de que siempre desea-mos lo que no tenemos.

Al instante recordé una campaña publicita-ria que hace poco vi por internet. Un pueblo muy pequeño de Teruel hacía un espot para promocionar su turismo bajo el lema: «Mi-ravete de la Sierra, el pueblo donde nunca ocurre nada». Está claro que no era el lugar más adecuado para mi amiga pero en cambio quizás para muchos que viven inmersos en el vértigo de la hiperactividad, las prisas y los cambios constantes que, les impiden darse cuenta incluso de que están vivos y «exis-ten», podría resultar un lugar atractivo. Y es que allí donde aparentemente parece que no pase nada, suelen pasar las cosas más fun-damentales para la existencia: darnos cuenta de quién somos y qué deseamos realmente, valorar los gestos de amor y ternura de las

personas que tenemos más cerca, descubrir-nos alienados por tantas falsas necesidades creadas, ser consciente de la gratuidad de la propia vida y de tantas cosas que recibimos, etc. Una de las cosas que quizá nos cueste más actualmente es precisamente pararnos a observar la normalidad de nuestra vida y constatar cómo lo extraordinario habita en los hechos más ordinarios de nuestra cotidia-nidad. Trascender la banalidad para descubrir en ella misma la presencia de lo infinito.

Recuerdo con agradecimiento «el extraor-dinario» trozo de pa de pesic (pan de molde) casero que tomé hace pocos días para almor-zar en un bar. La cocinera que lo hizo puso todos los sentidos y su alma en él, como aquella madre que amorosamente cocina un buen plato para sus hijos, y no pude aguantar el preguntar por ella y entrar a la cocina para agradecerle, ante su sorpresa, su trabajo.

O la alegría de encontrarnos la comida preparada por uno de nuestros hijos, un día que volvíamos cansados de un largo viaje. O la generosidad de un amigo que nunca se niega a los favores que le pido.

Me pregunto si no nos haría más felices y menos insatisfechos con la vida saber descubrir lo extraordinario y sublime que se esconde en los hechos más normales de nuestra vida cotidiana. No sé si las emocio-nes fuertes que nos convienen son las que nos trastornan los sentidos y nos adorme-cen temporalmente la conciencia o las que nos ayudan a abrir los ojos ante lo extraor-dinario de nuestra banalidad. Me temo, sin embargo, que estas últimas las podemos encontrar también en nuestro quehacer más inmediato y próximo, quizás tan sólo se trata de estar abiertos y receptivos a todos aquellos ámbitos de nuestra vida donde pa-rece que aparentemente no pase nada.

ATENTOS A LA VIDA DE LOS JÓVENES maRia Del maR GalCeRán

¿Dónde reside lo extraordinario?

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Una canión para escuchar y reflexionar:

«Detalles» (Chambao)

Ay! no sé como empezar, no lo sé soñar, crecer, comenzar dar el paso ya. Ay! no sé como empezar, no lo sé soñar, crecer, comenzar dar el paso ya. Compartir mis ganas de ayudar a los demás entregarme a esta fresca y nueva oportunidad trabajar con ilusión, firmeza y respetar la luz de mi conciencia que me llena de paz. Abriendo bien los ojos fijarme en los detalles despertar mis sentíos fundirme con el aire. Escapar del tiempo y vivir sin miedo contemplar la vida y sus misterios escuchar el silencio y perderme dentro encontrar respuestas del susurro del viento. Abriendo bien los ojos fijarme en los detalles despertar mis sentíos fundirme con el aire. Conectar con mi ser y espabilar proyectar mi alegría y observar y liberar mi mente, sentir con claridad que hay un nuevo mundo. y del presente disfrutar Abriendo bien los ojos fijarme en los detalles despertar mis sentidos fundirme con el aire.

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Una aclaración antes de empezar. Porque el átomo es un vacío; porque el átomo si tu-viera el tamaño de una catedral, su núcleo –la parte material del mismo–, no sería sino como una pelota de tenis en el centro de la catedral; por todo ello puedo afirmar que «mis ojos, mi vista si fuera fina, no deberían verte sino simplemente atravesarte y pasar de largo…, y yo me quedaría sin la impresión de tu imagen en la retina. En una palabra, no te vería». Por fortuna mi vista no es nada fina, no te atravieso, no paso de largo a través del vacío atómico y «te veo». ¡Menos mal!

Algo similar ocurre con nuestro mundo físi-co. Lo experimentamos según la física newto-niana, y ahí nos quedamos… pensando que todo es así. Sabemos que «no es así»; hoy la física está avanzando mucho y muy atrás queda la física newtoniana, aunque ésta siga siendo la de nuestra experiencia diaria.

Al menos que sepamos que la experien-cia, como en el caso de la vista, nos engaña. Al menos que sepamos que a nivel micros-cópico todo es muy distinto…, absoluta-mente distinto, y que vale la pena, aunque dejándonos engañar, tener conocimiento de ello, «saberlo». Es lo mínimo que podemos hacer como educadores y evangelizadores de hoy, como hombres y mujeres de hoy.

1. Va apuntando la «Teoría de cuerdas»

Hasta no hace tanto tiempo nos lo pinta-ron muy fácil, demasiado fácil:

Universo = materia + energía y… ¡se acabó!

Pero… si algo no se acabó, si de algo hay que hablar hoy, es precisamente de

esa materia y de esa energía. «¿Qué es la materia?» y «¿Qué es la energía?», esa es la pregunta. Podemos afirmar, pues, que la verdadera pregunta sigue en pie, y tiene ya más de 2.500 años: ¿De qué está hecho el universo?… he ahí la cuestión.

1.1. ¿Qué es la realidad? ¿Real o Virtual?

Hasta nuestros días hemos tenido la lla-mada «Teoría estándar», la teoría del pen-samiento analógico, ocupado en el análisis sistemático con la finalidad de establecer relaciones entre objetos o fenómenos. Es una teoría de tipo «determinista» (a base de causas y efectos).

Hoy se perfila una «imagen cambiante del Universo» que echa por los suelos la visión de-terminista de la naturaleza. Han aparecido nue-vas teorías como la «Relatividad», la «Mecáni-ca cuántica», el «Principio de indeterminación», la «Dualidad onda-corpúsculo»… y hoy en día está emergiendo otra llamada «Teoría de cuer-das» –con la pretensión de unificarlas todas–, por la que el mundo, al que nos gusta llamar «objetivo», parece, al menos aparentemente, que deja de existir fuera de la conciencia. Nues-tro Universo se hace cada vez menos material, menos comparable a una máquina inmensa para ir pasando a ser más y más como una es-pecie de vasto «pensamiento», metalógico –di-rán algunos–, y que, sin perder en nada su rigor, se va acercando al «misterio».

La física, poco a poco y de forma sorpren-dente, es como si nos condujera al «tras-cendente».

La idea de «materia» antes del 1900 era sencilla y el camino de la ciencia parecía que casi de forma natural condujera a un ateísmo

¿SOMOS DE ESTA CULTURA? alexanDRe Damians, sDB

¿Real o virtual? La física cambiará nuestra vida

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virtual… (o ateísmo «práctico» tan extendi-do en nuestras sociedades). Hoy, en cam-bio, cuando el espacio y el tiempo sabemos que son ilusiones; cuando una partícula pue-de ser detectada al mismo tiempo en dos lugares muy distantes; cuando las partículas elementales ya no se comportan de ninguna de las maneras como partículas «sólidas»… tenemos que admitir que el Universo, no sólo es más extraño de lo que pensamos, sino que es mucho más extraño de lo que podemos llegar a pensar.

La física, poco a poco y de forma sorprenden-te, es como si nos abriera a la «espiritualidad».

1.2. ¿Qué es la realidad? ¿Será que todo es virtual?

Hasta el siglo XX, la comunicación a distan-cia se hacía por carta, y, naturalmente, podía tardar días, semanas o meses, según fuera la distancia y el medio de transporte utilizado… Pero con el descubrimiento de las «ondas electromagnéticas», nos hemos saltado casi totalmente la distancia y hemos eliminado los medios de transporte. Hoy, como quien dice, la comunicación es instantánea… teléfono y móviles, radio y televisión, satélites, internet.

Puede que hoy en día ocurra algo pare-cido con la materia. Hasta el siglo XXI, la materia era sinónimo de «materia sólida», con todo lo que ello significaba… Pero si se va consolidando el reino de la citada «Teoría de cuerdas», las partículas, la masa, pasan a ser «simples vibraciones», y, como tales, empiezan a tener una serie de comporta-mientos que, desde el punto de vista ma-croscópico, resultan muy extraños: las partí-culas pueden atravesar paredes (el llamado «efecto túnel»); se establece una especie de telepatía entre partículas, de manera que incluso separadas por centenares de kiló-metros, dos partículas siguen estando rela-

cionadas y experimentan cambios de forma simultánea (el llamado «entrelazamiento»).

Resulta que la misma «Teoría de la mecánica cuántica», hoy indiscutible y una de las más sor-prendentes y fascinantes de las elaboradas por el ser humano, destruyó ya muchas de nues-tras intuiciones y nos ha llevado a una profunda reflexión sobre nuestra visión del mundo.

Según DaviD Z. albert y rivka Galchen (en «Investigación y Ciencia», mayo 2009), la Me-cánica Cuántica ha destruido el principio de localidad, es decir que, la historia del mundo transcurre, no en el espacio «tridimensional» de nuestra experiencia diaria, sino en un gigan-tesco espacio de muchas dimensiones. O sea que el espacio tridimensional en el que cree-mos que nos movemos es una pura ilusión: no es que no conozcamos las localizaciones exac-tas de las partículas individuales, sino que tales localizaciones… ¡no «existen»! Preguntar por la posición de una partícula individual tendría tan poco sentido como preguntar por el estado civil del número cinco. El problema no es epis-temológico (acerca de lo que sabemos), sino que es ontológico (acerca de lo que es).

El mundo físico «real» no es local, lo que significa la posibilidad real de afectar a algo sin tocarlo y, naturalmente, sin afectar a nin-gún otro ente físico en ningún lugar de la zona intermedia (ni a una molécula de aire, ni a un electrón de un cable eléctrico, ni a un destello de luz). El «entrelazamiento» que he citado más arriba, entraña un fenómeno profundamente misterioso y radicalmente contrario a la intuición… es la no-localidad.

La física, poco a poco y de forma sorpren-dente, es como si nos guiara a la «metafísica».

2 . Va apuntando un mundo virtual, pero… ¿azar o necesidad?

Como que en el centro de los problemas derivados de los efectos «no-locales» de la

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Mecánica Cuántica se encuentra la «función de onda», que sólo se puede representar «ma-temáticamente» por medio de un espacio de muchas dimensiones… nos preguntamos:

• ¿Será que no podemos construir un mo-delo de la realidad cercano a nuestra ex-periencia?• ¿Será que sólo podemos acercarnos a la realidad desde el campo de la abstracción más absoluta, es decir, desde las mate-máticas?• ¿Será que todo, la materia y la energía de la que hemos partido, todo queda de-valuado –o quizá enaltecido– a simple «in-formación»?La realidad, en realidad, quizá no es nada

más y nada menos que una red infinita de información. Como si todo el Universo es-tuviera lleno de inteligencia, de intención… desde la más mínima partícula elemental a la galaxia más grandiosa…

• Todo tiende a generar «organización»… donde aparentemente sólo crece la entropía;• Todo tiende a crear «cosmos»… donde aparentemente sólo reina el caos.

Universo = (materia + energía)… ¡red de información!

A fin de cuentas, resultará que tendremos que volver a leer al padre teilharD De char-Din: «Todo en el Universo, hasta la más ínfi-ma partícula, es portador de un cierto grado de conciencia». Con lo que aquello de «Dios no juega a los dados», de einstein, se hace más comprensible.

Ciertamente hay que volver a leer, y des-pacio, al padre teilharD: «En cada partícula del Universo, en cada átomo, en cada mo-lécula, en cada célula de materia viven es-condidas la omnisciencia de lo eterno y la omnipotencia del infinito».

Y es que todo sucede más y más como en un «holograma» –que crea imágenes

en tres dimensiones–: si rompes un trozo de negativo holográfico y lo pones bajo un proyector láser, no obtienes una «parte» de la imagen, sino la «imagen entera». ¡Sorprendente! La escena ha quedado re-gistrada toda entera en todas y cada una de las partes de la placa holográfica, de manera que cada «parte» refleja la «tota-lidad» de la escena. Un «holograma» –al igual que un «fractal»– representa una sorprendente analogía con el orden global e indivisible del Universo. Porque también en el Universo se puede decir de alguna manera que cada «partícula» posee den-tro de sí la «totalidad».

Y es que todo se explica más y más con la ciencia de los «fractales» –que repiten un mismo diseño a distintas escalas–, y representan la matemática de «belleza infinita»: se trata de una teoría matemá-tica que da sentido a los desarrollos en la «naturaleza». La ciencia de los fractales presenta estructuras geométricas de gran complejidad y belleza ligadas a las formas de la naturaleza, al desarrollo de la vida y al desarrollo del universo. Las imágenes abstractas de los fractales se dice que tienen el carácter de la omniprescencia, debido a que cada «fragmento» nos re-cuerda el diseño del «todo»; el todo infini-tamente multiplicado.

3. La realidad, ventana diáfana al «Misterio»

Como dicen en su diálogo Jean Guitton e iGor boGDanov: «el Universo es un «mensa-je» redactado en un código secreto, un códi-go cósmico, y la tarea del científico consiste en descifrar este código». Y, si hay código, es que hay «intención», es decir, hay «pen-samiento».

O, como dijo thomas merton, monje, poe-ta y activista social de EE.UU. (1915-1968): «La creación ha sido dada al hombre como

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ventana diáfana por la que puede penetrar la luz de Dios en su alma». O sea que en la creación puede haber azar, pero lo que es seguro es que no se puede excluir la «nece-sidad», la «intencionalidad».

Todavía unas últimas reflexiones que pue-den ayudarnos a concluir:

— isaac newton: «No hay espacio absolu-to… la distancia depende del observador».— albert einstein: «No hay tiempo abso-luto… el tiempo entre dos acontecimien-tos también depende del observador».— luDwiG wittGenstein, el filósofo más célebre del siglo XX: «La única tarea que le queda a la filosofía es el análisis del lenguaje»… pues la ciencia se ha hecho demasiado técnica y matemática para los filósofos.— stephen hawkinG: «Si descubriéramos una teoría completa, ésta llegaría a ser comprensible a grandes líneas para todos. Entonces, todos, filósofos, científicos y pú-blico en general, seríamos capaces de par-ticipar en la discusión de la pregunta de por qué existimos nosotros y el universo. Si ha-lláramos la respuesta a esto, sería el triunfo último de la razón humana, ya que entonces comprenderíamos la mente de Dios».— michal heller (matemático, físico, cos-mólogo, así como filósofo y teólogo), pre-mio Templeton 2008 (de 1,6 millones de dólares) por sus investigaciones, en estos últimos cuarenta años, sobre el origen y la causa del universo: «La ciencia no es sino un esfuerzo colectivo de la ‘mente huma-na’ para leer la ‘mente de Dios’ desde las preguntas de las que nosotros y el mundo parecen estar hechos».

¿Qué es, pues, el Universo, la realidad?:- Simples Vibraciones, Función de onda, Matemática… información

- Pensamiento, intencionalidad, espiritualidad… misterio

Tenemos que reconocer que la sola «ra-zón» es ciega ante la dimensión «no-mate-rial» de la realidad; además, hoy en día esta dimensión «no-material» no cesa de crecer…

4. Resulta curioso ver cómo lo intuyeron algunos físicos eminentes

Estos científicos, a través de su experien-cia personal, descubrieron que la búsqueda que el hombre hace de la verdad supera siempre la limitación de la teoría científica. Ellos, experimentaron y vivieron una aproxi-mación nueva a la dualidad materia y espíri-tu, superando la frialdad del modelo mate-mático y adentrándose por las sendas de la experiencia trascendente…

— arthur stanley eDDinGton, astrofísico británico (1882-1944): «Me atrevería a decir que cuando del fondo del corazón, perplejo ante el misterio de la naturaleza, brota como en un grito la pregunta ‘¿Qué significa todo esto?’, no podemos res-ponder simplemente diciendo que: ‘Todo son átomos y caos; que es un universo de globos inflamados que vagan camino de una inminente oscuridad’. No, la res-puesta nos habla de un espíritu, santuario de la Verdad, candidato al sentimiento de plenitud que proporciona la fidelidad a la Bondad y a la Belleza».— sir James hopwooD Jeans, físico, as-trónomo y matemático británico (1877-1946): «Dios es un matemático, y el uni-verso está comenzando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina».— max planck, físico alemán (1858-1947). Nobel de física, 1918. Sus descubrimien-tos llevan al nacimiento de la Mecánica Cuántica, que sienta las bases para la investigación en campos como el de la energía atómica: «El científico como tal tiene que reconocer el valor de la religión y levantar la mano en contra del nihilismo

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religioso como destructor de la misma ciencia. Jamás puede darse una verdade-ra oposición entre la ciencia y la religión; la ciencia enaltece los valores morales de la vida al promover el amor y veneración por la Verdad. La ciencia es incapaz de re-solver el misterio último de la naturaleza, y ello porque nosotros mismos formamos parte de ella, y por lo tanto del misterio que estamos intentando resolver».— albert einstein, físico alemán (1879-1955). Nobel de física, 1921: «Soy de la opinión de que el sentimiento cósmico religioso constituye la más fuerte y noble motivación de la investigación científica». «Cualquiera que esté sinceramente dedi-cado a la investigación del conocimiento acaba por convencerse de que un espíritu preside las leyes del universo, un espíritu inmensamente superior al del hombre y ante el cual nosotros, con nuestros po-deres limitados, tenemos que hacer pro-fesión de humildad» (discurso de 1939). «La ciencia sin la religión es coja, la reli-gión sin la ciencia es ciega». «Apenas si calco las líneas que fluyen de Dios». «Los profesores de religión deberían renunciar a aquella fuente de esperanzas y miedos que en el pasado puso tanto poder en manos de los sacerdotes, y perseguir lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello. Entonces reconocerían con alegría que la auténtica religión quedaría ennoblecida y profunda-mente enriquecida de su contacto con el conocimiento científico».— arthur holly compton, físico de los EE.UU. (1892-1962). Premio Nobel de fí-sica 1927 por su descubrimiento del de-nominado Efecto Compton y su inves-tigación de los rayos cósmicos y de la reflexión, polarización y espectros de los rayos X: «Para mí, la fe comienza con la comprensión de que una inteligencia su-prema dio el ser al universo y creó al hom-

bre. No me cuesta tener esa fe, porque el orden e inteligencia del cosmos dan tes-timonio de la más sublime declaración ja-más hecha: ‘En el principio creó Dios’...».— max born, matemático alemán (Bres-lau, Polonia, 1882-1970). Premio Nobel de física 1954 por sus investigaciones en torno a la Mecánica Cuántica: «Sólo la gente sin pensamiento profundo dice que el estudio de la ciencia lleva al ateísmo».— werner heisenberG, físico alemán (1901-1976). A los 24 años inventó lo que iba a llamarse Mecánica Cuántica Matricial. Premio Nobel de física 1932. A la pregunta «¿Crees en un Dios personal?», respondió: «Preferiría formular la pregunta así: ¿Puede alguien llegar a la razón central de las cosas o de los acontecimientos, de una manera tan directa como podemos llegar al alma de otro ser humano? Así planteada la pre-gunta, mi respuesta sería un ‘sí’. Podemos hacernos conscientes del orden central con la misma intensidad con la que podemos captar el alma de otra persona».— arno allan penZias, físico de los EE.UU. (1933) Premio Nobel de física 1978 por su descubrimiento de la radiación de fondo cósmica, patrones que otros físicos inter-pretaron como prueba del Big Bang: «Si no tuviera otros datos que los primeros ca-pítulos del Génesis, algunos de los Salmos y otros pasajes de las Escrituras, habría lle-gado esencialmente a la misma conclusión en cuanto al origen del Universo que la que nos aportan los datos científicos».— Francis Collins, genetista d’EE.UU. (1950) dirige el proyecto Genoma humano: «Yo creo que Dios utilizó el mecanismo de la evolución para conseguir su objetivo: crear unas criaturas con las que pudiera relacio-narse, en las que pudiera inspirar una ley moral, en las que pudiera infundir un alma, y a las que pudiera dar una voluntad libre como regalo para poder tomar decisiones

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sobre el comportamiento. La postura de algunos creyentes de rehusar la evolución equivale a rehusar la información que Dios nos ha dado, la capacidad de entender. Dios no se ve amenazado por nuestras aventuras científicas. La ciencia me dirá cómo funcio-nan las cosas. No me dirá porqué estamos aquí, cuál es la finalidad de la vida, o qué su-

cede después de la muerte. Para esto nece-sito la fe. Necesitamos todas las formas de conocer posibles, todas las formas de decir la Verdad. La Ciencia es una de ellas. La Fe es la otra. No están en absoluto opuestas. Son formas diferentes de contestar a las preguntas más importantes».Te invito, pues, a reflexionar

1. ¿Puede vivir, en nuestro mundo ci-vilizado de hoy un hombre que no sabe leer? ¿Puede sobrevivir en nuestro en-torno moderno una persona cuyo uni-verso mental corresponde al de la creen-cia de que la Tierra es plana?

Todos sabemos que la respuesta es un no mayúsculo, pero la pregunta de hoy ya es otra, a la que, intuyo, le corresponde exacta-mente la misma respuesta:

2. A un educador de hoy, ¿hasta qué punto le ayuda en su tarea educativa el tener unas nociones mínimamente estructuradas de por dónde va la física moderna, la mecánica cuántica, la relati-vidad general?, o, formulado en negativo, ¿hasta qué punto le dificulta no tener di-chas nociones? Pensemos y argumente-mos, aclarando nuestra forma de verlo.

Y ahora en clave de «evangelización». ¿En nuestra sociedad de hoy, el tener una concepción física del mundo sólo según la visión puramente newtoniana del mismo, supone un freno a la hora de presentar el mensaje cristiano a perso-nas con un cierto nivel cultural? ¿O acaso es indiferente? Recuerda que cuando be-neDicto xvi quiso hablar de la «transubs-tanciación» usó la imagen de la «fisión nuclear». Interesante, ¿no?

Como nos decía el recordado José alDa-Zábal, «hoy los pastores tenemos que ir por la vida con la Biblia bajo un brazo y con el periódico del día bajo el otro».

También Juan pablo ii, que en carta a Geor-ge Coyne (1996), director entonces del Obser-vatorio Astronómico Vaticano, se hizo eco de la necesidad de que así como en la Edad Me-dia se había hecho una teología inspirada en Aristóteles, así igualmente «en la actualidad debería hacerse una teología inspirada en la imagen del mundo de la ciencia de hoy».

3. No lo olvidemos, nosotros «educa-mos» evangelizando y «evangelizamos» educando, por ello nos preocupan, y mu-cho, las «bases culturales» y las «estruc-turas mentales» desde las que nos move-mos cada uno de nosotros. Y tengamos presente que las consecuencias de la me-cánica cuántica sobre la visión del mundo físico son realmente impresionantes.

Debemos estar muy atentos a por dónde se perfilan hoy las distintas imágenes de la realidad de la que todos formamos parte. Y es que la ciencia llevada hasta su agotamien-to termina en el «Misterio» que produce asombro y fascinación, de forma que quien no se abre a este «misterio de las ciencias» deja de enriquecerse, tiende a cerrarse en sus dogmas y se queda ciego.

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Previo a la exposición os invito a pensar que nos sugiere la frase: «Entre sin llamar» o la imagen que tenemos delante.

Nos puede parecer una falta de educación cuando estamos en casa y alguien entra sin llamar. O que estemos solos y que alguien trate de colarse en nuestra vida, en nuestro interior sin pedirnos permiso.

Sin embargo, os invitamos a ir más allá, y pensar realmente en el significado y el valor de «entre sin llamar»…

A veces nos encontramos con resisten-cias personales, bajo la idea de «falta de educación, miedo…» y no nos dejamos sor-prender de ese dejar pasar, de entrar sin lla-mar, como no sólo la actitud cristiana básica de la caridad, sino la clave para el encuentro con Jesús, con uno mismo, con una misma, con los demás…

Jesús también tuvo sus resistencias. Re-cordamos algunos episodios:

• Con la mujer que aprovecha el barullo de la gente para tocarlo por detrás y hacer que la fuerza que sale de Él la cure (Mc 5,21-43).• Con María, que en las Bodas de Caná pide la ayuda de su Hijo y éste le res-ponde: «¡Y a mi qué! ¿Qué tiene que ver conmigo?» (Jn 13,53-55).En ambos textos, os invito a centrar el pro-

tagonismo, no en Jesús, sino en estas dos valientes mujeres que van a manifestar, van a poner al descubierto, en Jesús, la actitud clave de la acogida incondicional del otro, de la otra.

La mujer impura de Marcos, que va a to-car con miedo a Jesús por detrás, puede representar la larga cola de personas que actualmente aporrean nuestras casas o nuestros corazones, con la idea de que po-

demos ayudarles a salir de su situación de necesidad.

Son gestos que nos incomodan, que nos descolocan como a Jesús. Pero la actitud de acoger incondicionalmente, de dejar que el bien regalado, salga de nosotros, de no-sotras, como un don recibido gratis: es la muestra sin duda, de estar de acuerdo con esa invitación de ser expresión de la ternura, de la bondad y del amor de Dios.

María, Madre y Maestra, en el episodio de las Bodas de Caná ayudan a descubrir a Jesús que a los otros hay que dejarlos pasar, por mucho que nos incomode. La confianza plena en el Hijo y su conocimiento le lleva a expresar: «Haced lo que Él os diga».

La acogida incondicional viene expresa-da a mi modo de ver, muy claramente en la Parábola del Hijo Pródigo o mejor dicho del Padre Bueno (Lc 15,11-32) en donde se expresa la opción por los más pequeños y pequeñas, por los necesitados de Él. Pese a las resistencias del hijo mayor, el Padre aco-ge incondicionalmente al hijo pequeño, que vuelve roto, motivado por el estómago va-cío, cansancio, más que por una verdadera conversión…

«Entrar sin llamar», la actitud de acogida profunda, incondicional, es al mismo tiem-po la puerta de entrada, la actitud primera de «la acción caritativo social» de la Iglesia, de nuestras comunidades, de nuestros ho-gares, de nuestra persona:

• Representa la opción clara de que esta-mos por los pequeños, por «los sin pa», no simpáticos, o simpatizantes… si no por los que «no tienen papeles» de cual-quier tipo restándoles oportunidades y po-sibilidades…

DIOS, PADRE Y MADRE maJe YaGües, fma

“Entrar sin llamar”: una mirada en femenino de la acogida incondicional

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• Señala que estamos por profundo amor, para transformar realidades, situa-ciones, mediar igualdad y dignidad.• Indica que nuestra casa, nuestra comuni-dad, nuestra persona ha de ser una casa que «se entra sin llamar», una casa que trasmite la vida de Jesús de Nazaret, que mira y refle-ja su ser, sentir, querer, pensar, actuar … Dicha actitud descubierta en la interven-

ción de estas dos mujeres, manifiesta al mismo tiempo, que la acogida incondicional del otro, de la otra no es posible, sin la aco-gida incondicional y profunda del misterio de Dios en la propia vida.

Por eso, os invito a hacer un momento de silencio, dejar espacio a Dios, en nues-

tra vida y dejar que sea Él primero «quien entre sin llamar». Pues sólo acogiéndolo a Él, podemos vivir en profundidad la acogi-da incondicional. Una acogida que como manifestará Jesús, en los episodios ante-riores, manifiesta, sin duda alguna, la fe de las dos mujeres en el proceso de encuen-tro con Dios, con Jesús y con los otros, con las otras.

Que estos días de verano, de descanso merecido, no descansemos de Dios y deje-mos que sea Él quien tenga las llaves de la casa, nos abra el corazón, para estar cada día más dispuestos a acoger y a ayudar a descubrir la dignidad perdida de aquellos y aquellas que entran sin llamar.

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Las Salesianas han ofrecido a las dos fundaciones la finca de Montbau, que his-tóricamente alojaba dos comunidades de FMA y una Escuela de Formación Profe-sional. Cuando se cerró aquella obra, les FMA iniciaron un proceso de venta y/o alquiler; proceso que, de momento, está estancado. En esta coyuntura, las salesia-nas quieren dar al edificio y entorno al aire libre un destino muy propio de su caris-ma, para beneficio de personas excluidas y empobrecidas.

La fundación Benallar aportará sobre todo su experiencia de formación i Ared, la de aco-gida (si bien Benallar trabaja habitualmente en el alojamiento temporal i la convivencia más que en la formación, y la fundación Ared –que nació en el Centro Penitenciario de Wad Ras– en la formación profesional, el acompañamiento y la inserción laboral de personas con alto riesgo de exclusión social, sobre todo mujeres procedentes de centros penitenciarios y servicios sociales). También están previstas otras acciones de integra-

AL HABLA CON… CaRme CanaDell, fma

Comienza La llavor, un nuevo proyecto para la integración y la acogida

María Elena, con Ana Royo y algunas hermanas del Consejo Inspectorial

Las fundaciones Ared y Benallar, juntamente con las Hijas

de María Auxiliadora, ponen en marcha el proyecto La llavor (= La semilla) de

Formación y Acogida para la Integración y la Hospitalidad de personas

en situación de marginación o de riesgo. El domingo 7 de junio tuvo lugar la

jornada de inauguración en el mismo lugar donde se ubicará la obra,

en la Casa María Auxiliadora de Montbau, en Barcelona.

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ción, de ocio y de grupos de reflexión que se pondrán en marcha más adelante.

La inauguración

La jornada del 7 de junio sirvió para expli-car el proyecto de una forma práctica y vi-vencial. Rostros de diferentes continentes y culturas; religiosas, religiosos y seglares de-jando constancia de su solidaridad; mesas improvisadas al aire libre para una comida compartida; puestos de venta solidaria, ser-vicio de café e infusiones, continuo movi-miento al servicio de la jornada y de la obra.

Después de la acogida, y contando con la presencia del conseller del Distrito, Jor-di Fornés, Ared y Benallar presentaron sus entidades de una forma muy atractiva. Por parte de las FMA, la Inspectora, sor Lour-des Ruiz de Gauna, subrayando que aquel día era el de las elecciones al Parlamento Europeo, dijo que la obra que comenzaba era, propiamente, «hacer Europa«; que la fundadora de las Salesianas, la italiana san-ta María Mazzarello, también se planteó su obra de educación y acogida como una se-milla, un conjunto de acciones pequeñas y modestas pero realmente importantes; que

las palabras alegría, acogida a los más nece-sitados, trabajo en red, espíritu de familia, niños, mujeres, jóvenes, música y fiesta son propias del carisma salesiano.

La mañana acabó con dos bendiciones, una por parte de un sacerdote católico y otra de un sacerdote quechua aymara. La primera en-traba en el sentido bíblico del término «ben-decir» y proclamaba fragmentos de Jeremías como «Los reuniré de todos los países, los lle-varé a un lugar seguro y los haré descansar». El sacerdote aymara, de las «montañas sagra-das de los Andes», convidaba a los presen-tes, mientras esparcía gotas de un perfume de «mil flores andinas», a conectar el corazón con el Creador para que cada uno pueda alcan-zar el equilibrio en su vida.

Por la tarde, un desfile de modelos mos-traba un curioso séquito de niños con ves-tidos confeccionados por las mujeres que aprenden patronato en Ared; vestidos que después los presentes podrían comprar a beneficio de toda la obra. La jornada acabó con el encanto de unos espectaculares bai-les de Bolivia y Chile ejecutados por nativos. El «sueño compartido» –el proyecto, según las tres entidades– ya había comenzado.

María Elena, con dos salesianas

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María ElEna alfaro:

«Confío ‘La llavor’ a ese Dios que no se desdice de lo que ha prometido»

maría elena alfaro, directora de ARED, en La Llavor

Argentina (Morón), 1955. Es la décima de diez hermanos. Como sus herma-nas, se educa en el Colegio Maria Ma-zzarello, de las Salesianas. Los chicos reciben su formación en los Salesianos de la misma localidad. Estudia Magis-terio, especialidad Rural, y después se licencia en Psicopedagogía. La sexta de los diez es sor María Inés Alfaro, salesiana. Pertenecen a una familia de pedagogos y maestros.A los 31 años María Elena se traslada a Madrid, donde trabaja en Caritas Espa-ñola. Pasados once años, va a vivir a Bar-celona. En esta ciudad es, desde el año 2000, Directora de la Fundación Ared, donde coordina el área pedagógica.La Fundación Ared atiende especial-mente a mujeres privadas de libertad de los centros penitenciarios de Wad Ras y Can Brians, a quienes se les pro-porciona formación, acompañamiento social e inserción laboral. También lle-va a cabo un programa de alojamiento temporal para estas personas en pisos adaptados a ello.En estos momentos, el trabajo de Ma-ría Elena por un mundo mejor da un nuevo giro. Ahora afronta, con Ared, el proyecto «La Llavor = La Semilla», de Formación y Acogida para la Inte-gración y la Hospitalidad. Un bello y

ambicioso proyecto ubicado en la Casa de Montbau (Barcelona) que histórica-mente albergó a dos comunidades de Salesianas y una Escuela de Formación Profesional. Las FMA han ofrecido par-te de esta finca al proyecto mientras está estancado el largo proceso de venta o alquiler, y se implicarán en la obra de las dos fundaciones. Ared hará su trabajo en coordinación con la fundación Benallar, dedicada a facilitar vivienda temporal, convivencia y formación a personas con dificulta-des. Las Salesianas adoptan el proyec-to La Llavor como propio y le dan el apoyo necesario.

maRía elena irradia psicología y magis-terio dondequiera que va. Toda su perso-na se expresa con multitud de lenguajes: amable, poético, informativo, pedagó-gico, confidencial, riguroso… Es activa, sencilla y precisa. En todo lo que hace, se entrega. Y alberga dentro de sí un enor-me caudal de fe en el Dios de sus padres y de los maestros y maestras de su niñez y adolescencia. Fe que la ha lanzado por los caminos de la solidaridad activa y la entrega decidida a los más necesitados.

Después de la fiesta de inauguración del proyecto La llavor el pasado 7 de ju-nio, que reunió a más de trescientas per-sonas, pregunto a María Elena qué sen-saciones le produjo tal acontecimiento. En Montbau pudimos ver un aluvión de rostros de distintos continentes y cultu-ras, niños blancos y de color que apenas andaban pero que se hacían carantoñas sobre la alfombra verde de la sala de ac-tos, religiosas y religiosos de aquilatada solidaridad, voluntarios y voluntarias bre-gados en el trabajo, un amplio edificio algo transformado y adaptado a sus fu-

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turas y apremiantes funciones. Si aquello era una llavor, justo era esperar el árbol, los frutos y los pájaros que el logotipo de la nueva obra prometía.

maría elena, ¿qué sensaciones te ha dejado la fiesta de inauguración de La llavor?

Agradecimiento profundo a un Dios que no se desdice de lo que nos ha pro-metido y al que confío la futura obra. A la Auxiliadora, que ha vuelto a esta casa que durante tanto tiempo presidió, ya que maRía Rosa olivella, salesiana, nos entregó dos imágenes de Ella a petición nuestra.

La afluencia de gente en la fiesta fue importante.

Sí, al ver a tantas personas me dije: «Esto va en serio». Y me estimuló todavía más, claro. En un momento de crisis es-tructural tan aguda como el que vivimos, hay que ayudar con creatividad a seguir adelante a muchas y muchos necesita-dos. Y tuve la sensación de que no alcan-zará el día para tantas cosas como habrá que hacer. Y también la sensación de mu-cha oferta de voluntariado. Una gozada.

Y luego, la casa, en estado avanzado de adaptación al futuro de la obra.

Las personas voluntarias que han em-pezado a establecerse o trabajar ahí, o a frecuentar el edificio, nos dicen: «Esta casa tiene buena onda. Aquí se ha reza-do mucho o se ha trabajado muy bien…». Todo ello me produce un profundo res-peto por los sentimientos de las herma-nas salesianas que han vivido y trabajado aquí. Porque abrir una obra es muy bonito y esperanzador, pero cerrar, resituar, re-formar… son temas muy dolorosos. Por eso hemos de ser muy generosos en el uso de este recinto. Por eso hay que huir de actitudes como «yo llegué a Cata-

lunya, ¿qué me dais?» y ver, en cambio, «cómo puedo ayudar a construir Catalun-ya, integrándome».

¿Qué función desempeñas en La Llavor?

El acuerdo de colaboración que fir-mamos está construido con tres firmas: maRía Rosa, representante del Instituto; Ana Royo, representante de la Fundación Benallar, y yo, representante de la Fun-dación Ared. Aquí nace la mayor respon-sabilidad y todas las otras que de ello se deriven. El proyecto tiene la dirección de Ana y yo, con el consentimiento constan-te del Instituto de las FMA. Entre las dos debemos velar por el cumplimiento de la misión del proyecto, animar a la solidari-dad de los voluntarios, coordinar la aten-ción a las personas alojadas, colaborar en los cursos de formación, ayudar en la inserción laboral, gestionar el buen uso de los espacios, cuidar las instalaciones de dentro y también las exteriores, in-formar constantemente a las salesianas de la buena marcha, acompañar, valorar y rectificar aquello que necesite recon-ducción…Como ves, muchas responsa-bilidades compartidas entre las tres en-tidades. Y cuando llegue el momento…entregar en el tiempo fijado y en las me-jores condiciones posibles la casa que se nos ha cedido temporalmente…. Si todo va bien, y la economía lo permite, busca-remos una persona contratada, pero por ahora somos todas voluntarias…

Si ahora te empezaran la canción ar-gentina «Sólo le pido a Dios…», ¿cómo la seguirías a tu aire?

Felicidad para mí y para todos y todas. Agradecimiento. Trabajo en red. Salud y vida para llevar adelante todo esto sin fallar, con la misma alegría cada día, sin cansancios ni desalientos.

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http://www.ask-eu.es/: Nuestra meta: Transmitir la información ambiental más relevante de forma global y facilitar el contacto entre todos los que trabajamos en el área ambien-tal.

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Somos la primera generación que puede acabar con la pobreza.

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del departamento de educación de la Generalitat de Catalunya. Ofrece múltiples materiales para alum-nos y profesores, en catalán.

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http://www.monitoreducador.org: Monitor Educador es la revista bimestral de Educa-ción en el Tiempo Libre y Acción Social de la Fede-ración DIDANIA. En ella se puede encontrar desde temas relacionados con la educación no formal a la ecología, pasando por experiencias de grupos y aso-ciaciones, integración, formación, educación formal y todo aquellos temas que atañen al tercer sector.

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