venezuela su iglesia y sus gobiernos

112
Venezuela: su Iglesia y sus Gobiernos

Upload: julio-valor

Post on 26-Dec-2015

116 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Venezuela: su Iglesia

y sus Gobiernos

Page 2: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

C o n s t a n t i n o M a r a d e l D o n a t o

Venezuela: Iglesia y sus gobiernos

T R I P O D E

Avda. Sorocaima - E l Marqués - Apdo. 75.003 Caracas, 107 - Teléfono 21.77.22

Venezuela 1978

Page 3: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Ediciones Trípode, 1978 - Caracas

Depósito Legal: 78-1354

"Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevo­cable muerte; puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de pasión, de ingenio y hasta de genio; y serán como relám­pagos que acrecentarán más y más la lobreguez de la noche".

(Marcelino Menéndez y Pelayo, De los orígenes del criticismo y del escepticismo. Obras Completas, edición de 1918, Vol. IX , pp, 132-133).

Page 4: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

INDICE G E N E R A L

INTRODUCCION 9

1. LA CONQUISTA H

1. Primeros pasos de la Iglesia en Venezuela 13 2. L a Conquista Misionera 21 3. La Iglesia y la Esclavitud 30

I I . LA COLONIA 41

1. Iglesia, tolerancia y cultura 43 2. Disciplina Eclesiástica colonial 49 3. Los Obispos de Caracas hasta la creación del Arzobispado 54 4. Las Nuevas Diócesis de Mérida y Guayana 57

n i . LA INDEPENDENCIA 65

1. La Iglesia en los albores de la Independencia 67 2. La Iglesia durante la organización de la Primera República 75 3. La Religión en las Constituciones de Angostura, Cúcuta y Bolivia 80 4. La Iglesia en los finales de la Gran Colombia 83

IV. LA TERCERA REPUBLICA 87

1. Patronato real y republicano 89 2. L a Iglesia frente a la Oligarquía Conservadora y Hegemonía Monaguista . . 95 3. La Iglesia en los tiempos del Autócrata Civilizador 103 4. La Iglesia antes de Gómez y durante la dictadura de éste 111

V. IGLESIA CONTEMPORANEA 131

1. La Iglesia en los tiempos del General Eleazar López Contreras y del General Isaías Medina Angarita 133

2. La Iglesia en los tiempos modernos 1 3 3. La Iglesia y el Apostolado Seglar 175 4. La Iglesia y los Medios de Comunicación Social 180 5. La Iglesia y los Religiosos 184

CONCLUSION 199

Apéndices 201 Indice de materias y de nombres 219

7

Page 5: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

PROLOGO

Cuando edité el libro La fe de mi pueblo, un hermano Obispo me sugirió que publicara una Historia Eclesiástica Venezolana. Le respondí que eso era imposible.

A l publicar el libro El Sínodo de los Obispos, un Sacerdote me pidió que intentara escribir una Historia de la Iglesia en Venezuela. Le dije que él estaba loco; pero como dicho Sacerdote de loco no tenía un pelo, insistió, y al fin me convenció.

Sé lo aue significa historiar casi medio milenio de una Nación como la nuestra, donde abundan los historiadores.

Me decidí y éste es el trabaio que presento hoy. Existe en Venezuela una inmensa bibliografía sobre la historia de la

Iglesia. Hay monografías importantes y trabajos de envergadura. Bastaría hacer un buena selección. Tal vez. eso fue lo que intenté con este trabaio. Si no cumplí con mi cometido, por lo menos queda la gran bibliografía que cito.

Quizás alguno se extrañe de lo mucho que hablo de los Obispos. Era necesario, pues ellos, ¡unto con los misioneros y los curas doctrineros, fueron los grandes protagonistas de ese drama, de la historia eclesiástica Venezolana.

El seglar cristiano, tal vez sea para alguno, el gran ausente de este libro. Eso es cierto, pero la razón de ello es que hay poca bibliografía al respecto, y el llamado Movimiento de Apostolado Seglar, como tal, es obra de estos últimos decenios en la historia eclesiástica Venezolana. Por eso hice un capítulo aparte, que se refiere a estas postreras décadas.

Esto no quiere decir que los seglares hubieran estado ausentes en la con­servación de la fe católica, la cual arranca de la Conquista Pacífica de los misioneros. Todo lo contrario. En determinados momentos, al faltar los Obispos y los Sacerdotes, fueron los seglares —la maestra o el maestro del pueblo, la madre de familia, el colegio católico de algún educador no sacer­dote— los cfue conservaron la fe, y en no pocos casos, en los templos de los caseríos, donde casi nunca podía llegar el Sacerdote, ellos relizaron actos cultuales, como rosarios, novenarios, etc., que hoy constituyen la religiosidad povular. Ellos, también, forjaron, conservaron y acrecentaron la fe.

Esta Historia Eclesiástica Venezolana es sólo un intento de síntesis. Tal vez otros traten de seguir mi ejemplo y así un día se haga una historia de la Iglesia con mayor amplitud.

Si con este trabajo logro llevar un poco de conocimiento y amor a la Iglesia, Una y Santa, fundada por el Señor Jesús, me sentiré dichoso con esa recompensa.

Barcelona, 15 de mayo de 1978

Constantino Maradei Donato

\ 9

Page 6: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

I . L A CONQUISTA

Page 7: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

/. Los primeros pasos de la Iglesia en Venezuela

í. La Iglesia, factor de Patria. El primero de agosto de 1498, en su ter­cera expedición, Colón llegó a las costas de lo que hoy llamamos Venezuela^

los documentos para la historia de la Vida Pública del Libertador, al Miirrarsc el descubrimiento de Venezuela, se dice de Colón:

Ahora que el encuentro afortunado de tierra justificaba parte de sus conjeturas, tenía por cierto que no estaba muy distante el momento en que el resto se confirmaría descubriendo el Continente. Divisóle, en efecto, el primero de agosto —1498— por el lado del Sur; mas ¡cosa rara! Colón, que en muchas veces había tomado las islas por tierra firme, consideró hasta ahora la tierra firme como una isla y la llamó "Isla Santa".=^

Esa Isla Santa, formará en adelante nuestro País. Aunque será con la expedición de Alonso de Ojeda, cuando en reahdad nacerá Venezuela, inclu­so en su nombre. La llegada del Gran Almirante a las costas de Paria, o a lo que hoy se conoce con el nombre de Cristóbal Colón, bien podría marcarse como el comienzo de lo que el Padre Guillermo Figuera llama la Iglesia como factor de Patria, es decir, el influjo del pensamiento cristiano y su acción en la Nación Venezolana.^

Otra curiosidad es que Don Cristóbal Colón, después de haber navegado por el sur de Margarita y descubierto los célebres placeres de perlas de Cubagua, pasó a La Española, de donde, encadenado, fue remitido a España por Francisco de Bobadilla.

Podría decirse que el descubridor de América es, en sus cadenas, el sím­bolo de esta Iglesia de Venezuela, uncida siempre a las oligarquías de turno, llámense regia, conservadora, liberal, federal o democrática.

De hecho, en Venezuela: el Patronato Real, las guerras de la Indepen­dencia, el liberalismo más tarde, junto con el endiosamiento guzmancista y la tiranía gomecista, mantendrán siempre a la Iglesia atada al yugo del Estado, y sólo hoy, gracias al Convenio celebrado entre la Santa Sede y el Estado Venezolano, puede decirse que Ella empieza a respirar aires de verdadera libertad.

2. La Cruz y la espada. Eso no empece para reconocer que toda la obra española de la conquista y colonización de América, y por consiguiente de Venezuela, estuviera marcada por el sello del ideal religioso y católico. Hermosamente dice al respecto el Dr. Ambrosio Perera:

Sin egoísmo y con un sentido de responsabilidad única en la historia, España procedió en la conquista americana con el mismo concepto de

1. Carlos Siso, L a Formación del Pueblo Vene­zolano, Caracas, 1950, t. 1, p. 115.

2. José Félix Blanco, Documentos para la Historia de la Vida Publica del Libertador de Colombia, Perd y Bolivia, Caracas, 1875, t. 1, p. 18.

3. Algunos autores ponen el descubrimiento de Venezuela hacia finales de 1494, Cf Carlos Felice Cardot, Curazao Hispánico, Caracas, 1973. p. 3 en nota.

13

Page 8: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

la vida humana que inspiraba todas sus instituciones. Quiso dar a todas las actividades sociales el sentido religioso-católico que tenía su pensamiento político, y por eso escogió la catequesis para moldear en ella la cívica y moral arquitectura de los pueblos. El Sacerdote con la Cruz, dando paso cristiano al armado conquistador; y el conquistador, abriendo con su espada el camino al imperio de la Cruz, representan con claridad las dos ideas orientadoras del movimiento colonizador español, ya que hasta la misma negación de ellas en el terreno de los hechos sirvió para estímulo de ordenamientos y realizaciones definido­ras de aquel espiritual propósito.^

La Iglesia Católica en Venezuela, para conseguir algún fruto en su obra de evangelización de los nativos, se va a encontrar con mayores dificultades que el conquistador español en la búsqueda del oro o en el afianzamiento del poderío imperial.

En efecto, la conquista de Venezuela será penosa, larga e imperfecta. No sólo se opondrá a ella el medio físico, con sus ríos, esteros, extensiones sin f in y animales salvajes, sino también la multiplicación de las tribus indí­genas con indómitos caciques, quienes no estarán confederados como en Méjico y Perú sino que habrá que guerrearlos individualmente, disputándole con el caballo y la pólvora todo pedazo de tierra.^

Además de esto hay que añadir la poca utilidad de la nación en lo refe­rente a metales y piedras preciosas. Venezuela será más importante cuando el conquistador se convenza de que su Dorado estará en la agricultura. La Compañía Guipuzcoana, aunque atacada por los riquitos criollos, quienes verán en ella un obstáculo a sus injusticias, será en el Siglo X V I I I , no sólo factor de transformación económica de Venezuela, sino también de educa­ción agrícola para el pueblo venezolano, e incluso para dejar nombres ilus­tres que provienen de esta época.*

5. La Conquista pacífica. En los primeros tiempos de la conquista la evangelización va a estar casi íntegramente a cargo de los llamados misione­ros, o sea los miembros de la Conquista Pacífica, que además de las dificul­tades anteriores, tendrán el gravísimo problema del desconocimiento de las lenguas para llevar a mentes rudas misterios profundos, como son los de la fe católica.

Fuera del sistema de misiones, va a tener una importancia suma el llamado Cura Doctrinero. Su origen parece que hay que buscarlo en la petición que en tal sentido hizo al Rey el Gobernador Mazariego, el año 1570.

El Cura Doctrinero era lo que hoy llamaríamos un equipo itinerante, que iba de pueblo en pueblo impartiendo la doctrina cristiana y dejando los grupos encargados de mantener la fe en su ausencia. El Obispo Agreda fue el gran organizador de los curas doctrineros con sede ambulante y se preo­cupó enormemente de ellos en sus Visitas Pastorales .'

La "doctrina" es el puente entre las misiones y la parroquia. Se comprende fácilmente que los pueblos de indios, dejaban mucho que desear en la forma­ción religiosa, de allí que el Sacerdote, fraile o secular, debía completar la educación en la fe de los ya bautizados y de los q'ue se preparaban para el

4, Ambrosio Perera, Historia de la Organi­zación de los Pueblos Antiguos de Venezuela, Madrid, 1964, t. 1, p. 16.

5. Francisco Depons, Viaje a la parte orien­tal de Tierra Firme, Caracas, 1930, p. 4.

6. Vicente de Amezaga, E l Elemento Vasco en el Siglo X V I I I Venezolano, Caracas, 1956.

7. Perera, Ob. Cit. p. 20.

14

Hnullwino. Ocspiiés de los decretos del Concilio Tridentino, surgieron con-ÍIlcloN ciilre los religiosos y los Obispos, sobre los doctrineros, núes ya desde OliloiK'i'N se comenzaron a organizar las parroquias tal como hoy las coiUKcnios.

Al íin, con la Constitución Apostólica "Cum Nuper", del 24 de febrero do I74(). Icrminaron las disputas entre Ordinario y misioneros, convinién-doao que lodas las doctrinas, deberían incorporarse a la jurisdicción del Obispo del lugar.

4. Dificultades de los misioneros. Como noté arriba, la obra de la Iglesia ON Icnlíi pero decidida y decisiva. Tal vez cualitativamente no tan perfecta, pues se atendió más a la cantidad y jugó gran papel la presión del poder temporal, con lo cual se perdió bastante la libertad; pero siempre es gigan-tCKCii en su realización.

A todo eso hay que añadir que el fraile español, no sólo tuvo que combatir a una naturaleza hostil a toda penetración y a un contingente humano lipcííJido a mitos y supersticiones ancestrales; ^ sino que su lucha se hizo tllánica al enfrentarse a su mismo hermano en lengua y religión, el conquis-iiidor español, quien no sólo no respetó los derechos humanos de los Indios, l ino que les quitó el pedazo de tierra que Dios había puesto a su alcance, y lodo por una sed de un oro imaginario, el Dorado.

Es verdaderamente sorprendente ver los esguinces y las reflexiones since­ras de moral que tuvo que hacer la ética cristiana española para justificar hi conquista de América. Fue un verdadero dilema que se presentó a los juristas, moralistas y teólogos de aquella época; fueron auténticas filigranas de especulación genial que realizaron aquellos hombres de Iglesia, a nivel de conciencia individual y social, para llegar a admitir como hecho justo y según el Evangelio, lo que no pocos creyeron que era un despojo y una injusticia.'

Serán los misioneros los únicos defensores de los aborígenes contra la ambición del conquistador y sólo ellos proclamarán los principios de la justicia evangélica y del amor cristiano en la tupida y larga lobreguez de la colonización hispano-americana.

Cada uno de los misioneros tuvo un carisma especial, y no tratemos de hacer comparaciones, pues todos llevaron luz a las tinieblas de las injusti­cias, dejaron clavado muy hondo el árbol de la Cruz hasta en los últimos confines de Venezuela, esparcieron la armonía de la Lengua Castellana y forjaron costumbres e instituciones de las que hoy nos enorgullecemos.

Franciscanos Capuchinos, Franciscanos Observantes, Dominicos, Jesuítas y Agustinos estarán presentes en el nacimiento, desarrollo e independencia de nuestra Nación. Ellos trajeron siempre:

la persuasión de la palabra evangélica más en la santidad de su vida y en el ejemplo de sus prodigiosos sacrificios, que en el aparato de una ciencia deslumbradora. '°

5. La Primera Misa. Es evidente que, dada esa dualidad político-religiosa, de que estaba imbuida España y por consiguiente la conquista de América,

8, José de Oviedo y Baños, Historia de la Conquista y población de Venezuela, Nueva York, 1940, p. 6.

9. Joseph HÓffner, L a Etica Colonial Espa­ñola del Siglo de Oro, Cristianismo y D i ¿ ü -

dad Humana, Madrid, 1957. Todo el libro trae una variada bibliografía.

10. Nicolás E . Navarro, La Influencia de la Iglesia en la civi l ización de Venezuela, Bolet ín de la Arquidiócesis de Caracas, junio de 1913.

15

Page 9: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

al principio tuvieron que venir muchos frailes y sacerdotes en las miles de expediciones que se organizaron. Si existió la sed de oro, hubo también el oro de muchos santos y abnegados, que vivían sus ideales evangélicos y comprendían el deber misionero de la Iglesia.

Se discute mucho si la primera misa se dijo en Santa Ana de Coro, o en Nueva Córdoba (Cumaná) . Es evidente que donde hubo agrupaciones humanas, allí hubo presencia de Iglesia.

En los documentos para la Historia de la Vida Pública del Libertador, cuando se habla de la fundación de la ciudad de Coro por Juan de Ampies, el 26 de julio de 1527, se afirma que con tal motivo se dijo una misa bajo una acacia, cuya [s ic] misa fue la primera que se celebrara en la provincia." El Padre Guevara Carrera, en cambio, afirma que la primera misa que se dijo en el territorio que comprende la República de Venezuela, fue en la vieja Diócesis de Guayana.^^

Téngase en cuenta que Cumaná, Nueva Toledo, fue fundada en 1521; la Asunción en 1524 y que aUí hubo Sacerdotes que decían Misa.

6. Los Comienzos de la Evangelización. Coro se fimda en 1527, es decir varios años más tarde.

Es más, mucho antes de la fundación de las primeras ciudades de Costa Firme, (Cubagua o Nueva Cádiz se supone fundada en 1500), sabemos de la venida de misioneros a Venezuela, en especial a las costas de Cumaná.'^

Algunos autores dicen q'ue para 1513 ya habían logrado entrar a las costas de Cumaná los Dominicos Fr. Francisco de Córdoba y Fray Juan de Garcés, quienes más tarde fueron muertos por los indios.'" Otros autores como Tavera Acosta, basados en el testimonio de Fray Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias, afirman que esos Dominicos fueron sacri­ficados en la isla de Trinidad.'^

Para todo este asunto es importantísimo leer dos reales cédulas firmadas el 3 de septiembre de 1516 por el Cardenal Cisneros, entonces regente de España por la minoría de edad de Carlos V , dirigidas a los Frailes Jerónimos de La Española, pues ellas constituyen una fuente primaria para el estudio de los primeros establecimientos de la Iglesia en Venezuela y en el oriente de ella.'^

Sabemos de cierto que para 1516 desembarcó en las costas de Cumaná una misión compuesta de Dominicos y Franciscanos, quienes lograron esta­blecerse y hasta fundar un convento. Cuando ya comenzaban a reducir a los indios, éstos se levantaron contra ellos para vengar los desmanes come­tidos por un tal Alonso de Ojeda, que nada tiene que ver con el célebre descubridor del Lago de Maracaibo, n i era hijo de aquél, como sostiene Arístides Rojas.''

Los indios mataron a varios frailes españoles, destruyeron el convento de San Francisco y sólo pudieron salvarse algunos misioneros que huyeron en canoa a Cubagua.'^ ^

11. Ob. Cit. t. 1, p. 38. 12. J , M . Guevara Carrera, Apuntes para

la Historia de la Diócesis de Guayana, Ciudad Bol ívar, 1950, pp. 5 y ss.

13. B. Tavera Acosta, Anales de Guayana, Caracas, 1954. pp. 47 y ss.

14. Carlos Siso, Ob. Cit. p. 118. 15. Tavera Acosta, Ob. Cit. p. 47.

16. Pueden verse en Bolet ín de la Academia Nacional de !a Historia, t. 43, octubre-diciem­bre, 1960, pp. 772 y ss.

17. Carlos Siso, Ob. Cit. p. 119, en nota. 18. Baltasar de Lodares, O . M . C , Los Fran­

ciscanos Capuchinos en Venezuela, Caracas, 1930, t. 2, p. 6 y ss. Cayetano de Carrocera, Memorias para la Historia de Cumaná y Nueva Anlaluc ía , Caracas, 1945, p. 30.

16

l.(m f r i i i l c H franciscanos regresaron a Cumaná en 1521 con la expedición i l i ' t í t ) M / ( i l ( > de Ocampo, quien fundó Nueva Toledo, Cumaná, en la que | i i i d l i M i i i i cslablecerse nuevamente esos religiosos.

(lifíiiü de consideración el proyecto de colonización del Licenciado Fray Itiirliilumé de las Casas, quien estaba convencido de que la conquista nunca io liiirln por las armas, sino por la persuasión. Los misioneros deberían pene-l i i i r y pcimunocer en los poblados indígenas sin escolta y sin armas.

Iiih'li/nicnte el proyecto de las Casas, de traer labradores de Castilla, que Iriihiijitnin con los misioneros y los indios, no tuvo resultado positivo alguno. Y i'Mii que él tenía la aprobación del Rey Carlos V , en cédula otorgada el 16 do muyo de 1521:

No pudiendo soportar que se sacrificase a los infelices e incultos indí­genas y escandalizado por tantas infamias que se cometían bajo la ban­dera de la conquista y a la sombra de la religión, dejó el gobierno del íerrilorio que se le encargó poblar y en 1522 tomó el hábito de Santo Domingo."

Fray Bartolomé de las Casas será el gran defensor de los indios, y tiniclas a sus quejas y alegatos, surgirán leyes que aliviarán un poco la MUcrtc de los indígenas.

7. Los Welser. Coro. De 1528 a 1556, por entrega de Carlos V , la Provincia de Venezuela pasó a la administración de los célebres banqueros de Augs-biirgo, los Welser, la cual fue, en realidad, una administración infecunda, como la llama con razón Ambrosio Perera,^° pues los banqueros no cum-)!ieron el contrato de fundar dos ciudades, y por el afán del lucro, despo-iliiron la región, trataron mal a los indios hasta venderlos, y se distinguie­

ron por su sed de oro y por sus fracasadas aventuras en pos de El Dorado.^^ Durante la administración de los Augsburgo, e independientemente de

ellos, hay un acontecimiento transcendental, y qoie debe ser siempre recor­dado en la Historia Eclesiástica Venezolana, es decir, la creación de la primera Diócesis de la provincia, el Obispado de Coro.^^

El primer Obispo de Venezuela es Don Rodrigo de Bastidas, quien era deán de la Catedral de Santo Domingo. La Bula, dada por el Papa Clemente V I I , con fecha 21 de julio de 1531, es el primer documento de nuestra his­toria eclesiástica, como dice Mons. Navarro.^^

Esta Diócesis de Coro durará hasta 1638, cuando en cumplimiento de la Real Cédula de 1637 y con la debida impetración al Romano Pontífice, la administración diocesana pasará a Caracas, adonde ya se habían trasla­dado muchos miembros del Capítulo.^''

La erección de la Diócesis de Coro se basa en el Patronato, que como veremos más adelante, ya había sido concedido a los Reyes Católicos por Julio I I , en la célebre Bula de 28 de julio de 1508.

19. Documentos Ob. Cit. p. 38. 20. Ob. Cit. p. 13. 21. Friede yuan, en su documentado Libro

LoB Welser. Caracas, 1961, aunque sostiene que no trata de defender la administración de los banqueros, sin embargo, con su estudio, hace cambiar un poco la opinión bastante peyorativa que los venezolanos han tenido siempre sobre ese per íodo de la historia patria.

22. Hablo aquí de lo tradicionalmcnfe ad­mitido, pues parece que la capitulación no fue

con los Welser sino con E . Einguer y con J . Saylier, Cf. Fray Pedro Aguado, Historia de Venezuela, Madrid, 1950, p. 36.

23. Nicolás E . Navarro, Anales Eclesiásticos Venezolanos, Caracas, 1931, p, 9.

24. E l vocablo Coro, viene, según el P. Agua­do, del nombre que tenía la tierra; según Cas­tellano del r í o Coro; pero Fernández Duro sostiene que el término no es indígena, sino que existe en Navarra y significa una vid de sarmiento prolongado.

17

Page 10: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Don Rodrigo de Bastidas tomó posesión de su Diócesis en 1534, y aunque las dignidades, canongías y demás beneficios catedralicios sólo se irán proveyendo poco a poco, es curioso ver como la organización de la Catedral de Santa Ana de Coro, según instancia, requeridos de la Serenísima Reina Doña Juana y del Emperador Don Carlos, va a ser la misma que casi en su totalidad perdurará hasta nuestros días en las catedrales de Vene­zuela: Deán, Arcediano, Chantre, Maestre-escuela, Tesorero, Prior y seis canónigos racioneros y medio racioneros, dos curas, seis acólitos y sus cape­llanes, sacristán, organista, pertiguero (para ordenar las procesiones e ir delante del Prelado), Mayordomo o Procurador, Notario y el perrero (para echar los perros y limpiar la iglesia).

Es evidente que por falta de presupuesto y de personal, muchos de estos cargos quedaron en suspenso.

8. Rodrigo de Bastidas. Don Rodrigo de Bastidas, aunque un poco reacio para tomar posesión de su diócesis y residir en la Ciudad de Coro, es siem­pre digno del recuerdo de los venezolanos, tanto en lo eclesiástico como en lo pohtico, por ser el fundador de la Jerarquía Eclesiástica en Venezuela.

Era hijo de Don Rodrigo de Bastidas, fundador de Santa Marta, y algunos dicen que había nacido en Sevilla y otros que era natural de La Española.

Por tres veces fue Gobernador interino de la provincia de Venezuela, fue un factor de equilibrio frente a los desmanes de los conquistadores alemanes y españoles, y un gran defensor de los indios Caiquetios, cuando Jorge Espira quiso repartirlos en Encomiendas. Los indígenas no olvidarían nunca ese gesto de su Obispo.

Pese a eso y a sus grandes cualidades morales y dotes de mando, Mons. Navarro dice que fue bien exigua la labor apostólica efectuada en el terri­torio de su jurisdicción por el primer Obispo de Venezuela.^^

Rodrigo de Bastidas fue nombrado Obispo de Puerto Rico en Í 5 4 1 . Allí estuvo hasta 1567, fecha en que renunció al cargo para irse a vivir al lado de sus familiares en Santo Domingo, de donde nunca fue Obispo. Allí debió morir hacia 1570 y parece que fue enterrado en lo que se llamó después: Capilla del Obispo de piedra, con lo que se hace alusión a la estatua de cuerpo entero y posición horizontal, en la tumba del Prelado.

9. Los Obispos hasta 1637. El segundo Obispo de Coro fue Don Miguel Jerónimo de Ballesteros, quien fue Deán de Cartagena de Indias y debió regir la Diócesis de 1546 a 1556, fecha, ésta última, la más proba­ble de su muerte.

Parece que no fue consagrado y que no pudo realizar un apostolado eficaz, ante las circunstancias de desorganización y desmanes en que se encontraba la provincia por el Gobierno de Los Welser. La pobreza era extrema en la ciudad, y el mismo Obispo informaba que en ella:

vivían unos cuarenta vecinos, todos pobres y algunos enfermos, dueños cada uno de tres o cuatro indios, quienes trabajosamente labraban la tierra y cosechaban el maíz necesario para su sustento; otros españoles vivían de pura limosna a cargo de sus conciudadanos.^^

En sus cartas aparece como gran defensor de los indios, especialmente cuando éstos eran vendidos y sacados de su medio natural. En 1550 escribía:

25. Anales . , , Ob. Cit. p. 56.

18

26. Friede Ob. Cit.

Portille como los soldados y justicias son absolutos en robar, maltratar y enviar fuera de la tierra —a los Indios—, sienten a par de muerte tjue se les impida. Y como todos están pobres y la materia de indios I I (odu.s toca, andan tan desasosegados, que a menudo desean que hu­biese un repique de alteraciones. Porque defendiendo a los indios, todos B C me van a las barbas.^'

Anle.s de hablar del tercer Obispo de Venezuela, el dominico Fiay Pedro dü Afíicda, es bueno recordar, que, tanto el llamado Don Bartolomé, /','/ Venezolano, como Don Juan de Simancas, deben ser descartados de la I I N I J I lie los once Obispos que tuvo Santa Ana de Coro, pues el primero fue NÓlo un fantasma, un mito biográfico y el segundo, aunque presentado por el Rey Felipe l í y aprobado en Consistorio, nunca recibió las bulas.

I.iis huías del Tercer Obispo de Venezuela, Fray Pedro de Agreda están riiiniitlas por Pío I V , con fecha 27 de junio de 1561, aunque consta posi-(Ivnnicnle, que se trasladó antes a Coro desde su cátedra de Valladolid, y cu su sede coriana recibió dichas bulas.

Fra un hombre cultísimo; y debió tener tanta fama como predicador, que, tii/iiult) fue a consagrarse a Bogotá, habiéndosele encargado el sermón de la Siuilísima Trinidad, muchos se disputaron con espadas los puestos para uírlo.^^

Dos cosas importantes notan los historiadores en el Pontificado de Fray l'ctirc) de Agreda: su labor ante el Rey para defender la ciudad de los íihusüs de los piratas y la celebración del Primer Sínodo Venezolano, hecho i\i\c ya podemos imaginar cómo pudo realizarse con tan poco clero, con los problemas polídcos y económicos de la incipiente conquista y con las dífi-culUides de los asaltos de los piratas.

Hasta 1638, fecha en que de hecho y de derecho, la Diócesis se traslada ti Caracas, hubo ocho Obispos: Fray Juan Manuel Martínez de Manzanillo, dominico (1580-1592); Fray Pedro Mártir Palomino (1595-1596), quien electo, ejerció el Gobierno por "ruego y encargo"; Fray Domingo de Salinas (1599-1600); Fray Pedro de Oña (1602-1604); Fray Antonio de Alzega (1605-1610); Fray Juan de Bohórquez (1611-1618); Fray Gonzalo de Angu­lo (1617-1633); Don Juan López Agurto de la Mata (1634-1637).

El trabajo de evangelización de la Iglesia en gste casi medio siglo, desde la fundación de la primera diócesis, fue en verdad muy lento. Los proble­mas surgían de todas partes; pero especialmente del elemento humano. El avance rápido de la Iglesia se verá con el establecimiento de las misio­nes, ya verdaderamente organizadas como obra de evangelización y a la vez de conquista pacífica para afianzar el poder civi l .

10. Comienzo del clasismo. Como se ha visto, termina así una primera etapa de trabajo de la Iglesia en Venezuela y ésta no hace grandes progre­sos, pese a que de 1498 a 1638, cuando surge Caracas como primer foco cultural, político y evangelizador, ha pasado más de un siglo de verdadero esfuerzo por implantar la fe y también por sembrar ideas políticas para afianzar la Corona.

27. Friede Ib. Ob. Cit. p. 565. Véase tam­bién Aguado, Ob. Cit. t. 1, pp. 767-803.

28. Navarro, Anales, Ob. Cit. pp. 63 y ss. E n i a lista que trac Blanco, aparece Don Bar­tolomé como tercer Obispo. Cf. Documentos, Ob. Cit. t. 1, p. 537.

29. José Manuel Groot, Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada, Bogotá, 1869, t. I , p. 101.

,19

Page 11: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Hay algo desfasado y se trata de corregir el mal. Hasta el presente se ha procurado trasladar a América la misma organización política que tiene la metrópolis, con alguna originalidad y que podría resumirse en la idea del nombre que se dio a Caracas: Santiago de León de Caracas, es decir: la Religión, expresada en el símbo'o del Apóstol Santiago, el Rey, expresado en Ponce de León, Jefe que envía a Diego de Losada; Caracas, por los Indios Caracas, que representarán lo autóctono. Aunq-ue un poco diferen­ciados, y bastante suavizados, gracias justamente a la Religión, esos tres elementos formarán los Estamentos, las clases sociales de la Colonia.

Estos estamentos, importados de la Madre Patria, con la adición de lo autóctono, formarán entre nosotros las diversas clases y el mestizaje. Así seguirá la colonización; pero hasta el presente los progresos han sido efímeros.

Se pensará en un método más eficaz, que a la postre desembocará en lo mismo, el método misionero, ahora ya más organizado y apoyado por el poder civi l .

20

2. LA CONQUISTA MISIONERA

íí. Facultades de los Misioneros. Aunque vimos anteriormente algunos intentos misioneros para implantar la fe cristiana en el territorio que com­prende la Venezuela actual, sin embargo, las Misiones no se organizan defi­nitivamente sino en la mitad del Siglo XVII.^°

Antes de entrar a considerar el régimen misionero en Venezuela, bueno es conocer las normas dadas por el Papa Adriano V I , en su Bula Exponi nobis, llamada con razón La Omnímoda, concedida a petición de Carlos V con fecha 9 de mayo de 1522. En esa Bula se ven las inmensas facultades que llevaban los misioneros al pasar a América y que van a ser como el fundamento de la organización de la misma Iglesia en las regiones de ultramar.^'

Doy un extracto de ellas como las trae el Padre Guevara Carrera: I . Que a los que quieran pasar a la conversión de los indios no

se lo prohiba, aunque tengan oficios locales y generales, con tal que sean de suficiencia en vida y costumbres, bajo pena de excomunión ipso facto."

I I . Que el Rey y su consejo pongan el número de los frailes que se han de enviar.

I I I . Que los frailes enviados elijan dos, tres o más, de ellos, del modo que pareciese mejor n ellos, o a la mayor parte de ellos, y tengan dicha Prelacia por tres años o por el tiempo que marquen sus Consti­tuciones y sea costumbre en España; y no por más tiempo ni de otra

30. Bueno es recordar aquí la fundación del primer colegio interno para los Guaikeríes o Cumanagolos, hecho por los Franciscanos Ob­servantes y el establecimiento de los Domini­cos en el Golfo de Santa Fe. Cf. Carta Pasto­ral de los Obispos Orientales, 1960, p. 5. Para el estudio de las Misiones en Venezuela exis­ten buenas obras. Cito aquí solamente algu­nas: Baltasar de Lodares, O . M . C , Los Fran­ciscanos Capuchinos en Venezuela, tres lomos, Caracas 1929, 1930, 193). Cayetano de Carro­cera, O . F . Cap. , Memorias para la Historia de Cumaná y Nueva Andaluc ía , Caracas, 1945. Manuel Aguirrc Elorriaga, S .J . , L a Compañía de Jesús en Venezuela, Caracas, 1941. Cons-lantino Bayle, S .J . , España en Indias. Vitoria, 1934. Estanislado de Perídielo, L a Misión de Venezuela, Puerto Rico y Cuba, Caracas, 1930. Fray Alonzo de Zamora, Historia de la Pro­vincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, Caracas, 1930. Fray Matías Ruiz Blanco, Conversión de Píritu, Madrid, 1690. Lino G ó m e z Cañedo, O . F . M . , Las Misiones de Píritu, Caracas, 1967. Antonio Caul ín , Histo­ria Corográfica de la Nueva Andalucía . losé Gumilla, E l Orinoco Ilustrado. Juan Rivero, Historia de las Misiones en los llanos de Casa-nare y los r íos Orinoco y Meta. Felipe Salva­dor Gi l i ] , Ensayo de Historia Americana. Ro­

mán Bueno. Apunte sobre la Provincia Misio­nera de Orinoco e indígenas de su territorio, Caracas, 1933. P. Ojer y Hermann González , La Fundación de Maturín, 1722, y la Carto­grafía del Guarapiche, Caracas. 1957. Fernan­do Campo del Pozo, Historia Documentada de los Agustinos en Venezuela durante la época colonial, Caracas, 1968. Pedro de Aguado, His­toria do Venezuela escrita en 1581, Caracas, 1915. José del Rey Fajardo, S .J . , Misiones Te-suísticas en la Orinoquía, t. 1, Caracas, 1977. Documentos íesuít icos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela, Cara­cas. 1974.

31. Guillermo Figuera. Documentos para la Historia de la Iglesia Colonial en Venezuela, Caracas, 1965, p. X L .

32. Las palabras textuales de Adriano V I son éstas: Tales autem fratres, sic nomínalos , aut Ileentlatos, ab eorum superioribus stricte prae-cipimus sub excomunicationis poena ipso fació incurrenda. ne nliquis inferior audeat a)iqi''i-liter impediré, etiam si pro tune eseent in offl-ciis Confc^íionis Praclicationis. lectionis. Guardianatus. ministeriatus, provincialatus aut commissariatus generalls, quibus non obstantl-bus transiré possint, et debeant. Ruiz Blanco, Ob. Cit. p. 99.

21

Page 12: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

forma que estén sujetos al Ministro y Capítulo General en lo que no impida la conversión de los infieles.

I V . Que el elegido (por los Misioneros) tenga todas las facultades del Ministro General, a quien deben estar subordinados, y éste podrá limitar sus facultades.

V . Que los dichos Prelados y los frailes comisionados por el Prela­do, si no hay Obispado, o no pueden acudir dentro de dos días a los Obispos o Provisores, tengan toda nuestra autoridad para sí y para otros de cualquier Orden que alh' estuvieren, como juzguen oportuno para la conversión de los indios, manutención de la fe católica y obediencia a la Santa Iglesia Romana; y puedan ejercer todos los actos episcopales que no requieran el orden episcopal, hasta aue se ordene otra cosa.

V I . Y finalmente, que todos los indultos concedidos por los Roma­nos Pontífices a los dichos Prelados de frailes que están en dichas Indias o procuraren ir a ellas y a los frailes a quienes ello':; les conce­dieren puedan usarlos en común y en especial.^^

12. Primeras Misiones. 1650. En virtud de tantas cédulas existentes y de las numerosas entradas de misioneros a esta región de Venezuela, se hace difícil elegir una fecha de inauguración de las primeras Misiones ofi­ciales en la Nación.

Se ha escogido como fecha simbólica de las primeras misiones el año de 1650 y así los Obispos de Oriente celebraron el tricentenario de ellas en la década 1950-1960, e hicieron una bella pastoral.

Esa fecha de 1650 se escogió por la primera misión de Frav Francisco de Pamplona y Lorenzo de Magallón, quienes después de los problemas habidos en la isla de Granada, por la ocupación francesa, llegaron a Marga­rita y luego a Cumaná.

Como es sabido, después de mil enredos y reclamaciones ante la Corte, los Franciscanos Capuchinos recibieron orden de regresar a España.

Es interesante también, como fecha simbólica, el año 1640 cuando Juan Alonso de Solís, Obispo de Puerto Rico a quien pertenecían los Anejos de Barcelona, Cumaná, Margarita, Trinidad y Guayana, visitó la región de Píritu e ideó la creación de un Obispado o Abadía para dicha región. Nada de eso se realizó después.

Es importante, igualmente, la real Cédula del 9 de junio de 1654 en la que se concedió la misión de Píritu a los Franciscanos Observantes.^

El Padre Ruiz Blanco narra la llegada de los Franciscanos Observantes a estas regiones, de donde partirá en adelante la obra misionera de la Iglesia a toda la parte oriental del País:

Despachóse la primera misión de ocho religiosos de la santa Reco­lección del Abrojo y fue nombrado por su Comisario el Padre Fr. Juan de Mendoza, provincial que había sido de la Florida, religioso de sin­gular virtud y muy experto en conversiones de indios que en aquella era se hallaba en los reinos de España. Llegó a Cumaná el año 1656, día de la Aparición de San Miguel, gobernando aquella provincia D. Pedro de Brizuela, caballero muy cristiano y celoso. Dispuso des-

33. Guevara Carrera. Ob. Cit. p. 19. 34. Cañedo. Ob. Cit. p. X I V y Carrocera, Ob. Cit. p. 306.

22

pmluules it la tierra de Píritu con alguna gente armada que les asis-llr»r liiisla dejarlos entre indios. . . ^

l ' l rtidiv líuiz Blanco describe además las penalidades de estos misioneros 9\\. lince alusión también a la venida de los primeros Capuchinos N lii ri'iílt'm (• indica que éstos se retiraron por no tener orden de Su Majestad.

I ' N I I I S ilispiUas entre las diversas Ordenes Religiosas en los casos de (nilHtlIciinn dudosa y de entre éstas y los Gobernadores, van a ser comunes 9H lit i'iHuiuisla misionera. Ellas se resolverán, en unos casos, dentro de ini t liiiin de mulua comprensión, en otros se recurrirá al Rey. *

A N ( lUTiiucan las Misiones Oficiales en Venezuela, la obra de la Nueva CuniMilslji. lUla será el instrumento de evangelización de la fe católica, i'oiiiii mudo posible de transculturación hispánica entre los indígenas.

Adi'ini'is de lo dicho, hay que mencionar a los Jesuítas, quienes desde hiibían comenzado a misionar los llanos de Casanare, que pertene-

flínn n Colombia. También muchos misioneros penetraron por el Orinoco \'''nc7.iiela v fundaron pueblos en las regiones del actuol territorio

A"in/on¡is y en Guayana. líis Misiones de Píritu continuarán después en todo su apogeo. Ellas nos

(li'l'U'rtii ios hermosos templos de Píritu, de Clarines, de Caigua, de la Asun-Clt'>ii. hoy restaurados y también otros muchos como el del Pilar. San Loren-prn y (.'M!';ftacj'i.iiche, que todavía no se han podido restaurar definitivamente.

/ T. Giras misiones. A esta Primera Misión de Píritu de los Franciscanos (IbsL'rvanles, seguirán las siguientes:

Segunda Misión, 1660. Doce padres y tres hermanos legos. Ti'rcci'a Misión, 1672. Ocho padres y seis legos. í ' i T - T t a Misión, 1678. Once padres. Oiiinta Misión, 1683. Siete padres y un lego. Scxia Misión, 169'5. Seis padres y cuatro legos. SL'plima Misión, 1698. Doce padres y un lego. (octava Misión, 1712. Ocho padres y dos legos. Movena Misión, 1715. Cuatro padres. Décima Misión, 1723. Once padres. Undécima Misión. 1730. Nueve padres. Duodécima Misión, 1742. Veintinueve padres. Décima Tercera Misión, 1755. Veintiún padres.

Con los datos anteriores, referidos solamente a las Misione? de Píritu, podemos darnos cuenta de la importancia que tenía la empresa misionera para la Corona y para la Iglesia.

Refiriéndonos ahora a todas las misiones, y a las Ordenes Religiosas tiue sembraron el EvnngeÜo a lo largo y ancho del territorio nacional, pen­semos en el florecimiento de una sola de ellas, la del Caroní, que fue capaz de alimentar y equipar al ejército de Bolívar en todas las campañas, desde que se instaló en Guayana.

Según datos dados por el Padre Lodares, los misioneros ftmdaron 347 pueblos distribuidos así:

Misión de los llanos de Caracas 125 Misión de Cumaná 45

35. Conversión de Píritu, Ob. Cit. p. 77. 36. Aguirre Eiorriaga, Ob. Cit. p. 26.

23

Page 13: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Misión del Caroní 38 Misión de Maracaibo 29 Misión de Trinidad 8 Misiones del Alto Padamo 19 Misión de Píritu 45 Misiones del Caura 14 Misiones de los Jesuítas 6 ^

14. Enemigos y amigos de las misiones. Pese a los pueblos fundados, a los mártires que dieron su vida por el ideal de la Nueva Conquista, algunos historiadores venezolanos atacan fuertemente el sistema de misiones.

Gi l Fortoul, sin duda el más grande de nuestros historiadores; pero ene­migo jurado de todo lo que huela a España o a Catolicismo, después de haber dado una síntesis sin gran profundidad de la obra misionera, dice:

Sea de ello lo que fuere, el sistema de misiones no produjo resulta­dos más favorables que el antiguo de repartimientos y encomiendas, como no sea el haber conservado la vida a un número mayor de indios; ni los educó en el cultivo de la tierra y pastoreo de ganados más que lo que estaban las tribus sometidas al brazo secular.^^

Como se puede observar hay en ese juicio de Gi l Fortoul radicalismos, apriorismos y prejuicios. El mismo testimonio de Humboldt, que aquel trae en este pasaje, dice mucho más, pues, al menos, el insigne alemán concede que el régimen de misiones acrecentó el apego a la propiedad raíz, estabilizó las habitaciones, e hizo nacer amor a la vida pacífica.^'

Duarte Level, que por cierto no se le queda a la zaga a Gi l Fortoul en sus ataques a la obra misionera, tal vez en un acto de arrepentimiento llega a decir:

Empero, sobre la tumba de los capuchinos, Venezuela está obligada a depositar coronas de agradecimiento. Esos frailes salvaron la inte­gridad de la Patria. En nuestra cuestión de límites con !a Guayana Inglesa, el único argumento sólido e incontestable que pudimos pre­sentar para justificar nuestro derecho sobre Guayana fue la obra que allí hicieron los misioneros. A ellos les debemos no haberlo perdido todo. Hasta donde llegaron los religiosos en su misión evangélica, pue­de decirse que llegaron nuestras fronteras. A l plantar la cruz fijaron los linderos de Venezuela.'*''

El Barón de Humboldt, alemán y protestante, escribió: Fuimos recibidos con las mayores atenciones por los frailes del hos­

picio. Plácenos citar los nombres de los P.P. Manuel Monreal, Luis de Mirabete y Francisco Aliaga. El Padre Guardián estaba ausente; pero advertido de nuestra salida de Cumaná, había tomado las más solícitas medidas para que nuestra permanencia fuese agradable. . .

37, Véanse, además: Historia de la OrganI- 38. I . G i l Fortoul, Historia Constitucional de znclón de los Pueblos Antiguos de Venezuela, Venezuela, Caracas, 1967, t. 1, p. 84, Ob. Cit .; Pablo Ojer, L a Formación del Orien- 39. Ib. te Venezolano, Caracas, 1966; Manuel Acereda 40. L . Duarte Level, Historia Patria, Cara-Lalinde, Historia de Aragua de Barcelona, cas, 1911, p. 170. del Estado Anzoátegui y de la Nueva Andalu-cla, Caracas, 1958.

24

Me alojé en la celda del Guardián, que contenía una colección bastante considerable de libros. Con sorpresa encontré allí, al lado del Teatro Crítico de Feíjoo y las Cartas Edificantes, el Tratado de la Electricidad del Abate Nollet. Diríase que el progreso de las luces se siente hasta en las selvas de América.'*'

15. La acción misionera. Se ataca a la Iglesia Católica por intolerante, V. en cambio, no se considera acto de intolerancia la eiecución de los frailes capuchinos del Caroní, por orden de no se sabe auién; pero orden que terminó con el fruto de sacrificios y trabajos de siglos, y, lo que es más grave, sin que se cusiera un substituto adecuado. A l menos esto último es reconocido por Gi l Fortoul:

Con el triunfo de las tropas republicanas se consumó la decadencia de las misiones; v fuerza es confesar que la República no S U P O acre­centar lo POCO BUENO que en ellas dejaron los Capuchinos."'^

Caracciolo Parra Pérez, comprende un poco mejor que Gil Fortoul la obra misionera de la Iglesia en Venezuela:

En Guayana. las misiones, reorganizadas bajo Felipe V , realizaron una obra colonizadora admirable. Los misioneros se preocuparon sobre todo por el progreso moral de los indios y fueron en nuestro continente grandes PIONEROS o gestadores de la civilización."''

Se ataca a los frailes, por la poca o ninguna instrucción que tenían, pues limitados sus estudios a lo oreciso para ordenarse, carecían de cono­cimientos útiles, de nociones científicas, de ideas verdaderamente cris­tianas.""

Son radicalismos históricos imposibles de sostener, pues c.isi lo único oue poseemos de lenguas, de etnolopía y etnografía de aq^iellos tiempos nos viene de la obra escrita de los misioneros.''^

Bien es cierto que no todos eran letrados o científicos: pero enti-e los misioneros hav hombres preparados en ciencias eclesiásticas v profanas, varones de erran capacidad intelectual, que prefirieron sepultarse en los bosques de América para que la luz brillara en las tinieblas.

16. Mentalidad de la época. No podemos negar oue con l?s Ihimadas entradas de los misioneros en tierras de Indios, se violó la libertad de con­ciencia. Los mismos frailes narran esas incursiones, y en realidad uno se pregunta hoy si valían la pena tantas escoltas, pues en muchos casos los indios que reclutaban eran poquísimos.''*

En realidad no podemos culpar a estos hombres de Iglesia ñor no tener una mentalidad que hoy llamaríamos post-conciliar, pues hasta hace P O C O ,

ciertas doctrinas sobre la libertad religiosa y en general sobre otras liberta­des hoy admitidas eran inconcebibles. Recuérdese todo lo sostenido por León X I Í I sobre ¡a Tesis y la Hipótesis en su encíclica INMORTALE D E L El mundo ha andado mucho y con él la Iglesia. En toda eventualidad, no se olvide que la colonización española por lo menos tuvo la valentía de plan-

41. Alejandro de Humholdl, Viaic a las re­giones equinocciales del Nuevo Continente, Ca­racas, 1941, t. 2, p. 86.

42. Ob. Cit. p. 85. 43. Citado en T- M. Siso Martínez, Historia

de Venezuela, México, 1956, p. 83. 44. Duarte Level, Ob. Cit. p. 166.

45. Angel Grisanti. Resumen Histórico de la instrucción Pública en Venezuela, Bogotá, 1950, D. 17.

46. Santiago Gerardo Suárez, Las Institucio­nes Militares Venezolanas del per íodo hispáni­c o . . . Caracas, 1969, pp. L X V y ss.

25

Page 14: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

tearse el problema: ¿cómo podemos justificar nuestra conducta?... ¿Lo hizo así la colonización Inglesa o la misma Francesa?

El celo por las almas y el amor a Dios, aunque estuviesen er'-ados en los métodos, inspiraban a esos hombres a aventuras de quince días de jornadas, por lagunas de varios kilómetros y por selvas vírgenes plagadas de serpientes y bestias feroces.''^ "

La laboriosidad de los frailes, se destaca en lo q^ie se dice del Padre Gumilla:

Servía de carpintero, albañil, p i n t o r . . . Era el primero en la obra y el más infatigable oficial. Fabricó puertas y ventanas, adornó el tem­plo con pinturas de mano, y, en fin, fue el que ejercitando los oficios de muchos, trabajaba por muchos.''^

17. Informes de Alvarado y Centurión. Han sido muchas las citas, lo com­prendo, pero es bueno que nos empapemos de ellas para entender a estos gigantes de la Iglesia misionera.

Hay dos hechos que suelen esgrimirse para atacar a los misioneros de Venezuela y de toda la América Hispana. Ellos son, el Informe de Alvarado contra 'os Jesuítas, y el informe de Centurión contra los Capuchinos de Guayana.

El primero no nos toca tan de cerca, pero es bueno saber que es un Informe parcializado, plagado de mentiras, que fue escrito, porque se sabía que Aranda preparaba la expulsión de los hijos de San Ignacio.

Para nosotros los venezolanos es más interesante el Informe de Centurión, progresista Gobernador de Guayana de 1766 a 1776. Tavera Acosta no sólo ataca ferozmente a los Capuchinos, basado en este Informe "compro­bado", son sus palabras, sino que niega los testimonios de Espelius y de Humboldt. reconocedores de la labor misionera en Venezuela.'*''

Todo el pleito y enojo de Centurión vino de su falta de tino al querer intmducirse en terrenos que no eran de su jurisdicción, y por intentar impo­ner Corregidores a las Misiones.^"

En este espinoso asunto con los misioneros, el mismo Conseio de Indias expidió una Real Cédula donde se reconoce el error del Ilustre Centuñón y se da toda la razón a los Capuchinos.

La Real Cédula está fechada en San Lorenzo, a 10 de noviembre de 1774, y termina así:

Cumpliréis puntualmente como os lo mando, en inteligenciii de haber sido muy de mí real desagrado vuestra desarreglada condu.cta en el asunto, teniendo también entendido que por despachos de la fecha de éste, prevengo lo conveniente a mi Virrey y Audiencia r*e Santa Fe y al Prefecto de las propias Misiones. Yo el Rey.^'

A l hablar aquí del error de Centurión, en modo alguno queremos negar su labor progresista en Guayana, que todavía hoy perdura. De haberse lleva­do a cabo los proyectos de colonización propuestos por Centurión. Marmión e Inciarte, especialmente en lo referente a la agricultura y a la cría, Guayana hoy uniría su potencia minera a su desarrollo agropecuario.

47. Véuse una descripción de estas entra- 50 Pastoral de los Obispos de Oriente, Ob. das en Aguirre Eloriaga, Ob. Cit. p. 19. Cit. p. 12.

4S, Ib. 51. Puede verse la Cédula íntegra en Loda-49. Tavera Acosta, Ob. CIt. p. 157. res, Ob. cit., t. 2, p. 248 y ss.

26

/.S'. ¡'alias en la obra misionera. Igualmente, cuando alabamos y defen-(Icnuts I I los misioneros por la ingente labor realizada, especialmente, en la iioilie obscura de la conquista, admitimos sus errores y defectos; pero cree-iiiir; (iiie ellos no deben abultarse tanto, frente a la obra de evangelización, i u l i u r a , civilización y progreso que los frailes dejaron en nuestra Nación.

I i)s ílcfeclos que hubo en la obra misionera, son hijos de la época y líe la N;iLÍón que guiaba los destinos de América: la España Católica e hnpciia!. Si por una parte podemos lamentarnos porque la Iglesia no tuvo unii visión más amplia, y no se adelantó a ciertos hechos, que hoy son ctnKliiistas en la concepción de los derechos humanos, sería ceguera linpeitlonable sacar a relucir errores en la cristianización de los indios, de los iHie en su mayoría la Corona no tuvo culpa. Las Leyes de Indias serán Hli.'inpre el más grandioso monumento elevado por la Madre Patria al amor crisliano y a la justicia evangélica en tierras de América.

Cansa extrañeza ver hoy algunos clérigos, que tanto predican humanismo y ctiniprcnsión, y no los tienen al atacar al régimen misionero, simplemente |i(in.t'iio éste trató de imponer el Credo Católico en los nativos v en muchos Clisos olvidó la sabia sentencia de San Agustín: No se puede creer, sino queriendo.

Lii gran mayoría de las malas costumbres, corruptelas y supersticiones nos vienen exactamente de la Colonia. De ello hay mucho en lo que se Huma Religiosidad Popular.

M enjuiciar a los frailes y curas doctrineros, no olvidemos que el indio ira lenido entonces como un TERCER HOMBRE, una tercera clase, y él vivía como en un pre-tercer mundo. Aun después de reducidos en la Misión V haber obtenido la doctrina cristiana tenían una marcada indiferencia por las opiniones religiosas, como nota Humboldt.

Los frailes y curas doctrineros tuvieron que hacer muchas concesiones en lo que se refiere a disciplina y a doctrina, no substanciales. Esa toleran­cia y comprensión misionera debió originar !a Religiosidad Popular, que Iioy tratamos de redescubrir, de salvar y de purificar. Tengamos en cuenta, iil lanzar juicios radicales, las circunstancias de personas, tiempos y lugares t|uc jugaron papel en la evangelización. Esto es más humano y cristiano y nos lleva mejor a la verdad.

19. Extensión de las Misiones. Resumiendo ahora lo dicho en este capí-lulo, téngase en cuenta que, aunque para los comienzos del Siglo X V I , o sea, cuando apenas surgen los primeros poblados en Tierra Firme, hubo ¡'lientos de establecer misiones, especialmente en las costas de Cumaná, ellas propiameníc se inauguraron, oficializadas y organizadas, hacia la mitad del Siglo X V I I con Fray Francisco de Pamplona, y más en concreto y on más duración, con la venida de ocho religiosos con Fr. Juan de Mendoza a la cabeza, quienes establecen las célebres Misiones de Píritu.^'^

De las Misiones propiamente venezolanas hay que distinguir dos bloques perfectamente bien definidos, el de Caracas y el de Oriente, pues el de la región Andina, casi en su totalidad, dependía del Virreinato de Santa Fe y fue más bien atendido por Curas Doctrineros, pues estos indios eran por su índole más fáciles de reducir a la fe.

52, Crónica de Caracas, n, 32, pp. 489. A l l í , un siglo antes, aparecen Franciscanos y Do­minicos.

27

Page 15: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

De todas las zonas misioneras la más importante fue la de Oriente. Ella abarcaba inmensos territorios del actual suelo patrio cfue iban del Uñare hasta Río Negro, llamadas comúnmente "Misiones de Píritu", y después las del Caroní, que abarcarían toda la Guayana Venezolana.

Sobre estas Misiones de Píritu, el R.P. Lino Gómez Cañedo, hace tres observaciones:

1. ellas no se limitaron a los indios píritus, sino que abarcaron gran parte de la ribera del Orinoco y para los comienzos de la Independencia atendían más de 60 pueblos;

2 . ellas son independientes, jurídicamente y de hecho, del esfuerzo misionero que por otra parte hacía la Provincia franciscana de Santa Cruz de Caracas;

3. los franciscanos, que regentaron estas misiones de Píritu y de Caracas, aunque ambos hijos de San Francisco, como orden religiosa son distintos de los capuchinos.^'

Las dos órdenes religiosas que más se distinguieron en la evangelización y en la cantidad de pueblos que fundaron fueron los Franciscanos Observan­tes y los Capuchinos. Estos perdurarían en sus Misiones del Caroní hasta 1817.

No me detengo en la organización interna de los misioneros en sí, pues ella dependía mucho del carisma de la orden, de sus constituciones y reglas y de las normas dadas por el Monarca o la Santa Sede.

En cuanto al método de trabajo con los indios, también fue muy variado, pues los Jesuítas tenían su estilo y los Franciscanos, Capuchinos, Dominicos y Agustinos usaron los propios.

20. Estilo en la conversión. El Padre Ruiz Blanco en su citado libro sobre La Conversión de Píritu, nos habla sobre el estilo que se observa en la reducción y conversión de los indios. Entresaco de él algunas ideas, notan­do, como 1 o hice arriba, que el método variaba mucho de misión a misión y hasta de misionero a misionero, aunque siempre había pistas generales:

1. Los religiosos partían sin mayores provisiones y sólo con lo indis­pensable para decir Misa;

2. Trataban de granjearse la voluntad de los indios más cercanos; 3. Buscaban luego un sitio apropiado para formar la ranchería y allí

colocaban una cruz, delante de la cual con un breve sermón explicaban los misterios de Cristo a los nativos;

4. Construían luego una choza donde se albergaban hasta fundar el poblado;

5. Hacían la Iglesia y una cuadra para la escuela y educación de los indios;

6. Tenían buen cuidado de guardar la clausura y por ningún motivo permitían el ingreso de mujeres a sus habitaciones;

7. Ofrecían la misa todos los días solemnes. Algunos indios, dice Ruiz Blanco, sin saber el Castellano, sabían leer en lengua latina y cantaban las Epístolas en el Coro.

53. Ob. Cit. p. X I I .

8. Tres horas antes de amanecer se levantaban los religiosos a la oración iiicnlal, a prepararse para la misa y a prevenir lo que habían de predicar.

9. AI alba tocaban las campanas. Acudían los indios, que eran colocados MÍ'. los varones a la derecha y las hembras a la izq-uierda.

10. Dos de los muchachos cantaban o rezaban la doctrina cristiana, y la

•repelían todos.

1 I . El religioso hacía una plática sobre un tema libre. Los cristianos se iHii'daban a oír misa, y los demás se iban a sus casas.

12. I-a gente adulta no se obligaba a más, para que tuviera tiempo de iiNislir a sus quehaceres de casa y a su familia.

n . La gente pequeña acudía a la escuela a la hora competente. Por la (urde se rezaba el Rosario en la Iglesia y los sábados se cantaban las Lclnin'as y Salve de Nuestra Señora.

14. Comulgaban los indios en las fiestas, celebraban la Semana Santa y ,ví' azotaban en la misma forma que los españoles.

Y termina así el Padre Ruiz Blanco: Este es el ordinario estilo que observan todos los religiosos en ia

conversión y educación de los indios: el demás tiempo lo gastan en visitar a los enfermos, en bautizar párvulos o adultos, en administrar los demás sacramentos y en rezar el oficio divino y estudiar la lengua. Viven separados en la población o reducción que los pone la obe­diencia, acompañados o solos. Los pueblos están poco distantes unos de otros, y así con facilidad se comunican y consuelan

14. Ob. cit. p. 103. Para la historia de las M O R O N , Historia de Venezuela, Caracas, 1971. mlalones, así como para los demás capítulos Son cinco tomos, lio üsta obra, es bueno consultar: G U I L L E R M O

28 29

Page 16: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

5. LA IGLESIA Y LA ESCLAVITUD

21. Abolición de la esclavitud. La abolición definitiva de la esclavitud no se llevará a cabo en Venezuela, sino el 23 de marzo de 1854 por la Ley san­cionada en el Congreso, ese mismo año. En la Constitución de 1857, en ei ar­tículo 99, se asentó que: jamás podrá establecerse la esclavitud en Venezuela.

En los 16 artículos que contiene la ley se declara abolida la esclavitud, se prohibe la entrada de negros y el Estado se compromete a indemnizar a los dueños de esclavos.

La ley de la abolición de la esclavitud, junto con el Decreto de la Instruc­ción Primaria obligatoria (1870), son los hechos más relevantes que nuestra legislación post-in dependentista ha realizado en favor de los derechos huma­nos; pero en la aboUción de la esclavitud, como nota Ruggieri Parra citando a Arciniegas, hay un hecho sobre el cual

no se ha reflexionado suficientemente en cuanto significa un cambio de actitud en la estimación general de la vida humana. No sólo se trata de haberles concedido a los negros derechos negados por siglos de rigor esclavista. Lo importante es el principio nuevo que establece el respeto a la dignidad humana, reconociendo esa dignidad en quien se había tenido por el tíltimo de los hombres, cercano más a las bestias q'ue a los seres racionales. En este aspecto la democracia de la América del Sur ha tenido un acento más profundo y más humano que en los Estados Unidos.

De hecho, la gran Nación del Norte, no sólo se vio envuelta en una estéril guerra civil por problemas raciales, siendo asesinado el Presidente Lincoln por los mismos motivos, sino que todavía no se ha podido llegar a una perfecta igualdad y la raza negra, máxime en ciertos estados, tiene que soportar condiciones infamantes, que degradan su dignidad de personas y de hijos de Dios.

El problema no es sólo legal sino sicológico, y hasta se dice que el Presi­dente Kennedy fue asesinado por problemas raciales.

En Venezuela, y esto vale para toda América Latina, la tolerancia y la humanidad se habían abierto paso para los negros mucho antes del Decreto de abolición.

En realidad, el problema racial no tuvo, ni menos tiene entre nosotros, esa intensidad que se contempló y se contempla en los Estados Unidos e incluso en algunas islas del Caribe, en los que la mayoría es negra. Esto se debió, sin duda alguna, al precepto del amor predicado por el Cristianis­mo, y a las quejas y voces elevadas por la Iglesia Católica, que, si no pudo abolir desde el primer momento la esclavitud, al menos logró suavizar las penas de estos infeHces, y hoy existe una perfecta igualdad. Hablo del problema racial, no del clasista.

55. Pablo Ruggeri Parra, Historia Pol í t ica y Constitucional de Venezuela, Caracas, 1949, p. 37.

30

Lii Iglesia no pudo borrar de un golpe esa mancha de la esclavitud en lii colonización española, como no lo pudieron realizar los héroes de la lmlc|)cndencia. La razón es que el Gobierno de la Corona Española siem­pre estará impregnado de un exagerado Césaro-papismo. La I¿es ia será unii fuerza, pero nunca podrá contra la autoridad civil, y, por lo demás, olla misma entrará en unas costumbres que estaban enraizadas en la socie­dad de entonces.

22. Albores de las Encomiendas. Apenas Colón llegó a América comenzó ot nefasto sistema de REPARTIMIENTOS Y ENCOMIENDAS^^ q-ue no fue otra cosa que una esclavitud velada.

Algunos dicen que el sistema fue instaurado contra la voluntad de los Ueycs Católicos:

Su alteza hubo tan gran enojo, que no la podían aplacar, diciendo: "¡qué poder tiene el almirante mío para dar a nadie mis vasallos".^^

I'ese a eso. Armas Chity dice: Hasta Isabel la Católica, llamada Santa, atendiendo a informaciones

interesadas, en 1503 d a . . . licencia e facultad a todos e cualesquier personas. . . para que cautiven a los indios, les lleven a donde sea... pagándonos la parte que dellos nos pertenezca e para que lo puedan vender a aprovecharse dellos, sin que por ello caigan e incurran en pena alguna... La reina se refería a los indios que no aceptaran la prédica religiosa. Piénsese qué prédica podían recibir aquellos indios en estado salvaje. Mejor autorización para el atropello no pudo dar jamás una reina.

Inaugurados los atropellos, continuarán; pero la materna solicitud de la Iglesia Católica también se opondrá a ellos, y en no pocas veces con valen-lía y eficacia.

En la Bula de Alejandro V I a los Reyes Católicos, por la que se fija la línea de dominio de las tierras descubiertas por Colón, se dice:

Y a lo que los dichos vuestros mensageros pueden colegii, estas mesmas gentes, que viven en las susodichas islas, i tierras firmes, creen que hay un Dios Criador en los Cielos y que parece assaz aptos para recibir la Fe católica, i ser enseñados en las buenas costumbres, i se tiene esperanca, que si fuesen doctrinados, se introduciría con faciUdad en las dichas tierras é islas el nombre del Salvador. . .

No sólo resuelve el Papa el problema de si los indios americanos eran racionales, sino que dice que son capaces de la fe y además recomienda a los Reyes:

Erabiar a las dichas tierras firmes, e islas, hombres buenos, teme­rosos de Dios, doctos, sabios i expertos para que instruyan los susodi­chos naturales, i les enseñen buenas cotumbres, poniendo en ello toda la diligencia que conuenga.^'

56. Véase: Vicente Dávila, Encomiendas, Ca­racas, 1927.

57, Cf. Vida de Las Casas por D . Juan Anto­nio Llórente, citado en (, M . Núñez Ponte, Estudio Histórico acerca de la esclavitud en Venezuela, Caracas, 1911, p. 37.

58, I . A , de Armas Chity, Caracas, origen y Trayectoria de una Ciudad, t, 1, Caracas, 1967, p. 68.

59. L a Bula está fechada en San Pedro, el 4 de mayo de 1493, Puede verse en Documen­tos. , . Ob, Cit. , t. 1, pp, 8 y ss.

31

Page 17: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

23. Racionalidad de los indios. Para los indios de Venezuela dice expre­samente el Papa Clemente V I I , en la Bula de erección del Primer Obispado de Venezuela, fechada en Roma el 29 de junio de 1531:

Y por tanto para que los dicho naturales, y habitadores, que son capa­ces de razón, y humanidad, se alleguen a la dicha Fe, y apartadas las tinieblas vengan a la luz de la verdad, y conozcan a nuestro Salvador.""

La especie de la irracionalidad del indio americano correrá por toda la América Hispana. La sutileza del conquistador tuvo que valerse de absur­dos para callar su conciencia y esclavizar al indio. Con el f in de borrar para siempre esa especia satánica, surgida entre los encomenderos antillanos, de que el indio no era un ser racional, viajó Fray Domingo de Minaya desde Méjico a Roma y expuso a Paulo I I I la necesidad de dar un documento explícito al respecto. El Papa lo hizo con la Bula Sublimis Deus, de fecha 2 de junio de 1537;*^' pero es gloria también de la cultura católica que contra tal especie se hubiese pronunciado con anterioridad la Universidad de Salamanca.

24. Las Encomiendas y la Conquista. Con la esclavitud, como arriba diji­mos, va a estar ligado el Sistema de Encomiendas. Veamos brevemente su desarrollo, crisis y f in .

Hacia la mitad del Siglo X V I surgen en Venezuela nuevas ciudades, tales como El Tocuyo (1545), Barquisimeto (1552), Trujillo (1557), Mérida (1588), San Cristóbal (1561), y Caracas (1567).

El Tocuyo va a convertirse ahora en capital de la incipiente provincia de Venezuela, y así continuará hasta 1577 cuando la capital será transferida a Caracas. Juan Pérez de Tolosa parece ser quien dio a las Encomiendas su primera organización. Esta primitiva organización tendría más adelante su legislación especial.

Para algunos autores el Sistema de Encomiendas fue nefasto, para otros tuvo sus ventajas, pues fue propicio para la fundación de las ciudades, protegió bastante al indio contra los abusos de los conquistadores y nota algún autor, que el legislador al instituirla obró con verdadero sentido de justicia.^^

En cualquier hipótesis en q'ue nos coloquemos, es imposible negar, que estando la Metrópolis tan lejos y siendo tan grande la codicia de los aven­tureros ultramarinos, la Encomienda, de hecho esclavizó al indio.

De haberse cumplido este verdadero contrato bilateral (do ut des), entre el encomendero y el encomendado, la suerte del indígena, hubiera mejorado mucho, y la colonia hubiera progresado.

Según las Leyes Españolas: El Encomendero no tenía derecho de propiedad sobre los Indios,

sino sobre sus acciones. El Encomendero debía: 1. Proteger a los indios contra las injusticias y contra las vejaciones

a que los exponía su ignorancia de los derechos civiles.

60, Véase la Bula íntegra en Documentos.. . Ob . Cit. pp, 39 y ss.

61. Figuera, Documemos para la Historia de la Iglesia Colonial Venezolana, Ob . Cit . p.

X X V I I I , y Documentos para la Historia de la Vida Pública leí Libertador. . . t. 1, p. 41.

62. Véanse algunos testimonios en Siso Mar­t ínez , Ob. Cit. pp. 94 y ss.

32

2. Reunirlo en una población, sin poder residir (el Encomendero) en ella.

3. Hacerlos instruir en la Religión Cristiana. 4. Organizar su gobierno doméstico según las reglas sociales, ha­

ciendo gozar a los Jefes de Familia del respeto debido a la autoridad piilernal, muy débil, por no decir desconocida, entre la mayor parte de los medios salvajes.

5. Hacer observar a las familias las relaciones que la sociedad esta­blece entre todos sus miembros.

6. Dirigirlos en sus trabajos agrícolas y domésticos. 7. Destruir en ellos todos los hábitos de la vida salvaje. En cambio los Indios debían a los titulares de las Encomiendas, un

tributo anual que se pagaba en jornales de trabajo, en frutos o en plata. Una vez pagado este tributo, el Indio estaba dispensado de todo otro servicio personal."

25. La Iglesia y las Encomiendas. Pese a los contratos, a las quejas de liiH Obispos en sus Visitas Patorales y a los castigos que algunas veces in-IJJKÍan los Gobernadores o Autoridades Civiles a ios infractores, las Enco­miendas continuaron con toda su secuela de calamidades para los Indios, i|iiÍL'ncs, en sentir de de las Casas eran tratados peor que las bestias y con iiiiiyor vilipendio que el estiércol de las plazas. El llama a la Encomienda "pt-slilencia mortal que a aquella gente consumía".

Aunque muchas veces se quiera buscar el origen de la Encomienda en mili lorma adecuada para evangelizar, o en una reminiscencia del Señorío ('iislellano, ella nació de razones económicas. El español vio su Dorado en i'l JiidJo y lo explotó para la agricultura. Cierta parte de la Iglesia compren-ilciá el mal, tal vez un poco tardíamente; pero siempre tratará de suavi­zarlo y de abolirlo.

Im doctrina, expresión molecular de la Encomienda, como la llama Briceño Iiiigorry, daría lugar al nacimiento de nuestras primitivas poblaciones; pero mantenidas éstas siempre aisladas de los pueblos de españoles, aun después de abolidas las Encomiendas, progresaron poco y sabemos que muchas se extinguieron. Consumada la Independencia, e incluso en nuestros días, con hermosas leyes, proyectos y comisiones, no hemos sido capaces, no de superar, pero ni siquiera de seguir tras las sandalias de los misioneros. ¡Abolimos el Régimen Misionero y tuvimos que implantarlo de nuevo! Con mucha antropología, con exaltación papelógrafa del indio, lo único que perdura es lo que hicieron y hacen los Capuchinos y Salesianos en las cuatro misiones del País.

A l hablar de la labor de la Iglesia en favor de los Indios, es necesario ilocir algo del gran benefactor de nuestros aborígenes, de Fray Bartolomé tic las Casas, el hombre incansable, que lo dio todo por aliviar la suerte de los nativos. Su obra humana y cristiana, práctica y escrha, de amor y salva­ción en favor del hombre americano y venezolano, aunque contenga exage-riiciones, como su Historia de las Indias, debe ser siempre recordada como paradigma de justicia y de bondad.

63, Depons, Ob. Cit, pp. 17 y ss, 64. Véase el Decreto dado por Bol ívar en Bogotá con fecha 11 de julio de 1828, apéndi­ce n. 3.

33

Page 18: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A Fray Bartolomé de las Casas se deberá que hagan crisis las Encomien­das y que al fin desaparezcan. El trabajo será largo y arduo, pero coronado de frutos. Veamos.

Sabido es que los Frailes Dominicos de La Española fueron también los más grandes defensores de los indios contra el mal trato de los españoles. Ellos sostuvieron que las Encomiendas iban contra el Derecho Natural y que no se podían compaginar con la caridad y justicia cristianas.

El célebre sermón del Padre Antonio de Montesinos, el cuarto domingo de Adviento de 1511, fue el rayo que anunció la tempestad:

Debo haceros conocer las faltas que cometéis contra los indios: para eso he subido a este pulpito yo, la voz que clama en el desierto de esta i s l a . . . Estáis en pecado mortal a causa de las crueldades que cometéis contra una raza inocente.

Naturalmente que estas ideas conmovieron la conciencia de muchos, e incluso en otras Ordenes Religiosas que hasta ese momento no estaban de acuerdo con el sentir de los Dominicos.

Fray Antonio de Montesinos continuó adelante y al domingo siguiente fue más fuerte en sus amenazas, pues dijo que los Dominicos negarían la absolución a los que tomaran parte en correrías contra los indios.'^^

A l continuarse la disputa entre colonizadores y frailes y de éstos entre sí, se comisionó al Padre Alfonso Espinel para que defendiese ante el Rey la uíihdad de las Encomiendas, mientras que, por otra parte, el mismo Padre Fray Antonio de Montesinos también se trasladó a España para defender la causa de los indios.

26. Legislación en favor de los indios. El Rey Fernando nombró una Junta compuesta por los más grandes jurisconsultos de la época, entre los que estaban nada menos que Palacios Rubios, Covarrubias y Matías de Paz. El Presidente de la Junta fue el Obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca.

Después de muchas deliberaciones, la Junta tomó estas decisiones: 1. Los indios son vasallos libres del rey de España, no esclavos. 2. Deben ser instruidos en la fe como el Papa lo manda en su Bula. 3. Es lícito obligar a los naturales a que realicen trabajos útiles,

pero de manera que la evangelización no sufra menoscabo. 4. El trabajo debe ser soportable e interrumpirse, tanto durante el

día como a lo largo del año, con descansos adecuados. 5. Los indios deben tener casa y hacienda propias. 6. Con miras a su pronta y auténtica conversión, deberán convivir

en estrecha comunidad con los colonos (¡Sistema de Encomiendas!). 7. Los naturales deben percibir un salario por su trabajo."'

Como se ve, pudo conseguirse algo en favor de los indios; pero en el fondo continuaron las Encomiendas con todos sus abusos.

El Rey decretó el 22 de febrero de 1512, las célebres Ordenanzas de Burgos, pero el 27 de diciembre de 1512, se volvieron a abrir las puertas a los desmanes de los Encomenderos.

65. Colección de Documentos inéditos para 66. Texto en B. de las Casas, Historia de la Historia de España, t. L X I I - L X V I , [Madrid, las Indias, L i b . I I I , Cap. V H I , pp. 388 y ss; 1875; t. L X I V , Lib . I I I , Cap. V y V I . Véase citado en Hoffner, Ob. Cit. pp. 241 y ss. también Hoffner, Ob. Cit . pp. 237 y ss.

54

Pura 1513, gracias a la iimiensa labor desplegada por los Dominicos, en i'upcciiil del Padre Fray Pedro de Córdoba, hubo una nueva legislación

liis mujeres indias, en favor de las cuales se establecía: que no podrían i i i ' ivir en las minas con sus maridos. También se estatuía que no se obliga-l'íli II trabajar a niños de catorce años.

lÍN hacia este tiempo cuando, ante la multiplicación de las Encomiendas y lie los malos tratos infligidos a los indios, tercia en la disputa Fray Barto-Uiinc lie las Casas. Partió éste a España para interceder por los aborígenes, pero üivü que regresar de nuevo sin mayores frutos.

J / . Constancia y victoria de de las Casas. En 1517 Las Casas vuelve otra ve/, a la Corte para hablar con el Emperador Carlos V , y fue en esta ocasión cuiiiitio propuso la introducción de esclavos negros para aliviar la suerte de Km indígenas.

Keloí'na Las Casas nuevamente a América, y es ahora cuando funda su célebre Colonia de Cumaná, que es sabido tuvo mal f in. El fracaso de esta iitliniia fue lo que motivó al Encomendero bueno, Bartolomé de las Casas, fiiirar en la Orden de los Padres Dominicos, en donde seguirá trabajando culi más ardor por los indios. En 1522 hizo el Noviciado en Haití y en 1523 lii profesión religiosa.

I'ray Bartolomé de las Casas, ahora en su convento se dedicó a orar por Ñ U S queridos indios; pero en 1530 volvió a la carga, se trasladó a España y irucuró conseguir la atención de las autoridades civiles y eclesiásticas hacia U S sufrimientos de los indios. Esta vez interesó también al Papa Paulo I I I ,

(|uicn impuso excomunión para los que privasen a los indios de su libertad. Volvió a América; pero hacia el año de 1539 regresó a la Corte, donde finalmente logró que se reuniese una Junta para conseguir la abolición de ¡lis Encomiendas.

A l fin pudo ver coronados sus esfuerzos y deseos, pues el 20 de noviembre de 1542, el Emperador Carlos V firmaba las llamadas LEYES NUEVAS.

Por no hacernos largos resumimos aquí con Hoffner su contenido: Ordenamos y mandamos que de aquí en adelante por ninguna causa

de guerra ni otra alguna, aunque sea so título de rebelión, n i por res­cate, ni de otra manera, no se pueda hacer esclavo indio alguno, y queremos que sean tratados como vasallos nuestros de la Corona de Castilla, pues lo son. Por lo que se refiere a los actuales esclavos orde­namos y mandamos que sin demora sean puestos en libertad, siempre que sus amos no puedan exhibir ante los tribunales de Su Majestad un título legítimo que justifique la adquisición de aquellos. Además, los tribunales no deben permitir que las Encomiendas degeneren en lati­fundios; en tales casos las Encomiendas deberán reducirse a una cifra moderada y honesta. En lo porvenir ningún virrey, gobernador, audien­cia ni descubridor podrán encomendar indios por nueva previsión. Las Encomiendas que todavía subsistan no podrán transmitirse por herencia; con la muerte de sus dueños revertirán al rey. Quien obligue a los indios libres, contra la voluntad de los mismos, a la pesca de perlas será castigado con pena. Sin embargo, pueden emplearse en la pesca de perlas indios o negros legítimamente reducidos a esclavitud, siempre que sus vidas no corran ningún peligro en tales trabajos. De no poder evitarse este riesgo, la pesca de perlas deberá suspenderse.

35

Page 19: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

porque estimamos en mucho más, como es razón, la conservación de sus vidas, que el beneficio que nos pueda venir de las perlas."

Esta fue la gran victoria de Fray Bartolomé de las Casas- ¡Victoria efí­mera! . . . Las Encomiendas continuaron con todos sus abusos y ahora se alegaba que si se terminaban, acabarían con la economía colonial. Fray Bartolomé de las Casas no aceptó el Obispado del Cuzco, pero sí el de Chiapas en Méjico. A él renunció en 1550, después de perder toda esperanza de conseguir la felicidad para sus amados indios.

28. La Esclavitud negra. Vengamos ahora al problema de la esclavitud negra, que también va a estar ligado con Fray Bartolomé de las Casas.

González Guiñan, alaba el amor y celo de Fray Bartolomé de las Casas en favor de la raza indígena; pero dice acerca de la introducción de esclavos negros:

Esta medida, que en su origen apareció aconsejada y dictada por un sentimiento filantrópico, ocasionó la incomparable desgracia de los africanos e introdujo en América un elemento étnico condenado impla­cablemente a ser la sombra de los demás hombres.*^

Además del juicio que González Guiñan da sobre la raza negra y sobre su destino en Venezuela, debemos decir que Fray Bartolomé de las Casas no es el culpable de la introducción de los negros en Venezuela (y aquí me refiero para ser esclavizados), pues ya para 1531 el Rey había concedido a Diego de Ordaz permiso para embarcar 50 negros y que, según dice Carlos Siso, fueron los primeros esclavos que oficialmente como tales entra­ron en Venezuela.*'

Miguel Acosta Salgues, en su trabajo sobre la Trata de Esclavos, dice que la primera concesión que se conoce para Venezuela fue la de Gerónimo de Ortal para introducir cien negros en el Golfo de Paria. Luego pone 300 esclavos que se mandan meter en Nueva Andalucía, y cuando se concede el territorio a los Welser se les da permiso para introducir 4.000 esclavos.^"

Dice Navarro Lamarca: Consecuente con las opiniones y usos de la época, y deseando ajus­

tarse a los constantes y expresos deseos de Isabel la Católica a favor de la libertad de los indios, decidió la corona enviar a sus posesiones americanas 4.000 negros, concediendo para ello las necesarias licencias al contratista Gomenot, Gobernador de Bresa, que vendió su contrato o asiento a unos comerciantes genoveses en las AntÜlas, y la rápida disminución de los indios, favorecieron, naturalmente, la introducción de los esclavos negros. A l asiento de Gomenot siguió el de Gigner y Sailler (1528), y a éste el de Gómez Reynel (1595), merced a la unión de España y Portugal (1580-1640), consiguió el privilegio exclu­sivo de importar a las Indias 38.250 esclavos negros durante nueve a ñ o s . . . Estos fueron los principios del tráfico negrero en A m é r i c a . . . es, por tanto, r id ícub reprochar a de las Casas el imaginario pecado de pensar como pensaban los hombres de su tiempo, y condenarle, sin

67. HÓffner. Ob. Cit. pp. 253 y ss. 68. Francisco González Guiñan, Historia

Contemporánea üc Venezuela, Caracas, 1909, t. 1, p. 10.

69. Ob, Cit. p. 140.

70. Revista de Historia, febrero de 1961, n. 6, pp. 19 y ss. Al l í se pueden encontrar las diversas fechas de la iniroducción de esclavos negros en Venezuela,

36

m á s . por no haberse anticipado a los enciclopedistas franceses del Siglo XVTII .^ '

^ B ^ ^ 29. La Iglesia y la Esclavitud. La obra de la Iglesia en favor de los negros Hfrá grande. Con su predicación continua de la igualdad de todos los luirnlires." logrará conseguir más humanidad en las colonias hispánicas que In (|iie hubo en las colonias inglesas y francesas. El español trató al esclavo

•i'un mucha más familiaridad y hasta cariño que cualquier otro colonizador. Ui'ciicrdcse al efecto lo de la negra Hipólita, en la vida del Libertador Simón hulívai'.^^ El esclavo siempre podía comprar su libertad, y la manumisión

más fácil en la América Española.^"* Navarro Lamarca dice al respecto:

Las doctrinas de la Iglesia, los escritos de Avendaño, Albornoz y especialmente los del Jesuíta andaluz Alfonso de Sandoval, ilustre

P precursor de los antiesclavistas del Siglo XTX influyeron decididamente en las leyes castellanas, más humanitarias que las de las demás Nacio­nes Europeas."

Pese a todo lo que hemos dicho, aunque hayamos insistido en los usos de lü época, es triste pensar que la Iglesia no pudo adelantarse en una oposición decidida contra una costumbre que iba contra el Derecho Natural y estaba en tan abierta oposición con el Evangelio. Si la Iglesia no podía iiholir la esclavitud, por lo menos ella no ha debido tener esclavos y los tuvo. Aquí está el mayor problema para salvarla de culpabilidad. Hablamos, por .supuesto, de los hombres de Iglesia, de las instituciones, tales como los Cabildos, los conventos, las parroquias...

30. La Eclavitud en los comienzos de la Independencia. Si de la Colonia pasamos a la Independencia (perdónese la transición), nos encontramos con que esta idea de la abolición está viva en la mente de los primeros revolu­cionarios y legisladores. Así la Junta Suprema proscribió el tráfico de escla­vos y en la Primera Constitución se dijo:

El comercio inicuo de negros, prohibido por Decreto de la Junta Suprema, queda solemne y constitucionalmente abolido en todo el terri­torio de la Unión, sin que puedan de modo alguno introducirse esclavos de ninguna especie por vía de especulación mercantil."

El primer congreso venezolano no pudo abolir la esclavitud, pues tuvo miedo a los terratenientes, quienes temían que se trastornara toda la econo­mía de un país eminentemente agrícola como Venezuela," Tanto los azares de la guerra, como razones de índole económica, impidieron a Bolívar poner el artículo en las Constituciones de Angostura y Bolivia. Ese fue siempre su deseo como lo demuestra el hecho de haber libertado a sus propios escla­vos y sus palabras al Congreso:

Yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.^^

71. Carlos Navarro Lamarca, Compendio de la Historia de América, Buenos Aires, 1910, t, 1, pp. 485 y ss.

72. Rm. 10, 12. 73. Arístides Rojas, Lecturas Históricas, Ca­

racas, 1927, p. 79, en nota. 74. Depons. Ob, Cit. p. 95,

75. Ob. Cit. t. 2, pp. 360 y SS, 76. Documentos. . . Ob. CIt . . t. 3, p, 418. /7. González Guiñan, Ob. Cit. t. 3, p. 23. 78. Vicente Lecuna, Obras Completas de

Simón Bolívar, La Habana, sin fecha, t. 3, p, 694.

37

Page 20: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

No se extinguió en los patriotas ese deseo de igualdad, y en 1820 se recomendó a la Constituyente de Colombia la abolición. Ella decretó sola­mente la ley de manumisión de los esclavos."

De aquí en adelante la idea de la abolición irá adquiriendo mayores pro­porciones de éxito definitivo. En el Congreso de 1825 se impusieron severos castigos contra los que intentaran la introducción de esclavos negros en el País. Es una verdadera pena que la Constituyente de Valencia hubiese elevado a 21 años la edad de la manumisión, lo cual, como sostienen algunos autores fue utin falta de tacto político del Congreso Valenciano.^"

T/. Abolición definitiva. En el ánimo de los hombres aue sentían en cristiano. ."íiEaiió cobrando fuerzas la idea de la abolición. Así llegamos al año de 1854. nño de gloria para José Gregorio Monagas, quien dio la ley definitiva de la abolición:

Queda abolida para siempre la esclavitud en Veneziiela . Se prohi­be la introducción de esclavos en el territorio de la República.

Uno de los hombres q'ue más trabajaron para conseguir esa abolición defi­nitiva de la esclavitud fue el Arzobispo de Caracas Tltmo. Sr. Silvestre Gue­vara y Lira, iunío con el historiador Larrazábal y el Ministro Simón Planas. Ellos merecen el recuerdo perpetuo de los venezolanos.^'

Al discutirse la ley en el Congreso, se oyó también la voz de la T' lesí-^, no sólo la de Mons. Guevara v Lira, sino la del diputado por e1 Estado Guárico, Pbro. Dr. J. P. Cabrales, quien dijo:

Idea tan cristiana no puede ser combatida por un Ministro del Altar, porque la Iglesia C^ítólica v el Sacerdocio han sido siempre fuente de agua viva, apostolado pacífico de la civilización."

52. Faifa de visión ejobaí. La Iglesia, repetim.os, en la voz y las obras de muchos de sus miembros, que siempre serán su gloria y su corona, trabajó por llegar a una perfecta igualdad. Los negros tendrán también su protector V apóstol en San Pedro Claver. insigne santo jesuita, quien, sepultado en los barcos negreros, pudo llevar el regalo material y el espiritual a esos pobres infelices, y llegó a bautizar cientos de miles de negros.^

Pero hav que ser sincero en confesar que la Institución Eclesial, aunque se aleguen las razones de épocas y costumbres, no tuvo la sufícente visión para comprender el problema en toda su globalidad, máxime sí se atiende a la esencial doctrina del amor predicada por el Cristianismo. Es más. en determinados momentos, como dijimos, ella misma tuvo esclavos.^' El episo­dio de querer traer los esclavos negros cuando el traslado de a Diócesis de Coro a Caracas, más que inhumano es ridículo. Menos mal aue los nesrros triunfaron y no se dejaron llevar a Caracas; y también el Cabildo, más tarde, desisdó del asunto.^^

55. El Clero mestizo. Otro de los problemas graves que se planteó la Iglesia Colonial, y en el que no se dio una solución acorde con la dignidad

79, Puede verse íntegra en Francisco Javier Vanes. Relación documentada de los principa­les sucesos ocurridos en Venezuela desde que se declaró independiente hasta el año de 1821, Caracas. 1943, t. 2, pp. 240 y ss.

,0(1. '•<nse. con todo, la Autobiografía de Péez. Nueva York, 1946, Cap. 9. pp. 100 y ss.

81. P. Ruggeri Parra, Derecho Constitucio­nal Venezolano, Caracas, 1941, p. 71, nota.

82. Núñez Ponte, Oh, Cit. p. 67. 83. Nac ió en Verdi'i. Ldrida, en 1580 y murió

en Cartagena en 1654. Cf. Astrafn. Historia de la Compañía de Tesús en la Asistencia de España, Madrid, 1916. t. 5; y Fernández Sola, S.-in Pe-lro Claver. Barcelona, 1883.

84. IVfons. Navarro, Anales, Ob. Cit. p. 107. 85. Ib- , p. 108.

38

til» lii pt-iHona humana o con las leyes cristianas que se predicaban, fue el CvfiMrtilr I I la ordenación del clero autóctono o indígena.

.alicnu .s que el primer seminario que se establece en el País es duran-fu r l I'pÍM(ip;)do de Frav Mauro Tovar (1639-1653), pero ya antes, incluso tlt ' i i l i ' los llcnipos de Fray Pedro de Agreda (1561-1579), os Obispos lnilifíiu Ifjilndo de reso'ver el gravísimo prob'ema de la escasez de sacerdotes iuillv()s, HJiMitlo ellos personalmente como un seminario viviente, dando rudi-ttit'ulns di' gramática, y leyendo latinidad a quienes quisieran oírlos, para i'i'r .'/ conseguían ponerlos en actitud de ordenarlos.^

I . U H sílcerdotes criollos siempre estuvieron en desventajas en relación con lu-nlnsnlares. pues éstos eran preferidos en los cargos importantes de

liiN i'iiteiiraics y en las mismas órdenes religiosas hubo que llegarse al acuerdo r|f iili'.'rnarsc por períodos.

FslM se va a mantener durante todo el período colonial, y más tarde, al ilt'clrtnir.sc la Independencia, se verá como, por esa razón, algunos c'érigos, (Uinviir-ln la Ley de Patronato, especialmente en lo referente al control Miibi-rniimcntal para elegir las altas dignidades eclesiásticas. Arzobispos y niiJNpos, aue deberán ser naturales de Colombia (de la Gran Colombia)

l'iini negros, desde luego, la ordenación era imposible. Para mestizos, miiliilos o zambos, el asunto era problemático, pues si el Obispo se arriesga-Im, fiitimccs reclernaban hs autoridades civiles, si se negaba, entonces había liiti recursos a la Santa Sede por parte de los interesados, que se sentían hrfldos en sus derechos.

lis .sonadísimo en Caracas el caso del Obispo Antonio González de Acuña, quien antes de una Ordenación Sacerdotal hizo saber que no tenía iMicnción de ordenar a candidatos que tuvieran hasta un cuarto de sangre Ihdiji n nepra. y eso lo repitió en el momento"^ de ordenar.^^ El asunto pasó I I Hnina y al Consejo de Indias, pero luego todo quedó como antes. Es conve-iili'iite notar, sin embargo, que:

La actitud de la Santa Sede fue siempre favorable a la ordenación de los mestizos, , , ; pero la presión social en contra, recurría al Rey y hacía que el Consejo de Indias aplicara el Patronato y el Regio Vicar ia to . . . ^'

H , Oviedo y Baños, Ob. Cit . t, 4, e l . 89. I b . H;. I.cy de Patronato, Art. 38. KH. l'lgucra. Documentos,.. Ob, Cit. pp,

111 V ss.

39

Page 21: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

I

lll lllllllll

//. LA COLONIA

Page 22: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

1. La Iglesia, tolerancia y cultura

34. El afianzamiento de la Iglesia. El largo período colonial, un poco Indefinible porque comprende los Siglos X V I I y X V I I I y comienzos del Siglo X I X , será de paz y tranquilidad en la Capitanía General de Venezuela, (Iiic se crea el 8 de setiembre de 1777 y que une definitiyamente a las anti­cuas proyincias de Caracas o Venezuela, Nueva Andalucía o Cumaná, Mar-fíiirita, Guayana, Maracaibo y Trinidad.

La Diócesis de Coro se trasladará a Caracas en 1638; luego nacerá el Obispado de Mérida en 1777; y en 1790, se creará la Diócesis de Santo Trimás de Guayana. Ya tendremos ocasión de hablar de éstas y de sus

J^bispos. ^ Para esta época ya han surgido las grandes ciudades y la Igiesia se ha iifianzado en el País. Las Misiones se han vuelto florecentísimas, las doc­trinas van dejando pueblos organizados en parroquias y hasta se va per­diendo un poco el primitivo fervor apostólico de los frailes.

Como la Iglesia es la gran aliada del Poder Civil en virtud del Real l')itronato. del cual hablaremos más adelante, todo lo bueno y todo lo malo de la dominación hispánica recaerá sobre la Institución Eclesial.

^^amos a referirnos aquí a la Inquisición y a la instrucción o cultura colonial, dos puntos en los que suele atacarse a la Iglesia Católica como liiiransigente o intolerante.

Sobre la Inquisición, lo primero que cabe decir es crue propiamente luihlando ella no existió prácticamente en Venezuela, pues en este punto l'i Provincia denendió del Tribunal establecido en Cartagena do indias en 1611 y solamente mantuvo en nuestra Patria los llamados Ministros Inauisidores.

Fn los Documentos para la Historia de la Vida Pública del Libertador, RC dice:

El Monarca Español Felipe 11, llevado de su celo indiscreto por la propagación de la fe cristiana, introdujo en 1570 en A^ménca el Santo Oficio, como elemento de cristianismo, de ilustración y de conquista, eximiendo de la jurisdicción de aquel tribunal a los indígenas.™

No se traía solamente de los indios. En la práctica todo el mundo estuvo rximido de las molestias del Santo Oficio, que en la Metrópolis fue en verdad riguroso y contra el cual se inventaron muchas leyendas.

La Junta Suprema abolió definitivamente este Tribunal; pero ya hacía muchos años, como dice Gi l Fortoul, que la Inquisición no mandaba a (l'uemar brujas ni herejes" y, en realidad, nunca lo hizo. Por ello Duarte [.cvel no duda en afirmar:

No tenemos razón los venezolanos para quejarnos de la Inquisición. Sea q-ue el espíritu del País fuese poco pegado a la intransigencia, fuese

90. Documentos, Ob. Cit. t, 1, p. 44. 91. Ob. Cit . , t. 1, p. 114.

43

Page 23: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

que le preocupasen poco las cuestiones de fe, o bien que los Inquisi­dores que vinieron a Caracas, no traían consigo las intransigencias del Santo Oficio, es lo cierto, que, lejos de distinguirse ñor un celo exage­rado, fueron más bien unos hombres tranquilos, tolerantes, benévolos."

Los casos esporádicos que encontramos de intervención de la Inquisición como el de Luis de Quesada y el de Ana Rodríguez de Villena, no son tomados en serio por ninguno de nuestros historiadores, y sn cuanto a Díaz Pimienta se queda para los fantaseadores v novelistas.'^

De los Autos de Fe- ni siauiera deberíamos hacer mención, pues el caso de Pedro losé Lovera. acusado de hereje sacramentarlo v condenado^a un año de cárcel, es más bien una pugna entre el Gobernador Guillelmi y el Comisario Inquisidor. Ya se sabe que tanto los preparativos, como el Auto mismo, resultaron un fracaso.'''

55. España y la cultura. Vengamos ahora al punto de la Instrucción en la Colonia, caso un poco más grave y en el cual se suele atacar mucho a la Iglesia y a la Corona Española.

Lo qnie siemore se saca a relucir en este punto es la célebre frase ^atri­buida a Carlos TV- No conveniente hacer eenenil Ja ilustración en América.

Don Tulio Febres Cordero, en un artículo de rectificación histórica,'^ hace un sesudo examen sobre la frase. Sostiene que nunca fue escrita en la Cédu'a de Carlos TV al neear h petición aue se le hiciera para establecer estudios universitarios en la ciudad de Mérida.

Parece aue la frase arranca del Repertorio Americano, publicado en Londres de 1826 a 1827. y así se encuentra en Baralt:

Una razón semeiante movió a los habitantes de Mérida a pedirla la corte de Madrid igual gracia para un seminario que tenían; más se la negó Carlos TV a principio de este siglo, porque S.M.^iio consideraba conveniente que se hiciese general la ilustración en América.'*

La Real Cédula, en la que se supone estampada la frase, fue expedida en Aranjuez el 18 de iunio de 1806, v, por haberse extraviado, fue repetida desde San Lorenzo con fecha 6 de octubre de 1807.'^

En esta Cédula no aparece la frase, y. aunque en ella se niega el privilegio de Universidad, se concede, con todo, la gracia de Estudios Mayores y en la carta dispositiva al Obispo Milanos se hacen concesiones que equivalen a estudios universitarios.

La resolución del Rey fue muy favorable a la Instrucción en Mérida. De hecho para esta época se organizaron en dicha ciudad las cátedras que recomienda el Rey, las becas y estudios del Seminario, las asignaturas de Filosofía, de Derecho Civil y Canónico, se propusieron profesores_ más aptos para el fomento de las ciencias y hasta hubo una cátedra de medicina. Allí se confirieron grados hasta que la Junta Suprema, en 1810, dio el derecho de tener universidad.

En realidad la razón principal por la cual se negó la petición fue la riva­lidad existente entre Mérida y Maracaibo. Otra razón que anota Caracciolo

92. Oh . Cit. p. 207. 93. Véase, sin embargo, losé Núcete Sard!,

La Ciudad y sus tiempos, Caracas, 1967, p. 25. 94. Manuel Pérez Vi la , Los Libros en la Co­

lonia, Caracas, 1970, pp. 29 y ss. 95. Cultura Venezolana, Caracas, Año V , t,

X I V , pp. 232 y ss.

96. Rafael María Baralt, Resumen de la His-tona de Venezuela. París, 1929, t. 1, p. 436.

97. La Cédula nuede verse íntegra en Ramón Antonio Silva, Documentos para la Historia de la Dióces is de Mérida. Mérida, 1909, t. 2, pp. 134 y ss.

44

Parra León fue la oposición del claustro de Caracas, quien alegaba la escasez lie población de la ciudad de Mérida y el no poseer el orden político con la utilidad, esplendor y lustre que corresponde.

En el problema de la Instrucción Colonial hay que recalcar que si la t'cnsura va dirigida a la Corona, lo va también y casi directamente, a la Iglesia Católica, no sólo por el dualismo obligado del régimen hispano Iglesia-Estado, sino especialmente porque, de hecho, fue prácticamente la Iglesia la piedra angular de la cultura que se impartía.

Hoy son cuestiones superadas las llamadas Leyenda Negra y Leyenda Dorada. Las toco brevemente pues a veces se recuerdan opiniones que ludieron tener alguna explicación en los tiempos de las Encomiendas o en U S días álgidos de la Independencia, cuando se atacaba a la Iglesia por Uitlos los flancos y a la fuerza se querían conseguir simpatizantes para la i n i i s a de la libertad; pero que hoy no tienen razón de ser.

36. Las Leyendas.- La Leyenda Negra sostiene que propiamente no se (Micde hablar de una cultura colonial durante el régimen español, pues esta t poca estuvo viciada del más pronunciado obscurantismo. La ignorancia Imperaba en todas las clases sociales, la instrucción primaria estaba en el Milis completo abandono, la misma universidad fue retrógrada y reaccionaria, |mcs estaba encerrada en los barrotes de la Iglesia. Esta, que era enemiga lie la ciencia, estaba alimentada por la Inquisición, que prohibía todo libro i|uc oliera a cultura, civilización o progreso.

Aunque la Leyenda Negra tiene su fundamento en las Obras de Fray Uiirlolomé de las Casas y en los mismos escritos del Libertador Simón Molívar, los que más contribuyeron a formar esa opinión fueron Juan García (k'l Rfo/^ y el Informe de Don Miguel José Sanz.^' Además de ellos, hay i|uc citar a Rafael María Baralt,'" Gi l FortouV°' y a Mariano Picón Salas.^°^

Los principales defensores de la Leyenda Dorada fueron Caracciolo Parra l'cicz, Caracciolo Parra León, a quienes había precedido antes Angel César líívas y entre los últimos escritores están el Dr. Mario Briceño Iragorry y i ' l Dr. Héctor García Chuecos.

Al tocar aquí estas leyendas, es conveniente notar que a medida que los lutlores se van alejando del período de emancipación, van haciendo más lusticia a España, y el llamado Obscurantismo se va cambiando en luz.

Fl abanderado, en realidad, de la defensa de la cultura en la colonia es i ' l Dr. Caraccicolo Parra León. El escribió dos libros básicos al respecto y para ello se documentó en los archivos universitarios

l'arra León dice: 1. La enseñanza europea durante los siglos XVÍ, X V I I y X V I I I ,

ni fue función, n i mucho menos obligación del Estado, n i se emancipó de la latinidad y de las letras eclesiásticas, n i tuvo mayor fundamento

')K, Nació en Cartagena en 1794 y murió en Mi'xiuo en 1856. Fue un gran escritor, f i lósofo l'iiifinKlo y orador notable. Escribió principal-IIII'HIL- en E l Argos, en E l Mercurio, en el Museo lio Ambas Américas y en el Repertorio Amerl-i'iiiio. en Revista del Estado Anterior y Actual lio la Instrucción Pública en la América antes I^Npnñola. Véase, al respecto, el estudio del l'iiil. Eduardo Crema, Revista Nacional de lul l i ira. n, 76, pp. 124-139.

'!'). Nació en Valencia en 1764 y murió en Urica en 1814. Se le l lamó el Licurgo Vene­

zolano y de éí se dijo que fue: el primer estu-dionle de derecho, el espíritu más esclarecido de i,u época y la gloria más pura del claustro universitario.

100. Ob. Cit. pp. 435 y ss. 101. Ob. Cit. t. 1, pp. 135 y ss. 102. Formación y Proceso de la Literatura

Venezolana, Caracas, 1940, pp. 38, y a menulo en la obra.

103. Caracciolo Parra León, L a Instrucción en Caracas, 1567-1723, Caracas, 1932; Fi losof ía Universitaria 1788-1821, en Obras, Madrid, S.f.

45

Page 24: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

que el de autoridad y esplendor de la Iglesia, pese a la parte que en ella pusieron los Reyes, señores, municipios y los particulares.

2. No es sensato (pero n i siquiera racional), y esto desde el exclusivo punto de vista de la interpretación histórica, acusar a los gobiernos coloniales de q'ue no fundasen n i sostuvieran colegios, o denigrar de éstos porque enseñaron latín y ciencias especulativas, o maldecir su memoria, cuando no negar su existencia, porque estuvieron dirigidos o reglamentados por clérigos, o porque hicieron llana y pública profesión de su fe y de su Dios.

3. La línea evolutiva general de la educación caraqueña reproduce, aunque en pequeño y con las naturales deficiencias, el desarrollo de la Educación Europea.

En otro libro, que lleva por título Filosofía Universitaria, después de exa­minar las tesis presentadas por los alumnos universitarios de aquella época y de repasar las cédulas y papeles de aquel tiempo, llega a la misma conclusión.

Para ir contra la instrucción dada por la Iglesia y por la Corona, se habla también de autodidactismo, y se acude a las trabas puestas por el Indice de libros prohibidos. Parra León refuta esa opinión de que la generación del Año X puede llamarse de autodidactas, pues fue un fenómeno general en toda la América Hispana, y es mucho más difícil, según él, la formación de un carácter que la de un entendimiento, en un medio de afrentas y tinieblas. No se olvide la alta calidad de la cultura venezolana, especialmente al final del período colonial.

En cuanto a la prohibición de libros, nadie, por regla general, a no^ser en caso de impiedad notoria, era molestado por adqu i r i r l o s .Pa r r a Pérez concede, que aun en la misma península, cualquiera podía comprar libros extranjeros, como lo prueba el caso de Miranda.

37. La Iglesia y la música. Ya que hemos hablado de la cultura colonial, bueno es hacer referencia siquiera, al tema de la música, pues como se ha dicho: no ha habido nación mediocre con música excelsa.^°^

Nosotros los venezolanos tuvimos música excelsa, porque, justamente para fines del Siglo XVII Í y comienzos del XÍX, ya había surgido un desarrollo cultural como, tal vez, no lo hubo en otra nación de habla hispana. Esa época es, sin duda, nuestra Edad de Oro en héroes, pensadores y artistas, de los cuales son un botón Bolívar, Bello y Lamas. Y eso que nuestra cultura precolombina, como lo notamos al comienzo, fue paupérrima, aunque hoy se esté revalorizando la cultura barrancoide.

Basados algunos en el testimonio de Don Ramón de la Plaza, suelen poner los primeros comienzos de la enseñanza musical venezolana en la Escuela de Canto Llano, que, en 1591, intentó fundar Luis Cárdenas Saavedra, para lo cual pidió ayuda al Cabildo de Caracas. Esto es negado por Cal-c a ñ o , q u i e n sí admite que ya para esta época existía órgano en Caracas, y, desde luego, otros instrumentos, pues había danzas públicas, según costumbre.

104. L a instrucción en Caracas, Ob. cit. pp. 106. Tara todo lo referente a la Música, véase 5J y ss. Prof. [osé Antonio Calcaño, L a Ciudad y su

105. Depons, Ob. Cit. p. 65. Música, Caracas, 1958. 107. Ib. p. 17.

46

La música continuará su rápida evolución entre conciertos, autos sacra­mentales, comedias y retretas. Así se llegará a los tiempos de Don Bartolomé Bello, padre de Don Andrés. Aquel será uno de nuestros grandes composi­tores y ejercerá su influjo musical también en las regiones de Oriente, pues hacia 1789 lo encontramos en Cumaná.

Esta época del Maestro Don Bartolomé Bello es fecundísima en compo­sitores musicales, pues en ella florecieron José Antonio Caro de Boesi, Juan Manuel Olivares, N . Gamarra, Pedro Nolasco Colón, José Francisco Colón, Don Francisco Javier Ustáriz; y, por supuesto, siguió pujante la llamada dinastía de los Carreñas, de la que será vastago insigne la célebre Teresiía Carreño (1853-1917), quien, a su vez, era hija del famoso pianista y autor del conocido Manual de Urbanidad, Manuel Antonio Carreño.

Manuel Antonio Carreño era hijo del no menos célebre Simón Carreño, quien por discusiones con la familia se cambió el nombre por Simón Rodrí­guez y es el conocido Maestro del Libertador Bolívar. Este Simón Rodríguez era hermano del afamado músico Cayetano Carreño, hijo.

Es evidente que al pasarse de Coro a Caracas el Cabildo Catedralicio, la Iglesia fue la columna más grande que tuvo la música colonial. Se llegará finalmente, a la época del Padre Sojo (Don Pedro Palacios y Sojo, 1739-1799), quien verdaderamente será el Padre de la Música Venezolana. Vendrán después: el grupo ilustre, la vanguardia y los proceres de la música venezolana.

La música religiosa será el campo principal de los autores coloniales. El Popule Meus de Lamas, La Oración del Huerto de Carreño, y las misas de Caro de Boesi, como las obras de cientos de compositores de talla y de multitud de ejecutantes, pasaron de la aristocracia al pueblo y hasta hoy son un eterno concierto que formó un Siglo de Oro, que nació de la Iglesia y en ella se desarrolló.

Ese esplendor de la música venezolana, de fines del Siglo X V I I I y comienzos del Siglo X I X , con toda justicia histórica hay que atribuirlo al Padre Sojo, pues como dice Calcaño:

Si no fue el fundador de la música en Caracas, fue su mayor pro­pulsor, y al aglutinar aquellos elementos dispersos, y al sistematizar 'a enseñanza, haciéndola accesible a los jóvenes, realizó la obra más gran­de del mundo musical en toda la América de entonces.. . Por esto ocupa el Padre Palacios y Sojo el alto sitio de un verdadero patriarca del arte.'^'

La obra del Padre Sojo fue posible gracias a la fundación del Oratorio de San Felipe de Neri, que es idea suya importada de -GU viaje a Italia en 1769. Aunque sólo al final de sus días, pudo realizar su aspiración justa de ser el Prepósito del Oratorio, cosa que no pudo conseguir antes por los serios encuentros que tuvo con el Padre Gabriel José Lindo, Vicario General lie Caracas, fue el alma de la institución y fue músico hasta en su testamento. Digno de todo encomio es, además, su último gesto, de libertar a todos B U S esclavos que trabajaban en su hacienda de cacao La Floresta, en Chacao.

38. España y la Cultura europea. A l cerrar este capítulo séame permitido decir que no hubo intolerancia por parte de la Iglesia, que la Inquisición no existió sino de nombre, que la ingerencia de ésta, en cuanto a lectura

lü8. ib. p. 83.

47

Page 25: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de libros prohibidos, fue exigua. Por lo que concierne a la instrucción hay que asentar que España dio a Venezuela y, en general a todas sus colonias, lo que poseía, es decir, lo que tenían por igual las demás naciones europeas. En Bolívar tuvimos al libertador político de América y en literatura Don Andrés Bello es el libertador de las letras americanas. Ambos son de los troncos del Cid y del Quijote.

Si no tuvimos más, no culpemos a España, n i mucho menos hablemos de una intolerancia por parte de la Iglesia, culpemos más bien al tiempo, que en sus ideas, no se adelantó unos siglos para tener la claridad de hoy.

48

2. Disciplina Eclesiástica Colonial

39. Un Obispo de armas tomar. Con el Il tmo. Sr. Dr. Juan López igurto de la Mata (1634-1637), undécimo Obispo de Coro, quien había

lido trasladado de Puerto Rico y fue enterrado en la Catedral de Santa Ana [de Coro el 24 de diciembre de 1637, termina la residencia episcopal en iftquella ciudad. El primer Obispo que entra a gobernar eclesiásticamente [in Caracas es Fray Mauro Tovar (1639-1653).

Fue este Obispo un hombre de armas tomar, un carácter vehemente y un [íBpíritu combativo, que justamente, por problemático y cuestionado, como jic diría hoy, debió ser cambiado a la Ciudad de Chiapa, en Méjico. Por [clcrlo q'ue cuando se embarcó para su nueva Diócesis, cuentan las leyendas

|uc dijo: Me cambian a Chiapa por ser Obispo de chapa. Otros dicen que ¡mies de embarcarse, al sacudir las zapatillas dijo: De Caracas no quiero \ni el polvo, ahí se lo dejo.

El irascible Obispo se mantuvo en continuas peleas con el Gobernador 'Ruy Fernández de Fuenmayor; sin embargo, sabiendo que la salvación del pueblo es la suprema ley, prestó su colaboración moral, personal y econó­mica cuando el puerto de La Guaira fue atacado por el pirata inglés Wil l iam Iiickson.'"'

Aunque suele decirse que fue cambiado para Chiapa por haber mandado !a castigar a una señora notable de Caracas, lo cual motivó un pleito grande que llegó hasta la Corte, en realidad este asunto sería la saturación en el recipiente, pues según las crónicas, el Obispo daba tal preeminencia a su autoridad que quería que el poder civil le estuviese subordinado.^^"

Pese a todo ello, el Obispo se distinguió por su gran caridad para con los pobres, especialmente ante el terremoto que sufrió Caracas el 11 de junio do 1641. No sólo daba, sino que lo hacía personalmente y consolaba mucho II los atribulados por tal catástrofe.

Debe ser considerado como el fundador de los seminarios en Venezuela, pues apenas llegó a Caracas, emprendió la obra, q'ue no pudo concluir a causa del terremoto y por haber tenido que marcharse. Es sabido que el terremoto demolió la Catedral y terminó con la fábrica del Colegío-Semi-mirio, que era la niña de los ojos del Obispo.'"

Fl décimo tercer Obispo de Venezuela fue Fray Alonso Briceño (1653-1668), quien, trasladado de Nicaragua, entró por Maracaibo y luego Nc encaminó a TrujiUo, donde murió sin haber conocido a Caracas.

40. Los Primeros Obispos de Caracas. Fray Antonio González de Acu­ña (1670-1682), décimo cuarto Obispo de Venezuela y primero de Cara-

IIW. Luis A . Sucre, Gobernadores y Capita-ni'K Generales de Venezuela, Caracas, 1964, 11, 154. Creemos que la ojeriza contra este ÍHiIspo, no sólo se debió a su carácter cxalta-(lii, sino a las providencias tomadas en defensa til' los indios y en contra de los Capitanes que llitiii a entradas.

l io . Documentos... Ob. Cit. t. 1, p. 539.

111. Según Felice Carlot, fue el terremoto lo que quizás motivó el comienzo de las pugnas cnlrc el Obispo y el Gobernador. Cf. Ob Cit. p. 313. Cuando se realice un estudio serio, detenido e imparcial de la copiosa documenta­ción del Obispo Tovar conservada en el Archivo Arqui diocesano Iiabrá más de una rectificación.

49

Page 26: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

cas, como el mismo se firmó, fue recibido con gran pompa por las autorida­des civiles, cabüdo y pueblo, estando entre los sobresalientes del cortejo el Gobernador Dávila Orejón, quien había llegado con él a La Guaira, el 9 de septiembre de 1673.

Era dominico, nacido en Lima y había sido Postulador en la causa de beatificación de Rosa de Lima. Hizo el Seminario y le asignó rentas adecua­das. Creó las vice-parroquias de San Pablo y Altagracia. Murió en Trujillo el 22 de febrero de 1682.

Fue célebre por haber contribuido con dinero de la Iglesia para la cons­trucción de una fortificación en el puerto de La Guaira y por haber hecho en Caracas una nueva distribución de agua, con tubos de mampostería, obra que realizó el Franciscano Fernando de la Concepción, con dineros perso­nales del Obispo y de algunos conventos. Así la ciudad tuvo agua limpia.^^^

41. Baños y Sotomayor. El Sínodo. El 12 de agosto de 1684 tomó pose­sión de la Diócesis de Caracas el Iltmo. Sr. Dr . Diego de Baños y Sotomayor, a quien Inocencio X I había expedido Bulas con fecha de 15 de febrero de 1683.

Duró diez años en el gobierno de la Diócesis. Dejó huellas indelebles de su inmenso celo apostólico e incansable laboriosidad. Casi todo su episco­pado lo dedicó a la obra más importante de la disciplina colonial: la convo­catoria del Sínodo, que nos dejó las Constituciones Sinodales."^

Ya en la misma convocatoria del Sínodo se admira el temple de alma del nuevo Obispo. Allí se ve que no lo mueve otra finalidad sino la gloria de Dios y el celo pastoral; es decir, convoca el Sínodo, para llevar a cabo la reforma de la moral católica, según lo mandado por el Concilio de Trento:

Para moderar y reformar las costumbres, ocurrir al peligro de las almas y conciencias de nuestros subditos, corregir los excesos, evitar los vicios y discordias, reparar los daños de las Iglesias, procurar la buena administración de ellas y de las obras pías, desterrar los abusos que se han ido introduciendo, atendiendo a todo con paternal cariño para su saludable remedio.""

El día 24 de agosto de 1687, se leyó el Edicto del Sínodo en la Santa Iglesia Catedral, en donde se fijaron las pautas que se seguirían durante las controversias, las ceremonias pre-sinodales, la liturgia sinodal y las indul­gencias. Se determinó, además, que la misma catedral sería el lugar para ia celebración.

42. Las Constituciones Sinodales. El resultado del Sínodo fueron las Constituciones Sinodales, preparadas de antemano por el mismo Obispo y revisadas después en las discusiones. El Rey le dio su aprobación el 17 de junio de 1698.

Las Sinodales constan de seis libros: 1. Trata de la Santísima Trinidad y fe católica, de la palabra de Dios, de

la doctrina cristiana, y método de enseñanza, de las costumbres y de las constituciones y de su observancia.

112. Navarro. Anales, Ob. Cit. p. 141. 114. Ib. p. 5. 113. Constituciones Sinodales del Obispado de

Venezuela y Santiago León de Caracas, Madrid, i761.

I I . De las personas eclesiásticas. I I I . De los Sacramentos. I V . De las cosas santas. V. De los Jueces. V I . De los delitos y de las penas.

El libro primero tiene diez títulos y allí se nos da un catecismo de la doctrina cristiana en pequeño, pero que resume perfectamente lo que debe creer y observar el cristiano.

Es interesante la prudencia de aquellos hombres al enseñar la doctrina cristiana y su tolerancia y comprensión frente a los indios y negros. Estos, por su rudeza y falta de capacidad, no llegaban a retener los principales misterios, o lo esencial para recibir los Sacramentos. Sobre ellos se reco­mienda al Cura Doctrinero estudiar la intención que traen cuando vienen a recibir el Bautismo o algún otro Sacramento, y luego instruirlos:

en el misterio de la Trinidad, del mejor modo que se pueda, en el de la Pasión y Muerte de Cristo, aunque sea valiéndose de mostrarles la imagen de Cristo crucificado, la necesidad del Bautismo.. . y de la penitencia, en el mejor modo que pudiere."^

E l libro segundo trata de las personas y contiene veinte títulos. Se dan en ellos normas para el recto orden de la Santa Iglesia Catedral, para el mejor funcionamiento del Seminario y de los monasterios de monjas. Se recuerdan las leyes eclesiásticas vigentes para los curas beneficiados y sus tenientes, sacristanes, mayordomos de fábricas y también para los religiosos y terciarios. En el título nueve se insiste sobre la vida honesta que han de llevar los clérigos.

Este libro, además de compendiar maravillosamente las leyes y normas de la Iglesia sobre las personas, es un documento interesantísimo para conocer la organización de la vida eclesiástica y aun política de la colonia. Encontra­mos ahí detalles curiosos sobre el cumplimiento del Real Patronato, sobre las prerrogativas de los Comisarios de la Inquisición, sobre el Seminario. De los monasterios de monjas se dice que llevan una vida intachable, y en ellos no hay defecto q-ue reparar y sí mucho que alabar.

43. Indios y esclavo. Queremos copiar aquí un párrafo del título nueve, pues él nos muestra la solicitud de la Iglesia para con los indios y cómo ya para entonces había campañas de alfabetización para los indígenas:

Ordenamos y mandamos a nuestros curas doctrineros, así seculares como regulares, que en conformidad de las Reales Cédulas de Su Majestad, tengan mucho cuidado en que los muchachos y muchachas de doctrina, y los demás indios e indias de su población y feligresía, cuando se congreguen a rezar sea en el idioma castellano, en cuyo ejer­cicio han de poner mucho desvelo, para que los indios sean políticos, y con más facilidad sean entendidos de sus curas, y de todos, y pueden aprender a leer y escribir, y no por eso se excusen los curas doctrineros de aprender la lengua de los indios de sus pueblos, para los casos que se pudiere ofrecer y no prohiban a los indios q'ue quisieren confesarse en su lengua, el cual lo hagan. . .

115. Ib . p. 93.

•51

Page 27: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

En este mismo lugar se ordena que los indios menores de 18 años jamás sean llevados por sus encomenderos al trabajo o tributo; y que no se obli­gue a trabajar a los indios mayores de 50 años, y que las indias por ningtín respecto, y en ninguna edad sean sometidas al trabajo, por ser, como son en hecho de verdad, absolutamente libres?^^

Importantísimo es el título X I X , párrafo tercero, pues allí se regidan las relaciones entre señores y siervos y aquellos a su vez con los esclavos. Se ve allí como la Iglesia si por fuerza de las circunstancias de tiempo y de lugar, o por su falta de visión global no pudo impedir la esclavitud, ai menos, como lo hemos notado en otra parte, trató de suavizar la vida desgraciada de aquellos hombres, q-uienes, según ella sostenía, también habían sido librados por Cristo. Se establece aUí pena de excomunión mayor para los que abusan en los castigos, y se exhorta a los Justicias Mayo­res de su majestad a que no permitan tales crueldades."''

Recomienda también el Sínodo que los amos traten como a sus hijos a los esclavos viejos, pues también son almas redimidas por Cristo, y que se les asista en la última parte de su vida, pues ellos gastaron la propia al servicio de sus amos y dueños."^

44. Libertad religiosa, matrimonios, juicios. Es interesante ver cómo tam­bién en aquellos tiempos se respetaba la libertad religiosa, pues allí se establece, como fue siempre común en la Iglesia, que los hijos de los infie­les no pueden ser bautizados sin el consentimiento de sus padres y si fuesen bautizados contra la voluntad de dichos padres, aunque quedan real y verdaderamente bautizados, peca mortalmente el que los bautiza, y el que lo aconseja.^^^

También es curioso ver el catálogo de pecados reservados entre los que se enumeran: castigar con exceso a los indios, el no dar la doctrina cristiana en el tiempo señalado y el quedarse con el legítimo jornal que los indios hubiesen ganado.

Como en los matrimonios indios se cometían muchas injusticias, ya porque los Mayordomos y Encomenderos temían que los indios faltaran al servicio, ya porque así las indias podían mudarse a otras poblaciones, por eso los obligaban a casarse contra su voluntad, o les impedían el casamiento. En muchos casos los sometían a prisión para que, a fuerza del rigor, desis­tieran del intento. Las Sinodales dicen:

Mandamos que los dichos amos, mayordomos, encomenderos y demás personas que violentaren o impidieren la voluntad de los contrayentes en la conformidad requerida, incurren ipso fado, en pena de excomu­nión mayor, latae sententiae

El libro cuarto contiene veinticuatro títulos sobre los iglesias, hospitales, cementerios, diezmos, pr imicias . . . Se admite el derecho de asilo, que por cierto es atacado duramente por Depons.'^'

Cualquiera que por causa civil , se acogiere a la Iglesia, no puede, n i debe, por ningún modo, ni manera, ser sacado violenta y forcible-

116. Ib. p. 1Í9. 117. Ib. p. 207. 118. Ib. p. 216. 119. Ib. p. 217. Véanse; C . I . C , Can. 720; los

Decretos del Santo Oficio de fecha, 17 de se-liembre de 1671, 22 de julio de 1840, 11 de

diciembre de 1850 y las Letras Apostól icas de Benedicto X I V Probé te meminisse, de fecha 15 de diciembre de 1751.

120. Constituciones, Ob. Cit. pp. 275 y 276. Í21 . Ob. Cit. pp. 214 y ss.

52

mente por las Justicias Seculares, ni por otras cualesquier personas, ni ha de ser ofendido, ni molestado con prisiones, dentro de la dicha Iglesia, ni lo han de prohibir, ni privar de la comida, n i de lo demás necesario para sus alimentos. . .

líl libro quinto va encaminado a dar normas sobre lo que debe practicarse en los juicios para que en ellos se observe una estricta lusticia y, para su época, podemos afirmar que es un modelo de práctica procesal.

El fuero eclesiástico, el civil , el mixto se definen con maravillosa pre­cisión y se establecen normas sobre los contratos, y como ha de procederse on los juicios contra los indios.

El sexto y último libro trata de los delitos y de las penas. Se comienza por explicar lo que es excomunión y luego se habla de los diversos delitos: Hacrilegio, simonía, usura, concubinato y duelo. Se contemplan también penas severísimas para los clérigos.

Las Sinodales tienen ante todo un inmenso valor jurídico, tienen impor-Inncia doctrinal, moral, litúrgica y bíblica, y el mismo historiador podrá encontrar en ellas una verdadera mina de noticias para conocer la situación de la Venezuela Colonial.

45. Costumbres que hoy nos extrañan. En resumen, esa fue la disciplina eclesiástica colonial. Eran costumbres que hoy no existen, pero que las vivimos hasta hace apenas unos años. El Vaticano I I ha introducido algunas concepciones más amplias de la caridad y comprensión eclesial; pero en muchos casos, ellas no son del Concilio sino inventos de algunos para comodidad propia.

En realidad lo que más nos extraña de aquella época es la imposición de penas temporales, que, según nuestra concepción actual, no puede concillarse con una institución eminentemente espiritual como es la Iglesia.

Para dar, no una justificación, sino al menos una explicación, no hay que tilvidar que la herejía era considerada como un delito social, y hay qnie recordar que el poder social era compartido por la Iglesia y por el Estado;'^ es más, las penas iban más bien dirigidas a proteger al indio contra los abu­sos de los conquistadores.

Las Constituciones Sinodales forman un tratado perfecto de legislación eclesiástica, y para ello basta compararlas con el Derecho Canónico actual. Con él coincide perfectamente en líneas generales y casi a la letra en la división tradicional de sus libros.

Si se piensa en las dificultades que tuvo y que tendrá Caracas para la convocatoria de un Sínodo, si se analiza que dichas Constituciones estuvie­ron vigentes en Venezuela por más de doscientos años, y dieron después origen a la actual Instrucción Pastoral, se podrá medir el trabaio titánico t]ue tuvieron que realizar aquellos hombres de entonces para hacer esa codificación de leyes y normas, que en realidad reformaron las costumbres y abrieron nuevas rutas en la disciplina eclesiástica colonial.

122. Constituciones... Ob, Cit. p. 332. 123. A. Vermeersch, L a Tolerancia, FriburgO, 1915. p. 34.

53

Page 28: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

3. LOS OBISPOS DE CARACAS HASTA LA CREACION DEL ARZOBISPADO

46. Francisco del Rincón, y Escalona y Calatayud. La Diócesis de Cara­cas seguirá siendo sufragánea de Santo Domingo hasta el año de 1804, fecha en que será elevada a Arzobispado y entonces tendrá a Mérida y Guayana por sufragáneas. Mérida había sido antes sufragánea de Bogotá, y lo, será de Caracas hasta ser elevada a Arzobispado, en 1923.

Después de la muerte de Don Diego de Baños y Sotomayor, ocurrida en Caracas el 15 de mayo de 1706, se esperó la llegada del Señor Juan de Jáuregui y Barcena, quien era Arcediano de la Catedral de La Puebla de los Angeles, y ya tenía nombramiento con Cédula Real de fecha 21 de junio de 1707; pero el Rey cambió de opinión y se nombró para la Sede de Caracas a Fray Francisco del Rincón, Arzobispo de Santo Domingo, quien tomó posesión de la Diócesis el 25 de octubre de 1714.

En 1716 erigió en vice-parroquia de la Catedral la iglesia de Candelaria, que ya había sido construida por los canarios en 1708.

Apenas tenía tres años en Caracas, cuando fue trasladado al Arzobispado de Santa Fe de Bogotá en 1717.

El décimo sépdmo Obispo de Caracas es Don Juan José de Escalona y Calatayud, quien llegó a Caracas en diciembre de 1719, y, según se dice, fue elegido por su singular virtud y caridad con los pobres.

Este Obispo es célebre porque trabajó mucho en favor de la cultura y porque durante su pontificado, fue convertido en Real y Pontificia Univer­sidad de Caracas el antiguo seminario de Santa Rosa de Lima, acto que se realizó el 11 de agosto de 1725. El mismo Obispo dio las constituciones a la Universidad. Felipe V , por cédula fechada en Lerma a 21 de diciembre de 1721 había erigido la Universidad e Inocencio X I I I le había dado carác­ter pontificio por ÍBreve de 18 de diciembre de 1722.

47. José Félix Valverde y dos Obispos. Por traslado a Michoacán, Mé­jico, del Excmo. Sr. Escalona y Calatayud, en 1729, fue nombrado Obispo de Caracas el Sr. Dr. José Félix Valverde, quien entró en su sede el 16 de octubre de 1731.

La esquina de Carmelitas de Caracas recuerda que en ese lugar estuvie­ron las célebres Carmelitas Descalzas que el Obispo Valverde trajo de México, y cuya fundación ya había intentado el Obispo anterior. Este con­vento de esas monjas fue convertido en Ministerio de Hacienda por Guzmán Blanco. El Obispo Valverde murió en una Visita Pastoral que hizo a la Ciudad de Barquisimeto el 24 de febrero de 1742.

El décimo nono Obispo es el Sr. Dr. Juan García Abadiano, quien ya antes había tenido el tremendo disgusto de venir a Caracas, como Obispo electo, y tener que retirarse a La Guaira por mandato real. Las disputas se suscitaron porque Valverde había sido nombrado para Michoacán, dióce­sis que no aceptó y se quedó en Caracas.

Fue una época verdaderamente conflictiva, pues de hecho hubo dos obis­pos con jurisdicción. Después de la muerte de Valverde, Mons. Abadiano recibió nuevas Bulas e hizo su entrada a Caracas el 16 de octubre de 1742.

54

Rigió la Diócesis hasta su muerte, acaecida el 16 de mayo de 1747. Empren-Idló la fundación de la Iglesia de La Pastora, f 48. Los Tres Obispos siguientes. El l imo. Sr. Dr. Manuel Jiménez Bretón, doctoral aue fue de la Catedral de Badaioz, es considerado como el vigésimo Obispo de Caracas. Canónicamente elegido, nunca tomó posesión, pues Dunndo pasó a consagrarse, murió en Orduña, Vizcaya, el 29 de marzo fie 1749.

!,os dos Obispos siguientes fueron: El Sr. Dr. Manuel Machado y Luna í 1750-1752). quien fue reputado por uno de los más sabios de su tiempo en ciencias eclesiásticas, y erigió en parroquias las Iglesias de San Pablo, Altagracia y Candelaria; y Don Francisco TuHán de Antolino (1752-1755), aiiien fue eminente teólogo, v vino por traslado desde Puerto Rico a Caracas. Murió en La Guaira el 7 de agosto de 1755. Apenas dejó huellas de su pontificado.

Don Manuel Arguelles, gran teólogo y cura en el Arzobispado de Toledo, po es considerado Ob'spo de Caracas, aunque algunos lo ponen en la lista, pues habiendo renunciado, fue hecho Obispo Auxiliar de Madrid.

49. Díaz Madroñero. Martí. Viana. Los dos Obispos siguientes: El Sr. Dr. Diego Antonio Díaz Madroñero (1757-1769) y el Dr. Don Mariano Martí M 770-17921 son de grata recordación en la sede caraqueña por el amor «I pneblo. ñor la profunda piedad que tuvieron y por la inmensa labor íipastólica que desplegaron.

En tiempos del Sr. Díaz Madroñero, Caracas fue un Convento, como dice Don Arístides Roias.'^" pues el Obispo denominó las calles y esquinas de Ciii-acas con nombres del martirologio, puso mucho acento en la devoción n Man'a con el rezo del Santo Rosario, de modo que Caracas fue llamada ht ciudad Mariana, hizo que en los zaguanes de las casas se fijaran nichos de santos, levantó el censo de la ciudad por sí mismo,^'^ enterró los bailes líp'cos de la ciudad y acabó con las costumbres paganas del Carnaval.

Don Arístides dice del Sr. Díaz Madroñero: Los cronistas venezolanos nos lo presentan como protector en las

fábricas del Seminario y del templo de los Lázaros (habla de 1 funda­ción del hospital de lazarinos), y creador de los eiercicio? espirituales llamados de San Ignacio, que pracdcan los escolares de la actual Escue­la Episcopal; pero esto es nada ante la constancia de este reformador de costumbres, de este innovador religioso, monomaniaco pacífico, que supo transformar a Caracas, durante los doce años de su apostolado en un convento, en el cual sólo faltó que los moradores de la capital vistieran todos el hábito talar.^^*

Mons. Mariano Martí, quien venía trasladado de Puerto Rico, es amplia­mente conocido por su Visita Pastoral, realizada por espacio de más de doce años, en la que llegó a visitar más de 350 pueblos, 228 'glesias. 16 'opventos. 4 hospicios y 188 cofradías. Formó matrículas y descripciones de los pueblos visitados, y ellas han servido como el dato más verosímil lie la población venezolana del Siglo X V I I L ' ^ ' No se contenta con escribir vohre las iglesias, conventos y cofradías, sino que habla de la administración

124. Leyendas Históricas de Venezuela, Cara- 125. Plano Religioso de Caracas, en Boletfn tim, 1891, pp. 75 y ss. de la Academia Nacional de ia Historia, n. 38,

pp. 152-162. 126. Arístides Rojas, Ob. Cit. p. 77.

55

Page 29: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de justicia, del estado de la cultura, de los hospitales y de otras muchas cosas más que hacen de su obra la más importante que ha dado el período colonial.'^^

Seglín Tavera Acosta, fue Mons. Martí el primer Obispo que visitó A n g o s t u r a . D e los Obispos de Caracas fue el que más duró en su sede y eso que ya antes había sido Obispo de Puerto Rico. Fue promovido a Caracas en 1769, se le despachó el real ejecutorial el 18 de marzo de 1770, llegó a La Guaira el 4 de junio de ese mismo año y entró en la capital el 15 de agosto. Nació en Brafim, Tarragona, en diciembre de 1721 y murió en la ciudad de Caracas el día 20 de febrero de 1792.

El último de los Obispos de la Sede de Caracas será D . Fr. )uan Antonio de la Virgen María Viana, Carmelita Descalzo, a quien se le despacharon bulas con fecha 24 de septiembre de 1792. Sólo estuvo en Caracas poco más de cuatro años, pues fue trasladado al Obispado de Almería en diciembre de 1798 y murió el 28 de enero de 1.800 en el Convento de Los Carmelitas de la Ciudad de Murcia.

50. Juicios sobre los Obispos. Don Arístides Rojas, al hacer un análisis de los Obispos venezolanos, dice que entre ellos:

figuran varones eximios por sus virtudes, caracteres intolerantes y díscolos, espíritus progresistas y benévolos, corazones nacidos para el amor y la caridad, verdaderos apóstoles en la tierra venezolana; cada uno en obedecimiento a la educación que había recibido, a la índole de su naturaleza y al influjo de la época en que figuró.""

Fino observador, y gran amante de los archivos. Don Arístides da juicios variados de los Obispos caraqueños: si dice de Don Rodrigo de Bastidas que favoreció la esclavitud indígena, pone por la más empinadas cumbres del ministerio apostólico a Pedro Agreda y a Fray Antonio de Alcega. De don T^an de Bohórquez dice que fue el iniciador de aquella lucha secu­lar que conoce la historia de Venezuela con el nombre de COMPETENCIAS, y quien había nacido, no para llevar el báculo del apóstol, sino la alfange de los conquistadores.

De Don Mauro Tovar, asienta que fue un intransigente, voluntario y déspota, pero sumiso ante sus deberes religiosos. De Fray Antonio González de Acuña y de Don Diego de Baños y Sotomayor dice que fueron apóstoles de progreso y para Don fuan losé de Escalona y Calatayud tiene los más altos elogios por su caridad e ilustración.

He querido traer estos juicios de Don Arístides para que se vea que mientras unos historiadores ensalzan otros minimizan. Ejemplo; Don Arís­tides pone por las nubes a Alcega (octavo Obispo de residencia en Coro), mientras Armas Chity nos pinta un negro retrato de este obispo, a quien llama intolerante por haber reducido a cenizas más de mi l setecientos ídolos en menos de tres años. Admitido el juicio de Armas Chity, máxime cuando el mismo concede que hubo Obispos asistidos de mística, hombres orientados hacia altas disciplinas, nunca olvidemos los tiempos y los lugares en los que esas personas vivieron."^

127. Documentos... Ob. Cit. t. 1, 541. 128. E n lo que atafie a lo eclesiástico, moral

y materia! de la Visita de Ivlons. Martí , véase C . Parra León, Cronistas de Venezuela, Ma­drid, s. f.. Obras, p. 731.

129. Tavera, Anales, Ob. Cit. p. 114. 130. Ob. Cit. p. 75. n i . Ob. Cit. p. 77 y ss. 132. Armas Chity, Ob. Cit. p. 91 y ss.

56

4. LAS NUEVAS DIOCESIS DE MERIDA Y GUAYANA

51. Mérida y su Primer Obispo. Mérida, fundada en 1558 por Juan Rodríguez Suárez, adquirió pronto gran importancia en lo civi l . Erigida Corregimiento en 1607, fue elevada a Gobierno y Capitanía General en 1622.

Dicha ciudad, que en lo eclesiástico pertenecía a Bogotá, ya para fines del Siglo X V I y comienzos del X V I I poseía iglesias, conventos, monjas Clarisas y hasta un Colegio dirigido por los Padres Jesuítas y establecido allí desde 1628.

La Diócesis de Mérida se crea por Bula del Papa Pío V I el 17 de febrero de 1777, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción.

El Cabildo catedralicio contaba con el Deán, que era la única dignidad, el doctoral, el magistral, dos canónigos de Merced y dos racioneros.

La Diócesis comprendía: parte de la provincia de Barinas, Maracaibo, Coro, Trujillo, La Grita, San Cristóbal, Pamplona y San José de Cúcuta."^

Su primer Obispo fue Juan Ramos de Lora,"'* quien vino a Mérida en 1786, año de la fundación de la Catedral. El Cabildo se organizó sólo en 1792, después de haber muerto el Obispo, el 9 de noviembre de 1790.

El Episcopado de Mons. Ramos de Lora, aunque de efímera duración, fue importante, no sólo desde el punto de vista religioso, sino también desde el cultural, pues unos días antes de morir, el 1 de noviembre, 'nstaló el Seminario, de donde nacería la célebre Universidad de los Andes, que ha dado a la Nación una verdadera pléyade de intelectuales y sabios. ^^

En los Documentos para la Historia de la Diócesis de Mérida, hay un material bastante grande donde se enumeran las obras de este Primer Obispo de Mérida; sus pastorales, la reorganización de la recaudación de diezmos, creación de nuevas parroquias, disposiciones sobre procesiones, asistencia de clérigos a la iglesia, traje eclesiástico, bailes y comedias, música. Cate­cismo y sobre otras muchas cuestiones pertenecientes a las sanas costumbres, a la recta doctrina y a la disciplina post-tridentina."*

Cortos fueron los episcopados de los dos obispos siguientes: Fray Manuel de Torrijos, quien gobernó la Diócesis de 1791 a 1793 y el Mtro. Fray Antonio Espinosa, 1795-1800, quien nunca llegó a Mérida, pues, ya con­sagrado, murió en Cádiz, en 1800.

El primero "Traía una biblioteca que, según es fama, constaba de 30.000 volúmenes, un gabinete de física, un globo celeste y otro terrestre, una máquina eléctrica, un reloj para la Catedral, ornamentos preciosos, un órgano y el cuerpo de San Clemente."^

52. Mons. Hernández Mitanes y Lazo de la Vega. Es de suma importancia para la Diócesis de Mérida el Episcopado de Don Santiago Hernández Mila-

133. Documentos... t. 1, p. 130. A q u í puede 136. Antonio Ramón Silva, Documentos. . , , verse la Bula, Véase también Tulio Febres Cor- Mérida, t. 1, p. 46. llevo. Obras Completas, Mérida, 1960, t. I V , 137. (osé Manuel Castanón de la Peña y p. 10. Neftalí Noguera Mora, E l Libro de Mérida,

134. Documentos. , . Ob. Cit. t. 1, p. 241. Mérida, 1964, p. 151. 135. Para los Obispos de Mérida, véase T .

Febres Cordero, Ob. cit. p. 27.

57

Page 30: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

nés, 1801-1812, pues fue un verdadero apóstol, preocupado sólo de sus asuntos religiosos. Fue un empedernido realista, aunque después, en sep­tiembre de 1811 prestó el juramento a la causa de la Independencia, y no tuvo en adelante mayores choques con los patriotas.

El Sr. Hernández Milanés había sido consagrado Obispo por Mons. Fran­cisco Ibarra en Caracas. Realizó también una gran labor social. Fundó el leprocomio, que según Don Tulio Pebres Cordero duró activo más de un siglo; trabajó intensamente para la construcción de la Catedral, que pensaba edificar sobre un plano similar al de la Catedral de Toledo y que sólo en los cimientos gastó millón y medio de reales, pero que no pudo continuar por el terremoto de 1812, en el cual también murió el insigne Prelado. Visitó tres veces su diócesis.

Fue célebre por estos tiempos el Canónigo Dr. Don Francisco A. Uzcáte-gui. Se distinguió por su labor cívico-religiosa. Fundó una Escuela Pública de primeras letras; en Ejido creó una Escuela de Artes y Oficios y estableció la primera pesa pública o carnicería de Mérida. Fue eminente patriota, procer de la Independencia y formó parte de la Junta Patriótica en 1810. Murió en Bogotá en 1815.

Otro de los grandes y santos Obispos que tuvo Mérida fue el limo. Sr. Dr. Rafael Lazo de la Vega, nacido en Santiago de Veragua, Panamá, el 21 de octubre de 1764.

Fue un Obispo de un celo extraordinario y el Papa Gregorio X V I lo estimaba mucho.

El pueblo sencillo contaba de él muchos hechos milagrosos. Refiere Mons. Silva,qoie en 1904, habiéndose removido la tumba donde estaba enterrado Mons. Lazo de la Vega con el fin de hacerle un túmulo más artístico, su cuerpo fue encontrado en estado de buena conservación, tanto que fue nuevamente vestido de pontifical y depositado en el ataúd. Esto ha contri­buido para renovar la fama de santidad que tuvo en vida.

El Obispo Lazo había entrado por Maracaibo en 1815, año de su preco­nización por el Papa Pío V i l , luego se dirigió a Bogotá pasando por Mérida y Pamplona. Habiendo recibido las Bulas en San Cristóbal, el 3 de octubre de 1816, fue consagrado en Bogotá el 11 de diciembre de 1816.

En Maracaibo, donde fijó su residencia transitoriamente, edificó el Semi­nario. Durante su Pontificado se convocaron dos Sínodos. El Prelado visitó varias veces la Diócesis y fomentó la Instrucción Pública."^

En sus convicciones políticas fue un realista marcado; pero en 1821 se hizo patriota y escribió un célebre panfleto intitulado: Conducta del Obispo de Mérida, donde daba razón de sus opiniones políticas anteriores, que en síntesis se basaban en el juramento de fideHdad al Rey de España. Su con­versión a la causa patriota fue sincera, pues el año de 1823 fundó en Escuque un Hospital Militar para los soldados desvalidos del ejército patriota, lo cual hizo de su propio peculio.

Fue un ardiente defensor de los derechos inalienables de la Iglesia y asistió por Maracaibo, como diputado al Congreso Constituyente de la Villa del Rosario de Cúcuta en 1821 y como Senador a los Congresos siguientes hasta 1826, jugando en todos ellos un brillantísimo papel por sus altas dotes intelectuales y humanas.

138, N i c o l á s E . N a v a r r o , A c t i v i d a d e s D i p l o - 139 . D o c u m e n t o s , O b . C i t . , t . I V , p . 4 . m á t i c a s d e l G e n e r a l D a n i e l F l o r e n c i o O ' L e a r y 140 . A c o t a c i o n e s B o l i v a r i a n a s , C a r a c a s , 1960 , e n E u r o p a , C a r a c a s , 1939 , p . 6 3 . p p . 247 y ss.

58

En efecto, la intervención de Mons. Lazo de la Vega en el Congreso de úcuta fue muy cuestionada. A tal respecto dice Mary Watters:

Bien curioso resulta que a través de la influencia del Obispo de Mérida la nolítica de Bolívar de no hacer provisión para una Iglesia de Estado fue seguida en este Congreso. Restrepo le escribió a Santan­der el 6 de junio que los sacerdotes se habían levantado por el fallo del Congreso de no reconocer la Iglesia Católica como exclusiva y que

: temía oue aún podía asegurar tal previsión. Pero el 6 de agosto. Oso-rio, miembro del Congreso, escribió al Vice-Presidente: La cuestión más seria oue parecía nos iba a dividir fue el artículo sobre religión que iba a ponerse en la Constitución y los términos del mismo; usted

-se sorprenderia. . la opinión sin prejuicios del Obispo decidió el punto.. . Osorio seguía diciendo que esta omisión de la Constitución sería interpretada en la práctica como un reconocimiento de la tole-Tancia religiosa, como sucedió en Angostura."^

Más adelante diremos cómo el Prelado trató de iustificar sn conducta nnte el Papa Pío V i l diciendo que intentaba así bloq-uear la introducción del Patronato en la Constituyente.

Trasladado a Quito por el Papa León X I I , murió en esa ciudad, el 4 de abril de 1831. no sin antes haber dejado allí pruebas inequívocas de su (tran virtud y talento.

Para terminar estos pequeños datos biográficos del Sr. Lazo de la Vega, lénse esta carta que le dirige el Libertador Bolívar, desde Bogotá el 24 de agosto de 1828, y en donde se ve la alta estima que el Padre de la Patria tenía de este í^van Prelado:

limo. Sr. Muy grato me ha sido, limo, señor, recibir la apreciable comunica­

ción del 9 del corriente en que V.S.I. se sirve participarme que ha dado va pi-acias al Todopoderoso ñor los decretos del 10 y 11 de ÍulÍo. V me manifiesta, con suma bondad, el estado de la diócesis que gobierna V.S.I. con tan piadoso celo. Yo agradezco en extremos las expresiones

[de aprobación con que V.S.I. marca estas providencias dictadas en bien de la Iglesia y de la moral, y me es satisfactorio decirle aue estas medidas han excitado el aplauso de los pueblos que aún conservan el amor y el respeto a la religión de Jesús. Yo puedo asegurar a V.S.I.

jaue nada deseo tanto como emplear las facultades Q*ue me ha conce­dido el pueblo en mantener la dignidad de la Iglesia v propender a sus meioras. Por tanto, puede V.S.I. indicar al gobierno, por medio de la secretaría, todas aquellas reformas que juzgue oportunas, sobre todo en el ramo de diezmos, que, según veo, está muy descuidado.'''

55. Situación de Guayana. Dejada a un lado la Diócesis de Mérida, ven-inimos ahora a la Diócesis de Guayana, que ha de ocupar una importancia suma en la obra de la Independencia de Venezuela, especialmente por el liregreso material que adquirieron allí las Misiones de los Padres Ca­puchinos.

1 4 1 . O b . C i t , p . 7 3 . l e e r l a d o c u m e n t a c i ó n d e l P . P . L e t u r i a , R e l a -142, L e c u n a , O b . C i t . , t . 2 , p . 9 5 5 . S o b r e e l c l o n e s e n t r e l a S a n t a Sede e H i s p a n o a m é r i c a ,

Ob iBpO L a z o , r e a l i s t a y p a t r i o t a es I m p o r t a n t e t r e s t o m o s , C a r a c a s , 1959, 1960 .

Page 31: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Para el año de 1790, las Misiones estaban en pleno apogeo, tanto en la parte de Guayana como de Cumaná. Habían surgido multitud de pueblos gracias a! esfuerzo de los misioneros, pueblos que a su vez se convertían en doctrinas y luego en parroquias.

Copiamos a continuación lo que extrae de los libros de Gobierno José Ma. Arroyo, y que se encuentra en Blanco-Azpúrua,^''^ pues ello nos da una idea del Estado floreciente de la Provincia de Guayana, cuando fue creada la Diócesis:

En la Provincia de Guayana fueron establecidas (las Misiones) por los Padres Capuchinos catalanes en el cantón "Caroní" y en otros pun­tos, llegando a obtener más de veinte y un mil indios catequizados, y aun civilizados los más, repartidos en varios pueblos, con muy buenas Iglesias, Talleres, hatos y labranzas de comunidad y un sistema de administración y Gobierno peculiar que las hacía progresar admira­blemente. ¡Desgraciadamente para la fecha en que estamos escribiendo, todo ha desaparecido de allí —pueblos, indios y riquezas!!. . .

En Barcelona había Colegio de Misiones de Religiosos observantes que fundaron casi todos los pueblos de esta provincia. . . En la rtro-vincia de Cumaná. los Padres Capuchinos Aragoneses fundaron bas­tantes pueblos, en que había más de diez y ocho mil indios civilizados,

Conventos. Los hubo de Dominicos y Franciscanos en Cumaná e Isla de Margarita, y de solos Franciscanos en Guayana. . .

Población y Clero. Las 4 provincias actuales del Obispado, sin incluir algunos miles de indios, que vagan en el inmenso territorio de la Gua­yana, pueden comprender ciento cuarenta mil almas. . .

54.Creación y Primer Obispo de Guayana. Así, pues, parecían bien pre­paradas las cosas para la Creación de la Tercera Diócesis de la República y, a tal efecto, el 20 de mayo de 1790, Pío V I erigió la Diócesis de Guayana, con Sede en Angostura del Río. Comprendía; Trinidad e Islas de Barlovento, Cumaná y Guayana. Trinidad siguió perteneciendo en lo espiritual, aún después de la ocupación inglesa en 1797, a Guayana. Así se mantuvo hasta 1819, cuando fue hecha Vicariato Apostólico. Hoy es Arquidiócesis.

El primer Obispo de Guayana fue el limo. Sr. Francisco de Ibarra y Herrera, quien fue también el primer Obispo nacido en Venezuela, llamado a tal dignidad. Era oriundo de Guacara y en Caracas se había distinguido como Profesor de Cánones y como Rector del Seminario. Estuvo en Guayana hasta 1799, cuando fue trasladado a Caracas como Obispo y luego como Primer Arzobispo de esa Sede.

Trasladado a Caracas Mons. Ibarra, fue elegido como Segundo Obispo de Guayana el limo. Sr. Antonio García Mohedano, quien llegó a Angos­tura sólo después de dos años largos de haber partido Mons. Ibarra, por lo cual, como aquél mismo lo dice: todo lo encontró fuera de quicio y trabajó como si fuera el primer fundador de la Diócesis.

En la placa que estaba en la columna derecha del presbiterio de la Cate­dral de Ciudad Bolívar, se decía que el Sr. García Mohedano había sido el introductor del café en Venezuela, aunq-ue algunos sostienen que ya antes de las plantaciones hechas en la Hacienda Blandín de Chacao, existía el café en Guayana, sembrado por los Misioneros.'**

Duró poco tiempo en su sede, ni siquiera tres años, pues murió el 7 de octubre de 1804. Dejó, con todo, huellas profundas de su celo apostólico. Se ocupó mucho de adelantar los trabajos de la Catedral, que, como se sabe había sido empezada en tiempos del Gobernador Moreno de Mendoza.

Es célebre la disputa tenida tenida entre este Obispo y el Guardián del Convento y Colegio de Propaganda Pide de Barcelona, sobre si la población de Santa Cruz de Orinoco era o no misión. Llevado el asunto a la Corte BC falló a favor del Obispo y Santa Cruz pasó a ser regida directamente por la administración diocesana.

A la muerte de Monseñor Mohedano, acaecida el 17 de octubre de 1804, el Metropolitano de Venezuela nombró Vicario Capitular al Pbro. DomI, go Remigio Pérez Hurtado.

55. José Ventura Cabello. Monseñor José Ventura Cabello fue nombrado •n 1809 Obispo de Guayana y se encargó de la Diócesis; pero por las difi-lUÍtades de comunicación con España y Roma, y luego después con el perlo­

ide de guerra de la Independencia, nunca pudo ser consagrado. En efecto, le tocó a Mons. Cabello todo el problema de la Primera y

Segunda República, y, para colmo de males, tuvo que vivir el sitio de Guayana y se vio precisado a emigrar de su sede por órdenes del Brigadier ospañol La Torre.'"*^

Navegando por el Orinoco hacia el mar, la fragata en que iba el Obispo oncalló en la Barra del Río. El Obispo se salvó porque fue trasportado a una canoa y conducido a una isla cercana de nombre Guacamaya. Allí murió 1 21 de agosto de 1817. Yanes dice que la embarcación del Obispo fue

apresada por los patriotas y que murió en el río de accidente natural.'"' A la muerte del Sr. Cabello, el mismo Bolívar se preocupó personalmente

de remediar conforme a los sagrados cánones el cuadro de lamentable orfan­dad, confusión y amargura, que presentaba la Diócesis por la vacante del Obispo.

En efecto, en el célebre documento dirigido por Bolívar al Clero de Guayana, en el que le pide se reúna para nombrar Superior Eclesiástico, pudiera, tal vez, verse un Césaro-Papismo por parte de aquél, al introducirse en asuntos de plena competencia eclesiástica; pero no debe olvidarse el ihialismo cívico-religioso originado por el Patronato, que ahora, precisamen-Ic, para evitar cualquier dependencia con España, la República procurará mantener a toda costa en sus manos. Sin embargo, Bolívar es bastante pru­dente al concluir su carta:

Tal es el plan que he creído adaptarse a nuestras circunstancias y a la grave y urgente necesidad de esta Iglesia. Yo le propongo al muy venerable Clero, que espero se congregue en esta Capital; pero el mis­mo Clero usando de su plena libertad y de sus luces y conocimientos en las materias eclesiásticas, podrá discutir, acordar y llevar a efecto el que juzgue más conducente a remediar los males que se están preci­pitando él y los fieles.'''^

La reunión se efectuó el 25 de enero de 1817 y fue elegido Vicario Capi­tular el Pbro. Don Domingo Remigio Pérez Hurtado, de todo lo cual se dio cuenta al Metropolitano. Muerto aquél, en 1822, fue nombrado Vicario

• 1 4 3 . D o c u m e n t o s p a r a l a H i s t o r i a , . . O b . C i t .

p p . 244 y ss. 144 . G u e v a r a C a r r e r a , A p u n t e s . ,

p . 3 9 . O b . C i t .

14*5, T a v e r a A c o s t a , A n a l e s . . . O b . C i t . II im.

11(1, F r a n c i s c o J a v i e r Y a n e s , R e l a c i ó n . . . O b . i ' l l , , I . 2 , p . 2 2 . V é a s e t a m b i é n : A d á n B l a n c o

L e d e s m a , H a b l i l l a s , T ó p i c o s y S e m b l a n z a s , C i u ­d a d B o l í v a r , 1957 , p . 39 .

' 1 4 7 . G u e v a r a C a r r e r a , O b . C i t . p . 4 9 .

60 '61

Page 32: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Gobernador el Pbro. Matrín Coba, quien gobernó desde Cumaná hasta 1829.

56. Mons. Talavsra. El cuarto Obispo de Guayana, Titular de Trícala y que gobernará como Vicario Apostólico, será el limo. Sr. Dr. Mariano Talavera y Garcés, nacido en Coro en 1777, y uno de los sacerdotes más eminentes que ha tenido Venezuela.

Entusiasta partidario de la Independencia, fue electo diputado por el Clero de Mérida y luego fue nombrado Vice-Presidente de la Junta Patrió­tica en dicha ciudad, y firmó el decreto de erección de la Universidad de Mérida. Fue el principal redactor de la Constitución de esa Provincia y allí permaneció iluminando con su ciencia a los proceres andinos. De aquí partió a Bogotá, donde fue hecho preso y más tarde enviado a las bóvedas de La Guaira.

Fue orador eximio, y según Juan Vicente González, era el orador que más lo había acercado a la verdadera elocuencia. Habiendo oído Morillo el célebre discurso de El indulto, en que Mons. Talavera, además de mostrar su oratoria, tuvo la habilidad de aparecer como patriota sin herir al Pacifi­cador, éste le dijo: a hombres como Ud. yo no los persigo.

51. La Obra de Talavera en Guayana. Nombrado Obispo de Guayana, fue preconizado por el Papa León X I I el 27 de febrero de 1827. En 1830 se le presentó el conflicto con el Gobierno por no querer jurar la Constitu­ción. Al principio, el Gobierno le quitó la pensión creyendo q-ue el Prelado se retractaría ante esa presión y firmaría; pero éste se mantuvo en su nega­tiva y por ello fue expulsado del País. Regresó en 1832. En 1840 renunció a la Mitra de Guayana y se retiró a Caracas, donde siguió desplegando un gran apostolado a pesar de su avanzada edad. Murió en dicha ciudad el 23 de diciembre de 1861.

Pese a la escasez de Clero, el Obispo Talavera y Garcés puede conside­rarse como uno de los más grandes apóstoles que han pasado por la sede de Guayana, pues dejó obras imperecederas, que todavía ?on su gloria y su corona: terminó la Catedral, que fue bendecida en 1841. Consiguió que se abriera el Colegio de Angostura, que había sido decretado por el Ejecutivo de Colombia el 24 de octubre de 1824, hizo el Hospital de Mujeres, que se sostenía con fondos personales del Obispo y se preocupó mucho de la repa­ración de casi todos los templos de la extensa Diócesis.

58. Guayana ayer y hoy. Esa fue la Diócesis de Guayana antes de nacer y en sus comienzos. Espléndida y floreciente durante la época misionera, con sus 200.000 cabezas de ganado vacuno; de caballar y mular, 80.000, fuera de picos y fracciones. Pobre y escuálida después de la Independencia, tanto que, pese a que abarcaba más de la mitad de la República, Talavera pudo escribir hacia 1832: que allí sólo quedaban cuatro o seis sacerdotes ancianos y enfermos, que sólo hacen la figura de Curas?*'^

Todo esto se empeorará con las luchas internas entre Filántropos y Antro­pófagos, con la guerra de la masonería contra la Iglesia, con el cierre de los

148. M o n s . T a l a v e r a f u e n o m b r a d o V i c a r i o A p o s t ó l i c o p o r q u e a l m i s m o t i e m p o h a b l a s i d o p r e s e n t a d o p o r E s p a ñ a e l l i m o . S r . D r . F r a y J u a n d e D i o s C a b e z u d o . C o m o se v e , l a s o l u ­c i ó n d e i a S a n t a Sede f u e s a l o m ó n i c a : n i u n o , n i o t r o . N a v a r r o , A n a l e s . . . O b C i t . p . 5 3 4 .

149 . G u e v a r a C a r r e r a , O b . C i t . p . 5 5 . U n a s u s c i n t a b i o g r a f í a d e M o n s . T a l a v e r a y G a r c é s p u e d e v e r s e e n : B o l e t í n d e l a A c a d e m i a N a c i o ­n a l d e l a H i s t o r i a , t . L X l , n . 2 4 1 , p p . 169 y ss.

62

w Seminarios y con el perfecto abandono en q-ue el Gobierno Nacional tuvo a la Región de Guayana hasta hace sólo unas tres décadas.

Pero así como ayer Guayana contribuyó a la Independencia política de Venezuela, de un modo decisivo, hoy está el porvenir de la Nación en el Sur, en el hierro, oro y diamantes del Estado Bolívar y en el gran potencial del territorio Amazonas. Sin prejuicios, sólo la Religión, unida con el Poder Civil, podrá hacer el milagro. La luz es necesaria, pero la moral es impres­cindible.

Page 33: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

///. LA INDEPENDENCIA

Page 34: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

/. La Iglesia en los albores de la Independencia I ,

59. Creación del Arzobispado de Caracas. Vimos anteriormente la Creación de las Diócesis de Mérida y de Guayana, con sus respectivos obis-pos y los principales acontecimientos religiosos que se sucedieron en los

H | afios anteriores a la Independencia, e incluso, por razones de ilación, algunos dentro de este último período.

Wm Como es sabido, para el año de 1777 se crea la Capitanía General de Venezuela, hecho que, junto con las instituciones de la Real Intendencia en 1776 y de la Real Audiencia en 1786, realizan la integración política de Venezuela y son el fundamento de nuestra Nacionalidad.

Efectuada la integración política, faltaba la religiosa, que vino a ser rea­lidad con la creación del Arzobispado de Caracas el 16 de julio de 1804. Así, Mérida y Guayana se convirtieron en sufragáneas de Caracas y se dejó do pertenecer a Santo Domingo o a Nueva Granada, lo cual, en cierto modo, rompía lo que podríamos llamar la armonía nacional y ocasionaba no pocos Inconvenientes.

Estos inconvenientes se veían patentes cuando algunas de las regiones coloniales españolas cambiaban de dueño, como sucedió con Venezuela cuando Santo Domingo fue ocupada por los franceses en 1795 y lo mismo Bcaeció con la Isla de Trinidad cuando los ingleses se la arrebataron a Vene­zuela en 1797.

Mons. Francisco Ibarra, trasladado de Guayana, será el primer Arzo­bispo de Caracas. Hará un apostolado fecundo y su gran bondad le hará ler querido de todos.

Murió el 16 de septiembre de 1806. Sus restos fueron trasladados al Pan-Icón Nacional en 1881, y con ese motivo tuvo la Oración Fúnebre el Dr. líduardo Carreño. Parece que, para la traslación de los restos al Panteón, Influyó mucho la esposa de Guzmán Blanco, quien era familiar del ilustre Arzobispo.

60. Los problemas de Coll y Prat. Para el 31 de julio de 1810 llegó a Caracas el limo. Sr. Narciso Coll y Prat, segundo Arzobispo de Caracas, no sin antes haber tenido que pasar por innumerables trabas que le puso lii lunta Suprema, la cual gobernaba al País a nombre de Fernando V I I , pero con miras a conseguir la Independencia definitiva. Vivirá en Caracas los días más álgidos de la revolución libertaria y será luego nombrado Obispo de Palencia, España. No llegará nunca a esa ciudad, sino que morirá en Madrid el 30 de diciembre de 1822.

En visita que el autor de estas líneas hizo el año 1974 a la Ciudad de Palencia, con el fin de indagar lo referente al corazón de Girardot o al de Coll y Prat, que reposa en la Catedral de Caracas, tuvo ocasión de visitar ul archivo del Cabildo palentino; pero del Arzobispo Coll y Prat sólo había una carta en la que anunciaba su nombramiento. Jamás tomó posesión de su nueva diócesis.

Su vida caraqueña fue lo más agitada e incómoda que puede imaginarse. De haber triunfado definitivamente la Primera República hubiera pasado como el Arzobispo más demócrata del País; pero, primero fue la Junta

I I

67

Page 35: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Suprema, después fue Monteverde, luego vino Bolívar con la Campaña Admirable, y, para colmar el vaso, vinieron Boves y más tarde el Pacificador Morillo.

Ante cambios de gobiernos tan bruscos y antagónicos, frente a concep­ciones políticas que jamás había vivido el mundo y menos Venezuela, ¿qué podía hacer el nuevo Arzobispo? ¿Podrá atacársele de astuto oportunista, como lo hace Gil Fortoul?""

Es evidente, dicen algunos, que lo mejor hubiera sido tomar una línea recta y no apartarse de ella; pero no se piensa que, cuando se está en un cargo ptiblico, como era el del Arzobispo, no se puede actuar con criterios personales, sino que hay que resolver las cosas según el mejor bien de la comunidad. En no pocos casos hay que obedecer órdenes superiores, y ¿quién puede decir que el Arzobispo no trató de ver si conciHaba sus convicciones con el gravísimo problema de la Independencia o de la sumi­sión a la Corona, a la que había jurado fidelidad?'^^

Por lo demás, ni la rápida sucesión de los acontecimientos permitía tomar decisiones radicales, y, en toda eventualidad, Mons. Coll y Prat aparece, desde su primera pastoral, como un hombre de Dios, preocupado sólo de conseguir una situación digna para la Iglesia ante el nuevo Gobierno que se instauraba.' ^

6J Coll y Prat, el diplomático. De hecho, al principio, consiguió una inte­ligencia con el Gobierno, incluso mucho más de lo que conseguirá el Arzobispo Méndez y eso que se trataba de un venezolano, emparentado con el Libertador Bolívar, con una oligarquía que se llamó conservadora y cuando había mucho menos peligro de que España volviera a reclamar sus colonias.' ^

Mons. Coll y Prat consiguió de nuestros primeros legisladores algunos decretos sobre los diezmos, gracias de la Cruzada y en especial un acuerdo sobre Patronato Eclesiástico.

Es interesante conocer lo que podría llamarse ese Primer Modus Vivendi entre la Iglesia y el Estado, o sea, artículos que proponen los Comisionados del Congreso de la República al señor Coll y Prat para formar un Concordato entre la Potestad Eclesiástica y la Civil, y para la provisión de beneficios:

Art. 1. La Protestad Eclesiástica no procederá a la colación de ningún beneficio curado sin dar antes parte a la potestad civil. . .

Art. 2. La Potestad Civil podrá oponerse a la colación siempre que para ello tenga motivos justos, graves y fundados.. .

Art. 3. La Potestad Eclesiástica en vista de estas causas variará la nominación en otro sujeto, lo que hará a la mayor brevedad posible.

Art. 4. El provisto, obtenida la colación, representará al Supremo Gobierno, por sí o por apoderado, a ofrecerle sus respetos y testificarle su obediencia. Caracas, 20 de diciembre de 18Í1. Juan Nepomuceno Quintana, Felipe Fermín Paúl, Ramón Ignacio Méndez.

Artículos en contestación a los de los señores Comisionados del Supremo Congreso de Venezuela para formar el Concordato sobre provisión de los beneficios curados.

H O O b C i t t 1 P 184 153. F . J i m é n e z A r r a i z , H o j a s d e L a u r e l , Ca-I 5 l ! N a v a r r o , A n á l e ¿ . . . O b . C i t . p . 2 1 6 . l a c a s , 1926 , p p . 208 y ss. 152 . D o c u m e n t o s . . . t . 2 , p p . 282 y ss.

68

Art. 1? La Potestad Eclesiástica procederá en el concurso, provisión, colación y posesión de los Beneficios curados libremente y con absoluta conformidad a lo dispuesto por el Concilio General de Trento, Cap. 18, ses. y 24 de reformatione, y Bula de Pío V Cum in conferendis Benefficiis.

Art. 2 Para llenar la justa intención de la Potestad Civil, en lo adelante los Examinadores Sinodales añadirán a las inquisiciones preve­nidas en las referidas disposiciones canónicas, la particular de infor­marse escrupulosamente y de votar en conciencia sobre la conducta de los opositores hacia el Estado.

Art. 3_? Si la experiencia acreditare que el juicio que se formó sobre los provistos en Beneficios no fue acertado, q-ueda a la Potestad Civil la facultad de exponer y comprobar sus justas quejas; y a la Eclesiástica, la de valerse de los remedios de hecho y de derecho para hacerlos entrar en su deber, procediendo una forma] disposición, si el caso lo pidiere.

Art. 4? Extinguida la Parroquia Castrense a que se contraían las Bulas Quoniam in excrutibus de Clemente X I I I , y de Pío V I Cum in excrutihus, las Capellanías Castrenses, dejando de ser Beneficios cura­dos, quedan reducidos a la clase de simples colativos.

Art. 5'? En atención a que estos son pagados por el Estado con sueldo extraído de los ramos puramente civiles, no hay impedimento en que las Capellanías Castrenses sean de Patronato, y se provean a presentación del Jefe que determinare la Potestad Civil, pero siempre sin perjuicio de los derechos parroquiales y con sujeción a lo acordado por los sagrados cánones, así en punto a la presentación del más digno, como en cuanto al tiempo de verificarla, examen y aprobación del presentado.

Art. 6° No se ofrece imnedimento en oue así los Castrenses de los Cuerpos Militares vivos, como los Capellanes de las Milicias tengan en tiempo de guerra o exredición las facultades cuasi parroquiales que fueren necesarias y se les dieren.

_ Art. 7? El provisto en cualquier Beneficio curado, obtenida la cola­ción, se presentará al Supremo Gobierno, por sí o por apoderado, a ofrecerle sus respeto y testificarles su obediencia.

Caracas, 22 de noviembre de 1811. Narciso, Arzobispo de Caracas. Es copia (aq-uí una rúbrica).

Al margen de la primera parte de este documento hay una nota que textualmente dice: "En 13 de diciembre, quedaron aprobados los artícu­los en contestación en calidad de por ahora y en virtud de las circuns­tancias. Paiíl":^

62. Entre patriotas y realistas. El Arzobispo Coll y Prat en determina­dos momentos, no sólo será el hábil diplomático, sino que sabrá oponerse con valentía a los desafueros de los patriotas o de los realistas, como lo demuestra su respuesta dada al Dr. Francisco Espejo, cuando éste entró al l'iilacio Arzobispal y conminó al Prelado a gritar: Viva la Independencia, muera el Rey y su Señoría le contestó: Siempre hemos de depender de Dios.

114. T u l i o F e b r e s C o r d e r o , O b r a s C o m p l e t a s A r c h i v o d e H i s t o r i a y V a r i e d a d e s , B o g o t á , 1960 , p | i . 255 y ss.

69

Page 36: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Vuestras mercedes sabrán lo que hacen. Y se entró a su dormitorio sin más contestación.^^^

Tiene todavía más valor la respuesta del Arzobispo, cuando Juan Nepomu­ceno Quero le pidió que entregara el corazón de Girardot, pues eran, justa­mente, los tiempos terribles de! sanguinario Boves, que no se andaba en chiquitas.

Como es sabido, Boves entró triunfante en Caracas el año XIV. E! Arzo­bispo Coll y Prat salió a recibirle.'^^ Lo primero que hizo el asturiano fue pedirle al Arzobispo el corazón de Girardot;^^^ pero ante los razonamientos del Prelado, no le molestó más.

Juan Nepomuceno Quero, quien quedó como Gobernador de la Provin­cia a la ¡partida de Bove?. parece aue sorprendido por alguna visión, como irónicamente dice Coll y Prat, volvió a pedirle el corazón. Como el Arzobispo se negó, le dio, al fin, el ultimátum:

"Mañana, a las diez de la mañana, entregará V.S.I. el corazón del traidor Girardot, en la píierta mayor de la Santa Iglesia Metropoli-tana".'=^

Como nota el Arzobispo Coll y Prat en su Informe, Quero, con su medrosa imaginación, temía a Girardot aun después de la muerte, es más, estaba convencido, que con esa viscera enterrada en la Catedral, no tendría seguridad el País."'

El Prelado se negó a entregar el corazón de Girardot y expuso razones tan convincentes, que aquietaron a Quero y no volvió a molestarlo sobre el asunto.

La respuesta de Coll y Prat fue. por lo menos de Alta política eclesiástica: Para mandar yo ahora sacarle de ese santo lugar, se necesitaba hacer

una justificación con audiencia fiscal, superior, tal vez, a lo que con verdad se puede atribuir al mismo difunto, por haber fallecido en el gremio de la Iglesia Militante, como bautizado en su infancia, haber sido confesado y absuelto por Presbílero aprobado "in artículo mortis", y no haber, como se requiere, declaración canónica de estar segregado en forma de la comunión de los fieles o privado de sepultura eclesiás-tica.'*°

63. El terremoto de 1812. Perdónesenos la larga disgresión en lo referente al corazón de Girardot; pero ello demostró otra de las grandes dificultades del Arzobispado con la autoridad civil.

Para colmo de todos los males, a Mons. Coll y Prat le había tocado la terrible catástrofe del terremoto de Caracas, el 26 de febrero de 1812.'*' Precisamente para ese año el Arzobispo estuvo a punto de ser hecho prisio­nero y expulsado del País por haberse negado a hacer un documento que complaciera al Gobierno.

155. N a v a r r o . A n a l e s . - . O b . C i t . , p . 2 1 6 . 156 . N a r c i s o C o l l y P r a t , M e m o r i a l e s s o b r e l a

I n d e p e n d e n c i a d e V e n e z u e l a , C a r a c a s , 1960, p , 300 , V é a s e t o d o l o r e f e r e n t e a este A r z o ­b i s p o d e L e t u r i a , O b . C i t . I I , 76 -80 , 163-166, I I I , 178-199 , 520-524 .

n - . i h . p - 3 0 8 . 158 . I b . C f , t a m b i é n . P a p e l P e r i ó d i c o I l u s ­

t r a d o , n . 3 5 , 1 d e m a r z o d e 1 8 8 3 , B o g o t á , p p . 166 y ss.

159 . C o l l y P r a t , M e m o r i a l e s , O b . C i t . p . 3 0 8 . 160 . C o l l y P r a t , I b . 1 6 1 . T a n l o p a r a l a f r ase d e B o l í v a r : S i l a

n a t u r a l e z a se o p o n e , . . , c o m o p a r a t o d o !o r e f e ­r e n t e a l o s sucesos d e l t e r r e m o t o , v é a n s e : J o s é D o m i n g o D f a z , R e c u e r d o s d e l a R e b e l i ó n de C á r n i c a s . M a d r i d 1829; F e l i p e L a r r a z á b a l . V i d a d e B o l í v a r , N e w Y o r k , 1875, t . 1 , p p . 107 y ss.

70

Am Pese a todo el odio que se dice tenía Miranda al Arzobispo Coll y Prat,

lite siempre pudo conseguir que a raíz de la Independencia no fueran •bólidos los conventos, y que no entrara en la Constitución el artículo sobre lll libertad de cultos.

64. Burke y la tolerancia de cultos. Vamos a detenernos un poco sobre •lie asunto de la libertad de cultos o tolerancia religiosa, pues él nos mostrará la situación de la Iglesia en la aurora de la Independencia, la corriente religiosa existente en la Venezuela de entonces y, especialmente, l l pensamiento católico de la Universidad para los comienzos del siglo XIX.

La primera vez que se escribe públicamente sobre tolerancia de cultos On Venezuela es el 19 de febrero de 1811, cuando el irlandés Guillermo Burke publica un artículo en la Gaceta de Caracas sobre la conveniencia de establecer en Venezuela la tolerancia de cultos o libertad religiosa.'"

Para el 2 de marzo de 1811, los diputados de las provincias venezola­nos, juraron, junto con la Independencia, defender la Religión Católica y el misterio de la Inmaculada Concepción.'" Pese al juramento, y aunque la gran mayoría de aquellos hombres —ocho eran clérigos— querían que los conceptos de Religión y Patria —por convicciones o por oportunismo— marcharan paralelamente y no se destruyera la unidad del movimiento que pretendía llegar a la emancipación definitiva, no faltó la propaganda de

^prensa, que poco a poco fue resquebrajando la armonía existente entre la 'capada y el altar.

Ya el 24 de octubre de 1808 se había comenzado a publicar en Venezuela ol primer periódico de la provincia, intitulado GAZETA DE CARACAS.'*"

La Gazeta va a reflejar las ideas reinantes en aquella época y servirá, unas veces a la República naciente, y otras a los realistas. Era el único medio )iira propagar las opiniones y por ello daba cabida en sus páginas a artícu-üs de cariz completamente liberal, todo lo cual llegó a inquietar al Congre-

10.'" Aquí es cuando aparece en el escenario el irlandés Guillermo Burke, quien ya había publicado en Inglaterra algunos artículos, inspirados por Miranda, sobre la conveniencia de oue esa Nación apoyara la independencia de las colonias hispanoamericanas.'"

En la entrega de Jm Gazeta, de) 23 de noviembre de 1811. Burke había comenzado su campaña solapada publicando una serie de artículos intitula­dos Derechos de la América del Sur y México, que inquietaron mucho a la ciudadanía; pero la alarma cundió cuando él se atrevió a publicar el artículo (irriba mencionado sobre la Tolerancia Religiosa.

65. Las tres apologías. En las calles de Caracas aparecieron letreros donde atacaba a Burke y se hacía la apología de la Religión Católica. Esa alarma

se extendió también a las provincias. El Gobierno, que había permitido y hasta mandado publicar el artículo

de Burke, ahora, ante el peligro de ser atacado de intolerante, tuvo que «coger en su órgano las publicaciones de los católicos, quienes se defen-

162. D o c u m e n t o s . . . t . 3 , p p . 37 y ss. N o se 164 . P e d r o G r a s e s , M a t e r i a l e s p a r a l a H i s t o -r q i r o d i i c e a l l í e l d i s c u r s o d e B u r k e , n i es taba f-'. d e l P e r i o d i s m o e n V e n e z u e l a d u r a n t e e l ( l i r npoco e n i a c o l e c c i ó n d e L a G a c e t a d e C a - S i g l o X I X , C a r a c a s , 1 9 5 1 . t i icns p u b l i c a d a p o r l a A c a d e m i a N a c i o n a l de 165. P a r r a P é r e z , O b . C i t t 2 p 25 l ' i H i s t o r i a . C f G a r i o s F e l i c e C a r d o t . L a L í b e r - 166 . M a n u e l S e g u n d o S á n c h e z , B i b l i o g r a f í a l i i d de C u l t o s , C a r a c a s , 1949 . p . 4 2 . V e n e z o l a n i s l a , C a r a c a s , 1914, p . 130 y C a r a c -

I 6 J . C a r a c c i o l o P a r r a P é r e z , H i s t o r i a d e l a c i ó l o P a r r a P é r e z , O b . C i t . p . 26 l ' r i m e r a R e p ú b l i c a d e V e n e z u e l a , C a r a c a s , 1936, p . 6 .

71

Page 37: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

dieron con tres apologías contra las máximas de Don Guillermo. Aquí cabe destacar la gran actividad desarrollda por el Arzobispo Narciso Coll y Prat. quien, no sólo consiguió las publicaciones, sino que trabajó incansa­blemente ante el Congreso, que iba a reunirse y, como se sabe, preparaba la Constitución,'" para que no se incluyera la libertad de cultos, que, de hecho, no se incluyó.

Para algunos Miranda fue aquí también, como lo fue en Inglaterra, el gran inspirador del artículo de Burke y ya aquel se había malpuesto con la sociedad caraqueña por sus ideas jacobinas y por su célebre Constitución en la que se introducía la tolerancia religiosa:

Como la tolerancia religiosa es un principio de derecho natural, se la permitirá en lo general; el pueblo' colombiano reconoce siempre la religión católica, apostólica, romana, como su religión nacional."^

Apenas apareció el artículo de Burke en La Gazeta, inmediatamente se sucedieron tres réplicas:

66. La impugnación del Arzobispo. La primera impugnación fue hecha por los religiosos del Convento de San Francisco, y en ella se ve que la única razón de la apología es el celo por las almas y el amor a la Iglesia.

Los Frailes viven su mundo de entonces e invocan los daños espirituales y materiales que traería la tolerancia de cultos, ponen el principio de que fuera de la iglesia no hay salvación, e insisten en la intolerancia doctrinal de la verdad y del amor.

Es interesante la intolerancia de estos frailes respecto a la inmigración, que tal vez nos pudo ayudar mucho a los venezolanos en estos tiempos modernos, cuando por no haber tenido selección en las migraciones, rompi­mos ciertos vínculos y frenos qnie mantenían la unidad y moralidad del País. He aquí cómo discurren los religiosos en esta impugnación:

¿Cuáles serán las facilidades que nos traerá la tolerancia religiosa? ¿La perfección de las artes y ciencias? ¿El aumento de la población, agricultura, comercio? Pero qué ¿únicamente los herejes y sectarios pueden proporcionarnos esas ventajas? ¿No hay ingleses católicos? ¿No hay holandeses, polacos, italianos y hasta entre los turcos de quienes podamos recibir los mismos medlos? ' '

67. La impugnación de Gómez. La Segunda Réplica, la del Dr. Antonio Gómez, observa que no se trata de una intolerancia de personas, sino de religiones, y explica los hechos sucedidos en el célebre Edicto de Nantes, pone el ejemplo de Inglaterra y de los Estados Unidos del Norte y ataca fuertemente a la francmasonería.

Puesto que tocamos el punto de la masonería, vamos a decir dos pala­bras de ella, no con el fin de polemizar, sino para tratar de ver su historia en Venezuela.

B. Tavera Acosta sostiene que para el 19 de abril de 1810, no existía ni una logia en Venezuela.'™

167. N a v a r r o , A n a l e s , O b . C i t . p . 2 1 7 . 168 . G i l F o r t o u l . O b . C i t - , t . I I , p p . 341

V ss. P a r a e l e s t u d i o d e l a s ideas y l a v i d a d e M i r a n d a , a d e m á s d e l A r c h i v o , v é a n s e ; C a r a c ­c i o l o P a r r a P é r e z , M i r a n d a e t l a R e v o l u t i o n F r a n c a i s e . P a r í s , 1926; W i l l i a m S p e n c e R o b e r s t -s o n , l a V i d a d e M i r a n d a , C a r a c a s , 1967; M á r ­

q u e z d e R o j a s , e l G e n e r a l M i r a n d a , P a r í s , 1894 .

1 6 9 . D o c u m e n t o s . . . O b . C i t . t . 3 , p . 4 0 . 1 7 0 . B . T a v e r a A c o s t a , H i s t o r i a d e C a r ú p a n o ,

1930 , C a r a c a s . 1930 , p p . 242 y ss.; P a r r a P é r e z , O b . C i t . p . 27 e n n o t a .

72

Según algunos, Miranda es el fundador de la primera logia en Venezuela, pero Mons. Navarro niega aun eso. De hecho, las reuniones habidas a orillas del Guaire en la estancia de Bolívar, no fueron tenidas masónicas, lino reuniones secretas de carácter político.''''

Tanto Tavera Acosta como Parra Pérez sostienen que la primera logia fundada en Venezuela fue en Carúpano por Carlos McTuckers.'"

Por lo demás, si en otras naciones como en Argentina, las logias influye-pon mucho en la Independencia, hay que decir que en Venezuela no tuvieron Influencia directa en la Declaración de la Independencia como sostienen Mons. Navarro y el mismo Parra Pérez.

Duarte Level'" dice que parejo con la Sociedad Patriótica surgía otro aliado secreto: la masonería.

En realidad, en los días de la Emancipación no se oye una voz de la Masonería, y de ninguno de nuestros grandes proceres puede decirse que fuera masón. N¡ siquiera de Miranda puede eso sostenerse con seguridad. Dice Mons. Navarro:

La Sociedad fundada por Miranda (en Londres) fue indiscutiblemen­te una sociedad secreta; pero una sociedad secreta de carácter político, para un propósito perfectamente definido y el cual nada tenía que ver con los designios anticristianos y anárquicos de la asociación hiráni-ca.. . Hasta el hecho de que Miranda hubiese sido alguna vez afiliado de la Franc-Masonería o adepto de los iluminados y compañeros de los filadelfos, se presenta asaz problemático.'^''

El mismo Bolívar dice a Perú de la Croix: que él había tenido la curiosidad de hacerse iniciar en la Masonería para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París había sido recibido de Maestro; ñero oue aquel grado le había bastado para juzgar lo ridículo de la tal institución. Concede el Libertador Bolívar que en las logias había encontrado muchos hombres de mérito, otros bastante fanáticos, muchos embusteros y no pocos tontos burlados. Que todos los masones parecen unos niños grandes, jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; pero que, sin embar­go, los políticos y los intransigentes pueden sacar algún partido de esa sociedad secreta...'"

Dejemos ahora la masonería y volvamos a la polémica con Burke. En ella hemos insistido, porque abarca muchas facetas del estado de la Iglesia en los momentos en que Venezuela nacía a su vida independiente.

68. intervención de la Universidad. La tercera réplica al artículo de Hiirke fue encomendada a luán Nepomuceno Quintana.

Debería trabajar con Quintana el Dr. Felipe Fermín Paúl;'^* pero se excusó por sus múltiples ocupaciones en el Congreso.''

1 7 1 . P a r a e l e s t u d i o d e l a m a s o n e r í a e n V e -rio / . i i c l a , v é a n s e las dos o b r a s d e M o n s . N i c o l á s '.. N a v a r r o , L a I g l e s i a y l a M a s o n e r í a e n V e -

l i r / . i i e l a ; L a M a s o n e r í a y l a I n d e p e n d e n c i a . 172. V é a s e : T a v e r a A c o s t a , O b . C i t . I b .

r i I c s U m o n i o de T a v e r a es b a s t a n t e v a l e d e r o , | i i n ' s l o l o m a d e S a l v a t i , A n o t a c i o n e s H i s t ó r i c a s n i h r i ' l a M a s o n e r í a e n C a r ü p a n o , 1818 .

1 7 1 . O b . C i t . p . 2 7 3 . 174. N a v a r r o , L a M a s o n e r í a y l a I n d e p e n d e n -

Uta, C a r a c a s , 1929 , p . 3 1 .

175 . L . P e r ú d e L a c r o i x , D i a r i o d e B u c a r a -m a n e a , C a r a c a s , 1949 , p . 2 3 2 .

176. P a r a el a ñ o de 1803 c o n t a b a l a R e a l y P o n t i f i c i a U n i v e r s i d a d d e C a r a c a s c o n 13 c á t e ­d r a s y e l D r . F e l i p e F e r m í n P a ú l r e g e n t a b a l a c á t e d r a d e M í n i m o s . H é c t o r G a r c í a C h u e c o s , E s t u d i o s d e H i s t o r i a C o l o n i a l V e n e z o l a n a , C a ­r acas . 1937 , p . 9 3 .

177. T a m b i é n : P i c a n F e b r e s , O b . C i t . p . 9 8 y D o c u m e n t o s , O b . C i t . t . 3 , p . 6 2 .

73

Page 38: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Quintana era profesor de Sagrada Escritura. Su réplica contra Burke la presentó a la prensa el 6 de junio de 1811.

El artículo de Quintana ' ^ consta de sesenta y seis puntos. Se asienta allí la doctrina comúnmente admitida por la Iglesia de entonces sobre la toleran­cia religiosa y se da la razón porqué la Universidad interviene en el asunto, es decir;

Por verse en la cruel alternativa o de callar por cobardía lo que le inspiran y exigen la razón y la conciencia, o de defender con noble libertad la santa causa de la Religión, que nunca se verá comprometida, sin que se exponga también la felicidad verdaderamente de nuestra cara Patria.'"

Igual que en las refutaciones anteriores contra Burke, el Dr. Quintana expone la doctrina común de la Iglesia sobre los conceptos de tolerancia, la autoridad en la sociedad, las formas de gobierno, la autoridad y el pueblo, la resistencia armada y la tiranía, los derechos del hombre, la Inquisición española, las leyes y las ficciones humanas, y muchos otros temas teológicos y bíblicos que prueban la profunda preparación y buena fe del autor de ese trabajo. Su argumento básico fue: una tolerancia absoluta nos traería, tal vez, grandes ventajas, pero también nuevos perjuicios en orden a la prospe­ridad del País.

69. Libertad de cultos hov. De este primer período, cuando arranca la Independencia, hemos dejado muchas cosas; pero creemos que con el Obispado de Mons. Coll y Prat y la disputa sobre la tolerancia religiosa, el lector podrá darse cuenta, en una visión general, de la situación de la Iglesia de Venezuela en los comienzos del siglo XIX.

Mons. Coll y Prat será sacado ñor las autoridades civiles españolas como antirrealista y al mismo tiempo la historia venezolana lo tachará de oportunis­ta. Son las contradicciones a que está sometido ""odo hombre público. A lo dicho anteriormente hay que añadir, que si el Prelado no pudo complacer a todos, precisamente por la situación tan vidriosa que vivió, es justo tribu­tarle alabanzas por sus actitudes valientes.

La disputa sobre la tolerancia de cultos nos indica las ideas de la época. Lo curioso es oTje se pidiera libertad política, libertad religiosa para los extranjeros y sólo se negara a la Iglesia Católica, la de la generalidad del pueblo venezolano- aquella libertad necesaria para ejercer el ministerio.

Hoy, a más de siglo y medio de aquellas luchas por la libertad, y después de un Concilio Vaticano IT. pierden mucha actualidad y fuerza ciertas ideas defendidas por los católicos de aquella época; pero será siempre gloria de los hombres de Iglesia de entonces el haber querido mantener, a toda costa, lo que creían era doctrina evangélica o del magisterio eclesial y el intentar desligarse del yugo del carro civil.

178. S a n t i a e o K e y A y a l a , I n v e s t i g a c i o n e s B i o - 179 . D o c u m e n t o s , O b . C i t . f . I I I , p . 6 3 . g r á f i c a s , e n R e v i s t a N a c i o n a l d e C u l t u r a , C a r a ­cas , 1 9 4 1 , n n 27 y 2 9 .

74

La Iglesia durante la organización de la Primera República

70. La Religión en el Primer Congreso. El 17 de mayo de 1809 llegó a La Guaira el nuevo y último Capitán General que regiría en Venezuela,

on Vicente de Emparan.'^° Poco duró en su cargo, pues los asuntos del 19 de abril de 1810 lo llevaron muy pronto a poner su renuncia con las conocidas palabras: pues yo tampoco quiero el mando. Sabido es de todos el papel importantísimo que jugó en aquel lueves Santo el Canónigo Madariaga.

Con esta renuncia de Emparan, Venezuela entró de hecho en su período de independencia, pues como notan algunos historiadores, la Junta Suprema Gobernativa y Conservadora de los derechos de Fernando V I I :

fue sólo una fórmula de equilibrio provisional para evitar una violenta reacción del pueblo, fundamentalmente realista y la de los viejos mantua-nos que ambicionan el poder oligárquico, pero q'ue repugnan una ruptura definitiva con la corona.'^'

El Congreso, después de muchas dificultades, logró reunirse el 2 de marzo de 1811, y luego de haber realizado sus labores preparatorias, el 5 de julio del mismo año, en el nombre de Dios Todopoderoso, declaró la loberanía del virtuoso pueblo de Venezuela.

Este Congreso, que según el sentir de Parra Pérez, fue insigne como ningu­no en el Continente y comparable al mejor cuervo legislativo de los valses turopeos, contó con ocho sacerdotes, quienes rivalizaban en cordura, ciencia V esclarecido patriotismo con los proceres civiles. Sus nombres los guarda la Patria y la Historia con cariño: Ramón Ignacio Méndez, Ignacio Fernández Peña. Tose Vicente de Unda, Manuel Vicente de Maya, Luis Ignacio Mendoza, Iitnn Nepomuceno Quintana. José Luis Cazorla, Salvador Delgado.

Al reseñar aauí los nombres de estos insignes Sacerdotes, tres de los ('líales fueron después Obispos, es bueno hacer notar que algunas veces íc ataca al Padre Manuel Vicente Mava. como enemigo de la Independencia, por su intervención en el Congreso. Lo único que dicho Sacerdote alegaba pra que la representación que le había dado el pueblo no era para una hidependencia definitiva y total. El no se oponía a la Independencia.

Desde el primer momento en que se constituye la nueva República, tiparece claro el pensamiento de nuestros primeros legisladores de mante­nerse fieles a la doctrina tradicional de la Iglesia, y así lo inscribieron en el Acta de la Independencia:

Por tanto, nosotros los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela, poniendo por testigo al Ser Supremo de la justicia de

IHO. L u i s A l b e r t o S u c r e , G o b e r n a d o r e s y C a - 1 8 1 . R . D í a z S á n c h e z , B o l í v a r , e l C a r a q u e -

Ii l l i i n i " i G e n e r a l e s d e V e n e z u e l a , C a r a c a s , 1964 , ñ o . G u a t e m a l a , 1 9 7 1 , p . 7 7 . i p , 114 y ss. 182 . E l t e x o p u e d e v e r s e e n G i l F o r t o u l ,

O b . C i t . t . I I , p p . 383 y ss.

75

Page 39: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

nuestro proceder, y de la rectitud de nuestras intenciones; implorando sus divinos y celestiales auxilios, y ratificándole en el momento en que nacemos a la dignidad, que su providencia nos restituye, el deseo de vivir, y morir libres, creyendo y defendiendo la Santa, Católica, y Apostólica Religión de Jesucristo.

71. La Primera Constitución. El 21 de diciembre de 1811, 37 diputados firmaron la Constitución Federa! de la República de Venezuela.'" Ella se inspira en la Constitución Norteamericana y en la Declaración de los Derechos del Hombre, pero con modificaciones substanciales,' ^ especialmen­te en lo tocante a Religión. Véase, en efecto, cómo comienza:

En el nombre de Dios Todopoderoso, Nos el Pueblo de los Estados Unidos de Venezuela, usando de nuestra soberanía, y deseando establecer entre nosotros la meior administración de justicia, procurar el bien genera], asegurar la tranquilidad interior, nuestra Libertad e Indepen­dencia política, conservar pura e ilesa la sagrada religión de nuestros mayores... hemos resuelto confederarnos y establecer la siguiente Constitución.

En el preliminar se lee: Hacer efectiva la mutua sequridad aue se prestan entre sí los Estados,

para conservar su libertad civil, su independencia política y su culto religioso, es la primera y la más sagrada de las facultades de la Confe­deración.

El primer capítulo, que trata de la Religión, tiene dos artículos: 1. La Religión Católica, Apostólica, Romana es también la del

Estado y la única exclusiva de los habitantes de Venezuela. Su protec­ción, conservación, pureza e inviolabilidad será uno de los primeros deberes de la Renresentación Nacional, aue no permitirá jamás en todo el territorio de la Confederación ningún otro culto, ni privado, ni doctrina contraria a la ley de Jesucristo.

2. Las relaciones que en consecuencia del nuevo orden político deben establecerse entre Venezuela y la Silla Apostólica, serán también pecu­liares a la Confederación, como igualmente las que deban promoverse con los actuales Prelados Diocesanos, mientras se logre el acceso directo a la autoridad pontificia.'^*

El artículo 169 dice: Todos los extranjeros, de cualquiera nación que sean, se recibirán

en el Estado. Sus personas y propiedades gozarán de la misma seguri­dad que las de los demás ciudadanos, siempre que respeten la Religión Católica, única del País y que reconozcan la Independencia.' ^

Esta legislación sobre religión que acabamos de transcribir, nos extraña hoy; pero no debe olvidarse aue si por una parte los diputados del año de 1811, en su gran mayoría estaban imbuidos de las ideas de la Francia Revo­lucionaria, también, dice Roscio, el Congreso se componía de ecíesiásti-

183. I b . p . 5 4 3 . 184 . D o c u m e n t o s , O b . C l t . t . 3 . p . 3 9 5 . 185 . A g u i r r e E l o r r i a g a , O b . C i t . p p . 123 y

ss: G i l F o r t o u l , O b . C i t . , t . 1 , p p . 159 y ss.

186 . D o c u m e n t o s . . . O b . y L u g . c i t a d o s . 187 . D o c u m e n t o s . . . O b . C l t . , t . 3 , p . 4 1 5 .

76

eos y seculares muy celosos por la Religión,^^^ y, además, que la presencia de los Sacerdotes Congresistas, hombres de gran prestigio intelectual y

ficrsonal, tenían fuerte peso en el fiel de la balanza para inclinarla hacia o que estaba más en el corazón del pueblo como era la Reigión. Es más,

Iflcerdotes como Quintana, ante las impugnaciones de Burke, ya habían tenido ocasión de exponer públicamente sus ideas sobre la tolerancia o libertad de cultos, y para esa época había el convencimiento común de que lu unidad religiosa engendraba la unidad política. No iban los diputados del año 11 a romper esa unidad.'^'

•fc Es de alabar también el tino que tuvieron los diputados del año 11 al TÍO tocar el espinoso asunto del Patronato Eclesiástico, que podría chocar

negativamente contra los sentimientos patrióticos del pueblo. Acertadamente dice Parra Pérez:

Así, en materia religiosa, nuestros revolucionarios no irían más allá de desafuero, siguiendo las condiciones personales de su gran mayoría y el sentimiento general de la población.

^ 72. Primera Constitución, Fuero y juramento. Precisamente el asunto pie la abolición del Fuero Eclesiástico ocasionó graves disputas entre los

dos poderes y fue causa de que los Sacerdotes Congresantes firmaran la ('onstitución con esa reserva. Suscribo a todo, menos al artículo 180, que fruía de abolir el fuero personal de los clérigos, sobre el que he protestado Hulemnemente, lo que se insertará a continuación de esta Constitución. AHÍ firmó el Padre Manuel Vicente de Maya."°

Como es sabido el Fuero Eclesiástico consistía en que los clérigos no podían ser llevados a los tribunales civiles, aun en causas criminales, a no ícr que la Santa Sede, o en su caso el Ordinario, resolviera lo contrario.'"

Para aquellos tiempos, el Sacerdote, con su prestigio moral era guía de los pueblos, y su misma investidura le daba ciertas prerrogativas, que hoy nos sorprenden, pero que eran comlinmente admitidas en una sociedad donde constitucionalmente se profesaba la fe católica.

Ese fue el pensamiento colonial, y durante esa época y aun consumada lit Independencia, estuvieron vigentes las Constituciones Sinodales, que decían:

Todos los clérigos, aunque se hallen sólo constituidos en menores órdenes, teniendo las cualidades y requisitos del Santo Concilio de Trento, gozan del privilegio del fuero eclesiástico, así en sus perso­nas como en cuanto a sus bienes. Y mandamos que este privilegio no se pueda renunciar en manera alguna."^

I,a Constitución abolió el Fuero con el artículo 180, arriba mencionado y (|tiu dice así:

No habrá fuero personal: sólo la naturaleza de las materias deter­minará los Magistrados a que pertenezca su conocimiento; y los emplea-

IHH, P a r r a P é r e z , O b . C i t . p . 2 2 . IH' ) . S o b r e e l i n f l u j o d e l a C o n s t i t u c i ó n d e

I l i i r n i i c e n l a s C o n s t i t u c i o n e s H i s p a n o a m e r i c a -l i i i , v í a s e : M a n u e l A g u i r r e , S.]., E l A b a t e d e ' m i l i e n l a E m a n c i p a c i ó n H i s p a n o a m e r i c a n a , l i i m i i . 1 9 4 1 . P a r a c o n o c e r l a s i d e a s d u r a n t e e l

l i m i i i d o d e l a I n d e p e n d e n c i a es i m p o r t a n t e e l

l i b r o d e J u a n G e r m á n R o s c i o , E l T r i u n f o d e l a l i b e r t a d s o b r e e l d e s p o t i s m o , F i l a d e l f i a , 1 8 2 1 .

190. D o c u m e n t o s . O b . C l t . , t . 3 , p . 4 2 2 . 1 9 1 . V é a s e l a c a r t a d e F r a n c i s c o J a v i e r U s t á -

r i z a l S e ñ o r F r a n c i s c o M o n t e r o e n e l G e n e r a l M i r a n d a p o r e l M a r q u é s d e R o j a s , O b . C i t . , p p , 616 y ss.

192 . L i b r o 5 , T i t . 2 . , n . 19 p . 3 8 9 .

7T

Page 40: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

dos de cualquier ramo, en los casos que ocurren sobre asuntos que no fueren propios de su profesión y carrera, se sujetarán al juicio de los Magistrados y Tribunales Ordinarios como los demás ciudadanos."^

Aunque pueda tacharse de impolítico el artículo de la abolición del Fuero Eclesiástico, hay que conceder, por otra parte, que fue un acto de valentía de los Congresantes, pues ya sabían ellos las protestas q'ue se levantarían.

Es un documento sesudo y valiente la exposición del clero de Caracas al Supremo Congreso de Venezuela, reclamando contra el artículo 180 de la Constitución Federal. El Documento consta de LXXVI puntos y lo firma todo el clero secular y regular, encabezado por el limo. Sr. Dr. Narciso Coll y Prat, Arzobispo de la Capital.

A pesar de la protesta, tanto el Arzobispo como su Clero reconocen la Independencia, y aun allí no dejan de insistir que con la Independencia el Patronato Real había terminado.

En cuanto al asimto del juramento a la Constitución no hubo problema alguno. Sabemos que el Arzobispo Coll y Prat, para el día 15 de julio de 1811, había jurado reconocer la Soberanía y absoluta independencia que el orden de la Divina Providencia ha restituido a la Provincias Unidas de Venezuela, Libres y Exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la Monarquía Española, y de cualquiera Corporación o jefe que la repre­sente o representase en adelante. . .

Con tal motivo el Arzobispo había tenido un discurso, que según Mons. Navarro, es un modelo de mesura y sensatez}''^

Léase el comienzo de este modelo de mesura: Si Venezuela se gloría de haber entrado en el rango de las nacio­

nes, bien puede mi Iglesia Venezolana gloriarse de tomar el suyo entr ^ las iglesias católicas nacionales."^

Caro costó más tarde, ante las Cortes Españolas, este discurso al Sr. Coll y Prat.

75. Constituciones Provinciales. Y continuamos ahora con el Congreso y las Constituciones Provinciales, advirtiendo que nos ocuparemos de ellas solamente en lo referente a las relaciones con la Institución Eclesial.

Como el sistema adoptado en la Constitución fue el Federal, según su modelo norteamericano, ya el mismo Congreso había nombrado una Comi­sión que redactara el proyecto de Constitución para la Provincia de Caracas y que sirviera de pauta a las demás provincias. En vista de que el proyecto caraqueño se retardaba bastante, ellas optaron por hacerse sus respectivas Cartas Fundamentales.

Hicieron sus Constituciones las provincias de Harinas, Mérida, Trujillo y Caracas. En todas ellas se estableció la misma legislación sobre la Religión Católica, tal como se ha dicho en la Constitución Federal, con modalidades accidentales, y q^eda abolido el Fuero Eclesiástico.

Por el cotejo de estas Constituciones se ve que el sentimiento general de nuestros primeros legisladores fue la unidad de ReHgión y por ello el único culto público que permitieron fue el católico. No podía ser de otro

1 9 3 . D o c u m e n t o s O b . C i t . p . 4 1 6 . 195 . D o c u m e n t o s . . . t . 3 , p . 1 6 7 . 194 . A n a l e s . . . O b . C i t . p . 2 1 5 .

78

modo, pues no sólo ellos eran católicos, sino que, en algunos, como en el caso de la Constitución de Mérida, fue Mons. Mariano Talavera y Garcés, futuro Obispo de Guayana, quien la redactó. De él dice Gil Fortoul que fue un hombre de vastos conocimientos poHticos."* Parra Pérez habla del carácter eclesiástico de la Constitución —lo cual es cierto—, pero no duda en considerarla como un modelo por su equilibrio y claridad.'"

Como ya sabemos, en Mérida se presentó el conflicto con el juramento de la Constitución por parte del Obispo Milanés. Como éste había jurado fidelidad a la Junta Provincial que representaba a Fernando V I I , tuvo ahora escrúpulos para firmar y consultó a su Clero. Este respondió favo­rablemente, pero parece que el Obispo no llegó nunca a firmar.'^^

El Código Constitucional de Barcelona, que nunca se aplicó, pese a su índole jacobina de Obispos designados por los colegios electorales y los curas de elección popular, conserva la Religión Católica (no pone Romana), como la única del Pueblo de Barcelona, y solamente dicha Religión podrá ejercer el culto público.

74. Los prejuicios. Tanto en la Primera Constitución Venezolana como en las demás de las provincias se legisló para las mayorías al darse una Única Religión de Estado, la Católica.

No debe verse en ello intolerancia, pues se trataba de conseguir la unidad en lo que se consideraba era la verdad.

Tanto el asunto de la abolición del Fuero, como el del Juramento impuesto • los Obispos trajo inconvenientes graves, que luego se continuaron a través de toda nuestra vida republicana. Me refiero especialmente al juramento, pues lo referente al Fuero sería olvidado pronto.

Será curioso ver en el futuro a hombres políticos, q-ue no creerán en Dios

Í "creerán" en el juramento de un Obispo. Por lo menos, en la parte umana, ya tenían un motivo para tener siempre a la Iglesia humillada.

|Si la humanidad no tuviera prejuicios, viviría en paz!

196. O b . C l t . , t . 1 , p . 120 . 198 . I b . 197. O b . C i t . t . 2 , p . 118 .

79

Page 41: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

3. La Religión en las Constituciones de Angostura, Cúcuta y Bolivia

75. Angostura. Uno de los grandes argumentos que los enemigos de la Iglesia suelen esgrimir contra la pretendida irreligiosidad del Libertador Simón Bolívar es el hecho de no haber incluido en las Constituciones de Angostura y Bolivia, redactadas por él, los artículos sobre religión.

Es cierto que en la Constitución de Angostura se omitió el artículo sobre religión; pero ello no se debió a que Bolívar hubiese cambiado su mentalidad, sino a las circunstancias que lo obligaron a ello.

Léanse, en efecto, sus palabras en su célebre Discurso, tenido el 15 de febrero de 1819 ante el Congreso:

A vosotros os toca el corregir la obra de nuestros primeros legisla­dores; yo querría decir, que a vosotros os toca cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro código político, porque no todos los cora­zones están formados para amar a todas las beldades, ni todos los ojos son capaces de soportar la luz celestial de la perfección. El Hbro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres tan sublime, tan santa, es im diluvio de fuego en Constantinopia, y el Asia entera ardería en vivas llamas, si este libro de paz se le impusiese repentinamente por Código de Religión, de Leyes y de costumbres."'

Frente al párrafo anterior, se ve que no hubo irreligiosidad por parte del Libertador Bolívar al suprimir el artículo de religión en la Constitución, es simplemente que no le pareció oportuno en aquellos momentos tratar el asunto religioso. Nota Monseñor Navarro:

Prescindiendo del aspecto doctrinal y teológico, creemos hubo razón suficiente para esa conducta de los Constituyentes de Angostura y de Cúcuta, tan contraria a la de los de Caracas, sin que sea preciso explicar sus reservas por un sentimiento de hostilidad a la Iglesia Católica. No era, en efecto, lo más oportuno, en el momento en que saltaban a tierra los contingentes extranjeros para la lucha por la independencia y se ofrecía el derecho de ciudadanía a esos guerreros, que hallaran ellos en la Constitución una traba de índole religiosa para ganarlo; ni le faltaba lógica al diputado aquel que en Cúcuta estaba porque no se burlasen las invitaciones hechas a los extranjeros a establecerse en Colombia. Por lo cual no estuvo fuera de razón el Sr. Lazo de la Vega, Obispo de Mérida, Vice-presidente del Congreso, reiterando "las razones q'ue prueban no deber mezclarse la Religión con las leyes civiles" y votando en definitiva por la prescindencia del artículo que se proponía

1 9 9 . S i m ó n B o l í v a r , O b r a s C o m p l e t a s , V o l . I I I , C a r a c a s , s .f . , p p . 6 7 4 y ss.

2 0 0 . N i c o l á s E . N a v a r r o , P o l í t i c a R e l i g i o s a d e l L i b e r t a d o r , C a r a c a s , 1933 , p . 2 1 .

Es curioso pensar que fueran clérigos los que para esa época pensaran en esa prescindencia del artículo de Religión en las Constituciones, como

* lucedió también con el Congresillo de Cariaco, en el que llevaba la parte cantante el canónigo Dr. José Cortés y Madariaga. Es más, en algunos escritos de oficiales ingleses a sus compatriotas se alaban esas conquistas de libertad civil y religiosa.^"'

76. Cúcuta y Bolivia. Por lo demás en la Constitución de Cúcuta se admiten como miembros Honorarios del Senado a los Obispos, lo cual no hay que considerarlo como pasos atrás de Bolívar, ni mucho menos como hipocresía, sino que se está reconociendo la fuerza moral de la Iglesia y le quiere expresar como si la Religión Católica fuera el organismo oficial del pueblo, aunque el artículo no aparezca en la Carta Fundamental de la República.

En la Constitución de Cúcuta también se prescindió del artículo de reli­gión; pero en la alocución al ser promulgada la Carta Magna se dice expresamente:

lo que vuestros representantes han tenido a la visra, y lo que ha sido objeto de sus más serias meditaciones, es que esas mismas í^yes fuesen enteramente conformes a las máximas y los dogmas de la Religión Catóhca, Apostólica, Romana, que todos profesamos y nos gloríameos de profesar; ella ha sido la religión de nuestros padres, es y será la Religión del Estado; sus Ministros son los únicos que están en libre ejercicio de sus funciones y el Gobierno autoriza las contribuciones necesarias para el culto sagrado

En realidad de verdad, como es conocido de todos, el Obispo de Mérida, fplaneó y apoyó la prescindencia del artículo sobre Religión en la citada Constitución de Cúcuta, pero según él explicó más tarde a Pío V i l , lo hizo como mal menor, para que el Congreso no legislase sobre el Patronato Eclesiástico.

En cuanto a la Constitución de Bolivia, redactada como dijimos por el mismo Bolívar, hay mayores dificultades para encontrar razones valederas en la prescindencia del artículo sobre Religión.

Para el año de 1826, Bolívar se encontraba en Lima, y aunque era su deseo asistir al acto de entrega de la Nueva Constitución ante la Nación por él creada, al fin la envió a Sucre, junto con el Discurso preliminar:

Elocuente pieza, no exenta de belleza literaria, en la que después de explicar el espíritu del proyecto, presentaba un sentido homenaje al pueblo que había tomado su nombre. * ^

La Constituyente Boliviana adoptó la Carta Magna de Bolívar; pero en cuanto a Rehgión —que nada había estatuido el Libertador— declaró que la Católica, Apostólica y Romana sería la Religión del Estado Boliviano, con exclusión de todos los demás cultos.

Quiso el Congreso, por tanto, seguir la tradición y los sentimientos de los habitantes de la Nueva República que, por lo demás, nacía en el Nombre de Dios.

I 2 0 1 . M a r y W a t e r s , T e l ó n d e F o n d o d e l a 2 0 2 . N a v a r r o O b . C l t . p . 75 y ss

IB I C B Í B C o l o n i a l e n V e n e z u e l a , C a r a c a s . 1 9 5 1 . 2 0 3 . R i c a r d o L e v e n e , H i s t o r i a d e A m é r i c a D I 7 1 . l l u c n o s A i r e s , 1940 , p . 6 5 .

.81

Page 42: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Cabe preguntarnos ¿por qué Bolívar prescindió del artículo de Religión? Marius André da una respuesta muy sencilla:

Para él la libertad de cultos y por consiguiente los derechos y privi­legios de las autoridades eclesiásticas se hallan contenidos implícita­mente en las leyes que garantizan las libertades civiles. Tampoco se había preocupado de los cultos no católicos, porque apenas si existían en la América Española.^^

El Libertador Bolívar trata de explicar en su Discurso al Constituyente la omisión del artículo y en verdad lo consigue. El nos dice que una Consti­tución no debe prescribir una profesión religiosa, y- que sólo la misma Religión tiene el derecho de examinar la conciencia del hombre. Toda ley sobre la religión la anula porque imponiendo la necesidad al deber, quita el mérito a la fe, que es la base de la Religión.^°^

77. Las consecuencias. Las Constituciones de Angostura, Cticuta y Bolivia marcan una nueva modalidad en la expresión catóUca de los primeros líde­res del País. Es un cambio brusco, pues de la rigidez de la Primera Consti­tución, se pasó ahora, en las de Angostura y Cticuta, a no legislar sobre Religión.

En el capítulo siguiente veremos el arrepentimiento de Bolívar en haber dado alimentos más fuertes que los que podía asimilar el pueblo; pero será tarde.

El Poder Moral, pensado por el Libertador Bolívar para su Constitu­ción de Angostura, pareció una quimera a aquellos legisladores y menos mal que no se aprobó, pues hubiera sido una intromisión del poder civil en el hogar.

Las ideas de tolerancia y de libertad religiosa entrarán pronto en todas nuestras constituciones, se tendrá amarrada a la Iglesia con la Ley de Patronato y, con las diversas hegemonías como notamos antes, la Iglesia quedará en tal pobreza y miseria, que no podrá alimentar sus propias obras. En obras sociales sólo podrá hacerse algo recurriendo a la caridad púbUca. Las misiones se derrumbarán. Aun el mismo Estado sólo pondrá la Instruc­ción Ptíblica en 1870. Los hospitales serán laicos. El cierre de los conventos y seminarios y la prohibición de entrar a sacerdotes extranjeros serán la secuela de los hechos que venimos comentando y que tendrán su volcán en el período Guzmancista.

204 M a r i u s A n l d r é , B o l í v a r y l a D c m o c r a - 2 0 5 . B o l í v a r , O b r a s C o m p l e t a s , O b . C i t . t . c i a , B a r c e l o n a , 1924 , p . 2 1 7 . H I , p . 7 6 9 .

82

^ '4. La Iglesia en los finales de la Gran Colombia -#(

7S. Mérida y sus Obispos: Arias, Unda. Antes de entrar a considerar la situación de la Iglesia de Venezuela durante los últimos días de la Gran Colombia, bueno es volver a la Diócesis de Mérida, pues en ella habrá dos grandes Obispos: Mons. Arias y Mons. Unda.

El Sr. Buenaventura Arias fue el sexto Obispo de Mérida (1829-1831). Sostuvo, junto con el Arzobispo Méndez, que la Ley de Patronato había cesa­do al instaurarse la Independencia de Venezuela. En su REPRESENTACION al Congreso, de la citada Ley dice:

; _ Aunque traspasado de dolor por las heridas que la Religión ha reci-¿ bido en estos desgraciados tiempos, tengo el consuelo de haber mani-? festado con firmeza, por la bondad del Todopoderoso, lo que como

Pastor de la Iglesia de Jesucristo, y como interesado en la verdadera felicidad de mi Patria, me prescribieron las causas del cielo y la salud de un pueblo eminentemente católico.^"*

Desterrado a Curazao, al fin se le concedió permiso para regresar a Venezuela; pero murió el 19 de noviembre de 1831. El Arzobispo Méndez, al comunicar al Papa la muerte de este santo Obispo, escribía:

La Iglesia de Mérida perdió un Pastor santísimo y vigilantísimo, que será deseado por los siglos. "''

Después de la muerte de Mons. Arias habrá en Mérida una larga vacante, motivada, no sólo a la desmembración de la Gran Colombia, sino a los problemas presentados con motivo de la Ley de Patronato y ¡a expulsión del Arzobispo Méndez.

Séanos lícito reseñar aquí al Obispo José Vicente Unda (1836-1840), pues él entra no sólo en estos últimos tiempos de la Gran Colombia, sino' que como sacerdote vivió todo el período álgido de la Independencia de Venezuela.

Fue Mons. Unda, como nota Don Tulio Febres Cordero: el aeropagita de la libertad y una de las estrellas de la pléyade del 5 de julio, por haber firmado el Acta de la Independencia. Nació en Guanare, se doctoró en la Universidad de Caracas, y fundó en su ciudad natal un plantel que educó H grandes hombres de la época independentista. Es procer de la Indepen-llcncia y procer de la Iglesia por su patriotismo y caridad.

79. Bolívar y le Dictadura. Hecha la anterior disgresión sobre la Diócesis do Mérida, pasemos ahora a considerar la situación de la Iglesia después del atentado contra la vida de Bolívar. Para algunos autores el período subsi­guiente a los atentados septembrinos, es el más noble y patético de la existen-ulu de Bolívar;^°^ y para otros es una época reaccionaria, de regreso al

JOfi, G u s t a v o O c a n d o Y a m a r t e , H i s t o r i a P o l i - 2 0 7 . I b . p . 5 4 . I l i ' i i - l i ü l c s i á s t i c a d e V e n e z u e l a , Ca racas 1 9 7 5 . , 2 0 8 . M a r i u s A n d r é . O b . C i t . p . 2 5 8 . I . 2 , p . 3 7 .

83

Page 43: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

obscurantismo medieval en el que el Grande Hombre abandona todos los principios que había profesado durante su vida}°'^

Fracasada la convención de Ocaña por las intrigas de los antibolivarianis-tas, el Intendente de Cundinamarca convocó a un plebiscito, que reunido acordó dar plenos poderes al Libertador Presidente, lo cual fue aprobado por el consejo de Gobierno, quien además acordó llamar a Bolívar a Bogotá. Este llegó a ella el 24 de junio de 1828.

Bolívar se declaró en ejercicio del poder dictatorial cuando se convenció que así lo deseaba la mayoría nacional. En agosto de ese mismo año expidió un decreto, en el que daba pautas para la nueva administración, y luego dio una proclama donde decía:

Colombianos: Me obligo a obedecer estrictamente vuestros legítimos deseos: protegeré vuestra sagrada religión, como fe de todos los colom­bianos y el código de los buenos; mandaré hacer justicia, por ser la primera ley de la naturaleza. .

El Libertador Bolívar nombró Consejo de Estado e incluyó en dicho Consejo al Arzobispo de Bogotá, Doctor Fernando Caicedo, y a un grupo de conspicuas personalidades colombianas y venezolanas, entre las que se enumeraba al General Rafael Urdaneta; trató de reorganizar los diversos ramos de la administración pública y se empeñó, especialmente, en que no se notase la dictadura.

Planeada la muerte de Bolívar para ser ejecutada en el pueblo de Soacha, se pospuso para el 25 de septiembre, por negativa de Santander.

Los acontecimientos del 25 de septiembre de 1828 son harto conocidos para ser descritos aquí. Ellos impulsaron al Libertador a usar, de ahora en adelante, sus poderes dictatoriales, y al respecto, expidió un Decreto:

Art. 1. — De hoy en adelante pondré en práctica la autoridad que por el voto nacional se me ha confiado con la extensión que las circuns­tancias hagan forzosa. '

Todo esto lo he querido traer a colación porque la actitud del Libertador Bolívar, después que se atentó contra su vida, marcó una época especial en la Iglesia Colombiana y por ende en la Venezolana. Se trata ahora de la Gran Colombia, que se regía por la Ley Fundamental de Angostura, ratifi­cada por el Congreso de Cúcuta, que, el 30 de agosto de 1821, había expedi­do su célebre Constitución.

Como notamos arriba, Bolívar se da cuenta de que ciertas doctrinas libe-raloides habían provocado un excesivo alejamiento entre la Iglesia y el Estado, con lo cual se había provocado tal desorden en la Nación, que ya desembocaba en anarquía.

Después del atentado septembrino, en el que a Santander se le conmutó la pena de muerte por extrañamiento del País, quedarán bien definidos en Colombia los dos partidos: liberal y conservador.

Aunque en ambos partidos miUtarán católicos y no católicos, en adelante el partido liberal será considerado por la imaginación popular como masón y enemigo de la Iglesia, pues fue en las sociedades secretas donde se planteó

209 G i l F o r t o u l O b C i t t . 2 , p . 4 4 3 . V é a s e 2 1 0 . J o s é M a n u e l G r o o t , H i s t o r i a E c l e s i á s t i c a t a m b i é n - L u i s J o s é A c o s t a R o d r Í R u e z , B o l í v a r y C i v i l d e l a N u e v a G r á n a l a , V o l . I I I , C a r a -p a r a t o d o s , C a r a c a s , 1 9 7 1 , p p . 5 2 9 . '^^'^ooTo^'^clt 507.

84

la muerte del Libertador;^'^ y, en cambio, el Conservador se considerará como católico y reaccionario. Algo parecido sucederá en Venezuela con las oligarquías Conservadora y Liberal, pero sólo será cuestión de nombre y de banderías.

80. Medidas en favor de la Religión. Dividirán mucho al país los bandos de bolivarianos y antibolivarianos, se atacará fuertemente al Libertador Bolívar como reaccionario y la desmembración de la Gran Colombia se hará pronto realidad. Ni el prestigio del Gran Hombre, ni la Rehgión de Estado, ni las prohibiciones pudieron detener la tempestad.

Dice muy bien Mons. Navarro q'ue no se puede hablar propiamente de reacción de Bolívar, pues nunca fue él un magistrado anticatóhco:

Es cierto que él quiso darle entonces orientación en absoluto conser­vadora a los resortes de la política, volviendo por el mayor prestigio de los buenos principios, a consecuencia de los desastrosos defectos pro­ducidos por las novedades doctrinales, a cuyo influjo se había dejado harta libertad; pero también lo es que existía una poderosa corriente de opinión que desde tiempo atrás abogaba por la represión de tales desafueros.

Las medidas más importantes tomadas por Bolívar, además de la procla­ma en la que se comprometía proteger la Religión, como la fe de todos los colombianos, fueron:

1. Prohibición de todas las sociedades o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una. ''*

2. Una circular en la que se decía que: Los escandalosos sucesos ocurridos en esta capital a consecuencia de

la conspiración del 25 de septiembre último: la parte que tuvieron desgraciadamente en ella algunos jóvenes estudiantes de la universidad y el clamor de muchos honrados padres de familia, que deploran la corrupción, ya demasiado notable de los jóvenes, han persuadido al Libertador Presidente que sin duda el plan de estudios tiene defectos esenciales, que exigen pronto remedio para curar de raíz los males que presagian a la patria los vicios e inmoralidad de los jóvenes.

Su excelencia, meditando filosóficamente el plan de estudios, ha creído hallar el origen del mal en las ciencias políticas qoie se han enseñado a los estudiantes, al principio de su carrera de facultad mayor, cuando todavía no tienen el juicio aue exigen las circunstancias peculia­res de cada nación. El mal también ha crecido sobre manera por los autores que se escogían para el estudio de principios de legislación, como Bentham y otros, que, al lado de máximas luminosas, contienen muchas opuestas a la religión y a la moral y a la tranquilidad de los pueblos, de lo que ya hemos recibido primicias dolorosas. Añádese a esto que. cuando incautamente se daba a los jóvenes un tósigo mortal en aquellos autores, el que destruiría su religión y su moral, de ningún modo se les enseñaban los verdaderos principos de la una y de la otra, para que pudiesen resistir a los ataques de las máximas impías e irreli­giosas que leían a cada paso.

212 . G i l F o r t o u l , O b . C i t . , f . I , p . 6 4 0 y 2 1 4 . N i c o l á s E . N a v a r r o , L a M a s o n e r í a y l a O r o o t , O b . C i t . p . 502 y ss. I n d e p e n d e n c i a , C a r a c a s , 1928 .

2 1 3 . N a v a r r o , P o l í t i c a . . . O b , C i t . p . 2 9 .

85

Page 44: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Para evitar estos y otros escollos, el Libertador Presidente, con dicta­men de su consejo de ministros y visto el informe de la universidad central de Bogotá, ha resuelto hacer las siguientes variaciones en el plan de estudios, las que se pondrán inmediatamente en práctica con calidad de provisorias y mientras que el consejo de Estado propone al gobierno las reformas permanentes que deban hacerse.

81. Cambio en el plan de estudios. Las variaciones a que hace referencia la Circular anterior fueron: , a) Sistema de enseñanza para el estudio del latín.

b) Estudio de moral y derecho natural en filosofía. c) Suspensión del estudio de legislación universal, derecho público y

constitucional. d) Obligación de enseñar el derecho civil y el patrio y el derecho público

y constitucional. • e) Enseñanza de los fundamentos de la Religión Católica y de Historia

Eclesiástica. Fs im.portante la carta que Bolívar dirige a Mons. Méndez, Arzobispo

de Caracas, pues ella demuestra la grave preocupación del Padre de la Patria sobre el futuro del País ante la corrupción de las costumbres:

He mandado que se invite a los ilustrísimos Arzobispos y Obispos de Colombia, para que hablen a su clero diocesano con motivo del crimi­nal suceso de la noche del 26; pero quiero dirigirme a Ud. con particula­ridad para que con mayor instancia exhorte a sus ministros a que no cesen en la predicación de la moral cristiana y de la necesidad del espíritu de paz y de concordia, para continuar en la vida del orden y de la perfección social.'' ^

82. La disolución de la Gran Colombia. Esta manifestación exterior del catolicismo bollvariano, época de El Místico, como la llama Picón Lares, '* no debe sorprendemos, pues nos haríamos interminables si tratáramos de compendiar todos los documentos que nos muestran el ideario religioso-católico del Libertador Boh'var. ^ Si en la vida del Libertador Bolívar nos encontramos con frases o sucesos que nos hacen dudar de su religiosidad, ^^ hay cientos de sus escritos que contrarrestan esos pocos y dudosos. Cuando el Libertador estuvo en Bucaram anga, Perú de la Croix dice: que mientras permaneció allí, no dejó una sola vez de ir a misa los días de fiesta.'^''''

Tal vez este período pudiera ser como el canto del cisne para la influen­cia de la Iglesia en la Gran Colombia y. en concreto, en Venezuela.

El Congreso, reunido en Valencia el 6 de mayo de 1830, aprobó la nueva Constitución, mediante la cual, Venezuela se separaba definitivamente de Colombia.

Si la Patria consiguió su independencia política y entró a caminar como nueva República, la Iglesia, en cambio, entrará en un largo calvario de humi­llaciones y despojos, de injusticias y vejámenes, que la dejarán pobre de líderes y de recursos para poder trabajar en la evangelización del pueblo.

2 1 5 . P a r a l o s d e c r e t o s y c i r c u l a r , c f . G r o o t , O b . C i t . p . 512 y ss.

21f). E d u a r d o P i c ó n L a r e s , E d i c i ó n E x t r a o r ­d i n a r i a d e C r í t i c a , 17 d e d i c i e m b r e d e 1940 .

2 1 7 . J . M . G u e v a r a C a r r e r a , C o n t e s t a n d o a D o n A d á n I s o l a , C i u d a d B o l í v a r , 1942, p p . 3 y ss,

2 1 8 . C a r a c c i o l o P a r r a P é r e z , P á g i n a s d e H i s ­t o r i a y d e P o l é m i c a , C a r a c a s , 1943 , p p . 163 y ss.

2 1 9 . O b . C i t . p . 2 3 2 .

86

LA TERCERA REPUBLICA

Page 45: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

1. Patronato real y republicano

83. Patronato siempre. A nadie se le escapa lo mucho que ha sangrado nuestra Iglesia en Venezuela, por esa espina llamada Ley de Patronato,^^ enterrada en su cuerpo desde que se inició la Tercera República y tomada como herencia absurda de la España Colonial e Imperial.

Histórica y ¡urídicamente el tema del Patronato ha sido tratado brillan-(cmente por el Padre Pedro Leturia. SJ.."' por el Excmo Sr. Nicolás E. Navarro y por el limo. Sr. Dr. Carlos Sánchez Espejo.' ^

Lo vemos aquí porque el Patronato está ligado con toda la historia eclesiástica venezolana, desde los filbores del descubrimiento, pasando por tfi Gran Colombia, hasta nuestros días: pero, en realidad se hace conflictivo, al nacer la Tercera República.

Como es sabido, el derecho de Patronato consiste en un cúmulo de privi-tcpios que la Iglesia concede libremente a ciertas personas (físicas o mora­les) y a quienes, al mismo tiempo, les impone algunas obligaciones. ^^

El Código de derecho canónico actual, que por cierto todavía está en vigencia, aunque no se quiera oír hablar de jurisdicismos, distingue el piitronaío: real, personal, eclesiástico, laical, mixto, hereditario, familiar, Rcntilicio, ^^ pero establece: que para el futuro no se constituirá derecho de Pdfronato alguno.

Hoy los privilegios del oatron^to nos parecen excesivos; pero no se debe olvidar oue los Revés de Esuañn fueron qrandes católicos e insignes bienhe­chores de la Iglesia, v que la emnresa evaneelizadora de América —auténti-Cn cruzada para imulantar la Cruz— es obra del Cristianismo, pero apoyada V querida por la Corona esnañola. Así es cOmo hay que concebir la gran cesión del Patronato a los Reyes de España.

84. La Bula de hdio TL El privílepin del derecho de Patronato arranca líe la Bula Tlniversalh F.cc^esiae. concedida por Julio 11 a los Reyes de lÍNpaña con fecha 28 de iulio de 1508.

Por esa Bula se concedió a la Corona de Castilla y León los siguientes privilegios;

n) que no se erigieran iglesias mamas, es decir catedrales, colegiatas u prelaturas, sin expreso consentimiento regio:

h) que los Obispos v otros prelados de nombramiento consistorial no se nombraran, sino por presentación del Rey al Sumo Pontífice;

770. R e p r e s e n t a c i ó n d e l E p i s c o p a d o N a c i o n a l ni { ' o n g r e s o d e l a N a c i ó n e n l a s Ses iones d e

C f . C o n f e r e n c i a E p i s c o p a l V e n e z o l a n a , ( ( ' l i r i a s , I n s t r u c c i o n e s y M e n s a j e s , 1 8 8 3 - 1 9 7 7 ) ,

I I , C a r a c a s , 1978 , p p . 88 y ss. ) } \ L a A c c i ó n D i p l o m á t i c a d e B o l í v a r a n t e

t 'ln vn. M a d r i d . 1925. U2. A n a l e s O b . C i t . ; D i s q u i s i c i ó n s o b r e e l

l ' i i l r o n a t o E c l e s i á s t i c o e n V e n e z u e l a , C a r a c a s , | i l U .

2 3 3 . E l P a t r o n a t o e n V e n e z u e l a , C a r a c a s , 1953. V é a s e t a m b i é n J . M . P e l l í n , D i s q u i s i t i o J u r í d i c o , C r í t i c a R e l a t i o n u m A c t u a l i u m , i n t e r p c c i e s i a m et s t a t u m V e n e z u e l e n s e m , s e m , R o m a . 1958 .

2 2 4 . C . I . C . C a n . 1448. 2 2 5 . I b . C á n o n e s 1 4 4 8 - I 4 7 I .

89

Page 46: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

c) que los nombramientos para las dignidades y demás beneficios infe­riores se hicieran por presentación del Rey a los respectivos Ordi­narios."*

Este privilegio, ratificado muchas veces por la Santa Sede,"' no lo ejercían los Reyes por haber descubierto la América, como sostienen algunos,"^ sino que el tal derecho estribaba en la libre concesión del Romano Pontífice a los Monarcas Españoles, y po^ 'os documentos se desprende que el privi­legio era hereditario, pues se concede A LOS MISMOS REYES FERNANDO Y REINA JUANA Y AL REY DE CASTILLA Y DE LEON QUE LO ADELANTE FUEREN. . .

Repetimos oue hoy nos causan extrañeza tales concesiones y, en especial, que los Pontífices no hubieran mirado alto y lejos para prever los miles de abusos que se oriffinarían en América a nombre del Real Patronato y además de cierto diz que proteccionismo a la Iglesia Católica. Es justo, sin embargo, consignar aquí, aue muchas de las arbitrariedades venían del incumplimiento de las Leves de Indias, en sí, que no hay que confundir con la Ley de Patronato."'

A pesar de los abusos, v esto lo reconocen muchos autores, ni los Reyes de España, ni sus siíbditos, desconocieron jamás la suprema autoridad del Vicario de Cristo en la cristianización de las Américas, y siempre procu­raron que aun los mismos abusos fueran revestidos de gran respeto y de un mavor celo por la Religión.^^"

Este es el Patronato Real, que rigió durante toda la Conquista y la Colonia, y así llegará hasta nue las naciones hispanoamericanas realicen su Independencia. Veamos ahora cómo renace el Patronato en esas antiguas colonias españolas. Estas, a pesar de sus protestas de libertad e indepen­dencia, procurarán esclavizar a la Iglesia con un Césaro-papismo mucho mavor que el de los Reyes Españoles.

Los proceres de nuestra Independencia, muchos de ellos clérigos, otros formados en hogares cristianos, y todos —aun con sus ribetes de Jacobis-mo— educados en un medio donde la Iglesia Católica influía profundamen­te en las ideas y en las costumbres, no podían menos de darse cuenta de auc. si América se desligaba de España, ipso jacto el Real Patronato dejaba de existir.

85. Tndependenria v Patronato. Ya vimos anteriormente cómo el Congreso de Venezuela de I R l l hizo una especie de Convenio con Mons. Coll y Prat en el asunto del Patronato eclesiíístico. En Nueva Granada, en la Consti­tución Federal del 27 de noviembre de 1811. aparece claro, que es necesario acudir a la Santa Sede para repo'ver el problema del Patronato, y así suce­dió en otras naciones.

Ya sabemos que el Conereso de Angostura no quiso legislar sobre esta materia al aprobar la célebre constitución del Libertador; pero en la Ley Provisional dictada con fecha 3 de enero de 1820, estableció:

Mientras que por un Concordato con la Santa Sede se arregla todo lo concerniente al Patronato Eclesiástico, los Vice-presidentes se ceñi-

2 2 6 . N a v a r r o , D i s q u i s i c i ó n . . . O b . C i t . p . 10 . 2 2 8 . G i l F o r t o u l , t . 1 . , p . 1 1 3 . 2 2 7 . L e t u r i a , L a A c c i ó n D i p l o m á t i c a . . . O b . 2 2 9 . L e t u r i a , O b . C i t . p . 2 , e n n o t a .

C l t . p , 2 . 2 3 0 . N a v a r r o , D i s q u i s i c i ó n , O b . C i t . p . 6 .

90

rán a manifestar que los nombrados para Provisores, Prelados, Regula­res, Vicarios Foráneos, Curas Párrocos o Doctrineros, son o no son de la satisfacción del Gobierno para que se proceda a la posesión o nuevo nombramiento."'

De hecho, esa fue la opinión de las mayorías, es decir que el Patronato do Indias había muerto al morir la colonia, por lo cual se hacía indispen-lable recurrir a la Silla Apostólica.

Pese a eso, en un día aniversario de la expedición de la Bula Universalis Bcclesíae, es decir, el 28 de julio de 1824. contra todo lo que se había escri­to y pensado anteriormente, el Congreso Gran Colombiano, dictó la Ley de Píitronato, que lleva el Ejecútese de Santander, Vice-Presidente Encargado del poder Ejecutivo.

Las causas de un cambio tan radical fueron: a) cierto apoyo por parte del Clero; b) las grandes dificultades en llegar a un arreglo con Roma. Esto se

debió no sólo a los problemas de comunicación con la Santa Sede, sino por lll cautela que ésta debió tener en un asunto tan delicado. No se olvide que los Reyes de España no querían reconocer tan fácilmente su derrota en América;

c) el Padre Leturia añade otra, es decir, el creciente influjo de Inglaterra en las jóvenes democracias.

La arbitrariedad del acto del Congreso al apropiarse del Patronato eclesiástico no pudo menos de aparecer evidente a los fautores de la citada Ley, y de allí nace el arrepentimiento del segundo artículo:

Es un deber de la República de Colombia y de su Gobierno sostener este derecho v reclamar de la Silla Apostólica que en nada se varíe ní innove; y el Poder Ejecutivo bajo este principio celebrará con Su Santi­dad un Concordato que asegure para siempre e irrevocablemente esta prerrogativa de la República y evite en adelante quejas y reclama­ciones.

Este artículo contiene la herida de la Ley de Patronato, pues aunque se «siente que la República debe sostener ese derecho, los legisladores no se Nicnten muv seguros de que se posee y por eso ellos mismos dicen que se debe recurrir a Roma.

Naturalmente que Venezuela, por formar parte de la Gran Colombia, siempre se ripió ñor esa Lev del año 24 y aunque no hubo mayores conflic-Ids en la aplicación, al desmembrarse de la Unión Gran Colombiana la t'iicstión se presentó en su desnudez jurídica y religiosa. Nótese que no se Inita de una cuestión accidental en la parte doctrinal de la Iglesia Católica, Nlno de algo que toca las conciencias y la validez de los actos, tanto de la potestad de orden como de la de jurisdicción.

86. Venezuela toma el Patronato. La Iglesia venezolana de entonces trába­lo incansablemente en contra de la reabsorción del Patronato, profirió su non licet; pero todos sus esfuerzos fueron vanos.

2 3 1 . C o n g r e s o de A n g o s t u r a , L i b r o d e A c t a s , l iOBOlá, 1 9 2 1 , A c t a 2 4 1 , p . 2 6 8 .

91

Page 47: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

El Gobierno venezolano, desoyendo las justas razones del Clero, declaró el 14 de octubre de 1830 que continuaba en pie la Ley de Patronato, tal como la había adoptado la Gran Colombia.

Años más tarde, el 21 de marzo de 1833, y a consecuencias de nuevos reclamos por parte del Episcopado Patrio, un Decreto del Congreso declaraba en vigencia la precitada Ley.

Artículo único: La Ley de 28 de julio del 14° sobre Patronato está vigente y en toda su observancia en Venezuela, y conforme a ella se proveerán los beneficios mavores y menores.

Pese a los considerandos del decreto anterior, llenos de tan aparente reli­giosidad, pero de tan profundo césaro-papismo, esa Ley nunca tuvo funda­mento jurídico alguno. La Iglesia siempre sostuvo que, por ser el Patronato de libre donación del Romano Pontífice, de sólo éste podría partir la concesión de tal privilegio.

Como el Gobierno no pudo probar nunca que la Santa Sede hubiera hecho esa donación, se sigue que en Venezuela el Patronato nunca existió "de iure".

Nótese que. además de la Lev de Patronato, existían la de División Terri­torial Eclesiástica. !a de Mavordomía de Fábricas. Decreto del Congreso sobre pase de Bulas y Turamento de Arzobisnos y Obispos.

Toda esa anacrónica legislación (la Lev de Patronato jamás se modificó), como veremos más adelante, perduró hasta nuestros días, cuando el 30 de junio de 1964. el Presidente Leoni puso el Cúmplase al nuevo Convenio con la Santa Sede.

Gil Fortoul. muy poco sosnechoso de conceder privilegios a la Iglesia, dice que la citada lev contiene, desde el punto de vista histórico, una contradicción irreductible."^

La contradicción irreducMble no es solamente histórica sino jurídica. Según la misma Lev. si no hay concordato, no hay patronato. Como aquel nunca lo hubo en Venezuela, pues el mismo Concordato de Monseñor Gueva­ra y Lira no fue reconocido por el Congreso, luego el Patronato jamás existió de iure en la República.

Mientras la Lev de Patronato estuvo vigente en el País, siempre se trató de buscar alguna i-?zón para su validez. Mons. Sánchez Espejo, quien también cita a Mons. Navarro sobre el particular, da sobradas razones para probar la nulidad de dicha Ley. y dice al respecto:

Podría suceder que, después de más de un siglo de vigencia de la Ley, fuera invocada la prescripción como título legítimo, o la tolerancia de la Santa Sede diera aspecto de validez jurídica a la aprobación del derecho . ^

Es cierto que no existe documento en el que la Iglesia haya condenado alguna vez la posesión del derecho de Patronato por parte del Gobierno; pero ni del Breve de León XTT Movent animum. ni de las Bulas de institu­ción de los Obispos, ni de las Bulas de erección de las Diócesis, como tampoco de la tolerancia o prescripción pueden sacarse argumentos sólidos para sostener una posesión legítima.

2 3 2 . O b , C i t . , t . 1 , p . 5 6 0 . 2,33. E l P a t r o n a t o e n V e n e z u e l a , O b . C i t , p p . 161 y ss.

92

r JjL No se puede alegar silencio, tolerancia o prescripción por parte de la J Iglesia, pues ya desde los primeros días de la Independencia comenzó ella m t protestar por la injusta posesión de la citada Ley. % A tal efecto recuérdese la actitud de Mons. Lazo de la Vega, Obispo de ^'Mérida, y pronto tendremos ocasión de mencionar los alegatos del señor t Arzobispo de Caracas Ramón Ignacio Méndez y del valiente Capítulo

j) Metropolitano de Caracas, al recibir la orden del Gobierno de acatar dicha I Uy.= ^

H 87. Arreglos posibles. Tanto el Gobierno Gran Colombiano,"^ como el * de la República de Venezuela, trataron de arreglar en varias ocasiones i'este asunto del Patronato, pero todo en vano.

Es conveniente traer a colación aquí las misiones diplomáticas de O'Leary,"* de Michelena, de Rojas Romero, de Spliet, y, sobre todo, la del Arzobispo Guevara y Lira. De esta última queremos decir algo, pues tuvo lU importancia.

En mayo de 1862 el Gobierno venezolano dio amplias facultades al enton­ces Arzobispo de Caracas limo. Sr. Silvestre Guevara y Lira, para que, en su carácter de Plenipotenciario ante la Santa Sede, negociara un Concor­dato, que arreglara definitivamente las relaciones entre la Silla Apostólica y el Estado venezolano.

El Arzobispo, después de algunos meses en la Ciudad Eterna, ajustó el 26 de julio de 1862 con el Cardenal Antonelli, Secretario de Estado de Su Santidad Pío IX, el Concordato, por medio del cual se llegaba a un acuerdo entre ambos poderes. '' El 28 de febrero el Departamento del Interior y Justicia lo aprobó y el 1- de junio de 1863 se llevó a cabo la rati­ficación. El Concordato, aunque aprobado por Páez, fue rechazado por la Asamblea Constituyente el 5 de abril de 1864, pero se autorizó al Gobierno para conseguir reformas acordes con la nueva Constitución.

No se cortaron, pues, las negociaciones, ya que el Gobierno de Falcón envió a Roma al Licenciado Lucio Pulido, para ver si obtenía algunas modi­ficaciones al texto; pero todo fue inútil. El Concordato, después de un uño de trabajo por parte del Lic. Pulido, quien, al fin, presentó el 26 de octubre cartas de retiro, fue engavetado para siempre. Algunos autores se glorían y tienen como un gran triunfo del Gobierno el haber rechazado el Concordato. Véase cómo escribe entusiasmado D. Lisandro Alvarado:

Debemos al partido liberal el haberse salvado la República del lúgubre in pace en que la Dictadura imaginó sepultar las conciencias. Hablamos del proyecto de Concordato."^

Sin embargo, la República, al fin, en sus tiempos de auténtica demo­cracia y de libertades cívicas llegaría a un Convenio con la Santa Sede. Aunque hoy se ataque a la Iglesia desde otros flancos, por lo menos se van ucabando los prejuicios y mitos medievales.

88. Patronato y soberanía nacional. El Estado Colonial Español fue en extremo regalista. Su base fue el Patronato Eclesiástico. Ya desde la Bula

234. D i s q u i s i c i ó n , O b . C i t . p . 127 . 2 3 7 . V é a s e e l t e x t o í n t e g r o e n N a v a r r o , D l s -2 3 5 . V é a s e t o d o e l l i b r o d e L e t u r i a : L a A c - q u i s i c i ó n . . . O b . C i t . , p p . 187 y ss.

I o n D i p l o m á t i c a . . . 2 3 8 . L i s a n d r o A l v a r a d o , O b r a s C o m p l e t a s , 2 3 6 . J . M . R e s t r e p o , C o n c o r d a t a r e g n a n t e C a r a c a s , Í 9 3 6 , t . V . , p p . 5 8 6 y ss.

N S . D D . P Í O P a p a X I , R o m a , 1 9 3 4 .

93

Page 48: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Eximiae del 6 de noviembre de 1501, Alejandro V I comenzaba a conceder privilegios a los Reyes de España en las regiones descubiertas; pero la Carta Fundamental de las Iglesias de América es la Bula del Papa Julio I I , documento que otorga una independencia casi total a la Corona y somete la Iglesia a la voluntad del Gobierno.

Hay que admitir que el derecho de Patronato fue concedido por la Iglesia a los Reyes de España, como un premio a los grandes beneficios que ellos le hicieron, y en la evangelización de América es imposible quitar la imagen cristiana de los soberanos españoles.

El Patronato no era hereditario, ni mucho menos inherente a la Sobera­nía Nacional. Su posesión, por parte de la Reptíblica, fue una injusticia que mantuvo a la Iglesia siempre dependiente del Estado hasta nuestros días.

Ni durante las Oligarquías Conservadora o Liberal, ni durante la Hege­monía Monaguista o la Autocracia de Guzmán, ni mucho menos en el período pregomecista o durante su dictadura puede decirse que el Estado se apropió de la Ley de Patronato para compensarse de algún modo de la ayuda material que prestó a la Iglesia.

Durante la Independencia (piénsese sólo en las Misiones del Caroní) y después de ella (recuérdense las rapiñas de Guzmán), fueron tan grandes los despojos hechos a la Iglesia, que lo que hoy da el Estado, sólo serían sobras del pantagruélico banquete que el Gobierno venezolano se preparó con la despensa de la Iglesia.

No sólo la dejó pobre de bienes paira poder realizar sus obras de cari­dad, sino muda de palabras para predicar el Evangelio.

¡Ojalá que un día los Gobiernos lleguen a comprender la verdadera fuerza espiritual de la Iglesia para conseguir el progreso integral de la Nación!

94

, Im Iglesia frente a la Oligarquía Conservadora y Hegemonía Monaguista

89. El tercer Arzobispo de Caracas. El período de la Oligarquía Conser-adora de tal tiene tan sólo el nombre, por lo menos en lo que atañe a la glesia Católica, pues sus ideas y hechos serán tan anti-clericales como los 'e la Oligarquía llamada liberal.

Es cierto que parte del Clero sostuvo los ideales bolivarianos en lo tocan­te a la Unión Gran Colombiana; pero también hubo oposición a ésta. Se hacía, precisamente, para ver si se conseguía de la Constituyente valencia­na la inclusión del artículo sobre la exclusividad de otra Religión, qoie no fuera la Romana y la no inclusión de la Ley de Patronato Eclesiástico.

No se pudo conseguir nada al respecto, pues el prúner paso del anti-dericalismo de la Oligarquía Conservadora fue exactamente el prescindir del artículo sobre Religión, concebida como Religión tínica del Estado, seglín Jo había asentado la primera Constitución.

Los Diputados por Mérida habían llevado aquel mandato al Congreso,

{(ero los adversarios alegaron que era imposible obtener inmigración sin Ibertad de cultos. El Congreso cortó por lo sano y no legisló sobre el

asunto. Un conflicto gravísimo se presentó por esta época con el Arzobispo de

Caracas, el limo. Sr. Ramón Ignacio Méndez (1828-1839). Se le expidieron Bulas con fecha 21 de mayo de 1827 por León X I I , fue

consagrado el 18 de febrero de 1828 por Mons. Lazo de la Vega y tomó posesión de su Arquidiócesis, como tercer Arzobispo de Caracas, el 11 de mayo de 1828.

Por cierto, en la recomendación de candidatos hecha por Mons. Lazo de la Vega al Papa Pío V I I , con fecha 31 de julio de 1823, este Obispo no recomienda a Ramón Ignacio Méndez, sino al Dr. José Suárez Aguado, de quien hace altísimos elogios. El Dr. Suárez Aguado no fue hecho Arzo­bispo de Caracas. La razón, como dice Leturia, fue porque, aunque aceptado por el Gobierno en 1823, no lo fue en 1826 POR FUERTES RAZONES.^''

90. Personalidad del Arzobispo Méndez. Algunos autores presentan al Arzobispo Méndez como hombre mediocre, ignorante, ineducado y disoluto, y, además, asientan que consiguió el Arzobispado sólo por su amistad con el Libertador Bolívar;'''" otros, en cambio, aunque reconocen sus defectos de carácter, lo pintan como sabio, capacitado y con grandes méritos para con la Iglesia y la Patria en las luchas de la Independencia.'^'

No debió ser tan mediocre un hombre como Méndez, pues había sacado cuatro doctorados en la Universidad de Caracas: en teología, filosofía, derecho civil y derecho canónico. Aunque emparentado con el Libertador,

239. L a A c c i ó n D i p l o m á t i c a . . . O b . C i t . p p . 304 y 305 e n n o t a .

240. G i l F o r t o u l , O b . C i t . , t. 2 , p . 57 .

2 4 1 . N a v a r r o , A n a l e s . . . O b . C i t . p p . 277 y G o n z á l e z G u i ñ a n , O b . C i t . , t . 3 , p . 117. V é a s e e l i n t e r e s a n t e l i b r o d e F r a n c i s c o A . M a l -d o n a d o , R a m ó n I g n a c i o M é n d e z , C a r a c a s , 1973.

95

Page 49: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

siempre vale el testimonio de éste al decir a Perú de la Croix que la Patria debía a Méndez grandes javores?^^

Léase a continuación el juicio dado por el Padre Roothaan, Prepósito General de la Compañía de Jesús, a propósito del folleto de Mons. Méndez, El Arzobispado de Caracas a sus Diocesanos, que la Sagrada Congregación de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios le había dado para que informara:

Todas las respuestas del Arzobispo están llenas de dignidad, de solidez, de doctrina y jurisprudencia eclesiástica, y conservando siempre el decoro, oponiendo a los impertinentes y a veces insultantes despachos del Gobierno la SOLA VOZ de la razón y de la fe, muestran un espíritu y un pecho verdaderamente apostólico, de modo que al lector le parece ver un Atanasio o un Juan Crisóstomo en lucha con la impiedad y con la prepotencia.'""

91. Virulencia del Arzobispo. De su carácter violento, de lo cual parece que no podemos excusarlo, es prueba el altercado que en plena Cámara del Congreso Gran Colombiano, en 1826, tuvo con el Senador Diego Fernan­do Gómez, al cual incluso abofeteó. Por ello fue separado de la Cámara.

El incidente es cierto y Groot dice que el hecho paró en pescozones en la misma sala, y habrían seguido si no se hubieran metido de por medio varios senadores; pero el mismo historiador Colombiano excusa bastante a Méndez y llega a decir:

Debería haberse portado el senado con más consideración con el señor Méndez, no por razón a su dignidad sacerdotal, porque esto era lo que más lo perjudicaba, sino en consideración a sus méritos como patriota.''*''

De la virulencia de Méndez pueden ser testigos estas dos frases: ima que le lanzó al viejo Guzmán, para defenderse de sus diatribas: Cuando yo peleaba con una lanza por la independencia, usted y su padre estaban matan­do patriotas en Puerto Cabello y la otra contra el mismo Senador Diego Fernando Gómez, que quiso injuriarlo:

He lidiado toros y fieras, es decir, con españoles, en los llanos de Apure, por no doblar mi cerviz a los tiranos, en la misma época en que otros los adulaban.'"*^

92. Lucha contra mentalidad ancestral. Y volvamos ahora a los proble­mas del Arzobispo Méndez con la Oligarquía. Una de las grandes preocu­paciones del Prelado en su Pontificado fue impedir, contra viento y marea, que el Estado se apropiase del Derecho de Patronato una vez que Venezuela se separó de Colombia.

El problema del Arzobispo era tener que luchar contra una mentalidad tres veces secular, que, por una parte quería admitir principios liberales en la Constitución, pero por otra parte no deseaba desprenderse del privi­legio del Patronato, para atar más la Iglesia y usarla como instrumento político. Y nótese, que al hacer la afirmación del párrafo anterior, en

2 4 2 . D i a r i o d e B u ca ra m a n g a . O b . C i t . p . 3 7 7 . 2 4 3 . P u e d e v e r s e e n O c a n d o Y a m a r t e , H i s ­

t o r i a . . . O b . C i t . p . 2 3 8 . 2 4 4 . G r o o t , O b . C i t . , p . 3 7 7 . C r e o q u e l o s

j u i c i o s m á s a c e r t a d o s s o b r e l a v e r d a d e r a p e r ­

s o n a l i d a d d e M o n s . M é n d e z l o s d a e l P . G . O c a n d o Y a m a r t e e n l a o b r a q u e v e n í a m o s c i t a n d o .

243- G r o o l , I b . y N a v a r r o , A n a l e s . . . O b . C i t . p . 128, q u i e n se basa e n G r o o t .

96

odo alguno estamos negando los abusos que podrían venir de parte de los lesiásticos y que de hecho vinieron en la Colonia, pues ellos también

on humanos. Durante el período Gran Colombiano, el Arzobispo Méndez dirigió tres

líposiciones al Libertador Bolívar urgiéndole el arreglo del espinoso asunto de Patronato. El Gobierno respondió siempre con evasivas y mantuvo lll Ley.

Cuando Venezuela se separó de Colombia, Mons. Méndez quiso aprove­char la ocasión y al efecto dirigió otra exposición a la Constituyente de Valencia, pidiéndole que no se legislase sobre Patronato hasta tanto no se llegara a algo definitivo con la Santa Sede. El Congreso dio evasivas al •Bunto, pero sostuvo que;

Entretanto, los beneficios mayores y menores se proveerán en la forma prescrita por la Ley de 28 de julio de 1824.

Como se ve el Patronato quedaba en pie y esto no podía tolerarlo Mons. Méndez.

93. La expulsión del Arzobispo. La ocasión se le presentó con motivo de la juramentación de la Constitución exigida por el Gobierno, con Misa y Te Deum. Mons. Méndez hizo algunas salvedades; pero el Gobierno persis­tió; y, como el Arzobispo se negase, el 17 de noviembre de 1830 se le expidió decreto de expulsión.

Jugaron papel importante en la ejecución del decreto de expulsión el Dr. Ramón Ayala, enemigo acérrimo del Libertador Bolívar y, por supuesto, el Ministro del Interior Antonio Leocadio Guzmán, padre de Guzmán Hlanco, en cuyo gobierno se hará lo mismo con Mons. Guevara y Lira.

El acto de la expulsión del Arzobispo fue realizado de la manera más brutal, sin consideración a su dignidad y mucho menos a sus méritos ante­riores para con la Patria. Una prueba más de la insensatez del Gobierno

• in esta expulsión fue que al Arzobispo hasta se le privó de su jurisdicción. ¿Dónde estaban los asesores del Gobierno?... ¿No sabían todos los del Gobierno q-ue eso era un absurdo?.. .

Algunos autores opinan que al Arzobispo le faltó tino, y que su alegato fue inoportuno '"' y contraproducente. Todo esto podrá tener visos de verdad, en especial para la mentalidad de aquellos hombres del año 30; pero una cosa sí es cierta que el destierro de Mons. Méndez fue ilegal e inconstitu­cional. El mismo Arzobispo notaba en su carta a Páez que en el decreto de expulsión se violaron todas las fórmulas y garantías legales y se le conde­nó sin ser oído y juzgado por auténticos jueces. ^

El Padre Ocando demuestra que el Arzobispo resultaba irrefutable, cuando sostenía la ilegalidad de su sentencia. Desterrando al Arzobispo, el Gobierno quebrantó la Constitución.

Aunque el Gobierno creyera que la expulsión del Arzobispo era cosa HCncilla, con lo cual pensaba conseguir el alejamiento de la sombra de líolívar y, en cierto modo, afianzamiento de la Soberanía Nacional, el asunto m fue embrollando de tal modo que hasta la misma integridad nacional peligró, pues no debe olvidarse el fuerte movimiento antiseparatista y a favor

246. N a v a r r o , A n a l e s , O b . C i t . p . 295 y ss. 2 4 8 . I b . 247 . O c a n d o Y a m a r t e , O b . C i t . , t . 2 , p p . 6

97

Page 50: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de Bolívar existente en el País, y del cual el Arzobispo Méndez pasó a ser como símbolo.

94. Reacciones a favor del Arzobispo. Las reacciones contra el Gobierno y en algunos casos, en concreto, a favor del Arzobispo, fueron tantas, que los gobernantes se alarmaron.

Tanto la Universidad como el Clero caraqueño y el Cabildo hicieron representaciones al Gobierno pidiendo la vuelta del Arzobispo.

Al fin el Prelado volvió a su sede el 21 de mayo de 1832. Después del solemne Te Deum tenido en la Catedral, el Arzobispo juró la Constitución en la Casa de Gobierno y lo propio hizo Mons. Talavera y Garcés, quien había regresado con Mons. Méndez. El Obispo Buenaventura Arias, Vicario Apostólico de Mérida había muerto el 19 de noviembre de 1831 cuando se dirigía a Pamplona.

95. Segundo destierro y muerte. Después de esta experiencia de destierro, tal vez podría pensarse que el señor Méndez seguiría tranquilo en su sede caraqueña, sin mayores problemas con el Gobierno. Todo lo contrario, las cosas se agravaron más. Nuevamente el Prelado fue desterrado el 30 de noviembre de 1836.

Las razones de este destierro en el fondo son las mismas: La Ley de Patro­nato, su bolivarianismo y, ahora, el hecho concreto de encontrarse el País en la célebre revolución de las Reformas.

Las causas que movieron al Gobierno a tomar esa nueva resolución fueron, en primer término, el haberse negado el señor Méndez a dar insti­tución canónica a los padres Rafael de Escalona y José Ambrosio Llamo-sas, presentados por el Ejecutivo para las Canongías Doctoral y Maestrescuela y una Pastoral del Arzobispo, quien pedía a los fieles el cumplimiento de los diezmos, siendo así que éstos habían sido suprimidos por Decreto Guber­namental el 6 de abril de 1833.

Esta vez, también, el decreto de exiho contra el Arzobispo fue fulmíneo, pues fue conminado a abandonar el País dentro de cuarenta y ocho horas.

El Arzobispo partirá a Curasao y más tarde, el 6 de agosto de 1839 morirá en la Parroquia de Villeta, en las cercanías de Bogotá.

Fue enterrado en el cementerio de Bogotá. En 1939, centenario de su muerte, fueron traídos sus restos a Caracas y sepultados en la Iglesia de San Francisco; el 16 de diciembre de 1942, fueron colocados en el Panteón Nacional.

Mary Waters ha escrito: El exilio de Méndez puede decirse que terminó una era en la Iglesia

venezolana. Su administración representaba, de cierto modo, una recru­descencia del carácter colonial del Episcopado en la determinada batalla por los privilegios de la Iglesia. Puede considerársele como el último de los hombres eclesiásticos coloniales que batalló con el poder civil por la precedencia y con la sociedad por la predominación moral.""

El Obispo no reclamaba privilegios o prerrogativas. Pedía lo que hoy toda­vía exige la Iglesia: libertad. Que de hecho ella haya perdido prestigio y fuerza de liderazgo en la Nación, no se puede negar, pero jurídica, histórica \e nada se puede achacar al Arzobispo Méndez.

2 4 9 . O b . C i t . p . 1 2 6 .

98

96. Tentativas de arreglos con la Santa Sede. Así, pues, terminaba el conflicto del Arzobispo Méndez. Es conveniente recordar aquí, aunque sea I manera de información, q-ue la Santa Sede trató de resolver, en vida do Mons. Méndez, tanto el asunto del Patronato como el del Arzobispado. A tal efecto vino a Bogotá, en 1826, Mons. Cayetano Balufi, quien escribió M Soublette, Vice-Presidente encargado del Poder Ejecutivo. En su carta «presaba al Gobierno venezolano sus deseos de llegar a un Concordato con Venezuela, pero pedía que antes se arreglase el asunto del Arzobispado.

E\o se desentendió del problema. Mons. Méndez no regresó jamás el Concordato nunca pudo hacerse. Con fecha 13 de mayo de 1841, muerto ya el Arzobispo Méndez, el

Gobierno dio un decreto, que vino a empeorar las ya demasiado tirantes relaciones entre la Iglesia y el Estado.

El citado Decreto, con sus infamantes considerandos, establecía el control del "Pase" de Bulas, que sólo se concedería cuando los derechos y prerroga­tivas de la Nación sean respetados y, además, un juramento tan detallado, aue demostraba el ridículo miedo que tenía el Gobierno a intromisiones e la Iglesia en las cosas del Estado. Durante el período de la Hegemonía Monaguista, la Iglesia seguirá reci­

biendo injusticias y humillaciones por parte del Poder Civil, todo lo cual preparará el camino hacia el caos que dejará Guzmán Blanco.

El mismo José Tadeo Monagas, quien antes de subir a la Presidencia había sido uno de los más acérrimos defensores del Fuero, e incluso de los derechos de la Iglesia, ahora, al subir a la Presidencia de la República en 1847, no sólo no restituyó ningún Fuero, sino que por Decreto del 31 de igosto de 1848, prohibió la entrada de Jesuítas al País (¿también de Icsuitinas?). El mismo año, por obra de A. L. Guzmán, fueron expulsados lodos los Sacerdotes extranjeros seculares o regulares existentes en Venezuela.

Actos de intolerancia del Gobierno fueron las Memorias de A. L. Guzmán, •n 1849, al pretender que los pastores debían ser elegidos por el pueblo y también fueron intromisiones estériles los vejámenes contra el Arzobispo Fernández Peña, que, según algunos historiadores, le ocasionaron la muerte,

Mons. Dr. Ignacio Fernández Peña, cuarto Arzobispo de Caracas, tenía •rendes méritos para con la República. Había sido Deán de la Catedral de Méi'ida, fue firmante del Acta de la Independencia como Diputado por Bflrinas, desempeñó misiones del Gobierno Provisional de Venezuela, fue el Primer Rector de la Universidad de Mérida que nombró la República y murió en la ciudad de Caracas el 18 de enero de 1849.

Un verdadero conflicto religioso estuvo a punto de estallar con la nega-llva de la Santa Sede en admitir al Pbro. Dr. José Antonio Pérez Velazco, Canónico Mercedario de Caracas, como sucedor de Fernández Peña en el Arzobispado.

El problema se resolvió fácilmente, pues Pérez murió en marzo de 1852, y fue elegido Mons. Silvestre Guevara y Lira.

97. Las Constituciones. Las Constituciones de este período monaguista y lubsiguiente, consideradas por algunos como reaccionarias, están llenas del más intransigente galicanismo.'^"

250. W a t e r s , O b . C i t . p . 1 5 7 .

99

Page 51: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

En la Constitución de 1857,' ' se comienza invocando el nombre de Dios Todopoderoso, autor y supremo legislador del Universo, y se dice:

El Estado protegerá la Religión Católica, Apostólica, Romana y el Gobierno sostendrá el culto y sus Ministros conforme a la Ley.

En la Constitución del 31 de diciembre de 1854,"^ que comienza bajo los auspicios del Ser Supremo, se suprimió definitivamente el artículo sobre Religión.

En 1864, la Asamblea Constituyente sancionó una nueva Constitución y en ella se garantizó la libertad religiosa, pero sólo la Religión Católica podrá ejercer el culto fuera de los templos. Esta libertad religiosa nunca más saldrá de nuestras Constituciones y en la de mayo de 1874 se repetirá el artículo, aunque se dejarán a la Iglesia Católica ciertas prerrogativas y se tratará de distinguir entre tolerancia religiosa y tolerancia de cultos, es decir, entre la creencia interna, la que está en la conciencia de cada uno y el ejercicio del culto público, que es la manifestación exterior de la fe,

98. Talavera y Fortique en Guayana. Pasemos ahora a describir, aunque sea brevemente, lo que sucedía por este tiempo en las demás Diócesis. Las tres existentes eran Caracas, Mérida y Guayana. Nos hemos ocupado, especialmente de los Obispos de Caracas, porque, en realidad, la intensidad de la vida cívico-nacional, y por ende de la religiosa, se concentraba en la Capital de la República. De todos modos tuvimos ocasión de ver los Obispos de Mérida hasta Mons. Unda, y de Guayana acabamos de contem­plar a Mons. Mariano Talavera y Garcés regresar del exilio a que lo sometió la Oligarquía Conservadora.

Mons. Talavera pasó a Angostura, y allí estuvo gobernando hasta 1842, año en el cual renunció la mitra. Ese mismo año moría asesinado el General Tomás de Heres, quien era Primer Comandante de la Guarnición de Angos­tura. El Obispo estaba en la casa de Heres cuando sucedió el hecho, y es fama en Guayana que la muerte de tan querido amigo, lo dejó tan apesa­dumbrado, que aceleró su renuncia y se retiró de Angostura definitivamente.

Después de Mons. Talavera y Garcés gobernó a Guayana como su quinto Obispo el limo. Sr. Mariano Fernández Fortique. Había nacido en El Conse­jo, Aragua, y había sido ordenado por Mons. Narciso Coll y Prat. Estudió en el Seminario Santa Rosa de Lima, y fue Cura de la antigua Parroquia de San Pablo, Caracas, situada donde está hoy el Teatro Municipal. Por eso fue consagrado aÜí mismo, el 3 de abril de 1842, por el limo. Dr. Ignacio Fernández Peña. Entró a Angostura el día de Navidad de ese año.

Cecilio Acosta dijo de él que era todo luz. Tuvo una gran preparación, unida a su talento y a su virtud. Fue Senador de la Repúbhca, Presidente del Congreso Nacional y Consejero de Estado.

Durante su corto Episcopado en Angostura, cambiada ahora en su nombre civil por Ciudad Bolívar, por Decreto del Congreso en 1846, el Sr. Fortique desarrolló una gran actividad, no sólo en su Visita Pastoral a toda la Diócesis, sino en su preocupación constante por conseguir clero nativo para Guayana, y en hacer que la mayoría de las parroquias de la extensa Dióce­sis tuviesen pastores. En verdad que lo consiguió bastante, pues hacia 1866,

2 5 1 . R e c o p i l a c i ó n d e L e y e s y D e c r e t o s d e V e - 2 5 2 . R e c o p i l a c i ó n , O b . C i t . p . 7 5 1 . n e z i i e l a , C a r a c a s , 1890 , t . 3 , p . 5 4 8 .

100

cuando él muere en Caracas, después de haber renunciado la mitra, la Diócesis contaba con 22 sacerdotes ordenados en su estadía en Guayana y eso que durante su Episcopado, según datos del P. Guevara Carrera, murie­ron otros veintidós.

99. Misioneros. A todos estos bay que añadir los 28 misioneros que había conseguido el Sr. Fernández Fortique y que envió a Guayana, con detalladas instrucciones para que fueran colocados en los antiguos pueblos de misiones y en las parroquias.

Con este grupo de misioneros, con el que el Gobierno resarcía un poco los atropellos que se cometieron con los Capuchinos en Caruachi durante la Independencia, venía el célebre Reverendo Padre Fray Nicolás de Odena, quien por mandato expreso del Vicario de Barcelona, y según las órdenes generales de Mons. Fernández Fortique, pasó a la hoy florecentísima parro­quia de Cantaura, antigua Chamariapa, el 22 de agosto de 1842.

El Padre Nicolás de Odena desarrolló una intensa labor pastoral en su extensa parroquia, y murió en olor de santidad en la población de Cantaura el 15 de febrero de 1894. Un hermoso óleo del Padre Nicolás, pintado por Arturo Michelena, adorna hoy la Casa Parroquial de Cantaura. Por cierto que esta preciosa obra de arte pudo salvarse gracias a la restauración que le mandó hacer en Caracas el limo. Sr. Fernando MoroUi, quien hoy vive en Roma y fue muchos años Cura Párroco de Cantaura.

Hacia el año de 1847. durante la Presidencia de José Tadeo Monagas, fueron decretadas por el Congreso las creaciones de las Diócesis de Barquisi-meto y Calabozo.

Todos los problemas surgidos en la Nación después del famoso 24 de enero de 1848, cuando, en realidad, muere el Congreso y desaparece la llamada Oligarquía Conservadora, y. más en concreto, las guerras de la Federación van a impedir llevar a cabo el surgimiento de estas dos nuevas diócesis. Dignos son de nombrnt-^e, no sólo como grandes trabajadores en la fundación de la nueva Diócesis, sino por sus inmensas labores apostóli­cas, los Sacerdotes: Macario Yénez, José M. Raldírez y el P. Wohnsiedler.

700. Las Diócesis de Barquisimeto y Calabozo. Al fin, el 7 de marzo de 1863, por la Bula Ad universam agri Domini curam fue erigida canóni­camente la Ciudad de Barquisimeto como Diócesis; pero hubo problemas por la Sede, pues al principio, por Decreto de la S. Congregación Consisto­rial, de fecha 14 de agosto de 1867, Coro fue constituida como capital de la Diócesis y su Primer Obispo nombrado fue el limo. Sr. Víctor José Diez, instituido el 22 de iunio de 1868. Dada la gran importancia que tenía la ciudad de Barquisimeto, a petición del Gobierno, se volvió a trasla­dar a esta ciudad, el 20 de abril de 1869, la sede diocesana. En la muta­ción de la sede para Coro influyó mucho el sentimiento esencialmente regio-nalista del General Falcón.^^^ La Diócesis de Barquisimeto no sólo tendrá problemas en esto de la sede, en lo que se opuso tenazmente el Dr. Ignacio Fernández Fortique, sino también en la elección de su primer Obispo, pues tanto Mas y Rubi, eminente sacerdote merideño. como el P. Riera Aguinagal-de fueron dos obispos frustrados, como los llama el Dr. Felice Cardot.

253. C a r l o s F e l i c e C a r d o t , N o t i c i a s p a r a l a H i s t o r i a d e l a D i ó c e s i s d e B a r q u i s i m e t o , C a r a ­cas. 1964 . p p . 52 y ss.

101

Page 52: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

El Primer Obispo fue el limo. Sr. Víctor José Diez, quien había nacido, en Coro en 1818. Fue elegido en 1867 y consagrado en Caracas en 1868. Hizo estudios iniciales en Mérida, luego pasó a Caracas donde se graduó en Ciencias Eclesiásticas. Fue proverbial su gran caridad durante la epide­mia del cólera en 1855. En la ciudad de Barquisimeto, donde murió en 1893, realizó una gran labor apostólica y fundó el Seminario San Agustín, de duración efímera por falta de personal directivo.

La siguiente diócesis creada fue la de Calabozo, erigida también el 7 de m.arzo de 1863. cuyo primer Obispo, el Sr. José Salustiano Crespo sólo fue nombrado el 4 de agosto de 1881, y murió el 12 de julio de 1888 en Caracas. Pese a su corto Episcopado, se preocupó mucho del Seminario, erigió el Capítulo Catedralicio, consiguió residencia para Palacio Episco­pal y como decían los que lo trataron se distinguió por su sabiduría y fortaleza moral. Su figura moral se dibuja en la integridad de carácter y de vida, mansedumbre apostólica, amor a ías letras, interés por el progreso.' "*

101. Disputas con los masones. Y estos son los principales hechos regis­trados durante la Oligarq'uía Conservadora y Hegemonía Monaguista, hasta la llegada de Guzmán al Poder.

Paso por alto la disputa sobre los Censos, porque no se tomó ninguna resolución al respecto.

Dos hechos se pusieron sobre el tapete durante este período. El primero fue la participación de varios Sacerdotes en las asonadas y revoluciones y luego en la Guerra Federal. El Gobierno, alarmado por el éxodo de Sacerdotes de sus parroquias, pidió a los Obispos resolver un poco la crisis; pero el remedio ni siquiera estaba en manos de los Pastores.

Bastante virulentas fueron las disputas tenidas con los Masones, sobre todo cuando fue atacado dura y despiadadamente el P. Andrés Domínguez por haberse negado a dar sepultura eclesiástica al señor José Ruiz. El Clero fue tachado de intransigente e intolerante, pero en el fondo lo que hacía era cumplir con las leyes de la Iglesia: no se puede ser masón y católico a la vez. Eran normas de la Iglesia y lo siguen siendo; y los sacerdotes obedecen a ellas.

2 5 4 . R a f a e l C h a c í n S o t o , D i ó c e s i s d e C a l a b o z o , R e s e ñ a H i s t ó r i c a , C a l a b o z o , 1968 , p . 4 3 .

102

3. La Iglesia en los tiempos del Autócrata Civilizador

102. El endiosamiento de Guzmán. Antonio Guzmán Blanco,^" que entre los venezolanos ha pasado como un abanderado de la cultura —y lo fue en parte— debe ser también tenido como el más intolerante de todos los Gobernantes de Venezuela. Su obsesión de misión providencial, le hizo cometer tales desafueros, que causaron la ruina casi total de la Iglesia.

Lo más grave del afán del Gobierno Guzmancista no fue que trató de someter la Iglesia al yugo del Estado, o lucbar contra ella por supuestas prerrogativas que ella pedía, sino amarrarla corta a los caprichos del Ilustre Americano. Con todo esto queremos decir que los ataques de Guzmán contra la Institución Eclesial, en modo alguno estarán inspirados en convicciones anti­clericales, sino en la manía de endiosarse y magnificarse del Dictador. El endiosamiento de Guzmán llegó a tal punto, que el año de 1883, cente­nario del nacimiento de Simón Bolívar, con motivo de la inauguración de la Academia Venezolana, correspondiente de la Real Española, dijo un solemne y ditirámbico discurso en el que se metía, ¡nada menos!, que a reformar los escritos de Moisés y echaba por tierra la doctrina de la Revelación Cristiana. El Arzobispo de Caracas y los Obispos de Mérida y Calabozo respondieron valientemente al soberbio reformador Presidente.^*

Esa manía de grandeza del Dictador no fue sólo en lo referente a lo religioso sino en todo. Por ello el pueblo la resumió en la copla que hace un poeta de la época cuando le ofrecen una manzana:

Por una cual la presente, perdió el paraíso Adán, si hubiera sido Guzmán se come hasta la serpiente.

Los áulicos y palaciegos no ceiarán de quemar incienso ante los altares de la nueva divinidad, hambrienta siempre de lisonjas exóticas, con un corazón rezumando orgullo y con un alma espoleada por la más refinada Boberbia.

He aquí el ejemplo: ¡Miradle! Es un enviado de lo alto: es Guzmán Blanco, el predes­

tinado para la ardua empresa, formado por la meditación en el silencio del hogar: ungido con el óleo del infortunio, educado para la demo­cracia . . .

Este era el hombre como lo presentaban los aduladores; ése era el místico (ilucinado. el pacificador y regenerador de Venezuela, que en su juventud 86 distinguió por su religiosidad, y discursos marianos, emparentado con el

2 5 5 . R a m ó n D í a z , G u z m á n - E l i p s e d e t i n a a m ­b i c i ó n d e p o d e r , C a r a c a s , 1950; R . A . R o n d ó n , l ' . l A u t ó c r a t a C i v i l i z a d o r , C a r a c a s , 1 9 4 4 .

256 . E d w i n L i e u w e n , V e n e z u e l a , B u e n o s A i r e s , 1964, p . 58 , C f . C o n f e r e n c i a E p i s c o p a l , O b . C l t . | i p , 11 y 2 1 y ss.

2 5 7 . G l o s a s d e l I l u s t r e A m e r i c a n o , C a r a c a s , 1875 , p . V I I .

103

Page 53: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Libertador Bolívar; ése es el hombre que al subir al poder, en nombre de la libertad, cometerá las más grandes injusticias contra la Iglesia Católica.

103. El Arzobispo Guevara y Lira. Desde el primer momento de su gobier­no se encontró Guzmán, no con la intransigencia, sino con la roca inconmo­vible del Arzobispo Silvestre Guevara y Lira, quien prefirió el destierro antes que doblegarse ante el nuevo ídolo.

Como el Gobierno de Guzmán va a estar ligado con el Arzobispo Guevara, digamos dos palabras de la vida de éste.

Había nacido en la población indígena de Chamariapa, hoy Nuestra Señora de la Candelaria de Cantaura, el terrible año de 1814. Es fama que nació en un robledal, su temple de alma fue semejado al roble, en el cual no entra la polilla de la lisonja, ni se cuartea ante la humedad de la falsía.

Fue un hombre de gran valer en su época, Optimo Prelado, en frase del Papa Pío IX, y de una caridad perenne sin mañana, sin mediodía, sin noche y sin descanso, como decía Cecilio Acosta. Pese al juicio un poco peyorativo que de él hace Mons. Navarro al decir que no tenía brillo de letras, pues sus estudios debieron ser muy rudimentarios,cuando llegó al Arzobispado ya tenía fama de prudente, de político, de diplomático y de santo. Aunque sin Seminario, bien pudo formarse al lado de Mons. Talavera y Garcés. Fue también Doctor, honoris causa, de la Universidad de Caracas.

Es verdad que para los cargos q'ue desempeñó, pudieron valer muy bien sus altas cualidades morales; pero no se olvide que fue también Senador de la República, cargo en que trabajó mucho por conseguir la libertad definitiva de los esclavos, fue Presidente del Consejo de Estado, eminente canonista, y le tocó asistir al Concilio Vaticano I. Fue el Primer Arzobispo consagrado en Caracas. Recibió la Consagración de manos de Mons. Mariano Fernández Fortique, el día 6 de febrero de 1853, habiéndosele expedido Bulas con fecha 27 de septiembre de 1852 por el Papa Pío IX.

104. Arroyo y Niño. Durante su destierro, del cual tendremos ocasión de hablar enseguida, sucedió e! célebre incidente con José Manuel Arroyo y Niño Ladrón de Guevara, quien, sin estar canónicamente vacante la Arquidiócesis de Caracas, y sin haber precedido la voluntad de la Santa Sede, aceptó el Arzobispado de la Capital, que le ofreció el Congreso Nacional el 24 de mayo de 1874.=^'

El Gobierno había propuesto la misma candidatura al Dr. Miguel Anto­nio Baralt, pero como éste no la aceptase e incluso fuese expulsado del País por tal razón, Mons. Arroyo cometió la debilidad, no sólo de aceptar, sino de jurar, aunque fuera en forma puramente civil y sometiéndose a la decisión del Sumo Pontífice.

Un breve del Papa Pío IX, de fecha 22 de junio de 1874, reprobó dura­mente la conducta de este insigne prelado, aunque al final hay un amoroso perdón hacia el hermano en el Episcopado

105. Las intransigencias de Guzmán. Volviendo ahora a Guzmán, debe­mos recalcar que la lucha del Estado venezolano en todo este bochornoso

258. Anales, Ob. Cít. 341. 259. [osé María Arroyo, Rectificaciones, Ciu-dal Bolívar, 1923. 260. Guevara Carrera, Ob. Cif. p. 77. El Texto del Breve puede verse en Anales, Ob. Cit. p. 414.

104

eríodo (especialmente del 70 al 80 ) , será sólo la lucha del orgullo herido e Guzmán contra la Comunidad Eclesial. El Arzobispo Guevara y Lira,

'< expulsado sin proceso judicial alguno y sin oír sus razones; la abolición del Seminario, en el que el Prelado tenía puesto todo su cariño pastoral; y otros hechos de los que hablaremos al final de este capítulo, son sólo algunas de las pruebas de los grandes males que el Autócrata Civilizador Infligió a la Iglesia,

f Aunque se quiera argüir que en todo este período conflictivo hubo ciertas } Intolerancias por parte del Clero y que muchos Sacerdotes llegaron a olví-'P dar la virtud de la caridad, hay que recordar por otro lado, que fueron h provocados por la incomprensión de Guzmán y de sus colaboradores, y que ^ tanto el Arzobispo de Caracas, como su Clero, siempre tuvieron como mira > de sus actos la defensa de la Iglesia.

Resumamos ahora brevemente las intransigencias de Guzmán y vamos ¿ n fijarnos solamente en los hechos más relevantes, tales como la abolición X de los censos, el asunto del Te-Deum. la expulsión del Arzobispo Silvestre I Guevara y Lira, y la idea de formación de una Iglesia Nacional.

W 106. Los Censos. El Censo consistía en un impuesto de la Iglesia por los bienes raíces, y formaba la renta principal con que contaba la Institución para sus obras asistenciales, principalmente para los seminarios, pues las mismas capellanías anexas a éstos, provenían de los dichos censos.

El problema de la reducción o abolición venía tratándose desde los gobier­nos anteriores, y la razón principal que se invocaba era de ser perniciosos a la agricultura. En el Congreso de 1855 había sido puesto sobre el tapete

f el asunto, pero sin conseguirse nada. Guzmán Blanco, por Decreto de 7 de mayo de 1870, dispuso la redención

de los censos con billetes de deuda pública. Es cosa evidente que contra este Decreto tenía que alzarse la protesta

del Clero, pues con él se cometía una injusticia manifiesta, ya que el Estado He entrometía en la propiedad privada. Todos los Sacerdotes, en efecto, lucharon la medida de expropiadora. y según González Guiñan, sólo uno aplaudió la medida del nuevo César.*'

Las razones invocadas para la extinción de los censos eran en verdad fútiles. Por eso "EL INDEPENDIENTE" con fecha 10 de septiembre de 1862 refutaba los argumentos invocados contra ellos:

Los censos, en vez de carcoma, son una protección verdadera para la agricultura, unos bancos para los agricultores, industriales y aun para muchos comerciantes, q'ue siempre andan buscándolos para salir de apuros: fincas, que si se cuidan, dentro de poco e insensiblemente acrecientan su valor con el duplo o más al censuatario; para con ellas ganar siempre y nunca perder al traspasarlas, aunque pague por muchos años el módico interés de un cinco por ciento anual.

No queremos seguir refutando los demás puntos, como lo hace el autor del artículo; séanos lícito hacer recalcar que, con la extinción de los censos se vio una vez más la intolerancia e injusticia del Gobierno, pues con la abolición se trató de ayudar a terceros con propiedad ajena. Y fue una

261. González Guiñan, Ob. Cit. t. 9, p. 440.

105 1 .

Page 54: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

candidez del Gobierno, querer hacer creer al pueblo que el decaimiento de la agricultura se debía a los censos, cuando todo el mundo estaba convencido que provenía de la poca estabilidad de los Gobiernos y era un reflejo del desastre económico del País debido a las guerras civiles.

107. ta líave del Jueves Santo y el Te Deum. Para el año de 1868 era Gobernador del Distrito Federal el Dr. Diego Bautista Urbaneja, quien no habiendo podido obtener de la Santa Sede la dispensa para casarse con su hijastra, lo había hecho civilmente en el extranjero.

Como era costumbre, hoy eliminada, en las Catedrales de la RepúbUca, el Jueves Santo solía imponerse la llave del Monumento al Representante del Poder Ejecutivo, y al efecto el Dr. Urbaneja se presentó ese día en el Templo Catedralicio de Caracas. El Arzobispo Monseñor Guevara y Lira, en vez de imponerle la llave, se la impuso a sí mismo.

Quien desconozca la circunstancia del hecho podrá ver en esto una intolerancia del Prelado; pero no hay que olvidar que la conducta pública del Dr. Urbaneja escandalizaba al pueblo católico caraqueño, y mal podía llevar un símbolo tan sagrado un hombre que ni siq'uiera respetaba la santidad del matrimonio; ni puede tacharse el acto de imprudente por parte del Arzobispo, pues privadamente y con antelación había avisado al señor Gobernador para que no se presentase, pues se vería en la imperiosa necesidad de negarle tal honor. Nótese, no hablamos aquí de la virtud que pudiera tener el Dr. Urbaneia. De¡o eso al juicio de Dios. Me refiero sólo al acto exterior del matrimonio civil, que en aquel caso concreto y público, sí podía ser ocasión de escándalo.

El Dr. Urbaneja tal vez nunca creyó, que, dada la solemnidad del acto, llevaría al Prelado a tal extremo, pero se olvidó que por encima de todos los miramientos humanos estaban los derechos sacrosantos de Dios. Hoy, al analizar los acontecimientos sin pasión alguna, no podemos comprender cómo un hombre del talento de Urbaneja no llegara a compren­der la imprudencia que cometía al presentarse a dicha solemnidad.

El resultado del incidente necesariamente tuvo que tener consecuencias terribles para el Arzobispo: Urbaneia no lo perdonaría jamás, y muy pronto se le presentó la ocasión de la venganza.

108. Expulsión del Arzobispo Guevara. Obtenida la victoria de Guama, Guzmán Blanco, entonces en campaña, comunicó al Encargado del Poder Ejecutivo el triunfo y le encargó pidiese al Arzobispo un Te-Deum por tal causa.

En nota de 26 de septiembre de 1870, Urbaneja escribía al Arzobispo: El Gobierno ha dispuesto que se cante un Te-Deum, a las ocho y

media a.m. del jueves 29 de los corrientes en acción de gracias al Todopoderoso, por su visible protección a la causa nacional; y en consecuencia espera, que Su Señoría llustrísima disponga lo conve­niente a la ejecución y solemnidad de aqnael acto, dignándose invitar con tal fin, al muy venerable Capítulo, y al respetable Clero de esta Capital.

Al día siguiente, el Arzobispo respondió a Urbaneja, y en la respuesta le decía que por los motivos que explanaba en el oficio se veía precisado a diferir por algunos días la solemnidad religiosa pedida.

La venganza de Urbaneja fue fulmínea:

106

El Gobierno Nacional, en la dura alternativa que usted lo ha colocado, ha resuelto que dentro de las veinticuatro horas de recibida esta comunicación, que pondrá en sus manos el Ciudadano Jefe Civil del Distrito Libertador, salga usted del territorio de la República por la vía del puerto de La Guaira, donde encontrará usted preparado todo lo necesario para su conducción a la isla de Santomé.

El señor Arzobispo tomó el camino de la expatriación, protestando ante Dios y ante la Patria por la violación de todo derecho divino y humano, eclesiástico y civil.

Algunos escritores han querido ver en la actitud del Arzobispo una seve­ridad extrema, y una intransigencia insólita, aconsejado ahora por hombres de poco talento y faltos de tolerancia, entre ellos el Dr. Antonio José Sucre,

Nosotros no queremos empañar la gloria de este gran Arzobispo de Caracas, y queremos ver en este acto más bien una valentía del Optimo Prelado que quiso acabar con el regalismo de Guzmán que ya comenzaba a crecer demasiado; y es muy probable que el Arzobispo viese las futuras intromisiones del Ilustre Americano, y las grandes dificultades qnie había de tener su episcopado frente a un hombre de tan refinada soberbia.

Verdad es que la petición del Gobierno no era tan insólita, es cierto que *el Arzobispo había condescendido en otras ocasiones, pero la carta es impositiva, se determina día, hora, asistentes. A quienes tachan al Arzobispo de falto de buenos consejeros debemos recordarles que el Capítulo de Caracas estuvo en esos momentos críticos al lado de su Pastor y Jefe.

Por supuesto que Guzmán, al tener noticia de lo ocurrido, se alarmó, y dicen que exclamó: Si yo hubiera estado en Caracas, esa desgracia no habría sucedido. Hipocresía refinada, o vano orgullo del Ilustre America­no, porque no quería en aquellos momentos un conflicto religioso, cuando todavía el horizonte estaba cargado de nubes para su causa. Si sintió tanto el incidente, ¿por qué por un simple decreto no reparó el mal hecho? No solamente no hizo nada, sino q'ue los acontecimientos posteriores nos han de demostrar que su pena no fue sincera, sino pura hipocresía o conven­cionalismo circunstancial.

El Arzobispo partió al destierro, y por enfermedad se detuvo tres meses en Barcelona, en donde tuvo ocasión de ordenar a Monseñor Castro.

109. El Arzobispo en el desfierro. Después que el Arzobispo hubo salido de Barcelona, llegado a Trinidad, recibió una carta de Guzmán, en la que éste lamentaba el incidente, y expresaba al Prelado que todavía ño se había dado cuenta de lo que había pasado. ¡Ah taimado! Es evidente que buscaba el apoyo del Arzobispo para su inseguro Gobierno, pues sólo respondía tardíamente a la carta que le dirigiera el Arzobispo, y eso poniendo condi­ciones que el Prelado no podía aceptar sin manchar su dignidad.

De aquí en adelante comenzarán las peripecias de Guzmán para salvar por una parte su orgullo —él lo llamaría Soberanía Nacional— y por otra complacer al pueblo que veía en la expulsión del Arzobispo un acto incon­cebible de intolerancia, y una injusticia manifiesta de un Gobernante que se preciaba de ser católico. De allí nació la petición del Clero de Caracas, preparada y dirigida entre bastidores por el mismo Guzmán, que dio por resultado la suspensión del exilio, q'ue fue rechazada por el Arzobispo, por no haber en ella ni una palabra de reivindicación de su inocencia por el pasado, ni garantía de independencia y dignidad para el porvenir.

107

Page 55: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

ÍW. La voluntad del Arzobispo. Y cabe aquí una consideración. De haber cedido el Arzobispo, tal vez, se hubiera puesto fin al conflicto. El mismo señor Guevara y Lira no hubiese sufrido tanto en el destierro, ni le habrían sobrevenido tantos males a la Iglesia venezolana. ¿Hubo intolerancia por parte del Prelado al negarse a volver? Aunque en verdad no hemos dejado de pensar en las razones del señor Guevara para la negativa, creemos que hubiera podido pasar por alto ciertas menudencias de forma, ya que en el fondo sí había una reivindicación, núes se le suspendía el destierro que era lo esencial y era mucho exigir al orgullo de Guzmán, quien, sin duda, hubiera deseado que el Arzobispo pidiera de rodillas la suspensión del exilio.

Algunos historiadores insisten en que ahora los consejeros eran otros. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es aue el Arzobispo se afirmó más en su resolución de una garantía nara el futuro y de una reivindicación total de su pasado, y eso no lo habría de conseguir nunca del Ilustre Americano. La tormenta arreció contra la Iglesia, el Prelado ¡amas obtuvo una reivindi­cación y las consecuencias para la Institución eclesial fueron de tal magni­tud, que todavía las estamos deplorando.

Pasado un año, el Arzobispo cometió un error al volver a La Guaira, y ahora —cosa muy natural— las condiciones fueron peores. Se le negó la entrada, y de aquí en adelante Guzmán se lanzó por el camino de la persecu­ción fraudulenta. Ya no se apartó de su mente la idea de conseguir a toda costa un nuevo Arzobispo, aunc.'ue para ello tuvo que recurrir al atropello de todas las leyes divinas y humanas.

111. Arbitrariedades dr Guzmrn. Véase en efecto cómo entendía el Ilustre Americano la libertad de conciencia: por Decreto Legislativo del 22 de abril de 1856 se había quitado al Seminario la facultad de Ciencias Eclesiás­ticas, ahora, por Decreto del 21 de septiembre de 1872 fueron extinguidos los seminarios: con los decretos de 11 de septiembre de 1872 y de 2 mayo de 1874 fueron arrasados los conventos, y Caracas contempló el más grande atentado contra la tolerancia relisíiosa en las bochornosas escenas de la exclaustración de las monjas a principios de mayo del 74;^*^ vino después el matrimonio civil, y aún en ese punto se llegó al sacrilegio, pues se estableció que no se debía poner obstáculo para que los Sacerdotes pudieran utilizar el Decreto: se estableció el Registro Civil; fueron supri­midas las primicias; se legisló contra el derecho de heredar de los Sacerdotes; y para colmo de males. Guzmán se metió aun con los mismos edificios sagra­dos, disponiéndolos nara fines profanos como sucedió con el actual Panteón Nacional, que fue la Iglesia de la Trinidad; y el templo de San Pablo, Teatro Municipal de hoy.

Se cometió un acto de intolerancia inaudita en el destierro del limo. Sr. Boset. Obispo de Mérida, pues el Prelado, en su Pastoral dictada en Maracaibo, ni siquiera atacaba la ley de matrimonio civil —cosa que podía hacerlo en virtud de la libertad de conciencia— sino que solamente se limi­taba a dar normas a su Clero frente a la nueva Ley, si es que podemos llamarla así, pues era injusta. Pero en aquellos tiempos de liberalismo, ni los mismos liberales respetaban sus propias ideas. Quien no pensaba como

262. Fr. M. Bertrand Cothonay, C P . , Las Mon- en !a Isla de Trinidad, diciembre, 1948, pp, ¡as de la Sagrada Orden de los Predicadores 13 y ss.

108

Guzmán, debía pensar en la cárcel o el ostracismo. Son las mismas contra- ' dicciones de los liberales de nuestros días. Libertad para todo y para todos, menos para la Iglesia.

Bien hubiéramos querido detenernos en el larguísimo conflicto entre Guzmán y el Delegado Pontificio Fr. Roque Cocchia, pero no entra en los límites de nuestro modesto trabajo; solamente queremos recalcar aquí que en todo el problema se vio una vez más la intolerancia de Guzmán, quien al querer solucionar a toda costa la cuestión del Arzobispo de Caracas, por una parte reconocía la Autoridad del Soberano Pontífice para resolver el problema, y por otra ni siquiera quería conceder al Delegado del Papa su Misión Oficial. Violó una y mil veces su querida Ley de Patronato, y llegó hasta la locura al querer establecer una Iglesia Nacional. La paciencia franciscana del Capuchino Roque Cocchia, y su inteligencia y sagacidad únicas pudieron, al fin, obtener que el nuevo Moloch reconociese la Suprema Autoridad del Romano Pontífice en la elección del Sexto Arzobispo, de Caracas, limo. Sr. Dr. José Antonio Ponte.^"

112. La Iglesia Nacional. En lo referente a la Iglesia Nacional, véase cómo termina el mensaje de Guzmán al Congreso, al pedirle la institución de la misma:

Como representante hoy de esa causa, por el voto reiterado de la Nación, como el primer responsable ante la historia de la consolida­ción de la obra de abril, de que los pueblos me hicieron conductor, y con la plena convicción de que nuestros enemigos disfrazados con la religión de Cristo, cambiarán el espléndido porvenir que estamos laborando a la Patria, por el oscuro pasado que el fanatismo haría pavoroso, os pido con plena convicción y asumiendo la más grata responsabilidad de cuantas por llenar mi misión he echado sobre mi nombre, la Ley que independice la Iglesia venezolana del Obispado romano, y perceptúe que los párrocos sean elegidos por los fieles, los Obispos por los párrocos, y por el Congreso el Arzobispo, volviendo así a la Iglesia primitiva fundada por lesús y sus Apóstoles. '"'

Digna de todo encomio y ejemplo para los siglos futuros será la inter­vención del General losé Manuel Montenegro, que por cierto había sido Secretario particular de Guzmán Blanco en 1871, al sostener en el Congreso:

Habría sido conveniente que nos hablara de los bienes que ha hecho el pontificado, porque donde las dan las toman. Habría sido conve­niente que nos hablara de León X, que dio su nombre a su siglo: también de que los Papas salvaron las ciencias y las letras en la Edad Media y de que los Sumos Pontífices han venido haciendo a la humanidad, bienes que pesan mucho más, en comparación, que esos pocos males que se les a t r ibuyen . . .

115. Monseñor Ponte. Menos mal que mientras el Proyecto Guzmancista se discutía, vino la renuncia de Mons. Guevara y Lira y el malhadado cisma se extinguió, al nacer, con el nuevo Arzobispo.

263. Navarro, Anales, Ob. Cit. p. 438. 265. Ib. p. 436. 264. Ib. pp. 435-436.

109

Page 56: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A Mons. José Antonio Ponte le fueron expedidas las Bulas con fecha 28 de septiembre de 1876, las cuales contentaron mucho la vanidad del nuevo reformador de la Iglesia Católica.

El Pontificado de Mons. Ponte fue breve, pues murió el 6 de noviembre de 1883. Pudo conseguir de Guzmán la fundación de la llamada Escuela Episcopal, especie de seminario camuflado, dada la ley de extinción, pero que al menos, de algún modo podía educar a los futuros sacerdotes de la Arquidiócesis.

Es alabado por algunos porque reveló durante su pontificado exquisito tacto, admirable prudencia, valor comedido, tolerancia cristiana y celo incan­sable por los intereses a su cargo. Podrá ser ello cierto, pero es una lástima, que im hombre reputado como talentoso y culto, no hubiera tenido la discreción o prudencia para evitar ciertas alabanzas a Guzmán, que empañaron un poco su pontificado y su dignidad.^"

114. Incomprensiones humanas. Guzmán realizó en Venezuela una labor de gran progreso material. Tuvo visión y actuación. Emprendió obras tan grandes como los ferrocarriles de la RepúbUca, que después destruimos para retomarlos en los últimos tiempos.

Su Decreto del 27 de junio de 1870 sobre la Instrucción Primaria Obliga­toria lo enaltecerá por siempre. Lástima, que más de un siglo de luces mantengan tantas tinieblas en los más de dos millones de analfabetos que todavía posee la Nación. A propósito de este Decreto de Guzmán, que en modo alguno quiero minimizar, bueno es recordar, que ya para el año de 1670 y tantos, como nota Caracciolo Parra León, se obligaba a los padres de familia, en nombre de la Iglesia, a que mandasen sus hijos a la -escuela primaria y el gobierno intervenía activamente para recordar esta obligación.^''^

En lo político trató de llevar adelante la idea de la Federación, que en el fondo no es sino lo que hoy reclaman justamente las provincias: un poco más de autonomía y un poco menos de centralismo.

Se preocupó mucho Guzmán Blanco de organizar el Poder Judicial, y en la parte económica se empeñó en arreglar las finanzas, tan maltrechas por las guerras y revoluciones. Todavía en este campo, hay mucho camino que andar.

La Iglesia hubiera sido su mejor aliada. Lástima que no lo comprendiera y hubiera perdido tanto tiempo y energías en perseguirla y acosarla.

Quien no quiera admitir que la Iglesia de aquella época, recalcamos, hubiera secundado la obra de Guzmán, que se haga esta consideración: si im hombre como Ponte compuso ditirambos tan sonoros al Autócrata Presi­dente, ¿qué hubiera sido si Guzmán tratara menos brutalmente a la Iglesia CatóHca?

266. Para conocer mejor la personalidad véase; El Umo. Sr. Dr. ]osé Antonio Ponte, VI Arzo­bispo de Caracas, Caracas, 1929, que es una respuesta tremenda a los artículos de Mons. Ni­colás E, Navarro en el Boletín Eclesiástico de

267. Cf. Parra León, Ob. Cit. p. 154.

110

4. La Iglesia antes de Gómez y durante la dictadura de éste

115. Sin grandes conflictos. Después que Guzmán se retiró de su tercer feríodo de Gobierno, en 1889, en los años siguientes pasó a ocupar la

residencia de la República el Dr. Juan Pablo Rojas Paúl (1888-1890). Este tomó mucho interés por las cosas de la Iglesia. El actual templo de San José, en el antiguo barrio Ñaraulí, es obra suya, lo mismo la restaura­ción del templo de La Pastora. Con todo, algunos historiadores dicen q^ue el celo religioso que Rojas Paúl mostraba por la Iglesia CatóHca, no estaba en consonancia con sus procederes políticos.

En el período que va de 1890 a 1892, ocupó la Presidencia de la Repúbli­ca el Dr. Raimundo Andueza Palacios. Los Generales Joaquín Crespo, Igna­cio Andrade y Cipriano Castro, gobernarán en los años de 1892 a 1908, fecha esta última, en la que el General luán Vicente Gómez se instaura en el poder hasta el 17 de diciembre de 1935.

La dictadura gomecista dejará sello indeleble en la Nación, no sólo por la duración tan larga en el poder del llamado Tirano de los Andes, sino por su estilo especial de Gobierno: mitad bárbaro, mitad culto, que dejó algo de progreso, pero que al mismo tiempo destruyó toda posibilidad de rebelión en el País y ahogó cualquier asomo de libertad.

En ese período pre-gomecista, la Iglesia no tiene que lamentar grandes conflictos con el Estado, pues es una época de tranquilidad, en que ella trata poco a poco de reconquistar sus derechos, posiciones y bienes perdi­dos ante el caos en que la dejó el Ilustre Americano. Nótese, con todo, q'ue Gómez extendió la Ley de Patronato a los Protestantes. Véase también el apéndice N? 2.

Los dos Arzobispos de este período pregomecista y gomecista serán el Dr. Críspulo Uzcátegui (1884-1904), y Mons. Juan Bautista Castro (1904-1915). De Mons. Rincón González hablaremos más adelante.

116. Monseñor Uzcátegui. La sumisión eclesial, término con que Waters califica este período, tal vez pueda referirse a Mons. Uzcátegui; pero en

odo alguno a Mons. Castro, quien sabrá llevar con dignidad la mitra etropolitana y se distinguirá por ser un verdadero apóstol de Cristo. Las circunstancias en que vivió la Iglesia en el período de Guzmán

Blanco pueden explicar —nunca excusar— ciertas actitudes del Arzobispo Uzcátegui para con el Ilustre Americano. Léanse estas palabras del Prelado en el banquete dado con motivo de su consagración episcopal:

En estos momentos yo debo rendir el homenaje de mi reconocimiento al Ilustre Americano, Regenerador de Venezuela. Es un tributo que me lo dicta el corazón y me lo impone la conciencia. Todos los que nos encontramos aquí presentes sabemos que este grande hombre, dotado

111

Page 57: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de un talento extraordinario, comprende muy bien la alta misión y la importancia de los Pastores de la Iglesia. .

Este brindis, tal vez era un recuerdo del anterior tenido por Mons. Ponte; pero de todos modos hay que tender un manto de olvido hacia estas debi­lidades episcopales, pues este Prelado supo aprovechar para bien de la Institución Eclesial la reacción natural habida en el País a la caída de Guzmán Blanco y, especialmente, durante el Gobierno del Dr. luán Pablo Rojas Paiíl.

Mons. Uzcátegui había nacido en Carora en 1845, recibido el Presbite­rado de manos de Mons. Arroyo y Niño en 1872, fue luego cura de Altagra-cia, donde fue consagrado el 22 de febrero de 1885.

El Máximo Prelado tuvo como norma de su vida el fomento de las voca­ciones sacerdotales y para ello construyó, adyacente a la Catedral, un edificio para Escuela Episcopal, que fue después el Seminario Menor de Caracas. Al frente de esta Escuela Episcopal, estuvo el Dr. ] . B. Castro, quien, a pesar de las dificultades, pudo formar un clero numeroso, digno del saber y virtud de tan gran maestro. Se llegaron a contar 57 sacerdotes, alumnos de Mons. Castro. Hizo también una casa de educación eclesiástica en Valencia.

Mediante su esfuerzo vinieron nuevamente a Venezuela los Padres Capu­chinos, se trajeron Congregaciones Religiosas para la beneficencia pública y para trabajar en la educación de la juventud, y, por resolución ejecutiva, se dio permiso para entrar al País cincuenta religiosos, quienes vinieron a trabajar en la restauración de las Misiones.

El limo. Sr. Dr. Críspulo Uzcátegui falleció en Caracas el 31 de mayo de 1904. Sus honras fúnebres revistieron una pompa inusitada, pues para esa ocasión se encontraban reunidos en Caracas todos los Obispos del País. Tuvo la Oración Fúnebre el limo. Sr. Ramón Antonio Silva, Obispo de la Diócesis de Mérida.

117. Intento de nombrar Vicario-Coadjutor. Unos años antes de morir el limo. Sr. Uzcátegui tuvo lugar el célebre conflicto entre el Cabildo Metro­politano de Caracas y el Vicario General de la misma Sede, hecho que el Cardenal I. Humberto Quintero describe con bella pluma y lujo de detalles en su libro Para la Historia.^'"''

El hecho sucedió así. La enfermedad de Mons. Uzcátegui se prolongaba. El Cabildo, frente a la incapacidad mental del Prelado, pensó que podría nombrar un Vicario-Coadjutor y que, por ende el Vicario General, cesaba en sus funciones. Mons. Castro, Vicario General, defendió sus derechos con Carta Pastoral, cables, correspondencia a Roma y, especialmente, con su palabra e integridad de vida.

Roma resolvió el conflicto con una carta del Papa León XII I , que la vamos a copiar íntegra, pues nos explica las razones en las que se basaban ambas partes y, además, se ve la caridad del Santo Padre al llamar a todos al amor:

118. León XIII. "Con gran dolor de nuestra alma hemos sabido las disensiones que han surgido entre vosotros con motivo de la enfermedad de

268 Ib t 13 p 210 269. f. Humberto Quintero, Para la Historia. Caracas, 1974, pp. 171 y ss.

112

tro Arzobispo; y se ha aumentado aún más nuestra aflicción al conocer Íqe, no atendiéndose a los decretos de la Santa Sede y a los buenos oficios e nuestro Delegado, permanece todavía esa discordia, con escándalo de los

fieles y gravísimo detrimento de la Religión. Algunos de entre vosotros, en efecto, no interpretando rectamente el Canon PASTORALIS Ol-l-IClI (De Clerico aegrotante, in 6?), juzgaron, de buena fe, a lo que creemos, que el gobierno de la Arquidiócesis debía ser devuelto por derecho al Capítulo Metropolitano, y que por tanto había de darse al Arzobispo un Coadjutor que administrara la Diócesis, estando aquél impedido. A la verdad, no negaremos que el citado canon fue interpretado de esa manera por algu­nos canonistas; pero lo cierto es que, en la actual disciplina de la Iglesia, encontramos ya prevenidos estos casos; de manera que cuando el Obispo queda impedido, la administración de la Diócesis pasa temporalmente a manos del Vicario General, debiéndose ocurrir entre tanto a la Santa Sede, para obtener el oportuno remedio. No es ciertamente nuestra intención entrar a reprobar ahora lo que resolvisteis entonces reunidos en Capítulo; tanto más, cuanto que sabemos que lodos vosotros, luego que hubisteis conocido nuestra resolución y voluntad, os sometisteis espontáneamente a la potestad de aquel en quien Nos declaramos que residía la legítima autoridad para gobernar la diócesis. Ahora, pues. Nos tan sólo una cosa deseamos con vehemencia y la esperamos ardientemente de vosotros, esto es: que pongáis fin a vuestras disensiones, ya tan prolongadas, y que volváis los ánimos a la paz y concordia primitivas. Así debe hacerlo cada uno de vosotros, tanto para dar ejemplo de virtud, puesto que sois el Senado de vuestra Iglesia, enquienes el pueblo busca con razón todas las perfecciones, como también para mirar por vuestra propia salvación, y que podáis de este modo defender y conservar el decoro de nuestra santa Religión. Por lo cual, queremos y ordenamos que todos vosotros acatéis y reverenciéis al que está rigiendo hoy por derecho esa diócesis, y estéis siempre prontos para obedecer sus mandatos. Nos no dudamos, por otra parte, de la corres­pondencia del actual Gobernador de ese Arzobispado, el cual sin duda tratará con toda indulgencia a los que obedezcan, y dará a su autoridad el atracti­vo de la más dulce caridad. Por lo demás, si en algo os habéis causado ofensas, perdonaos mutuamente, para que asociados por el sentimiento de la caridad, viváis solícitos con toda humildad para conservar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz. Si cumpliereis estas cosas daréis un gran consuelo a nuestro corazón. Os exhortamos, pues, a que deis una nueva prueba de vuesta unión con la Sede Apostólica, y a que hagáis también, con este proceder, beneficio singular a vuestra Patria, que en estos tiempos difíciles busca y quiere muy principalmente la unión de todos sus hijos. Amados Hijos: esto es lo que esperamos de vosotros; y para que correspon­dáis mejor a nuestros deseos con el auxilio abundante de las divinas gracias, üs enviamos de todo corazón, como testimonio de nuestra benevolencia, la liendición Apostólica. Dado en Roma, en San Pedro, a 21 de enero de 1902, año vigésimo cuarto de nuestro Pontificado. LEON XII I , PAPA".

Digna de todo encomio es la actitud asumida por el Capítulo MetropoH-lanto de Caracas al recibir esta carta del Santo Padre. En uno de los párrafos de la respuesta, los capitulares decían:

Aceptamos y acatamos plenamente la decisión que habéis dado a la cuestión canónica que nos tenía divididos, y la obedeceremos sin rcscr-

113

Page 58: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

va ninguna, en sí misma y en todas las consecuencias que de ella nos habéis expuesto. Aceptad del mismo modo, por esta decisión, el testimonio de nuestra más profunda gratitud. ™

La humildad del Padre Castro lo llevó, no sólo a perdonar a aquellos que habían tratado de arrebatarle sus derechos, sino que en carta al Capítulo les decía:

Espero que el Capítulo olvidará para siempre cualquier desagrado o pena que haya tenido la desgracia de causarle en el modo de proceder durante los debates de la cuestión que tanto nos ha afligido; y por mi parte procuraré llevar al seno del Capítulo y al corazón de mis cole­gas la más eficaz y plena reparación. '

Si quedaba algún nubarrón en el cielo de todo este conflicto, hubo clari­dad primaveral con el nombramiento del Padre Juan Bautista Castro, como Coadjutor de Caracas con derecho a sucesión por el Papa Pío X, el 28 de octubre de 1903.

119. El Nuevo Arzobispo. El mismo día de la muerte de su antecesor, el 31 de mayo de 1904, tomaba el limo. Sr. Castro posesión del Arzobis­pado, habiendo sido ya antes consagrado en la ciudad eterna por el célebre Cardenal Rafael Merry de Val, el 6 de enero de ese mismo año.

El Episcopado de Mons. Castro escribe una de las páginas más fecundas y recordadas de la Iglesia de Venezuela.

Ya como Sacerdote había sido gran periodista, escritor fecundo y co-funda-dor del Diario La Religión, periódico decano de nuestra Prensa Nacional, fundado en 1890 y que perdura hasta nuestros días como defensor y difusor del CatoUcismo. Al frente de este diario católico caraqueño está hoy Mons. Juan Francisco Hernández, Sacerdote de grandes méritos en el clero venezolano, quien tuvo antecesores en la dirección y redacción de la talla de Mons. Pellín, del P. Peñalver, de Mons. San Miguel, del Dr. J. M. Núñez Ponte, de Mons. Godoy, de Mons. Tenreiro, de Mons. Silva, del P. Espinoza, del P. Rivero y de otros hombres talentosos que ilustran el Clero Patrio y la Iglesia Católica.

Con Mons. Castro, la Iglesia adquiere un nuevo prestigio, que no es aquel que proviene del apoyo del brazo secular, sino del que da en el pueblo: el Evangelio vivido, el Espíritu difundido y el apostolado sentido.

120. La primera Conferencia Episcopal Venezolana. Durante el episcopado de Mons. Castro se realizó en Caracas, del 23 de mayo al 27 de junio de 1904, lo que podríamos llamar la Primera Conferencia Episcopal Vene-

A eila asistieron, además de Mons. Castro, el limo. Sr. Antonio R. Silva, Obispo de Mérida; Mons. Antonio María Duran, Obispo de Guayana; Mons. Dr. Francisco Marvez, primer Obispo del ZuUa y Mons. Felipe Neri Sandrea, Obispo de Calabozo. Fue Secretario de la Conferencia el Pbro. Dr. Nicolás E. Navarro.

Según se dice en la carta que los Obispos enviaron al Santo Padre Pío X, con fecha 27 de julio de 1904, ellos se reunían para practicar

270. I- Humberto Quintero, Ob. Cit. p. 249. 271. Ib. p. 254.

114

conferencias según lo mandado por León XII I a los Obispos de América Lati­na en 1? de mayo de 1900.^^^

La Conferencia discutió y aprobó el Reglamento, que había sido presen­tado por Mons. Silva, y en especial se dedicó a estudiar los documentos emanados del Concibo Plenario de América Latina, celebrado en Roma en 1889. Este Concilio Plenario de América Latina, trató de llevar a la práctica, aunque un poco tardíamente, las pautas, que sobre doctrina y moral había recomendado el Concilio Vaticano I.

Así como la orientación del Vaticano I fue eminentemente defensiva, así la Pastoral Venezolana se situó entonces en esa vertiente. Eso se reflejó en la predicación, preferentemente moralista y en una insistencia apologética muy pronunciada.

^ Esta Conferencia Episcopal nos dio la llamada Instrucción Pastoral, que vino a sustituir las antiguas Constituciones Sinodales, y que, con algunas modificaciones posteriores, todavía está vigente en el País. Ella necesita ser actualizada según las reformas del Concilio Vaticano II y las que ordene la nueva legislación eclesial, que está en preparación.

121. Labor Cívico-religiosa de Mons. Castro. Mons. Castro había sido ordenado sacerdote en la ciudad de Barcelona, en 1870, por Mons. Silvestre Guevara y Lira, quien en su camino hacia el destierro tuvo que detenerse unos meses en esa ciudad.

Fue un varón de una integridad moral a toda prueba, un talento organi­zador como pocos y un hombre sólo dedicado a Dios y a la Institución eclesial.

También durante su Episcopado se reorganizó el Seminario, tanto el mayor como el menor y se derogó la ley guzmancista sobre esos institutos de la Iglesia. Realizó este Arzobispo el Primer Congreso Eucarístico Nacio­nal. Este acontecimiento se realizó en 1907 con motivo de las bodas de plata de la instalación de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, en la iglesia de Las Mercedes de Caracas. La idea del Congreso nació de Mons. Castro y fue apoyada por todo el Episcopado Patrio, que con ese moti­vo dio una interesante Carta Pastoral Colectiva. El Papa Pío X felicitó a los obispos con motivo de ese Año lubilar del Santísimo Sacramento. Cabe destacar aquí el fallido intento de realizar un Congreso Católico en 1899, que no se pudo llevar a feliz término debido a la falta de comunicación del País y a las dificultades tanto políticas como religiosas de la Nación. Sin duda alguna que su obra más grande fue la fundación de la Congregación de las Siervas del Santísimo Sacramento, hermanas religiosas dedicadas al culto de la Eucaristía, quienes, con sus numerosas casas en los diversos estados del País, van dejando perfume de santidad en las almas.

Dignísima fue la actuación de Mons. Castro en sus relaciones con el poder civil:

Su voz no faltó nunca, por lo demás, cuando fue preciso volver por la integridad del dogma, como se dio el caso al sancionarse la ley del divorcio, y su entereza de principios no dejó de mostrarse en momentos harto difíciles de su ministerio episcopal.^"

272. Instrucción Pastoral del Episcopado Ve- 45. Para lo del Congreso Eucarfstico, Cf. Ib. nezolano, Caracas, 1905, p. VI. Véase, además, p. 51. Conferencia Episcopal Venezolana, Ob. Cit. p. 273. Navaro, Anales . , , p, 490.

115

Page 59: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Dejando a un lado, ahora, a la Arquidiócesis de Caracas, volvamos la vista un poco a la provincia en este período pre-gomecista y gomecista, en donde también surgirán Obispos del temple de Mons. Castro y la Iglesia tratará de recuperarse de la época guzmancista.

Vimos anteriormente que existían en el País las Diócesis de Mérida, de Guayana, de Calabozo y de Barquisimeto. Veamos algo la historia de sus Obispos.

122. La Arquidiócesis de Mérida. El último de los Obispos de Mérida que reseñamos anteriormente fue Mons. José Vicente Unda. A su muerte le sucedió en la sede de Mérida el Sr. Juan Hilario Boset (1842-1873). Fue natu­ral de La Guaira, y murió en el camino del destierro, del cual le hizo víctima Guzmán Blanco, por el presunto delito de haber instruido a sus fieles sobre los peligros del matrimonio civil, si no se contraía el matrimonio eclesiástico."''

Vino después el limo. Sr. Román Lovera (1880-1892)."^ Fue excelente catequista, gran misionero y el primero que llevó a Mérida a las Hijas de San Vicente Paúl para ocuparse de los hospitales. Después de él vendrá Mons. Dr. Antonio R. Silva, quien tendrá un largo pontificado, de 1895 a 1927 y durante el cual la Diócesis será elevada a Metropolitana el 11 de junio de 1923. De ella él será su primer Arzobispo.

Mons. Silva, caraqueño e hijo único, hará en Mérida un apostolado tan fecundo, que aún hoy todos recuerdan sus virtudes y sus luces.

Ordenado en el destierro de Mons. Guevara y Lira y fraguado en el temple de aquel gran Arzobispo, Mons. Silva sabrá poner en todos los pueblos andinos la semilla del Evangelio.

Siete veces visitó su extensa Diócesis, que para entonces comprendía los estados andinos. Harinas y llegaba hasta el Zulia; fomentó mucho las voca­ciones sacerdotales hasta llegar a ordenar más de cien sacerdotes, que fueron su gloria y su corona, como Obispos y como Párrocos.

Fue un orador fecundísimo y gran escritor. Es importantísima su obra Documentos para la Historia de la Diócesis de Mérida. Fundó el primer Boletín Eclesiástico del País. Algunos ejemplares se encuentran en la biblioteca del Seminario Interdiocesano. Creó el Museo Diocesano y se preocupó enormemente de la educación de la juventud. Durante su Episcopado flore­ció el célebre Colegio fundado por Mons. Jesús Manuel íáuregui en La Grita. Los alumnos formados en este Colegio obtenían las mejores calificaciones al estudiar en la Universidad de Los Andes, según lo dice el Dr. Caracciolo Parra, el Rector Heroico. En efecto, de ese colegio salieron después hombres que fueron excelentes líderes de la Nación, entre ellos el General Eleazar López Contreras."*

274. Navarro. Anales , . . Ob. Cit., p. 532. 275. Tulio Pebres Cordero, en su Archivo de Historia y Variedades, t. 3, Bogotá, 1960, p. 345, dice de Monseñor Zerpa: "Preconizado Obispo cuando desempeñaba la Prelacia en Sede Va­cante, anonádase, sin embargo, ante la magnitud del cargo, y renuncia la mitra con humildad heroica". 276. Humberto Quintero, Figuras Sacerdotales, Caracas, 1976, p. 83. El Padre Jáuregui fue un modelo de benefactores para su pueblo. No sólo fundó colegios para varones, sino también parii niñas; hizo hospitales, asilos para huérfanos y

embelleció el templo de La Grita. Por cuestio­nes políticas fue extrañado del País a fines del siglo pasado. Estuvo en Roma, en Tierra Santa y luego en París, donde incluso fundó una Con­gregación Religiosa. Estuvo también en Oaxaca, México, donde fue Rector del Seminario y Vi­cario Ocnercl de la Diócesis. Fue miembro de Academias y Asociaciones científicas. Publicó muchas obras y se distinguió mucho por sti estudio de las lenguas indígenas. Murió en Roma el 6 de mayo de 1905 y sus restos reposan hoy en Mucuchícs. Una Plaza y una estatua en La Grita recuerdan sus obras.

116

Mons. Silva murió en Mérida en 1927 y en el acto de su enterra­miento tuvo la Oración Fúnebre el hoy Eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero.

123. Guayana. Volviendo a las otras diócesis, nos encontramos a Mons. Manuel Felipe Rodríguez Delgado, como séptimo Obispo de Guayana, quien entró en su Diócesis el 28 de enero de 1886. Había nacido en Chacao en 1850, y había sido ordenado por Mons. Guevara y Lira en Trinidad. Fue Director de la Escuela Episcopal que en Caracas fundó Mons. Ponte, y Miembro de la Academia de la Lengua.

Nombrado por el Congreso Nacional y preconizado por el Papa León XII I , fue consagrado en Caracas por Mons. Críspulo Uzcátegui.

En Guayana se dedicó con todo el alma al impulso de las vocaciones sacerdotales para lo cual fundó allí la Escuela Episcopal y el antiguo Colegio Universidad, de donde salieron multitud de sacerdotes, que fueron sembra­dores del Evangelio a todo lo largo del Orinoco y por las regiones del Mar Caribe. Murió en Marsella, en 1887, víctima de una epidemia de viruela.

124. Barquisimeto. En Barquisimeto, el sucesor de Monseñor Víctor José Diez fue el limo. Sr. Gregorio Rodríguez (1895-1900), quien por el poco tiempo que estuvo al frente de su Diócesis no pudo dejar obras de gran consideración. Había nacido en Aguare. Macarao, el 9 de mayo de 1835. Fue elegido por León XÍII el 21 de iunío de 1894 y consagrado en Caracas el 13 de enero de 1895 por Mons. Uzcátegui, Fue expulsado del país por haberse solidarizado con su Arzobispo Mons. Guevara v Lira, de quien fue Secretario. Murió en Caracas el 16 de noviembre de 1900.^^

En cambio, el tercer Obispo Apiiedo Felipe Alvarado ÍI910-1926), nombrado primero Vicario Capítiilav v luego Obispo el año diez, dio gran impulso a las obras apostólicas v fue muy querido en su pueblo por su virtud y sabiduría. Era larense v en la ciudad de Barquisimeto había sido ordenado de Sacerdote por Mons. Víctor losé Diez en 1872, y consagrado por Mons. José Aversa, ArzohisDo Titular de Sardas y Delegado Apostólico de Su Santidad en nuestra nación. Murió en la ciudad de Barquisimeto el 26 de septiembre de 1926.

De Mons. Alvarado dice Felice Cardot: En todos los lugares puso de manifiesto sus dotes de pastor, la

bondad de su alma, su tolerancia, sus afanes por el progreso y sus esfuerzos por el mejoramiento colectivo.^''^

Esto decía el ilustre académico hablando del sacerdocio de Mons. Alvara­do, pero fue igual durante su episcopado. Las Hermanas de San José de Tarbes, las Hermanitas de los Pobres, los Hermanos de las Escuelas Cristia­nas son congregaciones traídas a Barquisimeto por Mons. Alvarado.

Otro de los grandes obispos de Barouisimeto fue el Excmo. Sr. Henrique María Dubuc. quien elegido Obispo Coadjutor con derecho a sucesión el 25 de mayo de 1926. fue consaprado el 15 de agosto de ese mismo año por el Excmo. Sr. Felipe Cortesi. Nuncio Apostólico de Su Santidad, y tomó posesión total de la Diócesis el 26 de septiembre de 1926, día de la muerte

277. Para la Diócesis de Barquisimeto, véase 278. Ob. Cit. p. 91, la obra de Felice Cardot, ames citada.

117

Page 60: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de Mons. Alvarado. Fue un hombre dotado de una inteligencia no común, que supo cultivar con la lectura continua durante toda su vida; fue excelente maestro, de una claridad meridiana, se hacía entender de todos. Predicador grandilocuente, conferencista ameno, de una simpatía inmensa, sobre todo por su conversación tan espontánea y erudita. Inauguró su seminario, orde­nó muchos sacerdotes, visitó varias veces su Diócesis y pasó en una altísima estimación de todos. Hombre muy cuestionado al final de sus días, murió en Madrid, el 22 de junio de 1962. Antes de morir había renunciado a la Diócesis, el 17 de diciembre de 1947, y había asumido el gobierno de la misma, como Administrador Apostólico, el Excmo. Sr. Dr. Rafael Arias Blanco.

125. Calabozo y Zulia. Retornando a Calabozo, su siguiente Obispo fue el limo. Sr. Felipe Neri Sendrea, el Obispo de Las Pampas, como el mismo se llamaba. Era un zuliano trasladado a los llanos, pues había nacido en los Puertos de Altagracia en 1844. Recibió el doctorado en la Universidad de Caracas y tanto por su largo episcopado, como por sus grandes virtudes^ dejó hondas huellas en el corazón de los habitantes del Guárico. Sufrió mucho en su episcopado por defender los inalienables derechos de la Iglesia. Visitó toda su Diócesis, se amalgamó con su pueblo y construyó innumera­bles capillas. De su fecundo episcopado salieron tres grandes Obispos, Mon. Castillo, Mons. Sosa y Mons. Alvarez.

Preconizado por el Papa León XII I , el 5 de septiembre de 1891, fue consagrado en Caracas el 6 de diciembre de ese mismo año. Habiendo gobernado la Diócesis por más de 21 años, murió en Valencia el 9 de mayo de 1921.

La íiltima Diócesis creada en el período antes de Gómez fue la del Zulia, erigida por León XII I el 28 de julio de 1897. Su primer Obispo fue Mons. Francisco Marvez, quien estuvo unos siete años al frente de ella, y luego de una larga vacante fue nombrado Mons. Arturo Celestino Alvarez, de quien hablaremos más adelante.

126. Gómez y la libertad. Y ahora vamos a entrar al período propiamente gomecista, o sea, de 1908 a 1935, dictadura la más larga que ha tenido el País. Su lema: Venezuela, paz. trabajo, como aparecía en algunas plazas pl5blicas, en el espíritu del pueblo era interpretado así: Venezuela pasa traba­jo. Otro de los lemas de Córner! fue: Unión, paz y trabajo, que el pueblo, socarronamente, interpretaba así:

Unión en las cárceles; paz en los cementerios; trabajo en las carreteras. Las constituciones pre-gomecistas admiten la libertad religiosa y en la

de 1904 se añade que ella estará sujeta a las leyes y a la inspección del Presidente de la República.

Nótese que en última instancia viene a ser juez supremo en lo concer­niente a las leyes de la conciencia y al ejercicio del culto nada menos que un Gómez, quien vivía en concubinato público, conculcaba todos los dere­chos humanos y cuyos lefes Civiles eran la antítesis de toda moral y de toda luz, como lo muestra Rómulo Gallegos en Ño Pernalete, personaje de Doña Bárbara, que encarna la barbarie gomecista.

118

En las constituciones de Gómez: 1909, 1914, 1922, 1925, 1928. 1929, 1931, todas reformadas para beneficio personal del César, se repetiría lo que dijimos arriba sobre la libertad religiosa, y, por supuesto, quedará siempre a salvo la Ley de Patronato Eclesiástico.

Durante el período de Gómez se vive en un plano de tolerancia hacia la Iglesia, mientras los miembros de ésta no toquen los principios del Gendarme Necesario, pues de otro modo se irá a dar a la Rotunda, como le sucedió a los sacerdotes Evaristo Ramírez, Canónigo Racionero de la Catedral de Mérida y al Pbro. Dr. Régulo Fránquiz, Canónigo Doctoral de la Metropoli­tana de Caracas. Ellos murieron envenenados por la dictadura de Gómez, el primero, el 16 de diciembre de 1917, tres meses después de su prisión y el 2 de enero de 1918 el segundo.'^'

En esta época de la dictadura gomecista vuelven al País la mayoría de las Congregaciones religiosas, casi todas las diócesis crean sus seminarios y se funda en Caracas el Seminario Interdiocesano, donde obligatoriamente irán a estudiar todos los seminaristas que quieran culminar sus estudios mayores. Este seminario, regido antes por Mons. Navarro, es entreggdo a los Padres lesuítas, quienes a su vez fundan un colegio para jóvenes, de donde saldrán algunos de los grandes líderes cristianos del país, como el Dr. Rafael Caldera y muchos eminentes lesuítas venezolanos como los Padres Plaza, Barnola, Reina, Morales, Bello, etc. Es importante también considerar aquí la reunión de la Segimda Conferencia Episcopal Venezola­na, que con ocho obispos firmantes, dio una importante Carta Pastoral Colectiva, con fecha 31 de octubre de 1923 y en la que se decretaba el Segundo Congreso Eucarístico Nacional, que fue celebrado en Caracas en 1925 y tuvo una gran resonancia en todo él país.

Gómez, por utilidad propia, o quizás por su misma formación cristiana, procuró no herir el sentimiento religioso nacional con ataques públicos a la Religión. Recuérdese la frase que se le atribuye: la carne de Cura, atora. A todo esto hay que añadir que este Fenómeno Telúrico tuvo la gran habi­lidad de rodearse de los hombres más destacados del país. Piénsese solamen­te en sus Ministros, Presidentes de Estado, Embajadores, Congresantes y hasta militares, pues el General López Contreras fue su Ministro de la Defensa. Sólo como ejemplo pongo a tres individuos, gomecistas de pura cepa, modelos hoy en nuestras clases de literatura, política o historia: Manuel Díaz Rodríguez, Laureano Vallenilla Lanz. fosé Gil Fortoul.

Cuando Gómez enviaba a un Presidente de Estado, entre las recomenda­ciones que le daba, estaba la de ir de acuerdo con el Obispo de la Diócesis.

127. La actitud de la Iglesia. En cuanto a la actitud de la Institución, o sea de la misma Iglesia durante epte período, sabemos de sobra que es atacada por su silencio frente a la dictadura. No podemos negar que hubo Obispos débiles, amigos personales, incluso, del dictador, pero ellos, en primer lugar fueron hombres piadosos que jamás quisieron usar su posi­ción para ventajas personales, sino para ver si podían conseguir algo para la Institución, y, en todo momento, trataron de vivir alejados de la política.

279. Tose Rafael Pocaterra, Memorias de un Venezolano en la Decadencia, Caracas, s. f., p. 39.

119

Page 61: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

No creo que se pueda hablar de una Iglesia uncida al yugo del César. Tal vez el Padre Alberto Micheo esté en lo cierto cuando dice al hablar

del período gomecista: No se trataba de que la Iglesia volviera a ocupar el puesto político

y social que antes tenía, sino que ella reconoció su debilidad estructural, renunció a sus anteriores ideales y se retiró del campo político para reducirse a la acción pastoral y ministerial. Con luán Vicente Gómez no le quedaba otra alternativa

Durante el período de Gómez surgirán las nuevas Diócesis de Coro, Cumaná, Valencia y San Cristóbal, creadas mediante la labor tesonera del Primer Nuncio de Venezuela, el Excmo. Sr. Felipe Cortesi, por el Papa Pío XI, el 12 de octubre de 1922.

Todos los Obispos de estas Diócesis han sido auténticos ministros de Dios y de su pueblo, y han hecho una inmensa labor pastoral en el campo cívico-religioso.

La ceremonia de la Consagración de los cuatro nuevos Obispos revistió un esplendor inusitado en la Catedral de Caracas el 2 de octubre de 1923. La realizó el Excmo. Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad, Felipe Cortesi. Asistió todo el Episcopado patrio y hubo una nutrida representación del Gobierno Nacional y del pueblo.

El primer Obispo de la Diócesis de Coro fue Mons. Lucas Guillermo Castillo (1923-1939), quien estuvo en aquella ciudad hasta que fue hecho Coadjutor de Caracas. Llevó a Coro numerosas órdenes religiosas, se ocupó de las vocaciones sacerdotales y realizó del 8 al 12 de diciembre de 1928, el Primer Congreso Mariano Nacional para conmemorar el IV Centenario de la Fundación de Coro. Asistieron el Excmo. Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad Mons. Dr. Fernando Cento y todo el Episcopado Nacional.

128. Monseñor Sixto Sosa. El primer Obispo de la Diócesis de Cumaná fue el Excmo. Sr. Dr. Sixto Sosa (1923-1943). Venía desde Guayana y de él hablaremos nuevamente al tocar el Episcopado de Mons Duran. Todos los que lo conocimos recordamos su espíritu de humildad, pobreza y sacrificio para llevar adelante sus tareas episcopales. Nació en Tinaco, Cojedes, el 20 de octubre de 1870. Hizo estudios en Trinidad, y en el "Seminario fosefino" de Calabozo y fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1894. Fue Canónigo Lectoral de Calabozo y Secretario de Cámara del Obispo Sendrea. Fue consagrado Obispo el 31 de octubre de 1917, el 30 de noviembre de 1923 tomó posesión de Cumaná, diócesis que rigió hasta su muerte acaecida en Caracas el 29 de mayo de 1943.^^'

lunto con la Madre Candelaria de San José, fundó la Congregación de las Hermanas Carmelitas Venezolanas, edificó el nuevo Seminario, en donde se formaron muchos sacerdotes y obispos del Clero Patrio. El primer Rector de ese Seminario fue el Pbro. Eduardo Morales Vásquez, hoy Monseñor, Canciller del Arzobispado de Caracas. También Mons. Sosa se ocupó de la edificación de la Catedral junto con Mons. Enrique Brekelmans y de otras muchas iglesias de la diócesis. En el terremoto que sacudió la ciudad de

280. Alberto Micheo, Proceso Histórico de !a 281. Pablo María Casadevali. O. Car. Ejem-Iglcsin Venezolana, Caracas, s. f., p. 23. píos de Enseñanzas, Barcelona, 1976, pp. 17 y ss.

120

Cumaná, el año 1929, fue modelo de caridad y acercamiento hacia su pueblo.

Durante ese período de Gómez la Diócesis de Valencia tuvo dos grandes Obispos: Mons. Francisco Antonio Granadillo (1923-1927) y Salvador Montes de Oca (1927-1934).

129. Los Obispos Granadillo y Montes de Oca. Cuando Mons. Granadillo fue a Valencia ya llevaba una gran experiencia de mando, pues había sido Provisor y Vicario General de Mons. Felipe Rincón González en el Arzobis­pado de Caracas. Fue un gran organizador de su nueva Diócesis. Fundó el Seminario Menor, el Boletín Eclesiástico, y creó nuevas parroquias. Su cora­zón reposa hoy en el pueblo de Aguirre, según su última voluntad.

El segundo Obispo de Valencia Salvador Montes de Oca, va a ser un prelado todo lleno de Dios y adornado de gran sabiduría; pero tendrá una vida tormentosa y morirá víctima de los nazis, cerca de la ciudad de Carrara, en los alrededores de Massa. en septiembre de 1944.

Entró a gobernar a Valencia cuando sólo tenía 32 años de edad. Comenzó la_ construcción del nuevo Seminario, se preocupó mucho por los Movi­mientos de Apostolado Seglar, especialmente el de las Damas Católicas y fue constante anhelo de su vida la extensión del culto a la Eucaristía.

El Cardenal Quintero habla así de Mons. Montes de Oca: Al brillo del talento, unía la elocuencia de la palabra, el fervor

de la piedad y la pureza de la vida. Estas dotes servían de fundamento a su ardiente celo apostólico. Impulsado por ese celo, se propuso, entre las diversas actividades del Obispo, desplegar diligente empeño en la tutela de la santidad de la familia, inculcando el respeto y la obser­vancia de las normas divinas.^"

IZO. Aires de libertad. El conflicto más grave y tal vez, el único, que tendrá la Iglesia con el Dictador Gómez será el caso de la expulsión de Mons. Montes de Oca.

Veamos los hechos: Como es sabido, el General Gómez, en una de las múltiples escenas que

le inspiraron sus áulicos para mantener cierto viso de legalidad en el poder, escogió al Dr. Tuan Bautista Pérez para la Presidencia de la Repúbli­ca, mientras él se quedó con la Comandancia en lefe del Ejército. El Dr. Pérez jugará triste papel en el episcopado de Mons. Montes de Oca.

Después del año 28, el Gobierno de Gómez, aunque se sentía seguro, pues la Dictadura no cedía un ápice al pueblo, se daba cuenta que comenzaban a soplar ciertos aires de libertad revolucionaria, que si no se tenía cuidado, pronto se convertirían en tormenta arrasadora.

Primero se presentó el alzamiento de los estudiantes, quienes fueron a dejar sus huesos en Palenque o en La Rotunda, o tuvieron que emigrar al extranjero;^" luego fue la fracasada expedición de "El Falke" y ahora sería un Obispo, del cual el mismo Gómez había dicho cuando se lo presen­taron para aprobar su nombre: es sólo un muchacho.

282. Para la Historia, Ob. Cit. p. 19. 283. luán Oropeza, Cuatro Siglos de Historia Venezolana, Caracas, 1973, p. 310.

121

Page 62: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

El muchacho-obispo se atrevía a orar por los que sufrían en las cárceles y ansiaba el goce de plenas libertades cívicas y tenía la osadía de escribir una instrucción sobre el matrimonio cristiano, mientras el Dictador vivía en concubinato público y el Jefe Civil de Valencia se divorciaba e intentaba contraer nuevas nupcias con una dama muy distinguida de la sociedad valenciana .^^

Í31. Guerra a Mons. Montes de Oca. Por estos supuestos delitos, el Gobierno Gomecista declaró la Guerra a Muerte a Mons. Montes de Oca; pero el Cardenal Quintero pone dos razones muy valederas; 1) una entrevista agria que el Obispo había tenido con el Dr. Rubén González y 2) la protec­ción que el mismo Obispo dio en una ocasión a cierta dama, de la cual un alto político pretendió abusar, por cierto a ciencia y conciencia del mismo marido, pero sin conseguirlo. Los dos apasionantes hechos pueden leerse en la obra del Cardenal, ^^ así como también el hecho cierto de que no fue Rubén González quien propuso en Gabinete la expulsión del Obispo, sino otro Ministro > Sea de ello lo que fuere, el hecho es que al Obispo se le dio Decreto de expulsión y él está firmado por el Dr. Juan Bautista Pérez y refrendado por el Ministro del Interior el Dr. Rubén González.

El Decreto, con su único considerando, donde se dice expresamente que la razón de la expulsión es porque La Instrucción sobre el Matrimonio, publi­cada por Mons. Montes de Oca, se rebela contra la soberanía nacional, es escueto:

Se expulsa del territorio de la República al Ilustrísimo señor doctor Salvador Montes de Oca, Obispo de la Diócesis de Valencia, quedando en consecuencia, privado de toda jurisdicción en el país.

¡La misma historia de Venezuela! ¡Se priva al Obispo hasta de la jurisdicción!

Naturalmente que la prensa venezolana de entonces, toda en manos del dictador, criticó la actitud asumida por el Obispo Montes de Oca, e incluso algunos clérigos hablaron de falta de tino y prudencia del Obispo.

Es también curioso que las logias masónicas, a veces tan solícitas de las libertades cívicas, no hubieran tenido visión en aquellos momentos y se hubieran atrevido a tildar de delito colectivo, no ya de Mons. de Oca, sino de toda la Iglesia venezolana contra la sociedad protegida por la Constitución y demás leyes de ía República, esa defensa que el Obispo de Valencia hacía del matrimonio cristiano. ^^

La ejecución del decreto fue rápida. Ni siquiera se permitió al Obispo regresar a su Diócesis. Fue detenido en la carretera de Los Teques e inme­diatamente deportado a Trinidad en el vapor Orinoco.

Como es costumbre en estos casos, cuando se ejecutan órdenes superio­res, los empleados inferiores cometieron toda clase de atropellos contra

284. E n el citado libro del Cardenal Quintero puede verse la Instrucción y, además datos su­mamente interesantes e importantes en la vida y martirio de este Santo Obispo. E s también útil conocer el libro de Leonardo Alluve Carri­llo, Y o fui Embaiadot de Pérez I lménez, Cara­cas, 1973, pues el Dr. Altuve conoció muy de cerca, en Roma, a Mons. Montes de Oca.

285. Ob. Cit. p. 31. 286. Ib . 287. Torcuato Manso Núñez , D ióces i s de Va­

lencia. Caracas 1975, p. 56. Para la Pastora! de Mons. Montes de Oca y para el Decreto de expulsión Cf Ib . 243 y ss.

122

Mons. Montes de Oca. ¡Se repetía lo de Guevara y Lira!' Hasta le cambia­ron la maleta por la de su secretario, quien no viajó a Trinidad.

Í32. Monseñor Rincón y el Nuncio Apostólico. Consumada la expulsión, el Arzobispo de Caracas, Mons. Felipe Rincón González, quien era gran amigo del General Gómez, tuvo una entrevista con el Dictador; pero al parecer no pudo conseguir nada.

El Nuncio Apostólico, a su vez, quien nara entonces era el Excmo. Sr. Fernando Cento, luego Cardenal de la Iglesia Romana, elevó su serena pero firme protesta al Canciller P. Itriago Chacín; pero éste respondió que no juzgaba admisible la protesta y que la expulsión del Obispo se debía a la obligación ineludible del Gobierno de Venezuela de hacer respetar las leyes fundamentales del País.

El Arzobispo de Caracas, parece que por sugestión del mismo General Góniez, escribió a! Dr. Tuan B. Pérez: pero la cosa se agravó más, pues el Presidente, a través del Ministro de Relaciones Interiores, respondió:

El Gobierno no admite la posibilidad de discutir la legitimidad del decreto de expulsión v. . . para suspender esa expulsión sólo queda un medio, y es que el limo, señor Montes de Oca, en manifestación pública que satisfaga al Gobierno, reconozca su falta y exprese su acato y su respeto a la supremacía e integridad de nuestras leyes. ^

¡No pedía poco el Gobierno! ¡Nada menos que una retractación de algo que no se había hecho!

Más adelante se le envió a Mons. Montes de Oca una fórmula de retrac­tación que le fue llevada por el Padre Cubas y por el mismo padre del Obispo.

Mons. Montes de Oca no quiso firmar y redactó otra fórmula que, por supuesto no agradó al Gobierno, y allí se quedaron las cosas.

733. La intervención del Episconado. El Episcopado venezolano, entre tanto dio. para el seis de marzo de 1930, una célebre Pastoral Colectiva, en la que exponía la misma doctrina de Mons. Montes de Oca sobre el matrimonio: pero en realidad hasta el presente no había dado paso alguno que determinara al Gobierno a cambiar la decisión y permitir la vuelta del Obispo desterrado.

Con fecha 4 de marzo, los Obisnos dirigieron un sencillo telegrama al Presidente Juan B. Pérez, donde le pedían se sirviera suspender los efectos del decreto.

_ El Ejecutivo Federal, por intermedio de su Ministro del Interior, respon­dió, de una manera intemperante, una carta en la que decía, que los Obisoos sólo pretendían aue el Gobierno rindiera a sus pies la independencia y soberanía de la Nación. (¡Nada menos!).

Así las cosas, los Obispos prefirieron fugarse el todo por el todo. Se reunie­ron inmediatamente y enviaron una carta al Dr. Tuan B. Pérez, que al mismo tiempo salía en el D'^rio Católico La Verdad, donde proclamaban y protestaban la absoluta nulidad del decreto y recalcaban:

Esa nulidad del Decreto en referencia explica suficientemente el porqué pedimos la suspensión de los efectos de él. sin condiciones.

288. Para la Historia, Ob. Cit. p. 51.

123

Page 63: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Nuestra petición está, por tanto, fundada en la más clara justicia, subsa­nando los efectos de un acto evidentemente ilegal, creemos que no equivalga a rendir a los pies de quienes vuelven por ella la indepen­dencia y soberanía de la Nación.

El Gobierno, apenas recibida la carta, se reunió en Consejo de Ministros; y acordó la expulsión de todo el Episcopado; pero una resolución como esa no se podía tomar sin consultar al General Gómez. El Dictador no permitió tal cosa y el asunto fue engavetado.

Después de una maravillosa exposición hecha por el Episcopado al Congreso Nacional, en sus sesiones ordinarias de 1930, el problema del destierro del Obispo Montes de Oca permaneció en silencio.

134. Se resuelve el conflicto. Sólo con fecha 13 de agosto, después que el General Juan Vicente Gómez se hubo encargado nuevamente del poder, se dio el Decreto sin condiciones y sin que se pidiera al Obispo excusa alguna pública o privada.

^ El Obispo volvió al país el 10 de octubre de 1931. Entró por el puerto de La Guaira y al bajar del barco se arrodilló y besó la tierra, como demos­tración de su amor a Venezuela.

En Valencia continuó el Obispo su labor apostólica hasta 1934. Partió a Roma, y allí, sorpresivamente, después de una intervención quirúrgica, a que tuvo que someterse en dicha ciudad, presentó al Papa Pío X I la renuncia irrevocable de su querida Diócesis de Valencia.

Mucho se especuló entonces sobre esa renuncia tan extraña y hasta se dijo que había sido pedida. Quien esto escribe tuvo ocasión de tratar en Roma al Excmo. Sr. Obispo Montes de Oca. Muchas veces el P. Montes iba al Pío Latino Americano a visitar a los seminaristas venezolanos. Parece que siempre tuvo en su mente el ideal de la vida contemplativa. Eso era lo que nos decía. AI poco tiempo de su renuncia, entró primero a la Congre­gación de los Padres Sacramentinos y después profesó en La Cartuja de Farneta, con el nombre de Padre Bernardo. En ese lugar, el 6 de septiembre de 1944, fue fusilado por el nuevo delito de esconder en la Cartuja a los perseguidos por las hordas nazis.

Su cuerpo, traído a Valencia el 11 de junio de 1947, reposa hoy en la Catedral de Valencia.

Mons. Francisco Maldonado, quien también tuvo ocasión de tratar mucho al Obispo en el Pío Latino, lo describe así:

Expresivo y jovial. Así lo conocíamos. Pero su retrato espiritual • es multiforme. Sería menester concentrar en su cuerpo, que no tenía

nada de arrogante, la meliflua entereza de Ambrosio de Milán, el dolor pensante de Agustín de Hipona, la amplitud del espíritu de Francisco de Sales, el moderno atrevimiento de los Cardenales Hinsley y Westminster y Faulhaber de Munich para tener al Obispo Salvador Montes de Oca. Y asumir, además, la maciza ascética de Don Columba de Marmión, el eticarístico fervor del Padre Eymard y el imponente hermetismo de Bruno de Colonia para tener al contemplativo Padre Montes, como gustaba llamarse nuestro eximio desaparecido, en esíi doble y misteriosa desaparición de sacramentino y de cartujo.^ '

289. Manso Núñez , Ob. Cit. p. 73.

124

135. Monseñor San Miguel. Volviendo ahora a las demás diócesis creadas durante este período, nos encontramos con la de San Cristóbal, que ha de 'tener como primer Obispo a Mons. Tomás Antonio San Miguel (1923-1937). Según el sentir de muchos fue un Obispo que murió en olor de santidad y supo dar a su diócesis una organización perfecta, en especial en lo tocante al aumento de vocaciones eclesiásticas, pues no sólo había sacerdotes nati­vos para la región sino que de allí salían y salen muchos Obispos. El Semina­rio Diocesano funcionó en su vieja casa hasta 1930 y Mons. San Miguel fue su fundador. Dio gran impulso a los Medios de Comunicación Social y es fundador del Diario Católico, el primer periódico del Táchira. Hoy lo dirige acertadamente y con tino el Pbro. Nelson Arellano Roa.

A su muerte, acaecida el 6 de julio de 1937, hubo una larga Vicaría Capitu­lar de Mons. Primitivo Galavís hasta que el 10 de noviembre de 1939 llegó Mons. Rafael Arias Blanco.

136. Monseñor Duran. Al comentar este período gomecista, es necesario volver a la Diócesis de Guayana para decir dos palabras sobre la actua­ción de Mons. Antonio María Duran, cuyo largo episcopado (1891-1917), como dice el Padre Guevara Carrera, tuvo a semejanza del Rosario, sus misteriosos gozosos, dolorosos y gloriosos.

Dedicóse este Prelado a recorrer en Visita Pastoral su inmensa Diócesis, en la que algunas veces llegaba a emplear hasta seis meses para ello. La Diócesis, como es sabido, comprendía los Estados Bolívar, Anzoátegui, Monagas, Sucre, Nueva Esparta y los dos territorios. Puede uno imaginarse las dificultades con que tuvo que tropezar este Prelado, cuando incluso para ir a Barcelona, se debía tomar barco por el Orinoco y por el Mar Caribe. Por Carretera era imposible transitar entonces.

Mons. Duran hizo obra perdurable en Guayana, en especial la de su bondad y caridad. Trató de proveer las canongías y curatos vacantes, restauró !a residencia episcopal que estaba en ruinas y abrió una especie de semina­rio, poniendo de Rector al Pbro. fulián Fuentes Figuroa (fue éste un insigne sacerdote, sobre todo con la obra del Buen Consejo en Caracas y con el apostolado en la Parroquia de Altagracia).

Pese al incidente final de su vida, en el que Mons. Sixto Sosa gobernará la Diócesis por ancianidad y achaques del Obispo propio, de 1915 a 1923, Mons. Duran fue siempre muy recordado en Guayana, y muchas gentes todavía hablan de su extremada pobreza.

137. Comienza el problema entre Sosa y Duran. El incidente entre Mons. Duran y Mons. Sosa, en el que de antemano hay que absolver de toda culpabilidad a ambos, fue estudiado con toda imparcialidad en los docu­mentos del archivo de la Diócesis de Guayana por el Pbro. 1. M. Guevara Carrera, Canónigo que fue por muchos años de la Catedral de Ciudad Bolívar, Cura Párroco de Soledad, Anzoátegui; gran escritor y eximio protector del seminario. Incluso en este espinoso asunto hay que decir, con toda justicia, que, a pesar de todo el celo por cumplir la Ley de Patronato Eclesiástico, tanto por parte del Dr. César Zumeta, Ministro de Relaciones Interiores, como del Dr. Manuel Díaz Rodríguez, Ministro de Relaciones Exteriores, ambos funcionarios procedieron con bastante tino en el asunto, especialmente después que surgió el problema de las negativas de Mons. Duran.

125

Page 64: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Veamos el comienzo y el desarrollo de los hechos: La Santa Sede estaba muy interesada en fundar en Caracas el Seminario

Inter diocesano. A tal efecto, el Internuncio de Su Santidad en Venezuela, Mons. Carlos Pietropaoli, puso un telegrama a Mons. Duran en el que le pedía su firma para hacer la petición a Roma.

Mons. Duran le respondió que no daba la firma y que ya el Papa conocía el asunto.

Mons. Pietropaoli hizo la petición y puso la firma de todos los Obispos de entonces, que eran: Mons. Castro, Arzobispo de Caracas; Mons. Silva, Obispo de Mérida; Mons. Duran, Obispo de Guayana; Mons. Alvarado, Obispo de Barquisimeto; Mons. Sendrea, Obispo de Calabozo y Mons. Alva-rez, Obispo del Zulla.

Mons. Duran, al verse entre los firmantes, protestó de ello con una carta ante el Papa Pío X, y este incidente parece que fue la chispa que prendió el incendio que había de devorar la ancianidad del Prelado.

Ciertamente que el asunto no debió gustar mucho al Sr. Delegado Apostó­lico y hay que confesar que la protesta de Mons. Duran fue justa. Según algu­nos autores, el problema se agravó debido más bien a la edad y salud del Obispo, quien para esta época tendría unos 76 años. Había nacido en 1839 en la ciudad de Trujillo.

En carta del 30 de mayo de 1914, el Dr. César Zumeta propone a Mons. Duran que nombre al Sacerdote Sixto Sosa como Provisor, quedando incólume la jurisdicción episcopal del Prelado y, a la vez, para que así pase a persona amiga, la gobernación y reorganización de esa Provincia.

Las razones en que se basaba el señor Ministro eran: el incumplimiento de la Ley de Patronato por parte del Obispo de Guayana, la renuncia que por dos veces había pedido a éste la Santa Sede, y la intervención que había hecho ante el Gobierno el Delegado Apostólico para normalizar la situación de aquella jurisdicción eclesiástica.

En esa misma fecha, cumpliendo instrucciones del Presidente de la República, Zumeta comunicaba al Obispo de Guayana que por resolución del Consejo de Ministros, se recomendaba como Provisor de Guayana al Pbro. Dr. Sixto Sosa, y se pedía al Obispo le diese las facultades necesarias para que poco a poco se fueran remediando las necesidades de Guayana.

Mons. Sosa partió para Guayana; y el 20 de junio de 1914 fue recibido cortésmente por Mons. Duran, pero el 24 de ese mismo mes y año, éste mandó una carta fulmínea al Sr. Ministro de Relaciones Interiores. En ella indicaba las razones del incumplimiento de la Ley de Patronato y con una valentía digna de los Padres de la Iglesia, le decía:

En cuanto a lo que manifiesta relativo a las representaciones del Enviado Extraordinario de la Santa Sede, debo decirle que la autoridad episcopal dimana directamente de la de los Apóstoles y que un Obispo no puede ser depuesto, según los Cánones, sino post sententiam judiéis (después de la sentencia del juez). Hasta ahora no se nos ha juzgado en debida forma, ni mucho menos depuesto.

Al Pbro. Doctor Sixto Sosa lo recibiremos con el carácter a que usted se refiere, siempre que traiga sus documentos de la Santa Sede, única autoridad que obedecemos y a la que apelamos en este caso.

126

Después de haberse cruzado telegramas entre el Pbro. Sosa y el Ministro Zumeta, y de éste para el Obispo Duran, en que se le instaba a nombrar

( al Padre Sosa como Provisor, Mons. Duran respondió al fin: f Estoy dispuesto a dar cuanto antes cumplimiento al artículo 40 de í la Ley de Patronato, pero quiero que la elección de Provisor recaiga

en persona de mi gusto, sin imposición alguna; así pues, al Dr. Sosa I no lo recibo.

I 138. La Suspensión de Monseñor Sosa. Es más, el Sr. Duran no se I anduvo en chiquitas sino que al día siguiente le mandó una nota al IkPbro. Sixto Sosa en la que le notificaba que debía presentarle inmedia-H lamente sus licencias, pues de otro modo lo suspendería. ¥ El Pbro. Sosa comunicó esto al Ministro Zumeta; pero al día siguiente I Mons. Duran le mandó otra nota en la que lo suspendía, no sólo de la I Misa, sino también de cualquier otro acto del Ministerio Sacerdotal. De esto i también el Pbro. Sosa comunicó al Ministro Zumeta, con el agravante de I que le pedía que interviniese ante el Presidente del Estado, ante el Cabildo I y ante el mismo Obispo Duran, reprobándole su proceder. I Zumeta esta vez procedió con cautela y le indicó a Sosa que Mons. Duran L era todavía el Obispo y había que someterse a su obediencia y demostrarlo. I Quien esto escribe, que tuvo ocasión de conocer casi familiarmente a i Mons. Sosa, y sabe que era un hombre humilde y de Dios, no puede imagi-F narse la pena y amargura de este varón eclesial al encontrarse en el dilema I que lo ponía el Ministro Zumeta: ¡La Autoridad Eclesiástica lo suspendía I y la civil se lavaba las manos!. . . Ciertamente que el P, Sosa debió traer l instrucciones precisas tanto del Gobierno como del señor Delegado ApostóÜ-I co, pero, tal vez, eran verbales y nada por escrito. He allí el problema.

Después de la suspensión, hubo comunicaciones entre Sosa y Zumeta y í entre éste y el Delegado Pontificio, en todo lo cual intervino también i Manuel Díaz Rodríguez como Ministro de Relaciones Exteriores. Debió mo-I verse muy aprisa Mons. Pietropaoh, pues para el 13 de julio de 1914 i comunicaba al Gobierno Nacional que la Santa Sede quitaba toda juris-I dicción a Mons. Duran.

I 139. Monseñor Sosa gobierna la Diócesis. Declarada la sede vacante, el l Pbro. Sixto Sosa fue elegido Vicario Capitular, e inmediatamente se ocupó I de la reorganización de la Diócesis. Durante su episcopado varios jóvenes I fueron a estudiar al Seminario de Caracas, que luego se ordenaron y traba-y jaron en la Diócesis de Guayana; vinieron los Padres Agustinos, los Padres I Capuchinos y las Siervas del Santísimo Sacramento. I El Papa Benedicto XV nombró, más tarde. Administrador Apostólico I de Guayana a Mons. Sixto Sosa, quien el 31 de octubre de 1916 fue consa-I grado en Caracas por Mons. Pietropaoli.

I 140. Monseñor Duran y su Adhesión al Papa. Monseñor Duran quedará I como Obispo titular de Guayana, el Papa Benedicto XV le enviará ima I hermosa carta laudatoria con motivo de las Bodas Episcopales de ese gran I prelado. En esas Bodas de Plata Episcopales de Mons. Duran, tanto Mons. So-I sa como el Clero y la Sociedad Guayanesa se portaron a la altura para testi-t moniar al prelado sus pruebas de cariño cordial. Por cierto en la carta con

127

Page 65: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

la cual Mons. Duran responde al Papa, aparece como un hombre adicto y obediente a la Santa Sede.

Ratifico una vez más mi adhesión a la Cátedra de Pedro y la expre­sión de mi deferencia personal hacia Vuestra Augusta Persona. Recibid, Beatísimo Padre, el corazón del más humilde y obediente de vuestros hijos que implora vuestra bendición apostólica.^™

Hsta aquí he comentado el incidente de Mons. Sosa con Mons. Duran, basado en los documentos del Padre Guevara Carrera, quien, como dije antes, fue un hombre fiel y no se atrevió a dar juicios peyorativos contra nadie.

141. La escasez de clero. Durante el período gomecista, la Iglesia se fue recuperando poco a poco de sus grandes males; pero el problema ancestral el de la carencia de sacerdotes nativos, no sabemos por qué motivos, no pudo solucionarse y eso que durante este tiempo todas las diócesis funda­ron sus seminarios menores y el Seminario Interdiocesano de Caracas llegó a su máximo apogeo con los Padres |esuitas.

Es curioso ver cómo casi todos los Obispos actuales del país salieron de aquella generación de los Jesuítas, que no es la del 28, pero sí la vivió. Los demás Obispos o pertenecen a Congregaciones Religiosas o son jóvenes y pocos.

Ese estado de escasez de clero nativo aparece evidente por la estadística que los mismos Obispos presentaron al Congreso Nacional: Diócesis Parroquias Vacantes Atendidas por Sac. Extranj. Venezolanos Caracas 60 6 20 34. Mérida 62 15 Guayana 88 73 7 8 Barquisimeto 45 18 7 20 Calabozo 35 12 4 19 Coro 20 10 5 5 Valencia 27 8 10 9 Cumaná 23 4 10 9 Maracaibo 24 5 1 18 San Cristóbal 26 3 3

Este estado de cosas mejorará sensiblemente con la creación de las nuevas Diócesis, con la apertura del Gobierno en los permisos para la entrada de sacerdotes extranjeros, que todavía debe pedirse individualmente, y, en especial, gracias a la inmensa labor que hace la Iglesia con los colegios C -tÓl 1 co s

Como se ha visto, en los tiempos que acabamos de analizar, perduraban muy fuertemente en el país las ideas liberales contra la Iglesia. En deter­minados momentos se recrudeció el celo exagerado del Estado por la conser­vación de la Soberanía Nacional, creyéndose minimizado ante cualquier obra que emprendiera la Iglesia; pero la razón principal de la pugna contra la Institución hay que buscarla en un deseo de tenerla atada corta para la propagación de ideas, que de algún modo pudieran socavar la Dictadura.

290 Guevara Carrera, Ob. Cit. p. 135. Todas lacio Episcopal de Ciudad Bolívar. Tuve ocasión la i citas anteriores pueden verse en Guevara de verla. Parece que después del traslado del Carrera Ib La documentación estaba en el Pa- archivo al nuevo palacio, se extravió.

128

Tal vez por la misma razón se explique que en tiempo de Gómez se haya extendido el Patronato a los protestantes.'"

142. La pobreza de la Iglesia. En algunos casos, el Estado alegará la existencia de la libertad de cultos en la Nación, tal sucedía por ejemplo con el catecismo en las escuelas. Se concedían las dos horas actuales en la semana, pero nunca dentro del horario escolar.

Uno de los problemas más graves que se presentó a la Iglesia en este período fue su pobreza y, por consiguiente, su imposibilidad en emprender obras de colaboración material para aliviar la penuria de las mayorías. La Iglesia perdió todas sus propiedades con Guzmán y vivía ahora sólo de las asignaciones dadas por el Gobierno, que en verdad, eran mínimas y casi lo que hacían era comprometerla, al ofrecer al pueblo una imagen de aliada del poder y de nadar en riquezas.

Durante el período de Gómez, por acto espontáneo del Papa Benedicto XV, la Delegación Pontificia fue elevada a la categoría de Nunciatura Apostó­lica; y se le dotó de casa propia. De las representaciones Pontificias daremos más adelante los nombres de los que las ocuparon, pero séanos lícito afirmar que durante este período ella estuvo a la altura de su misión y ejerció gran bien entre el Episcopado, Clero y fieles de la Nación.

Mucho se ha atacado a la Iglesia porque concedió la Orden Piaña al General Gómez y, más duramente se ataca a Mons. Pietropaoli por su falta de visión. Sin querer defender en estos momentos etapas y aconteci­mientos hoy superados, hay que decir que el General Gómez, pese a los muchos males que hizo al país, algo bueno hizo. Por eso de bueno que hizo a la Iglesia, fue condecorado.

Termino con una consideración: algunos autores como Mary Waters, al hablar de este período, sostenían que ante el avance del anti-clericalismo en Venezuela, el próximo paso sería la separación de la Iglesia y del Estado. La profecía no se ha dado, pues en los últimos tiempos se ha tratado de buscar mayor unión entre Iglesia y Estado y la prueba están en el Con­venio con la Santa Sede.

291. Véase: Hermann González Oropeza, S. T. Iglesia y Estado en Venezuela, Caracas, 1977, p. 233.

129

Page 66: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

IGLESIA CONTEMPORANEA

Page 67: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

1. La Iglesia en los tiempos de López Contreras y de Medina Angarita

143. Muerte de Gómez. El General Juan Vicente Gómez murió el 17 de diciembre de 1935. Algunos dicen que cristianamente, pues parece que reci­bió los sacramentos ya moribundo.

La fecha arriba indicada es la oficial, pues al principio se corrió la voz de que el dictador había muerto antes, y que el dato se había mantenido en secreto mientras se arreglaban las cosas. Esto no era necesario, pues el General Eleazar López Contreras había detenido la conspiración que trama­ban Eustoquio Gómez y Eloy Tarazona, haciendo preso a éste y a varios oficiales que seguían sus órdenes, la víspera de la muerte del General Gómez.

Murió Gómez y se le hizo un entierro con todas las de la ley. Inmediata­mente el General López, Ministro de Guerra y mano derecha del dictador, asumió la Presidencia de la República hasta el 19 de abril de 1936, fecha en que terminaba uno de los tantos períodos ficticios apañados por Gómez.^'^

144. López Contreras. Pasó luego el General López Contreras como can­didato único y fue elegido por el Congreso como Presidente Constitucional de la República, reduciendo su período de siete años a cinco.

El General Eleazar López Contreras pasará a la historia como uno de los más hábiles políticos que ha tenido Venezuela. Betancourt, sin embargo, dice:

López Contreras no era el Gobernante capaz de dar a la República el vuelco histórico que estaba reclamando;^^

y lo mismo opina Domingo Alberto Rangel. Durante el período de López Contreras. la Iglesia continuará su obra

de reconstrucción y afianzamiento y no se verán grandes conflictos entre el incensario y la espada.

El General López, aunque de la vieia guardia de Castro, fue un hombre sumamente culto, y no sólo por político, sino también por sus grandes principios morales y cristianos, trató a la Iglesia con sumo respeto. Si, en verdad, la Institución no supo o no pudo aprovechar la circunstancia de encontrarse bajo un gobierno que trató de favorecerla, ello se debió a la misma efervescencia política que vivió el País, pues es desde la muerte de Gómez cuando Venezuela comienza su etapa de progreso y prepara su vida democrática del futuro.

En este período no habrá innovación en las diócesis. Habrá, sí, nuevos Obispos, quienes se preocuparán mucho de incrementar las vocaciones sacerdotales, de fundar y mantener escuelas católicas y de traer sacerdotes extranjeros para proveer los curatos vacantes.

292. Santiago Gerardo Suárez, E l Régimen de Domingo Alberto Rangel. en Andinos en el Po-López Contreras, Caracas, 1975, p. 9. der, Caracas, 1964 p. 515; pero véase el juicio

293. Rómulo Betancourt, Venezuela, Polít ica y de Guillermo Morón, Ob. Cit. t. v., pp. 332 y ss. Petróleo, Caracas, 1969, p. 101. Lo mismo opina

133

Page 68: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

145. Monseñor Rincón González. En Caracas estará Mons. Felipe Rincón González (1916-1946). Este Arzobispo había nacido en El Carmelo, Distrito Urdaneta, Zulia, en 1861. Hecho sacerdote, y habiendo sido nombrado Vicario Foráneo de San Cristóbal, allí le sorprendió la noticia de que había sido creado Arzobispo de Caracas el 10 de agosto de 1916. Ya antes se había negado a aceptar las mitras del Zulia y de Guayana. Se dice que aceptó la Mitra de Caracas por presión del General Gómez, pero el hecho es que casi ni lo conocía.

E l 28 de octubre del mismo año tomó posesión de la Arquidiócesís y, al día siguiente, fue consagrado por Mons. Antonio Ramón Silva, de quien se dice que era como pupilo.

El Episcopado de Mons. Rincón, hasta la muerte de Gómez, pasará en un clima de paz y tranquilidad. Durante este tiempo se hizo el actual edificio del Seminario Interdiocesano de Caracas, se abrieron varios cole­gios católicos, entre ellos el San Ignacio, se acondicionaron iglesias, se crearon nuevas parroquias y, con motivo del sesquicentenario de la muerte de! Libertador Bolívar, fue restaurada la Catedral de Caracas y en ella hubo ima ceremonia solemnísima. A ella asistió el General Juan Vicente Gómez, el Episcopado patrio, todo el gabinete ejecutivo y el Cuerpo Diplomático, con su decano el Excmo. Sr. Nuncio Apostólico Mons. Fernando Cento.

La bondad del Arzobispo Rincón, su humildad y su deseo de no aparecer en política o en actos oficiales, revistieron de dignidad su Episcopado en aquellos tiempos de absolutismo y arbitrariedades; pero algunos escritores, en concreto Mons. Navarro, hubieran deseado, para aquellos tiempos, una persona de más capacidad intelectual, que hubiera sacado provecho a una situación de poder que se tenía por la amistad con el dictador y usarla en bien de la Iglesia. ¡Quién sabe si la reflexión contraria será la cierta, es decir, que la amistad del Arzobispo influyó para suavizar un poco los procedimientos despóticos de Gómez!

Es curioso que este Arzobispo, quien había sido contabilista de la casa Christern en Maracaibo, vivido en pobreza dando todo lo que tenía y muerto sin poseer nada, hubiera sido atacado, precisamente, por turbios manejos en el orden temporal. ¡Es la vida que espera a los hombres que se entregan a Cristo!

146. Amargura del Arzobispo y de la Iglesia. Exactamente en este período de López Contreras, y quién sabe si im poco buscado; pero por lo menos tolerado por algunos políticos, como cortina de humo, se levantó contra este santo Arzobispo un alud de ofensas e injurias, incluso por parte de algunos sacerdotes, que entristecieron los últimos días de su episcopado.

A las ofensas y medias verdades que se lanzaron contra este santo Pastor, a la muerte de Gómez, vino a sumarse la célebre Visita Apostólica, que preparó con cajones de documentos, llevados a Roma, el entonces Secreta­rio de la Nunciatura Apostólica, limo. Sr. Basilio de Sanctis, según él mismo nos lo dijo a los alumnos del Pío Latino, que estábamos en la casa de vacaciones de Montenero, Liorna.

La Visita, presidida por el Excmo. Sr. Dr. Miguel Antonio Mejía, en su carácter de Visitador y Auxiliar (11-10-38), no sólo hizo pasar a este Obispo su purgatorio en la tierra, como este prelado escribió al autor de estas líneas, sino a toda la Iglesia de Venezuela.

Í34

El Clero quedó dividido, la prensa amarillista, algunas veces manipu­lada por los mismos clérigos, sacó a relucir defectos y fallas de hombres, que pese a sus limitaciones habían sido beneméritos de la Institución eclesial. No sólo faltó la caridad cristiana, sino hasta el tino y la misma sindéresis, y en cambio, campeó mucho lo que Mons. Navarro llama la torpeza humana.

Al señor Felipe Rincón González se le quitó la jurisdicción, se le nombró un Arzobispo Coadjutor con derecho a sucesión en la persona del Excmo. Sr. Lucas Guillermo Castillo, y aunque a su muerte, acaecida en Caracas el 13 de mayo de 1946, se le hicieron grandes homenajes de cariño, vene­ración y respeto, esas manifestaciones nunca recompensaron los dolores morales que sufrió la Santa Madre Iglesia y este noveno Arzobispo de Caracas.

Hoy, al hacer un análisis imparcial de aquellos hechos tormentosos, desde luego que la historia absuelve de toda culpa formal al Excmo. Sr. Rincón, pues si tuvo alguna falla en los manejos de los bienes de la Arquidiócesís, ellas nacieron de su inmenso corazón y de su gran bondad.

Entre lOs Obispos y Sacerdotes, miembros de la Visita, todavía viven algunos, quienes no quisieran ni recordar aquellos días aciagos para la Insti­tución eclesial. Ellos, en realidad, fueron hijos de obediencia.

Las cartas de Mons. Rincón González podrían dar mucha luz sobre su limpia actuación en el manejo de los fondos de la Arquidiócesís; pero, jegún me dice un amigo, parece que fueron quemadas.

147. Los Arzobispos Castillo y Arias. Muerto Mons. Rincón González, desde el día 13 de mayo pasó a ser décimo Arzobispo de Caracas el Excmo. Sr. Dr. Lucas Guillermo Castillo, quien había sido trasladado de Coro y regía la Arquidiócesís como Coadjutor con derecho a sucesión. Fue promo­vido el 10 de noviembre de 1939 y tomó posesión el 11 de febrero de 1940 con toda la jurisdicción.

Fue un auténtico hombre de Dios, un apóstol por su caridad y humildad, un cumplidor del deber hasta el sacrificio.

Gobernó la Arquidiócesís hasta 1955. año de su muerte. A este Arzobispo le sucedió el Excmo. Sr. Dr. Rafael Arias Blanco.

Mons. Arias había sido Obispo de San Cristóbal y rigió h Arqudiócesis hasta su muerte, acaecida en un fatal accidente automovilístico en la ciudad de Barcelona, el 30 de septiembre de 1959. Fue un verdadero Pastor de almas, de una rectitud a toda prueba y de un valor como pocos para defender a su pueblo y a su Iglesia.

Tuvo una gran transcendencia Dará el país la Carta Pastoral publicada por Mons. Arias, con motivo del Día del Obrero, el 1? de mayo de 1957. El Gobierno de Pérez Jiménez la consideró subversiva y toda la oposición vio en ella la chispa a-ue encendió 'a mecha en el derrocamiento del dictador. La Carta Pastora) fue mandada recoger por el Gobierno. En reali­dad el Arzobispo no decía más de lo que dicen las Encíclicas Sociales de los Papas; pero allí se hacía alusión a la mala distribución de las rique­zas, a las condiciones infrahumanas en que vivía cierta parte del pueblo, todo lo cual irritó al Gobierno. En especial la Pastoral incitaba a los obreros a unirse en sindicatos libres.

Mons. Arias se preocupó enormemente de la obra del Seminario, para lo cual trabajó incansablemente en el incremento de las vocaciones sacerdo­tales y visitaba constantemente a su querido Seminario Interdiocesano de

135

Page 69: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Caracas. Combatió la ignorancia religiosa a través de una intensa labor de motivación y acción hacia la catcquesis y para ello publicó su célebre catecismo popular, que después fue usado en toda la República. En San Cristóbal realizó el Primer Congreso Catequístico Diocesano, fue un gran impulsor de los Movimientos de Apostolado Seglar y durante su Episcopa­do en Caracas comenzaron los Cursillos de Cristiandad.

Gracias a su vigilancia de Pastor, presente en todo, encargó al Padre Jaime Suriá la reorganización del Archivo Arquidíocesano,^''' quien hizo una obra de filigrana, de cariño y de laboriosidad al salvar multitud de documentos, que amenazaban perderse por el abandono y la incuria.

En las tres diócesis que rigió, fue Mons. Arias el gran educador. No sólo se preocupó de alentar la educación privada, sino de fundar nuevos colegios y liceos y fue, especialmente, el gran defensor del derecho de la Iglesia a enseñar.

Mons. Sánchez Espejo resume así la vida de este gran Obispo: Fue culto según el mundo, y fue aoostólico según la fe. Tuvo para

las almas el imán que da la bondad y el encanto que brota de la sencillez.^"

148. Monseñor Chacón. Siguiendo ahora nuestra narración del estado de la Iglesia dé Venezuela para este período, nos encontramos en la Dióce­sis de Mérida, que fue creada Arquidiócesis el 11 de junio de 1923 por el Papa Pío X I y fue su Primer Arzobispo Mons. Silva, de quien hablamos anteriormente.

A Mons. Silva sucedió en la mitra de Mérida el Excmo. Sr. Dr. Acacio Chacón. Nacido en Cordero el 8 de junio de 1884, fue ordenado de sacerdote el 1? de noviembre de 1907, elegido Arzobispo titular de Milevi el 10 de mayo de 1926, consagrado el 29 de agosto de 1926 y nombrado Arzobispo de Mérida el 1? de agosto de 1927. Fue Prelado Asistente al Sacro Solio Pontificio y murió en la ciudad de Mérida el día 2 de marzo de 1978.

Fue un Obispo muy querido de su pueblo por sus grandes dotes huma­nas, por su indiscutible talento y por las grandes obras temporales que dejó en su largo episcopado.

Se le ha llamado con razón el Arzobispo Constructor. Constructor espiri­tual y material. En efecto, de Mons. Chacón es la hermosa Catedral de Méri­da, joya de Venezuela y de América. Obra de su fecundo episcopado son: el Seminario, el Palacio Arzobispal, multitud de colegios, orfelinatos, capi­llas e iglesias, nuevas parroquias y lo es, especialmente, la honda huella de pastor-apóstol que deió en la ciudad de las águilas blancas.

Durante su Episcopado también se dio gran importancia a los.Medios de Comunicación Social, fundándose una Emisora Radial y llevando El Vigilante, diario católico de la población, a la altura de ser uno de los voceros más importantes de la cultura andina. Entre sus directores ha habido hombres de la talla de Escolástico Duque, Mons. Antonio Ignacio Camargo, Jesús María Alegretti, Luis Negrón Dubuc y el Licenciado Eccio Rojo.

Después de Mons. Chacón, ocupó la Diócesis, por derecho a sucesión, el Excmo. Sr. Dr. Rafael Pulido Méndez.

294 . J a i m e S u r i á , C a t á l o g o G e n e r a l de l A r c h i - 295. C f . C . S á n c h e z E s p e j o , R á f a g a s , V o l . V I , vo A r q u i d i o c e s a n o de C a r a c a s , 1964-. S a n C r i s t ó b a l , 1970, p , 197.

136

Nacido en Tovar el 24 de octubre de 1907, fue ordenado Sacerdote el 10 de agosto de 1930, elegido para Maracaibo el 21 de junio de 1958, consagrado el 19 de octubre de 1958, promovido a la titular de Cirro y Coadjutor de Mérida el 16 de enero de 1961. Tomó posesión de la Arquidió­cesis de Mérida como su Tercer Arzobispo, el 22 de noviembre de 1966.

Estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, y allí sacó tres doctora­dos: en Filosofía, en Teología y en Derecho Canónico.

Fue un hombre de excelentes cualidades humanas, y, por donde pasaba, dejaba un sendero de simpatía y caridad.

Cumaná. Maracaibo v Mérida fueron testigos de sus labores apostólicas, de su espíritu de servicio y de sus grandes virtudes. Fue sepultado en Mérida el 2 de septiembre de 1972.

149. Monseñor M3jía. En la Diócesis de Guayana estuvo Mons. Miguel Antonio Meiía. Había nacido en Mendoza, TrujiJlo. el 1 de junio de 1877. Fue ordenado de Sacerdote el 13 de octubre de 1901. El Congreso lo apuntó para Obispo el 9 de iunio de 1923. el Papa Pío XT lo preconizó el 19 de junio de ese mismo año y fue consagrado por Mons. Felipe Cortesi, Nuncio Apostólico de Su Santidad, el 21 de octubre de 1925. Llegó a Ciudad Bolívar el 19 de marzo de 1924, después de haber empleado un mes entero de viaje de Mérida a su Diócesis.

En su fecundo Episcopado se creó el nuevo Seminario de Cristo Rey, que fue entregado a los Padres Paúles. Estuvo primero en Los Moricha­les, luego pasó a Santa Ana. al lado de la Iglesia en la que fue casa de la familia Reverón. También fundó Mons. Mejía el Asilo de San Vicente de Paúl para ancianos, obra que han mantenido con un celo extraordinario las Hermanas Franciscanas. Compró v restauró el Obispo Mejía la célebre Casa Bolívar en San Isidro, donde el Libertador Bolívar vivió durante el tiempo del Congreso de Angostura, v en donde se hizo, al principio, una Escuela gratuita e interna para niñas pobres, y que fue entregada a las Hermanas Catequistas de Lourdes. Estas han realizado allí una inmensa labor, en especial la Madre Rita, que siempre ha sido el alma y el ángel dé esta santa Casa. , Hoy las Lourdistas tienen un bello v funcional edificio en el mismo cerro de San Isidro, y en la antigua casa de Bolívar, va restaurada últimamente, está el Museo Talavera. que es también fundación de Mons. Mejía, ¡unto con Mons. Dámaso Cardozo, guien fue su Vicario General durante muchos años, y el Dr. José Gabriel Machado, que fue Director también por bastante tiempo.

Con el Pbro. Rafael María Vil'asmil. quien había venido desde Los Andes con el Obispo Mejía. fundó el Coletrio del Sagrado Corazón de Jesús, que luego fue dirigido por el Padre Pedro Bueno y más tarde los Paúles lo tomaron con el nombre de Colesío de San Vicente de Paúl.

También durante el Episcopado de Mons. Mejía, llegaron a Ciudad Bolívar las Hermanas Dominicas españolas, quienes fundaron el Colegio de Nuestra Señora de las Nieves, que todavía subsiste, y ha sido un semillero de madres cristianas y honestas.

Se preocupó mucho Mons. Mejía de los Medios de Comunicación Social. El fundó con Mons. Cardozo una Emisora llamada La Voz de Guayana, el periódico La Gaceta Eclesiástica, donde él personalmente escribía todas las semanas y que vino a sustituir la antigua "Nave", fundada al principio de

137

Page 70: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

su pontificado, célebre por su polémicas contra el periódico de los masones llamado "El Mallete".

Murió Mons. Meiía en 1947 v le sucedió en la Sede, como Adminis­trador Apostólico Mons. Críspulo Benítez, quien no fue consagrado sino al ser hecho Obispo de Barquisimeto. De este insigne prelado hablaremos más adelante.

150. La Diócesis de Calabozo. Mientras tanto en Calabozo gobernaba la diócesis Mons. Arturo Celestino Alvarez. quien fue Obispo del Zulla, donde estuvo desde 1910 a 1920. El 9 de mayo de 1921, a la muerte de Mons. Felipe Neri Sandrea. de quien fue Coadjutor con derecho a sucesión, ocupó en propiedad la diócesis.

Nació en Clarines, el 6 de abril de 1870. fue ordenado sacerdote el 26 de noviembre de 1893, fue consagrado Obispo el 26 de noviembre de 1910.

Entregó el Seminario a los Padres Paúles, llevó varias congregaciones reli­giosas y, durante su episcopado, surgieron nuevos colegios católicos.

Por la sencillez de su carácter no aparecía lo que era. Fue sin embargo un hombre muy ilustrado, Académico de la Lengua. '* doctorado por la Universidad de Caracas, v fue un escritor purísimo. Tuvo la gran valentía de oponerse al Gobierno de Gómez, cuando éste, en 1934 cambió la capital del Estado Guárico de Calabozo para San Juan de Los Morros. El Obispo Alvarez düo que se quedaba en aquella ciudad, que había sido la sede desde 1880.

Murió en Calabozo el 8 de enero de 1952. y le sucedió en la Dipcesis el Excmo. Sr. Antonio Ignacio Camargo, quien fue primero Auxiliar y luego Coadjutor con derecho a sucesión.

Nació en Independencia, Táchira. el 31 de julio de 1895. Recibió la ordenación sacerdotal el 1° de noviembre de 1917, fue consagrado Obispo el 7 de Julio de 1947. y el 21 de octubre de 1949 fue nombrado Coadjutor con derecho a sucesión.

El mismo día de la mue>-te de Mons. Alvarez, el 8 de enero de 1952, tomó posesión de la Diócesis, que rigió hasta su traslado a TrujÜlo el 2 de sentiembre de 1957.

Fue un gran catequista, un verdadero asceta y un hombre lleno de una profunda lealtad a los hombres, a la Nación, a la Iglesia y a Dios.

El siguiente Obispo de Cplahozo fne e' Excmo. Sr. Domingo Roa Pérez 1957-1961. de quien hablaremos más adelante. Creó nuevas parroquias, construvó el nuevo Seminario y fue apóstol incansable con sus Visitas Pastorales.

El sexto Obisno de Talphozo •• el Excmo. Sr. Dr. Miguel Antonio Salas. Nació en La Grita. Táchii-a el 29 de 5;eDtiembre de 1915, fue ordenado sacerdote el 24 de marzo de 1943. elegido obispo el 16 de enero de 1961 y consagrado Obispo el 2 de febrero de 1961. Es el primer sacerdote Eudista venezolano.

Pedacogo insigne durante s" sacerdocio, director de sacerdotes como Rector magnífico en los Seminarios de Caracas y de San Cristóbal y hombre de sólidas virtudes cristianas y de aquilatada bondad humana, ha sabido

296. V é a n s e : C a r l a s Pas tora l e s y otros E s c r i t o s , M o n s . E n r i q u e R o d r í f t u e z . S a c e r d o t e m u y q u e r i -C a r a c a s , 1943, A l l í h a y u n b e l l o p r ó l o g o de do en e l E s t a d o G u á r i c o p o r su v i r t u d y ta lento .

138

guiar, educar y santificar a su grey hacia la verdaderas metas del Evangelio y de la Iglesia.

151. Monseñor Adam. A Valencia le llegó su tercer Obispo en la persona del Excmo. Sr. Dr. Gregorio Adam el 27 de octubre de 1937, después de una vacancia de casi tres años.

Mons. Adam era valenciano de pura cepa y venía con una gran aureola como sacerdote culto, piadoso v apostólico, pues había trabajado inten­samente en la Parroquia de San Tuan de Caracas.

Se pveocuDÓ mucho ñor la construcción del Seminario, comenzado ya por Mons. Montes de Oca y en 1940 entregó su dirección a los Padres Paúles. Pr"-a 1944 Dudo t eTminar la reconstrucción de la Catedral.

Durante su Episconndo la Iglesia adquirió un merecido prestigio en el campo de la cultura, pues el Obisno, no sólo se preocupó de traer religiosos y reli^io'jas parí fundar nuevos colemos, sino nue creó una Normal Diocesana para la formación de maestras católicas y a él se debe en gran parte, como dic° el Dr. Man7o Núñez. 'a creación de lí» Universidad de Carabobo.

Monsefíor Adam fue un Obispo múltiple, gran historiador, eminente bnlivariano. excelente orador, amante y cuidadoso de su clero. Al morir deió un reguero de sacerdotes, que sefruirían sus huellas como el Excmo. Sr. Tose Alí Lebrún: Mons. Chirivella. el actual Arzobispo Mons. Henríquez, ouien llevaría a esta Diócesis a una organización perfecta.

Í52. Monseñor Godov. En Maracaibo. en tanto, ocupaba la Diócesis, desde el 8 de marzo de 1920 el Fxcmo. Sr. Dr. Marcos Sergio Godoy.

Esta Diócesis, que desde los tiemnos coloniales se llamó Mérida de Maracai­bo, fue siemore sufragánea de la Arauidiócesis de Caracas, incluso después, en tiempo de la República, con su Primer Obispo o*ue fue Mons. Francisco Marvez; ñero cuando fue é\evaóp Mérida a Arquidiócesis, Maracaibo quedó como sufragánea de ella. Monseñor Francisco Marvez fue elegido Obispo el mismo año de la crefición de la Diócesis, oero entró en Maracaibo en mayo de 1898- donde se le hizo un gran recibimiento.^"

Mons. Godoy, carabobeño hecho zuliano, pasó a Maracaibo a la renuncia de Mons. Alvarez. Fue un orelado de una recia personalidad, que hasta su mismo modo de predicar lo imprimía con carácter perenne en su Clero.

Sus relaciones con el Poder civil, especialmente en la administración del General Vincencio Pérez Soto, fueron de respeto mutuo entre los dos poderes y así el Obispo pudo realizar una obra de fecundo apostolado. Pérez Soto, junto con la Municipalidad, el Comercio y el pueblo, contribuyó a la reforma definitiva de la Basílica de Chiauinquirá. El P. Soto fue el alma de las reformas del antiguo templo de San fuan de Dios. '

Mons. Godoy llevó a los Padres Eudísfas para el nuevo Seminario. De allí salieron óptimos sacerdotes e incluso obispos, que hoy son su gloria y su corona.

Restauró hermosamente su Catedral —luego destruida y restaurada hoy desde los cimientos—, hizo bellas y hermosas iglesias como la de San losé y la Iglesia del Corazón de fesús. Durante su Episcopado se fundaron numerosos colegios regentados por religiosos y religiosas, entre ellos adqui­rieron importancia grande los de los fesuítas, Maristas y Padres Paúles.

297 . C f . D a v i d B e l l o s o , O b r a s C o m p l e t a s , B u e - 298 . S o b r e los P r e l a d o s d e l Z u l l a , C f . D a v i d nos A i r e s , 1968, p . 424 . Be l loso , O b r a s C o m p l e t a s , O b . C i t . p . 690 .

139

Page 71: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Después de haber tenido dos auxiliares. Mons. José Rincón Bonilla y el Excmo. Sr. José Alí Lebrún, murió en la ciudad de Maracaibo.

755. Monseñor Jturriza. En Coro sucederá a Mons. Lucas Guillermo Castillo, el Excmo. Sr. Dr. Francisco Tose Jturriza Guillen, nacido en Valen­cia el 21 de mayo de 1903, ordenado sacerdote el 28 de agosto de 1928, elegido Obispo el 10 de noviembre de 1939 y consagrado obispo el 18 de febrero de 1940.

Mons. Iturriza. por su profunda piedad, bebida en las fuentes puras de la Congregación Salesíana. ñor su gran talento y ureparación, por su bondad y su inmenso amor a Venezuela, ha desarrollado una gigantesca labor en estas tierras de Falcón, aue él conoce palmo a palmo y cuyas gentes miran en él al buen pastor de Cristo.

En casi cuatro décadas de fecundo episcopado ha realizado una inmensa labor eclesial, pues de 12 parvonuias aue encontró ha fundado cuarenta nuevas, ha hecho 30 iglesias nuevf s v restaurado 13, entre ellas la Catedral de Coro, que es modelo de arte colonial; ha ensanchado el Seminario Dioce­sano con tramo de tres plantas más; v construido la Residencia Episcopal. Pedagogo en su congregación salesiana. lo ha sido también en su labor episcopal, pues ha creado dos colegios, uno en Coro v otro en La Vela; dos concentraciones escolares, tres salones parroquiales, una Escuela Industrial, una Casa Hogar para huérfanos v la Clínica San fuan Bosco.

Es un gran historiador, amante de nuestra geografía patria, devoto del Libertador Bolívar v de nuestros héroes y fundó y conserva con cariño el Museo Diocesano de Coro.

* * •

Y ésta es una síntesis, un poco anretada del período del General Eleazar López Contreras. Desnués de él rigió lo? destinos del país el General Isaías Medina Angarita, 1941, hasta la célebre Revolución de octubre, por la que fue derrocado.

154. Derechos políticos. Tanto la Nación como la Iglesia gozaron en este último período de auténticas libertades cívicas, y el General Medina pudo decir un día al naís que no había ni presos, ni exilados, ni persegui­dos políticos. Este estado de tranquilidad v calma se debió, no sólo a sus sólidos principios democráticos y a la gente de que supo rodearse, sino también a las circunstancias especiales del mundo por la Segunda Guerra Mundial.

Uno de los graves inconvenientes aue le sobrevino al Gobierno del General Medina fue la estela de desconfianza que se siguió en el ejército por la legalización del Partido Comunista. Esta se hizo con la reforma del célebre inciso V I del Artículo 32 de la Constitución Nacional, donde se asentaba que la doctrina Comunista atentaba contra la Soberanía Nacional.

Como cosa curiosa, en este período del General Medina, no se creó ninguna diócesis, no fue elegido ningún Obispo residencial. En realidad casi el único movimiento eclesial aue hubo en las altas esferas fue el nombra­miento de Mons. Tose Iturriza como Administrador Apostólico de la Dióce­sis de Cumaná, a la muerte de Mons. Sosa, acaecida el 29 de mayo de 1943

140

y la creación del Vicariato Apostólico de Machiques, el 26 de mayo de 1943, entregado a los Padres Capuchinos, siendo su primer Obispo el Sr. Fray Angel Gaspar Turrado Moreno.

Un acontecimiento sumamente importante para la vida católica del país fue el Congreso Catequístico Nacional realizado en Caracas en 1943. Celebra­do con gran fausto, con desfiles de preciosas carrozas representando los sacra­mentos y la asistencia de casi todos los colegios de la Capital, presenciado por el Presidente de la República desde La Casa Amarilla, por cierto bajo un torrencial aguacero; el Congreso repercutió en la vida religiosa del país por sus grandes y prácticas conclusiones en torno a la catequesis. Este Congreso Nacional había sido precedido de Congresos Diocesanos y parro­quiales a todo lo largo y ancho del país. Igual resonancia tuvo en el país el primer Congreso Femenino Venezolano, celebrado ese mismo año en Caracas y que vino a ser como una respuesta al antifeminismo, que, como cosa curiosa, era sostenido todavía por algunos políticos de avanzada.

155. Doctrina Social e Iglesia. Durante este período de López y Medina, en el que la Nación entra a percibir, tal vez por primera vez en su historia, lo que significan los conceptos de libertad y democracia, también la Iglesia, por su parte, aprovecha esas libertades para insistir en una mayor toma de conciencia y responsabilidades por parte de sus miembros.

En los gobiernos hegemónicos o dictatoriales (Páez, los Monagas, Guzmán, Gómez), en los que casi se dependía de la amistad personal con el Jefe, la Iglesia, en un determinado ataque que se hiciera contra ella, o con el fin de conseguir alguna ayuda para sus obras temporales, podía recurrir al Supremo Elector, quien arreglaba o no el problema. Ahora las cosas van cambiando. Se alegan los principios legales, las libertades cívicas, el Congre­so, el pueblo.

De allí que en este período inmediato post-gomecista, la Iglesia trate de formar, tanto en los colegios católicos como a través del Movimiento de Acción Católica, masculino y femenino, un grupo selecto de jóvenes que sean verdaderos defensores de la Institución, activistas en las luchas políti­cas del país, y sobre todo, que sepan prepararse para una toma del poder, para que el día de mañana, puedan guiar al pueblo según la doctrina social de la Iglesia.

Las pugnas de esta época en las universidades del país, en las que surgen dos bandos estudiantiles completamente definidos como la FEV, con lóvito Villalba a la cabeza y UNE con Rafael Caldera, son un reflejo de esa forma­ción que la Iglesia había dado a la juventud en este tiempo y que luego culminarían con la formación de un partido, en el que pueden militar todos los venezolanos, pero que lleva el nombre de Social Cristiano, cosa que antes no podía ni soñarse.

156. El nuevo prestigio de la Iglesia. El goce pleno de las libertades cívi­cas, hablo especialmente del período Medinista, se verá también por la vuelta al Congreso de algún sacerdote, como fue el caso del Presbítero Críspulo Benítez Fontúrvel, hoy Arzobispo de Barquisimeto, y en el valor para profesar públicamente la religión, lo cual se vio en el interés que tomaron ciertas clases dirigentes para desengavetar la Biblia, digámoslo así, y admitir siquiera la posibilidad de que la Iglesia pudiera ser elemento de progreso para la Nación, pues antes se la relegaba a la sacristía.

Page 72: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Esta apertura de la Iglesia hacia el campo político, que va dirigida hacia una mayor concientización de los seglares, en modo alguno es para conse­guir triunfalismos o ventajas temporales, sino para ayudar mejor sus obras propias como seminarios, parroquias pobres, colegios gratuitos, lo cual no podía hacer con holgura, dada la indigencia de la que hemos venido hablando.

En pueblos de provincia, la gente no puede ayudar al Sacerdote, porque ella vive también en pobreza. De allí la necesidad de preparar un grupo de hombres, que al subir al poder, den un empuje sustancial en lo económico a la Institución, que le permita ser verdaderamente en la sociedad; luz del mundo y sal de la tierra.

No descuidará tampoco en este período la Iglesia su obra evangelizadora tradicional. Se procurará conseguir que el Catecismo se imparta en las escue­las, en los templos y en los hogares, se intensificarán los movimientos de Apostolado laical, especialmente la Acción Católica en sus cuatro ramas y se llevará la Educación Católica a su verdadero papel de formar buenos ciudadanos y excelentes cristianos.

Es verdaderamente apasionante, en este período, el interés que tuvo la Iglesia en renovarse a sí misma y por sí misma, sin necesidad de recurrir a doctrinas exóticas. Es, durante estos años del 36 al 48, cuando ella más comprende que su porvenir está en la educación. Es justicia consignar aquí la campaña emprendida por la Revista SIC, especialmente por sus canden­tes artículos del año 1940: Se pretende iniciarnos en el totalitarismo; la batalla se ha de librar en la enseñanza; llegó la hora de obrar y otros, que fueron un despertar para el laicado católico de entonces.

Aunque en la Ley de Educación, presentada al Congreso de 1940, no se pudo conseguir lo que pedían los Obispos, es decir, que la instrucción religiosa fuera obligatoria para todos los alumnos cuyos padres no mani­festaran expresamente su deseo contrario^ y que se diera dentro del horario escolar, siempre quedará para la historia: la valentía de los políticos católi­cos en el Congreso, la gran campaña desplegada por la Acción Católica y la visión y actuación del Episcopado Patrio en torno a un problema vital para el progreso material y espiritual del país, como es la educación.

La profunda labor evangélica del Episcopado venezolano, actuando como cuerpo colegiado, se vio patente en sus macizas Cartas Pastorales, no sólo sobre el problema educativo, y lo veremos más adelante con el Decreto 321, sino en la iluminación que dieron sobre la familia, sobre la Constitución y las leyes de la Nación, sobre el Pontificado Romano y sobre la devoción mariana.^"

299 . V é a n s e l a s C a r t a s P a s t o r a l e s , e n C o n f e ­r e n c i a E p i s c o p a l V e n e z o l a n a , O b . C i t . p p . 103-220.

142

2. La Iglesia en los tiempos modernos

157. Final del régimen Medinista. Puede ser dividida esta época en dos períodos perfectamente bien definidos, el que va desde el derrocamiento de Medina hasta el final de la Dictadura de Pérez fiménez y el que sigue inmediatamente a la caída del dictador hasta nuestros días, con el Gobierno del Sr. Carlos Andrés Pérez, Presidente Constitucional de la Repiáblica.

Al entrar a describir los acontecimientos más importantes durante el período perezjimenista, es bueno recordar algunos hechos sucedidos inme­diatamente después de la caída de Medina.

Como notamos arriba, durante el período medinista el país gozó a pleni­tud las libertades cívicas, y esto, sin género de duda, como nunca las había gozado antes. En ese clima de libertades, los partidos se robustecieron y la Iglesia trató también de avanzar en su recuperación tanto reHgiosa, como socio-económica.

Fracasadas las dos candidaturas de los doctores Escalante y Biagini, la llamada luventud Militar hizo la revolución el 18 de octubre de 1945, siendo en esto secundada por el pueblo y por los partidos políticos, espe­cialmente por Acción Democrática, que era la fración más organizada.

Derrocado el General Isaías Medina Angarita, se formó una lunta Revo­lucionaria de Gobierno. Los individuos que formaron esta primera lunta de Gobierno, en una u otra forma, habrán de dirigir al país durante las tres décadas siguientes. A la cabeza del Gobierno figura Don Rómulo Betancourt, quien será el eje de la política venezolana hasta nuestros días.^

158. AVEC. Veamos la labor de la Iglesia en este período. Unas dos semanas antes del golpe militar, el día 3 de octubre se fundaba

en Caracas la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas, AVEC, por deseo de la Santa Sede, bajo el patrocinio del Episcopado Nacional, por voluntad de los colegios católicos, con la finalidad de ordenar todo lo referente a la educación privada en el país.

Aunque se podrían citar otros nombres, creo que el alma de la estructura­ción de AVEC fue el lesuíta Carlos Guillermo Plaza, quien se había grduado en Filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma y era un entusiasta de la labor que podría desempeñar la Iglesia en el campo educativo. El Padre Plaza, quien fue el primer Presidente de la Asociación, trabajó intensamente con las demás órdenes y congregaciones religiosas, y con muchos seglares católicos, para hacer de la Escuela Católica una fuerza poderosa contra los monopolios estatistas y contra los resabios liberales de nuestros gobiernos.

En AVEC trabajarán intensamente otros presidentes como el P. Carlos E. Morales, el P. fesús Abad, el P. Manuel Ares, el P. Basilio Torrado, el P. Jena-

300 . V e n e z u e l a M o d e r n a , C a r a c a s , 1976, p . 70 ; U n H o m b r e l l a m a d o R ó t n u l o B e t a n c o u r t , 1975.

143

Page 73: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

ro Aguirre, el P. Miguel A. Salas, el P. Martínez y el actual, el sacerdote sale-siano Miguel Delgado Avila, para defender e incrementar los intereses católi­cos en la educación y contribuir al avance de la pedadogía religiosa en nuestro país.

La multitud de colegios que surgieron después, gracias al apoyo que les brindó AVEC, la gran cantidad de escuelas normales que nacieron y que en edificaciones llegaron a ser más numerosas que las del Estado, la obra Fe y Alegría, hija del Padre José María Velaz, S. pero auspiciada por AVEC, el subsidio conseguido también por la labor de esta Asociación y del Episcopado Patrio, sus asambleas tenidas cada dos años y sus trabajos estadísticos son una prueba fehaciente de la vitalidad de esta institución de la Iglesia...

AVEC, creada para defender la educación católica frente al monopolio estatal, tuvo ocasión magnífica de hacerlo con la promulgación del Decreto 321. ' - . ' .r

159. El Decreto 321. Fue éste uno de los grandes conflictos que tuvo la Iglesia de entonces en los tiempos del Gobierno Revolucionario. Aunque la educación católica de entonces crujió en sus cimientos, salió más robustecida de la lucha, sobre todo al conseguir la abolición del Decreto 321.

He aquí los hechos: En mayo de 1946, siendo Ministro de Educación el Dr. Humberto García

Arocha, la Junta Revolucionaria de Gobierno dio el célebre Decreto 321 sobre Calificaciones, Promociones y Exámenes en Educación Primaria, Secun­daria y Normal.

Aunque aplaudido por el Colegio de Profesores y por la Federación de Maestros de Venezuela, el decreto contenía controles monopolizantes muy exagerados y, además, en lo referente a calificaciones, se ponía en inferiori­dad a los colegios no oficiales con respecto a los oficiales.

La escuela privada, casi toda en manos de la Iglesia, protestó con una inmensa manifestación de unos 6.000 estudiantes, q-uienes con sus consig­nas gritaban por las calles de Caracas: Todos somos venezolanos. No se puede olvidar aquí la actitud valiente y decidida de la mujer católica venezolana, quien defendió con su protesta pacífica la libertad de enseñanza. Vino luego otra manifestación respaldada por el Gobierno, que tenía por lema: Ni un paso atrás.

A pesar de que esta manifestación de los colegios oficiales fue calificada por El Nacional como la más formidable concentración popular que se ha visto en Caracas desde el 14 de febrero de Í936,^°' el Gobierno echó marcha atrás, modificó el decreto, el Ministro renunció y se nombró al Dr. Antonio Anzola Carrillo. Por este hecho sólo se ve que la Iglesia comenzaba a ser oída en Venezuela.

En todo el conflicto entre Iglesia y Estado sobre educación, hay que destacar aquí la valiente Carta Pastoral del Episcopado Venezolano que, con mesura, pero sin miedo, rechazó el decreto por:

1. contener doctrinas opuestas a la enseñanza católica; 2. ser injusto en los métodos de evaluar que establece; ' • 3. llevar, en su germen, la muerte de la escuela católica.

3 0 1 . V e n e z u e l a M o d e r n a O b . C i t . p p . 81 y s s . i f - - L ' ,if.. ; ;•• • / - '

144

Bueno es hacer una consideración para los políticos. Si en este período se acaba de hacer una revolución para obtener el goce pleno de las liber­tades cívicas, ¿cómo pudo el Gobierno pensar que la Iglesia iba a quedarse callada?... ¿Iban a tolerar los muchachos de bachillerato una injusticia tan manifiesta?... Los prejuicios ciegan a los hombres y muchos políticos nuestros vivían y viven con ideas preconcebidas y del siglo XIX.

Otro de los conflictos que se presentó a la Iglesia por los años de 1946 fue el caso del sacerdote R. Castillo Méndez, quien por medio de fraudes consiguió ser ordenado de sacerdote por un Obispo español, y consagrad ) Obispo por otro prelado cismático. • Apoyado por algunos personeros del Gobierno, este movimiento sértibirÓ mucha confusión en el pueblo, y estuvo a punto de crear un cisma con lo que se llamaba la Iglesia Católica Venezolana. La confusión creció después porque el auténtico Arzobispo de Caracas, L. G. Castillo, llevaba el mismo apelhdo. El movimiento no cuajó en el pueblo y hoy no existen ni rastros de aquella situación.

160. La Constituyente del 47. Otro hecho importante en el que la Iglesia demostró que su influjo volvía a la sociedad venezolana fue la Asamblea Nacional Constituyente de 1947.

En ella estuvieron presentes varios sacerdotes, que se distinguieron mucho en la defensa de los derechos de la Iglesia. Entre ellos hay que enumerar a Rafael Pulido Méndez, Carlos Sánchez Espejo y José León Rojas Chaparro, quienes fueron diputados por Copei. Por Acción Democrática estuvo presente Luis Eduardo Vera.

Los líderes católicos del Congreso, entre ellos el Dr. Rafael Caldera y el Dr. Edecio La Riva Araujo, trabajaron fuertemente por conseguir de la Constituyente reformas sociales, en bien del pueblo y acordes con la doctrina de, la Iglesia. Hay que confesar que en este sentido la Constitución no avanzó mucho respecto de las anteriores, pues no se vio una transformación a fondo a favor de las clases marginadas.

Al hablar aquí de los líderes cristianos, justo es traer a colación la memoria del insigne jesuíta Manuel Aguirre Elorriaga, ideólogo social de gran visión, eminente historiador y como tal, conocedor a fondo de la idiosincrasia del pueblo venezolano, quien formó verdaderas generaciones de políticos y dirigentes sindicales y agrarios. Estos han ocupado un papel impor­tante en la conducción de los altos destinos de la República. Sus cursillos de doctrina social crecieron en perfección progresiva. Nunca los consideró perfectos; por ello se negó a publicarlos. Pero en su estructura y funcio­namiento no sólo expuso doctrinas, sino que templó caracteres con una disciplina austera, hasta ruda, para forjar el líder cristiano para caminos difíciles y al frente iba él, sabedor de que el ejemplo y las ideas sólo brotan fecundas bañadas en sangre propia.^°^

161. Revolución del 48. La Constitución de 1947, en lo que respecta a materia religiosa, no se diferencia mucho de las anteriores. Hubo numero­sas discusiones en el seno de la Constituyente por ver si se incluía el nombre de Dios en la Carta Fundamental, pero al fin se puso en su comienzo:

302 . F r a n c i s c o S o l i n a s - L e o n i , C o r t o m e t r a j e so­b r e u n c a m i n o y m u c h o s c a m i n a n t e s , C a r a c a s , - " 1975, p . 99 .

Page 74: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

El nombre de Dios y en lo referente al culto y conciencia individual se legisló así:

La Nación garantiza la libertad de conciencia y la de cultos, sometida esta última a la suprema inspección del Ejecutivo Nacional, de acuerdo con la Ley.^^

Aprobada la Constitución, cuya vida sería bastante efímera, el 6 de enero de 1948, Don Rómulo Gallegos fue elegido Presidente de la República para el período 1948-1952; pero no pudo terminar su período, pues hubo un golpe de estado el 24 de noviembre de 1948, del cual salió una nueva Junta de Gobierno compuesta por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez.

162. Servicio de Capellanía. Uno de los acontecimientos importantes acaecidos en el país, después de la caída de Medina, fue la creación de la Dirección General de Capellanías en 1946. En el país existían ya capellanes militares, incluso con grados, pero no había organización. El alma de la creación de las Capellanías fue el 'l'enien te-Coronel Carlos Delgado Chalbaud, quien llamó a Monseñor J. Humberto Quintero, para que organizara este Servicio General de Capellanía. A Mons. Quintero se le asimiló a Teniente-Coronel y no a Coronel, porque para entonces no había coroneles activos en la República.

Monseñor Quintero organizó el Servicio y después de haber estado unos meses como Director, en los que elaboró el primer reglamento, renunció y fue nombrado Mons. Ramón I . Lizardi, con el grado de mayor asimilado.

En un corto período estuvo después de Director el gran humanista Pbro. Juan de Dios Losada y después volvió Mons. Lizardi en 1948. A la muerte de éste, vino Mons. Marcial Ramírez Ponce. Han sido subdirectores del Ser­vicio de Capellanía los Pbros. Simón Salvatierra, José Méndez Romero, Luis E. Henríquez y José del C. Manzanares.

Asesinado el Coronel Delgado Chalbaud, "" el 13 de noviembre de 1950, se hizo una nueva Junta de Gobierno formada por el Dr. Germán Suárez Flamerich, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, y, al fin, después de unas apañadas elecciones, se instauró en el poder la dictadura legalizada de Marcos Pérez Jiménez.

En ese lapso pre-perezjimenista, fueron nombrados los Obispos de Gua­yana, de Cumaná y de Barquisimeto.

163. Monseñor Bernal. Para Guayana fue nombrado el Excmo. Sr. Dr. Juan José Bernal Ortiz, Sacerdote perteneciente a la Diócesis de Barquisime­to, quien por dos veces había estado en Roma para estudiar en la Universidad Gregoriana.

Monseñor Bernal había nacido en Duaca, Estado Lara, el 2 de febrero de 1907, fue ordenado sacerdote en Roma el 19 de abril de 1930, elegido Obispo de Guayana el 21 de octubre de 1949; consagrado en la Catedral de Caracas el 13 de noviembre de 1949, entró a gobernar en Ciudad Bolívar en diciembre de ese mismo año.

303. A r t . 38 . nato de C o r o n e l D e l g a d o C h a l b a u d . . . C a r a c a s , 304 . V é a s e : S u m a r i o del J u i c i o seguido a l a s 1951.

personas i n d i c i a d a s de h a b e r c o m e t i d o e l ases i -

146

Durante su Episcopado fueron creadas las Diócesis de Barcelona, 1954, y la de Maturín, 1958; se le dio el nombre de Ciudad Bolívar a la antigua Diócesis de Guayana. En 1958 la Diócesis de Ciudad Bolívar fue erigida Arzobispado.

También durante el Episcopado de Monseñor Bernal se pasó a Santa Elena de Uairén la capital del Vicariato Apostólico que era Upata, y allí se puso la residencia del Vicario Apostólico. Las parroquias de Upata, San Félix, El Pao, El Palmar, Guasipati, El Dorado y Tumeremo, que pertenecían al Vica­riato pasaron ahora a depender de la Arquidiócesis de Ciudad BoKvar.

Mons. Bernal realizó en Guayana un fecundo episcopado, y él fue su primer Arzobispo hasta que fue trasladado como Arzobispo-Obispo a Los Teques en 1965.

Gracias a la incansable labor de Mons. Bernal se construyó el Nuevo Se­minario de Cristo Rey, el nuevo Palacio Episcopal, se hicieron restauraciones en la Santa Iglesia Catedral, entraron muchos sacerdotes y religiosas a tra­bajar en la diócesis, hubo varias ordenaciones sacerdotales y se construye­ron o reconstruyeron casi todas las iglesias de esta circuncripción territorial eclesiástica.

164. Monseñor Mata. A Mons. Juan José Bernal le sustituyó en el Arzo­bispado el Excmo. Sr. Crisanto Mata Cova, quien venía de Cumaná de realizar una gran labor apostólica en esa Diócesis y había sido elegido Obispo el mismo día que Mons. Bernal, y también consagrado el mismo día en la Catedral de Caracas, junto con Mons. Benítez.

El Excmo. Sr. Crisanto Mata Cova nació en San José de Areocuar, hoy capital del Distrito Andrés Mata, Estado Sucre, el 25 de octubre de 1915. Hizo sus estudios en su pueblo natal, en Cumaná, Margarita, Caracas y Roma. Se ordenó de sacerdote el 8 de abril de 1939. Fue Párroco del Valle del Espíritu Santo (Nueva Esparta), Vicario Foráneo y luego Obispo de Cumaná el 13 de noviembre de 1949. Por último. Arzobispo de Ciudad Bolívar desde el 9 de julio de 1966.

Ha tratado de consagrar su sacerdocio a los niños, a la juventud y a los marginados, sin dejar diferenciar en su afecto a ricos y pobres, a no ser por sus necesidades pastorales y físicas.

En este sentido, durante su sacerdocio puso a disposición los locales de la Parroquia e hizo edificaciones, en el Valle del Espíritu Santo, para el Grupo Escolar de la población del Valle, para dispensario, etc., a la vez que, con especial cariño, se dedicó a fomentar los movimientos juveniles de apostolado seglar. Fue ciertamente un verdadero apóstol en su trabajo con la Acción Católica.

Asimismo lo hizo ya Obispo, con la fundación de varias obras a favor de la niñez y de la juventud estudiantil y de los obreros, sin abandonar el apoyo a la construcción de casas parroquiales y templos para la diócesis, y el funcio­namiento de la Catedral.

Esta norma de conducta la ha seguido como Arzobispo de Ciudad Bolívar, donde ha puesto en funcionamiento residencias y colegios para los indígenas y una residencia estudiantil para niñas de pocos recursos, indígenas o no, para seguir no sólo estudios primarios y medios, sino también supe­riores. Asimismo ha sido su ilusión que su Residencia Arzobispal sea también hospedaje de los indígenas de la Arquidiócesis y dispensario médico para sus enfermos, a favor de los cuales la Congregación de Siervas del Santí-

147

Page 75: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

simo y de la Caridad ha puesto una enfermera. Abrió de nuevo el Semi­nario y además se aprovechó tan importante local para darle cabida al Co­legio "Cristo Rey", para niños de pocos recursos económicos. Siguió la labor de su antecesor, Mons. Juan José Bernal, en la labor indígena en los Distritos Sucre y Cedeño, a favor de la cual se han abierto diversas instituciones con los Hermanitos y Hermanitas del Evangelio, Hermanas Lauritas y las Her­manas de la Consolación; las Hermanitas de los pobres en el Distrito Roscio, Anacoco y Kilómetro 8, así como en El Dorado, las Hermanas del Sagrado Corazón.

En la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar trabajan en el servicio del Pueblo de Dios las Congregaciones de Religiosas: Franciscanas del Sagrado Corazón, Terciarias Capuchinas, HH. Catequistas de Lourdes, Congregación de Santo Domingo y Siervas del Santísimo Sacramento, existentes antes del Arzobis­pado de Mons. Bernal. Luego durante el de éste y de Monseñor Mata: 2 Comunidades de las Misioneras de la Madre Laura, 2 Comunidades de las Siervas del Santísimo y de la Caridad, 2 Comunidades de las Hi­jas Misioneras de la Sagrada Familia, Esclavas de Cristo Rey, HH. Carmelitas de la Caridad, HH. Franciscanas de Little Fals, Hijas de la Natividad de María, Misioneras de la Caridad, 2 Comunidades de las Her­manitas de los Pobres, Hermanas del Sagrado Corazón y Hermanitas del Evangelio.

También trabajan en la Arquidiócesis los Padres: Paúles, Capuchinos, Franciscanos, Jesuítas, Claretianos, Operarios Diocesanos, Salesianos, Ja-verianos, además de los sacerdotes dioceanos de Málaga (Epaña) y norte-ainericanos de St. Paul, Minnesota.

Durante todo este tiempo de vida Arquidiocesana, son muchas las parro­quias fundadas, consecuentemente, varias las iglesias parroquiales construi­das, con sus respectivas casas para el sacerdote.

En este año de 1978, se lleva a cabo la terminación de la Catedral de Ciudad Bolívar, que puso en servicio inconclusa Mons. Mariano Talavera y Garcés en el año 1841, con todo el apoyo del Gral. Tomás de Heres.

165. Monseñor Benítez. En el período de la Junta de Gobierno fue tam­bién nombrado Obispo de Barquisimeto el Excmo. Sr. Dr. Críspulo Benítez Fontúrvel, quien había desempeñado el cargo de Administrador ApostóUco de la Diócesis de Guayana, donde se había preocupado de llevar nuevos sa­cerdotes, de restaurar la Catedral y de impulsar los movimientos apostólicos de la Acción Católica y de la Cofradía del Santísimo Sacramento.

Mons. Benítez nació en Porlaraar, Isla de Margarita, Estado Nueva Esparta, el 25 de abril de 1905, fue ordenado sacerdote por Mons. Sixto Sosa en el Santuario de Nuestra Señora del Valle, el 14 de julio de 1929, elegido Obispo el 21 de octubre de 1949, fue consagrado Obispo el 13 de noviembre de 1949, jimto con Mons. Bernal y Mons. Mata, quienes, como dije anteriormente, habían sido nombrados por el Papa Pío X I I en la misma fecha. Por cierto, que a estos tres Obispos no se les exigió el tradicional juramento.

Fueron Obispos consagrantes Monseñores Luis Guillermo Castillo, Rafael Ignacio Arias Blanco y Antonio Ignacio Camargo.

Mons. Benítez tomó posesión de la Diócesis de Barquisimeto el 20 de no­viembre de 1949, siendo su quinto Obispo, y, además, su Primer Arzobispo, pues con fecha 30 de abril de 1966, fue creado el Arzobispado.

148

Durante su largo y glorioso episcopado, en el que la Iglesia ha adquirido un gran prestigio por la inteligencia y virtud de Mons, Benítez, se han cele­brado grandes acontecimientos religiosos, " * entre ellos séanos lícito enu­merar: la celebración del I I I Centenario de las apariciones de la Virgen de Coromoto, que culminó con la solemne coronación canónica de la Patrona de Venezuela por el Eminentísimo Señor Cardenal Manuel Arteaga y Be­tancourt. Arzobispo de La Habana, con asistencia de todo el Poder Ejecutivo Nacional, del Eminentísimo Sr. Cardenal Arzobispo de La Paz, del Excmo. Sr. Nuncio Apostólico Armando Lombardi, del Episcopado patrio en pleno y de cientos de miles de fieles; la celebración del IV Congreso Mariano Na­cional, con motivo del Cuarto Centenario de la Fundación de Nueva Segovia de Barquisimeto; la Coronación Canónica de la Divina Pastora, acto en que fungió de Legado Papal el Eminentísimo Cardenal Crisanto Luque, Ar­zobispo de Bogotá y q-ue fue celebrado con pompa inusitada el 14 de enero de 1956 en la Ciudad de Barquisimeto; el Sínodo Diocesano, que trató de llevar a todos los fieles una nueva imagen de la disciplina eclesial y con­tribuyó mucho a mejorar las costumbres en esta inmensa arquidiócesis de Barquisimeto.

La creación de nuevas parroquias, la inauguración de la moderna catedral metropolitana, alarde de ingeniería de lo más avanzado que posee la Amé­rica Latina; los nuevos liceos diocesanos, la obra del seminario que ha cris­talizado en muchas ordenaciones sacerdotales y, en fin, la traída de religiosos y religiosas, incluso algunas venidas de la India, son pruebas palpables de la vitalidad de esta Iglesia barquisimeíana con su Arzobispo Benítez.

766. La Acción Católica. En todo este período moderno que venimos co­mentando adquirió una importancia suma la obra de la Acción Católica, tanto de los jóvenes J.C.V.. como la de las jóvenes, J.C.F.V. Estas, espe­cialmente, dirigidas y organizadas por el meritorio y apostólico Jesuíta Víc­tor Triarte, muerto en octubre de 1969, * trabajaron con verdadera mística cristiana, fueron elementos combativos v asiduos defensores de la Iglesia.

Aunque estos grupos de Acción Católica, tenían como norma ordinaria dada por el Papa Pío X I el estar fuera v por encima de la política, fue iniposible evitar roces en ese campo, y en determinados momentos, tal como sucedió en Italia el año de 1933. se crearon como frentes antagónicos en el país, los de los jóvenes que favorecían a Copel y que eran tenidos algo así como los conservadores en Colombia y los que podrían ser llamados liberales, es decir, los jóvenes de Acción Democrática.

Hay que confesar que el partido Acción Democrática, que hoy respeta mucho más las libertades cívicas, en el primer período de ensayo de Gobierno, fue bastante intolerante y hasta fanático y en muchos puntos de vista ad­versó a la Iglesia y llegó hasta a poner presos a algunos sacerdotes como sucedió en Mérida.

Tal vez por eso, algunos medios de comunicación social respiraron cuan­do cayó Acción Democrática; pero pronto se dieron cuenta, al llegar la dictadura perezjimenista, que era preferible tener divergencias de ideas en los campos políticos sociales antes que perder las libertades ciudadanas.

305 . C a r l o s F e l i c e C a r d o t , , N o t i c i a s . . . O b . C i t . 306. C a r l o s S á n c h e z E s p e j o , R á f a g a s , S a n C r i s -p p . 109 y ss . t ó b a l , 1970, V o l . V I , p p . 201 .

Í49

Page 76: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Í67. Se instaura la Dictadura. En 1952 se instaura en el país la llamada dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. Habiendo llegado al poder por elecciones fraudulentas, que había ganado el Partido Urredista, trató de no chocar con los organismos preexistentes y mantuvo el régimen jurídico ante­rior en todo su vigor.

Pérez Jiménez, sea por política, sea también por su fondo religioso, trató bien a la Iglesia, de modo que, fuera de algunos sacerdotes perseguidos, como el Padre Olivares, el Padre Romero Mata, el Padre Rafael Chacín, y otros, no se registraron mayores roces entre ambos poderes.

Fue sumamente odioso para el régimen el establecer la célebre cárcel de Guasina, donde según el relato de algunos prisioneros no se tuvo el menor respeto para la dignidad de la perdona humana. Igualmente fue odioso el mantenimiento de la cárcel para políticos en Ciudad Bolívar y, en general todo el sistema llamado de la Seguridad Nacional, que, aunque se han exage­rado sus métodos y procedimientos, fue, en verdad, un medio de represión política, que deió mucho que desear en sus sentimientos de humanidad y de justicia contra los que se atrevían a hablar o actuar contra la dictadura.

168. Ministerio de Justicia. Durante todo el período de Pérez Jiménez OCUPÓ el Ministerio de lusticia. en el cual está enclavada la Dirección de Cultos, el Dr. Luis Felipe Urbaneia, eminente abogado caraqueño, de una gran bondad y de un inmenso corazón, ouien. aunque él mismo decía que la Seguridad Nacional era un Gobierno dentro del Gobierno, trató de ate­nuar, en lo que pudo, las iniusticias y desafueros propios de todo régimen dictatorial y ayudó en lo posible a la Iglesia. Secundado por el Dr. Amador Octavio, persona excelente v bondadosa, fue también un pararrayos contra las arbitrariedades de la policía despótica, que dependía del Ministerio de Relaciones Interiores.

Durante el período Perezjimenista. 1952-1958, se sucederán muchos he­chos en la vida de la I.plesia: pero ellos no serán tan transcendentales como para cambiar el Status quo. VeamoR algunos de ellos.

En 1956 se reunió en Caracas; el TT Congreso Ecuarístico Bolivariano, pre­sidido por todo el Episcopado Patrio y con asistencia de los altos poderes públicos de la Nación. Este Congreso continuaba el anterior tenido en la ciudad de Cali, Colombia. Todos, aunque tuvieron una gran repercusión, se mantuvieron en el estilo triunfalista, cosa por lo demás común en la Iglesia pre-conciliar.

169. Monseñor Fernández Feo. En la redón de Los Andes nos encontra­mos nuevamente con la Diócesis de San Cristóbal, de donde partió Mons. R. f?el Arifs Blanco, v adonde entró solemnemente, el 28 de septiembre de 1952, el Excmo. Sr. Dr. Aleiandro Fernández Feo, ouien era natural de Caracas, donde había nacido el 25 de octubre de 1908. Estudió su carrera eclesiástica en el Seminario Interdiocesano de Caracas, cuando éste estaba regido por los Padres Jesuítas.

Se distinguió como un gran orador sagrado y como excelente párroco, especialmente mientras dirigió la Parroauia de San Juan, que la llevó al ápice de la organización y decoró bella y hermosamente el templo pa­rroquial.

Por sus grandes méritos sacerdotales, fue llamado al Episcopado por el Papa Pío X I I , quien le expidió la bula el 23 de abril de 1952, siendo

130

consagrado por Mons. Armando Lombardi, Nuncio Apostólico de Su Santidad.

En la imposibilidad de describir toda la obra apostólica y material, reali­zada por Mons. Alejandro Fernández Feo Tinoco en la diócesis de San Cristóbal, quiero más bien que labios imparciales canten esa labor y, al efecto, doy uno de los considerandos hechos por el Concejo Municipal del Distrito San Cristóbal, en un Decreto dado el 25 de mayo de 1977, con motivo de las Bodas de Plata Sacerdotales de tan egregio Obispo, y que resimie algo de lo grande hecho durante su fecundo episcopado:

Fundación de la Ciudad de San Rafael El Piñal, fundación de la Universidad Católica (extensión Táchira), construcción del moderno Seminario Santo Tomás de Aquino y distintas y numerosas ejecutorias dignas de la acción apostólica de este excepcional Príncipe de la Iglesia. "^

Mons. Fernández Feo es doctor Honoris Causa de la Universidad Cató­lica Andrés Bello, honor muy merecido, pues el Obispo de San Cristóbal ha sido un luchador insigne en pro de la escuela católica, y estando al frente de la Comisión Episcopal de Educación, ha sido el motor en la consecución del subsidio gubernamental para las escuelas gratuitas de la Iglesia, y gracias a su animación han surpido nuevos planteles educacionales, no sólo en San Cristóbal sino en todo el país.^°^

Convencido de la eficacia de los medios de Comunicación Social ha fundado emisoras v ha llevado el Diario Católico a una altura insospechada en la difusión y siembra del mensaie evangélico, en lo cual lo ayuda con mucho éxito y pericia el actual director del periódico, Mons. Nelson Arellano Roa.

170. Apure v Barcelona. En el mismo período de Pérez Jiménez, se fundó, el 7 de noviembre de 1954 la Prelatura Nullius de San Fernando de Apure, siendo apuntado como Primer Prelado, con carácter de Administrador Apos­tólico el Excmo. Sr. Dr. Antonio Ignacio Camargo, quien desde el 26 de marzo de 1947 fue Obispo Auxiliar de Mons. Alvarez, en la diócesis de Calabozo. Inego fue nombríido Coadjutor con derecho a sucesión, más tarde Obispo residencial de dicha ciudad y finalmente, Primer Obispo de Trujillo, donde, después de una intensa Icbor nno'itólica, murió en 1961.

El segundo Prelado que llegó a San Fe -nando de Apure fue el Excmo. Sr. Dr. Angel Adolfo Polachini. oriundo de Altagracia de Orituco, donde fue Párroco, quien desde noviembre de 1961 hasta abril de 1971 fue Admi­nistrador Apostólico V hasta el 26 de iunio de ese mismo año fue Prelado.

Sucedió R Monseñor Polachini el Excmo. Sr. Roberto Dávila Uzcátegui, quien nació en Mérida el 6 de noviembre de 1929, fue ordenado Sacerdote el 31 de octubre de 1954, elegido Obispo el 23 de junio de 1972 y consagrado el 10 de septiembre de este mismo año.

Durante el tiempo de su prelatura Mons. Dávila ha tratado de resolver el problema de la escasez de clero, ha creado algunas parroquias, ha adquirido local para el Seminario-Colegio, y ha hecho nuevas casas parroquiales.

307. R a s g o s B i o g r á f i c o s de M o n s . A l e j a n d r o 308. A n t o n i o P é r e z V i v a s , E l O b i s p o y l a U n i -F e r n á n d e z F e o , S a n C r i s t ó b a l , 1977, p . 81 . v e r s i d a d , S a n C r i s t ó b a l , 1967.

151

Page 77: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

•••• AI íiabtar del Estado Apure, obligatoriamente hay que hacer referencia a la inmensa labor apostólica que desempeñaron en esa región los Padres Domi­nicos. Más de cincuenta padres han pasado por el Estado Apure y multitud de pueblos son testigos de sus sacrificios.

La Segunda Diócesis creada en este período fue Barcelona. La Nueva Barcelona, sede de la actual Diócesis, fue fundada en 1600. La Iglesia pa­rroquial, hoV catedral, fue consagrada por el limo. Sr. Dr. Fr. Manuel Ji­ménez, del Sagrado Orden Monacal de San Benito, Obispo de San Juan de Puerto Rico, el 10 de octubre de 1773. Parece que fue la primera iglesia consagrada en Venezuela v la Costa Firme.^°'

Como es sabido, en 1790 fue creada la Diócesis de Santo Tomás de Guayana fhoy Arzobísnado de Ciudad Bolívar), y la provincia de Barcelona pasó al Obispado de Guayana.

La actual diócesis fue desmembrada del obispado de Guayana y creada por la Constitución Anostólica Summa Dei voluntáis del Papa Pío X I I , con fecha 7 de junio de 1954.

El primer Obispo de Barcelona fue el Excmo. Sr. Dr. José Humberto Papa-roni, quien tomó posesión de la diócesis el 5 de diciembre de 1954, y murió trágicamente en un accidente automovilístico, junto con Mons. Rafael Arias Bla ico y el Pbro. Hermenegildo Carli.

Mons. Paparoni había nacido en Santa Cruz de Mora, Estado Mérida, había estudiado en la ITniversidad Gregoriana de Roma la filosofía, la teo­logía v el derecho Canónico v en esa misma ciudad se había ordenado de Sacerdote. Habiendo venido a trabaiar a stt Arquidiócesis de Mérida, allí, siendo Director del Cniepio Pndrp Anas de la Ciudad de Tovar, recibió su bula de elección para Obispo de Barcelona, fechada en Castelgandolfo el 4 de octubre de 1954.

Mons. José Humberto Panaroni. quien fue consagrado en la medianoche del día 7 de diciembre de 1954. en la Catedral de Barcelona por Mons. Sergio Pignedoli. Nuncio Auostóliro de Su Santidad, fue realmente una gran, fipura para la Tcvlesia Venezolana v para su pueblo. Por su profunda prenaracinn eclesiástica v humanística, por su celo eclesial y por su acen-dr.ida piedad, todavía es recordado en todo el territorio del Estado Anzoátegui.

Justamente por ser un valor rectilíneo tuvo algunos choques con las autoridades civiles, tuvo nolémicas con los masones, combatió la dictadura perezümenista ñor lo cual estuvo preso, aunnue en su residencia; pero todos reconocían su integridad de vida, su olor de santidad y por ello había un gran respeto hac'a su rtersona v hacia la institución que representaba. • Durante su Episcopado se crearon nuevas parroquias, se trajeron equipos

de sacerdotes mexicanos v colombianos, se ordenaron algunos sacerdotes y se trabajó también en la fundación de cooperativas de viviendas.

171. Mons. Paparoni murió en la plenitud de la vida, en un accidente au­tomovilístico, como dije arriba. Puesto que sobre este hecho se especuló

309 . E s t a ¡ s i e s i a c o n s a g r a d a s e r í a l a segunda C a r a c a s fue c o n s a g r a d a e l a ñ o de 1867. C f . d e s p i i é s de la ca tedra l de S a n t o O n n i n e o . C f . Tose E . M a c h a d o , E l D í a H i s t ó r i c o , C a r a c a s , t i b r o B d e l a P a r r o q u i a de S a n C r i s t ó b a l , B a r - 1970, p . 363 , c e l o n a , V e n e z u e l a , p . 9 n . 4 1 . L a C a t e d r a l d e

Í5Í

mucho, doy a continuación algunos de los datos que entresaco del Libro de Gobierno de la Diócesis de Barcelona:

El miércoles 30 de septiembre de 1959, a las 3:30 de la tarde, salió el Excmo. Sr. Obispo de esta Diócesis. Mons. losé Humberto Papa­roni, acompañando al Excmo. Sr. Arzobispo de Caracas, quien en plan de descanso y para atender a asuntos relacionados con su Arquidió­cesis estaba entre nosotros desde ocho días antes, hospedado en Le-

. . cherías. . . Los llevaba el Padre Hermenegildo Carli, Ecónomo de esta • Diócesis, en un carrito Volkswagen, propiedad de la Curia de Barcelona

(el carro oficial de Mons. Arias estaba en el taller). „ ", Se dirigieron a Puerto Píritu. inspeccionaron las obras de construc-

cióri que allí se realizan: Casa vacacional para el Seminario de Cara­cas; y se dirigieron luego a la casa del Sr. Manuel Calil, Prefecto del lugar. Desde ahí dirigió Mons. Arias su último mensaje al Secretario General de la República, recordándole una vez más lo del acueducto para suministrar el agua a esas poblaciones.

Luego pasaron a la cercana noblación de Píritu. hicieron una visita ál Santísimo Sacramento en el Santuario Mariano de la Inmaculada, y a eso de las 6:30 los despedía el Rvdo. Párroco del lugar, Pbro. Ma­nuel Rivera López. ' Llegaban ya a Barcelona por la carretera nueva de la costa, y a las

. puertas mismas de la ciudad, frente al Aeropuerto, acaeció el fatal volcamiento del vehículo en oiie viaiaban, saliéndose de la carretera y estrellándose contra un insignificante paredón de barro. Eran las 7 con 20 minutos de la noche.

Ante la terrible y alarmante noticia, acudieron las ambulancias y comisiones de socorro nara auxiliar a ios accidentados, pero ya las per­sonas aue nasaban ñor la carretera los habían levantado v conducido al Hospital Razetíi. Fl Rvdo. Párroco de la Catedral, Primo Bagarini Savorani, provisto de Ío necesario, corrió a prestarles los Auxilios Es-DÍrituales. llegando en el preciso momento en aue entraban con ellos al Hospital. Sin uerder tiemno adrnini^ítró la Extrema Unción y dio la Absolución a Mons. Arias v al Padre Tarli en la fórmula breve. A Mons. Paparoni se le dio la Absolución, se le administró el Sacramento de la Extrema Unción y se le impartió la Bendición Apostólica In artículo

. mortis. El estaba con vida. El Arzobispo de Caracas v el Padre Carli habían muerto probable­

mente en el mismo lupar del accidenté al impacto sufrido; o también . pudo ser en el camino m_ientras los conducían al Hospital.

Mons. Pauaroni estaba en completo estado de coma, no dando más señales de vida que la dificultosa v lenta respiración que se le notaba. Tenía horriblemente destrozada la cabeza y la cara, y graves heridas en la caja del cuerpo.

Los cadáveres de Mons. Arias v del Padre Carli fueron conducidos a la Sala de Descanso del Hosnital. donde, ratificada su muerte por los Médicos, se procedió a limpiarlos, embalsamarlos y después revestirlos con sus ornamentos e insignias respectivas según su dignidad.

Terminado esto y depositados ya en las urnas, se organizó su tras­lado a la Catedral para velarlos juntamente. Para esta hora habían

153

Page 78: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

llegado ya los Ecxmos. Prelados de Cumaná, el primero; Mons. Bernal de Ciudad Bolívar y Mons. Ramírez de Maturín.

Además, casi todos los Sacerdotes de la Diócesis de Barcelona, y algunos de las Diócesis vecinas. La noticia había llegado ya a todos los rincones de Venezuela, a través de las Emisoras del país. Eran las 3 de la mañana.

Hacia las 13 de la mañana del jueves primero de octubre llegó a esta ciudad de Barcelona la comisión que venía a recoger los restos de Mons. Arias para trasladarlos a Caracas. Encabezaba Mons. José Rincón Bonilla, Obispo Auxiliar de Caracas, junto con el Excmo. Sr. Obispo de Maracay, Mons. José Alí Lebrún. Con ellos venían altas per­sonalidades del Cabildo y de la Curia de Caracas y muchos Sacerdotes más; también algunos altos funcionarios del Gobierno Civil, en su representación.

Antes de levantar el cadáver nronunció Mons. José Rincón Bonilla, en la Catedral, elocuentes y agrrdecidas palabras al pueblo de Barcelona Dor su actuación cristiana y noble ante los dolorosos sucesos acaecidos, v se unió al dolor que nos afligía por la gravedad de nuestro querido Pastor (en esos precisos momentos agonizaba en el Hospital Mons. Paparoni).

Los fieles reunidos en la Catedral y sus alrededores para presenciar este acto, pasaban de diez mil.

Mons. Paparoni había permanecido todo este tiempo en el Hospital Razetti, en cámara de oxígeno y atendido constante y escrupulosamente por los Médicos de la ciudad, quienes hacían esfuerzos inauditos por salvarle la vida: en ese lapso de tiempo más de 15 litros de sangre le pusieron y emplearon cuantos recursos estuvieron a su alcance; le practicaron delicada intervención quirúrgica de traqueatomía. Pero ¡odo fue inútil. El iueves t? de octubre, a las 12 horas con 48 minutos del mediodía, deió de existir el Primer Obispo de Barcelona.

Mons. losé Humberto Paparoni Battaro moría a los 39 años de edad. 15 de Ordenación Sacerdotal v 4 años con 9 meses v 24 días de Consagración Episcopal, rigiendo desde entonces con mano firme y cora­zón paternal los destinos de su amada Diócesis de Barcelona, a la que supo entregar no sólo su celo v toda su actividad Pastoral, sino su prooia vida en el cumplimiento fiel de su deber.

Fallecido el Excmo. Sr. Obispo se pasó su cadáver a la Sala de Des­canso y se procedió luego a limniarlo. emba'samarlo y vestirlo con sus ornamentos e insignias Pontificales. Hacia las 4:30 de la tarde, estando ahí reunidos los Excmos. Prelados de la Provincia Oriental presididos por Mons. Juan José Bernal, Arzobispo Metropolitano; estando presen­tes casi todos los Sacerdotes de la Diócesis de Barcelona y muchos de las Diócesis vecinas, v con un numeroso concurso de fieles que habían per­manecido agolpados a las afueras del Hospital todo el tiempo que el Sr. Obispo permaneció en él, se organizó el cortejo fúnebre, silencioso y devoto, para trasladar sus restos a la Santa Iglesia Catedral, donde se veló por espacio de tres días.

Ante la urna expuesta en la Catedral desde el jueves hasta el do­mingo, desfilaron miles y miles de fieles pertenecientes a todas las clases sociales, sobre todo los más pobres que habían recibido del

Obispo auxilios económicos y palabras de consuelo; a todas horas del día y de la noche llenaban sus naves y lloraban en silencio su dolor y elevaban fervorosas oraciones al cielo por el alma del que hasta en­tonces fuera su querido Pastor y Padre cariñoso.

El viernes 2 de octubre, a las 9 de la mañana, se celebró un solemne Funeral por el Padre Carli. El Párroco de la Catedral pronunció una sencilla Oración Fúnebre al desaparecido compañero y amigo. Luego el Excmo. Arzobispo de Ciudad Bolívar que había estado presente, igual que los otros dos Excmos. Prelados de Cumaná y Maturín, entonó el Solemne Responso. En seguida se organizó el desfile luctuoso hacia el Cementerio, ron gran concurrencia de fieles y un fuerte contingente de soldados y Oficiales del Destacamento N? 79 de las FE. AA. de CC, con sede en Puerto La Cruz, donde era Capellán el Padre Carli, hasta la fecha de su muerte. Los restos del Padre Carli descansan en la Avenida Principal del Cementerio de Barcelona.

El sábado 3, a las 5 de la tarde, se cantó la Vigilia Solemne de Difuntos en la Santa Iglesia Catedral ante el cadáver del Sr. Obispo, con la asistencia de todos los Sacerdotes de la ciudad. Este acto lo pre­sidió Mons. Constantino Maradei.

El domingo 4. a las 9 de la mañana, ante una inmensa muchedumbre y custodiados por una Compañía de Soldados de la Guarnición de Bar-relona, aue le rindió los honores debidos a su dignidad, se sacaron los despojos mortales de Mons. Paparoni y se dio una vuelta con ellos alrededor de la Plaza.

A las 11 de la maiíana dieron comienzo las Solemnes Exequias de Pontifical que celebró el Excmo. Sr. Arzobispo Metropolitano, Mons. Juan losé Bernal. Estaba presente casi todo el Episcopado Venezolano, V el Secretario de la Nunciatura Apostólica en representación del Sr. Nuncio Anostólico- Rafael Forni. ouien se encontraba en Roma.

Asistieron gran número de Sacerdotes de toda la Provincia y de otras Diócesis de Venezuela.

Como representante del Goí>ie'-no Nficional asistió el Ministro de Jus­ticia, Dr. Andrés Aguilar v altos Dignatarios de su Gabinete. Estuvo presente el Gobernador del Estado. Dr. Rafael Solórzano B.. con el personal del Kiecut"/-o: a'tns Tefes Militares: representaciones de todos los Conceios Municipales del Estado: Asociaciones, Colegios y Comu­nidades Religiosas de toda la Diócesis v gran número de fieles.

Mons. Constantino Maradei, Vicario General de Ciudad Bolívar, pronunció la Oración Fúnebre. Acto seguido se cantó el Solemne Res­ponso con 4 Absoluciones. Inmediatamente Mons. Bernal bendijo la tumba donde se colocó la urna con los restos del Primer Obispo de Bar­celona, llevada hasta ese lugar en hombros de sus Sacerdotes. (Cabe notar que la tumba se abrió en el Centro del Presbiterio frente al Altar Mayor, con cupo para dos urnas, quedando vacía la parte superior).

Sobre la tumba se pondrá una sencilla lápida de mármol, con los datos del Obispo que yace en ella.

NOTA: El Excmo. Mons. Juan José Bernal Ortiz, Arzobispo Metro­politano, se hizo cargo provisionalmente del Gobierno de la Diócesis

155

Page 79: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

de Barcelona, a tenor de! Canon 432, par. 2, mientras la Santa Sede provee la vacante. '"

172. Mons. Pérez Cisneros. El segundo Obispo de esta Diócesis de Barce­lona fue el Excmo. Sr. Angel Pérez Cisneros, hoy Arzobispo de Mérida.

Nació en la ciudad de Turmero. Estado Aragua, el 30 de septiembre de 1911. Hizo sus estudios eclesiásticos en el Seminario Interdiocesano de Caracas, donde se distinguió por su gran talento y por sus grandes aptitudes artísticas, pues ya para entonces tenía profundos conocimientos de solfeo, tocaba el violín y se iniciaba en el estudio del piano. Eue ordenado Sacerdo­te el 11 de julio de 1937 por el Excmo. Sr. Felipe Rincón González y cantó su primera misa en la Iglesia matriz de Maracay. Estuvo como sacerdote en Ocumare del Tuy con el célebre Padre P. Rausseo, en Santa Cruz de Aragua, en Antímano, en La Victoria v su última parroquia fue San Felipe de Los Teques, donde fue designado Obispo de Barcelona.

El 25 de julio de 1960 recibió la consagración Episcopal, habiendo sido preconizado el 25 de mayo de 1960 por el Papa Juan X X I I l . Fue consagrante el Excmo. Sr. Dr. Acacio Chacón y coconsagrantes los Excmos. Sres. Juan José Bernal Ortiz y Mons. José Rincón Bonilla. La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia San Felipe Neri de Los Teques.

Mons. Pérez Cisneros, quien fue trasladado a Mérida como Coadjutor con derecho a sucesión el 25 de julio de 1969, sucedió a Mons. Rafael Pulido Méndez el 30 de agosto de 1972.

Mons. Pérez Cisneros dejó en Barcelona la nueva residencia episcopal, fundó algunas parroquias y sobre todo se preocupó mucho de la asistencia catequética de los niños en las escuelas, para lo cual visitó íntegramente todos los planteles de la Diócesis hasta los últimos caseríos. Hoy en la Arquidiócesis de Mérida trabaja intensamente por el bien de la Iglesia.

175. Monseñor Maradei. El tercer Obispo de esta Diócesis de Barcelona ha sido el Excmo. Sr. Dr. Constantino Maradei Donato, quien había venido de la Diócesis de Cabimas, donde fue su primer Obispo, del año 1965 al 1969.

Monseñor Constantino Maradei Donato, nacido en Ciudad Bolívar el 9 de diciembre de 1915, hizo sus primeros estudios de humanidades y filoso­fía en el Seminario Interdiocesano de Caracas, luego pasó a Roma a estudiar a la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se graduó de Doctor en Teología, haciendo sus tesis sobre Los Salmos en la Vida y en los escritos de San Asustín. Habiendo vuelto a su Diócesis natal. Ciudad Bolívar, fue Vicario Cooperador en la Parroquia de Cantaura el año de 1942, donde era Cura el Pbro. Rafael María Villasmil. luego estuvo de Párroco en Ciudad Bolívar, Maturín y Soledad. Por muchos años fue Vicario General y Deán de la Catedral de Ciudad Bolívar, Capellán Militar, profesor de varias asigna­turas en diversos liceos, pero especialmente en el Liceo Peñalver de Ciudad Bolívar. Fue Miembro Fundador y Presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Bolívar y allí dirigió la Gaceta Eclesiástica y la Revista Demos. Eue Presidente y fundador de la Liga Antituberculosa del Estado Bolívar, es un gran bolivariano, tiene publicados muchos discursos patrióticos y

310 . L i b r o 1 de G o b i e r n o , p p . 10 y ss .

156

varios otros libros sobre cuestiones sociales y religiosas. Gran Periodista, escribió mucho en La Religión, Panorama, Crítica. • Eue ordenado sacerdote en Roma, el 8 de abril de 1939. Elegido Obispo de Cabimas el 23 de julio de 1965. Consagrado por el Eminentísimo Carde­nal José Humberto Quintero el 29 de agosto de 1965. Tomó posesión de la Diócesis de Cabimas el 4 de septiembre de 1965. Fue trasladado a Barcelona el 18 de noviembre de 1969 y tomó posesión de esta diócesis el 21 de diciembre de 1969.

Se ha preocupado de unir a su clero, de ejercer la bondad en el trato con el pueblo y las autoridades civiles y de procurar que los niños, reciban una educación adecuada en la fe.

174. Monseñor Ramírez Salav^rría. También en la época perezjimenista fue desmembrada de Guayana y creada la Diócesis de Maturín, el 24 de mayo de 1958. Abarca unos 28 mil kilómetros cuadrados y su primer Obispo ha sido desde entonces el Excmo. Sr. Dr. Antonio Ramírez Salave-rría, quien nació en Cariaco, Sucre, el 31 de octubre de 1917, fue ordenado sacerdote el 14 de julio de 1940, y nombrado Obispo el 24 de mayo de 1958.

Durante su episcopado, de casi dos décadas, se ha construido una hermo­sa catedral, que es de las más hermosas de la República.

Aunque en estos últimos años ha habido la cesación petrolera y muchos pueblos han ido perdiendo su importancia como tales, o sea en el aspecto de expresión de riqueza derivada del petróleo, en otro sentido la situación se ha ido mejorando, y bajo muchos aspectos algunos pueblos se han mante­nido en progreso, como ha sucedido con Jusepín, por la creación allí de la extensión de zootecnia de la Universidad de Oriente y la parte de Caripito por el fomento de la agricultura.

En la parte religiosa, con la creación de la nueva diócesis ha habido mucho adelanto de la Iglesia en la región; han llegado varias congregaciones religiosas como los Jesuítas, las Hermanitas de los Pobres y las Siervas del Santísimo Sacramento, establecidas éstas en Caripe; se hizo el edificio del Seminario que hoy ha sido cedido para Instituto Pedagógico, ha habido nuevas ordenaciones sacerdotales y se han creado varias parroquias.

175. Mons. Tenreiro y Mons. Herrera. La cuarta Diócesis creada fue la de Guanare, siendo su primer Obispo Mons. Pedro Pablo Tenreiro Francia (1954-1965), quien fue un verdadero apóstol en la extensión de la devo­ción a Nuestra Señora de Coromoto, como Virgen auténticamente venezolana y como Patrona de Venezuela.

Había nacido en Caracas el 26 de junio de 1900, fue ordenado de sacerdote en Roma el 31 de marzo de 1923, fue consagrado Obispo el 10 de diciembre de 1939 y trasladado a Guanare el 23 de octubre de 1954.

Antes había sido Auxiliar de Monseñor Sosa en Cumaná, y fue un verda­dero talento organizador en los tiempos de su sacerdocio en la Iglesia de Santa Rosalía de Caracas, donde fue Párroco por muchos años.

Este Obispo, con una profunda preparación eclesiástica, adquirida en la Universidad Gregoriana, donde siempre fue Summa cum Laude en sus estu­dios, con un fino don de gentes y un gran amor a su Iglesia, supo hacer en Guanare una intensa labor apostólica. Muchas de las obras materiales

157

Page 80: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

que hoy se ven en Guanare son obres suyas y la bellísima custodia en oro y piedras preciosas, hecha en México, fue realizada durante su Episcopado.

Renunció a su Diócesis en 1965 y actualmente, ya bastante anciano, atiende todavía a una Iglesia por el fabricada, a los pies del Avila.

Su segundo Obispo fue el Excmo. Sr. Dr. Eduardo Herrera Riera, hoy Auxiliar de Barquisimeto. Nació en Carera el 7 de septiembre de 1927, ordenado sacerdote el 8 de diciembre de 1955, elegido Obispo el 7 de enero de Í965, fue consagrado el 25 de marzo del mismo año. De Cumaná fue trasladado a Guanare el 30 de noviembre de 1966 y de aquí a Barquisime­to el 31 de octubre de 1970.

Durante su episcopado en Guanare ordenó tres nuevos sacerdotes y llevó quince más de diversas nacionalidades, creó tres parroquias, hizo trabajos de restauración en la Basílica de Guanare, y con asistencia del Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera y de todo el Episcopado celebró los 25 años del Decreto de Fío XII, declarando a Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela.

176. Trujillo. La Diócesis de Trujülo fue otra de las creadas en este lapso de la Dictadura, siendo su Primer Obispo Mons. Dr. Antonio Ignacio Camar-go, quien rigió la diócesis en el lapso 1957-1961. Ya vimos la gran labor desplegada por este Obispo en la diócesis de Calabozo.

A la muerte de Mons. Camargo fue elegido Obispo de Trujillo el Excmo. Sr. José León Rojas Chaparro. Nació el 18 de julio de 1917 en Queniquea, Estado Táchira. Hizo estudios en el Seminario de Caracas y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, ciudad en la que se ordenó el 4 de abril de 1942.

Venido a su Diócesis de San Cristóbal desempeñó muchos cargos como Párroco, Director del Diario Católico, Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente 1946-1947, profesor en varios colegios católicos.

Elegido como Coadjutor con derecho a sucesión del Excmo. Sr. Antonio Ignacio Camargo, fue consagrado por el Eminentísimo Cardenal Josc Humberto Quintero en la Catedral de Trujillo el 1 de octubre de 1961 y tomó posesión de la Diócesis el 13 de diciembre de 1961.

Durante su episcopado se ha aumentado el Clero de 30 a 55 sacerdotes, han llegado a la Diócesis nuevas congregaciones masculinas y femeninas y se han fundado 30 parroquias.

Ha sido un gran promotor de los movimientos apostólicos de apostolado seglar, y durante su episcopado se han fundado y desarrollado los Cursillos de Cristiandad, ha crecido mucho la Legión de María, es fuerte también el movimiento carismático.

Se ha construido totalmente el Seminario del Sagrado Corazón de Jesús con capacidad para 200 alumnos, así como también 20 casas parroquiales, han surgido varias vicarías de religiosas, se ha renovado totalmente l;i antigua Catedral y se ha adquirido la Residencia Episcopal y edificio pai.i Curia Diocesana.

Mons. Rojas ha hecho un fecundo episcopado especialmente a través de sus Visitas Pastorales, con su predicación frecuente, y, en especial, a través de las publicaciones de sus numerosas Cartas Pastorales, todas ellas llenas de un intenso amor a la Iglesia y en donde puede apreciarse su gnm cultura.

158

Mons. Rojas Chaparro ha tenido dos Coadjutores: el Excmo. Sr. Dr. Rosa-lio Castillo Lara, nacido en San Casimiro, Aragua, el 4 de septiembre de 1922, ordenado sacerdote en 1949, consagrado Obispo el 24 de mayo de 1973, fue luego llamado a Roma y constituido Secretario de la Comisión Revisora del Código de Derecho Canónico; Mons. Vicente Hernández Peña nació en Boconó el 19 de julio de 1935. Hizo estudios en el Seminario Interdiocesano de Caracas, luego en la Universidad de Lovaina, Bélgica, y más tarde de teología en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo la licenciatura. Ordenado de Sacerdote el 2 de octubre de 1960, y habiendo sido elegido Obispo por el Papa Pablo VI, el 8 de mayo de 1974, fue consagrado por el Cardenal José Humberto Quintero el 25 de julio de 1974. Primero fue Auxiliar en Caracas y luego Coadjutor con derecho a sucesión de la Dióce­sis de Trujillo, el 2 de febrero de 1976. Mons. Hernández, además de ser Coadjutor de Trujillo es actualmente Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia y fue también Rector del Seminario San José (El Hatillo). 177. Las nuevas conquistas. Analizando ahora un poco más este período perezjimenista en lo referente a sus relaciones con la Iglesia, podríamos decir que da un balance positivo para la Institución, pues aunque el Clero y aquella no recibieron ayudas sustanciales, ni tampoco apoyo como para influir más en la sociedad, la Iglesia supo aprovechar la coyuntura de existir un poco más de receptividad, para así ella progresar en obras materiales y predicar su mensaje evangélico. Como Pérez Jiménez abrió las puertas del país a los inmigrantes, también muchos sacerdotes, especialmente italianos, vinieron a trabajar e hicieron y hacen hoy todavía, una gran labor apostólica en las diócesis. A nivel nacional nacieron durante este tiempo instituciones muy impor­tantes y movimientos de envergadura, que han sido fuertes apoyos para la Iglesia, aunque algunos han ido perdiendo su vigor inicial. La Universidad Católica Andrés Bello, decretada por el Episcopado Vene­zolano en 1951 y erigida el 23 de octubre de 1953, es un elemento de avanzada en el influjo cultural de la Iglesia en el país. Dirigida por los Padres Jesuitas y con la colaboración de muchos profesionales católicos, ha ido ensanchando sus facultades y extensiones, y, en especial, ha mantenido lU prestigio científico en alto grado. Su primer rector fue el Padre Guillermo Plaza, quien le dio gran impulso y orientaciones definitivas, luego siguieron los Padres Pedro Pablo Barnola, Carlos Reina y Pío Bello, quienes trataron de salvar la Universidad de ciertas corrientes de liberación horizontal, que, si en muchos casos se pensaba t ue podrían dar mayor avance a las ciencias, en otros se corría el peligro t c que la Universidad perdiera su carácter de católica, es decir, de líder del pensamiento científico de la Iglesia en la Nación. Su actual Rector, el Dr. Guido Amal Arroyo, profesional eminente y católico a carta cabal, trata de llevar la Universidad por los caminos de un humanismo ortodoxo, que sea fiel al Evangelio y al progreso natural de Us ciencias. 178. Democracia. A la caída de Pérez Jiménez se sucederá el período miis largo de democracia que ha tenido el país y la Iglesia seguirá su

159

Page 81: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

labor de recuperación y de penetración en el pueblo. Los presidentes de este período, Don Rómulo Betancourt, el Dr. Raúl Leoni, el Dr. Rafael Caldera y el Sr. Carlos Andrés Pérez, por ser demócratas o por estar convencidos de la necesidad de proteger la Religión para mantener la moral en el pueblo, harán concesiones a la Iglesia, e incluso la protegerán en determinados momentos para detener el alud de inmoralidad, que hoy crece por todo el mundo.

Ese sentido de unión, de moralidad y religión, es ancestral en Venezuela y ya Laureano Vallenilla Lanz decía: En el estado psicológico de nuestro pueblo, la religión y la moral están tan juertemente unidas, que destruir una es atacar fuertemente a la otra. El mismo Rómulo Betancourt, después de sus giras confesaba a su partido que io que más le pedían los pueblos eran iglesias.

El año de 1974 subió al poder el Dr. Rafael Caldera, quien personalmente se distinguió siempre por sus convicciones profundamente católicas y por su gran talento y preparación política. Su partido, inspirado en la doctrina social de la Iglesia, no pudo realizar grandes obras en favor de la institu­ción eclesial por no tener mayoría en el Congreso. Lo más bello de su programa de Gobierne^ la promoción humana, iio tuvo gran éxito.

179. Otras instituciones. Durante estos períodos democráticos, incluyendo los cuatro gobiernos habidos, se han sucedido acontecimientos de impor­tancia, que han contribuido mucho a mejorar la imagen de la Iglesia ante el pueblo. Así podemos enumerar la Fundación de FAPREC, Federación de Asociaciones de Padres, Representantes y Educadores Católicos, creada el 25 de marzo de 1960, que ha contribuido al fomento de la educación en el país, y a la creación de las Comunidades Educativas, no excluido el célebre decreto sobre esa última materia dado por el Presidente Caldera. APEP, Asociación de Promoción de la Educación Popular, surgida

en 1964, con el fin de orientar a los jóvenes hacia los trabajos industriales y manuales y hacer que las clases marginales, mediante la obra de sus manos, se labren un destino feliz como lo quiere la Iglesia. El alma de la Insti­tución ha sido el sacerdote Emilio Blaslov, quien a través de una labor tesonera y callada ha sabido comprometer al Ministerio de Educación, el INCE y a otros organismos para que ellos lleguen al pueblo y sea cl mismo pueblo quien, con su amor al trabajo, impulse el verdadero desarrollo del país. Este año de 1978 se ha creado el Instituto Pedagógico Mons. Rafael Arias Blanco, para formación de docentes en áreas técnicas.

Fe y Alegría, movimiento universitario dirigido por el Padre José María Vélaz de la Compañía de Jesús desde 1965, se extendió mucho en estos años democráticos, tanto que para 1969 ya tenía sucursales en Ecuador, Panamá, Bolivia, Perú, El Salvador y Colombia.

Su finalidad y meta ha sido actuar solamente en las barriadas margina­les urbanas o rurales. Al mismo tiempo que imparte la instrucción gratui­tamente, trata de crear conciencia de igualdad de oportunidades educativas para todos. Si digna es de todo encomio la obra educativa y eclesial realiza­da por el Padre Vélaz, no menos hay que alabar a las demás congregaciones religiosas y voluntarias que han contribuido material y espiritualmente al fomento de esta obra que está en el corazón de la Iglesia. Igual cosa debe agradecerse a muchos laicos católicos.

160

180. La Caritas Venezolana, fundada en 1963, es un organismo de promo­ción y coordinación de las obras sociales de la Iglesia. En sus primeros tiempos nació como ejecutiva del programa de alimentos ofrecido por el Gobierno y pueblo de los Estados Unidos al pueblo venezolano, a través del Episcopado americano y en concreto del organismo Servicios Católicos de Ayuda. Con el programa de alimentos se pudo hacer un gran bien al pueblo, pues al mismo tiempo que se repartía la parte material se procuraba educar hacia el trabajo y la moral. Terminado el programa de alimentos, la Garitas Nacional ha tratado de realizar programas de educación familiar, de coope­rativas y de promoción humana, en el sentido de una mayor concientiza-ción de nuestro pueblo para conseguir una liberación de sus marginaciones. El movimiento es llevado actualmente por la Comisión Episcopal de Asuntos Sociales, cuyo Presidente lo fue hasta junio de 1978 el Excmo. Sr. Dr. José Rincón Bonilla y en la actualidad lo es el Excmo. Sr. Ovidio Pérez Morales. En la Junta Directiva ocupa la Presidencia el Prof. Néstor Luis Negrón y como Secretario Ejecutivo está el Pbro. Juan Vives Suriá, alma de esta institución desde hace muchos años, quien, a través de sus conferencias audiviosuales llamadas Semáforos 2000, ha despertado concien­cia en el pueblo sobre nuestros grandes problemas nacionales. Igualmente han surgido en estos tiempos democráticos grandes institu­ciones de suma importancia para la Iglesia como la Obra de Seminarios de Venezuela, nacida en diciembre de 1964 como organismo de progreso en todo lo relativo a la vocación de los aspirantes al sacerdocio y a la vida religiosa; el Movimiento por un Mundo Mejor, que se inició en Caracas el 27 de febrero de 1963 y dio numerosas conferencias en el país sobre la puesta en práctica del Concilio Vaticano II; el IVAC, Instituto Venezolano de Acción Comunitaria, nacido con la finalidad de promover el desarrollo de las comunidades rurales y urbanas, el 5 de abril de 1962, que hizo una gran labor, pero que ha decaído mucho. Un acontecimiento importante para toda la América Latina y para Venezuela fue la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoame­ricano, celebrada en Medellín del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1968, siendo solemnemente inaugurada por el Papa Pablo VI en Bogotá el 24 de agosto de ese año. Por Venezuela asistieron los Excmos. Sres. Obispos Henríquez, Roa Pérez, Lebrún, de Gurruceaga y Maradei y el sacerdote jesuíta Jenaro Aguirre. Esta conferencia trajo a la Iglesia un gran movi­miento renovador, que todavía perdura. La Conferencia de Medellín fue el medio para poner en práctica las normas dadas por el Concilio Vaticano II , asamblea general de todos los obispos del mundo, que culminó en 1965 y trajo a Venezuela reformas importantísimas en todos los campos, pero que se vio especialmente en la liturgia, en las nuevas formas que tomaban los Movimientos de Apostolado Seglar, en una mayor inserción de la Iglesia en el mundo y en una concien-tización " de los cristianos en la misión profética y promoción hacia la justicia.

3U. La Iglesia Actual en la Transfonnadón de América Latina a la luz del Concilio, Con­clusiones, Bogotá, 1969.

161

Page 82: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Gran resonancia lian tenido también en la vida eclesiástica de la nación los cinco Sínodos episcopales celebrados en Roma (1967, 1969, 1971, 1974 y 1977), que han abierto nuevos horizontes a la Iglesia Venezolana y la han estimulado a trabajar más en la evangelización del pueblo, en la promo­ción de los seminarios y sacerdotes nativos y en la lucha por erradicar las injusticias y buscar el progreso de nuestra nación. En este último aspecto conviene destacar el gran influjo que han ejercido en nuestros católicos los documentos de Pablo VI, en especial la Populorum Progressio, la Octo­gésima Adveniens y la Evangelii Nuntiandi, que insisten en la promoción himiana y en la auténtica liberación evangélica.

181. Organismos de alto nivel. Dos organismos a nivel nacional, que han tenido gran transcendencia en la vida de la Iglesia estos últimos años han sido la Conferencia Episcopal Venezolana y el Secretariado Conjunto de Religiosos y Religiosas (Secorve).

La Conferencia Episcopal Venezolana, que como vimos anteriormente ya venía reuniéndose desde 1904 con reglamentación propia, se reorganiza en 1958 con estatutos nuevos, que fueron reformados según la mente del Vaticano II en 1967 y 1973. Ellos hablan de la finalidad y órganos de la Conferencia, de la Asamblea Plenaria, de la Comisión Central Perma­nente, de las Comisiones Episcopales, del Secretariado Permanente y de disposiciones varias. La C. E. V. se reúne ordinariamente dos veces al año, en enero y en julio y desde 1973 tiene su boletín propio: Iglesia Venezuela.

SECORVE agrupa a todos los religiosos y religiosas existentes en Venezuela, qxiienes a su vez tienen sus organismos respectivos: La Conferencia Venezo­lana de Religiosos, Conver, y la Federación de Religiosas de Venezuela, Ferve. Secorve, fundada en octubre de 1970, ha sido de mucha improtancia para la vida católica del país, pues por tener una junta directiva formada por la reunión conjunta de las Juntas Directivas de Conver y de Ferve, es como una máxima asamblea representativa de todos los superiores mayores del país y, en un determinado momento, de urgencia o emergencia,_ puede tomar decisiones que resuelvan los problemas de la vida de los religiosos. Una de las instituciones eclesiásticas que en determinado momento ayudó mucho a Venezuela fue la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamerica­na. Fue un gesto eminentemente eclesial del Episcopado español, al despren­derse de muchos sacerdotes y entrenarlos en un instituto especial en la Madre Patria, para que vinieran a trabajar a nuestro país.

Los sacerdotes venidos de España mediante la Ocsha, o los grupos cedidos especialmente por algunas diócesis de España como la de Pamplona para Cabimas, y los del Tuy y Bolívar, han sido verdaderos apóstoles en nuestro país. Cabe destacar aquí, además, la gran ayuda que hemos tenido de sacerdotes italianos mediante el CEIAL. También a través de la obra de cooperación apostólica seglar hispanoame­

ricana, OCASHA, han venido varias jóvenes, quienes con verdadero espíritu apostólico han colaborado mucho en la promoción humana y cristiana de nuestro pueblo. , ^ , ^ r ,

Es igualmente importante el organismo llamado Confec, Contederacion de Federaciones Educativas Católicas, fundado en 1974 y con autoridad para tomar decisiones válidas en lo que atañe a la educación católica. 162

Gran repercusión tuvieron en el país el Primer Congreso Venezolano de Historia Eclesiástica, que se reunió en la ciudad de Maracaibo del 5 al 8 de noviembre de 1969,^'^ y el Primer Congreso Católico Interamericano para el desarrollo integral del hombre, que se tuvo en Caracas del 22 al 28 de agosto de 1971.^'^ En estos últimos años han surgido movimientos, organismos y asociaciones, muchos de ellos existentes antes en el país y otros completamente nuevos, que han tratado de llevar la Iglesia de Venezuela hacia la verdadera reno­vación que pide el Vaticano II. Entre ellos hay que enumerar el Consejo Nacional de Apostolado Seglar, CON AS, creado por el Episcopado Nacional el 12 de enero de 1974; el Serra Club, que tiene por finaUdad la promo­ción de vocaciones sacerdotales y la amistad entre los cristianos; la Unión Nacional de Cofradías del Santísimo Sacramento, UNCS, que, aunque funda­da en 1882, pasó a ser Unión Nacional en 1974; y el Centro al Servicio de la Acción Popular, Cesap, que en 1966 nació como Jóvenes de Acción y en 1974 se transformó en central de servicio para la promoción de traba­jos de grupos populares, tanto de jóvenes como de adultos. 182. Impreclero. Ivopac. Un organismo, que vino a resolver la inseguri­dad temporal del Clero y que ya era deseado hacía mucho tiempo por el Episcopado fue el Instituto de Previsión Social del Clero, Impreclero, creado el 21 de julio de 1969. Impreclero, como lo indica su nombre, tiene por finalidad la previsión social y asistencia de los clérigos seculares de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, sin distinción de nacionalidad, que ejerzan su ministerio en cualquiera de las jurisdicciones eclesiásticas de Venezuela. Hasta el presente el Instituto da los siguientes beneficios: pensión de jubilación, auxilio por hospitalización y cirugía, pensión por incapacidad total, temporal o permanente. El Instituto trabaja activamente para conseguir bajar la edad de la jubilación, pues hasta el presente es a los 75 años. Al reseñar aquí la creación de este instituto, es justo destacar la inmensa labor desplegada por el Dr. Alberto Jaimes Berti, actual Presidente del orga­nismo y por otros seglares católicos, para poner a funcionar ima obra de tanto alivio para el clero nacional. Tanto el Gobierno del Presidente Rafael Caldera, como del Presidente Carlos Andrés Pérez, han contribuido con fondos del Estado para hacer posible la existencia del Instituto. El año de 1972 el Arzobispo de Ciudad Bolívar, junto con los obispos de Cumaná, Barcelona y Maturín, estructuraron un organismo encargado de dirigir la pastoral en las diócesis nor-orien tales y que llevó por título IVOPAC. Se puso al frente de este Instituto de Orientación Pastoral al Pbro. Jorge Mencías Chávez, quien realizó una gran labor con cursos y encuentros de concientización pastoral. Es justo nombrar aquí también la obra pontifica "lustltia et Pax", que ejerció una gran labor de concientización hacia la paz universal y cuyo activo presidente fue el Dr. Carlos Acedo Mendoza. 183. Misiones. Cursillos. Las Obras Misionales Pontificias también se han

intensificado en estos últimos años y desde 1976, con nuevos estatutos 312. Memoria del Primer Congreso Venezolano 313. Primer Congreso Católico Interamericano de Historia Eclesiástica, Caracas, 1970. para el desarrollo integral del hombre Cara­cas, 1971.

163

Page 83: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

aprobados por el Papa Pablo VI, se van extendiendo en todas las circuns­cripciones eclesiásticas, donde existe un representante encargado para ellas. De esas obras las más importantes y que hacen sus colectas cada año son: la Obra de la Propagación de la Fe, cuyo director es el P. Carlos Reyna, S. J., la Infancia Misionera, que dirige el R. P. Celerino Anciano y la Unión Misional del Clero, dirigida por el P. Cesáreo de Armellada.

Al hablar aquí del empuje que ha tenido la Iglesia en estos últimos tiempos, hay que destacar en primer plano la obra desplegada por los llamados CURSILLOS DE CRISTIANDAD, que nacieron en Venezuela el 20 de agosto de 1959, en la Arquidiócesis de Caracas.

Los Cursillos de Cristiandad son un movimiento de la Iglesia que, mediante un método propio, posibilitan la vivencia de lo fundamental cristiano, en orden a crear núcleos de cristianos que vayan fermentan­do de Evangelio los ambientes, ayudando a descubrir y realizar la vocación personal, con respeto de la misma. '"*

Los Cursillos de Cristiandad se han extendido a todas las diócesis de la República y ellos, en determinados momentos, formaron grupos de cristia­nos comprometidos, que han sabido defender los derechos de la Iglesia y propagar la semilla del Evangelio. Para el año de 1973 se habían hecho en Venezuela 1.587 Cursillos con un total de 53.175 cursillistas.^'^

184. Monseñor Lebrún. Volviendo ahora a las Diócesis creadas, en estos últimos años han surgido: la Diócesis de Maracay, en 1958, siendo su Primer Obispo Mons. José Aií Lebrún, quien había sido Auxiliar de Mons. Sergio Godoy en la Diócesis de Maracaibo, siendo designado para esta circunscrip­ción eclesiástica el 21 de junio de 1958 y tomado posesión de la Diócesis el 13 de diciembre de ese mismo año.

Mons. Lebrún, ilustre porteño nacido en Puerto Cabello el 19 de marzo de 1919, había sido también Administrador Apostólico del Zulla.

En el Zulia, Mons. Lebrún procuró dejar huella de su gran celo apostóli­co, bebido durante su permanencia de estudiante en Roma en la Universidad Gregoriana, y en la Universidad Javeriana de Bogotá y, al efecto, se ocupó mucho de conservar la armonía en su clero, reinició los trabajos del nuevo seminario, que había comenzado Mons. José Rincón Bonilla y creó trece parroquias.

Pasado Mons. Lebrún a Maracay, estuvo allí de 1958 a 1962; luego fue trasladado a la Diócesis de Valencia, de la que fue Obispo hasta 1972. De allí fue hecho Coadjutor con derecho a sucesión y Administrador Apostó­lico Sede Plena de la Arquidiócesis de Caracas.

Aunque los tiempos han cambiado, ha tratado de capear algunos tempo­rales que se le han presentado y hoy más que nunca está en una actitud de plena apertura de una Iglesia que debe reconocer el legítimo pluralismo existente en el mundo y en la nación y por otra parte desea ser fiel a Cristo y a Pedro,

185. Maracay, Cabimas, Barinas. El segundo Obispo de Maracay ha sido el Excmo. Mons. Dr. Feliciano González Ascanio, quien nacido en Guatire, Estado Miranda, el 20 de marzo de 1921, ordenado sacerdote el 24 de

314. A. Calvo, Los Cursillos de Cristiandad 315. Calvo, Ob. Clt. p . 469 bis. en Venezuela, Caracas, 1973. pp. 7 y ss.

164

octubre de 1943, elegido Obispo el 31 de julio de 1962, fue consagrado el 2 de septiembre de ese mismo año. Mons. Feliciano González se ha preocupado mucho de crear nuevas parroquias y en especial ha trabaiado intensamente en resolver el problema vocpcional: el Seminario Diocesano María Madre de la Iglesia, en Maracay y el Seminario San Pedro Apóstol de San Casimiro son obras de su Episcopado. El año de 1965 fueron creadas las Diócesis de Cabimas y de Barinas.

Los Obispos de las Diócesis de Cabimas han sido: el Excmo. Sr. Dr. Constan­tino Maradei Donato, quien trató de orjíanizar la Diócesis según las orienta­ciones del Vaticano TI, que terminó ese año sus sesiones. En diciembre de 1969 pasó a Barcelona, donde se ha ocupado, especialmente de fomentar la catcquesis, los Cursillos de Cristiandad, que se dieron por primera vez durante su pontificado, la ordenación y venida de nuevos sacerdotes y actualmente construye el Seminario Diocesano.

El Excmo. Sr. Dr. Marco Titlio Ramírez Roa, segundo Obispo de Cabi­mas. sucedió a Mons. Maradei el 25 de iuHo de 1970. Es natural de Cordero, Fstado Tíícbira, donde nació el 23 de iunio de 1923. fue ordenado sacerdote el 25 de mavo de 1947 y fue eleííido Obispo el 31 de marzo de 1970. Antes había adquirido mucha experiencia de mando siendo Vicario General de la Diócesis de San Cristóbal. Terminó la Residencia Episcopal comenzada en la Administración anterior de Mons. Maradei, se ha preocupado mucho de traer nuevos sacerdotes y reli.eiosas a la Diócesis.

Ha creado las parroquias de Palmareio. de San Isidro de Punta Gorda,: de la Inmaculada Concención He Caía Seca, de San losé de Sabaneta de Palmas, de Santa Lucía de Ciudad Ojeda, de Cristo Redentor en la Urbani­zación Libertad de Ciudad Oiedn. Ha hecho nuevas iglesias y terminado algunas que ya se encontraban en construcción como la de Caja Seca.

En la Diócesis de Barinas. su nrimer Obisno ha sido el Excmo. Sr. Rafael Aneel Ramírez Roa. nacido en Palmira. Táchira. el 12 de agosto de 1916, ordenado de sacerdote el 5 de or.'nbre de 1946, elegido Obispo el 25 de julio de 1965. v consasrado el 22 de aeosto de 1965.

Este Obispo, auien con su pueblo barinés se ha hecho un r-uléntico llanero, ha realizado una inmensa labor social en la Barinas contemporánea, a i i p crece cada vez má<; con el tesón de sus hiios.

Hizo 1a Residencia Episcopal, fidnnírió un fundn para rentas del futuro 5;emína''io ha creado nuevas narronuías v traído muchos sacerdo*"es y actual­mente trabaja en un hermoso Proyecto Diocesano Barínés de Alcance a los Llanos Occidentales, que es un Tr-tituto de Orientación Vocacional, que ten­drá Bachillerato Básico pam Varones. Externado. Seminternado e Internado. La meta del Instituto será crear un ambiente de discinlina, de orientación, de estudio y de triábalo agropecuario v artesanal, que forme hombres prepara­dos v. al mismo tiempo, sea como un vivero para conseguir vocaciones sacerdotales.

186. Afianzomienfú de In Igíaia. Durante los neríodos acciondemocratistas Hfil Sr. Pómulo Betancourt y del Dr. Raúl Leoni. hay varios acontecimientos en la vida de la Tplesia oue demuestran que ella va tomando poco a poco la posición oue le comnete en el desarrollo de la nación. Ello obedece, no a deseos de poder o influío humano, sino para meior realizar la misión que le asignó Cristo de ser luz y sal con la verdadera educación del pueblo.

\ 165

Page 84: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Recuérdense, antes de todo, la creación de los Arzobispados de Ciudad Bolívar, 1965, de Barquisimeto y Maracaibo, 1965. Mons. Bernal fue trasla­dado a la Diócesis de Los Teques, 1965, con el título de Arzobispo-Obispo; Mons. Mata pasó al Arzobispado de Ciudad Bolívar, y los nuevos Arzobispos Benítcz y Roa Pérez permanecieron en sus antiguas sedes.

187. Monseñor Parra León. Entre tanto, por el oriente, Mons. Mariano Parra León fue elegido Obispo de Cumaná. Este babía nacido en Los Puertos de Altagracia. Zulla, el 13 de agosto de 1911, ordenado el 23 de septiembre de 1933, elegido Obispo el 30 de noviembre de 1966 y consagrado Obispo, en la ciudad de Maracaibo el 22 de enero de 1967. Durante su episcopado se han creado diez vicarías parroquiales de reli­giosas, en las que trabajan, a tiempo completo 34 religiosas en caseríos de playas y montañas y en los barrios. Mons. Parra León, secundado por su Vicario General, Mons. Santiago R. Acosta Rodríguez se ha ocupado tenazm.ente del aggiornamento del Clero y de las religiosas a través de cursos, simposios, conferencias. Para eso ha traído a la Diócesis connotadas personalidades extranjeras como Mons. Leóni­das Proafio, el P. Arturo Paoli, el P. Edgardo Beltram, el Padre Mencías, el P. Segimdo Galilea, el P. Tesús Marins y, de entre los venezolanos, al Excmo. Sr. Ovidio Pérez Morales. Durante el tiempo de Mons. Parra León se han creado numerosas parro­quias, se ha fomentado la cultura religiosa con el establecimiento de libre­rías y bibHotecas diocesanas, se ha entablado el diálogo con profesores univereitarios y estudiantes, se han instituido centros de orientación de Pastoral Juvenil y en general la labor catequística se ha intensificado grandemente. Esa labor catequética v de trabaio en favor de la iuventud ha venido a suplir

en parte el vacío deiado por el cierre del Colegio San José de los Padres PalÜes, institución que formó muchas generaciones de jóvenes, que hoy son orgullo de la procera ciudad de Cumaná.

188. Monseñor Roa Pérez. Recoio aqiu brevemente los datos del Excmo. Sr. Dr. Domingo Roa Pérez, oi'íen fue Obispo de Calabozo, Administrador Apostólico de Apure y de Mérida y hoy es Arzobispo de Maracaibo.

Nació en El Cobre el 21 de febrero de 1915, fue ordenado el 12 de abril de 1941, elegido a Calabozo el 3 de octubre de 1957, trasladado a Maracaibo el 16 de enero de 1961 y promovido a Arzobispo el 30 de abril de 1966.

Fs un hombre dp una pran honradez, muy apostólico e incansable soste­nedor de los derechos de la iglesia.

Durante su Episcopado han salido de Maracaibo tres nuevos obispos, se han creado veinte parroquias en el perímetro de la ciudad, se han orde­nado catorce sacerdotes, v se ha hecho una nueva organización del Semina­rio. Se transformó todo el taller de "La Columna" y la Emisora La Voz de la Fe, ha llegado a ser la más potente y la de mayor sintonía del Zulia. 189. San Felipe. Otra de las Diócesis creada en este período fue la de San Felipe, en 1966. Su primer Obispo ha sido el Excmo. Sr. Dr. Tomás Enrique Márquez Gómez, nació en Santa Ana del Norte, Estado Nueva Esparta, el 15 de julio de 1915; fue ordenado sacerdote el 14 de julio de

166

1940, elegido Obispo titular de Tapso el 23 de ¡unió de 1963, consagrado el 25 de agosto de 1963 y trasladado a San Felipe el 30 de noviembre de 1966. Durante su Episcopado se hÍ7o y consagró la hermosa Catedral. La ceremo­nia de la Congregación fue realizada por el Eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero, con asistencia del entonces Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera, oriundo de San Felipe y de todo el Episcopado patrio y Gobierno Eiecutivo. También pe constnivó la Curia Diocesana, se han creado parroquias y vicarías de religiosas, se han traído nuevos sacerdotes y hermanas religiosas, incluso de la India, y se le ha dado una importancia grande a los medios de comunicación social. 190. El Primer Cardenal. Un hecho importantísimo y de gran transcen­dencia en los anales eclesiásticos venezolanos, fue el nombramiento hecho pOr el Papa Juan XXIIT del nrimer Cardenal de Venezuela en la persona del Eminentísimo señor Tose Humberto Quintero. He aquí la ficha del Cardenal Quintero, tal como aparece en el Anuario Pontificio:

Nacido en Mucuchíes. Arquidiócesis de Mérida, 22 de septiembre de 1902: ordenado 22 de agosto de 1926; elevado a la Iglesia titular y Arzobispal de Acrida el 7 de septiembre de 1953; consagrado el 6 de diciernbre ¡^P 19'^3: fra^^ladado a Caracas el 31 de agosto de 1960; creado y publicado por Juan XXTTI en el Consistorio del 16 de enero de 1961, con el título de San Andrés y San Gregorio en el Monte Celio. Arzobispo de Caracas. Recibido el Capelo Cardenalicio en Roma, de manos del Papa Juan XXIII, su Eminencia J. Humberto Quintero. voVió enseguida a Caracas, donde el Gobierno, la Jelesia y el pueblo venezolano le hicieron un recibimiento como jamás se había visto en el país. Toda la Nación se unió para dar a su primer Cardenal un estrecho abrazo de bienvenida y desearle un fecundo pontificado para bien de la institución eclesial. Mons. Angel Pérez Cisneros. Arzobispo de Mérida. con motivo del inicio del Año Jubilar de las bodas de oro sacerdotales de Su Emirencia, recogió en una bellísima homilía el trabajo y las dotes del Primer Cardenal de Venezuela. Poniendo el fundamento de toda la grandeza del Eminentísi­mo Sr. Tose Humberto Quintero en la realidad sobrenatural de su sacerdo­cio, él ha sido siervo fiel y prudente, rmanfe de su Iglesia, talento que ha escrito mucho y bien.^^'' 191. La Firma del Convenio. El acontecimiento más importante de la Iglesia contemporánea en Venezuela es la firma de lo que algunos llaman el Modus vivendP^'^ y que en realidad es, como lo indica la palabra un modo de vivir, de entenderse la eente. un Convenio entre la Santa Sede y el Estado Venezolano, con el fin de eliminar el mineralizado mito de la Ley de Patronato y regularizar de una vez por todas la anacrónica ley en un país de tradición y profesión de fe catóíica.^^^

316. Ecos de una Efemérides, Mérida, 1976, pp. 168 y ss. 317. Carta de Rómulo Betancourt al Cardenal Quintero, en J. Humberto Quintero, El Convenio con la Santa Sede, Caracas, 1976, p. 192. Así lo llama también el mismo Cardenal Quintero, Ib. p. 104. 318. Ib.

167

Page 85: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

El asunto del Convenio ya ha sido tratado maravillosamente por el Dr. José Rodríguez Iturbe, en su obra Iglesia y Estado en Venezuela (1824-1964), y especialmente por el Cardenal Quintero en su libro arriba citado, el Convenio con la Santa Sede, que tiene un inmenso valor en la materia, pues Su Eminencia fue protagonista de los hechos que narra.

Ya anteriormente vimos todo lo que tuvo que sufrir la Iglesia, primero, para salirse del yugo de la Ley de Patronato y luego, para tolerarla.

Después de mil vicisitudes que van, desde el destierro de varios Obispos, hasta el rechazo, por el Congreso, del Concordato Guevara, el 6 de marzo de 1964, al fin se pudo firmar el nuevo Convenio con la Santa Sede.

Dignas de leerse son las palabras sin ambages del Presidente Betancourt en el Congreso Nacional, al presentar su último mensaje, al día siguiente de firmado el pacto:

También encuadra dentro del enfoque de las relaciones internacio­nales el Convenio Modus Vivendi firmado ayer, 6 de marzo, entre legatarios del Gobierno de Venezuela y la Santa Sede. Este Convenio para nada interfiere con el principio constitucional de la libertad de cultos y con el derecho tradicional de los venezolanos a practicar cualquier credo relisioso. También mantiene el sistema clásico de nuestro derecho público de reconocer que el Estado tiene una palabra que decir en la hora de ser escoeidop por la Santa Sede las más altas autoridades íerárquícas de la Tglesia.^ '

El mismo Cardenal Quintero, al leer las palabras con que el Presidente Betancourt se expresa sobre los inoperantes cartabones contenidos en la Ley de Patronato, legislación perteneciente casi a la prehistoria de nuestro Dere­cho Público, dice:

Meior oración fúnebre, por orador más autorizado y en sitio y ocasión más solemnes, no pudo tener la Lev de Patronato, a la que daba sepultura el recién firmado Convenio.^

El Cardenal Quintero, en carta dirisida al Papa Tuan XXITT. felicitaba al Santo Padre norque ron el nuevo pacto se rompían las cadenas con que se tenía atada a la Iglesia desde los días iniciales de la República. En dicha carta, en la aue el Cardenal destaca la valiente actitud asumida por el Presidente Betancourt v su responsabilidad ante la historia, pone de manifiesto la diuturna v nrudente, labor del Excmo. Sr. Dr. Luisi Dada-glio. Nuncio AriostóHro de Su Santidad en la discusión del Pacto. De este Nuncio, tal vez el Delegado más brande que ha tenido la Santa Sede en nuestra Nación, dice el Cardenal Quintero:

con su intelisencia. destreza, pericia y máxima paciencia superó todas las dificultades a fin de llevar la convención hacia un éxito feliz.^'

192. El Cúmplase al Convenio. Depués de una larga y sesuda pastoral del Episcopado Venezolano, en la que los Obispos expresan su alegría poraue al fin la Iglesia salía de las cadenas del Patronato y manifestaban la firme esperanza de que el Congreso ratificara el Convenio, que ciertamen-

319. Card. Ouintero, Ob. Cit. p. 122. 321. Ib. 129. 320. Ib. p. 124.

168

te estuvo a punto de naufragar a no ser por el talento del Cardenal y del Nuncio Dadaglio, finalmente, el 30 de junio de 1964, el Presidente de la República, Dr. Raúl Leoni, en el Palacio de Miraflores, con asistencia del Eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero, del Nuncio Apostólico Excmo. Sr. Luigio Dadaglio, de los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados y de un público selecto, puso el Cúmplase al Convenio, que ya había sido aprobado por el Congreso Nacional, con fecha 26 de junio de 1964. 793. Libertad y tolerancia. La historia es maestra de la vida. Precisamente los líderes políticos que más habían sido atacados por comunistas fueron los que hicieron el Convenio. Naturalmente que el Convenio no es el estado ideal para la Institución eclesial en Venezuela, es algo diríamos provisional; pero él abre una ventana y mediante él, entran a la Iglesia Católica aires más puros de libertad. La libertad y tolerancia de cultos continúan exactamente igual en el país, y otras denominaciones no tienen por qué quejarse, pues el Estado Venezolano siempre ha sido respetuoso de todos los credos religiosos. Si tiene un trato especial para con la Iglesia Católica es porque el pueblo mayoritario así lo pide. Por lo demás, no debe olvidar ni el Estado, ni otras denominaciones, ni tampoco los pailidos de izquierda, la inmensa labora moralizadora que la Tglesia ha prestado y sigue prestando a la Nación y la mucha ayuda, incluso en cl campo material, que la Institución eclesial da al país a través de escuelas, ancianatos, albergues para menores, dispensarlos, centros de alfabetización y mil otros, que aunque son sólo subsidiarios, son siempre un gran aporte a la Patria. Dejando ahora a un lado las presidencias de Betancourt y Leoní, que, como acabamos de ver, fueron positivos para el progreso de la Iglesia, vengamos ahora a los acontecimentos durante la presidencia del Dr. Rafael Caldera, que se Inicia el 11 de marzo de 1969. 194. Monseñor Lebrún. Sorpresivamente, durante este período, el Eminen-tfs'mo Cardenal losé Humberto Quintero presentó su renuncia del Arzobis­pado de Caracas. El 23 de octubre de 1972 fue elegido Mons. Alí Lebrún como Arzobispo Coadjutor y Administrador Apostólico Sede Plena, mientras el Cardenal Ou-ntero permaneció como Arzobisno, ñero sin jurisdicción. En este período, Mons. Lebrún ha tratado de robustecer su Consejo Presbiteral, con el cual ha tenido reuniones frecuentes, ha estudiado los problemas de la Arquidiócesis, y en ciertos remitidos de prensa, firmados por el Arzobispo Lebrún y su presbiterio se han establecido pautas y normas a seguir en los conflictos que se puedan presentar a la Iglesia en un mundo en cambio. Se ha creado el Consejo Arquidiocesano de Catcquesis, al frente del cual está el Padre Tuan Cardón; personalmente el Arzobispo Lebrún ha llevado la atención de los dos seminarios de Caracas, se ha dado nuevo estilo y reglamento al Consejo de Pastoral, se ha organizado la zonificación de Caracas, y a través de pastorales valientes, el Arzobispado Coadjutor ha emprendido campañas especiales para mantener la moralidad en su Arqui­diócesis, como la que emitió contra el aborto en 1975 cuando había el peli-

169

Page 86: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

gro de que se introdujera en las Cámaras Legislativas una ley sobre la materia. La consigna fue: No al aborto. Se ha puesto mayor énfasis en la concientización para recibir los Sacra­mentos, ha habido dedicación especial a las Vicarías Religiosas, de las que se han creado dos más, se han instituido cuatro nuevas parroquias y un centro de atención a los barrios en Tacagua. La principal labor de Mons. Lebrún ha sido su bondad y su servicio. Sabe él que la Iglesia atraviesa días difíciles, en muchos casos quisiera avanzar más en su apostolado; pero tropieza con dificultades de tradición y él, en todo momento, desea ser fiel al Evangelio y al Magisterio. 795. Monseñor Polachini. El 25 de marzo de 1971 fue trasladado a

Guanare el Excmo. Sr. Dr. Angel Adolfo Polachini. Nació en Altagracla de Orituco el 27 de enero de 1919, fue ordenado sacerdote el 11 de julio de 1943, elegido Obispo el 30 de noviembre de 1966 y consagrado el 30 de abiil de 1967.

Mons. Polachini venía de ser Prelado de San Fernando de Apure, donde el año de 1968 inauguró la bella catedral, instauró los Cursillos de Cristian­dad e invitó al Cardenal Knox con el fin de conseguir sacerdotes de Australia.

Durante su Episcopado en Guanare ha tratado de intensificar el culto a la Coromoto, celebró los 25 años de la coronación de la Virgen, remodeló la casa de eíercicios. donde llevó a las Siervas del Santísimo, ha creado nuevas parroquias, llevado las Misioneras de la prensa y actualmente trabaja en el monumental proyecto del templo votivo a la Virgen de Coromoto, en el mismo sitio de la aparición.

796. Los Obispos Auxiliares. En estos últimos años la Iglesia ha estado mejor atendida por parte de la Jerarquía Católica, pues amén de sus grandes Obispos, ha tenido muchos Obispos Auxiliares. Esta modalidad de Obispos Auxiliares, va entrando ahora en las iglesias particulares de Venezuela, y no por razón de enfermedad o vejez del Obispo propio, sino para atender mejor a la cantidad de católicos, como sucede en la Arquidiócesis de Caracas o Valencia. Enumero aquí brevemente los Obispos Auxiliares de Caracas y otras Diócesis, y digo dos palabras de aquellos cuya biografía no se ha puesto en estas páginas: Excmo. Sr. Dr. Jesús María Pellín, nacido en Caracas el 22 de octubre de 1892, ordenado de sacerdote el 25 de mayo de 1918; elegido Obispo el 13 de julio de 1965, consagrado Obispo por el Eminentísimo Cardenal José Humberto Ouintero el 29 de agosto de 1965. Periodista, orador sagra­do y hombre de una gran justicia e inmensa bondad. Al frente de La Religión selló con su recia personalidad una era de prestigio para la Iglesia. Estimado de políticos por su talento, equilibrio v ecuanimidad; querido de su pueblo por su inmensa caridad y magnanimidad, Mons. Pellín desplegó actividad en muchos campos apostólicos, y si El Avila recuerda todavía su mirada y su acción por el bien de la Igiesia, los médanos córlanos sienten el paso de sus sandalias de paz. que evangelizaron a los pobres. Murió en San Juan de Puerto Rico en 1969. Excmo. Sr. Dr. José Rincón Bonilla, nació en Táriba, Estado Táchira el 25 de marzo de 1915, ordenado de sacerdote el 23 de marzo de 1940,

170

elegido Obispo el 9 de diciembre de 1950, consagrado el 22 de abril de 1951. Fue Primer Auxiliar de Maracaibo, donde realizó una gran labor, especialmente con la creación de nuevas parroquias, edificación del nuevo seminario y dando gran impulso a las vocaciones sacerdotales. En Caracas se ha distinguido por su gran trabajo social al frente de Caritas Nacional y Charitas Arquidiocesana. Excmo. Sr. Dr. Ramón L Lizardi. nació en Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, el 28 de diciembre de 1909, ordenado en Roma el 26 de mayo de 1934, nombrado Director del Servicio de Capellanía el 10 de julio de 1947, fue elegido Obispo titular de Assava y Auxiliar del Excmo. Sr. Rafael Arias Blanco el 25 de mayo de 1956 y consagrado Obispo el 15 de agosto de ese mismo año. Fue orador eximio, escritor original, inteligencia profunda y aguda, hombre de servicio y de bondad. Dejó algunos discursos y confe­rencias. Fue Secretario de la Conferencia Episcopal, Director del Secretariado Catequístico Nacional y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral y Catequesis. Murió en Caracas en 1972. Excmo. Sr. Dr. Ovidio Pérez Morales nació en Pregonero el 26 de junio de 1932, se graduó de Bachiller en el Liceo Andrés Bello de Caracas e hizo estudios en la Universidad Central de Venezuela. Enviado a Roma a estudiar a la Universidad Gregoriana se ordenó sacerdote el 26 de octubre de 1958, fue elegido Obispo el 2 de diciembre de 1970 y consagrado el 19 de marzo de 1971. Tiene gran capacidad de trabajo, es hombre perito en ciencias eclesiásticas, posee talento excepcional y está lleno de un gran amor hacia la Iglesia. Tanto como Rector del Seminario San José como al frente de la Secretaría Permanente del Episcopado, ha dado pruebas de ser un excelente organizador y ha sido un óptimo servidor de la Iglesia en Venezuela. Tiene escritos varios libros. Excmo. Sr. Dr. Alfredo Rodríguez Fip.ueroa, nació en Valencia el 6 de enero de 1933. fue ordenado Sacerdote el 22 de diciembre de 1957, elegido Obispo el 24 de iulio de 1974, consagrado el 8 de sentiembre de ese mismo año por el Eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero. Fue un exce­lente Rector del Seminario de Caracas, tiene profundos conocimientos en ciencias eclesiásticas, en Sociología v Antropología y sus finas dotes humanas le dan una gran simpatía entre el pueblo. Excmo. Sr. Dr. Pío Pililo Ricardo, nacido en Guarenas, Miranda, el 5 de mayo de 1921, hizo sus estudios en el Seminario de Caracas, en la Universi­dad Javeriana de Bogotá y fue ordenado Sacerdote el 30 de julio de 1951. Es doctor en Filosofía por la Universidad Central de Venezuela, hizo estu­dios de especialización en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, domina varias lenguas extranjeras y posee grandes conocimientos de música. Fue Prefecto de estudios del Colegio San Ignacio de Caracas, Director-Fundador de la Extensión Táchira de la Universidad Católica Andrés Bello y Rector en Caracas de esta Universidad. Preconizado por cl Papa Paulo VI, fue consagrado Obispo Auxiliar de Los Teques, por el Cardenal J. Humberto Quintero el 10 de julio de 1977. 797. Margarita. Durante el mandato del Dr. Rafael Caldera se crearon las diócesis de Margarita, 1969 y San Carlos, 1972. El primer Obispo de Margarita fue el Excmo. Sr. Dr. Francisco de Gurruceaga Iturriza. nacido en Valencia. Carabobo, Venezuela, el 28 de enero de 1928, ordenado sacerdote el 14 de agosto de 1960, elevado a la

171

Page 87: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Iglesia titular Villa del Rey el 51 de marzo de 1967 y nombrado Auxiliar de Ciudad Bolívar, consagrado el 21 de mayo de 1967, trasladado de Ciudad Bolívar a Margarita el 18 de julio de 1969, de la que tomó posesión el 24 de octubre de 1969. Allí permaneció como Obispo hasta el 2 de octubre de 1973. fecha en la que fue nombrado Administrador ApostóHco hasta junio de 1974.

Se preocupó mucho Mons. de Gurruceaga de organizar bien su diócesis, especialmente la dotó de organismos post-conciliares, como los consejos presbiterales, de pastoral y de catequesis; promovió cursos de capacita­ción catequética, chaHas radiales, imprentas y librería diocesana.

Creó siete parroquias, incrementó cuatro nuevas comunidades religiosas, se ocupó mucho de la pastoral vocacional y ordenó dos sacerdotes.

Durante su estadía en el Estado Nueva Esparta hizo progresar mucho los Cursillos de Cristiandad, realizó una gigantesca misión con 16 misio­neros redentoristas, 20 hermanas religiosas y 80 centros misionales.

Prestó bastante atención a la formación de la Pastoral de Conjunto para los Sacramentos y adquirió algunos terrenos para capillas e iglesias.

Construyó nueve templos, restauró el Santuario del Valle y la Catedral, hizo varias casas parroquiales, la Residencia Episcopal y el edificio para la Curia Diocesana.

En La Guaira, adonde pasó el 24 de noviembre de 1973, realiza actual­mente una labor similar, con el incremento de nuevos sacerdotes, con un gran empuje dado a la catequesis y con la compra y dotación de la Sede para Residencia Episcopal.

El segundo Obispo de Margarita el Excmo. Sr. Tullo Manuel Chirivella, nació en Aguirre el 14 de noviembre de 1932, fue ordenado sacerdote el 11 de noviembre de 1956, elegido Obispo el 5 de abril de 1974, consagrado el 9 de junio de 1974, tomó posesión de su Diócesis el 22 de junio de ese mismo año. También se ha distinguido por su gran celo apostólico, pues ya ha fundado nuevas parroquias, el Seminario Hogar Nuestra Señora del Valle y se ha preocupado mucho de la educación catequética y al efecto ha instituido la Escuela de Formación Catequística y de dirigentes.

198. La Guaira. También durante el período del Dr. Rafael Caldera fue creada la Diócesis de La Guaira, siendo su primer Obispo el Excmo. Sr. Dr. Marcial Ramírez Ponce. Este Obispo es oriundo de Santiago de La Punta, Estado Mérida, donde nació el 25 de enero de 1925, fue ordena­do sacerdote el 16 de diciembre de 1951. elevado a la Iglesia Titular de Colonnata el 31 de marzo de 1967, fue consagrado el 21 de mayo de 1967. El 21 de mavo de 1967 fue nombrado Obispo Auxiliar del Excmo. Sr. Arzobispo de Barquisimeto, donde estuvo hasta el 15 de abril de 1970, cuando fue trasladado a la Diócesis de La Guaira, donde estuvo de 1970 a 1972. En esta Diócesis hizo una gran labor religiosa hasta que fue trasladado, el 5 de diciembre de 1972 como Auxiliar del Coadjutor de Caracas y nombrado Director General del Servicio de Capellanías, con cl grado de Coronel, por la sensible muerte del Excmo. Sr. Dr. Ramón I. Lizardi.

Í99. Cojedes. La última diócesis creada, v el único estado que quedaba sin ser tal. fue la de Coiedes. que comprende todo el Estado Cojedes, con una superficie de 14.000 kilómetros cuadrados, y unos 110.000 habitantes.

172

Es la diócesis de menos parroquias de la República, pues apenas tiene unas nueve. Su primer Obispo ha sido el Excmo. Sr. Medardo Luzardo Romero, nacido en los Puertos de Altagracia, Estado Zulia, el 17 de abril de 1935, ordenado sacerdote el 16 de enero de 1960; elegido el 16 de mayo de 1972, consagrado el 25 de julio de 1972. Mons. Luzardo había sido antes Vicario General en la Arquidiócesis de Maracaibo. En el poco tiempo que lleva en esta nueva Diócesis ha hecho ordenaciones sacerdotales, tiene varios seminaristas mayores estu­diando fuera de la sede diocesana, ejerce un apostolado fecundo a través de las horas radiales, construye actualmente una casa de formación y en la Diócesis se han propagado mucho los grupos carismáticos de reflexión. 200. Monseñor Henríquez. También durante el período del Presidente Caldera, el Excmo. Sr. Dr. Luis Eduardo Henríquez fue nombrado Arzo­bispo de Valencia. Este Obispo, figura de proyección continental, como lo llama el Dr. Manzo Núñez,^" es tal vez, el Sacerdote más preparado en Ciencias Eclesiásticas que posee el país. Nacido en la ciudad de Valencia el 30 de julio de 1913, ordenado sacerdote el 27 de marzo de 1937, elegido Obispo AuxiHar de Caracas el 12 de mayo de 1962, consagrado el 17 de junio de ese mismo año, fue trasladado como Obispo a la Diócesis de Valencia el 11 de noviembre de 1972 y desde 1974, fecha de la creación de la metropoHtana valenciana, es su primer Arzobispo. Allí ha realizado una intensa labor eclesial, llevando a todos los ambientes el sello de su recia personalidad, de su gran virtud y de su amplia cultura. Poeta exquisito, teólogo profundo, gran canonista, Mons. Henríquez ha sido Profesor en la Universidad Católica y en el Seminario Interdiocesano, consultor de congregaciones romanas, delegado al CELAM y al Sínodo Episcopal y tiene varias obras escritas que revelan su amor a la Iglesia, sus hondos convencimientos y su inteUgencia poco común. 201. Carlos Andrés Pérez. En el último período presidencial que hemos vivido, en el cual ha sido Jefe del Gobierno el Sr. Carlos Andrés Pérez, sólo se ha creado la nueva diócesis de San Fernando de Apure, el 12 de noviembre de 1974, que antes era Prelatura Nullius. Actualmente existen en el país 6 Arquidiócesis, 17 diócesis y cuatro vicariatos apostólicos. Durante el período del Sr. Carlos Andrés Pérez, la Iglesia ha vivido en libertad y paz, y aunque no ha logrado independizarse del poder civil en lo tocante a la parte económica, trata de predicar libremente su Evangelio sin sentirse atada al carro del Estado. Aunque se la ataca por creerla atada a determinado partido político, ella ha sabido mantenerse libre. Las asignaciones que el Gobierno da a la Iglesia son en realidad exiguas; pero ante el pueblo aparecen como si todos los sacerdotes del país estu­vieron subvencionados por el Estado. El Ministerio de Justicia, y ahora el Ministerio de Fomento Urbano cooperan en la construcción de las Iglesias. No da el Ministerio de Justicia grandes cantidades, pero tampoco a él Be le puede culpar, pues ayuda con lo poco que le asigna el Presupuesto

322. Ob. Cit. p. 189.

173

Page 88: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Nacional. También el COÑAC contriLaye para la reparación de las Iglesias que pertenecen al patrimonio nacional y que son monumentos artísticos y coloniales, como por ejemplo en la actualidad, la Iglesia de Caigua, Estado Anzoátegui, que está siendo restaurada desde sus cimientos. Digna de consideración y de alabanza es la ayuda que este Gobierno del Sr. Carlos Andrés Pérez ha prestado a la educación gratuita de la Iglesia, y, en especial, es bueno recordar el ideal del Primer Mandatario Nacional, quien ha declarado que la escuela es UNA, de lo cual se desprende que no debe haber distingos entre la escuela oficial y la no oficial, y por consi­guiente, los llamados subsidios a la escuela privada —que la Iglesia agradece, pues de otro modo no podrían subsistir sus escuelas— deberían darse con más generosidad, sin tanto retraso y con un proceso de distribución más ágil y expedito. En su Carta Pastoral sobre Educación y Política, el Episcopado Venezolano decía:

La educación es medio y fin para formar el nuevo hombre venezola­n o . . . El Estado y la iniciativa privada han de trabajar estrechamente unidos y en mutua colaboración para el logro del objetivo comtín. Ambos participan en un mismo servicio público de la más alta priori­dad nacional. Nos complace comprobar cómo este principio tan fecundo ha sido subrayado por los más altos personeros del Gobierno. Superando dicotomías y prejuicios de tiempos pasados se quiere llevar a la práctica el criterio sancionado en el Art. 79 de nuestra Carta Fundamental: "El Estado estimulará y protegerá la Educación privada que se imparta de acuerdo con los principios contenidos en esta Constitución y en las Leyes"."' 202. Monseñor Troconis. El último de los Obispos elegidos ha sido Mons. José Joaquín Troconis Montiel, designado Obispo Auxiliar del Excmo. Sr. Arzobispo de Valencia. Nació en Maracaibo el 8 de mayo de 1939. Estudió Sociología en la Universidad Gregoriana de Roma y periodismo en la Universidad de Navarra, España. Ha sido Director de La Columna, Vicario General de la Arquidiócesis de Maracaibo y director del Centro Vocacional Arquidiocesano de Maracaibo. Fue preconizado Obispo electo AuxiHar el 24 de noviembre de 1977 y consagrado en la ciudad de Maracaibo, por el Eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero, el 20 de enero de 1978. Hizo su entrada a Valencia el 2 de febrero de ese mismo año.

• • * 203. Compromiso de Evangelización. En todo este período que acabamos de analizar, hemos visto que la Iglesia ha tratado de penetrar hondamente en el pueblo y ha aprovechado la situación de plenas libertades que vive nuestro país para reclamar sus derechos y para seguir más fielmente su compromiso evangélico. Aunque ya hemos hablado de la labor de los religiosos, y hemos tocado puntos sobre el apostolado seglar y sobre los Medios de Comunicación Social, vamos a referirnos ahora a ellos en particular, pues han revestido una importancia suma en la vida eclesial.

323. Iglesia Venezuela, Año 4, enero-marzo, 1976, p. 8.

174

3 . La Iglesia y el Apostolado Seglar

204. U.D.A.C. Muchos años antes de que naciera ese entusiasmo hacia una mayor participación del laicado en el apostolado jerárquico de la Iglesia, fruto del Vaticano II, ya en Venezuela habían tenido su Edad de Oro los movimientos apostólicos, laicales, en especial los de la Acción Católica en sus cuatro grandes ramas: U.D.A.C, I.C.V., J.C.F.V., y U.H.C., que, hacia la mitad de este siglo, era considerada como la asociación príncipe entre todos los demás movimientos de apostolado seglar. La voz del gran Pontífice Pío XI, el Papa de la Acción Católica y de su Nuncio Apostólico en Venezuela, Excmo. Sr. Dr. Fernando Cento, cayó en la buena tierra venezolana y ya desde 1927 surgía la Unión de Damas de Acción Católica, siendo su primer asesor, Mons. Nicolás E. Navarro y su primera presidenta la Sra. Teresita Plaza de Reina.' "* La U.D.A.C., convertida luego en U.M.A.C., ha realizado una inmensa labor de apostolado en nuestra nación. A través de su Revista "Iris", publi­cación que duró 33 años, 1928-1961, con artículos de fondo y forma llevó su orientación cristiana a los hogares patrios. Los grandes escritos de los asesores que recordamos, P. Angel Sáenz, P. Domingo Montiel y P. Alfonso Alfonzo Vaz y de las damas dirigentes del movimiento fueron siempre voz ejemplar y palabra evangélica hacia la superación cristiana. La labor misionera de la U.M.A.C., su obra en favor de las vocaciones sacerdotales, la fundación del instituto social de la "Madre y el Niño" y la Escuela Católica de Servicios Sociales, fundada por la Srta. Inés Ponte y la Campaña contra el Hambre, realizada todos los años con grandes sacrifi­cios, son sólo algunos hechos concretos de lo mucho que la mujer de Acción Católica Venezolana ha sembrado en nuestra Iglesia. También las Damas de Acción Católica, hacia el año de 1931, pusieron las primeras semillas de lo que más adelante sería la Iuventud Católica Femenina Venezolana. 205. J.C.F.V. Independizada esta rama del árbol madre y convertida en tronco fecundo desde 1934, se extendió hasta los últimos pueblos venezola­nos con un dinamismo que hoy, no sabemos por qué causas, se perdió y nadie se atreve a buscarlo nuevamente. Sus grandes asesores, P. Pedro Pablo Tenreiro, el R. P. Víctor Iriarte y el R. P. Andrés Elustondo, trabajaron con verdadero amor cristiano y celo apostólico, y lograron metas que hoy añoramos, que pudiéramos adquirir de nuevo con sólo intentarlas. Las grandes comuniones pascuales, las asambleas fogosas y optimistas, las orientaciones hacia la política de altura, las obras educativas, el centro de Cultura Fflmica y la asistencia constante a los grupos parroquiales de reflexión son algunos de los admirables logros que obtuvieron aquellas

324. Solinas-Leoni, Ob. Cit. pp. 29 y 88.

175

Page 89: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

muchachas y que perduraron hasta hace poco, y que hoy han dado origen y paso a nuevos cuños apostólicos.

206. / . C. V. La Juventud Venezolana, J. C. V. surgió hacia 1932 y tuvo sus orígenes en el Centro Caballeros de Santiago y en el Círculo León Xin.

Muchos de los grandes líderes católicos de Venezuela como Rafael Calde­ra, P. }. Lara Peña, Arístides Calvani, Miguel Angel Landáez, Andrés Sucre y otros, de algún modo se entroncaron con ese movimiento de la Acción Católica masculina juvenil.

Después del célebre Congreso Latinoamericano de Estudiantes Católicos, celebrado ea Roma a fines del año 1: 33, y al que asistió el Dr. Rafael Caldera, se organizó en Caracas lo que podríamos llamar la primera dúrectiva de la J. C. V., siendo asesor de ella Mons. Marcos R. Tortolero.

Por las pugnas entre estudiantes universitarios a la muerte de Gómez, desapareció prácticamente la Juventud Católica y se fundó la UNE, movi­miento estudiantil que agrupó a los jóvenes católicos de entonces y fue lo que más tarde dio origen a Acción Nacional y luego al Partido Social Cristiano Copei. Años más tarde, en 1941, con el consentimiento unánime del Episcopado Patrio, el Excmo. Sr. Rafael Arias Blanco nombraba la nueva directiva del Consejo Nacional de la Juventud Católica, en la que aparecía como Presidente, Miguel Angel Landáez, como Vice-Presidente Arístides Calvani y como Secretario de Actas Roberto Alamo. La J.C.V. también se extendió a todas las parroquias católicas de la Nación. Ella fue combativa, defendió los intereses de la Iglesia y trató de ser fermento de Evangelio en los liceos y universidades del Estado.

207. U.H.C. La rama de los Hombres CatóHcos. U.H.C. tuvo sus comien­zos hacia 1935 con el Centro Ideal Católico. Tanto el Nuncio Apostólico Femando Cento, como Mons. Rafael Lovera, dieron impulso al movimiento, que años más tarde vino a convertirse en la Unión de Hombres Católicos.

Esta rama de la Acción Católica, siempre tropezó con la dificultad de que ya existían otros movimientos similares, tales como las Cofradías del Santísimo Sacramento y más tarde los Cursillos de Cristiandad y el Movi­miento Familiar Cristiano; no obstante, los Hombres Católicos se organi­zaron activamente y fruto de sus trabajos apostólicos fueron las Comuniones Pascuales masivas cada Martes Santo del año, los mensajes evangélicos a través de la prensa y de la radio, la formación de líderes católicos por medio de cursos y encuentros, y, lo que es más importante, sus miembros vivieron una gran vida de fe, fueron testimonios de Cristo en los hogares y en la sociedad y comprendieron el valor del servicio de la Iglesia de Dios.

Estas cuatro ramas de Acción Católica continuarán trabajando con todo entusiasmo hasta el advenimiento del Vaticano II. Después de este Concilio, ampliado el concepto de acción católica, y concebida no ya como colabora­ción sino como mayor participación real de los laicos en la misión de la Iglesia, los movimientos se irán apagando un poco, y surgirán nuevas formas de apostolado seglar. Fueron célebres las Comuniones Pascuales masivas en la Plaza Bolívar de Caracas y en todas las diócesis, que llevaron inmensas multitudes de hombres y mujeres a la confesión pública de la fe cristiana.

176

208. Los Movimientos especializados. Ya antes del Concilio habían surgido las formas especializadas de la Acción Católica: la J.O.C., en la que es digno de todo recuerdo el hoy Obispo de Maracay Mons. Feliciano González; la J.E.C.F., la J.E.C. y la J.R.; especialmente el Movimiento Universitario M.U.C., que en 1959 nació como grupo coordinador de las fuerzas católicas universitarias; pero que luego se hizo movimiento especidi-do de Acción Católica mixta universitaria y continuó su labor apostólica, dejando a un lado el cariz poHtico que tenía o se le atribuía. En el movimiento católico universitario trabajaron intensamente los PP. Juan Cardón, Hermán González, Leocadio Jiménez, Jesús Gazo, Guido Rihoux y Mons. Luis E. Henríquez. De entre los trabajadores de nuestra juventud es imposible silenciar el nombre del Padre Francisco Solinas-Leoni, quien con sus Cursillos y sus Campamentos —Carpas— juveniles, ha sabido entusiasmar a nuestra juventud en la búsqueda de valores cristianos y evangélicos. Los Cursillos del Padre Solinas, extendidos también a nuestros Institutos Militares, han contribuido a impregnar del espíritu cristiano a los miembros de nuestras Fuerzas Armad as.^^ Si queremos también hacer justicia, un hombre y nombre que debe ser recordado con cariño y respeto en los anales de la Acción Católica es el del P. Cipriano Abad, quien ha dado su juventud, su tdento y su sacrificio a la Iglesia. El, contra viento y marea ha capeado temporales y ha tratado de armonizar las antiguas conquistas con las nuevas búsquedas en el campo del Apostolado Segiar. Su trabajo al frente del Secretariado de Laicos del S.P.E.V. ha sido titánico, y es, mediante su esfuerzo y tesón que nació y se consoUdó el CONAS. El Movimiento llamado Encuentro Conyugal, que últimamente ha tratado de introducir en nuestro país el P. Joseph Louis antiguo Director de Caritas, la Sociedad Santijicadora del Hogar, que dirige el P. Andrés Elustondo, S. J. y la Asociación Venezolana benéfico-social Hogar Virgen de los Dolores, que traía de llevar el mensaje cristiano de liberación a nuestra juventud mascuHna abandonada y que es dirigido por el P. Hermann González Oropeza, son también obras de apostolado seglar, que trabajan por hacer llegar la palabra y la acción al pueblo. 209. Legión de María y M.F.C. Al hablar del Apostolado Seglar en Venezuela, no se puede olvidar la labor realizada por la Legión de María, violeta evangélica por su humildad, que vive cuando otros movimientos agonizan y tiene el gran valor de penetrar en la médula de nuestro pueblo. La Legión de María, extendida por todo el país, tiene unos 27 años de existencia en Venezuela. Cuenta con unos dos mil centros, y tiene unos quince mil socios activos, que dan testimonio de Iglesia y tratan de evangelizar a los hermanos. El campo específico de la Legión de María es la evangelización y cate­quesis, y en cuanto a los métodos sigue ella las orientaciones de la Iglesia. A cada socio activo se le exige un trabajo semanal de dos horas, en compañía de otro hermano, y con la obligación de informar de ello en las reuniones.

325. Ib. p. 198.

177

Page 90: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Una de las grandes obras que realiza la Legión de María es la redención de jóvenes descarriadas, y a tal efecto, hay en Caracas tres grupos de legiona­rios de hombres y mujeres que trabajan en este campo y existe la "Casa Hogar Santa María" para la recuperación de las jóvenes y para dar una catequesis auténtica a nuestra juventud.

Son dignas de consideración, entre las obras catequéticas y evangeliza-doras de la Legión de María, las llamadas Peregrinación por Cristo, o sea, que centenares de legionarios, ofrecen una semana o dos a Cristo y trabajan en la evangelización, especialmenle en zonas marginales o menos desarrolladas.

La visita a los hogares es uno de los apostolados que con mayor eficacia ejerce la Legión de María, y este trabajo da grandes frutos, pues es rm contacto personal, que transmite el Evangelio, que no se olvida y se llega a vivir.

Al hablar de la Legión de María en Venezuela, es imposible dejar de nombrar al Sr. Jesús Sullivan, quien hoy viene a trabajar en nuestra Comi­sión Episcopal de Comunicación Social y ha sido el alma de la institución, llevándola a todas las Diócesis e imprimiéndole siempre el carácter que piden sus estatutos. El Padre Juan Miguel Ganuza, apostólico jesuíta, tiene bien ganado un puesto de honor en el corazón de los venezolanos, pues él ha comprendido que este movimiento de apostolado seglar es genuínamente popular y lo ha extendido por toda la Nación. Por supuesto, que no podemos olvidar, aquí, el inmenso celo apostóUco del P. Félix Mujica, F.M.L quien fue el fundador de la Legión en Venezuela, en 1949.

Otra de las obras apostólicas que tuvo en Venezuela un gran empuje y se extendió rápidamente a todas las diócesis fue el Movimiento Familiar Cristiano.

Su edad de oro fue la década del sesenta. Está organizado diocesana y nacionalmente; pero hoy ha perdido mucho de su primer empuje. Está compuesto por matrimonios, viudas y separadas y siempre trabaja en equipo como estructura básica, tratando de promover a sus integrantes no sólo como personas, sino como miembros activos de una comunidad, que está interesada en el mejoramiento de la sociedad. En su espiritualidad abarca la triple dimensión horizontal, o sea el amor mutuo que debe ser fuente de al felicidad conyugal; vertical, es decir, la mirada hacia la fuente de todo amor que es Dios, y radial, o sea actitud constante de servicio hacia los demás.

210. Cursillos de Cristiandad. De entre los Movimientos de Apostolado Seglar que más dirigentes ha dado al país hay que señalar el denominado Cursillos de Cristiandad, al cual aludimos anteriormente. El Movimiento de Cursillos de Cristiandad nació el jueves 20 de agosto de 1959, fecha en la que, en Caracas, se dio el primer cursillo para hombres, siendo Director Espbitual el Pbro. Cesáreo Gil; Rector y roUista, Jorge del Villar; AuxiHar único: Antonio Romeu. Pese a una plantiHa tan pequeña, todo salió normal y bien. Al jueves siguiente, 27 de agosto en el Convento de las Siervas del Santísimo Sacramento de Caracas, Plaza de La Concordia, tuvo lugar el primer cursillo de cristiandad para mujeres."* Dejando a un lado cualquier comparación, por odiosa, y recordando que los Cursillos como el sol tienen sus auroras y sus crepúsculos, lo importante

326. A. Calvo, Ob. Cit. pp. 33 y ss.

178

es saber que ellos en sí mimo y con su editorial Trípode llegan a los hogares de Venezuela en multitud de libros católicos, de iluminación cristiana y de segura doctrina evangélica, y que el Movimiento de Cursillos, a través de las campañas que realiza anualmente, se va encarnando en nuestro medio.^^ 211. Otros Movimientos Apostólicos. Además de los movimientos laicales que he enumerado, muchos otros han surgido después del Vaticano II y no pocos se han estructurado para acomodarse a los tiempos modernos. La Tercera Orden Franciscana Seglar, TOE, que tiene su preferencia,' especialmente por los pobres y agrupa unos 5.000 miembros, distribuidos en fraternidades locales en diversas regiones del país; la Institución Padre Angel Sáenz; cuyo asesor es el P. Alberto Ancízar; la Unión Nacional de Cofradías del Santísimo Sacramento, todas ellas reunidas en el CONAS, vienen realizando gran labor de espiritualidad cristiana y de apostolado eclesial y evangélico. El Movimiento Social Apostólico de Damas Salesianas, fundado en Caracas en 1969; el Movimiento por un Mundo Mejor, iniciado en Caracas en 1963; la Asociación de Damas de San Vicente Paúl, nacida en 1940, son^ también instituciones que, con el testimonio de vida y el espíritu de colabora­ción comunitaria, tratan de llevar la caridad evangélica en la palabra y en el don material a los marginados. El Apostolado Seglar, tanto en nuestro país como en todo el mundo, ha tratado de buscar nuevas pistas para así acomodarse a esta Iglesia post-vaticana, que quiere llegar al corazón del mundo."^ En unos casos han perdido interés algunas cofradías o asociaciones religio­sas. Ellas tenían mucha importancia, pero se ceñían a actos esporádicos de culto. Hoy se desea mayor difusión de la caridad y del espíritu; comunitario. Algunos movimientos se han hecho mixtos, pues se ha visto la necesidad de que los jóvenes y las jóvenes emprendan juntos el trabajo apostólico; otros, en fin, que se concretaban a la contemplación, hoy se han encaminado también hacia la oración y la acción. Al cerrar este capítulo, quisiera recordar aquí el gran auge que ha tomado en el país el Movimiento Carismático, que, pese a algunas exagera­ciones, ha hecho un gran bien a las almas, especialmente a la juventud. Igualmente es bueno recordar la labor de sacerdotes y rcHgosos con los Boys-Scouts, y la importancia que la Iglesia ha dado a las Comunidades Eclesiales de Base, que tanto recomiendan la Evangelii Nuntiandi y el Sínodo de 1977.

327. Cesáreo Gil, Cristo y la Iglesia te com- 328. Véase toda la Apostollcam Actuoiltatem prometen, Caracas, 1977. del Vaticano II .

179

Page 91: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

4 . Los Medios de Comunicación Social en Venezuela

212. Primeros intentos de Prensa Católica. El periodismo es ilustración, por eso algunos ponen la fundación del Seminario de Santa Rosa, más tarde Universidad Real y Pontificia, como la época precursora del periodis­mo en Venezuela.^"

De ahí parte la historia del movimiento intelectual entre nosotros, como dice Eloy G. González, y ello se debió al Obispo de Baños y Sotornayor.

La Iglesia comprendió, como lo entendió el Gobierno revolucionario del año 1810, la importancia de la prensa, como fuerza poderosa para implantar las ideas, y para ello se valió de La Gaceta de Caracas para contestar las imputaciones de Guillermo Burke, pero es sólo tardíamente cuando ella puede intentar poseer sus propios medios para comunicar su mensaje.

Para el año de 1821 se funda la imprenta en el Zulia y el primer periódico fue el Correo del Zulia, que lo redactó el Dr. Mariano Talavera y Garcés.^»

Poco a poco la Iglesia irá sacando sus propios periódicos. En agosto de 1830 salió el primer número de "El Copiador", dirigido

por el P. José Cecilio Avila, que se distinguió por sus encendidas polémi­cas en defensa de la Religión.

Hacia el año de 1855, debían haberse apagado todos los intentos de mantener una prensa eclesiástica, pues el Ihno. Sr. Dr. Mariano Talavera y Garcés, retirado ya en Caracas de su diócesis de Guayana, al sacar el 14 de marzo de ese mismo año, el primer ntímero del periódico "Crónica Eclesiástica de Venezuela", decía:

Notándose la falta de un periódico eclesiástico en Venezuela, y no habiendo quien quiera encargarse de su redacción (porque los eclesiás­ticos capaces o están enfermos o recargados de ocupaciones del minis­terio), he resuelto a pesar de no tener toda la capacidad necesaria, y hallarme abrumado por los años y achaques, de acuerdo con el l imo. Sr. Arzobispo, tomar a mi cargo la empresa...

Este periódico duró hasta 1857 y hacia 1880, además de "El Americano" y "El Zancudo", que se abrogaban para sí el carácter de ser periódicos reli­giosos, apareció, el Angel Guardián, hebdomadario religioso, moral, científi­co y literario que lo redactaba Amendoro Urdaneta, pero en el que colabora­ron mucho los Pbros. Doctores Ladislao Amitesarove, José León Aguila y Daniel Vizcaya.

Para el 3 de marzo de 1883 saHó la Revista Dominical, que era redactada por los Pbros. Dres. Luis F. Esteves y M . F. Rodríguez.

213. La Religión y otros periódicos. Con estos altibajos de una ventana que se abría y de otra que se cerraba, al f in , el 17 de julio de 1890, salía a la luz el Diario Católico "La Religión". Sus redactores eran los Pbros.

329. Pedro Grases, Materiales... Ob. Clt. pp. 330. Ib. p. 5. 10 y SB.

180

Juan Bautista Castro, Nicanor Rivero, M . A. Espinoza y Antonio R. Silva. Todos ellos de gran fama por su talento y tanto que dos llegaron a ser Arzo­bispos, uno de Caracas y otro de Mérida.

Como se ve, aquella gente de entonces, veía alto y lejos, y por ello trataron de fundar una Compañía Anónima, de modo que el periódico pudiera subsistir sin las consabidas ayudas o limosnas de los católicos.

La Religión, considerado siempre como el decano de la prensa nacional, con alguna momentánea interrupción ha subsistido hasta nuestros días y sigue siendo el órgano oficioso del Arzobispado de Caracas.

En la provincia, además de aquel primer intento del Dr. Mariano Talaye­ra y Garcés, en 1821 en Maracaibo. hacia 1897 salió en Zaraza "La Fe", dirigida por el Pbro. Arturo Celestino Alvarez, que, aunque fue ocasional, hizo mucho bien en las almas.

En los Apuntes para Historia del Periodismo de Carahobo de Rafael Guerra, aparecen periódicos católicos del siglo pasado como "El Pastor" 1885: "El Observador", 1893: La Estrella del Mar, La Unión Católica, 1899 y El Paladín Católico, 1899 y de este siglo hay numerosas hojas parroquiales y el Boletín Diocesano.

En el Zulia se publicaron muchas hoias parroauiales como el Adalid Seráfi­co, la Ho¡Íta_ Parroquial del Pbro. Oleííario Villalobos y el Ave María, que dirigía el Pbro. Julio C. Faría, pero lo más importante que posee la Diócesis en Medios de Comunicación Social es La Voz de la Pe, la más potente emisora radial del Zulia, y el diario católico La Columna, que fue fundado por el Excmo. Sr. Marcos Serpio Godoy el 2 de enero de 1924 y ha tenido directores de la talla de Mons. Heh'menas Añez, Pbro. Miguel Govea, Pbro. Roberto Acedo. Pbro. Anpel Ríos. Pbro. Mariano Parra León, Pbro. José Méndez Romero, Pbro. José Joaquín Troconis M . , y Mons. Roberto Lucker.

En la actual Diócesis de B a ra ni sí meto bacía 1887 se publicaban El Partir, periódico quincenario, órgano de 'a Sociedad de Id Divina Pastora, El Agnus, decenario católico, baio la protección de Nuestra Señora del Carmen y hacia 1905 apareció La Pe, Hov la Diócesi^ ntiblíca un Boletín Eclesiástico.

Pnr las reoiones de Gnavana. en Inc; tiempos de Mons. Mif^nel Antonio Mejía, la Diócesis tenía la Imprenta Talavera, donde se imprimía La Gaceta Eclesiástica, oue en algún tiempo tuvo el nombre de La Verdad, y esa impren­ta sirvió también como editorial, pues se imprimieron varias obras de carác­ter histórico o religioso.

En julio de 1960 apareció el p'-'mer número de la Revista Demos, Estaba dirigida por Mons. Constantino Maradei. siendo redactores Mons. Samuel Pinto Gómez y el Pbro. Pedro Maguna Goicoechea. La revista duró unos tres años, y sacó artículos de grandes escritores católicos, tanto nacionales como internacionales, que llevaron moral y luz a los hogares venezolanos.

A l comentar el trabajo realizado por algunos Obispos, vimos cómo ellos se preocuparon mucho de establecer Medios de Comunicación Social para sus diócesis, tales como emisoras, periódicos, revistas, salas de cine. De esos medios, aunque algunos se han extinguido, otros se han renovado y están prestando una gran labor socio-religiosa.

214. Ediciones Paulinas y otros. Al hablar de las Comunicaciones Socia­les en Venezuela, es imposible olvidar la labor realizada por Ediciones

181

Page 92: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Paulinas, sea a través de la publicación de multitud de libros, sea, especial­mente, por medio de la hoja Domingo, que llega semanalmente a todos los pueblos de Venezuela; así como la Revista Protesta.

JM Editorial Trípode, a la que hicimos alusión al hablar de los Cursillos de Cristiandad, cada día va ensanchando más su radio de acción y va hacien­do penetrar el mensaje evangélico en todos los hogares del país. Es importante reseñar aquí la gran labor realizada por el Centro GumíUa, que ha editado varios folletos de promoción educativa, política, económica y religiosa; las publicaciones de la UCAB. especialmente la Revista Montalbán y la colec­ción Manoa; las obras editadas por el SPEV y los boletines eclesiásticos, tales como Presencia, Futuro y Crecer,

La editorial de los Padres Salesianos de Caracas, dirigida hoy por el P. Aldo Manolino, va también haciendo mucho fruto en nuestro pueblo, en particular hay que nombrar sus libros, fllminas y sus textos, que dan gran interés a la enseñanza de la Catcquesis.

Hay además en el país muchas revistas, que con nuevas expresiones tratan de llevar el antiguo mensaje del Evanglio y la doctrina del magisterio eclesial a los cristianos venezolanos. Entre ellas destacan Trípode, Ideales Seráficos y Venezuela Misionera.

Adsum, como órE;ano oficial del Obispado de Caracas, recoge muchos temas de actualidad; Iglesia y Vida, editada por la Parroquia de Chuao, trae siempre escritos candentes, que mueven a la reflexión; Signo, voz de la Comunidad Tuvenil de Chivacoa, nos trae el eco de la inmensa obra social realizada en aquella región de Yaracuy por Mons. Vicente Lambruschini; Lar, revista de orientación familiar, editada por los Agustinos de Caracas, recuerda cada mes a los cristianos de Venezuela la necesidad de la familia como centro del amor en la educación de la sociedad.

También la Arquidiócesis de Barquisimeto publicó hasta hace poco el quincenario Fá y Acción, aue como lo indica su nombre estimulaba al pueblo a actualizar el mensaje de la fe.

Las dos revistas más cuestionadas del país son SIC, que como ya dijimos fue fundada por el P. Manuel Aguirre Elorriaga, S.J., como órgano del Seminario Interdiocesano de Caracas (eso significa SIC) y Nuevo Mundo, Reyjsta de Orientación Pastoral, editada por los Padres Capuchinos de la Iglesia Chiquinquirá de Caracas.

Ambas revistas traen siempre artículos que, aunque no se esté de acuerdo con ellos, son fruto de un inmenso trabajo, de un gran amor a la Iglesia y, por consiguiente, invitan a la reflexión.^^'

' 215. Iglesia y Comunicación. Y baste con esto para damos cuenta de lo que se ha hecho en Venezuela, en lo tocante a Medios de Comunicación Social. Es una lástima que la Iglesia no ha podido penetrar en la televi­sión, no sólo al no poseer televisora propia, sino al descuidar la comunica­ción con el pueblo a través de esos instrumentos sociales de comunicación.

Aunque ha habido intento de realizar programas televisados, como Vida y Destino, programa que cada semana lanzaban los Mons. Luis E. Henríquez y Juan F. Hernández con un éxito formidable, es queja comtín del pueblo

331. Para el estudio de los medios de comu­nicación social, véase: Benito D. Spoletlni, Co­municación Social e Iglesia, Bogotá, 1977.

182

de que la Iglesia está ausente en su comunicación con el país y de que ella debería informar y orientar más sobre los grandes acontecimientos naciona­les. Pese a esta queja, que en parte es justa, no debe olvidarse la inmensa labor de Evangelización que realizó la Iglesia a través de La Voz de la Patria, las Escuelas Radiofónicas de Tovar, la Voz de la Fe, de Maracaibo, la Emisora Diocesana del Táchira y los mini programas de Radio Rumbos de Pedro Miguel Suárez y del Padre Omar Ramos Cordero.

Además de esto, conviene hacer resaltar los programas radiales, que tanto los Obispos personalmente, como muchos Sacerdotes y seglares católi­cos tienen en todos los Estados del País.

183

Page 93: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

5. La Iglesia y los Religiosos

216. Resurgimiento. Después de la Independencia, la Iglesia de Venezuela entrará en un franco período de deterioro, tanto en sus cuadros humanos como en sus recursos materiales, todo lo cual repercutirá también en el progreso de la Nación.

Aunque se quiera alegar que el estancamiento del País se debió a las revoluciones, la Iglesia con su predicación de paz y con su llamado conti­nuo al orden y a la moral hubiera sido, sin duda alguna, factor de avance en el progreso material y hubiera contenido las ansias de mando de los nuevos amos y la multiplicación de los caciques.

Sabido es que con el arreglo hecho por Mons. Roque Cocchia, ocupó la Silla Arzobispal de Caracas el l imo. Sr. José Antonio Ponte. Con este Arzobispo, y especialmente con los tres siguientes; Uzcátegui, Castro y Rincón, amainó la tormenta contra la Iglesia y se admitió, al menos, que ella podría ayudar a resolver muchas de las ingentes necesidades por las que atravesaba el país.

Abiertas las puertas del país a las Congregaciones Religiosas, no por abrogación de leyes, que quedaron idénticas, sino por tolerancia o conce­sión del gobernante de turno, comenzaron a entrar religiosos y religiosas, quienes, ahora como en la Conquista y en la Colonia, abarcaron principal­mente tres ramos: la beneficencia, la educación y las misiones.

No sólo vinieron religiosos de fuera, sino que surgieron varias congrega­ciones venezolanas, quienes, cada una con su carisma, contribuyeron al resurgimiento material y espiritual del país.

217. Congregaciones Religiosas venezolanas. Así surgieron las Siervas del S?ntísim_o Sacramento, dedicadas a la contemplación; las Hermanitas de los Pobres, fundadas por el Padre Santiago Machado y la Madre Emilia de San José,^^^ muerta en olor de santidad, con el carisma especial de trabajar en los hospitales; las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas por Isabel Lagrange y el Padre Calixto González, con la finalidad de colabo­rar en la educación cristiana de la juventud; las Carmelitas de la Madre Candelaria, obra de Mons. Sosa y la Hermana Candelaria, fundadas para atender a los enfermos; las Hermanas Catequistas de Lourdes, nacidas del gran espíritu apostólico del Padre José Manuel Jiménez, con el objetivo de impartir la catcquesis; las Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas por el Padre Vicente López y la Madre María de San José, con la finalidad de atender hospitales y ancianatos; las Misioneras de la Comunidad Cristiana, fundadas especialmente para la promoción de las piases marginadas; las Dominicas Venezolanas de Santa Rosa de Lima y las Siervas de Jesús.

332. Véase: Vida de la Sierva de Dios Madre Emilia de San José, Zaragoza, 1968.

184

A estas fundaciones hay que añadir las Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver, fundación de la Madre Marcelina de San José y 21 venezolanas en Barranquilla, Colombia, con el objetivo de atender a los pobres; y las Hermanas Dominicas Contemplativas Venezolanas, quienes, después de la expulsión de Guzmán Blanco, mantuvieron su convento en Trinidad y algunas de las hermanas volvieron a Venezuela en 1968. Es curio­so pensar que sea en esta época tan convulsionada, cuando surja la vida contemplativa en el país. Es que la persona humana necesita la unión con Dios en la Oración.

218. Los Religiosos Extranjeros. El Directorio de la Iglesia Católica en Venezuela, editado todos los años por el Centro de Investigaciones Sociales (Cisor), en su edición de 1977, enumera 156 congregaciones religiosas femeninas extranjeras, que trabajan en Venezuela, y 40 Congregaciones de religiosos esparcidos por todo el país. . Según datos que trae Porras: — ••

Para 1960 las diez órdenes religiosas más numerosas en Venezuela eran: Jesuítas (150), Salesianos (116). Capuchinos (90), Paúles (81), Dominicos (75). Agustinos Recoletos (54), Budistas (54) ,

Benedictinos (41), Agustinos Ermitaños (35), Hermanos de las Escuelas Cristianas (131). Los religiosos masculinos españoles en Venezuela (1976) tienen 130 casas, siendo los más numerosos: Capuchinos (30 casas), Agustinos Recoletos (251. Dominicos (17), Carmelitas de la A . O. (10), Franciscanos (7) , y Pasionistas (7).^^^

A estos religiosos y religiosas hav aue añadir los llamados Tnstltutos Seculares, o sea los que siguen la práctica de los consejos evangélicos en el mundo: La Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús, quienes desde la Casa Mosen Sol de Caracas dirigen los Cursillos de Cristiandad de toda Venezuela: la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, Ópus Dei, que inició sus actividades apostólicas en Venezuela el año de 1942 y hoy se encuentra extendida en varias diócesis de la República; las Hermanas del Apostolado del Bien, las Hijas de la Natividad de María y la Institución Tereslana.

De entre las Congregaciones Religiosas laicales son dignas de todo enco­mio, por su trabajo efectivo en nuestro naís; los Hermanos de las Escuelas Cristianas, los Hermanos Maristas y los Hermanos del Evangelio. Los prime­ros han sido abanderados en la educación de nuestra iuventud y los tíltimos se han ido a tierras de misiones y es ingente el trabajo realizado en Santa María de Erebato, Alto Caura, Estado Bolívar. A la labor de evangelización de nuestros indígenas se ha seguido una gran concientización de promo­ción humana y un antropologismo sano, que ha dado grandes frutos.

Como lo hemos recalcado en otras ocasiones, la gran mayoría de las Congregaciones Religiosas venidas al país se dedicaron a la educación. Así, de los 554 colegios que agrupa AVEC. 224 son atendidos por religio­sas, 82 por religiosos y los demás dependen de otros organismos católicos como Fe y Alegría, Apep, etc.

219. Nuevos carismas. Muchas religiosas, con el fin de vivir con más intensidad su voto de pobreza, se han ido a vivir a los barrios marginados,

333. Ob. Cit. p. 190.

185

Page 94: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

han optado por marcharse a tierras de misiones a promover a los indígenas y son innumerables las que están colaborando con los párrocos en la catcquesis, en las Comunidades Eclesiales de Base y en el trabajo de formación de los Grupos Juveniles.

Una de las modalidades de la Iglesia de hoy es la creación de las Vicarías de Religiosas. A l frente de ellas se encuentran hoy muchas religiosas, quienes, en caso de necesidad, suplen a los párrocos en los entierros, en la catcquesis, en la distribución de la Eucaristía, en los bautismos, en los matrimonios, en las liturgias de la Palabra y en todas aquellas acciones cultuales en las que no se requiere el Sacramento del Orden.

Una labor eminentemente evangélica como la de curar a los enfermos, V que es secundada con cariño y entusiasmo por el pueblo, en especial a través de la televisión, es la que hace la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Los Hermanos de San Juan de Dios, venidos nuevamente a Venezuela en 1942. en el Hospital de San Juan de Dios de Caracas y en el Hospital Clínico de San Rafael de Maracaibo, van a los espíritus a través de los cuerpos y son la meior presencia de la Iglesia en las almas de los sufridos, a quienes llevan el mensaje de la esperanza, de la resurrección y de la vida.

Además de esta labor educativa, pastoral y de acción social desarrollada por los religiosos, hay que deternerse en la obra misionera, labor específica para la que muchos fuemn llamados, y en donde ellos han demostrado su sacrificio y renuncia en favor de nuestros indígenas.

Como es sabido, extinguidas las misiones con las guerras de la Indepen­dencia, hubo varios conatos para restablecerlas, pero sólo en este siglo se lo^.'-ó instaui-ariíis. Ponro a continuación los datos de las cuatro misiones católicas existentes en Venezuela, tal como me los enviaron los misioneros que trabajan en ellas.

220. Vicariato Apostólico del Caroní. Fundación. E l Vicariato Apostólico del Caroní fue fimdfdo pnrn atender a los indígenas residentes en el Sur-Este del Estado Bolívar y en el Territorio Federal Delta Amacuro.

El día 21 de febrero de 1922 se firmó un Convenio entre el Gobierno Nacional v la Orden Franciscano-Capuchina, por el que debería regirse el nuevo Vicariato.

Los límites del Vicariato, establecidos en el mismo Texto del Convenio, son los siguientes: Por el Norte, desde el puerto de San Félix sobre el río Orinoco, la costa de este rio hasta encontrar el límite del Territorio Federal Delta Amacuro. Territorio que oueda íntegramente comprendido en el territorio de la misión; al Este, el límite de Venezuela con la Guayana Britá­nica; al Sur, el límite con el Brasil hasta el nacimiento del río Paragua en la Sierra Pakaraimá: y al Oeste, el curso del río Paragua hasta su desembocadu­ra en el Caroní. luego este río hasta el nuerto de San Félix.

Erección Canónica. La erección canónica se efectuó por las Letras Apostó­licas Ovoties Romani Pontífices, de S.S. Pío X I , del día 4 de marzo de 1922.

Primer Vicario Apostólico. El 27 de noviembre de 1923 es nombrado para primer Vicario Apostólico el R. P. Bienvenido de Carucedo, OFMCap.. quien en adelante será conocido con el nombre del bautismo: Mons. Diego Antonio Alonso Nistal.

186

El 23 de diciembre de 1923 es nombrado Obispo Titular de Doriles, recibiendo la consagración episcopal en la Iglesia de los PP. Capuchinos de Caracas, Las Mercedes (Luneta a Mercedes, 48) , el día 1 de mayo de 1924.

Mons. Diego A. Alonso Nistal nació en Carucedo (León, España) el 2 de junio de 1871. Se ordenó sacerdote el 8 de junio de 1895; vistió el hábito capuchino el 24 de enero de 1897. En 1910 fue destinado a Venezuela. En 1918. con el P. Arcángel Valdivia hizo una exploración por Guayana y Delta Amacuro, para estudiar las posiblidades de establecer una Misión. Era Suprior del Convento de Maracaibo cuando fue nombrado Vicario ApostóHco del Caroní.

Toma óñ posesir^n. El día 11 de mayo de 1924 toma posesión canónica del Vicariato, por intermedio del P. Samuel de San Mateo, OFMCap., en Tucupita.

Entrada en el Vicariato. El día 1 de julio de 1924 hace su solemne entrada en Upata. donde fija la Sede del Vicariato ApostóHco.

En junio de 1937, por motivos de enfermedad renuncia ante el Santo Padre, que le nombra Administrador Apostólico hasta el nombramiento del Nuevo Vicario.

El 24 de marzo de 1938. agravándose su enfermedad, autorizado por la Sagrada Congreeación. nombra Administrador Ap. ad tempus, al M.R.P, Caferino de La Aldea, OFMCap., y se ausenta definitivamente del Vicariato.

El 23 de mavo de 1938 fallece en Caracas, siendo sepultado en el presbi­terio de la Iglesia de Las Mercedes, donde había sido consagrado Obispo.

Las Cuasíparroquias. El Vicariato Apostólico del Caroní estaba inicialmen-te intesrado por dos regiones pastoralmente diferentes.

La primera estaba constituida por las cuasiparroquias desmembradas de la Diócesis de Ciudad Bolívar al oriente del río Caroní, con fieles criollos, además de Tucupita en el T.F. Delta Amacuro.

La segunda era fundamentalmente la oue bahía ocasionado la fundación del Vicariato para atender a la cristianización y desarrollo social de los indígenas aue la poblaban. Esta región habitada por indígenas comprendía gran parte del Delta Amacuro v el Sureste del Estado Bolívar.

Para fines del 1924 los pueblos de criollos ya tenían residiendo los nuevos Cuasipárrocos Capuchinos.

Tucupita: P. Samuel de San Mateo, cuasinárroco: PP. Benigno de Freshe-llino, Santos de Abelgas y Bonifacio de Olea, Coadjutores.

Upata: P. Crisós^omo de Bustamante, Cuasipárroco; P. Inocencio de La Antigua, Coadjutor.

F l Palmar: P. Justino de Villares. Cuasipárroco. San Félix: P. Angel de Lieres, Cuasipárroco. Guasipati: P. Dionisio de Curillas, Cuasipárroco. Fundaciones entre indígenas. Durante el Gobierno de Mons. Diego A .

Alonso Nistal se hacen las siguientes fundaciones de residencias misionales entre indígenas:

Divina Pastora de Araguaimujo; el 14 de marzo de 1925, se establece la primera estación misional en la margen derecha del Caño Araguaimujo, brazo del Araguao.

San Antonio de Barima: A instancias del Gobierno se hizo esta segunda fundación muy estratégica para seguridad de la frontera en Río Barima,

187

Page 95: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

donde la frontera cruza este río, lugar en que había habido una Comisaría de Fronteras.

San José de Amacuro: La Casa Misión del Barima era insostenible por lo insalubre de la región. El 19 de diciembre de 1927 se empezó el traslado de utensilios y personal a la nueva Casa Misión que se llamó San José de Amacuro. Estaba a 73 kilómetros de la desembocadura del río en un cerro llamado Wauza.

Las Hermanas Misioneras. Por la dispersión de los poblados indígenas se adoptó en el Vicariato el sistema de Internados, para poder atender mejor a la formación humana de los niños indígenas.

Para este menester se optó por llamar a colaborar en el apostolado a Hermanas Misioneras. Las primeras en llegar fueron las H H . TT. Capuchinas de la Sagrada Familia; estaban en Tucupita el día 2 de abril de 1928. Se encargaron de los Internados de Araguaimujo y Amacuro; más adelante se establecieron en San Francisco de Guayo y fundaron un Colegio en Tucupita.

Excursión por el Paragua, Caroní y Carrao. Siguiendo las directrices del Convenio, una vez que se establecen las primeras casas entre indígenas en la región Delta Amacuro se proyectan fundaciones en el Alto Caroní. Para ello, dado que se ignora la situación general de esta región y de.sus Habitantes, el año 1929 se hace una excursión saliendo desde San Pedro de Las Bocas, remontando el Caroní hasta Urlmán; de allí pasan al valle de Kamarata, que recorren de Sur a Norte; remontan el Carrao hasta la vía indígena por la Sierra de Lema, que atraviesan para caer al Chikanán, al Cuyuní y regresar a Upata por El Dorado y Tumeremo. ' Santa Elena de Wairén. En 1930 Mons. Nistal y el P. Ceferino inician un reconocimiento de la región más allá de la Sierra de Lema; Mons. Nistal no puede subir por lo que se llamó "La Escalera", llegando sólo el P. Ceferi­no por vez primera y por esta vía a lo que se llamaría después la Gran Sabana. Era el mes de junio.

En la región de Luepa se habían establecido los protestantes de Guyana, con una Escuela y Bandera al aire.

El informe de Mons. Nistal al Gobierno originó la fundación de un Puesto de Guardia de Fronteras, y el retiro de los protestantes ingleses más allá de la frontera convenida en los Tratados.

El 14 de febrero de 1931 salían de casa los expedicionarios, destinados a la fundación. Cruzan de Norte a Sur toda la región, llegan al cerro Akurima, a pocos kilómetros de la frontera Sur, y se establecen en una choza provi­sional. El 2S de abril de 1931 se inaugura la primera Casa Misión de la Gran Sabana.

San Francisco de Luepa. Para quitar apetencias a los invasores guyaneses y para tener una estación de descanso en el viaje hacia el Sur, se funda un nuevo Centro Misional en el sitio preciso donde habían tenido los protestantes su asentamiento. Esto sucedía el 4 de junio de 1933.

Cuando Mons. Nistal, por motivos de salud renuncia al gobierno del Vicariato, lo deja ya en marcha. Ha sido un incansable Pastor que recorrió su jurisdicción en todas direcciones, a pesar de las dificultades de transporte.

Las Hermanas Franciscanas. La última gran obra de Mons. Nistal fue sin duda la traída de las Hermanas Terciarias Franciscanas del Sagrado

188

Corazón de Jesús, fundación venezolana, para atender a la educación de las indígenas de los Centros Misionales de la Gran Sabana.

Gobernó Mons. Nistal el Vicariato Apostólico del Caroní desde el U de mayo de 1922 hasta el 24 de marzo de 1938.

Mons. Constantino Gómez Villa. A l obtener permiso para ausentarse del Vicariato, Mons. Nistal con instrucciones de nombrar un Administrador' Apostólico ad tempus, el 24 de marzo de 1938 nombra para ese cargo al M.R.P. Ceferino de La Aldea, Superior Regular de los PP. Capuchinos del Vicariato.

El 14 de julio de 1938 es creado Obispo Titular de Cucusa y segundo Vicario Apostólico del Caroní, llevando en adelante el nombre de bautismo, Mons. Constantino Gómez Vil la . Fue consagrado Obispo el 18 de diciembre de 1938, en la Iglesia de Las Mercedes.

Nació Mons. Constantino Gómez en la Aldea del Puente, Provincia de León (España) el 11 de abril de 1891; vistió el hábito de capuchino pl 5 de abril de 1907; fue ordenado sacerdote el 8 de abril de 1916.

Cursó estudios superiores eclesiásticos en Roma; ejerció de Lector dé Teología en el Colegio Mayor de PP. Capuchinos de León. El 17 de diciem­bre de 1927 llegó al Vicariato, como Consejero del Superior Regular.

El 1 de enero de 1928 es nombrado Párroco de Upata; en 1931 es elegi­do Superior Regular, cargo que ejerce hasta ser nombrado Administrador Apostólico y luego Vicario Apostólico.

Tanto de Superior Regular como de Vicario Apostólico, Mons. Gómez ha sido un incansable visitador de todos los caseríos de la dilatada juris­dicción, igual a pie, que en lancha, en avión y a caballo. Durante su gobier­no, que inició el día 30 de enero de 1939 en la Vil la de Upata, Mons. Gómez ha sabido llevar hacia adelante el complicado apostolado del Vicariato.

Seminario Indígena. Una de las mayores iniciativas de Mons. Gómez ha sido sin duda la fundación del Seminario para el Clero indígena del Vicaria­to. Se inaugura en la cercanía de Upata el día 28 de abril de 1940.

Cuando el año 1954 se reestructuró el Vicariato del Caroní con la creación del Vicariato de Tucupita y reintegración de las Parroquias de criollos a la Diócesis de Ciudad Bolívar, el Seminario fue trasladado a Santa Teresita de Kavanayén, donde siguió funcionando normalmente hasta el año 1959.

Santuario de Kavanayén. Por motivos ecológicos hubo que trasladar la Casa Misión de Luepa un kilómetro más al Sur, en las cabeceras de la-quebrada Kavanayén; allí se levantaron los nuevos edificios de piedra y cemento con miras a un gran colegio en el que recibieran educación los indígenas de la región.

Adosado al edificio misional se levantó un hermoso templo en honor de Santa Teresita del Niño Jesús, que años adelante fue declarado por el Episcopado, Santuario Nacional de Santa Teresita.

El nuevo Centro de Kavanayén empezó a funcionar el 5 de agosto de 1942. Nuevos límites del Caroní. El 30 de junio de 1954, la Sagrada Congrega­

ción de Propaganda Fide decreta la erección del Vicariato de Tucupita, con territorio desmembrado del Vicariato del Caroní. Igualmente decreta que las Cuasiparroquias de criollos del Vicariato del Caroní, al norte del Parale­lo 6? se reintegren a la Diócesis de Ciudad Bolívar.

189

Page 96: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

En virtud de ambos decretos el \'icariato del Caroní queda con estos nuevos límites territoriales: al norte: partiendo del Cerro Venamo, casi el 6? paralelo boreal, en la frontera con la Guayana Inglesa, una línea que siga las serranías que van hacia occidente, que dividen las aguas del Cuyuní, al norte de las de la cuenca del Caroní al sur, hasta encontrar al mismo río Caroní, incluyendo en el territorio del Vicariato los valles de los ríos Carrao y Antavari, que fluyen por la derecha en confluencia con El Pao, que por la izquierda desemboca en el Caroní. A l oeste: el confín sigue por el río Pao aguas arriba hasta sus fuentes, y la división de aguas entre los ríos Aro y Caura, por una parte y el río Paragua por la otra, hasta la frontera con el Brasil. A l sur y sur-este: la misma frontera con el Brasil. A l este: la frontera con la Guayana Inglesa hasta el Venamo.

Nueva Sede del Vicariato. El Vicario Apostólico selecciona para Sede a Santa Elena del Wairén, a donde llega el día 5 de noviembre de 1954.

En julio de 1954 empieza a funcionar pobremente el Centro Misional de Kamarata, donde no tardará en construirse el gran edificio misional, dedicado a Nuestra Señora de Coromoto.

El 29 de diciembre de 1963 llegan a Kamarata las Hermanas Dominicas que se encargan de la educación de las niñas indígenas y de la Escuela Misional.

Santa María de Wonken. El Pbro. Fernando Zapata inicia el día 7 de noviembre de 1957 su vida en el rancho con que se inicia la fundación de este Centro Misional, a medio camino entre los de Kavanayén y Santa Elena. Por dos veces se cambia de lugar este centro, hasta que se constru­yen los edificios definitivos diez kilómetros más al sur.

Renuncia de Mons. Constantino Gómez. El día 11 de octubre de 1967 envía Mons. Gómez de Villa su renuncia al Vicariato por motivos de edad. Sigue al frente del Vicariato hasta la toma de posesión del nuevo Vicario Apostólico, el día 1 de septiembre de 1968. El día 17 sale para Kavanayén y de allí se traslada a Caracas, donde piensa fijar su residencia. Por motivos de salud se establece después en Ciudad Bolívar, donde reside en la Parro­quia del Sagrado Corazón de Jesús (Avda. Germania) a cargo de los Padres Capuchinos.

Nuevo Vicario Apostólico. El 31 de marzo de 1968 se conoce públicamen­te el nombramiento hecho el 11 del mismo mes por el Santo Padre Pablo V I , que recayó en el P. Bienvenido de Villacidayo, OFMCap., para tercer Vicario Ap. del Caroní; en adelante se llamará con el nombre del bautismo: Mons. Mariano Gutiérrez Salazar.

Nació Mons. Mariano en Villacidayo (León, España) , el 14 de junio de 1915; recibió el hábito capuchino el 29 de septiembre de 1931. Fue orde­nado sacerdote el 9 de junio de 1939.

Después de ejercer la enseñanza de lenguas clásicas en el Seminario capuchino de Madrid, llegó a Venezuela, entrando al Vicariato del Caroní el 7 de mayo de 1948.

Fue encargado de las clases de Teología en el Seminario Indígena de Upata, siendo después rector del mismo, hasta que fue elegido Superior Regular en 1957.

Se consagró Obispo el 28 de julio de 1968, en la Iglesia Catedral de Ciudad Bolívar. Tomó canónica posesión el 1 de septiembre del mismo año 1968.

190

El nuevo Vicario Apostólico conoce la lengua de los indígenas de la Gran Sabana, que emplea con soltura en sus predicaciones y trato ordina­rio; ha preparado varios trabajos sobre la misma y su Uteratura. Entre ellos Gramática Suscinta de la Lengua Pemón; Catecismo bilingüe, para varios grados; trozos selectos de la literatura Pemón; etc.

Ha recorrido todo el Vicariato en frecuentes visitas apostólicas a los caseríos indígenas.

Durante su gobierno han llegado a la Misión de Wonkén las RR. Tercia­rias Franciscanas de la Madre del Divino Pastor; en este Centro se ha establecido una Escuela Granja, para los alumnos indígenas de la región.

Se han oficializado todas las Escuelas que anteriormente eran misiona­les, pagando el Ministerio de Educación los Maestros y Profesores. Se ha establecido un Ciclo Básico en Santa Elena del Wairén, al que concurren indígenas de todo el Vicariato a cursar el Bachillerato.

Estación Misional de Uriman. En el mes de noviembre de 1975 llegaron al poblado de Urimán, en la margen derecha del Caroní, poco más arriba de la desembocadura en este río del Urimán, las Hermanas Misioneras del Divino Maestro. Se han encargado de las Escuelas y Dispensario.

Dirige la estación misional un P. Capuchino a cuyo cuidado están los caseríos indígenas de ambas márgenes del Caroní desde la desembocadura del Ikabarú hasta la boca del Parupa, por la margen izquierda en el Caroní, aguas arriba de San Salvador de Paúl.

División del Vicariato El Vicariato del Caroní está dividido en cinco Cuasiparroquias: Santa Elena del Wairén; Santa Teresita de Kavanayén; Nuestra Señora de Coromoto de Kamarata; San Isidro de La Paragua y Santa María de Wonkén. Urimán no tiene aun categoría de cuasiparroquia.

Personal Misionero. En el Vicariato del Caroní trabajan en la actualidad con el Excmo. Sr. Vicario Apostólico, 10 Padres Capuchinos, 3 Hermanos no clérigos; 2 sacerdotes seculares, uno de ellos indígena Pemón; 19 religio­sas y cuatro congregaciones distintas.

Se han ordenado sacerdote dos indígenas Pemón, uno secular y otro Paúl; han profesado once religiosas indígenas en diversas congregaciones.

Actualmente hay 50 maestros graduados indígenas; algunos normalistas. Dan clases en las escuelas oficiales del Vicariato; algunos ejercen fuera, en centros oficiales.

Funcionan en el Vicariato dos Centros Terciarios Franciscanos, con un total de casi doscientos miembros, que cumplen estrictamente los estatutos de la V O T .

El cumplimiento sacramental entre los indígenas es de un porcentaje elevado en los Centros Misionales y su jurisdicción más cercana.

En el Vicariato hay tres comunidades de Adventistas del Séptimo Día, con un fuerte proseíitismo hacia los indígenas católicos. No es fácil el diálogo con ellos.

Tienen prácticas socioreligiosas muy marcadas; algunas de ellas inciden fuertemente en su salud, precaria y predispuesta a la tuberculosis, por escasa alimentación proteínica.

Según el contrato con el Gobierno, el Ministerio de Justicia debe subven­cionar a las necesidades de la Misión. Ciertamente da anualmente una ayuda, que no tiene equivalencia a los gastos y escasez de vida, sobre todo por causa del transporte aéreo de mercancías a varios centros misionales.

191

Page 97: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

La mayor carga económica del Vicariato la sobrelleva la Santa Madre Iglesia, entendida por tal nombre la ayuda pecuniaria de Roma, de los fieles y de las Congregaciones que trabajan en los diversos Centros Misionales.

La diferencia es; de dos partes de tres ayuda la Iglesia; una tercera parte aporta el Estado venezolano.

221. Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho. La Historia de la Prefectura Apostólico del Alto Orinoco, hoy Vicariato ApostóHco de Puerto Ayacucho, es como sigue:

Hacia el 28 de diciembre de 1927 el Rvdmo. Padre Enrique de Ferrari, Inspector Salesiano y su Secretario el P. Carlos Engel, comisionados ambos por el Gobierno Nacional, hacen un viaje para explorar las regiones del Alto Orinoco, en vistas a la fundación de una Prefectura Apostólica en esas regiones.

A l volver traen algimos indios guahibos, benibas y maquiritares. Volvían el 10 de abril de 1928.

El día 13 de agosto de 1933 se hace la erección canónica de la Prefectura Apostólica del Alto Orinoco, se nombra como titular al l imo. Mons. Enrique de Ferrari.

El 24 de agosto de ese mismo año, el Excmo. Sr. Arzobispo de Caracas, Mons. Felipe Rincón González, presidía, en el templo de María Auxiliadora de Sarria, la despedida de los primeros misioneros. El grupo que partía en el vapor San Juan desde La Guaira, ese mismo día, estaba compuesto por Mons. Enrique de Ferrari, Prefecto Apostólico, los Padres José Bierodl y Alfredo Bonveccio y los Hermanos: Gregorio, Odúber, Moisés Cerón y Fridolín Bush.

E l viaje duró unos quince días y en el camino los misioneros tuvieron ocasión de conocer las poblaciones de Carenero, Higuerote, Carúpano, Cuma-ná. Guanta, Río Caribe, Güiria, Tucupita, Pedernales, San Félix, Barrancas, Ciudad Bolívar, Calcara de Orinoco y La Urbana.

El 12 de septiembre de 1933 fueron recibidos en Puerto Ayacucho por el Gobernador del Territorio Amazonas, Coronel Jesús Canelón y por todos los habitantes del pueblo.

Numerosas peripecias y hechos característicos de las fundaciones ameni­zaron un poco el duro trabajo del primer mes de vida de los Salesianos en Puerto Ayacucho. Trabajo costó adaptar un antiguo cuartel para vivienda y. demás dependencias de la Misión.

En diciembre de 1933 las pobres construcciones habían cedido paso a otras, algo más resistentes, pero siempre precarias. Ese fue el hogar que cobijó a los religiosos por un tiempo, o sea cuatro cabanas juntas y una separada, y eso sirvió para el primer despliegue del apostolado misio­nero. La radio, las conversaciones, eí pasatiempo fueron la distracción de la población, al mismo tiempo que constituyeron ocasión propicia para ejercer el trabajo ministerial.

Accidentalmente llegaron a la misión algunos indios piaroas y guahibos. Venían a cambiar sus productos por otros alimentos. Esta visita fue la ocasión de la primera salida.

Los misioneros dedicados en un principio a la atención de los niños, los ancianos y los enfermos formaron una comunidad de unas setenta personas. Era necesario saHr y, finalmente, se planteó la primera excursión eíi busca :d& otras alnias. :

192

Para esa primera excursión, Mons. de Ferrari compró una lancha que se llamó Santa Teresita. Esta fue llevada por tierra hasta el río Samariapo. EJ 19 de julio de 1935 se inició la travesía del río. Divisaron varias colo­nias indígenas y les prometieron visitarlas al regreso. En todas partes fueron recibidos con cariño y alegría.

En San Fernando de Atabapo las campanas tocaron a fiesta a la llegada de los misioneros. Fue una sorpresa, pero al mismo tiempo determinó en el Prefecto Apostólico la voluntad de entregarse todo entero a aquellas almas. Se trabajó un tiempo considerable. La gente, movida por la curiosidad primero, por interés luego, fue siguiendo la labor apostólica de Mons. de Ferrari y del Sacerdote que lo acompañaba. Comenzó a renacer el ansia de lo religioso: Catecismo, misa, rosario. . . Total 70 bautismos, 70 confir­maciones, 10 matrimonios.

Allí se quedó el Sacerdote y Mons. Ferrari siguió navegando por el Casiquiare visitando los caseríos hasta San Carlos: se multiplicó el trabajo, pero se vieron los frutos.

De San Carlos a Maroa y de allí a Puerto Ayacucho. El viaje tuvo muchos incidentes y tanto Mons. de Ferrari como su acompañante estuvieron varias veces en peligro de perder la vida.

Aquí en Puerto Ayacucho Mons. Enrique de Ferrari continuará su labor apostólica y la obra de los Padres Salesianos se irá extendiendo hacia todo el territorio y llegará hasta los límites con el Brasil.

Durante la Prefectura Apostólica de Mons. de Ferrari se fundaron las siguientes casas: En Puerto Ayacucho: el Asilo Pío X I 1933), dedicado enteramente a los varones; el Colegio Madre Mazzarello (1940), dedicado a las niñas y atendido por las Hijas de María Auxiliadora; en San Fernando de Atabapo (1933) se fundó una parroquia; en Maroa se fundó otra parroquia; en Coromoto se hizo una casa dedicada a la evangelización.

La obra de Mons. Ferrari fue lenta, pero efectiva. El territorio misional comprende unos 175.750 kilómetros cuadrados, está sumamente deshabitado y tiene pocas vías de comunicación.

Mons. de Ferrari, después de haber trabajado intensamente por los indíge­nas, murió el 3 de agosto de 1945. '

A Mons. Ferrari le sucedió en la misión el l imo. Sr. Cosme Alterio, quien estuvo poco tiempo en ella (1945-1949).

Desde el 8 de junio de 1951 hasta su renuncia por razón de edad, ocupó el ahora Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho el Excmo. Sr. Dr. Segundo García Fernández, siendo su Primer Vicario Apostólico, y antes, hasta el 1952, Prefecto. Nació en Laguna de Negrillos, Astorga, el 4 de noviembre de 1899; fue ordenado Sacerdote el 8 de julio de 1928, elegido Obispo el 7 de mayo de 1953 y consagrado el 20 de septiembre de ese mismo año.

Mons. Segundo García, de una inmensa bondad, sumamente estimado en su Congregación, trabajó intensamente por la Misión.

En 1952 hizo la bella Catedral. Ese mismo año fabricó la Vicaría actual, que es residencia del Obispo. Su obra se extendió por la isla de Ratón, por San Juan de Manapiare, Ocamo, la Esmeralda, Mavaca, San Fernando de Atabapo y Puerto Ayacucho, en donde llevó religiosas para atención de los colegios, fundó nuevas parroquias, construyó escuelas técnicas y, en

193

Page 98: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

especial atendió a la evangelización de los aborígenes y a su promoción humana. Murió en Roma el 6 de junio de 1975.

Desde 1974, por renuncia del Excmo. Sr. Dr. Segundo García, fue nombra­do Mons. Enzo Ceccarelli Vicario Apostólico de Puerto Ayacucho. Nacido en Alberti , Argentina, el 31 de agosto de 1918; ordenado Sacerdote el 31 de agosto de 1947; elegido Obispo el 5 de octubre de 1974, fue consagrado en la Catedral de Puerto Ayacucho, el 12 de diciembre de ese mismo año.

Señorial en su porte físico y mora!, es de una gran humildad; posee un alto don de gentes y está adornado de grandes virtudes hiunanas y cristianas.

Mons. Ceccarelli, quien había sido por varios años Pro-Vicario de los Salesianos, rehizo la Catedral, y ha fundado varios nuevos centros de misión como la residencia de Maravaca y los puestos de Ocamo y Platanal.

En Coromoto ha fundado una nueva residencia para las Hermanas de San José de Tarbes, quienes se encargarán de los Piaroas hasta el Samariapo y como cosa original ha llevado a los Padres Jesuítas a la región del Cacurí, en el noreste del Territorio, quienes se encargarán de promocionar a los Maquiritares.

222. Vicariato Apostólico de Machiques. Su Santidad Pío X I I , el 26 de mayo de 1943, da el Decreto de erección del Vicariato Apostólico de Machiques. El 17 de marzo de 1944 se firma el Convenio entre el Ejecutivo Federal y la Orden de Franciscanos Capuchinos, quienes se encargarán del nuevo Vicariato.

El 12 de septiembre de 1944 la Santa Sede nombra Obispo a Mons. Fray Angel Turrado Moreno, quien, el 17 de diciembre de ese mismo año, es consagrado en la Basílica de Chiquinquirá por el Excmo. Sr. Nuncio Apostóli­co José Misuraca y el 20 de diciembre hace su entrada solemne en la Misión.

Después de regir el Vicariato durante diez años, en enero de 1954 presen­tó su renuncia por razones de salud y el 8 de mayo de 1961 murió en España.

La labor realizada por Mons. Angel Turrado, durante los diez años que estuvo al frente del Vicariato, es difícil valorarla con justicia, pues se ignoran las dificultades que tuvo que vencer para poner en marcha esta nueva Misión.

Hoy contemplamos el fruto de su esfuerzo: la construcción de una hermosa Catedral y residencia episcopal. La erección de nuevas parroquias. La iniciación de la campaña para reducir a los Motilones. La fundación de colegios, centros misionales, internados indígenas. El establecimiento de nuevas casas religiosas como la de Santa Ana y la de las Lauritas. Hombre de vida ejemplar, gran asceta, amante de su pueblo, vivió y murió en la mayor pobreza.

El 18 de diciembre de 1955, es nombrado Obispo Titular de Doliche y Administrador Apostólico de Machiques el Excmo. Sr. Dr. Miguel Aurrecoe-chea Palacios, quien, desde el 8 de mayo de 1954, era ya Administrador Apostólico.

Mons. Aurrecoechea, nacido en Villaverde, Bilbao, el 1 de enero de 1904; ordenado Sacerdote el 6 de julio de 1936; elegido Obispo el 19 de diciembre de 1955, fue consagrado Obispo en la Catedral de Machiques el

194

27 de mayo de 1956 por el Excmo. Sr. Dr. Rafael Forni, Nuncio Apostólico de Su Santidad.

Durante su largo episcopado se han construido varias iglesias y capillas; se han incrementado los centros de enseñanza, se ha aumentado el personal misionero.

Están bajo la dirección de la Iglesia: Un centro de aprendizaje agrícola, dos Uceos con 858 alumnos, doce colegios de primaria con 2.220 alumnos y trabajan en el Vicariato, además de los Religiosos Capuchinos, los Salesia­no, los de la Consolata, Sacerdotes Seculares, Hermanos Maristas y hay cuarenta religiosas de Santa Ana y Lauritas. Existe también un eficiente grupo de misioneros seglares AMS.

22J. Vicariato Apostólico de Tucupita. El liltimo de los Vicariatos Apostó­licos creados ha sido el de Tucupita, el 30 de julio de 1954, y comprende todo el Territorio Delta Amacuro. Su primer y tínico Obispo ha sido el Excmo. Sr. Dr. Argimiro Alvaro García Rodríguez, nacido en Espinoza, Oviedo, España, el 27 de septiembre de 1905. Fue ordenado Sacerdote el 14 de julio de 1930, elegido Obispo el 19 de diciembre de 1955 y consa­grado el 8 de julio de 1956. Ha sido un excelente misionero, y ya antes de ser Obispo, siendo el P. Alvaro de Espinoza, había diseñado la fachada de lo que es hoy la hermosa Catedral de Tucupita. Es un gran humanista, sacerdote recto y ha elevado la Misión a un alto nivel de progreso cultural y espiritual.

A su llegada a la Misión sólo existían algunas capillas, unas cuatro, de bahareque. En Tucupita había sólo un galpón con techo de armadura de hierro.

Durante el Episcopado de Mons. Argimiro Alvaro García y con el trabajo tesonero de todo el equipo misionero, existen hoy dos centros misionales, dos estaciones misionales, se han fundado quince escuelas en caños y ranche­rías, y en Tucupita funciona con todo éxito el Colegio Sagrada Familia con Primaria, Secundaria y Normal, con un total de 700 alumnos.

Se han construido locales para el culto en: San José de Tucupita, San Isidro de Capure, Santo Cristo de Pedernales, Virgen del Valle de la Horqueta, San Antonio de Tucupita, San Rafael, Santa Teresita en Agua Negra, Santo Cristo de Carapal, San Francisco de Tórtola, Santa Catalina, Santísima Trini­dad de Sacupana, Santa Bárbara de Curiapo.

Como puede verse, el trabajo religioso y educacional de los Padres Franciscanos Capuchinos, en esta Misión de Tucupita, ha sido fructífero.

224. Conclusión. Hoy se habla de una Iglesia carismática en oposición a una Iglesia Jerárquica.

Podemos decir, que hasta sólo unas décadas la Iglesia en Venezuela, fue eminentemente carismática, pues pudo mantenerse casi sin Obispos y sin sacerdotes. Hasta muy adelantada la Independencia hubo en Venezuela sólo tres diócesis.

La diferencia estriba en que hoy, muchos de los que creen pertenecer a una Iglesia carismática, quieren ser cristianos prescindiendo de los Obispos y en algunos casos en franca oposición contra ellos; la Iglesia post-indepen-dentista de Venezuela se hizo carismática por necesidad, pues sus misione­ros, sacerdotes y Obispos fueron barridos del territorio patrio. Ella quiso tener sus pastores, pero fueron los gobiernos, liberales o conservadores.

195

Page 99: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

quienes lo impidieron y además pusieron toda clase de trabas para que no progresara y así volviese a la nada del comienzo.

La Iglesia pre-indepentista, pese a que sólo tenía tres diócesis, realizó una labor gigantesca de evangelización gracias al misionero y al cura doctri­nero; la Iglesia post-independentista, pasó por los grades calvarios de los Páez, de los Monagas, de los Guzmán y de los Gómez para comenzar a recuperarse en los comienzos del año 1936.

Siempre se dice por allí que la Iglesia vive hoy de los intereses de aquel capital que ella puso a producir en la Colonia.

Eso en parte es cierto; y, en verdad, que algunas veces uno se queda admirado de ver cómo ha podido permanecer cierta fe o religiosidad popular en pueblos que jamas eran visitados por sacerdotes; pero por otro lado no se debe olvidar que la Independencia cortó por entero el árbol plantado por la España misionera y lo cortó cuando comenzaba a dar sus mejores frutos.

La escuela que hoy llamaríamos Kindergarten, el espíritu de familia tan arraigado en todas las clases sociales, aun en aquellas donde sólo había concubinato, y la abnegación de muchos sacerdotes, pudieron conservar la fe en algunos estados donde sólo había un párroco, para cientos de pueblos. Monagas y Anzoátegui son sólo dos entre muchos. La obra del seglar católico, aunque en muchos casos no fuera tan acertada en la ortopraxis, sí lo fue en la ortodoxia. Las Cofradías del Santísimo Sacramento, las asociciones parroquiales y los laicos, en especial las mujeres en la catcquesis dada a los niños son dignos de todo encomio en la conservación de la piedad religiosa de nuestro pueblo.

Si alguna vez se nos ha ido la mano al describir el césaro-papismo de la corona española, queremos ahora recalcar en que existía alguna expli­cación para lo iJltimo, pues los Reyes españoles fueron grandes protectores de la Iglesia y la conquista misionera nunca hubiera podido realizarse sin el apoyo material y moral del brazo secular.

Aunque se quiera minimizar la obra misionera y se hable de gobierno teocrático, no se olvide el estado de incuhura en que se encontraba el indio y que ciertas normas que hoy nos extrañan eran más bien para proteger al indígena. Las célebres Reducciones de Paraguay y las Misiones del Caroní en Venezuela, con todas sus fallas de teocracia, hoy nos llenan de admiración.

Consumada la Independencia, los Gobiernos o el Estado venezolano exigi­rán privilegios como el del Patronato, pero no tendrán generosidad en apoyar a la Iglesia y en determinados momentos la despojarán de sus bienes, cerra­rán los Conventos, abolirán los seminarios, impedirán el ingreso de sacerdo­tes al país, en una palabra se dejará manca a la Institución, con el agravante de los barrotes de la ley de Patronato.

Hay otro punto sobre el cual se debe reflexionar. Algunas gentes viven pensando en que estos son los peores tiempos que ha tenido la Iglesia en Venezuela.

Piénsese sólo en la época de Guzmán y en la del destierro de los tres únicos Obispos que tenía el país y se verá que no estamos tan mal como entonces.

Con todo no hay que dormirse en los laureles. No estamos tampoco nadando en agua de rosas.

196

El influjo de la Iglesia en las Universidades, en los grupos de intelectuales, en la clase obrera es verdaderamente ínfimo.

La esperanza de la Iglesia no está en determinada institución u organiza­ción.^ Son pasajeras y hoy lo vemos cada vez más. La esperanza de la Iglesia está en el hombre, en el cristiano, en el Santo. La esperanza de la Iglesia está en la base, en su pueblo, que es eminentemente religioso, religiosi­dad que hay que purificar.

La Iglesia de hoy lanza al pueblo su grito de esperanza eterna y de reali­dad terrena; nada que sea verdaderamente humano puede estar lejos del corazón de los discípulos de Cristo;^" la Iglesia con su doctrina y vivencia de las Bienaventuranzas quiere realizar la auténtica promoción de la persona humana, la liberación temporal y sobrenatural del hombre hacia una felici­dad que lo haga feliz en la tierra y en el cielo.

Las reformas emprendidas, que muchas veces desconciertan; las experien­cias realizadas, que en ocasiones dan pocos frutos; las voces pesimistas de los agoreros que presagian la muerte de Dios, jamás deben hacer sonar trompetas de retirada o de derrota en los poseedores de la verdad, sino al contrario espolearlos hacia nuevas búsquedas de caminos de vida.

La Iglesia de hoy quiere poner su autoridad, su prestigio y su fuerza en el servicio: la Iglesia es Pueb'o de Dios y desea estar al lado del pueblo; ella quiere ser eminentemente evangélica y llevar su mensaje de liberación a todos los hombres, pero especialm_ente a los pobres.

Sin admitir ideoloírías de extrema derecha o de extrema izquierda; sin situarse en toldas políticas que dividen y alejan; sin renunciar al acervo de su pasado, pero con miras al porvenir, la Iglesia quiere ser fiel a Dios y al hombre y anhela conseguir en su circunferencia religiosa su punto focal que es Cristo.

Gran labor ha ejercido en las Diócesis la creación de nuevos organismos post-conciliares tales como los Secretariados Catequísticos, los Consejos Pastorales y los Consejos Presbitera'es. Estos, unido a las Tuntas de Segla­res en la administración de las pnnoquias, han dado gran radio de acción a los sacerdotes y han hecho que la institución eclesial sea verdaderamente participativa.

Los nuevos templos surgidos aun en las más pequeñas poblaciones de la República, las campañas de alfabetización, junto con los dispensarios, las escuelas granjas, cooperativas y otras obras de promoción humana, le han ido dando a la Iglesia una imagen de gran receptividad por parte del pueblo venezolano.

Pero no olvidemos que esas cesas temporales, no son la esencia de la Toicsia. Due? su razón de se- es la Evangelización.

La Evangelización es liberación integral del hombre. De Medellin a Puebla, un pueblo espera; pero pone su esperanza en Dios, pues si el Señor no edifica ¡a casa, en vano trabajan ¡os al bañiles.'^^^

Ojalá que la historia de las angustias v de las alegrías, que ha tenido la Iglesia de Venezuela, la hagan comnrender su labor de servicio, de ilumi­nación y de amor nara llevar a todos los hombres hacia el camino, la verdad y la vida, que Cristo nos indicó en su Evangelio.

334. G. S. n. 1. 335. Salm. 126,1

197

Page 100: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

CONCLUSION

Page 101: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A P E N D I C E S

A P E N D I C E N? I

C O N V E N I O E N T R E L A S A N T A S E D E Y E L G O B I E R N O V E N E Z O L A N O

L a Santa Sede Apostó l ica y el Estado Venezolano en consideración a que la Rel ig ión Católica Apostó l ica y Romana es la religión de la gran mayoría de los Venezolanos y en el deseo de que todas las cuestiones de interés c o m ú n puedan ser arregladas cuanto antes de una manera completa y conveniente y proponiéndose hacerlo en futuros Acuerdos, han determinado definir entre tanto algunas materias de particular urgencia sobre las cuales las dos Altas Partes han llegado a un acuerdo.

A este fin. Su Santidad el Sumo Pontífice Paulo V I y su Excelencia el señor R ó m u l o Betancourt, Presidente de la Repúbl ica de Venezuela, han tenido a bien nombrar por sus Plenipotenciarios", respectivamente, a Su Excelencia Reverendís ima Monseñor Luigi DadagHo, Nuncio Apostól ico en Venezuela, y a Su Excelencia el doctor Marcos Falcón Briceño, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes, después de entregadas sus respectivas Plenipotencias y reconocida la autenticidad de las mismas, han convenido lo siguiente:

Articulo I

El Estado Venezolano continuará asegurando y garantizando el libre y pleno ejercicio del Poder Espiritual de la Iglesia Católica, así como el libre y públ ico ejercicio del culto catól ico en todo el territorio de la Repúbl ica .

Artículo II

E l Estado venezolano reconoce el libre ejercicio del derecho de la Iglesia Católica de promulgar Bulas, Breves, Estatutos. Decretos, Cartas Encícl icas y Pastorales en el ámbito de su competencia y para l a prosecución de los fines que ie son propios.

Artículo III

E l Estado venezolano reconoce la personalidad jurídica internacional de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Para mantener las relaciones amistosas entre la Santa Sede y el Estado de Venezuela continuarán acreditadas un Embajador de Venezuela ante la Santa Sede y un Nuncio Apostó l i co en Caracas, el cual será el Decano del Cuerpo Diplomát ico acreditado ante el Gobierno de Venezuela.

Artículo IV

Se reconoce a la Iglesia Catól ica en la República de Venezuela como persona jurídica de carácter públ ico .

Gozan además de personalidad jurídica para los actos de la vida civi l las Dióces i s , los Capítulos Catedrales, los Seminarios, las Parroquias, las Ordenes, Congregacio­nes Religiosas y demás institutos de perfección cristiana canónicamente reconocidos.

Las instituciones y entidades particulares que, según el Derecho Canónico , tienen personalidad jurídica, gozarán de la misma personalidad jurídica ante el Estado una vez que hayan sido cumplidos los requisitos legales.

201

Page 102: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Articulo V

^ L a erección de nuevas Arquidióces is , Dióces i s y Prelaturas Nullius y las modifica­ciones de los límites existentes se harán por la Santa Sede previo acuerdo con el Gobierno.

Ninguna parte del territorio venezolano dependerá de un Obispo cuva sede esté fuera de '¡ss fronteras de la República,

Cuando hayan de erigirse nuevas Dióces i s o modificarse los l ímites de las actuales, se procurará que los l ímites diocesanos coincidan, en lo posible, con las divisiones polít icas del territorio nacional.

Artículo VI

Antes de proceder al nombramiento de un Arzobispo u Obispo diocesano, o de un Prelado NulHus, o de sus Coadjutores con derecho a suces ión , la Santa Seda partici­pará el nombre del candidato al Presidente de ía Repúbl ica , a fin de que éste mani­fieste si tiene objeciones de carácter polít ico general que oponer al nombramiento. E n caso de existir objeciones de tal naturaleza, la Santa Sede indicará el nombre de otro candidato para los mismos fines.

Las diligencias correspondientes se desarrollarán con la mayor reserva a fin de mantener secretos los nombres de los candidatos, hasta que sea publicado el nombra­miento definitivo.

Transcurridos treinta días desde la comunicac ión hecha al Presidente de la Repúbl i ­ca, el silencio de éste se interpretará en el sentido de que no tiene objeciones que oponer al nombramiento. E n casos excepcionales, dicho término podrá extenderse hasta sesenta días, de acuerdo con la Nunciatura Apostól ica .

Artículo VII

Los Arzobispos y Obispos diocesanos y sus Coadjutores con derecho a sucesión serán ciudadanos venezolanos.

Articulo VIII

L a provis ión de las Dignidades de los Capítulos Metropolitanos y Catedrales estí reservada a la Santa Sede.

Pero en atención a lo que dispone el Art. 11, el nombramiento se comunicará oficialmente al Gobierno de Venezuela antes de la toma de poses ión por parte de los investidos.

E n el caso de creación de nuevas dignidades, tendrá aplicación el Art. 11 con respecto a ellas, una vez que haya mediado un acuerdo con el Gobierno.

Articulo IX

La provis ión de las canonjías y beneficios menores de los Capítulos Metro­politanos y Catedrales se hará libremente por la competente Autoridad Eclesiás­tica, de acuerdo con las normas de Derecho Canónico .

E l Ordinario del lugar dará comunicac ión oficial de dichos nombramientos al Ejecutivo Nacional antes de que los nuevos investidos tomen poses ión canónica del beneficio.

E n el caso de creación de nuevas Dignidades, tendrá apl icación el Art . 11 coit respecto a ellas, una vez que haya mediado un acuerdo con el Gobierno.

Artículo X

L a erección de nuevas Parroquias se hará libremente por los_ ordinarios diocesanos, los cuales comunicarán a la primera Autoridad Civi l de la jurisdicción la erección y los l ímites de las nuevas Parroquias, así como los cambios de l ímites de las Parroquias ya existentes.

Artículo XI

E l Gobierno de Venezuela, dentro de sus posibilidades fiscales, continuará desti­nando un Capítulo del Presupuesto, que seguirá l lamándose "Asignaciones Eclesiásti­cas" para el decoroso sostenimiento de los Obispos, Vicarios Generales y Cabildos Eclesiást icos .

202

También^ se destinará una partida presupuestaria adecuada para ejecutar y contribuir a la ejecución de obras de edif icación y conservación de templos, seminarios y lugares destinados a la celebración del culto.

Artículo XII

E l Gobierno de Venezuela, en su propósito de atraer e incorporar a la vida ciudadana a nativos del país que habitan en regiones fronterizas o distantes de los centros pobla­dos, continuará prestando especial aqoyo v protección a las Misiones Católicas esta­blecidas en algunas regiones de la República.

L a Santa Sede dará comunicac ión oficial al Gobierno de Venezuela de la erección de nuevos Vicariatos Apostó l i cos o de la división de los ya existentes.

Los Vicarios, Prefectos Apostó l i cos y los Superiores de las Misiones autónomas serán nombrados por la Santa Sede, la cual dará al Gobierno comunicac ión del nombramiento antes de que sea publicado.

Articulo XIII

Cuando a juicio de los ordinarios sea necesaria la colaboración ya sea de Institutos Religiosos de varones o mujeres, ya sea de Sacerdotes seculares de otra nacionalidad, para la asistencia religiosa de los fieles y para las obras sociales y de beneficencia públ ica o privadas, se solicitará por escrito su entrada y permanencia en el país , las cuales serán otorgadas por la competente Autoridad, previo el cumplimiento de los requisitos legales ordinarios.

Articulo XIV

L a Iglesia podrá libremente establecer Seminarios Mayores y Menores, tanto Dioce­sanos como Interdiocesanos, y otros Institutos destinados a la formación del Clero Secular y Religioso, los cuales dependerán únicamente de la Autoridad Eclesiástica en su dirección, régimen y programas de estudio.

Reconocienlo el Estado los fines específ icos de la educac ión impartida por tales Seminarios e Institutos, está dispuesto a conceder la equivalencia de los estudios de educac ión secundaria siempre que el plan de dichos estudios contenga, en igualdad de condiciones las asignaturas que integran el de educación secundaria.

Artículo XV

E l Estado venezolano, de conformidad con la Const i tución, reconoce el derecho de organización de los ciudadanos catól icos para promover la difusión y actuación de los principios de la fe y moral católicas mediante las asociaciones de Acc ión Católi­ca, dependientes de la Autoridad Eclesiástica, las cuales se mantendrán siempre fuera de todo partido pol í t ico .

Artículo XVI

Las Altas Partes signatarias se comprometen a resolver amistosamente las eventuales diferencias que en lo futuro pudiesen presentarse en la interpretación a aplicación de cualquier cláusula de la presente Convenc ión y, en general, en las mutuas relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Artículo XVII

La presente Convenc ión cuyos textos en lengua italiana y española hacen fe por igual entrará en vigor desde el momento del canje de ratificación.

Una vez ratificado, el presente Acuerdo será la norma que, como lo prevé el Art. 130 de la Const i tución, regulará las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

203

Page 103: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A P E N D I C E N? 2

D O C U M E N T O S

I

Estados Unidos de Venezuela. — Ministerio de Relaciones Interiores Direcc ión Admi­nistrativa.— Caracas: 24 de octubre de 1911.

102? y 53?

A favor del amplio espíritu de tolerancia que ha distinguido siempre al pueblo de Venezuela, muy especialmente en materia religiosa, y de la tranquila convivencia de las varias iglesias en el ejercicio de sus respectivos cultos, tienden a prosperar abusos contrarios a la libertad religiosa garantizada a los venezolanos y, entre otras leyes y prerrogativas soberanas, a la inspección suprema que para la integridad de la precita­da garantía atribuye al ejecutivo la Constitución Nacional sobre los cultos establecidos o que se establezcan en el país .

Sol íc i to garante de cuanto derecho extienden a nacionales y extranjeros nuestras leyes, y del carácter inviolable de éstas, el ciudadano Presidente de la Repúbl ica dispo­ne recomendar a usted todo cuidado y respeto a la muy puntual observancia, en la jurisdicción de su gobierno de la Ley de Patronato Eclesiást ico y, en particular de las disposiciones de esta misma ley y de la Constitución de la Repúbl ica que reservan: al Congreso Nacional la facultad de establecer Misiones, al Ejecutivo la de regla­mentarlas, contratar misioneros y destinarlos precisamente a los lugares donde hay indígenas que civilizar, y al Supremo Magistrado la de prohibir la entrada a extranjeros dedicados especialmente al servicio de algún Culto.

E n consecuencia, a toda persona que haga de misionero en donde no hayan sido cumplidos estos requisitos legales, le hará prohibir usted el ejercicio de tal ministerio y le tendrá y le hará tener, lo mismo que a quien ejerza funciones eclesiásticas o de ministro de cualquier religión sin expreso reconocimiento de las autoridades compe­tentes, como a simple particular amparado por las leyes y los tratados públ icos en su ilimitada libertad de conciencia, siempre que la use en lo relativo a la profes ión extema de su culto, en su casa particular, o en capillas y locales destinados al efecto con arreglo a las leyes de la Repúbl ica .

E n razón de haberse agotado la edic ión de la Ley de Patronato Eclesiást ico _ este Despacho la ha hecho reimprimir y envía a usted un ejemplar de la Gaceta Oficial , número 11.440, que la contiene.

Dios y Federación. F . L . A L C A N T A R A

A los Presidentes de Estados, Gobernador del Distrito Federal y Gobernadores de los Territorios Federales.

Sus capitales.

204

II

Arzobispo de Caracas y Venezuela. — Gobierno Superior Eclesiást ico. — Caracas 3 de noviembre de 1911.

Sr. Minstro de Relaciones Interiores. Presente:

Están surgiendo dudas, que nos han venido aún de la Dióces is de Barquisimeto, sobre si en las Misiones y Misioneros de que habla la circular de ese Ministerio, de 24 de octubre próximo pasado, entran también los ejercicios de culto que se verifican de tiempo en tiempo en las parroquias, con el fin de renovar las costumbres, santificar los hogares, etc. etc., y a los cuales por extensión se da el nombre de misiones. Nosotros hemos creído que estas misiones no están comprendidas en la circular, pero como existen las dudas y alguna autoridad civil pudiera dar a la Reso luc ión del Gobier­no una interpretación desfavorable, suplicamos a usted nos dé en este punto una aclaración que haga desaparecer toda ambigüedad.

Dios guarde a usted muchos años . t J U A N B A U T I S T A

Arzobispo de Caracas

m

Estados Unidos de Venezuela. — Ministerio de Relaciones Interiores Direcc ión Admi­nistrativa — Caracas: 4 de noviembre de 1911.

102? y 53? N? 1.432

Ilustrfsimo Sr. Arzobispo de Caracas y Venezuela. Ciudad:

Tengo a honra avisar recibo de su comunicac ión de 3 de los corrientes relativa 3 las dudas que ocurren a ese Superior Gobierno Ec les iásdco respecto al preciso alcance de las palabras "misiones y misioneros", empleadas en la circular de este Ministerio fechado a 24 del pasado octubre. E l término "misiones" usado en ei referido escrito comprende toda la predicación o propaganda catequizante, hecha, o ejercida fuera del recinto de los edificios destinados al culto o de las demarcaciones señaladas legalmente, con el objeto de convertir una o muchas personas a una rel igión, que estas no profesan o instruirlas en ella.

Dios y Federación. F . L . A L C A N T A R A

IV

E l Ministro de Relaciones Interiores, para 1944 contesta a una consuUa hecha por el Ejecutivo del Guárico en la siguiente forma:

"Me refiero a su oficio número 296, D . de P.; de fecha 6 de los corrientes, y de los documentos anexos, relacionados con las actividades de los evangél icos en la juris­d icc ión de ese Estado.

Estudiada como ha sido la consulta que Ud . hace sobre el particular, le hago saber que este Despacho se acoge al criterio que informa la nota de Ministro de Relaciones Interiores de 4 de noviembre de 1911 para el Arzobispo de Caracas y Venezuela, en el sentido de que toda predicación o propaganda catequizante deberá hacerse E N E L R E C I N T O D E L O S E D I F I C I O S D E S T I N A D O S A L C U L T O , enten­diéndose por edificios las capillas que se levantan al efecto o bien las casas particu­lares que se destinan para la ce lebración de los actos Religiosos, pero nunca las carpas o pabellones que se instalen, como es el caso a que Ud . se refiere".

205

Page 104: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Y

E l Excmo. Sr. Obispo Coadjutor de Calabozo ocurrió mediante un oficio al Cdno. Ministro de Justicia consultándole si todavía se hallan en vigor las disposiciones del Gobierno Civi l sobre propaganda de algunas sectas religiosas. Dichas disposiciones Bon la nota del Ministerio de Relaciones Interiores en 1944 a una consulta hecha por el Gobierno Estatal del Guárico sobre los alcances del primero de estos documentos.

Según la doctrina jurídica contenida en tales instrumentos, es ilícita la propaganda protestante en carpas instaladas en las plazas, con altoparlantes etc.

Véase la respuesta del Cdo. Ministro de Justicia a la consulta hecha por Monseñor Camargo.

Estados Unidos de Venezuela — Ministerio de Justicia — Direccc ión de Gabmete — Caracas, 9 de agosto de 1951 — N- G-532 — Excelent ís imo y Reverendís imo Señor Doctor Antonio Ignacio Camargo, Obispo Coadjutor de Calabozo — Calabozo, Estado Guárico .

Como respuesta a su nota del 25 de junio del presente año, relativa a actos públi­cos de propaganda luterana y protestante, en jurisdicción de varios lugares depen­dientes de la Dióces i s de Calabozo, tengo la honra de manifestarle a su Excelencia que por cuanto los principios legales que las inspiraron no han sufrido cambios, _ están vigentes las instrucciones que sobre la inspección de cultos transmitió el Ministerio de Relaciones Interiores con fecha 24 de octubre de 1911 a los Presidentes de Estado, Gobernador del Distrito Federal y Gobernador de Territorios Federales; y !a interpreta­ción de las palabras "mis ión" y "misioneros" expresada en la nota del mismo Despacho fecha 4 de noviembre enviada al Arzobispo de Caracas y Venezuela. E l criterio soste­nido en ambas notas fue ratificado por el Ministerio de Relaciones Interiores en comunicac ión dirigida al Gobierno del Estado Guárico , en el año de 1944.

Dios y Federación. (fdo,) L U I S F E L I P E U R B A N E J A

E n vista, pues, de la anterior declaración, la propaganda herética no puede permitirse sino en locales cerrados y de ninguna manera en plazas públ icas , etc.

206

A P E N D I C E N? 3

R E S T A B L E C I M I E N T O D E L A S M I S I O N E S

S i m ó n Bolívar, Libertador, Presidente de Colombia, etc., etc., etc.

C O N S I D E R A N D O :

I V — Que a consecuencia de la dilatada guerra, que ha sufrido Colombia para asegurar su independencia, han sido destruidas hs Misiones, que había en las provin­cias de Cumaná, Barcelona, Barinas, Maracaibo, Guayana y al Sur de los Andes de Popayán y de Quito;

2? — Que los indígenas, que se hallaban reducidos a poblados por los cuidados constantes de los Misioneros, se han dipersado en gran parte, abandonando las pobla­ciones, y sumiéndose nuevamente en los bosques con mucho perjuicio dei Estado;

3 - — Q u e es de absoluta necesidad restablecer cuanto antes los antiguos Misione­ros de Colombia para reedificar las poblaciones de indígenas e instruirlos en l a reli­g ión , en la moral y en las artes necesarias para la vida;

4?—• Que esto no puede hacerse sino por medio de las Ordenes Regulares, que es necesario conservar y aumentar para que haya ministros que sirvan las Misiones y que también prediquen y enseñen a los demás pueblos la rel igión y la moral;

5 9 — Que para conseguirlo opone un grande obstáculo la Ley que dispuso que ninguno pudiera ser admitido en los conventos antes de los 25 años cumplidos, con dictamen del Consejo de Gobierno y en uso de las facultades extraordinarias que ejerzo: D E C R E T O ; ^

Art . l-—Se suspende la ley de 4 de marzo de 1826, respecto a todos los conven­tos de Regulares. E n consecuencia, podrá admitirse en los conventos de Regulares a novicios, donados y devotos menores de 25- años, hac iéndose la profes ión a la edad que hayan prescrito los cánones .

Art . 2° — Quedará restringido el número de novicios, donados y devotos que puedan admitirse en cada uno de los noviciados de las diferentes Ordenes de Religiosos. E n las provincias de Regulares de la capital lo señalará el Gobierno Supremo, teniendo en consideración las rentas y el número de Religiosos que hay o necesita cada convento. E n la provincia de Regulares de Venezuela lo hará el Intendente del Departamento, en la de Quito el Intendente del Ecuador, y en cualquiera otra el Intendente respectivo.

Art . 3? — E n virtud de esta conces ión , cada uno de los Ordenes Regulares excluidos los Hospitalarios, quedará comprometido a encargarse de las Misiones de indígenas que el Gobierno les asigne, y a emplear ellas el n ú m e r o de religiosos que sea necesa­rio, los que se ocuparán en instruir y reducir a poblado a los indígenas bajo las reglas prescritas o que se prescriban. Los nombrados contraerán en las Misiones un méri to muy distinguido y en virtud de é l obtendrán los correspondientes ascensos en su Reli­g ión , para lo cual en caso necesario, el Gobierno conseguirá los Breves de la Silla Apostó l i ca .

Art . 4 ? — Todos los novicios, que profesen desde la publ icac ión de este Decreto, contraerán al tiempo de profesar la obl igación de emplearse por 5 años , luego que reciban las órdenes sagradas, en el servicio de las Misiones, que se les hubieren asignado. Los prelados pasarán anualmente a los Intendentes una lista de los novicios, que hayan profesado y ordenándose contrayendo la expresada obl igación, a fin de que sus nombres se asienten en un libro, y en todo tiempo consten los Religiosos que deben emplearse en las Misiones. Esta disposic ión no comprende a los Hospitalarios,

Art . 5° — E l Secretario de Estado del Despacho del Interior queda obligado a la e jecuc ión de este Decreto.

Dado en Bogotá, a 11 de julio de 1828. — S I M O N B O L I V A R . E l Secretario de Estado del Despacho del Interior: J . M . Restrepo,

207

Page 105: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A P E N D I C E N? 4

E S T A D I S T I C A D E L O S C O L E G I O S C A T O L I C O S A F I L I A D O S A L A

A . V . E . C .

A ñ o escolar 19764977 (Datos definitivos)

a) Planteles: Actualmente la A V E C agrupa 554 planteles, de los cuales: 82 son atendidos por religiosos; 244 por religiosas; 71 son parroquiales; 11, diocesanos; 76 son dirigidos por seglares; 56 pertenecen a Fe y Alegría; y 15 dependen de A P E P .

Con respecto a los datos de 1971-72, los Planteles Católicos han disminuido en un 1,4%.

E n cuanto a la distribución geográfica de los mismos, mientras se observa una gran concentración en la Zona Metropolitana y Caracas — Distrito Sucre (189 planteles), Carabobo (37 planteles), Miranda (38 planteles), Zu l ia (36 planteles), Táchira (32 planteles), L a r a (30 planteles), en otras seccionales se aprecia una escasez muy acentua­da de planteles catól icos: Apure (5) , Barinas (6) , Nueva Esparta (4) , Portuguesa (7 ) , Sucre (9) . E n la Dióces is de Maturín hay un solo Colegio Católico (Fe y Alegría) y en la de Cojedes, uno dirigido por Seglares y cuatro talleres dependientes de A P E P .

Se ha notado un incremento dentro de la organización de los Colegios, por parte de los Preescolares (37,7%), de la Primaria (1,8%), de los Diversificados (8,6%); mientras se acusa una disminución en los Ciclos Básicos (1,7%) y de la Normales (3,5%). Estos datos son respecto a 1971-1972.

366 Colegios tienen Preescolares; 488, Primaria; 222, Ciclo Bás ico C o m ú n ; 126, Diversificado de Ciencias; 37, Diversificado de Humanidades; 27, Normales.

b) Alumnado: L a A V E C atiende en total 261.626 alumnos, lo cual representa el 6,8% de la poblac ión estudiantil total del país .

E l alumnado de A V E C ha crecido en un 17,87% con respecto a 1969-1970, y en un 10,30% respecto a 1971-72.

D e s p u é s de la Zona Metropolitana, las seccionales con mayor alumnado son Zuha , Carabobo, L a r a , Aragua, Miranda y Táchira.

El alumnado femenino corresponde al 58% del total, mientras que el alumnado masculino corresponde al 42%. Para 1971-1972, el alumnado femenino correspondía al 55,95%, y el masculino, al 44,05%.

c) Profesorado: E n los Colegios de A V E C trabaja un total de 12.065 profesores y maestros, de los cuales 9.866 son segkres y 2.199, religiosos. Entre los religiosos: 601 son varones y 1.598, mujeres. Entre los seglares: 3.488 son hombres y 6.378, mujeres.

E l 54,83% de los seglares tienen el título correspondiente; mientras que entre los religiosos el porcentaje es del 59,7%. , ,. , , . , j - •

C o n respecto a 1971-1972, los religiosos dedicados a la enseñanza han disminuido en un 13,93% (los varones en un 11,35%; las religiosas en un 14,86%). Los seglares en ese mismo período han aumentado en un 29,78% (los hombres en un 22,99%; las mujeres, en un 33,82%).

E n lo que se refiere a los V I C A R I A T O S A P O S T O L I C O S (Machiques, Tucupita, Caroní y Puerto Ayacucho) , por los datos recibidos, se ve que atienden a un total de 3.552 alumnos (1.559 muchachos y 1.993 muchachas), de los cuales 467 en Preescolar, 2.430 en Primaria, 474 en Diversificado y 181 en Normal.

E n total, entre Escuelas y Colegios, hay en las Misiones unos 40 Planteles.

208

A P E N D I C E N? 5

D I O C E S I S D E V E N E Z U E L A O C A R A C A S

O B I S P O S

Sede en Coro:

1. D . Rodrigo de Bastidas (1532-1542) 2 . D . Miguel Jerónimo de Ballesteros (1546-1556) 3. D . F r . Pedro de Agreda (1561-1579) 4. D . F r . Juan 'Manuel Mart ínez de Manzanillo (1580-1592)

encargo ^ l f 9 ? 1 ^ 6 f ' í ^ ' * ' ^J^^^^^ gobierno por ruego y

6. D . F r . Domingo de Salinas (1599-1600) 7. D . F r . Pedro de O ñ a (1602-1604) 8. D . F r . Antonio de Alzega (1605-1610) 9. Mtro. D . F r . Juan de Bohorques (1611-1518)

10. D . F r . Gonzalo de Angulo (1617-1633) 11. D r . D . Juan López Agurto de la Mata (1634-1637)

Sede en Caracas:

12. Mtro. D . F r . Mauro de Tovar (1639-1653) 13. D . F r . Alonzo Briceño (1653-1668) 14. D . F r . Antonio Gonzá lez de A c u ñ a (1670-1682) 15. D r . D . Diego de Baños y Sotornayor (1683-1706) 16. D . F r . Francisco del R i n c ó n (1711-1717) 17. D r . D . Juan José de Escalona y Calatayud (1717-1729) 18. D r . D . José Félix Valverde (1728-1741) 19. D r . D . Juan García Abadiano (1742-1747) 20. D r . D . Manuel Jiménez Bretón (electo, 1749) 21. D r . D . Manuel Machado y L u n a (1749-1752) 22. D . Francisco Julián de Antolino (1752-1755) 23. D . Diego Antonio Diez Madroñero (1756-1769) 24. D r . D . Mariano Martí (1770-1792) 25. D . F r . Juan Antonio de la Virgen María y Viana (1792-1798) 26. D r . D . Francisco de Ibarra (1798-1803)

A R Z O B I S P O S

1. E l mismo ú l t imo Obispo, D r . D . Francisco de Ibarra (1803-1806) 2 . D r . D . Narciso CoU y Prat (1807-1822) 3 . D r . R a m ó n Ignacio M é n d e z (1827-1839) 4. D r . Ignacio Fernández Peña (1841-1849) 5. D r . Silvestre Guevara y L i r a (1852-1876) 6. D r . José Antonio Ponte (1876-1883) 7. D r . Críspulo Uzcátegui (1884-1904) 8. D r . Juan Bautista Castro (1904-1915) 9. D r . Felipe Rincón Gonzá lez (1916-1946)

10. Lucas Guillermo Castillo, desde el 13 de mayo de 1946-1955 11. Mons. Rafael Arias Blanco (1955-1959) 12. Cardenal José Humberto Quintero Parra (1960) 13. Excmo. Sr. D r . José Al í Lebrún, Arzobispo Coadjutor y Administrador Apos tó l i co

"Sede Plena" (1972)

209

Page 106: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A U X I L I A R E S : 1. Excmo. Sr. D r . José Rincón Bonilla

E l . 9-12-50. Cons. 234-1951 2. Excmo .Sr. Dr . Ramón I . Lizardi

E l . 25-5-56, Cons. 15-8-56 3. Excmo. Sr. D r . Luis E . Henr íquez

E l . 12-5-62, Cons. 29-6-62 4. Excmo. Sr. D r . Jesús María Pel l ín

E l . 13-7-65, Cons. 29-8-65 5. Excmo. Sr. D r . Marcial Ramírez Ponce

E l . 31-3-67, Cons. 21-5-67 6. Excmo. Sr. D r . Ovidio Pérez Morales

E l . 2-12-70, Cons. 19-3-71 7. Excmo. Sr. D r . Alfredo Rodríguez

E l . 30-7-74, Cons. 8-9-74 8. Excmo. Sr. D r . Vicente R a m ó n Hernández Peña

E l . 8-5-74, Cons. 25-7-74

D I O C E S I S D E M E R I D A

O B I S P O S

1. F r . D . Juan Ramos de Lora (1782-1790) 2. F r . Manuel de Torrijos (1791-1793) 3. Mtro. F r . Antonio Espinosa (1795-1800) 4. D . Santiago Hernández Mi lanés (1801-1812) 5. Dr . D . Rafael Lazo de la Vega (1815-1829) 6. D r . Buenaventura Arias (Vicario Apos tó l i co , 1829-1831) 7. D r . José Vicente de Unda (1836-1840) 8. D r . Juan Hilario Boset (1842-1873) 9. Dr . R o m á n Lovera (1880-1892)

10. D r . Antonio R . Silva (1895-1927)

A R Z O B I S P O S

Por e levac ión de la sede de Mérida a la categoría de metropolitana el propio Ilustrís imo Sr. Silva fue promovido en 11 de junio de 1923 por Su Santidad Pío X I a la dignidad de Arzobispo de la misma. D . Acacio Chacón (1927-1966) D r . Rafael Pulido Méndez (1966-1972) Mons. D r . Angel Pérez Cisneros (1972)

D I O C E S I S D E C I U D A D B O L I V A R (Guayana)

O B I S P O S

1. D r . Francisco de Ibarra (1792-1798) 2. D . José Antonio García Mohedano (1801-1804) 3 . D r . Mariano Talavera y Garcés (Vicario Apos tó l i co , 1830-1841) 4. D r . Mariano Fernández Fortique (1842-1853) 5. Dr . José Manuel Arroyo y N i ñ o (1855-1884) 6. D r . Manuel Felipe Rodríguez (1885-1887) 7. D r . Antonio María Duran (1891-1917) 8. D r . Sixto Sosa (1917-1923) 9. D r . Miguel Antonio Mejía (1923-1947)

.0. D r . Juan José Bernal (1949-1%5)

A R Z O B I S P O S

1. D r . l u á n l o s é Bernal (1959-1965) 2. Mons. D r . Crisanto Mata Cova (1966)

210

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. S. T o m á s Márquez G ó m e z E l . 24-5-56, Cons. 15-7-56

2. Excmo. Sr. D r . Francisco de Guruceaga E l . 31-3-67. Cons. 21-5-67

D I O C E S I S D E B A R Q U I S I M E T O

O B I S P O S

1. D r . Víctor l o s é Diez (1868-1893) 2 . D r . Gregorio Rodríguez (1895-1900) 3 . D r . Aguedo F . Alvarado (1910-1926) 4. D r . Henrique Ma. Dubuc (1926-1947) 5. D r . Críspulo Benítez Fontúrvel (1949-1966)

A R Z O B I S P O S

1. D r . Críspulo Benítez Fontúrvel

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. Sr. Dr . Marcial Ramírez Ponce 2 . Excmo. Sr. D r . Eduardo Herrera Riera

E l . 7-1-65, Cons. 25-3-65

D I O C E S I S D E M A R A C A I B O (Zulia)

O B I S P O S

1. D r . Francisco Marvés (1897-1904) 2. D r . Arturo Celestino Alvarez (1910-1919) 3 . Marcos Sergio Godoy (1920-1957) 4. l o s é Rafael Pulido M é n d e z (1958-1961) 5. D r . Domingo Roa Pérez (1961-1966)

A R Z O B I S P O S

1. D r . Domingo Roa Pérez (1966)

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. Sr. D r . l o s é R incón Bonilla 2. Excmo. Sr. D r . l o s é A l í Lebrún

D I O C E S I S D E V A L E N C I A

O B I S P O S

1. D r . Francisco Antonio Granadino (1923-1927) 2. Salvador Montes de O c a (1927-1934) 3 . D r . Gregorio Adara (1937-1961) 4. Mons. l o s é A l í Lebrún Moratinos (1962-1972) 5 . Mons. D r . Luis Eduardo Henr íquez I . (1972-1974)

A R Z O B I S P O S

1. Mons. D r . Luis Eduardo Henr íquez J . (1974)

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. Sr. D r . José Joaquín Troconis M . EL24-11-77. Cons. 20-1-78

211

Page 107: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

D I O C E S I S S U F R A G A N E A S D e l Arzobispo de Caracas

C A L A B O Z O O B I S P O S

1. D r . José Salustiano Crespo (1880-1888) 2. D r . Felipe Neri Sendrea (1891-1921) 3. D r . Arturo Celestino Alvarez (1921-1952) 4. Dr . Antonio Ignacio Camargo (1952-1957) 5. D r . Domingo Roa Pérez (1957-1961) 6. D r . Miguel Antonio Salas Salas (1961)

L O S T E Q U E S O B I S P O S

1. Mons. D r . l u á n l o s é Bernal, Arzobispo-Obispo (1965)

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. Sr. D r . Pío Bello, S.J. ( 1977 . . . )

L A G U A I R A O B I S P O S

1. Dr . Barcial A . Ramírez (1970-1973) 2. D r . Francisco de Guruceaga (1973)

P R E L A T U R A D E S A N F E R N A N D O D E A P U R E P R E L A D O S A P O S T O L I C O S

1. D r . Antonio Ignacio Camargo (1954-1957) 2. D r . Domingo A. Roa Pérez (1957-1960) 3 . Dr . Angel A . Polachini Rodríguez (1961-1971) 4. Dr . Roberto Dávi la Uzcátegui (1971)

D e l Arzobispado de Mérida H A R I N A S

O B I S P O S

1. D r . Rafael Angel Gonzá lez Ramírez (1965)

S A N C R I S T O B A L

O B I S P O S

1. D r . T o m á s Antonio San Miguel (1923-1937) 2 . D r . Rafael Ignacio Arias (1939-1952) 3 . D r . Alejandro Fernández Feo (1952

T R U I I L L O

O B I S P O S

1. D r . Antonio Ignacio Camargo (1957-1961) 2. D r . l o s é León Rojas Chaparro (1961)

C O A D J U T O R E S : 1. Excmo. Sr. D r . Rosalio Castillo L a r a

E l . 26-3-73, Cons. 24-5-73 2. Excmo. Sr. D r . Vicente Hernández

212

Del Arzobispado de Ciudad Bolívar B A R C E L O N A O B I S P O S

1. D r . l o s é H . Paparoni (1954-1959) 2. D r . Angel Pérez Cisneros (1960-1969) 3 . D r . Constantino Maradei Donato (1969)

C U M A N A O B I S P O S

1. D r . Sixto de Sosa D í a z (1923-1943) 2. D r . Crisanto Mata Cova (1949-1966) 3 . D r . Mariano Parra León (1966)

A U X I L I A R E S :

1. Excmo. Sr. Dr . Pedro Pablo Tenreiro Francia E l . 30-8-39, Cons. 10-12-39

2. Excmo. Sr. D r . Eduardo Herrera Riera

M A R G A R I T A O B I S P O S

1. D r . Francisco de Guruceaga Iturriza (1969-1973) 1. D r . Tulio Chirivella (1974)

M A T U R I N O B I S P O S

I . D r . Antonio l o s é Ramírez Salaverría (1958)

Del Arzobispado de Barquisimeto G U A N A R E

O B I S P O S

1. Dr . Pablo Tenreiro (1954-1965) 2. Dr . Eduardo Herrera Riera (1965-1970) 3 . D r . Angel A . Polachini Rodríguez (1971)

S A N F E L I P E O B I S P O S

1. D r . T o m á s Enrique Márquez G ó m e z (1966)

Del Arzobispado de Maracaibo C A B I M A S

O B I S P O S

1. D r . Constantino Maradei (1965-1969) 2. D r . Marco Tulio Ramírez Roa (1970)

C O R O O B I S P O S

1. D r . Lucas Guillermo Castillo (1923-1939) 2. D r . Francisco José Iturriza Guillen (1939)

213

Page 108: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Del Arzobispado de Valencia M A R A C A Y

O B I S P O S

1. D r . l o s é A l í Lebrún Moratinos (1958-1952) 2. D r . Feliciano Gonzá lez Ascanio (1962)

S A N C A R L O S O B I S P O S

1. D r . Medardo Luis Luzardo Romero (1972)

V I C A R I A T O S A P O S T O L I C O S C A R O N I

V I C A R I O S A P O S T O L I C O S

1. Fray Diego Antonio Alonso Nistal (1923-1938) 2. Fray Constantino G ó m e z Vi l la (1938-1968) 3 . D r . Mariano Gutiérrez Salazar (1968)

M A C H I Q U E S

1. Fray A. Gaspar Turrado Moreno (1944-1954) 2. D r . Miguel Axirrecoechea Palacios (1955)

P U E R T O A Y A C U C H O P R E F E C T O S A P O S T O L I C O S

1. Mons. Enrique de Ferrari (1932-1945) 2. Mons. Cosme Alterio (1947-1950) 3 . Mons. Segundo García (1950-1953)

V I C A R I O S A P O S T O L I C O S

1. Mons. Segundo García F . (1953-1974) 2. Mons. Enzo Ceccarelli, S D B (1974)

T U C U P I T A

1. Mons, Argimiro García Rodríguez (1955)

A P E N D I C E N? 6

O R D E N E S Y C O N G R E G A C I O N E S R E L I G I O S A S

M A S C U L I N A S

Año de llegada al país:

1891 Padres Capuchinos. 1894 Padres Salesianos. 1899 Padres Agustinos Recolectos. 1903 Padres, Hijos de María Inmaculada (Padres Franceses). 1903 Padres Dominicos. 1913 Hermanos de las Escuelas Cristianas ( L a Salle) . 1916 Padres lesuí tas , 1922 Padres Carmelitas. 1922 Padres Carmelitas, Provincia de Cataluña. 1923 Padres Claretianos. 1923 Padres Benedictinos. 1924 Padres, —Hijos del Corazón de María. 1924 Padres Redentoristas. 1924 Padres. Eudistas. 1924 Hermanos de San l u á n de Dios. 1925 Padres Redentoristas. 1925 Hermanos Maristas. 1928 Padres Benedictinos. 1932 Padres P a ú l e s — Congregación de la Mis ión . 1942 Hermanos de San l u á n de Dios. 1949 Padres Sacramentinos. 1951 Padres Escolapios. 1952 Agustinos Ermitaños. 1952 Opus Dei . 1952 Padres Servitas. 1952 Padres Paulinos. 1954 Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores. 1954 Sacerdotes Reparadores. 1954 Padres Carmelitas (Provincia Betica) 1954 Padres Franciscanos. 1954 Padres Pasionistas. 1955 Padres Mercedarios. 1956 Operarios Diocesanos. 1956 Padres Salvatorianos. 1956 Padres de Maryknoll. 1958 Padres Escalabrinianos. 1961 Sociedad de María (Maristas). 1961 Padres Misioneros (Claretianos). 1965 Padres Rosminianos. 1967 Misioneros del Sagrado Corazón de í e sús . 1971 Padres Javerianos, 1971 Padres Basilianos Alepinos.

Instituto de las Misiones de la Consolata.

Page 109: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A P E N D I C E N? 7

O R D E N E S Y C O N G R E G A C I O N E S R E L I G I O S A S

F E M E N I N A S

Año de llegada al país:

1889 Hennanas de San l o s é de Tarbes. 1889 (Fundadas) Hermanitas de los Pobres. 1890 (Fundadas) Franciscanas del Sagrado Corazón de Iesús. 1895 Siervas del Santís imo Sacramento. 1900 (Fundadas) Dominicas de Santa Rosa de Lima Venezolanas. 1901 (Fundadas) Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón de Jesús. 1902 (Fundadas) Carmelitas de la Madre Candelaria. 1909 (Fundadas) Hermanas Catequistas de Lourdes. 1924 Hermanas de la Conso lac ión . 1925 Nuestra Señora de ¡a Caridad del Buen Pastor. 1926 Siervas de Jesús. 1927 Hijas de María Auxiliadora. 1927 Adoratrices esclavas del Santís imo Sacramento y de la Caridad. 1939 Hermanas de la Caridad Dominica de la Presentación. 1946 Hermanitas de la Asunc ión . 1949 Hijas del Corazón de María. 1949 Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena (Madre L a u r a ) . 1950 Santa Mariana de Iesús. 1950 Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. 1950 Hermanas de la Presentación de María Santísima. 1950 Carmelitas del Sagrado Corazón de Iesús. 1950 Misioneras Agustinas Recoletas. 1950 Misioneras Médicas . 1951 Esclavas de Cristo Rey. 1952 Hermanas de la Presentación de la Santís ima Virgen de Granada. 1952 Reparadoras del Sagrado Corazón de Iesús. 1952 Misioneras del Divino Maestro. 1953 Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. 1953 Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia. 1954 (Fundadas) Instituto Misionero Apostolado del Bien. 1954 Misioneras de la Inmaculada Concepc ión . 1954 Hennanas de San l o s é de Genova. 1955 Franciscanas de San Francisco de Asís y de la Inmaculada Concepc ión . 1955 Hijas de la Caridad de María. 1955 Hermanas Claretianas. 1956 Hermanas Paulinas. 1956 Disc ípulas de Iesús. 1956 Hijas de María, Madre de la Iglesia. 1957 Compañía del Salvador. 1957 Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. 1958 Misioneras de Santa Teresa del N i ñ o Iesús . 1958 Misioneras Parroquiales del Hogar. 1959 Hermanas de los Medios de Comunicac ión Social. 1959 Hijas de Cristo Rey. 1950 Oblatas del Sant ís imo Redentor.

'1951 Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios. 1951 Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver. 1962 Misioneras Auxiliares del Sagrado Corazón de Iesús .

216

1963 Instituto Misionero P ías Disc ípulas del Divino Maestro. 1964 Hermanitas del Evangelio del Padre Foucauld. 1964 Hijas del Patrimonio de María. 1%5 Misioneras de la Caridad, Madre Teresa. 1966 Agustinas de San Trudo. 1966 (Fundadas) Misioneras de la Comunidad Cristiana. 1967 Hermanas de San Juan Evangelista. 1968 Dominicas Venezolanas Contemplativas. 1968 Hermanas de las Escuelas Cristianas de San José de Calazans. 1969 Fundación Intercongregacional. 1970 Hermanas de la Anunc iac ión . 1970 Hermanas de la Pureza de María. 1971 Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha. 1971 Hermanas Rosminianas. 1971 Hermanitas de Nazaret. 1972 Misioneras de María Mediadora Universal. 1972 Siervas Pobres de la Madre de Dios. 1973 Pobres Clarisas. 1974 Hermanitas de Jos Pobres de San Pedro Claver. 1974 Misioneras del Perpetuo Socorro. 1975 Franciscanas de Milvalle. 1976 Hermanas de la Caridad de Gante. 1976 Orden del Santís imo Redentor.

Page 110: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

A P E N D I C E N? 8

R E P R E S E N T A C I O N P O N T I F I C I A E N V E N E Z U E L A

I . D E L E G A C I O N A P O S T O L I C A

1876- F r . Roque Cocchia. 1885-1890 F r . Bernardino de Milda. 1894-1902 Mons. Tul io Tonti .

I I . D E L E G A C I O N A P A R T E E I N T E R N U N C I A T U R A

1909-1911 Mons. l o s é Aversa. 1913-1917 Mons. Carlos PietropaoH.

I I I . I N T E R N U N C I A T U R A

1918-1920 Mons. Francisco Marchetfi-Selvaggiani. 1921-1926 Mons. Felipe Cortesi. 1926-1936 Mons. Fernando Cento. 1936-1939 Mons. Luis Centoz. 1941-1948 Mons. l o s é Misuraca. 1950-1954 Mons. Armando Lombardl. 1955 Mons. Sergio Rignedoli. 1955-1960 Mons. Rafael Forni. 1960-1967 Mons. Luigi Dadaglio. 1967-1970 Mons. Felice Pirozzi. 1970-1975 Mons. Antonio Del Giudice. 1975-1977 Mons. Glovanni Mariani. 1978 Mons. Ubaldo Calabresi.

218

Indice Onomástico y de l\/laterias (Se refiere a los números de la obra)

Abadía de Píritu, 12 Acc ión Catól ica , 166 Acc ión Democrát ica , 166 Acedo Mendoza, Carlos, 182 Acereda L a Linde, Manuel, 13 Acosta, Cecilio, 98 Acosta Saignes, Miguel, 28 Acosta Tavera, B. , 67 Adam, Gregorio, 151 Adriano V I , 11 Adsum, 214 Agreda, Pedro de, 9 Aguado, Pedro de, 7, 11 Aguirre Elorriaga, Manuel, 11, 16, 160 Aguirre, Jenaro, 158 Agustinos, 19 Alejandro V I , 22 Alonso Nistal, Diego A. , 220 Alterio, Cosme, 221 Alvarado, Aguedo Felipe, 124 Alvarado Informe de, 17 Alvarez, Arturo Celestino, 150 Alzega, Antonio de, 9 Amezaga, Vicente de, 2 Anciano, Celerino, 183 Andrade, Ignacio, 115 André, Marius, 76 Andueza Palacios, Raimundo 115 Angel Guardián, 212 Angostura, 75 Angulo, Gonzalo de, 9 Antolino, Francisco Julián de, 48 Antropófagos , 58 Anzola Carrillo, Antonio, 159 Apep, 179 Apostolado Seglar, 204-211 Apure, 170 Arens, 158 Arguelles, Manuel, 48 Arias Blanco, Rafael, 147,171 Arias, Buenaventura, 78 Armas Chity, J . A . , 22, 50 Armellada. 183 Arnal Arroyo, Guido, 177 Arroyo y N i ñ o , José Manuel, 53, 104 Atentados setembrinos, 79 Aurrecoechea, Miguel, 222 Autodidactismo, 36 Avec, 158 Ballesteros, Miguel l e r ó n i m o de, 9 Baños y Sotornayor, Diego de, 41 Baralt, Rafael María, 36

Barcelona, 170 Barinas, 185 Barnola, Pedro Pablo, 177 Barquisimeto, 24, 100, 124 Bartolomé, Don E l Venezolano, 9 Bastidas, Rodrigo de, 7, 8 Bayle, Constantino, 11 Bello, Andrés , 37 Bello, Bartolomé, 37 Bello, P ío , 177, 196 Benítez Fontúrvel , Críspulo, 156, 165 Bernal, Tuan l o s é , 163 Betancourt, R ó m u l o , 157, 186 Blanco Ruiz , 19 Blanco. José Fél ix , 1, 6, 11, 22, 34 Bobadilla, Francisco de, 1 Bohórquez , Juan de, 9 Boletín Academia de la Historia, 6 Bolívar, S i m ó n , 36, 52, 55, 78 Bolivia, 76 Boset, Juan Hilario, 122 Boys-Scouts, 211 Briceño, Alonso, 39 Briceño Iragorry, M . , 25 Brizuela, Pedro de, 12 Bueno, R o m á n , 11 Burke, Guillermo, 64

Cabello, l o s é Ventura, 55 Cabimas, 185 Café ( introducción en Venezuela), 54 Caigua, 12 Calabozo, 125, 150, 100, 125, 150 Gaicano, I . A . , 37 Caldera, Rafael, 155, 160 Calvani, Aríst ides , 206 Camargo, Antonio Ignacio, 170, 176 Campamentos, 208 Campo del Pozo, Femando, 11 Canto llano, 37 Capellanía, Servicio de, 162 Capuchinos Franciscanos, 12 Caracas, 10, 24, 59 Cardenal (el primer), 190 Cardón, l u á n , 2 0 8 Carismas, 219 Caritas Venezolana, 180 Carlí, Hermenegildo, 171 Carlos I V , 35 Carlos V , 6

Page 111: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Carmelitas Descalzas, 47 Caro de Boesi, 37 Caroní (Vicariato Apos tó l i co del) , 220 Carreños, dinastía de los, 37 Carrocera, Cayetano de, 11 Castillo, Lucas Guillermo, 127, 147 Castillo M é n d e z , R. , 159 Castro, Cipriano, 115 Castro, Juan Bautista, 117, 119, 121 Catedral, 7 Caulín, Antonio, 11 Ceccarelli, Enzo, 221 Censos, 106 Cento, Fernando, 207 Centurión, Informe de, 17 Césaro-papismo, 21 Cisneros, Cardenal, 6 Clarines, 12 Clasismo, 10 Clemente V I I , 23 Clero, 33, 141 Coba, Martín, 55 Cocchia, Roque, 111 Cofradías Santís imo Sacramento, 181 Cojedes, 199 Colegios Catól icos , Estadísticas

(1976-1977) A p é n d i c e 4 Colón, Cristóbal, 1 Coll y Prat, Narciso, 60, 61, 62 Compañía Guipuzcoana, 2 Competencias, 50 Compromiso, 203 Comunidades de base, 211 Conas, 181 Concordato, 61 Confec, 181 Conferencia Episcopal, 120, 181 Congregaciones Religiosas en Venezuela,

216, 217, 218 Congreso Catequíst ico, 154 Congreso Venezolano de Historia Eclesiás­

tica, 181 Conquista y Evangel izac ión, 2, 3 Consejo de Indias, 17 Const i tución Primera, 71 Constituciones, 97 Constituciones Provinciales, 73 Constituciones Sinodales, 42 Constituyente asamblea, 160 Convenio Santa Sede, I , 191, 192, Apén­

dice 1 Conver, 181 Córdoba, Fray Francisco de, 6 Córdoba, Pedro de, 26 Coro, 5, 7, 127 Correo del Zul ia , 212 Cortesi, Felipe, 124 Crespo, Joaquín, 115 Crespo, José Salustiano, 100 Crónica Eclesiástica de Venezuela, 212 Cubagua, 6 Cúcuta, 52, 76 Cultura y España, 35

C u m Nuper, 3 Cumaná, 5, 187 Cura doctrinero, 3, 18 Curataquiche, 12 Cursillos de Cristiandad, 183, 210 Chacón, Acacio, 148 Chiapas, 27 Chiriveüa, Tulio Manuel, 197

Dadaglio, Luigi , 192 Damas Salcsíanas, 211 Decreto C C C X X I , 159 De Guruceaga Francisco, 197 Delgado Avi la , Miguel, 158 Delgado Chalbaud, Carlos, 161 Democracia, 178 Demos, 213 Depons, Francisco, 2 Depons, 24 Diario Catól ico, 169, 176 Díaz Madroñero, Antonio, 49 Dictadura, 79 Diez, Víctor José, 100 Doctrina, 3, 53 Doctrina Social de la Iglesia, 155 Dominicos, 25 D o ñ a Bárbara, 126 Dorado, 2, 4 Duarte Level, 14, 34 Dubuc, Henrique María, 124 Duran, Antonio María, 136-140

Ediciones Paulinas, 214 Educación y Pol í t ica, 201 E l Pilar, 12 E l Tocuyo, 24 Encomiendas, 22, 24, 25 Encuentro Conyugal, 208 Entradas, 15 Escalona y Calatayud, Juan José de, 46 Esclavitud, 21, 26. 28, 29, 30, 32 Esclavos negros, 26 España y la cultura europea, 38 Espelius, 17 Espinel Alfonso, 25 Espinosa, Antonio, 51 Estamento, 10 Esti'dios, plan de, 8 laudistas, 152 F.xcomunión, 44 Expone nobis, 11

Faprec. 179 ¡•aria, Julio C , 213 Farneta, Cartuja de, 134 Pebres Cordero, Tul ío , 35 Felice Cardot, Carios, 1, 124, Felipe I I , 9 Felipe V , 46 Fermín, Paúl, Felipe, 68 Fernández Feo, Alejandro, 169

Fernández Fortique, Mariano, 98

220

Fernández Peña, Ignacio, 96 Fey, 155 Ferve, 181 Ferrari, Enrique de, 221 Fe y A c c i ó n , 214 Fe y Alegría, 179 Figuera, Guillermo, I I Fi lántropos, 58 Forni , Rafael, 222 Franciscanas, Hermanas, 220 Franciscanos Capuchinos, 19 Franciscanos Observantes, 12, 19 Friede Juan, 7 Fuero, 44, 72, 96

Gaceta Eclesiástica ( L a Verdad) , 213 Gallegos, R ó m u l o , 161 Ganuza, Juan Miguel, 209 Garcés , Fray Juan de, 6 García Abadiano, Juan, 47 García Arocha, Humberto, 159 García Chuecos, Héctor , 36 García del R í o , Juan, 36 García Mohedano, Antonio, 54 García Rodríguez , Argimiro Alvaro, 223 García, Segundo, 221 Gazo, Jesús, 208 Gazeta de Caracas, 64 G i l , Cesáreo , 210 G i l Fortoul, J . , 14, 15, 36 Gi l i j , Felipe Salvador, 11 Giraldot A-, 62 Godoy, Marcos Sergio, 152 G ó m e z , Antonio, 67 G ó m e z Cañedo , Lino, 11, 19 G ó m e z , Juan Vicente, 126, 143 G ó m e z Vi l la , Constandno, 220 Gonzá lez Ascanio, Feliciano, 185 Gonzá lez de Acuña , Antonio, 33, 40 G o n z á l e z Guiñan , Francisco, 28 Gonzá lez , Hcrmann, 11, 208 Gonzá lez , Rubén , 131 Gran Colombia, 82 Granadillo, Francisco Antonio, 129 Gregorio X V I , 52 Guacamaya, 55 Guayana, 53, 54, 55, 58, 123 Guevara Carrera, J . M . , 5, 11 Guevara y L ira Silvestre, 31, 103, 107, 108,

109, 110 Gumilla, l o s é , 11 Gutiérrez Salazar, Mariano, 220 G u z m á n Blanco, Antonio, 102, 111

Henr íquez , Luis Eduardo, 162, 200 Herejía, 45 Hernández , Juan Francisco, 215 Hernández Milanés , Santiago, 52 Herrera Riera, Eduardo, 175 Hipól i ta , la negra, 29 Hoffner, Joseph, 4 Humboldt, 14, 17

Ibarra y Herrera, Francisco de, 54, 59 Iglesia, 1, 112, 186,219 Impreclero, 182 Imprenta Talavera, 213 Indios y esclavos, 43 Infancia Misionera, 183 Inmortale Dei , 16 Inocencio X I I I , 46 Inquis ic ión, 34 triarte, Víc tor , 166 Isabel L a Católica, 22 Iturriza Guil len, Francisco l o s é , 153 r.istitia et paz, 182 Ivopac, 182

láuregui y Barcena, l u á n de, 46 J . C . F . V . , 205 I . C . V . , 206 Jerónimos, 6 Jesuítas, 12 Jiménez Bretón, Manuel, 48 Jiménez, Leocadio, 208 Jiménez, Manuel, 170 jóvenes de A c c i ó n , 181 Julio I I , 7, 83 Juramento a la Const i tución, 72

Kavanayén, 220 Kennedy, 21

L a Asunc ión , 5, 12 , L a Columna, 202, 213

L a Española , 1 L a Guaira, 198 Lamas, J . A . , 37 Lambruschini, Vicente, 214 Líindáez, Miguel Angel, 206 L a r , 214 Lara Peña, P. G . , 206 L a Rel ig ión, 213 la Riva Araujo, Edecio, 160 Las Casas, Fray Bartolomé de, 6, 25, 26 L a Voz de k Fe, 213 Lazo de la Vega, Rafael, 52 Lebrún, José Alí , 184, 194 l e g i ó n de María, 209 Legis lación en favor de los Indios, 26 León X l l i , 16, 118 Leoni, RaúL 186 Leturia, P., 84 Leyenda Dorada, 36 Leyenda Negra, 36 Leyes Nuevas, 27 Liberalismo, 1 Libertad de cultos, 69 Libertad Religiosa, 44 Libertad y Tolerancia, 193 Lizardi, R a m ó n J . , 162, 196 Lodares, Baltasar de, 6, 11, 13, 17 López Agurto de la Mata, Juan, 9,39 López Contreras, Eleazar, 144 Losada, Diego de, 10

221

Page 112: Venezuela Su Iglesia y Sus Gobiernos

Louis, Joseph, 208 Lovera, Pedro José, 34 Lovera, Rafael, 207 Lovera, R o m á n , 122 Luzardo Romero, Medardo, 199 Llovera Páez, Luis Felipe, 161

Machado y L u n a , Manuel, 48 Machiques, 222 Maguna Goicoechea, Pedro, 213 Maldonado, Francisco, 183 Manumis ión , 30 Maracaibo, 188 Maracay, 185 Maradei, Constantino, 173, 185 Margarita, 197 Márquez G ó m e z , T o m á s , 189 Martí, Mariano, 49 Martínez de Manzanillo, Juan Manuel, 9 Marvez, Francisco, 125 Masonería, 67, 101 Mata Cova, Crisanto, 164 Matrimonios, 44 M á x i m o Prelado, 116 Mazariego, 3 MedeUín, 180 Medios de Comunicac ión Social, 212-215 Medina Angaríta, Isaías, 157,158 Mejía, Miguel Antonio, 149 Mencías Cháyez , Jorge, 182 M é n d e z , R a m ó n Ignacio, 86, 89,96 Méndez Romero, José, 162 Mendoza, Juan, de, 19 Mérida, 24,51, 122 Mestizaje, 10 M . F . C , 209 Micheo, Alberto, 127 Minaya, Domingo, 23 Miranda, 65 Misa, primera, 5 Misiones, 2, 3-4, 11 al 20, 54, 183, 220 y ss. Modus Vivendi, 61 Monagas, José Fregorio, 31 Movimiento Carismát ico , 211 Montenegro, l o s é Manuel, 112 Montes de O c a , Salvador, 129,134 Montesinos, Antonio de, 25 Morales, Carlos E . , 158 Morales V á z q u e z , Eduardo, 128 Morolli. F . , 99 Movimiento por im Mundo Mejor, 180 Música e Iglesia, 37

Navarro Lamarca, Carlos, 28 Navarro, Nico lás E . , 4, 7 ,8 , 67. Negrón , Nés tor Luis , 180 Nuevo Mundo, 214

Obispo Auxiliares, 196 Obispos de Oriente, Pastoral, 12 Obispos y Arzobispos de Venezuela, A p é n ­

dice 5

Obras misionales pontificias, 183

222

Ocampo, Gonzalo de, 6 Ocaña , Convenc ión , 79 Ocasha, 181 Ocsha, 181 Octavio, A . , 168 Odena, Nico lás , de, 99 Ojeda, Alonso de, 1, 6 Ojer, Pablo, 13 o l i garqu ías , 1 O m n í m o d a , 11 Oña , Pedro de, 9 Oratorio S. Felipe Neri, 37 Ordaz, Diego de, 28 Ordenanzas de Burgos, 26 Ordenes y Congregaciones religiosas feme­

ninas. A p é n d i c e 7 Ordenes y Congregaciones religiosas

masculinas. A p é n d i c e 6 Orinoco, 12 Oviedo y Baños , l o s é de, 4

Padre Sojo, 37 Palomino, Pedro Mártir, 9 Pamplona, 181 Pamplona, Francisco, 12 Paparoni, José Humberto, 170 Parra León, Caracciolo, 36 Parra León, Mariano, 187 Parra Pérez, Caracciolo, 15, 36 Patronato, 7, 83, 88 Paulo I I I , 27 Pel l ín , Jesús María, 196 Perera, Ambrosio, 2, 7 Pérez, Carlos Andrés , 201 Pérez Cisneros, Angel, 172 Pérez Jurtado, Domingo Remigio, 54 Pérez Jiménez, Marcos, 177 Pérez, Juan B. , 133 Pérez Morales, Ovidio, 196 Pérez Soto, Vincencio, 152 Pérez Hurtado, Remigio, 55 Paridielo, Estanislao de, 11 P icón Salas, Mariano, 36 Pinto G ó m e z , Samuel, 213 Pío I V , 9 Pío V I , 51 P ío V I I , 52 P ío I X , 104 Pío X l l , 170 Piratas, 9 Píritu, Misiones, 13, 19 Plaza, Guillermo, 158 Plaza, R a m ó n de, 37 Pobreza de la Iglesia, 142 Poder Moral, 77 Polachini, Angel Adolfo, 170, 195 Ponce de L e ó n , 10 Ponte, José Antonio, 111 Prejuicios religiosos, 74 Propagación de la fe, 183 Propaganda Fide, Colegio de, 54 Puerto Ayacucho, 221 Puerto Rico, 12 Pulido Méndez , Rafael, 160

Quero, Juan N. , 62 Quesada, Luis de, 34

I Quintana, Juan Nepomuceno, 68 Quintero, J . Jumberto, 190, 191

Racismo, 21 Ramírez Ponce, Marcial , 198 Ramírez Roa, Angel, 185 Ramírez Roa , Marco Tulio , 185 Ramírez Salaverría, Antonio, 174 Ramos de Lora , Juan, 51 Reina, Carlos, 177,183 Rel ig ión , 70, 79 Religiosidad popular, 18 Religiosos, 216, 223 Religiosos extranjeros en Venezuela, 218 Repertorio Americano, 35 Representac ión Pontificia en Venezuela^

A p é n d i c e , 8 R e v o l u c i ó n del cuarenta y ocho, 99 Revista Dominical, 212 Reyes Catól icos , 83, 84 Rihoux, Guido, 208 R i n c ó n Bonilla, l o s é , 180, 196 R i n c ó n , Francisco del, 46 R i n c ó n Gonzá lez , Felipe, 145, 145 Rivas Angel, César, 35 Roa Pérez, Domingo, 150, 188 Rodríguez Delgado, Manuel Felipe, 123 Rodríguez de Fonseca, l u á n , 25 Rodríguez Figueroa, Alfredo, 196 Rodríguez , Gregorio, 124 Rodríguez de Villena, A n a , 34 Rojas, Aríst ides, 6,29, 49, 50 Rojas Chaparro, l o s é L e ó n , 160,176 Rojas Paúl , Juan Pablo, 115 Ruggeri Parra, Pablo, 21 Ruiz Blanco, Matías, 11 Ruiz Blanco, 12

Salinas, Domingo de, 9 Salvatierra, S imón, 162 San Cristóbal, 24 Sánchez Espejo, Carlos, 147, 160 Sandrea, Felipe Neri , 125 San Felipe, 189 San Lorenzo, 12 San Miguel, Tomás Antonio, 135 San Pedro Claver, 32 Santa Ana de Coro, 5 Santa Cruz, 54 Sanz, Miguel l o sé , 36 Secorve, 181 Semáforo 2000, 180 Seminarios, 180 Seminario Indígena, 220 Sic, 214 Signo, 214 Silva, Antonio R. , 122 Simancas, don l u á n , 9

S ínodo . 9, 40 Sínodos Episcopales, 180 Siso, Carlos, 6, 28, 1, 6 Siso Martínez, J. M,, 15 Soberanía Níiciuiwil, 88 Sociedad Sanlificadoru del Hogir , 208 Sojo, Padre, 37 Soiinas Leoni, Francisco, 208 Solís , l u á n Alonso de, 12 Sosa Sixto, 128 Suárez, Santiago Gerardo, 16 Sublimis Deus, 23 Suriá, laime, 147

Talavera y Garcés , Mariano, 55,57, 98 Tavera Acosta, B. , 6, 17, 49 Tenreiro, Pedro Pablo, 175 Terremoto de 1812, 63 Tirano de los Andes, 115 Tof, 211 Tolerancia de cultos, 64 y ss. Tolerancia de cultos. A p é n d i c e 2 Tortolero, Marcos R. , 206 Torrijos, Manuel de, 51 Tovar, Mauro, 39 Troconis Montiel, José l o a q u í n , 202 Truji l lo, 24 Tucupita, 223 Turrado, Angel, 222

Udac, 204 U . H . C . , 207 Unda, José Vicente, 122 Une, 155, 206 Unión Misional del Clero, 183 Universidad, 65 Universidad Católica Andrés Bello, 169,

177 Universidad de Caracas, 45 Universidad de Mérida, 35 Uriman, 220 Urbaneja, L . F . , 168 Uzcátegui , Críspulo, 116 Uzcátegui , Francisco A . , 52

Valverde, José Fél ix , 47 Vaticano I I , 45, 69 Vé laz , l o s é María, 179 Vera, Luis E . , 160 Viana, l u á n Antonio de la Virgen María,

49 Vida y Destino, 215 Vil lalba, Jóvito, 155 Villalobos, Olegario, 213 Vives Suriá, Juan, 180

Welser, 7 Wonken, 220

Zamora de Alonzo, 11

223