venezuela: el cielo no se cae por los no-últimos yanomamis

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Venezuela: El cielo no se cae por los no-últimos yanomamis Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org) Imprimir articulo Exportar a PDF Volver Venezuela: El cielo no se cae por los no-últimos yanomamis Servindi, 18 de junio, 2018.- "¿Qué pueden hacer los yanomamis por nosotros? Pueden ayudarnos a recuperarnos del etnocentrismo, que es una enfermedad tremenda y contagiosa". La idea anterior es un extracto de la reseña del libro La caída del cielo: palabras de un chamán yanomami. El autor de la obra es Davi Kopenawa, sabio espiritual y líder indígena del pueblo originario Yanomami. En ella relata la riqueza cultural y la froma de vida de su pueblo. Asimismo, el también miembro de la asociación Hatukara narra su iniciación como chamán y su relación con el mundo occidental. El libro contó con el apoyo del antropólogo francés Bruce Albert. Cabe indicar que los yanomami habitan en Brasil y Venezuela. Su población está conformada por más de 30 mil personas. Actualmente, enfrentan amenazas como las enfermedades mortales y la contaminación de sus tierras. Page 1 of 3

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Venezuela: El cielo no se cae por los no-últimos yanomamis

Servindi, 18 de junio, 2018.- "¿Qué pueden hacer los yanomamis por nosotros? Pueden ayudarnos arecuperarnos del etnocentrismo, que es una enfermedad tremenda y contagiosa". La idea anterior esun extracto de la reseña del libro La caída del cielo: palabras de un chamán yanomami.

El autor de la obra es Davi Kopenawa, sabio espiritual y líder indígena del pueblo originarioYanomami. En ella relata la riqueza cultural y la froma de vida de su pueblo.

Asimismo, el también miembro de la asociación Hatukara narra su iniciación como chamán y surelación con el mundo occidental. El libro contó con el apoyo del antropólogo francés Bruce Albert.

Cabe indicar que los yanomami habitan en Brasil y Venezuela. Su población está conformada pormás de 30 mil personas. Actualmente, enfrentan amenazas como las enfermedades mortales y lacontaminación de sus tierras.

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A continuación, compartimos la reseña del texto:

Reseña del libro “La Caída del Cielo

En septiembre de 1984 se publicó en Turín el libro Gli ultimi Yanomami (Los últimos Yanomami). Laportada también incluye el subtítulo “Una inmersión en la prehistoria”. En ese momento ya habíavivido cuatro años en la zona de Catrimâni, trabajando con y para los indios yanomami, viviendo conellos los años más felices de mi vida. Como mis esfuerzos profesionales surgieron de la necesidad decontribuir a la supervivencia física y cultural de los yanomamis, la palabra “último” me indignócompletamente. En julio de 2017 el Corriere della sera publicó un reportaje, uno de cuyos subtítuloses “La plegaria de los últimos yanomamis”. Han pasado 33 años entre 1984 y 2017, pero en Italia,refiriéndose a este grupo étnico, se utilizan las mismas palabras banales y estereotipadas. En enerode 2018 la entrevista que me concedió Sveva Sagramola fue transmitida por RAI-TRE. Una amigaperiodista, me escribió: “Por supuesto, el hecho de que se hayan duplicado, de que se hayansalvaguardado (¡bien!) ha quitado algo de carga emocional… ¿qué podemos hacer por ellos? ¿O ellospor nosotros?”

¿Qué pueden hacer los yanomamis por nosotros? Pueden ayudarnos a recuperarnos deletnocentrismo, que es una enfermedad tremenda y contagiosa. Recientemente se ha publicado ellibro La caduta del cielo. Publicada en francés e inglés en 2010, en portugués en 2015 y ahora enitaliano, la obra está destinada a llegar a todo el mundo, como espera el coautor Davi Kopenawa,chamán yanomami. En diciembre de 1989, el etnólogo francés Bruce Albert comenzó a grabar laspalabras de Davi, y lo hizo durante más de diez años; luego, gracias a su extraordinario dominio dela misma lengua hablada por Davi, las tradujo al francés. El libro es el resultado de la complicidadentre los dos hombres y su preocupación por el destino del pueblo yanomami, siempre amenazadosistemáticamente por los frentes de expansión de la sociedad occidental. Es una autobiografía queconvierte, al mismo tiempo, el etnólogo, en biografía. Es una enciclopedia yanomami, dada lacantidad de información sobre el hábitat, el idioma, la mitología, la botánica, la zoología, la culturamaterial.

La lectura de la obra nos permite penetrar en la cosmogonía yanomami, conocer en qué valores estepueblo ha construido su estructura social; nos hace meditar sobre diferentes formas de ver, sentir,actuar; compara la llamada sociedad “civilizada” con la llamada “primitiva”. Para los occidentales,“ecología” es una palabra de moda; para los yanomamis, es una forma de vida. La acumulación, elconsumismo, la agresión contra la naturaleza y la explotación salvaje de los recursos naturales hantransformado la tierra en un vertedero de basura. Ya no podemos deshacernos de los residuos. Lostóxicos envenenan el aire, el agua, el subsuelo, todo lo que comemos, y morimos de cáncer. Lospeces mueren asfixiados por el plástico; mueren en el mar los “diferentes” que nuestro egoísmorechaza. Concebidas por mentes enfermas, las faraónicas centrales hidroeléctricas y nucleares sehan convertido en desastres ambientales, devastando territorios incluso más lejos de los lugaresdonde fueron construidas. Todo sucede en nombre del llamado progreso, que, al aumentar, no hacemás que vaciar el alma de las personas, haciéndolas individualistas y desconsoladamente solitarias.

Las palabras de Davi y Bruce nos confrontan con todo esto. Davi es tan generoso como parapreocuparse también por los hombres blancos: sugiriendo que nos aseguremos de que el cielo no secaiga, está diciendo que junto con los yanomamis nos salvaremos también nosotros. Por otra parte,la generosidad es el mayor valor para los yanomamis. Según ellos, sólo aquellos que han sidogenerosos en la vida llegarán a la “tierra de arriba”, es decir, a la dimensión que llamamos cielo. Afinales de los años setenta, los demás miembros del equipo de trabajo de Catrimâni y yo realizamosun proyecto llamado Plan de Concientización, cuyo objetivo era ayudar a los yanomamis acomprender lo que amenazaba su territorio en ese momento (apertura de carreteras, aserraderos,colonización). Al principio no fue nada fácil, porque los nativos objetaron que el bosque es grande yque hay espacio para todos. Cuando las epidemias y las muertes redujeron trece aldeas a ochopequeños grupos de sobrevivientes, comprendieron en carne propia lo que llevaba el hombreblanco.

Entre las reivindicaciones de los indios brasileños en los últimos años -y los yanomamis no son unaexcepción- está la de no hablar de ellos como de un pasado remoto, de dejar de colocarlos en laprehistoria. Están. Existen. Han resistido la invasión de sus tierras durante más de quinientos años.

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Son nuestros contemporáneos. Sus culturas y sociedades no son inferiores, sólo son diferentes.Tendrían mucho que enseñarnos, si tan sólo tuviéramos la humildad de escucharlos por lo que son:seres humanos con conocimientos, experiencias, derechos, sentimientos, sueños, al igual quenosotros. A pesar de los continuos y agotadores ataques a su territorio y a su modo de vida, en losúltimos años los yanomamis han aumentado considerablemente, se han organizado en asociaciones,tienen maestros, enfermeras, líderes que viajan por el mundo para mantener la atención en susituación, denunciando violaciones, reclamando derechos.

No, claro que no: no son ni serán los últimos yanomamis. Si el cielo cae, ellos y los demás pueblosindígenas tendrán una oportunidad de sobrevivir, porque saben cómo tratar la tierra, cómodisfrutarla sin violarla, cómo dejarla embarazada y perpetuar su descendencia. Durante una estanciaen la aldea de Davi, Bruce me tomó una foto con la hija de Davi en brazos: para mí es más valiosoque todo el oro y los minerales preciosos que los ladrones blancos ya han extraído ilegalmente delterritorio yanomami. Asociado a la imagen de la foto está el deseo de que la pequeña sociedadyanomami siga creciendo fuerte y saludable, a pesar de todo y de todos.

Davi Kopenawa y Bruce Albert---Traducción: Alessandro Lucera y Alessandro Palmieri (Nottetempo, 2018 [1]), Traducido del italianopor María Cristina Sánchez----Con información dePressenza: https://www.pressenza.com/es/2018/06/el-cielo-no-se-cae-por-los-no-ultimos-yanomamis/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+pressenza%2FEYhc+%28Noticias+de+Pressenza+IPA+en+castellano%29 [2]

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Links[1] http://www.edizioninottetempo.it/it/prodotto/la-caduta-del-cielo[2] https://www.pressenza.com/es/2018/06/el-cielo-no-se-cae-por-los-no-ultimos-yanomamis/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+pressenza%2FEYhc+%28Noticias+de+Pressenza+IPA+en+castellano%29[3] https://www.servindi.org/etiqueta/yanomami[4] https://www.servindi.org/etiqueta/davi-kopenawa[5] https://www.servindi.org/tags/la-caida-del-cielo-palabras-de-un-chaman-yaomami

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