VEINTINUEVE parEdEs

Beatriz sanz

VEINTINUEVE parEdEs

primera edición: octubre de 2019

© Comunicación y publicaciones Caudal, s.L.© Beatriz sanz© Foto de portada: Carlota López de santa María © Ilustraciones: pablo Velasco Bertolotto

IsBN: 978-84-120869-0-4IsBN digital: 978-84-120869-1-1

Editorial La poesía manchaC/ Marcenado 1428002 Madridproduccion@lapoesiamancha.comwww.lapoesiamancha.com

Impreso en España

Con todo mi amora la madre que me parió y a la que me crio.

A todas las mujeres de mi vida.A Luis, que subvencionó mi vocación.

A Pablo, por seguir estando (siempre supe que me agarraría la mano

en el parto del primogénito).A Manuel, que me empujó con su arena finita

a la inmensidad de mi desierto.A todas las musas y a las arañas.

A los Juntaletras, por untarme de versos.A Carlos, por supuesto,

por creerme y adoptarme al medio.

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prÓLOGO

Nacemos entre cuatro paredes y crecemos buscando un techo, algo que nos defienda de la intemperie de la vida y los demás. Vivimos levantando paredes sobre las que escribir frases que nos representen, infancia/ pared, amigos /pared, amores/ pared, deseo/ pared...

Hasta que un día descubrimos que una frontera tam-bién es una pared, y que muchos de nuestros sueños ca-minan lentamente con rumbo al paredón.

Y nos resignamos porque todo el mundo lo hace mien-tras pega otro ladrillo como en aquella vieja canción de pink Floyd.

Construimos paredes a nuestro alrededor para prote-gernos de los otros que son como nosotros, para ence-rrarlos, para no oírlos.

Y en realidad, si nos quedamos dentro descubrimos que entre carcelero y prisionero solo varía el punto de vista.

No se trata de levantar muros, sino derribarlos ladrillo a ladrillo, prejuicio a prejuicio, obligación por obligación, dolor a dolor.

Bea sanz lo ha descubierto en este libro que avanza abriendo esas paredes, no con una bulldozer enfurecida

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sino con un preciso martillo de palabras, un bisturí de versos en los que siempre brilla la ironía o la tristeza o am-bas cosas, porque no hay nada más divertidamente triste que saber.

Y ya decía el sabio que la experiencia es una linterna que solo sirve para iluminar el camino que ya hemos re-corrido.

Pero al llegar al final de este libro uno siente que lo mejor es el camino que queda por recorrer.

Un primer libro escrito en el momento exacto, sin el apresuramiento de las modas y las redes que exigen frases convenientes.

solo lo de siempre y lo de nunca, poesía. Y una mujer capaz de llamar a las cosas por su nombre sabiendo que es uno diferente cada día, tras cada beso, cada olvido, cada ilusión y cada desengaño.

Y conscientes de que si hay que subir hacia algún sitio, no importa tanto cuál es sino la forma de hacerlo: pisan-do sobre los escombros de todas las paredes que vamos derribando con los años.

Carlos salem

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CUrrICULUM VITaE

Llego tarde a todo. Me gasté en ser quién no era. Qui-zás tuviera que consumirme para volver a respirarme en mi esencia, ahora añeja.

así analizo mi existencia. En breves frases que me des-criben a lo largo de los años que pasaron, que pasan, en un intento de explicarme quién soy. Quién fui lo tengo más claro. La frustración de la niña abandonada que pien-sa que nadie la va a querer porque no la quería ni quien estaba obligado a hacerlo. Me crie con ella... Mi abuela. Que me quería más que a nadie. Mi madre trabajaba todo el día. Mi padre fue el que no me quiso. El amor era re-cíproco. Los años pasaron y mi abuela cada vez era más vieja. Y yo cada vez más adolescente. Y mi abuela dejó de andar. Y dejó de ser ella. Y yo tuve que devolverle el cambio de pañales con toda mi adolescencia. después se fue. ayer hizo diez años.

Con ella se me fue la fuerza y tuve que sostenerme del brazo de quien sería mi fuente de amor incondicional durante muchos años. así lo quise. Y forcé mi existencia a depender de la fuerza del otro, la fuerza de él. a mol-dearme a cómo tenía que ser para que todos me quisieran.

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Mi madre siempre tuvo el corazón roto, y al poco tiem-po de la marcha de mi abuela, descubrieron que le faltaba un pedazo. Quizás por eso nunca supo querer sin que le doliera. Le arreglaban una pieza y se le rompía otra. Hace dos años se le rompió todo. por suerte, en el país de Nun-ca Jamás vamos pagando al mecánico mientras estamos enteros, y ahora está en chapa y pintura.

Empecé a trabajar legalmente a los tiernos diecisiete en el Imperio de actores de doblaje. algún ser carente de realidad cree que aún me conservo en esa década. Y en-tre esas mismas paredes del Imperio me conservo. Como arte de almacén que guarda silencio. Entre pared y pared, estudié. Poco. Pero lo suficiente para moldearme a cómo tenía que ser para todos. dos carreras. Orgullo de mi ma-dre. Un añico menos en su corazón. Todos podían llenar-se la boca de mi bondad y mi buen hacer. siempre sabía qué era lo correcto, y si no lo sabía, me preocupaba que el resto creyera que sí. pero no sabía nada. Era una triste niña vieja, que se creció en el trauma cuando encontró oídos que la escucharon. (aún me escuchan, por suerte; pero con otra voz, por suerte también).

Tan buena que era hasta que dejé de serlo. El brazo que me sostenía comenzó a estorbarme en la cama. Ya no era mi amor incondicional, porque se había convertido todo en condiciones, por mi parte, y él, las incumplía casi todas. perdió el sentido. Y yo me tiré a otros brazos. pero él era quien me sostenía. Y ya no lo hizo más. Y por primera vez en mi vida me encontré sola. sola de amor. E intenté aferrarme a los brazos a los que me había tirado, pero

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cada vez que me tiraba, me caía, y así estuve más tiempo del debido.

de liana en liana. así analizo mi existencia. siempre con la necesidad de que me quieran más que a nadie por-que no me quiso quien me tenía que querer por obliga-ción. Y por obligación, yo hacía lo que tenía que hacer, sin saber que lo único que tenía era yo, sin saber que la única que me tenía que querer era yo misma.

Hasta que me caí. Me caí literalmente. por poco no me levanto. a punto estuve de tener que resucitar a mi abuela para que volviera a cambiarme los pañales, pero lo hizo mi hermana. Yo también tenía pagado el mecánico, desde los diecisiete, y aquí estoy, con los pies en el suelo por pri-mera vez, sin que nadie me sostenga. sin que yo sostenga a nadie. Con un pie fuera de las veintinueve paredes. Le-yendo lo que no leí cuando debiera. siendo arte de alma-cén que ahora grita su silencio. analizándome. Llegando tarde a todo, pese haber madrugado, pero en camino de poder ser lo que yo quiera.

Y ahora quiero esto...

pOETa dE BraGUETas Y COraZÓN

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daTOs pErsONaLEs

Y a todo esto...¿cómo te llamas? —dulcineafue mi nombre de soltera.

de casadadolores,de cabeza cansada sin curar.

Luego viuda,remediosme llamaban.Con la botica abiertao cerrada,según el agravio de la enfermedad.

Y ahora me nombro divina,divina Libertad,

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de alas que cobijan pero vuelande alma templada sin fiebres que tiritar.de picos,de besos,de versos de labios que sanan y enferman con tacto, con vista y olfato,sin oídos que buscan gustar.

así me llamo.

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FOrMaCIÓN prOFEsIONaL

sINCE 1989He construido cuatro muros de cimientode todos mis nombres,con los ladrillos rotos de cada pared derribada.Veintinueve.demolidas en lucha de miedos.Batallas de traumas.Cruzadas del alma.Y guerras de ego.

Gané yo.

porque he construido un espacio diáfano con mucha luz.En cada muro, una ventana,que me asoma a los escombros

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que me recompusieron.al último le coloqué una puertade bisagra lubricada.porque no son estos muros frontera ni barrera de entradani salida de humosni trinchera de almohadas. son raíces que se extienden de las ruinaspor las ramas desplegadas.aún quedan rincones oscurosen esquinastodavía sin amueblar.pero ya he roto con Cupidoy ahora está todo más limpio.Y hay mucho espacio.Y ahora por finme siento hogar.

En mi casa En mi cuerpo,

de cuatro muros cimentadossobre veintinueve paredes derribadas.

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FOrMaCIÓN aCadÉMICa

La GENEraCIÓN aHOGadadijeron que podríamos ser lo que quisiéramosy hemos acabado siendo todos lo mismo.Títulos acumulados en una caja.Títeres sin escenario, sin público ni aplauso. solitarios.amantes desenamorados.ahogados inquilinosde una patera en el centrodel corazón de un mar etílicodonde poder seguir ahogándonosen sueños que no se cumplen.Y cumplimos con los pagos,y cumplimos en la camay cumplimos añosy los sueños siguen sin cumplirse.dijeron que podríamos ser lo que quisiéramos y estudiamos para que no nos engañaran. Y nos engañaron

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con sus títulos falsificadosmientras el nuestro no alcanza las cuatro cifrasy conviene más enterrarlo en sus imperios de explotadores que pagan con religión, que intentar seguir ahogándonos de sueños que no se cumplenen este mar de contradicción. Nos engañaron.Y nos ahogamos. pero cumplimos.Y nadie cumple con nosotros, los que podíamos ser lo que quisiéramos.Hoy olvidados.Y servimos mesasreponemos baldasFregamos váteresVendemos tallas 38 a señoras de la 46 Teleoperamos a portazoscon nuestros títulos en una cajay los suyos debajo del brazo.Y nos bebemos el mar etílicoen nuestra paterapara no ahogarnos.pero nos hundimos en el país de Nunca Jamás.

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Y cumplimos con los pagos a crédito. Y cumplimos en la cama, o eso queremos recordar.Y cumplimos años como peter pan. sin pan para mañana.Y los sueños siguen sin cumplirse.porque nos engañaron.Con sus títulos falsificados.Mientras los nuestros se duermen en una caja registradora de los billetes que nos han robado.