Vanessa Oviedo Mercadeo VI

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LA TEORIA L (Jean-Paul Sallenave 1995Editores)

“LA TEORIA L”

Por: Jean-Paul Sallenave

“Yo primero” ¿La administración por

objetivos?

El cuboLos tres sombreros La administración por ilusiones

Desenlace Post scriptum

Exhortación al individualismo

*sombrero blanco: es el sombrero del consultor*sombrero gris: es el sombrero del defensor del territorio*sombrero negro: es el sombrero del egoísta

*yo controlo

*yo pertenezco

*yo dirijo

Las 3L

*La gente *Los conceptos *Las necesidades

¿Los objetivos de quien?

Uno no vale más que la peor de sus

Después de escrito

LA NATURALEZA DEL FENOMENO ORGANIZACIONAL

GERENCIA INTEGRAL

LA TEORIA L Esta Teoría se basa en 4 aspectos fundamentales para que sean aplicados en el mejoramiento continuo de las organizaciones sin tener en cuenta su tamaño, estas son:

“¡Yo primero!, es una exhortación al individualismo. Ciertamente es más fácil retirarse de toda responsabilidad individual y pensar que las cosas llegan cuando deben llegar, que la suerte le sonríe a unos, a otros no, y que somos simples peones en el tablero de un Dios caprichoso. Las circunstancias y las situaciones nos han modelado como somos…¡Que idea tan deprimente!”

Este se refiere a que no siempre se debe pensar en los demás si no en si mismo, ya que en la Teoría L siempre se pensó que era bueno trabajar en equipo puesto que se hacían más fáciles las tareas, pero que siempre habría alguien que tomara el mando egoístamente y sobresaliera sobre los demás, es decir que el trabajo de equipo es más de colaboración que de verdadera pertenencia.

“¡La vida es un concurso!” Olvídese del ideal olímpico, lo esencial no es participar sino ganar. Nos encantaría que la vida fuera un simple examen donde obtener el promedio garantizará la seguridad. Pensar que el éxito de uno esta en función del fracaso del otro, resulta angustioso, porque uno no sabe que el otro piensa exactamente lo mismo. El concurso conlleva el riesgo de conducir a una rebatiña en la que todos los golpes son permitidos, pero de la que surgirán si no los mejores, los sobrevivientes.

“Los tres sombreros” La próxima vez que usted participe en una reunión, esté atento, frótese los ojos, mire de nuevo, y quizás distinga extraños destellos difusos sobre la cabeza de sus colegas: los tonos blancos, gris y negro de los tres sombreros invisibles del gerente. Admire la facilidad con que estos señores cambian de sombrero. Ellos siempre aparentan llevar el sombrero blanco del consultor y hablar en interés de la empresa, aun cuando solo les preocupe su interés personal – el sombrero negro del egoísta – pero cambia fácilmente al sombrero gris de la defensa del territorio. No, no son deshonestos. Simplemente imaginan que es posible llevar tres sombreros al mismo tiempo. Sombrero blanco es el sombrero del consultor, Sombrero gris: es el sombrero del defensor del territorio, Sombrero negro es el sombrero del egoísta.

“las tres ilusiones del dirigente poder / afiliación / logro” El patrono es el jefe y…el jefe es el patrono. Él controla la situación en todo momento, como un brujo controla el medio. Sucede lo que él quiera que suceda. Controla la estrategia de “La Sociedad” gracias a la administración por objetivos. Controla la organización gracias a los frecuentes cambios del organigrama. Por último controla la gente fijando objetivos y modificando continuamente el sistema de evaluación con el fin de eliminar a los que no le gustan. El ejercicio del control es lo que distingue a los caciques de los indios en un mundo en el que resulta cada vez más difícil diferenciarlos. Antaño, el número ayudaba hacer la diferencia, pero hoy día abundan las empresas en las que se cuentan más jefes que peones, y cada jefe debe

rendir cuentas a otro jefe que es aún más jefe que él. Debemos recurrir a criterios más sutiles para distinguir al jefe del subjefe. Por ejemplo, el tamaño de la oficina, el corte de su chaqueta, la hora de entrada y sobre todo la soberbia que indica un control total de la situación, de la organización y de sus empleados.

“para satisfacer las tres necesidades del dirigente poder / afiliación / logro” El poder es un importante factor de motivación. En ciertas culturas no latinas, es decir, ejercer una influencia positiva. Los dirigentes buscan la autoridad que les permita encaminar correctamente a su grupo, a su organización, o incluso a la sociedad en su conjunto. Quieren ser elegidos para guiar a la colectividad y ponerse así a su servicio. A los latinos - incluidos quienes no lo son étnicamente pero se comportan como tal – también los motiva el poder, pero negativamente. Nosotros queremos el “poder por el poder” el poder es un fin en si. En tanto que la ilusión de control busca satisfacer la necesidad de poder, la ilusión de pertenencia responde a la necesidad de afiliación. Todos deseamos pertenecer al grupo, hacer parte del clan, por razones positivas o negativas. En efecto, los latinos - que somos nosotros – tenemos naturalmente el instinto gregario: apreciamos una compañía agradable, nos encanta compartir nuestros momentos de esparcimiento con amigos y lanzarnos a largas y justas oratorias.

Tal vez sea porque estamos infestados de libros de gerencia hechos en y para otros países, los cuales tienen en su interior otras "reglas del juego" y también unos propósitos diferentes a los de nuestro contexto, que La Teoría L, de Jean-Paul Sallenave (SALLENAVE, Jean Paul. La Teoría L. Manual de Anti-gerencia. Tercer mundo Editores. 1.995), se destaca de manera tan especial. Este es un libro para mirar definitivamente las cosas -aunque sea por un instante- bajo un lente y un enfoque distintos, despejando la mente un poco hacia lo que es la base de la verdadera gerencia: El conocimiento de la realidad, nuestra realidad latina.

Este simpático y eficaz "Manual de Anti-gerencia", termina por ejemplificar de un modo asombroso la tendencia central de los comportamientos típicos del personaje Latino que se desenvuelve en el medio empresarial, de sus reacciones y pensamientos producto de una cultura, al tiempo que construye, en virtud de este singular desempeño, La Teoría L (de Latino).

Leonardo Latino, la personificación de la mencionada "Tendencia central latina" en el libro, consigue, haciendo gala de sus características Latinas - es decir usándolas de un modo "solapado"- (Individualista, Egoísta, Oportunista, Manipulador, Observador, con mucha malicia indígena, obstinado, Dispuesto a "saltarse" a todos, a delegar decisiones y responsabilidades.....en fin. Si no las poseía todas, por la menos la mayoría) llegar a la cúspide de "La Sociedad" - Que es la ejemplificación de la tendencia central de la empresa Latina -, llevándole la contraria a prácticamente todas las reglas que le habían inculcado en la universidad. Así fue descubriendo la Teoría L.

El "Antihéroe" relata así su experiencia y muestra los preceptos de anti-gerencia que dan forma a la L, cuya exposición sorprende por el desparpajo con el que es hecha y por su evidente sinceridad. Entre los preceptos se encuentra la teoría del cubo (en reemplazo del tradicional organigrama), en la cual el cubo es la representación "geométrica" de la distribución en actitudes de la gente -dada una motivación- al interior de la organización. Esto permite ver que existen muchas clases de grupos a cada una de las cuales el autor da un nombre propio (tribus), que se distribuyen en las diferentes aristas, disponiéndose siempre a buscar lo mejor para ellos. Este es sin duda un replanteamiento muy interesante, que abre paso a la reflexión.

Y sin embargo, cuando llega a la cúspide, se da cuenta de que ya no puede seguir utilizando La Teoría L de igual manera si quiere mantenerse allí. Es así como el personaje, con el conocimiento adquirido, se dispone a reformar y rectificar la L (Los Latinos saben identificar la necesidad de cambio!) y añade elementos que la permitirán obtener el éxito desde su nueva posición: La cima. Estos elementos ya no hacen hincapié en el egoísmo y el individualismo, sino que por el contrario, van enfocados hacia un mejor manejo de las posibilidades, contando con la base de las personas: Tan importante como el recurso económico es el recurso humano, el cual debería poseer cualidades que representen calidad humana, capacidad de manejo de poder, de trabajar en equipo, de compartir una visión.

Ya que en los nuevos preceptos es necesario crear una convergencia entre los objetivos individuales y los de la organización hacia una misión, la cual ha sido inspirada por una visión que ha creado el dirigente y que debe ser compartida por sus empleados. Este dirigente, dicen los preceptos, debe haberse atrevido a soñar, a imaginar, para poder inspirar esa visión. Al tiempo que ha descubierto que debe dedicar más tiempo a escuchar y a aprender de ello que a hablar sin fin: todo ello le conducirá hacia una visión global de la organización (al momento de formular una estrategia, de crear una estructura ó de promover una cultura organizacional) y de su entorno, tanto a corto como a mediano y largo plazo, que le permitirá identificar y aprovechar las oportunidades en la mayor medida posible, reduciendo la posibilidad de que caiga Ud. en una decisión por la cual más tarde puedan "medirlo", porque "Uno no vale más que la peor de sus decisiones".

El mensaje es claro: Es más fácil llegar a una posición alta que permanecer en ella. Ya que las responsabilidades cambian con las posiciones, es obligatorio un cambio de conciencia: Hay que rectificar la L, la cual parte de las cualidades "innatas" del Latino, para dirigirse a un enfoque más elaborado y reflexivo, aquel que no sólo le permite a Ud. mantenerse, sino que de hecho, hace crecer a la organización. ¿No le suena a alternativa para el

futuro?. En el libro, ser Latino es ante todo una actitud (esto para aquellos que se han sentido ofendidos por la generalización. Lo he visto...), y si bien aparece una aparente contradicción entre las dos actitudes de Leonardo, lo que ocurre es que son dos conciencias distintas, una más rica que otra, claro, que son producto de dos posiciones diferentes, una de las cuales tiene mayor perspectiva, y que es capaz de desprenderse de lo "innato" para analizar

una prudente transformación, dado el cambio al que se ha visto sometido y que es necesario. Lo curioso es que se plantee en el libro la posibilidad de desplazarse una posición a la otra, porque esa parte indica una capacidad que también es inherente al Latino: la capacidad de vislumbrar lo que más posibilidades tiene y enfocarse hacia ello, buscando obtener el máximo provecho posible, pero ahora no sólo para sí mismo, sino también para la organización.

Definitivamente vale la pena leer el libro. El contraste con otros textos a los que uno empieza a habituarse es muy interesante, tal vez pueda Ud. verse reflejado en él y encuentre interesantes las propuestas. Si no, entonces escriba su propia teoría y póngale su inicial ó la inicial que usted desee. El hecho es que usted identifique elementos de su realidad y los relacione con la organización, conociendo mejor su entorno interno y externo, dejando entrever un "crecimiento" continuo según el cambio de actitud y de posición. De pronto se encuentra con algunos postulados de La Teoría L en su búsqueda. Juzgue Usted.