VALORES SOBRE LA NATURALEZA

1. Loq’oläj ruwach’ulew – El Carácter Sagrado de la Naturaleza (Tierra)

Este valor se centra en la importancia de reconocer que todo lo que existe tiene una

razón de ser; es decir no hay casualidades, todo existe por una razón determinada y forma

parte de un conjunto sagrado porque tiene vida y un propósito para existir; a la vez cada

parte del entorno tiene un protector, porque todos debemos ser cuidados y cuidadores de lo

que nos rodea. Tal es el caso de la Madre Tierra y El Padre Sol que ejercen funciones

protectoras sobre la tierra. En este caso, los principales protectores de la Naturaleza son los

animales, ya que son quienes habitan en ella, la conocen, la respetan y la cuidan; por ende

los protectores de los animales somos los seres humanos. De este valor se aprende a

proteger y cuidar la naturaleza, reconociendo que ésta nos mantiene con vida y debe ser

parte de cada ser humano el amar y cuidar su entorno.

Aplicación:

El cuidar, respetar y proteger la naturaleza no implica solamente cuando se esté en

un espacio abierto o sagrado; en cada ser humano debe existir la necesidad interna

constante de proteger y preservar todo el ambiente que lo rodea; por ejemplo:

Cuidar del corazón del aire no contaminándolo con humo de cigarrillo

Cuidar el consumo de agua mientras se realizan las tareas higiénicas (bañarse,

cepillarse los dientes)

Reforestando los lugares donde haya habido tala de árboles

Denunciando y no promoviendo la caza de animales

2. Loq’oläj ka – El Carácter Sagrado del Universo

Este valor se enfoca en la existencia del “Corazón del Cielo” Uk´ux Kaj y la energía

del centro del Universo que se llama Juraqan. Y su premisa fundamental es que del

universo viene la fuerza de la existencia del todo y en conjunto con la naturaleza, los seres

humanos y los animales aprenden de él.

Su fundamento se remonta al valor número 1 mencionado anteriormente, Loq’oläj

ruwach’ulew – El Carácter Sagrado de la Naturaleza, donde se creó y perfeccionó el

calendario lunar (calendario sagrado maya) llamado Tzolk’in o cholq’ij, el cual consta de

260 días, los cuales son elegidos mediante una combinación de cálculos matemáticos y

espirituales. La importancia de este calendario no es solamente para ubicar un tiempo en el

espacio, sino para recordar a toda la existencia que el universo está al tanto, que cada

evento que sucede en el corazón del cielo tiene una repercusión en la tierra; así como para

enseñar la relación armoniosa que debe existir entre los participantes de la naturaleza, agua,

aire, tierra, plantas, animales y seres humanos; como con el universo entero, el planeta

tierra en conjunto, el sistema solar, nuestra galaxia, cúmulos, supercúmulos y el universo

como un todo.

Aplicación

Como parte del todo, el ser humano debe estar consciente de que existen lugares y

cosas más allá de su razón humana y conocimiento; y por ello debe estar en constante

aprendizaje del universo, aprendiendo principalmente del respeto que éste mantiene hacia la

naturaleza como tal y como la naturaleza en su conjunto respeta y aprecia al universo; lo

cual se traduce en una convivencia pacífica de desarrollo mutuo.

Independientemente de que religión se profese, es importante resaltar que éste valor

refiere al universo como la fuerza de la existencia del todo, y esto al ser humano le permite

encontrar su razón de ser, su sentido de pertenencia y valor, teniendo una función de algo

más grande que sus propios pensamientos e ideas; el entendimiento de este concepto

permite profundizar aún más en el valor #1, la protección de la naturaleza ya que todos

somos naturaleza.