valores patrimoniales de la tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” en cuba,

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Tópico Sociales [VOL. 1 2012 REVISTA TECNOCIENCIA] Revista Tecnociencia Página 1 Valores patrimoniales de la tradición de pensamiento ciencia y concienciaen Cuba, 1 Francisco Humberto Figaredo Curiel Cátedra Ciencia-Tecnología-Sociedad e Innovación de la Universidad de La Habana En el presente texto se entrelazan tres objetos de estudio de relativa independencia y pobre tratamiento, al menos en nuestro contexto: tradición, patrimonio y ciencia- tecnología-sociedad (CTS). El objetivo planteado, con la triangulación de estos campos, es revelar la importancia de los dos primeros para comprender mejor lo que se hace actualmente en materia de CTS desde la Universidad de La Habana y, a la vez, destacar con ello su importancia para las transformaciones que se realizan actualmente en el país. El texto se divide en dos partes. En la primera se aborda la tradición en su etapa inicial, centrada en la figura de Félix Varela Morales, y a continuación la etapa de profundización-ampliación, con base en las contribuciones de José Martí. En la segunda se analizan los valores patrimoniales de la tradición en nexo con el campo CTS. Aunque el análisis de la tradición se detiene en el siglo XIX se puede y debe explorar su presencia durante todo el XX y lo que va del XXI. 1. La tradición 2 El análisis de aquello que en distintos espacios socioculturales se considera tradición y, sobre todo, el análisis de algunas de las tradiciones más conocidas a nivel mundial 3 , permiten referirse a esta temática como a una práctica de significación social para determinada comunidad humana, que se transmite-preserva de una generación a otra 1 Pensamiento se entiende en el sentido de la Concepción Materialista de la Historia. “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica, es un problema escolástico” (Marx, 1973:105-108). Es en ese sentido que abordamos la tradición de pensamiento que inicia Félix Varela Morales (1788-1853), porque a decir de José de la Luz y Caballero (1800-1862), discípulo-continuador, fue Varela “quien primero nos enseñó en pensar”, porque “columbró primero y más que nadie en este país la importancia de las ciencias físicas, no sólo ya para los adelantamientos materiales de la sociedad, sino para dirigir y robustecer al entendimiento en todo género de investigaciones, y muy particularmente para el progreso de la Filosofía racional, o propiamente dicha”; por ello reconoció: “la obra de mi ilustre paisano sirve de texto a mis lecciones en todos los días de la semana…”. Debates Americanos, 1999, Nº 7-8: 133-138. 2 Algunas de las ideas que contiene el texto aparecen publicadas en otro del autor. Figaredo, 2007. 3 Por ejemplo, las fiestas de fin de año y espera del nuevo. La constatación de cómo transcurre en distintos países permite revelar lo que tienen de común y diferente.

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Valores patrimoniales de la tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” en Cuba,

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Page 1: Valores patrimoniales de la tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” en Cuba,

Tópico Sociales [VOL. 1 2012 REVISTA TECNOCIENCIA]

Revista Tecnociencia Página 1

Valores patrimoniales de la tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” en Cuba,1

Francisco Humberto Figaredo Curiel Cátedra Ciencia-Tecnología-Sociedad e Innovación de la Universidad de La Habana

En el presente texto se entrelazan tres objetos de estudio de relativa independencia y

pobre tratamiento, al menos en nuestro contexto: tradición, patrimonio y ciencia-

tecnología-sociedad (CTS). El objetivo planteado, con la triangulación de estos campos,

es revelar la importancia de los dos primeros para comprender mejor lo que se hace

actualmente en materia de CTS desde la Universidad de La Habana y, a la vez, destacar

con ello su importancia para las transformaciones que se realizan actualmente en el país.

El texto se divide en dos partes. En la primera se aborda la tradición en su etapa inicial,

centrada en la figura de Félix Varela Morales, y a continuación la etapa de

profundización-ampliación, con base en las contribuciones de José Martí. En la segunda

se analizan los valores patrimoniales de la tradición en nexo con el campo CTS. Aunque

el análisis de la tradición se detiene en el siglo XIX se puede y debe explorar su

presencia durante todo el XX y lo que va del XXI.

1. La tradición2

El análisis de aquello que en distintos espacios socioculturales se considera tradición y,

sobre todo, el análisis de algunas de las tradiciones más conocidas a nivel mundial3,

permiten referirse a esta temática como a una práctica de significación social para

determinada comunidad humana, que se transmite-preserva de una generación a otra

1 Pensamiento se entiende en el sentido de la Concepción Materialista de la Historia. “El problema de si al

pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica, es un problema escolástico” (Marx, 1973:105-108). Es en ese sentido que abordamos la tradición de pensamiento que inicia Félix Varela Morales (1788-1853), porque a decir de José de la Luz y Caballero (1800-1862), discípulo-continuador, fue Varela “quien primero nos enseñó en pensar”, porque “columbró primero y más que nadie en este país la importancia de las ciencias físicas, no sólo ya para los adelantamientos materiales de la sociedad, sino para dirigir y robustecer al entendimiento en todo género de investigaciones, y muy particularmente para el progreso de la Filosofía racional, o propiamente dicha”; por ello reconoció: “la obra de mi ilustre paisano sirve de texto a mis lecciones en todos los días de la semana…”. Debates Americanos, 1999, Nº 7-8: 133-138. 2 Algunas de las ideas que contiene el texto aparecen publicadas en otro del autor. Figaredo, 2007.

3 Por ejemplo, las fiestas de fin de año y espera del nuevo. La constatación de cómo transcurre en distintos

países permite revelar lo que tienen de común y diferente.

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2

por diversas vías, y puede ser actualizada, desarrollada, en nuevas circunstancias. Es

un proceso y resultado dialécticos entre lo viejo y lo nuevo en la actividad de cada

pueblo por su existencia, espontánea y/o dirigida, consecuencia de complejas

interacciones con el entorno físico, otros pueblos y entre sus miembros, donde

interactúan elementos del sentir, pensar y hacer histórico-concretos.

En Cuba los estudios y reflexiones sobre tradición son de larga data. Tal vez José Martí

esté entre los primeros en mostrar el camino por donde encauzarlos, debido al lugar que

le asigna a la problemática nacional, si de premiar, estudiar, divulgar, investigar,

conocer, gobernar se trata. Varios pasajes de Nuestra América lo ilustran.4

“El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la Cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país” (p.42).

“Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de liberarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana” (Idem).

“El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de elementos naturales del país” (p.41).

Desde la perspectiva martiana, teórica, anterior cave afirmar que Cuba cuenta con

tradiciones de importancia crucial para el momento que vive y el futuro inmediato que, a

su vez, pueden contribuir al esfuerzo colectivo en curso en varios países de la región por

su segunda y definitiva independencia. Una de esas tradiciones la inicia Félix Varela

Morales.5

4 En Fernández, 2006.

5 Los antecedentes más distantes de la tradición se localizan en la batalla de ideas librada por Fray

Bartolomé de las Casas en el siglo XVI a favor del reconocimiento de la naturaleza humana de los aborígenes de las tierras conquistadas y colonizadas por España, en contraposición a los que los maltrataban. Esto fue reconocido por José Martí: Las Casas “Sabía religión y leyes, y autores latinos, que era cuanto en su tiempo se aprendía; pero todo lo usaba hábilmente para defender el derecho del hombre a la libertad, y el deber de todos los gobernantes de respetárselo”. (En: Cairo, 2007:144). En cuanto a los antecedentes más cercanos puede mencionarse a Tomás Romay (1784-1849) iniciador del movimiento científico cubano de quien Julio Le Riverend escribió que “Fue un extraordinario “trabajador social”, un hombre con la atención puesta en el servicio de la comunidad (…). Tuvo conciencia de los beneficios económico-sociales deducibles de la propagación de la vacuna, comprendió el alcance de la reforma de los estudios y, en especial, aspiró a crear médicos, más que discutidores de textos obsoletos. (…). En su actitud profesional descuella siempre la conciencia del servicio a la comunidad”. Le Revirend, 2004:9-12

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3

El inicio

Félix Varela Morales colocó los cimientos de una manera de abordar y, en

consecuencia, actuar, los nexos conocimiento-sociedad en Cuba, que ha estado

presente a lo largo de su historia. Para comprender el inicio de la tradición es necesario

caracterizar, brevemente, las circunstancias en que tuvo lugar.

La compresión vareliana de la relación ciencia-sociedad6, implícita en su pensamiento

filosófico, pedagógico y político, debe analizarse en el contexto del pensamiento que al

respecto prevalecía a nivel internacional y del cual Varela se nutrió, asimilándolo

críticamente. Se trata de la Ilustración, la corriente de pensamiento que desde fines del

siglo XVII extendió la crítica y orientación de la razón a todos los terrenos de la

experiencia humana con el fin de eliminar las trabas que la sociedad medieval imponía.

"Su monumento más importante es la Encyclopédie des Arts, Sciencces et Métiers,

publicada en veintiocho volúmenes entre 1751 y 1752" y convertida "en la biblia del

nuevo liberalismo uniéndose el pensamiento libre, la ciencia, las manufacturas y el

laissez faire" (BERNAL, T. I, 1987:401).

La Enciclopedia tuvo un extraordinario impacto en todo el mundo, contribuyó al desarrollo

del régimen burgués y de la cultura occidental. En esta obra se encuentra la

interpretación de eclecticismo más afín a la que ofrece Varela y que orientó todas sus

búsquedas intelectuales. “Lo que la Filosofía ecléctica quiere, es que tengas por norma la

razón y la experiencia, y aprendas de todos; pero que no te adhieras con pertinacia a

nadie” (citado por TORRES-CUEVAS, 1997:213).

La sociedad burguesa que los ilustrados proyectaron, se sustenta en determinados

valores que deben tenerse en cuenta al analizar el pensamiento de Varela, ya que él fue

consciente de que América no era Europa y los problemas de Cuba debían tener un

tratamiento propio.

6 El concepto de ciencia que transmite la tradición es amplio. Según Luz, la “ciencia es hallar la regla en la

excepción, y la excepción en la regla”. Luz, 1962.

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En el siglo XVIII, el problema europeo principal, en especial el de Francia, donde floreció

la Ilustración, era la transición de una sociedad políticamente independiente y constituida

ya como nación, pero con relaciones sociales que frenaban el desarrollo de sus fuerzas

productivas, a otra que favoreciera el despliegue de la razón y garantizara los derechos y

necesidades individuales, en tanto determinantes en relación con el todo social.

La Ilustración se pronunció por una sociedad con justicia, igualdad y fraternidad para

todos los hombres. Sin embargo, hoy "sabemos ya que ese reino de la razón no era más

que el reino idealizado de la burguesía, que la justicia eterna vino a tomar cuerpo en la

justicia burguesa; que la igualdad se redujo a la igualdad burguesa ante la ley; que como

uno de los derechos esenciales del hombre se proclamó la propiedad burguesa; y que el

Estado de la razón, el <contrato social> de Rousseau pisó y solamente podía pisar el

terreno de la realidad, convertido en república democrática burguesa" (ENGELS,

1974:122).

Consecuencia del papel atribuido a la razón, la ciencia devino, por intermedio de la

educación, en arma fundamental en el combate de la Ilustración contra los valores del

régimen feudal. Se consideró que la difusión de las ideas avanzadas permitiría

transformar las costumbres, eliminar los prejuicios y garantizar el progreso humano. De

ahí el empeño por reunir en la Enciclopedia todo lo creado por la humanidad en

conocimientos, artes y oficios.

A pesar de la contribución de los ilustrados franceses a la difusión de la ciencia y al

reconocimiento de la función social de la educación, no pudieron rebasar los límites que

su propia época les trazó ni comprender que "las circunstancias se hacen cambiar por

los hombres y que el propio educador necesita ser educado" (MARX, 1973:106).

En Cuba, es Varela quien inicia, en las primeras décadas del siglo XIX desde la Cátedra

de Filosofía del Seminario de San Carlos, la reflexión sobre la ciencia en la perspectiva

de sus nexos con los destinos de América y en especial de Cuba, a la que siempre

deseó ver “tan Isla en política como lo es en la naturaleza” (VARELA, 1977a:159). A ella

sacrificó Varela “todos los objetos de” su “aprecio”, “su bien” fue “el norte” de sus

“operaciones”. A Cuba prometió consagrarle “hasta el último suspiro” de su vida

(VARELA, 1977b:138).

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Consecuente con sus convicciones, para Varela el problema no radicaba sólo en difundir

las luces, como se hacía en Europa, ni utilizar los adelantos científicos y técnicos en el

progreso económico del país y el enriquecimiento de su clase,7 como proponían los

hacendados cubanos, desde una visión económico-clasista. Mucho menos era cuestión

de nuevos razonamientos abstractos y especulativos en el espíritu de la escolástica ya

que sus signos “presentan un obstáculo casi invencible a las ciencias” (VARELA 1997d:

425). El problema era más profundo, amplio y trascendente. Para el americano, ese

problema consistía en oír “la imperiosa voz de la naturaleza que le dice: yo te he puesto

en un suelo que te hostiga con sus riquezas y te asalta con sus frutos; un inmenso

océano te separa de Europa, donde la tiranía ultrajándome, holla mis dones y aflige a los

pueblos; no la temas: sus esfuerzos son impotentes; recupera la libertad de que tú

mismo te has despojado por una sumisión hija más de la timidez que de la necesidad;

vive libre e independiente; y prepara un asilo a los libres de todos los países; ellos son

tus hermanos” (VARELA, 1977e: 153-154).

En Varela, el punto de partida y fin superior a la vez lo constituye la realidad cubana en

su conjunto. La Isla se encontraba dominada por una potencia extranjera y no existía aún

como nación, estaba fraccionada socialmente por la esclavitud y carecía de un

pensamiento autóctono debido al imperio de la escolástica. Ante este cuadro social

desolador, la ciencia podía desempeñar un papel de mayor altura porque "¿acaso hemos

nacido para cosas tan pequeñas que nos puedan asustar las grandes?" (VARELA,

1997f:16).

La difusión de la ciencia en Cuba por medio de la educación, también podía ayudar a

desterrar el escolasticismo, en tanto “cúmulo farragoso de errores”, (VARELA, 1997g: 4)

y enseñar a pensar creadoramente a la juventud, pero sólo como fase previa a la

formación de una conciencia patriótica que permitiera luego luchar por la independencia

7 En su artículo Consideraciones sobre el Estado actual de la Isla de Cuba, Varela dejó constancia de que

comprendió cuales eran las reales aspiraciones de los hacendados cubanos: “Es preciso no equivocarse. En la Isla de Cuba no hay amor a España, ni a Colombia, ni a México, ni a nadie más que a las cajas de azúcar y a los sacos de café” (VARELA, 1977 c: 118).

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y la libertad, en calidad de premisas para alcanzar la justicia y el bienestar de todos los

cubanos sin distinción de raza y condición social.8

La patria a que Varela aspiraba era una sociedad independiente que posee "todos los

medios de su conservación" y donde los hombres “se prestan auxilio y conspiran a un

bien general"; es la “madre común, que sustenta y protege a sus hijos, dándoles

perfección en el espíritu por la comunicación de los conocimientos; y auxilios en la parte

corpórea, por la conservación de la vida y las utilidades que les proporciona" (VARELA,

1997h: 277). Se trataba de una sociedad radicalmente diferente a la existente donde el

conocimiento, la ciencia, debían desempeñar nuevos roles sociales a favor de la

independencia, la libertad, la justicia, el desarrollo equilibrado, la cooperación, la

solidaridad.

Aunque Varela no alcanzó a ver el inicio de las luchas independentistas y murió lejos de

la patria, las ideas de “ciencia y conciencia” que sembró y el ejemplo de la vida íntegra

que dejó iniciaron una tradición de pensamiento que otros patriotas continuaron, José

Martí Pérez entre ellos.

Profundización-ampliación

En la segunda mitad del XIX, José Martí Pérez (1853-1895) y otras destacadas

personalidades profundizaron y ampliaron la tradición pensamiento “ciencia y conciencia”

que Varela inicia. En el caso de Martí la trayectoria de vida marcó su pensamiento.

Siendo prácticamente un niño, sufrió los rigores de la cárcel colonialista, conoció y

reflexionó las experiencias de la guerra del 68, visitó diversos países y trabajó en varios

de ellos -como periodista, profesor, diplomático-, vivió más de una década en los Estados

Unidos y acompañó su impetuoso desarrollo económico, industrial, científico-tecnológico.

Todo ello fue vivenciado por un ser dotado de cualidades naturales excepcionales, que

las circunstancias potenciaron para lograr una personalidad sensible ante el sufrimiento

ajeno, de férrea voluntad para materializar ideas, de gran valor para enfrentar situaciones

difíciles y peligros, de clara inteligencia para encontrar soluciones a los problemas.

La contribución martiana9 al desarrollo de la tradición se sintetiza en dos aspectos. De

una parte, en la dialéctica Patria-Humanidad10 como condicionante fundamental,

8 La estrategia vareliana consistía en “liberar al hombre de todo lo que limitaba el ejercicio de sus propias

posibilidades, crear una conciencia patriótica y buscar medios y formas para la extinción de la esclavitud y la emancipación de su patria” (TORRES-CUEVAS, 1997:389).

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vertebrador, del desarrollo científico y tecnológico, que en Varela se presenta como

Patria-América y, de otra, en el abordaje integral de las consecuencias sociales de la

ciencia y la tecnología.

Para su tiempo, y también el nuestro, Martí identificó los “grandes problemas humanos

(…): la conservación de la existencia, -y el logro de los medios de hacerla grata y

pacífica”;11 y distinguió los principales “campos” del mundo a los que se pertenece: el

individualista y el solidario. Los “que aborrecen la libertad, porque sólo la quieren para sí,

están en uno; los que aman la libertad, y la quieren para todos, están en el otro”12.

Los problemas y campos por Martí identificados continúan vigentes, porque son eternos,

en tanto existamos como especie. Son estos, a la vez, los principales condicionantes del

desarrollo del conocimiento, de la técnica, de la ciencia, de la tecnología. Los adelantos

de la ciencia, en sentido amplio, debían servir, según él, “para poner paz entre los

hombres” (T. 11:292).

Desde Martí y con Martí, “conservar la existencia” significa hoy eliminar los conflictos

armados en curso, evitar cambios climáticos sin retorno para el medio ambiente, prever y

enfrentar colectivamente las enfermedades y catástrofes. Al mismo tiempo, la existencia

“grata y pacífica” dependerá de que cada pueblo pueda adquirir los bienes materiales

necesarios y que, junto a ello, la comunicación, la educación y la participación en los

9 En los años que median entre Varela y Martí, y durante los años de vida del Apóstol, encontramos

destacados representantes de la tradición que deben tenerse en cuenta en su estudio. Uno ya fue mencionado, José de la Luz y Caballero, también se destacan, entre otros, Nicolás José Gutiérrez (1800-1890), Carlos J. Finlay, Felipe Poey (1799-1891). Para Luz, “… la ley invariable de la razón humana empieza por lo concreto para elevarse a lo abstracto. La práctica antes que la teoría para que después éste pueda iluminar a aquella” (En: Hart, 2006:39). En el acto de inauguración y apertura de de la Academia de Ciencias Físicas, Médicas y Naturales de La Habanas Gutiérrez expresó que: “…los conocimientos que ahora como en todos tiempos hemos podido alcanzar de los adelantamientos que hacen las ciencias médicas, nos son importados; y no es razonable que los adoptemos sin maduro examen y sin someterlos al crisol de la experiencia, para acomodarlos al clima que habitamos, á nuestro temperamento, á nuestras costumbres, circunstancias todas sin duda muy diferentes de aquellas en que se hicieron los descubrimientos, se discutieron y observaron. Y como todas las doctrinas y teorías son susceptibles de mejora y perfección, no debemos mantenernos obstinadamente con las que se nos transmiten, ni hemos de considerarnos inferiores en capacidad, ni creer en ellas tan solo porque otros las creyeron” (Gutiérrez, 1861:88). Por último, dos valoraciones acerca de Felipe Poey: “Universal por sus conocimientos fue, también, quien con más inteligencia y persistencia bregó en el intento de crear una ciencia nacional que fuese base de una conciencia cubana” (…); dedicó toda su vida, con pasión, a crear ciencia, cultura y conciencia para su país y para su pueblo, hasta la misma hora de su muerte…” Debates Americanos, 1999, Nº 7-8:109-111. 10

“Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer” (T. 5:468). 11

Fragmentos, T. 22:308. 12

Tomo 4:389.

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8

procesos de toma de decisiones y construcción social constituyan verdaderas prioridades

de los gobiernos.

En correspondencia con los “grandes problemas” están las reflexiones que Martí nos

dejó acerca del instrumento que consideró importante para enfrentarlos y cómo hacerlo,

a saber: la ciencia y el proceso de asociarse.

“Y ahí se va por la ciencia verdadera, a la equidad humana, mientras que lo otro es ir por la ciencia superficial a la justificación de la desigualdad, que en el gobierno de los hombres es la tiranía”13.

“…el arte difícil de asociarse, que es el secreto único del bienestar de los pueblos, y la garantía única de su libertad” (T. 5:380).

Relativo al impacto social de la ciencia y la tecnología, Martí comprendió su diversidad y

contradictoriedad. La actitud crítica, vigilante, creativa que mantuvo frente al desarrollo

científico y tecnológico le permitió ver lo que otros no divisaron. No escaparon a su

mirada aguda importantes problemas tecnológicos del tiempo en que vivió, como la luz

eléctrica, el cable y el túnel submarinos, el ferrocarril, el canal de Panamá, etc.14 En

13

Revista Juventud Técnica, Nº 265, p. 9. 14 Entre las citas que ilustran lo expuesto están las siguientes: “La ciencia, en las cosas de los pueblos, no

es el ahitar del cañón de la pluma de digestos extraños, y remedios de otras sociedades y países, sino estudiar, a pecho de hombre, los elementos, ásperos o lisos, del país, y acomodar al fin humano del bienestar en el decoro los elementos peculiares de la patria, por métodos que convengan a su estado, y puedan fungir sin choque dentro de él” (T. 3:117). “… en que ha de parar el mundo, cuando sean buenos todos los hombres, en una vida de mucha dicha y claridad, donde no haya odio ni ruido, ni noche ni día, sino un gusto de vivir, queriéndose todos como hermanos, y en el alma una fuerza serena, como la de la luz eléctrica”. (T. 18:503). “Pero de estos cables no aprovecharemos los hispanoamericanos, porque van de Inglaterra a los dominios ingleses de Norteamérica, y más obedecen a la necesidad de abreviar distancias y apretar lazos entre Inglaterra y sus posesiones norteamericanas, que pudieran prendarse de sus vecinos republicanos, que a ningún otro pensamiento general”. (T. 28:187). “Se sabe que especuladores franceses e ingleses acarician desde hace algún tiempo la idea de construir un túnel entre Dover y Calais, que hace innecesarios (sic) a los numerosísimos viajeros entre Inglaterra y Francia el enojoso viaje a través del Canal de la Mancha, revuelto siempre y encrespado (…). El argumento principal de los adversarios del canal es que el riesgo militar que de él puede venir a Inglaterra es tan grande, que él debe bastar a impedir que el túnel se lleve a efecto” (T. 23:242). “Este es acontecimiento grato, si del lado latino de la frontera viene acompañado por una desapasionada previsión, habilidosa vigilancia y permanente entereza. Con todo eso, será el ferrocarril cosa excelente. Sin eso pudiera no serlo”. (T. 8:393-394). “Parece como si se quisiera ganar por la mano al canal de Panamá, y obtener para los Estados Unidos las ventajas de una línea interoceánica construida por ellos, y con su dinero y garantía, sin los conflictos internacionales que traerá sin duda el ejercicio del mismo intento respecto al canal de Panamá”. (T. 28:231). “Un hombre ignorante está en camino de ser bestia, y un hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, ya está en camino de ser Dios” (T. 19:375). “Nada sugiere tanta y tan hermosa literatura como un párrafo de ciencia (T. 22:141). “Donde yo encuentro poesía mayor es en los libros de ciencia (…)” (T. 5:147-148).

“Crear es pelear. Crear es vencer” (T. 5:311).

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particular, sobre la transferencia de tecnología Almanza considera que el pensamiento

martiano:

“…sigue guiándonos hoy, pues (…) se trata (…) de la posibilidad de estar al día, y por encima del día, y en función de nuestro día, en el conocimiento del progreso, al margen de cualquier dependencia informativa en relación con los centros de poder; del diseño de estrategias propias, nacionales y de grupo, y hasta de una reflexión sobre la naturaleza y los rumbos de la tecnología y del avance social, que él apenas esbozó pero que le debemos, y que urge en medio del desastre del proyecto moderno y de los mareos del post” (Almanza, 1974:179-180).

La contribución martiana al desarrollo de la tradición de pensamiento “ciencia y

conciencia” no solo atraviesa todo el siglo XX cubano15 sino, como acertadamente afirma

Almanza, “sigue guiándonos hoy”. Los aspectos centrales de la tradición pueden

resumirse en lo siguiente:

Valoración acerca del tipo de sociedad que debe existir en Cuba: una patria libre,

independiente, de justicia y prosperidad.

Comprensión de las influencias que las circunstancias sociales, la sociedad,

ejercen en el desarrollo del pensamiento, del conocimiento, de la educación, de la

tecnología, de la ciencia.

Actitud crítico-constructiva frente a las influencias del conocimiento, de la

tecnología, de la ciencia, en la sociedad.

Voluntad de acción práctico-transformadora para desarrollar la ciencia con

conciencia del para qué hacerlo.

Cuando se analiza el trabajo actual de la Cátedra Ciencia-Tecnología-Sociedad-

Innovación de la Universidad de La Habana en la perspectiva de la tradición cubana de

pensamiento “ciencia y conciencia” puede afirmarse que las ideas que nacen con Varela

15

Entre 1902 y 1958 diversas figuras, algunas incluso desde antes de que el siglo XIX concluyera, dieron continuidad a la tradición desde las disciplinas y actividades en que se desempeñaron y con las peculiaridades propias de sus respectivas trayectorias de vida, por ejemplo, Carlos J. Finaly (1833-1915), Enrique José Varona (1849-1933), Ramiro Guerra (1880-1970), Fernando Ortiz (1881-1969), Juan Marinelo (1898-1977), Julio Antonio Mella (1903-1929), José López Sánchez (1911-2004), Antonio Núñez Jiménez (1923-1998), entre otros. Ellos también pensaron una Cuba mejor y realizaron acciones que contribuyeron a preservar y actualizar la tradición “ciencia y conciencia”. Permiten ilustrarlo, la creación de la Universidad Popular José Martí, impulsada por Mella en la década de 1920; el programa radial Universidad del Aire, en la década de 1930; las reflexiones de Fernando Ortiz en el artículo Urgencias de la cultura en Cuba, de 1944; la investigación de José López Sánchez sobre la vida y obra de Tomás Romay, publicada en 1950; y, en particular por el posterior impacto en el desarrollo de la tradición, las valoraciones políticas de Fidel Castro en el juicio del Moncada.

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10

y otras destacadas figuras continúan y desarrollan, en particular José Martí, constituyen

de hecho, no solo antecedentes de lo que se hace hoy sino, además, fundamento. Para

visualizarlo mejor comparemos fragmentos de dos documentos, uno del siglo XIX

publicado en las Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País16, que puede

interpretarse como la versión normativa de la tradición, y otro inédito del año 2009, que

forma parte de una reflexión mayor por los 20 años del libro Interpretación Teórica de la

Ciencia, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales del autor Jorge Núñez Jover,

actual coordinador de la Cátedra.

Siglo XIX

Todos nuestros esfuerzos deben indudablemente tender a hacernos un trabajo propio

para nuestra industria propia, y para lograrlo nos persuadiremos que es preciso:

1. Adecuar los aparatos de Europa a nuestras fuerzas y condiciones.

2. Tomar de los métodos de Europa solamente lo apropiado a nuestras

circunstancias locales.

3. Inventar lo correspondiente a estas circunstancias que, por no existir en Europa,

no han sido nunca allí el objeto de los estudios industriales.

4. Formarnos maestros que, imbuidos en los sanos principios de las ciencias, sean al

mismo tiempo prácticos en las necesidades apremiantes y en los recursos

necesarios de nuestra condición peculiar.

5. Procurar por una organización racional de nuestro trabajo, un correlativo a la

índole especial de nuestros trabajadores y un remedio a la insuficiencia de fuerzas

de que podemos disponer".

2009

A qué nos dedicamos y por qué.

Dicho del modo más simple posible, nosotros nos dedicamos al papel del

conocimiento, la ciencia y la tecnología en la sociedad. Nos parece un asunto

importante, porque:

1) El conocimiento, la educación, la ciencia y la tecnología ocupan hoy un lugar cada

vez más relevante en el debate político y ético internacional.

16

Tomo 53, 1862:117.

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11

2) Los dilemas desarrollo/subdesarrollo, soberanía/dependencia; equidad/inequidad;

sustentable/insustentable; justicia social/injusticia social; exclusión/inclusión, entre

otros, dependen cada vez más de la apropiación social del conocimiento, la ciencia, la

tecnología y la innovación.

3) El éxito o fracaso en la construcción de alternativas socialistas, progresistas, al

capitalismo depredador, depende también de la capacidad que tengan esos proyectos

de movilizar el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación.

4) Porque venimos de tradiciones de pensamiento y acción que supieron apreciar la

dimensión social del conocimiento, la ciencia y la tecnología. Si miramos hacia los

siglos XVIII-XIX vienen enseguida a la mente personalidades como Francisco de

Arango y Parreño (1765-1837), Félix Varela Morales (1787-1853), José Antonio Saco

(1797-1879), José de la Luz y Caballero (1800-1862) y por supuesto, José Martí”.

2. Valores patrimoniales

Al igual que el enfoque de tradición la perspectiva patrimonial puede ser de gran utilidad

para analizar el trabajo actual de la Cátedra CTS-I de la UH. Si el enfoque permitió

revelar la emergencia de una manera de entender las interacciones conocimiento-

sociedad en un contexto adverso como el del siglo XIX cubano y constatar su vigencia

actual, la perspectiva puede resultar útil para identificar los valores patrimoniales de la

tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” y de su expresión en el trabajo que la

Cátedra desarrolla. Pero antes de analizarlos, es necesario esclarecer que se entiende

por patrimonio.

Para Eusebio Leal patrimonio “es, en primer lugar, la memoria (…). La memoria nos

permite fijar las cosas en el tiempo y en el espacio; en nombre de la memoria levantamos

piedras, en nombre de la memoria conservaremos papeles, pinturas, medallas,

documentos…, en nombre de la memoria conservaremos el recuerdo triste de un amor

perdido, en nombre de la memoria seremos capaces de hacer los mayores sacrificios

posibles”17. La UNESCO, por su parte, define patrimonio como “el conjunto de bienes

culturales y naturales que representan el legado del hombre en su ya larga singladura

histórica y el marco físico en que ésta se ha desarrollado”.18

17

Leal, 2009. 18

UNESCO, 1988.

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12

Las consideraciones anteriores permiten entender el patrimonio cultural, en tanto tipo de

actividad humana, como conjunto, o sistema, de acciones contextuales, dirigido a la

creación, conservación, socialización y utilización de bienes con significación social.

Los bienes patrimoniales incluyen productos del accionar humano y al mismo ser

humano19, así como determinados objetos y espacios de la naturaleza. De conjunto, se

acepta dividirlos en bienes patrimoniales tangibles e intangibles. A estos últimos

pertenecen las tradiciones y expresiones orales, incluidos el idioma como vehículo

cultural patrimonial; las artes de espectáculo; los usos sociales, rituales y actos festivos;

los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; las técnicas

artesanales tradicionales.20

La tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” que nace en el siglo XIX, y la Cátedra

CTS-I de la UH continúa, debe considerarse patrimonio nacional, tanto tangible como

intangible, por estar integrada al proceso mismo de conformación de la nación cubana

donde creación, conocimiento, ciencia, tecnología, educación, debían desempeñar roles

protagónicos. Se trataba entonces, y también hoy, de utilizar <<Todo el conocimiento

para construir a Cuba; para cimentar una patria que “no es“pero “que puede llegar a ser”,

“la cubanía sentida, partera, a su vez de la cubanidad pensada desde la universalidad del

conocimiento y desde la originalidad de una realidad propia”>>.21

Por su convocatoria a la creación y utilización de conocimientos en función de la patria, el

valor de la tradición puede analizarse en tres dimensiones valorativas: afectivo-

motivacional, cognoscitivo-educativa y práctico-política. En lo afectivo-motivacional por

sus potencialidades para sensibilizar, entusiasmar, motivar, inspirar a los que

profundicen en ella y conozcan cuanto esfuerzo, sacrificio, entrega, inteligencia,

desinterés, creatividad, patriotismo, humanismo, acompañan las interacciones

conocimiento-educación-ciencia-patria desde los orígenes mismos de la nación cubana.

En lo cognoscitivo-educativo porque las generaciones de profesionales que en Cuba y

otros países de América Latina se interesen por las peculiaridades de las interacciones

19

En Corea se ha desarrollado una experiencia relativa a los seres humanos como patrimonio dirigida a la identificación de aquellos individuos que cuentan con el conocimiento y la técnica relativos a un arte en particular que conservan y se les estimula a transmitir sus conocimientos a otros. Esos individuos se conocen como Tesoros Humanos Vivos. Ver Noticias del ICOM… 20

Molano, Olga, 2007:80 21

Torres-Cueva, Eduardo. El que nos enseñó primero en pensar. La Habana, Periódico Granma, lunes 25 de febrero de 2008, p. 8.

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13

conocimiento-sociedad podrán encontrar en la tradición elementos que ayudan a

comprender la dialéctica entre lo singular y lo universal en el pensamiento y la acción

humanos.

Por último, en lo práctico-político la tradición contiene valiosas ideas para la acción

contextual, práctico-transformadora, humanista, basada en el conocimiento, que pueden

sintetizarse en la pregunta martiana “Para que si no para poner paz entre los hombres

han de ser los adelantos de la ciencia”22.

Consideraciones finales

En momentos en que se actualizan las dudas acerca del campo Ciencia-Tecnología-

Sociedad23, a nivel internacional a pesar de sus más de 30 años de existencia y nacional

transcurridos más de 10 de su institucionalización, no resulta intrascendente exponer los

fundamentos históricos y teóricos del trabajo docente e investigativo que desarrolla la

Cátedra CTS-I de la Universidad de La Habana en esa área de conocimiento.

Enfocar el campo CTS desde la confluencia de los estudios de tradición y patrimonio

permite, de una parte, constatar que el trabajo actual de la Cátedra continúa, en

circunstancias diferentes, la tradición de pensamiento “ciencia y conciencia” que nace en

Cuba en siglo XIX y, de otra, destacar la necesidad de abordarla en correspondencia con

los valores patrimoniales, afectivo-motivacional, cognoscitivo-educativo y práctico-

político, que posee.

Aunque CTS puede ser parte integrante, como lo es hoy, del ciclo de Marxismo que se

imparte en los Centros de Educación Superior, en la versión de Problemas Sociales de la

Ciencia y la Tecnología, no se reduce al marxismo ni se agota en él, por la sencilla razón

de que los desarrollos científicos y tecnológicos actuales, sus complejidades, los

22

Tomo 11:292 23

Algunas de esas dudas, en el plano internacional, son las siguientes: “La diversidad del campo CTS hace difícil obtener visiones y conceptualizaciones de carácter panorámico que ofrezcan una idea del conjunto de las tendencias que puedan ser incluidas en él”. “Resulta difícil ofrecer una definición unitaria y comprehensiva de en qué consiste CTS, también resulta igualmente complicado delimitar quiénes son sus practicantes”. “No existe en CTS un conjunto de conceptos y metodologías comunes que unifiquen el campo”. “Ampliar el objeto de estudio parece un requisito indispensable si se pretende representar la realidad de CTS”. “CTS nunca ha tenido una identidad bien definida. Oscilando entre movimiento de denuncia social y empresa académica de análisis del fenómeno científico-tecnológico, ha tenido que luchar por encontrar un espacio propio”. (OEI, 2009). En lo nacional, se han escuchado voces que abogan por reasignarle a la Filosofía el lugar que desempeñaba antes de la aparición de la materia Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología en 1994.

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14

problemas generados, las reflexiones acumuladas al respecto, no existían cuando Marx,

Engels y Lenin reflexionaron sobre ciencia y tecnología.

La historia del pensamiento cubano sobre interacciones conocimiento-sociedad cuenta

con valiosas ideas que favorecen el proceso de adecuación creadora de los desarrollos

que surjan en otros contextos sobre el tema, cualquiera sea la lectura que se haga del

acrónimo CTS24. Se trata de ideas cuya amplitud y profundidad apuntan hacia una “teoría

social más comprensiva”, de la que habló José de la Luz y Caballero25. Un ejemplo más

de dichas ideas, con la que se cierra el texto, van al encuentro de los actuales estudios

sobre Tecnología Social en América Latina:

…cuatro son las causas que explican “un sistema filosófico. 1ª El siglo. 2ª La nación. 3ª Los antecedentes individuales (educación). 4ª La individualidad (la forma mental)”26.

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José de la Luz y Caballero Aforismo 455. 26

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