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Unidad III. DIVERSIDAD CULTURAL A n t r o p o l o g í a Tema: La Antropología mexicana

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Unidad III.

DIVERSIDAD CULTURAL

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a Tema: La Antropología mexicana

La Antropología Mexicana

Poco se ha hecho en materia de teoría antropológica en México, más bien se han seguido las corrientes que en determinado momento prevalecen en el mundo. Así, por ejemplo, cuando el difusionismo cobro resonancia, allá por 1930, la mayor parte de los antropólogos que trabajaban en México, se sumaron a esta postura; o bien, cuando la obra de Malinowski se difundió por todos los ámbitos del mundo, los científicos que habían sido difusionistas o que se veían influidos por el evolucionismo y las teorías Psicológicas, adoptaron el punto de vista funcionalista. Hoy día la tendencia generalizada en nuestro país se amolda preferentemente hacia el estructuralismo o el análisis marxista, aunque muchos antropólogos aun siguen usando metodologías que difieren dela análisis marxista tradicional. De todas suertes, la antropología en México se inicia tardíamente. Los primeros antropólogos que hubo en nuestro país fueron extranjeros: alemanes, ingleses y estadounidenses principalmente, quizás a consecuencia de que nuestro país era considerado un lugar exótico, con gran cantidad de pobladores indígenas, en donde lengua, vestido, habitación, tradiciones y demás eran típicas de los pueblos primitivos que todavía existen en pleno siglo XXI. Por otra parte, la

existencia de sitios arqueológicos de maravillosa arquitectura y las expectativas de descubrir “ruinas de templos, ciudades perdidas, esculturas de piedra y joyas de metales preciosos” eran un estimulo para que, desde mediados del siglo pasado a la fecha, el país fuera invadido por científicos y aventureros, al mayoría de los

cuales, por codicia han saqueado la riqueza cultural de México. Lo poco que dejaron a cambio algunos de ellos, fueron enfoques metodológicos para la investigación y el análisis de la cultura. Apenas en la década de los 40’s se creó la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la ciudad de México, dependiente de la secretaria de Educación pública. Gran parte del profesorado fue habilitado por las autoridades escolares de la época, porque habían sido alumnos o asistentes de algunos antropólogos extranjeros radicados en el país o porque habían tomado cursos en instituciones extranjeras. Solo diez años después aparecieron las primeras generaciones de antropólogos

escolarizados, que formaron los cuadros básicos para la enseñanza de la antropología. A partir de 1957 surgió en la Universidad Veracruzana la segunda Escuela de Antropología; poco tiempo después surgieron las de Yucatán y algunas particulares como la Iberoamericana o la de las Américas. Últimamente la UNAM, la Universidad Metropolitana y algunas dependencias oficiales en Michoacán y Tlaxcala tienen escuelas y cursos de antropología a nivel profesional. De todas maneras, ninguna de las instituciones mencionadas ha creado una escuela antropológica; en todas ellas ha habido exponentes de la ciencia muy notable, pero todos alineados a cualquiera de las corrientes teóricas ya mencionadas. No obstante, México ha dado al mundo esclarecidos antropólogos, que en cualquiera de las ramas de la ciencia han brillado internacionalmente. Siguiendo un cierto orden cronológico, se mencionaron a algunos de ellos. Manuel Gamio.- Que hizo el estudio integral del valle de Teotihuacán y fue un pilar dentro de la antropología en México. A su lado se formaron muchos antropólogos notables. Othón de Mendizábal.- Profesor normalista dedicado a la antropología dentro de la aplicación de la misma. Miguel Covarrubias.- Pintor, hizo varios estudios tanto en nuestro país como en el extranjero, en relación a la arquitectura y la etnología. Alfonso Caso.- Fundamentalmente dedicado a la arqueología y al indigenismo. Fue el descubridor de las tumbas de Monte Albán, en Oaxaca. Eduardo Marquina.- Quien diseño, basado en evidencias arqueológicas, la plaza central de Tenochtitlán. Julio de la Fuente.- Dedicado al indigenismo y a la educación bilingüe.

Alfonso Villa Rojas.- Su campo principal de estudio fue la Antropología Social. Eusebio Dávalos Hurtado.- Etnólogo, coordinador de estudios de los huastecos y totonacos. Eulalia Guzmán.- A quien se deben varios descubrimientos de carácter histórico. Felipe Montemayor.- Cuyo campo principal de estudio se relaciona con la antropología física. Ángel María Garibay.- Dedicado fundamentalmente al estudio de la lengua náhuatl. Gonzalo Aguirre Beltrán.- Quien destaca en estudios e interpretaciones de la cultura en torno a la Antropología social y la etnología. Fernando Cámara Barbachano y Arturo Monzón.- Que destacan en la Antropología social. Evangelina Arana.- Lingüista, con estudios de la glotocronología de varios idiomas indígenas. También son de mencionar algunos antropólogos extranjeros que radicaron en nuestro país y la mayor parte de cuyas obras se refieren a México. Así, por ejemplo, están Paul Kirchhoff, creador del concepto de Mesoamerica; José García Payon, Oscar Lewis y Juan Comas, que en los últimos años contribuyeron con sus trabajos a la formación de la antropología mexicana. Alfonso Caso y Gonzalo Aguirre Beltrán El indigenismo ocupa, pues, un lugar prioritario. Dos antropólogos mexicanos representan de una manera peculiar la postura comprometida de la antropología: Alfonso Caso y Gonzalo Aguirre Beltrán. Ambos fueron directores del Instituto Nacional Indigenista y ocuparon, además, puestos dentro de algunas instituciones políticas y educativas. Alfonso Caso destacó en la tares antropológica, pues su vocación como arqueólogo lo hizo buscar las raíces de los mexicanos. Participo en la exploración de Monte Albán, Oaxaca, donde descubrió una de las tumbas más ricas de México. Dejo obras que lo colocan como claro representante de las ciencias humanistas, destacadamente en el campo de la Antropología Aplicada. Por su parte Gonzalo Aguirre Beltrán, antropólogo veracruzano, es también un sólido pilar de la Antropología, comprometido en el alivio de los problemas que aquejan a los sectores marginados de México. Ha escrito sobre las instituciones políticas mexicanas, la población negra, el proceso de aculturación, la magia y la

medicina, los regímenes de dominación y, en lo general, acerca de la población india de nuestro país. Fue el sector de la universidad veracruzana y diputado federal por Veracruz; el senado de la república le impuso la medalla Belisario Domínguez, en premio a su labor en beneficio del pueblo mexicano.

Diversidad cultural de Veracruz

La diversidad cultural refiere a la convivencia e interacción entre distintas culturas. La existencia de múltiples culturas está considerada como un activo importante de la humanidad ya que contribuye al conocimiento. Cada persona, por otra parte, tiene derecho a que su cultura sea respetada tanto por otras personas como por las autoridades. En muchas ocasiones, la supervivencia de una cultura se ve amenazada por el avance de otra cultura con vocación hegemónica. En estos casos el gobierno y las instituciones deben proteger a la cultura que tiene menos poder para garantizar su subsistencia y, de esta manera, asegurar la diversidad cultural. En al área del golfo de México se debe considerar la parte sur del estado de Tamaulipas, todo Veracruz, el norte de Tabasco y parte de San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Chiapas. Por lo que respecta al estado de Veracruz, se le ha dividido en tres zonas geográficas: Norte, Centro y Sur. Sus límites son, respectivamente del rio panuco, en los límites con Tamaulipas, Hasta el rio Cazones; de este rio hasta el Jamapa, cerca del Puerto de Veracruz; desde aquí hasta el rio Tonalá, en los límites con el estado de Tabasco. De Norte a Sur, el estado de Veracruz presenta las siguientes regiones culturales: La Huasteca.- Grupos indígenas: Huasteco y Náhuatl. Chicontepec.- Grupos indígenas: Náhuatl, Otomí, Tepehua y Huasteco. Totonaca de Papantla y la sierra Norte de Puebla.- Grupos indígenas: Totonaco y Náhuatl. Misantla.- Grupo indígena: Náhuatl. Zongolica.- Grupo indígena: Náhuatl.

Playa Vicente.- Grupo indígena: Chinanteco, Mazateco, Mixe, Mixteco y Popoluca. Tuxtlas.- Soteapan.- Grupos indígenas: Popoluca y Náhuatl. Coatzacoalcos.- Grupo indígena: Zapoteco y Mixteco. Por otra parte en el estado de Veracruz, además de la población mestiza nacional, hay mestizos franceses en San Rafael; de italianos en Manuel González (municipio de Zentla); de negros en la región costeña y en Córdoba; además de los chinos, españoles, árabes, sirio-libanés y judíos distribuidos en diferentes ciudades veracruzanas.

Náhuatl.- El estado de Veracruz se localiza al oeste y sureste de la República Mexicana, entre los paralelos 17°7’ y 22°28’ de latitud norte y entre los meridianos 0°29’ y 5°32' de longitud oeste, en la denominada zona intertropical. Los nahuas de Veracruz se localizan en 14 municipios de la región norte Huasteca; 20 de la región centro Orizaba-Córdoba y en cinco municipios de la región sur Istmo-Coatzacoalcos. Los municipios con mayor número de hablantes de náhuatl son: Chicontepec, Ixhuatlán de

Madero, y Benito Juárez en la región huasteca, además de Tehuipango, Soledad Atzompa, Zongolica y Mecayapan. Náhuatl significa "el que habla con autoridad o conocimiento", que es superior, competente, astuto. El sentido real del término nahuatlaca (náhuatl y tlácatl) es "la gente superior, la gente que manda".

Huasteco.- Este grupo, ubicado en las inmediaciones del rio Panuco, en la zona conocida como la Huasteca, es un pueblo de origen maya-guatemalteco que hace mas de 4,000 años emigro hacia el norte. Sus miembros están muy integrados a la comunidad mestiza aunque aún mantienen algunas características de la indumentaria vernácula, como la bolsa de henequén o, en el caso de las mujeres, el tocado de hilos entrelazados y coloridos para el día. Los huastecos son famosos por su música y sus bailes con trece ritmos diferentes.

Otomí.- Los otomíes son un

pueblo indígena del centro de

México. Está emparentado

lingüísticamente con el resto de

los pueblos de habla

otomangueana, cuyos

antepasados han ocupado la

Altiplanicie Mexicana desde varios

milenios antes de la era cristiana.

Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de

Guanajuato al sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se

concentra en los estados de Hidalgo, México y Querétaro. De acuerdo con las

estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

de México, la población étnica otomí sumaba 646.875 personas en la República

Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más

numeroso del país. De ellos, sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí. Al

respecto, cabe decir que la lengua otomí presenta un alto grado de diversificación

interna, de modo que los hablantes de una variedad suelen tener dificultades para

comprender a quienes no hablan otro dialecto.

Tepehua.- Tepehua es un vocablo de origen náhuatl cuyo significado literal es "cerro-dueño". El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más

frecuencia en Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco, también en tierras jarochas. Los especialistas consideran que el tepehua pertenece a la familia lingüística Totonaca, la cual desciende del Macromaya. El territorio donde viven estos indígenas forma parte de la sierra Madre Oriental, y comprende el norte del estado de Puebla y regiones colindantes de Veracruz e Hidalgo. Los tipos de suelo predominantes son los litosoles y los regosoles, poco fértiles y sujetos a un intenso régimen de explotación. Los terrenos aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá de ellos se encuentran los pastizales y bosques de los cuales las familias extraen bienes, sobre todo madera para la construcción de casas, leña, etcétera. Todavía quedan relictos de bosque tropical perennifolio, las variedades de árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote,

tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es inmoderada y por ende es factible que las especies de potencial económico tiendan a desaparecer. En su mayoría campesinos, los tepehuas practican la agricultura, sin embargo, dada la presión sobre la tierra, casi ya no se acostumbra

la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se venden para obtener ingresos monetarios.

Totonaco.- La cultura totonaca se ubica en la sierra norte de puebla y en el

Totonacapan en el Estado de Veracruz. La cultura totonaca es una cultura muy

devota a sus costumbres y tradiciones. Bailar en alguna danza totonaca, como lo

es la de los negritos, las huehues, los santiagueros, los quetzales, los migueles, es

un gran privilegio. Respecto al atuendo totonaco, es similar entre las regiones

donde predomina este idioma. Existen los casos en que la gente es indígena pero

suele usar vestidos de colores muy llamativos de estilo mestizo. Los colores vivos

son preferidos para las mujeres totonacas. Los totonacos de Papantla suelen usar

botines y atuendos muy abombados, incluso suele ser más abombado que el

atuendo de la mujer. Los totonacos aledaños a la sierra poblana, la zona aledaña

totonaca veracruzana, suelen usar huaraches hechos de llanta de tractor y atados

a los pies con tiras de cuero; Pocos ya son los municipios totonacos donde exista

un alto porcentaje de población indígena. Debido a la influencia de la cultura

mestiza por los aparatos del estado, día con día se va ejerciendo presión para

transformar las comunidades indígenas totonacas en comunidades mestizas

donde paulatinamente se va perdiendo el idioma, las costumbres y toda la riqueza

cultural de esos pueblos.

Chinanteco.- Los Chinantecos se llaman a sí mismos tsa ju jmí', que significa "gente de palabra antigua"; sin embargo, cada uno de los pueblos posee además su propio apelativo que siempre va precedido de la palabra tsa, dsa o alla, que significa "gente" y se combina con otros términos que generalmente hacen referencia a un origen común. En todos los casos se reconocen como pobladores de la Chinantla. La región chinanteca se encuentra a unos 100 km

de la ciudad de Oaxaca. Se extiende a lo largo de 17 municipios ubicados en la parte noreste del estado. Colinda al norte con Veracruz, al noroeste con la región mazateca, al oeste con la cuicateca y al sur y sureste con la zapoteca. Catorce municipios se consideran el corazón de la Chinantla: San Juan Bautista Tlacoatzintepec, San Pedro Sochiapan, Ayotzintepec, San Felipe Usila, San José Chiltepec, San Lucas Ojitlán, Santa María Jacatepec, San Juan Bautista Valle Nacional, San Juan Lalana, San Juan Petlapa, Santiago Jocotepec, San Pedro Quiotepec, San Pedro Yolox y Santiago Comaltepec. El chinanteco es un idioma tonal perteneciente al grupo otomangue y es una familia independiente de las otras lenguas derivadas del otomangue en Oaxaca. Los hablantes de chinanteco

se hallan distribuidos principalmente en 17 municipios, repartidos en cinco distritos oaxaqueños. Esta lengua ha sido dividida en cinco macrovariantes dialectales, que coinciden con su división geográfico-territorial. Entre los chinantecos existe una fuerte identidad Iingüístico-territorial, y se reconocen como hablantes de un mismo idioma.

Mazateco.- Los mazatecos habitan al norte de Oaxaca y parte del estado de Veracruz. Su organización social se basa en una familia nuclear o extensa. Durante la boda los novios reciben ciertos regalos rituales, como anillos, ropa, adornos y siete monedas de plata. Aunque son católicos, mantienen ciertas tradiciones que pertenecen a otras religiones y, sobre todo, guardan un profundo respeto por los sitios que consideran sagrados. Creen en la pérdida del alma y en las fuerzas sobrenaturales como factores decisivos para la salud o la enfermedad. Su economía se basa en el cultivo del maíz, frijol y la calabaza. Su estructura política es similar a la mixteca, pero están más relacionados con las autoridades federales.

Mixe.- La región mixe se encuentra al noreste del estado de Oaxaca. Colinda al

noroeste con los ex distritos de Villa Alta; al norte con Choapam y con el estado de

Veracruz; al sur con Yautepec y al sureste con Juchitán y Tehuantepec. El

territorio abarca una superficie total de 4 668.55 km2.La topografía es

accidentada, se pueden encontrar varios microclimas en un espacio geográfico

reducido. La región ayuuk ha sido dividida en tres zonas climáticas: alta o fría, con

altitudes superiores a los 1 800 m, media o templada, con alturas de 1 300 a 1 800

m, y baja o caliente que se localiza desde los 35 m hasta los 1 000 msnm. La

región tiene un total de 19 municipios: la zona alta está integrada por

Tlahuitoltepec, Ayutla, Cacalotepec, Tepantlal El sistema de fiestas de la región

mixe es importante por varias razones: se celebran eventos de carácter religioso

cristiano en honor a un santo patrono en donde generalmente subyace un culto

prehispánico; vinculan y refuerzan los lazos de unión entre localidades, genera el

ascenso social al interior de la comunidad al desempeñar cargos (como son las

mayordomías) y, por último, propicia el comercio e intensifica las relaciones

sociales interregionales. Las fiestas que se celebran en la zona alta y media de la

región ayuuk se caracterizan por el enfrentamiento entre diversas bandas en

"duelos musicales". Las danzas cumplen funciones de integración comunitaria.

Los carnavales permiten el relajamiento social del grupo; finalmente encontramos

las peregrinaciones, que por lo general se realizan al exterior de la región a sitios

sagrados como Santa Catarina Albarradas, San Pablo Güila Tlacolula, Otatitlán,

en Veracruz y a visitar el Cristo negro de Esquipulas en Guatemala.

Popoluca.- La región del istmo se localiza limitando al norte con las llanuras de Sotavento,

al oeste con el estado de Oaxaca y al sur y sureste con Chiapas y Tabasco. Las principales lenguas indígenas habladas en el sur de Veracruz son el náhuatl, el popoluca, el zapoteco, el chinanteco y el mazateco. Con unas cuantas centenas de hablantes, también encontramos presencia de mixe, zoque, maya y totonaco. Las actividades productivas regionales son la agricultura, la ganadería, la explotación forestal y pesquera. Actividades todas ellas de carácter

rural y tradicional que contrasta con la modernidad. El traje autóctono del hombre y la mujer consta de tres piezas: los hombres utilizaban una camisa y pantalón de manta bordada con hilos de seda color blanco. Con un paliacate rojo amarrado de la cintura, calzaban huaraches o descalzos. La mujer antiguamente no usaba blusa posteriormente de acuerdo con la modernidad fue incorporada, y consta de una blusa de cuello redondo o cuadrado, manga recta corta de manta. (Hoy en día emplean popelina, cuadrillé u otro tipo de tela de color blanco); es bordada con flores de muchos colores, la tejen o la hacen deshilada y va debajo del refajo.

Patrimonio Cultural El patrimonio cultural está formado por aquellos elementos de valor histórico y artístico que reflejan la herencia de las generaciones pasadas y que permiten comprender la historia y la forma de ser de un pueblo o más ampliamente, de una civilización. El interés por conocer, inventariar y proteger los testimonios de culturas pasadas se asocia a los inicios del nacionalismo en México. La generación de conocimientos y valores fundados en los monumentos arqueológicos e

históricos ha sido una constante de la historia moderna y contemporánea de México. Los criollos de los siglos XVII y XVIII crearon y difundieron los primeros símbolos patrióticos, y los asentaron en valores religiosos e históricos. El jesuita veracruzano Francisco Javier Clavijero, en su Historia Antigua de México, plasmo la idea de la nacionalidad y el sentimiento mexicano por antonomasia. Con la independencia consumada, se firma en 1825 la orden para la creación del Museo Nacional, que comenzó a funcionar en el edificio de la real y pontifica Universidad

de México. Fue en 1866 que el museo se traslado al edificio de moneda 13, hasta septiembre de 1964 en que se cambio a su sede actual en Chapultepec. Sin embargo, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando por primera vez se manifiesta la necesidad de conservar los monumentos históricos y se empieza a glorificar el pasado prehispánico en la búsqueda de símbolos que configuren la identidad nacional. Ya en los mexicas se observa lo anterior cuando se afirmaron como los herederos de la tradición artística y cultural de los antiguos habitantes de Tula, trasladaron los viejos monumentos de los dioses Toltecas

agregándolos a su panteón particular. Maximiliano fundo una comisión científica dedicada al estudio de las estructuras prehispánicas de México, pues tenía la idea de fundar un nuevo reinado con base en el pasado precolombino. Una vez restaurada la República y dad la importancia creciente que para el estado tenía la conservación y estudio de las antigüedades arqueológicas, se prohibió a los particulares realizar excavaciones. Durante el porfiriato, se

consolido el interés por la conservación de los monumentos arqueológicos e históricos, principalmente a partir de la creación de la inspección general de monumentos en el año 1885. Sin embargo, la primera protección legal de los restos arqueológicos ocurrió en 1897 con la promulgación de la ley sobre monumentos y zonas arqueológicas; la ley trajo como resultado la formación de la Carta Arqueológica de la República Mexicana. Leopoldo Batres hizo importantes contribuciones encaminadas a esclarecer el pasado prehispánico de México con sus trabajos de investigación en Teotihuacán, Mitla y el Papaloapan; en este último lugar describió con gran intuición la presencia de una civilización pre maya en Veracruz. Discípulo de la Escuela Internacional de Etnología en México, Manuel Gamio, considerado como el fundador moderno de la antropología en México, preparo un directorio de las principales ruinas de la república mexicana. Su investigación la población del valle de Teotihuacán es el primer estudio multidisciplinario en el país. En 1939, con la publicación de la carta Arqueológica de la República Mexicana por parte del INAH y el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, se da un paso muy importante en la protección del patrimonio cultural. En 1972 México actualizo su marco jurídico de protección al patrimonio cultural con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artístico e Históricos, vigente hasta la actualidad con una adición en la cual se protege a los fósiles. La participación de la población en la identificación y clasificación de su patrimonio cultural extendió las fronteras de los llamados monumentos históricos; ha obligado a incluir monumentos y zonas de carácter

popular, profundizando con ello la conciencia acerca de la importancia de preservar su patrimonio. Hoy, esa misma población es la mejor defensora de sus bienes culturales. Las fiestas populares del estado de Veracruz, al igual que en el resto del país, son

lugar de encuentro de manifestaciones de gran contenido artístico. Tales

expresiones sustentan el patrimonio cultural popular. En esta cultura popular hay

un fondo de tradición y creatividad, así como de repercusiones sociales y

económicas. Por eso la importancia de revalorizar, conservar y difundir las danzas,

las tradiciones, la artesanía, los patrones alimenticios, etc. Existen instancias del

Estado para el resguardo del patrimonio cultural. Entre ellas podemos mencionar

el Instituto Nacional de Antropología e Historia, al Instituto Veracruzano de Cultura,

al Instituto y Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana, las cuales

han venido desarrollando actividades muy importantes en lo que se refiere a la

conservación, catalogación, difusión y restauración de los bienes muebles e

inmuebles de la entidad veracruzana.