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Ligia Guglietta (2019) https://books.google.es/books?id=2h08NJ4fDwgC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ViewAPI&re dir_esc=y#v=onepage&q&f=false TEMA 1. MODELO EDUCATIVO Y EVALUACIÓN CONTENIDO Sección 1. Evolución de las competencias en educación. Sección 2. Noción de competencias en el ámbito educativo. Sección 3. Fundamentos para la educación por competencias. OBJETIVOS Manejar las condiciones a las que debe ajustarse la evaluación educativa en el marco de la formación por competencias, lo que supone: A. Manejar la evolución de la educación por competencias. B. Manejar la noción de competencia dentro del ámbito educativo. C. Manejar la concepción del aprendizaje que subyace a la educación por competencias. D. Manejar implicaciones de la educación por competencias en el proceso pedagógico. Una nueva perspectiva sobre los procesos de evaluación en las metodologías activas

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Ligia Guglietta (2019)

https://books.google.es/books?id=2h08NJ4fDwgC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ViewAPI&re

dir_esc=y#v=onepage&q&f=false

TEMA 1. MODELO EDUCATIVO Y EVALUACIÓN

CONTENIDO

Sección 1. Evolución de las competencias en educación.

Sección 2. Noción de competencias en el ámbito educativo.

Sección 3. Fundamentos para la educación por competencias.

OBJETIVOS

Manejar las condiciones a las que debe ajustarse la evaluación

educativa en el marco de la formación por competencias, lo que

supone:

A. Manejar la evolución de la educación por competencias.

B. Manejar la noción de competencia dentro del ámbito educativo.

C. Manejar la concepción del aprendizaje que subyace a la

educación por competencias.

D. Manejar implicaciones de la educación por competencias en el

proceso pedagógico.

Una nueva perspectiva sobre los procesos de evaluación en las metodologías activas

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Ligia Guglietta (2019)

ESQUEMA

Evaluación

educativa

Sección 2.

Competencias en el ámbito

educativo

Sección 1. Evolución de las competencias en

educación

Modelo educativo y evaluación

Sección 3. Fundamentos para la

educación por competencias

Antecedentes

Desencadenantes

Marco normativo

Noción general de Competencia

Enfoque constructivista del aprendizaje

Implicaciones en el proceso pedagógico

Competencias Básicas

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DESARROLLO

La evaluación dentro del aula debe estar alineada con el modelo pedagógico

que sirve de marco a la acción educativa dentro de un marco normativo.

La introducción de las competencias al currículo escolar supone un cambio en

el modelo pedagógico que impacta a todo el sistema educativo (requerimientos

e infraestructura, materiales, roles, formas de organización, etc.). En el contexto

de este curso es especialmente relevante el papel del docente como

responsable de materializar este cambio dentro del aula, a través de las prácticas

de enseñanza-aprendizaje dando protagonismo a las metodologías activas y a

la evaluación. Para esto es necesario partir de las bases e implicaciones de este

nuevo enfoque.

Idea clave

Lograr el reto de la calidad que posibilita que los alumnos salgan del

sistema escolar con las competencias básicas, sólo será posible si la

comunidad docente acepta las transformaciones y adecúa la práctica

pedagógica a las demandas.

El modelo de gestión que integra las competencias a la Educación Básica implica

desplazar el eje de la educación del “docente que enseña”, al “alumno que

aprende”. Implica también trasladar el eje de la evaluación del conocimiento a

la evaluación del aprendizaje, su integración y su funcionalidad ante distintas

demandas y situaciones (observable a través del desempeño del alumno).

En este contexto, una adecuada evaluación debe funcionar como estímulo a la

implicación del alumno en su proceso de aprendizaje, debe ser una fuente de

retroalimentación para docentes y alumnos durante el proceso de formación y,

finalmente, ha de ser un medio para estimar, de manera fiable y válida, los

resultados alcanzados por los alumnos.

Este curso aporta fundamentos y herramientas para que el docente desarrolle

su propia competencia como evaluador, en el marco del modelo de gestión por

competencias y consecuente uso de metodologías activas. Para ello, en el TEMA

1 se ofrecen las bases para comprender las condiciones a las que debe ajustarse

la evaluación dentro de la gestión educativa por competencias, concretamente

se trabaja la evolución y conceptualización de las competencias, la concepción

de aprendizaje subyacente y algunas implicaciones en la práctica pedagógica.

En el TEMA 2, se desarrollan aspectos conceptuales y funciones y condiciones

de la evaluación. Finalmente, en el TEMA 3 se abordan algunas herramientas de

evaluación, tanto tradicionales como emergentes, se describen su potencial

evaluativo y la importancia de su combinación eficiente; y se ofrecen

recomendaciones de diseño.

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TEMA 1. MODELO EDUCATIVO Y EVALUACIÓN

La evaluación tiene un valor intrínseco dentro del proceso educativo, puede

actuar como facilitador u obstaculizador del aprendizaje y debe ser coherente

con el paradigma educativo que subyace (McDonald, Boud, Francis y Gonczi,

2000). En consecuencia, al cambiar el modelo educativo, la evaluación debe ser

revisada y adaptada.

Idea clave

La evaluación educativa no existe aisladamente, sino que tiene que

alinearse con el currículo y la instrucción, si ha de servirle de soporte al

aprendizaje (Pellegrino, Chudowsky y Glaser, 2001, p.3)

Para articular el papel de la evaluación dentro de la acción pedagógica actual,

el primer paso que daremos es revisar qué son competencias; cómo y para qué

se introducen a la educación básica; qué concepción de aprendizaje soporta la

acción educativa por competencias y sus implicaciones pedagógicas,

especialmente en el sistema de evaluación.

Sección 1. Evolución de las competencias en educación

Antecedentes

La noción de gestión por competencias surge en el ámbito laboral con los

trabajos de David McClelland, profesor de Harvard, consultor de recursos

humanos y estudioso de la motivación humana, quien publica en 1973, en The

American Psichologist, un artículo (Testing for Competence Than Intelligence)

en el que cuestiona la validez de las medidas clásicas de conocimientos,

aptitudes e inteligencia para predecir el rendimiento laboral. Es decir, las

personas que más saben, las que tienes aptitudes específicas más desarrolladas

o las más inteligentes (según pruebas tradicionales) no necesariamente son las

que se desempeñan mejor en el trabajo, no son las más competentes. La

publicación de este artículo marca el inicio de la era de las competencias como

eje de la gestión del capital humano.

En España, este enfoque ha entrado casi al mismo tiempo en la Educación Básica

y Superior, aunque con sus diferencias, convergen en considerar que:

“… los conocimientos adquiridos (en la escuela, instituto o

universidad) suelen ser poco útiles, por su escasa posibilidad de

transferencia fuera del contexto escolar, así como por la falta de

habilidades básicas para adecuarse a situaciones cambiantes de la

vida y el trabajo, que exigen respuestas complejas. El enfoque de

competencias permite orientar la enseñanza al desarrollo de

habilidades complejas, que posibiliten la adaptación posterior a un

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entorno variable y a aprender a adquirir nuevos conocimientos

(Bolívar, 2008, p.4).

Desencadenantes

Muchas condiciones han determinado la entrada de “las competencias” a la

Educación Básica en España, a continuación, se identifican las más importantes,

que ofrecen un marco para la transformación de la práctica pedagógica y

evaluativa dentro del aula.

1. La necesidad mejorar la calidad de la educación. La educación es el

principal medio de desarrollo de un país, ella condiciona el bienestar individual

y colectivo. El nivel educativo de los ciudadanos determina sus posibilidades de

desarrollo personal y profesional. Para optimizar estas posibilidades es

necesario un sistema educativo de calidad, inclusivo, integrador y exigente

(LOMCE, 8/2013).

Como motor del desarrollo, la educación española ha tenido grandes logros que

comenzaron a gestionarse desde finales del siglo XIX tales como la

universalización de la educación básica, la ampliación de la edad de escolaridad,

el aumento de servicios educativos, la mejora de la dotación de recursos en los

centros, entre otros; pero la calidad educativa es una tarea todavía en proceso.

El sistema educativo todavía no ofrece resultados satisfactorios, en cuanto

al desempeño de sus egresados; evidencia de esto fueron los resultados

obtenidos en 2009 por los alumnos españoles en las pruebas de evaluación

internacional PISA (Programa para la Evaluación Internacional para Estudiantes,

PISA, por sus siglas en inglés) realizadas por la Organización para la Cooperación

y el Desarrollo Económico (OCDE). Estos resultados revelan en los alumnos un

perfil de desempeño inferior al promedio de los países de la OCDE en

competencias consideradas necesaria para la completa participación de los

ciudadanos en la sociedad (comprensión lectora, competencia matemática y

competencia científica).

Idea clave

La educación debe facilitar a los ciudadanos el desarrollo de un

conjunto de competencias que le permitan enfrentar los complejos

desafíos del mundo de hoy (OCDE, 2005).

Los conocimientos sobre áreas básicas, aunque imprescindibles, no son

suficientes; se impone pues la necesidad de hacer reformas al sistema para

elevar la calidad de sus resultados, y esto supone un nuevo enfoque sobre la

naturaleza del aprendizaje y la metodología para promoverlo y para evaluar los

resultados.

2. La dinámica marcada por las tecnologías de la información y la

comunicación (TIC). Las formas de comunicación, interacción y producción de

información que emergen del contexto tecnológico de hoy hacen posible el

acceso a múltiples fuentes de información e intercambio, que obligan a ajustar

continuamente las estructuras mentales (Nó Sánchez, 2008). Ahora es esencial

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Ligia Guglietta (2019)

el desarrollo de competencias para gestionar la información: aprender,

reaprender y desaprender a lo largo de la vida, donde la información es cada

vez más compleja y requiere la posibilidad de integrarla y aplicarla con criterio

funcional, según el contexto lo requiera.

La tecnología es determinante y parte de la educación. Las TIC han producido

en los alumnos nuevas formas de aprender, de comunicarse, de centrar su

atención y/o de abordar las tareas; y a la vez, el uso intensivo de la tecnología

es un vehículo para abordar los desafíos educativos (LOMCE, 8/2013).

3. Los avances en la comprensión del aprendizaje. Décadas investigación sobre la

cognición humana, el aprendizaje y el desarrollo, ofrecen soporte a un nuevo

enfoque de la acción pedagógica, aportando ideas de gran alcance sobre cómo

los alumnos aprenden y desarrollan competencias en ámbitos específicos, así

como sobre el tipo de tareas y actividades más eficientes para facilitar el

aprendizaje. La educación por competencias se apoya en los modelos

constructivistas del desarrollo cognitivo, psicosocial y sociocultural, que supone

una nueva concepción del aprendiz, del docente, y de los medios (prácticas

pedagógicas) para promover y evaluar el aprendizaje.

Idea clave

La evolución en la comprensión de la naturaleza del aprendizaje, la

necesidad de engranar la educación a la dinámica y demandas del

entorno y la asimilación de estos cambios por el sistema educativo a

través del modelo de gestión por competencias, han precipitado la

necesidad de ajustar también la concepción de la evaluación del

aprendizaje, la cual pasa a ser pieza “clave” tanto como medio para

la formación, como para auditar e informar sus resultados.

Para afrontar el desafío de la calidad educativa en el entorno tecnológico actual

y de manera coherente con el modelo de aprendizaje, España introduce las

competencias “básicas” o “clave” en la Educación Básica (Primaria y Secundaria

Obligatoria), apoyándose en las recomendaciones del Parlamento Europeo.

Idea clave

La “competencia” funciona como eje para la redefinición de la función

y evaluación de la educación escolar, del currículo y de las relaciones

de enseñanza y aprendizaje (Rul y Cambra, s/f).

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Marco normativo. Evolución de las competencias en educación en el marco legal.

Ley Orgánica 2/2006, de 3

de mayo, de Educación

Ley Orgánica de Educación (LOE)

Incorpora las competencias básicas al currículo de primaria.

Presenta una nueva configuración del currículo en la que las áreas se

organizan en asignaturas troncales, específicas y de libre configuración

autonómica, y se traslada el énfasis desde los contenidos a los

criterios de evaluación.

Ley Orgánica 8/2013, de 9

de diciembre

Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE)

Ajusta más las competencias básicas del currículo a la

Recomendación del Parlamento Europeo sobre las competencias

clave para el aprendizaje permanente (2006/962/CE) y en coherencia

con los objetivos del Plan Estratégico para la Formación y el Empleo del

espacio europeo (ET2020).

El marco de referencia de la recomendación europea (2006/962/CE) establece ocho competencias clave. El texto consolidado de la Ley

recoge esta propuesta, pero une la competencia en comunicación en la

lengua materna con la competencia en comunicación en lenguas

extranjeras, denominándola competencia en comunicación lingüística.

Para el resto de las competencias mantiene la misma denominación

que se les da en el marco de referencia del documento. Por tanto la

ley contempla siete competencias clave.

Real Decreto 126/2014,

de 28 de febrero

Establece el currículo básico de la Educación Primaria, desarrollando los

currículos básicos de las diferentes áreas troncales y específicas.

Cada currículo se organiza partiendo de los objetivos propios de las

etapas, así como de las competencias, mediante la configuración de

bloques de contenidos en las áreas troncales, criterios de evaluación y

estándares de aprendizaje evaluables en todas las asignaturas.

Orden ECD/65/2015, de

21 de enero

Describe las relaciones entre las competencias, los contenidos y los

criterios de evaluación de la Educación Primaria, Secundaria Obligatoria

y Bachillerato.

En el Anexo I se describen las competencias clave en el Sistema

Educativo Español.

En el Anexo II se ofrecen orientaciones para facilitar el desarrollo de

estrategias metodológicas que permitan trabajar por competencias en

el aula.

Decreto 108/2014, de 4

de julio, del Consell

Prescribe el currículo y desarrolla la ordenación general de la educación

primaria en la Comunitat Valenciana.

Para facilitar el paso del currículo prescrito a las programaciones

didácticas específicas, el Servicio de Formación del Profesorado de la

Secretaría Autonómica de Educación e Investigación de la Conselleria

de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, desarrolló Documento

puente.

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Sección 2. Competencias en el ámbito educativo

Noción de competencia. Qué son las competencias y cómo se desarrollan.

El término “competencia” se deriva del latín (competere) y alude a personas aptas

o adecuadas. La concepción de las competencias ha evolucionado desde un

enfoque restringido, conductista, técnico y fragmentado, a un enfoque amplio,

cognitivo, holista e integrador, que va más allá de la competencia técnica para

incorporar la comprensión, reflexión y crítica, como partes de la competencia

(Henderson, 1992; Cano, 2011). Ser competente implica no sólo saber, sino

desarrollar habilidad para combinar y utilizar eficazmente saberes, actitudes y

capacidades personales en situaciones específicas.

La competencia está referida a la acción, es decir, a la posibilidad de que una

persona responda de manera consciente, rápida y eficiente, con acciones

ajustadas a la demanda de una situación, mediante la activación, movilización y

combinación de diversos recursos (conocimientos, habilidades, actitudes, …)

(Perrenoud, 2004).

Los diversos recursos de la persona son condiciones necesarias para el

desempeño competente, pero que no garantizan la competencia (Bolívar, 2008).

Es decir, “poder” desempeñarse con un nivel de competencia alto (haberlo

demostrado), no significa que se será competente siempre; la motivación, el

estado de la persona, tienen también un papel en la activación para responder de

manera competente.

La combinación de recursos para la acción competente no es lineal y puede variar

de una situación a otra; se trata de lo que Le Boterf (2001) denomina saber

combinatorio de recursos propios y del ambiente que la persona construye,

enriquece y activa en su desempeño.

Para desarrollar una competencia se requiere de exposición a situaciones

(experiencia) que impliquen el uso de los recursos, es decir que, para poder

producir acciones eficientes en situaciones relevantes a la formación, se necesita

implicación activa y práctica del aprendiz, de allí la importancia de las

metodologías pedagógicas activas para promover el aprendizaje.

Ser competente desde el punto de vista de la educación requiere distintos

saberes (a) saber: conocimientos, referidos a contenidos curriculares declarativos;

(b) saber hacer: procedimientos y habilidades, referidos a contenidos curriculares

procedimentales; (c) saber ser: actitudes, valores, referidos a contenidos

curriculares actitudinales. En consecuencia, la formación por competencias

implica articular conocimientos conceptuales, procedimentales y

actitudinales (Zabala y Arnau, 2007); apoyados en los rasgos de personalidad

de la persona para construir su propio aprendizaje; y exige una acción

reflexiva y funcional alejada del comportamiento estandarizado, pues cada

situación es nueva y diferente (Cano, 2008).

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Ligia Guglietta (2019)

Ejemplo

Desarrollar una competencia en el ámbito de las matemáticas supone,

no solo saber cuáles son las operaciones básicas, también se debe saber

realizarlas adecuadamente y, además, se debe ser capaz de

seleccionarlas y aplicarlas eficientemente a situaciones o problemas

específicos, auténticos, reales.

En el proceso de desarrollo de las competencias existen dos fases: la adquisición

(o desarrollo) de recursos (conocimientos, habilidades, actitudes) y su

movilización (selección y combinación) en función de la situación. Esto implica

que el aprendizaje debe ser significativo y funcional.

Idea clave

El estudiante debe tener una capacidad determinada, pero, además,

debe saber ejercerla, aplicarla y demostrarla.

En definitiva, la noción de competencia:

- Desde el punto de vista pedagógico, da protagonismo a las metodologías

activas dentro de las prácticas educativas, dado su potencial para movilizar e

implicar al alumno en su propio proceso de aprendizaje.

- Desde el punto de vista de la evaluación requiere además de la valoración

del nivel de conocimiento de los contenidos o “saber” (condición necesaria

pero no suficiente para la competencia); la valoración del desempeño del

alumno (saber hacer, saber ser) como indicador del nivel de competencia

alcanzado. Por otra parte, para optimizar la posibilidad de que el alumno

demuestre su nivel de competencia, la evaluación debe realizarse en diversas

situaciones y momentos.

Idea clave

Una competencia es la forma en que una persona utiliza todos sus

recursos personales (habilidades, actitudes, conocimientos y

experiencias) para resolver de forma adecuada una tarea en un contexto

definido (Proyecto Atlántida, diciembre 2007).

Competencias Básicas - Clave

Las competencias clave son aquellas que todas las personas precisan para su

realización y desarrollo personal, así como para la ciudadanía activa, la inclusión

social y el empleo.

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De acuerdo con la Orden ECD/65/2015

Las competencias clave en el Sistema Educativo Español (descritas en el Anexo I) son:

1. Comunicación lingüística.

2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.

3. Competencia digital.

4. Aprender a aprender.

5. Competencias sociales y cívicas.

6. Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.

7. Conciencia y expresiones culturales.

Artículo 4. Las competencias clave y los objetivos de las etapas.

- Están estrechamente vinculadas a los objetivos de cada etapa educativa.

- Es necesario el diseño de estrategias para promover las competencias y evaluarlas desde las etapas

iniciales e intermedias hasta su posterior consolidación en etapas superiores.

- Tienen un carácter interdisciplinar y transversal, que requiere estrategias para promover más de

una competencia al mismo tiempo.

Artículo 5. Las competencias clave en el currículo.

1. Las competencias clave deben estar integradas en las áreas o materias de las propuestas

curriculares.

2. Las competencias deben desarrollarse en los ámbitos de la educación formal, no formal e informal

a lo largo de todas las etapas educativas.

3. Todas las áreas o materias del currículo deben participar en el desarrollo de las distintas

competencias.

4. La selección de los contenidos y las metodologías debe asegurar el desarrollo de las competencias

clave a lo largo de la vida académica.

5. Los criterios de evaluación deben servir de referencia para valorar lo que el alumnado sabe y sabe

hacer en cada área o materia.

6. El conjunto de estándares de aprendizaje evaluables de un área o materia determinada dará lugar

a su perfil de área o materia donde debe identificarse las competencias que se desarrollan a través

de esa área o materia.

7. El conjunto de estándares de aprendizaje evaluables de las diferentes áreas o materias que se

relacionan con una misma competencia da lugar al perfil de esa competencia (perfil de

competencia). La elaboración de este perfil facilitará la evaluación competencial del alumnado. Kñcx<kj

El carácter transversal de las competencias básicas impone la necesidad de

integrar áreas, conocimientos, habilidades, prácticas y valores, para su desarrollo

y evaluación.

Además de las competencias clave identificadas, resulta útil distinguir otro tipo

de clasificación de las competencias (Mateo, 2010):

Competencias genéricas: No están ligadas a una disciplina, son

transversales tales como la comunicación, la resolución de problemas, el

razonamiento, el liderazgo, la creatividad, trabajo en equipo.

Competencias específicas están ligadas a una disciplina o materia en

particular.

Para saber más

¿Pueden las competencias básicas mejorar el currículo? Proyecto

Atlántida (octubre, 2007)

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Sección 3. Fundamentos para la educación por competencias

Enfoque constructivista del aprendizaje

Como hemos mencionado, la educación por competencias se apoya en los

modelos constructivistas del desarrollo cognitivo, psicosocial y sociocultural.

Aunque estas corrientes tienen encuadres teóricos distintos, comparten la

importancia que dan a la actividad constructiva del alumno en la realización de

los aprendizajes escolares (Coll, 1996; Díaz y Hernández, 2002)

Desde esta perspectiva se rechaza la concepción del alumno como un mero

receptor o reproductor de los saberes. Este enfoque requiere que en la práctica

pedagógica se traslade el eje del “docente que enseña” al “alumno que aprende”,

de la recepción pasiva de información a la construcción activa del conocimiento.

De acuerdo con Díaz y Barroso (2014) en la educación por competencias se

combina la perspectiva educativa socioconstructivista (Coll, 2001; Hernández,

2006), situada (Díaz, 2006), orientada por la práctica reflexiva (Henderson,

1992) y apoyada en la evaluación auténtica (Darling-Hammond, Ancess y Falk,

1995).

Desde el socioconstructivismo se aborda la formación por competencias de

manera situada, es decir que las competencias deben definirse en contextos y

situaciones particulares (Perrenoud, 2004; Díaz, 2006).

Idea clave

Los contenidos de la formación ya no son un fin en sí mismo, sino un

medio para abordar con eficiencia determinadas situaciones (Díaz y

Barroso, 2014).

La formación por competencias supone que la persona que aprende aporta

elementos que se relacionan y trascienden a lo que le ofrece la situación de

aprendizaje. Se concibe a un aprendiz activo, que construye significados

dándole un sentido personal y contextual a los contenidos y las experiencias de

aprendizaje, por tanto, el aprendizaje es un acto reflexivo, pero también

afectivo y social (Díaz y Barroso, 2014).

La evaluación autentica se centra en la necesidad de exponer alumno a

situaciones de aprendizaje y evaluación reales y a problemas significativos. En la

literatura la evaluación auténtica es también llamada evaluación del desempeño

o evaluación alternativa (alternativa a la evaluación tradicional), lo que la define

en todo caso es que se basa en el desarrollo de actividades significativas

(Ahumada, 2005; Mueller, 2003). Se enfatiza la noción de “evaluación” no solo

como un medio para conocer el nivel de desempeño, sino además como un

recurso para promover el aprendizaje significativo.

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Ligia Guglietta (2019)

Aprender un contenido implica atribuirle significado, construir una

representación mental y relacionarlo con otros significados (crear una teoría de

relaciones). Se construye significado modificando los esquemas de

representación mediante la incorporación de elementos nuevos, que deben ser

relacionados en el modelo previo. En la medida de que lo aprendido se vincule

significativa y funcionalmente con los esquemas previos se consolidará la

construcción de significados (Coll,1998).

La "significación" del aprendizaje es una cuestión de grados y evidencia,

asimismo, su carácter abierto y dinámico. Pero, además, resulta fundamental

situar este proceso de construcción de significados en el contexto de la relación

y la comunicación, que es intrínseca al acto de enseñar.

Para que el material de aprendizaje sea potencialmente significativo, en el

proceso de formación o facilitación deben cumplirse ciertas condiciones:

- Partir de la información que tiene el estudiante (esquemas previos).

- Facilitar la identificación de las relaciones entre la información previa

y la información nueva.

- Estimular el interés por el aprendizaje.

- Adaptar el material al nivel de entrada de los aprendices, destacar su

carácter funcional o su aplicación a diferentes áreas de la realidad.

Las estrategias para promover el aprendizaje significativo deben ajustarse

también al tipo de contenido curricular. En este sentido, Díaz y Hernández (2002)

sugieren algunas orientaciones:

- CONTENIDOS DECLARATIVOS. Son el núcleo básico de información de la

asignatura y el alumno debe dominarlos. Dado que su aprendizaje está

ligado a la memorización, se puede facilitar mediante la adecuada

organización y estructuración de la información, así como estableciendo

los vínculos y relaciones entre los contenidos y con los conocimientos

previos. Para facilitar este tipo de aprendizaje de manera significativa es

recomendable desarrollar actividades que supongan el repaso, pero no

centrado en la repetición, sino en la exposición a los contenidos por

distintos medios, en diferentes momentos y desde fuentes de información

diversas. Además, y en la medida de lo posible, es conveniente darle a la

información un sentido práctico y aplicado.

- CONTENIDOS PROCEDIMENTALES. Se refieren al saber práctico, a un

conjunto de acciones ordenadas para alcanzar una meta. Es recomendable

que el alumno conozca la evolución temporal, la meta y las consecuencias

del procedimiento objeto de aprendizaje, para luego experimentar,

ejecutar el proceso y aprender de la puesta en práctica. Su aprendizaje se

fortalece con la exposición, el análisis y la observación crítica, la

verbalización, la práctica y con la aplicación en diferentes situaciones y en

contextos reales.

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- CONTENIDOS ACTITUDINALES. Se refieren al saber hacer y al hacer, e

implican el desarrollo de actitudes (con sus componentes afectivos,

cognitivos y conductuales) y reflejan los valores que debe respetar y

promover el área de estudio en el alumno. Esto contenidos median en las

acciones y tienen una carga evaluativa (una disposición afectiva positiva o

negativa) hacia los objetos de la actitud. Su desarrollo es un proceso lento

y gradual, influido por experiencias previas, las actitudes de "personas

significativas" (personas importantes o referentes del alumno), la

información disponible, etc. Dado que en el contexto escolar el docente es

una "persona significativa" promotora del desarrollo de valores

específicos, puede aumentar la formación de las actitudes en los alumnos

a través de: sus opiniones; su comportamiento como modelo de la actitud,

y el análisis de situaciones que pongan en juego o en conflicto las actitudes

que son objeto de formación.

Es claro que gestionar la educación básica por competencias requiere hacer

ajustes tanto en los métodos de enseñanza–aprendizaje como en el sistema de

evaluación. A continuación, algunas premisas que pueden orientar esta labor

(Díaz y Hernández, 2002):

1. El aprendizaje es un proceso constructivo, interno, personal.

2. El punto de partida del aprendizaje son los conocimientos y las

experiencias previas del aprendiz.

3. El aprendizaje tiene un determinante afectivo, motivacional.

4. El aprendizaje es activo, exige la implicación del aprendiz en procesos

de búsqueda, estudio, experimentación, reflexión, aplicación y

comunicación.

5. El aprendizaje se facilita con la mediación o interacción con los otros:

el diálogo, el debate y la negociación son estrategias potenciadoras del

aprendizaje.

6. El aprendizaje requiere contextualización, se optimiza si se apoya en

tareas auténticas y significativas y en problemas con sentido práctico.

7. Aprender a aprender, requiere del desarrollo de estrategias

metacognitivas (reflexionar sobre el pensamiento propio, y orientarlo).

8. La evaluación debe facilitar la autogestión formativa y guiar el proceso

pedagógico.

9. El rol del docente no es de transmisor de información, sino de

proveedor de oportunidades de aprendizaje.

10. El grado de aprendizaje depende del nivel de desarrollo cognitivo,

emocional y social, y de la naturaleza de las estructuras de

conocimiento.

En definitiva, el proceso pedagógico debe partir de las capacidades cognitivas del

aprendiz, de sus conocimientos y experiencias previas; debe también promover

el trabajo cooperativo, la enseñanza recíproca entre iguales y la experiencia con

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problemas reales, para así facilitar la construcción de significados (Díaz y

Hernández, 2002; Zabala y Arnau, 2007).

Idea clave

El fin último de la intervención pedagógica es desarrollar en el alumno

la capacidad de realizar aprendizajes significativos por sí mismo en una

amplia gama de situaciones y circunstancias (aprender a aprender) (Coll,

1998).

Implicaciones en el proceso pedagógico

Ubicados ya en el "por qué" y "para qué" de la educación básica por

competencias, así como en los principios de aprendizaje que le sirve de base, es

posible identificar algunas implicaciones de esta evolución sobre los aspectos

más operativos del proceso pedagógico en general, y sobre la evaluación en

particular, que es el eje de este curso.

Ideas clave

Si cambia el paradigma educativo debe cambiar la planificación y con

ello la metodología, las técnicas y el sistema de evaluación.

Uso de metodologías activas y de las TIC.

Un enfoque metodológico de la gestión educativa por competencias implica

funcionalidad y relevancia de los contenidos, en la medida en que ser competente

supone movilizar conocimientos y aptitudes para dar una respuesta exitosa; esto

exige una formación facilitada por metodologías que requieran la implicación

activa y constructiva del alumno y se desarrollen en contextos relevantes y reales

para que el aprendizaje sea funcional (Pérez, 2007).

Acompañando, impulsando y promoviendo la evolución de la educación a través

de un enfoque por competencias se encuentra el acelerado desarrollo de las TIC.

La tecnología se ha convertido no sólo en un vehículo para la evolución, sino en

un catalizador de transformaciones (Pittinsky, 2006). En este modelo y contexto

de aprendizaje donde el estudiante es el eje y protagonista, las herramientas

tecnológicas ofrecen cada vez más posibilidades pedagógicas que deben ser

aprovechadas.

En definitiva, se impone en las prácticas pedagógicas el uso de metodologías

activas, centradas en el alumno, las cuales suponen que se aprende haciendo,

transformando y elaborando e interactuando en torno a los contenidos,

desarrollando tareas en contextos significativos, trabajando en equipos de

manera cooperativa y/o colaborativa; y utilizando las TIC. Pero no se trata sólo de

incorporar las TIC como medio de enseñanza desde una perspectiva instrumental,

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sino de hacer un uso innovador, reflexivo, integrado, progresivo y pedagógico de

éstas (García y González, 2011; Lombillo, 2011).

Una nueva concepción de evaluación. La evaluación está estrechamente

relacionada con el aprendizaje, sirve de apoyo al proceso (valor formativo), y

permite concluir sobre los resultados (valor sumativo). Pero los resultados

relevantes ya no son el cúmulo de información que retiene el estudiante, sino

además la significación y el uso que le da (la competencia).

Pellegrino, Chudowsky y Glaser (2001), situados en esta nueva perspectiva sobre

educación y evaluación, señalan que los alumnos aprenden más cuando:

Formación y evaluación están integradas.

Reciben retroalimentación sobre su trabajo y sobre lo que deben mejorar.

Entienden los criterios con los que se va a evaluar su trabajo.

Se involucran en la evaluación de sus compañeros aplicando los criterios de

evaluación previamente identificados.

Se involucran en su propia evaluación aplicando los criterios de evaluación

previamente identificados.

Idea clave

Las tareas de evaluación deben ser elaboradas teniendo en cuenta que

cada acto de evaluación da un mensaje a los alumnos acerca de lo que

deberían estar aprendiendo y cómo deberían hacerlo (McDonald et al.,

2000).

Cambio de roles. El docente debe asumir un papel de dinamizador y su

influencia potencial como motivador del proceso de construcción del aprendizaje

significativo y funcional por parte del alumno. Mientras que el alumno debe ser

activo y participativo en el proceso de formación. La importancia de esto radica

en comprender que el aprendizaje de un alumno no depende sólo de sus recursos

previos, sino también de la dinámica de intercambios significativos que se dan

con compañeros y con el profesor, y de las representaciones y expectativas que

en esos intercambios se producen. Asumir la importancia de estos intercambios

otorga al docente la posibilidad de utilizarlos en beneficio del proceso formativo.

Tal como hemos comentado previamente, esta concepción de la formación

supone, mover el foco de la “enseñanza” al “aprendizaje”, exigiendo un ajuste al

rol del docente el cual, más que ofrecer información debe facilitar oportunidades

de aprendizaje y crecimiento, teniendo como principio que el alumno aprende

haciendo (Cano, 2008; Zabala y Arnau, 2007).

Para saber más

Revisa las “Orientaciones para facilitar el desarrollo de estrategias

metodológicas que permitan trabajar por competencias

en el Anexo II de la Orden ECD/65/2015

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