una aproximaciÓn al estudio de la valoraciÓn ambiental

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1 Reservados todos los derechos. Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT - España. Oviedo, 22 y 23 de Junio de 2000”. ISBN: 84-699-2357-9 UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL María José Asensio Coto Irene Correa Tierra - [email protected] Blanca Miedes Ugarte Universidad de Huelva

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Page 1: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

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Reservados todos los derechos. Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT-España. Oviedo, 22 y 23 de Junio de 2000”. ISBN: 84-699-2357-9

UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA

VALORACIÓN AMBIENTAL

María José Asensio Coto

Irene Correa Tierra - [email protected]

Blanca Miedes Ugarte

Universidad de Huelva

Page 2: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

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UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

(Área C3: Economía del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Medio Ambiente)

María José Asensio Coto

Irene Correa Tierra

Blanca Miedes Ugarte

Departamento de Economía e Historia de las Instituciones Económicas

Universidad de Huelva

RESUMEN

La valoración monetaria encuentra su justificación en el uso del dinero como

herramienta o baremo, fácilmente entendible por todos, para expresar preferencias de

los seres humanos; a nuestro juicio, no se intenta reducir con ello a puros términos

económicos la utilidad o bienestar que reportan los diferentes estados ambientales, sino

que se pretende ofrecer medidas que nos acerquen al conocimiento del deseo de los

individuos de preservar o mejorar el medio. Serán, por tanto, útiles estas valoraciones

en tanto se utilicen como instrumento que favorezca la consecución de más altos niveles

de calidad ambiental y permitan la comparación con otros posibles beneficios derivados

del uso alternativo de los fondos existentes y limitados.

No ignoraremos en esta comunicación la intensa polémica existente en relación con

el medio ambiente y más concretamente, con estas aproximaciones valorativas. Existen

autores que se oponen a considerar el medio ambiente como una mercancía,

entendiendo que éste tiene valor por sí mismo y que todo intento de cuantificar lo

incuantificable fracasa antes de comenzar.

Trataremos por tanto de plantear algunos elementos de reflexión entorno a la

valoración monetaria de los servicios y bienes ambientales, en un contexto de economía

de mercado, en el que el valor y el precio tienden a confundirse.

Palabras claves: Valoración; Ambiental.

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UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

Mª José Asensio Coto

Irene Correa Tierra

Blanca Miedes Ugarte

Departamento de Economía e Historia de las Instituciones Económicas

Universidad de Huelva

1. INTRODUCCIÓN

Se pueden ofrecer multitud de definiciones acerca de lo que se entiende por el término

valor (filosóficas, sociales...), pero los economistas se han centrado en concreto en el

valor monetario tal y como se expresa mediante la manifestación de preferencias

individuales, esto es, según lo que cada uno esté dispuesto a dar o a recibir por algo ante

un determinado cambio en el medio.

La voluntad de cuantificar monetariamente este “algo”, estos recursos o

disponibilidades, ha sido muy criticada por no ser para un amplio sector de estudiosos

esta expresión cuantitativa de lo que algo representa (y los otros métodos que en

concreto más tarde expondremos) nada más que un simple intento de cuantificar en

muchas ocasiones lo incuantificable.

Precisando antes que nada que ésta no es nuestra intención, ya que no pretendemos

imponer un determinado precio a cada elemento ambiental (esto es, el terreno que nos

interesa), apuntamos que lo que intentaremos es llegar a obtener -aunque sea

someramente- una serie de nociones muy generales acerca de los elementos,

herramientas y métodos que se conocen hasta el momento para revelar el valor del

medio.

Los ecologistas trazan una línea divisoria entre lo que supone -por un lado- el valor

instrumental, determinado por la utilidad reportada por el bien ambiental a los seres

humanos como resultado de la interacción de éstos con el bien ambiental, y -por otro

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lado- el valor intrínseco o de existencia, no relacionado con preferencias1. Estos dos

conceptos, por tanto, suponen un acercamiento a un mismo concepto de valor

notoriamente distantes entre sí.

Necesidad de la Valoración Ambiental: Una nueva aproximación a los recursos

económicos.

La consideración del trabajo como único factor de producción que genera valor,

relegó a los defensores de lo ambiental a un segundo plano durante muchos años,

situando con ello a la naturaleza en su conjunto en una posición cuya única relevancia

en el sentido económico era prestada por su papel de generadora de recursos naturales

(materias primas) que transformar en algún sentido para generar el valor añadido.

Se tenía el pleno convencimiento de que la posibilidad de acceder al “mercado

natural” haría posible cubrir de forma prácticamente ilimitada las necesidades que se

fueran planteando de manera sucesiva a la sociedad de consumo. Esta concurrencia al

mercado para abastecerse de lo necesario llegó a asignar a los diferentes recursos

ambientales un precio determinado pero sin tener en cuenta sus características de

sostenibilidad en el tiempo: no se consideraban sus ritmos de renovación, agotabilidad,

o la mera necesidad de legarlos para generaciones futuras, sino que por el contrario

solamente se tenía en cuenta su coste de extracción: de esta forma el precio del bien se

identificaba plenamente con el coste que suponía tenerlo disponible en el momento para

cumplir una función determinada en la cadena de transformación industrial.

Así, esto ocurría por no asignar a los recursos un valor por sí mismos. Tampoco se

pudo valorar las deseconomías producidas por la actividad económica: contaminación,

residuos, etc.

Hasta mediados del XIX, y como consecuencia de la enorme expansión económica

que se dio en las naciones en vías de industrialización, no se empezó a oír voces que

advirtieran sobre los diferentes destrozos causados por el ser humano en el medio como

consecuencia de su actividad económica. No obstante, debemos de ser plenamente

conscientes de que la contaminación ha existido prácticamente desde siempre por ser un

1 Pearce, D. y Turner, R. K (1995).

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subproducto nocivo para el medio en uno u otro sentido generado por todo tipo de

actividad humana2.

Para finalizar este punto, y siguiendo a Pearce3, podemos apuntar una serie de

funciones valoradas positivamente en la sociedad en relación a los recursos naturales y

el medio ambiente:

- Forman parte de la función de producción de gran cantidad de bienes

económicos.

- Proporcionan bienes naturales (p.e. paisajes) relacionados con la función de

producción de utilidad para las economías domésticas, pues éstas los demandan.

- Actúan como receptor de residuos y desechos de todos tipos, que absorbe hasta

un cierto límite sin problemas.

- El medio ambiente constituye el soporte, el marco en el que se desarrolla la vida.

2. EL VALOR EN LA ECONOMÍA Y LA VALORACIÓN AMBIENTAL.

NOCIONES FUNDAMENTALES.

El pensamiento económico que reinaba en el siglo XVIII tenía como uno de sus

fundamentos la creencia en la inagotabilidad de los recursos naturales. Cuando esta idea

se puso en entredicho con estudios posteriores, se sufrió un gran cambio en lo que a las

nociones de producción y riqueza se refiere, llegando a medirse tradicionalmente esta

última exclusivamente en términos monetarios. La economía se preocuparía de forma

exclusiva de los recursos que pudieran ser objeto de apropiación, valoración e

intercambio por poseer, entre otras cualidades, unas muy destacadas que serían utilidad,

rareza y escasez.

El valor en la Economía Política: Breves apuntes.

Entre los conceptos fundamentales que presiden la consideración del valor en la

Economía Política destacan el valor de uso (característica de todo bien, sea o no

mercancía) y el valor de cambio (de una propiedad puesto de manifiesto con ocasión del

2 González de Molina (1993).

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intercambio). Causa y medida del valor son dos conceptos íntimamente relacionados,

porque lo que causa el valor de un bien es medida invariable del mismo a la vez.

Los fisiócratas consideraban que la fuente del valor se hallaba en la tierra (recursos

naturales), siendo la agricultura la única actividad generadora del mismo. Esto se podría

considerar como una contribución temprana a enfoques puramente ecologistas4.

Para Smith no había relación entre ambos tipos de valor, dado que bienes con

extremada utilidad (valor de uso) no tenían apenas valor de cambio, llegando a

determinar que era la cantidad de trabajo que un bien ponía en disposición de adquirir a

su propietario lo que generaba el valor añadido que lo convertía en objeto de

intercambio (que le prestaba su valor de cambio). En cuanto a la medición de su valor

por el trabajo aplicado a su consecución era por él considerada una posibilidad de

interés únicamente en sociedades precapitalistas.

Ricardo, con su valor absoluto y relativo (proporción según la cual un bien se

intercambia por otro) toma como unidad de medida del valor esa cantidad de trabajo

aplicada a su consecución.

Marx partirá de este punto, pero introducirá el concepto de mercancía como base en

lugar de los valores de uso y de cambio (pues la mercancía, producto intercambiado, es

la forma social concreta que adopta el producto del trabajo). Posee un valor de cambio

por tener un valor de uso también siendo su valor determinado por el tiempo de trabajo

socialmente necesario para su producción. El incremento del valor inicial del dinero

(equivalente general para el autor) puesto en circulación en el mercado capitalista viene

derivado de la plusvalía, generada por el trabajador y de la que se apropia el empresario.

Say considera el valor de un bien como consecuencia de la confluencia entre

demanda (determinada por la utilidad) y oferta (determinando su magnitud a través del

coste de producción).

Para Mill, el valor de un bien está representado por la cantidad de otro bien por el

que se puede cambiar, siendo su valor relativo coste subjetivo por provenir el beneficio

de la abstinencia del capitalista.

3 Pearce (1976), en Azqueta, D. y Ferreiro, A (1994). 4 Patterson (1998).

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La escuela neoclásica marginalista (Jevons, Menger y Walras) tiene en cuenta la

escasez de los productos y la necesidad de buscar la mejor manera de distribuirlos de

modo que satisficieran las necesidades (utilidad) de los consumidores óptimamente. Se

trata, por tanto de un valor-utilidad, condicionado por una esencial escasez que limita la

oferta y confiere en última instancia la utilidad (Jevons). El valor de uso (utilidad) deja

de ser una de las condiciones de existencia del valor para pasar a ser el determinante

específico del nivel del valor: la nueva corriente supone una reconciliación de las teorías

del valor derivadas del coste con las que provienen de la utilidad.

Para Walras, por su parte, las demandas se ejercitan con respecto a determinados

bienes de modo que se igualen para él las utilidades marginales ponderadas; entra en

juego la interdependencia de los factores y no hay una causa única del valor.

Pareto pone de manifiesto la dificultad de la medición de la utilidad e introduce el

concepto de función-índice de utilidad. Se aproximará al análisis de las preferencias del

consumidor como determinante del precio (y el valor por tanto) de un bien.

El valor en la economía ecológica5

Los economistas ecológicos como Costanza o Cleveland ven en la energía el factor

fundamental que dirige la producción y generación de valor en los sistemas de

economía ecológica.

Está demostrado que los índices de actividad económica están correlacionados con

el nivel de inputs energéticos empleados. El Principio de la Máxima Potencia tiene sus

implicaciones en el largo plazo y, de acuerdo con él, los sistemas que transforman la

energía (input de los procesos) a una tasa óptima de rendimiento tienen asegurada la

supervivencia.

En este sentido, Oum establece el concepto de emergy como medida del valor de un

bien expresado en términos de la energía requerida para producirlo.

Estudios más recientes en este campo han presentado la idea de las unidades

mezcladas. Los valores de los bienes quedarían determinados por los inputs y outputs

biofísicos generados en un sistema. Resolviendo un sistema de ecuaciones lineales con

variables que representan cada uno de los inputs y outputs energéticos de un sistema

5 Patterson (1998).

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determinado biofísico se pueden determinar los precios de los mismos mediante la

estimación de sus coeficientes (Hannon).

Otro concepto sería el valor de contribución (Norton) que intenta cuantificar las

contribuciones indirectas hechas por diferentes componentes del ecosistema al output

final (actividades económicas y humanas de interés).

El valor de los recursos naturales

Los recursos naturales, siguiendo a Azqueta y Ferreiro (1994), tienen valor en tanto

que:

- Contribuyen a la integridad, estabilidad y belleza de la comunidad biótica; el

medio natural y sus recursos poseen un valor en sí mismo, intrínseco e incluso

podríamos hablar de derechos morales y naturales.

- Desde una óptica antropocéntrica tienen valor en tanto en cuanto satisfagan

necesidades humanas y, por tanto la medida del mismo viene dada por su

relación con el ser humano.

En lo que a los economistas se refiere, nos interesa esta segunda perspectiva

matizada (Azqueta y Ferreiro hablan de ética antropocéntrica extendida) centrada en

aspectos instrumentales como el valor de uso, de opción y existencia la verdadera

importancia de estos elementos naturales.

El valor de uso constituye el derivado de la utilización de un bien, el valor de

opción es el que permite elegir entre el uso o no uso de un bien determinado en el futuro

y el valor de existencia6 generalmente supone ese valor intrínseco del que antes

hablábamos7.

Nosotros definiríamos la relación del hombre con el medio con un término que bien

podría ser el de utilitarismo comprometido: utilitarismo porque el hombre se comporta

como agente que satisface sus necesidades tomando los recursos que requiere de su

medio; así ha sido a lo largo de siglos, y a lo largo de los mismos ha intentado modelar

este medio para que esa satisfacción le produjera la máxima utilidad, sin atender a las

consecuencias de sus acciones muchas veces devastadoras. Pero las restricciones que la

limitación de los recursos impone hace que el hombre haya de comprometerse con la

6 Soler, M., coord. (1997).

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preservación del medio, para que se dé un mejor presente y el futuro esté asegurado

(compromiso intergeneracional). Así ese compromiso no se da más que por la

solidaridad del hombre con el hombre más que con el propio planeta. A nuestro juicio,

por tanto, esto supone un reforzamiento de la faceta utilitarista del ser humano más allá

del altruismo (en la línea con lo que el utilitarismo social formulado por Bentham y

Mill supone).

En las sociedades occidentales el hombre no se siente en sí parte del medio natural

(en el modo en el que lo hacían, por ejemplo, los nativos americanos), sino que

pretende satisfacer sus necesidades e incrementar sus niveles de bienestar sin dañar en

demasía el medio. Tal vez el verdadero compromiso pasaría por la desaceleración del

crecimiento, la revisión de las tecnologías contaminantes para su eliminación inmediata

o la renuncia a determinadas actividades lesivas para el medio; pero debido a intereses

poderosos, una falta de información8 en aspectos relativos a la problemática ambiental

de interés y a la impopularidad de medidas que tiendan a frenar el crecimiento

indiscriminado, la preocupación fundamental estriba en dañar el medio lo menos

posible. Así, el modo desinteresado y éticamente correcto para con el planeta sería

inviable dada la realidad en la que vivimos.

Las Externalidades

El concepto económico de deseconomía externa o externalidad negativa, se dice

que existen cuando la actividad de un agente económico afecta a la utilidad de un

segundo, sin existir entre ellos ningún tipo de contraprestación económica como vía de

compensación por el daño sufrido.

Por su parte, el concepto de economía externa o externalidad positiva no sería más

que la misma idea pero originando una mejora, en lo que a nuestro objeto de estudio se

refiere, ambiental.

7 Ver el interesante artículo de Attfield (1998). 8 Bermejo(1993) dice que los axiomas utilitaristas de la economía ortodoxa no serían de aplicación en este sentido ya que para la maximización de la utilidad se han de tener en cuenta todas las variables influyentes y la información acerca de las consecuencias reales de ciertos problemas ambientales no es visible para gran parte de la población. Pero, a nuestro juicio, el hecho es que el ciudadano sigue maximizando su utilidad independientemente de que las élites oculten información relevante; ese sería un problema político o sociológico más allá de la economía.

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La externalidad se podría llegar a interpretar como la distancia que existe entre el

coste social de la actividad de la empresa y su coste privado (el que realmente aparece

en las “cuentas” de la misma); respecto a lo primero encontraríamos, por ejemplo, los

costes ambientales originados por las actividades contaminantes de una organización

empresarial.

Se hace necesario un intento de “internalización” de ese conjunto de externalidades

originadas que haga plantearse a las empresas la necesaria modificación de sus cálculos

económicos y la introducción en estos de esos efectos externos originados por su

actividad productiva9.

Se podrían estudiar diversos medios para esa internalización, pero para ello habría

que identificar de una forma muy clara el emisor o causante específico de la

contaminación si es ésta la externalidad (negativa) producida, lo que no resulta casi

nunca fácil.

Aquí resultaría acertado hacer referencia a una situación concreta perteneciente a

nuestra realidad local. Si estuviera en nuestras manos el poder hacer internalizar cada

una de las externalidades originadas por las industrias que conforman el Polo Químico

de Huelva, podríamos imaginarnos fácilmente todo tipo de alegaciones que las mismas

harían a esta iniciativa: podrían apuntar, por ejemplo, que la ría onubense ha estado

desde siempre contaminada tal y como afirman distintos historiadores debido a la

actividades extractivas en la comarca minera creada en torno a Río Tinto (en el cobre y

su característico color parece ser que el mismo nombre del río Tinto tiene su origen).

Por tanto, la presencia de una concentración elevada de metales pesados en la ría no

sería responsabilidad directa de los actuales agentes contaminantes; esto sería verdad

aunque sólo en parte, ya que los tradicionales vertidos propios de las minas eran

ocasionados en el nacimiento del río, mientras que desde hace una veintena de años se

están detectando zonas contaminadas que encuentran su origen en la industria química

ubicada en la desembocadura. Así, estas empresas aprovecharían el negativo impacto

ambiental de determinadas actividades humanas para encubrir los, por otro lado, más

devastadores efectos de las propias.

Otro argumento que podrían esgrimir (y que de hecho utilizan) es que los residuos o

desechos que estas empresas eliminan en la ría no son tan contaminantes como la

9 Faucheux S., Noël J.F. (1992).

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opinión pública cree. Quizás tengan fundamentos para decir esto puesto que hay

elementos químicos que por separado podrían estar próximos a la inocuidad, pero a

quien hemos de hacer responsable del efecto global contaminante es a la sinergia que

manifiestan todos los componentes contaminadores en conjunto que eliminan cada una

de las empresas químicas situadas en la zona.

La tarea posterior sería cómo internalizar el coste ambiental originado por cada una

de las mismas por separado para poder establecer una justa corresponsabilidad.

Volviendo al estudio de los medios encontrados para llevar a cabo la internalización

de los externalidades originadas podemos estudiar en primer lugar la solución clásica

aportada por el inglés Pigou en 1920 quien defendía la necesidad de hacer pagar a los

agentes contaminadores la cantidad equivalente al coste de recuperación de la zona

dañada. Esto originaría en toda empresa mercantil que busca la maximización de su

beneficio el invertir en tecnología que haga posible la reducción de la contaminación;

esta idea fue la que originó el famoso principio europeo de “quien contamina paga”.

Economistas que parten desde posiciones ideológicas más liberales prefieren la

opción de intentar lograr acuerdos y acercamientos voluntarios entre los empresarios y

ciudadanos dañados, entre contaminadores y víctimas10 para lograr una indemnización

económica para estos últimos por los perjuicios creados por los primeros. Quién será el

que pague y el que recibe en cada uno de los casos dependerá de quién posea los

derechos de propiedad sobre los bienes ambientales dañados.

Otra forma de llevar a cabo esta internalización de los costes es mediante la creación

de mercados para el intercambio de los derechos de propiedad sobre los medios

naturales, idea llevada a la práctica con la creación de las denominadas Bolsas de

Intercambio de Derechos de Emisión (de sustancias contaminantes). Este concepto se

puede realizar en un marco eminentemente localista, pero se manifiesta prácticamente

inviable para dar solución a problemas del Medio Ambiente globales.

Podemos concluir con la evidencia de que la internalización de los recursos

naturales en el sistema productivo resulta complicada porque todas las actividades de

producción y consumo hacen referencia a bienes y servicios económicos, mientras que

10 Faucheux y Nöel (1992).

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la mayor parte del medio natural está conformada por bienes ambientales no

económicos11 en un sentido tradicional.

3. PRINCIPALES MÉTODOS DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

La toma de decisiones considerando aspectos ambientales es de gran complejidad

por acarrear cada una de ellas unas consecuencias diferentes. Cualquier proyecto de

desarrollo trae consigo unos beneficios para la zona junto con unos costes, entre los

cuales deberemos de incluir inevitablemente aquellos derivados de la preservación de

esa zona12.

Estos últimos muchas veces están en función de la subjetividad del individuo que lo

valora, punto en el que encontraremos una gran divergencia entre la postura de los

conservacionistas y los desarrollistas. El punto fundamental que diferencia la posición

de ambos se halla en la necesidad de valorar la explotación de una zona determinada

(valor que se define en términos económicos por la tasa de interés esperado) frente a la

postura de no-explotación, la cual sólo puede tenerse en consideración en lo referente a

explotaciones públicas y que supondrá una valoración integral, teniendo en cuenta sus

diferentes aspectos y facetas.

Una valoración adecuada del medio natural requerirá incorporar en ella el valor

económico total de los recursos, incluyendo tanto los valores directos como indirectos

de uso obtenidos por la utilización de los mismos en el momento presente, y los

posiblemente originados por su utilización futura; junto a ellos debe considerar el valor

aportado por su mera existencia.

Con la intención de clarificar este conjunto de ideas Munanshingue ha elaborado

un cuadro muy clarificador al respecto:

11 Ruesga, S.M. y Durán, G. (coord.), (1995)

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Antes de seguir avanzando debemos pararnos a explicar el importante concepto de

Valor Económico Total (VET) que aparece en el diagrama anterior.

Valor Económico Total

El VET trata de cifrar el beneficio o pérdida que conllevaría todo tipo de acción

sobre el Medio Natural para así tomar la decisión adecuada en caso de poder elegir. Este

valor representa la comparación y estudio de las divergencias existentes entre el

beneficio que supone el desarrollo de un proyecto y el coste que esta misma ocasionaría,

sin olvidar que a ese resultado se le debería restar aquellos otros costes que se

originarían si no se llevara a cabo la realización del mismo; esto último es denominado

beneficios de preservación (Bp).

12 Pearce y Turner (1995).

VALOR ECONÓMICO TOTAL

VALORES DE USO VALORES DE NO USO

Valores de uso directo

Valores de uso

indirecto

Valores de opción

Valores de

existencia

Otros valores

Valor derivado del conocimiento de la existencia

permanente.

Valores de uso directo e

indirecto en el futuro.

Beneficios funcionales

Productos que se pueden consumir directamente

Page 14: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

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Las reglas básicas ideadas por David W. Pearce y R. Kerry Turner13 para ayudar

a la toma de decisión relativa a si debemos realizar o no el proyecto pasa por las

siguientes reglas:

(i) seguir adelante con el proyecto si (Bd – Cd – Bp) > 0

(ii) no llevarlo a cabo si (Bd – Cd – Bp) < 0

Muchos son los autores que utilizan esta misma fórmula, con pequeñas diferencias,

teniendo en cuenta un factor de gran importancia: el tiempo. Si consideráramos tanto los

beneficios como los costes que una misma acción traería a lo largo de toda una serie de

años, para conocer su idoneidad en el momento presente, sólo tendríamos que actualizar

el resultado de cada uno de los periodos, obtenidos con la ecuación anterior, hasta hoy14.

Entre los diversos enfoques de medición del valor ambiental debemos de distinguir

de forma genérica entre las técnicas directas y las indirectas.

Las primeras tienen como intención la obtención inmediata del valor monetario de

la mejora, propuesta o bien ambiental de forma rápida, ya sea mediante el

posicionamiento del mismo en un mercado real o en uno ficticio, creado este último

para tratar de colocar a los ciudadanos en una situación lo más cercana a la realidad

posible, conociendo las decisiones que se tomarían en cada caso.

Para las valoraciones monetarias proporcionadas indirectamente debemos de

utilizar diferentes métodos y modelos de elección a fin de llegar a medir así las

preferencias reveladas para el bien ambiental. Debemos de clarificar en este momento

que estos métodos indirectos no revelan la disposición a pagar (cobrar) para que llegue a

darse en su ambiente la mejora (daño) en el entorno, sino que estos modelos de

valoración nos revelan su valor en términos monetarios según la relación “dosis-

respuesta”, a lo que sí podemos aplicar puntos de los enfoques de valoración directa.

Dentro de esta técnica diferenciamos como vías para la obtención de los datos

necesarios, por un lado aquella información derivada de los denominados mercados

implícitos (si usamos datos del mercado de otros bienes para determinar los valores

implícitos de los bienes ambientales que estudio) y por otro lado la del mercado

construido (si no fuera posible la utilización de los datos del mercado y se simulara el

comportamiento del mismo utilizando experimentos o encuestas).

13 Pearce y Turner (1995).

Page 15: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

15

Sobre la base de lo anteriormente expuesto, A. Myrick Freeman III15 señala por su

parte que nos es posible clasificar estos métodos de valoración en función de la

procedencia de los datos utilizados en el estudio, según estos sean obtenidos en

observaciones reales o en situaciones hipotéticamente planteadas a los individuos.

Resumiendo todo lo dicho sobre los métodos reproducimos el siguiente esquema

para una mejor comprensión de los conceptos mencionados:

Enfoque de mercado

Técnicas Directas Técnicas Indirectas

Clase de

comportamiento Mercados

convencionales

Mercado

Implícito

Mercado

construido

Base:

comportamiento real

observado

Precios en mercados

competitivos

- Coste viaje

- Método de precios

hedónicos

- Costes evitados

Base:

comportamiento

hipotético

Valoración

contingente

Valoración contingente

Fuente: Elaboración propia a partir de Mitchell y Carson 1989; Munashinghe, M. 1993

Entre los métodos de valoración más usuales y conocidos encontramos:

a) El método de los precios hedónicos

b) El método de valoración contingente

c) El método de coste viaje

d) El método de los costes evitados

14 Pearce y Warford (1993) 15 Armengol, D. y Butrón de Mújica (1992).

Page 16: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

16

De ellos podemos señalar los siguientes aspectos:

a) El método de los precios hedónicos:

Se trata de un caso en el que el bien ambiental constituye una característica del bien

privado.

La metodología de la función hedónica de precios se utiliza para obtener de una

forma implícita las valoraciones de las características diferenciables del bien ambiental

que estudiamos. Será importante incluir en el análisis todas las características que

influyen sobre la determinación de su valor ya que la falta de alguna nos daría unos

resultados sesgados.

El valor global de la mejora vendría representado por la suma de los excedentes -

ocasionados por la mejora ambiental- de cada uno de los consumidores.

b) Método de valoración contingente:

Este método usa un enfoque directo, ya que estudia lo que está dispuesto a dar cada

uno de los ciudadanos por la realización de una mejora ambiental o lo que se está

dispuesto a recibir para sentirse compensado por la ausencia de la realización de un

proyecto -si existiera un mercado para el bien estudiado- basándose para ello en una

serie de preguntas. Su objeto último será el obtener valoraciones cercanas que se

obtendrían en caso de existir un mercado real para el mismo.

Si el caso de estudio es el de una mejora ambiental, la última “puja” aceptada nos

informaría de la máxima disposición a pagar del encuestado (hasta cuánto está dispuesto

a pagar por una mejora); en caso contrario, con la última puja aceptada, tras reducirlas,

obtenemos la mínima disposición a ser compensado (mínimo a pagar para que se admita

la situación de empeoramiento relativo).

Este proceso de preguntar se puede realizar a través de una encuesta directa o

mediante técnicas experimentales en las que se elige entre situaciones diversas.

Entre los atractivos de este método destacamos que es aplicable para casi todas las

situaciones planteables por esta problemática.

La mejor forma de interpretar los resultados obtenidos con la aplicación del método

que estudiamos es indicando la respuesta dada por la valoración económica total

(comprendiendo valor de uso, de opción y de existencia).

Page 17: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

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A continuación estudiamos unos posibles sesgos que aparecen en la puesta en

práctica del método. El siguiente cuadro realizado por David Pearce (1995), muestra

una posible clasificación:

FUENTES DE SESGO DEL MVC DISEÑO ESTRATÉGICO ¿incentivo para el “polizón”?

a) sesgo del punto de partida (o instrumental)

b) sesgo del vehículo

c) sesgo de la información HIPÓTESIS ¿son las pujas en los mercados hipotéticos distintas de las

pujas en los mercados reales?

¿por qué deberían serlo? OPERACIONAL ¿cuán consistentes son los mercados hipotéticos con los

mercados en los que se realizan las elecciones reales?

En concreto, tenemos:

- Sesgo estratégico, aparece cuando los encuestados no revelan sus verdaderas

preferencias por desconocer la intencionalidad última del proyecto de encuestación. Si

piensan que la intención del mismo es hacerles pagar, estos encuestados intentarán

ocultar su verdadera disposición. Si por el contrario piensan que sus respuestas no

influirán a los precios que pagan, las respuestas dadas serán mayores. Este fenómeno es

lo que se conoce por efecto polizón.

• Otro sesgo de los que se produce es el del punto de partida o instrumental: la

influencia que puede tener en la respuesta del encuestado que el encuestador

le sugiera la primera puja. No está ratificada, en todo caso, la correlación

entre la primera puja y las pujas medias obtenidas en el proceso.

• El sesgo del vehículo surge de la elección del instrumento del hipotético

pago que se usaría. Lo ideal sería encontrar un vehículo que no tuviera

ninguna influencia sobre las pujas.

• Sesgo de la información, esta indica la influencia que puede tener sobre las

respuestas dadas por el encuestado la información suministrada por el

encuestador, como puede ser el punto de partida, u otros comentarios.

Page 18: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

18

- Sesgo de la hipótesis; la idea que orienta este método es la de conocer unas pujas

hipotéticas que se darían en los mercados reales si estos existieran. El hecho de que en

los mercados hipotéticos los encuestados no tengan que asumir sus equivocaciones,

hace que las divergencias entre ambos tipos de mercados sean significativas, aunque

esto debería de considerarse más un problema de falta de fiabilidad del método más que

un sesgo producido en él.

- Sesgo operacional, muestra el grado de aproximación de las condiciones operativas

del método a las de hecho del mercado.

c) El método del coste viaje:

Analiza las relaciones existentes entre el consumo de un bien público y la posición

que ocupa en el mercado un bien privado como es el viaje, determinando con ello el

precio implícito del primero. Cualquier “subida” o crecimiento de aquellas variables que

influyen en el área causaría el mismo efecto que una subida del precio de entrada de

existir.

Conocida toda esta información sólo tendríamos que terminar obteniendo la función

de demanda del área en cuestión, para una población definida previamente.

El proceso que seguiremos será: señalar el entorno de influencia del parque;

calcular el coste de transporte que supone llegar hasta él (originado por el

desplazamiento y por el tiempo invertido en el mismo); realización de una encuesta para

conocer determinada información de los visitantes como puede ser su lugar de

procedencia; realizar una regresión para conocer la propensión media de visitar el

parque estudiado; y por último, obtener la curva de demanda de servicios del parque

modificando los costes de viaje en la regresión anterior.

Problemas que debemos de resolver cuando trabajamos con el método coste de

viaje: la encuesta va dirigida a los visitantes del parque y a los que visitaban éste unido

a otros emplazamientos de la zona; trabaja únicamente con los visitantes reales de la

zona y no con los potenciales; no es capaz de diferenciar entre los que visitan el parque

un momento de los que en su visita pasan más de un día, al trabajar con el número de

visitas; hablamos de un método que revela el valor de uso del parque, pero que no

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19

recoge el valor de opción o de existencia que pueda poseer. Este método revela el valor

de la zona para sus usuarios directo, no recoge el valor de no-uso de las personas que

valoran de forma positiva la existencia del bien.

Para terminar de hablar de los problemas que aparecen al trabajar con este método,

decir que antes de iniciar el desarrollo del estudio de debe de precisar cómo se va a

valorar el tiempo, por ser este uno de los principales costes del mismo. El punto de

partida para la construcción del precio del tiempo es el coste de oportunidad, ya que el

tiempo invertido por la persona en el viaje podía haberse dedicado al trabajo o a

disfrutar del tiempo libre. Esta precisión es de gran relevancia por ocasionar una gran

divergencia entre los resultados.

d) El método de los costes evitados16:

Método que estudia y trabaja en la relación existente entre un bien privado con

precio en el mercado y la situación de la calidad de uno público. Relaciona los cambios

que se dan en la propiedad privada vía las variaciones sobre la calidad del público.

Conocida la función dosis-respuesta podría saber cómo afectaría cualquier medida

planteada para mejorar niveles de contaminación. El excedente del productor generado

en la propiedad por la mejora ambiental realizada indicaría la valoración económica del

beneficio generado por ella.

El nombre de este método viene de la posibilidad de utilizar este procedimiento,

brevemente comentado, en sentido inverso, identificando los beneficios que la

resolución de problemas ambientales proporcionaría por evitar costes.

Este método se podría utilizar para conocer el valor económico de un determinado

ecosistema, identificando éste y determinando posteriormente los costes a cubrir en caso

de no existir.

La metodología consiste en estimar la función de producción de la explotación en la

que influyen las variaciones de la calidad ambiental, para posteriormente intentar

maximizar sus beneficios y estimar las elasticidades de sus respuestas; el último paso

sería intentar monetizar el valor de los cambios en el bienestar producidos por cada

situación.

16 Azqueta, D. (1994)

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20

4. CONSIDERACIÓN ACERCA DE ALGUNAS POSIBLES VENTAJAS Y

LIMITACIONES DE LOS MÉTODOS

Al describir estas técnicas que hemos comentado en el epígrafe anterior, nos hemos

referido a algunos de sus puntos fuertes y débiles. Ahora nos detendremos en una serie

de consideraciones generales que le son comunes.

Una gran limitación o traba que nos encontramos en el estudio de la valoración

ambiental, es la gran diversidad y divergencia de términos que existen dentro de la

relativamente poca bibliografía que se encuentra sobre el tema.

El estudio de la valoración de los distintos recursos naturales es uno de los objetivos

de obtención del desarrollo sostenible. Las técnicas estudiadas carecen, por la naturaleza

de su propio objeto de estudio, de precisión: no son ni mucho menos exactas. Esto es

resultado además de la dificultad que tienen en encontrar información, unido a la

subjetividad que está íntimamente unida a este tipo de trabajo.

Hemos de tener en cuenta que, en ocasiones, los efectos sobre el medio tienen su

origen en causas diversas y que, por lo tanto, un solo método de valoración no podría

representar adecuadamente su realidad íntegra: no sería posible recoger toda la riqueza

que genera. Por tanto, se ha de buscar la posibilidad de hacer compatibles distintos

modelos para satisfacer la necesidad originaria de valoración lo más ajustada posible

(tal y como frecuentemente se hace). Se ha contrastado, por otro lado, que diversos

métodos aplicados a un mismo objeto provocan resultados diferentes; esto no debe ser

algo que haga perder su validez, pues parten de perspectivas diferentes y lo importante

es que entre experiencias dadas con un mismo método exista una sustancial identidad en

los resultados obtenidos, pues el método ha de presentar una coherencia interna.

En relación con esto, distintas variables pueden generar efectos perversos sobre el

medio que, en su conjunto, pueden suponer un mayor mal que si adicionásemos

simplemente sus efectos individuales: es el fenómeno de la sinergia que hemos de tomar

en consideración al evaluar determinados ámbitos del medio.

Por otro lado, adquiere una gran relevancia y existe una gran necesidad de una

auténtica concienciación ciudadana acerca de lo que la equidad intergeneracional

supone para la consecución de los objetivos perseguidos; esto no es más que una faceta

de las carencias en concienciación medioambiental que se da en la actualidad. Si no se

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21

presta la atención debida al medio desde todas las esferas de la sociedad y la política, el

sentido y desarrollo de estas técnicas será muy limitado. El avance de las ciencias o las

ramas de las ciencias se encuentra estrechamente vinculado a la aplicabilidad de sus

descubrimientos y a la aceptación general de su importancia. La valoración ambiental

no es una excepción a esta regla general.

Se precisa una mayor implicación de los poderes públicos (ante todo), las empresas

y la comunidad científica en lo que al fomento de la aplicación y desarrollo de técnicas

de valoración ambiental se refiere, haciendo que el medio se tome en consideración en

los cálculos económicos que persiguen la rentabilidad de las actividades industriales.

Este es uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad de la explotación de los

recursos naturales y ambientales.

De acuerdo con lo apuntado hasta ahora, vemos razones que revelan la importancia

del establecimiento de medidas monetarias a los beneficios y costes medioambientales:

es extremadamente útil (sobre todo en términos sociales) llegar a conocer el deseo de

por parte de los ciudadanos con la intención de contribuir a mejorar el medio. El

conocimiento de este sentir nos aseguraría un cierto nivel de calidad ambiental

aceptable y permitiría la comparación con cualquier otro beneficio o resultado derivado

de la inversión de los fondos limitados poseídos y respecto a los cuales hemos de tomar

decisiones.

5. CONCLUSIONES: POSIBILIDADES DE LA VALORACIÓN

Mucha es la polémica existente en torno al estudio de la valoración monetaria del

medio ambiente. Se dice que por mucho que la internalización sea intentada, el medio

ambiente no está en el mercado y no lo estará por lo que todo estudio sobre la

valoración ambiental como si el intercambio de sus componentes fuera posible está

destinado al fracaso.

Por otro lado, todo estudio de valoración está realizado de acuerdo con el

comportamiento de un mayor o menor grupo de personas, los cuales tienen unos

hábitos, cultura y nivel de renta determinados que a veces hacen que algunos métodos

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no puedan considerarse como una herramienta muy adecuada para intentar

aproximarnos al valor otorgado a lo mucha veces considerado incuantificable.

Consideramos que está justificado el posible rechazo por determinados sectores que

existe hacia el estudio de la valoración monetaria del medio ambiente como panacea

para el conocimiento de cuánto vale este medio ambiente. Sin embargo, hemos de

defender su utilidad, la necesidad de su conocimiento para llegar a una simple

aproximación de su valor para que se produzca una mayor estima de elementos no

considerados hasta ahora como integrantes de la riqueza. Como afirman en este sentido

Azqueta y Ferreiro (1994), valorar económicamente los recursos naturales significa

poder contar con un indicador de importancia en el bienestar de la sociedad que permita

compararlos con otras posibilidades alternativas. Para ellos un denominador común

necesario sería el dinero, mero elemento para la comparación. Valoración monetaria,

por tanto, no implicaría hablar de valoración de mercado.

Pensamos que en las decisiones tomadas a diario por muchos responsables políticos

sería muy conveniente que se considerara el gran valor medioambiental que depende

para su preservación tan sólo de una buena voluntad por parte de ellos que se traduzca

en un marco legal eminentemente conservacionista. La valoración, pues, se debería

considerar como una herramienta decisional en el nivel político, sin dejar por ello de

reconocer la importancia de la equidad intergeneracional (e internacional) a la que antes

aludíamos y que ha de darse en el seno de la tradicional sociedad civil.

Como cualquier otro estudio de tipo económico puede registrar multitud de puntos

negativos, pero al igual que aceptamos los resultados de las muestras estadísticas,

podríamos aceptar las conclusiones e ideas a las que llegamos con este tipo de trabajo

presidiendo siempre nuestro trabajo esa actitud de valernos de un medio para una mejor

comprensión del entorno más que de una herramienta que proporcione resultados

exactos para la toma de decisiones.

Page 23: UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VALORACIÓN AMBIENTAL

23

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