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  • Studia E. Cuadrado, AnMurcia, 16-17, 200 1-2002, pgs. 437-452

    UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA P ! EN LA ANTIGUA ROMA (1901-2001)

    Pilar Gonzlez-Conde Puente Departamento de Prehistoria, Arqueologa, Historia Antigua,

    Filologa Griega y Filologa Latina Universidad de Alicante *

    RESUMEN

    Este artculo presenta una revisin de los principales estudios publicados a lo largo de la ltima centuria en torno a la paz en la antigua Roma, de la evolucin del con- cepto, de la filosofa poltica, de los canales de difusin, y sobre todo, de la huella dejada por los autores latinos en la hitoriografa contempornea.

    Palabras clave: Roma, paz, antigedad, bibliografa.

    ABSTRACT

    This article make a review of the most interesting studies about the peace in the Ancient Rome published during the last century, about the development of the con- cept, the politic philosophy, the difussion system, and over all, the vestige leaved by latin writers in contemporary scholarship.

    Key words: Rome, peace, antiquity, bibliography.

    --

    * Facultad de Letras, carretera de San Vicente, s/n, 03071 Alicante; e-mail: [email protected]

  • 438 AnMurcia, 16-1 7, 200 1-2002 PILAR G O N ~ E Z - C O N D E PUENTE

    Hace ahora poco ms de un siglo vea la luz la obra de E. Ciccoti, La pace nel mondo anticol, y con ella se iniciaba una centuria prolfica en publicaciones sobre el tema. Algunos de los trabajos aparecidos quieren man- tener esa misma visin general del fenmeno de la paz en la antigedad, pero muchos otros se circunscriben a un perodo especialmente interesante para su estudio, como es la antigedad romana.

    Un acercamiento a la bibliografa sobre la paz en el mundo romano debe iniciarse hoy desde una perspecti- va amplia, la de los estudios sobre los distintos aspectos de la paz en Roma, evitando de entrada una limitacin conceptual que pueda hacer interpretar tal cuestin como el estudio de la ausencia de guerra, o de la polti- ca exterior romana, o por el contrario, de la estabilidad social. As mismo, conviene evitar la equiparacin del tema con el anlisis exclusivo de lo que denominamos "pax romana" o "pax augusta", que son trminos referi- dos, ahora y en la antigedad, a procesos complejos que trascienden el mero significado de la palabra "paz".

    As mismo, es evidente que las referencias a los estu- dios de la paz en Roma, tendran que incluir tambin aquellos trabajos referidos a la guerra, como binomio inseparable, as como los estudios acerca del imperialis- mo romano, que es, en ltima instancia, el responsable de las situaciones de paz y guerra que vivi el estado. Esto nos llevara a mencionar tambin las publicaciones sobre el limes, que tan profusamente han ido aparecien- do a lo largo de varias dcadas.

    Por esta razn, se ha preferido aqu acotar el tema, circunscribindolo a los estudios exclusivos de la paz en Roma. Algunas breves referencias a otras publicaciones no son sino excepciones a esta regla, debidas a la exis- tencia de algn apartado que lo justifique.

    Todava hemos delimitado un campo de estudio ms concreto, el perodo de la Roma pre-cristiana, dejando fuera el anlisis de la visin cristiana de la paz, con todo lo que conlleva de debate a favor o en contra del servicio en el ejrcito, as como de la adecuacin de los principios ticos cristianos a la realidad poltico- militar del Imperio. La amplia bibliografa especializa- da requerira un estudio aparte, y es por ello por lo que no pueden buscarse aqu reflexiones sobre trabajos fun-

    1 Ciccotti 1901.

    damentales para esta cuestin, como el ya clsico de Fuchs2.

    Quedan fuera tambin algunos artculos muy espe- cficos, que tratan un aspecto concreto de la paz, en ocasiones importante para el tratamiento ideolgico de la misma, pero que tambin necesitaran un estudio aparte. Es el caso de las publicaciones sobre el cierre o apertura de las puertas del templo de Jano, o de la pre- sencia de Pax en la iconografa y en las leyendas mone- tales, o de la existencia de un culto especfico, o de los tratados de paz ...j

    Estas pginas pretenden ser slo una breve reflexin acerca de las principales publicaciones que han visto la luz a lo largo de una centuria a propsito del concepto de paz en la Roma precristiana, de la existencia o no de una filosofa de la paz, de la proyeccin pblica sobre el tema, de los canales de difusin utilizados, de la ade- cuacin a las diferentes coyunturas polticas, de la visin aportada por algunos autores latinos; finalmente, y por encima de todo, tambin se quiere hacer una reflexin sobre la huella dejada en la historiografa con- tempornea, que, incluso realizando un esfuerzo de cr- tica rigurosa, no puede sustraerse totalmente a la atrac- cin de las fuentes literarias y a la visin que stas pro- porcionan.

    El siglo XX se inaugur con la publicacin del men- cionado libro de Ciccoti4, en el que el autor afrontaba el binomio guerralpaz para diferentes perodos de la antigedad, desde oriente, pasando por la Grecia homrica y clsica, hasta llegar a Roma. Aborda despus las causas y consecuencias de la guerra, dejando dos captulos finales para dos aspectos concretos: la guerra civil y la pax romana.

    Ciccoti dedic el captulo sobre Roma fundamen- talmente a la poltica exterior, y a las dificultades de for- macin de un estado territorial basado en la conquista, con algunos intervalos entre conflictos. Este estado, en opinin del autor, haba sido pensado desde su origen en funcin de la guerra (la terminologa, las estructuras

    2 Fuchs, 1926, aunque no hay que olvidar sus comentarios sobre lapax romana en p. 182-205, como exaltacin del destino de Roma en el mundo.

    3 Sirvan como ejemplo: Brown, 1971, p. 1-24; Green, 2000; Baldus 2002. As mismo, quedan fuera trabajos especficos de tr- minos relativos a la paz (concordia, quies, otium ...), as como los de aspectos religiosos de la paz.

    4 fide n. 1, y especialmente las p. 1 10-144.

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia. 16- 17. 2001-2002 439

    administrativas...). Frente a ello, la paz romana se abor- da en un captulo especfico, en donde se define sta como un sistema de equilibrio poltico-militar, forma- do con una diversidad de pueblos que lo componen, cuyo origen estaba en las guerras de conquista, pero que ocasionalmente disfruta de perodos de paz.

    Sin duda, el autor tena en mente entonces el resul- tado de la poltica exterior romana a travs del tiempo, que hace en ocasiones imaginar la existencia de un pro- yecto previo de conquista y formacin de un estado territorial, que hoy ya no podemos aceptar. La orienta- cin defensiva de las sociedades antiguas, visible en su estructura social y en su accin poltica, no es evidente- mente un fenmeno exclusivo de Roma, ni indica una direccin inicial hacia un estado en expansin.

    Durante la primera mitad de la centuria son muy escasos los trabajos especficos de la paz. Destaca el siempre citado artculo de Nestle5, que es un referente en todas las bibliografas sobre el tema, pero que no profundiza en el perodo que nos ocupa por ser una obra de carcter general sobre la paz en la antigedad. A cambio, trata un tema que no tena todava tradicin historiogrfica, y que sigui as durante bastantes aos.

    En 1950 vea la luz el libro de L. Waddy que, bajo el ttulo de "Pax Romana and the World Peace", encerra- ba un estudio de la Roma imperial, desde su formacin como estado bajo un nuevo rgimen poltico y a travs de las grandes etapas en su evolucin. El prlogo del libro es una declaracin de principios, en donde el autor reivindica el carcter moralizador de su obra, con un mensaje profundamente conservador, que hoy en da sigue teniendo gancho, como es la supuesta necesi- dad de poder y patriotismo del hombre en su bsqueda de un mundo en paz.6

    El ndice del libro est estructurado en funcin de esa visin sobre la paz. Es decir, al captulo de Augusto como artfice personal de la misma, siguen otros que definen las grandes etapas de desarrollo o desestabiliza- cin del sistema de bax romana, aunque ahora vista

    En 1949, Franz Beckmann7 haba ledo un discurso en la Universidad de Mnster, editado dos anos des- pus, y para el cual eligi el tema de la paz de Augusto. En l, buscaba el verdadero sentido del trmino, a tra- vs del anlisis de las obras de Horacio y Virgilio. Augusto sera as el artfice de una nueva situacin que no consiste exactamente en la consecucin de la paz, sino en una forma de relaciones exteriores en las que Roma detenta el dominio del mundo. Las palabras de Horacio acerca del control sobre los Partos, o las de Virgilio sobre el papel de Roma en el orden mundials, no hicieron perder al autor la perspectiva sobre la ver- dadera esencia del imperialismo romano, cuya accin poltica para ese momento se basaba en una sucesin de anexiones caracterizadas por la improvisacin ante las diferentes coyunturas internacionales.'

    En los aos siguientes aparecieron otros estudios sobre el tema, cuya presencia en la bibliografa interna- cional ha sufrido una progresiva multiplicacin. As ocurre con el artculo de Adrianilo sobre lapax romana, o de Richard" a propsito de la relacin entre el bino- mio guerralpaz y el culto a Jano. Por lo que se refiere a S. Weinstock, aprovech su artculo sobre el verdadero sentido del Ara Pacis" para hacer una larga reflexin acerca de la teora de la paz en las fuentes literarias y numismticas desde Augusto a Vespasiano, con el obje- tivo de demostrar que no se trataba en realidad de un monumento a la paz.

    En 1967, P. Petit publicaba su estudio sobre el Imperio RomanoI3, que arrancaba de la batalla de Actium, y en el que analiz los componentes socio-eco- nmicos, administrativos y religiosos de la etapa. No es casual que el autor eligiera como ttulo del volumen "La paix romaine", justificandolo con un primer captulo (de igual nombre) acerca de la situacin en las diferen- tes fronteras del estado.

    sobre todo como paz civil. Merece la pena mencionar la 7 Beckmannp l95l. 8 Respectivamente: Horacio, Carm. 3 5 2-12, y Virgilio, Aen. 6,

    de mapas hecha autor' que 851-853: Tu regere Imperio populos, i?omanae memento, haec tibi mente la grfica territorio emnt a , pacique imponere morem, parrere subiecti~ et debellare imperial en poca de Adriano, como si aceptara que el superbos. Sobre esas palabras de Virgilio: Eggerding, 1952; Klinger, limes haba quedado entonces definitivamente fiiado, 1961.

    I

    tras las veleidades expansionistas de Trajano. 9 Beckmann, 195 1, p. 6-7. 10 Adriani, 1957.

    5 Nestle, 1938. 6 Waddy, 1950, p. 7.

    1 1 Richard, 1963. 12 Weinstock, 1960, p. 44-52. 13 Petit, 1967.

  • 440 AnMurcia, 16-17, 2001-2002 PILAR GoNZLEZ-CONDE PUENTE

    Dicha eleccin responda a una concepcin de la paz romana entendida como ausencia de conflicto exte- rior, que eluda cualquier consideracin en trminos de paz civil y estabilidad social, y que ha sido superada a lo largo de las siguientes dcadas. Lo extrafio no es que l? Petit se expresara en esos trminos, sino que su libro, an hoy en da, siga apareciendo en algunas relaciones bibliogrficas referidas a la paz romana, cuando no es ste el lugar que debe ocupar, sino ms bien el de una obra imprescindible para el estudio de la Roma impe- rialI4.

    El mismo afio se public la obra de Zampaglione15, referida tambin al estudio de la paz en la antigedad, en el que dedica un pequefio apartado a la paz romana y a la paz cristiana. El autor recordaba (aunque de una manera breve, dado el propio carcter de la obra) las diferentes aportaciones de escritores y escuelas filosfi- cas a la cuestin de la paz en Roma, entendida no slo como paz fronteriza, sino tambin en su vertiente social. Sin embargo, se trata de una visin que contem- pla la paz interna exclusivamente como la ausencia de operaciones militares, en referencia a los perodos entre guerras civiles que asolan al estado romano, olvidando toda referencia a la ausencia de conflicto social (concor- dia ord in~m) '~ .

    Concebido el libro con un horizonte ms amplio, nos interesan aqu exclusivamente los lmites acotados al comienzo de estas pginas. En este sentido, la idea principal del autor es la identificacin personal del prncipe como artfice de la paz, conseguida a travs del programa poltico augusteo y perpetuada con sus suce- sores.

    En realidad, esta identificacin no es exclusiva de este contexto, sino que responde a una forma de accin poltica encaminada a convertir al prncipe en el nico referente de autoridad en el estado romano, como mtodo de legitimacin de un nuevo rgimen y para ahuyentar las tentaciones de la vieja oposicin republi- cana. Esta transicin poltica, que Zampaglione no considera cerrada hasta un momento posterior a los

    14 Lo mismo ocurre con: Brock, 199 1, presente en muchas rela- ciones bibliogrficas para la guerra y la paz, aunque su nica apor- tacin al mundo antiguo es la bibliografa final sobre la guerra en el cristianismo primitivo.

    15 Zampaglione, 1967. 16 Vide la respuesta de Celato a la obra de Zampaglione: Celato,

    1970.

    escritos de Plinio el Joven y Din de Prusa, debi pro- bablemente terminar antes. Es difcil aceptar que, a par- tir de la dinasta flavia, existieran convencidos republi- canos que quisieran restaurar el antiguo rgimen. En primer lugar, por un sencillo argumento de aceptacin de una realidad poltica fuertemente implantada. Pero tambin porque algunas acciones u opiniones, indivi- duales o colectivas, que parecen atacar al principado desde los crculos senatoriales, debieron ser en realidad oposiciones personales a un prncipe que no favorece las ambiciones de determinadas familias.

    En la misma lnea, con referencias a la paz interna y externa, hay que recordar el trabajo de l? Jal sobre los conflictos civilesI7, en el que dedic un breve apartado a la difusin pblica de la paz. Jal determin que, en los enfrentamientos exteriores, no haba diferencia real entre los perodos de paz y de guerra en lo que a inten- sidad de la propaganda se refiere; en cambio, en las vie- jas contiendas civiles republicanas, la cuestin se radi- calizaba, y el efecto propagandstico era mayor. Es evi- dente que el modelo aplicado era el contexto histrico de la Roma republicana, y que las conclusiones no sir- ven para las victorias exteriores altoimperiales, algunas de las cuales generaron unas campaas propagandsticas con~iderables'~.

    En la siguiente dcada hay que mencionar el traba- jo de Lehmann1\obre el orden mundial establecido por diferentes estados antiguos. Tras un breve repaso a los grandes imperios orientales, entra en el mundo greco-latino, dedicando un captulo al imperio de Alejandro y a la Roma republicana, deliberadamente juntos, y otro a la Roma imperial; es el mundo en cons- truccin frente a un dominio ya consolidado. Tal y como distingue el autor, el estado romano ya inclua desde Pydna un territorio comparable al de los grandes imperios de la antigedad, pero es en los conflictos exteriores de los arios del cambio de Era cuando se forja la ideologa romana de un nuevo orden mundial.

    17 Jal, 1963, especialmente p. 146- 148 para la propaganda sobre la paz y en tiempos de paz. Ms especfico, Jal, 1961.

    18 Ibidem, captulo 11, p. 82 s., con un estudio de la propagan- da de guerra en la tarda Repblica y en poca imperial. Tambin Gonzlez-Conde, 199 1, sobre la propaganda de guerra y sobre la preparacin de la opinin pblica para una guerra a comienzos del siglo 11 d.C.; id., 2000-0 1.

    19 Lehmann, 1973, p. 42-5 1.

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia, 16- 17, 200 1-2002 44 1

    Un rpido vistazo a las publicaciones de esos aos sobre la paz romana, y en general sobre la paz en el mundo antiguo, demuestran que no ha sido una dca- da muy prolfica. Sin embargo, hay que tener en cuen- ta que los aos 60170 han visto salir a la luz algunos de los ms importantes trabajos acerca de cuestiones como el imperialismo romano, las fronteras del estado y sobre todo, la guerra. ste es el caso del libro colectivo coor- dinado por J. Brissonzo, del Coloquio de DijonL', de los congresos internacionales sobre las fronteras romanas editados desde el ao 1956, o del imprescindible anli- sis sobre el fenmeno de la guerra civil hecho por I? JalZ2. Tambin del libro de E. N. Luttwak13 sobre la evo- lucin de la poltica exterior romana, que ha constitui- do un referente para posteriores estudios, desde postu- ras semejantes o enfrentadas a l, pero que no puede dejar de citarse en los debates internacionales sobre la existencia o no de un plan general de poltica exterior en el seno del Imperio.

    En definitiva, y como es obvio, los resultados de estas obras no pueden desvincularse de los avances sobre la investigacin de la paz romana, independiente- mente de los lmites con que hayamos elegido acotar aqu el tema de la paz.

    As mismo hay que mencionar en este perodo la entrada de "pax" escrita por C. Koch para la W4, que concentra todas las formas de referencia a la pax (pax augusta y pax Augusti, pax romana.. .), as como las ale- goras que acompaan o sustituyen en ocasiones al tr- mino (Nemesis, Concordia, Ceres, Securitas.. .), los cana- les de proyeccin del concepto (la numismtica, la epi- grafa, la iconografa ...) y una enumeracin e interpre- tacin de sus diferentes atributos.

    Tambin en el marco de una gran obra de referen- cia, hay que mencionar el trabajo de Stierz5 dedicado a la paz de Augusto, que supone una enorme contribu- cin al establecimiento de la terminologa precisa para la definicin de la pax romana y de sus diferentes ver- siones. Siguiendo la bibliografa al uso, el autor dife-

    20 Brisson, 1969. 2 1 L' Idologie de 1 lmperialisme romain. Colloque de Dijon (1 8-

    19 oct. 1772) Pars, 1974. 22 Ja1, 1963. 23 Luttwak, 1979. 24 Reakncyclopadit dpf cLrcs~cben ~ m n u i r r m c h a j (Pady- Wmuwa)

    Mnchen 1949 (1974), 18.4, cd. 2430-36 (C. Koch). 25 Stier, 1975.

    rencia una paz republicana, que define con el principio romano de considerar al mundo "como botn de gue- rra''; frente a sta, la paz posterior a Actium es la pax romana, que aqu se identifica plenamente con pax augusta, y que sirve para adjudicar al primero de los prncipes la imagen de garante de la paz, incluyendo en ella aspectos internos y externos del Principado.

    La pax romana es, en palabras de Stier, una paz armada (der bewafiete Weltfede)26, tal y como se apre- cia en la tan aludida cita virgiliana sobre la forma de actuar con los que no aceptan las condiciones romanas (debehre superbos). La expresin "paz armada" es espe- cialmente clarificadora de los trminos en que se han venido planteando las relaciones internacionales en determinados momentos de la historia. Pero adems, es un recurso cercano, en cuanto que hay una reutilizacin de estas palabras para entender nuestro actual panora- ma internacional; a saber, la "paz armada" como expre- sin de un modelo de orden mundial impuesto desde un estado.

    La conclusin del trabajo es que el reinado de Augusto se define como un "Friedensreicb", en el que se distinguen dos momentos, mejor definidos con las pro- pias palabras expresadas por el autor: " Welt als Beute" y " Welt als Staat".

    La dcada de los aos 80 ha sido la ms prolfica en el nmero de publicaciones en torno a la paz y el mundo antiguo, y ms concretamente para el perodo que nos ocupa. En 1981 apareci el volumen de M. Melko y R. D. Weigel, Peace in the roman world2' en donde los autores definieron 10 "perodos de paz" en el mundo antiguo, con un criterio de larga duracin, ausente de conflicto o afectado por conflictos breves y puntuales; los mapas que ilustran estas etapas tienen unos pies de figura altamente significativos, que tratan de definir una "geografa de la paz", o ms bien "las geografas de la paz".

    Los autores quieren establecer los criterios que defi- nen las situaciones de guerra y paz, aplicndolos a momentos de la historia pasada y reciente, lo que les lleva a reflexionar sobre su propia historia (jestaba EEUU en paz durante la guerra de Vietnam?). Estos mismos criterios les hacen preguntarse sobre el carcter defensivo u ofensivo de algunas acciones militares (por

    26 Ibidem, p. 21 -25. 27 Melko, M. y Weigel, 1981.

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    ejemplo, las de Escipin el Africano). La reflexin ya es, en s misma, una toma de postura sobre la convenien- cia de determinadas acciones en la poltica exterior de los estados a lo largo de su historia.

    Entre los 10 perodos de paz analizados, se establece una "paz republicana" (203-90 a.c.), que comprende desde casi el final de la Segunda Guerra Pnica hasta el comienzo de los enfrentamientos civiles de la ltima cen- turia republicana. As pues, se trata de la posicin de Roma en el mundo a lo largo de todo el siglo 11 a.c . La posibilidad de entender este perodo como una etapa de paz viene dada por la propia concepcin de la misma que se mantiene a lo largo del libro, y que, en una versin resumida, podemos definir as: la paz de Roma en este perodo admite la expansin y conquista, siempre que discurra paralela a la extensin de la romanidad en el sen- tido ms amplio, y con ella, de los beneficios de la perte- nencia al estado romano; la estabilidad poltica, la unidad de Italia y las posibilidades defensivas, hacen de Roma un estado justo y benefactor, que proporciona seguridad y bienestar a sus aliados. En otras palabras, un estado con- quistador slo ejerce la defensa cuando intenta mantener y explotar lo conquistado, y esta situacin puede ser defi- nida como de "paz", siempre y cuando su actuacin hacia los sometidos sea "equilibrada".

    Cabe preguntarse si los autores estn defendiendo una postura que ya encontrbamos en poca imperial en los escritores latinos cercanos al poder cuando evo- caban las antiguas guerras republicanas. Su argumenta- cin est, por ejemplo, en la lnea de Virgilio como referente de la pax augusta: "tu regere imperio populos.. . " Pero tambin puede identificarse perfectamente con la visin tacitea de paz, quien, fiel a la tradicin romana, no ataca la expansin republicana (vid. infia).

    Ahora bien, estas preguntas pierden su sentido al leer el anlisis que los autores hacen de otro de sus perodos de paz: "la pax romana", delimitada entre la batalla de Actium (31 a.c.) y el comienzo del reinado de Marco Aurelio (1 6 1 d.C.). En l se define la poltica exterior romana como el conjunto de actuaciones enca- minadas a la defensa de un mundo conformado bajo la llama de la romanidad, con una idea del estado como viga y garante de las poblaciones comprendidas dentro del limes, a las que proporciona seguridad y prosperi- dad. El mapa que define esta situacin se delimita con

    estable y permanente desde el comienzo; Mesopotamia, por su breve y tarda pertenencia al Imperio; y Dacia, difcilmente explicado bajo el argumento de que Adriano la abandon en seguida para volver a las fron- teras de Augusto, lo cual supone obviar el complejo proceso de divisin territorial con el que el Prncipe intent instaurar la normalidad provincial.

    La "pax romana" se define aqu como un perodo de dos siglos de tranquilidad militar en las fronteras, roto brevemente durante las campafias que, con un criterio "exclusivamente defensivo", intentan mante- ner el orden romano tal y como se ha conseguido des- pus de la feroz expansin republicana, y roto tambin durante el corto tiempo de la inestabilidad poltica desencadenada en 68-69 d.C. Esto proporcion a Roma, en opinin de los autores, algo ms de una centuria de prosperidad, interrumpida a comienzos del siglo 11 d.C. a consecuencia de las guerras de Trajano, primer episodio de ofensiva militar imperial, y de la consiguiente inestabilidad econmica y social que trajeron consigo.

    La conclusin de esta exposicin de M. Melko y R. D. Weigel es una reconstruccin del imperialismo romano a partir de un modelo perpetuado en las fuen- tes literarias cercanas al poder poltico de su poca. No se limita a la aceptacin de la expansin republicana, presente en la literatura de poca imperial. Es tambin un modelo que se reconoce en las siempre evocadas palabras de Virgilio, as como en la historiografa pos- terior. Esto ocurre con Tcito, responsable en buena medida de la visin de prosperidad y renovacin atri- buda a la etapa flavia y antonina (y nunca a los Julio- Claudios), que Melko y Weigel hacen suya. As se apre- cia tambin en fuentes posteriores al perodo TrajanoIAdriano, parcialmente responsables de la ima- gen que estos dos reinados han dejado para la posteri- dad, y que aflora por ejemplo en la Vita Hadriani, o en el estereotipo de Trajano en los autores del siglo IV d.C. Pero ms precisamente, esta concepcin de la paz roma- na parece derivar de la propia realidad vivida por los autores, que no supieron sustraerse a un modelo de "paz = seguridad y ~ ros~e r idad bajo vigilancia" que an hoy est presente en las relaciones internacionales2'.

    las fronteras augusteas, establecidas en los tres ros (Rin, 28 La obra de M. Melko y R. D. Weigel (1981) se enmarca en Danubio y Efrates) Deliberadamente se excluyen un contexto de investigadores estadounidenses que han contribuido algunos territorios: Britania, porque no es un territorio a las publicaciones sobre la paz, no exclusivamente en el mundo

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia, 16-17, 2001-2002 443

    Un ao despus, E. S. GruenZ9 public un intere- sante y lcido artculo sobre la paz augustea, que en los 20 afios posteriores habr podido ser ampliado y mati- zado, pero no superado. El autor se plantea una serie de cuestiones que dan en el centro del asunto. Pax es una vieja consigna republicana para los perodos entre gue- rras, que ahora se reutiliza, convirtiendola en "pax augusta". Por tanto, no es la consigna del rgimen, por- que no tiene el sentido que se le dar despus y las alu- siones a ella son secundarias. En la epigrafa, en las acu- aciones augusteas, en las "Res Gestae", "pax" no es leyenda ni motivo principal. La proyeccin pblica de Augusto es ms bien la del artfice personal del domi- nio del mundo, tal y como recuerda la iconografa del Augusto de Prima Porta para la victoria sobre los Partos. La conclusin a la que llega el autor es que Augusto se presenta como garante, no de la paz, sino de un orden mundial adquirido por la fuerza de las armas y retenido por su autoridad.

    La misma dcada ha proporcionado algunas publi- caciones que, con el ttulo genrico de "la paz en el mundo antiguo", contribuyen de manera importante a las reflexiones sobre esta cuestin. Tal es el caso del art- culo de L. Prestipino30, necesariamente breve para un tema genrico, pero que debe ser citado en una biblio- grafa sobre la paz. Tambin destaca en este sentido uno de los trabajos colectivos ms citado en la historiografa especializada como es el volumen coordinado por M. Sordi bajo el ttulo La pace nel mondo antico y editado en Miln en 1985. Bajo este ttulo se recogen artculos especficos de la paz romana, como el de Milani sobre la etimologa y evolucin del trmino, el de Polverini, o

    antiguo, y la mayora de los cuales han orientado su trabajo hacia los aspectos morales de la misma, participando de una particular visin de las relaciones internacionales en la que el orden mundial establecido por el estado romano hace dos mil aos no desentona. Los mismos M. Melko y R. D. Weigel han publicado por separado algunos trabajos sobre la guerra del Golfo y el sentido de la guerra justa, bajo esa perspectiva de la paz cristiana y la seguridad america- na. vide por ejemplo: Melko, 1990; Weigel, 1992. En la misma lnea, vide Johnson, 198 1, cuya visin sobre la guerra justa se ins- cribe en esta tendencia filocristiana y justificadora del destino pre- ponderante de determinados estados en el panorama internacional a lo largo de la historia.

    29 Gruen, 1985, p. 5 1-72. Entre la bibliografa anterior sobre la paz de Augusto cabe destacar: Beckmann, 1951; Laage, 1956; Holtermann, 1963.

    30 Prestipino, 1983; y ms especfico del mundo greco-latino: Scrocco, 1986.

    el de la propia M. Sordi sobre la "pax deor~m"~' , por citar algunos; pero tambin otros que no se orientan hacia aspectos ideolgicos, sino ms bien de poltica exterior romana y de relacin con los pueblos de ms all del limes.32 G.G. Bel10ni~~ hace un recorrido por el tratamiento que la pax ha tenido en la numismtica, y la evolucin desde eirene a pax, siendo su contribucin principal la definicin de los diferentes matices del motivo iconogrfico: Galba y la paz activa que lucha contra la guerra; Vespasiano y la paz asociada a la vic- toria judaica; Trajano y la paz imperialista, Cmmodo y la pax aeterna ... Una vez ms, el autor demuestra el alto valor propagandstico de los mensajes numismti- cos en la Roma imperial.

    M.a L. Paladini se ocupa de los Flavios, bajo el doble aspecto de la paz civil, que acompaa a un proceso de embellecimiento de Roma; y externa, con una imagen de prudencia en la poltica exterior de la dinasta34.

    La introduccin al volumen sirve a M. Sordi para hacer un breve recorrido por el sentido de la paz en las fuentes literarias que ms se citan al respecto (Virgilio, Sneca, Tcito...), recordando adems que la base de la pax romana es la unin de los trminos pax e imperium. Este principio est presente en el propio ttulo que la autora ha escogido para su trabajo: Della "koin eirene" alla 'pax romana", poniendo as de manifiesto que el objetivo del volumen es abordar el tema de la paz en clave de filosofa y estructura poltica, y no de la ausen- cia de conflictos en el mundo greco-latino.

    En 1987 se publicaron las actas del V Convegno tra studiosi di Filosofra Morale, coordinado por F. Baroncelli y M. Pasini. Entre los artculos incluidos en el volumen cabe referirse aqu, por diferentes razones, a los de C.A. Viano y E. C ~ r s i n i ~ ~ . El primero de ellos destaca el

    31 Milani, 1985; Sordi, 1985. Sobre este tema, vide tambin un trabajo muy anterior: Viano, 1953-54.

    32 Barzano, 1985, p. 21 1-222. 33 Belloni, 1985. En este mismo sentido de motivo monetal ha

    sido tratado en la entrada correspondiente en: "Pax", en Enciclopedia dell'arte antica, vol V, p. 999-1000; "Pax", en Dictionaire des antiquites grecques et romaines. Darernberg-Saglio, vol. IV. 1, p. 362-363; en ambos casos de una forma muy breve y limi- tada a la iconografa, especialmente monetal. Para un estudio ms reciente de Pax en las monedas, Muoz y Dez, 1999, con el estu- dio y la relacin de las diferentes emisiones.

    34 Aunque diferencia para Domiciano entre conflicto ponte y necessario. Paladini, 1985, p. 223-229.

    35 Viano, 1987; Corsini, 1987.

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    desinters que el estudio sobre la paz ha tenido en el campo de la filosofa, por contraposicin al anlisis de una cuestin tan espectacular como la guerra. Su estu- dio no se circunscribe a la antigedad, sino que realiza un breve recorrido por el tratamiento filosfico de la paz hasta el siglo XX. Para Roma, reconoce que la prc- tica poltica aun guerra con justicia, y que las guerras romanas se hicieron bajo ese prisma. La realidad es que esta visin no era una innovacin romana, sino que para ese momento hay una mayor informacin escrita, pero adems cabe preguntarse si es vlida esta reflexin sobre la paz romana, cuando sabemos que no es un principio general mantenido por algn sector social, sino que es un binomio (pazljusticia) modificable segn la ocasin.

    Por su parte, el artculo de E. Corsini en el mismo volumen toma como base el ya clsico libro de Fuchs (vid. supra), ocupandose adems de los precedentes precristianos. Si bien dedica la mayor parte del artculo a "eivene", la paz romana se trata de manera breve pero acertada. Toma como referen- cia las reflexiones de Viano en este mismo volumen, as como en anteriores trabajos de Klinger y Wlfingj6, lo cual significa un acercamiento a posi- ciones escpticas con la justificacin del imperialis- mo romano, y crticas con otras formas de imperia- lismo ms actuales. El autor expresa un concepto de paz romana como controladora de otros pueblos, identificandola por tanto con el Imperium Roma- num. Esta ideologa, dominante desde Actium e impulsada a travs de la historiografa romana, acer- ca los terminos de securitas, tranquillitas, otium, quies ... al ms especfico de pax.

    Hoy en da, cuando se aborda cualquier estudio sobre la paz en la antigua Roma, y en general para el mundo antiguo, es indispensable referirse a los trabajos que Italo Lana ha venido desarrollando a lo largo de varias dcadas en este sentido. Aunque haba iniciado sus estudios de la paz en el mundo antiguo en 196737, en realidad sus trabajos en este mbito empiezan a pro- liferar desde fines de la dcada de los 80 y en los anos 90. En Studi sulla idea della pace nel mondo antico, edi-

    tado en Turn en 198938, e1 autor haca al principio un balance sobre el estado de la cuestin, alegando que la guerra ha sido siempre objeto de investigacin, mien- tras que la paz ha sufrido un cierto abandono en la bibliografa; sus trabajos posteriores han venido a paliar considerablemente esta situacin, hasta el punto de que hoy no se entendera la edicin de un volumen colecti- vo sin su presencia.

    Lana manifestaba ya all la necesidad de reorientar los estudios sobre la paz, haciendo un esfuerzo por defi- nir su verdadero papel en el mundo antiguo. Su traba- jo marca, por lo tanto, un punto de inflexin en la his- toriografla, aunque algunos autores ya haban empeza- do a manejar el trmino en su sentido ms complejo y no slo como ausencia de quies.

    Su principal contribucin consiste en el estudio en profundidad (no slo en sta, sino en posteriores publi- caciones) de la evolucin del concepto, un tema que ya se haba tratado, pero que ahora se sistematiza. Bsicamente el estudio contempla la filosofa republica- na de la paz, separndola de la poca imperial, que cul- minara con el anlisis del tema en la filosofa poltica ciceroniana. Para poca imperial, hace primero las obli- gadas referencias a Virgilio y a otras fuentes de comien- zos del Principado, con la conclusin, compartida por otros investigadores, sobre todo por los estudiosos de Tcito, de que el cambio de rgimen haba supuesto la consecucin d e p m y securitas a cambio de la prdida de libertas, un fenmeno que 1. Lana ubica cronolgica- mente a partir de Cicernj9.

    En las obras de Sneca, el autor diferencia tres nive- les de estudio: paz privada, paz con otros estados y la paz de su tiempo (como un punto dentro de la evolu- cin). En definitiva, es un estudio de la pm romana (que no pax augusta) a travs de las fuentes literarias y en relacin con el problema de las aceptacin de un nuevo rgimen y de las renuncias que ste supona. Posteriores estudios suyos mantienen esta vinculacin entre la paz y el gobierno unipersonal que representa el Principado, explicando las manifestaciones literarias

    38 Lana, 1989a; vide tambin, sobre este libro, la recensin hecha por B. Naf en Gnomon 63.7, 1991, p. 647-649, en donde echa de menos una mayor atencin a las fuentes numismricas y

    36 K1inger* l953; id., lg61; Wlfing 19857 P. 140 s., en donde epigraficas. El mismo ao: id., 1989b. Para otros trabajos del autor se recuerda cmo el trmino "pacificacin" fue utilizado en el con- en torno a la paz en R ~ ~ ~ , vide su artculo en el congreso de texto de la guerra de Vietnam. Uglione, 199 1.

    37 Lana, 1967. 39 Lana, 1989a.

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia, 16-17, 200 1-2002 445

    sobre aqulla en trminos de posicionamiento poltico de los autores, como no poda ser de otra manera.

    En 1988, se encarg de hacer un balance de la cues- tin, en el marco del seminario "Da Roma alla Terza Roma",40 un encuentro que responde al inters que los debates sobre la paz han tenido en las ltimas dos dca- das4', y en donde una vez ms la figura del investigador italiano se ha manifestado como el referente para los estudios acerca de la paz romana.

    Entre las contribuciones del volumen, cabe citar aqu sobre todo el de P. M. Martin4', como encargado del estudio de la evolucin hacia la paz del Principado, iniciada por influencia helenstica y culminada con el fin de las guerras civiles de fines de la Repblica, con la impronta de la ideologa romana como detentadora de un destino particular en el mundo.

    En 199 1 se editaron las actas del congreso que, bajo la direccin de Renato Uglione4j, se haba celebrado el afio anterior en Turn, y en el que 1. Lana realiza una contribucin sobre De nuevo aqu el autor establece una division cronolgica entre la paz anterior a Cicern ( p m est tranquilla libertas) y la paz del prn- cipe (garante de securitas y opuesta a libertas), que, en palabras del autor, sera aceptada por Tcito con la resignacin propia de quien reconoce, en el gobierno unipersonal, un mal menor para terminar con las luchas intestinas del imperio (uide infia).

    La conferencia de Lana se encuadraba en un con- junto de contribuciones al mencionado congreso que van desde los estudios de eirene en los escritores griegos hasta la paz del imperio cristiano, terminando irreme- diablemente con un artculo sobre la paz agustiniana, que cierra habitualmente estos estudios, aunque aqu nos ocupemos exclusivamente de la paz en la Roma pre- cristiana.

    La parte dedicada a este perodo incluye desde el estudio etimolgico de M.a L. Porzio Gernia45 o los aspectos jurdicos del binomio guerralpaz, hasta los

    40 Lana, 1988. 41 Como ejemplo de la proliferacin de congresos sobre la paz

    y su evolucin histrica, hay que citar tambin: Schlenke y Matz, 1984; Binder y Effe, 1989.

    42 Martin, 1988. Tambin en el mismo volumen, Martino, 1988; y Turcan, 1988.

    43 Uglione, 1991. 44 Lana, 1991. 45 Porzio Gernia, 1991.

    artculos sobre diferentes autores latinos. Al ya mencio- nado de 1. Lana hay que afiadir los dedicados a Cicern y Sneca que, como sus propios autores reconocen, son deudores de las anteriores publicaciones de este investi- gador.

    De entre ellos, E. N a r d ~ c c i ~ ~ concluye que Cicern quiere diferenciar claramente una paz civil de aquellos usos del trmino que pudieran hacer los "seores de la guerra". Se podra alegar, sin embargo, que en el mundo romano, los "sefiores de la guerra" son tambin la lite socio-econmica y poltica de Roma, es decir, los sena- dores. As pues, aquellos que deciden sobre los asuntos de guerra y paz son los mismos que toman las decisio- nes polticas, y que a su vez se promocionan y enrique- cen con la guerra.

    El artculo de G. Mazzoli4' sobre Sneca es ms bien una recensin a los trabajos previos de 1. Lana, tal y como el autor reconoce en el texto. En cambio, la con- tribucin de G. Picone es, a pesar de su ttulo, un estu- dio de la "edad de oro" augustea, en el que las referen- cias al tema del congreso son espordicas.

    La dcada de los aos 90, iniciada con el congreso dirigido por R. Uglione, ha significado la continuacin de los estudios sobre la paz en Roma. Tambin quien escribe se ocup de la paz romana, aunque para un per- odo muy concreto de la historia del Imperio como son los reinados de Trajano y A d r i a n ~ ~ ~ . El estudio de las fuentes literarias fue coordinado con la numismtica, en la bsqueda de elementos propagandsticos que definie- ran la proyeccin pblica de ambos reinados para el tema concreto de guerra 1 paz. Deliberadamente se uti- liz entonces la expresin "propaganda poltica' para interpretar los mensajes que, desde las esferas ms cerca- nas al poder, se lanzaban a la opinin pblica a travs de los canales que el momento histrico permita: las fuen- tes literarias, la iconografa del arte oficial, los motivos y leyendas numismticos y la epigrafa monumental. Todo ello constituye en s mismo una declaracin de princi- pios que bsicamente seguimos asumiendo.

    En 1993, J. Rich y G. Shipley4' coordinaron un volumen que, a pesar de su ttulo relativo a la guerra, contena varios artculos dedicados especficamente a la

    46 Narducci, 1991. 47 Mazzoli, 1991. 48 Gonzlez-Conde Puente, 1991 y 1996. 49 Rich y Shipley, 1993. El mismo ao: Hinard, 1993.

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    definicin de paz romana, a su filosofa poltica y a la evolucin de la misma.

    Dentro del volumen, el trabajo de G. WoolPo se ocupa de las peticiones de paz en Roma y su compo- nente ideolgico. Bsicamente, aborda todos los gran- des problemas que giran en torno al estudio del tema, aunque de una manera necesariamente somera. Establece la diferencia entre el concepto republicano y la elaboracin de poca imperial, cuando las fronteras se convierten en lo que G. Alfoldy llam una "barrera moral", y que separara la romanidad de laferitas br- bara. Diferencia la paz con los brbaros de la paz pro- vincial; la primera quedara definida por un sistema de fronteras que desde Luttwak (vid. supra) se ha venido redefiniendo y que hoy no se concibe como lnea de defensa, sino de una forma mucho ms compleja; en cuanto a la segunda, la paz en las provincias, partiendo de la base de que sta no indica siempre una ausencia total de conflicto, reconoce sin embargo que la dife- renciacin entre una guerra civil y una provincial no siempre es fcil. Con esto, aborda tambin el comple- jo asunto de la definicin de centro y periferia en el estado romano, un concepto cambiante en funcin de la movilidad fronteriza y que depende en ocasiones de la coyuntura poltica en la que se debe afrontar el pro- blema.

    Aceptando la enorme contribucin de G. Woolf a la cuestin, se puede sin embargo hacer una matiza- cin a su afirmacin de que los prncipes eran tan amantes de gloria y deseaban tanto la guerra como los republicanos, pero pararon la expansin sin saber muy bien por qu. Esto es en realidad una simplifica- cin del problema de la transformacin en poltica exterior ocurrida a comienzos del Principado. Contra esto, se pueden hacer dos objeciones: 1. no hay una lnea poltica del principado, sino que la poltica fronteriza del mismo vara en funcin de los intereses puntuales de los grupos que sustentan al Prncipe; 2. no se puede hablar seriamente de "deseos de gloria" ni inters por la guerra, ya que toda marcha hacia un conflicto blico tiene como objetivo salvaguardar los intereses econmicos de un grupo de individuos cer- canos al poder. En el caso romano, las guerras se lle- van a cabo para defender los intereses de las lites senatoriales y ecuestres.

    De inestimable valor para la investigacin sobre la paz en Roma y sobre las acciones polticas en torno a esta cuestin, es la contribucin de T. Cornel15' al men- cionado volumen, a propsito del final de la expansin. El autor descarta dos premisas de la investigacin ante- rior: en primer lugar, los mltiples y variados razona- mientos sobre las verdaderas causas del fin de la polti- ca de expansin romana, que considera fruto de una elaboracin histrica posterior; en segundo lugar, la identificacion de los comienzos del Principado como el perodo de elaboracin de lapax romana, y de Augusto como el artfice personal de una nueva forma de hacer poltica en la que no cabra la expansin. Lejos del Prncipe, como afirma Cornell, la idea de parar las con- quistas. Un provechoso anlisis de la evolucin del con- cepto es la mejor contribucin del autor.

    En el mismo volumen, C. Duncan5' se ha ocupado del supuesto "anti-militarismo" de algunos autores cl- sicos. El propio uso del trmino parece poco adecuado para un estado que se ha formado con la expansin per- manente sobre los territorios de sus vecinos. El mismo autor descarta la contraposicin entre poetas "pacifis- tas" e ideologa augustea que se ha querido en ocasiones admitir, y reconoce que algunos escritores latinos man- tienen posturas a favor de la guerra como reivindicacin de una accin poltica determinada. En cambio, acepta ese espritu anti-blico para otros casos53, sin asumir que esas crticas de la guerra responden al mismo principio que las de la paz, a saber, el mantenimiento de una pos- tura personal de cada escritor frente a la situacin pol- tica que describe y al grado de aceptacin de esos pro- tagonistas polticos.

    Tambin en la dcada de los aos 90 han apareci- do diferentes publicaciones que son el resultado de los trabajos de investigacin sobre la antigedad lle- vados a cabo por el Instituto para la Paz de la Universidad de Granada. Bajo el impulso de esta ins- titucin, se edit en 1997 el volumen que, con el ttulo de "Cosmo-visiones de paz en el Mediterrneo antiguo y medievalns4, recoge algunos trabajos que tra- tan el tema de la paz romana desde el campo de la Historia Antigua. El volumen sirve como ejemplo del

    51 Cornell, 1993. 52 Duncan, 1993. 53 Ibidem, p. 126-127. Para este caso cita un pasaje de Q. Ennio,

    conocido a travs de Aulo Gelio (NA 20,10,4), contrario a la guerra. 50 Woolf, 1993.

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia. 16- 17. 200 1-2002 447

    reciente inters que el trmino ha suscitado en la biblio- grafa espanola, que discurre paralelo a la proliferacin de instituciones cuyo objetivo es el estudio de la paz bajo sus diferentes aspectos, y que en algunos casos incluyen los estudios histricos sobre la paz en el mundo antiguo.

    El artculo de M.a E. Fernndez Vaquero55 se acerca a la paz en la Roma primitiva, un perodo en el que ni la documentacin es muy abundante ni la proyeccin pblica del concepto tena todava un elaborado siste- ma ideolgico.

    En cambio, F. A. Muozj6 escribe sobre la paz roma- na, haciendo en primer lugar un repaso a las fuentes latinas y su aportacin al tema desde un primer ejem- plo con Livio, para definir luego los conceptos de pax augusta y pax romana. Su trabajo, que no era el prime- ro ni nico sobre el tema escrito por el autor, diferencia una pax republicana, como la paz del estado romano, frente a la pax augusta, que tendra dos vertientes: pax romana (exterior) y pax ciuil (interior).

    U n ao antes se haba publicado su trabajo sobre la paz en la obra de Cicern, que tambin abre un cami- no en la bibliografa espaola. El estudio deja delibera- damente de lado el papel del imperialismo romano y ms concretamente del potencial imperialismo cicero- niano, para centrarse, tal y como afirma el propio autor, en la visin de la paz. Se acepta que Cicern es clara- mente partidario de la paz5', como principio vlido a travs de toda su obra. En cambio se recuerda el cami- no que, desde los presupuestos de la paz, llevan a la aceptacin de una teora de la guerra justa; a saber, la paz requiere labor diplomtica, y sta es ms fcil cuan- do se realiza desde la posicin de una victoria romana.

    El artculo termina con un apartado dedicado a la paz en las provincias y en la periferia, identificando sta ltima con el limes, recordando la aceptacin de una tarea de control provincial como medio de asegurar el abastecimiento en Italia. Quiz cabra hacer una refle- xin acerca del sentido de centro y periferia en las fuen- tes relativas a la historia del estado romano, un sentido

    54 Muoz y Molina Rueda, 1998. 55 Fernndez Vaquero, 1998. 56 Muoz, 1998. 57 Muoz, 1996, p. 2 13-227, aunque reconoce que el autor lati-

    no considera necesario el abastecimiento a travs de las provincias, y que no se ocupa de la paz social. Para poca republicana, vide id., 1990.

    cambiante en funcin del momento, el lugar y la visin del narrador; ste no es sin embargo el lugar en el que este asunto se pueda analizar, aunque s se debe poner en cuestin la validez permanente de la ecuacin: gue- rra ( paz) provincial = guerra ( paz) interna; guerra ( paz) en el limes = guerra ( paz) exterior.

    Finalmente, el autor apunta que la paz es probable- mente un inters de todos los sectores sociales, siempre y cuando sta respondiera a sus intereses de grupo. Es una afirmacin necesariamente cierta y aplicable como ley general a cualquier circunstancia histrica o actual, pero requiere una matizacin. Es posible que todos los sectores sociales encuentren, bajo determinadas cir- cunstancias, sus intereses defendidos en una situacin de paz? Como ejemplo, pueden las grandes empresas armamentsticas actuales encontrar sus intereses defen- didos en una situacin de paz internacional? As mismo, {podan las lites romanas colmar sus intereses polticos igualmente en la paz y en la guerra, teniendo en cuenta que una carrera senatorial y ecuestre alterna cargos civiles y militares? La prensa internacional actual habla de "los seores de la guerra'' para referirse al alto estado mayor de los diferentes pases. Pero en la Roma antigua, los "seores de la guerra" son tambin las auto- ridades polticas civiles y sus intereses son indisolubles.

    Los estudios sobre la ideologa de la paz romana en los diferentes escritores griegos y latinos han sido tam- bin frecuentes en la bibliografa de las ltimas dcadas. Es especialmente prolfico el anlisis de las obras cice- ronianas, aunque, por su propio carcter, lo han sido bajo la ptica del imperialismo romano. Si bien el tema es prcticamente inseparable de la paz, las necesidades de acotar los lmites de este trabajo nos impiden aludir a estas publicaciones, referidas a Cicern y a otros auto- res, excepto cuando stas reconocen como objetivo principal las menciones a la paz.

    En cambio, numerosos trabajos sobre Tcito s han sido orientados hacia sta ltima, como elemento de una ideologa poltica supuestamente defendida por el escritor y senador. Es por eso por lo que deliberada- mente hemos dejado estas publicaciones para un comentario conjunto, fuera de su contexto cronolgico.

    El resultado de los muchos afios de estudios sobre la paz romana puede, de alguna manera, apreciarse en una publicacin que no es especfica de esta cuestin, sino un exahustivo estudio de la poltica exterior romana a lo largo del siglo 11 d.C. M.T. Schmidtj8 eligi para su libro un ttulo que aclara su propia aproximacin al

  • tema, aludiendo a dos opciones posibles: Paz o expan- sin? No es ste el lugar para comentar la visin de la poltica exterior romana que transmite el autor, aunque s para hacer una referencia a las menciones de la paz. .

    La centuria comienza con un sistema establecido por Trajano y que el autor denomina "Friedensordnung". Se trata de un sistema de dominio indirecto mediante pac- tos y clientelas que caracterizara a todo el siglo 11 d.C., roto eventualmente por situaciones de crisis fronteriza, como en el caso del peligro dacio en la frontera bajoda- nubiana. Debido a estas reiteradas crisis, algunos prn- cipes de esa centuria propagaron la guerra y el dominio del mundo (Kriegesherr und Weltherrscher), mediante un pacto social con los grupos senatoriales romanos, implantando un sistema de dominio pero tambin de coexistencia con sus vecinos. Despus de Cmodo, las amenazas exteriores hicieron cambiar el marco de rela- ciones internacionales, para asegurar la supervivencia del sistema. ste es el panorama que se aprecia a travs de las fuentes literarias contemporneas, entre las que el autor diferencia a los escritores griegos que intentan propagar la paz como la primera meta del estado.

    Lo ms interesante para estas pginas es, sin embargo, el uso que hace Schmidt del trmino paz en la explica- cin de la filosofa poltica que sirve como modelo a estos prncipes, as como en la plasmacin de realidades pol- ticas concretas. As ocurre con la denominacin de la "Friedensordnung de Trajano, y de los sucesivos avatares que sufre este sistema: "der Zusammenbruch der Friedensordnung" para las operaciones de los aos 103- 1 06; o tambin "die Krise der romiscben Friedensordnung" para la vuelta a la expansin bajo Marco Aurelio5? Es decir, la aceptacin del establecimiento de un sistema a comienzos del siglo que se mantiene y luego modifica hasta su desaparicin.

    En la historiogafa que inaugura la nueva centuria, merece destacarse un artculo de Ulrich HuttnerbO, por ser precisamente una reciente aportacin a la cuestin tratada. Si bien los trabajos sobre la paz en Roma sue- len referirse con mayor frecuencia a los aspectos positi- vos y a la reivindicacin de la misma, Hutnner se ha centrado precisamente en las crticas a la pux romana, que l inicia con Sneca. Frente a la dureza de los br-

    58 Schmitt, 1997. 59 Ibidem, p. 112 s. y 176 s. respectivamente. 60 Huttner, 2000.

    baros, que, siguiendo el estereotipo romano, vivan para el ejercicio de las armas, la ausencia de conflicto gene- rara debilidad en la sociedad romana, segn una teora que el autor hace proceder de las crticas de decadencia de finales de la Repblica, y que se vera reforzada por el excesivo uso de la propaganda neroniana de paz. Se trata por lo tanto de un anlisis de la oposicin que genera la poltica exterior romana en poca julio-clau- dia, a pesar de que el uso de la expresin "pux romana" en el ttulo pueda hacer pensar que trate tambin el sen- tido de la paz social.

    Deliberadamente hemos dejado para el final una serie de publicaciones sobre la ideologa de la paz en las obras de Tcito, un tema sobre el que vale la pena aqu hacer un breve recorrido bibliogrfico desde la dcada de los aos 60, momento en que se inicia una lnea de atencin por el tema.

    En 1966 se public el artculo de S. Borsak, Pux taci- tedl, en el que se analizan los diferentes contextos en los que se menciona la paz, as como los eptetos que la acompaan. Algunos de estos calificativos proporcionan una visin negativa de la paz (longa pax emoliens, saeua pax, pux cruel o periculosa.. .), pero que en realidad cons- tituyen una actitud crtica hacia algunas actuaciones pol- ticas concretas, que adems no discrimina entre poltica exterior o interior. El autor compara la "quietisgloria" de Plinio con la gloria tacitea, conseguida muchas veces por la fuerza de las armas. La conclusin es la antinomia entre libertm y pux, que el propio escritor latino parece reconocer y que tiene un transfondo de vieja nostalgia republicana (que no de antiguo rgimen poltico).

    La enorme contribucin del trabajo de Borsak, de la que son deudores todos los tratamientos posteriores del tema, puede hoy ser matizada. En primer lugar, la diferencia de visin entre Plinio y Tcito responde probablemente al carcter diferente de las obras aludi- das, ya que el segundo se ve obligado a tomar un camino en la narracin de los hechos histricos reme- morados. En segundo lugar, la contraposicin liber- tasbax tiene una doble vertiente: como paz exterior, justifica un rgimen de relaciones internacionales en las que se establecen unas condiciones determinadas para el vencido, consistente en el intercambio de liber- tas por securitas; en segundo lugar, como paz interna, significa el reconocimiento de la necesidad de aceptar

    61 Borsak, 1966.

  • UN SIGLO DE ESTUDIOS SOBRE LA PAZ EN ROMA AnMurcia, 16- 17, 200 1-2002 449

    el nuevo rgimen poltico del Principado, que no sig- nifica obligatoriamente un deseo de involucin polti- ca, ya que libertas no es siempre para Tcito un bien insustituible.

    La historiografa sobre el tema ha buscado gene- ralmente los elementos de una filosofa poltica taci- tea reflejados en su obra. Un punto de vista muy dife- rente es el de J. H. ParksGZ, para quien las afirmacio- nes de Tcito sobre la guerra y la paz no son declara- ciones de principios, ni el reflejo de una filosofa per- sonal, sino ms bien una forma de afrontar la realidad poltica.

    Este mismo aspecto fue tratado tambin en el colo- quio de Dijon sobre imperialismo romano. La contri- bucin de DelpuechG3 al volumen abord precisamente el tratamiento que Corbulo recibe en la obra tacitea, concluyendo que el autor es partidario de la diplomacia frente a la conquista y expansin. Pero la discusion pos- terior entre participantes en el coloquio, mucho ms fructfera, arroj el resultado de tres diferentes opinio- nes al respecto: la propia de Delpuech; la de Engels, quien ve a Tcito como partidario de la conquista; y finalmente la ms prudente de Boyance, para el que resulta difcil descifrar el verdadero pensamiento de Tcito.

    En los afios siguientes merecen destacarse los traba- jos de Laruccia",quien define la paz tacitea como un elemento vinculado a las "bonae artes", a las viejas vir- tudes republicanas, frente a la reprobable "auaritia" de algunos magistrados. Muestra adems la deuda de Tcito con la historiogafa latina anterior, y especial- mente con Salustio, y analiza los recursos que el autor latino utiliza para expresar su ideologa, como por ejemplo el discurso de Calgdcus en el Agricokz.

    Estos elementos vinculados a la paz tacitea fueron analizados con acierto por OlshausenG5 en 1987, en un articulo cuya segunda parte est dedicada a la paz taci- tea. Las actitudes negativas frente a determinadas con- diciones de paz son en realidad ataques contra algunos prncipes, lo cual responde a un planteamiento general de la obra en el que se asume que las contradicciones taciteas sobre el concepto de paz responden a la conve-

    62 Parks, 1969, p. 17-20; id. 1975. 63 Del~uech, 1974. 64 Laruccia, 1980, p. 407s; id. 1975. 65 Olshausen, 1987, p. 299-3 12.

    niencia de cada momento. Esta afirmacin de Olshau- sen, que no sirve exclusivamente para la obra de Tcito, es en realidad la clave para el entendimiento de la mayor parte de la historiografa latina en torno al tema aqu aludido.

    Las obras de este senador romano representan un amplio campo de estudio para la bsqueda de una ideo- loga de la guerra y de la paz, pero hay un fragmento especialmente interesante para la definicin de un "imperialismo taciteo" y por lo tanto tambin de los elementos consustanciales a ste. Se trata de un frag- mento de las Historiae en el que el autor recoge, en forma de discurso de Cerialis, los principales argumen- tos sobre el dominio romano. S. J. BastomskP6 ya se haba ocupado del texto, interpretndolo como la visin tacitea del poder romano, y buscando su origen en el resentimiento hacia el rgimen poltico que repre- senta Domiciano. Por nuestra parte ya fueron interpre- tadas algunas de las expresiones de este discurso como un instrumento del autor para la defensa del sistema de dominio romano, que prefiri poner en boca de Cerialif7.

    La bsqueda de un modelo de pax romana nos lleva a intentar adivinar su presencia en cada uno de los auto- res, lo que nos incita a hablar de la "pax tacitea" o de la "pm de Virgilio", por mencionar dos de los autores ms recurrentes. En cambio, un anlisis detallado del uso del trmino a lo largo de la obra de un autor, lleva casi siem- pre a la misma conclusin: las alusiones en los diferen- tes pasajes de la obra estarn en funcin del objetivo que su autor persiga para la explicacin de un acontecimien- to determinado. Esto es lo que permite a Tcito hablar de los beneficios de la paz, mientras en otras ocasiones alude a una paz sangrante y ominosa.

    Llegados a este punto, es posible quiz hacer una reflexin acerca del valor de lapax romana y de su ver- dadera identidad como elemento de la ideologa de un estado. La definicion de pax romana y de los valores que la adornan ha sido sobradamente expuesta en la bibliografa contempornea. La evolucin del concep- to tiene un punto de inflexin en los comienzos del Principado, que habitualmente se sita en el reinado de Augusto, pero que cada vez ms se matiza; si el cambio de poltica fronteriza includo en el concepto

    66 Bastornski, 1988, p. 413-416. 67 Gonzlez-Conde, 1996.

  • 450 AnMurcia, 16-17, 2001-2002 PILAR G O N ~ E Z - C O N D E PUENTE

    de pax romana se produce desde la muerte de Augusto, ;por qu no atribuirlo directamente al reina- do de Tiberio? Probablemente porque estamos todava contagiados por el espritu de Tcito, que niega toda concesin al sucesor de Augusto.

    La aceptacin de la existencia de un modelo general de pax romana, con sus elementos filosficos, sociales y reli- giosos, llega a nosotros a travs de los cauces que su pro- yeccin pblica genera; a saber, las fuentes literarias, epi- grficas, numismticas y artsticas. De todas ellas, son con seguridad las fuentes literarias las ms aludidas al analizar este modelo. Ahora bien, hay que recordar que las refe- rencias literarias a pax se enmarcan en contextos diferen- tes, en los que los autores buscan el difcil equilibrio entre su ideologa, el propsito de su obra y su situacion perso- nal (social y polti~a)~'. La historiografa moderna sobre las obras literarias latinas parte de esta obviedad como mtodo de trabajo, pero no puede sustraerse totalmente al influjo que algunos autores han dejado en los estudios histricos a lo largo del tiempo. Por qu, si no, nos refe- rimos a la derrota de Teotoburgo del ao 9 d.C. como el "desastre de Varo", y en cambio hablamos de la "derrota de Domiciano" en el Bajo Danubio? Es evidente que con ello estamos reproduciendo el camino por el que nos han conducido las fuentes.

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