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Un Siglo de Desarrollo Humano en Perspectiva Comparada, 1900-2000 1 (PRIMER BORRADOR, NO CITAR) Luis Bértola, Matías Brum, Melissa Hernández, Javier Rodríguez y Sabrina Siniscalchi Programa de Historia Económica y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Trabajo presentado a las Jornadas de Economía del Banco Central de Uruguay Octubre de 2010 Resumen Este trabajo presenta distintos Índices Históricos de Desarrollo Humano para el período 1900- 2000 y para un conjunto de 18 países de América Latina, Asia, África, Oceanía, Europa y Estados Unidos. Los resultados son novedosos en dos sentidos: por las nuevas fuentes de PBI per cápita y educación utilizadas, y por las funciones utilizadas para construir los índices. El artículo presenta la contribución al crecimiento de los diferentes componentes del desarrollo humano en siete grupos de países, a la vez que caracteriza las trayectorias históricas de cinco grupos de países, según la contribución al desarrollo humano de los componentes económicos, por un lado, y los sociales, por otro. 1 Este trabajo es parte del proyecto “Desarrollo Humano y Equidad en Perspectiva Histórica y Comparada”, dirigido por Luis Bértola y financiado por Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), Universidad de la República.

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Este trabajo presenta distintos Índices Históricos de Desarrollo Humano para el período 1900-2000 y para un conjunto de 18 países de América Latina, Asia, África, Oceanía, Europa y Estados Unidos. Los resultados son novedosos en dos sentidos: por las nuevas fuentes de PBI per cápita y educación utilizadas, y por las funciones utilizadas para construir los índices. El artículo presenta la contribución al crecimiento de los diferentes componentes del desarrollo humano en siete grupos de países, a la vez que caracteriza las trayectorias históricas de cinco grupos de países, según la contribución al desarrollo humano de los componentes económicos, por un lado, y los sociales, por otro.

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Page 1: Un Siglo de Desarrollo Humano en Perspectiva Comparada 1900-2000 - Bértola, Brum, Hernandez, Rodriguez-Weber, Siniscalchi (2010)

Un Siglo de Desarrollo Humano en Perspectiva Comparada,

1900-20001

(PRIMER BORRADOR, NO CITAR)

Luis Bértola, Matías Brum, Melissa Hernández,

Javier Rodríguez y Sabrina Siniscalchi

Programa de Historia Económica y Social,

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República.

Trabajo presentado a las

Jornadas de Economía del Banco Central de Uruguay

Octubre de 2010

Resumen

Este trabajo presenta distintos Índices Históricos de Desarrollo Humano para el período 1900-

2000 y para un conjunto de 18 países de América Latina, Asia, África, Oceanía, Europa y Estados

Unidos. Los resultados son novedosos en dos sentidos: por las nuevas fuentes de PBI per cápita y

educación utilizadas, y por las funciones utilizadas para construir los índices. El artículo presenta la

contribución al crecimiento de los diferentes componentes del desarrollo humano en siete grupos

de países, a la vez que caracteriza las trayectorias históricas de cinco grupos de países, según la

contribución al desarrollo humano de los componentes económicos, por un lado, y los sociales, por

otro.

1 Este trabajo es parte del proyecto “Desarrollo Humano y Equidad en Perspectiva Histórica y

Comparada”, dirigido por Luis Bértola y financiado por Comisión Sectorial de Investigación

Científica (CSIC), Universidad de la República.

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Introducción

En las últimas décadas ha crecido el consenso en torno a que el PBI per cápita es un

indicador imperfecto del desarrollo. Las críticas a su uso han sido diversas, dentro de las

principales se encuentran los límites técnicos de esta variable, como el tamaño del sector

doméstico, la escasa consideración de la calidad, el impacto de los bienes producidos sobre el

bienestar, la forma en que se distribuyen esos bienes, entre otras. Amartya Sen (1997) plantea,

por otra parte, que no es tan importante la cantidad de bienes y servicios que se producen,

sino los modos de vida que se construyen a partir de ellos. Para este autor lo importante son

las capacidades humanas a partir de las cuales se pueden realizar elecciones sustantivas de las

condiciones de vida, de acuerdo a los valores propios de cada individuo.

En vista de que el PBI per cápita es un indicador insuficiente para medir el bienestar y en

forma más general el desarrollo, se han diseñado otros indicadores con los que se busca

alcanzar un concepto más abarcador que el de crecimiento. Entre éstos, el de mayor difusión

en los últimos tiempos ha sido el Índice de Desarrollo Humano -IDH- formulado inicialmente

por Naciones Unidas en 1990. Si bien este índice no ha estado exento de críticas2, ha sido

considerado como una buena aproximación al problema de la medición del desarrollo. Para

ello se complementa el índice del PBI per cápita -IPBIpc- con indicadores de salubridad

(medidos a través de la esperanza de vida al nacer) y de educación (representados por la tasa

de analfabetismo o la tasa de matriculación a la educación primaria) como forma de

aproximarse a la calidad de vida.

Como reconoce Naciones Unidas este indicador tampoco da cuenta del conjunto de

elementos que constituyen el bienestar de los individuos, por lo que ha ido incorporando, con

el transcurso del tiempo, otro conjunto de indicadores que complementan el IDH como los de

desigualdad de género, etnia, edad, libertad religiosa y política, pobreza, entre otros.

La Historia Económica en la última década también se ha hecho eco de este debate y ha

comenzado a construir índices históricos de desarrollo humano -IHDH-. Pionero en este

sentido en el campo latinoamericano fue el trabajo de Astorga y FitzGerald (1998, incluido en

Thorp 1998), que construyó un índice en base al promedio aritmético de los índices del PBI per

2 La construcción del IDH ha abierto un amplísimo debate, tanto conceptual como técnico, referido a las variables a considerar y a diferentes decisiones sobre cómo confeccionarlo. Este debate, que puede ser consultado en la propia página de Naciones Unidas, se ha extendido también a los criterios para construir series históricas de desarrollo humano.

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cápita, la expectativa de vida al nacer y el analfabetismo. Un trabajo posterior de estos autores

(Astorga, Bergés y FitzGerald, 2004), introduce, siguiendo al PNUD, el logaritmo del PBI per

cápita en lugar del dato sin transformar.

Prados (2007) construye un IHDH para los países de la OECD y para América Latina entre

1870 y 2000 innovando con respecto a Astorga, Bergés y FitzGerald al usar una función

convexa para la expectativa de vida al nacer, por entender que el logro marginal se incrementa

con el aumento del nivel absoluto. Utiliza además una media geométrica de los tres

componentes, con lo que se evita la sustitución entre los mismos y se castiga su desarrollo

desequilibrado.

Bértola, Camou, Maubrigades y Melgar -BCMM- (2010) construyeron para Argentina,

Brasil y Uruguay, por un lado, y Alemania, Francia, Inglaterra y EUA, por otro. Siguiendo a

Prados (2007) los autores utilizaron una función convexa de la EVN y agregaron los índices

mediante un promedio geométrico. A diferencia de éste, construyeron diversos índices de

educación3, utilizaron el PBI per cápita sin transformación logarítmica.

BCMM (2010) rechazan la transformación logarítmica del PIBpc por entender que

reduce injustificadamente las diferencias entre los países, realizando una operación contraria a

lo que se quiere capturar con el uso de la función convexa para la EVN. Asimismo corrigen los

tres componentes del IDH por el índice de Gini para cada uno de ellos, aspecto en el que no

incursiona el presente trabajo, pero sí el proyecto en el que se inscribe.

El presente trabajo utiliza las series presentadas en Bértola, Hernández y Siniscalchi

(2010), que contienen algunas innovaciones importantes con respecto a los antecedentes

reseñados. En lo que refiere a las fuentes para América Latina se utilizan nuevas series de PBI

per cápita expresadas en dólares Geary-Khamis de 1990 obtenidas del reciente trabajo de

Bértola y Ocampo (2010). Con respecto a la educación, se ha podido superar el engorroso

problema de la ponderación de los diferentes niveles educativos y los niveles de alfabetización,

utilizando las nuevas estadísticas de Morrison y Murtin (2009) sobre años promedio de

educación de la población de 15 y más años. A su vez, la base se amplía hasta cubrir 6 grupos

de países: a) los desarrollados y líderes de la economía mundial a lo largo del siglo XX

3 Se estimaron un total de 3 índices de educación: Uno de ellos toma los criterios de Naciones Unidas, al

ponderar analfabetismo por dos tercios y la cobertura educativa por un tercio; Los otros dos toman en cuenta solamente la cobertura educativa, por entender que una vez que no hay más analfabetismo la variable no aporta al conocimiento de las diferencias en los niveles de desarrollo humano. Uno de ellos es un tanto futurista, ya que asume que toda la población ha completado la escuela primaria y solamente se construye en base a logros en la enseñanza secundaria y terciaria.

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(Alemania, Francia, Inglaterra y EUA); b) países escandinavos que más temprano (Suecia) o

más tarde (Finlandia), se incorporaron al mundo desarrollado; c) países de la periferia europea

latina que experimentaron rápidos procesos de convergencia en la segunda mitad del siglo XX

(España e Italia), d) economías de nuevo asentamiento con rasgos similares a algunas

latinoamericanas, los “primos ricos”, que partieron de muy altos niveles de desarrollo relativo,

experimentando ciertas dificultades posteriormente (Australia y Nueva Zelanda); e) economías

asiáticas que experimentaron un rápido proceso de desarrollo en la posguerra de la Segunda

Guerra Mundial, como Corea del Sur y Japón, f) Argentina, Brasil, Chile y Uruguay (a lo que

llamaremos el Cono Sur) y g) dos países africanos, Egipto y Sudáfrica, sobre los que fue posible

obtener información, aunque para un período más limitado.

Con respecto a los índices y las funciones utilizadas, aquí se discutirán dos alternativas

que focalizan de manera diferente en los diferentes aspectos del desarrollo humano y que nos

permitirán articular la discusión y evaluar sus respectivas bondades y limitaciones.

1. La construcción de los índices

Los índices históricos de desarrollo humano (IHDH) que presentamos se construyeron a

partir de tres componentes: PBI per cápita (IPBIpc), Expectativa de Vida al Nacer (IEVN) y

educación (IEDU). En el marco de este proyecto se está trabajando también en la inclusión de

un índice de desarrollo institucional, en el entendido de que las instituciones no son solamente

un instrumento que hace posible el desarrollo de estos tres componentes, sino que la calidad

institucional es, en sí misma, un aspecto del desarrollo humano. Sin embargo, no estamos aún

en condiciones de presentar avances en este campo.

A continuación discutiremos dos diferentes opciones para construir cada uno de los tres

índices que componen el IHDH. De su combinación surge la posibilidad de construir ocho

índices diferentes, de los cuales, en pro de facilitar la discusión, seleccionaremos dos que

muestran valores extremos, y tomaremos el intervalo entre éstos como el mundo de lo

posible, más allá de que expresemos nuestras preferencias por alguno de ellos.

1.1. El IPBIpc: logaritmo o no

Al aplicar la transformación logarítmica del PBI per cápita, se asume que el aumento de

esa variable tiene rendimientos marginales decrecientes en términos de bienestar. Según

Naciones Unidas (2006: 394), el principal argumento a favor de calcular el IPBIpc incluyendo

una transformación logarítmica es que para tener una calidad de vida decorosa no es

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necesario tener un nivel de ingreso ilimitado. Este criterio no fue adoptado por Astorga &

FitzGerald (1998) pero sí por Prados (2007) y Astorga, Bergès & FitzGerald (2004). Sin embargo

los argumentos de estos últimos fueron muy pragmáticos, aduciendo no encontrar razones

convincentes para optar por una u otra alternativas.

En este trabajo presentaremos ambas alternativas. El argumento esgrimido por

Naciones Unidas puede tener cierta lógica, pero no parece resistir firmemente varias

objeciones. Por un lado, lo que trata de medirse con el desarrollo humano no es un umbral de

bienestar, al estilo de la línea de pobreza o indigencia, sino un punto en una escala que en

principio no debería tener límites, más allá de que se adopte una escala de lo históricamente

alcanzado, con niveles un poco por encima de lo logrado por las sociedades más desarrolladas.

Por otra parte, si se razona de similar manera que con la EVN, puede decirse que los logros,

medidos por la transformación logarítmica del PBI, demandan un esfuerzo creciente para ser

alcanzados, lo que nos llevaría a aplicar la función convexa de desempeño, prácticamente

deshaciendo la operación hecha con la transformación logarítmica. Por otra parte nos

encontramos ante la paradoja de que una misma brecha porcentual entre dos países resulta

ser una brecha relativa menor a niveles más altos de ingreso que a niveles más bajos, lo que es

un contrasentido y daría la señal de que no es necesario disminuir la brecha del PBI per cápita

con los países avanzados para obtener sus niveles de bienestar. Se produciría una especie de

convergencia asintótica natural. Desde este punto de vista, lo correcto parecería ser mantener

los niveles de PBI per cápita sin transformar.

En el presente trabajo se utiliza para el cálculo del IPBIpc un valor de 40.000 dólares

Geary-Khamis de 1990 como máximo y de 100 como mínimo, calculándose el IPBIpc tanto

con transformación logarítmica como sin ella, de la siguiente forma:

IPBI p/c tk =

Donde PBI p/c tk es el PBI per cápita en el año t del país k

logIPBI p/c tk =

Donde logPBI p/c tk es el logaritmo del PBI per cápita en el año t del país k.

1.2. El índice de expectativa de vida al nacer (IEVN): función convexa o no

Con respecto a la construcción del índice de expectativa de vida (IEVN), se han logrado

más coincidencias que en lo referente al IPBIpc. Dasgupta (1990: 23) estableció que: “Equal

increments are possibly of less and less ethical worth as life expectancy rises to 65 or 70 years

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and more. But we are meaning performance here. So it would seem that it becomes more and

more commendable if, with increasing life expectancy, the index were to rise at the margin.

The idea here is that it becomes more and more difficult to increase life expectancy as life

expectancy rises” (Citado en Prados, 2006).

El principal argumento para calcular el IEVN aplicando una función convexa radica en

que el esfuerzo que requiere pasar de, por ejemplo, 75 a 76 años de EVN, será mayor que lo

que se requiere de pasar de 40 a 41, ya que la expectativa de vida tiene un límite absoluto, de

tipo fisiológico, por lo que cada vez es más difícil obtener logros en el margen. Este punto de

vista ha sido cuestionado por Fogel (2009) quien sostiene que en las últimas generaciones se

ha vivido una espectacular transformación de lo que él llama tecnofisio, y que tiene que ver no

solamente con los años de vida, sino con un amplio conjunto de transformaciones fisiológicas

de los seres humanos, como la altura, el peso, la complexión física, etc. Según este autor, no

conocemos aún los límites de este aspecto del desarrollo humano, por lo que la propia función

convexa de la EVN podría ser cuestionada.

En este trabajo utilizaremos como valores máximos y mínimos de la EVN 85 y 20 años

respectivamente, a diferencia de lo hecho por los trabajos antes referidos, por entender que

estos límites comprenden más adecuadamente lo sucedido a lo largo del siglo XX.

Así, el IEVN se calculará tanto en su versión lineal como aplicando la función convexa de

logros de las siguientes formas:

IEVNtk =

IEVNconvtk =

Donde EVNtk es la Expectativa de Vida al Nacer en el año t del país k.

1.3. La educación (función convexa o no): los problemas de Naciones Unidas, las

escolaridades, los años promedio de educación

Varias han sido las variables que se han tomado como proxy del logro educativo y que se

han utilizado para el cálculo del Índice de Educación (IEDU). El IDH calculado por la Naciones

Unidas en 1990 incluyó las tasas de alfabetización (2/3) y la tasa bruta de matriculación (1/3)

para el cálculo del IEDU. Camou & Maubrigades (2005), con información de Bértola & Bertoni

(1999), introdujeron, para medir la cobertura educativa, una ponderación diferenciada del

peso de cada nivel educativo (primario, secundario y terciario, ponderados por 1, 1,4 y 2,

respectivamente). Este criterio fue también seguido por BCMM (2010).

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Uno de los problemas que tiene la tasa de matriculación es que no considera el

abandono, por lo que estaría sobrevaluando el logro educativo. La matriculación también

puede comprender a personas fuera del rango de edad de referencia, tanto debido a la

educación de adultos como al rezago por repetición o abandono transitorio.

La base de datos de Morrison y Murtin (2009), que estima los años promedio de

educación de la población de 15 años y más, permite sortear más fácilmente estos problemas.

Prados (2007) utilizó una función convexa argumentando que un incremento de la

variable a mayores niveles implica un mayor desarrollo de las capacidades que un incremento

igual a niveles inferiores. Por el contrario, BCMM (2010) no utilizaron esta transformación,

argumentando que es delicado afirmar que los logros marginales sean mayores a niveles más

altos de cobertura educativa o alfabetización (que era la medida entonces usada), en el caso

de que se trate de la educación. De hecho argumentan que podría suceder lo contrario, es

decir, que una vez que se logran altos niveles de alfabetización, la infraestructura existente

debería contribuir a que sea más fácil incorporar a nuevos segmentos de la población al

sistema educativo. A su vez, como se ha señalado, critican la variable alfabetización, ya que por

sí misma no resulta ser un indicador adecuado del nivel de educación, una vez alcanzados

ciertos niveles básicos. Una vez que toda la población está alfabetizada no parece correcto

ponderar al analfabetismo en dos tercios del total de la canasta educativa, lo que resulta aún

más exagerado en los casos en que esa variable responde por el 100% del índice educativo.

En el presente trabajo se utiliza un indicador que da cuenta de la cantidad de años que

en promedio tiene el total de la población, por lo que es razonable el uso de una función

convexa que reconozca la dificultad de elevar ese promedio cuando se han alcanzado

determinados niveles, ya que debe existir cierta relación entre la población que puede estudiar

en el sistema formal y la que debe trabajar. Claro está que aquí nos estamos refiriendo a la

educación formal y no estamos considerando un componente importantísimo del aprendizaje,

que es aquél que se produce en los propios procesos laborales. Este último campo, en el que

en el futuro se debería avanzar, tiene una relación estrecha con la calidad del trabajo y las

características de las diferentes estructuras productivas.

El índice que construimos en este trabajo, entones, explorará los resultados de las dos

alternativas: con y sin transformación convexa. A su vez, el índice se construye con un máximo

de 16 años de educación en promedio (6 de primaria, 6 de secundaria y 4 de estudios

terciarios) y un mínimo de 0, de las siguientes formas:

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IEDU tk =

IEDUconv tk =

Donde Ed tk es el stock educativo en el año t del país k.

1.4. El promedio geométrico vs. el promedio aritmético

La discusión entre el cálculo del IDH mediante un promedio aritmético o uno geométrico

ha sido amplia. Se ha sugerido restringir la posibilidad de sustitución entre los componentes

del índice combinándolos con formas logarítmicas (Desai, 1991: 356) o computándolo como un

promedio geométrico, de forma de capturar la noción de que sus tres dimensiones deben

presentarse conjuntamente a la hora de determinar el nivel de desarrollo humano (Sagar y

Najam, 1998: 251-2; Prados, 2007). En otras palabras, calculado con un promedio geométrico,

el índice crecerá más si sus componentes evolucionan en forma equilibrada. En definitiva

utilizando el promedio geométrico no existe sustitución perfecta entre los distintos

componentes del índice. En este trabajo se calculará el IDH como promedio geométrico.

2. Los índices que pueden ser construidos y los hechos estilizados

De acuerdo a las distintas combinaciones entre los índices mencionados anteriormente y

sus variadas formas de cálculo, se pueden construir ocho diferentes IHDH, los que se detallan

en el Cuadro 1. Los resultados que arrojan estos índices son muy diferentes en términos de

niveles absolutos y de tendencias. Las principales diferencias surgen de si se usa la

transformación logarítmica o no, pero las otras dos variantes también tienen su impacto. Para

simplificar, presentaremos los resultados de tres índices como hechos estilizados, y luego,

como se ha adelantado, discutiremos los dos extremos. Los tres índices que presentamos

están señalados en negritas en el Cuadro 1. Algunos hechos estilizados se presentan en los

Gráficos 1 a 3.

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Cuadro 1. Índices Históricos de Desarrollo Humano

Índices

Componente económico Componentes sociales

Ingreso Expectativa de vida

al nacer Educación

I-1 IPBIPC IEVN (lin) IE (lin)

I-2 IPBIPC IEVN (conv) IE (lin)

I-3 IPBIPC IEVN (lin) IE (conv)

I-4 IPBIPC IEVN (conv) IE (conv)

I-5 IPBIPC (log) IEVN (lin) IE (lin)

I-6 IPBIPC (log) IEVN (conv) IE (lin)

I-7 IPBIPC (log) IEVN (lin) IE (conv)

I-8 IPBIPC (log) IEVN (conv) IE (conv)

El I-5 es el más similar al que usa el PNUD4, con funciones logarítmicas para el IPBIpc y lineal

para los otros dos componentes. El I-8 mantiene la función logarítmica para el PBIpc pero

utiliza funciones convexas para los otros componentes. El I-4, el más alejado del calculado por

el PNUD, utiliza una función lineal para el IPIBpc y funciones convexas para los otros dos

componentes.

Gráfico 1

Desarrollo humano en el Cono Sur según distintos índices

0,0000

0,1000

0,2000

0,3000

0,4000

0,5000

0,6000

0,7000

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)

4 Lo similar son las funciones utilizadas en cada índice, no así las otras decisiones ya mencionadas y las

fuentes utilizadas.

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Gráfico 2

Evolución del IDH para Países Centrales según distintos índices

0,000

0,100

0,200

0,300

0,400

0,500

0,600

0,700

0,800

0,900

1,000

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)

Los Gráficos 1 y 2 muestran que el uso de los diferentes índices arroja resultados disímiles del

desarrollo humano, al menos en dos aspectos. En primer lugar hay una diferencia de nivel

absoluto de desarrollo muy marcada, es decir, los valores en relación a la máxima de 1 son más

bajos en el I-4 que en el I-5. La distancia respecto del 1 da una idea de cuán lejos se está del

nivel máximo alcanzable por el desarrollo humano, y por tanto el I-5 presenta una imagen más

optimista. En segundo lugar, los índices muestran desempeños dispares en diferentes

períodos. Esto se nota más claramente en los países centrales (Alemania, Francia, EUA y Reino

Unido) en los que la evolución del I-5 muestra prácticamente la misma tendencia durante todo

el período (salvo en el último tramo, cuando el ritmo de mejora en el Desarrollo Humano

parece enlentecerse), mientras que los índices I-4 e I-8, muestran un quiebre hacia 1940,

resultando en que el ritmo de mejora en la segunda parte del siglo es más intenso que en la

primera.

Hay una tercera e importante diferencia que resulta de utilizar los diferentes índices: los

resultados que arrojan en el desempeño relativo de los diferentes países y regiones. El Gráfico

3 muestra la relación entre los dos grupos analizados anteriormente: el Cono Sur y los países

centrales. Según el I-5 –el más similar al utilizado por el PNUD- la región habría comenzado el

siglo levemente por encima del 40% de los países centrales y mostrado un continuo y

pronunciado progreso, superando el 70% en el 2000. La evolución del índice I8 cuenta una

historia similar, aunque los niveles obtenidos son más bajos y los ritmos de convergencia

menores. Finalmente, el I-4 es el que más se diferencia, no solamente por mostrar los niveles

relativos más bajos, sino porque de acuerdo a él el proceso de convergencia se frena

prácticamente a partir de 1960. Una coincidencia de los tres índices es que el proceso de

convergencia tiene su mayor progreso entre aproximadamente 1930 y 1960, lo que coincide,

por otra parte, con las conclusiones obtenidas por Astorga, Bergès y FitzGerald (2004) y Prados

(2007).

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Es importante volver a destacar que, de las 8 formas de construir el IHDH, el I-5, que, como se

ha dicho, es el que más se asemeja al usado por el PNUD, resulta ser un caso de extremo

optimismo para el desempeño relativo del Cono Sur, ya sea en términos de los niveles

relativos, como de la velocidad del proceso de convergencia.

Gráfico 3

Comparación entre diversas formas funcionales. Cono sur

como % de países centrales

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)

En el presente documento discutiremos los resultados de los índices extremos (I-5, y el I-4), lo

que puede interpretarse como un rango dentro del cual se puede ubicar la trayectoria “real”.

En este ejercicio exploratorio buscaremos comparar los resultados que arrojan ambos índices y

de esa forma poder comprender más las bondades y defectos que ellos puedan tener y ganar

claridad sobre la propia realidad, sobre cuál pueda representarla más adecuadamente y sobre

la posibilidad de que su uso simultáneo sea de utilidad.

El IHDH en el siglo XX: perspectiva comparada respecto de los países centrales

En el presente apartado mostramos las tendencias generales seguidas por el desarrollo

humano en las distintas regiones según lo muestran los diferentes índices. Privilegiamos para

ello la perspectiva comparada, mostrando el valor del índice de cada región como el

porcentaje del valor del mismo índice para los países centrales.

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Gráfico 4

Evolución IDH (I-4) por regiones como % de Centrales

0

20

40

60

80

100

120

140

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

Cono Sur Au+NZ Esp-It Escand. Jpn+Kor Egipt+SA

Gráfico 5

Evolución IDH (I-5) por regiones como % de Centrales

0

20

40

60

80

100

120

140

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

Cono Sur Au+NZ Esp-It Escand. Jpn+Kor Egipt+SA

Los índices I-4 e I-5 muestran similitudes y diferencias. Entre las similitudes, destaca el proceso

convergente con los países centrales que muestran las diferentes regiones, ya sea que lo hagan

desde niveles superiores (Australia y Nueva Zelanda), o desde niveles inferiores, como es el

caso del resto de los grupos.

Entre las diferencias, destacan las de nivel y las de trayectoria. Respecto al nivel, el índice I-5

muestra un mundo menos desigual en términos de desarrollo humano, siendo el rango entre

los que están peor y mejor entre el 40% y el 110% de los países centrales, y muestra una

mayor velocidad de convergencia que el I-4. Este último, por otra parte, muestra un mundo de

mayores contrastes, con un rango de entre 20% y 120%. Ambos índices cuentan historias

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diferentes también respecto a las trayectorias de las regiones de menor desarrollo humano, el

Cono Sur y los países africanos de nuestra muestra (Egipto y Sudáfrica). Para ambos casos, el

índice I-5 muestra acercamiento, superando a finales del siglo ambas regiones la marca del

60% respecto de los países centrales. El I-4, en cambio, pone en cuestión este acercamiento,

tanto el nivel relativo como la importancia de la convergencia. Como ya hemos adelantado, de

acuerdo este índice el Cono Sur deja de converger en los años de 1960.

3. Análisis de descomposición del Desarrollo Humano

3.1. Desarrollo económico y desarrollo social

Este apartado se propone estudiar las dinámicas y trayectorias de desarrollo seguidas por los

países y regiones desde otra perspectiva metodológica. Inspirados por el trabajo de Ranis,

Ramirez y Stewart (2000), exploraremos las interacciones entre por un lado el desarrollo

económico, expresado por nuestro IPBIpc, y por otro el desarrollo social, visto como el

promedio geométrico de nuestros IEVN y el IEDU.

Se buscará establecer más sistemáticamente las características del desarrollo humano de cada

región desde el punto de vista de las contribuciones que a éste hace el desarrollo económico,

por un lado, y el social por el otro. A tales efectos, tomaremos el desempeño de cada región en

cada una de esas dos dimensiones, con respecto a la media no ponderada de todas las

regiones, ubicándolas en diferentes cuadrantes, con lo que obtendremos cuatro patrones de

desarrollo: a) los que exhiban círculos virtuosos, por mostrar desempeños superiores a la

media tanto en el plano económico, como en el social; b) los que exhiban círculos viciosos, por

mostrar desempeños inferiores a la media en ambos casos; c) los que exhiban un sesgo

económico, por estar por encima de la media en ese plano, pero por debajo de la misma en el

social, y d), los que exhiban un sesgo social, por estar por encima de la media en este plano,

pero por debajo en el económico. Los autores plantean en su trabajo que esta tipología

permite un acercamiento preliminar a la interrelación existente entre el desarrollo económico

y el social. Así, en el caso de los países ubicados en el cuadrante de círculo virtuoso, mejoras en

el PBI per cápita impactarían positivamente en variables clave del desarrollo social –como

educación y salud-, las que a su vez tienen un feedback positivo sobre el ingreso per cápita. El

cuadrante vicioso se caracteriza por el mal vínculo entre ambos elementos, y en los dos

cuadrantes de sesgo los autores entienden las mejoras de un elemento impactan

positivamente en el otro pero no viceversa.

Dividiremos a estos efectos el siglo XX en tres períodos: 1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000.

Las medias de referencia serán las específicas de cada período. De acuerdo a la disponibilidad

de datos, incluimos en este estudio a 14 países, agrupados en cinco regiones, excluyendo a

Asia y África. El ejercicio se hace consecutivamente utilizando los dos tipos de índices

presentados anteriormente, el I-4 y el I-5.

Así, el Gráfico 6 nos muestra los resultados acumulados por tipo de desarrollo en las cinco

regiones para los dos índices seleccionados. Puede constatarse que el I-4 muestra, en

promedio, un patrón de desarrollo con un moderado sesgo hacia lo económico, en tanto el I-5

muestra un marcado sesgo hacia lo social.

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Las diferencias son muy pronunciadas en algunas regiones. De acuerdo al I-4 el Cono Sur se

ubica en el cuadrante del círculo vicioso, España e Italia en una posición neutra, mientras el

resto está en el cuadrante virtuoso, donde los países avanzados se muestran con una

tendencia hacia un sesgo de mayor desarrollo económico. Si nos movemos al I-5, ahora son los

países centrales y Oceanía que se encuentran en el cuadrante vicioso, España e Italia y

Escandinavia en el virtuoso, y el Cono Sur en posición neutra. Se trata entonces de historias

muy diferentes. La única región que se muestra virtuosa de acuerdo a ambos criterios es

Escandinavia. En otras palabras: si entendemos que los logros en materia de desarrollo

económico guardan relación lineal con el PIB per cápita y los logros en desarrollo social son

una función convexa de la educación y la expectativa de vida, obtenemos un proceso en el que

el componente económico domina levemente y en el que el Cono Sur diverge con respecto al

resto. Sin entendemos que el desarrollo económico tiene una función logarítmica con respecto

al PBI per cápita y una lineal con respecto a la educación y la expectativa de vida al nacer,

obtenemos un patrón de desarrollo con fuerte predominio de lo social, en el que el Cono Sur

se mantiene en una posición neutra con respecto a la media, pero acortando distancias con

Oceanía y los países centrales, proceso en el que Escandinavia y los países latinos

mediterráneos son los que más crecen.

Gráfico 6.

Aumentos de los componentes económicos y sociales por región del Índice Histórico de

Desarrollo Humano, de acuerdo a los índices I-4 e I-5, 1900-2000

Rombos I-4; círculos I-5.

3.1.1. Análisis de sub-períodos en base al I-4

Como ya se mencionara, el I-4 se construye como el promedio geométrico del Índice de PBI

per cápita (IPBIpc), el Índice de Educación usando una función convexa (IEDUconv) y el Índice

de Esperanza de Vida al Nacer usando una función convexa (IEVNconv). A los efectos de este

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análisis, construimos un índice social (IDS), que es la media geométrica del IEVNconv y al

IEDUconv, al que compararemos con el índice económico IPBIpc.

El Gráfico 7 presenta la clasificación por cuadrantes para las regiones consideradas, tomando

como referencia las mejoras en los índices económicos y sociales, medidas en términos de

avance en puntos porcentuales.

Gráfico 7:

Desempeño por regiones y períodos de acuerdo al I-4, en relación a la media de cada

período, 1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000

C. Sur

C. SurC. Sur

Centr

CentrCentr

Oc Oc

Oc

E-I

E-I

E-I

Esc

Esc Esc

0,00

0,05

0,10

0,15

0,20

0,25

0,30

0 0,05 0,1 0,15 0,2 0,25 0,3

Índ

ice

So

cial

Índice Económico

Comentarios: 1900-1930 (rojo), 1930-1970 (amarillo) y 1970-2000 (verde); las líneas punteadas son las medias de

cada dimensión de todo el período; las líneas enteras reflejan de forma ascendente las medias de cada sub-período.

Una primera conclusión puede extraerse de estudiar la evolución de las medias. Ellas muestran

una tendencia claramente ascendente en los sucesivos períodos y en ambas dimensiones.

Mientras en el primer período hay un aumento mayor de la dimensión social, en los dos

siguientes, especialmente en el segundo, es mayor el aumento en la dimensión económica. Si

bien estos logros predominantemente económicos pueden ser el resultado de no realizar una

transformación logarítmica del PBI per cápita, también es cierto que deberían pesar más los

logros sociales a los que se asigna una función convexa, que amplía los logros a altos niveles de

desarrollo social. Al pasar del segundo al tercer período, justamente, el predominio de los

logros económicos persiste pero se amortigua, ya siguen siendo mayores los logros

económicos que los sociales; pero en relación a los logros del período anterior, aumentan más

los sociales, en tanto los económicos desaceleran. Sería una especie de convergencia de los

ritmos de crecimiento de los logros sociales con los económicos.

En 1900-1930 (rojo) sólo los países centrales se ubican en el cuadrante virtuoso. Escandinavia

se encuentra muy cerca del cuadrante virtuoso, su nivel de desarrollo social es inferior a la

media ubicándose en el cuadrante del sesgo económico. Por su parte, el Cono Sur es la única

región que muestra un círculo vicioso; España-Italia se ubica muy cerca de la media en ambas

variables y Oceanía muestra un marcado sesgo hacia el desarrollo social.

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En 1930-1970 (amarillo) se producen los mayores avances, y de manera marcada, en lo

económico. España-Italia se mantiene sobre la media del social pero muestra un mal

desempeño del desarrollo económico. Escandinavia y los países centrales se mueven al

cuadrante virtuoso y Oceanía muestra un marcado sesgo hacia el desarrollo económico. En

cuanto al Cono Sur se mantiene en el cuadrante vicioso; si bien la región mejora respecto al

período anterior, lo hace en menor medida que el conjunto5.

En 1970-2000 (verde) el progreso económico sigue siendo superior al social,. El Cono Sur se

mantiene en el círculo vicioso, con un fuerte retraso económico. España e Italia se mueven al

cuadrante virtuoso, que comparten con Escandinavia -apenas sobre la media en cuanto a

desarrollo social- y Oceanía que pasa del sesgo económico al cuadrante virtuoso. Los países

centrales se ubican en el límite entre el sesgo económico y el virtuosismo, aunque con una

tendencia muy fuerte hacia lo económico.

En síntesis, las trayectorias de estas regiones nos muestran a un Cono Sur que nunca sale del

círculo vicioso, a España e Italia que pasan de una situación apenas viciosa a un sesgo social y

luego avanzan al cuadrante virtuoso, a Escandinavia que pasa del sesgo económico en el

primer período al cuadrante virtuoso en los siguientes, y a Oceanía yendo del sesgo social al

virtuoso, pasando por el sesgo económico. Los países centrales tras dos períodos en el

cuadrante virtuoso caen en su desempeño social llegando al límite con el sesgo económico

3.1.2. Análisis de sub-períodos en base al I-5

El I-5 se construye como el promedio geométrico del Índice de PBI per cápita (log), el Índice de

Educación (IEDU) y el Índice de Esperanza de Vida al Nacer (IEVN), en su versión lineal. Los

gráficos que siguen y sobre los que se apoya el análisis, sirven para clasificar a los países según

mejoras en el plano económico, expresado por el IPBIpc(log) y en el social, expresado por el

IDS, construido como una media geométrica en base al IEVN y al IEDU.

El Gráfico 8, construido en base al I-5, nos muestra una historia muy diferente al Gráfico 7,

construido en base al I-4. Empecemos, al igual que con el Gráfico 7, observando la evolución

de las medias totales y por período.

Una primera y muy importante diferencia con respecto al I-4, es que de acuerdo al I-5 no

encontramos una tendencia permanentemente creciente de los índices, sino que el período

1930-1970 es el de mayor crecimiento en ambas dimensiones, en tanto el tercero regresa

prácticamente a los aumentos absolutos de principios de siglo; incluso en los países centrales

el aumento cae por debajo del de 1900-1930. Esta afirmación es válida para todas las regiones,

con una sola excepción, Oceanía, que fue la única en disminuir el ritmo de sus mejoras en el

segundo período y que se recupera parcialmente en el tercero.

5 Debe tenerse presente que este ejercicio toma en cuanta las variaciones absolutas en el índice, por lo

que a primera vista puede dar resultados contradictorios con la comparación hecha en los gráficos 4 y 5. A modo de ejemplo, si entre t y t+1 el IDH del Cono Sur pasa de 0,05 a 0,10; y el de los países centrales de 0,2 a 0,3; entonces se observará un acercamiento en la comparación relativa, porque el desarrollo del Cono Sur pasa de ser un 25% a un 33% del de los países centrales, y un alejamiento en la mejora absoluta, porque los últimos avanzaron 10 puntos porcentuales y los primeros sólo lo hicieron en 5 puntos.

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En segundo lugar, encontramos que las medias en todos los períodos tienen un sesgo a favor

del desarrollo social.

En el período 1900-1930, ninguna región se ubica en el cuadrante vicioso, y sólo los países de

la periferia latina europea (España e Italia) se ubican en el cuadrante virtuoso, es decir que

supera al crecimiento medio tanto del índice de desarrollo social como de desarrollo

económico. En el caso del Cono Sur y los países Escandinavos de la muestra, ambos índices se

incrementaron en valores similares, pero al encontrarse la media sesgada hacia el desarrollo

social, se ubicaron en el cuadrante del sesgo económico. En el extremo opuesto, Oceanía

muestra un magro crecimiento de su índice económico, pero un muy fuerte crecimiento –

mayor a la media-, del índice de desarrollo social, que la ubicó en el cuadrante del sesgo social.

Otro tanto, aunque en forma más equilibrada, ocurrió con los países centrales.

El período 1930-1970 es, como dijimos, el de mayores avances en el desarrollo humano, y si

bien existe un sesgo al desarrollo social, el crecimiento de la media del índice de desarrollo

económico fue sumamente importante. En cuanto a las regiones, destaca el Cono Sur, que se

ubica ahora en el cuadrante del sesgo social, ocupando el segundo lugar entre las regiones que

más avanzaron en dicho índice, luego de los países escandinavos. De igual forma, la región

tuvo un buen desempeño en el índice económico, similar al de Oceanía y superior al de los

países centrales, aunque por debajo de la media. Las regiones de Escandinavia, y España e

Italia se destacan también por su buen desempeño. La primera es la que muestra mayores

avances, y la segunda vuelve a ocupar el cuadrante virtuoso, alcanzando mejoras superiores a

la media en ambos índices. En el extremo opuesto, la región de los países centrales y Oceanía

se ubican en el cuadrante vicioso. En el caso de los primeros, su progreso es superior al del

período anterior en ambos índices, pero inferior a la media. En el segundo caso, y en

comparación con el período anterior la región obtiene mayores avances en el índice de

desarrollo económico, pero los avances del índice de desarrollo social son menores.

El último período muestra, como ya indicamos, menores avances que el período anterior para

todas las regiones y en ambos índices. Escandinavia es la que muestra mayores contrastes con

el período anterior, dado que su progreso es inferior a la media en ambos índices y ocupa por

tanto el cuadrante vicioso. Junto con ella, prácticamente en el mismo punto del gráfico, se

encuentra Oceanía. Los países centrales obtienen, en comparación con las otras regiones, un

resultado algo mejor que en período anterior. Siguen por debajo de la media en el incremento

del índice social, pero se encuentran sobre ella en el índice de desarrollo económico. España e

Italia y el Cono Sur son las únicas regiones que se mantienen en el mismo cuadrante que en el

período anterior, el virtuoso para la primera, y el del sesgo social para la segunda. Resulta

destacable que los países de la periferia latina de Europa sean los únicos que se ubican por

encima de la media en ambos índices durante todos los períodos. Son países que parten con

un retraso importante con respecto al resto y acortan distancias permanentemente. En cuanto

a la región del Cono Sur, es la que muestra mayores avances en el índice de desarrollo social

en este período.

De la comparación de las trayectorias de las regiones en los dos índices, destacamos las

diferencias que se observan en los países centrales y el Cono Sur. Mientras en el I-4 los

primeros se ubican prácticamente siempre en el cuadrante virtuoso, en el I-5 no alcanzan

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nunca ese lugar. En lo que refiere al Cono Sur, el I-4 lo mostraba como la región de peor

desempeño en todos los períodos, especialmente los dos últimos, en tanto que el I-5 describe

importantes avances en particular en el índice de desarrollo social.

Gráfico 8.

Desempeño por regiones y períodos de acuerdo al I-5, en relación a la media de cada período,

1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000

C. Sur

C. Sur

C. Sur

Centr

Centr

Centr

Oc

Oc

OcE-I

E-I

E-I

Esc

Esc

Esc

0.00

0.05

0.10

0.15

0.20

0.25

0.30

0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25 0.3

Índi

ce so

cial

Índice Económico

Comentarios: 1900-1930 (rombos), 1930-1970 (triángulos) y 1970-2000 (círculos); las líneas punteadas son las

medias de cada dimensión de todo el período; las líneas enteras reflejan de forma las medias de cada sub-período.

3.2 La descomposición de los tres componentes

A fin de analizar el comportamiento de las distintas regiones, calculamos el aporte de cada uno

de los componentes al desempeño global del índice, para lo que se hace una diferenciación

parcial del mismo. La descomposición queda determinada por la suma de las derivadas

parciales de cada variable multiplicada por su tasa de crecimiento, lo que es entendido como la

contribución de la variable al crecimiento del índice general. Formalmente:

(1) IDHH = (IPBIpc*IEDU*IEVN)^(1/3)

(2) diferenciación parcial: d(IDHH) = (IEDU*IEVN)^(1/3)*(1/3)*(IPBIpc)^(-2/3)*dIPBIpc +

(IPBIpc*IEVN)^(1/3)*(1/3)*(IEDU)^(-2/3)*dIEDU+(IPBIpc*IEDU)^(1/3)*(1/3)*(EV)^(-2/3)*dIEVN

Donde las d(variable) es la tasa de crecimiento de cada variable, IDHH es el Índice de

Desarrollo Humano Histórico, IPBIpc es el índice del producto por habitante, sea en su forma

lineal o logarítmica, IEDU es el índice de educación e IEVN el índice de esperanza de vida al

nacer. Estos dos últimos en su forma lineal o convexa según el índice.

Los Cuadros 2 y 3 muestran los resultados del I-4 y el I-5, respectivamente.

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CUADRO 2. APORTE DE LOS DIVERSOS COMPONENTES A LAS MEJORAS DE DESARROLLO HUMANO - ÍNDICE I 4

CONO SUR CENTRALES

PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO

1900-1930 44% 30% 28% -2% 46% 17% 42% -5%

1930-1970 40% 31% 27% 1% 59% 22% 25% -6%

1970-2000 47% 47% 15% -9% 47% 28% 25% 1%

1900-1950 42% 31% 27% -1% 49% 17% 38% -4%

1950-2000 47% 36% 22% -5% 53% 28% 20% -1%

1900-2000 45% 33% 25% -3% 43% 23% 34% 0%

AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA ESPAÑA E ITALIA

PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO

1900-1930 25% 30% 36% 9% 50% 25% 28% -3%

1930-1970 83% 21% 13% -17% 61% 24% 21% -6%

1970-2000 44% 25% 32% -1% 47% 42% 17% -6%

1900-1950 53% 23% 29% -5% 44% 24% 28% 3%

1950-2000 52% 30% 22% -4% 60% 34% 14% -9%

1900-2000 47% 27% 27% -2% 44% 33% 24% -1%

ESCANDINAVOS

PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO

1900-1930 82% 18% 20% -21%

1930-1970 57% 31% 18% -7%

1970-2000 42% 34% 25% -1%

1900-1950 71% 22% 20% -14%

1950-2000 50% 35% 19% -4%

1900-2000 50% 30% 22% -2%

JAPÓN Y COREA DEL SUR EGIPTO Y SUDÁFRICA

PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO

1950-1970 120% 13% 11% -45% 55% 39% 17% -11%

1970-2000 55% 30% 19% -4% 35% 53% 13% -2%

1950-2000 76% 21% 16% -13% 49% 41% 16% -6%

Comentario: El residuo se debe al carácter parcial de las derivadas y se relaciona con el distinto peso de cada índice en la ponderación. Cuando alguno de los componentes se destaca respecto de los demás en la ponderación, superando el 50%, entonces se reduce el ajuste de la descomposición y el residuo se incrementa. En el caso del I-4 ello ocurre con el IPBIpc en Japón y Corea del Sur, es especial en las décadas posteriores a la guerra, o con los escandinavos a principios del siglo

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CUADRO 3. APORTE DE LOS DIVERSOS COMPONENTES A LAS MEJORES DE DESARROLLO HUMANO - ÍNDICE I 5

CONO SUR CENTRALES

PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO

1900-1930 9% 76% 43% -28% 12% 36% 55% -3%

1930-1970 9% 69% 38% -17% 25% 46% 31% -2%

1970-2000 13% 95% 17% -25% 28% 51% 25% -3%

1900-1950 8% 74% 41% -24% 14% 36% 51% -1%

1950-2000 12% 75% 28% -16% 30% 54% 20% -4%

1900-2000 11% 67% 35% -13% 20% 42% 40% -2%

AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA ESPAÑA E ITALIA

PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO

1900-1930 6% 58% 41% -5% 11% 59% 42% -11%

1930-1970 38% 50% 17% -4% 21% 56% 30% -7%

1970-2000 24% 46% 31% -2% 21% 83% 15% -19%

1900-1950 17% 50% 37% -3% 9% 54% 42% -6%

1950-2000 26% 57% 22% -5% 28% 73% 15% -16%

1900-2000 21% 52% 31% -3% 17% 59% 32% -8%

ESCANDINAVOS

PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO

1900-1930 23% 49% 32% -4%

1930-1970 22% 68% 22% -11%

1970-2000 22% 63% 23% -8%

1900-1950 21% 54% 30% -6%

1950-2000 23% 69% 19% -11%

1900-2000 23% 57% 26% -6%

JAPÓN Y COREA DEL SUR EGIPTO Y SUDÁFRICA

PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO

1950-1970 50% 36% 17% -3% 11% 99% 26% -36%

1970-2000 27% 59% 19% -5% 7% 111% 16% -34%

1950-2000 41% 44% 18% -3% 10% 95% 22% -26%

Comentarios: El residuo se debe al carácter parcial de las derivadas y se relaciona con el distinto peso de cada índice en la ponderación. Cuando alguno de los componentes se destaca respecto de los demás en la ponderación, superando el 50%, entonces se reduce el ajuste de la descomposición y el residuo se incrementa. En el caso del I5 ello ocurre con el índice de esperanza de vida en el Cono Sur y en los países africanos de nuestra muestra.

La descomposición del índice I-4 muestra que el desarrollo humano durante el siglo XX en

todas las regiones fue predominantemente explicado por los avances en el PIB per cápita. Esto

es coherente con lo señalado en el Gráfico 7. En todas las regiones este componente explica

entre el 40 y el 50 de los incrementos de desarrollo humano. Un caso especial es el asiático, en

el que la contribución de este componente se eleva al 76%. En casi todas las regiones, la

segunda contribución en orden de importancia es la de la EVN, mientras que los avances en la

educación quedan en último lugar. Las excepciones son Australasia, donde ambos

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componentes aportan por igual, y los países centrales, donde las mejoras en educación

superan a las de la EVN.

El contraste es importante con el I-5, de acuerdo al cual, la contribución del PBI per cápita se

ubica entre el 10 y el 23% exceptuando la región asiática, donde llega al 41%. El componente

claramente dominante de acuerdo a este índice es la EVN, cuya contribución oscila entre el 42

y el 95% (África). De acuerdo al I-5, el segundo componente en orden de importancia son las

mejoras en la educación, salvo en el caso ya mencionado de Asia. Entonces,

independientemente del índice utilizado, en Asia el crecimiento del PBI per cápita explica la

mayor parte de la mejora de los logros en materia de desarrollo humano.

Conclusiones

En este trabajo hemos construido diferentes Índices Históricos de Desarrollo Humano, con una

serie de supuestos diferentes sobre las características de las distintas funciones de los tres

componentes del índice. A los efectos de facilitar la discusión, en esta oportunidad hemos

seleccionado los dos índices que mostraban los resultados extremos: el I-4, que usa una

función lineal del PBIpc y una convexa de la educación y la expectativa de vida al nacer, y el I-5

–el más similar al utilizado por el PNUD–, que usa la función logarítmica para el PBIpc y la lineal

para los otros dos componentes.

Si bien los distintos índices arrojan resultados muy disímiles, también muestran coincidencias

en torno a algunos hechos estilizados, los que por ello adquieren mucha robustez. En primer

lugar, a lo largo del Siglo XX se produjo una mejora continua y generalizada de los niveles de

desarrollo humano en todas las regiones estudiadas. En segundo lugar, ha existido un proceso

de convergencia en términos de desarrollo humano entre las distintas regiones a lo largo del

siglo.

Las diferencias entre los resultados arrojados por los dos índices estudiados son, sin embargo,

muy marcadas. En primer lugar, los niveles absolutos del índice son más bajos en el I-4 que en

el I-5, lo que señalaría que las distancias con los mayores niveles alcanzables son mayores en el

primero que en el segundo. El proceso de convergencia anteriormente señalado se produce

con puntos de partida muy diversos y a diferentes velocidades. La trayectoria relativa de las

regiones de menor desarrollo humano es la que se ve más afectada según el índice que se

contempla. El I-5 muestra la imagen más optimista, de menor desigualdad entre regiones y de

fuerte convergencia con los países líderes. El I-4 en cambio, muestra un pequeño acercamiento

a lo largo del siglo, y en algunos casos, como el del Cono Sur, la convergencia se interrumpe en

torno a 1960.

En cuanto a la descomposición de la mejora del IDH según sus diferentes componentes, los

índices I-4 e I-5 muestran diferencias importantes. El I-4 muestra que en general las mejoras

económicas han sido superiores a las sociales; de acuerdo al I-5 las mejoras sociales son

predominantes. También difieren en cuanto al ritmo de crecimiento de las mejoras. En tanto el

I-4 muestra una aceleración de las mismas, el I-5 muestra a las décadas centrales del mismo

como aquellas en las que el desarrollo humano se incrementó más. Entre los componentes

sociales, las principales mejoras son explicadas por el aumento de la Expectativa de Vida al

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Nacer, en tanto las mejoras en la educación han hecho una menor contribución al crecimiento

del índice.

Por otra parte, los países que más rápidamente convergen con los países centrales –Japón y

Corea del Sur- se desatacan por el peso del crecimiento económico en la mejora de ambos

índices en desarrollo humano, y las regiones rezagadas –Cono Sur y países africanos- muestran

aporte del mismo muy inferior a la media en la mejora del índice I5 –aunque ello no ocurre en

el I4. En resumen, el crecimiento económico habría jugado un rol privilegiado en las mejoras

de desarrollo humano de aquellos que más convergen, y podría haberlo hecho en aquellos que

menos lo hacen.

Finalmente, si algo puede sacarse en limpio de los ejercicios presentados es que la forma

funcional elegida para la construcción del índice importa. Según utilicemos una u otra,

la imagen que tendremos sobre la evolución del desarrollo humano en las distintas regiones, y

los insumos para evaluar distintas estrategias históricas de desarrollo serán muy diferentes; y

en este marco, el índice elegido por Naciones Unidas no se encuentra en el "justo medio", sino

en uno de los extremos posibles.

En futuros trabajos ampliaremos las comparaciones incluyendo el uso de los otros índices,

incorporaremos una dimensión institucional, así como medidas de desigualdad de cada uno de

los componentes para corregir el índice. Igualmente profundizaremos el debate teórico y

metodológico, a los efectos de seleccionar un índice que a nuestro entender sea el más

apropiado para capturar las mejoras en el desarrollo humano y que mejor pueda dar cuenta de

los procesos históricos.

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