un museo chévere - la ene en el encuentro internacional (cheverista) de medellín 2011
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Con la participación de: Gala Berger - Sofía Dourron - Agustín Díez Fischer - Felipe Salem - Nicolás Sarmiento - Lala Ladcani + Martín Lowenstein - Marina Reyes Franco - Leopoldo Estol - Adriana Minoliti - Andrés Pereira Paz - Santiago Villanueva - Franco Ferrari - Marcela SinclairTRANSCRIPT
UN MUSEO CHÉVERE
La Ene en el Encuentro Internacional(Cheverista) de Medellín 2011
Con la participación de:
Gala BergerSofía Dourron
Agustín Díez FischerFelipe Salem
Nicolás SarmientoLala Ladcani + Martín Lowenstein
Marina Reyes FrancoLeopoldo EstolItamar Hartavi
Adriana MinolitiAndrés Pereira PazSantiago Villanueva
Franco FerrariMarcela Sinclair
Ser chévere en otras latitudes
Ser chévere siempre me pareció más bien de países sin estaciones. ¿Cómo serlo en Buenos Aires, una ciudad que ni mira hacia el río, y en dónde apenas se conoce la palabra? Yo sólo la escucho del Chicha, ese amigo artista peruano que cuando conocí, enseguida me habló de Héctor Lavoe. ¿Cómo explicar, desde mi posición como puertorriqueña en el sur, lo que significa para mi "chévere", palabra amplia, acaparadora, aplicada a tantas cosas, personas y situaciones? "Buena onda" es una manera de decirlo, como para que se entienda. Para esta exhibición, le propuse a todos los artistas y colaboradores de La Ene, de Bolivia, Taiwán, Brasil, Chile, Perú y de varias regiones de Argentina, que idearan un "museo chévere". Los resultados son variados, desde un Museo de Secreciones basado en San Pablo, cual Museo de Arte Moderno, Departamento de Aguilas, de Marcel Broodthaers, creado por Felipe Salem, hasta un vernissage eterno propuesto por Franco Ferrari. Cuando pensamos en La Ene, un museo construido por una comunidad que no se siente representada en las instituciones existentes en Buenos Aires, supimos que tendría que ser un lugar con muchas filtraciones. Precisamente, para Nicolás Sarmiento su museo es "resistente y asequible", "permeable al agua y al aceite". La pieza de Santiago Villanueva hace referencia a la sordera de las instituciones, y Adriana Minoliti casi que susurra "mi museo ideal sería un poco feminista". El póster azul de Martín Lowenstein y Lala Ladcani reúne imágenes aparentemente aleatorias que bien podrían representar las distintas áreas que debería tener un museo - biblioteca, buen diseño, un jardín, un café, etc. Leopoldo Estol describe claramente su deseo por un museo que sea como un parque o un café, un lugar de encuentro con estacionamiento para naves varias y obras dudosas. Para Andrés Pereira, del altiplano boliviano, lo chévere se filtra desde el norte, atravesando fronteras con la música, televisión e imaginería popular de los años 90s y más allá, a partir de lo cual elabora un organigrama de museo, apropiándose de clichés culturales.
Para mi, un museo chévere es uno abierto a todo tipo de propuestas y personas, como un territorio sin fronteras que recibe inadvertidamente a los inmigrantes. Chévere es el espacio que nosotros mismos nos creamos, a nuestro antojo y pensamiento.Un calco de la fachada de La Ene, hecho por Gala Berger, domina la sala. ¿Que es chévere? "Chévere soy yo."
Marina Reyes Franco
Es el museo decolonizado.El Museo del Nuevo Mundo,que pelea en contra del complejode inferioridad,nuestra peor herenciade la colonización y la esclavitud.Esta es la idea de museo que nos interesa.
- Marcelo Carvalho FerrazAn Idea of a Museum, Museum Art Today
El caso Buenos Aires.
La ciudad de Buenos Aires cuenta con un Museo de Bellas Artes, un Museo de Arte Latinoamericano, un Museo de arte Hispanoamericano, un Museo de Arte Popular, un Museo del Cine, un tercio de Museo de Arte Moderno, un Museo de Arquitectura, un Museo de Arte Español, un Museo Histórico, un Museo Etnográfico, y varios museos temáticos como el Museo del Traje y el de la gaseosa (en la provincia), entre tantos otros. Brilla por su ausencia, sin embargo, el Museo de Arte Contemporáneo. Este “vacío museal” (específicamente en relación al arte contemporáneo) del que Gustavo Buntinx viene hablando desde fines de los años 80 parece haberse convertido en un síntoma común de las grandes metrópolis del sur del continente, salvo contadas excepciones, como las grandes urbes brasileras. No sólo no contamos con una institución que contenga, promueva y difunda el arte actual, sino que las instituciones y museos que alberga la ciudad han devenido, en la mayoría de los casos, en meros edificios carentes de contenido, estancados en épocas de museografía caduca, víctimas de burocracias y empleados públicos desanimados. El arte actual ha quedado entonces librado al azar de entidades privadas y centros culturales decadentes, cuyas políticas responden a intereses personales o, en todo caso, corporativos.
Ante un panorama tan poco alentador, resulta tentador volcarse al pesimismo y entregarse a un árido futuro de esterilidad institucional, pero vivimos una época de resurgimientos y recambios, de ebullición política y creativa, de gran estímulo energético. Una época de intensa cooperación y comunicación en todos los ámbitos, pareciera ser un momento ideal para imaginar la institución que necesitamos, que queremos, y que podemos construir con el mayor grado de independencia posible.
En este punto las posibilidades parecen infinitas, la imaginación se extiende indefinidamente hacia utopías irrealizables de enormes estructuras en forma de plato volador, impolutas paredes blancas y pisos relucientes. La imagen de museo “ideal” baja derecho y sin escalas desde el norte hacia nuestros nervios receptores. Pero el museo que necesitamos no es necesariamente blanco y brillante; no es siquiera un espacio físico. En última instancia, el museo que necesitamos es un proyecto de pensamiento y creación críticos que comience a llenar los baches en nuestra joven historiografía del arte local. Un proyecto para la edificación cultural de la
democracia y la libertad, que tuvo su germen en los años 60, pero que fue cercenado durante el proceso militar, generando una profunda vacuidad institucional, crítica y académica.
Deseamos que el museo deje de ser percibido como un depósito de objetos bonitos y se convierta en un espacio dinámico de intercambio cultural federal e internacional, que responda a las demandas urbanas de la ciudad, con una colección de proyectos realizados y por realizar, con prácticas que afirmen identidades personales y locales, y se libren de mandatos y modelos importados. La construcción de este proyecto implica ineludiblemente un proceso destrucción y reconstrucción de políticas y malos hábitos, de ideas obsoletasy desarticulación de paradigmas. Un proceso arduo, largo y lleno de obstáculos que, sin embargo, estamos dispuestos a sortear.
Sofía Dourron
Una imagen literaria: un italiano exiliado entra a un bar en la Patagonia, lo primero que ve, un mapa puesto del revés: “eres del norte -le dicen- los del norte siempre miran como idiotas su bendito planeta puesto de repente del revés. Pero, para nosotros, el mundo es así; tiene el sur arriba”. Un museo que nos devuelva nuestra mirada idiota, que ponga nuestro mundo del revés. Que no convierta el “sur en nuestro norte” -para tener idea de “nuestra justa posición”- sino que nos cuestione, que nos provoque, que nos insulte. Una palabra peruana: “donde hay un vacío hay un deseo”. El Museo responde a un deseo, no lo completa, pero lo busca. El vacío es comienzo -lugar de donde viene todo lo demás dirá el Tao-. Pensar exhibiciones, proyectos, colecciones, que aparezcan desde ausencias, como lugares creativos donde pensar nuevos sentidos, relaciones. Construir historia para cuestionarla.
Un sentido olvidado: la escucha. El oído es la capacidad más atrofiada en las instituciones, ¿qué pasa cuando ese deseo ya no se escucha? ¿qué hacer?. Un museo eterno no es un museo sino un mausoleo, un museo son muchos museos. Una institución debería poder verse a sí misma, mirarse al espejo y asumirse muriendo. El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno. El Museo debe poder morir.
Agustín Díez Fischer
Para mi, el museo ideal sería algo comoel Museo de Alejandría, 300 años A.C., donde
habría una bibliotecaun área para caminar y esculturas
espacios de debate, salones para conferenciasy varios investigadores residentes.
- Jean GalardIdeal Museum, Museum Art Today
Mi museo imaginario, definitivamente, sería posible de lograr.
- Marcelo AraujoIdeal Museum, Museum Art Today
Museos de Buenos Aires:
Museo Etnográfico Ambrosetti
Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Museo de la Policía Federal
Museo del Jamón
Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori
Museo Nacional de la Historia del Traje
Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo
Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra
Museo del Holocausto
Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia
Museo de Arte Decorativo
Museo de las Escuelas
Museo de la Inmigración
Museo Nacional de Bellas Artes
Museo de la Ciudad
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio
Museo Pampeano
Museo de la Pasión Boquense
Museo Evita
Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco
Museo de Bellas Artes de la Boca
Museo Histórico y Numismático José Evaristo Uriburu
Casa Museo Carlos Gardel
Museo Argentino del TítereMuseo Casa de Yrurtia
Museo de Arte Español Enrique Larreta
Museo de Arte Popular José Hernández
Museo Histórico de Cera
Museo Mitre
Museo Xul Solar
Museo Mundial del Tango
Museo Metropolitano
Museo de Armas
Palacio de Las Aguas Corrientes
Agradecimientos:
Massimo Scaringella, Fundación Tres Pinos, Ricardo Cárdenas, Gache Franco, Esteban Alvarez, Sonia Becce, Pablo Siquier, Claudio Iglesias, Agustín Díez Fischer, Hernán Taramán, Varela, Rodrigo, MDE 11, Taller Sitio, Proyectos Ultravioleta, Héctor Lavoe, el espíritu cheverista y la economía mundial.
Staff:
Dirección: Marina Reyes FrancoCoordinación: Gala BergerMontaje: Cristina NuñezEducación: Santiago VillanuevaImagen: Lala LadcaniAsesores: Claudio Iglesias, Franco Ferrari, Marcela SinclairProducción: Martin LowensteinAsociación Amigos de la Energía: Sofía DourronDirección internacional: Massimo Scaringella
Edición: Marina Reyes FrancoDiseño: Franco FerrariFoto de portada: Facundo Pires
2011