un ecosistema quimiosintÉtico

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UN ECOSISTEMA QUIMIOSINTÉTICO En todo este texto vinimos informando al lector que la vida en la tierra depende de le energía radiante del sol, que las plantas o las algas convierten en energía química mediante el proceso de fotosíntesis. ¡No es tan así! Ahora se a descubierto un nuevo tipo de ecosistema basado en la quimiosíntesis. Sus descubridores fueron Alvin, pequeño submarino de investigaciones de la institución Oceanográfica Woods Hole, y su tripulación de investigadores científicos encabezada por John B. Corliss, de la universidad del estado de Oregon. El sitio fue la cresta Galápagos, un límite entre placas tectónicas. El agua de mar se filtra en las fisuras de las rocas volcánicas que hicieron erupción a lo largo de este límite, se calienta y vuelve a subir. En consecuencia, se crean oasis de agua tibia en aguas que normalmente están cerca del punto de congelación a 2.5 kilómetros debajo de la superficie. Lo más importante es que el agua reacciona con las rocas a gran profundidad dentro de la corteza. Aquí, bajo condiciones extremas de calor y presión (300°C y 280 kg/cm²), ocurren reacciones químicas. De acuerdo con las evidencias actuales, la reacción crucial es la reducción del sulfato del agua de mar a sulfato de hidrógeno, porque el calor aporta la energía necesaria para que ocurra esta reacción. Los bacterios quimiosintéticos oxidan al sulfuro, obteniendo la energía necesaria para extraer carbono del dióxido de carbono del agua de mar y fijarlo en moléculas orgánicas, convirtiéndose así en los productores primarios del ecosistema. Ya se identificaron unos 12 oasis de este tipo, cada cual con su comunidad de animales un tanto distinta. (De acuerdo con los investigadores, los tipos de animales provendrían de larvas que llegaron a la deriva para colonizar el área en sus etapas iniciales de desarrollo.) Entre los habitantes más espectaculares figuran unas almejas de 20 cm de diámetro, que cubren el piso de lava, y otros habitantes permanentes son cangrejos, mejillones y octópodos. Los crustáceos y octópodos de los bivalvos.

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Page 1: UN ECOSISTEMA QUIMIOSINTÉTICO

UN ECOSISTEMA QUIMIOSINTÉTICO

En todo este texto vinimos informando al lector que la vida en la tierra depende de le energía radiante del sol, que las plantas o las algas convierten en energía química mediante el proceso de fotosíntesis. ¡No es tan así! Ahora se a descubierto un nuevo tipo de ecosistema basado en la quimiosíntesis.

Sus descubridores fueron Alvin, pequeño submarino de investigaciones de la institución Oceanográfica Woods Hole, y su tripulación de investigadores científicos encabezada por John B. Corliss, de la universidad del estado de Oregon. El sitio fue la cresta Galápagos, un límite entre placas tectónicas. El agua de mar se filtra en las fisuras de las rocas volcánicas que hicieron erupción a lo largo de este límite, se calienta y vuelve a subir. En consecuencia, se crean oasis de agua tibia en aguas que normalmente están cerca del punto de congelación a 2.5 kilómetros debajo de la superficie. Lo más importante es que el agua reacciona con las rocas a gran profundidad dentro de la corteza. Aquí, bajo condiciones extremas de calor y presión (300°C y 280 kg/cm²), ocurren reacciones químicas. De acuerdo con las evidencias actuales, la reacción crucial es la reducción del sulfato del agua de mar a sulfato de hidrógeno, porque el calor aporta la energía necesaria para que ocurra esta reacción. Los bacterios quimiosintéticos oxidan al sulfuro, obteniendo la energía necesaria para extraer carbono del dióxido de carbono del agua de mar y fijarlo en moléculas orgánicas, convirtiéndose así en los productores primarios del ecosistema.

Ya se identificaron unos 12 oasis de este tipo, cada cual con su comunidad de animales un tanto distinta. (De acuerdo con los investigadores, los tipos de animales provendrían de larvas que llegaron a la deriva para colonizar el área en sus etapas iniciales de desarrollo.) Entre los habitantes más espectaculares figuran unas almejas de 20 cm de diámetro, que cubren el piso de lava, y otros habitantes permanentes son cangrejos, mejillones y octópodos. Los crustáceos y octópodos de los bivalvos.

En un oasis, conocido como Jardín del Edén, predominan unos enormes gusanos, que carecen de boca y de tracto digestivo, utilizarían el carbono orgánico sintetizado por bacterios quimiosintéticos simbióticos. Así, aunque en efecto, la mayor parte de la vida de la tierra se basa en la energía radiante procedente del sol, no cabe duda de que existen alternativas muy viables, no sólo en este planeta, sino quizás en otros también.

a) Entre los responsables del descubrimiento de las comunidades de la cresta está el sumergible Alvin, de 16 toneladas, que puede descender hasta 4.000 metros. Alvin mide 7.6 m de longitud y tiene capacidad para tres tripulantes, un piloto y dos observadores científicos. Su base ésta en Woods Hole, Massachusetts, y lo transporta hasta los sitios de investigación su buque madre Lulu, gran catamarán dotado de un laboratorio y camarotes. Durante el viaje Alvin está alojado debajo de Lulu, entre sus dos pontones.

b) Gusanos tubulares gigantes de 1.5 m de altura que crecen en las profundidades del Océano Pacifico en el oasis Jardín del Edén. Estos vermes tubulares dependen de los

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bacterios quimiosintéticos como fuente de energía. También se ve en la fotografía unos cangrejos incoloros y sin ojos que forman parte de la red alimentaria cuyos productores primarios son los bacterios. Es probable que el pez sea un visitante ocasional.