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Un Capitán de Quince Años Por Julio Verne

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UnCapitándeQuinceAños

Por

JulioVerne

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PRIMERAPARTE

CAPÍTULOPRIMERO

ELBERGANTÍNGOLETAPILGRIM

El2defebrerode1873,elbergantíngoletaPilgrimseencontrabaentrelos43°y57′de latitud sury los165°y19′de longitudoestedelmeridianodeGreenwich.

Estaembarcación,decuatrocientastoneladas,construidaenSanFranciscopara la pescamayor en losmares australes, pertenecía a JamesW.Weldon,ricoarmadorcaliforniano,que,desdehacíavariosaños, lehabíaconfiadoelmandodelnavíoalcapitánHull.

ElPilgrimeraunodelosmáspequeños,aunqueunodelosmejoresbarcosde la flotillaqueJamesW.Weldonenviaba, todas lasestaciones,unasveceshastamásalládelestrechodeBehring,por losmaresboreales,yotrasa losparajes de Tasmania o del cabo de Hornos, hasta el océano Antártico.Navegabamuybien.Suaparejo,muymanejable, lepermitíaaventurarseconpocos hombres por entre los impenetrables bloques de hielo del hemisferioaustral. El capitán Hull sabía desenvolverse, como dicen los marinos, enmediodeaquelloshielosque,duranteelverano,derivanhaciaNuevaZelandaohaciaelcabodeBuenaEsperanza,llegandoaunalatitudmásbajaquelaquealcanzan en los mares septentrionales del globo. Verdad es que allí no setratabamás que de unos icebergs de pequeñas dimensiones, ya desgastadospor loschoquesy roídospor lasaguas termales,ycuyomayornúmerovaafundirseenelPacíficooenelAtlántico.

A las órdenes del capitán Hull, buenmarino y también uno de los máshábilesarponerosde la flotilla,seencontrabaunequipocompuestodecincomarinerosyungrumete,locualerabienpocoparalapescadelaballena,queexige un personal bastante numeroso. Se necesita gente, tanto para lasmaniobras de las embarcaciones como para el descuartizamiento de losanimalescapturados;pero,asemejanzadeotrosarmadores,JamesW.WeldonconsiderabamuchomáseconómiconoembarcarenSanFranciscomásqueelnúmeronecesariodemarinerosparaconducirelbarco.EnNuevaZelandanofaltabanarponeros,marinosdetodaslasnacionalidadesydesertoresydemásque pretendían contratarse para la estación y desempeñaban hábilmente eloficio de pescadores. Una vez acabado el periodo útil, se les pagaba,desembarcaban y esperaban a que los balleneros del año siguiente fuesen areclamarsusservicios.Porestemétodo,sedabamejorempleoalosmarineros

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disponiblesyseobteníamayorprovechoalprescindirdesucooperación.

AsísehabíaobradoabordodelPilgrim.

Elbergantíngoletaacababadedarpor terminada laestaciónenel límitedelcírculopolarantártico;peronoibarepletodebarrilesdeaceite,debarbasdeballena enbrutoydeballenas cortadas.En aquella época, sehacíaya lapesca difícil. Los cetáceos, perseguidos con exceso, escaseaban. La ballenapropiamentedicha,querecibeelnombredeNordcaperenelocéanoborealyel de Sulpher-boltone en los mares del sur, tendía a desaparecer. Lospescadores habían tenido que recurrir de nuevo al finback o yubarta,gigantescomamíferocuyosataquesnosehallanexentosdepeligro.

EstoeraloquehabíahechoelcapitánHullduranteaquellacampaña;pero,en el siguiente viaje, pensaba elevarse a más alta latitud, y, si era preciso,llegaría hasta cerca de las tierras Claria y Adelia, cuyo descubrimiento,comprobado por el marino Wilkes, corresponde, en definitiva, al ilustrecomandantedelAstrolabioydelaCelosa,alfrancésDumontd’Urville.

En resumen: la estación no había sido afortunada para el Pilgrim. Acomienzosde enero, esto es, hacia lamitaddel verano austral, y aunquenohabía llegadoaún laépocade regresopara losballeneros,elcapitánHull sehabíavistoobligadoaabandonarloslugaresdepesca.Suequipoderefuerzo—un puñado de infortunados sujetos— planteó la cuestión, como sueledecirse,ytuvoquepensarendeshacersedeél.

ElPilgrimpuso,pues, laproahaciaelnoroeste,endirecciónalastierrasde Nueva Zelanda, que aparecieron a la vista el 15 de enero. Llegó aWaitemata,puertodeAuckland,situadoenelinteriordelgolfodeKhuraki,enlacostaestedelaislaseptentrional,ydesembarcóalospescadoresquehabíansidocontratadosparalaestación.

La tripulación no estaba satisfecha. Faltaban, por lo menos, doscientosbarrilesdeaceiteenelcargamentodelPilgrim.Nuncasehabíaobtenidopeorpesca.ElcapitánHullvolvía,pues,conlacontrariedadpropiadeuncazadoreméritoqueporprimeravezregresadevacío,opocomenos.Suamorpropiose hallaba muy excitado, y no perdonaba a aquéllos cuya insubordinaciónhabíacomprometidolosresultadosdesucampaña.

EnvanotratódereunirenAucklandunnuevoequipodepesca.Todoslosmarineros de que podía disponerse estaban embarcados en otros navíosballeneros. Era preciso, pues, renunciar a la esperanza de completar elcargamento del Pilgrim, y el capitán Hull se disponía a abandonardefinitivamenteAuckland,cuandorecibióunapeticióndepasajea laquenopodíanegarse.

La señoraWeldon,mujer del armadordePilgrim, suhijo Jack, de cinco

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añosdeedad,yunodesusparientes—suprimoBenedicto—seencontrabanentonces enAuckland. JamesW.Weldon, cuyas operaciones comerciales leobligaban algunasveces avisitarNuevaZelanda, loshabía conducido allí alostres,yproyectabahacerlesregresaraSanFrancisco.

Peroenelmomentoenquetodalafamiliasehallabadispuestaapartir,elpequeñoJackenfermódegravedad,ysupadre,imperiosamentereclamadoporsusasuntos,tuvoqueabandonarAuckland,dejandoallíasumujer,asuhijoyalprimoBenedicto.

Tresmeseshabíantranscurrido,tresprolongadosmesesdeseparaciónquefueron en extremo penosos para la señora Weldon. Entretanto, su hijo serestableció,yellaadoptólasmedidasnecesariasparapoderpartir,cuandoselenotificólallegadadelPilgrim.

Ahora bien; en aquella época, para volver a San Francisco, la señoraWeldonseencontrabaenlanecesidaddeiraAustraliaparatomarunvapordelaCompañíatransoceánicadelGoldenAge,quehaceelrecorridodeMelburneal istmo de Panamá, por Papeete. Luego, una vez en Panamá, tendría queesperar la salida del steamer americano que establece una comunicaciónregular entre el istmo y California. Todo esto daría lugar a retrasos ytransbordos siempre desagradables para una mujer y un niño. En aquelmomento,elPilgrimhizoescalaenAuckland.LaseñoraWeldonnovaciló,ysolicitódelcapitánHullquetrasladaseaella,asuhijo,alprimoBenedictoyaNan,unaviejanegraqueestabaasuserviciodesdesuinfancia.

Tresmil leguasmarinas había que recorrer en un barco de vela, pero elnavíodelcapitánHullestabamuyaseadoylaestacióneramuyapacibleaúnaambos ladosdelEcuador.El capitánHull aceptó, y al puntopuso supropiahabitación a disposición de la pasajera. Quería que durante la travesía, quepodíadurardecuarentaacincuentadías,laseñoraWeldonestuvieseinstalabalomejorposibleabordodelballenero.

ParalaseñoraWeldonsuponía,pues,algunasventajaselhacerlatravesíaen tales condiciones. La única desventaja consistía en que el viaje seprolongaría necesariamente, debido a que el Pilgrim tenía que descargar enValparaíso(Chile).Hechoesto,sóloquedabayasubirporlacostaamericanaconlosvientosdetierraquehacentanagradablesaquellosparajes.

Porotra parte, la señoraWeldon eraunamujer valerosaqueno temía almar.Detreintaañosdeedad,saludableyrobusta,acostumbradaa los largosviajesporhaberparticipadoconsumaridodelasfatigasdevariastravesías,noteníamiedoalospercancesmásomenosaleatorios,deunembarcoabordodeun navío de mediano tonelaje. Sabía que el capitán Hull era un excelentemarino,enquienJamesW.Weldonteníaabsolutaconfianza.ElPilgrimeraunbarco sólido, de buena marcha y bien considerado en la flotilla de los

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ballenerosamericanos.Sepresentabalaocasión,yhabíaqueaprovecharla.YlaseñoraWeldonlaaprovechó.

NohayparaquédecirqueelprimoBenedictodebíaacompañarla.

Esteprimoeraunbuenhombredeunos cincuenta añosde edad,pero alqueapesardesucincuentena,noeraprudentedejarsalirsolo.Muyalto,flacoconexceso,conelrostrohuesudoyelcráneoenormeydeabundantecabello,entodasuinterminablepersonasereconocíaaunodeesosdignossabioscongafas de oro, seres inofensivos y buenos, destinados a permanecer durantetoda lavidacomoniñosgrandesya terminarmuyviejos, comocentenariosquemuriesenenbrazosdeunanodriza.

ElprimoBenedicto—así se le llamaba invariablemente,aunpor losqueno eran de su familia, puesto que se trataba de una de esas personas queparecen ser primos de todo el mundo—, el primo Benedicto, siempreentorpecidoporsuslargosbrazosysuslargaspiernas,hubierasidoincapazderesolver por sí solo cualquier asunto, ni siquiera en las circunstancias másextraordinarias de la vida. Y no era molesto, no; sino que más bien lemolestaban los demás y se molestaba a sí mismo. De vida fácil, además;acomodándoseatodo;olvidándosedebeberydecomersinoselellevabadecomer o de beber; insensible al frío y al calor,menos parecía pertenecer alreinoanimalqueal reinovegetal. Imagíneseunárbolmuy inútil, sin frutoycasisinhojas, incapazdeproporcionarabrigooalimento,peroqueposeyeseunbuencorazón.

TaleraelprimoBenedicto.Debuenaganahubierahechomuchosfavoresalagente,si,comodiríaPrudhomme,hubierapodidohacerlos.

Se le quería, incluso, por su misma debilidad. La señora Weldon leconsiderabacomohijosuyo,comosifueseunhermanomayordelseñorJack.

ConvieneañadirqueelprimoBenedictonoera,sinembargo,unholgazánniundesocupado.Porelcontrario,eramuytrabajador.Suúnicapasión—lahistorianatural—leabsorbíaporcompleto.

Decirlahistorianatural,esmuchodecir.

Yasesabeque lasdiversaspartesdequesecomponeestacienciason lazoología,labotánica,lamineralogíaylageología.

PeroelprimoBenedictonoera,nimuchomenos,botánico,mineralogistanigeólogo.

¿Era, pues, un zoólogo en toda la acepciónde la palabra; algo así comouna especie de Cuvier del Nuevo Mundo, que descomponía al animal pormedio de análisis y lo reconstituía por medio de la síntesis; uno de esosconocedoresprofundos,versadosenelestudiodeloscuatrotiposalosquela

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cienciamodernaatribuyelaanimalidad:vertebrados,moluscos,articuladosyradiados?Enestascuatrodivisiones,¿elingenuoaunqueestudiososabiohabíaobservadoyescudriñadolasdiversasclases,órdenes,familias,tribus,géneros,especiesyvariedadesquelasdistinguen?

No.

¿ElprimoBenedictosehabíadedicadoalestudiodelosvertebrados,delosmamíferos,delospájaros,delosreptilesydelospeces?

Tampoco.

¿Eranlosmoluscos,deloscefalópodosalosbriozoarios,losqueteníansupreferencia,y,porconsiguiente,lamalacologíanoguardabasecretoparaél?

Menosaún.

¿Eran, pues, los radiados, equinodermos, acalefos, pólipos, entozoarios,espongiarios e infusorios los animales en cayo honor había consumido elaceitedesulámparadetrabajo?

Hayqueconfesarquenoeranlosradiados.

Ycomoyanoquedaporcitar,de lazoología,másqueladivisiónde losarticulados,nohayparaquédecirqueaestadivisiónsehabíaconcretado laúnicapasióndelprimoBenedicto.

Sí;yconvieneprecisar.

La rama de los articulados comprende seis clases: los insectos, losmiriápodos,losarácnidos,loscrustáceos,loscirrópodosylosanélidos.

Ahora bien; el primo Benedicto, científicamente hablando, no hubierasabido distinguir una lombriz de una sanguijuela medicinal, un percebe decualquier otro marisco, una araña doméstica de un falso escorpión, unlangostinodeunaquisquilla,uniulodeunaescolopendra…

Puesentonces,¿quéeraelprimoBenedicto?

Unsimpleentomólogo,ynadamás.

A esto, se responderá, sin duda, que, en su acepción etimológica, laentomología es la parte de las ciencias naturales que comprende a todos losarticulados.Ciertoes;perosehaestablecidolacostumbrededaraestapalabraun sentidomás limitado.Se aplica sólo al estudiopropiamentedichode losinsectos, esto es, «de todos los animales articulados, cuyo cuerpo estácompuestodeanillos,queforman tressegmentosdistintosyqueposeen tresparesdepatas,porloquehanrecibidoelnombredehexápodos».

Y como el primo Benedicto se había concretado al estudio de losarticuladosdeestaclase,noeramásqueunsimpleentomólogo.

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Pero ¡no hay que confundir…! En esta clase de insectos no se cuentanmenosdediezórdenes:losortópteros,losneurópteros,loshimenópteros,loslepidópteros, los hemípteros, los coleópteros, los dípteros, los ripípteros, losparásitosylostisanuros.Ycomoquieraqueenalgunosdeestosórdenes—eneldeloscoleópteros,porejemplo—sehanreconocidotreintamilespecies,ysesentamil—eneldelosdípteros—,nofaltabanlosobjetosdeestudio,ysereconocerá,portanto,quesuponendemasiadotrabajoparaunhombresolo…

Así,pues,lavidadelprimoBenedictoseconsagrabaexclusivamenteyporenteroalaentomología.

Aestacienciadedicabatodaslashoras;todassinexcepción;inclusolasdelsueño, puesto que llegaba a soñar con los «hexápodos». Los alfileres quellevabaprendidosenlasmangasyenlassolapasdelachaqueta,enelforrodelsombrero y en las vueltas del chaleco no podían contarse.Cuando el primoBenedictovolvíadeunpasocientífico,sumagníficacofia,sobretodo,noeramásqueunmuseodehistorianatural,puesaparecía repletaporel interioryporelexteriordeinsectosensartados.

Yahora,todoquedarádichoacercadeestesujetoextravagante,cuandosesepaque,acausadesupasiónentomológica,habíaacompañadoalosseñoresWeldon hasta Nueva Zelanda. Allí, su colección se había enriquecido conalgunosrarosejemplares,yyasecomprenderáqueteníaprisaporvolveraSanFranciscoparaclasificarlosenloscasillerosdesugabinete.

YpuestoquelaseñoraWeldonysuhijovolvíanaAméricaenelPilgrimnada era tan natural como que el primo Benedicto les acompañase duranteaquellatravesía.

PeronoeraconélconquienlaseñoraWeldondeberíacontar,sialgunavezseencontrabaenunasituacióncrítica.Porfortuna,sólosetratabadeunviajefácilderealizardurantelaapacibleestación,abordodeunbarcocuyocapitánlemerecíatodasuconfianza.

Durante los tres días que estuvo detenido el Pilgrim en Waitemata, laseñora Weldon hizo sus preparativos con gran apresuramiento porque noqueríaretrasarlasalidadelbergantíngoleta.LosdomésticosindígenasqueleservíanensudomiciliodeAuckland fuerondespedidos,yel22deeneroseembarcóenelPilgrim,sinmáscompañíaquesuhijoJack,elprimoBenedictoyNan,laanciananegra.

El primo Benedicto llevaba en una caja especial toda su colección deinsectos. En aquella colección figuraban, entre otros ejemplares, algunos delosnuevosgorgojos—especiedecoleópteroscarnívoros,cuyosojossehallansituados encima de la cabeza—, insectos que, hasta entonces, parecían serexclusivosdelaCaledonia.Lehabíanrecomendadociertaarañavenenosa—

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el«katipo»de losmaorís—cuyapicaduraescon frecuenciamortalpara losindígenas.Perounaarañanopertenecealordendelosinsectos,propiamentedichos,sinoaldelosarácnidos,y,porconsiguiente,noteníaningúnvalorantelos ojos del primoBenedicto.Así, pues, la había desdeñado, y la joyamásapreciabledesucoleccióneraunnotablegorgojoneozelandés.

No hay por qué decir que el primoBenedicto,mediante el pago de unafuerte suma, se había hecho asegurar su carga, que le parecía mucho máspreciosaquetodoelcargamentodeaceitedeballenaacumuladoenlacaladelPilgrim.

En el momento de ponerse a la vela, cuando la señora Weldon y suscompañerosdeviajeseencontraronsobrelacubiertadelbergantíngoleta,elcapitánHullseacercóasupasajera.

—Tengaentendido,señoraWeldon—ledijo—,quesiviajaustedabordodelPilgrimesbajosuexclusivaresponsabilidad.

—¿Por qué me hace usted esa observación, señor Hull? —preguntó laseñoraWeldon.

—Porquenoherecibidoordenexpresadesumarido,ytomarunbergantíngoletanopuedeofrecerlasmismasgarantías,porloquerespectaalatravesía,quetomarunpaqueboteespecialmentedestinadoaltransportedeviajeros.

—Si mi marido estuviese aquí —respondió la señora Weldon—, ¿creeusted, señor Hull, que vacilaría, antes de embarcarse en el Pilgrim, encompañíadesumujerysuhijo?

—No, señoraWeldon,novacilaría—dijoelcapitánHull—;desde luegoqueno;niyotampocovacilaría.ElPilgrimesunbuennavío,despuésdetodo,aunque sólo haya hecho una desafortunada campaña de pesca, y estoy tansegurode él comopuedeestarlounmarinodelbarcoquedirigedesdehacevariosaños.Loqueledigo,señoraWeldon,selodigoparaponeracubiertomi responsabilidad, y para hacerle saber, una vezmás, que no encontrará abordolascomodidadesaqueestáacostumbrada.

—Puestoque sólo se trata deuna cuestiónde comodidad, señorHull—respondiólaseñoraWeldon—,sepaustedqueesonomeharíadesistir.Nosoydeesaspasajerasimpertinentesquesequejansincesardelaestrechezdeloscamarotesodelainsuficienciadelacomida.

La señoraWeldon, despuésdehaber contemplado algunos instantes a supequeñoJack,alqueteníacogidodelamano,dijo:

—Vamos,señorHull.

Fuerondadasalpuntolasórdenesoportunas,sedesplegaronlasvelas,yelPilgrim,maniobrandodemaneraquepudierasalirdelgolfoloantesposible,

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orientólaproahacialacostaamericana.

Peroalostresdíasdesupartida,elbergantíngoleta,obligadoporfuertesbrisasdeleste,tuvoqueamurarababorpararesguardarsedelviento.

Porello,eldía2defebrero,seencontrabatodavíaelcapitánHullenunalatitudmásaltadeloquehubieraquerido,yenlasituacióndeunmarinoqueprefiriesedoblarel cabodeHornosabuscarel caminomáscortodelnuevocontinente.

CAPÍTULOII

DICKSAND

Sinembargo,lamarestabatranquila,y,salvolosretrasos,lanavegaciónserealizabaencondicionesmuytolerables.

La señoraWeldonhabía sido instaladaabordodelPilgrimcon todas lascomodidades posibles. Ni siquiera una toldilla cubría la popa. Porconsiguiente, ningún camarote de popa había podido recibir a la pasajera.TuvoquecontentarseconlahabitacióndelcapitánHull,situadasobrelapopay que constituía su modesto alojamiento de marino. Y aun así, había sidoprecisoqueelcapitánleinstaseparaquelaaceptase.Allí,enaquelreducidoaposentosehabíainstaladolaseñoraWeldonconsuhijoyconlaviejaNan.Allí comía, en compañía del capitán y del primoBenedicto, para el cual sehabíahabilitadounaespeciedehabitación.

EncuantoalcomandantedelPilgrim,sehabíametidoenuncamarotedelpuestodelatripulación,camarotequehabríasidoocupadoporelsegundo,sihubierahabidoun segundoabordo,peroya se sabequeel bergantíngoletanavegabaencondicionesquehabíanpermitidoeconomizarlosserviciosdeunsegundooficial.

Los hombres del Pilgrim, buenos y sólidos marinos, se hallaban muyunidosporlacomunidaddeideasydecostumbres.Aquellaestacióndepescaeralacuartaquehacíanjuntos.Todosamericanosdeloeste,seconocíandesdehacíamuchotiempoypertenecíanalmismolitoraldelEstadodeCalifornia.

AquellabuenagentesemostrabamuyobsequiosaconlaseñoraWeldon,lamujerdesuarmador,alqueprofesabanuncariñosinlímites.Convienedecirque, interesados con largueza en los beneficios del navío, aquellos hombreshabían navegado hasta entonces con gran provecho. Si a causa de su cortonúmero no daban tregua al trabajo, en cambio, aquel trabajo aumentaba elimportedelossalariosqueeranpercibidosalfinalizarcadaestación.Ciertoes

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que,poraquellavez,elprovechoseríacasinulo,yestoleshacíarenegar,conrazón,contraaquellospicarosdeNuevaZelanda.

Sólounhombredelosqueibanabordonoeradeorigenamericano.Eraportuguésdenacimiento,aunquehablabaelingléscorrectamente.SellamabaNegoro, y desempeñaba lasmodestas funciones de cocinero en el bergantíngoleta.

Habiendo desertado enAuckland el cocinero del Pilgrim, aquelNegoro,entonces sin empleo, se había ofrecido para substituirle. Era un hombretaciturno, muy poco comunicativo y que se apartaba de todos, si biendesempeñabaconaciertosuoficio.Alcontratarle,parecíahabertenidobuenamano el capitán Hull, y, desde su embarco, el cocinero no había merecidoningúnreproche.

Sin embargo, el capitán Hull lamentaba no haber tenido tiempo deinformarsesuficientementeacercadesupasado.Susemblante,omásbiensumirada, sólo semanifestaba amedias, y cuando se trata de introducir a undesconocido en la vida de a bordo, tan reducida y tan íntima, no debedescuidarselomásmínimoparaobtenertodoslosantecedentesnecesarios.

Negoro podía tener unos cuarenta años. Delgado, nervioso, de medianaestatura,conelpelomuynegroyunpocomorenalapiel,debíadeserrobusto.¿Habíarecibidoalgunainstrucción?Sí;seadivinabaporciertasobservacionesqueseleescapabanalgunasveces.Porotraparte,nuncahablabadesupasadoni pronunciaba palabra alguna acerca de su familia. De dónde procedía ydónde había vivido no podía colegirse aún. ¿Cuál sería su porvenir?Menospodía saberse aún. Sólo manifestaba su intención de desembarcar enValparaíso. Desde luego, era un hombre especial. No parecía que fuese unmarino.Parecíamásextrañoa lascosasde lamarinade loquesuele seruncocinerodenavíoquehapasadogranpartedesuexistenciaenelmar.

Noobstantenuncaparecíamolestarleelvaivéndelbarco,comoocurrealaspersonasquenohannavegadonunca,yestoyaeraalgoparauncocinerodeabordo.

Engeneral,seleveíapoco.Duranteeldía,permanecíadeordinariodentrode la reducida cocina, delante del fogón, que ocupaba lamayor parte de laestancia. Llegada la noche, y una vez apagado el fuego, Negoro volvía al«camarote» que le había sido designado en lo más apartado del barco. Enseguidaseacostabaysedormía.

Ya hemos dicho que la tripulación del Pilgrim se componía de cincomarinerosyungrumete.

Estegrumete,dequinceañosdeedad,erahijodepadresdesconocidos.Elpobremuchacho abandonado después de su nacimiento había sido recogido

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por la caridad pública y asimismo educado por ella. Dick Sand —así sellamaba—debía de ser originario del Estado deNuevaYork, y quizá de lacapitaldeesteEstado.

ElnombredeDick—abreviaturadeldeRicardo—habíasidoaplicadoalhuerfanito porque éste era el nombre de la caritativa persona que lo habíarecogido dos o tres horas después de su nacimiento. En cuanto al apellidoSand,selehabíaatribuidoenmemoriadelsitiodondeselehabíaencontrado,queeraelcabodeSandy-Hook,elcualformalaentradadelpuertodeNuevaYork,enladesembocaduradelHudson.

CuandoDickSandalcanzasetodosudesarrollo,nopasaríadeunamedianaestatura, si bien tenía una fuerte constitución.No podía dudarse que era deorigen anglosajón. Sin embargo, eramoreno, con unos ojos azules en cuyocristalinobrillabaunardientefuego.Suoficiodemarinolehabíapreparadoyaconvenientemente para las luchas de la vida. Su fisonomía inteligenterespirabaenergía.Noladeunaudaz,sinoladeun«osado».ConfrecuenciasecitanestastrespalabrasdeunversoincompletodeVirgilio:

Audacesfortunajuvat;

perosecitanconincorrección.Elpoetahadicho:

Audentesfortunajuvat…

Alososados,ynoalosaudaces,esaquiensonríecasisiemprelafortuna.El audaz puede ser irreflexivo.El osado piensa primero y obra después.Enestoestribaladiferencia.

DickSanderaaudens.Alosquinceaños,sabíayaadoptarunaresolución,y ejecutar hasta el final lo que hubiera decidido su espíritu arrojado. Suaspecto,alavezqueinquietoyserio,llamabalaatención.Nosedeshacíaenpalabrasoengestos,comolohacendeordinario losmuchachosdesuedad.Muypronto,enunaépocadelavidaenqueapenassediscutenlosproblemasde la existencia, se había percatado de su condición miserable, y se habíaprometido«hacerse»asímismo.

Ysehabía«hecho»,puestoqueyaeracasiunhombre,a laedadenqueotrossontodavíaunosniños.

Muy seguro ymuy hábil a la vez para todos los ejercicios físicos,DickSanderaunodeesosseresprivilegiados,deloscualespuededecirsequehannacidocondospiesizquierdosydosmanosderechas,porloquetodolohacenconbuenamanoycaminansiempreconpiefirme.

Comosehadicho,lacaridadpúblicahabíaeducadoalhuerfanito.Primerole hicieron ingresar en una de esas casas de niños que en América tienensiempre un puesto disponible para los pequeños abandonados. Luego, a los

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cuatroaños,Dickaprendíaaleer,escribirycontarenunadeesasescuelasdelEstadodeNuevaYork,quecontantagenerosidadsostienenlossubscriptorescaritativos.

Alosochoaños,laaficiónalmarqueDickhabíamanifestadosiempre,leobligabaaembarcarcomogrumeteenunbarcocorreode losmaresdel sur.Allíaprendíaeloficiodemarinocomodebeaprenderse,estoes,desdesumáscortaedad.Pocoapocosefueinstruyendobajoladireccióndelosoficiales,queseinteresabanporaquelhombrecito.Así,pues,elaprendiznotardaríaenconvertirseengrumete,yprometíallegarasuperaraquellasituación.Elniñoquedesdeunprincipiocomprendequeeltrabajoeslaleydelavida,sabeporanticipadoquesóloganaráelpanconelsudordesufrente—preceptode laBibliaqueesregladelahumanidad—,yestápredestinadoarealizargrandescosas,todavezquellegaráalgúndíaenquesesientaconvoluntadyconpoderpararealizarlas.

Dick Sand ejercía de grumete a bordo de un barco mercante cuando loconocióelcapitánHull.Estebuenmarinohizoenseguidaamistadconelbuenmuchacho, ymás tarde se lohizo conocer a su armador, JamesW.Weldon.Éstemanifestóunvivo interésporelhuérfano, cuyaeducacióncompletóenSanFrancisco,informándoleacercadelareligióncatólica,alacualpertenecíasufamilia.

Duranteeltranscursodesusestudios,DickSandseapasionósobremanerapor la geografía y por los viajes, y esperaba cumplir la edad necesaria parapoderestudiarlasmatemáticasqueserelacionanconlanavegación.Aaquellaparte teórica de su instrucción no dejó de añadir la práctica. Por fin, pudoembarcarse como grumete en el Pilgrim. Un buen marino debe conocer lapesca mayor tan bien como la navegación misma, y constituye una buenapreparación para todas las eventualidades que lleva consigo la carreramarítima.Porotraparte,DickSandibaenunnavíodeJamesW.Weldon,suprotector,alasórdenesdesumentor,elcapitánHull.Seencontraba,portanto,enlasmásfavorablescondiciones.

Resultasuperfluodecirhastadóndehubierapodidollegarsusacrificioporla familiaWeldon, a la que se lodebía todo.Másvaledejar quehablen loshechos.Yasecomprenderácuántosealegróeljovengrumetecuandoseenteróde que la señoraWeldon iba a viajar a bordo del Pilgrim.Durante algunosaños,laseñoraWeldonhabíasidounamadreparaél,yDickveíaenJackaunhermanito,desdeluego,dándosecuentadesusituaciónensusrelacionesconel hijo del rico armador. Sus protectores sabían muy bien que su buenasiembra había caído en un terreno generoso.Alimentado por la savia de susangre,elcorazóndelhuérfanosehenchíadereconocimiento,ysialgúndíafueraprecisodarlavidaporaquellosquelehabíanenseñadoainstruirseyaamaraDios,eljovengrumetenovacilaríaenhacerlo.DickSand,ensuma,no

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teníamásquequinceaños,peroobrabaypensabacomosicontasetreinta.

La señora Weldon sabía cuánto valía su protegido. Podía confiarle elcuidadodelpequeñoJack,sinlamenorpreocupación.DickSandacariciabaalniño que, sabiéndose querido por aquel «hermano mayor», acudía a él.Durantelaslargashorasdeocioquesonfrecuentesenunatravesíacuandolamar se presenta apacible, y las velas, bien desplegadas, no exigen ningunamaniobra,DickyJackestabancasisiemprejuntos.Eljovengrumeteenseñabaal niño todo aquello de su oficio que pudiera serle entretenido. Sinexperimentartemoralguno,laseñoraWeldonveíaaJacktirardelosobenquesencompañíadeDickSand,osubirsealacofadelmástildetrinqueteoalasbarrasdelosmastelerosdejuanete,yvolverabajarcomounaflechaalolargode los obenques. Dick Sand le precedía o le seguía siempre, dispuesto asujetarleoaretenerlesisusbracitossedebilitabanduranteaquellosejercicios.Aquello favorecíaalpequeño Jack, alque la enfermedadhabíadesmejoradounpocoycuyocolorvolvíaasusemblante,mientraspermanecíaabordodelPilgrim,graciasaaquellagimnasiacotidianayalasreconfortantesbrisasdelmar.

Asítranscurrióeltiempo.Enestascondicionesseefectuabalatravesía,ysinohubiese sidoporqueel climaerapoco favorable,ni lospasajerosni latripulacióndelPilgrimhubierantenidodequéquejarse.

PeroaquellapersistenciadelosvientosdelestenodejabadepreocuparalcapitánHull.Noconseguíaorientarbienelbarco.Después,cercadelTrópicodeCapricornio, temía encontrar las calmasque le contrariabanmás aún, sinolvidarlacorrienteecuatorial,queledesviaríasinremediohaciaeloeste.Seinquietaba—sobretodoacausadelaseñoraWeldon—porlosretrasos,deloscuales no era responsable, sin embargo. Por ello, cuando encontraba en elcamino algún trasatlántico que se dirigía hacia América, estaba a punto deaconsejar a la pasajera que embarcase en él. Por desgracia, se hallaba enlatitudesdemasiadoelevadasparaquecruzaraporallíunsteamerendirecciónal Panamá, y, además, en aquella época, las comunicaciones por el PacíficoentreAustralia y elNuevoMundo no eran tan frecuentes como lo han sidodespués.

Erapreciso,pues,dejarque los acontecimientos sedesenvolviesencomopluguiese aDios, y ya parecía que nada había que turbar aquellamonótonatravesía, cuando se produjo el primer incidente, precisamente durante lajornadadel2defebreroyentrelalatitudylongitudindicadaalcomienzodeestahistoria.

Hacíaundíamuyclaroy a esode lasnuevede lamañanaDickSandyJacksehabíaninstaladosobrelasbarrasdelosmástilesdejuanete.Desdeallí,dominabantodoelnavío,enunamplioradio.Hacialapopa,elperímetrodel

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horizontesóloaparecíaantesusojoscortadoporelpalomayorqueostentabalamesanaylaflecha.Elfarolesocultabaunapartedelmarydelcielo.Haciaadelante,veíanalargarsesobrelasolaselbauprés,consustresfoques,queseextendían como tres grandes alas desiguales. Por debajo se recortaba eltrinquete, y, por encima, el mastelerillo y el juanete menor, cuya relingatemblequeabaa impulsosde labrisa.Elbergantíngoletaamurabaababoryceñíaelvientotodocuantoeraposible.

DickSandexplicabaaJackqueelPilgrim,bienequilibradoen todassuspartes,nopodíazozobrar,aunquesetrincasemuyfuerteaestribor,cuandoleinterrumpióelniño:

—¿Quéesaquello?

—¿Ve usted alguna cosa, Jack?—preguntó Dick, irguiéndose sobre lasbarras.

—¡Sí; allí!—respondió el pequeño, señalando a un punto delmar en elespacioquedejabanlibredosfoques.

DickSandmiróconatenciónhaciaelpunto indicado, e inmediatamente,convozfuerte,gritó:

—¡Unhallazgo,endirecciónalviento,porestribor!

CAPÍTULOIII

ELHALLAZGO

AlgritolanzadoporDickSand,todalatripulaciónsepusoenpie.Losqueno estaban de guardia subieron al puente. El capitán Hull, abandonando sucamarote,sedirigióalaavanzada.

La señoraWeldon,Nan y hasta el indiferente primoBenedicto fueron aacodarsesobrelabordadeestriborparapoderverbienelhallazgoanunciadoporeljovengrumete.

Negorofueelúnicoquenoabandonóelcamarotequeleservíadecocina,y,comosiempre,elúnicodetodalatripulaciónalcualpareciónointeresarleelhallazgo.

TodoscontemplabanconatenciónelobjetoflotantequemecíanlasondasaunastresmillasdelPilgrim.

—¿Yquépodrásereso?—Decíaunmarino.

—Seráalgunajangadaabandonada—respondíaotro.

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—Quizá se encuentrenenesa jangadaalgunosdesdichadosnáufragos—dijolaseñoraWeldon.

—Ahora lo sabremos—intervino el capitánHull—. Pero eso no es unajangada.Eselcascodeunbarcoinclinadosobreuncostado…

—¡Bah!…¿Noserámásbienunanimalmarino,algúnmamíferodegrantamaño?—observóelprimoBenedicto.

—Nolocreo—contestóelgrumete.

—¿Qué te parece a ti que es, entonces, Dick? —preguntó la señoraWeldon.

—El casco de un barco inclinado, como ha dicho el capitán, señoraWeldon…Yhastameparecequeveobrillaralsollacadenadecobre…

—Sí…Enefecto—corroboróelcapitánHull.

Y,dirigiéndosealtimonel,añadió:

—Labarraalviento,Bolton.Déjatearrastrarhastaquelleguemosjuntoalobstáculo.

—Sí,señor—respondióeltimonel.

—Puesyomeatengoa lodicho—insistióelprimoBenedicto—.Nomecabedudadequesetratadeunanimal.

—Si así fuese, primo Benedicto —agregó la señora Weldon—,comprenderás que el cetáceo estaría muerto; porque es indudable que noverificamovimientoalguno…

—¡Vaya, prima Weldon —contestó el primo Benedicto—, no teobstines…!Noseríalaprimeravezquesehaencontradounaballenadormidasobrelasuperficiedelasolas…

—En efecto—afirmó el capitán Hull—; pero ahora no se trata de unaballena,sinodeunbarco.

—¡Yaloveremos!—exclamóelprimoBenedicto,quehubieradadotodoslosmamíferosdelosmaresárticosyantárticosporuninsectopertenecienteaunaespecierara.

—¡Gobierna, Bolton, gobierna! —gritó de nuevo el capitán Hull—, novayasachocarconeseobstáculo…Noteacerquesdemasiado…Aunquenopodamos hacer un gran perjuicio a ese casco de navío, él podría causarnoscualquieravería,ynoquieroqueselastimenlosflancosdelPilgrim…¡Orza,Bolton,orzaunpoco!

LaproadelPilgrim,queestabaendirecciónalobstáculo,quedódesviada

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medianteunligeromovimientodelabarra.

Elbergantíngoletaseencontrabaaúnaunamilladelcascoinclinado.Losmarineroslocontemplabanconavidez.¡TalvezcontuvieseuncargamentodevalorquepudierasertransbordadoconfacilidadalPilgrim…!Yasesabequeen esta clase de salvamentos los objetos de valor pasan a poder de lossalvadores,y,enaquelcaso,sielcargamentonoestabaaveriado,latripulaciónhabría obtenido «una buena marea», como suele decirse… Constituiría unasuertequelesconsolasedesupescaincompleta…

Al cabo de un cuarto de hora el obstáculo se hallaba amenos demediamilladelPilgrim.

Era, en efecto, un navío que se presentaba por el flanco de estribor.Inclinado hacia el empalletado, aparecía tan oblicuo, que casi parecíaimposiblepoder tenerseenpie sobreelpuente.De suarboladurano seveíanada.De losportaobenquessólopendíanalgunoscabosde jarcia rotosy lascadenasdestrozadasdelasvigotas.Sobrelapartedelestribor,entrelaviguetaylosbordajesdeteriorados,aparecíaunaanchaabertura.

—¡Estebarcohasidoabordado!—exclamóDickSand.

—Quizá—respondióel capitánHull—.Yesunmilagroqueno sehayaidoapique.

—Sihahabidounabordaje—observólaseñoraWeldon—,esdeesperarquelatripulacióndelbarcohayasidorecogidaporloscausantesdelincidente.

—Pudieraser,señoraWeldon—respondióelcapitánHull—,amenosquela tripulación haya buscado refugio en las propias lanchas, después de lacolisión, y el barco abordador haya continuado su camino, cosa que suelesucederalgunasveces…

—¿Esposible…?¡Esoseríaelcolmodelainhumanidad,señorHull!

—Sí, señoraWeldon, sí…Eso es frecuente…En cuanto a que el barcohayasidoabandonadoporlatripulación,mehacesuponerloelquenoveounsolobote,y,denohabersidorecogidalagenteabordoacasohayaintentadollegar a tierra…Pormás que encontrándose a tanta distancia del continenteamericanoydelasislasdeOceanía,esdetemerquenolohayanconseguido.

—Tal vez —dijo la señora Weldon— no llegue a descubrirse nunca elsecretodeestacatástrofe…Sinembargo,esposiblequetodavíaquedeabordoalgúnhombredelatripulación.

—No es probable, señora Weldon —respondió el capitán Hull—. Sehabríandadocuentadequenosacercamosalbarco,ynosharíanalgunaseñal;peronosaseguraremosdeello…¡Orzaunpoco,Boltonorzaunpoco!—gritóelcapitánHull,indicandoconlamanoelcaminoquedebíaseguir.

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ElPilgrimsólosehallabayaaunostrescablesdelhallazgo,yyanopodíadudarse de que el casco del barco había sido abandonado por toda latripulación.

Mas,enaquelmomento,DickSandhizounenérgicoademánreclamandosilencio.

—¡Escuchad!¡Escuchad!—dijo.

Todoelmundoprestóatención.

—Oigocomoelladridodeunperro—pronuncióDickSand.

En efecto; un ladrido lejano sonaba en el interior del casco. Sin dudaalguna,allídentrohabíaunperrovivo,aprisionadoquizá,porqueeraposibleque estuviesen las escotillas herméticamente cerradas… Pero no podíacomprobarse,pueselpuentedelbarconoeravisibleaún.

—Aunque no haya ahí dentro más que un perro, señor Hull —dijo laseñoraWeldon—,losalvaremos.

—¡Sí,sí!—exclamóelpequeñoJack—.¡Losalvaremos…!¡Yoledarédecomer…!Yélnosquerrámucho…Mamá,voyabuscarunterróndeazúcar…

—¡Calla, hijo mío!—le interrumpió la señoraWeldon, sonriendo—. Elpobreanimaldebeestarsemuriendodehambre,ypreferiráunabuenatajadaatuterróndeazúcar…

—Entonces,queledenmisopa…Yopuedopasarmesinella…

Enaquelmomento,losladridossedejaronoírmejor.Unostrescientospies,sobrepocomásomenos,separabanalosdosnavíos.Derepente,aparecióunperrodegrantamañosobreelempalletadodeestribor,yempezóaladrarconmásdesesperaciónqueantes.

—Howik—dijoelcapitánHull,dirigiéndosehaciaeljefedelatripulacióndelPilgrim—,alpairo…Queechenlalanchapequeñaalmar…

—¡Calla, perrito, calla!—gritó el pequeño Jack, dirigiéndose al animal,queparecíaresponderleconunladridocasiahogado.

El velamen del Pilgrim quedó orientado de manera que el navíopermanecieseinmóvil,amenosdemediocabledelobstáculo.

Fue lanzada la lancha, y el capitán Hull, Dick Sand y dos marinerossaltaronaellainmediatamente.

Elperrocontinuaba ladrando.Procurabasostenersesobreelempalletado,pero a cada instante volvía a caer sobre el puente.Hubiérase dicho que susladridos no sólo se dirigían entonces a aquellos que se acercaban a él. ¿Sedirigirían también a algunos marineros o pasajeros que estuviesen

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aprisionadosenaquelnavío?

—¿Habrásobrevividoalgúnnáufrago?—sepreguntólaseñoraWeldon.

AlalanchadelPilgrimlefaltabapocoparallegarjunioalcascodelbarconaufragado.

De pronto, cambió la actitud del perro. A los primeros ladridos, queinvitaban a los salvadores a que se acercasen, sucedieron unos ladridosfuriosos.Unaextrañayespantosairaexcitabaalanimal.

—¿Qué le pasará a ese perro?—dijo el capitánHull,mientras la lanchadabalavueltaalapopadelaembarcación,conelfindeentrarporlapartedelpuenteinvadidaporelagua.

LoquenopudoobservarelcapitánHull,loquetampocopudosernotadoabordodelPilgrimeraqueel furordelperrosemanifestóprecisamenteenelinstante enqueNegoro, saliendode la cocina, se dirigía hacia el castillo deproa.

¿Conocíaoreconocíaelperroalcocinero?Estoerainverosímil.

Fueseporunacausaoporotra,despuésdehabercontempladoalperro,ysin manifestar sorpresa alguna, Negoro, cuyo ceño, sin embargo, se habíafruncidoporunmomento,volvióaunirsealrestodelatripulación.

Entretanto, la lancha había dado la vuelta a la popa del barco, queostentabaesteúniconombre:Waldeck.

Waldeck,sinindicaciónalgunadelpuntoaquepertenecía.Porlaformadelcascoyporciertosdetallesquetodomarinopuedeapreciaraprimeravista,elcapitán Hull reconoció que aquel barco era de construcción americana. Sunombre lo confirmaba, además. Y, a la sazón, aquel casco era todo cuantoquedabadeungranbergantíndequinientastoneladas.

En la proa delWaldeck, una amplia abertura indicaba el sitio donde sehabía producido el choque. A causa de la inclinación del casco, aquellaabertura se encontraba entonces a cinco o seis pies por encima del agua, locualexplicabaporquénosehabíahundidotodavíaelbergantín.

Sobre el puente, que el capitánHull veía en toda su extensión, nohabíanadie.

Abandonandoelempalletado,elperrosehabíadeslizadohastalaescotillacentral,queestabaabierta,yladrabaunasvoceshaciaelinterioryotrashaciaelexterior.

—Eseanimalnoestásoloabordo—observóDickSand.

—Desde luego que no —contestó el capitán Hull. La lancha recorrió

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entonceselempalletadodebabor,queestabacasidestrozado.Aimpulsosdeunamarejada un poco fuerte, elWaldeck se habría sumergido de seguro enbrevesinstantes.

Elpuentedelbergantínestabaarrasadodeunextremoaotro.Noquedabanmásquelospedazosdelpalomayorydelmástildetrinquete,rotosambosadospiesporencimadelafogonadura,yquedebíanhabercaídoaimpulsosdelchoque,arrastrandoconsigolosobenquesylasjarcias.

Y en toda la extensión que podía alcanzar la vista, no aparecía objetoalguno,asícomotampocoalrededordeWaldeck,locualparecíaindicarquelacatástrofesehabíaproducidohacíayavariosdías.

—Si algunos desgraciados hubieran sobrevivido a la colisión —dijo elcapitánHull—,esprobablequeelhambreolasedleshayahechosucumbir,porqueelaguahadebidollegarhastaladespensa…¡Yasólodebenquedarabordoloscadáveres…!

—¡No,no!—exclamóDickSand—.Elperronoladraríaasí…¡Ahídentrohayseresvivos…!

En aquel momento, atendiendo a la llamada del grumete, el animal searrojó al agua y nadó con gran trabajo hacia la lancha, pues parecía estarcansadoenextremo.

Lo recogieron,y,envezdearrojarseconavidezsobreunpedazodepanqueDickSandleofrecía,seprecipitóhaciaunbaldequeconteníaunpocodeaguadulce.

—¡Esepobreanimalsemueredesed!—exclamóDickSand.

La lancha buscó entonces un sitiomás favorable para entrar conmayorcomodidadenelWaldeck,y sealejódeél algunasbrazascon talobjeto.Elperrodebiócreersindudaquesussalvadoresnoqueríansubirabordo,puesagarróaDickSandporlachaquetaysuslamentablesladridoscomenzaroncanmayorenergía.

Locomprendieron.Sumímicay su lenguajeeran tanclaroscomopuedeserloellenguajedelhombre.Lalanchaavanzóenseguidahastalaservioladebabor.Una vez allí, los dosmarineros la amarraron con fuerza,mientras elcapitánHullyDickSand,poniendolospiesenelpuentealmismotiempoqueelperro, se arrastrabanno sin trabajo, hasta la escotillaque aparecía abiertaentrelospedazosdelosdosmástiles.

Poraquellaescotilla,seintrodujeronambosenlacala.

LacaladelWaldeck,casillenadeagua,noconteníamercancíaalguna.Elbergantínnavegabaacausadellastredearenaquesehabíaacumuladoababoryquecontribuíaamantenerelnavíodecostado.Poraquellaparte,nohabía

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querealizarningúnsalvamento.

—¡Aquínohaynadie!—dijoelcapitánHull.

—Nadie—respondióelgrumete,despuésdehaber llegadohasta laparteanteriordelacala.

Pero el perro, que estaba en el puente, continuaba ladrando, y parecíaesforzarseenllamarlaatencióndelcapitán.

—Subamos—dijoéstealgrumete.

Ambosaparecierondenuevosobreelpuente.

Elperro,corriendohaciaellos,tratódeconducirlosaladuneta.

Losiguieron.

Allíyacíancincocuerpos,cincocadáveres,quizá…

A la luz del día, que entraba a oleadas por la claraboya, el capitánHullreconocióloscincocuerposdeotrostantosnegros.

Mientras iba de un lado a otro, Dick Sand creyó apreciar que losinfortunadosrespirabanaún.

—¡Abordo!¡Abordo!—exclamóelcapitánHull.

Llamaron a los dos marineros que cuidaban de la embarcación, y éstosayudaronasacaralosnáufragosfueradeladuneta.

No lo consiguieron sin grandes trabajos; pero dos minutos después, loscinconegrosestabantrasladadosalalancha,sinqueningunodeellospudieradarsecuentadecuantoseestabahaciendoporsalvarlos.Algunasgotasdeuncordial y luego un poco de agua fresca, prudentemente administrada, quizápudieranvolverlosalavida.

El Pilgrim semantenía amedio cable del barco naufragado, y la lanchallegóhastaaquélenseguida.

Desdelavergamayorecharonunandarivel,ytodoslosnegros,unoauno,fueronsubidosalpuentedelPilgrim.

Elperroloshabíaacompañado.

—¡Desgraciados! —exclamó la señora Weldon, cuando vio a aquellospobreshombresquenoeranmásqueunoscuerposinertes.

—¡Viven, señora Weldon! ¡Los salvaremos! ¡Sí; los salvaremos!—dijoDickSand.

—¿Quéleshapasado?—preguntóelprimoBenedicto.

—Espere a que puedan hablar —respondió el capitán Hull—, y nos

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cuentensuhistoria…Antetodo,démoslesdebeberunpocodeagua,alaqueañadiremosunasgotasderon.

Luego,dandomediavuelta,gritó:

—¡Negoro!

Aloíraquelnombre,elperroseirguió,comosisepusieraenguardia,conelpeloerizadoylabocaabierta.

Peroelcocineronoaparecía.

Elperrodiodenuevomuestrasdeunextremofuror.

Negorosaliódelacocina.

Apenas hubo aparecido en el puente, el perro se precipitó sobre él ypretendiósaltarlealagarganta.

Dándole un golpe con un hierro que llevaba en la mano, el cocinerorechazóalanimal,queporfinlograronconteneralgunosmarineros.

—¿Acaso conoce usted a ese perro? —preguntó el capitán Hull alcocinero.

—¡Yo!—contestóNegoro—.¡Enmividalohevisto!

—¡Esextraño!—murmuróDickSand.

CAPÍTULOIV

LOSSUPERVIVIENTESDELWALDECK

La trata de negros se verifica aún en gran escala en toda el Áfricaequinoccial. A pesar de las cruzadas inglesas y francesas, muchos navíosllenos de esclavos salen todos los años de las costas de Angola y deMozambiqueparatransportaralosnegrosadiversospuntosdelmundo,y,loqueesprecisoreconocer,delmundocivilizado.

ElcapitánHullnoloignoraba.

Aunque aquellos parajes no eran frecuentados de ordinario por losnegreros,sepreguntósilosnegroscuyosalvamentoacababaderealizarseríanlos supervivientes de una partida de esclavos que llevase el Waldeck paravenderla en alguna colonia del Pacífico. Aunque así fuese, aquellos negrosquedaríanlibertados,porelsolohechodehaberpuestolospiesenelPilgrim,yyaestabadeseandohacérselosaber.

Entretanto, se prodigaron los cuidadosmás solícitos a los náufragos del

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Waldeck. La señoraWeldon, ayudada por Nan y por Dick Sand, les habíaadministradounpocodeaguafresca,delacualdebíandeestarprivadosdesdehacíavariosdías,yesto,unidoaunpocodealimento,bastóparavolverlesalavida.

Elmásviejode aquellos negros—quepodía tener unos sesenta añosdeedad—fueelprimeroquepudohablaryrespondereninglésalaspreguntasquelefueronformuladas.

—¿Ha sufrido un choque el navío que les transportaba? —preguntó elcapitánHull.

—Si—respondió el viejonegro—.Hacediezdías, chocónuestrobarco,duranteunanochemuyoscura…Nosotrosíbamosdurmiendo…

—¿YquéhasidodelagentedelWaldeck?

—Cuandomiscompañerosyyosubimosalpuente,yanohabíanadieallí.

—¿PudoembarcarlatripulaciónenelnavíoquechocóconelWaldeck?—interrogóelcapitánHull.

—Talvez;yojaláhayasidoasí,parabiensuyo.

—Yelbarco,despuésdelchoque,¿noacudióarecogerles?

—No.

—¿Naufragótambién?

—Nonaufragó—respondióelnegroviejo, sacudiendo lacabeza—,puespudimosverlehuirenlaoscuridaddelanoche.

Estehecho,quefuecomprobadoportodoslossupervivientesdelWaldeck,puede parecer increíble. Sin embargo, es demasiado cierto que algunoscapitanes,despuésdecualquiercolisión,debidaasuimprudencia,sedanconfrecuencia a la fuga, sin preocuparse de los infortunados a quienes hacennaufragarysinprestarlesningúnsocorro.

¡Cuántos cocheros hacen otro tanto y dejan a otros en la vía pública elcuidado de reparar la desgracia que han causado, lo cual es tambiéncondenable…! Sin embargo, esas víctimas pueden encontrar un auxilioinmediato. Pero que los hombres abandonen así a otros hombres en elmarpareceincreíbleyesunavergüenza…

ElcapitánHullconocíavariosejemplosdesemejanteinhumanidad,yhuboderepetiralaseñoraWeldonquetaleshechos,aunquesonmonstruosos,pordesgracianosonescasos.

Luegocontinuó:

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—¿DedóndevolvíaelWaldeck?

—DeMelbourne.

—¿Ustedessonesclavos?

—Noseñor—respondióconvivezaelnegroviejo,irguiéndose—.SomosdelEstadodePensilvaniayciudadanosdelaAméricalibre.

—Amigos míos —dijo el capitán Hull—, sepan ustedes que nocomprometensulibertadalhaberpasadoalbergantínamericanoPilgrim.

En efecto, los cinco negros que transportaba el Waldeck pertenecían alEstadodePensilvania.Elmásviejo,vendidoenÁfricacomoesclavoalaedaddeseisañosyluegotrasladadoalosEstadosUnidos,habíasidomanumitidodesdehacíabastantesaños,medianteelactodeemancipación.Encuantoasuscompañeros,muchomásjóvenesqueél,hijosdeesclavoslibertosantesdesunacimiento, habían nacido libres, y, por tanto, ningún blanco había tenidonuncasobreelloselderechodepropiedad.Nohablabansiquieraeselenguajepropiodelosnegrosenelqueéstosnoempleanelartículoysóloconocenelinfinitivo de los verbos, lenguaje que ha ido desapareciendo poco a poco apartir de la guerra abolicionista de la esclavitud. Aquellos negros habíansalido, pues, libremente de los Estados Unidos, y libremente volvían a lacitadanación.

Hicieron saber al capitánHullquehabían sidocontratados encalidaddetrabajadores por un inglés que poseía una vasta explotación cerca deMelbourne, en Australia meridional. Allí habían pasado tres años con granprovechoparaellos,y,unavezterminadosucompromiso,habíanpretendidovolveraAmérica.

Habíanembarcado,pues,enelWaldeck,abonandosupasajecomoviajerosordinarios.Eldía5dediciembrehabíansalidodeMelbourne,ydiecisietedíasdespués, durante una nochemuy oscura, elWaldeck había chocado con ungransteamer.

Los negros estaban acostados.Algunos segundos después de la colisión,quefueterrible,seprecipitaronhaciaelpuente.

Laarboladuradelnavíosehabíavenidoyaabajo,yelWaldecksehabíacaídosobreelflanco,peronopodíairseapique,puestoqueelaguasólohabíainvadidolacalaenunaproporcióninsuficiente.

En cuanto al capitán y a la tripulación del Waldeck, todos habíandesaparecido, quizá porque algunos se hubieran arrojado al mar y otroshubieran logrado alcanzar al barco que había producido el choque, el cualhabíahuidoparanovolver.

Los cinco negros se habían quedado solos a bordo, en un casco casi

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inutilizado,amildoscientasmillasdelatierra.

Los demás negros eran unos jóvenes de veinticinco a treinta años, quetenían los siguientes nombres: Bat, hijo del viejoTom; Austin, Acteón yHércules.Loscuatroestabanbienconstituidos,eranvigorososysehubieranpagadocarosenlosmercadosdelÁfricacentral.Aunquehabíansufridodeunmodoterrible,fácilmentesepodíareconocerenellosaunosmagníficostiposdelafuerteraza,enloscualeshabíadejadoyasuhuellalaeducaciónliberalllevadaacaboporlasnumerosasescuelasdeNorteamérica.

TomysuscompañerossehabíanencontradosolosenelWaldeck,despuésdelacolisión,sintenerasualcanceningúnmedioderestablecerlaposiciónnormaldeaquelcascoinerte,ysinpodertampocoabandonarloporquelasdosembarcaciones de salvamento se habían hundido como consecuencia delabordaje.Estabanobligadosaesperarelpasodeunnavío,mientraslosrestosdelsuyoeranarrastradospocoapocobajolaaccióndelacorriente.Estoeraloque explicaba por qué se les había encontrado fuera de su ruta, pues elWaldeck, que había salido deMelbourne, deberla encontrarse en una latitudmuchomásbaja.

Durante los diez días que habían transcurrido entre la colisión y elmomento en que el Pilgrim había divisado el barco naufragado, los cinconegros sehabíanalimentadoconalgunasprovisionesquehabíanencontradoenlacocina;peronohabiendopodidoentrarenladespensa,alaqueinundabael aguapor entero,nohabíanpodidodisponerdeningún líquidoespirituosoconqueapagarlased,yhabíansufridocruelmente,yaquelosrecipientesdelagua,amarradossobreelpuente,habíancaídoalmarporefectodelchoque.Desdelavíspera,Tomysuscompañeros,torturadosporlased,habíanperdidoelconocimiento,yelPilgrimnopodíahaberllegadoconmayoroportunidad.

TalfueelrelatoqueenpocaspalabrasdioTomalcapitánHull.Nohabíapor qué poner en duda lo que acababa de decir el anciano negro. Suscompañeros lo confirmaron todo, y, además, los hechos daban la razón aaquellapobregente.

Otroservivo,salvadodelnaufragio,habríahabladosindudaconlamismafranqueza,sihubieraposeídoeldondelapalabra.

Este era el perro, a quien la presencia de Negoro parecía afectar de unmodotandesagradable.Entreambossehabíaestablecidoenverdad,desdeelprimermomento,unainexplicableantipatía.

Dingo—tal era elnombredelperro—pertenecía a esa razademastinesqueespropiadeNuevaHolanda.NoeraenAustralia,sinembargo,dondelohabía adquirido el capitán del Waldeck. Hacía dos años, Dingo, errante ymediomuertodehambre,habíasidoencontradoenellitoraloccidentaldela

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costadeÁfrica,enlosalrededoresdeladesembocaduradelCongo.Elcapitándel Waldeck había recogido a aquel hermoso animal que, habiendopermanecidopocotratable,parecíadecontinuorecordarconsentimientoaunantiguoamo,delcualhubierasidoseparadoviolentamente,yalquedeningúnmodohabíapodidovolveraencontrarenaquelparajedesierto.Todocuantoligaba a aquel animal con un pasado cuyo misterio se intentaría en vanodescubrir,eranestasdosletrasgrabadasensucollar:S.V.

Dingo bestia magnífica y robusta, más grande que los perros de losPirineos,eraunsoberbioejemplardelosmastinesdeNuevaHolanda.Cuandoseponíaendospatasyechabalacabezahaciaatrás,adquiríalaestaturadeunhombre. Su agilidad y su fuerza muscular habían hecho de él uno de esosanimales que atacan sin vacilar a los jaguares y a las panteras, y no temíahacer frente aunoso.Deespesopelaje, con largacolabienprovistay tiesacomo lacoladeun leónydecolorclarooscuroensuconjunto,Dingosólopresentaba unas manchas blanquecinas en el hocico. Aquel animal, bajo lainfluenciadelaira,podíahacersetemible,yyasecomprenderáqueaNegoronolesatisfizolaacogidaquelehabíadispensadoaquelvigorosoejemplardelarazacanina.

Sinembargo,aunqueDingonoeratratable,tampocoeramalo.Parecíamásbienestartriste.UnaobservaciónquehabíahechoelviejoTomenelWaldeckera la de que a aquel perro no le gustaban los negros. No pretendía nuncahacerlesdaño,peromásbienlosrehuía.Quizáenlacostaafricana,pordondehabía deambulado, había sufrido algunos malos tratos por parte de losindígenas. Así, pues, aunque Tom y sus compañeros eran unas buenaspersonas, Dingo no los acariciaba nunca. Durante los diez días que losnáufragos habían pasado en el Waldeck, había permanecido separado,alimentándosenosesabíacómoyhabiendoparticipado tambiénéldelcruelsufrimientodelased.

Taleseranlossupervivientesdeaquelbarcoqueibaasumergirelprimerembate del mar y que hubiera arrastrado sólo los cadáveres a lasprofundidadesdelocéano,silainesperadallegadadelPilgrim,retrasadoasuvez por las calmas y los vientos contrarios, no hubiese permitido al capitánHullrealizaraquellaobradehumanidad.

SólohabíaquecompletarlaobrarepatriandoalosnáufragosdelWaldeck,quienes,enaquelnaufragio,habíanperdidotodossusahorrosdetresañosdetrabajo. Esto era lo que se iba a hacer. Después de haber descargado enValparaíso, el Pilgrim debía remontar la costa hasta la altura del litoralcaliforniano. Una vez allí, Tom y sus compañeros serían bien acogidos porJamesW.Weldon—su generosamujer lo aseguró—, y serían provistos detodocuantolesfuesenecesarioparallegaralEstadodePensilvania.

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Aquellabuenagente,tranquilizadaacercadesuporvenir,nohacíamásquedar lasgraciasa la señoraWeldonyalcapitánHull.En realidad, lesdebíanmucho,y,aunquesóloeranunospobresnegros,nodesesperabande llegarasatisfaceralgúndíaaquelladeudadereconocimiento.

CAPÍTULOV

S.V.

ElPilgrimhabíareanudadosumarcha,procurandoderivarlomásposiblehacia el este. Aquella lamentable persistencia de la calma no dejaba depreocuparalcapitánHull,noporqueleinquietaseinvertirunaodossemanasmás en una travesía desde Nueva Zelanda a Valparaíso, sino a causa delcansancioqueaquelretrasopodíaproducirasupasajera.

Sinembargo, laseñoraWeldonnosequejaba,ysoportaba losefectosdeaquelcontratiempoconfilosóficapaciencia.

Aquelmismodía—el2defebreroporlanoche—elhallazgofueperdidodevista.

El capitán Hull se preocupó, en primer lugar, de instalar con toda lacomodidadquelefueseposibleaTomysuscompañeros.Elrefugiodestinadoa la tripulación del Pilgrim, dispuesto sobre el puente en forma de caseta,habría sido incapaz para recibirlos a todos. Se arregló, pues, el asunto demanera que pudieran alojarse en el castillo de popa. Por otra parte, aquellabuena gente, acostumbrada a los rudos trabajos, no podía ser difícil decontentar,y, acausa tambiéndelbuen tiempoquehacía, cálidoy saludable,debíabastarlesaquelalojamientodurantetodalatravesía.

La vida a bordo, interrumpida por un instante en su monotonía aconsecuenciadeaquelincidente,reanudósucurso.

Tom,Austin,Bat,ActeónyHérculesbienhubieranqueridoserútiles;perocon aquellos vientos constantes, una vez bien instalado el velamen, nada sepodíahacer.Noobstante,sisetratabaderealizarunviraje,elnegroviejoysuscompañerosseapresurabanaayudaralatripulación,yconvienedeclararquecuando el colosal Hércules tomaba parte en alguna maniobra no tenía quetrabajar nadie. Aquel vigoroso negro, de seis pies de altura, era capaz demovertodounaparejocompletosolo.

ParaelpequeñoJackconstituíaunencantoelcontemplaraaquelgigante.Noleteníamiedoalguno,ycuandoHérculeslehacíasaltarentresusbrazoscomo si se tratase de unmuñeco de trapo, el niño prorrumpía en gritos de

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júbilo.

—Levántameenalto—decíaelpequeñoJack.

—Vengaustedacá,señorJack—respondíaHércules.

—¿Pesomucho?

—Nisiquierasientosupeso…

—Entonces,súbememásaltoaún…¡Estirabienelbrazo…!

Y Hércules, sustentando los dos pies del niño en su ancha mano, lopaseaba como lo haría un gimnasta en un circo. Jack se veía entoncesmuyalto, muy alto, y esto le divertía mucho. Procuraba, incluso, «hacerse elpesado»,yelcolosonosedabacuentadeellosiquiera.

DickSand yHércules eran los dos amigos del pequeño Jack, el cual notardóenadquirirunterceramigo.

EstefueDingo.

YasehadichoqueDingoeraunperropocotratable,locualsedebía,sinduda,aquenoleconveníalaamistadenelWaldeck.AbordodelPilgrim,fueotracosa.TalvezsupoJackconmoverelcorazóndelhermosoanimal.Ésteseavinobienprontoajugarconelmuchachito,aquienlegustabaaqueljuego.Todo el mundo conoció enseguida que Dingo era uno de esos perros quetienenunaparticularpreferenciapor losniños.Además, Jacknunca lehacíadaño.SumayorencantoconsistíaentransformaraDingoenunrápidocorcel,y bien puede afirmarse que un caballo de tal especie esmuy superior a uncuadrúpedo de cartón, aun cuando éste tenga ruedas en las patas. Jackgalopaba, pues, a pelo sobre el perro, el cual le dejaba hacer todo cuantoquisiera,y,enrealidad,Jacknopesabaparaélmásdeloquepesaunjockeyparauncaballodecarreras.

¡Pero aquello producía un considerable decrecimiento diario en laprovisióndeazúcardeladespensa…!

Dingoseconvirtiómuyprontoenel favoritode toda la tripulación.SóloNegorocontinuóevitandotodoencuentroconelanimal,cuyaantipatíahaciaélseguíasiendotanvivacomoinexplicable.

ElpequeñoJacknohabíaabandonado,poratenderaDingo,aDickSand,suantiguoamigo.Todoeltiempoduranteelcualnolereclamabaelservicioabardo,elgrumetelopasabaencompañíadelniño.

No hay para qué decir que la señoraWeldon continuaba viendo aquellaamistadconlamáscompletasatisfacción.

Undía—el6de febrero—hablabadeDickSandconel capitánHull,y

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éstededicabatodaclasedeelogiosaljovengrumete.

—Esemuchacho—decíaalaseñoraWeldon—seráeldíademañanaunbuenmarino:logarantizo…Tieneelinstintodelmar,yconeseinstintosuplelo que por fuerza ignora todavía de la teoría del oficio… Es asombrosoconsiderarcuántosabeya,cuandosepiensaenelpocotiempoquehatenidoparaaprenderlo…

—Hay que añadir —respondió la señora Weldon— que también es unexcelentemuchacho,muy seguro,muy formal con relación a su edadyquenuncahamerecidounareprensióndesdequeloconocemos…

—Sí; es un buen muchacho —corroboró el capitán Hull—, querido yapreciadoconjusticiaportodos.

—Estoy enterada de que, cuando termine esta campaña—dijo la señoraWeldon—mimaridopiensahacerleestudiarunoscursosdehidrografía,paraquemásadelantepuedaobtenereltítulodecapitán.

—Hace bien el señor Weldon —afirmó el capitán Hull—. Dick Sandllegaráasereldíademañanalahonradelamarinaamericana.

—¡Ese pobre huérfano ha comenzado la vida con dolor! —observó laseñoraWeldon—.¡Hatenidounaescuelamuysevera!

—Desdeluego,señoraWeldon,perosusleccionesnosehanperdidoparaél…Ha comprendido que era preciso que hiciese algo en estemundo, y haelegidounbuencamino…

—Sí;elcaminodeldeber.

—Mírele ahora señoraWeldon—prosiguió el capitánHull—.Está en labarra, con la mirada fija en el puente del trinquete. ¡No existe distracciónalguna por parte del joven grumete, ni tampoco la menor desviación de lamarchaenelnavío…!¡DickSandtieneyalaseguridaddeunviejotimonel…!¡Buencomienzoparaunmarino…!Nuestrooficio,señoraWeldon,esdeesosque hay que comenzar desde niños. El que no haya sido grumete, nuncallegaráa serunmarinocompleto,por lomenosen lamarinamercante.Hayque recibir muchas lecciones, y, por consiguiente, es preciso que todo seainstintoy raciocinio en loshombresdemar, pues el adoptar resoluciones estanimportantecomoejecutarbienlasmaniobras.

—Sin embargo, capitán Hull —arguyó la señora Weldon—, no faltanbuenosoficialesenlamarinadeguerra.

—No—respondió el capitánHull—;pero, enmi opinión, casi todos losbuenos han comenzado de niños la carrera, y descontando a Nelson y aalgunosotros,nosonlospeoreslosquehanempezadoporsergrumetes.

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En aquel momento, se vio aparecer por el camarote de popa al primoBenedicto,absortocomosiempreytanajenoaestemundocomoloestaríaelprofetaElíassivolviesealatierra…

ElprimoBenedictocomenzóapasearseporelpuente, comounalmaenpena,escudriñandoconlamiradalosintersticiosdelempalletado,huroneandodebajodelasjaulasdelasgallinas,pasandolamanoporlasjuntasdelpuentedondesehabíadesprendidolabrea…

—PrimoBenedicto—preguntólaseñoraWeldon—,¿teencuentrasbien?

—Sí, prima Weldon… Estoy bien… Pero ya tengo ganas de llegar atierra…

—¿Québuscausteddebajodeesebanco,señorBenedicto?—preguntóelcapitánHull.

—¡Insectos,caballero!—repusoelprimoBenedicto—.¿Quéquiereustedquebusque,sinoinsectos?

—¡Insectos…! ¡Pues lo que es en el mar no enriquecerá usted sucolección!

—¿Y por qué no, caballero? No es imposible encontrar a bordo unejemplarde…

—PrimoBenedicto—interrumpiólaseñoraWeldon—,yapuedesmaldeciralcapitánHull…Tienesunavíotanlimpio,quenocazarásnadaenél…

ElcapitánHullseechóareír.

—La señoraWeldon exagera… Sin embargo, señor Benedicto, creo queperderáustedeltiempohurgandoennuestroscamarotes…

—Ya lo sé—exclamó el primoBenedicto, encogiéndose de hombros—.¡Quélevamosahacer…!

—En la cala del Pilgrim—añadió el capitán Hull—, tal vez encuentreustedalgunascucarachas,que,porcierto,resultanpocointeresantes.

—¿Poco interesantes son estos ortópteros que merecieron lasimprecaciones de Virgilio y de Horacio? —interrogó el primo Benedicto,irguiéndoseconarrogancia—.¿Pocointeresantes,esosparientescercanosdel«periplanetaorientalis»ydelkakerlacamericano,quehabitan…?

—Queinfestan—rectificóelcapitánHull.

—Quereinanabordo—replicóconaltaneríaelprimoBenedicto.

—¡Bonitoreinado…!

—¿Ustednoesentomólogo,caballero?

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—¡Nuncajamás!

—¡Vaya,primoBenedicto—intervino,sonriendo,laseñoraWeldon—,noquierasvernosdevoradosporelamordelaciencia!

—Yonoquieronada,primaWeldon—respondióelfogosoentomólogo—,comonoseapoderagregaramicolecciónalgúnraroejemplarqueaumentesuvalor.

—¿No estás satisfecho de las conquistas que has realizado en NuevaZelanda?

—¡Yalocreo,primaWeldon!Hetenidolasatisfaccióndeadquirirunodeesosnuevosestafilinosque,hastaahora,sólosehabíanencontradoaalgunoscentenaresdemillasmáslejos,enNuevaCaledonia.

En aquel momento, Dingo, que estaba jugando con Jack, se acercó alprimoBenedictoyempezóahacerlefiestas.

—¡Quita,quita!—exclamóéste,rechazandoalanimal.

—¡Amaralascucarachasydetestaralosperros!—exclamó,asombrado,elcapitánHull—.¡Oh,señorBenedicto…!

—¡Pues esunperromuybueno!—dijo el pequeño Jack, cogiendo entresusmanitaslacabezadeDingo.

—Sí; yo no digo que no—respondió el primo Benedicto—. Pero, ¿quéquierenustedes…?¡Esediablodeanimalnoharealizadolasesperanzasquesuencuentromehabíahechoconcebir…!

—¡Oh gran Dios! —exclamó la señora Weldon—. ¿Esperabas poderincluirloenelordendelosdípterosodeloshimenópteros?

—No—respondiócongravedadelprimoBenedicto—;perovamosaver:¿noesciertoqueDingo,aunqueesderazaneozelandesa, fuerecogidoen lacostaoccidentaldeÁfrica?

—Nadamásciertoqueeso—contestólaseñoraWeldon—.TomselooyódecirvariasvecesalcapitándelWaldeck.

—Puesbien,creí…,esperaba…,queeseperrotraeríaalgunosespecímenesdehemípterosespecialescorrespondientesalafaunaafricana.

—¡Bondaddelcielo!—exclamólaseñoraWeldon.

—Acaso —añadió el primo Benedicto— alguna pulga penetrante oirritante…,deespecienueva…

—¿Oyes,Dingo?—preguntóelcapitánHull—.¿Oyesperromío…?¡Hasfaltadoatodostusdeberes…!

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—Pormás que lo he espulgado—agregó el entomólogo, con acento devivopesar—,nohelogradoencontrarleunsoloinsecto…

—¡Para que en seguida lo hubiera usted matado despiadadamente! —exclamóelcapitánHull.

—Caballero—dijo,conseguridad,elprimoBenedicto—,sepaustedquesirJohnFranklineraincapazdemataralinsectomásinsignificante,aunquesetratasedeunmaringuino,cuyosataquessonmástemiblesqueeldelapulga,y, sin embargo, no dejará usted de reconocer que sir John Franklin era unhombredemarquevalíatantocomocualquierotro.

—¡Cierto!—dijoelcapitánHull,inclinándose.

—Yundía,despuésdehabersidopicadohorriblementeporundíptero,loahuyentó,diciéndole,sin tutearlesiquiera:«¡Váyase!¡Enelmundocabemosustedyyo!».

—¡Ah!—exclamóelcapitánHull.

—Sí,señor.

—Puesbien,señorBenedicto—repusoelcapitán—;otrohabíadichoesoantesquesirJohnFranklin.

—¿Otro?

—Sí;yeseotrofueeltíoTobías.

—¿Algúnentomólogo?—preguntó,conviveza,elprimoBenedicto.

—¡No!EltíoTobíasdeSterne,elcualpronuncióprecisamentelasmismaspalabras,haciendolevantarelvueloaunmosquitoqueleimportunaba,sibienconsideró que podía tutearle: «Vete, pobre diablo (le dijo); en el mundocabemostúyyo».

—¡Eraunbuenhombre,esetíoTobías!—sentencióelprimoBenedicto—.¿Murió?

—¡Yalocreo!—contestómuyserioelcapitánHull—.¡Comoquenuncahaexistido!

Ytodosseecharonareír,mirandoalprimoBenedicto.

Así,amenizadaporconversacionescomoéstayotrasqueinvariablementederivabanhaciaeltemadelacienciaentomológicacuandoelprimoBenedictotomabaparteenellas,transcurríanlashorasinterminablesdeaquellamolestanavegación.Elmarcontinuabatranquilo,ylosvientosobligabanalbergantíngoletaadetenerse.ElPilgrimadelantabamuypocohaciaeleste,pueslabrisaeramuydébilyleimpedíallegaralosparajesenquelosvientosreinantesloseríanmásfavorables.

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Conviene decir que el primo Benedicto había intentado iniciar al jovengrumeteenlosmisteriosdelaentomología.PeroDickSandsehabíamostradomuyrefractarioaaquellasexplicaciones.Afaltadeotraspersonas,elsabiosehabíaensañadoconlosnegros,quenoloentendíanenabsoluto.Tom,Acteón,BatyAustinhabíanterminadotambiénpordesertardelaclaseyelprofesorsehabía concretado a Hércules, que, en su opinión parecía poseer ciertasdisposicionesnaturalesparadistinguirunparásitodeuntisanuro.

El gigantesco negro vivía, pues, en el mundo de los coleópteros,carnívoros,cazadores,cañones,cavadorescicindelas,cárabos,silfos,topinos,abejorros, escarabajos, tenebrios, gorgojosy cochinillas, examinando toda lacolección del primo Benedicto, no sin que éste se estremeciese, al ver susfrágilesmuestrasentrelosgruesosdedosdeHérculesqueteníanladurezaylafuerzadeuntorno.Peroélcolosalalumnoescuchabacontantadocilidadlasleccionesdelprofesor,quemerecíalapenadequeéstearriesgasealgo.

MientraselprimoBenedictotrabajabadeestemodolaseñoraWeldonnodejaba abandonado en absoluto al pequeño Jack. Le enseñaba a leer y aescribir.Encuantoalcálculo,suamigoDickSanderaquien lesuministrabalosprimeroselementos.

Alosniñosdecincoaños,edadenquetodavíasonmuypequeños,selespuede instruir mejor por medios prácticos que con lecciones teóricas, lascualeshandeserporfuerzaunpocoarduas.

Jack no aprendía a leer en un abecedario, sino por medio de letrasmovibles,impresasenrojosobrecubosdemaderaqueelniñoibareuniendopor distracción hasta formar las palabras. Algunas veces, la señoraWeldoncogíaaquelloscubosycomponíaunapalabra.Luego,losrevolvía,yJackseentreteníaencolocarlosdenuevoenelordendebido.

Alpequeñolegustabamuchoaquellamaneradeaprenderaleer.Todoslosdías dedicaba algunas horas, bien en el camarote, bien sobre cubierta, amanipularconlasletrasdesualfabeto.

Ahora bien, esto provocó un día un incidente tan extraordinario y taninesperado,queconvienerelatarloconalgúndetenimiento.

El 9 de febrero por la mañana, Jack, medio tendido en el puente, seentreteníaenformarunapalabraqueelviejoTomdebíareconstruir,unavezque las letras hubieran sido barajadas.Tom, con lamano en los ojos, comoprocedíaparanover,eraajenoaloquehacíaelniño.

De aquellas diversas letras, que ascendían al número de cincuenta, unaseran mayúsculas y otras minúsculas. Además, algunos de aquellos cubosllevaban una cifra, lo cual permitía aprender a escribir cantidades almismotiempoqueseformabanlaspalabras.

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El pequeño Jack había extendido en el puente aquellos cubos, y a todosrecurría para componer las diferentes palabras, lo cual constituía en verdadunaimportantetarea.

Cuando habían transcurrido así algunos instantes Dingo empezó a darvueltas alrededor del niño y, de pronto, se detuvo. Sumirada quedó fija, supataderechaselevantóysucolaseagitóconunmovimientonervioso.Luego,arrojándosederepentesobreunodeaquelloscubosdemadera,locogióentrelosdientesyfueacolocarloenelsuelo,aalgunospasosdeJack.

Aquelcuboostentabaunaletramayúscula:laS.

PeroDingo ya había vuelto y comenzaba lamisma operación, cogiendootrocuboyyendoacolocarlojuntoalprimero.

AquelsegundocuboostentabaunaVmayúscula.Jack,entonces,exhalóungrito.

Aloíraquelgrito,acudieronlaseñoraWeldon,elcapitánHullyeljovengrumete, que se paseaban sobre cubierta. Jack les refirió entonces lo queacababadepasar.

¡Dingo conocía sus letras! ¡Dingo sabía leer! ¡Era indudable! ¡Jack lohabíavisto!

DickSandpretendiórecuperarlosdoscubos,conelfindedevolvérselosasu amigo, pero Dingo le enseñó los dientes. Sin embargo, el grumeteconsiguióentrarenposesióndelosdoscubos,yloscolocódenuevoentrelosdemás.

Dingoseacercóotravez,cogiólasdosmismasletrasylasdejóseparadas.A la sazón con las dos patas puestas encima parecía estar decidido adefenderlasatodacosta.Encuantoalasdemásletrasdelalfabetoparecíaquenoexistíanparaél.

—¡Quécosamáscuriosa!—dijolaseñoraWeldon.

—Esenefecto,singular—corroboróelcapitánHull,quecontemplabaconatenciónlasdosletras.

—S.V.—dijolaseñoraWeldon.

—S.V.—repitióelcapitánHull—.¡YésassonprecisamentelasletrasquetieneelcollardeDingo!

Y,luego,volviéndosedeprontohaciaelnegroviejo,lepreguntó:

—Tom,¿nomehabíausteddichoquehacíapocoquepertenecíaesteperroalcapitándelWaldeck?

—En efecto, señor—respondióTom—.Dingo llevaba a bordo dos años

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todolomás.

—¿Y no había usted dicho, también, que el capitán del Waldeck habíarecogidoesteperroenlacostaoccidentaldeÁfrica?

—Sí,señor;enlosalrededoresdeladesembocaduradelríoCongo.Selooíreferirmuchasvocesalcapitán.

—Demodo—continuóelcapitánHull—quenuncasesupoaquiénhabíapertenecidoeseperro,nidedóndeprocedía…

—Nunca,señor.¡Conocerlaprocedenciadeunperroabandonadoesmásdifícil que averiguar la de un niño en lasmismas condiciones!Un perro notienedocumentos,y,además,nopuededarningunaexplicación…

Elcapitánhabíacalladoyreflexionaba.

—¿Esas dos letras despiertan en usted algún recuerdo? —preguntó laseñoraWeldonalcapitánHull,despuésdehaberledejadoreflexionardurantealgunosinstantes.

—Sí, señoraWeldon; un recuerdo, o,más bien, una sospecha, nomenossingular…

—¿Cuál?

—Estasdosletraspudieranmuybientenerunsentidoeinformarnosacercadelasuertedeunintrépidoviajero…

—¿Quéquiereusteddecir?—interrogólaseñoraWeldon.

—Escuche usted, señora Weldon: en 1871 (hace dos años, porconsiguiente), salió un viajero francés bajo la inspiración de la Sociedad deGeografía de París, con intención de atravesar elÁfrica de oeste a este. SupuntodepartidaeraprecisamenteladesembocaduradelCongo.Supuntodetérmino había de ser, siempre que le fuera posible, el caboDelgado, en lasbocas delRovouma, cuyo curso tenía que seguir…Ahora bien, este viajerofrancéssellamabaSamuelVernon.

—¡SamuelVernon!—repitiólaseñoraWeldon.

—Sí,señoraWeldon;elnombreyelapellidocomienzanprecisamenteconlas dos letras que Dingo ha elegido entre todas y que son las que estángrabadasensucollar…

—Enefecto—dijolaseñoraWeldon—.Yeseviajero…

—Eseviajero—respondióel capitánHull—emprendióelviaje,ydesdeentoncesnovolvióasabersenadadeél.

—¿Nunca?—preguntóelgrumete.

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—Nunca—contestóelcapitánHull.

—¿Yquéesloqueustedsupone?—preguntólaseñoraWeldon.

—¡Que Samuel Vernon no pudo, sin dada, llegar a la costa oriental deÁfrica,bienporquefuesehechoprisioneroporlosindígenas,obienporquelamuertelosorprendieseenelcamino…!

—Yentonceseseperro…

—Este perro debe haberle pertenecido, y, más afortunado que su amo(suponiendo quemi hipótesis sea cierta), logró volver al litoral del Congo,todavezquedeallí,enlaépocaenquehandebidoocurrirestoshechos,fuerecogidoporelcapitándelWaldeck…

—Pero, ¿sabe usted si ese viajero iba acompañado de un perro cuandoemprendió el viaje?—observó la señoraWeldon—. ¿No será todo eso unasimplesuposicióndeusted?

—Sóloes,enefecto,unasimplesuposición,señoraWeldon—contestóelcapitánHull—;perolociertoesqueDingoconocelasletrasSyV,queson,comohemosdicho, las inicialesdelnombreyapellidodelviajero francés…Lo que no puedo explicarme es en qué circunstancias habrá aprendido elanimaladistinguiresasletras;peroquelasconoceesindudable;y,lasempujaconlaspatasypareceinvitarnosaquelasleamosalmismotiempoqueél…

NopodíadudarsedelaintencióndeDingo.

—¿Y Samuel Vernon se hallaba solo cuando abandonó el litoral delCongo?—preguntóDickSand.

—Esoloignoro—respondióelcapitánHull—.Sinembargo,esprobablequellevaseconsigounaescoltadeindígenas.

Enaquelmomento,Negoro,saliendode lacocina,aparecióenelpuente.Nadie sedio cuenta al principiode supresencianipudoobservar lamiradaespecialquedirigióalperro,cuandoviolasdosletras,antelascualesparecíaéste estar absorto; pero Dingo, en cuanto vio al cocinero, comenzó a darseñalesdeunextremofuror.

Negoro volvió a entrar en seguida en la cocina, no sin que le hubieseescapadounmovimientodeamenazadirigidoalperro.

—¡Aquí hay algún misterio! —murmuró el capitán Hull, que no habíaperdidoundetalledeaquellabreveescena.

—Pero,¿nolespareceaustedesmuyextrañoqueunperropuedaconocerlasletrasdelalfabeto?—dijoelgrumete.

—¡No!—exclamóelpequeñoJack—.Mamámehacontadomuchasveces

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lahistoriadeunperroquesabíaleeryescribir,yhastajugaraldominó,comounverdaderomaestrodeescuela…

—Hijomío—intervinolaseñoraWeldon,sonriendo—,eseperro,quesellamabaMunito,noeratansabiocomotútefiguras.Sihedecreerloquemecontaron, nunca pudo distinguir una de otra las letras que le servían paracomponer laspalabras.Sóloocurríaque sudueño,unamericanomuyhábil,unavezquesediocuentadequeManitoteníaunoídomuyfino,sededicóaeducarenélestesentido,conlocualobtuvoefectosmuycuriosos.

—¿Y cómo se las arreglaba, señora Weldon?—interrogó Dick Sand, aquieninteresabaaquellahistoriacasitantocomoalpequeñoJack.

—Delsiguientemodo,amigomío:CuandoMunitoteníaque«trabajar»enpresenciadel público, se leponíanunas letras semejantes a éstas encimadeunamesa.Porestamesasepaseabaelperro,esperandoaqueselepropusierauna palabra, bien en voz alta, o bien en voz baja, sólo con la esencialcondicióndequesuamoconocieseaquellapalabra…

—Demodoque,enausenciadesuamo…—interrumpióelgrumete.

—Elperronohubierapodidohacernada—concluyólaseñoraWeldon—,y he aquí por qué: una vez colocadas las letras sobre la mesa, Manito sepaseaba por entre aquel alfabeto. Llegaba a situarse delante de la letra quedebíacogerparaformarlapalabrapropuesta,ysedetenía;perosisedeteníaeraporquehabíaoídoelruido,imperceptibleparalosdemás,queelamericanohacía crujir en su bolsillo.Aquel ruido constituía paraManito la señal paracogerlaletraeiracolocarlaenelsitioconvenido.

—¿Eseeratodoelsecreto?—interrogóDickSand.

—Ese era todo el secreto —respondió la señora Weldon—. Y es muysencillo,comocuantosehaceenmateriadeprestidigitación.Enausenciadelamericano,ManitohabríadejadodeserManito.Poresomeextrañaque,sinquesuamoestéaquí(siesqueelviajeroSamuelVernonerasuamo),Dingohayapodidoreconoceresasdosletras…

—Enefecto—afirmó el capitánHull—, eso esmuy extraño.Pero fíjesequeahoranosetratamásquededosletras,dedosletrasespeciales,ynodeunapalabraescogidaal azar.Despuésde todo,aquelperroque llamabaa lapuerta de un convento para apoderarse del plato de comida destinado a lospobresquepasasen;yaquelotroque,encargadoalmismotiempoqueunodesus semejantes,dedarvueltasaunasadorcadadosdías,yque senegabaacumplirestamisióncuandonolehabíallegadoelturno,aquellosdosperros,digo,llegaronmáslejosqueDingoenesedominiodelainteligenciaqueestáreservadoalhombre…Porotraparte,noshallamosenpresenciadeunhechoindiscutible.De todas las letrasde ese alfabeto,Dingo sóloha elegido estas

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dos:laSylaV.Lasdemás,nisiquieraparececonocerlas.Hayquereconocer,pues, que, por un motivo que desconocemos, esas dos letras han llamadoespecialmentesuatención…

—¡Ah, capitán Hull —exclamó el joven grumete—, si Dingo pudiesehablar…! Tal vez nos dijese lo que significan esas dos letras y por qué haenseñadolosdientesanuestrococinero…

—¡Y qué dientes! —exclamó el capitán Hull, en el momento en queDingo,abriendolaboca,mostrabasusformidablescolmillos.

CAPÍTULOVI

UNABALLENAALAVISTA

Comosecomprenderá,elsingularincidentequequedarelatadoconstituyómásdeunavezeltemadelasconversacionesquesemanteníanenlapopadelPilgrim por la señoraWeldon, el capitánHull y el joven grumete. Éste, enparticular, adquirió una gran desconfianza haciaNegoro, cuya conducta, sinembargo,nomerecíareprochealguno.

En la proa se conversaba también, si bien se obtenían distintasconsecuencias. Allí, entre el resto de la tripulación, Dingo pasabasencillamenteporunperroquesabíaleer,yquizátambiénescribir,mejorquemuchosmarineros. En cuanto a hablar, si no lo hacía acaso tuviera buenasrazonesparacallar.

—El mejor día —dijo el timonel Bolton—, llegará este perro apreguntarnosdóndeestá laproadelbarcoysivieneelvientodelesteodeloestenoroeste,yhabráquecontestarle…

—Hay animales que hablan —arguyó otro marinero—, como son lascotorrasylospapagayos.¿Porquéunperronohadepoderhacerotrotanto,silevieneengana…?Másdifícileshablarconelpicoqueconlaboca.

—Desdeluego—corroboróelcontramaestreHowick—,peronuncasehavistounacosasemejante.

Muchosehubieraasombradoaquellabuenagente, si se lehubiesedichoque,porelcontrario,aquellosehabíavisto,yqueciertosabiodanésposeíaunperro,elcualpronunciabacontodaclaridadhastaunaveintenadepalabras,sibiendeestoaqueaquelanimalcomprendieseloquedecía,habíaunabismo.Sin duda, aquel perro, cuya garganta se hallaba organizada de manera quepodía emitir sonidos regulares, no dabamás sentido a sus palabras que lospapagayos,losgrajosylascotorrasalassuyas.Enlosanimales,lafraseología

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noesotracosaqueunaseriedecantosodegritosarticuladospertenecientesaunextrañolenguajecuyosentidonoseobtendránunca.

Elloera,enfin,queDingosehabíaconvertidoenelhéroeabordo,locualnolehabíadadomotivoparaenvanecerse.ElcapitánHullrealizóvariasvecesla experiencia. Los cubos de madera del alfabeto fueron barajados enpresenciadeDingo,einvariablemente,sinunerrorysinlamenorvacilación,fueronescogidaslasletrasSyVdeentretodasporelsingularanimal,entantoquelasdemásletrascontinuabansinllamarnuncasuatención.

En cuanto al primo Benedicto, aunque aquella experiencia fue realizadavariasvecesdelantedeél,noparecíainteresarle.

—Despuésdetodo—sedignódecirundía—,nohayporquécreerquelosperros son los únicos que poseen el privilegio de ser, hasta cierto puntointeligentes.Otrosanimaleslesigualan,guiadossóloporelinstinto.Talessonlasratas,queabandonanelbarcoquesehallaapuntodehundirseenelmar;elcastor, que sabe prever la crecida de las aguas y construye sus diques paracontenerlas, los caballos de Nicomedia, de Scanderberg y de Oppien cuyodolor fue tal cuando murieron sus dueños que murieron ellos también;aquellosasnos,quefuerontannotablesydeloscualesseguardamemoria,ytantasotrasbestias,enfin,quehanhechohonoralaanimalidad.¿Nosehanvisto algunos pájaros maravillosamente domesticados que escriben, sincometeruna sola falta, laspalabrasque lesdictan susdomadores,yalgunascacatúas que cuentan tan bien como un calculador de la Oficina de laslongitudes, el número de las personas que se encuentran presentes en elsalón…? ¿No ha existido un papagayo, por el que se pagaronmás de ciendólaresyque, siendo sudueñouncardenal, recitaba todoelSímbolode losapóstoles,sinequivocarseenunasolapalabra…?Porúltimo,¿nopuedellegaral colmo el legítimo orgullo de un entomólogo, cuando ve a los simplesinsectosdarmuestrasdeunainteligenciasuperioryafirmarconelocuenciaelaxioma.

InminimusmaximusDeus,

comoocurreconlashormigas,quecompitenconlosedilesdelasmejoresciudades;conlosargironetasacuáticos,queconstruyenescafandras,sinhaberestudiado nunca mecánica, y las pulgas, que conducen sus carrozas comoverdaderoscocheros,hacenelejerciciotanbiencomolossoldadosydisparanel cañón como artilleros distinguidos de West Point…? ¡No…! Dingo nomerecetantoselogiosysiestátanfuerteenlacuestióndelalfabeto,seránsindada porque pertenece a una especie de mastines, no clasificada aún en lacienciazoológica:el«canisalphabeticus»,deNuevaZelanda.

A pesar de este discurso y otros del envidioso entomólogo, Dingo nopadeció lomásmínimo en su pública estimación, y continuó siendo tratado

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como un fenómeno durante las conversaciones sostenidas en el castillo deproa.

Sinembargo,esprobablequeNegoronoparticipasedelentusiasmoquesemanifestaba a bordo por aquel animal. Quizá lo encontrase demasiadointeligente.Fueraporloquefuese,elperrocontinuabademostrandolamismaanimosidad contra el cocinero y de seguro éste le hubiera jugado unamalapartida,si,porunaparte,élnofueraunperro«quesabíadefenderse»,ysi,porotra,nosevieraprotegidoporlasimpatíadetodalatripulación.

Por consiguiente, Negoro evitaba más que nunca el encontrarse enpresencia deDingo, yDickSandno había dejadode notar que, a partir delincidentedelasdosletras,laantipatíarecíprocaentreelhombreyelperrosehabíarecrudecido.Estoerainexplicableenverdad.

El10defebrero,elvientodelnordesteque,hastaentonces,habíasucedidosiempre a las prolongadas y abrumadoras calmas, durante las cuales seinmovilizabaelPilgrim, llegóasoplardeunmodosensible.ElcapitánHullesperaba que se produciría un cambio en la dirección de las corrientesatmosféricas.Acasomarchaseporfinelbergantíngoletavientoenpopa.SólohacíadiecinuevedíasquehabíasalidodelpuertodeAuckland.Elretrasonoeramuyconsiderable,y,recibiendoelvientodetravés,elPilgrim,biendotadodevelamen,debíarecuperarconfacilidadeltiempoperdido;peroeraprecisoesperar algunos díasmás a que se estableciesen en definitiva las brisas deloeste.

AquellapartedelPacífico estaba siempredesierta.Ningunaembarcaciónseveíaenaquellosparajes.Eraaquellaenverdad,unalatitudabandonadaporlos navegantes.Losballeneros de losmares australes no se disponían aún afranquear el trópico. Con excepción del Pilgrim, al que las circunstanciasespeciales habían obligado a abandonar los lugares de pesca antes de quefinalizase la estación, no debía esperarse el encuentro de un barco quenavegaseenaquelladirección.

Encuantoa loscorreos transpacíficos,yasehadichoquenoseguíanunparalelotanaltoensustravesíasentreAustraliayelcontinenteamericano.

Sin embargo, porque lamar estuviese desierta, no había que renunciar aobservar hasta los últimos límites del horizonte. Aunque esto resulte muymonótono para los espíritus inquietos, es infinitamente variado para los quesabencomprenderlo.Insospechadoscambiossugestionanalasimaginacionesquetienenelsentidodelapoesíadelocéano.Unahierbamarinaqueflotaconondulaciones,unaramadesargazocuyaestelarizalasuperficiedelasolas,untrozo demadera cuya historia se desearía adivinar, y nadamás…Ante esteinfinito,elespíritunopuededetenerseennada.La imaginaciónseentregaauna fantástica carrera.Cadaunade lasmoléculasde aguacuyaevaporación

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cambiadecontinuoentreelmaryelcielo,encierra,quizá,elsecretodeunacatástrofe…Debemos,puesenvidiaraaquélloscuyoíntimopensamientosabeinterrogar a losmisterios del océano, a los espíritus que se elevan desde sumovedizasuperficiealasalturasdelcielo…

Además, la vida se manifiesta lo mismo por encima que debajo de losmares.LospasajerosdelPilgrimpodíanverlaencarnizadapersecucióndequeeran objeto los pececillos por las bandadas de los pájaros que rehúyen elinsoportableclimadelpoloantesdeque llegueel invierno…Y,másdeunavez,DickSand,discípuloenestepunto,comoenotros,deJamesW.Weldon,habíadadopruebasdesumaravillosapuntería,bienconelfusilobienconlapistola,disparandosobrealgunosdeaquellosraudosvolátiles.

Acá,habíapetrelesblancos;allá,nuevospetrelesconlasalasmoteadasdeoscuro… Algunas veces, también, pasaban patrullas de pájaros diablos, oalgunosdeesospingüinos,cuyoandarenlatierraesalaveztanpesadoytanridículo…Sin embargo como observaba el capitánHull, los pingüinos, queutilizansusmuñonesparanadarcomoverdaderosnadadores,dentrodelaguapuedencompetirenvelocidadconlospecesmásrápidos,hastaelpuntodequealgunosmarinosloshanconfundidoenocasionesconlosbonitos.

Más arriba, gigantescos albatros batían el aire con tremendos aleteos,desplegando una envergadura de diez pies de amplitud, e iban después aposarsesobrelasaguasqueescarbabanconelpicoparabuscarsualimento…

Todas estas escenas constituían un espectáculo variado que sólo losespíritus refractarios a la contemplaciónde la naturaleza habrían encontradomonótono.

Aquel día, la señoraWeldon se estaba paseando por la popa del Pilgrimcuandollamósuatenciónunespectáculobastantecurioso.Lasaguasdelmarsehabíantornadorojizascasidepronto.Hubierapodidocreersequeacababandeteñirseensangre,yaquelinexplicablecoloridoseextendíahastamásalládedondepodíaalcanzarlamirada.

Dick se encontraba entonces con el pequeño Jack, al lado de la señoraWeldon.

—Dick—dijo ésta al joven grumete—, ¿no ves qué tintemás particularhan tomado lasaguasdelPacífico…?¿Serádebidoa lapresenciadealgunahierbamarina…?

—No, señora Weldon; ese tinte lo producen millares y millares decrustáceosque,por logeneralsirvendealimentoa losgrandesmamíferos…Lospescadoresllamanaeso,nosinmotivo,«lacomidadelaballena»…

—¿Crustáceos?—interrogó la señoraWeldon—. Pues son tan pequeños

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quecasipodríanllamarseinsectosdemar…AlprimoBenedictoleencantaríaadquirirunacoleccióndeellos…

Ylellamó,alzandolavoz:

—¡PrimoBenedicto!

ElprimoBenedictoapareciócasialmismotiempoqueelcapitánHull.

—PrimoBenedicto,miraese inmensobancorojizoqueseextiendehastaperdersedevista…

—¡Calla!—exclamó el capitánHull—. ¡Aquí hay comida de ballena…!SeñorBenedicto,se lepresentaunabonitaocasiónparaestudiarestacuriosaespeciedecrustáceos…

—¡Pse!—exclamóelentomólogo,sacudiendolacabeza.

—¿Cómo«¡pse!»?Leencuentroausteddemasiadodesdeñosoparaserunentomólogo…

—Paraserunentomólogo,bueno—repusoelprimoBenedicto—;peronoolvidequeyosoymásbienunhexapodista.

—Después de todo—pronunció el capitán Hull—, bien está que no leinteresenesoscrustáceos;perosiposeyeraustedunestómagodeballena,seríaotra cosa. ¡Qué banquete se daría entonces…! Mire usted, señora Weldon,cuandonosotros,losballeneros,llegamos,durantelaestacióndepesca,juntoaunbancode crustáceos comoésos, sólonosqueda el tiemponecesarioparaprepararlosarponesynuestrassondalezas…¡Estamossegurosdequelapescanoestámuylejos!

—¿Esposiblequeunosanimalestanpequeñitospuedanalimentaraotrostangrandes?—interrogóJack.

—¡Hola!—exclamóelcapitánHull—.Losgranosdesémola,laharinaylafécula,¿nonosproporcionanunosexquisitospurés…?Sí;ylanaturalezahaqueridoqueasísea…Cuandoflotaunaballenaenmediodeesasaguasrojas,tiene la sopa servida y sólo le queda abrir su inmensa boca. Millares decrustáceos penetran en ella; como los hilos de una red de pescadores, seextiendenlasnumerosasbarbasdeballenadequeestáprovistoelpaladardelanimal,demodoqueloscrustáceosnopuedansalir,yéstosvanaabismarseenelanchoestómagodelaballena,lomismoqueelpurédelacomidaeneltuyo.

—Tenga usted entendido, Jack —observó Dick Sand—, que la señoraballenanopierdeel tiempomondando loscrustáceoscomoustedmonda loslangostinos.

—Yañadiré—dijo el capitánHull—que, cuando el enormeglotón está

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entretenido en esta operación, resulta mucho más fácil acercarse a ella sinexcitar su desconfianza. Ese es el momento favorable para arponearla conalgúnéxito.

Enaquelinstante,ycomoparadarlarazónalcapitánHull,sedejóoírenlaproadelnavíolavozdeunmarinero:

—¡Unaballenaababor!

ElcapitánHullseirguió.

—¡Unaballena!—exclamó.

Eimpulsadoporsu instintodepescador,seprecipitóhaciaelcastillodelPilgrim.

EnseguidalesiguieronlaseñoraWeldon,Jack,DickSandyhastaelprimoBenedicto.

Enefecto,aunadistanciadecuatromillas,ciertohervidero indicabaqueun gran mamífero marino se movía en medio de aquellas aguas bermejas.Unosballenerosnopodíandespreciaraquello.

Peroaquelladistanciaeraaúndemasiadoconsiderableparaquesepudiesereconoceraquéespeciepertenecíaaquelmamífero.

¿Eraunadeesasballenas,propiamentedichas,quebuscanconpreferencialos pescadores de losmares del norte?Estos cetáceos, a los que les falta laaletadorsal,cuyapielrecubreunaespesacapadegrasa,puedenalcanzarunalongituddeochentapies,aunquesulongitudmedianopasadesesenta,yunmonstruosemejantellegaaproporcionarhastacienbarrilesdeaceite.

¿Era, por el contrario, un hump-back, perteneciente a la especie de losballenópteros,designacióncuyadesinenciadeberíamerecerlaestimacióndelentomólogo…?Éstasposeenaletasdorsalesdecolorblancoyquelescubrenlamitaddelcuerpo,semejantesaunpardealas,comosisetratasedeballenasvoladoras.

¿No sería,más bien, un fin-back,mamífero conocido con el nombre de«yubarta»,provistodeunaaletadorsalycuyalongitudpuedeigualaraladelaballena, propiamente dicha…? El capitán Hull y la tripulación no podíanprecisarloaún,ycontemplabanalanimalconmásdeseoqueadmiración.

Siesciertoqueunrelojeronopuedepermanecerenunsalón,enpresenciadeunrelojdeparedsinexperimentarlairresistiblenecesidaddeexaminarlo,noloesmenosqueunballenero,anteunaballena,sienteunimperiosodeseodeapoderarsede ella.Se aseguraque los cazadoresde cazamayor sonmásardientes que los cazadores de caza menor, pues cuanto más grande es unanimal,más excita la codicia. ¿Qué sensaciónnoexperimentarán, por tanto,

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los cazadores de elefantes y los pescadores de ballenas…? En aquel caso,existía,además,lacontrariedadquesentíatodalatripulacióndelPilgrimporvolverconuncargamentoincompleto.

El capitán Hull trataba de reconocer al animal que acababa de serdescubierto.Aaquelladistancia, no sehacíavisible.Sin embargo la expertamirada de un ballenero no podía equivocarse en los detalles que son másfácilesdeapreciardesdelejos.

—Nosetratadeunaballenapropiamentedicha—exclamó—.Susurtidorseríamás alto y al mismo tiempo, demenor volumen. Por otra parte, si elruidoqueproduceelsurtidorpudierasercomparadoconelruidolejanodeunabocade fuego, llegaría a creerqueesaballenapertenecea la especiede loshump-back;pero,aprestandoeloído,puedeasegurarsequeeseruidoesdeunanaturalezamuydiferente…¿Túquéopinas,Dick?—preguntóelcapitánHull,volviéndosehaciaelgrumete.

—Yocreoquenosencontramosenpresenciadeunayubarta,micapitán—respondió Dick Sand—. ¿No ve usted cómo arroja el aire con violencia lacolumna líquida…?¿No le parece también (lo cual viene a darme la razón)que el surtidor contiene más agua que vapor condensado…? Si no meequivoco,ésaesunaparticularidaddelayubarta.

—Enefecto,Dick—corroboróelcapitánHull.

Yanohaydudaposible:esunayubartaloqueflotaenlasuperficiedelasaguasrojizas.

—¡Québonito!—exclamóelpequeñoJack.

—¡Símuchacho…!¡Ypensarquelabestiaestáahíyqueunosballeneroslaestáncontemplando…!

—Yomeatreveríaaafirmarqueesunayubartadegrantamaño—afirmóDickSand.

—Cierto—asintióelcapitánHull,queseibaapasionandopocoapoco—.¡Lomenostendrásetentapiesdelongitud!

—¡Bueno!—exclamóeljefedelatripulación—.Bastaríamediadocenadeballenasdeestetamañoparaquesellenaseunbarcocomoelnuestro.

—Sí sería suficiente —replicó el capitán Hull, que se había subido albauprésparavermejor.

—Con ésa—añadió el jefe de la tripulación—, obtendríamos en pocashoraslamitaddelosdoscientosbarrilesdeaceitequenosfaltan…

—Sí,sí…Enefecto—murmurabaelcapitánHull.

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—Esverdad—corroboróDickSand—;peroalgunasvecesconstituyeunatareamuyrudaelatacaraesasenormesyubartas.

—¡Muy rudamuy ruda!—repitió el capitán Hull—. Esos ballenópterostienen unas colas formidables, a las que nadie debía acercarse sindesconfianza… La piragua más sólida no resistiría a un golpe suyo biendirigido…¡Peroelbeneficioquesupone,tambiénmerecelapena…!

—¡Bah!—exclamóuno de losmarineros—. ¡Una buena yubarta suponeunabuenacaptura!

—¡Yprovechosa!—agregóotro.

—¡Seríaunalástimaquenosaludásemosaéstaalpasar!

Era evidente que aquellos bravosmarinos se animaban al contemplar laballena. ¡Era todo un cargamento de aceite lo que flotaba al alcance de lamano…!Segúnellos,nohabríamásquearrumbarlosbarrilesenlabodegadelPilgrim,paracompletarelcargamento.

Algunosmarineros,subidosenlosflechastesdelosobenquesdeltrinquete,lanzabangritosde codicia.El capitánHull nopronunciabaunapalabray seroíalasuñas.EracomosiunimánirresistibleatrajesealPilgrimyatodasutripulación.

—¡Mamá, mamá! —exclamó entonces el pequeño Jack—. ¡Yo quisieracogerlaballenaparavercómoes…!

—¡Qué! ¿Quieres esa ballena, muchacho…? ¿Y por qué no hemos depescarla,amigosmíos?—dijoelcapitánHull,cediendo,porfin,asusecretodeseo—. Nos faltan los pescadores de complemento; es verdad… Peronosotrossolos…

—¡Sí,sí!—Gritarontodoslosmarinerosauntiempo.

—No será la primera vez que yo haya ejercido el oficio de arponero—añadióelcapitánHull—:yahoravaisaversitodavíaséarrojarelarpón.

—¡Hurra!¡Hurra!¡Hurra!—gritólatripulación.

CAPÍTULOVII

PREPARATIVOS

SecomprenderáquelapresenciadeaquelprodigiosomamíferoprodujesetalexcitaciónenlagentedelPilgrim.

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La ballena que flotaba en medio de las aguas rojas parecía enorme.Capturarlaycompletarasílacarga,resultabamuytentador.¿Unospescadorespodíanpermitirquesedesperdiciasesemejanteocasión?

Sinembargo,laseñoraWeldoncreyóhallarseeneldeberdepreguntaralcapitánHullsiconstituirlaalgúnpeligroparasugenteyparaélatacaraunaballenaentalescondiciones.

—Ninguno,señoraWeldon—respondióelcapitánHull—.Másdeunavezsemehaocurridopescarunaballenaconunasolaembarcación,ysiempreheacabadoporapoderarmedeella…Lerepitoquenoexistepeligroalgunoparanosotros,ni,porconsiguiente,tampocoparausted.

Tranquilizada,laseñoraWeldonnovolvióainsistir.

El capitán Hull dio en seguida las órdenes oportunas para capturar layubarta.Porexperiencia,sabíaquelapersecucióndeesteballenópteronodejadeofrecerciertasdificultades,yqueríaprevenirlastodas.

Lo que hacíamenos fácil la captura era que la tripulación del bergantíngoleta sólo podía operar por medio de una embarcación, a pesar de que elPilgrimposeíaunalancha,colocadaentreelpalomayoryelpalodemesana,ytres balleneras, dos de las cuales se hallaban suspendidas de unas grúas ababoryaestribor,ylaterceraenlapopa,fueradelcoronamiento.

Deordinario,lastresballenerasseempleabanalavezenlapersecucióndeloscetáceos;peroyasesabequedurantelaestacióndepescaacudirenayudadelosmarinosdelPilgrimunequipoderefuerzoformadoenNuevaZelanda.

Ahora bien, en las circunstancias actuales, el Pilgrim no podía disponermásquedecincomarinerosabordo,estoes,sólopodíaarmarunaballenera.UtilizarelconcursodeTomydesuscompañeros,quesehabíanapresuradoaofrecerse,eraimposible.Enefecto,elmanejodeunapiraguadepescaexigemarineros excepcionalmente expertos. Un mal golpe de barra o cualquiertorpeza al remar bastarían para comprometer la salvación de la balleneraduranteelataque.

Porotraparte,elcapitánHullnoqueríaabandonarelnavío,sindejarenél,porlomenos,aunhombredelatripulaciónenelquetuvieseplenaconfianza.Habíaqueprevertodaslaseventualidades.

Pero obligado el capitán Hull a elegir buenos marinos para armar laballenera,porfuerzateníaqueconfiaraDickSandelcuidadodelPilgrim.

—Dick—ledijo—, túereselencargadodequedarteabordodurantemiausencia,quecreoserábreve.

—Bien,señor—respondióeljovengrumete.

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Dick Sand hubiera querido tomar parte en la pesca, que tenía un granatractivoparaél;pero,porunaparte,comprendióquelosbrazosdeunhombrevalíanmásquelossuyospara lanavegacióndelaballenera,y,porotra,quesóloélpodíasustituiralcapitánHull.Seresignó,pues.

La tripulación de la ballenera debía componerse de cinco hombres,contandoconel contramaestreHowik,queeran todos losquecomponían latripulacióndelPilgrim.Loscuatromarinerosseposesionaríandelosremos,yHowik se ocuparía del remo que sirve para gobernar esta clase deembarcaciones.Untimonerocualquieranosería,enefecto,losuficientementerápido, y en el caso de que los remos de costado se inutilizasen, el remo-timón, bien manejado, podía poner a la ballenera fuera del alcance de losaletazosdelmonstruo.

Quedaba,pues,elcapitánHull.Sehabíareservadoelpuestodearponero,y,comohabíadicho,noeraaquellalaprimeravezqueactuaba.Primerodebíaarrojarelarpón,luegovigilareldesenrollodelasondaleza,fijaenunadesusextremidades,y,porúltimo,remataralanzadasalanimal,cuandovolviesealasuperficiedelocéano.

Losballenerosempleanavecesarmasde fuegoparaestaclasedepesca.Pormediodeunaparatoespecial,queesunaespeciedecañóncolocadounasvecesenlabordadelnavíoyotrasenlaproadelaembarcación,searrojaelarpónquearrastraconsigolacuerdafijaensuextremidad,obalasexplosivasqueproducengrandesestragosenelcuerpodelanimal.

PeroelPilgrimnoestabaprovistodeesta clasedeaparatos,quecuestanmucho y son difíciles de manejar; y los pescadores, poco amigos de lasinnovaciones,parecenpreferirelempleodelasarmasprimitivas,estoes,delarpónydelalanza,delosquesesirvenconhabilidad.

Utilizando los medios ordinarios, o sea atacando a la ballena con armablanca,eracomoelcapitánHullpretendíacapturarlayubartasituadaacincomillasdesunavío.

El clima debía favorecer aquella expedición. Lamar,muy tranquila, erapropiciaalasmaniobrasdelaballenera.Elvientotendíaaceder,yelPilgrimsólo derivaría de una manera insensible mientras la tripulación estuviesealejada.

Se habilitó al punto la ballenera de estribor y los cuatro marineros seembarcaronenella.

Howiklesentregódosgrandesdardosqueservíandearponesydoslargaslanzasdeagudapunta.Aaquellasarmasofensivasañadiócincorollosdeesacuerdaflexibleyresistentequelosballenerosllamansondalezayquemidenseiscientospiesde longitud.Noes exageradaesta longitud,puesocurre con

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frecuenciaque estas cuerdasunidasde extremoa extremonobastanpara la«demanda»delaballena,quesesumergeamuchaprofundidad.

Taleseranlasdiversasherramientasquehabíancolocadocuidadosamenteenlaproadelaembarcación.

Howikyloscuatromarinerossóloesperabanlaordendequesoltasenlasamarras.

Sóloaparecíalibreunpuestoenlaproadelaballenera,elcualeraelquedebíaocuparelcapitánHull.

PorsupuestoquelatripulacióndelPilgrim,antesdeabandonaréste,habíapuesto el navío al pairo, o, dicho de otro modo, las vergas habían sidobraceadasdemaneraquelasvelas,contrarrestandosuacción,mantuviesenalbergantíngoletapocomenosqueestacionario.

Enelmomentodeembarcar,elcapitánHulllanzóunaúltimaojeadaasuembarcación.Se aseguródeque todo sehallaba enorden, deque las drizasestabanbienenrolladasylasvelasorientadasconvenientemente.Comodejabaabordoaljovengrumeteduranteunaausenciasuyaquepodíaprolongarseporalgunashoras,quería,conmuybuenacuerdo,queanosercasodeurgencia,DickSandnotuviesequeejecutarningunamaniobra.

Enelmomentodepartir,hizolasúltimasrecomendaciones.

—Dick—dijo—, te dejo solo.Vigílalo todo…Si, por un acaso, que nocreoposible,hubiesenecesidaddeponerelnavíoenmarcha,acausadequenos llevase demasiado lejos la persecución de la yubarta, Tom y suscompañerospodránmuybienacudiren tuayuda. Indicándoles loque tienenquehacer,estoysegurodequeloharán.

—Sí, capitánHull—afirmó el viejoTom—; el señorDick puede contarconnosotros.

—¡A sus órdenes! ¡A sus órdenes!—exclamó Bat—. Tenemos muchosdeseosdeserútiles.

—¿De dónde hay que tirar?—preguntóHércules, subiéndose las anchasmangasdesuchaqueta.

—Porahora,deningúnsitio—repasoDickSand,sonriendo.

—Asudisposición—concluyóelcoloso.

—Dick—prosiguióelcapitánHull—,eltiempoestáhermoso.Elvientohacedido.Nada indicaquevuelvaasoplar…Sobre todo,ocurra loqueocurra,nopongaslaembarcaciónalamarniabandoneselnavío.

—Entendido.

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—SisehiciesenecesarioqueelPilgrimfueseabuscarnos,yateharéunaseñalizandounpabellónenelextremodeunbotador.

—Váyase tranquilo, capitán, que no perderé de vista la ballenera —respondióDickSand.

—Bueno,muchacho—terminóelcapitánHull—.¡Valorysangrefría!Túeres el segundo capitán haz honor a tu categoría. ¡Nadie ha podido ostentarotrasemejanteatuedad!

Dick Sand no respondió, pero enrojeció sonriendo. El capitán Hullcomprendióloquesignificabaaquelruboryaquellasonrisa.

«Es un buen muchacho—se dijo para sí—. Todo lo reúne: modestia ybuenhumor».

En aquellas insistentes recomendaciones, se veía que, aunque no podíaexistir peligro alguno en que lo hiciese, el capitánHull no abandonaba congusto sunavío,ni siquieraporalgunashoras;peroun irresistible instintodepescador,y,sobretodo,elfuriosodeseodecompletarsucargamentodeaceitey no dejar sin cumplimiento los compromisos contraídos por James W.WeldonenValparaíso,leimpulsabanaintentarlaaventura.Porotraparte,lamarestabatanserena,queseprestabaalasmilmaravillasparalapersecucióndel cetáceo. Ni su tripulación ni él habrían podido resistir a semejantetentación. La campaña de pesca se completaría por fin, y esta últimaconsideración acabó en definitiva de decidir al capitán Hull, que se dirigióhacialaescala.

—¡Buenasuerte!—ledijolaseñoraWeldon.

—¡Muchasgracias,señoraWeldon!

—¡Lesuplicoquenohagademasiadodañoa lapobreballena!—gritóelpequeñoJack.

—¡Noseloharé!—respondióelcapitánHull.

—Cójalaustedconcuidado…

—Sí;conguantes…

—Algunas veces —observó el primo Benedicto—, suelen encontrarseinsectosmuycuriososenellomodeesosmamíferos.

—Pues bien, señor Benedicto —contestó sonriendo el capitán Hull—;tendrá usted derecho a «entomologizar» cuando la yubarta yazga en elPilgrim…

Luego,volviéndosehaciaTom,dijo:

—Tom, cuento con sus compañeros y con usted para ayudarnos a

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despedazarlaballena,cuandoestéamarradaalcascodelnavío,quenotardaráenestarlo.

—Asudisposición,señor—respondióelviejonegro.

—¡Bien!—pronuncióelcapitánHull.

Yañadió:

—Dick, esos buenos hombres te ayudarán a preparar los barriles vacíos.Durantenuestraausencia,lossubiránalpuente,y,deesamanera,latareaserámásbrevealregreso.

—Asísehará,capitán.

Para losque lo ignoren,habráquedecirque layubarta, unavezmuerta,debíaser remolcadahastaelPilgrim,ysólidamenteamarradaasu flancodeestribor.Entonces, losmarineros,calzadosconbotasprovistasdegarfios, seinstalarían sobre el lomo del enorme cetáceo y lo despedazaríanmetódicamenteenlonjasparalelas,endireccióndelacabezaa lacola.Estaslonjasseríancortadasdespuésentrozosdeunpieymediodetamaño,yéstosdivididos a su vez en tajadas que, después de haber silo escurridas en losbarriles,seríantrasladadasafondodelabodega.

Porlogeneral,elbarcoballenero,cuandohaterminadolapesca,maniobralo antes posible, con el fin de terminar susmanipulaciones, Desembarca latripulación, y procede a la fusión de la grasa que, bajo la acción del calor,segregatodalamateriautilizable,esdecir,elaceite.

Pero,enaquellascircunstancias,elcapitánHullnopodíapensarenvolverhacia atrás para terminar la operación. «Fundiría», pues, la grasa enValparaíso. Además, como no tardarían en soplar los vientos del oeste,esperabavislumbrarlacostaamericanaantesdeunosveintedías,yestelapsodetiemponopodíacomprometerlosresultadosdelapesca.

Habíallegadoelmomentodepartir.AntesdequeelPilgrimfuesepuestoalpairo,seacercóunpocoalsitiodonde layubartacontinuabaacusandosupresenciaconelsurtidordevapordeagua.

La yubarta seguía nadando, en medio del vasto campo rojizo de loscrustáceos,abriendoautomáticamentelaanchabocayabsorbiendo,concadabocanada,millaresdeanimalillos.

Según los entendidos que iban a bordo, no había temor alguno de quepensaraenescaparse.Nocabíadudadequeaquéllaeraunadeesasballenasalasquelospescadoresllaman«decombate».

El capitán Hull recogió los filaretes, y, descendiendo por la escala decuerda,llegóalaproadelaballenera.

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La señora Weldon, Jack, el primo Benedicto, Tom y sus compañerosdijeronporúltimavezalcapitánquetuvierabuenasuerte.

ElmismoDingo, irguiéndose sobre las patas y asomando la cabeza porencimadelaborda,parecióquererdespediralatripulación.

Luego, volvieron todos hacia la proa para no perder ningún detalle deaquellapescainteresante.

La ballenera comenzó a navegar, y a impulso de los cuatro remosmanejadoscondestrezasefuealejandodelPilgrim.

—¡Vigilabien,Dick,vigilabien!—gritó,porúltimavez,elcapitánHull,dirigiéndosealjovengrumete.

—Notengacuidado.

—¡Unaojeadaa laembarcación,yotraa laballenera,muchacho!¡Noloolvides!

—Asísehará,capitán—respondióDickSand,quefueacolocarsejuntoalabarra.

Ya se encontraba la frágil embarcación a varios centenares de pies dellugar que ocupaba el navío. El capitán Hull, de pie junto a la proa y nopudiéndose hacer oír ya, renovaba sus recomendaciones con los gestosmásexpresivos.Entonces,Dingo,quecontinuabaconlaspatasapoyadassobrelaborda,lanzóunaespeciedeladridoquejumbrosoqueimpresionódeunmododesfavorableaaquellagente,unpocopropensaalasuperstición.

AquelladridohizoestremecersetambiénalaseñoraWeldon.

—¡Dingo! —exclamó—. ¡Dingo…! ¿Es así como infundes valor a tusamigos…?¡Vamos…!¡Emiteunbuenladrido,claroyalegre…!

Peroelperronovolvióaladrar,ydejándosecaersobrelaspatas,fueconlentitudhacialaseñoraWeldonylelamióafectuosamentelamano.

—Nomuevelacola—murmuróTom,amediavoz—.¡Malsíntoma!¡Malsíntoma…!

Depronto,Dingoseirguiódenuevoyexhalóunaullidodecólera.

LaseñoraWeldonsevolvió.

Negoro acababa de abandonar la cocina y se dirigía hacia el castillo deproa,sindudaconlaintencióndepresenciarlasmaniobrasdelaballenera.

Dingosedirigióhaciaelcocinero,presadelmásvivoeinexplicablefuror.

Negorocogióunespequeyseaprestóaladefensa.

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Elperroibaaarrojárselealagarganta.

—¡Aquí, Dingo, aquí! —gritó Dick Sand, quien, abandonando por uninstantesupuestodeobservación,corrióhaciaproa.

LaseñoraWeldon,porsuparte,tratabadetranquilizaralperro.

Dingoobedeció,nosinrepugnancia,y,dejandoescaparungruñidosordofuehaciaeljovengrumete.

Negoro no había pronunciado una sola palabra, pero su semblantepalideció por un momento. Dejando caer el espeque, volvió a entrar en sucamarote.

—Hércules—dijoentoncesDickSand—, leencargoexclusivamentequevigileaesehombre.

—¡Lovigilaré!—contestóHércules,cuyosdosenormespuñossecerraron,enseñaldeasentimiento.

LaseñoraWeldonyDickvolvieronadirigirsusmiradashacialaballeneraquebatíaconrapidezsuscuatroremos.

Yanoeramásqueunpuntosobreelmar.

CAPÍTULOVIII

LAYUBARTA

El capitán Hull, ballenero experimentado, no podía abandonar ningúndetalle a la suerte. La captura de una yubarta es cosa difícil. Ningunaprecaución debe dejar de ser tomada. Ninguna lo fue tampoco en aquellaocasión.

ElcapitánHullcomenzópormaniobrardemaneraque,acercándosea laballenapor lapartecontrariaa ladireccióndelviento,ningún ruidopudieseadvertirlelaproximidaddelaembarcación.

Howik dirigió, por tanto, la ballenera siguiendo la curva bastantepronunciada,queformabaelbancorojizoenmediodelcualflotabalayubarta,paradarlelavuelta.

El jefede la tripulación,designadoparaaquellamaniobra,eraunmarinodegransangrefríaqueinspirabatodaconfianzaalcapitánHull.Nohabíaquetemerenélunavacilaciónniunadistracción.

—Gobierneconcuidado,Howik—dijoelcapitánHull—.Vamosatratar

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desorprenderalayubarta.Nonosdejemosdescubrirporellahastaqueestéaunadistanciaconvenienteparaarponearla.

—Entendido—repusoeljefedelatripulación—.Voyaseguirelcontornodelasaguasrojizasparallegarendireccióncontrariaalviento.

—¡Bien!—aprobóel capitánHull—. ¡Muchachos,hacedelmenor ruidoposiblealremar!

Losremos,recubiertosalefectodepalletes,semovíansilenciosos.

Laembarcación,dirigidacondestrezaporel jefede la tripulación,habíabordeado el banco de crustáceos. Los remos de estribor continuaban aúnhundiéndoseenelaguaverdeylímpida,entantoquelosdebabor,levantandoellíquidorojizo,parecíanderramargotasdesangre.

—¡Elvinoyelagua!—dijounodelosmarineros.

—Sí—respondióelcapitánHull—;peroelaguaquenosepuedebeberyel vino que no se puede trincar… ¡Vaya, muchachos, no hablemos más, yazoquemosfuerte…!

Laballenera,dirigidaporeljefedelatripulación,resbalabasinhacerruidoporlasuperficiedeaquellasaguasgrasientascomosiflotaseenunabalsadeaceite.

La yubarta no se movía ni parecía haber visto aún la embarcación, quetrazabauncírculoasualrededor.

Al describir aquel arco de circunferencia, el capitán Hull se alejabanecesariamentedelPilgrim,elcual ibaempequeñeciéndosepocoapoco,porefectodeladistancia.

Siemprecausaunextrañoefectolarapidezconquelosobjetosdisminuyenenelmar.Parecequeseestánmirandoporelextremoanchodeunosanteojos.Esta ilusión de óptica obedece, sin duda, a que faltan los puntos decomparación en las grandes extensiones del océano. Así sucedía con elPilgrim, que decrecía a simple vista y parecía estar más alejado de lo queestabaenrealidad.

Media hora después de haberlo abandonado, el capitán Hull y suscompañeroshabíandadolavueltaalsitiodondeseencontrabalaballena,desuertequeéstaocupabaelpuntomedioentreelnavíoylaembarcación.

Había negado el momento de acercarse al monstruo haciendo el menorruidoposible.Noeraprobablequepudieranacercarsealflancodelanimalylaarponeasen teniéndola a buen alcance, sin que se hubiese despertado suatención.

—Remadmásdespacio,muchachos—dijoenvozbajaelcapitánHull.

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—Me parece—pronunció Howik— que el pez ha sentido algo… Soplaconmenosviolenciaqueantes…

—¡Silencio,silencio!—exclamóelcapitánHull.

Alcabodecincominutos,laballeneraestabaauncabledelayubarta.

El jefede la tripulación,que ibadepie apopamaniobródemaneraquepudieranacercarseal flanco izquierdodelmamífero, sibienevitandoconelmayorcuidadoelponersealalcancedesuformidablecoladelaquehubierabastadounsologolpeparahundirlaembarcación.

Enlaproa,elcapitánHullconlaspiernasseparadasparaadquirirmayorestabilidad, sustentaba el arma con la cual iba a propinar el primer golpe.Podía asegurarse que, debido a su puntería, el arpón quedaría clavado en laespesamasaqueemergíadelasaguas.

Junto al capitán en un balde estaba desenrollada una de las cincosondalezas, amarrada con solidez al arpón, y a la cual se irían anudandosucesivamente las otras cuatro, si la ballena se hundía a demasiadaprofundidad.

—¿Estamos,muchachos?—murmuróelcapitánHull.

—Sí —respondió Howik, asegurando bien el timón entre sus anchasmanos.

—¡Atraca,atraca!

Eljefedelatripulaciónobedeciólaorden,ylaballenerallegóasituarseaunosdiezpiesdedistanciadelanimal.

Éste no se movía y parecía dormir. Las ballenas a las cuales se lassorprende durante el sueño ofrecen presa más fácil, y suele ocurrir que elprimergolpequelasalcanzalashieremortalmente.

—¡Estainmovilidadesmuyextraña!—pensóelcapitánHull—.¡Lapicaranodebedormir…!Sinembargo…¡Algoproyecta!

Esta era también la opinión del jefe de la tripulación, que procurabaalcanzarconlavistaelflancoopuestodelanimal.

Peronoeraaquélelmomentodereflexionar,sinoeldeatacar.

ElcapitánHull,cogiendoelarpónporlapartemedia,lohizobalancearsevarias veces, con el fin de asegurar la justeza del golpe,mientras dirigía lavistaallomodelaballena.Luego,proyectóeldardocontodoelvigordesubrazo.

—¡Atrás,atrás!—gritóinmediatamente.

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Ylosmarineros,ciandotodosalavez,hicieronretrocederconrapidezalaballenera,conobjetodeapartarladeloscoletazosdelcetáceo.

Enaquelmomento,ungritodeljefedelatripulacióndejócomprenderporquélaballenaestabainmóviltantotiempoenlasuperficiedelmar.

—¡Unballenato!—exclamó.

En efecto; la yubarta, después de haber sido alcanzada por el arpón, sehabía inclinadocasiporcompleto sobreel flanco,dejandoaldescubiertounballenatoalquedebíaamamantar.

El capitánHull sabíamuy bien que esta circunstancia haríamuchomásdifícil la captura de la yubarta. Lamadre se defendería de seguro conmásfuror,tantoporellamismacomoporprotegerasu«pequeño»,siesquepuedeaplicarseesteepítetoaunanimalquenomedíamenosdeveintepies.

Sinembargo,layubartanoseprecipitósobrelaembarcación,comoeradetemernituvotiempoparaello,conelfindeemprenderlafugacortandoconbrusquedadlasondalezaqueibaunidaalarpón.Porelcontrario,comoocurrelamayorpartedelasveces,laballena,seguidadelballenato,sesumergió,enlíneamuyoblicua,primero; luego,dandounenormesalto,comenzóanadarentredosaguas,conextremarapidez.

PeroantesdequesesumergieseporprimeravezelcapitánHullyeljefedelatripulación,ambospuestosenpie,habíantenidotiempodeverla,y,porconsiguiente,deapreciarlaensujustovalor.

Aquella yubarta era, en realidad, un ballenóptero de las mayoresdimensiones.De la cabeza a la cola,medía, por lomenos, ochenta pies. Supiel,deuncoloramarillentooscuro,parecíaoceladademanchasmuchomásoscuras.

Hubiera sido una lástima, en verdad, que después de un ataque tanafortunadoen su comienzo, seviesen en lanecesidadde abandonar tan ricapresa.

Lapersecución,o,másbien,elremolque,habíacomenzado.Laballenera,cuyosremoshabíansidolevantados,corríacomounaflecha,resbalandosobrelasuperficiedelasolas.

Howik la mantenía imperturbable, a pesar de las rápidas y espantosasoscilaciones.

ElcapitánHull,conlamiradaatentasobresupresa,nocesabadedejaroírsueternamuletilla:

—¡Vigilabien,Howik,vigilabien!

Ypodíaasegurarsequelavigilanciadeljefedelatripulaciónnofaltaríaun

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solomomento.

Noobstante,comoquieraquelaballeneranocorría,nimuchomenos,conlamismavelocidadquelaballena,lasondalezadelarpónsedesenrollabacontalapresuramiento,queeradetemerseinflamase,alrozarconlabordadelaballenera. Por eso el capitán Hull había tenido la precaución de mojarla,llenandoalefectodeaguaelbaldequelacontenía.

Y la yubarta no parecía detenerse en su fuga ni querer moderarla. Fueamarrada la segunda sondaleza al extremo de la primera, y no tardó en serdesenrolladaconlamismavelocidad.

Al cabo de cincominutos hubo que anudar la tercera sondaleza, que sesumergióenlasaguas.

La yubarta no se detenía. Sin duda el arpón no había penetrado en unaparte vital de su cuerpo. Podía observarse además, en la oblicuidad queacusaba la sondaleza, que el animal, en lugar de volver a la superficie, sehundíacadavezamayorprofundidad.

—¡Diablo!—exclamóelcapitán—. ¡Estapicara senoscomerá lascincosondalezas!

—¡YnosllevaráaunarespetabledistanciadelPilgrim!—agregóeljefedelatripulación.

—¡Sin embargo, no tendrámás remedio que volver a la superficie pararespirar! —repuso el capitán Hull—. No se trata de un pez, y necesita suprovisióndeairecomocadahijodevecino…

—¡Habráretenidolarespiraciónparacorrermejor!—dijo,riendo,unodelosmarineros.

En efecto, la sondaleza continuaba desenrollándose con la mismavelocidad.

Alatercerasondaleza,fuenecesariobienprontounirlacuarta,yestonodejódeinquietaruntantoalosmarineros,porloqueaellosrespectaba.

—¡Diablo,diablo!—MurmurabaelcapitánHull—. ¡Enmividahevistounacosasemejante…!¡Endemoniadayubarta…!

Se había añadido, por último, la quinta sondaleza y ya estaba casiterminada, cuando pareció ceder. ¡La sondaleza está menos tensa…! ¡Layubartasecansa!

Enaquelmomento,elPilgrimseencontrabaamásdecincomillasde laballenera.

ElcapitánHull, izandounpabellónenel extremodeunbotador, lehizo

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señadequeseacercase.

Y,casialmismotiempo,pudoverqueDickSand,ayudadoporTomyporsuscompañeros,comenzabanaarmarlasvergasparaorientarlasendirecciónalviento.

Perolabrisaeradébilypococonstante.Sólosoplabaaintervalosdepocaduración.AduraspenasllegaríaelPilgrimaalcanzaralaballenera.

Entretanto, como se había supuesto, la yubarta volvía a la superficie delaguapararespirar,continuandoconelarpónclavadoenel lomo.Estabacasiinmóvil a la sazón, como si esperase a su ballenato del que debía haberladistanciadoaquellafuriosacarrera.

ElcapitánHullordenóqueremasenmásdeprisa,conelfindealcanzarla,yenpocotiemposeencontraronaescasadistanciadeella.

Dos remos fueron levantados, y, como había hecho el capitán, dosmarinerossearmarondelargaslanzasdestinadasaheriralanimal.

Howik maniobró con habilidad entonces, y se preparó para volver conrapidezlaembarcaciónenelcasodequelaballenafuesebruscamentehaciaella.

—¡Atención! —gritó el capitán Hull—. ¡No hay que errar el golpe…!¡Apuntadbien,muchachos…!¿Estamos,Howik?

—Estamos —respondió el jefe de la tripulación—; pero una cosa mepreocupa,yesquelabestia,despuésdehaberhuidocontantarapidez,estétantranquilaahora.

—Enefecto,Howik;esoloencuentrosospechoso.

—¡Desconfiemos!

—Sí;perovamosadelante.

ElcapitánHullseanimabacadavezmás.

Laembarcaciónseacercómás.Layubartanohacíamásquedarvueltasentodas direcciones. El ballenato no estaba junto a ella, y tal vez tratase deencontrarlo.

Depronto,diouncoletazoysealejóunostreintapies.

¿Iríaahuiryseríaprecisoemprenderunainterminablepersecuciónsobrelasuperficiedelasolas?

—¡Atención!—gritóelcapitánHull—.Labestiavaatomarfuerzasparaarrojarsesobrenosotros…¡Gobierna,Howik,gobierna!

La yubarta, en efecto, había dado la vuelta hasta ponerse de frente a la

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ballenera. Luego, agitando violentamente el mar con sus enormes aletas,acometióhaciaadelante.

Eljefedelatripulación,queseesperabaaquelataquedirecto,evolucionódetalmanera,quelayubarta,aunquepasómuycercadelaembarcación,nologró tocarla. El capitán Hull y los dos marineros le propinaron sendoslanzazosalpasar,procurandoinutilizarlecualquierórganoesencial.

La yubarta se detuvo, y arrojando a gran altura dos columnas de aguamezcladacon sangre, sedirigiódenuevohacia la embarcacióncomodandosaltos,ofreciendounaspectoespantoso.

Aquellosmarinoseran sindudaunospescadoresconsumados,yaquenoperdíanlaserenidadenaquellaocasión.

Howikevitócongrandestrezaelataquedelayubarta,desviandohaciaunladolaembarcación.

Tresnuevosgolpesbiendirigidoshicieron tresnuevasheridasalanimal;pero,alpasar,sacudióelaguacontantarudeza,agitandosuformidablecola,queselevantóunaolaenorme,comosielmarsehubieraenfurecidodesúbito.

Alaballeneralefaltópocoparavolcar,yelaguaquepasóporencimadelabordalallenóamedias.

—¡Elcubo,elcubo!—gritóelcapitán.

Losdosmarinerosabandonaronlosremos,empezaronavaciarconrapidezlaballenera,mientraselcapitáncortabalasondaleza,quealasazónerainútil.

¡No!Elanimal,enfurecidoporeldolor,nopensabayaenhuir.Atacaba,asuvez,ysuagoníaamenazabaserterrible.

Porterceravez,sevolvió«proaaproa»,comohubieradichounmarino,yseprecipitó,denuevosobrelaembarcación.

Pero la ballenera, medio llena de agua, no podía ya maniobrar con lamisma facilidad. En aquellas condiciones, ¿cómo evitaría el choque que laamenazaba?Sinopodíagobernar,menospodríahuir…

Además,pormuydeprisaquenavegaselaembarcación,laraudayubartalahabría alanzado con sólo dar algunos saltos. Ya no habíamás remedio queatacarydefenderse.

ElcapitánHullestabadispuestoaello.

Eltercerataquedelanimalnopudosercontenidoporcompleto.Alpasarrozó a la ballenera con su enorme aleta dorsal, pero con tanta fuerza, quederribóaHowikdesubanco.

Lastreslanzas,desviadaspordesgraciaacausadelaoscilación,erraronel

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golpeaquellavez.

—¡Howik!¡Howik!—gritóelcapitánHull,alquelehabíacostadotrabajosostenerse.

—¡Presente!—respondióeljefedelatripulación,levantándose.

Entoncessediocuentadeque,acausadesucaída,elremo-timónsehabíarotoporlamitad.

—¡Otroremo!—dijoelcapitánHull.

—Aquíestá—contestóHowik.

En aquel momento, se produjo cierta agitación bajo las aguas, sólo aalgunastoesasdelaembarcación.

Acababadereaparecerelballenato.Layubartalovioyseprecipitóhaciaél.

Aquellacircunstancianopodíaprestaralaluchauncaráctermásterrible.Layubartaibaadefenderseyadefenderasucría.

ElcapitánHullmiródereojoalPilgrim.Sumanoagitó,frenéticamente,elbotadorqueostentabaelpabellón.

¿Quépodía hacerDickSand, quenohubiera hechoya al ver la primeraseñal del capitán? Las velas del Pilgrim estaban orientadas y el vientocomenzaba a henchirlas. Por desgracia, el bergantín goleta no poseía unahélicequeaumentarasuvelocidad.Echarunaembarcaciónalmaryacudirensocorro del capitán con la ayuda de los negros, habría determinado unapérdida de tiempo considerable, y, además, el grumete tenía orden de noabandonar el navío ocurriese lo que ocurriese. Sin embargo, hizodesenganchar la canoa de popa, que llevó a remolque con el fin de que elcapitánysuscompañerospudiesenrefugiarseenella,sifueranecesario.

Enaquelmomento,layubarta,cubriendoalballenatoconsucuerpovolvíaalacarga.Estavez,evolucionódemodoquépudieraalcanzarlaembarcacióndirectamente.

—¡Atención,Howik!—gritó,porúltimavez,elcapitánHull.

Peroeljefedelatripulaciónestabadesarmado,pordecirloasí.Enlugardeunapalancaconlacualdadasulongitud,pudieradesarrollarunmáximumdefuerza,sóloteníaenlamanounremoquemásbieneracorto.Tratódehacerunviraje.Lefueimposible.

Losmarineroscomprendieronqueestabanperdidos.Todosse levantaron,lanzandoungritoterriblequeacasofueraoídoporelPilgrim.

Un terrible coletazodelmonstruo acababade alcanzar a la ballenerapor

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debajo.

Laembarcación,proyectadaenelaireconunaviolenciairresistible,volvióa caer, rota en tres pedazos, enmediode las olas que se entrechocaban confuroracausadelossaltosdelaballena.

Los infortunadosmarineros, aunque gravemente heridos, habrían podidoresistirseaún,oranadando,oraabrazadosacualquiertablaflotante.

Y esto fue lo que hizo el capitánHull, al que, por un instante, se le viocolocaraljefedelatripulaciónsobreuntrozodelaballenera…

Pero layubarta,enelparoxismodel furor, se retorcióysaltó—quizáenlosúltimosespasmosdeunaagoníaterrible—,yagitódeunmodoformidablecon la cola las turbias aguas, en las cuales nadaban aún aquellosdesgraciados…

Durante algunosminutos, sólo se vio una tromba líquida esparciendo elaguaentodossentidos.

Uncuartodehoradespués,cuandoDickSand,queseguidodelosnegrosse había precipitado a la canoa, llegó al escenario de la catástrofe, todo serviviente había desaparecido. Sólo quedaban algunos restos de la ballenerasobrelasuperficiedelasaguasenrojecidasporlasangre…

CAPÍTULOIX

ELCAPITÁNSAND

La primera impresión que experimentaron los pasajeros del Pilgrim anteaquella terriblecatástrofe, fueunconjuntode lástimayhorror.Nopensabanmás que en lamuerte espantosa del capitánHull y los cincomarineros quecomponíanlatripulación.

Aquella tremenda escena acababa de desarrollarse casi ante sus ojos, sinque hubieran podido hacer nada por salvar a los desdichados. Ni siquierahabíanpodido llegara tiempopara recogerelequipode laballenerayasusdesgraciadoscompañeros,vivosaún,aunqueheridos,yparaoponerelcascodel Pilgrim a los formidables golpes de la yubarta… ¡El capitánHull y sushombreshabíandesaparecidoparasiempre!

Cuandoel bergantíngoleta llegó al lugardel siniestro, la señoraWeldoncayóderodillas,conlasmanoslevantadashaciaelcielo.

—¡Oremos!—dijolapiadosamujer.

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A ella se unió el pequeño Jack, que se arrodilló, llorando, al lado de sumadre.DickSand,Nan,Tomylosdemásnegrospermanecierondepie,conlacabeza inclinada.Todos repitieron laoraciónque la señoraWeldondirigióaDios, encomendando a su infinita bondad a aquellos que acababan decompareceranteél.

Luego,laseñoraWeldon,volviéndosehaciasuscomparteros,dijo:

—Ahora,amigosmíos,pidamosalCielofuerzayvalorparanosotros.

¡Sí! ¡No podían pormenos de implorar la ayuda del que todo lo puede,porquesusituacióneradelasmásgraves!

El navío que los transportaba no tenía ya capitán que los mandase nitripulación que lo dirigiese. Se encontraba enmedio del océano Pacífico, aunoscentenaresdemillasdelatierra,amerceddelvientoydelasolas.

¿Qué fatalidad había puesto a aquella ballena al paso del Pilgrim? ¿Quéfatalidad,mayoraún,habíaimpulsadoaldesdichadocapitánHulltanprudentede ordinario, a arriesgarlo todo por completar su cargamento…? ¡Y quécatástrofetanespantosahabríanderegistrarlosanalesdelapescamayor,enlacualnohabíapodidosersalvadoniunosolodelosmarinerosquetripulabanlaballenera…!

¡Sí!¡Aquelloobedecíaaunaterriblefatalidad!

¡NohabíayaunsolomarinoabordodelPilgrim!

¡Sí! ¡Unosolo!DickSand,quenoeramásqueungrumete,un jovendequinceaños…

Capitán, contramaestre,marineros y puededecirse que todo el equipo seresumíaalasazónenél.

A bordo había una pasajera—unamadre con su hijo—, cuya presenciahacíalasituaciónmásdifícilaún.

También había unos cuantos negros que eran buenos, valerosos yserviciales,sinduda,queestabandispuestosaobedeceralquemandasesibienestabandesprovistosdelasnocionesmáselementalesdeloficiodemarino…

DickSandpermanecíainmóvil,conlosbrazoscruzados,contemplandoelsitio donde acababa de sumergirse el capitán Hull, su protector, al cualprofesabauncariñofilial.Luego,susojosrecorríanelhorizonte, tratandodedescubrir alguna embarcación, a la que hubiera podido pedir ayuda yasistencia, a la que, por lo menos, hubiera podido confiar a la señoraWeldon…

¡Él no hubiera abandonado por eso el Pilgrim, no, sin haber procuradoconducirlo a unpuerto!Pero la señoraWeldony su hijito seríanpuestos en

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salvo.Nadahabríatenidoentoncesquetemerporaquellosseres,aloscualessehabíaconsagradoencuerpoyalma.

El océano estaba desierto. Desde la desaparición de la yubarta, nadaalteraba su superficie.Todoera cieloyaguaalrededordelPilgrim.El jovengrumete sabíamuy bien que se encontraba fuera de la ruta seguida por losbarcos mercantes, y que los demás balleneros continuaban navegando aúnmuyalejados,enloslugaresdepesca.

Setratabadeafrontarlasituaciónydeverlascosastalycomoeran,yestofue lo que hizo Dick Sand, pidiendo a Dios socorro y ayuda desde lomásíntimodesucorazón.

¿Quéresolucióndeberíaadoptar?

En aquel momento, apareció Negoro sobre el puente, que lo habíaabandonado en el momento de la catástrofe. Lo que un ser tan enigmáticocomoaquélhabíasentidoantetanirreparabledesgracia,nadiehubierapodidodecirlo.Había contemplado el desastre sin hacer ungesto, sin abandonar sumutismo.Sumiradahabíarecogidoconavideztodoslosdetalles.Ycualquieraque en tal momento hubiera podido pensar en observarle, se hubieraasombrado al ver que no semovía un solomúsculo de su rostro impasible.Comosinadahubieraoído,nohabíarespondidoalpiadosollamamientohechoporlaseñoraWeldonparaquerezarantodosporlatripulaciónperdida.

Negoro avanzaba hacia la popa, dirigiéndose al sitiomismo dondeDickpermanecíainmóvil.Sedetuvoatrespasosdelgrumete.

—¿Tieneustedquehablarme?—preguntóDickSand.

—Tengo que hablar al capitán Hull, o, en su defecto, al contramaestreHowik—respondióNegoroconfrialdad.

—¡Demasiadosabeustedquehanperecidoambos!—exclamóelgrumete.

—Entonces,¿quiénmandaahoraabordo?—preguntó,congraninsolenciaNegoro.

—Yo—respondió,sinvacilar,DickSand.

—¡Usted! —dijo Negoro, encogiéndose de hombros—. ¡Un capitán dequinceaños!

—¡Uncapitándequinceaños!—afirmóelgrumete,echandoaandarhaciaelcocinero.

Ésteretrocedió.

—¡Noloolvide!—intervino,entonceslaseñoraWeldon—.Yanohayaquímáscapitánque…elcapitánSand,yesconvenientequetodosseenterende

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queélsabráhacerseobedecer.

Negoro se inclinó,murmurando con irónica entonación algunas palabrasquenadiepudoentender,yvolvióasupuesto.

Comoseve,laresolucióndeDickestabaadoptada.

Entretanto,elbergantíngoleta,bajolaaccióndelabrisaquecomenzabaasoplar,habíadejadoyaatráselbancodecrustáceos.

Dick Sand examinó el estado del velamen. Luego, sus ojos se abatieronsobre el puente. Entonces le invadió el sentimiento de que una tremendaresponsabilidadleincumbiríaenloporvenir,yqueeraprecisoquelaaceptasedeporfuerzaSeatrevióacontemplaralossupervivientesdelPilgrim,quealasazónteníanlosojosfijosenél.Y, leyendoensusmiradasquepodíacontarconellos,endospalabraslesdijoasuvezquepodíancontarconél.

DickSandhabíahechocontodasinceridadsuexamendeconciencia.

Aunque era capaz de modificar o establecer el velamen, según lascircunstancias,empleandolosbrazosdeTomydesuscompañeros,noposeíaencambioaúntodoslosconocimientosnecesariosparadeterminarmedianteelcálculoelpuntodondeseencontraba.

¡Con cuatro o cinco años más, Dick Sand habría conocido a fondo elpreciosoydifíciloficiodemarino!Habríasabidoservirsedelsextante—aquelinstrumento que manejaba todos los días el capitán Hull y con el cualaveriguabalaalturadelosastros—.HabíaleídoenelcronómetrolahoradelmeridianodeGreenwich,yhabríadeducidolalongitudporelángulohorario.El sol se había convertido en su consejero de todos los días. La luna y losplanetaslehabríandicho:«!Ahí,enesepuntodelocéano,estátunavío!».Estefirmamentosobreelcualsemuevenlasestrellascomolasmanillasdeunrelojperfecto,quenadieaceleranipuederetrasarycuyaexactitudesabsoluta,estefirmamento le había hecho saber las horas y las distancias… Por lasobservacionesastronómicas,habíareconocido—comoloreconocíatodoslosdíassucapitán—elsitioqueocupabaelPilgrimconunerrordeunamilla,yelcaminoqueseguía,asícomotambiénelquedebíaseguir.

Y,sinembargo,sóloporcálculo,esdecir,midiendoladistanciarecorridacon la corredera levantada a compás y corregida con la deriva, debíacomprobarúnicamentecuálerasucamino.

Sinembargo,nosedesalentó.

La señora Weldon se hizo cargo de todo cuanto pasaba por el noblecorazóndelintrépidoyjovengrumete.

—Gracias,Dick—ledijo,conunavozquenotemblaba—.YanoexisteelcapitánHull.Todasutripulaciónhaperecidoconél.¡Lasuertedelnavíoestá

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entretusmanos…!¡Dick,túsalvarásalnavíoyatodoslosquevamosenél!

—¡Si, señoraWeldon—respondióDickSand—, sí! ¡Lo intentaré con laayudadeDios!

—Tomysuscompañerossonbuenaspersonasenlascualespuedesconfiardeunmodoabsoluto.

—Losé;harédeellosunosmarinos,ymaniobraremosjuntos…Haciendobuen tiempo, todo será fácil. Haciendomal tiempo…Bueno; haciendomaltiempo,lucharemosynossalvaremostambién,señoraWeldon,usted,suhijitoJackytodos…¡Sí;presientoqueloconseguiré…!

Yrepitió:

—¡ConlaayudadeDios!

—Dick,¿puedessabercuálesahoralaposicióndelPilgrim?—preguntólaseñoraWeldon.

—Esmuyfácil—respondióelgrumete—.Notengomásqueconsultarelmapaquehayabordo,yenelcualfijóunpuntoelcapitánHull.

—¿Ypodráscolocarelnavíoenbuenadirección?

—Sí; podré poner la proa hacia el este, sobre poco más o menos, endirecciónalpuntodellitoralamericano,alcualdebemosarribar.

—Perocomo túpodráscomprender,Dick—insistió la señoraWeldon—,estacatástrofepuedeydebemodificarnuestrosprimitivosproyectos…YanoescosadeconducirelPilgrimaValparaíso.ElpuertomáspróximodelacostadeAméricaesahorasupuertodedestino.

—Desdeluego,señoraWeldon—respondióelgrumete—.Así,pues,nadatema.Lacosta americanaque seprolongahacia el surnopodemosdejardealcanzarla…

—¿Dóndeestásituada?—preguntólaseñoraWeldon.

—Allá,enaquelladirección—contestóDickSand,señalandoconeldedohaciaeleste,puntoquecomprobópormediodelabrújula.

—Pues bien,Dick, llegaremos aValparaíso o a cualquier otro punto dellitoral,pocoimportaadónde…Loquehacefaltaesquearribemos.

—Yloconseguiremos,señoraWeldon,ydesembarcaráustedenunpuntoseguro—respondióeljovengrumete,convozfirme—.Además,siguiendoladirecciónde la costa,no renuncioa la esperanzadeencontrar algunode losbarcos que hacen el cabotaje… ¡Ah, señoraWeldon! ¡Empieza a soplar elvientodelnoroeste…!¡QuieraDiosquecontinúeasí,yentoncesharemoselrecorrido, y un buen recorrido…! Navegaremos de prisa, y todas las velas

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funcionarán,desdelamesanahastaelpetifoque…

DickSandhabíahabladoconlaconfianzadelmarinoqueapreciaunbuennavío bajo sus pies, un navío del cual es dueño, desde todos los puntos devista.Ibaahacersecargodelabarrayallamarasuscompañerosparaorientarconvenientemente las velas cuando la señora Weldon le recordó que, antetodo,debíaconocerlaposicióndelPilgrim.

Era, en efecto, lo primero que había que hacer. Dick Sand fue a lahabitacióndelcapitánparacogerelmapa,dondehabíasidoseñaladounpuntola víspera y pudo indicar a la señora Weldon que el bergantín goleta seencontrabaentrelos43°35′delatitudylos164°13′delongitud,puespodíadecirsequedesdehacíaveinticuatrohorasnohabíarecorridodistanciaalguna.

LaseñoraWeldonseinclinósobreelmapa.Contemplabalamanchaoscuraquefigurabalatierra,aladerechadeaquelvastoocéano.EraellitoraldelaAmérica del Sur, inmenso dique levantado entre el Pacífico y el Atlántico,desdeelcabodeHornoshastalascostasdeColombia.Alcontemplarasíaquelmapa,queseextendíaantesusojos,yqueconteníaunocéanocompleto,nopodíapormenosdepensarqueseríafácilrepatriaralospasajerosdelPilgrim.Esta es una ilusión que invariablemente se produce en quien no estáfamiliarizado con las escalas a que se ajustan las cartas marinas, y, enconsecuencia,alaseñoraWeldonleparecíaquelatierradebíaestaralavista,delmismomodoqueloestabaenaqueltrozodepapel.

Y, sin embargo, en medio de aquella página, el Pilgrim, reducido a laescalaexacta,hubieraaparecidamáspequeñoqueelmásmicroscópicodelosinfusorios. Aquel punto matemático, sin dimensiones apreciables, quedaríaperdido,comoenrealidadloestaba,enlainmensidaddelPacífico.

Dick Sand no había experimentado la misma sensación que la señoraWeldon. Sabía que la tierra estaba muy lejos, y que no bastarían muchoscentenares demillas paramedir aquella distancia. Pero su resolución estabaadoptada:sehabíaconvertidoenunhombreresponsabledesusactos.

Había llegadoelmomentodeobrar.Eraprecisoaprovecharaquellabrisaquesoplabadelnoroeste.Elvientocontrariohabíacedidosupuestoalvientofavorable, y algunas nubes, esparcidas por el cénit bajo la forma de cirros,indicabanqueaquelloduraríaporlomenosalgúntiempo.

DickSandllamóaTomyasuscompañeros.

—Amigos míos —les dijo—, nuestro navío no dispone ya de otratripulaciónquenoseadeladeustedes.Yonopuedomaniobrarsinsuayuda.Ustedesnosonmarinosperotienenbuenosbrazos.PónganlosalserviciodelPilgrim,ypodremosdirigirlo.Nuestrasalvacióndependedequetodomarchebienabordo.

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—Señor Dick —respondió Tom—, mis compañeros y yo somos susmarineros.Nonosfaltarálabuenavoluntad.Todoloquelosdemáshombrespuedanhacer,loharemosnosotros,siustednoslomanda.

—Biendicho,Tom—dijolaseñoraWeldon.

—Sí;biendicho—repitióDickSand—;perohayqueserprudentes,ynoforzarélatela,afindenocomprometernada.Unpocomenosdevelocidadymásseguridadesloquenosordenanlascircunstancias.Lesindicaré,amigosmíos,loquecadaunohabrádehacer.Encuantoamí,meencargarédeltimónhasta que el cansancio me obligue a abandonarlo. Para reponerme, mebastarándevezencuandoalgunashorasdesueño.Duranteestaspocashoras,será preciso que alguno de ustedes me sustituya…Tom, le indicaré a ustedcómosegobiernaconlaayudadelabrújula.Noesdifícil,y,conunpocodeatención, aprenderá usted pronto a mantener la proa del navío en buenadirección.

—Cuandoustedquiera,señorDick—respondióelviejonegro.

—Puesbien—continuóelgrumete—;quédeseamilado,juntoalabarra,hasta el final de la jornada, y si el cansancio me rinde podrá ustedreemplazarmeporalgunashoras.

—Yyo—dijoelpequeñoJack—,¿nopodríaayudarenalgoamiamigoDick?

—Sí,hijomío—contestólaseñoraWeldon,estrechandoaJackentresusbrazos—;teenseñaremosagobernar,yestoyseguradequemientrasestésenlabarra,tendremosvientofavorable.

—¡Seguro,seguro,madre;teloprometo!—exclamóelniño,palmoteando.

—Sí —dijo el joven grumete, sonriendo—; los buenos grumetes sabenconservarelvientofavorable…¡Esoesconocidoporlosviejosmarinos!

Luego,dirigiéndoseaTomyalosdemásnegros,añadió:

—Amigosmíos,vamosaizarlasvelas…Ustedessóloharánloqueyolesdiga.

—Asusórdenes—dijoTom—;asusórdenes,capitánSand.

CAPÍTULOX

LOSCUATRODÍASQUESIGUEN

Dick Sand era, pues, el capitán del Pilgrim, y, sin perder un instante,

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adoptólasmedidasnecesarias,conelfindeponerelnavíoatodavela.

Estabavistoquelospasajerosnopodíantenermásqueunaesperanza: ladearribaraunpuertocualquieradellitoralamericano,aunqueaquélnofueseValparaíso.LoqueDickSandpensabahacer era reconocer ladireccióny lavelocidad del Pilgrim, con objeto de obtener el término medio. Para ello,bastabacomprobartodoslosdíasenelmapaelcaminorecorrido,comosehadicho,valiéndosedelacorrederaydelabrújula.Precisamentehabíaabordounadeesascorrederaspatentadas,concuadrantedehélice,queregistrancontoda exactitud la velocidad por un lapso de tiempo determinado.Aquel útilinstrumento, de muy fácil empleo, podía prestarles un buen servicio, y losnegroseranaptosparamanejarlo.

Unasolacausadeerrorsubsistiría:ladelascorrientes.Paracombatirla,sehacía insuficiente el cálculo, y sólo las observaciones astronómicas podíanpermitirunexactoconocimientodeaquéllas.Peroeljovengrumetenopodíaaúnhacerdichasobservaciones.

DickSand tuvoporun instante la ideadeconducirotravezelPilgrimaNueva Zelanda. La travesía hubiera sido más corta, y de seguro hubierapodidorealizarse,sielviento,quehastaentonceshabíasidocontrario,nosehubieratornadofavorable.Másvalía,pues,dirigirseaAmérica.

El viento, en efecto, había cambiado casi por completo, y, a la sazón,soplabadelnoroeste,contendenciaaceder.Habíaqueaprovecharloysacardeélelmayorpartidoposible.

DickSandsedispuso,pues,aponerenmarchaelPilgrim.

Enunbergantíngoleta,elmástildemesanallevacuatrovelascuadradas:lamesana,enlapartemásbajadelmástil;porencima,lagavia,enelmastelerodelagavia;luego,enlosmastelerosdeljuanete,unpapagayoyunacacatúa.

Elpalomayor,porelcontrario,estámenossobrecargadodevelamen.

Sólollevaenlapartebajadelmástilunacangrejay,encima,unaveladeflecha.

Entreestosdosmástiles,sobrelosestaysquelossostienenporlaproa,sepuedeestablecerademásunatriplecombinacióndevelastriangulares.

Porúltimo,enlaproa,sobreelbauprésysupeñolexterior,seamuranlostresfoques.

Losfoques, lacangreja, laflechaylasvelasdelosestayssonfácilmentemanejables.Puedenserizadasdesdeelpuente,sinqueseanecesariosubiralaarboladura,puestoquesólosefijanalasvergaspormediodetomadoresquehayquelargarpreviamente.

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Por el contrario, el manejo de las velas del mástil de mesana exige unmayorconocimientodeloficiodemarino.Cuandosequiereestablecerlas,hayque trepar por los obenques, bien en la gavia demesana, en las barras deljuaneteoalaencapilladuradedichomástil,lomismoparalargarlasofijarlasqueparadisminuir su superficie, rizándolas.Deaquí laobligacióndecorrersobre los estribos, que son unas cuerdasmovibles, tensas por debajo de lasvergas, y de trabajar con una mano, sosteniéndose con la otra, maniobrapeligrosa para quien no está acostumbrado a realizarla. Las oscilaciones delvaivénydelaarfada,muyaumentadasporlalongituddelapalancayelbatirde las velas a impulsos de una brisa un poco fuerte, arrojan pronto a unhombre por encima de la borda. Esta operación era una operaciónverdaderamentepeligrosaparaTomysuscompañeros.

Por fortuna, el viento soplaba con moderación. La mar no había tenidotiempo aún de agitarse. Los vaivenes y las arfadas se mantenían en unasproporcionesmuymoderadas.

Cuando Dick Sand, por indicación del capitán Hull se había dirigido alescenario de la catástrofe el Pilgrim no llevaba los foques, la cangreja, lamesana,nilagavia.Paraponerseenmarcha,elgrumetenohabíatenidomásqueemplear,esdecirbracearelfarodemesana.Losnegroslehabíanayudadoconfacilidadenestamaniobra.

Setrataba,pues,alasazón,deorientarbien,y,paracompletarelvelamen,deizarelpapagayo,lacacatúa,laflechaylasvelasdelosestays.

—Amigosmíos—dijoelgrumetealoscinconegros—,haganustedesloquevoyaordenarles,ytodomarcharábien.

DickSandsequedójuntoalaruedadeltimón.

—¡Vaya!—gritó—.¡Largueconrapidezesamaniobra!

—¿Que la largue? —interrogó Tom, que no entendía aquel modo deexpresarse.

—Sí… ¡Deshágala…! Y usted, Bat… lo mismo… ¡Bueno…! ¡Haleusted…!¡Estire…!¡Vaya…!¡Tiredearriba…!

—¿Cómo?—preguntóBat—.¿Así…?

—Sí;así.¡Muybien…!¡Hércules…!¡Vigor…!¡Unbuengolpeallá…!

Recomendar vigor a Hércules, tal vez fuese imprudente. El gigante, sindarsecuenta,descargóungolpecapazderomperlotodoauntiempo.

—¡Eh! ¡No tan fuerte, muchacho!—gritó Dick Sand, sonriendo—. ¡Vaustedaecharabajolaarboladura!

—¡Siapenasheapretado!—respondióHércules.

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—Puesbien; nohagamás que amagar…Verá usted cómo es bastante…¡Bien…!¡Afloje…!¡Sujete…!¡Así…!¡Bueno…!¡Auntiempo…!¡Hale…!¡Tiredelosbrazos…!

Y todo el faro delmástil demesana, cuyos brazos de babor habían sidoaflojados, se volvió con lentitud. El viento hinchando entonces las velas,imprimióalgunavelocidadalnavío.

DickSandmandóentoncesaflojar lasescotasde los foques.Luego,hizovolveralosnegroshacialapopa.

—¡Yaestáhecho,amigosmíos,ymuybienhecho!Ahoraocupémonosdelpalomayor…¡Peronovayaustedaromperalgo,Hércules!

—¡Tendré cuidado! —respondió el coloso, sin comprometerse a nadaconcreto.

Lasegundamaniobrafuemásfácil.Largadaconsuavidadlaescotadelabotavara, lacangrejarecibióelvientoconmásnormalidadyuniósupotenteacciónaladelasvelasdeproa.

Laflechaquedóestablecidaentoncesporencimade lacangreja,y,comosólo estaba cargada, no había más que tirar de la driza, amurar y entablarluego. Pero Hércules tiró tanto, ayudado por su amigo Acteón y por elpequeñoJackquesehabíaunidoaellos,queladrizaterminóporromperse.

Los trescayerondeespaldas,sinhacerseningúndaño,porfortuna. ¡Jackestabaencantado!

—¡Noesnada,noesnada!—gritóelgrumete—.Unanprovisionalmentelosdoscabos,eicenconsuavidad.

Todo esto fue hecho ante los propios ojos de Dick Sand, sin que éstehubieraabandonadoaúnlabarra.ElPilgrimnavegabayaconrapidez,conlaproa dirigida hacia el este, y sólo quedabamantenerla en aquella dirección.Nada más fácil, puesto que el viento era manejable y no había que temerningunadesviaciónenelrumbo.

—¡Bien, amigosmíos!—dijo el grumete—. ¡Ustedes serán unos buenosmarinosantesdequeterminelatravesía!

—Haremosloquepodamos,capitánSand—respondióTom.

LaseñoraWeldonfelicitótambiénaaquellabuenagente.

ElpequeñoJackrecibióasimismosuselogios,pueshabíatrabajadodelolindo.

—Meparece,señorJack—dijoHércules,sonriendo—,quehasidoustedel que ha roto la driza. ¡Vaya unos puños que tiene usted! ¡Si no fuera por

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usted,nopodríamoshacernada!

YelpequeñoJack,muysatisfechodesí,estrechóconfuerzalamanodesuamigoHércules.

La instalacióndelvelamendelPilgrimnoeracompletaaún.Faltaban lasvelas altas, cuya acción no es de despreciar cuando se trata de adquirir unavelocidadmáxima.Elbergantíngoletadebíaganarconelpapagayo,lacacatúaylasvelasdelosestays,yDickSandresolvióestablecerlas.

Estamaniobrateníaquesermásdifícilquelasotrasnoporlasvelasdelosestays, las cualespodían izarse, amurarsey entablarsedesdeabajo, sinoporlasvelascuadradasdelpalodemesana.Habíaquesubirhastalasbarrasparalargarlas,ynoqueriendoDickSandexponeraningunodelosquecomponíansuimprovisadatripulación,seaprestóahacerloélmismo.

Llamó,porconsiguiente,aTom,yleconfiólaruedadeltimón,diciéndolecómo había que sujetar el barco.Luego, colocadosHércules,Bat,Acteón yAustin, unos en las drizas del papagayo y los otros en las de la cacatúa, seprecipitó por la arboladura. Trepar por los flechastes de los obenques demesana, por los escapos del envés, y por los flechastes de los obenques delmastelerodelagaviaparaalcanzaralasbarras,sólofueunjuegoparaeljovengrumete.Alcabodeunminutosehallabasobreelestribodelavergadelosjuanetes,ylargabalostomadoresquesujetabanlavela.

Luego, volvió a poner los pies en las barras, y trepó por la verga de lacacatúa,cuyavelalargótambiénconrapidez.

Dick Sand había terminado su tarea, y, agarrándose a un obenque deestribor,sedejódeslizarhastaelpuente.

Allí,porindicaciónsuya,lasdosvelasfueronamuradasyentabladasconfuerzayluegolasdosvergasizadasauntiempo.Establecidasdespuésentreelpalomayoryelmástildemesanalasvelasdelosestays,quedóterminadalaoperación.

Hérculesnohabíarotonadaestavez.

El Pilgrim ostentaba entonces todas las velas que constituían su aparejo.DickSandhabríapodido,desdeluego,uniraaquéllaslasbonetasdemesanaababor;peroellosuponíaunamaniobradifícil,enaquellascircunstancias,ysi,encasodeuntrastornoatmosférico,hubierasidoprecisoquitarlas,nohabríapodidohacerseconrapidez.Portalmotivo,elgrumeteseabstuvodehacerlo.

Tom fue relevado entonces de su puesto junto a la rueda del timón, querecuperóDickSand.

Arreciabalabrisa.ElPilgrim,conunaligerainclinaciónhaciaestribor,sedeslizabaconrapidezporlasuperficiedelmar,dejandotrassíunaestelamuy

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finaquedeterminabalapurezadesuslíneasdeagua.

—Ya estamos en marcha, señoraWeldon—dijo entonces Dick Sand—.¡Ahora,queDiosnosconserveestevientofavorable!

LaseñoraWeldonestrechólamanodeljovengrumete.Luego,fatigadaportodas las emociones recientes, entró en su camarote, y en una especie depenososoporquenopodíallamarsesueño.

LanuevatripulacióncontinuóenelpuentedelbergantíngoletavigilandoelcastillodeproaydispuestaaobedecerlasórdenesdeDickSand,esdecir,amodificar laorientaciónde lasvelas, siguiendo lasvariacionesdelviento, síbienmientraslabrisaconservaraaquellafuerzayaquelladirección,nohabríaquehacernadaenabsoluto.

Durantetodoestetiempo,¿quéhabíasidodelprimoBenedicto?

El primo Benedicto se dedicaba a estudiar con ayuda de la lupa unarticulado que había descubierto, por fin, a bordo un simple ortóptero cuyacabeza desaparecía bajo él protórax; un insecto de élitros planos, abdomenredondoyalasbastantelargasquepertenecíaalafamiliadelascucarachasyalaespeciedelascucarachasamericanas.

HurgandoenlacocinadeNegorohabíahechoaquelpreciosohallazgo,enelmomentoenqueelcocineroibaaaplastarsinpiedadalmencionadoinsecto.Esto produjo en el sabio un arrebato de ira que Negoro dejó pasar conindiferencia.

¿ConocíaelprimoBenedictoelcambioquesehabíaproducidoabordo,apartir del momento en que el capitán Hull y sus compañeros habíancomenzadolafunestapescadelayubarta?Nopodíadudarsequesí.InclusosehallabasobrecubiertacuandoelPilgrimllegóalsitiodondehabíancaídolosrestosdelaballenera.Latripulacióndelbergantíngoletahabíaperecidoantesuspropiosojos.

Pretenderqueaquellacatástrofenolehabíaconmovido,seríaacusarasucorazón,Habíaexperimentadoesa lástimaque todoelmundosientepor sussemejantes.Delmismomodo,sehabíaemocionadoalconsiderarlasituaciónenque quedaba su prima, y había acudido a estrechar lamanode la señoraWeldon, como para decirle: «¡No tengas cuidado! ¡Estoy aquí! ¡Te quedoyo!».

Luego, el primo Benedicto había vuelto a su camarote, sin duda parareflexionaracercadelasconsecuenciasdeaquelacontecimientodesastrosoydelasenérgicasmedidasqueconveníatomar.

Pero, en el camino, había encontrado la cucaracha en cuestión, y comoteníalapretensióndedemostraraciertosentomólogosquelascucarachasdel

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génerophoraspés,notablesporsuscolores,tienencostumbresmuydiferentesa las de las cucarachas propiamente dichas, se había puesto a estudiarla,olvidandoquehabíaexistidouncapitánHullquemandabaelPilgrimyqueelinfortunado acababa de perecer con toda su tripulación. ¡La cucaracha leabsorbíaporentero!Nocesabadeadmirarla,yprestabatantaatenciónaaquelhorribleinsectocomosisetratasedeunescarabajodeoro.

La vida a bordo había reanudado su curso habitual, aunque todos teníanquepermaneceraúnpormuchotiempobajolaimpresióndetanconmovedoraeimprevistacatástrofe.

Duranteaquellajornada,DickSandsemultiplicóparaquetodoestuvieseencondicionesypoderasíprevenirlasmenoreseventualidades.Losnegrosleobedecíancon sumisión.Elordenmásperfecto reinabaabordodelPilgrim.Podíaesperarse,porconsiguiente,quetodomarcharíaalasmilmaravillas.

Por su parte, Negoro no volvió a hacer ninguna otra tentativa parasustraerse a la autoridad de Dick Sand. Pareció haberle reconocidotácitamente.Atareado, como siempre, en su reducida cocina, yanovolvió avérsele,comoocurríaantes.Porotraparte,DickSandhabíaresueltoenviarleala bodega para que permaneciera allí durante el resto de la travesía, ante lamenorinfracción,anteelprimersíntomadeinsubordinación.Aunaseñasuya,Hérculeshabríasujetadoalcocineroporelcuello,locualnolehabríacostadograntrabajo.Entalcaso,Nan,quesabíacocinar,habríasubstituidoalcocineroen sus funciones. Podía decirse, pues, que Negoro no era indispensable, y,comoselevigilabadecerca,pareciónoquererdarningúnmotivodedisgustocontraél.

Como el viento siguió soplando hasta que llegó la noche, no hubonecesidad de efectuar ningún cambio en el velamen del Pilgrim. Su sólidaarboladuraysuaparejodehierro,quesehallabaenperfectoestado,lehabríanpermitido,incluso,soportarunabrisamásfuerte.

Durante lanoche, se acostumbra con frecuenciadisminuir el velamen,y,enparticular, aplegar lasvelas altas, la flecha, el papagayo, la cacatúa, etc.Estoesprudente,paraelcasoenqueserecibaabordounaráfagainstantánea.PeroDickSandcreyópoderprescindirdetomaresaprecaución.Elestadodela atmósfera no dejaba presagiar ningún contratiempo, y además, como eljoven grumete pensaba pasarse toda aquella primera noche sobre el puente,procuraríaprestaratenciónatodo.Así,seríatambiénmásrápidalamarcha,ynotardaríatantoenllegaraotrosparajesmenosdesiertos.

YasehadichoquelacorrederaylabrújulaeranlosúnicosinstrumentosdequeDickSandpodíavalerseparaapreciardeunmodoaproximadoelcaminorecorridoporelPilgrim.

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Durantetodaaquellajornada,elgrumetehizofuncionarlacorrederacadamediahora,yanotólasindicacionessuministradasporelinstrumento.

Encuantoalabrújula,querecibetambiénelnombredecompás,habíadosabordo.Unaestabacolocadaenlabitácora,alavistadelhombreencargadodelabarra.Suesfera,iluminadaduranteeldíaporlaluzdelsolydurantelanochepordoslámparaslaterales,señalabaentodomomentolasituacióndelaproadelnavío,estoes,ladirecciónqueésteseguía.

ElotrocompáseraunabrújulainvertidaqueestabafijaalosbarrotesdelcamarotequeocupabaenotrotiempoelcapitánHull.Deestemodo,sinsalirdel camarote, podía comprobar siempre si la ruta que seguía el barco era laordenada por él, y si el hombre encargado de la barra, por inhabilidad onegligencia,dejabaquelaembarcaciónsetambaleara.

Además,noesunbuennavíoquepuedaemplearseenprolongadosviajesel que no posee por lomenos dos brújulas, de lamismamanera que debenposeerse dos cronómetros. Es preciso que puedan compararse estos dosinstrumentosentresí,yenconsecuencia,comprobarsusindicaciones.

A este respecto, el Pilgrim estaba suficientemente provisto, yDickSandrecomendóasugentequetratasenconelmayorcuidadolosdoscompasesquetannecesariosleeran.

Por desgracia, durante la noche del 12 al 13 de febrero, mientras elgrumete estaba de guardia y atendía a la rueda del timón, se produjo unlamentable incidente.Labrújula invertida, que estaba fija pormediodeunavirola de cobre al barrotín del camarote, se desprendió y cayó sobre elpavimento.Nadiesediocuentadeellohastaeldíasiguiente.

¿Cómo podía haberse inutilizado aquella virola? Aquello era bastanteinexplicable. Era posible, sin embargo que estuviese oxidada, y que, aimpulsosdelaarfadaodelvaivén,sehubieradesprendidodelbarrotín,puesprecisamenteelmarhabíaestadomásagitadodurante lanoche.Fueracomofuese,labrújulasehabíarotodemaneraquenopodíaserreparada.

Dick Sand se contrarió mucho. Estaba obligado, para lo sucesivo, aconcretarsesóloalcompásdelabitácora.Desdeluego,nadieeraresponsablede la rotura de la segunda brújula, aunque aquello podía tener enojosasconsecuencias. El grumete tomó, pues, toda clase de medidas para que elcompásrestantequedaseresguardadodetodoincidente.

Hastaentonces,salvoloquequedarelatado,todomarchóbienabordodelPilgrim.

La señora Weldon, al ver la calma de Dick Sand, había adquiridoconfianza, lo cual no quiere decir que se hubiese abandonado nunca a la

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desesperación.Antetodo,confiabaenlabondaddeDios.Así,pues,sinceraypiadosacatólica,sereconfortabaconlaoración.

Dick Sand se las había arreglado de manera que permanecía junto a labarra durante la noche.Dormía cincoo seis horas por el día, y esto parecíabastarle,yaquenosentíademasiadocansancio.Duranteestetiempo,TomosuhijoBatlesustituíanenlaruedadeltimón,y,graciasalosconsejosdeDick,seibanhaciendopocoapocounostimonelespasaderos.

Con frecuencia, conversaban la señoraWeldon y el grumete.Dick Sandaceptabadebuengrado losconsejosdeaquellamujer inteligenteyvalerosa.Todoslosdíaslemostrabasobreelmapaelcaminorecorrido,quededucíaporcálculo,teniendosóloencuentaladirecciónylavelocidaddelnavío.

—Veausted,señoraWeldon—ledecíaamenudo—,conestosmagníficosvientos no tardaremos en alcanzar el litoral de la América meridional.Supongo,yhastameatreveríaaafirmarlo,quenuestrobarconoarribarámuylejosdeValparaíso.

LaseñoraWeldonnopodíadudardequeerabuenaladireccióndelanave,sobretodoporqueerafavorecidaporaquellosvientosdelnoroeste;pero¡cuánalejado le parecía que estaba aún el Pilgrim del litoral americano! ¡Cuántospeligros veía inminentes en tan larga travesía, sin contar los que podíanderivarsedeuncambioenelestadodelmarydelcielo…!

Jack, indiferente, como son todos los niños de su edad, había reanudadosusjuegoshabituales,corriendosobrecubiertaydistrayéndoseconDingo.Sequejabadeque su amigoDick se ocupabade élmenosque enotro tiempo;perosumadrelehizocomprenderqueeraprecisodejarqueeljovengrumetese dedicase por entero a sus ocupaciones. El pequeño Jack atendió aquellasrazones,ynovolvióamolestaral«capitánSand».

Así transcurría el tiempoabordo.Losnegros realizabanbien su tarea,ycada día se hacíanmás prácticos en el oficio demarino. Como era natural,Tomfuenombradoeljefedelatripulación,y,denoserasí,suscompañeroslohabrían elegido para que ejerciese aquellas funciones. Él dirigía la guardiamientrasdescansabaelgrumete,yreteníaasuladoasuhijoBatyaAustin.ActeónyHérculesconstituíanlaotraguardiabajoladireccióndeDickSand.Deestemodo,mientrasunogobernaba,losotrosvigilabanaproa.

Aunqueaquellosparajesestabandesiertosynoeradetemerenrealidadunabordaje, el grumete exigía una vigilancia rigurosa durante la noche.Nuncanavegabasinllevarencendidaslaslucesdeposición—unaluzverdeaestriboryotrarojaababor—,yenestohacíabien.

DurantelasnochesqueDickpasabaenterasjuntoalabarra,sentíaavecesqueunirresistiblecansancioseapoderabadeél.Sumanogobernabaentonces

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porpuroinstinto.Aquelloeraefectodeunafatigaquenoreparaba.

Estoocurriódurante lanochedel13al14defebrero,enqueDickSand,muy fatigado, hubo de proporcionarse algunas horas de reposo, y fuereemplazadoenlabarraporelviejoTom.

El cielo aparecía cubierto de espesas nubes que se habían disgregado alanochecer,bajolainfluenciadelairefrío.Estaba,pues,muyoscuro,yhubierasidoimposibledistinguir lasvelasaltas,perdidasenlas tinieblas.HérculesyActeónestabandeguardiaenelcastillodeproa.

A popa, la luz de la bitácora sólo dejaba llegar un vago resplandor quehacía brillar tenuemente la guarnición metálica de la rueda del timón. Losfaroles, proyectando sus luces laterales, dejaban el puente del navío en unaoscuridadprofunda.

A las tres de la mañana, aproximadamente, se produjo una especie defenómenodehipnotismodelquenisiquieratuvoconcienciaelviejoTom.Susojos, que habían estado fijos demasiado tiempo en un punto luminosode labitácora, perdieron de súbito el sentido de la visión, y él en una verdaderasomnolenciaanestésica.

No sólo no veía, sino que aunque le hubieran golpeado con fuerza,probablementenohabríasentidonada.

Novio,portanto,queunasombrasedeslizabaporelpuente.

EraNegoro.

Cuando llegó a proa, el cocinero colocó debajo de la bitácora un objetobastantepesadoquellevabaenlamano.

Luego,despuésdehaberobservadoporuninstantelaesferaluminosadelabrújula,seretiró,sinhabersidodescubierto.

Si,aldíasiguiente,DickSandhubieravistoelobjetocolocadoporNegorodebajodelabitácora,sehabríaapresuradoaapartarlo.

Era un trozo de hierro cuya influencia alteraba las indicaciones delcompás.Laagujademarearhabíasidodesviada,yenlugardeseñalarelnortemagnético, señalaba el nordeste. Se producía, pues, una desviación de uncuartodecuadrante,o,dichodeotromododemedioángulorecto.

Tom volvió al poco tiempo de su sopor. Sus ojos se dirigieron hacia elcompás… Creyó, hubo de creer que el Pilgrim no se hallaba en buenadirección…

Porconsiguiente,movió labarra, conel finde colocar laproadelnavíohaciaeleste…Estoera,almenos,loquecreía.

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Y, dada la desviación de la aguja, que él no podía suponer, la proa,desviadadeuncuartodecuadrante,sedirigióhaciaelsudoeste…

Así, mientras se suponía que bajo la acción de un viento favorable elPilgrim seguía la dirección deseada, sufría en su orientación un error decuarentaycincogrados…

CAPÍTULOXI

TEMPESTAD

Durante la semana que siguió a este acontecimiento, del 14 al 21 defebrero, ningún incidente se produjo a bordo. El viento del noroesteaumentaba poco a poco, y el Pilgrim se deslizaba con rapidez, a razón decientosesentamillascadaveinticuatrohoras,comotérminomedio.Éstaeralavelocidadmáximaquepodíaesperarsedeunbarcodeaquellasdimensiones.

Según opinabaDick Sand, el bergantín goleta debía estar próximo a losparajesmásfrecuentadosporloscorreosquehacenelviajedeunhemisferioalotro.Elgrumetecontinuabaacariciando la esperanzadeencontrarunodeestos barcos, y tenía la formal intenciónde transbordarle sus pasajeros o depedirlesprestadosalgunosmarinerosderefuerzoeinclusounoficial;pero,apesardequelavigilanciaeramuyactiva,nosehabíavistoningúnnavío,ylamarcontinuabacompletamentedesierta.

EstonodejabadeextrañarleunpocoaDickSand.Habíaatravesadovariasveces aquella parte del Pacífico durante sus tres campañas de pesca en losmares australes. Por consiguiente, dada la longitud y latitud en que debíaencontrarse,segúnsuscálculos,erararoquenosevieseningunaembarcacióninglesa o americana, bien subiendo en dirección del cabo de Hornos alEcuador,obiendescendiendohaciaelpuntoextremodelaAméricadelSur.

YloqueDickSandignoraba,loquenisiquierapodíareconocer,eraqueelPilgrimsehallabayaamásaltalatitud,estoes,máspróximoalsurdeloqueélsuponía.

Estoobedecíaadosrazones.

Laprimera, aque las corrientesde aquellosparajes, cuyavelocidad sólopodíacalculardeunmodoimperfectoelgrumete,habíancontribuido,sinquelefueseposibledarsecuentadeello,allevaralnavíofueradesuruta.

Lasegundaeraquelabrújula,inutilizadaporlamanoculpabledeNegoro,sóloacusabayaarrufadurasinexactas,arrufadurasque,apartirdelapérdidadel segundo compás, Dick Sand no podía comprobar; de suerte que,

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suponiéndose, como debía suponerse, que se caminaba hacia el este, enrealidadsecaminabahaciaelsudeste.

La brújula seguía siendo observada por el grumete. La correderafuncionabaconregularidad.Losdosinstrumentospermitían,enciertomodo,dirigir el Pilgrim y calcular el número demillas recorridas. Pero, ¿era estosuficiente?

El grumete tranquilizaba de continuo a la señora Weldon, a quien losincidentesdeaquellatravesíallegabanainquietaraveces.

—¡Yallegaremos,yallegaremos!—Repetíaeljoven—.Arribaremosalacostaamericana,estoyseguro,bienaunpuntooaotro,peronopodemosdejardearribar.

—Nolodudo,Dick.

—Yoestaríamástranquilo,señoraWeldon,siustednosehallaseabordo,sisólotuviésemosqueresponderdenosotros;pero…

—Siyonoestuvieseabordo—respondiólaseñoraWeldon—;sielprimoBenedicto,Jack,Nanyyonohubiésemos tomadopasajeenelPilgrim;ysi,porotraparte,Tomysuscompañerosnohubiesensidoencontradosenelmar,ahoranohabríaaquímásquedoshombres,Dick:tú,yNegoro…¿Quéhabríasidodeti,soloconesemalhombre,enelcualnopuedestenerconfianza…?Sí,hijomío;¿quéhabríasidodeti…?

—Hubiera comenzado —respondió Dick Sand con resolución— porconseguirqueNegoronohubierapodidoperjudicarme.

—¿Yhabríasmaniobradotúsolo?

—Sí…Solo…¡ConlaayudadeDios!

La firmeza con que fueron pronunciadas estas palabras debía alentar laesperanza de la señoraWeldon.Y, sin embargo, preocupándose de su hijitoJack,muchasvecessesentíainquieta.Aunquelamujernoqueríadejardevernadade loqueexperimentaba lamadre,nosiempre impedíaqueunasecretaangustialeoprimieseelcorazón.

Si el joven grumete no estaba lo bastante adelantado en sus estudioshidrográficos para no equivocarse, poseía un verdadero olfato de marino,cuandosetratabade«barruntareltiempo».Elaspectodelcielo,porunaparte,ylasindicacionesdelbarómetro,porotra,lepermitíanponerseenguardia.Elcapitán Hull, buen meteorólogo, le había enseñado a consultar el citadoinstrumento,cuyospronósticospresentabanunanotableseguridad.

He aquí, en pocas palabras, lo que contienen las noticias relativas a laobservacióndelbarómetro:

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1.º Cuando, después de una prolongada duración del buen tiempo, elbarómetrocomienzaabajardeunamanerabruscaycontinua,sobrevendrálalluvia, de seguro; pero si el buen tiempo ha tenido una larga duración, elmercuriopuedebajardurantedosotresdíaseneltubobarométrico,antesdeque llegue a advertirse un cambio en el estado de la atmósfera. Entoncescuantomástiempotranscurraentrelacaídadelmercurioylaefectividaddelalluvia,másprolongadaseráladuracióndeltiempolluvioso.

2.ºSi,porelcontrario,duranteunatemporadadelluviaquehatenidoyaunalargaduración,elbarómetrocomienzaasubirconlentitudyregularidad,deseguro,llegaráelbuentiempo,ydurarátantomáscuantomáslargoseaelintervalo que transcurra entre su llegada y el comienzo de la subida delbarómetro.

3.º En los dos casos que preceden, si el cambio de tiempo sigueinmediatamentealmovimientodelacolumnabarométrica,elreferidocambiodurarámuypoco.

4.ºSielbarómetrosubeconlentitudydeunamaneracontinuadurantedosotresdíasomás,anunciabuentiempo,auncuandolalluvianoceseduranteesostresdías,yviceversa;perosielbarómetrosubedurantedosdíasomás,estandolloviendo,unavezqueelbuentiempohallegado,cuandocomienzaabajar,elbuentiempodurarápoco,yviceversa.

5.ºEnprimaveray enotoño,unbruscodescensodelbarómetropresagiaviento. En verano, si la temperatura es muy elevada, anuncia tormenta. Eninvierno,despuésdeunaheladadealgunaduración,unrápidodescensodelacolumnabarométricaanunciauncambiodeviento,acompañadodedeshieloyde lluvia; y una elevación que sobreviene durante una helada que se haprolongadoporalgúntiempo,pronosticanieve.

6.º Las oscilaciones rápidas del barómetro no deben ser interpretadasnuncacomopresagiosdeuntiemposecoolluviosodeciertaduración.Estasindicacionesseobtienenexclusivamentemediantelasubidaoeldescensoqueseproducedeunamaneralentaycontinua.

7.º Hacia fines de otoño, si, después de un tiempo lluvioso y ventosoprolongado,elbarómetrollegaasubir,estasubidaanunciaelpasodelvientohaciaelnorteylaproximidaddelahelada.

Talessonlasconsecuenciasgeneralesquesededucende las indicacionesdetanpreciosoinstrumento.

Todo ello lo sabía muy bien Dick Sand. Lo había comprobado por símismo en diversas circunstancias de su vida demarino, y su experiencia lepermitíaprevenirsecontratodaeventualidad.

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Hacia el 20 de febrero, las oscilaciones de la columna barométricacomenzaronapreocuparaljovengrumete,quelascomprobabavariasvecesaldía congran cuidado.El barómetro comenzó a bajar de unamanera lenta ycontinua, locualpresagiaba lluvia;perocomo la lluviadebía tardarencaer,Dick Sand comprendió que el mal tiempo duraría. Esto era lo que debíaocurrir.

Peroalalluvialasustituíaelviento,y,enefecto,labrisasoplabaentoncesbastante, corriendoel aireconunavelocidadde sesentapiespor segundo,oseadetreintayunamillasporhora.

Dick Sand hubo de adoptar entonces algunas precauciones para nocomprometerlaarboladurayelvelamendelPilgrim.

Había hecho ya plegar la cacatúa, la flecha y el petifoque, y determinóhacerlomismoconelpapagayo,despuésdehabercogidodosrizosalagavia.

Esta última operación tenía que ofrecer algunas dificultades para unatripulación poco experimentada aún. No había que vacilar, sin embargo, ynadievaciló.

DickSand,acompañadodeBatydeAustin,subióalaparejodelmástildetrinquete y consiguió no sin dificultad, plegar el papagayo. Si el tiempohubierasidomenosamenazador,habríadejadolasdosvergassobreelmástil,mas previendo que probablemente se vería obligado a arriar aquel mástil,desaparejó lasdosvergasy lasdejó sobreelpuente.Comosecomprenderá,cuando el viento se hace demasiado fuerte, no sólo hay que disminuir elvelamen,sinotambiénlaarboladura.Estoconstituyeungranconsueloparaelnavío, el cual, menos pesado en la parte alta, no sufre tantos vaivenes yarfadas.

Realizado este primer trabajo, que duró dos horas, Dick Sand y suscompañerosseocuparondereducirlasuperficiedelagavia,recogiéndoledosrizos.ElPilgrimnollevaba,comolamayorpartedelosbarcosmodernos,unagavia doble, lo cual facilita lamaniobra.Hubo que operar, por tanto, comootrasveces,esdecir,corriendosobrelosestribos,recogiendounavelaazotadapor el viento y amarrándola fuertemente con sus grateles. Esto fue difícil,entretenidoypeligroso;perodisminuida,porfin,lagavia,tomómenosviento,yelbergantíngoletaquedónotablementealiviado.

DickSanddescendióconBatyAustin.ElPilgrimseencontróentoncesenlascondicionesdenavegaciónexigidasporelestadodelaatmósfera,alquesedioelcalificativodevientofrescachón.

Durantelostresdíasquesiguieron(20,21y22defebrero),lafuerzayladirección del aire se modificaron sensiblemente. Sin embargo, el mercuriocontinuababajandoenel tubobarométrico,y,duranteelúltimodíacitadoel

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grumeteobservóqueseestacionabadecontinuopordebajodelasveintiochopulgadasysietedécimas.

Nada indicaba,porotraparte,queelbarómetrovolvieraa subirantesdealgúntiempo.Elaspectodelcieloeramaloyenextremoventoso.Además,lasdensas brumas le cubrían de unmodo constante. Su espesor era tan grande,quenosedistinguíaelsol,yeradifícilprecisarelpuntopordondeseponíaopordondesalía.

DickSandempezóainquietarse.Noabandonabanuncaelpuente.Apenasdormía.No obstante, su energíamoral le permitía retener su angustia en lomásprofundodesucorazón.

Aldíasiguiente—el23defebrero—,labrisapareciócederunpocoporlamañana;peroDickSandnosefiodeaquello,ehizobien,pues,porlatarde,elvientoarrecióyelmarsepusomásagitado.

A eso de las cuatro, Negoro, que se dejaba ver muy de tarde en tarde,abandonó la cocina y subió al castillo de proa, Dingo dormía, sin duda, encualquierrincón,puesnoladró,comodeordinario.

Negoro, silencioso siempre, permaneció durante una media horaobservandoelhorizonte.

Grandes olas se sucedían, sin entrechocarse aún. Sin embargo, eranmáselevadasdeloqueelvientopodíasoportar.Podíaasegurarsequeeltiempoeramuymalo hacia el oeste, a una distancia quizá bastante próxima, y que notardaríaenllegaraaquellosparajes.

NegorocontemplóaquellavastaextensióndemarqueseagitabaalrededordelPilgrim.Luegosusojossiemprefríosysecos,sedirigieronhaciaelcielo.

El aspecto del cielo era inquietante. Los vapores se desplazaban convelocidadesmuy diferentes. Las nubes de la zona superior corrían conmásrapidezquelasdelascapasbajasdelaatmósfera.Había,pues,quepreverelcaso,bastantepróximo,dequedescendieran lasmasasypudierandegenerarentempestad,quizáenhuracán,aunquesólosoplabaunabrisadelallamadavientofrescachón,esdecir,conunavelocidadarazóndecuarentaytresmillasporhora.

Bien porque Negoro no era hombre que se asustara, o bien porquedesconociese el sentido de las amenazas del tiempo, no pareció estarimpresionado. Sin embargo, una malévola sonrisa asomó a sus labios.Hubiérase dicho que aquel estado de cosas le agradaba, más bien quedisgustarle. Por un instante, subió sobre el bauprés y se deslizó hasta lastrincas,conel findeampliarelalcancedesumiradacomosibuscasealgúnindicioenelhorizonte.Luego,bajó,y,contranquilidad,sinhaberpronunciado

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unasolapalabra,sinhaberhechoungesto,volvióaocuparsupuesto.

Sin embargo, en medio de aquellas temibles circunstancias, existía otraforma,quedebía tenerseencuentapor todosabordo,yera ladeque,aquelviento,pormuyviolentoquepudieraser,resultabafavorable,pueselPilgrimparecía acercarse con rapidez a la costa americana. Si no estallaba latempestad, lanavegacióncontinuaría realizándosesinofrecergranpeligro,yésteno surgiría enverdad sinoenel casodeque se arribase aunpuntodellitoralmaldeterminado.

Esto era lo que se preguntaba a la sazón Dick Sand. Una vez que seacercaran a la tierra, ¿cómo maniobraría, si no encontraba un piloto o unprácticodelacosta?Enelcasoenqueelmaltiempoleobligaseabuscarunpuerto de refugio ¿qué haría, puesto que el litoral le era desconocido enabsoluto? Desde luego que aún no tenía que preocuparse de semejanteeventualidad. Sin embargo, llegada la hora, habría que adoptar unadeterminación.Puesbien;DickSandlaadoptaría.

Durantelostrecedíasquetranscurrierondel24defebreroal9demarzo,elestado de la atmósfera no se modificó de una manera sensible. El cielocontinuaba cargado de pesadas brumas. Durante algunas horas, el vientodisminuía, y luego empezaba a soplar con la misma fuerza. El barómetrovolvióasubirdosotresveces;perosuoscilación,quecomprendíaunadocenadelíneas,erademasiadobruscaparaanunciaruncambiodetiempoylavueltaalosvientosmásmanejables.Además,lacolumnabarométricavolvíaabajarcasienseguida,ynadapodíahaceresperarelfinaldeaquelmaltiempoenunplazocercano.

También estallaron grandes tormentas que inquietaronmuy seriamente aDickSand.Dosotresveceshirióelrayoalasolas,sóloaalgunoscablesdelnavío. Luego, la lluvia a torrentes, y se formaron torbellinos mediocondensadosquerodearonalPilgrimdeunaespesaniebla.

Durantehorasenteras,elhombrequeestabadecentinelanoveíanada,ysecaminaba,portanto,alaaventura.

Aunqueelbarco,noobstanteirapoyadocongranfuerzasobrelasolas,erahorrorosamentesacudidoporfortuna,laseñoraWeldonsoportabaelvaivényla arfada sin sentirsemuymolesta. Su hijito, en cambio, padecíamucho, yhuboqueprodigarletodaclasedecuidados.

En cuanto al primo Benedicto, no se hallaba más enfermo que lascucarachasamericanas,conlascualessereuníaypasabaeltiempoestudiando,como si estuviese instalado con toda comodidad en su despacho de SanFrancisco.

Porfortuna,tambiénTomysuscompañerosseencontraronpocosensibles

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al mareo, y pudieron continuar yendo en ayuda del joven grumete,acostumbrado éste en absoluto a todos los movimientos desordenados delbarcoquenavegaconmaltiempo.

ElPilgrimcorría con rapidezbajo aquel reducidovelamen, yDickSandpreveía ya que habría que reducirlomás aún, si bien deseabamantenerlo lomásposible,siemprequenoofrecieseningúnpeligro.Segúnsuscálculos, lacostanodebíaestarmuylejos.Porconsiguiente,sevigilabaconcuidado.Sinembargo,elgrumetenopodíafiarsemuchodelavistadesuscompañerosparadescubrirlosprimerosindiciosdetierra.Pormuybuenavistaquesetenga,enefecto, el que no está acostumbrado a interrogar a los horizontes del mar,resultainhábilparadeterminarlosprimeroscontornosdeunacosta,sobretodoatravésde labroma.Así,pues,DickSandteníaquevigilarporsímismo,yconfrecuencia,sesubíahastalasbarrasparavermejor.Peronoaparecíaaúnellitoral.

Esto le extrañaba, y por algunas palabras que se le escaparon, la señoraWeldonsediocuentadeaquellaextrañeza.

Erael9demarzo.Elgrumeteestabaenlaproa,observandounasveceselmar y otras el cielo, y también contemplando la arboladura del Pilgrimquecomenzabaapadeceraimpulsosdelviento.

—¿No ves todavía nada, Dick? —preguntó la señora Weldon, en elmomentoenqueelgrumeteacababadeabandonarelanteojo.

—Nada,señoraWeldon,nada—respondióDickSand—;y,sinembargo,elhorizontevaadespejarseunpoco,segúnparece,graciasalvientofuertequecontinuarásoplando…

—Y según tus cálculos, Dick, la costa americana no debe estar yamuylejos…

—Nopuede estarlo, señoraWeldon, y si algome extraña, es no haberlavistoya…

—Noobstante—insistiólaseñoraWeldon—,elnavíosigueavanzandoabuenavelocidad…

—Desdequeseformalizóelvientodelnoroeste—añadióDickSand—,esdecir, desde el día en que perdimos a nuestros desdichados capitán y sutripulación… Era el 10 de febrero… Estamos a 9 de marzo… ¡Hace yaveintisietedías…!

—Y,enaquellaépoca,¿aquédistanciadelacostanosencontrábamos?—preguntólaseñoraWeldon.

—Aunascuatromilquinientasmillas,señoraWeldon…Ésaesunacifraquepuedogarantizarconunerrormáximodeveintemillas…

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—¿Ycuálhasidolavelocidaddelnavío?

—Como término medio, ciento ochenta millas al día, desde que seformalizóelviento—respondióelgrumete—.Poresomesorprendequenohayamos visto tierra… Y lo más extraordinario aún, es que ni siquieraencontremosunodeesosbarcosquedeordinariofrecuentanestosparajes…

—¿No te habrás equivocado, Dick —insistió la señora Weldon—, alcalcularlavelocidaddelPilgrim?

—No, señora Weldon. En eso, no puedo equivocarme. La corredera hafuncionado cada media hora, y he obtenido sus indicaciones con todaexactitud…Mire,voyahacerlafuncionardenuevo,paraqueveaustedqueeneste momento navegamos a razón de diez millas por hora, o sea a más dedoscientasmillasaldía…

Dick Sand llamó a Tom y le dio orden de que hiciese funcionar lacorredera,operaciónalaqueelviejonegrosehallabamuyacostumbradoalasazón.

La corredera, amarrada con fuerza al extremo de una sondaleza, fuearrojadaalagua.

Apenassehabíandesenrolladoveinticincobrazas,cuandodeprontocediólasondalezaentrelasmanosdeTom.

—¡Ah,señorDick!—exclamóéste.

—¿Quépasa,Tom?

—Lasondalezaseharoto.

—¡Seharoto!—exclamóDickSand—.¿Ysehaperdidolacorredera?

ElviejoTomenseñóelextremodelasondaleza,quehabíaquedadoentresusmanos.

Eraverdad.Noeraquesehubiesesoltadoelamarre.Lasondalezasehabíarotoporenmedio.Y,sinembargo,aquellasondalezaestabahechaconjarciadeinmejorablecalidad.Loscordonesdebíandeestarmuyusadosenelpuntodelarotura…Loestaban,enefecto,yestofueloquepudocomprobarDickSand, cuando tuvo el trozo de sondaleza entre sus manos… Pero ¿estaríandesgastadosporefectodeluso…?Estofueloquesepreguntóelgrumete,quesehabíatornadodesconfiado.

Fuera por lo que fuese estaba ya perdida la corredera y Dick Sand nodisponía de ningún medio para averiguar con exactitud la velocidad de sunavío.Portodoinstrumento,sóloposeíaunabrújula,sinquesupieraquesusindicacionesestabanequivocadas…

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LaseñoraWeldonloviotancontrariadoacausadeaquelincidente,quenoquisoinsistir,y,muyapesadumbrada,seretiróasucamarote.

Perosi lavelocidaddelPilgrim,y,porconsiguiente,elcamino recorridonopodíanseryadeterminados,fuefácilcomprobarquelaesteladelnavíonodisminuía.

Al día siguiente—10 de marzo— el barómetro descendió a veintiochopulgadasydosdécimas.

Esto constituía el anuncio de que soplaría un viento a razón de sesentamillasporhora.

Se hizo urgente modificar una vez más el estado del velamen, para nocomprometerlaseguridaddelaembarcación.

Dick Sand determinó arriar elmastelero de juanete y elmastelero de laflecha y plegar las velas bajas, con el fin de no navegar yamás que con elpetifoqueylagaviarizada.

LlamóaTomyasuscompañeros,paraqueleayudaranenaquelladifíciloperación,que,pordesgracia,nopodíaejecutarseconrapidez.

Eltiempoapremiaba,sinembargo,pueslatempestadsedesencadenabayaconviolencia.

DickSand,Austin,ActeónyBatsubierona laarboladura,mientrasTompermanecía junto al timónyHércules sobre el puentepara aflojar lasdrizastanprontocomoseleordenase.

Después de innumerables esfuerzos, el mastelero de la flecha y elmastelero de juanete fueron arriados, no sin que aquella buena gente sehubiera expuesto cien veces a caer al mar, pues los vaivenes sacudían confuerza la arboladura. Luego, disminuida la garra y plegada la mesana, elbergantíngoletaquedósoloconelpetifoqueylagaviarizada.

Aunque el velamen estaba entonces reducido en extremo, el Pilgrim nodejóporesodenavegarconunavelocidadexcesiva.

Eldía12eltiempotomópeoraspecto.Desdeelamanecer,DickSandnoviosinespantocómohabíadescendidoelbarómetroaveintisietepulgadasynuevedécimas.

Sedeclarabaunaverdaderatempestad,hastaelextremodequeelPilgrimnopodíaseguirconlaspocaslonasquelequedaban.

Viendoquelagaviaibaaserdesgarrada,DickSanddioordendeplegarla.

Pero fue en vano.Una ráfagamás violenta se abatió en aquelmomentosobreelnavíoylearrancólavela.Austin,quesehallabasobrelavergadela

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gavia,recibióungolpecontra laescotadebabor.Herido,aunquelevemente,pudodescendersobreelpuente.

Dick Sand, inquieto en extremo, sólo temía una cosa: que el navío,empujado con tanta furia, fuera a estrellarse de un momento a otro, pues,según sus cálculos, los escollos del litoral no podían estar lejos. Volvió denuevohacialaproa,peronovionadaquepresentaseelaspectodelatierra,yvolvióentoncesjuntoaltimón.

Uninstantedespués,Negorosubióalpuente.Allí,depronto,comoapesarsuyo, extendió el brazo hacia un punto del horizonte. Hubiérase dicho quedistinguíalatierraatravésdelabruma.

Unavezmássonriómalévolo,y,sindecirquéeraloquehabíapodidover,volvióasupuesto.

CAPÍTULOXII

ENELHORIZONTE

Latempestadtomóentoncesunaspectomásterrible,queeseldelhuracán.Sopló el viento del sudoeste. El aire corría con una velocidad de noventamillasporhora.

Se trataba de un huracán, en efecto; de uno de esos golpes de vientoterribles que arrojan hacia la costa a los navíos, y a los cuales ni siquierapuedenresistirenlatierralasconstruccionesmássólidas.Talfueelque,el25de juliode1825,devastóGuadalupe.Condecirque lospesadoscañonesdeveinticuatrosonarrancadosdesuscureñas,yapodrásuponerseloquepuedeocurrirle a un barco que no tiene más punto de apoyo que el de la marmovediza…Y,sinembargo,sóloaestamovilidadpuededebersusalvación…Cedealosimpulsosdelviento,y,siestáconstruidoconsolidez,seencuentraencondicionesdesoportarlosembatesmásviolentosdelmar.EnestecasosehallabaelPilgrim.

Transcurridos algunos minutos desde que la gavia había sido hechapedazos, fuearrebatadoelpetifoque.DickSandhuboderenunciarentonces,inclusoaestableceruncontrafoque,velitade lienzo fuertequehabríahechomásgobernableelnavío.

El Pilgrim navegaba, pues, sin lona alguna; mas el viento había hechopresaensucasco,ensuarboladurayensuaparejo,yestoerayasuficientepara que adquiriese una excesiva rapidez. Algunas veces, parecía inclusoemergerdelasolas,yeradesuponerqueapenaslasrozaba.

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En semejantes condiciones, el vaivén del navío, zarandeado por lasenormesondasquelevantabalatempestad,eraespantoso.Eradetemerqueserecibiese unamonstruosa oleada por la popa.Lasmontañas de agua corríanconmayorvelocidadqueelbergantíngoletayamenazabanenvolveraésteporlapopa, si no se elevaba con suficiente rapidez.Esto constituyeun extremopeligrosoparatodonavíoquehuyeantelatempestad.

Y ¿qué podía hacerse para prevenir aquella eventualidad? No podíaimprimirsealPilgrimunavelocidadmásconsiderable,puessehabríaquedadosinelmenortrozodelona.Habíaqueprocurar,porconsiguiente,dominarlo,en cuanto fuera posible, por medio del timón, cuya acción era impotentemuchasveces.

Dick Sand no abandonaba la barra. Se había amarrado por lamitad delcuerpo, con el fin de no ser derribado por el oleaje. Tom y Bat, atadostambién, se hallaban dispuestos a acudir en su ayuda. Hércules y Acteón,sujetosalasbitas,explorabanelhorizonte.

EncuantoalaseñoraWeldon,elpequeñoJack,elprimoBenedictoyNan,permanecían en los camarotes de popa por orden del grumete. La señoraWeldonhubierapreferidopermanecersobrecubierta,peroDickSandsehabíaopuesto a ello terminantemente, toda vez que hubiera sido exponerse sinnecesidad.

Todaslasescotillashabíansidocerradasherméticamente.Podíaesperarsequeopondríanlasuficienteresistencia,enelcasodequeentraseabordounaolaformidable.Sipordesdichacedíanbajoelpesodesemejantesavalanchas,elnavíopodíallenarsedeaguayhundirse.Porfortuna,elarrumajehabíasidohecho a conciencia, y, de aquella suerte, a pesar de la gran inclinación quellevabaelbergantíngoleta,nosedesparramabaelcargamento.

Dick Sand había reducidomás aún el número de horas que dedicaba alsueño,por loque la señoraWeldon llegóa creerquecaería enfermo.Logróqueelgrumeteconsintieseenproporcionarsealgúndescanso.

MientrasDickestabaacostado,durantelanochedel13al14demarzo,seprodujounnuevoincidente.

TomyBatsehallabanapopa,cuandoNegoro,quemuydetardeentardeacudía a aquella parte del puente, se acercó a ellos y pareció querer trabarconversación,sibienTomysuhijonolecontestaron.

Depronto,Negorocayó,aimpulsosdeunviolentovaivénydefijohabríaidoapararalmar,sinosehubieraagarradoalabitácora.

Tomprofirióungrito,temiendoquesehubierarotolabrújula.

Dick Sand, en un instante de insomnio, percibió aquel grito, y,

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precipitándosefueradelcamaroteacudióhaciapopa.

Negorosehabía levantadoya.Teníaen lamanoelpedazodehierroqueacababade recogerdedebajode labitácora,y lohizodesaparecer, antesdequeDickSandsediesecuenta.

¿AcasotendríaNegoroalgúninterésenquelaagujademarcarrecobrasesu verdadera dirección? Si, pues a la sazón le servían aquellos vientos delsudoeste.

—¿Quépasa?—gritóelgrumete.

—Este maldito cocinero, que acaba de caerse encima de la brújula —respondióTom.

AIoírestaspalabras,DickSand,inquietoenextremo,seinclinósobrelabitácora. Se hallaba en buen estado, y el compás, iluminado por las luces,continuabadescansandosobresusdoscírculosconcéntricos.

Eljovengrumetesetranquilizó.Laroturadelabrújulaquehabíaabordohubieraconstituidounadesgraciairreparable.

PeroloqueDickSandnohabíapodidoobservareraque,despuésdehaberdesaparecido el pedazo de hierro, la aguja había recuperado su posiciónnormalyseñalabaconexactitudelnortemagnético,ytalcomodebíaseñalarbajoaquelmeridiano.

No podía considerarse a Negoro responsable de una caída que parecíahaber sido involuntaria, si bienDick Sand teníamotivos para extrañarse dequeaaquellahoraestuvieseenlapopadelnavío.

—¿Quéhaceustedaquí?—lepreguntó.

—Loquemedalagana—contestóNegoro.

—¿Qué ha dicho? —exclamó Dick Sand, que no pudo contener unmovimientodeira.

—Digo—rectificó el cocinero—que no hay un reglamento que prohíbapasearseporlapopa.

—Pues bien; ese reglamento lo impongo yo —dijo Dick Sand—, y leprohíboaustedquevengaapopa.

—¿Deveras?—interrogóNegoro.

Aquelhombre,tandueñodesí,hizoentoncesunmovimientodeamenaza.

Elgrumetesacódesubolsillounrevólver,yapuntandoconélalcocinero,ledijo:

—Sepausted,Negoro,queesterevólvernomeabandonanunca,yqueal

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primeractodeinsubordinaciónlelevantarélatapadelossesos.

En aquel momento, Negoro se sintió irresistiblemente abatido sobre elpuente.

Sólo se trataba de que Hércules acababa de dejar caer la pesada manosobresuhombro.

—CapitánSand—dijoelgigante—,¿quiereustedquearrojeaestetunantepor la borda…? ¡Servirá de pasto a los peces, que deben ser muyabundantes…!

—Todavíano—respondióelgrumete.

Negorovolvióalevantarse,cuandolamanodelnegrodejódepesarsobreél.Y,alpasarpordelantedeHércules,murmuró:

—¡Yamelaspagarás,negromaldito!

Entretanto, el vientohabía cambiado, o almenos así lo parecía, conunadiferenciadedireccióndecuarentay cincogrados.Sinembargo,nadaenelmar indicaba aquel cambio, cosa singular que extrañó al grumete. El navíopresentabalamismaorientación,peroelvientoylasolas,enlugardeherirledirectamente por la popa, le empujaban a la sazón por la banda de babor,situaciónéstabastantepeligrosa,queexponealosbarcosarecibirperniciosasoleadas.DickSandsevioobligado,portanto,adejarsedesviarenuncuartoparacontinuarhuyendodelatempestad.

Suatenciónsehallabamásdespiertaquenunca.Sepreguntabasiexistiríaalguna relación entre la caída de Negoro y la rotura de la primera brújula.¿Quéhabríaidoahaceralláelcocinero?¿Acasotendríaalgúninterésenqueel segundo compás quedase también inutilizado? ¿A qué podría obedeceraquel interés…? No se lo explicaba de ningún modo… Como todos lodeseaban,¿nodeberíadesearasímismoNegorollegarcuantoantesalacostaamericana…?

CuandoDickSandhabló de aquel incidente a la señoraWeldon, ésta, sibien participaba de su desconfianza hasta cierto punto, no podía encontrarmotivo alguno para que existiese una premeditación criminal por parte delcocinero.

No obstante, por prudencia, Negoro fuemás vigilado. Por otra parte, elcocinerotuvoencuentalasórdenesdelgrumete,ynovolvióaaventurarseaira lapopadelbarco,adondeno le llamabasuservicio.Además,Dingohabíasido trasladado allí con carácter permanente, y Negoro se guardó bien deacercarsealperro.

La tempestad no disminuyó durante toda la semana. El barómetro bajómás. Del 14 al 26 de marzo, fue imposible aprovechar calma alguna para

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instalaralgunasvelas.ElPilgrimhuíahaciaelnoroeste,conunavelocidadnoinferioradoscientasmillasporcadaveinticuatrohoras,ylatierranoaparecía.YaquellatierradebíadeserladeAmérica,queconstituyeuninmensodiqueentre el Atlántico y el Pacífico, en una longitud de más de ciento veintegrados.

DickSandsepreguntósiestaría loco;siconservaríaaúnelsentidode loverdadero;si,desdehacíatantosdías,nocorrería,sinsaberlo,enunadireccióndiferente…¡No!¡Nopodíaequivocarsehastaaquelpunto!Aunquenopodíadistinguirloatravésdelasbrumas,elsolcontinuabasaliendofrenteaélparaponerse por la parte de atrás… ¿Entonces, aquella tierra habíadesaparecido…?Sinoestabaallí¿dóndeestaríaentoncesAmérica,contralacualllegaríatalvezaestrellarsesunavío?Fuesealcontinentemeridionaloalcontinenteseptentrional—puestodopodíasucederenaquelcaso—,elPilgrimno podía dejar de alcanzar el uno o el otro… ¿Qué había pasado desde elcomienzo de aquella tempestad…? ¿Qué continuaba pasando aún, toda vezquenoaparecíalacosta,quepodíasersusalvaciónosuperdición?DickSandteníaquesuponerquesehabíaengañadoconlabrújula,cuyasindicacionesnopodíacomprobar,puestoquelefaltabaelsegundocompásparahaceraquellacomprobación…En realidad semejante sospechapodía justificar la ausenciadelatierra.

Cuandonoestabajuntoalabarra,DickSandnocesabadedevorarelmapacon los ojos; pero, por más que lo interrogaba, aquel plano no podíasuministrarle la palabra que explicase un enigma, el cual, a causa de lasituaciónenqueNegorolohabíacolocado,eraincomprensibleparaél,comolohubierasidoparacualquierotro.

Aquel día—26demarzo—, a eso de las ocho de lamañana se produjootroincidentedesumaimportancia.

Hércules,queestabadevigíaaproa,dejóoírelsiguientegrito:

—¡Tierra!¡Tierra!

DickSanddiounsaltohaciaelcastillodeproa.¿SeequivocaríaHércules,quenopodíatenerlosojosdeunmarino?

—¿Tierra?—exclamóDickSand.

—¡Allí!—pronuncióHércules,señalandoaunpuntocasiimperceptibleenelhorizonte,haciaelnordeste.

Apenasseoíanlaspalabras,enmediodelosrugidosdelmarydelcielo.

—¿Havistoustedtierra?—interrogóelgrumete.

—Sí—respondióHércules,afirmandoconunmovimientodecabeza.

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Ysumanovolvióaextendersehaciababor.

Elgrumetemiraba…Nadaveía.

Enaquelmomento,laseñoraWeldon,quehabíaoídoelgritolanzadoporHércules,subióacubierta,apesardelapromesaquehabíahechodenoacudiraaquelsitio.

—¡Señora!—exclamóDickSand.

Nopudiendohacerseoír, la señoraWeldon trató tambiéndedistinguir latierra señaladaporelnegro,yparecíahaberconcentrado toda lavidaen losojos.

Había que creer que la mano de Hércules señalaba mal el punto delhorizonte que quería poner de manifiesto, pues ni la señora Weldon ni elgrumetepudieronvernada.

Depronto,DickSandextendiólamanoasuvez.

—¡Sí,sí!¡Tierra!—dijo.

Unaespeciedecimaacababadeaparecerenunclaroquepresentabanlasbrumas.Susojosdemarinonopodíanengañarle.

—¡Porfin!—exclamó—.¡Porfin!

Se agarraba, febril, al empañetado. La señora Weldon, sostenida porHércules,nodejabadecontemplaraquellatierrainesperada.

La costa, determinada por aquella alta cima, se manifestaba entonces aunasdiezmillas,porbabor.Restablecidalaluz,porundesgarredelasnubes,se dejó ver con toda claridad. Debía de ser un promontorio de la costaamericana.Sinvelas,elPilgrimnosehallabaenestadodeatracar,sibiennopodíadejardehacerlo.Sólodebíaseryacuestióndealgunashoras.Eranlasochodelamañana.Deseguro,antesdelasdoce,elPilgrimllegaríaatierra.

AunaseñadeDickSand,HérculessellevóhaciapopaalaseñoraWeldon,quenohubierapodidoresistirlaviolenciadelvaivén.

El grumete permaneció todavía un instante a proa, y luego volvió a labarra,alladodelviejoTom.

¡Porfinveíalacostaquehabíasidotantardía,tanardientementedeseada!Alasazónlaveíaconciertosentimientodeespanto…

En las condiciones en que se encontraba el Pilgrim al huir ante latempestad, la tierra constituía un escollo, con todas sus terribleseventualidades.

Transcurrierondoshoras.Elpromontoriosemostrabaentoncesalaaltura

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delnavío.

En aquel momento, se vio que Negoro subía a cubierta. Esta vezcontemplólacostaconextremadaatención,moviólacabezacomounhombreque sabe a qué atenerse, y volvió a bajar, después de haber pronunciadounnombrequenadiepudoentender.

Dick Sand procuraba distinguir el litoral que debía dibujarse detrás delpromontorio.

Transcurrieronotrasdoshoras.Elpromontorioseerguíaporbabor,perolacostanosedibujabaaún.

Entretanto, el cielo se aclaraba hacia el horizonte, y una costa elevada,comoprecisamentedebíaserlatierraamericanaatravesadaporlacordilleradelosAndes,sehizovisible,amásdeveintemillas.

DickSand cogió sus anteojos de larga vista, y lo paseó con lentitud portodoelhorizonteoriental.

¡Nada!¡Yanoveíanada!

A las dos de la tarde, todo indicio de tierra se había desvanecido tras elPilgrim.Por delante, el anteojo no lograba encontrar ningún perfil de costa,fueseéstaaltaobaja.

UngritoexhalóentoncesDickSand,yabandonandodeprontoelpuente,descendió con precipitación al camarote donde se hallaba la señoraWeldonconelpequeñoJack,NanyelprimoBenedicto.

—¡Unaisla!¡Noeramásqueunaisla!—dijo.

—¿Unaisla,Dick…?¿Ycuál?—preguntóLaseñoraWeldon.

—Elmapanoslodirá—respondióelgrumete.

Salióafuera,yvolvióconelmapadelbarco.

—¡Ésta, señoraWeldon, ésta!—pronunció—.La tierraquehemosvisto,nopuedesermásqueestepuntoperdidoenmediodelPacífico.¡NopuedesermásquelaisladePascua…!¡Noexisteotraenestosparajes!

—¿Yyalahemosdejadoatrás?—interrogólaseñoraWeldon.

—Sí.

La señoraWeldon contemplaba con atención la isla de Pascua, que sóloocupabaunpuntoimperceptibleenelmapa.

—¿Aquédistanciaestádelacostaamericana?

—Atreintaycincogrados.

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—Quevieneaser…

—Cercadedosmilmillas.

—Cuando todavía nos encontramos tan alejados del continente, seráporquenohacaminadoelPilgrim…

—SeñoraWeldon—respondió Dick Sand, pasándose por un instante lamano por la frente, como para concretar sus ideas—, no sé… No puedoexplicarme este retraso increíble… ¡No!Nopuedo… ¡Comono sea que lasindicacionesdelabrújulahayansidofalsas…!PeroesaislanopuedesermásquelaisladePascua,puestoquehemosdebidoirhaciaatrás…YhayquedargraciasalCieloporhabernospermitidovolveranuestraposición…¡Sí…!¡Esla isla de Pascua…! ¡Sí! ¡Está a dosmilmillas de la costa…! Por fin sé adónde nos ha traído la tempestad, y, si se apacigua, podremos arribar conciertasprobabilidadesdesalvaciónalcontinenteamericano…¡Porlomenos,nuestronavíoyanoestáperdidoenlainmensidaddelPacífico…!

Todoslosqueleoíanhablarparticiparondelaconfianzamanifestadaporeljovengrumete.LamismaseñoraWeldonsedejóconvencer.Parecíaque,enrealidad,aquellapobregentehabíallegadoalfinaldesussufrimientos,yqueelPilgrim,bienorientadoyahaciasupuerto,sólopodíaatravesarelmarparallegarporfinasudestino…

LaisladePascua—suverdaderonombreeseldeVaï-Hou—,descubiertaporDaviden1686yvisitadaporCookyLaperouse,estásituadaentrelos27°delatitudsury112°delongitudeste.Sielbergantíngoletasehabíatrasladadoamásdequincegradosalnorte,habría sidodebidosindudaa la tempestadprocedentedelsudoeste,antelacualsehabíavistoobligadoahuir.

Por tanto, el Pilgrim se hallaba aún a dos mil millas de la costa. Sinembargo,aimpulsosdeaquelvientoquesoplabaconfuerza,enmenosdediezdíasdebíanalcanzarcualquierpuntodellitoralamericano.

¿Y no podría esperarse, como había dicho el grumete, que el tiempo setornase más soportable y fuese posible establecer alguna vela, cuandoaparecieralatierradenuevo?

Tal era la esperanza que le quedaba a Dick Sand. Se decía que aquelhuracán, que duraba desde hacía tantos días, acabaría tal vez «porconsunción».Entonces,graciasaldescubrimientodelaisladePascua,conocíaconexactitudsuposición;estabaapuntodecreerquesehabíahechodueñodesubarco,ysabríaconducirloaunlugarseguro.

¡Sí!Elhabertenidoconocimientodeaquelpuntoaisladoenmediodelmarcomoporunprovidencialfavor,habíadevueltolaconfianzaaDickSand.Sicontinuaba navegando a impulsos del huracán, al que no podía dominar, al

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menosnoibaaciegasporcompleto.

Porotraparte,elPilgrim,construidoyaparejadoconsolidezhabíasufridopocodurantelosrudosataquesdelatempestad.Susaveríassereducíansóloalapérdidadelagaviaydelpetifoque,pérdidaqueseríafácildereparar.Niunagotadeaguahabíapenetradoporlasbienrestañadasjunturasdelcascoydelpuente.Las bombas funcionaban con toda perfección.A este respecto, nadahabíaquetemer.

Quedaba, pues, aquel interminable huracán, cuyo furor parecía que nadapodría aplacar. Si, hasta cierto punto, Dick Sand podía poner su navío encondiciones de luchar contra la tormenta, no podía ordenar al viento quecediese,alasolasqueseapaciguaranyalcieloqueseserenase.Siabordoeraeldueño,despuésdeDios, fuera,sólomandabaDiosen losvientosyen lasolas.

CAPÍTULOXIII

¡TIERRA!¡TIERRA!

AquellaconfianzaconquesehenchíaporinstintoelcorazóndeDickSandibaaquedarjustificadaenparte.

Aldíasiguiente,27demarzo,lacolumnademercurioascendióeneltubobarométrico. La oscilación no fue brusca ni considerable: sólo en algunaslíneassibienlaprogresiónparecióquedebíasercontinuada.Latempestadibaaentrarsindudaensuperíododecreciente,ysilamarpermanecíaagitadaconexceso, pudo comprobarseque el vientodisminuía, desviándose ligeramentehaciaeloeste.

DickSandnopodíapensaraúnenizarlasvelas.Lalonamásinsignificantehabríasidoarrancada.Noobstante,esperabaquenotranscurriríanveinticuatrohorassinquetuvieselaposibilidaddeaparejaruncontrafoque.

Durantelanoche,enefecto,elvientocedióbastante,sisecomparabaconlo que había sido hasta entonces, y el navío fue menos sacudido por losvaivenesquehabíanamenazadodislocarle.

Los pasajeros comenzaron a reaparecer sobre cubierta. Ya no corrían elriesgodeserarrastradosporcualquierembatedelmar.

La señora Weldon fue la primera que abandonó el recinto donde, porprudencia, Dick Sand le había obligado a encerrarse mientras duró aquellalarga tempestad. Fue a hablar con el grumete, al que una voluntadverdaderamente sobrehumana había hecho capaz de resistir tantas fatigas.

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Adelgazadoyempalidecido,aparecíadebilitadoporlaprivacióndelsueño,tannecesario a su edad. ¡No! Su valerosa naturaleza lo resistía todo. ¡Quizápagase cara algún día aquella época de privaciones…! Pero no era aquél elmomentodedejarseabatir…DickSandsehabíadichotodoesto,ylaseñoraWeldonloencontrómásenérgicoquenunca.

Además,elbuenSandteníaconfianza,ysilaconfianzanoresuelvenada,porlomenosayuda.

—¡Dick,hijomío,capitán!—dijolaseñoraWeldon,tendiéndolelamanoaljovengrumete.

—¡Ah, señora Weldon! —exclamó, sonriendo, Dick Sand—. ¡Usteddesobedece a su capitán…! ¡Vuelve usted sobre cubierta, y abandona sucamarote,apesardesus…promesas!

—Sí; te desobedezco—respondió la señoraWeldon—, porque tengo elpresentimientodequelatempestadsehacalmadoovaacalmarse…

—Se calma en efecto, señoraWeldon—corroboró el grumete—. No seequivocausted…Elbarómetronohabajadodesdeayer.Elvientohacedido,ytengomotivoparacreerquehanpasadolospeoresmomentos.

—¡Que el cielo te escuche,Dick…! ¡Ah…! ¡Bastante has sufrido, pobrehijomío…!¡Hashechotanto…!

—Esmiestrictodeber,señoraWeldon…

—¿Yvas,porfin,aproporcionartealgúndescanso?

—¡Descanso! —pronunció el grumete—. No necesito descanso, señoraWeldon.Meencuentrobien,aDiosgracias,yesnecesarioquelleguehastaelfinal.Ustedmenombrócapitán,yserécapitánhastaelmomentoenquetodoslospasajerosdelPilgrimsehallenenlugarseguro.

—Dick—murmuró laseñoraWeldon—,mimaridoyyonoolvidaremosnuncaloqueacabasdehacer.

—¡Dioslohahechotodo!—respondióDickSand—;¡todo!

—Hijomío,repitoque,contuenergíamoralyfísica,tehasportadocomounhombre;comounhombredignodemandar.Y,dentrodepoco,tanprontocomotusestudiosesténterminados(nomedesmentirámimarido),mandarásporlacasaJamesW.Weldon.

—¡Yo!¡Yo!—exclamóDickSand,cuyosojosseanegaronenlágrimas.

—¡Dick!—prosiguiólaseñoraWeldon—.¡Yaerasnuestrohijoadoptivo,yahoraeresnuestroverdaderohijo:elsalvadordetumadreydetuhermanitoJack…! ¡MiqueridoDick, yo te abrazo en el nombredemimaridoy en el

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mío!

La valerosa mujer hubiera querido no enternecerse hasta el punto deestrecharaljovengrumeteentresusbrazos,perosucorazónsedesbordaba.Encuanto a los sentimientos que experimentabaDickSand, ¿qué plumapodríadescribirlos…?Sepreguntabasiyanopodríahacerotracosaquedarsuvidapor sus bienhechores y aceptaba de antemano todos los sufrimientos que leestuviesenreservadosparaelporvenir.

Después de esta conversación, Dick Sand se sintió más fuerte. Que elvientosehiciesemássoportablequelefuesepermitidoestableceralgunavela,y no dudaba que entonces podría dirigir su navío hacia algún puerto dondetodoslosqueleacompañabanencontrasen,porfin,susalvación.

El día 29, habiendo disminuido un poco el viento, Dick Sand pensó enrestablecerlamesanayeljuanete,y,enconsecuencia,aumentarlavelocidaddelPilgrimasegurandosudirección.

—¡Vamos,Tom!¡Vamos,amigosmíos!—exclamó,cuandoapareciósobrecubierta,alamanecereldía—.¡Venganustedes!¡Necesitosusbrazos!

—Estamosdispuestos,capitánSand—respondióelviejoTom.

—Dispuestos a todo —añadió Hércules—. ¡No había nada que hacerdurantelatempestad,yyaempezabaaenmollecerme!

—¡Haber soplado con tu enorme boca! —dijo el pequeño Jack—. ¡Deseguroquehabríatenidotantafuerzacomoelviento!

—¡Síqueesunaidea,Jack!—intervinoDickSand,riendo—.Cuandoserestablezcalacalma,haremosqueHérculessoplesobrelasvelas.

—¡Asusórdenes,señorDick!—pronuncióelnegro,inflandolasmejillascomoungigantescoBóreas.

—Ahora, amigos míos—prosiguió el grumete—, vamos a empezar porenvergarunaveladerecambio,puestoquelagaviahasidoarrebatadaporlatormenta.Talvezresultedifícil,peroesprecisoquesehaga.

—¡Sehará!—afirmóActeón.

—¿Puedoyoayudarles?—preguntóelpequeñoJack,siempredispuestoalamaniobra.

—Si, Jack—contestó el grumete—.Tevas aponer junto a la ruedaconnuestroamigoBat,yleayudarásagobernar.

El pequeño Jack se consideró muy orgulloso de haber sido nombradoayudantedeltimoneldelPilgrim,comosepodrásuponer.

—Ahora,manosalaobra—continuóDickSand—;ymientrasseaposible,

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nonosexpongamos.

Los negros, guiados por el grumete, comenzaron al punto la tarea.Envergar una gavia presentaba algunas dificultades para Tom y suscompañeros.Setratabadeizarlavelaqueestabaplegada,yfijarlaluegoenlaverga.

No obstante, Dick Sand ordenó tan bien y fue tan bien obedecido, quedespuésdeunahorade trabajo lavelaestabaenvergada, laverga izaday lagaviaconvenientementeestablecidacondosrizos.

Encuantoalamesanayalsegundofoque,quehabíanpodidoserplegadosantesde la tempestad, fueron instaladossindemasiado trabajo,apesarde lafuerzadelviento.

Porfin,aqueldía,alasdiezdelamañana,elPilgrimreanudabasutravesíabajolamesana,lagaviayelfoque.

DickSandnohabíaconsideradoprudentedesplegarmásvelas.Mientraselviento no cediera, el velamen que llevaba el barco debía asegurarle unavelocidad de doscientas millas por lo menos cada veinticuatro horas, y nonecesitabamásparaalcanzarlacostaamericanaantesdediezdías.

Elgrumetequedómuysatisfechocuandovolviójuntoalabarrayrecuperósu puesto, después de haber dado las gracias a maese Jack, ayudante deltimonel del Pilgrim. Ya no estaba amerced de las olas. Se orientaría bien.TodoslosqueestánfamiliarizadosconlascosasdelmarcomprenderáncuángrandeeraeljúbilodeDick.

Aldíasiguiente,lasnubescontinuabancorriendoconlamismavelocidad,sibiendejabanentresígrandesclarosporloscualesseproyectabanlosrayosdelsolhastalasuperficiedelasaguas.ElPilgrimseveíaavecesinundadodeluz.¡Québuenaeslaluzvivificadora!Decuandoencuando,seextinguíatrasuna ampliamasa de vapores que se dirigían hacia el este, y luego volvía aaparecerparadesaparecerdenuevo,yeltiempomejorabacadavezmás.

Habíansidoabiertaslasescotillas,conelfindequeseventilaseelinteriordel navío.Un aire saludable penetraba en la bodega, en el departamento depopayenelpuestodelatripulación.Sepusieronasecarlasvelashúmedas,extendiéndolas sobre elmaderamen.También fue limpiada la cubierta.DickSandnoqueríaquesunavíoarribaseaunpuertosinhabersidoaseadocomocorrespondía.Sinsobrecargardetrabajoalatripulación,algunashorasaldíaempleadasenestatareadebíanbastarpararealizarla.

Aunqueelgrumetenopudovolverahacerfuncionar lacorredera,estababastanteacostumbradoacalcular lavelocidaddeunnavíopor suestela.Nodudaba,pues,dequeveríalatierraantesdetranscurridossietedías,ehizoque

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participase de esta opinión la señoraWeldon, después que le hubo indicadosobreelmapalaposiciónprobabledelnavío.

—Bien;¿yaquépuntodelacostallegaremos,queridoDick?—preguntólaseñoraWeldon.

—Aquí, señoraWeldon—respondióelgrumete, señalandoa lo largodelcordónlitoralqueseextiendedesdeelPerúhastaChile—.Nopuedoprecisarmás.Aquíestá la isladePascua,quehemosdejadohaciaeloeste;y,por ladireccióndelviento,quehasidoconstante,supongoqueencontraremostierrahaciaeleste.Lospuertosdeescalasonbastantenumerososenestacosta,perodemomentonomeesposibledeterminaracuálarribaremos.

—Seaelquesea,Dick,esepuertoserábienacogido…

—Sí, señora Weldon; y en él encontrará usted de seguro los mediosnecesarios para llegar pronto a SanFrancisco.LaCompañía deNavegacióndel Pacífico mantiene un servicio muy bien organizado por ese litoral. Sussteamerstocanenlosprincipalespuntosdelacosta,ynadaleseráaustedtanfácilcomoadquirirpasajeparaCalifornia.

—¿Entonces,nopiensasconducirelPilgrimaSanFrancisco?—interrogólaseñoraWeldon.

—Sí; despuésquehayausteddesembarcado señoraWeldon.Si podemosproveernos de un oficial y de tripulación, iremos a Valparaíso para dejarnuestrocargamento, comodebíahacer el capitánHull.Luego,volveremosanuestropuertodeorigen…Pero todoesto la retrasaríaausteddemasiado,yaunquemeentristecemuchosepararmedeusted…

—Bien,Dick—interrumpiólaseñoraWeldon—;yaveremosmásadelanteloqueconvienehacer.Dime:¿temeslospeligrosquepresentalatierra?

—Sondetemer,enefecto—respondióelgrumete—;perocontinúoconlaesperanzadequeencontraremosalgúnbarcopor estosparajes, ymuchomeextrañará no verlo. Aunque no pasase más que uno nos pondríamos encomunicaciónconélynossuministraríanuestrasituaciónexacta,locualnosfacilitaríamucholallegadaatierra.

—¿No hay pilotos que hagan el servicio de esta costa? —preguntó laseñoraWeldon.

—Debedehaberlos—contestóDickSand—;peromuchomáspróximosatierra.Seráprecisoquecontinuemosacercándonos.

—¿Y si no encontramos piloto?—preguntó de nuevo la señoraWeldon,que insistió para enterarse de cómo resolvería el joven grumete todas laseventualidades.

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—En ese caso, señora Weldon, el tiempo estará claro, el viento serámanejable y procuraré remontar la costa de cerca para encontrar en ella unrefugio,o,delocontrario,elvientoarreciaráyentonces…

—¿Entoncesquéharás,Dick?

—Entonces,enlascondicionesenqueseencuentraelPilgrim—respondióDick Sand—, una vez inutilizado será muy difícil volver a ponerlo encondiciones…

—¿Yquéharás?—repitiólaseñoraWeldon.

—Meveré obligado a acercar el navío a la costa—contestó el grumete,cuyafrenteseensombrecióporuninstante—.¡Ah!Esoseríayademasiado…¡QuieraDios que no lleguemos a ese extremo…!Le repito, señoraWeldon,queelaspectodelcieloestranquilizador,ynoesposiblequenoencontremosun barco o un batel-piloto. ¡Tengamos esperanza! Vamos en dirección a latierra,ydentrodepocoladivisaremos…

Sí;acercarelnavíoalacosta,enúltimoextremo,noseatreveríaahacerlosinespantoelmásenérgicomarino.Poreso,DickSandnoqueríapensarensemejantecaso,mientraspreviesealgunasprobabilidadesdeescaparaél.

Durante algunos días se produjeron en el estado de la atmósfera ciertasalternativas que inquietaron de nuevo al grumete. La brisa continuabapresentándose en la forma de «viento frescachón», y determinadasoscilaciones de la columna barométrica indicaban que tenía tendencia aarreciar.Dick Sand se preguntaba, por consiguiente, no sin aprensión, si denuevoseveríaobligadoahuirsinvelamenalguno.Tenía,sinembargo,tantointerés en conservar por lo menos la gavia, que resolvió dejarla puesta,mientrasnocorrieraelriesgodeserarrebatada.Paraasegurarlasolidezdelosmástileshizoapretarlosobenques.Sobretodo,nohabíaquecomprometerlasituación,que seríade lasmásgraves, enel casodequeelPilgrimseviesedesprovistodelaarboladura.Unaodosvecestambién,alsubirelbarómetro,pudo temersequeelvientocambiaseporcompleto, estoes,que sedirigiesehaciaeleste.

NuevaansiedadparaDickSand. ¿Quéhubierahecho, al encontrarseconunvientocontrario…?¿Darbordadas…?Sisevieseobligadoallegaraeso,¡cuánto retraso se produciría y cuántos nuevos peligros habrían deamenazarle…!

Talessospechasnoserealizaron,porfortuna.Elviento,despuésdehabervariadodurantealgunosdías,llegandounasvecesdelnorteyotrasdelsur,senormalizó de un modo definitivo, soplando del oeste, si bien la brisacontinuabaen la formade«viento frescachón»,que tantohacíapadecera laarboladura.

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Eraeldía5deabril.Por tanto,habían transcurridoyamásdedosmesesdesdequeelPilgrimhabíaabandonadoNuevaZelanda.Duranteveintedías,un viento contrario y las prolongadas calmas habían aminorado su marcha.Después, se había encontrado en condiciones favorables para alcanzar conrapidezlatierra.Suvelocidaddebíadehabersidoasimismomuyconsiderabledurante la tempestad. Dick Sand calculaba que el recorrido medio habíapasado de doscientasmillas al día. ¿Cómo no había encontrado la costa…?¿HuiríadelantedelPilgrim?Aquelloeraenabsolutoinexplicable…

Y,sinembargo,latierranohabíaaparecido,aunqueunodelosnegrossehallabadecontinuoenlasbarras.

TambiénDickSandsubíaaellasconfrecuenciaDesdeallí,conelanteojoaplicadoalavista,procurabadescubriralgoquepresentaseelaspectodelasmontañas.LacordilleradelosAndesesmuyelevadaPorconsiguiente,eradeesperarqueemergiesecualquierpicoentrelosvaporesdelhorizonte.

VariasvecesfueronengañadosTomysuscompañerosconfalsosindiciosde tierra.Sólose tratabadenubesquepresentabanextrañas formas.Ocurrióincluso, que aquella buena gente llegó algunas veces a obstinarse en suafirmación,sibiendespuésdeciertotiemposeveíaobligadaareconocerquehabía sidoengañadaporuna ilusiónóptica.Lapretendida tierra seapartaba,cambiabadeformayacababapordesvanecerseporcompleto.

Eldía6deabrilyanohubodudaposible.

Eranlasochodelamañana.DickSandacababadesubira lasbarras.Enaquelmomentolasbrumassecondensaronbajolosprimerosrayosdelsol,yelhorizontesedespejóenabsoluto.

DeloslabiosdeDickseescapó,porfin,elanheladogrito:

—¡Tierra!¡Tierraalavista!

Aloíraquelgrito,todoelmundoacudiósobrelacubierta:elpequeñoJack,curiosocomolosonsiemprelosniñosdecortaedad;laseñoraWeldon,cuyospadecimientosibanaterminarporfinalllegaratierra;Tomysuscompañeros,que lograríanponer lospies enel continente americano; elprimoBenedictomismo, que esperaba recoger toda una colección de insectos desconocidosparaél…

SólodejódeaparecerNegoro.

Todos vieron entonces lo que Dick Sand había visto, unos con todaclaridad y otros con los ojos de la fe. Por lo que se refiere al grumete, sehallabatanacostumbradoaobservarelmar,quenopodíasuponerunposibleerror,yalcabodeunahorapudocomprobarquenosehabíaequivocado.

Aunadistanciaaproximadadecuatromillashaciaeleste,seperfilabauna

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costabastantebaja,oalmenosloparecía.Debíaestardominadapordetrásporla cordillera de los Andes, si bien la última zona de nubes no permitíadistinguirlascimas.

ElPilgrimcorríaconrapidezyendirecciónallitoralqueseextendíaantelavista.

Doshorasdespués,sóloquedabanporrecorrerunastresmillas.

Aquellapartede lacosta terminabaporelnordesteconuncabobastanteelevado que cubría una especie de rada forana. Por el contrario, hacia elsudeste,seprolongabacomounaestrechalenguadetierra.

Algunosárbolescoronabanunasucesióndeacantiladospocoelevadosquesedestacabanentoncessobreelcielo.Dadoelcaráctergeográficodelpaís,eraevidentequedetrássehallabalacordilleradelosAndes.

Noaparecíaningunacasa,ningúnpuerto,ningunaríaquepudieseservirderefugioaunbarco.

Enaquelmomento,elPilgrimnavegabaendireccióna la tierra.Acausadel reducido velamen de que disponía y de que el viento azotaba a laembarcaciónporelcostado,DickSandnopodíadetenerla.

Delante, se presentaba una extensa zona de arrecifes, entre los cualesefervescíaelmarconblancaespuma.Seveíaquelasolasascendíanhastalamitaddelacantilado.Allídebíaproducirseunaresacamonstruosa.

Dick Sand, después de haber permanecido durante algún tiempo en elcastillo de proa observando la costa, volvió a popa y, sin pronunciar unapalabra, se hizo cargo de la barra. El viento continuaba arreciando. Elbergantíngoletaseencontróbienprontosóloaunaescasamilladelacosta.

Dick Sand distinguió entonces una especie de pequeña ensenada, ydeterminódirigirseaella;peroantesde llegar,habíaqueatravesaruna líneadearrecifescuyopasoresultabadifícil.Laresacaindicabaquefaltabaelaguaentodaspartes.

En aquel momento, Dingo, que se paseaba sobre cubierta, se precipitóhacia proa, y contemplando la tierra dejó oír unos ladridos lastimeros.Hubiérase dicho que el perro reconocía aquel litoral y que su instintoprovocabaenélalgúndolorosorecuerdo.

Negoro looyósinduda,puesun irresistiblesentimiento le impulsófueradesucamarote,yaunquedebíadetemeralperro,fueenseguidaaacodarsesobreelempalletado.

Afortunadamente para él, Dingo, cuyos tristes ladridos seguíandirigiéndoseatierra,nolevio.

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Negorocontemplabaaquellafuriosaresacayparecíanoamedrentarle.Laseñora Weldon, que lo estaba observando, creyó ver que su semblanteenrojecíauntantoyqueporuninstantesecontraíansusfacciones.

¿ConocíaNegoroaquelpuntodelcontinenteadondelosvientosdirigíanalPilgrim?

En aquelmomento,DickSand abandonó la barra, confiándosela al viejoTom.Porúltimavez,fueacontemplarlaensenadaqueseibaabriendopocoapoco.Luego,dijoconvozfirme:

—Señora Weldon, ya no tengo esperanza de encontrar ningún refugio.Antesdemediahora,apesarde todosmisesfuerzos,elPilgrimestarásobrelosarrecifes.¡Tenemosqueacercarnosalacosta!¡Nopodréconducirelnavíoa puerto! ¡Me veo obligado a perderlo para salvarles a ustedes! ¡Y entre lasalvacióndeustedesylasuya,nohedevacilar!

—¿Has hecho todo cuanto dependía de ti, Dick? —preguntó la señoraWeldon.

—Todo—respondióeljovengrumete.

Inmediatamente,comenzóahacerlospreparativosparaencallar.

Antetodo,laseñoraWeldon,Jack,elprimoBenedictoyNanhubierondeproveersedecinturonesdesalvamento.DickSand,Tomylosnegros,hábilesnadadores,sepusierontambiénencondicionesdepoderllegaralacosta,enelcasodequefuesenprecipitadosalmar.

Hércules, enparticular, debía cuidarde la señoraWeldon.El grumete seencargaría del pequeño Jack. El primoBenedicto, por ciertomuy tranquilo,apareció sobre cubierta con su caja de entomólogo terciada. El grumete lorecomendóaBaty aAustin.EncuantoaNegoro, su calma singulardabaaentenderquenonecesitabalaayudadenadie.

DickSand,porsupremaprecaución,hizosubirademásalcastillodeproaunadocenadebarrilesdelosqueconteníanaceitedeballena.

Aquel aceite, vertido a tiempo, en el momento en que el Pilgrim fuesealcanzadoporlaresaca,debíacalmarporuninstanteelmar,lubrificando,pordecirloasí,lasmoléculasdeagua,ytalvezaquellamaniobrafacilitaseelpasodelnavíoporentrelosarrecifes.

Dick Sand no quería descuidar nada que pudiera asegurar la salvacióncomún.

Tomadastodasaquellasprecauciones,elgrumetevolvióaocuparsupuestojuntoalaruedadeltimón.

ElPilgrimsehallabayasóloadoscablesdelacosta,esdecirpróximoa

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tocarlosarrecifes.Suflancodeestriborsebañabayaenlablancaespumadelaresaca.Elgrumetecreíaacadainstantequelaquilladelbarcoibaatropezarconalgunaroca.

De pronto, Dick Sand reconoció en un cambio de color del agua quepasabauncanalizoporentrelosarrecifes.Habíaqueentrarconresoluciónysinvacilar,paraacercarselomásposiblealacosta.

Elgrumetenovaciló.Ungolpedebarraintrodujoalnavíoenelestrechoysinuosocanal.

Enaquelsitiolamarsemostrabamásfuriosaaún,ylasolassaltabansobrecubierta.

Losnegrossehallabansituadosenlaproa,juntoalosbarriles,aguardandolasórdenesdelgrumete.

—¡Vertedelaceite!—gritóDickSand.

Por efecto del aceite, que caía a oleadas, se calmó el mar como porencanto,dispuestoatornarsemásterribleunmomentodespués.

ElPilgrimsedeslizócon rapidez sobre lasaguas lubricadas,y sedirigióhacialacostadelínearecta.

De pronto, se produjo un choque. El navío, levantado por una olaformidable, acababa de encallar, y su arboladura se había derrumbado sinalcanzaranadie.

ElcascodelPilgrim,entreabiertoporelchoque,fueinvadidoporelaguaconextremaviolencia.Pero la costa sehallabaaunadistanciademenosdemediocable,yunacorta cadenade rocas ennegrecidaspermitía llegarhastaellaconfacilidad.

Así pues al cabo de diez minutos, todos los que tripulaban el Pilgrimhabíandesembarcadoenelacantilado.

CAPÍTULOXIV

LOQUECONVIENEHACER

Así,pues,despuésdeuna travesíacontrariadadurantemuchotiempoporlas calmas y favorecida luego por los vientos del nordeste y del sudeste—travesía que no había durado menos de setenta y cuatro días—, el Pilgrimacabadeencallarjuntoalacosta.

Sin embargo, la señoraWeldony sus compañerosdieron lasgracias a la

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Providenciacuandosevieronsobreseguro.Era,enefecto,auncontinente,yno a una de las funestas islas de la Polinesia, a donde les había llevado latempestad.Su repatriación, cualquieraque fueseelpuntodeAméricadondehubiesendesembarcado,nodebíaofrecerdificultadesseriasalparecer.

EncuantoalPilgrim,sehabíaperdido.Noeramásqueuncascodenavíosinvaloralguno,cuyosrestosdispersaría laresacaalcabodealgunashoras.Habríasidoimposiblesalvaralgo.MassiDickSandnoteníalasatisfaccióndereintegrarasuarmadorunbarcointacto,porlomenos,graciasaél,losquelotripulaban estaban sanos y salvos en una costa hospitalaria, entre ellos laesposayelhijodeJamesW.Weldon.

En cuanto a saber en qué parte del litoral americano había encallado elbergantíngoleta,habríapodidodiscutirsemucho.¿Se tratabade lacostadelPerú, como suponía Dick Sand? Podría ser; pues él sabía, por la mismapresencia de la isla de Pascua, que el Pilgrim se había dirigido hacia elnordestebajolaaccióndelviento,y también,sinduda,bajola influenciadelascorrientesdelazonaecuatorial.Delcuadragésimotercerogradodelatitud,habíapodidoderivarhastaeldecimoquinto.

Eramuyimportantequequedasedeterminado,encuantofueseposibleelpunto preciso de la costa donde acababa de perderse el bergantín goleta.SuponiendoqueaquellacostafueseladelPerúnofaltaríanenellalospuertos,los lugareso lospueblos, y, por consiguiente, sería fácil llegar a algún sitiohabitado.Encuantoaaquellapartedellitoral,parecíaestardesierta.

Era una playa estrecha, sembrada de negras rocas, que cerraban unacantiladodemedianaaltura, recortadaconmucha irregularidadporgrandesentrantesdebidosa la roturade la roca.Porunoyotro lado,algunassuavespendientesdabanaccesoalapartealta.

Por elnorte, auncuartodemilladel lugarde la encalladura, se abría ladesembocadura de un riachuelo que no había podido ser descubierto adistancia. Sobre sus orillas se inclinaban numerosos «rizóforos», especie demanglesesencialmentedistintosdesuscongéneresdelaIndia.

Lapartealtadelacantiladoquealpuntofuereconocidoestabadominadaporunaespesaselvacuyoverdorondulabaantelosojosyseextendíahastalasmontañas lejanas. Si el primo Benedicto hubiera sido botánico, ¡cuántosárbolesnuevosparaélhabríanprovocadosuadmiración!

Habíaelevadosbaobabes,a losquesehaatribuidoequivocadamenteunaextraordinaria longevidad y cuya corteza se asemeja a la sienita egipcia,lataneros,pinosnegrales,tamarindos,pimenterosdeunaespecieparticular,ycienvegetalesmásqueunamericanonoestáacostumbradoaverenlaregiónseptentrionaldelnuevocontinente.

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Concurría, no obstante, la curiosa circunstancia de que en toda aquellaabundanciaforestalnoseencontrabaunsoloejemplardelavariadafamiliadepalmeras que comprendemásdemil especies, extendidas conprofusiónporcasitodalasuperficiedelglobo.

Porencimade laplaya revoloteabaungrannúmerodepájaroschillones,quepertenecíanensumayorparteadiferentesvariedadesdegolondrinasdeplumajenegro,conreflejosazulesaceradosydeuncolorcastañoenlapartesuperior de la cabeza. En distintas direcciones aparecían también algunasperdicesconelcuellopeladoporcompletoydecolorgris.

La señora Weldon y Dick Sand observaron que aquellos diferentesvolátiles no parecían demasiado salvajes. Les dejaban que se acercasen sintemoralguno.¿Nohabríanaprendidoaúnatemerlapresenciadelhombre,porhallarse tan abandonada aquella costa que nunca hubiera sonado en ella ladetonacióndeunarmadefuego?

Enloslímitesdelosescollossepaseabanalgunospelicanosdelaespeciedel«pelícanomenor»,que seentreteníanen llenardepececillosel sacoquellevanentrelasbranquiasdelamandíbulainferior.

AlgunasgaviotasquehabíanacudidocomenzabanadarvueltasalrededordelPilgrim.

Todos aquellos pájaros aprecian ser los únicos seres vivos quefrecuentaban aquella parte del litoral, desde luego, sin contar lamultitud deinsectos interesantes que el primo Benedicto sabría descubrir muy bien,aunquenopodríapreguntárseleselnombredeaquél,porloque,parasaberlo,eradetodopuntoindispensabledirigirseacualquierindígena.

No había ninguno, o, por lo menos, ninguno se veía. Tampoco seencontrabaunasolacasa,unachozaounacabaña,niporelnorte,másalládelriachuelo,niporel sur,ni tampocoen lapartesuperiordelacantilado,entrelosárbolesdelaespesaselva.Niunanubedehumoseveíaenelaire.Ningúnindicio, señal o huella revelaba que aquella porción del continente hubiesesidovisitadaporlossereshumanos.

DickSandnodejabadeencontrarsebastantesorprendido.

—¿Dóndeestamos?¿Dóndepodremosestar?—Sepreguntaba—.¿Cómo?¿Nohabráaquínadieaquienpoderhablarle…?

Nadie, en verdad; y, de seguro, si algún indígena se hubiese acercado,Dingolohabríaolidoyhabríaanunciadosupresenciaconunladrido.Elperrosepaseabaporlaplayaconelhocicojuntoalsueloylacolabaja,gruñendosordamenteyofreciendounaspectomuysingular,perosinindicarlallegadadeunhombrenideanimalninguno.

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—¡Dick,miraaDingo!—exclamólaseñoraWeldon.

—¡Sí…! ¡Es extraño! —respondió el grumete—. ¡Parece que trata deencontrarunapista…!

—¡Esmuyextraño,enefecto!—murmurólaseñoraWeldon.

Ydespuésdeunapausa,preguntó:

—¿QuéhaceNegoro?

—LomismoqueDingo—contestóDickSand—.¡Vadeunladoaotro…!Después de todo, aquí es libre.Ya no tengo derecho a hacerle respetarmisórdenes.¡SuserviciohaterminadoconlaencalladuradelPilgrim…!

Negoro,enefecto,medialaplayaconlospies,sevolvíaycontemplabalacostayelacantilado,comounhombrequetratasedeconcentrarsusrecuerdosyfijarlos.¿Conoceríaaquellacomarca?Talvezsehubieranegadoaresponderasemejantepregunta,silehubierasidoformulada.Lomejoreranovolveraocuparsedeaquelpersonaje tanpoco tratable.DickSand loviodirigirsedeprontohaciael riachuelo,yunavezqueNegorohubodesaparecido,dejódepensarenél.

Dingoempezóaladrarcuandoelcocinerollegóalaorilla,peroenseguidasecalló.

Había que ocuparse de lomás urgente.Lomás urgente era encontrar unrefugio, un abrigo cualquiera donde pudieran instalarse provisionalmente ytomaralgúnalimentó.Luego,secelebraríaconsejoysedecidiríaacercadeloqueconviniesehacer.

Del alimento, nohabíaquepreocuparse.Sin contar con los recursosquedebíaofrecerelpaís, ladespensadelnavíosehabíavaciadoen favorde lossupervivientes del naufragio. La resaca había desparramado por entre losescollosquelabajamardejabaaldescubiertoalasazónunagrancantidaddeobjetos.Tomysuscompañeroshabíanrecogidoyaalgunosbarrilesdegalleta,latasdeconservasalimenticiasycajasdefiambre.Elaguanolashabíaechadoa perder aún, y la alimentación de aquel grupo quedaba asegurada pormástiempodelquequizáfueraprecisopara llegaraunaaldeaoaalgúnpueblo.Desdeestepuntodevista,nadahabíaquetemer.Aquellosdiversoshallazgos,colocadosyaenun lugarseguro,nopodíanserarrastradosdenuevocuandosubieselamarea.

El agua potable no faltaba tampoco.Dick había tenido la precaución deordenaraHérculesque fueraabuscarla al riachuelo,yelvigorosonegro secargólasespaldasuntonel,despuésdehaberlollenadodeaguafrescaypuraqueelreflujodelamareahacíaperfectamentepotable.

En cuanto al fuego, si fuese preciso encenderlo, no faltaría leña por los

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alrededores y raíces de los añosos mangles que podían suministrar todo elcombustiblequesenecesitase.ElviejoTom,fumadorempedernido,sehallabaprovistodeciertacantidaddeyesca,bienconservadaenunacajaquecerrabaherméticamente,y,cuandosequisiese,golpearíaeleslabón,aunquefueseconsílicedelaplaya.

Quedabapordescubrirelsitiodondepudieraguarecerseaquelgrupo,enelcasodequeconvinieseunanochededescansoantesdeponerseencamino.

Por cierto que fue el pequeño Jack el que encontró la alcoba apetecida.Correteando por la parte baja del acantilado, detrás del recodo formado poruna roca encontró una de esas grutas muy limpias y bien construidas queformaelmismomarcuandosusolas,agrandadasporlatempestad,azotanlacosta.

El niño estaba entusiasmado. Llamó a su madre, profiriendo gritos dejúbilo,ylemostrósudescubrimientoconairedetriunfo.

—¡Bien,queridoJack!—exclamólaseñoraWeldon—.SifuésemosunosRobinsones destinados a vivir durante mucho tiempo en esta costa, no nosolvidaríamosdedartunombreaestagruta.

Lagrutanoteníamásquediezodocepiesdeprofundidad,pero,paralosojos de Jack era una caverna enorme. Después de todo, debía bastar paracontener a los náufragos, y, como comprobaron la señora Weldon y Nan,estabamuyseca.Lalunasehallabaalasazónencuartocreciente,ynopodíatemersequelasmareasllegasenalpiedelacantilado,y,porconsiguiente,alagruta.Bastaba,pues,paradescansardurantealgunashoras.

Diez minutos después, todo el mundo se hallaba tendido sobre unaalfombra de fuco. El mismo Negoro había considerado que debía unirse aaquelgrupoycompartirconél lacomidaqueibaaserhechaencomún.Talvezno lehubieraparecidobienaventurarsesolopor lafrondosaselva,en laqueseperdíaelsinuosoriachuelo.

Eralaunadelatarde.Lacarneenconserva,lagalleta,yelaguapotable,ala que se añadieron algunasgotasde ron—licordel cual habla salvadoBatunacuarterola—constituyeronlacomida.

YsiNegoroparticipóenella,notomópartealgunaenlaconversación,enel transcursode lacual fuerondiscutidas lasmedidasqueexigía lasituaciónde los náufragos. En cambio, sin aparentarlo, escuchó y obtuvo susconsecuenciascorrespondientes.

Mientras tanto, Dingo, que no había sido olvidado, vigilaba fuera de lagruta. Podían estar tranquilos.No se habríamanifestado ser viviente algunosobrelaplaya,sinqueelfielanimalnohubieradadolavozdealarma.

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LaseñoraWeldon,queteníaasuhijitoJackenlosbrazosycasidormido,tomólapalabra.

—Amigo Dick—dijo—, en nombre de todos te doy las gracias por elaprecio que nos has manifestado hasta el presente, si bien nosotros no teapreciamosmenos.Serásnuestroguíaenlatierra,delmismomodoqueerasnuestro capitán a bordo. Tienes toda nuestra confianza. ¡Habla, pues! ¿Quédebemos hacer? La señora Weldon, la vieja Nan, Tom y sus compañeros,teníanlosojosfijoseneljovengrumete.Negorotambiénlocontemplabaconunainsistenciasingular.

Sindudaalguna,loqueibaaresponderDickSandleinteresabamucho.

DickSandreflexionódurantealgunosinstantes.Luego,dijo:

—Señora Weldon, lo importante es que sepamos antes dónde estamos.Creoquenuestronavíonopuedehaberllegadomásqueaunpuntodellitoralamericanoqueformalacostaperuana.Losvientosylascorrienteshandebidoconducirleaesalatitud.¿EstaremosenalgunaprovinciameridionaldelPerú,esdecir,enlapartemenoshabitada,queconfinaconlaspampas…?Talvez…Yhastallegaríaacreerlo,alverestaplayatandesiertayquedebedesertanpocofrecuentada.Enestecaso,pudieraserqueestuviésemosbastantealejadosdellugarmáspróximo,locualconstituiríaunagrancontrariedad.

—¿Yquédebemoshacer?—repitiólaseñoraWeldon.

—Opino—prosiguióDickSand—quenodebemosabandonaresterefugiosin habernos enteradode cuál es nuestra situación.Mañana, después de unanoche de descanso, podríamos ir dos de nosotros a hacer algunasindagaciones. Sin alejarnos demasiado, procuraríamos encontrar algunosindígenas,informarnosporellosyvolveralagruta.Noesposiblequeendiezodocemillasalaredondanoseencuentreanadie.

—¡Separarnos!—exclamólaseñoraWeldon.

—Lo considero necesario —contestó el grumete—. Si no pudieraobtenerseningún informe;si lacomarcaestuviesedesiertaenabsoluto (cosaquemepareceimposible)entonces,yaveríamos…

—¿Yquiénharáesas investigaciones?—preguntó laseñoraWeldon, trasuninstantedereflexión.

—Eso es lo que hay que decidir—contestóDick Sand—.Desde luego,creo, señora Weldon, que usted, Jack, el señor Benedicto y Nan no debenabandonar esta gruta. Bat, Hércules, Acteón y Austin se quedarían conustedes, en tanto que Tom y yo haríamos algunas exploraciones… PorqueNegoropreferirá,sinduda,permaneceraquí—añadióDickSand,mirandoalcocinero.

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—Según—respondióNegoro,quenoerahombrequesecomprometieraanadadeantemano.

—Llevaríamos con nosotros a Dingo —prosiguió el grumete—. Quizápodríaayudarnosennuestrasinvestigaciones.

Al oír que pronunciaban su nombre, Dingo apareció en la puerta de lagruta,yparecióaprobarconunbreveladridolosproyectosdeDickSand.

Desde que el grumete había hecho esta proposición la señora Weldonestabapensativa.Sudisgustoantelaideadelaseparación,aunqueéstafuesecorta,eraconsiderable¿NopodríasucederqueelnaufragiodelPilgrimfueseconocidomuyprontoporlastribusindiasquedebíandefrecuentarellitoral,bien al norte o bien al sur, y, en el caso de que se presentaran algunosmalhechores,noerapreferibleestartodosreunidosparahacerlesfrente…?

Esta objeción formulada ante la proposición del grumete merecía serdiscutida.

Sucumbió, no obstante, bajo los argumentos de Dick Sand, quien hizoobservarquelosindiosnodebíanserconfundidosconlossalvajesdelÁfricaode la Polinesia, y que una agresión de aquéllas no podía ser temible Encambio, aventurarse por aquel país sin saber siquiera a qué provincia de laAméricadelSurpertenecía,ni aquédistancia seencontrabandel lugarmáspróximodelaprovincia,eraexponerseapasarmuchasfatigas.Laseparaciónpodíapresentar,sinduda,susinconvenientes,sibienmenosquelamarchaaciegasporunbosquequeparecíaprolongarsehastalabasedelasmontañas.

—Además—añadióDickSand, insistiendo—,nopuedo admitir que esaseparaciónduremucho,yafirmoquenodurará.Alcabodedosdías,todolomás,VolveremosalagrutaTomyyo,sínohemosencontradounacasaniunhabitante.Amásdequeesoesinverosímil;encuantohayamosrecorridounasveintemillasporelinteriordelpaís,desegurohabremospodidodeterminarsusituación geográfica.Después de todo, puedo equivocarme enmis cálculos,toda vez que carezco de los conocimientos suficientes para determinarlaastronómicamente,ypudieraserquenosencontrásemosunpocomásarribaomásabajodelpuntodelatitudqueyoobtuvieseenmiscálculos.

—Sí… Tal vez tengas razón, hijo mío —concluyó la señora Weldon,convencida.

—¿Yusted,quéopinadeesteproyecto,señorBenedicto?—preguntóDickSand.

—¿Yo?—interrogóelprimoBenedicto.

—Sí.¿Cuálessuopinión?

—Yonotengoopinión—respondióelprimoBenedicto—.Meparecebien

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todo loque sepropongayharé todo loqueustedesquieran…¿Quequierenquepermanezcamosaquíundíaodos…?Bueno.Yoemplearéel tiempoenestudiarestacosta,desdeelpuntodevistapuramenteentomológico…

—Hágase,pues,tuvoluntad—dijolaseñoraWeldon,dirigiéndoseaDickSand—.Nosquedaremosaquí,ytúsaldrásconelviejoTom.

—Convenido—dijo el primo Benedicto, con la mayor tranquilidad delmundo—.Yovoyahacerunavisitaalosinsectosdelacomarca.

—Nosealejeusteddemasiado, señorBenedicto—advirtióseriamenteelgrumete—;selorecomiendo.

—Notenganingúncuidado,muchacho.

—Sobretodo,nonostraigademasiadosmosquitos—agregóelviejoTom.

Algunosinstantesdespués,elentomólogo,consupreciosacajadehojalataterciada,abandonabalagruta.

Casialmismotiempo,Negorolaabandonabatambién.Todoparecíalemuynaturalaaquelhombrequesóloseocupabadesímismo.Y,en tantoqueelprimo Benedicto subía las pendientes del acantilado para ir a explorar loslinderosdelaselva,éldirigiéndosedenuevohaciaelrío,sealejabaconpasolentoydesaparecíaporsegundavezalolargodelaorilla.

Jack continuaba durmiendo. Colocándolo sobre las rodillas de Nan, laseñora Weldon descendió, entonces, hacia la playa. Dick Sand y suscompañeroslasiguieron.Setratabadeversielestadodelmarpermitíallegarhasta el casco del Pilgrim, donde se encontraban aún muchos objetos quepodíanserútilesaaquelgrupo.

Los arrecifes entre los que había encallado el bergantín goleta estabansecosalasazón.Enmediodelosrestosdetodasclasesseerguíaelcascodelbarco que lamarea alta había cubierto en parte. Esto no dejó de extrañar aDickSand,puessabíaquelasmareassonmuydébilesenellitoralamericanodelPacífico.Despuésde todo, aquel fenómenopodíaexplicarseporel furordelvientoquesoplabahacialacosta.

Cuando volvieron a ver su barco, la señora Weldon y sus compañerosexperimentaron una penosa impresión. ¡Allí habían vivido durante muchosdíasyhabíansufrido!Elaspectodeaquelpobrenavíodestrozado,sinmástilesni velas, echado de costado como un ser privado de vida les oprimiódolorosamenteelcorazón.

Habíaquevisitaraquelcasco,antesdequeelmaracabasededestruirlo.

DickSandy losnegrospudieron introducirseconfacilidadenel interior,despuésdehabersubidoalpuentevaliéndosedelasjarciasquecolgabandel

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costado del Pilgrim.Mientras Tom,Hércules, Bat yAustin se ocupaban deextraer de la despensa todo lo que podía ser útil—tanto comestibles comolíquidos—, el grumete entró en el departamento de la tripulación. A Diosgracias,elaguanohabíahecho irrupciónenaquellapartedelbarco,pues lapopahabíaquedadolevantadadespuésdelaencalladura.

Allí encontró Dick Sand cuatro fusiles en buen estado —excelentesremingtonsdelafábricade«PurdeyandCompany»—,asícomotambiénuncentenar de cartuchos cuidadosamente colocados en sus cartucheras. Conaquello tenía para armar a los suyos y ponerlos en condiciones de queresistiesen,enelcasodequelosindioslesatacasenporelcamino.

El grumete no se olvidó tampoco de coger una linterna de bolsillo. Losmapas del buque, que se hallaban en el puesto de proa, habían sidoestropeadosporelaguayhabíanquedadoinutilizados.

También había en el arsenal del Pilgrim algunos de esos magníficoscuchillos que sirven para despedazar las ballenas. Dick Sand eligió seis,destinadosacompletarelarmamentodesuscompañeros,ytambiénseacordóderecogeruninofensivofusildejuguetequepertenecíaalpequeñoJack.

En cuanto a los demás objetos que contenía el navío, habían sidodispersados o no servían para nada. Además, resultaba inútil pertrecharsedemasiadoparahacerunviajequesóloduraríaalgunosdías.Yaestabanmásqueprovistosdevíveres,dearmasydemuniciones.Sinembargo,DickSand,por encargode la señoraWeldon, recogió todoel dineroquehabía abordo:unosquinientosdólares.

¡Era bien poco! La señora Weldon había llevado una suma superior aaquélla,peronoseencontraba…

De no serNegoro, ¿quién habría podido adelantarse en aquella visita alnavío ymermar las reservas del capitánHull y de la señoraWeldon…?Deseguro,nadiequenofueraéllashabríaencontrado.Sinembargo,DickSandvacilóporun instante.Por loquesabíayadivinabaacercadeél, tododebíatemerse de aquel carácter concentrado al que el mal ajeno podía arrancarlearmasonrisa…Sí,Negoroeraunserdetestable;pero,¿podíaasegurarsequefuese un malhechor…? A la conciencia de Dick Sand le costaba trabajocreerlo… No obstante, no podía sospecharse de ningún otro. ¡No! Loshonrados negros no habían abandonado un instante la gruta en tanto queNegorohabíaestadodeambulandoporlaplaya.Sóloélpodíaserelculpable.Dick Sand resolvió, pues, interrogar a Negoro cuando volviese, y hastaregistrarlo,sifuesepreciso.Queríadecididamentesaberaquéatenerse.

El sol se hundía entonces en el horizonte. En aquella época, todavía nohabíatraspasadoelecuadorparaproporcionarcaloryluzalhemisferioaustral,

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aunqueprontolosproporcionarla.Portanto,bajócasiensentidoperpendicularalalíneacircularendondeseconfundíanelmaryelcielo.Elcrepúsculodurópocoylaoscuridadseformópronto,locualcorroboróalgrumeteenlaideadeque había arribado a un punto del litoral situado entre el Trópico deCapricornioyelEcuador.

LaseñoraWeldon,DickSandylosnegrosvolvieronentoncesa lagruta,dondedebíanprocurarsealgunashorasdedescanso.

—Harámalanoche—observóTom,señalandoelhorizonte,queaparecíacargadodeespesasnubes.

—Sí —respondió Dick Sand—; soplará un viento muy fuerte… ¿Quéimporta, ahora…?Nuestro pobre navío se ha perdido, y la tempestad ya nopuedehacernosnaufragar…

—¡CúmplaselavoluntaddeDios!—dijolaseñoraWeldon.

Quedó convenido que durante aquella noche, que sería muy oscura, losnegros turnarían en su vigilancia a la entrada de la gruta. Además, podíancontarconDingo,quelosguardaríabien.

Entonces,sedieroncuentadequeelprimoBenedictonohabíaregresado.

Hérculeslollamócontodalafuerzadesusvigorosospulmones,yalpocotiemposevioalentomólogobajarlaspendientesdelacantilado,conriesgoderomperselacabeza.

El primo Benedicto estaba furioso en extremo. No había encontrado unsoloinsectonuevoenlaselvano;niunosoloquefuesedignodefigurarensucolección…Escorpiones,escolopendrasyotrosmiriápodos,todoscuantossequisieran,yaúnmás…YyasesabequeelprimoBenedictonosimpatizabaconlosmiriápodos…

—Novalelapena—dijo—haberrecorridocincooseismilmillas,haberdesafiado a la tempestad y haber sido arrojado a la costa para no encontrarluego en ella ni siquiera uno solo de estos hexápodos americanos queconstituyenlahonradeunmuscoentomológico…¡No!¡Novalíalapena!

Comoconclusión,elprimoBenedictopretendíaquesefuerandeallí.Noqueríapermanecerunahoramásenaquellacostaabominable.

La señora Weldon tranquilizó al niño grande. Le hizo creer que al díasiguiente sería más afortunado, y todos iban ya a meterse en la gruta paradormirhastaquesalieraelsol,cuandoTomobservóqueNegoronoestabaaúndevuelta,aunquelanochehabíacerradoporcompleto.

—¿Dóndepodráestar?—preguntólaseñoraWeldon.

—¡Quénosimporta!—exclamóBat.

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—Por el contrario, nos importa—insistió la señoraWeldon—.Preferiríasaberqueesehombreestabaanuestrolado.

—Sin duda, señora Weldon —intervino Dick Sand—; pero si harenunciado voluntariamente a nuestra compañía, no veo por qué mediopodríamos obligarle a que se uniera de nuevo a nosotros… ¡Quién sabe sitendrásusmotivosparaabandonarnosparasiempre…!

Y, llamando aparte a la señora Weldon, Dick Sand le comunicó sussospechas.Noleextrañósaberqueellatambiénlastenía.Ambosdiferíansóloenunpunto.

—SiNegorovuelveaaparecer,seráporquehabrápuestoelproductodesuroboenlugarseguro—dijolaseñoraWeldon—.Enmiopinión,lomejorquepodemoshacer, puesto queno lograremoshacerle que confiese su delito, esocultarlenuestrassospechasydejarlecreerqueestamosignorantesdetodo.

LaseñoraWeldonteníarazón.DickSandserindióalaevidencia.

Entretanto Negoro había sido llamado varias veces… No habíarespondido…Oestabayademasiadolejosparapoderoíronoqueríavolver…

Losnegrosnolamentabanhaberselibradodesupersona;pero,comohabíadichohacíapoco la señoraWeldon, talvez fuesemásde temeraúnde lejosquedecerca.Además,¿cómoexplicarsequeNegoroquisieraaventurarsesoloporaquellaregióndesconocida?¿Sehabríaextraviadoybuscaríaenvano,enlaoscuridaddelanoche,elcaminodelagruta…?

La señoraWeldon y Dick Sand no sabían qué pensar. Ocurriese lo queocurriera,poresperaraNegoro,nopodíanprivarsedeundescansoqueeratannecesarioparatodos.

Enaquelmomento,elperro,quecorreteabaporlaplaya,ladróconfuerza.

—¿Quépasa,Dingo?—interrogólaseñoraWeldon.

—Hay que enterarse a toda costa—dijo el grumete—. Tal vez sea quevuelveNegoro…

En seguida, Hércules, Bat, Austin y Dick Sand se dirigieron hacia ladesembocaduradelrío.

Pero, una vez que llegaron a la orilla, no vieron ni oyeron nada;Dingocallabaentonces.

DickSandylosnegrosvolvieronalagruta.

Ellechofuepreparadolomejorquesepudo.Losnegrossedispusieronavelarafueraporturno.

Pero la señoraWeldon, inquieta, nopudodormir.Leparecíaqueaquella

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tierra,tanardientementedeseada,noleproporcionabaloqueellahabíapodidoesperar,queeralaseguridadparalossuyosyelreposoparaella…

CAPÍTULOXV

HARRIS

Aldíasiguiente,7deabril,Austin,queestabadeguardiaalamanecer,vioa Dingo que corría ladrando hacia el riachuelo. Poco después, la señoraWeldon,DickSandylosnegrossalierondelagruta.

Deseguropasabaalgo.

—Dingohaolidoaalgúnservivo,bienseaunhambreounanimal—dijoelgrumete.

—Desdeluego,nosetratadeNegoro—observóTom—;pues,deserasí,ladraríafurioso.

—Si no es Negoro, ¿quién podrá ser? —preguntó la señora Weldon,dirigiendoaDickSandunamiradaquesólofuecomprendidaporél—.SinoesNegoro,¿quiénpuedeser,entonces…?

—Ahoravamosasaberlo,señoraWeldon—contestóelgrumete.

Luego,dirigiéndoseaBat,aAustinyaHércules,agregó:

—Ármenseyvenganustedes,amigosmíos.

Cadanegrocogióunfusilyuncuchillo,comohabíahechoDickSand.UncartuchofuedeslizadoporlaculatadecadaRemington,yunavezarmadosasíloscuatrosedirigieronhacialaorilladelrío.

La señoraWeldon, Tom yActeón se quedaron a la entrada de la gruta,dondeelpequeñoJackyNansehallabanaún.

Entonces,salíaelsol.Susrayos, interceptadospor lasaltasmontañasdeleste, no llegaban directamente al acantilado; pero, hasta el horizonteoccidental,elmarbrillabaalosprimerosreflejosdeldía.

Dick Sand y sus compañeros seguían el ribazo de la costa cuya curvacoincidíaconladesembocaduradelrío.

Inmóvil y como en espera,Dingo continuaba allí ladrando.Era evidentequeveíauolíaaalgúnindígena.

Y,enefecto,aquellaveznoeraaNegoro,suenemigo,alquepresentíaelperro.

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En aquel momento, un hombre volvió la última esquina del acantilado.Avanzabaconprudenciaporelribazo,y,consusgestosfamiliares,tratabadetranquilizaraDingo.Secomprendíaquenosepreocupabadehacerfrentealacóleradelvigorosoanimal.

—¡NoesNegoro!—exclamóHércules.

—¡Nadapodemosperderenelcambio!—dijoBat.

—Nada—corroboróelgrumete—.Talvezseaunindígenaynosahorrelamolestia de la separación… ¡Por fin vamos a saber con exactitud dóndeestamos!

Y echándose los fusiles al hombro, se dirigieron los cuatro con rapidezhaciaeldesconocido.

Al verles acercarse, éste dio muestras en un principio de la más vivasorpresa.Deseguronoesperabaencontraraunosextranjerosenaquellapartede la costa. Asímismo, no había distinguido aún los restos del Pilgrim, encuyo caso se hubiera explicado la presencia de los náufragos. Además, laresacahabíaacabadodedestrozarelcascodelnavíodurantelanoche,ysóloseveíanyaunoscuantosobjetosflotantes.

El desconocido, cuando vio que caminaban hacia él aquellos cuatrohombres armados, hizo un movimiento como para volver sobre sus pasos.Llevabaterciadounfusilquecogióconrapidezentresusmanosyluegoapoyóenelhombro.Seconocíaquenoestabamuytranquilo.

DickSandhizoungestodesaturaciónquedebiósercomprendidoporeldesconocido,puestoque,trasciertavacilación,continuóavanzando.

DickSandpudoentoncesexaminarloconatención.

Era un hombre vigoroso, de unos cuarenta años todo lomás, demiradapenetrante, con los cabellos y la barba canosa y la tez curtida, como la delhombrenómadaquehavividosiemprealairelibreenlaselvaoenlallanuraUnaespeciedeblusadepielcurtidaleservíadechaqueta,unampliosombrerocubríasucabeza,usabaunasbotasdecueroquelellegabanhastacercadelasrodillasyunasespuelasdegranacicateresonabanensusaltostacones.

DickSandcomprendiódesdeelprimermomento,comoasíeraenefecto,quenoteníadelanteaunodelosindioscorredorespropiosdelaspampas,sinounodeesosaventurerosdesangreextranjera,amenudopocorecomendables,que se encuentran con frecuencia en las regiones lejanas. Por su actitud,bastantealtiva,yporelcolorrojizodealgunospelosdesubarba,parecíaqueaquel desconocido debía ser de origen anglosajón. Desde luego, no era unindioniunespañol.

DickSandseasegurómásenellocuando,aldecirleeninglés«Seausted

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bienvenido»,respondióenlamismalenguaysinqueensupronunciaciónseadvirtieseningúnacentoextraño:

—Bienvenidoseaustedtambién,jovenamigo.

Yadelantándosehaciaelgrumete,leestrechólamano.

Encuantoalosnegros,secontentóconhacerlesunmovimientodecabeza,sindirigirleslapalabra.

—¿Sonustedesingleses?—preguntóalgrumete.

—Americanos—respondióDickSand.

—¿Delsur?

—Delnorte.

Estarespuestaparecióagradaraldesconocido,quesacudióconmásfuerzalamanodelgrumete,estavez,muyalaamericana.

—¿Ypuedosaber,jovenamigo,cómoesqueseencuentranustedesenestacosta?—preguntó.

Enaquelmomento,sinesperaraqueelgrumetecontestaseasupregunta,sequitóelsombreroysaludó.

La señoraWeldon había avanzado hasta el ribazo, y se hallaba entoncesfrenteaél.

Fueellalaquerespondióalapregunta.

—Caballero—ledijo—,somosunosnáufragoscuyonavíoseestrellóayercontraesosarrecifes.

Unsentimientodelástimasereflejóenelsemblantedeldesconocido,cuyamiradabuscóelbarcoencallado.

—Yanoquedanadadenuestronavío—agregóelgrumete—.Laresacahaacabadodedestruirlodurantelanoche.

—Nuestraprimerapregunta—prosiguiólaseñoraWeldon—hadeserparaaveriguardóndeestamos.

—Pues están ustedes en el litoral de laAmérica del Sur—respondió eldesconocido, que parecía sorprendido ante la pregunta—. ¿Acaso puedenustedesteneralgunadudaaesterespecto?

—Sí,señor;porquelatempestadhabíapodidodesviarnosdenuestraruta,quenohepodidodeterminarconprecisión—contestóDickSand—.Ahora,hedepreguntarledóndeestamosconmásexactitud…SupongoquenoshallamosenlacostadelPerú…

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—¡No,jovenamigo,no!¡Unpocomásalsur…!Hanencalladoustedesenlacostaboliviana.

—¡Ah!—exclamóDickSand.

—Yseencuentranustedesen lapartemeridionaldeBoliviaqueconfinaconChile.

—¿Qué punto es éste, entonces? —preguntó Dick Sand, señalando alpromontoriodelnorte.

—No puedo decirles su nombre —respondió el desconocido—, puesaunque conozco el país de un modo pasadero por el interior, por haberlorecorridoamenudo,éstaeslaprimeravezquevisitoestapartedelacosta.

DickSandreflexionabaacercadeloqueacababadeescuchar.Aquellonole extrañaba mucho, pues su cálculo podía haberle engañado en lo queconcernía a las corrientes; pero el error no era considerable. En efecto,teniendoencuentaelsitiodondehabíadejadolaisladePascua,debíahallarseentreelvigesimoséptimoyeltrigésimoparalelos,sobrepocomásomenos,yhabíaencalladoenelvigesimoquintoparalelo.Noexistíaimposibilidadalgunade que el Pilgrim se hubiera desviado de aquel modo, hasta cierto puntoinsignificante,duranteunatravesíatanlarga.

Además,ningúnmotivohabíaparadudardelosasertosdeldesconocido,ypuestoqueaquellacostaera lade labajaBolivia,nadadeextraño teníaqueestuviesetandesierta.

—Caballero—dijo entonces Dick Sand—, de su respuesta deduzco quenosencontramosagrandistanciadeLima.

—Sí;Limaestálejos…Porallá,porelnorte…

LaseñoraWeldon,quehabíaadquiridociertadesconfianza,acausadeladesaparicióndeNegoro,observabaalreciénllegadoconextremadaatención;pero ni en su actitud ni en su manera de expresarse sorprendió nada quepudierahacersospechosasupresencia.

—Caballero—dijo—, acaso sea indiscreta mi pregunta… ¿Es usted deorigenperuano?

—Soyamericano,comousteddebedeserlotambién,señora…—contestóeldesconocido,esperandoquelaamericanaledieseaconocersunombre.

—SeñoraWeldon—respondióésta.

—YomellamoHarris,yhenacidoenCarolinadelSur;perohaceveinteaños que me trasladé de mi país a las pampas de Bolivia, y por eso mecongratulatantoencontrarmeconunoscompatriotas.

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—¿Viveusted en esta parte de la provincia, señorHarris?—preguntó laseñoraWeldon.

—No, señoraWeldon—respondióHarris—, habito al sur, en la fronterachilena,y,enestemomento,medirijoaAtacama,enlapartenordeste.

—¿Estamos en los límites del desierto de ese nombre?—interrogóDickSand.

—Precisamente, joven amigo; y ese desierto se extiendemás allá de lasmontañasquecierranelhorizonte.

—¿EldesiertodeAtacama?—replicóDickSand.

—Sí—respondióHarris—.EsedesiertoescomounpaísaparteenlavastaAmérica del Sur, de la que se diferencia bajo todos conceptos.Es la regiónmáscuriosayalmismotiempomenosconocidadelcontinente.

—¿Yviajaustedsolo?—preguntólaseñoraWeldon.

—¡Oh!Noeslaprimeravezquehagoesteviaje—contestóelamericano—.Adoscientasmillasdeaquí,hayunaquintaimportante,lahaciendadeSanFelice, que pertenece a un hermano mío, y voy a su casa para ventilar unasunto.Siquierenacompañarme,seránustedesbienrecibidosynolesfaltaránmediosdetransporteparallegaralaciudaddeAtacama.Mihermanotendrámuchogustoenproporcionárselos.

Aquellos ofrecimientos, hechos de un modo espontáneo, sólo podíanprevenirlesenfavordelamericano,elcual,dirigiéndosea laseñoraWeldon,preguntó:

—¿Estosnegrossonesclavossuyos?

YseñalabaconlamanoaTomysuscompañeros.

—En los Estados Unidos ya no hay esclavos —respondió conapresuramientolaseñoraWeldon—.Hacemuchotiempoqueelnorteaboliólaesclavitud,yelsurhadebidoseguirelejemplodelnorte.

—¡Ah!Esverdad—respondióHarris—.Habíaolvidadoquelaguerrade1862 dejó resuelta esa grave cuestión… Pido por ello perdón a esa buenagente—añadióHarris,conelasomodeironíaquepondríaensuexpresiónunamericanodelsuralhablardelosnegros—;pero,comoviaesosseñoresasuservicio,creí…

—Noestánamiservicionilohanestadonunca,caballero—respondióconseriedadlaseñoraWeldon.

—NosconsideraríamosmuyhonradosalserviralaseñoraWeldon—dijoentonces el viejo Tom—; pero sepa el señor Harris que nosotros no

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pertenecemosanadie.Ciertoque fuiesclavo,yvendidocomo talenÁfrica,cuandosóloteníaseisañosperomihijoBat,aquípresente,hanacidodepadremanumitido,yencuantoanuestroscompañeros,sonhijosdepadreslibres.

—¡No puedo por menos de felicitarles! —exclamó Harris, con unaentonación que parecía a la señoraWeldon poco sincera—.EnBolivia, porsupuesto, no tenemos esclavos. Por consiguiente, nada tienen ustedes quetemer,ypuedenestaraquítanseguroscomoenlosEstadosUnidosdeNuevaInglaterra.

Enaquelmomento,elpequeñoJacksaliódelagrutafrotándoselosojosyseguidodeNan.

Unavezquehubovistoasumadre,corrióhaciaella.LaseñoraWeldonlobesóconternura.

—¡Quéniñotanencantador!—exclamóelamericano,acercándoseaJack.

—Eshijomío—dijolaseñoraWeldon.

—¡Oh, señora Weldon! ¡Ha debido usted padecer más al ver a su hijoexpuestoatantosufrimiento!

—Dios lo ha conservado sano y salvo, lo mismo que a nosotros, señorHarris—respondiólaseñora.

—¿Me permite usted que le bese en sus hermosasmejillas?—preguntóHarris.

—Conmuchogusto—contestólaseñoraWeldon.

Pero el rostro del «señor Harris» no le gustó al pequeño Jack, que seaproximóasumadre,comobuscandoenellarefugio.

—¡Calle! —exclamó Harris—. ¿No quiere usted que le bese…? ¿Leinfundomiedo,queridoniño…?

—Dispénsele,caballero—seapresuróadecir laseñoraWeldon—.Ledavergüenza…

—¡Bueno!¡Yanosconoceremosmásafondo!—concluyóHarris—.Unavezenlahacienda,sedivertirámontandounlindoponeyquelehablarámuybiendemí…

Pero el ofrecimiento del lindo poney no llegó a halagar a Jack, comotampocolehabíahalagadolaproposicióndebesaralseñorHarris.

La señora Weldon, bastante contrariada, se apresuró a desviar laconversación.Noqueríaqueseconsideraseofendidounhombrequeleshabíaofrecidosusservicioscontantodesinterés.

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Entretanto Dick Sand reflexionaba acerca de la proposición de ir a lahacienda de San Felice. Como había dicho Harris, un recorrido de más dedoscientasmillasporentreselvasyllanuras,resultabaunviajemuyfatigoso,puestoquefaltabanenabsolutolosmediosdetransporte.

Eljovengrumetehizo,portanto,algunasobservacionesaesterespecto,yesperólarespuestadelamericano.

—El viaje es un poco largo, en efecto—contestóHarris—; pero allá, aunos centenares de pasos del ribazo, tengo un caballo que pongo a ladisposicióndelaseñoraWeldonydesuhijo.Paranosotros,noresultadifícil,ni tampocofatigoso,quehagamosel recorridoapie.Además, lasdoscientasmillasdecaminoaquehehechoreferencia,existensiguiendoelcursodeesterío,comoyolohehechootrasveces.Encambio,siatravesamoselbosque,eserecorrido disminuirá en unas ochenta millas, por lo menos…Ahora bien arazón de diez millas por día, creo que podremos llegar a la hacienda sindemasiadoesfuerzo.

LaseñoraWeldondiolasgraciasalamericano.

—No puede usted demostrarme su agradecimiento te mejor manera queaceptando—dijoHarris—.Aunquenuncaheatravesadoesebosque,nocreoquemeofrezcadificultadeselcamino,puesestoybastanteacostumbradoalapampa…Encambio,existeunacuestióngrave,queesladelosvíveres…YonotraigomásqueloestrictamentenecesarioparallegaralahaciendadeSanFelice…

—Señor Harris —dijo la señora Weldon—, por fortuna, nosotrosdisponemosdevíveres en cantidadmásque suficientes, y tendremosmuchogustoencompartirlosconusted.

—Puesbien,señoraWeldon;creoqueentoncestodoestáarreglado,yquenohaynadaquehacermásquepartir.

Harris sedirigíayahacia laorilladel ríopara ira recogerelcaballodelsitio donde lo había dejado, cuando Dick Sand le detuvo, haciéndole unanuevapregunta.

No le satisfacía mucho al joven grumete abandonar el litoral paraintroducirseenel interiordelpaísporaquel interminablebosque.Elmarinoreaparecíaenél,yentreseguirporlacostaoabandonarla,laelecciónparaélnoeradudosa.

—SeñorHarris—dijo—,¿porquéenlugarderecorrercientoveintemillaspor el desierto de Atacama, no hemos de seguir el litoral…?Distancia pordistancia,¿noseríamejorprocurar llegara laciudadmáspróxima,yaseaalnorteoalsur?

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—Joven amigo—respondió Harris, frunciendo un tanto el ceño—, creoqueamenosdetresocuatrocientasmillasnoseencuentraunaciudadjuntoalacosta,lacualconozcoconmuchaimperfección…

—Alnorte,no—dijoDickSand—;pero,¿yalsur?

—Por el sur—replicó el americano—, habría que bajar hasta Chile. Elrecorrido es casi lo mismo de largo, y, si he de decirle la verdad, no megustaríaatravesar laspampasargentinas,pues,congransentimientomío,nopodríaacompañarles…

—LosnavíosquevandeChilealPerú,¿nopasanporfrentedeestacosta?—preguntoentonceslaseñoraWeldon.

—No;pasanamuchadistancia—contestóHarris—.Pruebadeelloesquenohabránustedesvistoninguno…

—Enefecto—afirmólaseñoraWeldon.

Ydirigiéndosealgrumete,continuó:

—Dick,¿tienesporhaceralgunaotrapreguntaalseñorHarris?

—Una sola, señoraWeldon—dijo el grumete, al que le costaba trabajoceder—. He de preguntar al señor Harris en qué puerto cree que podemosencontrarunnavíoquenoslleveaSanFrancisco.

—Nopuedodecírseloausted, jovenamigo—respondióel americano—.TodoloqueséesqueenlahaciendadeSanFelicelesproporcionaremoslosmediosdellegaralaciudaddeAtacama,ydesdeallí…

—Señor Harris—intervino entonces la señoraWeldon—, no crea ustedqueDickSandnosedeterminaaaceptarsusofrecimientos.

—No,señoraWeldon,no;yonovacilo—dijoeljovengrumete—;peronopuedopormenosdelamentarelnoseguiralolargodelacosta,unosgradosmás al norte o al sur… Nos habríamos aproximado a un puerto, y estacircunstancia, facilitandonuestrarepatriación,noshubieraevitadoelponeracontribuciónlabuenavoluntaddelseñorHarris.

—Notemaabusardemí,señoraWeldon—insistióHarris—.Lerepitoqueparamíesmuypocofrecuentelaocasióndeencontrarmeentrecompatriotas,yquetendríaunverdaderoplacerenservirles…

—Aceptamos su ofrecimiento, señorHarris—resolvió la señoraWeldon—; pero, sin embargo no quisiera privarle a usted de su caballo…Yo soybuenaandadora…

—Y yo muy buen andador—interrumpió Harris, inclinándose—. Estoyacostumbradoahacerlargastravesíasporlaspampas,ynoseréyoelquehaga

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que se retrase la caravana… No, señoraWeldon; usted y su hijito Jack seservirándelcaballo.Además,esprobablequenosencontremosporelcaminoalgunoscriadosdelahacienda,y,sívanacaballo,noscederánlasmonturas…

Dick Sand comprendió que haciendo nuevas objeciones contrariaba a laseñoraWeldon.

—SeñorHarris,¿cuándohemosdepartir?—preguntóentonces.

—Hoy mismo, joven amigo —respondió Harris—. La mala estacióncomienza en el mes de abril, y es preciso que lleguemos cuanto antes a lahaciendadeSanFelice.Elcaminoporelbosque,enfin,eselmáscorto,ytalvez también el más seguro. Es menos expuesto que el de la costa a lasincursionesdelosindiosnómadas,quesonunosbribonesredomados.

—Amigos míos—dijo Dick Sand, volviéndose hacia los negros—, hayquehacer lospreparativosparaemprender lamarcha.Elijamos,pues,de lasprovisiones que llevábamos a bordo las que puedan ser más fáciles detransportar,yhagamosconellaslospaquetesnecesariosquenosrepartiremosentretodos.

—SeñorDick—dijoHércules—,siustedquiere,yollevarétodalacarga.

—No, mi buen Hércules—contestó el grumete—.Más vale que nos larepartamosentretodos.

—EsustedunvigorosocompañeroHércules—dijoentonces,Harris,quecontemplabaalnegrocomosiéstehubiesedeservendido—.EnlosmercadosdeÁfrica,hubieraustedvalidomucho…

—Valga lo que valga —respondió Hércules, riendo— los compradorestendránquecorrermucho,siquierenatraerme…

Todoestabaconvenido,yparaapresurarlasalidatodosseaprestaronalatarea.Además,nohabíaquépreocuparsedelavituallamientomásqueparaelviajedellitoralalahacienda,esdecir,paraunosdiezdíasdecamino.

—Antes de partir, señor Harris —dijo la señora Weldon—; antes deaceptar su hospitalidad, he de rogarle que acepte usted la nuestra. ¡Se laofrecemosdetodocorazón!

—Acepto, señora Weldon, acepto con gusto —respondió Harris, conjovialidad.

—Dentrodealgunosminutoseldesayunoestaráservido.

—Muy bien, señora Weldon. Voy a aprovechar esos minutes para ir arecogerelcaballoyconducirlohastaaquí.¡Élyasehabrádesayunado!

—¿Quiere usted que le acompañe, caballero? —preguntó Dick Sand al

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americano.

—Comoustedguste,jovenamigo—respondióHarris—.Vengausted,yledaréaconocerelnacimientodeesterío.

Partieronambos.

Entretanto, Hércules fue enviado en busca del entomólogo. Al primoBenedicto le tenía sin cuidado lo que pasaba a su alrededor. Deambulabaentoncesporloaltodelacantilado,enbuscadeuninsecto«inhallable»,quenoencontraba,comoesnatural.

Hércules le hizo volver, en contra de su voluntad. La señoraWeldon lehizosaberquelamarchaestabadecidida,yque,duranteunosdiezdías,habíaqueviajarporelinteriordelacomarca.

El primo Benedicto respondió que estaba dispuesto a partir, y queaccederíaaatravesartodalaAmérica,contaldequeledejasen«coleccionar»porelcamino.

LaseñoraWeldonsedecidióentoncesconlaayudadeNanaprepararunacomidareconfortante.Buenaprecaución,antesdeponerseenmarcha.

Alasazón,Harris,acompañadodeDickSand,habíavueltoelrecododelacantilado.Anduvieronunostrescientospasos,siguiendolaorilladelrío.Uncaballo,queestabaatadoaunárbol,dejóoíralegresrelinchosalnotarqueseacercabasuamo.

Eraunabestiavigorosa,deunaespeciequeDickSandnopudoreconocer.Con el cuello largo, el lomo estrecho, la cola larga, el cuerpo ancho y lacabezagrande, aquel caballo presentaba las características de las razas a lascualesselesatribuyeunorigenárabe.

—Yaveusted, jovenamigo—dijoHarris—,queesunvigorosoanimal.Sepaquenosecansaráenelcamino.

Harris desató su caballo, lo cogió de la brida y echó a andar, delante deDickSand.Éstedirigióunasrápidasmiradasalríoyalaselvaqueabarcabasusdosorillas,ynovionadaquepudierainquietarle.

Cuando alcanzó el americano, le dirigió con brusquedad la preguntasiguiente,queélnopodíaesperar:

—SeñorHarris, ¿no sehaencontradoustedestanocheconunportuguésllamadoNegoro?

—¿Negoro? —preguntó Harris, con la entonación del hombre que nocomprendeloqueselequieredecir—.¿QuiéneseseNegoro?

—Eraelcocinerodelbarco—respondióDickSand—,yhadesaparecido.

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—¿Ahogado,quizá?—interrogóHarris.

—¡No,no!—dijoDickSand—.Ayer tarde,estaba todavíaconnosotros;peroporlanochenosabandonó,yesprobablequesiguieralaorilladelrío…Comoustedhallegadodeeselado,poresolepreguntosilohabíaencontrado.

—Noheencontradoanadie—replicóelamericano—;ysielcocineroseha aventurado solo por la selva, ha podido extraviarse… Tal vez nos loencontremosenelcamino…

—Sí…¡talvez!—exclamóDickSand.

Cuandoamboshubieronvueltoalagruta,eldesayunoestabadispuesto.Secomponía,comolacenade lavíspera,deconservasalimenticias,cornbeefygalleta.Harrislorecibiócomounhombredotadoporlanaturalezadeungranapetito.

—¡Vaya!—dijo—.Veoquenonosmoriremosdehambreporelcamino…No diré lo mismo de ese pobre diablo portugués de quien me ha habladonuestrojovenamigo…

—¡Ah!—exclamó la señoraWeldon—. ¿Le ha dichoDickSand que nohemosvueltoaveraNegoro?

—Sí,señoraWeldon—dijoelgrumete—.DeseabasabersielseñorHarrisselohablaencontrado.

—No—insistióHarris—.Dejemos,pues,aesedesertorendondeesté,yocupémonosdelapartida…¡Cuandoustedquiera,señoraWeldon!

Cadaunocogióelpaquetequelehabíasidodestinado.LaseñoraWeldon,conlaayudadeHércules,montóenelcaballo,yelingratoJack,consufusilterciado,locabalgótambién,sinpensarsiquieraendarlasgraciasalqueponíaasudisposicióntanexcelentemontura.

Jack,quesehabíacolocadodelantedesumadre,dijoqueélsabíaconducirmuybienelcaballode«aquelseñor».

Seleentregaronentonceslasriendas,ysequedóconvencidodequeéleraelverdaderojefedelacaravana.

CAPÍTULOXVI

ELCAMINO

No sin cierta aprensión—que nada por cierto parecía justificar—,DickSand, después de haber andado trescientos pasos siguiendo la orilla del río,

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penetróenlaespesaselvacuyosdifícilessenderosibanarecorrerdurantediezdíasélysuscompañeros.

Porelcontrario,teníaplenaconfianzalaseñoraWeldon,mujerymadre,alaquelospeligrospodíanhaberlainquietadodoblemente.

Dos motivos muy importantes habían contribuido a tranquilizarla. Enprimer término,porqueaquella regiónde laspampasnoeramuy temible,nipor los indígenasnipor losanimalesqueencerraba.Además,porquebajoladireccióndeHarris—unguíatansegurodesícomoparecíaserloelamericano—,nopodíahabertemoralgunodeextraviarse.

Heaquíelordendelacaravana,quedebíasermantenido,encuantofueraposible,duranteelviaje:

DickSandyHarris,ambosarmados—unoconsulargofusilyelotroconunaRemington—,figurabanalacabezadelgrupo.

Después, iban Bat y Austin, también armados con un fusil y con uncuchillocadauno.

Detrás de ellos, seguían la señoraWeldon y el pequeño Jack, a caballo.Luego,NanyTom.

Aretaguardia,Acteón,armadoconunacuartaRemington,yHércules,conunhachaalacintura,cerrabaelcortejo.

Dingocorríadeunladoparaotro,y,comoobservóDickSand,parecíaunperroinquietoquebuscaseunapista.SuaspectohabíacambiadomuchodesdequeelnaufragiodelPilgrimlehabíaarrojadoaaquellitoral.Parecíaagitado,y,casisincesar,dejabaoírungruñidosordo,másbienlastimeroquefurioso.Estofuereconocidoportodos,aunquenadiepodíaexplicárselo.

EncuantoaprimoBenedicto,habíasidoimposibleasignárselepuesto, lomismoque aDingo.Ano ser que lohubieran atado, no lograríanhacérseloconservar.Consucajadehojadelataterciada,consugasadecazarmariposasen la mano y su gran lupa pendiente del cuello, unas veces detrás y otrasdelante, registraba la hierba crecida, persiguiendo a los ortópteros o acualquier otro insecto terminado en «ptero», con riesgo de sermordido porcualquierserpientevenenosa.

Durantelaprimerahora,laseñoraWeldon,inquieta,lellamóveinteveces.Nadaconsiguió.

—PrimoBenedicto—ledijoporúltimo—, te ruegocon toda formalidadquenotealejesdemasiado,yporúltimaveztesuplicoquetengasencuentamirecomendación.

—Bueno,prima;perocuandoveauninsecto…

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—Cuando veas un insecto —continuó la señora Weldon—, le dejaráscorrerenpaz,o,delocontrariomeveréenlanecesidaddequitartelacajaquellevas.

—¡Quitarmelacaja!—exclamóelprimoBenedicto,comosisetratasedearrancarlelasentrañas.

—La caja y la gasa de cazar mariposas —insistió, despiadadamente laseñoraWeldon.

—¡Lagasadecazarmariposas,prima…!¿Yporquénolasgafas…?¡Noteatreverías!¡No!¡Noteatreverías!

—¡Y hasta las gafas, que se me habían olvidado! Te agradezco, primoBenedicto, que me hayas recordado ese medio de dejarte ciego, y, porconsiguiente,deobligarteaqueseasrazonable.

Aquella triple amenaza produjo el efecto apetecido, y el rebelde primoBenedicto estuvo sometido durante cerca de una hora. Luego comenzó aalejarse de nuevo, y, comoquiera quehabría hechootro tanto, aun sin gasapara cazar mariposas, sin su caja y sin gafas, hubo que dejarle obrar a suantojo.Hérculesseencargódevigilarle,yquedóconvenidoqueobraríacomoel primoBenedicto con un insecto, esto es, que, cuando fuese necesario, leecharíaunamanoy lo reintegraríaa supuestocon lamismadelicadezaconqueelotrosehabríaposesionadodelmásextrañodeloslepidópteros.

Convenidoesto,nadievolvióaocuparsedelprimoBenedicto.

Como se ha visto, aquel grupo iba bien armado y se sometía a unadisciplina severa. Sin embargo, Harris repitió que sólo podía temerse algúnencuentroconlosindiosnómadas,yque,aunesto,noeraprobable.

Desde luego, las precauciones adoptadas bastarían para hacerse respetarporellos.

Lossenderosqueatravesabanlafrondosaselvanomerecíanestenombre.Estabanhechosporlaspisadasdelosanimales,másbienqueporlaspisadasdelhambre.Sólopermitíanavanzarcondificultad.Portanto,comonopodíanrecorrersemásdecincooseismillasdurantecadadocehoras,comotérminomedio,Harrishabíacalculadoconexactitud.

Por otra parte, el tiempo estaba hermoso. El sol ascendía al cénit,esparciendo a oleadas sus rayos casi perpendiculares. En la llanura, hubierasido insoportable aquel calor, como Harris hizo notar, mientras que bajoaquellaimpenetrableespesurasesoportabafácileimpunemente.

La mayor parte de los árboles que formaban aquella selva erandesconocidos, tanto para la señora Weldon como para sus compañeros —blancos o negros—. Sin embargo, un hombre experto habría observado que

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eranmás notables por su calidad que por su tamaño.Aquí se encontraba labohinia omadera de hierro; allá, elmolompi idéntico al pterocarpomaderasólidayligera,apropósitoparahacerpagayasoremos,ycuyotroncoexudaunaresinaabundante;máslejos,fustetes,muycargadosdemateriacolorante,yguayacos,quemedíanhastadocepiesdediámetro.

Mientras caminaban, Dick Sand preguntaba a Harris los nombres deaquellasdiversasespecies.

—¿No ha estado usted nunca en el litoral de la América del Sur?—lepreguntóHarris,antesdecontestarasuprimerapregunta.

—Nunca—respondióelgrumete—;enningunodemisviajestuveocasióndevisitarestascostas,y,adecirverdad,nocreoquemehayahabladonadiedeconocerlas…

—Por lo menos, habrá usted explorado las costas de Colombia, las deChileolasdelaPatagonia…

—No;nunca.

—LaseñoraWeldontalvezhayavisitadoestapartedelNuevoContinente—insistió Harris—. Los americanos no tenemos miedo a los viajes, y sinduda…

—No, señor Harris —respondió la señora Weldon—. Los interesescomercialesdemimaridosólolehanllamadosiempreaNuevaZelanda,ynohetenidoocasióndeacompañarleaningunaotraparte…NadienosconoceenestapartedelabajaBolivia…

—Pues bien, señoraWeldon; usted y sus compañeros verán un singularpaís,quecontrastadeunmodoextrañoconlasregionesdelPerú,delBrasilode la RepúblicaArgentina. Su flora y su fauna causarían el asombro de unnaturalista. ¡Ah…! Puede decirse que han naufragado ustedes en un buenlugar,y,sinofuerademasiadoimportuno,podríandargraciasaldestino…

—Creoquenohasidoeldestinoelquenosha traídoaquí,señorHarris,sinoDios.

—¡Dios!¡Sí!¡Dios!—afirmóHarris,conlaentonacióndeunhombrequeapenasadmitelaintervenciónprovidencialenlascosasdelmundo.

Puesto que ninguno del grupo conocía aquel país ni sus producciones,Harris sintió una profunda satisfacción nombrando los árbolesmás curiososdelbosque.

En verdad, era una lástima que en el primo Benedicto no se uniese elbotánicoalentomólogo.Si,hastaentonces,apenashablaencontradoalgúnqueotroinsectoraroonuevo,encambiohabríahechomagníficosdescubrimientos

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de botánica. Allí había con profusión vegetales de todos los tamaños, cuyaexistencia no había podido ser comprobada aún en las selvas tropicales delNuevoMundo.ElprimoBenedictopodíahaberhechocélebresunombre,deseguro.Peronolegustabalabotánica,nilaconocía.Incluso,comoesnatural,tenía aversión a las flores, con el pretexto de que algunas se permitenaprisionar a los insectos en sus corolas e intoxicarlos con sus sustanciasvenenosas.

La selva aparecía a veces pantanosa.Bajo los pies se notaba una red dehililloslíquidosquedebíanaumentaralosafluentesdelriachuelo.Algunosdeestosarroyos,unpocoanchos,sólopudieronseratravesadosdespuésdehaberencontradoloslugaresvadeables.

Junto a sus orillas, crecían espesos cañaverales, a los que Harris dio elnombredepapiros.Noseequivocaba.Aquellasplantasherbáceascrecíanconabundanciaenaquellashúmedasorillas.

Luego,atravesandoelpantano,laespesuradeárbolescubríadenuevolosestrechoscaminosdelaselva.

HarrishizonotaralaseñoraWeldonyaDickSandunosébanoshermosos,másgrandesqueelébanocomúnyquedanunamaderamásnegraymásduraque ladelcomercio.Luego,aparecieronunosmanglaresbastantenumerososaunquesehallabanbastantealejadosdelmar.Unaespeciedecapadeorchillales llegaba hasta las ramas. Su densa sombra y su fruto delicioso hacían deellos unos preciosos árboles, y, sin embargo, según refirió Harris, ningúnindígenasehabríaatrevidoapropagarlaespecie.«Elqueplantaunmanglarmuere».Taleslafrasesupersticiosadelpaís.

Durantelasegundamitaddeaquellaprimerajornadadeviaje,despuésdelaparadahechaamediodía,lacaravanaempezóasubirunterrenoligeramenteinclinado.Nose tratabaaúnde laspendientesen lacadenadelprimer llano,sinodeunaespeciedeterraplénqueuníalallanuraconlamontaña.

Allí, los árboles, un pocomenos tupidos, y a veces reunidos en grupos,habríanhecholamarchamásdifícil,sielsuelonoestuvierainvadidoporlasplantas herbáceas. Entonces, podían haber creído que se encontraban en lasselvasdelaIndiaOriental.Lavegetaciónparecíasermenoslujuriosaqueenelbajo valle del riachuelo; pero, en cambio, era superior a la de las regionestempladas del Antiguo y del Nuevo Continente. El añil crecía allí conprofusión, y, según Harris, aquella leguminosa pasaba con razón por ser laplanta más invasora de la región. En cuanto un campo acababa de serabandonado, aquel parásito, tan desdeñado como el cardo y la ortiga, seapoderabadeélinmediatamente.

Un árbol parecía faltar en aquella selva y que debería haber sido muy

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frecuenteenaquellapartedelNuevoContinente.Eraelárboldelcaucho.Enefecto,elficusprinoides,elcastiloaelastica,elcecropiapeltata,elcollophorautilis,elcamerarialatifoliay,sobretodo,elsyphoniaelasticaabundanenlasprovincias de la América meridional. Y, sin embargo —cosa singular enextremo—,noseveíaunosolo…

Precisamente,DickSand había prometido a su amigo Jack enseñarle losárboles del caucho. Aquello habría constituido una gran decepción para elpequeño, que se figuraba que las pelotas, los muñecos parlantes, lospolichinelasarticuladosylosbaloneselásticos,brotabanespontáneamentedelosárboles.Selamentómuchoporello.

—¡Paciencia, muchacho! —dijo Harris—. Ya encontraremos cauchos acentenaresenlosalrededoresdelahacienda.

—¿Muyelásticos,muyelásticos?—preguntóelpequeñoJack.

—De lo más elástico que hay. ¡Mire…! ¿Quiere usted un fruto pararefrescar?

Mientrasdecía esto,Harris sedirigió aun árbol para cogerun frutoqueparecíasertansabrosocomoeldelalbaricoquero.

—¿Estáustedseguro,señorHarris—interrogólaseñoraWeldon—,dequeesefrutonopuedehacerdaño?

—Voya tranquilizarlaausted, señoraWeldon—respondióel americano,mordiendounodeaquellosfrutos—.Estoesunmango.

YelpequeñoJack,sinhacerserogar,siguióelejemplodeHarris.Declaróqueestabanmuybuenas«aquellasperas»,yelárbolfuepuestoenseguidaacontribución.

Aquellosmangospertenecíana la especiecuyos frutosestánmadurosenmarzoyabril,y,porconsiguiente,estabanensazón,pueshayotrosquenoloestánhastasetiembre.

—¡Sí!¡Estánmuybuenos,muybuenos!—DecíaelpequeñoJack,conlabocallena—.PeroelamigoDickmehaprometidocauchossierabueno,yyoquierocauchos…

—Los tendrás, Jackmío—dijo la señoraWeldon—,puestoqueel señorHarristeloasegura.

—Eso no es todo —insistió Jack—. Mi amigo Dick me ha prometidoademásotracosa…

—¿QuélehaprometidoelamigoDick?—preguntoHarris,sonriendo.

—Pájarosmoscas.

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—También tendrá usted pájaros moscas, muchacho; pero más adelante,másadelante…

El hecho es que el pequeño Jack tenía derecho a reclamar algunosencantadores colibríes, puesto que se encontraba en un país donde debíanabundar.Losindios,quesabentrenzarconartesusplumas,hanprodigadolosnombresmáspoéticosaesasalhajasdelgénerovolátil.Lesllamanlos«rayos»o«loscabellosdelsol».Aquíeselreyezuelodelasflores;allá,«laflorcelestequevieneaacariciarconsuvuelolaflorterrestre…».Tambiénes«elpenachodepedreríaqueresplandecealaluzdeldía…».Puedellegaracreersequelaimaginaciónde los indígenashabríasabidocrearunnuevoapelativopoéticoparacadaunadelascientocincuentaespeciesqueconstituyenlamaravillosafamiliadeloscolibríes.

Sinembargo,apesardequedebíanser tannumerososen losbosquesdeBolivia los pájaros moscas, el pequeño Jack tuvo que contentarse con lapromesadeHarris.Segúnelamericano,todavíaestabanmuycercadelacosta,y a los colibríes no les gustaban aquellos desiertos próximos al océano. Lapresenciadelhombrenolesasustaba,yenlahaciendanoseoíaentodoeldíamásqueelgritodeterteryelzumbidodesusalas,semejantealdeunarueca.

—¡Ah,cómoquisieraestarallá!—exclamóelpequeñoJack.

ElmediomássegurodellegarcuantoantesalahaciendadeSanFeliceerael de no detenerse en el camino. La señoraWeldon y sus compañeros, portanto,sólosetomabaneltiempoabsolutamentenecesarioparadescansar.

El bosque cambiaba ya de aspecto. Entre los árboles, menos espesos,aparecíangrandesclaros.Elsuelo,rompiendolaalfombradehierba,mostrabasuosamentadegranitorosaydesiena,semejanteaplacasdelapislázuli.Enalgunasalturas abundaba la zarzaparrilla,plantade tubérculos carnosos,queformaba un intrincado enmarañamiento… Eran preferibles la selva y susangostossenderos…

Antesdeponerseelsol,lacaravanaseencontrabaaunasochomillasdelpuntodepartida.Aquelrecorridosehabíahechosinningúnincidente,yhastasinmucho trabajo.Cierto es que se trataba del primer día de camino, y sindudalassucesivasetapasseríanmásrudas…

De común acuerdo, se decidió acampar en aquel sitio. No se trataba deestablecerunverdaderocampamento,sinosimplementededormir.Unhombrede guardia, relevado cada dos horas, bastaría para vigilar durante la noche,puesnilosindígenasnilasfieraserantemiblesenrealidad.

Noseencontrómejorabrigoqueeldeunenormemango,cuyasampliasramas,muytupidas,formabanunaespeciededoselnatural.Sifuerapreciso,podríanocultarseentreelfollaje.

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Nohizomásquellegarlacaravana,yunconciertoensordecedorsurgiódelacopadelárbol.

Elmangoservíadealbergueaunacoloniadepapagayosgrises,chillones,escandalosos,ferocesvolátilesqueatacanalosdemáspájarosyquedeningúnmodopodríanserjuzgadoscomosuscongéneresqueenEuropaseencierranenlasjaulas.

Aquellospapagayosgritabandetalmanera,queDickSandestuvotentadoadispararlesuntirodefusilparaobligarlesaqueemprendieranlafuga;peroHarrisledisuadiódeello,conelpretextodeque,enmediodeaquellasoledad,noconveníamanifestarsemedianteladetonacióndeunarmadefuego.

—Nohagamosruido—dijo—,ysalvaremostodopeligro.

Lacenafuepreparadaenseguida,sinquenisiquierahubiesenecesidaddeproceder a la cocción de conservas y galleta.Un arroyuelo que serpenteabaporentrelahierbalessuministróaguapotablequesólofuebebidadespuésdehaberle agregado algunas gotas de ron. En cuanto al postre, allí estaba elmango,consussuculentosfrutos,quenodejaríanarrancarlospapagayossinprotestarconsusabominablesgritos.

Al finalizar la cena, comenzó a intensificarse la oscuridad. La sombraascendióconlentituddelsuelohastalascimasdelosárboles,cuyofollajesedestacócomounfinocaladoenelfondomásluminosodelcielo.Lasprimerasestrellas parecían flores abiertas que centelleaban en los extremos de lasúltimas ramas. Cedía el viento al entrar la noche, y la enramada no seestremecía siquiera. Los mismos papagayos habían quedado mudos. Lanaturaleza ibaadormirse,e invitabaa todoservivienteaque lesiguieseenaquelprofundosueño.

Lospreparativosdellechoteníanquesermuyrudimentarios.

—Encenderemos una hoguera para pasar la noche—dijo Dick Sand alamericano.

—¿Paraqué?—preguntóHarris—.Lasnochesnosonfrías,porfortuna,yeste enorme mango preservará al suelo de toda evaporación. No podemostemeralfríonialahumedad.Lerepito,jovenamigo,loqueledijehacepoco.Pasemos de incógnito. No encendamos lumbre ni disparemos tiros, a serposible.

—Creo—dijoentonceslaseñoraWeldon—quenadatendremosquetemerdelosindios,nitampocodeesosmerodeadoresdelosbosquesdequenoshahablado usted, señor Harris… Pero, ¿no existirán otros merodeadores decuatropatasaquieneslapresenciadelfuegocontribuyaaalejar…?

—Señora Weldon —respondió el americano—, hace usted demasiado

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honoralasfierasdeestepaís.Enrealidad,ellastemenmásalhombrequeésteaellas.

—Estamosenunbosque—dijoJack—,yenunbosquesiemprehayfieras.

—Hay bosques de bosques, muchacho, como hay fieras de fieras —respondió Harris, riendo—. Figúrese usted que está en medio de un granparque…Enrealidad,nosinmotivodicendeestepaíslosindios:«EscomoelParaíso».Yes,enefecto,comounparaísoterrenal.

—¿Entonceshayserpientes?—interrogóJack.

—No, Jack mío —contestó la señora Weldon—; no hay serpientes, ypuedesdormirtranquilo.

—¿Yleones?—preguntóJack.

—¡Nipensarlo,muchacho!—exclamóHarris.

—¿Ytigres?

—Pregúnteleasumamásihaoídodeciralgunavezquehaytigresenestecontinente.

—Nunca—corroborólaseñoraWeldon.

—¡Bueno!—exclamóelprimoBenedictoque,porcasualidad,estabaenlaconversación—.SinohayleonesnitigresenelNuevoMundo(locuales,enefecto,verdad),encambiohaycuguardosyjaguares.

—¿Ysonmalos?—preguntóelpequeñoJack.

—¡Psé…!Unindígenanotendríainconvenienteenatacaraesosanimalesy nosotros tenemos suficiente fuerza para hacerlo —dijo Harris—. ¡Mire!Hérculesestanvigorosoquepodríaaplastaradosjaguaresalavez,conunamanoacadauno.

—Túvigilarásbien,Hércules—dijo,entonces,elpequeñoJack—,porsivienealgúnanimalamordernos…

—Yo seré el que le muerda a él, señor Jack —respondió Hércules,abriendosuboca,provistadesoberbiosdientes.

—Sí;ustedvigilará,Hércules—dijoelgrumete—,ysuscompañerosyyolerelevaremosporturno.

—No,señorDick—intervinoActeón—.Hércules,Bat,Austinyyosomossuficientesparaesatarea.Esprecisoqueusteddescansedurantetodalanoche.

—Gracias,Acteón—dijoDickSand—;perodebo…

—¡No!Dejaobraraesabuenagente,miqueridoDick—dijo,entonces,la

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señoraWeldon.

—¡Yo también vigilaré!—exclamó el pequeño Jack, cuyos párpados secerraban.

—Sí, Jack mío, sí; tú vigilarás —asintió su madre, no queriendocontrariarle.

—Porquesinohayleonesnitigresenelbosque—insistióelniño—,haylobos.

—¡Oh!¡Vayaunoslobos!—exclamóelamericano—.Nosonlobos,sinounaespeciedezorros,o,másbien,unosperrosdelosbosquesquesellamanguaras…

—¿Ylasguarasmuerden?—preguntóelpequeño.

—¡Bah!¡Dingosecomeríaaunadeesasfierasdeunsolobocado!

—No importa—dijo Jack, lanzando el último bostezo—; las guaras sonlobos,puestoquesellamanlobos…

Alterminarestafrase,sedurmiópesadamenteenlosbrazosdeNan,quesehabía recostado en el tronco delmango. La señoraWeldon, echada junto aella,diounúltimobesoasuhijo,ysuscansadosojosnotardaronencerrarse.

Algunos instantes después, Hércules conducía al campamento al primoBenedicto,queacabadealejarseparaemprenderunacazadepiróforos.Éstosson los cocuyos o moscas luminosas que los elegantes se colocan en suscabelleras como si se tratase de gemas vivas. Estos insectos, que proyectanuna luz fuerte y azulada, pormediodedosmanchas situadas en la basedelcoselete, son muy numerosos en la América del Sur. El primo Benedictopensaba,pues,hacerunabuenaprovisióndeellos;peroHérculesno ledejótiempo, y, a pesar de sus recriminaciones, le condujo al lugar donde habíanacampado. Y es que, cuando Hércules recibía una consigna, la ejecutabamilitarmente, lo cual libró aquella vez de la encarcelación en la caja dehojalatadelentomólogoaunanotablecantidaddemoscasluminosas.

Algunosinstantesdespués,todosdormíanconprofundosueño,excepciónhechadelgigante,quevigilaba…

CAPÍTULOXVII

CIENMILLASENDIEZDÍAS

Deordinario,losviajerosymerodeadoresdelosbosquesquehandormido

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en la selvaa la intemperie sondespertadosconunosaullidos tan fantásticoscomo desagradables. Hay de todo en este concierto matinal: cloqueos,gruñidos graznidos, carcajadas, ladridos y casi «parlamentos» —valga lapalabra—quecompletanlaseriedeestosdiversosruidos.

Es que losmonos saludan así el comienzo del día.Allí se encuentran eldiminutomarikina, el zagüí demáscara abigarrada; elmono gris, cuya pielemplean los indios para tapar las cazoletas de sus fusiles, los sangúes,reconocibles por sus dos grandes penachos de pelo, y otros muchosespecímenesdeestanumerosafamilia.

Deestosdiversoscuadrumanoslosmásnotablessonsindudalosgueribas,decolaprensilyconcaradeBelcebú.Cuandosaleelsolelmásviejode labanda entona con voz imponente y siniestra una salmodiamonótona. Es elbarítono del grupo. Los jóvenes tenores repiten después que él la sinfoníamatinal.Losindiosdicenquelosgueribasrecitanentoncessuspadrenuestros.

Peropareceserqueaqueldíalosmonosnohicieronsusoraciones,puesnoselesoyó,noobstantellegarmuylejossuvoz,queesproducidaporlarápidavibracióndeunaespeciedetamboróseoformadoporeldesarrollodelhuesohioidesdelcuello.

Ensuma,porunarazónoporotra,nilosgueribas,nilossagúes,niotroscuadrumanos de aquella inmensa selva, entonaron aquella mañana suacostumbradoconcierto.

Esto no habría satisfecho a los indios nómadas.No es que los indígenasgustendeestegénerodemúsicacoral,sinoquesededicanalacazademonos,y si lo hacen es porque la carne de esta clase de animales, sobre todoacecinada,resultaexcelente.

Dick Sand y sus compañeros no se hallaban de fijo al corriente de lascostumbres de los gueribas, pues, de no ser así, les habría sorprendido nooírlos.Sedespertaronunotrasotro,repuestosconaquellashorasdedescansoqueningúnincidentehabíaturbado.

El pequeño Jack no fue el último en estirar los brazos. Sus primeraspalabrasfueronpronunciadasparapreguntarleaHérculessisehabíacomidoalgún lobo durante la noche. Ningún lobo se había presentado, y, porconsiguiente,Hérculesnosehabíadesayunadoaún.

Además, todosestabanenayunascomoél,y,unavezrecitada laoracióndelamañana,Nansedispusoaprepararlacomida.

Elmenúfueeldelacenadelavíspera,y,conaquelapetitoquedespertabaelairematinaldelaselva,nadiepensabaenrechazarlo.Antetodo,conveníarecobrar las fuerzas para emprender una nueva jornada de camino, y se

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recobraron. Por primera vez, quizá, el primo Benedicto comprendió que elcomer no era un acto indiferente o inútil en la vida; pero declaró que él nohabíaidoa«visitar»aquellaregiónparapasearseporellaconlasmanosenlosbolsillos, y que si Hércules volvía a impedirle que cazase cocuyos y otrasmoscasluminosas,Hérculesselasentenderíaseriamenteconél.

Aquella amenaza no pareció asustar al gigante lo más mínimo. Sinembargo, la señoraWeldon le llamó aparte, y le dijo que podía dejarle quecorrieradeunladoaotro,conlacondicióndenoperderledevista.NohablaqueprivarporcompletoalprimoBenedictodelasdiversionestannaturalesasuedad.

A las siete de la mañana, el grupo reanudó el camino hacia el este,conservandoelordenquehabíasidoadoptadolavíspera.

Y la selva continuaba. Sobre aquel suelo virgen donde el calor y lahumedadseuníanparaactivar lavegetación,el reinovegetalpodíaaparecerentodasupujanza.Elparalelodeaquellavastallanuracasiseconfundíaconlaslatitudestropicales,y,duranteciertosmesesdelverano,elsol,pasandoalcénit, enviaba sus rayos perpendiculares. Había, por tanto, una cantidadenormedecaloralmacenadaenaquellos terrenoscuyosubsuelosemanteníahúmedo.Asípues,nada tanmagníficocomoaquella sucesióndebosqueso,másbien,aquelbosqueinterminable.

DickSandnohabíadejadodeobservarque,segúnHarris,habíapampasenla región.Ahora bien, «pampa» es una palabra de la lengua «chichua», quesignifica«llanura»,y,sinoleera infielsumemoria,creíarecordarquetalesllanuras presentan los caracteres siguientes: carencia de agua, ausencia deárbolesyfaltadepiedras;abundancia lujuriantedecardosenanosyarbustosdurante la época del calor y forman entonces impenetrables malezas; asímismo,árbolesenanosyarbustosespinosos,todolocualdaatalesllanurasunaspectomásbienáridoydesolado.

Ynoeraasí,desdeelmomentoenqueelgrupo,guiadoporelamericano,sehabíaalejadodellitoral.Elbosquenohabíadejadodeextendersehastaloslímites del horizonte. No; allí no aparecía la pampa, tal y como el jovengrumete se la figuraba. Como había dicho Harris, ¿habría querido hacer lanaturalezauna regiónapartede la llanuradeAtacama,de la cual sólo sabíaqueformabaunodelosmásvastosdesiertosdelaAméricadelSur,entrelosAndesyelocéanoPacífico…?

Aqueldía,DickSandformulóalgunaspreguntasaesterespecto,yexpresóalamericanolasorpresaquelecausabaaquelsingularaspectodelapampa.

BienprontofueconvencidoporHarris,elcuallesuministrólosdatosmásexactos acerca de aquella parte de Bolivia, demostrando así su profundo

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conocimientodelpaís.

—Tiene usted razón, joven amigo —dijo al grumete—. La verdaderapampa es tal y como los libros de viajes la describen, es decir, una llanurabastante árida y cuya travesía es difícil con frecuencia.Recuerda a nuestrassabanas de América del Norte, las cuales son un pocomás pantanosas queéstas.Sí;taleslapampadelríoColorado;talessonlos«llanos»deOrinocoyde Venezuela; pero aquí nos hallamos en una comarca cuya apariencia measombra amímismo…Verdad es que ésta es la primera vez que sigo estecaminoatravésdelallanura,caminoquetienelaventajadeabreviarnuestroviaje;pero,aunquenolahabíavistohastaahora,séquecontrastadeunmodoextraordinarioconlapampaverdadera.Encuantoaésta,laencontraríausted,noentrelacordilleradeloesteylaelevadacadenadelosAndes,sinomásalláde lasmontañas, sobre toda la parte oriental del continente que se extiendehastaelAtlántico.

—¿Tendremos que franquear la cadena de los Andes? —preguntó, conviveza,DickSand.

—No, joven amigo, no—respondió sonriendoel americano—.Hedichoque la encontraría usted, y no que la encontrará… Tranquilícese: noabandonaremosestallanura,cuyaselevacionesmásconsiderablesnoexcedendemil quinientos pies… ¡Ah!Si hubiese que atravesar la cordillera con losúnicosmediosdetransportedequedisponemos,deningúnmodoleshubieracomprometidoaustedesenestaaventura…

—Enefecto—afirmóDickSand—,habíasidopreferiblesubirodescenderporlacosta.

—¡Oh! ¡Cien veces preferible!—exclamóHarris—.Pero la hacienda deSanFeliceestásituadaalaparteacádelacordillera.Nuestroviajenoofreceráningunadificultadensuprimeraniensusegundaetapa.

—¿Ynotemeustedextraviarseenestosbosquesqueatraviesaporprimeravez?—preguntóDickSand.

—No, joven amigo, no—respondióHarris—.Ya sé que este bosque escomounmarinmensoo,másbien,comoelfondodeunmar,dondeunmarinomismo no podría reconocer su posición pero acostumbrado a viajar por losbosques, consigo encontrar el camino sólo por la disposición de ciertosárboles,porladireccióndesushojas,porelmovimientoolacomposicióndelsueloypormildetallesmásqueparaustedpasaríaninadvertidos…¡Tengalaseguridadqueleconduciréaustedyalossuyosalsitioadondetienenqueir!

TodoestoestabadichoconmuchaclaridadporHarris.DickSandyél,alacabeza del grupo, hablaban con frecuencia, sin que nadie semezclase en laconversación.Sielgrumeteexperimentabaalgunasinquietudesquenollegaba

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adisiparporcompletoelamericano,élpreferíareservárselas.

Losdías8,9,10,11y12deabriltranscurrieronsinqueduranteelviajeseprodujeseningúnincidente.Noserecorríanmásdeochoonuevemillascadadocehoras.Losinstantesconsagradosalacomidayaldescansosesucedíancon regularidad, y aunque se dejaba sentir un poco de fatiga, el estadosanitarioeraaúnmuysatisfactorio.

ElpequeñoJackempezabaapadecerunpoco,acausadeaquellavidaenlosbosques,alaquenoestabaacostumbradoyqueresultabamuymonótonaparaél.Además,noselehabíancumplidotodaslaspromesasqueselehabíanhecho.Losjuguetesdecaucho,lospájarosmoscas,ytodo,parecíanretrocedersincesar.Tambiénselehabíaprometidoenseñarlelospapagayosmásbonitosdelmundo,quenodebíanfaltarenaquellasespesasselvas…¿Dóndeestabanlospapagayosdeplumajeverde,casi todosoriginariosdeaquellas regiones;losguacamayosdetersasmejillas,delargascolaspuntiagudasydebrillantescolores cuyas patas nunca se posan en la tierra, y los camindés, especialessobre todoen lasregiones tropicales,y lascotorrasmulticolores,con lacaracubiertadeplumas,ytodoslospájarosparlantes,enfin,que,segúndicenlosindios,hablantodavíaellenguajedelastribusextintas…?

Afaltadepapagayos,elpequeñoJacksóloveíajacosdeungrisoscuroycon la cola rojaquepululabanbajo los árboles.Pero aquellos jacosno erannuevosparaél.Sehantransportadoatodaslaspartesdelmundo.Enlosdoscontinentes, escandalizan las casas con su insoportable charlatanería, y, detoda la familia de los psitácidos, son los que aprenden a hablar con másfacilidad.

Convienedecirademás,quesiJacknoestabacontento,elprimoBenedictonoloestabatampoco.Selehabíadejadocorrerunpocodeunladoaotroporel camino. Sin embargo, no encontraba ningún insecto que fuese digno deenriquecer su colección. Por la noche, los mismos piróforos se negaban amanifestarseobstinadamenteanteélyaatraerleconlasfosforescenciasdesucorselete.Lanaturalezaparecíaquererburlaraldesdichadoentomólogo,cuyocaráctersetornabainsoportable.

Durante cuatro días más continuó la marcha hacia el nordeste en lasmismas condiciones. El 16 de abril podía calcularse por lo menos en cienmillas el recorrido que se había hechodesde la costa. SiHarris no se habíaextraviado—cosaqueafirmabasinvacilar—,lahaciendadeSanFelicesólosehallabaaunasveintemillasdelpuntodondeacamparonaqueldía.Antesdecuarenta y ocho horas, la caravana encontraría un cobijo confortable dondepodríadescansarporfindetodassusfatigas.

Aunquelallanurahabíasidoatravesadacasiporenteroensupartecentral,ningúnindígenaniningúnvagabundohabíanencontradoenlainmensaselva.

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Dicklamentómásdeunavez,aunquesindecirnada,elnohaberencalladoenotropuntodellitoral.Másalsuromásalnorte,nohabríanfaltadopueblos,aldeasoplantaciones,yyaharíamucho tiempoque la señoraWeldony suscompañeroshabríanencontradoasilo.

Siaquella regiónparecíaestarabandonadaporelhombre,encambio losanimalessepresentaronconmásfrecuenciaduranteaquellosúltimosdías.AvecesseoíaunaespeciedeprolongadogritoquejumbrosoqueHarrisatribuíaa alguno de esos grandes tardígrados, huéspedes habituales de las vastasregionesselváticasyquesellamancalípedes.

Aqueldía, también,durante ladetenciónamediodía,pasópor el aireunsilbidotanextrañoquenodejódeinquietaralaseñoraWeldon.

—¿Quéeseso?—preguntó,levantándose.

—¡Una serpiente! —exclamó Dick Sand, que, armado de su fusil, secolocódelantedelaseñoraWeldon.

Podíatemerse,enefecto,quesehubiesedeslizadoporentrelahierbaalgúnreptilhastaellugardelcampamento.Notendríanadadeextrañoquesetrataseentoncesdeunodeesosenormeschucurus,especiedeboasquemidenavecescuarentapiesdelongitud.

HarrisdetuvoaDickSandyalosnegros,ytranquilizóalaseñoraWeldon.

Según él, aquel silbido no podía haber sido producido por un chucuru,puestoqueestaclasedeserpientenosilba,sinoqueindicabalapresenciadeciertoscuadrúpedosinofensivos,bastantenumerososenaquellaregión.

—Tranquilícense ustedes —dijo—, y no hagan movimiento alguno quepuedaespantaraesosanimales.

—¿Qué animales son?—preguntóDick Sand, que consideraba como uncasodeconciencia el interrogaryhacerhablar al americano, el cual,por suparte,nuncasehacíarogarpararesponder.

—Sonantílopes,jovenamigo—contestóHarris.

—¡Oh!¡Yoquisieraverlos!—exclamóJack.

—Esmuydifícil,pequeño—replicóelamericano—;muydifícil…

—Podríamos tratardeacercarnosaesosantílopes silbadores—dijoDickSand.

—¡Oh! No habría usted dado tres pasos —respondió el americano,sacudiendolacabeza—,cuandotodoelgrupohabríaemprendidolafuga.Leaconsejoquenolosespante.

PeroDickSandteníasusrazonesparasercurioso.

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Quiso ver, y con el fusil en la mano se deslizó por entre la hierba.Inmediatamente, una docena de graciosas gacelas de pequeños y agudoscuernos pasó con la rapidez de una tromba. Su piel de un rojo encendido,manchó,comoconunanubedefuego,eltallardelaselva.

—Ya se lo había advertido —dijo Harris, cuando el grumete volvió aocuparsupuesto.

Si había sido imposible distinguir a aquellos antílopes, tan ligeros en sucarrera, no ocurrió lomismo con otro grupo de animales descubierto aquelmismodía.Aéstosselespudover—aunquedeunmodoimperfecto—,ysuaparición provocóuna discusión bastante singular entreHarris y algunos desuscompañeros.

A las cuatro de la tarde, sobre pocomás omenos, la caravana se habíadetenido por un instante cerca de un claro del bosque, cuando tres o cuatroanimalesdegrantamañoaparecieronentrelamaleza,auncentenardepasos,yhuyeronalpuntoconunanotablevelocidad.

A pesar de las recomendaciones del americano, el grumete, apoyándoseestavezconvivezaenelhombroel fusil,hizo fuego sobreunodeaquellosanimales.Enelmomentoenquesalióeltiro,elarmafuedesviadaconrapidezporHarris,yDickSand,noobstantesumagníficapuntería,erróeltiro.

—¡Nodispare!¡Nodispare!—dijoelamericano.

—¡Ah!¡Sisonjirafas!—exclamóDickSand,sinresponderdeotromodoalaobservacióndeHarris.

—¡Jirafas!—repitióJack,irguiéndosesobrelasilladelcaballo—.¿Dóndeestán?

—¡Jirafas!—repitiólaseñoraWeldon—.Teequivocas,queridoDick.EnAmérica,nohayjirafas.

—Enefecto—dijoHarris,queparecíabastantesorprendido—;enestepaísnopuedehaberjirafas…

—¿Entonces?—interrogóDick.

—¡No sé qué pensar!—exclamóHarris—. ¿No le habrán engañado losojos,jovenamigo,ynoseríanavestrucesesosanimales?

—¿Avestruces?—RepitieronauntiempoDickSandylaseñoraWeldon,mirándosemuysorprendidos.

—Sí,avestruces—insistióHarris.

—Pero los avestruces son pájaros —arguyó Dick Sand—, y, porconsiguiente,notienenmásquedospatas…

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—Pues bien—dijoHarris—; precisamenteme ha parecido ver que esosanimalesqueacabandehuircontantarapidezeranunosbípedos…

—¿Unosbípedos?—interrogóelgrumete.

—Meparecehabervistoquese tratabadeunosanimalesdecuatropatas—corroboró,entonces,laseñoraWeldon.

—Amí también—añadióelviejoTom,cuyaspalabrasconfirmaronBat,ActeónyAustin.

—¡Unosavestrucesconcuatropatas!—exclamóHarris,prorrumpiendoenunacarcajada—.¡Tendríagracia!

—Anosotrosnoshaparecidoqueeranjirafas,ynoavestruces—dijoDickSand.

—No, joven amigo, no—dijoHarris—. Seguramente, han visto ustedesmal,locualseexplicaporlarapidezconqueesosanimaleshanhuido…Másde una vez ha ocurrido a los cazadores equivocarse, como ustedes, con lamejorbuenafedelmundo…

Loque decía el americano eramuyplausible.Entre un avestruz de grantamaño y una jirafa de mediana talla, vistos a cierta distancia, es fácilequivocarse.Conpicooconhocico, tantounanimalcomoelotro tienenunlargocuellovueltohaciaatrás,y,enrigor,puededecirsequeunavestruznoesmásquelamitaddeunajirafa.Sólolefaltanlaspatasdeatrás.Así,pues,tantoel bípedo como el cuadrúpedo, cuando se ven pasar con mucha rapidez,puedenserconfundidoselunoconelotro.

Además, la mejor prueba de que la señora Weldon y los demás seequivocabaneraladequeenAméricanohayjirafas.

DickSandhizoentoncesesareflexión:

—Yo creía que, como no hay jirafas, tampoco había avestruces en elNuevoMundo.

—Sí, joven amigo—contestóHarris—; y precisamenteAmérica del Surposeeunaespecieparticular.Aestaespecieperteneceelñandú,queeselqueacabausteddever.

Harris tenía razón. El ñandú es un ave zancuda bastante común en lasllanurasdeSudamérica,ysucarnepuedecomersecuandoelanimalesjoven.Esterobustopájaro,cuyaestaturapasaalgunasvecesdedosmetros, tieneelpicorecto, lasalaslargasyrevestidasdeespesasplumasdecolorazulado,ylospiesformadosportresdedosprovistosdeuñas,locuallodistinguedelosavestrucesdeÁfrica.

Estosdetalles fuerondadoscon todaexactitudporHarris,elcualparecía

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estarmuyalcorrientedelascostumbresdelosñandúes.LaseñoraWeldonysuscompañerostuvieronquereconocerquesehabíanequivocado.

—Además—añadióHarris—,esposiblequeencontremosotrabandadadeavestruces.Entonces,mirenustedesmejor,ynoseexponganaconfundiralospájaros con los cuadrúpedos… Sobre todo, joven amigo, no olvide misrecomendaciones, y no dispare sobre ningún animal, sea el que sea. Notenemosnecesidaddecazarparaproporcionarnosvíveres,y le repitoquenoconvieneque ladetonacióndeunarmade fuegodelatenuestrapresenciaenestebosque.

Dick Sand, sin embargo, permanecía pensativo. Una vez más, la dudasurgíaensuinteligencia.

Aldíasiguiente—17deabril—fuereanudadalamarcha,yelamericanoafirmóquenotranscurriríanveinticuatrohorassinquequedaseninstaladosenlahaciendadeSanFelice.

—Allí, señora Weldon —añadió—, recibirá usted todos los cuidadosnecesarios de acuerdo con su posición, y algunos días de descanso larepondránporcompleto.TalveznoencuentreustedenlafincatodoellujoaqueestáustedacostumbradaensucasadeSanFrancisco;peroyaveráustedcómonuestrasposesionesdelinteriornodejandeserconfortables.Nosomossalvajesenabsoluto…

—SeñorHarris—respondiólaseñoraWeldon—,sinopodemosofrecerlemásquenuestroagradecimientoporsugenerosoconcurso,porlomenosseloofreceremosdetodocorazón…¡Sí!¡Yaestiempodequelleguemos!

—¿Estáustedmuycansada,señoraWeldon?

—Por mí, poco importa—respondió la señoraWeldon—; pero me doycuentadequemipequeñoJacksefatigapormomentos…Comienzaaatacarlelafiebreduranteciertashoras…

—Sí—afirmóHarris—; y aunque el clima de esta llanura esmuy sano,hayqueconfesarqueenmarzoyenabrilreinanaquífiebresintermitentes…

—Sin duda —dijo entonces Dick Sand—; pero la naturaleza, que essiempreprevisora,hapuestoaquíelremedioaesemal…

—¿Cómoes eso, joven amigo?—interrogóHarris, queparecía nohabercomprendido.

—¿No estamos en la región de los quinos?—preguntó, a su vez, DickSand.

—En efecto—dijo Harris—; tiene usted mucha razón. Los árboles queproducenlapreciosacortezafebrífugaseencuentranaquí.

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—Ymeextrañaquenohayamosvistounosolotodavía—pronuncióDickSand.

—¡Ah, jovenamigo!—exclamóHarris—.Esosárbolesnosonfácilesdedistinguir.Aunqueconfrecuenciasonmuyelevados;aunquesushojassuelenser grandes y sus flores sonrosadas y olorosas, no se los descubre confacilidad.Esraroqueseencuentrenagrupados.Están,másbien,diseminadosen los bosques, y los indios que realizan la recolección de la quina, sólopuedenconocerlosporelfollaje,quesiempreestáverde.

—Señor Harris —dijo la señora Weldon—, si ve usted alguno de esosárboles,dígamelo.

—Desde, luego, señora Weldon; pero en la hacienda encontrará ustedsulfatodequinina:esmuchomejor,paracortarlafiebre,quelasimplecortezadelárbol.

Esteúltimodíadeviaje transcurrió sinningúnnuevo incidente.Llegó lanoche, y quedó organizado el campamento como de costumbre. Hastaentonces,nohabíallovido;peroeltiempoestabaparacambiar,puesdelsuelosubióunvahocalienteyformóenpocotiempounaespesaniebla.

Empezaba,enefecto,laépocadelaslluvias.Porfortuna,aldíasiguiente,les sería ofrecido un albergue hospitalario y confortable.Ya sólo tenían quetranscurriralgunashoras.

Aunque,segúnHarris,elcualnopodíadeterminarsucálculosinoporeltiempoquehabíaduradoenviaje, sólodebían estar a unas seismillasde lahacienda, fueron adoptadas las precauciones ordinarias para pasar la noche.Tomy sus compañeroshubierondevigilar,unodespuésdeotro.DickSandcuidódequenadafaltaseaesterespecto.Menosquenuncaquisoprescindirdesuprudenciahabitual,puesunaterriblesospechaseafirmabaensuespíritu,sibiennoqueríahablardeellaaún.

Ellechohabíasidopreparadojuntoaungrupodecorpulentosárboles.Acausadelcansancio,laseñoraWeldonylossuyossehallabanyadurmiendo,cuandofuerondespertadosporunenormegrito.

—¿Eh?¿Quépasa?—preguntóconvivezaDickSand,poniéndoseenpieelprimerodetodos.

—¡He sido yo! ¡He sido yo el que ha gritado! —contestó el primoBenedicto.

—¿Yquétepasaati?—preguntólaseñoraWeldon.

—Queacabodesermordido.

—¿Porunaserpiente?—interrogó,conespanto,laseñoraWeldon.

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—¡No,no!Nohasidoporunaserpiente,sinoporuninsecto—contestóelprimoBenedicto—.¡Ah!¡Yaletengo!¡Yaletengo…!

—Puesmateustedaeseinsecto—dijoHarris—,ydéjenosdormir,señorBenedicto.

—¡Matarauninsecto!—exclamóelprimoBenedicto—.¡No,no!Hayqueverquéinsectoes…

—¡Algúnmosquito!—dijoHarris,encogiéndosedehombros.

—¡No!Esunamosca—contestóelprimoBenedicto—;yunamoscaquedebedesermuycuriosa…

DickSandhabíaencendidouna linternitaportátilyse laacercóalprimoBenedicto.

—¡Bondad divina!—exclamó éste—. ¡Aquí está lo queme consuela detodasmisdecepciones!¡Porfinhehechoundescubrimiento!

Elbuenhombredeliraba.Contemplabasumoscaenactituddetriunfo.¡Debuenaganalahabríabesado!

—Pero,¿dequésetrata?—preguntólaseñoraWeldon.

—¡Deundíptero,queridaprima;deunfamosodíptero!

YelprimoBenedictoenseñóunamoscamáspequeñaqueunaabeja,decoloropaco,rayadadeamarilloenlaparteinferiordesucuerpo.

—¿Noserávenenosaesamosca?—interrogólaseñoraWeldon.

—No,prima,no;porlomenos,paraelhombre.Paralosanimales,paralosantílopes,paralosbúfaloseinclusoparaloselefantes,yaesotracosa…¡Oh,adorableinsecto!

—¿Nosdiráustedporfin,señorBenedicto,quéclasedemoscaesésa?—preguntéDickSand.

—Estamosca—respondió el entomólogo—; estamosca que tengo entremisdedos;estamoscaes…¡unatse-tsé…!Setratadeunfamosodípteroqueconstituyelahonradeunpaís,y,hastaahora,nosehaencontradounasolatse-tséenAmérica…

DickSandnoseatrevióapreguntaralprimoBenedictoenquépartedelmundoseencontrabasólolatemibletse-tsé.

Y cuando sus compañeros, después de aquel incidente, reanudaron suinterrumpido sueño, Dick Sand a pesar del cansancio que le abrumaba, novolvióacerrarlosojosentodalanoche.

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CAPÍTULOXVIII

¡LAPALABRATERRIBLE!

Estabanapuntode llegar.Unaextremalaxitudponíaa laseñoraWeldonen la imposibilidad de proseguir por más tiempo un viaje realizado en tanpenosascondiciones.Suhijito,muyencendidodurantelosaccesosdefiebre,ymuypálidodurante las intermitencias,nopodíasercontempladosin lástima.Sumadre,inquietaenextremo,nohabíaqueridoabandonaraJack,nisiquieraencomendándoloaloscuidadosdeNan.Loteníareclinadosobresusbrazos.

¡Sí! ¡Yaibana llegar!Segúnelamericano,entrada lanochedeaqueldíaquecomenzaba—lanochedel18deabril—,seencontraríanporfinacubiertoenlahaciendadeSanFelice.

Docedíasdeviajeparaunamujer;docenochespasadasa la intemperie,eransuficientesparaabrumaralaseñoraWeldon,apesardeloenérgicaqueera; y, para un niño, era peor. El ver al pequeño Jack enfermo y al cual lefaltabanlosmáselementalescuidados,erayademasiado.

DickSand,Nan,Tomysuscompañeroshabíansoportadomejorlasfatigasdelviaje.

Aunque comenzaban a agotarse los víveres, no les hablan faltado, y suestadoerasatisfactorio.

EncuantoaHarris,parecíaacostumbradoaloscontratiemposdeloslargosrecorridos a travésde la selva,ynoparecíaque el cansanciohubiesehechomella en él. A medida que se acercaba a la hacienda, según observó DickSand, parecíamás preocupado ymenos sincero que antes en su actitud. Locontrariohabría sidomásnatural.Tal era, almenos, laopinióndelgrumete,que había adquirido mayor desconfianza con respecto al americano. Sinembargo,¿quéinteréspodíatenerHarrisenengañarles?DickSandnohabríapodidodecirlo,peronodejabadevigilaralguíamuydecerca.

Probablemente, el americano se veía mal considerado por Dick Sand, yaquelladesconfianza le hacía aparecermás taciturno aún enpresenciade sujovenamigo.

Sereanudólamarcha.

En la selva, menos espesa, los árboles se diseminaban en grupos, sinformar ya impenetrables frondas. ¿Sería aquélla la verdadera pampa de quehabíahabladoHarris?

Durante las primeras horas del día, ningún incidente fue a agravar las

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inquietudesdeDickSand.Sólodoshechosfueronobservadosporél.Quizánotuvieran una gran importancia, pero en aquellas circunstancias nada debíadesdeñarse.

La actitud de Dingo fue lo primero que llamó más especialmente laatencióndeljovengrumete.

Enefecto:elperro,quedurantetodoelrecorridohabíaparecidoseguirunapista,había cambiadocasidepronto.Hasta entonces, conelhocico juntoalsuelolasmásdelasvoces,olfateandolahierbaolosarbustos,callabaodejabaoírunaespeciedeladridolastimoso,comosifueselaexpresióndeundolorodeunpesar.

En cambio, aquel día, los ladridos del singular animal se hicieronestrepitososy furiososavecescomo losqueproferíaenotro tiempocuandoNegoroaparecíasobreelpuentedelPilgrim.

UnasospechacruzólaimaginacióndeDickSand,yaquellasospechafueconfirmadaporTom,elcualledijo:

—¡Essingular,señorDick!¡Dingoyanoolfateaelsuelo,comohastaayermismo venía haciendo! Lleva el hocico levantado, parece agitado y tieneerizadoelpelo…Diríasequeolfateaalolejos…

—ANegoro,¿noescierto?—concluyóDickSand,cogiendodelbrazoalviejonegroyhaciéndoleseñadequehablaseenvozbaja.

—A Negoro, señor Dick… ¿No será que ha venido siguiendo nuestrashuellas…?

—Sí,Tom;yenestemismoinstantenodebedeestarmuylejos.

—Y…¿paraqué?—dijoTom.

—ONegoro no conoce este país—explicó Dick Sand—, en cuyo casohabrátenidomuchointerésennoperdernosdevista…

—O…—pronuncióTom,quecontemplabaconansiedadalgrumete.

—Oloconoce—prosiguióDickSand—;y,entonces…

—¿Y cómo Negoro podrá conocer esta región…? ¡Nunca ha estado enella!

—¿No ha estado nunca en ella? —murmuró Dick Sand—. Pues es unhecho incontestable queDingo obra como si ese hombre a quien detesto seacercaseanosotros.

Luego, interrumpiéndosepara llamaralperro,el cual,despuésdealgunavacilación,sellegóhastaél,dijo:

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—¡Eh!¡Negoro!¡Negoro!

UnfuriosoladridofuelarespuestadeDingo.Aquelnombreprodujoenélsu efectohabitual, y se abalanzóhacia adelante, como siNegoro sehubieseocultadotrasalgunamaleza.

Harris había presenciado toda aquella escena. Con los labios un tantoapretados,seacercóaljovengrumete.

—¿QuéquiereusteddeDingo?—preguntó.

—¡Oh!¡Casinada,señorHarris!—respondióelviejoTom,bromeando—.Le pedimos noticias acerca de ese compañero del barco que se nos haperdido…

—¡Ah!—exclamóelamericano—.¿Eseportugués,esecocinerodequienmehanhabladoyaustedes?

—Sí —contestó Tom—; a juzgar por Dingo, diríase que Negoro estácerca…

—¿Cómo habría podido llegar hasta aquí?—interrogóHarris—. ¡Nuncahaestadoenestepaís,queyosepa…!

—Amenosquenoslohayaocultado—dijoTom.

—No es probable —dijo Harris—. Pero, si ustedes quieren, vamos aregistrarestostallares…Esposiblequeesepobrediablonecesiteauxilio,quesehalleenalgunasituaciónapurada…

—Es inútil, señorHarris—respondióDickSand—.SiNegoroha sabidovenirhastaaquí,tambiénsabráirmáslejos.¡Esunhombrequesabeloquesehace!

—Comoustedesquieran—terminóHarris.

—¡Vamos, Dingo, cállate!—añadió, con brevedad, Dick Sand, para darporconcluidalaconversación.

La segunda observación hecha por el grumete se refería al caballo delamericano.

Noparecíaqueolieselacuadra,comoocurrealosanimalesdesuespecie.Nohusmeabaelaire,niapresurabaelpaso,nidilatabalasnarices,niexhalabaesos relinchos que indican el final de un viaje. Observándole, parecía tanindiferentecomosi lahacienda,alacualhabíaidovariasvecesy,portanto,debíaconocer,seencontraseaúnaalgunoscentenaresdemillas.

«¡Nopareceuncaballoquellega!»,pensóeljovengrumete.

Y,sinembargo,segúnhabíadichoHarris lavíspera,yanoquedabanpor

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recorrermásqueseismillas,y,alascincodelatarde,cuatrodeaquellasseisúltimasmillashabíansidoyarecorridas,deseguro…

Ahora bien; si el caballo no olía la cuadra, de la cual debía encontrarsemuy necesitado, tampoco se manifestaban las proximidades de una granposesión,talycomodebíadeserlahaciendadeSanFelice.

LaseñoraWeldon,aunqueentoncessehallabaindiferenteatodoloquenose relacionase con su hijo, se extrañó de ver aún la región tan deshabitada¡Cómo!¡Niunindígena,niuncriadodelahaciendaatanescasadistancia…!¿Se habría extraviado Harris…? ¡No…! Desechó aquella idea. Un nuevoretrasohabríaacarreadolamuerteasuhijitoJack.

Entretanto, Harris continuaba hacia adelante, y parecía observar lasprofundidades del bosque y escudriñar a derecha y a izquierda, como unhombrequenoestásegurodesí…odesucamino.

LaseñoraWeldoncerrólosojosparanoverle.

Despuésdeunaextensa llanuradeunamilla, reapareció laselva,aunquenotanespesacomohaciaeloeste,ylacaravanaseintrodujodenuevoentreloscorpulentosárboles.

Alasseisdelatardellegaronaunaespesuraqueparecíahaberdejadopasorecientementeaungrupodepoderososanimales.

DickSandobservóconmuchaatenciónasualrededor.

A una altura que excedía enmucho a la estatura humana, aparecían lasramasarrancadasorotas.Almismotiempo,lahierba,separadaconviolenciadejabaverenelsuelo,algopantanoso,huellasdepasosquenopodíanserlosdeljaguarolosdelcuguardo.

¿Serían de algunos calípedes o de otros tardígrados cuyo pie hubiesequedado señalado en el suelo…? Pero, ¿cómo explicarse, entonces, queestuviesenrotaslasramasatantaaltura?

Era indudable que sólo unos elefantes habían podido hacer semejantesseñales, imprimir aquellas anchas huellas, hacer tal destrozo en el tallarimpenetrable.PeroenAméricanohayelefantes.Esosenormespaquidermosno son originarios del NuevoMundo. Nunca han podido aclimatarse en elnuevocontinentetampoco.

Lahipótesisdequehubieranpasadoporallíunoselefanteseraenabsolutoinadmisible.

Fuera por lo que fueseDick Sand no dio a conocer lo que aquel hechoinexplicable le dio que pensar. Ni siquiera interrogué al americano a esterespecto.¿Quéesperardeunhombrequehabía tratadodehacerle tomarpor

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avestruces a unas jirafas…? Harris habría suministrado alguna explicación,peoromejorurdidayquenadahabríamodificadoaquellasituación.

Fuerapor loque fuese,Dickhabía formadosuopiniónacercadeHarris.Veíaenél aun traidor.Aguardabaunaocasiónparaponer aldescubierto sudeslealtad, por tener razones para ello, y todo parecía decirle que aquellaocasiónestabapróxima.

Mas, ¿cuál podría ser la secreta finalidad de Harris? ¿Qué porveniresperaría a los supervivientes del Pilgrim? Dick Sand se repetía que suresponsabilidadnohabíacesadoconelnaufragio.Másquenunca,habíaqueponer en salvo a aquellos a quienes la encalladurahabíadejado en la costa.Aquella mujer, aquel niño, aquellos negros, todos sus compañeros deinfortunio tenían que ser salvados sólo por él…Mas si podía hacer algo abordo,si,comomarinopodíaobraren tal sentido,allíenmediodeaquellosterriblessufrimientosqueentreveía,¿quépartidopodríatomar…?

DickSandnoquisocerrar losojosante laespantosa realidadqueacadainstantesehacíamás indiscutible.Enaquellascircunstancias,volvíaaserelcapitándequinceañosquehabíaenelPilgrim.Peronoquisodecirnadaquepudieraalarmaralapobremadre,antesdequellegaseelmomentodeobrar.

Ytampocodijonadacuando,habiendollegadoantesquenadieaunarroyobastante ancho, por preceder al grupo en un centenar de pasos, distinguió aunosenormesanimalesqueseprecipitabanhacialacrecidahierbadelaorilla.

«¡Unoshipopótamos!¡Unoshipopótamos!»—ibaagritar.

Setrataba,enefecto,deesospaquidermosdeabultadacabeza,degrandeehinchado hocico cuya boca está provista de dientes de más de un pie delongitud,achaparradosacausadesuscortaspiernasycuyapiel,desprovistadepeloesdeuncolorrojooscuro…¡UnoshipopótamosenAmérica…!

Continuaron caminandodurante todo el día, aunque con gran trabajo.Elcansancio empezaba a retrasar aun a los más robustos. En realidad, ya eratiempodequellegasen,oporfuerzatendríanquedetenerse.

La señora Weldon, ocupada sólo de su hijito Jack, quizá no sentía elcansancio, aunque se hallaban agotadas sus fuerzas. Todos estaban más omenos rendidos. Dick Sand resistía gracias a una suprema energía moraldebidaalsentidodeldeber.

Aproximadamente a las siete de la tarde, el viejo Tom encontró entre lahierbaunobjetoquellamósuatención.Eraunarma;unaespeciedecuchillode forma particular, constituido por una ancha hoja curva con unmango demarfilmuytoscamentetallado.AquelcuchilloseloenseñóTomaDickSand,el cual lo cogió, lo examinó, y, por último, se lo mostró al americano,

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diciendo:

—¡Sindudalosindígenasnoestánlejos!

—Enefecto—respondióHarris—,y,sinembargo…

—¿Sinembargo…?—repitióDickSand, contemplandoaHarris frente afrente.

—Deberíamosestarmuycercadelahacienda—continuóHarris,vacilante—,ynoreconozco…

—¿Sehabráustedextraviado?—preguntó,conviveza,DickSand.

—Extraviarme, no…La hacienda no debe hallarse amás de tresmillas,ahora…Perohequeridoutilizarelcaminomáscorto,a travésdelbosque,ypudieraserquemehubieraequivocado…

—Pudieraser—repitióDickSand.

—Meparecequedeboseguiryosolohaciadelante—dijoHarris.

—No, señor Harris, no nos separaremos —respondió Dick Sand condecisión.

—Comoustedquiera—aprobóelamericano—perodurantelanochemeserádifícilguiarles…

—¡Eso no importa! —contestó Dick Sand—. Pararemos. La señoraWeldonconsentiráenpasarunanochemásbajolosárboles,ymañana,cuandoseadedía,reanudaremoslamarcha.Dosotresmillasmásseráncuestióndeunahora.

—Bien—asintióHarris.

Enaquelmomento,Dingodejóoírunosladridosfuriosos.

—¡AquíDingo,aquí!—gritóDickSand—.¡Yasabesquenohaynadieyestamoseneldesierto!

Se decidió aquella última parada. La señora Weldon dejó obrar a suscompañerossinpronunciarunapalabra.ElpequeñoJack,adormecidopor lafiebre,reposabaentresusbrazos.

Sebuscóelmejorsitioparapasarlanoche.

DickSand proyectó disponer el lecho bajo un extenso grupo de árboles;pero el viejo Tom, que le ayudaba en aquellos preparativos, se detuvo deprontoexclamando:

—¡SeñorDick!¡Mire!¡Mire!

—¿Qué pasa, buen Tom?—preguntó Dick Sand, con la entonación del

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hombrequetodoseloespera.

—¡Ahí…! ¡Ahí!—pronunció Tom—. ¡En esos árboles…! ¡Manchas desangre…!Y…enelsuelo…¡unosmiembrosmutilados…!

DickSandseprecipitóhaciaelsitioadondeseñalabaelviejoTom.Luego,volviendoensí,dijo:

—¡Cállate,Tom,cállate!

Enefecto;enelsuelo,aparecíanunasmanoscortadas,y juntoaaquellosrestoshumanos,unashorcasrotasyunacadenapartidaenpedazos.

Porfortuna,laseñoraWeldonnohabíavistoaquelhorribleespectáculo.

En cuanto a Harris, se mantenía separado, y cualquiera que le hubieseobservado en aquel momento se habría extrañado del cambio que se habíaoperadoenél.Susemblanteteníaalgodeferoz.

DingosehabíaunidoaDickSand,yanteaquellosrestosensangrentadosladrabaconrabia.

Algrumetelecostómuchotrabajoecharlo.

Entretanto, el viejo Tom, al verse en presencia de aquellas horcas y deaquella cadena rota, se había quedado inmóvil, como si sus pies hubiesenechado raíces en el suelo. Con los ojos desmesuradamente abiertos y lasmanos crispadas, contemplaba aquello, murmurando estas incoherentespalabras:

—Hevisto…Yahevisto…Estashorcas…Depequeño…Hevisto…

Sin duda volvían a su imaginación con vaguedad los recuerdos de lainfancia.¡Tratabaderecordar…!¡Ibaahablar!

—¡Cállate, Tom! —repitió Dick Sand—. ¡Por la señora Weldon y portodosnosotros,cállate!

Yelgrumetesellevódeallíalviejonegro.

Fue elegido otro sitio para el campamento, a alguna distancia, y todoquedódispuestoparapasarlanoche.

Fuepreparadalacomida,sibienapenassecomió.Elcansancioquitabaelhambre.Todossehallabanbajounaindefinibleimpresióndeinquietudrayanaenelterror.

Sehizopocoapocolaobscuridad,quebienprontofueprofunda.Elcieloestaba cubierto de grandes nubes tormentosas. Entre los árboles, en elhorizonte del oeste, se veían encenderse algunos relámpagos de calor. Nisiquieraunahojasemovíaenlosárboles.Unsilencioabsolutosucedíaalos

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ruidosdeldía,yhubierapodidocreersequelapesadaatmósfera,saturadadeelectricidad,sehacíarefractariaalatransmisióndedossonidos.

DickSand,AustinyBatvigilabanjuntos.Procurabanveryoír,enmediodeaquellaprofundanoche,enelcasodequecualquierresplandorocualquierruido sospechoso llegasen hasta sus ojos o hasta sus oídos.Nada turbaba lacalmanilaoscuridaddelaselva.

No ensimismado, pero sí absorto en sus recuerdos y con la cabezainclinada,Tompermanecíainmóvil,comoalcanzadoporunsúbitogolpe.

LaseñoraWeldonmecíaalniñoensusbrazosysóloteníaideasparaél.

Sólo el primo Benedicto dormía, quizá, puesto que no participaba de laimpresióncomún.Sufacultaddepresentirnollegabatanlejos.

Depronto,aesode lasonce,sedejóoírunruidoprolongadoygrave,alqueseuníaunaespeciedeestremecimientomásagudo.

Tom se puso en pie, y extendió lamano hacia una espesura que distabapocomásdeunamilla.

DickSandlecogiódelbrazo,peronopudoimpediraTomquegritaseenvozalta:

—¡Elleón!¡Elleón!

El viejo negro acababa de reconocer aquel ruido que había oído tan amenudoensuinfancia.

—¡Elleón!—repitió.

Dick Sand, incapaz de dominarse por más tiempo, se precipitó, con elcuchilloenlamano,haciaelsitioqueocupabaHarris…

Harrisnoestabaallí,ysucaballohabíadesaparecidoconél.

UnaespeciederevoluciónseprodujoenelespíritudeDickSand…¡Nosehallabadondehabíacreídoestar…!

Así, pues, no había sido a la costa americana a donde había arribado elPilgrim. No era la isla de Pascua aquella por la cual había calculado elgrumetesuposiciónenelmar,sinocualquieraotraisla,situadaprecisamenteal oeste de aquel continente, como la de Pascua está situada al oeste deAmérica.

Labrújula lehabíaengañadoduranteunapartedelviaje, sin saberseporqué.Arrastradoporlatempestadenunadireccióndistinta,debíahaberdadolavueltaalcabodeHornos,y,delocéanoPacífico,habíapasadoalAtlántico.Lavelocidad de su navío, que sólo podía calcular de un modo aproximado eimperfecto,habríasidoduplicada,sinélsaberlo,porlafuerzadelhuracán.

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Por eso faltaban los árboles del caucho, los quinos y los productos deSudaméricaenaquellaregión,quenoeralallanuradeAtacamani lapampaboliviana.

¡Sí! ¡Eran jirafas,ynoavestruces, losanimalesquehabíanvistohuirdelbosque! ¡Eran unos elefantes los que habían atravesado aquel espeso tallar!¡EranunoshipopótamosaquelloscuyoreposohabíaturbadoDickSandentrelahierba!¡Eralatse-tséeldípteroencontradoporBenedicto,laterribletse-tséquehaceperecerconsuspicadurasalosanimalesdelascaravanas!

Porúltimo,¡eraelrugidodelleónloqueacababadeatravesarelbosque!¡Yaquellashorcas,aquellascadenasyaquelcuchillodeformasingulareranlosutensiliosdeuntratantedeesclavos!¡Aquellasmanosmutiladaseranlasmanosdeunoscautivos…!

¡ElportuguésNegoroyelamericanoHarrisdebíanestardeacuerdo!

Yestaspalabrasterribles,adivinadasporDickSand,seescucharonporfin,desuslabios:

—¡África! ¡El África ecuatorial! ¡El África de los tratantes y de losesclavos!

****

SEGUNDAPARTE

CAPÍTULOPRIMERO

LATRATADENEGROS

¡Latratadenegros!Nadieignorabalasignificacióndeestaspalabrasquenuncadeberíanhaberencontradoacogidaenel lenguajehumano.Esetráficoabominable, por mucho tiempo practicado en provecho de las nacioneseuropeas que poseían colonias en ultramar, fue prohibido desde hace yabastantesaños.Sinembargo,continúaefectuándoseengranescala,sobretodoenelÁfricacentral.EnplenosigloXIX,faltanaúnenelactadeabolicióndelaesclavitudlasfirmasdealgunosEstadosquesellamancristianos.

Podríacreersequeyanoseverificalatratadenegros;quehacesadoesacomprayventadecriaturashumanas.Nohaynadadeeso,y esto es loqueconvienequesepaellector,siquiereinteresarsedeunmodomásíntimoenlasegundapartedeestahistoria.Convienequeseenteredequeenlaactualidadserealizanaúnunascaceríasdehombresqueamenazancondespoblaratodouncontinenteporelmantenimientodealgunascoloniasdeesclavos;dedónde

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y cómo se ejecutan esas bárbaras redadas, de la sangre que cuestan, de losincendiosyrobosqueprovocan,y,porúltimo,delprovechoqueconellasseobtiene.

EnelsigloXVsevioejercerporprimeravezlatratadenegros,yheaquíenquécircunstanciasquedóestablecida:

Losmusulmanes,despuésdehabersidoarrojadosdeEspaña,serefugiaronmásalládelestrecho,enlacostadeÁfrica.

Los portugueses, que ocupaban entonces esta parte del litoral, lospersiguieronconencarnizamiento.Unciertonúmerodeestosfugitivosfueronhechos prisioneros y conducidos a Portugal. Reducidos a la esclavitud,constituyeronelprimernúmerodeesclavosafricanosquesehabíaformadoenlaEuropaoccidental,apartirdelaeracristiana.

Peroestosmusulmanespertenecíanensumayorparteafamiliasricasquepretendieronrescatarlesacostadeoro.Losportuguesessenegaronaaceptartodo rescate, pormucha importancia que tuviese.No tenían nada que hacerconeloroextranjero.Loquelesfaltabaneranlosbrazosindispensablesparael trabajo de las colonias nacientes, y, para hablar con más propiedad losbrazosdelesclavo.

No pudiendo rescatar a sus parientes cautivos, las familias musulmanaspropusieron entonces cambiarlos por un número más crecido de negrosafricanos,deloscualespodíanapoderarsecongranfacilidad.Laproposiciónfueaceptadaporlosportugueses,queencontraronventajaenaquelcambio,yasíquedóimplantadaenEuropalatratadenegros.

Hacia fines del sigloXVI, era admitido en general el odioso tráfico, sinquerepugnasealascostumbresbárbarastodavía,deaquelentonces.TodoslosEstadosloprotegían,conelfindellegarconmayorrapidezymásseguridadacolonizarlasislasdelNuevoMundo.

Enefecto;losesclavosdeorigennegropodíanresistirenlospuntosdondelos blancos,mal aclimatados, incapaces para soportar el calor de los climasintertropicales, habrían perecido a millares. El transporte de negros a lascoloniasdeAméricasehizoconregularidadporbarcosespeciales,yestaramadelcomerciotransatlánticodiolugaralacreacióndeimportantesfactoríasendiversospuntosdel litoralafricano.Lamercancíacostabapocoenelpaísdeproducción,ylosbeneficioseranconsiderables.

Pero por muy necesaria que fuese, desde todos los puntos de vista, lafundaciónde las coloniasdeultramar,nopodía justificar aquel comerciodecarnehumanaBienprontosedejaronoírunasvocesgenerosasqueprotestaroncontra la trata de negros y solicitaron de los gobiernos europeos quedecretasenlaaboliciónennombredelosprincipiosdehumanidad.

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En 1751, los cuáqueros se pusieron a la cabeza del movimientoabolicionista,enelmismosenodelaAméricadelNorte,donde,cienañosmástarde,estalló laguerradesecesión,a laquenofueextraña lacuestiónde laesclavitud.DiversosEstadosdelnorte—Virginia,Connecticut,MassachusettsyPensilvania—decretaronlaabolicióndelatratadenegrosymanumitieronalosesclavosconducidosengrannúmeroasusterritorios.

La campaña comenzada por los cuáqueros no se limitó a las provinciasseptentrionalesdelNuevoMundo.Losesclavistasfueronatacadoscondurezahasta más allá del Atlántico. Francia e Inglaterra, en particular, reclutaronpartidarios de tan justa causa. «¡Perezcan las colonias antes que unprincipio!».TalfuelagenerosafrasedeordenqueresonóentodoelAntiguoMundo,y,apesardelosgrandesinteresespolíticosycomercialescontraídosenaquelcaso,setransmitióconeficaciaatravésdeEuropa.

Se había dado el primer impulso. En 1807, Inglaterra abolió la trata denegros en sus colonias, y Francia siguió su ejemplo en 1814. Las dospoderosasnacionescambiaronuntratadoaesterespecto,tratadoqueconfirmóNapoleóndurantelosCienDías.

Sinembargo, aquellonoeramásqueunadeclaraciónpuramente teórica.Los negreros no dejaban de recorrer los mares y de dejar en los puertoscolonialessucargamentodeébano.

Hubierondeadoptarsemedidasdecaráctermásprácticoparaponerfinaaquel comercio. Los Estados Unidos en 1820, e Inglaterra en 1824,consideraronlatratadenegroscomoactodepirateríaycomopiratasalosquela ejerciesen. Como tales, serían condenados a la pena demuerte, y fueronperseguidosatodacosta.Franciaseadhirióbienprontoalnuevotratado.Perolos Estados del sur de América y las colonias españolas y portuguesas nointervinieronenelactadeabolición,y laexportacióndenegroscontinuóenprovechosuyo,apesardelderechodevisitageneralmentereconocidoyqueselimitabaalaverificacióndelpabellóndelosnavíossospechosos.

Sinembargo,lanuevaleydeaboliciónnohabíatenidoefectoretroactivo.Yanosecreabannuevosesclavos,perolosantiguosnohabíanrecobradoaúnsulibertad.

Enestascircunstancias,Inglaterradioelejemplo.El14demayode1833,una declaración general emancipó a todos los negros de las colonias de laGran Bretaña, y en agosto de 1838, seiscientos setentamil esclavos fuerondeclaradoslibres.

Diezañosmástarde,en1848,laRepúblicaemancipabaalosesclavosdelascoloniasfrancesas,oseaadoscientossesentamilnegros.

En1859,laguerraqueestallóentrelosfederalesylosconfederadosdelos

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EstadosUnidos poniendo término a la obra de la emancipación, la extendióportodaAméricadelNorte.

Las tres grandes potencias, pues habían llevado a cabo aquella obra dehumanidad.A la sazón, sólo se ejerce ya la trata de negros en favor de lascolonias españolas o portuguesas, para satisfacer las necesidades de laspoblacionesdeOriente—turcasoárabes—.ElBrasilnohaconcedidotodavíala libertad de sus antiguos esclavos, si bien no los recibe nuevos y allí, loshijosdelosnegrosnacenlibres.

EnelinteriordeÁfrica,comoconsecuenciadelasguerrassangrientasquesostienen los jefes africanos para realizar la caza del hombre, tribus enterassonreducidasalaesclavitud.Dosdireccionesopuestasseseñalanentoncesalascaravanas:unaaloestehacia lacoloniaportuguesadeAngola; laotra,aleste, hacia Mozambique. Unos de estos desgraciados, de los que sólo unapequeña parte llega a su destino, son expedidos a Cuba o aMadagascar, yotros a las provincias árabes o turcas deAsia, aLaMecao aMascate.Loscrucerosinglesesyfrancesessólopuedenimpedirestetráficoenparte,porqueunavigilanciaeficazenunascostastanextensasesdifícildeobtener.

Porello,lacifradeesasodiosasexportacionesesmuyconsiderableaún.

¡Sí! No se calcula enmenos de ochentamil el número de esclavos quelleganallitoral,y,segúnparece,estenúmerosólorepresentaladécimapartedelosindígenasasesinados.Despuésdetanespantosascarnicerías,loscamposdevastadosquedandesiertos, lasciudades incendiadasquedansinhabitantes,losríosarrastranloscadáveresylasfierasinvadenelpaís.Aldíasiguientedetales cacerías de hombres, Livingstone ya no reconocía las provincias quehabíavisitadoalgunosmesesantes.Todoslosdemásviajeros—Grant,Speke,Burton, Cameron y Stanley— no hablan de otromodo acerca de la llanuraselváticadelÁfricacentralprincipalteatrodelasguerrasentrelosjefes.Enlaregióndelosgrandeslagos,entodalavastaregiónquealimentaelmercadodeZanzíbar;enelBernúyenelFezzán;másalsur,sobrelasorillasdelÑassay del Zambeze; ymás al oeste, en los distritos del alto Zaire, que el audazStanley acaba de atravesar, se presenta el mismo espectáculo, ruinas,asesinatos y despoblación—. ¿Acabará la esclavitud en África con ladesaparicióndelarazanegrayocurriráconestaraza,comoocurreconlarazaaustralianaenNuevaHolanda…?

Peroelmercadode lascoloniasespañolasyportuguesassecerraráalgúndía,ycesaráese tráfico. ¡Lospuebloscivilizadosnopueden tolerarpormástiempolatratadenegros!

Sí,sindudaenestemismoañode1878,seefectuarálaemancipacióndetodoslosesclavosqueposeenaúnlosEstadoscristianos.Encambio,durantemuchos años aún mantendrán las naciones musulmanas ese tráfico que

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deshabitaelcontinenteafricano.Aellases,enefecto,alasqueacudelamayorpartedelaemigracióndenegros,puestoquelacifradeindígenasarrancadosde sus provincias y enviados a la costa oriental excede todos los años decuarentamil.Mucho antes de la expedición aEgipto, los negros del Senaareran vendidos por millares a los negros del Darfur, y recíprocamente. Elmismo general Bonaparte pudo comprar un número bastante crecido deaquellos negros que convirtió en soldados organizados a la manera de losmamelucos. Desde entonces, durante las cuatro quintas partes que hantranscurrido del siglo actual, el comercio de esclavos no ha disminuido enÁfrica.Alcontrario.

Y, en efecto, el aislamiento es favorable a la trata de negros. Ha sidopreciso que el esclavo negro substituya en las provincias musulmanas alesclavoblancodeotrotiempo.Poreso,todoslostratantessostienenconellasen gran escala ese execrable tráfico. Proporcionan así un suplemento depoblaciónaesas razasqueseextinguenydesapareceránalgúndía, todavezque no se regeneran con el trabajo. Esos esclavos como en la época deBonaparte, se convierten en soldados. En algunos pueblos del alto Níger,constituyenamediaslosejércitosdelosjefesafricanos.Entalescondiciones,su suerte no es sensiblemente inferior a la de los hombres libres. Por otraparte,cuandoelesclavonoesunsoldado,esunamonedacorriente;inclusoenEgipto,y,enelBernú,oficialesyfuncionariossonretribuidosenesamoneda.GuillermoLejeanlohavistoylohadicho.

Tales,pues,elestadoactualdelatratadenegros.

¿Habráqueañadirqueamuchosagentesdelasgrandespotenciaseuropeasnolesavergüenzamostrarunaindulgenciacensurableconesecomercio?Nadamás cierto, sin embargo, y, en tanto que los cruceros vigilan las costas delAtlántico y del océano Índico, el tráfico se efectúa con regularidad en elinterior,lascaravanaspasanpordelantedelavistadeciertosfuncionarios,ylosasesinatosenquedieznegrosperecenporconseguirunesclavoserealizanenépocasdeterminadas…

Ahora se comprenderá cuánto había de terrible en las palabras queDickSandacababadepronunciar:

—¡África! ¡El África ecuatorial! ¡El África de los tratantes y de losesclavos…!

Ynoseequivocaba.AquelloeraelÁfrica,contodossuspeligrosparasuscompañerosyparaél…

Mas, ¿en qué parte del Continente africano le había hecho encallar unafatalidad inexplicable? Con toda evidencia, en la costa oeste, y, con lacircunstanciagrave,segúnpensabaeljovengrumete,dequeelPilgrimdebía

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de haber sido arrastrado, precisamente, hacia el litoral de Angola, a dondelleganlascaravanasquedevastanaquellaporcióndeÁfrica.

Así era, en efecto. Se trataba del país que algunos, años despuésatravesaron Cameron por el sur y Stanley por el norte, a costa de grandesesfuerzas… De ese vasto territorio que se compone de tres provincias —Benguela, Congo y Angola— apenas se conocía entonces el litoral. SeextiendedesdelaNursa,porelsur,hastaelZaire,porelnorte,ydosciudadesprincipales constituyen dos puertos—Benguela y San Pablo de Loanda—,capitalestaúltimadelacoloniaquepertenecealreinodePortugal.

Por el interior, esta región permanecía entonces casi desconocida. Pocosviajerossehabíanatrevidoaaventurarseporella.Unclimapernicioso;unosterrenoscálidosyhúmedosqueengendranlasfiebres;unosindígenasbárbarosde los cuales algunos son todavía caníbales; la guerra en estadopermanenteentre las tribus, ladesconfianzade los tratantes frente a todoextranjeroquetrata de penetrar en los secretos de su infame comercio: tales son lasdificultades que hay que allanar, los peligros que hay que vencer en laprovinciadeAngola.

En1816,Tuckey,siguiendoelCongo,llegóhastamásalládelascascadasde Yellala, efectuando un recorrido de doscientas millas, todo lo más. Estasimpleexcursiónnopodíasuministrarunconocimientoimportantedelpaís,y,sinembargo,causólamuertedelamayorpartedelossabiosydelosoficialesquecomponíanlaexpedición.

Treintaysieteañosdespués,eldoctorLivingstoneavanzódesdeelcabodeBuenaEsperanzahastaelaltoZambeze.Desdeallí,enelmesdenoviembrede1853, con una temeridad que nunca ha sido superada, atravesaba el Áfricadesdeelsuralnoroeste,vadeabaelCongo—unodelosafluentesdelCongo—,yllegaba—el31demayode1854—aSanPablodeLoanda.Aquéllaeralaprimeratravesíadelapartedesconocidacorrespondientea lagrancoloniaportuguesa.

Dieciocho años después, dos audaces exploradores iban a atravesar elÁfricadeesteaoeste,yendoasalirelunoporelsuryelotroporelnortedeAngola,despuésdevencerdificultadesinauditas.

El quepartió primero fue el teniente de lamarina inglesaVerneyLovettCameron.En1872,secreyóquelaexpedicióndelamericanoStanley,enviadaen busca de Livingstone a la región de los grandes lagos, se hallaba muycomprometida.EltenienteCameronseofrecióparairenbuscadesushuellas.El ofrecimiento fue aceptado. Cameron, acompañado del doctor Dillon deltenienteCecilioMurphyydeRobertoMoffat,sobrinodeLivingstone,saliódeZanzíbar. Después de haber atravesado el Ugogo, encontró el cuerpo deLivingstone que era conducido por sus fieles servidores a la costa oriental.

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Continuando entonces su camino hacia el oeste con el inquebrantablepropósito de pasar de un litoral al otro; atravesando el Unyanyembé, elUgandayKahuelé,donderecogiólospapelesdelgranviajero;franqueandoelTanganika, las montañas del Bambarré y el Lualaba, cuyo curso no pudoseguir;despuésdehabervisitadotodaslasprovinciasdevastadasporlaguerraydespobladasporlatratadenegros,yelKilemmba,elUrna,losmanantialesdeLomané,elUludayelLovalé,despuésdehaberfranqueadoelCoanzaylasinmensas selvas en donde Harris acababa de dejar a Dick Sand y a suscompañeros, el enérgicoCameron divisó, por fin elAtlántico y llegó a SanFelipedeBenguela.Aquélviajede tresañosycuatromesescostó lavidaadosdesuscompañeros:eldoctorDillonyRobertoMoffat.

Al inglés Cameron iba a sucederle casi inmediatamente el americanoEnrique Moreland Stanley en aquellas exploraciones. Se sabe que aquelintrépido corresponsal del New-York Herald, enviado en busca deLivingstone,loencontróel30deoctubrede1871,enUjiji,aorillasdellagoTanganika.Peroloqueacababadehacercontantafortuna,desdeelpuntodevista de la humanidad, Stanley quiso comenzarlo de nuevo en interés de laciencia geográfica. Cameron se hallaba aún perdido en las provincias delÁfricacentral,cuandoStanley,ennoviembrede1874,salíadeBagamoyo,enlacostaoriental;abandonabaveintiúnmesesdespuésUjiji—el24deagostode1876—,atacadoporlaepidemiadelaviruela;recorríaensetentaycuatrodías el trayecto comprendido entre el lago y Ñangüé, gran mercado deesclavosyavisitadoporLivingstoneyCameron,yasistíaalasmáshorriblesescenas de las razzias efectuadas en el país de los Marungus y de losManyuemasporlosoficialesdelsultándeZanzíbar.

StanleyadoptóentonceslamedidadereconocerelcursodelLualabahastallegar a su desembocadura. Ciento cuarenta mandaderos contratados enÑangüé y diecinueve barcos constituían el material y el personal de suexpedición. Hubo que combatir desde un principio a los antropófagos delUgusu,yasímismoemplear lasembarcaciones,conelfindedarlavueltaaunasinfranqueablescataratas.Enelecuador,enelpuntodondeelLualabasedirige hacia el nordeste, cincuenta y cuatro barcas tripuladas por varioscentenares de indígenas atacaban a la pequeña flotilla de Stanley queconsiguió poner en fuga al enemigo. Luego ascendiendo hasta el segundogradodelatitudboreal,elvalerosoamericanocomprobabaqueelLualabanoera más que el alto Zaire o Congo, y que siguiendo su curso descenderíadirectamentealmar.Estofueloquehizo,batiéndosecasitodoslosdíascontralas tribus ribereñas. El 3 de junio de 1877, en el paso de las cataratas deMassassa,perdíaaunodesuscompañeros—FrancisPocock—,yélmismo,el18dejulio,eraarrastradoenlascascadasdeMbelo,ysólopormilagroescapódelamuerte.

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Porfin,el6deagosto llegabaEnriqueStanleya laaldeadeNiSanda,acuatro días de viaje de la costa. Dos días después, en Banza Mbuko,encontraba las provisiones enviadas por dos negociantes de Emborna, ydescansabaporfinenaquellapoblacioncitadellitoral,envejecidoalostreintaycincoañosporlossufrimientosylasprivaciones,despuésdeunacompletatravesía del continente africano en la que había invertido dos años y nuevemesesdesuvida.ElcursodelLualabaquedabareconocidohastaelAtlántico,ysielNiloes lagranarteriadelnorteyelZambezelagranarteriadeleste,ahora se sabe que el África posee el tercero de los ríos más grandes delmundo,elcual,conuncursodedosmilnovecientasmillas,conlosnombresde Lualaba, Zaire y Congo, une a la región de los lagos con el océanoAtlántico.

Sinembargo,entrelosdositinerarios—eldeStanleyyeldeCameron—,la provincia de Angola permanecía pocomenos que desconocida en el año1873,épocaenqueelPilgrimacababadeperdersefrentealacostadeÁfrica.Sólosesabíaqueaquellaregióneraelteatrodelatrataoccidental,graciasasusimportantesmercadosdeBihé,CassangeyKazonndé.

Yaesta regióneraadondeDickSandacababadeser llevado,amásdecienmillas del litoral, con unamujer transida de fatiga y de dolor, un niñomoribundoyunoscompañerosdeorigennegro,presapropiciaalarapacidaddelosvendedoresdeesclavos.

Sí;enÁfrica,ynoenAmérica,dondenilosindígenas,nilasfieras,nielclima son en realidad temibles. No se trataba de aquella región propicia,situada entre las cordilleras y la costa, donde abundan los núcleos depoblación,donde lasmisiones seabrenhospitalarias a todos losviajeros.SehallabanmuylejosdelasprovinciasdelPerúydeBolivia,adondedeseguroleshabríallevadoelPilgrim,siunamanocriminalnolehubiesedesviadodesuruta,endondelosnáufragoshabríanencontradotantasfacilidadesparasurepatriación…

AquelloeralaterribleAngola;peronolapartevigiladadirectamenteporlas autoridades portuguesas, sino el interior de la colonia que cruzan lascaravanasdeesclavosbajoellátigodelosconductores…

¿Qué sabía Dick Sand de aquel país a donde lo había conducido latraición?Pocascosas: loquehabíandichodeél losmisionerosde lossiglosXVIyXVIIylosmercaderesportuguesesquefrecuentabanelcaminodeSanPablodeLoanda,pasandoporSanSalvador,yloquehabíarelatadoeldoctorLivingstonedurantesuviajede1853,locualhabríabastadoparaabatiraunespíritumenosfuertequeelsuyo.

Enrealidad,lasituacióneraespantosa.

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CAPÍTULOII

HARRISYNEGORO

Al día siguiente de haber establecido Dick Sand y sus compañeros suúltimocampamentoenlaselva,doshombresseencontrabanadosmillasdeaquelpunto,comohabíaquedadoconvenidoentreellosdeantemano.

Aquellosdoshombres eranHarris yNegoro, y ahorava a saberse a quéobedecía la entrevista en el litoral de Angola del portugués procedente deNueva Zelanda con el americano, al que su oficio de tratante obligaba arecorrerconfrecuenciaaquellaprovinciadeloestedeÁfrica.

HarrisyNegorosehabíansentadoalpiedeunenormebanano,alaorilladeunarroyotorrencialquecorríaentreunadoblehileradepapiros.

Comenzabalaconversación—pueselportuguésyelamericanoacababandeunirseenaquel instante—,yelprimerohacíareferenciaaloshechosqueacababanderealizarseduranteaquellasúltimashoras.

—¿Demodo,Harris—decíaNegoro—,quenohaspodido llevarmásalinteriordeAngolaalgrupodelcapitánSand,comoellosllamanaesegrumetedequinceaños?

—No,camarada—respondióHarris—;yyaesbastantequehayapodidoalejarlos por lomenos cienmillas de la costa…Desde hace varios días,mijoven amigoDick Sandmemiraba ya algo inquieto; sus sospechas se ibanconvirtiendopocoapocoencertidumbres,y…

—Cienmillasmás,Harris,yesagenteestaráennuestrasmanos,contodaseguridad…¡Nocreo,sinembargo,quesenosescapen…!

—¡Nopodrían!—exclamóHarris,encogiéndosedehombros—.Terepito,Negoro,quenopodíaprolongarpormás tiempomicompañía…Leímásdecienvecesenlosojosdemijovenamigoelpropósitodealojarmeunabalaenelpecho,ytengoelestómagodemasiadodelicadoparadigeriresasciruelasdedoceenlalibra…

—¡Bueno! —pronunció Negoro—. Yo también tengo que arreglar unascuentasconesegrumete…

—Ylasarreglarásdeacuerdocontusintereses,camarada.Encuantoamí,durante los primeros días de camino, conseguí hacerle tomar esta provinciapor el desierto de Atacama, que he visto en otro tiempo; pero el mocosoreclamaba los cauchos y los pájarosmoscas, lamadre pedía los quinos y elprimo se obstinaba en encontrar cocuyos…A fe mía que me faltaba ya la

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imaginación, y después de haberles hecho creer, con gran trabajo, que unasjirafas eran avestruces… (lo cual es un hallazgo, Negoro), ya no sabía queinventar… Además, veía que mi joven amigo no aceptaba ya misexplicaciones…Luego,encontramoslashuellasdeunoselefantes…Después,se presentaron los hipopótamos… Ya sabes, Negoro, que encontrarhipopótamos y elefantes en América es lo mismo que encontrar personashonradasenlospenalesdeBengala…Porúltimo,paraterminar,heaquíquealnegro viejo se le ocurre descubrir al pie de un árbol unas horcas y unascadenas,de lascualessedebíanhaberdesembarazadoalgunosesclavosparahuir…Almismo tiempo, rugió el león, para remate, ymal podría hacerlestomaraquelaullidoporelmaullidodeungatoinofensivo…¡Yanotuvemásremedioquemontarenelcaballoyhuirhastaaquí!

—Lo comprendo —asintió Negoro—. Sin embargo, habría preferidotenerlescienmillasmásadentrodelaprovincia.

—Sehaceloquesepuede,camarada—respondióHarris—.Encuantoati,que seguías a la caravana desde la costa, has hecho bien en mantenerte adistancia. Te presentían… Hay un tal Dingo que no parece tenerte muchasimpatía…¿Quélehashechoaeseanimal?

—Nada—contestóNegoro—;perodentrodepocorecibiráunbalazoenlacabeza.

—Como tú habrías recibido uno de Dick Sand si hubieras mostrado elmenortrazodetupersonaadoscientospasosdesufusil…¡Ah!Tirabienmijovenamigo,yaquí,entrenosotros,hedeconfesarqueesunmuchachomuyhábil.

—Por muy hábil que sea, Harris, me pagará sus insolencias —auguróNegoro,cuyafisonomíaadquirióunaexpresióndeimplacablecrueldad.

—Bien—murmuróHarris—;micamaradacontinúatalycomosiempreloheconocido…¡Losviajesnolohandeformado…!

Trasuninstantedesilencio,continuó:

—Oye,Negoro, cuando te encontré tan inesperadamente en el teatro delnaufragio, en la desembocadura del Longa, sólo tuviste tiempo pararecomendarme a esa buena gente, rogándomeque la condujese lomás lejosposibleatravésdeesapretendidaBolivia,ynomehasdicholoquehashechodesdehacedosaños…¡Dosañosdenuestraaccidentadaexistenciaesmucho,camarada…! Un día, después de haberte hecho cargo de una caravana deesclavos perteneciente al viejo Alvez, del que somos unos muy humildesagentes,abandonasteCassange,yyanosevolvióaoírhablardeti…Creíquehabíastenidoalgúncontratiempoconelcruceroinglésyaestasfechasestaríasahorcado…

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—PocohafaltadoHarris.

—Yallegará,Negoro.

—¡Gracias!

—¿Quéquieres?—interrogóHarris,conunaindiferenciafilosófica—.Songajes del oficio. No se ejerce la trata de negros en la costa de África sinexponerseaencontrarlamuertefueradellecho…Enfin,¿tecogieron?

—Sí.

—¿Losingleses?

—No.Losportugueses.

—¿Antesodespuésdehabertedeshechodetucargamento?

—Después —contestó Negoro, que había vacilado un poco, antes deresponder—.Losportuguesessehacenahoralosdifíciles…Yanoquierenlaesclavitud,despuésdehaberseaprovechadodeelladurantemuchotiempo…Fuidenunciadoyvigilado…Mecogieron…

—¿Ytecondenaron…?

—AterminarmisdíasenlapenitenciaríadeSanPablodeLoanda.

—¡Mil diablos! —exclamó Harris—. ¡Una penitenciaría…! ¡Ese es unsitiomalsano para las personas acostumbradas, como nosotros lo estamos aviviralairelibre…!¡Yohabríapreferidoserahorcado!

—Noseescapaunodelpatíbulo—pronuncióNegoro—.Encambiodelaprisión…

—¿Haspodidoevadirte?

—Sí, Harris. A los quince días de haber ingresado en el penal, pudeocultarmeenlabodegadeunsteameringlés,quepartíaaAuckland,puertodeNuevaZelanda.Unbarrildeaguayunacajadeconservas,entreloscualesmehabía escondido, me suministraron el alimento y la bebida durante toda latravesía ¡Oh! Sufrí de un modo terrible, al no poder manifestarme cuandoestuvimosenaltamar;perosihubieracometidolaindiscrecióndehacerlo,mehabríanreintegradoalfondodelabodega,yvoluntariaono,latorturahabríasido lamisma.Además,anuestra llegadaaAuckland,mehabríanentregadode nuevo a las autoridades inglesas y, por último, habría sido conducido alpenaldeLoanda,o talvezmehubieranahorcado,comodecíashacepoco…Heaquíporquéhepreferidoviajardeincógnito…

—¡Ysinpagarelpasaje!—exclamóHarris, riendo—. ¡Ah! ¡Esonoestábien,camarada…!¡Hacersealimentarytransportargratis…!

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—Sí—continuóNegoro—;perotreintadíasdetravesíaenelfondodelabodega…

—Enfin,yapasó,Negoro…SalisteendirecciónaNuevaZelanda,elpaísdelosmaorís…Perohasvuelto.¿Acasoelregresolohashechoenlasmismascondiciones?

—NoHarris.Comprenderásque,unavezallá,sólomeperseguíaunaidea:ladevolveraAngolayreanudarmioficiodetratante…

—¡Sí! —respondió Harris—. Se echa de menos el oficio… porcostumbre…

—Durantedieciochomeses…

Pronunciadas estas palabras, Negoro se calló bruscamente. Cogió de unbrazoasucompañeroysepusoaescuchar.

—Harris —dijo, bajando la voz—. Me parece haber oído como unestremecimientoenestegrupodepapiros…

—En efecto, también me lo ha parecido a mí —respondió Harris,requiriendosufusil,siempreendisposicióndehacerfuego.

Negoroyélselevantaron,miraronasualrededoryescucharonconmayoratenciónaún.

—No pasa nada—dijo Harris al poco tiempo—. Es que ese arroyo hacrecidoconlatormentayhacemásruido…Desdehacedosaños,camarada,has perdido la costumbre de conocer los ruidos del bosque; pero ya larecuperarás.Continúa,pues,el relatode tusaventuras.Cuandoconozcabienelpasado,hablaremosdelporvenir.

Negoro y Harris se habían vuelto a acomodar al pie del banano. Elportuguésprosiguióenestostérminos:

—Durante dieciochomeses estuve vegetando enAuckland.Unavezquehubollegadoelsteamer,pudedesembarcarsinservisto;perosinuncéntimoenelbolsillo.Paravivirhetenidoquededicarmeatodoslosoficios…

—¿Inclusoaloficiodehombrehonrado,Negoro?

—Comolodices,Harris.

—¡Pobremuchacho!

—Puesbien;continuabaesperandounaocasiónquetardabaenpresentarse,cuandoelballeneroPilgrimllegóalpuertodeAuckland.

—¿EsebarcoquehaquedadoenlacostadeAngola…?

—Esemismo,Harris;enelcualtomaronpasajelaseñoraWeldon,suhijo

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y suprimo.Ahorabien; enmi calidadde antiguomarino, puestoque fui elsegundo a bordo de un negrero, ningún trabajo me costaba conseguir unpuesto en un barco… Me presenté, pues, al capitán del Pilgrim, pero latripulación estaba completa. Por fortuna para mí, el cocinero del bergantíngoleta había desertado. Por regla general, unmarino no entiende de cocina.Me ofrecí en calidad de cocinero. A falta de otro mejor, fui aceptado, y,algunosdías después, elPilgrimhabía perdidodevista las tierras deNuevaZelanda…

—Segúnmehadichomijovenamigo—interrumpióHarris—,elPilgrimnosedirigíaalacostadeÁfrica.¿Cómohabéispodidollegarentonceshastaaquí?

—Dick Sand no puede explicárselo aún, y acaso no pueda explicárselonunca—respondióNegoro—;perovoyaexplicarteloquehapasado,Harris,ytúpodrástrasladárseloatujovenamigo,siquieres.

—¡Cómo!—exclamóHarris—.¡Habla,camarada,habla!

—El Pilgrim—continuó Negoro— se dirigía a Valparaíso. Cuando meembarqué, sólo contaba con llegar a Chile. Siempre constituía una ventajaencontrarme a lamitaddel camino entreNuevaZelandayAngola y asímeaproximabaenvarioscentenaresdemillasa lacostadeÁfrica.Peroocurrióque,a las tres semanasdehaberabandonadoAuckland,elcapitánHull,queostentabaelmandodelPilgrim,desapareciócontodalatripulación,porpescarunaballena.Aqueldía,sóloquedarondosmarinerosabordo:elgrumeteyelcocineroNegoro.

—¿Ytúteencargastedelmandodelnavío?—preguntóHarris.

—Ese fuealprincipio,mipensamiento;peroveíaque sedesconfiabademí. Había cinco vigorosos negros a bordo, todos ellos hombres libres. Nopodríahabermeadueñadodeellos,y,unavezhechatodaclasedereflexiones,continué siendo lo que hasta entonces había sido, esto es, el cocinero delPilgrim.

—¿YhasidolacasualidadlaquehaconducidoaesenavíoalacostadeÁfrica?

—No, Harris —respondió Negoro—; no existe otra casualidad en estaaventura que la de haberte encontrado, durante una de tus excursiones detratante,precisamenteenlapartedellitoraldondehaencalladoelPilgrim.Encuanto a lodehaber llegado aAngola,mivoluntad,mi secreta voluntadhasidolaquelohahecho.Tujovenamigo,aunqueesunbuengrumeteparalanavegación,sólopodíacomprobarsuposiciónpormediodelacorrederaydelabrújula. ¡Puesbien!Undía, lacorredera fueapararal fondo.Unanoche,quedó inutilizada la brújula, y el Pilgrim, impulsado por una violenta

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tempestad,cambióderuta.Laduracióndelatravesía,inexplicableparaDickSand,lohabríasidotambiénparaelmarinomásexperto.Sinqueelgrumetepudiera enterarse y ni siquiera sospecharlo, fue doblado el cabo deHornos,aunqueyo,Harris,loreconocíenmediodelasbrumas.Entonces,graciasamí,laagujademarearrecobrésuverdaderadirección,yelnavío,impulsadohaciael nordeste por el espantoso huracán, vino a estrellarse contra la costa deÁfrica,precisamentecontraladeAngola,queeraadondeyoqueríallegar.

—Pues en ese mismo momento, Negoro —interrumpió Harris—, mecondujoalláeldestinopararecibirteyguiarteatubuenagenteporelinterior.CreíanestarenAmérica;sólopodíancreerqueestabanenella,ymehasidofácilhacerlestomarestaprovinciaporlaBajaBolivia,conlaqueenrealidadtienealgunasemejanza.

—Sí; lo han creído, como tu joven amigo creyó ver la isla de Pascua,cuandopasamosfrentealadeTristándeAcuña.

—CualquierotrosehabríaequivocadoNegoro.

—Ya lo sé, Harris; y ya tenía proyectado el sacar partido de semejanteerror.Porfin,yaestánlaseñoraWeldonysuscompañerosacienmillasporelinteriordeÁfrica,queesadondeyoqueríatraerlos.

—¡Peroahorasabendóndeestán!—objetóHarris.

—¡Bah!¿Quéimportaahora?—exclamóNegoro.

—¿Yquévasahacer?—preguntóHarris.

—¿Quévoyahacer?—repitióNegoro—.Antesdequetelodiga,Harris,damenoticiasdenuestroamoeltratanteAlvez,alquenohevistodesdehacedosaños…

—¡Oh!El pícaroviejo está a lasmilmaravillas—respondióHarris—,yquedaráencantadodevolveraverte…

—¿EstáenelmercadodeBihé?—preguntóNegoro.

—No,camarada;desdehaceunaño,suestablecimientoestáenKazonndé.

—¿Ycómovanlosnegocios?

—¡Oh,mildiablos!—exclamóHarris—.Latratadenegrossehacecadavezmásdifícil,por lomenoseneste litoral.Lasautoridadesportuguesasdeuna parte, y los cruceros ingleses de la otra dificultan las exportacionesApenas en los alrededoresdeMossamedes, al surdeAngola,puedehacerseahoraelembarquedenegrosconalgunasprobabilidadesdeéxito.Porello,enestemomento,losbarraconesestánllenosdeesclavos,esperandoalosnavíosquehandeconducirlosa lascoloniasespañolas.EncuantoaexpedirlosporBenguelaoporSanPablodeLoanda,noesposible.Losgobernadoresnose

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avienenarazones,ylosjefesmenosaún.Habráquevolverhacialasfactoríasdel interior, que es lo que piensa hacer el viejoAlvez. Irá hacia la parte deÑangueydelTanganikaparacambiarlastelasporelmarfilyporlosesclavos.Siempre son productivos los negocios con elAlto Egipto y con la costa deMozambique,queabastecedetodoaMadagascar;perometemoquellegaráeltiempo en que no pueda ejercerse la trata de negros. Los ingleses realizangrandes progresos en el interior de África… Los misioneros adelantan ypredican contranosotros…EseLivingstone, queDios confunda, despuésdehaber explorado la región de los lagos, va a dirigirse, según dicen, haciaAngola… Además, se habla de un tal teniente Cameron que se proponeatravesar el continente de este a oeste…También se temeque el americanoStanley pretenda hacer otro tanto… Todas estas visitas acabarán porentorpecer nuestras operaciones, Negoro; y si tenemos el sentimiento denuestrosintereses,niunosolodeesosvisitantesvolveráaEuropaparacontarloquesuindiscreciónhayavistoenÁfrica.

Aloír a aquellosdosbribones,hubiérasedichoquehablabancomounoshonrados negociantes cuyos negocios entorpecía una crisis comercialmomentánea.¿Quiénpodríacreerqueenlugardetratarsedesacosdecaféodebloquesdeazúcar, se tratabadeexpedir sereshumanoscomomercancía?Los tratantes de negros no tienen sentimiento alguno de lo justo ni de loinjusto.Lesfaltaenabsolutoelsentidomoral,y,enelcasodequeloposean,en seguida lo pierden en medio de las espantosas atrocidades de la trataafricana.

CuandoHarristeníarazón,eracuandodecíaquelacivilizaciónpenetrabapoco a poco en aquellas regiones salvajes, a causa de los atrevidos viajeroscuyos nombres se unen de un modo indisoluble a los descubrimientos delÁfricaecuatorial.Alacabeza,figuraDavidLivingstone;despuésdeél,Grant,Speake, Burton, Cameron y Stanley, héroes que dejaron un recuerdoimperecedero,comobienhechoresdelahumanidad.

Cuandohubollegadoaestepuntolaconversación,Harrisquedóenteradode lo que había sido la vida de Negoro durante los dos últimos años. Elantiguo agente del tratante Alvez, evadido del penal de Loanda, volvía aaparecer, talycomosiemprese lehabíaconocido,estoes,dispuestoa todo;peroloquenosabíaHarrisaúneraquépartidopretendíaNegoroobtenerconrelaciónalosnáufragosdelPilgrim.Ypreguntóasucómplice:

—¿Yahoraquevasahacerconesagente?

—Elasuntocomprendedospartes—explicóNegoro,comounhombrequetieneproyectadosuplandesdehacemuchotiempo—,quetratandeaquéllosaquienesvenderécomoesclavos,ydelosque…

Elportuguésnoterminólafrase;perosufisonomíaferozhablabaporél.

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—¿Aquiénesvenderás?—preguntóHarris.

—AlosnegrosqueacompañanalaseñoraWeldon—respondióNegoro—.ElviejoTomnopuedetenerungranvalor;perolosotrossoncuatrovigorososmozosquesepagaránmuycarosenelmercadodeKazonndé.

—¡Ya lo creo, Negoro! —corroboró Harris—. ¡Cuatro negros bienconstituidos,acostumbradosaltrabajoyqueseparecenmuypocoalosbrutosque nos llegan del interior…! ¡De seguro que los venderás caros…! ¡Unosesclavos nacidos en América y expedidos a los mercados de Angolaconstituyenunararamercancía…!PeronomehasdichosihabíaalgúndineroabordodelPilgrim—añadióelamericano.

—¡Oh! Sólo algunos centenares de dólares, que he conseguido salvar…Porfortuna,cuentoconalgunosrobos…

—¿Cuáles,camarada?—preguntóHarris,concuriosidad.

—¡Nada!—pronuncióNegoro,quepareciólamentarelhaberhabladomásdeloquehubieraquerido.

—Lo que queda por hacer ahora es el apoderarse de toda esa caramercancía—dijoHarris.

—¿Yesoestandifícil?—interrogóNegoro.

—No,camarada.Adiezmillasdeaquí,juntoalCoanza,hayacampadaunacaravanadeesclavosconducidaporelárabeIbnHamisyquesóloesperamiregreso para emprender el camino de Kazonndé. Allí hay más soldadosindígenasdelosquesenecesitanparacapturaraDickSandysuscompañeros.Basta, por tanto, conquemi joven amigo tenga la ideadedirigirsehacia elCoanza.

—¿Ytendráesaidea?—preguntóNegoro.

—Deseguro—respondióHarris—,puestoquees inteligenteynopuedesuponer el peligro que le espera.DickSandno puedepensar en volver a lacostapor el caminoquehemos seguido juntos.Seperdería enmediode losespesosbosques.Porconsiguiente,tengolaseguridaddequeprocurarállegara uno de los ríos que corren hacia el litoral, para seguir su curso en unajangada…No puede adoptar otra resolución, y, como le conozco, sé que laadoptará.

—Sí…¡pudieraser!—respondióNegoro,reflexionando.

—No«pudieraser»,sinoque«esseguro»,hayquedecir—rectificóHarris—.¿Nocomprendes,Negoro,queescomosiyolehubieradadounacitaamijovenamigoaorillasdelCoanza?

—Puesbien—concluyóNegoro—;enmarcha.ConozcoaDickSand.No

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tardaráunahora,yconvieneadelantarle.

—¡Enmarcha,camarada!

SelevantabanHarrisyNegoro,cuandoserenovóelruidoqueanteshabíadespertadolaatencióndelportugués.Eraunestremecimientodelasramasdeloscrecidospapiros.

NegorosedetuvoycogióaHarrisdeunamano.

Depronto,sedejóoírunsordoladrido.Unperroapareciójuntoalribazo,conlabocaabierta,dispuestoaarrojarsesobresupresa.

—¡Dingo!—exclamóHarris.

—¡Ah!¡Estaveznosemeescapará!—pronuncióNegoro.

Dingoibaalanzarsesobreél,cuandoNegoro,cogiendoelfusildeHarris,seloapoyóenelhombroehizofuego.

Un prolongado aullido de dolor respondió a la detonación, y Dingodesaparecióentreladoblehileradearbustosquebordeabaelarroyo.

Negorodescendióalpuntoalapartebajadelaorilla.

Unas gotitas de sangre manchaban algunas ramas de los papiros, y unprolongadorastrorojomarcabalosguijarrosdelarroyo.

—¡Porfinllevalosuyoesemalditoanimal!—exclamóNegoro.

Harrishabíaasistidoatodaaquellaescena,sinpronunciarunasolapalabra.

—Negoro—dijo—,eseperrotequeríadeunmodomuyparticular.

—Asíparece,Harris;peroyanovolveráaquererme…

—¿Yporquétedetestadeesamanera,camarada?

—¡Oh!Se trata de un antiguo asunto que tenemos que ventilar entre losdos…

—¿Un antiguo asunto?—interrogóHarrisNegoro no dijomás, yHarrisdedujoqueelportuguéslehabíaocultadoalgunaaventurapretérita,sibiennoinsistió.

Algunos instantes después, siguiendo la corriente del arroyo, se dirigíanamboshaciaCoanza,atravésdelaselva.

CAPÍTULOIII

ENMARCHA

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¡África!Estenombre, tanterribleenaquellascircunstancias;estenombrequeporfuerzahabíadesustituiraldeAmérica,nisiquierapodíadesaparecerpor un instante de la imaginación de Dick Sand. Cuando el joven grumeterecordaba lo que había pasado algunas semanas antes, era para preguntarsecómoelPilgrimhabía terminadoporarribaraaquellapeligrosacosta;cómohabríadadolavueltaalcabodeHornosyhabríapasadodeunocéanoalotro.Desde luego, a la sazón seexplicabaporqué, apesarde la rapidezconquenavegabasubarco,latierrahabíatardadotantoenmanifestarse,puestoquelalongituddelrecorridoquehabíahechoparallegaralacostaamericanahabíasidodobledeloquedebieraser,sinélsaberlo.

—¡África!¡África!—RepetíaDickSand.

Luego,depronto,mientrasevocabaconunavoluntadtenazlosincidentesde aquella inexplicable travesía, concibió la idea de que pudiera haber sidodesviada la brújula. También recordó que se había inutilizado el primercompás y que la sondaleza de la corredera se había roto, lo cual le habíapuestoenlaimposibilidaddecomprobarlavelocidaddelPilgrim.

—¡Sí! —pensó—. Sólo quedaba una brújula a bordo; una sola, cuyasindicaciones yo no podía comprobar…Y, una noche, fui despertado por ungritoqueexhalóelviejoTom…¡Negorosehallabaallí,apopa…!Acababadecaersesobrelabitácora…¿Nopudodesviar…?

Nacía la luz de la inteligencia de Dick Sand. Palpaba la verdad con eldedo. Comprendía, por fin, cuanto de ambiguo había en la conducta deNegoro.VeíasumanoenaquellaseriedeaccidentesquehabíanacarreadolapérdidadelPilgrimyhabíancomprometidodeunmodo tanespantosoa losquetransportaba.

¿Y quién sería aquel miserable? ¿Habría sido marino a pesar de quesiempre lo había ocultado? ¿Sería capaz de tramar toda aquella odiosamaquinación que había dado por resultado el arrojar el barco a la costa deÁfrica…?

Desdeluegosiaúnexistíanpuntososcurosenelpasado,elpresenteyanopodíaofrecérselos.EljovengrumetesabíamuybienquesehallabaenÁfrica,y,probablemente,enlafunestaprovinciadeAngola,amásdecienmillasdelacosta.TambiénsabíaquelatraicióndeHarrisnopodíaserpuestaenduda.Dedondelalógicamáselementalleobligabaadeducirqueelamericanoyelportugués se conocían desde larga fecha; que una fatal casualidad los habíareunidoenaquellitoral,yqueunplanhabíasidoconcertadoentreellos,cuyoresultadodebíaserfunestoparalosnáufragosdelPilgrim.

¿Y por qué aquellos odiosos actos? Que Negoro quisiese, en definitiva,

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apoderarse de Tom y de sus compañeros para venderlos como esclavos enaquel país, donde se practicaba la trata de negros, podía admitirlo. Que elportugués,movidoporun sentimientodeodio, tratasedevengarsedeél, deDickSand,porquelehabíatratadocomosemerecía,tambiéneraadmisible…¿Qué intentaría hacer aquel miserable con la señora Weldon, con aquellamadreyconsuhijito…?

SiDickSandhubierapodidosorprenderenalgolaconversaciónsostenidaentreHarris yNegoro, habría sabido a qué atenerse y qué clase de peligrosamenazabanalaseñoraWeldon,alosnegrosyaunaél.

La situación era espantosa, pero al joven grumete no le amedrentaba.Puestoquehabíasidouncapitánabordo,seguiríasiendouncapitánentierra.TeníaquesalvaralaseñoraWeldon,alpequeñoJackyatodosaquelloscuyasuerte había puesto el cielo entre sus manos. ¡No había hecho más quecomenzarsutarea!¡Larealizaríahastaelfinal!

Al cabo de dos o tres horas, durante las cuales resumieron en suimaginaciónelpresenteyelporvenir susbuenasysusmalasprobabilidades—estasúltimasmuynumerosas,pordesgracia—,DickSandseirguió,firmeyresuelto.

Losprimerosresplandoresdeldíailuminabanentonceslaselevadascimasdelaselva.ConexcepcióndelgrumeteyTomtodosdormían.

DickSandseacercóalnegroviejo.

—Tom—ledijo,envozbaja—,ustedhareconocidoelrugidodelleónyhavistolosinstrumentosdelosmercaderesdeesclavos,yyasabequeestamosenÁfrica.

—Sí,señorDick;yalosé.

—Puesbien,Tom;niunapalabradetodoestoalaseñoraWeldonnialoscompañeros.¡Esprecisoquesuframosnosotrossolosyquelossalvemos!

—¡Solos…,enefecto…!¡Espreciso!—exclamóTom.

—Tom—insistióelgrumete—,tenemosquevigilarconmáscuidadoquenunca.Noshallamosenunpaísenemigo,¡yentrequeclasedeenemigos…!Habrá que decir a nuestros compañeros que hemos sido traicionados porHarris,paraquepuedanestarenguardia.Pensaránquepodemostemeralgúnataquedelosindiosnómadas,yesoessuficiente.

—Puedeustedcontarconmivaloryconmiabnegación,señorDick.

—Lo sé, así como también que cuento con su buen sentido y con suexperiencia.¿Meayudaráusted,mibuenTom?

—Entodoyparatodo,señorDick.

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LaresolucióndeDickestabaadoptadayhabíasidoaprobadaporelnegroviejo.SiHarrissehabíavistocogidoenflagrantedelitodetraición,antesdehaber llegado la hora de obrar, por lo menos, el joven grumete y suscompañerosnosehallabanbajolaamenazadeunpeligroinmediato.Era,enefecto,elhallazgodeaquellosinstrumentosdetorturaabandonadosporunosesclavos y el inesperado rugido del león lo que había provocado la súbitadesaparición del americano. Se había visto descubierto, y, probablemente,habíahuidoantesdequeelgrupoqueguiaballegasealsitiodondehabíadeseratacado.EncuantoaNegoro,cuyapresenciahabía reconocidoDingodeseguro durante los últimos días de camino, debía de haberse reunido conHarris,afindeponersedeacuerdoconél.Desdeluego,transcurriríanalgunashoras,sinduda,antesdequeDickSandylossuyosfuesenasaltados,yhabíaqueaprovecharlas.

El único remedio consistía en llegar a la costa cuanto antes. El jovengrumeteteníamuchasrazonesparacreerqueaquellacostadebíadeserladeAngola. Después de haber llegado, Dick Sand trataría de encontrar, bien alnorteoal sur,unestablecimientoportuguésdondesuscompañerospudieranpermanecerseguros,afaltadesurepatriación.

Mas para verificar el regreso al litoral, ¿habría que utilizar el caminorecorrido?DickSandnopensabaenello,por loquecoincidíaconHarris,elcual había entrevisto con toda claridad que las circunstancias obligarían aljovengrumeteabuscarelcaminomáscorto.

En efecto, habría sido entorpecedor, pornodecir imprudente, emprenderdenuevoaquelladifícilcaminataatravésdelbosque,locualsóloconduciríaavolver al punto de partida, y permitía a los cómplices deNegoro el obtenerunapistasegura.Elmediodecaminarsindejarhuellassóloconsistíaenseguirlacorrientedeunrío.Almismotiempo,podríantemersemenoslosataquesdelas fieras que, por fortuna, se habíanmantenidohasta entonces a una buenadistancia. En tales circunstancias, una agresión misma de los indígenaspresentaba tambiénmenos gravedad.Dick Sand y sus compañeros, una vezembarcadosenunasólidalancha,ybienarmados,seencontraríanenmejorescondicionesparadefenderse.Todoestribabaenencontrarlacorrientedeagua.

Hay que añadir también que, teniendo en cuenta el estado en que seencontrabalaseñoraWeldonysuhijoJack,aquelmediodetransporteeraelmásconveniente.No faltabanbrazosparacogeralniñoenfermo,porcierto.ParasustituiralcaballodeHarris,podíanconstruirseunasangarillasderamasenlasquehubierasidotransportadalaseñoraWeldonperohabríaqueemplearensemejantetransporteadosdeloscinconegros,yDickSandquería,nosinrazón,quetodossuscompañerosestuviesenlibres,ensusmovimientos,paraelcasodeunsúbitoataque.

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Además,siguiendolacorrientedeunrío,eljovengrumeteseencontraríaensuelemento.

La cuestión se reducía, pues, a averiguar si existía en los alrededoresalguna corriente de agua utilizable. Dick Sand lo consideraba posible, y heaquíporqué:

ElríoquedesembocabaenelAtlántico,enelsitiodondehabíaencalladoelPilgrim,nopodíasubirmuyalnortenimuyalestedelaprovincia,puestoque una cadena de montañas bastante próximas —las mismas que habíanconfundidocon lacordillerade losAndes—cerrabaelhorizonteporamboslados.Por consiguiente el ríobajabade aquellas alturas, oderivabahacia elsur,y,enamboscasos,DickSandnopodíatardarenencontrarsucurso.Talvez, también, antes que aquel río —pues tenía derecho a este calificativo,como tributario directo del océano— se presentase alguno de sus afluentes,capazparael transportedeaquelgrupo.Entodocaso,unacorrientedeaguacualquieranodebíadeestaralejada.

Enefectodurantelasúltimasmillasdelviaje,lanaturalezadelterrenosehabíamodificado.Laspendientesdescendíanyaparecíanhúmedas.Acáyallácorrían pequeños riachuelos, los cuales indicaban que el subsuelo conteníatodaunaredacuosa.Durantelaprimerajornadadecamino,lacaravanahabíacosteado uno de aquellos arroyos, cuyas aguas, enrojecidas por el óxido dehierro,dejabanteñidaslasorillas.Nodebíacostarmuchotiemponiserdifícilsurecorrido.Desde luego,nopodíaaprovecharsesucorriente,peroera fácilseguirlahastasudesembocaduraencualquierafluentemásconsiderableyenelquesepudieranavegar.

Tal fue el sencillo plan forjado por Dick Sand después de haberconferenciadoconelviejoTom.

Habiendollegadoeldía,todossuscompañerossedespertaronpocoapoco.LaseñoraWeldondejóasuhijitoJack,todavíaadormecido,entrelosbrazosdeNan.Dabapenaver al niño completamente descolorido en el períododeintermitencia.

LaseñoraWeldonseacercóaDickSand.

—Dick, ¿dónde está Harris? —le preguntó, después de haberlecontemplado—.Noloveo.

El jovengrumeteconsiderabaque,aunquedejasecreerasuscompañerosque iban pisando el suelo de Bolivia, no debía ocultarles la traición delamericano.Así,pues,dijo,sinvacilar:

—Harrisyanoestáconnosotros.

—¿Sehaadelantado?—interrogólaseñoraWeldon.

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—Hahuido, señoraWeldon—respondióDick Sand—.EseHarris es untraidor,y estáde acuerdoconNegoro,queha sidoelquenoshaconducidohastaaquí.

—¿Conquéobjeto?—preguntó,conviveza,laseñoraWeldon.

—Lo ignoro—contestó Dick Sand—. Lo único que sé es que debemosregresarsindemoraalacosta.

—¡Ese hombre… un traidor! —exclamó la señora Weldon—. ¡Lopresentía…!¿Ytúcrees,Dick,queestádeacuerdoconNegoro?

—Debedeestarlo,señoraWeldon.Esemiserableseguíanuestrashuellas.Eldestinohapuestoalosdosbribonesenpresenciaelunodelotro,y…

—Y espero que no se habrán separado cuando yo los encuentre—dijoHércules—.¡Romperélacabezadelunoconladelotro!—añadióelgigante,adelantandosusdosformidablespuños.

—¡Pobrehijomío!—exclamólaseñoraWeldon—.¡ConloscuidadosquepensabaprodigarleenlahaciendadeSanFelice!

—Jackserestablecerá—dijoelviejoTom—cuandoseacerquealapartemássanadellitoral.

—Dick—insistiólaseñoraWeldon—,¿estássegurodequeHarrisnoshatraicionado?

—Sí, señoraWeldon—respondió el joven grumete, que hubiera queridopoderevadirtodaexplicaciónsobreelparticular.

Porello,seapresuróaañadir,mirandoalnegroviejo:

—Esta noche hemos descubierto su traición Tom y yo, y si no hubieraemprendidolafugaconsucaballo,lohabríamatado.

—Así,pues,esaquinta…

—No existe quinta, ni cortijo, ni aldea por los alrededores—respondióDickSand—.Lerepitoquehayquevolveralacosta.

—¿Porelmismocamino,Dick?

—No,señoraWeldon;siguiendounacorrientedeaguaquenosconduzcaalmarsintrabajoalgunoysinpeligro.Todavíatenemosquerecorreralgunasmillasapie,ynodudoque…

—¡Oh,yosoyfuerte,Dick!—exclamólaseñoraWeldonsacandofuerzasdeflaqueza—.¡Caminaré,yconduciréamihijo!

—Aquí estamos nosotros, señora Weldon —dijo Bat—, y latransportaremosausted.

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—¡Sí, sí! —aprobó Austin—. Con las ramas de unos árboles y unashojas…

—Gracias,amigosmíos—interrumpiólaseñoraWeldon—,peroquieroirapie…Iréandando.¡Enmarcha!

—¡Enmarcha!—repitióeljovengrumete.

—DemeustedaJack—dijoHércules,requiriendoalniñodelosbrazosdeNan—.¡Cuandonotengonadaquellevar,mecanso!

Yelbuennegropusocondelicadezasobresusbrazosalniñodormido,quenisiquierasedespertó.

Fueron revisadas las armas con cuidado. Las provisiones que quedabanfueron reunidasenun soloenvoltorio,demaneraque sólo fuesecargadounhombre.Acteónseloechósobrelaespaldaysuscompañerosquedaronlibresparatodomovimiento.

El primo Benedicto, cuyas largas piernas de acero desafiaban a todocansancio, se hallaba dispuesto a partir. ¿Había notado la desaparición deHarris?Nopodría afirmarse.Poco le importaba.Además, se hallaba bajo laimpresióndeunadelasmásterriblescatástrofesquepodíansucederle.

Enefecto, el primoBenedictohabíaperdido su lupay susgafas, lo cualconstituíaunagravecomplicación.

Porfortunatambién,aunquesinqueéllosupiera,Bathabíaencontradolosdos preciosos adminículos entre la hierba del lecho, si bien por consejo deDickSandloshabíaguardado.Detalmanera,seríaseguroqueelniñomayorpermaneceríatranquilodurantelamarcha,puestoque,comosueledecirse,noveíamásalládesusnarices.

Así, pues, colocado entre Acteón y Austin, con orden expresa de noabandonarlos,elpobreBenedictonodejóoírrecriminaciónalguna,ycontinuóensupuestocomounciegoquesedejaseconducir.

Nohabíadadocincuentapasoselgrupo,cuandoelviejoTomlodetuvodepronto,formulandoestapregunta:

—¿YDingo?

—¡Enefecto,Dingonoestáconnosotros!—dijoHércules.

Y,consuvozpotente,elnegrollamóalperrovariasveces.

Ningúnladridolerespondió.

Dick Sand permanecía silencioso. La ausencia del perro era lamentable,porquehabríaprevenidoalgrupocontratodasorpresa.

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—¿HabráseguidoDingoaHarris?—interrogóTom.

—AHarris,no—respondióDickSand—,másbienhabráseguidolapistaaNegoro.Loolfateabaadistancia.

—¿Se le habrá ocurrido a esemaldito cocinero dispararle un balazo?—exclamóHércules.

—¡SerásiDingonoloestrangula!—sentencióBat.

—¡Tal vez! —dijo el joven grumete—. Pero no podemos aguardar elregreso de Dingo. Además, si está vivo, el inteligente animal sabráencontrarnos.¡Adelante!

Hacía mucho calor. Desde el amanecer, grandes nubes cubrían elhorizonte.Enelambientesecernía laamenazade la tormenta.Eraprobableque no terminara el día sin que sonase algún trueno. Por fortuna, la selva,aunquemenosespesa,dabaalgunafrescuraalasuperficiedelsuelo.Aunoyotro lado abundantes arbolados rodeaban las paredes cubiertas de hierbacrecidayespesa.Enalgunossitios,troncosenormes,solidificadosya,yacíanen el suelo—indicio de que aquellos terrenos eran hulleros, tal y como seencuentran con frecuencia en el continente africano—. En los claros delbosque,acuyaverdealfombrasemezclabaunachabascasonrosada,variabanlos colores de las flores, y aparecían jengibres amarillos o azules, lobeliaspálidasyorquídeasrojasfrecuentadasincesantementeporlosinsectosquelasfecundaban…

Los árboles no formaban entonces impenetrables masas, y sus esenciaseran más variadas. Había elaisos, que son una especie de palmeras queproducenunaceitemuypreciadoenÁfrica,yunosalgodonerosqueformabangrupos de ocho o diez pies de altura, y cuyos tallos leñosos producen unalgodónmuyvelloso,casianálogoaldePernambuco.Unoscopalesdejabanrezumar, por unos agujeros debidos a las trompas de ciertos insectos, unaolorosaresinaqueresbalabahastaelsuelodondesealmacenabaparasubvenira las necesidades de los indígenas. Allí aparecían diseminados limoneros,granados silvestres y otras muchas plantas arborescentes que ponían demanifiesto la prodigiosa fertilidad de aquella llanura del África central. Enmuchos sitios, también, el olfato era afectadode unmodo agradable por unfinooloravainilla,sinquesepudiesedescubrirquéarbustoloexhalaba.

Todoaquelconjuntodeárbolesydeplantasverdeaba,apesardelasequíaydequesóloalgunaqueotratormentasolíaregaraquellosterrenoslujuriosos.Eraaquellalaépocadelasfiebres;pero,comohaobservadoLivingstone,porreglageneralpuedenevitarsehuyendodelsitiodondesehancontraído.DickSand conocía esta observación del gran viajero, y esperaba que el pequeñoJack no la desmentiría. Se lo dijo a la señora Weldon, después de haber

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comprobadoquenohabíavueltoelaccesoperiódico,comoeradetemer,yqueelniñodescansabaapaciblementeentrelosbrazosdeHércules.

Caminaban con prudencia y con rapidez. A veces, se veían huellasrecientesdehombresodeanimales.Lasramasdelosárbolesydelamaleza,separadasorotas,permitíanentoncescaminarconunpasomásigual;pero,lamayor parte del tiempo, los múltiples obstáculos que era preciso derribar,retrasaban al grupo, con gran disgusto de Dick Sand. Se veían unasenredaderas entremezcladas que podían compararse con el aparejo endesorden de un navío, especie de sarmientos semejantes a curvos alfanjes,cuyas hojas, provistas de largas espinas, eran como serpientes vegetales decincuenta a sesenta pies de longitud, que tuvieran la propiedad de volverseparamorderalviandanteconsusdardosagudos.Losnegroslascortabanconsus hachas; pero aquellas enredaderas reaparecían sin cesar, desde el suelohastalascopasdelosárbolesmáselevados,alosqueseenroscaban.

Elreinoanimalnoeramenoscuriosoqueelreinovegetalenaquellapartedelaprovincia.Lospájarosrevoloteabanengrannúmerobajoaquelpoderosoenramado;pero,comosecomprenderá,nopodíantemerqueselesdisparaseunsolotiroporaquellosquepretendíanpasartansecretacomorápidamente.Habíapintadasenbandadasconsiderables,francolinesdediversasclases,muydifícilesdecoger,yalgunosdeesospájarosalosquelosamericanosdelnortehan llamado por onomatopeya vhip-poor-will—tres sílabas que reproducencon exactitud sus gritos—. Dick Sand y Tom hubieran podido creerse, enverdad, que se hallaban en una provincia delNuevoContinente; pero, ¡ay!,sabíanmuybienaquéatenerse…

Hastaentonces,lasfieras,tanpeligrosasenÁfrica,nosehabíanacercadoalgrupo.Enaquellaprimeraetapa,volvieronaverseunasjirafas,quesindudaHarrishabríadesignadoconelnombredeavestruces—envanoaquellavez—.Aquellosvelocesanimaleshuíanconrapidez,espantadospor laaparicióndeuna caravana en aquellos bosques tan poco frecuentados. A lo lejos, en laslindesdelaspraderas,seelevabanalgunasvecestambiénunasespesasnubesde polvo. Era un rebaño de búfalos que caminaban produciendo un ruidosemejantealdeunascarretasmuypesadas.

Durante el transcurso de dos millas, Dick Sand siguió la corriente delriachuelo que debía desembocar en algún río más importante. Ya deseabaconfiar a sus compañeros a la rápida corriente de un río del litoral.Considerabaquelasfatigasylospeligrosnoseríantangraves.

Amediodía, llevaban recorridasunas tresmillas sinhaber tenidounmalencuentro.NoaparecíahuellaalgunadeHarrisnideNegoro.Dingonohabíaaparecido…

Habíaqueacamparparadescansarytomaralimento.

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Elcampamento fueestablecidoenunaespesuradebambúesqueamparóporenteroalgrupo.

Sehablópocodurantelacomida.LaseñoraWeldontomóasuhijoentrelosbrazos.Nuncaloperdíadevista.Nopodíacomer.

—Hayqueingeriralgúnalimento,señoraWeldon—lerepitióvariasvecesDickSand—. ¿Qué será de usted, si llegan a faltarle las fuerzas…? ¡Coma,coma…! En seguida, reanudaremos la marcha, y una buena corriente nosllevaráalacostasinquenoscansemos…

LaseñoraWeldoncontemplabaaDickSandfrenteafrente,mientraséllehablaba así. Los ardientes ojos del joven le infundían valor y se sentíaanimada. Viéndole a él y a aquellos negros tan abnegados, como mujer ymadrequeera,noqueríadesesperar.Sinembargo,¿porquéseabandonaba?¿Nocreíahallarseenunatierrahospitalaria…?LatraicióndeHarrisnopodíapresentar para ella unas consecuencias tan graves… Dick Sand adivinabacuáleseransuspensamientos,ysehallabapróximoaabatirlacabeza…

CAPÍTULOIV

LOSMALOSCAMINOSDEANGOLA

Enaquelmomento,elpequeñoJacksedespertóyrodeóconlosbrazoselcuellodesumadre.Suaspectoeramejor.Lafiebrenohabíavuelto.

—¿Estás mejor, hijo mío?—preguntó la señoraWeldon, estrechando alenfermitocontrasucorazón.

—Sí,madre—respondióJack—;perotengounpocodesed.

Nosepudodaralniñomásqueaguafresca,delaquebebióalgunostragosconsatisfacción.

—¿YmiamigoDick?—preguntó.

—Aquíestoy,Jack—contestóDickSand,cogiendounamanoalniño.

—¿YmiamigoHércules?

—Hérculesestápresente,señorJack—respondióelgigante,acercándose.

—¿Yelcaballo?—siguiópreguntandoelpequeñoJack.

—¿Elcaballo…?Sehaido,señorJack—contestóHércules—.¡Ahorasoyyo el caballo…! Yo le llevo a usted… ¿Acaso le parece que mi trote esdemasiadomolesto…?

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—No—respondióelpequeñoJack—,peroesquenopuedoyollevarlasbridas…

—¡Oh!Me pone usted un freno, si quiere—dijo Hércules, abriendo suampliaboca—,ypuedetirarcuantoledélagana.

—Demasiadosabesquenotiraréapenas…

—¡Bueno!¡Haráustedmal,porquetengolabocamuydura!

—¿YlaquintadelseñorHarris?—preguntó,unavezmás,elniño.

—Pronto llegaremos, Jack mío—respondió la señoraWeldon—. ¡Sí…!¡Pronto…!

—¿Quiereustedquereanudemoslamarcha?—dijo,entonces,DickSand,paracortaraquellaconversación.

—Sí,Dick;¡enmarcha!

Fue levantado el campo, y se reanudó lamarcha en el mismo orden deantes.Había que atravesar el tallar con el fin de no abandonar el curso delriachuelo.Enotrotiempo,habíahabidoallíalgunossenderos;pero,alasazón,aquellossenderosestaban invadidospor laszarzasy lamaleza.Hubieronderecorrerunamillaenaquellaspenosascondicionesyempleartreshorasenelrecorrido. Los negros trabajaban sin descanso. Hércules, después de haberreintegradoalpequeñoJackalosbrazosdeNan,tomóparteenlatarea,¡yquéparte!Exhalabavigorosossuspirosblandiendomuyactivamenteelhacha,yseabríaantesíunagujerocomoporobradeunincendiodevorador.

Por fortuna, aquel fatigoso trabajo no podía durar. Recorrida aquellaprimeramilla,seviounamplioorificiopracticadoeneltallarquecomunicabaensentidooblicuoconelriachueloyseguíasuribazo.Aquelloconstituíaunsitio de paso para los elefantes, que tenían la costumbre de transitar acentenaresporaquellapartedelbosque.Grandeshoyosformadosporlaspatasdelosenormespaquidermosaparecíanenelsuelo,queseempapabadurantelaépoca de lluvias y cuya naturaleza esponjosa se prestaba a la formación deaquellasgrandesseñales.

Despuéssevioqueaquelsitiodepasonohabíasidoutilizadosóloporlosgigantescos animales. Seres humanos habían seguidomás de una vez aquelcamino,sibienlohabíanseguidocomounosrebañosquefuesenconducidosbrutalmentealmatadero.Esparcidosporelsuelo,yacíanrestosdeesqueletosmedioroídosporlasfieras,algunosdeloscualesostentabanaúnlastrabasdelaesclavitud.

EnelÁfricacentralhaylargoscaminosjalonadosasíporrestoshumanos.Centenaresdemillassonrecorridasporlascaravanas,ymuchosdesgraciadoscaen en el camino, bajo el látigode los agentes,muertos por la fatiga o las

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privacionesydiezmadosporlasenfermedades,cuandonoasesinadosporlosmismostratantessifaltanlosvíveres.¡Sí!Cuandonopuedenseralimentados,selesmataatiros,asablazosoacuchilladas,yestoscrímenesnoescasean…

Unas caravanas de esclavos habían seguido aquel camino. Durante elrecorridodeunamilla,DickSandysuscompañeros tropezaronacadapasoconaquelloshuesosesparcidos,poniendoenfugaaenormeschotacabrasque,convuelopesado,dabanvueltasenelaire.

La señora Weldon miraba sin ver, y Dick Sand temía que fuese ainterrogarle,puesabrigabalaesperanzadeconducirlaalacostasindecirlequela traición de Harris consistía en dejarles extraviados en una provinciaafricana.Porfortuna, laseñoraWeldonnoseexplicabaloqueteníaantesusojos. Había tomado a su hijo entre sus brazos, y el pequeño Jack, que ibaadormecido,absorbíatodosupensamiento.Nancaminabajuntoaella,ynilaunanilaotrahicieronaljovengrumetelaspreguntasqueéstetemía.ElviejoTom iba con los ojos bajos. Sabíamuybien por qué aquel orificio aparecíallenodehuesoshumanos.

Sus compañeros miraban a derecha e izquierda con sorpresa, como siatravesasenuninterminablecementeriocuyastumbashubieransidorevueltasporuncataclismo,sibiencaminabanensilencio.

Entretanto, el cauce del riachuelo se hundía y se ensanchabaalternativamente.Sucorrienteeramenosimpetuosa.DickSandesperabaquedentro de poco se haría navegable o desaguaría a un río más importante,tributariodelAtlántico.

Eljovengrumeteestabadecididoaseguiratodacostaaquellacorrientedeagua. Así, pues, no vaciló en abandonar el camino de aquel orificio que,siguiendounalíneaoblicua,sealejabadelriachuelo.

El grupo se aventuró de nuevo a través del espeso tallar. Funcionó elhacha,ycaminaronentreenredaderasyzarzasenmarañadas.Aunqueaquellosvegetalesobstruíanelsuelo,yanoeraespesalaselvaqueconfinabaallitoral.Escaseabanlosárboles.Altascañasdebambúseerguíansóloporencimadelahierba, y eran tan elevadas, que elmismoHércules no las dominaba con lacabeza.Elpasodeaquelgruposólohabríapodidoapreciarseporlaagitacióndelramaje.

Aqueldía,alastresdelatarde,lanaturalezadelterrenosemodificódeunmodo absoluto. Grandes llanuras debían quedar inundadas por entero en laépoca de lluvias. El suelo, más pantanoso, se alfombraba de espesomusgocubierto de encantadores helechos. Acababa de presentarse una rápidaelevacióntumefactacubiertadehematitesoscuras,últimosafloramientos,sinduda,dealgúnricoyacimientomineral.

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DickSandseacordóentoncesdeloquehabíaleídoacercadelosviajesdeLivingstone. Más de una vez, al audaz doctor le había faltado poco paraquedarhundidoenaquellosterrenospantanosos.

—¡Atención,amigosmíos!—dijo,adelantándose—.Reconocedel suelo,antesdecaminarsobreél.

—Enefecto—ratificóTom—;diríasequeestosterrenosestánempapadosporlalluvia,y,sinembargo,nohallovidoduranteestosúltimosdías…

—No—corroboróBat—,aunquelatormentanoestámuylejos.

—Razón de más —dijo Dick Sand— para que nos apresuremos afranquearestepantanoantesdequeestalle…Hércules,tomeustedenbrazosal pequeño Jack.QueBat yAustin se pongan al lado de la señoraWeldon,parasujetarla,sifueranecesario.Usted,señorBenedicto…¡Eh…!¿Quéhaceusted,señorBenedicto…?

—Caerme—respondió con naturalidad el primoBenedicto, que acababadedesaparecer,comosisehubieraabiertodesúbitounatrampabajosuspies.

Enefecto, elpobrehombre sehabíametidoenunaespeciedeaguazalyhabíadesaparecidohastalamitaddelcuerpoenunespesolodo.Ledieronlamano, y se levantó cubierto de barro, aunque muy satisfecho por no haberlastimado su preciosa caja de entomólogo.Acteón se colocó a su lado, conobjetodepreservardetodacaídaaldesdichadomiope.

El primo Benedicto había tenidomuymal gusto al elegir aquel aguazalpara sumergirse en él. Cuando le sacaron del lodazal, una gran cantidad deburbujassubióalasuperficie,y,alreventar,dejaronescaparungasdeunolorsofocante.Livingstone, que algunasveces estuvohundidohasta el pecho enaquellimo,comparabaaquellosterrenosconunconjuntodeenormesesponjascompuestasde tierranegrayporosade laqueelpiehacíabrotarnumerosashebrasdeagua.Aquellosparajeseransiempremuypeligrosos.

Por espacio de media milla Dick Sand y sus compañeros tuvieron quecaminar por aquel suelo esponjoso. Costaba tanto trabajo, que la señoraWeldon se vio obligada a detenerse, pues se hundía hasta la mitad de laspiernas enaquelbarrizal.BatyAustin,queriendoahorrarle lasmolestiasdeaquella difícil travesía por la llanura pantanosa, construyeron una litera conbambúes, la cual consintiópor fin enocupar.Suhijito Jack le fue colocadoentre los brazos, y así se procuró atravesar cuanto antes aquel pantanopestilente.

Lasdificultades fuerongrandes.Acteón sostenía vigorosamente al primoBenedicto. Tom ayudaba a Nan, quien, si no hubiera sido por él, habríadesaparecidoencualquiergrieta.Losotrostresnegrosllevabanlalitera.Ala

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cabeza,DickSandtanteabael terreno.Laeleccióndelemplazamientodondeapoyarelpienose realizabasin trabajo.Habíaquecaminarconpreferenciapor los rebordes recubiertos por una espesa hierba correosa; pero confrecuenciafaltabaelpuntodeapoyo,yentoncessehundíanenelcienohastalasrodillas.

Por fin, a las cinco de la tarde, quedó franqueado el pantano y el suelorecobró una dureza suficiente gracias a su naturaleza arcillosa, aunquecontinuaba húmedo por debajo. Era evidente que aquellos terrenoscorrespondían a varios ríos próximos y subterráneos, y el agua se filtraba atravésdesusporos.

En aquel momento, el calor se hizo abrumador, y se habría hechoinsoportable si unas espesas nubes tormentosas no se hubieran interpuestoentreelsueloylosabrasadoresrayosdelsol.Lejanosrelámpagoscomenzaronadesgarrarlasnubes,ysordostruenosgruñíanenlasprofundidadesdelcielo.Ibaaestallarunaformidabletormenta.

Esta clase de cataclismos son terribles en África. Lluvias torrenciales,ciclones a los que no resisten los árboles más corpulentos y exhalacionescontinuasconstituyenlaluchadeloselementosenaquellalatitud.DickSandlo sabíamuybien, y se inquietó en extremo.Nopodríanpasar la noche sinrefugio alguno.La llanura corría el riesgo de ser inundada, y no presentabaningúnparajeenelquesepudiesebuscarunsupuestorefugio.

¿Y qué refugio podía encontrarse en el desierto, sin un árbol y sin unmatorral? Las entrañas del suelo tampoco lo habrían proporcionado. A dospiesdelasuperficie,sehabríaencontradoelagua.

Sin embargo, hacia el norte, una serie de colinas poco elevadas parecíalimitar la llanura pantanosa. Era como el borde de aquella depresión delterreno.Algunosárbolesserecortabanenunaúltimazonamenostupidacuyohorizontecubríanlasnubes.

Allí faltaba también todo refugio; pero, por lo menos, los viajeros nocorrerían el riesgo de ser arrastrados por una posible inundación. Tal vezestuvieseallílasalvacióndetodos.

—¡Adelante,amigosmíos,adelante!—RepetíaDickSand—.Tresmillasmás,yquedaremosmássegurosqueenestosterrenos…

—¡Animo!¡Ánimo!—GritabaHércules.

El buen negro hubiera querido coger en brazos a toda aquella gente ytransportarlaélsolo.

Aquellaspalabrasanimabanaaquelloshombresvalerosos,y,apesardelasfatigasdeunajornadadecamino,avanzabanentoncesmásdeprisadeloque

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lohabíanhechoalemprenderlamarcha.

Cuando estalló la tormenta, faltabanpor recorrer aúnmás de dosmillas.Sin embargo, la lluvia no acompañó a los primeros relámpagos que secambiaron entre el suelo y las nubes eléctricas. La oscuridad se hizo casicompletaentonces,aunqueelsolnohabíadesaparecidotraselhorizonte.Labóveda de vapores se abatía poco a poco, como si amenazase con underrumbamiento —derrumbamiento que debía resolverse en una lluviatorrencial—. Los relámpagos rojos o azules la rasgaban por mil sitios yenvolvíanlallanuraenunaenmarañadareddefuego.

DickSandysuscompañeroscorrieronmásdeveinteveceselriesgodeseralcanzadosporlosrayos.Enaquellallanuradesprovistadeárboles,constituíanlos únicos puntos salientes que podían atraer las descargas eléctricas. Jack,despertado por el estruendo de los truenos, se escondía entre los brazos deHércules.Teníamuchomiedoelpobrecito,peronoqueríandejárseloverasumadre, ante el temor de afligirla más. Mientras caminaba con pasos muylargos,loconsolabalomejorquepodía.

—Notengaustedmiedo,buenJack—lerepetía—.Sieltruenoseacercaanosotros,yoloharépedazosconunasolamano.¡Yosoymásfuertequeél!

Y,adecirverdad, la fuerzadelgigante tranquilizabaunpocoalpequeñoJack.

La lluvia no podía tardar en caer, y, entonces, de aquellas nubescondensadas caerían torrentes. ¿Qué sería de la señora Weldon y de suscompañeros,sinoencontrabanunrefugio?

DickSandsedetuvouninstantejuntoalviejoTom.

—¿Quéhacer?—dijo.

—Continuarnuestrocamino,señorDick—respondióTom—.Nopodemosquedarnosenestallanuraquelalluviavaaconvertirenunpantano.

—¡No,Tom,no…! ¡Un refugio!¿Dónde…?¿Cuál…?¡Aunqueno fuesemásqueunachoza…!

DickSandinterrumpióconbrusquedadsufrase.Unrelámpagomásclaroacababadeiluminarlallanuraentera.

—¿Quéhevistoallí,auncuartodemilla?—exclamóDickSand.

—¡Sí!¡Yotambiénlohevisto!—ComprobóelviejoTom,sacudiendolacabeza.

¿Noesuncampamento?

—Sí,señorDick…;debedeseruncampamento…;perouncampamento

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deindígenas…

Un nuevo relámpago permitió observar con mayor claridad aquelcampamento,queocupabaunapartedelainmensallanura.

Allíseerguían,enefecto,unascientiendascónicasalineadasconsimetríayquemediandedoceaquincepiesdealtura.Niunsolosoldadoseveía.¿Sehabrían encerrado en sus tiendas, con el fin de esperar a que pasase latormenta,oestaríaabandonadoelcampamento?

Enelprimercaso,cualquieraquefuesenlasamenazasdelcielo,DickSanddeberíahuirmásaprisa.Enelsegundo,talvezencontraseallíelrefugioquenecesitaba…

—¡Losabré!—sedijo.

Luego,dirigiéndosealviejoTom,añadió:

—¡Quédense aquí! ¡Que no me siga nadie! Iré a reconocer esecampamento.

—Dejeustedqueleacompañemosunodenosotros,señorDick.

—No,Tom.¡Irésolo!Puedoacercarmesinservisto.Quédense.

Elgrupo,precedidoporTomyDickSand,hizoalto.Eljovengrumetesedestacóenseguidaydesaparecióenmediodelaoscuridad,queeraprofundacuandolosrelámpagosnodesgarrabanlasnubes.

Comenzabanyaacaeralgunasgruesasgotasdeagua.

—¿Quépasa?—interrogólaseñoraWeldon,acercándosealviejonegro.

—Quehemosvistouncampamento, señoraWeldon—respondióTom—;un campamento… Y también puede ser una aldea… Nuestro capitán haqueridoreconocerlo,antesdeconducirnoshastaallí…

La señora Weldon se contentó con aquella respuesta. Al cabo de tresminutos,DickSandestabadevuelta.

—¡Vengan ustedes! ¡Vengan ustedes!—Gritaba, con voz que expresabatodosujúbilo.

—¿Estáabandonadoelcampamento?—preguntóTom.

—¡Noesuncampamento—respondióeljovengrumete—,nitampocounaaldea…!¡Sonunoshormigueros!

—¡Unoshormigueros!—exclamóelprimoBenedicto,quefuedespertadoporaquellapalabra.

—Sí,señorBenedicto;perounoshormiguerosdedocepiesdealto,porlo

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menos,enlosqueprocuraremosrefugiarnos…

—Entonces—dijoelprimoBenedicto—,setratarádeloshormiguerosdela termita belicosa o de la termita devoradora. Sólo esos geniales insectoslevantantalesmonumentosquenodesaprobaríanlosmejoresarquitectos…

—Seanono las termitas, señorBenedicto,hayquedesalojarlasparaquenosintroduzcamosnosotrosenellos—dijoDickSand.

—¡Nosdevorarán!¡Yestaránensuderecho!

—Enmarcha,enmarcha…

—¡Esperenustedes!—exclamóelprimoBenedicto—.YocreíaqueesoshormiguerossóloexistenenÁfrica…

—¡Enmarcha!—gritó,porúltimavez,DickSandconciertaviolencia,portemoraquelaseñoraWeldonhubieseoídolasúltimaspalabraspronunciadasporelentomólogo.

SiguieronaDickSandconapresuramiento.Sehabía levantadounvientofurioso.Grandesgotascrepitabancontraelsuelo.Dentrodealgunosinstantes,elciclónseharíainsoportable.

Al poco rato, llegaron hasta uno de aquellos conos que se erguían en lallanura,y,pormuyamenazadoresquefuesenlastermitas,nosedebíavacilar:enel casodequeno se lespudieraechar,habríaquecompartir conellas sumorada.

Debajodeaquelcono,hechoconunaespeciedearcillarojiza,seabríaunagujero muy estrecho que Hércules agrandaba con su cuchillo en pocosinstantes, para abrir paso a un hombre de su corpulencia. Con extremasorpresadelprimoBenedicto,nosedejóverniunadeaquellostermitasquedebíanocuparamillareselhormiguero.¿Estaríaabandonado?

Ensanchadoelagujero,DickSandysuscompañerossedeslizaronporél,yHérculesdesapareció el último, en elmomento enque la lluvia caía con talfuria,queparecíaapagarlosrelámpagos.

Ya no había que temer el ciclón. Una propicia casualidad acababa deproporcionaralgrupounsólidorefugio,mejorqueunatiendaymejorqueunachozaindígena.

Setratabadeunodeesosconosdelastermitas,que,segúnlacomparacióndeltenienteCameron,paraseredificadosporunosinsectostanpequeños,sonmás asombrosos que las pirámides de Egipto, construidas por la mano delhombre.

«Es como si un pueblo hubiera edificado el monte Everest, una de lasmontañasmásaltasdelacordilleradelHimalaya»,hadicho.

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CAPÍTULOV

LECCIÓNACERCADELASHORMIGASENUNHORMIGUERO

Enaquelmomento,latormentaestallabaconunaviolenciadesconocidaenlaslatitudestempladas.

¡Era providencial queDick Sand y sus compañeros hubieran encontradoaquelrefugio!

Enefecto,lalluvianocaíaengotassueltas,sinoformandohebrasdeaguadeunespesorvariable.Aveces,eraunamasacompacta,formandounacapadeaguacomounacatarata,comounNiágara.Imagíneselatazadeunafuenteaérea que contuviese todo unmar y se vertiese de pronto.A causa de talesderramamientos, se anega el suelo, las llanuras se convierten en lagos, losarroyosentorrentes,ylosríos,desbordados,inundanvastosterritorios.

Porelcontrariodeloqueocurreenlaszonastempladas,dondelaviolenciadelastormentasestáenrazóninversadesuduración,enÁfrica,aunqueseanmuyfuertes,continúandurantedíasenteros.¿Cómopodráalmacenarse tantaelectricidaden lasnubes?¿Cómopodránacumularse tantosvapores?Elloesdifícil de comprender.Así ocurre, sin embargo, y el que lo presencia puedecreersetransportadoalasépocasextraordinariasdelperíododiluviano.

Por fortuna, el hormiguero, de paredes muy espesas, era perfectamenteimpermeable.Lachozadeunoscastores,construidacontierrabientrabajada,nohabría sidomás impenetrable.Habríapasadoun torrentepor encima, sinqueunasolagotadeaguasehubierainfiltradoporsusporos.

UnavezqueDickSandysuscompañeroshubieron tomadoposesióndelcono, se dedicaron a reconocer su disposición interior. Fue encendida lalinterna,yelhormigueroseiluminóconunresplandorsuficiente.Aquelcono,quemedíadocepiesdealturapordentro,teníaoncepiesdeancho,salvoensuparte superior, enque se redondeabaen formadepilóndeazúcar.Por todaspartes,laparedteníaunespesordecercadeunpie,yexistíaunvacíoentrelospisosdeceldasquelollenaban.

Aunque asombre la construcción de semejantes monumentos debidos aindustriosas falanges de insectos, no por eso deja de ser verdad que seencuentran con frecuencia en el interior deÁfrica. Un viajero holandés delpasado siglo—Smeathman— pudo ocupar con cuatro compañeros suyos lacima de uno de estos conos. En Lundé, Livingstone vio varios de estoshormigueros construidos con arcilla roja, cuya altura llegaba hasta quince yveintepies.EltenienteCameronconfundiómuchasvecesconuncampamento

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lasaglomeracionesdeconosqueerizabanlallanura,enelÑangüé.Sedetuvo,incluso,anteverdaderosedificios,noyadeveintepies,sinodecuarentaydecincuenta,enormesconosredondos,conesquilonesalosladoscomolacúpuladeunacatedral,talycomolosposeeelÁfricameridional.

¿A qué especie de hormigas se debía la prodigiosa edificación desemejanteshormigueros?

—Altermesbelicosus—habríarespondidosinvacilarelprimoBenedicto,unavezquehubierareconocidolanaturalezadelosmaterialesempleadosensuconstrucción.

Y, en efecto, como se ha dicho, las paredes estaban hechas con arcillarojiza. Si estuvieran hechas con tierra de aluvión gris y negra, deberíanhaberse atribuido al termes mordax o al termes atrox. Como se ve, estosinsectos tienen nombres poco tranquilizadores, que sólo podían gustar a unentomólogorecalcitrantecomoloeraelprimoBenedicto.

Laparedcentraldelcono,enlaquehabíahalladorefugioelgrupoenunprincipio,yqueformabaelvacíointerior,nohabríabastadoparacontenerlos.En cambio, amplias cavidades superpuestas semejaban celdas, en las quepodríaguarecerseunapersonademedianaestatura.Imagíneseunasucesióndecajonesabiertos;enelfondodeesoscajones,millonesdealvéolosquehabíanocupado los termitas, y se comprenderá con facilidad la disposición interiordelhormiguero.Aquelloscajonesaparecíancolocadosunossobreotros,comolosdepartamentosdelcamarotedeunbarco,yenlosdepartamentossuperioresfue donde pudieron refugiarse la señoraWeldon, el pequeño Jack,Nan y elprimoBenedicto.Debajo, se agazaparonAustin,Bat yActeón.En cuanto aDickSand,TomyHércules,sequedaronenlaparteinferiordelcono.

—Amigosmíos—dijo,entonces,eljovengrumetealosdosnegros—,elsuelocomienzaaempaparse.Hayqueterraplenarlo,extrayendolaarcilladelabase; pero cuidemos de no obstruir el agujero por donde penetra el aire delexterior,novayamosaasfixiarnosenestehormiguero.

—Sólohemosdepasaraquíunanoche—arguyóelviejoTom.

—Pues bien, procuremos que nos sirva de descanso, después de haberpasado tantas fatigas.Desdehace diez días, ésta será la primera vezquenohayamosdormidoalairelibre.

—¡Diezdías!—repitióTom.

—Además—prosiguióDickSand—,puestoqueesteconoconstituyeunimportanterefugio,quizánosconvengapermanecerenélduranteveinticuatrohoras.Entretanto,iréareconocerlacorrientedeaguaquenecesitamosyquenopuedeestarlejos.Creo,también,quehastaquenohayamosconstruidouna

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lanchanodebemos abandonar este refugio.Estamos a salvode la tormenta.Hagamos,pues,unsuelomásresistenteymásseco.

Las órdenes deDick Sand fueron ejecutadas al punto.Hércules demolióconsuhachaelprimerpisodealvéolos,queeradearcillabastanteblanda,yrealzóenmásdeunpie laparte interiordel terrenopantanoso sobreel cualdescansabaelhormiguero.DickSandseaseguródequeelairepodíapenetrarconlibertadenelinteriordelcono,atravésdelorificioabiertoenlabase.

Desde luego, constituía una circunstancia muy favorable el que elhormiguero hubiera sido abandonado por las termitas. Conteniendo algunosmillaresdetaleshormigas,habríasidoinhabitable.¿Haríamuchotiempoquehabíasidoabandonado,o losvoracesneurópterosacababandeabandonarlo?Noerasuperfluoformularsemejantepregunta.

ElprimoBenedictoselahabíahechodesdeunprincipio,puessehallabamuysorprendidoanteaquelabandono,ybienprontoseconvenciódeque laemigraciónhabíasidoreciente.

Enefecto,notardóendescenderalaparteinferiordelcono,yunavezallí,alumbradoporunalinterna,empezóaregistrar losrinconesmássecretosdelhormiguero.Descubrióloquellamóel«almacéngeneral»delastermitas,estoes, el sitio donde los industriosos insectos acumulaban las provisiones de lacolonia.

Eraunacavidadabiertaenlapared,nolejosdelaceldareal,queeltrabajode Hércules había hecho desaparecer, al mismo tiempo que las celdasdestinadasalaslarvasjóvenes.

En aquel almacén, el primo Benedicto recogió una cierta cantidad detrocitosdegomaydejugosdeplantascasisolidificados, locualdemostrabaquelastermitasloshabíanllevadodefuerahacíapoco.

—¡Puesbien,no!—exclamó,comosirespondieseaalgunacontradicciónquelehubiesenhecho—.¡No!Estehormigueronohasidoabandonadohacemuchotiempo.

—¿Quién le ha dicho a usted lo contrario, señorBenedicto?—interrogóDick Sand—. Recientemente o no, lo importante para nosotros es que lastermitaslohayanabandonado,puestoquehemosdepermanecerensupuesto.

—Loimportante—opusoelprimoBenedicto—seríasaberporquérazónlo han abandonado. Ayer, esta misma mañana, esos sagaces neurópteros lohabitaban aún, estoy seguro, puesto que aquí hay jugos líquidos; y estanoche…

—¿Yqué quiere usted decir con eso, señorBenedicto?—preguntóDickSand.

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—Que algún presentimiento secreto ha debido invitarles a abandonar elhormiguero.No sólonohaquedadoninguna termita en las celdas, sinoquehastasehanpreocupadodellevarselaslarvasjóvenes,puestoquenoconsigoencontrarunasola…Puesbienrepitoquetodoesonoestáhechosinmotivo,yqueesosperspicacesinsectospreveíanalgúnpeligro.

—Preveían que nosotros íbamos a invadir su morada —dijo Hércules,riendo.

—¿De veras? —dijo el primo Benedicto, al que extrañó mucho larespuesta del buen negro—. Pormuy vigoroso que usted sea, ¿se consideracomo un peligro para esos valientes insectos…? Algunos millares de talesneurópteros habrían bastado para convertirle a usted en un esqueleto, si leencontrasenmuertoensucamino…

—Muerto,desdeluego—objetóHércules,quenoqueríadarseporvencido—;perovivo,losaplastaría.

—Aplastaría usted cien mil, quinientos mil, un millón —dijo el primoBenedicto,animándose—,peronounmillardemillón,yunmillardemillónlodevoraríaausted,vivoomuerto,hastaelúltimopedazo.

Duranteaquelladiscusión,queeramenosinútildeloquepudieracreerse,Dick Sand reflexionaba acerca de la observación que había hecho el primoBenedicto. No cabía duda de que el sabio conocía las costumbres de lastermitaslosuficienteparanoequivocarse.Siafirmabaqueunsecretoinstintoleshabíaadvertidorecientementeparaqueabandonasenelhormiguero,talvezfueseporqueenrealidadconstituyeseunpeligropermanecerenél.

Sinembargo,comonoeracosadeabandonaraquelrefugioenelmomentoenquelatormentasedesencadenabaconunaintensidadsinigual,DickSanddejódebuscarlaexplicacióndeloqueparecíaserbastanteinexplicable,ysecontentóconresponder:

—Puesbien,señorBenedicto;silastermitassehandejadosusprovisionesen este hormiguero, noolvidemosquenosotroshemos traído las nuestras, ycenemos.Mañana,cuandohayapasadolatormenta,procuraremosadoptarotraresolución.

Sededicaronentoncesaprepararlacomidadelanoche,puesaunqueeramuchoelcansancio,nohabíapodidoalterarelapetitodeaquellosvigorososcaminantes.Porelcontrario,ylasconservas,quedebíandurarlesparadosdíasmás, fueron muy bien acogidas. La galleta no había sido atacada por lahumedad,y,durantealgunosminutos,pudooírsecómocrujíaentrelosfirmesdientesdeDickSandydesuscompañeros.EntrelasmandíbulasdeHércules,era como el grano bajo la muela de un molino. No la masticaba; lapulverizaba.

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SólolaseñoraWeldonnocomióapenas,apesardequeDickSandleinstómucho. Al grumete le parecía que aquella valerosa mujer estaba máspreocupada,mássombríaquenunca.Sinembargo,suhijitoJackestabamejor;el accesode fiebre nohabía vuelto, y, en aquel instante, descansababajo lavigilancia de sumadre, en un alvéolo, bien provisto de ropa.DickSand nosabíaquepensar.

Sería superfluodecirqueelprimoBenedictohizohonora lacomida,noporqueprestaseatenciónalgunaalacantidadyalacalidaddeloscomestiblesque devoraba, sino porque encontró una ocasión favorable para dar unaconferencia de entomología acerca de las termitas. ¡Ah! ¡Si hubiera podidoencontrarunatermita,unasola,enelhormigueroabandonado…!Pero¡quia!

—Esos admirables insectos —dijo, sin preocuparse de saber si leescuchaban—; esos admirables insectos pertenecen al ordenmaravilloso delosneurópteros, en los cuales, las antenas sonmás largasque la cabeza, lasmandíbulasmuyostensibles, y las alas inferiores iguales a las superiores, lamayor parte de las veces. Cinco familias constituyen este orden: lospanorpartes, losmirmileones, loshemerobinos, los termitinosy losperlidas.Sería inútil agregar que los insectos cuya morada ocupamos, quizáindebidamentesonlostermitinos.

En aquel momento, Dick Sand escuchaba con gran atención al primoBenedicto.¿Elhallazgodeaquellastermitashabríadespertadoenéllaideadeque se hallaba en el continente africano, sin saber por qué fatalidad habíapodidollegaraél?Eljovengrumeteestabaansiosodeenterarse.

Elsabio,montadoensucaballofavorito,continuabacabalgandoaplacer.

—Ahora bien, estos termitinos—dijo— se caracterizan por tener cuatroartejos en los tarsos y mandíbulas córneas de un vigor notable. Existe elgéneromantispa,elgénerorafidioyelgénerotermita,vulgarmenteconocidocon el nombre de hormigas blancas, en el cual se cuenta la termita fatal, latermitadecoseleteamarillo,latermitalucífuga,lamordiente,ladestructora…

—¿Ylosquehanconstruidoestehormiguero?—interrogóDickSand.

—Esas son las belicosas—respondió el primo Benedicto, pronunciandoestenombrecomosi se tratasede losmacedoniosodeotropuebloantiguo,aptoparalaguerra—.¡Si!¡Delasbelicosas,ydelasdegrandesproporciones!La diferencia seríamenor entreHércules y un enano que entre elmayor deestosinsectosyelmáspequeño.Sientreellosseencuentranobrerosdecincomilímetrosdelargo,soldadosdediezymachosyhembrasdeveinte,tambiénseencuentraunaespeciemuycuriosa,ladelossirafúes,demediapulgadadelargo, que tienen tenazas por mandíbulas y una cabeza más grande que elcuerpo,comolostiburones.Sonlostiburonesdelosinsectos,ysimedierana

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elegirentrelossirafúesyuntiburón,preferiríalossirafúes.

—¿Y dónde se encuentran conmás frecuencia los sirafúes?—preguntó,entonces,DickSand.

—EnÁfrica—respondióelprimoBenedicto—;enlasprovinciascentralesymeridionales.África es, por excelencia, elpaísde lashormigas.ConvieneleerloqueacercadeellashadichoLivingstoneenlasúltimasnotasfacilitadaspor Stanley. Más afortunado que yo, el doctor pudo asistir a una batallahomérica librada entre un ejército de hormigas negras y un ejército dehormigas rojas.Estas,quese llamandrivers,yque los indígenasdenominansirafúes,quedaronvictoriosas.Lasotras, las chungus, emprendieron la fuga,llevándose sus huevos y sus larvas, no sin ser defendidos valerosamente.Según Livingstone, nunca el genio batallador ha llegado tan lejos, ni en elhombre ni en los animales. Con su atenazadora mandíbula que arranca elpedazo, los sirafúes hacen retroceder al hombre más valiente. Hasta losanimalesmásgrandes,comolosleonesyloselefantes,huyendeellos.Nadalos detiene; ni los árboles, que escalan hasta la cima, ni los arroyos, quefranqueanhaciendounpuentecolganteconsuscuerpos,enlazadosunosconotros.Sonmuynumerosos.Otroviajeroafricano,DuChaillu,havistodesfilarpor espacio de doce horas una columna de esta clase de hormigas que, sinembargo, no se retrasaban en su camino. Después de todo, ¿por quéasombrarseenpresenciadetantasmiríadas?Lafecundidaddelosinsectosessorprendente,yrefiriéndonosdenuevoalastermitasbelicosas,diremosqueseha comprobado que una hembra pone hasta sesentamil huevos al día. Así,pues, estos neurópteros proporcionan a los indígenas un alimento suculento.¡Nohaynadamejorenelmundo,amigosmíos,quelashormigasasadas!

—¿Ustedlashacomido,señorBenedicto?—preguntóHércules.

—Nunca—respondióelsabioprofesor—;perolascomeré.

—¿Dónde?

—Aquí.

—¡AquínoestamosenÁfrica!—dijoTom,congranapresuramiento.

—¡No…!¡No…!—exclamóelprimoBenedicto—.Y,sinembargo,hastaahora, las termitas belicosas y sus ciudades de hormigueros sólo se hanobservadoenelcontinenteafricano.Poraquípasanmuchosviajeros…¡Ah…!¡Nosabenmirar…! ¡Bah…! ¡Despuésde todo,mejor…! ¡Yahedescubiertouna tse-tsé en América! A esta gloria, uniré la de haber visto las termitasbelicosasenelmismocontinente…¡Quémateriaparaescribirunamemoriaque causará sensación en la Europa científica, o quizá para un infolio conláminasygrabadosfueradeltexto…!

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EraevidentequenosehacíalaluzenelcerebrodelprimoBenedicto.Elpobre hombre y todos sus compañeros, exceptuando aDick Sand y a Tom,creían o parecían que creían hallarse allí donde no se encontraban. ¡Senecesitaban otras eventualidades, hechos más graves aún, que aquellascuriosidadescientíficas,paraquesedesengañasen!

Eran entonces las nueve de la noche. El primoBenedicto había habladodurantemuchotiempo.¿Sediocuentadequesusauditores,acostadosensusalvéolos se habían ido durmiendo poco a poco durante su conferencia deentomología? Sin duda que no. Hablaba para sí mismo. Dick Sand no leinterrogaba ya, y permanecía inmóvil, aunque no dormía. En cuanto aHércules, había resistido por más tiempo que los demás pero el cansancioacabótambiénporcerrarsusojosy,consusojos,susoídos.

El primo Benedicto continuó disertando durante algún tiempo. Sinembargo,elsueñolevencióporfin,yentoncessubióalacavidadsuperiordelcono,queeradondesehallabaeldomicilioquehabíaelegido.

Un profundo silencio se hizo entonces en el interior del hormiguero, entanto que la tormenta henchía el espacio de relámpagos y truenos. Nadaparecíaindicarquefueseaterminarencataclismo.

Lalinternahabíasidoapagada.Elinteriordelconoestabasumidoenunaoscuridadabsoluta.

Todos dormían, sin duda. Sólo Dick Sand no buscaba en el sueño eldescansoquetannecesarioleera.Leabsorbíasupensamiento.Pensabaensuscompañeros,aquienesqueríasalvara todacosta.LaencalladuradelPilgrimnohabíadeterminadoel finalde sus cruelespadecimientos,yotros tambiénterribleslesamenazaban,sicaíanentrelasmanosdelosindígenas.

¿Y cómo evadir aquel peligro, el peor de todos, durante el regreso a lacosta?EraevidentequeHarrisyNegoronoloshabíanconducidoacienmillasdedistanciaporel interiordeAngola sinunsecretodeseodeapoderarsedeellos.¿Quépretendía,entonces,aquelmiserableportugués?¿Aquiénodiaba?El jovengrumeteserepetíaquesóloaél lehabíafaltado,ypasabarevistaatodoslosincidentesquehabíanmarcadolatravesíadelPilgrim:elhallazgodelbarconaufragadoydelosnegros,lapersecucióndelaballena,ladesaparicióndelcapitánHullydesutripulación…

DickSandseencontróalosquinceañosencargadodelmandodeunnavío,en el que la brújula y la corredera faltaron al poco tiempo a causa de lamaniobra criminal de Negoro. Volvía a verse imponiendo su autoridad alinsolente cocinero, amenazándole con encerrarle en el calabozo o saltarle latapa de los sesos de un tiro de revólver. ¡Ah…! ¿Por qué su mano habríavacilado? El cadáver de Negoro habría sido arrojado por la borda, y no se

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habríanproducidotantascatástrofes.

Taleraeldesarrollodelasideasdeljovengrumete.Luego,sedeteníanporuninstanteenelnaufragioquehabíapuestotérminoalatravesíadelPilgrim.El malvado Harris aparecía entonces, y aquella provincia de Américameridional se había transformado poco a poco. Bolivia se convertía en laterribleAngola,consuclimafebrígeno,susfierasysusindígenas,másfierosaún.¿Podríalibrarsedeelloselgrupodurantesuregresoalacosta?AquelríoqueDickSandbuscabayquepensabaencontrar,¿lesconduciríaallitoralconmásseguridadyconmenos fatigas?Nopodíadudarlo,puessabíamuybienqueyanoeraposibleefectuarunrecorridodecienmillasporaquellaregióninhóspita,enmediodepeligrosincesantes.

—Porfortuna—sedecía—,laseñoraWeldonytodosignoranlagravedaddelasituación.ElviejoTomyyosomoslosúnicosquesabemosqueNegoronoshatraídoalacostadeÁfricayqueHarrisnoshaconducidoalinteriordeAngola.

DickSand había llegado a este punto de sus abrumadoras ideas, cuandosintió como si pasase un soplo por su frente. Una mano se apoyó en suhombro,yunavozconmovidamurmuróestaspalabrasasuoído:

—Losé todo,mipobreDick;peroDiospuedeaúnsalvarnos. ¡Cúmplasesuvoluntad!

CAPÍTULOVI

LAESCAFANDRA

Ante aquella revelación inesperada, Dick Sand no pudo responder.Además, la señoraWeldon volvió a recobrar en seguida su puesto junto alpequeñoJack.Eraevidentequenoqueríadecirnadamás,yeljovengrumetenotuvovalorpararetenerla.

Así,pues, laseñoraWeldonsabíaaquéatenerse.Losdiversosincidentesde la travesía le habían hecho ver claro también a ella, y quizá la palabra«África»,además,pronunciadalavísperaporelprimoBenedicto.

—LaseñoraWeldonlosabetodo—serepitióDickSand—.Puesbien,talvezestoseapreferible…¡Yonodesesperarétampoco!

A la sazón,Dick Sand deseaba que llegase el día, para ir a explorar losalrededoresde laciudadde los termitas.Un río tributariodelAtlánticoyderápidacorrienteteníaqueencontrar,paratransportaratodoslossuyos,yteníaelpresentimientodequeaquellacorrientedeaguanodebíaestarlejos.Loque

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necesitaba, sobre todo,eraevitarelencuentrocon los indígenas,que talvezhubieransidoenviadosyaensupersecución,bajoladireccióndeHarrisydeNegoro.

Pero el día no llegaba aún. Ninguna luz entraba dentro del cono por elorificioinferior.Losruidos,queelespesordelasparedestornabamássordo,indicaban que no se apaciguaba la tormenta. Prestando atención,DickSandoíatambiéncómocaíalalluviaconviolenciahacialabasedelhormiguero,y,como quiera que las grandes gotas no parecían golpear ya en el sueloendurecido,habíaquededucirquetodalallanuraestabainundada.

Debíandesercercadelasonce.DickSandcomprendióque,sinoelsueño,unaespeciedesoporibaaadormecerlo.Algodescansaría.Masenelmomentoenqueibaacederalabandono,concibiólaideadeque,unavezempapadoelmontóndearcilla,secorríaelriesgodequeseobstruyeseelorificioinferior.Siseimpedíaelpasodelairedefueraadentro,larespiracióndediezpersonasviciaríalaatmósferaenpocotiempo,saturándoladeácidocarbónico.

DickSandsedeslizóentonceshastaelsuelo,quehabíasidorealzadoconlaarcilladelprimerpiso.

Aquella tierra estaba seca por completo aún, y el orificio perfectamentelibre.El airepenetrabaconentera libertadenel interiordel cono,y, conél,algunos resplandores de las fulguraciones y las estrepitosas sonoridades deaquellatormentaquenopodíaextinguirlalluviadiluviana.

DickSandvioquetodoestabaenorden.Ningúnpeligroparecíaamenazardeunmodoinmediatoaaquellostermitashumanos,sustitutosdelacoloniadelos neurópteros. El joven grumete pensó, pues, en proporcionarse algunashorasdesueño,puestoqueexperimentabasuinfluencia.

Sóloque,porunaextremaprecaución,DickSandseacostósobreunacapade arcilla, en la parte baja del cono, al alcance del reducido orificio. Deaquellamanera, ningún incidente podría producirse en el interior sin que élfueseelprimeroenpercibirlo.Laluzdelamanecerledespertaría,además,ypodríacomenzarcuantoanteslaexploracióndelallanura.

DickSandseacostó,pues,conlacabezajuntoalaparedyconelfusilenlamano,yalpocotiemposedurmió.

No habría podido decir lo que había durado aquel sopor, cuando ledespertóunafuertesensacióndefrío.

Se levantó y reconoció, no sin gran ansiedad, que el agua invadía elhormiguero, y, con tanta rapidez, que al cabo de algunos segundos habríallegadoalpisodealvéolosqueocupabanTomyHércules.

Estos, despertados porDickSand, fueron puestos al corriente de aquella

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nuevacomplicación.

Lalinterna,encendidadenuevo,iluminóelinteriordelcono.

El agua sehabíadetenido auna alturadeunos cincopies, y permanecíaestacionaria.

—¿Quépasa,Dick?—preguntó,alarmada,laseñoraWeldon.

—Noesnada—respondióeljovengrumete;quelaparteinferiordelconosehainundado.Esprobablequedurantelatormentasehayadesbordadoalgúnríopróximo.

—¡Bueno!—exclamóHércules—.Esopruebaqueestácercaelrío.

—Sí—aprobóDickSand—,elcualnosllevaráalacosta…Tranquilíceseusted,señoraWeldon;elaguanopuedealcanzarlaausted,nialpequeñoJack,niaNan,nialseñorBenedicto.

La señora Weldon no respondió. En cuanto al primo, dormía como unverdaderotermes.

Entretanto,losnegros,inclinadoshaciaaquelespejodeaguaquereflejabala luz de la linterna, esperaban a queDick Sand, quemedía la altura de lainundación,lesindicaseloqueteníanquehacer.

DickSandcallaba,despuésdehaberordenadoquepusieranlasprovisionesylasarmasfueradelalcancedelainundación.

—¿Hapenetradoelaguaporelorificio?—preguntóTom.

—Sí—respondióDickSand—;yahoraimpidequeserenueveelaireenelinterior.

—¿Nopodríamoshacerunagujeroen lapared,porencimadelniveldelagua?—interrogóelnegroviejo.

—Desde luego, Tom; pero si dentro llega el agua a una altura de cincopies,fuerallegaráaseisosiete…omás…

—¿Yquéopinausted,señorDick?

—Opino, Tom, que el agua, al subir en el interior del hormiguero, hadebido comprimir el aire en su parte superior, y el aire constituye ahora unobstáculoparaqueelaguacontinúeelevándose.Ysiabrimosenlaparedunagujero,seescaparáporélelaire,y,obiensubiráelaguahastadondellegueelnivelexterior,o,siéstellegamásarribadelagujero,subiráhastaelpuntodonde el aire comprimido la contenga de nuevo.Debemos estar aquí comodentrodeunaescafandra.

—¿Quéharemos,entonces?—preguntóTom.

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—Reflexionemos antes de obrar —respondió Dick Sand—. Unaimprudenciapodríacostamoslavida.

Laobservacióndeljovengrumeteeramuyoportuna.Alcompararelconoconunaescafandrateníarazón.Sóloque,enestaclasedeaparatos,elaireserenuevasincesarpormediodebombas,porloquelosbuzosrespiranbienynotienenquevencerotrosinconvenientesquelosquepuedanderivarsedesupermanencia prolongada en una atmósfera comprimida, cuando no tiene lapresiónnormal.

Aquí, a más de esos inconvenientes, existe el de que el espacio habíaquedadoreducidoenunaterceraparteporlainvasióndelagua,y,encuantoalaire,sóloseríarenovadosi,practicandounagujero,seponíaencomunicaciónconlaatmósferaexterior.

¿Se podría practicar ese agujero sin correr los peligros de que habíahabladoDickSand,y,portanto,noseagravaríalasituación?

Lo cierto era que el agua semantenía entonces a un nivel que sólo doscausaspodíanhacer sobrepasarcuandoseabrieseelagujeroyelnivelde lacrecida fuesesuperiorpor fuera,ycuando laalturade lacrecidaaumentase.En ambos casos, sólo quedaría en el interior del cono un reducido espaciodondeelaire,norenovado,secomprimiríamás.

¿Ynopodría serarrancadodel sueloelhormigueroyderrumbadopor lainundación,conextremopeligroparaquieresloocupaban?No;pues,comolaschozasdeloscastores,seadheríafuertementeporsubase.

Así,pues,loqueconstituíalaeventualidadmástemibleeralapersistenciadelatempestad,y,porconsiguiente,elaumentodelainundación.Treintapiesde agua sobre la llanura habrían recubierto el cono de dieciocho pies yreducidoelairededentroaunapresióndeunaatmósfera.

Ahora bien, reflexionando acerca de esto, Dick Sand llegó a temer queaquellainundaciónadquirieseundesarrolloconsiderable.Enefecto,nodebíadebersesóloaldiluvioquecaíadelasnubes.Parecíamásprobablequealgunacorriente de agua de los alrededores engrosada por la tormenta, hubierarebasadosusmárgenesysehubieraexpandidoporlallanura.¡Yquiénsabíasielhormigueroestaríaentoncessumergidoporcompleto,yyanosepodríasalirdeélniaunporsuextremosuperior,quenohabríasidodifícildedemolernisetardaríamuchotiempoenello!

Dick Sand, inquieto en extremo, se preguntaba que debería hacer.¿Convendríaesperar,oapresurareldesenlacedeaquellasituación,despuésdehaberreconocidoelestadodecosas?

Eran entonces las tres de la mañana. Todos, inmóviles y silenciosos,

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escuchaban.Los ruidos de afuera sólo llegabanmuydebilitados, a causa deestarobstruidoelorificio.Sin embargo,un sordo rumor, amplioy continuo,indicabaquelaluchadeloselementosnohabíacesado.

Enaquelmomento,elviejoTomhizoobservarqueelniveldelaguaseibaelevandopocoapoco.

—Sí—comprobóDickSand—;sube,apesardequeelairenopuedesalirfuera,yesporquelacrecidaaumentaylocomprimecadavezmás.

—Siterminaaquí,noessubirmucho—dijoTom.

—Desdeluego—respondióDick—;pero,¿hastadóndellegaráelnivel…?

—SeñorDick—dijoBat—,¿quiereustedqueyosalgadelhormiguero…?Buceando,procuraredeslizarmeporelagujero…

—Másvalequeintenteyolaexperiencia—objetóDickSand.

—No,señorDick,no—dijo,convivezaelviejoTom—.Dejeustedquelohagami hijo, y confíe usted en su destreza.En el caso de que no se puedavolver,lapresenciadeustedesnecesariaaquí…

Yluegobajandolavoz,añadió:

—NoolvideustedalaseñoraWeldonyalpequeñoJack.

—Bien—respondióDickSand—.Vamos,pues,Bat.Sielhormigueroestásumergido,notrateusteddevolveraentrarenél.Nosotrosprocuraremossalircomo usted va a hacerlo. En cambio, si el cono sobresale aún, dé fuertesgolpes en el vértice con el hacha, de la cuál irá usted provisto.Nosotros looiremos, y ello constituirá la señal para que nosotros comencemos elderrumbamiento.¿Hacomprendido?

—Sí,señorDick—contestóBat.

—Puesvete,muchacho—añadióelviejoTom,estrechandolamanodesuhijo.

Después de haber hecho una buena provisión de aire mediante unaprolongadaaspiración,Batsesumergióenlamasalíquida,cuyaprofundidadexcedíaentoncesacincopies.Setratabadeunatareabastantedifícil,puestoquehabíaquebuscarelorificiodesalida,deslizarseporély luegosalira lasuperficieexteriordelasaguas.Todoestorequeríaserejecutadoconpresteza.

Transcurrió más de medio minuto. Dick Sand creía, por tanto, que Bathabíaconseguidosalirfuera,cuandoemergióelnegro.

—¿Qué?—preguntóDickSand.

—El agujero está obstruidopor los escombros—respondióBat, unavez

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quepudorecobrarelaliento.

—¡Obstruido!—repitióTom.

—Sí —contestó Bat—. El agua debe de haber desleído la arcilla. Hetocadoconlamanoalrededordelapared,yelagujeronoexiste…

Dick Sand movió la cabeza. Sus compañeros y él se hallabanherméticamenteencerradosenaquelconoquetalvezcubrieseelagua…

—Sielagujeronoexiste—dijoentoncesHércules—,habráquehacerotro.

DickSandreflexionódurantealgunosinstantes.Luego,dijo:

—Vamos a proceder de otro nodo. La cuestión está en saber si el aguacubreelhormigueroono.Sipracticamosunapequeñaaberturaenelvérticedel cono, sabremos lo que ocurre; pero en el caso de que el hormigueroestuviese ya sumergido, el agua lo invadiría por completo, y entoncesestaríamosperdidos…Procedamostanteando…

—¡Peropronto!—exclamóTom.

Enefecto,elnivelcontinuabasubiendopocoapoco.Ascendíaentoncesaseispieselaguaenelinteriordelcono.ConexcepcióndelaseñoraWeldonsuhijo, el primo Benedicto y Nan, que se habían refugiado en las cavidadessuperiores,todossehallabanalasazónsumergidoshastalamitaddelcuerpo.

Había,pues,queapresurarseaobrar,comoproponíaDickSand.

DickSandresolvióabrirunagujeroenlapareddearcillaaunpiesobreelnivelinferior,y,porconsiguiente,asietepiesdelsuelo.

Si por aquel agujero se ponían en comunicación con el aire exterior, eraporqueemergíaelcono.Si,porelcontrario,elagujeroquedabapordebajodelniveldelaguadeafuera,elairesecomprimiríainteriormente—yenestecasohabría que taparlo con rapidez—, o el agua se elevaría hasta su orificio.Luego,seefectuaríalaexperienciaaunpiemásdealtura,yasísucesivamente.Ysi,porúltimo,enlapartesuperiordelcononoseencontrabatampocoelaireexternoseríaporqueelaguadelallanurapasabadelaalturadequincepies,ytodoelpueblodetermitasdesapareceríabajolainundación.¿Quérecursolesquedaría entonces a los presos del hormiguero para librarse de la másespantosadelasmuertes—lamuerteporasfixialenta?

Dick Sand sabía todo esto, pero su sangre fría no le abandonó por uninstante. Había calculado con toda precisión las consecuencias de laexperienciaque ibaa intentar.Porotraparte,esperarpormás tiempohabríasidoimposible.Laasfixiaerainminenteenaquelreducidoespacioqueacadainstantesereducíamás,enunambientesaturadoyadeácidocarbónico.

LamejorherramientaquepudoemplearDickSandparaabrirelagujeroen

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lapared fue labaquetadeun fusil,queestabaprovista en suextremidaddeunabarrenadestinadaadescargarelarma.Haciéndoledarvueltasconrapidez,la rosca agarró en la arcilla como si fuese un berbiquí, y el agujero se fueabriendopocoapoco.Nopodría tenermayordiámetroqueelde labaqueta,peroerasuficiente.Elairepodríaentrarbien.

Hércules alumbraba aDick Sandmanteniendo en alto la linterna.Habíaalgunasbujíasderecambio,ynoeradetemerquefaltaselaluz.

Transcurridounminutodesdeelcomienzode laoperación, labaquetasehundió con toda libertad en la pared. Al punto se produjo un ruido sordo,semejantealqueproducenlosglóbulosdeairealescaparsedeunacolumnadeagua.Elaireentrabadeafuera,y,enaquelmismomomento,elniveldelaguaascendióenelconoysedetuvoalaalturadelagujero,locualdemostrabaquesehabíaabiertodemasiadobajo,estoes,pordebajodelamasalíquida.

—¡A comenzar de nuevo! —exclamó con frialdad, el joven grumete,despuésdehabertapadoconrapidezelagujeroconunpuñadodearcilla.

El aguahabíaquedadodenuevoestacionada en el cono, pero el espacioreservadohabíadisminuidoenmásdeochopulgadas.Larespiraciónsehacíadifícil,puesempezabaa faltareloxígeno.Senotaba tambiénen la luzde lalinterna,queenrojecíayperdíapartedesubrillo.

Alaalturadeunpieconrelaciónalprimeragujero,DickSandcomenzóaabrir en seguida otro por el mismo procedimiento. Si no tenía éxito laexperiencia,elaguasubiríamástodavíaenelinteriordelcono.

Perohabíaquearriesgarse.

MientrasDickSandmaniobrabaconsubarrena,seoyógritardeprontoalprimoBenedicto:

—¡Pardiez!¡Éstaeralacausa…!

Hérculeslevantólalinterna,ydirigiólaluzhaciaelprimoBenedicto,cuyosemblanteexpresabalamásperfectasatisfacción.

—¡Sí!—prosiguió—.Porestolasinteligentestermitashanabandonadoelhormiguero… ¡Habían presentido la inundación…! ¡Ah, el instinto, amigosmíos el instinto…! ¡Las termitas son mucho más maliciosas que nosotros;muchomásmaliciosas…!

TalfuelamoralejaqueelprimoBenedictodedujodelasituación.

Enaquelmomento,DickSandsacaba labaquetaquehabíaatravesado lapared.Sonabaunsilbido.Elaguasubióotropiemásenelinteriordelcono…¡Elagujeronohabíaencontradoelairelibreenelexterior!

Lasituacióneraespantosa.LaseñoraWeldoncasialcanzadaporelagua,

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habíalevantadoalpequeñoJackensusbrazos.Todosseasfixiabanenaquelespacioreducido.Leszumbabanlosoídos.Lalinternasóloproyectabayaunresplandorinsuficiente.

—¿Estarátodoelconodebajodelagua?—murmuróDickSand.

Habíaquesaberlo,y,paraello, tendríanqueabrirunterceragujeroenloaltodelcono.

Esto representaba la asfixia, la muerte inmediata, si el resultado de laúltima tentativa era infructuoso. El aire que quedaba dentro se escaparía atravésdelacapasuperior,yelaguallenaríaporcompletoelcono.

—Señora Weldon —dijo, entonces, Dick Sand—, ya conoce usted lasituación.Sicontinuamosaquí,nosvaafaltarelairerespirable.Sifracasalaúltimatentativa,elaguallenarátodoesteespacio.Laúnicaesperanzaquenosquedaesladequelacimadelconosobrepasealniveldelainundación.Hayqueintentarestaúltimaexperiencia.¿Quiereusted…?

—¡Hazlo,Dick!—exclamólaseñoraWeldon.

En aquel momento se apagó la linterna, por no ser ya adecuado aquelambiente para la combustión. La señora Weldon y sus compañeros sesumieronenlamáscompletaoscuridad.

Dick Sand se encaramó sobre los hombros de Hércules, que se habíaagarradoaunas cavidades laterales,ydel cual sólo la cabezaquedaba fueradelagua.LaseñoraWeldon,JackyelprimoBenedictosehabíanestrechadoenelúltimopisodealvéolos.

DickSandgolpeólapared,ylabaquetasehundióconrapidezenlaarcilla.En aquel punto, la pared,más espesa ymás dura también, resultabamenosfácildehoradar.DickSandsedabaprisa,no sinuna terribleansiedad,puespor aquella estrecha abertura iba a entrar la vida con el aire, o, en casocontrario,elaguaconlamuerte.

Depronto,sedejóoírunsilbidoagudo.Elairecomprimidoseespació…yunrayodeluzsefiltróporlapared.Elaguaascendiósóloochopulgadas,ysedetuvo, sin necesidad de que Dick Sand tapase el agujero. Se establecía elequilibrioentreelniveldeadentroyeldeafuera.Emergíalacimadelcono.¡LaseñoraWeldonysuscompañerosestabansalvados!

Inmediatamente,despuésdeunhurrafrenéticoenelquedominólatonantevozdeHércules, loscuchillos sedispusierona laobra.Elcasquete, atacadoconviveza, se fue desmenuzandopoco a poco.El agujero se ensanchaba, yentróaoleadaselaireparoyconélsedeslizaron losprimerosrayosdelsolnaciente.Unavezdescubiertoelcono,seríafácilencaramarseporlapared,yya se vería el medio de ganar alguna altura próxima al abrigo de toda

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inundación.

DickSandfueelprimeroensubiralacimadelcono…

Exhalóungrito.

Ese ruido particular, demasiado conocido por los viajeros africanos, queproducensilbandolasflechas,atravesóelaire.

Dick Sand tuvo tiempo de distinguir a cien pasos del hormiguero uncampamento,yadiezpasosdelconosobre la llanura inundada,unasbarcaslargasrepletasdeindígenas.

De una de aquellas barcas había partido el chaparrón de flechas, en elmomentoenquelacabezadeljovengrumeteasomabafueradelagujero.

Con una palabra, Dick Sand lo había dicho todo a sus compañeros.Requiriendosufusil,seguidodeHércules,ActeónyBat,reaparecióenloaltodelcono,ytodoshicieronfuegosobreunadelasembarcaciones.

Varios indígenascayeron,yunosaullidos,acompañadosde tirosdefusil,respondieronaladetonacióndelasarmasdefuego.

Pero,¿quépodíanhacerDickSandysuscompañeroscontrauncentenardeafricanosquelesrodeabanportodaspartes?

Fueasaltadoelhormiguero.LaseñoraWeldon,suhijo,elprimoBenedictoytodosfueronapresadosbrutalmente,y,sinhabertenidotiempoparadirigirselapalabraniparaestrecharseporúltimavezlasmanos,fueronseparadosunosdeotros,sindudaenvirtuddeórdenesrecibidasdeantemano.

UnaprimerabarcasellevóalaseñoraWeldon,alpequeñoJackyalprimoBenedicto,yDickSandlosviodesaparecerenelcampamento.

Encuantoaél,acompañadodeNan,delviejoTom,deHércules,deBat,deActeónydeAustin, fuearrojadoaunasegundapiraguaquesedirigióhaciaotropuntodelacolina.

Veinteindígenastripulabanaquellabarca,alaqueseguíanotrascinco.Noera posible resistirse, y, sin embargo, Dick Sand y sus compañeros lointentaron. Algunos soldados de la caravana fueron heridos por ellos, y deseguro habrían pagado cara aquella resistencia con sus vidas, si no hubierasidoporquehabíaordenformaldequelasconservaran.

Alcabodealgunosminutos,quedórecorridoel trayecto.Enelmomentoenqueatracaba labarca,Hérculesdandounsalto irresistible, seabalanzóalsuelo.Dosindígenasseprecipitaronsobreél,peroelgigantehizogirarsufusilcomosifueraunamazaylosindígenascayeronconloscráneosdestrozados.

UninstantedespuésHérculesdesaparecióbajolosárbolesenmediodeuna

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lluvia de balas, en elmomento en queDick y sus compañeros, después dehabersidodepositadosentierra,eranencadenadoscomolosesclavos…

CAPÍTULOVII

UNCAMPAMENTOAORILLASDELCOANZA

Elaspectodelpaís,desdeque la inundaciónhabíaconvertidoenun lagoaquellallanuradondeseelevabalaciudaddelastermitas,habíacambiadoporcompleto.Unaveintenadehormiguerosemergíanporlapartedelvérticedelconoyconstituíanlosúnicospuntossalientesenaquelampliorecipiente.

EraqueelCoanzasehabíadesbordadodurantelanoche,aimpulsodelasaguasdesusafluentesengrosadosporlatormenta.

ElCoanza,unodelosríosdeAngola,desembocaenelocéanoAtlántico,acienmillas del punto donde había encallado el Pilgrim. Este río era el quedebíaatravesaralgunosañosmástardeeltenienteCameron,antesdellegaraBenguela.ElCoanzaestállamadoaconstituirelvehículodeltránsitointeriorporaquellapartedelacoloniaportuguesa.Yasurcanunossteamerssucursoinferior,ynotranscurrirándiezañossinquerecorransucursosuperior.DickSandhabíaobrado,pues,conconocimientodecausabuscandohaciaelnorteunríonavegable.ElriachuelocuyacorrientehabíaseguidoibaadesembocarenelCoanza.Sinohubierasidoporaquelsúbitoataque,delquenadiehabíapodidoprevenirle,lohabríaencontradounamillamáslejos;suscompañerosyélsehabríanembarcadoenunajangadadefácilconstrucción,yhabríantenidolagransuertededescenderporelCoanzahastalospuestosportuguesesdondehacenescalalossteamers.Allí,habríaquedadoaseguradasusalvación.

Nodebíaserasí.

El campamento visto por Dick Sand estaba establecido sobre una alturavecinaaaquelhormiguerohastalaquelehabíaconducidolafatalidadcomohastaunatrampa.Enlacimadeaquellaalturaseerguíaunenormesicomoroquehabríapodidorefugiaraunosquinientoshombresbajosufollaje.Elquenohayavisto esos árboles gigantescos delÁfrica central no podrá formarseuna ideadeellos.Sus ramas formanunbosqueycualquierapodríaperderseentreellas.Máslejosunosgrandesbananoscuyassemillasnosetransformanenfrutoscompletabanelconjuntodeaquelvastopaisaje.

Bajo aquel sicomoro estabaoculta comoenunmisterioso asilo todaunacaravana —a la que Harris había anunciado la llegada de Negoro— queacababadehaceralto.Aquelnumerosoconjuntode indígenasarrancadosdesusciudadesporlosagentesdeltratanteAlvez,sedirigíahaciaelmercadode

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Kazonndé, Después de allí, según las necesidades, los esclavos seríanenviadosalosbarraconesdellitoraldeloesteoaÑangüé,hacialaregióndelos grandes lagos, para ser distribuidos hacia el Alto Egipto o hacia lasfactoríasdelZanzíbar.

Una vez que hubieron llegado al campamento, Dick Sand y suscompañerosfuerontratadoscomoesclavos.AlviejoTom,asuhijo,aAustin,aActeónyalapobreNan,queerannegrosdeorigen,aunquenopertenecíanala raza africana, se les dio el trato de los cautivos indígenas. Después quequedarondesarmados,apesardelamásvivaresistencia,fueronsujetosporlagarganta dos a dos, por medio de una pértiga de seis pies de largo,ahorquilladaenambosextremosycerradaporunabarradehierro.Deaquelmodo, se veían obligados a caminar en línea, uno detrás de otro, sin poderapartarse a derecha ni a izquierda. Para colmo de precaución una pesadacadenalesuníaporlacintura.Quedábanles,pues,losbrazoslibresparallevarlacargayasimismolospieslibresparacaminar,peronohabríanpodidohaceruso de ellos para huir. Así iban a franquear centenares de millas, bajo loslatigazosdeunhavildar.Separadosunosdeotros,abrumadosporlareacciónquehabíaseguidoalosprimerosinstantesdesuluchacontralosnegros,yanohacíanningúnmovimiento.¡NohaberpodidoseguiraHérculesensuhuida!Y, sin embargo, ¿qué podía esperar el fugitivo? Aunque era muy vigoroso,¿quéseríadeél,enaquellainhóspitaregióndondeelhambre,elaislamiento,lasfieras,losindígenasytodoestabaencontrasuya?¿Nollegaríabienprontoa seguir la misma suerte de sus compañeros…? Y, sin embargo, éstos nopodían esperar ninguna conmiseraciónporpartede los jefesde la caravana,árabes o portugueses que hablaban una lengua que ellos no podíancomprender, y con los cuales sólo entraban en comunicación pormedio demiradasydegestosamenazadores.

Dick Sand no había sido emparejado con ningún otro esclavo. Era unblanco,ysindudanosehabíanatrevidoainfligirleel tratocomún.Unavezdesarmadohabíaquedadoconlospiesylasmanoslibres,sibienunhavildarle vigilaba especialmente. Observaba el campamento y a cada instante leparecíaque ibanaaparecerNegorooHarris.Seequivocó.No lecabíadudaalguna,sinembargo,dequeaquellosdosmiserableshabíandirigidoelataquecontraelhormiguero.

AsímismoconcibiólaideadequelaseñoraWeldon,elpequeñoJackyelprimoBenedictohabíansidollevadosaotrositioenvirtuddeórdenesdictadasporelamericanooporelportugués.Alnoveraunoniaotro,sedijoquetalvez los dos cómplices acompañasen a sus víctimas. ¿A dónde se lesconduciría? ¿Qué se pretendía hacer con ellos? Ésta era su más cruelpreocupación.DickSandolvidabasupropiasituaciónparanopensarmásqueenlaseñoraWeldonyenlossuyos.

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Lacaravanaquehabía acampadobajo el sicomorono contabamenosdeochocientaspersonas,oseaquinientosesclavosdeambossexosytrescientossoldados, entre portadores omerodeadores, guardianes, havildars, agentes yjefes.

Estosjefeserandeorigenárabeoportugués.Secomprenderáconfacilidadlas crueldades que tales seres humanos ejercen contra los cautivos. Lesgolpean sin tregua, y los que caen agotados, sin esperanza de poder servendidos,sonrematadosatirosoacuchilladas.Selesdominaasíporelterror;peroelresultadodesemejantesistemaeseldequealallegadadelacaravanafaltauncincuentaporcientodeesclavos,bienporquealgunoshayanpodidoescapar,obienporquelosrestosdelosquehanmuertosiembranloscaminosdesdeelinterioralacosta.

Se comprenderá que los agentes de origen europeo, portugueses en sumayorparte,nosonmásqueunosbribonesarrojadosdesupaís,condenados,escapadosdepresidio, antiguosnegrerosaquienesno sehapodidoprender.Enunapalabra:lahezdelasociedad.TaleseranNegoroyHarris,alasazónalserviciodeunodelostratantesmáspoderososdelÁfricacentral,JoséAntonioAlvez, bien conocido por los traficantes de la provincia, y sobre el cual hasuministradocuriososinformeseltenienteCameron.

Lossoldadosqueescoltanaloscautivosson,ensugeneralidad,indígenaspagadosporlostratantesperoéstosnotienenelmonopoliodelasrazziasqueles proporcionan los esclavos. Los reyes negros realizan también guerrasatrocesconlamismafinalidad.Entonces,losvencidosadultos,lasmujeresylos niños, reducidos a la esclavitud, son vendidos por los vencedores a lostratantes, por algunas yardas de indiana, pólvora, armas de fuego y perlasrosadasorojas,einclusomuchasveces,comodiceLivingstone,enépocasdehambre,poralgunosgranosdemaíz.

Los soldados que escoltaban la caravana del viejoAlvez podían dar unajusta ideade loqueson losejércitosafricanos.Eraunconjuntodebandidosnegrosmediodesnudosquellevabanlargosfusilesdechispa,provistosenelcañóndeungrannúmerodeanillosdecobre.Conunaescoltasemejante,alaquehayqueañadirlosmerodeadores,quenosondemejorcalidad,losagentessiempre tienen que hacer… Se discuten sus órdenes, se les imponen loslugaresy las horasde acampado, se les amenaza con abandonarlos, yno esraroqueseveanobligadosacederantelasexigenciasdelasoldadesca.

Aunquelosesclavos,hombresomujeres,estánobligados,porlogeneral,atransportarlosfardosmientraslacaravanaestáenmarcha,secuentatambiéncon cierto número de «portadores» que les acompañan. Se llaman conmáspropiedadpagazisy transportan losobjetospreciosos—sobre todomarfil—.Algunasveces,estaleltamañodeloscolmillosdeelefante,quealgunospesan

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hasta ciento sesenta libras, y se necesitan dos pagazis para llevarlos a lasfactoríasdesdedondeestapreciosamercancíaesreexpedidaalosmercadosdeJartum,Zanzíbar yNatal.A la llegada, se les abona a los pagazis el sueldoconvenido,queconsisteenunasveinteyardasdecotonadaodetelaquerecibeel nombre de marikani, un poco de pólvora, un puñado de cauris, algunasperlaseinclusoalgunosesclavosdedesecho,cuandoeltratantenodisponedeotramoneda.

Entrelosquinientosesclavosquefigurabanenlacaravanaseveíanpocoshombresmaduros. Ello obedecía a que, terminada la razzia e incendiada laaldea, todo indígena que pasaba de los cuarenta años había sido asesinadodespiadadamenteycolgadodelosárbolesdelosalrededores,sólolosjóvenesadultos de ambos sexos y los niños habían sido destinados a abastecer losmercados.Después de semejantes cacerías de hombres, apenas sobrevive ladécima parte de los vencidos.Así se explica la espantosa despoblación queconvierteendesiertoslosvastosterritoriosdelÁfricaequinoccial.

Aquellosniñosyaquellosadultosapenas ibanvestidosconunosharaposdeunatelahechaconlacortezaqueproducenciertosárbolesyquesellamambuzu en el país. El estado de aquel rebaño de seres humanos—mujerescubiertas de llagas debidas al látigo de los havildars; niños pálidos,demacradosyconlospiessangrantes,aquienessusmadresprocurabanllevarenbrazosalmismotiempoquelacarga,jóvenesuncidosfuertementeporunahorcamástorturadoraquelacadenadelpresidio—eradelomáslamentableque pueda imaginarse. Sí; la presencia de aquellos desdichados mediomuertos,cuyavozapenasseoía,«esqueletosdeébano»,segúnlaexpresióndeLivingstone, habría conmovido a los corazones de las fieras, si bien tantasmiserias dejaban insensibles a aquellos árabes endurecidos y a losportugueses,quienes,a juzgarpor loquediceel tenienteCameron, sonmáscruelesaún.

Nohaypara qué decir que tanto durante lamarcha como cuandohacíanalto, losprisioneroseranvigiladoscongranseveridad.Así,pues,DickSandcomprendió en seguida que era inútil intentar huir. Mas ¿cómo encontrarentonces a la señoraWeldon? Era indudable que ella y su hijo habían sidoraptados por Negoro. El portugués había cuidado de separarla de suscompañeros por razones que aún ignoraba el joven grumete; pero no podíadudardelaintervencióndeNegoro,yseledestrozabaelcorazónantelaideadelospeligrosdetodasclasesqueamenazabanalaseñoraWeldon.

—¡Ah! —Exclamaba—. ¡Cuando pienso que he tenido a esos dosmiserables, tanto al uno como al otro, al alcance de mi fusil, y no los hematado…!

Esta idea era una de las que se presentaban con más obstinación en la

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imaginación deDick Sand. ¡Cuántas desgracias habría evitado lamuerte, lajustamuertedeHarrisydeNegoro!¡Cuántasmiserias,almenosparaaquellosa quienes los negociantes de carne humana trataban a la sazón comoesclavos…!

DickSandapreciabatodoelhorrordelasituacióndelaseñoraWeldonydesuhijitoJack.NilamadrenielhijopodíancontarconelprimoBenedicto.¡Elpobrehombreapenasdebíabastarseparasímismo!Sindudasetrasladaríaa los tres a algún lejano distrito de la provincia de Angola… ¿Y quiéntransportaríaalniño,todavíaenfermo…?

—¡Sumadre;sí;sumadre!—SerepetíaDickSand—.¡Habráencontradofuerzas para llevarlo…! ¡Habrá hecho lo que hacen estas desdichadasesclavas…! ¡Ysucumbirácomoellas…! ¡Ah! ¡QueDiosmepongaenfrentedeesosverdugos,yyo…!

¡Peroestabaprisionero!¡Eracomounacabezadeganadoenaquelrebañoqueconducían loshavildarshaciael interiordeÁfrica!¡NosabíasiquierasiNegoro y Harris dirigían por sí mismos el cortejo en que figuraban susvíctimas!¡Dingoyanoestabaallíparadescubriralportugués,paraacusarsuproximidad…!SóloHérculespodríaacudirenayudadelainfortunadaseñoraWeldon.Pero,¿cómoesperarqueserealizasesemejantemilagro…?

DickSandseaferrabasinembargoaaquellaidea.

Sedecíaque el vigorosonegro estaba libre. ¡De su abnegaciónnohabíaquedudar!Todocuantofuesehumanamenteposiblehacer, loharíaHérculesenfavordelaseñoraWeldon.¡Sí!Hérculesintentaríaencontrarsushuellasyponerseencomunicaciónconellos,oenelcasodequelefaltaseaquellapista,procuraría ponerse de acuerdo con él, con Dick Sand, y tal vez libertarlo,raptarloporlafuerza.Enlosacampadosdurantelanoche,alconfundirseconaquellosprisionerospor ser negro comoellos, podríaburlar la vigilanciadelossoldados,llegarhastaél,rompersusligadurasyllevarlealaselva;y,unavez libres, ¿qué no harían ambos por salvar a la señora Weldon…? Unacorriente de agua les permitiría descender hasta el litoral, y Dick Sandreanudaría,connuevasprobabilidadesdeéxitoyconmayorconocimientodelas dificultades, la ejecución de aquel plan interrumpido con tanta desgraciaporelataquedelosindígenas…

Eljovengrumetesedejaballevarporaquellaalternativadetemoresydeesperanzas. Se resistía al abatimiento, gracias a su enérgica naturaleza, y sehallabadispuestoaaprovecharlamenorocasiónqueselepresentase.

Lo que importaba saber, ante todo, era hacia qué mercado dirigían losagentes aquella caravana de esclavos. ¿La dirigían hacia alguna de lasfactorías deAngola, y, por lo tanto, sería cuestión de algunas paradas, o le

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haríanrecorreralgunoscentenaresdemillasporelinteriordelÁfricacentral?ElmercadoprincipaldelostratanteseraeldeÑangüé,enelManyema,sobreel meridiano que divide al continente africano en dos partes casi iguales,donde se extiende la región de los grandes lagos que Livingstone recorríaentonces.SehallabaalejadodelcampamentodelCoanzaysenecesitaríanmásdealgunosmesesparallegaraél.

EstoconstituíaunadelasmásseriaspreocupacionesdeDickSand;pues,una vez enNangüé, aun en el caso de que la señoraWeldon,Hércules, losdemás negros y él hubiesen logrado escapar, ¡cuán difícil, por no decirimposible, les habría sido el regreso hasta el litoral, acosados por losconstantespeligrosdeunaprolongadatravesía…!

DickSandteníamotivosparapensarqueelcortejonotardaríaenllegarasu destino. Aunque no entendía el lenguaje que empleaban los jefes de lacaravana—unasveceselárabeyotraselidiomaafricano—,observóqueerapronunciadocon frecuenciaelnombredeun importantemercadodeaquellaregión.EstenombreeraeldeKazonndé,yDickSandnoignorabaqueallíseefectuabaelcomerciodeesclavos.Comoesnatural, llegóacreerqueallísedecidiría la suerte de los prisioneros, bien en provecho del rey de aqueldistrito,bienporcuentadecualquierricotratantedelpaís.Yasesabequenoseequivocaba.

Ahora bien; Dick Sand, al corriente de los detalles de la geografíamoderna, conocía con bastante exactitud todo cuanto se sabe acerca deKazonndé.LadistanciadeSanPablodeLoandaaaquellaciudadnoexcededecuatrocientas millas, y, por consiguiente, la separan unas doscientas millas,todo lo más, del campamento establecido a orillas del Coanza. Dick Sandhacía el cálculo aproximado, tomando comobase el recorridohechobajo ladirección de Harris. En circunstancias ordinarias, el referido trayecto sólorequeríadediezadocedías.Duplicadoestetiempo,acausadelasnecesidadespropiasdeunacaravanayaagotadaporunalargatravesía,DickSandllegabaacalcular en tres semanas la duracióndel viaje desde elCoanza aKazonndé.DickSandhubieraqueridopoderparticiparlesaTomya suscompañeros loqueélcreíasaber.Habríasidoparaellosunconsuelotenerlaseguridaddequeno los llevaríanalcentrodeÁfrica,a las funestas regionesde lasquenosepuedetener laesperanzadesalir…Bastaríaconpronunciaralgunaspalabrascuando pasaran junto a él para instruirles acerca de lo que ignoraban.¿Llegaríaapoderdirigirlesesaspalabras…?

Tom,Bat—unacasualidadhabíareunidoalpadreyalhijo—yActeónyAustin,ahorquilladosdedosendos,seencontrabanenlaextremidadderechadelcampamento.Unhavildaryunadocenadesoldadoslosvigilaban.

Dick Sand, que se hallaba en posesión de sus libres movimientos,

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determinódisminuir poco apoco ladistanciaque le separabadel grupoqueformaban sus compañeros a cincuenta pasos de él. Comenzó, pues, amaniobrarcontalobjeto.

ElviejoTomadvirtióquizáelpensamientodeDickSand.Conunapalabrapronunciada en voz baja previno a sus compañeros para que estuviesenatentos. Ellos no se movieron, pero, haciendo caso de la advertencia, sedispusieronaveryoír.

Aparentando indiferencia, Dick Sand había conseguido adelantar unoscincuenta pasos más. Desde el sitio donde se encontraba entonces habíapodido gritar de manera que hubiera sido oído por Tom, pronunciando elnombre de Kazonndé y diciéndole cuál sería la probable duración delrecorrido;peroeramejorcompletarlosinformesydarlesinstruccionesacercade la conducta que deberían seguir durante el viaje. Continuó, pues,acercándose a ellos. Ya le palpitaba de esperanza el corazón y se hallaba apuntoderealizarsupropósito,cuandoelhavildar,comosihubieraadivinadode pronto su intención, se precipitó sobre él. A los gritos del energúmeno,acudierondiezsoldados,yDickSandfueempujadobrutalmentehaciaatrás,mientrasTomylossuyoseranconducidosalotroextremodelcampamento.

DickSandsearrojóexasperadosobreelhavildar.Llegóainutilizarleentresus manos el fusil, que había conseguido arrebatarle; pero siete u ochosoldadosseecharonalavezsobreél,ysevioobligadoaceder.Furiosos,lohubieranasesinado,siunodelosjefesdelacaravana—unárabedeelevadaestaturaydefisonomíaferoz—nohubieraintervenido.AquelárabeeraeljefeIbnHamisdequehabíahabladoHarris.PronuncióalgunaspalabrasqueDickSandnopudoentender,ylossoldados,obligadosasoltarsupresa,sealejaron.

Eraevidenteque,porunaparte,habíaprohibiciónexpresadequedejasenal jovengrumetecomunicarse con sus compañeros,y,porotraparte,que sehabíahecholarecomendacióndequenoatentasencontrasuvida.

¿Quiénpodríahaberdictadosemejantesórdenes,sinoHarrisoNegoro?

Enaquelmomento—eranlasnuevedelamañanadeldía19deabril—,losroncossonesdeuncuernodecudúsedejaronoíryredoblóel tambor.Ibaafinalizarelacampado.

Todos—jefes,soldados,portadoresyesclavos—sepusieronenseguidaenpie. Cargados los bultos, se formaron varios grupos de cautivos bajo ladireccióndeunhavildarquedesplegóunabanderadevivoscolores.Sediolaseñaldepartir.

Entoncesseelevaronunoscánticosenelaire;peroeranlosvencidos,ynolosvencedores,losquecantabanasí.

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Yheaquíloquedecíanenaquelloscánticosqueerancomounaamenazallenadeingenuafedelosesclavoscontrasusopresores,contrasusverdugos:

«Me lleváis a la costa; pero, cuandomuera, quedaré sin yugo y volveréparamataros».

CAPÍTULOVIII

ALGUNASNOTASDEDICKSAND

Aunquehabíacesadolatormentadelavíspera,el tiemposehallabamuyrevueltoaún.Además,eraaquéllalaépocadelamasika,segundoperíododelaestacióndelaslluviasenaquellazonadelcieloafricano.Lasnoches,sobretodo, serían lluviosas durante una, dos o tres semanas, lo cual sólo podíaacrecentarlasmiseriasdelacaravana.

Partióaqueldíabajouncieloencapotado,y,despuésdehaberabandonadolasriberasdelCoanza,seencaminócasidirectamentehaciaeleste.

Unoscincuentasoldadosmarchabanalacabeza,uncentenaracadaunodelos flancosdelcortejo,yel restoa retaguardia.Leshabríasidodifícilhuiralos prisioneros, aun cuando no hubiesen ido encadenados Las mujeres, losniñosyloshombresibanmezclados,yloshavildarslesobligabanaandardeprisaafuerzadelatigazos.Habíadesdichadasmadresqueamamantabanaunhijoyconducíanaotrodelamanoconlaquelesquedabalibre.Otrasllevabana lospequeños seres sinvestidosy sin calzado, caminando sobre la aceradahierbadelsuelo…

El jefe de la caravana—el feroz IbnHamis que había intervenido en laluchacontraDickSandysuhavildar—vigilabaatodoaquelrebaño,yendoyviniendo de la cabeza a la cola de la columna. Si sus agentes y él sepreocupaban poco de lasmiserias de los cautivos, en cambio se interesabanporlossoldadosquereclamabanunsuplementoderaciónydelospagazisquequeríandescansar.Deahílasdiscusiones,yhastaloscambiosdebrutalidades.Losesclavosteníanquesoportarlaconstanteirritacióndeloshavildars.Noseoíanmásqueamenazasdeunladoygritosdedolordelotro,ylosqueibanenlas últimas líneas hollaban el suelo que los primeros habían regado con susangre.

Los compañeros de Dick Sand, mantenidos con especial cuidado a ladelantera del cortejo, no podían entablar comunicación alguna con aquél.Avanzaban en hilera, con el cuello sujeto por la pesada horca que no lespermitía un solo movimiento de cabeza. ¡No les correspondían menoslatigazosqueasustristescompañerosdeinfortunio!

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Bat, emparejado con su padre, caminaba delante de él, procurando nosacudir la horca, eligiendo losmejores sitios para poner los pies, ya que elviejoTomteníaquepasarpordondeél.Devezencuando,cuandoelhavildarse quedaba un poco atrás, dejaba oír alguna frase de aliento, de las cualesalgunas llegabanhastaTom.Procuraba también aminorar lamarcha, cuandocomprendía que Tom se fatigaba. Constituía un suplicio para aquel buenpadre,alqueidolatrabaDesdeluego,Tomteníalasatisfaccióndepoderverasuhijo,aunque lapagababiencara. ¡Cuántasvecesbrotaron las lágrimasdesusojos,cuandoellátigodelhavildarseabatíasobreBat!Aquelsuplicioerapeorquesihubieracaídoellátigosobresupropiacarne.

Austin yActeón caminaban a algunos pasosmás atrás, unidos el uno alotro,martirizadosacadainstante.¡Ah,cómoenvidiabanlasuertedeHércules!Cualesquiera que fuesen los peligros que amenazasen a éste en aquel paíssalvaje,podíaemplearsupropiafuerzaparadefendersuvida.

Durante los primeros momentos de su cautividad, el viejo Tom hizoconocertodalaverdadasuscompañeros.Porélsupieronconasombroquesehallaban en África, que la doble traición de Negoro y de Harris les habíallevado hasta allí, y que no podían esperar piedad alguna por parte de susamos.

Nannohabía sidomejor tratada.Formabapartedeungrupodemujeresqueocupabaelcentrodelcortejo.Lahabíanencadenadoconunajoven,madrededoshijos,unodeellosdepechoyelotrodetresañosdeedadyqueapenaspodía andar.Nan, transida de lástima, se había encargado del pequeño, y lapobre esclava le había dado las gracias derramando unas lágrimas. Nanllevaba,pues,alniño,librándoseasídelcansancio,porefectodelcualhabríallegadoasucumbiry,almismotiempo,delosgolpesqueelhavildarlehabíapropinado. Pero aquello constituía una pequeña carga para la anciana Nan;temíaquelasfuerzaslaabandonasendemasiadopronto,yentoncespensabaenelpequeñoJack.Selorepresentabaenlosbrazosdesumadre.Laenfermedadlehabíahechoadelgazar,perodebíapesarmásaúnparalosdébilesbrazosdelaseñoraWeldon.¿Dóndeestaría…?¿Quéhabríasidodeella…?¿Volveríaaverlasuantiguasirvienta…?

DickSandhabíasidocolocadocasialfinaldelcortejo.NopodíadistinguiraTom,niasuscompañeros,niaNan.Lacabezadelanumerosacaravanasóloeravisibleparaélcuandoatravesabanalguna llanura.Caminabaentregadoalosmástristespensamientos,delosqueapenaslehacíanvolverlosgritosdelosagentes.Nopensabaensímismo,nienlasfatigasquetendríaquesoportaraún,ni en las torturasque talvez le tuviera reservadasNegoro.NopensabamásqueenlaseñoraWeldon.Buscabaenvanoenelsuelo,enlasespinasdelossenderosyenlasramasbajasdelosárbolesalgúnindiciodesupaso.Nohabía podido seguir otro camino, si, como todo parecía indicar, había sido

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llevada aKazonndé. ¡Cuántohubieradadopor encontrar alguna señal de supasohaciaelsitioadondetambiénlesllevabanaellos!

Tal era la situación en cuerpo y alma del joven grumete y de suscompañeros. Aunque debían temer por ellos mismos; aunque eran muygrandes sus propios sufrimientos, sentían lástima al ver lamiseria de aqueltriste rebaño de cautivos y la indignante brutalidad de sus amos. ¡Ay! ¡Nopodíanhacernadaparasocorreralosunosnipararesistirsealosotros!

TodoelpaíssituadoenlaparteestedelCoanzanoeramásqueunaselvade unas veinte millas de extensión. Los árboles, sin embargo, bien porquesucumbiesenbajolaaccióndelosnumerososinsectosdeaquellaregión,bienporque los elefantes los abatiesen cuando todavía eran jóvenes, aparecíanmenos abundantes que en la vecina comarca del litoral. La travesía por elbosque nopodía sermuydificultosa, y los arbustos estorbabanmás que losárboles.Habíaabundancia,enefecto,deesosalgodonerosdesieteaochopiesde altura y cuyo algodón sirvepara fabricar las telas rayadasdenegroydeblancoqueseusanenelinteriordelaprovincia.

Por algunos sitios, el suelo se transformaba en espesas selvas en las quedesaparecíaelcortejo.Detodoslosanimalesdelaregión,sóloloselefantesylasjirafasdominabanconsuscabezasaquelloscañaveralesqueseasemejabanalosbambúes,aquellashierbascuyostallosmedíanunapulgadadediámetro.Eraprecisoquelosagentesconociesenmaravillosamenteelpaísparaquenoseperdieranenél.

Todos los días, la caravana emprendía la marcha con el alba y sólo sedetenía a las doce durante una hora. Se abrían entonces algunos envoltoriosqueconteníanmandioca,yaquelalimentoeradistribuidoconparsimoniaentrelos esclavos. Se añadían batatas o carne de cabra y de vaca cuando lossoldadoslahabíanrobadoalpasarporcualquieraldea.Eratalelcansancioyeldescansotaninsuficienteyaunimposibledurantelasnocheslluviosas,que,llegada la hora de la distribución de los víveres, apenas podían comer losprisioneros. Por ello, transcurridos ocho días desde la salida de lasproximidadesdelCoanza,unosveintehabíancaídoenelcamino,amerceddelasfierasquerondabandesdelejoslacaravana.Leones,panterasyleopardosesperabanlasvíctimasquenopodíanfaltarles,ytodaslastardes,despuésdehaberse puesto el sol, se dejaban oír sus rugidos a tan corta distancia, quepodíatemerseunataquedirecto.

Aloíraquellosrugidosquelassombrashacíanmásformidablesaún,DickSand no pensaba sin terror en los obstáculos que semejantes encuentrospodríanoponeralasempresasdeHércules,enlospeligrosqueleamenazaríanacadapaso.Y,sinembargo,sihubieraencontradoocasióndehuirtambién,nohabríavacilado.

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HeaquílasnotasqueDickSandescribióduranteaquellatravesíadesdeelCoanza hasta Kazonndé. Veinticinco «marchas» fueron empleadas en elrecorridodeaquel trayectodedoscientascincuentamillas.Enel lenguajedelos tratantes, la «marcha» equivale a diezmillas, con detención de día y denoche.

Del 25 al 27 de abril.—He visto una aldea rodeada por unamuralla decañaveralesdeochoanuevepiesdealtura.Camposcultivadosdemaíz,habas,sorgo y diversas aráquidas. Se han hecho prisioneros dos negros. Quincemuertos.Lapoblaciónhahuido.

Aldíasiguiente,hemosatravesadounríotumultuosodecientocincuentayardasdeancho.Puente flotante formadopor troncosdeárbolesunidosconbejucos.Pilotesmediorotos.Dosmujeresunidasalamismahorcahancaídoalasaguas.Unallevabaasuhijitoenlosbrazos.Lasaguasseagitanysetiñende sangre. Los cocodrilos se deslizan por entre los ramajes del puente. Secorreelpeligrodemeterlospiesenlasabiertasbocas…

28deabril.—Hemosatravesadounbosquedebohinias.Árbolesdemontealto,delosquesuministranlamaderadehierroalosportugueses.

Fuertelluvia.Terrenopantanoso.Marchaenextremopenosa.

Haciaelcentrodelcortejo,hevistoalapobreNanquellevaaunnegritoensusbrazos.Searrastracondificultad.Laesclavaencadenadaconellacojea,ylasangrecorreporsuespaldadesgarradaporloslatigazos.

Acampamos por la noche bajo un enorme baobab de flores blancas yfollajeverdeclaro.

Durante la noche, rugidos de leones y de leopardos. Un indígena hadisparadountirosobreunapantera.¿QuéserádeHércules…?

29y30deabril.—Primerosfríosdeloquesellamaelinviernoafricano.Rocíomuyabundante.Findelaestaciónlluviosaconabril,lacualcomienzaconelmesdenoviembre.Llanurasextensamenteinundadasaún.Vientosdelestequesuspendenlatranspiraciónyhacenalaspersonasmássensiblesalasfiebresdelospantanos.

NingunahuelladelaseñoraWeldonnidelseñorBenedicto.¿Adóndelosconducirán?,¿losllevaránaKazonndé…?Handebidoseguirelcaminodelacaravana y precedernos. Estoy devorado por una inmensa inquietud. Elpequeño Jack ha debido ser atacado de nuevo por la fiebre en esta regióninsalubre…¿Viviráaún…?

Del1al6demayo.—Travesíaconvariasparadasdeextensasllanurasqueno han podido secar la evaporación. El agua llega a veces hasta la cintura.Miríadasdesanguijuelasseadhierenalapiel.Hayquecaminar,noobstante.

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Sobre algunas elevaciones que emergen hay lotos y papiros. En el fondo,debajo de las aguas, hay otras plantas con grandes hojas de col en las queresbalanlospies,locualocasionanumerosascaídas.

Enestasaguashaycantidadesconsiderablesdepececillosdelaespeciedelos siluros que los indígenas retienen amillares con unos zarzos y que sonvendidosalascaravanas.

Esimposibleencontrarunsitiodondeestablecerelcampamentoparapasarlanoche.Noseveel límitede la llanura inundada.Hayquecaminaren lastinieblas. ¡Mañana faltarán muchos esclavos en el cortejo! ¡Cuántasmiserias…!Cuando se cae, ¿para qué levantarse…? ¡Algunos instantesmásbajolasaguas,ytodohabráterminado!¡Elpalodelhavildarnoencontraráelcuerpoenlasombra…!

¡Sí! Pero, ¿y la señora Weldon y su hijo…? ¡No tengo derecho aabandonarlos!¡Resistiréhastaelfinal!¡Ésteesmideber!

¡Gritosespantososseoyenenlanoche!

Unos veinte soldados han arrancado algunas ramas de unos árbolesresinososcuyoramajeemerge.

Heaquílacausadelosgritosqueheoído:unataquedecocodrilos.Doceoquincemonstruosdeésossehanarrojadoenlasombrasobreelflancodelacaravana.Mujeresyniñoshansidoapresadosyarrastradosporloscocodriloshastasus«terrenosdepasto».AsíllamaLivingstonealosprofundosagujerosdondeesteanfibiodepositasupresadespuésdehaberlaahogado,puesnoselacomehastaquehallegadoaunciertogradodedescomposición.

Me han rozado con fuerza las escamas de uno de estos cocodrilos. Unesclavo adulto ha sido apresado junto amí y arrancado de la horca que losujetabaporelcuello.Lahorcaseharoto. ¡Quégritodedesesperación,quéaullidodedolor…!¡Todavíaloestoyoyendo!

7 y 8 de mayo.—Al día siguiente, se han contado las víctimas. Veinteesclavoshandesaparecido.

Al amanecer, he buscado a Tom y a sus compañeros. ¡Loado sea Dios!¡Están vivos…! ¡Ay…! ¿Debemos dar las gracias a Dios…? ¿No seríapreferiblehabersucumbidocontodasestasmiserias…?

Tom está a la cabeza del cortejo. En elmomento en que su hijoBat hainiciado un viraje, la horca se ha presentado en sentido oblicuo y Tom hapodidoverme.

BuscoenvanoalaancianaNan.¿Estaráconfundidaenelgrupocentral,ohabráperecidoduranteestanocheespantosa?

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Aldíasiguiente,quedatraspasadoellímitedelallanurainundada,despuésdeestarveinticuatrohorasenelagua.Seacampasobreunacolina.Elsolnossecaunpoco.Comemos;pero¡quémíseroalimento…!¡Unpocodemandiocayalgunospuñadosdemaíz! ¡Sólo sepuedebeberagua turbia…! ¡Hayunosprisionerostendidosalsolquenovolveránalevantarse…!

¡No! ¡No es posible que la señoraWeldon y su hijo hayan pasado portantasmiserias! ¡Dios leshabráhecho lamerceddeque loshayan llevadoaKazonndé por otro camino! ¡La desgraciada madre no habría podidoresistirlo…!

Nuevoscasosdeviruelaenlacaravana—laminé,comoellosdicen—.Losenfermosnopodránirmuylejos…¿Selesabandonará?

9demayo.—Sehareanudadolamarchaalamanecer.Nohayremolones.El látigo del havildar se ha levantado contra aquellos a quienes abruma lafatigaolaenfermedad.¡Estosesclavostienenmuchovalor!Sonunamoneda.Losagentesnolosdejaríanatrás,mientraslesquedenfuerzasparacaminar.

Estoyrodeadodeesqueletosvivientes.Yanotienenvozparaquejarse.

PorfinhevistoalaviejaNan.¡Dapenaverla!¡Yanoexisteelniñoquellevaba en sus brazos! ¡Va sola, además!Esto serámás soportable para ellaaunquellevatodavíalacadenaenlacinturayhatenidoqueecharsesobreloshombroselabrigo.

Apresurándome, he podido acercarme a ella. ¡Diríase que no reconoce!¿Habrécambiadotanto?

—¡Nan!—lehedicho.

Laviejasirvientamehacontempladodurantemuchotiempo,y,porfin,harespondido.

—¿Esusted,señorDick…?Yo…Yo…¡Dentrodepocohabrémuerto…!

—¡No,no!¡Valor!—lehedicho,bajandolavistaparanoverloquesóloesyaelexangüeespectrodelainfortunada.

—¡Muerta!—insistió—.¡Ynovolveréavermásamiqueridaama,niaminiñoJack…!¡Diosmío,Diosmío…!¡Tenpiedaddemí…!

HequeridososteneralaviejaNan,cuyocuerpotemblababajosusvestidosdesgarrados. ¡Habría constituido para mí un favor el verme unido a ella,llevandopartedeestacadena,cuyopesollevaellaporenterodesdequemuriósucompañera…!

Un vigoroso brazo me empuja, y la desdichada Nan, envuelta en unlatigazo, retrocede hasta unirse a lamultitud de los esclavos.He pretendidoprecipitarmesobreelbruto…Haaparecidoeljefeárabe,meharetenidohasta

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llegarelmomentodevermeenlaúltimafiladelacaravana.

Luego,hapronunciadounnombre:

—¡Negoro!

¡Negoro…! ¿Acaso por orden del portuguésme trata de diferentemodoqueamiscompañerosdeinfortunio…?

¿Quésuertemetendráreservada…?

10demayo.—Hoyhemospasadojuntoadosaldeas incendiadas.Ardenlas chozas por todas partes. Los cadáveres están pendientes de los árbolesrespetados por el incendio. La población ha huido. Los campos estándevastados.Sehaejercidolarazzia.¡Doscientoscrímenes,paraobtenerquizásólodoceesclavos!

Ha anochecido. Nos detenemos. Se establece el campamento bajo unosgrandesárboles.Crecidahierbaformaunaespesuraenellinderodelaselva.

Algunosprisioneroshuyeronlavíspera,despuésdehaberrotolashorcas.Han sido apresados de nuevo y tratados con una crueldad sin ejemplo.Aumentalavigilanciadelossoldadosydeloshavildars.

Hallegadolanoche.Seoyenrugidosdeleonesydehienas.Suenanlejanosronquidos de unos hipopótamos. Sin duda, hay alguna corriente de aguapróximaoalgúnlago.

Apesardelcansancio,nopuedodormir.¡Piensoentantascosas…!

Además,meparecequeoigoruidoentre lacrecidahierba. ¡Algunafiera,quizá…!¿Seatreveráaentrarenelcampamento…?

Escucho…Nada… ¡Sí…! ¡Pasa un animal por entre los cañaverales…!¡Estoy sin armas…! ¡Me detendré, sin embargo…! ¡Llamaré…! ¡Mi vidapuedeserútilalaseñoraWeldonyamiscompañeros!

Miroatravésdelasprofundastinieblas.Nohayluna.Lanocheesoscuraenextremo.

¡Dosojosrelucenenlasombraentrelospapiros:losojosdeunahienaounleopardo…!Desaparecen…Vuelvenaaparecer…

Porfin,suenalahierba.¡Unanimalsaltasobremí…!

Voyaexhalarungrito,adarlavozdealarma…

Porfortuna,hepodidodetenerme…

¡Nopuedodarcréditoamisojos…!¡EsDingo!¡Dingoestájuntoamí…!¡Oh,elbuenDingo…!¿Cómohabrá llegadohastamí?¿Cómohabrápodidoencontrarme…?¡Ah,elinstinto…!¿Puedeexplicarsóloelinstintosemejantes

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milagrosde fidelidad…? ¡Me lame lasmanos…! ¡Ah,buenperro, ahoramiúnicoamigo…!¡Notehabíanmatado…!

Ledevuelvosuscaricias.¡Mecomprende…!Quisieraladrar…

Yoletranquilizo…¡Noseaquelooigan…!Quecontinúesiguiendocomohastaahoraalacaravana,sinservisto,ytalvez…¿Quéesesto…?¡Frotaconobstinaciónelcuellocontramismanos…!Parecedecirme:«¡Busca!».Busco,yencuentrounacosaatadaalcuello…Unpedazodecañaestásujetoporelcollar que ostenta grabadas las letras S. V., cuyo misterio continúa siendoinexplicableparanosotros…

Sí…Desatolacaña…Larompo…Hayunpedazodentro…

¡Estepapel…!¡Nopuedoleerlo…!¡Hayqueesperaraqueseadedía…!El día… Pretendo retener a Dingo, pero el buen animal, lamiéndome lasmanosparecetenerprisaporabandonarme…Comprendoqueestácumpliendosu misión… Dando un salto, desaparece sin hacer ruido entre la hierba…¡Dioslelibredeloscolmillosdelosleonesydelashienas!

¡DesegurovuelveDingohaciaaquelquelehaenviado!

¡Estepapelque todavíanopuedoleermeabrasa lasmanos…!¿Quién lohabrá escrito…? ¿Procederá de la señora Weldon…? ¿Procederá deHércules…? ¿Cómo habrá encontrado al uno o al otro el fiel animal al quecreíamos muerto…? ¿Qué me dirá este papel…? ¿Me traerá un plan deevasión,osólomedaránoticiasdelosseresquemesontanqueridos…?Seacomoquiera, este incidentemehaconmovidoenextremoyda treguaamismiserias…

¡Ah,cuántotardaenllegareldía!

Acecho el menor resplandor del horizonte. No puedo cerrar los ojos.¡Todavíaoigoel rugidode lasfieras…!PobreDingo,¿hapodido librarsedeellas?

Por fin va a aparecer el día, casi sin albor, de estas latitudes tropicales.Procuronoservisto…

Tratodeleer…Nopuedotodavía.

¡Porfinheleído!¡ElpapelestáescritoporHércules!

Esuntrozodepapelescritoconlápiz…

Dicelosiguiente:

SehanllevadoalaseñoraWeldonyalpequeñoJackenunakitanda.LesacompañanHarrisyNegoro.PrecedenalacaravanaconelprimoBenedicto.No he podido comunicarme con ella. He recogido a Dingo, que debió ser

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heridodeuntiro…peroqueestácurado.Tengaesperanzas,señorDick.Sólopiensoentodosustedes,yhehuidoparaserlesmásútil.

HÉRCULES

¡Ah…! ¡La señoraWeldon y su hijo están vivos! ¡Loado seaDios! ¡Notienenque sufrir comonosotros las fatigasde estas rudas caminatas…!Unakitanda es una especie de litera de hierba seca suspendida a lo largo de unbambúquedoshombresseapoyanen loshombros.Lacubreunacortinadetela.La señoraWeldon y su hijito Jack van en una kitanda de esas…¿QuéquerránhacerconellosHarrisyNegoro…?¡Esevidentequeesosmiserableslos llevan a Kazonndé…! ¡Sí, sí…! ¡Los encontraré…! ¡Ah! ¡Enmedio deestasmiserias, ésta esunabuenanoticia, esuna alegríaqueDingomehayatraídoesto…!

Del11al15demayo.—Lacaravanacontinúasucamino.Losprisionerossearrastrancadavezconmásdificultad.Lamayorpartedeellosdejanasupaso huellas de sangre. Calculo que tardaremos aún diez días en llegar aKazonndé.¡Cuántohabránquesufriraún…!¡Peroesprecisoqueyollegue,yllegaré!

¡Esto es atroz!Figuran en el cortejo unos desdichados cuyos cuerpos nosonmás que llagas.Las cuerdas conque van atados se les introducen en lacarne…

Desdeayer,unamadrellevaensusbrazosasuhijitomuertodehambre…¡Noquieresepararsedeél…!

Nuestrocaminovaquedandosembradodecadáveres.Laviruelaatacaconnuevaviolencia.

Acabamosdepasarjuntoaunárbol.Unosesclavosestabanatadosaesteárbolporelcuello.Leshandejadomorirdehambre…

Del16al24demayo.—Casimefaltanlasfuerzas,peronotengoderechoaceder.Las lluviashancesadoporcompleto.Llevamosalgunas jornadasde«marchadura».Estoesloquelostratantesllamantirikesaomarchadeporlatarde.Hayqueandarmásdeprisa,yelsueloselevantaenpendientesbastantebruscas.

Pasamosatravésdecrecidashierbasmuyresistentes.Sonelnyassi,cuyostallosmedesuellanelrostroycuyaspunzantessemillassedeslizanhastamipiel,porentremisvestidosdestrozados.Porfortuna,mifuertecalzadoestáenbuenestadoaún.

Los agentes comienzan a abandonar a los esclavos que están demasiadoenfermosparaquepuedanseguirnos.Además,parecequevanafaltarnoslosvíveres. Los soldados y los pagazis se sublevarían si se les disminuyese la

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ración.Noseatrevenasuprimirlesnada,yesoeslopeorparaloscautivos.

—¡Quesecomanunosaotros!—hadichoeljefe.

Algunos esclavos jóvenes y vigorosos aún, mueren sin apariencia deenfermedad.Recuerdoloque,aesterespecto,hadichoeldoctorLivingstone:«Estos infortunadossequejandelcorazón.Se llevan lasmanosaél,ycaen.¡Esqueleshaestalladoelcorazón!Estolesocurreenparticularaloshombreslibresreducidosalaesclavitudsinningunapreparación».

Hoy,veintecautivosquenopodíanandarhansidoasesinadosahachazosporloshavildars.Eljefeárabenosehaopuestoaquesecometaestecrimen.

¡Laescenahasidoespantosa!

¡La pobre Nan ha caído en esta horrible carnicería…! ¡Tropiezo con sucadáveralpasar…!¡Nisiquierapuedodarlecristianasepultura…!

¡EllaeslaprimerasupervivientedelPilgrimqueDiosllamaasuseno…!¡Pobreserbondadoso!¡PobreNan!

TodaslasnochesacechoaDingo.¡Novuelve…!¿Lehabráocurridoalgoaél o a Hércules…? ¡No, no…! ¡No quiero creerlo…! Este silencio que tanlargomeparecesólodemuestraunacosa,yesqueHérculesnotienetodavíanadanuevoquecomunicarme.Además,tienequeserprudente,ynoseconfíademasiado…

CAPÍTULOIX

KAZONNDÉ

El26demayo,lacaravanallegabaaKazonndé.Elcincuentaporcientodelosprisionerosobtenidosenaquellaúltimarazziahabíancaídoenelcamino.

Sinembargo,elnegocioerabueno todavíapara los tratantes.Afluían lasdemandas,yelpreciodelosesclavosibaasubirenlosmercadosdeÁfrica.

La Angolamantenía en aquella época un gran comercio de negros. LasautoridadesportuguesasdeSanPablodeLoandaydeBenguelasólopodíanentorpecerlocondificultad,pueslascaravanassedirigíanhaciaelinteriordelcontinenteafricano.Losbarraconesdel litoral rebosabandeprisioneros.Lospocosnegrerosquelograbanpasarporentre loscrucerosdelacostanoeransuficientesparaembarcarlosconrumboalascoloniasespañolasdeAmérica.

Kazonndé, situada a trescientasmillas de desembocadura delCoanza, esunode losprincipales lakonis,unode losmás importantesmercadosdeesta

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provincia.Ensuampliaplaza,quesellamalachitoka,setratanlosnegocios;allí son expuestos y vendidos los esclavos. Es el punto de donde parten lascaravanashacialaregióndelosgrandeslagos.

Kazonndé,comotodaslasgrandesciudadesdelÁfricacentral,sedivideendospartesdistintas:unaeselbarriodelosnegociantesárabes,portuguesesoindígenas, y contiene sus barracones; la otra es la residencia del rey negro,cualquier feroz borracho coronado que reina por el terror y vive de lassubvencionesenespeciequenoleescatimanlostratantes.

EnKazonndé,elbarriomercantepertenecíaentoncesaJoséAntonioAlvezdequien estuvieronhablandoHarris yNegoro, simples agentes a sueldo.Elprincipalestablecimientoeraeldelcitado tratantequeposeíaotroenBihéyotro en Cassange (Benguela), donde el teniente Cameron fue a encontrarlomástarde.

Unagrancallecentral;acadaunodeamboslados,unosgruposdecasas,de tambés de techado plano, con paredes de tierra enjalbegada, cuyo patiocuadradosirvedeparquealganado;alextremode lacalle, lavastachitoka,rodeada de barracones; por encima del conjunto de viviendas, algunosenormesbananos,cuyasramassedesarrollanconunesparcimientosoberbio;acá y allá, grandes palmeras plantadas como escobas, con las cabelleras alaire,y,entreelpolvodelascallesunaveintenadeavesderapiña,encargadasdelasalubridadpública:taleselbarriocomerciantedeKazonndé.

No lejos,correelLuhí, ríocuyocursoestá todavía indeterminado,yquedebe de ser afluente, o por lomenos subafluente, del Congo, tributario delZaire.

LaresidenciadelreyKazonndé,queconfinaconelbarriomercante,noesmásqueunconjuntodechozasdesaseadasque seextiendeenel espaciodeunamillacuadrada.Deestascabañas,unassondelibreacceso,yotrasestáncercadas de una empalizada de cañas o rodeadas de higueras enanas. Uncercadoparticularquecircundaunahileradepapiros;unastreintachozasquesirven de moradas a los esclavos del jefe; un grupo de cabañas para susmujeres y un també más amplio y más alto, medio hundido entre lasplantaciones de mandioca: tal es la residencia del rey de Kazonndé, de unhombredecincuentaañosllamadoMoiniLungga,quehadescendidomuchoconrelaciónalasituacióndesuspredecesores.Nodisponemásquedecuatromil soldados, cuando los primeros tratantes portugueses cuentan con veintemil, y yanopuede, comoen susbuenos tiempos, decretar la inmolacióndeveinticincootreintaesclavostodoslosdías.

Este rey es un viejo precoz, desgastado por el vicio y abrasado por loslicores fuertes; un feroz maníaco que por capricho manda mutilar a sussúbditos, a sus oficiales o a susministros, haciéndoles cortar la nariz o las

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orejasaunosy lospieso lasmanosaotros,ycuyamuerte, esperadadeunmomentoaotro,debíaseracogidasinningúnpesarsólounhombreen todoKazonndépodíaperderquizáconlamuertedeMoiniLungga,yeraeltratanteJoséAntonioAlvez,queseentendíamuybienconelborracho,cuyaautoridadreconocíatodalaprovincia.Si,muertoelrey,erareconocidoeladvenimientodelaprimeradesusmujeres—lareinaMoina—,eltratantepodíatemerquelosEstadosdeMoiniLunggafueraninvadidosporuncompetidorvecino,unodelosreyesdeUkusu.Este,másjovenymásactivo,sehabíaapoderadoyadealgunasaldeasquepertenecíanalgobiernodeKazonndé,yteníadevociónporotro tratante, rival de Alvez, llamado Tipo-Tipo, negro árabe de raza pura,cuyavisitarecibióalpocotiempoCameronenÑangüé.

HeaquíquiéneraAlvez,elverdaderosoberanobajoelreinadodelnegroembrutecidoycuyosvicioshabíadesarrolladoyexplotado:

JoséAntonioAlvez,yadeedadavanzada,noera,comopodíacreerse,unmsungu, es decir, un hombre de raza blanca. Sólo tenía de portugués elnombre, adoptado sin duda por las necesidades de su comercio. Era unverdaderonegro,muyconocidoentrelostratantesyquesellamabaKenndelé.Nacido,enefecto,enDonndo,aorillasdelCoanza,habíacomenzadoporsersimpleagentedelosnegociantesdeesclavos,yhubodeterminarentratantedegranrenombre,estoes,enunbribónquedecíaserelhombremáshonradodelmundo.

Este Alvez era el que hacia fines de 1874, debía encontrar Cameron enKilemmba,capitaldeKassonngo,jefedelUrna,yquedebíaconducirleconsucaravana hasta su establecimiento de Bihé, efectuando un recorrido desetecientasmillas.

Al llegar aKazonndé, el cortejo de esclavos fue conducido a la extensaplaza.

Era el 26 de mayo. Los cálculos de Dick Sand se encontraban, porconsiguiente,justificados.Elviajehabíaduradotreintayochodías,desdequesalieron del campamento establecido a orillas del Coanza. ¡Cinco semanaspadeciendo las más espantosas miserias que pueden soportar los sereshumanos!

Eran las doce cuando entraron enKazonndé.Redoblaron los tambores ysonaron los cuernos de cudú, enmedio de las detonaciones de las armasdefuego. Los soldados de la caravana disparaban sus fusiles al aire, y losservidores de José Antonio Alvez respondían con ahínco. Todos aquellosbandidos se sentían satisfechos por volver a verse, después de una ausenciaque había durado cuatro meses. Por fin iban a descansar y a recuperar eltiempoperdido,entregándosealvicioyalaembriaguez.

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Losprisioneros—lamayorpartefaltosdefuerzas—constituíanuntotaldedoscientas cincuenta cabezas. Después de haber sido conducidos como unrebaño,ibanaserencerradosenunosbarraconesqueloscolonosdeAméricanohabríanutilizadocomoestablos.Allí lesesperabanotrosmildoscientosomil quinientos esclavosquedebían ser expuestos al día siguiente en el granmercadodeKazonndé.Aquellosbarraconesquedaronllenosconlosesclavosdelacaravana.Seleshabíanquitadolaspesadashorcas,sibienselesdejabanlascadenas.

Lospagazissehabíandetenidoenlaplaza,despuésdehaberabandonadosus cargas de marfil que acudían a recoger los negociantes de Kazonndé.Luego, pagados con algunas yardas de calicot o de cualquier otra tela máscara,volveríanaunirseaotracaravana.

ElviejoTomysuscompañerosseveíanlibresdelsuplicioquesoportabandesdehacíacincosemanas.Batysupadreacababanporfindearrojarseelunoen los brazos del otro. Todos se estrechaban las manos. Pero apenas seatrevían a hablarse. ¿Qué habrían podido decirse que no fuese una frase dedesesperación?Bat,ActeónyAustinlostresvigorososyacostumbradosalosrudostrabajos,habíanpodidoresistirlasfatigas;peroelviejoTom,debilitadoporlasprivaciones,sehallabafaltodefuerzas.Algunosdíasmás,ysucadáverhabríasidoabandonado,comoeldelaancianaNanpararegalodelasfierasdelaprovincia.

Tan pronto como hubieron llegado, los cuatro fueron encerrados en unreducido barracón, cuya puerta se cerró inmediatamente tras ellos. Allíencontraron algún alimento y esperaban la visita del tratante ante el cualpretendíanhacervaler,aunqueinútilmente,sucalidaddeamericanos.

DickSandquedóenlaplaza,bajolavigilanciaespecialdeunhavildar.

Por fin se hallaba en Kazonndé a donde no dudaba que habían sidoconducidos la señora Weldon, el pequeño Jack y el primo Benedicto. Loshabía buscado con la vista mientras atravesaba los diversos barrios de laciudad,hastaenelinteriordelostambésqueformabanlascallesyenlachitoka,queestabaentoncescasidesierta.

¡LaseñoraWeldonnoestabaallí!

¿Nolahabrántraído?—sepreguntóDickSand—.Pues,¿dóndeestará…?¡No! ¡Hércules no ha podido equivocarse! Además, eso debía entrar en lossecretosdesigniosdeHarrisyNegoro…Y, sinembargo, tampoco losveoaellos…

UnadolorosaansiedadembargóaDickSand.QuelaseñoraWeldon,hechaprisioneraestuvieseoculta, seexplicaba;peroHarrisyNegoro—sobre todoesteúltimo—debíanhaberseapresuradoaveraljovengrumete,alasazónen

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su poder, aunque sólo fuese para gozarse en su triunfo, para insultarle,torturarle y vengarse de él. Puesto que no estaban allí, debía suponerse quehabíanseguidootradirección,yquelaseñoraWeldonhabíasidoconducidaacualquierotropuntodelÁfricacentral.Aunquelapresenciadelamericanoydel portugués era la señal de su suplicio, Dick Sand la deseaba conimpaciencia. Harris y Negoro en Kazonndé habrían constituido para él lacertidumbredequelaseñoraWeldonysuhijoestabanallítambién.

Dick Sand se dijo entonces que desde la noche en que Dingo le habíallevadonoticias deHércules, el perronohabía vuelto.Una respuesta que eljoven grumete tenía preparada y en la que recomendaba aHércules que nopensasemás que en la señoraWeldon, que no la perdiese de vista y que letuviese al corriente, en cuanto le fuera posible, de todo lo que pasase, esarespuesta no había podido hacerla llegar a su destino. Lo que Dingo habíapodidohacerlaprimeravez,estoes,deslizarsehastallegaralacaravana,¿porqué no lo había intentadoHércules de nuevo…? ¿Habría sucumbido el fielanimalenalgunaabortadatentativa,o,porcontinuarsiguiendolashuellasdela señora Weldon, como hubiera hecho Dick Sand en su lugar, se habríaintroducidoHércules seguidodeDingo, en lasprofundidadesde la selváticallanuraafricana,conlaesperanzadellegaraalgunafactoríadelinterior…?

¿Qué podía imaginar Dick Sand al ver que ni la señoraWeldon ni susraptores estaban allí? Tan creído se tenía —sin motivo, quizá— que losencontraría en Kazonndé que el no encontrarlos constituyó para él en unprincipioundisgustoterrible.Sufrióunataquededesesperaciónquenopudodominar.Sisuvidanopodíayaserútilaaquéllosaquienesamaba,paranadaservía, y sólo le quedaba disponerse a morir… Por efecto de aquellossufrimientos,elniñosehabíaconvertidoenhombre,yeldesalientonopodíaconstituirenélmásqueuntributoaccidentalrendidoalanaturalezahumana.

Un formidable concierto de charangas y de gritos estalló en aquelmomento.Depronto,DickSand,quesehallabapostradoentreelpolvodelachitoka, se irguió.Todonuevo incidente podía suministrarle datos acercadeaquellos a quienes buscaba. El que hacía un momento estaba desesperado,volvíaaesperarotravez.

—¡Alvez!¡Alvez!

Este nombre era repetido por unamultitud de indígenas y soldados queinvadíanentonceslaenormeplaza.Elhombredequiendependíalasuertedetantosinfortunadosibaaaparecerporfin.EraposiblequesusagentesHarrisyNegorofuesenconél.DickSandestabaenpie,conlosojosabiertosylanarizdilatada.¡Losdostraidoresencontraríanaljovengrumetedequinceañosallíanteellos,erguido,firme,mirándolesfrenteafrente!¡NoseríaelcapitándelPilgrimelquetemblaríadelantedelantiguococinerodelbarco…!

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Una hamaca, una especie de kitanda recubierta con una mala cortinaremendada, desteñida y llena de andrajos apareció en lo alto de la calleprincipal. Un viejo negro descendió de ella. Era el tratante José AntonioAlvez.

Algunos servidores le acompañaron haciendo grandes demostraciones desumisión.

AlmismotiempoqueAlvez,apareciósuamigoCoimbra,hijodelmayorCoimbra,deBihé,y,empleandolaexpresióndeltenienteCameron,elbribónmásgrandedelmundo,unsergrasiento,desgalichado,deojosremellados,decabellerarudaycrespa,defazamarillayvestidoconunacamisaandrajosayuna falda de hierbas. Hubiérase dicho que era una horrible vieja bajo sudestrozado sombrero de paja. Aquel Coimbra era el confidente, el brazoderecho de Alvez, un organizador de razzias, muy digno de mandar a losbandidosdeltratante.

Encuantoaéste, talvezfuesedeaspectounpocomenossórdidoquesuacólito, bajo susvestidosdeviejo turcodespuésde transcurridoel carnaval.Sinembargo,nodabaunaideamáselevadadelaquedanlosjefesdefactoríaqueejercenlatrataalpormayor.

CongrandesencantoporpartedelgrumeteniHarrisniNegoroformabanparte del séquito deAlvez. ¿DeberíaDickSand renunciar a la esperanzadeencontrarlosenKazonndé…?

Entretanto,eljefedelacaravana,elárabeIbnHamis,cambiabaapretonesdemanosconAlvezyCoimbra.Recibiómuchasfelicitaciones.Elcincuentaporcientodeesclavosquefaltabaenlacuentageneralarrancóunamuecaalsemblante de Alvez pero en resumen, el negocio era bueno aún. Con lamercancía humanaque poseía el tratante en sus barracones, podía satisfacerlasdemandasdel interiorycambiar susesclavospor losdientesdemarfilypor hannas de cobre, especie de cruces de SanAndrés, bajo cuya forma seexportaaquelmetalenelcentrodelcontinenteafricano.

No se escatimaron los cumplidos a los havildars. En cuanto a losportadores, el tratante dio órdenes para que inmediatamente les fuesensatisfechossussalarios.

José Antonio Alvez y Coimbra hablaban una mezcla de portugués eindígena que apenas habría podido entender un natural de Lisboa. Porconsiguiente, Dick Sand no se enteraba de lo que decían aquellos«negociantes».¿Trataríandesuscompañerosydeél,agregadosportraiciónalpersonaldelcortejo?Eljovengrumetenopudodudarlocuando,trasungestodel árabe IbnHamis, un havildar se dirigió hacia el barracón donde habíansido encerrados Tom, Austin Bat y Acteón. Al poco tiempo, los cuatro

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americanosfueronconducidosanteAlvez.

DickSand se aproximó con lentitud.Noquería perder ningúndetalle deaquellaescena.

El semblante de José Antonio Alvez se iluminó cuando vio a aquellosnegros tan bien desarrollados, a los que el descanso y un alimento másabundantedevolveríanbienprontosuvigornatural.SólotuvounamiradadedesdénparaelviejoTom.Suedadlequitabavalor.Encambio,losotrostressepagaríancarosenelpróximolakonideKazonndé.

Alvez buscó entonces en su memoria algunas palabras inglesas quealgunosagentesamericanoscomoHarrishabíanpodidoenseñarle,yelviejomonocreyóquedebíasaludarconironíaasusnuevosesclavos.

Tom entendió aquellas palabras del tratante. Se adelantó entonces, yseñalandoasuscompañeros,dijo:

—¡Somoshombreslibres!¡CiudadanosdelosEstadosUnidos!

Alvez lo entendió, sin duda. Respondió con un gesto de buen humor,moviendolacabeza:

—Sí…Sí…Americanos…¡Bienvenidos…!¡Bienvenidos…!

El hijo mayor de Bihé se adelantó entonces hacia Austin y como uncomerciantequeexaminaunamuestra,despuésdehaberlepalpadoelpechoyloshombros,pretendióhacerleabrirlaboca,conelfindeverlelosdientes.

Peroenaquelmomento,elseñorCoimbrarecibióenelrostroelpuñetazomásmagistralquesehabíapropinadohastaentoncesaunhijodemayor.

ElconfidentedeAlvezrodóadiezpasosdedistancia.AlgunossoldadossearrojaronsobreAustin,quetalvezfueseapagarcarosuataquedeira.

Alvezlosdetuvoconungesto.Sereíadelamalaventuradesuamigo,quehabíaperdidodosdientes,deloscincooseisquelequedaban.

JoséAntonioAlveznoconsentíaquesedeteriorasesumercancía.Además,erade carácter alegreyhacíamucho tiempoquenohabía reído tanto comoentonces.

Consoló,sinembargo,almaltrechoCoimbra,yéste,unavezquesehubopuestoenpie,volvióaocuparsupuestojuntoaltratante,dirigiendoungestodeamenazaalaudazAustin.

Enaquelmomento,DickSand,empujadoporunhavildar, fueconducidoanteAlvez.

Éstesabía,sinduda,quiéneraeljovengrumete,dedóndeprocedíaycómohabíasidohechoprisioneroenelcampamentodeCoanza.

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Así,despuésdehaberlecontempladoconmalévolamirada,pronunció,enmalinglés:

—¡Elpequeñoyankee!

—¡Sí!¡Yankee!—respondióDickSand—.¿Quésequierehacerconmiscompañerosyconmigo?

—¡Yankee!¡Yankee!¡Pequeñoyankee!—RepetíaAlvez.

¿Nohabríacomprendidoonoqueríacomprenderlapreguntaquelehabíasidodirigida?

Porsegundavez,DickSandformulólapreguntarelativaasuscompañerosy a él.Sedirigió almismo tiempoaCoimbra, habiendo reconocidopor susfacciones que no era de origen indígena, a pesar de lo desfiguradas queestabanaquéllasporelabusodelasbebidasalcohólicas.

CoimbrarepitióelgestodeamenazaquehabíadirigidoantesaAustinynorespondió.

Mientrastanto,AlvezhablabaanimadamenteconelárabeIbnHamis,sindudadecosasqueconcerníanaDickSandyasusamigos.Talvezselesfuesea separar de nuevo, y quién sabía si volvería a presentárseles la ocasión decambiaralgunaspalabras…

—Amigosmíos—dijoDickSandamediavoz,ycomosihablaseconsigomismo—.HerecibidopormediacióndeDingounaesqueladeHércules.Haseguidoalacaravana.HarrisyNegoroconducíanalaseñoraWeldon,aJackyal señor Benedicto. ¿A dónde…? No lo sé, puesto que no están aquí, enKazonndé… ¡Paciencia, valor, y estad siempre dispuestos para cualquierocasiónquesepresente…!¡QuéDiosseapiade,porfin,denosotros!

—¿YNan?—preguntóelviejoTom.

—¡Nanhamuerto!

—¡Laprimera…!

—¡Ylaúltima—dijoDick—;porquesabremos…!

En aquel momento, se apoyó una mano sobre su hombro, y oyó lassiguientespalabras,pronunciadasenuntonoamablequeconocíademasiado:

—¡Eh! ¡Aquí está mi joven amigo, si no me engaño…! ¡Encantado devolveraverle…!

DickSandsevolvió.

Harrisestabaanteél.

—¿DóndeestálaseñoraWeldon?—exclamóDickSand,caminandohacia

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elamericano.

—¡Ay!¡Pobremadre!—respondióHarris,aparentandounalástimaquenosentía—.¡Cómopodríasobrevivir…!

—¡Muerta!—exclamóDickSand—.¿Ysuhijo?

—¡Pobrebebé!—contestóHarris,enelmismotono—.¿Cómonohabríandehacerlemorirtantasfatigas…?

Así,pues,yanoexistíanaquellosaquienesamabaDickSand…¿Quépasóentoncesenél…?Unirresistibleataquedeira,unanecesidaddevenganzaquenecesitabasaciaratodacostaseapoderódeljoven…

DicksaltósobreHarris,cogióuncuchilloquellevabaalcintoelamericanoyseloclavóenelcorazón.

—¡Maldición!—exclamóHarris,cayendoalsuelo.

Harrisestabamuerto.

CAPÍTULOX

UNDÍADEGRANMERCADO

ElmovimientodeDickSandhabíasidotanrápido,quenadiehabíapodidodetenerle.Algunos indígenas se arrojaron sobre él, y ya iba a ser asesinadocuandoaparecióNegoro.

Unaseñadelportuguésapartóa los indígenas,que levantaronelcadáverdeHarrisyselollevaron.AlvezyCoimbrareclamabanlamuerteinmediatadeDickSand; peroNegoro les dijo en voz baja que no perderían nada conesperar, y fue dada la orden de que se llevaran al joven grumete, con larecomendacióndequenoleperdierandevistaniunsoloinstante.

Dick Sand acababa por fin de ver por primera vez a Negoro, desde sudesapariciónenellitoral.¡Sabíaquesóloaquelmiserableeraelculpabledelacatástrofe del Pilgrim! Debía odiarle más aún que a su cómplice. Y, sinembargo,despuésdemataralamericano,nisiquierasedignódirigirlapalabraaNegoro.

¡HabíadichoHarrisquelaseñoraWeldonysuhijohabíansucumbido…!Nada le interesabaya; ni siquiera loquehicieran con él.Se lo llevaron. ¿Adónde?Pocoleimportaba.

Dick Sand, fuertemente encadenado, fue introducido en un barracón sinventana,queeraelcalabozodondeeltratanteAlvezencerrabaalosesclavos

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condenados a muerte por rebelión. Una vez allí, no podía ya sostenercomunicaciónalgunaconelexterior.Nisiquierapensóenlamentarlo.¡Habíavengado a aquéllos a quienes amaba y que ya no existían! Cualquiera quefueselasuertequeleesperaba,sehallabadispuestoasoportarla.

SecomprenderáquesiNegorohabíadetenidoa los indígenasque ibanacastigarlamuertedeHarris,eraporquereservabaparaDickSandunodeesossuplicioscuyoterriblesecretosóloposeenlosindígenas.Elcocinerodelbarcoteníaensupoderalcapitándequinceaños.SólolefaltabaHércules,paraquesuvenganzafuesecompleta.

Dosdíasdespués—el28demayo—,seabrióelmercado,elgranlakoni,dondedebíanencontrarselostratantesdelasprincipalesfactoríasdelinteriorylos indígenas de las provincias vecinas a Angola. Aquel mercado no eraespecial para la venta de esclavos, sino que todos los productos de la fértilÁfricadebíanafluiraélalmismotiempoquelosproductores.

Desde por la mañana, la animación era grande en la vasta chitoka deKazonndé,yresultadifícildarunaideacabaldeaquélla.Habíaunconjuntodecuatroacincomilpersonas,incluyendoalosesclavosdeJoséAntonioAlvez,entre los cuales figuraban Tom y sus compañeros. Estos pobres hombres,precisamente porque eran de raza extranjera, debían ser losmás rebuscadosporlosnegociantesdecarnehumana.

Alvezeraallíelprimerodetodos.AcompañadodeCoimbra,proponíaloslotesdeesclavoscon losque los tratantesdel interior llegabana formarunacaravana. Entre aquellos tratantes, se veían algunos mestizos de Ujiji,principalmercadodellagoTanganika,yalgunosárabes,muysuperioresalosmestizosenestegénerodecomercio.

También se encontraban allí en gran número los indígenas. Eran niños,hombresymujeres,traficantesapasionadaséstasyqueporelafándelnegocionodejabandeinstarasussemejantesdecolorblanco.Enlosmercadosdelasgrandesciudades,aunendíasdegranmercado,nosehacíamásruidonimásnegocio.Entreloscivilizados,lanecesidaddevendertalvezsuperealdeseodecomprar.EntrelossalvajesdeÁfrica,laofertaseproducíacontantapasióncomolademanda.

Paralosindígenasdeambossexos,ellakoniesundíadefiesta,ysinoseponen sus mejores vestidos, en cambio se colocan sus más preciososornamentos. Cabelleras divididas en cuatro partes, con rodetes y trenzasunidas en forma de moños o dispuestas en forma de mango de sartén pordelantede la cabeza, conpenachosdeplumas rojas—cabellerasde cuernosretorcidos, empastados de tierra roja y aceite como elminio que sirve paratapar las junturas de lasmáquinas—; y, en esas aglomeraciones de cabellosfalsos o verdaderos, un erizamiento de pinchos, de alfileres de hierro o de

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marfil, y, con frecuencia también, entre los elegantes, un cuchillo de tatuajeclavadoenlacrespamasa,enlaquecadacabello,enhebradounoaunoenunsofioperladevidrio,contribuyeaformarunconjuntodecuentasdediversoscolores:talessonlosedificiosquesevenporlogeneralenlascabezasdeloshombres.Lasmujeresprofierendividir suscabellerasenborlitasdel tamañode una cereza, en rodetes, en rizos en cuyos extremos figuran dibujos enrelieve, en tirabuzones colocados junto al rostro. Algunas, más sencillas yacasomáslindas,dejancaersuscabellosporlaespalda,alamanerainglesa,yotras,alamodafrancesa,losllevanrecortadossobrelafrente,formandofleco.Y, casi siempre, en tales pelambreras había una pasta formada de grasa, dearcillaodelucienteankola,sustanciarojaextraídadelamaderadesándalo,sibienlaselegantessuelenircubiertascontejas.

Y no se crea que ese lujo de ornamentación es aplicado sólo a lascabellerasdelosindígenas.¿Paraquéserviríanlasorejas,sinosepasasenporellas clavijitas de madera preciosa, anillas de cobre, cadenas de maízretorcidasquelasechanhaciadelanteocalabacitasquesirvendetabaquerashastaelpuntodeque,distendidosloslóbulosdeésosapéndices,caenaveceshasta los hombros de sus propietarios…? Después de todo, los salvajes nollevan bolsillos —¿cómo habían de llevarlos?—. De ahí la necesidad decolocarse donde pueden y como pueden los cuchillos, las pipas y demásobjetosusuales.Encuantoalcuello,losbrazos,lasmuñecas,laspiernas,lostobillos y las diversas partes del cuerpo, son destinadas por ellos, sinexcepción alguna, a ostentar brazaletes de cobre o de bronce, cuernosrecortadosyadornadosconbotonesbrillanteshilerasdeperlasrojasllamadassamé-samésotalakas,objetosmuydemoda…

Contalesalhajasostentadasconprofusión,losricosdeaquellugarteníanelaspectodeescaparatesambulantes.

Además,silanaturalezahadadodientesalosindígenas,¿nohasidoparaquesearranquenlosincisivosmedianosdearribaydeabajo,paraqueseloslimenformandopuntasoselosretuerzanformandoagudosganchos?Sileshaprovisto de uñas los extremos de los dedos, ¿no ha sido para que las dejencrecer hasta el punto de que el uso de la mano se haga poco menos queimposible?Silapiel,morenaonegra,lescubreelcuerpohumano,¿noesparaquelarayencontemmbosotatuajesquerepresentenárboles,pájaros,mediaslunas, lunas llenas o líneas onduladas en las que Livingstone ha creídoencontrardibujosdelantiguoEgipto?Eltatuajedelospadres,practicadopormedio de una materia azul introducida en las incisiones, se «reproducen»puntoapuntoenloscuerposdeloshijosypermitenreconoceraquétribuoaquéfamiliapertenecen.¡Hayquegrabarelblasónenelpecho,cuandonosepuedepintarenlastablasdeuncoche!

Taleslapartedelaornamentaciónenlasmodasindígenas.Encuantoalos

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vestidos,propiamentedichos,seresumen,para loscaballeros,enundelantaldecuerodeantílopequellegahastalasrodillas,otambiénenunafaldatejidadehierbasdecoloresvivos,ypara lasseñoras,enuncinturóndeperlasquesustentaunafaldaverdebordadadesedayadornadaconcuentasoconcauris,y, algunas veces, en un taparrabos de lambba, tela de hierba azul, negra yamarillaqueesmuyapreciadaporloszanzibaritas.

Sólo se trata aquí de los negros de la alta sociedad. Los demás,comerciantes o esclavos, apenas van vestidos. Con frecuencia, las mujeressirvendeportadorasyvanalmercadoconenormescuévanosalaespaldaquesujetanenlafrentepormediodeunascorreas.Luego,ocupadossuspuestosydescubiertaslasmercancías,seacurrucanenloscuévanosvacíos.

La asombrosa fertilidad del país hacía que afluyesen a aquel lakoni losproductosalimenticiosdemejorcalidad.Habíaabundanciadeesearrozquedaciento por uno, sésamo, pimienta del Urúa, más fuerte que la de Cayena,mandioca, sorgo, nuez moscada, sal y aceite de palma. Parecía que allí sehabían dado cita algunos centenares de cabras, de cerdos, de carneros sinlanas, con grandes papadas y cubiertos de pelo, de aves, de pescados, etc.Alfarería hecha con mucha simetría atraía las miradas con sus violentoscolores.Las bebidas variadasque los pequeños indígenasvoceaban convozchillona tentaban a los aficionados bajo las formas de vino de banana depombé—licorfuertemuyenuso—,demalofú—cervezadulcehechaconlosfrutos del babano— y el hidromiel —límpida mezcla de miel y agua,fermentadaconmalta.

LoquehacíaaúnmáscuriosoelmercadodeKazonndéeraelcomerciodetelasydemarfil.

En telas, se contaban a millares las chukkas o mericani, calicot crudoprocedente de Salem (Massachusetts); el kanigi, cotonada azul de treinta ycuatropulgadasdeancha,elsohari,telaacuadrosazulesyblancosconribeterojoestriadoderayitasazules,menoscaroquelosdiulisdesedadesurateconfondosverdes,rojosoamarillos,quevalendesdesietedólareselretaldetresyardashastaochentadólarescuandollevantejidodeoro.

En cuanto al marfil, afluía de todos los puntos del África central, condestinoaJartum,aZanzíbaroaNatal,yerannumerososlosnegociantesqueexplotabansóloesteramodelcomercioafricano.

Imagínesecuántoselefantessemataránparaobtenerse losquinientosmilkilogramosdemarfilqueseexportantodoslosañosalosmercadosdeEuropay principalmente a Inglaterra. Se necesitan cuarenta mil, sólo para lasnecesidades del Reino Unido. Sólo la costa occidental de África produceciento cuarenta toneladas de esta preciosa sustancia. El peso medio es deveintiocho libras por cada par de colmillos de elefante que, en 1874, valió

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hastatrescientosdólares,sibienloshayquepesanhastacientosesentaycincolibras,yprecisamenteenelmercadodeKazonndélosaficionadosloshabríanencontrado admirables de unmarfil opaco o traslúcido, blando y de cortezaoscuraqueconservasublancuraynoamarilleaconeltiempocomoelmarfildeotrasprocedencias.

A la sazón, ¿cómo se realizaban entre compradores y vendedores lasdiversas operaciones de comercio? ¿Cuál era lamoneda corriente?Ya se hadichoqueesamonedalaconstituyeelesclavo.

Elindígenapagaconcuentasdevidrio,defabricaciónveneciana,llamadacachokoloscuandosondeuncolorblancodecal,bubuluscuandosonnegras,ysikunderechescuandosonrosadas.Estascuentasoperlas,ensartadasendiezhilosokhetesquedandosvueltasalcuello,constituyenelfundo,cuyovalores grande. La medida más usual para estas perlas es el frasilah, que pesasetenta libras,yLivingstone,CameronyStanleycuidaronsiempredeposeerestaclasedemoneda.Afaltadecuentasdevidrio,elpicé,piezazanzibaritadecuatrocéntimos,ylosviunguas,conchasespecialesdelacostaorientaltienencurso en los mercados del continente africano. En cuanto a las tribusantropófagas,atribuyenciertovaloralosdientesdelasquijadashumanas,yenellakoniseveíancollaresdedientesenloscuellosdealgunosindígenasque,sin duda, se habían comido a sus productores, si bien los referidos dientesempiezanyaaserdesmonetizados.

Taleraelaspectodeaquelgranmercado.Haciaelmediodíalaanimaciónalcanzabasugradomáximoyelruidosehacíaensordecedor.Elfurordelosvendedores desdeñados y la cólera de los chalanes facundos no podíandescribirse. De ahí las frecuentes luchas, y, como se comprenderá, pocospolicíaspodríanponerenordenaaquellamultitudenfurecida.

Hacia el mediodía fue cuando Alvez dio orden de que condujesen a laplazaalosesclavosdeloscualesqueríadeshacerse.Así,pues,lamultitudsevio aumentada con unos dos mil desdichados de todas las edades queconservabaeltratanteensusbarraconesdesdehacíavariosmeses.Aquelstockno se hallaba en mal estado. Un prolongado descanso y una alimentaciónsuficientehabíanpuestoalosesclavosencondicionesdefigurardeunmodoventajosoenellakoni.Encuantoalosreciénllegados,nopodíancompararsecon aquéllas, y, después de haber pasado unmes en el barracón,Alvez loshabría vendido, de seguro, con mayor provecho; pero las demandasprocedentes de la costa oriental eran tan considerables, que se decidió aexponerlostalycomoestaban.

Esto constituyó una desgracia para Tom y sus tres compañeros. Loshavildars los condujeron como a un rebaño que invadió la chitoka. Ibanfuertemente encadenados y sus miradas daban a entender cuánto furor y

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cuántavergüenzatambiénlesabrumaban.

—¡ElseñorDicknoestáaquí!—dijoalpuntoBat,cuandohuborecorridoconlavistalavastaplazadeKazonndé.

—¡No!—respondióActeón—.¡Nolopondránalaventa!

—¡Lo matarán, si no lo han matado ya!—añadió el negro viejo—. Encuantoanosotros,sólonosquedayalaesperanzadequeeltratantenosvendajuntos.¡Constituiríaunconsueloelnovernosseparados…!

—¡Saberqueestabas lejosdemí, trabajandocomoesclavo!¡Pobrepadremío!—exclamóBat,sollozando.

—¡No!—dijoTom—.¡No!Nosenosseparará,ytalvezpodamos…

—¡SiHérculesestuvieseaquí!—exclamóAustin.

Peroelgigantenohabíaaparecido.DesdelanocheenqueDickSandhabíarecibido noticias suyas, no había vuelto a oír hablar de Dingo ni de él.¿Deberían envidiar su suerte? Desde luego que sí, pues si Hércules habíasucumbido,almenosnohabíaarrastradolascadenasdelaesclavitud…

Entretanto,habíacomenzado laventa.LosagentesdeAlvezsepaseabanpor entre la multitud compuesta por los lotes de hombres de mujeres y deniños,sinpreocuparsedesiseparabanonoalasmadresdesuscachorros,queasí podríamos llamar a aquellos desgraciados, que eran tratados comoanimales domésticos. Tom y los suyos fueron conducidos de unoscompradoresaotros.Unagentecaminabadelantedeellos,voceandoelprecioenqueseríaadjudicadoel lote.Losnegociantesárabesy losmestizosde lasprovincias centrales acudían a examinarlos. No encontraban en ellos lasseñalesparticularesdelarazaafricana,señalesquesehanmodificadoenlosamericanos de la segunda generación; pero aquellos negros vigorosos einteligentes,muydiferentesde losnegrosqueprocedíande lasmárgenesdeZambeze o del Lualaba, tenían un gran valor para ellos. Los palpaban, lesdabanvueltasylesexaminabanlosdientes,comohacenloschalanesconloscaballoscuandointentancomprarlos.Luego,arrojabanalolejosunpaloylesobligabanacorrerpararecogerlo,paraapreciarasísuresistenciafísica.

Era el procedimiento empleado con todos, y todos se habían sometido aaquellas humillantes pruebas. Y no se crea que se apreciaba una completaindiferenciaenlosdesdichadosqueseveíantratadosasí.¡No!Conexcepcióndelosniños,quenopodíancomprenderelestadodedegradaciónaqueseleshabíareducido,todoshombresomujeres,estabanavergonzados.Además,noselesescatimabanlasinjuriasni losgolpes.Coimbra,medioborracho,ylosagentes de Alvez los trataban empleando la máxima brutalidad, y en losnuevosamosqueacababandeadquirirlosmedianteelpagoenmarfil,entelas

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oenperlas,noencontrabanmejoracogida.Separadosconviolencialosunosdelosotros—unamadredesuhijo,unmaridodesumujerounhermanodesuhermana—,nisiquieraselespermitíalaúltimacaricianielúltimobeso,yenaquellakonieradondeseveíanporúltimavez.

Lasnecesidadesde la trata exigen, en efecto, que los esclavos, según susexo,recibanundestinodiferente.Lostratantesquecompranaloshombresnosonlosmismosquecompranalasmujeres.Éstas,envirtuddelapoligamia,que constituye una ley entre los musulmanes, son dirigidas principalmentehacia los países árabes, donde se las cambia por marfil. En cuanto a loshombres, destinados a los trabajosmás duros, van a las factorías de ambascostas y son exportados a las colonias españolas o bien a los mercados deMascate y deMadagascar. Esta separación desarrolla escenas desgarradorasentreaquellosaquienesseparanlosagentesyquehabrándemorirsinvolveraverse.

Tomysuscompañerosdebíansufrirtambiénlasuertecomún,pero,adecirverdad,notemíanlaeventualidadenunciada.Mejorparaellosera,enefecto,quefuesenexportadosaunacoloniadeesclavos.Almenos,allípodíancontarcon la probabilidad de ser reclamados. Retenidos, por el contrario, en unaprovinciacentraldeÁfrica,habríantenidoquerenunciaratodaesperanzadevolveraserlibres.

Ocurrió lo que deseaban.Tuvieron incluso el inesperado consuelo de noser separados. El lote que formaban fue disputado con empeño por variostratantesdeUjiji.JoséAntonioAlvezsefrotabalasmanos.Subíandeprecio.Todos se esforzaban por examinar a aquellos esclavos, de un valordesconocido en el mercado de Kazonndé y cuya procedencia tenía buencuidadodeocultarAlvez.YcomoTomy los suyosnohablabanel lenguajedelpaís,nopodíanprotestar.

Su amo fue un rico tratante árabe que dentro de algunos días iba aexportarlosdesdeellagoTanganika,dondeseefectúaengranescalaeltráficodeesclavos,yluego,desdeallíhacialasfactoríasdeZanzíbar.

¿TerminaríansutravesíaporlasmalsanasypeligrosasregionesdelÁfricacentral?¡Recorrermilquinientasmillasenaquellascondiciones,enmediodefrecuentesguerrassurgidasentreunosyotrosjefes,enunambientedecrimenconstante…!¿TendríafuerzaselviejoTomparasoportartalesmiserias?¿Nosucumbiríaenelcamino,comolaancianaNan?

Perolospobresnofueronseparados.Lesparecióqueeramenospesadadellevar la cadena que los unía a todos. El tratante les hizo conducir a unbarracón aparte. Sin duda se trataba de una mercancía que le produciríapingüesgananciasenelmercadodeZanzíbar.

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Tom, Bat, Acteón y Austin abandonaron, pues, la plaza, y no pudieronasistiralaescenaconqueibaaterminarelgranlakonideKazonndé.

CAPÍTULOXI

UNPONCHEOFRECIDOALREYDEKAZONNDÉ

Eran las cuatro de la tarde, cuando un gran estruendo de tambores,címbalosyotros instrumentosdeorigenafricanoresonóenelextremode lacalle principal. La animación aumentaba entonces en todos los puntos delmercado. Medio día de gritos y de luchas no había apagado las voces nidestrozado los brazos y las piernas de aquellos negociantes endiablados.Todavía quedaba por vender buen número de esclavos. Los tratantes sedisputabanloslotesconardordelcualsólohabríadadounaimperfectaidealaBolsadeLondresenundíadealza.

Eneldiscordanteconciertoqueestallódepronto, fueronsuspendidas lastransacciones,ylosalborotadoresrecobraronalientos.

ElreydeKazonndé,MoiniLungga,acababadehonrarconsuvisitaelgranlakoni. Un séquito bastante numeroso de mujeres, de «funcionarios», desoldadosydeesclavos, leacompañaba.Alvezyotros tratantessalieronasuencuentro y exageraron, como era natural, los homenajes que solían serleprodigadosaaquelcoronadobruto.

Moini Lungga descendió del viejo palanquín donde era transportado, nosinlaayudadeunosdiezbrazos,yquedóenmediodelaplaza.

Aquel rey tenía cincuenta años, aunque podrían habérsele atribuidoochenta. Imagínese a un mono viejo que hubiese llegado al término de laextremavejez.Enlacabezaostentabaunaespeciedetiaraadornadacongarrasde leopardo teñidas de rojo y con mechones de pelos blanquecinos: era lacorona de los soberanos deKazonndé.De su cintura pendían dos faldas decuero de cudú bordado de perlas y más endurecido que el delantal de unherrero. Sobre el pecho ostentaba múltiples tatuajes que atestiguaban laantiguanoblezadelrey,y,decreerleaél,lagenealogíadelosMoiniLunggase perdía en la noche de los tiempos.A los tobillos, a lasmuñecas y a losbrazasdeSuMajestadseenroscabanunosbrazaletesdecobreincrustadosdesofis, y sus pies iban calzados con un par de botas de servidumbre concampanas amarillas que Alvez le había regalado hacía unos veinte años.Añádase, en la mano izquierda del rey, un largo bastón con puño redondoplateado,yensumanoderechaunmosqueroconelpuñoengarzadodeperlas;porencimadelacabeza,unodeesosviejosparaguasremendadosqueparecen

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habersidohechosconunospantalonesdeArlequín,y,porúltimo,pendientesdel cuello y sobre la nariz del monarca, la lupa y las gafas que tanta faltahabían hecho al primoBenedicto, y que habían sido robadas del bolsillo deBat, y se obtendrá el perfecto retrato de aquella majestad negra que hacíatemblaralpaísenunperímetrodecienmillas.

Moini Lungga, por lo mismo que ocupaba un trono, pretendía tener unorigenceleste,yaaquellossúbditossuyosquelohubiesendudadoloshabríamandadoalotromundoparaque seenterasen.Decíaquenoestaba sujetoaninguna de las necesidades terrenas por ser de esencia divina. Además, eraimposible que hubiera quien bebiese más que él. Comparados con él, susministros y sus funcionarios, borrachos incurables, habrían pasado porpersonas sobrias. Era una majestad alcoholizada hasta el último grado yempapadaencervezafuerte,enpombéy,sobretodoenciertoaguardientedetreintayseisgrados,dequeleproveíaAlvezconprofusión.

MoiniLungga tenía en su harén esposas de todas las edades y todos losórdenes.Lamayorparteleacompañabaduranteaquellavisitaallakoni.Moinalamásantigua,laquesellamabalareina,eraunafuriadecuarentaaños,desangrereal,comosuscolegas.Llevabaunaespeciedetartándevivoscolores,una falda de hierbas cuajada de perlas y collares en todos los sitios dondepuedenllevarse.Sucabelleraponíaunenormemarcoasucabecita…Enunapalabra:eraunmonstruo.Otrasesposas,queeranprimasohermanasdelrey,vestidas con menos fastuosidad, aunque más jóvenes, caminaban detrás deella, dispuestas a cumplir sumisión demuebles humanos a una señal de sudueño.Aquellasdesgraciadasnoeranotracosaqueunosmuebleshumanos.Cuandoelreyqueríasentarse,dosmujeresdeaquéllasseencorvabanhaciaelsuelo y le servían de silla, en tanto que sus pies descansaban sobre otroscuerposdemujeres,comosobreunaalfombradeébano.

En el séquito deMoini Lungga figuraban también sus funcionarios, suscapitanesysusmagos.Loqueresaltaba,sobretodo,eraqueaquellossalvajessetambaleabancomosuamoylesfaltabaunapartecualquieradelcuerpo:auno,unaoreja;aotro,unojo;aéste,lanariz;aaquél,unamano…Nisiquierauno aparecía completo. Ello obedecía a que en Kazonndé se aplicaban dosclasesdecastigos: lamutilacióno lamuerte, todoacaprichodel rey.Por lamás insignificante falta, sedecretaunamutilación,y losmáscastigados sonaquellos a quienes se desoreja, porque no pueden volver a llevar anillas enellas.

Los capitanes de los kilolos, gobernadores de distrito hereditarios o porcuatroaños,ibancubiertoscongorrosdepieldecabra,y,portodouniforme,ostentaban unos chalecos rojos. Blandían largos bastones de roten,embadurnadosensusextremoscondrogasmágicas.

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Encuantoalossoldados,porarmasdefensivasyofensivasllevabanarcosdemaderaconcuerdasderecambioyadornadosconflecos,cuchillosafiladosfigurandolenguasdeserpientes, lanzasanchasy largasyescudosdemaderade palmera adornados con arabescos. Por lo que se refería al uniforme,propiamentedicho,nadacostabaenabsolutoaltesorodeSuMajestad.

Elcortejodelreylocompletaban,enúltimolugar,losmagosdelacorteylosinstrumentistas.

Los brujos, los mganngas, eran los médicos del país. Aquellos salvajesteníanunafeabsolutaenlosejerciciosadivinatorios,enlosencantamientosyenlosfetiches,quesonunasfigurasdearcillasalpicadasdeblancoyderojo,y que representan animales fantásticos, y figuras de hombres y de mujerestalladasenmadera.Asímismo,aquellosmagosnoestabanmenosmutiladosque losdemáscortesanos,puessindudaelmonarca lespagabaasí lascurasquenorealizaban.

Los instrumentistas, hombres omujeres, hacían sonar ásperas carracas yruidosostamboresotañíanconunasvaritasterminadasenunaboladecauchounosmarimebas,quesonunaespeciedetímpanosformadospordoshilerasdecalabazas de diferentes dimensiones. Todo aquello resultaba ensordecedorparacualquieraquenoposeyeraunosoídosafricanos.

Por encima de aquella multitud que componía el cortejo real sebalanceabanalgunasbanderasybanderines,y,además,enloaltodelaspicas,algunos cráneos blanquecinos de los jefes rivales a quienes había vencidoMoiniLungga.

Cuando el rey hubo abandonado su palanquín, desde todas partesprorrumpieronenaclamaciones.Lossoldadosdelascaravanasdispararonsusviejosfusilescuyasdébilesdetonacionesapenasdominabanlasvociferacionesde lamultitud.Loshavildars,despuésdehaberse frotado losnegroshocicoscon unos polvos de cinabrio que llevaban en un saco, se prosternaron.Adelantándose luego Alvez, entregó al rey una provisión de tabaco —«lahierbaapaciguadora»,comoselallamaenelpaís—.YenverdadqueMoiniLungga teníagrannecesidaddeserapaciguado,pues,sinquesesupieraporqué,aqueldíaestabademuymalhumor.

AlmismotiempoqueAlvez,Coimbra,IbnHamisylostratantesárabesomestizos,fueronarendirhomenajealpoderososoberanodeKazonndé.

—Marhaba—decían losárabes,quees lapalabradesaludoempleadaensulenguajedelÁfricacentral.

Otrosbatían lasmanosyseencorvabanhasta llegaralsuelo.AlgunosserevolcabanporellodoyprodigabanaaquellahorribleMajestadtodaclasedehomenajesdeextremadoservilismo.

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Moini Lungga apenas miraba a la gente, y caminaba con las piernasseparadas, como si el suelo produjese vaivenes y arfadas. Pasó así, o, másbien,rodóasíporentre loslotesdeesclavos,ysi los tratantestemíanqueelmonarcatuvieraelcaprichodeadjudicarsealgunosdelosprisioneros,éstosnotemíanmenoselcaerenpoderdesemejantebruto.

NegoronohabíaabandonadoporuninstanteaAlvez,y,ensucompañía,presentaba sus respetos al rey.Ambos conversaban en lenguaje indígena, sipodía llamarse «conversación» a la entrevista en la que sólo tomaba parteMoiniLunggapormediodemonosílabosqueapenassalíandeentresuslabiosvinosos. Y solicitaba de su amigo Alvez que renovase su provisión deaguardiente,agotadaporlasimportanteslibacionesrecientes.

—¡Sea bien venido el rey Lungga almercado deKazonndé!—Decía eltratante.

—Tengosed—respondíaelmonarca.

—Tendráparteenlosnegociosdelgranlakoni.

—¡Abeber!—ReplicabaMoiniLungga.

—Mi amigo Negoro se considera muy feliz con volver a ver al rey deKazonndé,despuésdeunaausenciatanprolongada.

—¡A beber! —Repetía el borracho, exhalando un nauseabundo olor aalcoholdetodasupersona.

—¿Qué quiere? ¿Pombé o hidromiel? —interrogó José Antonio Alvez,sabiendomuybienloqueMoiniLunggaqueríadecir.

—¡No…!¡No!—respondióel rey—.AguardientedemiamigoAlvez;yporcadagotadesuaguadefuego,ledaré…

—¡Unagotadesangredeunblanco!—exclamóNegoro,despuésdehaberhechounaseñaaAlvez,queéstecomprendióyaprobó.

—¡Unblanco!¡Darlamuerteaunblanco!—replicóMoiniLungga,cuyosinstintosdespertaronantelaproposicióndelportugués.

—UnagentedeAlvezhamuertoamanosdeunblanco—agregóNegoro.

—Sí…Mi agente Harris—respondió el tratante—; y es preciso que sumuerteseavengada.

—¡QueseenvíeeseblancoalreyMassongo,delAltoZaire,delosAssúas!Locortaránenpedazosyselocomeránvivo.¡Ellosnohanolvidadoelsabordelacarnehumana!—exclamóMoiniLungga.

Era,enefecto,aquelMassongoelreydeunatribudeantropófagos,puesesmuy cierto que, en algunas provincias delÁfrica central, se practica aún el

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canibalismo. Livingstone lo declara en sus notas de viaje. A orillas delLualaba, los manyemas no sólo se comen a los hombres muertos en lasguerras, sino que compran a los esclavos para devorarlos diciendo que «lacarnehumanaestáligeramentesaladaysóloexigesazonarlaunpoco».Estoscaníbales los encontróCameron enMoenéBugga, donde no se comenmásque cadáveres, después de haberlos macerado durante varios días en aguacorriente. Stanley comprobó también entre los habitantes del Ukusu esascostumbresdeantropofagia.

Aunqueeramuycruel laclasedemuertepropuestaporel reyparaDickSand,nopodíaconvenirleaNegoro,quenoqueríadeshacersedesuvíctima.

—Estáaquí—dijo—eseblancoquehamatadoanuestrocamaradaHarris.

—Aquíesdondedebemorir—añadióAlvez.

—Dondetúquieras,Alvez—respondióMoiniLungga—;perounagotadeaguadefuegoporcadagotadesangre…

—Si —contestó el tratante—; y hoy verás cómo, en efecto, merece elnombre de agua de fuego. ¡Haremos arder a esa agua! ¡JoséAntonioAlvezofreceráunponchealreyMoiniLungga…!

ElborrachoestrechólasmanosdesuamigoAlvez.Rebosaba júbilo.Susmujeresysuscortesanosparticipabandesudelirio.Nuncahabíanvistoarderelaguardiente,yacasoesperasenbeberlo llameante.Además,con la seddelalcohol,satisfaríantambiénlaseddesangre,tanimperiosaentrelossalvajes.

¡PobreDickSand!¡Quéhorriblesuplicioleesperaba!Cuandosepiensaenlosefectosterriblesygrotescosdelaembriaguezenlospaísescivilizados,secomprendehastadóndepuedenllegarenlosseresbárbaros.

La idea de torturar al blanco no podía disgustar a ningún indígena, nitampoco a JoséAntonioAlvez negro como ellos, ni aCoimbra,mestizo desangrenegra,niaNegoro,enfin,animadodeunodioferozcontralagentedesucolor.

Habíallegadolanoche,unanochesincrepúsculoalaquesucederíaeldíasinalborada,yaquéllaeralahorapropiciaparaquelucieranlosresplandoresdelalcohol.

Alvez había tenido una magnifica idea al ofrecer un ponche a aquellamajestad para hacerle gustar el aguardiente bajo una nueva forma. MoiniLungga empezaba ya a creer que el agua de fuego no justificabasuficientemente sunombre. ¡Talvez llameanteyardientecosquilleasedeunmodomásagradableenlasinsensibilizadaspapilasdesulengua!

El programa de la noche comenzaba, pues, con un ponche y continuabaconunsuplicio.

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Encerrado en su oscura prisión, Dick Sand sólo debía salir de ella pararecibirlamuerte.Losdemásesclavos,vendidosono,habíansidoreintegradosalosbarracones.Sóloquedabanyaenlachitokalostratantes,loshavildarsylossoldados,dispuestosatomarparteenelponche,sielreyysucorteselopermitían.

JoséAntonioAlvez,aconsejadoporNegoro,hizobienlascosas.Llevaronungrancalderodecobredeunacapacidaddedoscientaspintas,porlomenos,y que fue colocado en el centro de la amplia plaza. Unos barriles quecontenían alcoholde calidad inferior, aunquemuy refinado, fueronvaciadosenelcaldero.Noseprescindiódelacanela,nidelasguindillasnideningunodelosingredientesquepodíanhacermásirritanteaquelponchedesalvajes.

Todos habían formado círculo alrededor del rey. Moini Lungga avanzó,tambaleándose,haciaelcaldero.

Hubiérasedichoqueaquella tinadeaguardiente le fascinabayque ibaaprecipitarsesobreella.

Alvezledetuvoylepusoenlamanounamechaencendida.

—¡Fuego!—gritó,haciendounaburlonamuecadesatisfacción.

—¡Fuego!—repitióMoiniLungga,azotandoellíquidoconelextremodelamecha.

¡Quéresplandoryqueefecto,cuandolasazuladasllamasempezaronadarvueltassobrelasuperficiedelcaldero!Parahacersindudaqueaquelalcoholfuesemásásperoaún,Alvezlehabíaañadidoalgunospuñadosdesalmarina.Losrostrosdelosconcurrentesreflejaronentoncesesalividezespectralquelaimaginación atribuye a los fantasmas.Aquellos negros, ebrios de antemano,comenzaronagritaryagesticular,y,cogiéndosede lasmanos, formaronuninmensocorroalrededordelreydeKazonndé.

Provisto de un enorme cucharón de metal, Alvez movía el líquido, quearrojabagrandesrelámpagospálidossobreaquellosdelirantesmonos.

Moini Lungga se adelantó. Tomó el cucharón de manos del tratante, lohundió en el caldero, y luego, sacándolo lleno de llameante ponche, se loacercóaloslabios.

¡QuégritoprofirióentonceselreydeKazonndé!

Acababa de producirse una combustión espontánea. El rey se incendiócomounabombonadepetróleo.Aquelfuegodesarrollabapococalor,peronoporesodevorabamenos.

Anteaquelespectáculo,ladanzadelosindígenassedetuvosúbitamente.

Un ministro de Moini Lungga se precipitó sobre su soberano para

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apagarlo;peronomenosalcoholizadoquesuseñor,seincendióasuvez.

A aquel paso, la corte de Moini Lungga corría el peligro de perecerabrasadaporcompleto.

Alvez y Negoro no sabían cómo socorrer a Su Majestad. Las mujeres,despavoridas, habían emprendido la fuga. En cuanto a Coimbra, Habíadesaparecidoenunmomento,conociendosunaturalezainflamable.

El rey y el ministro, que habían caído al suelo, se retorcían, presos dehorriblessufrimientos.

En los cuerpos alcoholizados de un modo absoluto la combustión noproducemás que una llama ligera y azulada que el agua no podría apagar.Extinguida en el exterior, continuaría ardiendo interiormente. Cuando loslicoreshansaturadotodoslostejidos,nohaymediodedetenerlacombustión.

Al cabo de algunos instantes, Moini Lungga y su funcionario habíansucumbido,aunquecontinuabanardiendo.Alpocotiempo,enellugarenquehabían caído, sólo se veían algunos leves carbones, dos o tres pedazos decolumna vertebral, y los dedos de los pies y de lasmanos que el fuego noconsume en los casos de combustión espontánea, si bien los recubre de unhollíninfectoymaloliente.

AquelloeratodoloquequedabadelreydeKazonndéydesuministro.

CAPÍTULOXII

UNENTIERROREAL

Aldíasiguiente,29demayo,laciudaddeKazonndépresentabaunaspectoinsólito.Aterrorizadoslosindígenassehabíanencerradoensuschozas.Nuncahabíanvistoqueunrey,quedecíaserdeesenciadivina,yunsimpleministro,muriesenconunamuerte tanhorrible.Habíanvistoenotrasocasionescómoardíanalgunosdesussemejantes,y losmásviejosnopodíanolvidarciertospreparativos culinarios relativos al canibalismo. Sabían, pues, con cuántadificultadseoperalaincineracióndelcuerpohumanosiendoasíquesureyysuministrohabíanardidoporcompleto.Estolesparecíaydebíaparecerles,enefecto,inexplicable.

José Antonio Alvez estaba recluido en su casa. Temía que se le hicieseresponsable del accidente. Negoro le había hecho comprender lo que habíapasado, advirtiéndole que tuviese cuidado consigo mismo. Si llegaban aatribuirlelamuertedeMoiniLungga,podíanquedarperjudicadosenextremo.

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PeroNegorotuvounabuenaidea.Porconsejosuyo,Alvezhizocorrerelrumor de que lamuerte del soberano deKazonndé era sobrenatural,muertequesóloreservabaelgranManitúaloselegidos,ylosindígenas,tanpropiciosa la superstición, no tuvieron inconveniente alguno en aceptar semejanteembuste.Elfuegoquesalíadeloscuerposdelreyydesuministroseconvirtióenunfuegosagrado.

Ya se podía honrar a Moini Lungga con unos funerales dignos de unhombreelevadoalacategoríadelosdioses.

Aquellosfunerales,contodoelceremonialconsiguienteenlaspoblacionesafricanas, ofrecían una ocasión a Negoro para hacer que Dick Sandrepresentaseunimportantepapel.DifícilmentesecomprenderíacuántasangreibaacostarlamuertedelreyMoiniLungga,silosviajerosdelÁfricacentral—el teniente Cameron, entre ellos— no hubiesen relatado hechos que nopuedenserpuestosenduda.

LaherederanaturaldelreydeKazonndéeralareinaMoina.Procediendosindemoraalasceremoniasfúnebres,hacíaactodeautoridadsoberana,yasípodía alejar a los competidores, entre otros al rey de Ukusu, que intentabausurparlosderechosdelossoberanosdeKazonndé.Además,porelhechodeconvertirseenreinaMoinaselibrabadelasuertecruelreservadaalasdemásesposas del difunto y, al mismo tiempo, se deshacía de las que eran másjóvenesqueella.Aquel resultadoconveníaengranmaneraal temperamentoferozdeaquellafuria.Porconsiguiente,mandóanunciaralsondeloscuernosdecuchíydelasmarimbasquelosfuneralesdeldifuntoreyseefectuaríanaldíasiguienteporlatarde,contodoelceremonialdecostumbre.

Noseformulóprotestaalgunaenlacortenientrelaplebeindígena.Alvezy losdemás tratantesnada teníanque temerpor el advenimientode la reinaMoina.Conalgunosregalosyalgunaslisonjas,lasometeríandeunmodofácilasuinfluencia.Así,pues,laherenciarealsetransmitiósindificultades.Sólohuboterrorenelharén,ynosinmotivo.

Lostrabajospreliminaresdelosfuneralescomenzaronaquelmismodía.Alfinal de la calle principal de Kazonndé, discurría un arroyo profundo ycaudaloso,afluentedelCoanga.Seproyectabadesviaraquelarroyoparaquesulechosesecase.Allídebíasercavadalafosareal.

Verificadoelenterramiento,elarroyorecobraríasucursonatural.

LosindígenassededicaronconactividadaconstruirundiquequeobligasealarroyoaabrirseunlechoprovisionalatravésdelallanuradeKazonndé.Alterminar la ceremonia fúnebre se rompería aquel dique y el torrenterecuperaríasuantiguolecho.

NegorodestinabaaDickSandacompletarelnúmerodelasvíctimasque

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debían ser sacrificadas sobre la tumba del rey. Había sido testigo delirresistible ataque de ira del joven grumete, cuando Harris le comunicó lamuertede la señoraWeldonydelpequeño Jack.Negoro, tan cobarde comomalvado, no había querido exponerse a seguir la misma suerte que sucómplice. A la sazón, frente a un prisionero fuertemente atado de pies ymanos,supusoquenadadebíatemer,yacordóhacerleunavisita.Negoroeraunodeesosmiserablesa loscualesno lesbastacon torturara susvíctimas,sinoquenecesitantambiéngozarconsussufrimientos.

Amediodíasedirigió,pues,albarracóndondeDickSandestabaencerradoyvigilado por un havildar.Allí yacía el joven grumete, bien amarrado, casiprivadoenabsolutodealimentodesdehacíaveinticuatrohoras,debilitadoporlaspasadasmiserias,torturadoporaquellasligadurasqueseleintroducíanenlacarne, sinpodermoverseapenas,esperando lamuerte,pormuycruelquehubieradeser,comotérminopuestoatantosmales.

Sinembargo,alveraNegoro,todosuserseestremeció.Hizounesfuerzoinstintivo para romper las ligaduras que le impedían arrojarse sobre aquelmiserableyacabarconél.PeroHérculesmismonohabríapodidoromperlas.Comprendióqueibaaentablarseentreellosotraclasedelucha,yarmándosede serenidad Dick Sand se limitó a contemplar a Negoro frente a frente,decididoanoconcederleelhonordeunasolarespuestadijeseloquedijese.

—He considerado como un deber—le dijoNegoro, para comenzar— elvenir a saludar por última vez ami joven capitán y a hacerle saber cuántolamentoquenomandeaquícomomandabaabordodelPilgrim.

ViendoqueDickSandnorespondía,continuó:

—¡Eh,capitán!¿Acasonoconoceustedyaasuantiguococinero…?Puesvienearecibirsusórdenesyapreguntarlequédebeservirleenlacomida…

Al mismo tiempo, Negoro golpeaba brutalmente con el pie al jovengrumete,quecontinuabatendidoenelsuelo.

—Además—añadió—,quisieradirigirleotrapregunta,mi jovencapitán:¿podríaustedexplicarme,alfincómodeseandoarribarallitoralamericanohavenidoustedaAngola,queesdondeseencuentra?

Dick Sand no precisaba ya las explicaciones del portugués paracomprender que, como llegó a sospechar, la brújula del Pilgrim había sidodesviada por aquel traidor. Así, pues, sólo respondió con un silenciodespreciativo.

—Reconoceráusted,capitán—continuóNegoro—,quehatenidoustedlasuertedeencontrarabordoaunverdaderomarino…Sinohubierasidoporél,¿dónde estaríamos ahora, gran Dios…? Gracias a él, en lugar de perecer

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estrellándose contra cualquier obstáculo hacia donde lo hubiera arrojado latempestad,estáustedenunpuertoamigo,ysiaalguiendebeustedagradecerel encontrarse a cubierto, es a ese marino que desdeñó usted por error, mijovenmaestro…

Mientras hablaba así, Negoro, cuya calma aparente no era más que elresultadodeun inmensoesfuerzo,habíaacercadosurostroaldeDickSand.Aquelsemblante,quedeprontosehabíatornadoferoz,lerozabatandecercaquehubierapodidocreersequeibaadevorarle.Elfurordeaquelmalvadonopudosercontenidopormástiempo.

—¡Acadauno le llega su turno!—exclamóde repente, en el paroxismodelfurorquesobreexcitabaenél latranquilidaddesuvíctima—.¡Ahora,yosoy el capitán, yo soy el amo! ¡Tu vida de grumete fracasado está en mismanos!

—Tómala —le respondió Dick Sand, sin conmoverse—; pero tenentendidoqueenel cielohayunDiosvengadorde todos loscrímenes,y tucastigonoestálejos.

—¡SiDiosseocupadeloshumanos,notienetiempodeocuparsedeti!

—EstoydispuestoacompareceranteelJuezSupremo—dijo,confrialdad,DickSand—;nomecausatemorlamuerte.

—¡Eso lo veremos! —aulló Negoro—. ¡Quizá cuentes con algúnsocorro…! ¡Un socorro en Kazonndé, donde Alvez y yo somostodopoderosos…! ¡Estás loco! ¡Tal vez te figures que Tom y tus demáscompañerosestánaquítodavía…!¡Desengáñate…!¡Hacemuchotiempoquefueronvendidos,salieronparaZanzíbar,ypodrándarsepormuysatisfechossinorevientanenelcamino!

—Diosdisponedemilmediosparahacerjusticia—replicóDickSand—.Elmenorinstrumentopuedebastarle.Hérculeseslibre.

—¡Hércules!—exclamó Negoro golpeando el suelo con el pie—. Hacemuchotiempoqueperecióentrelosdientesdelosleonesydelaspanteras,ysólo lamento una cosa: que esas bestias feroces hayan apresurado mivenganza.

—SiHérculeshamuerto—contestóDickSand—,Dingovive.Unperrocomoese,Negoro,sebastaysesobraparaacabarconunhombrecomotú.Teconozcoafondo,Negoro:noeresvaliente.Dingotebusca,sabráencontrarte,ycualquierdíamorirásentresuscolmillos.

—¡Miserable! —exclamó el portugués, exasperado—. ¡Miserable…!¡Dingomuriódeuntiroqueyoledisparé!MuriócomolaseñoraWeldonysuhijo;muriócomomorirántodoslossupervivientesdelPilgrim…

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—¡Ycomomorirástútambién,dentrodepoco!—agregóDickSand,cuyaserenamiradahacíapalideceralportugués.

Negoro,fueradesí,estuvoapuntodepasardelapalabraaloshechosydeestrangularentresusmanosalindefensoprisionero.Yasehabíaarrojadosobreél y lo zarandeaba con furor, cuando una súbita reflexión lo detuvo.Comprendióque ibaamatara suvíctima,que todohabría terminado,yqueello equivaldría a suprimirle las veinticuatro horas de tortura que le teníareservadas. Reaccionó, pues, dirigió algunas palabras al havildar que habíapermanecido impasible, recomendándole que vigilara bien al prisionero, ysaliódelbarracón.

En vez de abatirle, aquella escena había devuelto a Dick Sand toda suenergía moral. Al aferrarse a él con rabia, ¿habría aflojado Negoro lasligadurasquehastaentonceslehabíanhechoimposibletodomovimiento?Eraprobable,puesDickSandsediocuentadequesusmiembrossehallabanmássueltosqueantesdelallegadadesuverdugo.Sintiéndoseconsolado,eljovengrumete se dijo que tal vez le fuese posible desatarse los brazos sin hacerdemasiados esfuerzos. Hallándose como se hallaba en una prisión cerradaherméticamente, ello sólo supondría una molestia, un suplicio menor; seencontraba en un momento de la vida en que el más pequeño bienestarresultabainapreciable.

Enrealidad,DickSandnoesperabanada.Ningúnsocorrohumanohabríapodidollegarledefuera.Porconsiguiente,estabaresignado.Adecirverdad,nisiquiera sepreocupabayadevivir.Pensaba en todos aquellosque lehabíanprecedidoenlamuerte,ysóloaspirabaareunirseconellos.NegoroacababaderepetirleloqueanteslehabíadichoHarris:laseñoraWeldonyelpequeñoJackhabíansucumbido.Eramuyverosímil,enefecto,queHércules,expuestoatantospeligros,hubieraperecidotambién,conunamuertecruel…Tomysuscompañeros estaban lejos y perdidos para siempre: así debía creerlo DickSand…Esperarotracosaquenofueseeltérminodesusmalesconunamuerteque no podía sermás terrible que su vida hubiera sido una gran locura. Sepreparaba, pues, a morir encomendándose a Dios y pidiéndole valor parallegar hasta el final sin desmayar. Es bueno y noble pensar enDios.No envanoseelevaelalmahastaelque todo lopuede,ycuandoDickSandhubohecho su sacrificio, se encontró con que, si hubiera podido llegar hasta elfondo de su corazón, tal vez habría descubierto un postrer resplandor deesperanza, ese resplandor que una inspiración de lo alto puede cambiar, apesardetodaslasprobabilidadesencontra,enunaluzcegadora.

Transcurrieron bastantes horas. Llegó la noche. La luz del día que sefiltrabaa travésde lachamizadelbarracónfuedesapareciendopocoapoco.Seextinguieronlosúltimosruidosdelachitoka,queduranteaqueldíahabíaestadomuy silenciosa, después de la espantosa baraúnda de la víspera. Las

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tinieblasinvadieronelinteriordelareducidaprisión.BienprontoreposótodoenlaciudaddeKazonndé.

Dick Sand se durmió con un sueño reparador que le duró dos horas.Cuandodespertósesintiómásfortificado.Consiguiólibrardelasligadurasaunodesusbrazos,yaunpocodeshinchado,yconstituyóparaélunadeliciaelpodermoverloavoluntad.

Debíahabertranscurridolamitaddelanoche.Elhavildardormíaconunpesadosueñodebidoaunabotelladeaguardientecuyogolleteoprimíaaúnsumano crispada. El salvaje la había vaciado hasta la última gota. Dick Sandconcibió entonces la idea de apoderarse de las armas de su carcelero, quepodríanserledegranutilidadencasodeevasión;pero,enaquelmomento,leparecióoírunligerorozamientoenlaparteinferiordelapuertadelbarracón.Ayudándoseconelbrazolibre,consiguióarrastrarsehastaelumbralsinhaberdespertadoalhavildar.

Dick Sand no se había equivocado. El rozamiento continuabaproduciéndose, y de una manera bien clara. Parecía como si desde fueraescarbasen en el suelo por debajo de la puerta. ¿Sería un animal? ¿Sería unhombre…?

—¡Hércules!¡SifueraHércules!—sedijoeljoven.

Susojossefijaronenelguardián.

Continuabainmóvilybajolainfluenciadeunsueñoprofundo.DickSandconsideróquepodíaacercar los labiosalumbralde lapuertayarriesgarseamurmurarelnombredeHércules.Ungemidosemejanteaunladridosordoyquejumbrosolerespondió.

—No es Hércules —se dijo Dick Sand—, sino Dingo. ¡Hasta en estebarracónmehadescubierto…! ¿Me traerá algunanoticia deHércules…?SiDingonohamuerto,Negoromehamentido,y,entonces…

En aquelmomento apareció una pata debajo de la puerta. Dick Sand lacogióy reconoció lapatadeDingo.Massi llevabaalgúnpapel,aquelpapelsólopodía llevarlo atadoal cuello…¿Quéhacer…?¿Seríaposible agrandaraquelagujerolosuficienteparaqueDingopudieseasomarporéllacabeza…?Habíaqueintentarlo…

Pero apenas había comenzadoDick Sand a cavar el suelo con las uñas,cuando cesaron de oírse los pasos de Dingo en aquel sitio. El fiel animalacababa de ser descubierto por los perros indígenas, y no había tenidomásremedio, sin duda, que emprender la fuga. Sonaron algunas detonaciones.Mediosedespertóelhavildar.Nopudiendoyapensarenevadirse,envistadequeelguardiánsedespertaba,DickSandtuvoentoncesqueretrocederhasta

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susitio,y,despuésdeunamortalespera,vioreaparecerdenuevoeldía,quedebíaserelúltimoparaél.

Durante todo aquel día, el trabajo de los enterradores aumentó con granactividad.Grannúmerodeindígenastomaronparteenél,bajoladireccióndelprimerministro de la reinaMoina. Todo debía estar dispuesto para la horafijada,bajopenademutilación,pues lanueva soberana sedisponíaa seguirlosmismosprocedimientosdeldifuntorey.

Desviadaslasaguasdelarroyo,enellechosecoseabrióunagranfosadeseispiesdeprofundidadporcincuentadelargoydiezdeancho.

Alfinalizareldíacomenzaronacubrirelfondoylasparedesconmujeresvivas, escogidas entre las esclavas de Moini Lungga. Por lo general, lasdesgraciadaseranenterradascompletamentevivas;peroacausadelaextrañay acaso milagrosa muerte de Moini Lungga, se había decidido que seríanahogadasjuntoalcuerpodesuamo.

Es costumbre también que el difunto rey sea vestido con sus más ricostrajes,antesdesercolocadoenlatumba;peroaquellavez,comonoquedabanmásquealgunoshuesoscalcinadosdelapersonareal,huboqueprocederdeotromodo.Fueconstruidounmaniquídemimbrequerepresentaba,quizáconventaja,aMoiniLungga,yseencerraronenéllosrestosquehabíarespetadola combustión.Elmaniquí fue vestido entonces con la indumentaria real—que, como se sabe, no tenía ningún valor—, sin que se olvidara laornamentación constituida por las famosas gafas del primo Benedicto. Enaqueldisfrazhabíaalgodecómicoydeterrible.

Laceremoniadebíaefectuarsealaluzdelasantorchasycongranaparato.TodalapoblacióndeKazonndé,indígenaono,debíaasistiraella.

Cuandollególanoche,unnutridocortejodescendióporlacalleprincipal,desde la chitoka hasta el lugar de la inhumación. Gritos, danzas fúnebres,encantamientosdelosmagos,estruendodelosinstrumentos,detonacionesdelosviejosmosquetesdelarsenal:nadafaltabaenella.

JoséAntonioAlvez,Coimbra,Negoro,lostratantesárabesysushavildarshabíanengrosadolasmasasdelpueblodeKazonndé.Nadiehabíaabandonadoaúnelgranlakoni.LareinaMoinanolohabíaconsentido,ynohubierasidoprudente contravenir las órdenes de la que se ensayaba en el oficio desoberana.

Elcuerpodelrey,tendidoenunpalanquín,eratransportadoenlasúltimaslíneasdelcortejo. Ibarodeadopor lasesposasdesegundoorden,algunasdelascualeshabíandeacompañarlehastamásalláde lavida.La reinaMoina,lujosamente ataviada caminaba detrás de lo que podía llamarse el catafalco.Eraenabsolutodenochecuandotodoelmundollegóalaorilladelarroyo,si

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bienlasantorchasderesinasustentadasporlosportadoresproyectabansobrelamultitudpoderososresplandores.

Lafosaaparecióentoncescontodaclaridad.Estabarecubiertadecuerposnegrosyvivos,puestoquesemovíanentrelascadenasquelassujetabanenelsuelo. Cincuenta esclavas esperaban allí a que el torrente se lanzase sobreellas.Lamayorparteeranjóvenesindígenas.Unaspermanecíanresignadasymudas;otras,exhalabandébilesgemidos.

Las esposas que debían perecer, ataviadas como para una fiesta, habíansidoelegidasporlareina.

Unadelasvíctimas,laqueostentabaeltítulodesegundaesposa,seapoyósobre lasmanos y sobre las rodillas para servir de silla real, comohacía envida del rey, y la tercera esposa fue a sustentar elmaniquí, en tanto que lacuartaseechabaasuspiesamododecojín.

Delantedelmaniquí,haciaelextremode la fosasalíadel suelounpostepintado de rojo. A aquel poste estaba atado un blanco que iba a contarsetambiénentrelasvíctimasdeaquellossangrientosfunerales.

Aquel blanco era Dick Sand. Su cuerpo medio desnudo, presentaba lashuellasdelastorturasqueselehabíanhechoyasufrirporordendeNegoro.Atado a aquel poste, esperaba la muerte, como un hombre que sólo tieneesperanzaenlaotravida…

Sinembargo,nohabíallegadoaúnelmomentoenquedebíaserabiertoeldique.

Aunaseñaldelareina,lacuartaesposa,queestabacolocadaalospiesdelrey,fuedegolladaporelejecutordeKazonndé,ysusangrecorrióporlafosa.Aquellofueelcomienzodeunaespantosaescenademortandades.Cincuentaesclavos cayeronbajo los cuchillosde losdegolladores.Por el lechodel ríocorrieronoleadasdesangre.

Durante una media hora, los gritos de las víctimas se unieron a lasvociferacionesdelosconcurrentes,yenvanosehabríabuscadoentreaquellamultitudunsentimientoderepugnanciaodelástima.

Porúltimo,lareinaMoinahizounademán,yeldiquequereteníalasaguassuperiorescomenzóaabrirsepocoapoco.Porunrefinamientodecrueldad,sedejóquelacorrientesefiltrasedesdearribaenlugardeprecipitarlamedianteunaaberturainstantáneadeldique…¡Lamuertelenta,envezderápida…!

Elaguaahogóprimerolacapadeesclavasquecubríaelfondodelafosa.Se produjeron horribles sacudidas entre aquellas pobres personas vivas queluchabancontralaasfixia.SevioqueDickSand,sumergidohastalasrodillas,intentabaelúltimoesfuerzopararomperlasligaduras.

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Subió el agua. Desaparecieron las últimas cabezas bajo la corriente querecuperaba su curso, y nada indicó ya que en el fondo de aquel riachueloexistíauna tumbadondeacababandeperecercienvíctimasenhonordel reydeKazonndé.

Laplumaseresistiríaadescribirsemejantescuadrossilapreocupacióndelaverdadno impusieseeldeberdedescribir con su realidadabominable.Elhombreesaúnasíenaquellostristespaíses.Yanodebeignorarse.

CAPÍTULOXIII

ELINTERIORDEUNAFACTORÍA

Harris y Negoro habían mentido al decir que la señora Weldon y elpequeño Jack habían muerto. Ambos y el primo Benedicto se encontrabanentoncesenKazonndé.

Después de asaltado el hormiguero, habían sido conducidosmás allá delcampamento del Coanza por Harris y Negoro, a los que acompañaban unadocenadesoldadosindígenas.

Un palanquín —la kitanda del país— recibió a la señora Weldon y alpequeño Jack. ¿Por qué tantos cuidados por parte de un hombre comoNegoro?LaseñoraWeldonnopodíaexplicárselo.

ElrecorridodesdeelCoanzaaKazonndésehizoconrapidezysinfatiga.El primoBenedicto, en el que no parecían hacermella alguna lasmiserias,caminabaabuenpaso.Comoseledejabadesviarseaderechaeizquierda,nisiquierapensabaenquejarse.Elreducidogrupollegó,pues,aKazonndéochodíasantesquelacaravanadeIbnHamis.LaseñoraWeldonfueencerradaconsuhijoyconelprimoBenedictoenelestablecimientodeAlvez.

Conviene apresurarse a decir que el pequeño Jack se encontrabamuchomejor. Al abandonar la región pantanosa donde había sido atacado por lafiebre, su estado había ido mejorando poco a poco, y, a la sazón, estababastantebien.Nisumadreniélhabríanpodido,sinduda,soportarlasfatigasdelacaravana;peroenlascondicionesenqueserealizaraaquelviaje,duranteel cual no se les habían regateado ciertos cuidados, se encontraban en unestadosatisfactorio,físicamenteporlomenos.

En cuanto a sus compañeros, la señoraWeldon no había vuelto a tenernoticiassuyas.DespuésdehabervistoaHérculeshuirporelbosque,ignorabaloquehabíapasado.EncuantoaDickSand,puestoqueHarrisyNegoronolostorturabanaellos,laseñoraWeldoncreíaquesucalidaddehombreblanco

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lo libraría quizá de los malos tratos. Por lo que respecta a Nan, Tom, Bat,Austin y Acteón, eran unos negros, y casi tenía la seguridad de que seríantratados como tales… ¡Pobre gente, que no hubiera debido pisar nunca elterritoriodeÁfricayquehabía sido llevada a aquel continentedeunmodotraicionero…!

CuandolacaravanadeIbnHamisllegóaKazonndé,laseñoraWeldonnopudo enterarse, por no poder disponer de ninguna comunicación con elexterior.

Tampocollegaronhastaellalosrumoresdellakoni.NosupoqueTomylossuyoshabíansidovendidosauntratantedeUjijiyquesemarcharíandentrodepoco.No seenteróde lamuertedeHarris,nide ladeMoiniLungga,ninadaacercadelosfuneralesrealesenlosquehabíafiguradoDickSandentretantas otras víctimas.La desdichadamujer se encontraba sola, por tanto, enKazonndé,amerceddelostratantesyenpoderdeNegoroy,paraevadirse,nisiquierapodíapensarenmorir,puestoquesuhijoestabaconella.

LaseñoraWeldonignorabaenabsolutolasuertequeleesperaba.Duranteel viaje de Coanza a Kazonndé, Harris y Negoro no le habían dirigido lapalabra.Desdesullegadanohabíavueltoaverlosnialunonialotronihabíapodido trasponer el cerco que cerraba el establecimiento particular del ricotratante.

¿HabráquedecirquelaseñoraWeldonnohabíaencontradoningunaayudaensuniñogrande,elprimoBenedicto?Yasecomprenderá.

Cuando el digno sabio se enteró de que no estaba en el continenteamericano, como creía, no se preocupó de averiguar las causas. ¡No! Suprimerimpulsofuededespecho.Enefecto,aquellosinsectosquecreíahaberdescubierto él el primero en América—las tse-tsé y otros— sólo eran lossimpleshexápodosque tantosnaturalistashabíanencontradoantesqueélensupuntodeorigen. ¡Podía,pues,despedirsede lagloriaque representabaelunir su nombre a aquellos descubrimientos…! ¿Qué podía haber deasombroso, en efecto, en que el primo Benedicto hubiese coleccionadoinsectosafricanos,puestoqueestabaenÁfrica…?

Pasadoelprimerimpulso,elprimoBenedictosedijoquela«Tierradelosfaraones» —todavía se la llamaba así— poseía incomparables riquezasentomológicas,yquealnohallarseenla«TierradelosIncas»,noperderíaenelcambio.

—¡Bah!—SerepetíayrepetíatambiénalaseñoraWeldon,queapenasleescuchaba—.Éstaeslapatriadelasmantícoras,quesonunoscoleópterosdepatas largas y velludas, de élitros soldados y cortantes y de enormesmandíbulas,ycuyaespeciemásnotableeslamantícoratuberculosa…Estees

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el país de los calosomos con pintas de oro, de los goliates deGuinea y delGabón,cuyaspatasestánprovistasdeespinas;delosantidiosmanchados,quedepositan sus huevos en las conchasvacías de los caracoles; de los antidiossagrados,a losquevenerabanloshabitantesdelAltoEgipto,comosifuerandioses…Aquítuvieronsuorigenlasesfingesconcabezademuerte,alasazónextendidas por toda Europa, y los idias bigoti, cuya picadura temen enparticularlossenegalesesdelacosta…¡Sí!Aquípuedenrealizarsegrandesyvaliosos hallazgos, y yo los realizaré, si esa buena gente quierepermitírmelo…

Yasesabequiénera«aquellabuenagente»,delaquenisiquierapensabaen quejarse el primo Benedicto. Por otra parte, ya se ha dicho que, encompañía de Negoro y de Harris, el entomólogo había gozado de ciertalibertad, de la queDick Sand le había privado en absoluto durante el viajedesdelacostaalCoanza.Elingenuosabioestabamuyagradecidoporaquellacondescendencia.

Por último, el primo Benedicto hubiera sido el más feliz de losentomólogos, si no hubiera tenido que soportar una pérdida a la que erasensibleenextremo.Continuabaposeyendosucajadehojalata,perolasgafasno se sostenían ya sobre su nariz ni la lupa pendía ya de su cuello, y unnaturalistasinlupaysingafasestáperdido.Sinembargo,elprimoBenedictoestaba condenado a no volver a ver más aquellos dos aparatos de óptica,puesto que habían sido sepultados con el maniquí real. Así, pues, cuandoencontraba algún insecto, se veía obligado a metérselo por los ojos paradistinguir sus particularidadesmás elementales. ¡Ah!Aquello constituía unagrancontrariedadparaelprimoBenedicto,yhabríapagadoabuenpreciounpar de antiparras; pero aquel artículo no se expendía en los lakonis deKazonndé… Al fin y al cabo, el primo Benedicto podía pasearse por elestablecimiento de José Antonio Alvez. Ya sabían que era incapaz deescaparse.Además, una alta empalizada separaba a la factoría de los demásbarriosdelaciudad,ynohubierasidofácilfranquearla.

Si bien estaba cercado, aquel recinto no medía menos de una milla decircunferencia. Los árboles, las matas de esencias particulares en África, lacrecida hierba, algunos arroyos y las chamizas de los barracones y de laschozas, eran más que suficientes para contener los insectos más raros delcontinenteyparahacer,sinolafortuna,porlomenoslafelicidaddelprimoBenedicto.Descubrióalgunoshexápodos,ylefaltópocoparaperderlavistapor querer estudiarlos sin gafas, si bien aumentó su preciosa colección yconstruyóloscimientosdeunagranobrasobrelaentomologíaafricana.Quesuestrella favorable lepermitiesedescubrirun insectonuevoalquepudieraaplicarsunombre,ylasdemáscosasdeestemundoleteníancompletamentesincuidado.

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Si el establecimiento de Alvez era lo bastante grande para los paseoscientíficos del primoBenedicto, parecíale inmenso al pequeño Jack, el cualpodía pasearse por él con entera libertad. Pero a aquel niño le atraíanmuypocolosjuegospropiosdesuedad.Raravezabandonabaasumadre,alaqueno le gustaba dejarlo solo, temiendo siempre que pudiera ocurrirle algunadesgracia. El pequeño Jack hablaba con frecuencia de su padre, al que nohabíavistodesdehacíamuchotiempo.Queríavolverasulado.Seinformabaacercadetodos:delaviejaNan,desuamigoHércules,deBat,deAustin,deActeón y de Dingo, el cual parecía también haberle abandonado. DeseabavolveraverasucamaradaDickSand.Sutiernaimaginaciónsólovivíaparaaquellosrecuerdos.LaseñoraWeldonnopodíaresponderasuspreguntasmásqueestrechándolocontrasupechoycubriéndolodebesos.¡Todocuantopodíahacereranollorardelantedeél!

Entretanto, la señoraWeldon no había dejado de observar que, si se lehabía excluido de losmalos tratos durante el viaje, nada indicaba que en elestablecimiento deAlvez se hubiera de cambiar de conducta con respecto aella. En la factoría no había más que esclavos que estaban al servicio deltratante. Todos los demás que eran objeto de su comercio habían sidoencerradosenlosbarraconesdelachitokayluegovendidosalosnegociantesdelinterior.Alasazónlosalmacenesdelestablecimientorebosabandetelasydemarfil.Las telasestabandestinadasasercambiadasen lasprovinciasdelcentro,yelmarfilaserexportadoalosprincipalesmercadosdelcontinente.

Por lo tanto, había pocagente en la factoría.La señoraWeldonocupabaconJackunachozaaparte,yelprimoBenedictootra.Nosecomunicabanconlosservidoresdeltratante.Comíanjuntos.Elalimento—carnedecabraodecerdo, legumbres,mandioca,sorgoyfrutasdelpaís—erasuficiente.Halima—unajovenesclavadedicadaespecialmentealserviciodelaseñoraWeldon—le manifestaba a su manera y como podía una especie de afecto salvaje,aunquedesdeluegosincero.

LaseñoraWeldonapenasveíaaJoséAntonioAlvez,queocupabalaparteprincipaldelafactoría,ynoveíaenabsolutoaNegoroquesealojabafueraycuya ausencia era bastante inexplicable. Aquella reserva no dejaba deextrañarleydeinquietarlealavez.

—¿Qué quiere? ¿Qué espera?—Se preguntaba—. ¿Para qué nos habrántraídoaKazonndé…?

Así habían transcurrido los ocho días que precedieron a la llegada de lacaravanadeIbnHamis,esdecir,losdosdíasanterioresalaceremoniadelosfuneralesylosseisdíasquesiguieron.

Enmediodetantasansiedades,laseñoraWeldonnopodíaolvidarquesumarido debía experimentar la más espantosa desesperación, al ver que no

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volvían su mujer y su hijo a San Francisco. El señor Weldon no podíafigurarsequesumujerhubieseconcebidoaquellafunestaideadeembarcarseenelPilgrim,ydebíacreerquehabíatomadopasajeenalgunodelossteamersde la compañía transpacífica. Ahora bien, los steamers llegaban conregularidad,ynilaseñoraWeldon,niJack,nielprimoBenedictollegabanenellos.Porotraparte,tambiénelPilgrimdebíaestaryaderegresoenelpuerto.Noreaparecía,yJamesW.Weldonseveíaobligadoacontarloentrelosnavíosconsiderados como perdidos por falta de noticias. ¡Qué golpe tan terriblerecibiríaeldíaenqueobtuviesedesuscorresponsalesdeAucklandlanoticiade la salida del Pilgrim y del embarque de la señoraWeldon! ¿Qué habríahecho…?¿Sehabríanegadoacreerquesuhijoyellahubieranperecidoenelmar?En tal caso, ¿qué indagaciones haría…?Sin duda los buscaría por lasislasdelPacíficooquizáporellitoralamericano…PeronuncaseleocurriríapensarquehubieranpodidoserarrojadosaaquellafunestacostadeÁfrica…

Así pensaba la señora Weldon. Mas ¿qué podría hacer…? ¿Huir…?¿Cómo? La vigilaban de cerca. Además, el huir le suponía aventurarse poraquellosespesosbosques,amenazadapormilpeligrosalintentarlarealizacióndeunviajedemásdedoscientasmillasparallegaralacosta.Y,sinembargo,la señoraWeldon estaba decidida a hacerlo si no se le ofrecía ningún otromedio de recobrar su libertad pero antes, quería conocer con exactitud lasintencionesdeNegoro.Lasconoció,porfin.

El6dejunio,tresdíasdespuésdelentierrodelreydeKazonnde,Negoroentróenlafactoría,endondenohabíapuestolospiesdesdesullegada,yseencaminódirectamentealachozaqueocupabasuprisionera.

La señoraWeldon estaba sola.El primoBenedicto efectuaba uno de suscientíficospaseos.ElpequeñoJack,bajolavigilanciadelaesclavaHalima,sepaseabaporelparquedelestablecimiento.

Negoroempujólapuertadelachoza,ysinotropreámbulo,dijo:

—Señora Weldon, Tom y sus compañeros han sido vendidos a losmercaderesdeUjiji.

—¡QueDioslosproteja!—pronunciólaseñoraWeldon,enjugándoseunalágrima.

—Nanhamuertoenelcamino,yDickSandhaperecido…

—¡Nan,muerta…!¡YDick!—exclamólaseñoraWeldon.

—Sí; era justo que su capitán de quince años pagase con la vida elasesinatoperpetradoenlapersonadeHarris—continuóNegoro—.Estáustedsola en Kazonndé, señora; sola, en poder del antiguo cocinero del Pilgrim;absolutamentesola,¿entiendeusted…?

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LoquedecíaNegoroerademasiadociertoenloconcernienteaTomylossuyos.Elnegroviejo,suhijoBat,ActeónyAustinhabíanpartidolavísperaconlacaravanadeltratantedeUjiji,sinhabertenidoelconsuelodevolveraver a la señoraWeldon, sin saber siquiera que su compañera demiserias seencontraba en Kazonndé, en el establecimiento de Alvez. Se dirigían a laregióndeloslagos,yharíanunviajedecentenaresdemillasquemuypocosterminabanydelquemuypocosvuelven…

—¿Y qué más tiene usted que decirme?—murmuró la señora Weldon,mirandoaNegoro.

—Señora Weldon —prosiguió el portugués, con sequedad—, yo podríavengarenustedlosmalostratosdequefuiobjetoabordodelPilgrim…PerolamuertedeDickSandbastaráparamivenganza…Ahora,meconviertoenunmercader,yheaquícuálessonmisproyectosconrespectoasupersona…

LaseñoraWeldoncontinuabamirándole,sinpronunciarunapalabra.

—Usted—continuóelportugués—,suhijoyeseimbécilquecorredetrásdelasmoscastienenunvalorcomercialquepretendoutilizar…Así,pues,voyavenderlosaustedes.

—Soyderazalibre—dijolaseñoraWeldon.

—Esustedunaesclava,siyoquiero.

—¿Yquiéncompraríaaunablanca?

—¡Unhombrequepagaráloqueyolepida!

LaseñoraWeldonbajóporuninstantelacabeza,puessabíaquetodoeraposibleenaquelespantosopaís.

—¿Mehaentendidousted?—preguntóNegoro.

—¿Quiénesesehombrealquepretendeustedvenderme?—interrogó laseñoraWeldon.

—¡Venderla o revenderla…! ¡Al menos, lo supongo! —añadió elportugués,consorna.

—¿Elnombredeesehombre?—preguntólaseñoraWeldon.

—Esehombre…esJamesW.Weldon:sumarido.

—¡Mi marido! —exclamó la señora Weldon, no pudiendo creer lo queacababadeoír.

—Elmismo,señoraWeldon;sumarido,alcualquiero,nodevolver,sinohacerlepagarsumujer,suhijoysuprimoabuenprecio…

La señora Weldon se preguntó si Negoro le tendería algún lazo. Sin

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embargo,leparecióquehablabamuyenserio.Leparecióquepodíafiarseenunmiserableparaquieneldineroloestodo,cuandosetratadeunnegocio.Yaquelloeraunnegocio.

—¿Ycuándoseproponeustedhaceresaoperación?—interrogólaseñoraWeldon.

—Loantesposible.

—¿Dónde?

—Aquí mismo. JamesW.Weldon no vacilará en venir hasta Kazonndépararecogerasumujeryasuhijo.

—¡No!¡Novacilará…!Pero,¿quiénleavisará?

—¡Yo!IréaSanFranciscoenbuscadeJamesW.Weldon.Nomefaltaráeldineroparaeseviaje.

—¿EldinerorobadoabordodelPilgrim?

—Sí…Ese…Yotro—respondióNegorocondesvergüenza—.Ysiquierovenderlaaustedprontotambiénquierovenderlaabuenprecio…SupongoqueaWeldonnolepareceránmuchocienmildólares…

—Nolepareceránmuchosipuededarlos—contestóconfrialdadlaseñoraWeldon—sóloquecuandoledigaustedqueestoyprisioneraenKazonndé,enelÁfricacentral,mimarido…

—¿Qué?

—Mimaridonolecreerásinpruebas,ynoserátanimprudentequesefíedesupalabrayvengaaKazonndé.

—Vendrá—insistióNegoro—,silellevounacartaescritaporusteddondele describa su situación y me trate como a un fiel servidor que ha podidoescapardeentrelasmanosdelossalvajes…

—¡Nunca escribirá esa carta! —pronunció con mayor frialdad aún laseñoraWeldon.

—¿Seniegausted?—preguntóNegoro.

—¡Meniego!

LaideadelospeligrosquecorreríasumaridoyendoaKazonndé,elpococasoquepodíahacersedelaspromesasdelportugués,ylafacilidadqueéstehabríaencontradoparareteneraJamesWeldon,despuésdehabercobradoelrescate convenido, todas estas razones hicieron que, obedeciendo al primerimpulso,laseñoraWeldon,viéndosesóloasímisma,olvidando,incluso,asuhijo,senegasealaproposicióndeNegoro.

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—¡Escribiráustedesacarta!—insistióéste.

—No—respondióporsegundavezlaseñoraWeldon.

—¡Ah…!¡Tengacuidado!—exclamóNegoro—.¡Noestáustedsolaaquí!¡Comousted,suhijoestáenmipoder,yyosabréloquetengoquehacer!

LaseñoraWeldonquisoresponderylefueimposible.Lelatíaelcorazóncomosifueraarompérsele.Lefaltabalavoz…

—SeñoraWeldon—dijoNegoro—,reflexionequenecesitahacerloquelepropongo…DentrodeochodíasmehabráustedentregadounacartadirigidaaJamesWeldon,olepesaránohaberlohecho.

Yunavezquehubodichoestoelportuguésseretiró,sinhaberdadoriendasueltaasucólera,sibienpodíaverseconfacilidadquenadaledetendríaparaobligaralaseñoraWeldonaqueleobedeciera.

CAPÍTULOXIV

ALGUNASNOTICIASACERCADELDOCTORLIVINGSTONE

Cuando la señora Weldon se quedó sola, únicamente pensó en que notranscurrirían ocho días sin queNegoro volviese para pedirle una respuestadefinitiva.Teníatiempodereflexionarydeadoptarunaresolución.Paraello,nopodíafundarseenlahonradezdelportugués,sinoensuinterés.El«valorcomercial» que atribuía a su prisionera debía sin duda amparar a ésta, yprevenirla—momentáneamente,almenos—contratodatentativaquepudieraponerlaenpeligro.TalvezencontraseuntérminomedioquelepermitieseserdevueltaasumaridosinqueJamesWeldonsevieseobligadoairaKazonndé.Ella sabíamuy bien que al recibir una carta de sumujer, JamesWeldon sepondría en camino, arrostrando los riesgos de aquel viaje por las máspeligrosasregionesdeÁfrica.Y,unavezenKazonndé,cuandoNegorotuvieraensusmanosaquellafortunadecienmildólares,¿quégarantíapodríantenerJamesW.Weldon,sumujer,suhijoyelprimoBenedicto,dequeselesdejaríamarchar…? ¿No podría impedirlo un capricho de la reina Moina? Aquella«entrega» de la señora Weldon y de los suyos, ¿no podría realizarse enmejorescondiciones, si seefectuabaen lacostaenunpuntodeterminado locual ahorraríaa JamesW.Weldon lospeligrosdelviajepor el interiory lasdificultades,pornodecirlasimposibilidades,delregreso?

Así reflexionaba la señora Weldon. Por eso se había negado en unprincipioaaccederalaproposicióndeNegoroentregándoleunacartaparasumarido.PensótambiénquesiNegorohabíaaplazadosuvisitaparadentrode

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ocho días, había sido sin duda porque necesitaba todo aquel tiempo paraprepararsuviaje,pues,delocontrario,lehabríahechoapresurarseaadoptarunaresolución.

—¿Podríasepararmedemihijo?—murmuró.

En aquel momento, entró Jack en la choza, y, con un movimientoinstintivo, lo cogió su madre como si Negoro estuviese allí dispuesto aarrebatárselo.

—¿Estásdisgustada,madre?—interrogóelniño.

—¡No,Jackmío,no!—respondió laseñoraWeldon—.¡Estabapensandoentupapá!¿Tegustaríavolveraverle…?

—¡Oh,madre!¡Yalocreo…!¿Acasovaavenir?

—¡No…,no!¡Noesprecisoquevenga!

—¿Entoncesiremosnosotrosabuscarle?

—Si,Jackmío.

—¿ConmiamigoDick…yHércules…,yelviejo?

—¡Sí…,sí!—respondiólaseñoraWeldon,paraocultarlaslágrimas.

—¿Acasotehaescritopapá?—preguntóelpequeñoJack.

—No,querido.

—¿Entoncesvasaescribirletú,madre?

—Sí,sí…Quizá—contestólaseñoraWeldon.

Y, sin saberlo, el pequeño Jack influía de un modo directo en elpensamientodesumadrequepornoresponderledeotramanera,lecubríadebesos.

Conviene decir ahora que entre los múltiples motivos que habíanimpulsado a la señora Weldon a resistirse a las pretensiones de Negoro,figuraba otro, no exento de valor. Tal vez la señora Weldon tuviese lainesperada suerte de quedar en libertad sin la intervención de su marido yhastaencontradelavoluntaddeNegoro.Sóloeraunalbordeesperanza,muyvagoaún,aunquereal.

En efecto, algunas palabras de una conversación sorprendida por ellavariosdíasantes, lehabíanhechovislumbrarunsocorroposibleenunplazopróximo,podíadecirseunsocorroprovidencial…

AlvezyunmestizodeUjijiconversabanaalgunospasosdelachozaqueocupabalaseñoraWeldon.Noesdeextrañarqueeltemadelaconversación

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sostenidaporaquellosestimablesnegociantesfueseprecisamenteeldelatratade negros. Los dos tratantes en carne humana hablaban de los negocios.Discutíanelporvenirqueleestabareservadoasucomercio,yseinquietabandelosesfuerzasquehacíanlosinglesesporsuprimirlo,nosóloenelexterior,pormediodeloscruceros,sinoenelinteriordelcontinenteconsusmisionerosysusviajeros.

JoséAntonioAlvez opinaba que las exploraciones de aquellos atrevidosprogresistasnopodíanhacermásqueentorpecerlalibertaddelasoperacionescomerciales.Suinterlocutorparticipabaenabsolutodesuopinión,ydecíaquetodosaquellosvisitantes,civilesoreligiosos,debieranserrecibidosatiros.

Eramuypocoloquesehacía;pero,congrandisgustodelosnegociantes,sisematabaaalgunosdeaquelloscuriosos,otros,encambio,seescapaban,yéstos, al regresar a su país, relataban «exagerando», según decíaAlvez, loshorroresdelatrata,locualperjudicabadeunmodoenormeaaquelcomercio,demasiadodesacreditadoya.

Elmestizoconveníaenelloylodeploraba,sobretodoporloconcernientealosmercadosdeÑangüé,Ujiji,Zanzíbarydetodalaregióndelosgrandeslagos.AllíhabíanestadosucesivamenteSpeke,Grant,Livingstone,Stanleyyotros… ¡Aquello era una invasión! ¡Dentro de poco, toda Inglaterra y todaAméricainvadiríanlacomarca!

Alvez se quejaba a su cofrade con toda sinceridad, y confesaba que lasprovinciasdelÁfricaoccidentalhabíasidohastaentoncesmenosmaltratadas,esto es,menos visitadas, si bien la epidemia de los viajeros empezaba ya apropagarse.SiKazonndésehabíasalvado,nopasabalomismoconCassangey Bihé, donde Alvez poseía unas factorías. Recuérdese también que Harrishabía hablado con Negoro de un tal teniente Cameron que podía tener latemeridaddeatravesarelÁfricadeunacostaalaotra,entrandoporZanzíbarysaliendoporAngola.

Lostemoresdeltratanteeranfundados,enefecto,pues,comoessabido,alcabo de algunos años, Cameron por el sur y Stanley por el norte, fueron aexplorar aquellas provincias del oeste, poco conocidas, para describir lasmonstruosidades permanentes de la trata, descubrir las complicidadesculpablesde los agentes extranjerosyhacerque recayese la responsabilidadsobrequienescorrespondía.

NiAlveznielmestizopodíanconoceraúnaquellaexpedicióndeCameronydeStanley;peroloquesabían,loquedijeron,loquelaseñoraWeldonoyóyloqueeradeungraninterésparaella;enunapalabra:loquelehabíahechomantenerseensunegativadeaccedera los requerimientosdeNegoroera losiguiente:

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Probablemente, dentro de poco, el doctor David Livingstone llegaría aKazonndé.

Ahorabien,lallegadadeLivingstoneconsuescolta,lagraninfluenciadequegozabael insigneviajeroenÁfrica,elconcursoquenopodíafaltarledelasautoridadesportuguesas,todoellopodíacontribuiraquefuesenpuestosenlibertadlaseñoraWeldonylossuyos,encontradelavoluntaddeNegoroyencontradelavoluntadAlvez.Talvezsecumpliesesurepatriaciónenunplazopróximo,sinqueJamesW.Weldontuviesequearriesgarlavidarealizandounviajecuyoresultadosólopodíaserdeplorable.

¿HabíaalgunaprobabilidaddequeeldoctorLivingstonevisitaseenbreveaquella parte del continente? Sí; porque siguiendo aquel itinerario iba acompletarlaexploracióndelÁfricacentral.

Yasesabecuálfuelaheroicaexistenciadelhijodelmodestocomerciantede té deBlantyre, aldea del condado de Lanark.Nacido el 13 demarzo de1813,DavidLivingstone,elsegundodelosseishijos,afuerzadeestudiossehizo teólogo y médico, y después de haber cumplido el noviciado en laLondon Missionary Society, desembarcaba en El Cabo en 1840 con laintencióndeunirsealmisioneroMoffat,enelÁfricameridional.

DesdeElCabo,elviajerosedirigióalpaísdelosbechuanas,queexploróporprimeravez,volvióaKuruman,secasóconlahijadeMoffat,lavalientecompañeraqueeradignadeél,y,en1843,fundabaunamisiónenelvalledeMabotsa.

Cuatro años más tarde se le encontraba establecido en Kolobeng, adoscientas cincuenta millas al norte de Kuruman, en la región de losbechuanas.

Dos años después, en 1849, Livingstone abandonaba Kolobeng con sumujer,sustreshijosydosamigos—losseñoresOswellyMurray—.El1.ºdeagosto del mismo año, descubría el lago N’gami y volvía a Kolobeng,siguiendoelcursodelZaga.

Durante aquel viaje, Livingstone, detenido por la malquerencia de losindígenas no pudo atravesar el N’gami. Una segunda tentativa no fue másafortunada.Conlaterceraloconsiguió.Emprendiendodenuevoentoncesconsu familia y con el señor Oswell el camino hacia el norte y después deespantosas miserias, que pudieron costar la vida a sus hijos, careciendo devíveres y de agua, llegó al país de los makalolos situado sobre el Chobé,afluentedelZambeze.Sujefe,Sebituané,seunióaél,enLinyanti.Afinesdejuniode1851,elZambezeestabadescubierto,yeldoctorvolvíaaElCabo,pararepatriarasufamiliaaInglaterra.

ElintrépidoLivingstonequeríaencontrarsesoloparaarriesgarlavidaenel

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audazviajequeibaaemprender.

Esta vez, se trataba de salir deElCabo y atravesar elÁfrica en sentidooblicuo,desuraoeste,parallegaraSanPablodeLoanda.

El doctor partió con algunos indígenas el 3 de junio de 1852. Llegó aKuruman y bordeó el desierto del Kalahari. El 31 de diciembre entraba enLitubarubayvolvíaaencontrarelpaísdelosbechuanasasoladoporlosboers,antiguoscolonosholandesesqueerandueñosdeElCabo,antesdelatomadeposesiónefectuadaporlosingleses.

Livingstone abandonó Litubaruba el 15 de enero de 1853, penetró en elcentrodelpaísdelosbamanguatosy,el23demayo,llegóaLinyanti,dondeSekeletú,eljovensoberanodelosmakalolos,lerecibiócongrandeshonores.

Allí, retenidoporunas fiebres intensas,eldoctorsededicóaestudiar lascostumbres de la comarca, y, por primera vez, pudo comprobar los estragosquehacíalatrataenÁfrica.

Alcabodeunmes,seguíaelcursodelChobé,llegabaalZambeze,entrabaenNanielé,visitabaKatongayLibonta,llegabaalaconfluenciadelZambezeydelLeeba,concebíaelproyectoderemontaraquellacorrientedeaguahastalas posesiones portuguesas del oeste, y, para prepararse, volvía a Linyanti,despuésdenuevesemanasdeausencia.

El 11 de noviembre de 1833, el doctor, acompañado de veintisietemakalolos, abandonaba Linyanti, y el 27 de diciembre llegaba a ladesembocaduradelLeeba.Aquella corrientedeagua fue remontadahasta elterritoriodelosbalondas,donderecibealMakondo,queprocededeleste.Eralaprimeravezqueunhombreblancopenetrabaenaquellaregión.

El 14 de enero, Livingstone entraba en la residencia de Sahinté, elsoberanomáspoderosodelosbalondas,queleprestóbuenaacogida,yel26delmismomes,despuésdehaberatravesadoelLeeba,llegabaalosdominiosdel rey Katema. También allí obtuvo un buen recibimiento, y reanudó lamarcha el pequeño grupo, que el 20 de febrero acampó a orillas del lagoDilolo.

A partir de aquel punto, lo dificultoso del país, las exigencias de losindígenas, los ataques de las tribus, la sublevación de sus compañeros, lasamenazas demuerte, todo conspiró contraLivingstone, y un hombremenosenérgicoqueélhabríaabandonadolapartida.Eldoctorresistió,yel4deabrilllegóaorillasdelCoango,caudalosacorrientedeaguaqueformalafronteraoriental de las posesiones portuguesas y va a desembocar por el norte en elZaire.

Seisdíasdespués,LivingstoneentróenCassange,dondeeltratanteAlvez

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levioasupaso,yel31demayollegabaaSanPablodeLoanda.Porprimeravez, y transcurridos dos años de viaje,África acababa de ser atravesada ensentidooblicuo,desuraoeste.

El24desetiembredelmismoaño,DavidLivingstoneabandonóLoanda.Costeó la ribera derecha del Coanza, que tan funesto fue para Dick y lossuyos, llegó a la confluencia del Lombé, cruzándose en el camino connumerosascaravanasdeesclavos,volvióaCassange,dedondesalióel20defebrero,atravesóelCoangoy,porelZambeze,llegóaKawawa.El8dejuniovolvía a encontrar el lagoDilolo, veía de nuevo a Shinté, descendía por elZambezeytornabaaentrarenLinyanti,dedondepartióel3denoviembrede1855.

Aquella segunda parte del viaje que conduciría al doctor hasta la costaorientaldebíaterminarporcompletolatravesíadelÁfrica,deoesteaeste.

Después de haber visitado las famosas cascadas de Victoria, el «humoatronador»,DavidLivingstoneabandonóelZambezeparatomarladireccióndel nordeste. Pasó a través del territorio de los batokas, indígenasembrutecidos por la inhalación del cáñamo; visitó a Semalembué, poderosojefedelaregión,atravesóelKafué,siguiódenuevoporelZambeze,visitóalrey Mburama, divisó las ruinas de Zumbo, antigua ciudad portuguesa,encontróel17deenerode1856al jefeMpendé,entoncesenguerracon losportugueses,y,porúltimo,llegóaTeté,sobrelasmárgenesdelZambeze,el2demarzo.Talesfueronlasprincipalesetapasdeaquelitinerario.El22deabril,Livingstoneabandonabaaquellaestación,ricaenotrotiempo,descendíahastaeldeltadelrío,yllegabaaQuilimané,enladesembocadura,el20demayo,cuatroañosdespuésdehabersalidodeElCabo.El12dejulioseembarcabapara Mauricio, y el 22 de diciembre se hallaba de regreso en Inglaterra,despuésdedieciséisañosdeausencia.

Unpremiode laSociedaddeGeografíadeParís,unagranmedallade laSociedaddeGeografíadeLondresyrecepcionesmagníficas:nadalefaltóalilustre viajero. Otro hubiera pensado quizá que se tenía bien merecido eldescanso. El doctor no lo creyó así, y saliendo el 1.º de marzo de 1858,acompañado de su hermano Carlos, del capitán Bedinfield, de los doctoresKirkyMellerydelosseñoresThorntonyBaines,llegóenmayoalacostadeMozambique,conobjetodereconocerlacuencadelZambeze.

Notodosdebíanvolverdeaquelviaje.

UnpequeñosteamerpermitióalosexploradoresremontarelgranríoporlabocadeKangoné.LlegaronaTeté el8de setiembre.Reconocieronel cursoinferior del Zambeze y del Chiré, su afluente por la izquierda, en enero de1859; visitaron el lago Chirúa en abril; exploraron el territorio de losmanganjas,ydescubrieronellagoNyassael10desetiembre;regresaronalas

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cataratasdeVictoriael9deagostode1860;el31deenerode1861,llegaronelobispoMackensiey susmisioneros,a ladesembocaduradelZambeze;enmarzoserealizóenelPioneer laexploracióndeRovuma;regresaronal lagoNyassaensetiembrede1861,donderesidieronhastafinesdeoctubre,yel30deenerode1862llególaseñoradeLivingstoneenunsegundosteamer—elLady Nyassa—. Tales fueron los hechos notables en los primeros años deaquellasegundaexpedición.EnaquelmomentoelobispoMackensieyunodelosmisionerosmurieronacausadelasinclemenciasdelclima,yel27deabril,laseñoradeLivingstonemoríaentrelosbrazosdesumarido.

En mayo, el doctor intentó un segundo reconocimiento del Rovuma.Luego, a fines de noviembre, volvió a entrar en el Zambeze y remontó elChiré;enabrilde1863perdióasucompañeroThornton,yenvióaEuropaasuhermanoCarlosyaldoctorKirk,agotadosporlasenfermedades,yel10denoviembre reconocíapor terceravez elNyassay completaba suhidrografía.Tresmesesdespués,seencontrabaenladesembocaduradelZambezeypasóaZanzíbar;yel20dejuliode1864,trasseisañosdeausencia,llegóaLondresdonde publicó su obra intitulada «Exploración del Zambeze y de susafluentes».

El28deenerode1866LivingstonedesembarcabadenuevoenZanzíbar.¡Comenzabasucuartoviaje!

El 8 de agosto, después de haber asistido a las horribles escenas queprovocabaeltráficodeesclavosenaquellacomarca,eldoctor,queaquellavezsólo llevaba consigo algunos cipayos y algunos negros, se encontraba enMokalaosé,aorillasdelNyassa.Seissemanasmástarde,lamayorpartedeloshombresdelaescoltaemprendíanlafuga,volvíanaZanzíbarydivulgabanelfalsorumordesumuerte.

Él,sinembargo,noretrocedía.QueríavisitarelpaíscomprendidoentreelNyassayellagoTanganika.El10dediciembre,guiadoporalgunosindígenasatravesóelríoLoangua,yel2deabrilde1867descubrióel lagoLiemmba.Allípermanecióunmes,entrelavidaylamuerte.Apenasrestablecido,el30de agosto llegó al lago Moero, cuya orilla septentrional visitó, y el 21 denoviembre entraba en la ciudad deCazembé, donde habitó durante cuarentadíasyrenovópordosvecessuexploracióndellagoMoero.

DesdeCazembé,Livingstonesedirigióhaciaelnorte,conelpropósitodellegaralaimportanteciudaddeUjiji,sobreelTanganika.Sorprendidoporlascrecidasyabandonadoporsusguías,hubodevolveraCazembéel6dejunio,retrocediendo hacia el sur, y seis semanas después llegó al gran lagoBangüeolo.Allípermanecióhastael9deagosto,yentoncestratódeascenderhaciaelTanganika.

¡Quéviaje!Apartirdel7deenerode1869,eratalladebilidaddelheroico

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doctorquehabíanecesidaddetransportarle.EnfebrerollegóporfinallagoyluegoaUjiji,dondeencontróalgunosobjetosenviadosbajosudirecciónporlacompañíaorientaldeCalcuta.

Livingstonesóloteníaentoncesunaidea:ladedescubrirelnacimientodelNilo,atravesandoelTanganika.El21desetiembre,sehallabaenBambarré,en elManyuema, región de caníbales, y llegaba alLualaba—queCameronsuponía y Stanley descubrió no ser más que el Alto Zaire o Congo—. EnMamohela,eldoctorestuvoenfermoochentadías,sólocontresservidores.El21dejuliode1871salió,porfin,paraelTanganika,yel23deoctubreentrabaenUjiji.Yanoeramásqueunesqueleto.

Entretanto, antes de esta época faltaban noticias del viajero, desde hacíamuchotiempo.EnEuropapodíatenérselepormuerto.Élmismohabíaperdidotodaesperanzadesersocorrido.

OncedíasdespuésdesuentradaenUjiji,el3denoviembre,sonaronunosdisparosdefusilauncuartodemilladellago.Acudióeldoctor.Unhombre,unblanco,estabaanteél.

—¿EsaldoctorLivingstoneaquientengoelgustodesaludar?

—Sí—respondióéste,descubriéndoseyesbozandounaafablesonrisa.

Susmanosseestrecharonconefusión.

—Doygracias aDios—dijoelhombreblanco—porhabermepermitidoqueleencuentreausted.

—Tengo la satisfacción—dijo Livingstone— de encontrarme aquí pararecibirle.

ElblancoeraelamericanoStanley,reporterodelNew-YorkHerald,alqueelseñorBennett,directordelperiódico,acababadeenviarenbuscadeDavidLivingstone.

En elmes de octubre de 1870, aquel americano, sin una vacilación, sinpronunciar una sola frase, con sencillez, como un héroe se embarcó enBombayparaZanzíbar,y recorriendo,sobrepocomásomenos,el itinerariode Speke y de Burton, después de un sinnúmero de miserias y de veramenazadasuvidavariasveces,llegóaUjiji.

Los dos viajeros, que se habían hecho amigos, efectuaron entonces unaexpedición al norte del Tanganika. Se embarcaron, llegaron hasta el caboMagalay,despuésdeunaminuciosaexploración,sedieroncuentadequeelgran lago tenía por desaguadero a un afluente del Lualaba. Esto fue lo queCameron y el mismo Stanley llegaron a determinar de un modo definitivoalgunos años después. El 12 de diciembre, Livingstone y su compañeroestabanderegresoenUjiji.

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Stanley sedispusoapartir.El27dediciembre,despuésdeochodíasdenavegación, el doctor y él llegaron a Urimba, y luego, el 23 de febrero,entrabanenKuihara.

El12demarzofueeldíadeladespedida.

—Ha realizado usted —dijo el doctor a su compañero— lo que pocoshombres hubieran hecho, ymuchomejor que algunos viajeros insignes. Leestoysumamenteagradecido.¡QueDiosleguíeylebendiga,amigomío!

—¡Élquieraquevuelvaustedsanoysalvoanuestropaís,queridodoctor!—dijoStanley,apoderándosedeunamanodeLivingstone.

Stanleysedesasióconpresteza,ysevolvióparaocultarlaslágrimas.

—¡Adiós,doctor,amigomío!—dijo,convozahogada.

—¡Adiós!—respondióLivingstone.

PartióStanley,yel12dejuliode1872desembarcabaenMarsella.

Livingstonereanudósusinvestigaciones.El25deagostodespuésdehaberpasadocincomesesenKuihara,acompañadodesusdomésticosnegrosSuzi,Chuma y Amoda, de otros dos servidores, de Jacobo Wainwright y decincuenta y seis hombres enviados por Stanley, se dirigió hacia el sur deTanganika.

Alcabodeunmes,lacaravanallegabaaM’ura,enmediodelastormentasprovocadas por una sequía extrema. Luego llegaron las lluvias, lamalquerencia de los indígenas y la pérdida de las bestias de carga, quesucumbieronbajolaspicadurasdelastse-tsé.El24deenerode1873,elgrupollegaba aChitunkué.El 27 de abril, después de haber recorrido el contornoorientaldellagoBangüeolo,sedirigíahacialaaldeadeChitambo.

ÉsteeraelpuntodondealgunostratanteshabíandejadoaLivingstone.Heaquí lo que por ellos sabían Alvez y su colega de Ujiji. Había seriosfundamentosparacreerqueeldoctor,despuésdehaberexploradoel surdellago, se aventuraría a atravesar el Loanda e iría en busca de las regionesdesconocidas del oeste. Desde allí, ascendería hacia Angola para visitar lasregiones infectadas por la trata de negros, hasta llegar a Kazonndé. Elitinerarioparecíamuylógico,yeramuyprobablequeLivingstonelosiguiese.

Con la próxima llegada del gran viajero podía contar, pues, la señoraWeldon,puestoquea comienzosde juniodebíadehacermásdedosmesesquehabíallegadoalsurdellagoBangüeolo.

Ahorabien;el13de juniolavísperadeldíaenqueNegorodebíavolverparareclamaralaseñoraWeldonlacartaquehabíadeponercienmildólaresentresusmanos,sedivulgóunatristenoticiaquesólopodíaregocijaraAlvez

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yalosdemástratantes.

¡El1.ºdemayode1873,alamanecer,habíamuertoeldoctorLivingstone!

El29deabril,enefecto, lapequeñacaravanahabíallegadoalaaldeadeChitambo, al sur del lago. Llevaban al doctor en una camilla. El 30 por lanoche«bajolainfluenciadeundolorexcesivo»,exhalóestáqueja,queapenasseoyó:«Oh,dear,dear!»Ysesumióenunaespeciedesopor.

Al cabo de una hora, llamó a su servidor Suzi, le pidió algunosmedicamentos,yluego,murmuró,convozdébil.

—¡Estábien!Ahora,puedeustedretirarse.

A las cuatro de lamañana, Suzi y los cinco hombres que componían laescoltaentraronenlachozadeldoctor.

David Livingstone, arrodillado junto a su lecho, con la cabeza apoyadasobrelasmanos,parecíaestarenoración.

Suzilepusoconsuavidadundedosobrelamejilla.Estabafrío.

DavidLivingstonehabíadejadodeexistir.

Nuevemesesmástarde,sucuerpo,transportadoporsusfielesservidoresacosta de inauditas fatigas llegaba a Zanzíbar, y el 12 de abril de 1874, erainhumado en la abadía deWestminster, entre los de los grandes hombres aquienesveneraInglaterratantocomoasusreyes.

CAPÍTULOXV

HASTADÓNDEPUEDECONDUCIRUNAMANTÍCORA

¿A qué tabla de salvación no se acogerá todo desgraciado? ¿Quéresplandordeesperanza,porvagoquesea,notratandesorprenderlosojosdelcondenado…?

AsíhabíasucedidoalaseñoraWeldon,yyasecomprenderáloquehubode experimentar cuando supo, de labios del mismo Alvez, que el doctorLivingstoneacababade fallecer enunaaldehueladelBangüeolo.Leparecióqueestabamásaisladaquenunca,queunaespeciedevínculoquelauníaalviajero, y con él al mundo civilizado, acababa de desaparecer. La tabla desalvaciónseleescapabadelasmanosyelresplandordeesperanzaseapagabaen sus ojos. Tom y sus compañeros habían abandonado Kazonndé hacia laregióndeloslagos.DeHércules,noteníalamenornoticia.Decididamente,laseñoraWeldonnopodía contar connadie…Tendría, pues, que acceder a la

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proposición de Negoro, procurando modificarla y asegurar su resultadodefinitivo.

El14de junio,día fijadoporNegoro, éste sepresentóen lachozade laseñoraWeldon.

Como siempre, el portugués semostró eminentemente práctico, como éldecía.Noqueríacederenlomásmínimo,porloquesereferíaalrescatedesuprisionera,nitampocoqueríadiscutiracercadelasunto;perolaseñoraWeldonsemostrómuyprácticatambién,diciéndole:

—Si pretende usted hacer un buen negocio, no lo haga imposibleexigiendocondicionesinaceptables.Elcambiodenuestralibertadmediantelasumaqueustedproponepuedeobtenersesinquemimaridovengaaunpaísdondeyaveustedloquepuedehacerseconunblanco…Así,pues,aningúnprecioquieroquevenga.

Tras alguna vacilación, se rindióNegoro, y la señoraWeldon acabó porconseguir que James W. Weldon no fuese hasta Kazonndé. Un navío lodepositaría en Mossamedes, puertecito de la costa del sur de Angola,frecuentado de ordinario por los negros y muy conocido por Negoro. ElportuguésconduciríaallíaJamesW.Weldon,y,enunaépocadeterminada,losagentesdeAlvezconduciríantambiénalaseñoraWeldon,aJackyalprimoBenedicto.Lasumaseríaentregadaalhacerselaentregadelosprisioneros,yNegoro,quehabríadehaberrepresentadoanteJamesW.Weldonelpapeldehombrehonrado,deberíadesapareceralallegadadelnavío.

Era muy importante lo que había conseguido la señora Weldon. Asíevitaría a su marido los peligros de un viaje a Kazonndé y los riesgos dequedardetenido,despuésdehaberentregadolacantidadexigidacomorescate,olosperjuiciosdelregreso.EncuantoalasseiscientasmillasqueseparabanaKazonndé de Mossamedes, si las recorría en las condiciones en que habíaviajadocuandopartiódelCoanza,laseñoraWeldonsólopodíatemerunpocode cansancio, puesto que Alvez, que participaba de aquel negocio, tendríainterésenquellegasensanosysalvos.

Convenidas así las cosas, la señoraWeldon escribió a su marido en talsentido, dejando a Negoro el cuidado de presentarse como un servidorincondicional que había podido substraerse a los indígenas.Negoro tomó lacarta, ante cuya lectura no vacilaría James W. Weldon en seguirle hastaMossamedes,y,aldíasiguiente,protegidoporunosveintenegros,sedirigióhaciaelnorte.¿Porquétomabaaquelladirección?¿TendríaintenciónNegorodeiraembarcarseenunodelosnavíosquefrecuentanlasbocasdelCongo,substrayéndose así a las estaciones portuguesas y a los penales de los quehabíasidohuéspedinvoluntario?Esprobable.Talfue,porlomenos,larazónqueélalegóanteAlvez.

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Despuésquehubopartido,laseñoraWeldonsepreocupódepasarlomejorposibleel tiempoquedurase suestanciaenKazonndé.Habríade transcurrirtres o cuatro meses, suponiendo que las circunstancias fuesen las másfavorables.LaidayelregresodeNegoronoexigiríanmenos.

La intenciónde la señoraWeldon era la de no abandonar la factoría. Suhijo,elprimoBenedictoyellaseencontrabansegurosallí,hastaciertopunto.Los buenos servicios de Halima suavizaban un poco los rigores de aquelsecuestro. Además, era indudable que el tratante no la había permitidoabandonar el establecimiento. La gran prima que debía proporcionarle elrescatede laprisioneramerecía lapenadeque se lavigilase con severidad.InclusoeramejorqueAlveznosevieseobligadoaabandonarKazonndéparavigilarsusotrasdosfactoríasdeBihéydeCassange,puesCoimbrahabíaidoasustituirleenlaexpedicióndelasnuevasrazzias,ynohabíamotivoalgunoparalamentarlapresenciadeaquelborracho.

Además, Negoro, antes de partir, había dirigido a Alvez toda clase derecomendacionescon respectoa la señoraWeldon.Conveníavigilarladeunmodo riguroso. No se sabía lo que había sido de Hércules. Si no habíaperecidoenaquellatemibleprovinciadeKazonndé,talvezintentaseacercarsealaprisionerayarrancárseladelasmanosaAlvez.Eltratanteseinteresódeunamaneradefinitivaporquecontinuaseaquellasituaciónqueibaasuponerleuna buena cantidad de dólares.Respondía de la señoraWeldon como de supropiobolsillo.

Lavidamonótonadelaprisioneradurantelosprimerosdíasdesullegadaala factoríacontinuó,pues.Loqueocurríadentrodeaquel recinto reproducíacontodaexactitudlosdiversosactosdelaexistenciaindígenadefuera.AlveznoseguíaotrascostumbresquelasdelosnaturalesdeKazonndé.Lasmujeresdel establecimiento trabajaban como lo hubieran hecho en la ciudad para elmayorbeneficiodesusespososodesusamos.Lapreparacióndelarrozpormedio de grandes golpes de maza en unos morteros de madera hasta superfecta decorticación; la monda y el cribado del maíz y todas lasmanipulacionesnecesariasparaobtenerunasustanciagranulosaquesirveparacomponer un guiso llamadomtyellé en el país; la recolección del sorgo—especie de mijo— cuya madurez acababa de ser declarada con todasolemnidadenaquellaépoca;laextraccióndelaceiteolorosodelasdrupasdelmpafú,especiedeolivascuyaesenciaconstituyeunperfumemuyapreciadopor los indígenas;elhiladodelalgodón,cuyasfibrassontorcidaspormediodeunhusodeunpieymediodealtoalquelashilanderasimprimenunrápidomovimientoderotación;lafabricación,conmazosdemadera,delastelasdecorteza; laextracciónde las raícesdemandiocay lapreparaciónde la tierrapara losdiversosproductosde la región—yuca, laharinaque se sacade lamandioca—; habas, con unas vainas de quince pulgadas de largo, llamadas

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mositsanésyproducidasporunosárbolesdeveintepiesdealtura;aránquidas,destinadasahaceraceite;guisantesvivacesdeuncolorazulclaro,conocidosconelnombredechilobésycuyasfloresrecuerdanelgusto,unpocososo,delasopadesorgo;caféindígena;cañasdeazúcar,cuyojugosereduceajarabe;cebollas, guayabas, sésamo y pepinos, cuyas semillas se asan como lascastañas; la preparación de las bebidas fermentadas—elmalofú hecho conbananos,elpombéyotroslicores;elcuidadodelosanimalesdomésticos,unasvacas que sólo se dejan ordeñar en presencia de su cría o de una terneradisecada;deunosbecerros con cuernos cortosy algunos con joroba, yunascabrasque,en lacomarcadondesucarnesirvedealimentación,constituyenunimportanteobjetodecambio,yhastapudieradecirsequesonunamonedacorriente como el esclavo; por último, el cuidado de la volatería de lospuercos,corderos,bueyes,etc.Estalargaenumeracióndemuestracuánrudasson las labores que incumben al sexo débil en las regiones salvajes delcontinenteafricano.

Entretanto,loshombresfumantabacoocáñamo,cazanelefantesobúfaloso se contratan con los tratantes para las razzias. Recolección demaíz o deesclavos,siempresehaceunarecolecciónenestacionesdeterminadas.

Deestasdiversasocupaciones,laseñoraWeldon,enlafactoríadeAlvez,sólo conocía la parte relativa a lasmujeres. Algunas veces, se detenía paracontemplarlas, y ellas—forzoso es decirlo— sólo le respondían con gestospocoagradables.Elinstintodelarazaobligabaaaquellasdesgraciadasaodiaraunablanca,y,ensuscorazones,nohabríapodidoencontrarseconmiseraciónalgunahaciaella.LaúnicaexcepciónlaconstituíaHalima,ydespuésdehaberretenidoalgunosvocablosdelalenguaindígena,laseñoraWeldonconsiguiócambiaralgunaspalabrasconlajovenesclava.

El pequeño Jack acompañaba con frecuencia a sumadre cuando ésta sepaseabaporelcercado,sibienhubieraqueridoandarporfuera.Allíhabía,sinembargo, en un enorme baobab, nidos de marabúes, formados de algunasramas,ynidosdesuimangas,conelplastónyelcuelloescarlata,semejantesalosdelostejerines;nidosdeviudas,quedespojabanlaschozasenprovechodesusfamilias;decalaos,cuyocantoeraagradable;depapagayosdecolorgrisclaroconcolarojaqueenelManyemasellamanrussydansunombrealosjefesdelastribus,ydedrugos,insectívoros,semejantesapardillosgrisesquetuviesenungranpicorojo.Poracáyporallá, revoloteabantambiénalgunoscentenares de mariposas de especies diferentes, sobre todo en lasproximidades de los arroyos que atravesaban la factoría pero esto era máspropiodelprimoBenedictoquedelpequeñoJack,yéstelamentabamuchonosermásaltoparapodermirarporencimadelosmuros.¡Ay!¿Dóndeestaríasupobre amigoDick Sand, que le elevaba a tanta altura por la arboladura delPilgrim? ¡Cómo le había seguido por las ramas de aquellos árboles, cuyas

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copassealzabanamásdecienpies!¡Québuenascorreríashabríanrealizadojuntos!

ElprimoBenedictoseguíaencontrándosemuybiendondeestaba,envistadequenolefaltabanlosinsectos.Porfortuna,habíadescubiertoenlafactoría—estudiabatodocuantopodía,sinlupaysingafas—unaabejaminúsculaqueformabasusalvéolosen lacarcomade lamadera,yunsphexqueponía loshuevosenceldillasquenoeransuyas,delmismomodoqueelcucolosponeenlosnidosdelosdemáspájaros.Tampocofaltabanlosmosquitosjuntoalasmárgenesdelosriachuelosquetaraceabanalsabiodepicadurashastadejarlodesconocido.YcuandolaseñoraWeldonlereprochabaquesedejasedevorarpor aquellosperjudiciales insectos, él le respondía, rascándosehastahacersesangre:

—¡Es el instinto, prima Weldon; es el instinto! Lo hacen sin malaintención.

Porfin,undía—erael17dejunio—,elprimoBenedictoestuvoapuntodeserelmásafortunadode losentomólogos…Peroestaaventura,que tuvoinesperadasconsecuencias,mereceserrelatadaconalgunosdetalles.

Erancercadelasoncedelamañana.Uninsoportablecalorhabíaobligadoaloshabitantesdelafactoríaaretraerseensuschozas,ynisiquierasehubieraencontrado un solo indígena en las calles de Kazonndé. La señoraWeldonestabaamodorradajuntoalpequeñoJack,quedormía.

El primo Benedicto mismo, que soportaba la influencia de aquellatemperatura tropical, había renunciado a su búsqueda favorita, lo cual nodejabadesermuysensibleparaél,puesalosrayosdeaquelsoldemediodía,seoíazumbartodoununiversodeinsectos.Sehabíarefugiado,portanto,congranpesarsuyo,dentrodelachoza,yallí,elsueñocomenzabaaapoderarsedeélduranteaquellasiestainvoluntaria.

De pronto, cuando se cerraban amedias sus ojos, oyó una vibración, esdecir, uno de esos insoportables zumbidos de los insectos, algunos de loscualespuedendarcincooseismilaletazosporsegundo.

—¡Unhexápodo!—exclamóelprimoBenedicto,despertándosederepenteypasandodelaposiciónhorizontalalaposiciónvertical.

Quehabíasidounhexápodoloquehabíazumbadoenlachoza,nocabíaduda.YsielprimoBenedictoeramuymiope,tenía,encambio,unoídomuyfino, hasta el puntode quepodía distinguir a un insecto de otro sólo por laintensidaddesuzumbidoy leparecióqueaquél leeradesconocido,aunquesólopodíaserproducidoporungigantescoejemplardelaespecie.

—¿Quéhexápodoeséste?—sepreguntóelprimoBenedicto.

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Yprocurabadistinguiralinsecto,locualeramuydifícilparasusojossingafas, tratando también y sobre todo de reconocerlo en la vibración de susalas.

Su instinto de entomólogo le advirtió que allí teníamateria que tratar, yque el insecto que había encontrado tan providencialmente en su choza nodebíaserelprimeroquehabíaentrado.

ErguidoelprimoBenedictonosemovía.Escuchaba.Algunosrayosdesolllegaban hasta él. Sus ojos descubrieron entonces un gran punto negro querevoloteaba, pero que no pasaba lo bastante cerca de él para que pudiesereconocerle. Retenía la respiración, y, en el caso de sentirse picado encualquier sitio del rostro o de las manos, estaba decidido a no hacermovimientoalgunoquepudieseponerenfugaalhexápodo.

Por fin,el insectozumbador,despuésdehaberestadodandovueltasasualrededordurantemucho tiempo, fueapararsesobresucabeza.LabocadelprimoBenedictoseensanchóporuninstante,comoparaesbozarunasonrisa—¡yquésonrisa!—.Sentíacómoelligeroanimalcorríaporsuscabellos.Porun momento, experimentó un deseo irresistible de llevarse la mano a lacabeza;peroseabstuvo,ehizobien.

—¡No, no!—pensó—. Lo espantaría, o, lo peor, podría hacerle daño…Dejemos que se ponga más al alcance… ¡Ya anda…! Baja… Siento comocorren sus lindas patas por mi cráneo…Debe de ser un hexápodo de grantamaño… ¡Diosmío! ¡Haz sólo que descienda hasta la punta de la nariz, yentonces,bizqueandounpoco,talvezpuedaverloydeterminaraqueorden,género,especieovariedadpertenece…!

Así pensaba el primo Benedicto. Pero su cráneo, que era bastantepuntiagudo, estaba muy lejos del extremo de su nariz, que era muy larga.Otroscaminospodíaemprenderelcaprichosoinsecto,hacialasorejasohaciaeloccipucio, caminosque le apartaríande losojosdel sabio, sincontar conque a cada instantepodía emprenderdenuevoel vuelo, salir de la choza, yperderseentrelosrayossolares,dondesepasabalavida,sinduda,enmediodelzumbidodesuscongéneres,quedebíanllamarledesdefuera…

ElprimoBenedictosedijotodoesto.Nunca,durantetodasuexistenciadeentomólogo, había pasado unos minutos más conmovedores. Un hexápodoafricanodeespecieoporlomenosdevariedadoaundesubvariedadnuevasehallabaallísobresucabeza,ysólopodríareconocerloconlacondicióndequesedignasepasarsiquieraaunadistanciadeunapulgadadesusojos…

Entretanto,elruegodelprimoBenedictodebióserescuchado.Elinsecto,después de haberse paseado por aquella cabellera medio erizada, como porencimadecualquiermatorral inculto,comenzóadescenderpor la frentedel

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primo Benedicto, y éste pudo concebir por fin la esperanza de que seaventurasehacia lapuntade lanariz.Yunavezsobre lapunta,¿porquénohabíadedescenderhacialabase…?

—Yo,ensulugar,descendería—pensabaelsabio.

Lociertoeraque,cualquierotro,enelcasodelprimoBenedicto,sehabíaaplicadounaviolentapalmadaen la frente, conel findeaplastaralmolestoinsecto,o,porlomenos,deponerloenfuga.Seconvendráenque,sentirqueseispatasseagitansobrelapiel,sintenerencuentaeltemordeserpicado,yno hacer siquiera un gesto, supone un gran heroísmo. El espartano que sedejabadevorarelpechoporunzorroyelromanoquereteníaentresusdedoscarbones encendidos no eran más dueños de sí mismos que el primoBenedicto,que,sindudaalguna,descendíadetaleshéroes.

El insecto,despuésdedarunasveintevueltecitas, llegóal extremode lanariz. Tuvo entonces un momento de vacilación, durante el cual afluyó alcorazón toda la sangredelprimoBenedicto.¿Subiríadesdeallí elhexápodohastalaalturadelosojos,odescenderíahacialabase…?

Descendió. El primo Benedicto sintió que las vellosas patas se dirigíanhacialabasedelanariz.Elinsectonosedirigióhacialaizquierdanihacialaderecha. Permaneció entre las dos aletas temblorosas, sobre la arista,ligeramente encorvada, de aquella nariz, tan a propósito para sustentar lasgafas.Franqueóelhuequecitoproducidoporelusoincesantedelinstrumentode óptica que tanta falta le hacía al pobre primo, y se detuvo en lamismaextremidaddesuapéndicenasal.

Aquél era elmejor sitio que el hexápodo había podido elegir.A aquelladistancia, los ojos del primo Benedicto, haciendo que sus rayos visualesconvergiesencomodoslentes,podíanasestarhaciaelinsectosudoblemirada.

—¡Dios todopoderoso! —exclamó el primo Benedicto, que no pudocontenerungrito—.¡Lamantícoratuberculosa!

No era precisogritar, sinoque sólobastaba conpensarlo; pero esto, ¿nohubierasidoexigirdemasiadoalmásentusiastadelosentomólogos…?

¡Tenerenlapuntadelanarizunamantícoratuberculosadeampliosélitros;un insecto de la familia de los cicindélidos, ejemplar muy escaso en lascolecciones,quepareceexclusivodelasregionesmeridionalesdeÁfrica,ynoexhalarungritodeadmiración,seríasobrepasarlasfuerzashumanas!

Pordesgracia,lamantícoraoyóaquelgrito,quecasialpuntofueseguidodeunestornudoque sacudióel apéndice sobreel cualdescansaba.ElprimoBenedictoquisoapoderarsedeella,extendiólamano,lacerróconviolencia,ysóloconsiguióatraparelextremodesupropianariz.

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—¡Maldición!—exclamó.

Peroentoncesrecuperóunasangrefríanotable.

Sabíaquelamantícoratuberculosanohacemásquerevolotear,pordecirloasí, que, más bien que volar, anda. Se puso, pues de rodillas, y llegó adistinguir, a menos de diez pulgadas de sus ojos, el punto negro que sedeslizabaconrapidezhaciaunrayodesol.

Eramejor, desde luego, estudiarla en aquella actitud independiente; peroeraprecisonoperderladevista.

¡Coger la mantícora sería exponerse a aplastarla! —se dijo el primoBenedicto—. ¡No! ¡La seguiré! ¡La admiraré! ¡Puedo disponer para ello detodoeltiempoquequiera!

¿TeníarazónelprimoBenedicto?Andabaacuatropatas,conlanarizjuntoalsuelo,comounperroqueolfateaunapista,asieteuochopulgadasdetrásdelsoberbiohexápodo.Transcurridouninstante,estabafueradelachoza,bajoelsoldemediodía,y,alcabodealgunosminutos,alpiedelaempalizadaquecerrabaelestablecimientodeAlvez.

Desde aquel sitio, dando saltos, ¿franquearía el cercado la mantícora ypondríaunmuroentresíysuadorador?No,aquellonohubieraestadodentrode sus facultades, y el primo Benedicto lo sabía muy bien. Así, pues,arrastrándosecomounaculebra,continuóallí,demasiadolejosparareconoceralinsectodesdeelpuntodevistaentomológico—locualyaestabahecho—,aunque lobastante cercapara seguirviendoaquelgranpuntomovedizoqueandabaporelsuelo.

Cuando llegó la mantícora junto a la empalizada encontró el amplioagujero de una tocinera que se abría al pie del cercado. Sin vacilar, seintrodujo por aquella galería subterránea pues estos insectos tienen lacostumbredebuscarlosconductososcuros.ElprimoBenedictocreyóqueibaaperderladevista;pero,congransorpresasuya,vioqueaquelagujeroteníapor lomenosdospiesdeanchura,yque la topineraformabaunaespeciedegalería donde pudo introducirse su largo y delgado cuerpo. En aquellapersecuciónponíaelardordeunharén,ynisiquierasediocuentadeque,al«soterrarse»así,pasabapordebajode laempalizada.La topinera,enefecto,establecíaunacomunicaciónnatural entreel interioryel exterior.Enmediominuto,elprimoBenedictosehallófueradelafactoría.Noeraaquelloloquelepreocupaba.Todasuadmiracióneraparaeleleganteinsectoqueleguiaba.Yaéste,sinduda,lebastabaconaquellaprolongadacaminata.Susélitrossesepararonysedesplegaronsusalas.ElprimoBenedictopresintióelpeligro,yya tenía ahuecada la mano para hacer con ella una prisión provisional a lamantícora,cuandoésta—¡Frrr!—echóavolar.

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¡Quédesesperación…!Perolamantícoranopodíairmuylejos…ElprimoBenedicto se levantó, la contempló y se precipitó tras ella, con los brazosextendidosylasmanosabiertas…

El insecto revoloteaba por encima de su cabeza, y él sólo distinguíaentoncesungranpuntonegro,sinformaapreciable.

¿Volvería la mantícora a caer en el suelo, después de haber descritoalgunos círculos alrededorde la erizada cabezadelprimoBenedicto?Todoslosindicioshacíansuponerloasí.

Pordesgraciaparael infortunadosabio,aquellapartedelestablecimientodeAlvez,queestabasituadoenelextremonortedelaciudad,confinabaconun vasto bosque que cubría el territorio de Kazonndé en una extensión devariasmillascuadradas.Silamantícorallegabaalascopasdelosárboles,y,unavezallí,comenzabaarevolotearderamaenrama,habíaquerenunciaratodaesperanzadepoderlahacerentrarenlafamosacajadehojadelata,delaquehabríaconstituidolaalhajamáspreciosa.

¡Ay!Esofueloqueocurrió.Lamantícoraencontróunpuntodeapoyoenel suelo.Habiendo tenido la suertedevolver averla, el primoBenedicto seprecipitóenseguidadebrucescontraelsuelo;perolamantícoranoandabaya,sinoqueempezóadarsaltos.

ElprimoBenedicto,rendido,conlasrodillasylasmanosllenasdesangre,comenzó a dar saltos también. Sus dos brazos, con las manos abiertas seextendíanaderechayaizquierda,siguiendoalpuntonegroquesaltabadeacáparaallá.Hubiérasedichoquesemovíasobreaquelsueloabrasadocomosemoveríaunnadadorsobrelasuperficiedelagua.

¡Trabajoinútil!Susdosmanossecerrabansiempreenelvacío.Elinsectose le escapaba, juguetón, y, al poco tiempo, cuando estuvo bajo la frescaenramada, se elevó, después de haber lanzado al oído del primoBenedicto,queseestremeció,elzumbidomásintensoymásirónicotambién,desusalasdecoleóptero.

—¡Maldición!—exclamóporsegundavezelprimoBenedicto—.¡Semeescapa!¡Hexápodoingrato…!¡Yyoque tereservabaunpuestodehonorenmicolección…!¡Puesbien,no!¡Noteabandonaré!¡Teperseguiréhastaquetealcance…!

Eldesconcertadoprimoolvidabaquesusojosdemiopenolepermitiríandistinguiralamantícoraentreelfollaje.Peroestabafueradesí.Eldespechoyla cólera le habíanvuelto loco. ¡El, y nadiemásque él tenía la culpade sudesgracia!Sidesdeunprincipiosehubieraapoderadodelinsecto,enlugardeseguirle «en su actitud independiente», nada de aquello habría sucedido, yposeería aquel admirable ejemplar de mantícora, cuyo nombre es el de un

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animalfabulosoqueteníacabezadehombreycuerpodeleón.

ElprimoBenedictohabíaperdido la razón.No sedabacuentadeque lamás imprevista de las circunstancias acababa de devolverle la libertad. Nopensaba en que aquella topinera por donde se había introducido le habíaabierto una salida, y acababa de abandonar el establecimiento de Alvez.Aquello era el bosque, y bajo los árboles había desaparecido sumantícora.¡Queríarecuperarlaatodacosta!

Ibacorriendo,pues,poraquelbosque,sin tenerconcienciasiquierade loquehacía,creyendoqueseguíaviendoelpreciosoinsecto,batiendoelaireconsusenormesbrazos,comoungigantescosegador.Adóndeiba,cómovolvería,nisivolvería,nisiquieraselopreguntaba,yhaciendounrecorridodemásdeuna milla, se introdujo en el bosque, con riesgo de ser encontrado porcualquierindígenaodeseratacadoporunafiera…

Depronto,cuandopasabajuntoaunmatorral,surgióunsergigantescoyse abalanzó sobre él. Luego, como si el primo Benedicto hubiera sido unamantícora, aquel ser le agarró de la nuca con una mano, le colocó la otradebajodelaespalda,ysindarletiempoaqueapreciasecuálerasusituación,fuetransportadoatravésdelaespesura…

¡ElprimoBenedictohabíaperdidoaqueldía,enverdad,unabuenaocasiónde verse proclamado el entomólogomás afortunado de las cinco partes delmundo!

CAPÍTULOXVI

UNMGANNGA

Cuandoeldía17laseñoraWeldonnovioreapareceralprimoBenedictoalahora acostumbrada, se sintiópresade lamásviva inquietud.Quehubierallegadoaescaparsedelafactoría,cuyocercadoeraenabsolutoinfranqueable,resultaba inadmisible. Además, la señora Weldon conocía a su primo. Eraimposible que aquel hombre extravagante se hubiese determinado a huirabandonandosucajadehojadelataysucoleccióndeinsectosafricanosquecualquieraotrohubieraabandonadosin lamenorvacilación.Ycomo lacajaestaba allí en la choza, intacta, conteniendo lo que el sabio había podidorecoger desde su llegada al continente, suponer que se hubiera separadovoluntariamentedesustesorosentomológicosresultabainadmisible.

¡Y,sinembargo,elprimoBenedictoyanosehallabaenelestablecimientodeJoséAntonioAlvez!

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Durante todo aquel día la señora Weldon lo buscó con obstinación. ElpequeñoJackylaesclavaHalimalaacompañaron.Todofueinútil.

La señoraWeldon se vio obligada entonces a adoptar la hipótesis pocotranquilizadora de que el prisionero habría sido trasladado por orden deltratante y pormotivos que ella desconocía. ¿Qué había hechoAlvez con elsabio? ¿Lo había encarcelado en uno de los barracones que había en laplaza…?¿Porquéaqueltraslado,despuésdelconveniohechoentrelaseñoraWeldonyNegoro,convenioquecomprendíaalprimoBenedictoenelnúmerode los prisioneros que el tratante debía conducir a Mossamedes para serentregados,medianteelpagodelrescate,aJamesW.Weldon?

Si la señoraWeldonhubierapodidoser testigode losefectosproducidospor la ira deAlvez, cuando éste se enteróde la desaparicióndel prisionero,hubieracomprendidoqueaquelladesapariciónsehabíaverificadoencontradesuvoluntad.MassielprimoBenedictosehabíaevadidovoluntariamente¿porquénolehabíareveladoaellaelsecretodelaevasión?

Entretanto,lasindagacionesrealizadasconelmayorcuidadoporAlvezysus servidores condujeron al descubrimiento de la topinera que ponía a lafactoríaencomunicaciónconelvecinobosque.Eltratanteadquirióentoncesla certidumbre de que «el perseguidor de las moscas» se había fugado poraquellaangostaabertura.Supóngasecuálseríasufuror,cuandosediocuentade que aquella huida disminuiría de un modo considerable la prima quepensabacobrarenaquelnegocio.

—¡Este imbécil no valía gran cosa —pensaba—, y, sin embargo, mecostarácaro…!¡Ah,comolecoja…!

Peroapesarde las indagacionesquefueronhechasenel interior, resultóimposible encontrar rastro alguno del fugitivo. La señora Weldon hubo deresignarse a la pérdida de su primo, yAlvez a despedirse de su prisionero.Como no podía admitirse que éste hubiera establecido relaciones con elexterior,parecióevidentequesólolacasualidadlohabíallevadoadescubrirlaexistenciadeaquella topinera,yquehabíaemprendidolafugasinpensarenlosquedejabatrasdesí,comosiéstosnohubieranexistido.

La señoraWeldon se vio obligada a reconocer que debía haber ocurridoasí,peronisiquierapensóenatribuirleintenciónalgunaaaquelpobrehombre,queerainconscienteporcompletoentodossusactos.

—¡Desgraciado!¿Quéhabrásidodeél?—SepreguntabalaseñoraWeldon

Nohayparaquédecirqueaquelmismodíala topinerafuetapadaconelmayorcuidado,yqueseaumentólavigilancia,dentroyfueradelafactoría.

Lamonótonavidadelaprisióncontinuó,pues,paralaseñoraWeldonysu

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hijo.

Entretanto, seprodujoen laprovinciaunhechoclimatérico,muyraroenaquella época del año.Hacia el 19 de junio, comenzaron a producirse unaslluviaspersistentes,aunquehabíapasadoelperiododelamasika,queterminaen abril. El cielo estaba cubierto, pues, y unos continuos chaparronesinundabanelterritoriodeKazonndé.

Lo que sólo constituyó una contrariedad para la señora Weldon porquetuvoque renunciarasuspaseosporel interiorde la factoría,constituyóunadesgraciapúblicaparalosindígenas.Losterrenosbajos,cubiertosdecosechayamadura,quedaronsumergidosporcompleto.Loshabitantesdelaprovincia,aloscualeslesfaltabaconfrecuencialarecolección,sevieronalpocotiemposinrecursos.Todoslostrabajosdeestaciónquedabancomprometidos,ynilareina Moina, ni tampoco sus ministros sabían cómo hacer frente a lacatástrofe.

Serecurrióentoncesalosmagos,peronoaaquellosqueteníanlamisiónde curar a los enfermos con sus encantamientos y brujerías o que decían labuenaventura a los indígenas. Se trataba de una desgracia pública, y fueronrequeridos los mejores mganngas, que poseen el privilegio de provocar odetenerlaslluvias,paraqueconjurasenelpeligro.

Todofueinútil.Pormásqueentonaronsusmonótonoscantos,agitaronsusdobles cascabeles y sus campanillas, empicaron susmás preciosos amuletos—enparticular,uncuernollenodecienoydecortezasycuyapuntaterminacontrescuernecillos—,yexorcizaronalmalarrojandobolitasdeexcrementoo escupiendo al rostro de los personajes más augustos de la corte, noconsiguieronahuyentaralosmalosespíritusquepresidíanlaformacióndelasnubes.

Lascosasibandemalenpeor,cuandolareinaMoinaconcibiólaideadellamar a un célebre mgannga que se encontraba entonces en el norte deAngola.Setratabadeunmagodeprimerordencuyosabereramaravillosoynunca se había puesto a prueba en aquella comarca, en donde nunca habíaestado.Nosehablabamásquedesuséxitosentrelosmasikas.

El25dejunio,porlamañana,elnuevomganngaanuncióruidosamentesullegadaaKazonndéconungrantintineodecampanillas.

Elbrujofuedirectoalachitoka,ylamultituddeindígenasseprecipitóalpuntohacia él.El tiempoestabaunpocomenos lluvioso, el viento indicabaunatendenciaacambiar,yaquellossíntomasdebonanzaquecoincidíanconlallegadadelmganngapredisponíaalosespíritusensufavor.

Ademáseraunhombresoberbio,unmagníficoejemplardelarazanegra.Medía,por lomenos, seispiesydebíade ser en extremovigoroso.Aquella

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presenciaimpusoyaalamultitud.

Deordinario,losbrujossereuníanennúmerodetres,decuatroodecinco,cuando recorrían las aldeas, y algunos acólitos o compadres formaban elcortejo.

Aquel mgannga iba solo. Todo su pecho aparecía cubierto de extrañosdibujos blancos, hechos con tierra de pipa. La parte inferior de su cuerpodesaparecía bajo una amplia faldeta de tela de hierba, cuya cola no habríadesmerecidoanteladeunaelegantemoderna.

Uncollardecalaverasdepájarosenelcuello:enlacabeza,unaespeciedegorrodecueroadornadoconplumasyconperlas,y,alacintura,uncinturóndecobredelquependíanalgunoscentenaresdecampanillasquehacíanmásruidoquelasdelossonorosarreosdeunamulaespañola;asíibavestidoaquelmagníficoeimportanteejemplardelacorporacióndelosindígenasdivinos.

Todo el material de su arte se componía de una especie de cesta cuyofondo lo formaba una calabaza y que aparecía llena de conchas, amuletos,idolillos demadera, fetiches de todas clases y una considerable cantidad debolasdeexcremento,accesorio importanteen losencantamientosyprácticasadivinatoriasdelcentrodeÁfrica.

Unaparticularidadqueenseguidafuereconocidaporlamultituderaladeque aquel mgannga era mudo, si bien tal defecto sólo podía acrecentar laconsideracióndequegozaba.Sólodejabaoír un sonidogutural, profundoylánguido que no tenía ninguna significación. Razón de más para que fuesebiencomprendidoenmateriadesortilegio.

El mgannga dio primero la vuelta a la extensa plaza, ejecutando unaespeciedepavanaqueponíaenmovimientotodosucarillóndecampanillas.Lamultitud leseguíae imitaba todossusmovimientos.Hubiérasedichoquese trataba de un ejército de monos siguiendo a un gigantesco cuadrumano.Luego, entrando de pronto en la calle principal de Kazonndé, el brujo sedirigióhacialaresidenciareal.

En cuanto la reinaMoina fue enterada de la llegada del nuevo adivino,apareció,seguidadesuscortesanos.

El mgannga se inclinó hasta rozar el polvo, y luego levantó la cabezaponiendo de manifiesto su soberbia estatura. Sus brazos se extendieronentonceshaciaelcielo,agitándoseconrapidezcomosipretendieranrasgarlasnubes,alasqueseñalóanteselbrujoconlamano.Imitósusmovimientosconunapantomimaanimada,eindicóquehuíanhaciaeloeste,volviendoalesteporunmovimientoderotaciónqueningúnpoderlograríaevitar.

Luegodepronto,congransorpresadelavillaycorte,elbrujocogiódela

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mano a la temible soberana de Kazonndé. Algunos cortesanos intentaronoponerse a aquel acto contrario a toda etiqueta; pero el vigorosomgannga,cogiendoalqueteníamáspróximoporelcuello,loarrojóaunosquincepasosdedistancia.

La reina no pareció desaprobar aquella violenta manera de obrar. Unaespeciedemuecaquedebíadeserunasonrisafuedirigidaaladivino,elcualhizo correr a la reina con paso rápido, en tanto que lamultitud se precipitósobresushuellas.

Aquella vez, el brujo se dirigió hacia el establecimiento deAlvez. Bienprontollegóalapuerta,queestabacerrada.Empujandosencillamente,consuhombro,laderribóalsuelo,yobligóalasubyugadareinaaqueentraseenelinteriordelafactoría.

El tratante, sus soldados y sus esclavos acudieron para castigar alimprudentequesepermitíaecharabajolaspuertas,sinesperaraquelefueranabiertas.Sinembargo,alveralasoberana,quenoprotestaba,sedetuvieronenunaactitudrespetuosa.

Alvezsindudaibaapreguntaralareinaqueeraloqueleproporcionabaelhonordeaquellavisita,peroelmagonolediotiempo,yhaciendoretrocederala multitud para que dejasen ancho espacio libre a su alrededor, volvió acomenzar supantomimaconunaanimaciónmayor.Mostró lasnubescon lamano las amenazó, las exorcizó, hizo primero el ademán de detenerlas, ydespués de separarlas; se inflaron sus enormesmejillas y sopló sobre aquelconjunto de espesos vapores, como si hubiera tenido fuerza para disiparlos.Luego,enderezóse,hizolaseñaldequererdetenerlasensucarrera,yparecíaquesugigantescaestaturalepermitiríatocarlasconlamano.

La supersticiosa Moina, vencida por la pantomima de aquel grancomediante, estaba entusiasmada. De cuando en cuando lanzaba gritos deadmiración; deliraba a su vez y repetía instintivamente los ademanes delmgannga.Loscortesanosylamultitudlaimitaban,ylossonidosguturalesdelmudoseperdíanenmediodeaquelloscantos,gritosyaullidosdeque tantaabundanciatienelalenguaindígena.

¿Cesaronlasnubesdelevantarseenelhorizonteorientalyvelarelsoldelostrópicos?¿Sedesvanecieronantelosexorcismosdelnuevoadivino?No.

Precisamentecuando la reinaysupueblose imaginabanhaberpuestoenfugaalosespíritusmalignosquelesenviabantantoschaparrones,elcielo,unpoco despejado desde el alba, se oscureció más profundamente, y grandesgotasqueanunciabanunanuevatormentadelluviacayerontrepidandosobreelsuelo.

Entonceslamultitudcomenzóamurmuraryadecirsequeaquelmgannga

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novalíamásquelosotros.Lareinafruncióligeramentelascejasyelmganngacomprendióqueaquelfruncimientosignificabaporlomenosparaéllapérdidadelasorejas.Losindígenasibanestrechandoelcírculoalrededordeladivino,sus puños comenzaban a amenazarle, y sin duda iban a jugarle una malapasadacuandoun incidente imprevistocambióelcursode susdisposicioneshostiles.

El mgannga, que dominaba con la cabeza toda aquella muchedumbreaullante, acababa de extender el brazo hacia un punto del recinto; aquelademánimperiosohizoquetodossevolvieranamirarelpuntohaciadondesedirigía.

LaseñoraWeldonyJack,atraídosporeltumultoylosclamores,acababandesalirdesucabaña,yeranlosqueelmago,conunmovimientodecólera,habíadesignadoconlamanoizquierda,mientrascon laderechasedirigíaalcielo.

Ellos eran, ellos; era aquella blanca, era aquel niño los que le causabantodoelmal,deallíveníaelorigendelosmaleficios.ElloshabíanatraídodesuspaíseslluviososaquellasnubesparainundarlosterritoriosdeKazonndé.

Selecomprendió.LareinaMoina,señalandoalaseñoraWeldon,hizounmovimiento de amenaza. Los indígenas, profiriendo terribles gritos seprecipitaronhacia ella.La señoraWeldon se creyóperdida,y cogiendoa suhijo entre los brazos permaneció inmóvil como una estatua ante aquellamultitudexcitada.

Elmganngacaminóhaciaella.Todosseapartabandeaqueladivinoque,conlacausadelmal,parecíahaberencontradoelremedio.

El tratante, para quien la vida de la prisionera era preciosa, se aproximótambién,sinsaberquehacer.

ElmganngacogióalpequeñoJack,arrancándolodeentrelosbrazasdesumadre, y lo levantó hacia el cielo. ¡Hubiera podido creerse que iba adestrozarlelacabezacontraelsueloparaapaciguaralosdioses!

La señora Weldon exhaló un grito terrible, y cayó desmayada sobre elpavimento.

Pero elmgannga, después de haber dirigido una seña a la reina, que sinduda la tranquilizó con respecto a sus intenciones, levantó a la desdichadamadreyselallevóconsuhijo,entantoquelamultituddominadaenabsoluto,seapartabaparadejarlepaso.

Alvez,furioso,noaprobabaaquello.¡Despuésdehaberperdidoaunodelos tres prisioneros, no se resignaba a ver cómo se escapaba el depósitoconfiado a su vigilancia, y, con el depósito, la gran prima que le reservaba

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Negoro,aunque todoel territoriodeKazonndé tuvieraquequedar sepultadobajounnuevodiluvio!Pretendióoponerseaaquelrapto.

Entonces se amotinaron contra él los indígenas. La reina ordenó a susesbirrosqueloprendieran,y,comprendiendoqueaquellopodríacostarlecaro,el tratante permaneció quieto, maldiciendo la estúpida credibilidad de lossúbditosdelaaugustaMoina.

Los salvajes, en efecto, esperaban que verían desaparecer las nubes conaquellosquelashabíantraído,ynodudabanqueelmagopretenderíaextinguirconlasangredelosextranjeroslaslluviasquetantoleshabíanperjudicado.

Entretanto,elmgannga transportabaasusvíctimascomopudierahacerloun león con un par de corderos que no tuviesen peso apreciable para supoderosa boca, el pequeño Jack espantado y la señora Weldon sinconocimiento en tanto que lamultitud, en el paroxismo del furor, le seguíaprofiriendoaullidos.Saliódelcercado,atravesóKazonndé,entróenelbosque,recorriócercadetresmillas,sinqueunsolopielefallaseporuninstante,y,soloalfin—pueslosindígenashabíancomprendidoquenopodíanseguirle—,llegójuntoaunríocuyarápidacorrientesedirigíaalnorte.

Allí,enel fondodeunaanchacavidad,detrásde lacrecidahierbadeunmatorralquecasiocultabalaorilla,aparecióamarradaunapiraguarecubiertaconunaespeciedechamiza.

Elmgannga embarcó en ella con su doble carga, empujó con el pie a laembarcaciónquearrastróconrapidezlacorriente,yentonces,convozclara,dijo:

—¡Mi capitán, aquí tiene a la señoraWeldon y al pequeño Jack…! ¡Enmarcha, pues, y que todas las nubes del cielo revienten ahora sobre esosidiotasdeKazonndé!

CAPÍTULOXVII

ALADERIVA

EraHércules, irreconociblebajosuatavíodemago,elquehablabaasí,yeraDick Sand a quien se dirigía; aDick Sand, bastante débil aún, hasta elpuntodetenerqueapoyarseenelprimoBenedicto,juntoalcualestabaechadoDingo.

La señora Weldon, que había recobrado el conocimiento, sólo pudopronunciarestaspalabras:

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—¡Tú,Dick,tú!

El jovengrumetese irguió,peroya laseñoraWeldon loestrechabaentresusbrazasyJackleprodigabasuscaricias.

—¡MiamigoDick!¡MiamigoDick!—Repetíaelniño.

Luego,volviéndosehaciaHércules,añadió:

—¡Yyo,quenotehabíareconocido…!

—¿Eh…?¡Vayaundisfraz!—exclamóHércules,frotándoseelpechoparaquitarselosdibujosquelocubrían.

—¡Estabasdemasiadofeo!—dijoelpequeñoJack.

—¡Diantre!¡Representabaeldemonio,yeldemonionoesmuyhermoso,quedigamos!

—¡Hércules!—pronunció la señoraWeldon, tendiendo sumano al buennegro.

—La ha libertado a usted—añadióDick Sand—, comome salvó amí,aunquenoquieraconvenirenello…

—¡Salvados! ¡Salvados…! ¡No lo estamos aún! —protestó Hércules—.Además, si el señor Benedicto no hubiera venido a decirnos dónde estabanustedes,señoraWeldon,nohubiéramospodidohacernada…

EraHércules,enefecto,elque,cincodíasantes,sehabíaarrojadosobreelsabio,enelmomentoenque,despuésdehallarseadosmillasdelafactoría,corríaenpersecucióndesupreciosamantícora.Sinohubierasidoporaquelincidente, niDickSand ni el negro hubieran conocido el sitio donde estabaoculta la señora Weldon, y Hércules no hubiera podido aventurarse hastaKazonndéconsudisfrazdemago.

Mientras labarcaderivabacon rapidezpor aquellaparte angostadel río,Hérculesrelató loque lehabíapasadodesdesuhuidaenelcampamentodelCoanza.Dijocómohabíaseguido,sinhacersenotar,lakitandadondeibanlaseñoraWeldonysuhijo;cómohabíaencontradoheridoaDingo;queamboshabían llegado a los alrededores de Kazonndé; que un papel escrito porHérculesyconducidoporelperrohabíaenteradoaDickSanddeloquehabíasido de la señoraWeldon; que, después de la inesperada llegada del primoBenedicto,habíatratadoenvanodepenetrarenlafactoría,lacualeravigiladaconmás severidadquenunca;y,porúltimo,cómohabíaencontradoaquellaocasiónparalibraralaprisioneradeaquelhorribleJoséAntonioAlvez.Ahorabien;aquellaocasiónselehabíaofrecidoaquelmismodía.Unmganngaqueibaahacerunavisitadebrujería—elcélebremagoqueeraesperadocontantaimpaciencia—pasóporaquelbosque,porelcualrondabaHérculestodaslas

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noches espiando, acechando, dispuesto a todo… Saltar sobre el mgannga,despojarle de sus arreos y de su traje de mago, atarle al pie de un árbolhaciendoenunosbejucosunosnudosquelosmismosDavenportnohubieranpodido deshacer, pintarse el cuerpo tomando por modelo al brujo ydesempeñarsupapeldeiraconjurarlaslluvias,todoellohabíasidocuestiónde algunas horas, si bien le había sido preciso confiar en la increíblecredulidaddelosindígenas.

Duranteaquelrelato,hechoconrapidezporHérculesDickSandnohabíapronunciadounapalabra.

—¿Ytú,Dick?—preguntólaseñoraWeldon.

—¡Yo, señoraWeldon—respondió el joven grumete—, no puedo decirnada…! ¡Mi último pensamiento fue para usted y para Jack…! En vanopretendí romper las ligadurasqueme sujetabanal poste…El aguapasóporencima de mi cabeza… Perdí el conocimiento… ¡Cuando volví en mí, unostugo perdido entre los papiros de este ribazo me servía de abrigo, yHércules,derodillas,meprodigabasuscuidados…!

¡Diantre!—exclamóHércules—. ¡Comoque soymédico, adivino,brujo,magoyechadordelabuenaventura…!

—Dígame,Hércules—pronunció la señoraWeldon—¿cómopudoustedsalvaraDickSand?

—¿Acaso fui yo, señora Weldon? —interrogó Hércules—. ¿No pudoromper la corriente el poste al que había sido atado nuestro capitán, y, enmedio de la noche, traerlo hasta aquí sobre estemadero, donde lo encontrómediomuerto…? ¿Era tan difícil, enmedio de aquellas tinieblas, deslizarseporentrelasvíctimasquecubríanlafosa,esperaraqueserompieraeldique,nadar entre dos aguas, y, desarrollando alguna fuerza, arrancar conuna solamanoelpostedondeaquellosbriboneshabíanatadoanuestrocapitán…?¡Nocreoquehayaenesonadadeextraordinario!¡Cualquierahubierahechootrotanto…!¡ElseñorBenedicto,oelmismoDingo…!Despuésdetodo¿porquénohabíapodidohacerloDingo…?

Sedejóoírunladrido,yJack,tomandoentresusmanoslaenormecabezadelperro,ledioalgunosgolpecitosdeamistad.Luego,dijo:

—Dingo,¿fuistetúelquesalvóanuestroamigo?

Y, a continuación, hizo que el perro moviese la cabeza de izquierda aderecha.

—¡Dice que no,Hércules!—continuó Jack—.Ya ves como no fue él…Dingo,¿fueHérculeselquesalvóanuestrocapitán?

Yelniñoobligóalbuenperroaquemoviesecincooseisveceslacabeza

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dearribaabajo.

—¡Dice que sí, Hércules, dice que sí! —exclamó el pequeño Jack—.¡Estásviendocómofuistetú…!

—¡Amigo Dingo —pronunció Hércules, acariciando al perro—, eso noestábien…!¡Meprometistequenomedelatarías!

¡Sí!¡HabíasidoHércules,elquesehabía jugadolavidaporsalvar ladeDickSand!Perosumodestianolepermitíaconfesarlo.Además,considerabacomo muy sencillo lo que había hecho, y repitió que ninguno de suscompañeroshabríavaciladoantesdeobrar comohabíaobradoél en aquellaocasión.

EstodioocasiónalaseñoraWeldonparahablardelviejoTom,desuhijo,deActeón,deAustinydesusinfortunadoscompañeros.

Habíanpartidohacialaregióndeloslagos.Hérculesloshabíavistopasarconlacaravanadeesclavos.Loshabíaseguido,peronoselehabíapresentadoninguna ocasión propicia para comunicarse con ellos. ¡Habían partido!¡Estabanperdidos…!

A la explosión de risa de Hércules, sucedieron gruesas lágrimas que nisiquieraprocurabacontener…

—Nolloreusted,amigomío—ledijolaseñoraWeldon—.¡QuiénsabesiDiosnosconcederálagraciadevolveraverlosalgúndía!

Algunaspalabras instruyeronentoncesaDickSandde todocuantohabíapasadodurantelaestanciadelaseñoraWeldonenlafactoríadeAlvez.

—Talvez—dijo la señoraWeldon—hubiera sidomuchomejorquenoshubiéramosquedadoenKazonndé…

—¡Quétorpesoy!—exclamóHércules.

—¡No,Hércules, no!—intervinoDickSand—. ¡Esosmiserableshabríanencontradoalgúnmediode tenderun lazoa la señoraWeldon…! ¡Huyamostodosjuntos,ysindemora…!¡LlegaremosalacostaantesqueNegoroestéderegresoenMossamedes…!

Allí, las autoridades portuguesas nos prestarán ayuda y protección, ycuandoAlvezsepresenteparacobrarloscienmildólares…

—¡Cienmilestacazosenlacabezahabráquedarleaeseviejobribón—exclamóHércules—,yyomeencargarédearreglarlascuentas…!

Sin embargo, constituía una contrariedad el que la señora Weldon nopudiese volver a Kazonndé. Había, por tanto, que adelantarse a Negoro, ytodoslosproyectosulterioresdeDickSanddebíantenderatalfin.

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Dick Sand había llegado a poner en ejecución el plan que tenía ideadodesdehacía tanto tiempoyqueconsistíaen llegaral litoralutilizandounríoprincipalo secundario.Aquellacorrientedeaguasedirigíahaciaelnorte,yeraposiblequedesembocaraenelZaire.Entalcaso,enlugardellegaraSanPablo de Loanda, llegarían a las bocas del gran río la señoraWeldon y lossuyos. Poco importaba, por cierto, puesto que no les faltaría socorro en lascoloniasdelaGuineainferior.

LaprimeraideadeDickSand,queestabadecididoaseguirlacorrientedeaquelrío,habíasidoladeembarcarseenunadeesasjangadasdehierbasquesoncomounaespeciedeislotesflotantesyquederivanengrannúmerosobrelasuperficiedelosríos;africanos.

Pero Hércules, que había estado buscando durante toda la noche, Habíatenido la suerte de encontrar una embarcaciónquenavegaba al garete.DickSand no deseaba una cosamejor, y la casualidad le había servido bien. Enefecto:nosetratabadeunadeesasestrechasbarcasqueusandeordinariolosindígenas; la piragua encontrada por Hércules era de esas cuya longitudexcede de treinta pies y de cuatro su anchura y que transportan con granrapidez un buen número de viajeros sobre la superficie de las aguas de losgrandeslagos.LaseñoraWeldonysuscompañerospodían,pues,instalarseenellacontodacomodidad,ybastaríaconmantenerlaendirecciónalacorrientepormediodeunaespadillaparaquepudieradescenderporelrío.

Enunprincipio,DickSand,deseandopasarsinservisto,había ideadoelproyecto de viajar sólo durante la noche; pero no navegarmás que durantedoce horas cada veinticuatro era duplicar la duración de un recorrido quepodíaserlargo.Porfortuna,aDickSandselehabíaocurridocubrirlapiraguaconuntoldodehierbasustentadopormediodeunapértigaqueibadepopaaproa y que ocultaba, incluso, la gran espadilla. Hubiérase dicho que era unmontóndehierbasquederivabaporlasuperficiedelasaguas,entrelosislotesmovedizos.Taleralaingeniosadisposicióndeaquellachoza,quelospájarosseengañabanconella,y,creyendoqueencontraríansemillasdondepicotear,acudían con frecuencia las gaviotas de picos rojos, los anhingas de negroplumajeylosalcionesgrisesyblancos.

Además,aqueltechoverdeconstituíaunabrigocontralosardoresdelsol.Un viaje realizado en tales condiciones podía llevarse a cabo casi sin sentircansancioalguno,aunquenosinpeligro.

El recorrido debía ser largo, en efecto, y era necesario proporcionarsealimento todos los días. De ahí la necesidad de cazar en las orillas, si nobastabalapesca,yDickSandsóloteníapor todaarmadefuegoelfusilconque había huidoHércules después del ataque del hormiguero. Sin embargo,considerabaquenoerraríaunsolotiro.Acasoasomandoelfusilporentrela

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hierbadelaembarcaciónpudiesetirarconmásseguridad,comounindígenadesdesucabaña.

Entretanto,lapiraguaderivababajolaaccióndeunacorrienteque,segúncalculaba Dick Sand, debía de recorrer por lo menos dos millas por hora.Esperaba, pues, recorrer unas cincuenta millas cada veinticuatro horas. Acausa de la misma rapidez de aquella corriente, había que ejercer unavigilancia continua para sortear los obstáculos, tales como las rocas, lostroncos de los árboles y los escollos del río. Además, era de temer queapareciesen de pronto algunas cataratas, lo cual es frecuente en los ríosafricanos.

DickSand,aquieneljúbilodevolveraveralaseñoraWeldonyasuhijohabíadevueltolasfuerzas,sehabíasituadoenlaproadelapiragua.Atravésdelaabundantehierba,observabaelcaminoquehabíaderecorrerlapiragua,y, unas veces con la voz y otras con el gesto, indicaba a Hércules, cuyavigorosamano llevaba la espadilla, lo que tenía que hacer paramantener labuenadirección.

LaseñoraWeldon,echadaenelcentrosobreunacapadehojassecas,seabsorbíaensuspensamientos.ElprimoBenedicto, taciturnoy frunciendoelceñocadavezquemirabaaHércules,alquenoperdonabasuintervenciónenel asunto de lamantícora, pensaba en su perdida colección, en sus notas deentomólogo, cuyo valor no apreciarían los indígenas de Kazonndé, ypermanecíaconlaspiernasestiradasylosbrazoscruzadossobreelpecho.Aveces,haciaelmovimientoinstintivodelevantarsobresufrentelasgafasquenosustentabasunariz.EncuantoalpequeñoJack,habíacomprendidoquenodebíahacerruidoalguno;pero,comonoleestabaprohibidomoverse,imitabaa su amigo Dingo y corría a cuatro patas de un extremo a otro de laembarcación.

Durante losdosprimerosdías, el alimentode la señoraWeldonyde suscompañeros lo constituyeron las reservas que Hércules había podidoproporcionarse antes de partir.DickSand sólo se detuvo, por tanto, durantealgunas horas de la noche, con el fin de obtener algún descanso, pero nodesembarcópornoquererhacerlohastaqueleobligaseaellolanecesidadderenovarlasprovisiones.

Ningúnincidentenotableseprodujoalcomienzodeaquelviajeporelríodesconocido, que, como término medio, no medía más de ciento cincuentapiesdeancho.Algunosislotesderivabanporsusuperficieycaminabanconlamismavelocidadquelaembarcación,porlocualnohabíatemordequeéstapudierachocarconellos,sinolosdeteníaningúnobstáculo.

Además, las márgenes del río parecían estar desiertas. Sin duda alguna,aquella parte del territorio de Kazonndé era poco frecuentada por los

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indígenas.

Juntoalasorillas,numerosasplantassalvajessereproducíanconprofusióny ostentaban los más vivos colores. Asclepias, gladiolos, lirios, clemátides,balsaminas,umbelíferos,áloes,helechosarborescentesyarbustosaromáticosformaban un conjunto de un esplendor incomparable. Algunos bosquesllegaban también a humedecer sus linderos en las aguas. Árboles copales,acaciasdetersashojas,bohiniasdemaderadehierro,cuyostroncosaparecíanrecubiertosporunascapasdelíquenesporlaparteexpuestaalosvientosmásfríos; higueras que se elevaban sobre raíces dispuestas en forma de estacascomolosmanglesyotrosárbolesdemagníficoaspectoseinclinabansobreelrío.Suscopasseuníanaunoscienpiesdealtura formandounespesodoselquelosrayossolaresnopodíanatravesar.Tambiénaparecíadevezencuandounpuentedebejucosdesdeunaorillaalaotra,yeldía27vioelpequeñoJack,nosinadmiracióncómounejércitodemonosatravesabaporunadeaquellaspasarelasvegetalesagarradosdelosrabos,enprevisióndequeserompieseelpuentebajosupeso.

Aquellos monos, de la especie de los diminutos chimpancés que hanrecibido el nombre de sokos en el África central, eran unos ejemplaresbastantefeosdelagentesimiesca,dereducidafrente,rostroamarilloclaroyorejasenlapartesuperiordelacabeza.Estosanimalesvivenengruposdeunadecena,ladrancomoloharíanlosperrosmásvulgaresysontemidosporlosindígenas,aquieneslesrobanloshijosparaarañarlosomorderlos.Mientraspasabanporelpuentedebejucos,nisiquierasedabancuentadequedebajodeaquel montón de hierba que arrastraba la corriente estaba escondido unpequeñuelo con el que hubieran podido divertirse. El escondrijo ideado porDickSandestababienconstruido,puestoqueaquellasbestiasperspicacesnolodescubrían.

Durante aquel mismo día, veinte millas más lejos, la embarcación sedetuvodepronto.

—¿Que pasa? —preguntó Hércules, que continuaba cuidando de laespadilla.

—Undique—respondióDickSand—;perosetratadeundiquenatural.

—Hayqueromperlo,señorDick.

—Si,Hércules;hayqueromperloahachazos.Algunosisloteshanchocadocontraél,y,sinembargo,haresistido…

—¡Manos a la obra, mi capitán; manos a la obra!—exclamó Hércules,yendoacolocarseenlaproadelapiragua.

Aqueldiqueestabaformadoporelentrecruzamientodeunahierbatenazy

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de hojas lustrosas que se enreda en sí misma y se hacemuy resistente. Sellamatikatika,ypermiteatravesarunacorrientedeaguasinmojarse,sinosesienteel temorde introducirseentre lashierbasqueformanunpuenteyquepresentan un espesor de doce pulgadas. Magníficas ramificaciones de lotoscubríanlasuperficiedeaqueldique.

Oscurecía. Sin demasiada imprudencia, Hércules pudo abandonar laembarcación,ymanejóelhachacontantadestreza,quealcabodedoshoraseldique había cedido, y aproximando la corriente a las orillas las dosmitadesrotas,lapiraguareanudabasucursosobrelasaguas.

¡No haymás remedio que confesarlo! El niño grande, que era el primoBenedicto,creyóporuninstantequenopodríanpasar.Semejanteviajeleeraenojoso.EchabademenoslafactoríadeJoséAntonioAlvezylachozadondehabía quedado su preciosa caja de entomólogo. Su contrariedad era muygrande,y,enelfondo,alpobrehombredabapenaverlo.¡Niuninsecto,niunsoloinsectopodíacoger…!

¿Cuál no sería su júbilo, cuandoHércules—¡«su discípulo» después detodo!—leentregóunhorriblebichoqueacababaderecogerentrelasramasdeaquella tikatika…? Y —¡cosa singular!— el buen negro parecía un pococonfusocuandoseloentregó.

¡Qué exclamaciones profirió el primoBenedicto, en elmomento en quetuvoaquel insecto entre el índicey el pulgary se lohuboaproximado todocuantoleeraposibleasusojosdemiope,encuyaayudanopodíanacudiralasazónlasgafasnilalupa!

—¡Hércules!—exclamó—.¡Hércules!¡Ah…!¡Estotevalemiperdón…!¡Prima Weldon! ¡Dick…! ¡Un hexápodo único en su género y de origenafricano…!¡Éstenosemediscutiránimeabandonaráentodalavida…!

—¿Tanpreciosoes?—preguntólaseñoraWeldon.

—¿Quesiesprecioso?—exclamóelprimoBenedicto—.¡Uninsectoquenoescoleóptero,nineuróptero,nihimenóptero;quenoperteneceaningunodelosdiezórdenesreconocidosporlossabios,yque,todolomás,podríaserincluidoenlasegundaseccióndelosarácnidos…!¡Unaespeciedearañaquesería una araña si tuviese ocho patas y que, sin embargo, es un hexápodo,puestoquenotienemásqueseis…!¡Ahamigosmíos…!¡Elcielomedebíaesta suprema satisfacción, y por fin uniré mi nombre a un descubrimientocientífico…!¡EsteinsectoseráelHexapodesBenedictus!

Elentusiastasabioestabatancontento,olvidabadetalmodosusmiseriaspasadas y futuras al cabalgar en su Clavileño favorito, que ni la señoraWeldon,niDickleescatimaronsusfelicitaciones.

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Entretanto, la piragua se deslizaba por las sombrías aguas del río. Elsilenciode la noche sólo era turbadopor los crujidosde las escamasde loscocodrilosylosresoplidosdeloshipopótamosquetriscabanenlasorillas.

Apareciendo tras de las ramas de los árboles y atravesando el toldo dehierba, la luna proyectó sus suaves resplandores hasta el interior de laembarcación.

Depronto,hacialariberaderecha,seoyóunlejanomurmullo,yluegounruido sordo, como si unas bombas gigantescas hubieran funcionado en lasombra.

Eran varios centenares de elefantes que, hartos de las raíces leñosas quehabíanestadodevorandodurante el día, acudíana apagar su sedantesde lahora del descanso. En realidad, hubiera podido creerse que todas aquellastrompasqueseabatíanyselevantabanconunmovimientoautomáticoibanadejarsecoelrío…

CAPÍTULOXVIII

DIVERSOSINCIDENTES

Duranteochodíasderivólaembarcaciónaimpulsosdelacorriente,enlascondiciones que han sido relatadas. Ningún incidente de importancia seprodujo.Porespaciodevariasmillas,elríobañabaloslinderosdesoberbiosbosques;luego,despojadodeaquelloshermososárboles,elpaísdejabaqueseentrevieranlosmatorraleshastaloslímitesdelhorizonte.

Si los indígenas faltaban en aquella comarca—de lo cual no se quejabaDick Sand, nimuchomenos—, abundaban los animales. Había cebras, queretozaban en las orillas; antes y caamas—especie de antílopes graciosos enextremo—,que desaparecían al llegar la noche para ceder sus puestos a losleopardos,cuyesaullidossedejabanoír,yhasta leonesquesaltabanentre lacrecidahierba.Hastaentonces,losfugitivosnohabíantenidonadaqueverconningunodeaquellosferocescarnívoros—nidelaselva,nidelrío.

Sin embargo, todos los días, de ordinario por la tarde, Dick Sand seaproximabaaunaorillaoalaotra,atracabaenella,desembarcabayexplorabalasproximidadesdelrío.

Había de renovar, en efecto, el alimento cotidiano. Pero en aquel país,privadodetodocultivo,nopodíacontarseconlamandioca,elsorgo,elmaízylasfrutasqueconstituyenlaalimentaciónvegetaldelastribusindígenas.Estosvegetales sólocrecíanallí enestado salvaje,yno resultabancomestibles, en

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absoluto. Dick Sand se veía obligado, por consiguiente, a cazar, aunque ladetonacióndelfusilpudiesedarlugaracualquiermalencuentro.

Encendíanfuegofrotandounaramaconunavaritadehiguerasalvaje,alamanera indígena, y aun a la manera simiesca, puesto que se ha hecho laafirmacióndequealgunosgorilasseproporcionanfuegodeestemodo.Luegococíanparavariosdíasunpocodecarnedeanteodeantílope.Duranteeldía4 de julio, Dick Sand consiguió matar de un solo tiro a un pokú, que lesuministróunabuenareservadecarnedevenado.Eraunanimaldecincopiesdelargo,provistodelargoscuernosllenosdeanillos,depelajeamarillorojizo,ocelado de puntos brillantes, con el vientre blanco y cuya carne les parecióexcelente.

Así, pues, teniendoen cuenta aquellosdesembarcos casi cotidianosy lashoras de descanso que tenían que proporcionarse por la noche, el recorridototal efectuado en el día 8 de julio no podía ser superior a cienmillas. Eraconsiderable, sin embargo, y Dick Sand se preguntaba ya hasta dónde lellevaríaaquel río interminablecuyocursono recibíamásque insignificantestributariosyquenoseensanchabadeunamaneraostensible.Encuantoasudireccióngeneraldespuésdehabersedirigidodurantemuchotiempohaciaelnorte,alasazónterciahaciaelnoroeste.

Desde luego, aquel río les proporcionaba también su parte de alimento.Largosbejucosprovistosdeespinasenformadeanzueloslesproporcionaronlos sandjikas, que son de un gustomuy delicado y, una vez acecinados, setransportan con facilidad por toda la región; los usakas negros, bastanteestimados;losmonndés,deanchascabezas,ycuyasencíastienenpordientescerdasdecepillo,ylosdiminutosdagalas,amigosdelasaguascorrientes,quepertenecen al género de las clupeas y que recuerdan a los whitebaits delTámesis.

Durantelajornadadel9dejulio,DickSandtuvoquerecurrirasuextremasangre fría. Estaba solo en tierra, en acecho de un caama cuyos cuernosaparecían por encima de un tallar, y acababa de dispararle cuando, a treintapasossurgióunformidablecazadorquesindudaibaareclamarsupresaynosemostrabapropicioaabandonarla.

Eraunleóndegrantamaño,delosquellamanlosindígenaskaramosynode la especie sin melena a la que pertenece el llamado «león del Nyassi».Aquél, quemedía cincopiesde altura, eraunabestia formidable.Dandounsalto, el león cayó sobre el caamaque el disparodeDick acababade abatirsobreelsueloyque,llenodevidaaún,seestremecía,chillando,bajolagarradelterribleanimal.

DickSandnohabíatenidotiempodeintroducirunsegundocartuchoensufusil.

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Elleónloviodesdeelprimermomento,peroalprincipiosecontentóconmirarle.

DickSandera lobastantedueñodesíparanohacerningúnmovimiento.Se acordó de que en semejante caso, la inmovilidad puede constituir lasalvación.Nointentóvolveracargarelarma,nitampocotratódehuir.

El león continuaba mirándole con sus ojos de gato, rojos y luminosos.Vacilaba,antesdedecidirseporunade susdospresas: laquesemovíao laquenosemovía.Sielcaamanosehubieseretorcidoentrelasgarrasdelleón,DickSandsehubieravistoperdido.

Dosminutostranscurrieronasí.ElleóncontemplabaaDickSand,yDickSandcontemplabaalleón,sinmoversiquieralospárpados.

Yentonces, abriendo su soberbia boca, el león tomóentre sus dientes alcaama,quecontinuabaagitándose,yse lo llevó,comohubierapodidohacerun perro con una liebre, golpeando los arbustos con su formidable cola, ydesapareciendoenelinteriordeltallar.

DickSandpermanecióinmóvilalgunosinstantesmás.Luego,abandonósupuesto;ycuandofueareunirseconsuscompañeros,nadalesdijoacercadelpeligrodelcualhabíapodidoescapar,graciasasusangrefría.Ysienlugardenavegarafavordelacorriente,losfugitivoshubierantenidoqueatravesarlasllanuras y los bosques frecuentados por semejantes fieras, a la sazón noexistiríaniunosolodelosnáufragosdelPilgrim.

Sinembargo,aunqueelpaísestabadeshabitadoentonces,nodebíahaberloestado siempre.Más de una vez, en algunas depresiones del terreno, habíanpodido encontrarse indicios de antiguas aldeas. Un viajero acostumbrado arecorrer aquellas regiones, como David Livingstone, no habría podidoequivocarse. Al ver aquellas elevadas empalizadas de euforbios quesobrevivían a las chozas de chamiza y aquella higuera sagrada, aislada yerguidaenmediodelcercado,afirmabanqueallíhabíaexistidounnúcleodepoblación,sibien,segúnlascostumbresindígenas,lamuertedeunjefedebíade haber bastado para obligar a los habitantes a abandonar su morada ytrasladarseacualquierotropuntodelterritorio.

Quizá tambiénenaquellacomarcaqueatravesabael ríoviviesenalgunastribus bajo tierra, como en algunas partes de África. Estos salvajespertenecientes al último grado de la humanidad, sólo salen de sus guaridasdurante la noche como los animales de sus cubiles, y sería más terribleencontraraaquellossalvajesquealosanimales.

Encuantoaqueaquélfueseunpaísdeantropófagos,DickSandnopodíadudarlo.Tresocuatroveces,entrecenizastodavíacalientes,encontróhuesoshumanos medio calcinados, restos de comidas horribles. Una funesta

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casualidadpodíahacerquellegasenhastaaquellasorillasloscaníbalesdelaltoKazonndéenelmomentoenqueDickSanddesembarcase.Así,pues,no sedeteníasinoloestrictamentenecesariodespuésdehaberencargadoaHérculesque a la menor señal pusiese en marcha la embarcación. El buen negro lehabíaprometidohacerlo;perocuandoDickSandponía lospiesen tierra,nopodíaocultarsugraninquietudalaseñoraWeldon.

Durante la tarde del 10 de julio hubo que redoblar la prudencia. A laderechadel ríose levantabaunaaldea lacustre.Elensanchamientodel lechohabía formado allí una especie de lago, cuyas aguas bañaban a unas treintachozas construidas sobre estacas. La corriente se introducía por debajo deaquellas chozas, y la embarcación tenía que pasar por allí, pues, hacia laizquierda,elrío,sembradoderocas,noerapracticable.

Laaldeaestabahabitada.Algunaslucesbrillabanbajolachamiza.Seoíanvocesquecasipodíanconfundirseconrugidos.Si,pordesgracia,comoocurreconfrecuencia,lasredesestabantendidasentrelasestacas,podíaserdadalavozdealarma,mientraslapiraguatratabadeforzarelpaso.

Aproa,DickSand,bajandolavoz,hacíalasindicacionesnecesariasparaevitartodochoquecontralastoscasedificaciones.Lanocheeraclara.Seveíalo suficiente para encontrar la dirección, y lo suficiente también para servistos.

Huboun instante terrible.Dos indígenasqueconversabanenaltavoz, sehallabanacurrucadospróximosalagua,juntoaunasestacasentrelascualeslacorrientearrastrabaalaembarcacióncuyadirecciónnopodíasermodificada,por ser demasiado estrecho el paso que quedaba libre. ¿Le verían y podríatemersequeasusgritossedespertasetodalapoblación?

Quedabapor recorrerunespaciodecienpies, todo lomás, cuandoDickSandoyóquelosdosindígenasseinterpelabanconmásinterés.Unoenseñabaalotroelmontóndehierbaquederivabayamenazabacondesgarrarlasredesdebejucoqueestabantendiendoenaquelinstante.

Recogiéndolas, pues, con gran premura, llamaron con el fin de queacudiesenaayudarles.

Otroscincoo seisnegrosaparecieronen seguida juntoa lasestacasy sesubierona lasvigasque lasuníanproduciendounclamordelcualnopuededarseunaidea.

Porelcontrario,enlapiraguareinabaunsilencioabsoluto,conexcepciónde algunas órdenes queDickSand pronunciaba en voz baja; la inmovilidadseríacompletasinofueraporunmovimientodevaivénejecutadoporelbrazoderecho de Hércules, al manejar la espadilla; a veces, un gruñido sordo deDingo, cuyas dos mandíbulas oprimía Jack con sus manitas; fuera, el

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murmullo de la corriente, al quebrarse contra las estacas; por encima, losgritosdelosfieroscaníbales…

Entretanto,losindígenasrecogíanlasredesconrapidez.Silasrecogíanatiempo,laembarcaciónpasaría;sino,sedetendríaytodoslosquederivabancon ella estarían perdidos…En cuanto amodificar o suspender sumarcha,Dick Sand no podía conseguirlo porque la corriente, más fuerte bajo aquelconjuntodechozas,arrastrabaalaembarcaciónconmayorrapidez.

Enmediominuto,lapiraguaseintrodujoentredosestacas.Porunasuerteinaudita,losindígenas,conunúltimoesfuerzo,habíanrecogidolasredes.

Pero al pasar comoDick Sand temía, la embarcación fue despojada, enparte,delahierbaqueflotabasobresuflancoderecho.

Unodelosindígenaslanzóungrito.¿Habíatenidotiempodereconocerloqueocultabaaquellahierba,yllegaríaaadvertirasuscamaradas…?Eramásqueprobable…

Dick y los suyos estaban ya fuera del alcance de aquéllas y al cabo dealgunos instantes, bajo el impulso de aquella corriente, que había adquiridounagranrapidez,habíanperdidodevistalapoblaciónlacustre.

—¡Alaorilla izquierda!—ordenóDickSand,porprudencia—.¡El lechodelríosehatornadopracticable!

—¡A la orilla izquierda!—repitióHércules, haciendo un vigoroso virajeconlaespadilla.

DickSandfueacolocarse juntoaélyobservó lasuperficiede lasaguasqueiluminabalalunaconintensidad.Novionadasospechoso.Niunapiraguaibaensupersecución.Quizánodispusiesendeellaaquellossalvajes.Cuandoamaneció,ningúnindígenaaparecióenelríoniensusorillas.Sinembargo,ypor colmo de precaución, la embarcación continuó aproximada a la orillaizquierda.

Duranteloscuatrodíassiguientes,del11al14dejulio,laseñoraWeldonysuscompañerosnodejarondeobservarqueaquellapartedelterritoriosehabíamodificadodeunmodosensible.Yanoerasólounpaísdesiertosinoqueeraeldesiertomismo,elcualpodíasercomparadoconeldeKalahariexploradoporLivingstonedurantesuprimerviaje.Eláridosuelonorecordabaennadaalasfértilescampiñasdelapartealtadelaregión.

Sehacíainterminableaquelrío,alquepodíaaplicárseleelnombrederío,puestoqueparecíaqueibaadesembocarenelAtlántico.

Enaqueláridopaís,lacuestióndelalimentosehizodifícilderesolver.Yano quedaba nada de las reservas precedentes. La pesca era escasa y la cazanula. Los antes, los antílopes, los pokús y los demás animales no habrían

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encontrado de que vivir en aquel desierto, y, con ellos, habían desaparecidotambiénloscarnívoros.

Así,pues,yano seoíandurante lanoche losacostumbrados rugidos.Loúnico que turbaba el silencio era el concierto de las ranas, que comparaCameronalruidodeloscalafatesquecalafatean,alosrobradoresquerobran,alostaladradoresquetaladranenunastillerodeconstrucciónnaval…

Elcampo,enlasdosorillaserallanoyestabadespojadodeárboleshastalas lejanas colinas que lo limitaban por el este y por el oeste. Sólo loseuforbioscrecíanallíconprofusión;peronolaseuforbiáceas,queproducenlayucaoharinademandioca,sinoaquellasdelascualesseextraeunaceitequenopuedeservirparalaalimentación.

Sinembargo,habíaqueproporcionarsealimento.DickSandnosabíacómoconseguirlo, cuando Hércules le recordó con mucha oportunidad que losindígenascomíanconfrecuenciabrotesnuevosdehelechosy lamédulaquecontieneel tallodelpapiro.Élmismo,cuando seguíaa travésdelbosque lacaravana de Ibn Hamis, se había visto obligadomás de una vez a emplearaquel procedimiento para aplacar el hambre. Por fortuna los helechos y lospapirosabundabanalolargodelasorillas,ylaméduladelpapiro,cuyosaboresdulcefuedegustadaymuyapreciadaportodos,sobretodoporelpequeñoJack.

Era una substancia poco reconfortante, sin embargo, y al día siguientegraciasalprimoBenedicto,quedaronmejorservidos.

A partir del descubrimiento del Hexapodes Benedictus, que debíainmortalizar su nombre, el primo Benedicto había recobrado su actitudhabitual.Puestoelinsectoenlugarseguro,esdecir,clavadoenelforrodesusombrero, el sabio se había dedicado a la busca durante las horas dedesembarco. Aquel día, hurgando en la crecida hierba, descubrió un pájarocuyocantollamólaatención.

DickSandfueadispararle,cuandoelprimoBenedictoexclamó:

—¡Notire,Dick,notire!¡Unpájaroparacincopersonasseríainsuficiente!

—Bastará para Jack—replicóDickSand, apuntando por segunda vez alpájaro,quenoseapresurabaavolar.

—¡No,no!—insistióelprimoBenedicto—.¡No tire! ¡Esun indicadoryvaaproporcionarnosmielenabundancia!

DickSandbajósufusil,considerandoalfinquealgunaslibrasdemieleranpreferibles a un pájaro, y el primo Benedicto y él siguieron en seguida alindicador,elcual,parándoseyvolandoalternativamente,lesinvitabaaqueleacompañasen.

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No tuvieronque irmuy lejos,y, al cabodealgunosminutos aparecieronunos viejos troncos ocultos entre los euforbios, en medio de un intensozumbidodeabejas.

ElprimoBenedictonohubieraqueridodespojaraaquelloshimenópteros«delfrutodesutrabajo»—asífuecomoseexpresó—;peroDickSandnoloentendióasí.Ahumólasabejasconhierbassecasyseapoderódeunacantidadconsiderable demiel. Luego, abandonando al indicador los panales de cera,queera loqueconstituíasualimento,elprimoBenedictoyélvolvierona laembarcación.

La miel fue bien recibida; pero aquello era poco, y habrían sufrido unhambrecruel si,duranteeldía12, lapiraguanosehubieradetenido juntoauna ensenada donde pululaban las langostas. Pormiríadas, formando dos otreshileras,cubríanelsueloylosarbustos.ElprimoBenedicto,quenohabíadejado de oír decir que los indígenas se alimentan con frecuencia con estosortópteros—locualeraperfectamenteexacto—hizounabuenaprovisióndeaquelmaná.Habíapara llenardiezodoceveces laembarcación,yasadasafuego lento, aquellas langostas comestibles habrían parecido excelentesincluso a personas menos hambrientas. El primo Benedicto, por su parte,comióunanotablecantidaddeellas—suspirando,porsupuesto;peroelcasoesquelascomió.

Yaeratiempodequeaquellaprolongadaseriedepruebasmoralesyfísicastuviesefin.Aunquelamarchaporaquelríonoeratanfatigosacomolohabíasidoporelbosquedesdeellitoral,elcalorexcesivoduranteeldía,losvahoshúmedosdurante lanochey losataques incesantesde losmosquitos,hacíanmuypenoso tambiéneldescensopor lacorrientedeagua.Yaera tiempodeque llegasen, y, sin embargo,Dick Sand no podía señalar ninguna fecha detérminoaaquelviaje.¿Duraríaochodías,ounmes?Nadieseloindicaba.Sielríocorriesedeunmodofrancohaciaeloeste,yaseencontraríanenlacostanortedeAngola;peroladireccióngeneralhabíasidomásbienhaciaelnorte,yasípodíatardarsemuchotiempoenllegarallitoral.

Dick Sand estaba, por tanto, inquieto en extremo, cuando de pronto seprodujouncambiodedirección,enlamañanadel14dejulio.

ElpequeñoJackestabaenlaproadelaembarcación,ymirabaatravésdelachamiza,cuandoaparecióungranespaciodeaguaenelhorizonte.

—¡Elmar!—exclamó.

Aloíraquellapalabra,DickSandseestremecióyacudiójuntoalpequeñoJack.

—¡Elmar!—repitió—.Todavíano;peroalmenosse tratadeunríoquecorrehaciaeloeste,ydelqueesafluenteesterío.¡TalvezeselmismoZaire!

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—¡Diosteoiga,Dick!—exclamólaseñoraWeldon.

¡Si!PorquesieraelZaireoCongo,queStanleydebíareconoceralgunosaños más tarde, no había más que descender su curso para llegar a laspoblacionesportuguesasdeladesembocadura.DickSandesperabaquefueseasí,yteníamotivosparacreerlo.

Durantelosdías15,16,17y18dejulio,enmediodeunpaísmenosárido,laembarcaciónderivópor lasaguasargentadasdel río.Sinembargo, fuerontomadaslasmismasprecauciones,ycontinuópareciendounmontóndehierbaloquearrastrabalacorriente.

Algunos días más, sin duda, y los supervivientes del Pilgrim verían eltérminodesusmiserias.Entoncessedaríaacadaunolapartedegloriaquelecorrespondiera, y si el joven grumete no reivindicaba la mayor, la señoraWeldonsabríapedirlaparaél.

Pero el 18 de julio se produjo un incidente que llegó a comprometer lasalvacióndetodos.

Aesodelastresdelamadrugada,unruidolejano,muysordoaún,sedejóoír hacia el oeste. Dick Sand, muy ansioso, quiso saber que era lo queproducíaaquel ruido.Mientras la señoraWeldon, JackyelprimoBenedictodormían en el interior de la embarcación, llamó a Hércules a proa y lerecomendóqueescuchasecon lamayoratención.Lanocheera tranquila.Niunsoploagitabalaatmósfera.

—¡Eselruidodelmar!—dijoHércules,cuyosojosbrillarondejúbilo.

—No—respondióDickSand,sacudiendolacabeza.

—¿Quées,entonces?—preguntóHércules.

—Esperemos a que llegue el día, y, entretanto, vigilemos con mayorcuidado.

Despuésdeoírestarespuesta,Hérculesvolvióapopa.

DickSand continuó en la proa. Seguía escuchando.El ruido aumentaba.Eramás bien como unmugido lejano. Apareció el día casi sin alba. Haciadelante, por encima del río, a unamediamilla de distancia, una especie denube flotaba en la atmósfera. Debían de ser vapores de agua, y ello quedóconfirmado por completo, cuando, bajo los primeros rayos solares que serefractabanalatravesar,seabriódeunaorillaaotraunadmirablearcoiris.

—¡A la orilla! —exclamó Dick Sand, cuya voz despertó a la señoraWeldon—.¡Hayunascataratas!¡Esasnubesnosonmásqueaguapulverizada!¡Alaorilla,Hércules!

DickSandnoseequivocaba.Pordelante faltabael sueloenmásdecien

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pies en el lecho del río, cuyas aguas se precipitaban con arma soberbia eirresistible impetuosidad. Media milla más de recorrido, y la embarcaciónhubierasidoarrastradaalabismo.

CAPÍTULOXIX

S.V.

Hércules, con un vigorosomovimiento de la espadilla, se lanzó hacia laorillaizquierda.Lacorrientenoacelerabalamarchaenaquelsitio,yellechodelríoconservabahastalascascadassupendientenormal.Comosehadicho,el suelo faltaba de pronto, y la atracción sólo se dejaba sentir a tres ocuatrocientospiesantesdelacatarata.

Sobre la orilla izquierda se elevaban grandes bosques muy espesos.Ninguna luz se filtraba a través de su impenetrable espesura. Dick SandcontemplabanosinterroraquelterritoriohabitadoporloscaníbalesdelCongoinferiorquea la sazón tendríanqueatravesar,puestoque laembarcaciónnopodía seguir ya la corriente. En cuanto a hacerla pasar por encima de lascataratas, no había que pensarlo. Aquello constituía un terrible golpe paraaquellapobregente,envísperas,quizá,dellegaralasciudadesportuguesasdela desembocadura… ¡Encontrarían ayuda, sin embargo! ¿No había deayudarleselCielo?

La barca ganó bien pronto la orilla izquierda del río. A medida que seaproximaba a ella. Dingo iba dando extrañasmuestras de impaciencia y dedoloralavez.DickSand,queloobservaba—puestodopodíaserpeligroso—,se preguntó si alguna fiera o algún indígena se hallarían ocultos entre loscrecidos papiros de la ribera. Pero en seguida reconoció que no era unsentimientodecóleraelqueagitabaalanimal.

—¡Diríase que llora!—exclamó el pequeño Jack rodeando aDingo consusdosbrazos.

Dingoseleescapó,ysaltandoalaguacuandolapiraguasóloestabayaaveintepiesdelaorilla,llegóatierraydesaparecióentrelacrecidahierba.

LaseñoraWeldon,DickSandyHérculesnosabíanquepensar.

Algunosinstantesdespués,arribaban,enmediodeunaverdeespesuradeconfervasydeotrasplantasacuáticas.Algunosmartinespescadoreslanzabanun silbido agudo, y unas pequeñas garzas reales, blancas como la nieve,echaron a volar con precipitación. Hércules amarró fuertemente laembarcaciónaltroncodeunmangle,ytodosganaronelribazo,sobreelcual

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seinclinabangrandesárboles.

Ningúnsenderoabiertoseveíaenaquelbosque.Sinembargo,losmusgosholladosdelsueloindicabanqueaquellugarhabíasidovisitadorecientementeporlosindígenasolosanimales.

DickSand, armadode su fusil, yHércules, con el hacha en lamano,nohabíandadodiezpasoscuandoencontraronaDingo.Elperro,conelhocicojunto al suelo, seguía una pista, prorrumpiendo en ladridos. Un primerpresentimientoinexplicablelehabíaatraídohaciaaquellapartedelaorilla,yunsegundopresentimientolearrastrabaentonceshacialasprofundidadesdelbosque.Estofueclaramentevisibleparatodos.

—¡Atención!—dijoDickSand—.¡SeñoraWeldon,señorBenedicto,Jack,noseseparendenosotros…!¡Atención,Hércules!

En aquel momento, Dingo levantaba la cabeza, dando pequeños saltos,invitabaaquelesiguiesen.

Uninstantedespués, laseñoraWeldonysuscompañerosseuníanaélalpiedeunviejosicómoro,perdidoenlomásespesodelbosque.

Allí se alzabaunachozaen ruinas, con las tablas separadas, ante la cualDingoladrabadeunmodolastimero.

—¿Quéhabráahídentro?—exclamóDickSand.

Entróenlachoza.

LaseñoraWeldonylosdemáslesiguieron.

El suelo estaba sembrado de huesos, ya blanquecinos bajo la accióndecolorantedelaatmósfera.

—¡Unhombrehamuertoenestachoza!—dijolaseñoraWeldon.

—¡YDingoconocíaaesehombre!—añadióDickSand—.Era,debíadesersuamo…¡Ah!¡Mirenustedes!

Dick Sand señalaba al fondo de la choza, hacia el tronco desnudo delsicómoro.

Allí aparecían dos grandes letras rojas, casi borradas ya, aunque podíandistinguirseaún.

Dingohabíacolocadosupataderechasobreelárbol,yparecíaindicarles…

—¡S.V.!—exclamóDickSand—.¡Las letrasqueDingoreconocióentretodas…!¡Lasinicialesquellevaenelcollar…!

Mientras pronunciaba estas palabras, se agachó y recogió una cajita decobre,todaellaoxidada,quesehallabaenunrincóndelachoza.

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Fue abierta aquella caja, y apareció dentro un trozo de papel, en el queDickSandleyóassiguientesfrases:

Asesinado… Robado por mi guía Negoro… 3 de diciembre de 1871…Aquí…A120millasdelacosta…¡Dingo…!¡Conmigo…!

S.VERNON

Aquelpapel lodecía todo.SamuelVernon,quehabíasalidoconsuperroDingoparaexplorarelcentrodeÁfrica,ibaguiadoporNegoro.Eldineroquellevaba excitó la codicia del miserable, que determinó apoderarse de él.Cuando el viajero hubo llegado a aquella parte de la ribera del Congo,estableció su campamento en aquella choza…Allí fue heridomortalmente,robadoyabandonado…Cometidoel crimen,Negoroemprendió sinduda lafuga y entonces fue cuando cayó enmanos de los portugueses.Reconocidocomo uno de los agentes del tratante Alvez y conducido a San Pablo deLoanda, fue condenadoa terminar susdías enunpenalde la colonia.Ya sesabequeconsiguióevadirseyllegaraNuevaZelanda,yqueluegoseembarcóenelPilgrimparadesdichadelosquehabíantomadopasajeenelbarco.¿Yqué habría pasado después del crimen? ¡Nada que no fuese fácil decomprender!El infortunadoVernon,antesdemorir,había tenido tiempo,sinduda, de escribir aquel papel que, con la fecha y la causa del asesinato,proporcionabaelnombredelasesino.Elpapel lohabíaencerradoenaquellacajadonde,contodaseguridad,seencontrabaeldinerorobado,y,haciendounúltimo esfuerzo, sudedo ensangrentadohabía trazado, comoun epitafio, lasiniciales de su nombre…Ante aquellas dos letras rojas, Dingo debía haberpermanecido bastantes días, y había aprendido a conocerlas… ¡Ya no debíaolvidarlas…!Unavezquehubovueltoa lacosta,habíasidorecogidoporelcapitán del Waldeck, y, por último, a bordo del Pilgrim, donde se habíaencontradoconNegoro.Mientrastanto,loshuesosdelviajeroblanqueabanenelinteriordeaquellaselvaperdidaenelÁfricacentral,ysóloresucitabaenlamemoriadesuperro…¡Sí!Asídebíandehabersucedidoloshechos,yDickSandyHérculessedisponíanadarsepulturacristianaalosrestosdeSamuelVernon,cuandoDingo,prorrumpiendoenunaullido,derabiaestavez,saliófueradelachoza.

Casialmismotiempo,unosgritoshorriblessedejaronoíracortadistancia.Eraindudablequeunhombreluchabaconelvigorosoanimal.

HérculeshizoloquehabíahechoDingo.Salióasuvezfueradelachoza,yDick Sand, la señoraWeldon, Jack yBenedicto, que le siguieron, le vieronprecipitarsesobreunhombrequerodabaporelsuelo,sujetodelagargantaporlostemiblescolmillosdelperro.

EraNegoro.

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Aldirigirse a ladesembocaduradelZaire, conel findeembarcarseparaAmérica,elmiserable,despuésdehaberdejadoatrássuescolta,habíallegadoalmismositiodondehabíaasesinadoalviajeroquesehabíaconfiadoaél.

Nolohabíahechosinmotivo,ytodoslocomprendieronasí,cuandovieronque algunos puñados de oro francés brillaban en un agujero recientementeabiertoalpiedeunárbol.Eraevidente,portanto,quedespuésdecometidoelcrimenyantesdecaerenmanosdelosportugueses,Negorohabíaocultadoelproductodelroboconlaintencióndevolveralgúndíapararecogerloeibaaapoderarse de todo aquel oro, cuando Dingo, descubriéndolo se le habíaarrojadoa lagarganta.Elmiserable, sorprendido, sacó sucuchillo ehirió alperroenelmomentoenqueHérculessearrojabasobreél,gritando:

—¡Ah,bribón!¡Porfintevoyaestrangular!

¡Yanoteníaquehacerlo!Elportuguésnodabaseñalesdevidacastigadopuede decirse, por la justicia divina en él mismo sitio donde había sidocometido el crimen… Pero el perro fiel había recibido un golpe mortal, y,arrastrándosehastalachoza,fueamorirjuntoalcadáverdeSamuelVernon…

Hérculesenterróbienprofundolosrestosdelviajero,yDingo,lloradoportodos,fuecolocadoenlamismafosaquesuamo.

Negoro había dejado de existir; pero los indígenas que lo acompañabandesde Kozanndé no debían estar lejos. Al no verlo, lo buscarían, sin duda,haciaelladodelrío…Aquelloconstituíaunpeligromuyserio.

Dick Sand y la señora Weldon celebraron consejo acerca de lo queconveníahacer,paraapresurarseaponerloenpráctica.

Un hecho incontestable era el de que aquel río era elCongo, al que losindígenas llaman Kwango o Ikutuya-Kongo, y que es el Zaire, en unalongitud,yelLualabaenotra.

EralagranarteriadelÁfricacentralalaqueelheroicoStanleyimpusoelgloriosonombrede«Livingstone»,peroquetalvezhubierandebidosustituirporelsuyolosgeógrafos.

Mas,sinopodíadudarsedequeaquelríoeraelCongo,lanotadelviajeroindicabaquesudesembocadurasehallabaaúnacientoveintemillasdeaquelpunto, y, por desgracia, en aquel sitio ya no era practicable. Imponentescascadas—probablementelascascadasdeNtamo—impedíaneldescensodetodaembarcación.Habíanecesidad,pues,deseguirporunaoporotraorilla;porlomenoshastapasadaslascataratas,oseaduranteunrecorridodeunaodosmillas,yluegoconstruirunajangadaparadejarsearrastrardenuevoporlacorriente.

—Sólo queda por decidir —terminó Dick Sand— si descenderemos

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siguiendo laorilla izquierda,dondenoshallamos,o laorilladerechadel río.Ambas, señora Weldon, me parecen peligrosas, pues los indígenas sontemibles.Sinembargo,enestaorillaparecequecorremosunpeligromayor,puestoquehemosdetemerelencontrarnosconlaescoltadeNegoro.

—Pasemosalaotraorilla—decidiólaseñoraWeldon.

—¿Es practicable?—observó Dick Sand—. El camino de las bocas delCongoestámásbien sobre la ribera izquierda, puestoque era la que seguíaNegoro…¡No importa!Nohayquevacilar…Pero,antesdeatravesarel ríocon ustedes, señoraWeldon, es preciso que yo sepa si podemos descenderhastamásalládelacascada.

Aquelloeraobrarconprudencia,yDickSandquisoponeral instanteenejecuciónsuproyecto.

En aquel sitio, el río no media más de tres a cuatrocientos pies, yatravesarlo era fácil para el joven grumete, acostumbrado a manejar laespadilla. La señora Weldon, Jack y el primo Benedicto debían quedar alcuidadodeHércules,esperandoqueDickSandregresara.

Adoptadas estas resoluciones, Dick Sand iba a partir cuando la señoraWeldonledijo:

—¿Notemesserarrastradohacialacascada,Dick?

—No,señoraWeldon;pasaréacuatrocientospiesdedistancia.

—Peroenlaotraorilla…

—Nodesembarcaré,siveoelmenorpeligro.

—Llévateelfusil.

—Sí,melollevaré;peronoseinquietenustedespormí.

—Quizá sea mejor que no nos separemos, Dick —añadió la señoraWeldon,comosisesintieseimpulsadaporunpresentimiento.

—No…Déjemequevayasolo—respondióDickSand—.Seprecisaquesea así, para la seguridad de todos…Antes de una hora, estaré de vuelta…¡Vigilebien,Hércules!

Desatadalaembarcación,sellevóaDickSandalotroladodelZaire.

LaseñoraWeldonyHércules,ocultosenunmacizodepapiros,laseguíanconlamirada.

DickSandllegóalpocotiempoenmediodelrío.Lacorriente,sinsermuyfuerte, se acentuabaunpocopor la atracciónde la cascada.A cuatrocientospies de distancia, el imponente rugido de las aguas llenaba el espacio, y

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algunas gotas de agua arrastradas por el viento del oeste, llegaban hasta eljovengrumete.Se estremecía ante la ideadeque lapiragua, si hubiera sidomenosatendidadurantelanoche,sehubieraperdidoenlascataratas,queloshabrían convertido a todos en cadáveres… Ya no había que temerlo, y, enaquelmomento,manejadaconhabilidad,laespadillabastabaparamantenerlabarcaenunadirecciónunpocooblicuaalacorriente.

Alcabodeuncuartodehora,DickSandhabíaganadolaorillaopuesta,ysepreparabaparasaltaratierra…

En aquel instante, se oyeron unos gritos y una docena de indígenas seprecipitóhaciaelmontóndehierbaqueocultabaaúnlaembarcación.

Eranloscaníbalesdelaaldealacustre.Duranteochodías,habíanseguidolamargenderechadel río.Bajo lachamizaquesehabíadesgarradoal rozarconlasestacasquesustentabanlaschozas,habíandescubiertoalosfugitivoses decir, una presa segura para ellos, puesto que el obstáculo de la cascadaobligaría, tardeo temprano,a los infortunadosadesembarcarenunaoen laotraorilla.

DickSandsevioperdido,ysepreguntósielsacrificiodesuvidapodríasalvarasuscompañeros.Dueñodesí,depieenlaproadelaembarcación,conelfusilapoyadoenelhombro,manteníaadistanciaaloscaníbales.

Mientras, éstos habían arrancado toda la chamiza, bajo la cual creíanencontrarotrasvíctimas.Cuandovieronquesóloeljovengrumetehabíacaídoen sus manos, su desencanto se tradujo en espantosas vociferaciones. ¡Unmuchachodequinceañosparadiez!

Entonces, uno de los indígenas se irguió; su brazo se extendió hacia laorillaizquierda,yalaseñoraWeldonysuscompañerosque,habiéndolovistotodo,habíanllegadohastalamismaorilla.

DickSand,sinpensarensímismo,esperabadelCielounainspiraciónquepudierasalvarles.

La embarcación fue puesta enmarcha. Los caníbales atravesaban el río.Anteelfusilquesedirigíahaciaellos,nosemovían,conociendoelefectodelas armas de fuego.Pero unode ellos se había apoderadode la espadilla, ymaniobrabacomounhombrequesabeservirsedeella.Lapiraguaatravesabael ríoensentidooblicuo.Bienprontoestuvosóloacienpasosde lamargenizquierda…

—¡Huyanustedes!—gritóDickSandalaseñoraWeldon—.¡Huyan!

Ni la señoraWeldon ni Hércules semovieron. Hubiérase dicho que suspiesestabanpegadosalsuelo.

¡Huir…!¿Paraqué…?¡Antesdeunahorahabríancaídoenmanosdelos

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caníbales!

Dick Sand lo comprendió. Entonces, recibió la inspiración suprema queimploraba del Cielo. Entrevió la posibilidad de salvar a todos aquellos aquienes amaba haciendo el sacrificio de su propia vida… Y no vaciló enhacerlo.

—¡Dios les proteja —murmuró—, y que, en su bondad infinita, tengapiedaddemí!

En el mismo instante, Dick Sand volvió su fusil hacia el indígena quemanejaba la embarcación, y la espadilla, rota por una bala, volaba hechapedazos.

Loscaníbalesprorrumpieronenungritodeespanto.

Lapiragua,sinladireccióndelaespadilla,siguióelcursodelasaguas.Lacorrientelaarrastróconunavelocidadcadavezmayor,yalcabodealgunosinstantessóloestabaacienpiesdelacascada.

La señora Weldon y Hércules lo habían comprendido todo. Dick Sandintentaba salvarlos precipitando consigo a los caníbales en el abismo. ElpequeñoJackysumadre,arrodilladosjuntoalaorilla,leenviabanelúltimoadiós.LamanoimponentedeHérculessetendíahaciaél…

En aquel momento, los indígenas, pretendiendo ganar a nado la orillaizquierda,searrojaronfueradelaembarcaciónalaquehicieronzozobrar.

DickSandnohabíaperdidoenabsolutosusangrefríaantelamuertequeleamenazaba.Unaúltimaideaconcibióentonces:ladequeaquellabarcaporlomismoqueflotabaconlaquillaalaire,podíaservirparasalvarle.

Enefecto,dospeligrospodían temerseenelmomentoenqueDickSandfuesealcanzadoporlacatarata:laasfixiaporelaguaylaasfixiaporelaire.Ahora bien, volcada la embarcación, sería como una caja en la que tal vezpudiera mantener la cabeza fuera del agua, al mismo tiempo que leresguardaríadelaireexterior,quedesegurolehabríaahogadoenlarapidezdesucaída.Entalescondiciones,esposiblequeunhombrelograseescaparaladobleasfixiaauncuandodescendieseporlascataratasdelNiágara.

Dick Sand vio todo esto como a la luz de un relámpago. Por supremoinstinto,seagarróalbancoqueuníalosdosbordesdelaembarcación,yconlacabeza fuera del agua bajo la barca invertida, sintió que le arrastraba lairresistible corriente y que comenzaba la cascada casi en sentidoperpendicular.

La piragua se hundió en el abismo abierto por las aguas al pie de lacatarata, y después de haber llegado a la mayor profundidad, volvió a lasuperficie del río. Dick Sand, buen nadador, comprendió que su salvación

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dependía entonces del vigor de sus brazos… Un cuarto de hora después,ganabalaorillaizquierdayencontrabaalaseñoraWeldon,alpequeñoJackyal primoBenedicto, a quienesHércules había conducido hasta allí con todapremura.

Loscaníbaleshabíandesaparecidoyaeneltumultodelasaguas.Aquellosa quienes no protegía la embarcación habían dejado de vivir, aun antes dehaberllegadoalasprofundidadesdelabismo,ysuscuerpossedesgarraríanalchocarconlasrocasconlascualesserompíalacorrienteinferiordelrío…

CAPÍTULOXX

CONCLUSIÓN

Dosdíasdespués—el20dejulio—,laseñoraWeldonysuscompañerosencontraronunacaravanaquesedirigíahaciaEmborna,enladesembocaduradel Congo. No eran mercaderes de esclavos, sino honrados negociantesportuguesesquesededicabanalcomerciodelmarfil.Hicieronunaexcelenteacogida a los fugitivos, y la última parte de aquel viaje se realizó ensoportablescondiciones.

El encuentro de aquella caravana constituyó, en realidad, un favor delCielo.DickSandnohubierapodidoreanudarsumarchasiguiendolacorrientedelZaire.Desde las cascadasdelNtamohastaYellala, el ríonoesmásqueuna serie de pendientes rápidas y de cataratas. Stanley ha contado hastasesenta y dos, y ninguna embarcación puede aventurarse por allí. En ladesembocadura del Congo fue donde, cuatro años más tarde, el intrépidoviajerohubodesostenerelúltimodelostreintaydoscombatesquelibróconlosindígenas.Másabajo,enlascataratasdeMbelo,sólopormilagroescapódelamuerte.

El11deagosto, la señoraWeldon,DickSand, JackHérculesyelprimoBenedicto,llegaronaEmbornadondelosseñoresMottaViegayHarrisonlesrecibieronconunagenerosahospitalidad.UnsteameribaapartirendirecciónalistmodePanamá.LaseñoraWeldonysuscompañerosseembarcaronenélyllegaronconfelicidadalterritorioamericano.

Un telegrama dirigido a San Francisco enteró a James W. Weldon delinesperadoregresodesumujerysuhijo,cuyorastrohabíabuscadoenvanoen todos los distintos puntos a donde podía creer que se había dirigido elPilgrim.

Por último el 25 de agosto, el railroad depositaba a los náufragos en lacapital deCalifornia. ¡Ah, si el viejoTomy sus compañeros se encontraran

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conellos!

¿QuédecirahoradeDickSandydeHércules?Elunoseconvirtióenelhijoyelotroenelamigodelafamilia.JamesW.Weldonsabíacuántodebíaaljovengrumeteycuántodebíaalbuennegro.Habíatenidolasuerte,enverdad,dequeNegoronohubierallegadohastaél,pueshabríapagadotodasufortunaporelrescatedesumujerydesuhijo.HabríapartidoendirecciónalacostadeÁfrica, y, una vez allí, se habría visto expuesto a todos los peligros y atodaslasperfidias.

UnasolapalabraacercadelprimoBenedicto.Elmismodíadesullegada,eldignosabio,despuésdehaberestrechadolamanodeJamesW.Weldon,seencerróensudespachoyseentregóal trabajo,comosicontinuaseunafraseinterrumpida la víspera. Preparaba una enorme obra acerca del HexapodesBenedictus,undesiderátumdelacienciaentomológica.

Allí, en su despacho, exornadode insectos, el primoBenedicto encontróunalupayunasgafas…¡Cielosanto!¡Quégritodedesesperaciónexhaló,laprimeravezquesesirviódeellosparaestudiarelúnicoejemplarquelehabíasuministradolaentomologíaafricana…!

¡ElHexapodesBenedictusnoeraunhexápodo!¡Eraunaarañavulgar…!¡Ysinoteníamásqueseispatasenlugardeocho,eraporquelefaltabanlasdos patas delanteras…! ¡Y si le faltaban aquellas dos patas, era porque, alcogerlo,selashabíarotoHércules…!Ahorabien;aquellamutilaciónreducíaalpretendidoHexapodesBenedictusalestadode inválido,y le relegabaa laclasedelosarácnidosmáscomunes,locualnohabíapodidoreconoceranteselprimoBenedictoacausadesumiopía…Estoleacarreóunaenfermedad,delaquesanó,porfortuna.

Tresañosdespués,elpequeñoJackteníaocho,yDickSandlehacíaquerepitiesesuslecciones,trabajandomuchoporsuparte;pues,apenassevioentierra,comprendiendocuángrandeerasuignorancia,sededicóalestudioconunaespeciederemordimiento:eldelhombrequefaltodeciencia,seencuentrasinpoderatendercomodebieraalatareaqueleestáencomendada…

—¡Si!—Repetíaamenudo—.SiabordodelPilgrimhubierasabidotodocuantounmarinodebesaber,¡cuántasdesgraciasmehabríaevitado!

Así hablaba Dick Sand; y, a los dieciocho años, había terminado condistinciónsusestudioshidrográficos,yprovistodeunacertificaciónespecial,seencargódelmandodelacasaJamesW.Weldon.

Heaquí loque consiguió con su conductay con su trabajo el huerfanitorecogidoenelcabodeSandyHook.Apesardesujuventud,seveíarodeadodelaestimaciónypuededecirsequedelrespetodetodos;perolasencillezylamodestia eran tan naturales en él, que apenas se daba cuenta de ello.Ni

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siquierasospechabaquepudieranatribuírseleaccionesexcepcionales,yquelafirmeza el valor y la constancia que había manifestado en tantas ocasioneshabíanhechodeélunaespeciedehéroe.

Sin embargo, una idea le obsesionaba. En el escaso tiempo libre que ledejaban sus estudios, sólo pensaba en el viejoTom, enBat, enAustin y enActeón,decuyadesgraciaseconsiderabaresponsable.ConstituíatambiénunmotivodetristezaparalaseñoraWeldonlaactualsituacióndesuscompañerosdemiserias.Así,pues,JamesW.Weldon,DickSandyHércules,removieronRomaconSantiagopara encontrar a losdesaparecidos.Loconsiguieronporfin,graciasaloscorresponsalesqueelricoarmadorteníaenelmundoentero.EnMadagascar,dondedentrodepocoibaaserabolidalaesclavitud,habíansidovendidosTomysuscompañeros.DickSandqueríadedicarsuspequeñosahorros a rescatarlos; pero James W. Weldon no lo consintió. Uno de suscorresponsalesnegocióel asuntoyundía—el15denoviembrede1877—,cuatronegrosllamaronalapuertadesuhabitación.

EranelviejoTom,Bat,ActeónyAustin.Losbuenoshombres,despuésdehaberescapadoatantospeligros,estuvieronexpuestosaperecerestranguladosaqueldíabajolapresióndelosabrazosquelesprodigaronsusamigos.

Sólo faltaba pues, la pobre Nan, de todos aquellos a quienes el PilgrimhabíaarrojadoalafunestacostadeÁfrica;peroalaancianasirvientanopodíadevolvérselelavida,ni tampocoaDingo…Y,enverdaderaunmilagroquesóloaquellosdossereshubiesensucumbidodurantesemejantesaventuras…

No hay para que decir que, durante aquel día, hubo fiesta en casa delnegociante californiano, y el mejor toast, aclamado por todos, fue el quededicólaseñoraWeldonaDickSand,«alcapitándequinceaños»…