las navidades de hercules poirot - epedagogia

141
Las Navidades de Hércules Poirot Agatha Christie

Upload: others

Post on 01-Jul-2022

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

LasNavidadesdeHérculesPoirot

AgathaChristie

Page 2: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

PRIMERAPARTE

22DEDICIEMBRE

CapítuloI

Stephen se levantó el cuello de su abrigo mientras avanzabaapresuradamenteporelandén.Unatenuenieblallenabalaestación.Enormeslocomotorasresoplabanlanzandoalairenubesdevapor.Todoestabasucioyhumoso.

Stephenpensóconrepugnancia:

«¡Quépaísmásasqueroso!¡Quéciudadmássucia!»Habíasedesvanecidosu primera impresión ante las tiendas deLondres, ante sus restaurantes, susbien vestidas y atractivas mujeres. Ahora lo veía como una relucienteaguamarinaengarzadaenunarodeplomo.

Si ahora estuviese en África del Sur... Le invadió una súbita e intensaañoranza. Sol, cielos azules, jardines de flores azules, blancas, amarillas,creciendoprofusamenteportodosloslados.

Encambio,aquí,barro,suciedadymasasinacabablesdegenteencontinuomovimientoylucha.Atareadashormigasmoviéndoseafanosasalrededordesuhormiguero.Porunmomentopensó:

«¡Ojalánohubiesevenido!»

Luego recordó sus propósitos y sus labios se cerraron en una fina línea.No. Tenía que seguir adelante. Durante años había proyectado aquello.Siemprepensóhacer loque ibaa realizarahora. ¡Sí, tenía forzosamentequeseguiradelante!

Aquellasúbitaindecisión,aquelpreguntarse:«¿Paraqué?¿Valerealmentelapena?¿Porquéescarbarenelpasado?¿Porquénodejarlocorrer?», todoeso era solamente debilidad. No era ya un hombre para desechar suspropósitos por el capricho de un momento. Tenía cuarenta años, se sentíasegurodesímismo.Llegaríahastaelfin.RealizaríaaquelloquelehizovenirexpresamenteaInglaterra.

Subió al tren y avanzó por el pasillo en busca de un asiento. Habíarechazado la ayuda de unmozo y llevaba élmismo sumaleta de piel. Fuerecorriendovagóntrasvagón.Eltrenestaballeno.FaltabansólotresdíasparaNavidad.StephenFarrcontemplaba,disgustado,losrebosantesvagones.

¡Gente! ¡Gente por doquier! Y todo el mundo con un aspecto igual,

Page 3: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

horriblementeigual.Losquenoteníancaradecorderoteníancaradeconejo,pensó. Algunos runruneaban y resoplaban. Otros, sobre todo hombres demedianaedad,gruñíancomocerdos.Hastaenlasmuchachasdelgadas,rostrosovalados,labiosrojos,habíaunadepresivauniformidad.

Consúbitaañoranza recordóelampliovedlt, tostadoporel sol,vacíodegente...

Ydeprontocontuvoelaliento.Acababadeentrarenotrovagón.Aquellamuchacha era distinta. Cabello negro, marfileña palidez, ojos con laprofundidadylastinieblasdelanocheenellos.Lostristesyorgullososojosdelsur...Elqueaquellamujercitaestuvierasentadaenaqueltren,entreaquellagenteopaca e impersonal, obedecía a algún inexplicable error.Nopodía serque viajara en dirección a las Midlands. Su puesto estaba en un balcón,jugueteandoconunarosaounclavel,yasualrededorelambientedebíaestarcargado de polvo, de calor y olor de sangre y de arena. Tenía que estar enalgúnsitioespléndido,nohundidaenunvagóndeterceraclase.

Era un hombre observador. Por ello no dejó de notar el mal estado delnegroabrigode la joven, lobaratodesusguantes, lossencilloszapatosy lachillona nota de un bolso rojo llama.Y, sin embargo, en aquellamuchachahabíaesplendor,finura,exotismo.

¿Qué diablos hacía en aquella tierra de nieblas, frías e industriosas ypresurosashormigas?

«Tengoqueenterarmedequiénesydeloquehaceaquí—pensó-.Tengoqueenterarme.»

CapítuloII

Pilarestabasentadajuntoalaventanillapensandoquéextrañohuelenlosingleses...LadiferenciadeoloresfueloquemáslesorprendiódeInglaterra.No se notabaolor a polvoni a flores.En aquel vagón los olores eran fríos.Olor a azufre y sulfuro, propio del tren. El olor a jabón y a otra cosadesagradableproveníadelcuellodepielesdeunamujerquesesentabacercadeella.

Sonó un silbato y una voz estentórea gritó algo. El tren se puso enmovimiento, saliendo lentamente de la estación. Ya se habían puesto enmarcha.Pilarestabaencamino...

Elcorazónlelatióalgomásdeprisa.¿Saldríatodobien?¿Podríarealizarloquehabíadecididohacer?Seguramente.Loteníatodomuybienproyectado.

Page 4: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Pilarcurvóhaciaarribasusrojoslabiosque,depronto,reflejabanunafríacrueldad.

Miróasualrededorconlacuriosidaddeunniño.Habíasietepersonasensumismo compartimiento. ¡Qué extraños eran los ingleses! Todos parecíanricos,prósperos,ensusropas,suszapatos.Indudablemente,Inglaterraeraunanaciónrica.Peroencambio,allínadieparecíacontento.

De pie en el pasillo se veía a un hombre bastante atractivo. A Pilar lepareciómuyatractivo.Leatraíasurostrobronceado,sunarizaguileñaysusamplios hombros. Más rápida de comprensión que cualquier muchachainglesa,Pilar sehabíadadocuentadequeaquelhombre la admiraba.No lahabíamiradofijamente,perosabíamuybienlasvecesqueéllehabíadirigidolavistaycómolahabíamirado...

Anotóestehechosingraninterésniemoción.Veníadeunpaísdondeloshombres miraban a las mujeres como la cosa más natural del mundo y notratandedisimularlo.Sepreguntósierauninglésydecidióqueno.

«Está demasiado lleno de vida para ser un inglés —se dijo-. Y, sinembargo,esrubio.Puedequeseaestadounidense.»

Unempleadodeltrenpasóporelpasilloanunciando:—Elalmuerzoestáservido.Losque tengansuspuestos reservadosque se sirvanpasaral cocherestaurante. Los siete ocupantes del compartimiento de Pilar tenían boletospara el primer turno. Se levantaron a la vez y el compartimiento quedó, desúbito,vacíoyapacible.

Pilarseapresuróacerrardeltodolaventanilla,queunadamadeaspectobelicosohabíaabiertounpardecentímetros.Luegoserecostócómodamenteen su asiento y dejó vagar la mirada por el paisaje, compuesto por lossuburbios del norte de Londres. Al oír que se cerraba la puerta delcompartimientonovolvió lacabeza.Eraelhombredelpasillo,yPilar sabíaperfectamentequeentrabaparahablarconella.

—¿Quierequeabralaventanilla?—preguntóStephenFarr.

—Al contrario. He sido yo quien la ha cerrado. Durante la pausa quesiguió,Stephenpensó:

«Unavozcálida,llenadesol...Escálidacomounanochedeverano...»

Pilarpensó:

«Megustasuvoz.Esllenayfuerte.Esatractivo,sí,muyatractivo.»

Stephendijo:

—Eltrenvamuylleno.

Page 5: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Oh, sí! La gente huye de Londres. Debe de ser porque allí todo esnegro.

A Pilar no se la había educado con la convicción de que es un crimenhablar con desconocidos. Sabía cuidar de sí misma tan bien o mejor quecualquierotramuchacha,ynoteníaningúnrígidotabú.

SiStephensehubieraeducadoenInglaterra,sehabríasentidoconfusoalhablarconuna jovenaquiennohabíasidopresentado.PeroStepheneraunhombre sencillo y creía que no era pecado hablar con aquellos que leresultabansimpáticos.

Sonriósinningúnorgulloydijo:

—Londresesunlugarterrible,¿no?

—¡Oh,sí!Nomegustanada.

—Niamí.

—Ustednoesinglés,¿verdad?—preguntóPilar.—Soysúbditobritánico,perovengodeÁfricadelSur.

—Esoloexplicatodo.

—¿Yustedvienedelextranjero?

—Sí,deEspaña.

—¿DeEspaña?¿Esustedespañola?

—Medioespañolanadamás.Mimadreerainglesa.Poresohablotanbienelinglés.

—¿Yquéhaydelaguerra?

—¡Eshorrible!Sehadestrozadomuchoyhamuertounsinfíndegente.

—¿Haestadocercadealgunabatalla?

—No, pero al marchar hacia la frontera fuimos bombardeados por unavión.Mataronalchóferdelautoenqueyoiba.

Stephenlaobservabaatentamente.

—¿Seasustómucho?

Pilarlevantóhaciaéllosojos.

—Todos tenemos quemorir, ¿no es eso? Por lo tanto igual da que bajesilbando del cielo como que llegue de la tierra. Se vive algún tiempo, perodespuéshayquemorirforzosamente.Siemprehaocurridoasíenestemundo.StephenFarrseechóareír.

Page 6: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Ustednodebedeperdonarasusenemigos,¿verdad,señorita?

—Notengoenemigos,perosilostuviera...

—¿Quéharíausted?

—Pues si tuviera un enemigo—respondió serenamentePilar-, si alguienmeodiarayyoleodiase...,pueslemataría.

La respuesta fue pronunciada con tal dureza que Stephen Farr quedódesconcertado.

—Esustedunamuchachamuysanguinaria,señorita.

—¿Quéesloqueleharíaustedaunenemigo?—preguntóasuvezPilar.

—Nosé.Enrealidadnolosé.

—Tiene usted que saberlo. Stephen contuvo la risa y en voz muy bajacontestó:

—Sí,enrealidadsílosé.

Luego,cambiandoapresuradamentedetema,inquirió:

—¿CómoesquehavenidoustedaInglaterra?

—Hevenidoaquedarmeconmisparientesingleses.

—Yacomprendo—replicóStephen,echándosehaciaatrás,preguntándosecuálseríalaimpresióndelosparientesdelajovencuandolavieranllegarparaNavidad.

—¿EsbonitoÁfricadelSur?—inquirióPilar.Stephensepusoahablarledesupaís.Lajovenleescuchabaconlaatencióndeunachiquillaalaquelenarranuncuentobonito.

Elregresodelosocupantesdelcompartimientopusofinalaconversación.Stephen se puso enpie y despidiéndose conuna amplia sonrisa encaminósehacia el pasillo. Al llegar a la puerta tuvo que detenerse unmomento paradejarpasoaunaanciana.SumiradaseposóentoncesenelequipajedePilar.LeyóconinteréselnombredePilarEstravados.Peroalfijarseenladirección,sus ojos se desorbitaron incrédulamente: «Gorston Hall, Longdale,Ardlesfield».

Se volvió a medias, mirando a la muchacha con una nueva expresión:desconcierto, resentimiento, sospecha... Salió al pasillo y permaneció allífumandouncigarrilloconelceñofruncido.

CapítuloIII

Page 7: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

En el enorme salón azul y oro deGorstonHall, Alfred Lee y Lydia, suesposa,estabanhaciendoproyectosparaNavidad.Alfrederadeestaturamásbienbaja,casicuadrado,demedianaedad,rostroamableyojoscastañoclaro.Alhablar levantabapocolavozyprocurabamodularconlamayorclaridad.Tenía la cabezahundidaentre loshombrosydabaunacuriosa impresióndeinercia... Lydia, su esposa, era una mujer muy enérgica. Estabaasombrosamente delgada y se movía con centelleante agilidad. Su rostrocarecíadebelleza,peroteníadistinción.Suvozeraencantadora.

Alfreddecía:

—¡Papá insiste en ello! No puede hacerse otra cosa. Lydia dominó unademándeimpaciencia.

—¿Esquesiemprehasdehacerloqueélquiera?

—Esmuyviejo...

—¡Yalosé,yalosé!

—Quierequetodosehagacomoaéllegusta.

—Es natural, puesto que siempre ha sido así —replicó con sequedadLydia-.Peroundíauotrotendrásqueimponerte,Alfred.

—¿Quéquieresdecir,Lydia?

Lamirótanevidentementeinquietoysobresaltadoque,porunmomento,Lydiasemordióloslabiosypareciódudardesidebíaseguirhablando.

AlfredLeerepitió:

—¿Quéquieresdecir,Lydia?

Lamujerseencogiódehombrosyeligiendocuidadosamentelaspalabrasdijo:

—Tupadresesientemuyinclinadoalatiranía.

—Esviejo.

—Y se hará cada vez más. Y por lo tanto más tiránico. ¿Cómoacabaremos?Por ahoragobierna según leplacenuestrasvidas.Nopodemosforjarningúnplananuestrogusto.Silohacemos,seenferma.

—Piensaqueesmuybuenoconnosotros.

—¿Buenoconnosotros?

—Sí,muybueno,recuérdalo—declaróconciertadurezaAlfred.

—¿Quieresdecirmonetariamente?

Page 8: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Sí.Susnecesidadessonmuyreducidasysencillas.Sinembargo,nuncanosha regateadoni un céntimo.Puedesgastar lo quequieras en trajes y enestacasa,ytodaslasfacturassonpagadassinprotestaalguna.Sinirmáslejos,lasemanapasadanosregalóunautonuevo.—Reconozcoqueenloquehacereferencia al dinero, tu padre es muy generoso —declaró Lydia-. Pero encambioquierequeseamoscomoesclavossuyossinningunaréplica.

—¿Esclavos?

—Sí,ésaeslapalabra.Túeressuesclavo,Alfred.Sihemosdecididosalirya tupadre se leocurredeprontodesearquenonosmarchemos, anulas lasalidaytequedasencasasinlamenorprotesta...Notenemosvidapropia...

AlfredLeereplicó,muydisgustado:

—Quisieraquenohablasesasí,Lydia.Temuestrasmuyingrata.Mipadrehahechosiempremuchopornosotros.

Lydiatuvoquemorderselos labiospararetener larespuestaqueestabaapuntodesoltar.Encogiósedenuevodehombros.

—Sabesmuybienquemipadresienteunagransimpatíahaciati,Lydia.

—Puesyonopuedodecirlomismorespectodeél—replicóclaramentelamujer.

—Medueleoírtehablarasí.Esdelamentarescucharesaspalabrasentuslabios.

—Esposible,peroavecesunatienelanecesidaddedecirlaverdad.

—Sipapásospechara...

—Tupadresabemuybienqueyonolequiero.Creoqueesoledivierte.

—Realmente,Lydia,creoqueenesoestásequivocada.Muchasvecesmehahabladodelobienqueteportasconél.

—Esnatural.Siempreheprocuradosercortés.Yloseguirésiendo.Ahorasólosetratadequesepascuálesmimaneradepensarysentirconrespectoatupadre.Meesantipático.Loconsiderountirano.Tetratacomoaunmuñecoyluegoseríedetucariñohaciaél.Yadebierashaberteimpuestohaceaños.

—Estábien,Lydia,nohablesmás.Lamujersuspiró.

—Lo siento. Puede que me equivoque... Hablemos de los invitados deNavidad.¿CreesquetuhermanoDavidquerrávenir?

—¿Porquéno?

Lydiamoviódubitativamentelacabeza.

Page 9: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Davidesunchicomuyraro.Haceañosquenohaentradoenestacasa.Queríamuchoasumadreynolegustavisitarestacasa.

—Davidsiempreatacólosnerviosdepapáconsumúsicaysussueños.Avecespuedequepapá fueraunpocoduroconél.De todas formas,creoqueDavideHildanosenegaránavenir.SeráNavidad.

—Paz y buena voluntad —declaró Lydia, curvando irónicamente loslabios-. Ya veremos, George y Magdalene vendrán. Puede que lleguenmañana.MetemoqueMagdaleneseaburramucho.

Alfreddeclaróconciertodisgusto:

—NuncahepodidocomprenderporquémihermanoGeorgesecasóconunamujerveinteañosmásjovenqueél.Claroquesiemprefueunloco.

—Pues en su carrera ha tenido mucho éxito —declaró Lydia-. Suselectores le aprecian. Creo que Magdalene le ayuda mucho en su carrerapolítica.

—No me es nada simpática —murmuró Alfred-. Es muy guapa, peronuncamehefiadomuchodelasapariencias.Escomounadeesasperrasqueparecendecera...

—Y por dentro son malas, ¿no? —sonrió Lydia-. ¡Resulta cómico quehablesasí,Alfred!

—¿Porqué?

—Porquegeneralmenteeresunhombremuybueno.Nodicesnadamalodenadie.Aveceshastasientorabiadequenoseasdesconfiado.Elmundoesmalo.

—Siempre he creído que el mundo es tal como uno lo hace —sonrióAlfred.

—No. El mal no está sólo en nuestro pensamiento. El mal existe... Túpareces no darte cuenta de su realidad.Yo sí. Siempre lo he notado en estacasa...—Lydiasemordióloslabiosysealejó.

—¡Lydia!—lallamósumarido.

PeroellalevantóunamanoysusojosseñalaronalgoqueestabadetrásdeAlfred.

Éste se volvió, descubriendo a un hombremoreno, de rostro bondadoso,queestabadepiejuntoalapuerta,deferentementeinclinado.

—¿Quépasa,Horbury?—preguntóLydia.

—MísterLee,madame—replicóenvozbajaHorbury-.Mehaencargado

Page 10: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

queleaviseausteddequehabrádosinvitadosmásparaNavidad.Deseaqueustedhagaprepararsushabitaciones.

—¿Dos individuosmás?—replicó Lydia.—Sí, señora.Otro caballero yunajoven.

—¿Unajoven?—preguntó,extrañado,Alfred.

—Sí,señor.EsofueloquedijomísterLee.—Subiréaverle...—empezóLydia.

Horburyhizounligerísimomovimiento,perofuesuficienteparadeteneraLydia.

—Perdone la señora, peromíster Lee está durmiendo la siesta. Encargóquenoselemolestase.—Perfectamente—dijoAlfred-.Noledespertaremos.

—Muchasgracias,señor.—YHorburyseretiró.

—¡Cómoodioaesehombre!—exclamóLydia-.Vadeunladoaotrodelacasacomoungato.Unanuncaleoyellegaromarcharse.

—Amí tampocome es simpático. Pero sabe bien su oficio.No es fácilconseguir un buen ayuda de cámara.Y lomás importante es que a papá legusta.

—Sí, es verdad, eso es lo más importante, Alfred. Y, a propósito, ¿quéjovenesésa?

—Nolosé.Norecuerdoaninguna.

Losesposossemiraron.LuegoLydiadijo,conunalevecontraccióndesuexpresivaboca:

—¿Sabesloqueestoypensando,Alfred?

—¿Qué?

—Creoqueúltimamentetupadresehaestadoaburriendo.MeimaginoqueseestápreparandounadivertidafiestadeNavidad.

—¿Presentandoadosdesconocidosalcírculodelafamilia?

—Noconozcolosdetalles,peromeparecequetupadrepreparaalgoparadivertirse.

—Ojaláencuentrealgúnplacerenhacerlo—declarógravementeAlfred-.Comprendoloquedebesufrirelpobre,conunapiernainmovilizada,despuésdelavidatanagitadaquehallevado.

—Sí,muy agitada—repitió Lydia, dando una oscura significación a laspalabras.

Page 11: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Alfreddebiódeentenderla,puesenrojecióintensamente.

—¡No comprendo cómo ha podido tener un hijo como tú! —exclamóLydia-.Soislosdospolosopuestos.Yéltedomina...ytúleadoras.

—Meparece quevas demasiado lejos,Lydia—dijoAlfred, algovejado-.Meparecemuynaturalqueunhijoquieraasupadre.Loextrañoseríaquenoloquisiera.

—En ese caso, la mayoría de los miembros de esta familia sonextraordinarios—sonrióLydia-.¡Oh,nodiscutamos!Perdóname.Yaséqueheherido tus sentimientos. Créeme, Alfred, no pensaba decir eso. Te admiroenormemente por tu fidelidad. La lealtad es una virtud muy rara en estostiempos.Puedeque esté celosa.Si lasmujeres sienten celos de sus suegras,¿porquénohandesentirlosdesussuegros?

—Tedominalalengua,Lydia.Notienesningúnmotivoparaestarcelosa.

Lydialediounbesoenlaoreja.

—Ya lo sé, Alfred. Además, no creo que hubiese sentido celos de tumadre.Megustaríahaberlaconocido.

—Fueunapobrecriatura—dijo.

Sumujerlemiróextrañada.

—¿Es ésa la manera más natural de mencionarla? ¿Una pobre criatura?Muyinteresante...

Conlamiradavaga,Alfredsiguió:

—Siempreestabaenferma...Avecesrecuerdoquelloraba...

—Moviólacabeza-.Noteníaespíritu.

—Quéraro...

PerocuandoAlfredsevolvióparainquirirelsignificadodeestaspalabras,Lydiamoviólacabezay,cambiandodeconversación,dijo:

—Puesto que no tenemos derecho a saber quiénes son esos inesperadoshuéspedes, iré a terminar con mi jardín. —Hace mucho frío. El viento eshelado...

—Yameabrigaré.

Lydia salió del cuarto. Al quedarse solo, Alfred Lee permaneció unmomentoinmóvil,frunciendoelceño.Luegosedirigióalagranventanadelfinalde laestancia.Fuera,una terraza rodeabacasi toda lacasa.AlcabodeunosminutosviosalirporellaaLydiaconuncestoplano.Llevabaungruesoabrigo.Dejóelcestoenelsueloysepusoatrabajarenunsumiderodepiedra,

Page 12: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

cuyosbordessobresalíanligeramentedelsuelo.

Su marido la observó durante algún tiempo. Por fin abandonó lahabitación, se puso un abrigo y salió a la terraza por una puerta lateral.Mientras avanzaba por allí pasó junto a otros sumideros convertidos enminúsculosjardines,productotodoellodeloságilesdedosdeLydia.

Uno figuraba una escena de desierto con amarillenta arena, un pequeñomacizodepalmerasdehojalatapintada,yunaprocesióndecamelloscondosotresfigurillasárabes.Algunaschozasdebarro,estiloprimitivo,habíansidohechasdeplastilina.Habíatambiénunjardínitaliano,conterrazasymuchasflores de cera. Otro de los jardincitos era un paisaje ártico, con trozos degruesocristalverde,quehacíanlasvecesdeiceberg,yungrupodepingüinos.Acontinuaciónveníaunjardínjaponés,conunosarbolillosfloridos,unespejoqueservíadeagua,sobreelcualveíanseextendidosunospuentesdeplastilina.

Por fin llegóalsumiderodondeestaba trabajandosuesposa.Lydiahabíaextendido una hoja de papel azul que cubría con un vidrio. Alrededor seamontonabanlasrocas.Enaquelmomento,Lydiaestabasacandopiedrecillasdeunabolsaycolocándolasde formaquepareciesen laarenadeunaplaya.Entrelaspiedrashabíapequeñoscactos.

—Esoes—decíaLydia-.Asímeloimagino...

—¿Cuálestuúltimaobradearte?—preguntóAlfred.Lydiasesobresaltó,puesnolehabíaoídollegar.

—¿Esto?EselmarMuerto.¿Tegusta?

—Unpocoárido,¿no?Tendríaquehaberalgomásdevegetación.

Sumujermoviónegativamentelacabeza.

—Ésa es la idea que me he forjado del mar Muerto. Está muerto,¿comprendes?

—Noesbonitocomolosotros.

—Nopretendoqueseabonito.

Se oyeron pasos en la terraza. Un viejo criado de cabellos blancos,ligeramenteinclinadohaciadelante,avanzabahaciaellos.

—LaesposademísterGeorgeLeeestáalteléfono,señora.PreguntasihayalgúninconvenienteenqueellaymísterGeorgelleguenmañanaalascincoyveinte.

—Ninguno.Dígalequepuedenveniraesahora.

—Muybien,señora.

Page 13: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Elcriadosealejó.Lydialevioalejarse.Laexpresióndesurostrosehabíasuavizado.

—El bueno de Tressilian. ¡Qué ayuda es para nosotros! No sé lo queharíamossinél.

Alfredsemostródeacuerdo.

—Pertenece a la vieja escuela. Hace casi cuarenta años que está connosotros.Nosprofesaverdaderaydesinteresadadevoción.

—Sí,escomolos fielesmayordomosde lasnovelas.Creoquesedejaríamatarcontaldepoderprotegeralafamilia.

—Sí,creoquesí—murmuróAlfred.Lydiaterminódearreglareljardín.

—¡Yaestátodopreparado!—dijo.

—¿Preparado?—Alfrednopareciócomprender.

—ParaNavidad,tonto.ParaesasentimentalNavidadfamiliarquevamosadisfrutar.

CapítuloIV

Davidestabaleyendolacarta.Alfinhizounabolaconellaylatirólejosdesí.Después,alcanzándola,laalisóyvolvióaleerla.

Inmóvil,sinpronunciarniunasolapalabra,Hilda,sumujer,leobservaba.Había notado el temblor de los músculos faciales de su marido y losmovimientosespasmódicosde todosucuerpo.CuandoDavidhuboapartadode la frente el mechón de cabellos que siempre tendía a caer sobre ella, ylevantandolacabezalamiró,lamujerestabayapreparada.

—¿Quédebemoshacer,Hilda?

Hildavacilóunmomentoantesdecontestar.Habíanotado lasúplicaquevibraba en su voz. Sabía lo mucho que él confiaba en ella. Siempre habíadependido de ella, desde su matrimonio. Sabía que podría influir de unamanera decisiva en la determinación que tomara. Pero, por eso mismo,procurónodecirnadadefinitivo.

Convozserenaytranquilizadora,comoladeunamadre,replicó:

—Tododependedetussentimientos,David.

Hilda era más bien gruesa. No era hermosa, pero poseía cierto donmagnético. Había en ella algo de cuadro holandés. Su voz era cálida y

Page 14: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

alentadora. Su vitalidad era intensa... Esa vitalidad que tanto atrae a losdébiles.Unamujergorda,demedianaedad,nomuylistanimuyinteligente,pero con algo que no podía pasar inadvertido. ¡Fuerza! ¡Nilda Lee teníafuerza!¡Sí,completa!

Davidselevantóycomenzóapaseardeunladoaotrodelahabitación.Ensu cabellera casi no se advertía ninguna hebra gris. Su aspecto eraextraordinariamente juvenil. Su rostro recordaba el de los caballeros deBourneJones.Teníaalgodeirreal.

—Yadebíasdeconocermissentimientos,Hilda—replicóalfin.

—Noestoysegura.

—Pero te lo he dicho... ¡Te lo he dichomuchas veces! ¡Sabes cómo losodioatodos,alacasa,alcampodelosalrededores...atodo!Sólomerecuerdadolores.¡Odiohastaelúltimomomentoquepaséallí!¡Cuandopiensoenello,entodoloquellegóasufrirmimadre...!

Hildasonriótristemente.

—Eratanbuenaytanpaciente,Hilda.Siempreenlacama,tanpaciente...Pero soportándolo todo, aguantando... ¡Y cuando pienso enmi padre!—Surostro se ensombreció-. Él fue el causante de tanto dolor. La humilló,vanagloriándose ante ella de sus líos amorosos, siéndole siempre infiel ysiempreocupándosedenoocultarlo.

—Nodebíahaberlosoportado—dijoNilda-.Debióabandonarlo.

—Erademasiadobuenaparahacer eso—replicóconacentode reprocheDavid-. Creía que su deber era seguir allí. Además, era su hogar. ¿Adóndehubieseido?

—Pudohaberseforjadounanuevavida.

—Enaquellostiemposnopodíahacerseunacosaasí.Túnocomprendes.Lasmujeresnoseportabandeesaforma.Soportabanlainfidelidad.Teníaquepensar en nosotros. Si se hubiera divorciado de mi padre, ¿qué hubiesesucedido? Probablemente él se hubiera vuelto a casar. Hubiera habido unasegundafamilia.Nuestrosinteresessehubieranidoaldiablo.Teníaquepensarentodoello.

Hildanoreplicó,yDavidsiguió:

—No;hizobien.Eraunasanta.Aguantóhastaelfinsinquejarse.

—Notansinquejarse,puesentoncestúnohubierassabidotantodeloquepasaba,David—dijoHilda.—Sí,mecontóalgo...sabíalomuchoqueyolaquería.Cuandomurió...

Page 15: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Seinterrumpió,pasándoselasmanosporloscabellos.

—¡Nilda,fuehorrible!¡Quédesolación!Eraaúnjoven.Noteníaquehabermuerto.¡Mipadrelamató!Élfueelresponsabledesumuerte.Ledestrozóelcorazón.Decidínovivirmásbajoelmismotechoqueél.Memarché.Huidetodoello.

—Hicistemuybien—aprobóNilda-.Eraloquedebíashacer.

—Mi padre quería que trabajase con él —siguió David-. Eso hubierasignificado vivir en su casa. No lo habría soportado. No comprendo cómoAlfredloaguanta...cómolohaaguantadotantotiempo.

—¿Noseharebeladonuncacontraél?—preguntóconinterésNilda-.Creoquemeexplicastealgoacercadequedejóotracarrera.

Davidmovióafirmativamentelacabeza.

—AlfredteníaqueingresarenelEjército.Mipadreloarreglótodo.Alfred,elmayordeloshermanos,debíaingresarenunregimientodecaballería.Harryy yo teníamos que trabajar en la oficina. George tenía que dedicarse a lapolítica.

—¿Ynofueasí?

Davidmoviónegativamentelacabeza.

—Harry lo estropeó todo. Tenía un temperamento salvaje. Se metió endeudas y en toda clase de disgustos. Por fin, un día se escapó con varioscentenares de libras que no le pertenecían, dejando una nota en la queafirmabaqueeltrabajarenunaoficinanohabíasidohechoparaélyqueseibaacorrermundo.

—¿Ynohabéisvueltoasaberdeél?Davidseechóareír.

—¡Yalocreo!¡Ymuyamenudo!Siempreestabacablegrafiandopedidosdedinerodesdetodoslospuntosdelglobo.Corrientementeloconseguía.

—¿YAlfred?

—MipadrelehizoabandonarelEjércitoymeterseenlaoficina.

—¿Ledisgustó?

—Alprincipio,mucho.Odiabaaqueltrabajo.PeropapásiemprehapodidohacerconAlfredloquelehadadolagana.Supongoquedebedeseguirsiendosumuñeco.

—¡Ytúteescapaste!—sonrióHilda.

—Sí.FuiaLondresyestudiépintura.Mipadremedijoclaramentequesicometía una locura semejante me otorgaría una renta mientras él viviera y

Page 16: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

luego, almorir, nome dejaría nada. Le contesté que nome importaba.Mellamóidiotaymuchascosasmás.Nolehevueltoaverdesdeentonces.

—¿Ynotehasarrepentido?

—No.Comprendoqueconmiartenollegarénuncaaningúnsitio.Jamásseréungranartista,peroenestacasitasomosfelices,nonosfaltalonecesario.Ysimuerotengoparatiunsegurodevida.

Hizounapausa,yañadió,golpeandolacartaconlamano.

—¡Yahoraesto!

—Lamentoquetupadretehayaescrito,puestoquetetrastornatanto.

Davidcontinuó,comosinolahubieraoído:

—Pidiéndome que lleve a mi mujer a pasar con ellos la Navidad; yexpresandosuesperanzadequeestemostodosreunidos,formandounafamiliabienunida.¿Quépretenderá?Noloentiendo.

—¿Es que no está claro? —inquirió Hilda-. Tu padre se hace viejo.Empieza a ponerse sentimental con respecto a la familia. Eso les pasa amuchos.

—Puedequesí.

—Esviejoyestásolo.

—Quieresquevaya,¿verdad,Hilda?

—Seríacruelnoacudirasullamada—replicóconlentitudHilda-.Talvezseaunamujeranticuada,mas¿porquénotenerpazybuenavoluntadenlasNavidades?—¿Despuésdetodocuantotehecontado?

—Yalosé.Peroesopertenecealpasado.Pasóhacemuchotiempo.Sehaolvidadoya.

—Yono.

—Porque tú no quieres que se olvide. Mantienes el pasado vivo en tuimaginación.

—Nopuedoolvidar.

—Noquieres.

—Los Lee somos así. Recordamos las cosas durante años enteros,meditamossobreellas,mantenemoslatenteslosrecuerdos.

Algoimpaciente,Hildareplicó:

—¿Y eso es algo digno de orgullo? ¡Yo no lo creo! David mirópensativamenteasumujer.

Page 17: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Porlovisto, túnoconcedesgranvalora la lealtad...a la lealtaddeunrecuerdo.

—Creoenelpresente—contestóHilda-.Noenelpasado.Elpasadodebeolvidarse.Sitratamosdemantenervivoelpasado,acabamosdesfigurándolo.Lovemosentérminosexagerados,desdeunafalsaperspectiva.

—Puedo recordar perfectamente todos los incidentes y palabras deaquellosdías—declaróDavidconpasión.

—Sí, pero no debieras recordarlos. No es natural. Estás aplicando aaquellos días el juicio de un niño, en vez de mirarlos con los ojos de unhombre.

—¿Yquédiferenciapuedehaber?—preguntóDavid.

Hilda vaciló. Se daba cuenta de que sería un error seguir adelante y, sinembargo,habíacosasquedeseabacontodasualmadecir.

—Creoquevesatupadrecomoaunserdiabólico—dijo-.Leconviertesen la personificación del mal. Probablemente, si le vieras ahora te daríascuentadequeesunhombrecomolosdemás;unhombrequetalvezsedejóarrastrarporsuspasiones,unhombrecuyavidanoestálibredecrítica,pero,alfinyalcabo,unhombre...,nounaespeciedemonstruoinhumano.

—Tú no puedes comprender esto. La manera que tuvo de tratar a mimadre...

Gravemente,Hildareplicó:

—Hayciertasdebilidades,renunciamientoosumisión,quegenerantodolomaloenelhombre.Encambio,esemismohombre,teniendoellauncarácterdecidido,sehabríaportadodeunaformamuydistinta.

—¿Esquequieresdecirquefueculpademimadre?

—No,noquierodecireso.Nomecabelamenordudadequetupadretratómuymala tumadre,peroelmatrimonioesalgomuyextraordinario,ydudomuchoqueunextraño,aunqueseahijodelaparejaencuestión,tengaderechoajuzgareseasunto.Además,todoturesentimientoactualnopuedeservirdenadaatumadre.Todohapasadoya...todoquedóatrás...Loúnicoqueahoraquedaesunhombredébilyenfermoquepideasuhijoquevayaapasar lasNavidadesencasa.

—¿Ytúquieresqueyovaya?

Hildavacilóuninstantey.luego,tomandosúbitamenteunadecisión,dijo:

—Sí,quieroquevayasyabandonesparasiempreeserencor.

Page 18: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

CapítuloV

GeorgeLee,miembrodelParlamentoporWesteringham,erauncorpulentocaballerodecuarentayunaños.Susojos,algosaltones,erandeunazulpálidoysuspicazexpresión.Subarbillaerabastanteanchayhablabaconpedantería.

Comoelquepronunciaunasentencia,dijo:

—Yatehedicho,Magdalene,quecreoquemideberesir.

Sumujerencogióse,impaciente,dehombros.

Era delgada, rubia platino, cejas en arco y rostro ovalado. En algunosmomentossabíaquitaraaquelrostrotodaexpresión.Enaquellosinstantes,asíera.

—Serámuyaburrido,teloaseguro.

—Además —y el rostro de George Lee se iluminó al ocurrírsele unabrillante idea-,nos ahorramosunoscuantosgastos.Navidadorigina siempreunsinfíndegastos.

—Está bien.Al fin y al cabo, laNavidad es siempre aburrida—suspiróMagdalene.

—Podemos dar fiesta a los criados. Ellos esperarán un pavo y una cenamuyabundante...

—¡PorDios,siempreestáspreocupadoporeldinero!

—Alguientienequepreocuparse,¿no?

—Sí,peroesabsurdopretenderesos insignificantesahorros.¿Porquénohacesquetupadretedémásdinero?

—Yamedamucho.

—Es horrible tener que depender así de tu padre. Debiera poner algúndineroatunombre.

—Ya sabes que no le gusta hacer las cosas así. Magdalene miró a sumarido.Depronto,elpálidoeinexpresivorostroseiluminó.

—Esenormemente.rico,¿verdad,George?Magdalenelanzóunsuspiro.

—Dosotresvecesmillonario,creo.

—¿Cómologanótodo?EnÁfricadelSur,¿verdad?

—Sí, alprincipiode la colonizaciónhizounagran fortuna.Casi todoendiamantes.

Page 19: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Quéemocionante!

—Luego vino a Inglaterra y se metió en grandes negocios que lepermitierondoblarotriplicarsufortuna.

—¿Quéocurrirácuandomuera?

—Papánohahabladonuncaacercadeeseasunto.Comoesnatural,nosele puede preguntar. Supongo que la parte más importante de su dinero laheredaremosAlfredyyo.Alfredseráelprincipalbeneficiado.

—Tienesotroshermanos,¿verdad?

—Sí;estáDavid.Nocreoqueletoquemucho.Semarchóparadedicarsealarteoaalgunadeesastonterías.Creoquepapáleadvirtióquesisemarchabaledesheredaría.Davidcontestóquenoleimportaba.

—¡Quéidiota!—exclamódespectivamenteMagdalene.

—TambiénestabamihermanaJennifer.Semarchóconunextranjero.Unartista español.Uno de los amigos deDavid.Murió hace un año.Creo quedejóunahija.Puedequepapá le leguealgo,peronomucho.Y luego, claroestá,tenemosaHarry.

Seinterrumpió,unpocoembarazado.

—¿Harry?—inquirióMagdalene-.¿QuiénesHarry?

—Pues...,mihermano.

-—Nosabíaquetuviesesotrohermano.

—No ha sido ninguna honra para la familia.Nunca se le nombra.Hacealgunosañosquenosabemosnadadeél.Probablementeestarámuerto.

Magdaleneseechóareír.

—¿Quétepasa?¿Dequéteríes?

—Estabapensandoenlocómicoqueesquetútengasunhermanoasí.¡Tú,un hombre tan respetable! Por más que me parece que tu padre no lo esmucho.

—¡Magdalene!

—Avecesdicecosasquehacenruborizar.

—Magdalene,mesorprendeoírte.¿Lydiapiensaigual?

—ALydianoledicelasmismascosas.—YMagdaleneañadió, irritada-:No,aellanuncaselasdice.Nocomprendoporqué.

Georgedirigióunarápidamiradaasuesposayluegovolviólacabeza.

Page 20: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Enpartesecomprende.Papáesmuyviejoynecesitaalguienconquiensimpatizar.

—¿Estámuyenfermo...deveras?—dijoMagdalene.

—Esmuyfuerte.Detodasformas,puestoqueporNavidadquieretenerasu alrededor a toda la familia, creo que debemos ir. Puede ser la últimaNavidad.

—Túdiceseso,George,peroamímeparecequevivirámuchosaños.

Algodesconcertado,elmaridocontestó:

—Notengolamenorduda.

—Bueno, creo que haremos bien en ir —murmuró Magdalene,volviéndose-.¡Peromeindigna!AlfredesmuyaburridoyLydiameatacalosnervios.

—Esosontonterías.

—Noloson.Yelcriadoaquel...

—¿Tressilian?

—No.Horbury.Vadeunladoaotrocomoungato.

—Realmente,Magdalene,nocomprendoqueHorburypuedamolestarte.

—Meataca losnervios,esoes todo.Perononospreocupemos. IremosapasarlasNavidadescontupadre.Noescosadeofenderle.

—Claro...Yencuantoalacenadelaservidumbre...

—Déjaloparaotromomento,George.VoyatelefonearaLydiayadecirlequellegaremosalascincoyveintedemañana.

Magdalenesalióprecipitadamentedelcuarto.Despuésdetelefonearsubióasuhabitaciónysesentófrenteasuescritorio.Bajólatapayrebuscóensusnumerosos compartimientos. De ellos brotó una cascada de facturas.Magdaleneintentóordenarlasunpoco.Porfin,conunimpacientesuspiro,lasvolvióacolocarenlossitiosdedondehabíansalido.Sepasóunamanoporsuplatinadacabelleraymurmuró:

—¡Diosmío!¿Quévoyahacer?

CapítuloVI

En el primer piso de Gorston Hall, un largo pasadizo conducía a una

Page 21: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

amplia habitación, desde la cual se dominaba el paseo principal. Era unaestanciaamuebladaconelmásllamativodelosestilosanticuados.Lasparedesestabancubiertasdepapelbrocado,habíasillonesdecuero, jarrosdecoradoscondragones,esculturasdebronce...Todoenellaeramagníficoysólido.

En el amplio sillón de alto respaldo se sentaba un hombre delgado yconsumido. Sus engarfiadas manos reposaban sobre los brazos del sillón.Llevaba una vieja bata azul. Calzaba zapatillas de fieltro. Tenía el cabelloblancoyelcutisamarillo.

Cualquiera hubiese creído que se trataba de una figurilla insignificante.Perolaaguileñanarizylosojososcuroseintensamentevivoshubieranhechovariardeopiniónalobservador.Habíaallívidayvigor.

Decuandoencuando,elviejoSimeonLeesoltabaunarisita.

—¿EntregómimensajeaAlfred?—preguntó.Horburyestabadepiejuntoalsillón.Convozsuaveyhumildereplicó:

—Sí,señor.

—¿Ledijoexactamenteloqueyoleencargué?¿Lasmismaspalabras?

—Sí,señor.Nocometíerrores.

—Yesmejorquenoloscometa,puestendríaquelamentarlo.¿Yquédijo,Horbury?¿QuécontestóAlfred?Convozlentayapagada,Horburyexplicóloocurrido.Elviejovolvióareír,frotándoselasmanos.

—¡Magnífico!¡Estupendo!Debendehaberpasadotodalatardehaciendocábalas.¡Magnífico!Ahorahablaréconellos.Hágalossubir.

—Perfectamente,señor.

Con paso silencioso, Horbury salió de la habitación. El ancianopermaneció inmóvil en su sillón, acariciándose la barbilla, hasta que se oyóunallamadaenlapuerta.LydiayAlfredentraronenlahabitación.

—¡Ah,ya estáis aquí!QueridaLydia, siéntate ami lado. ¡Quéhermososcolorestienes!

—Heestadofuera.Elfríohaceenrojecer.

—¿Cómo estás, papá? —inquirió Alfred-. ¿Has descansado bien estatarde?

—Estupendamente.Heestadosoñandoconlostiempospasados.Antesdequemehicieraricoymeconvirtieseenunodelospilaresdelasociedad.

Soltóunarisaseca.

Sunuerapermanecíainmóvil,sonriendoconcortésatención.

Page 22: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Alfredpreguntó:

—¿Quiénessonesosdosinvitadosquenoconocemos?

—¡Ah, sí!Tengoquehablarosdeello.VamosacelebrarunasNavidadesmagníficas este año. Sobre todo para mí. A ver... Vendrán George yMagdalene...¿Losabéis?

—Sí,lleganmañanaalascincoyveinte—dijoLydia.

—PobreGeorge—murmuróelviejo-.Noesmásqueunglobohinchado.Sinembargo,esmihijo.

—Suselectoresleaprecian—intervinoAlfred.

Simeonseechóareír.

—Porquecreenqueeshonrado,seguramente.¡Honrado!JamáshaexistidounLeehonrado.

—¡Oh,papá!

—Atihayquedescontarte,hijo.

—¿YDavid?—preguntóLydia.

—David... Tengo curiosidad por verle después de tantos años. Era unchiquillounpocoloco.¿Cómoserásumujer?Porlomenosnosehacasadoconunamujerveinteañosmásjovenqueél,comoeseidiotadeGeorge.

—Hildaescribióunacartamuyamable—explicóLydia-.Herecibidountelegrama,confirmándolaydiciendoquellegaránmañana.

Susuegroledirigióunapenetrantemirada.Luegoseechóareír.

—Lydianuncacambia—dijo-.Lodigoen tuhonor,Lydia.Eresdepurasangre.Senotatubuenaeducaciónytubuenafamilia.Escuriosoesodelascualidadesydefectoshereditarios.Detodosvosotros,sólounohasalidoamí.De todos los cachorros, sólo uno —le danzaron los ojos-. Ahora adivinadquiénvieneapasarlasNavidadesaquí.Podéiscontestartresvecesyapuestocincopeniquesaquenoacertáis.

Miróasuhijoyasunuera,sonriendoastutamente.Porfin,Alfreddijo:

—Horburynoscomentóqueesperabasaunajoven.

—Yestoysegurísimodequeesote intrigó.Puessí.Pilarestáapuntodellegar.Hedadoórdenesalchoferparaquevayaarecogerla.

—¿Pilar?—murmuróAlfred.

—PilarEstravados—contestóSimeon-.LahijadeJennifer.Minieta.Megustaríasabercómoes.

Page 23: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Pero si nunca me habías dicho...!—exclamó Alfred. El viejo seguíariendo.

—No;quiseguardarloensecreto.HicequeCarltonescribierayarreglaselascosas.

Conacentoheridoydereproche,Alfredrepitió:

—¡Nuncamehabíasdicho...!

—Hubieraechadoaperderlasorpresa—replicósupadre-.¿Tedascuentadeloquesignificarátenerotravezsangrejovenbajoestetecho?NolleguéaconoceraEstravados.Megustaríasabersi lachicahasalidoalpadreoa lamadre.

—¿Deverascreesqueesprudente?—empezóAlfred-.Teniéndolotodoencuenta...

Elviejoleinterrumpió.

—Laseguridad...laseguridad...Tepreocupademasiadolaseguridad,hijomío. Yo no he sido así. Vive como quieras y haz lo que te dé la gana sinpreocupartedelasconsecuencias.Éstehasidomilema.Lachicaesminieta.Laúnicanietaonietodelafamilia.Nomeimportaquiénfuerasupadreniloquehizo.Escarnedemicarneysangredemisangre.Yvaaveniraviviraestacasa.

—¿Sequedaráaviviraquí?—preguntóLydia.Elviejodirigióunarápidamiradaasunuera.—¿Tienesalgúninconveniente?

Lydiamoviónegativamentelacabeza.

—No creo ser yo la personamás indicada para poner reparos a que unanietadeustedvengaavivirasucasa,¿no?Sóloestabapreguntándomecómoseráesajoven,ypreocupándome...

—¿Dequétepreocupas?

—Pensabaenquenosésiseráfelizaquí.Elviejoirguiólacabeza.

—No tiene ni un céntimo. Deberá estar agradecida. Lydia encogióse dehombros.

SimeonsevolvióhaciaAlfred.

—¿Lo ves?Vamos a pasar unasNavidadesmagníficas. Todosmis hijosreunidosamialrededor.¡Todosmishijos!Ahítieneslaclaveparaelrestodelmisterio,Alfred.Adivinaquiéneselotrovisitante.

Alfredmiróboquiabiertoasupadre.

—¡Todos mis hijos! ¡Adivina, muchacho! ¡Pues, claro, Harry! ¡Tu

Page 24: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

hermanoHarry!

Alfredsehabíapuestomuypálido.

—¿Harry?—tartamudeó-.¿Harry...?

—Elmismo.

—Pero...sicreíamosqueestabamuerto.

—Noeraél.

—¿Ylehacesvolverdespuésde...detodo...?

—El hijo pródigo, ¿eh? ¡Tienes razón! El carneromás rollizo. Tenemosque matar el cordero mejor cebado, Alfred. Tenemos que hacerle un granrecibimiento.

—Tetrató...atiy...atodos...muydesconsideradamente—dijoAlfred.

—No es necesario que saquéis a relucir sus crímenes. La lista es larga.Perodebes recordarqueenNavidad seperdonan todas lasculpas.Debemoscelebrarelretornoacasadelhijopródigo.

—Ha sido... una sorpresa —murmuró Alfred-. Nunca soñé que Harryvolvieraahallarsebajoestetecho.Simeonseinclinóhaciadelante.

—TúnuncahasapreciadoaHarry,¿verdad?—preguntóconvozsuave.

—Despuésdecómoseportócontigo...Simeonseechóareír.

—Elpasado,pasadoestá...Ésteeselespíritudelcristianismo,¿no,Lydia?

Éstahabíapalidecido.Convozseca,replicó:

—VeoqueesteañosehapreocupadomuchoporlasfiestasdeNavidad.

—Quieroestarrodeadodemifamilia.Pazybuenavoluntad.Soyunviejo.¿Tevas,hijo?

Alfredhabíasalidoapresuradamentedelahabitación.Lydiasedetuvounmomentoantesdeseguirle.

—Lanoticialehatrastornado.ÉlyHarrynuncasellevaronbien.HarryseburlabadeAlfred.Lellamaba:«LentoySeguro».

Lydiaabriólaboca.Estabaapuntodehablar;luego,alnotarlaanhelanteexpresióndelviejo,secontuvo.Comprendióqueaqueldominiodesímismadecepcionabaasusuegro.Elnotarestolepermitióañadir:

—Laliebreylatortuga,¿no?Detodasformas,latortugaganalacarrera.

—Nosiempre—replicóSimeon-.Nosiempre,miqueridaLydia.

—PerdonequevayaaacompañaraAlfred—sonrióLydia-.Lasemociones

Page 25: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

inesperadassiemprelotrastornan.

Elancianoriodenuevo.

—Sí,aAlfrednolegustanloscambios.

—PeroAlfredlequiereaustedmucho.

—Yesoteextraña,¿verdad,Lydia?—Avecessí.

Cuando lamujer salió de la estancia, Simeon quedósemirando hacia lapuertapordondehabíasalido.Riosuavementeysefrotólasmanos.

—Nosvamosadivertirmucho,mucho—dijo-.EstasNavidadesvanaseralgofantástico.

Haciendounesfuerzosepusoenpiey,conayudadesubastón,cruzó lahabitación. Llegó hasta una gran caja de caudales que se hallaba en unextremodelaestancia.Hizogirarlacombinación.Lapuertaseabrióyelviejorebuscó con mano temblorosa en su interior. Sacó un maletín de cuero y,abriéndolo,jugueteóconunmontóndediamantessintallar.

—Bien, hermosos, bien. Siempre iguales. Siempre mis viejos amigos.Aquellos tiempos eran buenos. A vosotros, amigos míos, no os cortarán nipulirán. No colgaréis del cuello de ninguna mujer, ni de sus orejas, ni osostentarán en sus dedos. ¡Soismíos! ¡Mis viejos amigos!Nosotros sabemosbastantescosassecretas,¿verdad?Dicenquesoyviejoyestoyenfermo,peroaúnnoestoyacabado.Aúnlequedamuchavidaalviejoperro.Ylavidatiene,todavía,muchascosasdivertidas.Podremosdivertirnos.

SEGUNDAPARTE

23DEDICIEMBRE

CapítuloI

Tressilian acudió a responder a una llamada a la puerta. Ésta había sidoinusitadamente agresiva, y antes de que pudiera atravesar el vestíbulo, eltimbrevolvióasonar.

Tressilianenrojeció. ¡Era indigno llamarasía lacasadeuncaballero!Atravésdelbiseladocristaldelapartesuperiordelapuertapercibiólasiluetadeunhombrebastantealto,conunsombrerodefieltro.Abrió.Talcomosehabíafigurado,eraundesconocidoyvestidoconbastantesencillezyconuntrajedecolorydibujomásquechillones.¡Algúnpordiosero!

Page 26: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡PerosieselmismísimoTressilian!—exclamóeldesconocido-.¿Cómoestás,Tressilian?

Tressilian miró a su interlocutor, respiró muy hondo, volvió a mirar...aquellabarbillasalienteyarrogante, laaguileñanariz, losalegresojos... ¡Sí,todoellolerecordabacosaspasadas!Hacíamuchosaños...Pero...

—¡MísterHarry!—exclamó.HarryLeeseechóareír.

—Parece que te doy una gran sorpresa. ¿Por qué? Supongo que meesperan,¿no?

—Desdeluego.Claro...

—Entonces,¿porquéesasorpresa?

Harrydiounospasosatrásydirigióunamiradaalacasa.Sólidaperonadaartística:masadeladrillosrojos.

—Tan fea como siempre—comentó-. Pero lo importante es que aún setengaenpie.¿Cómoestámipadre,Tressilian?

—Escasiuninválido,señoritoHarry.Sepasaeltiempoensuhabitación,casisinsalir.Peroapartedeeso,estáperfectamente.

—Esoleocurreacausadesuspecados.

HarryLeeentróenlacasaydejóqueTressilianlelibrasedesubufandayteatralsombrero.

—¿CómoestámihermanoAlfred?

—Muybien,señoritoHarry.Harrysonrió.

—Estarádeseandoverme,¿no?

—Asílocreo.

—Puesyono.Creo todo locontrario.Estoysegurodequemi llegada lehará elmismo efecto que una purga.Alfred y yo nunca nos hemos llevadobien.¿HasleídoalgunavezlaBiblia,Tressilian?

—Aveces.

—Recuerdas laparáboladel regresodelhijopródigo?¿Recuerdasqueelhermano bueno no se puso contento? ¡Se disgustó! El bueno de Alfredtampocosealegrará.

Tressilian permaneció callado, con la mirada baja. Su aspecto revelabaprotestaantelaspalabrasdelreciénllegado.Harrylediounaspalmadasenlaespalda.

—Vamos, viejo, que el bien cebado carnero me aguarda —dijo-.

Page 27: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Condúcemealsitiodondeseencuentra.

—Sihaceelfavordeseguirmeleacompañaréalsalón—dijoTressilian-.Enestosmomentosnosédóndeestánlosdemás...comoignorabanlahoradesullegadanopudieronenviaranadieaesperarlealaestación.

Harryasintióconunmovimientodecabeza.SiguióaTressilian,volviendoacadainstantelacabeza,paramirarasualrededor.

—Todo sigue en su sitio—comentó-. En los veinte años que he estadofueradeaquí,meparecequenohacambiadonada.

Entróenelsalón.Elviejocriadomurmuró:

—IréaversiencuentroalseñoritoAlfredoasuesposa.

HarryLeeentróenlaestanciaydeprontosedetuvo,mirandofijamenteala figura sentada en el alféizar de una de las ventanas, deteniéndoseparticularmenteenelnegrocabelloylasuaveyexóticaepidermis.

—¡Diossanto!—exclamó-.¡Esustedlaséptimaymásbellaesposademipadre?

—Soy Pilar Estravados —anunció-. Y usted debe ser mi tío Harry, elhermanodemimadre,¿no?—Entonces...ustedeslahijadeJenny.

—¿Por quéme ha preguntado si era la séptima esposa de su padre?—inquirióPilar-.¿Esquesehacasadoseisveces?

Harryseechóareír.

—No, creo que sólo ha tenido una esposa oficial. Pero hablando de ti,Pilar,measombraverunaflortanhermosaflorecerenestemausoleo,enestemuseo de muñecos de paja. Siempre me había parecido sombría esta casa,peroahoraquevuelvoaverlamepareceaúnmássombría.

—Pues yo la encuentro muy bonita —replicó Pilar, extrañada-. Losmueblessonmuybuenos,haymuchasalfombrasymuygruesas.Ylamardeadornos.Todoesdemuybuenacalidadymuycaro.

—Eneso tienes razón—sonrióHarry,mirándoladivertido-.Peroaúnnomehapasadoelasombrodeverteenmediodetodoello...

SeinterrumpióalentrarLydiaenelsalón.

—¿Cómoestás,Harry?—saludólareciénllegada-.SoyLydia,lamujerdeAlfred.

Harryestrechó lamanodeLydia,examinandorápidamentesu inteligenterostroydiciéndosequemuypocasmujeresandabancomoaquélla.

Lydiaasuvezleobservóconunamirada.

Page 28: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

«Pareceduro—pensó-.Esatractivo,peronomefiaríadeél.»

—¿Cómoencuentrasestodespuésdetantosaños?—preguntó,sonriente-.¿Igual o muy cambiado?—Casi exactamente igual—miró en torno suyo-.Estesalónhasidocambiado.

—¡Oh,muchasveces!

—Quierodecirquetúlohastransformado,sinañadirnada.

HarryledirigióunarápidamiradayastutasonrisaquerecordóaLydialadelancianoLee.

—NoséquiénmedijoqueAlfredsehabíacasadoconunamuchachadeclase.CreoquesusantepasadosllegaronaquíconGuillermoelConquistador,¿no?

—Esposible,perodeentoncesacáhemoscambiadounpoco.

—¿Ylosdemás?¿DesparramadosportodaInglaterra?

—No.EstántodosaquíparapasarjuntoslasNavidades.

Harrydesorbitólosojos.

—¿Una reunión familiar? ¿Qué le pasa al viejo?Antes no tenía nada desentimental.Tampocorecuerdoqueleimportasegrancosalafamilia.Debedehabercambiado.

—Talvez—replicósecamenteLydia.

Pilarestabamirandoconlosojosmuyabiertoseinteresada.

—¿Cómo está George? —preguntó Harry-. ¿Sigue tan tacaño? Aúnrecuerdocómoseponíasileobligabanasoltarmediopeniquedesubolsillo.

—EstáenelParlamento—explicóPilar-.RepresentaaWesteringham.

—¡Cómo!¿PopeyeenelParlamento?¡Éstasíqueesbuena!

Yechandohaciaatráslacabeza,Harryestallóenruidosascarcajadas.

De pronto se interrumpió al oír un ligero ruido a su espalda. Volvióse,descubriendoaAlfred,quehabíaentradosinquenadieleoyerayestabaallí,mirandoconextrañaexpresiónasuhermano.

Harrypermaneciósilenciosounosinstantes;luegounalentasonrisaasomóasuslabiosydiounpasohaciadelante.

—¡PerosiesAlfred!—exclamó.

—Hola,Harry—replicósuhermano.

Lydia, que les estaba observando, pensó: «¡Qué absurdo! Parecen dos

Page 29: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

perrosapuntodeembestirse».

Pilardesorbitólosojospensando:

«¡Quétontos!,¿porquénoseabrazan?Puedequelos inglesesnotengancostumbre de hacer eso, pero al menos podrían decirse algo. ¿Por qué nohacenmásquemirarse?»

—Bien—dijoal finHarry-.Yaestoyotravezencasa.—Sí,hanpasadomuchosañosdesdequetemarchaste.Harryirguiólacabeza.Sepasólamanoporlabarbilla,ademánhabitualenélqueexpresababelicosidad.

—Sí—dijo-.Mealegrodehabervueltoa...mihogar.

CapítuloII

—Sí,creoquehesidounhombremuymalo—dijoSimeonLee.

Pilarestabasentadajuntoaél,observándoleatentamente.

—Sí,hesidounhombremuymalo—repitió-.¿Quédicesaeso,Pilar?

Lamuchachanocontestóalapreguntayseencogiódehombros.

—Todosloshombressonmalos—replicó-.Lasmonjaslodicen.Poresotenemos que rogar por ellos. —Pero yo he hecho más cosas malas que lamayoría de los hombres—rio Simeon-.Y nome arrepiento de nada.Me hedivertidomucho...Dicenquecuandounosevuelveviejosearrepiente.Y teaseguroquehecometidotodoslospecadosqueDioscastiga.Hementido,herobado, he hecho trampas... Y mujeres, siempre mujeres. No sé quién mehablóelotrodíadeunjefeárabequecomoguardiadecorpsteníaacuarentahijossuyos,casitodosdelamismaedad.Puesbien,creoquesimepreocupasede buscar los rebaños, seguramente doblarían esa cifra. ¿Qué te parece eso,Pilar?¿Teasombra?

Pilarsiguiómirandoasuabuelo.

—¿Porquémehedeasombrar?Todos loshombressiempredeseana lasmujeres. Mi padre también era así. Por eso las esposas son casi siempredesgraciadasytienenqueiralaiglesiaarezar.

Simeonfruncióelceño.

—HicemuydesgraciadaaAdelaide—dijohablandocasiparasí-. ¡Dios,quémujer!Cuandomecaséconellaeraalegre,guapacomopocasyconuncutis que parecía hecho de pétalos de rosa. ¿Y luego? Siempre llorando ygimiendo. Cuando un hombre ve que su mujer se pasa el día llorando se

Page 30: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

convierte en un salvaje.Adelaide no supo estar a su nivel. Se creyó que alcasarme con ella dejaría de ser como había sido hasta entonces y que meconformaríaconvivirenelhogar,alcuidadodeloshijos,olvidandotodaslasmalascostumbresadquiridas.

Suvozsefueapagando.Sumiradasefijóenlasllamasdelachimenea.

—¡Cuidara la familia...! ¡Dios santo, qué familia! —Simeon soltó unairritadacarcajada-.Mírala,fíjateenella.Entretodosnohayunsolohijocapazdeteneriniciativapropia.Noséquéleshaocurrido.¿Esquenotienenniunasolagotadesangremíaenlasvenas?PorejemploAlfred.¡Cuánhartoestoyde él! Se pasa el tiempomirándome con ojos de perro, siempre dispuesto ahacerloqueyoleordene.¡Quéidiota!Encambio,sumujertieneespíritu.Meencanta.Nomequierenada.Nadaenabsoluto.PerotienequeaguantarmeporelbiendeeseimbécildeAlfred.—Miróalamuchachayañadió-:RecuerdaPilar,quenohaynadatanaburridocomoladevoción.

Pilar sonrió alegremente y SimeonLee continuó, todavíamás incisivo yanimado por la presencia de la joven:—¿Y George? ¿Qué es George? Unpalo,unbacalaodisecado,unglobohinchado,sincerebroni inteligencia...yconun amor indignante al dinero. ¿David?David siempre fue un locoy unsoñador. Fue el niñomimado de sumadre. En lo único que demostró tenercabezafueenlodeelegirmujer.—Golpeófuertementeelbrazodesusillón-.¡Harryeselmejordetodos!ElpobreHarry,elincomprendido,porlomenos,tienesangreenlasvenas.Pilarsemostródeacuerdo.

—Sí, es simpático. Sabe reír.Me esmuy simpático.—¿Deveras, Pilar?Harrysiemprehatenidoungranéxitoconlasmujeres.Enesohasalidoamí—empezó a reír-.Hevividobien la vida.He tenidomuchode todo.Meheapoderado de todo cuantome ha apetecido.He vivido comome ha dado lagana.

—¿Yhapagadoelpreciodeello?

Simeondejódereírymiróalamuchacha.

—¿Quéhasdicho?—preguntó.

—Lehepreguntadosihabíapagadoelpreciodetodoeso.

—No...sé—musitóSimeonLee.

—No...sé—tartamudeóPilar.

Deprontodescargóunpuñetazosobreelbrazodelsillónygritófurioso:

—¡Amínomeengañas!—dijoelviejo-.Simehasescuchadohastaahoraytienespacienciaconmigoespormidinero....¡Pormidinero!¿Oesquemevasadecirquequieresmuchoatuabuelo?

Page 31: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—No, no le quiero a usted—replicó Pilar-. Pero me es simpático. Esodebe usted creerlo, porque es verdad. Está ustedmás lleno de vida que losdemáshabitantesdeestacasa.Además,tieneustedcosasmuyinteresantesquecontar. Ha viajado, ha llevado vida de aventurero. Si yo fuese hombre, megustaríasercomousted.

—Te creo, chiquilla —replicó Simeon-. Tenemos sangre gitana en lasvenas.Enmis hijos no se ha reveladomucho. SóloHarry demuestra que latiene.Entitambiénestá.Cuandoesnecesarioséserpaciente.Unavezesperéquinceañosparavengarunainjuriaquesemehabíainferido.Noolvidesqueésaesotra característicade losLee. ¡Noolvidan!Sevenganaunque les seanecesario esperar años enteros. Un hombre me estafó. Esperé quince añoshasta que se me presentó la deseada oportunidad, y entonces pegué y learruiné.Ledejélimpioydesnudoporcompleto.

—Riosuavemente.

—¿FueenÁfricadelSur?—preguntóPilar.

—Sí,ungranpaís.

—¿Haestadoallí?

—Sí,cincoañosdespuésdecasarme.Ésafuelaúltimavez.

—¿Yantes?¿Estuvomuchotiempo?

—Sí.

—Cuéntemealgo.

El anciano comenzó a hablar. Pilar le escuchaba atentamente.De súbito,Simeoncalló,yponiéndoseenpiedijo:

—Espera,voyaenseñartealgo.

Dirigióseconpaso lentohasta lacajadecaudales, laabrióehizoseñaaPilardequeseacercase.

—Míralas.Acarícialas.Dejaqueteresbalenporlasmanos.—Observandolaexpresióndeextrañezadelamuchacha,seechóareír-.¿Sabesloqueson?¡Diamantes,hijamía;diamantes!

Pilarabriódeparenparlosojos.Inclinándosehaciadelantemurmuró:

—¡Parecenguijarros!Simeonvolvióareír.

—Sondiamantessintallar.Estántalcomoseencuentran.

—¿Ysiestuviesentalladosseríanbrillantesdeverdad?

—Desdeluego.

Page 32: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Yrelucirían?

—Comolosdemás.

—¡Nolocreo!—exclamóPilar,infantilmente.

—Pueseslapuraverdad.

—¿Yvalenmuchodinero?

—Desdeluego.Claroquenosepuededecirnadaantesdequehayansidotallados.Detodasformas,estoquehayaquívalevariosmilesdelibras.

—¿Varios...milesde...libras?—preguntóPilardejandounamplioespacioentrecadapalabra.

—Nueveodiezmil,porlomenos.Sonpiedrasmuygrandes.

—¿Yporquénolasvende?

—Porquemegustatenerlasenmipoder.

—Pero...valiendotantodinero...

—Megustaverlasaquí,amialcance.

—Bueno,perodetodasformaspodríahacerlastallaryentoncesseríanmásbonitas.

—Lasprefieroasí.—Elrostrodelviejohabíaseensombrecido.Volvióseycomenzóahablarcomoparasí-.Mehacenrecordar.Cuandolastoco,cuandodejoquesedeslicenporentremisdedos...mesientoretornandoalsol,alolordel veldt, a los bueyes... al viejo Eb... a todos los muchachos... a aquellasnoches...

Sonóunasuavellamadaalapuerta.

—¡Mételosenlacajayciérrala!—ordenóelanciano.Luego,envozaltadijo-:¡Adelante!

EntróHorbury,avanzandocondeferentesuavidad.

—Eltéestáservido—dijo.

CapítuloIII

—¿Estás aquí,David?—dijoHilda-. Te he estado buscando por toda lacasa.Salgamosdeestahabitación.Esterriblementefría.

Davidpermaneciócalladovariosminutos.Estabadepie,conlamiradafija

Page 33: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

enunsillóndedeslucidatapicería.

—Ése es su sillón—dijo-.Ahí era donde estaba siempre sentada... Estáigual,exactamenteigual.Unpocomásviejo,nadamás.

Hildafruncióelceño.

—Estábien—dijo-.Perosalgamosdeaquí,David.Hacemuchofrío.

Davidnohizocaso.Mirandoasualrededor,murmuró:

—Casisiempreestabasentadaahí.YrecuerdoqueyomesentabaenesetaburetemientrasellameleíaJack,elmatadordegigantes.Entoncesyodebíatenerseisaños.Hildalecogiódelbrazo.

—Volvamosalsalón.Enestecuartonohaycalefacción.

David obedeció, pero su mujer notó que le recorría el cuerpo un ligeroestremecimiento.

—Está igual—musitóDavid-. Está igual.Como si el tiempo se hubierainmovilizado.

Hildasintióciertaprecaución.Convozforzadamentealegredijo:

—¿Dóndeestaránlosdemás?Yadebedesercasilahoradelté.

Davidsesoltódesumujeryfueaabrirunapuerta.—Aquíhabíaantesunpiano...¡Oh,sí,ahíestá!Talvezestéafinado.

Empezóatocar.Dominababastantebienelpianoybajolosdedosfluíalamelodía.

—¿Quéeseso?—preguntóHilda-.Meparecerecordarlo.

—Hacíaañosquenotocaba.Eraunadelaspiezasfavoritasdeella.Unadelas«Cancionessinpalabras»,deMendelssohn.

Ladulce,demasiadodulcemelodía,llenólahabitación.

—TocaalgodeMozart—pidióHilda.

David movió negativamente la cabeza, iniciando otra pieza deMendelssohn.Deprontogolpeófuriosamentelasteclas.Hildaseaproximóaél.

—¡David!¡David!—exclamó.

—Noesnada—repusosumarido.

CapítuloIV

Page 34: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

El timbre sonó agresivamente. Tressilian se levantó de su asiento en lacocina y avanzó lentamente por el corredor. El timbre volvió a sonar.Tressilianfruncióelceño.Atravésdelbiseladocristaldelapuertaseveíalasilueta de un hombre con la cabeza cubierta por un viejísimo sombrero defieltro.Eracomosilaescenaserepitiera.

Elmayordomoabriólapuerta.Elquellamabapreguntó:

—¿ViveaquímísterSimeonLee?

—Sí,señor.

—Quisieraverle.

En Tressilian se despertó un viejo recuerdo. El acento con que hablabaaquelhombrelehizovolveramuchosañosatrás,cuandomísterLeeacababadellegaraInglaterra.

—Míster Lee está inválido —replicó, moviendo dubitativamente lacabeza-.Norecibecasianadie.Siusted...Eldesconocidoleinterrumpióconunademán,luegosacóunsobreylotendióalcriado.

—HagaelfavordeentregarestoamísterLee.

—Perfectamente,señor.

CapítuloV

SimeonLeetomóelsobre.Desuinteriorextrajolaúnicahojadepapelquecontenía.Suscejassearquearon,peroapesardeellosonrió.

—¡Todo esto es maravilloso! —exclamó. Luego, dirigiéndose almayordomo,indicó:—Tressilian,hagasubiramísterFarr.

—Bien,señor.

Alquedarsesolo,Simeonmurmuró:

—HaceunmomentopensabaenelviejoEbenezerFarr.AlláenKimberleyfuesociomío.Yahoravieneporaquísuhijo.

Tressiliananunció:

—MísterFarr.

StephenFarrentróconciertanerviosidad.Paradisimularlaremarcómássuacentosudafricanoalpreguntar:

Page 35: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿MísterLee?

—Encantadodeverle,muchacho.¿ConquetúereselhijodeEb?

StephenFarrsonrió.

—Es mi primera visita a Inglaterra —dijo-. Mi padre siempre meencargabadequesiveníanodejasedevisitarleausted.

—Muybienhecho.Yahoratepresentaréaminieta,missPilarEstravados.

Stephen Farr pensó con profunda admiración: «Es todo un carácter. Alvermesellevóunaprofundasorpresa,peroapenaslohademostrado».

—Tengounverdaderoplacerenconocerla,señorita—dijo.

—Encantadadeconocerle—murmuróPilar.

—Siéntateycuéntamequéhasidodetuvida—invitóelviejo-.¿PiensasestarmuchotiempoenInglaterra?

—Nopienso darmemucha prisa enmarchar—replicóStephen, echandohaciaatráslacabeza.

—Muy bien. Entonces te quedarás algún tiempo con nosotros —dijoSimeon.

—Noquieroentrometermeensucasa.FaltansólodosdíasparaNavidad.

—Puedespasarlaconnosotros,amenosquetengasotrocompromiso.

—Notengoninguno,peronomegusta...

—Está resuelto —le interrumpió Simeon Lee. Y volviendo a su nieta,ordenó-:Pilar,veadeciraLydiaquetendremosotroinvitado.Dilequesuba.

Pilar salió de la habitación. Stephen la siguió con la mirada. Simeonobservó,divertido,elhecho.

—¿HasvenidodirectamentedeÁfricadelSur?—preguntó.

—Casi directamente. Empezaron a hablar del país. Lydia entró unmomentodespués.

—Te presento a Stephen Farr, hijo demi viejo amigo y socio EbenezerFarr—dijo-.Pasará laNavidadconnosotrossi teesposibleencontrarleunahabitaciónlibre.

—Desdeluego—sonrióLydia.Sumiradaestudióalforastero.

—Esmihijapolítica—exclamóSimeon.

—Mesabemalveniraestorbarlesenunafiestaasí—seexcusóStephen.

—Túeresdelafamilia,muchacho—declaróSimeon-.Noloolvides.

Page 36: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Esustedmuyamable.

Pilarregresóalahabitación.Sentósejuntoalfuego,conlamiradabajayperdidaenunpuntoindefinido.

TERCERAPARTE

24DEDICIEMBRE

CapítuloI

— ¿De veras quieres que me quede, papá? —preguntó Harry echandohaciaatráslacabeza-.Mipresencianopareceserlegrataatodoelmundo.

—Georgeesunimbécil—afirmóSimeon.

—MerefieroaAlfred, albuenhermanoAlfred.No lehahechoningunagraciavermellegar.

—¡Meimportauncominoloqueélpiense!—dijoSimeon-.Soyeldueñodeestacasa.

—De todas formas, creo queAlfred te esmuy útil.No quiero despertarmaloshumores...

—Hazloqueyotediga—replicóelpadre.Harrybostezó.

—Nocreopoderllevarmuchotiempounavidadehogar—dijo-.Laideadenocorrermundomeabruma.—Valemásquetecasesysienteslacabeza—dijoelanciano.

—¿Conquiénquieresquemecase?Lástimaqueunonopuedacasarseconsusobrina.Pilaresendiabladamenteatractiva.

—¿Lohasobservado?

—Yaquehablamosdesentarlacabeza,debodecirqueporloquehacealrespecto,Georgehaelegidomuybien.¿Quiénesella?

Simeonseencogiódehombros.

—Yo qué sé.George la pescó en una exposición demodas, según creo.Elladicequesupadreeraunmarinoretirado.

—Seguramentepilotoenalgúnbarcodecabotaje—sonrióHarry-.Sinovaconcuidado,Georgetendráundisgustoconsumujer.

—Georgeesunimbécil—afirmóSimeon.

Page 37: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Por qué se casó con él? ¿Por su dinero? El anciano encogióse dehombros.

—Bueno,¿creesquepodráscalmaraAlfred?—preguntóHarry.

—Eso lo arreglaremos pronto —contestó Simeon. Pulsó el botón deltimbrequeteníajuntoaél.Horburynotardóenaparecer.

—DígaleamihijoAlfredquesuba—ordenóSimeon.CuandoHorburysehuboretirado,Harrycomentó:—Esetipoescuchaporlacerradura.

—Probablemente—replicóSimeon.

Alfredllegópresuroso.Surostroseensombrecióalverasuhermano.SinhacercasodeHarry,preguntó:—¿Mehasllamado,papá?

—Sí,siéntate.Estabapensandoquedebemosreorganizarunpocolascosasahoraquetenemosadospersonasviviendoenestacasa.

—¿Dos?

—Como es natural, Pilar vivirá con nosotros. Y Harry también debequedarse.

—¿Harryvendráaviviraquí?—murmuróAlfred.

—¿Yporquéno,hermanito?—dijoHarry.Alfredvolvióseviolentamentehaciaél.

—Creíquelocomprenderíastúmismo.

—Pueslosiento,peronolocomprendo.

—¿Después de todo lo que ha pasado? ¿Después de tu inexcusablecomportamiento?¿Delescándalo...?Harryagitóunamano.

—Todoesopertenecealpasado,muchacho.

—Teportastemuymalconpapá,despuésdelomuchoqueélhizoporti.

—Oye, Alfred, creo que eso es asunto de papá y no tuyo. Si él estádispuestoaperdonaryolvidar...

—Estoydispuesto—declaróSimeon-.Alfinyalcabo,Harryeshijomío,¿sabes,Alfred?

—Sí,peromesabemal...portipapá.

—Harryhavueltoporqueyoselopedí—prosiguióSimeon.Yapoyandounamanoenelhombrodesuhijo,añadió-:QuieromuchoaHarry.

Alfred se levantó y abandonó la estancia. Estaba mortalmente pálido.Harrysaliótrasél,riendo.

Page 38: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Simeon se quedó solo, mientras una sarcástica sonrisa asomaba a suslabios.Deprontosesobresaltóydirigióunamiradaasualrededor.

—¿Quiéndiablosestáahí?—preguntó-. ¡Ah,esusted,Horbury!Hagaelfavordenoandarcomoungato.

—Lesuplicomeperdone,señor.

—Estábien.Ahoraescúcheme.Tengounasórdenesquedarle.Quieroquedespuésdelalmuerzotodoelmundosubaaquí.¿Meentiende?Todoshandesubir.

—Sí,señor.

—Hayalgomás.Cuandosuban,ustedlesacompañará.Ycuandolleguealamitaddelpasillolevanteustedlavozdeformaqueyopuedaoírle.Hágaloconcualquierpretexto.¿Meentiende?

—Sí,señor.

Horburybajóalacocina,yalencontraraTressilianledijo:

—VamosatenerunaNavidadmuydivertida,místerTressilian.

—¿Quéquiereusteddecir?—preguntósecamenteelmayordomo.

—Aguardeyverá.HoyesvísperadeNavidad.Esperehastamañana...Nosé...

CapítuloII

Entraron todos en la habitación, deteniéndose en el umbral. Simeonhablabaporteléfono.Lessaludóconunademán.

—Sentaos;enseguidaestoyporvosotros.Continuóhablandoporteléfono.

—¿EsCarlton,HodkinyBrace?¿Esusted,Carlton?SimeonLeealhabla.Sí,muchasgracias...Sí...No,sóloqueríaextenderunnuevotestamento...Sí,claro, desde que firmé el otro ha pasado mucho tiempo. Las cosas hancambiado. No, no tengo prisa. No quiero estropearle las Navidades. Elveintiséis o el veintisiete.Pasepor aquíy lediré loquequierohacer...Estábien,nocreoquehastaentoncesmeocurranada.

Colgóelteléfonoensuhorquillay,acontinuación,dirigióunamiradaalosochomiembrosdesufamilia.Soltandounasecacarcajada,comentó:

—Estáis todos muy serios. ¿Qué os pasa? —Nos mandaste venir... —empezóAlfred.

Page 39: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Ah,sí!Nohasidonadaimportante.¿Creístequeíbamosacelebrarunconsejo de familia? No, hoy me encuentro muy cansado. Me acostarétemprano. No hace falta que nadie suba a verme después de cenar. Quieroestar fresco para el día de Navidad. Gran institución familiar esa de laNavidad,¿noteparece,Magdalene?

—¡Oh,sí,sí...claro!

—Túvivíasconunmarinoretirado...tupadre—siguióelviejo,haciendounasignificativapausaalfinaldelafrase-.SupongoquenocelebraríaismuybienlasNavidades,¿noesverdad?Paraesohacefaltaunagranfamilia.

—Sí...desdeluego.

LamiradadeSimeonLeeseposóenGeorge.

—Noquierohablardecosasdesagradablesenestedía,perodebodecirte,George,que lamentándolomuchomeveréobligadoareducir tupensión.Deahoraenadelantelosgastosdeestacasavanasermayores.

Georgesepusomuycolorado.—¡Peropapá,túnopuedeshacereso!

—¿Por qué no?—preguntó con voz suave Simeon-. Mis gastos son yamuy elevados. Mucho. Aún ahora me resulta sumamente difícil cubrirlostodos.Senecesitalamásrigurosaeconomía.

»Haz que tu esposa economice aún más. Las mujeres saben hacerlo.Pueden economizar en cosas que un hombre jamás hubiera imaginado.Unamujerinteligentepuedehacersesuspropiosvestidos.Recuerdoquemiesposaera muy diestra con la aguja. Lo era en todo, una buena mujer, pero muyaburrida...

Davidsepusoenpiedeunsalto.

—Siéntate —le ordenó su padre-. Vas a tirar algo. —¡Mi madre...! —empezóDavid.

—Tumadre teníamenos sesoqueunmosquito—estallóSimeon-.Ymeparecequesushijos lohanheredado.—Se incorporó.Lasangrese lehabíaagolpadoenlasmejillas.Suvozelevósechillonamente-.Ningunodevosotrosvaleuncomino.¡Estoyhartodetodos!¡Nosoishombres!¡Soisunacuadrillade cobardes encanijados! ¡Pilar vale más que todos vosotros juntos! Estoysegurodequecualquieradelosotroshijosquetengoporelmundovalemásquevosotros,apesardehabernacidoenlailegalidad.

—Te pones un poco duro, papá—dijoHarry, cuyo rostro alegre parecíacruzadoporunasombra.

—¡Lomismotedigoati!—chillóSimeon-.¿Quéhashechoenelmundo?De todos los rincones de la tierra me has enviado plañideras demandas de

Page 40: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

dinero.¡Osjuroquemedaisascotodos!¡Fueradeaquí!

Despuésdeestodejósecaerensuasiento,jadeandoligeramente.

Lentamente,unoauno,susparientesfueronsaliendo.Georgeestabarojode indignación, Magdalene parecía asustada, David estaba pálido ytembloroso.Harrysaliócasicorriendo,Alfredsemovíacomounsonámbulo,Lydia le siguió con la cabezamuy erguida. SóloHilda se detuvo junto a lapuerta y volvió lentamente atrás. En sus movimientos había algo deamenazador.

—¿Quépasa?—preguntóSimeon.

—Cuandorecibimossucartacreíloqueusteddecíaenella—respondiólamujer-.PenséquedeseabareunirentornosuyoasufamiliaenunafiestatanseñaladacomoladeNavidad.PorellopersuadíaDaviddequeviniese.

—¿Yqué?

—Pues que usted quería agrupar a su alrededor a sus hijos con otropropósitodelqueafirmaba.Losqueríaparainsultarles,parademostrarquelostienea todosagarradosporelcuello. ¡Tieneusteduna ideamuyextrañadelhumor!

—Siempre la he tenido—rio el anciano-.Nopretendoque los demás lacompartan.

Hilda Lee permaneció callada unos segundos. Al fin, algo inquieto, susuegropreguntó:

—¿Enquéestáspensando?

—Tengomiedo—replicóHilda.

—¿Demí?

—No,porusted.

Ycomo juezque acabadedictar sentencia, volviósey abandonó lenta ysilenciosamentelaestancia.

CapítuloIII

Alrededordelassieteycuartosonóeltimbredelapuerta.

Tressilianacudióaabrir.Cuando regresóa lacocinaencontróaHorburyqueestabaexaminandolamarcadealgunastazasdecafé.

—¿Quiénes?—preguntóelenfermero.

Page 41: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—MísterSugden,elinspectordepolicía...¡Cuidadoconloquehace!

Horburyhabíadejadocaerunadelastazas,quesepartióenmilpedazos.

—Mire loquehahecho—se lamentóelmayordomo-.Enonceañosquellevofregándolasnuncasemehabíarotouna.Yahoravieneustedmetiendolasmanosdondenadielehamandado,yvealoquehasucedido.

—Lo siento mucho, míster Tressilian—se excusó el otro con el rostropunteadodesudor-.Nosécómohaocurrido.¿Dicequehallegadoelinspectordepolicía?—Sí,místerSugden.

—¿Yqué...quería?

—VienearecaudarfondosparaelsostenimientodelOrfanatodePolicía.

—¡Oh!—Horbury pareció verse libre de un gran peso-. ¿Y le han dadoalgo?

—He avisado a míster Lee y me ha dicho que lo hiciera subir,encargándomequeantesllevaraunabotelladejerezviejo.

—En esta época del año todo el mundo pide. El viejo es generoso. Nopuedenegárseleestacualidad,apesardesusotrosdefectos.

—Míster Lee ha sido siempre muy desprendido —declaró con grandignidadelmayordomo.

Horburyasintióconunmovimientodecabeza.

—Esoeslomejordeél.Bien,memarcho.—¿Alcine?

—Esocreo.Adiós,místerTressilian.

Elmayordomodirigiósealcomedor,ydespuésdeconvencersedequetodoestabaenordenfueagolpearelbatintíndelvestíbulo.

Cuando se apagaba el último llamadoSugden descendió por la escalera.Eraunhombrealto,fornidoydebuensemblante.Vestíadeazulycaminabacomohombrequeestáconvencidodesupropiaimportancia.

—Meparecequevamosapasarbastante frío estanoche—comentó-.Eltiemposehamostradomuyvariable.Tressiliansemostródeacuerdoconlaspalabrasdelpolicía.

—Lahumedadafectamuchoamireuma.

Sugdendeclaróqueelreumaeraunadolenciamuymolesta,yTressilianleacompañóhastalapuertaprincipal.

Despuésdecerrarlapuerta,elviejocriadoregresóalvestíbulo.SaludóconunainclinacióndecabezaaLydia,queentrabaenelsalón.Georgedescendía

Page 42: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

lentamenteporlaescalera.

CuandoMagdaleneentróenelsalón,dondeestabanvareunidostodoslosdemásinvitados,Tressilianentrósolemnemente,anunciando:

—Lacenaestáservida.

A su manera, Tressilian era un gran conocedor de los trajes femeninos.Mientras servía el vino no dejaba de observar y criticar los vestidos de lasmujeresquesesentabanalamesa.

LamujerdeAlfredvestíauntrajefloreadodetafetánnegroyblanco.Eramuy llamativo,peroLydia sabía llevarlo comomuypocasmujereshubieranpodido hacerlo. El traje de la esposa de George era un modelo, de eso elmayordomoestabacompletamenteseguro.Debíadehabercostadomucho.Sepreguntó cómo era posible queGeorgeLee estuviera conforme en pagar untrajeasí.AGeorgenuncalehabíagustadogastar.LaesposadeDavideraunamujer simpática, pero no tenía la menor idea de cómo debe ir vestida unadama. El rojo es unamala elección. En Pilar, el sencillísimo traje resultabaencantador.MísterLeeyacuidaríadequealamuchacha,porlacualparecíasentirunagranatracción,nolefaltaranada.Entodoslosviejoshacíamilagrosunacarajoven.

Tressilian observó que en el comedor reinaba un extraño silencio. Enrealidadnoerasilencio,pueselseñoritoHarryhablabaporveinte...No,noeraHarrysinoelcaballerosudafricano.Losdemástambiénhablaban,peronodeunamanerasegura.Habíaalgoextrañoenellos.

Alfred por ejemplo, parecía abatido, como si hubiera sufrido unaconmoción. Jugueteaba con la comida que tenía en el plato, sin probarlaapenas.Lydiaestabapreocupadaporél.Georgeseguíamuyrojo,tragandolacomida. Si no cuidaba su presión arterial tendría un disgusto. Su mujer nocomía. Debía estar a dieta para conservar la línea. Pilar parecía disfrutarmuchoconlacomida,hablandoyriendoconelcaballerodeÁfricadelSur.Aningunodelosdosparecíapreocuparlesnada.

¿YDavid? Tressilían sentíase preocupado por él. Era exactamente igualquesumadre.Aparentabamuchísimamenosedaddelaqueenrealidadtenía.Estabamuynervioso. ¡Yahabía vertido el vino!Enunmomento,Tressiliansecó con una servilleta el vino, sin que David, absorto, como inconsciente,parecieradarsecuentadenadadeloocurrido.

Cuando acabó la cena, las damas pasaron al salón, donde las cuatropermanecieronsentadas,alparecermuymolestas.Nohablaban.Tressilianlessirvióelcafé.

Cuandoregresóalacocina,Tressiliansentíaunextrañoabatimiento.Toda

Page 43: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

aquella tensión y disgusto que dominaba a los invitados era impropia de laNochebuena...Noleagradaba.

Haciendo un esfuerzo regresó al salón para recoger las tazas vacías. Laestanciasehallabavacía.Sóloalfondo,depiejuntoaunadelasventanasyconlamiradafijaenlanoche,seencontrabaLydia.

Regresó lentamente al vestíbulo, y en elmomento en que se dirigía a lacocina llegóhastasusoídosel ruidoquehacíanalcaernumerosaspiezasdeporcelana,volcardemueblesyotraseriedegolpes.

—¡Dios santo! —exclamó Tressilian-. ¿Qué estará haciendo el señor?¿Quéocurriráallí?

Ydepronto,claroypotente,llegóunterriblealaridoquesefueapagandopocoapoco.

Tressilianquedóunmomentoparalizado;luegosalióalvestíbuloyechóacorrerescalerasarriba.Porelcaminoencontróaotros.Elgritosehabíaoídoclaramenteentodalacasa.

CorrieronporelpasilloqueconducíaalahabitacióndemísterLee.MísterFarreHildaseencontrabanyaante lapuerta.LamujerdeDavid tratabadeabrirla.

—¡Estácerrada!—exclamó.

HarryLeeseabriópasoy,asuvez,probódeabrir.

—¡Papá!—gritó-.¡Papá,abre!

Levantóunamanopidiendosilencio.Todosescucharon.Nollegóningunarespuesta.

Sonóeltimbredelapuerta,peronadiehizocaso.

—Tendremosqueechar lapuertaabajo—dijoStephenFarr-.Es laúnicamaneradepoderentrar.

—Vaaserdifícil—replicóHarry-.Estaspuertassonmuyfuertes.Vamos,Alfred.

Precipitáronse varias veces contra la puerta, y al fin tuvieron que ir abuscar un banco para utilizarlo como ariete. Por último, la puerta salió delmarco.

Porunmomento,todospermanecieroninmóviles,conlamiradafijaenelinterior del cuarto. El espectáculo que se ofreció a sus ojos nunca seríaolvidado.

Eraindudablequehabíahabidounaluchaferoz.Pesadosmueblesestaban

Page 44: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

caídos.Jarronesdeporcelanaestabanhechosañicosenelsuelo.Enmediodeellos,frentealachimenea,estabaSimeonLee,enmediodeunenormecharcodesangre...Asualrededorlasangrelosalpicabatodo.

LavozdeLydiamusitó,repitiendounafrasedeMacbeth:

—¿Quiénhubieracreídoqueelviejotuviesetantasangredentrodeél?

CapítuloIV

El inspector Sugden había llamado tres veces al timbre. Por fin,desesperado,golpeófuriosamenteconelllamador.

Walter,elotrocriado,acudióalfinaabrirle.Alveralpolicía,unprofundoaliviosereflejóensurostro.

—Ibaallamaralapolicía—dijo.

—¿Porqué?—preguntóSugden-.¿Quéocurre?

—HanmatadoamísterLee,alviejo—murmuróconvozreprimidaWalter.

Elinspectorleempujóaunladoysubiócorriendoporlaescalera.LlegóalahabitacióndeSimeonLeesinqueningunodelosqueallíestabansedieracuentadesupresencia.EnelmomentoenqueentrabavioquePilar recogíaalgodelsuelo.DavidLeesehabíacubiertolosojosconlasmanos.Losdemásformaban un pequeño grupo. Alfred Lee era el que estaba más cerca delcadáverdesupadre.

GeorgeLeedeclarabaconvozengolada:

—Que nadie toque nada... recordadlo bien... Nada, hasta que llegue lapolicía. Eso es muy importante. —Ustedes perdonen —dijo Sugden,avanzandoyechandoaunladoalasseñoras.

AlfredLeelereconoció.

—¿Esusted,místerSugden?—dijo-.Havenidomuydeprisa.

—Sí,místerLee.—Elinspectornoperdiótiempoenexplicaciones-.¿Quésignificaesto?

—Mipadrehasidoasesinado—explicóAlfredconvozquebrada.

Magdaleneempezóasollozarhistéricamente.Conunautoritarioademán,Sugdenordenó:

—Haganelfavordesalirtodosdeaquí.TodosmenosmísterAlfredLeeyGeorgeLee.

Page 45: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Losdemásretrocedierondemalaganahacialapuerta.ElpolicíacerróelpasoaPilar.

—Ustedperdone,señorita—dijoamablemente-.Nodebetocarsenadadecuantoseencuentraenellugardelcrimen.

La joven le miró y Stephen Farr dijo impaciente: —Desde luego. Laseñoritayalohacomprendido.Siempreconlamismaamabilidad,elinspectorañadió:

—¿Recogióalgodelsuelohaceunmomento?

Pilarlemiróincrédulamenteyalfincontestó:

—No,señor.

Elpolicíaseguíamostrándoseamable.

—Lavirecogerlo,señorita—explicó.—¡Oh!

—Tenga la bondad de entregármelo. En estos momentos lo tiene en lamano.

Pocoapoco,Pilarabriólamano.Enlapalmateníaunaespeciedevejigadegomayunpequeñoobjetodemadera.El inspectorSugdenlosguardóenunsobrequesemetióenunbolsillo.

Después de dar las gracias a Pilar, se volvió hacia el centro de lahabitación.StephenFarrreflejóensusojosunsorprendidorespeto.Eracomosireconociesehabersubestimadolacapacidaddelaltoyatractivopolicía.

Luegosalierondelahabitación.Detrásdeellosseoyólavozdelinspectorquesolicitaba:

—Yahoratenganlabondad...

CapítuloV

—No hay como un buen fuego —declaró el coronel Johnson mientrasañadía otro tronco y acercaba más un sillón a la chimenea-. Sírvase ustedmismo—prosiguió,indicandounabotellayunsifón.

Elinvitadorechazócortésmente.Tambiénacercóconprecauciónsusillónalfuego,aunqueensuopiniónelasarselassuelasdeloszapatosnoreducíaelfríodelasheladasráfagasquesearremolinabanasuespalda.

ElcoronelJohnson,jefedepolicíadeMiddleshire,podíaopinarquenadahabía mejor que un buen fuego de leña, pero en cambio, Hércules Poirot

Page 46: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

estabaconvencidodequelacalefaccióncentralledabacientoyraya.

—DesconcertanteasuntoeldelcasoCarwright—murmuróeldueñodelacasa, sumido en lejanos recuerdos-. ¡Qué hombre más asombroso! ¡Y tanencantador!Nostuvoengañadosatodos.

Elcoronelmoviólacabeza.

—Nuncamás tendremos un caso como aquél—declaró-. Por fortuna, elenvenenamientopornicotinaesraro.

—Hubo un tiempo en que usted consideraba que el envenenamiento eraimpropiode loscriminales ingleses—declaróPoirot-.Noeradeportivo.Eracosadignadeextranjeros.

—Mecuestatrabajocreerqueyohayadichosemejantecosa.Sehandadomuchos casos de envenenamiento por arsénico, muchos más de los quegeneralmentesesospecha.

—Esposible.

—Siempre es desagradable un caso de envenenamiento —declaróJohnson-.Losforensesvanconmuchacautelaantesdedictaminarsisetrataverdaderamente de envenenamiento. Siempre es un caso difícil parapresentarloal jurado.Espreferiblemilvecesuncrimenquenoofrezcadudaalgunadequeesuncrimen.

Poirotsonrió.

—Ustedprefiereelbalazo,lagargantaabiertadeunacuchillada,elcráneomachacadodeunmartillazo,¿no?—Nodigaustedqueloprefiero.Elcrimennomegusta.¡Ojalánuncamássemeofrezcauncasodeasesinato!Detodasformas,porahoranohaypeligrodequesuvisitasevea turbadaporningúncasosemejante.Poirotcomentómodestamente:

—Mifama...

—EstamosenNavidad—leinterrumpióelcoronel-.Pazybuenavoluntad,etcétera,etcétera.

Hércules Poirot echóse hacia atrás, juntando las yemas de los dedos yobservandoatentamenteasuanfitrión.

—¿Cree usted que las Navidades son inapropiadas para el crimen? —inquirió.

—Esohedicho.

—¿Porqué?

—Puesporloqueanteslehedicho.GloriaaDiosenlasalturasypazenla

Page 47: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

tierraaloshombresdebuenavoluntad.Esosedicemucho.

—Ustedes,losingleses,sonmuysentimentales—murmuróPoirot.

—¿Yqué,silosomos?—preguntóelcoronel-.¿Hacemosdañoaalguienporamarnuestrastradiciones?

—Ninguno.Alcontrario,todoelloesmuyencantador.Peroatengámonospor un momento a la realidad. Usted dice que las Navidades son la épocaapropiada para la alegría, la buena voluntad y la paz. Eso significa, a mientender,muchacomidaybebidaenabundancia,¿no?Delmuchocomersalenlasindigestiones.Ydelasindigestionesresultanloshumoresmalos.

—Nadiecometeuncrimenporestardemalhumor.

—Noestoytanseguro,coronel.Sigamosestudiandoelcaso.Elambientenavideñoesdebuenavoluntad,¿no?Seolvidanviejosrencores,sereanudanlasamistades,aunquesóloseatemporalmente.

Johnsonasintió.

—Seentierraelhachadeguerra—dijo.

—Ylasfamiliasquedurante todoelañohanestadoseparadassereúnen.Por lo tanto, mon ame, deberá usted reconocer que la tensión nerviosa demuchas de esas personas será muy elevada. La gente que no siente buenavoluntad debe esforzarse en aparentar lo que no siente. EnNavidad abundamucho la hipocresía, hipocresía honorable, hipocresía utilizada pour le bonmotif,c'estentendu,masnoporellodejarádeserhipocresía.

—Yonolodefiniríaasí—murmuró,conacentodeduda,elcoronel.

—Desdeluego,ustednolodefiniríaasí.Soyyoquienlodefine.InsistoenelhechodequelasNavidadescubrenmuchosmaloshumores,quedebidoalatensión nerviosa se transforman en odios más fuertes. El resultado depretenderpasarpormásamable,máscomprensivo,másbuenodeloquesees,hadeserelacrecentamientodelosodios,rencoresydemás.

ElcoronelJohnsonmiró,vacilante,asuamigo.—Nuncasésihablaustedenseriooenbroma—gruñó.Poirotsonrió.

—No hablo en serio; pero de todas formas, sí es verdad que lascondicionesartificialesprovocanunareacciónnatural.

Elcriadodelcoronelentróenlaestancia.

—ElinspectorSugdenalteléfono,señor—anunció.

—Voyenseguida.

Conunapalabradeexcusa,eljefedepolicíasalió,regresandounmomento

Page 48: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

después,serioyturbado.

—¡Malditasea!—exclamó-.¡Unasesinato!¡YenlavísperadeNavidad!

Poirotarqueólascejas.

—¿Esverdaderamenteuncrimen?—preguntó.

—¿Eh?Sí,sí,desdeluego.Nohayotrasoluciónposible.Uncrimenydelossalvajes.

—¿Quiéneslavíctima?

—ElviejoSimeonLee.Unodeloshombresmásricosdelaregión.HizosudineroenÁfricadelSur.Oroodiamantes,noestoyseguro.Haganadounafortuna con un aparato especial para minería. Invención suya, me parece.Dicenqueesmultimillonario.

—¿Seleapreciaba?

—Creo que nadie le quería —murmuró lentamente el coronel-. Era unhombremuy extraño. Desde hace varios años estaba convertido casi en uninválido.Enrealidad,nosémuchoacercadeél.Pero,desdeluego,eraunadelasfigurasprincipalesdeporaquí.

—Porlotanto,elcasovaacausarsensación,¿no?

—Sí.TengoqueirenseguidaaLongdale.

ElcoronelJohnsonvacilóunmomento,mirandoasuhuésped.

—¿Legustaríaqueleacompañase?—preguntósuavementePoirot.

—Medavergüenzapedírselo.Peroustedyacomprendelasituación,¿no?ElinspectorSugdenesunodemismejoreshombres,trabajador,cuidadosoentodoslosdetalles...,perosinimaginación.Meagradaríamuchotenerleaustedanuestroladoyaprovecharsusconsejos.

—Pues tendré un gran placer en acompañarle—se apresuró a responderPoirot-.Puedeustedcontarconmiayudaparatodo.Peronodebemosherirlossentimientosdenuestrobueninspector.Elcasodebesersuyo,nomío.Yonoserémásqueunconsejeronooficial.

—Esustedunbuenamigo—afirmócalurosamenteJohnson.

Ytrasestaspalabras,losdoshombressalierondelahabitación.

CapítuloVI

Page 49: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Unpolicía les abrió lapuertay saludó.Detrásde él avanzóel inspector,diciendo:

—Mealegrodequehayaustedvenido,señor.¿Quierequeentremosenesahabitacióndeallado?Quisieraexplicarlebrevementeloocurrido.

Sugden les hizo pasar a una habitación que había sido estudio demísterLee.Enellaseveíaunagranmesacubiertadepapeles,unteléfono,yenlasparedesunbuennúmerodecuadrosygrandesestantesllenosdelibros.

Eljefedepolicíaanunció:

—Sugden,lepresentoamonsieurHérculesPoirot.Habráustedoídohablarde él. Por casualidad estaba en mi casa. Poirot, le presento al inspectorSugden.

Poirot inclinó levemente la cabeza, examinando rápidamente al otro.Sugdeneraalto, cuadradodehombros,portemilitar,nariz aguileña,barbillasaliente y un abundante bigote castaño. Sugden dirigió una dura mirada aPoirotdespuésdesaludarle.HérculesPoirotmirólargamente,comofascinado,elpobladobigotedeSugden.

—Desde luego, he oído hablar de usted, monsieur Poirot —afirmó elinspector-. Hace algunos años estuvo usted en esta parte del país, si norecuerdomal.FuecuandoelasesinatodesirBartholomewStrange.Uncasodeenvenenamiento.Nicotina.Nofueenmidistrito,peromeenterédetodo.

—Está bien, Sugden —interrumpió el coronel-. Cuéntenos lo ocurrido.Diceustedqueelcasoestáclaro,¿no?

—Sí,señor.Desdeluegosetratadeunasesinato.Deellonocabelamenorduda.MísterLeeteníalayugularcortadasegúnhadeclaradoelforense.Peroentodoelasuntohayalgoraro.

—¿Quéquiereusteddecir?

—Valemásqueanteslecuentetodoloquehapasado.Estatarde,alrededorde las cinco,mientras yo estaba en la delegación de policía deAddlesfield,míster Leeme telefoneó. Semostrómuy raro por teléfono, yme pidió quevinieraaverleestanochea lasocho, insistiendomuchoen lahora.Ademásme encargó que le dijera al criado que venía a recaudar fondos para algunainstituciónbenéficadelapolicía.

—Buscabaunpretexto lógicoparaqueusted entrara en la casa, ¿no?—inquirióJohnson.

—Enefecto,señor.Comosetratabadeunapersonaimportanteaccedíasudemanda.MepersonéaquíantesdelasochoymepresentécomosolicitandosuscripcionesparaelOrfanatodelaPolicía.Elmayordomofueaanunciarmi

Page 50: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

llegada a míster Lee, haciéndome subir luego al primer piso, donde seencuentradispuestalahabitacióndeldueñodelacasa.

Sugdencallóunmomento,paracobraraliento,yluegoprosiguió:

—MísterLeeestabasentadojuntoal fuego.Llevabaunabata.Cuandoelcriadohubocerradolapuerta,místerLeemepidióquemesentarajuntoaél.Luego,conciertasvacilaciones,medijoquedeseabadarmedetallessobreunrobo. Le pregunté qué era lo robado y me replicó que tenía motivos parapensar que se trataba de diamantes sin tallar por valor de varios miles delibras,yquehabíansidorobadosdesucajadecaudales.

—Diamantes, ¿eh? —comentó el jefe de policía. —Sí, señor. Le hicealgunas preguntas de rutina, pero semostrómuy vacilante y sus respuestasfueronalgovagas.Alfindijo:«Debeustedcomprender,inspector,quepuedoestar equivocado». Yo le repliqué: «No entiendo, señor. Una de dos, o losdiamantes handesaparecidoono».Entoncesme contestó: «Desde luego losdiamanteshandesaparecido,perocabedentrodeloposiblequeseaunabromaquesemehaqueridogastar».Esomeparecióextraño,peronodijenada.Élsiguió:«Meesmuydifícilexplicárselocon tododetalle,peroen resumenelcasoeselsiguiente:Queyosepa,sólodospersonashanpodidohacerseconlosdiamantes.Unadeesaspersonaspuedehaberlohechocomobroma.Silostieneotrapersona,entoncesesunrobo».«¿Yquédeseaustedqueyohaga»,pregunté.Yélmecontestó:«Deseoquevuelvaexacta—mentedentrodeunahora.Mejordicho,vuelvaalasnueveycuarto.Porentoncesyapodrédecirleacienciaciertasimehanrobadoono».Todoesomedesconcertómucho,peroleprometívolverymemarché.

—Curioso,muycurioso—comentóelcoronel-.¿Quédiceusted,Poirot?

—¿Puedopreguntarle,místerSugden,quéconclusioneshasacadousted?—replicóPoirot.

El inspector se acarició la barbilla mientras replicaba con el mayorcuidado:

—Seme han ocurrido varias ideas, pero en conjunto tengo la siguienteimpresión: no se trataba de ninguna broma. No cabe duda de que losdiamanteshansidorobados.PeromísterLeenoestabasegurodequiéneraelladrón.Creoquedecía laverdadalasegurarqueeraunadedospersonas.Yesaspersonasdebíanser:uncriadoounmiembrodelafamilia.

—Trés bien —aprobó Poirot-. Eso explica perfectamente la actitud delanciano.

—De ahí su deseo de que yo volviera más tarde. Entretanto pensabaentrevistarse con las personas en cuestión. Les diría que había hablado

Page 51: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

conmigo, pero que si se restituía en seguida lo robado se abandonaría elasunto.

—¿YsielsospechosonorespondíaalapeticióndemísterLee?—comentóPoirot.

ElcoronelJohnsonfruncióelceñoyseretorciólaspuntasdesubigote.

—¿Yporquénodioesepasoantesdellamarle?

—Porque entonces el ladrón hubiera creído que todo era una purafanfarronada del viejo y se hubiera dicho que no llamaría a la policía pormuchoquesospechase.PerosimísterLeepodíadecirle:«Yahehabladoconlapolicía.El inspectoracabade salirdeaquí», la cosavaríamucho.Ysi elculpableinterrogabaaloscriadosyéstosleconfirmabanmipresenciaenestacasaantesde lacena,entoncessíqueel ladrónestaríaconvencidodequeelanciano pensaba obrar sin contemplaciones, y se apresuraría a devolver laspiedras.

—Ya lo entiendo, Sugden—replicó el coronel Johnson-. ¿Tiene algunaideadequiénpuedeseresemiembrodelafamilia?

—No,señor.

—¿Ningúnindicioporpequeñoquesea?

—Ninguno.

Johnsonmoviólacabeza.

—Bien,sigamosadelante—dijoalfin.Elinspectorcontinuó:

—Alasnueveycuartoenpuntoregreséalacasa.Enelmomentoenquellegabaalapuertaoíunalaridoespantosoyluegounruidocomodemueblesquecaenypiezasdelozaqueserompen.Llamévariasvecesaltimbreyluegocon el llamador. Pasaron tres o cuatro minutos antes de que contestaran yabriesen la puerta. Cuando, por fin, el criado acudió, comprendí que habíaocurrido algo. Estaba temblando de pies a cabeza y parecía a punto dedesmayarse.MedijoquemísterLeehabíasidoasesinado.CorríalprimerpisoyencontrélahabitacióndemísterLeeenplenaconfusión.Eraindudablequese había luchado mucho en ella. El propio míster Lee estaba junto a lachimenea,degolladoyenmediodeunenormecharcodesangre.

—¿Pudohabersidounsuicidio?—preguntóeljefedepolicía.

Sugdennegóconlacabeza.

—Imposible,señor.Lasmesasylassillasestabanvolcadas,sehabíanrotomuchas figurillas y no se veía ni rastro de la navaja o cuchillo con que secometióelcrimen.

Page 52: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Desde luego, estos detalles parecen completamente significativos —declaróeljefedepolicía-.¿Habíaalguienenlahabitación?

—Casitodalafamiliaestabareunidaalrededordelcadáver.

—¿Tienealgunasospecha,Sugden?

—Esunmalasunto—murmuróel inspector-.Amímehaceelefectodequeelasesinoesunodeellos,puesmepareceimposiblequeningúnextrañopudierahacerloyescaparatiempo.

—¿Ylaventana?¿Cerradaoabierta?

—Lahabitacióntienedosventanas.Unadeellases-'tabacerrada.Laotra,levantada unos centímetros, pero asegurada en aquella posición por untornillo.Debe de hacer varios años que no ha sido abierta.La pared es lisacompletamente.Nohayplantastrepadorasytampocotuberíasdedesagüe.Nocreoquenadiepudieseescaparporallí.

—¿Cuántaspuertastienelahabitación?

—Una sola. La habitación está al final de un corredor. La puerta estabacerradapordentro.Cuando la familiaoyóelgritodelviejoy el ruidode lalucha,subiócorriendo,yparaentrartuvoqueutilizarcomoarieteunbanco.

—¿Yquiénsehallabadentrodelahabitación?—inquirióJohnson.

—Enlahabitaciónsóloseencontrabalavíctima,quehabíasidoasesinadaunosminutosantes.

CapítuloVII

El coronel Johnson miró durante unos minutos a Sugden antes deexclamar:

—¿Esquepretendedecirme, inspector, que éste esunode los casosqueencontramos en las novelas detectivescas, en que un hombre es asesinadodentrodeunahabitacióncerrada,enlacualnadiehapodidoentrar?

—Nocreoquelacosasepresentetanoscura—sonrióelinspector.

—¡Suicidio!—exclamóelcoronel-.¡Tienequesersuicidio!

—Entonces,¿dóndeestáelarma?No,jefe,nadadesuicidio.

—Entonces,¿cómopudoescaparelasesino?¿Porlaventana?

Sugdennegóconlacabeza.

Page 53: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Juraríaqueno…

—Perousteddicequelapuertaestabacerradapordentro.

El inspector asintió.Luego sacó del bolsillo una llave y la dejó sobre lamesa.

—Nohayhuellasdactilares—anunció-.Perofíjeseenlallave.Mírelaconlalentedeaumento.

Poirotinclinósehaciadelante.ÉlyJohnsonexaminaronjuntoslallave.Elcoronellanzóunaexclamación.

—¡Ya lo veo! Estas huellas en el extremo de la llave. ¿Las ve usted,Poirot?

—Sí.Esosignificaque,valiéndosedeunaherramientaespecial,acasotansólodeunaspinzas,hicieronpresadelextremodelallaveyledieronvueltaenlacerraduraporfuera.

Elinspectorasintió.

—Puedehacerseperfectamente.

—La intención del asesino era que se supusiera que se trataba de unsuicidio—dijoPoirot-.Estoseríalomáslógicodesdeelmomentoenquelapuertaestabacerradapordentroyenlahabitaciónnohabíanadie.

—No cabe duda alguna de que eso pretendía el ladrón. Poirot moviódubitativamentelacabeza.

—¿Yeldesordenenlahabitación?Esosolodescartatodaideadesuicidio.Seguramenteelasesinodebierahaberpuestoenordenlaestancia.

—No tuvo tiempo —reconoció Sugden-. Este detalle es de granimportancia. No tuvo tiempo. Supongamos que esperaba encontrardesprevenido amísterLee.Esto le fracasó.Hubo lucha.Yesa lucha seoyóperfectamenteenlahabitacióndeabajo,oseaenelsalón;y,además,elviejopidió socorro. Todos subieron corriendo. El asesino sólo tuvo tiempo deescapardelahabitaciónycerrarporfuera.

—Esoesverdad—admitióPoirot-.Elasesinotuvoqueescapar.Pero¿porquénodejó,almenos,elarmaconquesecometióelcrimen?Porque,comoesnatural,nohabiendoarmanohaysuicidio.Ésefueunerrormuygrave.

—Los criminales cometenmuchos errores—declaró fríamente Sugden-.Lotenemosexperimentado.

Poirotlanzóunligerosuspiro.

—Perodetodasformas,yapesardesuserrores,esecriminalhaescapado

Page 54: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—suspiró.

—Nocreoquehayaescapado.

—¿Quieredecirquesigueenlacasa?

—Noveoenquéotrolugarpuedehallarse.Elcrimenlocometióalguiendedentrodelacasa.

—Perotoutdemémesehaescabullido.Ustednosabequiénes.

Consuavefirmezaelinspectordeclaró:

—Estoy segurodequepronto lo sabremos.Aúnnohemos interrogadoanadie.

—Oiga, Sugden—intervino el coronel-.Quien haya hecho girar la llavedesdefueradebeser,forzosamente,unhombrehabituadoaesostrabajos.Esasherramientasnosondefácilmanejo.

—¿Creeustedquehadebidosertrabajodeunprofesional?

—Esomismo.

—Lo parece. Tal vez algún ladrón profesional entre los criados. Esoexplicaría el robo de los diamantes, al cual debería seguir, forzosamente, elasesinato.

—¿Ynoleparecebuenaestateoría?

—Yasemeocurrióalprincipio,peroenlacasahayochocriados,seisdeellos mujeres, y de ellas, cinco llevan cuatro años o más trabajando aquí.Luegotenemosalmayordomoyalotrocriado.Elmayordomollevacuarentaañosaquí,todounrécord,¿noescierto?Elotrocriadoeshijodeljardineroysehacriadoaquí.Nosevelaposibilidaddequeseaunprofesionaldelrobo.LaúnicapersonaquequedaeselenfermerodemísterLee.Hacepocoqueestáaquí; en elmomento del crimen estaba fuera de casa, y sigue estándolo. Semarchóunmomentoantesdelasocho.

—¿Hahechoalgunalistadelosqueseencontrabanencasacuandoocurrióelsuceso?

—Sí,jefe.Meladictóelmayordomo.¿Quierequeselalea?

—Sí,porfavor,Sugden.

—MísterAlfredLeeysuesposa;GeorgeLee,miembrodelParlamento,ysu esposa. Míster Harry Lee, David Lee y su esposa. La señorita... —elinspector hizo una pausa para pronunciar debidamente el nombre-: Pilar...Estravados,StephenFarr.Luegoloscriados:EdwardTressilian,mayordomo;WalterChampion,criado;EmilyReeven,cocinera;QueenieJones,pinchede

Page 55: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

cocina; Gladys Spent, doncella; Grace Best, segunda doncella; BeatrizMoscombe,terceradoncella;JoanKench,criada;SidneyHorbury,enfermero.

—¿Nohaymás?—No,jefe.

—¿Tiene alguna idea de dónde se encontraba cada uno de ellos en elmomentodelcrimen?

—Unaideamuyvaga.Comoyalehedicho,aúnnoheinterrogadoanadie.Según Tressilian, los caballeros estaban aún en el comedor y los demás sehallaban en el salón.Tressilian había servido el café. Según su declaración,regresabaalacocina,cuandooyóarribaungranestrépitoseguidodeungrito.Echóacorrerescaleraarriba,detrásdelosotros.

—¿Cuántosmiembros de la familia viven en la casa y cuántos están depaso?—preguntóelcoronel.

—Míster Alfred Lee y su esposa viven aquí. Los demás están sólo devisita.

—¿Ydóndeestánahora?—inquirióJohnson.

—Les pedí que no se movieran del salón hasta que estuviera encondicionesdetomarlesdeclaración.

—Bien.Porahoraserámejorquesubamosaecharunvistazoallugardelcrimen.

Alentrarenaquellahabitación,Johnsonlanzóunprofundosuspiro.

—¡Eshorrible!—exclamó.

Duranteunosinstantesobservólasderribadassillas,lasporcelanasrotasylasmanchasdesangre.

Unhombredelgadoydeciertaedadestabadepiejuntoalcadáver.

—Buenasnoches,Johnson—saludó-.¡Vayadestrozo!¿Nocrees?

—Esverdad.¿Tienealgoquedecirnos,doctor?Elhombreseencogiódehombros,replicando:

—Laspalabrascientíficas lasreservopara lavista.Elcasono tienenadadecomplicado.Hasidodegolladocomouncerdo.Sedesangróenmenosdeunminuto.Ningunaseñaldelarma.

Poirotatravesólahabitación,dirigiéndosehacialasventanas.Comohabíadicho el inspector, una de ellas estaba cerrada herméticamente. La otraaparecíaligeramenteabierta.

Sugdenaclaró:

Page 56: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Segúndeclaracióndelmayordomo,esaventananosecierranunca,tantosi lluevecomosihacebuen tiempo.Enel suelo secolocóun linóleumparaprotegerlolosuficientedelalluvia,aunquenohacíafalta,pueselaleroyaloprotegesobradamente.

Poirotregresójuntoalcadáver.Ésteteníalosdientescasialdescubiertoylasmanosengarfiadas.

—Nomeparecequefueramuyfuerte—comentóPoirot.

—Pues era muy resistente —explicó el forense-. Resistió variasenfermedades que le tuvieron a las puertas de la muerte y que hubiesenacabadoconotroshombres.

—No quiero decir eso —replicó Poirot-. Yo me refiero a que no erafísicamentefuerte.

—No,erabastantedébil.

Poirotalejósedelmuertoparaexaminar losmuebles tumbados.Habíaunpesadosillónderoble,unamesadelamismamadera,fragmentosdeunagranlámpara, de unas botellas dewhisky y dos vasos.Un pisapapeles de cristalseguíaentero,algunoslibrosyunjarrónjaponéshechoañicos.Unaestatuillade bronce representando una muchacha desnuda completaba aquelladesconcertanteruina.

—¿Lesorprendealgo,Poirot?—preguntóeljefedepolicía.

Lanzandounsuspiro,HérculesPoirotmurmuró:

—Unhombretandébily...sinembargo,todoesto.—Johnsonsemostrabaextraño.Luegosevolvióhaciaelsargento,queestabaocupadoensutrabajo.—¿Algunahuelladactilar?

—Muchas,jefe.Entodoelcuarto.

—¿Yenlacajadecaudales?

—Nadabueno.Sólohuellasdelmuerto.Johnsondirigiósealforense.

—¿Qué hay de las manchas de sangre? —preguntó-. Seguramente elasesinodebiódemancharse.

—Nosepuedeasegurar—declaróelmédico-.Toda lasangrehabrotadodelayugular.Yconesavenanoocurrecomoenlasarterias,dondelasangresaltaviolentamente.

—Sinembargo,sevemuchasangre.

—Sí,haymucha—asintióPoirot-.Essorprendente.

—¿Lesugiereaustedalgo,monsieurPoirot?—preguntóelinspector.

Page 57: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Perplejo,Poirotmiróasualrededor,moviendolacabeza.

—Nosé...,peromeparecequehaydemasiadasangre.Sangreenlassillas,enlasmesas,enlaalfombra.Unhombretanfrágil,tandelgado,tanreseco,ysinembargo,ensumuerte,tantasangre...

Su voz se apagó. El inspector le miraba con los ojos muy abiertos ysorprendidos;alfin,convozafectadamurmuró:

—Escurioso...esomismofueloquedijolaseñora...

—¿Quéseñora?—preguntóPoirot-.¿Quédijo?—LamujerdeAlfredLee.Sedetuvojuntoalapuertaydijoalgoasícomo:«¿Quiénhubieracreídoqueelviejotuviesetantasangredentrodeél?».

—LaspalabrasdeladyMacbeth—dijoPoirot-.Sonmuyinteresantes.

CapítuloVIII

Alfred Lee y su mujer entraron en el pequeño estudio donde Poirot,Sugden y el jefe de policía se hallaban reunidos, esperando. El coronelJohnsonseadelantó.

—¿Cómoestáusted,místerLee?Es laprimeravezquenosvemos,perosupongoqueyaestáustedenteradodequecorreamicargola jefaturadelapolicía de la región. Me llamo Johnson. Debo decirle que este lamentablesucesomehatrastornadoenormemente.

Alfred,conlamiradadeperropaciente,inclinólacabezayconvozroncamurmuró:

—Muchasgracias...Eshorrible,horrible.Lepresentoamiesposa.

—Ha sidoungolpemuyduropara todos—dijoLydia-.Pero sobre todoparamiesposo.

—Tengalabondaddesentarse,mistressLee.YpermítamequeaprovecheestaocasiónparapresentarleamonsieurHérculesPoirot.

Ésteseinclinó.Sumiradaibarápidamentedelmaridoalamujer.

LydiaapoyabasuavementeunamanoenlaespaldadeAlfred.

—Siéntate,Alfred—pidió.

AlfredLeeobedeció,murmurando:

—¿HérculesPoirot?Creoque...lo...recuerdo...Ysepasóunamanoporlafrente.

Page 58: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—ElcoronelJohnsonquierehacertealgunaspreguntas,Alfred—ledijosumujer.

El jefe de policía dirigió una aprobadora mirada a Lydia. Le era muyagradablecomprobarquelaesposadeAlfredfueraunamujertancomprensivaycompetente.

—Sí,claro,claro—replicóAlfred.

Elsucesovisiblementeparecíahaberledesconcertadoporcompleto.

—Tengounalistadetodaslaspersonasqueseencontrabanaquíestanoche—dijoJohnson-.Talvezustedpuedadecirmesiestáconforme.

Hizouna leve inclinaciónaSugdenyéstesacó la lista, leyéndolaenvozalta. Este procedimiento pareció devolver a Alfred Lee la serenidad. Habíarecobrado el dominio de sí mismo, y cuando Sugden terminó movióafirmativamentelacabeza,declarando:

—Estáconforme.

—¿Podríadecirmealgomásacercade los invitados?—pidióelcoronel-.TengoentendidoquemísterGeorgeLeeysuesposaymísterDavidLeeysumujersonparientessuyos.

—Sonmishermanosysusesposas.

—¿Seencuentranaquíincidentalmente?

—Sí,hanvenidoapasarlasNavidades.

—¿MísterHarryLeeestambiénhermanosuyo?

—Sí.

—¿Ylosotrosdos?MerefieroalaseñoritaEstravadosyamísterFarr.

—La señorita Estravados es sobrina mía. Míster Farr es el hijo de unantiguosociodemipadredeÁfricadelSur.

—Yaentiendo,unviejoamigo.

—Nolehabíamosvistonunca—intervinoLydia.

—PerodetodasformasleinvitaronapasarlasNavidadesconustedes.

Despuésdeunabrevevacilación,Alfredvolviósehacia sumujer,yésta,contodaclaridad,dijo:

—Míster Farr presentóse ayer inesperadamente. Estaba cerca de aquí yvinoaveramisuegro.Alenterarsedequeeraelhijodeunviejoamigosuyo,místerLeeinsistióenquesequedaraconnosotros.

—Bien,yahemosacabadoconlosinvitados—dijoelcoronel-.Encuanto

Page 59: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

aloscriados,¿losconsiderausted,señora,dignosdeconfianza?

Lydiareflexionóunmomentoantesderesponder.Porfindijo:

—Sí, creo que todos son de fiar. Lamayoría han estadomuchos años anuestro servicio. Tressilian, por ejemplo, trabaja en esta casa desde quemiesposoeraunniño.LosúnicosnuevossonJoanyelenfermeroqueatendíaamisuegro.

—¿Yquésabedeellos?

—Joanesunamuchachaalgo tonta.Esoes lopeorquepuededecirsedeella.SémuypocoacercadeHorbury.Trabajaaquídesdehaceunaño.Sabehacersutrabajoymisuegroestabamuysatisfechodeél.

—Peroustednoestabatansatisfecha,¿verdad,señora?—preguntóPoirot.

Lydiaseencogióligeramentedehombros.

—Esonoteníanadaqueverconmigo.

—Sinembargo,ustedhacíaaquí lasvecesdeamadecasa.¿Nocorríanasucargoloscriados?

—Sí,claro;peroHorburyestabaaquítansóloparacuidaramisuegroynoentrabaenmijurisdicción.

—Yaentiendo.

—Pasemosahoraa lossucesosdeestanoche—indicóelcoronel-.Temoqueesto seamuydolorosoparausted,místerLee,peromegustaríaquemeexplicaseloquehapasado.

—Desdeluego—asintióAlfredenvozbaja.

—¿Cuándovioustedporúltimavezasupadre?—preguntóelcoronel.

—Despuésdelté.Estuvimosjuntosunmomento.Porfinledilasbuenasnochesymeseparédeéla...creoqueeranlascincoycuarto.

—¿Yaesahoraledioustedlasbuenasnoches?—observóPoirot-.¿Esquenoesperabavolverleaverdurantelanoche?

—No.Amipadrelesubíansiemprelacenaalassiete.Despuésdecenarseacostabao sequedaba sentado junto al fuego, pero enningunode los casosrecibíaaningunodesusfamiliares,amenosqueélloenviaraabuscar.

—Bien,continúe,místerLee.

—Nosotroscenamosalasocho—siguióAlfred-.Cuandoterminamos,miesposaylasotrasdamaspasaronalsalón.Nosotrosnosquedamossentadosalamesa.Deprontooímosarribaungranestrépito.Sillasquecaían,mesasque

Page 60: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

eran volcadas, porcelanas que se rompían... ¡Dios mío, aún parece oírse elgritodemuertedemipadre...!

Sepuso enpie, cubriéndose el rostro con lasmanos.Lydia le tocó en elbrazo.ElcoronelJohnsondijoamablemente:

—Continúe.

—Creoqueporvariossegundospermanecimostodosdesconcertados,sinsaberquéhacerniquéocurría.Luegonospusimosenpieycorrimoshacialahabitacióndemipadre.Nopudimosentrar.Cuandoforzamoslapuerta...

—No siga, los otros detalles no nos hacen falta —dijo el coronel,observandoel trastornodeAlfred-.Volvamosunpocoatrás.¿Puededecirmequiénesestabanenelcomedorcuandoseoyóelgrito?

—¿Quiénes estábamos allí? Pues todos... No, a ver... Estaba allí mihermanoHarry...

—¿Nadiemás?

—No,nadiemás.

—¿Dóndeseencontrabanlosdemás?

Alfredsuspiróehizounesfuerzoporrecordar.

—Nosé...hacemuypocoquehaocurridoy,sinembargo,parececomositodo ello hubiera pasado hace siglos. George... Sí, él estaba telefoneando.Luego empezamos a hablar de asuntos de familia y míster Farr dijo algoacercadequevalíamásquehabláramossolos,ysefue.Seportóconmuchotacto.

—¿YsuhermanoDavid?

—¿David?Nosé.Nomedicuentadecuándosemarchaba.

—¿Dice usted que tenía que discutir acerca de asuntos familiares? —inquirióPoirot-.¿Ysóloentrelosmiembrosdelafamilia?

—MicuñadoHarryhapermanecidomuchosañosenelextranjero—dijoLydia-.Eranaturalqueélymimaridotuvierancosasquedecirse.

—Perfectamente—declaróJohnson-.¿Sefijóenlosquesubíanconustedhacialahabitacióndesupadre?

—Nosé.Nomefijéennadieenparticular.Estabatanalarmadoporaquelhorrendogrito...

Elcoronelpasóaotroasunto.

—Tengo entendido, míster Lee, que su padre poseía cierta cantidad de

Page 61: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

diamantes.

—Sí,esverdad—contestó,sorprendido,Alfred.

—¿Dóndelosguardaba?

—Puesensucuarto,enlacajadecaudales.

—¿Puedeusteddescribirmeesosdiamantes?

—No,porqueeranpiedrassintallar.

—¿Porquélasguardabasupadre?

—Eranuncaprichosuyo.SetratabadepiedrasquetrajoconéldeÁfricadelSur.Nuncaquisoquesetallaran.Yahedichoqueeransucapricho.

—Yaentiendo—afirmóelcoronel.

Peroporsutonoseadvertíaclaramentequenoentendíanada.

—¿Erandemuchovalor?—siguió.

—Mipadreestimabasuvalorenunasdiezmillibras.

—Escuriosoquelasguardaseensucajadecaudales.

—Misuegroeraunhombreunpoco raro—declaróLydia-.Sus ideas seapartabandelovulgar.Enresumen,aquellaspiedraslecausabanplacer.

—Talvezlerecordabansupasado—comentóPoirot.

—Esocreo—asintióLydia.

—¿Estabanaseguradas?—inquirióelcoronel.

—Nolocreo.

JohnsoninclinósehaciaAlfredypreguntó:

—¿Sabíaustedqueesaspiedrashansidorobadas?

—¿Qué?

—¿Noledijonadasupadreacercadesudesaparición?

—Niunapalabra.

—¿Ignorabaquellamóal inspectorSugdenyquelecomunicólapérdidadedichosdiamantes?

—¡Noteníalamenorideadesemejantecosa!

—¿Yusted,mistressLee?

Lydiamoviónegativamentelacabeza.

Page 62: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Nomeenterédenada.¿Fueporesoquelemataron?

—Tenemos que averiguarlo—declaró Johnson.Y siguió-: ¿Tiene algunaidea,señora,dequiénpudoserelladrón?

—No.Estoyconvencidadequeloscriadossontodosdecentes.Ademásleshubiera sido muy difícil llegar a la caja. Mi suegro estaba siempre en suhabitación.Nuncabajaba.

—¿Quiénlimpiabasucuarto?

—Horbury. Él hacía la cama y limpiaba el polvo. La segunda doncellaentrabaporlasmañanasaencenderelfuego.LodemáslohacíatodoHorbury.

—OseaqueHorburyeslapersonaquemayoresoportunidadeshatenido,¿no?—dijoPoirot.

—Sí.

—¿Creeustedquefueélquienrobólosdiamantes?—Esposible.Peroenrealidadnoséquépensar.—Suesposo,señora,noshacontadocómopasólanoche—dijo el coronel-. ¿Podría usted hacer lo mismo? ¿Cuándo vio porúltimavezasusuegro?

—Esta tarde, antes del té, subimos todos a su habitación. Fue entoncescuandoleviporúltimavez.

—¿Dóndeestabacuandoocurrióelcrimen?

—Enelsalón.

—¿Escuchóelruidodelalucha?

—Creoqueoícaeralgomuypesado.Pero lahabitacióndemisuegroseencuentrasobreelcomedor,nosobreelsalón,por lo tantonopudeoírgrancosa.

—Perooyóelgrito,¿verdad?

—Sí, fue algo horrible. Salí corriendo y seguí a mi marido y a Harryescalerasarriba.

—¿Quiénmásseencontrabaenelsalónenaquellosmomentos?

—No recuerdo exactamente. David estaba en la estancia inmediata,interpretando unas piezas de Mendelssohn. Creó que Hilda había ido areunirseconél.

—¿Ylasotrasdosseñoras?

—Magdalenefuealteléfono.Norecuerdosihabíanvueltoono.TampocosédóndeestabaPilar.

Page 63: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Oseaqueestabaustedsolaenelsalón,¿no?—inquirióPoirot.

—Sí,creoquesí.

—Encuantoalosdiamantes,debiéramosasegurarnosdeloquehasidodeellos—dijoelcoronel-.¿Conoceusted,místerLee,lacombinacióndelacajadecaudalesdesupadre?Creoqueesunpocoanticuada.

—Laencontraríanescritaenelcuadernodenotasquellevabaenelbolsillodesubata.

—Bien.Iremosacomprobarloenseguida.Peroquizáseamejorinterrogarantesalosdemásinvitados.Lasdamasdesearánacostarse.

—¿Quierequeloshagaveniratodos?—preguntóLydia.

—Unoaunoserámejor,mistressLee.

—Desdeluego.

Lydia dirigióse hacia la puerta, seguida de sumarido. Éste se volvió deprontohacialosdemás.

—¡Claro!—exclamó-.¡UstedesHérculesPoirot!Nosédóndehetenidolacabeza.Debierahabermedadocuentadeelloenseguida.

Convoznerviosaañadióapresuradamente:

—¡Esunasuertequeestéustedaquí!Debeaveriguarlaverdad,monsieurPoirot.Norepareengastos.Yoharéfrenteatodos.¡Perodescubraquiéneselasesinodemipobrepadre!

—Leaseguro,místerLee,quevengodispuestoahacertodoloposibleporayudaralcoronelJohnsonyalseñorinspector—declaróPoirot.

—Quieroquetrabajeustedparamí—insistióAlfredLee-.¡Mipadredebeservengado!

Empezóatemblarviolentamente.Sumujerregresójuntoaél,instándole:

—Vamos,Alfred,quetienenqueentrarlosdemás.SumiradatropezóconladePoirot.LosojosdeLydiaerandelosquesabenguardarunsecreto.Noparpadearon.

Luego,Lydia,alladodesumarido,salióbruscamentedelahabitación.

CapítuloIX

GeorgeLeesemostrósolemneycorrecto.

Page 64: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Unsucesoterrible—declaró,moviendolacabeza-.Muylamentable.Porfuerza tiene que ser obra de un loco. —¿Ésa es su creencia? —preguntócortésmenteelcoronel.

—Sí,sí,desdeluego.Unlocohomicida.Talvezsehaescapadodealgúnmanicomiodelosalrededores.

—¿Y cómo se explica que ese loco consiguiera entrar en la casa? —preguntóSugden-.¿Ycómosalió?—Esodebeaveriguarlolapolicía.

—En cuanto se descubrió el crimen registramos toda la casa—explicóSugden-. Todas las ventanas estaban cerradas. La puerta del servicio y laprincipal estaban también cerradas. Por la cocina tampoco pudo huir nadie,puesallíseencontrabanloscriados.

—¡Eso es absurdo!—exclamó George Lee-. Acabarán diciendo que mipadrenisiquierafueasesinado.

—De que fue asesinado no cabe duda alguna —declaró el inspectorSugden.

—¿Ydóndeestabaustedenelmomentoenquesecometióelcrimen?—preguntóelcoronel.

—Enelcomedor.Acababadecenar.Pero...no,creoqueenrealidadestabaenestamismahabitación.Acababadetelefonear.

—¿Estuvoustedtelefoneando?

—Sí,llaméalagenteelectoraldelPartidoConservadorenWesteringham,micircunscripción.Teníaquecomunicarlealgourgente.

—¿Y fue después de eso que oyó usted el grito? —Sí, fue muydesagradable—replicóGeorgeLee,estremeciéndose-.Acabóenunaespeciedegorgoteo.Conunpañueloenjugóselafrente,perladadesudor.

—Unsucesohorrible—murmuró.

—¿Yluegocorrióescalerasarriba?

—Sí.

—¿Vioustedasushermanos,amísterAlfredyamísterHarry?

—No.Debieronsubirantesqueyo.

—¿Cuándovioporúltimavezasupadre?

—Estatarde.Nosreunimostodosensucuarto.

—¿Despuésnovolvióaverle?

—No.

Page 65: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Eljefedepolicíahizounapausayluegopreguntó:

—¿Estaba usted enterado de que su padre poseía una gran cantidad devaliososdiamantes?

GeorgeLeemovióafirmativamentelacabeza.

—Sí, losguardabaen sucajadecaudales, cosamuymalhecha.Muchasveces se lo dije. Se exponía a que le asesinasen por robárselos... Bueno...quierodecir...

—¿Está usted enterado de que esas piedras han desaparecido? —leinterrumpióelcoronel.

Georgelemiróboquiabierto.

—Entonces...leasesinaronpararobárselas.

—Unas horas antes de sumuerte su padre echó demenos las piedras yavisóalapolicía.

—Entonces...,nocomprendo...Yo...

—Tampoconosotroscomprendemos—sonrióPoirot.

CapítuloX

HarryLeeentróorgullosamenteenlahabitación.Porunmomento,Poirotselequedómirando.Teníalaimpresióndehabervistoantesenalgúnsitioaaquelhombre.Observósusfacciones:lanarizpronunciadamenteaguileña;laarrogante posición de la cabeza; el salientementón. Y notó también que, apesardequeHarryeraunhombretóny supadrehabía sidounhombremásbienbajo,existíaungranparecidoentreambos.

Observó también algo más. A pesar de sus orgullosos modales, eraindudable que Harry Lee estaba nervioso. Trataba de exteriorizar unaseguridadensímismoquenoocultabaloqueocurríaensualma.

—Bien,señores—dijo-.¿Enquépuedoservirles?

—Leagradecemos toda la luzquepuedaechar sobre los sucesosdeestatarde—dijoelcoronel.

—Nosénadaenabsoluto—replicóHarryLee,moviendonegativamentelacabeza-.Todohasidomuyhorribleeinesperado.

—Creoquehacepocoqueharegresadousteddelextranjero,místerLee—dijoPoirot.

Page 66: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Harrysevolvióhaciaeldetective.

—Sí—contestó-.DesembarquéenInglaterrahaceunasemana.

—¿Haestadofueramuchotiempo?—preguntóPoirot.

HarryLeeechóhaciaatráslacabezaysoltóunacarcajada.

—Másvalequeselocuenteyomismo,puesdelocontrarioalguienselodiráaustedes.Soyelhijopródigo,caballeros.Hacíacasiveinteañosquenopisabaelsuelodeestacasa.

—¿Ypodríadecirnosporquéhavuelto?—inquirióPoirot.

Siempreconlamismaaparienciadefranqueza,Harrycontestó:

—Es el caso de la vieja parábola. Me cansé de cuidar cerdos y pasarhambreymedijequeencasameesperabauncarnerobiencebado,alimentoqueintroducíaunavariedadmuyagradableenmiscomidas.Recibíunacartademipadrepidiéndomequevolviera,yobedecílallamada.Esoestodo.

—¿Vinoparaestarpocotiempoomucho?—preguntóPoirot.

—Vineaquedarmeencasaparasiempre.

—¿Estabaconformesupadre?

—El viejo estaba encantado.—Harry volvió a reír-. El pobre estaba yaharto y aburrido de vivir con Alfred. Mi hermano es el hombre menosdivertido que se conoce.Muy útil, muy inteligente para los negocios, perocomocompañeroesundesastre.Ensujuventudmipadrefueunhombrequevivióintensamente.Deseabamicompañía.

—¿Estaban contentos su hermano y su cuñada de que usted se quedaraaquí?

Al hacer la pregunta, Poirot arqueó las cejas.—Alfred estaba lívido derabia. No sé lo que pensaría Lydia. Puede que le supiera un poco mal porAlfred,peroestoysegurodequealfinsehubieraalegrado.Lydiameesmuysimpática.Esunamujerencantadora.Conellamehubiesellevadomuybien.PeroAlfredesmuydistinto.—Harryvolvióareír-.Siemprehatenidocelosdemí.

Somosmuydistintos.Élhasidounhombrefielytrabajador,yacambiodeelloleesperabaloqueatodoslosbuenos:unpuntapié.Créanme,caballeros,lavirtudesunmalnegocio.

Miróalostreshombres.

—Nolesextrañemifranqueza.Loqueaustedeslesinteresaesconocerlaverdad.Alfinsacaránarelucirtodalaropasuciadelafamilia.Porlotanto,lo

Page 67: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

mismodaqueyolespresentelamía.Nomehadolidomucholamuertedemipadre. Al fin y al cabo no le había visto desde que yo era un niño. Sinembargo,eramipadreylehanasesinado.Estoydispuestoavengarsumuerte.—Se pasó una mano por la barbilla-. En nuestra familia somos muyvengativos.NingunodelosLeeolvidafácilmente.Quieroqueelasesinoseadetenidoyahorcado.

—Puede confiar en que haremos lo posible porque así sea —declaróSugden.

—Siustedesnolohacenmetomarélajusticiapormispropiasmanos.

—¿Tiene alguna idea acerca de la identidad del asesino?—preguntó elcoronel.

—No.Heestadopensandomuchoenelloynoloveoclaro.Sinembargo,nomeparecequeseaobradeunapersonadefueradecasa.Pero,seaquiensea, ¿cómo ha podido hacerlo? No puedo sospechar de los criados. NiTressilian, ni el idiota de Walter. Horbury... Ése es más sospechoso, peroTressilianmehadichoquesehabíaidoalcine.DeformaquepasandoporaltoaStephenFarr,quenoesfácilquevinieradesdeÁfricadelSurparamataraundesconocido,sóloquedalafamilia.Y,enverdad,quenomeimaginoaunode nosotros cometiendo un crimen. ¿Alfred?Adoraba a papá. ¿George?Notieneempujeparaunacosaasí.¿David?Davidsiemprehasidounenamoradodelaluna.Sedesmayaríaanteunagotadesangre,aunquehubierabrotadodesu propiamano. ¿Lasmujeres?Ninguna de ellas es capaz de degollar a unhombre. ¿Qué queda? ¡Ojalá pudiera saberlo! Pero es verdaderamenteperturbador.

Elcoronelcarraspeó,preguntando:

—¿Cuándovioustedporúltimavezasupadreestanoche?

—Después del té. Acababa de pelearse con Alfred por culpa de estehumildeservidor.Elviejosevolvíalocoporlosdisgustosylassorpresas.Poreso no comunicó a nadiemi llegada. Quería ver el efecto que producíamisúbitaaparición.Porlomismo,hablótambiéndecambiareltestamento.

—¿Supadremencionósutestamento?—preguntóPoirot.

—Sí. Lo dijo delante de todos, observándonos para ver cómoreaccionábamos.LedijoalnotarioquevinieraaverledespuésdeNavidad.

—¿Yquécambiospensabahacer?—preguntóPoirot.

—Eso no lo dijo—replicóHarry-. Tengo la sospecha de que el cambiodebíafavoreceraunservidordeustedes.Meimaginoquedebíserexcluidodelos anteriores testamentos.Ahora supongo que debía volver a figurar en él.ParaPilarelgolpehasidobastanteduro.Elviejoempezabaaencariñarsecon

Page 68: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

ella.¿Aúnnolahanvisto?Esmisobrinaespañola.Esunacriaturabellísima,contodoelencantodelsur.Ojalánofuerasutío.

—¿Diceustedquesupadresentíaungrancariñoporesajoven?

—Sí. Pilar le entendíamuy bien. Se pasabamuchas horas con él en sucuarto.Supongoquelachicasabíaloquesehacía.Malasuerte.Eltestamentonoseráalteradoenfavordeellanienfavormío.

HarryLeefruncióelceñoypermaneciócalladoduranteunminuto,luegosiguió, cambiando de tono: —Pero me desvío del punto más importante.Ustedesqueríansabercuándoviporúltimavezamipadre,¿no?Comoyaleshedicho,fuedespuésdelté.Algodespuésdelasseis.Mipadreestabademuymalhumor.Talvezunpococansado.AlmarcharmeledejéconHorbury.Nolevolvíaver.

—¿Dóndesehallabaustedenelprecisomomentodesumuerte?

—En el comedor, con mi hermano Alfred. No fue una sobremesa muyarmoniosa.Estábamosenmediodeunaacaloradadiscusióncuandooímoselruido de arriba. Parecía como si diez hombres estuvieran luchando juntos.Luego,mipobrepadrelanzóungrito.Fuecomosimataranauncerdo.Alfred,aloírlo,sequedóparalizado.Sequedóconlabocaabierta.Tuvequehacerlerecobrar,deunempujón,lanocióndelascosas.Luegocorrimoshaciaarriba.La puerta estaba cerrada. Tuvimos que echarla abajo. Nos llevó bastantetiempoelhacerlo.Nocomprendocómodiablospodíaestarcerradalapuerta.Enlahabitaciónsóloestabamipadre,ynocreoquenadiepudieraescaparporaquellasventanas.

—Lapuertafuecerradaporfuera—explicóelinspectorSugden.

—¿Qué?¡Perosiyojuraríaquelallaveestabadentro!—exclamóHarry.

—¿Loobservóusted?—preguntóPoirot.

—Es costumbre mía fijarme en las cosas —declaró Harry, mirandofijamentealostreshombres-.¿Deseansaberalgomás,caballeros?

Johnsonmoviónegativamentelacabeza.

—Muchas gracias,místerLee.Demomento no tenemosquepreguntarlenadamás.¿Tendríalabondaddedeciraotromiembrodelafamiliaquepuedepasar?—Conmuchogusto.

Harrydirigiósehacialapuertasinvolverlavistaatrás.

—¿Quéleparece,Sugden?

Elinspectorseencogiódehombros.

—Tienemiedodealgo.¿Dequé?

Page 69: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

CapítuloXI

MagdaleneLeesedetuvo teatralmenteenelumbralde lapuerta.Unadesus manos acarició su platinada cabellera. El traje de terciopelo verde seamoldabaperfectamenteasucuerpo.Parecíamuyjovenyalgoasustada.

Lostreshombressequedaronunmomentomirándola.LosojosdeJohnsonrevelaronsorpresa.Sugdensóloevidenció impacienciaydeseodeacabar sutrabajo.HérculesPoirotestabaobservando,nolabellezadelamujer,sinoelusoqueéstasabíahacerdeella.Magdalene ignorabaqueeldetectiveestabapensando:«Joliemannequin,lapetite.Maisellealesyeuxdurs.»

Porsuparte,elcoronelJohnsonpensaba:«¡Vayamujeratractiva!Sinovaconcuidado,GeorgeLeevaateneralgúndisgustoconella».

Y el inspector Sugden decía: «Una cabeza bonita, pero vacía. ¡Ojaláacabemosprontoconella!».

—Tengalabondaddesentarse,señora.Ustedes...

—LaesposademísterGeorgeLee—replicóMagdaleneaceptandolasillaconunacálidasonrisa-.Todoestoesmuyhorrible—murmuró,retorciéndoselasmanos-.Estoyasustada.

—Vamos,vamos,señora.Laemociónhasidogrande,perotodohapasadoya. Le rogamos que nos explique lomejor posible cuanto ha sucedido estanoche.

—Les aseguro que no sé absolutamente nada —declaró Magdalene,mirandoalcoronel.

—Claro,claro—asintióéste.

—Llegamosayer.GeorgemehizovenirapasarlasNavidades...¡Ojalánohubiéramos venido! Estoy segura de que nunca me recuperaré de estaemoción.

—Sí,comprendoqueestéustedtrastornada.

—CasinoconozcoalafamiliadeGeorge.Sólohabíavistounpardevecesasupadre.Eldíadelabodayotravez...AAlfredyaLydialoshevistomás,perodetodasformas,soncasiextrañosparamí.

De nuevo la desorbitada expresión de niña temerosa. Hércules Poirot loobservóydijo:«Ellejouetrésbienlacomédie,cettepetite...»

—Ahoracuéntemecuándovioporúltimavez,vivo,asusuegro—pidióel

Page 70: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

coronel.

—Fueestatarde.¡Fueunacosamuydesagradable!

—¿Porquédesagradable?

—¡Estabantanenfadados!

—¿Quiénes?

—Todos, George no, claro. Su padre no le dijo nada a él. Pero sí a losdemás.

—¿Quéfueloquesucedió?

—Pues, cuando entramos en su cuarto, debido a su llamada, leencontramos hablando por teléfono con su notario acerca de su testamento.LuegoledijoaAlfredqueestabamuyfúnebre.CreoqueesosedebíaalhechodequeHarryvolvieraavivirencasa.AAlfredesoledisgustómucho.Harryhizo algomuymalo en otros tiempos. Luegomi suegro habló de sumujer.Hace mucho tiempo que murió, pero, según dijo, tenía menos seso que unmosquito.Davidsepusoenpiedeunsaltoypareciócomosifueraamatarasupadre...¡Oh!—Magdaleneseinterrumpióreflejandounagraninquietudenlosojos-.Nohequeridodecireso...No,nohequeridodecirlo.

—Lo comprendo —sonrió el coronel-. Ha sido una forma gráfica deexpresarunincidente.

—Hilda, la mujer de David, le calmó y... Bueno, creo que eso es todo.Míster Lee dijo que no quería ver a nadie más esta noche. Por tanto, nosfuimostodos.

—¿Yésafuelaúltimavezqueleviousted?

—Sí,hasta...hasta...

—Perfectamente. ¿Y puede decirnos ahora dónde estaba en el momentodelcrimen?

—Creoqueenelsalón.

—¿Noestásegura?Magdaleneparpadeó,diciendoalfin:

—Sí,claro.¡Quétonta!Fuiatelefonear.Conlasemociones...

—¿Diceustedquefueatelefonear?¿Lohizodesdeestahabitación?

—Sí, éste es el único teléfono, excepto el que hay en el cuarto de misuegro.

—¿Habíaalguienmásenlahabitación?—preguntóSugden.

—No.Estabacompletamentesola.

Page 71: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Estuvoallímuchorato?

—Unpoco.Denochellevamuchotiempoconseguirquelecontestenaunodesdelacentral.

—¿Setratabadeunaconferencia?

—Sí,paraWesteringham.

—¿Yluego?

—Oíaquelhorriblegrito,todoelmundoechóacorrer...tuvieronqueecharabajolapuerta.¡Fuecomounapesadilla!¡Nuncaloolvidaré!

—¿Sabíaustedquesusuegroguardabaunavaliosacoleccióndediamantesensucajadecaudales?

—No.¿Deveras?¿Diamantesdeverdad?

—Diamantesquevalíandiezmillibras—explicóPoirot.

—¡Oh!

—Creoquedemomentoestoestodo—dijoJohnson-.Noesprecisoquelamolestemosmás,señora.

—Muchasgracias.

—¿Tendrálabondaddedecirasucuñado,místerDavidLee,queentre?

—Parecequeempezamosasacaralgoenlimpio.¿SehandadocuentadequeGeorgeLeeestaba telefoneandocuandooyóelgrito?Sumujer tambiéntelefoneaba en aquel momento. Este detalle no encaja. ¿Qué le parece,Sugden?

—No quisiera hablar ofensivamente contra la señora —declaró elinspector-, pues aunque es de ésas que no vacilan en sacarle dinero a unhombre,nomeparececapazdedegollaraunserhumano.Noestádentrodesutipo.

—Uno nunca sabe, mon vieux—murmuró Poirot. El jefe de policía sevolvióhaciaeldetective.

—¿Yustedquépiensa,Poirot?

Ésteenderezóelsecantequeteníafrenteaél,quitóunpocodepolvodeuncandelabro,ycontestó:

—CreoqueyavamosconociendoelcarácterdemísterSimeonLee.Creoquetodalaimportanciadelcasoestribaenelcarácterdelmuerto.

Elinspectorvolviósehaciaél.

—Noestoydeacuerdoconusted,monsieurPoirot—dijo-.¿Quétieneque

Page 72: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

verelcarácterdelmuertoconsuasesinato?

—Elcarácterde lavíctimasiempre tienealgoqueverconelasesino.LafranquezaylacarenciadesospechasfuelacausadelamuertedeDesdémona.Una mujer más suspicaz hubiese advertido las maquinaciones de Yago. LaenfermedaddeMaratlehizomorirenelbaño.EltemperamentodeMercuriolehizomorirdeunaestocada.

—¿Adóndepretendeirapararcontodoeso,Poirot?—preguntóelcoronel.

—Digo que por ser Simeon Lee cierta clase de hombre, puso enmovimientodeterminadaclasedefuerzasquealfinleoriginaronlamuerte.

—¿Nocreequelosdiamantestuviesenalgoquever?PoirotsonrióantelaperplejidaddeJohnson.

—Moncher.AlpeculiarcarácterdeSimeonLeesedebequeconservaraenunaviejacajadecaudalesdiezmillibrasendiamantes.Esodesdeluegonolosuelenhacertodosloshombres.

—Esverdad,monsieurPoirot—declaróel inspector,moviendolacabezacomosialfinsedieracuentadeloquequeríadecireldetective-.Realmente,místerLeeeramuyraro.Guardabalaspiedrascercadeélparapoderjuguetearconellasyrememorarelpasado.Poresonuncalashizotallar.

—Eso mismo —asintió Poirot-. Tiene usted una inteligencia muydespejada,inspector.

Sugdennoparecióapreciardemasiadoelcumplido.Elcoronelsiguió:

—Hay algo más, Poirot. No comprendo cómo ha observado usted esascaracterísticas...

—Maisoui.LaseñoradeGeorgeLeenosrevelómáscosasdeloqueellapensó.Nosofrecióunaimagenperfectadelaúltimaentrevistafamiliar.Indicómuy inocentemente que Alfred estaba enfadado con su padre y que Davidparecíaapuntodecometeruncrimen.Creoqueesoesverdad.Perodetodoello puede sacarse una conclusiónmuy importante. ¿Por qué reunióSimeonLeeasufamilia?¿Porquéllegaronatiempodeoírletelefonearasunotario?Parbleu, eso no fue ningún error. Él quería que le oyesen. El pobre viejollevabamucho tiemposentadoensusillón, recordando lasdiversionesdesujuventud. Por ello inventó una nueva distracción.Decidió divertirse con lasambiciones y ansias de la naturaleza humana. De eso se desprende otradeducción. En ese juego no podía omitir el atacar a ninguno de sus hijos.Forzosamente tuvo que zaherir también a George Lee. Pero la esposa denuestro político oculta cuidadosamente este detalle. También ella tuvo querecibir algún venenoso dardo disparado por el anciano.Creo que los demásnosdiránloqueSimeonLeedijoaGeorgeLeeyasumujer.

Page 73: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Poirotseinterrumpió,puesenaquelmomentoentrabaDavidLee.

CapítuloXII

David Lee semostrabamuy dueño de sí. Su serenidad era casi normal.Sentóse frente a los tres hombres, dirigiendo una interrogadora mirada alcoronel.

—Bien,caballeros,¿enquépuedoserlesútil?—preguntó.

—Tengoentendido,místerLee,queestatardesecelebróenlahabitacióndesupadreunaespeciedereuniónfamiliar,¿no?—inquirióelcoronel.

—En efecto, pero no puede decirse que fuese un consejo de familia, nicosaporelestilo.

—¿Yquéocurrióenella?

—Mi padre estaba de mal humor —respondió David-. Era muy viejo,estaba casi inválido y hay que excusar su genio. Parecía que nos hubierareunidoallípara...paraescupirnosalacara.

—¿Puederecordarloquedijo?

—Casi todo fueron tonterías. Dijo que ninguno de nosotros servía paranada...queentodalafamilianohabíaunsolohombredeverdad.AfirmóquePilar,mi sobrina española, valemás que todos nosotros.Dijo...—David seinterrumpió.

—Porfavor,místerLee,repitalaspalabrasexactas—pidióPoirot.

—Dijo,muyagriamente,queporelmundoteníarepartidoshijosmejores,aunquehubierannacidoenlailegalidad...

El inteligente rostro deDavid evidenciaba el disgusto que le producía elrepetir aquello. De pronto, el inspector pareció sentir un gran interés.Inclinándosehaciadelante,preguntó:

—¿DijosupadrealgoespecialasuhermanoGeorge?

—¿A George? No recuerdo. ¡Oh, sí!, creo que le dijo que tendría quereducir sus gastos, pues le disminuiría la pensión que le pasaba. George seafectó mucho. Estaba rojo como un pavo. Afirmó que no podía pasar conmenos.Mipadredeclarófríamentequetendríaquepasar.Leaconsejóquesumujer le ayudase a economizar. Eso fue una cosa muy desagradable, puesGeorgesiemprehasidoahorrador.Haevitadosiempregastarsuperfluamente.Encambio,sumujerparecetenergustosuntantocostososyextravagantes.

Page 74: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Tambiénellasedisgustó?—preguntóPoirot.

—Mucho. Además, mi padre mencionó con bastante crudeza queMagdalenehabíaestadoviviendoconunmarinoretirado;claroquesereferíaa su padre, pero en el tono con que lo dijo se notaba que ponía en duda laafirmacióndeMagdalene.Ellasepusomuycolorada,ynomeextraña.

—¿Mencionósupadreasuesposa,quierodecira lamadredeusted?—preguntóPoirot.

La sangre fluyó a lasmejillas deDavid. Susmanos se cerraron sobre elbordedelamesaqueteníaenfrente.Convoztemblorosadeclaró:

—Sí.Lainsultó.

—¿Quédijo?—preguntóelcoronel.

—Norecuerdo.Algunareferenciamolesta.

—¿Hacemuchoquemuriósumadre,místerLee?—preguntóPoirot.

—Muriócuandoyoeraunniño.

—¿Noviviófelizenestacasa?

—¿Quiénpodríaserfelizconunhombrecomomipadre?—inquirióDavidconunacarcajada-.Mimadreeraunasanta.Murióconelcorazóndestrozado.

—¿Apenómuchoasupadrelamuertedesumadre?—preguntóPoirot.

—Nolosé.Memarchédecasa—ydespuésdeunapausaañadió-:Puedeque ignoren ustedes que al volver aquí hacía veinte años que no veía amipadre.Porlotanto,nopuedohablardesuscostumbresyenemigos.

—¿Puedeusteddescubrirnosloquehahechoestanoche?

—Puesme levanté de lamesamuypronto.Me aburre esa costumbre deestarsentadosfrenteaunabotelladeoporto.Además,notéqueHarryyAlfredsepreparabanparapelearse.Comomedisgustanlaspeleasydiscusiones,fuialsalóndemúsicaymepuseatocarelpiano.

—Elsalóndemúsicaestájuntoalotrosalón,¿verdad?—preguntóPoirot.

—Sí... estuve tocando el piano durante un rato, hasta... que ocurrió elsuceso.

—¿Quéfueloqueoyó?

—Puesunruidolejanodemueblescaídos,porcelanasrotasyotrascosas.Luegoungritocomodealmaenelinfierno.

—¿Estabaustedsoloenlasalademúsica?

—No.Mimujerestabaconmigo.Veníadelsalón.Subimosconlosdemás

Page 75: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

aloírelgrito...Noquerráqueleexpliqueloquevi,¿verdad?

—No,noesnecesario—declaróelcoronel-.Muchasgracias,místerLee.Notengonadamásquepreguntarle.Supongoquenotendrálamenorsospechaacercadequiénpuedeserelasesinodesupadre,¿verdad?

—Pudieronsermuchos,peronosospechodenadieenparticular.

Saliórápidamente,cerrandotrasdesílapuerta.

CapítuloXIII

El coronel Johnson apenas tuvo tiempo de carraspear antes de que sevolvieraaabrirlapuertayentraseHildaLee.

HérculesPoirotlaexaminóatentamente.HabíaquereconocerquelosLeehabíansecasadotodosconmujeresdignasdeestudio.

—Todo lo ocurrido habrá sido para usted muy doloroso —declaró elcoronel-. Creo que es la primera vez que visita usted esta casa, ¿no?Vivíaustedalejadadetodalafamilia,¿eh?

Hildaasintióconunmovimientodecabeza.

—¿Conocíaustedasusuegro?

—No. Nos casamos poco después que David abandonara su casa. Noqueríasabernadadesufamilia.

—¿Aquésedebió,pues,estavisita?

—DavidrecibióunacartadesupadreenlacualésteledecíaqueanhelabaverasualrededoratodossushijosenlasfiestasdeNavidad.

—¿Ysumaridoaccedióavenir?

—Aceptódebidoamiinsistencia.Nocomprendílasituación.

—¿Podríaustedexplicarseconmásclaridad,madame?—dijoPoirot.

—Yo no conocía a mi suegro—replicó Hilda-. No tenía la menor ideaacercadecuáleseranlosmóvilesqueleimpulsabanareunirasushijos.Penséque,alhacerseviejo,sentíaanhelosdecalordehogarydeseabareconciliarseconlossuyos.

—Yensuopinión,señora,¿cuálfueelverdaderomotivo?

Despuésdeunabrevevacilación,Hildarespondió:—Nomecabelamenorduda de quemi suegro,más que la paz, deseaba aumentar la discordia. Le

Page 76: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

gustaba despertar los peores instintos de la naturaleza humana.No sé cómodecirlo, pero en realidad deseaba enzarzar, unos contra otros, a todos losmiembrosdelafamilia.

—¿Yloconsiguió?—preguntóJohnson.

—Sí;lologró.

—Senoshahablado, señora,deunaescenaalgoviolentaque tuvo lugarestatarde—dijoPoirot--.¿Podríausteddescribírnoslalomásdetalladamentequeseaposible?

Hildareflexionóunmomento.

—Cuando entramos en el cuarto de mi suegro le encontramostelefoneando.

—Asunotario,¿verdad?

—Sí.Estabahablandodeextenderunnuevotestamento.Creoquedijoqueelanteriorestabayamuyfueradelugar.

—¿Podría decirme usted si cree que su suegro procuró que todosescucharanlaconversacióntelefónicaobiensilaoyeronporpuracasualidad?—inquirióPoirot.

—Estoycasiseguradequequeríaqueleoyéramos.

—¿Conobjetodefomentareldesacuerdoentreustedes?

—Sí.

—Entonces,¿creeustedquenopensabaalterarsutestamento?

—No, estoy segura de que deseaba extender uno nuevo, pero quisoaprovecharparahacersufrirunpocoalossuyos.

—Madame—dijoPoirot-.Mirepresentaciónnoesoficialy,desdeluego,mispreguntasnosonlasqueharíaunpolicíainglés.Perotengoungrandeseode que me diga si sospecha usted cómo hubiera estado redactado el nuevotestamento.Nolepreguntoloquesabe,sinoloqueopina.Lesfemmessonderápidacomprensión,Dieumerci.Hildasonrió.

—Notengoinconvenienteendecirloquepienso.Jennifer,lahermanademimarido,secasóconunespañol,JuanEstravados.Suhija,Pilar,hallegadohacemuypocoaquí.Esmuyatractivay,desdeluego,eslaúnicanietaquehayen la familia. Míster Lee estaba encantado con ella. A mi parecer pensabadejarleunagrancantidadensunuevo testamento.Esmuyposiblequeenelanteriortestamentoledejasemuypocoonada.

—¿SientenlosdemásmiembrosdelafamiliasimpatíaporPilar?

Page 77: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Creoqueatodosnoshasidomuysimpática.

—¿YPilar?¿Estabacontentadehallarseaquí?

—Nosé.Paraunamuchachacriadaenelsur,elambiente inglésdebederesultarlebastanteraro.

—Desdeluego,perosiempreloserámáselquerespiraríaahoraenEspaña.Perotengalabondaddeseguirexplicándonosloquehaocurridoestatarde.

—Cuandomisuegrohuboterminadodetelefonearnosmiróatodosmuyserio.Luegodeclaróqueestabacansadoyqueseacostaríatemprano.DijoquequeríaestarenformaparaNavidad.

»Después empezó a hablar dedinero.Dijo aGeorgey aMagdalenequetendrían que economizar.A ella le dijo que tendría que hacerse sus propiosvestidosyaseguróquesuesposaeramuydiestraconlaaguja.Magdalenesedisgustó.

—¿Fueesotodocuantodijoacercadesumujer?—inquirióPoirot.

—Hizo alguna referencia poco amable a su cerebro. Mi marido queríamucho a sumadre y eso le enfureció.A continuaciónmíster Lee empezó agritarnos:estabafuriosoconnosotros.Comprendosusmotivos.

—¿Cuálesson?—preguntóPoirot.

—Todos le decepcionamos. No hay nietos. No hay ningún Lee queprolonguelafamilia.Nopudiendocontenerseyamás,estallócontrasushijos,diciéndolesquenoservíanparanada.Mediopena,comprendiendolomuchoquesuorgullodebiódesufrir.

—¿Yluego?

—Luegonosmarchamostodos.

—¿Nolevolvióaver?

—No.

—¿Dóndeestabaustedenelmomentoenquesecometióelcrimen?

—Conmimarido,enelsalóndemúsica.Oímosruidodesillasymesas,deromperseporcelanas,ysubimosaverquéhabíapasado.Aquelhorriblegrito...

—¿Quéefectoleprodujoesegrito?—preguntóPoirot-.¿Eldeunalmaenelinfierno?

—Eramuchopeor.Eracomodealgosinalma.Erainhumano,bestial...

Page 78: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

CapítuloXIV

Pilar entró en la habitación con el andar de un animal que recela unatrampa.Mirórápidamenteaderechaeizquierda.Parecíamenosasustadaquesuspicaz.

Elcoronelleofrecióunasilla.Luegocomenzó:

—Creoqueustedentiendeperfectamenteelinglés,¿no?

—Desdeluego.Mimadreerainglesa.Yo,enrealidad,soymuyinglesa.

Una leve sonrisa iluminó los ojos del coronel,mientrasmiraba la negracabelleradelajoven,laorgullosamiradaylosrojoslabios.¡Muyinglesa!EsecalificativoresultamuyincongruenteaplicadoaPilarEstravados.

—Tenemos entendido que míster Lee era abuelo de usted, señorita —siguióJohnson-.LaenvióabuscaraEspaña.Ustedllegóhaceunosdías.¿Escierto?

Pilarasintióconunmovimientodecabeza.

—Es verdad. Corrí muchas aventuras al salir de España. Nosbombardearon y el chófer resultómuerto.Como yo no sabía conducir, tuvequeseguirmicaminoapie.Mecansémucho.

—Peroalmenosha llegadoaquí—sonrióelcoronel-.¿Lehabíahabladomuchosumadredesuabuelo?

—¡Ya lo creo! Me decía que era un viejo diablo. Poirot sonrió ante laalegrerespuestadePilar,ypreguntó:

—¿Quéopiniónlecausóelverle?

—Pues que era un hombre muy viejo que tenía que estarse todo el díasentado.Perodetodasformas,mefuesimpático.Estoyseguradequecuandoera jovendebíadesermuyatractivo...muyatractivo...comousted—añadióPilar,dirigiéndoseaSugden,quien,anteelpiropo,enrojecióhasta la raízdeloscabellos.

El coronel Johnson contuvo una carcajada. Era la primera vez que veíaturbarsealinspector.

—Claroquenopodíasertanaltocomousted—añadióPilar.

—¿Pasómucho tiempo con su abuelodespuésde su llegada a esta casa,señorita?

—Sí. Subía a hacerle compañía.Me explicómuchas cosas.Me dijo quehabíasidomuymalo,yluegomehablódeÁfricadelSur.

Page 79: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Lecontóqueguardabaunosdiamantesensucajadecaudales?

—Sí, pero no parecían diamantes. Hubiera creído que se trataba de unacoleccióndeguijarros.

—¿Sabe usted que esos diamantes han sido robados? —preguntó elcoronel.

—¿Robados?

—Sí.¿Tienealgunaideadequiénpuedeserelladrón?—Sí.DebiódeserHorbury.

—¿Horbury?¿Quiereusteddecirelenfermero?

—Sí.

—¿Porquélocree?

—Porquetienecaradeladrón.Siempremiraatodoslados,andasinhacerruido y escucha tras las puertas. Parece un gato. Y los gatos son perfectosladrones.

—¡Hum!—murmuróelcoronel-.Dejemoslascosastalcomoestán.Ahoracuéntenosloquepasócuandotodalafamiliasereunióenlahabitacióndesuabuelo.

—Loshizoenfadaratodos.Fuemuydivertido.

—¿Ledivirtióausted?

—Sí.Megustaverenfadarsealagente.PeroaquínoseenfadancomoenEspaña.Allígritanysepegan,yhastasacannavajas.EnInglaterranohacennada.Seponencoloradosynadamás.

—¿Dijoalgosuabueloacercadeldinero?

—Norecuerdo.

—¿Quémáspasó?

—Pues salimos y la mujer de David se quedó atrás, hablando con miabuelo. Yo me fui a bailar con Stephen. Hay un gramófono magnífico ymuchosdiscos.

—¿SerefiereustedaStephenFarr?

—Sí.EsdeÁfricadelSur.Hijodeunsociodemiabuelo.Esmuyguapo.Muyaltoymuyfuerte.

—¿Dóndeestabaustedcuandosecometióelcrimen?

—¿Dóndeestabayo?

Page 80: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Sí.

—Fui al salón de Lydia. Luego subí a mi cuarto a arreglarme. PensabavolverabailarconStephen.Deprontooí,muylejos,ungritoytodoelmundoechóacorreryyotambién.HarryyStephentuvieronqueecharabajolapuertadelahabitacióndemiabuelo.Losdossonmuyfuertes.

—¿Sí?

—Sí.Y cuando entramos descubrimos quemi abuelo estabamuerto. Lehabíandegollado—yPilarhizounsignificativoademánsobreelcuello.

—Bien,creoqueporahoraesoestodo,señorita.Puederetirarse.

Pilar dirigió una alegre sonrisa a cada uno de los tres hombres y saliórápidamentedelahabitación.

CapítuloXV

Al abrirse de nuevo la puerta, el coronel Johnson levantó la cabeza,imaginandoque lapersonaqueentrabaeraHarryLee.PerocuandoStephenFarrsehuboacercadounpocomás,comprendiósuerror.

—Siéntese,místerFarr—invitó.

Farr obedeció, observando rápidamente al coronel Johnson y a suscompañeros.

—Temo no poderles ser de gran utilidad —dijo-. De todas formas,preguntentodoloquedeseen.Quizáseapreferiblequeempieceporexplicarquiénsoy.Mipadre,EbenezerFarr, fue sociodeSimeonLee,enÁfricadelSur.Deesohaceunoscuarentaaños.

Farrhizounapausa,luegoprosiguió:

—MipadremehablómuchodeSimeonLee.Medijoquéclasedepersonaera. Lee semarchó a casa con una gran fortuna.Mi padre también ganó losuyo. Siempreme decía que si alguna vez venía a Inglaterra debía visitar aSimeonLee.Yoreplicabaquehabíapasadomuchotiempoyqueseguramentenoseacordaríadequiénera.Peromipadresereíadeesodiciendo:«CuandoloshombreshanpasadojuntosloqueSimeonyyo,noolvidan».Bien,pues,mi padre murió hace un par de años. Al venir ahora por primera vez aInglaterrapenséseguirelconsejodemipadreeiraveramísterLee.

Conunaligerapausaprosiguió:

—Al llegar aquí estaba un poco nervioso, pero no debía haberlo estado.

Page 81: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

MísterLeemeacogiócariñosamenteeinsistióenquemequedaraapasaraquílasNavidades.Noquisoaceptarmisexcusas.

»Todos seportaronmuyamablemente conmigo.Lamentomuchoque leshayaocurridoestadesgracia.

—¿Cuántohacequeestáustedaquí?

—Desdeayer.

—¿VioustedamísterLee?

—Sí. Esta mañana charlé con él. Estaba de muy buen humor y mepreguntóacercadeunsinfíndesitiosypersonas.

—¿Fueésalaúltimavezquelovio?

—Sí.

—¿Ledijoalgoacercadeunosdiamantes?

—No.¿Creenquesetratadeuncrimenyunrobo?

—Aún no estamos seguros. Y ahora, volviendo a los sucesos de estanoche,leagradeceréquemeexplique,asumanera,loqueocurrió.

—Desde luego. Pues... cuando las señoras se retiraron al salón, loshombres nos quedamos tomando unas copas de oporto.Al poco ratome dicuenta de que los demás tenían que hablar de asuntos familiares y que mipresencialesestorbaba.Melevantéysalí.

—¿Yadóndefueusted?

—Aunahabitaciónmuygrande,quepareceunsalóndebaile,ydondehayungramófonoymuchosdiscos.Pusealgunosdeellos.

—Talvezteníaustedlaesperanzadequealguiensereunieraconustedallí,¿no?—inquiriógravePoirot.UnalevesonrisacurvóenseguidaloslabiosdeStephenFarr.

—Esposible.

—LaseñoritaEstravadosesrealmentemuybella.

—NocabedudadequeeslamásbonitaquehevistoenInglaterradesdemillegada.

—¿SereunióconustedlaseñoritaEstravados?—preguntóJohnson.

—No. Cuando se oyó aquel ruido tan grande yo estaba aún allí. Salícorriendoparaverquéocurría.AyudéaHarryLeeaecharabajolapuerta.

—¿Notienenadamásquedecirnos?

Page 82: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Creoqueno.

—Sinembargo,estoysegurodequeustedpodríadecirnosaúnmuchomás—declaróPoirot.

—¿Quéquiereusteddecir?—preguntóFarr.

—Podríausteddecirnosalgoqueesmuyimportanteenestecaso.SetratadelcarácterdeSimeonLee.Ustedhadichoquesupadrehablabamuchodeél.¿Dequéformaselodescribió?

—Ya entiendo lo que usted desea—contestó lentamente Stephen Farr-.UstedquieresabercómoeraSimeonLeeensujuventud.Supongoquedesearáquehableconenterafranqueza.

—Seloagradeceré.

—Puesbien,nocreoqueSimeonLeefueraunhombredegranmoralidad.No quiero decir que fuese un delincuente, pero no le faltaba mucho. Sumoralidadnoeradignadeejemplo.Sinembargo,eraunhombreatractivo.Ymuygeneroso,fantásticamentegeneroso.Nadiequeacudieraaélcontándoleunapenaseibaconlasmanosvacías.Bebía,peronodemasiado.Teníagranéxitocon lasmujeres.Unacaracterísticasuyaesqueeramuyvengativo.MipadremeexplicóqueenalgunoscasosLeeaguardóvariosañosparavengarsedealguienquelehabíajugadounamalapasada.

—¿YnosabeusteddenadieaquienSimeonLeehubierajugadounamalapasadaytuvieseesemismocaráctervengativo?—preguntóSugden-.¿Nohaynadaenelpasadoqueexpliqueelcrimendehoy?

StephenFarrmoviónegativamentelacabeza.

—Siendo la clase de hombre que era, forzosamente tuvo que crearseenemistades.Peronoconozconingúncasopreciso.Tengoentendido,pueshehechoalgunaspreguntasaTressilian,quenosehavistoaningúndesconocidocercadelacasa.

—Aexcepcióndeusted,místerFarr—dijoPoirot.

—¿Ah,sí?—StephenFarrsonrió-.Seequivocausteddepuerta,señor.Pormásquebusque,nodescubriráqueSimeonLeehubierajugadoningunamalapasadaaEbenezerFarr.Ningunodeellosteníanadacontraelotro.Yonohevenido a satisfacer ninguna venganza. Como les dije, vine por simplecuriosidad. Además, supongo que un gramófono puede ser una buenacoartada. No dejé de poner disco tras disco y seguramente alguien debióoírlos.El tiempoquetardaensonarundisconomehubierapermitidosubir,asesinaramísterLee,limpiarmelasangreyvolveratrásantesdequelosotrosempezaranasubirporlaescalera.Esunaideacompletamentetonta.

Page 83: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Nadieleacusadenada,místerFarr—dijoelcoronel.

—NomehagustadoeltonodemonsieurPoirot.

—No sabe cuánto lo lamento —declaró el detective. Stephen Farr ledirigióunafuriosamirada.

ElcoronelJohnsonseapresuróaintervenir.

—Muchasgraciasportodo,místerFarr.Demomentonolemolestaremosmás.Peroconvienequenoabandonelacasa.

Cuandolapuertasecerrótrasél,Johnsondeclaró:

—AhívaX,elfactordesconocido.Lahistoriaquenoshacontadopareceverídica. Pero al mismo tiempo también pudiera ser que hubiese venido arobar los diamantes, protegido por una historia que sabe Dios cómo habrádescubierto. Serámejor que consiga usted sus huellas dactilares, Sugden, yaverigüesiesconocido.

—Yalastengo—contestóconunasonrisaelinspector.

—Muybien,veoquenodescuidanada.Supongoqueyahabrátomadolasdisposicionesderigor.

Sugdencontestórápidamente,llevandolacuentaconlosdedos.

—Comprobarsihanexistidodosllamadastelefónicas,etcétera.Averiguarquién esHorbury, loquehizo, a la hora enque salió, quién le viomarchar.Comprobar todas las entradas y salidas, la situaciónmonetaria de todos losmiembrosdelafamilia.Visitaralnotarioyexaminareltestamento.Registrarlacasaenbuscadelarmahomicidaodehuellasdesangre.Ytambiéndarconlosdiamantes.

—Creo que eso es todo—asintió el coronel, aprobatoriamente-. ¿Se leocurreaustedalgomás,monsieurPoirot?

—No.VeoquemísterSugdenlohatenidotodoencuenta.

El jefe de policía se mostraba tan decepcionado como el hombre cuyoperroseniegaahacerdeterminadotruco.

—No semeocurrenadamás—contestó el detective-.Pero le pediréunacosa.Megustaríapoderhablarmuyamenudoconlosfamiliaresdelmuerto.

—¿Quierevolverainterrogarlos?

—No,noquierointerrogar,quierohablar.

—¿Porqué?

—Puesporqueenunaconversaciónsurgeninfinidaddedetallesy,además,

Page 84: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

resultamásdifícilocultarlaverdad.

—Entoncescreeustedquealguienhamentido,¿no?—preguntóSugden.

—Todoelmundomienteenalgo.Convienesepararlasmentirasinocentesdelasotrasmásimportantes.

—Todo este asunto resulta increíble —declaró el coronel Johnson-.Tenemosunasesinatobrutaly...¿quiénessonlossospechosos?AlfredLeeysuesposa, losdosmuysimpáticos,bieneducadosy tranquilos;GeorgeLee,miembrodelParlamentoylarespetabilidadpersonificada.¿Suesposa?Esunalinda mujercita moderna. David Lee parece un ser inofensivo, y ademástenemoslapalabradesuhermanoHarrydequenopuedesoportarlavisióndela sangre. Su mujer parece un ser enteramente vulgar. Queda la muchachaespañolayelvisitantedeÁfricadelSur.Lasbeldadesespañolastienenfamade irritarseconmucha facilidad,peronopuedo imaginarmeaesa jovencitadegollando a su abuelo. Y mucho menos teniendo en cuenta que a ella leconveníamuchomásquesiguieravivo.ElúnicoquepuedeserculpabledelcrimenydelroboesStephenFarr.Acasosetratadeunladrónprofesionalque,sorprendidopormísterLee,tuvoquematarloparaquenohablase.Lacoartadadelgramófononoesdemasiadoconsistente.

Poirotmoviólacabeza.

—Amigomío—dijo-.CompareustedelaspectofísicodeStephenFarrydel viejo Simeon. Si Farr hubiese decidido matar al viejo habría podidohacerloenunminuto.SimeonLeenohubiesepodidolucharmuchocontraél.¿Puede alguien imaginar que un anciano resistiera variosminutos contra unhombretanfuertecomomísterFarr?,increíble.

ElcoronelJohnsonentornólosojos.

—¿QuiereusteddecirquefueunhombredébilelquematóaSimeonLee?

—Ounamujer—dijoSugden.

CapítuloXVI

Tressilianentrólentamenteenlahabitación.Elcoronelleinvitóasentarse.

—Muchasgracias,señor—dijoelmayordomo-.Seloagradezco,puesconlasemociones,casinopuedotenermeenpie.¡Quehayaocurridounacosaasíenunacasadondehabíareinadosiemprelatranquilidad!

—Enunacasabienordenada,peronofeliz,¿verdad?—inquirióPoirot.

Page 85: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Noleentiendo,caballero.

—¿Erafelizantes,cuandotodalafamiliaestabaencasa?

—Pues...talveznoreinaraunagranarmonía.

—LaesposademísterSimeonLeeeraunaespeciedeinválida,¿no?

—Sí,señor.

—¿Laqueríansushijos?

—MísterDavidlaqueríamucho.Parecíamásunahijaqueunhijo.Cuandoellamurió,tuvoquemarcharsepornopodersoportarlacasa.

—¿YmísterHarry?¿Quéclasedehombrees?

—Unpoco alocado, pero de gran corazón.Cuando le vi entrar ayer,mellevéunasorpresamuyagradable.Avecesparececomosielpasadonofueraelpasado.Setienelaimpresióndequeloqueseestáhaciendoyasehahechoantes.CuandollamómísterFarryfuiaabrirle,tuvelaimpresióndequeibaaencontrarmeconmísterHarry.Ylomismomeocurrióluego.Siempretengolaimpresióndequeestoyhaciendoalgoqueyahehechoantes.

—Es muy interesante, mucho —dijo Poirot. Tressilian le dirigió unamiradadeagradecimiento.Johnson,algoimpaciente,carraspeó,interviniendoenlaconversación:

—Nos interesacomprobarciertasdeclaraciones—dijo-.Tengoentendidoque cuando sonó aquel ruido arriba, sólo míster Alfred y míster Harry seencontrabanenelcomedor.¿Esverdadeso?

—No puedo decírselo, señor. Cuando serví el café, todos los caballerosestabanenelcomedor,peroesofueuncuartodehoraantes.

—MísterGeorgeLeefueatelefonear.¿Estabaustedenteradodeeso?

—Estoysegurodequealguientelefoneó.El timbredellamadaestáeneloffice,ycuandosellamadesdelacasaseoyeunligerorepiqueteo.Recuerdoqueoíeseruido,peronopresténingunaatención.

—¿Noseacuerdadecuándofuequelooyó?

—No.Sóloséquelooídespuésdehaberservidoelcaféalosseñores.

—¿Ysabedóndeestabanlasseñorasenelmomentoaquemerefiero?

—LaesposademísterAlfredestabaenelsalóncuandoentréabuscar labandejadelcafé.Eso fueunminutoodosantesdequeseoyeran losgritosarriba.

—¿Quéestabahaciendo?—preguntóPoirot.

Page 86: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Estabadepiejuntoalaventana,mirandohaciafuera.

—¿Ningunadelasotrasseñorasestabaconella?

—No,señor.

—¿Sabeusteddóndeestaban?

—Nopodríadecirlo.

—¿Sabedóndeestabanlosdemásmiembrosdelafamilia?

—CreoquemísterDavidestabatocandoelpianoenlasalademúsica,quesehallainmediataalsalón.

—¿Leoyótocar?

—Sí, señor. —El mayordomo se estremeció-. Precisamente estabainterpretando la Marcha Fúnebre. Recuerdo que en aquellos momentos mehizoestremecer.

—Es curiosa la coincidencia—comentó Poirot-. Y en cuanto a eseHorbury, ¿podría usted jurar que a las ocho de la noche estaba fuera de lacasa?

—¡Oh,sí!SemarchópocodespuésdellegarmísterSugden.Lorecuerdoporque rompió una taza. En once años que yo las fregaba nunca había rotouna.

—¿YquéhacíamísterHorburyconlastazas?—preguntóPoirot.

—Enrealidadnoeratrabajosuyotocarlas—declaróelmayordomo-.Lasestabaadmirando,puessondeexcelentecalidad,yalmencionaryoamísterSugdenladejócaer.

—¿PronuncióustedelnombredemísterSugdenoserefirióa lapolicía?—preguntóPoirot.

Tressilianparecióligeramentesobresaltado.

—Ahoraquerecuerdo,dijequehabíallegadoelseñorinspector.

—¿YHorburyrompiólataza?—sonrióPoirot.

—Parecesignificativo—declaróeljefedepolicía-.¿HizoHorburyalgunapreguntaacercadelmotivodelavisitadelseñorinspector?

—Sí,señor.Preguntóquéveníaahacer.YoledijequeveníaasolicitarundonativoparaelOrfanatodelaPolicíayquemísterLeelehabíahechosubirasuhabitación.

—¿ParecióaliviadoHorburyalcontestarustedeso?

—Ahora que usted lo dice, recuerdo que sí. Su expresión cambió en

Page 87: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

seguida.Hizoalgunoscomentariospoco respetuososacercade la liberalidaddemísterLee,ysaliódecasa.

—Está comprobado por las declaraciones de la cocinera y las demássirvientas—dijoSugden.

—Bien. Ahora, Tressilian, ¿podría decirme si es posible que Horburyvolvieseaentrarenlacasasinquenadieleviera?

—Lodudomucho,señor.Todaslaspuertasestáncerradaspordentro.

—¿Ysiteníalallavedealgunadeellas?

—Eso no es posible. Además, todas las puertas tienen corridos loscerrojos.

—Pues,¿cómoibaaentraralvolver?

—Porlapuertadeservicio.Todosloscriadosentramosporallí.

—Entoncespudovolveraentrarporesesitio,¿no?

—No sin atravesar la cocina. Y la cocina debía estar ocupada hasta lasnueveymediaolasdiez.

—Estábien,Tressilian.Muchasgraciasportodo.

Elviejomayordomosaliódelahabitación,saludandoalostreshombres.Unmomentodespuésvolvióaentrar,anunciando:

—Horbury acaba de llegar, míster Johnson. ¿Desea usted que le hagapasar?

—Sí,hagaelfavordedecirlequevenga.

CapítuloXVII

SidneyHorburyentróenlahabitación.Sehallabaevidentementenervioso.Se restregaba las manos una contra la otra y dirigía rápidas miradas a sualrededor.

Despuésdelaspreguntasderitualacercadesupersonayocupaciónenlacasa,elcoronelpreguntó:

—¿Aquéhorasalióusteddeaquíyadóndefue?

—Salídelacasapocoantesdelasocho.FuialSuperb,acincominutosdeaquí.PasabanlapelículaAmorenlaviejaSevilla.

—¿Levioalguienallí?

Page 88: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Lataquillerameconoce.Yelporterotambién.Además...estuveconunaseñorita.Mehabíacitadoallí.—¿Deveras?¿Cómosellama?

—Doris Buckle. Trabaja en las Lecherías Reunidas, Markham Road,veintitrés.

—Bien.Veremos.¿Vinousteddirectamenteacasa?

—Antes acompañé a casa a la señorita.Después vine directamente aquí.Notengonadaqueverconesto.Yo...

—Nadieleacusadenada—dijosecamenteelcoronel.

—Ya losé, señor.Peronoesnadaagradablequeuncrimenocurraen lacasaenqueunoestá...

—Nadiehadichoquelosea.¿CuántohacequeestabaalserviciodemísterLee?

—Unaño,señor.

—¿Legustasuempleo?

—Estaba satisfecho, señor.El sueldoesbueno.ClaroqueavecesmísterLeeseponíaunpocodifícil,peroyaestoyacostumbradoatratarainválidos.

—HetrabajadoencasadelcomandanteWest,delhonorableJasperFinch...

—DespuéspodrádaresosdetallesaSugden—leinterrumpióJohnson-.LoquemeinteresaescuándovioustedporúltimavezamísterLee.

—Hacialassieteymedia.Alassietecenabatodaslasnoches,despuéslepreparabaparaqueseacostase.Generalmentesequedabajuntoalfuegohastaqueleentrabasueño.

—¿Yaquéhoraocurríaeso?

—Variaba,señor.Aveces,cuandoestabacansado,seacostabaalasocho.Enotrasocasionessequedabalevantadohastalasonceomástarde.

—¿Quéhacíacuandoqueríaacostarse?

—Generalmentemellamabapormediodeltimbre.

—¿Yustedleayudabaaacostarse?

—Sí,señor.

—Pero esta noche era fiesta para usted, ¿no? ¿Tenía todos los vierneslibres?

—Sí,señor.Enesasocasiones,TressilianoWalterleayudabanaacostarse.

—Pero¿nopodíamoverse?

Page 89: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Sí, señor, pero con bastante dificultad. Sufría artritis reumática. Unosdíasseencontrabapeorqueotros.

—¿Nohizollamaranadiedesufamiliapormediodeusted?

—No,señor.Antesdemarcharmeprocuréquetodoestuvieraenorden,dilasbuenasnochesamísterLeeysalídelahabitación.

—¿Arreglóustedelfuegoantesdemarcharse?Elenfermerovaciló.

—Noeranecesario,señor.Lachimeneaestabayabiencargada.

—¿LacargómísterLee?

—Nocreo.SindudalohizomísterHarryLee.

—¿EstabamísterHarryconsupadrecuandoustedentróconlacena?

—Sí,señor.Entoncessemarchó.

—¿Dequéhumorestaban?

—Míster Harry parecía demuy buen humor. Echó atrás la cabeza y riomucho.

—¿YmísterLee?—Estabaserioypensativo.

—Bien, Horbury. Ahora quiero preguntarle una cosa más: ¿qué puedeusted decirnos de los diamantes que míster Lee guardaba en la caja decaudales?

—¿Diamantes?Nuncavininguno.

—MísterLeeguardabaunagrancantidaddepiedrassintallar.Sindudalevioustedalgunavezjugueteandoconellas.

—¿Aquellosguijarros?Sí,levisacarlosenvariasocasiones.Peronosabíaque fueran diamantes. Ayer o anteayer los estaba enseñando a la señoritaextranjera.

—¡Esaspiedrashansidorobadas!—exclamódeprontoJohnson.

—Esperoquenocreeráqueyolashayarobado.

—Noleacusodenada,Horbury.¿Puededecirnosalgomásdeesteasunto?

—¿Delosdiamantesodelcrimen?

—Delasdoscosas.

Horbury reflexionó.Humedeciósecon la lengua lospálidos labiosy,conunamiradaalgofurtiva,respondió:

—Creoqueno.

Page 90: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Nohaescuchado,enelcursodesustrabajos,algoquenospuedaserdeutilidad?—preguntóPoirot.

Losojosdelenfermeroparpadearon.

—No, señor—respondió-. Entremíster Lee y algunos de sus familiaresparecíahaberciertadesunión.

—¿Quéfamiliares?

—Creo que el regreso de míster Harry produjo cierto disgusto a místerAlfred.Entreély supadrehubounadiscusión,perono sehablódepiedrasrobadas.EstoysegurodequemísterAlfrednodiráesodesuhermano.

—La entrevista conmíster Lee y su hijoAlfred fue después de habersedescubiertoelrobodelosdiamantes,¿verdad?—preguntóPoirot.

—Sí,señor.

Poirotinclinósehaciaelenfermero.

—Teníaentendido—empezósuavemente-queustednosehabíaenteradodel robo de los diamantes hasta que nosotros se lo comunicamos hace unmomento.¿Cómosabe,pues,quemísterLeehabíadescubiertoelroboantesdehablarconsuhijo?

Horburysepusorojocomounladrillo.

—Esinútilmentir—dijoSugden-.¿Cuándoseenteró?

Demalagana,Horburyrespondió:

—Leoíhablardeelloconalguienporteléfono.

—¿Noestabaustedenlahabitación?

—No,señor.Nopudeoírgrancosa.Sólounpardepalabras.

—¿Quéfueexactamenteloqueoyó?—inquirióPoirot.

—Oí las palabras «robo» y «diamantes». Luego le oí decir: «No sé dequiénsospechar»yalgomásacercadeestanochealasocho.

Sugdenasintióconunmovimientodecabeza.

—Estabahablandoconmigo—dijo-.Fueaesodelascincoydiez,¿no?

—Sí,señor.

CuandoHorburysehuboretirado,elcoronelJohnsonbostezó.Despuésdeconsultar su reloj, se puso en pie. —Bien, creo que ya podemos dar porterminada lanoche,¿no?Peroantesdemarcharnosserámejorqueechemosunamiradaalacajadecaudales.Tambiénseríaposiblequedurantetodoestetiempolosdiamanteshubieranestadoallí.

Page 91: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Pero los diamantes no estaban en la caja de caudales. Encontraron lascifras de la combinación donde Alfred Lee les había indicado. En la cajahallaron un maletín vacío. Entre los documentos que contenía la caja sólohabíaunodeinterés.

Erauntestamentofechadoquinceañosantes.Despuésdevarioslegadosydonaciones, la base del testamento era muy simple. Lamitad de la fortunadebíapasaramanosdeAlfredLee.Laotramitadteníaquerepartirseenpartesigualesentrelosrestanteshijos:Harry,George,DavidyJennifer.

CUARTAPARTE

25DEDICIEMBRE

CapítuloI

BajoelbrillantesoldelmediodíadeNavidad,Poirotentróenlosjardinesde Gorston Hall. La casa no tenía ninguna pretensión arquitectónica. En elextremosurveíaseunaampliaterrazadepiedra.Enlosintersticiosdelaslosascrecían numerosas hierbas y plantas. Unos pequeños sumideros estabandispuestosenjardinesenminiatura.

Poirotlosexaminóaprobatoriamente,murmurando:

—C`estbienimaginé,ça!

A lo lejos descubrió dos figuras. Pilar era fácilmente reconocible; encuanto a la otra, Poirot creyó, de momento, que era Stephen Farr, luegoobservó que el compañero de Pilar era Harry Lee. De cuando en cuandoechabahaciaatráslacabezaysoltabaunaalegrecarcajada.

—Ésesíquenoestátriste—sedijoPoirot.

Al notar un ruido a su espalda, Poirot se volvió. A su lado descubrió aMagdaleneLee.TambiénellamirabaaPilaryaHarry.

—¡Quédíamáshermoso!—comentó,dirigiendounadeslumbrantemiradaaPoirot-.Resultadifícil creerque sonciertos loshorroresde ayer, ¿verdad,monsieurPoirot?

—Tieneustedrazón,señora.Magdalenesuspiró:

—Eslaprimeravezquemeveomezcladaenunatragedia.Porcierto,queesmuyraralaaparicióndePilar.Sepresentóderepente.

—Tengoentendidoquesusuegrolaenvióabuscar.Elconsuladobritánico

Page 92: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

enMadridlehabíatenidosiemprealcorrientedelosmovimientosdesuhijaJennifer.

—Puesloguardómuysecreto.NiAlfredniLydiasabíannada.

—¡Ah!

Magdaleneseacercómás.

—HayalgúnmisterioenrelaciónconelmaridodeJennifer.Murióalpocotiempo de casarse. Alfred y Lydia parece que saben la verdad. Debiéramosconocermejorlosantecedentesdelamuchacha.Sisupadrefueuncriminal...

Magdalenehizounapausa,peroPoirotnoreplicónada.Parecíaadmirarlabellezadeaqueldíadeinvierno.LaesposadeGeorgecontinuó:

—No puedo dejar de pensar en que la muerte de mi suegro es muysignificativa.No tiene nada de inglesa.Hércules Poirot volvióse lentamentehaciaMagdalene,mirándolaconafectadainocencia.

—¿Creeustedqueseadviertelahuellaespañola?

—Losespañolessonmuycrueles,¿no?Todoesodelascorridasdetorosyotrascosas...

Amablemente,Poirotinquirió:

—¿OpinaustedquemademoiselleEstravadosdegollóasuabuelo?

—¡Oh,no!—exclamóMagdalene-.Nuncahedichosemejantecosa.

—Puedequeno.

—Pero, de todas formas, opino que resulta sospechosa. Por ejemplo, laformatanfurtivaquetuvoderecogeralgodelsuelodelcuarto,ayernoche,aldescubrirseelcrimen.LavozdePoirotsufrióunaalteración.

—¿Dice usted que mademoiselle Estravados recogió algo del suelo alentrarenlahabitacióndemísterLee?

—Sí.Dirigió una rápidamirada a su alrededor, como si buscara algo, yluegolorecogióenseguida.Peroelinspectorlavioehizoqueselodiera.

—¿Sabeustedquéfueloquerecogió?

—Noestabalobastantecercaparaverlo—seexcusóMagdalene-.Peroeraalgopequeño.

Poirotfruncióelceño.

—Esmuyinteresanteesoquemehadicho.

—Sí, creí que convenía que usted lo supiera. Al fin y al cabo, nadasabemosdecómosehacriadoPilar.AlfredestanbuenoyLydiatienetantas

Page 93: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

cosas que hacer... Tal vez seamejor que vaya a ayudarla a escribir algunascartas.

Seseparódeél,conunasonrisa,ysealejóporlaterraza,dejandoaPoirotsumidoenprofundasmeditaciones.

CapítuloII

ElinspectorSugdenseacercóaldetective.

—Buenos días —saludó bastante sombrío-. No se presta mucho elmomentoparadesearleunasalegresNavidades.

—Monchercollégue,realmentenoobservoenustedlamenoralegría.¿Nohaprogresadonada?

—Hecomprobadolaverdaddemuchasdelasdeclaraciones.LacoartadadeHorbury es perfecta.El porterodel cine le vio entrar con lamuchachayaseguróqueno saliódurante la representación.Lamuchachaque ibaconéltambiénloafirma.Esonosdevuelveadondeestábamosantes.Elcrimentienequehabersidocometidoporalgunodelosqueestabanenlacasa.Pero,¿quiénfue?

—¿Notienenuevosdatosopistas?

—Sí,místerGeorgeLee llamópor teléfono aWesteringhama las nuevemenosdosminutos.Laconferenciaduróseisminutos.

—¡Ah!

—YnohizoningunaotrallamadaaWesteringhamnianingúnotrositio.

—Muyinteresante—aprobóPoirot-.MísterGeorgeLeeafirmaqueestabaacabandode telefonearcuandooyóel ruidoarriba,yahoradescubrimosqueterminó diez minutos antes. ¿Dónde estuvo durante esos diez minutos? Suesposa afirma que fue a telefonear, pero ahora sabemos que no lo hizo.¿Dóndeestaba?

—Hace un momento estaba usted hablando con ella, ¿verdad, monsiemPoirot?

—Estáenunerror.

—¿Eh?

—Noerayoquienhablabaconella,sinoalrevés,ellaconmigo.

—¡Oh!¿Dicequeellahablabaconusted?

Page 94: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Enefecto.Acudióamíconesedefinitivopropósito.Deseabaponerderelieve ciertos puntos. El carácter extranjero del crimen; la posibilidad deindeseablesantecedentesen laascendenciademademoiselleEstravadosyelhechodequelaseñoritaespañolarecogierafurtivamentealgodelsueloenlahabitacióndelcrimen.

—¿Esoledijo?—preguntóSugdenconvisibleinterés.

—Sí.¿Quéfueloquerecogiólaseñorita?

—Lo que en todas las novelas policíacas resuelve el misterio—suspiróSugden-.Sisacaustedenlimpioalgodeello,meretirodelservicio.

—Enséñemelo.

Sugdensacóunsobreyvaciósucontenidoenlapalmadelamano.Ensurostrosedibujabaunasonrisa.

—Aquílotiene.¿Quéleparece?

Enlaampliapalmadelamanodelinspectorveíaseuntrocitotriangulardegomarojayunachapitademadera.

—Este trozo de goma debe de haber sido cortado de una esponja —comentóPoirot.

—Sí.Deunaesponjadel cuartodebañodemísterLee.Ha sidocortadoconunastijerasmuyafiladas.TalvezlohizoelmismomísterLee,aunquenocomprendoporquéloharía.Encuantoa lachapitademaderaesdelmismotamañoqueunafichadepóker,peroésasgeneralmentelashacendemarfil.

—Esrealmentemuycurioso—comentóPoirot.

—Guárdelosiquiere—indicóSugden-.Amínomehaceningunafalta.

—Nodeseoprivarledesuhallazgo.

—¿Noleindicanada?

—Enabsoluto.

—¡Magnífico!—exclamó con perceptible sarcasmo el policía-. No cabedudadequevamosprogresando.

—La señora de George Lee declara que mademoiselle Pilar Estravadosrecogióesosobjetosdeunamanerafurtiva.¿Escierto?

—No... no puede decirse, exactamente, que lo hiciera así. Lo únicosospechosoesquelorecogiómuydeprisa.Yestoysegurodequenosediocuenta de que yo la había visto. Cuando le pedí que me lo entregara sesobresaltó.

Page 95: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Entoncesesquehabíaalgúnmotivo.Pero¿cuál?Esetrozodegomanoparecehaberseutilizadoparanada.Ysinembargo...

—Bien, puede usted seguir preocupándose por ello —dijo Sugden conciertaimpaciencia-.Yotengootrascosasenquépensar.

—¿Yquéopinausteddelasituacióndelcaso?Sugdensacósucuadernodenotas.

—Aquí tengo hechas algunas notas que acaso le interesen. Primero heanotado los nombres de las personas que no pudieron cometer el crimen:AlfredyHarryLee.Ambostienenunamagníficacoartada.TambiénlaseñoradeAlfredLee,quefuevistaporTressilianunminutoantesdequeseoyeraelruidodelalucha.Esostresestánlimpiosdeculpa.Encuantoalosotros,aquíestánsusnombres.Losheanotadoasíparamayorclaridad.

YSugdentendiósucuadernoaPoirot.

ENELMOMENTODELCRIMEN

GeorgeLee..............¿Dóndeestaba?

Suesposa...............¿Dóndeestaba?

DavidLee...............Estabatocandoelpianoenlasalademúsica.(Suesposaconfirmasudeclaración.)

Suesposa...............Estabaenlasalademúsica.(Suesposoconfirmasudeclaración.)

LaseñoritaEstravados..Estabaensudormitorio.(Nadieloconfirma.)

StephenFarr............ Estaba en la sala de baile tocando elgramófono.(Loconfirmantrescriadosqueestuvieronoyendolamúsica.)

—Comove,GeorgeLeepudomataralviejo—siguióSugden-.Sumujertambiénpudomatarle.Tambiénpuede serPilar la asesina.Y tambiénDavidLeeosumujer,peronolosdos.

—Entonces,¿nocreeustedenlacoartada?Sugdenmovióenfáticamentelacabeza.

—No puedo creer una declaración sostenida por un matrimonio que seadora.Esindudablequealguienseencontrabaenlasalademúsica,haciendosonarelpiano,peroaunqueescasiseguroqueesealguieneraDavid,tambiénpodíasersuesposa,queestabainterpretandolaMarchaFúnebremientrassumaridosubíaacometerelcrimen.Esuncasocompletamentedistintodelquetenemosenelcomedor.AlfredyHarrysonhermanos,peroseodianamuerte.Ningunodeellosjuraríaenfalsoporsalvaralotro.

Page 96: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿YStephenFarr?

—Es un posible sospechoso, ya que la coartada del gramófono es muypoco consistente. Por otra parte, pertenece a la clase de coartadas reales.Cuando es demasiado consistente. hay muchas probabilidades de que hayasidopreparadadeantemano.

Poirotinclinólacabeza.

—Yaentiendo—dijopensativo-.Eslacoartadadeunhombrequeignoraquesehallaríaenlanecesidaddeprobarla.

—Eso mismo. Además no creo que en este crimen haya intervenidoningunamanoextraña.

—Estoydeacuerdoconusted—declaróPoirot-.Setratadeunasuntodefamilia.Haymuchoodioenélyvaaserdifícillasolución.MísterLeenoeraningúnsanto.

—Ciertoqueno.Eradeesoshombresquevenderíansualmaaldiabloysequedaríanmuysatisfechosconelnegocio.EraorgullosocomoLucifer.

—¡OrgullosocomoLucifer!—repitióPoirot-.Esomedaunaidea.

—Nocreeráqueleasesinaronporqueeraorgulloso.

—No, quiero decir que haymucho de cierto en la herencia del carácter.SimeonLeepudolegarsuorgulloasushijos...

Poirotseinterrumpió.HildaLeehabíasalidodelacasayestabamirandoasualrededor.

CapítuloIII

—Deseaba hablar con usted, monsieur Poirot. Sugden se excusó,separándosedeellos.Viéndolealejarse,Hildadijo:

—Nosabíaqueestaba.MeparecióverleconPilar.Pareceunbuenhombre,muyconsiderado.

—¿Decíaustedquedeseabaverme?—preguntóPoirot.

—Sí,creoqueustedpuedeayudarme.

—Tendréungranplacerenhacerlo.

—Usted es un hombre muy inteligente, monsieur Poirot. Lo noté ayernoche.Estoyseguradequedescubriráfácilmenteciertascosas.Quisieraquecomprendieseamimarido.

Page 97: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Usteddirá,señora.

—Al inspector Sugden no podría hablarle de eso. Él no me entendería,peroustedsí.

—Mehaceustedmuchohonor—declaróPoirot,inclinándose.

Hildasiguióserenamente:

—Desdequemecaséconél,mimaridohasidoundesechomental.

—¡Ah!

—Los dolores físicos pasan pronto, la carne se cicatriza y los huesosvuelven a unirse. De todo ello sólo queda algún dolorcillo, una pequeñacicatriz, pero nada más. En cambio, mi marido, monsieur Poirot, sufrió ungolpemortalenlaedadpeor.Adorabaasumadreylaviomorir.Considerabaa su padre culpable directo de aquella muerte. En realidad, nunca se harecobradodeaquelgolpe.Suresentimientocontrasupadrenuncasedebilitó.Fuiyoquienlogrópersuadirlodequevinieraysereconciliaseconsupadre.Lohiceparabiendeél,paracuraresaheridamoral.Ahoramedoycuentadequealveniraquícometíunerror.SimeonLeesedivirtióhurgandoenaquellavieja herida. Y con ello hizo algo muy peligroso.—¿Me va usted a decir,señora,quesumaridomatóasupadre?

—No,perosíledigoquepudohaberlohecho...Ytambiénlediréque...nolohizo.CuandoSimeonLeefueasesinado,mimaridoestabainterpretandolaMarchaFúnebre.Elansiadematarestabaensucorazón.Sedeslizópor susdedosymurióenondassonoras.Éstaeslaverdad.

Poirotpermaneciócalladoduranteunosinstantes.Luegodijo:

—¿Ycuálessuveredicto,señora,enelpasadodrama?

—¿SerefierealamuertedelamadredeDavid?

—Sí.

—Conozco lobastante lavidapara saberquenopuede juzgarseuncasopor sus apariencias exteriores. Para casi todo el mundo Simeon Lee fue elculpable de los sufrimientos y de lamuerte de sumujer, a quien dicen quetrató de una manera abominable. Al mismo tiempo creo honradamente quecierta disposición al martirio y la debilidad despiertan en el hombre dedeterminada clase los peores instintos. Simeon Lee estaba irritado por lapacienciadesumujeryporsuslágrimas.

—Sumaridodijoayerquesumadrenuncasequejaba.¿Esverdadeso?

—Claro que no —declaró impacientemente Hilda-. Se pasaba el díaquejándoseaDavid.Sobresusdébileshombrosdescargó todoelpesodesu

Page 98: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

infelicidad.Yél eramuy joven,demasiado joven,para soportar todocuantoellaqueríaquellevase.

Poirotlamirópensativamente.

—Yaentiendo.

—¿Quéesloqueentiende?—preguntóHilda.

—Comprendo que usted ha tenido que hacer las veces de madre de sumarido,cuandosumayordeseohubierasidosersimplementesuesposa.

Hildadesvió lamirada.Enaquelmomento,DavidLeesalióde lacasaydirigiósehaciaellos.Convozclarayalegredijo:

—¡Quédíatanhermoso!Pareceprimaveraenvezdeinvierno.

Ensuexpresiónyensusojossenotabavibrarlaalegría.

—Vayamosallago,Hilda—siguió.

Mientras Poirot les veía alejarse, Hilda volvióse y le dirigió una rápidamirada.Ensusojoseldetectiveleyóansiedad...oacasomiedo.

Lentamente, Poirot se dirigió hacia el otro extremo de la terraza,murmurandoparasí:

«Siempre he dicho que soy el padre confesor.Y puesto que lasmujeresacuden a confesarsemásque los hombresnome extrañaría que algunamásquisieraexponermesuspreocupacionesestamañana.»

AltorcerhacialaizquierdadescubrióaLydiaqueavanzabahaciaél.

CapítuloIV

—Buenosdías,monsieurPoirot—saludóLydia-.Tressilianmedijoqueleencontraría aquí conHarry.Prefierohaberle encontrado solo.Mimaridomehaestadohablandodeusted.Séquetienemuchasganasdecomunicarlealgo.

—¿Sí?¿Deboiraverleahora?

—No, aún no. Esta noche apenas ha dormido. Al fin tuve que hacerletomarunsomnífero.Aúnsiguedurmiendoynoquierodespertarle.

—Hace usted bien. Ya noté la noche pasada que la emoción le habíatrastornadomucho.

—Aélleafectómásquealosotros,monsieurPoirot.Élamabaasupadre.

—Comprendo.

Page 99: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Tienealgunasospechadequiénpuedeserelasesino?

—Tenemosalgunasideasacercadequiénnoes,señora.

—¿QuéhaydeHorbury?¿Estabaenelcine,talcomodijo?

—Sí,señora.Sehacomprobadosudeclaración.Lydiainclinóseaarrancarunahierbecita.

—¡Esoeshorrible!—exclamó-.Sóloqueda...lafamilia.

—Exactamente.

—MonsieurPoirot,nopuedocreerlo.

—Señora,ustedpuedecreerloy,además,locree.ParecióqueLydiaibaaprotestar.Perosecontuvoy,sonriendo,dijo:

—¡Quéhipócritaesuna!

—Si usted quisiera ser franca conmigo, señora, reconocería que ustedconsideramuynaturalqueunodesusfamiliaresasesinaseasusuegro.

—Esaideaescompletamenteincreíble,monsieurPoirot.

—Sí,perosusuegroeraunhombreincreíble,¿no?

—Pobre hombre. Ahora siento pena por él. Pero cuando vivía memolestabamucho,nopuedonegárseloausted.

Poirotseinclinósobreunodelospequeñossumiderosdepiedra.

—Sonmuyingeniososestosjardincitos.Muybonitos...

—Mealegrodeque legusten.Esunodemiscaprichos... ¿Legustaestepaisajeárticoconlospingüinosyelhielo?

—Encantador.Yesteotro,¿quéfigura?

—ElmarMuertoo,porlomenos,quiereserlo.Aúnnoestáterminado.Nolomire.EsteotroquiereserPiana,

QUINTAPARTE

26DEDICIEMBRE

CapítuloI

E1jefedepolicíayelinspectorSugdenmiraronincrédulamenteaPoirot.Éstecolocódenuevounmontoncitodeguijarrosdentrodeunacajadecartón

Page 100: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

ylatendióaSugden.

—Sí,sondiamantes—declaró.

—¿Ydicequelosencontróeneljardín?

—EnunodelosjardincitoshechosporlaseñoradeAlfredLee.

—¿LaesposadeAlfredLee?—Sugdenmovió lacabeza-.Nomeparecelógico.

—¿Qué es lo que no le parece lógico? ¿Que Lydia Lee degollara a susuegro?

—Sabemosquenolohizo—seapresuróadecirelinspector-.Noeslógicoqueseapoderasedelosdiamantes.

—Realmentenadielatomaríaporunaladrona—dijoPoirot.

—Cualquierapudoesconderlosdiamantesenaquellugar.

—Desde luego.En el sitiodonde los encontréhabíaotrosguijarrosmuyparecidos.

—Nolocreo—declaróelcoronelJohnson-.¿Porquéteníaquerobaresosdiamantes?

—La respuesta esbastante fácil—dijoPoirot-.Pudoapoderarsede ellosparasugerirunmotivoparaelcrimen.Tambiénpodríamosdecirqueaunquenotomandoparteactivaenélsabíaqueelcrimenibaacometerse.

Johnsonfruncióelceño:

—Todo eso es posible—dijo-. La considera usted cómplice de alguien.Pero,¿dequién?Sólopuedeserlodesumarido.Ysabemospositivamentequeélnopudoserelasesino,porlotantotodaesateoríasevieneabajo.

—Desdeluego,existe laposibilidaddequemistressLeeseapoderasedelos diamantes, aunque es una posibilidad un poco exagerada. En ese caso,habría preparado el jardincito aquél como lugar ideal para esconder laspiedras.Mastambiénpudoserelegidoporelladrón,encasodequeésteseaotrapersona.Acasolellamólaatenciónlasimilitudentrelosguijarrosqueenélhabíaydecidiódepositarallílosdiamanteshastaquesehubieracalmadounpocoelrevuelooriginadoporelcrimen.

—Esmuyposible—admitióPoirot.

—Sea cual sea la verdad acerca de los diamantes, estoy seguro de quemíster Lee no tuvo nada que ver con el asesinato —declaró el coronel-.Recuerdenqueelmayordomolavioenelsalón.

—Noloheolvidado—aseguróPoirot.

Page 101: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Eljefedepolicíasevolvióhaciasusubordinado.

—¿Hadescubiertoalgomásensusindagaciones,Sugden?—preguntó.

—Sí, señor.YaséporquéHorburyseasustóaloírmencionar lapolicía.Hacetiempofueconducidoantelostribunalespararesponderdeuncargodeobtenerdineropormediodeamenazas.Unaespeciedechantaje.Ledejaronenlibertadporfaltadepruebas.Perolomásprobableesquefueseculpable.

—¡Hum!—gruñóelcoronel-.¿Yquémás?

—Hemosdescubiertoalgoen lavidade laesposademísterGeorgeLee.VivióconuntalcomandanteJones.Pasabaporsuhija,peronoerahijasuya.Míster SimeonLee, que conocíamucho a lasmujeres, debió comprender laverdadydisparóalazarcuandodijoaquello.Y,porlotanto,dioenelblanco.

—Estohaceentrarenescenaotromotivo—comentóelcoronel-.TalvezMagdaleneLeetemióquesusuegrosupieraalgodelaverdadylodescubrieraasuhijo.Lodelallamadatelefónicamepareciómuyburdo.

—¿Yporquénollamaalmatrimonioyhacequeellosaclarenesepunto?—sugirióelinspector.

—Me parece una buena idea—replicó el coronel. Pormedio del timbrellamóaTressilianylepidió:

—DigaamísterGeorgeLeeyasuesposaquehaganelfavordevenir.

Cuandoelviejomayordomosevolvía,Poirotledijo:

—¿No se ha cambiado la fecha del calendario de pared desde que secometióelcrimen?

—¿Quécalendario,señor?—preguntóTressilian,volviendolacabeza.

—Elqueestáenlapared.

Los treshombressehallabansentadosenelpequeñodespachodeAlfredLee.Elcalendarioencuestióneramuygrande,conunblocdehojasencadaunadelascualesibaimpresoeldía.

Tressilian entornó los ojos y avanzó hasta quedar a medio metro delcalendario.

—Usted perdone, señor —dijo-. El calendario está al día. Hoy esveintiséis.

—¡Oh!¿Yquiénhabráarrancadolashojas?

—MísterLeelohacetodaslasmañanas.Esuncaballeromuymetódico.

—Yaentiendo.Muchasgracias,Tressilian.

Page 102: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Cuandoelmayordomosehuboretirado,Sugdeninquirió,extrañado:

—¿Hay algo en ese calendario, monsieur Poirot? Encogiéndose dehombros,Poirotcontestó:

—El calendario no tiene ninguna importancia. Sólo quería hacer unpequeñoexperimento.

CapítuloII

GeorgeLeeentróenlahabitaciónacompañadodesuesposa.

—Tenganlabondaddesentarse—invitóelcoronel-.Deseohacerlesunaspreguntas.Setratadealgoquenoveoclaro.

—Tendréungranplacerenpresentarletodalaayuda

Iquemeseaposible—aseguróGeorgeconvanidosoalarde.

—Claro,desdeluego—dijoMagdalene,algomásdébilmente.

EljefedepolicíahizounaseñaaSugden,queprosiguió:

—Se trata de las llamadas telefónicas de la noche del crimen. Creo queustedllamóaWesteringham,¿no,místerLee?

—Sí—replicófríamenteGeorge-.Amiagenteelectoral.Puedohacerqueélcertifique...

Conunademán,elinspectorcontuvoeltorrentedepalabrasdeGeorge.

—Perfectamente, míster Lee. No se trata de eso. La llamada telefónicatuvolugar,exactamente,alasnuevemenosunminuto.

—Nopodríadecircontodaexactitudlahora...

—Pero nosotros sí—replicóSugden-.La policía siempre comprueba lasdeclaracionesdelostestigos.Lallamadadesdeestacasafuehechaalasnuevemenos unminuto y terminó a las nuevey cuarto. Su padre,místerLee, fueasesinado a las nueve y cuarto. Por ello ruego que vuelva a explicarnosdetalladamenteloquehizoaquellanoche.

—Yalohedicho.Estabatelefoneando.

—No,místerLee,notelefoneabausted.

—Puede que me haya equivocado. Creo recordar que después de haberllamadoaWesteringhamestuvepensandoen laconvenienciade telefonearaotrositio.Estabadudandosivalíalapenaelgasto,cuandooíelruidoarriba.

Page 103: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Yestuvodiezminutosdebatiéndoseenladuda?Georgeenrojeció.

—¿Quéquiereusteddecir?—estalló-. ¡Senecesitacinismoparadecir loque usted insinúa! ¿Es que duda de mi palabra? ¿Por... qué tengo que darcuentadetodosmismovimientos?

—Eslocorriente—replicóSugdensininmutarse.Georgevolviósehaciaelcoronel.

—Coronel,¿apoyaustedestaindecorosaactitud?

—Encasodeasesinato,místerLee,estaspreguntastienenqueserhechasycontestadassinregateo—replicósecamenteelcoronel.

—Yahecontestado.Estabaenesahabitación...

—¿Seguíaenellacuandoseoyóelruidoarriba?

—Claro.

JohnsonvolviósehaciaMagdalena.

—Creo recordar, señora, que usted declaró haber estado telefoneandocuandosonólaalarma,ynosaseguróqueestabasolaenlahabitación.

Magdalene enrojeció intensamente. Volvióse hacia su marido, haciaSugdenyluego,suplicantemente,haciaelcoronel.

—¿De veras? Realmente no recuerdo lo que dije... ¡Estaba tantrastornada...!

—Tenemosescritasudeclaración—dijoSugden.

—Yotelefoneé...claro...,peronorecuerdoexactamentecuándolohice.

—¿Qué significa esto?—preguntó George-. ¿Desde dónde telefoneaste?Desdeaquí,no.

—Creo,mistressLee,queustednotelefoneó—dijoSugden-.Entalcaso,¿dóndeestabayquéhacía?Magdalenedirigióunamiradadedesesperaciónasualrededoryrompióensollozos.

—¡George,nodejesquemetratenasí!—pidió-.Yasabesquesimehacentantaspreguntasnosabréquécontestarynorecordarénada.Yanoséloquedijeaquellanoche.Fue todo tanhorrible...yyoestaba tan trastornada...Sontanmalosconmigo...

Se puso en pie y, llorando, abandonó la habitación. George Lee estabafurioso.

—Notoleraréqueseasusteamimujer—dijo-.Lapobreesmuysensible.Presentaréunamoción en elParlamento acercade losbrutalesmétodosque

Page 104: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

utilizalapolicía.

Ysaliómuyfuriosodelahabitacióndandounviolentoportazo.

Elinspectorechóhaciaatráslacabezaysoltóunacarcajada.

—¡Vayasalida!—comentó.

—Un suceso extraordinario—gruñó el coronel-. Me parece todo muyturbio.Tenemosquetomarnuevadeclaraciónaesamujer.

—Volverádentrodeunpardeminutos—aseguróSugden-.Encuantohayadecididoloquetienequedecir.¿Noleparece,monsieurPoirot?

Ésteparecíasumidoenunsueño,yaloírsellamarsesobresaltó.

—Pardon.

—DecíaquelaesposademísterLeevolverádentrodeunmomento.

—Esposible...sí...esmuyposible...

—¿Qué le ocurre,monsieurPoirot?—inquirióSugden-. ¿Havisto algúnfantasma?

—Talvezsí,talvezsí—murmuróeldetective.

En aquel instante se abrió la puerta yMagdalene entró en la habitación.Respirabaagitadamente,ylasangreseleagolpabaenlasmejillas.Sedetuvojuntoalamesaydijoconvozlenta:

—Mimaridocreequeestoyacostada.Hesalidodemihabitaciónsinquenadieme viera. Coronel Johnson, ¿si le digo la verdad, no lo sabrá nadie?Quierodecirsiseráposiblequenohaganpúblicamideclaración.

—¿Se refiere usted a algo que no tiene nada que ver con el crimen?—preguntóeljefedepolicía.

—Sí,señor.Notienenadaquever.Setratadealgoprivado.

—Esmejorquenoslocuenteustedtodo,sinreservas,ydejequenosotrosjuzguemosloqueesmásconveniente.

—Bien, confiaré en usted—declaróMagdalene-. Sé que puedo hacerlo.Pareceustedtanbueno.Pues...bien.Hayalguien...

—Siga usted, señora —pidió el coronel viendo que Magdalene seinterrumpía.

—Queríatelefonearaalguien...aunamigomío,ynoqueríaqueGeorgeseenterase.Ya sé que hicemal, pero ésa es la verdad. Por ello, después de lacena, fui a telefonear, pensando que George estaría en el comedor. Pero alllegar a la puerta de esta habitación oí que él estaba telefoneando, y por lo

Page 105: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

tantoesperé.

—¿Dóndeaguardóusted,señora?

—Detrásdelaescalerahayunsitiodondesecuelganabrigos.Laoscuridadallíescompleta.MemetíenesesitioyesperéaqueGeorgesaliera.Peronosalióyalfinseoyótodoaquelruidoyentoncesyoechéacorrer.

—Porlotanto,sumaridonosaliódeesahabitaciónhastaelmomentodelcrimen,¿no?¿Yustedseestuvohastalasnueveycuartoescondidadetrásdelaescalera?

—Sí,peronopodíadecirlo.Hubieranqueridosaberquéhacíaallá.Cometíunatorpezamuygrande,¿verdad?

—Sí, ciertamente —asintió el coronel con seco acento. Y cuando sequedaronsolos,añadió,conunsuspiro:—Puedequefueracomoelladice.Lahistoriaesmuyposible.

—Pero tal vez no fue así —replicó Sugden-. No sabemos realmente laverdad.

CapítuloIII

LydiaLeesehallabadepiejuntoalaventanadelfondodelsalón.Estabamedioocultaentre losplieguesde lacortina.Unruidoenlaestancia lehizovolversesobresaltada,descubriendoaPoirotjuntoalapuerta.

—Mehaasustadousted,monsieurPoirot—dijo.

—Losiento,señora.Andosinhacerruido.

—CreíqueeraHorbury.

—Esverdad.Tambiénélandacomoungato...oun ladrón—PoirothizounapausaysequedómirandoatentamenteaLydia.

—Nunca me ha gustado ese hombre —declaró la esposa de Alfred,haciendounamuecadedisgusto-.Mealegrarédevermelibredeél.

—Creoqueharáustedmuybien,señora.

—¿Quéquiereusteddecir?¿Tienealgocontraél?

—Esunhombrequerecogesecretos...ylosempleaensupropiobeneficio.

—¿Esquesabealgo...delcrimen?Poirotseencogiódehombros.

—Tiene lospies ligerosy losoídosmuy finos.Talvezhaoídoalgoque

Page 106: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

guardaparaél.

—¿Quieredecirquetratarádehacervíctimadealgúnchantajeaalgunodenosotros?—preguntóLydia.

—Cabe dentro de lo posible. Pero no ha sido eso lo que he venido adecirle.

—¿Puesquéhavenidoadecirme?

—He estado hablando con su esposo, señora. Me ha hecho unaproposición.Antes de aceptarla o rechazarla deseo discutirla con usted. Sinembargo,alentrarenlaestanciamequedéadmiradoanteelmaravillosoefectoque'produceusteddepiejuntoalacortina.

—¿Esnecesarioqueperdamoseltiempoencumplidos,monsieurPoirot?

—Usted perdone, señora. Pero son muy pocas las damas inglesas quetienenelsentidodelatoilette.Eltrajequellevabalaprimeranochequelavieraunamaravilladesencillez,graciaybuengusto.

Lydiacomenzabaaimpacientarse.

—¿Demodo que quería usted verme? Poirot adoptó una expresión másseria.

—Porlosiguiente,señora:sumaridodeseaquemehagacargoenseriodelainvestigacióndeestecrimen.Mehapedidoquemequedeenlacasaafindepodertrabajarsobreelterreno.

—¿Yqué?—preguntósecamenteLydia.

—Puesquenohequeridoaceptarunainvitaciónquenoestuvieraavaladaporladueñadelacasa.

—Como es lógico, estoy de acuerdo con mi marido —declaró, confrialdad,Lydia.

—Perfectamente. Pero me hace falta algo más. ¿Verdaderamente quiereustedquemequede?

—¿Yporquéno?

—Hablemos con franqueza. Lo que yo pregunto es: ¿desea ustedsinceramentequelaverdadsalgaarelucir?

—Desdeluego.

Despuésdepronunciarestaspalabras,Lydiasemordióloslabiosyañadió:

—Quizáseamejorquehablemosconfranqueza.Comprendoloqueustedquieredecir.Lasituaciónnotienenadadeagradable.Misuegrofueasesinado

Page 107: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

brutalmente,yamenosquesepuedanpresentarpruebasconcluyentescontraHorbury,cosaqueparecequenosevaalograr,resultaráqueelasesinoesunmiembrodelafamilia.Llevarantelostribunalesaeseculpableseríaecharunamanchaimborrablesobretodosnosotros.Sihedehablarconfranqueza,diréque,enverdad,nodeseoqueesoocurra.

—¿Prefierequeelasesinoescapesincastigo?

—Creoquesonmuchoslosasesinosinsospechadosqueandansueltosporelmundo.

—Desdeluego.

—¿Quéimportaquehayaunomás?

—¿Ylosdemásmiembrosdelafamilia?Merefieroa los inocentes.¿Nocomprende usted que si la verdad no sale a relucir lamancha pesará sobretodos,puesningunodejaráderesultarsospechoso?

—Nohabíapensadoeneso...—murmuró,vacilante,Lydia.

—Nadie sabrá jamás quién es el culpable... —dijo Poirot. Y añadiónuevamente-:Amenosqueustedyalosepaseguro.

—¡Nodigaustedeso!—exclamóLydia-.¡Noesverdad!¡Ah!Sialmenosfueseunextrañoynounmiembrodelafamilia.

—Puedeserambascosas—declaróPoirot.

—¿Quéquiereusteddecir?

—Quepuedepertenecera lafamilia...yseralmismotiempounextraño.¿Nomeentiende?Ehbien,esunaideaqueselehaocurridoaHérculesPoirot.

Despuésdeunbrevesilencio,Poirotinquirió:

—Bien,señora,¿quédebocontestarasuesposo?Lydialevantólasmanosyluegolasdejócaerenungestodedesesperación.

—Debeustedaceptar,desdeluego.

CapítuloIV

HérculesPoirotestabaexaminandounretratoqueacababadedescolgardela pared cuandoPilar yStephen aparecieron en el pasillo que conducía a lapuertadeljardín.

—¡Ajá!Lleganustedesoportunamente—dijo.

Page 108: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Quéestáhaciendo?—preguntóPilar.

—Estudiaba algo muy importante. La cara de Simeon Lee cuando erajoven.

—¡Oh!¿Éseesmiabuelo?

—Sí,señorita.

Pilarexaminólapintura.

—¡Quédistinto!Ahora estabamuchomásviejo y arrugado.Se parece aHarry.TalvezcomoHarrydebíadeserhacediezaños...

—Sí, señorita,HarryLee es el vivo retratode supadre.Encambio...—Poirot avanzó unos pasos-. Aquí tenemos a su señora abuela... cara larga,amable,cabellorubio,suavesojosazules...

—IgualqueDavid—dijoPilar.

—TambiénsepareceaAlfred—hizonotarStephen.

—Laleydeherenciaesmuyinteresante—siguióPoirot-.MísterLeeysumujererandostiposfísicamenteopuestos.Casitodosloshijosseparecenalamadre.Mireaquí,señorita.

Poirot señaló el retrato de una muchacha de unos diecinueve años, decabellosdoradosyojosgrandes, azulesy risueños.Separecíaa lamujerdeSimeonLee,perohabíaunavivezaenaquellosojosquenoseencontrabaenlasserenasfaccionesdelaesposadeSimeonLee.

—¡Oh!—exclamóPilar-.Esmimadre.—Ysacódelpechounmedallóndentrodelcualsehallabarecortadalacabezadeaquellamismamuchacha.

Poirotasintió.Dentrodelmedallónhabíaotroretrato.Eraeldeunhombrejovenyguapo,decabellosnegrosyojosazuloscuro.

—¿Supadre?—preguntóeldetective.

—Sí,mipadre—asintióPilar-.Eramuyguapo,¿verdadquesí?

—Sí,señorita.Pocosespañolestienenlosojosazules,¿verdad,señorita?

—En el norte abundan bastante. Además, la madre de mi padre erairlandesa.

—Demaneraque tieneusted sangre española, irlandesaybritánicayunpoco de gitana —murmuró Poirot-. Con tales herencias, debía resultar unenemigopeligroso.

—¿Recuerdaloquedijoustedeneltren,Pilar?—preguntóStephen-.Alosenemigoshayquedegollarlos.¡Oh!

Page 109: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Se interrumpió, dándose cuenta, de pronto, de la importancia de suspalabras.

HérculesPoirotseapresuróadesviarlaconversación.—Teníaquepedirlealgo,señorita.Supasaporte.Miamigoelinspectorlonecesita.Enestepaísseexigenmuchascosasalosextranjeros.Usted,segúnlaley,esunaextranjeraytienequesometerseaesosaburridostrámites.Pilararqueólascejas.

—¿Mipasaporte?Loiréabuscar.Estáenmihabitación.

Mientrascaminabajuntoaella,Poirotseexcusó.

—Lamentomuchomolestarla,señorita.

SubieronalprimerpisoyalllegaralapuertadelahabitacióndePilaréstadijo:

—Entraréabuscarlo.

PoirotyStephenFarrsequedaronallíesperando.

—Ha sido una torpeza pormi parte decir aquello—se lamentó StephenFarr.

Poirotnoreplicó.Teníalacabezainclinadaaunlado,escuchando.Alfindijo:

—A los ingleses les encanta extraordinariamente el aire fresco.MademoiselleEstravadosdebedehaberheredadoesacaracterística.

—¿Porqué?

—Puesporque,apesardequehoyeldíaessumamentefrío,mademoiselleEstravados acaba de abrir la ventana. Es increíble que ame tanto estar encontactoconelairepuro.

DeprontooyóseunaexclamaciónenespañolyPilarreapareció,riendo.

—¡Quétorpesoy!—exclamó-.Mimaletaestájuntoalaventanayconlasprisassemehacaídoelpasaporteporelalféizar.Estáabajo,entrelasflores.Iréabuscarlo.

—Iréyo—seofrecióStephen;peroPilarsehabíaadelantadoya.

StephenFarr pareció inclinado a seguirla, pero el detective le agarró delbrazodiciéndole:

—Vayamosporaquí.

Siguieron hacia el fondo de la casa, hasta llegar al final de la ampliaescaleraprincipal.

—Nobajemos aún—dijoPoirot-. Si quiere usted acompañarmehasta la

Page 110: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

habitacióndelcrimenlepreguntaréalgo.

Atravesaron el pasillo que conducía al cuarto de Simeon Lee. A laizquierda vieron un espacio entrante dentro del cual había dos ninfas demármolcubriéndoseconsusropas.Todoellomuydelsiglopasado.

StephenFarrlesdirigióunamiradaymurmuró:

—De día resultan horribles. La otra noche me pareció que había tresestatuas.Porfortunasólohaydos.

—Nosonmodernas—reconocióPoirot-.Pero,sinduda,enotrostiemposcostaronundineral.Denocheestánmuchomejor.

—Sí,entoncesunonovemásqueunafigurabrillante.

—De noche todos los gatos son pardos—dijo Poirot. En la habitaciónencontraron a Sugden. Estaba arrodillado junto a la caja de caudales y laexaminabaconunalupa.Aloírlesentrarlevantólacabeza.

—Laabrieroncon la llave—dijo-.Alguienqueconocía la combinación.Nosedescubreningunaseñaldeviolencia.

Poirotseacercóal inspectory ledijoalgoaloído.Sugdenasintiócon lacabezaysaliódelahabitación.

PoirotsevolvióhaciaStephenFarr,cuyamiradasehallabafijaenelsillóndondesehabíasentadoSimeonLee.Teníaelceñofruncido,ylasvenasselemarcabanenrelieveenlafrente.Poirotlemiróensilencio,yalcabodeunosminutosdijo:

—¿Leasaltanaustedrecuerdos?

—Sí.Hacedosdíasestabaahí,sentado,vivo.Encambio,ahora...

Luego,alejandoconunmovimientodecabezaaquellasideas,añadió:

—¿Nodijoustedquequeríapreguntarmealgo,monsieurPoirot?

—¡Ah, sí!Creo que fue usted la primera persona que llegó aquí aquellanoche,¿verdad?

—Norecuerdo.Perono.Meparecequeunadelasseñorasllegóantes.

—¿Quéseñora?

—LaseñoradeGeorgeoladeDavid.

—Meparecequedijoustedquenohabíaoídoelgrito,¿verdad?

—Noestoyseguro.Detodasformasoíungrito,perodebiódeseralguienqueestabaabajo.

—¿Oyó un grito así?—preguntó Poirot echando hacia atrás la cabeza y

Page 111: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

soltandounestridentechillido.

Fue tan inesperado queStephen se echó hacia atrás y estuvo a punto decaer.Enfadado,dijo:

—¿Esquequiereasustaratodalacasa?No,nooínadaqueseparecieseaeso.Vaahacersaltarlosnerviosdetodoslosdelacasa.Secreeránquesehacometidootrocrimen.

—Esverdad—dijo-.Hasidounatontería.

Saliódelahabitaciónatodaprisa.LydiayAlfredsehallabanalpiedelaescalera,mirandohaciaarriba.

GeorgeselesreunióyPilarentróenaquelmomentoconsupasaporteenlamano.

—Noesnada—declaróPoirot-.Nosealarmen.Hasidounexperimento.Nadamás.

Alfred se mostró disgustado y George lleno de indignación. Poirot dejóqueStephenexplicaraalosdemásloocurridoydirigióseatodaprisahaciaelotroextremode lacasa.Al llegara lahabitacióndePilarvio salirdeellaaSugden.

—Ehbien?—preguntóPoirot.

—No se ha oído absolutamente nada —declaró el policía, mirandosignificativamenteaPoirot.

CapítuloV

—¿Aceptausted,monsieurPoirot?—preguntóAlfredLee.

Mientras hablaba se llevó nerviosamente lamano a la boca.En sus ojoshabía febril excitación.Alhablar tartamudeaba ligeramente.Lydia lemirabaconciertaansiedad.

—Nosabeustedloqueesosignificaparamí—siguióAlfred-.Elasesinodemipadredebeserdescubierto.

—Puesto queme dice usted que ha reflexionado bien sobre ello,místerLee,aceptosuproposición—dijoPoirot-.Perotengaencuentaquenopodrávolverseatrás.Yonosoydeesosperrosaquienesselanzasobreunapistayluego se les quiere hacer retroceder porque la caza que levantan no es delagradodelamo.

Page 112: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Claro,claro.Todoestáyapreparado.Sudormitorio...Estéseaquítodoeltiempoquedesee.

—Nolesmolestarémuchotiempo—asegurógravementeeldetective.

—¿Cómo?

—Digo que no tardaré mucho en descubrir la verdad. Este crimen semueveenuncírculotanrestringidoquenopuedepasarmuchotiemposinquesedescubralaverdad.Esmás;creoqueelfinestámuypróximo.

—¡Imposible!—exclamóAlfredLee.

—Nolocrea.Todosloshechosseñalanmásomenosdirectamenteenunadirección. Sólo falta por aclarar algún detalle insignificante. Cuando eso sehayalogradorelucirálaverdad.

—¿Quieredecirqueyasabe...?—preguntóAlfred,incrédulamente.

—¡Oh,sí!—sonrióPoirot-.Yasé.

—¡Mipadre...mipadre!—exclamóAlfred,volviéndosehacialapuerta.

—Tengoquepedirledoscosas,místerLee—dijoPoirot.

Convozopaca,AlfredLeereplicó:

—Loqueustedquiera...loqueustedquiera.

—En primer lugar, quisiera que se colocase en la habitación queme hasidodestinadaelretratodeLeecuandoerajoven.

AlfredyLydiamiraronaldetective.

—¿Elretratodemipadre?—preguntóAlfred-.¿Paraqué?

Conunleveencogimientodehombros,Poirotreplicó:

—Pues...parainspirarme.

—¿Es que pretende descubrir el crimen por medio del espiritismo? —preguntóLydia.

—Digamosqueno sólopiensoutilizar losojosdel cuerpo, sino tambiénlos del cerebro.Y ahora,místerLee,me gustaría saber exactamente en quécircunstanciamurióJuanEstravados,elmaridodesuhermana.

—¿Esesonecesario?—preguntóLydia.

—Necesitoconocerlaverdaddetodo.

—Acausadeunapeleaporunamujer,JuanEstravadosmatóaunhombre—dijoAlfred.

—¿Cómolomató?

Page 113: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

AlfreddirigióunamiradasuplicanteaLydia.Éstareplicó:

—Le apuñaló. Como la pelea fue provocada por la víctima, JuanEstravadosfuecondenadoadosañosdecárcelymurióenella.

—¿Sabesuhijalaverdad?

—Creoqueno.

—No,Jennifernuncaselodijo—afirmóAlfred.

—Muchasgracias.

—¿CreeustedquePilar...?—preguntóLydia-.¡Esabsurdo!

—Ahora, míster Lee, le agradecería que me dijera algo acerca de suhermanoHarry.

—¿Quédeseaustedsaber?

—Creoqueleconsiderancomounavergüenzaparalafamilia,¿no?¿Porqué?

—Es un suceso ya muy viejo —dijo Lydia. Con el rostro enrojecido,Alfredcontestó:

—Si quiere usted saberlo, monsieur Poirot, robó una gran cantidad dedinero falsificando la firmademipadre enuncheque.Comoesnatural,mipadre no le llevó a los tribunales. Harry siempre ha sido así. Por todo elmundosehametidoen líos.Siempreenviandocablegramaspidiendodineroparasalirdealgúnapuro.Hasalidodeunacárcelparameterseenotra.

—Esonolosabes,Alfred—advirtióLydia.

—¡Harrynoesbueno!—exclamóAlfred-.¡Nolohasidonunca!

—Veoquenosequierenmucho—comentóPoirot.

—Mi padre fue una víctima suya —declaró Alfred. Lydia lanzó unimpacientesuspiro.Poirot,aloírlo,volviólacabezahaciaella.

—Sialmenosseencontrasenesosdiamantes—dijo-.Estoyseguradequeenellosestálasolucióndelproblema.

—Yahansidohallados,señora—anuncióPoirot.

—¿Qué?

—FueronencontradosensujardíndelMarMuerto...

—¿Enmijardín?¡Quécosatanextraordinaria!

—Síqueloes,señora—asintióPoirot.

Page 114: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

SEXTAPARTE

27DEDICIEMBRE

CapítuloI

MísterCarltoncarraspeóyprocedióalalecturadeltestamentoatodoslosmiembros de la familia reunidos a su alrededor. Leía con evidente placer,deteniéndose en los pasajes de más oscura fraseología y saboreando suscomplicacionestécnicas.

Llegóal fin, sequitó los lentesy,despuésde limpiarlosconunpañuelo,dirigióunamiradaasusoyentes,comoinvitándolesahacerlaspreguntasquecreyeranpertinentes.

—Todasesasfraseslegalessondifícilesdecomprender—dijoHarry-.¿Nopodríaexplicarnossusignificadodeunamaneramássencilla?

—Sinembargo,esuntestamentomuyfácil—declarómísterCarlton.

—¡Diosmío!—exclamóHarryLee-.Pues,¿cómoseránlosdifíciles?

Elnotarioledirigióunafríamirada.

—El testamento esmuy sencillo. Lamitad de las propiedades demísterLee,pasanasuhijo,místerAlfred.Elrestodebedividirseentrelosrestanteshijos.

Harrysoltóunadesagradablecarcajada.

—Como de costumbre, Alfred ha tenido suerte—dijo-. ¡Lamitad de lafortunademipadre!Noestámal.

AlfredenrojecióeHildaseapresuróaintervenir.

—Alfredseportócomounhijolealconsupadre.Durantemuchosañosélhallevadoelpesodelosnegocios,ysuyahasidotodalaresponsabilidad.

—Sí,yalosé.Alfredsiemprehasidounbuenmuchacho.

—Puedes darte por dichoso —replicó Alfred-. Mi padre no debía dehabertedejadonada.

Harrysoltóunacarcajada,echandohaciaatráslacabeza.

—Tehubieragustadomuchomás,¿no?

Míster Carlton carraspeó. Estaba ya muy habituado a aquellasdesagradables escenas que seguían a la lectura de los testamentos. Deseaba

Page 115: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

marcharseantesdequelapeleafamiliarllegaraasupuntoculminante.

—Creoqueestoestodo—dijolevantándose-.Me...

—¿YquéhaydePilar?—preguntóHarry.

MísterCarltonvolvióacarraspear.

—Sunombrenofiguraeneltestamento—dijo.

—Pero,¿nolecorrespondelapartedesumadre?—SilaseñoraEstravadoshubiera vivido, habría compartido con los demás hermanos la fortuna —explicóelnotario-.Mashabiendomuerto, supartepasaaengrosar lade losotros.

—Entonces...,¿nometocanada?—preguntóPilar.

—Nosotroscuidaremosdeti,querida—seapresuróadecirLydia.

GeorgeLeeintervino.

—Podrásviviraquí,conAlfred,¿no,Alfred?Eresnuestrasobrina...yesnuestraobligacióncuidarde ti.—Nosotros tendremosungranplacerenquePilarvivaconnosotros—dijoHilda.

—Debierarecibirsuparte—dijoHarry.

—Bueno... yo... tengo que marcharme —dijo el notario-. Si necesitanconsultarme...

Ysealejóapresuradamente.Suexperiencia leanunciabaqueallíestabandispuestostodoslosingredientesparaunabuenapeleafamiliar.

Alcerrarsetraséllapuerta,Lydiadijoconvozclara.

—EstoydeacuerdoconHarry.CreoquePilarmerecelapartedesumadre.EltestamentofueredactadomuchosañosantesdelamuertedeJennifer.

—Tonterías—gruñó George-. Ésa es unamanera de pensar muy ilegal,Lydia.Laleyeslaley.Debemosatenernosaella.

—Espuramalasuerte—intervinoMagdalene-.TodoslamentamosloquelehaocurridoaPilar,peroGeorgetienerazón.Laleyesley.

LydiasepusoenpieytomólamanoaPilar.

—Todo esto debe de ser muy desagradable para ti. Sal un momento,mientras arreglamos esto. Y no te preocupes. Yo cuidaré de que todo seresuelvabien.

Entretanto,ladiscusiónentreHarryyGeorgesehabíaagriadohastallegaralinsultopersonal.

—¿Es que no podemos discutir con menos gritos? —preguntó Hilda,

Page 116: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

levantandoligeramentelavoz.

Lydialedirigióunamiradadeagradecimiento.

—¿Por qué hablar de cosas tan desagradables como el dinero? —selamentóDavid.

—Nosestamosportandocomochiquillos—insistióHilda-.Alfred,túereselcabezadefamilia...

Alfredpareciódespertardeunsueño.

—Tantogritomeconfundelasideas—dijo.Lydiaintervino:

—Alfreddebehablarprimero,puestoqueeselmayordetodos.¿QuécreesquesedebehacerconPilar?

—Desdeluegodebequedarseaquí—declaróAlfred-.Ydebemoshacerleunlegado.Claroquenotieneningúnderechoaldineroquecorrespondíaasumadre.Debemos recordarquenoesunaLee,queesespañola.—Puedequelegalmente no pueda reclamar nada —dijo Lydia-. Pero moralmente lecorresponde una parte de la fortuna. Según el testamento, Harry, David,George y Jennifer debían recibir cada uno una parte igual de la fortuna.Jennifermurióelañopasado.Estoyseguradequecuandonuestropadrellamóa míster Carlton lo hizo con intención de incluir a Pilar en el testamento.Incluso es muy posible que hubiera hecho mucho más por ella. Debemosrecordarque es laúnicanieta.Y lomenosquepodemoshacer es reparar lainjusticiaquenuestropadreibaaborrar.

—Muybien,Lydia—declaróAlfred-.Estabaequivocado.Creo,comotú,quePilardeberecibirlapartedeJennifer.

—¿Y tú qué dices? —preguntó Lydia a Harry. —También estoy deacuerdo,Lydia;hasexpuestomuybienelcaso.

—¿Ytú,George?—siguiópreguntandoLydia.

—¡De ninguna manera! Que se le disponga un hogar y se le pase unapensióndecenteparavestirse.Creoqueyaesbastante.

—¿Teniegasacooperar?—preguntóAlfred.

—Sí.

—Yhacesmuybien—intervinoMagdalene-.Yaesunavergüenzaquesupadreno ledejaraunamayor cantidad, puestoque es el únicode todosqueocupaunlugarimportanteenelmundo.

—¿Ytú,David?—inquirióLydia.

—Creo que tienes razón—contestóDavid-. Es una lástima que por una

Page 117: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

cosaasíseentableunadiscusióntandesagradable.

—Bien, de toda la familia sóloGeorge se niega a ayudar—dijoHarry-.Estáenminoría.

—No se trata de mayorías ni menorías —dijo George-. Mi parte de laherenciaesabsolutamentemía.Deellanocederéniunpenique.

—Si quieres librarte de hacer una buena obra, nadie te obligará—dijoLydia-.Losdemáscubriremostuparte.Alsalirdelahabitación,HildayLydiaquedaron rezagadas.Cuando salieronalvestíbulodescubrieronaMagdalenejuntoalamesita,conunpaqueteentrelasmanos.

—Debe de ser algo que monsieur Poirot compró en el pueblo —dijomirandoasuscuñadas-.Megustaríasaberquéhaydentro.

Miróaderechaeizquierda,yluego,riendo,abrióunpocoelpaquete.

—Echarésólounvistazo—dijo.

DeprontoLydiaeHilda,queseibanaretirar,sedetuvieron,asombradasanteloqueMagdalenesosteníaconlosdedos.

—Esunbigotepostizo—dijoMagdalene-.Pero...¿Porqué...?

—¿Undisfraz?Pero...—empezóHilda.Lydiaterminólasentencia:

—PeromonsieurPoirotposeeunmagníficobigotenatural.

Magdalenerehízoelpaquetito.

—Noloentiendo—declaró-.¿PorquéhabrácompradomonsieurPoirotunbigotepostizo?

CapítuloII

CuandoPilarsaliódelsalónencontróaStephenFarr.

—¿Yahaterminadoelcónclavefamiliar?—preguntóéste-.¿Sehaleídoeltestamento?

—Nome han dejado nada—explicó Pilar-. El testamento fue redactadohaceaños.Miabuelodejabadineroamimadre,perocomoellaestámuerta,eldinero vuelve a la familia.Claro que si él hubiese vivido hubiera hecho unnuevotestamentoymehubieradejadomuchodinero.Talvez,incluso,melohubiesedejadotodo.

—Locualnohubieraestadobien,¿verdad?—sonrióStephen.

Page 118: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¿Yporquéno?

—Esustedunabuscadoradeoro,unavampiresa.

—Elmundoesmuycruel con lasmujeres—afirmóPilar-.Tenemosquecuidar de nosotrasmismasmientras somos jóvenes. Cuando somos viejas yfeasnoleimportamosnadaanadie.

—Bueno,nosepreocupe,Pilar.SeguramentelosLeecuidarándeusted.

—Locualnoseránadaagradable—declarólamuchacha.

—No, ciertamente. No puedo imaginármela viviendo aquí, Pilar. ¿No legustaríairaÁfricadelSur?Allíhaymuchosolymuchatierra.Tambiénhaymuchotrabajo.¿Legustatrabajar?

—Nosé.

—¿Preferiría sentarse en un balcón, sin hacer nada en todo el día, yengordarhastanocaberenelsillón,ytenerunatriplepapada?

Pilarseechóareír.

—Mealegrodehaberlahechoreír—dijoStephen.

—CreíqueenestasNavidadesmedivertiríamucho.Enlos librosqueheleído acerca de lasNavidades inglesas se dice que sonmuy alegres, que secomeplumpuddingenvueltoenllamasymuchascosasbuenasporelestilo.—Para eso le hubierahecho falta unaNavidadqueno estuviera complicadaconningúncrimen.Entremosunmomentoenladespensa,dondeseguardantodaslascosasqueestándestinadasaestaNavidad.AyermelaenseñóLydia.

Entraronenunapequeñahabitaciónquecasi eraunarmarioyenella seveíanamontonadascajasdesorpresas,defrutassecas,denaranjas,dátiles.

—Mire, aquí están los globitos a punto de ser reventados —explicóStephen.

—¿Puedo hacer estallar uno? —preguntó Pilar con los ojos brillantes-.EstoyseguradequeLydianoseenfadará.Meencantanlosglobitos.

—¡Quéchiquilla!Tenga.¿Cuálquiere?

—Megustaríaunorojo.

Hincharonunpardeglobosdegomaysalieronalpasilloajugarconellos.

Cuando Poirot entró, los halló en el vestíbulo, tirándose los globos yriendo.Conunaindulgentemirada,lespreguntó:

—¿Juegan ustedes a jeux d'enfants? Es muy bonito. Pilar dijo casi sinaliento:

Page 119: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—Migloboeselrojo.Esmásgrandequeeldeél.Muchomásgrande.Sisaliéramosaljardínloharíasubirhastaelcielo.

—Soltémoslosfueraydeseemosalgo—propusoStephen.

—¿Porqué?

Pilarcorrióaljardín,seguidadeStephenyPoirot.

—Desearé mucho dinero, globito—anunció Pilar. Y dejó que el vientoarrebataseelglobito.

—Nohayquedecireldeseo—rioStephen.

—¿Porqué?

—Puesporqueentoncesnosecumple.Ahoradesearéyo.

Stephen soltó un globo, pero con menos suerte que Pilar. Flotó unmomentoenelaireyalfinfueadarcontraunarbusto,estallando.

Lamuchachacorrióhaciaél.

—¡Sehareventado!—exclamótrágicamente.Luego,mientraspisabaconla punta del pie los restos del globito, dijo-: Esto fue lo que recogí en lahabitacióndelabuelo.Tambiénélteníaunglobito.

Poirotlanzóunaexclamación.Pilarvolviósehaciaél;Poirotdijo:

—No ha sido nada.He tropezado—volvióse hacia la casa ymurmuró-:¡Tantasventanas!Unacasatienesusojosysusoídos.Esunalástimaquelosinglesesseantanaficionadosatenerlasventanasabiertas.

EnaquelmomentoLydiaaparecióenlaterraza.

—El almuerzo está servido —anunció-. Pilar, todo ha sido arregladosatisfactoriamente.LuegoAlfredteexplicará,todoslosdetalles.

Los cuatro entraron en la casa. Poirot fue el último. En su rostro sereflejabaunagraveexpresión.

CapítuloIII

Cuandoterminóelalmuerzo,AlfredledijoaPilar:

—¿Quieresacompañarmeamidespacho?Quierodecirtealgo.

Laguiohastasuestudio,ycerrólapuertatrassí.Losdemássedirigieronal salón. Sólo Hércules Poirot permaneció en el vestíbulo, mirandopensativamentelapuertacerradadelestudio.

Page 120: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Enaquelmomento,Tressilianseacercóaél.

—QuisierahablarconmísterLee—dijoelviejomayordomo-.Peronomeatrevoamolestarle.

—¿Haocurridoalgo?—inquirióeldetective.

—Unacosamuyrara,señor.Unacosaquenotienesentido.

—Cuéntemela.

—Pues...—elmayordomovacilaba-.¿Sehafijadoelseñorenlasbalasdecañónquehayalosladosdelapuertaprincipal,enlapartedefuera?Sondosgrandesbolasdepiedra...Pues...unadeellashadesaparecido.

Poirotarqueólascejas.

—¿Desdecuándo?—preguntó.

—Estamañana estaban allí las dos.Yo lo juraría. El rostro de Poirot seensombreció.

—¿Quiénpuedetenerinterésenrobarunacosaasí,señor?

—No me gusta nada de eso —musitó Poirot. Tressilian le observabaansiosamente.

—¿Quéleocurreaestacasa,señor?—preguntóalfin-.Desdequeelseñormuriónoparecelamisma.Mehaceelefectodequeestoysoñando.Confundolascosasylaspersonas.Soydemasiadoviejoparamitrabajo.

—Ánimo,ánimo—ledijoPoirot,dándoleunaspalmadasenlaespalda.

—Muchasgracias,señor.Perorealmentesoyyademasiadoviejo.Siempreestoypensandoenlostiempospasados,enlasviejascaras.Cuandopiensoenmiss Jennifer, en míster David y en míster Alfred, me los imagino comocuandoeranjóvenes.DesdeaquellanocheenquemísterHarryvolvió...

—Sí,enesoestabapensando—sonrióPoirot-.Diceustedqueconfundelascosasdesdequesuamofueasesinado.Perolacosaempezóantes.DesdequemísterHarryvolvióacasa,¿verdad?

—Tieneustedrazón,señor.Fueentonces.EljovenHarrysiempretrajoeldolor y los disgustos a esta casa... Pero, ¿quién pudo haber robado la bala?Parecequelalocuraandasueltaporestacasa.

—Noeslocura,Tressilian,esjuicio.Alguienestáenpeligro,Tressilian,enungravepeligro.

En aquel momento se abrió la puerta del estudio y salió Pilar con lasmejillasencendidas.Teníalacabezaerguidaybrillanteslosojos.

Page 121: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

AlacercarseaPoirot,exclamógolpeandoelsueloconelpie.

—¡Noloaceptaré!

Poirotarqueólascejas.

—¿Quéesloquenoaceptará,señorita?—preguntó.

—Alfred acaba de decirme que recibiré la parte de herencia quecorrespondíaamimadre.

—¿Yqué?

—Me dijo que la ley no me reconocía el derecho. Pero él, Lydia y losdemás decidieron que debía recibir esa fortuna. Dicen que lo hacen porjusticia.

—¿Yqué?—volvióapreguntarPoirot.Pilargolpeónuevamenteelsuelo.

—¿Nolocomprende?Melodan...melodan.

—¿Y eso hiere su orgullo? Desde el momento en que dicen que es dejusticia,lecorresponde...

—Esqueustednocomprende,monsieurPoirot...

—Alcontrario,locomprendomuybien.

—¿Eh?

Alguienllamóalapuerta.PoirotvolviólacabezayatravésdeloscristalesreconociólasiluetadeSugden.

—¿Adóndeibausted?—preguntóaPilar.

—Alsalón,areunirmeconlosdemás.

—Muybien—replicóeldetective-.Quédeseconellos.Noseapartedesusparientesynodeambuleporlacasa.Sobretodo,despuésdehacersedenoche.Vayaprecavida.Correustedungranpeligro,mademoiselle.Jamáshaestadotanenpeligrocomohoy.

Poirot se separó de Pilar y fue al encuentro de Sugden. Cuando elmayordomo se hubo alejado, el inspector tendió un papel a Poirot. Era uncablegrama.

—¡Yalotenemos!—exclamó-.Leaesto.Esdelapolicíasudafricana.

Elcablegramadecía:

«ElúnicohijodeEbenezerFarrmurióhacedosaños.»

Page 122: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

CapítuloIV

PilarentróenelsalónconlacabezamuyerguidaysedirigióhaciadondeestabaLydia, ocupada enhacerpunto.—Lydia—dijo-.Hevenido adecirlequenoaceptaréesedinero.Memarchoahoramismo...

Lydialamiróextrañada.

—Pero,hijita—dijo-.Alfredno sehabrá sabido explicar.No se tratadeningunalimosna,siesesoloquetúcrees.Nosetratadebondadpornuestraparte.Noesmásquecumplirconundeber.Si lascosashubieran ido,comodebían,tumadrehabríaheredadolasuma,ydesusmanoshubierapasadoalastuyas. Es tu derecho de sangre. Por lo tanto, es un deber de justicia, no decaridad.

—Por eso no puedo aceptarlo —replicó Pilar-. Oyéndoles hablar así yviendo cómo se portan conmigo, no puedo aceptarlo. Cuando vine aquí, lohice pensando correr una aventura divertida.Ahora lo han estropeado todo.Memarchoenseguidaynovolveréamolestarlesnuncamás...

Lossollozosentrecortaronsuspalabras.Volviéndose,saliódelsalón.

—Nuncacreíqueselotomaradeesaforma—declaróLydia,muyabatida.

—Parecemuytrastornada—comentóHilda.

—Ya dije yo que no debía hacerse—declaróGeorge.Hércules Poirot ySugdenentraron en el salón.El inspectordirigióunamirada a su alrededor,preguntando:

—¿DóndeestámísterFarr?Necesitohablarconél.Peroantesdequenadiepudieraresponder,Poirotinquirió:

—¿DóndeestámademoiselleEstravados?

Conacentodemalignasatisfacción,GeorgeLeecontestó:

—Ha dicho que se marchaba. Se ve que está ya harta de sus parientesingleses.

Poirotdiomediavuelta.

—Vamos—dijoaSugden.

Cuandolosdoshombressalíanalvestíbulooyóseunlejanoestrépitoyungrito.

—¡Pronto!¡Vamos!—apremióPoirot.

Subieron de dos en dos los escalones de la escalera que conducía a lahabitación de Pilar. La puerta estaba abierta. Un hombre se hallaba en el

Page 123: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

umbral.Aloírlesllegar,volviólacabeza.EraStephenFarr.

—Estáviva—dijo.

Pilarestabapegadacontralapareddesucuarto,conlamiradafijaenunagranbaladecañónquesehallabaenelsuelo.

—Estabaencimadelapuerta—explicó-.Mehubieracaídoenlacabezaalentrar.Porsuerte,semeenganchólafaldaenunclavoyalabrirlapuertacaíhaciaatrás.

Poirotsearrodillóparaexaminarelclavo,enelqueseveíauntrozodelafaldadePilar.

—Esteclavolehasalvadolavida,señorita—dijo.

—¿Quésignificaesto?—preguntóelinspector.

—Puesquealguienhaintentadomatarme—explicóPilar.

—Unatrampamuysencilla,peromuyeficaz—comentóelpolicía-.Eselsegundocrimenqueseproyectaenestacasa.Peroestavezhafallado.

Pilarjuntólasmanos.

—¡VirgenSantísima!—exclamó-.¿Porquéhanqueridomatarme?

—En lugar de eso, debiera usted preguntarse qué es lo que sabe—dijoPoirot.

—Pero...sinosénada.

—Estáustedenunerror.Dígame,mademoisellePilar,¿dóndeestabaustedenelmomentodelcrimen?Noseencontrabaenestahabitación,¿verdad?

—Sí,señor.Yaselodije.

Conridículasuavidad,elinspectorreplicó:

—Peroaldeciresonodijolaverdad,señorita.Nosaseguróquehabíaoídoelgritodesuabuelo,perodesdeaquínopodíahaberlooído.MonsieurPoirotyyohemoshecholaprueba.

—¡Oh!—exclamóPilar.

—Estaba usted en algún lugarmuchomás cercano a la habitación de suabuelo—dijo Poirot-. Y le diré dónde estaba. Se encontraba entre las dosestatuasdelpasillo,juntoalapuertadelcuartodesuabuelo.

Pilarsemostrósobresaltada.

—Pero..., ¿cómo lo ha sabido?—preguntó.Conuna leve sonrisa, Poirotcontestó:

Page 124: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—MísterFarrlavioallí.

—¡Mentira!—exclamóStephen-.Nolavi.

—Ustedperdone,místerFarr,peroustedlavio—dijoPoirot-.Recuerdesuimpresióndequehabíatresestatuasenlugardedos.Sólounapersonavestíaaquella noche un traje blanco:mademoiselle Estravados. Ella fue la tercerafigura que vio. ¿No es verdad,mademoiselle?Después de breve vacilación,Pilarrespondió:

—Sí,esverdad.

—Ahora cuéntenos toda la verdad—pidió el detective-. ¿Por qué estabaustedallí?

—Despuésdecenarsalídelsalónypenséeniraveramiabuelo.Creíqueesolegustaría.Peroaldesembocarenelpasilloviquehabíaalguiendelantedelapuerta.Comonoqueríaquemevieran,puesmiabuelohabíadichoqueno quería ver a nadie, me metí entre las estatuas, por si acaso la personaaquellasevolvía.

»De pronto empezaron a sonar ruidos terribles demesas y sillas que secaían. No me moví, pues estaba terriblemente asustada. Luego sonó aquelterrible grito –Pilar se persignó-. El corazón me dejó de latir. Me dije:«Alguienhamuerto».

—¿Quémás?

—Empezóallegargenteporelpasillo,yyomemezclé.

—¿Porquénonosdijo eso cuando la interrogamosporprimeravez?—inquirióSugden.

—Alapolicíavalemásnodecirlemuchascosas—repusoPilar,moviendola cabeza-. Si hubiera dicho que estuve tan cerca de la puerta habríansospechadodemí.Poresodijequenomemovídemicuarto.

—Sicontinúadiciendomentirasacabarápordespertarsospechas,señorita—declaróSugden.

—Pilar, ¿a quién vio junto a la puerta del cuarto de su abuelo?—pidióStephen.

—Noséquiénera—replicóPilar,despuésdebrevevacilación-.Loquesípuedodeciresqueeraunamujer.

CapítuloV

Page 125: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Sugden dirigió unamirada al círculo de caras. Con acento casi irritado,afirmó:

—Esoesilegal,monsieurPoirot.

—Es una idea que se me ha ocurrido —replicó el detective-. Quierocompartircontodoslosdemáslascosasqueheaprendido.Paraempezar,creoquemísterFarrtienequedarnosalgunaexplicación.

—Yohubieraelegidounlugarmenosconcurrido—refunfuñóSugden-.Sinembargo,no tengonadaqueobjetar—tendióelcablegramaaStephenFarr-.Ahora,místerFarr, comousteddiceque se llama, talvezpuedaexplicarnosesto.

Stephentomóelcablegramayempezóaleerloenvozalta,arqueandolascejas.Luego,conunaprofundainclinación,lo.devolvióalinspector.

—Sí—reconoció-.Esmuycondenador,¿no?

—¿Esoestodoloquetienequedecirnos?—gruñó

Sugden-.Deboadvertirlequenotieneningunaobligacióndecontestaresapregunta.

—No hace falta que me prevenga —le interrumpió Farr-. Les daré enseguidaunaexplicación.Noesmuyconvincente,peroeslapurarealidad.—Hizo una pausa y comenzó-: No soy el hijo de Ebenezer Farr, pero conocíperfectamentealosdos.Ahorapónganseustedesenmilugar.Y,apropósito,minombreesStephenGrant.Lleguéaestepaísporprimeravezenmivida.Mientras viajaba en el trenvi a unamuchacha.Nome andaré con rodeosydiréfrancamentequemeenamorédeella.Eralacriaturamáshermosaquehevistoenelmundo.Alsalirdelcompartimientovisuequipajeyleíadóndeiba.Conocía,porreferencias,GorstonHallyasupropietario.EraelantiguosociodeEbenezer.

»Bien;semeocurriólaideadeveniraGorstonHall.Comodiceelcable,elhijodeEbmurióhacedosaños,peroelviejoEbenezermehabíadichoquehacíamuchísimotiempoquenoteníanoticiasdeSimeonLeey,porlotanto,éstenopodíasabernadadelamuertedelhijodesuviejosocio.Portodoellodecidíquevalíalapenahacermepasarporelmuertoyvolveraveralajovendeltren.

—Sinembargo,nolodecidióenseguida—dijoSugden-.Pasódosdíasenuna posada deAddlesfield.—Vacilaba en hacerlo o no.Al finme decidí ytodosalióperfectamente.Yaséqueestámal,pero,señor inspector, recuerdecuandoustedestuvoenamoradoyverácómohubiera sidocapazdecometermuchas locuras semejantes. Como ya he dicho, me llamo Stephen Grant.Puedenpedir informesmíos aÁfricadelSur: verán cómo les contestanque

Page 126: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

soyunciudadanorespetable.Nosoyunestafadorniunladróndejoyas.

—Nuncahecreídoqueustedlofuera—declaróPoirot.Sugdenseacariciópensativamentelabarbilla.

—Tendré que comprobar la veracidad de esa historia—dijo-. De todasformas,¿porqué,despuésdelcrimen,nonosdijoustedlaverdadenlugardecontarnostodoesemontóndementiras?

—Porquefuiunidiota—declaróingenuamenteStephen-.Creíquepodríaseguirconlacomedia.Penséquemecomprometeríamuchodeclararquemehallaba aquí bajo un nombre supuesto. Si no hubiera sido un idiota, habríacomprendidoqueustedescablegrafiaríanaÁfricadelSur.

—Bien, míster Farr... digo Grant—carraspeó Sugden-. No digo que nocreasuhistoria.Prontosedemostrarásiesverdad.

MiróinterrogadoramenteaPoirotyéstedijo:

—CreoquemademoiselleEstravadostienealgoquedecir.

Pilarsehabíapuestomuypálida.Casisinalientodeclaró:

—Esverdad.Nunca lohubieradichoanoserporLydiayporeldinero.Estar aquí, vivir bien, tener una casa lujosa, todo ello era agradable ydivertido.PerocuandoLydiamehablódeldineroymedijoque legalmenteme correspondía, entonces la cosayano fuedivertida.El asunto eramuchomásserio.

—Noteentiendo,chiquilla—dijoAlfredLee.Pilarcontinuó:

—UstedcreequesoysusobrinaPilarEstravados,¿verdad?Puesnolosoy.Pilar murió en un bombardeo cuando viajaba conmigo en auto. La bombaestallóamuypocadistanciadelcocheylamatóenelacto.Yonosufríningúnrasguño.Ellayyoéramosbastanteamigas,mehabíaconfiado todo lodesufamilia,ydequesuabuelo,queeramuyrico,lahacíairaInglaterra.Yoerapobre, no sabía adónde ir, y de pronto seme ocurrió que podríamuy bienpasar por Pilar y venir a Inglaterra, donde sería muy rica. La idea era tanemocionanteyprometíatantasaventuras,quenovacilé.ToméelpasaportedePilar.Lafotografíaquehabíaenélnoseparecíamuchoamí,perotampocoseparecía a Pilar. Lo hice tal como había decidido, y al llegar a la fronteraensuciéconunpocodetierraelpasaporte,dejándolocaerporlaventanilladeltren,ypudepasar.

—¿Y usted se hizo pasar ante mi padre por su nieta?—clamó Alfred-.¿Jugóustedconsucariño?

—Sí—asintióPilar-.En seguidamedi cuenta dequepodía ganarme suafectoyhacerledichoso.

Page 127: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Esto es un crimen!—estalló George Lee-. Esto es tratar de obtenerdineropormediosilícitos.

—Puesa tino tesacónada—rioHarry-.Pilar,estoya tu lado.Ahora teadmiromásqueantes.Ymealegrodenosertutío.

—¿Yusted lo sabía?—preguntóPilar aPoirot.—Mademoiselle—dijo-.Si hubiera usted estudiado las leyes deMendel, sabría que dos personas deojosazulesnoesfácilquetenganunhijodeojosnegros.SabíaqueJenniferLeehabíasidounamujermuyhonrada.Porlotanto,ustednopodíaserPilarEstravados. Cuando hizo usted aquel truco con el pasaporte acabé deconvencerme.Fueingenioso,peronolosuficiente.

—Amínomeparecenadaingenioso—declaróSugden.

—Noloentiendo—murmuróPilar.

—Ustednoshacontadounapartedelahistoria,señorita,peroestoysegurodequelefaltaporcontarmuchomás.

—¡No lamolestemás!—exclamóStephen.Sugdenhizocomoqueno leoía.

—Usted nos ha dicho que después de cenar subió a ver a su abuelo—siguió el inspector-. Dice que al hacerlo obedeció a un impulso irrazonado.Puesbien,voyasugeriralgomás.Fueustedquienrobólosdiamantes.QuizásalmeterlosdenuevoenlacajadecaudalesselosguardóenalgúnbolsillosinquemísterLeeloadvirtiera.Cuandodescubrióladesaparición,místerLeesediocuentaenseguidaquesólodospersonaspodíanhaberlosrobado.UstedyHorbury.

»Enseguidatomósusmedidas.Metelefoneóymedijoquefueraaverle.Luegoledijoaustedqueencuantocenasesubieseaverle.Ustedlohizoyéllaacusóderobo.Ustedlonegó.Élinsistió.Yalversedescubierta,luchóconél. No era su abuelo y, por lo tanto, nada le impedía cometer el crimen.Despuésdelaluchaydehaberlodegollado,salióusteddelahabitación,cerróporfuerayescondióseentrelasestatuas.

—¡Noesverdad!—chillóPilar-.¡Noesverdad!¡Norobélosdiamantes!¡Nolomaté!¡LojuroporlaVirgen!

—Entonces, ¿quién lomató?—preguntó Sudgen-. Dice usted que vio aunapersonajuntoalapuertadelahabitacióndemísterLee.Segúnsuhistoria,esapersonapodíaserelasesino.Nadiemáspasóanteusted.Peroesodequehabíaallíunapersonasólolosabemosporusted.Nadanosdemuestraqueseaverdad.Enotraspalabras:esapersonalacreóustedparadisculparse.

—¡Claroqueesculpable!—exclamóGeorgeLee-.Lacosaestáclarísima.Siempre he sostenido que era un extraño quien mató a mi padre. Es una

Page 128: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

tonteríapretenderquealguiende la familiahicieraunacosa tanmonstruosa.Esilógico.

—Noestoydeacuerdoconusted—declaróPoirot-.TeniendoencuentaelcarácterdeSimeonLee,lomásnaturalhabríasidoquelemataseunodesusparientes.

—¿Eh?

—Yenmiopinión, eso fue loqueocurrió—siguióPoirot-.SimeonLeefueasesinadoporalguiendesupropiasangreycarne.

—¿Unodenosotros?—exclamóGeorge-.¡Loniego!

—Todas las personas aquí reunidas pueden ser culpables. Empezaremosconel casocontrausted,místerGeorgeLee.Ustednoquería a supadre.Simanteníarelacionescordialesconéleraporsudinero.Eldíadesumuerte,supadre le amenazó con reducirle la pensión. Usted sabía que a su muerteheredaríaunabuenasuma.Éseeselmotivo.Despuésdecenarfueahacerunallamada telefónica.Peroésta sólodurócincominutos.Despuésde esopudomuybieniralahabitacióndesupadre,charlarconélyluegomatarle.Alsalirdelahabitación,cerróporfuera,pensandoqueasílaculpaseachacaríaaunladrón.Conlasprisasseolvidódeabrirlasventanas,paradarmáspesoalateoríadelladrón.Perdonequeledigaquefueunagranestupidez.

»Sinembargo—siguióPoirot,despuésdeunabrevepausa,durantelacualGeorgeintentóenvanodeciralgo-,sonmuchosloshombresestúpidosquesehandedicadoalcrimen.

LuegosevolvióhaciaellugarenqueseencontrabaMagdalene.

—Tambiénlaseñoratienesusmotivos—siguió-.Estácargadadedeudas,y algunas de las palabras de su suegro le produjeron una gran inquietud.Tampocoellatieneningunacoartada.Fueatelefonear,peronopudohacerlo,ysólosupalabrademuestraqueesverdad.Ningunapruebalaapoya.

»AcontinuaciónvienemísterDavid—siguióeldetective-.Muchasvecesme ha hablado del vengativo carácter de los Lee. Míster David no olvidójamásniperdonóasupadreporlaformacómotratóasumadre.Lasúltimaspalabras que contra ella pronunció Simeon Lee fueron la gota de agua quehacerebosarelvaso.SedicequeDavidLeeestabatocandoelpianocuandosecometió el crimen. Pero por coincidencia estaba interpretando la MarchaFúnebre. Pero supongamos que era otra la persona que interpretaba dichaMarcha Fúnebre. Alguien que sabía lo que iba a hacer y que aprobaba suconducta.

—Esasugerenciaesinfame—declaróHilda.Poirotsevolvióhaciaella.

—Presentaré otra, señora. Fue usted quien cometió el crimen. Fue usted

Page 129: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

quien subió a ejecutar la sentencia de muerte de un hombre a quien ustedconsideraba indignode todoperdón.Usted, señora, es de esas personas quepuedenserterriblescuandoseirritan.

—Yonolomaté—declaróserenamenteHilda.

—MonsieurPoirot tienerazón—intervinoSugden-.Todos,menosmísterAlfredLeeysuhermanoHarry,puedenserculpables.

—Ni siquiera ellos dos pueden quedar libres de sospechas —declaróPoirot.

—¡PorDios,monsieurPoirot!—exclamóSugden.

—¿Ycuáleslaacusacióncontramí?—preguntóLydia.

—Sumotivo, señora, lo callaré. Es evidente... En cuanto a lo demás, lanoche del crimen usted llevaba un trajemuy llamativo, con una capa de lamismatela.LerecuerdoaustedqueTressilianesmuycortodevista.Aciertadistanciaconfundelosobjetos.Tambiéndeberecordarqueelsalónesgrande,alumbrado indirectamente, casi en penumbra. Dos minutos antes de que seoyeran los gritos,Tressilian entró a buscar las tazas vacías.Y creyó verla austedjuntoalaventana.

—Mevio—afirmóLydia.

—EsmuyposiblequeTressilianvieralacapadesutraje,colgadacontralacortina—siguiósininterrupcióneldetective.

—Yoestabaallí—repitióLydia.

—¿Cómoseatreveusted...?—empezóAlfred.Harryleinterrumpió.

—Déjale seguir, Alfred. Ahora nos toca a nosotros. ¿Cómo puede ustedsugerir,monsieurPoirot,queAlfredmataraasuqueridísimopadre,siendoasíqueélyyoestábamosdiscutiendoenelcomedor?

Poirotlemirósonriente.

—Esoesmuysencillo—declaró-.Unacoartadacobramásfuerzacuandoelquelacorroboralohacecontrasudeseo.Ustedysuhermanosellevanmal.Esolosabetodoelmundo.Ustedlezahiereenpúblico.Élnodicenuncanadabuenodeusted.Pero,supongamosporunmomentoquetodoelloesunplanmagistralmente ideado. Supongamos queAlfred Lee está harto de sufrir lasimposiciones de su padre. Supongamos que ustedes dos se han puesto enrelación hace algún tiempo. El plan se perfila. Usted vuelve a casa. Alfredfingeindignarse.Ledemuestra,antetodos,celosyodio.Ustedlodesprecia.Yllegalanochedelcrimenquelosdoshanplaneadomuybien.Unodeustedespermaneceenelcomedor,hablandoenvozalta,comosiseestuvierapeleandoconsuhermano.Yentanto,elotrosubearribaycometeelcrimen.

Page 130: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Alfredsepusoenpiedeunsalto.

—¡Esusteduncanalla!—rugióconvozentrecortada.

—Pero,¿deverascree...?

SugdenmiróaPoirot.

Convozsúbitamenteautoritaria,Poirotsiguió:

—Tenía que demostrar todas las posibilidades. Éstas son las cosas quehubieran podido ocurrir.Ahora, para descubrir la verdad debemos volver alcarácterdeSimeonLee.

CapítuloVI

Hubo una breve pausa. Cosa curiosa, todo el rencor y la indignaciónhabíandesaparecido.HérculesPoirotmanteníaasuauditoriobajoelhechizodesupersonalidad.Lemirabanfascinados,mientrasreanudabasuexposicióndeloshechos.

—Todoestá ahí.Elmuerto es el focoy el centrodelmisterio.Debemosahondarenel corazónyen lamentedeSimeonLeeyverquéencontramosallí. Porque un hombre no vive enteramente para sí. Lo que tiene lo da... aaquellosquevienentrasél...

»¿QuélegóSimeonLeeasushijasehijos?Enprimerlugar:orgullo.Unorgullo que en elmuerto se frustró en su decepciónpor sus hijos.Luego lacualidad de la paciencia. Sabemos que Simeon Lee esperó pacientementeduranteañosparavengarsedealguienquelehabíainjuriado.Vemosqueeseaspectodesutemperamentofueheredadoporelhijoquemenosseleparecefísicamente.DavidLeetambiénescapazderecordaryalimentarunrencoryresentimientoatravésdelosaños.Físicamente,HarryLeeeselúnicodesushijosquese leparecemucho.EseparecidoesnotablecuandoseexaminaelretratodeSimeonLeecuandoerajoven.Lamismanarizaguileña,elmentónsaliente,lacabezaechadaatrás.CreoqueHarrytambiénheredómuchosdelosgestospeculiaresdesupadre.Porejemplo,esehábitodeecharhaciaatráslacabezaalreíryeldeacariciarselabarbilla.

»Teniendo presente todo eso y estando convencido de que el crimen locometió una persona íntimamente relacionada con el muerto, estudié a lafamiliadesdeesepuntodevistapsicológico.Esdecir, tratédedecirquiéneseran los criminales psicológicamente posibles. Y en mi juicio sólo dospersonasreuníanesascondiciones.EranAlfredLeeeHildaLee,laesposadeDavid. ADavid lo rechacé como posible asesino... No creo que un ser tan

Page 131: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

delicadopudieraserautordeuncrimentanbrutal.TambiénrechacéaGeorgeLee y a su esposa. Fueran cuales fuesen sus deseos, no creo que tuvieransuficiente temperamento para correr ese riesgo. Ambos son esencialmentecautos. También consideré incapaz de todo acto de violencia a la esposa deAlfred Lee. Al llegar a Harry Lee vacilé. Aparentemente, es un hombrecombativo, enérgico, pero sospecho que todo eso es puro bluff, y queesencialmenteesdébil.Sétambiénqueesamismaeralaopinióndesupadre.Dijo que Harry no valía más que los otros. Eso me dejaba con sólo dosposibles criminales.Ya los he nombrado.Alfred es un hombre que sabe serfiel.Sehasabidodominarduranteaños,limitándoseaserelsubordinadoalavoluntad del otro. En tales condiciones siempre es posible que algo salte.Además,esinclusomuyposiblequealimentaraalgúnrencorsecretocontrasupadre.Yeserencor,alnoserexpresadodeningunamanera,fuecreciendoenintensidad. Son las personas tranquilas y apacibles las que de súbito sedemuestrancapacesdelasmayoresviolencias.Cuandopierdeneldominiodesímismas,lopierdenporcompleto.Laotrapersonaaquienconsiderabacapazdel crimen era Hilda Lee. Es del tipo de personas que en determinadasocasiones es capaz de tomarse la justicia por sus propiasmanos.Esos seresson jueces y ejecutores a la vez. En el Antiguo Testamento hay muchospersonajesasí.JaelyJudith,porejemplo.

»Luegoexaminélascircunstanciasdelcrimen.Yloqueprimerollamalaatención son las extraordinarias condiciones en que ese crimen tuvo lugar.RecordamoslahabitaciónenquehallólamuerteSimeonLee.Habíaallíunapesadamesa,unaspesadassillasysillones,unalámparayotrosobjetos,todovolcado.Perolamesaylossilloneseranlomáscurioso.Ambosmueblessonde sólido roble. Resulta difícil comprender cómo en una lucha entre doshombrespuedevolcarsetantomueblesólido.Elconjuntoresultairreal.Y,noobstante,aningunapersonaconsentidocomúnselehubieraocurridodisponeraquelladecoraciónamenosquefuerareal.Deserasí,elasesinodeLeeteníaqueserunhombrevigoroso.

»Otrodetallecuriosoeselde lapuertacerradapor fuera.Noseadvierteninguna razón lógica para semejante comportamiento por parte del asesino.No se podía pretender simular suicidio, ya que nada en la muerte aquellahablabadesuicidio.Tampocosepodíasimularunahuidaporlasventanas,yaque dichas ventanas estaban dispuestas de forma que no se podía huir porellas.Unavezmásnosencontramosanteunhechoqueexigetiempo.Tiempo,queesalgopreciosoparaelasesino.

»Otracosaincomprensibleeselhallazgodeuntrozocortadodeesponjadela que utilizaba Simeon Lee cortado y un trozo de madera, cosas que meenseñóelinspectorSugden.Esosdosobjetosfueronrecogidosporunadelasprimeraspersonasqueentraronen lahabitación.Unavezmásnoshallamos

Page 132: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

ante algo que no tiene sentido. ¡No significa absolutamente nada! Y, sinembargo,estabanallí.

»Comopuedenobservar,elcrimensehacecadavezmásraro.Carecedeordenymétodo.Noesrazonable.Yahorallegamosalaprincipaldificultad.ElinspectorSugdenfuellamadopormísterLee,quienleinformódeunrobocometidoensucasay lepidióquevolvieramás tarde.¿Porquénopidióalinspector Sugden que aguardara abajo, mientras él hablaba con la personasospechosa?Estandoencasaelinspector,habríapodidoejercermayorpresiónsobreelculpable.

»Asíllegamosalpuntoenquenosóloelcomportamientodelcriminalesextraordinario,sinoquetambiénloeseldeSimeonLee.

»Yomedije:"Todoestámal.¿Porqué?Porquelomiramosdesdeunpuntodevistafalso.Lomiramosdesdeelpuntoquedeseaelcriminal".

»Tenemostrescosasquecarecendesentidocomún:lalucha,lallavehechagirar por fuera y el trozo de goma. Pero necesariamente ha de haber algúnpuntodesdeelcualesas trescosas tendríansentido.Ymeestrujéelcerebroprocurando olvidar las circunstancias del crimen y aceptar las cosas por supropio valor.Me dije: "¿Qué significa la lucha? Violencia, destrozo, ruido.¿Porquésecierraunapuertahaciendogirar la llavedesde fuera?¿Paraquenadiepuedaentrar...?Pero la llaveno impidió eso,puestoque lapuerta fueechada abajo casi en seguida. ¿Para retener a alguiendentro? ¿Para impedirque alguien entrara?". Y llegué al recorte de esponja. Entonces me volví adecir:"Untrozodeesponjanoesmásqueuntrozodeesponja".

»Ustedesdiránqueentodoesonohaynada,perodetodasformasquedantresimpresiones:ruido,encierroyunproblemasinsolución.

»¿Concordabatodoelloconmisdossospechosos?No.TantoparaAlfredcomoparaHilda,loidealhubierasidouncrimensilencioso.Elhaberperdidotiempocerrandolapuertaporfueraresultaabsurdo,yeltrozodeesponjaylachapademaderasiguensinsignificarnada.

»A pesar de ello sigo convencido de que en este crimen no hay nadaabsurdo,yque,porelcontrario,hasidomuybienplaneadoymagistralmenteejecutado.Lodemuestraelhechodequepudosercometido.Por tanto, todocuantosucedióestabaprevisto.

»Despuésderepasartodosloshechosvariasveces,empecéaverunrayodeluz.

»Sangre...muchasangre...sangrepordoquier...Unainsistenciaensangrefresca,húmeda,brillante...Tantasangre...,resultabademasiadasangre.

»Yesomediootraidea.Esuncrimendesangre...estáenlasangre.Esla

Page 133: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

propiasangredeSimeonLeequeselevantacontraél.

HérculesPoirotseinclinóhaciadelante.

—Lasdosmásvaliosasclavesdeestemisteriomefueronofrecidasporlasfrasesquepronunciaroninconscientementedospersonasdistintas.Laprimerafue cuandoLydiaLee recitó un pasaje deMacbeth: «¿Quién hubiera creídoque el viejo tuviese tanta sangre dentro de él?». La otra fue una frasepronunciadaporTressilian.Mecontólodesconcertadoquesesentíaporunaseriedecosasque,alsuceder,lehacíanelefectodequeyaanteshabíansu—cedido.Loque lehacíasentiresoeraunsucesomuysencillo.Oyó llamaryfueaabriraHarryLee.AldíasiguientehizolomismoconStephenFarr.

»Ahorabien:¿Porquétuvoesaimpresión?MirenustedesaHarryLeeyaStephenFarrylocomprenderán.¡Sonasombrosamenteparecidos!Poreso,elabrir lapuertaaStephenFarr era igualqueabrir lapuertaaHarryLee.Eracomo si elmismo hombre estuviera allí.Y hoymismo,Tressilianme decíaquesiempre seequivocaaldirigirseaunaspersonasuotras.Noesextraño.Stephen Farr tiene la nariz aguileña, echa hacia atrás la cabeza al reír y seacaricia constantemente la barbilla. Miren bien el retrato de Simeon Lee,cuandoerajoven,yveránquenosóloHarryLeesinotambiénStephenFarrseleparece.

Stephen se agitó en su asiento, haciendo crujir la silla.—Recuerden laspalabrasdeSimeonLeecontrasufamilia—siguióPoirot-.Declaróqueestabaseguro de tener mejores hijos entre los ilegítimos. De nuevo volvemos alcarácterdeSimeonLee,quetuvoungranéxitoconlasmujeresyquedestrozóel corazón de su esposa. Por ello llegué a la conclusión: en la casa no sehallaba—solamente la familia legal de SimeonLee, sino también alguno deloshijosnoreconocidos.

Stephen,depronto,sepusoenpie.Poirot,mirándolodijo:

—Ésefuesuverdaderomotivo,¿no?Nadadeesarománticahistoriadelamuchachadeltren.Ustedveníahaciaaquíantesdeencontrarlaaella.Veníaaverquéclasedehombreerasupadre...

Stephenestabapálidocomounmuerto.Convoztemblorosamurmuró:

—Sí...siempretuvedeseosdeverle...Mimadrehablabadeélaveces.Seconvirtió en una obsesión para mí. ¡Tenía que ver cómo era! Gané algúndineroyvineaInglaterra.Nopensabadecirlequiénerayo.Miintenciónerapasar por el hijo de Ebenezer Farr. Vine aquí con sólo un motivo: ver alhombrequeeramipadre...

Sugdenmurmuró:

—¡Quéciegohesido!Ahoralocomprendo.Pordosvecesletoméausted

Page 134: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

porHarryLee.Y,sinembargo,alnotarmierrornuncasospechélaverdad.

VolvióseaPilarysiguió:

—Esapersonaaquienustedvio juntoa lapuertaeraStephenFarr,¿no?Peronoquisodescubrirlo.Pretendióhacernoscreerqueeraunamujer.

OyóseunruidoeHildaLeesepusoenpie.

—No—dijo-.Estáustedenunerror,inspector.YofuilapersonaaquienPilarvio.

—¿Usted,señora?—preguntóPoirot.

—Nunca me hubiera creído tan cobarde —siguió Hilda-. ¡Callar pormiedo!EstabaenlasalademúsicaconDavid.Élestabatocando.Lenotémuyraro.Me asusté un poco yme di cuenta demi responsabilidad, pues yo fuiquieninsistióenhacerlevenir.DavidempezóainterpretarlaMarchaFúnebre.Deprontotoméunadecisión.Porraroqueparecierateníamosquemarcharnosenseguida,aquellamismanoche.DecidísubiraveramísterLeeyexplicarlepor qué nos íbamos. Llegué hasta la puerta de su cuarto y llamé.No recibíningunarespuesta.Llaméconmásfuerza.Elmismosilencio.Intentéabrir lapuerta,perolapuertaestabacerradaconllave.Y,depronto,mientrasvacilaba,oíunruidodentrodelcuarto...Hildaseinterrumpió,murmurando:

—Yaséquenomecreerán,peroeslaverdad.Alguienestabaallídentro,atacandoamisuegro.Oícaermesasysillas,romperseporcelanasyjarrones,yluegoaquelterriblegrito.Despuésreinóelmáscompletosilencio.

»Me quedé paralizada.No podíamoverme.De pronto llegómíster Farr,Magdaleney todos losdemás.MísterFarryHarrycomenzaronagolpear lapuerta hasta derribarla. Y cuando entramos en la habitación no había nadiedentrodeella.SólomísterLee,muerto,ylasangre.

Hildahabíaelevadolavoz.

—¡Nohabía nadie, nadie! ¿Me entiende?Y. sin embargo, nadie salió deaquellahabitación...

CapítuloVII

Elinspectorlanzóunhondosuspiro.

—Oyomevuelvo loco, o lo están los demás—dijo-.Loque usted noscuentaesimposible,señora,completamenteimposible.

—¿Yporquéhacalladodurantetodoestetiempo?—preguntóPoirot.

Page 135: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Hilda,muypálida,peroconvozserena,contestó:

—Sileshubieradicholaverdad,sólohubieransacadounaconclusión:queyoeraquienlehabíamatado.Poirotmoviólacabeza.

—No—dijo-.Ustednolemató.Lematósuhijo.

—¡JuroanteDiosquenoletoqué!—exclamóStephen.

—Ustedno.PeromísterLeeteníaotroshijos.

—¿Quéquieredecir?—inquirióHarry.

George miraba fijamente al detective. David se pasó una mano por losojos.Alfredparpadeóunpardeveces.

—Laprimeranochequeestuveaquí—dijoPoirot-merefieroa lanochedelcrimen,viunfantasma.Erael fantasmadelmuerto.CuandoporprimeravezviaHarry,medijequeyalehabíavistoenotraocasión.Luegomefijéensusfaccionesymedicuentadelomuchoqueseparecíaasupadre.Entoncescreíqueaesosedebíamisuposición.

»Peroayerunhombrequeestabasentado frenteamíechóhaciaatrás lacabeza y soltó una carcajada. Y entonces comprendí a quién me habíarecordadoHarryLee.Ydenuevohalléenotrorostrolasfaccionesdelmuerto.

»NoesraroqueelpobreTressiliansesintieraconfundidocuandoabriólapuerta,noa(loshombres,sinoatresqueseparecíanenormemente.Notienenadadeextrañoquesealteraralafirmezamentaldelmayordomo,puestoqueenlacasahabíatreshombrescasiiguales,yqueaciertadistanciapodíanpasarel uno por el otro. La misma estatura, los mismos ademanes (el máscaracterístico de todos es el de acariciarse la barbilla), lamismamanera dereír,echandohaciaatráslacabeza,lamismanarizaguileña.Y,sinembargo,lasemejanzanoerasiemprefácildenotar,pueseltercerodeesoshombresllevabigote.

»Unoseolvidaavecesdeque lospolicíasson tambiénhombres,dequetienenmujer,hijos,hogar,madresy...—hizounapausa-padres...Recuerdenustedes la fama de Simeon Lee: un hombre que destrozó el corazón de sumujeracausade susenredosconotrasmujeres.Unhijonacido ilegalmentepuedeheredarmuchascosas.Puedeheredarlasfaccionesdesupadreeinclusosusgestos.Asícomosuorgullo,supacienciaysuvengativoespíritu.

LavozdePoirotseelevó.

—Durantetodasuvida,Sugden,ustedhaestadoresentidoporeldañoquesupadrelehizo.Estoysegurodequehacemuchotiempoquedecidiómatarlo.Vinoustedde la regiónvecina,donde sumadre, sindudaconeldineroqueSimeonLeeleregalógenerosamente,encontróunmaridoquesehiciesecargo

Page 136: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

de la paternidad del niño que iba a nacer. Usted ingresó en la policía deMiddleshireyaguardósuoportunidad.Unoficialdepolicía tienemu—chasoportunidadesdecometeruncrimenylibrarsedetodasospecha.

Sugdenestabablancocomoelpapel.

—Estáustedloco—dijo-.Cuandolemataronyoestabafueradeestacasa.

Poirotmoviónegativamentelacabeza.

—No,ustedlematóantesdesalirdeaquíporprimeravez...Despuésdesumarcha nadie vio vivo a Simeon Lee, que estaba esperándole, pero no lellamó. Fue usted quien le dijo por teléfono que se había enterado de queintentaban robarle. Le dijo también que a las ocho de la noche le pasaría avisitarconlaexcusaderecaudarfondosparaelOrfanatodelaPolicía.SimeonLeenosospechabanada.Ignorabaqueustedfuerasuhijo.Ustedlecontóuncuentoacercadeunosdiamantesrobados.Parademostrarlequenoeraverdad,supadreabriólacajadecaudalesyleenseñólaspiedras.Yentonces,mientrasél estaba vuelto de cara hacia el fuego, usted le atacó por la espalda y,tapándolelabocaparaquenopudiesegritar,ledegolló...Paraunhombredesuvigorlacosafuesencillísima.

»Despuésdeestoustedpreparóelescenario.Guardólosdiamantes,cerrólacajadecaudales.Amontonósillas,mesas,jarronesyalabasedetodoestoatóunacuerdecitaquetraíaarrolladaalacintura.Tambiéntraíaunabotelladesangreanimal,alacualhabíaañadidounapequeñacantidaddecitratodesosa.Con esa sangre regó los alrededores del cadáver y añadió un poco más decitratodesosaalasangrequemanabadelaherida,afindequenosecuajara.Despuésañadiómáscombustiblealfuegoafindequeelcadáverconservasesu calor. Una vez hecho todo esto, pasó los dos cabos de la cuerda por laranuradelaventanaycerróporfuera.Estoeramuyimportante,yaquenadiedebíaentrarallídespuésdesumarcha.

»Alsalirde lacasaescondió laspiedraspreciosasen lareproduccióndelMarMuerto. Simás pronto omás tarde eran descubiertas allí, eso no haríamás que desviar las sospechas hacia donde usted quería: hacia los hijoslegítimos de Simeon Lee. Unmomento antes de las nueve y cuarto volvióusted y, dirigiéndose al pie de la ventana, tiró de los dos cabos de lacuerdecita.Asísevinoabajolapirámidedemueblesconunestrépitoterrible.Despuéstiróusteddeunodeloscabosdelacuerdecita,ycuandolatuvotodaensupoder,laescondiócomoantes.

»Peroaúnhabíahechoalgomás.Poirotsevolvióhacialosdemás.

—¿RecuerdanquetodosustedesdescribierondedistintamaneraelgritodemuertedeSimeonLee?ElquemáscercaanduvodelaverdadfueHarryLee,quedijoqueparecíaelaullidodemuertedeuncerdo.

Page 137: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

»¿Conocenustedesesosglobitosdegomaquevendenen las ferias?Sonalargados, pintados como si fueran unos cerditos y producen un sonidoexactamenteigualalgritodemuertedeuncerdo.Éstafue,Sugden,suúltimacombinación.Labocadelatrompetillaestabatapadaconunpequeñocorcho.Al tirar de la cuerda hizo que el tapón saltara, y el globo, al desinflarse,produjeraaquelinhumanoalarido.Yesofueloquetodosoyeron.

Poirotsevolvióhacialosdemás.

—Ya saben qué fue lo que Pilar recogió del suelo. Sugden tenía laesperanzadellegaratiempoderecogeraquellavejigadegomaantesdequenadiesefijaraenella.Nopudohacerlo,perosíconsiguióquitárselaaPilarsinquenadie sospecharanada.Pero seolvidódemencionar ese incidente, cosapor sí sola bastante sospechosa. Magdalene Lee me lo explicó y entoncesinquiríaSugdensieraverdad.Estabapreparadoparaesacontingenciaymeentregóunamaderayuntrozodeesponja,cosasbastanteparecidasalasqueMagdalene podía haber visto. Yo fuimuy tonto, pues en lugar de decirme:«Estonotieneningúnsignificadoy,porlotanto,elinspectorestámintiendo»,tratédehallarunaexplicaciónaaquellosobjetos.PerohastaquemademoiselleEstravados pisó los restos de un globito reventado y declaró que, sin dudaaquello había sido lo que encontró en la habitación de su abuelo, no vi laverdad.

»¿Sedan cuentade lobienque todo encaja?La luchaque eranecesariofingir para establecer una falsa hora del crimen; la puerta cerrada, para quenadiepudiese entrar ydescubrir demasiadopronto el cadáver; el alaridodelmuerto.Porfin,elcrimenresultarazonableylógico.

»Pero desde el momento en que Pilar anunció en voz alta sudescubrimientoacercadelglobito,medi cuentadequeestabaenpeligrodemuerte,pueselasesinoharíatodoloposibleparahacerlacallar,puesnoeralaprimeravezque le hacíapasar unmal rato.Yaunavez, al hablar demísterSimeonLee,dijoquedejovendebíadehabersidomuysemejantealinspector.No tiene nada de extraño que Sugden se pusiera colorado.Después de eso,tratódequelassospechasrecayeransobreella,peroeramuydifícil,yaquelanietasinherencianopodíatenerningúninterésenlamuertedesuabuelo.Mástarde, al oír desde una de las ventanas cómoPilar anunciaba en voz alta sudescubrimiento acerca del globito, dispuso una trampaparamatarla. Fue unverdaderomilagroquenoconsiguiesesuspropósitos.

—¿Cuándotuvoustedlaseguridad?—inquirióSugden.

—Cuandocoloqué sobre el retratodeSimeonLeeunbigotepostizoquecompréparaello.Entonces,lacaraqueviallífuelasuya.

Sugdenlanzóunhondosuspiroydeclaró:

Page 138: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Ojalásepudraenelinfierno!¡Mealegrodehaberlematado!

SÉPTIMAPARTE

28DEDICIEMBRE

CapítuloI

Creo que debes quedarte con nosotros, Pilar, hasta que decidamos algoparati—dijoLydia.

—Esustedmuybuena,Lydia—replicó lamuchacha-.Sabeperdonar sinhaceraspavientos.

Lydiasonrió,diciendo:

—TesigollamandoPilar,aunquesupongoquenoesésetunombre.

—MellamoConchitaLópez.

—Esunnombremuybonito.

—Esusteddemasiadobuena,Lydia.Peronodebepreocuparsepormí.MecasaréconStephenynosiremosaÁfricadelSur.

—Las cosas se arreglan muy bien —sonrió Lydia. Tímidamente, Pilarsiguió:

—Ha sido usted tan buena, Lydia, que algún día, si no le importa,volveremosparapasarunasbuenasNavidadesconpuddingsenllamasyárboldeNavidad.

—Desdeluego.EntoncessabrásloqueesunaNavidadinglesa.Ladeesteañonohasidobonita.

CapítuloII

—Adiós, Alfred —se despidió Harry-. No te molestaré mucho con mipresencia.MemarchoaHawai.Siemprehedeseadovivirallí.

—Adiós,Harry—contestóAlfred-.Esperoquedisfrutesmucho.

Torpemente,Harryseexcusó:

—Lamentohabertezaheridotanto.Esmimalsentidodelhumor.Nopuedo

Page 139: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

evitarmolestaralagente.Haciendounesfuerzo,Alfreddeclaró:

—Talvezmehagafaltaaprenderaapreciarlasbromas.

ConvisiblealivioHarrydijo:

—Bueno,hastalavista.

CapítuloIII

—David, Lydia y yo hemos decidido vender esta casa —dijo Alfred-.Penséquetalveztegustaríaguardaralgunosdelosobjetosquepertenecieronanuestramadre.Susillón,suescaño.Fuistesuhijomásquerido.

Davidvacilóunmomento.Luegodijo:

—Graciasporlaatención,Alfred,peroprefieronoguardarnada.Creoquemeharámuchobienromperconelpasado.

—Locomprendo—asintióAlfred-.Talveztengasrazón.

CapítuloIV

—Adiós, Alfred —dijo George-. Adiós, Lydia. ¡Qué días más terribleshemos pasado! Ahora falta el juicio. Supongo que saldrá a relucir toda ladesagradableverdad.SedescubriráqueSugdeneshijodenuestropadre.Sisepudieraconseguirquedeclarasequeobróimpulsadopormóvilescomunistas,disgustadoporsermipadreuncapitalista...

—QueridoGeorge,noesperesqueunhombrecomoSugdendigamentirasparaevitarnosundisgusto—sonrióLydia.

—Talvezno.En fin, creoque feentiendo.Peronocabedudadequeelhombreeseestabaloco.Bueno,adiós.

—Adiós—dijoMagdalene-.El añoquevienepodremos irnos todosa laRivieraadisfrutardeverdad.

—Depende de cómo esté el franco—dijoGeorge.—No seas tacaño—murmuróMagdalene.

CapítuloV

Page 140: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

Alfred salió a la terraza. Lydia estaba inclinada sobre uno de losjardincillos hechos por ella.Al oír acercarse a sumarido levantó la cabeza.Alfreddijo:

—Yasehanmarchado.

—¡Quéalivio!—exclamóLydia.

—¿Tealegraráelmarchartedeaquí?—preguntóAlfred.

—Sí.¿Yati?

—También.Podemoshacermuchascosasagradablesjuntos.Elviviraquínostraeríaconstantementealamemoriasucesospasadosyelrecuerdodeestapesadilla.Mealegrodequetodohayaterminadoya.

—GraciasaHérculesPoirot—dijoLydia.

—Fueextraordinarialaformaquetuvodedemostrarquetodospodíamosserculpables.

—Sí,escomoal terminardejuntar todaslaspiezasdeunrompecabezas.Al principio parecía que ninguna de ellas encajaba con las otras, y al finresultacompletamentenaturalsucolocación.

—Hay una cosa que no se ha aclarado aún—dijoAlfred-. ¿Qué estuvohaciendoGeorgedespuésdehabertelefoneado?¿Porquénolodijo?

—¿Nolosabes?Yolohesabidodesdeelprincipio.Estabaregistrandoloscajonesdetumesadedespacho.

—¡Esono,Lydia!¡Nadieseríacapazdehacersemejantecosa!

—Georgeloes.Sienteunacuriosidadterribleenasuntosdedinero.Pero,comoeslógico,nopodíadecirlo.

—¿Hacesotrojardín?

—Sí.

—¿Quéseráestavez?

—Creoqueesunaimitacióndel jardíndelEdén.Unanuevaversión.Sinserpiente.YAdányEvasondospersonasdemedianaedad.

—¡Québuenahassidodurantetodosestosaños,Lydia!¡Yquépaciente!

—Esquetequiero,Alfred,¿sabes?

CapítuloVI

Page 141: Las Navidades de Hercules Poirot - Epedagogia

—¡Parece mentira! —exclamó el coronel Johnson-. ¡Es increíble! ¡Elmejordemishombres!¿Adóndevaapararlapolicía?

—Todo policía tiene su vida privada —recordó Poirot-. Sugden era unhombremuyorgulloso.

Elcoronelmoviólacabeza.Paradisimularsuturbaciónymalestargolpeóconelpielostroncosqueseapilabanenlachimenea.

—Nohaycomounbuenfuegodeleña—dijo.

Poirot, notando en el cuello la fría caricia de las ráfagas de aire, pensó:«Prefieromilveceslacalefaccióncentral».