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Un aõo políticamente difícil para Ias perspectivas dei ALCA CarlosAlzugaray Treto* EI2003 no fue un afio provechoso para los intentos de Estados Unidos y Canadá por materializar el Área de Libre Comercio de Ias Américas CALCA). Desde meses atrás, pero en particular desde fines dei 2002 y principios dei 2003, Ias perspectivas de establecer el ALCA a partir dei 1° de enero dei 2005, como originalmente se proyectó en Ia Cumbre de Santiago y se ratificó en Ia Cumbre de Québec por voluntad expresa de los negociadores norteamericanos, encabezados hoy por Robert Zoellick, se hicieron sumamente improbables. Por otra parte, Ia región comenzó a dar síntomas negativos para los intereses norteamericanos. En Argentina, después de una grave crisis provocada por Ias políticas neoliberales, se estableció un gobierno de claro sesgo nacionalista que contrastaba con Ias políticas entreguistas de los que le precedieron. En Brasil, llegó ai gobierno el PTB y su máximo dirigente Luiz Inácio da Silva (Lula), 10 cual reforzó Ia y'a evidente reticencia de .ese país a aceptar el ALCA. En Venezuela, el gobierno de Hugo Chávez, opuesto totalmente ai ALCA, enfrentó y derrotó dos intentos de golpe de Estado y mostró claras sefiales de consolidación. En Boli via fue expulsado dei gobierno por una rebelión masiva popular el presidente pro neoliberal. Por último, Ia ministerial de Miami de noviembre dei 2003, que debía concluir con un espaldarazo ai cronograma de negociación dei ALCA, tuvo un resultado decepcionante para Estados Unidos. \ A ello habría que afiadir que. a escala global. dos países latinoameri- canos que habían firmado acuerdos de libre comercio con Estados Uni- dos considerados por Washington como aliados importantes, por ser ambos miembros dei Consejo de Seguridad de Ia ONU, Chile y México, se negaron a apoyar Ia posición norteamericana en sus intentos por lograr el respaldo de ese órgano a su guerra ilegal y agresiva contra el pueblo iraquí. La posición mexicana en este tema resultó particular decepcio- nante para el presidente B ush dados sus lazos personales con el presiden- te Vicente Fox y Ias esperanzas de que México se alineara cada vez más con Washington, estimuladas por Ia infeliz ejecutoria dei primercanciller de ese gobierno,.Jorge G. Castafieda, hasta su intempestiva salida. No cabe duda que para México había sido también delusoria Ia insensibili- dad dei presidente norteamericano ante el tema migratorio después de los atentados terroristas dei 11 de septiembre dei 2001. Estos claros retrocesos, cuyas causas profundas están en el fracaso de Ias políticas neoliberales promovidas desde Estados Unidos. estuvieron Profesor titular y coordinador de Estudios Estratégicos Internacionales dei Instituto Superior de Relacio- nes lnternacionales Raúl Roa García (lSRI) dei Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Correos electrónicos: [email protected], [email protected] y [email protected] Las opiniones vertidas en este trabajo son dei autor y no comprometen Ias posiciones oficiales ni dei gobierno ni deI Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

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Page 1: Un aõo políticamente difícil para Ias perspectivas dei ALCA · sancha y a Ias faltas de equidad que empeoran Ia situación en Ia región, es quejarse acerca de Ia corrupción y

Un aõo políticamente difícilpara Ias perspectivas dei ALCA

CarlosAlzugaray Treto*

EI2003 no fue un afio provechoso para los intentos de Estados Unidos yCanadá por materializar el Área de Libre Comercio de Ias AméricasCALCA). Desde meses atrás, pero en particular desde fines dei 2002 yprincipios dei 2003, Ias perspectivas de establecer el ALCA a partir dei1° de enero dei 2005, como originalmente se proyectó en Ia Cumbre deSantiago y se ratificó en Ia Cumbre de Québec por voluntad expresa de losnegociadores norteamericanos, encabezados hoy por Robert Zoellick, sehicieron sumamente improbables. Por otra parte, Ia región comenzó a darsíntomas negativos para los intereses norteamericanos. En Argentina,después de una grave crisis provocada por Ias políticas neoliberales, seestableció un gobierno de claro sesgo nacionalista que contrastaba conIas políticas entreguistas de los que le precedieron. En Brasil, llegó aigobierno el PTB y su máximo dirigente Luiz Inácio da Silva (Lula), 10cual reforzó Ia y'a evidente reticencia de .ese país a aceptar el ALCA. EnVenezuela, el gobierno de Hugo Chávez, opuesto totalmente ai ALCA,enfrentó y derrotó dos intentos de golpe de Estado y mostró claras sefialesde consolidación. En Boli via fue expulsado dei gobierno por una rebeliónmasiva popular el presidente pro neoliberal. Por último, Ia ministerial deMiami de noviembre dei 2003, que debía concluir con un espaldarazo aicronograma de negociación dei ALCA, tuvo un resultado decepcionantepara Estados Unidos. \

A ello habría que afiadir que. a escala global. dos países latinoameri-canos que habían firmado acuerdos de libre comercio con Estados Uni-dos considerados por Washington como aliados importantes, por serambos miembros dei Consejo de Seguridad de Ia ONU, Chile y México,se negaron a apoyar Ia posición norteamericana en sus intentos por lograrel respaldo de ese órgano a su guerra ilegal y agresiva contra el puebloiraquí. La posición mexicana en este tema resultó particular decepcio-nante para el presidente B ush dados sus lazos personales con el presiden-te Vicente Fox y Ias esperanzas de que México se alineara cada vez máscon Washington, estimuladas por Ia infeliz ejecutoria dei primercancillerde ese gobierno,.Jorge G. Castafieda, hasta su intempestiva salida. Nocabe duda que para México había sido también delusoria Ia insensibili-dad dei presidente norteamericano ante el tema migratorio después de losatentados terroristas dei 11 de septiembre dei 2001.

Estos claros retrocesos, cuyas causas profundas están en el fracaso deIas políticas neoliberales promovidas desde Estados Unidos. estuvieron

Profesor titular y coordinador de Estudios Estratégicos Internacionales dei Instituto Superior de Relacio-nes lnternacionales Raúl Roa García (lSRI) dei Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Correoselectrónicos: [email protected], [email protected] y [email protected] opiniones vertidas en este trabajo son dei autor y no comprometen Ias posiciones oficiales ni deigobierno ni deI Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

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también determinados por fallos significativos dei sector neoconserva-dor que asumió el poder en Estados Unidos, en Ia política norteamericanahacia América Latina y el Caribe. Estos errores se han subrayado porAbraham F. Lowenthal, en un artículo en The Miami Herald dei pasado15 de diciembre: .

. "Los funcionarios norteamericanos continúan hablando acerca deilibre comercio, mientras sigue aumentando el nivel de proteccionismopara artículos de interés particular para varias naciones latinoamerica-nas, e insisten en mantener subsidios agrícolas domésticos que socavanIas exportaciones sudamericanas.

. "También expresan satisfacción con el giro democrático de Améri-ca Latina, mientras ignoran Ia seria corrosión de Ia gobernabilidad demo-crática en muchas naciones.

. "La respuesta evidente de laAdministración a Ia pobreza que se en-sancha y a Ias faltas de equidad que empeoran Ia situación en Ia región, esquejarse acerca de Ia corrupción y proclamar Ia necesidad dei respeto porIa ley.

. "Cuando se les presiona para que presten más atención a Ia crecientecrisis económica y social en América Latina, los funcionarios norteame-ricanos acuden a viejos eslóganes como los 'de 'una relación especial' y'una comunidad interamericana' ; frases altisonantes que tienen poca re-sonancia positiva en laAmérica Latina de hoy".2

Debido ai estancamiento que ya se observaba en el proceso negocia-dor dei ALCA, Ia VIII Reunión Negociadora de Ministros de Comerciode Ias Américas, fijada para fines dei 2003 en Miami, Florida, no se pre-sentaba en un contexto muy alentador. Después de un largo proceso denegociaciones, iniciado hace ya diez afios, precisamente en esa ciudad,por los jefes de Estado y de gobierno de 34 países de Ia región,3 los minis-tros encargados de pactarel ALCAconcluyeron un día antes de 10previsto,10que en algún momento pu do suponerse sería el segmento final de estoscabildeos. Así, el 20 de noviembre vio Ia luz el documento titulado DecIa-ración de Ia VIII Reunión Ministerial de Comercio.4 Con este documento,que se caracteriza por su ambigüedad y falta de definiciones, los minis-tros reconocen de hecho 10 difícil y complejo que resultará alcanzar Iameta propu esta en Ia III Cumbre de Ias Américas de Québec en el 2001:asegurar "que Ias negociaciones dei Acuerdo ALCA concluyan, a mástardar, en enero de 2005, para tratar de lograr su entrada en vigencia 10antes posi ble, y no más allá de diciembre de 2005".5

Un primer aspecto a destacar de 10 alcanzado en esta VIII ReuniónMinisterial de Miami es que se reiteran varias apreciaciones de partidaque resultan sumamente discutibles. Así, en su párrafo 5° se hacen dosafirmaciones que reflejan t?norme cautela y generan gran escepticismo.

Abraham Lowenthal: "Latina America: U.S. must abandon its anachronistic foreign policy", en TheMillllli Hera/d. 15 de diciembre de 2003, p. A27.Cuba no ha sido invitada a participar en estas deliberaciones y, por otra parte, ha manifestado clara-mente su desacuerdo con el proyecto.Véase Declaración en el sitio web deI ALCA: http://www.ftaa-alca.org/Ministerials/Miami/declaration_s.aspVéase Declaración en el sitio web deI ALCA: http://www.ftaa-alca.orglministerials/Quebecl~eclara_s.asp

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Según los ministros, elALCA persigue como "objetivo final" el "lo-grar un área de libre comercio e integración regional". La equiparaciónmecanicista entre un tratado de liberalización comercial y un proyectode integración regional, constituye uno de los errores más comunes re-sultantes deI pensamiento único que hegemoniza y homogeniza el pro-yecto neoliberal de globalización. La historia demuestra que ellibre co-mercio no lleva necesariamente a Ia integración regional, que no existeuna relación de continuidad vinculante entre un proceso y otro. Pero, enel caso deIALCA, y eso es de conocimiento común, en Ias negociacionesno se trata de Ia liberalización deI comercio, debido a los obstáculos in-salvables que pone Estados Unidos a Ia eliminación de leyes antidum-ping o de subsidios a sus producciones agrícolas, sino de crear Ias condi-ciones para darles a sus corporaciones transnacionales posibilidadesmás favorables para sus inversiones en los países de Ia región.

Pero los ministros fueron aún más lejos, y en ese párrafo 5° declararon"que reafirman su compromiso con im ALCA comprehensivo y equili-brado que fomentará con Ia mayor eficacia el crecimiento económico, Iareducción de Ia pobreza, el desarrollo y Ia integración a través de Ia libera-lización deI comercio". Como ha recordado Atilio Borón, Ias verdaderasintenciones de Estados Unidos con el ALCA se explicitaron en su mo-mento por una persona bien autorizad~ para hacerlo, Colin PoweIl:"nuestro objetivo es garantizar para Ias empresas norteamericanas elcontrol de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta Ia Antárticay ellibre acceso sin ninguna cIase de obstáculo de nuestro~ productos,servicios, tecnologías y capitales por todo el hemisferio". 6

Sin embargo, debe reconocerse que detrás de Ia verbosidad "oficial"de Ia Declaración, 10 que se esconde es Ia profunda brecha que existe en-tre varios países de Ia región y Estados Unidos y Ia imposibilidad de Ile-gar a un acuerdo que satisfaga a Washington. Así, Ios párrafos 6° y 7° 10expresan con total cIaridad (dentro de Ia habitual opacidad de estos docu-mentos "diplomáticos"):

"6. Estamos conscientes de que el objetivo de Ias negociaciones debeser un acuerdo equilibrado que aborde Ia cuestión de Ias diferencias en losniveles de desarrollo y tamafío de Ias economías deI Hemisferio, median-te varias disposiciones y mecanismos.

"7. Tomando en cuenta y reconociendo los mandatos existentes, IosMinistros reconocen que Ios países pueden asumir diferentes niveles decompromisos. Procuraremos desarrollar un conjunto común y equilibra-do de derechos y obligaciones que sean aplicables a todos los países.Además, Ias negociaciones deberían permitir que los países que así 10decidan, dentro deI ALCA, puedan acordar beneficios y obligacionesadicionales. Una posible línea de acción podría ser que estos países lle-ven a cabo negociaciones plurilaterales dentro deI ALCA para definir Iasobligaciones en cada área respecti va".

VéaseAtilioBorón:U ALCA:DeI 'Relato Oficial' a IaRealidad. La culminación de un secular proyectodedominación imperial cuyas raíces se hunden en Ia historia interamericana", en http://www.alcaabajo.cu/sitio/alcalarticulos/del_relato_oficial_28112.htm

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Estas formulaciones indican que Ia oposición de Venezuela, Brasil,Argentina y los pequeiíos países deI Caribe, hizo imposible a los negocia-dores norteamericanos alcanzar sus objetivos; entre ellos, el principal:que los acuerdos obedecieran aI principios deI "single undertaking" an-glosajón; o sea, un acuerdo único en el cuallos compromisos resultaroniguales para todos. Ya 10 había advertido Laura Carlsen, especialista deIPrograma Americano deI Consejo de Investigaciones Interhemisféricas,en un artículo que se publicó en Internet el pasado 14 de noviembre, en elcual subrayó el nuevo clima existente en América Latina y el Caribe, re-calcó Ia incapacidad deI equipo negociador norte americano encabezadoporZoellick de aceptar soluciones de compromiso y el efecto positivo deIéxito obtenido por los países subdesarroIlados cuaodo lograron impedirIa imposición de Estados Unidos y Ia Unión Europea en Ia reunión minis-terial de Ia OMC en Cancún.7

Por supuesto, ninguno de los participantes en Miami estaba interesa-do en ofrecer un espectáculo como el acaecido en Cancún. De ahí que sebuscara una salida que no diera Ia imagen de fracaso. Ello hubiera sidoinaceptable para Washington. Tampoco convenía a Brasilia, cuyo gobier-no sin duda ha desempenado un papel de liderazgo. La idea de que Brasily Estados Unidos presidieran este segmento con el fin de que ambos tu-vieran interés en Ilegal' a algún acuerdo, surtió el efecto buscado por suspropulsores, salvo que el acuerdo es más en 10 que no se está de acuerdoque en 10que se está. En Miami no se le pudieron quitarmuchos corchetesaI proyecto de acuerdo ya elaborado, 10que significa que, si se eliminarandeI texto Ias frases así marcadas, prácticamente no quedaría nada.

La Declaración ministerial permite llegar a todo tipo de conclusio-nes. Así, Alberto Acosta, deI Diario Hoy, de Ecuador, escribió el 26 denoviembre: "Cumplida Ia reunión de ministros en Miami, por más que sediga 10contrario, el ALCA avanza. Más alIá de Ias interpretaciones posi-bles sobre Ia cita ministerial, queda claro que Ia propu esta estadounidensede 'Iibre' comercio se mantiene. Hay un replanteo de los ritmos y quizásuna consolidación de otras vías por demás conocidas, pero el rumbo nocambia".

No obstante, acaso sea mejor interpretar los resultados de Miamiexaminando los planteos que se hacen desde Ia derecha. Así no puededejarse de observar Ia amargura que destila Ia columna escrita por An-drés Oppenheimer en The Miami Herald dei 23 de noviembre. El repu-tado comentarista afirmó: "Los negociadores norteamericanos aI diluirIa Declaración de Miami para acomodar los planteamientos de Brasilsobre situaciones asimétricas, lograron que Ia administración Bush dehecho revi viera el proceso deI ALCA, qlJe parecía casi condenado aIfracaso en los últimos meses".8 No hay dud.as de que Oppenheimer nohace más que "silbar en Ia oscuridad" ante un resultado tan dudosocomo el obtenido en Miami.

Laura Carlsen: "US Unlikely to Achieve its FfAA Objective in Miami", Americas Program, Silver City,NM: Interhemispheric Resource Center, November 14,2003. Véase en Ia página web: http://www.americaspolicy.org/columns/amprogI2003/0311 carlsen-op-ed.htmlAnárés Oppenheimer: "Winners and losers at end oftrade talks", en The Miami Hera/d, 23 de noviem-bre de 2003, p. A 12.

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Porcierto, uno de los asuntos que quedó pendiente y con pocas proba-bilidades de una decisión favorable aIos anfitriones, fue Ia sede de Iaeventual Secretaría de1 ALCA. En los meses que precedieron a Ia reuniónministerial, Ia alcaldía de Miami, ciudad conocida por su alta tasa de crimi-nalidad y pobreza, y por Ia fuerte presencia de elementos cubano-ameri-canos de ultraderecha en sus órganos de gobierno local, realizó una inten-sa labor de lobby para que se le otorgase tal sede. Con ese mismo obejti vodesplegó un mecanismo de represión po1icial costosísimo con el fin deevitar Ias manifestaciones de Ias distintas organizaciones de Ia sociedadcivil que se oponen a acuerdos como el ALCA.9 Cuál no sería su decep-ción aI conocer que otras nueve ciudades, cinco de el1as norteamericanas,aspiran a este dudoso honor y que el asunto podría dirimirse más adelanteen Puebla, Ciudad de Panamá o Puerto Espafia, sedes de Ias próximasministeriales y todas candidatas.

Los magros resultados de Ia reunión ministerial de Miami contrasta-ron con Ias altisonantes Declaraciones de Ias Cumbres de Ia propia Miami(1994), Santiago de Chile (1998) y Quebec (2001). En ellado positivoqueda el hecho de que Estados Unidos sigue lejos de concretar su proyec-todedominación porvíadellibrecomerciotal y como seconcibió porIospresidentes George W. H. Bush (cuando lanzó 1alniciativa de lasAméri-cas), William J. Clinton y George W. Bush en eIALCA. En el negati vo, Iafalta de una estrategia común de enfrentamiento'al proyecto por parte deAmérica Latina y el Caribe.

EI fracasodeMiami obligóaEstados Unidos a intentarrelanzarel pro-ceso mediante una cumbre extraordinaria. Contó con el apoyo dei gobier-no de México, cuyo presidente invitó aios 33 jefes de Estado ele los paísesparticipantes en Ia negociación a una reunión cumbre en MontelTey en ene-ro deI 2004.

La celebración de conferencias de jefes de Estado y de gobierno se haconvertido en una de Ias manifestaciones más significativas de Ia diplo-macia multilateral contemporánea. Varias veces ai afio, Ias noticias nostraen informaciones sobre Ia celebración de uno de estas cónclaves enEuropa (regularizadas dos veces ai afio), África (una anual), MedioOriente o Asia-Pacífico. Estas cumbres son objeto de disímiles valora-ciones. Para algunos expertos, que defienden su utilidad, es sumamentepositivo que de manera ocasional o regular Ias máximas figuras estatalesy gubernamentales de un grupo de países se reúnan para conocerse mu-tuamente o profundizar en lazos personales establecidos ya, examinarproblemas comunes y adoptar decisiones ai más alto nivel político queconstituyan planes de acción concertada para sus respectivas adminis-traciones.

Otros especialistas Ias critican sobre Ia base de argumentos que nopueden soslayarse fácilmente. Por 10 generalllevan mucho tiempo depreparación, Ia que hace que pierdan vigencia con rapidez Ias propósitos-

Véase el relato de Ia maestra de escuela Coky Michel, que tratá de expresar libremente su desacuerdocon el ALCA y resultá brutalmente reprimida por Ias "fuerzas dei orden", según orientaciones dei al-calde "Manny" Díaz: FrAAPROTESTS: "Chaotic, forceful police muddy peaceful gathering", en TheMiami Herald, 25 de noviembre de 2003, p, A21,

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para los cuales se programaron originalmente. Los actores en estas cum-bres suelen cambiar de una a otra, según ocurran renovaciones de gobier-nos en los países participantes, 10qUe:obliga volver a discutir problemassobre los cuales ya había un consenso previo. Los mandatarios se venobligados a abandonar Ia atención de problemas concretos emergentes ensus países respectivos para viajar aI exterior a ocuparse de asuntos que noconstituyen necesariamente sus prioridades. Debido a Ia curiosidad queIa prensa les dedica, muchos líderes Ias usan para causar efectos propa-gandísticos sobre sus propias prioridades. Estas reuniones producen am-plios documentos de intenciones que están lejos de cumplirse, pareci eracomo que una vez terminadas Ias cumbres y producida Ia "foto de fami-lia" que general mente Ias acompafia, esos documentos se engavetaranpor Ias respecti vas burocracias. Y, finalmente, cada vez más se ven acom-pafiadas por manifestaciones populares que sefialan a presidentes y pri-meros ministros los incumplimientos de Ias promesas hechas. La Cum-bre Extraordinaria de Ias Américas de Monterrey puede sefialarse comoejemplo para demostrar Ia razón de unos y otros expertos.

Aunque esta cumbre se llevó a cabo a menos tres afios de Ia celebradaen Québec en el 2001, 10 primero que llama Ia atención es que se hayaestimado necesario convocar el cónclave apenas un afio antes de Ia si-guiente cumbre "regular" convocada para Argentina en e12005. Este pro-ceso de Cumbres "de Ias Américas", que injusta e ilegítimamente excluyeIa participación deI gobierno de Cuba, por decisión expresa de Washing-ton, se inició en Miami en 1994, por convocatoria deI presidente WilIiamClinton. Como bien ha sefialado Richard Feinberg, quien fuera directorde Asuntos Interamericanos deI Consejo Nacional de Seguridad deI ante-rior presidente y actualmente dirige el Centro de Estudios sobre laAPECde Ia Universidad de California en San Diego, en un estudio publicado en1997, "No deben existirdudas en Ias mentes de los líderes de los EE.UU.que Ia Cumbre de Miami sirvió aIos intereses norteamericanos. Propor-cionó el medio-ausente en el pasado- a través deI cual EE. UU. obtu-vo el apoyo explícito deI Hemisferio para muchos de sus principales obje-tivos en América Latina. Miami multilateralizó Ia agenda establecida porDirectiva de Decisión Presidencial No. 28 sobre Ia política de EE. UU.hacia América Latina y el Caribe. Las próximas cumbres hemisféricaspodrían profundizar en estas promisorias premisas". tO

Las Cumbres de Santiago de Chile (1998) y de Québec (2001) secomportaron ciertamente como 10preveía Feinberg en 1998. No debe 01-vidarse que los objetivos de Estados Unidos enAmérica Latina y el Caribese concentran en una sola visión estratégica: el establecimiento de su do-minio absoluto sobre Ia región principalmente por medi o deI propuestoALCA. Como 10ha recordado Osvaldo Martínez: "EI énfasis en imponera marcha forzada el ALCAy Ias declaraciones arrogantes asegurando queno les inquieta el que algunos países rehusaran ingresar a sus grandesbeneficios, no hacen más que ratificar Ia prisa norteamericana para utilizara América Latina como instrumento para compensar sus grandes déficit

10 Summitry in the Americas: A Progress Report (Cumbres en Ias Américas: Un informe sobre su progre-so),institute for International Economics, Washington, 1997, p. 187.

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comerciales con el resto dei mundo, recolonizar Ia región y uncirla parasiempre a su dominación, eliminar de América Latina Ia competencia deeuropeos y asiáticos y tener acceso irrestricto a los recursos latinoameri-canos que ambiciona controlar". 11

En vísperas de Ia Cumbre de Monterrey, los funcionarios norteameri-canos encargados de Ia política exterior y de Ias relaciones interame-ricanas, lejos de reconocer esta situación, se lanzaron a una arrogante yprepotente campafia de intimidación de los gobiernos de Ia región. Enella se destacaron declaraciones de Condolezza Rice, asesora nacional deSeguridad dei presidente, y Roger Noriega, secretario adjunto de Estadopara Asuntos Interamericanos. Ambos atribuyeron los problemas de Iaregión a "maniobras desestabilizadoras" de Cuba y Venezuela y critica-ran aios gobiernos que mantenían una posición vertical de no aceptarimposiciones, como es el caso dei gobierno de Kirchner en Argentina.

EI gobierno de Bush fue a Monterrey con muy claros objetivos:. Lograr revitalizar Ias negociaciones para el ALCA y obligar aios

presidentes y primeros ministros a que ratificaran Ia meta dei 10de enerodei 2005 como fecha para Ia conclusión de éstas.

. Lograr un claro respaldo latinoamericano y caribefio a Ia tesis cen-tral dei neoliberalismo, expuesta ya en el discurso dei presidente Bushante Ia Cumbre de Québec hace casi tres afios: "Sólo'los mercados libresharán libres aios pueblos". .

. Tratar de desviar Ias causas profundas de Ia crisis de América Latinay el Caribe hacia causas colaterales o falsas, como Ia corrupción y Ia faltade regias que protejan Ia propiedad privada, respectivamente.

. Buscar el apoyo de los países latinoamericanos y caribefios para unapolítica de aislamiento y hostigamiento a Cuba.

. Siendo el 2004 un afio electoral, realzar Ia figura dei presidente en-tre los votantes latinos o hispanos, cuya creciente fuerza en los procesoselectorales norteamericanos es evidente. Precisamente en función de esteobjetivo electoralista, poco antes de Ia Cumbre, Bush dio a conocer uncontroversial plan de reforma dei status de los inmigrantes ilegales enEstados Unidos.

Aparte de Ias causas estructurales sefialadas, Ia obtención de estosobjetivos porei presidente Bush se hizo más difícil por Ia pésima prepara-ción diplomática de un evento tan importante. Lejos de allanar el caminopara un consenso alrededor de los temas que interesaban a Estados Uni-dos, Ias declaraciones de Rice y N oriega, respaldadas estas últimas por elsecretario de Estado Colin Powell, 10que hicieron fue causar un estado decrispación entre algunos de los más importantes gobiernos latinoameri-canos y caribefios. También infIuyó, en ese sentido, Ia decisión unilateralde Estados Unidos de aplicar de manera discriminatoria controles nuncavistos a los turistas de países de Ia región que 10 visitan, 10 que provocáque Brasil, en reciprocidad, comenzara a hacer 10 mismo con los turistasnorteamericanos.

11 "La batalla contra el ALCA entra en una etapa decisiva..." Intervención de Osvaldo Martínez, presiden-te deI Comité Organizador dei II Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA, La Habana, febrerodei 2003, en http://www.cubaminrex.culEnfoques/alca_intervencion%20osvaldo%20martinez_tc.htm

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No es, por tanto, de extrafiar que sucediera con Monterrey algo quepocas veces suele suceder en este tipo de cumbres y es que se reconocieraantes de y durante Ia Cumbre, prácticamente hasta el último minuto, Iafalta de acuerdo acerca dei documento final, Ia Declaración de NuevoLeón.

Las intervenciones de los presidentes y primeros ministros durante IaCumbre no pudieron resultar más disonantes. DeI lado norteamericano, ycon muy poco apoyo, una defensa en toda Ia línea dellibre comercio y deIALCA, sumado a un inusitado y extemporáneo ataque a Cuba y a su go-bierno. DeI lado latinoamericano y caribefio, entre otros por parte de lospresidentes de Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay y los primerosministros de J amaica y San Vicente y Ias Granadinas, el sefialamiento deque Ia pobreza y Ia desigualdad requerían de políticas gubernamentalesy de desarrollo sustentable que no vendrían de "Ia mano invisible dei111ercado" .

Puede afirmarse que Ia Cumbre no cumplió los objetivos maxima-listas trazados por Ia administración Bush para ella. Las causas son pro-fundas y coyunturales. Entre Ias profundas, Ia transformación producidaenAmérica Latina y el Caribe como resultado de Ia grave crisis dei mode-lo neoliberal y el surgimiento de gobiernos realmente defensores de losintereses de sus países. Entre Ias coyunturales, el pésimo manejo diplo-mático de Estados Unidos, que se caracteriza por su arrogancia y prepo-tencia y que subestimó el creciente rechazo latinoamericano y caribefio asus designios de dominación.

Pero Estados Unidos no se fue con el saco vacío. Logró que Brasil yotros países accedieran a que en Ia Declaración de Nuevo León se inclu-yera una referencia aIALCA, si bien no se reiteró Ia fecha deI 1o de enerodeI 2005 como meta a cumplir en Ias negociaciones y también obtuvo unareferencia a Ia corrupción. Asimismo, Ia cita de Monterrey le sirvió aBush para recomponer sus relaciones con el presidente Fox, quien apoyósu plan de reforma de Ia inmigración ilegal, a pesar de que muchosanalistas en México y Estados Unidos 10 cuestionan. Igualmente, pudoentrevistarse por primera vez con el nuevo primer ministro de Canadá,Paul Martin, poniendo fin a:Ia frialdad personal resultante de Ias posicio-nes de Jean Chretien, quien se negó a apoyar Ia agresión contra Iraq. Enpremio, se anunció que Ias compafiías canadienses se incluirían en Iaslicitaciones para contratos en el proceso de reconstrucción de Iraq.

No obstante estos magros éxitos, Monterrey demostró que entre Es-tados Unidvs y América Latina y el Caribe no hay intereses comunes,como han sugerido algunos especialistas norteamericanos. EI devenir delos acontecimientos antes del31 de diciembre dei 2004 dirá el resultado.Por 10pronto, en distintos lugares deAmérica Latina y el Caribe, los pue-blos deI continente empiezan ya a dar sefiales de que están conscientes deque Ia vía para superar Ia pobreza, el hambre y Ia desigualdad no es el"canto de sirenas" que nos viene deI Norte.

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