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6 de diciembre de 2004 6 de diciembre de 2004 UU U 19 18 REPORTAJE REPORTAJE Escritores consolidados, como Carlos Fuentes, José Agustín, los llamados miembros del crack o del boomerang (Pe- g g dro Ángel Palou, Ignacio Padilla y Jorge Volpi) y otros más que ya encontraron un lugar en la literatura mexicana (Cristina Rivera Garza, Xavier Velasco), aceptan hablar sobre política. La mayoría coincide en algo “palpa- ble” en el escenario social: el retroceso y la decepción ante el gobierno encabeza- do por Vicente Fox. El desencanto de la actividad política en México —¿Cuál es su opinión sobre la política y el gobierno actual? —Que estamos derivando de una manera peligrosa hacia la violencia, la ruptura del estado de derecho, hacia un mundo de personalizaciones, ataques y pu- ñaladas traperas, que deja de lado los problemas del futuro de Méxi- co: la reestructuración del Estado, las necesidades populares. “Lo que significa un programa para el futuro del país lo están dejan- do de lado, por los escándalos, chis- mes, ataques personales, puñaladas y ahora una violencia en ascenso. Esto es sumamente grave, porque no atendemos lo que debería ser la agenda nacional para el futuro”. —Algunos consideran que lo que Desde que empezó a escri- bir en los años sesenta, se colocó en la vanguardia de una nueva generación de escritores. Ha publicado no- velas clásicas de la literatura mexicana, como De perfil y Se está haciendo tarde (final en laguna), que obtuvo el premio Dos océanos, que otorga el festival de Biarritz, en Francia; La tumba, Ciudades desiertas (Premio de narrativa Colima), Inventando que sueño, El rock de la cárcel, Cerca del fuego, La miel derramada y Dos horas de sol. A su trabajo como narra- dor añade una crítica visión de la historia reciente de México, con tres tomos de su exitosa crónica Tragicomedia mexicana. “El gobierno actual no nos ha llevado a la transición hacia la democracia, sino a No solo es uno de los mejores narradores de la literatura mexicana actual. También ha demostrado su talento en el género de la crítica y la teo- ría literaria. Amores enormes, Paraíso clausurado, Memoria de los días y Demasiadas vidas son algunas de las obras más alabadas del que consideran el mejor escritor del crack mexicano. —¿Cuál es su punto de vista de la situación política en México? —Es un desmadre, ¿no? Na- die se pone de acuerdo. Tanto que nos platicaron que iba a ver una transición, y que hasta nos comparaban con la transición española, pero si algo tuvo España es que pudieron ponerse de acuer- do en lo básico. Parece que nosotros no podemos hacerlo ni en eso. “Entiendo que las fuerzas políticas y que los proyectos de país pueden ser por com- pleto distintos, pero hay un mínimo común al que debe- ríamos apostar los mexicanos para construir un país en la diferencia. Creo que no hemos podido ni sabido, ninguno de los actores políticos, construir un país en la diferencia. —¿Cómo califica este sexe- nio? —El sexenio de la ineficacia, de la incapacidad de negocia- ción, de la falta de autoridad. Es decir, un presidente que le (novelas). Fue ganador de los premios Alfonso Reyes 1989, Juan de la Cabada 1994 y Primavera de novela 2000. “Me atrevo a hablar mejor de lo que a mí me concierne como escritor. Pero puedo decirte que México nunca había estado tan mal en términos de cultura. Ni siquiera en los más de 70 años del priismo se habían tomado medidas específicas y conscientes contra la cultura. Algunas otras administraciones de- jaron de hacer, pero nunca tuvimos un gobierno anticultural. Creo que eso es lo más grave. “Puedo también cuestionar muchas cosas de la política exte- rior del canciller (Luis Ernesto) Derbez en materia de cultura. No me atrevo a meterme en campos de política económica, pero estamos en un impasse bastante delicado. La política no viene de arriba, sino que la está haciendo la oposición, y particularmente el Congreso de la Unión, la que es patética, vergonzosa, ofensiva y de un tercermundismo que ya quisiera el país más banarero de África. —¿Podría calificar esto como un atentado cultural, el que repercu- te en todas las esferas: política, económica, social? —Desde luego, pero no hablo de inversión económica, pobreza ni mucho menos. Hablo específi- camente de cultura y de falta de interés por la promoción de la lectura, por la educación. Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio, La paz de los sepulcros y El temperamento me- lancólico. Con En busca de Klingsor (Seix Barral, 1999) obtuvo los premios Biblioteca breve, Deux océans y Grinzane Cavour, y el Es autora de los libros de relatos La guerra no importa, Ningún reloj cuenta esto; del libro de poemas La más mía, y de las novelas Descono- cer, Nadie me verá llorar, Cruzar el Atlántico con los ojos vendados y La cresta de Ilión. Su obra es transge- nérica, interdisciplinaria y escrita en dos idiomas (español e inglés). Ha obtenido seis de los premios literarios más reconocidos de México. “Siempre he creído que es- cribir, el acto de componer una oración, un párrafo, un texto completo, es un acto político. Esta visión de la política está contenida en las maneras en cómo podemos influir o afectar la percepción del mundo de los lectores. Eso me parece más importante y radical que cualquier idea personal que yo pueda tener sobre el mundo que nos rodea. Te puedo decir que si el mundo me gustara, no estaría escribiendo. Sus narraciones y cró- nicas han aparecido en diversos periódicos, re- vistas y suplementos culturales. Ha publica- do Una banda nombrada Caifanes (ensayo, 1990), Cecilia (novela, 1994) y Luna llena en las rocas. Crónicas de antronautas y licántropos (2000). Sal- tó a la fama con Diablo guardián, ganadora del premio Alfaguara 2003. —¿Le gustaría hablar sobre el momento polí- tico mexicano? —Sí, cómo no: ¡guácala! Reportero: Juan Carrillo Armenta / [email protected] Fotográfo: Francisco Quirarte acontece es “normal” y propio de los países de nuestro continente. —Sí, pero aquí es grave, porque hemos pasado del autoritaris- mo de un solo partido, a una democracia frágil, en la que se ha confundido la ausencia de autoritarismo con la falta de autoridad. —Los gobernantes suelen ol- vidar que la gente los llevó al poder para un fin específico. —Sí, pero nosotros no debemos olvidar que los elegimos. —¿Este es el gobierno del des- encanto? —Yo nunca me dejo encantar por los gobiernos. —¿Cómo no desencantarnos de gobiernos que fracasan o que no cumplen a la población? —Es raro que un gobierno le cumpla a la población. —Entonces, ¿cómo no desencan- tarnos de eso? —En primer lugar no hay que tener encanto. —¿El abstencionismo en las próximas elecciones será el re- sultado del desencanto? —Eso sería malo para el país, por- que las actividades y las acciones que asuma la población es lo que importa. —¿Cómo vislumbra el futuro político del país? —Mire qué pregunta. ¿Cree que tengo una bola de cristal? —¿Qué hay que hacer? —Pensar, actuar, votar, estar pen- dientes de lo que sucede; saber criticar y participar como ciuda- danos en la vida pública. José Agustín (1944) Carlos Fuentes (1928) los grandes consorcios económicos del mundo y nos ha puesto en una situación cada vez más difícil para recuperar nuestros recursos, para volver a ser nosotros mismos y para regresar al punto que ya creíamos superado en el 2000”. —¿Cuál es su visión acerca de las elecciones próximas y sus candidatos favoritos? —Es una visión pesimista. Estamos viviendo una degradación del sistema político. Todos los niveles de guerra sucia que se habían prac- ticado, ahora son llevados a cabo y se están gestando otros nuevos. Todo lo que pinta en ese sentido es sumamente peligroso. “Creo que se requiere en verdad de la conciencia cada vez mayor de la sociedad, para de la manera en que le corresponda, lo- gre frenar estos intentos de hacer de México un chiquero espantoso. O como antes decía Fox: una ver- dadera marranada”. Pedro Ángel Palou (1966) habla al Congreso, a los mexica- nos sobre el Congreso y dice que la experiencia legislativa es de un parlamentarismo irreflexivo. Eso es terrible. La construcción de ese país posible de mínimos está en función de lo que puede hacer el legislativo, que nos representa a todos, y no del ejecutivo, que representa a un solo partido. —Su perspectiva para el futuro: ¿quién le gusta para las próximas elecciones? —No se ve nada en el camino, porque no hay cambios “es- tructurales”, cambios reales en el parlamentarismo mexicano. Es decir, no hay un real redi- mensionamiento del papel del parlamento. Cristina Rivera Garza (1964) una regresión. Nos ha conducido a formas de política que creíamos su- peradas y a una desilusión terrible. Nos ha esclavizado cada vez más a los intereses de Estados Unidos, de de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma, en 2002. Esta obra determina su consagración internacional, al ser publicada en 19 idiomas. “Estamos viviendo una situa- ción política bastante lamentable. Hay un ambiente de crispación general. No se ha podido llegar a ningún acuerdo, no hay voluntad de los partidos de buscar el bien de México, sino una actitud de seguir sus propios intereses”. —¿Hay desengaño, decepción en la gente? —Pues sí, claro. Es obvio, porque la situación no ha mejorado, como fue planteado. La culpa es princi- palmente de los partidos políticos, incapaces de reflejar verdadera- mente la voluntad de la gente. —¿Cuál considera el principal problema de México? —Por un lado la terrible corrup- ción y por otro la falta de diálogo con los otros para llegar a acuerdos mínimos que nos permitan avan- zar. Ni gobierno ni partidos han sabido dialogar. Xavier Velasco (1959) Jorge Volpi (1968) Ignacio Padilla (1968) Pertenece al crack. En sus propias palabras ello sig- nifica “el rompimiento, no con el boom de la literatura latinoamericana o con el realismo mágico, pues lo que nos gustaría es plantear una continuación con estos mo- vimientos, sino con lo que se ha denominado el post-boom y posteriormente llamaron boomerang, que era la vulga- rización (y mala imitación) de esta literatura”. Sus obras son: Amphitryon, La catedral de los ahogados, Si volviesen sus majestades y Las tormentas del mar embotellado

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Page 1: UGaceta El desencanto de la actividad política en México · Fue ganador de los premios Alfonso Reyes 1989, Juan de la Cabada 1994 y Primavera de novela 2000. ... —No se ve nada

6 de diciembre de 2004 6 de diciembre de 2004 Un i v e r s i t a r i aUn i v e r s i t a r i aUGaceta Un i v e r s i t a r i aUn i v e r s i t a r i aUGaceta 1918 REPORTAJE REPORTAJE

Escritores consolidados, como Carlos Fuentes, José Agustín, los llamados miembros del crack o del boomerang (Pe-boomerang (Pe-boomerangdro Ángel Palou, Ignacio Padilla y Jorge

boomerangdro Ángel Palou, Ignacio Padilla y Jorge

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(Pe-boomerang (Pe-boomerangdro Ángel Palou, Ignacio Padilla y Jorge

boomerang (Pe-boomerang

Volpi) y otros más que ya encontraron un lugar en la literatura mexicana (Cristina Rivera Garza, Xavier Velasco), aceptan hablar sobre política. La mayoría coincide en algo “palpa-ble” en el escenario social: el retroceso y la decepción ante el gobierno encabeza-do por Vicente Fox.

El desencanto

de la actividad

política en México

—¿Cuál es su opinión sobre la política y el gobierno actual?—Que estamos derivando de una manera peligrosa hacia la violencia, la ruptura del estado de derecho, hacia un mundo de personalizaciones, ataques y pu-ñaladas traperas, que deja de lado los problemas del futuro de Méxi-co: la reestructuración del Estado, las necesidades populares. “Lo que signifi ca un programa para el futuro del país lo están dejan-do de lado, por los escándalos, chis-mes, ataques personales, puñaladas y ahora una violencia en ascenso. Esto es sumamente grave, porque no atendemos lo que debería ser la agenda nacional para el futuro”.—Algunos consideran que lo que

Desde que empezó a escri-bir en los años sesenta, se colocó en la vanguardia de una nueva generación de escritores. Ha publicado no-velas clásicas de la literatura mexicana, como De perfi l y Se está haciendo tarde (final en laguna), que obtuvo el premio Dos océanos, que otorga el festival de Biarritz, en Francia; La tumba, Ciudades desiertas (Premio de narrativa Colima), Inventando que sueño, El rock de la cárcel, Cerca del fuego, La miel derramada y Dos horas de sol. A su trabajo como narra-dor añade una crítica visión de la historia reciente de México, con tres tomos de su exitosa crónica Tragicomedia mexicana. “El gobierno actual no nos ha llevado a la transición hacia la democracia, sino a

No solo es uno de los mejores narradores de la literatura mexicana actual. También ha demostrado su talento en el género de la crítica y la teo-ría literaria. Amores enormes, Paraíso clausurado, Memoria de los días y Demasiadas vidas son algunas de las obras más alabadas del que consideran el mejor escritor del crackmexicano.—¿Cuál es su punto de vista de la situación política en México?—Es un desmadre, ¿no? Na-die se pone de acuerdo. Tanto que nos platicaron que iba a ver una transición, y que hasta nos comparaban con la transición española, pero si algo tuvo España es que pudieron ponerse de acuer-do en lo básico. Parece que nosotros no podemos hacerlo ni en eso. “Entiendo que las fuerzas políticas y que los proyectos de país pueden ser por com-pleto distintos, pero hay un mínimo común al que debe-ríamos apostar los mexicanos para construir un país en la diferencia. Creo que no hemos podido ni sabido, ninguno de los actores políticos, construir un país en la diferencia. —¿Cómo califi ca este sexe-nio? —El sexenio de la inefi cacia, de la incapacidad de negocia-ción, de la falta de autoridad. Es decir, un presidente que le

(novelas). Fue ganador de los premios Alfonso Reyes 1989, Juan de la Cabada 1994 y Primavera de novela 2000. “Me atrevo a hablar mejor de lo que a mí me concierne como escritor. Pero puedo decirte que México nunca había estado tan mal en términos de cultura. Ni siquiera en los más de 70 años del priismo se habían tomado medidas específi cas y conscientes contra la cultura. Algunas otras administraciones de-jaron de hacer, pero nunca tuvimos un gobierno anticultural. Creo que eso es lo más grave. “Puedo también cuestionar muchas cosas de la política exte-rior del canciller (Luis Ernesto) Derbez en materia de cultura. No me atrevo a meterme en campos de política económica, pero estamos en un impasse bastante delicado. La política no viene de arriba, sino que la está haciendo la oposición, y particularmente el Congreso de la Unión, la que es patética, vergonzosa, ofensiva y de un tercermundismo que ya quisiera el país más banarero de África.—¿Podría califi car esto como un atentado cultural, el que repercu-te en todas las esferas: política, económica, social?—Desde luego, pero no hablo de inversión económica, pobreza ni mucho menos. Hablo específi-camente de cultura y de falta de interés por la promoción de la lectura, por la educación.

Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio, La paz de los sepulcros y El temperamento me-lancólico. Con En busca de Klingsor(Seix Barral, 1999) obtuvo los premios Biblioteca breve, Deux océans y Grinzane Cavour, y el

Es autora de los libros de relatos La guerra no importa, Ningún reloj cuenta esto; del libro de poemas La más mía, y de las novelas Descono-cer, cer, cer Nadie me verá llorar, Nadie me verá llorar, Nadie me verá llorar Cruzar el Atlántico con los ojos vendados y La cresta de Ilión. Su obra es transge-nérica, interdisciplinaria y escrita en dos idiomas (español e inglés). Ha obtenido seis de los premios literarios más reconocidos de México. “Siempre he creído que es-cribir, el acto de componer una oración, un párrafo, un texto completo, es un acto político. Esta visión de la política está contenida en las maneras en cómo podemos infl uir o afectar la percepción del mundo de los lectores. Eso me parece más importante y radical que cualquier idea personal que yo pueda tener sobre el mundo que nos rodea. Te puedo decir que si el mundo me gustara, no estaría escribiendo.

Sus narraciones y cró-nicas han aparecido en diversos periódicos, re-vistas y suplementos culturales. Ha publica-do Una banda nombrada Caifanes (ensayo, 1990), Cecilia (novela, 1994) y Luna llena en las rocas. Crónicas de antronautas y licántropos (2000). Sal-tó a la fama con Diablo guardián, ganadora del premio Alfaguara 2003.

—¿Le gustaría hablar sobre el momento polí-tico mexicano?—Sí, cómo no: ¡guácala!

Reportero: Juan Carrillo Armenta / [email protected]áfo: Francisco Quirarte

acontece es “normal” y propio de los países de nuestro continente.—Sí, pero aquí es grave, porque hemos pasado del autoritaris-mo de un solo partido, a una democracia frágil, en la que se ha confundido la ausencia de autoritarismo con la falta de autoridad.—Los gobernantes suelen ol-vidar que la gente los llevó al poder para un fi n específi co.—Sí, pero nosotros no debemos olvidar que los elegimos.—¿Este es el gobierno del des-encanto?—Yo nunca me dejo encantar por los gobiernos.—¿Cómo no desencantarnos de gobiernos que fracasan o que no cumplen a la población?—Es raro que un gobierno le cumpla a la población.—Entonces, ¿cómo no desencan-tarnos de eso?—En primer lugar no hay que tener encanto. —¿El abstencionismo en las próximas elecciones será el re-sultado del desencanto?—Eso sería malo para el país, por-que las actividades y las acciones que asuma la población es lo que importa.—¿Cómo vislumbra el futuro político del país?—Mire qué pregunta. ¿Cree que tengo una bola de cristal?—¿Qué hay que hacer?—Pensar, actuar, votar, estar pen-dientes de lo que sucede; saber criticar y participar como ciuda-danos en la vida pública.

José Agustín(1944)

Carlos Fuentes

(1928)

los grandes consorcios económicos del mundo y nos ha puesto en una situación cada vez más difícil para recuperar nuestros recursos, para volver a ser nosotros mismos y para regresar al punto que ya creíamos superado en el 2000”.—¿Cuál es su visión acerca de las elecciones próximas y sus candidatos favoritos?—Es una visión pesimista. Estamos viviendo una degradación del sistema político. Todos los niveles de guerra sucia que se habían prac-ticado, ahora son llevados a cabo y se están gestando otros nuevos. Todo lo que pinta en ese sentido es sumamente peligroso. “Creo que se requiere en verdad de la conciencia cada vez mayor de la sociedad, para de la manera en que le corresponda, lo-gre frenar estos intentos de hacer de México un chiquero espantoso. O como antes decía Fox: una ver-dadera marranada”.

Pedro Ángel Palou

(1966)

habla al Congreso, a los mexica-nos sobre el Congreso y dice que la experiencia legislativa es de un parlamentarismo irrefl exivo. Eso es terrible. La construcción de ese país posible de mínimos está en función de lo que puede hacer el legislativo, que nos representa a todos, y no del ejecutivo, que representa a un solo partido.—Su perspectiva para el futuro: ¿quién le gusta para las próximas elecciones?—No se ve nada en el camino, porque no hay cambios “es-tructurales”, cambios reales en el parlamentarismo mexicano. Es decir, no hay un real redi-mensionamiento del papel del parlamento.

Cristina Rivera Garza

(1964)una regresión. Nos ha conducido a formas de política que creíamos su-peradas y a una desilusión terrible. Nos ha esclavizado cada vez más a los intereses de Estados Unidos, de

de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma, en 2002. Esta obra determina su consagración internacional, al ser publicada en 19 idiomas. “Estamos viviendo una situa-ción política bastante lamentable. Hay un ambiente de crispación general. No se ha podido llegar a ningún acuerdo, no hay voluntad de los partidos de buscar el bien de México, sino una actitud de seguir sus propios intereses”.—¿Hay desengaño, decepción en la gente?—Pues sí, claro. Es obvio, porque la situación no ha mejorado, como fue planteado. La culpa es princi-palmente de los partidos políticos, incapaces de refl ejar verdadera-mente la voluntad de la gente.—¿Cuál considera el principal problema de México?—Por un lado la terrible corrup-ción y por otro la falta de diálogo con los otros para llegar a acuerdos mínimos que nos permitan avan-zar. Ni gobierno ni partidos han sabido dialogar.

Xavier Velasco

(1959)

Jorge Volpi(1968)

Ignacio Padilla

(1968)

Pertenece al crack. En sus propias palabras ello sig-nifi ca “el rompimiento, no con el boom de la literatura latinoamericana o con el realismo mágico, pues lo que nos gustaría es plantear una continuación con estos mo-vimientos, sino con lo que se ha denominado el post-boomy posteriormente llamaron boomerang, que era la vulga-rización (y mala imitación) de esta literatura”. Sus obras son: Amphitryon, La catedral de los ahogados, Si volviesen sus majestades y Las tormentas del mar embotellado