Conocido punto de Guadalajara, abrió sus puertas el 2 de noviembre de 1896 Una vez que el Panteón de Belén cerró sus puertas. Sitio famoso por sus leyendas y los personajes que la habitan, pude ver la tumba de un nombre conocido de Esteban Loera; el mausoleo donde se dice que está el señor Jesús Flores quien fuera el propietario de la casa de los Perros, Miguel Campos Kunhardt, miembros de la familia tequilera Orendain solo por mencionar algunos nombres.

En este panteón encontraras el área de la colonia americana, alemana y francesa esta última con un obelisco a los soldados que estuvieron en la ciudad en fechas anteriores a la apertura del panteón. La fachada de la entrada del panteón consta de una puerta de hierro y calaveras en su cancel.Visita al panteón de Mezquitan, vale la pena por muchos motivos: Conocer un poco más Guadalajara, visitar la tumba de alguien conocido, admirar la arquitectura mortuoria de la época etc.

Su nombre correcto es “El Panteón De Santa Paula”. Fue inaugurado en 1848 y se encuentra ubicado en la zona norte del Centro Histórico de Guadalajara, por su riqueza arquitectónica está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia Y considerado Tesoro Arquitectónico Nacional.

Es un sitio obligado para todo aquel que visita la ciudad, además de la riqueza arquitectónica que ofrece, alberga 900 nichos que son la morada de varios personajes famosos de la historia de la ciudad y Anteriormente en el centro se encontraba la capilla de los hombres ilustres que hoy se encuentran en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Este Campo Santo posee un sinfín de historias y leyendas por ejemplo, la pareja escocesa, la tumba de nachito, la tumba y el árbol del vampiro, solo por mencionar algunas.

Aunque el panteón está clausurado para eventos funerarios, sigue abriendo sus puertas al público sólo con el fin de que aprecie su interior. Para ello existen recorridos turísticos en los que se muestran las tumbas y se cuentan leyendas.

La construcción en casi mil metros cuadrados de extensión fue en sus inicios convento (1885). Entre sus muros guarda al Museo del Premio Nacional “Pantaleón Panduro”, además de salas dedicadas a presentaciones y exposiciones artísticas.. Constituye un importante centro expositor que abre sus puertas a los mejores artesanos de México. Ofrece recorridos los días miércoles y viernes a las 10 pm con un precio de $80 pesos por persona en el cual se cuentan leyendas e historias de terror esto por su arquitectura y por ser antes un convento de monjas.

En el año de 1979 fue cerrada, y después de ser abandonada por largo tiempo, la construcción fue adquirida por la Administración Municipal de Tlaquepaque del Lic. Porfirio Cortés Silva en el año 1983; y rescatada, remozada y modificada en 1984 por el Arquitecto Alejandro Zhon, con el fin de realizar el Centro Cultural "El Refugio” misma que conservó la arquitectura original del edificio, resaltando sus largos pasillos y amplios patios, convirtiéndolo en un Centro Cultural, Comercial, Artesanal y Turístico.

La casa marcada con el número 630 de la calle San Felipe, fue construida a finales del siglo XIX y fue concluida en 1910. Fue un dulce capricho de Segundo Díaz, primo de Porfirio Díaz. Segundo convirtió el edificio en una casa con magia ecléctica, con una rara mezcla de arquitectura morisca y europea. En su momento, se extendió hasta la calle posterior (Reforma) y se constituyó con 24 habitaciones, dos comedores, una capilla propia, cuatro patios y diez baños.

Fue la residencia de un primo de Porfirio Díaz, lechería, escuela para señoritas, secundaria, tapicería, carpintería y hasta burdel. Hoy es propiedad de John Davis, un estadunidense que se enamoró del edificio y dejó todo para conservarlo. Se trata de El Palacio de las Vacas, una construcción concluida en 1910 y que, contra viento y marea, sigue en pie en los albores del siglo XXI. Hoy en día es famosa por que según cuenta la gente suceden varios fenómenos sobrenaturales en el inmueble

El inmueble que lo alberga, conocido anteriormente como Cuartel Colorado, fue construido entre 1903 y 1905 con un diseño del arquitecto Antonio Aeróniz. Formaba parte de ocho cuarteles que dividían a la ciudad de Guadalajara. A lo largo de los años funcionó como albergue de tropas federales y escuela militar.

Durante la guerra cristera (de 1926 a 1929) fue utilizada como prisión, donde se practicaban actos de tortura y ejecución para los gerrilleros cristeros.

Abierto de martes a sábado de las 10:00 a las 18:00 horas. Domingos y días festivos de las 10:00 a las 16:00 horas.

en Guadalajara había un rico cafetalero llamado Jesús Flores, quien tenía su casa en la calle de Santo Domingo, hoy llamada Av. Alcalde. Don Jesús, en el momento en que iniciamos esta historia, era un viejo viudo de setenta años, que harto de su soledad buscaba con afán el tener una compañía.

Don Jesús Flores y Doña Ana González eran dueños de la propiedad conocida como "La Casa de los Perros".Después de casarse viajaron por el mar hacía Europa. El barco estuvo a punto de naufragar y fue en ese momento cuando juraron que si uno sobrevivía, el que quedara vivo rezaría cada aniversario luctuoso. Sin embargo ambos sobrevivieron.Tiempo después Don Jesús falleció y Doña Ana González volvió a casarse y olvidó rezarle a su difunto esposo.

Se corrió el rumor de que quien rezara un novenario en el mausoleo de Don Jesús Flores, recibiría en premio las escrituras de la “Casa de los Perros”. Era requisito que los rezos se efectuaran a las 12 en punto de la noche, llevando como única compañía una vela. Dicen que lo intentaron una buena cantidad de gentes, hombres y mujeres.

Se ubica entre lo que ahora es la Secretaría de Turismo, anteriormente la Casa de la Santa Inquisición y una casona convertida en restaurante, hoy en día, también se encuentra al frente la famosa fuente de “Los niños Miones”.

Dice la leyenda, que en la época virreinal -por el año de 1590- este callejón era visto con horror por todos los habitantes de Guadalajara. Al tiempo se le comenzó a llamar como "Rincón del Diablo" por un suceso muy comentado que pasó ahí y era que al parecer un grupo de “distinguidos tapatíos” se daban cita por las noches para adorar al demonio.

Se dice que las religiosas que habitaban el convento, encontraron una noche en ese rincón, una larga mesa con paño de tumba, donde cuatro velas negras sostenidas en cráneos humanos, alumbraban a varias mujeres desmelenadas, que apurando en copas un brebaje misterioso, azotaban con recias disciplinas a un Santo Cristo de Marfil, que tendido sobre aquella triste y sacrílega mesa, parecía que con sus inconmovibles miradas suplicaba gracia y favor de aquellas brujas.